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rterb Orgapo äe su Veperable Oräep Cercera y (ofraäías Dirección y Administración: Silva, 23.-. Madrid (12).,-Teléf. 12803 13 DE MARZO DE 1934 <>" O o o NUM. 3 S T3 M A R 10 HOMILIA DEL PAPA EN LA CANONIZACIÓN DE SANTA BERNARDITA.—LA AGONÍA, por Fr. Ricardo velgado.—EDUCACIÓN DE LA ORACIÓN POR EL ELEMENTO SENSIBLE, por Fr. Juan G. Castro.—LA J A COBELA DE LA CRUZ, por Fr. Guillermo Vázquez.—BEATIFICACIÓN DEL ILMO. P. ANTONIO e RIA CLARET: UN CAPÍTULO INTERESANTE DEL RVDMO. P. VALENZUELA. PÁGINA MISIONAL, por el -v e i nl o. Sr. Obispo del Piauhy.—CONGRESO EUCARÍSTICO DE PONCE. POBREZA EVANGÉLICA, por A: lh ein.—é. C6m0 SE JUSTIFICA?, por Guillaume VIÑETAS, por Leumán.—NUESTRA CATEQUESIS.— RANZA (POESÍA), por Fr. José Cereij0. RADI0GRAMAS, por UjáT1.—NOTICIAS.—BIBLIOGRAFÍA. II Ho rnilla de nuestro Santo Padre el Pava en la canonización de Santa m ana Bernardela (Bernardita) Soubirous, el O de diciembre de 1933 Ve nerables Hermanos y queridos 81705; Muchísimo Nos alegramos por ser Ar° 8 dado otra vez, en el transcurso de este Año Santo, coger nuevas flo. Pe8 de santidad en los jardines de la i eiesia y ofrecerlas, fragantes de aro- 47,7 c elestial, a la admiración de todo e/ O rbe católico. Ja doncella de Lourdes, a quien ' Ice pocos años Nos le concedimos el l auro de Beata con grande gozo de N uestra alma, amplificamos hoy 811 c ulto dándole los supremos bono- Pe8 de los altares, después de com- D h Pob ados jurídicamente los admira- vie8 Y nuevos milagros que la ilustran. E n lo cual no podemos menos de Mi nirar los designios de Dios, que en e ste mismo año, dedicado a con- 14einorar la Redención humana, coin- cida el septuagésimo quinto aniversa- P C de la fecha en que la Virgen, en ‹r`clre de Dios, limpia de toda man- cha desde el primer instante de su ser, se dejó ver en la gruta de Mas- sabielle de esta niña, con lo que pa- rece que Dios, moderador de los acontecimientos y de los tiempos, quiso acrecentar las solemnidades del Año Santo. Porque todo lo que se hace en honra de Bernarda Sou- birous, cede sin duda en honor de la Inmaculada Virgen, que con corazón maternal amó tanto a la humilde pas- torcita, que le confió el encargo de publicar sus glorias y llamar a los hombres a penitencia. Porque como «Dios elige lo que el mundo tiene por necio para confun- dir a los sabios, y lo naco del mundo elige Dios para confundir lo fuerte', así lo hizo también su Santísima Madre. Debemos advertir, en efecto, que, queriendo la Bienaventurada Virgen María por modo milagroso confirmar la definición pontificia con que Nuestro antecesor, de feliz me-

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rterbOrgapo äe su VeperableOräep Cercera y (ofraäías

Dirección y Administración:Silva, 23.-. Madrid (12).,-Teléf. 12803

13 DE MARZO DE 1934 <>" O o o NUM. 3

S T3 M A R 10HOMILIA DEL PAPA EN LA CANONIZACIÓN DE SANTA BERNARDITA.—LA AGONÍA, por Fr. Ricardo

velgado.—EDUCACIÓN DE LA ORACIÓN POR EL ELEMENTO SENSIBLE, por Fr. Juan G. Castro.—LAJ A COBELA DE LA CRUZ, por Fr. Guillermo Vázquez.—BEATIFICACIÓN DEL ILMO. P. ANTONIO

eRIA CLARET: UN CAPÍTULO INTERESANTE DEL RVDMO. P. VALENZUELA. —PÁGINA MISIONAL, por el-v ei nlo. Sr. Obispo del Piauhy.—CONGRESO EUCARÍSTICO DE PONCE. —POBREZA EVANGÉLICA, porA: lhein.—é. C6m0 SE JUSTIFICA?, por Guillaume —VIÑETAS, por Leumán.—NUESTRA CATEQUESIS.—'°RANZA (POESÍA), por Fr. José Cereij0. — RADI0GRAMAS, por UjáT1.—NOTICIAS.—BIBLIOGRAFÍA.

II

Hornilla de nuestro Santo Padre el Pava en la canonización de Santamana Bernardela (Bernardita) Soubirous, el O de diciembre de 1933

Venerables Hermanos y queridos81705;

Muchísimo Nos alegramos por serAr°8 dado otra vez, en el transcursode este Año Santo, coger nuevas flo.Pe8 de santidad en los jardines de laieiesia y ofrecerlas, fragantes de aro-47,7 celestial, a la admiración de todoe/ Orbe católico.

Ja doncella de Lourdes, a quien'Ice pocos años Nos le concedimosel lauro de Beata con grande gozode Nuestra alma, amplificamos hoy811 culto dándole los supremos bono-Pe8 de los altares, después de com-DhPobados jurídicamente los admira-vie8 Y nuevos milagros que la ilustran.

En lo cual no podemos menos deMinirar los designios de Dios, queen este mismo año, dedicado a con-14einorar la Redención humana, coin-cida el septuagésimo quinto aniversa-PC de la fecha en que la Virgen, en‹r`clre de Dios, limpia de toda man-

cha desde el primer instante de suser, se dejó ver en la gruta de Mas-sabielle de esta niña, con lo que pa-rece que Dios, moderador de losacontecimientos y de los tiempos,quiso acrecentar las solemnidadesdel Año Santo. Porque todo lo quese hace en honra de Bernarda Sou-birous, cede sin duda en honor de laInmaculada Virgen, que con corazónmaternal amó tanto a la humilde pas-torcita, que le confió el encargo depublicar sus glorias y llamar a loshombres a penitencia.

Porque como «Dios elige lo que elmundo tiene por necio para confun-dir a los sabios, y lo naco del mundoelige Dios para confundir lo fuerte',así lo hizo también su SantísimaMadre. Debemos advertir, en efecto,que, queriendo la BienaventuradaVirgen María por modo milagrosoconfirmar la definición pontificia conque Nuestro antecesor, de feliz me-

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LA AGONIA eN

— 82 —

moria, Pío IX, en este mismo día yen esta misma basílica, declaró eldogma de la Inmaculada Concepcióncon aplauso de todo el mundo cató-lico, no se dirigió a los más sabios,sino a la ruda hija de unos moline-ros, sin otras cualidades que las delcandor y de la mansedumbre, y lehabló de esta manera: «Yo soy laInmaculada Concepción». Queriendoavivar en los hombres la fe católica,reducir al recto camino de la virtud alos de extraviadas costumbres, no sevalió para ello de hombres podero-sos, ni de ricos, ni de los que conautoridad dirigen los destinos de lospueblos, sino con preferencia deaquélla, de quien puede con verdaddecirse: «Bienaventurados los pobresde espíritu, porque de ellos es el reinode los Cielos; Bienaventurados loslimpios de corazón, porque ellos ve-rán a Dios». Así, por inspiración de laReina del Cielo y por la cooperaciónde su sierva, elévase al cielo al ladode la gruta de Massabielle un tripletemplo, y allí, de todas las partes dela tierra, acuden grandes muchedum-bres a implorar el auxilio divino.

¡Magnífico espectáculo, VenerablesHermanos y queridos Hijos, que nopueden menos de admirar aun losdesgraciados que no tienen la luz dela fe! ¡Lourdes, he ahí el blasón yla gloria de la Inmaculada VirgenMaría! ¡Lourdes, he ahí el monumen-to sin segundo de la santidad de Ber-narda Soubirous! ¡Cuántos aparta-dos de la fe de la Iglesia se redujeronallí a su gremio! ¡Cuántos encenega-dos en los vicios entablaron allí bue-na vida! ¡Cuántos han sido movidos

allí a abrazar un estado de vida M.Operfecta! ¡Cuántos enfermos, por fin,recobraron allí sana y perfecta salud!

Por lo cual, en este momento so'lemne de la canonización de esta jo

-ven, Nos deseamos en espíritu y conel corazón postrarnos ante aquellagruta de la Inmaculada Virgen; Nosdeseamos, en unión con vosotros,rogar a la celestial Madre en este díaa Ella consagrado, que, propuestasa nuestra consideración las preclarasvirtudes de Bernarda Soubirous, n0dejemos de caminar por sus santísl

-mas huellas, imitando su humildadprofunda, su fe, la caridad en que seabrasaba. Y como ella no dejó nuncade corresponder a las divinas insP i-raciones, así nosotros, gustosa y a le-gremente, respondamos a Dios quenos llama a vida mejor y más santa'Y si no podemos emular su vida ino-centísima,por lo menos esforcémonosen seguir su espíritu de penitencia.

Deseamos, además, que se dirijanencendidas súplicas a la InmaculadaMadre de Dios y a su amad/simasierva por todo el orbe católico paraque todos gocemos, en el decurso deeste Año Santo, de los frutos de ladivina Redención, para que todosalcancen la paz que el mundo nopuede dar y que consiste en la tran-quilidad del orden justo y en la caí"dadosa guarda de los mandamientoscristianos. Si, haga el Señor, por .18

intercesión de la Inmaculada VirgeljMaría y de su fidelísima sierva Ber'narda Soubirous, que «sintamos con-tinuamente en nosotros los frutos desu redención, por Cristo Señor Mies'tro. Amén».

Allu no se habían acallado los ecoshi mno de acción de gracias por la

'allstitución del gran Sacramento decuando todavía no habían salido

421 abrumador asombro que les causa-el rasgo sublime de humildad que

l'esUcristo acababa de realizar, lavandot'cis Pies a los doce; cuando aún teníanc.-elliclu s sus labios con la sangre del,-°rclero inmaculado que acababa de411,4101arSe en la última Cena, Jesús'11-4911dona el Cenáculo y se retira alha de las Olivas, donde le espera-R más terrible de las agonías; y esZrit°uces también donde deja salir de

ad ula las oraciones más hondas, las"IClicas más fervientes de su vida,-:Ortal . ¡Ah, qué angustiosa debe de,Zr l a a gonía! El fuerte, el puro e in-

u lado, el autor de la vida y el ven-'Mur de la muerte: Factus in agonía

orabat (1). Y estando en ago-o raba más intensamente. ¡Qué

Zeecionadora enseñanza nos da Jesús1-(' la suprema agonía de Getsemanith!o'lle confortadora y purificadora es laci-raeión en esos angustiosos instantes

I e Partida del tiempo para la eter-nidad tNuestra madre la Iglesia ha recogido

ci-sa lección y la pone en práctica allí()nde uno de sus muy amados hijos sejicilentra próximo a partir en la des-t rrante agonía, y es entonces dondert° 1-luncia una emocionante y patética

1 :ti ciörl, la más honda que tiene en su« el rezo de los agonizantes».

q t: Yde terribles momentos aquellos en•est: el cristiano está a solas ante la

`rrlidad, sin poder comunicarse con

(1) tue •, XXII, 44.

los seres queridos que rodean su lechode dolor! Pero la Iglesia, que lo sabe,no lo abandona, está allí para presen-ciar ese misterioso combate, convertiresa hora de suprema ansiedad y de su-premo dolor en una hora de dulcísi-mo éxtasis y de inenarrable misericor-dia...

Inquietante incertidumbre

¡Desconcertante inquietud!...¿Quién tiene la seguridad de que se

salvará? ¿Moriremos en estado de gra-cia? Nadie lo sabe, ni nadie tiene unagarantía absoluta de que caerá del ladoderecho del Salvador del mundo. ¡Oh,Dios mío!... ¡Qué incertidumbre!... Siel gran Apóstol San Pablo, que lo diótodo por la fe y por el amor de Dios;que trabajó, se afanó, sufrió, lloró, sos-tuvo las más recias batallas contra losenemigos del divino Nazareno; si des-pués de haber sido arrebatado a losinefables éxtasis del tercer cielo, cuan-do recordaba las graves y austeras pa-labras del Espíritu Santo: «Procuradvuestra salvación con temor y tem-blor», se llenaba de miedo, se sobrecogía de terror, flagelaba su cuerpo y loreducía a servidumbre y exclamaba:«¡Yo lo castigo porque tengo miedo!Tengo miedo de que después de haberpredicado y salvado a otros, no sea youn réprobo' (1). ¿Qué diremos nos-otros?... ¡Oh, esto es horrible!... ¡Quéansiedad la del moribundo en aquelsupremo momento, en aquel últimosuspiro que terminará su existencia ycerrará para siempre las puertas de laeternidad!...

(1) Corin., IX, 27.

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El hombre siempre está cerca deDios, lo mismo cuando le adora quecuando le blasfema; cuando le adora,cerca del Dios de bondad, cuando leblasfema, cerca del Dios de justicia.Siempre está muy cerca, aunque loolvida a menudo, aunque quiera huirde El por temor; pero cuando llega lacatástrofe final y el abismo se abre asus pies, y la partida se acerca, y losestertores anuncian su fin, ¡ah!, enton-ces, sin duda está más cerca. «¿Quiereshuir de Dios? ¡Arrójate en sus brazos!»,ha dicho San Agustín, o como más tar-de se expresó Shakespeare, en «su in-mensa mano», en su inmensa e infinitamisericordia.

Por eso la Iglesia pone con frecuen-cia en los labios del cristiano esta tier-na súplica a la Madre de Jesús: «María,Madre de gracia, Madre de misericor-dia, protejedme contra el enemigo in-fernal y en la hora de la muerte recibiden vuestros brazos el alma mía». Oaquella otra: «Señor Jesús, recibid miespíritu».

Satanás espía siempre, pero muchomás en la suprema hora de la agonía.El Apóstol San Juan lo vió en el Apo-calipsis, haciendo caer las estrellas delcielo, por eso la Iglesia ora, suplica,sostiene en la fe, en el amor y en lamisericordia infinita de Dios al agoni-zante. En medio de esa desconcertanteinquietud, le señala allá arriba la luz,la felicidad, a Dios.

Unos minutos de meditación

Ved al agonizante. Una ráfaga hela-da cruza por su mente... Un suave ale-teo siente a su alrededor... Sus cabellosse erizan, su cuerpo se estremece, unsudor frío lo envuelve... ¡Es la muerteque llama a las puertas de la vida!...No se hará esperar el comienzo del

combate, ¡es la agonía!... Sus miradvagan y se pierden, sobre todo lo quele rodea, se fijan, como queriendo bus'car la vida en los artísticos muebles dela alcoba y en los valiosos tapices quecubren los muros y después... las P0s1en los rostros de los seres querido s querodean su lecho, queriendo escudriflaren ellos lo que pasa en él. Pero ¡a h! 13muerte se acerca cada vez más; ur13ola sube, sube, gradualmente seagrandando, fría, imperiosa, inesor a-ble, avasalladora... Una nieblina esPe'sa como velo misteriorioso, le ocultgtodas las irradiaciones de la vid a , le'estrecha los horizontes, se recoge 111sadentro de sí: todas las dilatadas Ira'teras de la vida, están invadidas por lamuerte... ¿Qué son, qué significan eses'acentos de esos gemidos angustiosos'apremiantes, que brotan del pecho deiagonizante?... ¡Ah! ¡Son los estertorde la muerte!...

¡Oh, tú, moribundo!, ve alrededor detu lecho los rostros de los que 113Samado, escucha los sollozos más tier,nos de los seres queridos! ¡Mira,está la vida! Extiende tu mano Y teencontrarás con otra llena depalpitante de emoción, y verás la tuyatibia. fría, sin vida!... ¡Oh, Dios mío!".¿Qué es esto que observo? ¡Veo citieaquellos ojos que fulgían en las ose!ridades de la noche, se apagan, coto°ellos también muriesen!...

Una lágrima

Vedle aislado ya del mundo exterier'En vano intenta asirse a la vida , PIun vencido! No le queda más quegran mundo de su propia conciene13'.0_,a

'

eque se yergue ante El vengadinexorable... ¿Qué falta? ¡El últim o espanto!... Ese momento terrible, desgg"rrador, que nadie ha sentido en la tie/

que nadie puede narrar, que el1,41152ao Espíritu Santo ha ocultado a los• uanos y lo único que nos dijo fué:

0Yrendum est incidere in manus Deiviventis (1), es horrible caer en lastIlatios de Dios vivo.,,,Los ojos del moribundo se cierran...`' u n débil vértigo lo agita!... ¿Qué es

?..• ¡Es la muerte!... ¡Expira!...d 'N0 os separéis del lecho antes de

• r

, ahora de la muerte. Inclinaos un• ved en un rincón de los párpadoslo do loroso espectáculo, que es el epí-

go del gran drama de la vida: ¡Vede'°rrer una lágrima!...„ ibtos mío, haced que sea de arrepen-'41ientol...

La Iglesia manda

¡Escuchad!... Vais a oirlis° que dice la Iglesia sobre el cuerpoje/ hij o amado que agoniza en el lechot-e la muerte. Vais a observar cómoTiransfigura esa hora desgarrante y do-:flte - 10id!... ¡El ministro del altísimo(74, Slip liCa!... ', Dios lleno de miseri-Zclia, Dios clemente, Dios cuya con-d'seración es inmensa.., tened piedads'e vuestro siervo, de sus gemidos, de„-us lágrimas; no confía más que entiestra bondad» (2). El moribundo sabe

hcille sola ella, que es eterna e infinita,Cede salvarle, y a ella acude y en susei. azos se arroja. ¡Oh, misericordiadr. i erna de mi Dios que así salvas! ¡Ben--t,a seas!

Iglesia no se separa del hijo ago-e'lzante, allí está en la persona del sa-:jilote en los angustiosos momentos

que la vida ha entrado en horrendo"reeieo con la de la muerte. ¡Ah! Es

lai Igitoinesi, a sabe que aun para loselbarmxue3r1t.

izte es terrible y un inquie-

tante sobresalto se apodera del que vaa morir. Sabe que las grandes almas,aquellas almas enamoradas del Señor,temblaban de miedo ante las supremassombras de la agonía. No en vano laIglesia vió a Jesús agobiado bajo elenorme peso de las agonías del Huertode las Olivas; lo vi6 «triste hasta lamuerte»; sorprendió que por su sacra-tísimo cuerpo bajaban copiosas gotasde sangre; le observó « sombrío y plenode angustia» y sobrecogido de espanto;y un ángel bajó a Getsemaní para con-fortarle en medio de su agonía demuerte; le oyó exclamar en las soleda-des de aquella noche de los tristes mis-terios y de los tristes amores: «¡Padremío, si es posible, apartad de mí estecáliz; Padre mío, todo es posible paravos, que pase de mí este cáliz... ¡Padremío, apartadlo!...» (1).

¡Todo esto y mucho más sabe la Igle-sia! Por eso ella, siempre Madre, queve ahora a su hijo muy amado envuel-to en las sombrías oscuridades de laangustiosa agonía, que no sabe de quélado va a caer, insistentemente supli-ca, ruega a todos los santos vengan ensu socorro; implora perdón, misericor-dia, por todas las faltas de la juventudy los pecados y negligencias de su vida,y a este fin exclama veinte veces:

«¡Señor, salvad, pues, a vuestro sier-vo!»

La Iglesia ha recibido de Jesucristolos dos más grandes poderes: bautizary absolver; de lanzar a los demonios,de romper las cadenas que tienen ahe-rrojadas las almas en el pecado. Poreso ella, en ese momento en que se vana decidir para siempre los destinoseternos de su hijo, toma en sus manosel cetro del poder y manda en nombrede Dios al alma que agoniza.

(1) Mar., XIV.

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Todopoderoso, y te pongo en las manos°I2 Aquel de quien eres criatura, paraque después de haber sufrido la senten-cia de muerte, vuelvas a tu Criador quete formó de la tierra.» Señor, héla aquí,esta a punto de volar a Vos; que des-cienda a encontrarla y acogerla «laasamblea resplandeciente de los Ange-les , el majestuoso senado de los Após-toles , las huestes triunfantes de los41ártires, la falange inmaculada de losSantos, los coros plácidos de las vírge-nesi ; que en toda la majestad serena de

misericordia y de su amor, y el ros-tro dulcísimo y paternal de Jesucristo,cRi e bendice y que perdona, acuda y«te coloque en el seno de los que rodeanel trono de su divinidad» (1)., A Medida que la muerte va rompien-

Una a una las ligaduras de la vida,el alma parece empieza a subir a im-P1-115 0 de las dos potentes alas: la espe-ranza y el amor, atraída por esas vi-siones de Luz, de Verdad y de Paz, yrepite el epitalamio que San JerónimoCantaba al expirar: «¡Oh muerte! Ven,ven , ¡oh tú! a la que amo como a miPro metida, como a mi hermana, como

esposa! Condúceme a encontrar eltitileo tesoro de mi alma: sólo tú puedesalos trarme el lugar de su reposo» (2).

¡Qué hermosa y soberanamente bellaes l a muerte!...

... acercaos al lecho en que agoniza37, no oiréis quejidos, ni sollozos, ni91ris más que murmurar blanda ysuavemente: ( iCreo, espero, amo, mearrepiento! »ri ¡ Ah! la muerte asciende, continúa su'isconsoladora faena. El silencio em -Pieza a reinar en la estancia; !as vocese los que oran se van alejando queda-''ente, tan sólo se oye la del que ago-

(1 ) Rit. Rom(9' ) In cant. Hyersnina.

niza, que parece decir a la sordina conLacordaire: « ¡Señor, abridme!... ¡Oh,sí, abridme Señor!» O bien con SanFrancisco de Paula, cuando agonizan-do exclamaba: «Acaba, pues, tu obra,¡oh muerte! apresúrate, termina mivida y consuma mi libertad!» O yatambién, al entrever las hediondeces yaniquilamientos del sepulcro, le hagandecir lo que a Palacio Valdés: «Me re-presento con terror el momento en quemi pobre cuerpo cadavérico va a que-dar encerrado para siempre en el se-pulcro»; pero así que esos instantespasan y oye al Angel de la fe murmu-rar al oído: «¡Paz para siempre! ¡Uncorazón y un alma! He aquí lo quetiernamente se realiza en nuestro pa-raíso... ¿Estás conforme, débil mortal,con las promesas de Cristo?... Y el cris-tiano exclamará: «¡Tuyo soy!...» (1).

La Iglesia ve que son breves los mo-mentos de vida que le quedan y vuelvede nuevo a suplicar al «Padre de lasmisericordias» «olvide todos los peca-dos y faltas que en su juventud come-tió y que se acuerde de él en el esplen-dor de su gloria». Ordena que le recibaSan Miguel Arcángel y salgan a suencuentro los Santos Angeles; recíba-le el Apóstol San Pedro; socórrale elApóstol San Pablo; interceda por élSan Juan, a quien fueron revelados lossecretos del cielo» (2) . El sacerdote seinclina sobre el agonizante y observa ala muerte cantando el himno de vic-toria.

El doloroso drama se consuma

A través de las oscuras sombras, vefulgir la luz eterna... ¡Ah, los esplen-dorosos rayos de esa luz se acercan!...

(1) La novela de un novelista.(2) Rit. Rom.

— 86 —

«...Ha llegado tu hora de partir ¡almacristiana!, parte, pues: sal del mundo,que es un calabozo; sal de la carne, quees un sepulcro; pero sal «en nombre deDios, Padre Todopoderoso, que te creó,en nombre de Jesucristo, Hijo de Diosvivo, que padeció por tí, en nombre delEspíritu Santo, que se ha derramadoen tu ser; en nombre de los ángeles ylos arcángeles; en nombre de los Már-tires y de las Vírgenes; en nombre delos Santos y de las Santas de Dios».Con esta orden de partir, con esta in-vocación a todos los Santos de la cortecelestial para que venga en auxilio desu agonizante hijo, la Iglesia le dice:«Tú les perteneces; eres del número deellos; en este día que mueres, sea hoyen paz tu descanso y tu habitación en laJerusalén celestial (1).

¡Qué confianza tan grande la de laIglesia! ¡Ah, es que Jesús en virtud deuna promesa divina le dió las llaves delos cielos y por eso la Iglesia, antesque suene la hora de la partida, antesque el viajero remonte el vuelo hacialas deliciosas playas eternas, le dejaentrever los torrentes de luz, toda lavida en su plenitud inteligente y amo-rosa, esa vida desenvuelta y gozada enel seno glorioso de la vida esencial, pe-renne, comunicable y feliz! «¡No sabíayo, exclamaba el piadoso Suárez, quefuese tan dulce la muerte!» El agoni-zante, al encontrarse en el punto ele-vado de la existencia, de donde se avi-zora cercana la dicha que le espera,exclama, radiante de alegría con elSanto Fogazzaro: ¡Lux mea, nox!...Para él esa noche triste y cerrada de lamuerte, es luz que hace resplandeceren el cielo de su fe la estrella polar dela esperanza. Por eso escribió la hijade Taine, refiriéndose a Cristo: «Ben -

(1) Rit. Rom.

dito sea El que hizo fulgir sobre lastumbas la visión de la Esperanza! » Si,bendito porque hace que mueran en la

confianza que han de despertar e n elseno de los goces amorosos del Ser-tor'Y aun cuando el moribundo se encueirtre reo de culpas y merecedor de justassanciones, permanece tranquilo, por-

que sabe que la noche de la muerte,como la noche de la Resurrección de

Cristo, «lava todas las culpas e invistede inocencia al caído) (1), convirtiendoel dolor en Jordán de misericordia'« ¡Oh, sí!..., decía Pascal, sin Jesucrist°la muerte es horrible y detestable, es

el horror de la naturaleza; pero 01/Jesucristo, es dulce y santa, es la ale-gría del creyente.»

Yo no comprendo, no puedo exP li-carme, que se pueda morir en la fe deCristo sin decir con el protestante, die'go y agónico, de que nos habla Monod

« Una vida terminada, un ministeri°acabado, ¡oh, qué enorme es esto!..'Mas no tengo miedo alguno. ¡Cristaestá ahí!... Toda la redención se Mi'centra en estos instantes en que to do secumple. Todo está ahí, todo es infirlit°'todo está ratificado... ¡Qué hermos a esla muerte , Jesús la llama vida e ter-na...» (2).

Sigue el doloroso drama de la agonii%

La Iglesia sigue rezando por mediadel sacerdote, que no abandona ni 1111momento al agonizante; la vida se je5escapa por momentos. ¡Horas de airgustiosa soledad, horas de inquietud!'¡Ah! ¡Es que sigue el combate cada "sremás encarnizado entre la vida Y 13muerte!

«Hermano muy querido, dice elnistro de Dios, te encomiendo al njoS

(1) Ex himn. Exultet janz angelica...(2) MM. R. Allier. Q. Belot.

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Educación religiosa— 88 —

.0.•""

Será. la suspirada aurora?.,. Todavíase oyen el fragor de armas que lu-chan... combaten... ¡Oh, Dios mío, sidescubrieras el cielo!... ¡Ah!... ¡Qué eseste vértigo de amor que siento!... ¡Esmi fin!... ¡Oh, muerte, ven!. . ¡Venmuerte piadosa, no te detengas, hazmeremontar más, más arriba, ms arriba,oh muerte!... ¡Consuma tu obra!... ¡Oh,Dios!... ¡Luz deslumbradora!... ¡Exta-sis de amor!... ¡Es el fin!... ¡Es Jesu-cristo!... ¡Es el ósculo de la muerte!...

...Inclinaos y ved.., ahí está tendido,inmóvil, pálido, frío!... ¡Es un vence-dor!... Absorta est mors in victoriam!-.Deo autem gratias qui dedit nobis vic-toriam per Dominum nostrum Jesu fiChristum (1).

Poyo, marzo de 1934.

P. DELGADO CAPEÄNS, O. M.

(1) I. Cor. XV, 55 y 57.

Teoría de la oración vocal rezadacantada. Educación del elemento

sensible

Queda dicho, y me parece que fam-t:ien probado, que la oración vocal es

oración integralmente humana, por -ne lo es de todo el hombre, cuerpo y

esPíritu.Se declaró, asimismo, la interven-

'ción en ella del elemento corpóreo:voz , sentidos, imaginación.., que sonstnnulos que despiertan al alma a sus

'etos , avivando el entendimiento aflte nder, moviendo por él la voluntadquerer, y dando cuerpo y materia en

que el pensamiento se figure e informeY en que la voluntad incorpore sus'«ectos, de lo cual resulta la expre-

orante del hombre perfecta ylkabada, espiritual y sensible, como

e8 en realidad.Mostróse, además, la eficacia del

£12 nto en la oración, como avivadortie l a inteligencia, enardecedor del' recto, y su influencia sobre las dis-1)°siciones interiores del ánimo porec reto parentesco; de modo que cadatie l es según canta, y según cama u

°Ye cantar, interiormente se compone° descompone.

Infl uencias no imperceptibles, sinoCle tanto bulto que cualquier observa-dor las echa de ver. Porque si no sur-

Pelayos, ni se levantan Cides, nicaballeros del honor y del bien

°el le°, es porque la vida muelle yfl'ege lada, y los espectáculos, y sobre' 1)(10 « la música insípida, viscosa,

contrahecha, sensual, compuesta dechillidos de monos, gruñidos de sel-va, voces de bestias), matan en flortodo principio de honradez y virtud.

La educación, pues, en la oraciónconsiste—tomando de nuevo el hilodel discurso—en educar su elementosensible y espiritual, y—dicho conmás justeza—en educar el elementoespiritual por medio del sensible; por-que el alma toma el principio de suentender y querer de lo sensible y a losensible se vuelve cuando quiere ex-presar a sí misma con la palabra dela mente y con la palabra exterior alos demás lo que espiritualmente en-tiende y quiere.

La perfección, pues, de la oraciónhumana se obtiene cuando por la per-fección del elemento sensible se al-canza la perfección del elemento espi-ritual, con la cual, por ejercicio deesta habilidad, todo el hombre ora conel cuerpo y con el espíritu.

Logrado esto— creo no se logranunca cumplidamente, porque nuestraperfectibilidad aun en la línea de puracriatura es indefinida—nada puedehacer ya el educador en la enseñanzade la oración; sólo resta que el espí-ritu de Dios, luz y fuego, llene el almay la eleve a la oración mística, supre-ma cumbre en su especie del trato conDios a que puede llegarse en el des-tierro, que consiste, según sus rasgosgenerales, como acá lo pueden enten-der los que estamos de puertas afue-ra, en estarse.

Cómo trataba Felipe II a los obreros que trabajaron en la

fábrica del Monasterio del Escorial

Quiso el prudentísimo Príncipe que se hiciese luego (lo primero en lesobras del Escorial), un hospital donde se curasen los peones y otra gente pobreque trabajaba en esta fábrica, y primero los proveyó a ellos de socorro quea sí mismo de aposento. Alquilóse una casilla, la que pareció más a propósitopara esto, donde se pusieron diez u once camas, y como fué creciendo el

número de la gente, se fué aumentando, hasta que después creció tanto quevino tiempo que llegó a tener más de sesenta, donde eran tan bien servidoS

que muchos con sólo el regalo y limpieza, sin más medicinas, sanaban.Consideraba el santo Rey que esta no era gente forzada, ni pagana, n°

jebuseos ajenos de la casa de Israel como lo fueron muchos millares de hoya'bres que trabajaron en el antiguo templo de Salomón, sino cristianos que aquícon el sudor de su rostro ganaban el sustento de sus vidas. Mirábalos como npropios hermanos no permitiendo que los importunos sobrestantes los sacasende su paso, sino que fuese lo que ganaban más limosna (dádiva) que jornal,como en la verdad lo ha sido siempre, y aún es la causa de que la obra cota°tan adepta a Dios haya tenido tal fin.

Siguenza, Fundación del Monasterio del Escorial, discurso III, al fin.)

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Moción porque ha tocado la tela elins ecto, en movimiento guiada por eltacto; o por el tacto y la vista, porqueen e lla quedó enredado; en faena ac-tivísima echándole nuevos hilos quede l todo aprisionen al cautivo; triun-fante y gozosa arrastrando su presaal centro de la red, y por fin haciendostiYa la víctima por la asimilación.

Araña dormida, persona que nosabe ; tela de araña, la red sutilísimadel ver, oir, oler, gustar y tocar, éstaextendida por todo el cuerpo y aunquela Más grosera de nuestros sentidos,bas tante para que el alma de la per-cepción táctil pueda elevarse a losactos intelectuales; centro de la telade a raña, aquel lugar del cuerpo hu-Mano en el que el alma, aunque pre-sente en todo lo demás del cuerpo porle in formación y animación, tiene todolo que necesita para el conocimientoIntel ectual y prorrumpir en afectos dele vo luntad, por ser la central de todasas sensaciones; araña en guardia,Persona atenta por algo que entiendeY Presiente; golpe de insecto en latel a de la araña, impresión sensiblehecha por el maestro que conmueve

alma; araña en movimiento hacia elinga r del golpe en la red, alma quePercibe la sensación, que ve, si la im-Presión ha sido de luz, oye, si ha sidosonido, etc.; araña que con nuevoshilos asegura al insecto caído en sured, alma que con repetidos actos deatención posesiona y asegura el co-h °ei miento sensible; araña que gozo-

sa arrastra su víctima al centro de lared, alma que se retrae y retrae con-sigo la sensación percibida al interiorde su estudio; araña que se come a suvíctima, alma que desentraña el sen-tido y el contenido de la sensación.

En esto empieza ya el alma la ela-boración de otra sutilísima y espiritualred de conocimientos superiores a losdel sentido, en lo cual falta ya la se-mejanza con la araiia; porque formaideas irresolubles en sensaciones, lascot2ja entre sí, afirmando o negandola una de la otra por el juicio, que esanudación de ideas, compara los jui-cios, y por la anudación de ellos for-ma el discurso, y extiende la red tantoque en ella quedan comprendidos losconocimientos del tiempo y de la eter-nidad, del cuerpo y del espíritu, de lacriatura y de Dios, en la manera bajaque acá podemos conocerlo, pero alfin y al cabo, conocimiento de Dios; ypor esta urdimbre y trama del conoci-miento encaramándose y corriendo elafecto, como el fuego en cañaveralseco, inflama el corazón en amor deDios, en lo cual culmina la vida espi-ritual.

Veremos, Dios mediante, en el pró-ximo artículo, cómo el director de Ca-tecismo y los catequistas han de im-presionar a los educandos y ayudar-los hasta que logren de ellos la expre-sión adecuada, de lo que les enseñan,en el orden del conocimiento, delafecto y de la obra.

FR. JUAN G. CASTRO

1111111111111111 111

111111111111;111111

— 90 —

Sólo sin forma y figura,sin hallar arrimo y pie,gustando allá un no 3é quéque se halla por ventura,

como lo cantó San Juan de la Cruz.En la cual oración el elemento sen-

sible, si lo hay, queda casi del todoesfumado y enormemente superado ytrascendido por el elemento espiritual.Digo enormemente, porque todo actode entender y querer, por arrimadoque ande al elemento sensible, tras-ciende por esencia a todo conocimien-to y afecto sensibles, por sutiles queéstos sean y por rudimentarios quesean aquéllos.

* * *

Supuesto que los hombres no secomunican entre sí, alma a alma, co-razón a corazón, sino mediante ele-mento sensible, y probado que la mis-ma alma en sus propias operacionesparte de lo sensible para el conocer ya lo sensible se convierte para decirsea sí misma interiormente lo que espi-ritualmente entiende y siente, en losensible como medio educador y en loinsensible como término de la educa-ción en cuanto es su expresión, hade poner el educador todo su empeño.

Puede estudiarse este elemento dedos maneras: analítica o sintética-mente.

El estudio analítico es largo, pesadoy frío, aunque por sus áridas y traba-josas veredas se llega a la completay gustosa síntesis, descanso de todainvestigación.

Tomando, pues, la educación de laoración en su conjunto, la describire-mos en sus líneas generales.

La enseñanza de la oración, corno'la de cualquier olra arte o ciencia,tiene, mirada de parte del educando,dos etapas: impresión y expresión;no una a continuación de la otra, 5j0entrelazadas en continua ascensión,como el tren que vuelve y revuelve j a-deante en la falda de una montañahasta ganar la cumbre.

La impresión es de fuera para den-tro, acción del educador en los senti-dos del educando para llegar al en-tendimiento y por él a la voluntad. Laexpresión es de dentro para fuera,obra del discípulo con que responde ala enseñanza del maestro y con quiencolabora en su propia educación des-de el momento que algo sabe y e x

-presa a su maestro.Que la impresión es acción exclu-

siva del maestro en el educando, silel educando, es claro, porque el el'señal' es por su misma naturaleza an -tes del aprender. Pero la misma exprEsión, aunque obra del que aprende,lo es también del maestro, pues a ellacontribuyó con sus enseñanzas, Y'continúa cooperando, porque ningún'discípulo por aventajado que sea a 'canza en un solo acto lo que le ensEñan, sino por etapas sucesivas, comel pintor aprendiz no saca con pinceladas definitivas perfecto su cuadrsino a fuerzas de toques y retoqueque el maestro continúa enseiiándolE

Para sensibilizar lo que vamos diciendo y fijar ideas, recordemosque tantas veces habremos observado: una araña adormilada en el centrode su tela; puesta en guardia por etenue aleteo de una mosca o por efuerte zumbido de una avispa; en con

o

o5.

1

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La Venerable Jacobela de la Cruz (1591-1643)

— 93 --

El convento de Alarcón, de Madrid,tuvo por panegirista, a los treinta ariosde su fundación, al insigne Fr. GabrielTéllez, que escribía así en 1639.

«Ya consta de las siervas de Dios,que con estimación de santas autoriza-ron nuestro hábito en el observantísi-mo convento de la Asunción, de Sevi-lla, y ahora en la Corte veremos otrasque imitándolas han granjeado la re-putación y autoridad de tales, con quemuchos las envidian y todos las vene-ran. Referiré algunas particularidadesdignas de memoria, de las que ya en elcielo no corren el peligro de las quehoy día viven, jubiladas de la vanagloria» (1).

Al cumplirse el primer centenario dela fundación en 1709, el santo P. Fran-cisco de Ledesma, ex provincial deCastilla, publicó en Madrid una Histo-ria Breve del convento, en que escribe11 vida no menos que de 27 religiosasvenerables. Desde entonces la seriepodría continuarse.

Una de las más simpáticas figurasde aquella comunidad, es la venerableJacobela María, la más joven de lastres fundadoras. Nació en Valladolidde familia ilustre, en 1591. Su padrefalleció a los dos arios, pero su madrela educó con grande esmero. A los cincoarios comenzó el Señor a encender enel alma de la niña el fuego de su amorque tan altas llamas había de levantar.

Dedicábase a leer vidas de santos,que luego contaba con singular gracia

(1) Historia General, II, 369.

a las criadas, inclinándolas a penite n-cia, que ella practicaba con excesivo

ardor. Hacía también limosna hasta desu ropa y zapatos, y se confundía cuan-do la alababan de hermosa e inteligente.

Perdió a su madre a los once arios yquiso ya entonces hacerse monja, perola rechazaron por su corta edad y deli

-cada complexión. Agravóse más su de-bilidad, hasta que su confesor, el Padre

Leandro de Granada, benedictino Ybiógrafo de Santa Gertrudis, puso lí-mite a sus penitencias.

Un tío suyo, a quien la dejó enco-mendada su madre, procuraba inclinar-la al matrimonio, y ayudaban a los

pretendientes sus criadas, pero ella semantuvo firme en no admitir esposoque se pudiera morir. Fué tanto lo queel tío se disgustó con la resistencia, quellegó a maltratar de obra a la joven, yésta hubo de pasar a poder de una tíamenos autoritaria.

Poco después entraba en el conventode Portaceli, que entonces era de han'ciscanas, aunque después adoptó elhábil° de Santo Domingo a devocióndel conde de Oliva, el infortunado donRodrigo Calderón, que hizo allí gran-des obras. Era tal la virtud de la novi-cia que, a pesar de serlo y de cortaedad, las monjas le dieron el oficio detornera, sacristana y enfermera, aten-diendo a cada uno como si no tuvieraotros.

Su juventud no le impidió defendersu convento con grande energía; uncaballero intentó molestar a una de lasmonjas, y no pudiendo hacerlo de otro

Modo, echó por las tapias de la huertaun a carta esperando que llegara a ma-llos de la asediada. Cayó por fortunaen las de Sor Jacobela, y dió al atrevi-do tal contestación, que cayó enfermodel susto.

Era humildísima y pobre su hábito,Y todo el ajuar de su celda, pues diö al

convento el que le habían regalado susParientes.

Paulo V había hecho visitador apos-tólico de las religiosas de España alIlustre sacerdote D. Juan Pacheco de.Alarcón, el cual, habiendo tratado a laJoven tornera, decidió llevársela a Ma-drid por fundadora de las mercedariasrecoletas, a pesar de no contar enton-es más que diecinueve arios.Sintiéronlo mucho sus compañeras y

el Conde, patrono del convento, peroella, guiada por el visitador, se sobre-luso a todo y llegó a Madrid en 1609.'N O estaba aún hábil el convento de

Alarcón, por lo que hubo de hospedar-se Sor Jacobela en el del Caballero deGracia.

Púsose al fin el Santísimo en la po-bre capilla del nuevo convento el 9 defebrero de 1609, y el 26 de julio de 1611,renovaron su profesión las tres funda-doras en manos del provincial de la

Merced, Maestro Fray José Aguayo.Las otras dos eran agustinas, proce-dentes de Ciudad Rodrigo y del con-vento de Santa Isabel de Madrid, res-pectivamente. Sor Jacobela continuóaquí su oficio de tornera, al que se aña-dió el de procuradora y otros, pues suactividad parecía ilimitada.

Entablaron un régimen de vida muyrigurosa que ha durado hasta nuestrostiempos, durmiendo sobre una camadurísima, orando mucho y ayunandocasi todo el ario. Los maitines eran a launa de la noche. Iban levantando pocoa poco su convento y adquiriendo más

Las monjas de Alarcón ante el cadaver de la Madre Jacobela.

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— 94 — — 95 —

I)solares, viviendo con suma estrechez.Sus directores mercedarios eran par-

tidarios de la comunión frecuente y lasmonjas de Alarcón comulgaban casitodas diariamente.

Como las moscas a la miel concu-rrían al torno las jóvenes ansiosas dehacerse monjas, y, prendadas de SorJacobela, fueron muchas las noviciasen pocos arios.

Consolaba también a cuantas señorasse acercaban a ella afligidas y curó conun poco de aceite bendito a un niñociego de nacimiento que le presentó sumadre desconsolada. Daba muchas li-mosnas a los pobres, privándose hastadel necesario sustento. El Señor pre-mió su caridad, pues se hallaba en eltorno con limosnas y dinero sin saberquien lo dejaba.

Era muy aficionada a leer vidas desantos, y para ello se quedaba a vecessin recreo. Su comendadora le prohibióleer cada día más de seis líneas, y elSeñor la elevó por este medio a muyalta oración.

Como era procuradora se halló mu-chas veces en grave necesidad, peroacudía a Dios con gran confianza y lasprovisiones se multiplicaban en susmanos. Cinco religiosas compañeras deella, refieren que, hallándose una vezsin aceite, acudió a la oración y sehalló la zafra llena, con admiración detodas. Conservase todavía el lienzo enque hicieron pintar el milagro, aunqueno es de Velázquez, por desgracia.

A los treinta años la hicieron comen-dadora, reeligiéndola luego dos trie-nios seguidos, pero continuó siendo lacriada de todas. Era tan compasivaque prefería sufrir los males de lasdemás antes que verlas padecer a ellas.La misma caridad usaba con las almasdel Purgatorio, por cuyo alivio se des-vivía.

Prábola el Señor con acerbos dolo-res, padeciendo desde los veinticincoarios frecuentes cólicos nefríticos o malde piedra e ijada, como entonces de-cían. Sufríalos sin proferir una quejacon asombro de los médicos. Era muYalegre en su trato y quería que susmonjas lo fuesen.

Queríanla en extremo, y para hablarcon ella pretextaban la necesidad desus al mas, pero Sor Jacobela, que sabíael valor del tiempo, las consolaba condos palabras dichas al vuelo, aunquecon ta 1 acierto que parecía leía el inte-rior de sus conciencias. De esto haYcasos admirables y algunos muy noto-rios, hasta de personas extrañas alconvento.

Causäbanla terrible hedor las perso-nas que estaban en pecado, y temiendoella no fuera tentación del demonio, elSeñor hacía que se entermiL de las cul'pas de los tales sin pretenderlo ella.

Fué nuestra venerable quien dispusoel ajuar de las celdas, como se conser-va hasta el día, compuesto únicamentede una cruz grande de madera, un jer-gón y una arquilla, que sirve a la vezde asiento, pero esa pobreza ¡cuántoscorazones elevó hasta la santidad!

Comenzó la obra de la iglesia actualcon gran confianza, y aunque no la viöterminada aseguró que pronto se ter-minaría, como en efecto sucedió (1).Hizo también la preciosa librería deascética y mística, que aun después detantos arios conserva cosas muy intere-santes.

Escribió una relación de la vida deuna de sus compañeras que inserta el

(1) Los médicos buscan estos arios con afán elsepulcro de la Condesa de Chinchón, que dió nona'bre a la Cinchona, o sea la quina, descubierta e3el Perú durante el virreinato de su marido, e31638. Se sabe que fué enterrada en Alarcón y debióser en la iglesia actual,

adre Ledesma, y a su imitación, cin-co religiosas contemporáneas nos deja-ron memorias de nuestra venerable,que extracta el citado autor (1).

Por ellas consta que muchas señorasiban a consultar y a consolarse con lahuriuilde mercedaria, y entre sus confi-dentes aparece la reina Isabel de Bor-b6n , mujer de Felipe IV, muy afecta ala Merced, desde que hizo su primeracomunión en nuestra iglesia de París.Tomó igualmente su consejo el famosoConde de Lemos, protector de Cervan-tes , al cual previno contra grandestrabajos, anunciándole que moriría re-

, (1) Hállanse los originales actualmente en elks . 2,714 de la Bib. Nl.

Pesetas.

Suma anterior

b.a Josefina Berrojo.—Ferrolb.raroTleresa López.—Monforte

I). José María Albacete.—Fe-

Vivencio Larrea.—Bilbao.• N.—Madrid.

Biaín.—Escoriaza Niñas del Colegio de Madres

1n/lVisita domiciliaria.--Escoriaza

M. Amparo, Superiora de

las Hermanas Mercedarias Eibar

e. darias —Escoriaza

ligioso benito. A este tenor cuentanmuchos otros casos.

Un santo religioso que había sidoconfesor de la venerable, se le aparecióinvitándole a subir a la gloria por uncamino áspero y muy empinado; al díasiguiente le comenzaron unos vómitosde sangre que la confirmaron en queno estaba lejano su término. Aumentá-ronse sus males con el de hidropesía yel 3 de agosto de 1643 la llevó el Señoral descanso eterno:

Era entonces comendadora y conta-ba cincuenta y dos arios de edad, ha-biendo vivido treinta y tres en Alar-cón, donde la veneran como santa yguardan como venidas del cielo susenseñanzas.

FR. GUILLERMO VAZQUEZ

Pesetas.

SUSCRIPCIÓNPara la fundación de una beca (capital 15.000 pesetas) en memoria del

cincuentenario de la restauración de la Merced de Castilla

2.676,10 Srta. Catalina A zcär a te. —6,00 Mondragón 20,005,00 De ocho suscriptores, manda-

das por el Rvdo. P. Emilio5,00 Ferrero.—Marchena 800

50,00 Srta. Amparo Aguilar Galin-10,00 do.—Marchena 5,002,50 D. Manuel Díez.—Marchena.. 5,00

D. María de los Desampara-1,20 dos.—Marchena 5,00

25,00 Familia de Biaín.—Escoriaza. 23,75

TOTAL 2.897,5550,00

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Tiene la Orden de la Merced más deun titulo especial para congratularsecon los PP. del Corazón de María porla exaltación de su santo Fundador alos honores de los altares.

La Providencia dispuso que el PadreClaret recibiese el sacerdocio de manosde un religioso Mercedario, el Reveren-do P. José Tejada, Obispo de Solsona.El convento de la Merced de Vieh fuécuna y es casa madre de su Congrega-ción y en él descansan ahora sus restos.Vivió el P. Claret con los Mercedariosen el convento de San Adrián, en Ro-ma más de un ario. El P. Reig, merce-dario exclaustrado, fué miembro distin-guido de la Congregación y prestólemuy buenos servicios en la organiza-ción de la vida religiosa y en la obten-ción en Roma de gracias pontificias.

Vaya hoy como homenaje al BeatoAntonio Marie Claret lo que de él y desu instituto publicó nuestro P. MaestroGeneral Fr. Pedro Armengol Valen-zuela en su obra «Los Regulares en laIglesia y en Chile», editada en Romael ario 1900, pág. 467 a 475.

CAPITULO IV

Misioneros del Inmaculado Corazónde María

El fundador de los Misioneros Hijos delInmaculado Corazón de Maria, fué el ilus-trisimo señor don Antonio Maria Claret yCiará, que nació en Sallent, pueblo de laDiócesis de Vich en Cataluña. Sus padres,honrados y virtuosos artesanos, fueron

don Juan Claret y doña Josefa Clara, deprofesión tejedores, arte que ejercitó e/joven Antonio durante sil niñez y juven'tud, consagrando a la vez el tiempo con-veniente para conseguir 1 a instrucciónnecesaria a un artesano.

Con la idea de abrazar el estado relig io-so emprendió el estudio del latín y tentóhacerse Cartujo en el monasterio de MonteAlegre cerca de Barcelona; mas no ha-biendo podido efectuar ese designio, i n-gresó en el seminario de Vich, donde,terminados sus estudios, se ordenó sacer

-dote en 1835 e inmediatamente pasó a.desempeñar el cargo de teniente cura enla parroquia de su propio pueblo de Sa-llent.

Más tarde, deseando consagrarse ente-ramente a las misiones, se dirigió a Roma'

con el propósito, de alistarse entre los "ni'sioneros de Propaganda Fide, idea queestando en Roma cambió por hacerse j e

-suita, y de hecho vistió, la sotana de eseinstituto y comenzó su noviciado en SanAndrés . del Quirinal; pero habiéndose re-sentido su salud, hubo de renunciar al finque lo había llevado a Roma, y regresar.a España.

En España se dedicó con incansableardor a predicar y dar misiones, especia l

-mente en Cataluña y en Canarias.Conociendo por experiencia propia el

inmenso bien que procura a los pueblosla instrucción religiosa, que les dan los.misioneros celosos y abnegados, concibióel plan de una nueva Congregación deobreros apostólicos, y con la anuencia delseñor Obispo de Vich, don Luciano Casa-devall, fundó en el seminario de dicha chi'dad el 16 de julio de 1849 la Congregaciöl?de Misioneros Hijos del Inmaculado Co-razón de María.

En 1850 el señor Claret fue consagradoArzobispo de Santiago de Cuba, Diócesisque gobernó seis años con gran celo porel bien de todos y cada uno de sus feligre-Ses , arrostrando contradicciones de todogAnero, y sufriendo las consecuencias del°ello de algunos, como le sucedió en Hol-guin el 1.° de febrero de 1856, donde albajar del púlpito recibió una feroz cuchi-llada en la mejilla, que un hombre enfu-recido le habla dirigido a la garganta paraultinlarlo

En 1857, doña Isabel II, reina de Espa-fla , lo llamó a Madrid y lo nombró su con-fesor, cargo que Monseñor Claret no acep-tó , sino después que el Sumo Pontificelo hubo ordenado. Pío IX aceptó más tar-de la renuncia que el señor Claret le hizodel Arzobispado de Cuba, y lo nombróarzobispo titular de Trajanópolis.

No habiendo podido impedir en 1865 queel Gobierno español reconociese el nuevo

. reino de Italia, renunció el oficio de con-fesor de la reina, y se retiró a la casa delas misioneros en Vich; pero un ario des-Piles volvió a desempeñarlo por orden dePl o IX.

Destronada Isabel II en 1868, la acom-Paiiö por algún tiempo en Francia, hastaellie en 1869 se trasladó a Roma, dondePasó más de un ario hospedado en el con-Yento de Mercedarios de San Adrián, to-'bando parte en los trabajos del ConcilioEcuménico Vaticano.

Siendo estudiante en Roma el año 1870,tuvo, el que esto escribe, el honor de conoceral venerable señor Claret, y de admirar8us sencillez, dulzura y piedad edificantes.Confesaba y hacía conferencias espiritua-les a los religiosos y explicaba el catecismoft los legos; asistía a la Salve los sábadosC0n los religiosos, y a la misa conventual,saliendo a cantar al facistol con los coris-t"; celebraba inviolablemente todos losdías a las cinco de la mañana.

Interrumpido el Concilio Vaticano a

causa de la eminente invasión de Romapor parte del gobierno italiano, el señorClaret se retiró a la casa que su Congre-gación tenia en un lugar de Franciavecino a la frontera de España, llamadoPrades, y algunos días después al monas-

Ilmo. Sr. D. Fr. Juan José Tejada, General de laMerced y Obispo de Solsona, que ordenó de

sacerdote al Beato Antonio María Claret.

terio de Fonfroide, donde murió santa-mente el 24 de octubre de 1870.

Las esclarecidas virtudes del señor Cla-ret le merecerán, a no dudarlo, los hono-res de la Canonización; ya su causa debeatificación ha sido signada por el SumoPontífice el 28 de noviembre de 1890, loque significa que está juridicamente ad-mitida y habilitada a proceder adelante,(rozando el desde luego del titulo de Siervode Dios.

etc Beatificación del limo, P. Antonio Haría Claret y Clará

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41esi a de San Adrián, de Roma, en la cual confesaba y predicaba el Beato Antonio María Claret durantesu estancia er. nuestro convento, 6 de abril de 1869 a 18 de julio de 1870.

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II

El señor Claret publicó muchos escritosoriginales y de otros autores, de los cualeslos más voluminosos son sus sermones deMisión en tres tomos, las Pláticas doctri-nales en dos tomos, y una gran cantidadde opúsculos de propaganda católica.

Pero la obra principal del señor Claretes su Cohgregación de Misioneros, quefundó, como hemos dicho, en el Seminariode Vich el 16 de julio de 1849, con los

' cinco sacerdotes don Esteban Sala, donJosé Xifre, don Manuel Villaró, don Do-mingo Fábregat y don Jaime Clotet.Pocos meses después trasladóse dicha Con-gregación del Seminario al convento dela Merced de la misma ciudad, que vinoa ser la casa central y matriz del Instituto.Pío IX en 1860, alabó y recomendó lamencionada Congregación; el 22 de di-ciembre de 1865 el mismo Sumo Pontífice

; la aprobó per modum experimenti, apro-bando del mismo modo sus Constituciones;por fin el 11 de febrero de 1870 la aprobóy confirmó definitivamente.

El fin que se propone la Congregaciónde Misioneros del venerable Claret, ade-más del común a todos los institutos reli-giosos, que consiste en la santificación desus miembros por la observancia de losconsejos evangélicos, es procurar el bienespiritual del prójimo por medio de lasmisiones.

Los Misioneros del Inmaculado Corazónde Maria hacen votos simples de pobreza,castidad y obediencia, a los cuales aña-den una promesa de perseverancia en laCongregación, como también la de noaceptar prelaturas fuera del instituto, si-no en caso que intervenga precepto delSumo Pontífice o del Superior general. Larelajación de estos vínculos está reservadaa la Santa Sede, o al Superior general encaso de legítima dimisión.

Tres Superiores generales han regido

esta Congregación desde su establecimi en-to hasta el presente: el primero fué donEsteban Sala 1858; el segundo don JoséXifré hasta 1899 y el tercero, el que ac-tualmente la gobierna, don Clemente Se-rrat.

La Congregación posee actualmentecincuenta y ocho casas distribuidas delmodo siguiente: una en Roma, treinta yuna en España, una en Portugal, dos enCanarias, diez en Fernando Pöo, seis enMéjico, dos en el Brasil y cinco en Chile.

Los Misioneros del Inmaculado Corazónde Maria se introdujeron en Chile en 1870,y se establecieron en la casa e Iglesiade Belén, en un suburbio meridional dela ciudad de Santiago. Habiendo obte-nido la autorización del Gobierno, el m e

-tropolitano de Santiago los declaró canó-nicamente establecidos con decreto del 18de julio de 1871. En 1873, fundaron otracasa en la Serena, en 1880 las de Valp a-raíso y Curicó, y en 1895 la de Linares.

Dichos misioneros se ocupan en Chileen dar misiones y ejercicios espirituales.

III

Los Misioneros del Corazón de Mariapocos meses después de su fundación en Cl

seminario de Vich, se trasladaron al con-vento de la Merced de la misma ciudad,que vino a ser de ese modo la casa madrey la cuna de la nueva Congregación; elvenerable fundador señor Claret, viviómás de un año en el colegio Mercedariode San Adrián.

Tales coincidencias establecen relacio-nes históricas entre una Congregaciónque se encamina llena de vida a un ven-turoso porvenir, y una orden vetusta,que se rejuvenece sacando nueva vida desus gloriosas tradiciones siete veces secn"lares, y crean entre ambos institutos 01'culos de verdadera fraternidad.

Asi lo han comprendido mercedarios Y

Inisioneros hasta hoy, y esperamos que no10 olvidarán en el porvenir. Antes que1°s misioneros tuvieran casa propia enRoma, San Adrián era casa suya, y ennuestros conventos de América hallarontambién siempre fraternal hospitalidad.

A esto se añade, que un mercedariovenerable y que fue superior general de211 Orden, el Rvdmo. P. José Reig, tomódurante diez arios parte activa en la Con-gregación de los misioneros, trabajó conellos en las misiones y les sirvió más tardede primer Procurador general en Roma,

no es aventurado suponer que, comoInas experimentado quQ todos los prime-3.8 miembros de dicha corporación en la

vida religiosa, haya contribuido con mu-cho a la organización interna de la misma.

El Rvdmo. P. Fr. José Reig, hijo de donJosé Reig y de doña Maria Estivill, nacióel 28 de enero de 1815 en Torms, pueblode la Diócesis de Lérida en Cataluña.

Distinguióse desde la niñez por la doci-lidad de su índole, por la dulzura de sucarácter, y más que todo, por la inocenciay candor de sus costumbres.

A los quince arios de edad vistió el há-bito de la Merced en el convento de Mont-blanch; pasó el año de noviciado en elconvento de Barcelona, donde profesó yestudió filosofía con aprovechamiento nomediocre, distinguiéndose a la vez por su

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aplicación al retiro, a la piedad y; al estu-dio, y por su afabilidad, mansedumbre yhumildad.

La supresión de los conventos en 1835lo sorprendió en el colegio que la Ordentenia en Tarragona, donde había cursadodos años de teologia dogmática. Arrojadode su convento, completó la teologia dog-mática, en privado, estudió moral bajo ladirección del P. Fr. Juan Morgades, trini-tarjo, y terminó su instrucción eclesiásti-ca en el Seminario de la misma ciudad deTarragona.

Ordenado Sacerdote el 15 de marzo de1839, se dedicó a predicar, y a dar misio-nes en el Arzobispado de Tarragona du-rante un decenio, y el 16 de julio de 1851ingresó en la Congregación de los Misio-neros del Inmaculado Corazón de Maria,en la cual vivió otros diez años consagra-do al ministerio de las misiones y de losejercicios espirituales.

Y aún desempeñó el oficio de Superiorde la casa central de Vich, y en ese carác-ter tomó parte en la primera reunión ocapitulo que dichos misioneros tuvieron,siendo obvio suponer que el P. Reig, comoel más experimentado en la vida religiosa,haya tenido mucha parte en la organiza-ción del Instituto de los Misioneros.

El Rvdmo. P. Tomás Miguel, Vicariogeneral de la Merced, lo llamó en 1860 aRoma y lo nombró Secretario general yen 1862 Procurador general de la Orden.El Arzobispo y Cabildo metropolitano deZaragoza lo eligieron en 1864 postulador

•de la causa de canonización de San Pedrode Arbués, negocio que trató con singularacierto y diligencia, consiguiendo verloterminado con la solemne canonizacióndel mártir aragonés el 29 de junio de1867.

Habiendo fallecido el Rvdmo. P. TomasMiguel, el Sumo Pontífice nombró al Pa-dre Reig, Vicario general de la Merced el31 de enero de 1868, y un ario después,

esto es, el 19 de enero de 1869, lo eligióconsultor de Propaganda Fide.

A todas estas obligaciones y oficios añ a-día el Rvdmo. Reig el de Procurador gene-

ral de los Misioneros del Inmaculado Co-razón de María, que ejercitó desde suvenida a Roma en 1860 hasta su muertecon inteligencia y amor. El negoció enfavor de dicha Congregación el aplauso Yaprobación ad experimentum, que acos-tumbra dar la Silla Apostólica a las insti-tuciones eclesiásticas modernas en losprimeros momentos de existencia, la apr o-bación de sus reglas y Constituciones, lasexenciones y privilegios de que goza,- rfinalmente la confirmación definitiva.

El Rvdmo. Reig se hizo cargo del supre>mo régimen de la Merced en los momea"tos más críticos y angustiosos para laexistencia de la misma. Tre!nta y tresarios de ininactiva y ociosa expectaciónhabían conducido la corporación rneree"daria en Europa al borde del sepulcro y-alos umbrales de la completa extinción-Sin mas convento que el de Roma concuatro religiosos ancianos, y pocos ex.'"claustrados, que en España e Italia sobre-vivian:- he ahí el estado en que recibía laorden el nuevo Superior general.

Los tres mil y mas mercedarios quehabía en Europa, cuando en 1835 se ce-rraron los conventos de España, iban des>apareciendo poco a poco con la muerte, oinutilizándose con la vejez, y entre tantoninguna casa se restablecía, ni ningúnnovicio se vestía, ni ningún paso se dabapara conjurar la inminente ruina.

La ilusión fatal de que presto el antiguoorden de cosas habría de restablecerse,y de que todo habría de tornar dentrode poco al curso ordinario, que se creíasimplemente interrumpido, mientras ha"

•bia sido para siempre destruido, paralijtoda idea de restauración entre los Mer-cedarios.

Bien comprendió el Rv-dmo. Reig 1

te situación de la Orden que entraba aMernar, y así lo expresó en carta conque daba gracias a los Misioneros por laenhorabuena que le enviaron en ocasióndie 131: mnrredbei-a. miento de Superior general

«C ierto que fué una grande providenciaqel Señor, decia, el haber sido yo llamado

ROIlla; si no a la muerte del Reverendi-simo , desaparecía nuestra celeste Orden.Sabe usted lo mucho que yo amaba laCO m paiiia de ustedes todos y el oficio deillij i onero, y cuanto me repugnaba venir

tierra extranjera; no obstante lo vencitodo con la gracia de Dios, y ahora nodebo atender sino a mi oficio para ver si

P uede sostener y restaurar en lo posi-lle un edificio tan caído. Yo agradezcoinfinito las felicidades y gracias que uste-des Ine desean, y no pido otra cosa, sinoque no Se olviden de mi, en sus oraciones,37 Yo ruego y rogaré siempre por su santaeougregación y todos sus individuos,ag7adecido siempre a los beneficios que deella recibí. Jamás me cansaré de servirla,37.. Por esto no quiero se me dé otra recom-13, ensa que la de Dios, que sabe remunerarOS actos deägradecimiento y de justicia».

El Rvdmo. Reig, para realizar los gene-rosos deseos de sostener y restaurar el caí-do edificio , de la Orden, abrió noviciado,estableció la perfecta vida común, y pro-movió la observancia regular en Roma, ydió impulsó a los estudios y misiones enlos conventos de América; y habría conse-guido indudablemente mejorar las condi-ciones de la Orden en Europa, si hubieratenido tiempo de desarrollar sus planes,mas el Señor lo llamó a si, después depoco más de un año de gobierno.

Era un religioso muy dado a la oración,retiro y mortificación y muy celoso de lagloria de Dios y del bien de las almas,ejemplar y eminentemente virtuoso.. Mu..-rió santamente. en San Adrián de Roma,el 20 de septiembre de 1869.

El Rvdmo. Reig diö a luz:

Mercedes de Maria o sea, meditacionessobre las mercedes y gracias de la VirgenMaria, Barcelona 1859.

Auster vivificans, seu contemplationescirca perfectiones Dei. Roma 1865, y dejómanuscritos varios volúmenes sobre mate-rias predicables y místicas.

a triS"

CLÁSICOS MERCEDARIOS

Generosidad del caballo

«El caballo con lo que otros animales temen, él seanima y más furioso arremete. Sale a campaña vien-do las lanzas, el relucir de las espadas, el sonar delas cajas, pífanos, clarines, mosquetes, artillería.Embravécese, arrójase, acomete, no hay quien le de-tenga, orienta las narices, echa espuma, muerde elfreno, espiga la cola, eriza la crin, - aguza las orejas,pisa la tierra, responde con el relincho al pífano, tiradel freno, hdcese pedazos por entrar por las picas».

El Maestro Hernando de Santiago,Sábado después de Ceniza.

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Iguna parte, donde se llegue, paradescansar al mediodía o dormir porl a noche.

Muy tarde el día 29, a causa de lalluv ia, llegamos a dormir debajo deOtra toca, sin darnos cuenta del peli-gro en que estuvimos, pues aquellaenorme piedra está abierta por la par-te Posterior, formando una gran hendi-dura, y no sería extraño, que a unPequeño movimiento de la tierra, su-cediese una gran desgracia. Por estotQ l vez, parece que la gente no fre-cuenta aquel lugar, pues así como enla que ya queda dicha, y en otras, hayse ñales de haber hecho fuego los pa-sajeros, allí apenas se veían vesti-gio s. Nosotros, a más de la molestiade los mosquitos, que los había adocenas, estuvimos allí con muchoSobresalto.

Al día siguiente, 30, casi fué un díaPerdido para viajar; apenas habría-n% andado dos leguas, cuando nosencontramos con el camino converti-d° en una laguna por efecto de la llu-via del día anterior, y fue preciso,tUle ntras se cocía el poco feixáo quein08 quedaba del viaje más largo de

Proyectado, que el P. Angel entra-Se facäo en mano, es decir, con unaespecie de machete, por un lado sobrenua sierra, para abrir camino paraPesar. Después de mucho trabajo, lo-2.ramos pasar al otro lado, hallandonuevamente el camino tomado por lacon ocida laguna «Yapecanga». CasiPerdidos anduvimos, entrando conenorme dificultad por un lado en elb°sque (matto decimos aquí), y ¡fue-

esto solo!, furiosas avispas, quec1 1-1 i llaman moribondos, nos persi-

guieron: a mí me picó fuertementeuna. Providencialmente apareció elúnico morador que allí hay, que noscondujo por otro lado al camino, vol-viendo atrás, nos llevó a su casa, ynos regaló con un plato de arroz ygallo muerto, que nos supo a gloria,y que nos sirvió para continuar elviaje hasta la casa de una señora,cuya familia está en San Raymundo.Como al día siguiente, 31, era domin-go, allí nos quedamos, en la imposi-bilidad de llegar a Buen Jesús para eldía 1. 0 , fiesta principal de esta Villa.

Celebramos los tres misa, confir-mé unas catorce personas, en las mi-sas comulgaron unas treinta, y segui-mos viaje, volviendo a mojarnos otravez, antes de llegar a las márgenesdel Gurgueia, y a la estrada, que pocoha quedó abierta, en una extensión de358 kilómetros, hasta Floriano, ciudadal Norte de nuestra Prelacia. Carnesalada que nos quedaba fue nuestroúnico almovo, y seguirnos con nue-vas amenazas de lluvia, que nos al-canzó antes de llegar a Nueva Lapa,villa distante aún seis leguas de BuenJesús. Dormimos allí en casa de unafamilia, donde siempre se hospedanlos Padres, y al día siguiente, despuésde comer, seguimos para ir a dormirel día 1.° a tres kilómetros de BuenJesús, donde llegamos por fin el día 2,a eso de las nueve y media de la ma-ñana.

Pero antes de llegar a la villa fuepreciso pasar el río, muy lleno ahoracon motivo de las lluvias, de una co-rriente muy rápida, y tal vez de menoscauce que nuestro Pisuerga. Cuandonosotros llegamos a la orilla del Gur-

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Un viaje a la Sede de la Prelacía deBuen jesús de Gurgueia

I2vdo. P. Director de LA MERCED.

Madrid.

Mi siempre recordado Padre enJesús: Con una máquina malísima, enunos ratos de vagar, y desde estasimpática villa de Buen Jesús, Sedede nuestra querida Prelacía, le pongodos letras para saludarle, deseandoa Vuestra Reverencia y a todos nues-tros hermanos y conocidos, un añopróspero y feliz.

Bajo la impresión aún de estos lu-gares, que en nada se parecen a nues-tras tierras, recordando el día de nues-tra llegada, de muchas y fuertes emo-ciones, por ser ésta la Sede de laPrelacía, y por el recuerdo de aquelvarón abnegado y humilde, Excelen-tísimo Sr. D. Fr. Pedro Pascual, quellegó primero y vivió aquí solo, voy adecirle algo de nuestro viaje, difíciltodavía en la forma que ahora hayque hacerlo desde Caracol, quinceleguas más acá de San Raymundo.

Salimos de aquella ciudad el día 25del pasado diciembre, por la tarde, enel auto, llegando a buena hora a Ca-racol, donde dormimos en nuestracasa, recién arreglada para que losseminaristas y el sacerdote burgalés,que llegó últimamente, pasen unosdías allí; aquéllos descansando y ésteatendiendo un poco a aquellos fieles,

que mucho lo desean, por tener unoscuantos protestantes al lado, que n°hacen nada bueno. Pretendíamos via-jar al día siguiente, 26, pero unas ll u

-vias torrenciales nos obligaron a estarallí aquel día, y al siguiente, 27.

Salimos el día de los Inocentes parefestejarlos más allá de las llamadas«Confusiones», de las que ya le dijealgo en otra ocasión; el día se m an-tuvo sin llover, y llegamos por la no"che a dormir debajo de una gran peñasla Toca del Buen Suceso, con unccuantos cargue/ros, arrieros diríamc 5nosotros, que frecuentemente andenentre Nova Lapa, Buen Jesús y Se.°Raymundo, transportando algodón,arroz, fariña, rapadura (azúcar de 11

caña), etc. Al día signiente nos cogióla lluvia en el camino, sin poder hace r

la jornada regular (y hay que hacerla scada día más forzadas, para pode!'llegar hasta donde hay casas, pues

es de saber que en toda la traves l0desde Caracol no las hay en una dis"tancia seguramente de más de 100 ki'lómetros. Fué preciso detenernos bai°otra enorme piedra, llamada El Piflga, sin duda por el agua poca queallí aparece (otra calamidad de aque-llos parajes, que no tienen agua sinallí donde es preciso o dormir o c(mer, para poder pasar los animalesla gente). Nos mojamos bien, yel mozo de la carga, que iba condiciendo dos mulas, pues para esteviajes tan largos hay que llevar todlo necesario para hacer de comer e

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gueia, ya nos esperaban en la parteopuesta D. Feliciano Santiago, el Pa-dre, como la gente dice, con unascuantas personas de las más signifi-cadas de la villa; y los encargados depasar gente y animales se disponíana hacer pasar un buen número debueyes, que luego por la costumbreque tienen se lanzaron a nado a laotra orilla. Es un espectáculo intere-sante ver los animales luchar con lacorriente impetuosa del río. Nos tocóla vez a nosotros, y con sorpresapara el P. Jerónimo y para mí (el Pa-dre Angel ya había estado acá) hubi-mos de entrar en una canoa, hechadel tronco de un enorme árbol, y uneaboelo, fornido, viejo y tuerto, co-menzó a dar al remo, corto y ancho,para pasar a la otra parte, luchandocontra la corriente, que en un mo-mento creí que nos arrastraba, sinlograr pasar; llevé un susto regular.Cuando nosotros llegamos con felici-dad a la otra orilla, unos mozos, des-nudos como vinieron al mundo, sepreparaban para pasar nuestras ca-ballerías; éstas, como si toda la vidahubieran sabido nadar, pasaron sindificultad; mi caballo, sin embargo,bufaba y se agitaba en el agua, resis-tiendo la violencia de la corriente conextraordinaria agilidad, a pesar de sumucha gordura. Estábamos todossalvos.

El día estaba espléndido; seguimosa caballo hasta la entrada de la Villa,donde una enorme multitud de perso-nas y un buen grupo de niños nosesperaban, acompañándonos con lasautoridades hasta la iglesia, dejandola entrada solemne para el día de

Reyes, que se hizo con todo aparato,según el Pontifical Romano, antes dela misa parroquial, a que yo asistí,explicando al pueblo la dignidad delObispo y el significado de las insignias que le adornan.

Desde el primero hasta el últimohan rivalizado los bonajesuenses enatenciones con nosotros; he recibidouna impresión muy agradable de ta"dos los moradores de esta villa Pe"quefia, de poco más de mil almas enel casco, centro de una parroquia tarl

grande como la de San Raymundo, YSede de la Prelacía.

La iglesia es pequeña, pero grado'sa, está en el extremo poniente delpueblo; la torre, obra del abnegadoPadre Ferrer (Mariano), es esbelta;tiene la iglesia un estilo que tira arománico, pero es insuficiente para elpueblo, y aunque tiene otras dos ha"vecitas, no se pueden utilizar, Porestar cerradas al público por el cue r

-po de la iglesia, y sólo abiertas Porpuertas laterales.

A todo trance hay que pensarconstruir otra que esté más céntric a Ycon mayor capacidad; precisamos ha'cer casa y construir un poco de Sed"nario.

Con este fin, anteayer ya señala'mos con el Sr. Prefecto (Alcalde) Yotras personas, el local para la futtir8Catedral, en uno de los lugares massanos de la Villa, por ser la parte n'Oalta, y donde también se construirá°muy en breve un Grupo escolar Yotros edificios.

La Villa está bien colocada enlugar sano, un poco distante del río,y no hay mosquitos, cosa que yo ve°

con gran agrado, y tiene además agua%Y buena, cosa también muy impor-tante para la salud, Este país es extra-ordinariamente rico por sus produc-ciones; se ha desarrollado el cultivode l algodón de una manera extraordi-naria; se produce el arroz en muchacantidad, la caria se da bien, y hayfrutas en abundancia. Si algún adine-rado quisiese exponer algunos miles(le pesetas, con la nueva estrada aMoriano y con la que se construyaUni endo Caracol con ella hacia SantRaYmundo, pienso que no perdería eltiempo ni el dinero. Podría estable-cerse una buena fábrica de conservasY se harían negocios con el algodón,arroz, etc., y frutas, etc.

Antes de salir de San Raymundo,había medio formado el plan de ir aQo ma en la terminación del Año Santo,Pero pienso que será imposible, por-que queremos dar una Misión del 17 al28 de febrero; a la terminación colocar,Si es posible, la piedra fundamentalde la Catedral futura, y volver a San/aYmundo para inaugurar el curso(aquí no tenemos locales para losChicos), asistir a otra Misión que da-r4n allí los Padres Capuchinos y ha-ce r las funciones de Semana Santa,Pa ra la consagración de los óleos.

Pero si las cosas en España mejo-ran, deseo ir, para suplicar a nuestros

tril igos que me ayuden en algo; deaunque país rico en cuanto al

%elo y producciones, poco se puedeesperar por ahora, porque no haytransportes fáciles todavía. Iré, Diosillediante, al Congreso Eucarístico deegienos Aires en el mes de octubre.

Desde ahora, y por medio de estas

letras, suplico ya a todas las perso-nas que se interesen por la gloria deDios y bien de las almas, que me ayu-den a llevar a cabo la construcción deun lugar, aunque sea modesto, paravivir; de un pequeño Seminario paralos jóvenes que tengan vocación alsacerdocio; y, sobre todo, para queel Señor tenga en la Prelacía de BuenJesús una morada menos indigna desu infinita grandeza. Parece que entodos estos lugares, con haber tantasmontañas, no hay piedra que sirvapara construcciones, el cemento escarísimo y lo mismo el hierro; tal vezhaya que optar por construir con ado-bes y madera, de mucho menos dura-ción; pero puede hacerse la obra conmás o menos estabilidad, como aquíse hacen.

No deje de hacer alguna indicaciónfrecuentemente en esa querida Revis-ta, que si todos nos ayudan, aunquesea con poco, se podrá llegar a haceralgo. No se pueden figurar cuántas ycuán grandes son las necesidades es-pirituales de esta pobre Prelacía; lu-chamos con la necesidad de Padres,y el protestantismo se da cuenta, arre-batándonos diariamente ovejas delrebaño del Señor.

Nuestro regreso será probablemen-te por Floriano, aprovechando el ca-mión que viene todas las semanascon el correo por la nueva estrada(son 358 kilómetros), y de allí en otrode línea iríamos a Oeiras, antigua ca-pital del Piauhy, y en Oeiras nos es-peraría con el auto nuestro el PadreAngel. La vuelta es de más de 900kilómetros, pero será más cómoda yrelativamente rápida.

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Familia de Biaín para el bau-tizo de un niño en el Piauhycon el nombre de David.... 10,00

Limosna para la Misión delPiauhy 50,00

Para bautizar un niño con elnombre de José 10,00

1,20 Para bautizar una niña con el

25,00 nombre de Dolores io,00

7,50 TOTAL 2.281,75

2.053,15

37,4075,002,50

— 106 — 6 Congreso Eucarístico Diocesano de Poncecee(7))4La gente de aquí, en vista del por-

venir que se presenta para la vida delpaís, se interesa por ligar la estradade Caracol, que nosotros construi-mos, con esta de Floriano, y acasono sean en línea recta más de 30 le-guas. En este caso, nuestro viaje seharía facilísimamente y en un día, sa-liendo de Caracol o de aquí muy tem-prano. Veremos si llega pronto esteanhelado progreso, como el de ponerluz eléctrica, aprovechando el magní-fico salto de agua del otro riachueloque pasa por el lado poniente del pue-blo. Pronto vendrá, tal vez en estosdías, un aparato de radio, a falta detelégrafo. El señor interventor fede-ral, que estuvo aquí en noviembre, loprometió formalmente, y es esperadoel empleado y el aparato. Todo estonos favorecerá considerablemente, demodo que yo espero que para agosto,que volveré, Dios mediante, para ha-cer la Visita a toda la feligresía de

Pesetas.

Suma anterior Por las Madres Mercedarias

de Escoriaza D. Bernardo Aller, Santiago.Familia de Biaín, Escoriaza..Niñas del Colegio de las Mer

cedarias, Escoriaza

Visita domiciliaria, Escoriaza Srta. Lucía Aristequieta, Uba

(San Sebastián)

Buen jesús, podamos ya utilizar todosestos medios de progreso.

Repito, ayúdennos con oraciones ycon todos los medios que puedan,que el Señor se lo pagará con creces.Si supieran cómo hemos estado unosdías en esta misma casa. ¡Aquí 11 0había nada, como si no hubiese viv i

-do nunca nadie! Don Feliciano ha vi-vido a pupilo; y así, hemos tenido queponer casa con todo lo necesario N°se puede dar mayor pobreza, pero almismo tiempo, y en estos días preci-samente, no podemos menos de con-solarnos con la voluntaria pobrezadel Redentor en su nacimiento.

Pida por nosotros, y muy en par'ticular por su afectísimo seguro servidor y hermano, que le abraza Ybendice,

t FR. INOCENCIO, Osispo-Pug-LADO DE GLIRGLIEIA

Buen jesús, 13 de enero de 1934.

Pesetas.

Octubre de 1933Sabido es de los lectores de nuestra

Ivista que los Mercedarios llevaron ai:.on.ce los Jueves Eucarísticos, que los41eieron objeto predilecto de su Apos-t1 Glado, que son sus directores en toda'a isla de Puerto Rico. A esto hay quenadir que nuestro P. José R. Orjales'M el alma de este congreso, que su-Peró todas las esperanzas.

Estuvimos esperando crónica pro-P, ia y material gráfico abundante paratejar consignado debidamente en LA

ReED este glorioso suceso; pero ob-tlivimos sólo la crónica, apreciable,Pero excesivamente corta y sobria, del

Juan González, que salió en uno de'Gs números pasados.

No desesperamos de que nuestrosermanos de Puerto Rico, al fin, cuan-

-"G se vean algo desoCupados, noslUanden lo que tanto nos interesa. En-tretanto insertamos esta crónica quetlene el mérito de ser de la «Cronista

cial de los Jueves Eucarísticos depleno Rico», para que sirva de estfinu-G Para propios y extraños.

« Preparado mediante una cruzada deoraciones y de propaganda en la pren-,sa en la tribuna pública, por mediort`te mítines y conferencias, el primer\JG/igreso Eucarístico puertorriqueñol'erificóse en la Diócesis de Ponce paraGrimemorar el XIX Centenario de la

-Qeearistía.Este Congreso fué iniciado por los

'i neves Eucarísticos de Ponce, archi-e°fradía de grandes bienes espiritualesq.ue se ha difundido con gran edifica-,QMn y provecho de las almas en nues-ea amada Patria. Esta incomparablePlan Eucarística, ya arraigada ennuestro suelo, va todos los jueves re-'eurriendo todas las iglesias de la isla

en homenaje de reverencia y repara-ción a Cristo oculto y patente en sutrono Eucarístico. Consecuencia nece-saria de este reflorecimiento ha sido elaumento notabilísimo de culto Euca-rístico en nuestros templos, que habíaido decayendo en fervor con el trans-curso de los tiempos. Mas esto no bas-taba para almas tan fervorosas comolas que forman legiones en los JuevesEucarísticos.., y con su Director elRvdo. P. José Orjales al frente, danun gigantesco paso de avance Euca-rístico iniciando la hermosa y sublimeidea de un Congreso bajo la banderade los Jueves. Tan plausible idea fuésecundada por nuestro ilustre obispomonseñor Willinger, quien con lacooperación decidida del Clero de laDiócesis, en especial de los esforzadospaladines de Cristo, Rvdo. P. JoséOrjales, Rvdo. P. Aguilera, Reveren-do P. Noel, y Rvdo. P. Marijuán,quienes desde el primer día del Con-greso hasta su clausura, trabajaronheroicamente con el mayor celo y des-interés al mayor éxito del mismo.

Los cuatro primeros sábados del mesde octubre celebróse en cada una delas cinco parroquias de Ponce una so-lemne y concurrida Comunión de ni-ños. En estas Misas para niños oficióel Excmo. Obispo Monseñor Willinger,quien dirigió su autorizada palabra alos niños para regalarse con los tiernosrecentales de su grey ponceria, a quie-nes lleva en su corazón. ¡Qué dulzuray sencillez puso en sus palabras a losniños! ¡Y qué cosas tan sublimes dijodel niño y de la escuela! Quiere confeliz acierto salvaguardarlos de los pe-ligros del mundo, inflamándolos enamores divinos. Y termina el amadísi-mo Prelado dándoles consejos de pa-dre amante que pide a sus hijos amorpara el Divino Prisionero Sagrario, a

LirvicDsNApara las Misiones Mercedarias

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cuyo Banquete quiere que asistan confervor y frecuencia.

Las misas de Comuniones celebradasen las circunscripciones de Mayagüez,Coamo, Utuado, Guayama, y en Ponceen las siguientes iglesias: La Milagro-sa, La Merced, la Catedral, todas engeneral resultaron muy interesantes.

La noche del sábado 28 de octubrese dedicó a la Adoración Nocturna,velando al Santísimo Sacramento enturno todos los Caballeros de Ponce.Asistió a este acto el Centro de Adora-ción Nocturna, existente en la iglesiadel Sagrado Corazón de Jesús en San-turce. A las cinco de la mañana deldía 29 celebróse la grandiosa y emo-cionante misa de Comunión de sóloCaballeros. Ofició el ilustre Obispo dela Diócesis de San Juan, MonseñorByrne. Acercáronse al Sagrado Ban-quete dos mil y pico de hombres.

Y así, uno tras otro, se deslizan losdías del Congreso y se caldean los co-razones con este perpetuo festejar aCristo Rey: misas, comuniones, adora-ciones, conferencias, grandes discur-sos, asambleas, mítines de afirmacióncatólica, ires y venires, todos ellos sinmás objeto que el de honrar a Jesu-cristo Sacramentado.

Llega por fin la aurora del GranDía, 29 de octubre, las calles cubiertasde guirnaldas, arcos triunfales y ban-deras. Los balcones aparecían engala-nados con colgaduras blancas y ama-rillas; también el tiempo lució sus me-jores galas.

Magníficamente preparado levantóseun hermoso templete en los terrenosdel Grand Stand de esta ciudad parala celebración de la gran fiesta. Co-menzó aquel día de fiesta verdadera-mente memorable con una solemnísimamisa Pontifical a las diez de la maña-na, celebrada por el señor Obispo dePonce con asistencia de treinta milalmas, representaciones de todas lasclases sociales, habiéndose celebradodicha misa en el templete preparadoal efecto.

En aquel solemne momento de dulcemisticismo, la bandera blanca y gual-da del Sumo Pontífice nos envolvía atodos, benévola y amante.

Durante todo el día notábase ungran movimiento. La ciudad tomó nuaspecto sorprendente. Por la tarde, alas dos y media, congregóse aquellainmensa multitud alrededor del tem-plete. Se cantó el Himno oficial delCongreso y el coro con la orquestaentonó el «Gloria a Cristo».

El Rvdo. P. José Orjales explicó eldesarrollo doctrinal del Congreso yhistoria con el resumen de las conven-ciones. El pueblo canta «Letrillas alSantísimo» acompañado por variasorquestas. El Sr. Martínez Alvarez,uno de los oradores más brillantes deesta isla, pronunció un elocuente dis-curso en nombre de Puerto Rico.

El Rvdmo. Monseñor Torres saludaa su pueblo con palabras cariñosas.Sr. Obispo de Ponce pronuncia frasesde acción de gracias a todos los quecontribuyeron al feliz éxito del Co n-greso y en nombre de Jesús Sacram en-tacto y de Su Santidad el Papa Pío SI,terminó declarando el Primer Congre-so Eucarístico de Puerto Rico, cuyesefectos y recuerdos permanecerándelebles en los corazones de todos 10 5

puertorriqueños. En seguida se diucomienzo a la estación con el canto del«Adoremus». La muchedumbre lle-naba los aires con cantos entusiastas.

Llega el momento emocionante dela bendición con el Santísimo. La conrpacta y entusiasta muchedumbre caede rodillas y sobre aquella inmensamultitud rebosante de sentimientos defe y adoración profunda, levanta nues-tro amado Obispo Monseñor Willinger'la Sagrada Custodia derramando labendición de Dios sobre miles de al-mas. Después tuvo lugar un acto ver"daderamente conmovedor, fué la se-lemne Consagración de Puerto Rico aCristo Rey, acogida con vivas y aplau-sos al Rey Divino.

Los últimos rayos del sol poniente

sotnaban entre las nubes para contem-lar el espectáculo indescriptible que

gacía palpitar los corazones de intensoPzo espiritual. La gran apoteosis del'011 greso fué la Procesión solemne. Lanaturaleza en misteriosa armonía conel espíritu y el recogimiento del mo-nlento, daba al paisaje una tonalidadimpregnada de devoción y de granPiedad. Ponce hablase convertido ente, nIplo y cada corazón era un Sagra-120. Y comienza el glorioso desfile del,"aeramento del Altar a los acordes de'as bandas de música.

Abría la marcha una sección de po-',1e1a montada, siguiendo en este orden:. 13Ltrada de Jesús en Jerusalén, niños,Infl as, la Banda del Asilo de Huérfa-,,Ilos de Ponce, carroza de la Primera)0tuunión, Parroquias de Adjuntas,

Aguada, Aguadilla, Aibonito, Añasco,Arroyo, Barranquitas, Cabo Rojo, Coa-

Guánica, Ensenada, Guayama yrayanilla, carroza con el Sacrificioe Abraham. Parroquias de Jayuya,

"-lana Díaz, Lajas, Marica°, Las Ma-llas , Mayagüez, Maunabo, Moca, Rin-26n, Patillas, Peñuelas y Sábana Gran-", Banda de la Correccional de Maya-Pez. Parroquias de San Germán, Sa-,." Ilas, San Sebastián, Santa Isabel,'Jtuado, Villalba, Yauco, San Juan yn,tros pueblos de la Diócesis de San

Grupo con el Arca de la Alianza.-rarroquias de Ponce, Playa, Santa

eresita, Milagrosa, Merced y Cate-al. Banda Municipal de Mayagüez.

b'qermanos del Santísimo, Banda deerleticencia de San Juan. Caballerostólico de Ponce. Banda de la Guar -

da Nacional. Holy Name, Caballeros

de Colón y Adoración Nocturna. Ca-rroza con el Buen Pastor, Hermanosde San Juan Evangelista; CaballerosCatólicos de la isla. Carroza de SanTarsicio, Carroza con la Santa Cena,Clero, Cruz de la Catedral y acólitos.Carroza con el Santísimo. Banda Mu-nicipal de Ponce. En la procesióntomaron parte también las alumnas yalumnos de los colegios católicos de laisla y niños y niñas de las escuelasprivadas.

Lucían los estandartes de las distin-tas Cofradías y las banderas de losJueves Eucarísticos. Himnos de amory cánticos de gloria a Jesús Sacramen-tado fueron entonados por los fieles.

El solemnísimo acto terminó al acer-carse la muchedumbre a los alrededo-res de nuestra Santa Iglesia Catedral,donde el Ilmo. Obispo Monseñor Byr-ne, dió la bendición con el Santísimoque recibieron de rodillas y con grandevoción millares de fieles. Y al feliztérmino de tan grandioso acto religio-so, las sombras de la noche envolvíanla ciudad de un modo conmovedorcomo si quisiese el Señor recordarnoslo de Isaías: «A los que habitan en laregión de sombra de muerte les hasalido la luz».

A partir del domingo 29 de octubre,memorable fecha en que escribió nues-tro pueblo una de las más gloriosaspáginas de su historia eucarística con-temporánea, la marcha de Puerto Ricoserá creciente hacia la, gran fuente desantidad, la Sagrada Eucaristía.

Cronista oficial de los Jueves Euca-rísticos de P. R.

Ponce, P. R.

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¿CÓMO SEV1. a una persona admirada de que

'Os católicos rezáramos a los santos laorac ión sublime del Padre Nuestro en-senada por Jesucristo y dirigida al Pa-dre.

. --i Qué disparate!, decía; sólo se con-cibe en gente ruda, y, sin embargo, veoque los mismos sacerdotes lo consien-ten,

—No hay tal disparate, le respondí:el Padre Nuestro rezado a San Antonio,a San Blas o a otro santo, va en reali-dad dirigido a Dios, pero suplicando alus santos nos ayuden con su interce-sión para obtener lo que necesitamos yPedimos.

Tal súplica honra a los santos, puess supone amigos de Dios y poderosos

en su presencia, que es la mayor gloriaque podemos atribuirles. Los protes-tantes antiguos decían que tal interce-siön era injuriosa a la Bondad divina,Pero no advertían que, no sólo los san-tus , sino nosotros pecadores podemos ydebernos pedir por los demás hombres,3). esa oración es acepta a Dios.

1-a Iglesia, no sólo aprueba que sereee en honor de los santos el Padre'NUestro, sino que en la fiesta de cada,1410 dispone todo el oficio divino parau,unrarlo, con esa y otras muchas ora-cLiunes y salmos, y lo que es más, cele-ura en honor de ellos la santa misa,

JUSTIFICA.?verdadero y único sacrificio de la Leyde Gracia, que sólo a Dios puede ofre-cerse.

No hay, pues, ningún disparate enrezar el Padre Nuestro a los santos,como tampoco en rezar la Salve o elRosario a Santa Inés o a Santa Teresa,pidiéndolas nos acompañen ante la San-tísima Virgen, y honrando a ambascon esas oraciones.

Cuando uno sabe una oración propiadel santo o santa, quizá experimentemayor devoción, pero no será porqueen ella haya más substancia que en elPadre Nuestro. Si no fuéramos tan pro-pensos a convertirnos en autómatasirreflexivos, ésta debería ser nuestracontinua oración.

Hace dos arios, cuando España atra-vesaba los peores momentos, algunaspersonas se dirigieron a un alma ex-traordinariamente favorecida de Dios,en el extranjero, preguntándole quéoración sería la más apropiada paratan aciagas circunstancias. ¡El PadreNuestro!, le respondió sin vacilar.

El Padre Nuestro rezado atentamen-te debe ser nuestra oración continua.Las demás oraciones serán tanto me-jores cuanto más se parezcan al PadreNuestro.

GUILLAUME

POBREZA EVANGeLICALos que están alejados del cristianis-

mo tienen de ella una idea equivocaday hasta los cristianos sinceros la en-tienden algunas veces mal.

Jesús explicó en brevísimas palabrasal joven que ansiaba ser algo más queun simple fiel lo que debía hacer: Siquieres ser perfecto, ve, vende lo quetienes, dalo a los pobres y ven y sí-gueme.

A un doctor que deseaba seguirle yle preguntaba dónde tenia su morada,Jesús le respondió: Las zorras tienensus guaridas y las aves del cielo susnidos, pero el Hijo del Hombre no tienedónde reclinar su cabeza. (Mat. 8, 20).

El Salvador no tenía efectivamentedurante su predicación casa ni domi-cilio, sino que tomaba el reposo indis-pensable donde la noche le sorprendía:quizá en una choza, tal vez al abrigode un muro, o bajo las ramas de unárbol.

Los santos más enamorados de la po-breza, como San Francisco y sus me-jores hijos, llegaron en ella a rasgosadmirables, sin exceder por eso el ejem-plo de Jesús.

Parece indudable que San Franciscono quería que sus frailes tuvieran con-ventos, grandes ni chicos, sino que fue-ran de pueblo en pueblo en pequeñosgrupos, enseriando con la palabra y conel ejemplo, y pasando la noche dondeles acogieran.

Los hospitales de entonces servíanmuchor_para esto, y tal era uno de losfines de las casas primitivas de la Mer-ced, llamadas hospitales de los pobresy peregrinos.

Tomás de Celano, en la vida más an-tigua de San Francisco, refiere cuántose disgustó el Santo por haber halladoal Autor y a sus compañeros acomoda-

dos en una casa que les habían dado.Al momento les obligó a abandonarlae irse al hospital, y esto aunque Celan°estaba enfermo de alguna gravedad.

Más tarde, al crecer las comunidadesfranciscanos, los conventos parecieronindispensables, y después de larga co n

-tienda, que dejó huellas en el DerechoCanónico, el Papa resolvió el asuntotomando para sí la propiedad de 105

conventos franciscanos y concediendda los frailes el mero usufructo.

El Papa tiene perfecto derecho a d is-poner de tales casas, sin contar paranada con los inquilinos, dándolas a otraorden o destinándolas a lo que bien leparezca.

Uno de los hijos de San Franciscomás enamorados de la pobreza fué SaoPedro de Alcántara, el cual halló 11113

manera simpatiquísima de imitar alPobrecito de Asís, a pesar de la clife'rencia de tiempos.

Alojóse con ocho frailes en una pobrecasa que un caballero le cedió, perorechazando siempre la propiedad deella. Al cabo del ario se presentaba consu comunidad al caballero y le decía:Tened, señor, las llaves de la casa enque generosamente nos habeis acog i

-do. ¡Dios os premie tanta caridad! Siquereis tenernos todavía un año naásen ella, aceptaremos con reconocimieo'to; si no, iremos a implorar la caridaden otra parte.

¡Qué escena más conmovedora! ¡Quéejemplo admirable de desprendimiento! Bien está que lo recordemos en lafiesta del Santo, ahora que tanto se 113

despertado el afán de repartir riquezasfantásticas, que bien repartidas nos de'jarán a todos pobres.

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NUESTRA CATEQUESIS

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En un soto abundoso de pastostiernos y regalados pacía sosegada-mente y triscaba la blanda hierbamansa oveja que de la majada, im-prudente, se habla separado.

Largo rato llevaba en tan regaladolugar, cuando acertó a pasar por elsendero inmediato el pastor, con sugruesa cayada terciada y zurrón decuero al lado.

Un silbido suave y prolongadohirió los oídos de la descarriada ove-

Alzó la cabeza y presurosa, ba-lando dulcemente, al solícito pastorse llegó. Estrechóla éste cariñoso ensus brazos, y ella escondió su cabezaloca en su seno, y quejumbrosa lamíasus blandas manos. ¡Si supiera llorarla ovejuela aquella, dos hilos largosbrotarían de sus ojos!

Instó de pasar adelante el pastor,y con una tierna caricia abrazó a laoveja, y ya trataba de cargarla sobre

sus hombros, cuando ésta, hosca, Ymirando insistentemente al soto re'galado, daba claras muestras de noseguirle alegremente. Posóla el lasti-mado pastor, y con el corazón lace-rado, vióla partir, triste, si', pero dec i

-dida a los codiciados pastos.En su penosa marcha, a la vuelta

de un altozano, la mirada del pastotropezó con la de la cuitada oveja.¡Qué lastimados aquellos dos cora-zones se separaron!

Almas: ¡Qué de veces a vuestraspuertas ha llamado el Señor! Déjame,'Dios mío, le habéis dicho; te quieroy te amo mucho, mas no puedo deja!esta ocasión que tanto me agrada Yplacer da a mi alma. Ya ves, Sefiorque te aprecio sobremanera, masestoy decidida a cumplir mi santdvoluntad.

Con la boca no dice esto el alma,pero las obras...

LELIMAN

Buena DichaSuceso de gran tras-

cendencia fui la inaugu-ración de la Catequesisen nuestra iglesia el 15 deenero..

( LA MERCED, febrero de1934.)

Y más de un lector, al leer esta no-ticia , habrá exclamado: ¿Catequesis" Madrid?, cosa fácil por cierto...

Veamos ahora la realidad.Primer día de Catequesis, dedicadola matrícula de los niños. Voy a pre-

sentarte, lector, uno de ellos: Gerardo.Tiene cinco años bien cumplidos.

5esarrol10 regular. Pelo rubio, ojosazules, mirada desconfiada, como ex-Plorando lo que le rodea; viste abrigoClero a rayas.

En un a libreta se van anotandotcdos los datos referentes a nuestrohombre: nombre, apellidos, edad, do-

etc.—¿Qué has hecho hoy, Gerardo?—

Pregunta uno de los Catequistas, paraIr Conociendo un poco a su gente.

—He estado haciendo diabluras—;Y el tiempo que lo dice agacha la ca-beza, mira de reojo e inicia una son-lisa Socarrona, como gloriándose(12 sus proezas y pidiendo nuestroaplauso...

, —¿Y en qué han consistido esasqiab luras?— continúa el Catequista.

Gerardo se mete las manos en losbolsillos del abrigo, agacha un poco1114s la cabeza y dice sin titubeos:

—He abierto una puerta de esa sas-

trería que hay en la Gran Vía, dí unasvoces y salió un hombre con un palo,y entonces yo eché a correr...

Este es Gerardo: un niño de nues-tra Catequesis, que cuenta cinco añosde edad. Y como éste, otros muchos,que se llaman Antonio, Jaime, Fer-nando, Luis, Alfonso; de siete, ocho,nueve, diez, once años...

Son todos niños escogidos, pueshemos tenido buen cuidado de no ad-mitir a ninguno que reciba instrucciónreligiosa en otros centros similares.Todo lo que consigamos de ellosserá, en primer lugar, obra del Señor,y luego, fruto de la abnegación y delsacrificio de estas buenas Catequistasy personal director.

Los primeros días, a pesar de ha-ber tomado todas las medidas que laexperiencia n os aconsejaba, no sepudo obtener de ellos el orden queera de desear por no darse ellos cuen-ta todavía de que estaban en la Casade Dios.

Ahora ya saben que la Casa deDios es casa de oración, y entran ysalen con la compostura que tal casaexige.

Poco más de un mes llevamos ycantan ya con bastante gusto y afina-ción, y ensayan los Kyries de unamisa gregoriana.

Esperamos grandes cosas de nues-tra Catequesis. La semilla va germi-nando, y abrigamos la esperanza derecoger una abundante cosecha.

UN CATEQUISTA

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411e-rama

qué se diferencia la beatifica-ción de la canonización? ¿Cuáles sonlos trámites de una y otra?

Diré lo que es beatificación y cano-nización, y con esto el consultanteechará de ver por sí mismo en lo quese d iferencia la una de la otra.

Beatificación es la permisión hechaPo r el Papa de culto religioso público(lirnitado a ciertas manifestaciones ylugares) concedido a determinadaPersona de la que se tiene certezamoral de que practicó hasta la muerteleS virtudes cristianas en grado heroi-co y de que por lo mismo está gozan-do de Dios con ventajas grandísimassobre los que se salvan de modo or-dinario, y cuya vida es digna de imi-teiörl y cuya mediación con Dios po-dernos pedir.

Canonización es la definición infa-libl e del Papa de que tal persona es

anta por el ejercicio de heroicas vir-trldes, amiga especial de Dios y porlo m ismo digna de que la imitemos einip loremos su patrocinio.

A la beatificación precede el proce-So de vida, virtudes y milagros, en elcl Ue ordinariamente los que trataron a1 °s que murieron con opinión de san-tos , bajo juramento y ante un tribunallegítimamente constituido, respondien-do a un interrogatorio, dicen todo lobueno y malo que saben. Sobre estostestimonios la Sagrada Congregaciónde Ritos da, después de varias sesio-nes , bu parecer, contrario o favora-ble a las virtudes heroicas, y siendo

favorable hace falta la confirmacióndel Papa, que suele darla el día queseñala de antemano después de habercelebrado la santa misa. Sobre losmilagros que se atribuyen a los quese suponen santos, se forma tambiénproceso para probar los hechos, ysobre ellos establecidos fidedigna-mente, de modo que no quede lugar aduda, dan su parecer los técnicos,médicos especialistas, por ser los mi-lagros generalmente curaciones; so-bre los hechos y su calificación deli-bera en varias sesiones la SagradaCongregación de Ritos, y siendo elparecer favorable, lo confirma el Papaen la forma arriba dicha. Dados losdecretos: uno de virtudes heroicas yel otro de los milagros obradospor la intercesión del que se su-pone santo, todavía se delibera denuevo sobre la conveniencia de labeatificación y se da el decreto de tu/o,que quiere decir de seguridad, paraproceder a la beatificación. Da el Ro-mano Pontífice sus letras; celébranseen la Basílica Vaticana las fiestas dela beatificación y después en los lu-gares concedidos.

Para la canonización se requiereque preceda la beatificación y, ade-más, el examen y aprobación de dosnuevos milagros obrados por la in-tercesión del Beato, un nuevo decre-to de seguridad, y todo ello concluyecon la solemnísima definición del Papay solemnidades verdaderamente gran-diosas, que llamamos canonización.

Porque be aprenbibo a cantar1-1 cante per lielr primerabel mar en la ancha ribera,Mento aftorama bel mar„ +

eambiin el río la Mentecnanbo vía alegre cantanbo,puco »e que ee »a alefanbocaba uee- méte be la fuente +

enanbe ealtér be en eeno,nifte aún, Mn experiencia,lanOee con vehemenciaa recorrer el terreno+

OIrmá la »erbe praberaealtanbo be bono en bono,n conuertibcr en arrollaemprenbil5 »elol carrera.

(tuanbe ee »ió- en la Ilannralarga 11- para be eaetillaburmienba en lecho be arcilla,fité en cante be antarattra,.+

lje que eerttetie en cantarcomprenbo que el rio eienteaftorama be la fuente,;romo no, eiento l mart.

eit que al rio bae eienberapara que pueba llegarpero a poro- a en beetino,;(gaetilla, bante im catnittoque nu conbutca haeta el mar!

gtoe eereijor letnifteteut.errttr arte

letabrib-eftaxler be 1934.

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NOTICIAS 02

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Con lo cual ya en todo el orbe cató-lico se pueden celebrar fiestas, cantarmisas en honor del canonizado.

Las beatificaciones y canonizacio-nes de los Mártires tienen menos trá-mites.

Con motivo de la fiesta del Papatuvimos varios amigos una disputaacalorada. Unos decían que los obis-pos y sacerdotes cismáticos no po-dían constituir ni administrar sacra-mentos, y otros decían que sí, pero queno eran de provecho alguno. Desea-ría me dijese usted la verdadera doc-trina.

Los obispos y sacerdotes, aunqueherejes y cismáticos, es decir, queniegan algún dogma de nuestra fe, ola obediencia al Papa, si fueron legí-timamente consagrados u ordenados,respectivamente, continúan siendoverdaderos obispos y sacerdotes, ypueden constituir y administrar váli-damente todos los sacramentos quesólo dependen del poder del episco-pado o sacerdocio. Así los obispos,herejes y cismáticos, si ordenan sacer-dotes con la fórmula e intención ne-cesarias, éstos quedan válidamenteordenados; si a los sacerdotes losconsagran obispos con la fórmula eintención necesarias, éstos, así con-sagrados, son verdaderos obispos;si confirman a los bautizados, éstosquedan válidamente confirmados.

Obispos y sacerdotes, aunque he-

rejes y cismáticos, si dicen misa conla intención y fórmulas de la consa-gración necesarias, verdaderamenteofrecen el sacrificio del Cuerpo YSangre de nuestro Señor Jesucristo ypor lo mismo, consagran válidamenteel pan y el vino.

La validez del sacramento de lapenitencia, por parte del que lo admi-nistra, depende de dos cosas: de querealmente sea sacerdote y tenga juris-dicción sobre el penitente. La jurisdic-ción la tiene que dar el Papa o por simismo o por los obispos que le estánsujetos—lo que se llama facultades ylicencias para confesar—. Los obis-pos y sacerdotes separados del Papa,precisamente por estar separados delPapa, no tienen jurisdicción, Les fal-ta, pues, una condición esencial paraperdonar pecados. El Papa suple porsu buena voluntad este defecto cuandolos que se confiesan con sus obisposo sacerdotes cismáticos proceden debuena fe, y sobre todo en la hora dela muerte. Así que en estos casos laconfesión vale.

El matrimonio de los bautizados,aunque herejes o cismáticos, es váli-do y sacramento cuando los contra-yentes proceden de buena fe.

Con esto queda contestado tambiéna la segunda pregunta; los sacramen-tos recibidos con las circunstanciasdichas y las disposiciones debidas,no sólo son válidos, sino que dangracia.

UJÁN

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PARIS

«Mr. Michel Even, Canónigo hono.-rario » .—Copiamos de la Revista «Le Mes-sage » , de Paris, esta noticia que han derecibir con agrado todos nuestros amigos.<<81.1 Eminencia, en un rasgo del todo es-Pontáneo, lo ha nombrado canónigo hono-rario de Paris».

Al dirigir nuestras mejores y fraterna-les felicitaciones al recién promovido, noscomplacemos en publicar aquí mismo lacarta con la que el Sr. Arzobispo lo anun-ciaba a nuestro Superior.

«Mi querido Sr. Superior:Permítame añadir a esta carta una

Palabra referente a M. Even.Acabamos de nombrarlo canónigo ho-

norario. Es vuestro decano. Ha trabajadoMucho.

Derogo un poco vuestras costumbres.Pero el buen M. Even no ha de abando-nar por eso la trayectoria de su vida.

Haga el favor de anunciárselo ustedInismo , entregándole este biglietto .—

CARDENAL VERDIER, Arzobispo de-Paris».

LA MERCED hace suyas las felieitacio-ties de «Le Message» y la honrosa distin-ción hecha a Mr. Michel Even, verdaderorestaurador de la Orden de la Merced enPrancia, la tiene como propia. ¡El nom-bramiento de canónigo honorario lleva lafecha del 24 de septiembre!

DE SARRIA

Febrero.—Como indiqué en mi crónicaanterior, el día 2, fiesta de la Purificaciónde Nuestra Madre, hizo la profesión de

no..0000o00.00000.0°00000004.0000..

votos simples un novicio y tomaron elsanto hábito tres postulantes. El P. Pro-vincial habla prometido su asistencia alacto, pero a causa de un percance ferro-viario no pudo llegar a tiempo. Presidióen cambio la fiesta que celebramos el diaaniversario de la coronación del Papa.Por la mañana ofició en la misa solemney por la tarde fué objeto de una veladitaque improvisaron los novicios para hon-rar al Romano Pontífice. El P. Maestro deNovicios ofreció el acto, y a continuaciónleyeron unas cuartillas, Fr. Gil Ortega,Fray Delgado, Fr. Jesús, Fr. Pita, Fr. Dio-nisio y el P. Fermín Gutiérrez. Todosellos estudiaron sucintamente diversosaspectos de nuestro amado Padre y Pas-,tor el Papa. El P. Provincial habló al finalaplaudiendo la iniciativa y la realizacióndel pequeño homenaje que gustosisimórecogía y elevaba al Sumo Pontífice. Lacapilla de música cantó, entre otras cosas,el Ave María de Victoria y un «Tu es Pe-trus» de O. Ravanello.—FR. J. M. VALLE-

JO, Mercedario.De Junquera de Ambia.—Pocas ve-

ces trae nuestra revista noticias de aquí.El nuevo corresponsal va a procurar lle-nar su papel todos los meses, pues siemprehay algo que decir.

Hoy lo más importante son las obras dereparación y embellecimiento de la mag-nifica ex colegiata. Hace tres meses quecomenzaron, y tal vez sólo tarde otros doslos trabajos, que quieren volver su valora la que es, sin duda, la más esbelta delas iglesias románicas de Galicia, que noson pocas.

Al comenzar el ario se celebró por pri-mera vez la fiesta de las suertes de los.santos patronos con mucho entusiasmo.

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Los niños de la Catequesis dieron alpueblo dos veladas teatrales los dias deNavidad. Las señoritas catequistas, Coro-na Prieto y Fidelina Barrio, se encarga-ron de los ensayos de las niñas, y para losensayos de niños prestó al P. Director dela Catequesis su cooperación el jovenmaestro nacional D. José Rivera. El éxitosuperó a las esperanzas, pues todo resultóbien, y el pueblo deseando que se repita.

La fiesta de Nuestro Santo Padre tuvosolemne novenario preparatorio, y se ce-lebró con misa solemne, que cantó el pue-blo, nada menos que la misa «Te DeumLauclamus», a dos voces, de Perosi.

Por la tarde se celebró la función contoda solemnidad, aunque no pudimos te-ner la satisfacción de oir el sermón delReverendo Padre Comendador, porque esedía se halló indispuesto.

Se comenzaron los domingos de San Josécon numerosas comuniones de hombres.—El corresponsal.

HERENCIA

El triduo de nuestro Santo Padre resul-tó muy solemne. Asistieron muchos hom-bres, y en corporación todos los estudian-tes del colegio Balmes, de la Sadel, y losobreros de la escuela nocturna. Los últi-mos días se llenó la iglesia.

Predicó el primer dia sobre la santidadheroica en las cosas pequeñas el R. P. LuisArias; el segundo hizo la apología de lasOrdenes religiosas y refutó las objecionesque contra ellas se suelen hacer, don JoséToledo, profesor del Colegio, .doctor enDerecho Canónico y licenciado en Cien-cias. Gustó mucho.

El día del Santo Patriarca hizo su pane-gírico comparando la vida del Redentor deCautivos con la de Nuestro Señor Jesu-cristo, el canónigo de Ciudad Rodrigo,licenciado en Ciencias, doctor en Teologíay director del Colegio Balmes, señor donSerafín Tella. Fué una verdadera filigrana.

El coro de cantoras, bajo la batuta delR. P. Jesús Tizón, organista, hace ya seisarios, de esta casa, cantaron todos los díasde la novena y sobre todo durante la misade comunión, hermosos motetes en latín,y la misa mayor, que fue, la de Pío X.

Por la tarde, así el organista como elcoro y el pueblo lució su mejor repert o

-rio, que no es pequeño.La fiesta de la Candelaria hermosísima

por haber caído en primer viernes y haberasistido muchos hombres y el Colegio.

OROZCO

Se celebró la novena de nuestro Padre.En su dia comunión general para la Co-munidad, Colegio y fieles. Las niñas can-taron preciosos motetes. Después de lamisa riquísimo desayuno para la gentemenuda, en el que reinó grande alegría.

Dirigidas por las religiosas cantaron lasniñas muy bien la misa mayor. Nuestrascomuniones y oraciones fueron por Espa-ña, por el Piauhy y en particular por stl,Obispo el Rvdnio. P. Inocencio López.

ESCORIAZA

El jueves 25 de enero, en atención a queestábamos en la novena de nuestro SantoPadre, el clero parroquial celebró en nue s

-tra iglesia la acostumbrada Hora Santa,en la que nuestro P. Capellán hizo unahermosa plática sobre el evangelio de laSamaritana. El dia de la festividad dijo lamisa conventual el P. Rufino Beristain,S. J.; a las ocho la de comunión generalel P. Capellán; durante ella cantaron lasniñas hermosos motetes. A las diez la misamayor celebrada por el arcipreste de Mon-dragón con José Joaquín Arin. La canta-ron la Comunidad y las niñas. Hizo el pa-negírico don Eusebio Bereciartúa, ensal-zando la caridad fraterna que en gradoheroico practicó San Pedro Nolasco.

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P. Ri cardo Delgado Capeäns. Discursode apertura del curso académico de1933-34 en el convento de Poyo. To-ledo 1933. En 4.° de 28 páginas.

El P. Delgado defiende con palabrasardorosas la misión docente que a la

.,glesia encomendó su divino Fundadoreanta un himno a la enseñanza cris-

2a,na , que ha transformado a los sal-1 es en hombres cultos, mientras la

equCación atea convierte a los civili-Zafaos en fieras anarquistas. Es la pri-,)-Ilera vez que entre nosotros un traba-

semejante ve la luz pública. Nuestraenhorabuena.

PraY Ameno Sancho Blanco, Merceda-rio - Los provinciales de la Mercedde Aragón. Los provinciales de laMerced de Valencia. Dos cuadernosde 64 y de 32 páginas en 4.° Roma,1933. Extractos del Boletín de laOrden

El P. Ameno nos da en estos traba -OS laslas listas de los superiores de dos

din1 Portantísimas provincias de la Or-,"11 , con 'breve semblanza de cada uno`-(e ellos. Los que trabajan en Historia. 41Jen la necesidad de tener a mano` .ses catálogos que ahorran muchoijelnpo y facilitan grandemente la in-v .etigación. Por ello le deben agrade-24)lento. Creo sin embargo que el tra-21) hubiera ganado en solidez si el1".111, tor hubiera prescindido un poco de,,uros viejos. Así por ejemplo es

que los comendadores de los18 1Dados de Valencia, de Tortosa...

'Cían por única misión recoger las,. osnas de la Diócesis respectiva y

siquiera ejercían jurisdicción sobreeomendador de la capital. Con fre-

,I'llencia se ven acumulados en éste los"°s cargos, aumentando la suma que

debía entregar. Entre los provincialesde Aragón, falta el P. Domingo deMunébrega, conocido redentor, que en1422, siendo comendador de Calatayud,se titula provincial de Aragón y deNavarra en pergaminos de aquel con-vento, hoy en el Archivo Histórico Na-cional.

Víctor M. Barriga, Mercedario. Los Mer-cedarios en el Perú en el siglo XV/.Primer volumen. Roma. Tipografía«Madre de Dios», 1933; 308 páginas.

Los Mercedarios fueron los primerosreligiosos que entraron en el Perú,Chile y Tucumán. Por lo mismo, yporque su conducta fué ejemplar, re-sulta brillante la historia de esa Ordenen el Perú. Y es muy justo y muylaudable que los Mercedarios de hoyrecuerden las glorias de sus antepasa-dos. Para ello podrían haber pergeria-do fácilmente un libro histórico, perohan querido hacer algo más sólido ymás definitivo, que es publicar los do-cumentos del Archivo de Indias quese refieren a la acción de los . Merceda-rios en Perú durante el siglo XVI. ElPadre Barriga publica ahora el primervolumen, cuyos documentos no sonposteriores a 1570; se exceptúan sola-mente dos cartas •del P. Cuadra a Fe-lipe II, escritas en 1573 y 1581.

La publicación de esos documentosinéditos tiene indudable importanciahistórica, porque ellos nos dan noticiade algunos conquistadores del Perú, dela vida en aquellas regiones hasta 1570y de no pocos incidentes relacionadoscon las sangrientas discordias que es-tallaron entre los conquistadores y conlas primeras rebeliones de los indios.Los documentos son unas cuantas in-formaciones que a petición de los Mer-cedarios se hicieron de orden de la

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Audiencia de los Reyes (Lima). Nece-sitados los religiosos del apoyo oficial,tuvieron que comprobar sus servicios,y con ese fin solicitaron las informa-ciones. Se ve que en parte al menoslograron el apoyo que solicitaban. Ade-más, algunos capitanes y funcionariosque habían servido en el Perú necesi-taron probar sus servicios y solicitaronpara ello la declaración de algunosmercedarios; aparecen en el libro lasdeclaraciones de éstos.

He aquí los puntos principales quese probaron en las informaciones soli-citadas por los Mercedarios. Fueronéstos los primeros religiosos que se es-tablecieron en el Perú, Chile y Tucu-mán. Tenían en 1570: veintiseis casasen el Perú, siete en Chile y tres en Tu-cumán. Eran muy apreciados, muy-celosos en el culto divino y en la ad-ministración de sacramentos, y por noser codiciosos y haber perdido los re-partimientos que les dió Francisco Pi-zarro, vivían en necesidad. A pesar delas numerosas rebeliones del Perú, nin-gún mercedario se halló en campo con-tra Su Majestad, sino un tal PedroMuñoz, apellidado «el Arcabucero», elcual fué severamente castigado por suOrden. Siempre trabajaron por la con-cordia entre los españoles, y, cuandose alzaron los indios sirvieron mucho.Hasta 1570 no habían tenido ayudaalguna del Rey, aunque a otras Orde-nes se les concedió con largueza. Jamáslucharon con los Obispos, como algu-nas otras Ordenes, por cuestión de ju-risdicción.

Se nos olvidaba decir que no todaslas informaciones tuvieron por fin pro"bar servicios. Una se hizo para hacerconstar el trato dado a los indios quetrabajaban en las minas de Potosí. In-formación, como se ve, verdaderam en-te ejemplar. Enviamos nuestro caluro-so aplauso a los Mercedarios, y queda-mos esperando los demás volúmenes,que serán, sin duda, tan interesantescomo el primero.

(De El Debate, 21 de enero de 1934.)

P. Miguel L. Ríos, Mercedario. Análisisde las creencias religiosas. TomoSantiago de Chile. Talleres Claret,1932. En 8.° de 7-180 páginas.

El P. Ríos dedica este segundo tolode su obra a los alumnos de quinto 4 0de Humanidades. Falta aún otro toinl'to para completar la instruccióngiosa. Desde luego podemos afirmarque los alunrnos del Colegio de SanPedro Nolasco y cuantos adopten estelibro como texto saldrán sólidamenteformados en religión. Pocos centros deEspaña dedican tanto espacio a esafundamental instrucción. Buena partedel libro está consagrado a la resol u-ción de objeciones, cosa útil, aun'que engorrosa. La exposición en laSverdades es clara y enérgica y ahond3en los dogmas considerablemente. Stl:ministra además gran número de noti-cias sobre las religiones falsas v sobrelos enemigos de la Iglesia y p.erseett-ciones por ellos movidas. Recomendalmos calurosamente este libro.

CON LAS DEBIDAS LICENCIAS

Editorial Católica Toledana, Juan Labrador, 6, teléfono 211.