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LIBERMAN. DEL CUERPO AL SIMBOLO Segunda parte Alteraciones en el proceso de simbolización, su expresión en la construcción de la representación del cuerpo, del espacio y del tiempo. Alteraciones en el proceso de simbolización En el paciente psicosomático, el proceso de simbolización presenta un fracaso específico en su desarrollo, del que emergen estructuras simbólicas perturbadas a las que definimos como símbolo-fachada. Se debe tener en cuenta: a. Las precondiciones para el logro de funciones yoicas simbolizantes. b. El desarrollo del proceso de simbolización que podrá sufrir distintas alternativas en el devenir evolutivo. c. Cualidades de los símbolos emergentes. El logro de funciones simbolizantes (a) dependerá de la interacción entre: 1. Un aparato psíquico debidamente equipado madurativa y emocionalmente para desarrollarse. 2. Un agente materno, quien con su capacidad simbólica pueda significar los movimientos proyectivos del bebé, ofreciéndose como objeto de sostén, mediatizando el aprendizaje de la realidad humano y material. De la interacción de estas variables derivarán los logros totales o parciales del desarrollo simbólico (b). El símbolo

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Resumen sobre concepciones de Liberman acerca de la comprensión psicodinámica de los trastornos psicomoticos

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Page 1: Liberman

LIBERMAN. DEL CUERPO AL SIMBOLO

Segunda parte

Alteraciones en el proceso de simbolización, su expresión en la construcción de la

representación del cuerpo, del espacio y del tiempo.

Alteraciones en el proceso de simbolización

En el paciente psicosomático, el proceso de simbolización presenta un fracaso

específico en su desarrollo, del que emergen estructuras simbólicas perturbadas a las que

definimos como símbolo-fachada.

Se debe tener en cuenta:

a. Las precondiciones para el logro de funciones yoicas simbolizantes.

b. El desarrollo del proceso de simbolización que podrá sufrir distintas alternativas

en el devenir evolutivo.

c. Cualidades de los símbolos emergentes.

El logro de funciones simbolizantes (a) dependerá de la interacción entre:

1. Un aparato psíquico debidamente equipado madurativa y emocionalmente para

desarrollarse.

2. Un agente materno, quien con su capacidad simbólica pueda significar los

movimientos proyectivos del bebé, ofreciéndose como objeto de sostén,

mediatizando el aprendizaje de la realidad humano y material.

De la interacción de estas variables derivarán los logros totales o parciales del

desarrollo simbólico (b). El símbolo emergente (c) será producto de ese proceso, a

la vez que origen de las modalidades de transformaciones simbólicas posteriores.

Símbolo: “creación del aparato simbólico que, a través de proceso sucesivos de

discriminación, abstracción y síntesis, logra la cualidad de representatividad abstracta de

múltiples experiencias de vinculación del self con objetos humanos e inanimados”.

“un objeto capaz de representar al objeto original pero que pueda ser diferenciado no solo

de aquel sino del propio yo”

“un paquete de información que condensa en sí acontecimientos del cuerpo, de la mente

y de sucesos en el mundo exterior, con distintos objetivos, en distintos tiempos y

espacios”.

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Su valor de representante simbólico radica en su capacidad para evocar

sucesos de interacción del self con el objeto, el mundo y el propio cuerpo, diferenciados

tanto de las situaciones vinculares concretas, a las que evoca reconociendo su ausencia,

como del propio yo, que lo generó en su desarrollo.

En Melani Klein, el proceso de simbolización corresponde a la diferenciación de

los objetos de la realidad con partes del yo y del objeto, subyace a la equiparación de las

representaciones mentales del objeto interno con el objeto mismo, se genera la

recreación de imágenes del objeto (…) la ausencia del objeto no es concebida como

tal, sino como una presencia mala, se genera como una frustración, presencia dolorosa

(hambre, malestar y tensión). Por ello, el yo recurre a la “gratificación alucinatoria” en

donde se reemplaza la presencia mala (ausente) por la presencia del objeto idealizado, en

este punto, el pecho alucinado no es para el bebe una representación mental del pecho,

sino “el pecho” una imagen que ocupa el lugar del pecho simbolizado.

Todos los aspectos del objeto, todas las situaciones a las que se debe

renunciar durante el crecimiento, dan lugar a la formación de símbolos.

Los mecanismos estructurantes de identificación proyectiva e introyectiva, en

conjunción con los progresos madurativos perceptuales y motores, permitirán

transformación que llevarán al yo al reconocimiento paulatino de la diferencia yo-no yo, y

al arribo a la noción de dependencia del objeto externo con el consiguiente dolor por su

ausencia. Será el logro de la noción de ausencia, del objeto reconocido como necesitado,

lo que proveerá la necesidad de recrearlo internamente, a través de síntesis de

experiencias que se condensan y cristalizan en el representante simbólico.

A partir del logro de la capacidad simbólica, ambas realidades, interna y externa,

emergerán como mundos interrelacionados, a la vez que diferenciados por dimensiones

temporo-especificas.

Desde este mundo interno simbólico y simbolizante, el yo logrará establecer

relaciones metafóricas con el cuerpo y con el mundo externo, en tanto mantendrá la

diferenciación sin perder la capacidad de adscribirles significados emocionales propios,

derivados de su historia vincular, que son los que le otorgan sentido e incrementan la

necesidad de mantener y establecer nuevas ligazones.

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En el paciente psicosomático observamos fracasos en el logro de estos

procesos interrelacionados, de relación simbólica con la realidad y creación del

objeto interno, como símbolo para el yo. En la relación simbólica con la realidad,

carecen de capacidad para establecer vinculaciones metafóricas, tanto con el

mundo externo como con el propio cuerpo.

Objeto interno ____

“Las personas sobreadaptadas que somatizan, fijaron en su evolución temprana una

representación corporal estática de la superficie del cuerpo, que no integra en su construcción los

registros de las variaciones del interior corporal. Le corresponde correlativamente una noción de la

especialidad erigida sobre reiterados procesos de copia y ejercitación de los movimientos de los

otros”

Características:

Elementos parciales del espacio exterior, que tiene como correlatos amplias

zonas sin representación.

En relación con la temporalidad se adhieren al tiempo del reloj, cronometrado

desde afuera, más que al tiempo psicológico.

Los registros memoristas les permiten desarrollar una “fachada” de funcionamiento

simbólico. Siendo la fachada simbólica la organización mental, aparentemente

madura que presentan estos pacientes.

Cuando en el análisis se desestructura la defensa patológica (identificación

mimética), se atraviesan por las ansiedades catastróficas inherentes a la ruptura

de la simbiosis ilusoria (emergen concepciones primarias del objeto, ligadas a

experiencias persecutorias que quedaron escindidas). “Self desvalido e indefenso”.

Procesos de difusión indiscriminada entre aspectos disociados del objeto parcial y del self, tendiente a evitar la noción de diferenciación y la consecuente amenaza de pérdida (ansiedades catastróficas, se intenta recuperar el objeto obviando el proceso de duelo).

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Debido a la incapacidad para integrar experiencias fuertes de índole emocional,

estos pacientes presentan el problema de un aparato psíquico recargado de

experiencias que no logran metabolizar.

Construyen “paquetes que huellas mnémicas”, las cuales emergen en el juego,

en el relato, o en síntoma, estas no pueden ser ligadas simbólicamente por el

paciente.

Aunque…estas personas con tuvieron y tienen capacidades potenciales para

desarrollar funciones simbolizantes.

“La patología de la simbolización es el resultante de un fracaso evolutivo, referido a la

segunda serie complementaria (la madre)”

Privilegiamos como causa de la patología el específico fracaso materno para

contener y significar las identificaciones proyectivas primarias y violentas del bebé. Dicho

fracaso expuso a estos niños excesivamente sensibles al estado interno de la madre,

precozmente conflictuados por los componentes agresivos de sus fantasías primarias y

con baja tolerancia a la angustia, a estados de ansiedad catastrófica. A pesar de las

precoces experiencias de rebote y expulsión, tomaron inicialmente un camino adecuado

de simbolización. La patología vincular cuajó como patología intrapsíquica e inició el

camino fallido de la simbolización, ante la emergencia de las ansiedades melancólicas,

correspondientes al inicio de la situación depresiva infantil.

Mecanismos de defensa.

La ausencia del objeto arrojó al bebe hacia defensas extremas de desagarro, que lo

llevaron a instalar un sistema defensivo rígido, de escisión del sef emocional y corporal,

controlo obsesivo patológico de la identificación proyectiva (perdida de la funcion

exploradora de sí mismo y del otro, identificaciones proyectivas con violencia al propio

interior corporal). Negación de la realidad psíquica huida a la realidad exterior

identificaciones proyectivas miméticas. Este rígido sistema tiende a evitar y registrar el

dolor psíquico intolerable y a recuperar la ilusoria fusión con el objeto perdido

precozmente, connotó evolutivamente el inicio de la patología simbólica. El objeto

materno fue “expulsivo e impenetrables”.

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El nódulo de la patología de la simbolización de ubica entonces en el momento

en que se instala el sistema defensivo que marca evolutivamente.

1. La interrupción del proceso de simbolización iniciado adecuadamente.

La inhibición en la movilidad de las identificaciones proyectivas impidió

modificar concepciones primarias sobre el objeto, el cuerpo, el tiempo, y el

espacio, que solo podría lograrse a través de un intercambio con la realidad,

que privilegiará al cuerpo y a la vida de fantasía, como los instrumentos

óptimos de exploración.

2. El inicio de un proceso simbólico fallido.

Se inicia otro camino simbólico fallido, por la implementación precoz del

juicio de realidad que sojuzga al self emocional, unido al mecanismo de huida

al mundo externo (el bebe desconoce como fuente de información a la vida

emocional).

3. El riesgo de regresión a estados anteriores.

Al mismo tiempo, este movimiento defensivo supuso un pasaje desde una

concepción tridimensional del objeto y del propio self, como poseedor de

profundidad en interioridad, a una nueva concepción patológica, en la que

tanto el yo, como el objeto adquieren cualidades bidimensionales, devienen

superficies-fachadas, planas, carentes de interioridad corporal y emocional.

Madres:

Estos bebes al comienzo de sus vidas tuvieron carencias de experiencias

corporales en lo táctil, cenestésico, kinestésico y muscular que los privó de las

raíces vivenciales, que integradas permitieron la construcción del símbolo al nivel

abstracto.

Su madre fracasó inicialmente para ofrecerse como objeto incondicional que

permitiera al bebé ilusionarse fusionado con ella y ver su “creador” así como

fracasó en su capacidad para ser “usada” por el bebé, “tocada, exigida y

controlada”.

Estas mamás, expusieron a sus bebes a experiencias precoces de limite a través

de fenómenos de expulsión y “rebote”, a la vez que desanimaron el desarrollo

de actitudes autónomas.

Tanto la ausencia de respuesta materna significativa a los movimientos

proyectivos del bebé, como la inhibición de la actividad corporal trabaron el

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desarrollo del genuino sentimiento de autonomía y la confianza en la utilidad de la

propia actividad como medio para imponerse en el mundo interno del objeto

externo.

Lejos de llevar una discriminación autentica, esta demarcación tajante promovió

una sobreadaptación del bebé, que fracasó posteriormente ante la emergencia de

la situación depresiva.

Bebes:

En el niño “psicosomático” el juicio y el sentido de realidad se inscriben

precozmente porque parten de la aceptación pasiva de exigencias externas

precoces.

Estos bebés, en su intento de sortear las ansiedades desorganizativas de la

situación depresiva infantil (cambio madurativo), dan un salto evolutivo y se

apoderan miméticamente de datos superficiales de objeto materno.

En la relación con la realidad desarrollan estructuras que constituyen “paquetes

de huellas mnémicas” visuales y auditivas, desconectadas de sus repercusiones

corporales y emocionales.

Carecen de capacidad para usar el cuerpo como referente metafórico, de

estados emocionales. Dificultad en la capacidad expresiva para que otra persona

evoque el estado emocional por el que pasamos. Las emocionales, lejos de

registrarse, se derivan por la vía somática.

En la relación con el objeto interno, reinstalaron la creencia omnipotente de

fusión con el objeto. “se copia lo externo del objeto” (fachada), y por otra parte, el

yo pasa a ser el objeto. (ilusión de tener el objeto siempre presente).

Estos pacientes, en su intento de sortear las ansiedades depresivas están

condenados a “andar siempre de la mano” de una mamá súper presente a la

temen perder porque quedarían sin el exo-sostén (brazos maternos).

La palabra se considera un continente formal, vacio de significados emocionales y

corporales, limitan su capacidad de despertar resonancias afectivas.

Mantienen un “símbolo-fachada”, autocontinente aspurio al propio self.

(intolerables ansiedades movilizadas---regresión masiva por pérdida de

contención).

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LA REPRESENTACION DEL CUERPO

Es un símbolo que integra orgánicamente las múltiples vivencias del cuerpo en

funcionamiento en intercambio objetal, sucedidos a lo largo de toda la vida. La

transformación simbólica de las experiencias particularizadas del devenir vital permitirán

construir representaciones mentales del cuerpo, que mantienen elementos constantes

y nexos invariables, dentro de la multiplicidad de estados corporales cambiantes, en el

presente y a lo largo de la evolución.

La representación del cuerpo en movimiento; en espacios diferentes; y de la

posibilidad de incluir en el tiempo como dimensión en la que se suceden los cambios

corporales, desde los ritmos y modificaciones por estados de necesidad, tensión,

relajación, placer, hasta las modificaciones estructurales y funcionales inherentes a los

distintos ciclos vitales. “base de sensaciones diferentes sobre funcionamiento interno”

La integración de todas estas variables fuentes de experiencias en el contexto de

la relación de objeto, que es el marco en el que cobran significativo, permitirá la

organización progresiva del representante simbólico del cuerpo.

“la imagen del cuerpo” como “el esquema corpóreo”.

1. La “imagen del cuerpo” está conformado por:

a. Síntesis de imágenes de la superficie del cuerpo que dan cuenta de su

estructura y de los cambios que sufre el cuerpo a raíz de la movilidad y de su

funcionamiento, asibles a partir de la información visual.

b. Construcciones análogas acerca del estado y funcionamiento del interés corporal.

2. El “esquema del cuerpo” es una inscripción del orden de los engramas motores que

integra información acerca del cuerpo en distintas posturas y movimientos, incluido en

el espacio externo y en relación con los objetos.

Esta concepción del representante simbólico del cuerpo como configuración móvil y

plástica que integra las experiencias de un cuerpo que se modifica en las

dimensiones temporoespaciales, sufre serias perturbaciones en el paciente

psicosomático. (vinculo “rebotante” en la vinculación primaria, emanada de

estados internos).

La estructura defensiva alivia de ansiedades desorganizativas, pero impide que

estas concepciones primarias puedan pasar por los procesos de cotejo realista.

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La configuración símbolo-fachada, mantiene “huecos de representación”

referidos a la inferioridad corporal, que carece de representación, como al esquema

del cuerpo, a la integración de diversos espacios.

El fracaso en la integración del esquema se expresa clínicamente en la torpeza

que presentan para incluir en el espacio su cuerpo en movimiento.

El síntoma, es la fisura que denuncia la indiferenciación subyacente entre el

objeto externo y el interno, entre este y el cuerpo, entre el contenido hostil

vehiculizado, en la fantasía, y a través del funcionamiento de un órgano, y el órgano

mismo.

En el paciente psicosomático la construcción de la representación corporal sufrió las

mismas alternativas que el resto del proceso simbólico:

a. Se produjo una detección precoz en un proceso iniciado adecuadamente (las

primeras concepciones corpóreas permanecen disociadas del resto el self).

b. La detección del proceso, unido a la huida hacia el exterior, marca el inicio de

un proceso de simbolización fallido.

c. La necesidad de evitar ansiedades intolerables inherentes al registro del interior

corporal, connotó el riesgo de regresión hacia una concepción bidimensional.

La interacción entre un proceso de transformaciones simbólicas genuinas, que

se detiene en un momento temprano, y el inicio de un nuevo proceso fallido,

disociado del anterior, da lugar en la vida mental del paciente psicosomático al

desarrollo de dos concepciones del cuerpo rígidamente disociadas:

1. Imagen corporal fachada, que estos pacientes desarrollan, a partir del proceso

de iniciación fallido.

En estos pacientes, los aspectos persecutorios e idealizados del self y

del objeto, extremadamente disociados, han sufrido una peculiar ubicación y

distribución en la geografía corporal.

Los aspectos aceptados y sobrevalorados del self y del objeto su ubicaron

en la superficie corporal, en lo que “se puede ver” y “mostrar”, mientras que los

aspectos persecutorios y denigrados se homologaron con el interior y quedaron sin

registro. Estos vínculos destructivos enajenados en el interior corporal son los

que emergerán dramáticamente en el síntoma somático.

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Sobreadaptadas; dar a conocer una imagen ideal al cuerpo real y se

transforman en personas muy preocupadas por la apariencia e imagen corporal

“aunque su cuerpo se este viniedo abajo”.

Continente materno ilusorio, del que carece pero se adhieren con

obstinación.

Características de los pacientes: en su comunicación mímica

inexpresiva, rígida y controlada (copia de la caricatura de la madre). Pueden

presentar trastornos posturales.

2. A la corporal fachada subyacen representaciones primarias del cuerpo temido y

del cuerpo deseado.

La representación del cuerpo temido irrumpe bruscamente en la vida

mental del paciente, provocando vivencias de caos y desconcierto, cuando el

sistema defensivo rígido sufre bruscas fisuras a raíz de experiencias emocionales

intensas que el self no logra disociar. Genera un síntoma “Código somatico”. El

cuerpo deseado es el cuerpo propuesto desde el ideal del yo materno.

Madre que rebota; emergencia de una representación corporal primaria,

tridimensional, que cristalizó tempranamente y que no logró discriminaciones de

órganos del interior corporal. (Bebe se concibe como un “cuerpo bolsa” “una bolsa

que pesa” cajón de sastre “amenaza de desastre corporal”).

La madre impenetrable y que actúa como “camisa de fuerza”

permanece siempre presente, ubicada y confundida con la propia musculatura

estriada, se crea la falsa ilusión de unidad simbiótica, que reedita la presencia de

una madre impenetrable que no tolera la descarga de las emociones.

Madre mete bomba; es percibida desde la perspectiva del self infantil, por

una madre que coloca palabras como “bombas” y esto destroza el interior del

bebé.

REPRESENTACIÓN DEL ESPACIO

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La construcción del espacio es una representación símbolo que se inscribe en un

proceso con etapas sucesivas de diferenciación.

La concepción del espacio externo como dimensión abstracta que organiza la

categorización, ubicación y relación de los objetos, de la realidad entre si y respecto al

self, es un logro evolutivo tardío que abarca un proceso de desarrollo que recién culmina

en la adolescencia.

Tiene su basamento en las discriminaciones evolutivas fundantes, entre

espacios del objeto y espacios del self, como organizaciones diferenciales que albergan a

su vez espacios corporales, y espacios mentales virtuales.

Características:

En lugar de espacios temidos y deseados conectados con los espacios de

los objetos en el mundo interno, encontramos en estas personas espacios

“normatizados” y “no representados”.

Las construcciones-fachadas, intentan fijar el espacio móvil y cambiante

transformándolo en un espacio estático e inamovible, pero que constituye

por su invariancia un pseudo-sosten para el self.

La concepción del espacio como invariante es una desnaturalización de

la espacialidad, que tiene por finalidad evitar la emergencia de ansiedades

persecutorias y depresivas

La representación del espacio supone la construcción evolutiva

correlativa de un espacio externo al self y de un espacio interno, corporal y

mental.

Propio cuerpo; creador y punto de articulación desde donde parten tanto

las experiencias de movimiento y exploración como la adquisición de

significados, en todo caso, siempre resulta importante la presencia de la

madre:

o El primer espacio del bebe es un espacio bucal.

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o La piel, a través de sus tres funciones complementarias: de

contención, de límite y de contacto, es el ámbito primario de

intercambio de primordial importancia para el desarrollo incipiente

tanto de la noción de diferenciación como de unión.

o Un nuevo logro madurativo es la motricidad, se considera el espacio

de acción.

Los pacientes psicosomáticos se han visto sucesivamente perturbados en los

pasajes de una concepción espacial evolutiva a otra. Realizaron un desprendimiento

brusco del objeto y “aprendieron” rápidamente, en apariencia, a moverse por la casa, la

calle, los lugares nuevos y desconocidos.

“esta madres metieron rápidamente el cuerpo del bebé en el espacio, con una falla

importante en la percepción de la angustia señal”. “Son niños que no exigieron la

compañía materna por ausencia de registro de ansiedades fóbicas y de separación. Las

áreas del espacio, depositarias del objeto perseguidor, carecieron de representación y

perdieron su cualidad de promover y proveer tanto las experiencias temibles como

placenteras”

Dos organizaciones distorsionadas de la espacialidad que ofrecemos como

modelos:

En un grupo de estas personas el espacio es un escenario que llama

constantemente a la actividad, se arma en función de las actividades que se

desarrollan en él; es, por lo tanto, un “espacio de acción”. Cuando domina esta

acción puede acceder a espacios nuevos sin ansiedad, ya que en la medida en

que el self repite una misma postura en distintos contextos, los diferentes espacios

se organizan como si fueran un mismo y único escenario.

“esta estructura del espacio como un espacio de acción organizado por recorridos

fijos, configura un exoesqueleto equivalente a “andar siempre de la mano de la

mamá”, lo que les permite eludir a las ansiedades de separación, pero perpetua el

vinculo con un objeto exigente y desconectado de las posibilidades emocionales”.

Otro grupo de pacientes domina una concepción estática del espacio. “crean

una especie de espacio proximal propio “andar por el mundo dentro de una mamá

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que sostiene pero aísla de toda la experiencia de contacto”, espacio estático y

desprovisto de significación afectiva”.

REPRESENTACION DEL TIEMPO

El logro de la representación del tiempo supone un largo proceso que atraviesa todas

las etapas de la infancia, dificultando, por la naturaleza inasible de la temporalidad.

Cristaliza como categoría simbólica después de la adolescencia, cuando pasa a ser

concebida como una dimensión humana, con un autentico devenir, desde el nacimiento

hasta la muerte.

Será la expresión de las necesidades primarias del bebe, pautada por el ritmo

biológico que impone su anclaje en el cuerpo, lo que proveeré de los primeros elementos

constitutivos de la representación de la temporalidad. La representación del tiempo

comienza por ser así un “tiempo del cuerpo” conformado desde la urgencia “se trata del

vinculo con la madre quien otorga esa sensación de completud al bebe, y luego su

separación y la diferenciación yo-no yo”

El desencuentro y la coincidencia entre los requerimientos del bebé, por una

parte, y la presencia del objeto proveedor, por otra, establece un vacio que

abre una brecha profunda, pero fecunda, en la omnipotencia del niño.

“cuando el tiempo corporal pasa a ser tiempo psicológico”. Demora y

frustración y espera se constituyen en elementos estructurantes de la

temporalidad”. (se trata de los tiempo presencia/ausencia por parte de la

madre en la gratificación de las necesidades)

Espacio proximal; espacio de acción (noción de duración y noción de proceso

que se despliega en el tiempo).

La evitación de las ansiedades depresivas evolutivas, unida a la ilusoria

perpetuación de la simbiosis, trabó la percepción del tiempo para transcurrir,

en el que suceden cambios emocionales y corporales irreversiblemente.

Comúnmente no logran tener esta visión de la vida como proceso, tuvieron

un crecimiento acelerado. Evitar establecer contacto también con su

vulnerabilidad (concepción latente de inmortalidad), en función de ello,

expresan una negación omnipotente.

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Disociación normal entre un tiempo formal, cronometrado desde afuera

La falta de conexión con las sensaciones que parten del interior corporal y

la extrema omnipotencia depositada en la eficacia, lo privó de la vivencia de un

cuerpo con apremios que va cambiando y que presenta, en cada etapa,

nuevas exigencias y también limitaciones.

“La representación de la temporalidad pasa a tener así las características de

un símbolo-fachada. “Objeto materno revotante y tirano”

Todos estos elementos irán a conformar concepciones distorsionadas de la

temporalidad, producto del esfuerzo sobreadaptativo y de la defensa temprana.

Tres concepciones:

1. En la primera versión, la temporalidad es concebida como un devenir lineal

que debe transcurrir ininterrumpidamente, a la manera de un cronometro perfecto,

sin tropiezos. “un…debe ser”.

2. Muchas veces a través del tratamiento analítico o en momentos cruciales de la

vida de estas personas, el tiempo que hemos descripto se despoja de su

apariencia de normalidad. “sucesos se repiten, dando a conocer un tiempo

circular, en lo que debe ser o lo que debe ser nacional que ocurra”.

3. Se da con el fracaso defensivo de las dos anteriores. Alude a una temporalidad

deseada la que se recupera en la ilusoria simbiosis con la madre. esta fusión

resulta el estado ideal donde se está cubierto tanto en los embates provenientes

del interior necesitado como el exterior apremiante. “terminan siendo personas

del siempre más adelante”.