las tradiciones cognitivas y el mundo afectivo

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  Nuestras escuelas: la tradición cognitiva y el mundo afectivo Tradicionalmente los sistemas educativos han centrado sus esfuerzos en el área cognitiva, relegando a un plano secundario las acciones que favorecen el desarrollo afectivo y emocional de niños y adolescentes. Las corrientes psicopedagógicas contemporáneas se sustentan en una visión global del desarrollo, lo que supone privilegiar el desarrollo integral, armónico, en todas las áreas del comportamiento y el quehacer humano: intelectual, físico, ético, social, afectivo… con una acción tutorial adecuada que tiene – entre otros rasgos – una característica fundamental: se da en un campo afectivo. El conocimiento es importante; también lo es la forma en que se genera el conocimiento, también lo son las personas que han producido conocimiento y cultura. Y esto se vincula con las personas, porque la sociedad, la cultura, las costumbres, el arte, la ciencia, la tecnología son resultado - desde los albores de la humanidad -, de la acción de personas, de contribuciones personales. Esto implica no perder de vista a la persona humana, que es una sola en términos de intelecto, capacidad de abstracción, creatividad… y en términos de sociabilidad y afectividad. Todo ello se da, integralmente, en un solo cuerpo físico y tiene como sustrato a la organización corporal: el hombre es capaz de hablar, cantar, bailar… porque su biología lo hace posible. Su biología no lo

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    Nuestras escuelas: la tradicin cognitiva y el mundo afectivo

    Tradicionalmente los sistemas educativos han

    centrado sus esfuerzos en el rea cognitiva, relegando a un plano

    secundario las acciones que favorecen el desarrollo afectivo y

    emocional de nios y adolescentes. Las corrientes psicopedaggicas

    contemporneas se sustentan en una visin global del desarrollo, lo

    que supone privilegiar el desarrollo integral, armnico, en todas las

    reas del comportamiento y el quehacer humano: intelectual, fsico,

    tico, social, afectivo con una accin tutorial adecuada que tiene

    entre otros rasgos una caracterstica fundamental: se da en un

    campo afectivo.

    El conocimiento es importante; tambin lo es la

    forma en que se genera el conocimiento, tambin lo son las

    personas que han producido conocimiento y cultura. Y esto se

    vincula con las personas, porque la sociedad, la cultura, las

    costumbres, el arte, la ciencia, la tecnologa son resultado - desde

    los albores de la humanidad -, de la accin de personas, de

    contribuciones personales.

    Esto implica no perder de vista a la persona humana,

    que es una sola en trminos de intelecto, capacidad de abstraccin,

    creatividad y en trminos de sociabilidad y afectividad. Todo ello

    se da, integralmente, en un solo cuerpo fsico y tiene como

    sustrato a la organizacin corporal: el hombre es capaz de hablar,

    cantar, bailar porque su biologa lo hace posible. Su biologa no lo

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    determina, pero s, especifica aquello que es capaz de hacer.

    Entonces, cuando se plantea una dicotoma entre razonamiento

    lgico y mbito emocional, como si estas dos esferas estuvieran

    separadas en la persona, se parte de una premisa falsa.

    El mundo afectivo y Humberto Maturana

    La dimensin que tienen los

    planteamientos del Dr. H. Maturana

    para la educacin no se puede soslayar:

    cuando los profesores hablan de clima

    escolar, de enfoque ecolgico; cuando

    se refieren a la escuela como un

    espacio de convivencia, grato, amable,

    acogedor, que favorece el aprendizaje, que, en suma es un espacio

    amoroso, deben mantener coherencia entre lo que dicen y lo que

    practican: las descalificaciones a los alumnos, los gestos agrios, el

    autoritarismo con rdenes perentorias y amenazas de castigos

    estn muy lejos de promover el aprendizaje en un espacio

    acogedor. La misma observacin, an con mayor nfasis, rige para

    los padres, para la familia: en un contexto donde abunda el trato

    abusivo, descalificador, violento, amenazante no hay espacio

    relacional amoroso, no hay vinculacin propiamente humana.

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    Qu espera H. Maturana de la educacin?

    Yo espero que mis alumnos sean capaces de hacer

    cualquier cosa y sean responsables de lo que hacen, y eso exige

    que sean capaces de reflexionar sobre su quehacer. La reflexin es

    un acto que exige soltar lo que se tiene para ponerlo en el espacio

    de las emociones, y mirarlo. Si no soy capaz de asumir la actitud de

    dejar lo que tengo para observarlo, nunca podr ser responsable de

    mis acciones, porque buscar una justificacin fuera de mis

    emociones, en la pretensin de tener acceso a una realidad

    trascendente. Si miro lo que tengo puedo darme cuenta si lo quiero

    o no lo quiero, y ese acto pertenece al emocionar, no al razonar

    aun cuando hablemos de lo razonable. Para hacer algo, en cambio,

    requiero de la razn, pero no lo har sin la emocin que sustenta la

    accin que quiero realizar. La educacin se da en la convivencia; la

    emocin que funda lo social, que esa posible esa convivencia es el

    amor.

    () Pienso que es posible educar solamente si uno se hace

    cargo de la responsabilidad que uno tiene del mundo que va a traer

    a la mano en la convivencia con el otro, ya sea uno como educador

    y el otro como educando, y viceversa. Siempre es entre dos, sin

    hipocresa, sin fingir que se est con el otro en la aceptacin,

    cuando no se est. Se requiere reconocer que el amor es el

    fundamento de lo social. (H. Maturana: El sentido de lo humano. Ed.

    Hachette, Santiago, 1991).