nº 51 - ehrlichiosis

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N.° 51 • JUNIO 2001 Dirige y coordina esta monografía: Dra. Guadalupe Miró Director: Dr. Fidel San Román Ascaso AULA VETERINARIA Dirigen y coordinan esta monografía: Dr. Gustavo Sánchez Visconti Dr. Miguel Angel Tesouro Díez EHRLICHIOSIS EHRLICHIOSIS

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Page 1: Nº 51 - Ehrlichiosis

N.° 51 • JUNIO 2001

Dirige y coordina esta monografía:Dra. Guadalupe Miró

Director:Dr. Fidel San Román Ascaso

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Dirigen y coordinan esta monografía:Dr. Gustavo Sánchez ViscontiDr. Miguel Angel Tesouro Díez

EHRLICHIOSISEHRLICHIOSIS

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PROGRAMA 2001

N.o 49 (Febrero)

PATOLOGÍA DE REPTILES

Nicasio J. Brotóns

N.o 50 (Abril)

ZOONOSIS

Guadalupe Miró

N.o 51 (Junio)

EHRLICHIOSIS

Gustavo Sánchez

Miguel Ángel Tesouro

N.o 52 (Agosto)

TERAPÉUTICA DEL DOLOR

Paloma García

N.o 53 (Octubre)

GARGANTA, TRÁQUEA Y

SENOS

Mercedes Sánchez

N.o 54 (Diciembre)

ENFERMEDADES DEL DESARROLLO

Pilar Llorens

Publicación bimestral. Reservados todos los derechos de edición.Se prohíbe la reproducción o transmisión total o parcial del contenido de estenúmero, ya sea por medio electrónico o mecánico, de fotocopia, grabación uotro sistema de reproducción, sin autorización expresa del editor.Tarifa de suscripción anual: Mediante domiciliación bancaria de 6.656 ptas.Mediante contra reembolso de 8.656 ptas. Ejemplar suelto: 1.850 ptas. (IVAincluido).Empresa periodística núm. 3.725. Depósito legal: M. 1137-1993 ISSN: 1133-2751 Imprime: EGRAF, S.A.

Pasaje Virgen de la Alegría, 14Teléfono 91 405 72 60 / 91 405 15 95.

Fax 91 403 49 07

e-mail: [email protected]://www.aulaveterinaira.com

28027 Madrid

DIRECTOR:Dr. Fidel San Román AscasoDirector del Hospital Clínico Veterinario. Catedrático de Cirugía de la Facultad de Veterinaria. Universidad Complutense de Madrid

DIRECTOR HONORíFICO:Dr. Juan José Tabar BarriosCentro Policlínico Veterinario “Raspeig” San Vicente. Alicante.

DIRECTOR DE LA MONOGRAFíA:Dr. Gustavo Sánchez ViscontiDoctor en FarmaciaLaboratorio de Análisis Veterinarios(LAV). M a d r i d

Dr. Miguel Ángel Tesouro DíezCatedrático de Universidad. Dpto. Patología Animal-MedicinaVeterinaria. Facultad de Veterinaria. Universidad de León. León

COLABORADORES:A. Sainz Rodríguez A. Sánchez Carmona

DIRECTO DIAGNOSTICO POR IMAGEN:Hernan Fominaya GarcíaCentro Veterinario Los Madrazos.Madrid

RADIOLOGIA:J. Rodríguez QuirósP. Llorens Pena

ECOGRAFIA:H. Fominaya GarcíaS. Serrano Sobrino

ENDOSCOPIA:C. Franichevich Morán

RESONANCIA MAGNÉTICA:J. Gonzalo Orden, L. Millán Varela

Dirección Editorial:Guillermo Garzón Fdez.-Conde

Coordinación Editorial:Elena Malmierca Lerma

Dirección de Producción:

Fernando Latorre Margolles

Dirección Artística:

José Luis García Alonso

Coordinación de Realización:Isabel Velasco Granados

Maquetación:Beatriz García Martín

Reprodución fotográfica e

infografía:Mª Luz Franco F d e z . - C o n d e

Supervisión y Corrección deTextos:

Marta Martínez Sandoval

Asistente de Corrección:Miguel Ángel Alonso

Composición de Textos:Mª Dolores Llano García

Colaboradores:

Pablo Bravo Avilés

Enrique Leiva Hidalgo

Publicidad Madrid:Mariló Santos Carreras

CANIS ET FELIS N.o 51

taff

Los contenidos, tanto científicos como de otra índole, desarrollados en las monografías de Canis et Felis, son responsabilidad de los autoresde las mismas.

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ETIOLOGÍA Y TRANSMISIÓN

PATOGENIA Y CUADRO CLÍNICO

EDITORIAL

ALTERACIONES BIOPATOLÓGICAS: HEMATOLOGÍA, BIOQUÍMICA SANGUÍNEA, URIANÁLISIS, ETC.

CANIS ET FELIS N.o 51

EHRLICHIOSIS

DIAGNÓSTICO

TRATAMIENTO

PROFILAXIS. EHRLICHIOSIS CANINA EN ESPAÑA

EHRLICHIOSIS FELINA

ndice

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NA de las enfermedades, bastante frecuente y hasta hace poco no muyconocida, es la Ehrlichiosis. Transmitida por garrapatas y con síntomasparecidos a otras enfermedades parasitarias, puede coexistir con ellasy por tanto pasarnos desapercibida.

En este trabajo vamos a intentar aclarar ciertas dudas que nos surgen sobre laehrlichiosis, indicando sus distintas especies y los animales a los que infecta, asícomo explicar su patogenia, síntomas clínicos, diagnóstico y tratamiento. Tambiénse demuestra la afectación a otras especies animales, distinta del perro, que enalgunos casos hasta ahora no se conocía.

Pretendemos dar una visión práctica de esta enfermedad para el veterinario clí-nico, sin omitir los hallazgos científicos propios de los autores, y de otros, lo quecreemos que proporcionará algún dato de interés a lo ya conocido y estudiado.

Para mí es un honor y un sueño hecho realidad, compartir este trabajo con tresgrandes amigos y profesionales: Andrés Sánchez Carmona, Miguel Ángel Tesouroy Ángel Sainz Rodríguez, por tener gran experiencia en detectar y estudiar la ehrli-chiosis. Intentamos aportar nuestros conocimientos clínicos, analíticos y científicossobre el tema, lo que espero que a todos los veterinarios os sea de utilidad en lapráctica clínica diaria. Por fin nuestras conversaciones durante mucho tiempo sobreesta enfermedad, se plasman en un proyecto conjunto, hace mucho tiempo deseadopor todos.

Espero que este trabajo sea atractivo y útil, y que con él podamos conseguiraportar nuestro “grano de arena” para conseguir combatir esta enfermedad.

GUSTAVO SÁNCHEZ VISCONTI

Doctor en Farmacia Laboratorio de Análisis Veterinarioa (LAV)

C/ Arturo Soria, 317 - 28033 Madrid

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E gustaría comenzar este prólogo agradeciendo a Gustavo, el ver-dadero impulsor de esta monografía sobre Ehrlichiosis canina, elque haya querido contar con nuestra participación. Cuando nospropuso colaborar en la realización de este trabajo, de una forma

incuestionable, bajo el planteamiento de un reconocimiento a nuestra dedicaciónsobre esta enfermedad, lo cierto es que nos desmanteló todo los posibles argumentospara negarnos. Para cualquier persona, mucho más si se dedica a la docencia y den-tro de sus posibilidades a la investigación, siempre es una satisfacción que le brindenla oportunidad de transmitir sus conocimientos y experiencias, mucho más si en ellaparticipan compañeros, con los que además de una relación profesional se mantieneun verdadero trato de amistad.

Estoy convencido que para muchos de los compañeros veterinarios, el primer contactocon esta enfermedad se ha producido o se producirá, tal y como sucedió en mi caso. Haceahora algo más de 10 años, cuando tuve conciencia real de esta enfermedad. Previamen-te, toda una serie de hallazgos y acontecimientos me condujeron a su reconocimiento, enaquella época para mí todo un gran descubrimiento. Aunque la ehrlichiosis se conocíadesde los años 30, no se trataba de una enfermedad que se consideraba dentro de lapatología canina como relativamente frecuente. De hecho en los libros de medicina veteri-naria, era contemplada de forma residual y casi de forma anecdótica. Sólo aparecía concierta reiteración en los atlas de hematología, como muestra de un agente etiológico quepodría encontrarse en los frotis sanguíneos. Pues bien, esta observación de inclusiones enel interior de linfocitos y monocitos compatibles con mórulas o cuerpos de inclusión de E h r -lichia spp. era algo que veníamos observando de vez en cuando en nuestro laboratorio,sin que por aquel entonces le diéramos importancia. Por otra parte, mi dedicación en elcampo del diagnóstico y tratamiento de la leishmaniosis canina, motivaba que me encon-trara en ciertas ocasiones con algunos casos clínicos con una sintomatología compatiblecon leishmaniosis (adelgazamiento, adenopatías, epistaxis, etc.) y que, sin embargo, ofre-cían resultados negativos a la serología. Las conversaciones y algunas discusiones concompañeros sobre el diagnóstico de estos casos, incluso me llegó a plantear la verdaderaeficacia de las técnicas de diagnóstico que estaba empleando. No obstante, tuve la opor-tunidad de realizar en algunos de estos casos, diagnósticos parasitológicos a partir debiopsias, e incluso a partir de muestras recogidas durante la necropsia, y siempre obteníaresultados negativos. Era incapaz de hallar una sola leishmania en alguno de ellos. Estas

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observaciones, me conducían a pensar de que se trataba realmente de algún otro proce-so. Por último, la concurrencia de la ehrlichiosis con la leishmaniosis, fue la causa realmen-te desencadenante de la revelación de la primera. Perros diagnosticados de leishmaniosis,que tras un tratamiento específico ni presentaban una remisión completa de los síntomas,ni se llegaban a normalizar las alteraciones biopatológicas que presentaban, especialmen-te el proteinograma, a pesar de mostrar un descenso significativo del título de anticuerposfrente a leishmania. Fue precisamente en estos animales, donde investigamos que estabanpadeciendo otro proceso, proceso que resultó ser la ehrlichiosis. Una serología positivafrente a Ehrlichia canis y una respuesta efectiva a un tratamiento con doxiclina fueron lasclaves para su diagnóstico. A partir de este momento, y en colaboración con Ángel Sainz,sin lugar a dudas, el mayor especialista en ehrlichiosis canina de nuestro país en la actuali-dad, decidimos incorporar esta enfermedad como una nueva línea de nuestro trabajo yasí pudimos diagnosticar de forma retrospectiva un gran número de casos que se nos habí-an quedado en el recuerdo a partir de muestras de sus sueros que guardábamos congela-das, incluso descubrimos el motivo de la hipergammaglobulinemia permanente que pre-sentaba Brutus, nuestro perro de prácticas. En estos últimos años venimos trabajandosobre el diagnóstico y el tratamiento de la ehrlichiosis canina, comprobando cómo estaenfermedad está ampliamente extendida por toda la geografía española, que incluso suprevalencia es superior a la de la temible leishmaniosis canina, y que si bien en un princi-pio, no plantea una problemática clínica ni sanitaria como ésta, la emergencia que se vie-ne observando en todas las enfermedades transmitidas por garrapatas, como especial-mente la identificación de nuevas especies de e h r l i c h i a, algunas de ellas patógenas parael hombre, van a otorgar a la ehrlichiosis una gran importancia en un futuro muy próximo.

Finalizo, con el objetivo de que esta monografía, aunque considerada desde estemomento incompleta dada la velocidad con que se producen los descubrimientossobre estos agentes etiológicos, sirva de aproximación para el conocimiento actual deesta enfermedad y con el deseo de que sea de utilidad para aquellos compañeros quese dedican a la clínica de pequeños animales.

MIGUEL ÁNGEL TESOURO DÍEZ

Catedrático de UniversidadDepartamento de Patología Animal - Medicina Veterinaria

Facultad de Veterinaria. Universidad de León. León

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CAPÍTULO I ETIOLOGÍAY TRANSMISIÓN

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M. A. TESOURO DÍEZ1 Y A. SAINZ RODRÍGUEZ2

1Catedrático de Universidad. Dpto. Patología Animal-Medicina Veterinaria. Facultad de Veterinaria. Universidad de León. León E-mail: [email protected]

2Profesor Asociado. Dpto. Patología Animal II. Facultad de Veterinaria.

Universidad Complutense de Madrid. E-mail: [email protected]

N los últimos años se han implicado en la patología canina nuevas especies de Ehrlichia, distin-tas a las habitualmente señadas: E. canis, E. platys y E. ewingii. Algunas con especial relevanciapor su carácter zoonósico, como el agente productor de la ehrlichiosis granulocítica humana. Noobstante, en la actualidad E. canis sigue siendo el principal agente productor de la ehrlichiosiscanina en todo el mundo.

E. canis, al igual que el resto de las especies de su género, es una bacteria intracelular obligada. E. canisparasita linfocitos y monocitos. E. platys infecta plaquetas, mientras que E. ewingii infecta granulocitos sanguí-neos. En el interior de sus células hospedadoras adoptan distintas formas, desde pequeños cuerpos elementa-les hasta las típicas mórulas. Tras su división provocan la lisis celular e invaden nuevas células.

Otra de las características comunes de las infecciones por Ehrlichia spp. que afectan al perro es que setransmiten por picaduras de garrapatas, siendo la garrapata Rhipicephalus sanguineus, el único vector cono-cido para la transmisión de E. canis. Tanto las larvas como las ninfas y las formas adultas pueden ingerir ehrli-chias al alimentarse en un hospedador infectado, siendo la transmisión transestadial (de larva a ninfa y de ninfaa adulto) la única forma confirmada. Aunque infrecuente, la transfusión de sangre puede ser un mecanismo detransmisión de estas infecciones, que debe ser igualmente considerado.

EE

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INTRODUCCIÓN

A STA hace poco tiemp ose pensaba que tres era nlas especies del gé n e roE h r l i c h i a i mplicadas en lap a tología canina: E .canis, E. platys y E. ewin -g i i. Sin embargo, en esto s

últimos años se ha comp robado que ot ra sespecies de E h r l i c h i a, alguna descubiertamuy re c i e n te m e n te y que afe c taban a ot ra sespecies animales o al hombre, son ta m-bién capaces de infe c tar al perro e inclusop ro d u c i rle cuadro clínico (tabla I).

En este sentido debemos admitir queel término de ehrlichiosis canina abarcaun sentido mucho más amplio ya que defi-niría no sólo la ehrlichiosis canina clásica(producida por E. canis), sino también lasotras formas de ehrlichiosis canina produ-cidas por otras especies, como la trom-bocitopenia cíclica infecciosa (ocasiona-da por E. platys ), las ehrlichiosis caninasgranulocíticas (en las que se describencomo agentes etiológicos distintas espe-cies como E. ewingii, E. equi y E. granulo -cítica humana) y la ehrlichiosis monocíticaproducida por E. risticii.

No obsta n te, la identidad y la clasifi c a-ción de las e h r l i c h i a s no está cerrada defi-n i t i va m e n te. De hecho, tan sólo en la déca-da de los nove n ta se han descri to al menost res nuevas especies de Ehrlichia. Ad e m á s ,las técnicas de biología molecular han per-mitido descubrir dife rencias y analogíase n t re las dist i n tas especies y hoy en día sepiensa que muchas de estas especiespodrían ser en realidad va ri a n tes de unamisma, como sucede con las especies deEhrlichia granulocítica que afe c tan a los dis-t i n tos animales y al hombre .

Taxonómicamente el género Ehrlichiase sitúa dentro del orden Rickettsial, fami-lia Rickettsiaceae y la tribu Ehrlichieae(tabla II).

HA pesar de que la taxonomía del género Ehrlichia es

incierta y que son necesarios nuevos estudios para esclare-cer la relación entre las supuestas especies, debemos admi-tir que en la actualidad E. canis sigue siendo el principalagente causal de la ehrlichiosis canina.

Ehrlichia canis

E. canis fue identificada por primera vez en 1935 en elInstituto Pasteur de Argelia por Donatien y Lestoquard trasobservar que algunos perros infestados por garrapatasdesarrollaban ocasionalmente un proceso febril agudo quecursaba con anemia1.

En las extensiones sanguíneas de los perros infectados,observaron unos pequeños microorganismos en el interior demonocitos, creyendo en un principio que podría tratarse dealguna especie de Rickettsia, por lo que recibió el nombrede Rickettsia canis2. Casi una década después, Moshkovskiisustituyó ese nombre por el actual Ehrlichia canis, como reco-nocimiento a Paul Ehrlich, gran bacteriólogo alemán3.

A partir de entonces se describieron casos de ehrlichiosiscanina en distintos países del centro y sur de África, en laIndia y en Estados Unidos, siendo considerada como unaenfermedad leve caracterizada por la presentación de fie-bre, vómitos y secreción óculo-nasal4.

En la década de los sesenta, se describió en perros mili-tares británicos destacados en Singapur5 y en perros ameri-canos destacados en Vietnam6 un proceso patológicoagudo, que cursaba con manifestaciones hemorrágicas gra-ves, pancitopenia y emaciación, causando un gran númerode bajas en estas poblaciones caninas. Debido a las dudassurgidas en torno a su etiología, este proceso recibió distin-tas denominaciones tales como rickettsiosis canina, tifus cani-no, fiebre hemorrágica canina, síndrome hemorrágico idio-pático, enfermedad del perro de rastreo y pancitopenia tro-pical canina, si bien el más aceptado fue este último7. Añosmás tarde, distintos trabajos señalaron a E. canis como elagente causal de la pancitopenia tropical canina, compro-bándose que el poder patógeno de estos microorganismosno era tan benigno como se pensaba, al menos en ciertaspoblaciones caninas8,9.

Con excepción de estos brotes en poblaciones de perrosmilitares, la ehrlichiosis canina se consideraba una enferme-dad poco frecuente y limitada geográficamente a áreas tro-picales y subtropicales.

Sin embargo, a partir de 1986 se produjo un impulso en

CAPÍTULO I ETIOLOGÍAY TRANSMISIÓN

EHRLICHIOSIS

H

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CAPÍTULO I ETIOLOGÍAY TRANSMISIÓN

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TABLA I SITUACIÓN ACTUAL DEL PODER INFECTANTE PARA EL PERRO Y EL HOMBREDE LAS DISTINTAS ESPECIES DE E H R L I C H I A

Ehrlichia spp.

E. canisE. ewingiiE. platysE. risticiiE. phagocytophilaE. equiE. chaffeensisE. sennetsuE. granulocítica humana

Perro

++++?++–+

Hombre

+ (1 caso)+?-??+++

TABLA II TAXONOMÍA TRIBU EHRLICHIEAE

Orden

Familia

Tribu

Géneros

Especies

Rickettsiales

Rickettsiaceae

Ehrlichieae

Ehrlichia

E. canisE. chaffensisE. equiE. ewingiiE. granulocítica humanaE. phagocytophilaE. platysE. risticiiE. sennetsu

Cowdria

C. Ruminatum

Neorickettsia

N. helminthoecaN. elokominica

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las investigaciones, motivado principal-mente por el descubrimiento en medicinahumana en Es tados Unidos de una enfer-medad desconocida hasta el momento,producida por un organismo íntimamenterelacionado con E. canis10,11 y que sedenominó E. chaffensis12. Al mismo tiem-po, la ehrlichiosis canina se estudió conmayor profundidad, ampliándose su distri-bución a zonas hasta entonces libres dela enfe rmedad, siendo incluida en laactualidad, junto con el resto de las ehrli-chiosis, en la lista de las enfermedadesemergentes en todo el mundo.

E. canis, al igual que el resto de lasespecies de ehrlichias, es una bacteriaGram negativa, que se comporta comoun parásito obligado intracelular.

Las células diana de E. canis son lascélulas del sistema mononuclear fagocita-rio (SMF) y más concretamente los mono-citos y algunos tipos de linfocitos circulan-tes. Es en el interior de estas célulasdonde se desarrolla su ciclo vital a partirde unas formas cocoides o elipsoidesque tienen un diámetro aproximado entre0,5 y 0,9 micras y que reciben el nombrede cuerpos elementales13 (figs. 1 y 2).

La entrada del micro o rganismo en eli n te rior de la célula parece lleva rse acabo por endocitosis mediada porre c e p to res proteicos ex i ste n tes en las u p e rficie celular14. En las células infe c-tadas no se produce la fusión fa g o l i s o-sómica y los cuerpos elementa l e sa u m e n tan su tamaño y se dividen en eli n te rior del fagosoma. La replicación sep roduce por fisión binaria; a los 3-5días de post i n fección, aparece unp e queño número de cuerpos elementa-les agrupados, en fo rma de inclusionesp l e o m ó rficas con un tamaño aprox i m a-do de 1,4 a 2 micras y que reciben eln o m b re de cuerpos iniciales13 ( figs. 1 y2). Dura n tes los 7-12 días siguiente scontinúa el cre c i m i e n to y la re p l i c a c i ó n

de estos micro o rganismos dando lugar a las móru l a s( m ayo res de 2 micras), denominadas así por su típicafo rm a13 ,15 ,16 ( figs. 1 y 2). Las mórulas se encuentran ro d e-

CAPÍTULO I ETIOLOGÍAY TRANSMISIÓN

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Fig. 2.— Frotis sanguíneo. Distintas formas evolutivas de Ehrli -chia canis, en el interior de una célula mononuclear.Cuerpos elementales (formas más pequeñas, entre0,5 y 0,9 micras), cuerpos iniciales (formas interme-dias, entre 1,4 a 2 micras) y mórulas (formas másgrandes, mayores de 2 micras).

Fig. 1.— Cultivo de Ehrlichia spp. Distintas formas evolutivasintracitoplasmáticas: cuerpos elementales (form a smás pequeñas, entre 0,5 y 0,9 micras), cuerpos ini-ciales (formas intermedias, entre 1,4 a 2 micras) ymórulas (formas más grandes, mayores de 2 micras).

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adas por una membrana que engl o b aun número va riable de cuerpos elemen-tales (incluso hasta 40)17. La dest ru c-ción de la célula hospedadora pare c eque tiene lugar cuando el cito p l a s m acelular se encuentra re p l eto de micro o r-ganismos, lo que trae consigo una libe-ración de cuerpos elementales que inva-den nuevas células18.

El ciclo de infección completo, desdela invasión de la célula hospedadorahasta la salida de ella, se completa en12-28 días17.

Como anteriormente ha sido comenta-do existen otras especies de Ehrlichia quehan sido señaladas como capaces deinfectar al perro y que pasamos a descri-bir brevemente.

Ehrlichia platys

La infección de E. platys en el perrofue descri ta por pri m e ra vez en 1978 enE stados Un i d o s19. E. platys i n fe c ta exc l u-s i va m e n te a las plaqu etas y no a los leu-c o c i to s18.

E. platys a p a rece en el inte rior de lasp l a qu etas en fo rma de inclusiones (de 1a 3 vacuolas), en cuyo inte rior se pue-den encontrar de 1 a 8 micro o rga n i s-m o s19 ( fo rmando la típica mórula) ( fig. 3). El cuadro clínico que ocasionafue descri to como una tro m b o c i to p e n i aque suele re c u rrir cíclicamente en inte r-valos de 1 a 2 semanas y que con elpaso del tiempo van reduciéndose pau-l a t i n a m e n te, sin llegar a producir ge n e-ra l m e n te ot ro tipo de sinto m a tología clí-n i c a2 0. Sin embargo, los casos observa-dos re c i e n te m e n te en Europa, concreta-m e n te en Francia y Grecia, pro d u c i d o spor un micro o rganismo intra p l a qu eta ri osimilar a E. platys, se señalan como másgraves, lo que podría confe rir un mayo rpoder pató geno a este age n te et i o l ó g i-c o21, 2 2.

Ehrlichia risticii

E. risticii es un agente etiológico de la ehrlichiosis mono-cítica equina o fiebre del caballo de Potomac23, también hasido señalado como causante de ehrlichiosis canina. Aunquese había señalado en 1988 una cierta capacidad de E. ris -ticii para poder infectar a los perros al menos experimental-mente24, no fue hasta 1994 cuando Kakoma et al. descri-bieron más de 100 casos clínicos, algunos de ellos con evo-lución fatal, en la especie canina25. A partir de los perrosafectados se pudo aislar el agente etiológico, comprobán-dose una similitud del 100% con E. risticii tanto serológica-mente, como mediante el análisis por PCR y la secuenciacióndel gen 16S del RNAr. Estos autores propusieron para deno-minar a dicho agente el término de E. risticii subsp. atypica -lis, mientras que el cuadro clínico al que da lugar lo deno-minaron ehrlichiosis canina atípica25.

E. ewingii y otras especies de Ehrlichia granulocítica

Por último, algunas de las especies granulocíticas, esdecir, aquellas que, en lugar de infectar linfocitos y monoci-tos, infectan los leucocitos granulocíticos (neutrófilos, eosinó-filos y basófilos) también han sido señaladas como capacesde infectar al perro.

Aunque ya en el año 1971 en Estados Unidos, se descri-be una especie granulocítica como causa de una patología

CAPÍTULO I ETIOLOGÍAY TRANSMISIÓN

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Fig. 3.— Frotis sanguíneo. Mórula de Ehrlichia platys en el inte-rior de una plaqueta.

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fundamentalmente articular en la especiecanina26 y que recibió el nombre de E.ewingii27, la especie a la que se le estáotorgando una mayor importancia en losúltimos años es la llamada Ehrlichia gra -nulocítica humana, aislada recientementetanto de perros como de personas enEstados Unidos28,29 y descrita tambiénen distintos países del norte y centro deEuropa30,31,32.

Se ha comp robado que esta nuevaespecie (E. granulocitica humana) pre-s e n ta una gran similitud con E. pha -g o c y t o p h i l a ( a ge n te etiológico de lae h rl i chiosis en ru m i a n tes, también deno-minada fi e b re transmitida por ga rra p a-tas) y E. equi (causa de la ehrl i ch i o s i se quina), e incluso se cuestiona hoy endía si todas ellas no son más qu esubespecies de una única especie3 3.

Se ha comprobado que tanto E. gra -nulocitica humana como E. equi, puedeninfectar a los perros, ocasionando unoscuadros clínicos similares a la ehrlichiosiscanina clásica34,35.

TRANSMISIÓN

Otra de las características comunes delas infecciones por ehrlichias que afectanal perro es que se transmiten por picadu-ras de garrapatas. El único vector conoci-do para la transmisión de E. canis es lagarrapata Rhipicephalus sanguineus36,37.Esta garrapata, que con frecuencia infes-ta al perro, parece ser igualmente la res-ponsable de la transmisión de E. platys38,mientras que para las especies del com-plejo Ehrlichia granulocítica se señalan enEuropa a distintas especies del géneroIxodes; concretamente en España la prin-cipal especie involucrada parece ser Ixo -des ricinus39. Por último, aunque se pen-saba que igualmente en la transmisión deE. risticii estaría implicada alguna garra-pata, todos los intentos de involucrar algu-

na de ellas han resultado infructuosos. Hoy en día, se piensaque en su transmisión pueden estar implicados algunos tre-matodos (infectados por E. risticii), parásitos de babosas,cuya ingestión por los équidos y por extensión por los perros,provocaría la infección de estos animales40,41.

El conocimiento de los ciclos biológicos de las especiesde garrapatas implicadas en la transmisión es clave paraentender cómo se desarrolla la cadena epidemiológica deestas infecciones.

Centrándonos en la transmisión de E. canis por R. sangui -neus, tanto las larvas como las ninfas y las formas adultaspueden ingerir ehrlichias al alimentarse en un hospedadorinfectado (fig. 4). La transmisión transestadial (de larva aninfa y de ninfa a adulto) es la única forma confirmada, mien-tras que no se ha conseguido probar la transmisión transo-várica (de adultos a huevos)36,37 (fig. 5).

Es imp o rta n te destacar como R. sanguineus es pro b a-b l e m e n te la especie de ga rra p a tas más amp l i a m e n te dis-t ribuida en el mundo, ya que con excepción de la Antá r-tida, se encuentra en el re sto de los continentes: No rte a-m é rica, Centro a m é rica y Sudamérica, África, Madaga s-c a r, Ori e n te medio, Asia, Au st ralia, sur de Europa, et c .4 2.

En áreas tropicales y subtropicales se puede encontrar lagarrapata durante todo el año. En zonas de clima medite-rráneo, su presencia se extiende desde principios de la pri-

CAPÍTULO I ETIOLOGÍAY TRANSMISIÓN

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Fig. 4.— G a rrapata (Rhipicephalus sanguineus) repleta (ali-mentada de sangre) fijada a un perro.

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CAPÍTULO I ETIOLOGÍAY TRANSMISIÓN

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Fig. 5.— Esquema del ciclo evolutivo de Rhipicephalus sanguineus.

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mavera hasta el otoño, aunque depen-diendo de la climatología, algunas garra-patas pueden encontrarse en los perrosdurante el invierno42. La mayoría de losejemplares de R. sanguineus son activosdurante la primavera, con un ligero des-censo en la población durante el verano,para apreciarse un segundo incrementodurante el otoño43.

En ge n e ral todas las especies dega rra p a tas pre s e n tan una cara c te r í st i c ae s p e c í fica en sus hospedadores, aun-que ocasionalmente (o accidenta l m e n-te) pueden alimenta rse en ot ros anima-les no específicos o incluso en el hom-b re. Esta inusual capacidad de adapta-ción ha conducido a qu e R. sanguineush aya sido encontrada en un gran núme-ro de animales, desde mamífe ros (caba-llos, ru m i a n tes, ga tos, liebres, etc.) hastareptiles y ave s44. No obsta n te, R. san -g u i n e u s es considerada una ga rra p a tatípica del perro y ot ros cánidos (lobos,c oyotes, zorros, etc.) y de pre s e n ta rs een ot ros animales o personas pueded e b e rse a la ex i stencia de una est re ch ac o nv i vencia entre éstos y los perro s4 5.

En el perro, las ga rra p a tas adultas see n c u e n t ran fundamenta l m e n te en laso rejas, a lo largo de la nuca y entre losdedos de las patas. Las larvas y las nin-fas norm a l m e n te se localizan en lasá reas de pelo largo del cuello. En infe s-taciones masivas todos los estadios dela ga rra p a ta pueden encontra rse en lam ayoría de las regiones del cuerp o4 2

( fig. 6).R. sanguineus es una garrapata de tres

hospedadores, en cuyo ciclo de vida (fig. 5) podemos destacar los siguientesdatos42:

— La hembra repleta cae al suelo y trasun periodo de preoviposición entre 3 a83 días pone alrededor de 4.000 huevos(entre 3.000-5.000).

— El periodo de incubación es de 8 a 67 días, tras el cualeclosionan las larvas.

— Las larvas pueden sobrevivir sin alimenta rse más de253 días, periodo en el cual buscan un hospedador enque fij a rse para alimenta rse dura n te 3 a 7 días. A conti-nuación, se desprenden e inician la meta m o rfosis a ninfad u ra n te un periodo de 6 a 23 días.

— Una vez realizada la muda, las ninfas pueden sobre-vivir más de 183 días sin alimenta rse. Tras infe star un hos-p e d a d o r, la ninfa se alimenta dura n te 4 a 9 días. Una ve zre p l eta se desprende y muda a adulto (macho o hembra )en un plazo de 12 a 129 días.

— Las formas adultas sin alimentarse pueden sobrevivirmás de 568 días. Tras fijarse en un hospedador las hembrasse alimentan durante 6 a 50 días.

Teniendo en cuenta estos datos, se comprueba que encondiciones favorables el ciclo de vida de R. sanguineuspuede completarse incluso en apenas dos meses, por lo queen zonas cálidas es frecuente que varias generaciones de

CAPÍTULO I ETIOLOGÍAY TRANSMISIÓN

EHRLICHIOSIS

Fig. 6.— Infestación masiva de garrapatas (Rhipicephalussanguineus) en un perro. Gran número de garra-patas repletas en el cuello.

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garrapatas puedan darse en el mismoaño. Por el contrario, cuando la longevi-dad de las ga rra p a tas se pro l o n ga ,puede conducir a que algunas de susfases como la forma adulta sobreviva másde un año.

Como antes se ha señalado cual-quier fase de desarrollo de la ga rra p a-ta (larva, ninfa o adulto) puede tra n s m i-tir la enfe rmedad; ta n to los mach o scomo las hembras son capaces deh a c e rl o3 6 , 37. Un adulto de ga rra p a tapuede transmitir E. canis y, por ta n to ,causar ehrl i chiosis canina al menosd u ra n te 155 días después de habers ei n fe c ta d o4 6. Con este periodo de infe c-tividad tan largo, ex i ste la posibilidadde que ga rra p a tas infe c tadas en oto ñ os o b rev i van dura n te el inv i e rno, pudien-do ser capaces de transmitir la enfe rm e-dad en la pri m ave ra siguiente. De estam a n e ra, a pesar de no pro d u c i rse lat ransmisión tra n s ová rica de E. canis, laga rra p a ta actuaría como imp o rta n tere s e rvo rio del age n te et i o l ó g i c o47.

E. canis en el inte rior de la ga rra p a ta

se multiplica en el inte rior de los hemocitos y de las célu-las de las glándulas saliva res, siendo la principal fuente dei n fección para el perro las secreciones de las gl á n d u l a ss a l i va res contaminadas con E. canis. En el momento enque la ga rra p a ta se alimenta, contamina la zona cond i chas secreciones. La atracción de leucocitos al lugar dela picadura debido a la inflamación y las propias secre-ciones de la ga rra p a ta podría fa c i l i tar la infección de lascélulas mononucleare s18.

En cuanto a la transmisión de E. canis desde el perro ala ga rra p a ta, ocurre más fá c i l m e n te dura n te las dos o tre sp ri m e ras semanas de infección ya que los leucocitos infe c-tados son más preva l e n tes, en la sangre de perro, en esta sfases iniciales3 8. No obsta n te, E. canis puede pers i st i rd u ra n te largos periodos en la sangre de perros que hans u p e rado una fase aguda de la enfe rmedad, incluso ena quéllos sin sinto m a tología clínica dura n te más de cincoaños. Este hecho explica que dife re n tes auto res conside-ren al perro, y no ta n to a la ga rra p a ta, como el re s e rvo ri on a t u ral de E. canis9 ,18 , 3 6.

La transfusión de sangre de estos animales provoca lainfección activa de perros receptores susceptibles36,48. Aun-que infrecuente, este mecanismo de transmisión no puede serobviado, siendo la causa de que este tipo de accidentes seproduzcan ante una ausencia en el control de los perrosdonantes.

CAPÍTULO I ETIOLOGÍAY TRANSMISIÓN

EHRLICHIOSIS

Page 16: Nº 51 - Ehrlichiosis

CAPÍTULO I ETIOLOGÍAY TRANSMISIÓN

EHRLICHIOSIS

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CAPÍTULO I ETIOLOGÍAY TRANSMISIÓN

EHRLICHIOSIS

Page 19: Nº 51 - Ehrlichiosis

CAPÍTULO II PATOGENIA Y CUADRO CLÍNICO

EHRLICHIOSIS

A. SÁNCHEZ CARMONA1, A. SAINZ RODRÍGUEZ2 Y M. A. TESOURO DÍEZ3

1Centro Veterinario Arturo Soria. Madrid

2Profesor Asociado. Dpto. Patología Animal II. Facultad de Veterinaria. Universidad Complutense de Madrid

3Catedrático de Universidad. Dpto. Patología Animal-Medicina Veterinaria. Facultad de Veterinaria. Universidad de León

N el curso de la ehrlichiosis canina, tras el periodo de incubación, clásicamente se describen tresfases: aguda, subclínica y crónica, si bien en la práctica no son tan fáciles de diferenciar. En cadauna de estas fases se desarrollan distintos mecanismos patogénicos que explican las distintasmanifestaciones clínicas que pueden presentarse. La fase aguda aparece días después de lainfestación por garrapatas. En esta fase los síntomas suelen ser muy inespecíficos, pudiendo pasar

incluso desapercibidos. Uno de los hallazgos más característicos de esta fase es la trombocitopenia y trom-bocitopatías motivadas fundamentalmente por procesos inmunomediados. En la fase subclínica los síntomasdesaparecen gradualmente y el nivel de anticuerpos es alto. Su duración puede ser incluso de años, detec-tándose únicamente alteraciones biopatológicas. Si la enfermedad progresa, se presenta la fase crónica, conla reaparición de síntomas diversos y de variable intensidad. Aunque los síntomas más significativos suelen serla aparición de cuadros hemorrágicos y las manifestaciones respiratorias, también pueden presentarse síntomasoftalmológicos, cutáneos, locomotores, nerviosos, digestivos, renales y reproductores. No obstante, al igual queen la fase inical, los síntomas más frecuentes son los generales, tales como apatía, adinamia, anorexia, pérdi-da de peso, adenopatías, fiebre y la palidez de mucosas.

EE

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PATOGENIA

A infección en el perropor E. canis tiene lugarcuando la ga rra p a tainfectada se alimenta desu sangre. En condicio-nes ex p e ri m e n tales elperiodo de incubación

de la ehrlichiosis canina es de 9 a 14días1; sin embargo, en otros estudiossobre infección natural y experimental seindica que dicho periodo puede com-prender de 8 a 20 días2. Tras este perio-do de incubación, se describen clásica-m e n te tres fases de la enfe rm e d a d :aguda, subclínica y crónica3,4.

Fase aguda

Tras la entrada y replicación de E. canisen el inte rior de las células mononucleare s ,se produce su diseminación por la circ u l a-ción sanguínea o linfática, hecho que coin-cide con la fase aguda de la enfe rm e d a dy que suele durar de 2 a 4 semanas3 , 4. Dee ste modo, las e h r l i c h i a s pueden alcanzarlas células del sistema mononuclear fa g o-c i ta rio del hígado, bazo y ga n glios linfá t i-cos, provocando en ellos una hiperp l a s i al i n fo rreticular que da lugar a un aumentoen su ta m a ñ o5. La diseminación de E. caniscontinúa por ot ros órganos afe c tando, fun-d a m e n ta l m e n te, a pulmón, riñones y menin-ges. En estos órganos, las células infe c ta-das actúan sobre el endotelio, dandol u gar a vasculitis; al mismo tiempo se pro-duce una infi l t ración de estas células infe c-tadas hacia los tejidos peri va s c u l a res, pro-vocando imp o rta n tes procesos infl a m a to-rios en esas zonas2 , 6. Estos mecanismosp a to génicos podrían ayudar a la insta u ra-ción de una coagulación intrava s c u l a rd i s e m i n a d a5 , 6.

Desde un punto de vista biopatológi-co, destaca la presentación de una pan-citopenia transitoria3.

LLa trombocitopenia aparece por un descenso en la vida

media de las plaquetas, más que por un descenso en su pro-ducción5,7,8. Estudios realizados, marcando radiactivamenteestas células, indican que el 50% desaparecen de la sangreen tan sólo 12 horas9. Diferentes procesos inmunomediadose inflamatorios pueden motivar el secuestro, consumo y des-trucción de manera prematura de las plaquetas en el bazo,dando lugar a un acortamiento de su vida media8,10,11. Tam-bién se relaciona la existencia de trombocitopenia con elconsumo de plaquetas, secundario a la instauración de unavasculitis inducida por E. canis8,11.

Además, pueden presentarse alteraciones en la funciona-lidad plaquetaria, fundamentalmente en cuanto a su migra-ción en sangre, la cual parece estar inhibida por alguna sus-tancia sérica, ausente en animales sanos y asociada a lainfección por E. canis12. Dicha sustancia ha recibido el nom-bre de factor de inhibición de la migración plaquetaria(PMIF) y sería producida por los linfocitos B. Este factor escapaz de impedir la formación de pseudópodos en las pla-quetas y de inducir cambios en su superficie, haciéndolas asímás susceptibles a la destrucción por células del sistemamononuclear fagocitario12,13.

En cualquier caso, en esta fase aguda la trombopoyesisfunciona correctamente, observándose en sangre circulanteun aumento en el porcentaje de megatrombocitos8.

La serie roja se ve igualmente afectada, presentándoseanemia causada fundamentalmente por la destrucción ace-lerada de eritrocitos4,5. En este periodo, la anemia normal-mente es regenerativa14 ya que la médula ósea suele serhipercelular15.

El recuento de leucocitos en sangre es variable; inicial-mente encontraremos una ligera leucopenia4,5 debida alsecuestro de leucocitos motivado por procesos inmunológi-cos e inflamatorios16. Esta leucopenia puede transformarseposteriormente en leucocitosis2.

La función de los leucocitos también puede verse altera-da; así, los linfocitos de perros con ehrlichiosis pueden pro-ducir un factor con efecto citotóxico sobre monocitos autólo-gos10. Esta sustancia podría ser similar a la que inhibe la for-mación de pseudópodos plaquetarios10. Además, se ha ais-lado otro factor inhibidor de la migración leucocitaria, espe-cífico de especie, en perros con ehrlichiosis17 lo que, unidoa la existencia de otros factores aún no conocidos comple-tamente, podría contribuir a explicar la elevada frecuenciacon la que aparecen casos de concurrencia de ehrlichiosiscon otros procesos18.

CAPÍTULO II PATOGENIA Y CUADRO CLÍNICO

EHRLICHIOSIS

L

Page 21: Nº 51 - Ehrlichiosis

Fase subclínica

La fase subclínica aparece, en condi-ciones experimentales, de 6 a 9 semanastras la infección; su duración es de 1 a 4meses3,4. Sin embargo, en infeccionesnaturales este periodo puede alargarseincluso por encima de cinco años19.

En perros infectados experimentalmen-te, la anemia, trombocitopenia y leucope-nia que aparecen en la fase aguda vangra d u a l m e n te desapareciendo hastaalcanzar recuentos normales en la fasesubclínica4; por el contrario, en infeccio-nes naturales fre c u e n te m e n te pers i ste nestas alteraciones hematológicas19. Portanto, esta fase viene definida por laausencia de sintomatología clínica enp e rros con presencia de alte ra c i o n e shematológicas19.

Debido a la pers i stencia de la infe c c i ó n ,se produce una exacerbada re s p u e stai n m u n i ta ria de tipo humoral, dando lugar aun aumento en la producción de anticuer-p o s2 0 , 21. Algunos auto res señalan que lae fectividad de la re s p u e sta inmunita ria fre n-te a E. canis depende de la inte racción ded i cho micro o rganismo con fa c to res ta n toh u m o rales como celulare s2 2, aunque losa n t i c u e rpos re a l m e n te no confi e ren prote c-ción en este pro c e s o4 , 2 3.

Si el animal es inmunocomp ete n te ,puede superar la infección en este perio-do2,20, pero si es incapaz de eliminar lasehrlichias continuará infectado, evolucio-nando en un mayor o menor espacio detiempo hacia la fase crónica4,20.

Fase crónica

Su gravedad depende de dife re n te sfa c to res, tales como la virulencia de lacepa de E. canis, el estado inmunita rio delh o s p e d a d o r, su edad, su raza, la ex i ste n-cia de infecciones concurre n tes y ele st ré s17, 2 0.

E x p e ri m e n ta l m e n te se ha descri to la predisposición dela raza Pa stor Alemán, en comp a ración con el Beagle, a lai n sta u ración de una fase crónica seve ra, a los 2-3 mesesp o st i n fe c c i ó n3 , 4 .

Estudios pos teriores han mostrado que el Pastor Alemáninfectado por E. canis presenta una menor respuesta inmuni-taria de tipo celular que el Beagle17. Sin embargo, los estu-dios basados en la experiencia clínica indican que, en prin-cipio, no existe una relación directa entre la raza y la grave-dad del proceso en la fase crónica19,24.

Pa rece ser que la ex i stencia de una situación de est rés o dei n m u n o s u p resión (como puede ser una cirugía) es capaz dedesencadenar un cuadro clínico después de una pro l o n ga d afase subclínica19. La cronicidad de este proceso dará lugar auna imp o rta n te re s p u e sta inmunita ria que, en principio, provo-c a rá una linfo c i to s i s2 5 e hiperp roteinemia debido a una exa-cerbada producción de anticuerp o s24 , 2 5. La pers i stencia de E .c a n i s d e n t ro de las células puede producir reacciones deh i p e rsensibilidad y re s p u e stas inmunomediadas, que provo c a-rán una gran va riedad de síntomas clínicos5.

La gravedad de esta fase se ha venido asociando tantocon la trombocitopenia9,19 como con el grado de aplasiamedular4,9,26.

La médula ósea suele estar afectada, presentando inicial-mente una hipoplasia eritroide que da lugar a una anemiano regenerativa4,26. La relación medular mieloide/eritroidesuele estar aumentada, siendo típica la presencia de plas-mocitosis debida a una estimulación antigénica crónica27.

A medida que el proceso se va haciendo más grave, lamédula se irá afe c tando en todas sus líneas celulare s ,pudiéndose producir incluso una aplasia medular comp l e-ta que dete rm i n a rá la presencia de un cuadro seve ro conp a n c i topenia que suele desembocar en la muerte delp e rro4.

En ocasiones, pese a la existencia de una celularidadmedular normal o incluso aumentada, inexplicablementepueden aparecer citopenias periféricas28. Este fenómenopodría explicarse por la existencia de mielodisplasias; estapatología medular vendría motivada por una carencia enfolatos y vitamina B12, debido a un excesivo consumo deambos durante la fase subclínica de la enfermedad29.

SINTOMATOLOGÍA

La ehrlichiosis canina, como hemos comentado, puedepresentarse en su forma aguda, subclínica y crónica.

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EHRLICHIOSIS

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Fase aguda

Aparece tras el periodo de incubacióny suele durar, como ya hemos señalado,de 2 a 4 semanas. Los signos clínicos sonbastante inespecíficos: fiebre, apatía ydecaimiento, anorexia, pérdida de pesoy, en ocasiones, linfadenomegalia, esple-nomegalia20,24,28,30,31 y edema en extre-midades o en escroto14,32. La presenciade garrapatas no es un signo constanteen esta fase; de hecho solamente en un40% de estos animales se han observadogarrapatas24,30.

También, ocasionalmente, pueden pre-sentarse síntomas hemorrágicos, si bienéstos son más frecuentes durante la fasecrónica de la enfermedad. Incluso enp e rros con acusada tro m b o c i to p e n i a ,sólo exc e p c i o n a l m e n te aparecen cua-dros de este tipo6.

Además, se ha descrito la presenta-ción de sintomatología respiratoria debi-da a la exis tencia de procesos inflamato-rios y hemorrágicos: exudado óculo-nasal, disnea, cianosis y, a veces, aumen-to de la intensidad de los sonidos respira-torios3,33. Radiológicamente estos anima-les pueden pre s e n tar ra d i o p a c i d a d e sintersticiales difusas en pulmón33.

En infecciones ex p e ri m e n tales se hae n c o n t rado uveítis; sin embargo, la apa-rición de síntomas oculares es much omás fre c u e n te en la fase crónica de lae n fe rm e d a d34.

Todas estas manifestaciones clínicas,en algunos animales, pueden re m i t i respontáneamente sin tratamiento6.

Fase subclínica

Durante esta fase únicamente apare-cen alteraciones biopatológicas. Los ani-males normalmente no tienen fiebre yrecuperan el peso perdido, no presentan-do sintomatología clínica alguna14.

Fase crónica

Aproximadamente la mitad de los perros presentan cua-dros hemorrágicos, tales como petequias y equimosis en piely mucosas, epistaxis, melena y hematomas en los lugares depunción venosa. También se describe la presentación dehemorragias internas, hematuria, hipema, hemorragia retinia-na, hemoptisis, hematemesis, hemartrosis y hemorragia cere-bral14,24,28. La presencia de hemorragias en el miocardiopuede producir síntomas cardiacos como taquicardia o dife-rentes arritmias que pueden acompañarse de una intensa dis-nea2,14. Si la hemorragia o la anemia son severas, el animalpuede pre s e n tar una marcada hipotensión que puededesencadenar un cuadro de shock20. De todos estos sínto-mas hemorrágicos, el más frecuente es la epistaxis (fig. 1),unilateral o bilateral3,14.

En aquellos casos en los que la enfermedad, en su fasecrónica, no cursa de un modo severo, aparecen síntomasinespecíficos similares a los descritos en la fase aguda: ano-rexia, fiebre, decaimiento, pérdida de peso, distensión abdo-minal y palidez de mucosas2,24,35. También puede apare-cer, con cierta frecuencia, edema de extremidades o deescroto14,36. La ictericia no suele observarse en perros conehrlichiosis, excepto cuando existe una infección concurrentepor Babesia canis37.

Los síntomas re s p i ra to rios en esta fase se deben a laex i stencia de un proceso pulmonar que afe c ta a los capi-l a res inte rsticiales; norm a l m e n te podemos observar un ex u-dado nasal mucopuru l e n to acompañado, a veces, de dis-nea y tos, re s u l tado de una neumonía inte rst i c i a l3 , 5 , 2 0 , 3 3.La frecuencia de pre s e n tación de este proceso es eleva d apor lo que algunos auto res recomiendan, como apoyo ald i a g n ó stico, la realización de un estudio radiológico detó rax, que nos puede most rar desde un lige ro patrón line-al a nivel pulmonar hasta un marcado infi l t rado inte rst i c i a lcon opacidades peri b ro n qu i a l e s3 3.

En relación con el sistema nervioso, se han dete c ta d od i st i n tos procesos como ataxia, síndromes de neuro n am oto ra superior e infe ri o r, hipere stesia ge n e ralizada olocalizada e incluso se ha llegado a asociar con síndro m e sc o nv u l s i vo s2 , 2 0 , 24. También se han observado síndro m e sve st i b u l a res centrales y peri fé ri c o s3 0. Estas patologías serelacionan con meningoencefalitis por la presencia de infi l-t rados de células plasmáticas o de hemorragias en lasm e n i n ge s14.

Además, la ehrlichiosis canina se ha relacionado con dife-

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rentes patologías oculares, tales comofotofobia, conjuntivitis, petequias en con-juntiva, opacidad corneal, uveítis anterioro panuveítis e hipema24. También puedeaparecer retinitis difusa, desprendimientode retina, hemorragia subretiniana, papi-ledema y neuritis óptica38,39. De todosellos, el proceso más típico y que máshabitualmente se manifiesta es la uveítisanterior34. Todas estas alteraciones pue-den presentarse tanto en la fase agudacomo en la crónica, si bien es en esta últi-ma en la que se presentan con mayor fre-cuencia34. Pese a ello, el estudio histoló-gico de los ojos de perros infectadosexperimentalmente sólo revela, durante lafase crónica, focos aislados de célulasplasmáticas, neutrófilos y macrófagos car-gados de pigmento en el tracto uveal38.

También se ha asociado la infección por E. canis a la pre-sencia de polimiositis40 y a cuadros de poliartritis o monoar -tritis que producen cojeras o debilidad en las extremida-des41. Sin embargo, la sintomatología articular suele sermucho más frecuente en infecciones por E. ewingii 42.

En fases crónicas la funcionalidad renal puede estar afec-tada dando lugar a la presentación de poliuria, polidipsia,anorexia, vómitos e incluso úlceras en la cavidad oral14. Siaparece una glomerulopatía inmunomediada, el animaldesarrollará una insuficiencia renal que normalmente no res-ponde al tratamiento24.

El aparato reproductor femenino también puede afectar-se, presentándose hemorragias vaginales postparto, infertili -dad, abortos, mortalidad neonatal y hemorragias prolonga-das en el proestro14.

Au n que hasta hace poco la única sinto m a tología re l a c i o-nada con la piel era de tipo hemorrágico (pete quias, equ i-mosis, etc.), re c i e n te m e n te se han descri to síntomas cutá n e o sen la fase crónica de esta enfe rm e d a d4 3 ( figs. 2 y 3). Debidoa la pers i stencia de E. canis d u ra n te pro l o n gados peri o d o sde tiempo, en esta fase se producen reacciones de hipers e n-s i b i l i d a d5 que pueden tener su re flejo a nivel cutá n e o4 3.

Como se desprende de todo lo ex p u e sto, aunque paracada una de las fases se describe un cuadro clínico conuna sinto m a tología concreta, muchas de las manife sta c i o-nes clínicas pueden aparecer ta n to en la fase aguda comoen la crónica (fig. 4). El elevado número de síntomas ylesiones que pueden pre s e n ta rse, como sobretodo la re l a-

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Fig. 1.— Epistaxis típica en un perro afecta-do de ehrlichiosis canina.

Fig. 2.— Petequias y equimosis en un perro con ehrlichiosiscrónica severa.

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t i va inconstancia y la va riable inte n s i d a dde los mismos hace difícil dife renciar clí-n i c a m e n te estas fases. Incluso la fa s esubclínica, te ó ri c a m e n te la más sencillade clasifi c a r, debido a la ausencia des í n tomas que la cara c te riza, en ocasio-nes podría ser confundida. Así, algunosanimales en fase aguda o fase cró n i c al eve pre s e n tan una sinto m a tología casii n a p a re n te, por lo que puede pasartota l m e n te desapercibida. Según nuest raex p e riencia, hemos encontrado perro sa d u l tos te ó ri c a m e n te asintomáticos qu e ,t ras ser sometidos a tra ta m i e n to, re c o-b ra ron una vitalidad que prev i a m e n tehabían perdido y que no había sidod ete c tada por los dueños del animal.E stos casos tienen una gran imp o rta n c i adesde un punto de vista epizoot i o l ó g i c oya que pueden comp o rta rse como re s e r-vo rios de la enfe rm e d a d .

La virulencia de la cepa de E. canis,el grado de re s p u e sta del perro afe c ta-do, su edad, raza, etc., son fa c to re sque dete rminan la evolución de lae n fe rmedad con la pre s e n tación de unm ayor o menor número de manife sta-ciones clínicas17, 2 0. Todos estos fa c to-res unidos al desconocimiento en lam ayoría de los casos del tiempo tra n s-c u rrido desde el momento de la infe c-ción, hacen que pocas veces dispon-gamos de los elementos necesari o sp a ra situar a cada paciente en una dee stas fases de la infe c c i ó n .

Por este mot i vo, nos parece inte re-s a n te incluir en este capítulo un re s u m e nde un estudio clínico realizado en lacomunidad de Madri d44, en el que sed e s c riben deta l l a d a m e n te los sínto m a sque han sido observados en 171 casosd i a g n o sticados de ehrl i chiosis canina,con independencia del periodo de lae n fe rmedad en que se encontra ra cadacaso. Pensamos que esta info rm a c i ó np o d rá ser útil para aquellos clínicos qu e

d e s a rrollen su actividad en un área endémica de nuest rop a í s .

En este estudio, tras una ex h a u st i va ex p l o ración clínicase comp rueba cómo el número de síntomas identifi c a d o sen relación con la ehrl i chiosis canina supera a los 50, ra t i-ficando la presencia de la práctica totalidad de los sínto-

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Fig. 3.— Lesiones cutáneas en un caso de ehrlichiosis canina.

Fig. 4.— Manifestaciones clínicas más frecuentes en la Eh r l i-chiosis canina según fase de la enferm e d a d .

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mas descri tos en el curso de la enfe rm e-dad. Sólo un 8% de los casos fueron cla-s i ficados como asintomáticos, mientra sque el 92% pre s e n taban sinto m a to l o g í a ,siendo pre d o m i n a n te el cuadro clínicoc l a s i ficado como síntomas ge n e ra l e s(más del 75%), seguido de los cuadro scon manife staciones re s p i ra to rias, cutá-neas y oculares (entre 35 y 45%). Un te r-cer grupo estaría fo rmado por los cua-d ros clínicos locomoto res y dige st i vo s(en to rno al 25%) y fi n a l m e n te con unap re s e n tación aún menor los síntomas uri-n a rios y re p ro d u c to res (fig. 5).

Sin lugar a duda la pre d o m i n a n c i ade los cuadros inespecíficos es típicade la ehrl i chiosis canina14, y de to d o slos síntomas observados en este est u-dio, los más fre c u e n tes, fueron la apatía,la adinamia, y el adelga z a m i e n to (conuna pre s e n tación superior al 50%). Ta m-bién fue imp o rta n te, aunque en menor

p o rc e n taje, la pre s e n tación de anorexia, adenopatías yfi e b re (fig. 6).

La mayor frecuencia de presentación de estos síntomasgenerales hay que justificarla porque pueden aparecer tantoen la fase aguda como en la crónica de la enfermedad, yademás van a estar asociados con otros cuadros clínicos,como respiratorios, oculares, urinarios y digestivos.

En relación con los síntomas hemorrágicos, señalados comoe s p e c í ficos de esta patología, comentar que en este tra b ajo, nose alcanzaron cifras tan elevadas como las observadas enot ros est u d i o s24, ya que sólo se consta tó en un 36% de loscasos. No obsta n te pensamos que la epistaxis y ot ras manife s-taciones hemorrágicas son síntomas a tener en cuenta de caraal diagnóstico de la ehrl i chiosis en nuest ra área ge o grá fica.

Por último, entre el re sto de las manife staciones de laconjuntivitis, la descarga de un exudado óculo-nasal (fi g .7) y la presencia de ciertas dermatitis (semejantes a re a c-ciones de hipersensibilidad) localizadas fundamenta l m e n-te en las regiones dorsal e inguinal, cara inte rna de ex t re-midades y su te rcio distal, según este estudio serían dato si g u a l m e n te re l eva n tes a tener en cuenta en la ehrl i ch i o s i scanina (figs. 8, 9 y 10).

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Fig. 5.— Estudio clínico de la ehrlichiosis canina. Frecuencias absolutas de los tipos de cuadros clínicos obser-vados en 171 casos44.

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Au n que se señalan ciertas dife re n c i a se s p e c i a l m e n te en cuanto a la grave d a ddel cuadro clínico, para finalizar estecapítulo, comenta remos que ta n to lap a to genia como los síntomas de ot ra si n fecciones por Ehrlichia spp. en el perrop a recen similares a las descri tas para E. canis. Sin embargo, estos estudios sonreducidos y sería necesario realizar nue-vas inve st i gaciones que confi rmen el ve r-d a d e ro poder pató geno de cada unade ellas.

Quizá, el caso de E. platys sea el másconocido. En el caso de las infeccionesproducidas por E. platys, parece que lagran diferencia estriba en que ésta, para-sita a las plaquetas en vez de a los leu-cocitos45,46. Tras la inoculación en elorganismo, por una garrapata infectada,y después de un periodo de incubaciónde una a dos semanas, la característicamás llamativa, es la parasitemia cíclica de

las plaquetas2, seguida de una trombocitopenia y linfadeno-megalia generalizada.

No se han encontrado infe c tados los pre c u rs o res pla-qu eta rios en la médula ósea, ni antes ni después de la

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Fig. 6.— Estudio clínico de la ehrlichiosis canina. Frecuencias absolutas de los síntomas generales observadosen 171 casos44.

Fig. 7.— Imagen de descarga óculo-nasal en un perro conafectación grave por ehrlichiosis.

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Fig. 8.— Estudio clínico de la ehrlichiosis canina. Frecuencias absolutas de los síntomas respiratorios observa-dos en 171 casos44.

Fig. 9.— Estudio clínico de la ehrlichiosis canina. Frecuencias absolutas de los síntomas cutáneos observados en171 casos44.

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p a ra s i temia, por lo que parece que lae n t rada del age n te infe c ta n te se re a l i z aen las plaqu etas maduras por endocito-sis, después de la adhesión del pará s i toa la pared de la plaqu eta .

La presencia de hiperp rote i n e m i aacompañada de hipoalbuminemia, comoocurre en las infecciones por E. canis,sólo se ha encontrado de forma esporá-dica, ya que la afección orgánica por E.platys, es infrecuente.

Así tenemos que en las infe c c i o n e sp roducidas por E. platys, después de unp e riodo de incubación, la fase agudase va a cara c te rizar por una para s i te-mia cíclica de las plaqu etas, que va adar lugar a una tro m b o c i to p e n i a(50.000 plaqu eta s / m i c ro l i t ro o menos)y una linfa d e n o m e galia ge n e ra l i z a-d a2 , 47. Los perros que padecen estai n fección, no suelen estar clínicamente

a fe c tados y ra ra vez se muest ran cuadros hemorrágicos apesar de la marcada tro m b o c i to p e n i a2 ,14, si bien en lafase de para s i temia inicial puede aparecer un lige roa u m e n to de la te mp e ra t u ra4 5. A los pocos días de estab ajada especta c u l a r, las plaqu etas se van norm a l i z a n d o ,p a ra vo lver a disminuir drá st i c a m e n te y esta b i l i z a rse den u evo. Esto ocurre con unos inte rvalos de una o dos sema-nas, de ahí el nombre como también se conoce a estae n fe rmedad de tro m b o c i topenia cíclica infe c c i o s a4 5. Noo b sta n te, algunos auto res han señalado en perros coni n fección natural por E. platys, uveítis ante rior bilate ra l4 8 ys i n to m a tología de tipo hemorrá g i c o4 9. Esta mayor viru l e n-cia de algunas cepas de E. platys, ha sido descri ta igual-m e n te en Europa; así en Francia y Grecia el poder pató-geno de los micro o rganismos intra p l a qu eta rios identifi c a-dos como E. platys p a rece mucho mayo r5 0 , 51.

Por último, debemos tener siempre presente que la infec-ción mixta con E. canis y E. platys es algo muy frecuente enaquellas regiones donde coexisten52, lo que también ocurreen nuestro país.

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Fig. 10.— Estudio clínico de la ehrlichiosis canina. Frecuencias absolutas de los síntomas oftalmológicos obser-vados en 171 casos44.

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CAPÍTULO III ALTERACIONES BIOPATOLÓGICAS: HEMATOLOGÍA, BIOQUÍMICA SANGUÍNEA, URIANÁLISIS, ETC.

EHRLICHIOSIS

A. SAINZ RODRÍGUEZ1 Y M. A. TESOURO DÍEZ2

1Profesor Asociado, Dpto. Patología Animal II. Facultad de Veterinaria. Universidad Complutense de Madrid

2Catedrático de Universidad. Dpto Patología Animal-Medicina Veterinaria. Facultad de Veterinaria. Universidad de León

AS alteraciones de la analítica en perros con ehrlichiosis son muy variadas. El hallazgo más típi-co en hematología es la trombocitopenia. También se puede detectar anemia (siendo más fre-cuente la no regenerativa) y, en menor medida, leucopenia. En relación con la bioquímica san-guínea destaca por su elevada frecuencia de presentación la existencia de hiperproteinemia.

Esta hiperproteinemia suele deberse a una hipergammaglobulinemia habitualmente policlonal, debida a lagran respuesta humoral que se presenta en esta enfermedad. Debido a la presentación de hipoalbuminemiaen algunos casos, los valores de proteínas totales pueden ser normales. Por todo ello y, también de cara al con-trol post-tratamiento, el proteinograma es una técnica muy útil. En ocasiones, los indicadores de la funcionali-dad renal y hepática también pueden alterarse. En la analítica de orina podemos encontrar proteinuria y hema-turia debido a la existencia en algunos per ros con ehrlichiosis de una glomerulonefritis inmunomediada similara la encontrada en perros con leishmaniosis. En perros con sintomatología articular o neurológica puede estarindicado el análisis de líquido sinovial o cefalorraquídeo respectivamente.

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Junto a la existencia de trombocitopenia, también se pue-den presentar alteraciones en la funcionalidad plaquetaria,fundamentalmente en cuanto a su agregación y migraciónen sangre, la cual parece estar inhibida por una sustanciasérica (denominada factor de inhibición de migración pla-quetaria) producida por los linfocitos B. Este factor pareceser capaz de impedir la formación de pseudópodos en lasplaquetas y de inducir cambios en su super ficie haciéndolasasí más susceptibles a la destrucción por células del sistemamononuclear fagocitario8,9.

En nuest ra ex p e riencia, alrededor del 80% de los casoscon ehrl i chiosis pre s e n tan tro m b o c i topenia. El re c u e n to pla-qu eta rio no siemp re se correlaciona con la gravedad de lash e m o rragias describiéndose, en ocasiones, imp o rta n te sva riaciones diarias en este pará m et ro analítico10. En estesentido, hemos atendido algunos perros con re c u e n tos dep l a qu etas infe ri o res a 10 . 0 0 0 / m m3 sin hemorragias mien-t ras que ot ros con re c u e n tos normales pueden tener sínto-mas de este tipo debido a alte raciones en la funcionalidadp l a qu eta ri a11.

También la anemia es un hallazgo fre c u e n te en el curs ode la ehrl i chiosis canina; dura n te la fase aguda, será re ge-n e ra t i va debido al aumento de la dest rucción de los hema-tíes por mecanismos inmunológicos (fig. 2)2. Un eleva d on ú m e ro de perros con anemia re ge n e ra t i va serán positivo sal te st de Coombs, lo cual debe ser tenido en cuenta parano incurrir en erro res diagnóst i c o s12. Estos re s u l tados sugie-ren la ex i stencia de una unión inespecífica de inmunogl o b u-linas a los eri t ro c i tos o de un proceso autoinmune específi c opor la ex i stencia de anticuerpos fre n te a la superficie eri t ro-c i ta ria, lo cual podría contribuir a la insta u ración de un cua-d ro hemolítico agudo en algunos perros con ehrl i ch i o s i s13.

Posteriormente, en fases crónicas, la anemia será noregenerativa debido a la destrucción continuada de eritroci-tos, la pérdida crónica de sangre y la existencia de hipopla-sia o aplasia medular11. En casos de infección concurrentecon Babesia canis o tras una hemorragia reciente, la anemiatambién puede adquirir un cierto carácter regenerativo.

En nuestra experiencia, alrededor del 50% de los perroscon ehrlichiosis presentan anemia, si bien tan sólo en un 10%de los casos la hemoglobina es inferior a 8 g/dl.

El recuento leucocitario es uno de los parámetros másvariables en la ehrlichiosis canina, pudiendo presentarsetanto leucopenia como, menos frecuentemente, leucocitosis.En nuestra serie de casos, aproximadamente el 20% de ellospresenta leucopenia mientras que el 15% presenta leucoci-

INTRODUCCIÓN

A ehrlichiosis canina esuna enfe rmedad qu ec u rsa con alte ra c i o n e sen la analítica muy varia-das (fig. 1). Debido aque esta enfe rm e d a dpuede cursar de un

modo subclínico o con sintomatologíapoco específica durante largos periodosde tiempo, son muchas veces los hallaz-gos en la analítica los que nos hacen sos-pechar de esta enfermedad. A continua-ción, se describen las alteraciones quepodemos encontrar tanto en la analíticasanguínea como en la orina de perroscon ehrl i chiosis. Del mismo modo, seexpondrán brevemente los hallazgos quese pueden encontrar en líquido cefalorra-quídeo y sinovial de animales con sinto-matología neurológica y articular.

HEMATOLOGÍA

De todos los hallazgos hematológicosque podemos encontrar en la ehrlichiosiscanina, es la trombocitopenia, el más fre-cuente en perros con esta enfermedad,apareciendo a los 15-20 días de postin-fección y pudiendo persistir durante todaslas fases de la enfermedad1.

En fases agudas, la trombocitopeniase debe a un descenso en la vida mediade las plaquetas, más que a una disminu-ción en su producción2. Diferentes meca-nismos inmunomediados e inflamatoriosmotivan el secuestro, consumo y destruc-ción prematura de las plaquetas en elbazo, acortando su vida media3. Recien-temente se han detectado anticuerposantiplaquetarios en perros infectados porE. canis4,5,6. También se relaciona la trom-bocitopenia con el consumo de plaque-tas secundario a la vasculitis que se pre-senta en el curso de la ehrlichiosis7.

CAPÍTULO III ALTERACIONES BIOPATOLÓGICAS: HEMATOLOGÍA, BIOQUÍMICA SANGUÍNEA, URIANÁLISIS, ETC.

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tosis. También se han encontrado, en rela-ción con la serie blanca, diferentes altera-ciones como neutropenia, linfocitosis ymonocitosis. Además, se ha señalado lapresencia, en la fase crónica, de linfocitoscon granulación azurófila debido a laestimulación constante del sistema inmuni-tario14, granulación que lógicamente noes específica de la ehrlichiosis y quepodría confundirse con inclusiones com-patibles con Ehrlichia.

En algunos casos se pueden ver ens a n gre circ u l a n te células anormales oi n d i fe renciadas, pudiendo confundirs econ aquellas que aparecen en alteracio-nes mieloproliferativas15.

Recapitulando en relación con losre c u e n tos celulares, llama la atención elh e cho de que pese a que la ehrl i ch i o s i sh i stó ri c a m e n te recibió el nombre de pan-c i topenia tropical canina, re a l m e n te eln ú m e ro de casos con pancitopenia esb ajo (en to rno al 15%) (fig. 3), tra tá n d o-se en ge n e ral de animales con pro n ó st i-co re s e rvado, en fase crónica de lae n fe rmedad con hipoplasia o aplasiam e d u l a r.

A este respecto, los hallazgos en médula ósea varían enfunción de la fase y la gravedad de la infección, a excep-ción de la plasmocitosis que suele observarse con mucha fre-cuencia16. Durante las fases aguda y subclínica se produceuna hipercelularidad de las series megacariocítica y mieloi-de17. Algunos autores describen la existencia de hipoplasiaeritroide en este periodo11.

En la fase crónica la médula ósea es hipoplásica, afec-tando a todas las líneas celulares y provocando, por tanto,

CAPÍTULO III ALTERACIONES BIOPATOLÓGICAS: HEMATOLOGÍA, BIOQUÍMICA SANGUÍNEA, URIANÁLISIS, ETC.

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Fig. 1.— Alteraciones en la analítica sanguínea en el curso de la ehrlichiosis canina.

Fig. 2.— Anemia regenerativa en un caso de ehrlichiosisc a n i n a.

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la típica pancitopenia ya comentada. Sinembargo, ocasionalmente se ha observa-do normocelularidad e hipercelularidadmedular con mega c a ri o c i to s i s18 ,19 yaumento en el número de mastocitos18.

BIOQUÍMICA SANGUÍNEA

En cuanto a la bioquímica sanguínea,debido al estímulo antigénico, la hiper-proteinemia motivada por una hiperglo-bulinemia es un hallazgo muy frecuenteen perros con ehrlichiosis14. De hecho,aproximadamente el 75% de los casosde nuestra serie clínica presentaban hiper-proteinemia con hiperglobulinemia. Losniveles séricos de globulinas aumentanprogresivamente en el curso de la enfer-medad y adquieren unos valores eleva-dos de la primera a la tercera semanapostinfección.

En infecciones ex p e ri m e n tales, a lasdos semanas se produce un tra n s i to ri oa u m e n to de la fracción alfa-2 gl o b u l i n a ,que re c u p e ra sus va l o res normales en el

mes siguiente. En estas condiciones, en fase crónica, sed ete c tan aumentos imp o rta n tes de las ga m m a - globulinas ydescenso en la concentración de albúmina; la fra c c i ó nb eta globulina también puede pre s e n tar va l o res eleva-d o s2 0.

La hiperglobulinemia puede ser indicativa de una re s-p u e sta inmunita ria humoral tan exacerbada como inefe c t i-va11. Por este mot i vo y a causa de la pers i stencia dela ge n te infeccioso en el organismo, podrían pro d u c i rs ea u to a n t i c u e rpos que explicarían la ex i stencia de anticuer-pos antinucleares en algunos perros con ehrl i chiosis. Sine m b a rgo, re c i e n te m e n te se ha descartado la presencia dee stos anticuerpos antinucleares en perros con ehrl i ch i o s i sc a n i n a21.

El proteinograma es una técnica habitualmente empleadaen el control postratamiento de perros con ehrlichiosis. Duran-te la fase crónica, el estudio electroforético de las proteínasséricas suele mostrar la existencia de una gammapatía poli-clonal, con aumento de las fracciones alfa-2, beta y gam-maglobulinas (fig. 4). Con menos frecuencia se han de tecta-do gammapatías con aspecto monoclonal, por aumento deIgG (fig. 5). En cualquier caso, tras el tratamiento, los nivelesde globulinas se suelen normalizar entre los tres y nuevemeses post-tratamiento, aunque a veces es necesario esperarincluso más de 18 meses.

CAPÍTULO III ALTERACIONES BIOPATOLÓGICAS: HEMATOLOGÍA, BIOQUÍMICA SANGUÍNEA, URIANÁLISIS, ETC.

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Fig. 3.— Valores y asociaciones entre los distintos recuentos de las células sanguíneas en el curso de la ehrli-chiosis canina.

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La hipoalbuminemia se pre s e n ta dura n te la fase aguday, norm a l m e n te, desaparece en la subclínica, descri b i é n-dose también en las fases cró n i c a s1. Esta hipoalbumine-mia puede deberse a su empleo en procesos infl a m a to-rios, pérdida de peso, prote i n u ria, malnutrición, hepato p a-tía concurre n te, pérdida de proteínas a nivel peri fé ri c odebido a la ex i stencia de edemas y compensación debi-da a la hipergl o b u l i n e m i a11,17. No obsta n te, la ex i ste n c i ade una relación inve rs a m e n te pro p o rcional entre la canti-dad de proteína perdida en la orina y la concentra c i ó ns é rica de albúmina, en perros infe c tados ex p e ri m e n ta l-m e n te, ha hecho que la prote i n u ria sea el fa c tor al qu em ayor imp o rtancia se le conceda en este sentido2 2.

Los aumentos de creatinina por encima de los va l o re sfisiológicos de re fe rencia pueden tener un ori gen pre rre n a l( d e s h i d ra tación) o renal. Así, se pre s e n tan casos de ure-mia asociados a gl o m e ru l o n e f ritis y a plasmocitosis inte rs-ticial renal, que suelen tener peor pro n ó st i c o .

Los pará m et ros analíticos indicadores de la funcionali-dad hepática suelen pre s e n tar va l o res normales en perro scon ehrl i chiosis. Sin embargo, se han descri to aumento sde la ALT (GPT) y de la fo s fa tasa alcalina, fundamenta l-m e n te en fase aguda; éstos pueden también acomp a ñ a r-se de hiperbilirru b i n e m i a2 3. En estos casos, con la insta u-ración de una te rapia sintomática apropiada junto a lae s p e c í fica para ehrl i chiosis, estos va l o res a veces disminu-yen hasta niveles fisiológicos, exc e p to en aquellos anima-les en los que como consecuencia de la ehrl i chiosis se hap roducido una lesión hepática irreve rs i b l e11.

En caso de pre s e n ta rse problemas hemorrágicos, elt i e mpo de hemorragia y el de ret racción del coágulo pue-den estar pro l o n gados por la ex i stencia de tro m b o c i to p e-nia o de tro m b o c i to p a t í a17. Sin embargo, el tiempo dep rot rombina, el tiempo de tro m b o p l a stina parcial activa d ay los pro d u c tos de degradación del fi b ri n ó geno suelen sern o rmales, exc e p to en el caso de que se haya insta u ra d oun cuadro de coagulación intravascular diseminada17. Dec u a l quier modo, salvo en casos ex t remos sin re s p u e sta alt ra ta m i e n to, en la práctica no suele ser necesario dete rm i-nar los tiempos de coagulación.

URIANÁLISIS

No rm a l m e n te, no suele ser habitual realizar uri a n á l i s i sen perros con ehrl i chiosis, salvo si nuest ro paciente tienehipoalbuminemia o insuficiencia renal. No obsta n te, es

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Fig. 4.— Gammapatía policlonal en unperro con ehrlichiosis canina.

Fig. 5.— P roteinograma con gammapatíade aspecto monoclonal en un casode ehrlichiosis canina.

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i n te re s a n te saber que en un alto por-c e n taje de perros con ehrl i chiosis sepuede encontrar prote i n u ria y hema-t u ria, con o sin uremia, re l a c i o n á n-dose con la ex i stencia de lesionesgl o m e ru l a res inmunomediadas13.Este hecho también se ha observado,en infecciones experimentales, duran-te la fase aguda, detectándose unapérdida máxima de proteínas a las 3-4 semanas postinfección debida auna nefropatía motivada por la exis-tencia de lesiones ultraestructurales anivel glomerular22. En nuestra expe-riencia, alrededor de la mitad de losperros con ehrlichiosis (independien-temente de la fase de la enfermedad)p re s e n tan prote i n u ria (muchos deellos con urea y creatinina normales).Esta proteinuria en muchos casos secorrige tras el tratamiento, si biensuele ser necesario esperar, en oca-siones, varios meses.

En perros con gammapatía monoclonal también sepuede dete c tar prote i n u ria; el perfil electro fo rético de lasp roteínas de la orina pre s e n ta, en este caso, un para l e l i s-mo con las séricas, apareciendo un claro aumento de lasI g G16.

LÍQUIDO CEFALORRAQUÍDEOY LÍQUIDO SINOVIAL

El análisis del líquido cefalorraquídeo de perros con sin-tomatología neurológica muestra elevados niveles de proteí-nas y pleocitosis mononuclear con gran número de linfocitosy células plasmáticas12.

El líquido sinovial, en casos con art ritis, suele pre s e n ta runa coloración amari l l e n ta con aumento de la concentra-ción de proteínas y del re c u e n to celular, con pre d o m i n a n-cia de neutró filos maduros (75%) y con algunos macró fa-gos y linfo c i tos.

Au n que ocasionalmente, las típicas mórulas puedenv i s u a l i z a rse ta n to en líquido sinovial como en el cefa l o rra-qu í d e o .

CAPÍTULO III ALTERACIONES BIOPATOLÓGICAS: HEMATOLOGÍA, BIOQUÍMICA SANGUÍNEA, URIANÁLISIS, ETC.

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EHRLICHIOSIS

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CAPÍTULO IVDIAGNÓSTICO

EHRLICHIOSIS

G. SÁNCHEZ VISCOTI

Doctor en Farmacia. Laboratorio de Análisis Veterinarioa (LAV) Madrid.

[email protected]

A i mp o rtancia de esta b l e c e r, desde el primer momento, un diagnóstico corre c to de ehrl i ch i o-sis, hace necesario que toda sospecha clínica deba ser comp l e m e n tada y confi rmada conp ruebas analíticas específicas. Au n que la detección (por PCR) u observación del age n te et i o-lógico, a partir de muest ras del animal, const i t u yen una prueba inequ í voca de su infección porEh r l i c h i a s, podemos encontra rnos con falsos positivos (erro res en la identificación) y sobre

todo falsos nega t i vos. Es por ello por lo que las pruebas inmunológicas indire c tas se consideran comom é todo de elección.

A pesar de que la inmunofluorescencia indirecta (IFI) es el método analítico de referencia, otros métodosinmunológicos son válidos para detectar una serología positiva del animal. No obstante, en toda prueba inmu-nológica siempre hay que considerar la posibilidad de la existencia de reacciones cruzadas con otros agen-tes etiológicos, que proporcionarían falsos positivos.

Por último, debido a la gran variedad de signos clínicos con los que cursa la ehrlichiosis, el diagnóstico dife-rencial debe incluir numerosas patologías, que igualmente conducen a la presentación de los mismos síntomas.Dentro de este cuadro se incluyen enfermedades autoinmunes, babesiosis, hepatozoonosis, pero sobre todoleishmaniosis, por lo que deberán ser tenidas en cuenta.

LL

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INTRODUCCIÓN

I N l u gar a duda, a lah o ra de efectuar und i a g n ó stico de ehrl i-chiosis canina, el pro c e-d i m i e n to intuitivo (eldenominado “ojo clíni-co”), basado en la

ex p e riencia clínica para identificar unas i n to m a tología ge n e ra l m e n te inespecífi-ca, pero a la vez propia de la ehrl i ch i o-sis, muchas veces acompañada dea n te c e d e n tes u ot ros signos clínicos qu econducen a pensar en esta enfe rm e-dad, no puede ser sustituido por ningúntipo de metodología. Sin embargo, elrigor y la imp o rtancia de esta b l e c e r,desde un primer momento, un diagnóst i-co corre c to (acorde con los conoci-m i e n tos científicos actuales y los ava n-ces tecnológicos, que han puesto an u e st ro alcance toda una amplia bate-ría de pruebas diagnósticas), hacen e c e s a rio que toda sospecha clínicadeba ser comp l e m e n tada y confi rm a d acon pruebas analíticas específicas.

E sta confi rmación se hace aúnm u cho más imp rescindible si se tiene enc u e n ta, pri m e ro, que las manife sta c i o-nes clínicas de la ehrl i chiosis caninai g u a l m e n te pueden pre s e n ta rse en ot ra se n fe rmedades; segundo, que no siem-p re los signos típicos de la enfe rm e d a dsuelen estar pre s e n tes; y te rc e ro, que lamejor fo rma de ga rantizar el mejor esta-do sanita rio de los animales y de obte-ner el mayor éxito te rapéutico, es inte n-tando establecer un diagnóstico pre-c o z .

Por todo esto, aunque la sintomatolo-gía puede hacernos sospechar que esta-mos ante una ehrlichiosis, el diagnósticodefinitivo se basa en la observación delagente etiológico o en la detección deanticuerpos específicos.

SDIAGNÓSTICO CLÍNICO

Unos ante c e d e n tes de infe stación por ga rra p a tas juntocon la pre s e n tación de una sinto m a tología cara c te ri z a d apor fi e b re, apatía, adinamia, adelga z a m i e n to, adenopatías,a n o rexia, palidez de mucosas, muchas veces acomp a ñ a d ade hemorragias, conjuntivitis, ri n o rrea, tra sto rnos locomoto-res, dermatitis, etc. const i t u yen unos pilares sólidos en losque fundamentar un diagnóstico clínico de ehrl i chiosis. Siademás en los análisis ru t i n a rios de sangre se comp rueba laex i stencia de una marcada hiperp roteinemia y de una tro m-b o c i topenia, asociada de anemia y/o leucopenia, losd a tos clínicos que apuntan hacia una ehrl i chiosis son to d a-vía más evo c a d o res.

Aun así, el califi c a t i vo que podríamos aplicar al diag-n ó stico de ehrl i chiosis no sería más que el de pre s u n t i vo, loque sugiere la necesidad de una confi rmación. Pa ra ello, enla ehrl i chiosis, como en todas las enfe rmedades, dispone-mos de métodos labora to riales de diagnóstico dire c tos ei n d i re c to s .

DIAGNÓSTICO DE LABORATORIO:MÉTODOS DIRECTOS

Se basa en la detección u observación del age n te et i o l ó-gico a partir de muest ras obtenidas del animal sospechoso.

La identificación de las mórulas, los cuerpos elementalesy/o iniciales de E. canis en el interior de los linfocitos y/omonocitos sanguíneos de un perro constituyen una pruebainequívoca de su infección.

La mejor forma de observar las ehrlichias es en un frotis desangre capilar (oreja, dedos, rabo), ya que se suelen encon-trar mejor que en sangre periférica. Si se trabaja con sangrecirculante (obtenida de la vena cefálica o yugular) es prefe-rible realizar una extensión de la capa de glóbulos blancos,tras producir la leuconcentración por centrifugación o sedi-mentación. Los frotis se tiñen con los colorantes habitualmen-te empleados para la observación de citologías y leucoci-tos1, como Giemsa o Romanowsky. La tinción más frecuente-mente usada es la de tipo Romanowsky, ya que se realiza enpoco tiempo. Comercialmente consta de tres reactivos: fija-dor (azul claro) y reactivos acidófilo (rojo) y basófilo (azuloscuro). El frotis, una vez seco, se sumerge en el primer reac-tivo (azul claro) siete veces, en el segundo (rojo), otras sieteveces, y en el último (azul oscuro) 14 veces. Después se lava

CAPÍTULO IVDIAGNÓSTICO

EHRLICHIOSIS

S

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con agua, y tras secado se observa almicroscopio con el objetivo de inmersión.

En el interior de los monocitos y linfoci-tos, se observan cuerpos de inclusióni n t ra c i toplasmáticos de e h r l i c h i a s ( ta m-bién llamadas mórulas, los de mayortamaño) (figs. 1 y 2), teñidas de color vio-leta-azulado2. Este método puede darlugar a falsos positivos, si no se poseedemasiada experiencia (al ser confundi-dos con otras inclusiones o artefactos), ysobre todo a falsos negativos, debido aque las mórulas suelen aparecer transito-riamente, y fundamentalmente en faseaguda2,3.

Es por lo tanto la baja sensibilidad elgran inconveniente del diagnóstico etioló-gico y que el hecho de no detectar en lasmuestras sanguíneas los cuerpos de inclu-sión de E. canis no permite descartar queel animal esté padeciendo este proceso.

Con la aplicación en vete ri n a ria de latécnica de la reacción de la cadena dela polimerasa (PCR), las posibilidadesdel diagnóstico se amplían. Este méto d o ,aún no sufi c i e n te m e n te desarro l l a d o ,d ete rminaría ADN de e h r l i c h i a. En estecaso, la detección de ADN de e h r l i c h i anos indica que el pará s i to está dentro delo rganismo. En este tipo de pruebas esi mp o rta n te que la inte rp retación de losre s u l tados se haga con mucha caute l a ,en base a distinguir si hay una infe c c i ó na c t i va o no, es decir si la enfe rm e d a dp ro gresa o no.

DIAGNÓSTICO DELABORATORIO: MÉTODOSINDIRECTOS

Una alte rn a t i va a la observa c i ó nd i re c ta, que como ante ri o rm e n te ha qu e-dado de manifi e sto no es siemp re efi c a z ,es la detección de la presencia de una ge n te infeccioso por medio de la va l o-ración de la re s p u e sta inmunita ria del

h o s p e d a d o r. El organismo, ante la presencia del pará s i top ro d u c i rá anticuerpos, y éstos son fá c i l m e n te dete c ta d o spor medio de técnicas analíticas, como la inmunofl u o re s-cencia indire c ta (IFI) o el ELISA (enzimo inmuno ensayo ) .Ambas técnicas se basan en el mismo principio, la dife re n-cia es que los anticuerpos se revelan de dist i n ta fo rma, ycon inst ru m e n tos analíticos dife re n te s .

CAPÍTULO IVDIAGNÓSTICO

EHRLICHIOSIS

Fig. 1.— Frotis sanguíneo. Cuerpos de inclusión compatiblescon Ehrlichia spp. en el interior de una célula mono-nuclear.

Fig. 2.— Frotis médula ósea. Mórula de Ehrlichia canis en elinterior de una célula mononuclear.

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IFI

Esta técnica es actualmente el métodoanalítico de referencia. Determina anti-cuerpos antiehrlichia específicos. La ehrli -chia, al ser un microorganismo que secomporta como un parásito intracelularobligado, se cultiva en el laboratorio, encultivos primarios de macrófagos caninoso líneas celulares específicas (como lalínea DH82). Estas células infectadas poruna única especie de ehrlichia, se f ijan aun porta especial para fluorescencia quecontiene va rios “huecos” o pocillos (fig. 3). Se diluye el suero del animal deforma seriada 10, 20, 40, 80, 160,320... veces. A cada pocillo se añade unpequeño volumen (entre 10-20 microli-tros) de cada dilución del suero4, y seincuba 30 minutos a 37°C. Tras la incu-bación, el porta se lava 2-3 veces conPBS (es un tampón fosfato-salino, de pH7,5) y una vez más con agua destilada(fig. 4). Si existieran en el suero inmuno-globulinas específicas contra e h r l i c h i a,estos anticuerpos se habrán unido a loscorrespondientes antígenos y con estos

lavados eliminamos las inmunoglobulinas no fijadas que con-tenga el suero. Una vez seco el porta, se añade un sueroanti-IgG de perro conjugado con un compuesto fluorescen-

CAPÍTULO IVDIAGNÓSTICO

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Fig. 3.— Las células infectadas se fijan a los pocillos de un port aespecial para fluorescencia. Sobre este porta se re a l i z atoda la técnica de inmunofluorescencia indirecta (IFI).

Fig. 4.— Células infectadas experimentalmente con ehrlichia, se fijan a un porta. Se incuban con el suero a ana-lizar. Si el animal posee anticuerpos anti-ehrlichia, estos se unirán a las mórulas, dentro de las célulasfijadas al porta. Después de varios lavados se incuba con anticuerpos anti-inmunoglobulina del ani-mal, pero con un compuesto fluorescente ligado a ellos. Con la luz ultravioleta (UV), el compuestofluorescente se excita, y emite fluorescencia. El resultado final es la observación de las mórulas de colorverde brillante dentro de las células.

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te, diluido en PBS (dependiendo de lasespecificaciones del fabricante), y conazul de Evans. El colorante azul de Evanspermite observar mejor la fluorescencia.Si hubieran existido en el suero inmuno-globulinas específicas contra ehrlichia, lasinmunoglobulinas conjugadas se unirán alc o mplejo antíge n o - a n t i c u e rpo fo rm a d o .Después, se realiza la misma pauta delavado antes señalada, y cuando el portaesté seco, se cubre éste con glicerina tam-ponada y se sella con un cubreobjetos.Los portas se observan en un microscopio(objetivo x 40) con luz ultravioleta, de405 nm. Las mórulas se visualizan comopuntos verde-brillantes, en el interior delas células, que aparecerán teñidas derojo (fig. 5). Si el resultado es negativo,sólo se visualizarán las células (fig. 6).

ELISA

El método ELISA sigue el mismo princi-pio que el de la IFI. Los antígenos5 estánfijados a microplacas, en cada uno de lospocillos (fig. 7). En general, la incubacióncon el suero se realiza a la misma tempe-ratura y el mismo tiempo que con la técni-ca IFI. El anticuerpo antinmunoglobulinaanimal lleva, en este caso, una enzimaconjugada (peroxidasa, fosfatasa alcali-na...). La formación del complejo antíge-no-anticuerpo-conjugado se revela, tras laadición del sustrato para la enzima con-jugada, por la formación de un productocoloreado indicativo que la activaciónenzimática se ha desarrollado. Para pararla reacción enzimática, se utiliza un reac-tivo de pH extremo (5 ó 10). La lectura serealiza visualmente o midiendo el colordesarrollado (absorbancia o densidadóptica) en cada pocillo/muestra con une s p e c t ro fotó m et ro, a una longitud deonda apropiada para el tipo de color.

Otros tipos de ELISA son los que sepueden realizar en cualquier clínica, sinnecesidad de ningún instrumento adicio-

nal (“one step”). Es tos tipos de ELISA, comercializados pordistintos laboratorios en forma de “Kits”, incluyen todo lonecesario para la determinación de ehrlichiosis. El veterina-rio, observando si aparece color en el círculo o bandacorrespondiente a la muestra de suero problema, sabrá queel animal presenta una serología positiva.

Interpretación de los resultados

En cualqu i e ra de los métodos descri tos, para comp robar unc o rre c to funcionamiento de la técnica es preciso utilizar al

CAPÍTULO IVDIAGNÓSTICO

EHRLICHIOSIS

Fig. 5.— Fotografía miscroscópica de una IFI positiva. Se obser-van las células teñidas de rojo y los cuerpos de inclu-sión de color verde brillante.

Fig. 6.— Fotografía microscópica de una IFI negativa. En estecaso las células se observan teñidas de color rojo y noaparecen ningún cuerpo de inclusión.

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menos un control positivo (de título conoci-do) y un control nega t i vo. Además los re s u l-tados obtenidos en los controles nos ay u-d a rán a inte rp retar los re s u l tados de loss u e ros problemas. En principio, un títulop o s i t i vo de anticuerpos únicamente indicala exposición del animal al age n te et i o l ó-gico; sin embargo, si éste se acompaña deuna histo ria clínica y signos clínicos o ana-líticos claros, confi rmarían un diagnóst i c ode enfe rmedad o, al menos, de infe c c i ó n6.

No obsta n te, en toda prueba inmunoló-gica siemp re hay que considerar la posibili-dad de la ex i stencia de reacciones cru z a-das con ot ros age n tes etiológicos, que pro-p o rcionarían falsos positivos. En la biblio-grafía ha sido señalada la ex i stencia dereacciones entre dife re n tes especies delgé n e ro e h r l i c h i a, aunque los títulos sonm ayo res para el age n te que re a l m e n te estácausando la infe c c i ó n7. Sin embargo, esi mp o rta n te señalar que ha sido comp ro b a-do la ausencia de reacción cruzada entreE. canis no sólo con un gran número dea ge n tes no ri cket tesiales (lepsto s p i ras, bru-celas, borrelias, herp e rv i rus, leishmanias) yd i fe re n tes especies del gé n e ro r i c k e t t s i a,sino también con ot ras especies de e h r l i -c h i a, como E. platys, E. equi y E. risticii. Ta nsólo es de destacar la fuerte reacción cru-zada de E. canis con E. chaffensis, especieque, aunque igualmente señalada pató ge-na para el perro, afo rt u n a d a m e n te sólo hasido descri ta en los Estados Un i d o s .

Siguiendo con el método de referen-cia (IFI), el título de anticuerpos será lamáxima dilución del suero que presentefluorescencia. A la hora de interpretar losresultados:

— Los títulos con una dilución menor de1/40 se consideran negativos.

— Los títulos con una dilución mayor de1/80 se consideran positivos.

— Los títulos anticuerpos entre 1/40 y1/80 se consideran dudosos.

Siempre que exista un resultado dudoso habrá que bus-car una seroconversión. La seroconversión se refiere a unarespuesta tardía del organismo, en cuanto a su sistema inmu-ne, frente a un agente patógeno. Esto significa que en los pri-meros momentos de los estadíos agudos de una enferme-dad, ni siquiera se llega a detectar anticuerpos. Al cabo deun tiempo (14-28 días postinfección), éstos alcanzan nivelesque pueden ser fácilmente detectados. En el caso de obte-ner un título negativo, bajo la sospecha de una ehrlichiosis,se debe repetir la prueba al mes del primer análisis, inclusoen el caso de haber instaurado un tratamiento específico,con el fin de confirmar o descartar el proceso. Si el resulta-do fuera nuevamente negativo, podríamos pensar que el pro-ceso se debe a otra enfermedad, o que la especie infectan-te es distinta a la que estamos testando.

P u e sto que los niveles de anticuerpos en el suero delanimal pueden permanecer altos, incluso dura n te años2,no tiene mucho inte rés práctico evaluar la efectividad delt ra ta m i e n to, basándonos en la caída del título. No obsta n-te, el seguimiento del título de anticuerpos es útil parad ete c tar re c i d i vas o nuevas re i n fecciones, ya que éstas vie-nen acompañadas de un ascenso signifi c a t i vo del título dea n t i c u e rpos.

Por otra par te, con el objetivo de mejorar la sensibilidadde las técnicas inmunológicas, es importante realizar la prue-ba con cepas de ehrlichia autóctonas (o bien foráneas, quese hayan contrastado como válidas para la región). En este

CAPÍTULO IVDIAGNÓSTICO

EHRLICHIOSIS

Fig. 7.— Microplaca con 92 pocillos, donde se fijan los antí-genos de ehrlichia. Sobre estos pocillos se realizanlas incubaciones y los correspondientes lavados, parapoder, posteriormente, visualizar la reacción.

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sentido, no es raro encontrarnos resulta-dos fa l s a m e n te nega t i vos emp l e a n d oalgunas cepas de otros países.

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

Debido a la gran variedad de signosclínicos con los que cursa la ehrlichiosis,el diagnóstico dife rencial debe incluirn u m e rosas patologías, que igualmenteconducen a la presentación de pérdidade peso, abatimiento, anorexia, fiebre,anemia, hemorragias, adenopatías,esplenomegalia, etc.

Generalmente, y en primer lugar, seincluyen en este diagnóstico diferencialprocesos, aunque poco frecuentes, comoel lupus eritematoso sistémico, el mielomamúltiple, la leucemia linfocítica crónica,etc. que pueden producir similares altera-ciones en la analítica sanguínea y enmenor grado en la sintomatología. En unperro con un cuadro crónico de pérdidade peso, esplenomegalia, linfadenopatíageneralizada, pancitopenia, plasmocito-sis en médula ósea y gammapatía mono-clonal, el único modo de diferenciar ehrli-chiosis canina de mieloma múltiple eso b tener una serología positiva para E. canis8. Ésta también es la única formade distinguir una ehrlichiosis de una leu-cemia linfocítica crónica en un animal conpérdida de peso, linfadenopatía leve,hepatoesplenomegalia, linfocitosis y gam-mapatía monoclonal.

Por ot ra parte, la ehrl i chiosis puedec o n f u n d i rse con una tro m b o c i to p e n i ainmunomediada (aunque este pro c e s otambién puede ser desarrollado por E. canis), en casos con tro m b o c i to p e n i ay mega c a ri o c i tosis en médula ósea9.Sin embargo, los perros con tro m b o c i to-penia inmunomediada si bien padecenc u a d ros hemorrágicos, habitualmenteno pre s e n tan fi e b re ni ot ros sínto m a sge n e ra l e s10.

También se deben descar tar otras enfermedades transmi-tidas por garrapatas como la hepatozoonosis, enfermedadde Lyme o babesiosis, cuando éstas se presentan de formaendémica en la misma área que la ehrlichiosis.

Sin embargo, en nuest ro país, y éste es un dato que nosuele fi g u rar en la bibliografía angl o s ajona, la ehrl i ch i o s i scanina (producida por E. canis) con la que con más fre-cuencia se puede confundir es con la leishmaniosis caninadebido a la similitud de muchos de sus signos: hemorra-gias, apatía, linfadenopatía, pérdida de peso, hiperp rote i-nemia con hiperglobulinemia, uveitis, etc., por lo qu e ,según nuest ra opinión, esta patología se deberá te n e re s p e c i a l m e n te en cuenta en el diagnóstico dife re n c i a l .

En un futuro, y en base a que recientemente están apare-ciendo evidencias de que en nuestro país pueden existirotras formas de ehrlichiosis canina producidas por otrasespecies distintas a E. canis, en el diagnóstico diferencial qui-zás será necesario precisar que especie de ehrlichia estáinvolucrada. Dado que tanto la sintomatología como las pau-tas de tratamiento para estas otras especies de ehrlichia sonsimilares a las señaladas para E. canis, sería suficiente desdeun punto de vista clínico-práctico establecer un diagnósticogenérico inmunológico, sin embargo la ausencia de reac-ción cruzada entre ellas podría dificultar el diagnóstico, sinose emplea el antígeno específico apropiado.

Por último, el curso crónico de la ehrlichiosis canina haceposible la concurrencia con cualquier otro proceso patoló-gico (fig. 8), lo que puede despistar en gran medida a lahora de efectuar un diagnóstico. En este sentido la ehrlichio-sis canina puede presentarse asociada a un gran número depatologías esporádicas, infecciosas y/o parasitarias, si bien,según nuestra experiencia, la concurrencias más frecuentesson con leishmaniosis y babesiosis.

En resumen de todo lo expuesto podemos concluir que enla actualidad el mejor método de diagnóstico para la ehrli-chiosis canina es el inmunológico, siendo la técnica de refe-rencia la IFI. Una serología positiva nos confirma, de unaforma indirecta pero específica, la exposición del organismoal agente infectante, con una mayor sensibilidad que la obte-nida mediante observación directa de las mórulas o cuerposde inclusión, ya que en muchas ocasiones es difícil su visua-lización. Por otra parte hay que tener en cuenta que se pue-den obtener resultados negativos de anticuerpos en los pri-meros momentos de la infección, y ante la sospecha de unaehrlichiosis canina, se debe repetir el análisis a los 30 días,con el fin de confirmar o descartar el proceso.

CAPÍTULO IVDIAGNÓSTICO

EHRLICHIOSIS

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CAPÍTULO IVDIAGNÓSTICO

EHRLICHIOSIS

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BIBLIOGRAFíA

Fig. 8.— Concurrencia de ehrlichiosis con otras patologías. A partir de un estudio de 238 casos diagnosticadospor IFI (cut off > 1/40).

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CAPÍTULO VTRATAMIENTO

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A. SÁNCHEZ CARMONA

Centro Veterinario Arturo Soria. Madrid

L t ra ta m i e n to de la ehrl i chiosis debe ori e n ta rse por una parte en la eliminación del age n te causantede la enfe rmedad, y por ot ra en el apoyo sintomático que pueda necesitar el animal enfe rmo. Comom e d i c a m e n tos de elección, va a sobresalir por su eficacia y buena to l e rancia, la doxiciclina, anti-biótico semisintético perte n e c i e n te al grupo de las tet raciclinas, posiblemente la más pote n te y qu eno ve afe c tada prá c t i c a m e n te su absorción por la inge stión simultánea de alimentos. Por ot ro lado,

se dispone del dipro p i o n a to de imidocarb, qu i m i ote rápico con una marcada acción antiri ckettsial, pre s e n tado eni nye c table y administ rado por vía subcutánea, en dos aplicaciones, separadas por un inte rvalo de quince días.Dado el cará c ter ácido de la pre p a ración, y por la irri tación local que produce, no se recomienda su uso en ga to s ,ya que cada vez más, se relacionan, la irri tabilidad de los pro d u c tos utilizados, sobre todo en felinos, con la apa-rición de sarcomas en el sitio de inoculación. Con cualqu i e ra de los dos fá rmacos se obtienen buenos re s u l ta d o sen las pri m e ras fases de la enfe rmedad, aunque en procesos crónicos seve ros donde aparece una marcada hipo-plasia de médula ósea, los tra ta m i e n tos de estimulación medular, si funcionan, van a dete rminar el pro n ó stico máso menos favo rable. Como est i m u l a n tes de la médula ósea, se utiliza con éxito el decanoato de nandrolona, eni nyecciones semanales, y además se mante n d rá mientras sea necesario, a los pacientes más afe c tados, con tra n s-fusiones de sangre fresca, o con plasma rico en plaqu etas, hasta conseguir que la médula ósea reaccione. Encasos en los que la tro m b o c i topenia sea tan grave como para poner en peligro la vida del paciente, se puedeutilizar cortisona a dosis inmunosupre s o ras, en periodos cortos de tiempo, pues se consigue tras su utilización, unae l evación, a veces especta c u l a r, del contaje plaqu eta ri o .

La respuesta al tratamiento se valorará por el regreso del paciente a su actividad normal, y por la estabili-zación de los parámetros hematológicos. Pasados seis o siete meses del tratamiento, un mantenimiento oaumento de anticuerpos, determinará un fracaso en la respuesta a los medicamentos utilizados, o una nuevainfección, por lo que deberá valorarse otro ciclo terapéutico.

En el caso de infecciones producidas por Ehrlichia platys, la respuesta al tratamiento es igual que para lasproducidas por Ehrlichia canis.

EE

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INTRODUCCIÓN

L t ra ta m i e n to de la ehrl i-chiosis va a estar enfo-cado, no sólo a la eli-minación del age n teri ckettsial que pro d u c ela enfe rmedad, sinotambién al apoyo sinto-

mático comp e n s a to rio que va a necesi-tar el paciente clínicamente enfe rmo.

A lo largo de la histo ria y desde lad e s c ripción de la ehrl i chiosis canina, sehan venido empleando en su tra ta m i e n-to un gran número de fá rmacos como elt ripán azul, la acaprina, la gonacri n a ,las sales orgánicas de antimonio y dea rsénico y la solución salina fo rm o l a d a ,a u n que con todos ellos la re s p u e sta hasido decepcionante1, 2.

Los fá rmacos clásicamente re c o m e n-dados en el tra ta m i e n to de la ehrl i ch i o-sis canina son los perte n e c i e n tes algrupo de las tet raciclinas (fig. 1), comola tet raciclina, ox i tet raciclina, minocicli-na y doxiciclina. La doxiciclina es unatet raciclina liposoluble, posiblementep a ra muchos clínicos, fá rmaco de elec-ción, que tiene una buena to l e rancia ene n fe rmos renales. Este antibiótico es efi-caz incluso en pacientes que hand e m o st rado un fracaso en la re s p u e state rapéutica a la tet raciclina o a la ox i te-t raciclina. En el caso de utilizar cual-qu i e ra de estas dos últimas, la adminis-t ración debe ser dos horas antes o dosdespués de la comida, pues su absor-ción se va a ver alte rada si se dan con-j u n ta m e n te. La quelación de las tet ra c i-clinas por ciertos iones como el calcio,magnesio o hierro, en el tra c to inte st i n a lpuede dar lugar a una disminución enla absorción de éstos y producir esta-dos care n c i a l e s3. Debemos por ta n to ,ev i tar estos medicamentos en perra sge sta n tes o en cach o rros en pleno cre-

Ec i m i e n to. Los protocolos más empleados con tet raciclina yox i tet raciclina son:

— Tetraciclina (22 mg/kg) vía oral tres veces al día.— Oxitetraciclina (25 mg/kg) vía oral tres veces al día.

Pe ro sin duda alguna, la tet raciclina más usada y máse fe c t i va en el tra ta m i e n to de la ehrl i chiosis es la dox i c i c l i-na (10 mg/kg), vía oral una vez al día o, si a esa dosis sep roducen alte raciones dige st i vas, administ rando (5m g / kg) dos veces al día se consigue una mejor to l e ra n-cia. La doxiciclina es una tet raciclina semisintética (en con-c reto, alfa - 6 - d e ox i - 5 - ox i tet raciclina) liposoluble, que seabsorbe en el tra c to dige st i vo más fá c i l m e n te que la ox i-tet ra c i c l i n a4. Tras su absorción, el antibiótico se une a pro-teínas y penet ra fá c i l m e n te en los tejidos alcanzando,ta n to en ellos como en sangre, concentraciones mayo re sque ot ras tet ra c i c l i n a s4 , 5. Por ello, algunos auto res señalansu efectividad en perros que no han respondido a la te ra-pia con tet ra c i c l i n a6.

Debido a su gran liposolubilidad, su eliminación renal esmás lenta que la de la ox i tet raciclina; este hecho, unido a sua l to grado de difusión en los tejidos, da lugar a que su vidamedia en suero sea de, aprox i m a d a m e n te, 19,5 horas, enc o mp a ración con las 9,5 de la ox i tet ra c i c l i n a7. Su baj an e f rotoxicidad, hace que pueda re c o m e n d a rse en perro scon insuficiencia re n a l5. Aquellos pacientes que son tra ta-dos con doxiciclina pre s e n tan una menor incidencia derecaída o re i n fección que los tra tados con ox i tet ra c i c l i n a6.Se han llevado a cabo estudios acerca de la sensibilidad i nv i t r o de E. canis f re n te a dife re n tes antibióticos, re s u l ta n d oser la doxiciclina el más eficaz de to d o s8.

Como el resto de las tetraciclinas, la doxiciclina forma uncomplejo estable con el calcio en los tejidos donde existaformación ósea. La fijación de la doxiciclina a los huesos delos animales en crecimiento, puede causar inhibición deldesarrollo óseo, que cesa al suspender el tratamiento. Tam-bién se ha descrito a partir de la segunda etapa de la ges-tación, lactancia y cachorros menores de un año, coloraciónpermanente de los dientes (amarillo-gris-marrón). Puede ade-más desarrollarse una hipoplasia del esmalte, por lo que nose recomienda el uso de este grupo de antibióticos, enperros menores de un año o en hembras gestantes. Si apesar de utilizar la dosis repartida cada doce horas, persis-ten los problemas de intolerancia gastrointestinal, se puedeadministrar junto con la comida, ya que la doxiciclina, ape-

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nas ve disminuida su absorción aunque sedé simultáneamente con los alimentos.También puede utilizarse la vía intraveno-sa, aunque en nuestra experiencia, lospacientes en los que la hemos utilizado,han demostrado un malestar muy marca-do durante su administración. Parece, queel excipiente utilizado en esta presenta-ción, la polivinilpirrolidona, es de grantamaño molecular y muy irritante, por loque en el caso en que se quiera utilizaresta vía, debe hacerse con suero fisioló-gico o glucosado al 5%, diluye n d omucho el preparado. Por el gran tamañode su molécula, debe administrarse, conprecaución en enfermos renales, ya queel tiempo de eliminación va a verse incre-mentado. Esta preparación, sólo puedeponerse por vía intravenosa, nunca intra-muscular y debe conseguirse una venocli-sis perfecta, pues la salida del preparadoa tejidos perivasculares, puede originaruna gran irritación local, con focos den e c rosis. Ta mpoco debe ponerse enbolo, pues al ser quelantes del calcio,puede llevar al paciente a un colapsocardiovascular.

A pesar de las dosis ante ri o rm e n teex p u e stas, sobrepasar en perros degran tamaño los 200 mg, como dosistotal, ha demost rado en animales deex p e ri m e n tación la aparición de grave se fe c tos secundarios a nivel hepático yc a rd i a c o .

También puede emplearse la minoci-clina (20 mg/kg) por vía oral dos vecesal día. Al igual que la doxiciclina, ésta esun derivado semisintético de la tetracicli-na, dos o tres veces más potente, que noparece verse influida su absorción por laingestión simultánea de alimentos. No esrecomendable a pesar de todo, adminis-trarla en cachorros o hembras gestantes,así como también hay que tener precau-ción en pacientes con alteraciones rena-les o hepáticas.

La duración del tratamiento con fármacos pertenecientesal g rupo de las tetraciclinas es, en general, de unas cuatrosemanas en los casos que tienen una buena respuesta yocho a doce semanas para los casos crónicos9.

Como con el res to de los antibióticos, puede ocurrir queaparezcan cepas de microorganismos resistentes, que com-pliquen el cuadro clínico. Por tanto, es importante, manteneruna atención permanente para la detección temprana deeste tipo de sobrecrecimientos. También se han observadoreacciones de fotosensibilidad en pacientes tratados conestos fármacos y aunque no es muy frecuente, aparecencomo quemaduras solares, muy patentes en animales sinpelo o en zonas más desprotegidas, como la trufa, regióninguinal o axilar.

El dipro p i o n a to de imidocarb, es el ot ro gran antiri cket t-sial. Tiene muy buena to l e rancia y es una buena alte rn a t i-va, para cuando se produzcan re c i d i vas o poca re s p u e stacon las tet ra c i c l i n a s9. Se emplea a dosis de 5 mg/kg porvía subcutánea, en inyección única o bien con dos inye c-ciones separadas entre ambas, quince días. Este último pro-tocolo con dos dosis se recomienda especialmente eni n fecciones concurre n tes con babesiosis10 ,11. Re c i e n te m e n-te se ha descri to un nuevo protocolo similar al ante ri o r,p e ro con una separación entre las dos inyecciones dedoce semanas12.

Debido al carácter ácido del fármaco, puede aparecerdolor y, a veces, nódulos, producto de la reacción local, enla zona de inyección13. La frecuencia y el grado de presen-tación de estas reacciones es independiente de la vía utili-zada (intramuscular o subcutánea)13.

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Fig. 1.— Fórmula estructural de las tetraciclinas.

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Debido a la acción de este medica-m e n to sobre la colineste rasa, a ve c e spuede pre s e n ta rse, tras su administ ra-ción, un cuadro para s i mp a t i c o m i m é t i c o( s a l i vación exc e s i va, disnea, diarre a ,ta qu i c a rdia, destilación nasal). De pro-d u c i rse, será sobre unos diez minutos dep o st i nyección y con una duración dea p rox i m a d a m e n te tre i n ta a cuare n ta ycinco minutos. La aplicación de atro p i n a(0,02 mg/kg) o gl i c o p i rro l a to (0,01m g / kg) también por vía subcutá n e a ,rev i e rte el cuadro en quince o ve i n tem i n u tos, por su acción anticolinérg i c a .Como recomendación práctica, decirque la dilución del pre p a rado con suerofisiológico y lidocaína, mejora su absor-ción y elimina las molestias que pudiera np ro d u c i rse en el punto de inoculación.

Su mecanismo de acción no es bienconocido en el tra ta m i e n to de la ehrl i-chiosis canina; en el caso de la babe-siosis, las diamidinas, en ge n e ral, ac-túan combinándose con los ácidosnucleicos y produciendo la desnatura l i-zación de la doble hélice de esto sm i c ro o rga n i s m o s .

Con re s p e c to a su aplicación engatos, debido a la sensibilidad de estosanimales a los productos que causan unagran irritación local y ante la posibilidadde inducir la aparición de sarcomas en elsitio de inyección, no se recomienda suuso en esta especie.

Los resultados obtenidos in vivo coneste medicamento, son variables ya que,m i e n t ras algunos auto res consta tan suefecto terapéutico14 e incluso lo conside-ran más eficaz que la tetraciclina10, otroshan obtenido respuestas mediocres15. Apesar de todo, actualmente se aceptaque no hay diferencias significativas entretratar una ehrlichiosis con doxiciclina ocon dipropionato de imidocarb o inclusohaciendo un tratamiento mixto con los dosa la vez16. En contraste, estudios realiza-

dos in vitro muestran que E. canis es resistente al dipropiona-to de imidocarb8.

El amicarbalide (3,3'-diamidinocarbanilida diiset i o n a to) esun deri vado de las diamidinas empleado en babesiosis. Ta m-bién se ha utilizado en la ehrl i chiosis a dosis de 5-6 mg/kg, porvía intra m u s c u l a r, con dos únicas inyecciones separadas entre sípor un periodo de 15 días, si bien los estudios realizados al re s-p e c to son escasos6.

El clora n fenicol es ot ro antibiótico, con cierta efi c a c i af re n te a ri ckettsias, aunque su utilización está muy re l e ga d apor su alto índice de toxicidad y las mejores alte rn a t i vas dela doxiciclina y el dipro p i o n a to de imidocarb. Se ha utili-zado fundamenta l m e n te en cach o rros menores de cincomeses, hembras ge sta n tes o lacta n te s17. Los protocolos uti-lizados varían desde los 15 a los 50 mg/kg cada 8 hora sd u ra n te 14 días, ge n e ra l m e n te por vía oral, aunque ta m-bién pueden emp l e a rse las vías intravenosa y subcutá-n e a6 ,17.

Ú l t i m a m e n te, se ha pro p u e sto el uso de la enro fl oxacina (5m g / kg / 24 h/15 días) como age n te antiri ckettsial, aunqu ep ruebas pre l i m i n a res sugieren poca eficacia en el tra ta m i e n tode la ehrl i chiosis. No obsta n te, parece que el uso de las fl u o-ro quinolonas en esta enfe rmedad está aún poco probado yse necesitarían más estudios para contra star de una fo rm aexa c ta su eficacia te ra p é u t i c a18 ,19 , 2 0.

Los tratamientos de apoyo suelen ser necesarios en casosen los que nos encontremos con anemias severas, grandeshemorragias o inactividad de la médula ósea. Deberemosrecurrir a transfusiones con sangre fresca o a plasma rico enplaquetas (fig. 2). Estas transfusiones han de repetirse tantasveces como sea necesario, hasta que consigamos una esti-mulación de la médula ósea, para lo cual podemos utilizardecanoato de nandrolona (1,0-1,5 mg/kg/semanalmente).La utilización de esteroides puede ser eficaz en estados quecursen con una preocupante trombocitopenia, ya que al dis-minuir el secuestro esplénico, alargan la vida media de lasplaquetas. Deben ser ciclos cortos con prednisolona o condexametasona, pero a dosis antiinflamatorias o inmunosu-presoras, para conseguir de esta manera una elevación pun-tual del contaje plaquetario. Mantener estas dosis durantemucho tiempo, producirá un estado de inmunosupresiónorgánica, que puede hacer fracasar el tratamiento utilizadopara combatir la ehrlichia.

Debido a la dificultad con la que, a veces, nos encontra-mos para diferenciar la ehrlichiosis de una trombocitopeniainmunomediada, en ocasiones, es conveniente instaurar ini -

CAPÍTULO VTRATAMIENTO

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cialmente un tratamiento combinado deglucocorticoides y tetraciclinas, a la espe-ra de los resultados serológicos6.

En la bibliografía revisada, hemose n c o n t rado protocolos, con la utilizaciónde vincri stina como est i m u l a n te medular, enla producción de plaqu etas. No obsta n te ,e studios muy re c i e n tes, demuest ran qu ee stas plaqu etas no son tota l m e n te funciona-les, y que incluso la vincri stina puede alte ra rla funcionalidad de las ya ex i ste n te s .

A veces pueden aparecer infe c c i o n e ss e c u n d a rias re s i ste n tes a las tet ra c i c l i n a s ,en cuyo caso debe insta u ra rse una te ra p i aantibiótica combinada. Pa ra la elección dee ste tra ta m i e n to debe te n e rse en cuenta ,por un lado, la compatibilidad entre losantibióticos que vayan a utilizarse y porot ro, la sensibilidad del age n te causantede la infección secundari a17.

En es ta terapia de apoyo, también algunos autores hanempleado levamisol debido a sus propiedades inmunoesti-mulantes21.

RESPUESTA AL TRATAMIENTO YPRONÓSTICO

La re s p u e sta clínica al tra ta m i e n to, se va a obtener en unas24 a 48 horas en perros que están en fase aguda, subclínicao crónica leve. Re l a t i va m e n te pro n to, re gresan a su actividadn o rmal y a tener apet i to. La desaparición de las alte ra c i o n e sanalíticas (re c u e n to plaqu eta rio y eri t ro c i ta rio) suele ocurri rdespués de la ausencia de los signos clínicos, que se manife s-ta ron dura n te la enfe rm e d a d9. La médula ósea va a vo lver afuncionar con normalidad en cuatro o cinco días. En el casode estadios muy seve ros de la fase crónica, la médula óseapuede padecer una hipoplasia difícil de corre g i r, pudiendopasar cuatro y cinco meses antes de conseguir una esta b i l i z a-ción de los pará m et ros hemáticos9. En estos casos es posibleque el tra ta m i e n to con tet raciclinas o imidocarb deba alarga r-se hasta diez o doce semanas. Con re s p e c to a E h r l i c h i ap l a t y s, estudios pre l i m i n a res sugieren una re s p u e sta igual al tra-ta m i e n to, a la obtenida por Ehrlichia canis2 2 , 2 3.

En cuanto al proteinograma, los valores de albúmina yde globulinas se suelen normalizar entre tres y nuevemeses después del tra ta m i e n to (fig. 3), siendo el perfi le l e c t ro fo rético útil, para el control post ra ta m i e n to24 , 2 5.

La titulación de anticuerpos va a ir disminuyendo progre-sivamente, después de terminar el tratamiento. Esto se pro-ducirá de una forma lenta, y una titulación mantenida o enascenso, después de un periodo de nueve a doce meses,podría indicar la permanencia de ehrlichia aún en el orga-nismo o una nueva infección17. Sin embargo, independiente-mente del tratamiento empleado, algunos perros presentantítulos positivos incluso años después de ser tratados, espe-cialmente cuando antes del tratamiento el título era muy ele-vado19,24. Muchos de estos perros son clínicamente sanos yno presentan alteraciones en la analítica por lo que no sepuede descartar que estos títulos de anticuerpos se deban auna respuesta inmunitaria de recuerdo.

El pro n ó stico va a ser muy bueno si empezamos a tra tar lae n fe rmedad en la fase aguda o en la subclínica. Si se tra ta deuna fase muy crónica y seve ra, el pro n ó stico debe ser re s e r-vado, pues no ex i ste un patrón de re s p u e sta claro. Será espe-c i a l m e n te desfavo rable, en animales con insuficiencia renal ocon aplasia medular.

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Fig. 2.— Transfusión realizada con sangrefresca, a un perro que padecíatrombocitopenia severa y anemia,producidas por una ehrlichiosis.

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Fig. 3.— P roteinograma normalizado de un perro que respondió al tratamiento de ehrlichiosis. Previamente pre-sentaba un pico policlonal en la fracción de gammaglobulinas.

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CAPÍTULO VI PROFILAXIS. EHRLICHIOSIS CANINA EN ESPAÑA

EHRLICHIOSIS

M. A. TESOURO DÍEZ1 Y A. SAINZ RODRÍGUEZ2

1Catedrático de Universidad. Dpto Patología Animal-Medicina Veterinaria. Facultad de Veterinaria. Universidad de León

2Profesor Asociado. Dpto. Patología Animal II. Facultad de Veterinaria. Universidad Complutense de Madrid

NTE la ausencia de vacunas la profilaxis de la ehrlichiosis canina debe estar basada en el con-trol de garrapatas, tanto en el animal como en el medio ambiente. Un empleo racional deinsecticidas ambientales junto con la aplicación de ectoparasiticidas tópicos o sistémicos estánindicados para evitar la infes tación y picadura de las garrapatas. La inspección frecuente delos perros para la detección de garrapatas, así como su precoz y correcta eliminación evitará

la inoculación de los agentes etiológicos. Por otra parte, un control diagnóstico programado, en función de losperiodos de actividad de las garrapatas, permite establecer tratamientos precoces en aquellos animales posi-tivos reduciendo el riesgo de transmisión para otros.

Debido a la presencia del age n te tra n s m i s o r, la ga rra p a ta R. sanguineus, en la práctica totalidad del te rri to ri onacional se puede comp render cómo la ehrl i chiosis canina se encuentra amp l i a m e n te dist ribuida por toda la ge o-grafía española, habiéndose consta tado cifras elevadas de prevalencia en Madrid, Castilla y León y Valencia. Elc u rso crónico de esta enfe rmedad, unido a la ex i stencia de largas fases subclínicas, explica cómo en todas las esta-ciones del año es posible efectuar un elevado número de diagnósticos. No obsta n te, las mayo res tasas de inci-dencia se producirían dura n te el ve rano y el otoño. Au n que el hábitat y la aptitud se muest ran como fa c to res de ri e s-go, siendo más fre c u e n te este proceso en perros que viven en áreas ru rales y periurbanas y en los perros dedica-dos a la caza y pasto reo; los cuidados y el manejo son los fa c to res que infl u yen más decisiva m e n te sobre las ta s a sde morbilidad. El hacinamiento y unas reducidas medidas higiénico-sanita rias, en particular las dirigidas a la pro fi-laxis de ga rra p a tas, disparan las tasas de prevalencia a unos niveles muy eleva d o s .

AA

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PROFILAXIS

NTE la ausencia de vacu-nas la profilaxis de laehrlichiosis canina debeestar basada en el con-trol de gar rapatas, tantoen el animal como en elmedio ambiente.

Las limitaciones de este tipo de luchaconducen la mayoría de las veces a resul-tados aparentemente poco satisfactorios.Sin embargo, cuando se conjugan estasacciones directas frente a las garrapatas,aunque sea localmente, con un programapreventivo para evitar (o reducir) las expo-siciones de los perros, la prevalencia dee h rl i chiosis puede descender a cifra sinsignificantes.

Como fundamento a esta afirmación,sirva de ejemplo la diferencia entre lastasas de prevalencia encontradas entredos colectivos caninos localizados enuna misma área endémica de ehrlichiosis,integrados por perros que, por su activi-dad, estaban frecuentemente expuestos ala infestación por garrapatas1. El primergrupo, que estaba constituido por uncolectivo de perros policía en los que sepracticaba un exhaustivo y metódico con-trol profiláctico, ofreció una tasa de pre-valencia en torno a un 2%, mientras que elsegundo colectivo, una jauría de perrosde caza, alcanzó una tasa de prevalen-cia próximo a un 67%, a pesar de quetambién se adoptaban una serie de medi-das profilácticas frente a las garrapatas, sibien éstas eran utilizadas de una formainconstante e irregular, lo que provocabaque en ciertas épocas del año los anima-les presentaran infestaciones masivas porgarrapatas.

Aunque se describe un ciclo silvestre y,por tanto, un medio rural para el desa-rrollo de R. sanguineus, el ciclo domésticoes preponderante para esta especie de

Agarrapata, encontrando un hábitat adecuado para su super-vivencia próximo a las edificaciones periurbanas o incluso enlos parques y jardines de las ciudades2.

En este sentido, y debido a su gran especificidad de hos-pedador, R. sanguineus se ha adaptado perfectamente almedio que rodea al perro, por lo que es frecuente encon-trarla durante todo el año en perreras y en los lugares en losque los perros descansan3,4.

Las garrapatas son capaces de ascender por las paredesy pueden introducirse en pequeñas grietas; por ello un buenmétodo de control en estas zonas puede ser, simplementeintentar tapar todas las grietas aunque estén a una alturaconsiderable5.

El empleo de insecticidas ambientales debería reducirsea las zonas y alojamientos donde se desenvuelven losperros. El empleo racional, mucho mejor si es supervisadopor profesionales, debe ser una norma a la hora de aplicarestos productos con el fin de evitar posibles desastres en elecosistema o algún otro riesgo de intoxicación.

Actualmente existen muchos ectoparasiticidas en distintaspresentaciones, tales como collares, sprays, lociones, cham-pús, pipetas, polvos, sistémicos, etc. que están indicadospara evitar la infestación y picadura de las garrapatas. Estosantiparasitarios se deberían emplear siguiendo las recomen-daciones de los fabricantes, en virtud de la exposición y den-sidad de garrapatas de la zona.

El impedir o controlar el acceso de los animales a áreasinfectadas de garrapatas es una medida difícil de alcanzar.Sin embargo, la inspección frecuente de los perros para ladetección de garrapatas (figs. 1 y 2), particularmente cuan-do han frecuentado estas áreas, es una sencilla técnica quepuede reducir la presencia de futuras infestaciones5,6. Ade-más, si extrapolamos lo que ocur re en diferentes enfermeda-des transmitidas por garrapatas, el riesgo de transmisión esmayor cuanto más tiempo lleva fijada la garrapata, conside-rándose el riesgo muy bajo si la garrapata se fija durantemenos de 24 horas, por lo que la retirada precoz de lasgarrapatas supone una buena medida para evitar la infec-ción de los per ros.

La eliminación de la garrapata debe ser cuidadosa, utili-zando una pinzas adecuadas (lo suficientemente finas) quepermitan su introducción entre piel y la cabeza (capítulo) dela garrapata, evitando el contacto con el resto de su cuerpo(fig. 3). Una tracción recta y continua asegura la eliminacióncompleta de la garrapata, sin que ésta se rompa (con extrac-ción completa del hipostoma) (fig. 4). Tanto el contacto

CAPÍTULO IV ZOONOSIS SISTÉMICAS

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como el uso de cualquier sustancia quími-ca irri ta n te (alcohol, aceite, ga s o l i n a ,petróleo, etc.), frecuentemente recomen-dadas para la eliminación de estos artró-podos, suponen una agresión para lagarrapata que provoca una estimulaciónpara que se produzca la inoculación delcontenido de sus glándulas salivares en elhospedador, que indudablemente supo-ne un potencial riesgo de transmisión depatógenos. Incluso, en la actualidad exis-ten en el mercado pinzas especiales parala retirada de garrapatas, que permitenuna eliminación limpia y completa.

Por otra parte, un control diagnósticoprogramado, en función de los periodosde actividad de las garrapatas, permitee stablecer tra ta m i e n tos precoces enaquellos animales positivos reduciendo elriesgo de transmisión. Igualmente el con-trol diagnóstico de los perros de nuevai n c o rp o ración, especialmente en lascolectividades en las que se debería rea-lizar un periodo previo de cuarentena,permitirá detectar posibles por tadores7.

En los perros diagnosticados de ehrli-chiosis, además de la instauración del tra-tamiento específico, se deben extremarlas medidas para evitar su infestación porgarrapatas, no sólo con el fin de reducirel riesgo de ser fuente de transmisiónpara otros perros sino también con el finde evitar las reinfecciones en estos mis-mos animales.

Aunque algunos autores han señaladola posibilidad de emplear tetraciclinas adosis bajas en zonas endémicas comouna medida preventiva8, lo cierto es quela quimioprofilaxis también es señaladafrecuentemente como causa de creaciónde resistencias, por lo que ante esta con-troversia se debería limitar esta prácticade tratamientos preventivos a situacionestemporales y extremas.

Por último, con el fin de evitar una posi-ble transmisión mediante una transfusión

CAPÍTULO VI PROFILAXIS. EHRLICHIOSIS CANINA EN ESPAÑA

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Fig. 1.— La inspección frecuente de los perros permite detec-tar la presencia de garrapatas. Cuando la garrapataestá repleta su visualización es más fácil. Detalle deuna garrapata fijada.

Fig. 2.— En ocasiones sólo una inspección exhaustiva permitedetectar la presencia de garrapatas, especialmentepor su menor tamaño en los casos de infestacionespor larvas o ninfas. Esta observación es mucho másdifícil en aquellos animales que tienen una capa oscu-ra (marrón) y si las garrapatas aún no se han alimen-tado. Obsérvese el diminuto tamaño de la garrapata(no alimentada) que destaca sobre el color blanco dela capa del pelo.

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sanguínea, los perros donantes deberánser seronegativos en dos muestras sepa-radas por un mes entre sí9.

EHRLICHIOSIS CANINAEN ESPAÑA

Prevalencia y distribución

Au n que la ex i stencia de ehrl i ch i o s i scanina en España, debido a su latitud,había sido suge rida prev i a m e n te, segúnn u e st ro conocimiento la pri m e ra descri p-ción bibliográ fica data de 1988 en Cata-l u ñ a10. Desde entonces y gracias a lap u e sta a punto de dife re n tes té c n i c a sd i a g n ó sticas, esta enfe rmedad se ha idod ete c tando cada vez con más fre c u e n c i apor los clínicos vete ri n a rios de nuest ro país.

Aunque no existen muchas referenciasen las que se detalle la distribución de laehrlichiosis canina, según nuestra opinióneste proceso está ampliamente distribuidopor toda España fundamentalmente debi-do a la presencia del agente transmisor,la garrapata R. sanguineus, en la prácticatotalidad del territorio nacional. En con-creto, en estos últimos años en el Serviciode Diagnóstico de Ehrlichiosis de la Facul-tad de Veterinaria de Madrid han sidorecibidas muestras de distintas provincias,comprobando la existencia de casos deehrlichiosis en todas y cada una de lasComunidades Autónomas, incluidas lasinsulares, Baleares y Canarias.

Si bien los estudios epidemiológicosrealizados hasta la fecha son escasos,todos ellos revelan una alta prevalenciade la enfermedad en las distintas áreasgeográficas analizadas, no obstante esimportante resaltar que estas cifras varíanenormemente en función de las caracte-rísticas de la población estudiada.

Au n que el hábitat y la aptitud se mues-t ran como fa c to res de riesgo, siendo más

CAPÍTULO VI PROFILAXIS. EHRLICHIOSIS CANINA EN ESPAÑA

EHRLICHIOSIS

Fig. 3.— Eliminación correcta de una garrapata fijada: colocarlos extremos de una pinza estrecha entre la garrapa-ta y la piel, tan cerca de la parte bucal como sea posi-ble, evitando contactar y presionar el cuerpo de lagarrapata.

Fig. 4.— Eliminación correcta de una garrapata fijada: a conti-nuación, ejercer una tracción progresiva y continua,nunca bruscamente, en la misma dirección de suimplantación, hasta conseguir su extracción. Puedesuceder que en dicha manipulación una parte de lagarrapata, especialmente el hipostoma, no se des-prenda. En este caso, actuaremos como si de un cuer-po extraño se tratase, extirpándolo con un bisturí o lapunta de una aguja. Para finalizar siempre se aplicaráun antiséptico en la herida abierta por la picadura.

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f re c u e n te este proceso en perros que vive nen áreas ru rales y periurbanas y en perro sde caza o pasto res, los cuidados y elmanejo son los fa c to res que infl u yen másd e c i s i va m e n te sobre las tasas de morbili-dad. El hacinamiento y unas re d u c i d a smedidas higiénico-sanita rias, en part i c u l a rlas dirigidas a la pro filaxis de ga rra p a ta s ,d i s p a ran las tasas de prevalencia a unosn i veles en los que la ausencia de infe c c i ó npuede ser casi anecdótica. En este senti-do, hemos comp robado cómo en colecti-vidades (albergues, jaurías, etc.) las ta s a sde prevalencia alcanzan cifras por enci-ma del 60-70%.

En la Comunidad de Madrid la preva-lencia está en to rno al 6,5%11, mientra sque en Castilla y León se sitúa en un19 , 2 %12. En un re c i e n te estudio publicado,se señala una tasa de sero p revalencia del13,7% en la provincia de Va l e n c i a13.

En relación con la distribución estacional de los casospositivos, el curso crónico de esta enfermedad unido a laexistencia de largas fases subclínicas dan lugar a un mante-nimiento de la prevalencia durante todo el año, siendo posi -ble diagnosticar casos de ehrlichiosis canina en todas lasestaciones del año. No obstante, algunos autores sostienenque las mayores tasas de incidencia se producirían duranteel verano y el otoño14. A partir de los resultados obtenidosen el Servicio de Diagnóstico y Control de Ehrlichiosis de laFacultad de Veterinaria de Madrid, se puede comprobar deforma reiterada durante los años 1993-1995, como tanto elnúmero de casos diagnosticados como las tasas de sero-prevalencia fueron menores para los meses de invierno(16,4%) (enero-marzo). El número de casos diagnosticadosfue similar para el resto de las estaciones del año, si bien lasmayores tasas de seroprevalencia (próxima al 29%) se obtu-vieron en los meses de verano (julio-septiembre), siendo algoinferiores, pero similares, para las estaciones de primavera yotoño (en torno al 21%) (figs. 5 y 6). Estas observacionespodrían explicarse porque si bien la actividad de R. sangui -neus se extiende fundamentalmente desde mayo hasta el

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EHRLICHIOSIS

Fig. 5.— Distribución estacional de los casos diagnosticados de ehrlichiosis canina durante los años 1993, 1994,1995 por el Servicio de Diagnóstico y Control de Ehrlichiosis canina de la Facultad de Veterinaria deMadrid. Se puede comprobar cómo en los tres años se detectaron casos positivos en todas las estacionesdel año, si bien en un menor número durante los meses de invierno (enero - f e b re ro y marz o ) .

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Fig. 6.— Distribución estacional de las tasas de seroprevalencia de ehrlichiosis canina obtenida a partir de loscasos controlados en el periodo 1993-1995 por el Servicio de Diagnóstico y Control de Ehrlichiosiscanina de la Facultad de Veterinaria de Madrid. El estudio estadístico (test de chi-cuadrado) mostróla existencia de diferencias significativas, por un lado entre la obtenida en los meses de invierno(menor tasa) y las tasas obtenidas en el resto del año (p < 0,001), y por otro, entre la tasa obtenidaen los meses de verano (mayor tasa) y las tasas obtenidas en el resto del año (p < 0,01). Las tasasobtenidas en la primavera y el otoño fueron similares.

mes de octubre, es durante la primaveradonde se alcanza el mayor pico de den-sidad vectorial, que junto con el periodode incubación (y el tiempo necesariopara la formación de anticuerpos a nive-les detectables) conducirían a que elmayor número de casos nuevos fuerandiagnosticados durante el verano, y portanto las tasas de incidencia y de preva-lencia aumentarían durante este periododel año.

Los datos relativos a la tasas de morbi-lidad y distribución de otros tipos de ehrli-chiosis canina (causados por otras espe-cies distintas a E. canis ) son todavía másescasos. La sospecha de que podríanexistir otras especies de ehrlichia en nues-

tro país, ha sido confirmada recientemente al menos seroló-gicamente. La detección en perros de la zona centro deEspaña de anticuerpos específicos frente a E. platys y E. risti -cii por la técnica Western-Blot sugiere la presencia de estasespecies en nuestro país, si bien queda por determinar sugrado de patogenicidad y la importancia real en la clínicacanina15,16.

Además, existen sospechas serológicas de que los perrosen nuestro país, pueden estar igualmente infectados poralguna otra especie del grupo de ehrlichia granulocítica17.Esta hipótesis, de confirmarse, otorgaría un importante saltocualitativo a la ehrlichiosis canina en nuestro país, dado elcarácter zoonósico de algunos de estos tipos de infección.

De hecho, en el norte de España se ha descrito la pre-sencia de E. phagocytophila en rumiantes18,19, por lo quesería interesante estudiar la situación de la infección por esteagente u otros similares en el perro.

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CAPÍTULO VI PROFILAXIS. EHRLICHIOSIS CANINA EN ESPAÑA

EHRLICHIOSIS

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BIBLIOGRAFÍA

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CAPÍTULO VII EHRLICHIOSIS FELINA

EHRLICHIOSIS

A. SAINZ RODRÍGUEZ1 Y M. A. TESOURO DÍEZ2

1Profesor Asociado. Dpto. Patología Animal II. Facultad de Veterinaria. Universidad Complutense de Madrid

2Catedrático de universidad. Dpto Patología Animal-Medicina Veterinaria. Facultad de Veterinaria. Universidad de León

A ehrlichiosis felina es una enfermedad recientemente diagnosticada que ya está siendo incluidaen los principales textos de Medicina Veterinaria. Aún son muchas las incógnitas que quedan pordespejar en relación con la etiología de este proceso. Aunque sólo se ha conseguido el aisla-miento de una especie de ehrlichia en gatos (en concreto, el agente causal de la ehrlichiosis gra-nulocítica humana), exis ten fundadas sospechas de que pueden ser más las especies involucra-

das en la ehrlichiosis felina. Aunque tampoco se sabe a ciencia cier ta, parece que ésta sería una enfermedadtransmitida por gar rapatas. El cuadro clínico más frecuente es fiebre que suele ir unida a anorexia y apatía,aunque también se han descrito muchos otros síntomas. Tal y como ocurre en la ehrlichiosis canina, los hallaz-gos más habituales en la analítica sanguínea son anemia y trombocitopenia. El diagnóstico se basa en técni-cas serológicas. Debido a la poca especificidad de los signos clínicos y a lo poco que se conoce todavía deesta enfermedad, para llegar a un diagnóstico de ehrlichiosis felina se considera necesario realizar un muybuen diagnóstico diferencial en gatos con un cuadro clínico compatible con esta enfermedad. El tratamientomás empleado es a base de tetraciclinas (especialmente doxiciclina), si bien también se ha empleado dipro-pionato de imidocarb.

LL

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INTRODUCCIÓN

U N Q U E en 1986, enFrancia, ya se sugirió laposible ex i stencia dei n fección por e h r l i c h i aen el gato1, sólo recien-temente se ha considera-do la ehrlichiosis felina

como una enfermedad con entidad pro-pia, si bien son muchos aún los interro-gantes que quedan por responder acer-ca de esta patología. Desde entonces sehan descrito casos de ehrlichiosis felina,además de en Francia, en Suecia, enKenia, en Thailandia y en Estados Uni-dos2-5. Inicialmente la mayoría de loscasos fueron diagnosticados tras la detec-ción causal de mórulas compatibles conehrlichia en gatos enfermos.

ETIOLOGÍA

Pese a que se han involucrado diferen-tes especies de ehrlichia en la presenta-ción de ehrl i chiosis felina, hasta elmomento tan sólo se ha podido aislar unade gatos en condiciones naturales. Setrata del agente de la ehrlichiosis granu-locítica humana aislada recientemente enSuecia de un gato con sintomatología deehrlichiosis6. A este agente se le está otor-gando una especial importancia, debidoa su potencial zoonósico, ya que ha sidoaislado, en estos últimos años, de perros,gatos, caballos y personas4. Las diferen-tes especies animales involucradas en elciclo de este age n te podrían actuarcomo reservorios de la enfermedad y, almismo tiempo, desarrollar sintomatologíaclínica.

Teniendo en cuenta la pro gresión delas inve st i gaciones llevadas a cabo en laespecie canina, se presupone qu epuede haber ot ras especies de e h r l i c h i a,d i fe re n tes a esta e h r l i c h i a gra n u l o c í t i c a

Ahumana y no identificadas aún, capaces de ser pató ge n a si g u a l m e n te para el ga to. Esto explicaría el hecho de que ene studios epizootiológicos y, de cara al diagnóstico, se ch e-queen habitualmente dife re n tes especies de e h r l i c h i a.

E x p e ri m e n ta l m e n te se ha conseguido infe c tar ga to sempleando otras especies de ehrlichia (E. risticii y E. equi)7,8.En el caso de E. risticii, algunos animales desarrollaron fiebre,anorexia y síntomas digestivos (fundamentalmente, diarrea).No obstante, conviene incidir en que hasta el momento nose han podido aislar estas especies en infecciones naturales.

TRANSMISIÓN Y EPIZOOTIOLOGÍA

Teniendo en cuenta cuál es la forma de transmisión de lamayoría de las especies de ehrlichia y a falta de una confir-mación definitiva, se supone que la ehrlichiosis felina tambiénes una enfermedad transmitida por garrapatas. Este hechopodría explicar la menor frecuencia con que esta enferme-dad se podría presentar, si lo comparamos con la especiecanina.

Los únicos datos disponibles hasta el momento en rela-ción con la vía de transmisión de esta enfermedad en laespecie felina se limitan a la detección en gatos enfermos deejemplares de garrapatas Ixodes ricinus y de Haemaphysa -lis leachi 6,9.

Algunos estudios epidemiológicos que han tratado deinvestigar la vía de transmisión han mostrado que la proba-bilidad de que un gato sea seropositivo a ehrlichia en ani -males que viven en el exterior es mayor. Sin embargo, lainfestación por pulgas y el contacto con roedores no pare-cen ser factores de riesgo para la presentación de ehrlichio-sis en gatos5. Hasta el momento no se ha podido descartarla posibilidad de transmisión por transfusiones sanguíneasprocedentes de gatos con ehrlichiosis.

La prevalencia de la infección por ehrlichia en el gatológicamente varía en función del área geográfica. En cual-quier caso, llama la atención la elevada prevalencia encon-trada en Estados Unidos (cercana al 22%) en un recienteestudio realizado sobre cerca de 350 gatos. En dicho estu-dio, el 2,9% de los animales testados era positivo sólo a E.canis, el 14,2% sólo a E. risticii y el 4,9% era seropositivo aambos agentes (en general, con títulos mayores frente a E.canis)5.

En España, los estudios seroepidemiológicos realizadoshasta la fecha en gatos han mostrado tasas de prevalenciabajas, si bien se han detectado gatos seropositivos a ehrli -

CAPÍTULO VII EHRLICHIOSIS FELINA

EHRLICHIOSIS

A

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chia canis, lo que sugeriría la presenciaen nuestro entorno geográfico de la infec-ción por esta especie de ehrlichia o bienpor otra próxima a ella. En uno de losgatos seropositivos, tuvimos la oportuni-dad de detectar cuerpos de inclusión enel interior de linfocitos y monocitos. Alcontrario de lo que ocurre en perros,hasta el momento en nuestro país nohemos encontrado gatos con títulos signi-ficativos frente a E. risticii10.

SINTOMATOLOGÍA

La patogenia de esta enfermedad esdesconocida si bien, teniendo en cuentalos hallazgos clínicos dete c tados engatos con ehrlichiosis, es probable quesea similar a la de la ehrlichiosis canina.De todas las manifestaciones clínicas quese han descrito en el aún limitado númerode casos de ehrlichiosis felina descritosen la bibliografía, es la fiebre la más fre-cuente. También se puede presentar concierta frecuencia anorexia y pérdida depeso (lo que quizás sugeriría la cronici-dad del proceso). El resto de síntomasdescritos son muy variados (hiperestesia,poliartritis, uveítis, vómitos) aunque se pre-sentan esporádicamente5.

No siempre ha sido sencillo delimitarlos síntomas debidos directamente a lae h rl i chiosis, ya que muchos de esto spacientes presentan concurrencias conotras patologías. En nuestra experiencia,algunos de los casos positivos, tambiénpresentan hemobartonelosis, leucemia oinmunodeficiencia felina. Este hecho, tam-bién reflejado en la bibliografía, hizosugerir inicialmente que el agente causalde la ehrlichiosis felina podría comportar-se como un agente oportunista en pacien-tes previamente inmunodeprimidos2. Sinembargo, esta hipótesis ha sido posterior-mente puesta en tela de juicio con la des-cripción de casos clínicos en gatos en los

que la única patología que se ha encontrado ha sido la ehr-lichiosis5.

ANALÍTICA SANGUÍNEA

Las alte raciones más fre c u e n te m e n te encontradas en lah e m a tología de ga tos con ehrl i chiosis son anemia y tro m-b o c i topenia. La anemia suele ser no re ge n e ra t i va (re ge n e-ra t i va en casos también infe c tados por H a e m o b a r t o n e l l as p p .). El re c u e n to de leucocitos, tal y como ocurre en la ehr-l i chiosis canina, puede va riar de una leucopenia a una leu-c o c i to s i s5 ,11.

En cuanto a la bioquímica sanguínea, es bastante fre-cuente la hiperproteinemia debida la hiperglobulinemia pro-vocada por la gran cantidad de inmunoglobulinas produci-das en el curso de la enfermedad2,11.

DIAGNÓSTICO

El diagnóstico puede basarse en la observación de cuer-pos de inclusión compatibles con ehrlichia en el citoplasmade leucocitos sanguíneos (fig. 1). Sin embargo, tal y comoocurre en otras especies animales, la detección de estasinclusiones es muy poco frecuente.

El diagnóstico serológico se suele realizar empleando latécnica de inmunofluorescencia indirecta; no obstante, debi-

CAPÍTULO VII EHRLICHIOSIS FELINA

EHRLICHIOSIS

Fig. 1.— Cuerpos de inclusión en linfocito de un gato seropo-sitivo a Ehrlichia canis.

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do a que aún no se conoce bien la diná-mica de anticuerpos en el curso de estaenfermedad, se recomienda la confirma-ción mediante seroconversión del título deanticuerpos. También se puede emplearla técnica de PCR para el diagnóstico deehrlichiosis, si bien también se ha descritola existencia de falsos negativos con estatécnica11.

Debido a los pocos datos que hasta elmomento se conocen de esta enferme-dad, parece lógico establecer unos requi-sitos estrictos para confirmar un caso deehrlichiosis. Algunos autores considerannecesario que el caso tenga un cuadroclínico compatible con la enfermedad,que se haya realizado un buen diagnósti-co diferencial, que se hayan visualizado

mórulas compatibles con ehrlichia o que exista seroconver-sión en el título de anticuerpos frente a Ehrlichia spp. y quese produzca una buena respuesta al tratamiento con fárma-cos antirickettsiales5.

TRATAMIENTO

La mayoría de los gatos con ehrlichiosis responden al tra-tamiento con tetraciclinas o con dipropionato de imido-carb2,5,9,11. La doxiciclina se suele emplear a dosis de 5-10mg/kg/día, vía oral o intravenosa, durante un periodo deunos 21 días, habiéndose empleado durante periodos máslargos (de hasta 42 días) en animales con respuesta inicialdesigual11. También se puede emplear el dipropionato deimidocarb en dos dosis de 5 mg/kg, con 15 días de sepa-ración entre ambas, por vía intramuscular9.

CAPÍTULO VII EHRLICHIOSIS FELINA

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