quinto mandamiento: no matarás

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QUINTO MANDAMIENTO NO MATARAS “Es Dios quien da la vida y sólo Él puede quitarla”. El precepto moral del “no matarás” tiene un sentido negativo inmediato: indica el límite, que nunca puede ser transgredido por nadie, dado el carácter inviolable del derecho a la vida, bien primero de toda persona. Pero tiene también un sentido positivo implícito: expresa la actitud de verdadero respeto a la vida, ayudando a promoverla y haciendo que progrese por el camino de aquel amor que la acoge y debe acompañarla. Jesucristo vino a destruir la muerte y a traer vida y a traerla en abundancia, nos dice san Juan en su evangelio en el capítulo 10. Y la vida que nos trajo Jesús es la vida eterna. Y Él lucha y luchará para que nadie nos arrebate esta vida eterna. Y esta vida eterna traída por Jesús abarca salvar nuestro cuerpo y nuestra alma, es decir, nuestra persona. En el siglo XX se ha matado a más hombres que nunca. Eres imagen y semejanza de Dios, al ser creado, recibiste una chispa divina, que nadie puede darnos sino Dios, y por tanto, nadie puede quitarnos la vida, sino sólo Dios, que es el Dueño de nuestra vida. Por eso, el que levanta la mano contra la vida humana ataca la propiedad de Dios. Además nuestra vida humana y terrena es grande en vistas a nuestra vida eterna en el cielo. La vida humana es condición de la vida eterna, a donde estás llamado por Dios para gozar de Él eternamente. Por eso es tan valiosa a los ojos de Dios tu vida terrena, y por esto es también de un precio inestimable para ti que eres cristiano, porque es el tiempo de atesorar méritos para la vida eterna, que te ganó Cristo con su sangre, muerte y resurrección. San Jerónimo dijo en cierta ocasión que esta vida es un estadio para los mortales, aquí competimos para ser coronados en otro lugar. La vida

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QUINTO MANDAMIENTO NO MATARAS

“Es Dios quien da la vida y sólo Él puede quitarla”.

El precepto moral del “no matarás” tiene un sentido negativo inmediato: indica el límite, que nunca puede ser transgredido por nadie, dado el carácter inviolable del derecho a la vida, bien primero de toda persona. Pero tiene también un sentido positivo implícito: expresa la actitud de verdadero respeto a la vida, ayudando a promoverla y haciendo que progrese por el camino de aquel amor que la acoge y debe acompañarla. Jesucristo vino a destruir la muerte y a traer vida y a traerla en abundancia, nos dice san Juan en su evangelio en el capítulo 10. Y la vida que nos trajo Jesús es la vida eterna. Y Él lucha y luchará para que nadie nos arrebate esta vida eterna. Y esta vida eterna traída por Jesús abarca salvar nuestro cuerpo y nuestra alma, es decir, nuestra persona.

En el siglo XX se ha matado a más hombres que nunca. Eres imagen y semejanza de Dios, al ser creado, recibiste una chispa divina, que nadie puede darnos sino Dios, y por tanto, nadie puede quitarnos la vida, sino sólo Dios, que es el Dueño de nuestra vida. Por eso, el que levanta la mano contra la vida humana ataca la propiedad de Dios.

Además nuestra vida humana y terrena es grande en vistas a nuestra vida eterna en el cielo. La vida humana es condición de la vida eterna, a donde estás llamado por Dios para gozar de Él eternamente. Por eso es tan valiosa a los ojos de Dios tu vida terrena, y por esto es también de un precio inestimable para ti que eres cristiano, porque es el tiempo de atesorar méritos para la vida eterna, que te ganó Cristo con su sangre, muerte y resurrección. San Jerónimo dijo en cierta ocasión que esta vida es un estadio para los mortales, aquí competimos para ser coronados en otro lugar. La vida humana aquí en la tierra es la posibilidad que Dios nos concede para alcanzar la vida eterna en el cielo. La vida nace en el seno del amor: de un hombre y una mujer que se aman, colaboran con Dios para dar a un hombre el mayor regalo, la vida, el paso de la nada al ser. ¡Qué noble ha de ser la vida humana, si Dios mismo es quien nos da este don, en colaboración con los papás!. Dios nos ha dado la vida para poder entrar en comunión con Él. Por eso con la vida nos da una inteligencia para que le podamos conocer, y una voluntad para que le puedamos elegir y amar. ¿Cómo vas a quitar la vida a un hombre, cuando está llamado a encontrarse con Dios y entablar con Él un diálogo en la fe y en el amor, a través de la oración y los sacramentos, aquí en la tierra; y después en la otra vida, mediante la visión cara a cara con Dios? No tenemos ningún derecho a privar a ningún hombre de lo más noble que hay, conocer y amar a Dios aquí en la tierra, y gozar de Él después en la eternidad. El problema nace a la hora de considerar la vida de los demás frente a los propios intereses. Así, por

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ejemplo, se prefiere recurrir al aborto antes que a la promoción de un recto uso de la sexualidad; se prefiere recurrir a la eutanasia antes que a un interés eficaz por los ancianos y los marginados; se prefiere recurrir a grandes campañas contra la natalidad en el tercer mundo antes que a planes eficaces de desarrollo y colaboración económica; se prefiere el uso de la guerra y el terrorismo al diálogo y la confrontación democrática, y en general, la vida humana viene supeditada a otros intereses que tienen mucho menos valor.

Ante todo esto, debemos proclamar y defender la dignidad de la vida humana. La dignidad del hombre es un valor absoluto, y la vida humana, un valor en sí misma que siempre ha de ser defendida, protegida y potenciada, independientemente de lo que diga la mayoría, y como los medios de comunicación. El mandamiento de Dios es muy claro: “No matarás”.

Esta época será considerada una época de ataques masivos contra la vida, una serie interminable de guerras y una destrucción permanente de vidas humanas inocentes, es decir, el aborto. Matar es mucho más fácil de lo que piensas. Desgraciadamente la historia de la humanidad, desde Caín, es la historia de la violencia. Está la feroz guerra del aborto, en la que hoy están muriendo más de 50 millones de no nacidos cada año; es la guerra probablemente más sangrienta que haya inventado la humanidad. El aborto es la manipulación de un feto en el seno materno con el propósito de destruirlo. Generalmente, en la mayoría de los casos de aborto se procede asesinando al feto dentro del seno de la madre, antes de extraerlo. Está comprobado ya científica y médicamente que ese feto es un ser humano, una persona, desde el momento de la concepción tiene un código genético propio y está llamado a realizarse como ser humano y a gozar eternamente de Dios. Además, tiene un alma espiritual creada amorosa, individual y personalmente por Dios. ¡Es un hijo de Dios!

Deberes y prohibiciones del quinto mandamiento

 El quinto mandamiento prescribe conservar y defender la integridad de la vida humana propia y ajena. Prohíbe todo cuanto atenta a la integridad corporal personal o del prójimo. Transmisión y conservación de la vida al ser el hombre instrumento de Dios en la altísima dignidad de transmitir y conservar la vida, este sujeto a las leyes que el creador promulgó para ese fin. Y lo que afecta al quinto mandamiento es: La esterilización, anticoncepción, aborto procurado, manipulaciones genéticas, fecundación artificial, eutanasia.

La responsabilidad de los padres es, pues, gravísima y gozosa a un tiempo. Un hombre más, o un hombre menos, importa mucho; vale más que mil universos puesto que éstos acaban por desvanecerse y un hombre, en cambio, no muere jamás: sólo muere su cuerpo que, al cabo, resucitara en el último día. Y,

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principalmente, un hombre sólo, exclusivamente uno, vale toda la Sangre de Cristo.

La esterilización: Se llama a la intervención quirúrgica que destruye los gérmenes patógenos, en el hombre o en la mujer, que les da la capacidad de procrear, es lícita si es para el bien de la vida y si se dan las condiciones necesarias.   La esterilización directa es pecado, puesto que va en contra del uso natural de la capacidad sexual, que es la procreación. El método de esterilización de la mujer más comúnmente empleado en la actualidad es la salpingoclasia, usualmente llamado “ligadura de trompas”, que es siempre gravemente ilícito. Nunca son justificables razones de escasez de medios materiales, excesivo número de hijos, incapacidad de educarlos adecuadamente, cansancio, e incluso peligro de la vida ante nuevos embarazos, pues la moral católica, es nos enseña que siempre será y es gravemente ilícita la esterilizaciòn.

La anticoncepción: En la llamada anticoncepción cae cualquier modificación introducida en el acto sexual natural, con objeto de impedir la fecundación. La utilización de dispositivos mecánicos, tanto por parte del hombre (preservativos) como de la mujer; aunque estos dispositivos suelen impedir la fecundación, en muchos casos, porque impiden que el óvulo ya fecundado se implante en el útero, deben ser considerados abortivos (es el caso del llamado dispositivo intrauterino, o diu); La utilización de productos farmacológicos, como las píldoras: algunos de esos productos son anovulatorios, es decir, inhiben la ovulación impidiendo la fecundación; otros son claramente abortivos, porque actúan después de la concepción, impidiendo la implantación del óvulo fecundado. La mayoría de los productos farmacológicos en la actualidad son abortivos.

Pues la finalidad del sacramento del matrimonio es para la procreación lo enseña repetidamente el Nuevo Testamento y  San Agustín comenta así un texto de San Pablo: el matrimonio, evidentemente, fue instituido en orden a la procreación de los hijos, según atestigua el apóstol: `quiero –dice- que las jóvenes se casen". Y como si alguien le preguntara para qué, añade inmediatamente: `para que tengan hijos", para que sean madres de familia" (SAN AGUSTIN, De bono coniug, 24).

 “Es gravísimo el pecado de los que, unidos en matrimonio, impiden la concepción o promueven el aborto” (CAT. ROMANO, II, 7,13); es intrínsecamente deshonesta toda acción que, o en previsión del acto conyugal o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga, como fin o como medio, hacer imposible la procreación (Enc. Humanae Vitae, n. 7).

La fecundación artificial: La fecundación artificial -desde hace tiempo practicada en los animales- se define por comparación con la fecundación natural, ya que en aquélla la unión del óvulo con el espermatozoide se da por una manipulación del

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semen. Para comprender su ilicitud en el hombre hay que recordar que la única forma lícita de unión sexual es dentro del matrimonio, y también que, en el matrimonio, la procreación ha de ser el resultado de actos naturales. En cualquier tipo de fecundación artificial el acto que origina la vida humana no es el acto del amor conyugal. No procede de la unión psicológica y espiritual de las dos personas sino que depende de los operadores técnicos. El niño que va a nacer ha de ser respetado y reconocido como igual en dignidad personal a aquellos que le dan la vida, ya que ha de ser fruto de la auténtica donación de los padres y no producto de la tecnología científica, objeto de producción y adquisición, sujeto al control de calidad, a la utilización o al rechazo. El acto conyugal, como muchos otros en el organismo humano, es bivalente, al aspecto unitivo está inseparablemente unido lo procreativo. En las leyes inscritas por Dios en la humana naturaleza, es asimismo obvia la validez del acto conyugal.

La eutanasia: busca causar directamente la muerte (sin dolor), a un enfermo incurable, a un minusválido o a un viejo, no es lícita jamás, cualesquiera que sean las razones que se aduzcan. La eutanasia, inventada por la piedad pagana, no es otra cosa que un asesinato encubierto, que reprueba la moral cristiana. Antes de dar los sedantes que hacen perder la conciencia, es muy importante administrar al enfermo los auxilios espirituales necesarios que permitan prever su salvación, considerando que ese estado puede ser irreversible. En esta caso la analgesia o disminución del dolor es completamente lícita y ética, no sólo en el caso de los moribundos, sino también en aquellos que tienen una enfermedad pasajera. En algunos casos la atenuación del dolor puede llevar a la pérdida de la conciencia porque el enfermo queda en un estado inconsciente en que ya no sufre. Para que sea lícita o moral esta supresión de la conciencia debe quererla el enfermo, y debe ser el resultado indirecto del tratamiento terapéutico; normalmente esto es siempre posible. Asimismo, si tiene asuntos pendientes en referencia a sucesión hereditaria deber hacer testamento, para evitar conflictos familiares posteriores a su muerte, la eutanasia o la muerte por piedad es un mal grave moralmente tal muerte es incompatible con el respeto a la dignidad humana y la veneración a la vida (Discurso de Juan Pablo II a los obispos de Estados Unidos, 5-X-1979).

Deberes en relación con la propia vida:

Siendo el hombre tan sólo receptor -y no autor- de su propia vida, tiene obligación de responder en justicia de ese beneficio recibido. En concreto, debe no sólo conservar su existencia, sino también desarrollar las capacidades personales que con ella recibió. De acuerdo a los designios providenciales y en diverso grado, Dios ha dado a cada hombre talentos y facultades, tanto naturales como sobrenaturales. En el plano natural, la inteligencia que el individuo ha de desarrollar adquiriendo los conocimientos debidos y la voluntad, que le lleva a

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fortalecerse hasta alcanzar el señorío y dominio sobre sí mismo, de forma que logre una personalidad capaz de afrontar grandes empresas como amor y respeto al propio cuerpo.“La vida y la salud física son bienes preciosos confiados por Dios. Debemos cuidar de ellos racionalmente teniendo en cuenta las necesidades de los demás y el bien común” (Catecismo, n. 2288). Ahora bien, aun cuando “la moral exige respeto de la vida corporal, no hace de ella un valor absoluto. Se opone a una concepción neopagana que tiende a promover el culto al cuerpo, sacrificar todo a él, a idolatrar la perfección física y el éxito deportivo” (Id., n. 2289).

Incluso las drogas que se utilizan como fármacos, tranquilizantes, estimulantes, etc., pero son dañinas para el organismo, porque dejan en el psiquismo huellas de su acción y pueden crear una dependencia física o psíquica; de ahí que deben utilizarse con prudencia y bajo prescripción médica. Cuando la droga se toma con el único fin de producir sensaciones fuera de lo ordinario, no hay finalidad alguna que la justifique, el uso de las drogas equivale a una mutilación, y de hecho lo es desde el punto de vista psíquico. Es, sin ninguna justificación, un atentado contra la propia vida. Por otra parte, cada drogádicto se convierte fácilmente en difusor de la droga, causando así una injusticia a los demás.

   También suele el ser el uso de la droga ocasión para cometer determinados crímenes, por la urgente y angustiosa necesidad de conseguir dinero para seguir drogándose. El uso de drogas blandas es ilícito, ya que supone en muchos casos un profundo egoísmo: buscar sensaciones o experiencias sin otro objeto que la satisfacción personal. Esa ilicitud se agrava si se tiene en cuenta que la droga blanda es, como dijimos antes, el camino natural y corriente para la iniciación en la droga dura. Representa, por tanto, ponerse, en ocasión próxima de pecado que es, en sí mismo ya un pecado. Su uso bajo control médico, para fines terapéuticos, es lícito, pero aun en estos casos se prevé un tratamiento adecuado para evitar la drogadicción.

Los deberes que contiene este mandamiento que son: el respeto a la vida desde el inicio de la concepción hasta la hora de la muerte. No, al aborto y a la eutanasia. Somos administradores de la vida y debemos ser fieles; defender toda vida humana porque defendiendo a un hombre se defiende a la humanidad; promover la vida para que se desarrolle más digna, más humana. La dignidad no radica en tener dinero, títulos sino en que es libre, inteligente, imagen de Dios y dar sentido y plenitud a toda existencia, animar a aquellos que piensan que su vida no tiene sentido. Primero está la vida y luego los demás dones (fe, etc.).

Los relacionados con mi cuerpo: agradecer a Dios ese talento, conservarlo, apreciarlo para ponerlo al servicio de Dios. El alma le da la belleza al cuerpo.

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Debemos alimentar el alma para que arrastre al cuerpo. No debemos animalizar el alma. Tenemos que cuidar, higienizar, nutrir nuestro cuerpo. También velar por el bien corporal de aquellos que están cerca de nosotros. Evitar dañar nuestro cuerpo con el tabaco, el trabajo excesivo, la droga.

Los relacionados con el alma: Desarrollarla, formarla en todas las capacidades que tiene (inteligencia, en la escuela; voluntad, con retos, motivaciones, sacrificios), embellecerla y hacerla crecer. Alimentarla, con sacramentos y oración. Defenderla, a capa y espada, huir de las tentaciones que provocan su muerte (pecado).

En las bebidas alcohólicas: el ebrio no distingue lo bueno de lo malo, pierde su dignidad, se priva del conocimiento, anula su voluntad, arruina su salud, borra su memoria. Sus actos (violaciones, robos) no se justifican porque podrían haber evitado emborracharse. El suicidio para matarse a sí mismo, quitarse deliberadamente la vida. Otra cosa es poner en peligro la vida por una causa noble (cuidar enfermos contagiosos, salvar a otra persona) el motivo es el amor y la fe, pero no el decir he tenido un desengaño amoroso y pum. Siempre es pecado poner en peligro la vida sin motivos justificados o sin tener cierto margen de éxito. Uno vive para Dios, no para un examen, un esposo, una novia. Detrás de estos suicidios hay egoísmos, un querer irse de la realidad, pero si uno tiene bien metida la religión, este es un motivo para aguantar este sufrimiento. Nuestro Dios ama la vida. Hay que llenar con el amor de Dios los vacíos que puedan tener los chicos.

La mutilación: el hombre se amputa algún miembro y se produce un mal por decisión propia. Es ilícito y pecaminoso, pero hay casos en los cuales los médicos lo aconsejan, por el bien del todo (ej.: gangrena). La cirugía estética, por motivos nobles y purificados es permitida. El motivo incorrecto (vanidad) la hace ilícita.

La eutanasia: es el proceso por el cual se produce la muerte de alguien, ya sea por decisión propia o ajena (enfermo grave, anciano), quitándole los medios ordinarios que lo mantenían en vida. Aunque lo pidan, no tenemos el derecho de quitarles la vida, sólo Dios es dueño de ella. Si los medios que se le suprimen son extraordinarios, ahí no hay comportamiento amoral o inmoral, no es propiamente eutanasia ya que nadie está obligado a mantener al paciente con vida con medios que no sean los ordinarios. El oxígeno es un medio ordinario en cambio una operación costosa, que sus familiares no pueden pagar, no están obligados a hacerla.

Respeto de la dignidad de las personas: El escándalo es el comportamiento de una persona que induce a otra a hacer el mal (por ej. la televisión o el abuso de menores, casas de prostitución, leyes injustas, etc.), ya que no respeta el alma del prójimo, la ensucia. Cristo lo maldice en Mt 18,6. Este escándalo puede ser

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provocado por una persona individual, una ley (aborto, eutanasia, divorcio), la moda, la opinión y hasta por los propios padres. Los secuestros, el tomar rehenes, el terrorismo, la tortura física o moral, las amputaciones, mutilaciones directamente voluntarias de personas inocentes, siempre y cuando no tengan prescripción médica. El profanar los cuerpos de los difuntos. Estos deben ser tratados con respeto y caridad porque están destinados a la resurrección.

En conclusión

El quinto mandamiento nos manda amar y respetar la vida humana, desde el momento de la concepción hasta su término natural, porque la persona humana ha sido amada por Dios por sí misma, por haberla hecho a su imagen y semejanza.

Peca contra sí mismo, quien se quita la vida por el suicidio o se mutila, quien pone en peligro su vida sin necesidad, quien se embriaga o se droga y el que por desesperación se desea la muerte.

El aborto es un pecado grave porque se trata de un crimen, ya que consiste en matar a una persona inocente, aunque el cadáver sea muy pequeño. La pareja deberá toma conciencia del pecado grave que comete como los que cooperan a que esto sea posible para realizarlo.

La eutanasia es pecado grave porque, en definitiva, es matar a una persona, pues Dios es el autor de la vida humana y solo él tiene el derecho de quitarla.

El escándalo es toda palabra, obra u omisión que incita a otros a pecar.

El respeto es la virtud principal para vivir este mandamiento que es el respeto ala vida ya que Dios es el autor de esta obra y todos somos responsables de cuidarla, amarla y defenderla.