l'hospitalet, el brooklyn catalán

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TENDèNCIES EL MUNDO. DIJOUS 18 DE DESEMBRE DE 2014 VANESSA GRAELL Las calles de Barcelona fueron un museo al aire libre. En los muros de las fábricas del Po- blenou, en las medianeras de Ciutat Vella o en rincones escondidos del centro, se podía encontrar un Miss Van, un Zosen, un Xupet Negre e incluso un Banksy. Artistas de toda Europa viajaban a Barcelona para dejar su huella en la pared. Pero en 2006 el Ayunta- miento socialista aprobó una restrictiva Or- denanza Cívica que condenaba toda forma de pintura mural a vandalismo. Y la meca del grafiti desapareció de un plumazo. Mientras la Guardia Urbana multaba a artistas del spray, en 2008 la Tate de Londres consagra- ba el street art con una gran exposición que ya forma parte de la historia del arte y en la que el catalán Sixe intervino una de las pare- des de ladrillo del centro. Barcelona perdió la oportunidad de erigir- se en la capital europea del street art por la es- trechez de miras de unos políticos que no ofrecieron alternativas legales a los artistas, más allá de los cuatro muros de la plaza de las Tres Xemeneies en Paral·lel. Con o sin prohi- bición, el wild style siempre ha estado en las calles. Pero el street art se fue sofisticando, adoptó nuevos formatos y pasó de la pared al lienzo. Y ahí entra en juego la mítica Iguapop, que fue un bastión del street art de 2003 has- ta 2010, cuando la galería cerró con la exposi- ción colectiva Too cool for school (el título es un derechazo a todo lo institucional) con pie- zas de los artistas que estuvieron vinculados a ella, muchos de ellos extranjeros que escogie- ron Barcelona como lugar de residencia, cuando la ciudad aún tenía capacidad de atracción para el talento extranjero: Miss Van (la wonder woman francesa del grafiti), Cata- lina Estrada (colombiana de fantasía desbor- dante), Boris Hoppek (el enfant terrible ale- mán), Víctor Castillo (chileno que triunfa en Los Ángeles), etc. En el Born, muy cerca de la tienda y galería de Montana Colors –la marca catalana de ae- rosol, que nació hace 20 años, que hoy posee una gama tan variada como los Pantone y ha llegado a Sidney y Rio de Janeiro–, Iguapop creó un estilo, una tendencia. Y, tras su estela, muchas otras galerías –incluso las tradiciona- les– han apostado por el street art: Mis- celänea, Eat Meat, Tres Punts, ADN, N2, Mi- to, Senda, Imaginart... Pero son los colectivos Kognitif, Difusor o Rebobinart, entre otros, los que potencian a pie de calle festivales, en- cuentros y una escena permanente. El grafiti ha desbordado sus propios límites. Y ha entrado de lleno en el terreno pictórico y en el canon de las Bellas Artes. Algo que se puede ver en Swab, la feria de arte emergente estrenada en 2007, que ha supuesto un esca- parate para los artistas más jóvenes. Desde su primera edición, en Swab ha predominado el arte low brow y el surrealismo pop de aires ca- lifornianos, un estilo que tiene en Barcelona a uno de sus máximos exponentes: el prodigio- so Sergio Mora, que reinterpreta los clásicos a base de pop cañí, cierto kitsch y delirios espa- ciales. Como muchos de sus colegas, Mora tie- ne un estudio compartido en Poblenou, el ba- rrio al que se han fugado artistas y galerías de nueva creación. Desde hace unos años, Poblenou concentra la masa creativa de la ciudad, con muchos es- pacios alternativos de exhibición al estilo Ber- lín este. Como el Wynwood Arts District de Miami o el Meatpacking District de Nueva York, el barrio quiere posicionarse como refe- rente de la cultura alternativa: así ha nacido la asociación Poblenou Urban District, con sede en la galería La Plataforma (que une gastrono- mía, arte y diseño), para dibujar un nuevo ma- pa creativo. Mientras en Poblenou no dejan de aparecer nuevos y arriesgados espacios, en la tradicional milla de oro del galerismo de Con- sell de Cent y Enric Granados, las galerías tien- den a echar el cierre, sobre todo con la subida de los alquileres por la Ley de Arrendamientos Urbanos. La mítica Joan Prats ha abandonado Rambla de Catalunya y hasta Carles Taché se va a plaza Espanya. No es el caso de Jordi Bar- nadas, que hace tan sólo un año ha abierto una sucursal en Singapur –la Barnadas Huang– pa- ra poner el pie en el mercado asiático y expor- tar a los talentos nacionales. Una de sus artis- tas, la barcelonesa Vanessa Linares, inaugura este mes su primera exposición indivual en China, donde sus cuadros están triunfando por su mezcla de estética manga, fantasía natura- lista y líneas suaves. Barcelona ha sido y es ca- paz de atraer artistas de todas las latitudes, pe- ro la asignatura pendiente sigue siendo la pro- yección internacional de los suyos. DEL ‘STREET ART’ AL SURREALISMO POP Izquierda: la despedida de la galería Iguapop, con su director Íñigo Martínez, Boris Hoppek, Rai Escalé, Catalina Estrada, Leticia Martínez y Miss Van. A la derecha, una obra de Enrique Baeza presentada en la feria Swab. DOMÈNEC UMBERT SANTI COGOLLUDO SANTI COGOLLUDO JORDI SOTERAS Sobre estas líneas: Vanessa Linares en la galería Barnadas. Dcha.: los talleres para artistas en el TPK de L’Hospitalet. Arriba: Sergio Mora en su estudio y la intervención de Sixe en la Tate.

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Artículo publicado el 18 de diciembre de 2014 en el suplemento cultural "Tendències" del diario EL MUNDO, edición Cataluña

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Page 1: L'Hospitalet, el Brooklyn catalán

TENDèNCIES EL MUNDO. DIJOUS 18 DE DESEMBRE DE 2014

VANESSA GRAELL Las calles de Barcelona fueron un museo al aire libre. En los muros de las fábricas del Po-blenou, en las medianeras de Ciutat Vella o en rincones escondidos del centro, se podía encontrar un Miss Van, un Zosen, un Xupet Negre e incluso un Banksy. Artistas de toda Europa viajaban a Barcelona para dejar su huella en la pared. Pero en 2006 el Ayunta-miento socialista aprobó una restrictiva Or-denanza Cívica que condenaba toda forma de pintura mural a vandalismo. Y la meca del grafiti desapareció de un plumazo. Mientras la Guardia Urbana multaba a artistas del

spray, en 2008 la Tate de Londres consagra-ba el street art con una gran exposición que ya forma parte de la historia del arte y en la que el catalán Sixe intervino una de las pare-des de ladrillo del centro.

Barcelona perdió la oportunidad de erigir-se en la capital europea del street art por la es-trechez de miras de unos políticos que no ofrecieron alternativas legales a los artistas, más allá de los cuatro muros de la plaza de las Tres Xemeneies en Paral·lel. Con o sin prohi-bición, el wild style siempre ha estado en las calles. Pero el street art se fue sofisticando, adoptó nuevos formatos y pasó de la pared al lienzo. Y ahí entra en juego la mítica Iguapop, que fue un bastión del street art de 2003 has-

ta 2010, cuando la galería cerró con la exposi-ción colectiva Too cool for school (el título es un derechazo a todo lo institucional) con pie-zas de los artistas que estuvieron vinculados a ella, muchos de ellos extranjeros que escogie-ron Barcelona como lugar de residencia, cuando la ciudad aún tenía capacidad de atracción para el talento extranjero: Miss Van (la wonder woman francesa del grafiti), Cata-lina Estrada (colombiana de fantasía desbor-dante), Boris Hoppek (el enfant terrible ale-mán), Víctor Castillo (chileno que triunfa en Los Ángeles), etc.

En el Born, muy cerca de la tienda y galería

de Montana Colors –la marca catalana de ae-rosol, que nació hace 20 años, que hoy posee una gama tan variada como los Pantone y ha llegado a Sidney y Rio de Janeiro–, Iguapop creó un estilo, una tendencia. Y, tras su estela, muchas otras galerías –incluso las tradiciona-les– han apostado por el street art: Mis-celänea, Eat Meat, Tres Punts, ADN, N2, Mi-to, Senda, Imaginart... Pero son los colectivos Kognitif, Difusor o Rebobinart, entre otros, los que potencian a pie de calle festivales, en-cuentros y una escena permanente.

El grafiti ha desbordado sus propios límites. Y ha entrado de lleno en el terreno pictórico y en el canon de las Bellas Artes. Algo que se puede ver en Swab, la feria de arte emergente

estrenada en 2007, que ha supuesto un esca-parate para los artistas más jóvenes. Desde su primera edición, en Swab ha predominado el arte low brow y el surrealismo pop de aires ca-lifornianos, un estilo que tiene en Barcelona a uno de sus máximos exponentes: el prodigio-so Sergio Mora, que reinterpreta los clásicos a base de pop cañí, cierto kitsch y delirios espa-ciales. Como muchos de sus colegas, Mora tie-ne un estudio compartido en Poblenou, el ba-rrio al que se han fugado artistas y galerías de nueva creación.

Desde hace unos años, Poblenou concentra la masa creativa de la ciudad, con muchos es-pacios alternativos de exhibición al estilo Ber-lín este. Como el Wynwood Arts District de Miami o el Meatpacking District de Nueva York, el barrio quiere posicionarse como refe-rente de la cultura alternativa: así ha nacido la asociación Poblenou Urban District, con sede en la galería La Plataforma (que une gastrono-mía, arte y diseño), para dibujar un nuevo ma-pa creativo. Mientras en Poblenou no dejan de aparecer nuevos y arriesgados espacios, en la tradicional milla de oro del galerismo de Con-sell de Cent y Enric Granados, las galerías tien-den a echar el cierre, sobre todo con la subida de los alquileres por la Ley de Arrendamientos Urbanos. La mítica Joan Prats ha abandonado Rambla de Catalunya y hasta Carles Taché se va a plaza Espanya. No es el caso de Jordi Bar-nadas, que hace tan sólo un año ha abierto una sucursal en Singapur –la Barnadas Huang– pa-ra poner el pie en el mercado asiático y expor-tar a los talentos nacionales. Una de sus artis-tas, la barcelonesa Vanessa Linares, inaugura este mes su primera exposición indivual en China, donde sus cuadros están triunfando por su mezcla de estética manga, fantasía natura-lista y líneas suaves. Barcelona ha sido y es ca-paz de atraer artistas de todas las latitudes, pe-ro la asignatura pendiente sigue siendo la pro-yección internacional de los suyos.

DEL ‘STREET ART’ AL SURREALISMO POP

Izquierda: la despedida de la galería Iguapop, con su director Íñigo Martínez, Boris Hoppek, Rai Escalé, Catalina Estrada, Leticia Martínez y Miss Van. A la derecha, una obra de Enrique Baeza presentada en la feria Swab.

DOMÈNEC UMBERT

SANTI COGOLLUDO

SANTI COGOLLUDO

JORDI SOTERASSobre estas líneas: Vanessa Linares en la galería Barnadas. Dcha.: los talleres para artistas en el TPK de L’Hospitalet. Arriba: Sergio Mora en su estudio y la intervención de Sixe en la Tate.

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Page 2: L'Hospitalet, el Brooklyn catalán

11EL MUNDO. DIJOUS 18 DE DESEMBRE DE 2014 TENDèNCIES

EL BROOKLYN CATALÁN

LLa modernidad también se es-cribe desde la periferia. En los últimos 10 años L’Hospitalet, el Brooklyn catalán, pisa fuerte con un circuito creativo cons-truido desde la base, por los pro-pios artistas. El atípico TPK, una escuela alternativa, un lugar de creación y de difusión, lleva 37 años luchando contra los cáno-nes y la academia heterodoxa. Fundado por unos jóvenes Agustín Fructuoso y Xaro Casti-llo, recién licenciados en Bellas Artes, el TPK es el kilómetro cero de la creación más arriesgada. Ubicado en el recinto fabril Tecla Sala, con paredes de ladrillo vista de estilo ‘manchesteriano’, tiene como vecinos a la Funda-ció Arranz-Bravo, dedicada a la obra del popular escultor pero también al descubrimiento y al apoyo de artistas emergentes. Un ejemplo de éxito de la cola-boración público-privada. Eduard Arranz-Bravo, ‘enfant terrible’ de los 80, apadrina a los jóvenes creadores. En L’Hospitalet también destaca Can Freixas, histórico edificio in-dustrial (de color amarillo) recon-vertido en residencia de artistas. Desde 2007, es la sede de la Asociación Cultural de Artes Plásticas fundada por la escul-tora británica Sophie-Elizabeth Thompson (Soforbis) y la cera-mista italiana Paola Masi.

Y en 2013, en pleno polígono del Mig, entre la autopista y na-ves abandonadas, abrió Espacio 120, una galería impensable en Barcelona: 2.500 metros cuadra-dos repartidos en dos plantas, en las que se exponen más de 500 obras de 100 artistas de todas las tendencias y estilos. Hacia el Besòs, Badalona se ha consolidado como referencia en el mundo de la escultura con ta-llerBDN, creado en 2005 por Jo-sep Maria Camí: una nave espe-cializada en una disciplina que requiere de maquinaria y gran-des espacios para trabajar la madera, el metal, el plástico, la piedra...

REBOBINART

Arriba: Zabu con su mural en el Festival Ús, que se celebró en los antiguos Encants de

Glòries, y el estudio de escultura de tallerBDN. Izq.: los artistas Miquel

Gelabert, Xavier González, Eduard Arranz-Bravo y Albert Mercadé en la

fundación Arranz-Bravo de L’Hospitalet.

JORDI SOTERAS

JORDI SOTERAS

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