proposicion estilos de arte rupestre en putaendo

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  • 8/14/2019 Proposicion Estilos de Arte Rupestre en Putaendo

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    209Proposicin de Estilos para el Arte Rupestre del Valle de PutaendoVolumen 35, N 2, 2003. Pginas 209-231

    Chungara, Revista de Antropologa Chilena

    PROPOSICIN DE ESTILOS PARA EL ARTE RUPESTREDEL VALLE DE PUTAENDO, CURSO SUPERIOR

    DEL RO ACONCAGUA

    STYLISTIC PROPOSITIONS FOR PUTAENDO VALLEY ROCK ART,UPPER COURSE OF THE ACONCAGUA RIVER

    Andrs Troncoso M.*

    A partir del estudio de una serie de paneles de petroglifos existentes en el valle de Putaendo, en el ro Aconcagua alto, se proponesu clasificacin en tres estilos de arte rupestre para la zona de estudio. Estos estilos se asociaran a los perodos Intermedio Tardo(900-1.400 d.C.), Tardo o Inca (1.400-1.536 d.C.) e Histrico (1.536 d.C. en adelante).

    Palabras claves: Arte rupestre, estilos, Aconcagua.

    This paper presents new archaeological research undertaken on the rock art of the Putaendo Valley. From the information gather-ing, we are proposing the existence of three styles of rock art associated with the Late Intermediate (900-1.400 A.D.), Late or Inca(1.400-1.536 A.D.) and Historical Periods (1.536 A.D. onwards).

    Key words: Rock art, styles, Aconcagua.

    * Laboratorio de Arqueologa (LAr). Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento (CSICXuGa)/UA LaFC (IITUSC).Santiago de Compostela, Espaa. [email protected]; [email protected]

    Recibido: enero 2001. Aceptado: octubre 2003.

    Despus de las primeras investigaciones reali-zadas por Niemeyer (1964) sobre el arte rupestredel curso superior del ro Aconcagua, y salvo algu-nos aportes efectuados posteriormente por Igualt(1970) y Sanguinetti (1968, 1969), los trabajossobre esta temtica se estancaron. Una excepcin

    a este caso es el intento de sistematizacin realiza-da por Mostny y Niemeyer (1983), sobre los dife-rentes estilos de arte rupestre existentes en Chile.Por nuestra parte, hace poco tiempo entregamosuna sntesis interpretativa del arte rupestre de lazona de Putaendo desde la perspectiva de la arqueo-loga del paisaje (Troncoso 1998). No obstante lasposibilidades de tal trabajo, consideramos necesa-rio volver a las races mismas del estudio del arterupestre en esta zona: la ubicacin temporal de lasdiferentes manifestaciones rupestres estudiadas.

    A partir de las primeras investigaciones deNiemeyer (1964), se sostuvo la existencia de unsolo estilo de arte rupestre en la zona, llamado es-tilo Aconcagua, definido por una variada temticaen la que se suelen mezclar motivos abstractoscon formas estilizadas extremadamente disimula-das de la figura humana (Mostny y Niemeyer1983:63). El motivo que mejor definira esta for-ma de arte sera el signo escudo, correspondiendo,

    en su forma ms simple a un trapecio, auna elipse o a un trazado subrectangular,en el cual se han marcado dos diagonales.El diseo interior suele hacerse ms com-plejo, con la introduccin de puntos o pe-queos crculos entre los sectores separa-

    dos por las diagonales. En otras ocasionesdos de estos segmentos opuestos por elvrtice se hacen de cuerpo lleno o un sig-no escudo va dentro de otro ms grande(Mostny y Niemeyer 1983:66).

    Mltiples formas geomtricas complementa-ran este estilo de arte rupestre, entre las que secuentan crculos, cruces inscritas, clepsidras, lneasen V y W, entre otros. Esta amplia variedad deco-rativa estara relacionada entre s por la presencia

    del signo escudo (Niemeyer 1964:145). El estiloAconcagua se correspondera con la CulturaAconcagua, debido a que coincidira en lneas muygenerales con la difusin de la llamada cermica

    Aconcagua Salmn, con cuya decoracin los sig-nos rupestres guardan cierto aire de familia(Mostny y Niemeyer 1983:67).

    Las investigaciones realizadas estos ltimosaos en el curso superior del ro Aconcagua, princi-

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    pal rea de existencia de este arte rupestre y enespecfico en el valle de Putaendo (Figura 1), hanvenido a modificar los lineamientos clsicos que

    se proponan para esta zona. En especfico, para elperodo Intermedio Tardo se ha demostrado quela Cultura Aconcagua no es la entidad caractersti-ca de la zona, sino que ms bien en esta rea sedaran desarrollos culturales propios, interdigitadoscon elementos de las culturas Aconcagua y Diagui-ta, lo que directamente afecta el conocimiento quetenamos sobre el estilo homnimo (Snchez2000a, 2000b), hecho que afecta directamente alos postulados que se manejaban para la asocia-cin entre arte y cultura.

    Esta modificacin conceptual no es slo pro-pia del perodo Intermedio Tardo, sino que tam-bin se ha dado en el perodo Alfarero Temprano eIncaico. En el primer caso se observa para toda lacuenca superior del ro Aconcagua la ausencia cla-ra de un grupo homogneo de poblaciones, priman-do ms bien contextos mltiples y diferenciadosespacialmente, contextos que en el caso del vallede Putaendo se caracterizan por presentar seme-

    janzas con lo conocido para el valle del Choapa y

    la vertiente oriental de los Andes, as como ubi-caciones cronolgicas algo tardas (ca. 800 d.C.)(Pavlovic 2000; Pavlovic et al. 2002). Para el pero-

    do incaico se reconoce que la cuenca superior delro Aconcagua es una zona de fuerte influencia delTawantinsuyu. En particular en el valle de Putaendose identific una fortaleza incaica desconocida y sinregistro etnohistrico, correspondiente al pucara deEl Trtaro. Sugiere una importante ocupacin decontingentes diaguita-incaicos en el curso mediodel ro Putaendo, as como una presencia ms fuertedel Tawantinsuyu en este valle, avalada tanto porla arquitectura monumental del sitio como por lapresencia de al menos unas ocho collcas.

    Las modificaciones ocurridas en la concep-tualizacin de la prehistoria local, unidas a la granheterogeneidad que se observa en el registro ru-pestre de la zona, nos llevaron a reabordar el temadel arte rupestre en el valle de Putaendo, pero estavez desde una perspectiva orientada a la definiciny caracterizacin de estilos de arte rupestre. Paracumplir tal objetivo se defini un concepto de esti-lo y un conjunto de herramientas metodolgicascoherentes con esta definicin.

    Figura 1. rea de estudio, valle de Putaendo, cuenca del Aconcagua.Study area, Aconcagua basin,Putaendo valley.

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    El Concepto de Estilo

    Primordial a cualquier intento por definir di-

    ferentes tipos de arte rupestre es la clarificacin yoperacionalizacin del concepto de estilo, pues deello depende todo el aparato terico-metodolgicoque sustenta y legitima la investigacin. Si bienexiste una amplia literatura al respecto, tanto enarqueologa como en historia del arte (p. ej. Conkeyy Hastorf 1993; Kroeber 1969 [1957]; Morphy1994; Panofsky 2000 [1995]), consideramos po-sitivo intentar desarrollar una definicin arqueo-lgica de este trmino que permita su uso siste-mtico dentro de nuestro campo de estudio,bsicamente, por cuanto muchas de las definicio-nes que se manejan o bien se enfocan en los aspec-tos funcionales del estilo (p. ej. los trabajos reuni-dos en el volumen de Conkey y Hastorf 1993) o,por el contrario, son definiciones cuyas caracters-ticas imposibilitan una operacionalizacinmetodolgica (p. ej. Panofsky 2000 [1995]).

    El concepto de estilo debe dar cuenta de la rea-lidad ya conocida por el investigador y ser una he-rramienta capaz de asimilar futuros resultados den-

    tro de los parmetros que han sido definidos comocaractersticos para cada estilo. As, y al entenderel arte rupestre como una variable de carcterpolittico, creemos que una definicin de estilo apartir de la simple agregacin de figuras no es su-ficientemente rentable para la investigacin, puesfalla al ser incapaz de dar cuenta de la lgica quegua toda la produccin visual rupestre y descono-ce el hecho que la cantidad de motivos componen-tes de un estilo pueden ser, y de hecho lo son, de-

    masiado extensos para ser abarcados en unadescripcin sumaria.

    Un estilo es para nosotros un conjunto de nor-mas determinadas por un sistema de saber-poder(Foucault 1992), que definen una forma particularde inscripcin grfica, transformndose sta en laconcrecin material de tal sistema. El estilo se ex-presara en: (i) la generacin de una serie de moti-vos politticos que presentan algunas de estas re-glas1; (ii) una determinada tcnica de produccin

    de las figuras; (iii) una determinada definicin delos soportes a utilizar; (iv) una determinada locali-zacin espacial, y (v) una determinada articulacinde los motivos al interior del panel.

    Pretendemos entender entonces el estilo comoun sistema normado amplio, normado por cuantotoda la produccin del arte rupestre se remite a un

    sistema mayor, amplio, porque ms que definir unanormativa estricta el estilo permite una amplitudde creacin de acuerdo a sus presupuestos. El esti-lo ms que estar constituido por un nmero finitode figuras permite la generacin de un amplio aba-nico de motivos. En otras palabras, los estilos sondominios prcticos limitados por sus fronteras, susreglas de formacin, sus condiciones de existen-cia (Foucault 1991[1968]:60). Esta nocin puedeser comparable con la de formacin discursiva pro-puesta por Foucault (1997[1970]). Una formacin

    discursiva hace referencia a un conjunto de enun-ciados que dentro de su dispersin presentan unacierta regularidad (formal, enunciativa, posicional).Esta regularidad permite cierto tipo de enunciadosy cierta manera de enunciacin. Ejemplificando conel caso de la locura Foucault (1997[1970]:53)2 su-giere que la unidad de los discursos sobre la locurano estara fundada sobre la existencia del objetolocura, o la constitucin de un horizonte nico deobjetividad: sera el juego de las reglas que hacenposible durante un perodo determinado la apari-cin de objetos.

    Metodologa

    Considerando la definicin de estilo maneja-da en la presente investigacin, y las diferentes di-mensiones materiales en las que se debera plas-mar, se crearon tres fichas de registro para larecoleccin de los datos en terreno. Cada una deestas fichas se elabor de acuerdo a la dimensinde estudio que se pretendi abarcar: sitio, panel ymotivo.

    1. Sitio: se relev un conjunto de datos relativos ala ubicacin del sitio, emplazamiento, nmero depaneles de arte rupestre; asociacin a recursoshdricos, sitios arqueolgicos de tipo habitacionaly rutas de movimiento. Las condiciones de visibili-zacin (campo visual que se abarca desde el sitio)y visibilidad (capacidad de ser observado desdeotros lugares) fueron atributos tambin considera-

    dos (Criado 1999). Los atributos discriminados paraeste nivel de anlisis tienen como objetivo entre-gar una caracterizacin sobre la disposicin espa-cial de los sitios de arte rupestre.

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    2. Panel: tipo de soporte (materia prima, caracte-rsticas de la superficie, atributos mtricos), orien-tacin, tipo de motivos presentes, existencia de

    superposiciones y yuxtaposiciones ms la disposi-cin de los motivos al interior del soporte fueronconsiderados atributos significativos de este regis-tro en este nivel de anlisis. A travs de ellos, unacercamiento a las normas que regulan la construc-cin del panel es posible de realizar3.

    3. Figuras: debido a la existencia de figurasgeomtricas, antropomorfas y algunas zoomorfasal interior de la muestra de estudio, cada una deellas fue relevada de acuerdo a un conjunto de

    parmetros exclusivos.

    a) Figuras geomtricas, al entender al estilo comoun constructo determinado por un sistema desaber-poder, va implcito el hecho que diferen-tes formas de estar en el mundo, y por tanto deentenderlo, generan expresiones rupestresdismiles en sus normas constructivas. Por ello,en el caso de los elementos geomtricos sedecidi describirlos en primer lugar a partir dela unidad geomtrica mnima de construccin:

    crculo, cuadrado, tringulo; si ninguna de es-tas categoras era concordante con lo observa-do se aadieron los conceptos de lineal y otro.Definida su unidad mnima, se describi laexistencia de decoracin interior y su tipo (pun-to central, trazos, crculos, etc.), la presenciade apndices y su tipo (lineal, circular), la exis-tencia de superposiciones y yuxtaposicionescon otro motivo, sus caractersticas mtricas(largo, ancho y grosor de su surco) y la tcnicade su construccin. Con el fin de no perder de

    vista el universo representacional a travs delcual se expresa el estilo, se realiz tambin ladescripcin de la figura resultante de la sumade los atributos antes sealados.

    b) Figuras antropomorfas, junto con describirlasen su totalidad, se registr el conjunto de atri-butos corporales-humanos que la figura pre-sentaba (cabeza, ojos, boca, tronco, extremi-dades, sexo, etc.), la presencia de rasgosdinmicos que afectasen al tronco y extremi-dades, la postura del individuo (de frente o de

    perfil; de pie, inclinado, sentado), sus condi-ciones de animacin (referentes al tipo de ac-cin expresin representada en la imagen,Gallardo et al. 1996), los atributos mtricos del

    personaje (ancho y alto mximo, ms algunasproporciones corporales), la presencia de otrotipo de figuras en directa asociacin con el in-

    dividuo (penachos, faldellines, etc.), super-posiciones, yuxtaposiciones y la tcnica cons-tructiva.

    c) Figuras zoomorfas, se describieron atributossimilares a los mencionados para las figurashumanas, realizando algunas variaciones en loque a postura se refera y aadiendo el tipo deconducta que sugera la cola ms las orejas delcuadrpedo (agresiva, pasiva, etc.).

    Para los tres conjuntos de motivos tambin se

    discrimin el estado de conservacin de la figura.La informacin recolectada a partir de este l-timo nivel de anlisis es la que entrega los princi-pales fundamentos para la definicin de un estilo,pues a travs de la variacin formal de los atribu-tos es posible avanzar en la discriminacin de di-ferentes elaboraciones significativas y, por ende,diferentes sistemas de saber-poder que producenen su materialidad estilos de arte rupestre dismiles.

    Resultados

    A partir de prospecciones sistemticas reali-zadas en las localidades de Casa Blanca (de aquen adelante C.B.), El Trtaro, Ramadillas yPiguchn, todas ubicadas en el curso medio y su-perior del ro Putaendo (Figura 1), se logr identi-ficar un total de 27 estaciones de arte rupestre. Deeste universo, se trabajaron 18 sitios, debido bsi-camente a que, mientras un par de estaciones pre-sentaba los paneles muy erosionados (C.B. 3 y 13),en otras ocasiones no se cont con todas las herra-

    mientas necesarias para el fichaje de los sitios (p.ej. sitios de la localidad de El Trtaro). En la Ta-bla 1 se resumen las caractersticas de todas las es-taciones identificadas, indicando qu tipo de tra-bajo fue realizado en cada una de ellas. No obstantelo anterior, y debido a la importancia de las esta-ciones de arte rupestre localizadas en El Trtaro,se consideran de manera general en la discusinde los estilos presentes en el rea.

    Del total de sitios analizados, se trabaj un to-tal de 375 figuras, 332 (88,5%) de las cuales co-

    rresponden a elementos geomtricos, 42 (11,2%)a figuras antropomorfas y una a zoomorfo (0,3%).A continuacin se presenta una descripcin de losresultados obtenidos, centrndonos bsicamente en

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    la definicin de estilos a partir de las caractersti-cas de las figuras, dejando de lado por este mo-mento el anlisis del panel.

    Las Formas del Arte

    1. Figuras geomtricas

    Se registr una gran variedad con respecto a lageometra de su unidad mnima de construccin.An as, hay un significativo predominio de lasformas circulares (81,3%) por sobre el restanteuniverso representacional compuesto por cuadra-dos (9,7%), lneas (6,9%), otros (1,2%) y tringu-los (0,9%) (Figura 2).

    A) Crculos: La figura circular se presenta con dos

    modalidades constructivas bsicas: decoracin in-terna y presencia de apndices. Al observar el re-gistro de estos dos atributos se aprecia una mayorfrecuencia de figuras sin decorar en comparacin

    con aquellas decoradas. En cambio, el registro depresencia y ausencia de apndice es casi idnticopara esta forma decorativa (Tabla 2). El entrecru-zamiento de ambos atributos en las figuras circu-lares muestra la ausencia de algn tipo de corre-lacin.

    Con respecto a las caractersticas que asumela decoracin interior de las figuras circulares sedio cuenta de la presencia de una alta frecuenciade punto central (42%), seguido por el crculo con-cntrico simple4 (24%), trazos (22%) y crculoconcntrico compuesto (10%). Dentro del univer-so de los crculos concntricos se observa la pre-sencia de figuras sin decoracin interior y otras condecoracin interior, consistentes ya sea en puntoscentrales, trazos horizontales, verticales y/o la com-binacin de todos estos elementos. Todos estos dis-

    positivos decorativos se disponen en el espacio in-terior definido por el crculo concntrico menor(Figura 3). Las estrategias decorativas observadasen la aplicacin de trazos al interior de los crculos

    Tabla 1. Sitios de arte rupestre identificados en el valle de Putaendo.Rock art sites, petroglyphs, identified in the Putaendo valley.

    Sitio UTM Norte UTM Este Tipo de trabajo

    Casa Blanca 2 6400 517 345 354 RegistroCasa Blanca 3 6400 497 345 715 IdentificacinCasa Blanca 6 6400 831 345 560 RegistroCasa Blanca 8 6400 612 345 264 RegistroCasa Blanca 13 6401 278 344 392 IdentificacinCasa Blanca 14 6401 349 344 138 RegistroCasa Blanca 24 6400 632 347 165 RegistroCasa Blanca 26 6400 530 346 777 RegistroCasa Blanca 27 6400 304 346 609 RegistroCasa Blanca 28 6400 178 346 533 RegistroCasa Blanca 29 6400 479 346 888 Registro

    Casa Blanca 29b 6400 446 346 719 RegistroCasa Blanca 32 6401 301 343 934 RegistroCasa Blanca 33 6401 309 343 950 RegistroCasa Blanca 34 6401 275 344 164 RegistroRamadillas 5 6401 547 350 989 RegistroRamadillas 6 6401 401 350 534 RegistroPiguchn 2 6395 060 348 235 RegistroPiguchn 3 6395 018 347 511 IdentificacinPiguchn 5 6395 280 346 817 RegistroPiguchn 6 6395 094 345 849 RegistroEl Trtaro 1 6399 100 342 900 IdentificacinEl Trtaro 2 6400 241 342 704 IdentificacinEl Trtaro 3 6400 265 342 810 Identificacin

    El Trtaro 4 6400 023 342 696 IdentificacinEl Trtaro 5 6399 491 342 817 IdentificacinEl Trtaro 7 6399 949 343 792 Identificacin

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    geomtricas del arte rupestre del valle de Putaendo.

    De hecho, es tan fuerte su representacin que in-clusive a partir de la aplicacin de estas mismasconjunciones se generan algunas figuras humanas.La nica excepcin es la existencia de dos espira-les en el sitio C.B. 8, las que se disponen en la carafrontal de un alero con restos de ocupacin huma-na. En este mismo sitio, existe otro panel de arterupestre dispuesto sobre la cara superior del alerocon un conjunto de motivos circulares que presen-tan el conjunto de caractersticas mencionadas parala totalidad de este tipo de motivos.

    B) Cuadrilteros: Las figuras con (o de) cuatrolados, cuadrangulares, se encuentran representadasen 32 motivos rupestres. Es importante indicar quela gran mayora de estos motivos se registraron enlos sitios localizados en la localidad de Ramadillas(66%). En trminos generales, del total de figurascuadrangulares, un 59,4% presenta algn tipo dedecoracin, consistente bsicamente en la aplica-cin de trazos lineales en su interior (Tabla 3). Conrespecto a los apndices, su distribucin se resume

    en el Tabla 4.A partir de la aplicacin de trazos en la deco-racin interior se generan motivos como el signoescudo y figuras cuatripartitas o con un enrejado

    interior. Excepcionales en este contexto son el cua-

    drado concntrico existente en C.B. 14, una figuracuadrada de cuerpo relleno y un paralelogramo conun crculo incluido. Finalmente, cabe decir que elnico trapezoide se encuentra registrado en el sitioC.B. 33. Presenta una decoracin circular interiory no posee apndices. A lo anterior se suma el he-cho de encontrarse bajo un borrado intencional dealgunos motivos, borrados que abarcan parte de estamisma figura.

    C) Tringulos: Registrados solamente en tres ca-

    sos, uno corresponde a una clepsidra identificadaen el sitio C.B. 14, sin decoracin ni apndice; otrafigura posiblemente triangular se registra en el si-tio C.B. 27, no presenta decoracin y s un apndi-ce lineal. La extraa construccin de esta figurahace difcil su descripcin. Un tercer tringulo sinapndice ni decoracin se encuentra en el sitioRamadillas 6. Es importante indicar que esta figu-ra se asocia a otros motivos poco frecuentes comocuadrados, uno de ellos con una figura circular amanera de decoracin interior.

    D) Lineales: No obstante que este motivo se en-cuentra registrado en 23 casos, su distribucin alinterior de las estaciones de arte rupestre es baja,

    Figura 3. Decoracin interna de crculos. CCS: crculo concntrico simple, CCC: crculo concntrico compues-to, CCS+V: crculo concntrico simple ms variante, CCC+V: Crculo concntrico compuesto ms variante.Internal circle decorations. CCS: simple concentric circle, CCC composite concentric circle, CCS+V: simpleconcentric circle plus variant, CCC+V: composite concentric circle plus variant.

    0

    5

    10

    15

    20

    25

    30

    35

    40

    45

    Punto C.C.S. C.C.C. C.C.S.+V C.C.C+V Trazos

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    ya que se encuentra presente en los sitios C.B. 6(47,8%), C.B. 14 (26,1%), Ramadillas 6 (13%),C.B. 33 (8,7%) y C.B. 27 (4,4%).

    De este nmero de figuras lineales, existen tres(13%) que corresponden a cruces presentes en C.B.6 y dos figuras (8,7%) inscritas a manera de Ilatina mayscula en el sitio C.B.14. Una figura querecuerda a las anteriores, aunque con una elabora-cin ms tosca se encuentra en C.B. 27. Tambinse encuentran algunas figuras que asemejan letrasT y H ms algunos zigzag y cruces cristianas.En general, este tipo de motivos son poco claros alinterior del registro y una gran diversidad de figu-ras son reconocibles. En algunos casos motivos

    como zigzag no slo actan a manera de unidadesaisladas, sino que son tambin partes de trazos com-plejos que unen figuras. Del total de 23 casos, un26,7% registra apndices, correspondiendo en fre-cuencias similares a uniones a otras figuras y a tra-zos lineales.

    E) Signo escudo: Aunque figuras de este tipo caendentro de las categoras revisadas en los prrafosanteriores, no queremos terminar esta presentacinsobre las figuras geomtricas del valle sin referir-

    nos en forma exclusiva al conocido signo escudo,hipottico emblema del llamado estilo Aconcagua(Mostny y Niemeyer 1983). En el rea estudiadapor nosotros hemos registrado solamente 13 de

    estas figuras, representndose bsicamente en elrea de Ramadillas, donde en un panel se observauna importante concentracin de este motivo. Sus

    caractersticas de construccin hacen referencia ala utilizacin de trapecios (46,1%) y crculos(53,9%) como elementos geomtricos para su ela-boracin. Su decoracin interior, como lo planteaNiemeyer (1964), se basa en la aplicacin de tra-zos horizontales y diagonales que generan decora-ciones interiores enrejadas y cuatripartitas. La pre-sencia de apndices en estas figuras es nfima(7,7%), mientras que las yuxtaposiciones se pre-sentan en un nmero mayor (30,7%), con otros sig-nos escudos o con algn tipo de figura geomtrica.

    2. Figuras humanas

    Se encuentran representadas por 42 figuras,registradas en 9 sitios. Con objetivos de anlisis, ycon base en los sistemas de representacin de losantropomorfos se dividen estas figuras entre las quetienen un bajo grado de esquematizacin y aque-llas que presentan una mayor codificacin en suestructura, pero sin dejar de perder por ello su se-mejanza con lo humano. No se trata con ello de

    crear una tipologa tan bsica de la figura antro-pomorfa, sino de abordar las diferentes manerasde representar al ser humano en su propia disper-sin, comparando los atributos propios manejadospara cada uno de estos dos subgrupos, para poste-riormente intentar una comprensin global de lasformas de representacin de las figuras antro-pomorfas.

    A) Antropomorfos I: Corresponden a 23 figurashumanas que se encuentran presentes en los sitios

    C.B. 2, 26, 33, Piguchn 2, 5 y 6. Todas estas re-presentaciones del ser humano se caracterizan porpresentar un bajo nivel de esquematizacin en suconstruccin.

    Un primer punto sugerido por el anlisis de larepresentacin humana es el registro de 9 motivosque forman parte de los antropomorfos. Un 77,7%de ellos corresponde a apndices lineales que sur-gen desde la cabeza del individuo y que podranser interpretados como tocados. Los restantes co-rresponden a una figura lineal que recuerda algn

    artefacto tipo bastn y una figura zoomorfa de lacual hablaremos ms adelante.

    Las formas de representacin del ser humanose caracterizan por una cierta proporcionalidad

    Tabla 3. Decoracin figuras cuadrangulares.Decoration of square designs.

    Decoracin Porcentaje

    Trazos lineales 73,5Paralelogramo concntrico 5,3Punto central 5,3Paralelogramo con cuerpo relleno 5,3Crculo interior 5,3Crculo incompleto 5,3

    Total 100

    Tabla 4. Apndices en figuras cuadrangulares.

    Appendages in square designs.

    Decoracin Porcentaje

    Decorada 35,4No decorado 72,5

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    entre las diferentes secciones del cuerpo. Es recu-rrente que las piernas nunca sean ms largas que eltronco y que, al contrario, las extremidades supe-

    riores en repetidas ocasiones se presentenmtricamente exageradas. Las representaciones delcuerpo guardan tambin una cierta relacin. Lacabeza humana se registra en todos los casos poruna figura circular, a excepcin de un caso en C.B.26 donde sta adquiere una forma achatada y doscasos en C.B. 33, donde no es ms que un punto.Del total de figuras circulares 7 presentan puntocentral. Respecto a la representacin de otros sec-tores del cuerpo humano, en la Tabla 5 se indicanqu partes del cuerpo se referencian y su frecuen-

    cia. Slo ojos, boca y oreja nunca se explicitan eneste arte, siendo una variable no dependiente deltamao, por cuanto existe una homogeneidad m-trica en todas las representaciones humanas estu-diadas.

    Con respecto a las posiciones que adquierenestas figuras en su construccin, encontramos quetodas estn de frente, de stas, 86,9% se encuen-tran tambin de pie, 8,7% sentadas y un 4,4% enposicin indeterminada. La animacin en todos loscasos es nula, con 8,7% ejemplos de animacin

    flectada, 78,2% oblicua, 4,4% vertical y 8,7% nodefinidas. Evidencias de algn tipo de gesto, esdecir movimiento, es casi inexistente, con un solocaso confirmado de presencia de este atributo msdos posibles. Otro atributo que permite adentrarsea las caractersticas de animacin de la figura hu-mana son los ngulos que presentan brazos y pier-nas, constatndose en este hecho que para el pri-mer caso hay una alta presencia de figuras de estetipo (65,2%) y una menor representacin del se-gundo caso (30,4%).

    Al entrecruzar los atributos relevados se ob-serva que todos los personajes con una clara defi-nicin de su sexo masculino se encuentran de pie y

    preferentemente en animacin oblicua (83,4%), conbaja representacin de animacin flectada y verti-cal (8,3% en cada caso). Finalmente, dentro de esteuniverso se encuentran tres figuras rellenas, en uncaso corresponde a un brazo y en los dos restantesa cuerpos.

    B) Antropomorfos II: Representados por 19 figu-ras registradas en los sitios C.B. 6, 14, 34 y 33: Adiferencia del caso anterior, estas representacionesantropomorfas se caracterizan por poseer un ma-

    yor grado de esquematizacin en la construccinde la figura humana, lo que redunda en una crea-cin ms geomtrica que los distancia con las fi-guras anteriormente expuestas.

    La geometra de la figura humana se originaen este caso bsicamente a partir de un crculo(84,2%), con algunas excepciones constituidas porlneas (10,5%) y una figura no definida (5,3%). Delos 16 crculos que originan la representacin delser humano, un 25% no present decoracin inte-rior; entre las figuras lineales ninguna present

    decoracin interior obviamente. En la Tabla 6 seresumen las caractersticas decorativas existentesal interior de los crculos de las figuras humanas.En este sentido, el registro de elementos asociadosa la figura humana es menos representativo que elcaso anterior, correspondiendo solamente a un 25%de los casos la mitad de ellos un tipo lineal nointerpretable y en los otros a uno lineal asimilablea un tocado con forma de antena y el mencionadorectngulo que recuerda un gorro.

    Tabla 5. Representacin del cuerpo en figuras humanas.Body representation in human designs.

    Cuerpo Porcentaje

    Tronco 95,6Extremidades superiores (2) 95,6Extremidades superiores (4) 4,4Extremidades inferiores (1) 13Extremidades inferiores (2) 86,9

    Manos 13Posibles manos 17,4Pies 4,4Sexo masculino 52,2

    Tabla 6. Tipos de decoracin interior figuras humanas.Types of decoration inside human designs.

    Representacin Porcentaje

    Crculo concntrico simple conpunto central 38,5Punto central 30,7Crculo concntrico simple 15,4Crculo concntrico compuesto 7,7

    Relleno interior (tocado rectangulartipo gorro) 7,7

    Total 100

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    Andrs Troncoso M.218

    Con respecto a la representacin del cuerpohumano, encontramos una forma de exhibicin si-milar del tronco. En el caso de la cabeza, su repre-

    sentacin es algo ms variada discriminndosebsicamente una casi total representacin a partirde la elaboracin de crculos, simples o concn-tricos. Cabe decir que en algunas ocasiones el cr-culo concntrico tambin se ha utilizado comosignificante de la pelvis. Como en el caso de lasotras figuras humanas, todas se encuentran de frentey presentan una animacin nula.

    3. Figuras zoomorfas

    El nico caso de figura zoomorfa se encuentraen el sitio C.B. 33, representado por un cuadrpe-do en yuxtaposicin con una figura humana en unaescena de monta. Tcnicamente, el animal ha sidoelaborado de la misma forma que todo el arte ru-pestre del valle5.

    Las Reglas del Arte: Superposiciones yYuxtaposiciones

    A partir de nuestro concepto de estilo defini-

    do en un principio, creemos de vital importanciaabordar inicialmente el tema de las yuxtaposicio-nes y superposiciones, pues son estas dos solu-ciones que configuran la produccin rupestre, porlo que tienen directa influencia con la manera enque los motivos son representados y las escenasconstruidas.

    1. Yuxtaposiciones: Correspondiente a figuras quecomparten un mismo segmento de surco del traza-do, una solucin frecuentemente utilizada en el arte

    local y se encuentra en 111 casos de la muestraestudiada. Dentro de las figuras geomtricas se re-gistr en un 92,8% de los casos, coincidiendo b-sicamente con una representacin exclusiva de losmotivos circulares (80,7%), situacin esperabledebido a la alta frecuencia de esta figura en el artelocal.

    La yuxtaposicin es utilizada en estos casoscomo solucin bsica para la construccin de al-gunas representaciones complejas, tales comocrculos aglutinados, o para unir figuras que pue-

    den corresponder a dos elementos diferentes, oconstituir una sola gran figura. Ejemplos clsicosde este ltimo caso son crculos que se encuentrandistanciados al interior del panel, pero que en su

    construccin se unen a partir de la aplicacin deapndices lineales.

    Entre las figuras cuadrangulares se encontr

    en un bajo nmero de casos, particularmente enlos signos llamados escudos, registrndose unio-nes con otras figuras dismiles o con otros signosescudos. La yuxtaposicin es un hecho mucho msaislado entre las representaciones de la figura hu-mana, encontrndose presente en 8 casos, anexn-dose tanto a elementos geomtricos como a otrasrepresentaciones humanas.

    2. Superposiciones: Con una menguada represen-tacin al interior de la muestra estudiada, se logr

    identificar un total de 6 casos. Una superposicinse presenta en los sitios C.B. 33 y El Trtaro 1,mientras que dos superposiciones estn presentesen los sitios C.B. 34 y C.B. 14. Debido a la pocarecurrencia de este hecho y a las caractersticasdiferenciales que presenta cada superposicin esque sern analizadas en detalle cada una de ellas acontinuacin.

    En el caso de C.B. 33, la superposicin identi-ficada representa una lgica que no se registra enotro motivo. Encontramos aqu que dos motivos

    muy prximos entre s presentan un borrn inten-cional de sus lados ms prximos. Este borrado hasido efectuado a partir del raspado del rea con unartefacto ltico (Figura 4). En los dos casos regis-trados en el sitio C.B. 34 la situacin es diferente ytiene una cierta lgica gramatical en su construc-cin, lo que nos lleva a sospechar en una estrategiadiferencial de produccin de esta superposicin.En estos dos casos, registrados en el mismo panel,lo que encontramos es que una figura humana seencuentra dispuesta a partir de un crculo concn-

    trico con punto a la altura de su cuerpo (Figura 5f).Aunque no podemos interpretar el significado deeste hecho, creemos que es posible a lo menos bor-dear los contornos del sentido de este acto a partirde las caractersticas del contexto rupestre estudia-do. De este modo esta superposicin tiene una ciertalgica, ya que el artista no est ms que aprove-chando en una forma econmica el crculo previocomo referente corporal para la nueva figura quese superpone a ella, solucin que es totalmentecoherente con la lgica del arte local, pues como

    ya vimos, en un nmero importante de casos he-mos encontrados que el cuerpo, cabeza y/o pelvisdel individuo se encuentra representado por estafigura geomtrica (Figuras 5b, c, d y f). Al respec-

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    219Proposicin de Estilos para el Arte Rupestre del Valle de Putaendo

    to, un importante dato puede ser sugerido por losatributos mtricos de ambas superposiciones, puesesta lgica gramatical de la articulacin de los di-seos se expresa tambin en el grosor de las figu-ras, donde los motivos en superposicin presentangrosores similares (1 a 1,4 cm).

    Diferente es la situacin en el caso del sitioC.B. 14, ya que ah lo que encontramos es la su-perposicin de un cuadrado concntrico compues-to sobre una figura circular (Figura 6). En este caso,

    junto con no tener ninguna relacin lgica entrelas figuras, encontramos una profunda diferenciaen el grosor del motivo, donde el motivo inferiorpresenta un grosor de 0,8 cm, mientras que el su-perior posee uno de 2,6 cm. Significativo es en estecaso tambin el hecho que la superposicin se ubi-ca en el sector central del panel principal de arte

    rupestre del valle y en un lugar fcilmente obser-vable desde la ruta de movimiento-trnsito.El ltimo caso est presente en el sitio pucara

    El Trtaro, donde sobre una figura lineal de surco

    grueso se superpone un motivo cuadrangular delados curvos de surco ms delgado, posiblementeelaborado con un instrumento metlico.

    Discusin: Los Estilos del Arte

    El conjunto de figuras estudiadas a lo largodel valle de Putaendo presenta cierta homogenei-dad entre s. La presencia de algunas variacionesen la construccin de las figuras nos hace pensar,sin embargo, en la posibilidad de la existencia dems de un estilo de arte rupestre. Esta afirmacinse basa tanto en los datos aqu expuestos comoen el registro inicial de los paneles de petroglifosque se encuentran en asociacin con el sitiopucara El Trtaro y que sern mencionados ensu oportunidad.

    Los estilos de arte rupestre presentes en el va-lle de Putaendo seran tres y se asociaran respecti-vamente al perodo Intermedio Tardo, Tardo eHistrico; este ltimo podra ser dividido cronol-

    Figura 4. Motivos geomtricos bajo un raspaje. Sitio Casa Blanca 33.Geometric motif under a scraped surface. SiteCasa Blanca 33.

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    Andrs Troncoso M.220

    Figura 5. Figuras antropomorfas Estilo I.Anthropomorphic figures, Style I.

    10 cm

    10 cm

    10 cm 20 cm

    10 cm

    10 cm

    Piguchn N 6 Casa Blanca N 16

    A

    BCasa Blanca N 2

    C

    Casa Blanca N 6

    D

    Piguchn N 6 Casa Blanca N 34

    E F

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    221Proposicin de Estilos para el Arte Rupestre del Valle de Putaendo

    gicamente en dos fases: una histrica temprana yotra histrica tarda. Estas definiciones de estiloson iniciales y necesitan una mayor elaboracinen el futuro, bsicamente porque algunas figurasregistradas no pudieron ser adscritas a ninguno delos estilos debido a su baja representacin. Asimis-

    mo, el estudio de las tcnicas utilizadas en la pro-duccin de los grabados rupestres muestra una granhomogeneidad en los diferentes estilos, respondien-do todos a la tcnica de piqueteado y raspado, ascomo manejando atributos mtricos similares (tantode tamao como de grosor del surco).

    Estilo I (perodo Intermedio Tardo)

    Este estilo sera el mayormente representadoen el rea y correspondera al llamado estilo

    Aconcagua. Se caracterizara por una ampliarepresentatividad de figuras geomtricas, una me-nor frecuencia de figuras humanas y ausencia defiguras zoomorfas6. El elemento figurativo bsico

    y predominante, que caracteriza a este estilo, es lafigura circular. Sin embargo, esta construccin serige por unas normas de elaboracin que se tradu-cen en una amplia gama de motivos. La caracters-tica principal de la confeccin de la figura circulares que casi nunca se representa en forma simple.

    Por el contrario, en sus posibilidades decorativasse encuentra tanto la aplicacin de apndices yyuxtaposiciones (Figura 7d). En algunos casos seha observado la aplicacin de decoraciones inte-riores, trazos diagonales y horizontales formandofiguras cuatripartitas, bipartitas y enrejadas, que sibien responden a un patrn circular, su baja repre-sentacin, su ausencia de asociacin espacial conpaneles que presentan figuras del Estilo I y susnormas decorativas particulares, indican cierta di-ferencia con el modelo clsico del arte rupestre del

    perodo Intermedio Tardo.Otra variedad decorativa del crculo es la crea-cin de crculos concntricos, simples o compues-tos. Ambas variedades pueden presentar algn tipo

    Figura 6. Cuadrado concntrico superpuesto a crculos yuxtapuestos. Casa Blanca 14.Concentric square, superimposed to juxtaposed circles. SiteCasa Blanca 14.

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    Andrs Troncoso M.222

    Figura 7. Figuras geomtricas Estilo I.Geometric figures, Style I.

    de decoracin interior, como un punto central o tra-zos lineales. Este elemento decorativo se aplica,sin embargo, al interior del crculo ms pequeo yen ningn caso entre los diferentes crculos inscri-tos. Los apndices lineales tambin forman parte

    de este universo de representacin como elemen-tos decorativos que generan figuras tipo sol y otros,pero ellos no se aplican a los crculos concntricoscompuestos (Figuras 7a, c y e).

    A partir de la combinacin de las estrategiasdecorativas mencionadas se genera gran parte dela representacin rupestre de este estilo. A ello debesumarse la yuxtaposicin como herramienta cons-tructiva de muchos motivos, originando algunas

    figuras como crculos agrupados (Figura 7e). Lacantidad de figuras posibles de ser construidas apartir de la conjuncin de todos estos elementos esinmensa y es ello lo que explica la gran variedad

    Casa Blanca N 27

    Casa Blanca N 34

    Casa Blanca N 2

    Ramadilla N 6

    Casa Blanca N 3

    10 cm

    20 cm10 cm

    10 cm

    10 cm

    A

    B

    C D

    E

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    223Proposicin de Estilos para el Arte Rupestre del Valle de Putaendo

    de imgenes rupestres que exhibe este estilo. Estasmismas estrategias de construccin del motivo ha-cen ver este arte como una expresin ambigua,

    donde la conjuncin de reglas indica que un mis-mo elemento pueda ser en s una figura y/o ser par-te de un motivo mucho ms amplio7.

    La importancia del crculo en arte rupestre delvalle de Putaendo se basa no tan slo en su casiexclusiva representacin en el mbito geomtrico,sino tambin porque acta como elemento de cons-truccin de la figura humana. Puede objetarse quees natural su presencia en los motivos antropo-morfos por cuanto es un elemento lgico de repre-sentacin de la cabeza; ello puede ser correcto o

    errneo, pero lo que lo distingue es que el crculorepresenta, adems de cabezas, tambin cuerpos ypelvis, todos ellos con algn tipo de decoracininterior.

    Con respecto a la figura humana, creemos queen principio es posible pensar que gran parte deellas corresponde a este estilo, pues a pesar de sugran diversidad muchas comparten importanteselementos constructivos y se asocian espacialmenteen los paneles con crculos. La diversidad presenteen este tipo de figuras nos hace diferenciar en prin-

    cipio tres clases de representaciones antropomorfas,lo que confirma la amplia dispersin decorativa quecaracteriza a este estilo de arte rupestre.

    El primer tipo de figura humana corresponde-ra a aquellas de carcter poco esquemtico, dibu-

    jadas a partir del delineamiento de los diferentessectores del cuerpo humano que guardan ciertaproporcionalidad en sus dimensiones, a excepcinde las extremidades superiores que, en la mayorade los casos, son notoriamente largas en compara-cin al cuerpo. Sus extremidades estn siempre

    presentes, y en algunos casos manos y pies se di-bujan. Los detalles mnimos del cuerpo, como ojos,boca, nariz, etc., no son representados (Figuras 5a,c-f). La representacin humana siempre se realizade frente y mayoritariamente en una posicin depie. Las figuras presentan una animacin nula, b-sicamente del tipo oblicua. No obstante este tipode animacin, es importante la representacin dengulos en brazos y piernas, dando la idea de al-gn tipo de accin-expresin (Figuras 5c y d). To-cados y otros atributos decorativos se presentan enestas figuras sin que de momento pueda ser posi-ble adentrarse mayormente en sus asociaciones sig-nificativas (Figura 5c).

    Figuras antropomorfas algo ms esquemticashan sido incluidas dentro del segundo grupo deestos motivos. A diferencia del caso anterior, estas

    representaciones humanas basan su construccinen la aplicacin de crculos concntricos simples,como unidad bsica a partir de la cual se construyela figura humana. Aunque en la gran mayora delos casos los crculos se aplican en la cabeza, tam-bin estn presentes a nivel del tronco y pelvis. Ge-neralmente estos crculos presentan una decoracininterior de puntos (Figuras 5d-f,). Como en el casoanterior, la animacin entre estas figuras es nula,encontrndose todas de pie. La geometra de la re-presentacin de estas figuras impidi una efectiva

    aplicacin de la ficha de relevamiento para figurasantropomorfas.Un tercer grupo de figuras humanas se con-

    forma a partir de la aplicacin de elementos linea-les, que Niemeyer (1964) denominara antropo-morfas fitomorfizadas. Se caracterizan porpresentar una serie de extremidades, a manera deapndices lineales, adosados a su tronco en nme-ros que no necesariamente guardan relacin con larealidad, es decir, dos pares de extremidades. Es-tas caractersticas sumadas, en algunos casos, a su

    esquematizacin, hacen posible cuestionar su asig-nacin como figuras realmente humanas. Es posi-ble pensar tambin en zoomorfos esquematizadosy/o figuras del mundo ideacional (Figura 5b).

    Encontramos por tanto, en este estilo de arterupestre, una amplia variabilidad en lo que a la ex-presin de la figura humana se refiere. No obstanteesta variedad, existe coincidencia en representar alser humano siempre en un estado de animacin nulay con un gran tamao en sus extremidades superio-res. Gran parte de las figuras comparte un rango

    de tamao en sus proporciones (largo medio = 12,8cm; ancho medio = 11,6 cm). La tecnologa parala elaboracin de todas las figuras ha sido elpiqueteado y raspado de la piedra por otro instru-mento ltico.

    Espacialmente, este arte rupestre se caracteri-za por no presentarse en asociacin con los sitioshabitacionales contemporneos. Frecuentementeno tienen ningn tipo de material cultural en aso-ciacin, aunque en ocasiones se relacionaespacialmente a sitios del perodo Histrico. Una

    excepcin la constituyen los petroglifos localiza-dos al interior de la rinconada de Piguchn (sitios2, 3, 5 y 6), donde los paneles se encuentran juntoa sitios del perodo Alfarero Temprano. Este hecho

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    Andrs Troncoso M.224

    podra hacer pensar que este arte rupestre habraque asignarlo a este perodo, pero la regularidadobservada nos permite sugerir que la asociacin

    de Piguchn fue el resultado aleatorio del proce-so de formacin del registro arqueolgico local8.La principal razn que fundamenta su asocia-

    cin al perodo Intermedio Tardo es por el hechoque se ubica preferentemente en los mismos espa-cios donde encontramos sitios correspondientes aese perodo. Sugerente, en este sentido, es la au-sencia de paneles de petroglifos en rinconadas ap-tas para el asentamiento humano donde no se halocalizado ningn sitio habitacional de este pero-do. Niemeyer (1964), y posteriormente Mostny y

    Niemeyer (1983), asociaron este arte rupestre alperodo Intermedio Tardo debido a las caracters-ticas geomtricas de los diseos observadas tam-bin en la cermica. Creemos que esta idea es anvlida para mantenerla como identificador de aso-ciacin cronocultural; sin embargo, las investiga-ciones efectuadas en el valle de Putaendo, y otrossectores del curso superior del ro Aconcagua, hanmostrado la existencia de un contexto arqueolgi-co muy diferente al manejado para la poca en queformularon sus proposiciones Mostny y Niemeyer

    (1983). En tal sentido, las caractersticas de la de-coracin cermica no guardan ninguna relacin conlos elementos decorativos del arte rupestre, salvo sunfasis en lo geomtrico. Este hecho, que en princi-pio podra preocupar, creemos que debe ser matiza-do pues las semejanzas pueden estar en aspectosde mayor profundidad (estructuras), situacin quesumada a la ausencia de otros artefactos con atri-butos decorativos nos impiden conocer la variedadiconogrfica de este perodo, as como su diferen-ciacin en trminos de la materialidad sobre la que

    se aplica. Adems, y aunque es siempre esperableuna correlacin entre iconografa de los diferentesmbitos de la vida material de las poblaciones hu-manas, su diferente aplicacin en la materialidadmisma es siempre una posibilidad abierta, an mscuando entendemos que la materialidad desem-pea en el papel un enunciado mucho ms impor-tante. Constituye el enunciado mismo (Foucault1997[1970]:169).

    Por los resultados de las investigaciones ar-queolgicas, sugerimos eliminar el nombre de es-

    tilo Aconcagua para esta forma de arte rupestre conel fin de evitar asociaciones no intencionadas en-tre esta cultura y este estilo. Esta cultura no se en-cuentra en la cuenca superior del ro Aconcagua

    (Snchez 2000a, 2000b), principal zona de dis-persin de este arte rupestre. Por esta razn, larelacin sugerida no puede ser sostenida y el

    mantenimiento del nombre estilo Aconcagua pue-de conducir a malentendidos. Consecuentemente,sugerimos denominar a este conjunto como Estilo Ide arte rupestre de Putaendo.

    Podr objetarse como contraevidencia de estaasociacin la presencia de este tipo de arte rupes-tre en la precordillera y cordillera del ro Maipo,territorio con clara presencia de la cultura Acon-cagua (Madrid 1969, Miranda y Saavedra 1997).Sin embargo, el registro arqueolgico no avala enninguna medida esta asociacin, ya que, por un

    lado, los desarrollos prehispnicos son bastante di-ferentes en nuestra zona de estudio y el valle delMaipo, y, por otro, las frecuencias de arte rupestreson opuestas en ambos sectores, con una altarepresentatividad en el primero y una escasa pre-sencia en el segundo (ver comentario de Sanguinetti[1969]) relativo a la semejanza del arte rupestre deesta zona con su smil de Alicahue y Cabildo). Estehecho sera coherente con las caractersticas quepresenta el registro arqueolgico local desde a lomenos el perodo Alfarero Temprano, donde se

    observa una mayor relacin con los desarrollosculturales de zonas ms nortinas que con los deChile central.

    Finalmente, creemos conveniente afirmar queel signo escudo no es la figura que mejor represen-ta a este estilo, sino que, por el contrario, el motivobsico de este arte rupestre es el crculo, idea queya haba sido avanzada por Sanguinetti (1968). Laalta frecuencia de signos escudos en otras zonasde la cuenca superior del ro Aconcagua debe en-tenderse inicialmente, como una consecuencia de

    la variabilidad espacial dentro del registro de lazona. Esta variacin puede dar cuenta de diferen-cias dentro de la dinmica social del rea, o de di-ferencias cronolgicas entre las distintas represen-taciones rupestres del valle de Aconcagua.

    Estilo II (perodo Tardo o Inca)

    El segundo estilo de arte rupestre que se pro-pone para el valle de Putaendo, y por ende para elcurso superior del ro Aconcagua, es de tiempos

    incaicos y se fundamenta en los datos que se hanrecuperado a partir del descubrimiento del pucaraEl Trtaro y los atributos constructivos de ciertosmotivos registrados en nuestro estudio. Sin embar-

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    225Proposicin de Estilos para el Arte Rupestre del Valle de Putaendo

    go, este estilo se encuentra en una etapa inicial dedefinicin, por lo que su presentacin no est tansistematizada como el Estilo I.

    El primer elemento que permite definir esteestilo es la existencia de una superposicin identi-ficada en un panel adyacente al sitio pucara El Tr-taro. En esta superposicin se identifica la presen-cia de un motivo lineal de trazo fino, posiblementeelaborado con un instrumento metlico, sobre unafigura de surco grueso asignable al Estilo I (Figura8b). Un segundo elemento de juicio es el registrode una serie de paneles en el cordn montaoso enel que se emplaza el pucara. Tanto la asociacinespacial con este sitio como las caractersticas de

    sus motivos sugieren una asociacin contextual conlo Inca (Figuras 8a y 9).Este estilo se caracterizara por una importan-

    te presencia de figuras lineales, la reformulacinde algunos motivos del Estilo I y la posible conti-nuacin de diseos anteriores. Para el primer caso,el registro en el sitio pucara El Trtaro muestra ele-mentos lineales aleatoriamente distribuidos en elpanel. Es posible que forme tambin parte de estecontexto lineal la figura de una cruz inscrita. Aun-que este motivo se ha asociado clsicamente al

    Estilo I, es significativo el hecho que un diseosimilar est presente en cermica del perodo Tar-do en el curso superior del ro Aconcagua. Ade-ms, un panel prximo al pucara exhibe un nme-ro importante de estas figuras, no registradasmayormente en el valle. Asimismo, dentro de lasreglas estructurantes que definen el primer estilose observa una total ausencia de figuras linealesinscritas (Figuras 8a y e). Coherente con lo ante-rior, creemos que dos figuras a manera de I lati-na mayscula inscritas, registradas en el sitio C.B.

    14, forman parte de este estilo.Dentro de la geometra de este arte tambinencontramos la figura cuadrangular. Un cuadril-tero de lados curvos se encuentra en el pucara conel mismo surco delgado ya mencionado (Figura 8b).Es sugerente que el registro de un motivo muy si-milar a este se encuentra en el sitio C.B. 33, donde

    junto con elementos decorativos del Estilo I tam-bin se encuentran figuras de difcil adscripcin yotras de tiempos histricos (Figura 4). Otro ele-mento cuadrangular corresponde al cuadrado con-

    cntrico existente en C.B. 14, que se superpone auna figura circular (Figura 6). Esta superposicinno tiene ninguna lgica de reutilizacin del refe-rente para construir un nuevo motivo, sino que por

    el contrario es completamente disruptiva. Se suma,adems, el carcter concntrico en el Estilo I pro-pio de los crculos, rasgos ausente entre los cua-

    drados, que a su vez poseen una baja representa-cin en el total de figuras.Se refuerza la anterior idea al revisar la icono-

    grafa plasmada por Guaman Poma (1987), en lacual no slo abundan las decoraciones cuadrangu-lares en las vestimentas incaicas, sino que en espe-cial el cuadrado concntrico presenta una alta fre-cuencia de representacin tanto en vestimentascomo en escudos (Figuras 10 y 11). Si bien el gra-bado rupestre y la ilustracin del cronista estndistanciados temporalmente y las figuras men-

    cionadas se insertan en contextos representacio-nales diferentes, lo interesante de este hecho es queambas figuras comparten un cdigo de produccinformal similar, cual es la aparicin de un elementocuadrado con una decoracin orientada hacia elinterior, compartiendo por ello una lgica repre-sentacional, que en este caso es significativa, yaque como ha indicado Adorno (1981) las produc-ciones visuales del cronista peruano se ajustan aun cdigo esttico incaico antes que hispnico. Loselementos circulares se mantienen durante ese

    momento, y aunque sufren algunas modificacio-nes, es posible que muchas figuras se mantuvieronen el tiempo. Una figura que recibe una clara mo-dificacin es el crculo concntrico compuesto, elcual adquiere una decoracin lineal interior, quese ubica entre los diferentes radios de los crculosinscritos y no en el vaco generado por el crculomenor (Figura 8a). Crculos concntricos simplesy crculos cuatripartitos estn tambin presentes eneste arte del valle. Las caractersticas formales delos signos escudos, su ausencia de asociacin es-

    pacial en paneles con figuras propias del Estilo I yel registro de estas figuras en un panel ubicado a laentrada del pucara El Trtaro siembra la duda so-bre su asociacin al perodo Intermedio Tardo (Fi-gura 8d).

    La representacin de la figura humana es anpoco clara en este estilo, sin embargo, creemosposible asignar un par de figuras humanas muyparticulares registradas en el sitio C.B. 14. Aun-que ellas comparten algunos rasgos de otros sereshumanos, se diferencian por la existencia de ojos,

    una casi total ausencia representativa de la cabeza(un trazo a manera de gran ceja) y una desmesura-da representacin del tronco a partir de crculosconcntricos a los que se aaden apndices a ma-

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    Figura 8. Figuras geomtricas y antropomorfas Estilo II.Geometric and anthropomorphic figures, Style II.

    El Trtaro N 4

    El Trtaro N 1

    El Trtaro N 5El Trtaro N 4

    Casa Blanca N 14

    20 cm

    20 cm 10 cm

    10 cm 10 cm

    A

    B C

    D E

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    227Proposicin de Estilos para el Arte Rupestre del Valle de Putaendo

    nera de extremidades9. Su animacin es nula y es-tn de pie y de frente (Figura 8c). Figuras zoo-morfas no se registran.

    Todos los elementos diferenciales que se hanexpuesto previamente permiten aseverar la existen-cia de una serie de figuras rupestres que: (i) po-seen elementos constructivos de diseo diferentesal Estilo I; (ii) algunos de estos elementos figurati-vos estaran referenciados en la cermica del pe-rodo Incaico, y (iii) tienen una distribucin espa-cial en el sitio del pucara El Trtaro, sus cercanasy en la principal estacin de arte rupestre del vallede Putaendo, C.B. 14. Por estas razones, conside-ramos que estamos frente a un conjunto de figurasdiferenciadas del Estilo I, que de momento pue-den agruparse en un Estilo II asociado a tiemposincaicos. Aunque el nmero de figuras registradas

    no es muy alto, consideramos significativo el he-cho de diferenciarse de aquellas propias del EstiloI de arte rupestre. Esto sugiere una materializacinsegn reglas y lgicas de produccin discursiva di-

    ferentes, por lo que este Estilo II de arte rupestreda cuenta de formas y contenidos diferentes a losdel primer estilo.

    Estilo III (perodo Histrico)

    Ms que corresponder a un estilo tal cual lohemos definido en este estudio, nos encontramosms bien ante representaciones de un estilo, puessu baja incidencia hace imposible definirlo a partirde su normativa constructiva. En principio, estaforma de arte puede ser subdividida en dos gru-pos: uno correspondiente a tiempos histricostempranos y otro a pocas histricas tardas.

    El primer caso se ejemplifica solamente en elsitio C.B. 33 a partir de una escena de monta re-presentada por un ser humano y un cuadrpedo.

    La construccin de los motivos es de tecnologasimilar a la de las figuras prehispnicas, es decir,un grueso surco efectuado por piqueteado y raspa-do. La figura humana carece de cuerpo y tiene unos

    Figura 9. Figura zoomorfa inscrita y motivos asociados. Sitio El Trtaro 3.Incised zoomorphic figures and associated motifs. SiteEl Trtaro 3.

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    largos brazos, el cuadrpedo por su parte est re-presentado por una construccin lineal de extre-midades y orejas. Asociada a esta figura se encuen-tra otra figura humana con una representacinlineal, donde la cabeza se muestra como un puntoy brazos extremadamente largos con indicacin delas manos (Figura 12). Esta expresin artstica se

    asigna al perodo Histrico Temprano debido a quelas caractersticas tecnolgicas del petroglifo seasemejan a sus pares prehispnicos, por lo queposiblemente fue elaborado por manos indgenas.El arte Histrico Tardo abarca todos aquellos gra-bados elaborados por manos no indgenas y queexhiben bsicamente cruces cristianas.

    Conclusiones

    Las diferentes formas de arte rupestre propues-

    tas deben ser entendidas como entidades abiertas amodificaciones que basan su definicin en los re-sultados de investigaciones realizadas en el vallede Putaendo, por lo que es esperable que stas no

    agoten la definicin de otros estilos en el cursosuperior del ro Aconcagua. Se presentan, sin em-bargo, como punto de partida acerca de las dife-rentes formas de arte rupestre que se encuentranen la historia indgena del rea.

    En nuestro caso, es el Estilo I el que presentala ms clara definicin, debido bsicamente al ta-

    mao de la muestra estudiada, sin embargo, nue-vos datos deben ser incluidos con el fin de ampliarel rea de estudio. El Estilo II, por su parte, se en-cuentra en un estado inicial de definicin y requie-re de una muestra mayor de estudio para esbozarlos elementos que delinean su contenido. En el es-tado actual de la investigacin, se define como unconjunto de figuras que se asocia ms con lo incaque a un estilo propiamente tal. En el futuro sedeber aclarar si las diferentes expresiones artsti-cas de este tiempo se cien a un conjunto de prin-

    cipios estilsticos similares, y si las materialidadesreflejan cambios socioculturales de este perodo.Similar hecho deber verificarse con el arte de tiem-pos histricos.

    Figura 10. Cuadrados concntricos dibujados por Guaman Poma

    en vestimentas incaicas.Concentric squares in Inca clothing drawn by Guaman Poma.

    Figura 11. Cuadrados concntricos dibujados por Guaman Poma

    en escudos incaicos.Concentric squares of Inca shields drawn by Guaman Poma.

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    Figura 12. Escena de monta. Sitio Casa Blanca 33.Horseback riding scene. Site Casa Blanca 33.

    Esta proposicin de estilos de arte rupestre nose debilita por lo anteriormente dicho; ilusorio se-ra postular desde nuestra perspectiva tres estilosen forma cerrada y definitiva con una muestra tanpequea de estudio, ms an teniendo en cuentaque esta investigacin, en curso, est orientadaespecficamente al arte rupestre de la zona. Estos

    tres estilos son guas ordenadoras iniciales que es-peramos complementar en el futuro y que de mo-mento permiten revitalizar el estudio del arte ru-pestre del curso superior del ro Aconcagua. Elsiguiente paso es ampliar nuestra mirada y compa-rar los principios que guan la produccin de lasimgenes rupestres con aquellas provenientes deotros soportes materiales.

    Agradecimientos:Esta proposicin no habrasido posible sin la ayuda de mi amigo RodrigoSnchez, investigador responsable del proyectoFondecyt 1970531 y de los amigos Daniel Pavlovic,investigador responsable del Proyecto FondecytN 1000172, e Ismael Martnez, quienes en for-ma angustiosa debieron soportar interminables

    das con slo crculos, puntos y lneas en sus ojosy mentes. Asimismo, comprometen inmensamentemi gratitud Francisco Gallardo y Claudia Silvapor toda la ayuda metodolgica prestada y portodo lo dado, as como los dos evaluadores delpresente trabajo que contribuyeron enormementea la mejora del mismo con sus acertados comen-tarios y reflexiones.

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    Notas

    1 Clarke (1986 [1968]: 443) seal que un agregado de enti-dades o sistema es polittico si cada individuo posee un n-mero sin especificar de los atributos del agregado, si cada atri-buto pertenece a un gran nmero de esos individuos y ningnsimple atributo es a la vez necesario para el agregado.

    2 La potencialidad de este texto de Foucault (1997 [1970]:53)para el anlisis del arte rupestre puede deparar una granrentabilidad, pues define un positivo acercamiento a unaexpresin del saber y, si se desea, se puede avanzar desdeella hasta los contornos de los sistemas de saber-poderprehispnicos.

    3 Las normas regulatorias de la construccin del panel hacen

    referencia a una serie de convenciones sociales que definendesde la forma en que los motivos se articulan al interior delpanel hasta la manera en que este debe ser observado. Eneste ltimo punto vase por ejemplo Santos (1998).

    4 Para efectos de anlisis hemos discriminado entre crculoconcntrico simple correspondiente a aquella figura circu-lar con slo un crculo inscrito y crculo concntrico com-puesto, consistente en una figura circular con ms de uncrculo inscrito.

    5 Prospecciones realizadas en la zona de Piguchn han per-mitido descubrir nuevos paneles de arte rupestre, repre-sentndose en dos de ellos posibles figuras zoomorfas decuadrpedos. El mal estado de conservacin de las imge-nes impide un mayor pronunciamiento de momento.

    6 La ausencia de figuras zoomorfas ha sido ampliamente re-conocida para este estilo. No obstante, en algunos casos

    una nfima presencia de camlidos se ha registrado (Mostnyy Niemeyer 1983).

    7 Obviamente, esta ambigedad parte de la incompatibili-dad cultural existente entre el indgena-autor y el arque-

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    logo-interpretador. El reconocimiento de este hecho, porende, nos limita la bsqueda de significados en el registroarqueolgico.

    8 Usamos la palabra aleatorio de forma provisional y entre

    comillas, ya que no debe olvidarse que el emplazamientode los petroglifos responde a una cierta lgica cultural guia-da por un concepto particular de espacio, por lo que es

    posible que esta asociacin con sitios Tempranos no seacasual, sino que por el contrario responda a una determina-da estrategia de abordar el paisaje. De momento, y a faltade investigaciones al respecto, preferimos usar el trmino

    aleatorio.9 Recurdese que en el Estilo I las figuras humanas se cons-truyen a partir de crculos concntricos simples.

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