revista de historia naval nº9. año 1985

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    REVI STDE

    FISTORI N V L

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    INSTITUTO DE HISTORI Y CULTUR N V LNm 9

    RM D ESP OL

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    INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVALARMADA ESPAOLA

    REVISTADEHISTORIA NAVAL

    Ao III Madrid, 1985 Nm. 9

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    REVISTA DE HISTORIA NAVALCONSEJO RECTOR:Presidente: Directordel Instituto de Historia y Cultura Naval, D. Jos LorenzoRey Daz, almirante.Vicepresidente: Jefedel Departamento de Historia y Director del Museo Naval,D. Jos Mara Zumalacrregui Calvo, capitn de navo.Vocales: SecretarioGeneral del Instituto de Historia y Cultura Naval, D.Juan Berenguer y Moreno de Guerra, capitn de navo. Subdirectordel Museo Naval, D. Ricardo Cerezo Martnez, capitn de nav.Director: D.Ricardo Cerezo Martnez, capitn de navo.Redaccin: D.Mara Vign Tabar, Lda. en Biologa. D. M. del Pilar San PoAladrn, Lda. en Filosofa y Letras. D. Beln Rivera Novo, Lda. enGeografa e Historia, y D. Lola Higueras Rodrguez, Lda. en Filosofa y Letras.Administracin: D.Jos Luis Pando Villarroya, teniente coronel de Intendencia de laArmada, y D. Paloma Moreno de Alborn Calvo.

    - DIRECCINY ADMINISTRACIN:Museo Naval.Montalbn, 2.28014 Madrid (Espaa).

    IMPRIME:

    Servicio de Publicaciones de la Armada.Publicacin trimestral: segundo trimestre 1985.Precio del ejemplar suelto: 400 ptas.Suscripcin anual:Espaa y Portugal: 1.200 ptas.Resto del mundo: 10 $ USA.Depsito legal: M. 16.854-1983.ISSN-0212-467XPrinted in Spain.CUBIERTA:

    Del libro Regimiento de Navegacin,por Pedro Medina. Sevilla, 1563.

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    SUMARIOPginas

    El torpedero Nmero 1 remonta el Ebr hasta Tortosa (1), por Francisco Felipe Olesa MuidoPoblacin aborigen precolombina en el momento del contacto y la conquista, por Guadalupe Chocano Higueras29El navo de tres puentes en la Armada espaola, por Jos Ignacio Gonzlez-Aller Hierro45El sello del Concejo de San Sebastin y su entorno histrico, por JosMara Lizrraga Durandegui77Hospitales y enfermeras navales en las islas Filipinas durante la colonizain espaola, por Juan Antonio Casero Nieto101Operaciones menores en Cuba, 1898, por Agustn R. Rodrguez Gonzlez125Documento147Noticias generales, por Lola Higueras Rodrguez151Recensiones153

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    La direccin de esta REVISTA no se hace responsable de las opiniones expresadaspor los autores en sus artculos.La reproduccin y la traduccin, parcial o ntegra, de los textos e ilustracionesdebe ser previamente solicitada por escrito a la direccin de la REVISTA.

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    EL TORPEDERO NUMERO 1REMONTA EL EBROHASTA TORTOSA 1)

    Francisco Felipe OLESA MUIDO,Profesor de la Escuela de Guerra Navaly de la Universidad Central de Barcelona.

    El da 30 de marzo de 1915, a las 17 h. 15 m., segn su cuaderno de bitcora, el torpedero Nmero 1 de la Armada espaola lleg a Tortosa despusde remontar el Ebro y fonde en el lmite de las aguas jurisdiccionales martimas, amarrando en la orilla derecha segn se entra desde la mar, o sea,en la ribera izquierda siguiendo el curso del ro al pie del mercado municipal.Tras mantenerse felizmente en aguas de la ciudad de Tortosa, sali parala mar en la maana del da 5 de abril de 1915. Poco despus de las nuevley anclas y dando un cable por la popa, revir y descendi sin novedad elcurso del Ebro, fondeando frente a la farola de cabo Tortosa. Pas la barracon cierta dificultad, pero a las 6 h. 15 m. de la tarde del da 7 de abril sehallaba afuera y en franqua, dirigindose a La Ampolla para tomar carbndel torpedero Nmero 2, siguiendo despus a Vinaroz y de all a Cartagena.Situacin exterior.

    En 1915 Europa se halla inmersa en la Primera Guerra Mundial, en laque Espaa no particip, aunque sinti sus efectos. En lo naval sealamosdos puntos de referencia: los Dardanelos y Jutlandia.El 10 de agosto de 1914 los cruceros alemanes Goeben crucero debatalla y Breslau crucero ligero- entran en los estrechos. El 31 de octubre de 1914 Inglaterra declara la guerra al Imperio Otomano, y el 3 denoviembre dos cruceros ingleses bombardean los fuertes turcos situados enla entrada de su sistema defensivo. En marzo de 1915 la campaa de losDardanelos est en su apogeo. La operacin es un fracaso y pone de manifiesto las ventajas de la defensa en profundidad utilizada por los otomanosbajo supervisin alemana.El 19 de febrero los aliados efectuan el primer ataque, contra los fuertesde la entrada; seguido, el 25, de un intento de forzamiento en profundidadde los estrechos. Ni uno ni otro consiguen plenamente sus objetivos. El 4 demarzo fracasa el desembarco destinado a destruir los fuertes y su artillera.Los aliados inician pacientemente el ataque a las defensas intermedias, queresisten bien. Durante los das 5, 6, 7 y 8 intentan atacar los fuertes interiores, que tambin resisten satisfactoriamente.Ao1985

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    EL TORPEDERO NUMERO1 REMONTA EL EBRO HASTA TORTOSALas bateras intermedias otomanas desgastan a la fuerza aliada, que el 18de marzo de 1915 se retira. La eficacia de la defensa en profundidad de lospasos obligados y bases navales ha quedado demostrada.Ante su evidente fracaso los aliados preparan para el 25 de abril undesembarco en Gallpoli. Pero esta nueva accin que ser un verdaderodesastre es posterior a las fechas de nuestro inters. En enero de 1916 lacabeza de puente de Gallpoli es evacuada.La batalla de Jutlandia se librar en mayo y junio de 1916. Como sealanGibson y Harper esta batalla significa el punto de inflexin de dos pocasmartimas. La marina de vapor alcanz all la plenitud de su desarrollo.Todos los almirantes que intervinieron en ella se haban formado, sinembargo, en los buques de vela.El acorazado tipo Dreadnought databa de diez aos atrs y prcticamente no haba entrado en combate; por lo que las flotas de Fisher y de VonTirpitz, hasta entonces experirnntales, demostraron en esta batalla su capacidad de combate. En consecuencia segn Gibson y Harper, la fuerzanaval adopta tcticas y alcanza cotas de eficacia insospechables en la tardedeI 31 de mayo de 1916.Estas experiencias tcticas provocan la revisin de las ideas sobre elvalor militar del torpedo contra la fuerza naval organizada; valor en aquelmomento altamente reducido. El torpedero de superficie como tal devieneun fracaso. El submarino relanza, sin embargo, la importancia del torpederoen la guerra contra el trfico e incluso, ms tarde, contra la fuerza navalorganizada. El avin se hace tambin torpedero antes que bombardero.Jutlandia oblig a que Alemania potenciara, sin restricciones, la guerratorpedera que sus submarinos podan llevar a cabo. En cuanto a la guerra enel aire, se pone de manifiesto el completo fracaso del reconocimiento areo,tanto el realizado por los zepelines alemanes, como el efectuado con ayudade los transportes de la aviacin ingleses. La accin area torpedera o bombardera no queda prevista.No olvidemos, sin embargo, que cuando el torpedero Nmero 1 recibi

    la orden de remontar el Ebro y llegar a Tortosa, la batalla naval de Jutlandiano haba tenido lugar. Era vlido, por el contrario, el deseo de establecer unabase naval con una posible defensa en profundidad: en los Dardanelos seestaba demostrado su eficacia.Las nuevas doctrinas navales: La Jeune Ecole.

    Entre 1885 y 1905 aparece en Francia un interesante fenmeno que elalmirante Castex, en su monumental obra Teoras Estratgicas, estima frutode generacin espontnea originado por la aparicin de los nuevos elementosblicos: es la llamada Jeune Ecole o Nueva Escuela.Son sus evangelistas los almirantes Aube y Reveillre y los comandantesy oficiales Montichant, Charmes, Duquet, Fontin y Siepert. Estima estadoctrina que pronto adquiere gran predicamento que el torpedo y elAo 1985

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    F. F. OLESA MUIDOalto explosivo revolucionarn los principios de la guerra dando lugar a unanueva estrategia y a una nueva tctica. En su virtud, los buques pequeosestaban en condiciones, mediante las nuevas armas, de vencer a las unidadesde gran porte. Hacia 1900 otra novedad tcnica el submarino renuevalos argumentos de la Nueva Escuela y reactiva su vigencia. En su concepcinestratgica pierden toda importancia la fuerza naval organizada y la batalla,y pasan a primer plano la guerra de corso y la de costas, basadas en la incurSin y en la invulnerabilidad del litoral, lograda por una disp.ersin lineal decruceros-guardacostas que se harn acorazados y torpederos, despus conducidos por destructores.Esta original doctrina exige la elaboracin de una red geomtrica queestablezca, en lo estratgico, centros, tringulos y cuadrilteros, y en lamaniobra tctica curvas de contrasalida y de contrallegada. Una nueva terminologa aparece. El incremento de la velocidad y la reduccin del tonelajedel buque constituyen para la Nueva Escuela una verdadera obsesin queincide en la prdida de autonoma y en consecuencia en la necesidad deaumentar las bases, situndolas en los centros estratgicos previstos. En estecontexto doctrinal es fcil situar la campaa de reconocimiento del Ebro,que culmina en Tortosa el 30 de marzo de 1915.Con esta concepcin se construyeron como bien seala el almiranteCarrero Blanco en su obra, Espaa y el Mar la serie de 22 torpederos conpropulsin de turbinas Parsons, a los que se dieron nmeros en lugar denombres, y que si, tericamente, correspondan al tipo de torpedero de altamar tenan escasa autonoma, sobre todo en lo referente al agua de alimentacin de calderas y quiz tambin al combustible. Fueron construidos enEspaa entre los aos 1910 y 1921 en ejecucin del programa naval deFerrndiz: A esta serie corresponda el torpedero Nmero 1, que es un claroexponente de las doctrinas francesas entonces de moda. Tambin corresponde a esta visin estratgica la misin que en 1915 se asigna a este buquey an la presencia a bordo del teniente de navo Luis Gil de Sola y del alfrez de navo Mateo Mille, agregados a los torpederos en viaje de prcticas deestudio de costas seala Mangran para su ulterior navegacin en submarinos.Esta opinin la corrobora El Correo Espaol de Madrid, rgano del carlismo: En estos tiempos en que los submarinos han venido a ser los que hansustituido con ventaja a los grandes acorazados, se trata de habilitar el puertode Tortosa para constituir una base naval que sirva para refugio de torpederos y sumergibles utilizando los puertos naturales, que no hay necesidad deelegirlos sino de habilitarlos con arreglo a las modernas exigencias.La rehabilitacin del puerto de Tortosa y de la navegacinen el ro Ebro.La mayor o menor viabilidad de la habilitacin del puerto de Tortosa,como base naval de torpederos y submarinos, condiciona los planes jeuneecolistas de establecer un centro capaz de apoyar el tringulo estratgicoque se delimita entre la frontera francesa, Baleares y Cartagena. Es notable8

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    EL TORPEDERO NUMERO 1>REMONTA EL EBRO HASTA TORTOSAque la terminologa que se utilizar en la preparacin y exposicin de losplanes y trabajos ser, precisamente, la de la Nueva Escuela.Reviste mximo inters la concepcin de la proyectada base o mejorestacin naval, que viene concebida en lo que tradicionalmente haba sidoel puerto de Tortosa, desde las golas de acceso al Ebro hasta la propia ciudad. A lo largo de este tramo fluvial deban escalonarse muelles, varaderos,depsitos e instalaciones de mantenimiento y de defensa, contemplada, estaltima, en trminos de gran profundidad y apoyndola en los vecinos sistemas orogrficos.Se prev la salida a la mar no por las golas, sino mediante la apertura deun canal que, abrigado por un malecn, diera acceso al Rincn de Levante; postulndose despus la ampliacin y acondicionamiento del canal de navegacin que, entre Amposta y San Carlos de la Rpita (10 kilmetros),mand construir Carlos III y mejor Isabel II. La razn que aconseja prescindir de las golas para acceder al Ebro es que la sur estaba ya cegada y lanorte tena una incmoda y a veces peligrosa barra.Es evidente que todo ello implicaba rehabilitar tambin la navegacincomercial en el Ebro por lo menos entre Tortosa y el mar y abraamplias perspectivas al deseo aragons de lograr una salida martima a susproductos. As se explica la simpata con que fue recibido el proyecto en lastierras tortosinas y aragonesas.Para Tortosa, el establecimiento de una estacin naval en el bajo Ebro,resolva sus problemas, ya que la situaba en la encrucijada estratgica existente entre Catalua, Valencia, Mallorca, Aragn y la Espaa interior ydestacaba su individualidad, a la par que la vinculaba estrechamente a laadministracin central de Espaa.Hoy resulta difcil determinar si la idea de rehabilitar el bajo Ebro, comopunto estratgico y comercial, parti de la Marina de Guerra o de instituciones locales. La revista La Zuda, en su nmero extraordinario dedicado, en1915, a este tema, considera iniciador de la idea al entonces capitn de corbeta D. Jos Fita Palanca, que puso en la misma todos sus carios y desvelos. La idea, nacida en 1908, fue acogida con fervor por la Cofrada de Pescadores de San Pedro, por la junta local de la Liga Martima Espaolapresidida por D. Damin Llombart y por todas las fuerzas polticas tortosinas, desde los carlistas hasta los republicanos.El proyecto de rehabilitacin fue acogido en Madrid con gran simpata,en 1912, por el almirante Marqus de Pilares, por amplios sectores delMinisterio de Marina; no olvidemos que el almirante Aun, Marqus dePilares, era tenido entonces como el hombre seero de los criterios de laNueva Escuela, compartidos por muchos mandos.La Memoria de 1911.

    En 1911, ante las prdidas de buques y el nmero de vctimas ocasionados por los temporales de Levante, se convoca, segn recuerda Mangran,Ao 1985

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    EL TORPEDERO NUMERO 1 REMONTA EL EBRO HASTA TORTOSAuna Asamblea Martima de Levante, celebrada en Castelln los das 8, 9 y10 de julio. A esta asamblea asiste la Liga Local Martima de Tortosa, presentando una Memoria sobre la rehabilitacin del puerto de Tortosa parafines militares y comerciales, suscrita por el entonces secretario de la juntalocalD. Damin Llombart; Memoria que fue aceptada por unanimidad.El 17 de enero de 1912 se rene en Madrid la Asamblea General de laLiga Martima Espaola, que hace suya la mocin de Tortosa, y despus deun atento estudio presenta, en octubre del mismo ao, una razonada instancia, suscrita por el presidente de la Junta Central de la Liga Martima Espaola, D. Joaqun Snchez de Toca, y dirigida a su excelencia el ministro deMarina. En ella manifiesta que la Liga Martima Espaola patrocina, mejordicho, hace suya la Memoria que present a la Asamblea Martima deLevante D. Daniel Llombart debi consignar D. Damin explicando losfundamentos de la necesidad de habilitar el puerto de Tortosa en forma quepermita utilizar, en favor de la regin, las condiciones naturales del Ebro y desu desembocadura para fines militares y comerciales.

    Por afectar a puertos, se dio trmite a dicha instancia a travs de la Direccin General de Navegacin y Pesca Martima, que el 30 de noviembre de1912 la remite para su informe al Estado Mayor Central de la Marina.Esta direccin se halla en un todo conforme con los razonamientos deldiscreto informe del Ayudante de Marina de Tortosa, y a poco que se profundice en el objetivo del puerto de refugio que se propone, salta a la vista loimportante de su necesidad, no slo bajo el punto comercial, sino tambin delhumanitario; para poner un dique a los efectos desastrosos que en aquellaregin producen a toda clase de embarcaciones los duros temporales all frecuentes.Ante el informe favorable emitido por el Estado Mayor Cetral se nombra una comisin R. O. de 24 de marzo de 1913 que estudie los problemas que suscita la rehabilitacin del puerto de Tortosa y la navegacin delEbro. Pocos das ms tarde, rinde sus conclusiones iniciales netamente favorables al proycto.Es indudable la influencia que la opinin del Estado Mayor Central va aejercer en el curso del proyecto.

    Consideraciones hidrogrficasy militares en torno a la creacin de una estacin naval en el Ebro.En el campo hidrogrficoel plan inicial del canal, abrigado por un malecn, que cmunique el Rincn de Levante con el Ebro, pierde fuerza ante

    la sugerida ampliacin y acondicionamiento del antiguo canal de Carlos IIIentre Amposta y San Carlos de la Rpita.El 7 de mayo de 1913 la primera seccin del Estado Mayor Central de laMarina recibe el expediente de rehabilitacin procedente de la DireccinGeneral de Navegacin y Pesca Martima, del que informa negativamente elAo 1985

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    F. F. OLESA MUIDO20 de mayo de 1913.El proyecto de rehabilitacin no se remite a la DireccinGeneral de Navegacin y Pesca hasta el 25 de junio de 1913.

    No le gust al almirante Aun el contenido del informe emitido, juntocon todo el expediente, a la Direccin General de Navegacin y Pesca Martima, el 20 de mayo de 1913. Rebati los argumentos esgrimidos de contrario en forma extremadamente acadmica. En su opinin, las principalescondiciones a que deba responder una base naval secundaria, tipo estacinnaval de refugio de torpederos y submarinos, eran las siguientes:1. Estar situada en un punto de la costa que permita a las fuerzas navales apostadas en ella acudir rpidamente en defensa de las poblaciones atacadas, o cortar la ruta de los buques de guerra o mercantes enemigos quetransiten cerca de nuestras costas.Estima que las golas del Ebro se hallan casi equidistantes de Barcelona,Valencia y Mallorca, adems en el medio de aquellos dos primeros radios seencuentran Tarragona y Castelln; con lo que son ya seis ciudades importantes, tambin cita la extensa costa de Barcelona llena de industriosaspoblaciones y numerosas fbricas, cuya nica defensa seran los cazatorpederos, sumergibles y minas que hbilmente dispuestos, constituyen unaamenaza constante para los grandes buques que se aventuren a atacar nuestras poblaciones comerciales o intenten hacer desembarcos en la costa, conlo que el tringulo estratgico es ms amplio y se extiende desde la fronterafrancesa a Cartagena y Baleares, n quedando limitado a Barcelona, Valencia y Mallorca.2. Tener fcil salida al mar y reingreso al puerto en todo tiempo. Lasalida de los torpederos y submarinos desde el fondeadero de Tortosa almar, ser fcil y exenta de todo tropiezo tan pronto como se hagan las necesarias obras de canalizacin y dragado, que pueden realizarse con mnimogasto.3. Contar con una eficaz defensa que permita a nuestros buquesponerse a cubierto de cualquier ataque del enemigo.El fondeadero de Tortosa cumple esta condicin porque los bajos fondosque rodean las golas del Ebro no permiten que se acerquen buques de lasdimensiones y calado necesario para montar caones de gran alcance; elfondeadero de Tortosa est 40 kilmetros internado en el ro, y entre lacosta y el puerto se levantan como muralla formidable las montaas del Colldel Alba y sus derivaciones (337 metros), y, por ltimo, hacia el oeste se yergue como atalaya vigilante la cima del Monte Caro en los puertos de Beceite(1.413 metros).4. Poseer muelles de extensin suficiente para que puedan atracar

    simultneamente, si fuese necesario, todos los buques que hayan de surtirsede pertrechos y materiales.Opina que la extensin necesaria de muelles, puede obtenerse con acantilar una de las orillas y establecer en ella los almacenes necesarios, contando adems con que la ciudad de Tortosa puede proveer de cuantorequiera la vida de las tripulaciones.12 9

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    EL TORPEDERO NUMERO 1 REMONTA EL EBRO HASTA TORTOSA5. Tener comunicacin fcil y rpida por tierra o por vas fluviales, conlos centros de produccin y acopio de los pertrechos necesarios para losbuques adscritos al puerto de refugio.Hay que hacer constar la observacin hecha por el capitn de corbetaFita, al sugerir la construccin de una lnea frrea afluyente de carcter estratgico, que no es otra cosa que la de Val de Zafn a San Carlos de la Rpita,enlazando en Tortosa con la lnea frrea costera. El inters estratgico de lalnea de Val de Zafn es que su trazado hacia el interior hacia Aragnelude los riesgos de la lnea litoral susceptible de posibles ataques martimos.6. Tener una poblacin prxima que provea en todo momento a las tripulaciones de los recursos de vida de orden no militar, condicin sobrada

    mente cumplida por la ciudad de Tortosa.7. Contar con puntos de eficaz observacin que, sin ser expugnables nivistos por los enemigos, puedan comunicar todos sus movimientos.Las que seran fciles de encontrar en aquella zona. En su opinin, en elbajo Ebro, en el tradicional puerto de Tortosa, se hallaban providencialmente reunidas, actual o potencialmente, todas las condiciones necesariaspara establecer, fcil y econmicamente, una base naval secundaria , destinada a refugio de torpederos y submarinos.La comisin tcnica de 1913.

    De la comisin nombrada al 24 de marzo de 1913forman parte el coman- -dante de Marina de Tarragona, capitn de fragata D. Gerardo Armijo Segovia; el capitn de corbeta de la escala de Mar D. Eugenio Montero Requena; el tambin capitn de corbeta D. Jos Fita Palanca; el capitn de corbetade la escala de Tierra D. Eugenio Pasqun Reinoso, y el teniente de navode dicha escala D. Cayetano Marabote Horta.El 25 de junio el proyecto, ya elaborado, se remite a la Direccin General de Navegacin y Pesca, que lo traslada para su vista en junta superior.Reunida sta el 6 de diciembre acord que considera de gran conveniencia larehabilitacin del puerto de Tortosa, por lo importante que sera bajo elpunto de vista martimo-militar contar con un puerto de refugio para torpederos y sumergibles.El expediente se remite a la Direccin General de Navegacin y PescaMartima y esta Direccin, el 24 de diciembre, lo enva al Ministerio deFomento; hecho confirmado por la comunicacin que remite la DireccinGeneral de Navegacin al Estado Mayor Central el 24 de febrero de 1915,donde se dice: Que dicho expediente de Rehabilitacin del Puerto de Tortosay Navegacin del Ebro fue enviado el 24 de diciembre de 1913 al Ministeriode Fomento a los fines que competan al mismo, sin que hasta lafecha se hayarecibido noticia alguna sobre el estado del asunto. -_

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    F. F. OLESA MUIDOLa actitud del Ministerio de Fomento.No es de extraaresta posicin que culmina con el extravo, puro y simple,del expediente remitido al Ministerio de Fomento y de toda ulterior providencia o resolucin adoptadas en l. En el archivo del Ministerio de ObrasPblicas, sucesor en este mbito del Ministerio de Fomento, no se halla rastro alguno del expediente.En marzo de 1915, sin embargo, una comisin de la Liga Martima Espaola pide al Ministerio de Fomento la pronta realizacin del proyecto, sinobtener resultados positivos.Independientemente, al iniciarse la guerra europea, se pidi a la Jefaturade Obras Pblicas de Tarragona como medio de dar trabajo a refugiadose inmigrantes que consignara una cantidad para realizar obras en el reaportuaria de Tortosa. Lo nico que se consigui es que la Direccin Generalde Obras Pblicas, pasado un tiempo, ordenara a la Jefatura Provincial deTarragona la formulacin de un presupuesto para el estudio del proyecto deRehabilitacin del Puerto de Tortosa.No es ajena a todo ello la nueva orientacin en materia de puertos; ladificultad en constituir la Junta de Obras del de Tortosa dado su mbitoy caractersticas y el deseo, por parte de Tarragona, de ejercer un discretomonopolio del trfico martimo comercial sobre toda su provincia y, a travsdel ferrocarril, sobre buena parte de las tierras zaragozanas y del Bajo Aragn, junto con las dificultades econmicas existentes para desarrollar y terminar la ambiciosa ampliacin del puerto de Tarragona.El plan de Rehabilitacin del puerto de Tortosa y de navegacin del Ebrono se rechaz: simplemente se perdi el expediente. Ulteriores investigaciones han confirmado tal prdida.La Ley de 17 de febrero de 1915.

    La Ley de 17 de febrero de 1915 Ley Miranda es de corte jeune eco-lista. Se eliminan los acorazados propuestos en el primer proyecto comobien recuerda Ricardo Cerezo en su estudio Armada Espaola. Siglo xxy se dispone la construccin de cuatro cruceros rpidos, seis contratorpederos, veintiocho sumergibles, tres caoneros y dieciocho buques de vigilancia. Se consignan, adems, fondos paraobras en los arsenales, minas ydefensas submarinas, y construccin de un adecuado tren naval.Para nuestro estudio resulta de particular inters el artculo 2. de laLey, que destina un crdito de dos millones de pesetas para las habilitaciones necesarias en los puertos que se designen como refugio de torpederos ysumergibles y un milln ochocientas mil pesetas para varaderosflotantes. Entales consignaciones centra sus esperanzas de rehabilitar el puerto de Tortosa el almirante Aun.Ya Fita haba sealado la necesidad de disponer en la Estacin Naval deTortosa de un tren de dragado para el ro y de los adecuados varaderos. El14 9

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    EL TORPEDERO NUMERO 1 REMONTA EL EBRO HASTA TORTOSAalmirante Aun sabe ya como obtener los recursos para lograrlos. Peroantes es necesario que los tcnicos, ya que no se trata de materia adecuadapara un estudio parlamentario, determinen cuntos y cules han de serdichos puertos de refugio y si Tortosa ser uno de ellos.Para facilitar esta seleccin propone que las instituciones, los tcnicos ylos estudiosos aporten datos, que cotejados y controvertidos ayuden al estudio y resolucin de tan importante materia.Aun considera necesario:1. El examen de las golas del Ebro y el cauce de este ro por una comiSin de expertos oficiales de Marina. Este examen, realizado ya en1913, dio como resultado un informe totalmente favorable, recomendando el Ebro como uno de los puntos ms indicados para el

    emplazamiento de una Estacin Naval.2. La experiencia prctica de hacer entrar por la barra uno de losmodernos torpederos y remontar el ro hasta donde permitan lascondiciones naturales de sus aguas. Esta experiencia se realiz conpleno xito, aunque con dificultades. El da 30 de marzo de 1915slo cuarenta das despus de ser sancionada la Ley Mirandaeltorpedero Nmero fondeaba en Tortosa. Mayor celerida cabe.

    Bosquejo del ro Ebro desde Tortosa hasta el mar, formado por D. Joaqun Rodrguez deRivera en 1874 (Archivo del Museo Naval).7f0

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    F. F. OLESA MUIDO3. Enviar al buque-aviso Urania, de la Comisin Hidrogrfica, paraque procediera a rectificar las cartas en el rea de las golas por estarsus perfiles y fondos muy modificados desde el ltimo levantamiento.

    Situacin hidrogrfica. Parmetros a considerar. Cartas y planos.Resulta ser de imperativo estudio:a) La cartografa de las bocas o golas, abiertas o cerradas, y del cursobajo del Ebro hasta el lmite, por lo menos, de la jurisdiccin mar

    tima.b) La cartografa del delta del Ebro y de sus estanques, balsas y canales, naturales o artificiales.c) Los derroteros martimos, en tanto y cuanto tratan de las costas ylitorales de los Alfaques y, en general, del delta y desembocaduradel Ebro.d) Lasdescripciones de la zona.e) El rgimen hidrulico del ro Ebro en 1913/1915.Para el estudio de la cartografa de las golas y del curso bajo del ro hastaTortosa punto lmite de la jurisdiccin martima se dispone, ante todo,en la segunda mitad del siglo XIX, del Bosquejo del ro Ebro desde Tortosaal mar, realizado en 1874, a la vista del mapa de Tarragona, por el tenientede navo-de segunda clase D. Joaqun Rodrguez de Rivera.En l destacan los siguientes trazos: a) el Ebro desemboca mediante dosgolas, llamadas de Tramontana o del norte y de Mitjorn o del sur,que forman una horquilla que define la isla de Buda; b) al norte del cursobajo del Ebro se define una antigua gola el llamado Goler, ya entoncescegada, y que, cerca del puerto del Fangal, se bifurca formando, su ramaizquierda, la llamada Bassa de les Oiles, que comunica con el puerto delFangal, y la zona derecha que, abrindose a la mar libre, forma el Pal, ynutre la Bassa de la Estrella y la del Iliot. La zona comprendida entre la mary las dos rams del Goler delimitan la llamada lila de Mar; c) no resultadefinido el litoral de los Alfaques, del que slo destacan la boca de la encaizada, la torre-fuerte de San Juan y la playa del Trabucador; d) destaca elcanal de navegacin San Carlos de la Rpita-Amposta; e) en el curso delEbro, desde la gola norte de su desembocadura hasta la ciudad de Tortosa,ro arriba, estn sealados sus veriles de sonda.Del mayor inters resulta el levantamiento del Plano del ro Ebro desdelas Golas hasta Tortosa, que realiz en 1880 la Comisin Hidrogrfica, mandada por el capitn de fragata D. Rafael Pardo de Figueroa, y que fueimpreso y publicado por la Direccin de Hidrografa en 1883, En l se definen con todo cuidado las posibles reas de recalada y la lnea ms aconsejable de acceso al Ebro desde el mar, que se concreta en la gola norte, o de

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    EL TORPEDERO NUMERO 1 REMONTA EL EBRO HASTA TORTOSATramontana, y la ulterior navegacin Ebro arriba. Se detectan, sin embargo, los bajos, pesqueras y obstculos de todo tipo que, hasta fondear en Tortosa, existan entre la isla de .Gracia, Amposta y Tortosa, y que hoy subsisten, en parte, junto con otros de nueva creacin, segn hemos podido comprobar.Este plano adviene no fiable a partir de la gran riada de 1907, que alterasustancialmente los fondos, riberas, perfiles y lneas de descarga y salida delbajo curso del Ebro.El 14 de abril de 1915, cuando el torpedero Nmero 1 remont el Ebro,su comandante comunicar al comandante general de la Escuadra de Instruccin, con respecto a las golas del ro, que las llamadas del Norte, Este yprincipal (carta n. 809), han desaparecido (...), en la actualidad slo existeuna por la que ha entrado y salido; est orientada al Este, y para tomarla hayque abrir un poco al poblado de las Barracas con las farolas de Cabo Tortosa, la punta Norte avanza hoy casi a la misma altura que la punta Sur.La Gola Sur sigue el informe est completamente cegada, no slopor la parte de la mar sino en el interior, con un enlace con el ro, siendo, portanto, intil para la navegacin. Y resume: La Gola actual es sumamentevariable de profundidad y forma, y debido a la mucha corriente es muy difcilsondarla, pues entre sta y las rompientes ninguna embarcacin puede aguantarse fija sin estar fondeada. Esto hace que el paso por dicha gola sea muyarriesgado o inseguro por no poderse conocer ni el braceaje ni la direccin del

    Actual situacin de la cegada Gola Norte. Vase al londo. a a izquierda, la llamada Isla deSan Antonio (Fotografa area del autor).Ao 1985 17

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    canal, y en caso de varada, que es lo ms posible el torpedero Nmero var al embocar y desembocar el ro, de haber alguna mar, cualquierbarco se perdera irremisiblemente.Este informe explica y justifica las dos soluciones de acceso al Ebro: porel norte, desde el Rincn de Levante mediante un canal protegido por unmalecn; o por el sur, desde ls Alfaques, mediante la ampliacin delcanal de navegacin de Carlos III.La gran riada de 1937 abre una nueva gola la denominada gola deZurrapa orientada hacia el norte, siguiendo el curso del ro, y situada muycerca de donde, en 1911, se proyect la apertura del nuevo canal. Tambinproduce la creacin, por aportes de aluvin, de la triangular isla de SanAntonio al este de la nueva gola y el total cegamiento de la vieja golanorte, que se transforma en un brazo muerto del Ebro. Hoy el nico accesoal ro desde la mar es la gola de Zurrapa. Segn se desprende del examendel terreno, hecho a pie, navegando sus costas y canales y desde el aire.La otra frmula, la limpieza, aplicacin y mejora del canal de navegacinde Carlos III modificado ya en su concepcin y trazado durante el reinadode Isabel II, consista en aumentar la cota del canal y alimentarlo comobien recuerda Milln y Roca con aguas del Ebro derivadas en el Azud deCherta. Con ello se pretenda resolver un importante problema. El primitivo canal el de Carlos III era un canal a nivel del mar y del bajo ro, ypor ello se obstruy rpidamente con el fango.

    Actual situacin de la Gola de Zurrapa o de Galacho. huy unicuahierta(Fotografa area del autor).

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    EL TORPEDERO NUMERO 1 REMONTA EL EBRO HASTA TORTOSAEl construido bajo Isabel II tena una longitud de 10.334 metros deancho. Estaban dispuestas tres esclusas, conocidas como de Amposta, Intermedia y de San Carlos. Sus cotas eran de 3,78 metros, 1,50 metros y 2,20

    metros, respectivamente sobre el nivel del mar. Junto al canal haba uncamino de sirga de cuatro metros de ancho como seala Milln y Roca.

    Esquema del proyectado canal Amposta-La Rpita y d& puerto de Los Alfaques, segn elmpa de Marn (1749).Ao 1985 19

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    F. F. OLESA MUIDOPero hacia 1867 estaba completamente cegada su desembocadura y era tansolo un canal de riego.Los Derroteros.

    Constituyen elementos esenciales para el estudio hidrogrfico del bajocurso del Ebro, de su desembocadura, de la costa del delta y de los puertosdel Fangal y de los Alfaques.En la tercera edicin del Derrotero de las costas de Espaa en el Mediterrneo, de Tofio, que aparece en 1847corregida y adicionada por la Direccin de Hidrografa, destaca la determinacin de una posicin astronmicams exacta que la de la edicin de 1787, para puntos tales como la poblacinde San Carlos de la Rpita, la cumbre del Montsi y el cabo Tortosa; la fijacin de distancias ms precisas entre diversos puntos del puerto de los Alfaques; la ms exacta ortografa utilizada para designar lugares tales comoCasas de Alcanar que antes apareca como Casas de Can y golfo deAmpolla antes designado como Ampudia o Ampulla, y tambin la subsanacin de algn error de referencia.En cuanto al acceso al ro Ebro desde el mar incluye un interesanteprrafo: Para entrar por la gola del S. slo pueden verificar los faluchitos,porque no tiene sino de 2 a 3 pies de fondo, y se hace una terrible rompiente.Por la del N., que tiene de 5 a 7 pies en invierno y de 3 a 5 en verano, es pordonde entran y salen todas las embarcaciones del trfico de Tortosa; una yotra son mudables, y para la averiguacin, despus de una riada o un ternporal, por donde est el mayor fondo, hay en la gola N. dos prcticos que cuidan de dirigir la entrada de todas las embarcaciones que lo intentan: hay uncastillo de madera con tres caones y un obs para defender la entrada de labarra.El denominado Derrotero General del Mediterrneo (tomo 1), redactadopor la Direccin de Hidrografa y publicado en 1860 por el Depsito Hidrogrfico, corresponde a distinto esquema. Como todo derrotero sigue la costaaqu partiendo del sur, pero la informacin recogida es ms amplia yquiz ms concreta: felizmente acaba de terminarse el canal de San Carlos,que, arrancando desde esta ciudad, se comunica con el ro, cerca de Amposta, para facilitar la navegacin interior, evitando a los barcos el peligrosopaso de las golas. Destaquemos que se contempla como instrumento denavegacin interior, no como instrumento de navegacin martima. A continuacin aade: En el da surcan las aguas del Ebro algunos vapores de pococalado que se remontan hasta Mequineza.Sobre el acceso al canal desde San Carlos seala: El canal de San Carlos,de que dejamos hecha mencin, tiene sus primeras esclusas a poco ms de uncable al E. de la ciudad. Por fuera de su boca se sondean de 5 a 6 pies deagua, por lo que slo pueden entrar en l barcos de poco calado.El Derrotero General del Mediterrneo (tomo 1), publicado en 1873 yredactado en el Depsito Hidrogrfico, supone una revisin y perfecciona20 9

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    EL TORPEDERO NUMERO 1 REMONTA EL EBRO HASTA TORTOSAmiento de la edicin de 1860, advierte: El cabo de Tortosa es el vrtice mssaliente de la isla de Buda, y consiste en una punta muy rasay anegadiza queavanza en direccin al E., y a la que es preciso dar mucho resguardo porquedespide bancos de arena que sufren alteraciones diarias por las continuasluchas del ro y de la mar, habindose formado desde 1868 un banco porfuera de ella en direccin al SE. de ms de medio cable de longitud y cuatrometros de fondo, que, probablemente, se unir con el cabo. Asimismo existe,de reciente creacin, un islote por la parte septemtrional de la gola del Norte,que tendr como 2,5 cables del SE. al NO., separado de la costa por un estrecho e impracticable canalizo, el cual s probable forme parte del continentedentro de poco tiempo. Islote, ste posible origen de la actual isla de SanAntonio.

    En 1873 estaba el canal San Carlos-Amposta inutilizado como de navegacin.En 1880 la Comisin Hidrogrfica, mandada por el capitn de fragataD. Rafael Pardo de Figueroa, levanta el Plano del ro Ebro desde las Golashasta Tortosa,El trabajo efectuado es perfecto y se reflej.aaparte de en una excelentecartografa en los derroteros de 1883 y posteriores, que suponen, en sutiempo, una total renovacin de planteamientos y de informacin, especialmente en cuanto al curso del ro Ebro se refiere.Como edicin ms prxima a los hechos aqu recogidos se adopta lasexta edicin, publicada en Madrid el ao 1913 bajo el ttulo DerroteroGeneral del Mediterrneo (tomo 1) y redactada en la Seccin de Hidrografa.El curso inferior del Ebro se describe as: El tramo del Ebro, comprendido entre las golas y Tortosa (...), tiene una profundidad variable segn lascircunstancias, corre a razn de una mil/a por hora; pero se halla expuesto afrecuentes avenidas, si bien ocasionan desastres de muy tarde en tarde, eninvierno con temporales del S. o del cuarto cuadrante, acompaados de lluvias, y en primavera durante el deshielo, sin que preceda mal tiempo, caso enque suelen inundarse las mrgenes hasta una mi/la por banda y banda delcauce ordinario, donde el agua se eleva de 3 a 4 metros, corriendo a menudohasta a razn de 7 millas por hora.En cuanto a las golas indica: La gola meridional, o del Sur, rara vez tienems de 1 m. de agua en su barra, por lo cual slo admite embarcacionespequeas, mientras que la del N., aunque ms hondable, vara de profundidad conlas avenidas del Ebro. Ambas barras son mudables y muy peligrosas, as queslo tomando antes a bordo uno de los prcticos residentes en las cercanas,los cuales estn siempre al tanto de las alteraciones, y aprovechando una ocasin de mar llana, se puede acometer la go/a del N. con un buque de caladoconveniente (...). Slo con mar llana, no habiendo riada, se puede pasar labarra de la gola del Norte por una o ms de las golas subalternas, cuya profundidad no excede de 1,4 metros, y que el prctico baliza diariamente conestacas; pero aun as los faluchos construidos a propsito para esta navegacin tocan en e/fondo, a pesar de haber alijado previamente parte de su cargaAo 1985

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    F. F. OLESA MUIDOen las embarcaciones menores, y a veces los mismos se ven obligados eninvierno a esperar un mes en el puerto del Fangal para poder entrar, y otrotanto en el casero de las Barracas para poder salir (...).En cuanto al canal Ebro-puerto de los Alfaques seala: El Canal denavegacin que, arrancando desde cerca de ella de San Carlos de laRpita, termina en Amposta (...), en 1861 slo admita embarcacionescL.yo calado no excediese de 1,4 metros, en la actualidad est completamentecegado en su desembocadura.A modo de sntesis puede concretarse sobre el curso del bajo Ebro, elpuerto de los Alfaques, el canal de San Carlos-Amposta y la costa norte deldelta, con respecto a 1913/1915, lo siguiente:

    a) La gola sur del Ebro estaba prcticamente cerrada.b) La gola norte del Ebro estaba abierta, aunque con las limitacionesque el derrotero de 1913 seala y que pueden resumirse as: utilizar buquede calado conveniente y servirse de uno de los prcticos que habitan en laislas de Buda o en el poblado de Las Barrosas.c) Aguas arriba del Ebro, remontadas las golas, se debe estar en todomomento pendiente de los bancos, lajas y obras sumergidas existentes, delos tornos del ro y de los cambios de corriente y braceaje que el aumento odisminucin de caudal originan.d) Elpuerto de los Alfaques era el mejor y ms capaz de los existentesen el delta del Ebro; pero con acusada tendencia a irse cegando.e) El canal de navegacin San Carlos de la Rpita-Amposta, dos vecesabierto y otras dos veces abandonado, denota una clara tendencia a cegarse.El rgimen hidrolgico del ro Ebro en 1913-1915.

    En el aspecto hidrolgico resulta de especial inters examinar cuatrocuestiones: caudal medio, efectos del estiaje, valor de las crecidas y pendientes del curso.a) El caudal medio diario del Ebro en 1912 era de 294 metros cbicospor segundo; en 1913, de 331 metros cbicos por segundo; en 1914, de 371metros cbicos por segundo, y de 712 metros cbicos por segundo en 1915.En 1916 baja a 460 metros cbicos por segundo. Evidentemente, el ao 1915fue un ao excepcionalmente apto para una navegacin en el Ebro.b) En cuanto a los efectos del estiaje es de advertir que los aforos mnimos son en Fayn, en 1912, de 30 metros cbicos por segundo, y de 33metros cbicos por segundo en Flix; en 1913 son en Fayn de 38 metroscbicos por segundo, y 40 en Flix; en 1915, de 99 metros cbicos en Fayn,y de 78 en Flix, y en 1916, de 64 metros cbicos por segundo en Fayn, y de58 en Flix. Evidentemente el ao ptimo en un ro no regularizado era el de1915.

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    EL TORPEDERO NUMERO 1 REMONTA EL EBRO HASTA TORTOSAc) En cuanto al valor de las crecidas del Ebro es de advertir que segnCarreras Candi: el 25 de mayo de 1853 en primavera sube el Ebro en8,09 metros sobre el nivel normal, el 21 de octubre de 1866 en otoo,el Ebro sube en Cherta 7,88 metros sobre su nivel ordinario; el 21 de enerode 1871 en invierno, 6,42 metros; el 17 de septiembre de 1884 enotoo prcticamente, 7,24 metros, y el 23 de octubre de 1907 en plenootoo, 9,20 metros sobre el nivel normal. Resulta, pues, que salvo verano, ha habido grandes crecidas e inundaciones en otoo, invierno y primavera.La altura alcanzada por las aguas sobre el normal cauce depende de queste discurra ms o menos encajonado en sus riberas. En el informe delcomandante del torpedero Nmero 1 se indica que en la barra del Ebro

    (gola norte) haba, el da 24 de abril de 1915, 1,60 metros de agua; sinembargo, el propio comandante manifiesta que aguas arriba, y pocos dasdespus, el ro Ebro tena ms de tres metros de crecida y al tratar de pasarla barra el da 5 de abril de 1915 para ganar la mar, se sonde en la barra1,30 metros y 1,50 metros al sondar el siguiente da 6 de abril de 1915.d) En cuanto a la pendiente media del bajo Ebro, dado que en Escatrn la cota del ro sobre el nivel del mar es de 100 metros, y que la distanciaa la desembocadura es de 260 kilmetros siguiendo el curso del ro, resultatericamente ser la pendiente media, en este tramo del ro, de 0,0004metros por kilmetro. Pero esta pendiente resulta como bien sealaCarreras Candi muy irregular. El Ebro presenta numerosos rpidos quedificultan el trfico y que-, en ciertos puntos, alteran en forma sustancial lapendiente media. En Mora de Ebro llega a ser de 0,0011 metros por kilmetro; aguas abajo de la Magdalena resulta ser de 0,0009, y de slo 0,0001cerca de laconfluencia del Segre. El acondicionamiento del cauce, ni difcilni caro, exiga, sin embargo, obras. En estas condiciones la efectiva regulacin del ro es, en 1915, sin embalses de cabecera en servicio,y sin realizarobras de acondicionamiento del cauce, completamente imposible.- No es, pues, de extraar que el Estado Mayor Central de la Marina esti

    mara como tiempo ptimo para realizar este reconocimiento del curso inferior del Ebro la tercera decena del mes de marzo de 1915, y la primera delsiguiente mes de abril del mismo ao, por ser habitualmente poca de crecidas y quedar la barra ms expedita. Esto explica que el torpedero Nmero 1 llegara a Tortosa a las cinco y cuarto de la tarde del da 30 de marzo de1915, y que saliera de Tortosa el da 5 de abril de 1915, a las nueve de lamaana.La misin de remontar el Ebro.

    Atenindose a lo dispuesto por el Ministerio de Marina, el comandantegeneral de la Escuadra de Instruccin ordena a los comandantes de los torpederos Nmero 1 y Nmero 2 que en viaje de instruccin salgan con susbuques de Cartagena el da 19 de marzo de 1915para Valencia y San CarlosAo 1985

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    F. F. OLESA MUIDOde la Rpita, preparados para pasar la barra del Ebro y remontar el ro hastaTortosa. Ostentaba el mando de la conserva el comandante del torpederoNmero 1, teniente de navo D. Saturnino Montojo y Patero, y mandaba eltorpedero Nmero 2 el tambin teniente de navo D. Cristbal Montojo yCastaeda.A las siete de la maana, los dos buques que integran la conserva dejansu fondeadero de Cartagena y se dirigen a Valencia para cumplir la misinencomendada.Caractersticas de los torpederos Nmero 1 y Nmero 2.

    La misin de remontar el Ebro se encomienda a estas unidades, por susespeciales caractersticas; las ms adecuadas, sin duda, para este tipo denavegacin, dado el material entonces disponible en nuestra Armada.Pertenecan a la serie de torpederos que, originariamente prevista en laLey Ferrndiz como de 24 unidades de 150 toneladas de desplazamientocada una, se transform en una serie de 22 unidades dos buques menos,pero de 190 toneladas. Se dijo, afirma con razn Ramrez Gabarrs, que losfondos destinados a construir la ltima pareja de las 24 unidades en principioprevistas, se destinara a la construccin de un cuarto destructor. La verdades, sin embargo, que consumidos los crditos previstos, dado el mayor tonelaje de las unidades construidas, se tuvo que renunciar a dos de ellas. Detodas formas, como seala Ramrez Gabarrs, formaron la ms larga seriede buques homogneos jams poseda por la Marina espaola.

    Modelo del torpedero Nmero que se conserva en el Museo Naval de Madrid.24 Nm. 9

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    Se observaenestafotografa, hechaen aguasde Tortosa. que el torpedero Nmero 1 montabaen marzo/abril de 1915 sus tres tuboslanzatorpedos(Archivo fotogrfico Dauf).47 milmetros. Dos chimeneas. Montaje giratorio doble de tubos lanzatorpedos de 450 milmetros. Montaje simple de tubo lanzatorpedos del mismocalibre. Un reflector sobre plataforma. Una pieza de 47 milmetros montadaen cruja y, sobresaliendo por popa, la mecha y pala del timn.El artillado estaba constituido por tres caones de 47 milmetros. Contaba, adems, como qued ya sealado, con tres tubos lanzatorpedos de 450milmetros . -Los caones eran semiautomticos, tipo Vickers, de 50 calibres, cierrede cua vertical, y tiro rpido 30 disparos por minuto. Su alcance secifraba en 2.500 metros, con una velocidad inicial del proyectil que pesaba1,400 kilogramos de 853 metros por segundo. La pieza que pesaba 280kilogramos quedaba protegida por un ligero mantelete.Un dato de gran inters aporta Aguilera: La artillera de estos bacos seconstruy en los talleres de la Compaa Annima de Placencia de las armas,y los tubos lanzatorpedos acabaronfabricndose por la propia S. E. C. N. (Sociedad Espaola de Construccin Naval) en Cartagena, al ser rechazados porla Co,nisin Receptora los de procedencia britnica. De esta suerte seemprenda en nuestra Patria una nueva fabricacin de elementos de guerraindependizndose del extranjero, como sucedera al no poder servir por lascircunstancias blicas mundiales, un nuevo material para sustituir el desecha26 Nm. 9

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    EL TORPEDERO NUMERO 1 REMONTA EL EBRO HASTA TORTOSAdo. En 1915 se probaron, al efecto, con satisfactorio resultado, los tubos delanzar de construccin nacional montados en la unidad nmero 7. Mont eltorpedero Nmero 1 en 1911, sin embargo, los originarios tubos Armstrong.En 1912 se efectuaron las pruebas de stos. El 9 de mayo del propio ao seentreg el buque a la Marina. Despus de 1915 los tubos fueron sustituidospor otros fabricados en Espaa.Es interesante destacar la disposicin de su artillera. En la lnea de cruja y a popa de la plataforma del reflector, con campo de tiro libre por banday banda, y por popa, est situada una de las piezas de 47 milmetros. A proade la primera chimenea y a popa del puente de mando quedaban situadas,una en cada banda, las otras dos piezas de 47 milmetros. No estn en lamisma perpendicular de cruja. La pieza situada a estribor queda algo retrasada con respecto a la emplazada en la banda de babor. El campo de tiro decada una de estas dos piezas abarca proa, popa y su respectiva banda. Pero,adems, la situacin retrasada de la pieza de estribor, con respecto a la debabor, sugiere la posibilidad de que, disparando por el travs, se logre laconcentracin de las tres piezas mediante una adecuada, pero difcil, disciplina de fuegos; a proa puede concentrarse el fuego de dos piezas; por cadaamura la potencia se reduce a una pieza; por el travs, y con el condicionamiento sealado, puede concentrarse el fuego de las tres piezas; por la aletaes posible concentrar el fuego de dos piezas; y por popa y para un tiro enretirada, despus de lanzamiento, es posible concentrar el fuego de las tres

    Fotografa en que aparece eL torpedero Nmero / sin sus tubos de lanzar.Ao 1985 27

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    F. F. OLESA MUIDOpiezas de artillera de que disponen estos torpederos. Es necesario destacarque tales unidades carecan de una propia y verdadera direccin de tiro.

    Segn acertada definicin de Aguilera, estos buques: Rebosantes depotentes mecanismos asentaban toda incomodidad (...), los cascos y cubiertasde estos torpederos, exigentes del mximo aprovechamiento, venan tasadospor decmetros; el reflector instalado primero en el reducido puentecillo delona trasladbase luego a popa sobre plataforma, bajo la que se pasaba aldepartamento de mquinas apenas practicable para poder erguirse un hombre; una cocinita tipo campaa, entre chimeneas, vera en ocasiones salarse elrancho con no muy fuertes golpes de mar. Con tal estilo de parquedad discurra la vida a bordo, supeditada, en suma, y ms que en ningn otro buquemilitar, a estafinalidad.Con sus limitadas caractersticas estaban bien adecuadamente armados deartillera y torpedos seala Aguilera. Su mantenimiento, sin embargo,se dijo que era costoso, ya que casi continuamente deban de quedar sometidos a revisiones y carenas, y su estructura fue estimada endeble. La realidad demostr, sin embargo, su solidez, pero, sin duda, exiga permanenteatencin y cuidado. La guerra europea, especialmente despus de Jutlandia,los devaluara.Durante ella prestaron excelentes servicios de vigilancia, resguardo yasistencia; custodiando, ocasionalmente, a sumergibles alemanes internadosen puertos espaoles. Algunos de estos torpederos fueron habilitadosdurante la Gran Guerra para el fondeo de minas. Constituyeron inigualable escuela de oficiales y tripulaciones.Su dotacin quedaba constituida por 31 hombres: de ellos un teniente denavo, comandante; un alfrez de navo, segundo comandante, y un oficialmaquinista.

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    POBLACIONABORIGENPRECOLOMBINAEN EL MOMENTODEL CONTACTOY CONQUISTA

    Guadalupe CHOCANO HIGUERASLicenciada en Historia de AmricaIntroduccin.

    A cunto ascenda la poblacin del continente americano cuando Colnlleg a Amrica en 1492? Quienes investigan la historia de la poblacin americana precolombina nos han proporcionado varias respuestas divergentesentre s, debido a que contamos con un material copioso, pero incompleto,y lo que es ms importante, carente de valor estadstico.Por tanto, cualquier visin de conjunto sobre el estado de poblacin en1492 no es ms que una apreciacin provisional sobre una base insegura, yaque, mientras no se lleve a cabo una investigacin a nivel regional en basea sondeos locales, no podemos establecer generalizaciones sistemticas de lapoblacin. Segn se entienda la magnitud de aquella masa indgena, as resultar la concepcin de toda la historia de la poblacin americana (SnchezAlbornoz, 1973).Existen en las crnicas y documentos espaoles gran cantidad de datosdemogrficos referentes a los dos primeros siglos de colonizacin. En general, constituyen una fuente de informacin indirecta, aunque no por ellocarente de significado demogrfico. Son documentos de carcter hiperblicopor varios motivos: el muy humano afn de ponderar todo lo nuevo. As,por ejemplo, Cristbal Coln vera en La Espaola un puerto hondo paracuantas naos hay en la cristiandad, o los tres millones de indios que adjudicara a la misma isla; y, sobre todo, el inters de los cronistas y colonizadores

    en magnificar sus hazaas; los conquistadores luchaban, segn sus testimonios, con cientos de miles de guerreros y los misioneros decan que habanbautizado a millones de paganos.Tambin constituyen fuentes de informacin demogrfica los empadronamientos realizados por el rgimen colonial en distintas pocas, los repartimientos de indios y encomiendas, los libros de confesin y los de tasas y tributos de la Real Hacienda, estos ltimos son la documentacin demogrficams comn y mejor preservada de las primeras etapas. En principio, el tributo indgena debera pagarlo todo aborigen de sexo masculino, con edadcomprendida entre 17 y 50 aos, en calidad de vasallo del rey y a cambio dela exencin de las contribuciones que gravaban a los dems sbditos. Suscondiciones variaron segn las regiones y las pocas, pero, en trminosgenerales, la categora sometida a tributo comprenda a la poblacin masculina adulta.Ao 1985

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    G. CHOCANO HIGUERASLa Corona encomend a Juan de Ovando que recogiera informacinsobre la poblacin de sus dominios de ultramar. Esta informacin ha llegado

    a nuestros das gracias a la labor del cronista mayor de Indias, Juan deVelasco, que recopil en su Geografa de Indias, 1574, toda la informacinque posea el Consejo de Indias. Su obra slo nos proporciona datos referentes a los indios de poblaciones ya pacificadas; el mayor nmero lo registra Nueva Espaa, mientras que para La Espaola donde ya la poblacinaborigen haba desaparecido no da ninguna cifra, as como tampoco paraChile o El Plata, que an estaban en guerra. Toda esta informacin nos dauna idea aproximada de la realidad.En la actualidad, los mtodos antropolgicos ofrecen mayor garantapara determinar el volumen de poblacin indgena en el momento del contacto con los espaoles. A travs del conocimiento de la geografa y geologadel continente americano, de sus formas de alimentacin y sus grados decivilizacin, se puede llegar a obtener unas cifras de poblacin ms probables.Volumen de la poblacin en 1492.

    Los primeros cronistas nos hablan de un Nuevo Mundo denssimamentepoblado, seguramente por las razones que ya explicamos antes.As, por ejemplo, Las Casas nos dir que en las primeras dcadas de laconquista murieron alrededor de 30 millones de indios, lo que nos lleva a unclculo de poblacin aproximado a los 100 millones, cifra que parece fuerade toda realidad.Las apreciaciones de los investigadores modernos acerca del nmero deindios antes de 1492 difieren entre s. La mayor parte de los autores aceptanque, al cabo de cuatro siglos, la poblacin aborigen recobr la cifra total quealcanzaba en 1492 esto apoyara la teora de Holligstworth (1969), en laque considera posible establecer una comparacin en el orden demogrfico,entre la invasin de Mxico por los castellanos, la de Egipto por los rabesy la de China por los mongoles. Egipto, antes de la incursin mahometanaen el siglo vi, tendra unos 30 millones de habitantes, tantos como en 1966,alcanzando un mnimo en 1798; momento en que apenas cont con 2,5millones. -La aceptacin de esta hiptesis implicara la invalidacin del argumentoque rechaza la posibilidad de que la poblacin precolombina de algunasregiones de Hispanoamrica pudiera tener una dimensin prxima a la deprincipios de siglo. El paralelo dice N. Snchez Albornoz es tentador,pero hasta tanto no se halle mejor fundada la historia de la poblacin egipcia,no ser prudente dejarse llevar siquiera por las analogas.En lo que va de siglo, los especialistas en la materia han llegado, encuanto a clculos de conjunto, a muy diferentes resultados; se puede hablarde una tendencia alcista que ofrece unas cifras fabulosas de poblacin,30 9

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    POBLA ClON ABORIGEN PRECOLOMBINA EN EL MOMENTO DEL...frente a la llamada corriente bajista, que, en trminos generales, nos parecems acorde con la realidad de la poca.Entre los mtodos empleados para establecer unos valores aproximados(nos dice Nicols Snchez Albornoz) destacan: el de multiplicar por tres elnmero de aborgenes sobrevivientes en nuestro siglo, partiendo delsupuesto de que desde el siglo xvi en adelante se haban reducido en esaproporcin; o tambin el que evala el potencial ecolgico, regin porregin, y atribuye una densidad tpica a cada una.Por uno u otro mtodo llegarn a cifras muy parecidas Sapper (1924) yRivet (1924); el primero calcula un volumen de aborgenes entre 40 y 50millones, y el segundo da un valor de 40 a 45 millones. Poco despus, Spinder (1928) llegara a un resultado de 50 a 75 millones.

    Cspedes del Castillo cifra la poblacin total del continente, en 1492, enun mnimo de 80.000.000 de indios, de los que unos 64 millones habitaranlos territorios de colonizacin ibrica: Mxico: 20 millones; Ecuador, Per,Bolivia: 60 millones, y las islas del Caribe, entre 100.000 y ms de tres millones.Estas posturas, consideradas dentro de la corriente alcista, se ven sobrepasadas por la del antroplogo Dobyns, que nos da la increble cifr de 90a 112 millones, de los cuales 60 corresponderan a Mxico central y Per.Dobyns generaliza los resultados alcanzados por los estudios de Cook,Simpson y Borah, que no se atrevieron a dar semejante paso.La corriente bajista, representada fundamentalmente por Rosemblat(1945), Kroeber (1934) y Steward (1949), considerado el primero, por losinvestigadores modernos, como el ms realista en sus conclusiones, rebajaenormemente estas cifras.Kroeber, despus de un estudio de la poblacin aborigen de determinadas reas de Estados Unidos, especialmente California, y de la proyeccinhacia atrs de la tasa de crecimiento de la poblacin indgena de Mxico,registrada entre la estimacin de Humboldt (a fines del xViii) y el censonacional de 1930, nos da una poblacin aborigen, en 1492, de 8.400.000indios.Rosemblat, con su mtodo regresivo y utilizando como fuente principalde su estudio la Geografa de Lpez de Velasco (1574), se niega a aceptaruna poblacin superior a los 13.385.000 aborgenes. El reparto de esta cifraera muy desigual, aglomerndose la poblacin en regiones como Mxicocentral o Per, mientras que extensas zonas, como Norteamrica, Chile oLa Plata, apenas estaban habitadas, fenmeno que en cierto modo siguedndose en la Amrica actual. Rosemblat nos ofrece en su estudio unas densidades de poblacin precolombina siguiendo el marco de los pases actuales:

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    Norteamrica y norte de Ro Grande .... 1.000.000 indiosMxico4.500.000 Hait y Santo Domingo (La Espaola) 100.000 Cuba80.000 Puerto Rico50.000 Jamaica40.000Antillas Menores y Bahamas30.000 Amrica Central800.000 Colombia850.000 Venezuela350.000Guayanas100.000 Ecuador500.000 Per2.000.000 Bolivia800.000 Paraguay280.000Argentina300.000Uruguay5.000Brasil1.000.000 Chile600.000

    Frente a estos resultados tan contradictorios slo queda abierto el campode la investigacin a nivel regional, lo que nos permitira establecer unosclculos de conjunto debidamente controlados y garantizados.Hasta el momento las regiones mejor estudiadas han sido Mxico y Per,por el equipo de la Universidad de Berkeley (Escuela de Berkeley) y N. D.Cook, respectivamente.La Escuela de Berkeley, concretamente los investigadores S. F. Cook ySimpson (1948), estudi en Mxico central la regin comprendida entre elitsmo de Tehuantepec y la frontera de los chichimecas y del Reino de NuevaGalicia. Siguiendo un mtodo de proyeccin retrospectiva, elaboraron unaestadstica demogrfica evolutiva: 1519: 11.000.000; 1540: 6.427.466; 1565:4.409.180; 1597: 2.500.000 indios.

    Un decenio despus W. Borah y S. F. Cook (1957), prosiguiendo lainvestigacin, llegaron a la hasta entonces sorprendente cifra de 16.300.000aborgenes en 1532; a partir de estos clculos establecieron la cifra de 25,2millones de indios en 1492 en Mxico central; con una densidad promediode 49 habitantes por km2.Esto significa que en ciertas regiones la poblacin de Amrica habra llegado hasta el lmite de sus posibilidades alimenticias; concretamente enMxico central. Este supuesto confirmara los informes de los conquistadores acerca de la superpoblacin de Mxico, lo que nos parece difcil deaceptar.32 9

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    POBLA ClON ABORIGEN PRECOLOMBINA EN EL MOMENTO DEL...En cuanto a Per N. D. Cook nos da el siguiente cuadro estimativo dela poblacin total de 1520 a 1630; 1520: 3.300.000; 1530: 2.738.673; 1540:2.188.626; 1550: 1.801.425; 1560: 1.513.396; 1570: 1.290.680; 1580:

    1.106.662; 1590: 968.197; 1600: 851.944; 1610: 754.024; 1620: 671.505; 1630:601.645.Tambin respecto a otras regiones de Amrica ciertos investigadores seinclinan por una mayor densidad de poblacin; R. Korietzke (1965) considera factible que en la Espaola vivieran antes de 1492 un milln de aborgenes tal como afirmara Fernndez de Oviedo dada la alimentacinvegetariana; frente a los 100.000 que nos da Rosemblat.

    Declinacin de la poblacin aborigen.En cuanto al descenso de la poblacin precolombina en el perodo decontacto, cuyo clmax parece alcanzarse en 1650 en Nueva Espaa y algunasdcadas despus en Per, depende obviamente del criterio sostenido respecto al volumen inicial de 1492.Lleg la poblacin aborigen en algn momento a un grado de saturacin que no podra sobrepasar salvo con la introduccin de nuevas tecnologas? o, por el contrario, la llegada de los espaoles sorprendi a la poblacin en un grado intermedio de su evolucin?Los resultados obtenidos por la expedicin arqueolgica de la FundacinPeabody en el valle de Tehuacn (Mxico) sugieren un crecimiento lineal dela poblacin en el rea excavada: noroeste de Oaxaca y sureste de Puebla,mientras que los estudios edafolgicos de S. F. Cook (1949) y W. Borah, lesinducen a creer en Mxico central que antes de un crecimiento lineal,la poblacin aborigen haba experimentado altibajos sucesivos.Los trabajos de J. R. Parsons (1968) sobre la evolucin de los patronesde Asentamiento en el valle de Texcoco confirman la existencia de estasoscilaciones demogrficas antes de la entrada de Corts. De ser cierto estesupuesto, es presumible que la poblacin indgena de Mxico centralhubiera alcanzado un nuevo techo en vsperas de la llegada de los espanolesy que la simple saturacin hubiera provocado su declinacin aunque nohubiera venido la invasin (S. F. Cook, 1947).Diversos indicios confirman esta teora de saturacin relativa con respecto al nivel tecnolgico de la poca: las guerras floridas de los aztecas...quiz hayan constituido una especie de control de poblacin en la Amricanuclear. Todo hace sospechar que, sin innovaciones tecnolgicas a corto

    plazo, se hubiera producido un desastre demogrfico a mediados del siglo xvi.La despoblacin, consecuencia de este contacto, fue particularmenteintensa y rpida en tierras bajas y tropicales, menor y menos rpida en tieAo 1985

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    G. CHOCA NO HIGUERASrras templadas del interior y todava ms lenta y escasa en mesetas altas yfras.

    Rosemblat, opina que de 1492 a 1650 el continente americano pas de13,3 millones de indios a 10 millones, es decir, que disminuy en una cuartaparte del total inicial: 1570: 10.827.150; 1650: 10.035.000.La tendencia alcista sustenta por su parte una cada abismal. Dobyns, enuna postura utpica, considera probable una reduccin a la vigsima o vigesimoquinta parte, es decir, que los 90-112 millones de aborgenes que calcula para 1492 bajaran a unos 4-5 a mediados del siglo XVII,En cuanto a los estudios a escala regional detacan los trabajos de W.Borah y S. F. Cook (1971) para Mxico central en los que dan la siguienteevolucin numrica de aborgenes: 1518: 25,2 millones; 1532: 16,8 millones;1548: 6,3 millones; 1568: 2,65 millones, la de bases ms firmes, a decir de losautores, deriva de una muestra de quiz el 90 por 100 de los pueblos deMxico central; 1605: 1,075 millones, y 1620: 750.000 (3 por 100 de la poblacin precolombina).Sealan como probable un punto ms bajo de la poblacin india enuna fecha promedio de 1620-1625.Ante esto habra que preguntarse si la evolucin de Mxico central fueexcepcional o si se repiti en el resto del continente y en qu medida es lcitogeneralizar a partir de resultados parciales. En el caso de Mxico central, elms grave en tierras continentales, habra que considerar la coincidenciaposible de este derrumbe demogrfico con una de las varias crisis cclicas desuperpoblacin que ya haban ocurrido con anterioridad.En cuanto a Per, regin considerada junto con Mxico central comomejor estudiada, los trabajos sobre demografa aborigen de N. D. Cook(1981) durante el perodo 1570-1620, muestran que se redujo a la mitadaproximadamente: de 1.290.680 a 671.505 habitantes; Cook establece unritmo de descenso ms atenuado que el expuesto para Mxico central enperodos de tiempo equivalentes.A pesar de estas divergencias e independientemente de los mtodos utilizados, las condiciones concurrentes a la disminucin de la poblacin en elencuentro de las dos culturas son similares; las tasas oscilan segn la importancia econmica y social de ls regiones y su mayor o menor alejamiento delas ciudades.Se ha hablado de la extincin de decenas de millones de indios; serapueril intentar explicar esto simplemente por la fabricacin de una leyendanegra; por una parte se ha credo en una grandeza legendaria de Amrica,por otra se ha generalizado a todo el continente el proceso de extincin ocurrido en las Antillas y se han tomado los hechos aislados el proceso queRosemblat llama perifrico como ndice de una evolucin general.Desaparicin del indio antillano.

    Es un hecho incontrovertible que la poblacin aborigen de Amricasufri un terrible golpe. Su declinar se fue acompasando en el progresivo34 9

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    POBLA ClON ABORIGEN PRECOLOMBINA EN EL MOMENTO DEL...aumento de los blancos, los mestizos y los mulatos epecialmente el mestizaje tuvo un desarrollo importante desde el principio. En cualquier casolo ms til de los ensayos colonizadores en el Caribe hasta 1519, fue la experiencia que para su actuacin futura adquirieron los espaoles. En suaspecto negativo: la desaparicin de los aborgenes antillanos que los espaoles no quisieron pero que no pudieron evitar por una serie de causas queluego analizaremos.La Espaola fue el primer ensayo de colonizacin americana; es unhecho comprobado que los primros viajeros que se han puesto en contactocon un pas nuevo han exagerado considerablemente su poblacin, estopas en Groenlandia, en Tahit... y tambin en las Antillas. La Espaola fuepor unos aos El Dorado americano. Rosemblat le atribuye una poblacinde 100.000 habitantes, considerada como el mximo que la isla podra sustentar en el momento del contacto y tambin lo mximo que le permitansuponer los 60.000 con que contaba en 1508, los 30.000 en 1514 y los 500 en1570, desapareciendo lentamente en los siglos siguientes, principalmente acausa del fenmeno del mestizaje. El proceso al mismo ritmo se repetira enCuba, Puerto Rico y Jamaica.De lo ya expuesto se deduce que la cifra proporcionada por Las Casas detres millones en la Espaola, de los que quedaran slo 200 en 1552, es exagerada.Hasta 1966 el estudio de Rosemblat fue el ms completo y fiable. En eseao Carl Sauer prosigui la investigacin, considerando una mayor densidadde poblacin para esta isla, aunque no aport ningn clculo ni estimacin.Verlinden, dos aos despus, calcula una cifra, la ms baja, de 55-60.000aborgenes.Borah y Cook (1971) basndose en conclusiones de Sauer nos aportanunos valores probables:

    14963.770.000 aborgenes150892.300 151068.800 151427.800151815.600

    Aceptando el clculo de 3.770.000 en 1496 consideran un mnimo de4.000.000 en 1492, aceptando como posible la cifra de 8.000.000, lo quesupondra una densidad de poblacin cercana a unos 105 habitantes porkilmetro cuadrado, es decir, el doble aproximadamente de la densidad,que estos mismos investigadores, dieron para Mxico central en el momentodel contacto.

    Los clculos de poblacin de la isla Espaola muestran un total desacuerdo; sin embargo, todos los investigadores del tema en cuestin, convienen en que los indios, una vez sometidos, sufrieron una rpida disminucin.

    La presencia de los espaoles disloc la economa indgena, introdujoAo 1985

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    G. CHOCANO HIGUERASenfermedades y les hizo sucumbir en un trabajo agrcola normal a ojos deleuropeo, pero insuperable para un pueblo primitivo.

    En el continente, donde habitaban grupos tnicos y civilizaciones con ungrado superior de desarrollo, el problema era distinto, y, adems, el espaolpasaba tambin su experiencia de aclimatacin en el Caribe. En orden a lasprimeras islas el problema permanecera ntegro.Causas de despoblacin.

    Las causas del derrumbe demogrfico en este primer encuentro que seprolongara hasta aproximadamente 1570, sima de la curva de poblacin: sepuede considerar que tendra lugar en 1650 en Nueva Espaa y en 1750 enPer segn S. Albornoz, ao en que terminara el proceso de conquistay descubrimiento; se entraba de lleno en la poca colonizadora desde juliode 1573 y por orden de Felipe II se evitaba la palabra conquista y empezabaa hablarse de pacificacin o poblacin fueron mltiples y han dado lugardesde sus inicios hasta nuestros das a una polmica continuada.Los trabajos en las minas y agricultura, la encomienda y los repartimientos; el alcoholismo de especial importancia, tanto que se pens en implantar la ley de los incas que castigaban a los borrachos como a envenenadorespblicos y el mestizaje fueron causa coadyuvante en la despoblacin, perodesde luego de importancia secundaria.En cuanto al trabajo en las minas (trabajo forzoso y remunerado), lamita en Per y el cuatequil en Nueva Espaa variantes de origenprecolombino, tenemos testimonios divergentes sobre su prctica; aunquese estableci una legislacin que regulara sus condiciones. Para Vias Meyconstituye un cdigo de trabajo donde por primera vez se establecieron premisas de derecho obrero, considerndolo, por tanto, como base del sistemamoderno. Las condiciones del cuatequil eran ms suaves que las de la mita:mientras que en la mita del Potos se trabajaba unos cuatro meses cada sieteaos en el cuatequil es de tres o cuatro semanas anuales, 1/7 del total de varones adultos trabajaba en la mita y 1/25en el cuatequil; los mitayas se desplazaban desde grandes distancias, no as en el cuatequil, ya que los indiostapisques procedan de lugares cercanos.Seguramente el efecto negativo ms que de la mita misma, cuyo nmerode trabajadores no era importante segn Miller los indios de la del Potososcilaban entre 4.000 y 4.500 desde 1585 hasta 1633 y se redujeron a 1674 en1688, lo que repercuta sobre la poblacin era su traslado de una regin aotra. Aunque la legislacin estipulaba que los indios no deban ser trasladosde un clima a otro contrario, en la prctica esto no siempre se cumpla, ocasionando lo que Carlos Monge llama la agresin climtica.La llegada del negro y su fracaso en las minas vino a perjudicar al indgena, al que suplant principalmente en la agricultura. En 1615 el Marqus deMontesclaros, Virrey del Per deca cada uno de estos negros y mulatos esrayo contra los indios. Ya anteriormente las leyes de Indias haban prohi36 9

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    POBLA ClON ABORIGEN PRECOLOMBINA EN EL MOMENTO DEL...bido que los negros y mulatos viviesen en pueblos de indios. Segn Mellafe(1965): La conquista en su expresin externa, blica y poltica y el trabajominero, fenmenos constantemente esgrimidos como causantes de la disminucin son de influencia muy relativa en el desastre demogrfico de la primera mitad del siglo xvi. Pinsese que cuando el trabajo de las minas se organiza en forma masiva y obligatoria, la poblacin americana ha disminuido enms de un 50 por 100. A esto hay que aadir que a pesar de la minera, laeconoma mexicana y peruana era fundamentalmente agrcola.El motivo de mayor influencia es, sin duda, el aumento de mortalidaddebido a las enfermedades que a Am4rica llevaron espaoles y negros.Como se ha dicho, el ejrcito de los microbios hace en toda conquista msvctimas que las armas. Las sucesivas epidemias de viruela y sarampin causaron efectos catastrficos, tanto stas como otras enfermedades infecciosaseran desconocidas para los indgenas, que estaban indefensos ante ellas.El antroplogo alemn Waitz ha llegado a atribuir a la viruela el exterminiode la mitad de la poblacin indgena.Segn Rosemblat, la gran mortalidad causada por las sucesivas epidemias en La Espaola es un sntoma de que la poblacin estaba derrotada apriori. A lo que hay que aadir la imposicin de una dieta montona y faltade protenas, basada en la ingestin de yuca (Sauer, 1969).En mayo de 1519, los oficiales de La Espaola informaban que la mayorparte de los indios de la isla haban sucumbido por la viruela, que a su pasopor el continente caus la desaparicin de la mitad de la poblacin de Mxico, desde donde se propag a todo el continente.El sarampin hizo su aparicin durante 1529 en el Caribe, donde arrasentre la poblacin.El matlazahutl enfermedad que pudiera haber sido tifus o gripeasol Nueva Espaa en 1545; el ao siguiente produjo trgicos efectos enNueva Granada y Per.Frente a esta extraordinaria receptividad y ante sus trgicas consecuencias, la nica defensa del indio era su magia. Todos los esfuerzos realizadospara salvarlos fueron infructuosos.Tambin el hambre, azote peridico en poca precolombina, no dej deexistir con la llegada de los espaoles; aunque los nuevos sistemas de alimentacin introducidos, mejoraron el nivel econmico de algunos gruposindgenas; en algunos casos como es el de la poltica de reducciones (enncleos internos) no siempre obtuvo el xito esperado.En las revueltas de Manco Capac (1539) murieron en el Per, a causa delhambre, ms de 30.000 indgenas, segn Beaumont. El Virrey Velasco, dereconocido celo por los indgenas, escriba a Felipe II: es as que los indiosse van acabando, no por los tratamientos ni por los tributos demasiados, porque se ha tasado de nuevo y no pagan sino muy poco, y en muchas partes ninguno, por ser gentes pobrsimas.Entre todo este cmulo de circunstancias destaca el negativo efecto psquico, que los colonizadores produjeron en los aborgenes: los indios vieronAo 1985

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    G. CHOCANO HIGUERASaniquilada su vida espiritual, desintegradas sus estructuras econmicas ysociales y desprestigiadas o anuladas sus jerarquas. En muchos casos les eraimposible adaptarse a las nuevas circunstancias, y como consecuencia, y sonhechos probados: los abortos provocados, la huida en masa a tierras pobres,aunque alejadas de los colonizadores, las desesperadas rebeliones contrastos, los suicidios que llegaron a hacerse colectivos, etc. Los efectos demogrficos de tal desmoralizacin fueron graves, aunque muy difciles de precisar. Se estima que la media de natalidad (a mediados del siglo xvi) en familias indgenas era de 3,2 por matrimonio, cifra discutible, pero, sin duda,baja para contrarrestar la elevada mortandad de la poca.Por ltimo, la violencia en guerra, causa de capital importancia para LasCasas, no parece, sin embargo, que tuviera efectos notables; la duracin dela conquista fue corta, seguida por un rgimen estable y pacfico si lo comparamos con pocas anteriores. La conducta de los conquistadores no se salide las habituales tradiciones guerreras europeas de la poca, donde las campaas eran de mayor duracin y sin consecuencias demogrficas apreciables.Dinmica de la accin colonizadora.

    Los espaoles no podan concebir mejor trato hacia el indgena que forzarle a civilizarse, es decir, a que adoptara el sistema cultural del occidentecristiano; si sta ha sido la actitud colonizadora de las potencias europeas enel siglo XIX y aun en la actualidad, no puede sorprendernos que desconocieran hasta qu punto destruan las fuerzas fsicas e intelectuales del indio, alque, en realidad, deseaban conservar y mejorar. En la Amrica espaola losindgenas son considerados como sbditos, a los que se somete y oprime,pero que se desea asimilar, prefiriendo que sean lo ms numerosos posible,al contrario de lo que ocurrir en la Amrica anglosajona, donde se proceder a su exterminio o expulsin.Las estructuras sociales y religiosas, las instituciones y la economa indgena eran inadecuadas para acomodarse a la cultura occidental. Adems, lapoblacin americana presentaba un mosaico cultural tan heterogneo quetodo intento de respetarlo hubiera resultado incompatible con la accincolonizadora espaola; es el proceso de aculturacin, de consecuencias desconocidas en aquel momento, y que hizo sucumbir a los indgenas no capaces de asimilarlo con la suficiente rapidez. Este proceso se iniciara con laempresa de Hernn Corts, y la conversin de Anahuac en centro de nuevasexpansiones.Espaa segn Humboldt, al considerar sus posesiones ultramarinascomo parte integrante de su territorio, elabor una legislacin indiana msjusta que la establecida por otras naciones en sus colonias. Se trataba dedefender la legitimidad de la conquista, tarea emprendida por Juan deSeplveda, cronista oficial.Esta inquietud por elaborar una poltica justificada se inici desde lostiempos del descubrimiento. Tanto Montesinos como fray Bartolom de las38 9

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    POBLA ClON ABORIGEN PRECOLOMBINA EN EL MOMENTO DEL...Casas, apologista por excelencia de los indios, iniciaron una tarea de concienciacin en la monarqua espaola, que dio lugar a la elaboracin de underecho indiano sin precedentes en la historia.Esta preocupacin, que se hace patente en la actividad de juristas y telogosde la poca, ha sido atacada especialmente por historiadores de habla inglesa, como Thorstein Veblen, que asegura que la empresa colonizadora espaola fue una empresa de pillaje inflamada y alentada por el fanatismo religioso y la vanidad histrica; o Sjourne, defensor a ultranza de Las Casas,.a quien define como la conciencia ms lcida de las consecuencias que habade provocar la desaparicin de una humanidad cuya originalidad slo l comprende y respeta, y califica su obra de ferviente objetividad y ardor cientficofrente a los que, como Menndez Pidal, lo acusan de delirio paranoico, o degalimatas y mente confusa, como el historiador mexicano OGorman.Sjourne, siguiendo a Las Casas, opina que la causa principal delderrumbe demogrfico fue la encomienda.La encomienda consista en colocar a un determinado nmero de indioslibres bajo la autoridad de un espaol, que a cambio de una prestacintrabajo o tributo tendra que instruirlos y civilizarlos mediante la evangelizacin y la prctica regular de un trabajo. Esta institucin, muy vinculada a la persona de Ovando y eje de las estructuras econmicas y socialesde Espaa en Amrica, ha sido fuertemente criticada. Pero las corrupcionesen que hayan podido caer ciertos encomenderos no pueden empaar elacierto de la institucin como tal, como cauce e instrumento de la occidentalizacin del indgena.Finalmente, y tambin basada en la obra de Las Casas, Breve relacin dela destruycin de las Indias, surge la actual Teora homicida, de Kubler(1942), quien, por referirse al exterminio de razas, nos est hablando degenocidio. Postura que se ha mantenido en distintas pocas por interesesclaramente polticos.Frente a estas teoras, defendidas por Veblen, Sjourne o Kubler, est elextremo opuesto de la polmica representado por Bayle., que expone: Sicomparamos lo que hicieron lbs espaoles en el siglo xvi con la obra de losingleses en el xvii, debemos fallar que, aunque difiere en su carcter y estmenos de acuerdo con nuestras predilecciones y prejuicios, constituye una delas mayores proezas de la historia humana. Los espaoles emprendieron latarea magnfica, aunque imposible de exaltar a una raza entera, compuesta demillones de individuos, hasta la esfera del pensamiento, de la vida y religinde Europa. O Lambert: Si la polmica desencadenada en torno a la justiciade la conquista, entre telogos y juristas, constituye una de las pginas msgloriosas de la vida espiritual de la Edad Moderna, la organizacin de losnuevos territorios requerir un conjunto de leyes y ordenanzas en donde otrasnaciones aprendern y ensayarn frmulas de expansin y de dominacinque, cuando sean puestas en prcticas, lo sern sin el sentido moral que presidi la empresa indiana. Y tambin, L. Hanke, otras potencias que tuvieroncolonias en el Nuevo Mundo no se preocuparon grandemente por las cuestioAoi985

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    G. CHOCA NO HIGUERASnes tericas. No surgi ningn protector de los indios en las colonias inglesaso francesas de Amrica. Los puritanos consideraban a los indios como malditos salvajes, a los que era preciso destruir o esclavizar.La parcialidad al estudiar la historia de la conquista y la colonizacin deAmrica, quiz debida al dislocado contexto anejo que se desprende delchoque de las dos culturas, ha enturbiado el conocimiento de lo que fue laempresa espaola en aquellas tierras. Como dice Zubir la Historia ha detratar de instalar nuestra mente en la situacin de los hombres de la poca queestudia, y, por tanto, al historiador corresponde repetir mentalmente la experiencia de aquella poca.La dinmica de la accin espaola en Indias muestra, por una parte, unaevidente tendencia espiritual y, junto a ella, una no menos clara vertientmaterial, este aspecto, con sus distintos criterios, se puede apreciar en casitodos los que escribieron en el sigloxvi sobre la obra americana. Las palabrasde Bernal Daz del Castillo nos pueden servir de clave para comprender laempresa por servir a Dios, a su Majestad y dar a luz a los que estaban en tinieblas y tambin por haber riquezas que todos los hombres comnmente buscamos. Este testimonio nos hace patente cmo los distintos motivosespritu de servicio y afn de honra, aliento religioso y ansia de oroestaban vitalmente entremezclados y confundidos. Pero, como dec a Ortega, quien conozca los secretos del alma espaola dudar siempre y a liminede la interpretacin que se dio en Europa a las hazaas de nuestros conquistadores. Sajones y franceses titularon aquella formidable y loca empresa la sedde oro. Yo sospecho que la verdad es ms bien inversa. Porque el europeode entonces comienzo de la era capitalista senta una fabulosa sed de oro,segn luego se ha demostrado, no poda imaginar que aquellos espaolescumpliesen sus hazaas por otros motivos.Decir que a los seguidores de Corts o de Pizarro solamente les impulsaba su espritu misionero es faltar a la verdad, pero tambin lo es decir queel ansia de oro era el nico estmulo de aquellas gentes. Tambin hay quetener en cuenta que la financiacin de las expediciones y las conquistascorresponda a la iniciativa privada; muchos perdieron su hacienda en ello,sin ir ms lejos, Pnfilo Narvez, en la Florida, o Hernando de Soto, quienen el mismo lugar perdi hasta la vida.Naturalmente, en tan gigantesca empresa hubo grandeza y miseria, peroes necesario subrayar el propsito de organizar, conforme a principios demoral y de justicia, una nueva y heterognea sociedad, bajo una legislacininnovadora que, an no siendo totalmente respetada, s imprimi un carcter en la mayora de los gobernantes.

    Independientemente de los saqueos de los aventureros, la empresa americana consisti, fundamentalmente, en una cruzada religiosa emprendidapor los reyes de Espaa para promover el catolicismo, espritu de apostolado en nada ajeno a la poltica de Carlos 1 o de Felipe II.Esta legislacin protectora, la posibilidad de matrimonio legal entreespaoles e indios, junto con la necesidad de mantener a la poblacin para40

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    POBLA ClON ABORIGEN PRECOLOMBINA EN EL MOMENTO DEL...la obra de colonizacin, trajo consigo un fenmeno de importancia fundamental: el mestizaje.Rosemblat nos habla de la absorcin del indio al quedar paralizado eldesarrollo de una cultura propiamente indgena, desde el momento de laconquista ste se incorpor a la vida social y cultural americana con fecundas aportaciones, incluso desde la primera generacin. Una figura del sigloxvi puede simbolizar la fusin del alma americana con la cultura europea, elinca Garcilaso de la Vega con sus magnficos Comentarios Reales, a los queMenndez Pelayo calificara de libro ms genuinamente americano que entiempo alguno se ha escrito y quiz el nico en que verdaderamente ha quedado un reflejo del alma de las razas vencidas.Restrepo Mexa, en su discurso en la Academia Colombiana de la Historia (12 de octubre de 1930), se pronuncia en el siguiente sentido: Sobre loshorrores de la conquista, porque toda guerra los produce, hubo una accinpiadosa, conciliadora, cristiana, mezcironse las dos razas y result la hispanoamericana, prueba irrefutable del humanitario concepto con que estas tierras fueron conquistadas.Los espaoles sentaron las bases de una sociedad, en muchos aspectosnueva y original, cuyas exigencias y aspiraciones entran en conflicto con losobjetivos polticos de Castilla, slo al cabo de medio siglo logra Castillacanalizar las energas de la naciente sociedad ultramarina.Hasta mediados del siglo xvi predomina la figura del conqusitador en elescenario americano y durante este perodo se lleva a cabo la expansinterritorial ms espectacular. Las dos dcadas siguientes estn presididas porotros tipos humanos: el encomendero, el misionero y, sobre todo, el funcionario del Rey. La conclusin de este perodo viene marcada por la organizacin definitiva del Consejo de Indias, la reorganizacin llevada a cabo por elVirrey Toledo en el Per y la consolidacin del Virreinato de Nueva Espaabajo el Virrey Enrquez en el aspecto poltico. En el jurdico el trabajo codificador de Juan de Ovando. En el orden econmico el comienzo de unaetapa de apogeo en el comercio con Espaa y la depresin de la economainterna de los virreinatos. Aparece el criollismo y se inicia la etapa de aculturacin ms intensa al intensificarse las labores misionales.

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