Pablo Javier Valle BañuelosFilosofía de la ciencia

23.10.2015

Los problemas de la imagen dominante de la ciencia de acuerdo a T. S. Kuhn

La historia de la ciencia se nos muestra como un proceso lineal de acumulación de

conocimiento, de un progreso constante hacia el cabal entendimiento de la naturaleza. Sin

embargo, un análisis detallado del funcionamiento de la ciencia revela que ésta se mueve

mediante la instauración y posterior reemplazo de paradigmas que construyen el mundo en

el que los científicos llevan a cabo su trabajo (negando así la posibilidad de observaciones

neutras de hechos atómicos y de un lenguaje que las exprese objetivamente). Así, el

paradigma presente se puede encontrar con tres tipos de fenómenos explicables desde las

teorías que contiene: 1) Fenómenos ya explicados, 2) fenómenos predichos por el paradigma

existente, pero no explicables desde él, 3) anomalías irreconciliables con el paradigma desde

el cual surgen. Éste último tipo marca los fenómenos que dan lugar a la crisis paradigmática

que exige su reconciliación mediante el instauramiento de un nuevo paradigma que regrese

la coherencia al conjunto de la ciencia reordenando sus elementos.

En el caso del positivismo lógico, las teorías se encuentran restringidas de tal manera

que no se enfrentan unas a otras. Sin embargo, a pesar de que una teoría pueda continuar

explicando fenómenos en un espacio restringido, ésta podrá ser suplantada por una que

abarque el mismo espacio explicativo y lo desborde, aportando una comprensión mayor del

campo en que se ambas se desarrollan. Más aún, al ser una teoría sustituida de esta

manera, nada de ella queda en el paradigma, pues aún si su aparato explicativo pudiera ser

extraído de la teoría mayor, éste se encontraría construido en los términos y reglas de

aquella, negando la posibilidad de que se les iguale.

Por otra parte, el único lugar en que podemos hablar de progreso en la ciencia es al

interior de un paradigma particular, a lo cual se le llama ciencia normal, progreso que termina

con la irrupción de una crisis que no puede corregida por el paradigma, lo cual hace

necesario su reemplazo, la revolución de la ciencia.