revista alaic no. 19

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EDIT

ORI

AL Esta decimonovena edición de la Revista Latinoamericana de Ciencias de

la Comunicación contempla diferentes temáticas y tendencias de inves-tigaciones comunicacionales contemporáneas desarrolladas por estu-

diosos de diversos países.

El destaque es la entrevista realizada por Eduardo Álvarez Pedrosian con Roque Faraone, reconocido internacionalmente por su signi!cativa contribución a la en-señanza, a la investigación y a la producción cientí!ca en comunicación. Faraone fue profesor actuante de la Universidad de la República, del Uruguay, donde tam-bién ejerció cargos de dirección. Investigador del pensamiento crítico latinoame-ricano, participó con entusiasmo de la reconstrucción de la ALAIC, a partir de 1988, y siempre fue un defensor de los estudios del campo de humanidades en nuestro continente. Por muchos años representó a América Latina en "e Inter-national Association for Media and Communication Research (IAMCR).

En la sección “Artículos”, el texto inicial es de Inés Cornejo Portugal, “La Radio Cultural Indigenista en México: una revisión sobre temáticas emergentes”, di-rigido a la discusión de la radio indígena de México, que, con tres décadas de existencia, es un modelo en ese país y en América Latina.

En “La civilización glocal: repercusiones social-históricas de una invención tecno-cultural fundamental del capitalismo tardío”, Eugênio Trivinho trata de las repercusiones social-históricas del fenómeno global-local, una construc-ción tecno-cultural marcada por la hibridización entre la dimensión global de las redes comunicacionales en tiempo real y el contexto local del cuerpo y de la experiencia cotidiana sobre el tiempo que pasa.

“Periodismo diversional: presupuestos para su clasi!cación” es el texto de Francisco de Assis, que recupera parte de la bibliografía sobre géneros perio-dísticos y evidencia re#exiones para comprender las dimensiones del género periodístico diversional. El autor destaca que la temática es compleja y apunta el embate de denominaciones y conceptos en la práctica de un periodismo producido con técnicas comunes a la literatura.

La contribución siguiente concibe a la esfera pública como un campo de disputa, estableciendo una re#exión sobre el aspecto de la participación política. Se trata del texto “De lo político al común: para un poder constituyente permanente y un uso ´subversivo´ de los medios”, de Francesco Brancaccio y Francesca Belotti.

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“Ya no se cuentan las historias como antes: transformación de las narrativas en la era digital”, de Rafael Pérez y Pérez y Vicente Castellanos Cerda, observa las mudanzas ocurridas en los modos de contar his-torias a partir de la incorporación del computador en la producción de textos escritos y audiovisuales. La discusión esta complementada con la demonstración de un sistema computacional, Mexica-Impro, que genera automáticamente historias sobre los antiguos mejicanos. A partir de ese punto se discute que las historias ya no se cuentan como antes del surgimiento del computador.

Jacqueline Silva Deolindo discute los conceptos de fronteras periodísticas, nuevas tecnologías y ciuda-danía en el artículo siguiente, “De la escasez de informaciones locales a nuevas prácticas de producción de noticias: el papel de la tecnología en las fronteras periodísticas”. El principio de la centralidad de la comunicación en la organización se es apropiado para el desarrollo de la idea de frontera periodística entendida como el extremo de la región de cobertura y circulación de la noticia.

Cierra esa sección el texto “Un narcisismo radical: la creación de identi!caciones en los espacios virtua-les”, de Salomé Sola Morales. La autora se vuelve para la explotación de los procesos de identi!cación en espacios virtuales, lo que ocurre con el análisis de la relación entre privacidad y ‘extimidad’, en la medida que cuestionamos el surgimiento de nuevas formas de narcisismo y de la naturaleza multidimensional del sujeto.

El texto inicial de la sección “Comunicaciones cientí!cas” es de Joan-Francesc Fondevila-Gascón y Marc Perelló-Sobrepere. En “El éxito del Twitter en el contexto de América Latina: un estudio de las cuentas más seguidas de Brasil, México, Argentina, Colombia y Venezuela”, la propuesta es analizar las marcas líderes mundiales en el contexto de América Latina. Los autores observan que el más rápido crecimiento es el de la red social Twitter y para eso estudiaron a las quince cuentas más seguidas en los países en pauta, para descubrir que papeles sociales desarrollan.

Luzia Mitsue Yamashita Deliberador y Mariana Ferreira Lopes relatan experiencias de medios-educa-ción usados para la formación social de personas en el texto “Medios-educación y ciudadanía: relato de tres experiencias realizadas con niños y jóvenes en Paraná (Brasil)”. El objetivo es discutir los conceptos de ciudadanía y comunicación comunitaria.

En la secuencia, “Cine, desenvolvimiento y el papel de los gobiernos estaduales en el Brasil”, de Manuela Ramos da Costa, propone un análisis sobre el papel de los gobiernos estaduales brasileros para el desen-volvimiento del sector audiovisual. Un estudio de caso es realizado sobre la actuación del gobierno del Estado de Pernambuco, que a lo largo de los últimos cinco años, aumentó en cerca de 500% la inversión pública en el área.

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“Educomunicación comunitaria en salud actuando en la prevención de las DST/sida”, de Diolene Ma-chado y Juliano Lacerda, establece una discusión de conceptos y bases teóricas de investigaciones sobre estrategias de comunicación desarrolladas para capacitar adolescentes y jóvenes sobre la prevención en salud en el barrio de Madre Luiza, en Natal (RN).

El texto siguiente revela cómo las relaciones comunicativas pueden evidenciar dimensiones de la ex-periencia cotidiana relacionadas con la formación de identidades, con la acción política y el cuestiona-miento de representaciones mediáticas, siendo que, para eso, se explora la recepción de cuatro episodios del primer año del seriado Ciudad de los Hombres, producida por la Red Globo. La contribución está en “La producción de sentidos en el contexto del grupo de discusión: recepción y cuestionamiento de representaciones mediáticas”, de Ângela Cristina Salgueiro Marques y Simone Maria Rocha.

Finalmente, en “Folkmarketing en la publicidad empresarial de un proyecto en medio de un con#icto socio-ambiental”, Rodrigo Andrés Cavieres Cárdenas y Cristian Andrés Yáñez Aguilar describen ele-mentos de la publicidad empresarial y prácticas institucionalizadas de responsabilidad social empresa-rial por parte de la empresa Hidroaysén, en la Región de General Carlos Ibáñez del Campo, en Chile.

La sección “Estudios” tiene la contribución de Nancy Díaz Larrañaga intitulada “Propuestas de posgra-dos en comunicación de la Universidad Nacional de Quilmes, Argentina”. El artículo demuestra que esa institución, desde su creación, en 1989, asumió la misión de producción, enseñanza y difusión del conocimiento en un clima de igualdad y pluralismo. En la post-graduación son cuatro programas que se articulan con el curso de entrenamiento en medios sociales. Los estudiantes incorporan conocimientos en ciencias humanas y sociales que permitan comprender cuestiones de investigación del campo profe-sional nacional e internacional.

Con esta nueva edición, se espera que la Revista de la ALAIC sea reconocida como una publicación cientí!ca constructiva que fomente, de forma cualitativa, el debate de los temas contemporáneos más importantes e históricamente relevantes de las ciencias de la comunicación. Registramos nuestros agradecimientos a todos los que contribuyeron con este número: a los autores, por la sumisión de sus trabajos; a quienes dieron su pa-recer, por la signi!cativa contribución; y a los integrantes del equipo editorial, por la dedicación de siempre.

Margarida Maria Krohling Kunsch

Editora

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Inés Cornejo Portugal

Socióloga por la Universidad Católica del Perú; Maestra en

Comunicación por la Universidad Iberoamericana, ciudad de

México, y Doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la Universidad

Nacional Autónoma de México.

E-mail: [email protected].

LA RADIO CULTURAL INDIGENISTA EN MÉXICO: UNA REVISIÓN SOBRE TEMÁTICAS EMERGENTES

PRO INDIGENOUS CULTURAL RADIO IN MEXICO: A REVIEW ON EMERGING THEMES

A RÁDIO CULTURAL INDÍGENA NO MÉXICO: UMA REVISÃO SOBRE TEMÁTICAS EMERGENTES

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RESUMEN

Con más de tres décadas de existencia, la radio indigenista en México constituye un modelo

de comunicación sin precedentes en el país y en América Latina cuyo desarrollo se ha

enmarcado en la política indigenista pautada por el Gobierno Federal. En este artículo se

hace una revisión de los estudios que, con diversos enfoques, se han realizado en torno

a esta práctica radiofónica. Los mismos han sido organizados en cuatro momentos de

investigación: intuitivo y exploratorio (1985-1991), descriptivo y explicativo (1991-1996),

de profundización analítica (1996-2000), y de indagación simbólica y evaluación de la

política pública (2000-2011).

PALABRAS CLAVE: RADIO INDIGENISTA; INVESTIGACIÓN; MODELO DE RADIODIFUSIÓN; POLÍTICA

NDIGENISTA

ABSTRACT

With more than three decades of existence, pro indigenous radio broadcasting in Mexico

has grown as a unique model in the country and in Latin America, basing its development

on the pro indigenous policy designed by the Mexican Government. This article revises

the studies that, with several different perspectives, have been developed to talk about this

radio broadcasting reality. These studies have been organized into four stages: intuitive and

exploratory (1985-1991), descriptive and explicative (1992-1996); analytical (1996-2000);

and symbolic research and evaluation of public policies (2000-2011).

KEYWORDS: PRO INDIGENOUS RADIO BROADCASTING; RESEARCH; RADIO BROADCASTING MODEL; PRO

INDIGENOUS POLICIES.

RESUMO

Com mais de três décadas de existência, a rádio indígena no México constitui um modelo

de comunicação sem precedentes no país e na América Latina, cujo desenvolvimento se

enquadra na política indígena pautada pelo Governo Federal. Neste artigo faz-se uma

revisão dos estudos que, com diversos enfoques, se realizaram em torno desta prática

radiofônica. Os mesmos estão organizados em quatro momentos de pesquisa: intuitivo

e exploratório (1985-1991), descritivo e explicativo (1991-1996), de aprofundamento

analítico (1996-2000) e de indagação simbólica e avaliação da política pública (2000-2011).

PALAVRAS-CHAVE: RÁDIO INDIGENISTA; PESQUISA; MODELO DE RADIOSIFUSÃO; POLÍTICA INDIGENISTA.

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tindigenismo como reemplazo del indigenismo, y la CDI recogió un concepto de interculturalidad según el cual las radios del SRCI deben servir de nexo entre indígenas y mestizos. No obstante, a!r-ma ese autor, muchos de los objetivos explícitos con los que nacieron las radios indigenistas, con-tinúan vigentes. Entre 2006 y 2011, durante la pre-sidencia de Felipe Calderón, si bien el presupuesto de la CDI experimentó un crecimiento, el progra-ma destinado a la dotación de infraestructura bá-sica fue el prioritario en la asignación de recursos a la institución responsable de los pueblos indígenas a nivel nacional, por encima de otros programas como aquel que respalda a las radios que integran el SRCI (Núñez, 2011).

En el presente trabajo se hace una revisión de las temáticas emergentes en torno a la investigación de la radio indigenista en México y se las agrupa en cuatro principales momentos en el tiempo, se identi!can coincidencias y discrepancias a partir de esos abordajes, y se plantean desafíos tanto en la práctica radiofónica como en su investigación.

2. Antecedentes La investigación en las radiodifusoras indigenis-

tas nace con la primera emisora que funda el INI, hace ya más tres décadas. Con ésta inicia un tra-bajo de producción radiofónica que implica inno-var las formas tradicionales de investigación para hacer radio; sobre todo si se trata de radiodifuso-ras que surgen con dos características: la primera es que trabajan con indígenas en sus propias co-munidades y, la segunda, que inician un modelo de radiodifusión sin antecedentes en este país y en América Latina. Desde mediados de los ochenta, seis años después de haberse instalado la primera radio indigenista (La Voz de la Montaña de Tlapa de Comonfort, Guerrero), es cuando se propone, de manera particular, abordar a las audiencias de determinadas emisoras (Cornejo, 2002, p.39).

Gran parte de los trabajos de investigación sobre las emisoras indigenistas se basaron en la preclasi-

1. IntroducciónEn México, el Poder Ejecutivo Federal ha de!-

nido la práctica indigenista durante más de seis décadas —desde la creación del Instituto Nacional Indigenista (INI) y la promoción por parte de éste del Sistema de Radiodifusión Cultural Indigenis-ta (SRCI)1—, además de estipular el papel que las emisoras debían cumplir en las áreas interétnicas.

En 1979, la radio, bajo la óptica desarrollista, se utilizó con !nes educativos y de castellanización, procurando dotar a los pueblos indígenas de las competencias su!cientes (agropecuarias y de sa-lud) para adecuarlos y hacerlos partícipes de los programas de desarrollo rural instrumentados por el gobierno (Cornejo, 2002).

En los años ochenta, rescatar, conservar y difun-dir la cultura indígena, junto con la propuesta de participación de la audiencia, constituyó el modelo radiofónico (Cornejo, 2002).

En los noventa, los objetivos de las emisoras se revisaron para convocar la participación de orga-nizaciones productivas y culturales de los indíge-nas a través de proyectos como los centros de pro-ducción radiofónica, los corresponsales comuni-tarios y los consejos consultivos. Se constató que, en gran parte de las zonas atendidas, las emisoras indigenistas constituyen el medio más importante de comunicación para los pueblos indígenas (Cor-nejo, 2002).

En 2003, el entonces presidente Vicente Fox, anunció la sustitución del INI por la Comisión Na-cional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI)2. A decir de Castells-Tálens (2011, p.126-130), esa administración declaró el inicio del pos-

1 Al 2013, el SRCI está conformado por 20 radioemisoras que operan en 15 estados de la República mexicana; con una cobertura de cerca de 1,000 municipios en los que habitan alrededor de 6 millones de personas pertenecientes a algún grupo étnico, casi la mitad del total de la población indígena en México.

2 La CDI se creó por decreto, publicado en el Diario O!cial de la Federación el 21 de mayo de 2003; mientras que la ley que creó el INI data del 4 de diciembre de 1948.

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rencia por las radios indigenistas frente a las otras emisoras que difundían su señal en las áreas de co-bertura. Supimos además que se trataba de un me-dio apreciado y valorado en sus áreas de in"uencia, y que la relación entre la radio y su auditorio se realizaba en dos dimensiones: a manera de telón de fondo y como interlocutor que interpela a partir de transmisiones estructuradas con aspectos que identi!can y sirven a la etnia: la lengua, la música y los avisos comunitarios (Cornejo, 2002).

Estos primeros trabajos señalaron que las carac-terísticas del entorno físico determinan, en buena parte, las prácticas de mediación a la radio: es en el contexto familiar donde se reciben las emisiones del medio porque el aparato receptor, en la mayoría de los hogares, es parte de los enseres domésticos (Cornejo, 2002, p.88).

3.2 Segundo momento de investigación (1991-1996): descriptivo y explicativo

En esta etapa, la emisora se conceptualizó como radio participativa y en ese sentido una de las pre-ocupaciones más importantes de los analistas fue, precisamente, estudiar las formas de participación de la audiencia en la radio. Estas investigaciones, realizadas hasta 1996, si bien continúan la línea anterior, se proponen revisar, desde otras miradas, esta experiencia radiofónica.

Merece atención el trabajo desarrollado por Lu-cila Vargas (1995), de la Universidad de Carolina del Norte, quien evalúa el proyecto radiofónico in-digenista en general y como estudio de caso a La Voz de la Frontera Sur (XEVFS), ubicada en Las Margaritas, Chiapas, emisora también conocida como Radio Margaritas. A diferencia del primer momento investigativo, Vargas desarrolla un acer-camiento integral que considera la producción, transmisión y programación de la emisora; los usos sociales de la oferta radiofónica por parte de las fa-milias indígenas tojolabales; y re"exiona además sobre la situación de la mujer indígena con relación a la problemática radiofónica.

!cación que las denominaba “otras radios”, recorte analítico propuesto por Cristina Romo (1990, p.4). Con esa preclasi!cación se intenta dar cuenta, en la mayoría de las indagaciones, de lo que sucede en las radiodifusoras no comerciales.

A principios de los ochenta, existía un reduci-do número de investigaciones relativas a la radio indigenista, pese a que algunos años atrás el INI reconoció su relevancia al diseñar y poner en mar-cha su proyecto radiofónico (Cornejo, 2002, p. 38).

3. Cuatro momentos de investigación sobre la radio indigenista

Este apartado3 se propone agrupar analíticamen-te el conjunto de estudios e investigaciones que, pese a sus diversos niveles de rigurosidad y calidad, han intentado, dar respuestas con!ables a pregun-tas especí!cas relacionadas con la radio indigenis-ta. Las preguntas de fondo en las que converge el estudio de determinados fragmentos de esta rea-lidad radiofónica permiten organizar en cuatro momentos los acercamientos investigativos a esta práctica comunicativa.

3.1 Primer momento de investigación (1985-1991): intuitivo y exploratorio

En esta etapa se inaugura, desde la teoría de la comunicación, el análisis de este entorno radiofó-nico que hasta ese entonces era un campo particu-larmente interpelado desde las miradas educativa y antropológica (Schmelkes, 1971; Valenzuela et al., 1982; Vélez, 1985).

Los resultados de estas investigaciones mostra-ron por ejemplo que existía una marcada prefe-

3 En este apartado no se incluyen las investigaciones diagnósticas que realizó el entonces INI para la instalación de las emisoras. Sin embargo, los textos revisados en los cuatro momentos de investigación me permiten marcar la pauta de por dónde han transcurrido los intereses de los especialistas. El corpus está compuesto por 26 investigaciones y estudios realizados entre 1985 y 2011, la mayoría de las cuales están reunidas en tesis de licenciatura, maestría y doctorado, ponencias, y una minoría se publicó en forma de artículos y libros.

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valle de San Quintín, Baja California. Este es tal vez el primer estudio que apela a la migración dentro del mismo país. El trabajo revela cómo la radio se transforma en un nexo de comunicación decisivo para las comunidades indígenas migrantes. Cabe señalar que esta emisora es la única estación del sis-tema indigenista ubicada en una zona que no es el lugar de origen de las comunidades que atiende, lo cual brinda un matiz particular en cuanto a las fun-ciones y prácticas comunicativas que desarrolla.

Baños (2000) introduce el estudio del emisor al analizar el funcionamiento y la programación de La Voz de la Costa Chica (XEJAM). Aborda la ges-tión de la radiodifusora, aunque las conclusiones se limitan a hacer recomendaciones para que la esta-ción cumpla con los objetivos normativos e institu-cionales para los que fue creada, evitando la discu-sión sobre la participación efectiva de los pueblos indígenas en la administración de la radio.

El análisis acerca de la participación de los in-dígenas en la gestión de las radiodifusoras está presente en Muratalla (2000), quien se aboca a la re"exión de la representatividad y participación de los pueblos en los medios de comunicación que operaba el INI. Para ello estudia la !gura de los consejos consultivos de las emisoras La Voz de los Purépechas (XEPUR) de Cherán, Michoacán, y La Voz de la Sierra Norte (XECTZ) de Cuetzalan, Puebla. En cuanto a la participación y “autonomía” de los consejos consultivos, dentro de la estructura y funcionamiento del SCRI, Muratalla encontró, para los casos citados, la existencia de reglas insti-tucionales y normativas “poco claras”. Ciertamente, el estudio de Muratalla no cuestiona al SCRI, sino a los mecanismos que instituyó y desarrolló en la práctica, con los que deja fuera de la administra-ción y planeación radiofónica a los indígenas.

Un último trabajo con!rma la limitada partici-pación de los pueblos indígenas en la gestión del SCRI: la tesis de Daniel Bañuelos (1999), quien, desde un enfoque documental, estudia el origen y desarrollo del modelo de estas radios. Bañuelos

El estudio analiza por primera vez la práctica ra-diofónica indigenista desde el papel que el racismo desempeña en la conformación de la organización interna y gerencial de las emisoras, el control indí-gena del proyecto y las políticas de programación, entre otros. Pese a lo anterior, Vargas reconoce que las radios indigenistas han hecho un esfuerzo concreto para preservar y reevaluar las tradiciones indígenas; sin embargo, precisa que el reto de es-tas radiodifusoras es convertirse en catalizadores del desarrollo de los pueblos indígenas, puesto que ellos parece que sacan provecho de los recur-sos provistos por las estaciones y los usan no sólo como estrategias de supervivencia, sino también como una forma de lucha contra el racismo.

Exceptuando el trabajo de Vargas (1995), ningu-no de los revisados anteriormente cuestionaron la limitada participación de los indígenas en la ges-tión de las emisoras. Esta preocupación se desarro-llará en el siguiente momento de investigación.

3.3 Tercer momento de investigación (1996-2000): de profundización analítica

Éste se caracteriza por un mayor cuestiona-miento de la labor del INI y del papel que debía cumplir respecto del Sistema Cultural de Radiodi-fusoras Indigenistas (SCRI). Las reivindicaciones formuladas por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en los Acuerdos de San Andrés Larráinzar (1996) —que entre otras cosas contem-plan el traspaso literal de las radiodifusoras a los indígenas (Chan Concha, 2000, p.181) — marcan algunos de los estudios elaborados en el periodo.

En este tercer momento, Martínez (1998), pone especial atención en: cómo incide la mediación —actividad que alude al cúmulo de in"uencias de la vida cotidiana con las que el receptor se apro-pia, estructura, reorganiza y rediseña los mensajes transmitidos a través del medio (Martínez: 1998, p.4) — que desarrolla la radio XEQUIN en el pro-ceso identitario de la comunidad migrante indí-gena (mixtecos, triquis, zapotecos) residente en el

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lecimiento cultural de los pueblos indígenas. Por el otro, la participación de los indígenas en las emi-soras es nuevamente centro de análisis, aunque ya no desde una perspectiva institucional y de gestión, sino más bien íntimamente ligado a la política indi-genista del Gobierno Federal —así como al INI, y luego la CDI, como brazo operador de la misma—, la cual es objeto de una constante evaluación.

En este periodo, los investigadores mixturan los métodos de estudio y construyen un análisis inte-gral de la práctica comunicativa, entendida como el conjunto de procesos sociales y simbólicos de apropiación (recreación, resigni!cación) de los productos comunicativos (Ramos, 2005; Cornejo et al., 2006; Castells-Tálens, 2007; Pérez, 2008; Cor-nejo et al., 2007).

En su trabajo, Ortega Luna (2005), exproductora de radio del entonces INI, indaga en la promoción de las lenguas indígenas a partir del estudio de caso de la radio La Voz de la Frontera Sur (XEVFS). Concluye que gracias a la emisora, las comunida-des a donde su señal llega han revalorado sus len-guas, y realiza además una propuesta programática para la continuidad del proyecto en el municipio Las Margaritas, Chiapas.

El estudio de Ramos (2005), es un abordaje inte-gral que comprende tres ámbitos de análisis: el emi-sor y su contexto institucional, la programación y la audiencia meta. La investigación apunta a que, con mayor o menor vigor a lo largo del tiempo, La Voz de la Montaña, en Guerrero, ha ido favoreciendo la cohesión étnica y el fortalecimiento de las culturas locales, contribuyendo a los procesos de reconsti-tución por los que luchan los pueblos indígenas.

Entre otras cosas, Ramos encontró que una de las funciones de este tipo de medios es la dinamiza-ción de los sistemas locales de comunicación, sobre

revela que la propuesta radiofónica del entonces INI cambió según sus políticas. En ese sentido, la instalación, desatención, clausura de las emisoras o la modi!cación de sus objetivos obedeció siempre a intereses ajenos a las comunidades indígenas.

Si bien Bañuelos demanda que los micrófonos y las cabinas de las emisoras permisionadas instala-das en zonas indígenas sirvan a las comunidades y organizaciones indígenas sin intermediario algu-no, como lo señalan los Acuerdos de San Andrés Larráinzar (1996), no propone mecanismos de participación para lograr la efectiva presencia indí-gena en la planeación y gestión radiofónica.

Como se observa, en este tercer momento, los investigadores examinaron las expectativas y de-mandas de los radioescuchas. El tema de las emi-soras como dinamizadoras de la cultura e identi-dad indígenas se analizó en el trabajo de la radio XEQUIN. Mientras que la investigación sobre la primera emisora se centra en la recon!guración de identidades y fronteras y, simultáneamente, explo-ra el papel que desempeña la estación como nexo de comunicación para los indígenas migrantes; el estudio de la segunda insiste, en que la propuesta de la radio no atendía lo que el público demandaba.

3.4 Cuarto momento de investigación (2000-2011): de indagación simbólica y evaluación de la política pública

En esta etapa, son esencialmente dos los ejes de investigación. Por un lado, hay un retorno a la di-mensión simbólica del modelo de comunicación desarrollado por la radio indigenista —abordada en el segundo momento cuando se mostró a este medio como revitalizador de recursos simbólicos del auditorio (lengua y música, entre otros)—, pues se la estudia como factor se cohesión y forta-

Como se observa, en este tercer momento,

los investigadores examinaron las expectativas

y demandas de los radioescuchas.

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Es en un posterior trabajo (2008) que introduce un objeto de estudio no contemplado hasta ahora: las tres radiodifusoras que la CDI instaló en 2004 y que, a diferencia de las 24 emisoras establecidas anteriormente (20 en AM y cuatro en FM) como parte del SRCI, operarían bajo el modelo de radio con participación indígena comunitaria, es decir, sin !nanciamiento ni control estatal y con un per-miso en comodato.

Estas emisoras, concluyó, no pueden conside-rarse comunitarias porque dependen, en mayor o menor medida, de los lineamientos e ideología de la CDI, lo que les impide autorregularse o gestionar !nanciamiento ante otras dependencias guberna-mentales u organizaciones sociales. Un permiso en comodato, detalla, no les da a los indígenas la libertad para “manejar, operar y controlar” estos medios (Chan Concha, 2008, p. 154).

Analizar la radio indigenista en Chiapas y el papel que desempeñó antes, durante y después del levan-tamiento zapatista de 1994 es el principal objetivo del estudio de Toledo (2004). Se trata, según la au-tora, de una crítica a las políticas gubernamentales en torno a la comunicación indígena y su distan-ciamiento de las necesidades que tienen los pueblos de ejercer sus propios procesos de comunicación. Además de La Voz de los Vientos Copainalá y La Voz de la Frontera Sur, emisoras del entonces INI, la investigación incluyó radios pertenecientes al go-bierno del estado y a empresas privadas.

A diferencia de otros estudios, Toledo señala que los proyectos de radiodifusión indigenista no sólo surgen en zonas indígenas altamente pobladas sino también en aquellas donde existe alguna “eferves-cencia política” ocasionada por las entidades o!-ciales o por grupos de poder local (Toledo, 2004, p.236).

Concluye que la apropiación y uso de las radios por parte de las etnias permite comprender el me-dio no sólo como “reproducción del poder” sino como un campo de lucha que va más allá de la posesión del objeto, pues se construye en los “usos

todo a través del servicio de avisos, los cuales sirven de soporte a estrategias de sobrevivencia generadas por la población para mantener un estado de cohe-sión mínima. Y es que ante situaciones como la mi-gración, señala el investigador, la disponibilidad de la radio permite un vínculo virtual con el territorio, fungiendo como un mecanismo de “anclaje” de las identidades (Ramos, 2005, p.221). Apoyar formas asociativas de base, ampliar el sentido de comuni-dad, hacer “visible” el mundo indígena y permitir la autorepresentación son otras funciones atribui-

das por Ramos a las emisoras indigenistas, mismas que se cumplen más allá de la exposición efectiva al medio y con incidencia en varias generaciones y territorios (Ramos, 2005, p.221-6).

El corpus de investigación que adopta el enfoque de evaluación de la política indigenista de parti-cipación está conformado por cinco trabajos, dos de ellos a cargo de Chan Concha (2000 y 2008). En el primero, la investigadora se avoca a los me-canismos de participación y a la forma en que los indígenas de la Sierra Norte de Puebla y la Sierra Norte de Papantla hacen suya la radio indigenista. Tomando como ejemplo la estación XECTZ, a!r-ma que éstas radiodifusoras están inmersas en una política de participación que “limita” la libre deci-sión de los contenidos programáticos (Chan Con-cha, 2000, p.180). Si bien admite que estas radios han permitido que su auditorio sea parte del desa-rrollo y preservación de su cultura, señala que no le consentirá por otro lado hacerse cabalmente del medio radiofónico ni expresarse plenamente por-que la política gubernamental que las sostiene “no contempla ni contemplará” el libre desarrollo de los pueblos indígenas (Chan Concha, 2000, p.182).

Un permiso en comodato, detalla,

no les da a los indígenas la libertad para

“manejar, operar y controlar” estos

medios (Chan Concha, 2008, p. 154).

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es igual o mayor a la de la radio, transformando en gran medida la situación privilegiada del medio indigenista en sus primeros años; que los supues-tos de cobertura podrían reducirse entre 15 y 35% porque la señal es de!ciente o inexistente en mu-chas zonas; y que las radiodifusoras aún están bien posicionadas en las preferencias de los radioescu-chas. Tras el estudio sabemos además que la emiso-ra indigenista es escuchada preferentemente en las mañanas, un comportamiento antes característico sólo de las audiencias urbanas, y que los grupos de mayor edad son quienes más la escuchan respecto de los jóvenes que, paradójicamente, tienden a va-lorarla positivamente.

Al igual que Rodríguez García (2008), este traba-jo concluye que se debe tener en cuenta el potencial de las nuevas tecnologías, disponibles ya para algu-nas emisoras y, en algunos casos, para poblaciones antes aisladas, para fortalecer la intercomunicación entre los migrantes y quienes permanecen en las comunidades indígenas.

4. A manera de conclusiónGracias a los aportes de las investigaciones men-

cionadas, es posible subrayar una serie de coinci-dencias y discrepancias de los diversos hallazgos sobre el modelo de radiodifusión indigenista en México, así como formular desafíos en la investiga-ción y en la práctica radiofónica.

4.1 CoincidenciasSe rati!ca que escuchar la lengua a través de las

radiodifusoras indigenistas parece reactivar reper-torios culturales implícitos en la palabra, recreando así elementos de identidad y fortaleciendo la cultu-ra local y la cohesión social.

Se con!rma que el servicio de avisos provisto por los medios indigenistas, cuya utilidad tiende a ir en ascenso, propicia la intercomunicación al interior y exterior de las comunidades indígenas, en especial entre los pobladores que migraron y aquellos que permanecen en el lugar de origen.

sociales” en los que se insertan las estrategias de acción de las mismas etnias (Toledo, 2004, p.236).

Rodríguez García (2008) analiza la trayectoria y permanencia de la radio indigenista, su aporte radique quizás en abordar las nuevas tecnologías como elemento que está cambiando la dinámica de comunicación, una situación que implica estar a la vanguardia o quedar excluido. Es así que, aunque sin profundizar en el tema, la investigadora apunta a la necesidad de que la CDI acceda a la tecnología digital para que gran parte de sus emisoras sigan operando, evitando así el riesgo de dejar incomu-nicadas a muchas comunidades indígenas.

Finalmente, tenemos a Castells (2011), de la Uni-versidad Veracruzana, quien analiza las políticas de comunicación indígena de los gobiernos del PAN (Partido de Acción Nacional) y cuestiona la premi-sa que señala que las radios indigenistas no son in-dígenas ni comunitarias. El autor a!rma que aun-que estas emisoras sean indigenistas en términos administrativos y legales, “sus prácticas cotidianas las convierten también en indígenas” (Castells-Tálens, 2011, p.138). En cuanto a lo comunitario, sugiere mayor investigación sobre la implementa-ción de la “interculturalidad” en las emisoras indi-genistas y la relación entre éstas y sus audiencias mestizas (Castells-Tálens, 2011, p.139).

Cabe señalar un último trabajo que, aunque no forma parte de ninguno de los enfoques mencio-nados en este apartado, actualiza la información recogida por las primeras investigaciones sobre la recepción de las radios del SRCI. Se trata del estu-dio diagnóstico Voces del Sistema de Radiodifusoras Culturales Indigenistas: audiencia y programación en cinco emisoras, realizado por la CDI y el Pro-grama Universitario México Nación Multicultural de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) entre 2004 y 2005, y publicado en 2010.

Entre sus resultados podemos mencionar que las emisoras son recibidas por población tanto indíge-na como no indígena; que la posesión de aparatos receptores de televisión, en las regiones estudiadas,

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Cuestionar ¿de qué manera ha cambiado la diná-mica comunicativa en torno a la radio indigenista con las nuevas tecnologías de la comunicación y la información?, ¿continúa siendo la radio indigenis-ta el principal medio de intercomunicación al inte-rior y exterior de las comunidades indígenas?

4.4 Práctica radiofónicaRepensar los contenidos de la barra progra-

mática bajo el discurso de una relación igualita-ria y equitativa “entre culturas” (indígenas y no indígenas).

Expresar las necesidades y manifestaciones cul-turales contemporáneas de los jóvenes de las regio-nes o la propia radio migrante para atender a los que se van “allá lejos” (Estados Unidos).

Fortalecer la propuesta radiofónica en las diver-sas lenguas indígenas, que sirva como herramienta de información y educación para las comunidades de origen y de destino; además de aportar elemen-tos para la toma de decisiones relativas a las políti-cas públicas.

Finalmente se sugiere pensar la práctica radio-fónica indigenista considerando, tanto los aportes teóricos de la comunicación con vocación intercul-tural (Corona, 2013), como los de la metodología horizontal (Corona y Kaltmeier, 2012) y encarar las perspectivas futuras del SRCI a la manera de di-chos autores, es decir, más que comprender al otro, buscan producir con el otro, en lugar de dejarlo ha-blar o rescatar su voz, proponen interpelar ambas voces para crear textos mestizos y negociar nuevas formas de educación para la convivencia social. Tal vez estas últimas re"exiones contribuyan con rutas analíticas que permitan corresponder a las deman-das de bienestar integral de la población indígena.

Se insiste en que si bien las emisoras del SRCI fa-cilitan a los indígenas expresar su cultura, la parti-cipación de éstos se ve limitada en términos de ad-ministración, gestión y de!nición de contenidos, una situación asociada al entorno institucional y la política indigenista que dio origen y ampara a la radio indigenista en México.

4.2 DiscrepanciasA !nales de los setenta, la investigación sobre

la radio indigenista contempló a la población in-dígena como el principal auditorio de este medio. Actualmente, el área de cobertura de las emisoras del SRCI está conformada por población indígena y mestiza en proporción equivalente.

Hace más de tres décadas, diversas investigacio-nes señalaron que la audiencia contaba de manera fundamental con un receptor de radio y un muy limitado acceso a la televisión y a medios impre-sos. Hoy en día, la posesión de aparatos receptores de televisión es mayor a la de la radio, aspecto que transforma la situación privilegiada que la emisora indigenista tenía cuando era el único medio que podía sintonizarse.

Actualmente, aunque de manera exploratoria, las nuevas tecnologías son mencionadas como fac-tores determinantes para el futuro del modelo de radiodifusión.

4.3 InvestigaciónInterrogar sobre la representación del “nosotros

indígena” que el sistema radiofónico indigenista promueve en la actualidad.

Preguntar ¿dónde se desenvuelve lo juvenil in-dígena?, ¿los jóvenes constituyen una metáfora de recreación cultural?

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ENVIADO DIA: 09/10/2013APROVADO DIA: 27/10/2013

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26 Eugênio Trivinho

Professor do PEPGCOS/PUC-SP e Coordenador Geral do CENCIB -

Centro Interdisciplinar de Pesquisas em Comunicação e Cibercultura

nesta instituição.

E-mail: [email protected].

A CIVILIZAÇÃO GLOCAL: REPERCUSSÕES SOCIAL-HISTÓRICAS DE UMA INVENÇÃO TECNOCULTURAL FUNDAMENTAL DO CAPITALISMO TARDIO*

THE GLOCAL CIVILIZATION: SOCIOHISTORICAL IMPLICATIONS OF A FUNDAMENTAL TECHNOCULTURAL INVENTION OF LATE CAPITALISM

LA CIVILIZACIÓN GLOCAL: LAS REPERCUSIONES SOCIO-HISTÓRICAS DE UNA INVENCIÓN TECNOCULTURAL FUNDAMENTAL DEL CAPITALISMO TARDÍO

* O presente artigo deriva de Projeto de Pesquisa desenvolvido no Programa de Estudos Pós-Graduados em Comunicação e Semiótica da PUC-SP, com apoio do CNPq (Bolsa de Produtividade em Pesquisa). Equivale, com adaptações substanciais, ao capítulo introdutório da obra (organizada) A condição glocal: con!gurações tecnoculturais, sociopolíticas e econômico-!nanceiras na civilização mediática avançada, a ser publicada em breve.

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RESUMO

O artigo aborda as repercussões social-históricas do fenômeno glocal, uma construção tecnocultural marcada pela hibridização entre a dimensão global das redes comunicacionais em tempo real e o contexto local do corpo e da experiência cotidiana sob o tempo que passa. O glocal corresponde, como empiria de mundo, a uma condição irreversível, pretensamente absoluta e de proporções planetárias, a ponto de possibilitar e justi!car, como episteme interpretativa, a caracterização crítica de toda uma civilização – a civilização glocal –, doravante em estágio interativo. O texto disseca essa formação social mediante a recontextualização conceitual, na trilha teórica consolidada pelo autor.PALAVRAS-CHAVE: CIVILIZAÇÃO GLOCAL; FENÔMENO GLOCAL; PROCESSO DE GLOCALIZAÇÃO; HÍBRIDO/

HIBRIDIZAÇÃO.

ABSTRACT

"is article discusses the sociohistorical repercussions of the glocal phenomenon, a technocultural construction marked by the hybridization of the global dimension of communication networks in real time and the local context of the body and everyday experience of passing time. "e glocal, as world empiricism, corresponds to an irreversible and supposedly absolute condition of planetary proportions, to the extent that it allows and justi!es, as interpretive episteme, the critical characterization of an entire civilization – the glocal civilization –, henceforth in an interactive stage. "e text scrutinizes this extensive social formation through a conceptual recontextualization, following the theoretical route espoused by the author.KEYWORDS: GLOCAL CIVILIZATION; GLOCAL PHENOMENON; GLOCALIZATION PROCESS;

HYBRID/HYBRIDIZATION.

RESUMEN

El artículo analiza las repercusiones socio-históricas del fenómeno glocal, una construcción tecnocultural marcada por la hibridación entre la dimensión global de las redes comunicacionales en tiempo real y el contexto local del cuerpo y de la experiencia cotidiana durante el tiempo que transcurre. Lo glocal se equipara, como empiria del mundo, a una condición irreversible, supuestamente absoluta y de proporciones planetarias, a punto de posibilitar y justi!car, como episteme interpretativa, la caracterización crítica de toda una civilización – la civilización glocal –, de aquí en adelante en fase interactiva. El texto disecciona esta formación social a través de un amplio trabajo de recontextualización conceptual, en el camino teórico consolidado por el autor.PALABRAS CLAVE: CIVILIZACIÓN GLOCAL; FENÓMENO GLOCAL; PROCESO DE GLOCALIZACIÓN,

HÍBRIDO/HIBRIDACIÓN.

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Como alguém escaparia diante do que nunca se põe?

(Heráclito, 2012, p.131)

1. Nota introdutória. Natureza e escala atual do fenômeno glocal e sua civilização típica.

O presente artigo sistematiza as principais re-percussões e con!gurações social-históricas (es-truturais e conjunturais) a partir do surgimento do fenômeno glocal e de seu processo derivativo, a glo-calização da existência e da experiência cotidiana.

O fenômeno glocal constitui uma das mais origi-nais invenções tecnoculturais contemporâneas. De caráter nem global, nem local, exclusivos e apar-tados, antes tendência terceira e híbrida, já plane-tariamente realizada de modo unitário, composta fundamentalmente por ambos e, ao mesmo tempo, para além deles, sem reduzir-se a cada qual, o glo-cal carrega no bojo, em sua constituição stricto sen-su, todas as compleições, potências e tendências da comunicação eletrônica em tempo real, de massa, interativa ou híbrida. Essencialmente subordinado ao acoplamento antropológico-instrumental a tec-nologias de comunicação (!xas ou móveis), o glo-cal representa a mistura inextricável, embora não internamente harmônica e homeostática, entre o contexto de acesso/recepção/retransmissão/irra-diação (no qual o corpo se encontra e a consciên-cia atua) e o universo imagético-informacional das redes e telas mediáticas, satelitizadas ou não (tele-fônicas/celulares, radiofônicas, televisivas, ciberes-paciais e variações similares de enredamento geo-grá!co). Nesse “ambiente” mediatizado, sedentário ou nômade (na residência, no recinto de trabalho ou de lazer, ou anexado ao corpo), de interação hu-mano-máquina sine qua non, de conjugação entre corpo e aparato para a “cofusão” entre consciência teleinteragente e interface, de amálgama entre ima-ginário interator e imagèrie técnica, de transvaza-mento entre inconsciente projetado e rede, de pro-miscuidade entre olhar culturalmente condiciona-

do e imaterialidade luminósfora/sonora – uma dis-solução mediática de todas as fronteiras simbólicas e imaginárias entre sujeito e objeto sob os auspícios desta condição de base, a associação material/física entre ente humano e parafernália –, o glocal com-parece invisivelmente, invariavelmente, ali onde o global das redes comunicacionais representado por seus #uxos de conteúdo jorra no e para o local em que o ente humano se situa, âmbito representati-vo da prontidão para acessar/receber/responder/distribuir; e, vice-versa, aparece também ali onde o local, assim con!gurado, se projeta para a ordem global, nos termos postos.

Empiria processual improvável (no sentido etimológico da expressão: impassível de prova circunstanciada), mas de amplas e variadas re-verberações concretas, ainda pouco mapeadas e conhecidas, o glocal, por seus traços estruturais e idiossincráticos, não pertence ao rol de invenções tecnológicas em sentido estrito. O glocal não foi concebido, planejado ou desencadeado pelo que quer que seja – indivíduo, grupo, classe ou instân-cia política ou corporativa. A rigor, do ponto de vista sociofenomenológico, o glocal não se confun-de com a sua base tecnológica. A máquina capaz de rede é que, após a sua concepção, foi patentea-da, capitalizada e, assim, posta em operação social por sujeitos e instâncias empreendedores, simul-taneamente ao seu acolhimento por instituições governamentais e corporativas e por massas de consumidores, que lhe entregaram aval. Embora não se separe da máquina ou dela sempre depen-da, em algum grau de intensidade, o glocal guarda em relação a ela autonomia relativa como processo de articulação da vida social. Evidência de hibridi-zação, por isso complexo per se, o glocal preserva uma dimensão sociofenomenológica situada além da mera infraestrutura de praxe. Criação tecnocul-tural com posteridade originariamente promissora – isto é, egressa do concurso de interesses majori-tários estabelecidos (cientí!cos, produtivos e/ou de consumo) em determinado período histórico e

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para além dele –, o glocal é a resultante inesperada de um processo de desenvolvimento progressivo das forças produtivas (no sentido técnico e tecno-lógico do termo) dos últimos dois séculos e meio. Como culminância, situa-se, portanto, no arco da tecnociência moderna egressa da revolução ilumi-nista-industrialista do !nal do século XVIII. Em palavras mais radicais, o glocal constitui, no fundo, invenção historicamente imprevista, há décadas socialmente desdobrada de modo aleatório e frag-mentário, hoje macrogeogra!camente espargido (pelos cinco continentes), já institucionalmente inabolível como mediação cotidiana (porque irre-versível) e sem horizonte de!nido que não a sua reprodução, diversi!cação interna e so!sticação ad in!nitum. A façanha de inteligência prática que ar-quitetou, no !nal do século XIX, a primeira máqui-na capaz de tempo real (conforme adiante) – isto é, de transmissão instantânea (vinculando um local a outro, distante quilômetros do sinal de origem), mesmo que ausente à época a possibilidade de re-ação imediata e simultânea por parte do receptor – jamais poderia fazer-se acompanhar, como foi acontecer, da proeza de antever, social e historica-mente, com precisão, o resultado reescalonado e relativamente de!nido da construção da realidade várias décadas após o enraizamento do (agora no-meado) glocal na vida cotidiana, na esfera seja do trabalho, seja do lazer e do tempo livre.

Com tal envergadura, o fenômeno glocal – valha a ênfase – encerra, com efeito, idiossincrasia que não deixa de surpreender: ao mesmo tempo em todos os redutos geográ!cos, ambientais e corpó-reos, ele não se encontra em lugar algum: imaterial, embora não inespecí!co [uma vez (que pode ser) depreendido sistematicamente pelo conceito], es-capa de ser pilhado ou comprovado em qualquer

tópica. Tal ambiguidade constitutiva marca o seu paradoxo fenomenológico. Onde o glocal e seu processo de trespasse social, a glocalização, se ins-talam a percepção comum, positivista e funciona-lista, não reconhece senão a objetalidade doxológi-ca extensiva (em muitos aspectos, padronizada) da empiria processual atinente: aparelhos eletrônicos e demais máquinas, aparos e assentos, luzes, en!m, ambientes físicos interiores e sua decoração cativa, corporalidades e seus adornos (entre eles, as pró-teses mediáticas miniaturizadas), contiguidade ob-jetal com o “exterior” – lugares abertos, paisagens de visita efêmera, cenários públicos reticulado por elementos tecnológicos – em cujos interstícios a visão corrente vislumbra sempre nada. Desse ân-gulo de visão, para todos os efeitos, o glocal, cativo da invisibilidade operacional, inexiste. A “natureza ama ocultar-se”, sintetizou Heráclito (2012, p.129), no alvorecer oral e citadino da !loso!a. Ao que parece, processos do social-histórico pleiteiam, por vezes, a mimese metafísica do que, no âmbi-to dos “processos naturais”, sustém estes últimos e explica a sua existência concreta no diapasão per-cepcional: como se sempre grandemente efetivos, embora recolhidos quanto ao seu modus operandi e ao seu segredo de base. O glocal é dessa ordem de fenômenos, de que também fazem parte o po-der e o inconsciente, no âmbito tanto das relações políticas e institucionais, quanto das interpessoais. Em razão do exposto, diz-se do glocal tratar-se de fenômeno sociomediático indicial (disponível à de-dução re"exiva) e, simultaneamente, inveri!cável (dado o caráter aporético de seu modo de apare-cimento não literal), mas não estranhamente capaz de impactos multilaterais de monta na produção, circulação e assimilação da cultura (no sentido de signos socialmente criados e transmitidos de uma

O glocal é dessa ordem de fenômenos, de que também fazem

parte o poder e o inconsciente, no âmbito tanto das relações políticas

e institucionais, quanto das interpessoais.

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geração a outra), na prática política e micropolítica (atinente à disputa pelo poder de Estado ou para além dela), na organização dinâmica da economia e do trabalho (em escala nacional e transnacional) e na moral da vida prática (em todos os seus âmbi-tos de manifestação).

Por tais repercussões no social-histórico, o glo-cal grassa instituído como construção transpolítica aberta (isto é, para além da capacidade de contro-le, administração ou gerenciamento por parte das instâncias institucionais herdadas da modernida-de política do século XVIII e XIX), em diuturno desenvolvimento multidirecional – numa palavra, em estado permanente de reinvenção autopoiética.

2. Glocal e reprodução do capitalNesse horizonte, o glocal “revolucionou”, estrutu-

ralmente, o capitalismo – ao conduzi-lo e assentá-lo na imaterialidade espectral do universo eletromag-nético –, sem, porém e paradoxalmente, alterá-lo no fundamental, como modo de produção, acu-mulação e circulação da mais-valia: o glocal ex-pandiu a expectativa epocal (a bem obviamente das categorias sociais economicamente abastadas) de reprodução heterodoxa e ad in!nitum do valor de troca, implodindo-o e dissolvendo-o, por volatili-zação radical, nas redes de comunicação em tempo real, para além de todas as equivalências materiais hodiernas – perda de medidas convencionais exclu-sivamente em favor da perpetuação do capitalismo tardio, a fase pós-industrial, !nanceirizada e tec-noenredada das trocas econômicas transnacionais subsequente à Segunda Guerra Mundial – uma “delonga histórica” malgrado previsões (da esquer-da marxista) sobre a sua derrocada.1 Não por outro motivo, o glocal integra, como viga estrutural in-dispensável, o processo de autoprodução contínua e ampliada, descentrada e sem direção civilizatória

1 Sobre o assunto, cotejem-se as variações re#exivas de Mandel (1985), Adorno (1975, 1986, 1992), Habermas (1980) e Jameson (1997a, p.27-78). Em outro lugar (Trivinho, 2012, p.98), sinalizou-se que hoje “o capitalismo é tardio em razão de sua continuidade cibercultural aparentemente in!nda”.

aparente do capital como força conservantista de seu próprio modo originário e hoje avançado de produção sociocultural e político-econômico a par-tir de meados do século XX e, mais enfaticamente, na transição para o século XXI.

Em princípio convertido em patrimônio socio-técnico e antientrópico da humanidade em extensão mundializada, o glocal foi, com efeito – sob o in#u-xo do desejo de glocalização partout do modus vi-vendi e de formas de apropriação culturalmente di-ferenciadas –, “exportado” para todas as formações sociopolíticas e econômico-!nanceiras contempo-râneas, não importando se democracias militariza-das, repúblicas monarquistas, social-democracias, socialismos burocráticos de mercado, sistemas au-tárquico-religiosos, monarquias tribais, ditaduras seculares e variações. Todos esses regimes políticos encontram-se, há tempos, em maior ou menor in-tensidade, recortados pelo processo de glocaliza-ção, seja majoritariamente por uma tecnologia em especial (que, no caso de países ou regiões econo-micamente prejudicados, resulta geralmente ser o telefone !xo), seja simultaneamente por máquinas diferentes de comunicação em tempo real (rádio, televisão, Internet, etc.).

2.1 Condição glocal e contexto glocal Sob tal in#uxo estendido, a sociofenomenologia

do glocal, ao longo das décadas, se arranjou e atual-mente se distribui segundo duas cristalizações ima-teriais signi!cativas, a saber: a condição glocal e o contexto glocal.

A condição glocal demarca o ingresso irreversível da humanidade numa contingência estrutural ineli-dível e irrecorrível, desejada por bilhões de pessoas aos quatro cantos do mundo e sustentada por ins-tituições governamentais e corporativas de alcance regional, nacional e transnacional. Corolário ca-tegorial reescalonado do estágio contemporâneo de mediatização da vida social (em suas múltiplas manifestações) pelas tecnologias do tempo real, a condição glocal corresponde, a bem se notar –

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não seria equivocado nem exagerado alegá-lo –, ao estado da arte sociotecnológico (em sua acepção civil e institucional) da história, na linha sinuosa que se estende desde as nações econômica e mili-tarmente a#uentes às metrópoles e cidades médias adjacentes em países amplamente desfavorecidos pelo modelo neoliberal de !nanciamento globa-litário. Em de!nição complementar, a condição glocal designa a con!guração social-histórica de longa duração (sem horizonte anunciado para ocaso) em que a vida contemporânea mergulhou desde o surgimento da primeira máquina capaz de tempo real, de seu desenvolvimento diferenciado, de sua so!sticação progressiva e enraizamento na vida cotidiana (da esfera da produção à do tempo livre e de lazer) a partir de todas as modalidades de apropriação multilateral, para !ns sociais, cultu-rais, políticos e econômicos e, consequentemente, depois que a promiscuidade entre cérebro e telas e a mélange entre imaginário individual e imagèrie das redes se converteram em modus vivendi e ha-bitus social.

A condição glocal vigora, nessa perspectiva, como o mais rigoroso cativeiro so! da humanidade – o do imperativo do acoplamento corporal vitalí-cio aos equipamentos ou próteses comunicacionais de instantaneização das relações sociais –, lastrea-do numa subjetividade mediático-interativa con-forme (de e!cácia plenamente condutiva), numa racionalidade instrumental competente [a dromo-aptidão, a capacidade de ser veloz no trato com a empiria implicada, em atendimento ao princípio de aceleração como valor prioritário; cf. Trivinho (2007)], uma sensibilidade de mundo idem, sinto-nizada com as tendências dominantes do mercado, e assim por diante – en!m, propriedades epocais exigidas de um sujeito glocal, #exionado, na práxis cotidiana, segundo o tipo e a versão da parafernália mediática (da telefonia !xa aos gadgets móveis de última geração).

Esses apontamentos não sinalizam senão o quanto a condição glocal, correspondendo a uma

dimensão fenomenológica elevada à macroesca-la da história tecnocultural em curso, vige, com tais características, internacionalmente modulada como ingrediente estrutural possibilitador do pro-cesso transgeracional de perpetuação das culturas vis-à-vis a ameaça constante de respectiva autode-sagregação entrópica – em palavras diretas, como processo civilizatório.

O contexto glocal, por sua vez, designa tout court o “ambiente” – locus mediaticamente indexado pelos interesses governamentais e corporativos do ramo e destinado ao acesso/recepção/retransmis-são/irradiação de signos em geral, mercantis ou não (imagens, sons, informações, dados), a partir de onde o corpo se encontra e a consciência pode atuar, com media !xos ou móveis.2 Con!guração concreta e operacional da condição glocal (porém 2 Procedimentos editoriais foram aqui excepcionados quanto ao termo “mídia”. A ele preferiram-se, não sem razões, media (plural) e medium (singular) – em formatação itálica –, conforme colhidos da fonte originária da língua portuguesa, o latim. Comum no Brasil, na fala e na escrita – mas não na ensaística de Portugal e de outros países neolatinos –, e assim dicionarizado, o termo “mídia” constitui, com efeito, escabrosidade cujo uso nacional corrente, no âmbito acadêmico e jornalístico em geral, ressalta somente o absurdo emblemático que presidiu a historicidade desse signi!cante até o presente. “Mídia” passou a ser, no plano do signi!cante e do signi!cado, o equivalente brasileiro do vocábulo inglês media. Para todos os efeitos, vige positivado, como se “sem problemas” de constituição, e derivado de procedimento tradutório idem – em suma, como verdade per se. Não obstante, concentra, silenciosamente, carga signi!cativa de ignorância histórica, inconsciência cultural e ingenuidade política no âmbito da linguagem e da problemática da tradutibilidade. “Mídia” corresponde, aproximadamente, ao registro grá!co literal (signi!cante) da prosódia inglesa referente a media. O olvido de nossa própria origem histórico-linguística e cultural (no plano do signi!cante e do signi!cado, com precisão na forma singular e plural) condecorou apoliticamente a in#uência estadunidense na América Latina e, em particular, no Brasil. Como se não bastasse, para igualar, em número, “mídia” ao equivalente inglês media (originalmente plural, como em latim), resultou-se acrescentar-lhe um excrescente “s” (como se, em espelhamento historicamente retroativo da nossa língua, tivéssemos, na origem, medias, em diferenciação à forma singular, medium). Em síntese, a resultante, na relação português-latim, é que, na forma, “mídia” acabou por divergir tanto de medium quanto “mídias” de media, sob o agravante de que a cultura anglo-saxônica dos Estados Unidos também herdou ambos os vocábulos nada mais nada menos que do próprio latim.

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não física e visível, antes obliterada e pouco percep-tível, mas – conforme antes dito – apreensível con-ceitualmente, por episteme renovada e a ela adequa-da), o mencionado contexto comunicacional “ater-ra”, por assim dizer, essa condição, permanecendo dela um sintoma representativo. Nessa direção, o contexto glocal corresponde ao modo pelo qual, na dinâmica cotidiana das relações sociais, a condição glocal da história se autorrati!ca diuturnamente no âmbito das práticas em rede – práticas glocais (de sociabilidade, de articulação política, de aprendiza-gem, de entretenimento, de consumo, etc.).

Entre a condição glocal e o contexto glocal, há – vê-se – apenas distinção de escala temporal (dia-crônica e sincrônica) e de função social-histórica e tecnocultural, não de natureza e desdobramento autopoiético. Identitários em essência no condão que os urde a partir de dentro, são, ambos, consor-tes na marca ígnea e indelével – e que, não obstan-te, nada diz de si – no tecido mediático do presen-te: a multitude de contextos glocais subsume-se no macroestado geral do vivido, enquanto este, como condição glocal, retira dessa miríade sem !m a sua validação e característica como tal. Quali!cativo abstrato e genérico, a condição glocal é também indicador de imperativo. Indicia, em bloco, a signi-!cação social-histórica e tecnocultural do contexto glocal, ao pressupor pretensamente que nada con-segue ser ou sobreviver, manifestar-se ou se expor e, assim, alcançar a alteridade (individual, grupal ou de massa) senão a partir do reduto de acesso/recepção/retransmissão/irradiação em tempo real. Sintoma epocal maior daquilo com o que é neces-sário lidar e negociar na vida cotidiana, a condição glocal equivale a uma condição sine qua non alçada à designação totalitária de sprit du temps de con-servação in!nda do modelo mediatizado de rela-ções sociais.

Assim, o fenômeno glocal, socialmente espargi-do do arco que, num diagrama ilustrativo, ascende desde o perímetro praxiológico da subjetividade até o (patamar de) estatuto histórico original de

época, enseja e sustém operante um macropro-cesso de glocalização da vida humana em escala planetária – do território geográ!co extenso e das pequenas cidades, dos órgãos governamentais aos espaços corporativos, das residências e do corpo, do imaginário individual à objetalidade infoele-trônica, incluindo todos os meios de transporte e assim por diante.

3. Civilização glocal. Glocal como destinação.Por tantos aspectos idiossincráticos, o fenômeno

glocal, no caudal de sua multioperação mundia-lizada, condicionou o surgimento exuberante de toda uma civilização, formada pelo feixe longitu-dinal das sociedades contemporâneas – a civiliza-ção mediática (de massa, interativa e híbrida), em escala planetária –, o modo de produção capitalis-ta tardio em sua fase glocalizada, dromocratizada (articulada pelas exigências multilaterais da velo-cidade tecnológica) e transpolítica (nos termos an-tes assentados) – e de seu estirão social-histórico mais so!sticado, a cibercultura, multilateralmente lastreada em tecnologias e redes digitais e em seus modos de apropriação – numa palavra, a civiliza-ção glocal, híbrida entre processos de massa e de interatividade.3

Como tal, o fenômeno glocal desdobra-se, com destaque, como emblema sociotécnico distintivo e radical em comparação a fases pregressas do capi-talismo, bem como a épocas históricas anteriores a ele. O motivo, relativamente simples, é, de toda forma, crível, com a vantagem de não ser inverda-de: inexistiu, na história, exceto agora, outra época ou civilização cujos processos sociais, culturais, po-líticos e econômicos foram articulados em ou pelo

3 Eis a carga completa de signi!cação subsumida no bojo do quali!cativo tecnocultural, híbrido anteriormente utilizado para especi!car a natureza e a escala da invenção em jogo: enquanto o diapasão tecnológico aí previsto demarca o ingrediente matricial sine qua non, a dimensão cultural, por sua vez – pondo-se além da objetalidade do artifício técnico e de seus usos –, remete a uma atmosfera epocal inteira, fase contemporânea do processo de reprodução social-histórica do modelo capitalista de vida social.

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tempo real, fenomenologia exclusiva e privilegia-damente egressa da existência a priori do processo de glocalização. Sem radicalização de hipóteses a não ser a mera constatação, portanto, o glocal, si-nete peculiar de constraste estrutural, constitui, de fato, um dos fatores de monta que difere, no fundamental (nas condições infraestruturais e no modo de reprodução sociocultural), a civilização contemporânea de todas as já existentes.

Não por acaso, o processo de glocalização, assim pleni!cado propriamente como processo civiliza-tório, do fulcro das pressões pantópicas dimanadas da instantaneização do tempo recriado pela tecno-ciência do século XX, está implicado na esteira de reinvenções sociotecnológicas do modus vivendi cotidiano a cada década, de que as modulações mediático-conteudísticas ou reciclagens simbóli-co-imagéticas non-stop na paisagem de mundo co-mumente percebida são apenas as cintilações refra-tárias talvez menos relevantes (em razão da magni-tude social-histórica do processo aqui abordado).4

Se, nessa civilização, a condição glocal resulta inescapável e irrecorrível, como o contexto glocal, inexorável, é somente porque o fenômeno glocal constitui a destinação social-histórica do presen-te, com a qual o social regido por esse hibridismo operacional pressupõe, nas entrelinhas das exigên-cias de desempenho e das atividades diuturnas, que tudo e todos devem “negociar” de alguma forma. A empiria processual e a plenipotencialidade fenome-nológica do glocal, remotamente representada na !gura do telégrafo elétrico e fomentada pela opera-

4 A passagem repõe, em outras palavras, uma sinalização anterior sobre o paradoxo da dinâmica sociocultural da civilização glocal: a saturação caleidoscópica de mudanças pluriespalhadas, da visibilidade mediática à vida prática e vice-versa, situa-se, freneticamente, no quadro de ausência total de mudanças estruturais ou essenciais no modo de produção e acumulação econômica.

cionalidade bidirecional da telefonia !xa (a partir do !nal do século XIX), desenvolvida pelo rádio e reescalonada pela televisão (na primeira metade do século XX) e que hoje estagia no ciberespaço (des-de o !nal da década de 1960) (cf. Trivinho, 2007, p.244-5), com base em todas as tecnologias minia-turizadas capazes de conexão em rede interativa, amanhã poderão realizar-se por meio de outras tecnologias e redes, eventualmente heterodoxas ao senso comum atual – poderão até se “desmateriali-zar”, mediante provisão de acessos cada vez menos táteis e mais orais (via comandos vocais) –, mas seu “esquema” fundamental e irredutível [de hibridi-zação inextricável entre o global representativo da desterritorialização mediática (satelitizada ou não) e o local depositário do modus vivendi presencial e corporalizado] tende a permanecer.

4. Panorama das repercussões social-históricas do fenômeno glocal

Mais de um século após a emergência social--histórica da hibridização tecnocomunicacional do aqui-agora com o alhures, entre o próximo e o distante, o global e o local, a partir da descober-ta da transmissão em tempo real (com a eletrote-legra!a), o processo de glocalização perpassou e reesculpiu (e hoje fomenta) todos os domínios de atuação humana. A magnitude da abrangência aí pressuposta concede bem adequadamente a ideia da condição glocal anteriormente de!nida. Um diagrama sistematizador, a traços sucintos – que vale pelo potencial mais ilustrativo que re#exivo –, pode ser granulado conforme segue, com indica-dores concretos entre parênteses para cada âmbito considerado:5

5 A sistematização dos itens a seguir derivou de contribuição assídua dos membros do CENCIB/PUC-SP.

A magnitude da abrangência aí pressuposta concede

bem adequadamente a ideia da condição

glocal anteriormente definida.

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(a) cultura [transmissão unidirecional ou live de produtos culturais de massa [atinentes à indústria cultural); disponibilização online e transmissão streaming de produtos interativos (típicos da me-gatecnoburocracia da informatização, virtualização e ciberespacialização da vida social); transmutação diuturna do real em espectros da visibilidade me-diática; desvelamento de cenários siderais por sa-télites geoestacionários; acesso a jornais, revistas, rádio, TV, !lmes, artigos, etc., doravante uni!cados em tablets e smartphones; acompanhamento de en-saios teatrais via Web, etc.];

(b) política [campanhas eleitorais via redes de massa e interativas; práticas políticas online; elei-ções eletrônicas; “democracia direta” tecnologica-mente mediada; governança digital; votação e apu-ração eletrônicas; articulação de movimentos so-ciais, guerras civis e guerrilhas com auxílio de me-dia digitais miniaturizados e “redes sociais” (desde os protestos antiglobalizatórios de Seattle, Nápoles, Gênova, etc. e as convulsões sociais armadas do norte da África, na Líbia, no Egito, na Tunísia, etc., até as megamobilizações descentralizadas de São Paulo, Rio de Janeiro, Porto Alegre e outras capitais brasileiras, em junho e julho de 2013); ação hacker/cracker ideologicamente orientada, etc.];

(c) economia [refuncionalização do modus ope-randi capitalista através da automação e virtuali-zação bancárias (com caixas eletrônicos operados por leitura de mãos); informatização de práticas comerciais / virtualização de operações !nancei-ras; realização do valor de troca via sistemas de administração de cartões corporativos e de crédi-to; trabalho assalariado remoto; “empreendedoris-mo”/prestação de serviços online; corretagem de ações e mercado acionário em rede; digitalização do papel-moeda; informatização/circulação de do-cumentação !scal; sobredeterminação em cadeia, por contágio internacional instantâneo, de bolsas de valores, etc.];

(d) educação [educação a distância (em todos os suportes em tempo real); glocalização interativa da

sala de aula; pedagogia do glocal / educação para o glocal; pesquisa/consulta em bancos de dados re-moto; bibliotecas e arquivos virtualizados; aprendi-zado mediado por tecnologias móveis wireless, etc.);

(e) sociabilidade (interação com a alteridade como espectro radiofônico, televisivo e ciberespa-cial; “sociabilidade” com o objeto infotecnológico e com a rede; virtualização do outro em produtos interativos; “trocas sexuais” em tempo real, etc.);

(f) segurança [espaços públicos e privados rastre-ados por câmeras de videovigilância (surveillance), com monitoramento remoto; digitalização de terri-tórios e rastreamento de corpos por sistemas de in-formação geográ!cos (GIS) e posicionamento glo-bal (GPS); policiamento por circuito de radiofrequ-ência; segurança de logradouros por solução walkie talkie; devassamento de comunicações individuais por Estados nacionais; rastreamento retroativo de trilhas e IPs suspeitos de atos ilegais; “blindagem” automotiva antirroubo também via GPS, etc.)];

(g) guerra [guerrilha informacional; mísseis te-leguiados; equipamentos de combate controlados via satélite; terrorismo virótico de Estado; monito-ramento de território inimigo via satélite; espiona-gem, vigilância e bombardeio por aviões não tripu-lados (drones), etc.];

(h) consumo (material e simbólico-alucinatório) [recepção em tempo real de produtos culturais de massa e interativos; desmaterialização de opera-ções de compra (via telefonia e Web); “consumo” do glocal como ambiência e estilo de vida; consoles de acesso à rede em eletrodomésticos, etc.];

(i) entretenimento (mediatização da dramatur-gia; jornalismo de redes; games em tempo real, etc.);

(j) esporte (transmissão e recepção live e online de competições nacionais e internacionais; games em rede; campeonatos via Web, etc.);

(k) medicina [cirurgia à distância com assessora-mento robótico; so#wares especialistas online para diagnose de patologias, etc.];

(l) alimentação (informações culinárias e recei-

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tuários via programas televisivos; cardápio online; célere proliferação mundial de determinados ali-mentos, pratos e bebidas em razão da velocidade dos efeitos glocalizadores, etc.);

(m) corpo (portabilidade de media de massa miniaturizados; próteses interativas satelitizadas; controle de prisioneiros por pulseiras ou chips ras-treados por GPS; microcomputadores para vestir; Google glass, e assim por diante.

As formas de glocalização da vida de relação im-plicadas nesse rol de campos de atuação se refrata para (e, ao mesmo tempo, acompanha e reescalo-na) outros processos setorizados de enraizamento glocal, como, por exemplo, o da ecologia [acompa-nhamento wireless de condições físicas e ambien-tais (WSN)] e do turismo (simulações de viagem de lazer via so#wares especialistas online); do direi-to (audição de presos por videoconferência) e das relações internacionais (reserva de comunicação privilegiada e em tempo real entre autoridades nacionais e de instituições multilaterais), além da administração governamental, empresarial e resi-dencial, da navegação terrestre (metrôs sem con-dutor), marítima e aérea (sempre via GPS e GIS), da percepção e das práticas literárias, entre outras áreas relevantes. Essas condições perfazem todo um modo de reconceber a relação com o real (pre-sumivelmente aquela de um sujeito em sua norma-lidade socialmente esperada) e de repensá-la, seja em bloco, seja em aspectos particulares, para saber o que fenece ou perde força e o que emerge e pros-pera após o vendaval glocalizante das tecnologias comunicacionais; como !cam, caracterizam-se e funcionam tais e quais espaços e/ou práticas so-ciais após o impacto de sua articulação em tempo real, quais as formas de apropriação social de suas potencialidades utilitárias e qual o seu papel na re-produção da civilização glocal.

4.1 Paradoxo imanente do glocal. Estatuto da crítica teórica do modus operandi da civilização

mediática. Horizonte predominante do híbrido e dos processos de hibridização.

A história do glocal, seja como fenômeno, seja como episteme6 – sua primeira aparição no jargão corporativo japonês no último quartel do século XX, sua apropriação categorial nas e para as ci-ências humanas e sociais, sua inserção na área de estudos da comunicação vis-à-vis sua transvalo-ração tensional em nome da crítica do modo de reprodução social-histórica da civilização mediá-tica, bem como sua con!guração como condição glocal e como contexto glocal, sua projeção trans-nacional para as sociedades e regimes políticos egressos dos séculos XVIII e XIX e sua especi!-cidade dinâmica na cibercultura – já foi reperto-riada em outro lugar (cf. Trivinho, 2007, 2012). Ressalte-se, apenas e necessariamente – a título de rememoração –, o paradoxo incontornável pressu-posto nessa sinalização. Em identidade à natureza do híbrido, o glocal é, a um só tempo, mundo e episteme. Como mundo, o glocal é modus ope-randi, empiria processual, conjunto de práticas conformes, tendência fundamental da civilização

6 No presente texto, episteme, é abrigado diretamente do signi!cante grego antigo (έπιστήμη; episteme, epistéme ou epistêmê/epist$m$), não do francês (épistémè ou, melhor, épistémé), para sinalizar conhecimento ou entendimento especializado (organizado e/ou sistematizado sobre determinado domínio temático), fundado no ethos do conceito como modo de representação teórica de objeto/mundo, sem prejuízo de qualquer traço re#exivo-contemplativo (isto é, desprovido de compromisso ou intenção prática imediata ou subsequente) e desobrigado de qualquer busca da verdade ou veridicção discursiva (seja por prova empírica, seja por demonstração argumentativa). Essa acepção, mesmo propendendo para a tradição aristotélica da razão lógica, evita, com efeito, a volatilidade valorativamente positiva da conhecida de!nição idealista de Platão (2008) [que associa episteme a conhecimento verdadeiro, autêntico e con!ável (vinculado à evidência imutável das coisas), contrariamente à sua versão doxológica, esfera do saber circulante, de senso comum, subjetivista e, por isso, sem consistência e/ou fundamento), tanto quanto dista, mais recentemente, da idiossincrasia semântica proposta por Foucault (2005, p.214-215) [para quem episteme recobre uma con!guração cabal de forças e relações discursivas típica de determinado período social-histórico (renascentista, oitocentista ou posterior), de relativa longevidade, e capaz de especi!car, conformar e/ou nortear as formas majoritárias, possibilidades estendidas e limites de horizonte da produção de saberes e sentidos dessa época e lugar, conferindo coerência uni!cadora ao conjunto de suas práticas discursivas e justi!cando, como tal, algo assim como a sua visão de mundo, autoinvestida de verdade per se].

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mediática. Como episteme, é modo orientado de compreensão mapeadora e tensional dessa mes-ma formação social-histórica. Sob ângulo e corte diferenciados, o glocal é horizonte fenomênico e prisma crítico cabal do mesmo objeto.

A aparente perenidade dessa mistura, por mais arbitrária que seja, não se lastreia em suposta con-tradição de teoria ou de método. O fato de um mo-delo de civilização em tempo real – que reelabora e reproduz, em novas bases, a injustiça (como natu-ralização espetacularizada, transpolítica e inques-tionada da distinção social), a desigualdade (cada vez mais segregacionista, agora com requintes de distribuição social não-equitativa da dromoapti-dão tecnológica, a competência cognitiva, tátil e operacional a fazer-se veloz no uso de tecnologias digitais e interativas) e a violência [em todas as suas formas, especialmente as mais decantadas e imperceptíveis, como a violência objetivada e im-pessoal da técnica, o que equivale à penumbra da “com-posição”, o modo de por-se em conjunto da técnica (moderna) em extensão planetária, de que tratou Heidegger (1958, p.9-48)] – (o fato de este modelo civilizatório) fundear sua viga dinâmica na empiria processual do mesmo termo (o signi-!cante, no caso) mobilizado para compreendê-la constitui, essencialmente, sintoma nada estranho de uma lógica paradoxal de operação do próprio mundo, que envolve, necessária e simultaneamen-te, em sua fenomenologia tecnocultural, a dimen-são protossimbólica do vivido (conforme suas pressões concretas e multilaterais) e a dimensão da compreensão racional e de acompanhamento sub-jetivo linguisticamente organizado dessa experiên-cia prática. Entre as duas formas de manifestação, com efeito uni!cadas na dimensão autocontradi-tória da cultura, a crítica teórica, como recurso sine qua non de trabalho conceitual e de vida no mode-lo civilizacional estruturado pela comunicação, via apropriação de seus gadgets, representa a mediação ponderativa que demarca a diferença decisiva: in-tervindo no regime do signi!cado (do vocábulo em

questão, glocal), ao convulsionar-lhe a cadeia de sentido, secciona-o, com ênfase, em relação ao sig-ni!cante e, em reverso, cristaliza nova estrutura e tendência no âmbito do signi!cado; ao possibilitar essa operação intelectiva, a crítica teórica suspende a “naturalidade” do entendimento tanto do termo em jogo quanto de sua empiria, reescalonando-o a horizontes antes pouco (ou jamais) entrevistos; em cenário ampliado, a crítica teórica disjunge, no pla-no simbólico, episteme e ordem do real, conceito e fenômeno, ao operar entre eles efeito de estranha-mento onde antes reinava unicamente mimesis e identidade; fundamentalmente, no nível mais ele-mentar de espelhamento dessa disjunção de mon-ta, a crítica teórica condiciona a intercessão de um distanciamento subjetivo estratégico em relação ao objeto, ao semear um regime de suspeita pro-dutiva e tensão necessária entre eles; entrega assim o mundo (como que) à sua própria operacionali-dade, para além das subjetividades individuais, de grupos e categorias que o sustentam; e, ao mesmo tempo, gesta, em sentido político lato, reserva es-tratégica de autonomia terminológica e semântica para, indagando o objeto sem condescendência a priori, interceptar (mediante simbolização sistemá-tica) ou, bem assim, romper, ao menos na e pela práxis teórica, a cadeia obliterada de retroalimen-tação social-histórica da civilização mediática.

Na história da !loso!a e da teoria social, não é raro que, por frequente uso utilitário, conservador e/ou promocional, uma terminologia, ao nível sig-ni!cante, “cole” na empiria processual da vida prá-tica; ou, em condições idênticas, palavras com alto potencial pragmático participem diretamente da dinâmica do objeto considerado; e, ao mesmo tem-po, essa incrustação aparentemente de!nitiva seja redimida ao nível do signi!cado, não raro de modo insurgente, com consequências de confronto teori-camente politizado e com incomparável soma de horizonte cognitivo, a bem da renovação do pen-samento e das formas de visão sobre a organiza-ção social, as relações humanas e a vida cotidiana.

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Marx (1983) advogou o signi!cante “capital” para tão-somente ressigni!cá-lo e lançá-lo contra o pró-prio capital. Adorno [1975, 1992; e com Horkhei-mer (1970, p.147-200)] adotou o termo “identi-dade” para apontar, a contrapelo, a violência nela implicada (por injunção imanente), porquanto encabrestadora do diverso (por vezes não idêntico) em vertente unitária e supostamente não-contradi-tória. Horkheimer, em particular, anos antes da pu-blicação de Dialektik der Au%lärung em 1944, em parceria com Adorno, já havia preservado o termo “razão” (quando poderia ter designado outro) para demonstrar que, a partir de meados do século XX, diante da a#uência material acumulada no capita-lismo industrial, na esteira do progresso tecnoló-gico desde dois séculos antes – condição histórica sui generis que poderia ter emancipado todos os vi-ventes da esfera da necessidade, houvesse orienta-ção das instituições políticas por princípios racio-nais equânimes –, converteu-se notadamente em seu contrário, em apanágio do poder conservador e de reprodução da injustiça e da desigualdade, sa-botando a sua própria promessa de origem: a reali-zação en!m da ideia fundamental de ser humano. Castoriadis (1982) reconheceu a potência do ima-ginário para além da estrutura psíquica individual, a ponto de descortiná-la no social-histórico, reino ambíguo e con#itivo da preservação contínua da ordem (imaginário instituído) e de sua reforma ou revolucionamento (operada pelo imaginário social instituinte). Deleuze e Guattari (1976, 1980) rees-calonaram, por rede!nição metafórica, a noção de máquina – pelo que vislumbraram uma “máquina desejante”, propriedade do ente –, e a arrastaram contra a “máquina capitalística”. Flusser (2007, p.89-99), após reconhecer a “comunicação” como fenômeno, adotou esse signi!cante para rati!cá-lo,

junto com a linguagem, com signi!cação inteira-mente remodulada: como engenhosa invenção antropológica engendrada em tempos imemoriais para o próprio ente humano se dissuadir da expe-riência avassaladora da solidão e do vazio, corolá-rio da fuga ao terror da morte. Virilio (1984, 1995, 1996a, 1996b) mobilizou a categoria da velocida-de, então esculpida de modo incondescendente, contra a era da aceleração – a sociodromologia fenomenológica contra a ordem fenomênica da dromocracia –, em razão de cedo ter percebido que o interesse de guerra e, com ele, a estratégia como preocupação operatória de domínio (que nunca mais abandonaram a humanidade desde que inventadas em tempos imemoriais) estavam intralaçados, por dinâmica umbilical, com veto-res e fatores de velocidade (metabólico-corporais, técnicos e tecnológicos). Em ciências humanas e sociais, é extensa a lista de autorias que ressigni!-caram vocábulos do mainstream prático, livraram os mesmos da pretensa ou eventual naturalização e lhes conferiram status categorial de prisma teórico, a !m de mobilizá-los na direção do confronto basal com determinada viga estrutural ou trecho crucial de mundo caracterizado (e, por vezes, promovido) justamente pelo mesmo signi!cante, desta vez no âmbito de jargões correntes (especializados ou de senso comum), no qual vigoram com conteúdo necrosado.

5. Mobilização a priori da categoria da crítica teórica

O fulcro das preocupações precedentes merece atenção mais detida e desdobramento estrito. Os motivos arrolados contratam e justi!cam a mo-bilização de uma modalidade renovada de crítica teórica, necessariamente fundada na laboração

Marx (1983) advogou o significante

“capital” para tão-somente ressignificá-lo

e lançá-lo contra o próprio capital.

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re#exiva do conceito e destinada à tensão com o objeto e seu contexto. Essa propensão frutífera de suspeita intelectiva começa justamente pela priori-dade concedida à utilização da categoria do glocal, e não de outra noção corrente. Conforme anterior-mente a!rmado, o glocal, como prisma de visão, constitui teoria especí!ca em cujo bojo radica uma proposta de!nida de compreensão da lógica so-ciotecnológica e cultural da civilização mediática atual, notadamente sobre o modo pelo qual ela se organiza internamente, se desenvolve e se reproduz no tempo, afastando de seu horizonte o espectro de sua decadência e entropia. A categoria do glocal – nunca é demais frisar – não pertence, portanto, a episteme empíreo-descritiva, mapeadora e/ou clas-si!catória. Ela escapa, expressamente, à avalanche de descritivismo metodológico que, em regra, sus-tenta, com ares de cienti!cidade simulada e vazia, sob o álibi da neutralidade apolítica da subjetivi-dade e da objetividade da linguagem, a produção re#exiva em curso sobre a empiria processual em jogo (cf. Trivinho, 2007, 2012). Essa onda interna-cional não esconde, mesmo se como eco longínquo e desconhecido, rastro egresso da tradição socio-lógica durkheimniana criativamente revivida em sua engenhosa revisão tardoweberiana, por sua vez parelha de movimento semelhante no cenário metodológico da modernidade !losó!ca, relativa-mente a um manancial cartesiano posteriormente reforçado pelo positivismo. Ela assumiu para si os ventos insalubres de um modelo de Universidade governado pelo paradigma das chamadas “ciências duras” (exatas, da terra e biomédicas) e instrumen-talizado diretamente pelo mercado de trabalho, sabidamente regido pelas necessidades (legais e consuetudinárias) de desenvolvimento expansivo do capital. Sob tal cobertura, o descritivismo me-todológico no âmbito dos estudos e preocupações acadêmicos sobre as relações entre tecnologias/re-des interativas e organização do social, da cultura, da política e da economia, põe-se vitimado pela burocratização rei!cante da relação com o objeto,

na medida em que, em geral, o separa de suas raí-zes contextuais (capitalistas) ou, quando o leva em conta, não deixa de voluntariamente mover a argu-mentação para o norte de um entusiasmo utopista, subordinando ciência à volatilidade das crenças vagas e a propensões fáceis e positivas ao porvir, após atrelá-la à bola de chumbo da opinião.

Sem dúvida, a descrição de objeto e de seu con-texto constitui, secularmente, procedimento funda-mental e útil ao desenvolvimento do conhecimento cientí!co. No âmbito das humanidades, no entanto – para !car somente nesse registro, perceptivamen-te mais afeito e íntimo ao tratamento contextual (social-histórico) do objeto, a saber, o da percepção de sua inserção na fase mundializada do capitalis-mo –, a permanência exclusiva e linear no patamar descritivo de abordagem depõe não somente contra a ciência e os resultados do trabalho re#exivo, senão ainda contra a própria inteligência, ao não permitir--lhe manifestar-se até a complexidade, alcançando plenitude na dialetização do existente.

Há décadas, nunca urgiu tanto o elogio da va-loração (não ideológica e de partida) no trabalho teórico, notadamente no campo de estudos da co-municação e da cibercultura. A propensão a valorar numa argumentação – isto é, a assumir-se, expressa e necessariamente, posição autoral incondescen-dente – recobra caráter tanto mais autêntico quanto mais prevê a categoria da crítica teórica na origem e no interior mesmo do labor epistemológico e se-mântico da linguagem mobilizada para compreen-der e esclarecer o objeto e seu contexto. Essa moda-lidade de crítica perfaz pressupostamente procedi-mento de con#ito produtivo e voluntário no âmbito da interação com o objeto, vis-à-vis de não-adesão a ou aceitação tácita dele, sejam quais forem as suas potencialidades evidentes. Como mediação heu-rística entre a subjetividade cognoscitiva e o foco estudado (e seu arranjamento contextual), a crítica estabelece um biombo irrecorrível: a #euma pon-derativa da impassibilidade. O horizonte re#exivo da crítica exige do espírito que prevaleça o tempo

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inteiro em serenidade. Por evidente, esse cuidado especial o livra (automaticamente, por assim dizer) da tendência há muito comum de capitulação inte-lectual expressa nesse comportamento partout (em tudo lamentável) de condecoração (consciente ou inconsciente) das indústrias criativas do ramo in-terativo, mediante promoção sem mais – no espaço das Universidades e do debate intelectual – de seus produtos (hardwares, so#wares, netwares, portais, plataformas, seus esquematismos funcionais inter-nos, etc.). Em nome da liberdade integral na “co-zinha” da criação re#exiva, a renovação da crítica exige desprover-se de modelos teóricos tradicionais de referência, de camisa-de-forças epistemológicas herdadas, de esquemas explicativos consagrados mas defasados em relação ao estágio sociofenome-nológico da dinâmica mediática do social. Igual-mente, esse labor de renovação precisa aprumar-se em algum grau relevante de tensão (de uma escala internamente diferenciada de intensidades) com o objeto e seu contexto, uma vez pouco recomen-dáveis também quaisquer referências rígidas nesse tocante. Esse tensionamento traduz-se desde a con-sideração !rmemente criteriosa (já sob distancia-mento subjetivo estratégico em relação ao objeto, rechaçado, pois, o abraço a priori a ele) ao confron-to justi!cado com as macroestruturas sociotecno-lógicas que contextualizam e condicionam tanto a existência e a natureza do objeto, quanto o seu de-senvolvimento e suas tendências majoritárias.

Nesse caminho, em trajetória oposta ao mencio-nado “movimento” metodológico-descritivista, a categoria do glocal funda e labora uma abordagem questionadora do processo civilizatório articulado no desejo massi!cado de apropriação diuturna e

diferenciada de media e redes (de massa, interativos e híbridos, !xos ou móveis, com !o ou wireless), e o faz com enfoque multilateral, desde os aspectos estruturais peculiares do modus vivendi cotidiano até a curva mais elevada de manifestações aparen-temente sistêmicas desses modos de apropriação. Com efeito, essas sinalizações não pressupõem se-não que a categoria do glocal constitui, no fundo e antes de tudo, instrumento de percepção sine qua non em prol da renovação epistemológica consis-tente da crítica socialmente orientada.

Acena-se, pois, aqui para um olhar menos com-placente em relação à estrutura dinâmica, tão im-perativa quanto descentrada e aleatória, do mains-tream tecnocultural epocal – um olhar nem por isso “apocalíptico” (ou absurdidades passadistas do gênero), o que de toda forma também já o des-pe de adornos roseamente otimistas; vale notar, ja-mais cativo de saudosismos moralizantes, sempre reacionários, e de utopismos sectários, providos ou não de causa. A esses antípodas esquemá-ticomaniqueístas (que ainda rondam, com insis-tência inconveniente e não raro sofrível, os mo-dos) de recepção e interpretação de uma proposta teórica, a opção pela categoria do glocal prefere nutrir tão-somente interesses re#exivos realistas, sem regressões e futurismos infundados.

Nesse sentido, convém sempre manter preocu-pação menos intensa com a exploração proposi-tiva e pragmática dos roteiros utilitários inscritos no potencial das tecnologias e redes interativas, mesmo quando próxima à fronteira da defesa de valores inelidíveis ao regime democrático, como a preservação jurídica das liberdades civis, a criação social de novos direitos e o cultivo intersubjetivo

Com efeito, essas sinalizações não pressupõem senão que

a categoria do glocal constitui, no fundo e antes de tudo, instrumento

de percepçao sine qua non em prol da renovação epistemológica

consistente da crítica socialmente orientada.

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da solidariedade. Evidentemente, esses roteiros instrumentais e utilitários devem ser atuados des-de a vivência re#exiva em âmbito individual até a esfera do debate intelectual politizado. Não obstan-te, vale igualmente facultá-los a vertentes teóricas e temáticas interlocutoras, a serem acompanhadas a título de inspiração constante.

6. Necessidade de apreensão epistemológica do híbrido e dos processos de hibridização

Por conseguinte – para fechamento do percur-so argumentativo –, enfatize-se que a premência dessa modalidade de apreensão do glocal e da glocalização implica, como mister imanente e si-métrico, a necessidade de melhor compreensão do híbrido, este fenômeno de mistura inextricá-vel que, saturando a vida cotidiana na civilização mediática, expõe a defasagem (de grande parte das versões) da episteme herdada e de sua potên-cia de iluminação (em compatibilidade com a natureza, com o modus operandi e com a signi!-cação social-histórica do objeto).

A compreensão do híbrido pode se iniciar pela (ou com esteio na) categoria do glocal e da glocali-zação, na mesma frequência com que o foco nesses torvelinhos tecnoculturais responde, por sua vez, à exigência de esclarecimento sobre o híbrido, dada a sua proliferação e seu status de monta e predomi-nância irreversível, como sombra inapagável.

O glocal pode ser tomado como o emblema-mór, o mais completo e so!sticado, das hibridizações correntes (no plano tanto do signi!cado quanto do signi!cante, sem evocar a respectiva empiria proces-sual). Ele mesmo herdeiro de uma fusão (no âmbito seja da linguagem e da episteme, seja da dinâmica da vida social), o glocal rearticula e reescalona, às últimas consequências (a se perder de vista em cul-minâncias ulteriores), todas as demais misturas exis-tentes (entre público e privado, coletivo e individual, interno e externo, próximo e longínquo, familiar e heterodoxo, imaginário e real, verdade e !cção, mas-culino e feminino, e pares polares semelhantes).

Um fenômeno de hibridização carece de ser to-mado frontalmente pelo meio, não por seus po-los modais constituintes, logo em ruptura com os esquemas binários ou dicotômicos, por vezes estanques, de desenvolvimento do pensamento. Impermeável quando abarcado a partir das bordas ou extremidades, o híbrido exige que se o apreen-da conforme a sua natureza – isto é, pelas junturas imanentes – já ao nível do signi!cante, não apenas do signi!cado. O glocal e, com ele, a glocalização – como prismas teórico-estratégicos de abordagem, #exionados na direção do con#ito produtivo com o objeto –, tendem a escapar à armadilha etimo-evocativa da gravitação material/física ou aque-la exclusivamente na, via ou em rede (professada por conceitos correntes que priorizam ou toni!-cam o “local”, o “território”, a “geogra!a”, a “urbis”, as “coisas”, o “espaço”, ou adjetivos como “virtual”, “imaterial” e congêneres), bem como [tendem a subtrair-se] à propensão teórico-celebrante da lógica interativa e online da vida social. O prisma do glocal e da glocalização adentra o jardim fron-tal da dinâmica híbrida mediante senha assertiva sobre a vigência de um plasma já no panteão do signi!cante e do sintagma, então correspondente, a partir desse aspecto terminológico, à imanência e/ou “comportamento” do observado. O pleno acerto desse procedimento não deixa de revelar, mutatis mutandis, o quão contraproducente, senão impos-sível, resulta realmente o abarcar, em profundidade e completude, um trecho de mundo – como, no caso, um fenômeno de hibridização [por exemplo, o real sociomediático em tempo real (de massa, interativo ou híbrido)] – mediante mobilização de construção linguística inapropriada. O híbrido exige não somente providências semânticas (de contorções peculiares na viga do signi!cado), se-não ainda ajustes substanciais em escala vocabu-lar (para assestamento sine qua non de foco). Essa autoconsciência de !ligrana acerca do modo com que a episteme deve abraçar o observado, sob a pressuposição de um re!no linguístico de partida,

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subvenciona a mobilização da categoria do glocal e da glocalização sem prejuízo da percepção de que o híbrido constitui há muito a forma pela qual o capitalismo tecnológico, doravante em fase intera-tiva, garante a sua reprodução social-histórica (Tri-vinho, 2012). Não por outro motivo, o híbrido e

os processos de hibridização precisam ser, antes de tudo, problematizados – com o concurso de uma propensão teórica tensional –, ao invés de recebi-dos à moda wellcome ou ufana, por supostamente escaparem aos marcos dicotômicos convencionais legados pela cultura tradicional e moderna.

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ENVIADO DIA: 22/10/2013APROVADO DIA: 30/11/2013

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42 Francisco de Assis

Periodista, investigador y profesor del curso de Periodismo de la Es-

cuela Superior de Propaganda y Marketing (ESPM), en São Paulo (SP),

Brasil. Doctorando y magíster en Comunicación Social por la Universidad

Metodista de São Paulo (Umesp). Vicecoordinador del grupo de trabajo

Estudios sobre Periodismo, mantenido por la Asociación Latinoamericana

de Ciencias de la Comunicación (Alaic).

E-mail: [email protected].

PERIODISMO DIVERSIONAL: PRESUPUESTOS PARA SU CLASIFICACIÓN

JORNALISMO DIVERSIONAL: PROPOSTAS PARA CLASSIFICAÇÃO

DIVERSIONAL JOURNALISM: ASSUMPTIONS FOR CLASSIFICATION

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RESUMEN

Revisamos parte de la bibliografía brasilera sobre los géneros periodísticos y buscamos, en este artículo, evidenciar las bases re!exivas que nos ayudan a comprender las dimensiones del género periodístico diversional y ofrecen elementos para clasi"carlo. El texto revela la complejidad de la temática, así como también señala el choque de denominaciones y de conceptos que circundan la práctica de un periodismo diferenciado, producido con técnicas redaccionales comunes a la literatura.PALABRAS CLAVE: PERIODISMO; GÉNEROS PERIODÍSTICOS; PERIODISMO DIVERSIONAL.

RESUMO

Revisando parte da bibliogra"a brasileira sobre gêneros jornalísticos, procuramos, neste artigo, evidenciar bases re!exivas que nos ajudam a compreender as dimensões do gênero jornalístico diversional e que nos oferecem elementos para classi"cá-lo. O texto revela a complexidade da temática, bem como assinala o embate de denominações e conceitos que circundam a prática de um jornalismo diferenciado, produzido com técnicas redacionais comuns à literatura.PALAVRAS-CHAVE: JORNALISMO; GÊNEROS JORNALÍSTICOS; JORNALISMO DIVERSIONAL.

ABSTRACT

By revising the Brazilian literature on journalistic genres, we seek, in this paper, to evidence re!exive foundations that help us understand the dimensions of the diversional journalistic genre and provide elements to classify it. #e text reveals the complexity of the topic and marks the clash of denominations and concepts that surround the practice of a di$erentiated journalism, produced with redactional techniques common to literature.KEYWORDS: JOURNALISM, JOURNALISTIC GENRES; DIVERSIONAL JOURNALISM.

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1. IntroducciónLa temática de los géneros periodísticos ha sido

regularmente discutida por los investigadores de las Ciencias de la Comunicación, en especial por aque-llos que tienen el periodismo como objeto de estu-dio. En el intento de comprender las formas de ma-nifestación de la prensa –cada vez más diversas, en tiempos de cambios rápidos y constantes–, los pro-ductos originados en las redacciones son objetos de re!exiones, investigaciones empíricas y ejercicios clasi"catorios a los que se atribuyen nomenclaturas e identi"can sus modelos de producción.

En Brasil, así como en otros países latinoamerica-nos, los diagnósticos acerca de la praxis, en unión con la diversidad ya mencionada, han buscado ir más allá de la clasi"cación del material periodístico en dos clases: informativo y opinativo. Creemos que los medios impresos, electrónicos y, ahora, digitales fueron, a lo largo de los años, encontrando variadas formas para establecer vínculos con su audiencia.

La clasi"cación que ha fundamentado nues-tro pensamiento, elaborada por el brasilero José Marques de Melo (2009; 2010a; 2010b), dispone la vigencia de cinco géneros periodísticos por la prensa brasilera, muchos de los cuales también son encontrados en otros lugares: 1) informati-vo (cuyo propósito es informar novedades); 2) opinativo (responsable por dar voz a opiniones diversas); 3) interpretativo (explica los contextos en que los hechos ocurren); 4) diversional1 (ofre-ce materias agradables y redactadas con recursos más comunes a la literatura que el llamado hard news); 5) utilitario (trabaja con la prestación de servicios al público de la prensa). Cada una de

1 El término “periodismo diversional” se ha utilizado sólo en Brasil, como se verá a lo largo de esta discusión. Aunque existan sinónimos que hacen referencia al mismo fenómeno, incluso algunos términos propios de la lengua española, optamos por mantener el concepto en portugués, para evitar distorsiones de perspectivas que podrían ser sugeridas por otras. Más adelante, explicaremos las razones de la terminología, que se re"ere a la diversión como "nalidad primordial del género. No estamos discutiendo un periodismo sobre la diversión, sino uno que divierte.

esas clasi"caciones se despliega en formatos con características propias y que se estructuran en función de los mismos propósitos que nortean los géneros a los cuales están subordinados.

De este agrupamiento, el que más ha generado con!ictos terminológicos y conceptuales es el pe-riodismo diversional, tema de nuestra tesis de doc-torado, a punto de conclusión. Además de la di"-cultad para encontrar referencias –generalmente, dispersas y controversias–, el mayor obstáculo, en nuestra opinión, es el desencuentro de nomencla-turas a respecto del fenómeno. Dicho de otra ma-nera, tenemos ciencia de que las experiencias re-lacionadas a los textos periodísticos humanizados, creativos, interesantes y que exhiben rasgos litera-rios2 reciben, de estudiosos y de profesionales, una variedad de denominaciones, algunas sin cualquier vínculo con la realidad de la prensa.

Juliano Carvalho y Mateus Passos (2008, p.68, traducción nuestra), por ejemplo, dicen que “el texto periodístico que toma prestado técnicas de la literatura y presenta una búsqueda de informacio-nes diferenciadas” en algún momento se nombró de “nuevo periodismo”, “literatura de la realidad”, “escritura creativa no "ccional”, “literatura del he-cho”, “periodismo narrativo”, “periodismo de libros”, “periodismo gustativo”, “narrativa periodística”, “periodismo informativo de creación”, “paraperio-dismo” y “periodismo literario”. En esa lista, pueden ser incluidos, todavía, los términos “literatura de realidad o de no "cción”, “periodismo en profundi-dad” y “periodismo de autor”, segundo indicaciones de Gustavo Castro e Silva (2009, p.206, traducción nuestra), así como “periodismo mágico”, utilizado por Heloiza Herscovitz (2004, p.175, traducción nuestra) para referirse al trabajo del colombiano Gabriel García Márquez.

2 Cuando hacemos referencia a la composición de textos, estamos, naturalmente, considerando todo el proceso de producción, que va de la de"nición de la pauta, pasando por la investigación –el momento crucial– y terminando con el relato con la forma que el periodista consiguió escribirlo.

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Aparentemente, periodismo literario es la expre-sión que más ha sido objeto de legitimidad (Mar-tinez, 2009, p.200-201). Así mismo, su esencia es cuestionable o mal interpretada, siendo confundi-da, algunas veces, “con periodismo sobre literatu-ra (crítica literaria, por ejemplo)” o como “"cción basada en la realidad fáctica” (Carvalho & Passos, 2008, p.68, traducción nuestra).

Y existen otros desórdenes, como su asociación habitual a la fase de renovación de la prensa en Estados Unidos, denominada new journalism3 –el “nuevo periodismo”–, que tuvo inicio en los años de 1960 (Ijuim, 2010, p.4). Eso quiere decir que algu-nos autores se re"eren a experiencias contemporá-neas, ocurridas en varias partes del mundo, como si todas hubieran sido herederas de los hechos realiza-dos por los periodistas norteamericanos que, en un panorama especí"co, apostaron en las técnicas de legitimación de la “novela realista”– aunque las ha-yan descubierto de forma instintiva, y no con em-plazamientos teóricos– para formar un periodismo diferente. Ese método, en resumen, consiste en el texto construido escena por escena, en el registro de diálogos completos, en la descripción de ambientes, personas y objetos, así como en la emisión de los puntos de vista de tercera persona –en ese caso, el reportero, en condición de testigo ocular–, según explicación de Tom Wolfe (2005, p.53-5), pertene-

3 Tenemos recelos sobre el adjetivo “nuevo” empleado como referencia al momento en que exponentes del periodismo norteamericano produjeron, de modo expresivo, un periodismo menos técnico y más creativo. Decimos eso porque muchos autores, como Roberto Muggiati (1971), Alessandro Carvalho Sales (2006), Marcelo Bulhões (2007) e Jorge Ijuim (2010), ya comprobaron que, mucho antes de 1960, experiencias de la misma naturaleza ocurrieron en diferentes partes del mundo, incluso en la propia América del Norte. Pensamos, en razón de esas lecturas, que el llamado nuevo periodismo no era tan nuevo como se presentaba.

ciente al grupo pionero del new journalism. Tam-bién reconocemos la existencia de la aproximación de intenciones y de prácticas, entre aquel momento y otros tantos, pero eso no signi"ca que las produc-ciones del presente sean una simple reproducción, adaptación o reformulación de lo que se produjo en las décadas de 1960 y 1970.

Existe, en efecto, muchas articulaciones y varias recuperaciones a hacerse con el objetivo de conocer lo que se ha pensado y, principalmente, de recono-cer lo que ya fue sistematizado sobre el fenómeno aquí mencionado. Para que seamos más objetivos, dirigiremos nuestras atenciones a la literatura bra-silera que se re"ere a la expresión periodismo (o género) diversional, buscando extraer de las fuentes consultadas la base necesaria para demostrar nues-tro pensamiento sobre el tema.

2. Género diversional: razones e identidadEl aspecto más delicado a considerarse, cuando se

piensa sobre el género diversional, no está relacio-nado con su estructura o con su característica, pero, sí, con el propio término, que hace referencia trans-versal con diversión. Y, en efecto, el diccionario de la lengua portuguesa insiere diversión como sinó-nimo de “divertimiento, entretenimiento” (Ferrei-ra, 2004, p.693, traducción nuestra). Por su vez, el diccionario en español ofrece las siguientes de"ni-ciones: “acción y efecto de divertir” y “recreo, pasa-tiempo, solaz” (Real Academia Española, 2013, on-line). Así, la idea de divertir se aproxima de aquello que se propone el género periodístico aquí tratado: ser expresión de la sensibilidad y de la habilidad de la escritura propias de algunos profesionales de la prensa, con la "nalidad de “ofrecer textos muy agra-dables” (Erbolato, 2006, p.44, traducción nuestra), capaces de despertar emociones en los lectores de

Existe, en efecto, muchas articulaciones y varias recuperaciones a hacerse

con el objetivo de conocer lo que se ha pensado y, principalmente, de reco-

nocer lo que ya fue sistematizado sobre el fenômeno aquí mencionado.

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los relatos que valorizan las experiencias de los pro-tagonistas de las noticias y los escenarios en el que se desarrollan.

Es muy evidente que ese recurso tiene anclaje en la perspectiva funcionalista de las Ciencias de la Comunicación (Wolf, 2005, p.51). No es por coin-cidencia que Marques de Melo (2006b, traducción nuestra) registra que los géneros “se estructuran a partir de las funciones de la comunicación de ma-sas en la sociedad”. Su a"rmación se apoya en el paradigma basado en las obras de Harold Lasswell

(1987) y de Charles Wright (1968), que de"nieron –cada uno a su modo y en su tiempo4– los propósitos funcionales de la comunicación mediática: infor-mar, persuadir, educar (orientar) y entretener. En particular, la "nalidad diversional de los medios –y, por consiguiente, del periodismo– es dedicada a la “ocupación del tiempo libre resultante de la reduc-ción de la jornada de trabajo colectivo” (Marques de Melo, 2006b, traducción nuestra).

La idea de que el periodismo, para más allá de informar y de orientar, sirve también para divertir y/o entretener se introdujo en la literatura vigente en Brasil, en 1960, por los programas didácticos que Luiz Beltrão elaboró para sus alumnos de la Uni-versidad Católica de Pernambuco (Unicap)5. Fue

4 El texto original de Lasswell con fecha de 1948. En ese texto están registradas las tres funciones principales de los medios de comunicación –vigilancia sobre el medio ambiente; correlación de las partes de la sociedad en respuesta al medio y transmisión de la herencia social de una generación para otra–, traducidas, más tarde, en términos más simplistas (informar, persuadir, educar). A esos términos, Wright, en 1959, durante el 4º Congreso Mundial de Sociología, realizado en Milán, Italia, añadió el entretenimiento, como una cuarta función.5 Posteriormente, eses programas se reprodujeron en dos de sus libros (Beltrão, 1980, p.13-14; 2006, p.13).

él, por lo tanto, el primer, en nuestro país, a darse cuenta que la diversión corresponde a uno de los ángulos del periodismo, aunque el autor no haya ampliado esa discusión y/o utilizado dicho elemen-to para de"nir tipologías, limitándose a evaluar que diversión consiste, en periodismo, en

una manera de huir de las preocupaciones cotidianas, una pausa en la rutina, una forma de rellenar el ocio con algo reparador del dispendio de energías que se necesita en la actividad vital de informarse, sin la cual ningún ser viviente podría evolucionar y perfeccionarse, ni el ser humano, especí!camente, mantener sus relaciones (Beltrão, 1980, p.13, traducción nuestra).

Sin embargo, no es el mismo divertimiento bur-lesco que productos de "cción y de entretenimiento –como películas, telenovelas, juegos, programas de entrevistas, etc.– ofrecen a la sociedad (Assis, 2010, p.144-5). Aunque la noción que asimilamos tam-bién está relacionada con el reconocimiento de que la diversión en el periodismo es el resultado de la cultura de masas. La idea que aquí se propone se acerca al punto de vista presentado por Otto Ma-ria Carpeaux (1968, p.278): la diversión, de acuer-do con el autor –respaldado Richard Hoggart– es el resultado de la “fragmentación” de los medios de comunicación, establecida con el "n de llegar a un número más grande de personas, adaptando el con-tenido. En general, los consumidores de productos periodísticos no tienen el tiempo y/o el interés de “concentración”, diariamente, en densos tratados o materiales muy detallados, por lo que los propios vehículos optan por la super"cialidad, que termina en el entretenimiento. El periodismo entonces ofre-ce “dosis homeopáticas” de historias reales, capaces de ser divertidas.

Aunque esto se practica desde hace décadas, como hemos dicho es solamente en el inicio de los años de 1970 que la conjunción “periodismo diver-sional”, propiamente dicha, surge en publicaciones.

El periodismo entonces ofrece

“dosis homeopáticas” de historias

reales, capaces de ser divertidas.

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Fue acuñada por José Marques de Melo, titulando a una pequeña antología homónima, editada por la Escuela de Comunicaciones y Artes de la Uni-versidad de São Paulo (ECA-USP) y compuesta por cuatro textos reproducidos de la revista Bloch Comunicación (Muggiati et al, 1971)6. Pero es cu-rioso el hecho de que en ninguna de las páginas de aquel libro conste la misma expresión adoptada en la tapa, habiendo las páginas sido utilizadas para las re!exiones acerca de las obras de Ernest Hemin-gway y de Truman Capote, así como para la presen-tación de técnicas narrativas.

Observando el desempeño de Hemingway en la prensa, Roberto Muggati (1971, p.10, traducción nuestra) percibe una “verdadera fusión del escritor y del periodista”, proporcionada por la “liberación de las convenciones, una actitud más !exible, pre-"riendo la presentación narrativa directa a la rígida pirámide invertida”. Y denomina ese trabajo como “reportaje cuento”, típico periodismo que recurre a la técnica del cuento7 –estilo, narrativa–, para cons-truir algo muy próximo a lo que Zevi Ghivelder (1971, p.23, traducción nuestra) nombra de “repor-taje creativo”, cuya característica es ser un “auténtico trabajo de creación sobre los hechos ocurridos”.

Ese trabajo periodístico que se permite creati-vo demuestra ser la esencia del género diversional. Pero es necesario considerar algunos elementos de su proceso, aunque entendamos que, si ese perio-dismo es caracterizado por la libertad dada al pe-riodista y por su capacidad de crear, sería incohe-rencia cualquier intento de proporcionar modelos o patrones. Por otro lado, tratando de no correr el riesgo de dejarnos llevar por el sentido común, es

6 Aunque, en el libro, Marques de Melo no aparezca como organizador o editor, tenemos conocimiento de que fue él el responsable por la preparación del material, así como fue quien de"nió el título.7 A pesar del título de su texto –Hemingway e a reportagem conto (Hemingway y el reportaje cuento)– ser bastante delimitado, Roberto Muggiati (1971, p.11, traducción nuestra) dice existir, “más allá del cuento”, “otras formas, otras técnicas, que se pueden servir a la exploración periodística”, como aquellas empleadas por el teatro, por el cine o, incluso, por la televisión.

importante mostrar que esa práctica no se limita a dar al texto “un tratamiento literario de galimatías”, pero signi"ca “captar la trascendencia de las cosas, hechos y personas, recurriendo el reportero a un sentido de observación permanentemente esmera-do”, así como percibe Ghivelder (1971, p.24, traduc-ción nuestra), re"riéndose a la “lección” dejada por Capote, en su A sangre fría. De sus consideraciones todavía podemos extraer la esencia de la creación en el periodismo, es decir, elementos diluidos a lo largo de su re!exión, pero que podemos listar en los tópicos siguientes:��descripción de personas (relacionadas a la

historia informada);��reproducción de diálogos;��investigación paciente y detallada;��técnicas adecuadas –y propias– para entrevistar

las fuentes;��suspense y "ashback (recursos para describir o

narrar los hechos);��ritmo de interés de la historia;��capacidad –del periodista, evidentemente–

de establecer relaciones diversas (como, en el ejemplo dado por el autor, entre condiciones climáticas y comportamiento de personajes).

El periodismo de esa naturaleza, por lo tanto, es el “que abandona la fría objetividad e intenta dar [al texto] un carácter impersonalmente profundizado, pero de manera leve, ágil, colorida” (Marques de Melo, 1972, p.51, traducción nuestra). Distrae –o divierte, según sugiere la tónica del concepto– por-que se presenta agradable, insertando el lector en detalles que generalmente pasan desapercibidos o son considerados de poca importancia –o de nin-guna–, pero que dan gracia al relato.

Volviendo al intento de esbozar un camino dia-crónico de las publicaciones brasileras que se de-dican a la conceptualización y a la clasi"cación del género que estudiamos, es justo reconocer a conti-nuación que quien emplea el término es Mário Er-bolato (2006, p.44, traducción nuestra), que explica que “en el periodismo diversional, el reportero bus-

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ca vivir el ambiente y el problema de los implicados en la historia”, y no puede “limitarse a las entrevis-tas super"ciales”. Dice todavía que dicha práctica “demanda un tiempo enorme, y pocos son los que pueden dedicarse semanas o meses a una materia”. Por otra parte, reconoce que la técnica –o, podemos decir mejor, el conjunto de técnicas que posibilitan la elaboración de las formas periodísticas de esa na-turaleza– “reaviva temas, por lo que están siempre actuales, y mantiene al lector, aunque este tenga co-nocimientos de muchos detalles divulgados”.

Posteriormente, es José Marques de Melo quien trata de la cuestión. Sin embargo, incluso siendo el responsable por la difusión del término, partió, en una primer re!exión, del lado opuesto, el de no legitimación del periodismo diversional. Sus argu-mentos eran los de que la tendencia así cali"cada no mostraba encontrar “anclaje en la praxis periodís-tica observada en el país”, siendo “la diversión” un “simple recurso narrativo que busca estrechar los lazos entre la institución periodística y su público” (Marques de Melo, 2003, p.64). Nos parece que, en la época en que escribió esas consideraciones –ini-cio de los años 1980–, su pensamiento era de com-pleta incredulidad a respecto de las posibilidades creativas a disposición de la prensa, quizá en virtud de la propia coyuntura de Brasil, insertado en los últimos años del régimen militar, período en que la actividad periodística todavía encontraba barreras para su pleno ejercicio8. Y esto es evidente incluso cuando volvemos a la “historia del interés humano” – previamente clasi"cada por Luiz Beltrão (1969, p.377, traducción nuestra) –, poniendo en tela de

8 El régimen militar inhibió, con la imposición de la censura, la práctica de un periodismo más comprometido y abierto a posibilidades creativas. El ejemplo principal es, probablemente, la revista Realidad. Creada en 1966 y señalada por Marques de Melo, así como por otros investigadores, como el principal refugio del género diversional en Brasil, perdió sus características –o sea, dejó de dedicarse a la producción de materias en profundidad, interesantes, emocionantes o divertidas– después del decreto del Acto Institucional nº 5 (AI-5), que intensi"có el control de los medios de comunicación (Faro, 1999, p.20).

juicio su identidad, con la justi"cativa de que se trata de “materia fría”, “de actualidad permanente”, la cual el periodista puede escribir recurriendo al “arsenal peculiar del universo de la "cción”, pero en nada diferenciándose del reportaje (Marques de Melo, 3003, p.61, traducción nuestra).

Durante los años siguientes se repensaron esas ideas. Tanto es que en los materiales didácticos ela-borados en la primera década del siglo XXI, el autor legitimó el género diversional, clasi"cándolo como el que “surge en el posguerra como contingencia del periodismo, en el sentido de sobrevivir en un am-biente mediático dominado por el entretenimiento”. Y aún explica: “La ascensión del show businnes con-tamina la producción periodística, introduciendo el rescate de ciertas formas de expresión que mi-metizan los géneros de "cción, aunque los relatos permanezcan anclados en la realidad” (Marques de Melo, 2006a, traducción nuestra).

En trabajo reciente, Demétrio de Azevedo Soster et al (2010, p.8, traducción nuestra) se propusieron a delinear los límites que separan el periodismo diversional y el periodismo interpretativo, ideali-zando el primer agrupamiento como “un modelo de narrativa que, basada en lo “real”, pretende, pri-meramente, entretener a informar u opinar, pero no prescinde de estos géneros, y que se basa en las categorías singular/universal/particular para es-tructurar sus discursos”. La defensa a que se aferran presupone los formatos de esa naturaleza –así como los de fondo interpretativo– como siendo, en reali-dad, estrategias adoptadas por vehículos impresos para mantenerse en el sistema mediático, ya que esos signos muestran diferencias que les permiten delimitar el espacio en relación a los medios de co-municación electrónicos y digitales, más ágiles y más sucintos, por sus propias naturalezas.

Estamos de acuerdo en parte con ese pensamien-to, pues suponemos la hipótesis de que, muchas veces, esas producciones resultan de una unión de fuerzas que no necesariamente tienen la intención de exhibir diferenciales para la competencia entre

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medios de comunicación. O sea, las causas del gé-nero demuestran, muchas veces, más vinculación con otras particularidades, como la sensibilidad de un periodista –sin duda, algo peculiar del sujeto– en darse cuenta de lo que generalmente no es ob-servado por muchos de sus compañeros.

Ana Carolina Rocha Pessôa Temer (2011) tam-bién relativiza la tendencia –incluso por nosotros fomentada– del uso de los conceptos de periodis-mo diversional y periodismo literario como sinóni-mos. En su opinión, no es un único género, pero, sí, dos conjuntos que se distancian en función de la temporalidad, tanto en lo que se re"ere a la perma-nencia del relato –una vez que el literario puede ser apreciado en cualquier momento, tal como sucede con la escritura de "cción, y el otro limitarse al mo-mento de la publicación (diversional) – como a la “longevidad” del propio hecho retratado. Así, mien-tras “el periodismo literario corrompe o ignora los atributos del periodismo de masas contemporáneo; novedad, actualidad, universalidad, periodicidad” y busca “la permanencia de la literatura”, el perio-dismo diversional “hace uso de la literatura sólo en aquellos recursos que permitan la ligereza de un texto elegante, atractivo, llamativo”, estando más comprometido con la agilidad de vehículos con periodicidad diaria o semanal, los cuales poseen lo actual y lo nuevo como condición de existencia. La autora reconoce, sin embargo, que “los límites” por ella señalados “no son de"nitivos”, ya que los géne-ros son “mutables y están en constante reorganiza-ción” (Temer, 2011, p.6-7, traducción nuestra). En particular, estamos más cautivos a esa última idea. Tenemos dudas en cuanto a la posibilidad de exis-tencia de una separación de esa práctica en dos ejes distintos, por el aspecto temporal, incluso porque muchos textos generalmente citados como clásicos

del periodismo literario –los de Gay Talese o los de Tom Wolfe, por ejemplo– fueron elaborados para periódicos o para revistas, antes de sus republica-ciones en libros.

Además, las propias nociones sobre el hecho no-ticioso y sobre su permanencia en el periodismo necesitan de revisión, para que los choque entre pe-renne y efímero, novedad y actualidad permanen-te, acontecimiento datado o acontecimiento social sean mejor situados en el medio de las teorías sobre la prensa y, por consiguiente, en los debates relacio-nados con la cuestión de los géneros periodísticos.

3. Cuestiones en abiertoLos apuntes realizados hasta aquí nos indican

para varias cuestiones que necesitan ser mejor pen-sados. Ana Carolina Temer (2011, p.6, traducción nuestra) aún rea"rma que esa “confusión” de de-"niciones y de nomenclaturas “sólo sería resuelta cuando se intentase determinar qué rupturas y qué recursos literarios son utilizados en el periodismo diversional y cuáles son en el investigativo, en el li-terario, en el gonzo, etc.”. Creemos en la existencia de dos caminos. Uno es el que señaló Temer. Otro, más cerca de lo que comprendemos, es asumir que el periodismo diversional se construye de diferentes maneras.

Aun considerando que recursos especí"cos –como la técnica del cuento o del romance realis-ta, ya citados– pueden in!uenciar la escritura, no podríamos jamás a"rmar la vigencia de un único modelo o guía a ser seguido, para la práctica pe-riodística de esa naturaleza. El proceso parece ser justamente desprendido de estandarizaciones. Por supuesto siempre habrá opciones comunes a varios profesionales, procedimientos repetidos y hasta es-trategias imitadas. Pero la práctica es de cada profe-

Por supuesto siempre habrá opciones comunes

a varios profesionales, procedimientos repetidos

y hasta estrategias imitadas.

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sional, por lo que la escritura revelará su mirada, su competencia, sus conquistas derivadas de la investi-gación periodística.

La preparación de este periodismo depende, por lo tanto, mucho más de la percepción y mirada del periodista que a eso se dedica que, en realidad, a la obediencia a las determinaciones de las organi-zaciones de noticias o el cumplimiento de normas universales. Por lo tanto, podríamos decir que las materias de esta naturaleza sirven más a la contem-plación que a la búsqueda de información nueva. No es que allí no haya novedades. Sin embargo, el principal objetivo de estos informes es involucrar al lector con informes agradables, generar empatía, que le distraigan.

A eso se añade el juego de palabras utilizado en la construcción textual, resultado de una investi-gación e"ciente y forma concreta que revela cierta percepción sobre el asunto retratado –personas, ambientes, situaciones, diálogos, etc. Creemos ser eso lo que provocará, en los demás, la risa, la car-

cajada, el llanto, la conmoción, el suspiro, el nudo en la garganta y cualquier otra demostración de sentimiento que el término diversional intente reunir y resumir y que el periodistas antes ya lo probó.

Nuestra idea, entonces, es la de que hay, entre las clases de textos practicadas por la prensa, una cuya raíz está en la creatividad de quienes la pro-ducen y la sensibilidad de ese sujeto en mirar el mundo y de ahí extraer “historias tan reales” e interesantes “que parecen inventadas”, así señala-do por la periodista brasilera Eliane Brum (2008, p.15, traducción nuestra).

Con estas notas, en referencia a las características especí"cas del objeto, debemos esforzarnos por res-ponder a las preguntas de otro orden, más subjetivo (¿sería el género solo fruto de un querer producir algo diferente o se limita a la propia evolución pro-fesional del periodista que en algún momento sien-te la necesidad de ir más allá de “lo común”?), que, por ahora, permanecen abiertas.

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ENVIADO DIA: 29/10/2013APROVADO DIA: 25/11/2013

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Francesco Brancaccio Doctor de Investigaci�n en Teoria del Estado e Istituciones Políticas

Comparadas en el Departamento de Ciencias Politicas (ex Teoria del Estado)

de Sapienza, Universidad de Roma. Licenciado en 2008 en Ciencias Políticas

(curricula historico-politico) en la Facultad de Ciencias Políticas de Sapienza,

Universidad de Roma.

E-mail: [email protected].

Francesca Belotti Estudiante de Doctorado de Investigación en “Lenguajes Politicos y

Comunicación” en el Departamiento de Comunicación e Investigación Social

de la Sapienza, Universidad de Roma. Licenciatura de segundo nivel en

Jurisprudencia en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Roma

Tre. Licenciatura de primer nivel en Ciencias Jurídicas en la Facultad de

Jurisprudencia de la Universidad de Roma Tre.

E-mail: [email protected].

DE LO POLÍTICO AL COMÚN: PARA UN PODER CONSTITUYENTE PERMANENTE Y UN USO “SUBVERSIVO” DE LOS MEDIOSDO POLITICO AO COMUM: PARA UM PODER CONSTITUINTE PERMANENTE E UMA UTILIZAÇÃO “SUBVERSIVA” DA MÍDIA

FROM POLITICAL POWER TO COMMONWEALTH: FOR A PERMANENT CONSTITUENT POWER AND A ‘SUBVERSIVE’ USE OF MEDIA

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RESUMEN

Concebir la esfera pública como un campo de contención y superar la supuesta autonomía de lo político, como se argumenta en este trabajo, lleva a replantear los mecanismos de funcionamiento de la vida colectiva en términos de implemento de la participación política y renovación de los dispositivos de la decisión dentro de un espacio de disputa y deliberación continua. El concepto de “común” se presta para de!nir este espacio, ya que implica un poder constituyente plural y permanente, capaz de dibujar un horizonte con"ictivo de lo político. Por lo tanto, la comunicación política debe convertirse en práctica de construcción del común: ¿cómo imaginar un uso de los medios de comunicación que dé continuidad a la tensión constituyente?PALABRAS CLAVE: POLÍTICO; COMÚN; COMUNICACIÓN POLÍTICA; PODER CONSTITUYENTE.

RESUMO

Conceber a esfera publica como um campo de disputa e ultrapassar a presumível autonomia do politico, como é argumentado neste texto, induze a repensar o funcionamento da vida coletiva em termos de implementação da participação politica e da renovação dos dispositivos de decisão entre um espaço de disputa e deliberação continua. O conceito de “comum” utiliza-se para de!nir este espaço, já que implica um poder constituinte plural e permanente, apto para desenhar um horizonte controvertido do politico. Assim, a comunicação politica deve chegar a ser uma pratica de construção do comum: como imaginar a utilização da mídia que dê continuidade a tensão constituinte?PALAVRAS-CHAVE: POLITICO; COMUM; COMUNICAÇÃO POLITICA; PODER CONSTITUINTE.

ABSTRACT

Considering the public sphere as a !eld of contention and overcoming the supposed autonomy of the political power, as this paper argues, leads to review the operating principles of collective life in terms of implementing political participation and renewing decision-making processes in a space of dispute and continuous deliberation. #e concept of ‘commonwealth’ may de!ne this space, as it implies a plural and permanent constituent power, capable of drawing a con"icting horizon of the political power. #us, political communication must become a practice of building this commonwealth: how can we think of using media in a way to keep constituent tension?KEYWORDS: POLITICAL; COMMONWEALTH; POLITICAL COMMUNICATION; CONSTITUENT POWER.

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1. Lo político como campo antagónicoLa tesis que planteamos en este trabajo parte de

la idea de que el ámbito de lo político es constituti-vamente con"ictivo y antagónico; también podría-mos añadir que es dual. La mayoría de las teorías políticas contemporáneas no suscriben o incluso rechazan esta tesis, basándose en la creencia de que la política,1 especialmente la democrática, entre en juego cuando el con"icto cesa, o cuanto menos para detenerlo. Por el contrario, sólo ha-ciendo referencia a un horizonte de disputa per-manente entre subjetividades e intereses con"icti-vos se puede restaurar el signi!cado de la palabra “democracia”; es decir, sólo entendiéndola en clave de lo procedimental y como una dinámica abierta y expansiva, se pueden renovar las formas de la polí-tica hoy (Abensour, 2008).

A Carl Schmitt se le debe reconocer el mérito de haber planteado de modo muy e!caz esta cuestión de lo político en términos de antagonismo, además en una época donde primaban las neutralizaciones y despolitizaciones de lo político mismo (Schmitt, 2005). Aquí no queremos asumir la implicación antropológica de la tesis de Schmitt – según la cual el hombre es “malo” por naturaleza - porque existe el riesgo de restaurar un pensamiento estatalista y soberanista (Strauss, 1998); sino más bien, con-vencidos de que la naturaleza es siempre “doble” y que cada dispositivo teórico basado en la divi-sión entre naturaleza e historia está diseñado para restablecer un orden trascendente, nos limitamos a señalar que la tendencia al con"icto, entendido 1 Nos referimos aquí al concepto de “política” porque estas teorías tienden a utilizarlo. Una importante innovación conceptual Schmttiana radica en la de!nición de lo político (Das Politische) como un concepto distinto y separado de la política (Die Politik) y del Estado. Político y política no son sinónimos, ya que el primer término indica una energía con"ictiva y el segundo una concreta arquitectura institucional. La política que deriva de lo político es siempre polémica, nunca es neutral porque lo político re-abre el espacio para el reconocimiento de esa energía con"ictiva, inherente a cualquier forma política. En este sentido, la obra de Schmitt es un esfuerzo de comprensión de la mutación en acto, que involucra en términos de crisis la forma política del Estado moderno.

como campo inmanente de los procesos sociales, es la condición esencial para poder pensar lo po-lítico mismo.

El hecho de que Schmitt se haya seriamente comprometido con el nazismo, no nos impide en-tablar una discusión con su pensamiento, dada la enorme in"uencia que algunas de sus categorías ejercen en la re"exión académica contemporánea. Entonces, ¿por qué citarlo en el contexto de una re"exión que quiere tematizar la posible relación entre procesos constituyentes, nuevas prácticas democráticas y uso constituyente de los medios?

Con referencia al ámbito de la comunicación política, Schmitt nos dice que nunca ha existido y nunca existirá una esfera pública neutral en la que el carácter material de las relaciones entre las fuer-zas sociales se pueda separar de la decisión polí-tica o se pueda neutralizar utilizando el lenguaje. Su polémica contra la idea liberal de que la clasa discutidora2 es capaz de absorber, a través del libre intercambio de opiniones y los procedimientos de compromiso político parlamentario (Surdi, 2001, p.93), las nuevas instancias democráticas, debería ser recuperada con interés, para ilustrar la debili-dad de las teorías “paci!cadoras” à la Habermas. Esta debilidad se debe a dos razones principalmen-te: la primera es que el lenguaje y la comunicación, como ya observaba Hobbes, no son necesariamen-te un instrumento de mediación, ya que pueden convertirse fácilmente en un arma de sedición; la segunda es que el lenguaje, a pesar de que juega un papel central en el contexto actual del capitalismo cognitivo (Vercellone, 2006), no es su!ciente en sí

2 Schmitt toma el término de “clasa discutidora” de Donoso Cortés, para el cual los parlamentos son los lugares donde la burguesía liberal muestra su incapacidad para decidir: esta se limita a un eterno diálogo que se queda paralizado y estéril. Nosotros, al igual que Schmitt, asumimos la importancia de la e!cacia y efectividad de los procesos deliberativos, ya que no es su!ciente discutir poniendo en escena un teatro de opiniones. Sin embargo, a diferencia de Schmitt, con!amos en la capacidad de toma de decisiones que procesos democráticos expansivos pueden ejercer.

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mismo para explicar la complejidad de los proce-sos de valorización contemporáneos en los cuales, por ejemplo, los «"ujos de signos (la moneda, los algoritmos, los diagramas, las ecuaciones)» son cada vez más in"uyentes, hasta llegar a eludir las categorías clásicas de la lingüística, «insu!cientes para dar cuenta del funcionamiento de la máqui-na capitalista» (Lazzarato, 2013, p.18-9). Por esta razón, la crítica de Schmitt al parlamentarismo, entendido como un teatro de la representación, de-bería ser actualizada a la luz del nuevo contexto on-tológico y productivo. La relación entre el ámbito de lo político y la comunicación hoy tiene que ser completamente rede!nida, superando la represen-tación en su doble sentido (Vertretung/Repräsenta-tion) e imaginando dispositivos maquínicos (De-leuze; Guattari, 2006) capaces de establecer nuevas formas de gobernanza democrática.

1.1. Lo político y la pareja amigo/enemigo en Schmitt

Volvamos al punto de partida: la conceptualiza-ción de “lo político” en Schmitt. El autor plantea este tema tratando de aclarar la naturaleza proble-mática de la relación, por un lado, entre lo político y el Estado y, por el otro, entre los conceptos de “guerra” y “enemigo” (Schmitt, 2005, p.89).

Lo político nunca es el resultado de una relación dialéctica entre el orden y el con"icto - Schmitt tiene muy poco que ver con la !losofía hegeliana de la historia – sino de la presencia permanente del segundo en el primero (Galli, 2010). Eso se re-!ere siempre a la potencialidad real de la guerra, que es el grado máximo de un con"icto existen-cial. Al mismo tiempo, sin embargo, sería un grave error a!rmar que para Schmitt lo político y la gue-rra coincidan: por el contrario, lo primero entra en juego precisamente para limitar la segunda, para transformar el ejercicio de la violencia en fuerza. Es decir que la esencia de lo político no es «guerra sangrienta» ni siquiera que «cada negociación po-lítica debe ser una batalla militar»: la misma lucha

militar no es «la continuación de la política por otros medios [...], sino que, siendo guerra, sí tiene sus reglas y sus puntos de vista, [...] los que pre-suponen que ya haya habido una decisión política sobre quién es el enemigo» (Schmitt, 2005, p.117). Por lo tanto, la analogía entre la guerra y la política sirve precisamente para de!nir la especi!cidad de lo político y no la reducción a la guerra abierta.

El criterio que nos permite distinguir lo políti-co de otros campos del conocimiento – bello/feo para la estética, bueno/malo para la moral, útil/perjudicial para la economía – es la pareja amigo/enemigo. Esta dualidad es irreductible a otras: el enemigo político no es necesariamente feo a nivel estético o malo a nivel moral; es simplemente el enemigo a nivel público, el hostis que nos enfren-ta, y no el inimicus que nos odia. La pareja amigo/enemigo sólo indica el grado de intensidad de una asociación o disociación entre los hombres y no se re!ere, como en el caso de muchas !losofías liberales que hacen a!rmaciones universalistas, a una coincidencia con los criterios de la justicia (amigo=bueno; enemigo=malo). De esta manera, apartándose del positivismo de la época, que con-sideraba los distintos modos de actuar de la po-lítica (la moral, el derecho y la economía) como campos neutrales de acción, Schmitt a!rma que lo político impregna todos ellos: la pareja amicus/hostis constituye, en este sentido, el grado máximo de oposición.

1.2. Más allá de Schmitt: contra la presunta autonomía de lo político

La referencia a la pareja amigo/enemigo, sin em-bargo, no es su!ciente para resolver los problemas que aquí queremos plantear. Somos conscientes de los riesgos que implica una lectura “reduccionista” de Schmitt, sobre todo una lectura de su pensa-miento en términos de autonomía de lo político (Tronti, 1977). Para refutar esta tesis es importante tener en cuenta, entonces, la segunda parte de la operación schmittiana: lo político no coincide con

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el Estado; por el contrario, siempre lo excede. El autor, de hecho, a pesar de ser reconocido como el fundador del decisionismo político, es también quien ha reconocido, con su!ciente antelación, la pérdida del monopolio estatal de la decisión polí-tica (Schmitt, 2005).

Si ya no es el Estado el que monopoliza lo polí-tico, y por ende el que determina el grado de in-tensidad de la asociación y disociación (de amis-tad y enemistad), ¿de qué modo se recon!gura el Estado?

Sería un grave error pensar que a esta pregunta se pueda responder identi!cando un nuevo suje-to que reemplazaría el Estado y en el que colocar el monopolio de la decisión política. La cuestión debe ser puesta en otros términos. Con la crisis de la forma estatal - crisis que, cabe señalar, no da lugar a la extinción del Estado, sino a su “relativi-zación” en relación con otros actores y entidades transnacionales que han contribuido a la pérdida de su posición de monopolio – se debe repensar completamente la lógica conceptual en la que se apoyaba: se acaba la posibilidad de pensar lo po-lítico en términos de soberanía y monopolio de la decisión política por parte de un único sujeto.

Una vez más Schmitt nos puede respaldar en esta re"exión, y más especí!camente su trabajo en torno al concepto de “nomos”. Éste, de hecho, no se re!ere sólo a la norma (lex, Gesetz), sino también a la decisión y al ordenamiento concreto. El nomos precede a la ley, ya que, «en su signi!cado original, indica [...] un acontecimiento histórico constituti-vo, un acto de legitimidad que sólo da sentido a la mera legalidad de la ley» (Schmitt, 2003 p.63). En este sentido, el nomos reconduce el derecho, que de otro modo quedaría atrapado en la cáscara for-mal de un normativismo abstracto, a la materiali-dad de los procesos espaciales que lo determinan. En tanto unidad de orden concreto (Ordnung) y localización (Ortung), el nomos nos habla de cómo el derecho, desde el principio, es el acto de tomar la tierra (Landnahme), un acto de acumulación ori-

ginaria, por decirlo con palabras de Marx.Este razonamiento muestra que lo político no es

autónomo respecto de las relaciones sociales y de los concretos regímenes de acumulación. Si mira-mos al nomos desde el punto de vista del Estado Social, la cuestión es aún más clara: para Schmitt, el origen de cada cuestión social siempre es un problema de apropiación (Schmitt, 2005). La serie conceptual apropiación/división/producción nos permite, entonces, restituir a lo político su carác-ter concreto, reconociendo su íntima imbricación con la dimensión económica. Schmitt, en efecto, «nos ayuda a salir de una concepción utilitarista, contractualista o convencionalista de la econo-mía», derrocando el tradicional «incipit mercan-til» (el paso del trueque al capital comercial, hasta la dinámicas de libre contratación) con un «incipit político»: propone un «punto de vista antiecono-micista», a!rmando que «la economía es la mo-dalidad contemporánea de la política, tanto que la división internacional del trabajo es la verdadera Constitución de la tierra» (Lazzarato, 2013, p.37). Lo político, pues, es siempre con"icto entre dife-rentes regímenes de apropiación/división/produc-ción, y la economía !nanciera es la forma política que toma hoy en día el imperativo capitalista.

2. El poder constituyente democráticoSi a través de Schmitt de!nimos lo político como

un campo de disputa permanente, históricamente situado pero cambiante, entre subjetividades e in-tereses plurales en con"icto, y si más allá de Sch-mitt - es decir, insistiendo en esa línea interna de su pensamiento que lo llevó a formular una teoría espacial del derecho, que ve en la apropiación un acto originario y constitutivo - criticamos la su-puesta autonomía de lo político, demostrando al contrario que éste, en el biocapitalismo contempo-ráneo, está íntimamente ligado con la dimensión económico-!nanciera, entonces tenemos que for-mular una teoría de lo político capaz de mantener unidas la continua tensión al con"icto y la demo-

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cracia, sin el riesgo de proponer un escenario de guerra civil permanente.

Una autora como Mou$e, que discute constan-temente con el pensamiento de Schmitt, insiste en la necesidad de entender la democracia como el lugar de la traducción del antagonismo en ago-nismo (Mou$e, 2007). La democracia es, según Mou$e, ese lugar que permitiría el abandono de una concepción “destructiva” del enemigo políti-co, a favor de abrir un campo más fértil de disputa entre adversarios. La democracia implicaría un consenso sustancial en los principios ético-políti-cos de fondo, y un enfrentamiento limitado a la interpretación de éstos. En nuestra opinión, sin embargo, el campo político democrático no puede ser de!nido por una instancia limitativa, negativa o defensiva, como hace Mou$e. Por el contrario, la democracia hoy se debe repensar en términos constituyentes, es decir totalmente a!rmativos. El concepto que más apoya nuestra hipótesis, en efecto, es el de “poder constituyente”, además muy querido por el Schmitt del Verfassungslehere, aun-que aquí lo asumimos de modo muy diferente, insistiendo en la irreductible multiplicidad de los procesos constituyentes.

Es sintomático que los movimientos transnacio-nales que han asomado en los últimos años, en res-puesta a la crisis y a las políticas neoliberales, han planteado la necesidad de ir a procesos constitu-yentes. Éstos no se ponen simplemente en un nivel de interpretación extensiva de los principios, sino que apuntan a reformar radicalmente las formas del vivir juntos y las modalidades de toma de deci-sión política. En otras palabras, estos movimientos no pueden ser reconducidos a un marco constitu-cional ya dado, porque se colocan en un plano de reinvención constituyente y de acción política: «el

sentido común que habita en los corazones y las mentes de aquellos que lideran la lucha [...] tiene un valor prescriptivo y el poder de crear, animar y regular las nuevas formas de vida» (Hardt, Negri, 2012, p.54).

El concepto de “poder constituyente” ha sido entendido por las teorías políticas y jurídicas de la Modernidad como una alternativa dentro y en contra de la Modernidad misma. La ciencia jurí-dica, el constitucionalismo y la !losofía política han tratado de comprimir, neutralizar o suprimir el poder constituyente, por ejemplo, colocándolo en el marco de la representación política, es decir considerándolo como una fuente original que en-trega legitimidad al ordenamiento constitucional, para luego dar paso a la dinámica de la organiza-ción de los poderes del Estado (Negri, 1992). Pero si el poder constituyente no tiene forma y es el po-der original fundacional, ya que es forma formans (forma formante), ¿cómo puede ser referido de manera lineal a una forma formata (forma forma-da), en este caso, la del Estado representativo? Si es costitutione solutus (libre de lo que es ya consti-tuido), ¿cómo puede ser entonces vinculado a los mismos límites que la Constitución impone?

El enigma no se ha solucionado a lo largo de la Modernidad, pero hoy se presenta en términos aún más claros: hay «un proceso dinámico y contradic-torio [...] de profundización y universalización de la ciudadanía» en el cual «existe un antagonismo estructural entre esta ciudadanía universal y la ló-gica de funcionamiento del modo de producción capitalista, cuya implementación, consolidación y expansión fue, por supuesto, otro de los rasgos más llamativos de la Modernidad» misma (Cout-inho, 1999, p.58). Por esta razón, los nuevos mo-vimientos sociales están planteando la necesidad

El concepto de “poder constituyente” ha sido entendido por

las teorías políticas y jurídicas de la Modernidad como una alternativa

dentro y em contra de la Modernidad misma.

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de repensar radicalmente el ámbito de lo político en el sentido de una democracia expansiva y del común, entendiendo este último como el espacio y, al mismo tiempo, el proceso de elaboración co-lectiva y permanente de la decisión política.

3. Repensar la comunicación política para el común

El escenario que estamos per!lando requiere la renovación del papel de la comunicación política, concibiéndola como una práctica de construcción del común capaz de dar expresión y potencia a la multitud: al hablar de poder constituyente inevita-blemente signi!ca asumir el tema de la apropiación de los medios de comunicación como «vehículos de experimentación con gobernanza democrática y multitudinaria» (Hardt, Negri, 2012, p.61).

El reto al que nos enfrentamos hoy en día es, en-tonces, actualizar los procedimientos y dispositi-vos de toma de las decisiones políticas, revaluando prácticas de comunicación que permitan la con-frontación y disputa entre diferentes modelos de organización y de relaciones de poder. Para ello, es necesario identi!car previamente los límites de la comunicación política – soportada en los medios tradicionales y en los nuevos medios electrónicos – en su capacidad de fomentar los procesos de participación y con"icto. Al mismo tiempo tam-bién se observan nuevas tendencias y experimen-tos en cuanto a la relación entre instituciones, me-dios y ciudadanos, que permiten vislumbrar tanto el potencial de las plataformas digitales de comu-nicación, cuanto un renovado uso de los medios tradicionales que consienta pasar de la dimensión de lo público a la construcción del común.

Conscientes del rol que juega la comunicación

política, consideramos que esta debe convertir-se en una expresión social plural, que sea capaz de alimentar y no atenuar el enfrentamiento que provenga de las diferentes visiones del mundo. Esto como un requisito previo para la e!cacia del despliegue de ese poder constituyente que hemos concebido como permanente y para per!lar un horizonte con"ictivo de lo político. De tal manera, la maduración de la decisión política no quedaría aplastada por la oposición Constitución/gemación - que en cierta medida parece entenderse a par-tir de la obra de Schmitt -, sino más bien seguiría siendo objeto de disputa dentro de un espacio co-mún que no es absorbido subrepticiamente por lo público, dado que valora la interacción continua entre el proceso constituyente y las formas demo-cráticas de gobernanza.

Lo común, de hecho, implica constitutivamente la alteridad; presupone la existencia de una mul-titud, es decir una “red de singularidades” que no convergen en la unidad del Estado, sino que per-sisten como tales (Virno, 2010, p.198), y «viven y encuentran elementos de consistencia sólo en la relación con los demás y por medio del lenguaje» (Negri, 2013, p.30). Por lo tanto, la interacción en-tre las singularidades se convierte en un compartir las re"exiones y los efectos que éstas tienen sobre el ánimo; así, la circulación de lo que cada sin-gularidad ha probado, le permite reconocer una “comunidad de reacciones” a partir de la cual las emociones se convierten en “intenciones de ac-tuar” (Lombardo, 2006, p.5-12).

Entonces, la comunicación política, en virtud de su capacidad para solicitar las fuerzas latentes que ya están presentes en la sociedad y dirigirlas a nuevas y constantes acciones colectivas, debe

Conscientes del rol que juega la comunicación política,

consideramos que esta debe convertir-se en una expresión social

plural, que sea capaz de alimentar y no atenuar el enfrentamiento

que provenga de las diferentes visiones del mundo.

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convertirse en un procedimiento por el que to-dos los ciudadanos estén informados e informen al discurso democrático de manera permanente, a !n de llegar a decisiones que nunca sean de!ni-tivas. Es decir, la comunicación política debe faci-litar la construcción de verdaderos “frentes” entre agentes sociales distintos que luchan “en cuanto a poder y a recursos, para ser capaces de componer y recomponer los sentidos compartidos de lo ‘ne-cesario’ para vivir, de lo que ‘vale’ en la vida y del ‘quiénes somos’” y, al hacerlo, cruzan estos fren-tes compartiendo “formas simbólicas y prácticas sociales que por efecto de múltiples operaciones (económicas, políticas y especialmente culturales) se han convertido con el tiempo en [...] comunes” (González, 1998).

4. Más allá de la representación: para un uso constituyente de los medios

Este ajuste obliga a cuestionar el paradigma de la comunicación en cuanto a las formas lineales de intercambio, para concebirlo a través de un mo-delo horizontal y poroso, en el que los emisores y receptores están en el mismo nivel y participan de una deliberación común. Esta última, debido a la complejidad que caracteriza a las sociedades con-temporáneas, resultará de las conversaciones que "uyen a lo largo de las redes de asociaciones y or-ganizaciones que unen las personas a la sociedad política y que animan el espacio político común, anudándose entre sí a través de la argumentación y contestación.

Sin embargo, no es su!ciente renovar las formas de comunicación política empujando tout court en el carácter reticular y horizontal de los intercam-bios; más en general, hay que concebir un uso de los medios que vaya más allá de la representación y se preste a dar continuidad a la tensión constituyen-te, de manera que desde abajo se pueda informar y orientar la agenda política permanentemente. La cuestión es, por tanto, acercarse a la comunicación política con el !n de imaginar una práctica capaz de

expresar y facilitar la «producción deseante» de los sujetos (Deleuze, Guattari, 1975): ¿de qué modo los medios pueden contribuir a sostener la naturaleza molecular de la multitud? 3

4.1. La red y las redesLa pregunta sugiere instintivamente a la red, ya

que esta se re!ere a una serie de entidades interco-nectadas que reproduce de algún modo la imagen de la multitud que ofrecemos. Y de hecho, la «mass self-communication», que se ha desarrollado en el espacio virtual de Internet, ha fomentado la apa-rición de networked communities a nivel mundial en las cuales las prácticas comunicativas generan y distribuyen contenidos de manera autónoma, y que se basan en una interacción muchos-a-mu-chos (Castells, 2007, p.246).

En algunos casos, este camino se ha con!gura-do como una verdadera reinvención de la políti-ca, con la que las plataformas digitales han sido capaces de generar, o al menos alimentar, nuevos con"ictos. Pensemos en las insurrecciones del norte de África de 2011 o en las acampadas del movimiento del 15M en España: en ambos casos, la auto-organización en red y la apropiación social de los medios digitales parece haber convertido la innovación tecnológica en un recurso para la re-novación de las prácticas políticas. El uso de las herramientas tecnológicas ha sido esencialmente destinado a la convocación de acciones colectivas y de ruptura, no limitadas sólo a la esfera virtual, sino concretadas en la ocupación del espacio pú-blico, «en la secuencia entre la red, calle y plaza, en la retroalimentación entre fenómeno colectivo en la ciudad y en el ciberespacio» (Toret, 2013, p.21, 68). De esta manera, se han constituido «comu-

3 Con el término “naturaleza molecular”, ya usado por Negri y, antes que él, por Deleuze, aquí nos referimos a la capacidad de la multitud de designar constelaciones de singularidades y redes no homogéneas, que no con"uyen en amplios agregados unitarios, sino que producen constantemente diferencia a través de una acción política caracterizada por disenso y permanente devenir .

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nidades estéticas», es decir «sistemas de comu-nicación conformados por múltiples sistemas de información impulsados sobre todos por [...] el internet», las cuales se han alimentado «simbólica y emocionalmente de conexiones y vínculos que tienen como referente a los tradicionales diálogos y sentidos [...] de las comunidades territoriales históricas, pero que se traman en otro tipo de ima-ginario más allá del territorio y de la semejanza» (Galindo Cáceres, 2013, p.159).

Durante las protestas norteafricanas, por ejem-plo, los Social Network Sites han jugado un pa-pel crucial para facilitar el intercambio del sen-timiento de injusticia y opresión: las personas, publicando enlaces, fotos y videos, a menudo a través de las tecnologías inalámbricas, han ali-mentado un sentido común de resistencia y re-chazo, que se ha convertido en rabia y presencia física en las plazas (Tufekci; Wilson, 2012). En España, los acontecimientos políticamente den-sos que han involucrado el movimiento 15M fue-ron transmitidos en streaming y en los SMS por los mismos “indignados”, con un efecto de am-pli!cación tal que han rebotado en el circuito de los medios tradicionales: la convocatoria, de esta manera, se ha multiplicado exponencialmente de la red al mainstream, alcanzando diferentes tipos de personas y, al mismo tiempo, rede!niendo la agenda mediática (Toret, 2013).

Entonces, se puede reconocer que la acción co-lectiva organizada y/o reproducida en la red es capaz de “conectar” una multiplicidad de nodos e introducir códigos nuevos en comparación con los dominantes, siempre y cuando en la base sur-ja una movilización de tipo emocional que sepa propagarse on y o! line, interceptando los senti-mientos difundidos entre las comunidades y sin-

gularidades interconectadas en los lugares físicos y virtuales. La multitud, así, se convierte en un «sis-tema-red» (Ivi, p.85-93) en el que la comunicación multimedia constituye un terreno fértil para la re-de!nición de las relaciones de poder y la estructura-ción de las instancias sociopolíticas. Según algunos autores, incluso se podría hablar de «revoluciones 2.0» (IHU On-Line, 2013, p.121) de las cuales una dimensión constitutiva es precisamente la crisis de la representación política y mediática. Por ejemplo, el ciclo de revueltas brasileñas que se ha desarrolla-do durante los últimos tres años dentro y en contra del gobierno de Lula (y Dilma), «empieza a ser con-sistente [...] y entró en el imaginario, en el lenguaje de generaciones de jóvenes que no forman sus opi-niones basándose en la prensa, sino directamente en las redes sociales» (Ibidem). Éstos han llevado a cabo un esfuerzo de unión de los !nes y medios, demostrando la persistente vitalidad de la política sin dejar de lado el carácter polémico de lo político: la multitud ha sido «capaz de construir en sus deste-rritorializaciones y reterritorializaciones uno nuevo tipo de paz» y los jóvenes militantes han sido «la ex-presión, más potente que no única, del movimiento arrastrando tras ellos a todos» (Cocco; Cava, 2013).

Por lo tanto, la red es capaz de con!gurar nuevos espacios sociales en los cuales las relaciones «pue-den tomar rumbos y vectores constructivos dis-tintos a los tradicionales, o por medios distintos a los tradicionales» (Galindo Cáceres, 2013, p.159). El caso del movimiento mexicano #YoSoy132, na-cido durante la campaña para las elecciones pre-sidenciales en 2012, también es emblemático: ha promovido la difusión de un sistema de informa-ción y comunicación alterno al hegemónico, así como «contestatario y estético» (Ivi, p.162), el cual ha sido capaz de agregar comunidades distintas en

Por lo tanto, la red es capaz de configurar nuevos espacios sociales en los

cuales las relaciones «pueden tomar rumbos y vectores constructivos

distintos a los tradicionales, o por medios distintos a los tradicionales».

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una sola fuerza social emergente y viral. Por otra parte, el uso de los medios digitales

puede contribuir e!cazmente a la organización de acciones de protesta con fuerte valor simbó-lico, e incluso poner en marcha procesos de sub-jetivación política. Cabe señalar los casos de los movimientos anulistas de México y Bolivia que surgieron de cara a las elecciones federales de 2009 y de las elecciones judiciales de 2011, res-pectivamente. En ambas situaciones, el Internet se ha convertido en un verdadero espacio común de debate y deliberación política que los usuarios han habitado a través de la creación de grupos, eventos y páginas dedicadas especí!camente a la construcción de una acción colectiva (que en este caso ha sido el voto nulo) que luego se ha concre-tado en sede electoral.

En México, de hecho, la campaña lanzada en Facebook y Twitter ha puesto en marcha un ver-dadero camino de subjetivación política, que se ha desarrollado pasando de la red a la plaza, princi-palmente a través de la convocatoria de encuen-tros nacionales abiertos a todos los ciudadanos y la concretización de acciones de protesta en los lu-gares simbólicos del poder (Alonso, 2010). El ele-mento más interesante a este propósito fue que el movimiento plural del voto nulo ha transformado la manera de concebir la política, convirtiendo el momento electoral en una ocasión de presión des-de abajo. En Bolivia, del mismo modo, la acción participativa en red ha generado un self político y un sentimiento generalizado de resentimiento que ha interceptado y encadenado diversas cuestiones sociales que proponían otros movimientos socia-les al mismo tiempo, como son las reclamaciones de los marchistas del Parque Nacional Isiboro-Secure (Velasco, 2012). La propuesta de anular el voto, en ambos casos, «tuvo un carácter estricta-mente político y surgió de manera espontánea», teniendo como principales formas de difusión al mismo tiempo Internet y las manifestaciones en las calles (Cisneros Yescas, 2012, p.64).

Es evidente, entonces, cómo una relación osmó-tica entre la red y las redes permite rede!nir el proceso de comunicación en términos de con"ic-to: las experiencias a las que nos hemos referido indican que un tejido social cohesionado en tor-no a cuestiones políticas delicadas, junto con un uso de las plataformas tecnológicas que sepa redi-señar los sistemas relacionales y las dinámicas de organización, pueden imponer nuevas relaciones de poder y así mantener abierta la disputa para la toma de decisiones. Sin embargo, permanecen algunas limitaciones relacionadas con el uso de la red, que no son escasas especialmente en el acti-

vismo en línea. Nos referimos, en particular, a: los peligros de balcanización del discurso colectivo, el cual en cambio, por su naturaleza, requiere una pluralidad de voces; la polarización de grupo, la cual radicaliza las posiciones expresadas sin co-locarlas en el circuito de confrontación/choque, y por tanto sin vivi!car el carácter dinámico que un proceso constitucional requiere; las formas de adhesión puramente virtual, que no pocas veces animan las iniciativas lanzadas en la red; y !nalmente, el digital divide, que hace referencia a como la desigualdad, la socialización, los con-textos de referencia y las herramientas culturales aún son elementos dirimentes, mucho más que la disponibilidad de la tecnología, para dar cuenta de la exclusión de diferentes tipos de personas del uso de los “nuevos” medios de comunicación en cuanto a la participación política.

Por lo tanto, sólo el efecto acumulado entre so-cialización o"ine y online puede garantizar un uso e!ciente de la red para la construcción de relacio-nes que sean fructíferas en combinar elementos,

Sin embargo, permanecen algunas

limitaciones relacionadas con el uso

de la red, que no son escasas especialmente

en el activismo em línea.

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transformarlos y generar anudamientos entre las singularidades.

4.2. Los medios tradicionalesSomos conscientes de que las nuevas tecnologías

no han suplantado la centralidad de los medios tradicionales de comunicación, especialmente de la televisión: «es ahí donde se juega [...] la apuesta por la participación política ciudadana» que nece-sita de un acceso a una información «pluralista, de calidad y relevante» para poder desarrollar su ac-titud crítica y poner en marcha procesos de trans-formación política (Cerbino, 2003, p.28).

En Europa, por ejemplo, la televisión sigue siendo el medio más utilizado para recibir noti-cias sobre la vida política de cada país (en Italia, hasta el 84% de la población), seguida por los periódicos y la radio (DG COMM, 2012, p.28). Lo mismo pasa en los Estados Unidos, donde el 69% de las personas aún cita a la televisión como fuente principal de opinión para las noticias (PewResearch, 2013, p.2), y en la región latinoa-mericana, donde la radio (49% de la población), la televisión (48%) y los diarios (45%) se encuen-tran todavía entre las instituciones más con!a-bles (Latinobar%metro, 2011, p.51-54).

Si esta es la tendencia general del estilo de in-formación política, es necesario imaginar un uso “subversivo” del mainstream que se preste para fomentar la creación de un horizonte político con-"ictivo e implantar nuevas relaciones de poder. Los medios deberían «estimular las condiciones para el ejercicio de lo polémico como uno de los ingredientes más importantes de lo político» (Cer-bino, 2003, p.27-28). La mayor di!cultad en la consecución de este tipo de planteamiento se en-cuentra en la fuerte sinergia entre el poder econó-mico, político y mediático, que invierte el circuito de in"uencia entre estos tres sistemas, afectando también a las garantías que protegen el derecho activo y pasivo a la libertad de información (Ferra-joli, 2011). Las cadenas de televisión y las redac-

ciones periodísticas están atrapadas en dinámicas económico-políticas que no permiten imaginarlas independientes de los poderes constituidos y en favor del poder constituyente.

Sin embargo, algunas recientes reformas en América Latina en el campo de la comunicación han sugerido una evolución de la relación entre medios, instituciones y ciudadanía. A partir de la reglamentación en cuanto a la asignación de las frecuencias del espectro radioeléctrico, esa rela-ción podría optimizarse, triangulando el espacio mediático con actores políticos que, dentro la opo-sición medios privados/medios gubernamentales, puedan construir desde abajo la agenda y orientar la disputa hegemónica. Nos referimos, en parti-cular, a la Ley General promulgada en Bolivia en 2011, la cual ha repartido el espacio electromag-nético entre el Estado (33%), los medios privados (33%), los medios comunitarios (17%) e indígenas (17%); y a la similar Ley Orgánica aprobada en Ecuador en 2013, la cual prevé la redistribución equitativa por tercios iguales de las frecuencias radioeléctricas entre los sectores gubernamental, privado y comunitario.

A pesar de que estos avances legislativos incu-rren en el error de confundir la garantía del de-recho a la libertad de información con la redistri-bución de la propiedad de las frecuencias, por lo que protegen el ejercicio de un poder patrimonial y político bajo la égida de un derecho de libertad de nivel constitucional, merecen ser mencionados porque abren el campo mediático a nuevos acto-res, lo cual también tiene efectos de carácter polí-tico. De hecho, estas reformas se enmarcan en una disputa entre los gobiernos y los medios privados que ha representado, en los últimos años, una ver-dadera estrategia política dirigida a convertir el campo mediático en un territorio social de con-"icto, en un «poder estructurante [...] atravesado de tensiones entre actores, [...] intereses y posicio-nes que pugnan por [...] merecer el más amplio re-conocimiento público» (Torrico, 2011, p.252).

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Tanto en Bolivia como en Ecuador, este enfren-tamiento se estructura en la lucha por el poder político, la cual implica una división bipolar del campo mediático y su recon!guración como espa-cio político, cuyo elemento constitutivo es precisa-mente el con"icto (Cerbino; Ramos; Maluf, 2014). En este escenario de «politización de los medios» (Ibidem), abrir el espacio de la disputa a los medios comunitarios e indígenas signi!ca que “los de aba-jo” entrarían en ese espacio en el que lo que está en juego es la construcción de la agenda. No se trata de una concesión que proviene desde arriba, sino

de una conquista obtenida en el amplio proceso de con"icto social y político que dio lugar a las refor-mas legislativas mencionadas. El resultado de este proceso puede a su vez conducir a la construcción de estrategias de contaminación y de intervención permanente en la disputa por la hegemonía, con gestos generados en el seno de la multitud que se relaciona directamente con los medios comuni-tarios, y cuyo signi!cado es el de dotar el espacio mediático-político de una tensión permanente que legitima el uso constituyente de los propios medios de comunicación.

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Rafael Pérez y Pérez Doctor en inteligencia artificial por la Universidad de Sussex en el Reino Unido y

especialista en creatividad computacional. Su línea de investigación consiste en el de-

sarrollo de modelos para la generación automática de narrativas y para la generación

automática de composiciones visuales. En el 2006 fundó el Grupo Interdisciplinario

en Creatividad Computacional, cuyo objetivo es el estudio del proceso creativo por

medio de modelos computacionales. Actualmente es profesor investigador de

tiempo completo de la Universidad Autónoma Metropolitana , Unidad Cuajimalpa,

en México D. F., así como tutor del posgrado en Ciencia e Ingeniería de la

Computación de la UNAM. E-mail:[email protected].

Vicente Castellanos Cerda Doctor en Ciencias Políticas y Sociales por la Universidad Nacional Autónoma de

México. Profesor - investigador del Departamento de Ciencias de la Comunicación

de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Cuajimalpa (México). Ha escrito

más de veinte artículos acerca de los temas de cine, comunicación, cultura y,

recientemente, de tecnología. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

Vice - Coordinador del Grupo de Trabajo de Comunicación Intercultural y Folk Comu-

nicación de ALAIC. E-mail: [email protected].

YA NO SE CUENTAN LAS HISTORIAS COMO ANTES: TRANSFORMACIÓN DE LAS NARRATIVAS EN LA ERA DIGITALJÁ NÃO SE CONTAM AS HISTÓRIAS HISTORIAS COMO ANTES: TRANSFORMAÇÃO DAS NARRATIVAS NA ERA DIGITAL

STORIES ARE NO LONGER TOLD AS BEFORE: NARRATIVE TRANSFORMATION IN THE DIGITAL AGE

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RESUMEN

Se hace un recorrido acerca de los cambios que han tenido los modos de contar historias a partir de la incorporación de la computadora en la producción de textos escritos y audiovisuales. Se concretiza el tema en la explicación de un sistema computacional, Mexica-Impro, que genera historias automáticamente acerca de los antiguos mexicanos, cuyo modelo tiene un fundamento creativo basado en procesos cognitivos extraídos de la práctica de la escritura literaria. Este sistema es un punto de referencia para discutir que las historias ya no se cuentan, ni hacen, como antes de la computadora y cómo este fenómeno demanda un diálogo entre la comunicación, los estudios literarios y las perspectivas computacionales al momento de explicar nuevas relaciones entre medios digitales y usuarios. PALABRAS CLAVE: NARRATIVAS, COMPUTACIÓN, MODELOS, DIGITAL, MEXICA-IMPRO.

RESUMO

Realiza-se uma viagem sobre as mudanças nos modos de contar histórias a partir da incorporação do computador na produção de textos escritos e audiovisuais. O tema é consubstanciado na explicação de um sistema computacional, Mexica-Impro, que gera automaticamente histórias sobre os antigos mexicanos, cujo o modelo está fundamentado em processos cognitivos criativos extraídos da prática da escrita literária. Este sistema é um ponto de referência para discutir que as histórias já não se contam, nem fazem, como antes do computador e como esse fenômeno exige um diálogo entre comunicação, estudos literários e perspectivas computacionais ao explicar as novas relações entre mídia digital e usuários.PALAVRAS-CHAVE: NARRATIVAS, COMPUTAÇÃO, MODELOS, DIGITAL, MEXICA-IMPRO.

ABSTRACT

It is a journey about the changes in storytelling a!er computers started being used in the production of written and audiovisual texts. "e topic is based on the explanation of a computational system, Mexica-Impro, which automatically generates stories about the ancient Mexicans, whose model is creatively based on cognitive processes extracted from the practice of literary writing. "is system is used as reference to discuss that stories are no longer told, or created, as before the computer, and how this phenomenon demands a dialogue between communication, literary studies and computational perspectives when explaining new relationships between digital media and users. KEYWORDS: NARRATIVES, COMPUTERS, MODELS, DIGITAL, MEXICA-IMPRO.

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1. Narrativas, escrituras y audiovisualesA partir de los años ochenta del siglo XX el em-

pleo de las computadoras en los procesos de pro-ducción de narrativas literarias y mediáticas faci-litó la escritura. La informatización del lenguaje escrito permitió a escritores y guionistas ser más productivos, pues la corrección y la edición de textos se hacían directamente en una super#cie navegable sin la obligación de repetir o desechar cuartillas impresas completas. Los programas de cómputo emularon, en este primer momento, al proceso de escritura tradicionalmente hecho con máquinas mecánicas, para después, convertirse en verdaderos sistemas de impresión editorial que contemplaban el tratamiento #nal de edición de un libro, folleto o manual.

A la par, otros programas ayudaban a los guio-nistas de cine y televisión a centrarse en la escri-tura al automatizar los requerimientos de tipo formal de estos textos como pueden ser las indi-caciones de tiempo, lugar y enunciación narrati-va, sea mediante la voz del narrador o a través del empleo de diálogos.

Ya en el presente siglo, la informatización de la escritura aprovechó los avances de la convergen-cia tecnológica en función de contenidos, medios de comunicación y redes de cómputo. Nuevas in-terfaces aparecieron en Internet con el desarro-llo de aplicaciones centradas en el usuario. Las bitácoras personales o blogs, los per#les indivi-dualizados de las redes sociales y, coronando la necesidad de instantaneidad personalizada, un servicio de escritura en tiempo real acotado a un máximo de 140 caracteres por mensaje, conocido por todos como Twitter.

La producción audiovisual de los usuarios también encontró facilidades para la manufactu-ra multimedia. Una vez más, la informatización de películas y fotografías permitió su tratamien-to en la computadora y su publicación en redes diversas. Nuevos acrónimos han aparecido para referirse a este consumidor-productor de hiper-

textos: prosumidor, término que caracteriza a los usuarios activos en Internet gracias a que las tecnologías de la información ofrecen una gran compatibilidad con las necesidades comunicati-vas del usuario.

Tal vez los sistemas de comunicación a distan-cia cuya base es el texto escrito que mejor se han adaptado a la tecnología, así como a las tradicio-nes de expresión lingüística, han sido los siste-mas de charlas e interacción uno a uno, de uno a muchos o de muchos a muchos: “Por ahora la producción más radicalmente hipertextual se ex-presa en los textos escritos por los usuarios – como la Wikipedia – (…)” (Scolari, 2008, p.111). Por su parte, los chat utilizan un alfabeto y una gramáti-ca semifonológica, gracias a que se puede incor-porar iconos #jos y animados en el transcurrir de una charla y porque la ortografía de las palabras se fonologiza, es decir, se escribe lo más cercano a como se habla. El resultado no sólo es una in-teracción lingüística a distancia, sino una nueva forma fonológica de comunicarnos con aquellos que físicamente se encuentran en otro lugar.

Los nuevos formatos audiovisuales que han caracterizado la cultura audiovisual contemporá-nea parecen ser una constante heredada de lo que en literatura se conoce como mini#cción. El vi-deoclip, los videojuegos, los anuncios comercia-les, los formatos cortos en Internet como puede ser el podcast o las ediciones de los prosumidores de películas, series y telenovelas dan cuenta de la importancia que tiene el contar historias breves haciendo uso de un sinfín de herramientas tec-nológicas. Estos mensajes intensi#can la forma audiovisual llevándola a niveles de espectacula-ridad tal que antes sólo lo lograba la industria cinematográ#ca Hollywoodense.

Este estallido tecnológico que permite consu-mir y producir mensajes hipertextuales, y cosa no menor, ponerlos a disposición de muchas personas a lo largo del mundo, ha cambiado el modo de contar historias. Las estrategias propias

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de las vanguardias artísticas, ahora son parte de la alteración en los tiempos de la narración, en el juego entre #cción y realidad, en regresiones y di-gresiones permanentes de las acciones de los per-sonajes, en la ambigüedad moral de los héroes y heroínas, en las citas de un texto narrativo a otro sin importar en que medio se encuentren. Un contenido puede ser tratado y expuesto en diver-sos medios con variaciones importantes referen-tes al mundo de #cción que construyen películas, series de televisión y/o libros.

El resultado de la convergencia digital respecto a las narrativas se puede frasear muy fácil: ya no se cuentan las historias como antes. Pero ahora no es porque una revolución social haya cambiado la situación o porque el transcurrir de los grandes acontecimientos de la humanidad provoquen crisis y nuevas relaciones entre los hombres, sino debido a que las tecnologías de la información han permitido informatizar cualquier produc-ción simbólica, entiéndase escrituras, imágenes y sonidos, lo cual permite extraer bloques modu-lares de una película, por ejemplo, para que sean resemantizados en un blog o en un corto audio-visual personal que se puede ver en youtube. A la par, que se relatan hechos “verdaderos”, o con cierto carácter histórico, se recurre a los orígenes mitológicos de los grandes metarrelatos emanci-padores en los que el hombre creyó por más de dos mil años. Se retoma el collage de narraciones provenientes de la religión, la literatura, la músi-ca, el gra#smo y las artes del espacio que cons-truyen grandes repositorios de creación narrativa de donde es posible operar nuevas obras, como el caso de la película de los hermanos Wachowski, "e Matrix (Estados Unidos, 1999). Las tragedias griegas, la Biblia, los dioses del Olimpo, la novela

de Occidente y los relatos de Oriente, son materia prima para contar historias en soportes digitali-zados, interactivos y multimediáticos. Asistimos pues, a una era que experimenta con el arte de contar historias en función del desarrollo tecno-lógico de la información.

Lejos de estructuras tradicionales donde una acción está plenamente justi#cada y se pueden determinar sus posibles consecuencias, las narra-tivas contemporáneas, incluyendo gran parte de la literatura, responden a una especie de nueva gramática en la que el tiempo se estructura a par-tir de la fragmentación y la no linealidad; el es-pacio se rede#ne en combinaciones simultáneas que dan la sensación de estar en el centro de la acción y no desde un punto de vista alejado; las interfaces ya no sólo representan mundos de fan-tasía, sino que con los so#sticados programas de cómputo, ahora es posible recrear la imaginación de los prosumidores, a tal grado que muchos es-tán logrando lo que parecía ser el monopolio de los escritores: si los puedes imaginar, los puedes registrar en sonidos e imágenes.

Robert Stam, en su artículo de Teoría y prác-tica de la adaptación (2009), asegura que nuevas metáforas hablan de la relación entre escritura y tecnologías de la información. Ya no se adapta un texto literario al cine, por ejemplo, ni se inter-preta una novela para visualizarla en pantalla, en nuestros días se transcodi#ca de un medio a otro y eso implica no sólo el traslado de la anécdota narrativa, sino de todas las posibilidades expre-sivas del código.

Ahora que los medios digitales incorporan po-tencialmente a todos los medios previos en un vasto ciberarchivo, tiene menos sentido pensar

Las tragedias griegas, la Biblia, los dioses del Olimpo, la novela de

Occidente y los relatos de Oriente, son materia prima para contar

historias en soportes digitalizados, interactivos y multimediáticos.

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en términos de medios especí!cos. Las novelas, las películas y las adaptaciones toman su lugar una al lado de la otra como vecinos cercanos o colaboradores, más que como padre e hijo o amo y esclavo (Stam, 2009, p.29).

La idea que subyace en esta cita es que las es-crituras han sufrido transformaciones radicales donde es muy difícil hablar de original, copia, adaptación o in$uencia, incluso de autor – lec-tor. De esta última relación, se deriva una pro-mesa aún en debate que posibilitan los medios digitales: la interacción con el usuario. Las inter-faces en pantalla, de la mano de los dispositivos adecuados como pueden ser controles remotos, teclados, ratones o pantallas sensibles al tacto, son las herramientas primarias de la interacción, pero no forman parte del proceso cognitivo de colaborar en la construcción de una historia, sea en libro, sea en pantalla.

Se puede a#rmar que el punto de partida de la participación del lector se logra narrativamente gracias a ciertas marcas que hay en el relato en forma de anticipaciones, omisiones de informa-ción y bloqueo de las acciones de los persona-jes con la #nalidad de producir diversos efectos emotivos y cognitivos en el lector. En otras pa-labras, existe un juego entre las conjeturas que el lector hace a partir de la información que pro-porciona la obra y las vueltas de tuerca que ex-hibe por momentos el autor y se dan conforme avanza la historia hacia el #nal, lo cual obliga a un permanente replanteo de las conjeturas, es decir, a una actividad ininterrumpida cognitiva que puede derivar en un nuevo conocimiento, en una emoción o en total indiferencia. Esta forma de entender el vínculo narración – procesos de

cognición, nos permite a#rmar que la fórmula más común del relato aún funciona: una acción impactantemente humana revestida con recursos de los múltiples códigos que pueden adquirir las narrativas contemporáneas.

La literatura electrónica es otro caso que ilus-tra el impacto de la tecnología digital en la forma de contar historias. Un ejemplo interesante es la llamada #cción interactiva. Ésta consiste en sis-temas computacionales que permiten participar dentro de una narración escrita. De esta manera los autores de #cción interactiva crean mundos que son explorados por los participantes, quie-nes normalmente asumen el papel del protago-nista. Una historia puede ocurrir en un castillo, un templo, una casa embrujada, por nombrar sólo algunos posibles escenarios. El programa de cómputo inicia dando un texto introductorio cuya función es proveer un contexto de la expe-riencia interactiva que arranca. En él se pueden describir situaciones sociales, las características físicas de la locación, los instrumentos con los que cuenta el participante como armas, llaves para abrir puertas, entre otros. Con esta informa-ción, y empleando instrucciones como “camina al norte”, “toma la espada”, “abre la puerta”, el par-ticipante debe descubrir y resolver los acertijos y retos que conlleva la historia.

Los autores de este tipo de textos tienen al me-nos conocimientos básicos de programación, aunque existen herramientas diseñadas especial-mente para facilitarles el proceso de creación. Algunos ven a la #cción interactiva como una actividad meramente lúdica mientras otros la consideran un subgénero literario. Los autores de este tipo de narrativas van desde estudiantes con poca o nula experiencia en creación litera-

Algunos ven a la ficción interactiva como

una actividad meramente lúdica mientras otros la

consideran un subgénero literario.

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ria, hasta reconocidos autores como el laureado poeta estadunidense Robert Pinsky, quien escri-bió la obra de #cción interactiva Mindwheel, o el académico y escritor Nick Montfort del MIT, quien desarrolló Curveship (2007: http://curves-hip.com). El director de cine Jason Scott #lmó un documental llamado Get the Lamp (2010: http://www.getlamp.com/) el cual narra la historia de la #cción interactiva.

Las posibilidades que brinda la #cción interac-tiva son enormes. Las metáforas que se pueden crear con las locaciones y la interacción con el participante invitan a dejar volar la imaginación. Probablemente, a Dante Alighieri le hubiera en-cantado experimentar con ella; permitir al lector transitar, a través de acertijos, por los nueve cír-culos de su in#erno. Aquellos interesados pue-den visitar la página de la República Popular de la Ficción Interactiva (http://pr-if.org) o la pá-gina del grupo español llamado Comunidad de Aventuras Conversacionales y Relatos Interacti-vos (http://www.caad.es). Existen otros ejemplos, como las llamadas historias interactivas, don-de un participante interactúa con avatares para crear una historia (por ejemplo, http://www.in-teractivestory.net/). Otro ejemplo es el proyecto Poemas no meio do camino, de Rui Torres, el cual consta de una serie de poemas escritos en portu-gués y donde el lector cuenta con diferentes op-ciones o formas de leerlos (http://collection.eli-terature.org/2/works/torres_poemas_no_meio/caminho1.html)

Un grupo diferente de sistemas relaciona-dos con la generación de narrativas son aque-llos cuyo objetivo primordial es estudiar cómo funciona el proceso creativo de crear relatos empleando modelos computacionales. MEXI-CA-impro, que describimos a continuación, se inserta en este grupo.

2. Caso de estudio: MEXICA-ImproMEXICA-Impro es un modelo computacional

para la generación colectiva de narrativas el cual está siendo desarrollado por un grupo interdisci-plinario de investigadores. Participan especialis-tas en las ciencias de la comunicación, la compu-tación y la psicología. Tiene dos objetivos: pro-porcionar al autor herramientas que le permitan re$exionar sobre las características asociadas a la generación de narrativas que emergen cuando uno intenta desarrollar un modelo computacio-nal de escritura creativa; proporcionar una herra-mienta que le permita interactuar con un sistema computacional para generar en equipo una nue-va narrativa. De esta manera, este sistema puede ser entendido desde dos perspectivas diferentes: como una herramienta para la re$exión, o como una herramienta para la exploración creativa. Ambas proporcionan un marco que permite el desarrollo de nuevas formas de contar una his-toria. La visión re$exiva de MEXICA-impro se divide dos capas:

Capa 1. Individual. La capa individual repre-senta las características que un agente (en este caso computacional) requiere para poder produ-cir argumentos (secuencias de acciones) que sean novedosas, interesantes y coherentes. El proceso creativo puede ser entendido como un ciclo en-tre dos estados a los que llamamos engagement y re"ection. Durante engagement el autor está total-mente absorto en la generación de ideas; el típico ejemplo es cuando soñamos despiertos. Durante re"ection el autor se detiene para analizar, evaluar y si es necesarios modi#car el material produci-do hasta ese momento. Como resultado de esta evaluación emergen una serie de constricciones que moldean la generación de material durante engagement. Luego, el autor regresa a engagement y el ciclo se repite.

Una de las características más interesantes del modelo es la descripción de cómo funciona la asociación de ideas durante engagement. A nuestro entender, las emociones juegan un papel fundamental para darle sentido a lo que ocurre

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a nuestro alrededor. El comprender que alguien se siente traicionado por un compañero nos da un marco de referencia que nos permite augurar lo que a continuación ocurrirá. En este trabajo llamamos contexto a dicho marco. Este mismo principio es el que emplea nuestro modelo com-putacional para generar secuencias de acciones: se crea una representación de una emoción la cual conecta dos o más personajes. En otras pa-labras, un contexto representa ligas emociona-les entre dos o más personajes. Por ejemplo, el caballero águila odia al guerrero (por haberlo traicionado). Este contexto le permite al sistema encontrar en su base de conocimientos una ac-ción lógica para continuar la narrativa, digamos, el asesinato del guerrero.

Otra característica importante es la represen-tación de aspectos culturales como lo son las normas sociales. De esta manera, como parte del desarrollo del mismo nos preguntamos ¿cómo incluimos las normas sociales en la representa-ción de contextos? En nuestros primeros experi-mentos, cualquier acción que ponga en peligro la integridad física o ética de dos o más personaje, o amenace el orden social o político en el mun-do narrado, es considerada como una violación de una norma social. Y por lo tanto genera un rechazo emocional de los personajes de la narra-ción hacia el causante de la misma. De esta ma-nera es posible incluir estas respuestas sociales en nuestro contexto. Antes, es necesario de#nir en forma muy concreta qué pone en peligro la inte-gridad de personajes o el orden social. Lo intere-sante es que algunas acciones son violatorias de normas sociales en una gran cantidad de culturas (por ejemplo, el asesinato) mientras que otras claramente cambian entre culturas (por ejemplo, qué se consideran buenos modales).

Capa 2. Colectiva. MEXICA-impro modela la generación colectiva de una narrativa entre dos agentes computacionales. Lo primero es de#nir cómo se comunica dichos agentes. En nuestro

caso se envían fragmentos de texto entre ellos (en un formato muy simple previamente de#nido por nosotros). Es decir, un primer agente genera un poco de una narrativa y se lo envía al segundo quien debe continuarla y luego regresarla. Inspi-rados en la improvisación teatral, se prohíbe mo-di#car y contradecir lo que el otro generó. Como característica importante, cada agente puede te-ner su propia base de conocimientos. Es decir, di-ferente información sobre el funcionamiento del mundo y de sus normas sociales. Sin embargo, ambos agentes comparten las mismas funciones.

3. DiscusiónEn este texto hemos descrito y ejempli#cado

cómo las tecnologías digitales han cambiado la forma de contar historias y hemos presentado un caso de estudio: MEXICA-impro. En las siguientes líneas analizamos las características de nuestro generador de narrativas colectivas y, #nalmente, re$exionamos sobre el papel que los estudiosos de las humanidades, las ciencias sociales y el arte tienen en el desarrollo de sistemas digitales.

MEXICA-impro, como un modelo de compu-tadora para generar historias improvisadas entre dos agentes, fundamenta su experimentación en procesos de improvisación y tiene como base de la inteligibilidad narrativa, principios de cohe-rencia, tensión dramática y novedad, provenien-tes de los relatos tradicionales como puede ser el cuento o el cine clásico. De modo simultáneo reintegra formas “viejas” de contar historias con procesos de experimentación más apegados a la cultura audiovisual contemporánea al incorporar la colaboración e interacción entre agentes para generar narrativas acerca de los antiguos mexi-canos. Mexica-impro inaugura un tipo de escri-tura particular tanto por las historias que genera como por el modo en que lo hace.

MEXICA-impro es un sistema narrativo que tiene como eje la interacción, si lo ubicáramos

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dentro de ciertas clasi#caciones que han sido re-sultado de las mutaciones narrativas provocadas por las tecnologías de la información, muy bien podría formar parte del universo de las historias interactivas. Experiencias previas en las que la in-teracción es “viva” – no mental como la descrita arriba – lo han sido las representaciones teatrales en las que el público es interpelado en su papel de espectador, o bien, en todos los espectáculos como conciertos de música o puestas en escena vanguardistas.

En el punto de diálogo conversacional se ha-lla MEXICA-impro, “dos escritores” hacen una historia a partir de su particular forma de ver el mundo. Esta situación particular de interacción comunicativa, sumado a los alcances del modelo, deriva en lo que antes ya hemos referido, en un modo particular de escritura que se encuentra en la intersección entre:

��la narrativa de vanguardia y la narrativa clásica;��la interacción cognitiva y la interacción “viva”;��la producción tradicional del relato hablado y la

producción del relato transmediático;��la escritura de un novelista y la actividad que se

le exige al lector para actualizar la obra.

Con esto, no queremos sumarle al modelo de MEXICA-impro otros elementos, sino más bien, comprender su funcionamiento a partir de las mutaciones en proceso de las narrativas en la ac-tualidad, justo cuando la pluma y el papel deja-ron de ser las tecnologías de la escritura y se posó ante nosotros un sistema creativo que funciona de muchos modos, a veces como escritor, a ve-ces como voz de la conciencia y a veces como voz narrativa.

Ahora bien, la interdependencia entre las tec-nologías digitales y la comunicación humana no sólo es inevitable sino que crece día a día.

Todos los ejemplos de modelos computaciona-les que hemos descrito en este texto tienen una in$uencia en la interacción humana. En la me-dida que comprendamos cómo el diseño de las interfaces, la organización del funcionamiento de los programas, las opciones disponibles al usua-rio, por mencionar solo algunas características, imponen una cultura, una forma de comprender el mundo, en esa misma medida lograremos es-tablecer una actitud crítica. Para ello es indispen-sable comprender el fenómeno “desde adentro”.

A continuación describimos lo que llamamos las tres imposiciones de los sistemas digitales. Cabe aclarar que esta descripción no es exhausti-va, pero sin duda re$eja aspectos que considera-mos fundamentales:

1. Imposición de estructuras mentales. Los es-tudiosos de la cognición situada han dejado en claro el papel tan signi#cativo que el ambiente ejerce en nuestro desarrollo; para ellos, “el cono-cimiento es situado, es parte y producto de la ac-tividad, el contexto y la cultura en que se desarro-lla y utiliza.” (Díaz Barriga Arceo, 2003). Por otro lado, Lako% and Johnson (1980) nos han mostra-do cómo las metáforas, muchas de las cuales sur-gen a partir de nuestras experiencias corporales en el mundo, permiten el desarrollo de ciertas estructuras y procesos mentales, las cuales son esenciales para la comunicación. Los sistemas di-gitales se han in#ltrado en nuestras actividades, contextos y cultura, lo cual les ha permitido pro-piciar el desarrollo de ciertos procesos y estruc-turas mentales. Al convertirse en una experien-cia cotidiana, el empleo de ciertos programas de

Todos los ejemplos de modelos computacionales

que hemos descrito en este texto tienen uma

influencia en la interacción humana.

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cómputo nos ofrece marcos de referencia cuyas estructuras nos permiten darle sentido a algunas de nuestras experiencias.

Por ejemplo, algunos sistemas para el procesa-miento de imágenes trabajan en capas. Esta ca-racterística ha servido para que cineastas como Christopher Nolan estructura su narrativa en forma similar en su #lm Inception (2010, Esta-dos Unidos).

2. Imposición de un medio ambiente con altas cargas culturales. Existen un sinfín de aplicacio-nes computacionales, las cuales imponen una visión del mundo: estereotipos y prejuicios racia-les, religiosos, políticos, por nombrar solo algu-nos, pueden ser perpetuados y manipulados por los diseñadores de estos programas. Ejemplos sobran: generadores de narrativas, videojuegos, simuladores, sistemas de realidad virtual, redes sociales, ilustran esta situación. Es importante subrayar que nos estamos re#riendo no sólo al diseño visual de una aplicación, por ejemplo un videojuego, donde los malos pueden ser caracte-rizados como latinos o negros, y los buenos como blancos anglosajones, sino a la estructuración y funcionamiento del programa mismo, donde se pueden reproducir aspectos culturales como sím-bolos, jerarquías, normas sociales, entre otros.

3. Imposición de contenidos Cada día toman más impulso los trabajos cientí#cos y artísticos generados totalmente por computadora, o aque-llos donde la computadora juega, al menos, un papel protagónico en la generación de conoci-miento. Algunos ejemplos son: el mismo sistema MEXICA-impro, el cual genera narrativas colec-tivas entre dos agentes computacionales; el pro-grama #e Painting Fool (Colton, 2012), el cual desarrolla “pinturas” y aspira a ser reconocido

algún día como artista por méritos propios. Las áreas y temas de investigación cientí#ca y artís-tica son determinadas por los diseñadores del programa. Ello implica que en el nuevo mundo creado por los desarrollos digitales sólo se in-cluyen ciertos aspectos culturales. Por ejemplo, hasta donde saben quienes escriben estas líneas, sólo MEXICA-impro y el sistema Griot (Harrell, 2007), inspirado en tradiciones orales africanas, generan narrativas sobre temas culturales no pri-vilegiados tradicionalmente en las ciencias de la computación.

Las narrativas han sido un componente in-dispensable en todas las sociedades en todos los tiempos. La mayoría de los estudiosos hoy en día las ven como herramientas fundamentales para el desarrollo de habilidades tanto cognitivas como sociales (Eubanks 2004). Por ello, el hecho de que las historias ya no se cuenten como antes es de la mayor relevancia ya que tiene asociadas una se-rie de consecuencias que todavía no alcanzamos a visualizar en su totalidad. Por ejemplo, ignorar las imposiciones que generan los sistemas digita-les, y no tomar medidas al respecto, conlleva un sometimiento a aquellos que imponen las reglas y que no necesariamente comparten nuestros in-tereses. A través de nuestro proyecto MEXICA-impro ejempli#camos cómo podemos ser actores y no meros espectadores de esta continua convul-sión digital. En otras palabras, proponemos rum-bos de investigación así como estilos de trabajo en el desarrollo de modelos computacionales de procesos sociales. A estas alturas debe de ser cla-ro para el lector el papel tan relevante que los es-tudiosos de las humanidades, las ciencias sociales y el arte tienen en el desarrollo de los sistemas di-gitales. No es su#ciente con ser un “crítico desde

Las narrativas han sido un componente

indispensable en todas las sociedades

en todos los tiempos.

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afuera”, es decir, alguien que, sin conocer las in-tricadas relaciones culturales y tecnológicas que surgen en el desarrollo de estos sistemas, hagan juicios de valor sobre ellos. Se requiere que, “des-de adentro”, contribuyamos al análisis, al diseño, y a la crítica, de la nueva realidad digital. Espera-

mos que este artículo promueva la participación en ese sentido.

Este trabajo forma parte del proyecto 181561 !nanciado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), México.

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ENVIADO DIA: 21/10/2013APROVADO DIA: 24/11/2013

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Jacqueline Silva Deolindo

Jornalista e mestre em Comunicação pelo Programa de Pós-graduação da

UERJ (Universidade do Estado do Rio de Janeiro). Aluna de doutorado da

mesma instituição, desenvolve pesquisa sobre jornalismo local e regional no

território fluminense. É professora do curso de Jornalismo do Centro Universi-

tário Fluminense (UNIFLU Campus II), em Campos dos Goytacazes (RJ).

E-mail: [email protected].

DA ESCASSEZ DE INFORMAÇÕES LOCAIS A NOVAS PRÁTICAS DE PRODUÇÃO DE NOTÍCIAS: O PAPEL DA TECNOLOGIA NAS FRONTEIRAS JORNALÍSTICASDE LA ESCASEZ DE INFORMACIONES LOCALES PARA NUEVAS PRÁCTICAS DE PRODUCCIÓN DE NOTICIAS: EL PAPEL DE LA TECNOLOGÍA EN LAS FRONTERAS PERIODÍSTICAS

FROM SHORTAGE OF LOCAL INFORMATION TO NEW PRACTICES OF NEWS PRODUCTION: THE ROLE OF TECHNOLOGY IN JOURNALISTIC BOUNDARIES NA PESQUISA ENATIVA

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RESUMO

A fronteira, ao longo do tempo, se constituiu em um objeto transdisciplinar. Mais recentemente, também a comunicação tem se debruçado sobre o tema para pensar os aspectos que adquire a produção jornalística no limite dos territórios. Tomando como princípio a centralidade da comunicação na organização do espaço social e as especi!cidades sócio-políticas do jornalismo, este texto desenvolve a ideia de fronteira jornalística, entendida como o extremo da região de cobertura e circulação da notícia. Ensaiamos também algumas re"exões sobre o risco que pode haver para os lugares privados dessa espécie de narrativa. O texto propõe, ainda, considerar algumas iniciativas de produção de notícias on-line como um recurso que o lugar lança mão para falar de si para si e para os outros. PALAVRAS-CHAVE: FRONTEIRAS JORNALÍSTICAS; NOVAS TECNOLOGIAS; PRODUÇÃO DE NOTÍCIAS;

CIDADANIA.

RESUM EN

El límite, con el tiempo, constituye un objeto transdisciplinar. Más recientemente, la comunicación también ha abordado el tema para re"exionar sobre los aspectos que adquiere la producción periodística dentro de los límites de los territorios. Teniendo como principio la importancia de la comunicación en la organización del espacio social y las especi!cidades socio-políticas del periodismo, este texto desarrolla la idea de la frontera periodística, entendida como el !n de la zona de cobertura y circulación de noticias. También ensayamos algunas re"exiones sobre el riesgo que puede existir para los lugares privados de esa especie de narrativa. El texto también propone considerar algunas iniciativas de producción de noticias en línea como un recurso el lugar utiliza para hablar consigo mismo y con los demás.PALABRAS-CLAVE: PALABRAS CLAVES: FRONTERAS PERIODÍSTICAS; NUEVAS TECNOLOGÍAS; PRODUCCIÓN

DE NOTICIAS; CIUDADANÍA.

ABSTRACT

Frontiers, over time, have become a transdisciplinary topic. More recently, communication has also been working on the topic to think about the aspects that the journalistic production acquires within territory frontiers. Taking the centrality of communication as a principle in the organization of social space and journalism socio-political speci!cities, this text develops the idea of journalistic boundaries, taken as the limit of the coverage area and circulation of news. Also, we re"ect on the risk that there may be for private places where there is this kind of narrative. #e text also proposes to consider some on-line news production initiatives as a resource that the place uses to talk about itself to itself and to others.KEYWORDS: JOURNALISTIC BOUNDARIES; NEW TECHNOLOGIES; NEWS PRODUCTION; CITIZENSHIP.

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1. IntroduçãoÉ ponto comum entre autores das mais va-

riadas correntes preocupadas com as questões da pós-modernidade que o neoliberalismo po-lítico-econômico e as novas tecnologias da co-municação e da informação constituem fatores integrados decisivos para as diversas mudanças socioculturais que vêm se con!gurando (Moraes, 1997; Bauman; 2001; Castells, 2002; Santos, 2008; Harvey, 2007, entre outros).

Entre essas transformações está o redimensio-namento do sentido de espaço. Principalmente no que refere a sua conotação simbólica, quali-dades como velocidade, "uidez, verticalização, compressão e integração/desintegração/reinte-gração alcançam, afetam e acompanham o ter-mo, de modo que, como bem observou Harvey (2012, p.1) parafraseando Raymond Williams, “espaço se tornou uma das palavras mais com-plicadas de nossa língua”, ao mesmo tempo em que se con!gurou como uma “palavra-chave do nosso tempo”.

As discussões sobre o tema mobilizam um am-plo aparato teórico e técnico, que este artigo, de-vido a sua brevidade, não irá revisar. Seu objetivo é mais modesto: tomando como ponto de partida as referências teóricas já citadas, procura-se aqui tão somente desenvolver re"exões pontuais sobre a condição de um elemento do espaço tomado a partir de um viés especí!co: a fronteira jornalís-tica que, como apresentamos em outra ocasião (Deolindo, 2013a), é entendida como aquela “zona de escassez de notícia” (Schramm, 1970), como o extremo da região de cobertura dos ve-ículos de comunicação, o limite do seu “raio de ação determinado, não só quantitativa como qualitativamente” (Santos, 1955 [2007])1.

Tal discussão é relevante principalmente quan-do se observa que os circuitos espaciais de produ-

1 O original de 1955 foi reeditado pela Rede Alfredo de Carvalho de História da Mídia em 2007. Utilizamos a versão on-line do texto, que não apresenta paginação. Ver referências.

ção, distribuição e consumo, entre outros aspec-tos geográ!cos da comunicação, apenas mais re-centemente vêm !gurando de modo sistemático entre as preocupações dos estudos de jornalismo (Hillis, 1998; Falkheimer, Jansson, 2006; Adams, 2009) e, no caso do Brasil, consolidando-se entre os temas preferenciais de alguns pesquisadores (Moreira, 2013).

O preenchimento de tal lacuna no contex-to da globalização se faz necessário tanto pelo fenômeno que Rubim (2000) chamou de Idade Mídia, quanto por uma realidade dicotômica muitas vezes ignorada: a de que os méritos da globalização não alcançam a todos igualmente e que ainda há regiões e situações que desmen-tem com propriedade os argumentos de que a mobilidade informacional sobremoderna inclui a todos (Augé, 2010).

Para desenvolver nossas observações a esse respeito, este texto está dividido em três partes: a primeira, retoma o conceito de regiões jornalísti-cas proposta pelo geógrafo Milton Santos em um congresso da Associação Brasileira de Imprensa na década de 1950 e reapresentada em edição relativamente recente da revista da Rede Alfre-do de Carvalho; a segunda, tenta aprofundar o conceito de fronteira sob essa perspectiva, re"e-tindo sobre as localidades carentes de jornalismo local, e a terceira, relata um estudo de caso para exempli!car como sujeitos moradores de regiões antes desprovidas de produção jornalística vêm dotando suas comunidades de outra dinâmica através de projetos que viabilizam a produção, a circulação e o consumo de notícias locais.

Nossa hipótese é de que iniciativa de construir instrumentos de comunicação locais – sejam comunitários ou comerciais –, principalmente com auxílio da comunicação mediada por com-putador, pode constituir-se um ato culturalmen-te criador. Isso se, como propõe Peruzzo (2006), houver acesso e preparo para o uso competente das ferramentas da Internet e ao mesmo tempo

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se encarar os desa!os da cidadania em todas as suas dimensões.

2. Regiões jornalísticasEm 1955, em um momento em que os impres-

sos e o rádio ainda eram os principais meios de comunicação noticiosos no país, o geógrafo Mil-ton Santos propôs como um projeto de trabalho a construção de um “mapa jornalístico do Bra-sil”. Esse traçado levaria em conta os territórios de atuação do jornal, sua região jornalística, que inclui tanto as áreas restritas de cobertura quanto as áreas de circulação do produto de comunica-ção, mais amplas em relação às primeiras.

Na proposição do autor, de acordo com a fun-ção especí!ca dos jornais nacionais, estaduais, regionais e locais, esse mapa identi!caria “regi-ões e zonas e subzonas jornalísticas. (...) áreas diferentes, maiores ou menores, uma dentro das outras, onde operam os jornais de acordo com as suas categorias funcionais”. Nessa escala de classi!cação, os jornais cumpririam o papel de debater desde os assuntos de interesse político e econômico pertinentes aos mais abrangentes in-teresses do país até temas os mais provincianos, interessantes a uma determinada comunidade.

Com algumas marcas próprias da época em que foi escrito, o texto de Milton Santos, guarda, con-tudo, uma atualidade considerável em diversos aspectos, dos quais, para esta análise, destacamos:

1) a indicação do avanço técnico e tecnoló-gico como determinante para a expansão da área de abrangência dos meios de comunica-ção e da profundidade das reportagens;

2) a observação das limitações do suporte papel diante da "uidez e da "exibilidade da notícia;

3) o reconhecimento da centralidade dos recursos econômicos tanto para a sobrevi-vência dos jornais quanto para a delimitação de sua área de in"uência.

Desde o início, a atividade jornalística recebe e reage ao impacto de avanços técnicos e tecnoló-gicos de diversas ordens (Pinheiro, 1998). Atual-mente, a novidade e pujança dos aparatos, plata-formas e dispositivos que continuamente ganham o mercado e as consequências das trocas que pos-sibilitam ao articular-se em redes materiais e ima-teriais têm sido objetivo de uma multiplicidade de estudos teóricos e aplicados. É possível que a preocupação atualmente dispensada por estudio-sos de diversas áreas aos aspectos tecnológicos da Comunicação não tenha precedentes na história dos estudos de mídia justamente porque os siste-mas de comunicação têm assumido um papel de centralidade na produção da atividade simbólica, de modos a gerar um “ambiente de comunicação”

(Rubim, 2000). Especi!camente no que se refere à notícia, reconhece-se que “o impacto das tecnolo-gias digitais está transformando o jornalismo, os veículos de comunicação e o comportamento do consumidor de informações” (Mattos, 2013, p.10).

Isso vai implicar diretamente no signi!cado de “produzir notícias”. Em 1955, Santos já escrevia que “o progresso nos transportes e comunicações obriga-nos a fazer uma distinção necessária entre a notícia e o jornal. Aquela tem asas: transmite--se pelo jornal, mas também pelo !o, ou sem ele, pelo éter”. Se o telégrafo, o rádio e a televisão eram as tecnologias que permitiam, naquela épo-ca, a transmissão de informação para além do su-porte papel, essa "exibilidade se intensi!cou com o advento da Internet. Noticiar já não é atividade exclusivamente de jornalistas, nem o tradicional modelo de produção jornalística é mais a única maneira de produzir e transmitir notícias. Con-

Em 1955, Santos já escrevia que “o

progresso nos transportes e comunicações

obriga-nos a fazer uma distinção necessária

entre a notícia e o jornal.

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!guram-se novos modos de fazer (Ferrari, 2004). Além de o modelo estandartizado se hori-

zontalizar e se adaptar cada vez mais às circuns-tâncias em empresas de todos os portes, tornam--se comuns sujeitos não iniciados na pro!ssão manterem sites e blogs com notícias, !guras pró-ximas do “cidadão-repórter” que Alex Primo e Marcelo Träsel (2006) descreveram. O fenôme-no se torna particularmente interessante, como veremos adiante, quando essas iniciativas têm origem em localidades que não têm empresas de mídia convencionais ou que não são contempla-

das pelo mapa de cobertura dos meios de comu-nicação situados em localidades próximas.

É por isso que, para além das discussões sobre os ideais da pro!ssão, os limites do território pro-!ssional e a morte do jornalista, parecem se con-!rmar as palavras de Gillmor (2005, p.118): “Na nova era das comunicações digitais, com múlti-plas direcções, o público pode tornar-se parte in-tegral do processo [de produção de notícias] – e começa a tornar-se evidente que tem de o ser”.

O alcance dos fatos e dos pontos de vista, graças à multiplicação dos lugares de fala e da democra-tização do acesso a equipamentos e plataformas, realmente se exponencializa. Há que se conside-rar ainda que “além da dimensão tecnológica, é preciso também apontar os discursos em defesa da livre circulação de informações como outro fator que inspira e justi!ca a emergência de ex-periências com jornalismo participativo” (Primo e Träsel, 2006, p.40) – e, acrescentamos, com ou-tros modelos de produção de notícias, não neces-sariamente comprometidos com as técnicas, os processos e os modelos narrativos do jornalismo,

como os registrados em manuais clássicos e mes-mo recentes, como os de Sodré e Ferrari (1986), Medina (1990), Erbolato (1991), Lage (2001 e 2005), Pena (2005), Lima & Barbeiro (2003 e 2005) e Machado e Palácios (2003), entre outros, para citar apenas alguns autores brasileiros. Em muitos casos, dirão que não é jornalismo que o se faz, mas, não sendo a informação monopólio da pro!ssão, de qualquer maneira, faz-se notí-cia e atende-se a uma demanda social que nem sempre pode ser atendida por empresas de mídia consolidadas.

Muitas vezes isso é determinado justamente por aqueles “recursos econômicos” de que fala-va Milton Santos. A estrutura da empresa deter-minará quantas equipes trabalharão, se contarão ou não com carro para percorrer distâncias em busca da notícia, e, em caso negativo, se fará con-tratos e publicará releases das prefeituras da vizi-nhança para preencher essa lacuna, se terá mais ou menos páginas (mais ou menos blocos, mais ou menos horas no ar, um site mais ou menos dinâmico), se poderá preencher espaço tempo com conteúdo próprio ou se deverá recorrer à re-elaboração dos textos do noticiário nacional ou internacional disponível na Internet para ocupar o espaço vazio, se poderá ou não investir em di-versas editorias e cadernos especiais. Do mesmo modo, a economia poderá implicar na logística de circulação do conteúdo. Por outro lado, uma empresa jornalística que tenha recursos su!cien-tes poderá, ainda assim, optar por localizar seu negócio, restringindo-o estrategicamente.

Isso signi!ca que por mais que existam veículos de comunicação disputando entre si áreas de co-bertura e audiências, não será possível cobrir todo o território que defendem como de sua competên-cia. Seja por questões editoriais e econômicas in-ternas, seja pelo tipo de resposta dos anunciantes e consumidores, haverá sempre um “mercado ge-ográ!co especí!co” (Picard, 1989, p.19) que con-templará determinadas áreas e se descuidará de

Por outro lado, uma empresa jornalística

que tenha recursos suficientes poderá,

ainda assim, optar por localizar seu negócio,

restringindo-o estrategicamente.

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outras. É a respeito dessas áreas não contempladas que falaremos na próxima seção.

3. As fronteiras jornalísticasSe a operação dos jornais, de acordo com suas

categorias funcionais, formam regiões, zonas e subzonas jornalísticas (Santos, 1955 [2007]), ou, como propõe Picard (1989), mercados geográ!cos especí!cos, podemos inferir que também formam fronteiras, limitando-se tanto com as áreas de in-"uência de outras mídias quanto com aquelas áreas que constituem a periferia do mercado informativo.

Debruçar-se sobre a realidade dessas últimas importa porque a distribuição desigual da infor-mação na sociedade afeta diretamente a prática e realização da cidadania (Santos, 1997). Isso é especialmente válido se considerarmos que a produção e a circulação de notícias e opinião têm a possibilidade de “dar à sociedade uma maior consistência pelo conhecimento de si mesma, habilitando-a a tomar decisões frente aos proble-mas que se sucedem” (Beltrão, 1960, p.102) e que muitas localidades estão privadas desse recurso.

No caso do Brasil, as indústrias de mídia es-tão concentradas em determinados espaços que dispõem de: (1) diversos elementos que histori-camente favoreceram um contexto de produção cultural, intelectual e artística de referência; (2) maior arrojo econômico, típico dos grandes cen-tros urbanos onde essas empresas estão sediadas.

Não por acaso, a região Sudeste concentra a maior parte dos meios de comunicação do país, com liderança de São Paulo e Rio de Janeiro. E mesmo nessas unidades federativas, onde há grandes índices de produção midiática, são as cidades grandes e médias, que, em geral, detêm o monopólio da informação. Temos observado esse fenômeno no Estado do Rio de Janeiro.

Na região Metropolitana, composta por 17 ci-dades, é a capital do Estado, a cidade do Rio de Janeiro, que se destaca absoluta por concentrar a maior parte dos meios de comunicação da re-

ferida área e algumas das maiores e mais impor-tantes empresas de mídia do Brasil, como as per-tencentes às Organizações Globo. No interior do Estado, composto por 75 municípios, apenas 14 deles concentram mais de 60% das emissoras de TV, estações de rádio, jornais diários, demais pe-riódicos impressos e sites de notícias do território em questão (Moreira, Deolindo, 2013).2

Essas cidades se destacam na rede urbana por sua real ou relativa condição de proeminência, dinamismo, autonomia, desenvolvimento e cen-tralidade garantidos pela presença de órgãos o!-ciais administrativos e decisores, instalação de sedes e !liais de empresas e oferta de uma maior e mais especializada variedade de equipamentos e serviços (entre eles, os de mídia) (IBGE, 2008).

Por outro lado, também há cidades no interior do Estado do Rio que não têm sequer uma emis-sora de rádio comunitária. São, em geral, municí-pios de pequeno porte (com população inferior a 50 mil habitantes), muitos dos quais classi!cados como rurais ou em transição para urbanos, con-sideradas as suas taxas de urbanização (RIBEIRO & Cavalcanti, 2012). Não raro, registram atraso tecnológico, baixo dinamismo e economia relati-vamente atrasada (Silva, 2009).

É assim que vemos cada país, cada região ou cidade projetando-se como centro ou como pe-riferia de outros espaços que lhes sirvam de refe-rência, estejam ou não em vizinhança geográ!ca. Entre eles dão-se distâncias das mais diversas na-turezas, sendo a econômica uma das mais difíceis e com numerosas implicações, inclusive de ordem

2 Os dados constam da pesquisa exploratória que deu início a nossa pesquisa de doutorado, em andamento na UERJ (Universidade do Estado do Rio de Janeiro), sob orientação da Profa. Dra. Sonia Virgínia Moreira. O objetivo é fazer um estudo geoeconômico das mídias do interior "uminense. Entre dezembro de 2012 e fevereiro de 2013, procurou-se levantar o número de jornais, periódicos impressos, revistas, emissoras de rádio e TV e sites de notícias de cada uma das 75 cidades do interior do Estado do Rio. Na etapa seguinte, realizamos visitas aos jornais diários e sites de notícias com atualização diária identi!cados no mapeamento para entrevistas com os gestores.

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simbólica. Muitas localidades continuam lidando com precariedades geradas pelas relações de força que se exprimem nos grandes centros do globo e que se reproduzem em menores escalas. As fron-teiras, no caso das regiões que se encontram sob essa realidade, podem ser difíceis de transpor.

Receptoras do "uxo noticioso, mas nem sem-pre fonte de contra"uxo (Herscovitz, 2010), es-sas localidades sem equipamentos de mídia são verdadeiras colônias informativas (Aguiar, 2010), não contando com uma cobertura jornalística que represente as próprias questões e acontecimentos. A notícia dos grandes fatos midiáticos regionais, estaduais, nacionais, mundiais chegam até elas através da TV, do rádio, do jornal dos mais diver-sos centros, mas o que tais lugares parecem emitir para a região da qual fazem parte ou para o resto do mundo é o mais profundo silêncio.

Embora ali o relato jornalístico inexista ou passe ao largo, isso não signi!ca, contudo, que esses espaços não contenham em si as próprias demandas ou que não possuam histórias a serem narradas fora de seus limites, contribuindo com o repertório da humanidade ou atraindo para si olhares que as arranquem da indiferença a que estão relegadas.

Também nessas localidades se opera no risco de fazer da fronteira, privada da diversidade de rela-tos e de novas perspectivas a respeito da própria realidade, regredir para a experiência noturna da desinformação (Certeau, 2004; Santos, 1997).

4. CaminhosAs zonas fronteiriças das regiões jornalísticas,

se não ignoradas, mas incluídas, tornam-se espa-ços de alteridade. Concordamos com de Certeau (2004) que os relatos são transgressores de limi-

tes e estabelecem a comunicação entre mundos. Essas interfaces fazem da fronteira, que era limi-te, também passagem.

Algumas pessoas e grupos descobriram no on--line esse caminho. Falando especi!camente da-queles apartadas da produção jornalística clássi-ca como produtores ou fontes, esses sujeitos da fronteira entre regiões jornalísticas fazem nascer um número cada vez maior de blogs e portais de notícias e opinião, revelando, narrando e relatan-do o próprio lugar, re"etindo sobre ele, represen-tando-o (Deolindo, 2013b)3. Ainda que alguns desses relatos sejam classi!cados como “artesa-nato da imprensa” (SANTOS, 1955 [2007]), não se pode negar que eles podem constituir-se um ato culturalmente criador.

Se antes eram os recursos econômicos que pos-sibilitavam fazer circular um periódico ou diário, manter uma emissora de TV ou uma equipe de ra-diojornalismo (de fato, dispendiosos), atualmente esse desejo pode se realizar mais facilmente.

Como já mencionamos, os so!wares, os equi-pamentos eletrônicos e as redes on-line, bem como o conhecimento de suas “engrenagens”, es-tão se democratizando cada vez mais, ampliando o campo de ação dos sujeitos ao oferecerem-se a eles como ferramentas e!cientes, favorecendo a noticiabilidade e, consequentemente, a existência midiática da fronteira em um ambiente determi-nado pelo fator tempo, pelo "uxo noticioso, pelos mercados reais e virtuais, pelos cenários urbanos e sua economia.

Temos registrado experiências interessantes

3 Em novembro de 2013, segundo nosso levantamento, os sites e blogs de notícias correspondiam a 41% dos meios de comunicação do interior do Estado do Rio; as emissoras de rádio, 32%; os impressos em geral, 24%, e as TVs (abertas e por assinatura), 3%.

Muitas localidades continuam lidando com precariedades

geradas pelas relações de força que se exprimem nos grandes centros

do globo e que se reproduzem em menores escalas.

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nesse sentido. Em diversas cidades do interior "uminense que não têm empresas de mídia, cujos meios de comunicação não atendem à demanda local por notícias diárias ou que não são contempladas satisfatoriamente pela cober-tura dos veículos de cidades mais próximas, há moradores empenhados em criar e manter sites, blogs ou per!s nas redes sociais para produzir e publicar notícias locais diariamente. Há casos em que esses produtores de notícias e seus colabo-radores são líderes comunitários; em outros, são pro!ssionais de outras áreas que se aventuram na dupla jornada como repórteres; em outros casos, ainda, são radialistas, editores de periódicos ou pro!ssionais da área de comunicação, mas quase nunca graduados – o que eles têm em comum é a percepção daquela “vontade regional” de que falava Milton Santos (1955 [2007]) e a iniciativa de promovê-la. Não raro, o desejo de desempe-nhar um papel social está associado à tentativa de obter algum lucro com a venda de publicidade.

Um exemplo é o de Italva, cidade de 14.063 habitantes, situada no Noroeste do Estado do Rio, a 345 km da capital. A existência de duas rá-dios AM e FM (ambas administradas por grupos religiosos) e de um jornal mensal impresso (com uma versão em PDF disponível em um portal de turismo da cidade) não atendiam à necessi-dade dos moradores de apreenderem a realidade da cidade pelo movimento. O jornal diário mais próximo !ca em Itaperuna, a 25 Km de distância, mas raramente Italva é fonte de pauta. As esta-ções de TV aberta que teoricamente cobrem a região !cam em Campos, a 80 km, mas opera nas mesmas condições. Foi por isso que um radialis-ta da cidade, associado a um fotógrafo, constru-íram em 2011 o site “Italva em Foco”4 em uma plataforma gratuita e alimentam-no com pelo menos uma notícia local diariamente, produzida por eles mesmos. Segundo os proprietários, o site

4 Na web, em http://www.italvaemfoco.com.br/ e https://www.facebook.com/Italvaemfoco?fref=ts

ainda não dá lucro, mas é viável porque funciona na casa de um deles, não está registrado como !r-ma, cobre as próprias despesas de produção com o que arrecada com a publicidade do varejo local e permite que os donos mantenham seus empre-gos paralelos.

O número de acessos do site – em média 1.500 diariamente, com picos de 5 mil – dá indícios de que a iniciativa tem sido aprovada pelos morado-res que têm acesso à Internet. Com linha edito-rial hiperlocal, o site contava com cerca de 2.300 seguidores no Facebook, até janeiro de 2014.

Do mesmo modo que Italva, poderíamos citar os casos de Laje do Muriaé, São José de Ubá, São Fidélis, São Pedro da Aldeia, Vassouras, entre outros municípios "uminenses cujos moradores estão se empoderando e usando as tecnologias da comunicação e da informação para articular no-vos meios de falar de si para si e para os outros.

Assim reinventada, a fronteira é, como quer Certeau, um ator que se coloca “entre dois”, arti-culando relações. “Não tem caráter de não-lugar que o traçado cartográ!co supõe no limite. Tem um papel mediador” (Certeau, 2004, p.213).

5. ConclusõesQuando escreveu “Comunicação de massa e

desenvolvimento: o papel da informação nos pa-íses em crescimento”, Wilbur Schramm (1970) construiu um mapa que mostrava como os meios de comunicação eram abundantes em determi-nados pontos do globo (notadamente Europa e Estados Unidos) e tão escassos em outros (como África, Ásia e América Latina) que não atendiam sequer os padrões mínimos da Unesco para mí-dia per capita. O autor defendeu as mídias como uma arma para o desenvolvimento essas socie-dades, que careciam tanto de itens e serviços de primeira necessidade quanto de informação e educação para problematizar a própria condição, lutar por direitos e construir por si mesmas solu-ções para os próprios problemas.

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Meio século depois, o livro de Schramm é ou-tro que permanece atual. Muito embora, desde então, as Nações Unidas e outras entidades de colaboração internacional tenham arrancado nas iniciativas para reverter o quadro em diversos lugares, os meios de produção venham se popu-larizando e multiplicando-se as frentes de comu-nicação comunitária, o problema continua.

Falar sobre a fronteira jornalística como uma área desprovida de certo tipo de relato contexto da globalização pode parecer um paradoxo, mas não se pode ignorar que, ao mesmo tempo em que a vida segue articulando avanços de diver-

sas ordens e que muitos aspectos da urbanização alcançam o mundo, há regiões que continua li-dando com precariedades geradas pelas relações de força que se exprimem nos grandes centros do globo e que ali se reproduzem.

Projetos jornalísticos como os relatados, con-templariam e transformariam também essa peri-feria noticiosa, que, resguardadas as escalas e con-siderados os contextos, compartilham da mesma invisibilidade e passam despercebidas a olhos de-satentos que ignoram que certas localidades muito próximas de nós também são espaços sociais mar-cados por caminhos e descaminhos.

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ENVIADO DIA: 14/10/2013APROVADO DIA: 30/11/2013

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Salomé Sola Morales

Doctora en Medios, Comunicación y Cultura por la Universidad Autóno-

ma de Barcelona. En 2004 y 2006 obtuvo dos Becas Marie-Curie y en 2007 una

beca pre-doctoral del departamento de Medios, Comunicación y Cultura de la

UAB, donde ha trabajado como docente desde 2007. En la actualidad es

profesora del Master en Comunicación, Periodismo y Humanidades de la

UAB y profesora asociada de la Universidad Internacional de Cataluña.

Sus áreas de investigación principales son la antropología de la comunicación,

los estudios sobre recepción e identidad y las teorías de la comunicación.

E-mail: [email protected].

UN NARCISISMO RADICAL. LA CREACIÓN DE IDENTIFICACIONES EN LOS ESPACIOS VIRTUALES.UM NARCISISMO RADICAL. A CRIAÇÃO DE IDENTIFICAÇÕES NOS ESPAÇOS VIRTUAIS.

RADICAL NARCISSISM. CREATING IDENTIFICATION IN VIRTUAL SPACES.

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RESUMEN

Este artículo se propone explorar los procesos de creación de identi!caciones que los sujetos realizan en los espacios virtuales. Para comprender este fenómeno se reconsideran las nociones de intimidad y ‘extimidad’, se cuestiona la aparición de nuevas formas de narcisismo y se analiza el carácter multidimensional del sujeto. Finalmente, se aborda el modo en que los usuarios de Internet con!guran las categorías de pertenencia y las de exclusión, imágenes esenciales para la construcción del yo. PALABRAS CLAVE: PROCESOS DE IDENTIFICACIÓN; ENTORNOS VIRTUALES; INTIMIDAD; NARCISISMO.

RESUMO

Este artigo explora os processos de identi!cação em espaços virtuais. Para compreender esse fenômeno, primeiro analisamos a relação entre a privacidade e a ‘extimidade’, segundo questionamos a emergência de novas formas de narcisismo e da natureza multidimensional do sujeito. Finalmente o artigo discute como os usuários de Internet con!guram as categorias de inclusão e exclusão, que são essenciais para a construção de imagens de si.PALABRAS-CHAVE: PROCESSOS DE IDENTIFICAÇÃO; ESPAÇOS VIRTUAIS; PRIVACIDADE; NARCISISMO.

ABSTRACT

"e purpose of this article is to explore the processes of creating identi!cation to be used in virtual spaces. To understand this phenomenon, we reconsider the ideas of intimacy and ‘extimacy’, we question the emergence of new forms of narcissism, and analyze the multidimensional nature of the self. Ultimately, we discuss how Internet users con!gure the categories of inclusion and exclusion, essential for building images of the self.KEYWORDS: IDENTIFICATION PROCESSES, VIRTUAL SPACES, INTIMACY, NARCISSISM.

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1. IntroducciónEl presente artículo explora el alcance de las

nuevas tecnologías en los procesos de identi!ca-ción que realizan los sujetos y los grupos al con-!gurar sus imágenes acerca del ‘yo’, el ‘nosotros’ y el ‘ellos’. Durante las últimas décadas, la crisis de los paradigmas discursivos dominantes ha provocado la proliferación de tribus neolocales y comunidades virtuales donde los sujetos amplían sus necesidades socializadoras y exacerban sus pulsiones hedonistas. La creciente revalorización de las identidades plantea la búsqueda urgente de regenerar el sentido del yo social y de encontrar por diferentes vías, nuevas respuestas a la clási-ca pregunta antropológica “¿quién soy?”. Ahora bien, valdría cuestionar si los entornos virtuales pueden transformar o condicionar los procesos mediante los cuales los sujetos construyen su yo.

Sherry Turkle (2010) se ha encargado de de-mostrar que los nuevos dispositivos electrónicos y los espacios virtuales in#uyen en las relaciones sociales y en la construcción de las identidades. Pero, ¿cómo pueden llegar a transformar a los sujetos? Si bien es cierto que la cultura de la si-mulación está redibujando las fronteras entre la intimidad y la soledad, como ha sugerido Turkle, también se ha manifestado que las nuevas tecno-logías y, especialmente, las redes sociales pueden ampliar las necesidades socializadoras incremen-tando el número y la #exibilidad de las relacio-nes. (DiMaggio et al., 2001). De hecho, estudios han evidenciado que algunos sujetos pueden llegar a socializar mejor (Sheeks y Birchmeier, 2007). Más allá de las consecuencias positivas o negativas que las nuevas tecnologías puedan te-ner en las relaciones intersubjetivas, la tesis que sostenemos aquí es que los entornos virtuales es-tán transformando la noción de sujeto. Es más, la adopción y la creación de personajes electró-nicos está contribuyendo a una reconsideración general de las nociones tradicionales de identi-dad (Turkle, 1997, p.327). Una vez asumida esta

premisa fundamental, de lo que se tratará será de explorar a fondo el alcance de este fenómeno mediático de naturaleza psicosocial y de aportar claves comprensivas para su análisis. Como es evidente, la participación virtual no tiene nada que ver con la recepción mediática en un senti-do tradicional. De hecho, en el ciberespacio los usuarios crean personajes y viven situaciones virtuales en primera persona adoptando diver-sas versiones alternativas de su yo (Gandy, 2000). En este mundo virtual, caracterizado, por la si-multaneidad, la inmediatez, la multiplicidad y la #exibilidad, las fronteras entre el yo real y el ima-ginario son infranqueables. Aquí, la conectividad permanente, la anonimia y las nuevas formas de intimidad ofrecen nuevas posibilidades para experimentar con el yo (Long, 1994; Whitaler, 1999) que sin duda transcienden las fronteras espacio-temporales en un sentido clásico.

2. De la intimidad a la ‘extimidad’

Helena Béjar escribió en los 90 que la sociedad contemporánea se caracteriza por una primacía de lo íntimo, consecuencia del declive que lo público experimentó durante el siglo XIX, tal y como anunció Richard Sennet (1978). Recorde-mos que el sociólogo había pregonado las con-secuencias destructivas que podría conllevar una sociedad que estimulase demasiado la naturaleza íntima de sus miembros. De hecho, la pérdida de sentido de lo social y la primacía de lo subjetivo, en su opinión, llegarían a provocar la ruptura de los vínculos sociales y la ‘disolución’ del espacio público (véase Delgado, 2002). Si bien está fuera de nuestro alcance determinar si esta profecía se ha cumplido, no obstante, podemos a!rmar que el creciente individualismo moderno, que nació con la democracia, según Alexis de Tocqueville (2007), ha inducido a los sujetos a preocuparse, por encima de todo, de sí mismos y a abando-nar paulatinamente el espacio público. En este contexto, la creciente importancia otorgada a la

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noción de personalidad y el auge de los valores hedonistas han sido, quizás, los motores de una nueva era centrada en el sujeto y en la búsqueda de las identidades (Lipovetsky, 1983). Y, como es evidente, todos estos procesos no son más que formas de hacer referencia a la ascensión de un modo de vida centrado en lo privado. (Béjar, 1990, p.202).

Ahora bien, no podemos ignorar que las redes sociales e Internet están modi!cando, sustancial-mente, las fronteras entre lo privado y lo público, dando lugar a nuevas formas de intimidad. Aquí es preciso no confundir intimidad con interiori-dad o privacidad, nociones parecidas pero bien diferentes. En su Teoría de la intimidad, Carlos Castilla del Pino (1996) esclarece bien esta pro-blemática. A su juicio, las actuaciones humanas pueden ser íntimas, privadas o públicas. Dichas acciones son cali!cadas por el escenario o el con-texto social en el que tienen lugar. Las actuacio-nes íntimas pueden ser comunicadas, aunque no por ello habrían de convertirse en públicas; o por el contrario silenciadas, y no por ello habrían de ser privadas o estar aisladas de su acontecer so-cial. De hecho, tal y como a!rma José Luis Pardo, “no hay más intimidad que la compartida” (Par-do, 1996, p.145). A la luz de estas propuestas, la intimidad es, ante todo, un espacio donde con-#uyen los diferentes fragmentos del yo de una forma más libre. Se trataría de experimentar los yos liberados de controles externos. (Castilla del Pino, 1996).

En la intimidad, el yo puede relajarse y mostrar todas sus facetas posibles, sin miedo a ser recha-zado por el grupo o el marco donde se inserta. De manera que las actuaciones íntimas pueden convertirse en privadas o públicas, según su co-di!cación discursiva. En este sentido, el ámbito mediático se convierte en un contexto donde lo íntimo suele manifestarse de forma incontrola-ble. Por eso, en la actualidad es frecuente que en un escenario hiperpúblico, como el que constru-

ye un plató de televisión, el sujeto pueda ser con-ducido inevitablemente a verbalizar su intimidad (Castilla del Pino, 1996). Esto es lo que ocurre en programas como Gran Hermano o en cualquier foro o comunidad virtual donde los sujetos ex-presan su intimidad sin limitaciones o vergüenza. A este respecto, Serge Tisseron (2001) propone el neologismo ‘extimidad’, con el que se re!ere a las nuevas formas de intimidad y puesta en escena que se dan en los entornos mediáticos. Esta no-ción es clave para construir las propias identi!ca-ciones, pues permite a las personas exteriorizar ciertos elementos de su vida e interiorizarlos de una forma más rica, gracias a las respuestas de los demás. Así planteado, el individuo no se mues-tra ante los demás para compartir algo, sino para verse re#ejado en ellos y rea!rmar su propia yoi-dad, hecho que nos recuerda a una !gura central en el pensamiento de Freud: Narciso.

3. Un narcisismo radicalPero no sólo el padre del psicoanálisis utilizó

esta imagen para de!nir sus teorías sobre la per-sonalidad; otros destacados investigadores tam-bién la han empleado para describir tendencias que pueden afectar a toda una cultura o sociedad. A !nales de los 70, Christopher Lasch enfatizó en el componente patológico de este nuevo su-jeto colectivo en busca de seguridad y bienestar, cuyo sentido del yo depende de la validación de los otros (Lasch, 1991, p.50). Además también puso de mani!esto la incidencia de la sociedad del espectáculo en el creciente repliegue del sí y en la constante preocupación por el yo. Algunos años más tarde, Gilles Lipovetsky (1990 y 2003) también analizó las consecuencias del creciente proceso de personalización social y categorizó al hombre posmoderno como un sujeto intros-pectivo, individualista y consumista, preocupado por su autorealización y por la obtención de pla-cer. No obstante, en Los tiempos hipermodernos (2006), el !lósofo y sociólogo francés advierte

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del !n del hedonismo de los ochenta. La euforia posmoderna ya no es la misma que era antes y el espíritu de la época actual se caracteriza por el aumento de la inquietud ante un porvenir lleno de incertidumbres y de riesgos (Lipovetsky, 2006, p.75). Igualmente, el desempleo, la preocupación por la salud, las crisis económicas y un largo sin-fín de virus que provocan ansiedad individual y colectiva se han introducido en el cuerpo social (Araújo, 2008) y afectan el modo en que los suje-tos construyen sus identidades. El nuevo Narciso es más responsable, organizado y e!caz, pero está aún más obsesionado por sí mismo y se inserta en diferentes ambientes virtuales como un actor con diversas máscaras para evadirse de la reali-dad en la que se encuentra. Recordemos que en los blogs los usuarios no sólo crean narrativas egotistas acerca de sus experiencias vitales sino también sobre sus deseos y aspiraciones más ínti-mas. De esta manera, el sujeto puede cubrir cier-tas necesidades comunicativas mediante la mera proyección y exhibición de sus inquietudes y an-helos. Ahora bien, no podemos perder de vista que aunque la participación on-line permita es-tablecer formas de identi!cación recíprocas más libres, este espacio no está exento de riesgos, ya que los individuos carecen de obligaciones, y la distancia opera como un reductor de compleji-dad y responsabilidad (Casilli, 2010).

4. Un sujeto multidimensionalUno de los elementos más interesantes a este

respecto es la posibilidad que tienen los indivi-duos de reformular sus identi!caciones creando versiones virtuales de sí mismos (DiMaggio et al., 2001). A pesar de que algunos investigadores consideran que las imágenes virtuales tienden a

la estabilidad (Kennedy, 2006), apoyamos la perspectiva de Turkle (1997) según la cual Inter-net ha contribuido a pensar la ‘identidad’ en tér-minos de multiplicidad (p.226). Resulta bastante evidente que la realidad virtual ofrece la oportu-nidad a sus usuarios de crear variadas identi!ca-ciones. Y es que en Internet es posible construir un yo, pero merodear por otros muchos yos. En ocasiones estas imágenes están idealizadas o ca-recen de defectos (Aguilar y Said, 2010 o Bessiére et. al., 2007). Precisamente, la juventud y la belle-za se convierten en atributos gracias a los cuales los sujetos pueden llegar a establecer relaciones sentimentales que no tendrían en la vida real (Turkle, 2010, p.218). No obstante, la adopción de personajes múltiples permite a los usuarios conocer sus ‘verdaderos’ yos experimentando con diferentes personajes (Simpson, 2005) aun-que estos sean imaginarios.

Algunos investigadores han a!rmado que la anonimia es una de las características que favore-ce el juego con los selves y el encuentro del verda-dero yo, ya que los límites morales desaparecen. Según Luc Pauwels (2005), en los entornos virtua-les las personas revelan una información más vá-lida que en el cara a cara, ya que la anonimia hace que su conducta no sea impugnada directamente (p.605). En este sentido, Internet podría facilitar la autorrevelación (Valkenburg et. al., 2005) de un yo más libre y sin prejuicios. Al mismo tiem-po, podría llegar a crearse un entorno más autén-tico donde los sujetos pudieran comunicarse sin límites. Ahora bien, el inconveniente aquí es, sin duda, la veracidad o la correspondencia entre los usuarios reales y los virtuales (veánse Markham, 1998; Bargh et. al., 2002 o Papacharissi, 2005). De hecho, valdría preguntarse: ¿Dónde acaba el yo

Algunos investigadores han afirmado que La anonimia es una

de las características que favorece el juego con los selves y el encuentro

del verdadero yo, ya que los límites morales desaparecen.

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real y empieza el virtual? Como han subrayado Aguilar y Said (2010): “El nuevo Yo virtual que aparece y toma vida en las redes sociales virtuales es un re#ejo idealizado, por decirlo de alguna ma-nera, del Yo no-virtual” (p.201). Y es que en los entornos virtuales es posible ser quien se desea o, mejor aún, presentarse a los demás como uno desearía. Este sujeto es bidimensional: el virtual retroalimenta al no-virtual y viceversa. Es más “si algo afecta al sujeto en el espacio no-virtual, ello se verá re#ejado en el espacio virtual, dado que el individuo encontrará mecanismos para liberarse en el espacio virtual, el cual le resulta, quizás, más seguro” (Aguilar y Said, 2010, p.199). Así planteado, es evidente que las formas de iden-ti!cación virtuales se construyen en relación a las aspiraciones, los deseos o los sentimientos que el sujeto experimenta en la vida real. Helen Kenne-dy (2006) también ha subrayado que las identi-!caciones en línea son una continuación de las o!-line y no tanto versiones recon!guradas. De ahí que sea necesario integrar los diferentes es-pacios donde el sujeto se identi!ca para poder comprender el alcance de las !guras creadas en el mundo virtual. De lo que no cabe duda es que este tipo de prácticas tiene una gran incidencia en los procesos de socialización e interacción (Turkle, 2005 y 1999; Kiesler et al. 1984) ya que tanto el sujeto virtual como el no-virtual se desa-rrollan juntos. De manera que existe una cierta coimplicación entre continuidad y multiplicidad. Una de las consecuencias más evidentes del esta-blecimiento de redes sociales es la posibilidad de crear un segundo ser o diversas identidades que superen las barreras de tipo geográ!co, cultural o lingüístico (Kiesler et al., 1984). Asimismo, se fortalecen redes existentes o se reconstruyen vías alternativas que habían perdido su conexión por causa diversas (Aguilar y Said, 2010, p.202). Ade-más, el sujeto no solo tiene la oportunidad de re-formularse o autocuestionarse frente a sí mismo, sino también frente a otros.

4.1. ¿Un yo más libre? El avatarAlgunos investigadores han puesto de mani-

!esto que la presentación del self en los entornos virtuales es un aspecto crucial en la exploración de la identidad (Bortree, 2005 o Mazur y Koza-rian, 2010), ya que permite a los sujetos interio-rizar los aspectos presentados (Gonzales y Han-cock, 2008). De esta manera se producen despla-zamientos entre el personaje y la persona, dando lugar a fusiones entre el avatar y el yo. En mu-chos casos, la autopresentación on-line refuerza aspectos de la identidad social, pero en otros es referida a aspectos totalmente novedosos para el sujeto, lo que le proporciona claves para su pro-pia autocomprensión. Silvia Tabachnik (2007), Susannah R. Stern (2002) o Zizi Papacharissi (2002) han estudiado el modo en que los sujetos se autopresentan y han llegado a conclusiones si-milares. A saber que los blogs son lugares donde se pueden expresar elementos signi!cativos de las identidades. El diseño de las páginas, las imá-genes y links son expresiones indirectas del self que comunican un estilo o forma de ser. Además, como han señalado Elizabeth Mazur y Lauri Ko-zarian (2010), muchas de las experiencias virtua-les pueden satisfacer la necesidad de los sujetos de mantener relaciones tanto con personas cer-canas o desconocidas (p.126). Como es sabido, al entrar en algunos entornos virtuales los usuarios deben elegir un nombre, una etiqueta sexual, una descripción física o, lo que es lo mismo, con!-gurar un avatar. Éste “se puede considerar como una especie de máscara, que se puede poner y sacar, como en el carnaval, para componer múl-tiples identidades y asumir nuevos papeles, mu-chos de ellos no aceptados ni por la sociedad ni por el mismo enmascarado”. (Machado: 2009, p.195-196). De hecho, la máscara representada cumple un papel más especí!camente psicoana-lítico que político: expresa una necesidad de dar cabida a identidades múltiples y muchas veces reprimidas, como ha sugerido Machado. Por eso

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no podemos olvidar que en los entornos virtua-les, el avatar es nuestra completa autorepresenta-ción (Yee y Bailenson, 2007, p.272).

El avatar puede ser un seudónimo en su expresión mínima o un ejercicio de elaboración más complejo. Esta !gura es fruto de un doble trabajo imaginario, donde entran en juego la pa-labra escrita y la !guración icónica, como lugar de sustituciones metafóricas y de deslizamientos metonímicos (Tabachnik, 2007). A nuestro juicio, no existe ningún lugar donde las transformacio-nes del self sean más #exibles. Como hemos evi-denciado, Internet nos permite ser otros diferen-tes a los que somos, pero también nos permite ser nosotros mismos (véanse Demarco, 2003 o Aas, 2006). De manera que el aspecto más relevante de la creación y el uso de estas !guras virtuales es que nos ayudan a explorar el yo de un modo más libre. Como ha subrayado Turkle (2010), las personas pueden utilizar un avatar como un en-sayo para la vida real, equilibrando el personaje y la persona. Incluso hay sujetos que crean varios avatares para tener la experiencia de jugar con di-ferentes aspectos del self, tales como el género o la edad. Ahora bien, la línea divisoria entre el juego identitario y el fraude no está aún muy cla-ra (Gies, 2009, p.315). Y el potencial para la ma-nipulación del yo y de los otros se entrelaza con la llamada incorporeidad de los usuarios. Dado que los sujetos ya no son retenidos por el cuerpo material pueden vivir cualquier fantasía corporal o experiencia sentimental, más allá de las limita-ciones personales o sociales. Precisamente aquí, es necesario cuestionar el lugar que ocupan los otros, clave para entender la formación del yo y las relaciones intersubjetivas.

5. La creación del sentimiento de pertenencia y exclusión

Los medios proporcionan marcos de referen-cia, pertenencia y exclusión que permiten a los sujetos y a los grupos categorizar, comparar y

evaluar a los diferentes grupos. Pero ¿cómo pue-den construirse estas imágenes en la realidad virtual? Es importante clari!car que en cualquier tipo de categorización se tiende a diferenciar en-tre el endogrupo (el propio) y los exogrupos (los ajenos) (Tajfel, 1984, p.292). De esta manera, el sujeto que se identi!ca con un narrativa mediá-tica, un personaje !cticio o un blog reconoce su adscripción a la categoría en términos de inclu-sión o exclusión. Así, éste realizará mecanismos diferenciadores entre aquellos grupos o colecti-vos que admira y respeta y aquellos que ignora o rechaza. Mediante estos procesos los sujetos estructuran y simpli!can el entorno social y se construyen en él. A este respecto, la clásica teoría de la identidad social de Tajfel (1984) aporta cla-ves interesantes para entender el modo en que los sujetos se identi!can en los entornos virtuales. Recordemos que, a su juicio, los componentes de estos procesos de categorización son: a) cog-nitivos, implican un conocimiento de pertenen-cia; b) evaluativos, puesto que pueden tener una connotación valorativa positiva o negativa; y c) emocionales, ya que los dos procesos anteriores pueden ir acompañados de emociones (p.264). Así, el propio autoconcepto implicaría a la vez “el conocimiento de pertenencia a uno o varios gru-pos sociales, la valoración de esa pertenencia y el signi!cado de la misma” (Aguirre Baztán, 1997, p.47). Todo ello, daría lugar a un sentimiento de pertenencia, muy relacionado con una variedad de creencias, valores o actitudes, mediados –en parte– por las experiencias virtuales y las narra-tivas mediáticas con las que el usuario entra en contacto. La pertenencia a una ‘comunidad vir-tual’ está basada generalmente en la recepción de los mismos textos o la participación en determi-nadas páginas webs, blogs o foros. Sin embargo, no podemos olvidar que, precisamente, Internet propicia formas de adhesión múltiples y relati-vamente débiles donde el sujeto puede transitar, modi!car o cambiar de grupo cuando y donde

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quiera, sin preocuparse por las relaciones reales. De modo que, más que categorías de pertenen-cia, el sujeto con!gura grupos de referencia con los que se relaciona o aspira a relacionarse psico-lógicamente. Aquí es fundamental tener presente la interpretación y la interacción discursiva que los usuarios realizan, que emerge como el fruto del lenguaje de una comunidad.

Ahora bien, no podemos olvidar que estas co-munidades virtuales están basadas en la provi-sionalidad. De modo que para pertenecer a ellas no es preciso compartir rasgos estructurales con todos sus miembros o pasar ritos de iniciación para ingresar en el grupo, como tradicionalmen-te se hacía para llegar ser aceptado por el grupo. Aquí, tan solo es necesario el deseo de ser, como diría Foucault, o la autoa!rmación temporal por parte del sujeto. De manera que el autoconcepto es construido en base a adscripciones eventuales que no tienen porqué ser de!nitivas. El yo virtual carece de compromisos y se basa en la inestabi-lidad, la duplicidad y el simulacro. Una cuestión que no podemos pasar por alto es que Internet puede llegar a ayudar a descubrir la orientación sexual, parte esencial de las identi!caciones. La red es aquí propuesta como un lugar donde po-der expresar los verdaderos sentimientos que al-gunos sujetos no son capaces de exponer en la vida real y como una vía de escape para evadirse así de circunstancias desfavorables. No obstante, además de suscitar un ‘sentimiento común’ (no-sotros), los medios promueven imágenes sobre la alteridad, que son fundamentales para con!gu-rar las identi!caciones. Del mismo modo que no existen sujetos extraculturales tampoco hay gru-pos sociales aislados respecto de otros grupos. Por lo tanto, como ha a!rmado Tajfel (1984), “los

procesos que subyacen a las auto-comparacio-nes que cada grupo hace con otros grupos son cruciales para determinar la comprensión que de cada grupo tienen sus miembros” (p.193). El reconocimiento de la alteridad mediática es algo que corresponde a la distancia que el especta-dor toma respecto de los sujetos observados. De modo que el encuentro mediático entre el yo y el otro está vinculado, directamente, con el punto de vista que adopta el usuario. Al !n y al cabo, el desarrollo de una cultura requiere la existen-cia de la alteridad. Los procesos de identi!cación implican establecer antagonistas, cuya realidad se interpreta y construye.

6. ConclusionesEn de!nitiva, en la realidad virtual lo sujetos

pueden experimentar, performar o ‘teatralizar’ nuevas versiones de su yo mediante la creación de avatares o per!les de usuario en blogs o re-des sociales. Ahora bien, estas nuevas formas de comunicación se caracterizan por la #exibi-lidad y tienen gran incidencia en los modos de socializar e identi!carse de los individuos y de los grupos. En el ciberespacio, el sujeto múltiple experimenta con los diferentes personajes y utili-za diversas máscaras en función de sus intereses. No obstante, es necesario plantear una dialéctica entre el avatar y el yo, un vínculo entre el mun-do real y el virtual. Por ello, hay que integrar los diferentes espacios donde el sujeto se identi!ca para comprender este fenómeno en su totalidad. Precisamente, en el espacio virtual, los sujetos con!guran identi!caciones posibles o ideales que no tienen por qué ser reales o estar asociadas a roles establecidos. Es más, el sentimiento de per-tenencia no tiene por qué estar relacionado con

Precisamente, en el espacio virtual, los sujetos configuran

identificaciones posibles o ideales que no tienen por qué ser reales

o estar asociadas a roles establecidos.

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las categorías heredadas por el linaje o adquiridas por la experiencia. Estas formas de identi!cación pueden ser imaginadas o desiderativas y se en-cuentran muy relacionadas con las proyecciones. La clásica pregunta “¿quién soy?” sería respondi-da aquí en términos desiderativos o imaginarios. Ahora bien, más allá de estas categorías de refe-rencia con las que el sujeto se identi!ca en base a proyecciones o deseos existen nuevos sentimien-tos de pertenencia asociados al consumo mediá-tico. Estas nuevas categorías de ‘adherencia’ son #exibles y carecen de motivaciones sociales. Y aunque el espacio virtual genere formas más li-

bres de relacionarse, al mismo tiempo reduce la complejidad y la responsabilidad. Finalmente, el narcisismo actual surge como respuesta a una so-ciedad que sigue muy centrada en el sujeto, pero que no puede ofrecer a los individuos lo que de-sean. Las constantes amenazas nucleares o el ma-lestar provocado por las diferentes crisis, el des-interés por la política o la familia y la creciente preocupación por el cuerpo hace que los sujetos busquen vías alternativas o construyan perso-najes ideales para cumplir sus aspiraciones. Los entornos virtuales emergen aquí como una alter-nativa necesaria para construir las identidades.

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APROVADO DIA: 15/11/2013

Page 84: Revista ALAIC no. 19

96

ECONOMÍA POLÍTICA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN: UNA TRADICIÓN DE PENSAMIENTO CRÍTICO LATINOAMERICANO

Roque FaraoneFue profesor de Historia de las Ideas (Grado 5º) en la Facul-

tad de Derecho y profesor de Teoría de la Comunicación social

(Grado 3º) en la Facultad de Humanidades del Uruguay. Dic-

tó cursos y seminarios sobre comunicación en Europa y EEUU.

Ha publicado varios libros y muchos artículos y contribucio-

nes. La más reciente, en el Handbook of political economy

of communication, (de IAMCR), sobre: “Economía, ideología

y publicidad”. Es socio (fundador) de la IAMCR y de ALAIC.

Prepara, junto al Profesor Emérito de la Universidad de

Roskilde (Dinamarca) Robin Cheesmann y colaboradores más jóve-

nes, “La autonomía del poder militar en el Uruguay” (2da. etapa de

“El caso Berríos”).

E-mail: [email protected]

ECONOMIA POLÍTICA DOS MEIOS DE COMUNICAÇÃO: UMA TRADIÇÃO DE PENSAMENTO CRÍTICO LATINO-AMERICANO

POLITICAL ECONOMY OF MEDIA: A TRADITION OF LATIN AMERICAN CRITICAL THINKING

ENTREVISTA

Page 85: Revista ALAIC no. 19

97

Por Eduardo Álvarez Pedrosian

Profesor-investigador del Departamento de Ciencias Humanas y Sociales, Licenciatura en Ciencias de la Comunicación e investigador del Programa de Desarrollo Académico de la Información y la Comunicación (DCHS-LICCOM-PRODIC-UdelaR). Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI-ANII, Uruguay).

Con la intención de destacar una tradición fundante de los estudios en comunicación en nuestro contexto re-gional e internacional, ofrecemos este diálogo con Roque Faraone, investiga-dor y docente de una larga trayectoria, nombre ineludible de la investigación en este campo. Luego de una década de desencantamiento generalizado, el pensamiento crítico volvió a mos-trar su necesidad y potencia para dar cuenta de los grandes procesos de producción y reproducción de las for-maciones sociales. En estos últimos años, ya es un hecho incuestionable: la crítica de la comunicación es un signo distintivo de los investigadores latinoamericanos, no solamente, pero sí en gran medida. Faraone comenzó sus trabajos en la década del cincuen-ta del siglo pasado, y cuenta con una prolífera obra que aún sigue creciendo año a año. Fiel a su estilo punzante y concreto, sigue siendo una voz funda-mental en la realidad uruguaya enfren-tada a las contradicciones generales del desarrollo del mundo contemporáneo. Cuestiones relativas a su formación y participación en las asociaciones de investigadores de la comunicación, su

per!l epistemológico, la visión sobre el presente de las sociedades latinoa-mericanas y los con"ictos en torno a las regulaciones y el ejercicio de la co-municación social, son algunas de las cuestiones que tratamos en esta entre-vista que esperamos constituya un in-sumo de gran interés para los lectores.

Estimado profesor, me gustaría co-

menzar la entrevista retomando cues-

tiones relativas a su formación y tra-

yectoria en la investigación y docencia

en ciencias de la comunicación. En su

país, Uruguay, usted ha sido director del

espacio académico dedicado a la forma-

ción de comunicadores e investigadores

de la comunicación, ¿cómo ve la situa-

ción actual y el futuro cercano en el

desarrollo de nuestra área? Asimismo,

tiene una gran trayectoria regional e

internacional, asociada a instituciones

que nuclean y articulan a los investiga-

dores latinoamericanos como es ALAIC,

e internacionales como lo es la IAMCR,

¿podría narrarnos su experiencia en

ambos organismos en términos de las

investigaciones, los problemas abor-

dados, los vínculos con los contextos

sociales específicos?

Page 86: Revista ALAIC no. 19

98

Mi formación académica proviene del campo de la historia (económica) y de la sociología. Tempranamente, in"uido por Jacques Kayser y Fernand Terrou, que produjeron en 1947 “Une semaine dans le monde” publiqué “La prensa de Montevideo” (en 1960) e invitado por ellos fui (antes, en 1957) socio fundador de la AIERI, (ahora AIERI-IAMCR) desde Montevideo.

Más adelante (por 1975) tuve ocasión de dirigir un seminario sobre medios de comunicación en América Latina en l’Ecole des Hautes Etudes de Paris (donde había asistido, en 1950, como es-tudiante). Sobre ese tema, tam-bién fui invitado por la Universi-dad de Tampere, en Finlandia.

Fui Director de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación sólo por un período breve, y por decisión del Consejo Directivo de la Universidad de la Repú-blica. Mi nombramiento, que estuvo acompañado por una Comisión designada también por el CDC, tenía como pro-pósito superar una situación de relativa parálisis en los egresos

de estudiantes, causada por un Plan de Estudios inadecuado por el número excesivo de asignatu-ras que había incluido y que era necesario racionalizar. Gracias a la extraordinaria capacidad del Decano de Ciencias Econó-micas, Juan Carlos Dean, que integraba esa Comisión, se pudo superar con bastante rapidez esa situación de relativa parálisis de egresos. Invitado a continuar como Director, no acepté por una razón: como el sistema de medios audiovisuales en el Uru-guay no había incorporado (y aún hoy tampoco lo ha hecho) el principio de “servicio público” que debiera regirlo, la actividad privada –que en los medios im-presos es la única– pasa a ser la predominante en todo el sistema de comunicación social del país. Esto conspira contra la posibili-dad de una labor académica de investigación y de orientación de la opinión pública (función legal que tiene la Universidad en el Uruguay) que se libere de la presión del mercado. La Universidad debe producir pro-fesionales aptos para insertarse en un mercado determinado y a

mi juicio esta situación me in-hibía de asumir en permanencia una función de dirección de ese servicio nuevo, que tenía aún que a!anzarse. Preferí mante-nerme en las cátedras que tenía asignadas en dos Facultades (Historia de las ideas y Teoría de la comunicación social), lo que sí me permitió incursionar en algunos temas de investiga-ción sin tener que considerar condicionantes del mercado de la comunicación.

Respecto a ALAIC, también estoy vinculado desde su refun-dación (Conferencia de la AIE-RI, Barcelona, 1988), y con vín-culos profesionales con varios colegas que seguramente acepta-rán que mencione sólo a Anto-nio Pasquali y a José Márques de Melo como paradigmas, porque la primera fundación fue en Ca-racas (Venezuela) y la segunda, obra de Intercom (Brasil).

En cuanto a la AIERI-IAMCR, por el peso que tuvieron los investigadores europeos –don-de hay un sistema de “servicio público” de lo audiovisual, y una tradición cultural más fuerte que la del continente ameri-

La Universidad debe producir profesionales aptos para insertarse en un mercado

determinado y a mi juicio esta situación me inhibía de asumir en permanencia una

función de dirección de esse servicio nuevo, que tenía aún que afianzarse.

Page 87: Revista ALAIC no. 19

99

ENTREVISTA

cano– esta institución recogió tempranamente los aportes de la izquierda norteamericana en investigación (Dallas Smythe, Herbert Schiller) enriqueciendo así la infatigable acción de los !nlandeses Kaarle Nordenstreng y Tapio Varis, verdaderos pio-neros de este campo de estudio. Y pienso que citar el nombre de Armand Mattelart resume esa extraordinaria e inigualada alianza franco-latinoamericana que se dio en materia de comu-nicación social.

La fundación de la AIERI-IAMCR tuvo una signi!ca-ción trascendente a la propia disciplina. Bajo los auspicios de la UNESCO, y en época de “guerra fría” fue un ejemplo ex-traordinariamente positivo de “coexistencia pací!ca” en una disciplina muy comprometida con las estructuras políticas (y socioeconómicas) alternativas que presentaba la realidad inter-nacional. Aquí corresponde citar al soviético Yassen Zassourski y al polaco Kafel Mieczyslav, con quienes se dialogaba para ir conduciendo una Asociación internacional que respetaba los

más altos niveles académicos al tiempo que se expresaban las diferencias ideológicas.

Quisiera detenerme un mo-

mento en aspectos de orden

epistemológico: ¿cómo concibe

usted la investigación en comuni-

cación: se trata de una disciplina

específica, la reunión de varias,

ambas cosas, algo más? ¿Qué ca-

racterísticas teóricas y metodoló-

gicas son para usted medulares a

la hora de definir nuestro campo

o área de estudio?

Creo que la comunicación social ha alcanzado un nivel de disciplina independiente, pero eso no signi!ca que pueda prescindir de los enfoques de las restantes ciencias sociales. Por el contrario, mientras que el campo epistemológico de las ciencias llamadas exactas admite cierta independencia, aquí no podemos imaginar que la “comunicación social” sea inteligible prescindiendo de la economía –en primer término– de la sociología, de la ciencia política, y de la psicología social (entre otras).

Por mi parte, muy in"uido

por el marxismo, advierto que, a diferencia de las ciencias exac-tas y naturales –donde es posi-ble un cierto distanciamiento de lo operativo– en ciencias sociales en general, y en comu-nicación social en particular, no cabe imaginar un investigador “neutral”, una investigación “desinteresada”. Como bien en-señaba, entre otros, Sartre, en cada momento histórico sólo hay dos ideologías posibles: o se está a favor del statu quo o se está contra de él y, natural-mente, por una sociedad más solidaria. Los investigadores en ciencias sociales que niegan la existencia de ideologías alterna-tivas están a!liados, probable-mente sin saberlo, a la que sur-ge espontáneamente del sistema de producción vigente.

Como todos sabemos, y usted

en particular creo que ha afirma-

do en variadas oportunidades

esto, el conocimiento no es para

nada ingenuo, está pautado por

cuestiones políticas tanto en los

temas que se estudian, cómo

se lo hace y los efectos que ello

tiene en las realidades donde se

Creo que la comunicación social ha alcanzado un nivel de

disciplina independiente, pero eso no significa que pueda prescindir

de los enfoques de las restantes ciencias sociales.

Page 88: Revista ALAIC no. 19

100

los gesta y recepciona. ¿Cómo ve

usted el panorama de Latinoamé-

rica actualmente, y qué rol está

jugando y jugará la comunica-

ción en el desarrollo de nuestras

sociedades? En tal sentido, ¿le

parece que existe un cambio de

época en relación a los gobiernos

actuales y sus relaciones con los

sistemas de medios de comunica-

ción imperantes?

Incursionar en la problemá-tica actual es siempre riesgoso. Y la generalización, respecto a nuestro subcontinente, lo es aún en mayor medida porque nuestras sociedades ya tienen sus peculiaridades. Es cierto que en el planeta hay pocos centros de poder mass mediático y que ellos responden, económica y políticamente al mismo régimen productivo: el sistema capitalis-ta. Por otro lado, América latina es dependiente, !nanciera y económicamente, de los centros mundiales de poder respectivos. Y sus problemáticas sociales, políticas y económicas suelen ser presentadas por los medios locales bajo la óptica statu quo que vehiculan las oligarquías, asociadas al imperialismo.

Cuando aparece un poder polí-tico inspirado en un propósito racionalizador y solidario, inevi-tablemente se enfrenta al poder mass mediático local, sostenido, en general, por el sistema uni-versal, que reproduce una ideo-logía liberal cuando le conviene, y que tolera o negocia con los regímenes autoritarios, para vender igualmente allí sus pro-ductos (sus mensajes).

Si conviene recurrir a un ejemplo paradigmático, sin duda hay que referirse a Ecua-dor. Es ahí donde, con mayor claridad, y con sólido conteni-do teórico y cientí!co, se está planteando el con"icto. Dentro de la comunicación social, la información no puede ser con-siderada una mercancía. Es un derecho (desde la ciencia polí-tica), imprescindible para una convivencia democrática. Es un bien público (desde la ciencia económica) e indispensable para la vida democrática. De libre acceso (cada vez más se postula la necesidad de transpa-rencia, tanto en la esfera pública como en la economía). Sin ca-pacidad de exclusión (una vez

producida, la información sigue circulando). Y sin rivalidad en el consumo (la información recibida por un ciudadano no restringe la que puedan recibir todos los demás).

No es cierto que la competen-cia (comercial) pueda asegurar la mejor información posible, puesto que los propietarios de los grandes medios (que en régimen de competencia pro-curan el mayor lucro posible) “construyen” la información que brindan –con ocultamientos, desinformación, banalidades, exacerbación de pulsiones primarias y/o cultivo de prejui-cios– bajo la óptica de alcanzar la mayor audiencia posible, que será la que le brinde el máximo de publicidad (la fuente de su lucro). Los propietarios de los medios audiovisuales sólo ven-den audiencias a los anunciado-res y los propietarios de los me-dios impresos hacen lo mismo, obteniendo además un limitado retorno por los ejemplares ven-didos. En grandes rotativos, la venta de ejemplares no llega al 20 por ciento del costo de cada edición.

Los propietarios de los medios audiovisuales sólo venden audiencias a los

anunciadores y los propietarios de los medios impresos hacen lo mismo,

obteniendo además un limitado retorno por los ejemplares vendidos.

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101

ENTREVISTA

Mientras en Ecuador se está planteando esta experiencia transformadora inédita, con-trasta, de modo notorio, la ac-titud del gobierno del Uruguay frente a los medios de comuni-cación. Y no elijo este ejemplo por la comodidad de referirme a una temática cercana, y por tanto mejor conocida. Lo hago porque Uruguay está goberna-do por una coalición de centro-izquierda que podría inspirarse en el ejemplo ecuatoriano, dado que los problemas en materia de comunicación social son semejantes. El Frente Amplio –la coalición que gobierna desde hace ocho años– está sometido a una presión constante de los medios, en manos de la oli-garquía local, contra todas las medidas de carácter socialde-mócrata que adoptó.

El Frente Amplio surgió con un programa de transforma-ciones sociales más solidario que el que está aplicando, y es probable que lo haya moderado al advertir las resistencias de la oligarquía y del imperialismo. Sus dirigentes no han compren-dido –o pre!rieron adoptar una

posición de ignorarlo– que la problemática de la comunica-ción social es esencial y previa, o al menos simultánea, a los restantes cambios estructurales. (Esto lo entiende a cabalidad y lo proclama, el Frente de Iz-quierdas en Francia, que obtu-vo más de 4 millones de votos en Jean Luc Melenchon).

Entonces la nueva ley de co-municación audiovisual que se está discutiendo –aunque dispone de mayoría absoluta en el Parlamento– sólo introduce regulaciones periféricas (pro-tección de menores y minorías frente a la publicidad, por ejemplo) y las acompaña con “autorregulaciones”, sin tocar las concesiones tradicionales de las ondas, ni el tiempo de publi-cidad, ni la programación.

En uno de sus reciente artícu-

los, Ley de medios audiovisuales

y publicidad (Semanario Voces,

2013), en el contexto del debate

sobre la ley actualmente en dis-

cusión en Uruguay, entre varias

cuestiones de peso, usted denun-

cia un par de falacias que siguen

operando fuertemente en los dis-

cursos de los sectores que con-

centran el manejo de los medios

masivos de comunicación, con

efectos que se extienden mucho

más allá de estos claro está. Me

refiero a las ideas de que se está,

de manera privada, cumpliendo

un servicio público (lo que jus-

tificaría el rol especial y tiñería

de buenas intenciones y ética a

estos grupos empresariales), así

como que la libre competencia

(de hecho de grandes monopo-

lios concentradores) asegura el

carácter democratizador de lo

que se ofrece, presuntamente

“lo que el público quiere ver”. Si

bien nos parece increíble cómo

aún puedan seguir operando es-

tos clichés ideológicos, lo cierto

es que aún funcionan, ¡y con qué

fuerza! ¿Cómo podemos trabajar

para desbaratarlos definitiva-

mente; es eso posible?

Desde la academia, ilustrando todo lo posible las contradicciones entre el discurso legitimador y la realidad de los productos de información que se difunden. Desde esferas políticas –y con mayores posibilidades cuando se alcanza el gobierno–

Desde la academia, ilustrando todo lo posible las

contradicciones entre el discurso legitimador y la realidad de

los productos de información que se difunden.

Page 90: Revista ALAIC no. 19

102

denunciando constantemente y en forma didáctica les mensajes enajenantes.

Un acontecimiento de completa

actualidad puede arrojarnos luz

acerca del tipo de fenómenos

pautados cada vez más por las

dinámicas propias de la informa-

ción y la comunicación, me refiero

al caso Snowden. En estos mo-

mentos, luego del grave episodio

que tuvo al presidente boliviano

Evo Morales como protagonista,

quien al retornar de una cubre

sobre el manejo del gas en Mos-

cú le fui prohibido sobrevolar

espacios aéreos europeos, por

sospechas de llevar a Snowden

hacia América del Sur, son ya

varios países de la región los que

le han propuesto asilo humanita-

rio. ¿Qué reflexiones le merece lo

concerniente al manejo político y

mediático del destino de este ex

agente de la CIA?

Las grandes Agencias de noticias y varios diarios de

referencia internacional coincidieron en una misma actitud contradictoria: informaron en general adecuadamente acerca de: 1) las denuncias de Snowden; 2) sus vicisitudes hasta el refugio circunstancial en Moscú; 3) los episodios rocambolescos padecidos por Evo Morales; y 4) los pronunciamientos de los gobernantes latinoamericanos. Y a partir de allí, tanto las Agencias como casi todos los periódicos de referencia internacional guardaron un prudente silencio, muy probablemente porque quedaron muy comprometidos (por su obediencia) varios gobiernos europeos (y por su prepotencia) el poder imperial de EEUU. La etapa informativa primera aludía a HECHOS CIRCUNSTANCIALES. La segunda etapa de silencio afectaba a RELACIONES DE PODER.

Finalmente, me interesaría mu-

cho que usted compartiera con

nosotros sus ideas en torno a las

problemáticas y temas de inves-

tigación en comunicación que,

según su entender, definen hoy y

marcan el horizonte para los fu-

turos investigadores en este siglo

XXI en el que ya estamos embar-

cados definitivamente.

Muy brevemente. Creo que dos campos, que no son contradicto-rios, deberían merecer atención preferente: 1) Los aspectos es-tructurales de los medios (com-prendiendo en ello sus vínculos materiales con la industria y las !nanzas), y 2) El problema de la reproducción ideológica, que suele ser concebido como im-puesto de arriba hacia abajo ya sea por el poder empresarial, ya sea por el poder político, pero que creo que, en gran medida, se autoreproduce por parte de miles de trabajadores de los medios, que no tienen clara conciencia de este fenómeno.

La etapa informativa primera aludía

a HECHOS CIRCUNSTANCIALES. La segunda etapa

de silencio afectaba a RELACIONES DE PODER.

ENTREVISTA

Page 91: Revista ALAIC no. 19

103

RESEÑAS

Q��REDES DE INDIGNAÇÃO E ESPERANÇA: MOVIMENTOS SOCIAIS NA ERA DA INTERNET, Manuel Castells, 272 p., 2013.Rebeliões e protestos de massa ocorreram recentemente em

diferentes partes do mundo: a Primavera Árabe, os Indignados

na Espanha, os movimentos Occupy nos Estados Unidos, e

outras ações na Islândia, na Tunísia e no Egito. Os contextos

são diferentes, mas têm em comum a motivação de pessoas que

não confiam nas instituições públicas e buscam novas formas de

participação na vida política. Nesta obra, o principal pensador

das sociedades conectadas em rede, Manuel Castells, examina

os diferentes movimentos e desenvolve uma análise pioneira e

atualizada dos elementos sociais: conexão e comunicação horizontais; ocupação do

espaço público urbano; criação de tempo e de espaço próprios; ausência de lideranças

e de programas; aspecto ao mesmo tempo local e global, situações propiciadas

pelo modelo da internet. Cabe destacar que esta obra inclui um posfácio escrito

especialmente pelo autor sobre as manifestações de 2013 no Brasil.

EDITORA: ZAHAR

Q��COMMUNICACIÓN Y ESTUDIOS SOCIOCULTURALES: MIRADAS DESDE AMÉRICA LATINA, Alfredo Alfonso (Org.), 320 p., 2013.

Este trabajo reúne parte del material presentado en el

Congreso de la Asociación Latinoamericana de Investigadores

de la Comunicación, ALAIC, en Montevideo, Uruguay, en

mayo de 2012. Decir América latina hoy es pensarse desde

la diversidad y la re-unión, densidades que cotejan miradas,

temáticas y propuestas de variadas características. El libro está

estructurado en cuatro partes, que establecen las lógicas de

intervención que la amplitud de la temática de la convocatoria

habilita. Reúne trabajos de autores chilenos, brasileños,

colombianos, mexicanos, uruguayos y argentinos. Este material

permite la actualización y la comprensión y, desde una perspectiva continental,

conocer algunos de los caminos por los que vamos transitando los investigadores

latinoamericanos en comunicación.

EDITORA: UNIVESIDAD NACIONAL DE QUILMES EDITORIAL

Page 92: Revista ALAIC no. 19

104104

Q COLEÇÃO PANORAMA DA COMUNICAÇÃO E DAS TELECOMUNICAÇÕES NO BRASIL, José Marques de Melo e João Cláudio Garcia Lima (Orgs.). 2013. Volume 1: Indicadores e Tendências I, 375 p. Volume 2: Indicadores e Tendências II, 213 p. Volume 3: Flagrantes, 277 p. Volume 4: Memória, 412 p.

Os volumes tratam de temáticas ligadas a área da Comunicação e das

Telecomunicações no Brasil, trazendo estudos comparados sobre o

Brasil e os países do Cone Sul.

Nos dois primeiros volumes estão temas como: formação em

comunicação, o uso das mídias digitais; cenários das indústrias

criativas; cooperação no setor das TICs, sistemas de produção e

circulação de bens simbólicos; conteúdos culturais; regulação e

comunicação pública. Os volumes 3 e 4, trazem flagrantes da sociedade científica no

campo comunicação junto a instituições nacional e estrangeiras e o último volume

retrata a memória do campo comunicacional brasileiro. O projeto Panorama da

Comunicação e das Telecomunicações no Brasil é uma parceria IPEA/Socicom desde

o ano de 2010. Os resultados de todas as edições estão distribuídos em onze volumes,

três edições, com 180 textos, contendo análises, ações e propostas de políticas públicas

para o setor. A obra foi lançada em setembro de 2013, no Escritório da Presidência da

República em São Paulo, com a presença de pesquisadores e autoridades.

EDITORA: IPEA/SOCICOM

Q HISTÓRIA DA COMUNICAÇÃO NO BRASIL, Marialva Barbosa, 389 p., 2013.

O livro traz uma síntese sobre a história da Comunicação no Brasil.

A autora, com fontes históricas e documentais, relata as práticas orais,

as formas de comunicação dos escravos, a implantação da imprensa

no Brasil, análises de jornais, transformações visuais, discorre sobre a

entrada das tecnologias da comunicação, o incremento da fotografia,

do cinema, a fundação do rádio, da televisão traçando uma linha

temporal sobre todo o desenvolvimento da comunicação e dos

processos comunicativos no Brasil, chegando as transformações

contemporâneas, motivadas pelo uso das tecnologias digitais.

EDITORA: VOZES.

Page 93: Revista ALAIC no. 19

105105

RESEÑAS

Q POLÍTICAS DE COMUNICAÇÃO SOB O GOVERNO MILITAR PERUANO (1968-1980), Sérgio Mattos, 208 p, 2013.

O livro trata sobre o desenvolvimento das políticas de comunicação

durante o governo militar peruano. Para o autor o golpe militar em

1968 foi dedicado ao desenvolvimento nacional, independência e

mudança social na região. Trazendo um relato das transformações

ocorridas, especialmente com referência a propriedade dos

principais meios de comunicação e a participação das organizações

de trabalhadores rural, profissional, cultural, governamental,

educacional e de serviços nesse novo cenário que estava sendo

desenhado, além de trazer contribuições sobre a reorganização da

estrutura da televisão e o desenvolvimento social e econômico a

partir da nova lei das telecomunicações. O livro, então, examina os esforços dos militares

para criar seu próprio modelo de comunicação de massa em direção a uma nova ordem

de informação e apresenta alguns dos sucessos e fracassos das políticas de comunicação

dos militares que refletem as mudanças que ocorreram na sociedade peruana.

EDITORA: QUARTETO.

Q��REPUTACIÓN Y CIUDADANÍA, Llorente & Cuenca (Org.), 528 p., 2013.

A obra reúne artigos de pesquisadores de diferentes países

com a proposta de analisar a interface entre os dois conceitos

indicados no título. O conteúdo está dividido em três partes.

Na primeira delas, Reputação e Cidadania, os textos abordam

temas como a própria cidadania, meios de comunicação,

responsabilidade social corporativa, comunicação financeira

e online, entre outros. Na segunda parte a proposta é tratar

da reputação na América Latina, o que ocorre com textos

sobre as realidades de Argentina, Brasil, Colômbia, Equador,

México, Panamá e Peru. A terceira e última parte aborda o

tema da reputação iberoamericana, com textos a respeito de

Portugal e Espanha.

EDITORA: D+I LLORENTE & CUENCA

Page 94: Revista ALAIC no. 19

106

Q COMUNICAÇÃO, MÍDIA E SOCIEDADE. REFLEXÕES TEÓRICAS E PRÁTICAS. Sonia Aparecida Cabestré, Ligia Beatriz Carvalho de Almeida, Vanessa Matos dos Santos (Orgs.), 406 p., 2013.

O livro é resultado de um trabalho que vem sendo realizado

há 15 anos pelo Grupo de Pesquisa “Comunicação, Mídia e

Sociedade” (GPECOM), criado em 2011, com o intuito de

fomentar a prática da pesquisa nos cursos de Comunicação. É uma

compilação de textos de professores, pesquisadores, resultados de

trabalhos realizados pelo grupo e está dividido em cinco partes,

que tratam de mídia e educação, mídia e tecnologias digitais,

processos e interfaces da comunicação nos diferentes contextos

organizacionais, estudos de mídia e comunicação, e promoção da saúde.

EDITORA: CANAL 6.

Q MATRICES CULTURALES DEL NEOLIBERALISMO: UNA ODISEA BARROCA, Eliseo Colón, 160 p., 2013

En ´Matrices culturales del neoliberalismo: una odisea barroca´, el

profesor Colón aborda su estudio de la cultura del neoliberalismo

a partir de tres fuentes metodológicas clásicas: Walter Benjamin,

David Harvey y José Antonio Maravall. Se adentra en los recursos

estéticos del proyecto neoliberal: la articulación estética de las

libertades personales y políticas; de lo espectacular; del riesgo

y de las crisis. Este libro, por tanto, trata de ofrecer respuestas

a tres cuestiones fundamentales: (1)¿Cuál ha sido la cultura

del neoliberalismo? (2) ¿Cómo y dónde opera la cultura del

neoliberalismo? (3) ¿Cuál es el espacio en el que la cultura

neoliberal define sus fronteras? La estética barroca y los espacios del melodrama

proveen las respuestas a estas cuestiones. En palabras del autor, entender lo barroco

como el espacio mediante el cual la cultura neoliberal define sus fronteras nos

habilita para concluir que la memoria de la cultura barroca no se ha desintegrado,

sino que su repertorio de símbolos, sus esquemas narrativos y formaciones

semióticas que articulan las nociones de riesgo y crisis, atraviesan la diacronía

cultural para formar las capas y pliegues digitales de la actual cultura neoliberal.

EDITORA: COMUNICACIÓN SOCIAL EDICIONES Y PUBLICACIONES

Page 95: Revista ALAIC no. 19

108

Joan-Francesc Fondevila-Gascón

Dean of the Social Sciences Faculty and the Vice-chancellor for Faculty and Aca-

demic Organization in the Universitat Abat Oliba CEU (UAO CEU), in Spain. Fondevila

is the Communication Sciences Department director. He is the Principal Researcher of

the Digital Journalism and Broadband Research Group, and the director of the Of-

ficial Master on Digital Communication and New Technologies. Fondevila is the Cable

Studies Center (CECABLE) director. His scientific blog is http://telecomunicacionesype-

riodismo.blogspot.com.es/. E-mail: [email protected].

Marc Perelló-Sobrepere

Professor at the Communication Sciences Department at Abat Oliba CEU University,

and at the International University of Catalonia. He has been a Visiting Researcher

at City University London. His research interests focus on the flow of information

between media and society and the consequences thereof, such as social activism,

protests, participatory democracy, transparency and social change in the Digital Era.

His scientific blog is http://www.marcperello.cat. E-mail: [email protected].

THE RISE OF TWITTER IN THE LATIN AMERICAN LANDSCAPE: A STUDY OF THE MOST FOLLOWED ACCOUNTS IN BRAZIL, MEXICO, ARGENTINA, COLOMBIA AND VENEZUELA

A ASCENSÃO DO TWITTER NO CENÁRIO DA AMÉRICA LATINA: UM ESTUDO DAS CONTAS MAIS SEGUIDAS NO BRASIL, MÉXICO, ARGENTINA, COLÔMBIA E VENEZUELA

EL ASCENSO DE TWITTER EN EL PAISAJE DE AMÉRICA LATINA: ESTUDIO DE LAS CUENTAS MÁS SEGUIDAS EN BRASIL, MÉXICO, ARGENTINA, COLOMBIA Y VENEZUELA

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ABSTRACT

Several studies have concluded that two out of three Internet users in Latin America would be using at least one social network by late 2013. More concretely, there are more than 278 million Internet users across Latin America by late 2013, eclipsing the number of Internet users in both North America and Europe for the !rst time. "is article analyses various reports from world-leading consulting brands in the context of Latin America. Currently, the fastest growing social network in this region is Twitter. We studied the !#een most followed Twitter accounts in Brazil, Mexico, Argentina, Colombia and Venezuela to !nd out who own these accounts and what their social roles are (politicians, journalists or companies).KEYWORDS: SOCIAL MEDIA; INTERNET; BROADBAND; DIGITAL JOURNALISM; TWITTER; LATIN

AMERICA.

RESUMO

Vários estudos concluíram que dois em cada três usuários de Internet na América Latina estariam usando pelo menos uma rede social no !nal de 2013. Mais concretamente, são mais de 278 milhões de utilizadores da Internet em toda a América Latina até o !nal de 2013, superando o número de usuários de Internet na América do Norte e Europa pela primeira vez. Este artigo analisa diversos relatórios de consultoria de marcas líderes mundiais no contexto da América Latina. Atualmente, o mais rápido crescimento da rede social nesta região é o Twitter. Estudamos os quinze contas de Twitter mais seguidas no Brasil, México, Argentina, Colômbia e Venezuela para descobrir que possuem essas contas e que seus papéis sociais são (políticos, jornalistas ou empresas). PALAVRAS-CHAVE: SOCIAL MEDIA; INTERNET; BANDA LARGA; JORNALISMO DIGITAL; TWITTER;

AMÉRICA LATINA.

RESUMEN

Varios estudios han llegado a la conclusión de que dos de cada tres usuarios de Internet en América Latina sería utilizar al menos una red social a !nales de 2013. Más concretamente, habrá más de 278 millones de usuarios de Internet en toda América Latina a !nales de 2013, superando el número de usuarios de Internet en América del Norte y Europa por primera vez. En este artículo analiza diversos informes de las marcas líderes a nivel mundial de consultoría en el contexto de América Latina. En la actualidad, el más rápido crecimiento de la red social en esta región es Twitter. Estudiamos las quince cuentas de Twitter con más seguidores en Brasil, México, Argentina, Colombia y Venezuela para saber que son dueños de estas cuentas y cuáles son sus roles sociales son (políticos, periodistas o empresas). PALABRAS CLAVE: MEDIOS SOCIALES, INTERNET, BANDA ANCHA; PERIODISMO DIGITAL; TWITTER;

AMÉRICA LATINA.

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ducted in the late 1990s and they all concluded that people simply did not want to take an active part in the media (Jenkins, 2006). Still, in the late 90s, Castells (2011) was enthusiastic about the possibility of engaging in global networking. However, neither society nor the media were at that time ready to engage with one another in an active manner. "is would not change until the beginning of the 21st century, when the digi-tal world took over people’s daily lives, chang-ing everything from communication and public opinion to business (Fondevila-Gascón, Sierra-Sánchez and Del Olmo-Arriaga, 2011) and poli-tics (O’Connor, 2012).

While it is true that the late 1990s saw the ex-pansion of the Internet and broadband infra-structure (Fondevila-Gascón, 2012), it was not until the year 2000 and further that the Internet began to slowly colonize households. Some own-ers would now be buying a computer for the !rst time, while others would be upgrading technol-ogy they already owned. Some consumers were entering the new era by purchasing a personal computer and an Internet connection for the !rst time. At this point, the new electronics did not yet represent a sense of ‘network’. In fact, com-puters were still in general terms being used for data storage, work (document writing) and lei-sure (game playing). Additionally, at this time, the Internet mainly featured corporate websites with information but no actual engagement. Part of this was due to the dot-com expansion, which created a !nancial bubble around the possibilities of Internet, which was still at a very young stage of its development (Lowestein, 2004).

With personal computers and the Internet reaching many homes at the same time, the last concern of their owners was to generate net-worked participation or anything similar (Allan, 2001). Of course, not engaging with others did not exclude the possibility to engage with oneself, and so the computers became very important for

1. IntroductionNew Media and Social Media have con!dently

changed the ways in which people communicate with each other, with the media and with their governments (Seib, 2012). Prior to New Media technologies, gadgets and networks, the channels though which a person could communicate with the press or the government were limited to a few physical avenues. Due to bureaucracy, journalists and politicians were surrounded by an in!nite number of physical nodes preventing them from having actual contact with people. "ese includ-ed, for example, a secretary, answering machine or simply a very busy schedule.

In general, individuals were so widely dis-persed that trying to reach them had been a seri-ous challenge (Hamilton, 2001). "is was a prob-lem that the Age of Electronics did not know how to solve. "e radio or the television, for instance, were a one-way communication channel, so the engagement from both sides was not possible. In fact, many media theorists and sociologists be-lieve that the Age of Electronics corrupted cul-ture and information, thereby degrading society by alienating the individuals. "ese theories were proposed by Postman (1985), Baudrillard (1987), Bourdieu (1984), Revel (1991), Lipovetsky (1990) and Habermas (1989), among others. "eir cri-tiques were widely listened to in the scholarly !eld, but had limited impact on the media itself, as technology did not allow for proper interac-tion, but o#en served merely the purposes of en-tertaining its audience.

"e communication channels available in the Age of Electronics were merely passive and did not engage their audience in an active manner. If someone wanted to actively engage with any media product, the media itself was not suitable for doing so. But did the people want such en-gagement? In fact, !rst attempts to involve the audience with the media were completely un-successful. Studies on this topic had been con-

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the psychological development of society (Turkle, 1980). As odd as it may sound, the telegraph and the telephone were much more engaging than the computers, in the sense that they allowed for re-al-time communication, while the computer did not; rather, it functioned like a giant calculator, dealing with lots of processes and then storing the results (data) of said processes. Networking was still far from happening on a massive scale, let alone activism.

"e computers and the early days of the Inter-net certainly set the foundation for something big, something that the scholarly community en-visioned much earlier than it actually happened: social and community engagement (Foth, 2011). Additionally, something that had not been par-ticularly predicted at that time also occurred: social changes. When speaking of social changes through media, we must cite Harold Innis. Innis, the mentor of Marshall McLuhan, had devel-oped an extensive idea of space and time control through media. Innis (2007) delves into the reper-cussions of using di$erent types of media in spe-ci!c periods of human history. Until Innis pro-posed it, the media was generally seen as a mere companion of social change and an informant technology. Innis proved, however, that media is not a re%ection of social changes; rather, media is actually a tool that shapes social changes. "e Ca-nadian theorist le# his legacy in three books (In-nis, 2004, 2007, 2008). He had a notable in%uence on McLuhan (Perelló-Sobrepere, 2012). In fact, in Gutenberg Galaxy (1998) McLuhan picks up on Innis’ main point about communication being an engine of change, a notion still relevant today for understanding how new media technologies work and to which extent they e$ect politics and social networking.

"e !rst social engagement tools that had a sig-ni!cant socializing e$ect were blogs (Bruns, 2006; Fondevila-Gascón, 2009a). "ey !rst appeared in approximately 1994 and their expansion contin-

ues today. "e idea behind these digital text spac-es was very simple. If people were willing to read columnists in newspapers and listen to commen-tators on the radio, why not do the same on the Internet? Blogs featured people’s thoughts in a very minimalist environment, which is how they remain today. However, those !rst blogs were not purely for the sake of networking. For instance, at their inception, there was no comments-system on blogs. "ey connected the user to the world, but feedback was not necessarily present.

Although real-time messaging dates back to the 1980s, it was not until the late 1990s that these tools went global. "e most prominent examples are ICQ, AOL Instant Messaging and MSN Mes-senger. "ese programs featured a simple manner in which to communicate with others by sending text messages in real-time. In other words, the telegraph had gone digital. Users were beginning to experience an actual sense of networking. MSN Messenger featured only text at its inception, but kept adding other channels such as audio, video and real-time cam chat, until Microso# decided that it would be discontinued in 2013.

Following the messaging tools that had domi-nated Internet-engagement during the last de-cade of the 20th century and !rst decade of the 21st century, something newer and more popular reached the screens of million users worldwide: Twitter (2006) and Facebook (2007). "is was the beginning of social media. Since then, many other social networks have been created and even some of them (the not successful ones) are now closed. In the meantime, Google premiered a number of engaging services: Google Shop, Google News and Google Maps, among others. It was the beginning of the collision between old and new media (Jenkins, 2006).

Nowadays, thanks to social media, we can start speaking of an actual networked society (Liester, 2003), at least in digital terms – networked so-cieties existed prior to new technologies, but IT

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allowed for this networking to be virtual, which is our interest in this investigation. "is new digital society is permanently connected, shar-ing information and knowledge and changing its cognitive methods by creating new learning paths that use newly released technology (Per-elló-Sobrepere, 2011). "e social media revolu-tion reached Western governments without any warning. Western countries were the !rst to ex-perience social networking, essentially because of democracy and Silicon Valley. Democracy moulded a propitious context for the expansion of freedom of speech (Lichtenberg, 2002) and information technologies allowed activism to be catalysed. "e key element to understanding the importance of democracy within the expansion of social networks is that Western countries had both the technologies and democracies by the time the social media had arrived. In many Ara-bian and Asiatic countries, however, social me-dia arrived carrying the technologies with them, long a#er they had arrived in Western countries, which had allowed their governments to prevent politically incorrect behaviour through social media. Not all of them succeed in this purpose. For instance, the Arab Spring remains a success-ful example of social media engagement (Schif-frin and Kircher-Allen, 2012), of course with its own complexity. Some other countries are hope-lessly trying to maintain censorship: in China, Twitter is blocked, yet the country has the most active users and is actually the most socially en-gaged country in the world. "is cannot be a co-incidence.

2. Social Media in Latin AmericaWe have witnessed how New Media and social

media helped to form a suitable environment for social networks to appear and revolutionize the ways in which we communicate. If China is the most socially engaged country in terms of active users, the region of Latin America, including all

its countries, is the global area with most socially engaged users. In 2012, Argentina had the high-est rate of social network usage among the pop-ulation as a whole, marking an impressive 38% and it is expected to stay in the lead during the upcoming years, followed by Brazil and Mexico (comScore, 2011a).Social network user penetration in Latin Ameri-ca, by country, in 2012 was as follows:

- Latin America: 29.4% (to reach 36.7% by 2014)- Argentina: 37.7% (45.4%) - Brazil: 31.1% (37.7%) - Mexico: 26.3% (34.1%) - Other: 27.9% (35.6%)

As of 2011, the Latin American population spends more time on social networks than users in any other world region. A look at the gender of the Latin American population using social net-works reveals that both females and males aver-age the longest time spent on social networking sites, with females averaging 8.2 hours and males 6.9 hours.

Internet user penetration in Latin America is as follows: - 2013: 46.0% - 2014: 49.0% - 2015: 51.5% - 2016: 53.4%

When measured, the user engagement of the average Internet user in Latin America reached a total of 24 hours online during the month of January 2011, with the average user accessing the Internet nearly 50 times during the month. Ar-gentineans and Mexicans are both the most en-gaged countries, with the average Argentina user spending 25.5 hours online per month and the average user in Mexico 25.3 hours per month.

"e fastest growing Latin American country in

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its from home and work computers, but not those from cybercafés and such, which would de!nitely increase these numbers. "e following graphics (Figure 1 and Figure 2) represent the total unique visitors of di$erent social networks, as well as the time spent on their sites.

According to Alejandro Fosk, comScore se-nior vice president of Latin America, not only does nearly 100% of the Latin American Inter-net population visit social networking destina-tions each month, but they also spend a lot of time on the sites. In actual numbers, this means

terms of Internet access is Colombia. In parallel, the country with the big-ger number of users is Brazil, with al-most 40 million. Another important fact to keep in mind is that the Latin American internet audience consists mainly of young people. Global mar-ket research revealed that Venezu-ela has the highest percentage of its total online population between the ages of 15 to 24, which is close to half the population (44.5%). Colombia is second, with 40.2% of its Internet us-ers being younger than 25. In com-parison, the markets with the high-est proportion of an audience aged 55 and older were mainly found in Western Europe, where markets o#en have an el-derly overall population (comScore, 2011b).

By 2015, half of the Latin American popula-tion will have access to Internet and half of them will interact with social networks. Now that the Ibero-American regions have adopted broadband (Fondevila-Gascón, 2009b), the possibilities for many companies worldwide are limitless. "e !g-ures indicated above are essential to making busi-ness decisions. Global investors can be sure that an Internet-related investment will be pro!table in the near future. "ey can be sure, too, that Internet-related research on topics such as broadband use, consumer behaviour and social networks will de-termine the paths through which businesses will soon be understood. More than 127 million Latin Ameri-cans aged 15 and older have visited a social networking platform since April 2012. "e study counted the vis-

Figure 1. Total unique visitors of di!erent social networks in April 2012 in the Latin American market

Source: comScore 2012a

Figure 2: Average minutes per visitors of di$erent social networks in April 2012 in the Latin American market

Source: comScore 2012a

Facebook

Twitter

Orkut

Slideshare

Linkedin

0

100

200

300

400

500

Facebook

Twitter

Orkut

Slideshare

Linkedin

0

20

40

60

80

100

120

milhões

minutes

460

23

97

4 9

114

27 25

10 7

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site accounted for 114 million visitors in April 2012, when the study was con-ducted, while Twitter counted 27 mil-lion (Figure 3).

In spite of Facebook’s dominating position, Twitter is the social network with the bigger gain in terms of visitors. In only one year, from 2009 to 2010, Twitter visits in Latin America went up 305%, from 3.7 to 15.3 million, while Facebook visits went up by 109%. Us-ing the most recent data available from April 2012 and still using 2009

that the average visitor spends 7.5 hours on so-cial networking sites during the month. "is !g-ure may seem slightly low for social networking standards in Europe or the US, but we have to take into consideration that in this study, a user had to be actively engaged with the browser in order to be credited with duration. Additionally, there are many lighter users of social networking who can bring down the overall average. Further-more, the use of mobile devices to visit social net-works was not counted in this instance –which is a major limitation. "e comScore study re%ects usage via computer browsers; this is the data that markets apply in order to take product decisions. An even more illustrative number is that, in Latin America, one in every four minutes spent online is spent on Facebook. Mark Zuckerberg’s net-work leads the Latin American market in terms of social networking destinations. Following Facebook, Twitter comes in at second place and Orkut closes the podium as the third most visited social network. It must be noted, however, that Orkut’s visits come mainly from Brazil, where the Google-acquired network is very popular. Behind these networks, Slideshare, LinkedIn, Tumblr, Badoo, MySpace, Deviantart and VK follow, in this order. In spite of being second to Facebook, the time spent on Twitter still remains far from that spent on Facebook. Zuckerberg’s

Figure 3: Total visits per month in April 2012 in the Latin American market

Source: comScore 2012a

Facebook Twitter

Mill

ions

vis

its

100

150

50

0

44,5

3,7

2009 2010

Ano

2012

86,6

15,3

114

27,4

as a reference, Twitter has multiplied its visits by seven, going up from 3.7 to 27.4 million, an im-pressive increase of 604% in less than 36 months. Using the same references, Facebook has gone from 44.5 to 114 million visits, an increase of 156%. In conclusion, we can therefore see that Twitter is the fastest growing platform in Latin America.

3. Case study: Twitter’s top 15 followed accounts in Latin America’s top !ve countries with the most Internet users

Social networks have been granted the same importance as any other traditional media when measuring the impact of some topic or event. It is not uncommon to !nd news articles, mainly on digital journalism, dedicated to what Twit-ter users think about several current issues. For example, they measure the thoughts before, dur-ing and a#er a sports match, a presidential cam-paign, a crucial meeting or a live activity. Because the news industry has dedicated so many lines to Twitter, we wanted to learn if Twitter users were also following news industry accounts. Having had many authors claim that Twitter and other social networks will revalorize the sense of in-formation, we expected that the most followed accounts on Twitter to be those of newspapers, TV stations, journalists and anyone or anything

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twitaholic.com o$er the most reliable and accu-rate information on Twitter accounts, even so if we consider that Twitter itself keeps the big and detailed information only to themselves.

"e location of each account is something that users specify on their pro!le. If the actual name of the country from where the account is managed is not speci!ed on the user’s pro!le, twitaholic.com will not count it. If the user has made an error in the name of the country, it will also not be taken into consideration. "e data on twitaholic.com is as close as we can get to user locations regard-ing Twitter accounts, as Twitter does not disclose this type of data in o&cial !gures. Nevertheless, assuming that most people will not switch loca-tions or write them wrong, we believe that twita-holic.com is still a reliable source. In this regard, it should be noted that reports on the Internet and social networks are released unsystematical-ly, with di$erent values and sample periods and, of course, with di$erent results. "ese reports are partially undisclosed and the full documents may cost around $5.000 per paper, if not more. In a time of economic crisis, there are few academic institutions that can a$ord this high cost of infor-mation. Moreover, these types of studies are o#en market-oriented, meaning that while they may be useful for strategic businesses, they are likely to fall short in terms of scholarly expectations. Taking into account that by the time an article is published the data will have changed already, it does not seem feasible to argue for these prices. Furthermore, Twitter will not release reports of its own. As a whole, these circumstances compli-cate the processes of data gathering, merging and !nal evaluation. Whether a study is conducted in general terms or approaches a case study set in a speci!c period (as most scienti!c articles do), its conclusions may only apply within the very same study as it will be di&cult to extrapolate it for further investigations. If we agree that Twit-ter and its counterparts have changed the way

related to the news industry in general. Hence, the sole purpose of this study was to determine whether the most followed accounts in each of the studied countries were related to news media or not.

3.1 MethodologyAs we have previously stated, our objective was

to analyse the !#een most followed Twitter ac-counts in the Latin American regions with the most internet users. To !nd the right informa-tion, we used the online source of Internet World Stats, a worldwide ranking with information on more than 230 countries and their Internet usage.

According to statistics updated on December 31st, 2011, Latin America accounts for 10% of the total worldwide Internet users. "ere were an estimated 230,928,258 Internet users in Latin America (representing about 39.9% of the re-gion’s population). Among the Latin American countries, the !ve with the most users are:

1. Brazil: 79,245,740 (39% of the population in the country)

2. Mexico: 42,000,000 (36%)3. Argentina: 28,000,000 (67%)4. Colombia: 25,000,000 (55.9%)5. Venezuela: 10,976,342 (39.7%)

Once we had identi!ed the countries and ana-lysed their internet usage data, we went on re-searching for the top 15 Twitter accounts in each of the proposed countries: Brazil, Mexico, Argen-tina, Colombia and Venezuela. "e data shown in the “Results and discussion” part was gathered on 27 November, 2012 and was retrieved through twitaholic.com, a free-access online tool born that counts Twitter usage by locations. It must be noted that twitaholic.com belongs to the Am-sterdam-based company Twitter Counter, one of the few third party companies that Twitter has li-censed to use its name. Both Twitter Counter and

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the total followers of Mexico’s top 15 Twitter ac-counts. "eir updates represent 12.4% (68.886) of the 555.566 total updates amongst the !#een accounts. "e rest of the rank has three musi-cians, two TV shows, one TV station, one TV producer, one digital newspaper, two journalists and one business. Using our generic categoriza-tion, the results were: Entertainment: 10 and News Media: 5.

In Mexico, the !#een most followed accounts on Twitter accounted for 25.163.895 followers. "e top three was led by the singer Anahi with 5.507.238 followers. In second place was actor Roberto Bolaños with 4.384.108 followers. Clos-ing the top three was another singer, Julieta Ven-egas. Together, these three accounts accounted for 50.06% (12.597.864) of the total followers of Mexico’s top 15 Twitter accounts. "eir updates represented 7.82% (12.531) of the 160.232 total updates among the !#een accounts. "e rank was completed by one comedian, one journal-ist, !ve musicians, four actors and an account dedicated to famous quotes. Under the generic categorizations, the results were tabulated as En-tertainment: 14 and News Media: 1. It is certainly noticeable that Mexico’s top 15 Twitter accounts were dominated by individuals that belonged to the show business industry and they were either musicians or actors.

In Argentina, the !#een most followed ac-counts on Twitter added up to 11.562.220 fol-lowers. "e podium was led by the singer Diego Torres with 2.122.446 followers. Following in second place was the journalist Jorge Rial, known for being the TV host of Argentina’s Big Brother, with 1.852.362 followers. In third place was Ar-gentina’s president, Cristina Kirchner. She was

we communicate, it becomes mandatory to also change the way in which we measure informa-tion. Considering the enormous repercussion of the Internet and in particular that of the social networks, we believe in the need for creating a public and global institute capable of measuring live-time activity in social networks, along with their immediate repercussions.

Once the research was completed, we created ranking tables to compare the gathered data. "ese tables consisted of the rank number, Twit-ter name and actual name (if available), the num-ber of followers, the number of followings and the total number of status updates. "ese tables have not been included in this article due to space limitations. Instead, we proceeded to mention and analyse the data directly in the discussion part of the article. In commenting on the results, the reader will !nd all the necessary information regarding the data gathered. We divided the ac-counts that we investigated into generic catego-ries. Using these categories, we separated what was strictly related to news media from what was not. Media related accounts that were not strictly aligned with the news industry !eld were marked as Entertainment. "e rest of the categories were Politics, Sports, Business and Life Topics.

3.2 Results and discussionIn Brazil, the !#een most followed accounts on

Twitter accounted for 49.164.718 followers. "e top three was held by the TV show Pánico with 7.175.238 followers. In second place, the TV per-sonality Sabrina Sato followed with 5.340.901 fol-lowers. "e third was one of Brazil’s most famous comedians, Ra!nha Bastos. Together, these three accounts accounted for 35.72% (17.560.141) of

In Brazil, the fifteen most followed accounts on

Twitter accounted for 49.164.718 followers. The top three was

held by the TV show Pánico with 7.175.238 followers.

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also the only politician on Argentina’s top 15 ac-counts. Together, the top three accounts account-ed for 46.52% (5.378.689) of the total followers of the !#een most followed accounts. Nevertheless, their tweets made up only 9.33% (34.995) of the 375,077 total updates. "e top 15 rank was com-pleted by four actors, three media outlets, a jour-nalist, a sportsman, two musicians and a TV per-sonality. When put in more generic categories, these results were tabulated as Entertainment: 9, News Media: 4, Politics: 1 and Sports: 1. Speci!-cally, the athlete (representing the ‘Sport’ catego-ry) was the famous soccer player Lionel Messi, currently in FC Barcelona. It must be noted that a few weeks a#er we gathered this data, Lionel Messi’s account was suspended and that he cur-rently has no o&cial account. What he does have, however, are many impersonators using his name for creating fake accounts. In fact, it is a common practice amongst Twitter users for strangers to create fake accounts claiming to be someone fa-mous, with the sole purpose of either confusing people or gathering an enormous quantity of fol-lowers by pretending to be someone else. Twitter is aware of this malpractice and they have ide-ated an easy system for users to identify whether an account is o&cial or not by adding a blue tick next to the user’s name. Actors, singers, athletes and politicians are among the groups that use Twitter’s veri!cation system, so that their follow-ers can be sure they are following the actual per-son and not an impersonator.

In Colombia, the !#een most followed ac-counts on Twitter accounted for 13.563.177 fol-lowers. "e top three was led by the news media RCN, the biggest media corporation in Colom-bia, with 1.967.584 followers. Behind it, its main rival, Caracol Noticias, followed with 1.615.900 followers. In third place was Colombia’s former president, Álvaro Uribe. Together, these three accounts accounted for 37.38% (5.069.685) of the total followers of Colombia’s top 15 Twit-

ter accounts. "eir updates represented 22.9% (117.152) of the 511.528 total updates among the !#een accounts. "e rank was completed by one politician, two musicians, three radio channels, one magazine, two TV hosts and a few accounts that tweeted jokes and love messages. It is inter-esting to see that directly behind Uribe, now the former president of Colombia, was Juan Manuel Santos, the 2010 elected president of Colombia, with 1.266.432 followers, barely 220.000 less fol-lowers than Uribe. "e di$erence was bigger in status updates, however. While Uribe had 11.916 tweets, Santos had only 3.666. Divided by cat-egories, the results were News Media: 6, Enter-tainment: 5, Politics: 2 and Life Topics: 2. While Argentina had only four accounts related to news media on its rank, it must be noted that two of them were journalists and two other media chan-nels, compared to Colombia’s top 15 accounts where there were six media related accounts, but no journalists. Instead, these six accounts were media channels: two TV stations, three radio sta-tions and a magazine.

In Venezuela, the !#een most followed ac-counts on Twitter accounted for 18.168.070 fol-lowers. "e Venezuelan president in 2012, Hugo Chávez, held the !rst position with 3.738.137 fol-lowers. In second place was the media corpora-tion Globovisión with 1.869.938 followers. "e third account belonged to Henrique Capriles, who had been Chávez’ rival in the latest presi-dential elections. Together, these three accounts account for 40.52% (7.362.117) of the total fol-lowers of Colombia’s top 15 Twitter accounts. "eir updates represented 23.28% (288.841) of the 1.240.528 total updates of the !#een ac-counts. "e rest of the rank had a wide variety of account types. One belonged to a newspaper, one to a digital newspaper, one to a politician, one to a TV host, two to two di$erent businesses and four accounts fell under the Life Topics catego-ry: one tweets sarcasm, another tweets famous

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quotes and the other two tweet updates with facts from di$erent disciplines. When divided into ge-neric categories, the results tabulated were News Media: 5, Life Topics: 4, Politics: 3, Business: 2 and Entertainment: 1. One of the most inter-esting things about the Venezuelan rank is that in spite of having more than twice the amount of Caprile’s followers, the incumbent president Chávez has tweeted only 1.812 times, while his opponent has sent out 7.010 tweets. Entertain-ment was the leader in all the countries (Table 1), followed by news media, life topics, politics and other (business and sportsmen).

4. ConclusionsAs of the third quarter of 2012, Twitter ac-

counts related to the entertainment world are dominating Brazil, Mexico and Argentina’s rank-ings. Actors, singers and TV-stars have more fol-lowers than their political counterparts. On the other hand, the top accounts in Colombia and Venezuela were those managed by media em-poriums or journalists themselves, closely fol-lowed by the accounts of politicians. "erefore, it would seem that Twitter users in Colombia and Venezuela are more concerned with news media and politics than their counterparts in Brazil, Mexico and Argentina. "is can be explained from a sociological point of view, in the sense

that Colombia and Venezuela have recently un-dergone government changes and scandals and as a result, more people have become interested in these issues and have looked for information about them using online resources. "e rankings and the genres of the accounts will keep changing every month, but one thing remains clear: Social networks are taking Latin America by storm, and this shall bene!t them in many regards, such as politics and economy.

!e authors would like to thank the editor and the reviewers for their valuable comments and suggestions.

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Country/!eme Entertainment News media Life topics Politics Other: business, sportsmen

Brazil 10 5 0 0 0

Mexico 14 1 0 0 0

Argentina 9 4 0 1 1

Colombia 5 6 2 2 0

Venezuela 1 5 4 3 2

Total 39 21 6 6 3

Average 7.8 4.2 1.2 1.2 0.6

Table 1: Classi"cation of generic categories on Twitter’s most followed accounts

Source: Elaborated by the authors.

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ENVIADO DIA: 09/09/2013APROVADO DIA: 27/10/2013

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Luzia Mitsue Yamashita Deliberador

Doutora em Ciências da Comunicação pela Universidade de São Paulo

(USP); docente do curso de graduação em Comunicação Social com habili-

tação em Jornalismo da Faculdade Maringá e do curso de Especialização em

Comunicação Popular e Comunitária da Universidade Estadual de Londrina.

E-mail: [email protected].

Mariana Ferreira Lopes

Mestre em Comunicação pela Universidade Estadual de Londrina.

Docente dos cursos de Jornalismo da Universidade do Norte do Paraná -

Londrina - e Faculdade Maringá. Docente convidada do curso de Especiali-

zação em Comunicação Popular e Comunitária da Universidade Estadual de

Londrina.

E-mail: [email protected]

MÍDIA-EDUCAÇÃO E CIDADANIA: RELATO DE TRÊS EXPERIÊNCIAS REALIZADAS COM CRIANÇAS E JOVENS NO PARANÁ (BRASIL)MEDIA EDUCATION AND CITIZENSHIP: REPORT OF THREE EXPERIMENTS CONDUCTED WITH CHILDREN AND ADOLESCENTS IN PARANA (BRAZIL)

EDUCACIÓN MEDIÁTCA Y CIUDADANÍA: INFORME DE TRES EXPERIENCIAS REALIZADAS CON NIÑOS Y JÓVENES EN PARANÁ (BRASIL)

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RESUMO

O presente artigo relata três experiências de mídia-educação cujos objetivos se convergem na proposta de que os meios de comunicação sejam utilizados para a formação cidadã dos envolvidos e no seu comprometimento com a realidade na qual se inserem. Esta perspectiva de práticas mídia-educativas alinha-se aos pressupostos da comunicação comunitária tais como cidadania, comunidade, pertencimento. O objetivo deste trabalho consiste em apresentar tais discussões e como elas são apropriadas pelas três experiências que ocorreram em escolas e projetos sociais do Paraná, no Brasil. PALAVRAS-CHAVE: MÍDIA-EDUCAÇÃO; CIDADANIA; COMUNICAÇÃO COMUNITÁRIA.

ABSTRACT

!is article reports three media education experiments whose objectives converge in the proposition that the media should be used for civic education of those involved and their commitment to the reality in which they operate. !is perspective of media education practices aligns with the concepts of community communication, such as citizenship, community, belonging. !e objective of this work is to present such arguments and how they are noticed in the three experiences that occurred in schools and social projects in Parana, Brazil.KEYWORDS: MEDIA EDUCATION; CITIZENSHIP; COMMUNITY COMMUNICATION.

RESUMEN

Este artículo presenta tres experiencias de educación mediática cuyos objetivos convergen en la propuesta de que los medios de comunicación sean utilizados para la formación ciudadana de los involucrados y en su compromiso con la realidad en la que operan. Esta perspectiva de prácticas de educación mediática se alinea a los presupuestos de la comunicación comunitaria, tales como la ciudadanía, comunidad y pertenencia. El objetivo de este trabajo es presentar tales discusiones y cómo ellas son apropiadas por las tres experiencias que tuvieron lugar en las escuelas y proyectos sociales de Paraná, en el Brasil.PALABRAS CLAVE: EDUCACIÓN MEDIÁTICA; CIUDADANÍA; COMUNICACIÓN COMUNITARIA.

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nalmente eram encarregadas da educação dos indivíduos, a escola e a família. Neste contexto, as instituições educacionais têm um papel vital para tornar o acesso das crianças mais igualitá-rio, tanto às tecnologias de mídia como ao capital cultural necessário para usá-las da forma mais produtiva. Tal postura insere-se no campo da mídia-educação, que nas experiências relatadas neste estudo é conceituada como

[...] adoção de uma postura “crítica e criadora” de capacidades comunicativas, expressivas e relacionais para avaliar ética e esteticamente o que está sendo oferecido pelas mídias, para interagir signi!cativamente com suas produções e para produzir mídias também. Neste sentido, esta discussão também envolve os direitos das crianças, pois mais que prover e/ou proteger as crianças dos meios há que se pensar em formas de prepará-las mais e!cazmente para as responsabilidades do ser criança hoje (Fantin, 2006, p.31).

Segundo a de"nição alocada no Manual Lati-noamericano de Educação para a Comunicação, esta prática deve propor a formação de um sujeito crítico e ativo frente aos meios de comunicação. Tal busca pressupõe o entendimento do recep-tor enquanto ser historicamente e culturalmente inserido em um grupo social, que participa de diversos processos comunicativos e é dotado de uma visão própria de mundo. Sua posição é ati-va na sua relação com as mensagens midiáticas, podendo inclusive reelaborá-las e confrontá-las. Desta forma, o manual apresenta que

A Educação para os Meios de Comunicação representa um processo que tende a problema-tizar tanto o conteúdo quanto a relação esta-belecida pelo sujeito receptor com os meios de comunicação, confrontando a proposta cultu-ral dos meios (como parte da sociedade) com a

1. IntroduçãoEste trabalho refere-se às práticas de mídia-edu-

cação enquanto práxis na qual os sujeitos envol-vidos utilizam as diferentes mídias como formas de expressão e re#exão sobre a realidade na qual estão inseridos. A mídia-educação, ao formar um receptor crítico e criativo, pode conduzi-lo a re-#etir e problematizar a realidade à qual pertence quando articula em sua práxis alguns dos pressu-postos da comunicação comunitária. Nestes casos, a produção midiática dos sujeitos participantes é permeada pela sua própria realidade, – seja ela o espaço escolar, o bairro ou a própria cidade –, tendo por base discussões que perpassam pelas questões da educação para a participação, do sen-timento de pertença e da formação cidadã.

Com os objetivos de analisar e discutir as possi-bilidades que a práxis da mídia-educação ao arti-cular os pressupostos da comunicação comunitária engendra na construção do comprometimento dos participantes com realidade que os envolve, propõe--se um relato de três experiências mídia-educativas realizadas por alunos de cursos de graduação e pós--graduação situados no Estado do Paraná, Brasil. Tal proposta consiste em uma re#exão teórica sobre os trabalhos práticos cujo eixo teórico encontra-se ali-nhado tanto aos fundamentos da mídia-educação quanto da comunicação comunitária, considerando os principais autores e pesquisadores sobre os temas.

Ao aliarem a educação para a comunicação com propostas de produção midiática e discus-sões derivadas do cotidiano dos educandos, os três projetos, que aconteceram em distintos am-bientes, se convergem ao estabelecerem como objetivo que os alunos envolvidos possam fazer uso dos meios de comunicação para o desenvol-vimento de sua comunidade e para o fortaleci-mento de um sentimento de pertença.

2. Mídia-educação e a formação cidadã Os meios de comunicação têm se tornado

uma escola paralela às instituições que tradicio-

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envolvidos nestes processos com a comunidade da qual participam.

Ao propor que os sujeitos participantes utili-zem os meios de comunicação como linguagem para fortalecerem sua relação com a sua comuni-dade, – seja ela sua escola, o seu bairro, ou sua ci-dade –, as práticas mídia-educativas desenvolvi-das buscam despertar o sentimento de pertença e sua consequente adesão às questões comunitária. Cortina explica que o

(...) reconhecimento da sociedade por seus membros e consequente adesão por parte destes aos projetos comuns são duas faces da mesma moeda que, ao menos como pretensão, compõem esse conceito de cidadania que con-sistiu a razão de ser da civilidade (Cortina, 2005, p.20-1).

Paulo Freire (2001; 2007) entende-se que a su-peração de um dado problema social só pode ser veri"cada por meio da ação dos homens sobre o real concreto. Superado o problema a partir da transformação de seu entorno outros questiona-mentos surgirão, pois é intrínseco ao ser humano o enfrentamento com sua realidade. A busca pela emancipação e pela transformação social susten-tou as atividades dos três projetos apresentados que trabalharam o despertar de crianças e de jo-vens acerca de sua realidade, sobretudo escolar e do bairro, levando a sua modi"cação.

3. Proposta metodológica de mídia-educação para a formação cidadã

Após a apresentação sobre a base teórica na qual se alicerçam as experiências de mídia-edu-cação desenvolvidas, faz-se necessário apresentar

sua própria, esclarecendo as suas divergências e convergências (Ceneca, 1992, p.20).1

Atrelar à mídia-educação a função de desen-volver criticamente e criativamente os sujeitos consiste em conduzir sua práxis a um objetivo maior que é educar para a cidadania. A educação para a cidadania, conforme explica Nilda Teves Ferreira (1993), sustenta-se na premissa da pas-sagem da consciência ingênua para a consciência crítica, como forma de retirar dos indivíduos a ingenuidade que lhes impede de “discernir o foco da sua dominação” (Ferreira, 1993, p.221).

Para além das atribuições dadas pelos autores acerca do objetivo maior da mídia-educação em formar cidadãos, as práticas desenvolvidas nos cursos de Especialização em Comunicação Po-pular e Comunitária da Universidade Estadual de Londrina e da graduação em Jornalismo da Faculdade Maringá propõem a expansão de mí-dia-educação que passa a englobar as questões envolvendo o pertencimento e o comprometi-mento com a realidade local. Tal perspectiva de práxis mídia-educativa alicerça-se em algum dos pressupostos da comunicação comunitária. Des-ta área, tomam-se emprestadas as bases teóricas acerca da relação com a comunidade e seu com-prometimento com ela, assim como a ideia de cidadania aliada à condição de pertencimento e emancipação a "m de que a mídia-educação te-nha por objetivo despertar e reforçar o sentimen-to de pertença e o comprometimento dos sujeitos

1 Tradução livre da autora de “ De aqui que la Educación para los Medios de Comunicación represente un proceso que tiende a proble-matizar tanto el contenido como la relación que establece el sujeto receptor con los medios (como parte de la sociedad) con la suya, es-clareciendo las convergencias y divergências”.

Paulo Freire (2001; 2007) entende-se que a superação

de um dado problema social só pode ser verificada por meio

da ação dos homens sobre o real concreto.

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a perspectiva metodológica adotada para que o objetivo de formação cidadã se concretize. As práticas mídia-educativas em questão estrutu-ram-se em o"cinas e sua utilização no campo da comunicação procura contribuir com os modos de expressão nos redutos populares e foi sele-cionado para ir ao encontro dos ideais de Paulo Freire, que salienta a necessidade de uma parti-cipação ativa e decisiva no modo de ensinar, no qual o aprendizado não deve vir apenas do edu-cador, mas também do educando. Assim, ocorrer a libertação do cômodo, do alheio e do neutro.

Ao experienciá-lo, num ato que necessaria-mente é corajoso, decidido e consciente, os ho-mens já não se dizem neutros. A neutralidade frente ao mundo, frente ao histórico, frente aos valores, re"ete apenas o medo que se tem de revelar o compromisso. Este medo quase sem-pre resulta de um “compromisso” contra os ho-mens, contra sua humanização, por parte dos que se dizem neutro (Freire, 2001 p.19).

Da mesma forma, Gutiérrez (1978) sugere que a sua proposta de pedagogia dos meios de comunicação esteja embasada em dinâmicas de grupos, uma vez que a partir delas é possível efetivar uma comunicação dialógica e também pelo diálogo favorecer a percepção dos partici-pantes sobre a linguagem e conteúdo dos meios de comunicação. Em suas palavras, “a dinâmica de grupos é, por assim dizer, um requisito pré-vio para se enfrentar, criticamente, os Meios de Comunicação Social. É uma verdadeira escola de comunicação” (Gutiérrez, 1978, p.73).

As o"cinas desenvolvidas nas práticas mídia--educativas abordam questões como identidade; cidadania; relação com a comunidade; leitura Crítica da mídia e a alfabetização crítica do meio escolhido. Tendo por meta a formação cidadã dos sujeitos envolvidos, a"m de que possam ter e lutar por suas metas e ambições, este trabalho

baseou-se na linha de educação não-formal de"-nida abaixo por Maria da Glória Gohn,

A educação não formal capacita os indivíduos a se tornarem cidadãos do mundo, no mundo. Sua !nalidade é abrir janelas de conhecimen-to sobre o mundo que circunda os indivídu-os e suas relações sociais. Seus objetivos não são dados a priori, eles constroem no proces-so interativo, gerando um processo educativo. Um modo de educar surge como resultado do processo voltado para os interesses e as ne-cessidades que dele participa. A construção de relações sociais baseadas em princípios de igualdade e justiça social, quando presentes num dado grupo social, fortalece o exercício da cidadania (Gohn, 2006, p.29).

O tema identidade é debatido com os par-ticipantes a "m de que conheçam mais sobre si. Trata-se de uma discussão destinada ao autor-reconhecimento, a buscar por suas potenciali-dades, suas limitações e seus objetivos. Segundo Paulo Freire,

O homem pode re"etir sobre si mesmo e colo-car-se num determinado momento, numa cer-ta realidade: é um ser na busca constante de ser mais e, como pode fazer esta auto-re"exão, pode descobrir-se como um ser inacabado, que está em constante busca (Freire, 2007, p.27).

No decorrer das o"cinas, os sujeitos dis-cutem os signi"cados para a palavra cidadania, o que é ser cidadão e ainda os deveres e direitos de cada um. Eles são incitados a re#etirem e pro-porem formas de participação na promoção da cidadania na escola e no bairro onde moram. Tais questionamentos procuram mostrar aos estudan-tes que o conceito de cidadania não se restringe ao ato de votar, mas sim abrange uma conjuntura de direitos e deveres que dão possibilidades de

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participar ativamente da vida social, tomando decisões de interesses coletivos, conforme Cicília Peruzzo re#ete ao a"rmar que

(...) falar em sujeito é falar em cidadão. E ser cidadão não é só ter o direito de votar e ser votado, de ir e vir, de interferir ao nível polí-tico, ter seus direitos assegurados legalmente e participar culturalmente. É também ter o di-reito de participar como sujeito da produção de bens e da sociedade e de gerir e usufruir, com igualdade, dos bens e da sociedade. Por-tanto participação é um ato político e um ato educativo (Peruzzo, 1995, p.156).

O trabalho em torno da conceituação de cidada-nia conduz às atividades sobre o relacionamento dos estudantes com a sua comunidade. Seu obje-tivo é levar o jovem à re#exão sobre o seu bairro a sua escola e despertar o sentimento de pertença, uma vez que eles puderam conhecer um pouco mais o lugar onde residem. Entende-se que a in-terferência na comunidade ao qual o jovem está inserido é uma maneira de, segundo Freire (2007, p.30) “conseguir que o educando re#ita sobre a própria realidade. Quando o homem compreende sua realidade, pode levantar hipóteses sobre o de-sa"o dessa realidade e procurar soluções”.

As o"cinas de leitura crítica da mídia possuem como objetivo principal desenvolver o senso crí-tico perante os meios de comunicação e mostrar como a mídia in#uencia na opinião dos indiví-duos. Para tal, são propostas análises de materiais jornalísticos preferidos pelo grupo. É realizada a análise e identi"cação dos pontos positivos e ne-gativos do conteúdo estudado, o que lhes chama atenção, questões ideológicas e de consumo. Por "m, realiza-se a alfabetização crítica do meio de comunicação escolhido para a prática mídia--educativa. Este espaço permite que os partici-pantes tenham contato com as especi"cidades técnicas do veículo, sua história, além do estímu-

lo à criticidade sobre o mesmo. Com base nestas discussões, passa-se à etapa de produção, na qual os estudantes criam mensagens midiáticas cujos conteúdos consideram importantes a serem dis-cutidas e apresentadas sobre a sua comunidade.

4. Experiências mídia-educativas de formação cidadã

As três práticas de mídia-educação aqui des-critas se caracterizam por adotarem uma pers-pectiva de formação cidadã ligadas às questões do comprometimento e do pertencimento dos envolvidos em sua comunidade. No decorrer do ano de 2008, as jornalistas e alunas do curso de especialização em Comunicação Popular e Co-munitária da Universidade Estadual de Londri-na, Mariana Ferreira Lopes e Nayara Carvalho Coutinho, realizaram um projeto de o"cinas de rádio junto aos alunos das 3ª e 4ª séries, com ida-de entre 09 e 11 anos, da Escola Municipal Olavo Soares Barros2 localizada na periferia de Cambé3, Paraná.

O projeto foi iniciado em abril de 2008 com a apresentação da proposta de trabalho à coor-denação e docentes da escola, a "m de que hou-vesse apoio de ambos para que as atividades com os alunos estivessem inseridas naquela realidade escolar e pudessem atender à sua demanda espe-cí"ca. A partir dos dados coletados, foi elabora-do um projeto de atuação dividido em três eta-pas complementares: atividades que pudessem despertar nos alunos o reconhecimento deles enquanto pertencentes a uma comunidade – seja ela a escola, o bairro ou até mesmo sua cidade; atividades cujo foco principal consistiu no estudo e no reconhecimento da mídia a ser trabalhada no projeto: o rádio; e por "m, atividades ligadas

2 A Escola Municipal Olavo Soares Barros está localizada no bairro Jardim José Favaro, na região periférica de Cambé.3 O município de Cambé faz parte da região metropolitana de Lon-drina, situada no norte do Paraná. A cidade foi emancipada em 1947e possui aproximadamente 97 mil habitantes (dados de 2009).

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um trabalho de mídia-educação com participan-tes do projeto Jovem Aprendiz4, em Maringá5. O objetivo das atividades era de aguçar o seu senso crítico e a capacidade re#exiva sobre sua realida-de e o bairro onde residem, utilizando a mídia como linguagem para a expressão e para o des-pertar do sentimento de pertença. Para tal, os jo-vens produziram programas de rádio, um vídeo documentário e um blog.

Foram desenvolvidas nove o"cinas semanais com quatro horas de duração empregando o método de dinâmica de grupo de forma a sem-pre estimular a participação de todos. Os temas trabalhados em cada o"cina foram: Identidade, Cidadania, Relação com a comunidade, Leitura crítica da mídia e criação e construção de um blog, que foi o resultado "nal o Projeto Jovem Aprendiz, incluindo no mesmo, as fotos, maté-rias produzidas no impresso, no rádio e no vídeo. As o"cinas serviram como ferramentas no auxí-lio da promoção da cidadania e emancipação dos jovens, concomitantemente, na contribuição do desenvolvimento de sujeitos da ação.

Ao longo das o"cinas, percebeu-se que os ado-lescentes integrantes do Projeto Jovem Aprendiz compartilham entre si as mazelas da exclusão

4 O projeto Jovem Aprendiz e Vendas da Faculdade Maringá tem a participação de professores e acadêmicos dos cursos de Administra-ção, Direito e Comunicação Social/Jornalismo e tem como objetivos: proporcionar autoconhecimento e consciência dos próprios limites e possibilidades, visando o desenvolvimento da autonomia, sociabi-lidade, autoestima e autocon"ança; oportunizar aos adolescentes a consciência crítica da realidade atual, bem como o exercício da cida-dania; favorecer, através da pro"ssionalização, os alicerces para me-lhorar a qualidade de vida pessoal, familiar e comunitário; averiguar, junto aos mesmos, formas de assimilação de valores que sirvam de base para enfrentar os fatores que in#uenciam seu desenvolvimento sadio e integral, capacitando-os à organização deum projeto de vida; contribuir para experiências positivas de inclu-são social através de uma visão biopsicossocial; oportunizar aos ado-lescentes garantia e cumprimento de direitos e deveres.5 O município de Maringá está situado no noroeste do Paraná e pos-sui cerca de 317 mil habitantes (CENSO 2010). Fundada em 1947, Maringá é a terceira maior cidade do estado e um importante polo regional

à produção de um programa radiofônico a partir de temas sugeridos pelos próprios alunos.

As o"cinas foram realizadas no contra-turno escolar, semanalmente, com duração de uma hora e meia, nas dependências da escola. Foram sorteados 60 alunos de 3ª e 4ª séries divididos em quatro turmas. Cada grupo realizou uma eleição do tema de seu programa a partir das propostas

trazidas pelos próprios alunos. Assim como o assunto, os grupos escolheram os gêneros e for-matos de seus programas. A partir da estrutura escolhida para os programas radiofônicos, os participantes iniciaram os trabalhos de pesqui-sa e escolha das fontes para as entrevistas, assim como o desenvolvimento de radionovelas, gêne-ro que prevaleceu em todas as turmas. Após a coleta de dados, os alunos, em conjunto com as pesquisadoras, elaboraram os textos para as co-lunas e reportagens que só foram incorporados com o aval de todo o grupo. Os trabalhos de pro-dução do programa consistiram na terceira etapa das o"cinas.

Ao "m das o"cinas de rádio foram realizadas avaliações com os docentes e a direção; com os pais e responsáveis dos alunos e junto aos pró-prios participantes. Suas falas apontaram a mu-dança de comportamento em casa e na sala de aula, o interesse por questões relativas aos meios de comunicação e à escola, bem como o melhor relacionamento com os colegas e familiares.

Em 2009, acadêmicos do quinto semestre do curso de Comunicação Social – habilitação em Jornalismo - da Faculdade Maringá realizaram

Foram desenvolvidas nove oficinas

semanais com quatro horas de duração

empregando o método de dinâmica

de grupo de forma a sempre estimular

a participação de todos.

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o"cinas teve como base o levantamento de da-dos e a observação do cotidiano dos estudantes. O colégio Olavo Bilac é uma das instituições de ensino mais antigas da cidade, e além do desgas-te de suas dependências, a depredação dos alu-nos faz com que se tenha um ambiente escolar adequado. As portas das salas que antes eram de madeira, foram substituídas por portas de ferro, as carteiras são constantemente rabiscadas e há muitas janelas com vidros quebrados. Diante des-ta realidade, o jornal escolar foi pensando como uma ferramenta que auxiliaria na conscientiza-ção dos alunos para que o vandalismo "ndasse, considerando o entendimento de que a escola é também patrimônio deles.

A proposta apresentada à escola pelos acadê-micos consistiu em um programa de o"cinas que abordava temas desde técnicas de produção do jornal até a conscientização dos estudantes para que sejam um agente de mudança em seu meio. Foram realizadas dez o"cinas entre os meses de agosto e dezembro de 2010 cujos temas foram: identidade; elementos jornalísticos; leitura críti-ca da mídia; cidadania; visita a um jornal diário; diagramação e produção de pauta; produção, re-visão; diagramação e busca de patrocínio; entre-ga do jornal e avaliação; planejamento do Dia da Conscientização e entrega do jornal no comér-cio; Dia da Conscientização.

Um dos pontos mais positivos das o"cinas e que demonstraram o comprometimento dos educandos, além da elaboração do jornal, foi a organização, por iniciativa deles, do Dia da Conscientização. A justi"cativa que os partici-pantes do projeto apresentavam para os alunos, era que o colégio consistia em uma extensão de suas casas e, por isso, era necessário que todos

social. Na o"cina de relação com a comunidade e de cidadania, levantaram os pontos positivos e negativos do seu bairro, questionou-se o que o jovem fez ou contribuiu para melhorar os aspec-tos negativos do seu bairro, no "nal eles resolve-ram escrever individualmente uma carta para o então prefeito de Maringá. Sem o conhecimento dos jovens, o prefeito foi levado à instituição e ele solicitou que alguns jovens lessem as suas reivin-dicações, gerando um bom debate e uma aula de cidadania, uma vez que os jovens perceberam que podem dialogar os problemas de seu bairro pesso-almente com a autoridade máxima do município.

A terceira experiência também foi realizada por alunos de graduação em jornalismo da Fa-culdade Maringá, Cristiane Brito Santana Alves e Willians Zanchim, em uma escola de Sarandi (Paraná), cujo objetivo foi desenvolver um proje-to de jornal escolar e a formação cidadã no Co-légio Estadual Olavo Bilac, em Sarandi6 (Paraná). Os educandos tinham idade entre 13 e 15 anos e eram alunos da sétima e oitava séries do ensino fundamental e do primeiro ano do ensino médio, no período matutino.

Diferentemente dos outros relatos, nesta esco-la já havia um veículo de comunicação, o jornal escolar, fruto da ação dos educandos no ano de 2006. Devido à di"culdade na produção do ve-ículo, foi realizado um convite à Faculdade Ma-ringá para que os alunos de mídia-educação mi-nistrassem o"cinas sobre jornal e educação com vintes educandos do Olavo Bilac. Os encontros aconteceram duas vezes por semana, as terças e quintas-feiras, das 14h às 16h. A proposta das

6 A cidade de Sarandi está localizada na área metropolitana de Ma-ringá sendo considerada uma cidade dormitório com cerca de 80 mil habitantes.

Diferentemente dos outros relatos, nesta

escola já havia um veículo de comunicação, o jornal escolar,

fruto da ação dos educandos no ano de 2006.

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Os trabalhos desenvolvidos emergiram das dis-cussões realizadas nas disciplinas de mídia-edu-cação da Faculdade Maringá e da especialização em Comunicação Popular e Comunitária da Universidade Estadual de Londrina e represen-tam apenas uma parte de um universo com cerca de vinte pesquisas desenvolvidas com a mesma proposta, dentre os quais oito receberam prêmios nacionais e regionais. A "m de que se alcançasse o objetivo maior de despertar o pertencimento e comprometimento dos envolvidos em sua reali-dade e sua consequente formação cidadã, foram desenvolvidos procedimentos metodológicos sustentados, sobretudo, pelas ideias freireanas de educação, como a primazia do diálogo e também a importância de se trabalhar a partir da realida-de dos educandos. As práticas mídia-educativas relatadas foram concretizadas em o"cinas, que abordaram temas como identidade, cidadania, relacionamento com a comunidade, leitura críti-ca, alfabetização crítica da mídia, e produção de conteúdo midiático.

Ao "m das o"cinas, os resultados alcançados por muitas vezes superam as próprias expectativas dos pesquisadores e corroboram a necessidade da relação entre Comunicação e Educação se abrir para além do uso dos meios de comunicação em sala de aula, a "m de que eles sejam utilizados nos processos de emancipação e educação cidadão tão importantes no cenário atual de individualização e alienação agravados pelo sistema capitalista. A fala dos educandos que participaram dos projetos, como no caso do Jovem Aprendiz que passaram a acreditar que podem ir à universidade, de seus pais e professores, como os dos alunos da esco-la municipal Olavo Soares Barros ao a"rmarem a mudança de comportamento em seu convívio

cuidassem desse ambiente. Durante uma breve avaliação feita com os alunos que estavam par-ticipando do evento, um dos jovens disse: “gostei da iniciativa, pois antes eu riscava as carteiras, e agora eu não vou riscar mais”. A atividade movi-mentou a escola e envolveu a comunidade

Notou-se que através do jornal, os educandos estavam se comunicando com o bairro, estabele-cendo um diálogo com a comunidade e também uma divulgação da vida dentro da escola, ambos comprovados pelos viés das matérias produzidas para o jornal. Anteriormente às o"cinas, o conte-údo das notícias eram ligadas ao entretenimento e após o trabalho realizado, os educandos passa-ram a discutir sobre a sua realidade.

5. Considerações !naisO estudo apresentado relatou três experiências

mídia-educativas cujos objetivos consistiram em despertar o fortalecimento dos envolvidos com a comunidade na qual os sujeitos estão inseridos. Para tanto, as práticas estavam alicerçada em um perspectiva de mídia-educação alinhada aos pressupostos da comunicação comunitária, den-tre os quais destacam-se as questões acerca do pertencimento, da cidadania, da emancipação e da comunidade. Para além da formação criativa e crítica das crianças e jovens diante dos meios de comunicação, tais trabalhos buscaram essen-cialmente que os participantes realizassem uma leitura crítica de sua própria realidade e condição de sujeitos donos de sua história enquanto per-tencentes a uma comunidade. Com base nessas re#exões, são utilizados os diversos suportes mi-diáticos como forma de expressão de novos olha-res e atitudes sobre sua escola, seu bairro, sua ci-dade e suas próprias identidades.

Anteriormente às oficinas, o conteúdo das notícias

eram ligadas ao entretenimento e após o trabalho realizado, os

educandos passaram a discutir sobre a sua realidade.

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familiar e escolar, ou a própria ação dos partici-pantes como no caso do Dia da Conscientização no Colégio Estadual Olavo Bilac, ilustram a a"r-mação de Paulo Freire (2007, p.30) sobre a im-

portância do educando re#etir sobre o mundo em que vive, pois “quando o homem compreende sua realidade, pode levantar hipóteses sobre o desa"o dessa realidade e procurar soluções”.

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ENVIADO DIA: 30/10/2013APROVADO DIA: 22/11/2013

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Mannuela Ramos da Costa

Doutoranda no Programa de Pós-graduação em Comunicação da Escola

de Comunicação/UFRJ, é Professora no Curso de Cinema e Audiovisual da

Universidade Federal de Pernambuco. Dedica-se a estudos e pesquisas na

área de políticas públicas para cinema e mercado do audiovisual.

E-mail: [email protected].

CINEMA, DESENVOLVIMENTO E O PAPEL DOS GOVERNOS ESTADUAIS NO BRASIL

CINE, DESARROLLO Y EL PAPEL DE LOS GOBIERNOS ESTATALES EN BRASIL

CINEMA, DEVELOPMENT AND THE ROLE OF STATE GOVERNMENTS IN BRAZIL

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RESUMO

O artigo propõe uma análise acerca do papel dos governos estaduais no Brasil para o desenvolvimento do setor audiovisual. Propõe-se um estudo de caso da atuação do Governo do Estado de Pernambuco, que ao longo dos últimos cinco anos, aumentou em cerca de 500% o investimento público na área. Como hipótese, aponta-se que a atuação da esfera pública estadual em Pernambuco, na área de cultura, tem impactado não apenas o desenvolvimento local, mas também outras áreas. As teorias sobre a construção de políticas públicas de cultura, os estudos descritivos sobre o mercado audiovisual brasileiro, bem como as pesquisas mais recentes sobre o sistema de produção em redes servem de base.PALAVRAS-CHAVE: POLÍTICAS CULTURAIS; CINEMA; DESENVOLVIMENTO REGIONAL; BRASIL.

RESUMEN

El estudio propone un análisis acerca del papel de los gobiernos regionales en Brasil sobre el desarrollo del sector del audiovisual. Así se propone un estudio de caso acerca de la actuación del Gobierno del Estado de Pernambuco, que en los últimos seis años aumentó en 500% las inversiones públicas en el sector. Como hipótesis, apuntamos que la actuación del poder público de ese Estado, en el área de la cultura, ha impactado no sólo en desarrollo local, sino que otras áreas. Las teorías acerca de la elaboración de políticas públicas, los estudios descriptivos del mercado audiovisual brasilero, además de investigaciones recientes acerca del sistema de producción en redes nos sirven como base. PALABRAS CLAVES: POLÍTICAS CULTURALES; CINE; DESARROLLO REGIONAL; BRASIL.

ABSTRACT

"is study proposes an analysis on regional governments’ role in Brazil for the development of the audiovisual industry. For that, we refer to a case study of the Government of Pernambuco, which, in the last #ve years, has increased in 500% public investments in the sector. As a hypothesis, we assume that the public in$uence of the Government on the cultural area has reached beyond local development and spread to other areas. "eories on creating public policies for culture, descriptive studies about the Brazilian audiovisual industry, as well as recent researches on collaborative types of production are all used as reference material. KEYWORDS: CULTURAL POLICIES; CINEMA; REGIONAL DEVELOPMENT; BRAZIL.

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ção e a exibição. Cobrava-se que o Estado atuasse por meio de marcos regulatórios mais bem de#-nidos, barreiras à entrada do produto estrangeiro e/ou pela criação de mecanismos internos de in-centivo ao setor, além da efetiva #scalização das medidas legais implementadas.

Derivam desta relação de forças (Estado, em-presários do setor e realizadores) as diversas ações e instrumentos de intervenção estatal que, com maior ou menor e#ciência, criaram condições para o desenvolvimento do segmento: legislação especí#ca para o setor, criação de condições para a formação de público e estabelecimento do produ-to nacional no mercado (tome-se como exemplo a Cota de Tela – percentual de dias ou número de #lmes nacionais no circuito exibidor – ou a isen-ção #scal para distribuidoras estrangeiras torna-rem-se investidoras da produção cinematográ#ca brasileira), o sistema de incentivo #scal, institui-ções e demais instrumentos de intervenção, den-tre as quais situamos como mais emblemáticas a Embra#lme (criada em 1969, durante o Regime Militar, como produtora e depois também distri-buidora de #lmes nacionais) e, mais recentemente, a Ancine (Agência Nacional do Cinema2).

O mercado cinematográ#co brasileiro foi mar-cado, desde o início de sua formação, pelo oligo-pólio. Registram-se, por toda sua história, ciclos alternados de altos e baixos graus de produção (em número de títulos produzidos versus lançados em salas comerciais), com presença maciça do ca-pital estrangeiro, tanto em #lmes (especialmente o norte-americano) quanto por meio de empresas que ocupavam majoritariamente o mercado dis-tribuidor e o exibidor, através de associações com empresas nacionais e injeção direta de capital.

2 A ANCINE é uma agência reguladora, criada em 2002, cujo objetivo é fomentar, regular e #scalizar a indústria cinematográ#ca e videofonográ#ca nacional. Tem autonomia administrativa e #nanceira e está vinculada ao Ministério da Cultura. É o órgão executor de diversas políticas de fomento à atividade cinematográ#ca, bem como #scalizar o cumprimento da legislação do setor.

1. Política pública para o audiovisual no Brasil e desenvolvimento regional

A política pública para o Cinema e o Audiovi-sual no Brasil apresenta períodos em que se re-gistra uma oscilação considerável no que tange ao grau de participação do Estado e, portanto, seu impacto sobre a cadeia produtiva do segmen-to. A opção pelo termo cadeia produtiva ao invés de indústria1 se dá, sobretudo, pela crença de que, apesar de se veri#car um “pensamento industrial” ao longo da história do setor (considere-se os di-versos atores envolvidos, além do Estado), o seu estabelecimento, como tal, pode ser questionado.

Os estudos registram (v. Marson, Autran), quase sempre, atuações na esfera nacional e, vez por outra, apontam para a atuação regional, através dos Go-vernos Estaduais e iniciativas empresariais priva-das. A criação da Embra#lme, por exemplo, nasce de reivindicações do setor, que defendia a criação de uma empresa distribuidora gerida pelo Estado de São Paulo. Mais recentemente, registra-se o es-tabelecimento da Rio#lme (empresa distribuidora de #lmes com gestão municipal, ligada à Secretaria de Cultura da cidade do Rio de Janeiro), que se dá como forma de preenchimento de um vazio ocorri-do com o desmanche das instituições e instrumen-tos da cultura, como um todo, pela atuação do Go-verno brasileiro no início da década de 1990.

Entre os pesquisadores, há ressonância quanto ao fato de que a Política de Estado para a Cultu-ra privilegiou, por muito tempo, a produção, ao passo que o setor reivindicava ações mais e#cien-tes nos demais elos da cadeia, como a distribui-

1 Adotamos a concepção e indústria como setor da atividade humana que transforma as matérias-primas em mercadorias, que visam o mercado de consumo e pressupõem a competitividade e o lucro, bem como a autossustentabilidade, como formas estruturais de organização. Optando-se pelo termo cadeia produtiva, procuramos dar conta da complexidade das trocas (materiais e simbólicas) e operações comerciais entre os diversos atores/produtores e tipos de #rmas existentes no segmento do cinema e do audiovisual, bem como o fundamental papel desempenhado pelo consumidor #nal como condicionador desta cadeia.

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implementação de políticas públicas próprias, que dão um fôlego à produção regional e criam condi-ções para que discursos alternativos ao hegemôni-co consigam coexistir junto ao sistema dominante. A questão propiciou a formação de clusters, que se comportam como redes de #rmas, especialmen-te em regiões não hegemônicas do país, como é o caso de Pernambuco (Pfei%er, 2007), que tem conquistado uma relevância no cenário nacional, embora não se possa (com base nos dados aqui levantados) a#rmar que o desenvolvimento seja signi#cativo do ponto de vista da lucratividade e da autossustentabilidade mercadológicas.

A atuação dos estados e municípios brasilei-ros na atividade cinematográ#ca se faz presente para preencher uma lacuna deixada pela ausên-cia total dos órgãos, instituições e marcos regu-latórios nacionais, quando do governo do então presidente Fernando Collor (1991-92). Concine (Conselho Nacional de Cinema), Emba#lme, Cotas de Tela e o próprio Ministério da Cultura foram extintos, desmantelando um conjunto de fatores que, embora não fosse totalmente e#cien-te, viabilizavam a existência do Cinema Brasilei-ro. Neste momento, eclodem por várias cidades e estados de todo o país – não sem a participação e exigência ininterrupta dos representantes do segmento – políticas de cunho regional, com vis-tas a possibilitar a produção local, fosse por meio de prêmios ou leis de incentivo. Foi o caso regis-trado em São Paulo, Rio de Janeiro (nestes dois, município e estado), Aracajú, Distrito Federal, Paraíba, Acre, Mato Grosso, Londrina e Vitória (Marson, 2010, p.50-53).

Embora não criassem condições para o desen-volvimento de uma indústria nacional, por terem um caráter regional, – de abrangência e alcances limitados – foram elas que possibilitaram a diver-si#cação da produção cinematográ#ca do período, não apenas do ponto de vista temático, mas pela abertura a realizadores de fora do eixo Rio-São Paulo (historicamente hegemônicos), o que por

A situação (que também é, por assim dizer, quase global) exigiu a presença e ação do Esta-do de forma mais efetiva, na forma de criação de mecanismos de incentivo que, ainda assim, mos-traram-se apenas parcialmente e#cientes.

(...) a indústria tem se comportado de uma maneira bastante tímida e frágil para enfren-tar os seus verdadeiros problemas de infra-es-trutura e organização internas. (...) A simples manufatura de !lmes não é o único e su!cien-te alicerce para se construir um verdadeiro projeto industrial: para a sobrevivência da atividade, necessariamente, deve-se integrar a produção e a circulação da mercadoria ci-nematográ!ca com a !nalidade de se formar um sistema que absorva tal conjunto de obras audiovisuais (Gatti, 2007, p.103).

Além disso, o Brasil reúne peculiaridades geopolíticas que tornam desiguais as formas de viver e o grau de desenvolvimento socioeconô-mico, levando a igualmente desiguais situações de produção, distribuição e fruição do produto cinematográ#co nacional. Não fosse isso o bas-tante, ainda incidem sobre esse contexto as nu-ances, de ordem político-partidária, que orienta-ram as decisões governamentais quanto à aloca-ção (quantidade e natureza) de recursos na área.

Essa con#guração provocou a criação de um cenário mercadológico desigual, com alto grau de concentração em centros urbanos e, dentre eles, ainda um deslocamento do capital e, portan-to, da produção, para o eixo Rio-São Paulo, seja pela in$uência de fatores ambientais (presença de instituições e centros de decisão, grau de de-senvolvimento tecnológico, presença de insumos materiais, etc.), seja pela tradição e presença dos realizadores nestes locais.

Para o desenvolvimento do audiovisual Bra-sileiro, a#rma Gatti (2007), a participação dos Governos Estaduais foi fundamental, através da

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presas que são perenes. Além disso, tornam-se mo-delos para empresas futuras. Segundo Julien, “elas favorecem o dinamismo regional, recorrendo a todo tipo de estabelecimentos de serviços na região, exigindo que atualizem seus conhecimentos para poder acompanhá-las ou superá-las” (2010, p.85).

A composição deste ambiente explica, de certo modo, que o desenvolvimento regional se estabele-ce através da criação de laços entre os atores, que mais ou menos frouxos e em diversas direções, atua no estabelecimento de uma cultura empreendedora de conjunto. O empreendedorismo regional pressu-põe, necessariamente, uma coletividade, identi#ca-das como partes implicadas (família, sócios, parcei-ros de negócios, etc.), de modo que o entendemos como um fenômeno sociocultural. Como ele difere de uma região para outra, é importante considerar na análise, a inserção da organização e de seus laços com o meio, onde encontra, para seu desenvolvi-mento, capitais sociais que complementam os de-mais capitais (humano e #nanceiro).

Em Pernambuco, comenta Nogueira (2009) prevalece essa estrutura de brodagem, que con#gu-ra um jogo de troca de experiências e empréstimos de competências de um no projeto do outro, cimen-tados num jogo de reciprocidades e interesses pes-soais. E complementa: “por se tratar de um Estado na periferia da produção cinematográ#ca do país, em um esquema de produção de baixo orçamento, os laços de interesses pessoais são necessários para a concretização dos projetos” (Nogueira, 2009, p.77). Mas, “a presença de empreendedores não é su#-ciente para multiplicar empresas e criar empregos e riqueza: ela deve estar apoiada por um ambiente favorável que toca tanto a cultura empreendedora e as estruturas e instituições como as capacidades em inovação e #nanciamento” (Julien, 2010, p.96).

2. O caso “Pernambuco Audiovisual”A Política Pública para a Cultura em Pernam-

buco é operacionalizada pela Fundarpe – Funda-ção do Patrimônio Histórico e Artístico de Per-

#m parecia ser a saída mais pertinente para dar conta da grandeza territorial e heterogeneidade brasileiras. Comenta Marson (ibid) que a “regio-nalização estimulava o surgimento de centros re-gionais de produção, como, por exemplo, os polos surgidos no Espírito Santo, no Rio Grande do Sul e em Pernambuco”.

A situação do audiovisual em Pernambu-co difere dos demais estados do Nordeste, onde não identi#camos ambientes igualmente privile-giados. Embora não se possa ser excessivamente otimista, considerando o cenário pernambucano como ideal, cabe caracterizá-lo como uma forma de desenvolvimento endógeno, que diz respeito

à criação e ao crescimento de qualquer tipo de empresa pelas forças locais (Julien, 2010, p.14-7), que “provoca a criação mais ou menos regular de novos valores nos mercados regionais ou exter-nos, tais como as novas estruturas de produção e criação de novos bens ou novas localizações” (Bruyat; Julien, apud, Julien, ibid).

Em diversas análises desenvolvidas por estu-diosos do empreendedorismo e sua relação com os diferentes desenvolvimentos regionais, identi#cou--se que a presença de empresas do tipo gazela era uma variável importante. Este tipo de empresa ba-seia-se em inovação contínua e crescem particular-mente rápido. Embora não sejam impactantes em número, a presença de pequenas empresas deste tipo, apoiadas em alto e contínuo grau de inovação, desempenha um papel dinamizador na reestrutu-ração e desenvolvimento de um território. Embora possam não ser perenes, exigem, por sua expansão, a criação de novas empresas com atividades com-plementares e na criação de empregos pelas em-

A situação do audiovisual em

Pernambuco difere dos demais estados

do Nordeste, onde não identificamos

ambientes igualmente privilegiados.

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meios de comunicação, em âmbito nacional e internacional, divulgação da produção de bens culturais e da produção alternativa). É também responsável pela implementação do portal de in-ternet Pernambuco Nação Cultural4. A estrutura da Fundarpe está baseada num sistema de atu-ação setorizada, através de coordenadorias que respondem por algum desses eixos especí#cos, pelas linguagens artísticas (teatro, música, lite-ratura, artes plásticas, etc.) ou por áreas de clara relevância cultural para o estado (gastronomia, patrimônio, artesanato). No caso do audiovisual, a coordenadoria está intitulada como “Cinema, vídeo e fotogra#a”. Além destas coordenadorias, a Fundarpe tem setores especí#cos que garantem o seu funcionamento, como os de cunho admi-nistrativo e jurídico, por exemplo.

A ação estatal na área de cultura em Pernambuco pode ser classi#cada de duas formas: intervenção, através de ações diretas, ou seja, ele mesmo é cria-dor, planejador e executor das políticas, progra-mas e ações; regulação, quando planeja e executa políticas de ação indireta, ou seja, que fomentam ou possibilitam as atividades de produtores inde-pendentes, através de editais públicos e prêmios.

Analisaremos aqui, com mais profundidade, as atividades da segunda categoria, no segmento do audiovisual. Em outras palavras, nosso recorte in-clui as políticas de fomento à produção indepen-dente e seu impacto no mercado, observando-se algumas variáveis que comentaremos adiante. Dada a abrangência das ações diretas e por serem elas também relevantes para a análise de impac-to – tantas vezes encontramos esses dois tipos de atuação de forma a complementarem-se – dedica-remos algum tempo, ainda que breve, a elas.

2.1 Políticas de intervenção Destacamos aqui ações que nos parecem mais

relevantes para o campo do audiovisual, deixan-do a ressalva de que esta descrição não contem-4 ibidem

nambuco, órgão atualmente ligado à recém-insti-tuída Secretaria Estadual de Cultura. A Fundarpe foi criada em 1973 e tem como objetivo principal “a promoção, o apoio, o incentivo, a preservação e a difusão das identidades e produções culturais de Pernambuco de forma estruturadora e sistêmi-ca, focada na inclusão social”3, de modo que além do incentivo à cultura, dedica-se à preservação dos monumentos históricos e artísticos do Esta-do. Até 2011, a pasta da cultura estava vinculada com outras duas: Educação e Esportes. A criação de uma Secretaria especí#ca para a Cultura coroa um longo processo de participação crescente dos setores artísticos e culturais no Estado e indica um direcionamento político de valorização do segmento como um todo.

A Fundarpe executa ações e programas orien-tada pelo planejamento da Secretaria Estadual de Cultura, e o faz com base em eixos, isto é, dire-trizes de trabalho. Eixo 1: Constituinte Cultural de Pernambuco; Reestruturação Organizacional (implementação da política Pernambuco Nação Cultural, com realização de Fóruns e Planos Re-gionais e Setoriais); instituição da Lei de Políti-ca Pública de Cultura. Eixo 2: Dinamização da Rede de Equipamentos e Implantação da Rede Regional (potencialização da rede de equipa-mentos culturais e museus, implementação das 12 estações culturais, regionais e a do arquipé-lago de Fernando de Noronha, capilarização da política pública de cultura nos 185 municípios através da estruturação das Células Culturais nas escolas públicas do Estado). Eixo 3: Desenvolvi-mento da Política Cultural (ações da política da Fundarpe que visam o fomento, a preservação, a formação, a difusão, a distribuição da cultura no Estado, levando em conta sua dimensão sim-bólica e seu desenvolvimento dentro do conceito de economia da cultura, com foco na inclusão social). Eixo 4: Comunicação, conexões e difu-são cultural (inserção da cultura do Estado nos 3 Disponível em: www.fundarpe.pe.gov.br Acesso: 02. mar., 2012

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Registramos ainda a recuperação do Museu da Imagem e do Som (MIS) de Pernambuco (em andamento), também #nanciada pelo estado de Pernambuco, para assegurar a memória e o acer-vo regional, que conta com títulos raros em seu patrimônio.

Além dos equipamentos, a Coordenadoria de Cinema, Vídeo e Fotogra#a promove seminários em parceria com entidades representativas do se-tor, bem como realiza festivais de cinema na capi-tal e no interior do estado (Festival de Cinema de Triunfo e Festival de Vídeo do Recife), por meio da Fundarpe, em parceria com os municípios. As atividades apontam para uma preocupação em fa-zer circular a produção regional e com a formação de público.

Por #m, podemos citar a recente modi#cação da TV Pernambuco (TVPE), que até o ano de 2011, era empresa estatal, ligada à Secretaria Estadual de Ciência e Tecnologia, que passou a fazer parte do grupo de emissoras públicas do país (EBC – Empresa Brasileira de Comunica-ção), deixando de ser uma empresa 100% estatal – passa a ter capital aberto, conservando-se par-ticipação majoritária do Governo do Estado – e integra o que, por Decreto, foi intitulada a Em-presa Pernambucana de Comunicação. Fruto de longo debate com as entidades representativas e sociedade civil, a situação ainda não se concre-tizou e segue provocando debates acirrados. Em comum, as partes esperam que a emissora se tor-ne uma janela efetiva de exibição do produto re-gional, embora divida opiniões quanto à forma de remuneração dos produtores independentes.

1.2 Política de fomentoA Diretoria de Política Cultural atua através de

coordenadorias, que são subdivididas por lin-guagem artística, sendo elas: Artes Cênicas; Artes Plásticas, Artes Grá#cas e Literatura; Artesanato; Cinema, Vídeo e Fotogra#a; Cultura Popular e Pesquisa; Música. À Diretoria cabe:

pla, portanto, as demais áreas e linguagens que também são alvo da política pública estadual para a cultura em Pernambuco.

Dentre as atividades mais recorrentes na atua-ção da administração pública na cultura estão a criação e a manutenção de equipamentos cultu-rais. No setor cinematográ#co, em Pernambuco, enxergamos uma preocupação com a recupera-ção e manutenção de salas de cinema, cuja abran-gência vai além da capital, Recife. O primeiro – e talvez mais signi#cativo, em termos de capital simbólico – equipamento que recebeu atenção do Governo de Pernambuco foi o Cinema São Luís, que até o ano de 2008, pertenceu ao Grupo Severiano Ribeiro. Inaugurado em 1952, passou três anos de portas fechadas, quando foi arren-dado por um grupo de educação superior priva-da que, diante dos altos custos de recuperação e manutenção, optou por ceder o empreendimento a outro interessado. Sob o risco de ser compra-do por um grupo religioso, o Estado adotou o cinema e #nalizou a reforma. Atualmente, a sala atende a um público variado, exibindo preferen-cialmente #lmes nacionais, além de abrigar festi-vais e mostras de cinema que ocorrem na cidade. Existem ainda dois outros prédios que abrigam salas de cinema, ambos recuperados e/ou man-tidos pelo Estado, em parceria com os governos municipais, o Polytheama, na cidade de Goiâna (zona da mata de Pernambuco, desativado em 1980, reaberto em 2010) e Cine "eatro Guara-ni, em Triunfo (sertão do estado, construído em 1914, adquirido pela Fundarpe em 1988, rea-berto em 2010, segue sem atividades regulares). Ambos abrigam Festivais e Mostras de cinema. Embora os equipamentos de projeção não sejam totalmente digitais ou que a aliança entre os en-tes públicos possa ser ameaçada pelas trocas de poder, registramos que o interesse em criar con-dições para a fruição do produto audiovisual é de vigorosa ajuda à circulação e promoção do cine-ma regional e nacional.

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especí#co para a linguagem, com um montante de recursos na ordem de R$ 2,1 milhões, represen-tando um aumento de mais de 100% em relação ao valor captado na edição anterior, quando o audio-visual integrava a concorrência pública junto com as demais linguagens.

Ao longo dos anos, as subcategorias de audiovisu-al se diversi#caram e contemplam praticamente to-dos os formatos, gêneros e elos da cadeia (longas e curtas-metragens de animação, #cção e documen-tário; produtos para televisão – programas, inter-programas, séries e microsséries – difusão; pesquisa e formação; desenvolvimento do cineclubismo).

Nosso recorte de pesquisa permitirá conhe-cer os anos entre 2007 e 2011, dedicando-nos ao desempenho dos investimentos na categoria de Cinema e Vídeo. Com base nisso, veri#ca-se que, nos últimos 5 anos, o valor total dedica à ca-tegoria apresenta um aumento de mais de 500% (Grá#co 1).

O patamar atual de investimento contempla o valor idealizado pela categoria quando, através das entidades representativas do setor, redigi-se e é en-tregue ao então recém-eleito Governador do Esta-do, Eduardo Campos, uma carta intitulada “Pro-grama Pernambuco Audiovisual”, com propostas que incluíam diversas das sugestões. Muitas delas culminam na modi#cação do edital, que atualmen-

(...) implementar, por meio das coordenado-rias, a formulação, discussão e articulação das políticas culturais do estado; a orientação e apoio às diversas linguagens cultuais, realizar o planejamento para atendimento das deman-das culturais, incluindo os ciclos de cultura, os setores especí!cos, os equipamentos e ativos culturais; desenvolver e implantar mecanis-mos que assegurem a gestão democrática e regionalizada da cultura, o fortalecimento dos conselhos e fóruns e a participação da comu-nidade interna e externa (Fundarpe, 2011).5

O Sistema de Incentivo à Cultura (SIC) de âm-bito estadual é criado pela Lei nº 11.005, de 20 de dezembro de 1993, e alterado pela Lei nº 11.914, de 28.12.2000. Mais tarde, o Sistema é modi#ca-do pela Lei nº 12.310, de 19 de dezembro de 2002, que institui o Fundo Pernambucano de Incentivo à Cultura (Funcultura). Com outras duas altera-ções, oriundas de decretos e leis, o SIC passa a ter uma nova con#guração no que tange ao valor in-vestido, bem como na periodicidade de publica-ção do edital de seleção pública de projetos cul-turais, abrindo espaço para um desenvolvimento signi#cativo da cadeia produtiva do audiovisual.

O Funcultura tem um orçamento atual total de R$ 33,5 milhões destinados à produção indepen-dente, dos quais R$ 22 milhões são voltados para o atendimento de todas as 11 linguagens; e para o Funcultura Audiovisual, R$ 11,5 milhões. Até o ano de 2006, o Funcultura tinha apenas uma edi-ção anual, concentrando todas as áreas culturais (literatura, artes cênicas – dança e circo – artes in-tegradas, artes grá#cas, plásticas, música, cultura popular, patrimônio e fotogra#a, cinema e vídeo), quando em 2007, por meio da lei nº 13.304, de 25 de setembro do mesmo ano, houve uma separação da área de audiovisual das demais linguagens do Funcultura. Com isso, foi possível criar um edital

5 Disponível em: http://www.fundarpe.pe.gov.br/fundarpe_diretorias_politicas.php.Acesso: 10. abr. 2011.

Grá!co 1 – Valor disponibilizado pelo Governo do Estado – SIC (em milhões de R$) – Elaboração própria

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nos relatórios da Ancine, entre os anos de 2009 e 2011, identi#camos cerca de 10 #lmes com par-ticipação efetiva de Pernambuco (consideramos a origem da produtora responsável, presença de diretor e/ou roteirista pernambucano). Deve-se salvaguardar o fato de que o número de projetos de longa-metragem incentivados pelo estado de Pernambuco contempla fases de desenvolvimento do projeto e roteiro, por exemplo, enquanto outros podem estar em fase de #nalização. Além disso, não contamos com dados sistematizados de #lmes que optam por circuitos mais alternativos, como cineclubes, home video ou internet. Outro fato re-levante, e que em parte explica uma presença ainda tímida do #lme pernambucano nas salas comer-ciais, é que mais de 50% dos #lmes incentivados nas subcategorias de produção, #nalização e distri-buição são do gênero documentário, que historica-mente tem mais di#culdade de desempenho nessa janela mais tradicional.

De antemão, pode-se inferir por meio de obser-vação empírica, que dada a participação de #lmes de longa-metragem pernambucanos em festivais e sua boa aceitação de crítica, o investimento tem garantido um retorno de capital simbólico para a região, o que potencializa a ação em termos nacio-nais, dos agentes do setor. Além disso, o incentivo possibilita a criação de experimentos estéticos e de linguagem, bem como a pro#ssionalização do setor (haja vista que no ano de 2011, foi criada uma sede

te contempla uma ampla gama de gêneros, forma-tos e etapas da produção audiovisual, conforme vimos acima.

Outro dado que nos parece relevante é observar o aumento no número de produtores cadastrados no sistema estadual (condição essencial para tornar--se proponente de um projeto, disputando o edital público do Funcultura). O crescimento no número de produtores parece ser diretamente proporcional ao crescimento inicial no volume de investimento estadual, o que por #m pode relacionar à oferta à demanda pública de cultura, conforme aponta Grá#co 2. Entendemos que essa é uma caracterís-tica comum ao aquecimento do mercado que, após esse estágio inicial, tende à estabilização. Apesar de sabermos que, por uma questão quase orgânica, os coletivos e grupos criativos tendem a constituir em-presas formais, por falta de dados sistematizados, não se pode inferir que o aumento do montante in-vestido e do número de produtores cadastrados te-nha se re$etido na formalização do segmento, que sempre foi marcado pela informalidade.

O quadro geral de oferta parece nos oferecer um diagnóstico promissor. Observe-se a Tabela 1:

Porém, observado o desempenho da categoria longa-metragem – por ser a que conta com maior viabilidade comercial do setor, cujos dados podem ser, ainda que com di#culdade, obtidos – com base

Projetos incentivadosPor categoria - 2007 a 2010Longa-metragem 40Curta-metragem 44Produtos para TV 33Formação e Difusão 44Incentivo à Atividade Cineclubista 09Total de projetos 170

Grá!co 2 – Crescimento da Oferta – Produtores Independentes em PE (elaboração própria)

Tabela 1 - Projetos Contemplados pelo Funcultura/Audiovisual (2007/2010)

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preciso criar condições para que o empreendedor implemente inovações de forma contínua, criando sua diferenciação de mercado. Contribui também para isso, as trocas de informação intensas entre os pares – mais próximos, no mercado regional – a colaboração mútua e as inovações tecnológicas in-cessantes do setor, que viabilizaram novas formas de produção e fruição do produto audiovisual.

Para que essa atuação não se restrinja a mais um “ciclo” com #m antevisto pelos pro#ssionais, é preciso garantir que o investimento torne-se um marco legal, para que a política torne-se de Esta-do e não de governo; promover maior ascensão do produto regional em escala nacional; continuar in-vestindo na formação de plateia para o cinema re-gional e nacional, a #m de promover um mercado interno aquecido.

Para complementar as impressões iniciais deste estudo, propõe-se a continuidade da observação, bem como a realização de pesquisas de campo através de entrevistas com os produtores estaduais, observando-se ainda dados mais especí#cos de um conjunto de produções do período.

regional do Sindicato dos Técnicos da Indústria do Cinema). Num campo mais amplo, observado o relatório da Ancine sobre os totais captados por produtoras independentes até 2009, #guram entre elas duas produtoras pernambucanas, número que duplica até o ano de 2011, indicando que as pro-dutoras regionais, ainda que associadas a outras produtoras (sobretudo do eixo Rio-São Paulo), já estão concorrendo para captar recursos em nível nacional e o têm conseguido.

3. Algumas conclusões, mas o ciclo não se fechaA atuação do estado de Pernambuco na área

do audiovisual tem se mostrado um modelo para outros governos regionais. Embora tenhamos em mente que ainda há muito a caminhar para que se estabeleça um mercado mais autossustentável, deve-se reconhecer que a projeção do cinema per-nambucano tem se intensi#cado nos últimos anos e o investimento estatal tem gerado impactos di-retos e indiretos sobre a oferta e a demanda. Con-forme a#rmamos acima, embora possamos contar com o talento e a acuidade dos pro#ssionais, é

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ENVIADO DIA: 30/10/2013APROVADO DIA: 21/11/2013

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Diolene Machado

Mestranda em Estudos da Mídia (PPGEM/UFRN - bolsista Capes/Demanda Social),

graduada Comunicação Social - Jornalismo (2010) pela Universidade Federal do

Pará. Atualmente pesquisa educomunicação comunitária e saúde. Possui experiência

na área de Assessoria de Comunicação, Audiovisual, e Novas Mídias, atuando nos

seguintes temas: TV digital, Educação a Distância, Educomunicação, comunicação e

saúde e Jornalismo Digital. É integrante do Grupo de Pesquisa Pragmática da Comu-

nicação e da Mídia (Pragma/UFRN). E-mail: [email protected].

Juciano Lacerda

Professor Adjunto III do Curso de Comunicação Social da UFRN. Professor Perma-

nente do Programa de Pós-Graduação em Estudos da Mídia, na linha de pesquisa

“Estudos da Mídia e Práticas Sociais”. Doutor em Ciências da Comunicação pela Uni-

versidade do Vale do Rio dos Sinos (2008). Realizou estágio doutoral na Universidad

Autónoma de Barcelona em 2005/06 (Capes/MECD). É Coordenador do Grupo de

Pesquisa “Comunicação para a Cidadania”, da Sociedade Brasileira de Estudos Inter-

disciplinares da Comunicação (Intercom). É membro fundador do Instituto Nacional

de Pesquisa em Comunicação Comunitária. E-mail: [email protected].

EDUCOMUNICAÇÃO COMUNITÁRIA EM SAÚDE ATUANDO NA PREVENÇÃO DAS DST/AIDS

EDUCOMUNICACIÓN COMUNITARIA EN SALUD ACTUANDO EN LA PREVENCIÓN DE DST/SIDA

COMMUNITY EDUCOMMUNICATION IN THE HEALTH SECTOR ACTING IN STD/AIDS PREVENTION

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RESUMO

Trata-se de uma discussão de conceitos e bases teóricas de pesquisas em realização sobre estratégias de comunicação midiática desenvolvidas em o!cinas educomunicativas com o objetivo de capacitar adolescentes e jovens multiplicadores sobre prevenção em saúde, no bairro de Mãe Luiza, em Natal (RN). Inicia apresentando a discussão sobre cidadania, direito, juventude e a cidadania comunicativa. Em seguida, traz a discussão sobre os percursos que a educação vem fazendo, chegando à discussão sobre o conceito de educomunicação. Complementa com a abordagem sobre conceitos que permeiam a promoção da saúde coletiva. E encerra com a problematização acerca do conceito de educomunicação comunitária em saúde no projeto “Viva Mãe Luiza”.PALAVRAS-CHAVE: EDUCOMUNICAÇÃO; COMUNIDADE; PRÁTICAS SOCIAIS; SAÚDE.

RESUMEN

Esta es una discusión de conceptos y fundamentos teóricos de la investigación en curso sobre las estrategias de comunicación mediática desarrolladas en talleres educomunicativos con el objetivo de capacitar a adolescentes y jóvenes multiplicadores sobre prevención en salud, en el distrito de Madre Luiza, Natal-RN. Se inicia presentando la discusión sobre ciudadanía, derechos de la juventud y la ciudadanía comunicativa. Luego, trae la discusión sobre los caminos que la educación está haciendo, llegando a la discusión conceptual de educomunicación. Complementa el enfoque en los conceptos que permean la promoción de la salud colectiva. Finaliza con el cuestionamiento sobre el concepto de educomunicación comunitaria en salud en el proyecto “Viva Madre Luiza”.PALABRAS CLAVES: EDUCOMUNICACIÓN; COMUNIDAD; PRÁCTICAS SOCIALES; SALUD.

ABSTRACT

"is is a discussion of concepts and theoretical foundation of a research in progress on media communication strategies developed in educomunnicative workshops aiming to empower adolescents and young peer educators on health preventive measures, in the neighborhood of Mae Luiza, Natal, RN, Brazil. We begin presenting the discussion on citizenship, youth rights and communicative citizenship. "en, we discuss the pathways education is taking, and the concept of educommunication. We approach concepts that permeate the promotion of community health. And wrap up analyzing the concept of health community educommunication in ‘Viva Mae Luiza’ project.KEYWORDS: EDUCOMMUNICATION; COMMUNITY; SOCIAL PRACTICES; HEALTH.

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rede para reduzir vulnerabilidades de adolescen-tes e jovens da comunidade de Mãe Luiza, Natal (RN)”, integra as ações de pesquisa do Projeto “Viva Mãe Luiza” e se encontra em fase inicial. O objetivo é investigar a partir do desenvolvi-mento das estratégias de comunicação midiática, a aprendizagem sobre prevenção das DST/Aids e a percepção de vulnerabilidades por jovens da comunidade de Mãe Luiza, Natal (RN).

Para este artigo são trazidas discussões con-ceituais da fundamentação teórica. Os conceitos de cidadania e direito são situados na discussão da cidadania comunicativa. As várias transfor-mações da educação são tratadas e a educomu-nicação é discutida. Conceitos fundamentais são abordados para a promoção da saúde coletiva e a relação entre os campos da saúde e da comunica-ção. Especialmente de como esta pode contribuir para a prevenção das DST/Aids. Encerra-se com a problematização da relação educação/comuni-cação, propondo a discussão da expressão “edu-comunicação comunitária em saúde” no projeto “Viva Mãe Luiza”, centrada nos conceitos de edu-comunicação e comunicação comunitária.

2. Direito, Cidadania e Comunicação para os adolescentes

É antiga a luta das pessoas pelo direito de exer-cer e conquistar direitos, alcançando a cidadania. Trata-se, então, de relações de forças sociais, e não da divinização ou naturalização de direitos e de-veres. “O ‘ser cidadão’ vincula-se a um conjunto variado de ações possíveis num ambiente público, partilhado, colaborativo e comunitário” (Guin-dani, 2012, p.243). Esse sujeito é quem participa das transformações sociais. Conclui-se então, que há uma relação de complementaridade em que a participação é um elemento central da cidadania, e esta tem como objetivo a participação.

Os adolescentes também são dotados de direi-tos, e o primeiro deles é o de serem adolescentes, o que sob a ótica da cidadania signi!ca “o direito

1. IntroduçãoAs vulnerabilidades, em especial as referentes à

saúde, são um dos principais problemas que en-volvem jovens brasileiros, por isso iniciativas que combatam os riscos a que estão expostos são im-portantes para garantir a cidadania destes. O pro-jeto de intervenção comunitária “Fortalecimento de Redes de Ação Comunitária para Prevenção em DST/Aids: conhecer e Intervir”, conhecido como projeto “Viva Mãe Luiza”, desenvolvido no bairro de Mãe Luiza, município de Natal, Estado do Rio Grande do Norte, Brasil, promove inicia-tivas dirigidas a reduzir vulnerabilidades de jo-vens a partir da prevenção de DST/Aids.

O projeto é fruto de uma parceria entre o Pro-grama Nacional de DST/Aids e Hepatites Virais do Ministério da Saúde e a Universidade Federal do Rio Grande do Norte (UFRN), através do Nú-cleo de Estudos em Saúde Coletiva (NESC) e do Departamento de Infectologia, com colaboração de pesquisadores do Programa de Mestrado em Estudos da Mídia e do Grupo de Pesquisa Prag-ma. Ele surge da necessidade de metodologias di-rigidas a reduzir as vulnerabilidades ao HIV/Aids.

O projeto “Viva Mãe Luiza” mapeou as ações, que passaram a integrar o projeto, com o intuito de promover iniciativas de prevenção em DST/Aids no bairro a partir de ações articuladas de educação, comunicação e pesquisa, na perspec-tiva de implementar tecnologias de inovação e fortalecer redes sociais na comunidade. O pro-cesso de capacitação visa preparar multiplicado-res adolescentes e jovens, por meio de o!cinas de educomunicação, através de uma relação parti-cipativa e expressiva, fazendo uso de linguagens midiáticas, para, a partir daí, dar seguimento a “educação entre pares”1.

A proposta de pesquisa “Estratégias Midiáticas na Aprendizagem do tema DST/Aids: ações em

1 O termo “educação entre pares” tem origem no inglês peer educator e é utilizado quando uma pessoa !ca responsável por desenvolver ações educativas voltadas para o grupo do qual faz parte.

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e aborto não desejados nas adolescentes, além de doenças sexualmente transmissíveis” (Morais, 1999, p.25).

Em pesquisa de Morais (1999, p.44), os adoles-centes apontaram “os meios de comunicação (re-vista, livros, !lmes, e televisão) como as principais fontes de aprendizado com relação ao sexo, segui-do de amigos e colegas”. Isso demonstra o poten-cial da comunicação para a difusão de informa-ções para a cidadania, no entanto somente tendo acesso às mídias sem conhecimento crítico ou sem orientação não é su!ciente para a prevenção.

Nesse sentido atua a interface que envolve edu-cação e comunicação. A educomunicação vem ge-rar tanto o aprendizado sobre mídia quanto o fazer midiático, atrelando temas de grande relevância social, como a prevenção de doenças e combate às vulnerabilidades, e que promovam a participação. Os jovens envolvidos em projetos educomunicati-vos ou que se envolvem desde cedo com o apren-dizado sobre e para a comunicação,

se abrem para a compreensão crítica da rea-lidade e ampliam seu interesse em participar da construção de uma sociedade mais justa, con!rmando sua vocação para a opção demo-crática de vida em sociedade. Tudo isso porque a participação os levou a maior conhecimento e o maior interesse pela comunidade local, ins-pirando ações coletivas de caráter educomuni-cativo (Soares, 2011, p.31).

3. Comunicação para a promoção da cidadania O direito à comunicação vai além do acesso

à informação de qualidade e em abundância, e pressupõe o protagonismo e a participação direta no processo de produção de informações, onde

de ter direitos, de conhecer seus direitos, de criar novos direitos, de participar da conquista dos seus direitos” (Unicef, 2011, p.16). Atualmente apresentam-se três abordagens de participação: a participação como um direito; a participação como uma oportunidade de desenvolvimento; e a participação como estratégia de redução de vul-nerabilidades (Unicef, 2011, p.120). Nesta última abordagem se encontra a intervenção proposta pelo projeto “Viva Mãe Luiza”, cuja participação dos adolescentes e jovens corresponde à estraté-gia para redução de vulnerabilidades.

Essa faixa etária tem muito a contribuir com a sociedade, especialmente se levarmos em conta a porcentagem de adolescentes que vivem no Bra-sil e especi!camente no nordeste. O total brasi-leiro da população adolescente alcança 11%, e o Nordeste é a segunda região em número de ado-lescentes, chegando a 31% do total de adolescen-tes do país segundo o IBGE/Pnad 2009 (Unicef, 2011, p.21). Esses dados rea!rmam a importân-cia de políticas públicas para essa faixa etária, que logo ocupará o mercado de trabalho e já pode atuar positivamente na sociedade.

“A Organização Mundial da Saúde de!ne Ado-lescência como a fase da vida entre 10 e 19 anos de idade”, de!nida assim apenas por dados es-tatísticos já que pode ocorrer antes dos 10 e até depois dos 19 anos, por ser uma fase da vida per-meada pelos padrões da sociedade e do momen-to cultural vivido (Morais, 1999, p.13).

As políticas devem atuar instruindo e capaci-tando-os a divulgarem estratégias de prevenção e combate às vulnerabilidades. Uma das principais vulnerabilidades nesta faixa são de DST/Aids. “O despertar do desejo sexual, não conveniente-mente orientado, origina o aumento da gravidez

As políticas devem atuar instruindo e capacitando-os

a divulgarem estratégias de prevenção e combate às vulnerabilidades.

Uma das principais vulnerabilidades nesta faixa são de DST/Aids.

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exemplo da criação de blogs e canais no YouTube para difusão de informações comunitárias.

A participação das pessoas na produção e transmissão das mensagens, nos mecanismos de planejamento e na gestão do veículo de comunicação comunitária contribui para que elas se tornem sujeitos, se sintam capazes de fazer aquilo que estão acostumadas a receber pronto, se tornam protagonistas da comunicação e não somente receptores (Peruzzo, 2002, on-line).

A comunicação também pode ser mobilizadora e promotora de conhecimento nos projetos de edu-comunicação, que se utilizam da criação a partir das mídias ou da crítica midiática para envolver os participantes na conscientização sobre a sociedade e/ou sobre temas de relevância social.

4. Os vários sobrenomes da educaçãoPor muito tempo, a educação bancária foi a

forma pedagógica mais usada por educadores, caracterizada por professores que detinham co-nhecimento e o passavam para os alunos, recep-tores “vazios”. Dessa forma, ignorava-se seus co-nhecimentos e esperava-se uma postura passiva diante do educador. Esse modelo ainda persiste como método relevante de aprendizado, mas, aplicado isoladamente, ignora os conhecimen-tos informais dos alunos. Paulo Freire – e outros autores2 – rompeu com essa concepção através da educação dialógica e descentralizadora, que coloca a troca de conhecimento como central na relação educador-educando.

A “educação dialógica” se caracteriza por uma construção solidária e compartilhada de conhe-cimentos (Soares, 2011, p.17). O modelo permeia o projeto “Viva Mãe Luiza”. Os instrutores da área da saúde buscam recursos dentro da realidade dos

2 M. Kaplún, L. Ramiro Beltrán, J. Diaz Bordenave, D. Castillo Prieto, entre outros.

cada cidadão tem o poder de comunicar e se fa-zer ouvir (Carvalho; Veloso, 2012, p.3). A cida-dania comunicativa, para seu exercício, envolve condições objetivas, como a legislação vigente e as tecnologias disponíveis, e condições subjeti-vas como o modo de se imaginar como sujeito de direitos, as expectativas que depositamos nas instituições da sociedade e nos meios de comuni-cação de massa, e o jogo entre as representações hegemônicas e contra-hegemônicas sobre o dire-to à comunicação (Mata, 2006, p. 14).

A comunicação midiática sempre teve caráter público, mas quando movida a interesses elitistas expõe a sociedade apenas o que é conveniente e da forma como os controladores das mídias querem.

O potencial educativo implícito nos veículos de comunicação, sejam eles de pequeno ou grande alcance, é muito signi!cativo. Por isso mesmo, são bens públicos e não privados e representam uma conquista da humanidade enquanto instrumentos capazes de democratizar, de forma ágil, interessante e com !dedignidade, a informação, a cultura e o conhecimento, do senso comum ao cientí!co (Peruzzo, 2002, on-line).

Nessa perspectiva, busca-se uma comunicação que promova a cidadania de diversas formas, seja integrando projetos de educação ou em campa-nhas de prevenção para promoção da saúde, ou no aprendizado do fazer midiático pelos cidadãos. Em qualquer papel em que a comunicação exerça seu caráter cidadão. Peruzzo (2007) acredita que “se empregado com sabedoria com vista a exercer a cidadania os meios de comunicação comunitária permitem a materialização do potencial transfor-mador que detêm” (Peruzzo, 2007, p.89).

A internet é um desses lugares de democratiza-ção da comunicação. Com o aprendizado do uso de mídias digitais, a pessoa pode sair da posição de receptora a sujeito da produção de conteúdo, a

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político e social, sendo o conhecimento e a infor-mação eixos centrais do desenvolvimento social (Martín-Barbero, 2000, p.123). Essa sociedade está dividida e “sendo transformada pela centra-lidade das tecnologias e dos sistemas de comuni-cação” (Martín-Barbero, 2000, p.125).

Uma das dinâmicas que con!guram o sistema comunicativo é o fato de o saber ser “disperso e fragmentado e poder circular fora dos lugares sa-grados nos quais antes estava circunscrito e longe das !guras que antes o administravam” (Martín--Barbero, 2000, p.126). Isso se torna ainda mais evidente com o surgimento de novas tecnologias, em que o saber é difundido de forma mais facilita-da por e para aqueles que têm acesso a estas.

“Todo ato de pensar exige um sujeito que pen-sa, objeto pensado, que mediatiza o primeiro su-jeito do segundo, e a comunicação entre ambos, que se dá através de signos linguísticos” (Freire, 1983, p.66). O que torna o mundo humano um mundo de comunicação. A comunicação é diá-logo, assim como o diálogo é comunicativo. “A educação é comunicação, é diálogo, na medida em que não é transferência de saber, mas um en-contro de sujeitos interlocutores que buscam a signi!cação dos signi!cados” (Freire, 1983, p.69).

Com o desenvolvimento de uma nova área de conhecimento na interface comunicação/educa-ção é que se estabelece de fato um campo de atu-ação comum denominado de educomunicação, cujo objetivo se fundamenta na construção da ci-dadania. Aquela é apresentada por Soares (2000) como a interrrelação comunicação e educação, trabalhando a partir de um substrato comum que é a ação comunicativa no espaço educativo pro-

próprios jovens para explicar os conceitos de pre-venção. Esse diálogo também é presente nas toma-das de decisões sempre negociadas entre os promo-tores do projeto e os jovens, como, por exemplo, a escolha feita por eles, para que fossem ministradas o!cinas de vídeo, foto, cartilha e teatro. Essa prepa-ração dos jovens visa outras o!cinas para jovens do bairro mediante educação entre pares.

Modalidade emergente e geralmente informal, a educação entre pares é muito utilizada quando se trabalha com formação de jovens para com-bate às vulnerabilidades. Essa metodologia se mostra interessante já que adolescentes e jovens conversam de igual pra igual entre si sobre dife-rentes assuntos; eles e elas conhecem a realidade de outros adolescentes e jovens e organizam ati-vidades mais próximas da cultura local. O mo-delo possibilita ampliar ações envolvendo muitas organizações (Ministério da Saúde, 2010, p.27).

No processo de aprendizagem só quem conse-gue se apropriar do aprendido e torná-lo apreen-dido, tornando-se capaz de aplicar nas situações existenciais concretas é quem aprende verdadei-ramente. Por isso “o papel do educador não é o de ‘encher’ o educando de ‘conhecimento’, de or-dem técnica ou não, mas sim o de proporcionar, através da relação dialógica educador-educando, educando-educador, a organização de um pensa-mento correto em ambos” (Freire, 1983, p.53).

O esforço de conscientização “permite aos in-divíduos se apropriarem criticamente da posição que ocupam com os demais no mundo” o que impulsiona-os a serem “sujeitos da transforma-ção do mundo, com a qual se humanizem” (Frei-re, 1983, p.36). A tomada de consciência não se dá nos homens isolados, e sim enquanto travam entre si e o mundo, relações de transformação.

5. EducomunicaçãoEstamos numa sociedade em que o conheci-

mento e a informação atuam tanto no eixo eco-nômico quanto no processo de democratização

O que torna o mundo humano

um mundo de comunicação.

A comunicação é diálogo, assim como

o diálogo é comunicativo.

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de um novo campo; entender que esse campo não se reduz a fragmentos; construir esse cam-po como objeto cientí!co; conhecer e reconhecer que o campo só pode ser pensado a partir da di-versidade multi, inter e transdisciplinar; o desa-!o de saber ler e interpretar o mundo; o campo cultural na realidade contemporânea; conhecer e vivenciar os desa!os das novas concepções do tempo espaço e as ciências humanas e sociais na formação de cidadãos; ir do mundo editado à construção do mundo; estabelecer um diálogo mais amplo com mais saberes; e conscientizar os sujeitos sobre a construção de nossa cultura e so-bre as mediações que conformam nossas ações. É no enfrentamento desses desa!os que esse novo campo se estabelece e se desenvolve para a pro-moção da cidadania.

6. Saúde coletiva e prevenção de DST/AidsA saúde coletiva trabalha com a expectativa de

redução de vulnerabilidades a partir da promo-ção da saúde e de medidas preventivas. O termo geralmente é empregado para designar susce-tibilidades das pessoas a problemas e danos de saúde. Pode-se confundir vulnerabilidade com o conceito de risco. No entanto, Bertolozzi et. al. (2009) distingue esses dois conceitos. Apresenta o risco como probabilidade diante das chances de grupos populacionais de adoecerem e morrerem por algum agravo de saúde. Já a vulnerabilidade se trata de um indicador da desigualdade social, em torno dos potenciais de adoecimento, de não adoecimento e de enfrentamento, relacionados a todo e cada indivíduo. “A vulnerabilidade ante-cede ao risco e determina os diferentes riscos de se infectar, adoecer e morrer” (Bertolozzi et. al. 2009, p.2).

movida com o objetivo de produzir e desenvolver ecossistemas comunicativos.

A educomunicação con!gura-se como uma prática social que teve início no Brasil no meio acadêmico a partir dos anos 1980. E pode ser dividida em três linhas: educação para a mídia; educação por meio da mídia; e educação com a mídia. A primeira se restringe a preparar os ins-truídos para serem críticos da mídia, para que não sejam in#uenciáveis; a segunda é o uso da mídia como mediadora do processo educativo, a exemplo das iniciativas de educação a distância em geral; já a proposta de educação com a mí-dia está ligada a hibridização dos dois campos, levando o aprendiz a desenvolver produtos co-municativo-educativos e ampliando seus conhe-cimentos (Messagi Jr, s.d).

As características de cada campo se evidenciam na interface entre eles, que se manifesta com a in-terdisciplinaridade, e contribuem a partir de suas particularidades com o objeto de interesse co-mum. “Aprender e comunicar são, pois, compo-nentes simultâneos que se penetram e necessitam reciprocamente” (Kaplún, 2001, p.37). Dessa for-ma os campos da educação e comunicação criam interfaces à medida que seus interesses e preo-cupações se convergem (Braga; Calazans, 2001).

A interface resultante da união entre os ecos-sistemas comunicativos e educativos formam um processo de aprendizagem diferenciado, que se utiliza dos métodos de produção da notícia, de troca de informação e de construção de conteú-dos educativos, a !m de promover a ampliação de um aprendizado não só de resultados, mas principalmente de processos (Kaplún, 2001).

Baccega (2009) traz dez desa!os do campo educomunicativo: a complexidade da construção

É no enfrentamento desses desafios

que esse novo campo se estabelece e se desenvolve

para a promoção da cidadania.

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p.4). Ou em !ns da década de 1980, quando a ir-rupção do HIV/Aids foi uma das circunstâncias “impulsionadora[s] de um novo pensar em saú-de/comunicação, em que identidades sexuais, re-lações de poder e de gênero e modos de vida são mais determinantes, no per!l epidemiológico de um território, do que os micróbios”.

A década de 1990 foi marcada por avanços na articulação entre os campos da saúde e da comu-nicação (Natansohn, 2004, p.11), a exemplo da criação da Comissão de Comunicação do Conse-lho Nacional de Saúde (Araújo; Cardoso, 2007).

Teixeira (2004, p.1) entende que a “comunica-ção em saúde diz respeito ao estudo e utilização de estratégias de comunicação para informar e para in#uenciar as decisões dos indivíduos e das comunidades no sentido de promoverem a sua saúde”. Não se trata, contudo, de uma perspecti-va instrumental, formalista e funcionalista, mas um processo em que é preciso dar conta da he-terogeneidade dos públicos receptores (Martín--Barbero, 1995). Desta forma, é preciso conside-rar as representações sociais sobre o que signi!ca estar doente ou estar saudável, presente em cada formação sociocultural, como advertem Lefevre, Lefevre e Figueiredo.

A comunicação em saúde pode ser vista como uma relação de troca de ideias ou mensagens que, quando bem sucedida, promove um contato entre o pensamento sanitário e o pensamento do senso comum, afetando ambos e fazendo avançar a consciência coletiva sobre as questões de saúde e doença em uma dada formação sociocultural (Lefevre; Lefevre; Figueiredo, 2010, p.10).

Esses autores também compreendem a neces-sidade de um sistema comunicativo consolidado e que envolvam projetos, programas e interven-ções particularmente no plano da comunicação. No entanto, apenas ações comunicativas não são

A prevenção signi!ca um conjunto de medidas para evitar o aparecimento de uma doença. “Os projetos de prevenção e de educação em saúde estruturam-se mediante a divulgação de infor-mação cientí!ca e de recomendações normativas de mudanças de hábitos” (Czeresnia, 2003, p.4).

No Brasil há um número signi!cativo de jovens que já contraíram o vírus HIV, principalmente por falta de prevenção. Já “foram registrados 66.114 casos de Aids entre jovens de 13 a 24 anos até ju-nho de 2009. Isso representa 11% dos casos noti!-cados de Aids no país, desde o início da epidemia. Na mesma faixa etária, a transmissão sexual repre-senta 68% dos casos noti!cados e a via sanguínea responde por 23%” (Brasil, s.d, on-line).

Concebendo esse período de vida como espe-cialmente vulnerável, mas transitório, entende-se que políticas e!cientes para adolescentes e jovens seriam aquelas que, de algum modo, contribuís-sem para que este período natural de desordem transcorra de forma a impedir ou reduzir danos. A prevenção será bem sucedida quando desde cedo esses valores forem trabalhados na educa-ção. Dessa forma, aprender com pessoas de um mesmo per!l ou que compartilham do mesmo ambiente social, numa educação entre pares, é uma das estratégias adotadas para ser desenvol-vida com os adolescentes e jovens da comunida-de de Mãe Luiza para a promoção da prevenção em DST/Aids.

7. Comunicação e saúdeA comunicação tem um importante papel na

educação para a promoção da saúde, no senti-do de informar a população para aprimorar os cuidados com a saúde. Historicamente, podemos recuperar as campanhas públicas de saúde ain-da na primeira metade do século passado, “basta lembrarmos dos velhos almanaques de medica-mentos, das campanhas conduzidas por Oswaldo Cruz para debelar a febre amarela, ou mesmo da época do Estado Novo” (Trench; Antenor, 2010,

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de educomunicação comunitária. Acreditamos ser pertinente associar esta perspectiva ao pro-jeto, pois

a comunicação comunitária se caracteriza por processos de comunicação baseados em princípios públicos, tais como não ter !ns lucrativos, propiciar a participação ativa da população, ter propriedade coletiva e difundir conteúdos com a !nalidade de educação, cultura e ampliação da cidadania (Peruzzo, 2006, p. 9).

A educação é um dos !ns previstos pela co-municação comunitária. Esta surge para dar voz àqueles cujos anseios não encontram espaço nas formas tradicionais de comunicação (Carvalho; Veloso, 2012, p.1).

Nessa intervenção, a educomunicação se tor-na o centro estratégico de ação de comunicação comunitária, no intuito de promover possibilida-des de redução de vulnerabilidade às DST/Aids. Portanto, caracterizando-se como uma educo-municação comunitária, já que “na comunicação comunitária ocorre um signi!cativo processo de educomunicação na perspectiva do desenvolvi-mento integral da pessoa” (Peruzzo, 2007, p.84).

A temática abordada nas o!cinas é de preven-ção de DST/Aids e de temas que permeiam essa discussão, por isso a referência à um processo de educomunicação em saúde, cuja abordagem se volta para a promoção desta e de combate à vulnerabilidade às DST/Aids pelos adolescentes e jovens do bairro. Nesse sentido educação, co-municação e saúde atuam numa interdisciplina-ridade em prol da construção da cidadania dos jovens e na formação destes para que possam co-nhecer seus direitos, conquistar outros e ajudar seus pares multiplicando conhecimentos.

9. Considerações !naisO foco de nossa pesquisa se encontra nas es-

tratégias e práticas de comunicação midiática

su!cientes para o panorama da saúde coletiva, mas também iniciativas que auxiliem o plano material da vida social.

8. Educomunicação comunitária em saúde e o projeto Viva Mãe Luiza

A educomunicação geralmente se dá no ambien-te escolar, mas também tem sido estratégica em di-ferentes espaços. Os estudos que envolvem comu-nicação e educação privilegiam a educação formal, mas é na dinâmica da educação formal e informal que acontece o que podemos denominar de educo-municação comunitária (Peruzzo, 2007, p.83).

É no âmbito da educação informal que estaremos enfocando a questão das relações entre comunicação e educação no processo de conquista de cidadania, porém, não a partir do papel da mídia, mas da comunicação que surge em conseqüência da práxis nos movimentos populares, comunitários e das demais organizações que tenham como estratégia a consecução dos interesses coletivos (Peruzzo, 2002, on-line).

A escola não é único lugar do saber, as mídias também são agentes de socialização e de promo-ção da cidadania (Baccega, 2009, p.32). Martín--Barbero (2000) entende que a escola precisa en-sinar as pessoas a ler o mundo de maneira cidadã para assim construir o cidadão.

No início das o!cinas de educomunicação co-munitária do Projeto “Viva Mãe Luiza” a sede era uma escola, mas não havia compromisso dela com o projeto, ela funcionava apenas como o lo-cal onde as o!cinas aconteciam. Nessa interven-ção são os atores da saúde e da comunicação, da comunidade e da UFRN que atuam articulando a comunidade. Adotando sempre uma dinâmica dialógica e construindo as iniciativas do projeto junto à comunidade, articulando redes de ações.

As o!cinas se caracterizam como intervenção

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o!cinas de vídeo, fotogra!a, cartilha e teatro. Esta última se encontra ainda em realização. E já foram abordadas as temáticas de participação juvenil, direito, sexualidade e prevenção de Aids. A informação trabalhada com os adolescentes e jovens desde cedo na perspectiva de prevenção !gura como uma importante ação no comba-te às vulnerabilidades. No segundo semestre de 2013, desenvolveremos entrevistas em profundi-dade com adolescentes e jovens do projeto que tenham participado da maioria das atividades desenvolvidas entre 2012 e 2013. Queremos, por !m, compreender como essas capacitações, na perspectiva da educomunicação comunitária, estão contribuindo para a prevenção das DST/Aids entre adolescentes e jovens de Mãe Luiza, e quali!car a percepção de vulnerabilidades desse público prioritário.

O uso dos métodos propostos pela educomu-nicação contribui para o processo de aprendi-zagem e construção de conhecimentos. Dessa forma os meios de comunicação, numa pers-pectiva comunitária, podem atuar na expansão e disseminação de conhecimento e de promoção da saúde coletiva.

desenvolvidas no âmbito do projeto “Fortaleci-mento de redes de ação Comunitária para a Pre-venção em DST/Aids: conhecer e intervir”, diri-gidas a adolescentes e jovens do bairro. Partimos da premissa de que quem é capacitado para uso de mídias e atua na construção de produtos de comunicação apreende melhor os conteúdos tra-tados, apropriando-se desses conhecimentos em suas práticas, mais do que quem apenas recebe informações de um conteúdo midiático, a exem-plo das propagandas sobre prevenção. O presente artigo buscou apontar os conceitos teóricos que fundamentam o processo da pesquisa em curso no ano de 2013, tendo como foco os adolescentes e jovens que participam como multiplicadores do projeto acima enunciado, conhecido na comuni-dade como Projeto Viva Mãe Luiza.

Tendo como perspectiva a teorização propos-ta neste artigo, estamos desenvolvendo um pro-cesso de observação participante, com produção de diários de campo sobre como o projeto “Viva Mãe Luiza” vem realizando, desde 2012, o!cinas de educomunicação, envolvendo os temas que perpassam a prevenção em DST/Aids aliada a produção midiática. Os adolescentes já tiveram

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Ângela Cristina Salgueiro Marques

Professora do Departamento de Comunicação Social e do Programa de

Pós-Graduação em Comunicação Social da Universidade Federal de Minas Gerais

(UFMG). Mestre e Doutora em Comunicação pela mesma instituição.

E-mail: [email protected].

LA PRODUCCIÓN DE SENTIDOS EN EL CONTEXTO DEL GRUPO DE DISCUSIÓN: RECEPCIÓN Y CUESTIONAMENTO DE REPRESENTACIONES MEDIÁTICASA PRODUÇÃO DE SENTIDOS NO CONTEXTO DO GRUPO DE DISCUSSÃO: RECEPÇÃO E QUESTIONAMENTO DE REPRESENTAÇÕES MIDIÁTICAS

MEANING PRODUCTION IN THE CONTEXT OF DISCUSSION GROUPS: RECEPTION AND QUESTIONING OF MEDIA REPRESENTATIONS

Simone Maria Rocha

Professora do Departamento de Comunicação Social da Universidade Federal de

Minas Gerais (UFMG), onde realizou seu estágio pós-doutoral (2005). Doutora em

Comunicação e Cultura pela Universidade Federal do Rio de Janeiro (2003), mestre

em Sociologia pela Universidade Federal de Minas Gerais (1999) e graduada em

Sociologia por esta mesma instituição (1997). Graduada em Relações Públicas pela

Pontifícia Universidade Católicas de Minas Gerais (1994).

E-mail: [email protected]

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RESUMEN

En este artículo se revela como las relaciones comunicativas generadas por el grupo de discusión, pueden evidenciar dimensiones de la experiencia cotidiana relacionadas a la formación de identidades, la acción política y el cuestionamiento de representaciones mediáticas. Intentamos presentar al grupo de discusión como una metodología cualitativa capaz de crear contextos de producción de sentidos, que incluyen las mediaciones que rigen nuestras prácticas sociales y nuestra inserción en la historia, la cultura y lo cotidiano. Para esto, se explora la recepción de los cuatro episodios del primer año de la serie Cidade dos Homens (Globo, 2002) en grupos de discusión realizados con jóvenes en favelas de Rio de Janeiro y Belo Horizonte. PALABRAS CLAVES: GRUPO DE DISCUSIÓN; FAVELA; IDENTIDAD; REPRESENTACIONES MEDIÁTICAS.

RESUMO

Este artigo revela como as relações comunicativas geradas pelo grupo de discussão podem evidenciar dimensões da experiência cotidiana relacionadas com a formação de identidades, com a ação política e o questionamento de representações midiáticas. Abordamos o grupo de discussão como uma metodología qualitativa capaz de criar contextos de produção de sentidos que incluem as mediações que regem nossas práticas sociais e nossa inserção na história, na cultura e no cotidiano. Para isso, exploramos a recepção dos quatro episódios do primeiro ano da série Cidade dos Homens (Globo, 2002) em grupos de discussão realizados com adolescentes em favelas do Rio de Janeiro e Belo Horizonte.PALAVRAS-CHAVE: GRUPO DE DISCUSSÃO; FAVELA; IDENTIDADE; REPRESENTAÇÕES MIDIÁTICAS.

ABSTRACT

!e aim of this article is to show how communicative relationships generated by discussion groups can evince the dimensions of the daily experience related to the formation of identities, political action and questioning of media representations. We tried to present the discussion group as a qualitative methodology capable of creating contexts of meaning production that include the mediations that govern our social practices and our insertion in history, culture and daily life. We analyze the reception of the "rst four episodes of the show City of Men (Globo, 2002) in discussion groups formed by young people living in favelas in Rio de Janeiro and Belo Horizonte.KEYWORDS: DISCUSSION GROUP, FAVELA, IDENTITY, MEDIA REPRESENTATIONS.

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1. IntroducciónLos grupos de discusión (también conocidos

como grupos focales) son básicamente entre-vistas en grupo, donde el foco principal reside en la interacción del grupo, no solamente en el intercambio de preguntas y respuestas entre el investigador y los integrantes del grupo. La inte-racción entre los miembros del grupo está basada en tópicos especí"cos que son traídos por el in-vestigador, el cual asume el papel de moderador del debate (Morgan, 1997, p.2). El grupo de dis-cusión envuelve algún tipo de actividad colectiva dirigida, como ver un "lme, examinar un mensa-je o simplemente debatir un conjunto especí"co de preguntas. La gran mayoría de los autores es unánime al a"rmar que el grupo debe ser com-puesto por 6 a 10 participantes, tendiendo a una homogeneidad con relación a la edad, sexo, cla-se social, entre otros (Bryman, 2001; Kitzinger, 1994; Letelier, 1996). El investigador puede tra-bajar con grupos preexistentes o seleccionar los integrantes de modo aleatorio; debe realizar cuantos grupos juzgue productivo para la inves-tigación, considerando un “punto de saturación”, que ocurre cuando las historias y declaraciones se tornan repetitivas. Esto porque la utilización de esta técnica busca la calidad de las discusiones y relaciones construidas en un pequeño espacio de tiempo (entre una y dos horas, por ejemplo) (Morgan, 1997). Así, en los grupos de discusión existe un uso explícito de la interacción entre los miembros del grupo para producir material de análisis e insights que de otro modo serían menos accesibles. Según Morgan (1996), la interacción generada por el encuentro de experiencias y vo-ces singulares es la fuente de datos del investiga-dor, lo que hace que el método se auto-sustente.

Los grupos focales proporcionan la oportunidad de observar a los miembros del grupo conduciendo sus propias pruebas discursivas, negociando sentidos, con!rmando

o desa!ando modos aceptados de percepción. (...) Ellos pueden revelar premisas cognitivas o ideológicas que estructuran argumentos, el modo como varios discursos están enraizados en contextos particulares y experiencias especí!cas es traído a la super!cie a través de las interpretaciones que marcan la construcción discursiva de las identidades sociales (Lunt; Livingstone, 1996, p. 88 e 96).

La intención de este artículo es mostrar como el grupo de discusión puede ser visto no solo como una metodología cualitativa de investiga-ción, sino también como una mediación capaz de incentivar la producción de diversas inter-pretaciones en situaciones de recepción colec-tiva. Este método pone en evidencia procesos políticos de cuestionamiento de representacio-nes, formación y sustentación de identidades, reconocimiento, legitimidad y inserción de las cuestiones levantadas por grupos marginales en la esfera pública.

Se pretende además, efectuar un análisis deta-llado de la recepción que parte de una hipótesis original, ampliamente difundida y corroborada por diversos trabajos investigativos (Fiske, 1994; Lopes, 2002; Jacks, 1999; Gomes, 2005) según la cual, la recepción es socialmente construida y di-ferenciada. Se procura, a partir del universo sim-bólico difundido por los medios de comunicación masiva, en especial la televisión e independien-temente de la idea del receptor activo, articularla con prácticas político-culturales que motivan lu-chas por lograr respeto y reconocimiento social en grupos marginales y minorías. Se entiende que la recepción e interpretación colectiva de esos men-sajes pueden llevar a la formación de identidades más politizadas y a un mayor conocimiento de los grupos simbólicamente oprimidos.

El mayor interés al realizar un grupo de dis-cusión es saber como los participantes viven las representaciones expuestas en su vida cotidiana

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común” (Telles, 1990, p.28-9). Es también en la vida cotidiana que, como

apunta Michel de Certeau (1994), podemos tras-cender a las representaciones despreciativas y opresivas difundidas por los medios, utilizando mecanismos creativos de contestación y apropia-ción, mostrando espacios de lucha y antagonis-mo. La resistencia a la violencia simbólica des-encadenada por tales representaciones se revela no solo en el acto privado de cuestionamiento a lo que se ve estampado en la pantalla de la te-levisión, sino principalmente cuando existe un encuentro de experiencias, es decir, cuando, por medio de la conversación cotidiana, un modo de ver se presenta delante de otras personas.

Tal perspectiva nos induce a pensar sobre dos dimensiones muy importantes en los estudios de comunicación: las representaciones y las me-diaciones. El estudio conjunto y el diálogo entre esas dimensiones se colocan actualmente como grandes desafíos para los investigadores del área (Rocha; Marques, 2006). Para Stuart Hall (1997), la representación, cuando articula un mapa con-ceptual de ideas y lenguaje, es la práctica que po-sibilita conferir signi"cado al mundo y compar-tirlo en alguna medida con los otros, llevándonos a pertenecer a la misma cultura y a construir un mundo social común. La representación hace parte de la vida cotidiana de las personas, es una forma de conocimiento que se mani"esta como elementos cognitivos (imágenes, conceptos, cate-gorías, teorías), socialmente elaborada y compar-tida que contribuye para la construcción de una realidad común, pues posibilita la comunicación entre las personas y modela su comportamiento (Jodelet apud Wagner, 1995; Moscovici, 1995). Es justamente ese carácter intersubjetivo que hace

y como transportan dicha interpretación a su quehacer político. Pasar un programa televisivo y simplemente escuchar las opiniones de los parti-cipantes, sin un análisis más profundo, desvirtúa el sentido del grupo de discusión. En nuestro tra-bajo, se pretende vincular el grupo de discusión a una cierta concepción de la política, tomando en consideración que la política es una actividad cotidiana de construcción colectiva de signi"ca-dos y interpretaciones sociales entre sujetos que intercambian puntos de vista de manera re#exi-va, buscando cierto entendimiento mutuo, desde su propia condición y lugar en el mundo.

2. Contextos de acción y recepción en la vida cotidiana así como del espacio doméstico

La proximidad entre la actividad de ver televi-sión y otras actividades prácticas que conforman nuestra rutina, lleva a muchos cuestionamientos sobre la inserción, la apropiación y los usos que hacemos de los mensajes televisivos, mediáticos en general, en nuestro cotidiano vivir. Es en lo cotidiano, en las acciones que emprendemos en los ámbitos privado y público, que nuestras vidas ganan signi"cado y densidad (Silverstone, 1994). Los sentidos producidos cotidiana y colectiva-mente deben ser entendidos y localizados en el espacio social en que ocurren. Solamente de esta manera se puede conocer su dinámica y com-prender su política (Martin-Barbero, 2001). De acuerdo con Hannah Arendt, la política tomada en su dimensión cotidiana es generada en for-mas de sociabilidad que permiten la formación de “un mundo compartido de signi"cados a par-tir del cual la acción y la palabra de cada uno puede ser reconocida como algo dotado de sen-tido y e"cacia en la construcción de una historia

Tal perspectiva nos induce a pensar sobre dos dimensiones

muy importantes en los estudios de comunicación:

las representaciones y las mediaciones.

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contextos de acción en la vida cotidiana, ade-más del espacio doméstico. Es necesario notar que la inscripción del mensaje mediático en las rutinas de la vida cotidiana y el uso que hace-mos de ella, ocurre en ambientes diversos que se interceptan a través del mundo de la vida que “forma el contexto indirecto de lo que es dicho, discutido o dedicado a alguien en una situación” (Habermas, 1987, p.131).

De este modo, el punto esencial de análisis de este trabajo es resaltar la capacidad que los gru-pos de discusión presentan para crear situaciones de conversación cotidiana, de ocasiones sociales en que las habilidades críticas de los miembros del grupo emergen en el momento en que se en-cuentran reunidos para intercambiar experien-cias, puntos de vista y argumentos sobre un de-terminado tema o asunto.

De esta forma, es posible asegurar que, en vez de preocuparse por la no-naturalidad de la situa-ción construida, resulta más provechoso usar el grupo de discusión para estimular a las personas a comprometerse entre si, a expresar a través de palabras sus visiones del mundo y a descubrir estructuras cognitivas que antes estaban desarti-culadas. La producción y reproducción de senti-dos y signi"cados depende no solamente de esos contextos relacionales de grupo, sino también de la conversación y discusión pública de temáticas, sin importar que fueron reproducidas en una si-tuación de investigación.

Antes de iniciar con el análisis de los ejemplos empíricos, es necesario introducir, de modo general, la idea central presente en los guiones de los episodios de Cidade dos Homens (Ciudad de los Hombres).

3. Cidade dos Homens y la favela1 El imaginario social brasilero hegemónico in-

terpreta el “favelado”2 como un tipo social ho-

1 Favela: Barrio Marginal.2 Favelado: habitante de un barrio marginal.

que el estudio de las representaciones difícilmen-te sea separado del estudio de las mediaciones, es decir, del trabajo de “consumir, asimilar, conferir nuestra identidad a los productos, a las represen-taciones e imágenes utilizadas por cada cual. Este no es un trabajo individual, es un trabajo colecti-vo, vivido socialmente” (França, 2004, p.21).

Potencializar también las mediaciones signi-"ca dar atención “a las referencias culturales y a las situaciones concretas de nuestro día a día, las cuales marcan nuestro lugar en el mundo y "ltran nuestra lectura e interpretación de los productos que recibimos” (França, 2004, p.20). De esta forma, los estudios que utilizan la etno-grafía como metodología cualitativa de investi-gación, registran como principal mediación lo cotidiano familiar. Morley y Silverstone asegu-ran que el contexto típico para el análisis del uso que las personas hacen de las representaciones dispuestas por la televisión, es el contexto de los hogares, de las familias: “es preciso investigar el hecho de ver televisión en el propio lugar donde estas familias se encuentran” (1991, p.149).

Para Morley (1986), la actividad de ver televi-sión y producir sentidos acerca de las represen-taciones vinculadas por ella, tiene que ser perci-bida como una actividad social constitutiva de las relaciones familiares y domésticas a través de las cuales construimos nuestras vidas. Estamos de acuerdo con el hecho de que ver televisión debe ser considerada una actividad social y co-lectiva. Después de todo, la producción de senti-do sobre lo que observamos no es marcada sola-mente por discursos de naturaleza privada, sino también por los discursos que indican nuestro compromiso en diversos espacios diferenciados de convivencia, entre ellos la familia. No com-partimos la opinión, predominante en varios estudios de etnografía de audiencia, que a"rma que sólo es posible captar la recepción en el es-pacio doméstico del receptor. En nuestro trabajo se parte de la premisa de que existen diferentes

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de los codi"cadores de ese programa: mostrar el hecho de que en estos lugares también existe hu-manidad, personas comunes, vida en comunidad, la ingenuidad en los niños y no exclusivamente violencia, criminalidad, “ley del trá"co”.

Gran parte de aquello que fue recogido en el material impreso de los medios masivos de co-municación durante la exhibición de la Serie5, así como en el discurso de los realizadores del pro-grama parece dirigirse, en todo momento, al en-cuentro de esta codi"cación. George Moura, uno de los directores de la Serie, resalta que,

Cuando Cidade dos Homens llego a la tele-visión, la idea era hacer una especie de “anti” Cidade de Deus, es decir, revelar que en la favela existen los dramas cotidianos, que no obligatoriamente se resumen al problema de la violencia generado por el trá!co de drogas. Cidade dos Homens durante todos estos años mostró eso, al hacer una crónica de la vida pri-vada de sus personajes principales6.

El intento de exponer estos dramas cotidia-nos también es captado por la periodista Maria

preferencial, aquella cuya interpretación estará en sintonía con los objetivos del codi"cador, el autor cita también la lectura negociada y la lectura oposicionista. 5 Las materias aquí citadas son apenas ejemplos generales de interpretaciones sobre la Serie elaboradas durante su exhibición. No obstante, se debe resaltar que no se trata de una opinión consensual. Muchos otros aspectos animaron este debate sobre “la periferia en la televisión” entre ellos la dicha “estética” de la favela, el espectáculo de la pobreza, la infantilización del foco narrativo. De esta forma, no nos cabe, en el ámbito de la discusión propuesta aquí, profundizar las diferentes dimensiones que conformaron este debate. 6 Esta declaración fue extraída de una entrevista realizada vía web en 24/10/05.

mogéneo y la favela como lugar de ausencia y caos social. Muchos autores (Alvito y Zaluar, 2003; Cecchetto, 2003; Rinaldi, 2003; Zaluar, 2004, 1997, 1985) han tratado este asunto de la estigmatización y rotulación sufrida por los in-dividuos moradores de favela. Existe, para tales autores, una especie de imaginario clasista nutri-do por aquellos que no quieren ser asociados a la favela, por el poder público y por aquellos que no habitan en aquel lugar3. Sin olvidar ese conjunto de cuestiones, se pretende debatir aquí como una representación que fue construida en el espacio de visibilidad mediática puede, en el contexto del grupo de discusión, promover ponderaciones y cuestionamientos, conocimiento de “sí mismo” y del otro y enriquecer la práctica política cotidia-na de los grupos marginales.

La Serie Cidade dos Homens (Ciudad de los Hombres) se acerca a la vida de dos adolescentes, Laranjinha e Acerola, a su vida en el cerro y a los problemas que enfrentan: la violencia, la carencia material, la falta de educación pública, el prejuicio social y racial, entre otros. Este programa presenta el favelado de otro modo, es decir, de una manera más compleja, que escapa de asociaciones mecá-nicas que relacionan la violencia y la criminalidad a la favela, sin tomar en cuenta cualquier otro ele-mento. Esta parece ser la “lectura preferencial”4

3 La discusión sobre la favela como espacio social complexo, negativamente rotulado y estigmatizado es el tema del artículo “Favela, suma de exclusiones y asimetrías: En busca de una movilidad simbólica en una escena mediática” (Cf. Rocha, 2005). 4 Se hace referencia aquí a una de las lecturas típico-ideales propuestas por Stuart Hall (2003) en su texto “Codi"cación /decodi"cación” cuando este autor trata del proceso de codi"cación de mensajes televisivas y sus posibilidades de construcción de signi"cados (lecturas) hechas por el televidente. Además de la lectura

Muchos autores (Alvito y Zaluar,2003; Cecchetto, 2003; Rinaldi, 2003;

Zaluar, 2004, 1997, 1985) han tratado este asunto de la estigmatización y

rotulación sufrida por los individuos moradores de favela.

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do Rosário Caetano, cuando compara la Serie Cidade dos Homens a la película Cidade de Deus,

Otra diferencia entre Cidade dos Homens e Cidade de Deus está en el abordaje de la vida cotidiana. En la película, los favelados, negros en su mayoría, parecen vivir subordinados a la guerra del trá!co. No obstante, en la serie de la Globo hay vida cotidiana, abuelos enfermos que carecen de remedios y niños queriendo co-mer una hamburguesa o un pastel.7

¿Será que esa lectura preferencial verdadera-mente encuentra eco en las interpretaciones he-chas por adolescentes que habitan en las favelas? ¿Cómo la estructuración de grupos de discusión puede ayudarnos a percibir las negociaciones de esas interpretaciones conjuntamente con el modo como el proceso de cuestionamiento e in-tercambio de puntos de vista in#uye la práctica política de esos adolescentes?

4. Un contexto instaurado para el intercambio de argumentos: la mediación del grupo de discusión

Las elecciones metodológicas que conducen esta investigación se estructuran del siguiente modo: inicialmente identi"camos que Cidade dos Homens era una narrativa construida a partir de la visión de sus protagonistas, los adolescen-tes, Acerola e Laranjinha. Debido a esto, se pro-curó adolescentes para participar de los grupos de discusión. Posteriormente, se procuró jóvenes con algún tipo de participación política en la co-munidad (la política como mediación) buscando comprender como esa mediación auxilia esos jó-venes en la construcción de su visión de mundo, de su auto-conocimiento y de su auto-identidad. Esto con el objetivo de generar material de aná-lisis que permita realizar una construcción polí-7 Caetano, Maria do Rosário. “Cidade dos homens ganha as telas da Globo”, O Estado de São Paulo, 15/10/02.

tico-cultural de la identidad de los habitantes de barrios marginales, y también abordar la política en una perspectiva más amplia. Finalmente, se analizó en que medida aquella Serie, que cla-ramente hacia referencia a los cerros de Rio de Janeiro, seria interpretada por un público, tam-bién habitantes de barrios marginales, en este caso de Belo Horizonte.

La cuestión principal es la siguiente: ¿Esta re-presentación podría ser generalizada a otros contextos? A partir de esa idea, se inicio el con-tacto con dos grupos de jóvenes: el grupo ECO, en el Morro Santa Marta, local de la "lmación de la mayor parte de la Serie, y con la asocia-ción Agente Joven de la Barragem Santa Lúcia en Belo Horizonte8. Es importante mencionar que Agente Joven es fruto de la unión de ONG’s con la Municipalidad de Belo Horizonte. Su objetivo es ofrecer una alternativa a los adolescentes en el período en que no se encuentran en la escuela. En ambos grupos, los adolescentes tienen entre 15 y 18 años. Los primeros encuentros ocurrieron entre los meses de agosto y setiembre de 2005. Durante este tiempo, solamente participamos de las reuniones periódicas de los respectivos gru-pos, visitamos algunas casas y participamos de eventos culturales. Oportunamente se revelaría el motivo de nuestra presencia.

Al "nal de esos primeros contactos, en los me-ses de octubre, noviembre y diciembre/2005, se procedió a realizar efectivamente los grupos de discusión con la exhibición de los 4 episodios del primero año de la Serie, seguida del intercambio

8 En el caso del Grupo Eco (Rio de Janeiro), los adolescentes se reúnen semanalmente y utilizan una dinámica que incluye una mayor proximidad entre los miembros del grupo, además se realiza la discusión de temas relevantes como política de un modo general, la importancia de las acciones colectivas y de la vida en comunidad, debates sobre películas, drogas, salud, sexualidad, entre otros. Con respecto al Agente Joven (Belo Horizonte), los jóvenes se reúnen 3 veces en la semana con una programación que también envuelve discusiones, debates sobre los temas referidos y actividades deportivas.

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Después de analizar la Serie, escuchar sus rea-lizadores y recolectar opiniones en los medios masivos, fue posible determinar cual sería la lec-tura preferencial. Faltaba entonces el “debate”, la voz de los receptores, de aquellos que Cidade dos Homens pretendía retratar, es decir, los habitan-tes de los barrios marginales. El punto esencial era determinar si ellos con"guraban una lectura coincidente con la lectura preferencial o si ellos negociaban algún sentido que, en su opinión, no había sido considerado en la producción de aquel mensaje. De esta forma, se buscó percibir y discutir en que medida la recepción de un pro-ducto cultural televisivo que aborda la vida en una favela, además de la violencia y del trá"co, puede engendrar prácticas político-culturales que posibilitan la construcción de la identidad del habitante de un barrio marginal, identi"ca-das mediante el debate.

4.1 Favela de la Barragem Santa Lúcia en la ciudad de Belo Horizonte

Después de la exhibición de los episodios de la Serie, los adolescentes argumentaron que aquello “no era verdad”. A pesar de esto, en el curso del debate las opiniones fueron ganando más propie-dad, tornándose así más argumentativas. La dis-cusión fue conducida por dos puntos principales. Paralelamente, otros aspectos también fueron abordados, generando controversias. El primer punto se re"ere al hecho de que la Serie muestra únicamente la violencia, el poder del trá"co y la falta de seguridad, olvidando muchos aspectos positivos existentes en las comunidades:

Moderador: ¿Como ustedes encuentran que la favela fue mostrada a través del programa?

de argumentos generado en el grupo9. La diná-mica era orientada por un guión semiestructura-do que fue dividido en 3 aspectos: i) el cerro y la televisión; ii) los habitantes de barrios margina-les en la televisión; iii) ¿es posible una movilidad simbólica: Cerro y asfalto en lugar de cerro con-tra el asfalto? Fueron conformados dos grupos de discusión en cada favela: en Belo Horizonte con grupos de 10 participantes cada uno, y en Rio de Janeiro, con grupos entre 3 y 6 participantes. Al optarse por grupos ya existentes, que se reu-nían periódicamente tanto en la Barragem Santa Lúcia (Belo Horizonte) cuanto en el Morro Santa Marta (Rio de Janeiro), se busco mostrar que la red de conversaciones cotidianas que envuelven los sujetos excede el espacio privado del hogar, reuniendo espacios políticos de re#exión sobre la experiencia vivida de estos grupos. Las personas transitan por diferentes espacios que marcan su trayectoria de interacción y conversación. Es im-portante mencionar el modo en que fue realiza-do el registro de las opiniones y consideraciones de los adolescentes referidas a la serie televisiva mostrada. Este registro fue llevado a cabo princi-palmente de 3 formas: a través de la grabación de las discusiones realizadas; a través de las declara-ciones individuales que algunos miembros ofre-cieron y a través de las anotaciones que el primer grupo realizado en Belo Horizonte BH realizó.10

9 Es necesario esclarecer que en todos los grupos de discusión la investigadora Simone Maria Rocha asumió el papel de moderadora del debate.10 Agradecemos enormemente a las instituciones y personas que colaboraron de forma efectiva para la realización de esta investigación: el Movimiento Viva Rio, el Grupo ECO, el Proyecto Agente Joven del Núcleo Barragem Santa Lúcia (PBH), Pedro Strozemberg, Itamar, Flaviana, William, Márcia Maria, Fátima, así como a los adolescentes que participaron de las discusiones y debates realizados.

A pesar de esto, en el curso del debate las opiniones fueron ganando

más propiedad, tornándose así más argumentativas. La discusión

fue conducida por dos puntos principales.

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Elisandra: A través de los “ricachos” que pensa-ban que solo porque eran negros y de la favela ya eran bandidos (los adolescentes de la película), que los iban a asaltar.

Danilo: Sólo mostró el lado feo de la favela, el lado sucio, el lado oscuro de la favela. No mostró otras cosas que la favela tiene.

Rita: Hasta por el propio horario en que el pro-grama fue exhibido. ¿Será que es tan violento así, que tuvo que ser exhibido en esa hora? ¿Por qué? ¿La favela solo tiene violencia? ¿Entonces por qué la gente vive aquí?

Evandro: Yo encuentro que si porque solo mos-tró mucha arma, mostró muchas drogas en la fa-vela. Y no es solo eso, no es tan así.

Elisandra: Pero, yo encuentro interesante ver una película así, mostrando la favela, la realidad en la que vive la gente.

Rose: No, tuvo un lado positivo también. ¿Fue el sentimentalismo, no es cierto? De los mucha-chos. Fue bueno para la gente ver que quien vive en la favela también tiene sentimientos.

Rita: ¿Mas, será que las personas necesitan que se pase en la televisión para ellas ver esto?

Danilo: Igual yo ya dije. Muchas personas que viven allá abajo, que tienen dinero, creen que todo el mundo que vive es marginal, que todo el mundo que vive aquí es ladrón, mandado, sin vergüenza, que no tiene que hacer. Y no es así. Hay gente que trabaja que quiere ver a su hijo crecer. Hay muchos universitarios en ese barrio. La gente aquí no es solo delincuente. Malandro aquí, podemos decir, no es ni un 1%, 2% o 1%. 1.5%.

La intervención del moderador en este debate

pretendía mostrar a los adolescentes que el he-cho de estar acostumbrados a ver representacio-nes negativas de la favela en la televisión genera una predisposición para interpretar cualquier mensaje a partir del punto de vista de la violen-cia y de la criminalidad. Se juzga conveniente esa intervención considerando las oscilaciones y las

contradicciones que las opiniones revelaban, es decir, al mismo tiempo en que protestaban con relación al tratamiento conferido a la cuestión de la violencia, revelan claramente que su ambiente era verdaderamente violento.

Moderador: Yo quería insistir si ustedes no están prevenidos y por eso tienen tanta di"cultad en re-conocer que Cidade dos Homens es una represen-tación diferente, un modo diferente de mostrar la favela, si nosotros observamos, por ejemplo, que en el último episodio – Uólace e João Vítor – no se hace ninguna referencia al trá"co.

William: De eso yo iba a hablar ahora. Eso ya es automático. La persona busca una cosa para iden-ti"car lo que ella vive cotidianamente. ¿Vio? Si ella no encuentra entonces ella intenta de cualquier manera mostrar eso. ¿Y eso muestra qué? Muestra que la gente no esta acostumbrada a ver un pro-grama, ver una miniserie, o ver alguna cosa en la televisión que intente mostrar nuestra realidad. Porque así, Cidade dos Homens está intentando representar muy poco todavía, tiene muchas cosas que deben ser mostradas, pero están intentando. Así, está intentando mostrar, así mismo la gente tiene mucha resistencia. ¿Sabe? La gente ve las co-sas, igual yo estoy oyendo a Danilo hablar, intenta buscar alguna cosa que lo justi"que para hablar solo sobre ese asunto de la violencia.

Rita: Pero, así mismo tendría que tener mas es-pacio en los medios. ¿No es? Porque usted ve que el programa es de temporada en temporada, a la hora que es, difícilmente las personas lo pueden ver.

William: Yo creo que es más un estigma. La gen-te de tanto vivir aquello, ella busca de cierta ma-nera, encontrarse en aquella situación mostrada.

Una segunda cuestión que mostró el debate se re"ere al hecho de que la Serie sería más apro-piada como referencia para las favelas de Rio de Janeiro que para aquellas de Belo Horizonte. Este punto fue muy importante para la construcción

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del diálogo y para la a"rmación de “quienes son ellos”, “cual es su identidad”, “como quieren ser vistos” y “como los ven los otros”. La determina-ción de la diferencia entre “nosotros” y “ellos”; “aquí” y “allá” revela una postura crítica con re-lación a la práctica política en el contexto de es-pacios sociales distintos. Cuando preguntamos lo que pensaban acerca de la violencia en el ce-rro, los participantes expresaron los dos aspectos mencionados anteriormente como preferenciales en la lectura que hicieron de la Serie. Ellos identi-"caron que los episodios presentan una realidad que no es familiar, precisamente porque estaban apegados a una representación "ja, es decir, una representación que no puede ser generalizada, que permanece estereotipada a lo que el “sentido común” determina como la favela “carioca”11:

Danilo: Bueno, aquí es menos, aquí es diferen-te, aquí es menos peligroso que allá (favelas de Rio de Janeiro). Yo estoy hablando menos peli-groso así, menos violento. Allá el trá"co es más pesado que aquí. No hay como decir que no es.

Moderador: Ustedes encuentran que allá el trá-"co está mas presente...

Elisandra: Las pandillas son más peligrosas. Igual, por ejemplo, aquí también hay pandillas rivales que es igual en el cerro y allá abajo, pero no son tan así, no. No puede ni pasar, atravesar, hay gente que vive allá abajo y no puede subir aquí encima. Aquí no hay el comando que hay allá, en la boca...

Rita: Pero, yo no estoy de acuerdo con ustedes dos porque lo que la gente está viendo es lo que los me-dios están mostrando, la gente no fue allá, no con-vivió un día allá, para saber como es que es allá. La gente ve aquí lo que pasa la televisión. ¿Entendió?

Danilo: Una cosa que yo quería hablar que yo no pude terminar, la realidad es aquella realidad como esta allá. Lógico, igual tú dijiste que allá no es todo aquello. Pero, vamos a acordar que si hay un poqui-to de aquello, si. Es lógico que tenga su lado bueno, 11 Carioca: Natural de Rio de Janeiro.

hay el Niño Esperanza, otros proyectos...Elisandra: Sí. Con seguridad es un trá"co mas

violento. No hay ni comparación Cidade dos Homens con aquí. Que yo dije que son pandillas rivales peor que aquí en Barragem, en el cerro, aquí en la favela. ¡Virgen Santa! Si yo viviera en un lugar como ese, yo me mudaba. Igual por ejem-plo, en la [favela de la] Rocinha, en Rio de Janeiro, es igual, la realidad es la misma. Porque en la Rocinha tiene que tener permiso para todo, para entrar, para salir, hasta la policía tiene que tener permiso para entrar allá. Cada vez que la policía entra allá es para intercambiar tiros con los ban-didos, o muere la policía o mueren los bandidos.

Por medio del debate expuesto anteriormente, se puede decir que las representaciones presentes en Cidade dos Homens y mencionadas por los par-ticipantes de los grupos de discusión de BH pue-den provocar una movilidad simbólica que busca el cuestionamiento de preconceptos. Estas repre-sentaciones pueden también crear un movimien-to de construcción del conocimiento acerca del mundo propio del individuo y del mundo de los demás. Por medio del intercambio argumentativo, los participantes buscaban con"gurar su identidad y la identidad del habitante de barrios marginales de un modo más complejo que, al mismo tiempo, lidia con la presencia de la violencia y del trá"co buscando evidenciar otras dimensiones de la coti-dianidad centradas en la repudio a la criminalidad.

4.2 Favela del morro Santa Marta, Rio de Janeiro

En el contexto de los grupos de discusión rea-lizados en Rio de Janeiro, la lectura preferencial

La determinación de la diferencia entre “

nosotros” y “ellos”; “aquí” y “allá” revela una

postura crítica con relación a la práctica política

en el contexto de espacios sociales distintos.

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fue construida en torno a dos aspectos: el prime-ro sería el hecho de que aquello que es mostrado en la Serie concuerda con la realidad vivida en el cerro. El segundo aspecto, el intento de no tomar la violencia como sinónimo único de la vida co-tidiano. Para los participantes, la Serie muestra la realidad, pero centra su foco en la violencia:

Monique: Yo creo que la película va mas para esa realidad. Así, yo creo que en el cerro hay mi-llones de cosas pasando sin ser muy focalizado en eso, en la criminalidad. Solo que el objetivo del "lme es mostrar el foco en la criminalidad.

Sérgio Henrique: No me impresiona, no. Para mí ya es una cosa muy normal, se convirtió en una rutina. No constantemente, pero infelizmen-te es lo que la gente ve en la realidad. Entonces, no es que sorprenda. Ellos solo muestran el lado negativo de la comunidad, de la favela (...) solo muestra, negro, favelado, marginal.

Angélica: Encuentro que hoy en día las perso-nas que viven en la calle, en el caso del asfalto, al ver la película a"rma aun más lo que ellos pien-san de los favelados. Y ellos piensan que en el ce-rro sólo hay guerra, marginales y trá"co.

Vanessa: Bueno, en la serie lo que yo creo es que, en lo cotidiano sólo mostró el lado negativo, pues en la comunidad no solo es tiros, también tiene sus actividades. Yo creo que ellos querían mostrar tanto la realidad, que terminaron pro-fundizando solo en el lado negativo, como niños pensando en el crimen, adolescentes en la boca del humo, varias personas intercambiando tiros para allá y para acá...

Fátima: En esos episodios que yo vi, por ejem-plo, los dos primeros que yo vi, yo creo que ellos fueron verdaderos, yo creo que ellos no exagera-ron. Está claro que en el cerro no es todo el tiem-po del modo que ellos mostraron, claro que no. (...) Pero que es verdad que pasa aquello, es ver-dad si. (...)Yo creo que en esos episodios de asun-to ahí, yo creo que ellos mostraron eso muy bien.

Yo creo que ellos deben haber hecho un buen trabajo de investigación, porque yo los encontré muy real. Esta claro que no es todo el tiempo así.

Es importante considerar nuevamente la cues-tión de un sentido compartido que, de alguna manera, está presente en el imaginario de estas personas, es decir, por más que puedan estar de acuerdo con lo que fue representado, en el mo-mento posterior optan por producir sus argu-mentos y su opinión apoyándose en aquella idea preconcebida según la cual cuando la televisión (o “los medios”) representa la favela, lo hacen únicamente con el propósito de denigrar su ima-gen, de “empeorar las cosas”, de pasar una idea de caos: la ley del trá"co, el imperio del miedo.

El segundo aspecto que se identi"có como pre-ferencial en los grupos de discusión pretendía contradecir al primero, es decir, la Serie enfatizó solamente la violencia y sus rami"caciones y no se encargó de mostrar el “otro lado” de la vida en el cerro, un lado que busca distanciarse de esa violencia (a pesar de convivir con ella), privile-giando la vida, las iniciativas en comunidad, en-tre otros. Las discusiones realizadas en los grupos de la ciudad de Rio de Janeiro fueron muy inte-resantes porque, como muchos de ellos actuaron en la película, al identi"carse en la Serie, de"nían su identidad, “quienes son” y la comunidad en la cual viven. Ellos hicieron también, una interpre-tación critica de lo mostrado, dijeron claramente que faltó y como les hubiera gustado ser presen-tados, ser visto por los demás12. Es decir, diversi-

12 La participación de los adolescentes del Morro Santa Marta en la elaboración de los guiones, en la actuación en los episodios y hasta en la improvisación de las escenas, llevó a un desafío al tipo de representación estereotipada en cuestión (favelados), a favor de una representación más compleja (habitantes de favelas), en la medida en que, aquellos afectados directamente por ella, también podrían servirse de su visión de mundo y de sus códigos compartidos para participar de ese diálogo. De esta forma, es necesario destacar que se trata de una representación transformada en "cción para la televisión. No se trata de una película documental.

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"caron su visión de su propia identidad al reco-nocer la violencia y reivindicar el otro lado de la vida en comunidad, un lado que genera solida-ridad, sentimientos nobles y que, en la opinión de ellos, no fue retratado en Cidade dos Homens.

Marcos: Hay ciertas cosas que pasan aquí en la comunidad que no pasan en lo que paso la televisión.

Bruno: Solo mostró ese lado del crimen, de la violencia, del racismo. Aquí hay proyectos, hay varias ONGs...

Fátima: Yo encuentro que si ellos quisieran real-mente hacer eso, derribar un poco las barreras de la favela, yo creo que faltan muchas cosas. Porque lo que ellos mostraron de la favela acaba sobrepo-niéndose a las cosas buenas que hay en ella, cosas buenas que fueron tan pequeñitas que ellos mos-traron allí dentro de la película. ¿Vio? Es decir, no fue su"ciente. La amistad es una cosa linda (...), mas para ayudar a un amigo él va allá a la “boca”, quiere decir, muestra al muchacho con una inti-midad con la boca y no es bien así las cosas, no es toda esa intimidad. ¿Vio? No es cualquiera que va a la boca a toda hora. ¿Qué es eso? No es así, no.

Sérgio Henrique: No me sorprende, pues lo que se muestra en la película para mí ya es una reali-dad. Me sorprendería si mostrara otra cosa, por-que lo que mostró en la película es una realidad a la mitad, fue, en el caso, solo cosas negativas a respecto de la favela, de una comunidad. Todo el tiempo pasó en tiroteo, parece hasta que el ce-rro vive constantemente en guerra. ¿Entendió? Y eso no es verdad, la gente también tiene muchas cosas buenas que acontecen dentro de la comuni-dad. De la manera que fue colocado en la pelícu-la, de aquí a poco la gente va a tener que comprar un paraguas blindado porque va a ser lluvia de balas sin parar. (...) Sinceramente, si la idea base fuera aproximar la favela y la gente del asfalto, en mi opinión, yo creo que ellos hicieron un pésimo trabajo. Porque no fue bueno.

Los productores y agentes de los medios masi-vos identi"caron que una de las novedades traí-das por la Serie fue el modo de abordar la vida cotidiana, incluyendo preocupaciones y dramas ligados a la familia, escuela y trabajo. Sin embar-go, para los participantes, eso nada dice de los aspectos positivos de la favela.

Un último aspecto que se busco tratar en el de-bate fue respecto a una posible aproximación de los dos mundos, cerro y asfalto, a partir de la con-tribución dada por los medios, cual sería la opi-nión de ellos sobre este punto. La crítica al hecho de que los medios de comunicación muestran úni-camente la violencia fue contundente:

Sérgio Henrique: La gente tiene tantos pro-yectos aquí. Producción de eventos, sonoplas-tia. Mira, la gente estuvo haciendo esos cursos a un “tiempón”, pero la gente no ve una noticia de nada. Eso es lo que es impresionante.

Angélica: Pero eso no va a vender. Nadie va a querer comprar un periódico porque dos mu-chachos de la favela están formándose en un cur-so. Ellos quieren ver ¿qué? Quieren ver tiroteos, quieren ver cuantas personas mueren, quien fue baleado, quien no fue. Ellos quieren vender eso, no quieren vender los favelados graduándose. Ellos no se interesan, no va a traer nada para ellos. ¿Entendió?

Fátima: Una cosa es verdad: La prensa escrita y hablada tienen una di"cultad muy grande de di-vulgar las cosas buenas de la favela. Es increíble. Cuando dan un tiro aquí en la noche, si te haces el bobo, se llena de periodistas. Ahora, hay traba-jos aquí en el cerro, nuestro grupo mismo [ECO], para traer un periodista aquí, “mija” usted tiene que sudar. Actualmente, hay más, porque el go-bierno del estado está aquí en el cerro, está urba-nizando la favela.

Monique: Ahí entra el lado de la audiencia. Disparos en la favela, todo el mundo para para ver. Ellos quieren vender.

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Esta discusión revela el papel ambiguo que los medios masivos de comunicación ejercen en la construcción de la acción política en las so-ciedades contemporáneas. Ellos no se con"gu-ran únicamente como actores estratégicos que buscan alcanzar sus propios intereses, sino que también dan cuerpo a un espacio de visibilidad esencial a los sujetos y grupos que desean vencer la violencia simbólica a través de la lucha por re-conocimiento. Esta lucha ocurre por medio de la contestación de representaciones opresoras en las conversaciones cotidianas, movimiento que con"gura una dimensión política capaz de en-volver grupos e individuos en un amplio proceso de debate.

Los grupos de discusión realizados en Belo Horizonte y en Rio de Janeiro muestran que las representaciones contenidas en Cidade dos Homens no pueden ser automáticamente trans-puestas a los contextos de vida de los participan-tes. El debate desencadenado por la Serie en los grupos de Belo Horizonte reveló que las repre-sentaciones no representan la realidad vivida por los participantes. Contrariamente, los participan-tes del Rio de Janeiro reconocían las escenas y si-tuaciones de la Serie como similares a sus propias experiencias. Sin embargo, en el curso del inter-cambio de puntos de vista, los participantes reve-laron que aún aquellas representaciones que (de acuerdo con el punto de vista de los productores) buscaban retratar una vida cotidiana diversa, no revelaban lo que (de acuerdo con el punto de vis-ta de los participantes) es la verdadera pluralidad de la vida de las favelas.

Se mostró que, en los estudios comunicacio-nales, los grupos de discusión funcionan como método y como situación comunicativa capaz de congregar representaciones y mediaciones. Por ejemplo, la favela puede ser una mediación para inducir a pensar sobre cuestiones ligadas al reco-nocimiento y a la identidad, conectando cuestio-nes políticas y procesos de producción de sentido

sobre mensajes mediáticos especí"cos.Junto a los rasgos identitarios tradicionales de

los jóvenes operan representaciones no sólo pro-ducto de su experiencia vivida en las favelas, sino también, de la apropiación de imágenes, estilos, discursos que circulan en el ámbito local y global a través de la televisión y la Internet. La "cción modi"ca y produce nuevos imaginarios, de"ne modelos de acción o de palabra, pero también regímenes de intensidad sensible. Promueve re-ordenamientos materiales de los signos y de las imágenes, de las relaciones entre lo que vemos y lo que decimos, entre lo que hacemos y lo que podemos hacer.

5. Consideraciones !nales Esta investigación, al adoptar el grupo de dis-

cusión como metodología de análisis, demostró la fortaleza del método, su poder de motivar los sujetos a participar en la discusión del tema, ex-presar sus opiniones y defender sus argumentos. En esta dinámica, el intercambio de opiniones posibilitó la ampliación o contestación de la vi-sión y del entendimiento del mundo que cada uno tenía antes de entrar en ese diálogo. En nuestro modo de ver, el intercambio de experien-cias y discursos enriquece el sentido de política como proceso social cotidiano y no únicamente institucional. Esto es particularmente relevante en la construcción de la identidad y del recono-cimiento del otro como persona moral y políti-camente igual (Habermas,1987), lo cual requiere la oportunidad de participación y intercambio equitativo, en el que cada uno tiene la posibilidad de exponer sus puntos de vista y de conquistar el respeto de los otros.

En los grupos de discusión las opiniones son vistas como construcciones en transformación, como producto de un proceso dinámico de in-teracción y debate. De este modo, la aplicación de esta metodología al estudio de la recepción no se limita a la búsqueda de interpretaciones, sino

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que da énfasis al proceso intersubjetivo en lo cual se origina. Los grupos de discusión permiten ver como mensajes mediáticas son incorporados en los procesos públicos de construcción de identi-dad, de la producción y ampliación de entendi-mientos sobre el mundo, la realidad vivida y la práctica cívica de los participantes.

Así, se vinculó la recepción (entendida como ac-tividad socialmente construida) a los estudios que son realizados en la interfase de la comunicación con la política. El vínculo entre comunicación y política permite ver como los actores sociales pue-den construir y reconstruir sus visiones del mundo, su entendimiento y comprensión de la vida social a través del intercambio discursivo y de la creación de una situación discursivo-expresiva particular.

Los modos a través de los cuales los individuos reunidos en el grupo de discusión colocan den-tro de la comunidad puntos de vista que no han sido tenidos en cuenta por esta, generan un cues-tionamiento al horizonte de lo visible, con"gu-rando escenas disensuales (Marques, 2013) que dislocan tal horizonte haciendo posible la apari-ción de otros lugares dentro del común, abriendo brechas e intervalos dentro de lo que se suponía compartido y entendido por todos.

De esto modo, los grupos de discusión pueden ser vistos como escenas disensuales particulares las cuales con"guran modos de subjetivación ante un cuadro de consenso que es producto de la mar-ginalización, la exclusión, la negación de aquellos que viven en condiciones precarias. El disenso no es la discordancia argumentativa entre sujetos que sueñan solucionar un problema, sino un con#icto

entre una dada distribución desigual de lugares, cuerpos, voces y discursos, y lo que permanece fuera de ella, confrontando el cuadro de percep-ción establecido (Rancière, 2004).

Entender la dinámica comunicativa del grupo como la con"guración de una escena disensual es a"rmar que el método da cuenta de los con#ictos generados entre diversas formas expresivas que envuelve la interacción entre sujetos “expuestos en contexto” en su particularidad, resaltando lo afectivo, lo implícito, lo subentendido y la con-notación y no exclusivamente el valor comuni-cacional de los enunciados. Ese entendimiento del grupo nos puede ayudar a percibir como los aspectos expresivos de las interacciones comu-nicativas y de las experiencias de los sujetos (la poiesis, la creatividad, las tácticas de cuestiona-miento y de resistencia a la opresión, la narrativa de sí, etc.) con"guran el centro de una actividad política calcada en una constante tensión entre el disenso y el consenso; la racionalidad normativa y la racionalidad estético-expresiva; la interpreta-ción re#exiva y la lectura preferencial.

Este gesto permite que los individuos inicien modos de subjetivación que consisten en la desi-denti"cación del lugar al cual están anclados para se colocaren como interlocutores capaces de ex-presar su particularidad, para hacerse visibles y audibles dentro del horizonte cultural y político. Este gesto abre un intervalo frente a una iden-tidad atribuida, y son en esos intervalos que se construyen otras subjetividades potencialmente políticas porque irrumpen en una comunidad preestablecida para cuestionarla.

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ENVIADO DIA: 08/10/2013APROVADO DIA: 25/11/2013

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168

Rodrigo Andrés Cavieres Cárdenas Egresado de Periodismo y Licenciatura en Comunicación Social por la Universidad

Australde Chile. Tesista del Proyecto DID-UACh “Emergencia de agentes folkcomu-

nicaciones entres casos de conflictos socioambiental&quot; dirigido por Dr (c) Víctor

Hugo Valenzuela. Haparticipado en congresos de comunicación y ciencias sociales en

Chile y América Latina.Se ha desempeñado como periodista en distintos medios

de comunicación y en laorganización de actividades socioambientales en Chile.

E-mail: [email protected].

FOLKMARKETING EN LA PUBLICIDAD EMPRESARIAL DE UN PROYECTO EN MEDIO DE UN CONFLICTO SOCIOAMBIENTAL*

FOLKMARKETING NA PUBLICIDADE EMPRESARIAL DE UM PROJETO NO MEIO DE UM CONFLITO SOCIOAMBIENTAL

FOLKMARKETING IN A BUSINESS ADVERTISING PROJECT IN THE MIDDLE OF A SOCIOENVIRONMENTAL CONFLICT

Cristian Andrés Yáñez Aguilar Licenciado en Comunicación Social y Magíster en Comunicación por laUniversi-

dad Austral de Chile. Actualmente doctorando en Ciencias Humanas menciónDis-

curso y Cultura por la UACh (Becario CONICYT). Estudios de Folklore y Performancecon

Dr. Fernando Fischman (marzo 2013) en la Universidad de Buenos Aires (Beca AUIP).

Se ha desempeñado como profesor de Periodismo Interpretativo y Fundamentos

de laComunicación Humana en la UACh. E-mail: [email protected].

* El siguiente artículo forma parte del proyecto de investigación DID-UACH S-2011-19, “Emergencia de agentes folkcomunicacionales en tres casos de con!icto ambiental”. Los resultados del artículo fueron expuestos en el XI Congreso Latinoamericano de Investigadores en Comunicación (ALAIC) en Montevideo los días 9, 10 y 11 de mayo de 2012.

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RESUMEN

El artículo describe elementos de la publicidad empresarial y prácticas institucionalizadas como Responsabilidad Social Empresarial (RSE) por parte de la empresa Hidroaysén en la Región del General Carlos Ibáñez del Campo, Chile, donde hay apropiación de elementos de la cultura local para legitimarse dentro de la comunidad en que se instalará el proyecto como también en espacios institucionales –gubernamentales y empresariales – externos a la región. Lo anterior, en el contexto de un con!icto socioambiental ante la eventual construcción de cinco centrales hidroeléctricas y torres de alta tensión. Metodológicamente se trabajó en base a entrevistas focalizadas y análisis de materiales publicitarios utilizados por la empresa. PALABRAS CLAVES: FOLKMARKETING; CONFLICTO AMBIENTAL; PATAGONIA CHILENA;

FOLKCOMUNICACIÓN.

RESUMO

O artigo descreve elementos da publicidade empresarial e práticas institucionalizadas de Responsabilidade Social Empresarial por parte da empresa Hidroaysén na Região de General Carlos Ibáñez do Campo, Chile, onde há apropriação de elementos da cultura local para legitimar-se dentro da comunidade em que se instalará o projeto e em espaços institucionais – governamentais e empresariais – externos à região. O anterior, no contexto de um con!ito socioambiental ante a eventual construção de cinco centrais hidroeléctricas e torres de alta tensão. Metodologicamente trabalhou-se com base em entrevistas focalizadas e análises de materiais publicitários utilizados pela empresa.PALAVRAS-CHAVE: FOLKMARKETING; PATAGONIA CHILENA; CONFLITO AMBIENTAL; FOLK

COMUNICAÇÃO.

ABSTRACT

"e article describes elements of business advertising and institutionalized practices of corporate social responsibility (CSR) adopted by the company Hidroaysen in the General Carlos Ibáñez del Campo Region, Chile, making use of local culture elements to gain legitimacy within the community where the project will be installed, as well as other institutional spaces – governmental and business spaces – outside the region. All this in the context of socioenvironmental con!icts due to the eventual construction of $ve hydroelectric power plants and pylons. "e methodology was based on focus groups and analysis of advertising materials used by the company.KEYWORDS: FOLKMARKETING; ENVIRONMENTAL CONFLICT; CHILEAN PATAGONIA; FOLK

COMMUNICATION.

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1. Estado, Mercado y Neoliberalismo Ya en su obra Nacimiento de la Biopolítica, Mi-

chel Foucault analiza el surgimiento del libera-lismo y logra visualizar las transformaciones que ocurrirán a nivel global a partir de la emergencia del neoliberalismo norteamericano y el ordoli-beralismo alemán que implicarán una nueva or-ganización social centrada en el mercado. En el planteamiento de Foucault, esta política del me-nor Estado se encuentra en la semilla misma de la razón de Estado Liberal. En este sentido podemos inferir que las transformaciones neoliberales lle-van a un punto máximo de realización a un ele-mento que forma parte de esta razón de Estado desde su aparición:

Creo que ese nuevo arte de gobernar se caracte-riza en esencia por la introducción de mecanis-mos a la vez internos, numerosos, complejos, pero cuya función-en este aspecto, si se quiere, se marca la diferencia con respecto a la razón de Estado- no consiste tanto en asegurar un au-mento de la fuerza, la riqueza y el poder del Estado, (el) crecimiento inde!nido del Estado, como en limitar desde adentro el ejercicio del poder de gobernar (Foucault, 2007, p.43).

Por su parte y en un trabajo que ha sido impor-tante para desnaturalizar el carácter sustancial de las naciones, Benedict Anderson plantea la co-nocida tesis de las “comunidades imaginadas1” (1983). Por otra parte y a partir de su re!exión sobre el caso argentino y las transformaciones acarreadas por el neoliberalismo, Lewkowicz ad-1 A grandes rasgos Anderson sostiene la siguiente de$nición de nación, “una comunidad políticamente imaginada como inherentemente limitada y soberana” (Anderson, 1983, p.22) Este enfoque, así como el trabajo de Hobsbawm sobre La Invención de la Tradición, fueron útiles para de-substancializar la idea de nación. Dichos enfoques entroncan también con perspectivas contemporáneas, por ejemplo, en los estudios folclóricos (Bauman, 2006) hasta entonces muy vinculados, en algunos aspectos, a las construcciones nacionalistas que esencializaban las manifestaciones así como la propia construcción de nación.

vierte que, “la $cción del Estado-Nación queda desinvestida en tanto que verdadera –o acti-va-, y se presenta como $cción agotada o falsa” (Lewkowicz 2006, p.26). Estas transformaciones traen consecuencias que en términos estructu-rales modi$can no sólo la lógica del Estado de Bienestar sino también la naturaleza del propio lazo social que impone la política denominada nacional:

Porque una nación era en principio la coinci-dencia de una identidad social más o menos laxa con una realidad de mercado interno, na-cional. El mercado ya desbordó totalmente las fronteras nacionales. Se constituyen macroes-tados (MERCOSUR, NAFTA, CEE) en los que las decisiones económicas van mucho más allá de las naciones. La interioridad nacional ya no es el marco propio de la operación del capital. Si Estado-nación ya tiende a ser, bajo la supuesta sustancialidad de las fronteras na-cionales, un obstáculo para la reproducción ampliada del capital (Lewkowicz, 2006, p.31).

En términos históricos resulta relevante con-

signar que en el caso chileno la imposición del neoliberalismo se lleva a cabo durante la dictadu-ra militar. Durante este proceso se lleva a cabo el proceso privatizador mediante el cual empresas que hasta entonces eran del Estado pasaron a di-versos grupos económicos. Este proceso se cen-tró en áreas estratégicas desde un punto de vista económico tales como las telecomunicaciones, siderúrgica, petroquímica y energética, todo ello, bajo una perspectiva ‘modernizadora’ que favo-reció la adopción del neoliberalismo como estra-tegia económica que relegaba al Estado -en cuan-to aparato institucional- a un segundo plano.

En el caso de ENDESA, conviene recordar que su creación se produce en 1943 bajo la Corpora-ción de Fomento de la Producción (CORFO) en el contexto de una Economía basada en la Susti-

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tución de Importaciones donde se le otorgaba al Estado la capacidad de crear empresas. Este pro-ceso sufrió un cambio radical durante el Gobier-no Militar de Pinochet (1973-1990).

Durante los primero años del régimen las auto-ridades fácticas consideraban que ENDESA era una empresa estratégica que debía seguir siendo estatal. Sin embargo, ya hacia $nes de los años 70 el Estado se comenzó a desprender de sus $liales para $nalmente vender la empresa.

Al completarse su privatización en 1990, la energía eléctrica generada por Endesa repre-sentaba la mitad de toda la generación del Sis-tema Interconectado Central de Electricidad. En diciembre de 1990 su potencia total alcan-zaba a 1.952,08 megawatts lo que represen-taba cerca de dos tercios del total del sistema. (…) Endesa controlaba el 60% de la genera-ción eléctrica del país, el 55% de la distribu-ción y casi la totalidad de las mercedes de agua aprovechable para el sector hidroeléctrico. Su privatización implicó, el traspaso a los nuevos dueños de los derechos de agua que pertene-cían a la ex empresa estatal (Monckeberg, 2002, p.118).

La adquisición por parte de grupos internacio-nales terminó en 1998 tras un polémico proceso de negociación del cual Yuraseck y sus socios –ex funcionarios de Chilectra- vendieron a ENDESA España el conglomerado ENDESA-Enersis. Esta venta se conoció como ‘la venta del siglo’ por 3 mil millones y medio de dólares aproximados (Monckeberg, 2002, p.119). El 21 de febrero 2009 la empresa italiana Enel (donde el Estado de Italia participa con un 30%) decidió comprar el 25% de las acciones que la empresa constructo-ra Acciona tenía en Endesa. Con la suma de este nuevo porcentaje, Enel pasó a tener el 92% de la totalidad de las acciones de Endesa-España. Cabe señalar que Hidroaysén es un conglomerado for-

mado por ENDESA y la empresa chilena Colbún. Con el retorno a la democracia las políticas

económicas tendieron a consolidar el modelo impuesto durante la dictadura manteniendo una perspectiva anclada en discursos desarrollistas que buscaron ampliar las posibilidades de inver-sión acomodando las políticas públicas a una ló-gica con fuerte participación privada.

Los gobiernos en Chile han procurado integrar la economía del país a los mercados globales, y lo han hecho mediante la implantación de un modelo basado en la explotación de los recursos naturales. De esta manera se ha pro-movido una economía de rápido crecimiento, que concibe la riqueza natural del país –agua, minerales, recursos marinos y forestales- como productos básicos, es decir, mercancías, y que se funda en la libre disposición de dichos re-cursos (Yáñez y Molina, 2008, p.11).

Lo anterior encuentra su expresión económica en la aplicación del Consenso de Washington, un conjunto de disposiciones económicas propues-tas por el economista John Williamson en 1989. Dichas medidas buscaron paliar la deuda de los países que salían de dictaduras contemplando la reducción de impuestos, apertura a la inversión extranjera directa, privatizaciones bajo la lógica de la e$ciencia privada, desregulaciones y secu-ritización de los derechos de propiedad, dando predominio a los derechos individuales frente a los colectivos (Casilda, 2004).

2. Lo colonial, enajenación y folkmarketingPara Walter Mignolo en el concierto actual

marcado por una lógica neoliberal existe una re-organización de la dimensión colonial. Quijano y Mignolo han planteado el concepto de ‘hetero-geneidad estructural’ según el cual “lo moderno y lo colonial son fenómenos simultáneos en el tiempo y en el espacio” (Castro 2005, p.73). Mig-

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nolo plantea que si la colonialidad es la otra cara constitutiva de la modernidad “la poscoloniali-dad es la contrapartida estructural de la posmo-dernidad” (Castro, 2005, p.74). Santiago Castro-Gómez recuerda cómo la valoración por las cul-turas locales y/o los conocimientos tradicionales mantienen la exclusión de la modernidad pero bajo una reconversión en clave poscolonial de-bido al contexto económico mundial en que se celebra la diversidad sin realmente reconocer su dimensión en tanto modo de conocimiento.

Un ejemplo de lo anterior lo encontramos en el denominado “Comité Intergubernamental para la protección de la propiedad intelectual, los recursos genéticos, el conocimiento tradicional y el folklore” el año 2001. Sin embargo, lejos de ganar legitimidad epistémica los conocimien-tos tradicionales quedan al servicio de empresas multinacionales. En este sentido, “como los co-nocimientos no occidentales pueden resultar úti-les para el proyecto capitalista de la biodiversidad las agendas globales del Imperio les dan la bien-venida” (Castro, 2005, p.88). Una vez que los co-nocimientos así como también las representacio-nes de las culturas locales son transformados en objetos capaces de ser utilizados en un contexto de hegemonía del mercado, quedan al arbitrio de cualquier uso con $nes que bene$cien el avance de las corporaciones.

En términos culturales, esta situación dialoga con aquello que desde la antropología Guillermo Bon$l Batalla de$ne como cultura enajenada que se forma:

Con los elementos culturales que son propios del grupo, pero sobre los cuales el grupo ha perdido la capacidad de decidir; es decir, son

elementos que forman parte del patrimonio cultural del grupo pero que se ponen en juego a partir de decisiones ajenas (…) la enajenación de recursos materiales podría ejempli!carse cuando un bosque comunal es explotada por una compañía maderera externa al grupo. En otro nivel, la folklorización de !estas y ceremo-nias para su aprovechamiento turístico sería un caso en el que elementos de organización, materiales, simbólicos y emotivos propios, que-dan bajo decisiones ajenas y, en consecuencia, forman parte de la cultura enajenada (Bon$l, 1985, p.8).

En términos analíticos y desde un análisis interdisciplinario podemos señalar que cuan-do esta enajenación se produce en los ámbitos de la publicidad y la comunicación estratégi-ca con el objetivo de legitimar a una empresa ante grupos económicos y políticos externos a las comunidades y también ante ellas, estamos ante una práctica que podemos situar desde el folkmarketing. De este modo y como plantea el profesor Severino de Alves Lucena Filho, “para contextualizarla es necesario que las marcas de los saberes de la cultura popular sean movili-zadas en reapropiaciones y refuncionalización” (Silva et al, 2011, p.5). Esta apropiación puesta en términos mercadológicos, pone énfasis en aquellas situaciones en que:

las empresas, de forma general, utilizan esce-narios estratégicamente montados, para exhi-bir elementos con apropiaciones discursivas lo-cales y promover un Folkmarketing que, según Lucena (2007), son las acciones de marketing que se apropian de la cultura local (…) encon-

En este sentido, “como los conocimientos no occidentales pueden resultar

útiles para el proyecto capitalista de la biodiversidad las agendas globales

del Imperio les dan la bienvenida” (Castro, 2005, p.88).

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tramos cada vez la utilización de mecanismos comunicacionales utilizados por parte de em-presas e instituciones para crear una idea de pertenencia e identidad en la mente del consu-midor (Silva et al, 2011, p.156).

Siguiendo a Lucena y para los $nes de este traba-jo, conceptualizaremos el folkmarketing como un:

Conjunto de apropiaciones de culturas po-pulares con objetivos comunicacionales, para visibilizar productos y servicios de una orga-nización para su público-objetivo (…) aproxi-maciones de expresiones simbólicas de cultura popular por parte de instituciones públicas y privadas, con objetivos mercadológicas e insti-tucionales (Silva et al, 2011, p.166).

Es necesario recordar que el concepto de folk-marketing se inscribe dentro de la folkcomuni-cación, perspectiva teórica brasileña propuesta hacia $nes de los años sesenta por Luiz Beltrão y que se conceptualiza como “el proceso de inter-cambio de informaciones y manifestaciones de opiniones, ideas o actitudes de masas a través de agentes y medios ligados directa o indirectamen-te al folklore” (Marques de Melo, 2002, p.49).

Asimismo, Marques de Melo (2004) explica, de forma introductoria en una compilación sobre trabajos de Luis Beltrão, que los discípu-los de creador del campo de estudio de la fo-lkcomunicación han ampliado el radio de de la folkcomunicación. Entre los continuadores emblemáticos de esta perspectiva se encuentra sin duda, el profesor Roberto Benjamin recien-temente fallecido, quien realizó innumerables estudios sobre los procesos de apropiación de los saberes de la cultura de masa por parte de los grupos sociales así como el proceso inmerso. En relación a quienes continuaron la línea plan-teada por Beltrão, el profesor Marques de Melo sostiene que estos últimos:

(…) no se limitaron a estudiar los fenómenos de recodi!cación popular de mensajes de cul-tura masiva [entiéndase como comunicación de masa2], más también buscaron los procesos inversos. O sea investigaron la apropiación de bienes culturales populares por la industria cultural (tanto en medios de comunicación co-lectiva y los aparato de ocio masivo, principal-mente el turismo) (Benjamin en Marques de Melo, 2004, p.12).

En relación a esto último, el mismo autor agre-ga que, en términos generales, tales apropiaciones son más común en formatos de $cción o musica-les; y también agrega que el mismo periodismo cumple un rol, pues éste se alimenta de fuentes populares, siendo parte del registro y divulgación de la sobrevivencia de prácticas populares en las comunidades modernas, aún cuándo muchas de éstas tengan un carácter inusual, exótico, pinto-resco o sentimental.

Folkmarketing constituye un concepto cuyos primeros registros en esta línea aparecen en el libro “Azulão do Banpe: uma estratégia de co-municação organizacional”, de Severino de Al-ves Lucena Filho, texto que se publica en 1998 como resultado de su disertación de maestría. En ese contexto escribe Santos (citado por Lucena, 2006) que al continuar el estudio de la folkcomu-nicación valorizando lo que las manifestaciones populares tienen de contemporáneo, dejando de lado las perspectivas residuales y vinculándolas con el estudio del marketing institucional, el au-tor -Severino de Alves Lucena Filho- nos coloca ante el folkmarketing, una nueva línea de estudio. Esto último también dialoga de manera impor-tante con los planteamientos que desde los Estu-dios Sociales Andinos ha planteado Silvia Rivera

2 Es decir �difusión industrial de símbolos por medios mecánicos o electrónicos destinado a una audiencia amplia, anónima y heterogénea� (Marques de Melo. 2004. p 11).

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Cusicanqui (2010) quien, por una parte plantea la existencia de un Colonialismo Interno como una estructura social que subalterniza al interior del Estado generando elites locales que a su vez son dependientes de centros globales de poder, por lo que las decisiones siempre afectarán a gru-pos subalternizados quienes viven una inclusión subordinada. Pero por otra, Rivera Cusicanqui desliza plantea la existencia de una ‘modernidad indígena’ que implica reconocer una ‘coetanei-dad’ y no situar lo indígena sólo como algo si-tuado en el origen. Esto último está en línea con lo que, desde los estudios de comunicación, pro-ponen los estudios de folkcomunicación y folk-marketing cuando proponen estudiar las mani-festaciones culturales no como residuos sino en su condición contemporánea o, recuperando la noción que reivindica Rivera Cusicanqui, coetá-nea en el sentido de una modernidad indígena, tal como propone la autora.

Si retomamos ahora la noción de folkmarke-ting, tal como se entiende desde los estudios de folkcomunicación y cómo la entendemos y utili-zamos en este trabajo, nos encontramos frente a una perspectiva que estudia la apropiación de la cultura popular con $nes institucionales, promo-cionales y empresariales. Nuestro trabajo aborda principalmente la apropiación de elementos de la cultura local por parte de la empresa que busca desarrollar su proyecto hidroeléctrico en la zona.

3. La Región de Aysén y el proyecto hidroeléctrico

La región de Aysén del General Carlos Ibáñez del Campo se ubica en la parte noroccidental de la denominada Patagonia Chilena y cuenta con menos de 100 mil habitantes. Su capital es Co-yhaique. “La historia de la colonización de Aysén es reciente y se remonta a 1920 cuando la región fue dividida entres grandes estancias y concesio-nadas a sociedades de explotaciones ganaderas” (Blanco, 2009, p.96). Desde entonces, la zona ha

diversi$cado sus actividades productivas desa-rrollando turismo, ganadería y acuicultura, entre otras. Sin embargo, el aislamiento causado por la desconectividad terrestre con el resto de Chile ha incrementado fuertemente el costo de vida.

Por su parte, Hidroaysén es el nombre que adquiere la sociedad constituida por Endesa y Colbún. Esta empresa presenta su Estudio de Impacto Ambiental (EIA) sobre el Proyecto Hi-droeléctrico Aysén (PHA) el año 2008. Su objetivo es la construcción y operación del Complejo Hi-droeléctrico Aysén, a partir de cinco hidroeléctri-cas con embalse que se ubicarían en la Provincia Capitán Prat, particularmente en las comunas de Cochrane, Tortel y O’Higgins. Según la empresa:

Dicha generación de energía se realizará mediante el aprovechamiento racional y sustentable de parte del potencial hidroeléctrico de los ríos Báker y Pascua y se utilizará para el abastecimiento del Sistema Interconectado Central (SIC), que abastece al 93% de la población en Chile (Extracto de Estudio de Impacto Ambiental, 2008).

Para abastecer de energía al SIC, se contempla un trazado de 2.300 kilómetros de líneas de alta tensión, donde se construirán torres de 70 me-tros en una ruta hacia el norte que cruzará por nueve regiones de Chile.

La Comisión de Evaluación Ambiental de la región de Aysén votó a favor del proyecto hi-droeléctrico el 9 de mayo del 2011. Aunque la población ya se había manifestado en contra de Hidroaysén, fue a partir de su aprobación que se incrementó el número de personas y la periodi-cidad de las marchas. Asimismo, hubo moviliza-ciones de protesta en distintas ciudades de Chile y el mundo (Liberona, 2011, p.219).

4. Los actores locales acusan el uso de su cultura

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Para la realización del presente análisis se tra-bajó en base a entrevistas semi-estructuradas con actores locales de la Región de Aysén y actores implicados en los casos de estudio y también con representantes de la empresa para conocer cómo conceptualizan determinadas prácticas que aquí se analizan3. Posteriormente se recopiló material grá-$co y se utilizó registros fotográ$cos de la publici-dad desplegada en distintos poblados de la región.

Para este análisis hemos seleccionados algunos casos que de acuerdo a la matriz teórica propues-ta, corresponden a Folkmarketing. En primer lugar analizaremos el uso de la música e imagen del grupo musical Mate Amargo por parte de Hi-droaysén. El grupo está compuesto por integran-tes de diferentes sectores de la región de Aysén que han recopilado música de la zona en distin-tos poblados e interpretan vestidos de gaucho un trabajo basado en la reivindicación de la cultura local en respuesta a la chilenización que –a través de la educación entre otros medios- trató de pa-liar el enorme vínculo cultural con territorio ar-gentino. Según cuenta Cecilio Aguilar, integrante del grupo y conductor de un programa de música regional en Radio Santa María de Coyhaique:

con el conjunto hemos hecho recopilaciones de música para tener un fundamento porque, claro, nosotros decíamos vamos a tocar música de no-sotros, música que se toca en el campo, que uno escucha todos los días o que escucha generalmen-te en su casa que no se toca siempre en la cosa

3 Además del trabajo de selección y análisis de información bibliográ$ca y visual, se realizó entrevistas con actores locales a lo largo de la región de Aysén que, recordemos, posee una baja densidad poblacional y un amplio territorio geográ$co. Se trabajó en Coyhaique, Puerto Ibáñez, Cochrane, Caleta Tortel y Puerto Aysén.

o!cial y vamos a vestirnos de determinada ma-nera. Para actuaciones usamos pañuelo al cuello, bombacha, botas (…) todo lo relacionado con la cultura gauchesca (Entrevista Personal, 2011).

Según Cecilio Aguilar, en las primeras campa-ñas publicitarias que realizó la empresa en la zona utilizaron elementos simbólicos propios de la Pa-tagonia. Agrega que buena parte de la publicidad se proyectaba en medios de comunicación y En-cuentros Costumbristas que son, a su juicio, don-de se esceni$can los aspectos culturales de la zona.

Han tratado de hacerlo, de usar nuestros sím-bolos de hecho sus comerciales en un principio fueron por ahí y pusieron mucha plata en los encuentros costumbristas y de ahí se aprovecha-ron un poco -por ejemplo- de las necesidades. Porque tú para hacer un festival costumbrista tenías que hacer un proyecto y muchas veces no quedabas y ellos llegaban con la plata entonces se hace el encuentro costumbrista donde tam-bién se supone que se resaltan todas estas cosas, la música, las jineteadas, los asados, es decir, es-tas formas de vida y ahí metían sus propagan-das (Entrevista Personal 2011).

En el contexto de estas actividades publicita-rias la empresa utilizó la imagen del grupo Mate Amargo en la televisión local de Coyhaique don-de se hace alusión al compromiso con los valores y la cultura de la Patagonia. Al respecto, el perió-dico chileno de tendencia crítica El Ciudadano, publicó la información de la siguiente manera:

Acciones legales podría iniciar el conjunto Mate Amargo en contra de Hidroaysén, pro-

Para este análisis hemos seleccionados algunos

casos que de acuerdo a la matriz teórica propuesta,

corresponden a Folkmarketing.

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ducto del uso no autorizado con !nes comercia-les de imágenes del grupo en que sus integrantes aparecen participando en diversas actividades regionales de carácter costumbrista. Los desta-cados músicos regionales, quienes han expresa-do públicamente su rechazo a los proyectos de construcción de represas y tendido eléctrico en la Patagonia, informaron de esta situación a los responsables de comunicaciones de la com-pañía, luego que el 23 de octubre cercanos les informaran que imágenes del colectivo estaban siendo reproducidas por un canal local en un spot que daba cuenta del compromiso de Hi-droaysén con los valores y la cultura regional (El Ciudadano publicado el 16/11/2008).

Por su parte, Cecilio Aguilar relata que la de-manda busca dejar un precedente para evitar el uso de los músicos locales para $nes publicitarios desconociendo las opiniones de ellos tienen so-bre tal o cual producto.

Cuando fuimos a Villa O’hhiggins4 donde nos contrató el municipio no sabíamos que jus-tamente Hidroaysén estaba !nanciando ese evento. Entonces andaban trayendo camaró-grafo y nosotros no teníamos idea hasta que alguien me dice que en el canal local está sa-liendo un comercial (…) me causó una extra-ñeza. Nosotros habíamos dicho en todos los lugares donde nos habíamos presentado que estamos en contra de la empresa porque va en contra de la línea de preservar lo nuestro por-que lo que menos quieren es preservar (Entre-vista Personal 2011).

Lo relevante del caso es que siguiendo a Bon$l Batalla se observa una enajenación de elementos simbólicos y signi$cativos que son identi$cadores de un tipo de expresión artística tales como la $gu-ra del gaucho -la imagen del grupo Mate Amargo-4 En el extremo sur de la región.

generando un Folkmarketing en que, sin su con-sentimiento, los músicos aparecen una instancia en que interpretan música local en un escenario.

En segundo lugar, hemos seleccionado una fo-tografía contenida en una revista regional de ca-rácter histórico-cultural donde la empresa mues-tra un aviso publicitario a toda página con su logo institucional y una leyenda que dice “Apoyando la preservación de la historia, la cultura y la identi-dad de la Patagonia”5. Allí se muestra a un grupo de personas jugando La Taba, actividad que según nos dice el escritor local Leonel Galindo:

Consiste en lanzar un objeto que le da nombre al juego, desde cuatro a ocho metros de distan-cia (…) En la región de Aysén, la taba es un juego practicado no sólo por los ancianos, sino también por los jóvenes. Es habitual ver el ob-jeto en alguna repisa de un fogón, al alcance, para hacer apuestas, sobre todo cuando hay aburrimiento o se realiza alguna celebración o !esta campera, como señaladas, marcación u otras (Galindo, 2001, p.109).

La publicidad en sí misma no entrega ninguna información alusiva al proyecto hi-droeléctrico6 sino que apunta, por un lado, al público local presen-tándose como tal y-en segundo lugar- sirve como testimonio para justi$car una aparente cercanía con la comu-nidad ante organismos externos tanto estatales

5 La revista que se considera para este análisis fue editada el año 2011 e impresa en Coyhaique (ver referencia en la bibliografía).6 La revista que se considera para este análisis fue editada el año 2011 (ver referencia en la bibliografía)

“Se promociona un juego que alude a la cultura de la zona”

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177

como empresariales. Se trata de una revista cultu-ral que durante más de 20 años se ha publicado en la ciudad de Coyhaique. Aquí, las representaciones de la cultura sirven como signi$cante de una marca que usa nombres y símbolos de las culturas campe-sinas, sus colores, modos de vestir y representarse. Además, los colores oscuros de la fotografía remar-can el carácter ‘histórico’ (antiguo) de la imagen en relación a una suerte de memoria que se acompaña de la inscripción de la empresa. La imagen apun-ta a la conservación de un patrimonio histórico en que, en la diagramación, se asocia con el nombre de quienes conducen el mega proyecto hidroeléctrico.

En tercer lugar también abordamos una prác-tica que ha realizado la multinacional y que se encuentra inscrita dentro de su política de Res-ponsabilidad Social Empresarial. Lo anterior tie-ne que ver precisamente con el $nanciamiento de publicaciones referidas a tradiciones locales, tal como ocurrió –por ejemplo- con la edición de un libro sobre El Truco, juego de naipes de una fuerte vigencia en la población regional. Tam-bién se debe mencionar el $nanciamiento del li-bro Mitos, Leyendas y Costumbres de Aisén del autor Félix Elías. Ello en palabras del propio ex Gerente de Operaciones Michel Moure opera de la siguiente forma:

Hemos estado constantemente trabajando una línea que nos permite rescatar este patrimo-nio, que muchas veces ha quedado olvidado en algunas ediciones antiguas, donde no han existido los recursos para actualizarlas y poder distribuirla a nivel regional, y en algunos ca-sos nacional, porque los han sacado desde acá. Aquí tienes ejemplos de cómo nosotros contri-buimos en el ámbito, si tú quieres, de lo que es el periodismo de historia, de la región y de algu-nas tradiciones literarias que están fuertemente arraigadas (Entrevista Personal 2011).

Sin embargo, la publicación del libro Mitos,

Leyendas y Costumbres de Aisén editado el año 2009 incluye fotografías del artesano y poeta co-yhaiquino Oscar Ziehlmann quien en base a Can-to Rodado7 realiza grabado en piedra siguiendo una tradición que se atribuye a los antiguos ha-bitantes de la zona, el pueblo indígena Tehuelche. Dicha situación generó una demanda por parte del artesano hacia la empresa por utilización de fotografías de su trabajo sin autorización. Según señaló a un medio de la zona “fueron utiliza-das en forma indebida haciendo un atropello a mi autoría” (publicado en web Radio Santa Ma-ría de Coyhaique). El artesano aludido también se ha manifestado públicamente contrario a las represas: “El agua es un derecho para todos los ciudadanos de este país y no es posible que hoy en día esté en de unos pocos teniendo todos los derechos de agua eso nos parece injusto y es un atentado a los derechos humanos” (Entrevista Personal 2011).

Se debe agregar la percepción de aislamiento y falta de apoyo estatal por parte de buena parte de la comunidad8. Del mismo modo, una práctica cultural es reabsorbida en los procesos de distri-bución del material bibliográ$co con lo cual sirve $nalmente a los propósitos de generar adhesión a un proyecto que genera divisiones sociales al interior de la zona. En este sentido, por ejemplo, Cecilio Aguilar hace alusión a la histórica per-cepción de desamparo de atención estatal por parte de la comunidad y al uso que la empresa ha hecho de este fenómeno:

Siempre la región se ha sentido un poco dejada de lado por el resto de Chile, a parte que mu-chas veces el Estado asume roles sólo cuando hay un interés, ahora que hay interés de sacar electricidad se acuerdan de nosotros (…) la

7 Fragmento de roca suelta que puede ser transportada8 Lo anterior queda de mani$esto en diversas entrevistas que realizamos en distintas comunas de la región y la intensa movilización a nivel regional de 2012

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178

empresa ha tratado de potenciar de eso, - Us-tedes como viven, nosotros los vamos a salvar (Entrevista Personal 2011).

Lo anterior ha tenido su máxima expresión en las movilizaciones sociales principalmente del 2012 que han unido a diversos estamentos de la sociedad civil en la región de Aysén para pedir mejoras en la condición de vida exigiendo la participación concreta del Gobierno. Las fuertes movilizaciones evidencian la necesidad de un mayor protagonis-mo por parte de los organismos del Estado. Al mismo tiempo, una de las peticiones respecto a la regionalización de recursos como el agua apunta precisamente a los derechos de agua que hoy son propiedad de empresas salmoneras y de conglo-merados privados. Es así como un caso concreto de valorización externa de la RSE lo encontramos en el premio que recibió la empresa ENDESA – principal socio de Hidroaysén- por sus prácticas de mitigación en la zona del Alto Bío Bío tras la instalación de Ralco. Allí se inundó un espacio que era utilizado por las comunidades pewenche como sitió ceremonial, sin embargo, bajo una perspec-tiva de compensaciones económicas se procedió a su relocalización. Pese a lo anterior, la legitimi-dad alcanzada a través de canales instaurados y legitimados desde el propio mercado permite la reproducción de una lógica de acción que busca replicarse en la región de Aysén. Conviene resaltar también que las prácticas de Folkmarketing se ven favorecidas cuando desde una práctica institucio-nal –que siguiendo una perspectiva poscolonial se ajusta a la racionalidad hegemónica- se despoliti-zan y cosi$can las prácticas culturales.

Por último cabe mencionar que en las diversas entrevistas se hicieron en terreno se observo que las personas comentaban acerca de las divisio-nes que se generan entre la comunidad, a nivel comunal como regional, generando profundos cuestionamientos a las política de Responsabili-dad Social Empresarial y a los bene$cio que la

empresa HidroAysén propone que el proyecto traerá una vez que éste se instale.

5. ConclusionesEn primer lugar, las prácticas de Folkmarke-

ting pueden observarse como una estrategia de empresas con proyectos emblemáticos para ga-nar aceptación de la comunidad. Por otra parte dichas prácticas –el apoyo a iniciativas culturales como libros sobre juegos tradicionales- sirven para legitimar a la empresa en espacios ajenos a la propia región y que facilita la presencia de proyectos empresariales de corte extractivista en un sistema social como el que ha adoptado Chile. En este sentido, prácticas que son de$nidas des-de las propias empresas como Responsabilidad Social Empresarial (RSE) permiten la legitimi-dad de sus proyectos sin la participación efectiva de las comunidades locales. En este sentido, en Chile existen incentivos como –por ejemplo- la Ley de Donaciones Culturales que permiten dis-minuir el pago de impuestos al Estado por parte de las empresas. En consecuencia y de acuerdo al caso analizado, observamos al menos tres di-mensiones en el caso del $nanciamiento de un libro sobre Cultura Patagónica. Primero, la prác-tica puede situarse dentro de lo que conceptual-mente desde las instituciones se denomina RSE, al mismo tiempo que la empresa hace uso de un elemento cultural de fuerte cohesión en la zona para demostrar su carácter local y, en tercer lu-gar, cumple un rol que forma parte de las políti-cas culturales del Estado y que muchas veces éste último no ha cumplido en la zona.

Este modelo facilita una valoración pragmática de las culturas locales para lograr legitimidad. Lo anterior –siguiendo a Bon$l Batalla- puede ser leí-do como una práctica de enajenación que cuando se lleva al ámbito publicitario, hemos optado por analizar desde la perspectiva del Folkmarketing porque la valoración publicitaria es estratégica.

La presencia de actores locales, particular-

Page 164: Revista ALAIC no. 19

179

mente poetas populares, cantores y músicos de la zona que han denunciado el proyecto mues-tra que la dimensión política de la cultura local transmite símbolos culturales sin una valoración solo pragmática sino que, precisamente, surge desde una reivindicación política, social y cultu-ral, como bien es posible analizar desde la pers-pectiva de la folkcomunicación. Asimismo, este choque entre una valoración pragmática/exóge-na y otra que denominaríamos político/endóge-na –tal como es el caso de la disputa entre Mate Amargo e Hidroaysén- es una muestra palpable de la tensión que se produce entre gauchos, arte-sanos y empresa.

Conviene recordar que las acciones que he-

mos mencionado constituyen sólo una selección realizada por los autores para $nes analíticos y la situación se extiende hasta la actualidad. Du-rante el 2013 la empresa Hidroaysén suscribió un acuerdo con la Asociación Gremial de Pe-queños Agricultores y Ganaderos de Río Baker de Cochrane, AG Río Baker, para “promover las tradiciones y costumbres de la Patagonia” (Dia-rio El Divisadero, 2013), con lo cual cobra total relevancia las re!exiones teóricas respecto a un Estado cuyo accionar por lo menos se observa disminuido en relación a un mercado que se ins-tala como espacio prioritario y donde sus actores -empresariales en este caso- asumen tareas que el Estado no ha desarrollado de modo su$ciente.

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ENVIADO DIA: 02/10/2013APROVADO DIA: 30/10/2013

Page 166: Revista ALAIC no. 19

182

PROPUESTAS DE POSGRADOS EN COMUNICACIÓN DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE QUILMES, ARGENTINA

ESTUDIOS

PROPOSTAS DE PÓS-GRADUAÇÃO EM COMUNICAÇÃO DA UNIVERSIDADE NACIONAL DE QUILMES, ARGENTINA

PROPOSALS FOR POSGRADUATE COMMUNICATION FROM NATIONAL UNIVERSITY QUILMES, ARGENTINA

Secretaria de Posgrado de la Universidad Nacional de Quilmes. Lic. en

Comunicación Social de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social

de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina. Mg. en Comunicación

de la Universidad Iberoamericana de México. Docente e investigadora de

grado y posgrado en la UNQ, en la UNLP, en la UNR.

E-mail: [email protected].

Nancy Díaz Larrañaga182

Page 167: Revista ALAIC no. 19

194

INSTRUÇÕES GERAIS

A Revista Latinoamericana de Ciencias de la Comunicación é um

periódico científico semestral, de alcance internacional, que tem o

objetivo principal de promover a difusão, democratização e o forta-

lecimento da escola do pensamento comunicacional latino-america-

no. Além disso, visa também ampliar o diálogo com a comunidade

acadêmica mundial e contribuir para o desenvolvimento integral da

sociedade no continente.

Conteúdo editorial

Os artigos submetidos à revista podem pertencer a qualquer uma

das categorias listadas a seguir:

� Comunicações científicas: descrição de pesquisas, metodolo-

gia, análise de resultados e conclusões.

� Artigos: reflexões de pesquisadores latino-americanos, artigos

especiais, análises, reflexões e conclusões sobre temas acadêmicos ou

profissionais. Os artigos publicados devem referir-se à área de Ciên-

cias da Comunicação.

� Entrevistas: discussões com personalidades de interesse para a pes-

quisa em comunicação.

� Estudos: programa - informação sobre as diferentes áreas de

pesquisa. Projeto - abstracts sobre diferentes projetos de pesquisa.

Avaliação

Os trabalhos serão submetidos a julgamento. A avaliação será reali-

zada por especialistas do tema, membros do Conselho Editorial ou do

Conselho de Honra. Os trabalhos poderão ser aceitos integralmente,

aceitos sob ressalvas ou recusados. Em caso da necessidade de modifi-

cações para sua eventual aceitação, serão enviados a seus autores para

eventuais correções. Se estes os modificarem de uma forma aceitável

para os critérios do Conselho Editorial, serão considerados finaliza-

dos e a data de aceitação passará a ser a da finalização.

Submissão de artigos

A submissão de um trabalho implica que ele não tenha sido publi-

cado, nem esteja em processo de revisão e nem será enviado a outra

revista até receber um eventual julgamento negativo da arbitragem

pertinente.

O envio dos originais implica na aceitação do seguinte ponto: o co-

pyright do artigo, incluindo os direitos de reprodução total ou parcial

do mesmo em qualquer formato, estarão reservados exclusivamente a

Revista Latinoamericana de Ciências de la Comunicación.

Somente serão publicadas as produções redigidas segundo as nor-

mas presentes e que tenham sido aprovadas pelo conselho editorial.

A Revista Latinoamericana de Ciências de la Comunicación recebe

artigos para a publicação nos períodos de suas chamadas de trabalho,

a serem divulgadas com antecedência por diversos meios eletrônicos.

Mais informações: [email protected].

FORMATAÇÃO

Norma geral

Os textos de artigos, entrevistas, estudos e comunicações cien-

tíficas deverão ter uma extensão máxima de 9 páginas no tamanho

DIN A4 (21,0 cm x 29,7 cm), com margens laterais de 3 cm, digitados

em fonte Times New Roman de corpo 12, com espaçamento simples

entre as linhas, alinhamento justificado e recuo de 1 cm no início dos

parágrafos. Na prática, o tamanho máximo dos textos corresponde a

cerca de 33.000 caracteres (com espaços) ou 5000 palavras, incluindo

título, as notas de pé de página, resumos, palavras-chave, textos, re-

ferências bibliográficas e anexos.

Primeira página

Na primeira página devem constar:

� Título: deve ser integralmente em caixa alta com no máximo

100 caracteres (com espaços), digitado em fonte Times New Roman

de corpo 14 com espaçamento simples entre as linhas, alinhamento

justificado e sem recuo de parágrafo. Os títulos, em nenhuma hipóte-

se, devem conter notas de pé de página, nem ser submetidos à negrito,

itálico e sublinhado.

� Identificação dos autores: abaixo do título, o(s) nome(s) e

sobrenome(s) do(s) autor(es) devem ser em caixa alta (apenas para

as iniciais) e caixa baixa (para o restante), digitados em fonte Times

New Roman de corpo 12, com espaçamento simples entre as linhas,

ali nhamento justificado e sem recuo. Do(s) sobrenome(s) do(s)

autor(es) deve(m) sair nota(s) de pé de página (de no máximo 400

caracteres com espaços) com breve apresentação do autor (titulação

acadêmica, instituição onde atua e principais publicações) junto de

seu e-mail, telefone e endereço postal. Em mais nenhum outro lugar

do texto deve constar os nome(s) e sobrenome(s) do(s) autor(es).

� Resumos: abaixo da identificação do(s) autor(es), devem-se

conter resumos (em espanhol, português e inglês) com no máximo

750 caracteres (com espaços), acompanhados de, no máximo, 4 pala-

vras-chave nas mesmas três línguas.

Citações, notas de pé de página e referências bibliográficas

� Citações:

Para a citação maior de 3 linhas (fonte Times New Roman de cor-

po 12, em itálico, com espaçamento simples entre as linhas, alinha-

mento justificado), não se deve deixá-la entre aspas e deve-se retirá-la

do corpo do texto e colocá-la em destaque, deixando-a, integralmen-

te, com recuo à esquerda de 1 cm.

Para citação menor de 3 linhas, deve-se deixá-la entre aspas no

próprio corpo do texto, sem itálico, seguindo a norma geral do texto.

Ambas as citações devem ser seguidas das indicações das referên-

cias bibliográficas, as quais devem estar entre parênteses com o sobre-

nome do autor (caixa alta para iniciais e caixa baixa para o restante),

ano da publicação e número de página.

Exemplos para as indicações bibliográficas em ambas as citações:

no caso de uma página a ser citada: (Andrade, 1987, p.153); no caso

de duas páginas a serem citadas: (Andrade, 1987, p.167-8); no caso

Normas de publicação para aRevista Latinoamericana de Ciencias de la Comunicación

NO

RM

AS

Page 168: Revista ALAIC no. 19

195

várias publicações de um mesmo autor publicadas em mesmo ano:

(Candido, 1999a, p.198), (Candido, 1999b, p.17).

� Notas: as notas de pé de página devem ser numeradas auto-

maticamente sistema numérico arábico (1, 2, 3, ...) e destinam-se

para informações explicativas ou esclarecimentos adicionais que não

podem ser incluídos no corpo do texto. Recomenda-se que as notas

sejam breves.

� Referências bibliográficas: as referências bibliográficas com-

pletas devem ser arroladas em ordem alfabética ao final do texto, con-

forme a normatização e os exemplos abaixo:

� Livros:

ROUANET, Sérgio Paulo. Mal-estar na modernidade: ensaios. 2ª

ed. São Paulo: Companhia das Letras, 1993.

MARTÍN-BARBERO, Jesus. Oficio de cartografo: travesías latinoa-

mericanas de la comunicación en la cultura. Mexico, D.F.: Fondo de

Cultura Economica, 2002.

MATTELART, Armand; MATTELART, Michèle. História das teo-

rias da comunicação. Tradução de Luiz Paulo Rouanet. São Paulo:

Edições Loyola, 2000.

LIMA, Luiz Costa (org.). Teoria da Cultura de Massa. São Paulo:

Paz e Terra, 2000.

� Capítulos de livros:

ROUANET, Sérgio Paulo. Iluminismo e barbárie. In:___. Mal-estar

na modernidade: ensaios. 2ª ed. São Paulo: Companhia das Letras,

1993. p.9-45.

ROCHA, Glauber. An esthetic of hunger. In: MARTIN, Michael

(ed.). New Latin American cinema. Detroit: Wayne State University

Press, 1997. p.59-61.

� Artigos de periódico científico (SOBRENOME, Nome. Título

do artigo. Título do periódico em itálico (abreviado ou não), cidade

da publicação, v. seguido do número do ano ou volume, n. seguido

do número do fascículo, página inicial-final, mês abreviado, ano da

publicação.):

MARTÍN-BARBERO, Jesús. Razón técnica y razón política: espa-

cios / tiempos no pensados. Rev. Latinoamericana de Ciencias de la

Comunicación, São Paulo, v.1, n.1, p.22-37, jul-dez, 2004.

� Artigos publicados em imprensa (SOBRENOME, Nome. Tí-

tulo do artigo. Nome do jornal ou revista, cidade de publicação, dia se-

guido do mês abreviado. Ano. Número ou Título do Caderno, Seção

ou Suplemento, página inicial-final.):

VIEIRA, Fabricio. Bovespa sobe 2,87%, maior avanço em dois me-

ses. Folha de S. Paulo. São Paulo, 14 fev. 2007. Folha Dinheiro, p.12.

� Teses e dissertações (SOBRENOME, Nome. Título em itálico:

subtítulo normal. Ano do depósito. Número total de páginas ou vo-

lumes. Tipo de trabalho - locação: [Trabalho de Conclusão do Curso

(Graduação em...) (Especialização em...) / Dissertação (Mestrado

em...) / Tese (Doutorado em...) - Faculdade de... / Instituto de...],

Universidade, Cidade da defesa, ano da defesa.):

CANDIDO, Antonio. Parceiros do rio bonito: estudo sobre a crise

nos meios de subsistencia do caipira paulista. 226 f. Tese (Doutorado

em Sociologia) – Faculdade de Filosofia, Letras e Ciências Humanas,

Universidade de São Paulo, São Paulo, 1954.

� Artigos de internet (SOBRENOME, Nome. Título em itálico:

subtítulo normal. Disponível em: <endereço eletrônico>. Acesso em:

dia seguido do mês abreviado. Ano.

ECO, Umberto. Para una guerrilla semiológica. Disponível em: <

http://www.nombrefalso.com.ar/apunte.php?id=16>. Acesso em: 3

jan. 2007.

Subtítulos no corpo do texto

Os subtítulos devem ser devem ser em caixa alta (apenas para as

iniciais) e caixa baixa (para o restante), digitados em fonte Times

New Roman de corpo 12, negrito, com espaçamento simples entre as

linhas, alinhamento justificado, sem recuo e numerados pelo sistema

numérico arábico (1, 2,...). A seguir, um exemplo de como numerar

um capítulo e seus respectivos itens ou subtítulos:

1. Comunicação de massa

1.1. Teorias da comunicação

1.1.1. As trocas e os fluxos

1.1.2. Indústria cultural

1.2. Ideologia e poder na comunicação

2. Cotidiano e movimento intersubjetivo

Figuras (fotos, mapas, diagramas, quadros,

organogramas, infográficos etc.)

Devem estar digitalizadas em boa qualidade para impressão (reco-

menda-se 300 dpi e formatos de arquivos gráficos: GIF, JPG ou TIF) e

numeradas. Em arquivo separado do texto principal, devem constar

as legendas correspondentes e as respectivas indicações de inserção

no trabalho. Tabelas e quadros gerados e formatados dentro do Word

podem estar no próprio corpo do texto principal. É importante sa-

lientar que como a revista é impressa em branco e preto, não se devem

conter figuras coloridas.

Page 169: Revista ALAIC no. 19

196

INSTRUCCIONES GENERALES

La Revista Latinoamericana de Ciencias de la Comunicación es un

periódico científico semestral, de alcance internacional, que tiene

el objetivo principal de promover la difusión, democratización y el

fortalecimiento de la escuela del pensamiento comunicacional lati-

noamericano. Así como, procura también ampliar el diálogo con la

comunidad académica mundial y contribuir para el desarrollo inte-

gral de la sociedad en el continente.

Contenido editorial

Los artículos sometidos a la revista pueden pertenecer la cualquier

una de las categorías listadas a continuación:

� Comunicaciones científicas: descripción de investigaciones,

metodología, análisis de resultados y conclusiones.

� Artículos: reflexiones de investigadores latinoamericanos, artí-

culos especiales, análisis, reflexiones y conclusiones sobre temas aca-

démicos o profesionales. Los artículos publicados deben referirse al

área de Ciencias de la Comunicación.

� Entrevistas: discusiones con personalidades de interés para la in-

vestigación en comunicación.

� Estudios: programa: información sobre las diferentes áreas de

investigación. Proyecto: abstracts sobre diferentes proyectos de inves-

tigación.

Evaluación

Los trabajos serán sometidos a juzgamiento. La evaluación será

realizada por especialistas del tema, miembros del Consejo Editorial o

el Consejo de Honra. Los trabajos podrán ser aceptados integralmen-

te, aceptados con cuestionamientos o recusados. En caso de la nece-

sidad de modificaciones para su eventual aceptación, serán enviados

a sus autores para eventuales correcciones. Si estos los modificasen

de una forma aceptable para los criterios del Consejo Editorial, serán

considerados finalizados y la fecha de aceptación pasará a ser la de la

finalización.

Sumisión de artículos

La sumisión de un trabajo implica que el no haya sido publicado,

ni que se encuentre en proceso de revisión y ni que sea enviado a otra

revista hasta recibir un eventual juzgamiento negativo del arbitraje

pertinente.

El envío de los originales implica en la aceptación del siguiente

punto: el copyright del artículo, incluyendo los derechos de repro-

ducción total o parcial del mismo en cualquier formato, estarán re-

servados exclusivamente a la Revista Latinoamericana de Ciencias de

la Comunicación.

Solamente serán publicadas las producciones escritas según las

normas presentes y que hayan sido aprobadas por el Consejo Edi-

torial.

La Revista Latinoamericana de Ciencias de la Comunicación recibe

artículos para publicación en los periodos de sus llamadas de trabajo,

a ser divulgadas con antecedencia por diversos medios electrónicos.

Más informaciones: [email protected].

FORMATO

Norma general

Los textos de artículos, entrevistas, estudios y comunicaciones

científicas deberán tener una extensión máxima de 9 páginas en el

tamaño DIN A4 (21,0 cm x 29,7 cm), con márgenes laterales de 3 cms,

digitados en tipo Times New Roman de cuerpo 12, con espaciamiento

simples entre las líneas, alineamiento justificado y tabulación de 1 cm

al inicio de los párrafos. De hecho, el tamaño máximo de los textos co-

rresponde a cerca de 33.000 caracteres (con espacios) o 5000 palabras,

incluyendo título, notas de pié de página, resúmenes, palabras-clave,

textos, referencias bibliográficas y anexos.

Primera página

En la primera página deben constar:

�• Título: debe ser integralmente en mayúsculas con un máximo

de 100 caracteres (con espacios), escrito en tipo Times New Roman de

cuerpo 14 con espacio simple entre las líneas, alineamiento justificado

y sin tabulación de párrafo. Los títulos, en ninguna hipótesis, deben

contener notas de pié de página, ni en negrito, itálico o subrayado.

�• Identificación de los autores: debajo del título, el(los)

nombre(s) y apellido(s) de(los) autor(es) deben estar en mayúsculas

(solamente las iniciales) y minúsculas (para el resto), escritos en tipo

Times New Roman de cuerpo 12, con espacio simple entre las líneas,

alineamiento justificado y sin tabulación. Del apellido(s) del (de los)

autor(es) debe(n) salir nota(s) de pié de página (con un máximo de

400 caracteres con espacio) con una breve presentación del autor (ti-

tulación académica, institución donde actúa y principales publicacio-

nes) junto de su e-mail, teléfono y dirección postal. En ningún otro

lugar del texto debe constar el (los) nombre(s) y apellido(s) del (de

los) autor(es).

�• Resúmenes: debajo de la identificación del (de los) autor(es),

deben encontrarse los resúmenes (en español, portugués e inglés) con

un máximo de 750 caracteres (con espacios), acompañados de, un

máximo, de 4 palabras-clave en los mismos tres idiomas.

Citaciones, notas de pié de página y referencias bibliográficas

�• Citaciones: para la citación mayor de 3 líneas (tipo Times New

Roman de cuerpo 12, en itálico, con espacio simples entre las líneas,

alineamiento justificado), no se debe dejar entre comillas y se la debe

retirar del cuerpo del texto y colocarla en destaque, dejándola, inte-

gralmente, con tabulación a la izquierda de 1 cm.

Para una citación menor de 3 líneas, se la debe dejar entre comillas

en el mismo cuerpo del texto, sin itálico, siguiendo la norma general

del texto.

Ambas citaciones deben ser seguidas de las indicaciones de las

referencias bibliográficas, las cuales deben estar entre paréntesis con

Normas para colaboraciones de la Revista Latinoamericana de Ciencias de la Comunicación

NO

RM

AS

Page 170: Revista ALAIC no. 19

197

el apellido del autor (mayúsculas para iniciales y minúsculas para el

restante), año de la publicación y número de página.

Ejemplos para las indicaciones bibliográficas en ambas citaciones:

en el caso de una página a ser citada: (Andrade, 1987, p.153); en el

caso de dos páginas a ser citadas: (Andrade, 1987, p.167-8); en el caso

de varias publicaciones de un mismo autor publicadas en el mismo

año: (Candido, 1999a, p.198), (Candido, 1999b, p.17).

� Notas: las notas de pié de página deben ser enumeradas auto-

máticamente en sistema numérico arábico (1, 2, 3, ...) y se destinan

para informaciones explicativas o esclarecimientos adicionales que

no pueden ser incluidos en el cuerpo del texto. Se recomienda que

las notas sean breves.

� Referencias bibliográficas: las referencias bibliográficas com-

pletas deben ser organizadas en orden alfabético al final del texto,

conforme la norma y los ejemplos a continuación:

� Libros:

ROUANET, Sérgio Paulo. Mal-estar na modernidade: ensaios. 2ª

ed. São Paulo: Companhia das Letras, 1993.

MARTÍN-BARBERO, Jesús. Oficio de cartógrafo: travesías latinoa-

mericanas de la comunicación en la cultura. Mexico, D.F.: Fondo de

Cultura Económica, 2002.

MATTELART, Armand; MATTELART, Michèle. História das teo-

rias da comunicación. Traducción de Luiz Paulo Rouanet. São Paulo:

Ediciones Loyola, 2000.

LIMA, Luiz Costa (org.). Teoria da Cultura de Massa. São Paulo:

Paz e Terra, 2000.

� Capítulos de libros:

ROUANET, Sérgio Paulo. Iluminismo y barbárie. In:___. Mal-estar

na modernidade: ensaios. 2ª ed. São Paulo: Companhia das Letras,

1993. p.9-45.

ROCHA, Glauber. An esthetic of hunger. In: MARTIN, Michael

(ed.). New Latin American cinema. Detroit: Wayne State University

Press, 1997. p.59-61.

� Artículos de periódico científico (APELLIDO, Nombre. Título

del artículo. Título del periódico en itálico (abreviado o no), ciudad de

la publicación, v. seguido del número del año o volumen, n. seguido

del número del fascículo, página inicial-final, mes abreviado, año de

la publicación):

MARTÍN-BARBERO, Jesús. Razón técnica y razón política: espa-

cios / tiempos no pensados. Rev. Latinoamericana de Ciencias de la

Comunicación, São Paulo, v.1, n.1, p.22-37, jul-dez, 2004.

� Artículos publicados en la prensa (APELLIDO, Nombre. Títu-

lo del artículo. Nombre del periódico o revista, ciudad de publicación,

día seguido del mes abreviado. Año. Número o Título del Cuaderno,

Sección o Suplemento, página inicial-final):

VIEIRA, Fabricio. Bovespa sobe 2,87%, maior avanço en dois me-

ses. Folha de S. Paulo. São Paulo, 14 fev. 2007. Folha Dinheiro, p.12.

� Tesis y disertaciones (APELLIDO, Nombre. Título en itáli-

co: subtítulo normal. Año del depósito. Número total de páginas o

volúmenes. Tipo de trabajo - locación: [Trabajo de Conclusión del

Curso (Graduación en...) (Especialización en...) / Disertación (Maes-

tría en...) / Tesis (Doctorado en...) - Facultad de... / Instituto de...],

Universidad, Ciudad de la defensa, año de la defensa.):

CANDIDO, Antonio. Parceiros do rio bonito: estudo sobre a crise

nos meios de subsistência do caipira paulista. 226 f. Tese (Doctorado

en Sociología) – Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas,

Universidad de São Paulo, São Paulo, 1954.

� Artículos de internet (APELLIDO, Nombre. Título en itálico:

subtítulo normal. Disponible en: <dirección electrónica>. Acceso en:

día seguido del mes abreviado. Año.

ECO, Umberto. Para una guerrilla semiológica. Disponible en: <

http://www.nombrefalso.com.ar/apunte.php?id=16>. Acceso en: 3

enero 2007.

Subtítulos en el cuerpo del texto

Los subtítulos deben ser en mayúsculas (apenas para las iniciales) y

minúsculas (para el restante), digitados en tipo Times New Roman de

cuerpo 12, negrito, con espacio simples entre las líneas, alineamien-

to justificado, sin tabulación y enumerados por el sistema numérico

arábico (1, 2,...). A continuación, un ejemplo de como enumerar un

capítulo y sus respectivos ítems o subtítulos:

1. Comunicación de masas

1.1. Teorías de la comunicación

1.1.1. Los intercambios y los flujos

1.1.2. Industria cultural

1.2. Ideología y poder en la comunicación

2. Cotidiano y movimiento intersubjetivo

Figuras (fotos, mapas, diagramas, cuadros,

organigramas, infográficos etc.)

Deben estar digitalizadas en buena calidad para impresión (se re-

comienda 300 dpi y formatos de archivos gráficos: GIF, JPG o TIF) y

enumeradas. En archivo separado del texto principal, deben constar

las leyendas correspondientes y las respectivas indicaciones de inser-

ción en el trabajo. Tablas y cuadros creados y formateados dentro del

Word pueden estar en el mismo cuerpo del texto principal. Es impor-

tante destacar que como la revista es impresa en blanco y negro, no se

debe incluir figuras a colores.

Page 171: Revista ALAIC no. 19

198

submission of articles within the established deadlines, posted in ad-

vance on the electronic media; for further information, please contact:

[email protected]

FORMAT

General guidelines

Articles, interviews, studies and scientific papers shall not exceed

nine DIN A4(21.0cm x 29.7cm) typed pages, 3 cm side margins, in

12. point Times New Roman, single spaced, justified text, 1 cm para-

graph indent left. Maximum size of the work is approx. 33,000 cha-

racters (including spaces) or 5,000 words, including title, footnotes,

abstract, key-words, texts, references and appendices.

Title Page

The title page should include:

� Title: in capital letters, max. 100 characters (including spaces),

in 14-pt. Times New Roman, single-spaced, non-indented, justified

text. Under no circumstances shall the titles contain footnotes, be un-

derlined or in italics.

� Author’s identification: below the title: the author’s full name

shall appear in 12-pt Times New Roman, capitals for initials only, sin-

gle-spaced, justified text. The author’s last name shall refer to a foot-

note (maximum 400 characters including spaces) including a brief

presentation of the author (highest academic degree, affiliation, and

main publications), e-mail address, telephone number and mailing

address. Nowhere else shall the name of the author(s) appear.

Abstract: after the identification of the author(s), an abstract

(in Spanish, Portuguese and English) not exceeding 750 characters

(including spaces), shall appear containing a minimum of four key-

words in each of the languages specified.

Quotations, footnotes and references

� Quotations: quotations longer than 3 typed lines (12-pt. Ti-

mes New Roman, italic, single spaced, justified), shall appear without

quotation marks in a free-standing block of text, indented 1 cm from

the left margin.

Quotations under 3 typed lines shall be included within the body

of the text, in the same point type.

In both cases, the quotations are to be followed by bibliographical

references, between parenthesis, including the author’s last name (ca-

pital letters for initials only), year of publication and page number.

Examples of bibliographical references in both cases: when quo-

ting one page: (Andrade, 1987, p.153); when quoting two pages: (An-

drade, 1987, p.167-8); for several publications be the same author, pu-

blished in the same year: (Candido, 1999a, p.198), (Candido, 1999b,

p.17).

� Notes: footnotes are to be indicated by consecutively-generated

Arabic numbers (1, 2, 3, …) and are designed to provide explanatory

information or additional elucidation not included in the text. These

notes should be brief.

GENERAL INSTRUCTIONS

The Latin American Journal for the Communications Sciences is an

international bi-annual scientific publication, whose major goal is to

promote the dissemination, democratization and the strengthening

of the Latin American communicational school of thinking. In addi-

tion, the Journal also seeks to foster the dialog within the academic

community worldwide and to foster the development of the Latin

American society.

Editorial scope

The articles submitted to the Journal may pertain to any of the cate-

gories listed below:

� Scientific communications: description of research projects,

methodology, analysis of results and conclusions.

� Articles: views of Latin American researchers, special articles,

analysis, commentary and conclusions on academic or professional to-

pics. The articles published should be pertinent to the Communications

Sciences.

� Interviews: discussions with prominent researchers in the com-

munications community.

� Studies: programs – information on different research areas. Pro-

jects – abstracts on various research projects.

Evaluation

The materials submitted will be forwarded to an evaluation by

specialists, members of the Editorial Board or the Honorary Council.

Manuscripts may be fully accepted, accepted subject to certain changes,

or rejected. Materials conditioned to changes for publication will be

forwarded to the respective authors for the required corrections. Should

these changes meet the criteria established by the Editorial Board, the

work is considered accepted for publication and the acceptance date will

that of the final version.

Submission of manuscripts

Papers submitted shall be unpublished and may not be under edi-

ting process; likewise, the papers shall not be under consideration by

another publication until rejected following the evaluation procedu-

re. Submission of originals implies the acceptance of the following:

copyright: Revista Latinoamericana de Ciencias de la Comunicación

becomes the sole holder of the right to reproduce the article, in its en-

tirety or in part.

The Journal will only publish works submitted according to the

guidelines laid down in this document and approved by the Editorial

Council.

Revista Latinoamericana de Ciencias de la Comunicación encourages

Rules for sending articles to the Latin American Communication Sciences JournalRU

LES

Page 172: Revista ALAIC no. 19

199

� References: complete bibliographical references are to be listed

in alphabetical order at the end of the text, according to the following

guidelines and examples:

� References to an entire book:

ROUANET, Sérgio Paulo. Mal-estar na modernidade: ensaios. 2nd

ed. São Paulo: Companhia das Letras, 1993.

MARTÍN-BARBERO, Jesus. Oficio de cartógrafo: travesías latinoa-

mericanas de la comunicación en la cultura. México, D.F.: Fondo de

Cultura Econômica, 2002.

MATTELART, Armand; MATTELART, Michèle. História das te-

orias da comunicação. Tradução de Luiz Paulo Rouanet. São Paulo:

Edições Loyola, 2000.

LIMA, Luiz Costa (org.). Teoria da Cultura de Massa. São Paulo:

Paz e Terra, 2000.

� References to a chapter in a book:

ROUANET, Sérgio Paulo. Iluminismo e barbárie. In:___. Mal-estar

na modernidade: ensaios. 2nd ed. São Paulo: Companhia das Letras,

1993. p.9-45.

ROCHA, Glauber. An esthetic of hunger. In: MARTIN, Michael

(ed.). New Latin American cinema. Detroit: Wayne State University

Press, 1997. p.59-61.

� Reference to an article in a journal: (LAST NAME, Surname.

Article title. Name of the Journal in italic (acronyms allowed), place

of publication, v. followed by the number of the year or volume, n.

followed by the number of the issue, initial and final pages, month,

year of publication.):

MARTÍN-BARBERO, Jesús. Razón técnica y razón política: espa-

cios / tiempos no pensados. Rev. Latinoamericana de Ciencias de la

Comunicación, São Paulo, v.1, n.1, p.22-37, Jul-Dec, 2004.

� Reference to a newspaper or a periodical: (LAST NAME,

Surname. Article title. Name of the newspaper or magazine, place of

publication, day and month abbreviated. Year. Number or Name of

Supplement, Section or Annex, initial and final pages.):

VIEIRA, Fabricio. Bovespa sobre 2.87%, maior avanço em dois

meses. Folha de S.Paulo. São Paulo, 14.fev.2007. Folha Dinheiro, p.12.

� Reference to thesis and dissertations: (LAST NAME, Surname.

Title in italic: subtitle, regular. Year of registration. Total number of

pages or volumes. Type of work – field: [Graduation Project (Gradua-

tion in …) (Specialization in …) / Dissertação (Master’s degree in …)

/ (Doctoral thesis in …) – School of … / Institute for …], University,

City of dissertation defense, year of defense.):

CANDIDO, Antonio, Parceiros do rio bonito: estudo sobre a crise

nos meios de subsistência do caipira paulista. 226 f. Tese (Doutorado

em Sociologia) – Faculdade de Filosofia, Letras e Ciências Humanas,

Universidade de São Paulo, São Paulo, 1954.

� Reference to an internet source: (LAST NAME, Surname. Title

in italic: subtitle, normal. Available at :< electronic address>. Access

on: day, followed by month, abbreviated. Year.

ECO, Umberto. Para una guerrilla semiológica. Available at: http://

www.nombrefalso.com.ar/apunte.php?id=16. Access on: 3 jan.2007.

Subtitles within the text

Subtitles initials are to typed in capital letters (initials only), 12-pt

Times New Roman, single spaced, justified, non-indented and using

Arabic numbers (1, 2, …). Please refer to the following example:

1. Mass media

1.1. Comunication theory

1.1.1. Exchange and flow

1.1.2. The cultural industry

1.2. Ideology and power in communication

2. Daily life and the inter-subjective movement

Figures [photographs, maps, diagrams, tables,

organization charts, info graphs, etc.]

Electronic copies of photographs should be provided, where possi-

ble, in GIF, JPG or TIF format (minimum accepted resolution 300dpi),

and numbered. In a separate file, authors are to provide correspon-

ding brief explanations of figures to be inserted. Tables and graphics

generated and formatted by Word may be inserted in the text. As this

is a back and white publication, color illustrations will not appear.