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5.3. La política social y el Estado. Ya he señalado arriba acerca del nexo lógico entre concepto, teoría y aplicación de un modelo determinado de Estado, con respecto a la implementación de políticas gubernamentales siendo este (…el gobierno) una expresión transitoria, fundamentada en estrategias, programas, políticas y acciones. De todas maneras, es preciso discernir en torno a la incidencia que adquiere la envoltura conceptual y práctica del Estado como guía para cualquier desarrollo estratégico y/o circunstancial de políticas gubernamentales. Algo así como entender la presencia de una dinámica en la cual se expresan condicionantes propios de ese modelo. En términos de soporte teórico fundamental, no es lo mismo la construcción de una opción de Estado, a partir ( a manera de ejemplo) de la propuesta planteada por Juan Jacobo Rousseau en “El Contrato Social”; a una opción de Estado construida a partir de la propuesta de Tomas Hobbes en “El Leviatán”. Inclusive, situándome en un escenario mucho más próximo (como quiera que se asuma como inherente al horizonte teórico que ha acompañado a la definición y aplicación política y económica en Occidente); es relevante proponer un ejercicio de análisis a partir de la confrontación entre la doctrina de Adam Smith y la de John Maynard Keynes. Porque, entre otras razones, permite precisar aspectos relacionados con la economía política, en el contexto del capitalismo, como sistema económico y como oferente de las condiciones para la construcción de Estado, como ordenador y como aglutinante de las fuerzas que actúan al interior de las sociedades y de las naciones. En mi disquisición, aunque no aparece como centro, es conveniente resaltar la propuesta de Estado que se deriva de la doctrina del Marxismo ortodoxo; entendido como el concepto político y económico que cuestiona los principios éticos, económicos y políticos en los cuales se fundamenta el Capitalismo. En este sentido y con el propósito de insinuar (...A futuro) una profundización con respecto a las opciones para su interpretación; me parece conveniente citar (...En extenso) la expresión alcanzada por la profesora Consuelo Corredor en su texto “Los Límites de la Modernización “. Veamos: “1.1. El doble ideario de la sociedad moderna Digamos entonces, a manera de hipótesis, que el advenimiento de la sociedad moderna recoge un doble ideario: el de transformar el entorno material, y el de transformar al hombre como centro del mismo. Mientras el primero alude a la modernización, el segundo a la modernidad. La configuración histórica de la sociedad moderna ha puesto al descubierto que esta diferenciación no es meramente teórica, sino que se trata de un proceso real que ha tenido lugar, con mayor o menor fuerza y

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5.3. La política social y el Estado.

Ya he señalado arriba acerca del nexo lógico entre concepto, teoría y aplicación de un modelo determinado

de Estado, con respecto a la implementación de políticas gubernamentales siendo este (…el gobierno) una

expresión transitoria, fundamentada en estrategias, programas, políticas y acciones. De todas maneras, es

preciso discernir en torno a la incidencia que adquiere la envoltura conceptual y práctica del Estado como guía

para cualquier desarrollo estratégico y/o circunstancial de políticas gubernamentales. Algo así como entender

la presencia de una dinámica en la cual se expresan condicionantes propios de ese modelo.

En términos de soporte teórico fundamental, no es lo mismo la construcción de una opción de Estado, a partir

( a manera de ejemplo) de la propuesta planteada por Juan Jacobo Rousseau en “El Contrato Social”; a una

opción de Estado construida a partir de la propuesta de Tomas Hobbes en “El Leviatán”. Inclusive,

situándome en un escenario mucho más próximo (como quiera que se asuma como inherente al horizonte

teórico que ha acompañado a la definición y aplicación política y económica en Occidente); es relevante

proponer un ejercicio de análisis a partir de la confrontación entre la doctrina de Adam Smith y la de John

Maynard Keynes. Porque, entre otras razones, permite precisar aspectos relacionados con la economía

política, en el contexto del capitalismo, como sistema económico y como oferente de las condiciones para la

construcción de Estado, como ordenador y como aglutinante de las fuerzas que actúan al interior de las

sociedades y de las naciones.

En mi disquisición, aunque no aparece como centro, es conveniente resaltar la propuesta de Estado que se

deriva de la doctrina del Marxismo ortodoxo; entendido como el concepto político y económico que cuestiona

los principios éticos, económicos y políticos en los cuales se fundamenta el Capitalismo. En este sentido y

con el propósito de insinuar (...A futuro) una profundización con respecto a las opciones para su

interpretación; me parece conveniente citar (...En extenso) la expresión alcanzada por la profesora Consuelo

Corredor en su texto “Los Límites de la Modernización “. Veamos:

“1.1. El doble ideario de la sociedad moderna

Digamos entonces, a manera de hipótesis, que el advenimiento de la sociedad moderna recoge un doble

ideario: el de transformar el entorno material, y el de transformar al hombre como centro del mismo. Mientras

el primero alude a la modernización, el segundo a la modernidad.

La configuración histórica de la sociedad moderna ha puesto al descubierto que esta diferenciación no es

meramente teórica, sino que se trata de un proceso real que ha tenido lugar, con mayor o menor fuerza y

nitidez, es distintas regiones y países. Por lo tanto, partiendo de la posibilidad analítica de diferenciar los dos

procesos se ha llegado a constatar y padecer su disociación real.

Durante el proceso, la modernización se ha convertido en el abecé del progreso, colocándose como un fin en

sí mismo y no como un medio, imprescindible por cierto, para dotar a la sociedad de unas mejores

condiciones materiales. Lo paradójico es que si bien no sería concebible una sociedad moderna carente de un

proceso de modernización, este último no requiere ineluctablemente de la modernidad y aún menos conduce

por sí mismo a ella.

Este es el conflicto no resuelto por muchas sociedades actuales: la tensión entre modernidad y

modernización. Marx lo puso claramente al desnudo a través de la crítica a la sociedad burguesa moderna,

que a lo largo de su obra, desde el Manifiesto del Partido Comunista hasta El Capital, está presente como

núcleo de reflexión central. Así lo podemos apreciar en el siguiente pasaje:

La época de la burguesía se caracteriza y distingue de todas las demás por el constante y agitado

desplazamiento de la producción, por la conmoción interrumpida de todas las relaciones sociales, por una

inquietud y una dinámica incesantes. Todo lo que se creía permanente y perenne se esfuma, lo santo es

profanado y, al fin, el hombre se ve constreñido por la fuerza de las cosas a contemplar con mirada fría su

vida y sus relaciones con los demás. (C. Marx y F. Engels –1848. El Manifiesto Comunista, Editorial Ayuso,

Madrid, 1974, p. 76.).

La profunda crítica de Marx pone de manifiesto la potencialidad que encierran las fuerzas productivas, pero

también, y principalmente, su interdependencia e interacción con las relaciones sociales entre los hombres.

Mutua y compleja interacción que lejos de ser reductible a un problema de causa – efecto, como en forma

equivocada se interpretó por algunos, es un proceso profundamente conflictivo de construcción, destrucción y

reconstrucción del orden social”.1

La pertinencia de la cita, obedece a la necesidad de introducir un insumo teórico que permita concretar

elementos de diferenciación, al momento de proponer una interpretación, respecto a la intervención estatal,

por vía de planes y programas de política social, en una sociedad como la nuestra. Inclusive, con la

posibilidad ubicarla en el contexto de América Latina, habida cuenta de los elementos comunes que la cruzan;

en una transversalidad que se hace evidente, a partir de la cotejación de posiciones e implementaciones.

Visto así, entonces, me atrevo a aseverar lo siguiente: En Colombia, las políticas sociales de sucesivos

gobiernos, asumiendo como base el mandato presente en la Constitución Política de 1991, particularmente en

su artículo número 366; se suponen ancladas en el principio de intervención estatal, en términos de

asimilados a lo propuesto por Rousseau en El Contrato Social y a los lineamientos Keynesianos acerca de la

redistribución social de la renta nacional. Queda claro que no pretendo establecer una relación de causalidad

absoluta, entre los principios ortodoxos de la teoría de John Maynard Keynes y la norma Constitucional en lo

que respecta al nexo entre el Estado como garante y dador de bienestar en la noción de política social que

subyace al artículo 366 de la Constitución Política. Se trata, simplemente, de utilizar ese referente teórico (..el

de Keynes), como horizonte conceptual para construir un análisis que me permite acceder a una valoración

pertinente de la política social implementada en el Plan Nacional de Desarrollo y en el Plan de Desarrollo

Distrital.

1 Corredor, Consuelo. Los Límites de la Modernización, Cinep-Facultad de Ciencias Económicas Universidad Nacional de Colombia – Sede Bogotá, segunda edición, 1997, páginas 37-38.

Otro de los aspectos que convoca mi atención, tiene que ver con el análisis y seguimiento del rol que ha

desempeñado el Estado en América Latina. Se trata de una cotejación, que permita encontrar los elementos

de coincidencia en cuanto que representan la incidencia de programas gubernamentales; pero también los

insumos conceptuales y prácticos, originados en la intervención de los Movimientos Sociales, en cuanto

ejercicios de movilización y confrontación que “obligan” a modificaciones puntuales y estratégicas, a los

gobiernos que actúan como mandatarios de ese “equilibrio” que se supone pleno en la configuración de las

políticas de Estado. Lo que, desde mi interpretación, conlleva a una construcción compleja en la cual

confluyen diferentes énfasis relacionados con teorías y postulados disímiles. Algo así como un

entrelazamiento entre posiciones autoritarias y despóticas (...a la manera de Thomas Hobbes, en el

Leviatán ), posiciones de “equilibrio” entre intereses diferenciados (…a la manera de Rousseau , en su

Contrato Social) y una fuerte intervención estatal (…una figura cercana a la combinatoria entre Marx y

Keynes), que adquiere matices. Desde opciones estrictamente populistas, hasta aquellas que encontraron su

mayor expresión en el programa liderado por Salvador Allende, en Chile.

En una ponencia presentada ante el Cuarto Seminario Internacional Cehap – Peval “Los Movimientos de los

Pobladores en los Barrios Populares de las Ciudades Latinoamérica” (realizado en la ciudad de Medellín-

Colombia, entre el 7 y el 11 de abril de 1986); Marta Baliero (de los Movimientos de Favelados en Brasil),

presentó una ponencia (Caracterización del concepto urbano en Brasil). Destaco el siguiente aparte:

5.3.2 Una referencia válida El Estado Brasileño y su Manejo de lo Urbano.

“Es innegable que el modelo de Capitalismo Monopolista viene gestándose desde los años 30, marco

histórico de la industrialización en el Brasil. Dicho paradigma posee una característica notable. Habría en él,

un cierto papel de Estado que lo hace invisible. Esto quiere decir que el Estado no aparece ni se manifiesta

bajo la forma de inversiones y ese no dejarse ver ocurre exactamente en el lugar focal de la determinación de

la tasa de ganancia del conjunto oligopolista.

Esto quiere decir, según plantea el sociólogo Francisco de Oliveira (Oliveira, Francisco de /O Estado e o

Urbano no Brasil Estudos do Cebrap, a ser publicado). Que por fenómenos inherentes a dicho modelo, los

cuales se colocan en contraposición al Capitalismo de Libre Competencia, dicho Capitalismo Monopolista (no

competitivo y salvaje de cualquier país subdesarrollado) politiza las relaciones económicas al máximo en el

sentido inequívoco de que el Estado (a través de los hombres de empresa ) pasa a ser, en cierta medida, el

lugar en donde la tasa de ganancia – cuota que cada conjunto oligopolìsrtico tiene en la masa excedente de

excedente social producido en el país- se determina por el acceso empresarial a los aparatos del Estado”,.2

Me queda la sensación (...o la reafirmación), en el sentido de que, en nuestra América Latina, el Estado (...o,

quienes actúan y ejercen como sus portavoces y/o beneficiarios directos)

Ha actuado, en la intención de incidir en las relaciones sociales, con un estilo y mecanismos de intervención

como híbrido teórico y político, bien sea circunstancial o programático.

2 Baliero, Marta, “Caracterización del Concepto Urbano en Brasil, Seminario Los pobladores: protagonistas urbanos en América Latina, Memorias Editorial Lealon, marzo de 1988.

Ahora bien, desde la pretensión de este trabajo, se trata de reivindicar, también, el asunto relacionado con la

incidencia efectiva de este tipo de participación estatal. Porque, entre otras razones, la caracterización y

seguimiento de la misma; permite cierta aproximación a una teoría general de la intervención estatal y sus

verdaderas repercusiones, en cuanto políticas de contenido social que son asumidas por la población, como

“evidencia” y como “resultado” del mandato Constitucional. O, en otra opción de interpretación, como

expresión obligada por parte de un determinado gobierno; a partir del desarrollo de movimientos sociales,

tanto urbanos como rurales (….en otras palabras: como reivindicación alcanzada, mediante la realización de

movimientos populares que “obligan”, por la vía de la fuerza, a modificaciones absolutas o transitorias, de

programas gubernamentales originales. Un ejemplo de este tipo de intervenciones y su efecto colateral, tienen

que ver con la agitación y movilización en contra de la propuesta original inmersa en la modificación del

régimen de transferencias, adjunto al Plan Nacional de Desarrollo, tanto en el gobierno del Presidente Andrés

Pastrana Arango, como también el gobierno del Presidente Álvaro Uribe Vélez. Esto es significativo, en la

medida en que compromete, entre otros aspectos, la participación de las regiones en el diseño y aplicación

del gasto público, a partir de las regiones y con énfasis en rubros tan importantes como la salud y la

educación

Para el caso del Distrito Capital, se presenta un efecto de traslación, si entiende como tal el hecho de que

las regiones, simplemente extienden la aplicación de los conceptos y postulados generales inmersos en la

doctrina estatal que orienta a la gestión social, a la manera de políticas que la desarrollan.

Cabe, entonces, enfatizar acerca de los contenidos en cuanto a la noción de política social en un universo de

aplicación en el cual está demostrado la vigencia de un modelo de producción capitalista; acompañado (..por

simple derivación doctrinaria) de un modelo de Estado que navega entre el intervencionismo, como “árbitro

imparcial” por parte del Estado que convoca al equilibrio institucional necesario para poder desarrollar

políticas de beneficio común y el dejar hacer entendido como la libertad ortodoxa derivada de los mecanismo

del mercado que actúan como agentes abstractos y prácticos para el equilibrio. De todas maneras, en uno u

otro punto de referencia, se asume como fundamento y como soporte económico el asunto relacionado con el

excedente económico global, como sujeto plusválico, derivado del desarrollo propio del capitalismo. Entonces,

la política social, tiene razón de ser( en términos de su viabilidad económica) en la figura de la plusvalía

presentada por Marx, a través de mecanismos coercitivos implementados desde el Estado, por la vía de

imposiciones que permiten captar recursos (..a manera de impuestos) . Es decir, ¡otra vez¡ la figura del

equilibrio actúa como soporte para la conversión del beneficio plusválico, en beneficio social, como aplicación

de una política de redistribución; en la cual el entendido de beneficio social adquiere características

diferenciadas, dependiendo de las estrategias y programas inherentes a los Panes de Desarrollo

gubernamentales.

5.3.3. Participación como acción

Como consecuencia de este tipo de orientación política, económica y social, por parte de los teóricos y

usufructuarios fundamentales del modelo neoliberal; el Estado adquiere una connotación que desvirtúa su

razón de ser como garante del beneficio social y como propiciador de ese equilibrio dinámico entre los

sectores sociales, con énfasis en la implementación y desarrollo de políticas sociales y económicos en las

cuales la redistribución de esa franja de la tasa de ganancia que le corresponde (..por la vía de la política y

las normativas tributarias), se asume como recurso efectivo para concretar procesos plenos para el impulso y

aplicación de modelos de intervención en áreas fundamentales como la salud, la educación, los servicios

públicos de alcantarillado, acueducto, energía; en una posición que reivindique la calidad de vida.

Asimismo, como colateral indispensable, este modelo (neoliberal) propone un entendido de intervención de

los asociados (ciudadanos (as), campesinos (as), grupos étnicos, mujeres, etc.), en el cual, el ejercicio de

derechos (por ejemplo, la participación), se erige como insumo, bien de formalidad y/o como objeto extraño

que, hasta cierto punto, es necesario restringir. Esto explica, entre otras razones, el hecho de la

implementación de propuestas y acciones modificatorias en lo que respecta al marco conceptual que soporta

a los derechos fundamentales y básicos. Para el caso de nuestro País, es evidente la insistencia de

objeciones al ejercicio de los derechos otorgados por la Constitución Política.Es una dinámica que reivindica

la contradicción entre la teoría de “seguridad del Estado” y el ejercicio de esos derechos. Un elemento

trascendental, del último tiempo, ilustra esa perspectiva: El Estatuto de Seguridad Democrática y la propuesta

hacia la restricción de la Acción de Tutela prevista en la Constitución Política; con una argumentación de

doble vía: de un lado por sus efectos económicos y, de otra parte, en alusión a la inserción de procedimientos

que lesionan la unidad de mando en la aplicación de las normas básicas que sustenta al Estado.

Se configuran, en ese contexto descrito, expresiones dicotómicas, de contradicción latente y efectiva. Porque

confrontan, de manera permanente, las visiones y opciones libertarias de participación, con las visiones y las

opciones de restricción propias del modelo neoliberal presente en diferentes gobiernos de América Latina y,

particularmente, en nuestro País. Es una confrontación en la cual se exhiben las contradicciones, tanto en lo

que respecta a los recursos económicos y de infraestructura, al momento de proponer y aplicar acciones que

involucran reivindicaciones económicas y sociales. Adquiere significado, en ese horizonte, esa interpretación

que involucra a los sujetos (hombres y mujeres) en expresiones un tanto kafkianas, como quiera que es como

un “no reconocimiento”, un “extrañamiento” con respecto al entorno, a la “realidad” a la que invita el modelo,

que pretende imprimir y consolidar como “única verdad” y como “única posibilidad” que tienen que ser

asumidas, a no ser que se “pretenda, por parte de los quejosos, desvertebrar al Estado y …sumirlo en la

impotencia.”

El reto (...o lo retos) propuesto (para quienes ejercemos como no beneficiarios (as) fundamentales), a partir de

la implementación de ese estilo, de esa concepción, de. .esa visión de sociedad, de derechos y de futuro;

supone la asunción de insumos para el cuestionamiento de fondo; lo cual supone (..Por esto mismo) una

cercanía al cuestionamiento político en profundidad. Casi como reconocer que, la “simple” reivindicación de

participación libertaria, por derechos fundamentales y básicos en salud, educación, recreación...; ya de por si ,

es constitutivo de herejía y de “subversión”; como quiera que “ataca”, los cimientos mismos del modelo y de

todos sus efectos colaterales inherentes. Para situarnos en ejemplos recientes, llamo la atención acerca del

sentido que ha adquirido la confrontación a la propuesta del ALCA y de su símil regional el TLC...o, en un

terreno mucho más parroquial, el enfrentamiento a la propuesta del “peajito social”, en el territorio Norte

cercano en Antioquia (Copacabana, Girardota, Barbosa); propuesta que se sustenta en (según el doctor

Álvaro Uribe Vélez) “l necesidad de que los pobladores colaboren, se metan la mano al dril, para ampliar y

mejorar la Troncal de Norte..”

5.3.4. De las mujeres, su participación.

Una observación de superficie, evidencia la asunción de retos importantes, en un universo de intervención

que incluye diferentes aspectos. Es importante resaltar, por ejemplo, el desarrollo de actividades relacionadas

con la confrontación a los motivos que sustentan al desplazamiento forzado y a las desapariciones. Es tanto

como si las acciones de movimientos como los de las Madres de la Plaza de Mayo, en Argentina, hubiera

permeado a las mujeres, como madres, como esposas, como compañera en unión libre; de tal manera que

les ha permitido alcanzar niveles de confrontación que han trascendido la formalidad de la denuncia. Se han

convertido, sus organizaciones y sus acciones, en insumos aleccionadores. Porque, entre otros aspectos, han

permitido dilucidar esos elementos ideológicos y políticos de profundidad, que recorren transversalmente a los

contenidos de la política de “contención a la subversión” que está en la base las proclamas gubernamentales.

Inclusive, ha permitido localizar el nexo “no visible” entre la denominada “autoridad pública oficial, militar, de

policía y...todos sus afines al servicio de la defensa del Estado”, cono aquellos actores que efectúan esa

“contención”, por la vía de castigar con la muerte, la desaparición, las torturas. Etcétera, a quienes suponen

(...! Ellos!, claro está) que tienen nexos con la subversión armada y no armada. Porque, en mi opinión, se

mantiene el soporte conceptual básico originado en la didáctica de la “guerra de baja intensidad”, auspiciada

por los militares Norteamericanos a través de la Escuela de las Américas; según la cual la “contención” debe

efectuarse, actuando sobre los sujetos (hombres y mujeres), que puedan influencia acciones hacia la

desestabilización; aún en escenarios de intervención política legal (como en el caso de la Unión Patriótica).

Porque, aquí en esa didáctica ideológica, lo que cuenta es el soporte teórico conciente que pueda originar

acciones generalizadas..”Subversivas”.

Me parece relevante, presentar un aparte de lo expresado por el profesor Francisco Leal Buitrago, en su texto

“El Oficio de la Guerra”, a propósito de las realizaciones en la política de seguridad, por parte del gobierno del

doctor César Gaviria Trujillo, Es conveniente aclarar, eso sí, que la investigación del profesor Leal, se efectúa

en un contexto que supone (..Según los objetivos mismos de la investigación), desagregar la información, de

tal manera que pueda se pueda acceder, de manera objetiva, a los insumos necesarios para balancear la

política general de seguridad nacional. Veamos:

Por otra parte, y eso es lo negativo, el Gobierno se dejó desbordar por la intransigencia guerrillera,

colocándose a su mismo nivel al dar prioridad a los medios militares sobre los políticos e incluso violando los

derechos humanos. El ejecutivo disimuló su actitud guerrerista escudándose con el fortalecimiento de la

justicia brindado por el uso del estado de excepción constitucional y el manejo “eficientista” por parte de la

Fiscalía de la política de sometimiento a la justicia. En tales circunstancias, al debilitarse los recursos políticos

oficiales, el Gobierno perdió la capacidad de avanzar en la formulación de la política estatal de seguridad y,

más grave aún, , dio aliento a militares y policías para continuar con la iniciativa del manejo armado del orden

público, cuyo subproducto es la constante violación de lo derechos humanos. Los mayores recursos para la

seguridad y la ampliación de efectivos de la fuerza pública se convirtieron en la panacea para sustituir la

ausencia del Estado en las comarcas y los quehaceres ciudadanos..3

3 LEAL BUITRAGO, Francisco. El Oficio de la Guerra, página 176, TM editores-Iepri, primera edición, julio 1994.

En esa intervención de madres, hijas, esposas, compañeras en unión libre, aparecen momentos y signos que

pueden interpretarse, con limitantes apenas obvias, como el acercamiento a posiciones concientes; en donde

la condición de sujeto autónoma, se exhibe, trascendiendo, “superando” la dominación masculina. Porque,

supone una mirada, un recorrido y una interpretación de los hechos, con un método diferente. En el cual se

descubren fortalezas, se consolida una visión de lo sensible, como punto de comienzo para entender, en

adelante, asuntos de mayor complejidad; como quiera que el derecho a la vida, adquiere presencia y sentido,

a partir de establecer una contradicción entre este derecho inalienable y los postulados básicos de la política

de seguridad nacional. En este sentido es aleccionadora la experiencia y el nivel de participación adquirido

por organizaciones de mujeres como las que se han originado y desarrollado en el Magdalena Medio,

particularmente, en Barrancabermeja.

Quiero enfatizar, con esto, acerca de la significación particular que adquiere el concepto de participación (...ya

lo expresé arriba), en un escenario en el cual la doctrina de seguridad nacional, promovido desde los

gobiernos que se reclaman como portadores de esa teoría y prácticas relacionadas con una intervención del

Estado como agente que debe garantizar el libre juego del mercado y, colateralmente, soportar su

participación en las actividades susceptibles de ser asumidas por la empresa privado.. o, al menos, con una

visión gerencial, en donde la racionalidad y la eficiencia son entendidas como garantía plena para avanzar en

un diseño moderno del Estado que propicia la injerencia de la metodología y los horizontes propuestos desde

la perspectiva reguladora en beneficio de esa política de expansión del capital; aún en países como el nuestro

(..y todos los dependientes) en donde el desarrollo de las denominadas fuerzas productivas, ha sido atrofiado

por el control y la división del trabajo impuesto por Estados Unidos y Europa. Este énfasis supone colocar un

insumo importante para proponer una reflexión en torno a esa participación femenina en diferentes procesos.

Porque, entre otros efectos colaterales, el modelo impuesto, supone reivindicar prácticas económicas

derivadas de ese estilo de gestión y de nexo con organismos internacionales de financiación, que ejercen ( a

su vez) como orientadores del rumbo que debe mantener el manejo económico gubernamental. Esto explica,

a manera de ejemplo, la intervención del Fondo Monetario Internacional en el diseño de las políticas fiscales,

en la perspectiva de disminuir el componente relacionado con el gasto social, en el diseño y aplicación

presupuestal; a más de la definición de horizontes macroeconómicos que deben ser mantenidos,

independientemente de su incidencia en la pauperización generalizada de la población.

Una de las consecuencias derivadas de la política económica desarrollada para mantener los equilibrios

macro necesarios; tiene que ver con el decrecimiento tendencial del gasto público hacia el beneficio social.

Esto, a su vez, se concreta en la profundización de las contradicciones entre esa política y los postulados

Constitucionales ya referenciados y que establecen la obligatoriedad del Estado y de los gobiernos concretos,

en el sentido de asumir la responsabilidad de estrategias y programas de contenido social y económico que

beneficien a la población vulnerable. Recabar acerca de esa contradicción entre Derechos Constitucionales y

el realismo económico y político; permite entender ciertas dinámicas y características que adquieren la

participación de las mujeres, al momento de concretarse acciones inherentes a la defensa de esos derechos,

en áreas como la atención a los niños y a las niñas; así como su intervención en actividades comunitarias

generales, en las cuales adquiere un perfil alto e introduce elementos de diferenciación con respecto a los

hombres; sin que esta afirmación pueda entenderse como aseveración, en el sentido de la plena conciencia

de su rol, en la perspectiva de género, como se proclama desde sectores de mujeres en la academia y/o en

espacios en donde predomina la reflexión con el soporte de insumos teóricos que no son visibles y concretos

para muchas mujeres que actúan en la cotidianidad, que las convoca a mantener referentes inmediatos y

prácticos sin ese “deslinde” entre simples acciones puntuales y lo conciente, en su condición de mujeres que

deben aspirar a ejercicios libertarios más allá de estas. Entender esta forma de dicotomía, va a permitir una

lectura crítica de los resultados obtenido en la investigación precisa, acerca del significado que adquiere la

participación de las mujeres adscritas a Fundac; de su visión e interpretación de las políticas propuestas y

desarrolladas por el Gobierno Distrital, hacia los niños y las niñas y la población adulta vulnerable, en

deferentes zonas de la geografía física y política Distrital.

A manera de corolario transitorio

: Esta indagación acerca de la participación de las mujeres, en un escenario en el cual se aplica con todo rigor

las diferentes políticas derivadas del modelo neoliberal; me permiten llamar la atención en torno al contenido

de esa intervención; entendido este (...el contenido) como lo conciente que ejerce en condición de agregado

no circunstancial e inmediato; sino como agregado que trasciende a ese quehacer y lo sitúa en posición de

referente, un tanto como paradigma, en todo el proceso. Esto me permite establecer, como posibilidad

efectiva, una perspectiva política en la cual pueda hacer fusión esa disponibilidad práctica, inmediata; con los

insumos teóricos propuestos y desarrollados en aquellas actividades en donde la condición de género, es

reivindicada en términos de propuesta libertaria; en la cual la diferenciación trasciende a lo estrictamente

biológico y, por lo tanto, insinúa aspectos como la vida afectiva, la equidad, la convivencia, la sexualidad, etc.

5.3.5. Las mujeres, su intervención. América Latina; Colombia. De los referentes teóricos.

He venido desarrollando una interpretación, en términos del significado que adquiere la intervención de las

mujeres en la realización de movimientos sociales y políticos. Tal vez el aspecto exhibido con mayor énfasis,

tiene que ver con la dicotomía entre aquellos roles asumidos de manera simple y espontánea y aquellos que

trascienden esa característica; en razón a que suponen una posición conciente en la cual hace presencia esa

figura denominada (...a veces de manera peyorativa) identidad como sujeto para sí.

Lo anterior implica el manejo de expresiones relacionadas con el concepto de referentes teóricos, en el

proceso de participación. Uno de los elementos señalados arriba, tiene que ver con el horizonte propuesto a

manera de bitácora. Este es el caso, a manera de ejemplo, de la intervención en escenarios en los cuales, si

bien es cierto aparece con claridad el objetivo que se pretende, este no puede ser entendió como la asunción

de posiciones que transgredan la posición predominante, en lo que esta tiene de yunta que impide la

reivindicación libertaria plena; al menos en lo que hace referencia a desinhibir a las mujeres de aquellos

agregados culturales que minimizan su expresión como género y como sujeto.

Mi interpretación conlleva a establecer diferencias fundamentales, al momento de analizar e interpretar la

participación de las mujeres en el inicio y desarrollo de movimientos sociales y políticos. Es tanto como

entender que esta puede (...y de hecho se ha dado) , sin que la misma implique una acción conciente en lo

que respecta a la identificación de su rol como sujeto pleno en derechos, que puede y debe reclamar el

reconocimiento de su autonomía. Algo así como entender esa intervención como interacción plural, en cuanto

los objetivos ejercen como condicionantes. Esto traduce un tipo de participación condicionada por esos

mismos objetivos y en donde no existe lugar para la libertad, entendida como horizonte en si mismo. En otras

palabras, es una figura asimilada ese tipo de acciones en las cuales el punto de comienzo y el resultado

aparecen como simple yuxtaposición de opciones diferentes que coinciden, de manera transitoria, con

respecto al objeto que origina la necesidad del movimiento.

Este es el caso, a manera de ilustración, de la participación de las mujeres en movimientos sociales

relacionados con la vivienda, la educación, la salud, etc. Inclusive, en procura de una tipificación con respecto

a movimientos originados en aspectos relacionados con los conflictos asociados a la guerra; aún en aquellos

en los cuales la iniciativa y los objetivos, ha estado en cabeza de mujeres (como el caso de los movimientos

en contra de las desapariciones forzadas y el desplazamiento); su rol no implica el reconocimiento de su

condición autónoma, ni libertaria.

Sin embargo, no pretendo desconocer la participación cociente originada en determinadas franjas de las

mujeres, que proponen y desarrollan movimientos estrictamente relacionados con su identidad de género, con

repercusiones asociadas a la misma. De lo que se trata, para el caso que me ocupa, es de precisar términos

de referencia, en cuanto a significado y alcance; en la aplicación de un método que introduce, insisto en esto,

la diferenciación de los movimientos, introduciendo una tipificación necesaria, al momento de evaluar

perspectivas y resultados.

6. El caso de América Latina.

En algunos de los casos presentados, en desarrollo de este trabajo, he hecho referencia a algunos

movimientos sociales en América Latina. Es el caso de las citas de texto e interpretación efectuadas, a partir

de algunos de los trabajos presentados en el Cuarto Seminario Internacional de CEHAP – PEVAL, realizado

en la ciudad de Medellín entre el 7 y el 11 de abril de 1986. Como se puede observar, revisando las

acotaciones, es notoria la preocupación en cuanto al nexo entre los objetivos de algunos movimientos y el

alcance que adquiere la ausencia de lo conciente como insumo necesario, al momento de promover

transformaciones de fondo que trasciendan a la sola expectativa y/o realización reivindicativa. Esto para no

hablar de que los sujetos protagónicos aparecen diluidos en esos mismos objetivos. Es relevante señalar, en

aplicación estricta del concepto de variación de las condiciones en el tiempo y en los escenarios, que ha

habido modificaciones relativas importantes, en cuanto al alcance, los objetivos y los roles. Sin embargo,

queda claro que persisten niveles (...tal vez los fundamentales) de participación en los cuales se reafirman las

condiciones de no-identidad que permiten la permanencia de las condiciones de dominación las que, a su vez,

profundizan la segregación. Esta afirmación no es otra cosa que reconocer las limitaciones propias de los

movimientos sociales, en cuanto no implican, necesariamente, una opción de poder hacia la desarticulación y

eliminación de las condiciones de dominio prevalecientes.

Con ese mismo horizonte como referente se ha desarrollado la participación de las mujeres. Inclusive, en el

caso de Argentina, el movimiento liderado por las mujeres en denuncia de las desapariciones durante la

Dictadura Militar, a partir de 1976 (Madres de la Plaza de Mayo); a pesar de promover y desarrollar

expresiones en contra de las acciones represivas de los militares, el hecho se circunscribe al espectro

relacionado con las desapariciones forzadas, particularmente de hijos e hijas. Es claro, eso sí, que el mismo

implica la asunción de una posición política que trasciende la intervención reivindicativa simple; en razón a

que deriva en el cuestionamiento del poder y, aún hoy, se convierte en referente para la defensa conciente y

consecuente de la democracia, y de los Derechos Humanos. A partir de los postulados originados en ese

movimiento, se han inspirado y desarrollado acciones similares. Es el caso de los movimientos de mujeres en

Guatemala, El Salvador (...en el tiempo anterior y posterior al derrocamiento de Anastasio Somoza, por parte

de Frente Sandinista de Liberación Nacional) y Chile.

El caso de Guatemala; así como en Méjico, adquiere una connotación adicional, habida cuenta de las

condiciones de profunda segregación hacia la población nativa (indígena). Además de las características

dramáticas relacionadas con la discriminación de las mujeres y de su utilización, por parte de sectores

gubernamentales y civiles, para proveer el mercado infame de jóvenes para surtir prostíbulos y mano de obra

en oficios emparentados con el esclavismo y el feudalismo. Basta recordar, para el caso de Guatemala, la

descripción realizada por Miguel Ángel Asturias en “El Señor Presidente” y “El Papa Verde”, para efectuar

análisis e interpolaciones con respecto a la situación actual. Para el caso de Méjico, es ilustrativa la situación

de las mujeres en Tijuana.

6.1. El caso Colombia.

Antes he referenciado algunos ejemplos de participación de las mujeres en movimientos sociales. Me permito

recordar, asimismo, el análisis propuesto en términos de los derechos Constitucionales relacionados con la

participación ciudadana, particularmente con el énfasis acerca de la reivindicación de derechos para las

mujeres.

Me corresponde, ahora, enfatizar en torno a algunos aspectos que pueden ejercer como referentes, en cuanto

a la connotación teórica y política. Pretendo un seguimiento y análisis de los diferentes movimientos

organizados y dirigidos por mujeres, para enfrentar algunas de las repercusiones más dramáticas del conflicto

armado interno: el desplazamiento y las desapariciones forzadas. En mi opinión, la cotejación de algunos

elementos exhibidos en ese proceso, con las variables relacionadas con la identidad y lo conciente; permiten

extraer conclusiones importantes que contextualizan el objeto de este estudio.

La intervención de las mujeres en la promoción y construcción de organizaciones, en algunas de las zonas

más afectadas por el conflicto armado, ha tenido un soporte preciso: denunciar el desplazamiento forzado de

que son objeto las comunidades de mujeres (incluidas las niñas), y hombres (incluidos los niños), en los

diferentes grupos etéreos; así como reclamar la intervención gubernamental (nacional, departamental y

municipal) en la solución de los problemas derivados a partir de ahí y la restitución de las condiciones que

permitan revertir el proceso de desplazamiento. De otra parte, algunas de estas organizaciones, asumen

también la denuncia de las desapariciones forzadas y los asesinatos de mujeres, hombres, niños y niñas,

como consecuencia directa de ese mismo conflicto.

Me convoca, sin que esto implique el desconocimiento de otras organizaciones de mujeres, la labor realizada

por la organización que agrupa a las mujeres del Magdalena Medio, particularmente en Barrancabermeja. Tal

vez por su itinerario, por los hechos que les ha correspondido enfrentar y, como efecto colateral, por el

proceso que han construido. Esto ha permitido trascender la denuncia inmediata, para asumir posiciones de

fondo, como quiera que han ejercido como punta de lanza en el cuestionamiento de los beneficiarios directos

de la guerra y del poder. Todo esto, a partir de introducir aspectos de identificación y de análisis en torno a su

rol como víctimas directas o indirectas. Podría decirse, entonces, que se asumen como sujeto individual y

colectivo que reivindican su visión y caracterización del conflicto y, como derivación, actúan en contra del

mismo, por la vía de reclamar derechos asociados a los Derechos Humanos, el Derecho Internacional

Humanitario. Esto supone, a la vez, exigencias en cuanto a la eliminación de las acciones y las condiciones

que originan el desplazamiento y las desapariciones. Asimismo, conlleva a reivindicar (en la lógica misma del

sistema económico y político vigente) la concreción de derechos como vivienda, trabajo, salud...plena y

cumplida justicia.

En este caso, a pesar de avances en torno a la identidad en cuanto a la condición de género, se inhibe de

manera relativa su autonomía en lo que corresponde a su plena identidad, como sujeto, que

reclama libertad y equidad. Lo anterior, en razón a que opera en sus acciones, como dirigente de un proceso

que involucra diferentes opciones y objetivos; todos relacionados con los efectos directos y colaterales del

conflicto armado. Supone no trascender, en estricto, a esas acciones; ni implicarse como sujeto con identidad

de género, que pueda acceder a expresiones que contraríen a la subyugación originada, inclusive, en

aspectos diferentes al conflicto mismo.

Llama mi atención, también, organizaciones como la liderada por la señora María Eugenia Zabala (ganadora

del Premio Mujer Cafam 2004). Mi inquietud, sin dejar de lado el necesario reconocimiento a su tenaz labor,

está relacionada con el tipo de paradigma que se construye a partir de su experiencia. Esto, a pesar de que

sus acciones y la organización que lidera, se originan en hechos similares a los que originaron las acciones y

organización de las mujeres del Magdalena Medio (veamos su relato: “... Mi hijo fue el primero en morir - sic - ,

porque esos hombres llegaron pidiendo la cédula y él estaba con otro muchacho. Jorge les dijo que no tenía

la cédula y ahí mismo lo quemaron vivo. Al otro muchacho como que se le reflejó la muerte, estaba blanco,

cadavérico. El fue la siguiente víctima.4 Sin embargo, en mi interpretación, los efectos de esas acciones (...las

de María Eugenia Zabala), derivan en opciones diferentes, en cuanto que es evidente el manejo de los

conceptos y la caracterización del conflicto suponen un entendido en el cual los niveles de cuestionamiento y

de identificación del soporte y componentes del mismo, son diferenciados. De un lado, en el caso del

Movimiento de Mujeres del Magdalena Medio, existe la certeza de los factores que originan el conflicto y de

los agregados posteriores que lo profundizan. De otro lado, en el caso de la Organización liderada por María

Eugenia Zabala (El Valle Encantado), aparece una vivencia dramática, a partir de la cual surge la necesidad

4 Entrevista a María Eugenia Zabala. Revista Cafamilia, edición No. 99, abril-mayo 2004, página 4

de implementar acciones de reparación que permitan acceder a soluciones en términos de vivienda y

manutención.

No se trata, de mi parte, introducir el análisis y diferenciación teórica que remitan a la minimización y/o

desconocimiento de la opción propuesta por María Eugenia Zabala; simplemente pretendo ubicar

perspectivas derivadas de esa diferenciación, a partir de entender que postulan y realizan dinámicas disímiles.

Lo cierto, de todas maneras, es la vigencia del método que permite asumir posición con respecto al alcance y

profundidad que adquieren los movimientos sociales. Esto, de por sí, permite identificar y valorar la presencia

de lo conciente, como agregado que introduce una u otra perspectiva. Para el caso analizado aquí, cabe la

aseveración: no todo movimiento social liderado por mujeres tiene la connotación de género, en términos de

su identidad y autonomía. Ese perfil (.. en cuanto a reivindicar la identidad de género, en plena autonomía

que permita la interacción, sin perder su referente), se adquiere en razón a un agregado conciente.

Acceder al mismo supone, entonces, la presencia de elementos de análisis y reflexión, por medio de los

cuales es posible establecer la separación pertinente. Algo así como entender el proceso que compromete a

las mujeres en su condición de género, como resultado de una sumatoria compleja de agregados

conceptuales, adquiridos a partir de una abstracción relativa con respecto a la experiencia inmediata; de tal

manera que permiten una elaboración que trasciende a la motivación originaria y se convierten en soporte

para proponer y realizar opciones de mayor profundidad, transformadoras. Esto supone rupturas con

esquemas y paradigmas.

De lo que se trata, en consecuencia, es entender y contextualizar la participación. No toda participación,

individual y colectiva, origina insumos para modificar procesos, o escenarios, o realidades transitorias

asumidas como válidas. La transformación es una opción que requiere de calidades especiales en el liderazgo

y definición de objetivos. Requiere asumirse como sujeto individual y/o colectivo, a partir de cierto ejercicio de

abstracción que permita el análisis y construcción de alternativas; en una lectura clara del entorno, de los

objetivos propuestos y de los condicionantes…”5

“…Y vuelven mis disquisiciones internalizadas. Como sujeta, que era, de mil y más expresiones no

entendidas por mí en el momento inmediato; pero que se fueron construyendo, a manera de tejido

vivencial y conceptual, con el correr de los años. Cuando me iba aproximando a una interpretación

de mi vida, de manera plena y conciente. Lo de María Helena, podría asimilarse a esa opción

conceptual en la cual hace presencia lo que, coloquialmente, se define como envidia. Entendida

como herencia cultural y religiosa. Lo de Caín y Abel. Pero, asimismo, muchas expresiones

similares a través del tiempo. Múltiples relatos y leyendas giran en torno a ese concepto. Lo de

Blanca Nieves y sus hermanas, es otro referente en la literatura universal. Pero, en fin de cuentas

volvemos a ese dualismo que nos ha acompañado. La pugna entre el bien y el mal. Al respecto, yo

me hice a la idea de que yo encarnaba el bien y ella el mal. Tal vez es y ha sido una distorsión de

los hechos y las acciones vinculados con el acervo cotidiano; de vivencias y realizaciones. En este

5 Cano R., Fabiola: “…de uno de esos sueños premonitorios”

sentido van las siguientes reflexiones…” (Tomado de “Mi historia”. Texto ya referenciado)7. La filosofía como insumo en la interpretación del conflicto y de sus actores (as) en Colombia.