primeras paginas los secretos de la capilla sixtina

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Diseo de cubierta: Ms!Grfica Fotografas de interiores: HarperCollins

Primera edicin: marzo de 2010

ISBN: 978-607-11-0394-9Impreso en Mxico.

Todos los derechos reservados. Esta publicacin no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperacin de informacin, en ninguna forma ni por ningn medio, sea mecnico, fotoqumico, electrnico, magntico, electro ptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, de la editorial.

Ttulo original: The Sistine Secrets. Michelangelos Forbidden Messages in the Heart of the Vatican

Esta obra ha sido publicada por acuerdo con HarperOne, de la editorial HarperCollins

De la edicin original en ingls: 2008, HarperOne, HaperCollins 2008, Benjamin Blech y Roy Doliner 2009, de la traduccin, Isabel Murillo

De esta edicin: D. R. Santillana Ediciones Generales, S.A. de C.V., 2010. Av. Universidad 767, Col. del Valle. Mxico D. F., 03100. Telfono (52 55) 54 20 75 30 www.editorialaguilar.com


Para Martha y Marvin Usdin, los dos ngeles de la guardia ms jvenes que he conocido.

Roy DolineR

Para mi familia, los ngeles que Dios me envi para aportar alegra a mi viaje por la vida.

Rabino benjamin blech


9ndice

Prlogo, por Enrico Bruschini ................................................ 13Prefacio .................................................................................... 21

libRo pRimeRo. en el pRincipioCaptulo I. Qu es la capilla Sixtina? ................................... 25

El Vaticano ......................................................................... 26El templo sustituto ............................................................ 28El grandioso plan del Papa Sixto ....................................... 29La nueva capilla ................................................................. 32De la bveda al suelo ......................................................... 34Los frescos originales del siglo xv: no son lo que

parecen ser ..................................................................... 38

Captulo II. El lenguaje perdido del arte .............................. 45La utilizacin de cdigos en el arte ................................... 46De la Biblia al Renacimiento ............................................. 49Protestas e insultos en cdigo cifrado ............................... 51La ocultacin del saber prohibido ..................................... 53Descifrar lo esotrico......................................................... 56La magia de los efectos especiales ..................................... 59

Captulo III. Ha nacido un rebelde ....................................... 63

Captulo IV. Una educacin muy especial ............................ 69El exilio del papado y el regreso a Roma .......................... 70La cada de Bizancio .......................................................... 71Llegan los Medici .............................................................. 73Una confluencia de culturas .............................................. 75


los secRetos De la capilla sixtina

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Lorenzo el Magnfico ........................................................ 77La formazione de Miguel ngel ......................................... 81Los dos maestros tutores de Miguel ngel ....................... 84Qu fue exactamente lo que aprendi Miguel ngel? .... 90Las influencias judas: el midrash, el Talmud y la Cbala ... 91

Captulo V. Adis al jardn, bienvenido al mundo ................ 97Los primeros indicios de genialidad ................................. 99El azote de Ferrara ............................................................ 103Llevar la cruz: un mensaje hebreo oculto ......................... 106Bolonia ............................................................................... 110La Piet .............................................................................. 114Un nuevo coloso ................................................................ 118Una pintura? .................................................................... 124

Captulo VI. Lo que el destino depara .................................. 127Il Papa terribile .................................................................... 128El baldaquino del cielo... y del infierno ............................ 137La historia oficial ............................................................... 146

libRo segunDo. una visita pRivaDa al templo sixtinoCaptulo VII. Crucemos el umbral ....................................... 153

Captulo VIII. La bveda celeste .......................................... 161

Captulo IX. La casa de David .............................................. 169

Captulo X. Las cuatro esquinas del universo ....................... 183

Captulo XI. Una compaa de profetas ............................... 195La sibila Dlfica ................................................................. 198La sibila de Eritrea ............................................................ 199La sibila Prsica ................................................................. 200La sibila Libia .................................................................... 201La sibila de Cumas............................................................. 202Los profetas hebreos.......................................................... 205

Captulo XII. El camino intermedio ..................................... 213Parasha bereshit. La parte de la creacin .......................... 218La creacin de los primeros seres humanos ...................... 222


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nDice

La creacin de Eva ............................................................ 227La fruta prohibida .............................................................. 228El sacrificio de No ........................................................... 232El Diluvio .......................................................................... 234La embriaguez de No ...................................................... 236

Captulo XIII. Salvas de despedida ....................................... 239Alguien por encima del Papa ............................................. 239ltimos toques .................................................................. 247La comprensin de los mensajes ocultos .......................... 252

libRo teRceRo. ms all De la bveDaCaptulo XIV. El regreso a los escenarios ............................. 261

Captulo XV. Los secretos de El Juicio Final ......................... 275Vittoria Colonna y la quinta columna ............................... 285Los salvados y los condenados .......................................... 292La Cbala de El Juicio ........................................................ 295

Captulo XVI. Los ltimos secretos ...................................... 301

Captulo XVII. Un mundo transfigurado ......................... 311

Conclusin. Y, entonces, qu es la capilla Sixtina? ............. 321La palatina: la capilla anterior a Miguel ngel ................. 322La Sixtina y el cnclave ................................................. 324La capilla Sixtina de Miguel ngel ................................... 325El monumento funerario? ........................................... 326Un autorretrato del artista? ......................................... 329Y llam a aquel lugar... .................................................. 330Cmo lo habra titulado Miguel ngel? .......................... 333El puente ............................................................................ 334

Agradecimientos ....................................................................... 337Bibliografa .............................................................................. 339Crditos de las ilustraciones ....................................................... 343


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Prlogo

Conoscersi il miglior modo per capirsi. Capirsi il solo modo per amarsi

(Conocerse es la mejor manera de comprenderse. Comprenderse es la nica manera de amarse).

Esta sabia y antigua mxima me lleg directamente al corazn cuan-do empec a leer este fascinante libro escrito por el rabino Benjamin Blech y Roy Doliner.

El refrn constituye una valiosa observacin a tener en cuen-ta no slo en las relaciones entre seres humanos, sino que habla quiz incluso a un nivel ms profundo, haciendo referencia a la interaccin tanto entre religiones como entre naciones.

Tengo la impresin de que uno de los logros ms importantes de este innovador libro, entre muchos otros, es que cumple esta misin de forma clara y convincente. Atraviesa el tupido velo de innumerables enigmas e hiptesis que, junto con la indiscutible admiracin, siempre acompaan cualquier visita a la capilla Sixtina. Al llenar los vacos resultantes de la falta de comprensin de las enseanzas ajenas al cristianismo aunque bien conocidas por Mi-guel ngel, la capilla Sixtina nos habla ahora de un modo que nunca haba sido comprendido previamente.

Siempre hemos sabido que el Papa Sixto iv quera que la ca-pilla Sixtina tuviera las mismas dimensiones que el Templo de Salo-mn, tal y como quedaron registradas por el profeta Samuel en el Libro de los Reyes (6, 2) de la Biblia. En el pasado expertos en arte y religin explicaron que esto se hizo de forma expresa para demos-trar que no existan contradicciones entre el Antiguo y el Nuevo



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Testamento, entre la Biblia y los Evangelios, entre las religiones juda y cristiana.

Slo ahora, gracias a la lectura de este destacado libro, me he enterado con asombro como historiador de arte, y con cierta turbacin y pesar como catlico de que esta invencin estaba considerada por los judos como una ofensa religiosa. El Talmud, el conjunto de explicaciones de las tradiciones rabnicas, legisla-ba claramente que nadie poda construir una copia operativa del sagrado Templo de Salomn en cualquier lugar que no fuera el Monte del Templo de Jerusaln.

Merece la pena recordar que esto tuvo lugar hace seis siglos. Afortunadamente, en pocas ms recientes gran parte de estas in-sensibilidades desfasadas se han ido sustituyendo con comprensin y respeto mutuos. En vista de esto el 13 de abril de 1986 el Papa Juan Pablo ii visit la Gran Sinagoga de Roma y en el transcurso de ese acto histrico el pontfice se dirigi al pueblo judo llamn-dolo por vez primera con respeto y amor nuestros hermanos y hermanas mayores!.

En enero de 2005 este mismo gran pontfice, sintindose cerca del fin de su existencia terrenal, realiz un gesto tan hist-rico como nico. Invit al Vaticano a ciento sesenta rabinos y can-tores de todo el mundo. La organizadora del encuentro fue la Pave the Way Foundation, una asociacin interreligiosa interna-cional nacida a partir de la idea de construir y reforzar puentes entre el mundo judo y el mundo cristiano. El objetivo de la reu-nin fue que el Papa recibiera una bendicin final por parte de los representantes de nuestros hermanos y hermanas mayores, y al mismo tiempo reforzar los lazos humanitarios entre ambas creencias.

Este encuentro histrico result ser la ltima audiencia que el Papa Wojtyla celebr con un grupo. Tres lderes religiosos judos tuvieron el privilegio de ser los primeros y nicos rabinos del mun-do en dar la bendicin a un Papa en nombre del pueblo judo. Uno de ellos era Benjamin Blech, coautor de este libro, profesor del Talmud en la Universidad de Yeshiva, reconocido a nivel interna-cional como profesor, conferenciante, lder espiritual y autor de numerosos libros sobre espiritualidad ledos por gente de todo tipo de creencias.

Tuve el placer de conocer personalmente al otro autor de este libro, Roy Doliner, el da del estreno mundial de la pelcula Nati-


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pRlogo

vidad. Era la primera vez que el Vaticano subvencionaba de mane-ra oficial la utilizacin del majestuoso saln de audiencias para un acto artstico-cultural.

Debido a sus profundos conocimientos sobre doctrina e his-toria judas, y como destacado defensor del estudio del Talmud, Roy haba sido seleccionado por los productores de la pelcula y por su directora, Catherine Hardwicke, como asesor oficial judaico-religioso-histrico. Como asesor histrico responsable de la parte de Roma y la vida de Herodes el Grande haba sido elegido un servidor. A lo largo de la produccin de Natividad Roy y yo acaba-mos entablando amistad.

As es como en varias ocasiones Roy y yo hemos podido visitar la capilla Sixtina de una manera muy especial despus de su hora de cierre y cada visita ha sido una oportunidad de ver la obra maestra de Miguel ngel de una forma nueva y diferente.

Por todos estos motivos, cuando me solicitaron la presentacin de este libro, acept el encargo con satisfaccin. Y ahora despus de haberlo ledo siento enorme respeto no slo por la gran erudicin de sus autores, sino tambin por la gran cantidad de nuevas e inte-resantes ideas histricas, artsticas y religiosas que contiene.

Hasta ahora cada vez que entraba en la capilla Sixtina me preguntaba por qu en aquella esplndida bveda no apareca nin-guna figura del Nuevo Testamento. En este libro he encontrado por fin las respuestas ms convincentes.

Los autores nos guan por un autntico viaje de descubrimien-to de otros significados, de diversas maneras de ver y de com-prender que lo que hasta ahora siempre nos haba parecido correc-to es una realidad completamente distinta.

Con la ayuda de su orientacin, llegaremos a darnos cuenta de que en la capilla Sixtina Miguel ngel llev a cabo un inmenso e ingenioso acto de ocultacin gracias al cual pudo transmitir numerosos mensajes, velados pero potentes, que predican la re-conciliacin entre razn y fe, entre la Biblia juda y el Nuevo Testamento, y entre cristianos y judos. Descubrimos increble-mente cmo el artista sinti la necesidad de comunicar estos aven-turados conceptos en condiciones peligrosas, corriendo un gran riesgo personal.

Cmo fue capaz Miguel ngel de lograr esta osada? Los autores revelan que a veces Miguel ngel utiliza cdigos o alusio-nes simblicas que quedan parcialmente escondidas; en otras oca-



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siones, seales que slo pueden captar y comprender determinados grupos religiosos, polticos o esotricos. Y otras veces, lo nico que se necesita para comprender sus mensajes es una mente libre de ideas preconcebidas y abierta a nuevas sugerencias e ideas. Y lo ms interesante de todo es ver que estos smbolos y alusiones fueron realizados sin el reconocimiento de su patrn papal. Fueron audaz-mente concebidos para aliviar la frustracin del artista quien, ante la imposibilidad de expresar su opinin de una forma abierta, qui-so en cierto modo declarar su mensaje.

El libro nos gua, casi de la mano, con un estilo documental cautivador, hacia la descodificacin de los smbolos ocultos. Fue para m una gran satisfaccin sumarme a la visita, a pesar de mi perplejidad inicial. No es fcil tener que echar una segunda ojeada a las certezas tranquilizadoras que nos han acompaado toda la vida; pero no podemos cerrar los ojos, la mente o el corazn a los que han observado desde una perspectiva distinta lo que siempre hemos dado por sentado. Aun cuando es posible que no comparta la totalidad de interesantes, intrigantes y a veces pasmosas nuevas ideas, estoy seguro de que este libro constituye de un modo real una nueva manera de ver la capilla Sixtina. Ser valorado y muy apreciado por todos aquellos seriamente interesados en las grandes ideas de la religin, el arte y la historia de la civilizacin. Provo-car acalorados debates que se prolongarn durante los aos ve-nideros.

Los autores nos alertan del hecho de que para apreciar com-pletamente el milagro de la capilla Sixtina, el visitante tiene que comprender las motivaciones de Miguel ngel, sus antecedentes, sus aos de juventud y fermentacin intelectual en el palacio de los Medici en Florencia, los an poco conocidos altibajos de toda su carrera, adems de su fascinacin por el neoplatonismo y su inters por el judasmo y sus enseanzas msticas.

Lo que apenas nunca se haba destacado es una idea que Blech y Doliner exponen con gran perspicacia. Pese a que el Renacimien-to estuvo influido de manera evidente por los antiguos mitos de Grecia y Roma, tenemos como mnimo que reconocer la notable influencia, especialmente sobre Miguel ngel, que tuvieron las tra-diciones hermticas y esotricas de la Cbala juda.

El hecho que cambi por completo la vida de Miguel ngel a los trece aos un genio ya, pero sin formacin alguna se pro-dujo en 1488, cuando Lorenzo de Medici, admirando el talento de


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pRlogo

este prodigio artstico, lo recibi en su palacio como un hijo y lo educ junto a sus herederos como si fuese uno ms de la familia. En el palacio regio de los Medici el joven Miguel ngel entr en contacto con las mentes ms brillantes de la poca, como Poliziano, Marsilio Ficino y Pico della Mirandola. Sus ideas influyeron y con-formaron la todava prstina mente del joven artista. El neoplato-nismo se convirti en su nuevo ideal. De Marsilio Ficino, que saba hebreo y era un erudito de las tradiciones judas, y de Pico della Mirandola, humanista y filsofo, y tambin un gran experto en len-guaje y cultura juda, Miguel ngel aprendi sus primeros concep-tos esotricos, conoci la Biblia en profundidad y entr tambin en contacto con las enseanzas de la Tor, la Cbala, el Talmud y el midrash, los mtodos de la exgesis bblica.

Los autores nos demuestran de manera convincente el poten-te eco que todo esto tiene en la Sixtina. Slo con estos anteceden-tes podremos comprender plenamente el significado y los mensajes de la obra de Miguel ngel. Algo que queda an ms en evidencia despus de la limpieza perfecta de los formidables frescos de Miguel ngel, que haban quedado oscurecidos por siglos de espeso humo, polvo e intentos fallidos de conservacin. Slo hoy en da podemos saborear con plenitud la belleza y el verdadero significado de la capilla Sixtina.

La limpieza que no la restauracin, como se ha escrito errneamente no slo devolvi a la capilla su esplendor original, sino que adems puso fin a muchas disputas desinformadas que se remontaban a los inicios del trabajo. Fui invitado en diversas oca-siones a subir al andamiaje para observar las labores de limpieza, y pude compartir en persona la dicha de ver los frescos desde una distancia de slo veinte centmetros. Por encima de todo, pude dar testimonio en mis libros de la precisin del trabajo de estos tcnicos especializados, llevada a cabo con talento y amor. Basta con pensar que un equipo integrado por doce expertos estuvo tra-bajando muy duro durante doce aos enteros para terminar su trabajo!

Despus de la limpieza pudimos comprobar que la suciedad no slo haba ocultado los colores, sino que adems haba escondi-do los numerosos mensajes velados y conservados expresamente en el interior de las pinturas por el gran florentino. Ahora podemos afirmar con toda seguridad que el plan original de la capilla Sixtina concebido por su patrocinador, el Papa Julio ii, qued frustrado



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a propsito. Julio habra deseado que la Sixtina fuera el recordato-rio eterno del extravagante xito de la familia papal, y que repre-sentara a Jess, a la Virgen Mara, a los doce apstoles y, casi con toda seguridad, a San Juan Bautista.

Por primera vez en la historia de la Sixtina, Blech y Doliner nos muestran cmo Miguel ngel logr poner en entredicho la totalidad del proyecto para promover secretamente sus propios ideales, sobre todo aquellos vinculados al humanismo, el neopla-tonismo y la tolerancia universal.

Esto explica con claridad cmo el genio florentino fue capaz de pintar el mayor fresco del mundo catlico sin incluir en l ni una sola figura cristiana y, exceptuando las sibilas, consigui re-presentar nicamente figuras de la Biblia hebrea. Y ms sorpren-dente an, nos cuentan cmo consigui evadir la censura papal de su obstinado trabajo gracias a el plan privado que tena pro-gramado.

Tambin resulta relevante que los frescos de la Sixtina no slo sean fieles a la Biblia hebrea, sino que adems lo sean a la Cbala, la doctrina juda de carcter mstico y esotrico. En este libro en-contramos respuestas extensas a la mayora de preguntas que du-rante siglos han atormentado a expertos en teologa e historia del arte, as como a investigadores y aficionados.

Por ejemplo, en el fresco de El pecado original: Por qu tiene brazos la serpiente? Por qu el rbol del Conocimiento no es un manzano sino una

higuera? Por qu Eva parece emerger de un costado de Adn y no de

su costilla?

La Cbala nos da las respuestas, que quedan tambin brillan-temente descritas en este libro.

Otra valiosa idea demostrada por los autores es la cercana, si no la admiracin, que Miguel ngel senta hacia los judos. Me resulta especialmente fascinante la explicacin de un detalle que era completamente desconocido hasta ahora, despus de la recien-te limpieza de los frescos, con la consecuente recuperacin de los colores originales que haban quedado oscurecidos y cubiertos de holln y de polvo. Para no revelar demasiadas cosas, mencionar que tiene que ver con un crculo amarillo en el manto (para ser exacto, en el brazo izquierdo) de Aminadab, uno de los antepasados


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de Cristo, que es similar a la insignia amarilla de la vergenza que en 1215 el Cuarto Concilio de Letrn orden que los judos cosie-ran a sus prendas. La increble e inaudita fotografa aparece en el cuadernillo de imgenes. Para que sea ms relevante si cabe, este retrato de Aminabad est colocado justo encima del lugar donde se situaba el trono papal de Julio ii.

Casi con toda seguridad, en la escuela de los Medici haba instructores que eran rabinos y que explicaron a Miguel ngel el alfabeto hebreo y el significado esotrico de cada letra. Un cono-cimiento que queda ampliamente demostrado por las letras hebreas que aparecen ocultas en los gestos y en las poses de muchas figuras de los frescos.

La influencia de la cultura juda se hace patente incluso en El Juicio Final. El enorme fresco sigue claramente la forma de las tablas de la ley de Moiss. Y ello es gracias no slo a la forma de la capi-lla, sino tambin al hecho de que Miguel ngel, antes de pintar El Juicio, haba tapiado las dos ventanas que ocupaban gran parte de la pared de encima del altar y haba hecho construir una nueva pared sobre la original.

Un toque final y exquisito: muy poca gente se ha dado cuenta de que Miguel ngel situ dos judos en el Paraso muy prximos a la poderosa figura de Jess. Si se observa con atencin, por enci-ma del hombro del joven Jesucristo rubio, y pintados por encima de San Pedro, aparecen con claridad dos judos. Son fcilmente reconocibles no slo por sus rasgos faciales caractersticos, sino tambin porque el primer hombre luce el tpico sombrero de dos picos que los varones judos estaban obligados a llevar para reforzar el prejuicio medieval de que esa gente, descendiente del diablo, tena cuernos. El segundo hombre lleva el sombrero amarillo que se obligaba a los judos a lucir en pblico.

Al final de esta fascinante experiencia, los lectores se darn cuenta de que el rabino Benjamin Blech y Rod Doliner nos han guiado para, bajo una perspectiva completamente novedosa, ver no slo la capilla Sixtina, sino tambin toda la obra artstica de Miguel ngel, incluyendo el monumento a Julio ii, el famoso Moi-ss y las diversas esculturas de la Piet que hay repartidas por toda Italia.

Llegaremos a apreciar, tal y como subrayan los autores, que el autntico mensaje de la obra de Miguel ngel es el de un puen-te tendido entre las dos creencias, el judasmo y el cristianismo,


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entre la humanidad y Dios, y, quiz el ms difcil de todos, entre cada persona y su ser espiritual.

Igual que el trabajo de Miguel ngel en la capilla Sixtina cambi para siempre el mundo del arte, este libro cambiar para siempre la manera de ver y, sobre todo, de comprender la obra del artista.

enRico bRuschini*

* El profesor Bruschini es uno de los expertos en arte ms estimados en Roma y los Museos Vaticanos. Es conferenciante internacional, consultor y autor de numerosos libros sobre la historia del arte italiano, destacando entre ellos In the Footsteps of Popes, Vatican Masterpieces y Rome and the Vatican, estos dos ltimos publicados por el Vaticano. En 1984, fue nombrado Historiador de Arte Oficial de la Embajada de los Estados Unidos en Roma, un ttulo vitalicio, y poste-riormente Conservador de Bellas Artes. En 1989 fue nombrado Gua Oficial de Roma y actu de gua de los presidentes Gerald Ford, Bill Clinton y George W. Bush durante sus visitas oficiales a Roma y la Ciudad del Vaticano. Para ms in-formacin sobre l, visite por favor su pgina web en www.profenrico.com o es-crbale a [email protected]


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Prefacio

Cada ao ms de cuatro millones de visitantes de todo el mundo abarrotan los museos del Vaticano, el complejo musestico ms vi-sitado del mundo. Acuden all por un motivo primordial: ver la capilla Sixtina, la capilla ms sagrada del mundo cristiano. Los es-pectadores cristianos, judos, musulmanes, ateos, amantes del arte y simples curiosos no slo quedan maravillados ante su belleza esttica, sino que adems se sienten conmovidos por su historia y sus enseanzas espirituales. La principal atraccin, sin duda alguna, es la incomparable visin de los frescos de la bveda y de la pared del altar, obra de Miguel ngel Buonarroti, reconocido universalmen-te como uno de los ms grandes artistas de la humanidad.

Pero muy pocos de los millones de espectadores sobrecogidos que entran en la Sixtina saben que la capilla del Papa, construida en el corazn del Vaticano, es una copia a tamao real del sancta-sanctrum del antiguo Templo de Salomn en Jerusaln.

Se quedaran sorprendidos con seguridad al descubrir que Mi-guel ngel incluy sus propios mensajes secretos en el interior de la capilla. E incluso ms sorprendidos al saber que estos mensajes propugnaban ideas que chocaban con las bases del papado.

La mayora de los espectadores desconocen la dramtica ver-dad: que estos frescos contienen un mensaje mstico perdido de amor universal, peligrosamente contrario a la doctrina de la Iglesia en tiempos de Miguel ngel, pero fiel tanto a las enseanzas ori-ginales de la Biblia como al pensamiento liberal cristiano contem-porneo.

Guiado por las verdades que lleg a comprender durante sus aos de estudio en escuelas privadas no tradicionales de Florencia, verdades enraizadas en su implicacin con textos judos y en una


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formacin cabalstica que entraba en conflicto con la doctrina cris-tiana aprobada, Miguel ngel necesitaba encontrar la manera de que los espectadores percibieran lo que l crea de verdad. Y para todo aquello que la Iglesia no le permita comunicar abiertamente, encontr una manera ingeniosa de transmitir sus mensajes a aque-llos capaces de comprender su lenguaje secreto.

Por desgracia, estos mensajes se perdieron y fueron ignorados durante cinco siglos. El hombre que se hizo famoso por definir el genio como la paciencia eterna debi encontrar consuelo a la imposibilidad de expresar su desacuerdo con el Vaticano en la es-peranza de que acabara llegando alguien capaz de descifrar su cdigo y comprender todo lo que en realidad estaba diciendo. Slo ahora, gracias a la erudicin diligente y a la nueva claridad que ha proporcionado la limpieza completa de la capilla, han sido re-descubiertos y descifrados. Miguel ngel dijo la verdad al poder, y sus puntos de vista, ingeniosamente escondidos en su obra, se pueden or por fin.

Todo esto no es ficcin especulativa sino, como demostraremos con conviccin, completa e increblemente cierta.

sta es la sorprendente y provocativa tesis que Los secretos de la capilla Sixtina revelar por vez primera... y argumentar con ener-ga. Se demostrar que Miguel ngel incorpor en su obra maestra religiosa una cantidad asombrosa de mensajes ocultos a la Iglesia de su poca, mensajes que reverberarn hasta la actualidad con su osada llamada a la reconciliacin entre razn y fe, entre la Biblia hebrea y el Nuevo Testamento, y entre todos aquellos que com-parten una lucha sincera por la verdadera fe y el servicio a Dios.

Preprense para desaprender todo lo que crean saber sobre la capilla Sixtina y las obras maestras de Miguel ngel. Igual que la reciente limpieza de los frescos elimin capa tras capa la suciedad y la oscuridad acumuladas con el paso de los siglos, este libro pre-tende eliminar siglos de prejuicios, censura e ignorancia de uno de los ms famosos y amados tesoros artsticos del mundo entero.

Les invitamos a unirse a nosotros en un increble viaje de des-cubrimiento.

benjamin blech y Roy DolineR


LIBRO PRIMERO

en el pRincipio


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captulo i

Qu es la capilla Sixtina?

Y harn un santuario para m, y habitar en medio de ellos.

xoDo, 25, 8

El Renacimiento muri en Roma el 18 de febrero de 1564. Miche-langelo di Lodovico Buonarroti Simoni, conocido simplemente como Miguel ngel, falleci a los 89 aos en su modesto hogar, en lo que hoy en da es la Piazza Venezia. Se dispuso que su cuerpo fuera enterrado en la baslica cercana de los Santos Apstoles. En la actualidad esta iglesia, Santissimi Apostoli, es una amalgama de pocas y estilos: el piso superior es del siglo xix, el intermedio es del xvii, Barroco, y la planta baja es Renacimiento puro de la se-gunda mitad del siglo xv. Pero lo ms interesante acerca del lugar previsto para el entierro de Miguel ngel es que la parte original de la iglesia la nica que exista en 1564 fue diseada ni ms ni menos que por Baccio Pontelli, el mismo hombre que planific la estructura de la capilla Sixtina. La iglesia donde supuestamente habra de ser enterrado Miguel ngel es importante tambin por otros motivos.

En una cripta situada debajo de la planta baja de la iglesia se encuentran las tumbas de San Felipe y San Santiago, dos de los apstoles de Jess. A un nivel an ms profundo, si se nos permi-tiera excavar debajo de la cripta, tropezaramos pronto con restos de la antigua Roma imperial, debajo de ellos, con restos de la Roma republicana y, finalmente, quiz con algo de la Roma de la Edad de Bronce.


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Vista de la capilla Sixtina desde el tejado de la catedral de San Pedro. Vase fotografa 1 en el cuadernillo de imgenes.

Esto convierte la iglesia en una metfora de la Ciudad Eterna: un lugar con capas y capas de historia, de acumulacin de innume-rables culturas, de confrontaciones entre lo sacro y lo profano, lo sagrado y lo pagano... y de mltiples secretos ocultos.

Comprender Roma es reconocer que es una ciudad abarrota-da de secretos, con ms de tres milenios de misterios. Y en ningn otro lugar de Roma hay ms secretos que en el Vaticano.

el vaticano

El nombre del Vaticano tiene un origen sorprendente. No es ni latino ni griego, y tampoco es de origen bblico. De hecho, la palabra que asociamos con la Iglesia tiene un origen pagano. Hace ms de veinte siglos, incluso antes de la legendaria funda-cin de Roma por Rmulo y Remo, existi un pueblo conocido como los etruscos. Gran parte de lo que consideramos cultura y civilizacin romana proviene de los etruscos. Y a pesar de que todava estamos intentando dominar su complicado idioma, co-nocemos ya muchas cosas sobre ellos. Sabemos que, igual que


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Qu es la capilla sixtina?

los hebreos y los romanos, los etruscos no enterraban a los muer-tos dentro de las murallas de sus ciudades. Por ese motivo, ins-talaron un gran cementerio en la pendiente de una colina situa-da fuera de los confines de su antigua ciudad, en la zona que estaba destinada a convertirse en Roma. El nombre de la diosa pagana etrusca que guardaba esta necrpolis, o ciudad de los muer-tos, era Vatika.

La palabra vatika tiene diversos significados adicionales en etrusco. Era el nombre de una uva amarga que creca de manera silvestre en aquella ladera y con la que los campesinos elaboraban lo que se hara famoso como uno de los vinos peores y ms baratos del mundo antiguo. El nombre de este vino, que haca tambin referencia a la ladera donde se produca, era Vatika. ste era tambin el de una extraa mala hierba que creca en la colina del cemente-rio. Al masticarla produca terribles alucinaciones, un efecto simi-lar al del peyote; por tanto, la vatika proporcionaba lo que hoy podramos denominar un colocn barato. De este modo, la pa-labra pas al latn como sinnimo de visin proftica.

Tiempo despus aquella ladera se convirti en el circo o stadium del emperador loco, Nern. All, segn la tradicin de la Iglesia, fue ejecutado San Pedro, crucificado boca abajo, y luego enterra-do en las cercanas. El lugar se convirti en el punto de destino de tantos peregrinos que el emperador Constantino, despus de con-vertirse al cristianismo, fund un santuario en la colina al que los romanos seguan llamando la Colina Vaticana. Un siglo despus de Constantino los papas iniciaron all la construccin del palacio papal.

Qu significa hoy en da el Vaticano? Debido a su historia, el nombre tiene diversas connotaciones. Puede hacer referencia a la baslica de San Pedro; al palacio apostlico de los papas, con ms de mil cuatrocientas habitaciones; al complejo de los Museos Vaticanos, con ms de dos mil salas; a la jerarqua poltica-social-religiosa considerada el liderazgo espiritual de una quinta parte de la raza humana; o al pas ms pequeo del mundo, la Citt del Vaticano (Ciudad del Vaticano). De hecho, resulta curioso que el que est considerado como el pas ms diminuto de la tierra, que puede caber ocho veces en el Central Park de Nueva York, contenga en su interior la iglesia ms grande y valiosa del mundo, el palacio ms grande y lujoso de la Tierra, y uno de los mayores museos del planeta.


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el templo sustituto

Pero el lugar ms fascinante de todos podra muy bien ser el que se encuentra en el interior de las antiguas murallas de la Ciudad del Vaticano, cuyo significado simblico es desconocido para casi todos sus visitantes. Su relevancia teolgica se comprende mejor cuando se tiene en cuenta que esta obra catlica era algo explcita-mente prohibido a los judos. En el Talmud, los antiguos comenta-rios sagrados de las mayores sagas judas que se expanden a lo largo de ms de cinco siglos, queda claramente legislado que nadie podr construir jams una copia a tamao real del sanctasanctrum del antiguo Templo de Salomn de Jerusaln en cualquier otro lugar que no sea el Monte del Templo (Tratado Megillah, 10a). Se decre-t as con el fin de evitar posibles cismas religiosos sangrientos, tal y como sucedi despus en el cristianismo (catolicismo romano, ortodoxia oriental y griega, protestantismo, adems de los siglos de guerra interna mutuamente destructiva) y en el islamismo (sunes y chies, que por desgracia siguen an hoy matndose por todo el mundo).

Pero eso fue lo que, seis siglos atrs, hizo con exactitud un ar-quitecto catlico que no estaba constreido por las leyes talmdicas. Dise y construy justo en el centro de la Roma renacentista una copia a tamao natural del santuario interior, o sanctasanctrum, del templo del rey Salomn en Jerusaln. Para que las medidas y las pro-porciones fueran exactamente correctas, el arquitecto estudi los es-critos del profeta Samuel en la Biblia hebrea, donde ste describe el primer templo sagrado centmetro a centmetro (Reyes, I, 6-2). Esta reproduccin gigantesca del heichal, o seccin trasera del primer tem-plo, sigue existiendo hoy en da. Es lo que se conoce como la cappella Sistina (la capilla Sixtina). Y es all donde ms de cuatro millones de visitantes anuales contemplan los increbles frescos de Miguel ngel y rinden homenaje a un lugar sagrado para la cristiandad.

En la Edad Media, antes de la creacin de esta rplica del templo judo, en ese mismo lugar se eriga tambin una capilla. Era la llama-da cappella Palatina o capilla Palatina. Teniendo en cuenta que cualquier gobernador europeo dispona de su propia capilla regia para rezar en privado en compaa de la corte real, se consider necesario que el Papa dispusiera tambin de una en su propio palacio. Era una demos-tracin del poder de la Iglesia, considerado superior al de cualquier otro soberano secular. No es casualidad que la palabra palatina


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tenga su origen en la Colina Palatina, la morada de los seres humanos ms poderosos de la historia occidental hasta aquella fecha: los em-peradores paganos de la antigua Roma. Segn la tradicin romana, la Colina Palatina fue el lugar donde Rmulo fund la ciudad el 21 de abril de 753 a. C. Desde aquella poca todos los gobernadores roma-nos haban vivido en el Palatino y construyeron en l espectaculares palacios. La Iglesia estaba decidida a demostrar que era el nuevo po-der gobernante en Europa y a difundir por todo el mundo el cristia-nismo, es decir, el imperio de la cristiandad. La capilla tena que ser un heraldo de este futuro triunfo y de su gloria, razn por la cual el Papa quera que su opulencia hiciese sombra a cualquier otra capilla real que existiese sobre la faz de la Tierra.

Adems de la majestuosa Palatina, estaba tambin la Niccolina, una capilla privada mandada construir por el Papa Nicols v en 1450 y decorada por el gran pintor renacentista Fra Angelico. Se trataba de una diminuta estancia en una de las partes ms antiguas del palacio papal, capaz de albergar nicamente al Papa y a unos pocos colaboradores personales. Es por eso que la Palatina se conoca tambin como la cappella Maggiore, la capilla Mayor, pues poda albergar a la corte papal y a sus invitados ms distinguidos.

La historia de la capilla Sixtina, sin embargo, empieza con un pontfice que quera una capilla que fuese ms grande an y ms palaciega que la cappella Palatina.

el gRanDioso plan Del papa sixto

Sixto naci con el nombre de Francesco della Rovere en el seno de una humilde familia del noroeste de Italia, en un lugar no muy lejos de Gnova. Era un joven con inclinaciones intelectuales pero sin dinero, acab de forma natural en el sacerdocio. Se hizo mon-je franciscano y fue ascendiendo progresivamente los peldaos de la escalera docente y administrativa de la Iglesia, hasta convertirse en cardenal de Roma en 1467. Fue elegido sin mucho ruido por un cnclave integrado por slo dieciocho cardenales y tom el nombre de Sixto iv, el primer Papa con ese nombre en ms de mil aos. Sus primeras acciones nada tuvieron que ver con las diversas crisis a las que se enfrentaba el Vaticano, sino con conceder a su familia ttulos, fincas y privilegios. Hizo inmensamente ricos a sus diversos y abundantes sobrinos y los orden como cardenales (uno de ellos


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con slo diecisis aos) o los cas con familias acaudaladas y nobles. Pero esto no era excepcional. A lo largo de la Edad Media, el Re-nacimiento y hasta finales del siglo xviii era prctica comn que un Papa corrupto eligiera a sus sobrinos ms decadentes para realizar todo el trabajo sucio necesario para mejorar el nivel material de toda la familia y pasarla de acomodada a astronmicamente rica. En italiano medieval el trmino utilizado para designar a un sobrino era nepote, por lo que este sistema de poder absoluto y completa corrupcin pas a conocerse como nepotismo, palabra que sobrevive en el castellano actual. Uno de los sobrinos de Sixto era Giuliano, que posteriormente se convertira en el Papa Julio ii, el hombre que oblig a Miguel ngel a pintar la bveda de la Sixtina.

Cuando el Papa Sixto iv inici su reinado en 1471 la capilla Palatina estaba desmoronndose. Se trataba de un edificio muy pesado que descansaba peligrosamente sobre el terreno blando de la antigua ladera del Vaticano que haba hecho las veces de cemen-terio etrusco. Cuando Sixto subi al poder era un smbolo perfec-to de la crisis que viva la Iglesia. Abundaban las confabulaciones, los escndalos y los cismas. Gobernadores extranjeros, como Luis xi de Francia, estaban en guerra con el Vaticano por el derecho a se-leccionar y nombrar cardenales y obispos. Partes enteras de Italia rechazaban la jurisdiccin papal. Y lo que era peor de todo, los turcos otomanos avanzaban. Constantinopla haba cado en manos de los musulmanes slo dieciocho aos antes y esto supuso la muer-te del Imperio cristiano bizantino. Las ondas de choque reverbe-raron por toda la Europa cristiana. En 1480 los otomanos invadie-ron la Pennsula italiana y se hicieron con la ciudad de Otranto en la costa sudeste, asesinaron al arzobispo y a numerosos sacerdotes en la catedral y convirtieron a la fuerza a los ciudadanos, despus de decapitar a ochocientos de ellos que se negaron a convertirse, y tras partir en dos al obispo. Despus de aquello atacaron otras ciudades de la costa. Muchos teman que Roma acabara siguiendo el mismo destino que Constantinopla.

A pesar de todas las amenazas existenciales contra el cristia-nismo, Sixto gast inmensas cantidades de oro del Vaticano para revivir el esplendor de Roma y reconstruy iglesias, puentes, calles; fund la Biblioteca Vaticana e inici una coleccin de arte que acabara convirtindose en el Museo Capitolino, el ms antiguo actualmente. Su proyecto ms famoso, sin embargo, fue la recons-truccin de la capilla Palatina.


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La fundacin de la Biblioteca Vaticana, fresco de Melozzo da Forli, 1477 (Pinacoteca de los Museos Vaticanos). Este famoso retrato muestra a Sixto iv sentado en su trono, rodeado por algunos de sus sobrinos favoritos, con Platina, el nuevo director de la biblioteca, arrodillado delante de l. El sobrino alto y de mirada adusta que observa al Papa es Giuliano, el futuro Julio ii. Vase fotografa 2 en el cuadernillo de imgenes.

Hay muchas cosas en la historia de la Sixtina que parecen predestinadas. Segn las fuentes ms fidedignas, los trabajos de renovacin de la capilla se iniciaron en 1475. Aquel mismo ao naca Miguel ngel Buonarroti en la ciudad toscana de Caprese. Sus destinos se entrelazaran an con ms fuerza en los aos ve-nideros.



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Grabado que muestra el aspecto de la capilla Sixtina en el momento de su consagracin en 1481.

la nueva capilla

El Papa Sixto decidi no slo reconstruir la decadente capilla pa-pal, sino tambin, ampliarla y mejorarla. Solicit para ello los ser-vicios de un joven arquitecto florentino llamado Bartolomeo Bac-cio Pontelli. La especialidad de Pontelli era la construccin y el refuerzo de antiguas fortalezas, como las que todava se mantienen en pie y en buenas condiciones en Ostia y Senigallia. Esta cualidad era especialmente importante para Sixto, pues tema tanto a los musulmanes turcos como a las turbas catlicas de Roma. Se reali-zaron planos para una capilla enorme, ms grande que muchas iglesias, con un bastin con atalaya de vigilancia para defender el Vaticano.

Nunca sabremos con seguridad de quin fue la idea de construir la capilla Sixtina como una copia del templo sagrado judo. Sixto conoca las Escrituras, de modo que es posible que conociera tam-bin las medidas exactas que aparecen en los escritos del profeta Samuel en el Segundo Libro de los Reyes. Teniendo esto presente,


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deba de sentirse ansioso por dar una expresin concreta al concep-to teolgico del sucesionismo, una idea que ya haba encontrado un lugar destacado en el pensamiento cristiano. El sucesionismo da a entender que una fe puede sustituir a otra anterior a ella que haya dejado de ser efectiva. En trminos religiosos, es comparable a lo que Darwin postulara ms tarde en la teora de la evolucin: los dinosaurios fueron sustituidos por los neandertales, que a su vez fueron sustituidos por el Homo sapiens, ms desarrollado. Segn las enseanzas del sucesionismo, las filosofas paganas grecorromanas fueron sustituidas por el judasmo, que a su vez fue reemplazado por la Iglesia triunfante, la Fe Verdadera que invalid a todas las dems. El Vaticano predicaba que los judos, por haber matado a Jess y rechazado sus enseanzas, haban sido castigados con la prdida de su templo sagrado y de la ciudad de Jerusaln, as como de su patria. Adems, estaban condenados a vagar por la Tierra eternamente como advertencia divina y para que nadie ms se ne-gara a obedecer a la Iglesia. (Es importante destacar que esta en-seanza fue rechazada y prohibida con rotundidad por el Concilio Vaticano ii en 1962).

Baccio Pontelli, por otro lado, no era un gran erudito religio-so. Pero era florentino. Florencia era una de las ciudades ms libe-rales y abiertas de Italia de la poca, y de Europa, en realidad. La comunidad juda de Florencia, aun ascendiendo slo a unos cuan-tos centenares de personas, estaba aceptada y ejerca cierto grado de influencia en una ciudad que bulla de actividad intelectual y cul-tural. Pontelli deba conocer muchos artistas y arquitectos acos-tumbrados a incorporar temas judos en su trabajo.

Con independencia de quin fuese la idea, la nueva capilla Palatina fue diseada para sustituir al antiguo templo judo como templo sagrado del nuevo orden mundial en la Nueva Jerusaln, que a partir de entonces sera la ciudad de Roma, la capital del cristianismo. La capilla mide 40,93 metros de longitud por 13,41 de anchura y 20,7 metros de altura, exactamente las mismas dimen-siones del heichal, o seccin rectangular posterior, del primer tem-plo sagrado construido por el rey Salomn y su arquitecto, el rey Hiram de Tiro (Lbano) en 930 a. C.

Ms destacable an, y un hecho del que no se percata la ma-yora de los visitantes, es que siguiendo con la intencin de imitar el lugar sagrado de la antigua Jerusaln, el santuario fue construido a dos niveles. La mitad occidental, que contiene el altar y la zona


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privada reservada al Papa y su corte, es unos quince centmetros ms alta que la mitad oriental, concebida originalmente para el pblico espectador. La seccin elevada se corresponde con el nicho ms alejado del templo sagrado original el Kodesh Kodoshim, el sanctasanctrum donde slo poda entrar el Sumo Sacerdote y nicamente una vez al ao, con motivo del Yom Kippur, o Da de la Expiacin. El Sumo Sacerdote pasaba simblicamente a travs de la cortina conocida como parochet, a la que los Evangelios se refieren como el velo, para realizar la importantsima oracin para pedir el perdn y la redencin del pueblo. Para indicar el lugar exacto donde haba estado este velo en el Templo de Jerusaln, se encarg una enorme particin de mrmol con rejilla, con siete llamas de mrmol en la parte superior, que se corresponderan con la Sagrada Menorah (el candelabro de siete brazos), que glori-ficaba el santuario judo en tiempos bblicos.

De la bveDa al suelo

La bveda original mostraba un tema sencillo compartido por mu-chas sinagogas: un cielo nocturno lleno de estrellas doradas. La escena recuerda el sueo de Jacob durmiendo bajo las estrellas (Gnesis, 28, 11-19) poco despus de huir de casa de su padre. Fue entonces cuando ste tuvo la visin de una escalera con ngeles que ascendan y descendan por ella, y fue se el lugar que deno-min Beit-El, la casa de Dios. Segn la tradicin juda, sera el lugar exacto de la construccin del templo. Haciendo referencia simb-lica a esta historia, la bveda expresaba una nueva conexin con el Templo Sagrado de Jerusaln.

Un detalle ms a sumar a la exclusividad de la capilla fue la gran atencin que se prest a su pavimento. Se trata de una obra de arte asombrosa que suele pasar desapercibida a los visitantes, pues queda oculta por los pies de miles de personas y debido a los famosos frescos del techo. El pavimento es una resurreccin del estilo medieval de mosaicos conocido como cosmatesco. La fa-milia Cosmati desarroll su inconfundible tcnica en Roma duran-te los siglos xii y xiii. Este estilo decorativo era una fantasa de formas geomtricas y espirales realizado en pequeas piezas de cris-tal coloreado y mrmol (material reciclado en gran parte de pa-lacios y templos paganos romanos). Encontramos estupendos ejem-


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plos de pavimentos y decoraciones Cosmati en algunas de las iglesias, baslicas y claustros ms antiguos de Roma y en el sur de Italia. Uno de los ltimos artesanos Cosmati fue enviado a Londres en el siglo xiii con el encargo de realizar los msticos mosaicos del suelo de la abada de Westminster.

Est generalmente reconocido que estos pavimentos tan es-peciales eran apreciados no slo por su belleza y por la riqueza de sus colores y materiales (incluyendo entre ellos el inestimable mr-mol prfiro prpura imperial), sino tambin por su espiritualidad esotrica. Telogos, arquitectos e incluso matemticos han escrito abundantemente sobre estos mosaicos. En parte proporcionan al santuario una sensacin de espacio, ritmo y movimiento fluido. Sin duda alguna, son tambin un dispositivo de meditacin, similar a los laberintos geomtricos tan populares durante la Edad Media. El pavimento de la Sixtina es una variante de estos suelos Cosmati, habiendo sido diseado dos siglos despus de que la afamada fami-lia finalizara su ltimo proyecto. El dibujo se bas en las pocas secciones que haban sobrevivido de la anterior capilla, pero con un estilo y un significado propios.

El aspecto del pavimento de la Sixtina tena que cumplir cua-tro objetivos principales. En primer lugar, embellecer la capilla con una elegancia especial. En segundo, ayudar arquitectnicamente a definir el espacio, extendindolo adems y proporcionndole una sensacin de flujo quintico. En tercero, dirigir los movimientos y ordenar los rituales en el transcurso de las misas de la corte papal, indicando dnde debera arrodillarse el Papa, dnde detenerse la procesin durante el canto de determinados salmos e himnos, dn-de colocarse los oficiantes, hacia qu direccin mover el incienso, etctera. Y por ltimo, cumplir con su objetivo adicional como dispositivo de meditacin cabalstica, lo que lo vincula, en otro sentido ms, a antiguas fuentes judas. En su interior aparece una amplia variedad de smbolos msticos: esferas del rbol de la Vida, los caminos del alma, las cuatro capas del universo y los tringulos de Filn de Alejandra.

La Cbala (que en hebreo significa literalmente recibir) hace referencia a las tradiciones msticas que integran los secretos de la Tor, las verdades esotricas que revelan la comprensin ms pro-funda del mundo, de la especie humana y del Todopoderoso. Filn fue un mstico judo de Alejandra, Egipto, que escribi disertacio-nes sobre la Cbala durante el primer siglo de la era cristiana. Est


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comnmente considerado como el vnculo principal entre la filo-sofa griega, el judasmo y el misticismo cristiano. Sus tringulos sealan hacia arriba o hacia abajo para mostrar el flujo de energa entre la accin y la recepcin, lo masculino y lo femenino, Dios y la humanidad, y el mundo superior y el inferior. De hecho, el nombre en latn para este tipo de mosaicos es opus alexandrinum (obra alejandrina), pues estn llenos del simbolismo cabalstico que en sus orgenes enseaba Filn de Alejandra.

Este nombre latino es el motivo por el que muchos historia-dores de arte y arquitectos creen errneamente que los pavimentos de estilo Cosmati procedan de Alejandra, o fueron popularizados por el Papa Alejandro vi Borgia a finales del siglo xv. Pero en la antigua Alejandra no existen pruebas de la existencia de este tipo particular de diseo; y en lo que se refiere a la posible conexin con el Papa Alejandro vi, ste entr en escena ms de doscientos aos despus del apogeo de los pavimentos de estilo Cosmati. Creemos que la conclusin ms lgica es afirmar que el diseo cosmatesco debe su nombre a su relacin con la Cbala alejandrina.

Y otro vnculo ms con el templo judo es el hecho destacable de que el sello de Salomn sea un smbolo recurrente en los pavi-mentos de estilo Cosmati y se encuentre tambin en abundancia en el suelo de la Sixtina. Este smbolo estaba considerado la llave que abra la antigua sabidura esotrica de los judos. El sello, com-puesto por la combinacin de los dos tringulos de Filn, su-perpuestos uno encima del otro y, por tanto, sealando hacia arri-ba y hacia abajo, es lo que actualmente se conoce como la Magen David, o Estrella de David. Es el emblema prcticamente univer-sal del judasmo, elegido tambin como motivo de la bandera del moderno estado de Israel. A finales del siglo xv, no obstante, no se haba erigido todava como smbolo del pueblo judo, sino ms bien de su conocimiento mstico de lo arcano. Incluso Rafael es-condi un sello de Salomn en su gigantesco fresco mstico, La Escuela de Atenas.

Comprender el significado ms profundo del sello como par-te de la capilla Sixtina exige disponer de ciertos antecedentes. Las primeras evidencias arqueolgicas de la utilizacin del smbolo por parte de los judos se encuentran en una inscripcin fechada a fi-nales del siglo vii a. C. y atribuida a Joshua ben Asayahu. La leyen-da que lo vincula con el rey Salomn (y de ah con su otro nombre, el sello de Salomn) es bastante rebuscada y falsa con casi toda


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seguridad. En las leyendas medievales judas, islmicas y cristianas, as como en uno de los cuentos de Las mil y una noches, el sello de Salomn, con su forma hexagonal, aparece como un anillo mgico de sello que se dice posea el rey y le proporcionaba poder para dominar a los demonios (o jinni) y para hablar con los animales. Algunos investigadores defienden la teora de que este smbolo est vinculado con el rey Salomn porque el hexagrama representa la carta astral del momento del nacimiento de David o de su uncin como rey. Pero el significado correcto es seguramente la interpre-tacin mstica que lo vincula con el nmero sagrado siete a travs de las seis puntas que rodean el centro.

El nmero siete tiene una importancia religiosa especial en el judasmo. Si nos remontamos a la Creacin, tenemos los seis das seguidos por el sptimo, el sabbat la jornada de descanso proclama-da como da sagrado por Dios y dotada de bendiciones especiales. Cada siete aos hay un ao sabtico en el que la tierra no se debe trabajar, y despus de siete ciclos de siete aos, el ao del Jubileo supone la libertad para los esclavos obligados por contrato y la de-volucin de las propiedades a sus dueos originales. Pero lo ms relevante de todo para comprender la importancia del nmero sie-te en el pavimento de mosaico de la capilla Sixtina es su relacin con la Menorah del antiguo templo, cuyas siete lmparas de aceite des-

Una fotografa excepcional, ligeramente borrosa pues fue tomada a ltima hora de la tarde, cuando la Sixtina est cerrada al pblico y la iluminacin es tenue. Pese a ello, es posible distinguir con claridad los sellos de Salomn (estrellas de David) en el pavimento de la capilla. ste es el lugar exacto donde el horno quema las papeletas de la votacin para producir la fumata blanca y la fumata negra durante el cnclave, la ceremonia de eleccin de un nuevo Papa.


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cansan sobre las tres ramas que surgen a ambos lados de un tronco central. Se ha sugerido con insistencia que la Estrella de David acab utilizndose como smbolo habitual en las sinagogas precisa-mente porque su organizacin, 3 + 3 + 1 (tringulo hacia arriba, tringulo hacia abajo y centro), corresponde exactamente con la de la Menorah. Y esta Menorah es tambin el objeto que aparece repre-sentado de forma tan destacada en el arco de Tito, que conmemora la victoria del Imperio romano sobre lo que se consider un pueblo derrotado del que nunca volvera a orse hablar.

Sin embargo, gracias a artistas como los Cosmati y Miguel ngel, el simbolismo judo volvera a verse una y otra vez, a travs de sus obras ms famosas. Uno de los secretos ms extravagantes de la capilla ms catlica del mundo es que su gigantesco pavimento de mosaico est abarrotado de estrellas de David.

los fRescos oRiginales Del siglo xv: no son lo Que paRecen seR

Pero la principal atraccin de la nueva capilla no era ni su bveda ni su suelo, sino sus paredes. A partir de la pared del altar, se ini-ciaban dos series de paneles, uno sobre la vida de Moiss y el otro

Desfile triunfal romano con objetos robados del Templo representado en la pared interior del Arco de Tito en Roma.


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sobre la vida de Jess, similares a una pareja de historias bblicas contadas a modo de historieta.

Un equipo integrado por los mejores pintores de frescos del siglo xv se desplaz al Vaticano para llevar a cabo el laborioso trabajo que supona pintar aquella enorme cantidad de frescos o, para ser ms exactos, fue enviado all. Y es importante destacar esto precisamente por quin los envi. Fue nada ms y nada menos que Lorenzo de Medici, el hombre ms rico de Florencia y su gober-nador extraoficial. La misma persona que ms tarde descubrira a Miguel ngel y lo criara como a un hijo.

El Papa Sixto iv odiaba a Lorenzo y a su familia, y haba luchado contra ellos durante muchos aos. Sixto quera hacerse con el control de la librepensadora Florencia y de sus grandes riquezas para, a partir de all, ocupar toda la Italia central. En 1478 confabul para eliminar a Lorenzo y a la totalidad del clan de los Medici en una versin temprana de lo que posteriormente seran las operaciones de limpieza de la mafia. La nica diferencia es que ni siquiera el Padrino se habra atrevido a intentar llevar a cabo esa conspiracin en concreto. Sixto haba planeado asesinar a Lo-renzo y a su hermano Giuliano en la catedral de Florencia, de-lante del altar mayor, durante la misa de Pascua. Ms blasfemo si cabe, la seal elegida para llevar a cabo los asesinatos sera la ceremonia de la elevacin del cliz. Incluso los asesinos profesio-nales ms sanguinarios se negaron a realizar el encargo y el Papa tuvo que reclutar la ayuda de un sacerdote y del arzobispo de Pisa. Ambos tramaron los pormenores junto con el sobrino ms co-rrupto de Sixto, Girolamo Riario. Sixto se neg a conocer los detalles y argument con timidez: Haced lo que debis hacer, siempre y cuando no muera nadie. Con todo y con eso, orden a su seor de la guerra, Federico da Montefeltro, duque de Ur-bino, reunir seiscientos soldados en las colinas de las afueras de Florencia y esperar la seal que indicara la muerte de Lorenzo. El insolente atentado tuvo lugar tal y como haba sido planeado... hasta cierto punto. Giuliano de Medici muri all mismo como consecuencia de diecinueve pualadas. Lorenzo, aunque herido de gravedad, consigui escapar a travs de un tnel secreto y so-brevivir. La seal para invadir Florencia nunca lleg a darse. Los rabiosos florentinos, en lugar de levantarse contra los Medici, tal y como Sixto esperaba, masacraron a los conspiradores. Fue ne-cesaria la intercesin personal de Lorenzo para impedir que los


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ciudadanos acabaran con el cardenal Raffaele Riario, otro sobri-no del Papa que no haba estado implicado en el intento de gol-pe. Dos aos despus el Papa renunci a sus intentos y se decla-r una tregua entre el Vaticano y Florencia. Fue justo en ese momento cuando la capilla qued lista para iniciar los trabajos de decoracin.

Y por qu envi entonces Lorenzo a sus pintores de ms talento a decorar una capilla erigida para la gloria del hombre que haba matado a su querido hermano y que haba intentado tambin acabar con l? Segn las guas de viaje oficiales, fue una oferta de paz, un gesto de perdn y de reconciliacin. Pero esta expli-cacin oficial es errnea. El verdadero motivo es esencial para comprender los mensajes no excesivamente conciliadores de los frescos.

Lorenzo envi a Roma a la flor y nata de sus artistas: Sandro Botticelli, Cosimo Rosseli, Domenico Ghirlandaio (que ms tarde sera maestro de Miguel ngel durante un breve periodo) y al pin-tor de Umbra, Perugino (que posteriormente sera maestro de Rafael). Adems de cubrir las cuatro paredes de la capilla con los ciclos de la vida de Moiss y de Jess, los artistas recibieron el encargo de aadir una franja superior con los retratos de los trein-ta primeros papas, ms un fresco de gran tamao que representase la Asuncin de la Virgen Mara al cielo en la pared del altar mayor, entre las dos ventanas. Con tanto trabajo por delante, el equipo se ampli e incorpor despus a Pinturichio, Luca Signorelli, Biagio dAntonio y a algunos ayudantes. La lista es una especie de quin es quin de los principales pintores de frescos del siglo xv italia-no. Todos ellos, con la excepcin de Perugino y su alumno Pintu-ricchio, eran orgullosos florentinos.

El Papa tena planeado para la capilla un diseo estratificado. Pretenda mostrar al mundo el sucesionismo y demostrar que la Iglesia, que reemplazaba al judasmo, era la nica y verdadera he-redera del monotesmo. Para cumplir con su objetivo, cada panel del ciclo de Moiss estaba emparejado con uno del ciclo de Jess. La serie de paneles situados al norte relataba la historia de la vida de Jess, de izquierda a derecha, y segua el orden cristiano. La serie situada al sur relataba la historia de la vida de Moiss, pero de derecha a izquierda, segn el orden hebreo. De este modo se con-seguan ocho parejas:


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El descubrimiento de Moiss en el Nilo

El nacimiento de Jess en el pesebre

La circuncisin del hijo de Moiss

El bautismo de Jess

El enfado de Moiss y su huida de Egipto

Las tentaciones de Jess

La separacin de las aguas del Mar Rojo

El milagro de Jess caminando sobre el agua

Moiss en el monte Sina El sermn de la Montaa de Jess

La revuelta de Korach Jess entregando las llaves a Pedro

El ltimo discurso y muerte de Moiss

La ltima Cena de Jess

Los ngeles defendiendo la tumba de Moiss

Jess que resucita de la tumba

Algunas de las conexiones exigen un esfuerzo de imaginacin, pero la idea era demostrar que la vida de Moiss no fue ms que un presagio de la vida de Jess.

Otro de los objetivos del Papa era aumentar la devocin a la Virgen Mara. Sixto iv quera dedicar la capilla a la Asuncin de la Virgen, celebrada en el calendario catlico el 15 de agosto. Por esta razn, Perugino pint en la pared del altar el gigantesco fres-co de la Ascensin de la Virgen Mara, con el Papa Sixto iv repre-sentado de rodillas delante de ella.

La ltima intencin del Papa, y probablemente la que ms le tocaba el corazn, era glorificar y consolidar la autoridad suprema de l y de su familia, los Della Rovere. El papado estaba an recu-perndose de siglos de cismas, escndalos, antipapas, intrigas y ase-sinatos. Haca tan slo cincuenta aos que la corte pontificia haba regresado a Roma despus del llamado exilio babilnico que los papas vivieron en Avignon, Francia. El Papa Sixto quera demostrar no slo la supremaca del cristianismo sobre el judasmo y la auto-ridad divina de los papas sobre la cristiandad, sino tambin su


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superioridad personal sobre todos los papas que lo haban prece-dido. sta es la razn por la cual, siguiendo sus instrucciones, Aaron, el primer Sumo Sacerdote de los judos, y Pedro, el primer Papa, aparecen vestidos en azul y oro, los colores herldicos de la familia Della Rovere. Y es tambin la razn por la que abundan en la capi-lla representaciones de robles y bellotas, pues Della Rovere signi-fica del roble, rbol que apareca en el blasn de la familia. Y es finalmente la razn por la que Sixto hizo colocar su retrato por encima del ciclo de los primeros treinta papas, justo en el centro de la pared frontal, al lado de la Virgen Mara en el cielo.

Teniendo en cuenta todo esto, volvamos ahora a la cuestin que nos ocupa: Por qu envi Lorenzo a sus mejores artistas a Roma para llevar a cabo un trabajo de engrandecimiento de un hombre que haba confabulado contra l y su familia? Muy sencillo: tal y como demostraremos, lo hizo para sabotear la queridsima capilla de Sixto.

Botticelli fue probablemente el cabecilla y coordinador del equipo responsable del proyecto de los frescos. Los textos oficiales sobre la capilla Sixtina afirman que fue Perugino, pero un rpido anlisis viene a demostrar que l, el nico artista no florentino del grupo, no estaba metido en el ajo. La escala cromtica de Perugino y su estilo son completamente distintos a los de los dems paneles, y su simbolismo no contiene mensajes antipapales, mientras que los dems artistas sacaron provecho al respecto en toda la capilla.

Cosimo Rosselli tena un perrito blanco que se convirti en la mascota de los artistas toscanos. No sabemos si el perro tena per-miso para corretear por la capilla mientras los artistas pintaban, pero aparece haciendo cabriolas en todos los frescos, excepto en los del pintor de Umbra, Perugino. En La ltima Cena aparece retozando a los pies de su amo. En el fresco de El becerro de oro aparece descendiendo del panel hacia la capilla.

Hay que reconocer que exceptuando la posible impureza ritual de tener un perro pasendose por un santuario, esto no sera un insulto grave. Pero los florentinos insertaron en su obra imgenes mucho ms fuertes con la intencin de saldar viejas cuentas pen-dientes con el Papa. Botticelli era quien tena ms motivos de que-ja. Despus de la ejecucin de los conspiradores que atentaron con-tra los Medici, Botticelli haba pintado un fresco en el que aparecan sus cadveres colgados y exhibidos pblicamente en la catedral. La pintura contena comentarios sarcsticos atribuidos a Lorenzo de Medici en persona. Como parte del tratado de paz oficial firmado


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entre el Vaticano y Florencia en 1480, Sixto insisti en que el fres-co fuera destruido. No es probable que Botticelli olvidara o perdo-nara este acto. Por tanto, en su panel sobre La huida de Moiss de Egipto, insert un roble (el smbolo de la familia Della Rovere) por encima de las cabezas de los acosadores paganos que persiguen a Moi-ss. Cerca de los corderos inocentes y la visin sagrada de la zarza ardiendo, sin embargo, situ un naranjo con un valo de naranjas, el blasn familiar de los Medici florentinos. En El motn de Korach, o El castigo de los rebeldes, Botticelli visti a los rebeldes con el azul y oro de los Della Rovere, y en el fondo de la escena represent dos embarcaciones: un barco naufragando para Roma y uno navegando sin problemas enarbolando con orgullo la bandera de Florencia. En Las tentaciones de Cristo insert dos veces el querido roble de Sixto: uno de pie justo al lado de Satans, que muestra la cara, y otro tala-do a punto de ser quemado en el templo.

Biagio dAntonio, otro orgulloso hijo de Florencia, no quiso ser menos. En su panel, El paso del Mar Rojo, muestra al faran malvado vestido con los colores de los Della Rovere y un edificio, con un aspecto sospechosamente similar al de la capilla, inundado por las rabiosas aguas rojas.

La nueva capilla, conocida an como capilla Palatina, fue con-sagrada el da de la fiesta de la Asuncin, el 15 de agosto de 1483. El orgulloso Papa ofici la ceremonia. Era un hombre feliz, total-mente inconsciente de la cantidad de insultos ocultos que las paredes gritaban contra l.

Sixto iv fue cualquier cosa excepto un gran estratega o un buen diplomtico. Haba realizado numerosas alianzas conflictivas e im-petuosas. Evidentemente, le preocupaba ms aumentar la riqueza y el poder de su familia que consolidar la Iglesia. Por suerte para l, la invasin musulmana de Italia qued interrumpida por el fa-llecimiento inesperado en primavera de 1481 de Mehmed ii, el sultn del Imperio otomano, aunque Sixto atribuy a su persona todos los mritos. Sixto iv falleci un ao despus de la consagra-cin de la capilla, ignorante de hasta qu punto Lorenzo haba conseguido convertir en una burla su intento de construir una ca-pilla al servicio de su egolatra.

A posteriori resulta destacable que estos primeros artistas no fueran castigados por el interior de la capilla Sixtina. Pero el au-tntico maestro de los mensajes ocultos aparecera una generacin ms tarde... y con muchas, muchsimas cosas por decir.


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primeras paginas los secretos de la capilla sixtina

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