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1 POEMAS Esteban Gumucio ss.cc. Poemas. Esteban Gumucio ss.cc. 27 de noviembre de 2005 ©Congregación de los Sagrados Corazones Número de inscripción I.S.B.N. Fundación Coudrin Condell 665 - Providencia Santiago - Chile Teléfono (56-2) 222 0143 Diseño y diagramación: Carola Giesen Amtmann Impresión: Alfabeta Artes Gráficas Ltda.

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POEMAS Esteban Gumucio ss.cc. Poemas. Esteban Gumucio ss.cc. 27 de noviembre de 2005 ©Congregación de los Sagrados Corazones Número de inscripción I.S.B.N.

Fundación Coudrin Condell 665 - Providencia Santiago - Chile Teléfono (56-2) 222 0143

Diseño y diagramación: Carola Giesen Amtmann Impresión: Alfabeta Artes Gráficas Ltda.

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PRESENTACIÓN

En la poesía el lenguaje humano despliega su fuerza creadora. El poeta posee la maravillosa capacidad de romper las rutinas y aventurarse a mirar la realidad de un modo nuevo, más hondo, más misericordioso por la realidad humana concreta. El poeta tiene ojos para ver dimensiones que habitualmente se nos escapan, y mediante sus poemas nos ayuda a renovar nuestra mirada. El Padre Esteban Gumucio fue un hombre de Dios, con un corazón enormemente amplio en el cual encontraban acogida todas las realidades humanas. Un hombre con un corazón capaz de amar de verdad; y por eso capaz de gozar cada gesto de humanidad y de sufrir ante las injusticias; capaz de acoger y consolar, pero al mismo tiempo de denunciar el atropello a toda persona humana. Un corazón con una mirada cariñosa de lo cotidiano, de lo simple, de lo débil; una mirada llena de ternura por cada persona en su concreta condición personal. Un corazón libre de prejuicios y de dogmatismos de cualquier tipo, porque enteramente volcado en su amigo Jesús, su único Señor y dueño. La poesía del P. Esteban nos hace bien; es sanadora porque devela nuestras estrecheces y nos ayuda a superarlas. Como toda obra de arte nos muestra de modo atrayente grandes valores que nos invitan a ser más humanos. Y en este caso, son poemas que nos invitan a crecer en una adhesión plena a Dios y en el servicio a los hermanos en la cotidianidad de nuestra vida. Nos desafían a una mirada más en hondura, que sacando el velo que oscurece y hace rutinario el día a día, nos permita maravillarnos por los tesoros de amor que laten en el fondo de cada corazón humano. Nos desafían a una fe capaz de descubrir a Dios en las grandezas del quehacer diario. Este volumen ofrece una selección de poemas escritos por el P. Esteban, que incluye tanto textos anteriormente publicados como textos inéditos. Se ha buscado ofrecer un conjunto no muy abultado de sus mejores producciones, que abarque un abanico amplio de temáticas. En esta selección se han omitido los poemas referidos al amor matrimonial y a la vejez y muerte. Ambos temas fueron objeto de una preocupación muy amplia del P. Esteban, con una producción abundante y de calidad; por lo mismo, ha parecido mejor reservar estos poemas para volúmenes específicos sobre estas temáticas. Cuando se trata de poemas anteriormente editados, en nota a pie de página se dan las indicaciones corres-pondientes; faltando estas, se trata de un texto hasta ahora inédito. La crítica literaria actual está muy atenta al hecho de la intertextualidad; es decir, que cada autor escribe en diálogo o referencia a otros textos que para él han sido significativos. En el caso del P. Esteban, su referente primordial es la Sagrada Escritura; por esta razón se han anotado a pie de página los textos bíblicos pertinentes, cuando estas referencias o imágenes son explícitas. Con todo, es indudable que la presencia de las imágenes bíblicas en estos poemas va mucho más allá de los pasajes señalados en las notas. Como comentario a algunos poemas van intercalados seis dibujos de Claudio di Girolamo, generosamente hechos para esta edición. A él nuestro sincero agradecimiento por este gesto. Natacha Pavlovic ha trabajado en la edición de los textos con especial cariño y dedicación; a ella va también nuestra gratitud.

Eduardo Pérez-Cotapos Larraín ss.cc.

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TENGO UN CORAZÓN DE TROVADOR EMPAPADO DE CEDROS Y LEONES...

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UN SIMPLE POBRE HOMBRE1 Señor, apenas soy un hombre, un pobre viejo, un pobre niño viejo, un simple pobre hombre. Soy polvo de muchos caminos, soy tierra de secano y tiempo recorrido, ramito quebrado, mañana olvidada y noche solitaria. Pero Tú, Señor, eres mi luz, mi nueva juventud y otra vez la aurora. De esta gota extinguida despiertas agua viva. ¿De dónde a mí que vengas, de dónde a mí? Oí tu voz, sentí tu presencia y todo era promesa y mañana de sol, Jesucristo, mi Señor.

1 Publicado en ESTEBAN GUMUCIO Canto desde el centro de la libertad. Santiago: Rehue 1989 p. 22 (en adelante citaremos como Canto desde el centro p.).

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SIN TU ANILLO2 Sin tu anillo, papá; sin tu anillo, mamá; hoy no sería sacerdote ni esta misa sería misa, ni esta Palabra de Cristo en mi palabra, sería versión humana de la verdad divina. Gracias, por esas manos enlazadas, y por la fuerza de tu dedo, padre; y por la suave entrega de toda tu confiada ternura, madre. Entre vuestros dedos, en el cálido espacio de vuestro amor corporal y espiritual, aprendí a encontrar el Camino, a conocer la Verdad, a celebrar la Vida3.

2 Publicado en ESTEBAN GUMUCIO Escritos. Santiago: Rehue/Congregación SS.CC. 1994. p. 113 (en adelante citaremos como Escritos p.). 3 Ver Juan 14,6

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AUTORRETRATO Tengo un corazón de trovador empapado de cedros y leones. Mamé imágenes de la Biblia y su leche es sangre de mis venas y palabra de mis palabras. Soy viejo rey y niño pródigo, Absalón colgado de su melena y Moisés golpeando la peña4. Mis sendas iban todas dibujadas de viñas y de olivos e inmensos sicómoros cuajados de Zaqueos5. Me cargan Pilato y Heliodoro y Nabucodonosor, de cuatro patas y de cinco (como en el Museo del Louvre)6. En mi mano de hombre de ciudad llevo mangos de arado y semillas y dracmas encontradas debajo de la cama. Mi pan es ácimo, pero no dejaré morir la levadura poderosa y secreta. Siento el perfume de ovejas y ese olor a guano secular que acompañará siempre a su iglesia. Converso con los pastores y las noventa y nueve y también con la díscola del monte7. Tejo lirios y suntuosas alfombras para el rey Salomón. Mi alma está llena de antesalas con vírgenes prudentes y necias y administradores que esperan impacientes a sus amos. Me parece que el maestresala se da humos de importancia dentro de mi corazón, pero creo que he escogido para siempre el papel preferente del samaritano o de la viuda que echa su moneda sin quedarse escuchando lo que puedan decir los mirones. Salgo a navegar en humildes barcas de pescadores, y dejo redes que quedan colgando vientos y tules de la reina de Saba.

4 Ver 2 Samuel 18, 9-15 y Éxodo 17, 1-7 5 Ver Lucas 19, 1-10 6 Ver Pilato: Mateo 27,11-26; Heliodoro: 2 Macabeos 3,1-40; Nabucodonosor: Daniel 4,1-34. Esteban hace la analogía con los enormes toros alados de cinco patas esculpidos por los asirios para ornamentar edificaciones monumentales en el s. VIIIº a.C. 7 Ver Mateo 18,12-14. Para las imágenes siguientes ver: Lucas 12,27; Mateo 25,1-3; Lucas 12,35-48; Juan 2,1-12; Lucas 10,29-37; Marcos 12,41-44 y Marcos 1,16-20

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ME GUSTA Me gustan las flores que florecen en todos los caminos, pequeñas flores sin destino. Me gustan las simples cosas de siempre, humildes canciones que empezaron y murieron. Me gustan los pequeños gestos humanos: el niño y la niña de la mano, el pan por la mañana y el sol que se cuela en mi ventana. Me gustan los salmos, las viejas oraciones y algunas ocasiones de fiesta. Me gustan los veranos y la siesta, las playas soleadas, las fuertes marejadas y la altura. Me gusta esta fuerte nervadura de la vida, el trabajo y la ternura y la lucha sostenida codo a codo por un mundo más humano para todos. Me gusta este camino y esta tierra y este tiempo y estos hombres, mis hermanos. Me gustan estas manos que me diste. Me gustas Tú, mi Dios, que me dijiste «ven»...

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NO SOY UN ÁNGEL8 No tienen por qué apurarme el paso si voy escuchando a mi Dios; no tienen por qué gritarme tanto por radio y por televisión. Mi pensamiento es un campo que quiero plantarlo yo, soy libre como las aves con las alas que Él me dio. No quiero ser copia de nadie pues soy imagen de Dios por amor seré responsable de los pasos de mi razón. Yo sé que no soy un ángel ni tampoco un malhechor soy simple hombre de barro elegido del Señor. Y si digo que todo está bien por sólo ser yo su inventor soy mentiroso, necio y farsante por olvidar lo mejor. Que todos llevamos un poco de santo y de pecador. Por eso Señor yo te pido me regales tu perdón.

8 Publicado en Escritos p. 19.

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UN NIÑO DIJO A JESÚS Un niño dijo a Jesús: «Como tú, quiero ser bueno: recorrer el mundo entero llevando de Dios la luz». Y Jesús que es muy sincero, le contestó dulcemente: «Ama a tu hermano primero, y trátalo como gente».

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SER HONESTO Al amanecer hay que lavarle la cara y cepillarle los dientes al nuevo día... Honestidad nunca perfecta entre los hombres. Cuando era joven, al levantarme, le decía a Dios: «Hoy día quiero ser un santo»; ahora, viejo, le digo: «Voy a tratar de ser honesto».

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NO ES COSA FÁCIL No es cosa fácil, Señor, no es cosa fácil ser hombre, ser justo, honesto y leal, ser honrado y respetar el compromiso jurado, decir siempre la verdad, no vivir acomodado al sentir de los demás. No es cosa fácil, Señor, conservar el corazón, reconquistar cada día un pedacito de vida para poderlo entregar. No es cosa fácil, Señor, querer seguir tu sendero, dejar las redes primero y ponerse a caminar. Pero al seguir caminando, paso a paso por tu huella, descubrí que era muy bella la tarea de ser hombre.

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SIGO A UN HOMBRE QUE ME COGIÓ

POR EL CENTRO DE LA VIDA...

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INVISIBLE, INCOMPRENSIBLE, INEFABLE, INESPERADO9 Escojo lo invisible; pero después de tener los ojos bien abiertos a lo visible. Aquí me esperas Tú. Acepto lo incomprensible, pero sólo después de escucharte seriamente en el límite de mi libertad. Quiero dejar que lo inefable se enseñoree de mi lengua y de mi canto, después de saborear hasta la última sílaba de tu Palabra, en la Biblia, en tu Iglesia y en el más débil balbuceo de mis hermanos. Deseo estarme a la puerta de mi corazón, esperando al Inesperado, pues Tú vienes ciertamente como el ladrón nocturno. Anhelo de corazón amarte a Ti, Dios, cuyo rostro nunca he visto. Quiero servirte así escondido, sin pedirte otra cosa, sino que Tú seas hoy verdaderamente Dios para mí: que te deje ser Dios invisible, incomprensible, inefable e inesperado, Padre de misericordia.

9 Publicado en Escritos p. 19.

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YO PONGO MI FE EN TI10 Escandaloso es escuchar los labios de los que se ciegan en la lucha por pequeños poderes, trepadores incansables, fieras sedientas del mangoneo, pirañas en busca de carne sana. Líbrame Señor de los mentirosos de los que conspiran contra mí. Líbrame de sus palmoteos en la espalda, líbrame de sus sonrisas forzadas. Yo pongo mi fe en Ti, Señor. Te ofrezco mi pena y mi celo por hacer tu Reino, y por sobre todo te ofrezco mi falta de valentía, mi desazón y alegría agotada. Yo pongo mi fe en Ti, Señor, a pesar de las oscuras noches, porque de Ti me acuerdo en el transcurso de las horas, día y noche me acuerdo de Ti porque Tú me miras con amor, a pesar de mí, y te regalas todos los días de mis días.

10 Publicado en Escritos p. 31.

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AÚN NO ME LLAMES DIOS11 Aún no me llames Dios, espera. Resiste un poco de tiempo contigo. Tal vez un cuarto silencioso, un sendero, un rincón tranquilo, y calla, amigo, aún no me llames Dios. Escucha, observa, aguarda y entraré, oscuramente, acaso, tan leve como el aire en silencioso paso. Aún no me llames Dios, espera. Déjame vestirte vacíos de hábitos sin nombres, de sólo comienzos y rocíos, de alturas y distancias, de aguas infinitas, puras. Aún no me llames Dios. Acerca tu oído a mi palabra y oirás de oídas en la humana voz del Hijo, mis campanas, mis campanas.

11 Publicado en Escritos p. 134.

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SIGO A UN HOMBRE LLAMADO JESÚS12 Mirando el pesebre me gustaría poder gritar: «¡Miren, nosotros los cristianos seguimos a un hombre que no tiene cuna de reyes, sino brazos de carpintero!» Sigo a un hombre que no es de mi raza, ni es de mi siglo siquiera. Sigo a un tal Jesús de Nazaret que no ha escrito libros ni mandado ejércitos. Todo lo que Él ha dicho es mi palabra y mi alimento. Todo lo que Él ha hecho es lo que más quiero. Y su camino es mi camino y su Padre es mi Padre; y su causa es la mía. Mi Madre, por Él, se llama también María. De Él voy aprendiendo, paso a paso, la lección «Mansedumbre», la tarea «Libertad». Su ejemplo es la «Justicia» transida de Humildad. Sigo a un hombre que me cogió por el centro de la vida, por mi profunda interior raíz, por lo mejor de mí mismo. Sigo a un hombre que me quiere libre, sin cadenas. Sigo a un hombre que, siendo mi Señor, es mi mejor amigo. A Él le reconozco por el calor de la verdad, por su pecho herido, entregado, abierto, que me hace vivir hermano de todos. Sigo a un hombre por este pequeño sendero estrecho y frágil. Sus huellas son tan únicas que caben los pasos de los grandes santos y los pies de un niño. Si ustedes han escuchado su voz o su murmullo, su canto, su dura y suave verdad... Si ustedes han divisado su gesto o han percibido su estilo de hacer grandes cosas al tamaño de los pequeños... Si ustedes han pedido perdón y han recibido a torrentes la paz de un abrazo invisible... Si ustedes han sentido un cierto perfume sobrio de

12 Publicado en Canto desde el centro pp. 13-14.

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esperanza, y han gustado un pan con sabor a trabajo y a cansancio de pobres... Si ustedes lo han divisado en la larga fila de los que lloran... Si lo han encontrado entre los perseguidos, los postergados, los desaparecidos, los exiliados, los marginados... Si ustedes han tocado unas manos heridas, traspasadas de clavos, pero llenas de la fuerza del Espíritu... Déjenme que les diga: Ése es Jesús, el Maestro, que nos llama. Y ahora, a ponerlo todo arriesgadamente patas arriba, lo grande a servir a lo pequeño, el rico hecho pobre para vestir al desnudo, el pan, para compartirlo, y dejar de ser cada cual instalado en lo que era, para ser cada cual mucho mejor que lo que era y mi barco y el tuyo, quilla al cielo, mástil al agua y el mundo transformado en casa para todos y hermanos tú y yo y ustedes todos.

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QUIERO SER TU AMIGO JESUCRISTO13 Eres mi futuro y mi presente, Jesucristo; mi horizonte sobre llanuras anheladas. Desde ayer eres mi amigo: desde siempre. En la noche extiendo mi mano adolescente, toco tus ojos, adivino tu mirada. Eres canto, rocío, llamada que despierta lo mejor de mi secreto. Eres la fuerza de ser libre; contigo voy clavando pasos monte arriba, y cuando todo mi contorno se estremece eres Tú el amigo, y permaneces. Una música humana, cuajada de esperanza, Jesucristo. Un fuego encendido y lumbre nueva, Jesucristo. Eres pan de mis mañanas, eres pórtico y camino, eres sol de mediodía y descanso que renueva. Contigo es bueno sentir la juventud, cantar el mismo canto, correr a los picachos, bajar a las audacias. Quiero oír tu voz de siempre, Amigo, Señor y compañero, y encontrarme, tal vez, sin bolsa ni bastón, durmiendo por Ti al frescor de las estrellas. Contigo quiero descubrir las cosas bellas: vivir la transparencia, la verdad. Quedarme a tus pies para guardar tu sueño o salir a tus urgencias, al menor signo de tu mano. Dame ser un corazón inquieto al atisbo de pájaros y brisas y ventanas recién abiertas. Quiero ser ojos que lo miren todo desde adentro, desde tu presencia; y quiero ser mano de niño afirmada en Ti, sin dolor, sencilla, sin mentira; y que me queden cortas las palabras cuando hable de Ti; que me quede chico el corazón, incapaz de mis anhelos; que me quede estrecho el mismo cielo, cuando te busque a Ti.

13 Publicado en Canto desde el centro pp. 33-35.

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Yo quiero ser tu amigo, Jesucristo, yo quiero ser tu amigo: que nunca jamás me doblegue la bajeza; que no me venza la mentira y la tristeza. Quiero ser chispa de tu fuego y gota de tu fuente y sal, y levadura, y simiente sembrada por tu mano: pensando poco en mí, mucho en mi hermano. Que sea contigo justicia de pobres, respeto de débiles, y vaya contigo, sin doblar la cabeza a los amos del dinero y de la fuerza. Yo quiero ser tu amigo, Jesucristo, yo quiero ser tu amigo. Encontrar tu yugo suave y tu carga ligera y llevar por todas partes, en mi cuerpo y en mi alma, tu vida en primavera.

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Y NO TENDRÉ MI LUGAR14 Y no tendré mi lugar donde agazaparme: Nido, calor que alienta y seno materno; sentirme a gusto y protegido y ser mimado, estar al abrigo. El Reino, nacimiento, Belén de los violentos. Como un esposo que sale de su alcoba, como un campeón recorre su carrera saliendo a campo abierto; opción definitiva, ir más allá... la confianza sólo en Dios. Trabajo largo, perseverante, nunca acabado; salir a la intemperie, armarse de paciencia, dejar su guarida. Señor, déjame ir antes a enterrar a mi padre, a mi amigo. No has comprendido la primaria. Dejar atrás todos los lastres. Es un nuevo nacimiento renunciar a la herencia. Uno cualquiera, tal vez yo mismo, le digo al Señor: Te seguiré, Señor, mirando lo que he dejado, calculando lo que queda, añorando mi historia, madriguera, nido, padre, como el pájaro, como el zorro. Tú solo, Padre, Tú solo. Y el Hijo del Hombre

14 El texto hace eco de Lucas 9,57-62

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no tiene dónde acostar su cabeza.

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NO SÉ CÓMO ORAR No sé cómo orar, pero el Espíritu que Dios ha derramado en mi corazón clama dentro de mí: «Abbá, Padre»15. Es un clamor que no tendrá audiencia, si Tú mismo no vienes en mi auxilio, si Tú no te apresuras a tomarme entre tus brazos de Padre-Madre y me socorres. ¡Si Tú no vienes me ahogo en la nada! «No me escondas tu rostro»16... O mejor: no permitas que yo me esconda de tu rostro. No permitas que te oculte bajo la máscara de otros dioses. «Inclina tu oído hacia mí»17, mi voz es tan leve como la de un niño que comienza a balbucear... Tú te inclinas, te abajas hasta el nivel de mi boca casi muda... Me escuchas enseguida, cuando te invoco18. ¡Te basta un susurro y ya estás aquí! Te digo: «mis días se desvanecen como humo»19, pero estando Tú inclinado sobre mí, cercano a mí, te digo esas palabras sin nostalgia, con cierto humor alegre. No, no soy como «lechuza en la estepa, ni como búho entre ruinas»20. Estoy, más bien, como un niño que despierta de una pesadilla y se encuentra con el rostro del padre y de la madre. En el centro de mi ser oigo la voz: «Tú eres mi hijo amado en quien me complazco»21. Es la misma voz que dio vida al primer Adán; la misma voz que habló a Jesús, segundo Adán. Es la voz que habla a todos los hijos en el Hijo. La voz que hace brillar la luz en las tinieblas. Yo conozco esa voz: me habló en el pasado, desde niño pequeño, la voz que hablaba a mis padres,

15 Romanos 8,15 16 Salmo 27,9 17 Salmo 31,3 18 Cf. Salmo 86,6-7 19 Salmo 102,4 20 Salmo 102,7 21 Marcos 1,9-11

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la voz del amor de Dios, que no deja de llamar. Desde toda la eternidad su voz me llama y me da vida. Él está en mí, en el centro de mi ser, en los profundos cimientos de mi Espíritu. No tengo que temer: «aunque pase por un valle tenebroso, ningún mal temeré»22. Mi mano, en tu mano, Padre, escuchando a Jesús en mi auténtica morada, en la casa de Dios, en mi corazón de bautizado. «Señor, escucha mi oración. Que mi grito llegue hasta Ti»23 ¿Qué pasa?... ¡Parece que no brota ningún grito desde mi alma seca y sedienta! ¡No parece ser oración lo que mis labios dicen! ¿Será un rezo más? ¿Una palabra rutinaria? Tú me invitas a descubrir el grito del alma. Es casi un murmullo callado que se filtra. Me dices en lo secreto: Yo sé que me llamas, aunque tu corazón parece estar dormido, escucho la oración que no dices. Tu Espíritu, Señor, la inspira en el recinto del silencio, con gemidos inenarrables. Tú me dices: Recuerda, eres mi hijo. Te conozco. También cuando estás dormido, te amo. «Que mi grito llegue hasta Ti, Señor... No me escondas tu rostro»24. Me invitas a reconocer la voz que viene desde las entrañas. Tú lo escuchas, Padre: es el clamor de Jesucristo, el Hijo. Sólo el Espíritu me lo hace manifiesto, cuando logra silenciar mi corazón. Lo que hago, lo que pienso, lo que pasa... me aturden; son unos parlantes indiscretos, a todo volumen, que no dejan escuchar al amigo vecino. Ahora, «ven en mi auxilio; apresúrate, Señor, a socorrerme»25.

22 Salmo 23,4 23 Salmo 102,2 24 Salmo 102,2-3 25 Salmo 70,1, con el cual se inicia la oración de las diversas horas del Oficio Divino (Breviario).

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GOTA A GOTA26 Dame, Señor, un corazón cotidiano, simple corazón amante y creyente, y que gota a gota, como la llave descompuesta, rebalse imperceptible y creciente tu palabra secreta. Llena, Dios, mis abismos con la voz de tu Espíritu incesante. Sólo puedo escucharlo en lo de siempre... Dame su tímida palabra susurrante, gota a gota, como la llave descompuesta. La escucho cantando, gota a gota, confundida en el murmullo del viento. Dame, Señor, un corazón cotidiano que ore la plegaria gris de la monotonía y crea en la presencia largamente escondida. Que vuelva yo a comenzar el Padre Nuestro y a esperarte vigilante al paso de los días, los meses y los años, gota a gota, mi Dios, como esta llave descompuesta.

26 Publicado en Canto desde el centro p. 30

25

ERES FUEGO, SEÑOR, ERES MI HOGUERA,

QUE VIENE A ENCENDERME EL AMOR...

26

TE SENTÍ PASAR27 Te sentí pasar a oscuras por mi corazón. Me decías: «Busca, que a tu puerta estoy». En mi sendero caminabas Tú, Señor, y en mi casa me esperabas Tú, Señor, a cenar contigo, corazón amigo. Te sentí llegar, callado en mi soledad. Me decías: «Oye, que te quiero hablar». En el silencio me hablabas Tú, Señor. Tu paciencia me esperaba, ¡Oh Señor! a cenar contigo, corazón amigo.

27 Publicado en Escritos p. 21. Hay alusiones a Apocalipsis 3,20.

27

ÁBREME28 Ábreme, hermana mía, amada mía, paloma mía... que mi cabeza está cubierta de rocío; escarchados de frío, de noche, mis cabellos. Tiene el alma una puerta viene Cristo a tocarla: «Mira, estoy a tu puerta, estoy a tu puerta y llamo; si escuchas hoy mi voz, si hoy tu puerta me abres, vendré como un amigo, entraré a tu casa... cenaré contigo...» Ábreme, hermana mía, amada mía, paloma mía.

28 El poema evoca Cantar de los Cantares 5,2 y Apocalipsis 3,20.

28

DISCÍPULOS29 Serían las cuatro de la tarde, hora humana, latinoamericanamente sin relojes, hora recordada, tiempo de caminante. «¿Dónde vives?», preguntaron. Serían las cuatro de la tarde, hora del amor preferente, del minuto gratuito, tiempo medular. Le seguían. Dormían los sonidos, las palabras; en el vientre del silencio se gestaban pasos y evangelios y martirios. Todo lo posible estaba allí, como célula y embrión: todavía, inseparablemente, rodilla y cerebro. El oído secreto ya escuchaba el imperceptible latido del Hijo del hombre. «Vengan y vean», dijo Él. «Fueron y vieron». Una casa cualquiera, una puerta fascinante que convida y arrebata hacia la tiniebla luminosa; una puerta pequeña y baja por la que sólo caben los que inclinan la cabeza ante el hijo del carpintero, ante el hombre de verdad. Sol maduro de las cuatro de la tarde, sin rosados de entusiasmo, ni rojos vespertinos, ni sombras. Hora de su paso, tierra caliente,

29 Publicado en Canto desde el centro pp. 18-19. Poema inspirado en la vocación de Andrés y Juan, los primeros discípulos de Jesús (Cf. Juan 1,35-39).

29

hora de su venida por el punto exacto de los pobres, en el sendero de los humildes. «Y se quedaron con Él». Serían las cuatro de la tarde.

30

ABRE TUS OJOS ¡Esta ardorosa corriente derramada en nuestra historia!... Pasó un hombre; no habló mucho, ni dejó discursos sobre Dios. Desde entonces, se han llenado sus caminos de amantes muchedumbres en su nombre, dando gracias a Dios Padre, por Jesús. ¿Quién podrá explicarme todo esto? ¿Quién podrá comentarme las alegres escuelas populares del amor celebrando su memoria? La sonrisa del Hijo cuando hablaba de su Padre ondea en los ojos de estos santos pecadores, olvidados, jubilantes, confiados ciegamente, de la mano de Jesús. Entrarán en el gozo del Señor, partirán su pan definitivo. ¿Que no queda ya fuego en la tierra? ¿Que no quedan aguas murmurantes? Abre tus ojos y despierta. Sal a los caminos. Mira a los que esperan el paso de Cristo. Va el último de todos, el Señor... ha tomado ya su puesto y no será desplazado.

31

UN PESCADOR EN APARIENCIA30 Era simplemente un pescador, en apariencia; simplemente un pobre tipo que hablaba con aldeanos, sin títulos de ciencia, ni diplomas: nazareno, campesino, albañil y carpintero. Unos lo siguieron, sin buscar su conveniencia; otros lo arrastraron por caminos de muerte. Vivía pobremente; los pobres entendían su mensaje. Llegaba directo al corazón de la gente y hablaba como nadie jamás nos haya hablado. La verdad brotaba de su fuente, por su porte, por su gesto, en palabras cristalinas, con sentencias de pueblo y parábolas sencillas. Lo encontraron débil los violentos y manso, los humildes humillados. Los grandes lo juzgaron peligroso y los niños jugaban con su manto. Lo llamamos Jesús o Jesucristo, y decimos que es Señor y lo creemos. Pasó por nuestras sendas de pecado haciendo el bien y perdonando. Portentos de sus manos anunciaron el Reino y el pan algunas veces los suyos compartieron. Un viernes de la Pascua, fuera de los muros lo llevaron, entre dos ladrones conocidos a la cruz. La losa de un sepulcro de prestado cerró por tres días su paciencia, y, fuera de su madre, nadie ya creía en su promesa, pues era simplemente un pescador, en apariencia. Veinte siglos han pasado, la historia sigue viviendo su presencia. Unos, hoy le siguen sin buscar su conveniencia; otros, le clavan de nuevo en sus pequeños. Ven, tú, con nosotros; en Él creemos. Es el Señor, ¡simplemente un pescador, en apariencia!

30 Publicado en Canto desde el centro pp. 16-17.

32

NOMBRES DE CRISTO31 Eres piedra, Señor, eres mi roca, cimiento de mi construcción, sobre Ti se va edificando toda la nueva creación. Eres puerta y pastor de las ovejas y fuente fresca de agua viva; eres vida, verdad, camino; y luz brillante que ilumina. Eres fuego, Señor, eres mi hoguera, que viene a encenderme el amor; y sol que alumbra entre tinieblas, sombra que brinda protección. Eres Verbo de Dios y eres amigo de los pobres y pecadores; eres maestro de la vida, eres Señor de los perdones. Eres pan, eres don, vienes del cielo, maná compartido en la Cruz; tu sangre nos das en bebida; tu nombre de amigo es Jesús. Eres Esposo, Señor de tu Iglesia, somos sarmiento y eres la vid; semilla eres de tu Reino: Jesús, el hijo de David. Eres, Señor, el buen samaritano que sanas a los pecadores y eres el tesoro escondido, oculto en los corazones. Eres, Señor, el príncipe de paz, por amor venido del Cielo; eres único mediador, que vienes y quitas el velo. Eres Mesías: enviado del Padre, eres la promesa cumplida; Tú, Señor, das vista a los ciegos y das a los muertos la vida.

31 Fechado en 1996.

33

Eres, Señor, cercano a los humildes; al pobre sabes escuchar; confiados te miran los niños; contigo quisieran cantar. Por Ti, oh Señor, los cojos caminan y sanados son los leprosos; eres Tú, Cristo, la esperanza que cambias nuestra cruz en gozo.

34

REFLEJO DE DIOS CREADOR En el espejo de lo que es nuestra realidad, tan concreta y humildemente, somos reflejo de Dios Creador. Su nombre es «Amor puro», su rostro es de Padre y fuente que mana eternamente. Por eso, también el hombre es en el tiempo fuente de Amor. Recibido para amar, titulado de amante; el rumor de la fuente le dice: «Ama, ama...» ¡Tú, el amado desde siempre!... recuerda que Yo te amé primero. Ni siquiera existía el mundo y yo jugaba contigo, hombre, niño pequeño; Yo, el primero en amarte, desde siempre, desde que soy Dios. Y porque antes has sido amado, puedes ser amado ahora, en la medida del tiempo, empinado a la eternidad. Anda, descubre al otro que sabes amar y ama de modo nuevo. Dilo con palabras, dilo con la vida: «Gracias, porque eres... ¡Qué bueno que tú existas!» El Amor hace que se desborden los ríos de la vida.

35

AL AMANECER32 Tú que a los gorriones les fabricas nidos y a la flor del campo tejes un vestido, ven esta mañana, despierta el sentido, dale a nuestro día tu soplo divino. Tú que amaneciste de una Virgen Madre, tú que nos buscaste fuera del camino, ven por tus ovejas, ven a tus rediles, llénense de cantos hasta sus confines. Tú que balanceas las olas del mar y con las gaviotas sales a volar, vente con nosotros, vente a caminar, llévame a tu lado que ansío volar. Tú que allá en el cielo enciendes estrellas y pintas hermosa nuestra luna llena, ven en este día, ven a la tarea, por un nuevo cielo y una tierra nueva.

32 Musicalizado por Andrés Opazo. Figura en el CD de grupo Los Perales Jesús es la Buena Noticia (2001).

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LA EXPLOSIVA PASCUA DE RESURRECCIÓN33

Estallaron las piedras que cerraban el sepulcro. El Señor rompió todas las fronteras. Con su último grito al morir en la cruz, con el primer estruendo de su resurrección, cayeron los más altos muros, se rasgaron todos los velos y se abrieron los secretos sagrarios del mundo. Y vamos contigo, Señor, cruzando la frontera que nos separaba de nuestro origen, que nos separaba de nuestro destino final. Tu palabra, Señor, sigue siendo una cruz y una pascua explosiva; sigue rompiendo fronteras y velos y santuarios de oro cerrados de egoísmo, desde que Tú lloraste nuestras palabras de hombre con resonancias de Hijo de Dios. Ahora recordamos que gritaste «tengo hambre» y «tengo sed» y dijiste Tú, el glorioso resucitado, «no tengo dónde reclinar mi cabeza». Ahora, estas palabras tienen conmovido acento de sangre y fuerza poderosamente explosiva, capaz de abrir tumbas con cantos de aleluya. Tus gritos, tus palabras, tu gloriosa fuerza duran desde entonces hasta siempre; y ya no podrá haber nunca más templos verdaderos, mientras no haya pan y vivienda para el Hijo del hombre. Que se rompan las frías puertas de bronce que detienen el pan en las arcas de la muerte multimillonaria y superdesarrollada; que caigan las fronteras, pretexto de todas las guerras, incubadora de ejércitos, fábrica de armamentos para engordar a la muerte; que se rompan las piedras egoístas y que los muros orgullosos se tornen humilde vivienda para todas las soledades y todas las marginaciones. Con el despojo de tu victoria, Cristo, con el cascajo viejo de las piedras molidas de «lo tuyo y lo mío»,

33 Publicado en Revista Pastoral Popular vol. XXXVII nº1 (1986) pp. 6-7.

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queremos ir haciendo el camino nuevo del Rey, carretera de dos pistas fieles: la que va por ti al Padre y la que viene humildemente a traer tus pasos, confundidos con los nuestros, en la cotidiana llanura de nuestra condición humana. Entréganos, Señor, en esta Pascua esa explosiva palabra tuya, colócala en nuestras mochilas de peregrinos de la paz, y que todo arda, y que todo sea fuego de amor solidario en un mundo sin fronteras.

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ENVUELTO EN MIS HOJAS, CALLA EL QUE ES LA PALABRA...

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ELLA LO LLAMA «MI NIÑO» Ella lo llama «mi niño»... y el niño es su Dios; es carne de su carne y fruto del Creador. Lo llevó por nueve meses en callada adoración, y de su leche María le da sangre al Redentor. Miren a un Dios hecho niño, un pequeño en Nazaret, un Dios que vive en la casa de María y de José. Ella calla su encanto, lo guarda en su corazón, lo saborea en el alma, lo medita con amor. Aquel niño da a su madre secretos del mismo Dios.

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CANTO DE MARÍA AL ANUNCIO DEL ÁNGEL34 ¡No sé! ¡Escuché una voz! ¡Su voz en mi pecho, su voz! ¡No sé! ¡Una fuerza de amor... un fuego, en mi seno! Una fuente de agua, un hijo que viene de Dios, en mis entrañas. ¡No sé! Yo soy simple mujer, una chica del campo prometida a José. Apenas si soy una joven, una niña de ayer, ¡Y brota en mi seno la fuente esperada! ¡No sé qué alegrías... qué cantos! ¡No sé! No logro entender su palabra que es más que palabra. Ser virgen y madre, no logro entender. No sé qué decirle a mi Dios, alegre y turbada. ¡No sé qué alegrías... qué cantos! ¡No sé! Yo sólo diré que soy, oh mi Dios, para Ti: tu niña, tu sierva. ¡Te digo que sí! te entrego mi todo. ¡No sé! Yo sólo diré que se hagan en mí tus palabras, que son más que palabras. Yo soy, oh mi Dios, para Ti: Tu niña, tu sierva, te digo que sí. Que nada se hace sin riesgo. ¡No sé! Te digo que sí. Te digo que sí.

34 Publicado en Escritos pp. 47-48. El poema refiere al episodio narrado en Lucas 1,26-38.

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FIESTA DE LA ANUNCIACIÓN35 Remontando el río va la Virgen, remontando el aire, las dos manos en el vientre; el alma, el latido, la frente van con su niño remontando el río, remontando el aire. Estas mañanas azules, para Él; el viento que hace aplaudir las hojas, para Él. Ríos, nubes, ovejas, trigales, verde hierba, limpias aguas, ya están preparando parábolas al Evangelio. ¿Quién movió este ramito con el ala? ¿Quién ha puesto el sol rosado, como una túnica para Ti? ¿Quién te habla acá adentro cargado de cielo? ¡Y eres más pequeño que una rosa!... ¡Entre mis manos serías más pequeño aun que avellana o grano de uva! Venga, luna; venga, viento. Todo en el mundo sea silencio. «Niño duerme; mujer en vela». Envuelto en mis hojas, calla el que es la Palabra... Me he sentado en la arena para escucharte con mi corazón. Soy como una palmera, firme de raíces, y tú, pegado a mi tronco. Mis brazos, mis ramas, son como corrientes de estas aguas vivas para mecerte, cuando nazcas. Aquí va esta piedra al arroyo, cantándote. Todo me interpreta; todo me canta de Ti. Las cosas de todos los días, niño, son diferentes: La puerta (te la enseñaré); la ventana (¡cuidado con la ventana!); la olla caliente y la cocina (¡fuego peligroso, niño!); y el árbol futuro del columpio (te ríes... ¡cuidado!); y el durazno jugoso por los baberos...

35 Publicado en Canto desde el centro pp. 106-107. Ver Lucas 1,26-38. Fechado el 22 de marzo, La Unión. Esteban escribió bajo el título en un manuscrito: “Visita al estero. Hay una pareja joven con un niño. Álamos y agua con árboles casi dorados, comenzando el otoño. Fiesta de la Anunciación”.

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y el plátano molido, y las vacas, desde lejos, con su leche... los perritos nuevos menearán la cola para Ti... ¡para Ti, mi niño! Te siento crecer, canto a canto. Vuelvo atravesada de Ti, envuelta de Ti, cuando la lluvia empieza a empapar la tierra.

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¡MARÍA JOVEN!36 Eres más joven que tu raza más joven que cualquiera flor nacida hoy. Eres el más nuevo retoño del género humano, tallo verde de la vara de Jesé; porque es joven en ti la Gracia de siempre, siempre nueva, sin sombras, sin arrugas, como la sonrisa de Dios, como la música de Dios, anterior al mundo, cuando todo era silencio, en la víspera de todos los comienzos, antes que fueran las cosas. La juventud inmaculada de Dios te ha escogido entre todas las novias, entre todas las esperanzas. El amor en ti no tiene trizaduras, amor nuevo que brota de la Fuente, que es Cristo. Y porque eres joven, no estás lejos: nos comprendes y te comprendemos. Y porque eres joven tienes más de mañana que de ayer, y tus ojos y tus labios son puertas que convidan y caminos de nuevas peregrinaciones a la vida. Eres joven, María, porque toda tú vienes desde Cristo, dejando pasar su Amor a través de tus cristales limpios, como una gozosa ventana, sin restarle ni añadirle a la luz de tu hijo. Todo en ti es reciente y fresco, como el «Sí» que moduló el Espíritu en tu corazón creyente, como la fuerza que te mantuvo allí, joven, sin vacilar al pie del madero, donde muere y renace el hombre de siempre, hasta la consumación de los elegidos. Eres nueva y reciente, porque es tuya también la sangre derramada, fecunda y nueva de todas las libertades. Después de Cristo ¡quién más joven que tú, María! Sólo el amor establece la verdad del tiempo, y el amor en ti cuida de los hermanos de tu Hijo, con la misma prolija ternura de mamá joven que aprendiste en Belén.

36 Publicada en Canto desde el centro pp. 102-103.

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Tú nos llevas de la mano, llena de cantos y preguntas y alegrías, al agua que mana joven de la única fuente, y allí bebes con nosotros el único frescor, la única fuerza, el único mediador, Cristo, entre los hombres y Dios.

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¿CÓMO LLAMARLA?37 Madre de los cansados, emperatriz de los pañales, reina de las ollas, señora de las escobas, hermana de todos los pobres, puerta del pueblo, tejedora de valentías, amiga de desconsolados, consejera de los que luchan, humilde mujer animosa, madre de brazos firmes. Virgen caminante, compañera de ruta, ejemplar de buscadores, esperanza del cesante, creyente llena de fe, ternura de Dios en carne maternal, educadora de Cristo, protectora de Juan, mensajera de paz en las pellejerías, madrina de pobres, socia de todas las penas, amiga de madres solteras, cantadora de alegrías, sabiduría de los humildes, vigilante de la cuna, mamá ingeniosa, mamá que se las rebusca, mamá con olor a leche, mamá del exiliado, mamá discreta, soberana de Caná, mamá peregrina detrás del hijo, corazón que todo lo guarda, corazón que rumia al hijo en su silencio, mamá que deja crecer, que crece con Él, lo escucha y lo sigue. Mujer de las duras subidas a Jerusalén, mujer de los trajines, mujer que no se doblega ante la fuerza, mujer que se inclina sólo a Dios. María, Madre de Jesús.

37 Publicado en Canto desde el centro pp. 104-105.

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MADRE DE LOS CANSADOS38 Madre de los cansados, reina de los pañales, las escobas y los panes y el trajín de la cocina. Todos los pobres la miran, señora de la pobreza. Hoy le golpeamos la puerta para pedir, por favor, que la tenga siempre abierta y aprender de su valor. Señora de San José, tejedora de chalecos para ayudar a su sueldo; madre de los brazos firmes tan animosa y humilde consejera de humillados, tiene los pies cansados de tanto buscar carbón, va nuestro pueblo a su lado buscando liberación. Mujer llena de fe, compañera de la ruta, madrina de la ternura que muestra Dios a sus hijos educadora de Cristo, socia de nuestras penas, amiga dulce y discreta, ya no se puede vivir con esta negra miseria. Ayúdeme a discurrir. Y usted, Virgen María, fue la mamá del Señor; yo sé que lo acompañó hasta el destierro de Egipto; no lo dejó en el camino: lo siguió por todas partes, discípula y escuchante, lo acompañó hasta la muerte, con esperanza gigante, Madre de toda la gente.

38 Publicado en Escritos p. 45 y en revista Pastoral Popular nº 244 (1994), contratapa. Musicalizado por Andrés Opazo. Figura en el CD de grupo Los Perales Jesús es la Buena Noticia (2001).

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¿QUÉ TENDRÁ LA VIRGEN?39 ¿Qué tendrá la Virgen que tiene pena? Tiene un hijo muy rico y otro en cadena. ¿Qué tendrá la Virgen que está de duelo? Tiene un hijo que vive y otro muriendo. Es hora de partir, llévame al puente, Madre. Amárrame el alma con tu pañuelo. Rengueando entre los pinos, indeciso y cansado se va mi tren, fabricando distancias infinitas. Pero tú vas conmigo, Madre. Amárrame el alma con tu pañuelo.

39 Publicado en Canto desde el centro p. 108.

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¡AH, LA CUNA BELLA: TIERRA, PAJA Y SOL!

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NAVIDAD DE SIEMPRE40 Mírenlo cómo viene el Amigo de siempre, el Emperador de los siglos, el Príncipe de la paz. Viene atravesando espacios y tiempos cotidianos, sin casco de acero, sin túnica de raso. Viene gris como la gente, nacido de paso, en el parto de emergencia, fuera de lugar. Al Rey de los reyes no le dieron posada: tuvo que contentarse con la paja del portal. Viene manso y humilde el Hermano de todos, por las calles malditas entre aullidos de lobos. Penetrante oscuridad del Hijo del hombre. Mírenlo cómo viene discreto y sin nombre. Es un hijo del pueblo, temblando de piernas como un labriego al peso de la carga. Mírenlo cómo viene el Señor de los pequeños, trabajador del perdón ¡Ah, la cuna bella: tierra, paja y sol!

40 Publicado en Escritos p. 175.

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CUADRO DE MARÍA La Virgen mira al Niño. Cállense las estrellas que por vez primera, en la historia del mundo, un pintor podría dibujar el rostro más inquieto y más puro. Miren sus ojos: el niño es el Cristo, carne de su carne: árbol y fruto. Ella le dará su leche y su leche será la sangre del hijo de Dios. Y lo llama ¡m’hijito! pensando: Dios está en él, Dios es él. Un Dios hecho niño, un Dios que llora, un Dios que sonríe, un Dios que dice su primera palabra humana, un Dios que se puede tocar, cuidadosamente con manos de trabajadora, de María, un Dios que vive y duerme... chist... chist... ¡mi niño! Prodigiosas manos de mujer que palpan la carne delicadamente, que van tejiendo la vida corporalmente con toques que forman los comienzos del alma. Pongamos aquí unas pinceladas pálidas en su rostro de mamá de poco dormir. Pongamos mucha luz y un contraste azul de fondo con aurora de la primera hora.

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ANOTACIONES ANTE EL PESEBRE41 Verdaderamente «siendo rico se hizo pobre»... ¡Tan pobre! ¡En un establo! Por favor, ¡no le pongan guirnaldas de luces!... este niño no es ciudadano romano. No va a tener ningún título, ningún cartón, ningún certificado importante. A lo más será alumno de la sinagoga de su pueblucho, como los demás chiquillos de Nazaret. ¿Qué cosa buena puede salir de Nazaret? Usted, joven, no estudió en Jerusalén. ¿Qué me va a enseñar a mí que soy fariseo, hijo de fariseos?42 Por usted pagaron dos palomas baratas, cuando lo presentaron al templo43 No daba más el presupuesto de sus padres. Usted no pertenece a la tribu de los levitas... Usted no es sacerdote. No tiene derecho a entrar hasta el santuario, ni menos a echar a los mercaderes, con patente y todo44. Usted no es escriba, ni funcionario, ni rabino recibido... ¿Cómo se le ocurre hacerse seguir por discípulos ... y discípulas? ¿Dónde iremos a parar? Usted es un laico. Usted es un obrero... ayudante de carpintero. ¡Su currículum, por favor!... Treinta años trabajando en Nazaret no más. ¿Nazaret? Usted no se casó. Se quedó con los pobres. Cruz. Resurrección... ¡Jesús, Señor!

41 Publicado en Escritos p. 166 y en revista Pastoral Popular nº 224-225 (1992), contratapa. Se hace referencia a 2 Corintios 8,9. 42 Hace referencia a Filipenses 3,5-6. 43 Alude a Lucas 2,13-18. 44 Cf. Juan 2,13-18

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PLEGARIA DE NAVIDAD 45 Por los que jamás pudieron creer en un niño, Señor, ten piedad en esta noche de Navidad. Y por lo más negro y lo más frío, y por la mirada rota de los resentidos, Señor, ten piedad en esta noche de Navidad. Por todos los besos de Judas, el silencio de los orgullosos y el cálculo oblicuo de los poderosos, Señor, ten piedad en esta noche de Navidad. Por el fango de los mentirosos y los blancos muros de los cautelosos, Señor, ten piedad en esta noche de Navidad. Por la tinta de los envenenadores, por la amenaza de los perseguidores, por el desierto de los desesperados, por la ceguera de los tiranos, Señor, ten piedad, en esta noche de Navidad. Por la máscara de los olvidos, por los dientes de los envidiosos, por los crímenes elegantes, por el vacío de los farsantes, Señor, ten piedad en esta noche de Navidad. Por el desfile de los besarrabos, por el tumulto de los temerosos, por la danza de los complacientes y por la siesta de los indolentes, Señor, ten piedad, en esta noche de Navidad. Por la miseria y el frío, por la soledad inocente, por la angustia de la gente, por el hambre y por la muerte, Señor, ten piedad en esta noche de Navidad. Por el proyecto helado de los violentos; por la injusticia en papel sellado y por todo lo fabricado para la guerra en los cuatro vientos,

45 Publicado en Canto desde el centro pp. 25-26.

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Señor, ten piedad en esta noche de Navidad. Por los rascacielos podridos donde se enconan fronteras; por todas las balaceras que inventan los insaciables, Señor, ten piedad en esta noche de Navidad. Por las armas de la muerte y los poderes armados; por el oro malgastado en crucificar a la gente, Señor, ten piedad, en esta noche de Navidad. Por la nieve de los cielos vacíos, por la sangre que mancha los ríos, por las viudas y los huérfanos de los odios nucleares, Señor, ten piedad en esta noche de Navidad. Por la viga que llevamos en los ojos, por todas las puertas estrechas, por nuestras anclas de corcho, Señor, ten piedad en esta noche de Navidad. Por los cimientos de arena en que ponemos la paz; Señor, ten piedad en esta noche de Navidad.

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ESCUCHEN, QUE VIENE POR LAS CALLES, LA IGLESIA DE LAS GRANDES Y PEQUEÑAS PROCESIONES...

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LA IGLESIA QUE YO AMO46 La Iglesia que yo amo es la Santa Iglesia de todos los días. La encontré, peregrina del tiempo, caminando a mi lado: la tuya, la mía, la Santa Iglesia de todos los días. La saludé primero en los ojos de mi padre, penetrados de verdad; en las manos de mi madre, hacedoras de ternura universal. No hacía ruido, no gritaba. Era la Biblia del velador, y el Rosario y el tibio cabeceo del Ave María. La Iglesia que yo amo, la Santa Iglesia de todos los días. Antes de estudiarla en el catecismo, me bañó en la pila del Bautismo, en la vieja Parroquia de Santa Ana. Antes de conocerla ya era mía la Santa Iglesia de todos los días. Era la Iglesia de mis padres y la Iglesia de la cocinera: la Rosenda lloraba las cebollas rezando el Padre Nuestro; iba a misa la María, me llevaba de su mano a la Iglesia Santa de todos los días. En la aventura del mundo que crecía, éramos la Iglesia. Con Rafa y con Vicente, con la Amalia, la Juanita y la Lucía, con Pablo y con Pedro y Teresita, la Santa Iglesia de todos los días: Jesucristo, el Evangelio, el pan, la Eucaristía,

46 Fechada en septiembre de 1981 y publicada en Canto desde el centro pp. 83-89. Estos versos fueron enviados por el P. Esteban al Cardenal Raúl Silva Henríquez (1907-1999) en reconocimiento a sus veinte años como Pastor en la Iglesia de Santiago (asumió como Arzobispo de Santiago el 24 de junio de 1961). En muchas oportunidades el Cardenal hizo suyo este texto (ver nota 98).

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el Cuerpo de Cristo, humilde, cada día, con rostro de pobres y rostro de hombres y mujeres que cantaban, que luchaban, que sufrían, la Santa Iglesia de todos los días. A los diez años, felices; a los doce, misioneros; a los trece y los catorce, vitrales increíbles de mil rostros y voces de llamada. Vino el Obispo y el Sacerdote, la Palabra que horada y penetra las raíces de la vida; juntaba pueblos, despertaba a los dormidos; llamaba a la oración, a llorados perdones de contrición. Remecida de testigos, la Iglesia-comunión argüía, incomodaba, convidaba a la vasta corriente de la paz, a los riesgos misioneros, a las selvas del Congo, al seguimiento del Amigo; la Iglesia del corazón limpio, la Iglesia del camino estrecho, la bella Iglesia de la vida, la Santa Iglesia de todos los días. Y el Papa de nuestra Fe, en mi corazón joven, apuntando a la justicia, traduciendo las bienaventuranzas, abriendo vastos horizontes, prologando nuevas andanzas y rostros ignorados y pueblos heridos de quemantes abandonos; el Papa de todas las lenguas, de urgentes problemas, de infinitas confianzas; el Papa de la Iglesia de todos los días y los mandamientos de su sabiduría. Y lo que no estaba, ni está, ni estará oficialmente inscrito y refrendado: el pueblo de la Iglesia sin puertas, la Iglesia ancha de las cien mil ventanas, y el aire del espíritu católico circulando en libres espirales, y los pobres construyendo catedrales de paja, desperdicio y leño,

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con ojivas de pizarreño y lo mejor de su pobreza. Escuchen, que viene por las calles, la Iglesia de las grandes y pequeñas procesiones, la vieja heroica de amar, entre rezos y devociones. Desde sus andas multicolores los Santos le preguntan sus perdones, porque crió los hijos que no eran suyos y rezó por muertos que la humillaron y vivió tan pobre sin voto de pobreza y dio la mitad de lo que no tenía. Va en la procesión, feliz, detrás del anda; los Santos la miran desde su baranda, diferente en su teología, esta humilde Iglesia de todos los días. Amo a la Iglesia de la diversidad, la difícil Iglesia de la unidad. Amo a la Iglesia del laico y del cura, de San Francisco y Santo Tomás, la Iglesia de la noche oscura y la asamblea de larga paciencia. Amo a la Iglesia abierta a la ciencia y esta Iglesia modesta con olor a tierra, construyendo la ciudad justa con sudores humanos, con el credo corto de los Apóstoles. Amo a la Iglesia de los Padres y los Doctores y algunos sabios de hoy en día que escriben libros para los hombres y no se quedan en librerías. Amo a la Iglesia de aquí, de ahora, la Iglesia pobre de nuestro continente, teñida de sangre, repleta de gente, de pueblos cautivos, sin voz y derrotados. Amo a la Iglesia de la solidaridad que se da la mano en santa igualdad. Amo a esta Iglesia que se acerca a la herida de su Cristo; la Iglesia de Puebla y Medellín, de Dom Helder47, de Romero48 y Luther King49

47 Esteban habla del Arzobispo brasileño, Mons. Helder Cámara (1909-1999), reconocido internacionalmente por su compromiso con los pobres y su trabajo por la liberación y la paz de los pueblos.

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que vienen de la mano de Moisés, de David, Isaías y Ezequiel; y la Iglesia de Santiago que no dice «Amén» a los decretos de la metralleta; la Iglesia que no se sienta a la mesa rendida a los faraones. Amo a la Iglesia que va con su pueblo, sin transigir la verdad, defiende a los perseguidos y anhela la libertad. Amo a la Iglesia Esperanza y Memoria, a la Iglesia que camina y a la Iglesia de la Santa Nostalgia sin la cual no tendríamos futuro. Amo a la Iglesia del verbo duro y del corazón blando. Amo a la Iglesia del Derecho y del Perdón, la Iglesia del precepto y de la compasión, jurídica y carismática, corporal y espiritual maestra y discípula, jerárquica y popular. Amo a la Iglesia de la interioridad, la pudorosa Iglesia de la indecibilidad; amo a la Iglesia sincera y tartamuda, la Iglesia enseñante y escuchante, la Iglesia audaz, creadora y valiente, a la Santa Iglesia convaleciente. Amo a la Iglesia perseguida y clandestina, que no vende su alma al dinero omnipotente. Amo a la Iglesia tumultuosa y a la Iglesia del susurro de cantos milenarios. Amo a la Iglesia testimonial y a la Iglesia herida de sus luchas interiores y exteriores. Amo a la Iglesia posconciliar que va de la mano, respetablemente, de la Santa Iglesia tradicional. Amo a la Iglesia de la serena ira, a la Iglesia de Irlanda y de Polonia

48 Se refiere al Arzobispo de San Salvador, Mons. Óscar Romero (1917-1980), asesinado el 24 de marzo de 1980, mientras celebraba la Eucaristía. 49 Se refiere al Pastor Bautista norteamericano y líder pacifista negro Martin Luther King (1929-1968), que recibió el Premio Nobel de la Paz en 1964. Asesinado el 4 de abril de 1968 en Memphis, USA.

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de Guatemala y de El Salvador, a la Iglesia de los postergados y a la Iglesia multitud de marginalizados. No quiero una Iglesia de aburrimiento, quiero una Iglesia de ciudadanía de pobres en su casa, de pueblos en fiesta, de espacios y libertades. Quiero ver a mis hermanos aprendiendo y enseñando al mismo tiempo, Iglesia de un solo Señor y Maestro, Iglesia de la Palabra e Iglesia de los Sacramentos. Amo a la Iglesia de los santos y de los pecadores, amo a esta Iglesia ancha y materna, no implantada por decreto, la Iglesia de los borrachos sin remedio, de los divorciados creyentes, de las prostitutas que cierran su negocio el triduo santo. Amo a la Iglesia de lo imposible, la Iglesia de la Esperanza a los pies de la mujer, la Santa Madre María; amo a esta Iglesia de la amnistía, la Santa Iglesia de todos los días. Amo a la Iglesia de Jesucristo construida en firme fundamento; en ella quiero vivir hasta el último momento. Amén.

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AL CARDENAL RAÚL SILVA HENRÍQUEZ Querido Don Raúl: Ud. fue voz de los sin voz; ahora, yo quisiera ser pluma de los sin letras para agradecerle a Dios por su pastoreo como arzobispo de Santiago. Confieso un cierto pudor que me dificulta hacer alabanzas por sus acciones. Por otra parte, Ud. no las necesita, bástenos darle gracias a Dios por su persona; por ser Ud. como es. Me permito, pues, mandarle esta telegráfica semblanza hecha con mucho cariño y disimulando la emoción bajo el antifaz del humor. Estrictamente sacerdotal, evangélicamente fiel y señorial, gramaticalmente abogado, geográficamente rural de Loncomilla, el Cardenal. Entre los pliegues de su sotana, de poeta no tiene nada; sino un niño que le anuda la garganta; eclesiásticamente tierno, integrado a fuerza de voluntad en la pastoral de conjunto de su personalidad. Los hombros tiene de acero, entrañablemente viriles, bien estibados de cruces y obediencias eclesiales. Bajo sus cejas pobladas y tercas de constructor, se asoma bondadosa y tímida una luz que viene desde adentro, campesina. Es humilde, por cristiano; manso, por convicción y doctrina. En la Catedral, cuando se cala la mitra, decididamente, se le trasluce la manta y le asoman las espuelas al Cardenal: agárrense, caballeros, que vamos a galopar. No es príncipe de salones ni respira bien perfumes de protocolo; se aburre en los pasillos de las embajadas; prefiere el compartir sencillo de unos pocos y el trabajo incansable de la Iglesia. Por los esteros de Chile un Cardenal pescador iba cogiendo sus peces, iba sonriéndole a Dios.

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...VOY TRANSFIGURADO, NUEVO Y YO MISMO, GRATUITAMENTE VENCEDOR Y VENCIDO.

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ORACIÓN DEL HUERTO50 ¡Ay, que se me va la vida! ¡Ay, que se me va, Padre! Que se aleje esta copa amarga, de la muerte. ¡Ay, que se me va la vida! Gota a gota el pecado en mil rumores de sangre traspasa mi alma, inunda mi carne de pavores. Que se me va la vida como agua regada en arena como sudor de agonizante. Pero Tú, Tú, Padre, oye, que me colman las penas, que me ahogan las traiciones. Mira, que me llevan las negras aguas de la muerte. Pero, Tú, Tú, Padre, que se me va la vida, que se me va la vida... Como sombra viene un ángel, como una mano paterna, recorriendo una a una mis gotas de sangre, y digo: Padre mío, que no mi voluntad que brota de la carne y me susurra; no, que no mi voluntad, sino la tuya Padre, Padre mío... Y así, la fuerza, la ola serena, la flor de la sangre era luz; la cruz era buena.

50 Publicado en Canto desde el centro pp. 20-21. Este poema es un eco de Lucas 22,39-44.

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ALGO LE HA PASADO A MI MUERTE FUTURA CON LA RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO51 Algo le ha pasado a mi muerte futura con la resurrección de Jesucristo. Antes que venga, yo puedo adelantarme y ganarle «el quien vive» a la muerte. Puedo decirle: «no me puedes robar la vida, simplemente porque yo puedo regalarla antes de tu visita». Jesús me ha enseñado a darla entera, cuerpo y alma. Cuando venga la muerte se quedará con un cadáver; no conmigo. Mi cuerpo ya es del Señor. Mis miembros vivos son del Resucitado desde mi bautismo. Soy uno solo: cuerpo y espíritu, uno solo en la vida verdadera. La muerte no puede arrebatarme: estoy en las manos de la Vida, para siempre, en la misma fuente de la Vida. Ése que llevan al cementerio ya no soy yo: que se quede la muerte diluyendo bajo tierra lo que es tierra. No puede tocar a mi persona. No puede mi amor ser consumido por los gusanos. Aprendí de Cristo a darlo todo y todo lo entregado quedará para siempre, ciento por ciento en el Dios vivo. «¡Oh muerte! ¿dónde está tu victoria?»52. Estoy aprendiendo a mirarte de frente, a reconocerte vencida en la Cruz. Afirmado en mi Señor Resucitado te miro, como mira un niño la jaula de los leones desde los fuertes brazos de su padre. Todo entero incorporado al primer nacido de entre los muertos, comparto desde ahora la vida nueva de mi Señor y Amigo, en su cuerpo y en su sangre lo he puesto todo: mi mundo, mis ojos, mis palabras, pensamientos; mis luces, mis oscuridades, mis gozos y mis lágrimas; mis acciones, mis sentimientos,

51 Publicado en Canto desde el centro pp. 23-24 y en revista Pastoral Popular, vol. XXVI nº 1(1985) en la contratapa. 52 1 Corintios 15,55

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mis anchuras, mis límites, mi carne, mi espíritu y hasta las oscuras profundidades de mi ser. ¿Qué te queda, muerte, sino un poco de polvo? Eres dintel solamente. La Puerta es mi Señor. Quedan de este lado los tiempos, las duraciones, los caminos. Al atravesarte se rompen los límites y empieza la inagotable novedad. Voy con Cristo, me basta ahora su camino de pobres, voy transfigurado, nuevo y yo mismo, gratuitamente vencedor y vencido. Cristo me arrebató, me tomó para sí53; ya no soy tuyo, muerte. Así, humildemente vencida, te has hecho hermana: «hermana Muerte», pequeña, gris, servidora de nuestra Pascua.

53 Ver Gálatas 2,20

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POCO SÉ DE DIOS, PERO LO RECONOZCO ASÍ DE INCÓGNITO

POR LAS CALLES DE NUESTROS CALVARIOS

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EL ROSTRO DEL HIJO54 El rostro del Hijo nos está mirando misteriosamente; desde cada rostro Dios, en cada hombre nos está mirando. Desde el rostro puro de un niño pequeño; desde el rostro triste de un pobre humillado; desde cada rostro alegre o lloroso, el rostro del Hijo nos está mirando. Y un día tendremos que escuchar trompetas y al Hijo del hombre glorioso en su fiesta, mirarlo a la cara. Oiremos su voz tan cierta y tan clara: «lo que al más pequeño de esos, mis hermanos, hiciste de bueno o hiciste de malo, conmigo lo hiciste»55. El gozo o el llanto te juzgan por siempre, te quedan mirando. Dios en cada rostro ya te está juzgando.

54 Publicado en Canto desde el centro p. 15. 55 Ver Mateo 25,31-46

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CONTEMPLACIÓN DE LA CRUZ De larga historia fuimos hiriéndote, en el comienzo, en el medio y el final, pecado a pecado, clavo a clavo. No fueron sólo los malvados de tu tiempo; yo también iba con ellos. Te llevaban prisionero; yo también iba con ellos; te clavaban en la cruz: yo te clavaba; te insultaban malherido: te insultaba y en la soledad del monte me quedaba indiferente a dejar que muriera escarnecido un inocente, mi mejor amigo, Jesucristo de la gente. Te clavaba mi silencio ante el hombre torturado; en mi hermano con hambre, mi silencio te insultaba. Seguimos hoy día martillando, pecado a pecado; clavo a clavo, al Señor del pueblo adolorido, al Señor de los humildes humillados. Te hemos visto traspasado por los bidonvilles de París, crucificado, por las chabolas, y las favelas y por las «tomas», los campamentos y las «callampas» de Chile, de Brasil, de Colombia; por los «pueblos jóvenes» del Perú56, por las sarnosas ratas que circundan la gran ciudad, por los cartones sucios que cubren el dolor de la miseria, por las noches de frío, por los días de calor. Vi al pueblo de los pobres comprando el agua por litros en las arenas pobladas de Lima, a pocos metros de los jardines y las fuentes de San Isidro; pensé en la caña y en la esponja de vinagre en los labios resecos de mi mejor amigo, Cristo. Y vi a los niños de la ciudad cargando leños y tablas del basural; en sus carritos de malamuerte: te veía a Ti subiendo la cuesta con todas las cruces; con todas las cruces que te levantamos. Pero muchas cruces forman barricada; y el pueblo sufriente encuentra entre sus filas, las manos de Dios, el Victorioso. Él es el Señor; su nombre brilla en la frente sudorosa,

56 Poblaciones callampas, tomas, bidonvilles, pueblos jóvenes, etc.: asentamientos urbanos de extrema pobreza.

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en la esperanza porfiada de los pobres. No podréis ocultarlo, clavado, ahora, en estas cruces, cada día; no podréis borrar su sangre con mentiras, titulares en vuestros periódicos, en vuestra Televisión, en lo alto del Calvario estáis gritando siempre: «¡Marxista, comunista, blasfemo, terrorista!»; pero, en el templo, el Cristo de los pobres, va rasgando el velo y la cruz levantada rompe muros de mármol y cajas fuertes, sin odio, sin violencia; porque el poder de los pobres y la fuerza del pueblo se llama: «Jesucristo, Nazareno, Rey de los judíos». Ese nombre ha sido escrito en todas las lenguas y sigue clavado como una bandera en las afueras de todas las ciudades.

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LA HUMILDE QUEJA DE LOS POBRES57 Hermano, estabas tan lejos que no alcanzaste a oír el trueno; no alcanzaste a ver el rayo. Dormías cuando la tempestad vino sobre nosotros y destruyó nuestra vivienda. Después dijiste desde el interior de tu confortable morada: «No ha habido trueno, ni rayo, ni tempestad...» Hermano, estabas tan repleto de éxito, tan ocupado en tu propia seguridad, que no cabía en tu corazón el recuerdo de los ausentes. Tu fiesta terminaba en el muro posterior de tu mansión. Más allá estábamos los pobres y Dios. Tú celebrabas la privatización de las empresas; nosotros teníamos una asamblea para organizar un fondo común para cesantes. Pienso, hermano, que estás equivocado, no por maldad, sino por lejanía. La verdadera fiesta está donde Dios se llama caridad- solidaridad y se comparte el gozo de ser de su parentela. También tú eres de la familia. Abre tus ojos, tus puertas y tus ventanas; y ven a la fiesta del Padre. Te pido que abras tus puertas y ventanas para cerciorarte del sol, porque hasta ahora tú has preferido leer El Mercurio para saber el pronóstico de los tiempos. Abre tus ventanas y asómate. Escucha el clamor de tu pueblo: es un trueno; abre tus ojos, mira, que es un rayo. Si te quedas contigo mismo, encerrado entre los tuyos, instalado en tus pantuflas, a puertas cerradas, a ventanas tapiadas, dejarás a Dios a la intemperie, al otro lado de tu vida. «Donde está tu tesoro, está tu corazón»58. Si tu tesoro se llama propiedad, capital, seguridad, poder para tener más; tu corazón anda en mala compañía. Se vuelve limitado como el terreno cercado de una propiedad. Se vuelve materia, como la espesa consistencia de tu capital adorado.

57 Publicado en Canto desde el centro p. 43. 58 Mateo 6,21

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Se vuelve encogido y temeroso, necesitado de más y más seguridad. Se vuelve frío e injusto como el poder al servicio de la riqueza. Ven, triste hermano, abre tus ojos. Míralo a Él, desnudo en la cruz. Míralo de brazos abiertos, ensanchando el mundo con un amor en que caben todos los hombres de buena voluntad. Escucha el trueno. Míralo en la luz de su resurrección, fulgurante como un rayo. Míralo glorioso a la manera humilde de Dios: viviendo, muriendo y resucitando entre sus pobres.

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LAS MANOS DE LOS CESANTES59 Esta mano es la de un trabajador chileno: surcos y venas salientes. Fíjate en los dedos duros, encallecidos. La piel está reseca, morena, color de tierra. Son manos de larga geografía: en las pequeñas grietas y en todo el contorno de las uñas hay restos de minerales y sedimento de la historia de todo el país. Manos limpias, pero como son limpias las rocas trabajadas por el mar y por los siglos. Mano recia, piel de lagarto: domadora de motores, caricia de tornillos, negra de aceites, blanca de harina y de cementos, rubia de trillas, roja de vendimias. Y suave, respetuosa de la flor, y justa de milímetros y micrones, precisa, fina de hilos; y segura de palancas y manubrios y bridas y cachos de toro. Tierna mano de abuelo, de padre, de novio enamorado. (Cogió el cintillode la niña y el cabello y el chupete de la guagua en la micro, una tarde de domingo, mientras duermen las manos en las manos).

59 Fechado el 1 de mayo, Día del Trabajador, 1983. Publicado en Canto desde el centro pp. 72-74; y en A. OPAZO y P. FRÍAS (editores) Esteban Gumucio, Testigo de Nuestro Tiempo. Santiago: Congregación SS.CC. 2001. pp. 175-176 (En adelante citaremos como Testigo p.).

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Pero la mano busca la materia, inquieta pregunta trabajos, humillada de no ser mano siendo mano. Y acusa, abierta o empuñada... La dejaron como sarmiento inútil; la amputaron de Chile, le quitaron la auténtica bandera: esa que hace pan, casa y camino, la que canta martillos y ruedas y poleas de máquina. En las noches, los cesantes esconden la mano: después, en silencio, la levantan hacia el cielo. A tientas, encuentran un madero y otro madero un clavo y otro clavo y las manos carpinteras... Los trabajadores cubrían de cruces el horizonte. Al alba, resucitarán las manos heridas y serán de nuevo manos de alfarero que moldean a Chile solidariamente, digna y democráticamente. Alegres manos libres de trabajadores libres. Pero ahora, en la noche busca mi mano; dame la tuya. Es preciso reconocer la señal, al tacto, sin palabras, las inconfundibles, las insobornables nobles manos: una con otra, en la noche, miles y cientos de miles y millones, todas, todas las manos.

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NO HAY TRABAJO60 Están allí clavando silencios los maestros carpinteros. «No insista, no hay trabajo». La madera grita a las manos. Las manos duras se miran y se frotan. Puerta de roble, puerta de pino; desesperante silencio de los martillos. Pero, ¿cómo que no hay trabajo? Dicen que van a tomar gente... oiga... pero si a lo mejor... No hay pan, dice la mano derecha. No hay dinero, dice la mano izquierda. Entonces vendes tu formón... ¿Mi formón?... dicen las dos manos. Te darán apenas para pagar el microbús. Vendes también el martillo. Un poco de azúcar para la guagua. Protestan los callos de las manos; pero las manos duras toman al niño. Lo colocan a caballito sobre las rodillas. El carpintero llora. Pero que no lo vean. Es macho recio el carpintero. La mujer dice: «Te acuerdas cuando te caíste del andamio. Anda a ver a esa constructora, a lo mejor...» ¡Y vendo también el serrucho! Ella disimula. No dice nada. Las manos de la mujer dicen: nos arreglaremos de cualquier forma. El carpintero acaricia el madero. Le clavan el alma al Nazareno.

60 Publicado en Testigo p. 71; y en revista Pastoral Popular nº 187 (1988), en contratapa, bajo el título de Los maestros cesantes.

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SILABARIO 1. PAN61 La distancia entre Dios y nosotros se mide por los kilómetros y miles de kilómetros de la fila de los que mueren de hambre. La distancia entre Dios y nosotros se mide en las horas y días y siglos de llanto de un tercio del planeta. La distancia entre Dios y nosotros se mide en espacios de separación, en abismos de diferencias entre pueblos y pueblos. El pan acorta la distancia y la mano solidaria cruza el tiempo y atraviesa el misterioso espacio. Dios amasó su pan en la mesa de los pueblos, al rescoldo de nuestra ceniza; en nuestros hornos de barro encendió su fuego. Una mujer le entregó su harina y el Espíritu fue la levadura. Desde entonces el trigo y el fuego lloran, murmuran y rugen, entre las multitudes hambrientas, con la voz de Dios, el panadero. Desde entonces, el canto primero de la esperanza tiene fragancia de pan en nuestras ruidosas ciudades repletas de miseria. «Pan» es la palabra que retumba de dolor en los flancos de nuestra Cordillera, o en el saqueado Norte del Brasil y en las oscuras galerías del oro, del cobre, de la plata y del carbón y sube hasta Dios en ofertorio, con la sangre de Romero62.

61 Fechado el 30 de junio de 1981, Arequipa, Perú. Publicado en Canto desde el centro pp. 54-56; y en Testigo pp. 183-184. 62 Alude al Arzobispo de San Salvador, Mons. Óscar Romero (1917-1980), asesinado el 24 de marzo de 1980, mientras celebraba la Eucaristía.

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El hambre de hoy es cuna de la palabra. El niño nace entre puñales, cortando, dividiendo, penetrando. Viene desde los más humildes de la tierra como chispa de fuego, inquieta de pan. El pan de ahora mueve y descoyunta, sale de los templos a las calles. Solidario y confidente, Dios se ha hecho pan para sus pobres; no para sus ángeles, ni para los saciados del mundo financiero. Pan de los pobres, piedra de tropiezo, entonces, ahora y siempre; pan del abandono, pan de la bolsa cargada de dinero a las espaldas de todos los Judas, entonces, ahora y siempre. Y dice Dios, el Panadero, que no quiere cantos de labios, sino piernas fraternas que atraviesen por sus puentes. Y dice Dios, el Panadero, que no quiere templos si no estamos dispuestos a cantar el salmo de sus pobres. Y dice Dios que no quiere cena sin el quemante pan de la pobreza. Cuando pidas pan, levanta la cabeza niño; pero, ¡levanta la cabeza!... El pan tiene buen sabor cuando lo compartes. El pan sin amor no alimenta. El pan del egoísta se pone añejo.

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INVIERNO (EN CESANTÍA)63 Mi pasaje es yermo de soledad en el interior del invierno. Como borrachos perdidos viajan las últimas hojas; el viento las lleva a no sé qué rincones tiernos. Aullando solo entre las sombras, me sumerjo en el llanto de los perros. Y yo digo «otra mañana... otra mañana», cuando están mis manos en silencio. Y el hambre le va preguntando al frío su nombre detrás de la puerta donde duermo. En la casita azul canta un niño el silabario y le responde el bordón de mi lamento: Carlos Antonio Pérez, cesante, ilustre candidato al cementerio y en mortaja me llevan las banderas de mi patria azul y blanco y rojo; hambre, frío y viento.

63 Publicado en Canto desde el centro p. 71. Tras seis años de lenta recuperación luego de la gran crisis de la economía chilena de mediados de los setenta, sobrevino otra gran recesión en nuestro país. Entre 1982 y 1983 el Producto Interno Bruto (PIB) cayó más de un 16% y la cesantía llegó a un 30 %. (Fuente: H. Beyer y otros. Apertura comercial y desigualdad salarial en Chile. Santiago: Centro de Estudios Públicos CEP, 2000).

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AÑO NUEVO DE LA ESPERANZA. SALMO64 La vida de muchos aquí, en mi tierra de Chile, es la de un perro hambreado y encadenado: busca la sombra, se esconde en su cajón miserable, asoma apenas la cabeza para mirar desde lejos la libertad. La dictadura nos roe las entrañas: noche tras noche, tejemos esperanzas doce años frustradas. Me levanto y el día se me hace interminable. Mis manos no saben qué hacer en esta solemne profesión de cesante crónico. Mi cerebro da vueltas y vueltas hasta el último eslabón de mi cadena, buscando la fórmula de sobrevivir hasta mañana. Si por lo menos pudiera gritar mi hambre por las calles de mi ciudad; pero me acosan por las esquinas sus carros blindados, me ahuyentan con sus balas asesinas. Me dijeron mis amigos: «Hazte vendedor de cualquier cosa; coge tu guitarra y sube a cantar en los buses... ‹Señores y señoras: no es por molestarles; soy padre de tres niños... sólo vengo a solicitar la ayuda que ustedes puedan darme...›» Derrotado cada tarde, quise vaciar mis horas en el cuadrado luminoso de la televisión. Aprendí a conocer los bancos más seguros, los modelos de vestidos y las cosas más ricas que se pueden devorar con los dientes del deseo. Aprendí a correr en lujosos automóviles por las calles de San Francisco, y a calcular que da lo mismo ser malo o ser bueno, descontados los muertos que dejan los buenos en Hong-Kong, cuando son más que los muertos que dejan los malos en el barrio de Bronx o en los burdeles de Miami. Y después las noticias: todo estaba bien por estos lados. La gente en todas las provincias aplaudía la llegada

64 Fechado el 11 de diciembre de 1985. Publicado en Canto desde el centro pp. 75-77.

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de las charreteras de todos los Generales. Se inauguraban jardines y se cerraban universidades. Siempre todo bien, en perfecto orden: unas cuantas bombas, como en todas partes, y unos cuantos millones de cesantes, como en todas partes, y el dólar, como en todas partes, y los Derechos Humanos, inventados por los marxistas, como en todas partes. A lo mejor habrá que hacer leyes para el caso de haber elecciones el año 2000... Y escuché también que los curas hacían Ejercicios de San Ignacio en las cómodas cárceles de la nación, pobladas de dirigentes y ratones, conforme a todas las leyes de la normalidad estrictamente constitucional, en vistas a preparar la visita del Papa65. Pero, Señor, yo sé que esta historia la estamos haciendo los hombres. Somos granito de arena y brizna de pasto seco. Debajo de toda la sangre y debajo de nuestra oscura caminata de miedo, Tú siempre vienes caminando en busca de lo perdido. Señor de lo imposible, ¡creo!... ¡ven! Y que reverdezca este pueblo que estaba perdido.

65 El Papa Juan Pablo II (1920- 2005) visitó Chile en abril de 1987.

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CREER66 Creer que el siervo aplastado triunfa. Creer que mi pueblo humillado está atravesado de Dios. Creer que este cuerpo enfermo brilla y su carne resplandece por el revés de la trama, en la verdadera historia que vamos haciendo, en la oscura presencia de Cristo. Esperar detrás de la nube. Esperar tensamente la mañana. No esperar en el dólar, ni en la punta de la espada. Esperar en la cruda verdad. Esperar con la esperanza de los pobres. Viven y se multiplican y saben que el Señor está de su parte a la vuelta de la esquina, más acá y más allá de la muerte. Esperar en los niños porque son el futuro desde el ahora. Poco sé de Dios; pero no importa. Me importa más que mi vida. Y Dios no es lo que imaginas, ni lo que dicen los libros, ni siquiera lo que dicen los libros de Teología. Dios se asoma por debajo de las líneas escritas y habla a los niños. Ayer lo vi sacudiendo el saco sucio de un recogedor de papeles y jugando fútbol con Manolo, el hijo de la señora tísica de la esquina. A Dios lo tienen suprimido por decreto en las plazas donde deberían juntarse los trabajadores. Pero Él está ayudando a los muchachos que escriben libertades en los muros de la Municipalidad. A Dios no le importan mucho los altares ni le ofende mucho que le quemen templos de madera; lo que le importa a Dios son las mujeres y los hombres y los niños que se juntan en el templo; y Dios estaba humillado esa noche en que azotaron a Pablo en el sótano de la CNI67.

66 Publicado en Testigo p. 137-139.

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Y estaba llorando de frío y humillación cuando desnudaron a Juan Carlos y le pusieron electricidad. Dios tiene unos templos de arquitectura de carne y de sangre, unos templos pobres quemados cada día por los idólatras del dólar... Los saquean por hambre y cesantía. Dios tiene unos templos tan delicados como un pequeño niño que llora su pan que le han robado los magnates de la Bolsa de Comercio. Poco sé de Dios, pero lo reconozco así de incógnito por las calles de nuestros calvarios y le reconozco su voz en las palabras y en los gestos de su Hijo. Quemaron una iglesia y tres y cuatro... Nunca se sabe quién, cuando no se quiere saber. A Dios no le importa mucho que destruyan el templo de madera o de piedra; a Dios le importa el dolor de los pobres que lo construyeron; a Dios le importa el motivo de las llamas. A Dios no le importan mucho los altares, ni le ofende mucho que se desmoronen los ladrillos y se pongan negros de humo los ángeles de yeso; lo que le importa a Dios son los hombres, las mujeres y los niños que se juntan en el templo a escuchar la Palabra, a comentar la vida, a encender la esperanza, a decir la verdad. Dios tiene unos templos de arquitectura de carne y sangre, unos templos pobres quemados cada día por los idólatras del dólar. Están quemando las naves de la catedral del mundo que son los pobres.

67 Central Nacional de Informaciones (CNI), creada por el gobierno de Augusto Pinochet en agosto de 1977 para suceder en sus funciones -con las mismas atribuciones y agentes- a la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA), que tuvo a su cargo principalmente la represión violenta de los opositores al régimen que imperó en Chile desde 1973 a 1989 (ver nota 72). La CNI fue disuelta el 22 de febrero de 1990, días antes del traspaso del mando militar al gobierno democrático de la Concertación.

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Están destruyendo las nervaduras del pueblo, echando al suelo las columnas de su dignidad. El hambre de los hijos es un sacrilegio. Dios tiene unos templos delicados como de cristal. Se construyen en el corazón de la comunidad. Sus muros son de justicia, sus ventanales dejan entrar la paz. Cuando los pobres construyen con Dios estos templos de fraternidad, vienen de noche los que temen al pueblo participante y queman el cascarón de madera, el signo de la comunidad. Poco sabemos de Dios, pero no importa: nos importa más que la vida. Algo conocemos de sus gustos; algo sabemos de sus preferencias. Están los pobres mirando los escombros, las vigas negras, el piso quemado, como en un velorio. Los perros no se atreven, olfatean el silencio, se quedan en la parte de acá de las ruinas. Por los corazones, por el silencio denso, los hombres y las mujeres doloridas piensan que ya no se puede más, que hasta las iglesias las están quemando, que a los pobres no les dejan ni su lugar de oración, ¡ni sus tablas de esperanza! Quemaron una iglesia. Quemaron tres y cuatro iglesias. Pero nunca se sabe quiénes son los incendiarios. Nunca se sabe, cuando no se quiere saber. A Dios no le importa mucho.

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A MANERA DE SALMO68 ¡Es verdad...! ya por siglos lo dijeron los profetas. Es verdad: «Él levanta del polvo al desvalido» y se rompe la fuerza del violento. Él camina al lado del cesante. Él sostiene la esperanza que flaquea. Él va con la madre a la farmacia y recorre las distancias de su angustia. Él se sube a los buses suplicando que le dejen cantar por dos monedas. Él estaba a la vuelta de la esquina esperando a los hambrientos; compartiendo la sonrisa de paciencia, encendiendo los fuegos interiores. Él se sienta a conversar con los muchachos que dibujan mundos nuevos de justicia. Él construye los pilares de la vida a partir de unos panes de pobreza fraccionados, compartidos en su nombre. El trono de su gloria está escondido. No lo busquen en las nubes, ni en discursos arrogantes. En el corazón de su pueblo está su trono. Búsquenlo, está cercano: los humildes lo descubren. En la fuerza del amor, su señorío; en el gesto unitario, su victoria. Y Él guardará los gemidos de sus pobres; escuchará el clamor de los mundos marginados. Recorrerá una a una las prisiones injustas, visitará nuestras ollas populares, mirará las manos ofendidas, bajará a los sótanos de la tortura, viajará a los extremos del mundo a consolar a sus hijos exiliados; apretará la mano de la viuda del desaparecido, cobijará en su manto a los huérfanos, caminará con su pueblo los senderos de libertad.

68 Publicado en Canto desde el centro pp. 31-32. Este poema hace eco de 1 Samuel 2,3 y Salmo 113.

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SIENTO UNA IRA SUCIA Y MILITAR. QUISIERA DESCOSER LAS CHARRETERAS

Y MELLAR LOS ESPADINES...

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11 DE SEPTIEMBRE DE 197369 Mala noche, cama estrecha, manta corta. No me digas que no sabes de esta noche funeraria de septiembre. Un lamento, dos disparos y la sombra de locura. Militares mandan queda70, gente muerta. Niños muertos. Los palacios sin ternura en las altas avenidas. Llega el hambre y la censura, mala bestia que se llama dictadura.

69 Publicado en Canto desde el centro p. 206; y en Testigo p. 39. 70 Toque de queda.

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ME DUELE (en memoria de Orlando)71 Me duele ver que la fuerza enmudece a la razón. Me duele sentir el miedo por tener una opinión. Me duele tanta bandera sin viento de libertad, parece muda su estrella como que quiere llorar. Me duelen los muros limpios cuando por dentro no hay pan. Me duele mi Cordillera que no se puede pasar. Me duele Chile enterito, herido en su dignidad. Me duele que por decreto me lo pretendan quitar. Me duelen los tribunales sin recurso y sin amparo. Me duelen las financieras agarradas de la mano. Me duele que vendan todo lo que el pueblo se ha sudado; y el pobre queda mirando la libertad de mercado. Me duele, mucho me duele lo que ustedes adivinan. Me duele tanta sospecha, no saber si mi vecina le pone el plato a mi lengua para entregarme a la DINA72. Me duele que pasa el tiempo y los cuatro se atornillan73.

71 Publicado en Canto desde el centro p. 66; y en Testigo p. 89. 72 A meses de haber efectuado el golpe de Estado que derrocó al Presidente Salvador Allende G., la Junta Militar creó la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA (decreto ley 521 de 1974), organismo coordinador de la acción de los servicios de inteligencia de las Fuerzas Armadas y de Orden. La DINA, que en la práctica encabezaba la labor represiva desde noviembre de 1973, llegó a reunir en sus filas a cerca de quinientos oficiales y suboficiales selectos de las cuatro ramas uniformadas. Este organismo atacó sistemáticamente a los “enemigos internos” del nuevo régimen. La DINA fue disuelta en agosto de 1977 por el entonces “Jefe Supremo de la Nación”, general Augusto Pinochet U., abriéndole paso a la Central Nacional de Informaciones, CNI. (ver nota 67). 73 Los cuatro integrantes de la Junta Militar de Gobierno.

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IRA74 Siento una ira sucia y militar. Quisiera descoser las charreteras y mellar los espadines; no puedo soportar los uniformes, me enferman los desfiles y la voz insolente de tantos generales. Y Tú me dices: «Paz, que haya paz»; y yo me muerdo las entrañas y discuto las sórdidas mentiras y vuelvo a pensar en tanta herida. Abomino de la fuerza y soy violento; y me rompo las uñas de impotencia. Me roe como un gusano este silencio de la santa Jerarquía... y me digo soy injusto, pero va creciendo en mí la irreverencia separando los obispos en montones: estos sí, por lo menos; esos no, porque son huevones. Y voy repasando en mi locura tantas dulces palabras de paciencia, contra el fondo del horror de las prisiones en que sufren mis hermanos la tortura. ¡Ay de mí, Señor!, me dije y en sustancia de qué le sirve al pueblo mi lamento. Entonces, me asomé por la ventana y llamé discretamente a mi vecina; y fuimos dos y tres y cinco y diez y fuimos ciento y ciento que echamos las iras al viento y empezamos con amor a poner ollas al fuego. Nacieron los comedores y las bolsas de trabajo y fue ganando en el pueblo poco a poco la conciencia, de estar viviendo el engaño más grande de nuestra historia.

74 Publicado en Canto desde el centro pp. 203-204; y en Testigo p. 121.

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JUEVES 9, DEFENSA DE LA VIDA75 Anteayer torturaron a Ricardo para ver si era terrorista; y Ricardo no era terrorista. Ayer torturaron al vecino de Ricardo por ser amigo de uno que podría ser terrorista; y al vecino de Ricardo le encontraron que no era terrorista. A Ricardo y al vecino de Ricardo les ataron las manos a la espalda, les cubrieron la vista. Desnudos, les pusieron electrodos en los genitales. Sin saber dónde, sin saber cuánto, les golpearon e insultaron, y el vecino de Ricardo decía que no estaba solo en la mesa del tormento y que rezaba; y Ricardo repetía que conversaba con Dios, entre tortura y tortura. Anteayer Dios estaba con Ricardo en la casa de tortura y ayer el vecino de Ricardo era Jesucristo. Y el vecino de Ricardo decía: «El que estaba solo era el otro, el que daba los golpes, el que torturaba, el que amenazaba con el revólver, el que los acosaba a preguntas, el que conectaba la electricidad con su tenaza de muerte». Y Ricardo decía que por lo menos él y su vecino podían orar y el otro, no... que no podía orar, que estaba solo, terriblemente solo. Porque Dios está en la vida, es el Dios de la vida y no el Dios de la muerte: La muerte me golpeaba las sienes; la muerte me trituraba las muñecas prisioneras; la muerte me tenía de pie, los ojos vendados; pero la muerte no sabía cuántas horas puede un hombre estar rezando de pie, solo él y Dios, entre tortura y tortura; y no sé cómo decirlo, pero yo sé que Dios estaba y era vida... y yo pienso: ¡Qué solos que están los que torturan! Yo le puedo contar a mi mujer lo que pasé en la prisión;

75 Fechado el 9 de agosto de 1984. Publicado en Canto desde el centro pp. 67–68; y en Testigo p. 44-45.

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yo le puedo decir a mi hijo que lloraba por él y que tenía miedo; le puedo decir todo mirándole a los ojos; pero el otro, no. El que tortura no le puede decir a su mujer: «Hoy he torturado a un hombre; hoy he golpeado a un hombre con las manos atadas; hoy he desnudado a un hombre y lo he dejado herido al frío de una noche de julio». El que tortura está solo con la muerte en las manos: ni siquiera puede decir a Dios su secreto, sin dejar su oficio de muerte; el que tortura nunca más puede mirar a los ojos a su hijo. Ricardo, el vecino de Ricardo, yo y mi pueblo humillado no queremos morirnos; ellos quieren la muerte; y nosotros y Dios, la vida.

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INDEFENSO76 Era tan terrorista como una paloma. Lo aprehendieron en la intersección de la flor y del aire, una mañana. No recuerdo por qué. Tal vez por delitos inimaginables que se encuentran en cada página del diccionario o en la guía de teléfonos. Lo torturaron por la palabra «poesía» y por contemplar comandos de abejas que merodeaban flores rojas (presuntamente marxistas). La verdad es que solía decir sermones de esos que escuchaba la gente de Jesús en la ladera del monte, según alguno de los cuatro evangelistas, o tal vez, por consolar a los niños que lloraban pan, tocando su guitarra y cantando versos de Violeta Parra y esa canción «guantanamera»... o por llevar leños a la olla común. Me imagino que también se le imputó a delito el usar camisas celestes y amarillas, sin corbata, o poleras77, con nombres de bebidas en el pecho: «Coca-cola», «I love you» o «University of Cambridge»... Pecó, ciertamente, de juventud, de canto, de risa, de largas discusiones en la esquina las noches de verano, en vez de instalarse sosegadamente a escuchar las noticias oficiales en la televisión a color, como persona insospechable. Pecó, ciertamente, por hacer operativos de amor, por soñar y no saber qué hacer con las manos y los pies a los 17 años. Pecó por ser chileno a su manera, sin banderas sofocantes, ni terceras estrofas de himnos nacionales. Tenía ya malos informes de la CNI por haber orinado al pie de una estatua de algún héroe militar.

76 Publicado en Canto desde el centro pp. 69-70; en revista Pastoral Popular vol. XXXIV, nº1 (1984) contraportada; y en Testigo pp. 46-47. 77 Camisetas, remeras, etc.

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Pecó por llevar zapatillas blancas, verano e invierno; las mismas zapatillas blancas sospechosamente usadas para todo servicio, por no tener dinero para comprar zapatos; y por tener cara de pueblo y haber nacido cesante, y por llamar jardín a unos geranios rojos delante de su mejora «Hogar de Cristo» 78 (conexiones peligrosas con la Iglesia) y por huir de los guanacos como todo cristiano79, y por leer las consignas del pueblo en los muros de la ciudad, desde una micro Recoleta-Lira o Matadero-Palma-Cementerio General. Conoció la cárcel a los 17 años, por sospechoso; sospechoso de vivir, y por una sonrisa que alguna autoridad podría, tal vez, encontrar irreverente o subversiva. Pecó por llamarse Juan Averio y tener rostro de maleante consagrado, según la fotografía del Registro Civil. Pecó por cantar en los buses, raspando tarros al compás de unas cumbias de ritmo leninista cubano o nicaragüense: «Señores pasajeros yo no vengo a molestar... vengo a pedir lo que sea de su generosidad». Y se lo llevaron con las manos esposadas, como los cazadores arrastran al puma cebado o al leopardo sanguinario. Lo cargaron en el furgón. Le dieron coces y golpes de puño. Le desnudaron su limpia carne de niño. Y Juan Averio lloró su primer llanto de adulto que le brotaba indefenso de la sangre honesta de su pueblo y de una sal de toda América morena que le subía ardiente por su impotente ira.

78 Vivienda de emergencia o mediagua. 79 Carros lanza aguas usados hasta hoy por Carabineros para disolver protestas callejeras. Fueron muy utilizados por la institución sobre todo a mediados de los años ochenta, en las continuas y masivas manifestaciones populares que se efectuaron en Chile como reacción a la represión social, política y económica de la dictadura.

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ESCUCHE SEÑOR GENERAL80 Cuánto caminar y caminar para que un niño llegue a ser un hombre formal. Cuánto demora el hombre para formar su nido: cuántos mares ha cruzado, cuánto trabajo sembrado, cuánto calor, cuánto frío, cuánto el hombre ha sufrido para tener su ciudad. Y ahora pregunto a usted, a Usted, Señor General: Cuánto muerto hay que tener, cuánto dolor que pagar para que cese el cañón de disparar. ¡Escuche, Señor Coronel, escuche, Señor General! Cuánto retoñar y retoñar para que el árbol pueda la montaña repoblar. Cuánto tejió la madre, para esperar al hijo: cuánto proyecto ha forjado, cuántas noches no ha dormido, cuánto soñó, cuántos años, cuánta ternura de siglos, para morir en Vietnam. ¡Escuche, Señor Coronel, escuche, Señor General!

80 Canción de protesta por la Guerra de Vietnam (1965). Escrita por Esteban a fines de los sesenta e interpretada por el grupo Los Perales por esos mismos años. Publicada en Canto desde el centro p. 202.

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LOS NÚMEROS81 Vuestra guerra nos cuesta ciento veinte mil millones de dólares, porque es inmensa vuestra ceguera; y nosotros comemos diez gramos de arroz con hambre de cuatro escudos y cincuenta centavos82, porque es inmensa vuestra ceguera. Mi canario canta y vosotros no sabéis escucharlo. Mi canario come doce granos de alpiste y por cada grano canta mil cantos a la vida; pero vosotros habéis asesinado a ciento cuarenta mil millones de pájaros con una sola bomba H 23 porque es inmensa vuestra ceguera. Quinientos mil aviadores, quinientos mil marinos para matar la risa de un niño vietcong cuestan más que todos los maestros del mundo, porque es inmensa vuestra ceguera. Tres millones de focas son diez abrigos de piel y una prostituta de lujo. Y la urna del Presidente de la Kennecott83 vale dos millones de dólares. Y la urna del Presidente de la Kennecott encierra 25 millones de gusanos. Mi canario está feliz con doce granos de trigo y doce gotas de agua. Y vosotros estáis aburridos por el valor acumulado de varios siglos de nada; pero yo no os vendo mi canario y no me lo vais a comprar. Diez artículos son una Ley... ¿Cuántos dólares cuesta un artículo para que os venda una Ley?

81 Publicado en Escritos p. 70. 82 El Escudo fue la moneda chilena entre los años 1960 y 1975. 83 Kennecott Copper Corporation, empresa norteamericana que entre los años 1916 y 1965 fue única propietaria de la mina cuprífera El Teniente. En 1965 cede el 51% de la propiedad al Estado chileno mediante un acuerdo con el gobierno de Eduardo Frei Montalva. En 1971, al aprobar el Congreso chileno el Proyecto sobre Nacionalización de la Gran Minería del Cobre (Ley 17.450) la Kennecott, al igual que las demás compañías extranjeras en el rubro, pierde la totalidad de su participación comercial en dicho yacimiento.

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RICOS. ECONOMÍA DE MERCADO84 Por tu balcón vi trepada una flor de plástico, precisamente sobre el triste marcador del gas. Y vi tu mansión con olor a tumba, a tumba elegante. Eres señor de la Economía, pastor de la Ley de la Oferta y la Demanda. Amén. Sonrisas de dinero hábilmente maquilladas y cuero ruso preparando la hora solemne de la muerte. No olvides dar tu tarjeta al Coronel y el calendario y el regalo a la sobrina del Subsecretario y la gimnasia del espinazo, doblado correctamente a la vista del presupuesto, al latido amoroso de la computadora, al compás de la calculadora. Solo, solo como un satélite artificial, colocado en órbita exclusiva, patentada, propiedad privada. Solo, suspirando dinero. Solo, como témpano de frente alta, una flor de plástico en el ojal del Banco, enamorando cotizaciones en la ventanilla de los Créditos. Eres cadáver a cuotas mensuales. Duermes con frío en tu tumba colosal. ¡Pobre rico!

84 Publicado en Canto desde el centro p. 210; y en Testigo p. 189.

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CONSEJOS PARA UN ARRIBISTA85 Sobre todo, ponte corbata. Si puedes, te casas con una rubia que tenga abrigo de piel. Vete al centro de la ciudad y saluda a gente segura, sonríe a todos los Gerentes. Toma la pluma y escribe mentiras con frases largas, reposadas, mercuriales. Adula a los Generales, aplaude a los Almirantes, admira a los Coroneles, acércate a los Mayores, respeta a los Sargentos, sé indiferente con los cabos, desprecia a los conscriptos. Di que no hay hambre en el pueblo, di que hay justicia y orden, sobre todo orden, orden, mucho orden... Opina sobre Economía, lamenta la recesión internacional, reconoce generosamente la revitalización de nuestro comercio exterior. Codéate con intelectuales de la Municipalidad. Cómprate otra corbata; esta vez, en Providencia. Entonces, un día verás tu retrato en el «Rostro de la Noticia». Tus honorables nuevos amigos encontrarán que eres un hombre... ¡lo que se llama un hombre! Qué pena me dan tus ojos: se han puesto grises y fríos como el acero... ¿trabajas para la CNI? Ahora, te miras al espejo, extrañado de ti mismo, vacío, con ganas de vomitar. La Radio Oficial está tocando una marcha militar. Veo que te has erguido y has llevado la mano derecha a la corbata. No muevas la cola. Sube a tu Mercedes Benz. Cierra tus ojos. No veas la sangre en la carreta.

85 Publicado en Canto desde el centro pp. 208-209; y en Testigo p. 72.

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Sube.

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VALIENTES MUJERES86 No hay ningún otro llanto semejante al llanto mío, me estoy pareciendo a un río que ha quedado sin caudal, vinieron a destrozar mi nido y mi corazón: se llevaron a prisión a mis hijos y a mi esposo y no encontraré reposo sin saber su situación. Recorrí los regimientos de norte a sur confundida, mostrándoles yo mi herida sin tener conocimientos; los busqué en los campamentos en los altos ministerios, aumentándose el misterio con insultos y mentiras, mi corazón hecho trizas se allegó hasta el cementerio. La gallina se enfermó de su amor por los polluelos y abre sus alas con celo para defender a su amado. Así también yo he porfiado recorriendo el mundo entero, voy con mi llanto de acero templado en la desventura a denunciar la locura ante los pueblos sinceros. Y ante el silencio oficial cansada de pura promesa, hice fuerza de flaqueza y me puse a concertar con otras que por igual buscaban al ser querido y nos hemos decidido 86 Poema dedicado a Ana González de Recabarren, fundadora de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, quien a mediados de los setenta perdió a su esposo, dos de sus hijos y su nuera embarazada a manos de agentes de inteligencia del Gobierno Militar. Anita hasta hoy guarda el manuscrito del P. Esteban, quien escribiera al final de los versos: “Con mi modesto testimonio de admiración, le mando estas décimas que he querido hacer a la manera campesina, por amor a nuestro pueblo, tan bien representado por usted y las demás señoras que participan en la huelga de hambre”. Santiago, 1978.

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a quedar en huelga de hambre hasta que se arme un enjambre que les zumbe en el oído. He conseguido esta ciencia muy difícil de aprender que el pueblo tiene un poder de la más alta potencia, se llama la no-violencia activa e inteligente, que moviliza a la gente con la fuerza de la verdad y hoy llega a ser tempestad ese airecito inocente.

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PAZ NO ARMADA87 Para el tiempo del Derecho, no existirán militares. Las rosas en los cuarteles serán como Generales y en las bodegas blindadas se marchitarán los puñales. Que los Ministros de la Corte jueguen al «pan y a la viuda». Con trajes blancos, al alba, que le canten a la luna. y den pan a las palomas, deletreando su hermosura. Que nadie se ponga el casco entre Cordillera y mar; ni repita los decretos del odio nacional. ¡Y el miedo como la espuma se pierda entre los vientos! ¡Pero cuánta mano atada! ¡Cuánto plomo derretido! ¡Cuánto pavor, cuánta muerte! ¡Tanto exilio...! ¡Cuánta serpiente! ¡Cuánto interior quebrantado! ¡Tanto valor reprimido! ¡Cuánta libertad violada! ¡Cuánto hermano torturado! ¡Que se pierdan para siempre los relinchos de potros alineados! Que vuelva la mujer a esperar a su marido y el niño a cantar en su cuna. Que el velero regrese al agua y el tambor al baile y el hombre a su trabajo. Y se vaya el terror piedra abajo para siempre, de frente ¡marrr...! No quiero saber mentiras acuñadas en sus Bancos. Quiero escuchar la verdad

87 Publicado en Canto desde el centro pp. 199-201; y en Testigo p. 97.

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de lo que vive mi pueblo. Quiero saberlo en las calles, a la lumbre de la gente, a orillas del sindicato, en la palabra sin freno. Quiero ir por los mercados y ver sin ser vigilado, cantar como yo quiero y mirarte como hermano. Pero que se acaben los fusiles, que se acaben los golpes de talones y se opaquen las botas de todos los tenientes y se queden con sus galones en izamiento perpetuo de banderas y recuerdos; y jubilen tranquilos sin sucesores, para siempre, de frente ¡marrr... !

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CREO QUE DETRÁS DE LA BRUMA EL SOL ESPERA.

CREO QUE EN ESTA NOCHE OSCURA DUERMEN ESTRELLAS.

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CANTATA DE LOS DERECHOS HUMANOS88 Introducción Ay, América morena tan señora y tan humilde, esta música nació pulsándote las raíces para decir libertad con una vergüenza triste. Ay, América morena mazorca de días grises; han desgranado a tu gente; venero tus cicatrices; hoy proclamo tus derechos con guitarras y flautines. Presentación de Caín Abel fue pastor de ovejas Caín, labrador de tierras. Y miró Dios con agrado al pastor y sus ofrendas. Pero no miró propicio el corazón de Caín ni aceptó su sacrificio. Muy enojado Caín lleva saña en su semblante. ¿Por qué está triste tu rostro? ¿Por qué tu mirar turbaste? Caín se va silencioso

88 Obra escrita por Esteban Gumucio y musicalizada por Alejandro Guarello. Fue estrenada en la Catedral de Santiago el 25 noviembre de 1978, en la sesión inaugural del Simposio Internacional de los Derechos Humanos. La grabación discográfica de este estreno tuvo amplia difusión. Publicada un año después bajo el título de Cantata Caín y Abel en ESTEBAN GUMUCIO Cantar del niño dolido. Santiago: Congregación SS.CC. 1979 pp. 17-25 (en adelante citaremos como Niño dolido p.), libro dedicado por Esteban a Marco Enríquez-Ominami Gumucio (hijo de su sobrina Manuela Gumucio y de Miguel Enríquez); y a Ana González de Recabarren (ver nota 86). La grabación musical de este evento fue re-editada en 2003 por la Fundación de Documentación y Archivo de la Vicaría de la Solidaridad (Arzobispado de Santiago) e interpretada ese mismo año en el Palacio de La Moneda el 11 de septiembre, en el acto conmemorativo oficial de los 30 años del golpe de Estado.

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caminando por sus mundos; Caín, jinete de sangre, cabalga senderos mudos. Caín, Caín ¿dónde estás? Hijo mío, ¿adónde vas? Caín va tronchando rosas y pájaros amarillos; va con sus manos de sangre manchando todos los ríos. Está el pecado a la puerta acechando como fiera... Caín, Caín, ¿dónde estás? Caín, Caín, ¿adónde vas? Hay silencios escondidos que gritan nombres de muerte. Los ríos oscuramente sangraban el firmamento. ¿Dónde?, pregunta el Señor, ¿dónde está tu hermano Abel? Y le contesta Caín: yo de mi hermano no sé... Anduvo, Caín, anduvo a la grupa de los tiempos. Siniestro rumor de espadas sacude todos los vientos. Caín, Caín, ¿dónde estás? Caín, Caín, ¿adónde vas? Presentación de Abel Las pequeñas piedras dicen a las montañas el nombre de Abel, hijo de Adán; y el trigo recuerda su inocencia en blanca harina y pan de la mañana. La paz en su frente tenía una historia de humilde grandeza.

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Abel es el hombre que trae su barro, de Dios, de nobleza. Imborrable destino y justo derecho; semilla y espiga granada en su pecho. Abel es pan en todas las mesas; es libertad de pájaros cantores, es canto permanente. No abrigan violencia ni aceros de guerra sus manos de hombre. Abel es hermano de toda justicia y Amor es su nombre. Imborrable destino y justo derecho, semilla y espiga granada en su pecho. Me gustan las flores, dice Abel, las que florecen en todos los caminos, pequeñas flores sin destino. Me gustan las simples cosas de siempre: los días y las noches que nacen y se mueren. Me encantan, dice Abel, los pequeños gestos humanos: el hombre y la mujer tomados de la mano; el niño y la niña, y la mañana y el sol que se cuela en mi ventana. Me gusta la paz de los salmos, las antiguas canciones de los hombres, las tiernas oraciones, el trabajo, y aquellas ocasiones de fiesta. Me gustan los desiertos y la selva, las playas soleadas, las fuertes marejadas y la altura,

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y me gusta esta fuerte nervadura de la vida, el campo, las ciudades, las moradas compartidas y la gente, sus dolores y alegrías, su palabra y la lucha sostenida codo a codo por un mundo más humano para todos. Conflicto Pero vino Caín y fue de noche. Cual fiera se lanzó contra su hermano. Prefirieron los hombres el dinero a la paz fraternal entre los pueblos. Yahvé dijo a Caín: «¿Dónde está tu hermano Abel?» y él respondió: «No lo sé ¿soy acaso el encargado de mi hermano?» Entonces Yahvé le dijo: «¿qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano grita desde la tierra hasta Mí». Pero vino Caín y fue de noche. Camina el hombre errante y vagabundo. Prefirieron los hombres la violencia y de Dios empañaron la presencia. Y va gimiendo el indio y horadando la tierra americana bajo el yugo; y van dejando al pobre, marginado de todo cuanto antaño fuera suyo. La Ley se ha prosternado ante el más fuerte; se llenan las prisiones de hombres libres; y dejan que se quede en la ignorancia el vástago del pobre y del humilde. Pero vino Caín y fue de noche. Cual fiera se lanzó contra su hermano. Prefirieron los hombres la violencia y de Dios empañaron la presencia. Desenlace Creo que detrás de la bruma el sol espera.

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Creo que en esta noche oscura duermen estrellas. Creo en los ocultos volcanes sin ver sus fuegos. Creo que esta nave perdida llega a su puerto. No me robarán la esperanza, no me la romperán; vengan a cantarla conmigo, vengan a cantar. Creo en el hombre razonable y no en la fuerza, pienso que la paz es simiente bajo la tierra. Creo en la nobleza del hombre de Dios imagen y en la voluntad de los hombres que se levantan. No me robarán la esperanza, no me la romperán. El árbol que han herido pronto renacerá. Salmo 71. Glosa He aquí que despierta de la muerte el justo Abel, mi siervo Jesucristo. Miradlo cómo viene sin violencia el que juzga a los pueblos con justicia. Que traigan los montes su paz llena y las colinas canten su justicia. Que Él defienda a los humildes del pueblo y socorra a los hijos de los pobres. Que Él quebrante al malvado explotador; que permanezca tanto como el sol, como la luna de edad en edad. Que baje como lluvia sobre el césped,

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como llovizna que empapa la tierra. En sus días brotará la justicia y la paz, hasta que falte la luna. Él librará a su pueblo que clamaba, al que sufre sin tener protector. Tendrá piedad del pobre y humillado, su vida librará de la violencia, su sangre será preciosa a sus ojos. Que se alabe su nombre para siempre, que su fama perdure como el sol, que Él sea bendición de todo el pueblo. Coro final Una ciudad yo quisiera construida en libertad, un mundo ancho y abierto donde podamos amar. Quiero fundir las espadas para forjar azadones; y transformar en campanas las lanzas y los cañones. Quiero una patria sin miedo, un hombre de frente en alto; quiero que rija el derecho y el pueblo sea escuchado. Quiero cumplir la tarea de ser hombre americano: ir derribando barreras haciendo pueblos de hermanos.

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¿PUEDE LA AUSENCIA DESTROZAR UN CORAZÓN INOCENTE?

¿PUEDE UN NIÑO CAMINAR DE LA MANO DE UN AUSENTE?

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SIETE RÍOS89 Cada pequeño brota, de siete ríos; uno, le riega el alma, por el ombligo. Cada pequeño nace, con siete rosas; una, le hiere siempre, llorando a solas. Cada pequeño tiene, siete derechos; anda buscando ocho, en su silencio. Cada pequeño salta, tras una estrella; siete veces se cae, por ser poeta. Cada niño recuenta, sus cinco dedos; por si la mano esconde otro, secreto. Cada pequeño ríe, por siete besos; uno va y se le enreda en los cabellos.

89 Publicado en Niño dolido p. 4; y en Canto desde el centro p. 154.

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ÁNGEL90 Te llamaron Ángel, ay, niño dolido, hijo de un minero «desaparecido». Mecieron tu cuna dos manos lejanas uncidas al llanto hasta la mañana. Como el agua pura teje transparencias, mil silencios graves llenaste de ausencias. En tu sangre hay sol, llaga y fuego vivo; te encendió tu madre siempre de camino.

90 Publicado en Niño dolido p. 3; y en Canto desde el centro p. 152.

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ESPERANDO91 ¿Vienes...? ¿por qué playas?, ¿por qué perfiles de roca?, ¿por qué senderos de montaña? ¿Vienes...? ¡de cuánta soledad!... ¡de cuánta sangre mi niño vienes! ¡Cómo te tejió mi gozo! ¡Cómo te soñé primero!... y cuánto sudor allá en la vena, bajo el mar. El beso antes de ser niño, fue minero. ¿Vienes?... Te esperaba en el pan, migaja a migaja; te esperaba nocturno iluminando mi secreto. Trabajaste mi venero, carbón a carbón. ¡Vino!... Y ahora esta firme suavidad entre mis carnes, el niño; adherido a mi roca un diminuto quisco. Te imagino desnudo en la sombra cálida, en la calle honda de mi vientre... ¿Vienes?... Secretos, nombres, papeles: tu frente, tus ojos, ¡por todas partes! Pregunto si puedes pensar, mi niño, y sellar secretos. ¿Podrás escuchar mudas palabras allá en tu centro? Entonces, te diré tu nombre y cabalgarán tus manos, cabalgarán tus ojos: serás un ángel indomable, hasta él, en tu rosada carne de niño. ¿Vienes?...

91 Publicado en Niño dolido p. 5 y en Canto desde el centro p. 150. Esteban explicaba hacia el final de los versos: “La esposa del ‘desaparecido’ está embarazada. Habla con su niño que lleva en el vientre”.

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A MANERA DE SALMO 22 EL HIJO DEL DESAPARECIDO92 ¿Puede un niño rugir como un león?... ¿Puede sollozar: «me han abandonado»? ¿Puede la ausencia destrozar un corazón inocente? ¿Puede un niño caminar de la mano de un ausente? Los lazos de la vida me aferraban a ti, padre; el fuego de mis huesos me repetía tu nombre, se dirá la verdad; se hará justicia, aunque no te conocía. El aire de las alas, el golpe vacilante de una gota, la noche, el mar, los grandes árboles, me miraban desde ti, aunque no te conocía. Y yo me miraba al espejo delineando tu rostro, imaginando tu cuerpo profundo, tus brazos fuertes sobre mis pequeños hombros; aunque no te conocía. Entonces dije en mi silencio: buscaré a mi padre; iré por caminos infinitos. No temeré a los perros que me ladren; no borrarán su huella en mi camino. Soy como el agua que se escurre después de la lluvia tumultuosa. Me ignoraron, me barrieron al rincón de la basura. Me dicen, burlando: «¿Tu padre, dónde está?» Me tramitan en sus altos tribunales. Pero yo gritaré la justicia de mi causa: ¡Llevo la sangre de un hombre, llevo su ausencia...! ¿Mi padre?... ¿dónde está?, yo les respondo que en mi carne y en mis pasos y en la testaruda rosa de mi alma. Todos los ríos desde entonces me aconsejan, todos los montes me dicen: «por aquí». En el corazón del mar me envolveré de amor para buscarte; llegaré hasta las raíces de lo justo.

92 Publicado en Niño dolido p. 8 y en Canto desde el centro pp. 168-169.

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Pero no entraré por las puertas del malvado; no llevaré mi mano a la venganza. Sacudiré la tierra hasta descubrir tu huella: se dirá la verdad; se hará justicia.

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HERENCIA93 Nací de transparentes libertades, de hereditarias manos de mineros y duras consecuencias. Nací en la feliz pobreza de los que entregan todo, de pasión amante y sueños de justicia. Mi sangre manchó estandartes, antes que naciera. Un místico paso llevo, un cortejo persigo, un viento, un huracán que no me deja cómodo, una fuerza mana en mi interior, que no renuncia a la recia dignidad de ser un hombre. Un corazón de fuego, una lanza de leche tengo; y una sombra en mis ojos tiernamente espera a que la llene de pasos honrados, la lleve hasta el fondo, atraviese mis verdades y beba las aguas más profundas que apaguen mi duelo. ¡Qué espesa batalla se anuda y desenreda en mi oscuro bosque adolescente...! Como vientos encontrados, como hojas de otoño que se saludan y golpean: quiero justicia; no quiero violencia. Siento en mí el sacudido dedo del Bautista y la tentación del hacha al pie del árbol; pero más que a Juan quiero en mí a Cristo, con látigos y perdones, juntamente justo y bueno. Y así me quiero, corazón a dos manos, pero soy batalla y tentación. Corra el encendido vino nuevo destrozando mis odres de venganza; galopen siempre mis caballos de azufre entre los serenos capiteles de mi templo. Soy carbón y ceniza; duro y blando. Iré recorriendo el mundo con este paso.

93 Publicado en Niño dolido p. 10 y también en Canto desde el centro pp. 174-175.

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CON JESÚS Coro: Con Jesús yo canto, con Jesús yo juego, con Jesús camino por el mundo entero. Hoy floreció en el sepulcro azucena de blancura. El Padre la está regando con agüita de la altura. Que Cristo Resucitado ya venció a la muerte oscura. Pascua de Resurrección, alegría del cristiano. Es mi glorioso Señor el que fue crucificado. A su luz y resplandor brillarán todos los santos. Resurrección es la Fiesta de la máxima alegría: vénganse todos los Santos; venga la Virgen María y su esposo San José, a celebrar este día. Vengan los niños del mundo, vengan todos a saltar. Vengan de América y Asia, del otro lado del mar; amarillos, blancos, negros, vengan todos a cantar. Hoy también la piedra fría del sepulcro del Señor, resplandece como estrella, ilumina como el sol, y a quienes creen los marca en Santa Confirmación.

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SER JOVEN94 Ser joven es mirar más allá, cantar un canto nuevo, llevarse todo el mundo amarrado en un pañuelo. Y ser joven es llorar esas tristes mentiras que hoy te prometen el alma y mañana te hacen trizas. Ser joven es soñar y vivir alegres amistades, y cambiar sin motivo los puntos cardinales; y ser joven es sufrir los gestos desleales, los labios rencorosos que destruyen los ideales. Ser joven es desear sin medir las cosas imposibles, seguro que intentarlo es ya hacerlo posible; ser joven es de nuevo inventar otros caminos, cantando desde adentro amores infinitos. Ser joven es encontrar las horas o demasiado cortas o demasiado largas. Coro: Yo quiero que valga la pena mi vida en mi propio camino, buscando el recto sentido de Dios que la quiere buena.

94 Publicado en Escritos p. 205.

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PASÓ VOLANDO EN SILENCIO, LA TESTARUDA,

VOLANDO CONTRA EL VIENTO LIBRE EL ALA, FUERTE,

MIRANDO AL SOL.

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LA TESTARUDA ESPERANZA Pasó volando un águila por mis ojos, por mi frente. Pasó volando en silencio, la testaruda, volando contra el viento, libre el ala, fuerte, mirando al sol. Pasó volando sobre mi humillado pueblo. ¡Y ese camino invisible! ¡Y esa bandera de alas! ¡Y ese coraje de esperanza!

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CASCABEL95 Y este cascabel se ha vuelto loco, este cascabel de libertad en mi cabeza. Para que todos oigan mis palabras, estas breves palabras de profeta. He de hacerlo sonar por las mansiones duras, he de sacudirlo en las guaridas ciegas. ¿Pero que no ven el viejo dolor de mi pueblo? Los niños no tienen pan; la mujer espera el regreso vacío del hombre y su amarillo ojo delirante de esperanzas muertas... ¿Pero que no saben ustedes que hoy no comerán mis hijos? ¡Hoy no comerán mis hijos... hoy no comerán! Que no se note el llanto, dicen ustedes, que no se note, aunque se mueran... Pero este hambre un día será libertad, estas esperanzas muertas volverán a vivir «se los aseguro», dice Dios; y en el corazón de mi pueblo el cascabel de fiesta volverá a reír. (Tocó el cascabel un niño y se derrumbó la montaña)

95 Publicada en Canto desde el centro p. 207; y en Testigo p.196.

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CINCO DE OCTUBRE96 Aquí adentro estaba Chile con su traje de pobre endomingado, formando la ordenada cola por las escalas de los liceos, con su voto silencioso marcado en las entrañas, eligiendo su libertad. Y toda esta espera, esta larga esperanza subterránea y el costo del dolor de todo el pueblo cruza una simple línea con la punta de un lápiz, venciendo al miedo, al dinero y a la espada. Quince años se demora la palmera para celebrar el triunfo de la paz: al final de las avenidas el pueblo canta y abraza. Todas las lágrimas formaron un río: un cinco de octubre brotó la tierra regada. Tuvo razón la razón... ¡el hombre y su derecho fue la gota callada que desbordó necesaria libertad! Ahora, niño, al final, otra vez la mañana con su rostro verdadero. Aprende: ¡la verdad es más fuerte que el dinero! En el fondo de su alma el pueblo sabe su camino. Vamos a las orillas de los arroyos, a lavar la ropa de todo Chile, ¡a jugar al aire incontenible!...

96 Publicado en Canto desde el centro p. 213; y en Testigo p. 141. Fechado el 6 de octubre de 1988, al día siguiente del Plebiscito del “Sí” y el “No”. El triunfo del “No” significó el comienzo del fin de la dictadura militar en nuestro país.

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DE ARRIBA PARA ABAJO97 Era bueno que los pobres hablaran de su pobreza con palabras de pobre y los Obispos y los maestros de la Fe les escucharan a libro cerrado. Y el Evangelio todo lo da vuelta de arriba para abajo; de abajo para arriba. Y todos vieron que lloraba un Cardenal98, que lloraba lágrimas de hombre. Entonces comprendieron los pobres y los niños que estaba Dios cerca, que también los cardenales son hermanos. Y el Evangelio todo lo da vuelta de arriba para abajo; de abajo para arriba. En el lugar donde vive la gente hay cosas que no se ven. Y Dios, que es invisible, se las cuenta a favor de sus pobres. Y el Evangelio todo lo da vuelta de arriba para abajo; de abajo para arriba. Oh Dios, venimos a ayudarle a Usted con nuestras armas, dijeron los poderosos. Tengo malas experiencias, dijo Dios; prefiero el agua, el pan, el techo, la paz. Y el Evangelio todo lo da vuelta de arriba para abajo; de abajo para arriba. Con poco se hace una fiesta entre los sencillos; con mucho se hace una guerra para tener más. La Muerte encierra su dinero; la Vida sólo quisiera dar.

97 Fechado en agosto de 1983. Publicado en Escritos p. 64. 98 Se refiere al Cardenal Raúl Silva Henríquez (1907-1999), quien jugó un activo rol en medio de las convulsiones políticas y sociales de las décadas de 1960 y 1970. Su meta fundamental fue lograr el respeto por la persona humana y por los más necesitados, lo que le valió ser considerado “el cardenal del pueblo”. A la iniciativa de Silva Henríquez se debe la creación, en 1974, del Comité Pro Paz, una organización multiconfesional que procuraba lograr el respeto a los Derechos Humanos en Chile y que con el correr del tiempo se transformó en la Vicaría de la Solidaridad (1976)(ver nota 46).

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Y el Evangelio todo lo da vuelta de arriba para abajo; de abajo para arriba.

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LA ESPERANZA SIEMPRE99 No se escribe de antemano nuestra historia, ni se canta sin trabajo la victoria. Y Dios nos quiere libres, sin cadenas, al precio del valor y de la pena. Y hay que liberarse, y hay que levantarse, todos juntos como pueblo, tirando la cuerda; uno y uno, dos y dos, rompiendo las cadenas, uno y uno, mil y mil volviendo a comenzar; todos juntos como pueblo, arando los futuros sembrados de la historia. Con el sudor de los hombres, a lo largo del camino, iba Dios a la cabeza, revelado en Jesucristo. Escribiremos en letras de luz la historia comenzada en la sangre y en la sed de un Viernes en la cruz. Y veremos brillar sobre la tierra la esperanza de los pobres y oprimidos. Uno y uno, millones y millones, pequeños pueblos y naciones gritando sin odio su justicia; un pueblo, un solo pueblo, bien plantado, un pueblo bien unido que no baja los brazos, caminante de la aurora; un pueblo de un solo corazón y una sola palabra, que busca cada día la parte de su pan en libertad. Y en el centro de la vida Jesucristo va llamando, uno a uno, pueblo a pueblo tomados de la mano, a tirar de la cuerda, a ponerse en la tarea, como hermano.

99 Publicado en Escritos p. 74; y en Testigo p. 140.

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¡CÓMO CANTABA LA MONEDA DE LA VIUDA! ¡CÓMO DANZABA EN LA PIEZA OSCURA,

ANÓNIMA!

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ES TIEMPO100 Es tiempo de pensar en la vida... ¡siempre es tiempo! Es tiempo de aferrarse a la verdad porfiadamente. Es tiempo de acompañar a Cristo a la oración del huerto. ¡Es tiempo! Es tiempo de amar la justicia... ¡siempre es tiempo! Es tiempo de intransables caminos verdaderos. Es tiempo de llevar la cruz con Cristo en su sendero. ¡Es tiempo! Es tiempo de compartir el pan... ¡siempre es tiempo! Es tiempo de puertas sin cerrojos y sin miedos. Es tiempo de dejar entrar a Cristo el Carpintero. ¡Es tiempo! Es tiempo de desgatillar los odios... ¡siempre es tiempo! Y es tiempo de vernos el rostro sin dobleces. Es tiempo de escuchar a Cristo simplemente. ¡Es tiempo! Es tiempo de vivir, tiempo de Dios... ¡siempre es tiempo! El Dios de la vida me está buscando ciertamente. Es tiempo de resucitar con Cristo. ¡Es tiempo! Es tiempo de hacer penitencia... ¡siempre es tiempo! Es tiempo del hijo que vuelve y se arrepiente.

100 Publicado en Escritos p. 191.

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El padre sale al camino brazos abiertos. ¡Es tiempo!

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VENDRÍA BIEN101 Vendría bien, después de tantos discursos, vendría bien para la Iglesia y el pueblo, que fuésemos embajadores de Dios. Y vendría bien para la gloria del Señor que reinventásemos la paz y mostrásemos el Cuerpo de Cristo con todos sus miembros bien trabados, tirando de la misma cuerda de la justicia, aunque diferentes, en diversa lengua, con distinto temple y original cultura, disímiles de gustos, ideas y programas; pero tirando la misma cuerda, avanzando, todos, al paso o a la carrera, por el único camino. Y vendría bien que tomáramos conciencia del honroso encargo de servir, en auténtica caridad, sin fingimiento. Vendría bien para la Iglesia y el pueblo estar lejos de la espada y lejos de la puerta de la Banca; y acompañar a los perseguidos en el nombre del Señor. Vendría bien una y otra vez redescubrir los senderos del pobre, los avergonzados caminos de la miseria, y encontrarnos, de repente, cara a cara, con Jesús de Nazaret; y, llenos de coraje, tomarle sus manos llagadas, sus manos de pobre manchadas con sangre de hoy; y mirar en sus ojos los ojos de los niños del Líbano, y los ojos internacionales de los niños con hambre, y los ojos de los niños de mi pueblo y mi ciudad. Y vendría bien descender de nuestras cabalgaduras a vendarle las heridas del costado, las heridas del lado del corazón, las heridas de los que claman sin respuesta, de los que lloran sin consuelo, de los que gritan enmurallados en nuestros modernos castillos de silencio. Vendría bien para la Iglesia y el pueblo la Buena Noticia traducida a todos los llantos a toda sed, a toda hambre, a toda soledad a toda desesperanza. Y vendría bien -te lo digo humildemente-

101 Publicado en Canto desde el centro p. 90; y en Testigo p.113.

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que tú y yo simplemente nos pusiéramos a ser cristianos con la gracia de Dios.

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APOLOGÍA: LOS INACEPTABLES102 ¿Quiénes éramos? Éramos una turba en vías de ser un pueblo. Cierto. Éramos obreros y burgueses, todo revuelto. Los que veníamos de la dorada gente habíamos dejado el sombrero y los apellidos, colgados de un clavo. Éramos descendientes de locos peligrosos que o se negaron a adorar la propiedad privada o predicaron la libertad. Como Abraham engendró a Isaac, a nosotros nos engendró el asco de la injusticia. Nos ha venido dando asco este «orden» inverosímil con olor a whisky, con tono de voz segura, con mentira secular embadurnada de falso cristianismo. Ya no pudimos más con nuestra porquería privilegiada y respetada. Éramos los que creían en la grandeza de los pobres, amados de Cristo; los que esperábamos y todavía esperamos que alguna vez se ha de tornar el mundo un poco más humano y honorable. Éramos los admiradores de los grandes ilusos, que casi siempre han sido los únicos definitivamente humanos. Queríamos amar más la verdad que los dólares. Hemos preferido ser humillados, burlados, estafados, castigados, antes que ponernos de vientre a adorar los becerros de oro. Estuvimos y estaremos con los pobres, porque se lo merecen y porque el mismo Cristo se ha puesto a su servicio. No odiamos a nadie, pero no aceptamos la mentirosa suficiencia de los poderosos. Seguiremos caminando en la huella de los que perdieron su vida por la libertad, por la dignidad de todos los hombres. Nuestro nombre no importa; nos llamamos Ghandi, Luther King... iba a decir Cristo; pero ese nombre nos queda grande y no quisiéramos reducirlo a nuestro pobre tamaño.

102 Publicado en Escritos p. 102; y en Testigo p. 99.

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EL NIÑO DEL METRO103 Yo soy un niño marginal, trigo sembrado en la ciudad. Me aventuro por estas calles estremecidas de multitud. Soy vida, soy sobreviviente empujado por la marea a las escaleras del Metro, al movimiento de los trenes. Una y otra vez subo y bajo por el delirio de las puertas automáticas, invitantes, y las altas escalas mágicas. Hay que descubrir los caminos oscuros y las estaciones; y llegar hasta La Moneda104 con sus armaduras secretas y sus guardias enmudecidos. Y mirar hacia el interior por si viene Manuel Rodríguez o el Presidente con su banda de tres colores, y banderas y ministros y orfeones. La Plaza de Armas, los grandes relojes, los zapatos y los lustrabotas, los caballeros viejos conversando su tiempo, varados en los escaños como barcos náufragos... y los vendedores, los charlatanes, predicantes y dibujantes, bajo los grandes árboles, enfermos de otoño, hoja por hoja, tísicos de tanto petróleo quemado y tanto cigarrillo. Y la Catedral, severa y fresca madre donde rezan y duermen los pobres cansados. Desde las altas cornisas me miran los santos vestidos de oro. Soy un pequeño chileno, frágil y escondido, pero creo que me saluda el Arzobispo desde el altar.

103 Publicado en Escritos pp. 55-57. 104 Casa de Gobierno en Chile.

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Ahora voy por Providencia en esta micro remecida105: «Señores pasajeros, no es mi intención molestarles en su viaje, pero soy niño pobre y tengo hambre...» Las vitrinas de los negocios esperan que termine mi canto. Entraré al nudo de los supermercados y a las luces y la gimnasia elegante de las señoras que compran. «¿Le cuido el auto, patrona?» «¿Le llevo los paquetes, señor?» «¿Le limpio el parabrisas, señora?» Santiago va subiendo, subiendo, hacia las distantes moradas, secretas, hostiles, enterradas en sus parques, jalonadas de inmensos edificios que muerden el cielo todos a la vez, desafiando a la Cordillera. De regreso, de nuevo soy pasajero gratuito en el vientre de la ciudad; resucito en la Estación Central. Aquí, en todas partes, es vibración del campo que viene a hacer sonar espuelas en el cemento de la Alameda y bajo la antigua bóveda de metal de los Ferrocarriles del Estado. Y después, Mapocho: los Tajamares, el Mercado Central y La Vega, las carretas y los camiones y la sopa marinera y los cargadores sudando su pan. Saludan las flores y las floristas a los invitados del Cementerio General. Aquí hay calles empedradas y casas a medio remendar entre rejas de fierro forjado y patios de jazmines antiguos y enredaderas de flor de la pluma. Ven, niño, ven... ¿has ido a la Quinta Normal a escuchar el griterío de los gorriones urbanos y, al atardecer, el canto melancólico del zorzal? Ven, niño, a trepar por los cerros de Santiago: las mil escalas del Santa Lucía, su terraza soñadora, al perfume del eucaliptus y al cañonazo de las doce.

105 “Micro” se le dice en Chile al microbús o bus de transporte colectivo.

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El San Cristóbal es serio y solemne rey, coronado de la gigante estatua de la Virgen, vigila, ora y protege a su ciudad, arrimándola a la pared de su Cordillera. Ven, niño, por los pelos de su barba está trepando el andarivel, va reptando el funicular. Pero se hace tarde. Santiago es demasiado grande para un solo día de cimarra106. Vuelve a tu diminuta casa de población. Aquí están las manos que trabajan la vida de la ciudad. Vuelve a tu casa, vuelve a tu mar... tu madre te ha estado buscando todo el día. Esta noche soñarás que viajas por las entrañas de tu ciudad; mañana despertarás para construirla.

106 Un estudiante “hace la cimarra” cuando falta a clases en el colegio sin previo aviso o autorización de su apoderado.

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PALABRAS HUILLICHES107

Los Huilliches, señor, no son llorones; ni andan con el alma arrodillada de temor; si nos quitan el sol y la tierra, somos capaces de esperar a las estrellas. ¡Sí, señor! ¡Anda usted equivocado por la vereda de la notaría! ¡Anda usted mareado con tanto whisky importado! ¿Sabe usted la conciencia de los ríos? ¿Conoce acaso el oficio de la paciencia? ¿Sabe distinguir el lenguaje de las ovejas y los caprichos de la luna menguante? ¿Sabe acaso vencer al frío con la mirada y tejerse una manta en telares nacidos de sus propias manos? ¿Sabe manejar el tiempo sin relojes? ¿Sabe usted esperar un bus 24 horas sin inquietarse? ¿Sabe amar sin ostentaci6n y morirse dormido en el campo? ¿Sabe usted darle la mano al vecino sin esperar las gracias? ¿Sabe navegar de a caballo y navegar en una chalupa? ¿Sabe cosechar la miel, respetando las abejas? ¿Sabe gozar de la cosecha compartida? ¿Sabe hacer un nguillatún?, ¿sabe rezar para adentro y entender la oración de la trutruca, y descubrir la seriedad de la vida en la comunidad de los humanos? ¿Sabe dibujar con los ojos en las nubes? ¿Sabe guardarle secretos al mar? ¿Sabe acariciar la noche y tocar la tierra con las dos manos al amanecer? ¿Sabe cantarle a la muerte y esperarla de pie?

107 Publicado en revista Pastoral Popular nº 275 (2001) contratapa.

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FINANZAS108 El poeta miró la luna y cayó una moneda en la alcancía del templo. ¡Cómo cantaba la moneda de la viuda! ¡Cómo danzaba en la pieza oscura, anónima! Jesús la escuchaba como un torrente, como todos los ríos del diluvio y las siete fuentes de la vida. «Una moneda es una moneda», dijo sentencioso el tesorero. Una moneda es todo el amor del mundo cuando se da desde su sustento. La moneda es una rueda que va caminando por todos los caminos conyugales y junto a la gente, y ahora está llorando de contenta entre las manos de nuevo enlazadas. Para que se siembre amor, para que se desparrame amor, dame una moneda; para que gocen otros lo que tú has paladeado, dame una moneda, hermano... pero, dame una moneda de tu sustento.

108 Publicado en Canto desde el centro p. 198. Este poema hace eco de Marcos 12,41-44.

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CARTA A UNA MADRE SOLTERA109 Prepara su llegada con flores, niña. No sigas llorando. Sé valiente como una mamá. No sigas llorando, mira que el Dios de la vida está acunando a tu niño en tus entrañas. Otros te condenan, Dios ha escuchado tu súplica y te perdona. Una vez cometiste el error, ahora el Señor te invita a acertar. Un hijo nunca es un error: es vida; es una hermosa verdad. Deja que nazca de ti el misterio admirable de un ser humano. Prepara su llegada con flores en tu corazón. No te desesperes. No te creas abandonada. Ten fe. Vuelve a sonreír. Muéstrale a tu hijo la fuerza de una mujer. Que vea tus ojos purificados, que sienta tus manos certeras. Dios no quiere nueve meses de llanto y de duda. Quiere verte caminar frente a la vida, buscando la paz, la sabiduría, la armonía. Con esas discretas ramitas vas haciendo tu nido. Aprende con tu niño a vivir el gozoso secreto del silencio. Pienso, niña, que por tu camino viene encontradizo Jesús de Nazaret. Él te saluda mansa y respetuosamente. Tal vez tu niño le salte de gozo en tus entrañas. Anda, camina con Él; lucha, grita, canta. Que el mundo entero sepa que esta llamita nueva va a nacer, carne de tu carne. Y cuando nazca, cuídalo bien. Es tuyo y es de Dios. Así lo desea tu amigo sacerdote.

109 Publicado en Escritos p. 66; y en Testigo p. 194.

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CANTO AL HOMBRE LIBRE110 No te conocemos y te deseamos. Por encontrarte, daríamos todo el oro del mundo, sacrificaríamos todas nuestras computadoras electrónicas, ¡y todos nuestros tratados de Sociología! ¿Dónde estás? ¿Cuál es tu territorio? Ningún pájaro ha detenido su vuelo para preguntarse si ha cruzado tus fronteras. Volaremos hasta otros planetas, más allá de la luna; pero hasta ahora, siempre hemos regresado con un poco más de polvillo gris en el corazón. ¿Dónde estás, hombre libre? Mira, se me ocurre que no tienes morada y que aún no has nacido. Un día me dijo un niño que los muros estaban hechos para pintar flores. Creí que había nacido un hombre libre. Pero, al atardecer, comprendí que con flores pintadas no se construían casas para los sin techo. Era preciso levantar muros y construir ciudades para que el hombre pudiera ser libre. Mi vecino piensa lo que le dicta su televisor y habla lo que le cuenta su radio. La esposa de mi vecino es esclava de la teleserie, esclava de la peluquera, esclava de la píldora. Mi vecino quiere libertad para comprar otro televisor, otra casa y otra mujer. El periodista libre publicaba libremente lo que deseaba el dueño del periódico; después recibía libremente el cheque y la aprobación de su amo. El dictador de Brasil ha mandado construir más cárceles podridas111 y todos íbamos por nuestros caminos diferentes, engañándonos, mordiéndonos, haciendo el mal que no deseábamos y omitiendo el bien que tanto anhelábamos... y de pronto nos tragaba la muerte que temíamos y rechazábamos.

110 Publicado en Escritos p. 108. 111 En Brasil, durante las dos décadas en que estuvieron en el poder los gobiernos militares (1964–1985) la represión social y política era común, así como también lo era la tortura, los asesinatos y las desapariciones forzadas.

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¿Dónde estás, hombre libre? ¡No creas, no soy tan pesimista! Yo también he visto esbozar lo que serás. Tal vez en ese hombre pobre que es todo un señor cuando rechaza la limosna y nos mira reciamente a los ojos exigiendo pan, trabajo, dignidad. O en esa mujer proletaria que lleva cincuenta años lavando ropa ajena para dar educación a siete muchachos que ni siquiera son hijos suyos. O en aquel luchador social que nació prendado de la justicia, la buscó siempre y cuando parecía imposible, la fue a conquistar entre los muros de la prisión. O en esa pareja humana que se reconcilia y se perdona después de la más grave herida a que puede someterse el amor humano. O en ese niño feliz de patear una pelota y que es capaz de prestársela a su hermano más pequeño. O en ese compañero sacerdote que no ha ahorrado nada para sí, que no ha ahorrado su capacidad de amar para derramarla siempre al primer venido. O en ese sabio científico que pacientemente dedicó su vida ordenada y modesta hasta lograr la vacuna, el invento o la técnica que hiciera un poquito mejor la vida de los demás. O en todo aquel que de una u otra manera creyó en la vida. Jesucristo, el hombre libre, plenamente libre, eres Tú. Para nosotros, la Libertad es un don y una tarea: el hombre libre no existe como «ropa hecha», el hombre libre va naciendo cada día en cada amor verdadero.

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¡OH GRAN PEQUEÑO HOMBRE!, DESATASTE LAS AMARRAS ÍNTIMAS

QUE DETENÍAN LA HISTORIA; AYUDASTE A LA CREACIÓN QUE DORMÍA ESPERANDO

TU HORA...

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MISTERIO DEL VIENTO La cortante espada de Dios hendió los aires y desde la profundidad de la herida nació el viento. Al viento nunca lo hemos visto, sólo adivinamos su presencia elemental. Desde el interior de mi casa, asomado por el cristal de la ventana, logré percibir el aliento transparente del viento. Lo vi besar una hoja quemada de otoño. La hizo estremecerse. Después la vi despegar del suelo y volar por el espacio, bailando asida al invisible. La hoja transformada en movimientos me habló de Ti, Espíritu de Dios.

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EN EL CORAZÓN DE DIOS112 Hay en la naturaleza una obediencia misteriosa al corazón de Dios: Él dice y nacen los espacios infinitos, imagen del silencio que precede a toda grandeza. Él suspira y se levantan el viento, el mar y la respiración de los niños que duermen su inocencia. Él mira y brota la luz y la chispa genial del hombre, sometiendo distancias a su conocimiento. Él abre su mano y empieza a resonar el trabajo en el mundo y a trazarse los caminos y las casas y ciudades. Él sonríe y son las flores y los pájaros y los insectos y el humor del hombre que riega los jardines de su vida. Él ama y todo ama, ama el aire en el amor de los enamorados; ama el fuego en el corazón de la noche; ama el barro haciéndose vasija, hombre, resurrección; ama el hombre y ama la mujer y se hacen inacabables, capaces de trascender sus egoísmos, poderosos para hacer bellas las obras de sus propias manos, tiernos para dejar nacer el alma de sus hijos y cuidar de su mundo. Ama el hombre y vuelve a mirar las cosas bellas de la Creación. Vuelve al corazón de Dios, como remonta el salmón hasta el lugar de su nacimiento. Tú también te encontrarás con Él, página por página. Vuelve a contemplar las obras del Creador. Él te llevará de su mano de piedra en piedra, de sendero en sendero, de luz en luz. Pero abre tu corazón. Obedécelo desde tu libertad.

112 Fechado el 31 de agosto de 1993.

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SALMO DEL 1 DE MAYO113 Dijo el trabajador en su corazón: «He trabajado el pan con el sudor de mi frente, siguiendo tus mandatos, Señor. He trabajado la tierra con mis manos de hombre, he trabajado el mundo que Tú creaste con todo mi corazón humano, con toda mi alma, con todas mis fuerzas. Con cuánto amor cogí en mis manos el primer martillo; con cuánta esperanza llevé a mi madre mi primer salario. Aprendieron mis hábiles dedos la precisa medida del milímetro y mis ojos, la penetrante mirada que domestica el acero y lo convierte en máquina. Señor, por tu nombre y por el amor de mis hijos fui carpintero, como tu hijo Jesús; por tu nombre, recorrí los mares: fogonero, marinero, pescador. Señor, por tu nombre, recorrí los largos caminos de mi patria, camionero, caminante vendedor, minero de pala y azadón; fui mecánico y textil; fui minero: descubrí las oscuras galerías y el calor de los amigos; trabajé el cobre y el acero; fui soldador: desperté chispas como estrellas, construí gigantes de metal; conduje los ácidos y las sales misteriosas en los laboratorios; tomé la humilde escoba y barrí en tu nombre, Señor; y en tu nombre dibujé las rectas, las curvas, las parábolas de infinitas matemáticas; construí la carreta y los satélites artificiales y los variados robots y las computadoras. Fui campesino y en tu nombre, Señor, di alimento a los hijos de los hombres.

113 Publicado en Revista Mensaje nº 312 (1982) pp. 495-496; en Escritos pp. 67-68 y en Testigo pp. 200-202. En una nota adjunta al texto publicado en Mensaje, dice: “Los dos mil asistentes a la Catedral de Concepción, el pasado Primero de Mayo de 1982, irrumpieron en un estruendoso aplauso cuando Esteban Gumucio terminó de recitar este poema- oración, casi al finalizar la celebración. Lo había escrito esa misma mañana, al levantarse, con el corazón puesto en el Señor y en el trabajador de nuestro pueblo...”.

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Tomé el arado y volteé la semilla, aprendí a manejar el tractor y la segadora, llevé apaciblemente las vacas de los establos a los potreros, regué las vides, coseché las uvas y los trigales, pan y vino para la cena de los hombres y para tus altares. Fui, con mis hermanos trabajadores, cimiento de la vida de nuestra sociedad. Con nuestra sangre y nuestro sudor se reparten por el mundo los frutos de la tierra. Pero, Señor, hoy día alzo a Ti mi voz, levanto mis manos surcadas de trabajo, tomo conmigo y pongo en las tuyas las manos de todos mis hermanos trabajadores, porque los poderosos de la Tierra nos han cercado, nos han rodeado con su avaricia; han hecho del dinero el amo de la Tierra. Injusticia y mentira son las obras de su maldad. Mira, Señor, cómo defraudan el salario de tus hijos; mira a los millones y millones de tus pobres sin trabajo. Han preferido las armas que matan, al pan, a la vivienda y a la escuela. Las naciones ricas se han confabulado, Señor, contra tu Cristo y el pueblo de tu Cristo. Han quebrantado nuestra fuerza, han acallado nuestras bocas. Pero Tú, Señor, nos has mostrado nuestra dignidad; Tú mismo te has acercado por nuestros caminos y has levantado tu vivienda entre nosotros; Tú mismo, en Jesucristo, te has hecho trabajador del mundo; trabajador de Nazaret, trabajador clavado en una cruz para libertad de todos los humanos. Despierta, Señor, a tu pueblo. Ven, Tú, a enseñarnos la Justicia y la Hermandad. Que fracasen y se pierdan los que atentan contra la vida; que nos des aliento e inteligencia para buscar la unidad, para amar apasionadamente la causa de tu pueblo, la civilización del amor. Y nosotros seguiremos esperando activamente;

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y te daremos gracias y contaremos a nuestros hijos cómo fue tu auxilio, cantaremos tu justicia y tu misericordia. Los trabajadores del mundo entero diremos: ‹Nos han hecho pasar por peligros muchos y graves, estuvimos en hambre y en cárcel, fuimos humillados, divididos, enmudecidos; pero Tú de nuevo nos darás la vida, nos harás subir de lo hondo de la Tierra›114. Tú acrecentarás nuestra dignidad, de nuevo nos consolarás; y te daremos gracias, Dios mío, con la alegría de nuestras esposas y de nuestros hijos. Te aclamarán nuestros labios, Señor, nuestros corazones que Tú has liberado. Y seremos un solo pueblo bien plantado, que no baja los brazos, caminante de la aurora; un pueblo de un solo corazón que busca cada día la parte de su pan en libertad. Amén».

114 Este párrafo hace eco del relato efectuado por el apóstol Pablo sobre sus esfuerzos apostólicos en 2 Corintios 11,23-12,10.

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CREADOR Y ANTICREADOR El Anticreador Maldicen al aire tus automóviles. Si pudieras, ensuciarías las estrellas. ¿Quién vomitó sobre el mar todas sus porquerías? ¿Quién extendió una nata de petróleo de uno a otro confín del océano? ¿Quién le puso una nube de smog al luminoso ropaje de la Cordillera? ¿Quién ha convertido los antiguos almacenes caseros en malls? ¿Quién encerró con cerrojos a los niños de nuestros campos? ¿Quién envenenó las fuentes de los ríos? ¿Quién le ha quitado el sabor al durazno y pervertido la yema del huevo con proteínas ajenas y colorantes? Has soltado las amarras del vino y de la coca; has engendrado hijos de probeta y has asesinado a inocentes en el seno de sus madres. Has hecho reventar el silencio y el pudor y tu desgarrada risa me da miedo, pues has oscurecido el sentido del amor poniendo al sexo en el trono de tu dios. No has dejado ser viviente entre las piedras del fondo del mar. Has hecho de la ciudad un espacio de locura, un lugar de tortura. Alimentas con sangre la boca de tus fusiles y te revuelcas de violencia entre los despojos de los nuestros. El Creador Has respetado las pequeñas flores en la pradera. Miraste y tus ojos vieron que era bueno todo lo creado. Fuiste inteligente para gozar del fruto sin romper la rama del árbol. Tus manos supieron prolongar la frescura del agua sin herir sus vertientes, y te bañaste en el río y en el mar

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jugando como los peces, retozando como los delfines. En las tardes supiste mirar el horizonte en silencio. Amanece un nuevo día. He despertado en una casa nueva; hoy es el día de la Creación. Queremos contemplar la fuerza nueva de la Creación.

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EL NORTE CHILENO El desierto es como la puerta de acceso a lo más íntimo del Creador. Su silencio dibujó las solemnes montañas del Norte chileno. Las revistió de púrpura y oro. Les regaló sol y luna. Estas colinas encendidas, estos territorios emparentados con los astros, han dormido siglos y miles de siglos incubando nuestros metales. Hasta que vino el cantero y despertó la minería con el golpe de su azada, cuando todavía todo brillaba en la inocencia de la Creación. Los metales chilenos nacieron rodeados de belleza: la Cordillera invariable, erguida, fiel y pura; el cielo azul sin arrepentimiento y el Océano Pacífico con sus olas en versos de Neruda. Palabras sentenciosas y verdades desnudas aprendió el hombre de la mina, bellas de sudor, duras de esperanza como el lapislázuli soñando ser sortija. Caminó entre las soledades trazando senderos hasta el corazón de la tierra, y se enamoró para siempre el minero de sus pellejerías. Perdón, hay que volver a pedir perdón al que creó la belleza y se la hemos quebrado en el espejo, al que tuvo paciencia y tiempo ancho para cuajar el oro, el cobre y los demás metales, y, nosotros, apresurados, impacientes, pasamos por encima del hombre y de la naturaleza, para arrebatarlos, acapararlos y convertirlos en becerros de adoración.

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CUADRO DE LA MAÑANA Es que no se puede pintar el olor a café con leche y a pan tostado. Todo quiere salir del living por las ventanas a revolotear por la Cordillera. Pero píntala discreta, apenas un poco más gris y azul que el cielo amanecido. Déjala que se desborde por el valle grande, como asomando sus pies debajo de la frazada. Apenas unas líneas de campo te bastarán para que no se escape la mañana en blancos y sepias. Con el pincel más fino dale un paso de danza amarillo y olvídate del carmesí, todavía no es hora. Deja que en esa neblina del río, te canten desde lejos los zorzales.

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CALOR Para inventar el suave calor humilde del brasero, negro es el carbón y negra la noche, negros los sudores del minero.

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¿QUÉ LE DIJO? CANCIÓN ECOLÓGICA115 ¿Qué le dijo el mundo al hombre? ¿Qué le dijo?, preguntando: ¿Por qué me matas la vida si te la estoy regalando? ¿Qué le dijo el aire al canto? ¿Qué le dijo el canto al sol? Regálame un corazón para decirte mi llanto. ¿Qué le dijo el agua limpia al que la estaba ensuciando? Respétame, soy tu amiga, soy lluvia, bebida y canto. ¿Qué le dijo el río al humo? ¿Qué le dijo el humo al viento? Yo soy primo del rocío y del volcán, el aliento. ¿Qué le dijo el bosque al hacha y el árbol al maderero? Si no me cuidas, me muero; si no me ahorras, te matas. ¿Qué le dijo el mar a Dios? ¿Qué le dijo Dios al niño? Construye un barco de amor; navega a buscar amigos. ¿Qué le dijo a la ciudad el gran Francisco de Asís? No ocultes tu Cordillera, envuelta en un manto gris. El que hace cosas tan bellas ¿qué le dice hoy al hombre? ¡Mi cielo no tiene dónde hacer brillar sus estrellas!

115 Publicado en Escritos p. 139.

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CREADOR Y CREATURA I Ven conmigo a escuchar la conferencia de las alas del cóndor o el canto de un zorzal enamorado, cuando millones de musgos y plantas oran al calor poniente del sol. Escucha: la trabajosa noche de los insectos está afinando sus violines. Aquí, la tierra ha creado sus techos y sus quitasoles. El aire acostumbra correr entre los viejos troncos para retomar su fresca humedad. Por donde tú quieras puedes imaginar una ventana y asomarte a los azules colgados de las ramas. ¡Oh, gran pequeño hombre!, desataste las amarras íntimas que detenían la historia; ayudaste a la creación que dormía esperando tu hora. Ven desde el fondo de ti, humildemente, a continuar el séptimo día de Dios. II Abre tus ojos para ver. Afina tus oídos para escuchar. Extiende tus brazos para abrazar. Despierta tu mente para comprender. Libera tu corazón para sentir. Ofrece tu alma para amar. III Cuando se ilumina la aurora con color de madrugada, cuando se apaga el ocaso en la oscuridad de la noche, eres una creación constante de una vida que nace, muere y se levanta.

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Desde que sales a la luz por el soplo creador, hasta que ella se apaga en tu cuerpo material, eres una creación constante de un universo que nace, muere y se levanta. Cuando saltas, ríes, trabajas y cantas, cuando duermes, lloras, descansas y bailas, eres una creación constante de una historia que nace, muere y se levanta. IV A imagen de Dios fuimos creados, creatura y Creador. Creatura, para recibir y disfrutar. Creador, para continuar y completar. Creatura , para proteger y cobijar. Creador, para poblar y fecundar. A imagen de Dios fuimos creados; creatura y Creador para el amor. V «He trabajado el pan con el sudor de mi frente; he trabajado la tierra con mis manos recias; he trabajado el mundo que Tú creaste, Señor, con todo mi corazón, con toda mi alma, con todas mis fuerzas. Soy el hombre del campo y de la ciudad; el hombre del carbón, del cobre y de los desiertos nortinos. En mi rostro curtido de soles y de nieves se podría saborear la sal de nuestra costa interminable y, más adentro, descubrir al varón que ama a su mujer, a sus hijos y a su pueblo». VI Así fueron acabados el cielo y la tierra y toda su ornamentación.

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Dios dio por terminada su obra el Día Séptimo y en este día cesó de toda obra que había hecho. Dios bendijo este día y lo santificó porque en él había cesado toda obra de su actividad creadora. Tal fue el origen del cielo y de la tierra cuando fueron creados. VII No sería creador, si antes no fuera creatura. No podría subir hasta los astros, sin antes bajar a los humildes menesteres de la vida. Por eso, ya de siglo en siglo vamos cantando perdones y gratitudes. Perdón... desde el comienzo de la historia: por la sangre de Abel, por el hermano olvidado y el hermano empobrecido, y el herido a la orilla del camino; perdón por el hambre de muchos en un mundo que creamos abundante para pocos. Perdón porque hemos llenado de tristeza la limpia belleza de la tierra; perdón por la codicia y el orgullo que fabrican miserias. Y Gracias... por lo más grande y lo más pequeño; por el pan de la mesa y los primeros pasos de los niños; gracias por la vida y el amor y la inquieta travesía del espíritu que busca la verdad; por la profundidad de la ciencia, la prolijidad de la técnica y la precaria realidad de nuestros intentos; gracias por la sinfonía de los martillos y los delicados sistemas de nuestras computadoras; gracias por lo bello brotado del corazón humano y por la ciudad que hicimos habitable, gracias por la danza, la música, el teatro y el arte de las grandes construcciones al servicio de la vida. Gracias,

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Padre, porque confiado, pusiste la Creación en nuestras manos.

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ÍNDICE Presentación ................................................................................. 2 Tengo un corazón de trovador empapado de cedros y leones...

Un simple pobre hombre ..................................................... 4 Sin tu anillo ............................................................................. 5 Autorretrato ........................................................................... 6 Me gusta .................................................................................. 7 No soy un ángel ..................................................................... 8 Un niño dijo a Jesús .............................................................. 9 Ser Honesto .......................................................................... 10 No es cosa fácil .................................................................... 11

Sigo a un hombre que me cogió por el centro de la vida...

Invisible, incomprensible, inefable, inesperado .............. 13 Yo pongo mi fe en Ti ......................................................... 14 Aún no me llames Dios ...................................................... 15 Sigo a un hombre llamado Jesús ....................................... 16 Quiero ser tu amigo Jesucristo .......................................... 18 Y no tendré mi lugar ........................................................... 20 No sé cómo orar .................................................................. 22 Gota a gota ........................................................................... 24

Eres Fuego, Señor, eres mi hoguera que viene a encenderme el amor...

Te sentí pasar ....................................................................... 26 Ábreme .................................................................................. 27 Discípulos ............................................................................. 28 Abre tus ojos ........................................................................ 30 Un pescador en apariencia ................................................. 31 Nombres de Cristo .............................................................. 32 Reflejo de Dios creador ...................................................... 34 Al amanecer .......................................................................... 35 La explosiva Pascua de Resurrección ............................... 36

Envuelto en mis hojas calla el que es la Palabra

Ella lo llama «mi niño» ........................................................ 39 Canto de María al anuncio del ángel ................................. 40 Fiesta de la Anunciación .................................................... 41 ¡María joven! ......................................................................... 43 ¿Cómo llamarla? .................................................................. 45 Madre de los cansados ........................................................ 46 ¿Qué tendrá la Virgen? ....................................................... 47

¡Ah, la cuna bella: tierra, paja y sol!

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Navidad de siempre ............................................................ 49 Cuadro de María .................................................................. 50 Anotaciones ante el pesebre .............................................. 51 Plegaria de Navidad ............................................................ 52

Escuchen, que viene por las calles, la Iglesia de las grandes y pequeñas procesiones...

La Iglesia que yo amo ......................................................... 55 Al Cardenal Raúl Silva Henríquez .................................... 60

...Voy trasfigurado, nuevo y yo mismo gratuitamente vencedor y vencido

Oración del huerto .............................................................. 62 Algo le ha pasado a mi muerte futura... ........................... 63

Poco sé de Dios, pero lo reconozco así de incógnito por las calles de nuestros calvarios

El rostro del Hijo ................................................................ 66 Contemplación de la cruz .................................................. 67 La humilde queja de los pobres ......................................... 69 Las manos de los cesantes .................................................. 71 No hay trabajo ..................................................................... 73 Silabario 1. Pan .................................................................... 74 Invierno (En cesantía) ........................................................ 76 Año nuevo de la esperanza. Salmo ................................... 77 Creer ...................................................................................... 79 A manera de Salmo ............................................................. 82

Siento una ira sucia y militar. Quisiera descoser las charreteras y mellar los espadines

11 de septiembre de 1973 ................................................... 84 Me duele .............................................................................. 85 Ira ........................................................................................... 86 Jueves 9, defensa de la vida ................................................ 87 Indefenso .............................................................................. 89 Escuche Señor General ...................................................... 91 Los números ......................................................................... 92 Ricos. Economía de mercado ............................................ 93 Consejos para un arribista .................................................. 94 Valientes mujeres ................................................................. 96 Paz no armada ...................................................................... 98

Creo que detrás de la bruma el sol espera. Creo que en esta noche oscura duermen estrellas

Cantata de los derechos humanos .................................. 101 ¿Puede la ausencia destrozar un corazón inocente? ¿Puede un niño caminar de la mano de un ausente?

Siete ríos .............................................................................. 108 Ángel ................................................................................... 109 Esperando ........................................................................... 110 A manera de salmo 22. El hijo del desaparecido .......... 111

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Herencia .............................................................................. 113 Con Jesús ............................................................................ 114 Ser joven ............................................................................. 115

Pasó volando en silencio, la testaruda, volando contra el viento, libre el ala, fuerte, mirando al sol

La testaruda esperanza ...................................................... 117 Cascabel .............................................................................. 118 Cinco de octubre ............................................................... 119 De arriba para abajo .......................................................... 120 La esperanza siempre ........................................................ 122

¡Cómo cantaba la moneda de la viuda! ¡cómo danzaba en la pieza oscura, anónima!

Es tiempo ............................................................................ 124 Vendría bien ....................................................................... 126 Apología: los inaceptables ................................................ 128 El niño del metro .............................................................. 129 Palabras hulliches .............................................................. 132 Finanzas .............................................................................. 133 Carta a una madre soltera ................................................. 134 Canto al hombre libre ....................................................... 135

¡Oh gran pequeño hombre!, desataste las amarras íntimas que detenían la historia; ayudaste a la creación que dormía esperando tu hora

Misterio del viento ............................................................. 138 En el corazón de Dios ...................................................... 139 Salmo del 1 de mayo ......................................................... 140 Creador y anticreador ....................................................... 143 El Norte chileno ................................................................ 145 Cuadro de la mañana ........................................................ 146 Calor .................................................................................... 147 ¿Qué le dijo? Canción ecológica ..................................... 148 Creador y creatura ............................................................. 149

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OTRAS PUBLICACIONES ESTEBAN GUMUCIO Canto desde el centro de la libertad. Selección de cuentos y poemas. Santiago: Ediciones Rehue 1989. 218pp. ESTEBAN GUMUCIO Cantar del niño dolido. Santiago: Congregación de los Sagrados Corazones 1979. 26pp. ESTEBAN GUMUCIO Escritos. Santiago Ediciones Rehue / Congregación de los Sagrados Corazones 1994. 248pp. ESTEBAN GUMUCIO Tercera edad. Un llamado de Dios. Santiago: Centro de Espiritualidad Ignaciana s/f. 82pp. ESTEBAN GUMUCIO Cartas a Jesús. Oraciones del Padre Esteban. Santiago: (Congregación de los Sagrados Corazones) 2002. 120pp. Segunda edición ANDRÉS OPAZO y PATRICIO FRÍAS (editores) Esteban Gumucio Vives, Testigo de nuestro tiempo. Santiago: Congregación de los Sagrados Corazones / Ediciones LOM (2002). 254pp. CRISTIÁN VENEGAS y ENRIQUE MORENO (editores) Conversaciones con Esteban Gumucio. Santiago: Congregación de los Sagrados Corazones 2004. 414pp. (Segunda edición, corregida y aumentada, de Nuestro Padre. Conversaciones con Esteban Gumucio. Santiago: Congregación de los Sagrados Corazones 2000. 340pp.) NATACHA PAVLOVIC Esteban en la memoria de los suyos. Santiago: Congregación de los Sagrados Corazones 2004. 418pp.