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ISSN 0123-2894 Circulación nacional 552 AGOSTO 2015 ANEXO Artículos Destacados Otros Medios A propósito de las conversaciones de la Habana SEPARATA ESPECIAL • La peligrosa mala hora de la FAC • Y los del otro • La finalización de una guerra • El nudo gordiano de la paz • Infortunios aéreos • ¿Qué pasa con las naves militares? • Catatumbo autonómico • ¿Quién especula? • El honor militar • ¿Qué es lo que plantea el abogado de las Farc? • El Ejército de ayer, de hoy y de siempre • La suspensión del Derecho • Gobierno y Unidad Nacional acuerdan Acto Legislativo para avanzar en acuerdos de paz • La carta de Iván Márquez que no convenció a los militares • Las Farc tratan de igualar la carga de responsabilidad con la Fuerza Pública • Farc tendrían voz en el Congreso para defender acuerdos de paz: Velasco

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Las Farc tratan de igualar la carga de responsabilidad con la Fuerza Pública, mayor General Juan Salcedo Lora; La finalizacion de una guerra, coronel Manuel José Santos Pico; La peligrosa mala hora de la FAC; Y los del otro; El nudo gordiano de la paz; Infortunios aéreos; ¿Qué pasa con las naves militares?; Catatumbo autonómico; ¿Quién especula?; El honor miltiar; ¿Qué es lo que plantea el abogado de las Farc?; El Ejército de ayer, de hoy y de siempre; La suspensión del Derecho; Gobierno y Unidad Nacional acuerdan acto legislativo para avanzar en acuerdos de paz; La carta de Iván Márquez que no convenció a los militares; Farc tendría voz en el Congreso para defender acuerdos de paz

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Page 1: Separata Medios AGOSTO  2015

ISSN 0123-2894 Circulación nacional

552AGOSTO 2015

ANEXO

Artículos Destacados Otros MediosA propósito de las conversaciones

de la Habana

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L

• La peligrosa mala hora de la FAC• Y los del otro• La finalización de una guerra• El nudo gordiano de la paz• Infortunios aéreos• ¿Qué pasa con las naves militares?• Catatumbo autonómico• ¿Quién especula?• El honor militar• ¿Qué es lo que plantea el abogado de las Farc?• El Ejército de ayer, de hoy y de siempre• La suspensión del Derecho• Gobierno y Unidad Nacional acuerdan Acto

Legislativo para avanzar en acuerdos de paz• La carta de Iván Márquez que no convenció a

los militares• Las Farc tratan de igualar la carga de

responsabilidad con la Fuerza Pública• Farc tendrían voz en el Congreso para defender

acuerdos de paz: Velasco

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La peligrosa mala hora de la FACAutor: Juan LozanoPublicado en: El TiempoFecha: 2 de agosto de 2015www.eltiempo.com/opinion

Cuando le pregunté al general Héctor Fabio Velasco, exco-mandante de la Fuerza Aérea y expresidente del Cuerpo de Generales y Almirantes, su opinión acerca del nombra-miento del abogado gringo Doug Cassell en el equipo ju-rídico del Gobierno en Cuba, me respondió con tres palabras: “Triste, vergonzoso, repro-chable”.

Aún hoy, en la FAC la opi-nión mayoritaria sobre el caso Santo Domingo es que fueron las Farc las responsables de la muerte de los ciudadanos, y se apoyan en los alegatos inicia-les preparados por el entonces abogado de Colombia, Eduardo Montealegre. No entraré en el complejo debate probatorio del caso. Pero es evidente que el Gobierno no midió el impacto adverso en la Fuerza Pública que representó la incorporación de Cassell. ¿Es que acaso ningún otro abogado en el mundo les

servía en Cuba?Y no es que le falten creden-

ciales. Cassell es un abogado importante. Es la peligrosa falta de comprensión de la sensibili-dad que habita en los cuarteles frente al proceso de paz. Ya el general Jaime Ruiz, presidente de Acore, ha revelado que la an-terior cúpula militar recomendó al Presidente no suspender los bombardeos por la ventaja que eso representa en favor de las Farc. Hoy, los bombardeos están

suspendidos y la cúpula ante-rior, casi toda removida.

No es misterio que el nombra-miento del nuevo Mindefensa, hombre decente, cayó mejor en Cuba que en amplios secto-res militares, y que la semana pasada un viento helado reco-rrió los cuarteles tras la chispo-teada verbal del general Mejía, nuevo comandante del Ejército, en acto oficial sobre la tijera a nuestras Fuerzas Militares. Aunque trataron de justificarla,

la duda quedó sembrada.Como si fuera poco, en el

recortado presupuesto que radicó Minhacienda el jueves, radiografía elocuente de los recientes fracasos fiscales y de la peligrosa desaceleración, la Fuerza Aérea quedó notificada de que sus pretensiones presu-puestales, consideradas básicas, no serán atendidas (que a los Tucano ya no se les ven los di-entes, sino las cajas de dientes, dicen).

Desde el primer día de este año, que se inició con la dolo-rosa noticia de la caída del Kfir C10 341 el 31 de diciembre, tras un misterioso flameout o apaga-do súbito del motor, que se sumó a otros trágicos episodios análogos, previos y posteriores, con aviones Kfir y helicópteros Black Hawk, los niveles de ope-ratividad y las condiciones de mantenimiento de la flota aérea han estado cuestionados, en el ojo del huracán.

Antes de la suspensión for-mal de bombardeos ya se habían conocido otras órdenes de man-tener en tierra parte de la flota, sin que sea fácil saber dónde estaba la línea entre problemas

operativos de mantenimiento y medidas previas de deses-calamiento no declarado. Esa información nos la deben a los colombianos.

El viernes ocurrió otra tra-gedia, que nos llena de luto y tristeza a todos, el accidente del Casa español 1261, en el que perdieron la vida 11 oficiales y suboficiales. Nuestra voz de solidaridad para sus compañe-ros y para sus familias en esta hora amarga. Este accidente vuelve a poner dolorosamente sobre el tapete muchas de las preguntas ya referidas, ahora que ha terminado la que será, quizás, la más amarga semana en la historia de la Fuerza Aérea Colombiana.

Es como si se hubiera pi-soteado el emblemático lema de la FAC: ‘Sic itur ad astra’, que, como se advierte en el maravil-loso libro de Gustavo Arias de Greiff y Villegas Editores, anun-ciaba el camino a las alturas, a la superación y al éxito. Parece que ya no. Pero lo recordarán con nostalgia cuando los me-jores generales del aire estén dedicados al edificante cultivo de hidropónicos, a la práctica diestra de los videojuegos o a los emocionantes torneos de dominó, parqués y damas chi-nas que podrán organizar con todo su tiempo libre.

Y los del otroCassel fue pieza fundamental para la derrota del Estado colombiano en el conocido

episodio del bombardeo a Santo Domingo (Arauca)

Autora: María Isabel RuedaPublicado en: El TiempoFecha: 2 de agosto de 2015www.eltiempo.com/opinion

Noruega, país ‘garante’ del pro-ceso de paz, “auspicia” para la defensa de las Farc al abogado español Enrique Santiago, que piensa más parecido a las Farc que las propias Farc. Junto con el exministro colombiano Álvaro Leyva, experimentado y combativo intérprete de esa guerrilla, están al frente de la batería de juristas que tratarán de que las Farc paguen simbóli-camente por sus delitos.

Para capotear a semejantes tigres, el Gobierno acaba de contratar a tres juristas que re-forzarán este lado: Manuel José Cepeda, encargado de tapar no solo los goles de La Habana, sino los de La Haya, porque al mismo tiempo también será co-agente de Colombia en las dos demandas limítrofes nuevas de Nicaragua. Esas audiencias, que comienzan en dos meses, lo obli-garán a partirse en dos.

El rector del Externado, Juan Carlos Henao, formidable ex-perto en responsabilidad civil del Estado, pero con muy rela-tivo arraigo en la realidad del tema del Derecho Internacional Humanitario.

El tercer jurista contratado

por el Gobierno es el profesor estadounidense Douglas Cassel.

Cassel fue pieza fundamen-tal para la derrota del Estado colombiano en el conocido epi-sodio del bombardeo a Santo Domingo (Arauca). Hoy, dos pi-lotos de nuestra Fuerza Aérea están condenados por el homi-cidio de 17 personas y lesio-nes a otras 21, ocurrido en ese operativo contra una columna de las Farc que, en su retirada, se camufló cobardemente en-tre los civiles. En la refriega explotó un camión. La Fuerza Aérea alegó que fue una bom-ba detonada por las Farc. Por ello, el Juzgado Único Penal de Saravena condenó como res-ponsable de la muerte de esos civiles a alias ‘Grannobles’. Sin

embargo, un dictamen del FBI, con base en pruebas allegadas por la Fiscalía colombiana de la época, determinó que el camión explotó por un dispositivo AN-M1A2 (bomba clúster) lanzada por un helicóptero de la Fuerza Aérea.

El Estado colombiano fue acusado ante el Sistema Interamericano (Caso 12.416: Masacre de Santo de Domingo vs. Colombia), en el que más de 90 personas que se declararon víctimas otorgaron poder para que, entre otros, los represen-tara en esta causa internacional el abogado Douglas Cassel.

Para su defensa, el Estado colombiano contrató al enton-ces abogado y hoy fiscal general, Eduardo Montealegre Lynett.

Quien, en escrito muy serio de contestación de la demanda in-ternacional (397 páginas, y an-exos), alegó: “1) Las pruebas que sirvieron de base al fallo judicial interno que se sirvió la CIDH (sic) fueron allegadas irregular-mente y trasgrediendo el debido proceso”. 2) “Los supuestos im-pactos identificados en inspec-ción del 11 de febrero del 2000 al caserío de Santo Domingo por la Fiscalía General de la Nación no fueron causados por un dis-positivo AN-M1A2”. 3) “La ex-plosión (del camión) se produjo por una bomba de fabricación casera. Las pruebas demuestran la ausencia de responsabilidad de los agentes del Estado por los hechos ocurridos en Santo Domingo el 13 de diciembre de

1998, y la falta de fundamen-tos fácticos y jurídicos de las acusaciones realizadas por la Comisión Interamericana y los representantes de las víctimas”.

Fue en vano. La CIDH no re-cibió los argumentos del Estado por el principio del Estoppel (porque no se alegó la condena contra ‘Grannobles’ sino en la última etapa) y ya se les habían pagado a las víctimas 5.700 mi-llones de pesos. Ganó Cassel, a pesar de las evidencias falsas que alegó Montealegre Lynnet. Luego, el abogado Rafael Nieto asumió el caso e impidió que volvieran a condenar económi-camente al Estado.

Por eso no tiene explicación que el gobierno Santos le haya entregado el diseño de un orde-namiento jurídico excepcional, que es lo que van a hacer estos señores en La Habana, a un abo-gado extranjero que, aunque sí es experto en derecho humani-tario, demostró, en un escenario de contradicción, que en este caso no creyó en la juridicidad, rectitud y moralidad del Estado colombiano y que pudo haber patrocinado otra estafa de mul-tiplicación de víctimas como la de Mapiripán.

Es como llamar al delantero del otro equipo a que nos sirva de arquero en el nuestro. Se la están regalando a Santiago y a Leyva.

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3Edición 552 /SEPARATA MEDIOS

Debemos tener la certeza que una guerra se declara para ganarla y si no pasa, aparece una situación de conflicto irregular prolongado en el cual no existe claridad sobre la existencia de la paz o la guerra, sobre la legislación que respalda la legitimidad del mismo Estado para el empleo de sus fuerzas constitucionales.

La finalización de una guerraCoronel MANUEL JOSÉ SANTOS PICO

La historia político-militar de Colombia nos muestra que una guerra puede terminar de dife-rentes maneras, no siempre con la firma de un acuerdo de paz negociado, como se escucha al hablar del conflicto armado ac-tual, error que muestra una te-sis equivocada.

En la primera guerra civil1, en-tre federalistas y centralistas, se presentan tres fases: la primera de marzo a julio de 1812, que termina cuando el presidente de Cundinamarca, al perder tres unidades -Baraya, Pey y Castro-, decide hacer la paz y firmar un tratado en Santa Rosa el 30 de julio de 1812, con el cual la si-tuación política no cambia; la segunda fase se da entre octu-bre de 1812 y marzo de 1813, fase que termina con la derrota de las tropas federalistas al fi-nalizar el ataque sobre Santa Fe. Se suspenden las hostilidades, se hace un canje de prisioneros y se produce una paz transitoria que después de una asamblea el 30 de marzo, los representantes acuerdan que nada ha cambia-do ya que los comisionados de Santa Fe no aceptan entrar a la confederación, ni las provincias aceptan un gobierno central. Por último, se produce la ter-cera fase de la guerra de abril a diciembre de 1814, cuando se reanudan las hostilidades y se le declara nuevamente la guerra a Cundinamarca por los mismos motivos. Las tropas de la Unión entran a Santa Fe, saquean la ciudad y se produce un armisti-cio2 el 11 de diciembre que da por terminada la guerra por un suceso extraordinario futuro, la reconquista española, mientras el fuego de la discordia y el odio de las pasiones políticas secta-rias se prendían.

La segunda guerra civil, lla-mada de “los conventos” o de “los supremos”, entre 1839 y 1842, finaliza cuando las fuer-zas del gobierno destruyen a los líderes de los grupos rebeldes en seis meses, de julio a diciem-bre de 1841, y en una serie de hechos de armas los derrotan y le dan la victoria, permitién-

1. Por definición, una guerra civil es el en-frentamiento armado entre dos bandos o frac-ciones de un mismo país.

2. Armisticio: Suspensión pactada de hostili-dades entre dos o varios beligerantes que, sin embargo, continúan en estado de guerra. Se distingue de la tregua o suspensión de breve duración de la lucha para arreglar intereses urgentes pero limitados. Diccionario político, estratégico y militar. ESDEGUE, 2010.

dole al presidente Herrán resta-blecer el orden el primero de marzo de 1842.

La tercera guerra civil o re-belión conservadora de 1851 (mayo a septiembre), finaliza después del combate de El Tablazo, donde son derrotados los rebeldes, pero los odios en-tre liberales y conservadores empiezan a dejar heridas que no podrán sanar fácilmente.

La cuarta guerra civil conoci-da como la rebelión liberal con-tra la Confederación Granadina (1860-1862), termina cuando en el centro del país las guerri-llas depusieron las armas me-diante un tratado celebrado en Yomasa, el 25 de octubre. Poco después el general Arboleda al pasar por Berruecos para unirse al general Canal, es asesi-nado (13 de noviembre), y este pone término a la guerra el 30 de diciembre al aceptar una ca-pitulación3.

La quinta guerra civil o re-belión conservadora de 1876-1877, finaliza al ser destruido el ejército rebelde después de la toma de la ciudad de Manizales que da lugar a la firma de la ren-dición de las fuerzas insurgen-tes, que alcanzó a producir más de nueve mil bajas en combate.

La sexta guerra civil o re-belión liberal de 1885, siendo una guerra que se desarrolla en términos militares con va-rias campañas la de Boyacá, del Tolima, de Occidente, de Panamá, de la Costa Atlántica, con innumerables combates y batallas, mucho más evolucio-nada militarmente, se observa que su finalización es muchas veces contradictoria, ya que con el combate de la Humareda o el Hobo, a pesar de que los re-beldes triunfan, las pérdidas en vidas y la muerte en combate de

3. Acto que conlleva el cese de las hostilidades activas, y cuyo objeto es la rendición nego-ciada de las fuerzas de una de las partes en un conflicto armado.

un gran número de generales rebeldes a lo largo de la guerra, hicieron comprender al general Sergio Camargo que todo estaba perdido. Para ese momento sólo quedaba una parte del ejército llamado de Santander y Boyacá, al mando de los generales Soto y Siervo Santamaría, quienes se replegaron hacia Ocaña y en el Salado librar el último com-bate, siendo obligados a ca-pitular en el sitio los Guamos el 26 de agosto de 1885, ante el general Quintero Calderón. Cuando el presidente Núñez, en Bogotá, conoce los sucesos de la Humareda, expresó: “Señores la Constitución de 1863 ha dejado de existir”, finalizando la guerra.

Por último, la séptima guerra civil, conocida como la guerra de los mil días, de 1899 a 1902, finaliza con la derrota de los re-beldes y la firma de tres tratados conocidos como de Chinácota, Neerlandia y Wisconsin, trata-dos impuestos a los vencidos y no negociaciones largas para imponer condiciones.

Estas lecciones muestran que una verdadera guerra se ter-mina normalmente mediante la victoria de una de las partes y no mediante negociaciones en condiciones similares de los beligerantes.

Durante los conflictos ar-mados de la segunda mitad del siglo XX entre las democracias centroamericanas y los rebeldes revolucionarios comunistas, los hechos muestran primero que no existieron guerras conven-cionales declaradas entre dos fuerzas, todas fueron guerras irregulares bajo el empleo de técnicas y tácticas de guerra de guerrillas que para finalizar estos conflictos, como el de El Salvador y Guatemala se pro-ducen negociaciones entre las dos partes, donde no existen vencedores ni vencidos, que al lograr los acuerdos y terminar la confrontación armada, dichos acuerdos no pudieron terminar

ni controlar los actos de vio-lencia criminal que se gestaron después de la firma de los acuer-dos por grupos desmovilizados que dejan una estela de muertes todavía en desarrollo. Situación similar se presenta en algunos países del África y en Filipinas. Estas dos situaciones históri-cas nos muestran lecciones que pueden ser recogidas y aplicadas en el caso Colombiano del actual conflicto armado. Todo indica que una negociación en térmi-nos similares no es conveniente para ningún país.

Caso colombianoEn primer término, debemos tener la certeza que una guerra se declara para ganarla y si no pasa, aparece una situación de conflicto irregular prolongado en el cual no existe claridad so-bre la existencia de la paz o la guerra, sobre la legislación que respalda la legitimidad del mis-mo Estado para el empleo de sus fuerzas constitucionales4; sobre el derecho, los deberes y las responsabilidades de la po-blación victimizada5; sobre las acciones armadas que se pro-longan en el tiempo de manera irracional6, donde los odios por razones no muy claras que in-volucran condiciones sociales, económicas y políticas se acre-cientan por las muertes7 y la destrucción causadas, mientras

4. Leer las denuncias de WRH del señor Vivanco.

5. Leer las peticiones por indemnización de las víctimas.

6. ¿Todo acto en contra de la población civil, especialmente la destrucción de torres de energía, acueductos, carreteras y recursos en-ergéticos pueden tener razones de orden es-tratégica o táctica que justifiquen su empleo?

7. ¿Cuál es la razón que justifica la actitud hos-til del senador Iván Cepeda contra las Fuerzas Militares? ¿La muerte de su padre propiciada por paramilitares contra la UP, cuando actua-ba como dirigente del PCC y congresista de la UP, hecho ocurrido el 9 de agosto de 1994?

las razones por las cuales se mantiene el conflicto armado se pierden8, entre las recrimina-ciones de unos y otros.

Se pierde la razón de ser del Estado, el cual se organiza para la defensa de una nación, de la sociedad, de los principios acordados mediante el respaldo popular, de intereses políti-cos, económicos y sociales de una comunidad democrática. Entonces los soldados pueden perder el norte mediante los artilugios de las nuevas técni-cas de la guerra política y ju-rídica9, y llegar a preguntarse: ¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué estoy combatiendo? ¿Qué debo defender? Si el poder judicial orienta sus baterías contra quienes pretenden defender la república constitucional, enton-ces, ¿Quién tiene la razón?

Si el poder económico no apoya los esfuerzos militares para la defensa de la nación y de sus instituciones, ¿entonces el sistema económico de libre empresa debe cambiar?; y por último, si el poder político no muestra capacidad de decisión hacia objetivos nacionales con-cretos en defensa de la insti-tucionalidad y la constitución, ¿entonces el futuro político de la nación muestra que el sistema existente se cambiará por otro sistema como el socialismo del siglo XXI, el cual nadie ha jurado defender? En las siete guerras civiles del siglo XIX, el ejército del gobierno en ejercicio del poder constitucional gano en todas, menos en una.

¿Existe alguna duda que muestre la posibilidad de que 48 millones de colombianos podemos perder una confron-tación, ante las pretensiones de 6.000 hombres en armas, que actuando por fuera del derecho de la guerra (DIH) pretendan imponerse por la fuerza em-pleando técnicas terroristas y financiados por el narcotráfico?

¿Quiénes son los enemigos de la paz? ¿Los que continuamos luchando en defensa de las ins-tituciones y de la Constitución Política que juramos defender? o ¿Los que pretenden destruir el Estado e implantar un nuevo sistema?

8. Doce investigadores y dos relatores no se pudieron poner de acuerdo en los factores que han facilitado la persistencia del conflicto.

9. Según informes del Fiscal General de la Nación en un conversatorio en ACORE, ex-isten 3000 casos que han sido objeto de inves-tigación por la supuesta “ejecución de civiles por brigadas del ejército constituyendo una práctica habitual”. Ver página 4 de la Edición 551 del periódico ACORE, de fecha julio 2015. Nos preguntamos desde estas páginas: ¿Es esta la consecuencia de la aplicación de la teoría del máximo responsable, aplicada al término de la Segunda Guerra Mundial? ¿Considera el Estado que el Ejército, es una organización criminal? Si es así, las preguntas planteadas no deberían ser de preocupación del propio presidente de la República?

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El nudo gordiano de la pazLos planteamientos antiéticos y falacias del abogado de las Farc

Autor: Pedro Aja CastañoPublicado en: Fundación Centro de Pensamiento Primero Colombia, FCPPCFecha: 10 de agosto de 2015www.pensamientocolombia.org

Demóstenes. Ahora bien, sé que Esquines va a evitar la réplica de los cargos mismos y, en su deseo de desviarnos lo más le-jos posible de los hechos, va a discurrir sobre los grandes ben-eficios que resultan a todos los hombres por efecto de la paz y, contrariamente, los males que les sobrevienen a raíz de la guerra. De esta guisa va a ser su defensa.

Demóstenes: Sobre la emba-jada fraudulenta

(Discurso pronunciado en el año 343 A.C, con la intención de someter a una rendición de cuentas a Esquines por su ac-tuación durante la embajada enviada por Atenas para tratar con Filipo de Macedonia.)

La gente es como Dios la hizo y, a veces, por sus libres decisiones se vuelve mejor o peor. Lo mismo ocurre con los países desde el momento de su fundación. Pero a individuos y países les llega su ‘momento de la verdad,’ como en el toreo, para tomar una difícil buena o mala decisión. ¿Cómo juzgare-mos? ¿Con base en qué? De eso se trata esta interpretación del nudo gordiano.

En la antigua Grecia cuando Gordias fue elegido rey fundó la ciudad de Gordio y, en señal de agradecimiento, ofreció al templo de Zeus su carro, atando la lanza y el yugo con un nudo cuyos cabos se escondían en el interior, tan complicado según cuenta la leyenda que nadie lo podía soltar. La predicción era que el que lo consiguiese con-quistaría toda Asia. La metáfora del título se basa en la leyenda de Alejandro Magno quien de-

sató el nudo de una manera inu-sual a lo esperado: cortándolo con la espada, extendiendo su imperio hasta los confines de Asia. Discípulo de Aristóteles, no era ningún tonto y segura-mente concluyó que al no con-ocer el truco inicial de cómo se había hecho el nudo, y viendo que la manipulación de la cuer-da, sin extremos a la vista, era insuperable, pero sabiendo tam-bién que lo que contaba era el resultado, optó por la espada.

Lo anterior significa que el bucle de la cuerda no pudo haber sido convertido en un nudo sin que los extremos hu-bieran estado separados, por lo que primero debió haberse hecho el nudo y después los ex-tremos se juntaron ocultando tal unión en un embrollo bien diseñado. Si estudiamos bien esta lógica que se auto organiza a sí misma, oculta el secreto de su diseño sin dejar cabos suel-tos, y su solución se yergue altiva como reto para los más inteligentes, vemos que ese ‘nudo’ podría corresponder a la formación y esencia de un ser humano.

Si el nudo gordiano es la me-táfora de un ser humano que, considerado como realidad física, solo podría ser ‘desatado’ desde fuera, es decir, entendido, manipulado, vemos lo imposi-ble que es tal tarea, cuando el se-creto de su formación y esencia permanece oculto y se pretende ‘negociar’ con ese nudo que solo puede desatarse, solucionarse, entenderse, desde dentro de sí mismo; vale decir, desde una dimensión diferente de la que discurren los diálogos.

Así considerado, el nudo gordiano se convierte en un símbolo de trabajo estraté-gico, una metáfora de la com-pleja realidad humana que reta nuestras construcciones o imaginaciones facilistas sobre una posible solución, al basar-nos en la realidad engañosa de lo que aparentemente vemos. Los negociadores de las Farc y su organización, al igual que los negociadores del gobierno y la sociedad colombiana son sendos nudos gordianos en ne-gociación, pero de naturalezas disímiles, juzgadas por los re-sultados que vemos: un ‘nudo’ que se ha esforzado por tratar de convivir pacíficamente, en medio de dificultades, regulado por la Constitución y las leyes; y otro ‘nudo’ con una conducta explícita de destrucción de esa paz y la intención de dominar. Ahora bien, ¿cómo está confor-mada la cuerda de cada nudo? Por hilos de naturalezas dife-rentes, aunque en la superficie se vean iguales.

Estudiemos entonces el ‘trenzado’ de una cuerda mul-tiusos de las Farc disfrazada de argumentos jurídicos para blan-dir como fuete de confusión y sometimiento ante la sociedad y conseguir una legitimidad espu-ria, utilizando el principio pro-pagandístico de verosimilitud de Goebbels. (Semana ¿Qué es lo que plantea el abogado de las Farc? Julio 25/15) En el siguien-te análisis mencionará los hechos y la descripción corres-pondiente al error de actitud, proceso de pensamiento o fala-cia de la entrevista de Enrique Santiago Romero. ¿Y quién es él,

como dice la canción?Español, abogado comunista,

el principal asesor jurídico de las Farc y de otros multimillo-narios llamados a juicio. (Leer: Los negocios del abogado y líder de IU, Enrique Santiago, con un capo castrista. Noticias de España http://goo.gl/sbfO97)Santiago ha construido su cuer-da mediante una retórica com-plicada, afín a las Farc, con los siguientes elementos:1. Una admisión de la existencia innegable de la justicia interna-cional. (Se ampara en el respeto debido a ese organismo interna-cional para fingir una objetivi-dad que no demuestra en sus otros planteamientos.)2. Creación de un escenario es-pecial de juicio para las Farc que podría estar en discusión. (Esta estrategia falaz llamada ‘distrac-cionismo redituable’ consiste en hacer un planteamiento es-peculativo acerca de una ‘situa-ción ideal’ para las Farc frente a la situación real como la ve el constituyente primario. Se dis-cute lo que ‘debería ser’ a nom-bre de un beneficio inexistente como un acuerdo de paz, frente a la esencia jurídica universal que se basa en hechos. Esto es sencillamente una apuesta, no la búsqueda de una fórmula ju-rídica, como la anuncian.)3. Una presunción del Estado colombiano y los grupos políti-cos como agresores y patroci-nadores del paramilitarismo. (Esta hipótesis es falaz por ser impracticable su prueba, con-fundiendo responsabilidades personales con responsabi-lidades sistémicas que se predi-carían de una dictadura de-clarada, practicada de manera incuestionable y denunciada por otros estados. Además, hay apelación al prejuicio popular antigobiernista, antiuribista, anticapitalista los cuales son fa-lacias presuntivas; por otra par-te las connotaciones emotivas de la acusación solo producen un alejamiento del pensamiento crítico de lo que se dice. De esa manera el planteamiento se vuelve democráticamente peli-groso, pero inimputable. Es decir, manipulación.)4. Una mentira: las Farc como víctimas. (Manipulación de in-terpretación o falacia de ambi-güedad. Se confunde a propósi-to el significado de sufrimiento, la muerte o el riesgo. La víctima real lo es por situaciones im-puestas, no deseadas que violan su dignidad y libertad. El sufri-miento, la muerte, el riesgo del terrorista han sido libremente escogidos, buscados. Dos reali-dades diferentes pueden com-partir una expresión común.)5. La teoría improbable del es-tado como empresa criminal basándose en el muy discutido planteamiento de Roxin “Teoría del dominio de la voluntad en aparatos organizados de poder” para arrastrar a juicio a dife-rentes mandatarios, cúpulas militares y funcionarios colom-bianos. (Esta falacia tiene varios nombres, pero el más común es apelación al miedo. La amenaza se expresa a través de la sutileza

de un planteamiento jurídico. No consiste la falacia en ape-lar al miedo directamente, sino en hacerlo para sostener una conclusión, apalancar los bene-ficios de una negociación, o de-cidir una conducta sin alegar ra-zones. Esta falacia se ha hecho posible en el proceso habanero debido a la posición de debili-dad del gobierno, sin podérsela rebatir con cifras y hechos de lo que no ha ocurrido. Es la demos-tración imposible. ) Por otra par-te, de manera ingenua Álvaro Sierra en su columna “Y ahora, ¿a desescalar de este lado? (El Tiempo, Julio 31/15) asumien-do que las Farc no han sido de-rrotadas militarmente, dice: “Por eso estamos en La Habana, no en Nuremberg (sic).” Pero las Farc, a través de su abogado Enrique Santiago, sí pretende construir un Núremberg para ‘juzgar’ al estamento político que queda vivo y que las ha combatido desde su fundación. Léase Betancourt, Pastrana, Gaviria, Samper, Uribe y sus cúpulas militares, etc. (Otro distrac-cionismo redituable.)6. Un pedido de trabajo sucio: inculpar a la Fiscalía por no tener una ‘unidad de contexto’ para los supuestos crímenes de Estado y del paramilitarismo para que les saque las castañas del fuego a Santiago y las Farc. (Esta falacia quiere sentar la supuesta relación causal de un delito a partir de una necesidad política para favorecer estraté-gicamente a las Farc, olvidando otras posibilidades causales.)7. Una pretensión de impuni-dad: amnistía amplia para las Farc. (Esta falacia luce verosímil porque se plantea entre un ex-tremismo indeseable, guerra, y otro futurible que no es garantía de realización completa, paz. De hecho, Colombia presenta la prueba en contrario, pero no se admiten los hechos. La ‘guerra de baja intensidad’ no ha impe-dido el desarrollo del país que en lógica es incompatible con la guerra. Además, ‘Parar el baño de sangre’ un argumento legíti-mo cuando se basa en la compa-sión genuina, se vuelve la falacia Ad Misericordiam, apelar a la compasión o misericordia, -una variedad de un sofisma popu-lista- porque sustituye el obliga-torio argumento constitucional de eficacia como es la imperio-sa obligación de acabar con el terrorismo con una hipótesis general de incapacidad cuando hay pruebas en contrario como fueron los avances de la política de Seguridad Democrática, des-calificada por Santos cuando dijo que ‘en 25 años el ejército no podría acabar con la guerri-lla’, suposición que juega con el honor de los militares y el mie-do y cansancio de la población civil.)8. Una estrategia desestabili-zadora: el rechazo del Marco Jurídico para la Paz. (Se admite como normal por parte de los negociadores del gobierno, a nombre de una conveniencia política, el descalificar una es-tructura jurídica legítima apro-

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bada por el Congreso.)9. Un beneficio no merecido que establece una premisa contra-dictoria: la irrenunciable par-ticipación política de las Farc a pesar de sus crímenes de lesa humanidad. (Esta falacia esta-blece una premisa contradicto-ria que socava la estructura del estado de derecho. Se podría enunciar así: “Pienso que los miembros de las Farc tienen derecho a participar en políti-ca como conveniencia para la paz. Pero naturalmente estoy de acuerdo con la prohibición de la Corte Constitucional que no deben participar en políti-ca quienes estén acusados de crímenes de lesa humanidad. El admitir un beneficio legítimo al que legalmente no se puede acceder, derrota el estado de derecho.)10. Un engaño anticonstitu-cional: parámetros de inves-tigación, esclarecimiento, per-secución del crimen, sanción, ajustados a un universo difuso de cumplimiento de esas obliga-ciones de justicia para favorecer a las Farc.11. Una descalificación estra-tégica: Según Enrique Santiago Romero la privación de liber-tad es un concepto medieval por lo que según este abogado todavía estamos en la edad me-dia (Habrá que darle un repaso de los pronunciamientos de la Corte Constitucional.)12. Utilización de una argu-mentación infantil y falaz, “Y tú también.” Todos tendríamos que ir a la cárcel porque, su-puestamente, de alguna manera hemos violado la ley. Eso es lógi-co, pero no es legal, porque a las personas hay que vencerlas en juicio, no con suposiciones. De esa manera, si el Secretariado va a la cárcel por sus crímenes de lesa humanidad, los máxi-mos dirigentes del Estado tam-bién, porque supuestamente han apoyado crímenes.13. El Estado debe garantizar

que no habrá repetición de los crímenes cometidos por las Farc. (Los crímenes de las Farc los pueden intentar cometer otros actores para lo que ex-isten dos tipos de control: el control interno del fuero ético de cada quien y el probable con-trol externo sujeto a que la auto-ridad esté en el momento justo, en el sitio adecuado y con los elementos necesarios para evi-tar el delito. Como se ve es otra falacia del ‘deber ser’, inadmis-ible por la imposibilidad de un cumplimiento absoluto, pero sí probable.)14. Amenaza final para Uribe de parte de Enrique Santiago Romero mediante un supuesto ‘dossier’ armado con verdades a medias, mentiras, sin ninguna fuente primaria de prueba, con aseveraciones ya desvirtuadas, que viene recopilando desde el 2011 y con el que se ganó la credibilidad y el contrato de las Farc. Con ese ‘material’ puede dañar la imagen del ex presi-dente como lo intentan todos sus enemigos, pero si alguien revisara a fondo las pretendidas acusaciones se encontraría con un laberinto parecido al nudo gordiano que no merecería una segunda lectura de parte de quien esté bien informado.

¿Por qué escogí el nudo gordiano como un ejemplo de análisis en relación con los diálogos habaneros y los plan-teamientos espurios de Enrique Santiago? Porque han creado una crisis aparentemente inso-luble para favorecer a las Farc. Las crisis no son propicias para el pensamiento crítico a largo plazo, sobre todo cuando hay un apremio de parte del gober-nante. Y son peligrosas cuando un conflicto involucra múltiples partes de variadas tonalidades – algunas con lealtades mixtas. Tenemos que conseguir una comprensión intelectual sobre los principales ingredientes de la situación actual que al me-nos ofrezca algunas guías de

referencia para evaluar cuáles son los resultados razonables, lo que es un resultado aceptable y qué partes externas podrían contribuir a la consecución de estos últimos.

La rebeldía comunista del abogado, los honorarios paga-dos por Noruega país garante con lo que refleja su parciali-dad, le construyen la credibili-dad ante las Farc y sustituyen la experiencia inhumana del ter-rorismo, las obligaciones éticas del estado, por el campo de las definiciones académica, los tru-cos publicitarios para construir un guión y su pretensión de legitimidad racional. Esa argu-mentación será enfrentada por Manuel José Cepeda, Juan Carlos Henao, constitucionalistas, y Doug Cassel, especialista inter-nacional en derechos huma-nos, pero demandante contra el Estado colombiano en el caso de la masacre de Santo Domingo, en busca de una fórmula judi-cial para las Farc. ¿Dónde que-da entonces la opinión pública nacional sobre la realidad del terrorismo que sería el primer impedimento ético para buscar-les fórmulas salvadoras a esos señores?

La pregunta anterior es una preocupación moral que no será contestada porque el terrorismo no es solamente un síndrome de enfermedad mental, sino para los de las Farc un método ilegí-timo y antiético de influencia social y política cuya efectividad se basa en la permitida interac-ción personal o colectiva con el Estado y la opinión pública.

¿Además de los dilemas an-teriores qué retos sicológicos y morales confrontan los negocia-dores del gobierno como aspec-tos del nudo gordiano?

a. La despersonalización. Los de las Farc se perciben como miembros intercambiables de una organización, lo que los motiva a dar preferencia a los intereses y objetivos de largo plazo. El ‘baño de sangre’, una

sensibilidad muy personal ba-sada en la compasión no puede competir con la despersona-lización de un sentir colectivo que avala el odio de clase como medio legítimo de lucha políti-ca. Por otra parte, los repre-sentantes del gobierno tienen identidad partidista o personal con el presidente de turno. La autoridad moral de su sensi-bilidad compasiva frente a un terrorismo colectivista desper-sonalizado está en desventaja.

b. La cohesión social. La iden-tidad colectiva compartida por los miembros de las Farc pro-mueve relaciones positivas en-tre ellos, lo que aumenta la co-hesión intergrupal y la coopera-ción para el terrorismo. Sin em-bargo, el dinero del narcotráfico es un elemento desestabilizador y corruptor. Nosotros peleamos a nombre de los partidos. La unidad nacional es un mito. Otra desventaja equilibrada.

c. Conformidad y obediencia. A mayor identificación con la organización terrorista, mayor identificación con las normas que rigen la conducta de sus miembros. Por lo tanto, la obe-diencia / desobediencia con-frontadas con las costumbres de una sociedad democrática, pueden constituir un arma de doble filo contra las Farc, so-bre todo con el castigo de fusi-lamiento ante la desobediencia fariana. Una oportunidad para la inteligencia militar si se la de-jara actuar.

d. Una visión bipolar del mun-do. La identificación profunda de los miembros más viejos con las Farc debido al lavado de cerebro de muchos años los ha llevado a desarrollar prejuicios negativos insuperables sobre la gente diferente a ellos, la bur-guesía en general. El mundo se divide entre farianos y bur-gueses. La responsabilidad de los problemas y las injusticias sufridas por la comunidad que dicen representar, se le atribuye a la burguesía quien así se con-

vierte en el permanente chivo expiatorio que se puede sacrifi-car sin ningún remordimiento. Como es una mentalidad del si-glo 19, ignoran las interacciones de los sistemas que incluyen la autorregulación o corrección. Una desventaja fariana que solo ha sido atacada con insultos, no con pedagogía.

e. Entonces el odio al bur-gués, automáticamente dispara la respuesta de ofensa moral ¿Cómo razonar con esa per-sona? La deshumanización del burgués justifica el terrorismo, se mata a un perro, no a una persona. Las supuestas con-secuencias pacíficas de un su-puesto nuevo mundo llamado socialismo, justifican el baño de sangre de la revolución o el engaño. Por eso las Farc dicen, sin mosquearse, que quieren el poder. Su posición ilógica no ha sido confrontada públicamente con argumentos racionales e históricos.

En medio de este escenario fariano, Santiago despliega, la típica estrategia política comu-nista de confundir y descalifi-car al oponente, en este caso, el Estado colombiano como terrorista, lo cual será desmen-tido, no se aceptará. Se pasaría entonces a la discusión de caso por caso, desde lo legal; una op-ción que tomaría muchos años y que por la premura del tiempo de Santos se descartaría. ¿Qué pasará entonces con los actos cometidos contra civiles ino-centes y desarmados como la más obvia definición de actua-ciones terroristas? Quedará en el aire. Así se construye la im-punidad con nombre diferente y se abre el sendero para impu-tar y dañar a quien se oponga a ciertos planes geopolíticos que involucran a las Farc como tonto útil que no puede ir a la cárcel. Ese es el nudo gordiano armado por las Farc y Santiago como estrategia para alejarnos de los hechos como lo expuso Demóstenes hace 2.358 años.

Infortunios aéreos

Autor: Mario González VargasPublicado en: El Nuevo SigloFecha: 11 de agosto de 2015www.elnuevosiglo.com.co

Dos accidentes aéreos de naves de la Fuerza Aérea y de la Policía, ocurridos con dos días de intervalo, han desatado una aguda controversia que podría impactar el proceso de paz de La Habana. Diversas y disímiles versiones de los hechos, ofre-cidas por representantes del Gobierno y la Policía en relación con la causa de la caída, el mar-tes pasado, de un helicóptero Black Hawk, han despertado recelo y sospecha sobre la ver-dadera causa de su percance, que ahora se extienden al si-niestro del avión de la Fuerza Aérea sucedido el viernes 31 de

julio. En ambos infortunios nu-merosos uniformados perdie-ron sus vidas, lo que obviamente conmocionó, en pleno cese uni-lateral del fuego por parte de las Farc, a la opinión pública.

En el caso del avión, el Gobierno culpó a las condicio-nes meteorológicas adversas, sin que ello resultara claro en los vídeos que registraron la im-presionante caída del avión. En el caso del helicóptero, se habló primero de fallas técnicas, para después atribuir el accidente a la nebulosidad reinante en el área, al tiempo que el coman-dante de la Policía afirmaba que no se podía descartar ninguna hipótesis. Y para alimentar las dudas, aparecieron, por una parte, una grabación en la que se habla de un impacto de tatu-co y, por la otra, un parte médico

que registra una herida de bala en la humanidad de uno de los uniformados sobrevivientes.

Esos acontecimientos son graves y no pueden explicarse con mentises o contradiccio-nes. Bien haría el Gobierno en investigar juiciosamente estos hechos en vez de expresarse agresivamente por medio de sus voceros oficiales y oficio-sos. Con ello genera mayor es-cepticismo en una negociación marcada por la incredulidad de la opinión. La verdad tiene que saberse para consuelo de las víctimas, sosiego del ciudadano y credibilidad del proceso de paz. Lo que sería intolerable a estas alturas es que a la ya des-gastada confidencialidad de los diálogos habaneros se agrega-ran omisiones a la verdad, o verdades a medias, para ocultar

acciones repudiables de una guerrilla con un largo pasado de incumplimientos a su palabra. El Gobierno debe actuar pron-tamente y, con la verdad de lo sucedido, determinar el destino de una negociación que no pue-de continuar desarrollándose en medio de concesiones uni-

laterales sucesivas y rodeadas de la creciente prevención de los colombianos.

El enemigo de la paz no son sus críticos, sino la mañosa par-simonia de una contraparte que pretende llevar al Gobierno a firmar una paz bajo el alero de sus condiciones.

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¿Qué pasa con las naves militares?Autor: EditorialPublicado en: El Colombiano Fecha: 6 de agosto de 2015www.elcolombiano.com

En las actuales circunstancias, con tantas víctimas militares de por medio, sería inconcebible que un gobierno asumiera el riesgo de no decir la verdad so-bre las causas de los accidentes aéreos.

Dos accidentes de aeronaves militares en menos de una se-mana, con un saldo trágico de 27 uniformados muertos, no solo activan todas las alarmas en las Fuerzas Armadas sino que justifican las múltiples pre-guntas que sobre ambos sinies-tros se hace la opinión pública.

El viernes de la semana pasa-da un avión de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) se estrelló en el municipio de Codazzi, Cesar,

y murieron sus 11 ocupantes. Horas después de confirmado el accidente, la FAC lo atribuyó a un problema de uno de los motores del avión Casa, de fa-bricación española, fallo que el piloto habría alcanzado a repor-tar a su base.

El pasado martes, en Urabá, un helicóptero Blackhawk de la Policía Nacional, que transpor-taba 18 comandos jungla que participaban en la Operación Agamenón contra el clan narco de los Úsuga, se estrelló. 16 de los policías murieron y dos, de forma milagrosa por el tipo de impacto, sobrevivieron y están muy graves.

El pasado 10 de mayo, tam-bién un Blackhawk del Ejército Nacional se estrelló en La Uribe, Meta. Fallecieron cuatro milita-res y, al igual que el de Urabá, se atribuyó al mal tiempo.

Según datos ofrecidos ayer

por el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, las operaciones aéreas de las Fuerzas Armadas, al día, son entre 280 y 300. Hay que tener en cuenta que el aeropuerto El Dorado tiene 600 operaciones al día. Es decir, la actividad aérea de las FF.AA es intensa. Y sujeta a riesgos extre-mos, derivados de una geografía agreste y en muchos sitios im-penetrables, una climatología cambiante, unas posibles fa-llas en el mantenimiento de las aeronaves pero, ante todo, por el propio ataque de los grupos criminales (guerrilleros, narcos, bacrim) a los que las Fuerzas Armadas combaten y que para aquellos es un trofeo poder de-rribar.

El Blackhawk de la Policía estaba en desarrollo de un gran operativo, en una zona con presencia de Farc y bacrim. Y de allí que una de las primeras

preguntas, pertinente y merece-dora de respuestas claras, es si se trataba de un derribamiento. Un testimonio recibido en un medio informativo de la tele-visión nacional así lo indicó en un primer momento.

El mismo día del accidente, el Ministro de Defensa descartó que se tratara de un ataque des-de tierra. Ayer, el Presidente de la República insistió en desvincu-lar del accidente a la guerrilla, y el general Rodolfo Palomino, director de la Policía, también calificó el hecho como un acci-dente. A pesar de la insistencia oficial, hay voces que los con-trovierten. Y que el Gobierno no pueda transmitir credibilidad nos parece francamente lamen-table. Porque aparte del triste espectáculo de la manipulación política y electorera, es difícil concebir que el Gobierno estu-viera dispuesto a someterse a

las gravísimas consecuencias que tendría ocultar información al pueblo colombiano sobre es-tos accidentes.

Las operaciones aéreas de las Fuerzas Armadas deben desarrollarse bajo las más ópti-mas condiciones técnicas. De los propios aparatos, y de la cua-lificación de sus pilotos. Estos han demostrado pericia en sus maniobras y heroísmo sin límites. El Estado debe garan-tizarles el mantenimiento de las aeronaves y la instalación de to-dos los equipos necesarios para precaver riesgos hasta donde sea tecnológicamente posible. A la amenaza diaria de una gue-rrilla despiadada, de unos nar-cos y unas bacrim dispuestos a cualquier cosa, no se les puede añadir a nuestros uniformados el peso de tener que desarrollar su misión en condiciones pre-carias.

Catatumbo autonómicoAutor: John MarulandaPublicado en: El ColombianoFecha: 6 de agosto de 2015www.elcolombiano.com

Un simple ejercicio de geo-política proyectiva -territorio, historia, recursos y voluntad humana- parece indicar que los elementos de una balcani-zación del país se están dan-do: geografía diferenciada, un Estado débil, desigualdad so-cial, impunidad rampante, crisis económica en desarrollo y una nomenclatura estaliniana ar-mada que no ceja en su empeño por la toma del poder.

Si en la frontera con el Ecuador las Farc administran una retaguardia logística con-solidada, en el Catatumbo están desarrollando su primer terri-torio autonómico.

Allí, confluyen abandono estatal, petróleo, narcotráfico, descuido estratégico del go-bierno de turno disfrazado de prudencia y un país vecino que acoge y narcotrafica con los terroristas. Este límite colom-bo–venezolano, considerado el séptimo infierno fronterizo del mundo, es un reto territorial dificultoso desde 1883.

Las Farc ya tienen ahí una fortaleza política bien estruc-

turada, una narcoeconomía vigorosa y las Zonas de Reserva Campesina le darán la au-tonomía administrativa que complementarán con la ex-pulsión de la fuerza pública, siguiendo el ejemplo del labo-ratorio del Cauca y sus líderes agrarios cooptados por los ca-becillas de La Habana.

Si este gobierno continúa con sus vacilaciones, veremos en el Catatumbo un microestado marxista-leninista, comunista, a pocas horas de Bogotá por ca-rretera.

En el momento en que el Estado decida algún día, en otro gobierno, hacer legítima

soberanía en esa región, va a enfrentar no solamente una masa campesina organizada y dirigida por los terroristas, dedicada al cultivo de coca y producción de cocaína, sino una red de cohetes antiaéreos rusos Strela 2M que harán dolorosa la retoma de esa republiqueta em-bozada.

Si el PSUB subsiste en el po-der después de diciembre, pues Venezuela intervendría con la excusa de proteger su frontera y de paso el “drogaducto” actual.

Si una brisa de democracia se asoma en el país hermano, los extremistas chavistas encon-trarán en las montañas de Zulia un buen refugio y en los llanos del Apure narcorrecursos sufi-cientes para defender la revo-lución chavista con el apoyo de las Farc, quienes junto con Cuba, han entrenado sus “colec-

tivos”, precisamente en esa zona fronteriza.

Asegurados territorios en las fronteras con Venezuela y Ecuador, un pie en el corazón del país, en su cuna histórica, ¿Huila-Tolima? será un asunto de corto tiempo. Una vez allí, las Farc se pueden concentrar en diseñar un avance territorial hacia el poder capitalino.

Claro que el desbarajuste so-cio político y económico y la tra-gedia en ciernes de Venezuela, la creciente perturbación social en Ecuador, el rechazo de la mayoría de colombianos a los cínicos bárbaros y el turbión del narcotráfico, podrían darle un vuelco o viraje a todo este de-rrotero.

Las ambiciones territoriales de las Farc son explícitas, serias y bien planeadas. No tienen ga-rantía de éxito, sin embargo.

¿Quién especula?Autor: Rafael Nieto Loaiza Publicado en: El Colombiano Fecha: 9 de agosto de 2015www.elcolombiano.com

“No me explico por qué cada vez que nos acercamos a la paz, hay quienes se llenan de ira y utili-zan armas como la mentira para desacreditar el proceso… acu-den a acusaciones malévolas”, dijo el presidente sobre quienes dudan sobre las versiones ofi-ciales acerca de las recientes caídas de aviones y helicópteros de la Fuerza Pública. Más allá de que Santos se niegue a “des-escalar” el lenguaje frente a sus críticos, ¿las “acusaciones son malévolas” y buscan “desacredi-tar el proceso”?

Sobre el avión Casa que se estrellara y dejara once muer-tos, no hay datos que permitan pensar que fue resultado de un ataque. Todo indica que la caída

ocurrió porque se congelaron algunas partes del avión, lo que unido a cambios estructurales que se habían hecho en la aero-nave entre 2013 y 2014, hizo que perdiera aerodinámica y al-tura y ganara velocidad. La tripu-lación perdió control y el exceso de velocidad generó que las alas y la cola se desprendieran del fu-selaje. Entró en caída libre.

Las preguntas vienen sobre las modificaciones. Los Casa son aviones de transporte. Tres, entre ellos el que cayó, fueron alterados para conver-tirlos en aeronaves de guerra electrónica. EADS Casa, la com-pañía que los construyó, nunca aceptó ni avaló los cambios, aunque le insistieron en ello. Los cambios los realizó IAI, la misma que hizo las modificacio-nes de los Kfir, que por cierto, también vienen cayéndose a manotadas desde 2012. Desde

el 31 de diciembre pasado, los expertos pilotos de las FAC se han negado a montar en los Kfir. Ahora cae un Casa modificado. Y en Palacio están empeñados en comprar F16 de los ochenta, también a IAI. Parece absoluta-mente indispensable hacer un alto, revisar por expertos inde-pendientes los aviones modi-ficados, y tomar decisiones de fondo. No debería morir ni un piloto ni un tripulante más de la FAC por cuenta de esos cam-bios, si es que son la causa final de tantos accidentes.

Lo ocurrido con el Black Hawk de la Policía, con dieci-séis muertos, parece completa-mente distinto. Para empezar porque las versiones nacieron de la propia institución. Uno de sus miembros informó que “parece ser que los impactaron por debajo, pero no balas, sino como un tatuco o algo”. El audio circuló rápidamente, apenas minutos después de que cayera el helicóptero entre Chigorodó y Carepa, en una operación con-

tra el clan de los Úsuga. Aunque desde el Gobierno sostuvieron que era falso, la Policía ya con-firmó que el audio es real. En cualquier caso, la versión debería ser investigada y no desechada por razones políticas.

Pero el Gobierno hizo otra cosa y solo contribuyó a las especulaciones. Apenas unas horas después, algunas “fuen-tes” gubernamentales reac-cionaron al audio sosteniendo que se había presentado “una falla mecánica que precipitó un aterrizaje de emergencia sobre una zona boscosa y de difícil ac-ceso”. Un poco más tarde, mien-tras que el director de la Policía decía que “por ahora todo es especulativo”, el Ministro de Defensa sostuvo que la aero-nave se habría accidentado a alta velocidad contra una ladera porque habría “nubes bajas y generalizadas”. El culpable sería el mal tiempo. Pero los pilotos de la Policía están acostum-brados a vuelos nocturnos y sin visibilidad. Y los Black Hawk

están equipados con toda clase de radares y equipos para volar solo por instrumentos y en el peor de los climas. Sin embargo, esa misma noche, Santos no tuvo ningún problema en afir-mar, que “ya está comprobado que sufrió un accidente, no hubo ningún tipo de ataque de un grupo guerrillero ni banda criminal”.

Villegas sostiene que “es un abuso con la Nación dar por hecho algo que es una especu-lación”. Cierto. Pero, ¿quién abusa aquí? ¿Quiénes con base en un audio y con los datos téc-nicos de los helicópteros, creen que puede haber sido derribado desde tierra? ¿O el presidente que sin más descarta tal ataque?

El problema para estable-cer la verdad no estaría en los críticos, sino en el afán guber-namental de descartar el derri-bamiento porque le enredaría mucho el proceso. En esa área están aliados, para operaciones de narcotráfico, las Farc y los Úsuga.

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Mientras abundan las iniciativas para facilitar la reinserción de los seis mil y pico guerrilleros que quedarían sin oficio, son pocas las propuestas encaminadas a ayudar a los 500.000 militares y policías activos, a los 110.000 retirados y a los 13.500 pensionados por invalidez, a adaptarse a la Colombia del posconflicto.

El honor militarAutor: Alfonso CuéllarPublicado en: revista SemanaFecha: 8 de agosto de 2015www.semana.com/opinion

El 27 de diciembre de 1991 las poderosas fuerzas armadas es-tadounidenses amanecieron sin su enemigo de cuatro décadas. El día anterior se había anun-ciado la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Con un plumazo desapareció el “impe-rio de mal”, el país que motivó la mayor carrera armamentista en la historia de Estados Unidos. Centenares de miles de genera-les, coroneles, mayores, tenien-tes, sargentos y soldados fueron educados con un objetivo único, preciso y esencial: derrotar a la Unión Soviética, considera-da una amenaza existencial al American Way of Life.

Era una misión sin tapujos. Y de un momento otro, todo cam-

bió. Si en 1989, en el documento anual de la Casa Blanca sobre la estrategia de seguridad nacio-nal, la URSS seguía siendo “la amenaza más significativa a los intereses de Estados Unidos”, en la versión de 1993, la meta de la política exterior era establecer una “relación de cooperación creciente».

La zozobra de los militares fue inmensa; más aún cuando en los siguientes años bajo el pretexto de cosechar el “divi-dendo de la paz”, se redujeron los recursos del sector defen-sa. El mensaje de la sociedad norteamericana fue equívoco, en parte porque a diferencia de otras guerras, no hubo un des-file triunfal ni una ceremonia de rendición. Lo único cierto es que su raison d’etre quedó en entredicho.

Para las fuerzas militares de Colombia, las Farc son su Unión Soviética. Desde el primer

día, los soldados e incluso los policías son instruidos en que las guerrillas comunistas son un peligro para la supervivencia de la patria. Las han combatido a un altísimo costo. Miles de sus compañeros y amigos del alma han perdido la vida, piernas, brazos y ojos defendiendo a la sociedad.

Gracias a su valentía y heroís-mo evitamos convertirnos en la Corea del Norte del hemisferio (las Farc son de corte estalinis-ta). Gracias a ellos se venció a ese grupo armado ilegal, cuyo sueño de una entrada triunfal a Bogotá- a lo Fidel Castro- es igual de real que los gigantes que combatía Don Quijote.

Sin embargo, este triunfo en el campo de batalla del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y la Policía es hoy agridulce para muchos de sus miembros. Si bien siempre se ha hablado de que el fin del conflicto pasaría

por una mesa de negociación, al acercarse el desenlace defini-tivo ha salido a relucir una pre-ocupación trascendental para el estamento militar: y ahora, ¿qué?

Gran parte de la discusión sobre el impacto de un acuerdo de paz en las fuerzas militares se ha concentrado en el asunto de la justicia y sobre si es justo - perdone la redundancia- que se les equipare con los guerri-lleros. Es un enfoque muy limi-tado. Se subestiman las conse-cuencias sobre el diario vivir de nuestra fuerza pública.

Su rol en la sociedad va sufrir un cambio. Hoy, por el conflicto armado, comandantes de briga-das y batallones ejercen una posición distinguida y de lide-razgo dentro de la población. Muchas veces, incluso superior a los alcaldes y obispos. Sin la pesadilla de las Farc, no será la misma relación ni tampoco igual la responsabilidad. No es un aspecto insignificante.

La lucha contra-insurgente era su norte. Ahora, tendrán que aceptar y desempeñar un nuevo

papel en Colombia.Mientras abundan las inicia-

tivas para facilitar la reinserción de los seis mil y pico guerrille-ros que quedarían sin oficio, son pocas las propuestas encami-nadas a ayudar a los 500.000 militares y policías activos, a los 110.000 retirados y a los 13.500 pensionados por invali-dez, a adaptarse a la Colombia del posconflicto.

Como cuota inicial, debería-mos tratarlos con respeto y gratitud, y rendirles los ho-nores que se merecen. A dife-rencia de la inmensa mayoría de nosotros, ellos sí conocen los lugares más recónditos de nuestro país, donde fueron el único representante del Estado por muchos años.

En otros países es usual ver gestos de reconocimiento a la tropa, desde aplausos espontá-neos hasta descuentos en aero-líneas y almacenes. Si de verdad la paz está tan cerca como dicen algunos, prioricemos el bienes-tar de los hombres y mujeres que nos llevaron a este punto. Es lo mínimo.

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¿Qué es lo que plantea el abogado de las Farc?Por primera vez Enrique Santiago, el principal asesor jurídico de las Farc, revela qué acepta y qué no acepta esa guerrilla en materia de justicia.

Publicado en: Revista SemanaFecha: 25 de julio de 2015 www.semana.com/nacion

A Enrique Santiago se le conoce en España de dos maneras. Una como dirigente político del Partido Comunista y de Izquierda Unida, y otra como abogado del pueblo en causas tan sonadas como el caso Bárcenas, y en litigios de derechos humanos, algunos de ellos al lado de Baltasar Garzón. Desde hace un año se convirtió en el asesor jurídico de las Farc para la Mesa de Conversaciones de La Habana, por invitación y auspicio del gobierno noruego. Actualmente hace parte de la subcomisión jurídica, junto al reconocido político conservador Álvaro Leyva y al abogado defensor de derechos humanos Diego Martínez. Su visión de la justicia transicional y los dilemas que se tratan de resolver en Cuba permite ver qué tanto castigo está dispuesta a aceptar la guerrilla, y cuáles fórmulas de acuerdo hay en discusión. Semana: ¿Entienden las Farc que hoy los procesos de paz requieren una dosis de justicia?Enrique Santiago: Las Farc entienden perfectamente el derecho internacional. Prueba de ello es que se han aprobado medidas concretas como la Comisión de Verdad, con es-tándares muy altos. Semana: ¿Aceptan que po-drían ir a un tribunal?E.S.: Si este proceso de paz se plantea como el escenario para juzgar a una de las partes, por supuesto que lo van a recha-zar. Esa no es una alternativa porque esto no es una derrota ni una rendición.Semana: Habrá alguna dosis de impunidad…E.S.: En Colombia hay impuni-dad pero no son las Farc las que han disfrutado de ella. Ese es un gran equívoco. Según el informe preliminar de la Corte Penal Internacional, el Estado colombiano ha perseguido a las guerrillas. Son miles de guerri-lleros condenados, miles de en-carcelados, miles de abatidos. Semana: ¿Entonces dónde está la impunidad? ¿En las Fuerzas Armadas?E.S.: Tampoco. En casos como los falsos positivos se está avanzando, hay multitud de militares detenidos, por su-puesto más tropa que altos oficiales pero no hay absoluta impunidad. Los grandes nichos de impunidad están en los

instigadores del paramilita-rismo, por un lado, y los grupos políticos que están detrás de las actuaciones del Estado, por el otro. Semana: Explíquese.E.S.: ¿Dónde acaba la cadena de mando del Estado en una dicta-dura? A lo mejor en el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas. Pero en una democracia acaba en el palacio presidencial y en el consejo de ministros, y eso está plenamente establecido por la jurisprudencia interna-cional.Semana: ¿Es decir que las Farc quieren que ministros y presidentes se sienten en el banquillo?E.S.: Desde el punto de vista jurídico, los máximos respon-sables de los crímenes co-metidos durante el conflicto no son únicamente quienes han empuñado las armas. Está claro quiénes son los máximos responsables de la insurgencia. Pero ¿quiénes son los máximos responsables del Estado? Para la justicia internacional no hay inmunidad de ningún cargo político.Semana: ¿Quién establece quiénes son estos máximos responsables?E.S.: Lo tenía que haber esta-blecido la Fiscalía. Pero no lo ha hecho. ¿Cómo es posible que haya solo una sentencia, una, sobre financiación del para-militarismo? En un país donde ganaderos, gremios y empresa-rios han instigado, organizado, financiado el paramilitarismo para cometer crímenes de lesa humanidad. Semana: ¿La Fiscalía no ha hecho su parte?E.S.: La Fiscalía creó una unidad de contexto sobre los delitos de las Farc y tiene documentados más de 50.000 crímenes y hay 800 funciona-rios trabajando en eso. Pero la propia Fiscalía reconoce que no hay una unidad de contexto para los casos de crímenes de Estado ni del paramilitarismo. ¿No es eso un trabajo unidi-reccional? Semana: Bueno, pero ha habido todo un proceso de Justicia y Paz…E.S.: Del que apenas hay 33 sentencias a pesar de que hubo 37.000 desmovilizados. Y esas sentencias afectan exclusiva-mente a combatientes. Eso es un engaño. Semana: ¿Aspiran las Farc a

una amnistía?E.S.: Las Farc no están pidiendo una amnistía general, pero sí una amnistía amplia para los delitos políticos y conexos, que se definirán en su momento. Ahora, todos en La Habana son muy conscientes de que los crímenes internacionales no están cubiertos por ninguna amnistía. Y que se necesita un mecanismo extrajudicial que garantice la verdad sobre estos hechos, y que se impongan san-ciones con contenido reparador y restaurador. Eso tiene efecto de cosa juzgada en cualquier sistema jurídico. Semana: ¿Para esos delitos fue que se creó el Marco Jurídico para la Paz? E.S.: Creo que las Farc nunca aceptarán ese marco porque a pesar de que fue pensado con buena intención tiene dos pro-blemas: el primero es que lo creó de manera unilateral una de la partes, sin contar con la otra. Y el segundo, más grave, es que inhabilita para participar en política a quienes resulten condenados por crímenes de lesa humanidad o de graves de guerra. Cuando los miembros de una organización como las Farc han pasado 50 años en armas y deciden abandonarlas, lo único que no se les puede prohibir es que participen en política. Eso no tiene ningún sentido ni está contemplado en el derecho internacional. Semana: Y eso afecta directa-mente al secretariado de las Farc…E.S.: Póngase en los zapatos de los nueve comandantes guerri-lleros si quedan excluidos de la participación en política. Eso es

una mala estrategia, un error, y un obstáculo muy serio que el Estado tendrá que resolver.Semana: ¿Cuál sería entonces el modelo de justicia en ver-sión de las Farc? E.S.: La insurgencia entiende que el Estado debe cumplir con su obligación de investi-gar y esclarecer; de perseguir y sancionar. El asunto es que hay muchas formas de cumplir con estas obligaciones. La Constitución colombiana establece en su Artículo 66 transitorio, un instrumento extrajudicial de investigación y sanción. En derecho, cuando la sanción se cumple, se extingue la responsabilidad penal. Semana: ¿Cómo sería ese me-canismo extrajudicial?E.S.: Hay que diseñarlo. Pero puede ser una sala dentro de la Comisión de la Verdad, o por fuera de ella, donde a cambio de una verdad completa, ex-haustiva y detallada se acuer-den sanciones que reparen y restituyan a las víctimas. Y habrá que crear un tribunal de cierre que ratifique las san-ciones que se impongan desde esta instancia extrajudicial. Este tribunal también tendrá que juzgar a quienes no quie-ran ofrecer verdad completa y exhaustiva, e imponerles las penas que el sistema ordinario establezca.Semana: ¿Qué tipo de penas tendrían entonces los máxi-mos responsables? E.S.: Penas alternativas para quienes estén dispuestos a dar verdad, no dar repetición y a reparar. Semana: Pero la fiscal de la Corte Penal Internacional dijo que algo de privación de la libertad debe haber… E.S.: Si el Estado cumple su obligación de justicia, no hay ninguna norma en el derecho penal internacional que diga que deba haber privación de la libertad. Creer que la única sanción que equilibra el daño causado es la cárcel, es un con-cepto medieval. Semana: El Presidente, el Procurador, los ministros y hasta el Fiscal coinciden con la idea de que haya algo de privación de la libertad…E.S.: Si alguna autoridad del país cree que debe haber pena de prisión, me imagino que lo

estará pensando para todo el mundo y no solo para las Farc. Por tanto tendrán que dirigirse a aquellos a los que la justicia no ha perseguido. Semana: En la Colombia de hoy no es viable que un presi-dente termine en un tribunal junto a las Farc.E.S.: Esa ya es una conside-ración política y lo mío es lo jurídico, y en ese terreno está claro que la cúspide de la ca-dena de mando alcanza a mi-nistros, presidentes y a toda la cadena política. Semana: ¿Lo que quieren las Farc es un trato simétrico con el Estado?E.S.: Las Farc no buscan una simetría absoluta. No están diciendo que si ‘Timochenko’ va a la cárcel, Santos vaya también. Están diciendo que si los máxi-mos responsables de la guerri-lla van a la cárcel, los del Estado también deben ir. Buscan más equilibrio y equidad en la reso-lución del conflicto. Porque la insurgencia no es la más re-sponsable de los crímenes de este país, ni de lejos. Semana: ¿Tendremos acu-erdo sobre justicia en cuatro meses?E.S.: Perfectamente puede es-tar cerrado en cuatro meses siempre y cuando no haya posiciones maximalistas como que unos van a la cárcel y los otros no. Si la posición es todos vamos a la cárcel, las Farc no tendrán problema.Semana: Pero la sociedad colombiana es maximalista…E.S.: La sociedad colombiana lo que está demandando es que no haya impunidad. El Estado debe cumplir su obligación de investigar, perseguir y sancio-nar, y sobre eso ya hay acuerdo. Ahora, el Estado tiene que garantizar que no va a haber repetición de esos hechos. Semana: El expresidente Uribe, como jefe de la oposición, tampoco dejaría pasar una fórmula de cero cárcel… E.S.: De todos los presiden-tes, Uribe es el que debería estar más preocupado de que este modelo de verdad salga adelante. Insiste mucho en la prisión pero él es el que tiene más papeletas. En España tiene un proceso penal abierto y en condición de imputado.

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El Ejército de ayer, de hoy y de siempreAutor: Gustavo Hernández LópezPublicado en: El Informador Fecha: 11 de agosto de 2015www.elinformador.com.co

El 7 de agosto en ceremonia que tuvo lugar en la Escuela Militar de Cadetes José María Córdova, se conmemoró como de costum-bre en la forma más solemne, un aniversario más de la creación del Ejército Nacional.

El Ejército ha sido, es y se-guirá siendo la Institución más querida por los colombianos, por cuanto ha llegado a su alma, se ha compenetrado hasta con los villorrios más alejados, pues el Estado llega allí únicamente por conducto de esta insti-tución armada. De ahí que haya logrado por su misma misión el respeto, el cariño y en cier-to modo la veneración de sus compatriotas.

El Ejército es el sentimiento hondo de ser colombiano, es el querer con su corazón su nación, es defenderla por ende con ahínco. Es sentir las nece-sidades de un pueblo, es en-tregarse por una causa noble, es vivir intensamente sus sím-bolos, himnos y lemas; que son los que unen, crean la mística y el fervor patriótico.

Los rigores del cansancio, los sacrificios normales del que-hacer cotidiano, el dejar su fa-milia, las diversiones, el no po-der estar con sus Padres, herma-nos y familiares en sus fiestas y celebraciones, son situaciones y particularidades que le causan al soldado tristeza y nostalgia momentánea. Todo ello se su-

pera al darse cuenta de la gran-deza y nobleza de su labor.

Pero dada su alta concepción de la responsabilidad y el amor por su Patria, el soldado con-tinúa su marcha en la selva, en los ríos, en las montañas, cum-pliendo con su deber, exponien-do su existencia en aras de ga-rantizar la vida, honra y bienes de sus conciudadanos.

Por las razones expuestas anteriormente es el uniformado de camuflado, quién vibra con todo aquello que tiene que ver con Colombia, se enorgullece en portar su indumentaria militar y cumple con ganas y alegría su tarea de soldado.

Esta última aseveración es filosóficamente profunda, en cuanto que significa que el sol-dado se apasiona y ama lo que hace, es decir es feliz y se le refleja en su rostro. Se identifica en consecuencia con la frase de Jean Paul Sartre, quien expresó lo siguiente: “La felicidad no es hacer lo que uno quiere hacer, sino querer lo que uno hace”.

Esa es la razón de ser de la frase de nuestro Libertador Simón Bolívar cuando afirma “ser soldado es la mayor de las glorias”, expresión plasmada en la oración Patria, que todos los días se reza en los cuarteles, con especial devoción. Es un grito que sale del corazón, siendo la demostración real y evidente del orgullo de ser: soldado del

ejército de Colombia.El soldado, no importa el gra-

do, sea raso, suboficial, oficial subalterno, superior o de alta graduación, posee una cuali-dad propia y singular, que sola-mente la aprecia y sopesa en su justa medida quien ha estado bajo banderas. Se trata de la ac-titud permanente de servir a sus conciudadanos, cualquiera que sea su raza, condición social, política o religiosa. Ese es su ob-jetivo: prestar con resignación, empeño, valor, y compromiso el servicio a sus compatriotas. El Ejército está conectado con los campesinos.

Ellos saben y están segu-ros de que los acompaña y los defiende de toda clase de mal-hechores. También con frecuen-cia les colabora e instruye en sus faenas agrícolas. Por eso

mismo el campesinado cree en su Ejército y le manifiesta su agradecimiento con deferencia y afecto a lo largo y ancho del territorio nacional.

El actual Comandante del Ejército es el general Alberto Mejía Ferrer, recientemente nombrado. Se trata de un pun-donoroso oficial con brillantes ejecutorias, tradición militar, trayectoria importante, lideraz-go auténtico y capacidad mani-fiesta. Tengo la certeza de que no será inferior a esa enorme responsabilidad.

Los derroteros de sus an-cestros y de los héroes quienes nos legaron la libertad y la in-dependencia le servirán de guía con miras a continuar en la de-fensa de nuestra soberanía, de nuestro territorio, de nuestro Estado de derecho y de nuestra

carta magna. Que el Dios de los ejércitos lo ilumine en la con-ducción de su Fuerza.

En esta conmemoración hago llegar a todos los soldados en actividad y de la reserva activa mis más sinceras y calurosas congratulaciones y mis mejores augurios para que en los años venideros se afiance el honor, la lealtad y las virtudes milita-res inherentes a los hombres de armas.

En estos tiempos difíciles, de zozobra e incertidumbre frente al futuro inmediato, es oportu-no y conveniente poner de pre-sente aquello que reza y señala en su parte inicial la oración Patria: “Colombia patria mía, te llevo con amor en mi corazón creo en tu destino y espero verte siempre grande respetada y libre”.

La suspensión del DerechoEl mensaje de que el Derecho no puede ser un obstáculo para la paz es recibido con tanto regocijo por la guerrilla como desconcierto por los ciudadanos no violentos.

Autor: Editorial Publicado en: El ColombianoFecha: 17 de agosto de 2015www.elcolombiano.com

En el Encuentro de la Justicia Ordinaria que se realizó la se-mana pasada, organizado por la Corte Suprema de Justicia, el presidente de esa corporación, José Leonidas Bustos, hablando, según dijo, en nombre de toda la Rama Judicial, ofreció su apoyo incondicional al gobierno para lograr sus propósitos de paz.

Los propósitos de paz de-ben contar con el mayor apoyo posible. Y ese apoyo será tanto más unánime cuanta mayor jus-ticia garantice, cuanta mayor aplicación de las normas del Estado de Derecho cumpla,

cuanto mayor respeto a mi-llones de víctimas de graves delitos observe.

Así que no es anómalo que la Rama Judicial quiera cooperar a la paz, como quieren hacerlo todas las personas de buena fe. Lo que sí es inoportuno es rei-terar aquel desatino de que “el derecho no debe ser un obstá-culo para la paz”. Y que lo diga y lo repita el presidente de la Corte Suprema de Justicia.

Dicho mensaje tiene tres re-ceptores principales. El prime-ro, el gobierno, que debe tener la íntima satisfacción de pensar que no encontrará mayores obs-táculos de control jurisdiccional en su camino de adecuar nor-mativamente los acuerdos que vaya a suscribir con las Farc.

El segundo, la guerrilla misma, para quien desde la cúpula ju-dicial se le reafirma su tesis de que el ordenamiento jurídico colombiano es solo un papel que puede rasgarse y tirarse, no aplicable cuando se trata de llevar a la práctica su dis-curso extremista. Y el tercero, la ciudadanía no violenta, no partícipe de cadenas delictivas ni perteneciente a grupos crimi-nales, es decir, la abrumadora mayoría del pueblo colombiano.

¿Qué sentirá esa mayoría si-lenciosa? Que la ley solo le es aplicable a ella precisamente como actor pasivo, que no ejerce la violencia y que no tiene la ca-pacidad para obligar al Estado, ni a sus gobiernos, a transar y a hacer de los códigos una ma-

teria maleable que aplica o no, según la capacidad de chantaje armado de la contraparte.

Para la tesis defendida por el magistrado Bustos –repetimos, asumiendo expresamente la vo-cería de toda la Rama Judicial sin que haya sido contradicho por ninguna otra alta corte—, el mandato constitucional de la paz como derecho y deber basta por sí solo para levantar todos los demás límites impuestos por la legislación, límites que son los que garantizan la con-vivencia ciudadana.

La incertidumbre queda ins-talada en el sentir colectivo. El derecho no será un obstá-culo para la paz cuando la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia juzgue en última in-

stancia aquellos delitos que “ofenden la conciencia de la Humanidad”, perpetrados por quienes ya tomaron nota del mensaje. El ordenamiento no será un obstáculo cuando la Corte Constitucional estudie la adecuación de las reformas im-puestas en los acuerdos de La Habana con la Constitución co-lombiana y con los instrumen-tos internacionales en materia de derechos humanos.

Y la ley no será un obstáculo para la paz cuando el Consejo de Estado aplique el máximo rigor de la responsabilidad pa-trimonial del Estado al obligar-lo a asumir no solo los actos u omisiones de sus funcionarios, sino los actos criminales y te-rroristas de la guerrilla, librada de toda responsabilidad. Esa la asumirán los ciudadanos.

La norma constitucional sobre los fines esenciales del Estado y su deber de aplicar el ordenamiento jurídico como ga-rantía de convivencia parecen, desde hoy, suspendidos hasta la instauración de nuevos pará-metros que aún no conocemos.

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10 SEPARATA MEDIOS/ Agosto 2015

La carta de Iván Márquez que no convenció a los militares

Autor: NaciónPublicado en: revista SemanaFecha: 7 de agosto de 2015www.semana.com/nacion

Esta es la carta que ‘Iván Márquez’, el plenipotenciario de las Farc, les envió a los militares en retiro.

El jueves en la noche el brigadier general Jaime Ruiz, presidente de Acore, le respondió a ‘Iván Márquez’ con el título de la can-ción de Alejandro Fernández: “Te lo agradezco, pero no”. El militar, quien ha sido uno de los más duros críticos de las nego-ciaciones, rechazó la invitación que ‘Iván Márquez’ le hizo para conversar sobre el tema de la justicia en La Habana.

‘Márquez’, que es uno de los líderes de las Farc en los diálo-gos, les había enviado a los mili-tares en retiro, por intermedio del general Mora, una misiva bastante particular. El tono del escrito es profundo pero res-petuoso. Comienza diciendo que tiene la intención de ex-presarles las medidas que son necesarias en materia de justi-cia para poner fin a un conflicto armado de más de 50 años.

En el texto, el líder de las Farc compara a esa organización guerrillera con los comuneros y luego con el ejército libertador que liberó al pueblo “del en-

tonces yugo opresor español”. En ese sentido, propone que sus actos sean tratados como crímenes políticos y como tal reciban amnistía.

La carta también resuelve uno de los mayores disgustos que han tenido los militares sobre los debates sobre justi-cia que se hacen en La Habana. Las Fuerzas Armadas siempre han dicho que sienten que es un insulto que intenten igualarlos a

los grupos subversivos y por eso el presidente Santos aclaró que lo que se busca es cierta simetría. Márquez asegura que los dos bandos no pueden ser tratados con medidas “simétricas para todos los que nos hemos en-frentado a esta guerra. Puesto que cada beligerante disfruta de diferentes estatutos jurídicos”. Agrega que sin duda alguna de lo que todos deberían gozar es de “equidad, tratamiento equili-

brado y beneficios jurídicos proporcionales a la necesaria verdad que debemos ofrecer al país, a nuestra disposición para asumir responsabilidades y a nuestro compromiso con la reparación de las víctimas”.

En tono vehemente el líder de las Farc afirma también el temor que comparten ambos lados de la guerra: que las con-versaciones de paz terminen convertidos en un “proceso ju-

dicial contra las Farc o contra las Fuerzas Militares”. Aclara que en visión de ese grupo in-surgente la naturaleza del pro-ceso es política y por eso no se puede vincular a la exigencia de cárcel.

‘Iván Márquez’ coincide en algunos puntos con lo que ex-presó el asesor jurídico de las Farc, Enrique Santiago, en una reciente entrevista con Semana. El español asegura que los crímenes que ha co-metido el Estado no pueden ser atribuibles únicamente a las Fuerzas Armadas pues la ca-dena de mando va mucho más arriba. ‘Márquez’ señala que esta se extiende “hasta la cúspide del poder político” sin que pueda gozar de ninguna inmunidad. Por eso, critica la aprobación del Fuero Penal Militar pues considera que es un instrumen-to que permite declarar como máximos responsables exclusi-vamente a los militares.

Todas esas razones son las que sustentan la invitación para que los militares en retiro asis-tan a La Habana. Las Farc es-peran que en la isla “podamos hablar detenidamente de los escenarios contemplados para alcanzar una solución en mate-ria de justicia aceptable para to-dos. Nos asiste la certeza de que sin su opinión no es posible la construcción de una paz estable y duradera, ni la reconciliación nacional”. Ruiz contestó sin tapujos: no van.

Foto: EFE

Gobierno y Unidad Nacional acuerdan Acto Legislativo para avanzar en acuerdos de paz

Autor: NoticiasEmitido en: lafm.com.coFecha: 18 de agosto de 2015www.lafm.com.co

Se radicará una Reforma Constitucional en el Congreso que incluya el mecanismo de refrendación e implementación de los acuerdos a los que se lle-gue en La Habana, Cuba.

A eso de las 10 de la noche de este martes (18), terminó un encuentro que convocó en la Casa de Nariño el presidente Juan Manuel Santos, con los directores de los partidos de la Unidad Nacional y el minis-tro del Interior, Juan Fernando Cristo.

Al término de la reunión, que había sido convocada para aclarar en qué consistía esa in-stancia legislativa o ‘congresi-to’, como una posibilidad para avanzar en la implementación de los acuerdos, los partidos de la Unidad Nacional reve-laron que será radicado en el Congreso un Acto Legislativo o Reforma Constitucional que contenga no solo el mecanismo de implementación, sino tam-

bién de refrendación de los acuerdos de paz a los que llegue con las Farc, en Cuba.

“Se acordó presentar un acto legislativo que contemple varios temas, como la participación en política, en cómo se deben ha-

cer los pactos, y en cómo se van a refrendar los acuerdos. En ese acto legislativo se incluiría la Alta Comisión Legislativa, como una de las posibilidades para implementar los acuerdos, que no reemplazaría al Congreso”,

anunció el senador de la U, Armando Benedetti.

Mientras tanto, el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, señaló que la reunión era para precisar por parte del presidente Santos, a los parti-

dos, cuáles son las necesidades que tiene el proceso de paz en materia de instrumentos para refrendar y para implementar los acuerdos de La Habana.

“Quedó un consenso en que cualquier decisión que se tome deberá pasar necesariamente por el Congreso de la República. Hay un acuerdo en los partidos que debemos estar preparados para que, en una eventual fir-ma, tener todos los instrumen-tos a la mano para garantizar los acuerdos de La Habana”, dijo Cristo.

El jefe de la cartera política anunció que la reunión entre el Gobierno y los partidos avan-zará en los próximos días, de la que saldrá una conclusión que indique cuál es el instrumento más adecuado para la imple-mentación de los acuerdos que podría ser, como se ha dicho, el llamado ‘congresito’ o Comisión Legislativa; o también darle facultades especiales al presi-dente para que, por decreto, dé vida jurídica a los pactos de La Habana.

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Comentarios del MG Salcedo Lora a la carta de las Farc

Las Farc tratan de igualar la carga de responsabilidad con la Fuerza PúblicaEl mayor general Juan Salcedo Lora, expresidente de ACORE, remitió al brigadier general Jaime Ruiz, una serie de comen-tarios y análisis de la carta que las Farc, firmada por de ‘Iván Márquez’, le envió a ACORE y al CGA, a través del general Jorge Enrique Mora.

Según el general Salcedo, “este tema no está cerrado mientras las Farc puedan emitir otra misiva o publicar comen-tarios de variado tipo”.

A continuación los comen-tarios del MG Salcedo:1. Las guerras denominadas

“de liberación nacional” son una excepción a ese respec-to. No hacen parte de los conflictos armados inter-nos, toda vez que entrarían dentro de luchas justas con calificativos de conflictos armados internacionales. Consideradas inicialmente conflictos armados no in-ternacionales, se les ha ido reconociendo progresi-vamente el carácter inter-nacional. La Carta de las Naciones Unidas se basa en el principio del derecho a la libre determinación de los pueblos (Artículo 1, pá-rrafo 2). De acuerdo con ese principio, la ONU ha tenido que adoptar una posición de apoyo a los pueblos que luchan en el ejercicio de su derecho de autodetermi-nación. Esa postura, confir-mada en numerosas ocasio-nes mediante resoluciones y declaraciones, está hoy

universalmente reconoci-da. Los últimos desarrollos del Derecho Internacional Humanitario han seguido esa evolución, por lo cual los conflictos armados en los que los pueblos luchan en el ejercicio de su derecho a disponer de sí mismos, en el ejercicio del derecho a la libre determinación con-tra la dominación colonial, la ocupación extranjera y los regímenes racistas, han sido incluidos entre los conflictos armados inter-nacionales, sin que se esté hablando de una guerra interestatal. Por la razón anterior la lucha armada de las Farc no recibe el cali-ficativo de asunto interna-cional, ni se justifica como fuerzas colombianas que se alzan contra el gobierno por razones de índole con-tra la dominación colonial, la ocupación extranjera o un régimen racista.

2. En el aspecto histórico bien puede servir para comple-mentar la discusión el epi-sodio en nuestra luchas de independencia especial-mente durante la triste Patria Boba, la impresión que deja consignada el ge-neral Obando, que en esa época aún hacía parte de las huestes españolas en el Sur, al arribo a Pasto de los comisionados por los gene-rales Morillo y Bolívar para llevar a aquellos territorios los tratados de armisticio y

regularización de la guerra celebrados en Carache, ex-presó quién después sería presidente de Colombia: “tratados de inmortal re-cuerdo que pusieron término a esa carnicería tremenda de la guerra de exterminio que había convertido al país en un espantoso ce-menterio sin provecho al-guno de ningún partido. Desde ese día, perdiendo el calificativo de rebeldes, los patriotas que peleaban por crear en América los títu-los de nación, merecieron ser tratados conforme a los principios de derecho inter-nacional”.

3. Las guerras de liberación del Siglo XIX contra la co-rona española, fueron objeto de un Tratado de Armisticio. Que como tal es un modelo del DIH, que en su solo enunciado llevaba el carácter de tratamiento de dos Estados pactando para la cesación temporal de las hostilidades: “Deseando los gobiernos de España y de Colombia transigir las dis-cordias que existen entre ambos pueblos…”.

4. Quienes están discutiendo en la mesa de diálogo en Cuba, son las Farc, con su delegación del movimiento armado ilegal y los delega-dos del gobierno. Entre los temas de fondo, hoy pre-cisamente en la etapa que trata de la justicia posible que les cobijaría al movi-

miento armado ilegal. Las fuerzas armadas y policia-les no están siendo juzga-das y no gozan del califica-tivo de beligerantes, propio de los conflictos internacio-nales.

5. Los crímenes de Estado a los cuales se refiere la misi-va, son acusaciones acuña-das por las organizaciones afectas a los grupos arma-dos ilegales, que son eso, noticias alarmantes que algunas o todas han sido investigadas por la justicia colombiana y algunas ins-tancias internacionales si llegara sentencias en firme, Permanecen en el inven-tario de acusaciones infun-dadas, aunque internacio-nalmente se hacen repiten en foros de izquierda para mantener la imagen de los tales crímenes de estado. En el proceso de La Habana, los delegados de las Farc tratan permanentemente de igualar la carga de res-ponsabilidad de ellos con la Fuerza Pública, para buscar un equilibrio y ob-tener réditos al momento de judicializarlos por los gravísimos crímenes co-metidos a lo largo de medio siglo de ataque al Estado y a la población civil.

6. El Fuero Penal Militar no lo están ofreciendo a las Fuerzas Militares y a la Policía Nacional. Es un hecho después de la recien-te sentencia del proyecto

remitido por el Mindefensa. No busca la normatividad encontrar los máximos re-sponsables de los crímenes o violaciones en que pue-dan incurrir los miembros de las instituciones arma-das. Es clara en estos mo-mentos la realidad de ‘máxi-mos responsables’ que no es precisamente lo que con-sidera ‘Iván Márquez’. Es de la misma tendencia con-tinuada, repetida diaria-mente para buscar muchas responsabilidades, no solo en quienes puedan incurrir en graves delitos dentro de las fuerzas, sino pretender que se siga el proceso hacia los primeros mandatarios, ministros, generales de la línea de mando o coman-dantes de alto nivel. ,

7. Los interlocutores de las Farc son los delegados que encabeza el exministro De La Calle y que están tratan-do con las Farc las tareas acordados en una agenda conocida por el país y en el extranjero. Hay inclusive delegados de otros países como facilitadores, testigos, componedores y está bas-tante avanzado ese proceso. Mal podría una delegación de militares en retiro asistir a esa cita sin ninguna re-presentación oficial de los miles de retirados de todos los grados y condiciones en el país. Asistir por asistir no debe dar resultados positivos.

Farc tendrían voz en el Congreso para

defender acuerdos de paz: VelascoAutor: NoticiasEmitido en: rcnradio.comFecha: 18 de agosto de 2015https://www.rcnradio.com/nacional

El presidente del Congreso, Luis Fernando Velásco, dice que las Farc podrían acudir al Congreso a hablar de la implementación de los acuerdos.

En medio de la discusión que ha surgido en el país sobre cuál debe ser el mejor método de implementación de los acuer-dos de paz, las directivas del Congreso plantearon la nece-sidad de darle la oportunidad a las Farc de defender lo que se negoció en La Habana.

El presidente del Senado se mostró partidario de abrirles espacios a delegados del grupo

insurgente para que en el re-cinto puedan defender lo nego-ciado con el Gobierno.

“A mí no me aterra que las Farc puedan expresar sus ideas en es-pacios de debate del Congreso, pero que el Congreso tome las decisiones“, señaló Velasco.

Y dijo: “Mientras que no haya fin al conflicto, es muy complejo que las Farc legislen, pero para la construcción de ese fin del conflicto a mí sí me parece lógi-co que delegados de ellos sin problemas judiciales puedan expresarse y ser escuchados en el Congreso“.

Velasco expresó que existen mecanismos como la declara-ción de sesiones informales, la modificación del reglamento del Congreso y de la ley de orden público para permitir la asisten-cia de las Farc a los debates.

El Presidente del Senado aclaró que no se trata de que los guerrilleros sean colegisla-dores, pero sí de la posibilidad de que tengan voz y no voto du-rante la discusión de los acuer-dos de paz en el Congreso.

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así como la Revista ACORE, Desde la No. 1 hasta la más reciente edición; esperamos sus comentarios