pastoral para el lider

13
PASTORAL PARA EL LIDER Se ha desarrollado estos estudios específicamente para alimentar y alentar al líder. Contiene oraciones, reflexiones bíblicas y comentarios con respecto a los temas cruciales, los retos, las tentaciones y las preguntas más comunes que se hace un líder de jóvenes. Tomado de http://www.ParaLideres.org

Upload: ricardo-silva

Post on 16-Jan-2016

213 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Material de liderazgo cristiano

TRANSCRIPT

Page 1: Pastoral Para El Lider

PASTORAL PARA EL LIDER

Se ha desarrollado estos estudios específicamente para alimentar y alentar al líder.

Contiene oraciones, reflexiones bíblicas y comentarios con respecto a los temas cruciales, los retos, las tentaciones y las preguntas más comunes que se hace un líder de jóvenes.

Tomado de http://www.ParaLideres.org

Page 2: Pastoral Para El Lider

1

I. INDIGNIDAD PARA EL SERVICIOPor: Félix Ortiz

“Yo, sin merecerlo, he sido puesto al servicio de este mensaje, por la acción poderosa de Dios. Yo soy menos que el más pequeño de todos los que

pertenece al pueblo de Dios,pero Él me ha concedido esta gracia de anunciar a los no judíos

la buena noticia de las incontables riquezas de Cristo.” (Efesios 3, 7-8)

El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define “dignidad” como la cualidad de digno; lo cual me obliga a buscar la palabra “digno” en el mismo diccionario, al hacerlo encuentro que una persona digna es aquella que es merecedora de algo.

Esto me enfrenta con mi propia realidad. Yo no soy digno de estar en el ministerio juvenil, de hecho, no soy digno de estar en ningún ministerio, no merezco servir al gran rey y colaborar con Él en la construcción de su Reino.

Llevo más de 25 años en el ministerio juvenil y conforme va pasando el tiempo más conciencia tengo de mi indignidad y, al tener más comprensión de mi indignidad menos entiendo el hecho de que Dios pueda escoger para ser su colaborador a una persona como yo.

¡Qué iluso era en aquellos tiempos cuando era más joven y sinceramente pensaba que Dios era un privilegiado al tenerme como miembro de su equipo! Me sentía orgulloso de mí mismo, de mis logros, de mis capacidades, de mis dones y mis talentos. El trabajo con los jóvenes me producía un gran sentido de autocomplacencia, seguridad y… por qué no decirlo orgullo, el orgullo de pertenecer a los escogidos de Dios.

Me imagino que debía pensar que había sido escogido por Dios debido a que había algo en mí que me hacía merecedor de ello. Alguna cualidad personal que Dios había sabido reconocer y le había llevado a quererme tener a su lado, formando parte de sus colaboradores más íntimos.

Los logros en el ministerio, los objetivos alcanzados, el reconocimiento de las personas, todo ello contribuyó a aumentar mi sentido de dignidad, de ser algo, de ser alguien, de ser, en definitiva, digno para la labor encomendada. No se sorprendía el estar en el ministerio cristiano, era una persona válida y capaz para ello. Como yo era, quien era, me hacían merecedor de tal distinción.

Las cosas han cambiado de forma drástica. Desde hace ya bastante tiempo las cosas las veo de una forma tan, tan diferente. Conforme han ido pasando los años mis contradicciones, mi inmadurez, y, por que no reconocerlo, mi carnalidad ha ido saliendo a la superficie una y otra vez. Conforme he ido creciendo en mí caminar con Dios cada vez he sido más conciente y realista con quien realmente soy.

No puede evitarse, acercarse a Dios y encontrarse con la miseria humana es todo uno. Es imposible caminar cerca de Él y no sentir una creciente vergüenza por todas las acciones, omisiones, pensamientos, motivaciones y actitudes que continúan estando presentes en mi vida a pesar de hacer tantos años y que no agradan y honran al Señor.

Acercarse a Dios es ser consciente y realista con mi propia humanidad caída, en proceso de redención, pero todavía viviendo y experimentando las terribles consecuencias del pecado. Y al verse uno cara a cara frente a Dios con su propia realidad es imposible entender cómo Él puede escogerme,

Page 3: Pastoral Para El Lider

2

confiar en mí, considerarme válido para el ministerio, darme una oportunidad para colaborar con Él y sus propósitos.

Entonces queda claro muy claro que soy indigno para el ministerio que no estoy en el ministerio cristiano, ni nunca lo estaré por lo que soy, sino a pesar de lo que soy. Que haber sido escogido para servirle no ha sido en función de mis méritos, capacidades, cualidades o dignidad, sino más bien a pesar de la total ausencia de todo ello.

Me siento muy identificado con Pablo, de hecho, su versículo en Efesios 3,8 ha sido durante estos últimos años un lema, una fuerza impulsora para mí. Puedo entenderlo perfectamente, me imagino cuando escribió ese pasaje de su carta. Sin duda, Pablo debió recordar sus años de perseguidor de la naciente Iglesia. A su mente acudirían las personas que habían sido encarceladas por causa suya, el dolor y el sufrimiento que había provocado a tantas personas.

No es de extrañar que Pablo afirmara que su ministerio era una gracia, algo concedido a pesar de la total falta de dignidad y méritos para ello, algo concedido a Pablo sin duda, no por lo que fue, sino a pesar de lo que fue. Con razón Pablo es el apóstol de la gracia, el defensor del amor y aceptación incondicional de Dios a pesar de cómo somos y, en muchas ocasiones, como seguimos viviendo.

He escrito más de veinte libros. Tengo una hoja de servicio de más de 25 años. He tenido influencia en muchos países del mundo. Tengo cargos de responsabilidad internacionales. He tenido el privilegio de llevar personas a Cristo. He desafiado a otros a servir en el ministerio cristiano. ¿Para qué ha servido todo eso? No me ha añadido ni un ápice de dignidad para merecer el ministerio. A pesar de todo ese “currículo vitae” sigo siendo un miserable que fue llamado y puede seguir estando en el ministerio cristiano a pesar de todo lo que soy.

Comprender esa realidad me estremece. Me hace temblar simplemente el pensar el increíble amor incondicional de Dios y su gracia hacia alguien como yo. Me produce una actitud de profunda gratitud y respeto y un sincero deseo de dar la talla en respuesta a su amor y confianza en mí.

Gracias Señor porque no es mi dignidad lo que te llevo a llamarme al servicio, es tu llamamiento el que me concede dignidad.

MI ORACIÓN

Señor muchas gracias por poder servirte en este ministerio. ¿Sabes? Cuanto más tiempo pasa, menos entiendo que te fijaras en mí. ¿Cómo puedes ser tan paciente con mis fallos, mi pecado, mi inmadurez? No puedo entender que a pesar de todo ello hayas tenido a bien el llevar a cabo cosas por medio mío.

Señor me salvaste por gracia, me permites vivir día a día por gracia y me llamaste al ministerio por gracia. Estas tres cosas están otorgadas a pesar de mi total falta de merecimiento.

Permíteme vivir en consonancia con tu llamamiento. Ayúdame a cultivar un corazón agradecido por tanto amor y aceptación incondicional.

TU REFLEXIÓN

¿Eres consciente de que es por su pura y exclusiva gracia que estás en el ministerio y servicio cristiano?

Page 4: Pastoral Para El Lider

3

¿Cómo estás manejando en tu vida el orgullo, la satisfacción que produce el reconocimiento por parte de otros, los logros y éxitos en el ministerio? ¿Crees que tu dignidad y valía vienen de todo esto?

¿Cómo estás manejando los sentimientos de indignidad e inadecuación para el ministerio? ¿Eres consciente de que Dios conoce mejor que nadie tu interior, tu realidad, tu humanidad y, a pesar de todo ello está dispuesto a usarte?

¿Cuál debería ser tu respuesta a la comprensión de que somos escogidos para el ministerio por pura y absoluta gracia?

EL PERSONAJE

En el libro de Hebreos (cap. 11), entre los héroes de la fe aparece Sansón, al mismo nivel que Moisés, Jacob, Jefté, Gedeón y Samuel. Sin embargo, cuando uno va al libro de Jueces y lee la historia de aquel juez, llega a la conclusión de que no fue, que digamos, un dechado de virtudes.

Al repasar los capítulos que se dedican a Sansón comprobamos que fue una persona que frecuentó la compañía de prostitutas, se casó con una persona pagana, es decir, que no pertenecía al pueblo escogido, contraviniendo de este modo las órdenes expresas del Señor. Otros rasgos de su carácter nos dibujan a una persona caprichosa, frívola, iracunda, descuidada e impulsiva.

La verdad es que no parece ser el retrato de un gran hombre, sin embargo, como anteriormente mencionaba, su nombre está incluido entre los grandes héroes de la fe. Creo que Sansón ilustra perfectamente la inadecuación para el ministerio cristiano. Honestamente, no pienso que fuera escogido y usado por Dios a causa de sus virtudes, es evidente que lo fue a pesar de todos los defectos que tan claramente pone de manifiesto la Biblia. Una vez más queda claro que el llamamiento, como tan sabiamente expresó Pablo, es en base a la gracia, únicamente a la gracia.

Page 5: Pastoral Para El Lider

4

II. INCOMPETENCIA PARA LA TAREAPor: Félix Ortiz

“No que seamos competentes por nosotros mismospara atribuirnos algo como nuestro,

ya que nuestra competencia proviene de Dios.Él nos hizo ministros competentes de una alianza nueva.”

(2 Corintios 3,5-6a)

Estaba leyendo estos versículos de la carta a los Corintios y he tenido que recurrir de nuevo al diccionario. Las palabras están tan desgastadas que, a menudo, las usamos sin pensar en su significado. Leo que la “competencia” es la pericia, aptitud, idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto determinado. La verdad es que muy pocas veces me siento así.

Señor, la tarea es mucho mayor de lo que yo puedo hacer. Siento una gran tensión interna. Por un lado tengo la clara certeza y convicción que Tú me llamas a la evangelización y el discipulado de esta generación, por otro lado, la tarea es tan grande, tan difícil, tan desafiante, que me siento abrumado e incompetente.

Abrumado porque es mucho más de lo que yo puedo hacer. Ya no pienso en todos los jóvenes de nuestro país, meta a la que no quiero renunciar, pienso únicamente en el ministerio que has puesto a mi alcance y del que me has responsabilizado. Señor hay tantas necesidades y tan complejas que no es nada difícil sentirse incapaz e incompetente.

Señor, no sabemos cómo llevar el Evangelio a esta nueva generación de muchachos y muchachas. Son diferentes a todos los anteriores. Los sociólogos y los estudiosos dicen que son la primera generación auténticamente postmoderna. ¡Vaya consuelo! Afirman que su forma de entender y vivir la vida es radicalmente contraria a la de generaciones previas.

Es cierto, lo hemos experimentado cuando hemos intentado comunicarles el Evangelio en las calles o en nuestras actividades. Piensan y afirman que Tú eres irrelevante, que perteneces al pasado y no tienes nada que ofrecerles. Están convencidos que pueden vivir sin Ti y, de hecho, muchos de ellos lo hacen. Naturalmente que están equivocados, pero es la forma en que un número creciente de ellos han sido educados y moldeados por los medios de comunicación. La tele, las películas, la música, los profesores, todos han hechos un buen trabajo.

A menudo experimento frustración. Hablamos con ellos en el mismo idioma, pero es evidente que las palabras no significan lo mismo. Toda nuestra “jerga” cristiana no les impresiona, en sus mentes no existe un trasfondo cristiano que haga nuestras palabras significativas y relevantes para sus vidas.

Las necesidades de los jóvenes del grupo son muchas, complejas y crecientes. Un padre divorciado ve como su hija adolescente se escapa

Page 6: Pastoral Para El Lider

5

de sus manos y se lanza a una vida de autodestrucción. Algunos de los jóvenes tienen serios problemas de dependencias, unos con drogas, otros con alcohol, otros con el consumo de pornografía.

Para ellos no es fácil ser cristianos en los albores de un nuevo milenio en una sociedad en constante cambio y que ofrece tantas y tantas oportunidades para vivir al margen de Dios. Además, en la Iglesia, no siempre estamos a la altura de sus necesidades, no siempre estamos procurando lo que precisan. Tantas veces no somos ni siquiera capaces de entenderlos.

¡Son tantas las expectativas puestas sobre el guía de jóvenes! Tú, Señor, tienes tus expectativas, los padres de los muchachos y muchachas tienen las suyas, el liderazgo adulto de la Iglesia también tiene sus expectativas y, naturalmente, yo también tengo las mías propias. No es nada difícil sentirse incompetente, incapaz delante de tantos retos y tantas expectativas.

Supongo que los retos del ministerio, muy a menudo, han hecho a tus siervos sentirse incompetentes, desbordados, abrumados e incapaces. De hecho, desde un punto de vista humano es así, ni más ni menos. En la mayoría de los casos son batallas de David contra Goliat y, naturalmente, el guía de jóvenes es David, pero no siempre con su coraje y confianza en el Ti.

Pero lo cierto es que cuando llamas a alguien ya eres consciente de que será incompetente por sí mismo y que tendrás que ser Tú quien lo dote de competencia. Los retos son grandes, nos sentimos inútiles para poderlos enfrentarlos y… ¡ahí está la clave! Esa incompetencia nos obliga, nos fuerza, nos lleva, a volvernos hacia Ti y esperar de tu mano la competencia, la sabiduría, la capacidad, el discernimiento, y el entendimiento de las situaciones y las necesidades ante nosotros.

Durante todos estos años en el ministerio he ido acumulando más y más capacitación. Creo firmemente en el obrero bien cualificado y preparado para el servicio. Sin embargo, cuanto más tiempo pasa y más formado estoy más consciente soy de mi incompetencia e incapacidad.

Gracias por que Tú eres quien haces a tus siervos competentes para el servicio. Les das la sensibilidad, el discernimiento, el poder, la perseverancia, la sabiduría y las fuerzas para poder llevar a cabo el ministerio que les encomiendas. Es bien cierto lo que Pablo afirma a la comunidad de Corinto: tu gracia es todo lo que necesitamos, porque realmente cuando somos débiles, cuando somos conscientes de nuestra debilidad e incapacidad, es entonces cuando más poderosos somos (cfr. 2 Cor 12, 9-10)

MI ORACIÓN

Señor gracias porque nuestra competencia no viene de nosotros mismos sino que proviene de Ti. Gracias porque no es malo sentirnos débiles, incapaces, abrumados, desbordados por la tarea que nos has encomendado. Al contrario, es sano, saludable y necesario. La

Page 7: Pastoral Para El Lider

6

incompetencia nos fuerza a volvernos hacia Ti y tus recursos, nos obliga a buscar tu sabiduría, tu capacidad, tu discernimiento. La incompetencia nos hace humildes y nos lleva a la dependencia tuya, donde realmente se encuentra nuestra auténtica fortaleza y competencia.

TU REFLEXIÓN

¿Cómo te sientes ante las tareas, retos, desafíos y necesidades que el ministerio exige de ti?

¿Eres consciente que una falsa seguridad en ti mismo, tus recursos, tu preparación y capacidades puede llevarte a una situación de gran vulnerabilidad? ¿Por qué?

¿Estás afrontando situaciones de ministerio que parecen desbordarte e ir más allá de lo que eres capaz de hacer? Si este es tu caso ¿qué ayuda puedes encontrar en las palabras del Señor: “Mi gracia es todo lo que necesitas, pues mi poder se manifiesta mejor en los débiles. Así que me alegro de ser débil, para que en mi se muestre el poder de Cristo.” (2 Cor 12, 9)?

EL PERSONAJE

Algo que valoro enormemente en la Escrituras es la humanidad de sus personajes. Los grandes héroes de la Biblia son personas reales, de carne y hueso con sus virtudes, cierto, pero también reflejados con sus miserias, debilidades e incoherencias.

Estos días pasados leía acerca del llamamiento de Moisés al ministerio. En los capítulos 3 y 4 del libro de Éxodo aparecen unos diálogos entre el Señor y Moisés que son realmente sorprendentes.

Moisés una y otra vez trata de rehuir el llamamiento y para hacerlo echa mano de su incompetencia para la tarea. Moisés no se siente capaz, le manifiesta al Señor que aquella responsabilidad va más allá de sus fuerzas y de sus capacidades. Argumenta sus limitaciones personales, su poca capacidad de liderazgo, su dificultad para comunicarse, la dureza de la gente y… finalmente, clara y llanamente le dice a Dios que mejor que envíe a otra persona.

Dios fue bastante paciente con Moisés y en su misericordia le dio una promesa que sigue siendo válida para nosotros, los incompetentes de todas las generaciones: “¿Y quién le ha dado la boca al hombre? ¿Quién, si no yo le hace mudo, sordo, ciego o que pueda ver? Así que, anda, que yo estaré contigo cuando hables y te enseñaré lo que debes decir.”

Page 8: Pastoral Para El Lider

7

III. DESÁNIMOPor: Félix Ortiz

“Vengan ustedes solos, a descansar un rato a un lugar apartado.”(Marcos 6, 31)

“El Señor es mi pastor, nada me falta. En verdes praderas me hace reposar,

me conduce a arroyos de aguas tranquilas, me da nuevas fuerzas.”(Salmo 23, 1-3a)

Hay veces que el ministerio parece no tener sentido. Hay ocasiones en que uno piensa que no vale la pena servir al Señor. Ha pasado por momentos en que me pregunto si todo el desgaste físico, intelectual, emocional y espiritual de mi invertir vida en la vida de los jóvenes y adolescentes sirve para algo. ¿Habría realmente alguna diferencia si no lo hiciera?

Hay razones objetivas para sentirme así. En muchos jóvenes no veo el crecimiento que me gustaría observar. Hace años que trabajo con algunos de ellos y, en ocasiones, da la sensación de que como los cangrejos, van hacia atrás en vez de ir hacia delante. Los hábitos básicos de la vida cristiana, aquellos que les permitirían crecer y llegar a ser cristianos maduros y producir un impacto en su contexto, no los tienen desarrollados. Todavía les falta disciplina para orar, leer la Biblia, caminar bajo el control del Espíritu.

En otros casos veo una inmadurez asombrosa. Sus planteamientos ante la vida, sus actitudes, sus valores, sus reacciones, no son las propias de alguien que afirma conocer al Señor y confiar en Él. No dudo –mejor dicho, en ocasiones, sí dudo- de su fe, pero veo que esta tiene tan poco impacto en su vida cotidiana.

Hay un grupo que huye de todo tipo de compromiso. Nunca puedes contar con ellos para nada. Nunca tienen tiempo para ningún tipo de servicio o ministerio. Viven centrados alrededor de ellos mismos, de sus necesidades y sus intereses. Parece como si el servicio, el amor sacrificial por los hermanos, la sensibilidad hacia las necesidades de cristianos o no cristianos no fuera con ellos. Son hedonistas, se mueven por el placer y la gratificación, escapan rápidos de cualquier cosa que no gratifique sus sentidos.

Hay días que me siento en mi oficina y me doy cuenta que los jóvenes no han cumplido las expectativas que yo me había formado con respecto a ellos, no dan la talla, no son el tipo de jóvenes y adolescentes que yo deseara que fueran.

¿Será este cansancio y desánimo fruto de mi necesidad de mi éxito personal? ¿Es posible que me sienta así porque ellos no están contribuyendo a que yo sea un líder de jóvenes de éxito? Necesito revisar más mis motivaciones. Dios no me ha llamado a tener éxito sino a ser fiel a su llamado. ¿De dónde procede mi cansancio, mi desánimo, mi frustración?

Page 9: Pastoral Para El Lider

8

No debo olvidar que el cansancio y el desánimo son normales, que forman parte de mi naturaleza humana, que no es un pecado estar desanimado, y que es falso que los buenos cristianos, los buenos obreros son infatigables y nunca caen en el desaliento. Conocer al Señor no nos priva de la realidad que somos seres humanos de carne y hueso. Pero no debo quedarme aquí. El desánimo es humano, cierto, pero Dios me da los recursos para salir adelante.

El desánimo ha de llevarme de vuelta hacia Dios para poder recobrar la perspectiva correcta de las cosas. No puedo ni debo olvidar que Él es el único que puede cambiar las vidas de los jóvenes. Su Palabra así lo afirma, el crecimiento viene del Señor. A mí no me ha sido concedido ese privilegio. Puedo animar, retar, ayudar, acompañar, propiciar un ambiente, sin embargo, el Señor se ha reservado el derecho absoluto de producir y generar cambios espirituales y estos, son los únicos que duran, que son permanentes.

No debo olvidar que Dios lidia de forma única y personal con cada joven y adolescente que está en mi grupo. Los ha hecho a todos ellos únicos e irrepetibles –afortunadamente, porque no quiero ni pensar lo que sucedería si hubiera copia de algunos de ellos- y trabajo con ellos de una forma singular. Cada joven tiene su propio ritmo de responder al llamado y las exigencias de Dios. En cada uno de ellos el Señor está cumpliendo su propósito y éste, no siempre, o mejor dicho, en muchísimas ocasiones está más allá de mi comprensión y alcance. Yo no entiendo de qué modo lo que hago con ellos, lo que estoy compartiendo, el ejemplo y el referente que les estoy proveyendo, va a ser usado por Dios para llevar a cabo sus propósitos. No lo sé y estoy seguro de que en muchos casos nunca seré consciente hasta el día en que, en su presencia, todo esto nos sea revelado.

Siempre me pasa lo mismo cuando pierdo mi enfoque y me centro más en las circunstancias que en Dios, viene el desánimo y el desaliento. Necesito recordarme una y otra vez que el Señor es Dios y va cumpliendo sus planes en la vida de cada persona. Necesito descansar en Él y darle gracias por la fe y por su trabajo en la vida de cada joven.

A veces es muy difícil darle gracias a Dios por la vida de algunos jóvenes. Es un acto de confianza, es un acto de rendición ante el amor de Dios ya que no hay ninguna evidencia humana que pueda alimentar nuestra esperanza de que un cambio está produciéndose o puede llegar a producirse. Pero cuando nos enfocamos en Él, recobramos la perspectiva correcta y se renuevan nuestras fuerzas.

MI ORACIÓN

Señor, gracias por poder ser yo mismo. No tengo que fingir, soy humano y, en tantas ocasiones, me desánimo y desaliento porque no veo los resultados que esperaba o no van al mismo ritmo que yo anticipaba. Lo sé que a menudo mezclo mi sentido de valía personal con los resultados y por eso me desanimo. Ayúdame a no olvidar que soy valioso

Page 10: Pastoral Para El Lider

9

a tus ojos sean cuales sean los resultados. Ayúdame a no olvidar que a mí no me has concedido el poder para cambiar vidas. Ayúdame, por último, a no perder la perspectiva y si esto sucede a recobrarla pensando en tu soberanía, en tu trabajo único y singular en la vida de cada joven.

TU REFLEXIÓN

¿Estás experimentando el desánimo? En caso afirmativo ¿De dónde proviene tu desánimo y desaliento? ¿Qué puede estarlo provocando?

¿Admites como humano el desaliento o eres de aquellos que creen que un cristiano espiritual nunca se desanima?

¿Cómo pueden ayudarte estas reflexiones a combatir el desaliento? Pasa un tiempo de oración. Reconoce tu desaliento y desánimo, es

algo humano. Explícale al Señor las razones del mismo. Dale gracias, en fe, por su plan, su soberanía y su trabajo en la vida de los jóvenes y adolescentes que ha puesto bajo tu responsabilidad.

EL PERSONAJE

Para mí una de las pruebas definitivas de que la Biblia procede de Dios es el tipo de personajes que la pueblan. No se trata de individuos perfectos, infatigables, incansables, indubitables. Antes bien, nos pinta una colección de individuos de lo más humano, no de plástico sino de auténtica carne y hueso.

En el primer libro de los Reyes (capítulos 18 y 19) se nos muestran algunos aspectos de la vida de Elías. Elías es, sin duda, el mayor y más grande profeta de Israel. Recuerda que durante la transfiguración de Jesús fue precisamente él, junto con Moisés, el que hizo acto de presencia.

Pero estos capítulos nos muestran a un profeta que rompe el molde “espiritualista” que algunos pretenden usar para describir a los personajes de la Biblia. Vemos un Elías tan desanimado y desalentado porque le persigue una mujer que desea incluso morirse. Y todo ello, después de haber tenido el gran triunfo ante los sacerdotes de Baal.

Pues bien, así es el género humano, cuando perdemos la perspectiva, la perdemos del todo y nos queremos morir. Dios, sin embargo, no se indigna con el profeta, comprende su debilidad como ser humano, le da una terapia de comer, dormir y descansar y, posteriormente, le ayuda a recobrar la perspectiva correcta, Su perspectiva.