las garras de la noche - cornell woolrich

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Publicados en diferentes revistas, recogidos en numerosas antologías yadaptadosconfrecuenciaalaradio,alatelevisiónyalcine(AlfredHitchcockyFrançoisTruffaut realizarongrandes films inspiradosensusargumentos),losrelatosdeCORNELLWOOLRICH(1903-1968)—firmadoscondiferentesseudónimos, siendoWILLIAM IRISH elmás famoso— no sólo constituyenuna original contribución a la renovación del género policíaco sino quetambiénsonpiezasyaclásicasde la literaturadesuspense.Maestroen lacreación de climas obsesivos basados en el lento despliegue de pruebascondenatorias,lavacilaciónentrelaconfianzayladuda,lacarreracontraeltiempoylaindefensiónanteelazaroelerror,Woolrichreflejaensusrelatos—ambientadosenelmarcohistóricodelaGranDepresiónestadounidense—losproblemasdeloshombresymujeresdelasociedadmoderna,atrapadosporpoderesqueescapanasucontrolydominadosporlasoledadyelmiedo.LASGARRASDELANOCHEincluyecuatronarraciones(«Tumbasparalosvivos»,«Lamarcaroja»,«Elcadáverdelapuertadeallado»y«Nuncamevolverás a ver») que ilustran adecuadamente las situaciones típicas, lostemasargumentalesylatécnicanarrativadesuestilo.

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CornellWoolrich

LasgarrasdelanocheNightwebs-1

ePubr1.0Yorik22.06.13

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Títulooriginal:Nightwebs(partI)CornellWoolrich,1971Traducción:MaríaÁngelesAledoDiseñodeportada:DanielGil

Editordigital:YorikePubbaser1.0

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Sólointentabaengañaralamuerte.Sólopretendíavencerduranteuncortotiempolaoscuridadquesiempresupevendríaainvadirmeyaniquilarme.Sólointentabapermanecervivounpocomás,cuandoyahubiera muerto. Inmerso en la luz, prolongando un poco más miestanciaentrelosvivos.

CORNELLWOOLRICH

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Introducción[1]

Fue una zapatilla vieja lo que originó todo, una vieja zapatilla de gimnasia, delonayconlasuelaflexible.Lerozóeltalónhastaponérseloencarneviva;eltalónsele infectóyeldoctor leobligóa tenerelpieenaltodurante seis semanas.Cuandoempezóaandarotravez,habíaterminadoelprimerborradordeunanovela.Asídefácil fueelcomienzo.Exceptoqueensuautobiografía inacabadaélafirmaquefueuna ictericia, no una infección del talón, lo que le tuvo inmovilizado, y que serecuperómuchoantesdequeaquelprimerborradorestuvieraterminado.¿Dóndeestálaverdadydóndeelengañodelamemoria?Nadaresulta,pues,tanfácil.

Cornell George Hopley-Woolrich nació en Nueva York el 4 de diciembre de1903, y pasó gran parte de su niñez viajando por Iberoamérica con su padre,ingeniero civil. Durante la revolución mexicana, anterior a la Primera GuerraMundial,coleccionócartuchosderifleusados—unaaficiónmuyadecuada,teniendoencuentasufuturacarrera—.Alparecer,suspadresselorepartían;vivíaenNuevaYorkduranteelañoescolarconsumadre,unamujerdelaaltasociedad,peroviajabacon su padre durante las vacaciones. No era la mejor manera de pasar por laadolescencia,y,efectivamente,dejaríaunahuellaensuvidayensuobra.

AprincipiosdelosañosveinteingresóenlaUniversidaddeColumbia,dondeunodesuscompañerosllegóaalcanzarcomohistoriadordelasideaslamismafamaqueWoolrich obtendría como escritor. JacquesBarzun asistió conWoolrich a un cursosobreliteraturadecreaciónyaotrosobrelanovela.(ImpartíaesteúltimoHarrisonR.Steeves,quienasuvezescribióunamemorablenovelapolicíaca,Goodnight,sheriff,1941). Barzun recuerda a Woolrich como una persona tímida, introspectiva,dominada ya entonces por su madre y profundamente interesada por la literatura.Woolrich debería haberse licenciado con la promoción de 1925, pero siendoestudiante tuvo lugar el incidente que le impulsó a empezar a escribir, y dejó launiversidadparadedicarsetotalmentealaliteratura.

ExistenmuypocasfotografíasdeWoolrich,perohayuninteresanteretratoverbalen el capítulo quinto de IWakeUp Screaming (DoddMead, 1941), una novela deSteveFisher,escritordeliteraturabaratacontemporáneodeWoolrich:«Teníaelpelorojo,lapielfinayblanca,lascejasrojasylosojosazules.Parecíaenfermo.Teníaunaspectocadavérico.La ropano le sentababien…Eraendeble,de rostrogrisáceoyamargado. Poseía un humor macabro. Su voz era nasal. Hablaba como si llorase.Quizá tuviera tuberculosis. Parecía demasiado frágil para resistir una ráfaga deviento».ElnombredeestepersonajeesCornell.

La primera novela de Woolrich, Cover Charge, fue publicada por Boni &

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Liverighten1926,yyaenelprimerpárrafoseadviertesuinconfundibleestilo:«Lasluces de las paredes estaban encendidas, y sobre un plato color naranja una líneaazulada, como dibujada a lápiz, aparecía suspendida, inmóvil un cigarrillo queexpiraba».Susiguientenovela,Childrenof theRitz (1927),ganóelprimerpremio,dotadocondiezmildólares,enunconcursoorganizadoconjuntamenteporCollegeHumoryFirstNationalPictures,quellevóellibroalapantallaen1929.WoolrichfueinvitadoairaHollywoodparacolaborarenlaadaptación.Hayqueseñalarqueunode los escritores de diálogos y títulos que trabajaba por aquel tiempo para FirstNational era un caballero llamadoWilliam Irish[2].Mientras estaba enHollywood,Woolrich se enamoró y contrajo matrimonio con la hija de un productor, que leabandonóalaspocassemanasymástardeobtuvolaanulacióndelmatrimonio.

WoolrichregresóaNuevaYorkyasumadre.Sepublicaronotrascuatronovelassuyas:Times Square (1929), la parcialmente autobiográfica A Young Man’s Heart(1930),TheTimeofHerLife (1931)yManhattanLoveSong (1932). Sus primerasnovelasevidencianunaprofundainfluenciadeScottFitzgerald(quesiemprefueunode los autores favoritos de Woolrich), pero al mismo tiempo son auténticamentewoolrichianas:elamoreselmotivocentraly laprosaseacercaa lapoesía.«Blairoyóelchasquidodelaluzeléctrica,yelinteriordesustrémulospárpadossetiñódepúrpura»,asíempiezaAYoungMan’sHeart.

Ademásdelasseisnovelas,Woolrichpublicó,entre1926y1932,varioscuentos,dos artículos y un serial en revistas comoCollegeHumor,CollegeLife, IllustratedLove,McClure’sySmartSet.Perodurante1933noaparecióniunasolalíneaconsufirma:laDepresiónlehabíaalcanzado.Aquelañosíescribióotranovela,llamadaILoveYou,Paris,peronopudovenderla,y,finalmente,latiróalabasura,aunquealfinal de su vida insistía en que alguien de Hollywood había leído el manuscritomientraspasabademanoenmanoyhabíabasadoenélunapelículasinautorizaciónsuya[3]. En cualquier caso, Woolrich llegó a aborrecer toda su obra anterior a lasegundamitaddelosañostreinta.«Habríasidomuchomejorsitodoloquehicehastaentonceslohubieraescritocontintainvisibleyhubieratiradoelreactivo»,comentaensuautobiografía.

Su segunda oportunidad le llegó aproximadamente amitad de 1934, cuando sededicóaunnuevomercadoyotrotipodetemas.Suprimerrelatodemisterio,«Deathsits in theDentist Chair», apareció enDetective FictionWeekly el 4 de agosto de1934.

Habíaotropacientedelantedemíenlasaladeespera.Estabaallísentado,ensilencio,humildemente,contodalaterribleresignacióndelosmuypobres.

Conestaspalabrasempezabaunanuevavidacreativa;ylomismoqueelestilodeWoolrich era ya característico, incluso en el capítulo inicial de su primera novela,

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también los temas de su primer relato de misterio resultaron inconfundiblementesuyos.LaevocacióndelaciudaddeNuevaYorkdurantelospeoresmomentosdelaDepresión, la integración de la Depresión (en este caso, sus efectos sobre losdentistas)enlaestructuradelrelato,elextravagantemétododelasesinato(cianuroenunempasteprovisional),reapareceránunayotravezensuobra.

LosotrosdosrelatosdemisteriodeWoolrichquedatande1934sonigualmentecaracterísticos.«Walls thatHearYou» (DetectiveFictionWeekly, 18/8/34) se iniciacon la invasión de lo demoníaco en la prosaica existencia del protagonista,convirtiendo su vida en una inesperada pesadilla cuando encuentra a su hermanomenorconlosdiezdedosmutiladosylalenguacortadaderaíz.«PreviewofDeath»(DimeDetective,15/11/34)tieneinterésporsuambientecinematográfico(elcineesun elemento característico deWoolrich) y otrométodo poco habitual de asesinato(prenderfuegoaunaactrizataviadaconunmiriñaque inflamablede laépocade laGuerradeSecesión).

Los diez relatos policíacos que Woolrich publicó en 1935 fueron de calidadirregular, pero de una variedad increíble; juntos expresan casi todos los temas,creenciasyrecursosqueformanelnúcleodelaobracreativadeWoolrich.«Murderin Wax» (Dime Detective, 1/3/35) es su primer intento de narración en primerapersonadesdeelpuntodevistadeunamujer.«TheBodyUpstairs»(DimeDetective,1/4/35)esunahistoriapolicíacamarcadapor labrutalidadocasionaldelapolicíayporunaresolucióndelcasoenlaquelaintuiciónpasaporserdiscernimiento.«KissoftheCobra»(DimeDetective,1/5/35)esotrorelatoenquelodemoníacoinvadelavidacotidiana,ridículoensuconcepción(elsuegroviudodelnarradortraeacasaasu nueva esposa, una sacerdotisa de serpientes hindú, con equipo instantáneo deldoctorGrimesbyRoylottytodo),peroconunaescenaculminante—puroWoolrich—enlaquesefumanunoscigarrillosenvenenados.«RedLiberty»(DimeDetective,1/1/35)seaproximaaunaencuestapolicíacaporlasimplicidaddesuargumentoyauntratamientocinematográficoporsuambientación,tanvívidamentedescrita,dentrodelaEstatuadelaLibertad—elmismoescenarioqueAlfredHitchcock,tansimilaraWoolrich en su visión del mundo y en su técnica, usaría siete años después enSabotaje—.«DarkMelodyofMadness»(DimeMystery,1/1/35),másconocidobajosu título posterior «Papá Benjamín», trata del destino de un compositor de jazz ydirectordeorquestaqueseenteradedemasiadascosasreferentesauncultovudúdeNueva Orleáns, y señala la aparición de una presencia que pronto dominará elescenario de la imaginación de Woolrich: el poder demoníaco cuya presa es elhombre.«TheCorpseand theKid»(DimeDetective,9/35),elmásconocidode losrelatosdeWoolrichdelaño1935(bajosutítuloposterior,«BoywithBody»)y,paramí,lamejornarracióndeeseaño,tratadeunmuchachoquedescubrequesupadrehamatado a su madrastra y desesperadamente trata de ocultar el crimen sacando el

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cadáverdelaciudadcosteradeJersey,dondevivelafamiliayllevándoloaunacasajuntoalacarretera,lugardesuscitas,dondeelamantedelamujerlaestáesperando.La descripción del viaje del muchacho con el cuerpo envuelto en una alfombraconstituye la primera de esas magníficas escenas realistas, sobrecogedoras por sususpense, en las queWoolrich muestra una habilidad sin par, y las implicacionespsicológicasdelahistoria(enrealidadelhijollevaalamadreensusenoyluchaporcolocarlamuertaenlacamadesuamante)sugierenalgunosdeloshorroresexistentesenlarelacióndelautorconsuspadres.«DeadonHerFeet»(DimeDetective,12/35)esunclásicodesuspenseamargoe irónicoqueestudiarémásdetenidamenteenmiapostillaal relato, incluidoeneste libro.En«TheDeathofMe»(DetectiveFictionWeekly,7/12/35)WoolrichadaptaporprimeravezuntemadeJamesM.Cain,enelque introducirá docenas de cambios a lo largo de los años: el individuo que saleincólumedelcrimenquecometió,peroescondenadoporotrodelcuales inocente.«TheShowboatMurders»(DetectiveFictionWeekly,14/12/35)eselprimerrelatodeWoolrichllenodeacciónrápida,conunargumentosumamenteendeble,peroconunritmovertiginosoyunagranprecisiónenlosdetallesdelmovimientofísico,aunenmediodeunadesenfrenadabatallaatiros,loquereflejaeldeseojuvenildeWoolrichde llegar a ser bailarín. La última narración de ese año, «Hot Water» (Argosy,28/12/35),noesgrancosacomorelato,peroaltratar,comoeselcaso,deunaestrelladeHollywoodysuguardaespaldas,proporcionanuevaspruebasdelainfluenciadelcinesobreelautor.

Afinesde1935,Woolricherayaunprofesionalde la literatura,yentre1936y1939publicóporlomenos105narraciones(detodotipodeextensión,desderelatosbreves hasta novelas cortas, si bien predominan los cuentos largos), así como dosseriales para revistas con la extensión de un libro. A fines de 1939 su nombreaparecía habitualmente en todas las publicaciones de misterio de primera calidad—Argosy,BlackMask,DetectiveFictionWeekly,DimeDetective—ytambiénenlasportadas de publicaciones de poca calidad tales como Black Book Detective yThrillingMystery,pornomencionarnarracionesenrevistasdeliteraturageneraltanbuenas como Story de Whit Burnett. Estas cientos y pico historias resultanasombrosas tanto por su unidad —es raro encontrar alguna que no demuestre eltalante, el tono y las preocupaciones inconfundibles de Woolrich— como por suvariedad. Hay entre ellas aventuras históricas sin complicaciones («Black Cargo»,«Holocaust»), intentos de humor de estilo runyonesco («Oft in the Silly Night»,fragmento central de «Change of Murder»), cuentos policíacos con efectosaterradores(«DetectiveWilliamBrown»),relatoscorrosivosdeacciónvertiginosayde violencia («Double Feature», «Murder on the Night Boat», «You Pays YourNickel»), pesadillas de horrible pánico («The Living Lie Down with the Dead»),ácidos relatos de aguda ironía («Post Mortem», la parte final de «Change of

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Murder»),narracionessencillasenqueunsagazdetectivedemuestraqueunaparenteaccidenteosuicidioesenrealidadunasesinato(«U,asinMurder»,«TheWoman’sTouch»,«ShortOrderKill»), relatosdecrimenycastigoconalusionesarealidadesajenasalmundodelaexperiencia(«MisteryinRoom913»),emocionantescarrerascontra reloj cargadas de insoportable tensión («Johnny on the Sport», «Threeo’clock»,«MenMustDie»,másconocidacomo«Guillotine»),ycaóticas tragediasdesuspenseydeterrorpresididasporpoderesparaquieneselhombreesunjuguete(«IWouldn’tBeinYourShoes»).

Alfinalizarladécada,Woolrichhabíahechosuyosalgunosescenarios—elhotelmiserable,losbailesbaratos,laceldadelascomisaríasdedistrito,elcinedebarrio—yciertostemas:lacarreracontrareloj,lacorrosióndelamorylaconfianza,elpobretipoatrapadoporpoderesajenosasucontrol.Esospoderesmaléficosquealteranlasvidasdelossereshumanostomanunagranvariedaddeformas.Puedenemanardelaspersonas, como en las historias en que un personaje se atribuye el papel de ángelvengadoryque al castigar crímenes almargende la leydestruye al inocente, bienjuntoconelculpableoen lugardeéste(«Somebodyon thePhone»,«After-DinnerStory»). Pueden ser socioeconómicos, como en las narraciones de personajesdesesperados por la Depresión («The Night I Die», «Good-bye, Mew York»). Opuedensermetafísicos,comoenesasituaciónterroríficaqueseproduceenunrelatoque, en mi opinión, es la quintaesencia de Woolrich: sólo son concebibles dossoluciones,peroningunaesconsecuenteconloshechosconocidosyambascausanladestruccióndevidasinocentes(«IWouldn’tBeinYourShoes»).Cualquieraquesealaformaqueadopten,esospoderesmaléficosdestruyen.

Leyendo los recuerdos de otros escritores, amigos de Woolrich (piensoespecialmente en el valioso testimoniode1967ThePulp Jungle del difuntoFrankGruber), se puede obtener una visión indirecta de su vida y de las fuerzas que leconsumían.

Laimagenquesenosofreceesladeunhombretremendamenteintrovertido,quevivía solo con su madre en un hotel, sin salir nunca, excepto cuando eraabsolutamentenecesario.SuvidaexteriorestuvodominadaporlaopresivafiguradeClaireAttalieWoolrichysuvidainterior,sutrabajo,reflejaenesquemastorturadosyhorribleslasrepresionesyfrustracionesqueleagobiaban.

En1940,Woolrichpublicósuprimeranovelademisterio,TheBrideWoreBlack,que ya entonces se consideró, como sigue considerándose hoy, un clásico en laliteraturade suspense.El temacentral es eldel ángelvengador: elmaridode JulieKilleen es asesinado el día de la boda en las escaleras de la iglesia y la novela vasiguiendo a la novia paso a paso mientras ésta descubre y mata, uno por uno, alconductor borracho y a sus cuatro compinches, que considera responsables de lamuertedesuesposo.ConeltiempounpolicíadelaBrigadaCriminal,llamadoLew

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Wanger,sospechadelavengadoraylasiguealolargodevariosaños.Suscaminos,finalmente, convergen en una solitaria finca campestre, y ambos se encuentranrepentinamenteenpresenciadelospoderesmaléficosdeWoolrich.Aéstasiguieron,durante los ocho años siguientes, otras cinco novelas, cada una con la palabra«Black»ensutítulo:TheBlackCurtain(1941),BlackAlibi(1942),TheBlackAngel(1943),TheBlackPathofFear (1944)y, finalmente,Rendez-vous inBlack (1948),cuyostemassonlosmismosquelosdelaprimeranoveladesuspensedeWoolrich,trazandoasílaserieuncírculocompletoquelallevadenuevoasuscomienzos.

LoscuentosylasnovelascortasdeWoolrichseredujeronuntantoennúmeroalprincipiodelosañoscuarenta—sepublicaroncatorceen1940,onceen1941,seisen1942ydiezen1943—,peroentreellosseencuentranclásicoscomo«AllatOnce,No Alice», «Finger of Doom», «One Last Night», «Three Kills for One» y«Marihuana». Parte de la energía que durante los años treinta había dedicado ahistoriasparalaspublicacionesbarataslacanalizóentonceshaciaunnuevogénero:eldeguionespara laradio.Muchosde loscuentosdeWoolricheran idóneosparaseradaptados y retransmitidos en programas como Suspense, y a veces fue el propioWoolrichquienescribióesasversionesradiofónicas.Ajuzgarporlastranscripcionesqueheoído,logróconservarenellasalgodelinigualableambienteWoolrich,apesardelaslimitacionesinherentesaestetipodeprogramaradiofónico.

Porsi todoellonofuerabastante,Woolrichsiguióescribiendootrasnovelas—demasiadas para ser publicadas bajo un solo nombre—. Woolrich enseñó elmanuscritodeunadeestasnovelasaWhitBurnett,quelehabíapublicadoalgunosdesus relatos cortos enStory, y Burnett se lomostró a su vez a los editores de J.B.Lippincott,quienesdecidieroneditarlo.PuestoqueSimon&Schuster, la firmaqueentoncespublicaba los librosde la serieBlack, teníaelderechoexclusivoausarelnombre de Cornell Woolrich, se necesitaba un seudónimo; Woolrich y Burnettencontraronuno.Decidieronutilizar el nombredeWilliam Irish. ¿Habría conocidoWoolrich a aquel oscuro escritor de títulos de la First National trece años antes,quizás en alguna fiesta de Hollywood, y llevaría grabado desde entonces aquelnombre en lo más recóndito de su mente? Si así fue, debió de olvidarlocompletamente, porque la existencia de un William Irish «auténtico» permanecióvirtualmentedesconocidahastahacepoco.

LanovelaqueLippincottpublicóbajoel seudónimode Irish fue,por supuesto,PhantomLady(1942),supremaobramaestrasobreeltemadelacarreracontrarelojparasalvardelaejecuciónalhombreinocente,peroconvicto.LasiguientenoveladeIrish,DeadlineatDawn (1944), resulta estructuralmente irritante—lamayor partedellibroesunaseriedecallejonessinsalida—,peroevocamagníficamentelaciudaddeNuevaYorkdespuésdeloscurecer,lasilenciosadesesperacióndelosquecaminanporsuscallesdesiertas,yunacarreracontrarelojparavencernoalverdugo,sinoala

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ciudadyadelantarsealamanecer.EnNightHasaThousandEyes(1945),publicadabajoelúltimoseudónimodeWoolrich,GeorgeHopley, laprolongadaevocacióndeun caos de pesadilla llega a extremos insoportables de tensión a medida que sedesarrollalahistoriadeuncándidoreclusodotadodepoderesmisteriososquepredicelainminentemuertedeunmillonarioentrelasfaucesdeunleón,ydelosfrenéticosesfuerzosde lahijadelhombre sentenciadoyde lapolicíaporevitarundesenlaceque, según ellos sospechan y esperan, fue concebido por un poder meramentehumano,Waltz intoDarkness (1947), ambientada en laNuevaOrleánsde1880, esunanoveladepocacalidad(elprotagonistamasculinoesunestúpidotangrandeyelfemenino una zorra tan despiadada que ambos resultanmás risibles que trágicos),perocontienealgunas,evocacionesobsesivasdelamorylasoledad.Laúltimanovelade Irish de los años cuarenta, I Married a DeadMan (1948), es, al igual que «IWouldn’tBe inYourShoes», la quintaesencia de las narracionesdeWoolrich: unamujer sin nada por lo que vivir, al huir de unmarido sádico, resulta herida en unaccidentedeferrocarril,laconfundenconotramujerquegozabadeunavidaplenayquemurió en el descarrilamiento, aprovecha esta oportunidad caída del cielo paraempezarunanuevavidaconunanuevaidentidad,seenamoradenuevoyesdestruidajunto con el hombre que ama. La novela culmina con una de esas paradojaswoolrichianastansumamenteterroríficasenquesólodossolucionessonlógicamenteposibles,aunqueningunatienesentidoyambasdestruyenlasvidasdelaspersonas.«Nosécuálerael juego…sóloséquedebimosequivocarnosenalgúnmomento…Hemos perdido. Eso es todo lo que sé. Hemos perdido. Y ahora el juego haterminado».

Eléxitodepúblicoycríticadelasnovelascondujoalapublicación,realizadaporLippincott, de varias colecciones de las obras cortas deWoolrich en una serie detomosconencuadernacionesdelujoyciertonúmerodelibrosdebolsillooriginalesque hoy son piezas de coleccionista. Sus relatos aparecieron regularmente en elinterminableríodeantologíasdemisteriopublicadasen losañoscuarenta.Ademásdelasnumerosasobrasadaptadasparalaradioporélyporotros,serealizaron,sóloentre 1942 y 1950, quince películas, basadas en material deWoolrich, entre ellasPhantomLady (RobertSiodmak,1944),DeadlineatDawn (HaroldClurman,1946,conguióndeCliffordOdest)yTheNightHasaThousandEyes(JohnFarrow,1948);pero casi todas ellas maltrataron desconsideradamente el original en el cual seinspiraron,ypocosepuedeencontrarenellasqueseaauténticamentewoolrichiano.

A partir de 1948 Woolrich publicó poco: tres novelas, cada una bajo unseudónimodistinto, en1950-51,yunanovelacorta a finalesde1952.Elhechodeque se le recordaraalgoaprincipiosde losañoscincuenta sedebeengranparteaEllery Queen, quien volvió a publicar en su revista muchas de las primerasnarraciones de Woolrich para publicaciones baratas, y a Alfred Hitchcock, cuya

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película Rear Window (La ventana indiscreta) (1954) da idea del potencialcinematográfico de Woolrich aunque en la película queda poco que seainequívocamentedeesteautor[4].ElsilenciodeWoolrichenlosañoscincuentaestárelacionadoprobablemente con laprolongadaenfermedadde sumadre:despuésdehaber pasado la mayor parte de su vida hundido en una intensa, casi patológica,relacióndeamor-odioconella,fueincapazdeproducirnadadurantelosúltimosañosde la vida de sumadre. Efectivamente, en varias ocasiones hizo pasar narracionesligeramente actualizadas por nuevas, engañando tanto a los editores de libros yrevistascomoalpúblico.EnlascubiertasdeNightmareyViolence,doscoleccionesderelatoscortosdeWoolrichpublicadasporDoddMeaden1956y1958,seafirmaque ambos libros incluyen dos narraciones inéditas, cuando en realidad todos losrelatos habían aparecido anteriormente en revistas; no obstante, estas coleccionesfueronmuyútilesalvolveraimprimirnosólonarracionesdetantacalidadcomo«I’llTakeYouHomeKathleen»(tituladaoriginalmente«OnelastNight»)y«Don’tWaitUp forMeTonight» (titulada originalmente «Good-bye,NewYork») sino tambiénesas insuperables obras maestras que son «Three O’Clock» y «Guillotine» («MenMustDie»).

LamadredeWoolrichmurióen1957,ypocodespuésdesumuerteaparecióelprimerlibroquesuhijopublicabadespuésdesieteaños.

A

ClaireAttalieWoolrich1874-1957

InMemoriamEsteLibro:NuestroLibro

HotelRoom (1958)esunacolecciónderelatosengranpartenopolicíacos,quetienencomoescenariounhoteldelaciudaddeNuevaYorkendiferentesperíodosdesuhistoria,desdesusprimerosañosdesuntuosaeleganciaalosúltimosdíaspreviosasudemolición.ElHotelSanAnselmoeraaparentementeunaamalgamadetodosloshotelesvictorianosanticuadosyresidencialesenlosquehabíanvividoWoolrichysumadre,ylashistoriascentradasenelhotelseñalanelcomienzodelaúltimaetapadeWoolrich,queconsisteenunsimplepuñadodehistorias,ensumayoría«narracionesdeamorydesesperación»deslavazadasehiperemotivas(porcitarelsubtítulodeunacolecciónqueWoolrichestabareuniendocuandomurió).ElmejorrelatodeWoolrichenlosañoscincuenta,aunqueconcebidoenunprincipiocomouncapítulodeHotelRoom,fueeliminadoenelúltimomomentoyaparecióindependientementeenElleryQueen’sMysteryMagazineconeltítulo«ThePenny-a-Worder».Estáincluidoenestevolumen,acompañadodeuncomentariomásamplio.

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En1959AvonpublicóBeyondtheNight,unacoleccióndebolsillodedicadaensumayorpartea las incursionesdeWoolrichenlosobrenatural.Enla introducciónseafirmaquetresdelasseisnarracionesnosehabíanpublicadoanteriormente,peroenrealidad tanto«MyLipsDestroy»como«TheLampofMemory»teníanyamásdeveinte años de existencia. La única historia realmente inédita era «The Number’sUp», un cuentecillo amargo que se encuentra entre losmejores últimos relatos deWoolrichyestáincluidoenestelibro.Elaño1959viotambiénlapublicacióndelaúltimaypeornoveladeWoolrich,DeathismyDancingPartner,enlaquevuelveatemas utilizados ya en «IWouldn’t Be inYour Shoes», «PapáBenjamín» yWaltzDarkness, pero enterrados en medio de un sentimentalismo nauseabundo. El librotratadeMari,unadanzarinadel templodeKali,diosade lamuerte,ydeMaxwellJones,undirectordeorquestade terceracategoríaqueveen sudanzaelmediodeconseguirfamayfortuna,apesardelaleyendadequeconcadaejecucióndelbailede la muerte, Kali exige una víctima. En efecto,Woolrich, con su última novela,cierra el círculo que le devuelve a las historias sentimentales que había escritodurantesusañosuniversitarios[5].

De este modo transcurrieron sus tristes últimos años. Woolrich, diabético yalcoholizado, estaba obsesionado con el miedo a ser homosexual y había perdidocontacto con la mayor parte de las escasas amistades que alguna vez tuviera: suscolegas, los escritores Michael Avallone y Robert L. Fish, sus editores FredericDannayyHansStefanSantesson,unacadémico(elprofesorDonaldA.Yatesde laUniversidad deMichigan), y unas pocas personas dedicadas a los negocios; nadiemás.NuncahabíacreídoenDios; todasuvidahabía luchadoporcreerenelamorperonadalehabíaresultadobien;ahorayanocreíanisiquieraensímismo.Avecesacudíaaunafiestallevandosupropiabotelladevinobaratoenunabolsadepapel,ypermanecíadepiesoloenunrincóntodalavelada.Lepresentabanaalguienqueledecía cuánto admiraba la obra deWoolrich y gruñía: «No lo dice en serio», y sebuscabaotrorincón.UnoscuantosrelatosnuevosaparecierondevezencuandoenelEQMM o en el Saint Mystery Magazine, todos ellos ansiosamente esperados yestudiados por aquellos que amaban su obra.Ninguno igualó la fuerza de aquellasgrandesnovelasycuentosdelosañostreintaycuarenta;lamayoríaestabanllenosdedolor,amargurayautodesprecio.

En1965sepublicarondoscoleccionesmásdesusrelatoscortos.TheTenFacesofCornellWoolrich,editadoporElleryQueen,esdegrancalidad,perosietedelosdiezrelatosincluidosprocedendirectamentedecoleccionesanteriores.EnTheDarkSideofLovesereunieronochocuentosdelúltimoperíododelautor,incluyendotres,invendiblespararevistas,queaparecieronporprimeravezenlamismacolección.Elpoderhipnóticodeldesprecioquesentíaporsímismoysuañoranzaporunpocodeamor traspasanesasnarracionesy lashacendifícilesdeolvidar,aunque lamayoría

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seanflojasdesdeunpuntodevistaobjetivo.Existendosbuenosrelatosenel libro:«TheCleanFight»,unacomparaciónchapucera,pero terrible,delDepartamentodePolicíadeNuevaYorkconlaGestapo,y«TooNiceaDaytoDie»,pequeñajoyadeamargaironíasobreelcaosylatremendainjusticiadeloquellamamosmundo.

Yanopublicómáslibrosenvidaytansóloaparecieronmenosdemediadocenamásderelatoscortos.Susaludsiguióempeorando.Selegangrenóunapiernaynohizo nada al respecto; cuando acudió a losmédicos, la gangrena estaba demasiadoavanzadaynopudieronhacerotra cosaqueamputar.Debióde imaginarque ibaamorirporquelecontólahistoriadesuvidaalcapellándelhospitalydijoquequeríavolver a la fe católica en cuyo seno le habían bautizado.No está claro si fue unaauténticaconversiónounreflejodelmiedo;losqueleconocíanmejornorecuerdanningún cambio en sus creencias después de que saliera del hospital. En cualquiercaso,permanecióaisladodetodos,confinadoenunasilladeruedas.Fueincapazdeaprenderaandarconunapiernaartificialyprobablementetambiéndeescribirnadamás.Murió de un ataque al corazón pocosmeses después, el 25 de septiembre de1968, sindejarningúnpariente.Consu fortuna,decasiunmillóndedólares, creóunafundacióncuyaadministraciónencomendóalaUniversidaddeColumbiaparaladotación de becas destinadas a estudiantes de literatura de creación. La fundaciónllevaelnombredesumadre.

II

¿PorquéesWoolrichnosólounodelosmejoresescritoresdesuspenseconlosque cuenta la historia de la literatura de misterio sino también un artista al quealgunosequiparanconPoe?QuizápodamossugerirvariasrespuestasaestapreguntabosquejandolasfuerzasexistentesenelcorazóndelmundodeWoolrich.

Idealmente,alfinaldeunanovelapolicíacaquesebasaenunproblemadeductivoformal, toda laperplejidad intelectualqueexperimentamosmientrassedesarrollabala tramahaquedadodisuelta,cadafragmentodelahistoriaharecibidosurazóndeser, ypodemosvolver atrásy contemplar todoel conjuntode fragmentos comounmosaicoracionalmentearmonioso.Deigualmodo,alfinaldeunanovelademisterioortodoxa, todo el terrible pánico que habíamos experimentadomientras la leíamosqueda disuelto, los demonios se dispersan y el mundo vuelve a presentarse sinabismos. Akira Kurosawa en su gran película Rashomon (1950) trastocó elconvencionalismo del problema formal, contando la historia de un crimen ymostrandodespuésquenoeraposibleunaexplicaciónracional.EsoesexactamenteloquehizoWoolrichenvariasocasiones;empezóporlomenosunadocenadeañosantes de la película de Kurosawa y trastocó el convencionalismo no sólo de losrelatospolicíacossinotambién,ydeformaaúnmáscaracterística,delosrelatosde

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suspense.Las historias de suspense deWoolrich no terminan habitualmente con ladesaparicióndelterror,sinoconsuomnipresencia.PorqueelmundodeWoolrichestácontrolado por poderes que se complacen en destruirnos.No les puede alcanzar labondadhumana,suscaminosnosonlosnuestros,ysomosimpotentesfrenteaellos.

LanaturalezadeldiosquedominaelmundodeWoolrichconstituyeel temademuchosdesusrelatos.EnNightHasaThousandEyes(1945)vemosesanaturalezaclaramentecontodosupoderyespantosamaldad;sinembargo,conmásfrecuencia,la vemos sólo reflejada en la naturaleza del universomismo—caótico, irracional,abandonadoalodemoníaco,comoen«IWouldn’tBeinYourShoes»yIMarriedaDeadMan. Un gráfico retrato del dios de Woolrich aparece bosquejado en «TheLightintheWindow»(MysteryBookMagazine,4/46),enelqueunsoldadoregresade la Segunda Guerra Mundial a su ciudad de origen, mentalmente trastornado.Mientras permanece de pie en la oscuridad al otro lado de la calle frente alapartamentodesunovia,preguntándosecómodecirlequehavueltoacasa,tropiezaconunabarreradeevidenciacircunstancialcuyoinevitableefectoacumulativoensumenteresultaenunaabrumadoraconviccióndequeellasehaestadoacostandoconotrohombre.EnunaescenaquerecuerdadébilmenteaOtelo,estrangulaalajoven,yluego sale de su apartamento como si estuviera en trance. Casi inmediatamentevuelveaapoderarsedeélsuneurosisdeguerraylasoscurascallessetransformanenun campo de batalla. Intenta cavar una trinchera en la acera con sus manosensangrentadas. Confunde a un solícito transeúnte con un teniente y le saluda.Finalmente le llevanalhospitalysaledeallíconvertidoenunserqueapenashaceotracosaquevegetar,esperando tansólo lamisericordiosa liberaciónde lamuerte.«Habíaqueesperar,¿quéotracosapodíaunohacer?Eralaordendeunteniente.Unteniente, al que nunca había visto, pero él lo había ordenado, así que daba igual.Habíaqueobedecer».Entoncestantoelsoldadocomoellectorseenterandequelajoven ha sido fiel, que la evidencia acumulada ha sido pura «coincidencia», y queacaban de ejecutar por su asesinato al conserje del edificio donde vivía la chica.Menosdemediapáginadespuésvolvemosaentrarenlospensamientosdelsoldado.«Nocabíamásqueserpacienteyesperar,esoeratodo.Noselepodíadiscutiraunteniente».EnvistadeloqueWoolrichnoshamostrado,noseríailógicodeducirque,unavezmás, nohayningún teniente, que, en resumen, el únicodios es el azar—excepto el hecho ineludible de que la pauta de los acontecimientos depende tanprofundamente de múltiples coincidencias que debe de haber algo más que meracoincidencia tras los acontecimientos—.Cuando el esquema es tan complejo y tanencauzado hacia un solo fin, no puede atribuirse a la casualidad: es el viejoargumentodel relojero,queenestecaso seutilizaparadeducir la existenciadeundiossinelcualseríamosmásfelices.LaúnicarespuestaposibledelasvíctimasdeldiosesladeHelenenIMarriedaDeadMan:«Hemosperdido.Esoestodoloque

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sé.Hemosperdido,hemosperdido».SegúnlavisióndeWoolrich,elmundocotidianonaturalnoesmástranquilizador

que los poderes del más allá, porque la realidad dominante en ese mundo es laDepresión. Existe muy poco dentro o fuera del género policíaco que puedacompararseconlaevocaciónquehaceWoolrichdeunpobrediabloasustadoqueviveenunapartamentomiserable,conunaesposayunoshijoshambrientos, sindinero,sintrabajoyconladesesperaciónroyéndolecomouncáncer.Seaprendemássobrelaangustiade losaños treintaen«Dusk toDawn»,«BorrowedCrime»y«Goodbye,NewYork»yotrosrelatosdeWoolrichqueenlos tratadosdehistoriasocial.Ysinembargo, esas narraciones no constituyen básicamente reportajes realistas; laDepresión funciona paraWoolrich no tanto como un hecho social brutal sinomásbiencomopartedesupropiouniversomaléfico.

Si los poderes sobrenaturales y las fuerzas socioeconómicas de la Depresiónhacendelhombre supresa, lomismoocurrecon lapolicía.Lospolicíasencuantoindividuos y el sistema policíaco como tal aparecen en docenas de relatos deWoolrich,avecescomotemacentral,otrasperiféricamente.Laimpresiónglobalquecrea Woolrich es la de un poder humano tan brutal y maligno como los oscurospoderesdearriba;son,sinduda,sucontrapartidaterrestre.Elmediodequesesirveelautorparacrearestaimpresiónconsisteenreflejarlaincreíblebrutalidaddelapolicíaylaindiferenciaporpartedetodos,incluidaslasvíctimasqueloaceptancomoalgocompletamentenatural.En«TheBodyUpstairs»(DimeDetective,1/4/35)unamujeresasesinadaylapolicíaaplicacigarrillosencendidosenlasaxilasdelmaridohastaque el hombre, a pesar de ser inocente, está a punto de confesar, ante lo cual elinspectordehomicidios,protagonistadelahistoria,decidedarleunapalizaporseruncobardequenosabeaguantar.En«Gravesfor theLiving» [6](DimeMystery,6/37)unospolicías,basándoseenunahistoriaincreíble(quedespuésresultacierta)contadaporundesconocido,llevanaunodelossuyosaundrugstoreabiertotodalanoche,expulsanalpropietarioapatadas,y leechanácidoalpolicíahastaqueconfirmaelrelato. «Murder at the Automat», «Dead on Her Feet» y esa narración aterradoratitulada«ThreeKillsforOne»tratandeunmodouotrodelabrutalidaddelapolicía;y la naturaleza del sistema en conjunto es el tema central de «DetectiveWilliamBrown»(DetectiveFictionWeekly,10/9/38),queen la superficieparece reflejarunpunto de vista nixoniano sobre la ley y el orden, pero que resulta ser una de lashistorias policíacas de Woolrich más sutilmente inquietantes. Brown es unoportunista sin conciencia que asciende en el escalafón por unamezcla de valor ycrueldad, como cuando dispara y mata gracias a su habilidad y a su suerte a uncriminalquehuíaconfundidoconungrupodecolegiales;eselproductoy,alavez,elvigorosoexponentedelviejoprincipioamericanodequesólolosresultadoscuentanyque el fin justifica losmedios.Los que noveanmás que la superficie del relato

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concluiránqueBrownquedacalificadofinalmentecomounmalpolicía,untraidoralcuerpo;perolosqueprofundicenmásenlanarraciónveránquelafilosofíadeBrowneslafilosofíadelsistemamismo.Hayunaescenaenlaquelapolicía«interroga»aunsospechosodeasesinatoyenquesereflejandeformaescalofriantelospuntosdevista de Brown: «Le tiraron al suelo a patadas, una y otra vez, de la silla en queestaba sentado y le torturaron poniéndole vasos de agua delante de los labioshinchadosysangrantes,vaciándolosdespuéslentamentesobreelsuelomientrasélseinclinaba hacia delante para beber». Brownmismo toma parte en el interrogatoriohasta que tiene «los nudillos completamente hinchados». En el punto culminanteBrown muere heroicamente en una lucha a tiros con un gánster perseguido, y suamigo,elpolicíaGreely,entregadoperolento,decidesilenciarsuconviccióndequela carrera de Brown se ha basado en acusar a un hombre inocente de asesinato yluegomatarleatirospor«resistirsealarresto».Vemos,portanto,cómolasuciedadinfiltradaenelsistemaempiezaacorroerhastaagentecomoGreely,elmejorhombredelsistema.

Woolrichnunca cambiódeopinión acercade la policía.Enunode susúltimosrelatos,«TheCleanFight»,ungrupodeinspectoresdepolicíadelaciudaddeNuevaYork,movidos por la veneración que sienten por elmoribundo comandante de supatrulla, persiguen ymatan a sangre fría a un ex policía que es sólo remotamenteresponsabledelamuertedelhijodesucompañero.Larelaciónentreelcomandantemoribundo y sus hombres se explica de forma bastante explícita en términos demisticismoracialydelFührerprinziphitleriano.Losjóvenes,losnegros,lospobresylosdisidentesnohanaprendidonadasobrelapolicíaqueWoolrichnosupieradesdehacía mucho tiempo (excepto en lo que concierne a la función política de larepresión,yaqueWoolricheraapolítico;leinteresabanlasrelacioneshumanas,nolapolíticadelpoder).

Este es, pues, elmundo al que nos vemos lanzados, y nada podemos hacer alrespecto,diceWoolrich,salvo intentarcrearunaspocas islitasdeamoryconfianzaquequizápuedanhacernosolvidar,duranteunospocosmomentos,laclasedemundoenelquevivimos.DurantetodasuvidaWoolrichquisoamaryseramado;sólounpocodeamor,aligualqueunhombremoribundoenundesiertoansiasólounasgotasde agua fresca; peronunca lo logró.Esehecho explicaprobablemente cómoyporquéevocabaelpoderdelamor,susalegrías,riesgosypesares,contantafrecuenciayconunartetanincomparableyconmovedor.

Pero el amor es tan frágil, tan momentáneo y tan escaso. En el capítulo 2 dePhantom Lady hay un pasaje siniestro en el que los hombres del depósito decadáveresestánrecogiendoelcuerpodeMarcellaHenderson.

Lapuertadeldormitoriosehabíaabiertootravez.Dentrohabíaunmovimientotorpeyconfuso.LosojosdeHendersonsedilataronyrecorrieronlentamentelacortadistanciaquehabíadesdelapuertahastalaaberturade

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arcoqueconducíaalvestíbulo.Estavezsepusodepie,conunasacudidaespasmódica.—¡No, así no! ¡Miren lo que están haciendo! Como si fuera un saco de patatas… ¡Su precioso cabello

arrastrandoporelsuelo…,ellaqueselocuidabatanto!Unasmanosloapresaron,inmovilizándole.Lapuertadelacallesecerrósordamente.Unsaquitodeperfume

llegó rodando desde la habitación vacía. Parecía susurrar: «¿Recuerdas? ¿Recuerdas cuando yo era tuya?¿Recuerdas?».

Estavezsehundióderepenteenelasiento,ocultoel rostroensusmanosahuecadas.Se leoíarespirar.Lohacíaconunritmototalmentedescompasado.Luegodejólasmanosylesdijocondesvalidasorpresa.

—Creíaqueloshombresnolloraban…yyoacabodehacerlo.

YenelúltimocapítulodesunovelainacabadaTheLoser(publicadoenformadecuentocortotitulado«TheRelease»)existeunpasajesimilarcuandoelprotagonista—probablementeunpersonajeautobiográfico—lehablaasuesposamuerta:«Sóloquierooírtuvoz.Sóloquierooírtuvozenmioído.Ditansólominombre,disóloCleve, como solías hacerlo. Dilo sólo una vez y eso será mi vida, mi tiempo, mieternidad.NonecesitoaDios.Estonoesuntriángulo.Nohaylugarparaextrañosenmiamorhaciati.Dilosólounavezmás.Sinopuedesdecirloenvozalta,diloenunsusurro.Cleve».

Puedequeesonoseaartetalcomosolemosentenderlo;lafaltadedisciplina,decontrol,quizálodescalifiquecomotal.Ysinembargo,esamismafaltadecontroldeWoolrichconrespectoalasemocionesesunelementocrucialensutrabajo,nosóloporqueintensificalafragilidadylafugacidaddelamor,sinotambiénporquerompelacómodacreencia,evidenteenalgunadelasmásimportantesobrasdelaimaginaciónhumanatalescomoEdiporey,deque,ante lanada,puededarse lanobleza.Ysi laobradeWoolrichnoesartetalcomoseentiendegeneralmente,esqueexisteunartemásalládelarte,cuyaformanoeslanovelanielcuento,sinoelgrito;yenestearteWoolriches,sindudaalguna,unmaestro.

ElprocesodelamuertedelamorestancentralenWoolrichcomoelamormismo,y adquiere su mayor fuerza cuando evoca la lenta corrosión de la duda que vaerosionando los frágiles cimientos del amor y la confianza entre las personas. Yahemos visto el tema de la corrosión en «The Light in the Window»; tema quereaparece en «IWouldn’t Be in Your Shoes», «The Red Tide»[7] y en la versiónrevisadade«LastNight»,«TwoFellowsinaFurnishedRoom»,«CharlieWon’tbeHome Tonight» y en muchos otros relatos. En la mayoría de las historias en queaparece el tema de la corrosión existe una relación muy estrecha entre los dospersonajes centrales: amantes, marido y mujer, padre e hijo, compañeros dehabitación.Secometeunasesinatooactosimilar,yunaseriedeevidenciasquevanacumulándoselentaperoinexorablementeobligan,oestánapuntodeobligar,aunodelosdosacreerqueelotroesculpable.Elsuspensesurgedellentodesplieguedelaspruebascondenatorias,delavacilaciónentrelaconfianzayladuda,ydenuestropropio desconocimiento de la verdad. Porque en varios de estos relatos la personasospechosa resulta ser inocente y la prueba condenatoria es el resultado de una

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extrañacoincidenciaounaconspiración;enalgunoselsospechosoesefectivamenteculpable;yenotrosnilaspersonasimplicadasniellectorlleganasaberjamáscuáleslaverdad.

El ladooscurodelamory lasperversionesquedeél sederivan fueronsiempretemasfavoritosdeWoolrich.Losevocaconlamismaincandescenteintensidadyelmismosentimientoqueaplicaalaevocacióndesuladomásamable.UnopiensaenMarie, de «MindOverMurder», sometiendo al hombre que ama a atrocidades depesadilla con el fin de destruir su matrimonio; en la terrorífica interacción en«Marihuana» deKingTurner, enloquecido por los alucinógenos, con su enajenadaesposa; y en esos oscuros amantes típicamente woolrichianos, los ángelesvengadores.Porquecuandoseamaaotrointensamente,eseamorpuedesuscitarunrabiosodeseodevengarunaatrocidadcometidacontraelseramado,elcualasuvezsuscita nuevas atrocidades.Así, enThe BrideWore Black una viuda, fría como elhielo, pasa años persiguiendo y eliminando a los cuatro hombres a los queerróneamenteconsideraculpablesdehabermatadoasunovioenlasescalerasdelaiglesia.EnRendez-vousinBlackunjovenenloquecidoporeldolorconsideraaunode losmiembrosdeunpequeñogrupodepersonas responsablede lamuertede suprometida;yasísededicaaintroducirseenlasvidasdecadaunodelosmiembrosdeesegrupoparadescubriraquiénquieremáscadaunodeellosyasesinaraesosseresqueridos,demaneraquelapersonaquematóasuprometidasufraeldolorqueélhaexperimentado.En«After-DinnerStory»unamargadopadrearistócratainvitaacenara todos los sospechosos del asesinato de su hijo; les tiende una mortífera trampapsicológicaque (tal comoWoolrichdeseaqueentiendael lector) carecede sentidoperoque,noobstanteyporpuracoincidencia,acabaconelresponsabledelcrimen.El implacable narrador de «I’ll Never Play Detective Again» obliga a su mejoramigo, un hombre mentalmente desequilibrado pero que aparentemente no hacometido aún ningún crimen, a que se suicide. En «Three Kills for One» y «TheClean Fight», unos policías vengativos persiguen y destruyen a aquellos a quienesodianporloquehicieronaalguienoaalgoqueellosamaban.

—«¡Lecogí!¡LlamaaMikealhospitalydilequelecogí!¡Dilequefuiyo,Cleary!¡Dilequelohiceporél!—¡Lecogí…—¡Lohiceporél!…—¡Lecogí!

III

Resulta ya un tópico decir que en la mayoría de las obras importantes de laimaginación, la forma y el contenido son inseparables (excepto en la sanguinariamente del crítico). Esta afirmación es cierta en las obras de Woolrich; cualquier

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estudio sobre cómo logró sus efectos es inseparable del análisis substantivo de suobra.Aquínosconcentraremossóloenunoscuantosaspectosdesutécnica.

Antetodo,debemosconsiderarelconceptodefaltadelógicafuncional.Resultasencillamente innegable queWoolrich es el artífice de argumentosmás chapuceroentre todos los gigantes del género. Muchos de sus relatos, incluso los mejores,abundan en increíbles coincidencias, contradicciones y hechos poco plausibles, deformaqueElleryQueen,unodesusmásconstantesdefensores,haobservadoqueunrelatodeWoolrichcontieneconfrecuenciahuecos tangrandesquepodríapasaruncamiónatravésdeellos.Eltasadorde«OrphanIce»,porejemplo,robaunborradordelamesadeunoficialdepolicíasentadofrenteaélylosacadelacomisaríacontodatranquilidad.EnelmomentoculminantedePostMortemelinspectorhacesaltarelfusibleenelsótanoenelexactoyprecisosegundoenqueelasesino,enelpisodearriba,estámetiendouncalentadordeaguaenelbañodeunamujer.Bailey,en«OneLastNight»,partiendoliteralmentedelanada,vaacumulandouna«deducción»trasotraacualmásrisibleyasombrosa,peroalfinlograuncompleto(y,segúnresulta,totalmenteexacto)retratopsicológicodelasesino.Luegoestánlasridículascoartadasde Colin Hughes en «What the Well-Dressed Corpse Will Wear», el motivoinsustancialdelaconspiracióndeScottHendersonenPhantomLadyyotrasdecenasdeejemplosquecualquierlectoratentodeWoolrichpuederecordar.YsinembargotodoestedesaliñoconstituyeunrequisitoprevioparaunodelosmayoreslogrosdeWoolrich: su habilidad, patente en sus mejores obras, para conseguir quecoincidencia, contradicciónyhechospocoplausibles sirvanpara expresar sunegravisióndelavida.Unartíficecuidadosonopodríahaberconcebido«IWouldn’tBeinYourShoes»,niIMarriedaDeadMan,dondenosenfrentamosconelhechodequeno existe ninguna explicación válida que aclare todos los acontecimientos, y, porconsiguiente,conlafaltatotaldesentidodeluniverso.Ningúnescritordeargumentosverosímiles podría haber revelado las características del dios que rige su mundocreandoelhilodecoincidenciasentrelazadasqueimpulsanalsoldadode«TheLightintheWindow»acreerquesunoviahaestadoacostándoseconotrohombre.Ningúnnarradordeprobadacompetenciapodríahaberevocado la fanáticaansiade justiciade Eric Rogers en «Three Kills for One» haciéndole que prosiguiera, contra todalógica,sucruzadadurantetresañossinmediosdesubsistencia,comosisuansiadejusticia fuera todo el alimento que necesitara.Los escritores del teatro del absurdonoshanfamiliarizadoconelhechodequeunahistoriasinsentidoeslomásidóneoparareflejarununiversosinsentido,peroWoolrichlosabíayactuóbasándoseenesemismoprincipiomuchoantesdequeellosalcanzaranlafama.

Lasiguientefacetadesutécnicaquevamosaconsideraressufebrilemotividad.Woolrichadoptabaavecesenpúblicolamáscaradeundurogallitoburlón,peroenrealidadtodasuvidavivióconlosnerviosentensión.Ningúnhombredotadodeuna

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sensibilidad normal podría haberse proyectado a sí mismo tan completamente enmujeres comoBrickydeDeadlineatDawn,LizzieAintreede«DeathEscapes theEye» y Helen de I Married a Dead Man. Ningún hombre que no estuvierainsoportablementesoloyasustadopodríahaberevocadolasoledad,ladesesperaciónyelmiedodeformatanpoderosa,comoenlafamosaoracióndeBrickyaunrelojenelcapítulo4:27deDeadlineatDawn:«Oh,RelojdelParamount,quenopuedoverdesdeaquí,lanocheseacabayelautobúsestáapuntodeirse.Déjamevolveracasaestanoche».Ocomoenesteotropasajedelmismocapítulo:

Elladiomediavueltayavanzóporeltristepasillodébilmenteiluminado,siguiendounatiradealfombraquepermanecíaaúnenteraporpuraobstinacióndelesquelético tejido.Ibadejandoatráspuertasoscuras,olvidadas,inescrutables;sólomirarlasbastabaparasentirescalofríos.Laesperanzalashabíaabandonadoa todasellasyaquienescruzabansuumbral.Erantansólounahileramásdeoficioscerradosenesegigantescopanalqueeslaciudad.Lossereshumanosnodeberíantenerqueentrarporesaspuertas,nodeberíantenerquepermanecertrasellas.Lalunanoentrabaallí,nilasestrellas,ninada.Eranpeoresqueunatumba,porqueenéstalaconcienciaestáausente. Y Dios, se dijo ella, nos destinó a la tumba a todos nosotros; pero Dios no ordenó que hubieramadriguerassemejantesenunhoteldeterceraclaseenlaciudaddeNuevaYork.

Woolrich fue mucho más que una víctima de sus más negras emociones; lascomprendióy,ensusmejoresmomentos,supocómotransformarlasenarte.

Esa emotividad febril que le da unaviolenta tensiónde pesadilla a lasmejoresobrasdeWoolrich tienesucontrapartida físicaenun inventomuycaracterísticodeeseautor,lacarreracontraeltiempoylamuerte.AltitularelcapítuloIdePhantomLady «Ciento cincuenta días antes de la ejecución» empieza, antes incluso de queMarcellaHendersonseaestrangulada,acontarlosdíashastallegarfinalmenteaaquelenquemuereelectrocutadoelmarido inocentede lavíctima.Utilizandoesferasdereloj en vez de títulos o números de capítulos en Deadline at Dawn hace quesintamosenloshuesos,aligualqueQuinnyBricky,lainevitablellegadadeltemidoamanecer. En «Johnny on the Spot», «Three O’Clock», «MenMust Die» y otrashistorias de carreras contra el reloj, utiliza el paso de los segundos previos a ladestruccióndelprotagonistaparacrearunaatmósferaqueresultacasiinsoportable.

HayunaslíneasdifícilesdeolvidarenWaltzintoDarkness:

Yderepente,undía,lasoledadacumuladaenquinceaños,ycontenidahastaentonces,leabrumótodadeunavez,leinundó,ybuscóacáyallá,casisumergidoporelpánico.

Cualquier amor, viniera de donde viniera, a cualquier precio. ¡Pronto, antes de que fuera demasiado tarde!¡Cualquieramorcontaldenoestarsolomástiempo!

Ese hombre eraWoolrich y es cada uno de nosotros, y ese concepto es lo queconviertealacarreracontraelreloj,noenunbrillanteartificioparamantenernosalbordedelasiento,sinoenunaparteorgánicadeluniversodelautor.

La caracterización y el punto de vista son los últimos elementos demétodo aconsiderar.ElmodoenqueWoolrichretrataalagenteatrapadaenesassituacionesde

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pesadilla formaparte del terror de las situacionesmismas, y, almismo tiempo, lassituacionesenqueseencuentranatrapadossuspersonajessonvitalesparaelretratodeéstos.PorqueenciertomodohaymuypocosmalvadosenlaobradeWoolrich:siunoamaonecesitaamor,y lohaperdido,o siunoestáalbordede lamuerteo ladestrucción, Woolrich está con él; de hecho se convierte en esa persona, sinimportarleloquehayahecho.Inclusoenunahistoriatanincreíblementetontacomo«TheMystery of the Blue Spot» (Detective FictionWeekly, 4/4/46), al exponer laverdadWoolrichcambiarepentinamentedelpuntodevistadel investigadoraldelaasesina, que mató porque había perdido a su amor, y que ahora se suicida. Perotambiénensusobrasmáslogradasnoshaceidentificarnosconpersonajesdedistintamoral.Nosmantienesentados,atados,amordazadosyparalizadosconPaulStappenelsótanodelacasadeéste,mientrasquelabombaderelojeríaqueelpropioStapphacolocadoyqueahoranopuedealcanzarseaproximamásymásconsutictacalastresenpunto.Noshacecontar losminutosconelasesinoRobertLamonten«MenMustDie»mientras el verdugo, estúpidamente envenenado pero sin sentir aún losefectosdelveneno,seacercacadavezmásalaprisiónparadecapitaraLamont.NosmetedentrodelapieldeKingTurnes,enloquecidoporladroga,en«Marihuana»,deRichard Paine, enloquecido por la Depresión, en «Murder Always GathersMomentum»,ydeJohnnyMarr,enloquecidoporeldolor,enRendez-vousinBlack,ynoshacecompartirlosúltimosmomentosdelasesinoGatesen«ThreeKillsforOne»cuando el frío capuchón de acero cae sobre su cabeza y dice con voz cansada,«Helen,tequiero»,sólounsegundoantesdequelacorrienteleachicharreenunadelasescenasmásinquietantesdelaobradeWoolrichyunadelasmejoresclavesparacomprenderalhombre,sumundo,sumododecrearysusansiasdeamar.

AlfredHitchcockfilmóunrelatodeWoolrichen1954yotroen1957.Luego,en1960,hizoPsycho(Psicosis),transformandounanovelabuena,peronoexcepcional,enunadelaspelículasmáscompasivas,salvajesyapremiantesjamásrealizadas;unaobra inagotable que puede verse una y otra vez y cada vez se comprende mejor.MerecelapenaestudiardecercaalgunosdeloslazosqueunenaWoolrichconlamásperturbada y perturbadora de las creaciones de Hitchcock, el Norman Bates dePsicosis[8].Tantoelunocomoelotroestuvierondominadosporsusmadrestodasuvidayaúnmuchodespuésdelamuertedeéstas;ambossevieronatrapados—porlascircunstancias que les rodeaban, sin culpa ninguna por su parte— en condicionespsicológicas sumamente lamentables; ambos estaban dotados de (¿o condenadospor?) una inteligencia discreta pero penetrante que les hacía profundamenteconscientes de la trampa en que se hallaban ellos y todos los demás hombres. Ladiferencia entre uno y otro es que Norman Bates no tiene más alternativa quetrasladarsuspesadillasalarealidad;Woolrichporelcontrariotuvolacapacidaddesoportarsuvidasoloy,hundidoensuinfiernopersonal,darleformaenunaobraque

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deberíanleerlosteólogosparacomprenderquéesladesesperación,losfilósofosparaentenderelpesimismo,loshistoriadoressocialesparaanalizarlaDepresión,ylosquesepreocupanporlossentimientosdelhombreparaexperimentaratravésdeélloquesignifica estar completamente solo. En lo que concierne a los simples lectores, leseguirán leyendo mucho después de que nuestros nietos no sean más que polvo,porque emocionará y obsesionará a nuestros descendientes como lo ha hecho connosotrosynuestrospredecesores.Woolrichestámuertoperovive.Nossobreviviráatodos.

FRANCISM.NEVINS,JR.

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Tumbasparalosvivos[9]

—Allí está —susurró el sepulturero, apartando el seto de forma que los dosdetectivespudieranmiraratravésdeél—.Estaeslaterceraquehaprofanadodesdeque les telefoneé a ustedes. Temía que si saltaba sobre él yo solo se me pudieraescapar antes de que ustedes llegaran. Tiene una pistola, ¿la ven ahí, junto a latumba?

Susensacióndeimpotenciaresultabacomprensible;nosóloeraancianoyflaco,sinoquetodoéltemblabadenerviosismo.Unodelosdetectivesqueestabajuntoaéldesenfundólapistola,quitóelseguroconelpulgarylamantuvoenelairepreparadaparadisparar.Elqueestabaalotroladosacóconmuchocuidadounasesposasdelapretinaprocurandoquenoentrechocaran.

Cruzaron una mirada por encima de la encorvada y temblorosa espalda delvigilante,paracomprobarcadaunosielotroestaba listoparasaltar.Asintieron losdosimperceptiblemente.Conungestoindicaronalasustadoguardiánquesequitarade enmedio.De pronto se irguieron y se lanzaron simultáneamente a través de laaberturadelseto,enmediodeungrancrujirysilbardehojas.

La figura, hundida hasta las rodillas en la tumba, dejó de arañar y excavar, yextendióunbrazohaciaelrevólvercolocadojuntoalborde.Elenormezapatodeunodelosinspectoresloaplastó,sujetándolocontraelsuelo.

—Quieto—dijo,colocandosupistolaaescasaspulgadasdelacaradelindividuo.Unalinterna,colocadaenequilibrioamododeteedegolfsobreunmontóndetierrarecién excavada, proyectaba una luz tenue y fantasmagórica sobre la escena.Algomáslejos,alaizquierda,otradelastumbasprofanadaspresentabaunasuperficieconsurcosdetierraenvezdeestartotalmenteplana.

Lasesposasentrechocaroncerrándoseprimeroalrededordelamuñecamanchadadetierradelprisionero,luegoalrededordeladelinspector.Lesacarondelapequeñafosa que había excavado, hundiendo en ella los brazos, como si se tratara de unpedazodecarroña.

—Sabíaquevendrían—dijo—.¿Dóndelahanpuesto?¿Dóndeestá?No contestaron, entre otras cosas porque no le entendieron.No tenían por qué

entender losgalimatíasdeunmaniático.Tampoco lehicieronningunapregunta.Alparecerpensabanqueesonoformabapartedesutrabajoenaquelcaso.Habíanidoadetenerle,lohabíanlogradoyselollevabanconsigo…esoeratodoloqueleshabíanmandadohacer.

Unodeellosseagachóparacogerelrevólveryselometióenelbolsillo;cogiótambiénlalinternaylaapagó.Deprontoelcuadrosetornóazul-negro.Sedirigieron

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conélhacialasalidadelcementerio,conelvigilantesiguiéndoleslospasos.Alotro ladodelaverjahabíauncochepatrullaesperando;sentaronaldetenido

dentro, en medio de los dos, le dijeron al guardián que se presentara sin falta enJefaturaporlamañanaysealejaronruidosamenteconél.

Sólodijounacosamás,porelcamino.—Noteníanquerobaruncochepatrullaparaimpresionarme,sémuybienqueno

soninspectoresdePolicía.Atravesaron las oscuras calles de la ciudad con el rostro impasible, uno a cada

ladodeél,comosinolehubieranoído.—Demonio—gimióconamargura—.¿CómopuedeelSeñordarformahumanaa

serescomoustedes?PareciósumamentesorprendidoalvereledificiodeJefatura,conelglobodeluz

verde a la entrada.Cuando le llevaron ante unamesa, con un teniente uniformadosentado tras ella, su consternacióneraya evidente.Parecía incapazde creer loqueveían sus ojos. Luego, cuando le condujeron a una habitación interior, y entró uncapitán de la Policía para interrogarle, nadie pudo dudar que su asombro fuerafingido.

—¡Ustedes…sonpolicíasdeverdad!—susurró.—¿Quécreíaqueéramos?—quisosaber—cáusticamenteunodelosinspectores

—.¿ChicosdelCCC?[10]

Miróasualrededorsincomprender.—Creíqueeran…ellos.Elcapitándiocomienzoasutarea.—¿Quéesloquebuscaba?—preguntósecamente.—Aella.Aminovia—secorrigió—,alachicaconlaqueibaacasarme.Elcapitánsuspiróimpaciente.—¿Esperabaencontrarlaenelcementerio?—¡Oh, ya sé!—exclamó con amargura el hombre que tenía ante sí—. ¡Ya sé,

estoyloco,esoesloquevaadecir!Acudíaustedesenbuscadeayuda,porpropiavoluntad,antesdequeestoocurriera…yesoes loquepensaron tambiénentonces.HabléconMercer,enlaComisaríadelaPaplar,ayerporlamañana.Medijoquemefueraacasaynomepreocupara.

Surisaerahorrible,agria,enloquecida.—¡Basta, cállese! —el capitán se echó hacia atrás sin poderse controlar, aun

cuandolesseparabaelanchodelamesa.Volvióacogerelhilodesuinterrogatorio—. Acaban de detenerle en el cementerio de los Cedros del Líbano, mientrasprofanaba unas tumbas. El vigilante del cementerio del Sagrado Corazón nostelefoneó tambiénestanocheparadecirnosquealhacer su rondahabíaencontradovariassepulturasvioladas.¿Fueustedtambién?

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Elhombreasintióvigorosamente,sinvergüenzaalguna.—¡Sí!Yheestadoenotrosdos,desdeelatardecer,enlasColinasdelCiprésyen

uncementerioprivadofueradeloslímitesdelaciudad,haciaEllendale.El capitán se estremeció involuntariamente. Los dos inspectores del fondo

palidecieronunpocoeintercambiaronunamirada.Elcapitánexhalólentamenteelaireacumuladoensuspulmones.—Ustednecesitaunmédico,joven—suspiró.—¡No,nonecesitounmédico!—lavozdeldetenidosealzócomounalarido—.

¡Necesitoayuda!¡Simeescucharaymecreyera!—Leescucharé—dijoelcapitán,sincomprometerseaaccederalosotrosruegos

—. Creo que entiendo lo que ocurre. Dice que era su prometida. Estaría muyenamorado,porsupuesto.Laimpresióndeperderla…fuedemasiadoparausted;lehadesequilibrado temporalmente.A juzgar por sus ropas… lopocoquepuedover deellasbajoesaacumulacióndemohoy tierra seca,ypor elhechodequedejarauncocheaparcadocercadelaentradaprincipaldeLosCedrosdelLíbano…sumóvilnofue el robo.Mis hombres, aquí presentes,me han dicho que llevaba usted encimaunossetecientosdólarescuandoleapresaron.Enloquecidoporeldolorysinsaberloquehacía,selanzóporsucuentaabuscarla,¿noesasí?

Elhombreparecíaatormentado,distraído.—¡Nomedigacosasqueyasé!—suplicóroncamente.—Pero en primer lugar, ¿cómo es que no sabía dónde estaba sepultada? —

prosiguióelcapitánconecuanimidad.—¡Porquelaenterraronsinautorización…ensecreto!—¡Si pudiera demostrarlo…!—el capitán se irguió ligeramente en su asiento.

Volvíanasuterreno—.¿Cuándolaenterraron,tieneidea?—Estatarde,pocodespuésdelapuestadelsol…¡haceyamásdeseishoras!Y

nosotrosaquí…—¿Cuándomurió?Elhombreapretólospuños,loslevantóangustiadoporencimadesucabeza.—¡No…hamuerto! ¡No entiende lo que intentodecirle!Yace en algunaparte,

bajolatierra,enestamismaciudad,enesteprecisomomento…respirandotodavía.Se produjo una quietud sofocante, como si de pronto la habitación se hubiera

llenadodealgodónenrama.Resultabaunpocodifícilrespirarallídentro;almenosesocreíanlostrespolicías.Sepodíaoírelesfuerzoquelescostaba.

—Sosténganlo—dijoelcapitán,pasándoselentamentelamanoporlabocacomoparaapartaralgunainvisibleobstrucción—.Leescucho—dijoluegoalhombrequesosteníanlosdosoficiales.

***

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Paraentendermetendránqueretrocederquinceaños,a1922,cuandoyoteníadiezaños.Yaunasí,quizásepreguntencómounacosasemejante,porhorriblequefuera,pudoenvenenartodamivida…

Mi padre era un veterano de guerra. Sufrió un tremendo shock nervioso en elArgonne, debido a la explosión de un proyectil, y durante mucho tiempo en elhospitalmilitarderetaguardiacreyeronquenoibanapodersacarleadelante.

Perolohicieron,yfinalmentelemandaronacasaconnosotros,conmimadreyconmigo. Yo sabía que no se encontraba bien, y que no debía hacermucho ruidoalrededor suyo, eso era todo. Los otros, mi madre y los médicos, sabían que suscentrosnerviososhabíanquedadodestrozadosparasiempre;peronoimaginaronqueleacechabaunalentaparálisis.Nohubosíntomasdeello,ningúnaviso.Deprontoleatacó como un relámpago. Los centros nerviosos dejaron de funcionar en lodo elcuerpo.«Muerte»,lollamaron,cometiendounterribleerror.

Yono le teníamiedoa lamuerte…todavía.Sisólohubierasidoeso,nohabríapasadonada;unmesdespuéslohabríasuperado.Peronofueasí…

Supensióndelgobiernoera loúnicoquehabíamos tenidoparavivirdesdequevolvió.Nopodíapensarentrabajardespuésdeloquelehabíahechoaquelobúsqueexplotóapocasyardasdeél.Mimadretampocopodíatrabajar;mipadrenohubieratenidoanadiequelecuidara.Portanto,nohabíadineroconelquesepudieracontar.

Mimadre tuvoqueaceptaralprimerempresariodepompasfúnebresquequisoencargarsedelentierro.Ytuvosuertedeencontraraalguienquequisierahacerloporla mísera cantidad que alcanzó a reunir. El irresponsable estafador que consiguiófinalmentedesprecióenunprincipiolasumaqueseleofrecía;huboquerogarleparaquesehicieracargodelcuerpo.Mientrastantoelforense,abrumadodetrabajo,habíahechounapresuradoreconocimientorutinario;dictaminóque lacausade lamuerteera un coágulo de sangre en el cerebro debido a sus heridas, y rellenóconvenientementeelcertificadodedefunción.

Noleprepararoncomoeradebidoparaenterrarlo.Si lohubieranhechoaquellonohabríasucedido.Esosindeseablesdelafunerariadebieronolvidarsedeélmientrasatendían a otros casos más lucrativos, hasta que se dieron cuenta de que no lesquedaba tiempo para hacer su trabajo. Y suponiendo fríamente que, en cualquiercaso,nadienotaríanunca ladiferencia, secontentaronsimplementeconarreglar suaspectodeunmodoprecipitado,poniéndolesumejortrajeyquizádándolealrostroun rápido afeitado en el últimominuto.Luego lemetieron en el ataúd, intacto, talcomoestaba.

Quizánuncanoshubiéramosenterado,denoserporquemimadrenopudosaldarni siquiera el primer pago mensual de la tumba y los empleados del cementeriodieronordendeexhumarelataúdytrasladarloaotraparte.Yonosésialgoprovocósus sospechas o si la caja era de tan endeble construcción que se abrió

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accidentalmente cuando intentaron trasladarla. Sea como fuere, el caso es quehicieronunhorribledescubrimiento,yrápidamentellamaronamimadreparaquesepresentara.DieronpartetambiénalaPolicía.

Creyendoque la llamada teníaqueverconeldineroquedebía,ellase lopidióangustiadaaunusurero,unodelosmásconocidosenesenegocio,yenmalahoramepermitióquefueraconellaalcementerio.

Encontramos el ataúd abierto sobre el suelo, a la vista de todos, y a variosoficialesdePolicíaagrupadosasualrededor.Laapartaronaunladoyempezaronainterrogarla, en voz baja para que yo no pudiera escucharles. Pero no necesitabaoírles,porqueteníalaevidenciaantemivista.

Teníalosojosabiertoscomosimirara;peronovacíosdeexpresión,comohabíanestado la primeravez, sinodilatadospor el horror, ensanchadoshasta lo indecible.Eranojosquehabíanintentadoenvanotaladrarlaoscuridadinfernalquehallaronasualrededor.Susbrazosyanoestabanextendidosalolargodeloscostados,sinoqueaparecían curvados como garras por encima de su cabeza, con las uñas casidesprendidasafuerzadearañaryrasparinútilmentelamaderaqueleaprisionaba.Elacolchado blanco del interior del ataúd estaba cuajado de manchas marrones quehabían tenidoel rojode lasangrevertidapor laspuntasde losdedosmagulladosyheridos.Decadaunodeellosemergíancomopúasdepuercoespínastillasdemaderadelacarainteriordelatapadelféretro.Yaúnhabíaenéstamássignosdelatores:unenmarañamiento de incisiones, algunas como pequeños canales, contra las que sehabían desgastadounas uñas sangrantes. Pero la caja había resistido, sólo se habíarotoentonces,alsubirlavariassemanasmástarde.

La voz de uno de los oficiales de Policía penetró mis sentidos entumecidos;parecíavenirdesdemuylejos.

—Esehombre…suesposo…—ledecíaamimadre—fueenterradovivo,yseasfixió lentamente hasta morir… tal como usted le ve… en su ataúd. ¿Quieredecirnos,sipuede…?

Peroellacayóasuspiesconundesvanecimientomortalsinemitirunsolosonido.Afortunadamente su agonía fue corta.Yo,que sería el quemás sufriría de losdos,permanecíallíhelado,aturdido,sinproferirunaqueja,sinllorartansiquiera.Lesdebíparecer demasiado estúpido o demasiado pequeño para entender por completo elsignificadode loqueestábamosviendo.Siesopensaron, fueelmayorerrordesusvidas.

Volví con ellos y con mi madre a casa, sin decir palabra. Me miraron concuriosidadunaodosveces,yoíaunodeellosdecirenvozbaja:

—Nolohaentendido.Mejor.Unsustoasíseríasuficienteparatraumatizaraunniñodeestaedad.

¡Que no lo había entendido! Estaba totalmente helado pero ellos no lo

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entendieron;unacamisadefuerzadehorrorgélidomedeformabapordentro.Entoncesmimadrerecobróelconocimientoy—sóloporunmomento,antesde

queel largoanochecer secerniera sobreella—la razónyel juicio. Interrogaronalforense,pidieronyexaminaronelcertificadodedefunción,ydecidieronqueniellaniéleranresponsablesdeloocurrido.Ellalesdioelnombredelempresariodepompasfúnebresencargadodelospreparativosdelentierro,ysedioordendearrestocontraélysusayudantes.

El destino fue bueno conmimadre y no sufriómucho tiempo.Aquellamismanoche se volvió irremediable, incurablemente loca, y antes de una semana laingresaron en un manicomio. La naturaleza le había proporcionado la salida mássencilla.

Yo no escapé tan fácilmente. Como era de esperar, hubo una breve etapapreliminar, de terror infantil conpesadillas ymiedo a la oscuridad, pero eso acabópronto.Luegoduranteunañoodoscreíhabersuperadodefinitivamenteaquelhorror.Almenosloolvidéunpoco,nopensabaincesantementeenello,nocheydía.Peroelsubconsciente no olvida, no puede olvidar una cosa semejante. Sólo una segundaimpresión de igual intensidad y delmismo carácter podría curarlo: combatiendo elfuegoconelfuego,porasídecirlo.

Volvióainvadirmeenlaadolescencia,ydesdeentoncesyanuncameabandonó.Porelcontrario,empeoróamedidaqueeltiempopasaba.Quieroqueentiendanquenoeramiedoalamuerte;eramiedoanomoriryaquemeenterrarancreyendoqueestabamuerto.Enotraspalabras,quemeocurrieraamíalgúndíaloquelepasóaél.Eramásfuertequeunsimpletemor,llegóaserunaobsesión,unafobia.Measaltabauna y otra vez en mis sueños, y me despertaba temblando, sudando al pensarlo.¡Enterrado vivo! La muerte más horrible que imaginarse pueda resultaba fácil ypreferiblecomparadoconeso.

Atraídoporaquellomismoquetemía,visitabaconfrecuencialoscementerios,mepaseabaentrelastumbas,leyendolasinscripciones,ymedecíatemblando:«¿Estaríaél—oella—realmentemuerto?¿Cuántasveceshabráocurridolomismo?».

Avecesmetropezabainesperadamenteconunentierroqueseefectuabaenesteoaquelrincóndelcementerio.

Temblaba, pero me aproximaba involuntariamente para ver y oír, y aquellainolvidableescenaantelatumbademipadrecruzabacomounrelámpagomimentecontodasuprístinaintensidadyhorror.Entoncesdabamediavueltaycorríacomosien esemomento y lugarme sintiera en peligro de ser arrastrado vivo a esa tumbaexpectantequeacababadever.

Pero un día, en vez de salir corriendo, experimenté el deseo opuesto. Avancéirresistiblementeatraídoporlaideadeprovocarunaescena,unescándaloenmediode la presencia solemne de los circunstantes. O, por lo menos una desagradable

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interrupción.Estabanapuntodebajarelataúd,cubiertodeflores;elcortejofúnebrerodeaba

reverentelatumba.Casisindarmecuentadeloquehacía,meabrípasoaempujoneshastallegaralbordemismodelafosaygrité:

—¡Esperen!¡PoramordeDios,asegúrensedequeestámuerto!Todossequedaronensilencio,asombrados,yretrocedieronasustadosmirándome

incrédulos.Lalecturadelritualseinterrumpióbruscamente,yelclérigoqueoficiabapermaneció con el libro en las manos observándome con los ojos entreabiertos atravésdeloscristalesdesusgafas.Inclusosedetuvolabajadadelataúd,quequedóladeado, balanceándose sobre la fosa, medio dentro, medio fuera. Algunas de lasfloresseescurrierondelatapaycayeron.

Al darme cuenta del escándalo que había creado, di media vuelta y me alejétropezando,tanbruscamentecomohabíallegado.Nadieintentódetenerme.Yalejosdesuvista,mesentéenunbancodepiedratrasunsetodelaurelyhundílacabezaentrelasmanosatormentadamente.¿Meestabavolviendoloco?¿Cómopodíahaberhechotalcosa?

Pasóunamediahora.Oíel ruidode losmotoresalarrancaruno trasotroen lacalzadafueradelrecinto,ypenséquesehabíanmarchadotodos.Unminutodespuésoí unos pasos ligeros en el sendero de gravilla que tenía delante, y alcé la vistaencontrándomeconlacuriosamiradadeunajoven.Ibadenegro,perohabíaenellaalgovivoyradiantequeporalgunaextrañarazónresultabafuerade lugarenaquelambiente.Erabellayse leía lacompasiónensusojosazules.Evidentementehabíaestadopresenteenelfuneralqueyohabíainterrumpidodemodotanintempestivo,ysehabíaquedadoatrás,apropósito,parahablarconmigo.

—¿Le importa que me siente aquí? —murmuró. De pronto noté que deseabahablarle. Me sentía extrañamente atraído por ella. Los jóvenes son jóvenes, auncuando su primer lugar de encuentro sea un cementerio, y aparte de aquella fobiamía,yoeracomocualquierotrohombredemiedad.

—¿Quiéneraése?—preguntébruscamente.—Unpariente lejanomío—repuso—. ¿Por qué ha hecho eso?—añadió—.Sé

quenoestábebidoymeimaginoquedebehaberalgúnmotivoquelehayaimpulsadoaactuarasí.Poresolespedíquenofueranaquejarsealosvigilantes.

—Eso fue loque leocurrióamipadre—ledije—ynunca lohe superadoporcompleto.

—Entiendo—repusocontranquilacomprensión—.Peronodebedarlevueltasaeso.Noesnaturalanuestraedad.Fíjeseenmí,porejemplo.Sentíamuchorespetoporesefamiliarquehamuerto.Nosoyunapersonadecorazónduro.Perolescostótrabajohacermeveniraquí.Tuvieronquesobornarmeconadulacionesdiciéndomeloguapaqueestabadenegro—sonrióvergonzosa—.Sinembargo,mealegrodehaber

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venido.—Yotambién—dije,yeracierto.—MellamoJoanBlaine—añadiómientrascaminábamoshacialapuerta.Laluz

delsolinundabasurostroyparecíailuminarlopordentromientrasabandonábamoslaciudaddelosmuertosyentrábamosenladelosvivos.

—YosoyBudIngram—ledije.—Eresdemasiadosimpáticoparaandarrondandoporloscementerios,Bud—me

dijo—.Tendréquehacermecargode tie intentar librartedeesavenamorbosaquetienes.

Fue fiel a su palabra durante losmeses siguientes. No es que fuera una chicadominante, ni autoritaria, pero…bueno,me quería, igual que yo a ella, y deseabaayudarme.Fuimosjuntosabailesyespectáculos,dimoslargospaseosencocheconelvientozumbándonosenlosoídos,nostumbamosenlaplayaalaluzdelasestrellasmientras ella rasgueaba una guitarra y el oleaje se acercaba susurrando—hicimostodas las cosas que hacen la vida digna de vivirse, y tan difícil de abandonar. Lamuerteysuslargassombrascodiciosasmeparecíanmuylejanascuandoestabaconella; su risa dorada las mantenía alejadas. Pero cuando estaba solo regresabanfurtivas.

Noselodije.Ahoralaamabay,comountonto,creíaquesiledecíaqueaquellome seguía ocurriendo me abandonaría dando mi caso por perdido. Debía haberlaconocido mejor. No volví a hablarle ni de mi padre, ni de mis miedos; dejé quecreyeraqueellaloshabíavencido.Yasícreémipropiaruina.

Ibaconduciendoporunacarreterapocotransitadaenplenocampo,undomingopor la tarde.Nohabía podido salir conmigo aquella tarde, pero habíamos quedadopara cenar en su casa e ir después al cine. Había dejado la carretera principal ytomado una desviación pensando que sería un atajo, y que así llegaría antes. Depronto vi a mi izquierda aquel cementerio pequeño y bien cuidado. Frené ypermanecísentadomirandoloquedeélpodíaverse.Evidentementeeraparticular.Lorodeabaunaverjadecuatrometrosdealturaconbarrotesdehierrodepuntadorada.Dentro había grupos de esbeltos álamos que susurraban con la brisa, urnasornamentales de piedra y cuidados senderos de guijarros blancos que seentrecruzabanaquíyallá.Sóloalgunaqueotralosa,pocollamativa,mostrabaloquerealmenteera.

Pasé junto a la puerta principal. Tenía una cadena, estaba cerrada, y no habíaseñalnideporteronidepabellónquelealbergara.«Evidentementeespropiedaddealgunafamiliaogrupodegente»—medije—.Volvíapisarelaceleradoryproseguímicamino.Joannisiquierahubieraaprobadoelqueaminoraralamarchaparamirareselugar,losabía;peronohabíapodidoevitarlo.

Entonceslaagudezademivistametraicionó.Inclusoavanzandoalavelocidad

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queiba,alcancéaverunlugarenlaverjadondeunodelosbarroteshabíacaídodesusoporteenel travesaño inferiorque los sujetabayestaba ladeado formandoánguloconelresto,dejandounresquicioenformadetiendadecampaña.Todosmisbuenospropósitossevinieronabajoanteaquella.Soltéelembrague,salíamiraryantesdedarmecuentamehabíacoladodentroymeencontrabaenelcementerio…dondenoteníaderechoaestar.

«Sóloecharéunvistazo—medije—,ysaldéantesdemetermeenlíos».Seguíunodelossinuosossenderos,ymientraslohaciavolvieronainvadirmelos

viejos temores. El sol se ponía rápidamente y los álamos extendían sus largassombras azules sobre el suelo. Me desvié para observar una de las lápidas másrecientes.Habíaunatotalausenciadecoronas.Niunramilletedeflorescomolasquese encuentran incluso en los cementerios más pobres, aunque casi todas las losasparecíanbastanterecientes.

Ibaaseguirandandocuandoatrajomiatenciónalgoquevicercadelabasedelalápida. Era un pequeña proyección curva, como un alero diminuto para recoger elaguade lluvia. Justodebajo,comoprotegidaporélycasi imperceptible,habíaunaabertura redonda, un agujero, que se abría a través del césped cuidadosamentecortado.Estabademasiadobienredondeadoparaserunagujeroaccidental,unsimplehoyoenelcésped.Yestaba justodonde laelevaciónde lasepulturaseuníacon lalápida. ¡Pero… y ese reborde curvo que tenía encima! ¿Quién ha visto jamás unalápidaprovistadecanalón?

Echéunamiradaamialrededorparaasegurarmedequenadiemeobservaba,yluegomepuseencuclillas, juntoa la losa.Metíundedoenelorificioyloexplorécuidadosamente.Estabaforradodealgolisoyduro,comountubodemetal.Noeraunagujeroenelsuelo.Eraunacañeríaquesubíahastalasuperficie.

Llevaba un cortaplumas, lo saqué y aparté con él el césped que rodeaba laabertura.Cuando terminésobresalíamediapulgadade tuberíabrillanteypulida,decromoolatón.Yloqueeraaúnmásextraño,llevabaincorporadountamizdiminuto,definamalladealambre,comouncoladorparaevitarelpolvo.

Me iba sintiendo extrañamente excitado, más excitado a cada minuto. Parecíahaber hallado una solución parcial a lo que me había obsesionado durante tantotiempo.Sieraloqueyocreía,esopodíadisminuirunpocolaintensidaddelmiedoalassepulturasinclusoenmíquelastemíaentalextremo.

Cerré el cortaplumas con un chasquido, me incorporé y me dirigí a la tumbasiguiente.Noestabacerca.Tuvequebuscarunpocoparaencontrarlaenelatardecervioláceocadavezmásoscuro.Cuandodiconella,vielmismoorificioocultoensubase,ladiminutaproteccióncontralalluvia,idénticofiltro,ytodolodemás.

Mientrasrecorríaelcementerioenmediodelcrepúsculocontéhastadiezdeellos.¿Seríaalgúnextrañocultoosociedadsecreta?,mepreguntéinquieto.Porprimeravez

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empecéalamentarelhabermetopadoconaquéllugar;mesentíinvadidoportemoresindefinidos,vagaspremonicionesdepeligroquenoteníanadaqueverconaquelotromiedomásinterno.

El sol sehabíapuestohacíamucho tiempo,yunaneblinamacabraempezabaadifuminar los perfiles de los árboles y el follaje queme rodeaban. Di la vuelta yemprendícorriendoelregresohaciaaquellugardelaverjapordondehabíalogradoentrar,yqueparaentoncesestabaaconsiderabledistancia.

Alllegarfrentealportóndeentrada—elverdaderoynolaaberturaporlaquemehabíaintroducido—viafueraelresplandornaranjadeunfarolquebrillabaenmediodelaoscuridaddelcrepúsculo.Lascadenasresonaronalquedarsueltas,ylaspuertasdoblesseabrieronhaciadentro,conunhorriblegemido.Instintivamenteretrocedídeun salto, ocultándome detrás de una enorme urna de piedra colocada sobre unpedestal,ydecuyapartesuperiorpendíanunasenredaderas.

Laspuertasrechinarondenuevoalcerrarse,anulandomisprobabilidadesdesalirporaquelcamino,queeraelmáscercanode losdos.Atisbéconprecauciónpor lapartemásestrechadelabasedelaurna,paraverdequiénsetrataba.

Untípicovigilantedecementerio,sinnadaquelediferenciaradecualquierotrode su especie, caminaba lentamente con rechinantes pisadas por el sendero máscercano,farolenmano.Laluzseproyectabahaciaarriba,tiñéndolelacara,yhaciaabajo,entornoalsueloquepisaba,peroledejabalamitaddelcuerpoenlaoscuridad.Producía un fantasmagórico efecto: una cabeza rojiza sin cuerpo que avanzabaflotandoporencimadelsuelo.Meacobardéunpoco.

Pasólobastantecercacomoparapodertocarlo,ymetrasladétemblandoalotroladodelaurna,manteniendoéstaentrenosotros.Sedetuvoenlatumbamáspróxima,amuypocadistancia;colocóelfaroljuntoalalosa,ylevantóunpocolamechadeaceite. Gracias al acrecentado resplandor pude ver claramente todo lo que estabahaciendo.Lovi,peroalprincipionopudeentenderlo.Sesentóencuclillasigualquehabíahechoyo—ésta, afortunadamente, noera la tumbaenqueyohabíahurgadoconmicortaplumas—ylevisostenerenlamanoalgoqueaprimeravistatoméporunaflor,unaflorouncapullo,comosiestuvieraapuntodeplantarla.Teníauntallolargoycasiinvisibleyterminabaenunpequeñoabultamientoounaboladepelusa,comouna ramade sauce.Pero al verle insertarlodentrodel pequeñoorificio en labasedelalosayhacerlogirarafanosamente,medicuentadeloquerealmenteera.Setratabasencillamentedeunaescobillademetal,comolasqueusanlasamasdecasaparalimpiarlospicosdelasteteras.Estabaquitandoelpolvoylaarenaacumuladosduranteeldíaenelfiltroderejilladelatubería,paraevitarqueseobstruyera.Levisacar de nuevo la escobilla, poner la cara casi junto al suelo y soplar dentro parafacilitar la operación. Oí claramente el sonido que hacía—«¡Fu!»—. Mientras leobservaba, se incorporó de nuevo, cogió el farol, caminó trabajosamente hasta la

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siguientesepulturayrepitiólaoperación.Unescalofríomebajólentamenteporlacolumna.¿Porquéesosorificiosdebían

mantenerselimpiosdetodasuciedadquepudieraobstruirlos?¿Habíaalgúnservivo,respirando,quenecesitaraaire,enterradobajocadaunadeesaslápidas?

Tuvequeagarrarconambasmanoselpedestalqueteníadelanteparasujetarme,para evitar dar media vuelta y huir ciegamente en aquel mismo momento,descubriendoconellomipresencia.

Esperéhastaquesehuboalejadodemivistayunarbustocegóelhazdeluzdelfarol,aunquenoelresplandorquearrojabaentornosuyo.Luegodimediavueltayescapécomounaflecha,muertodemiedo.

Corríporel lado interiorde laverja, intentandoencontraraquellaaberturaque,enloquecedoramente, parecía huir demí. Cuando estaba casi a punto de perder lacabezaygritarpresodelpánico,vislumbrémicocheparadoallíen laoscuridad,alotro lado,yunospocospasosmásmecondujeronal lugardeseado.Conlosbrazostemblandoespasmódicamentelevantéelbarrotesueltoymedeslicéporlaabertura.Meparéallíunminutojuntoalcoche,limpiándomelafrentehúmedaconelrevésdela manga. Luego con un profundo suspiro de alivio, alargué el brazo y abrí laportezuela.Medeslicé al interior e hice girar la llave de contacto…Nada.Habíancortadoelcabledelencendidodurantemiausencia.

Antes de que todo lo que significaba el descubrimiento tuviera tiempo deregistrarseenmimente,lacabezayloshombrosdeunhombresealzaronlentamente,comosisalierandelsuelo,justodetrásdelaportezueladelotrolado,enlapartequedaba a la calzada. Debió de haber estado acurrucado para que no le viera,observándometodoeltiempo.

Ibabienvestido,noeraunatracadorniunladrón.Surostro,oloquedeélpodíaveren laoscuridad, teníaunsolemneaspectoascético.Ensubocasedibujabaunaligerasonrisa,peronoprecisamenteamistosa.

Cuandohabló, lohizoconvozcarentedeentonación.No revelaba reproche,niamenaza,niira.

—¿Hayalgo—susojosdepiedrapestañearonsólounavezmirandomásalládelaverjadelcementerio—queleintereseallídentro?

¿Quépodíayodecir?—No.Sencillamenteentrépara…paradescansarunrato,ypensar.—Huboporaquíunvientobastantefuerte…yunatormentahaceunasemana—

me informó—. Pudo haber tirado el letrero que teníamos a la entrada que da a lacarretera.Seprohíbeelpaso,espropiedadparticular.

—Noviningúnletrero—ledije—.Ynomentía.—Puessientrósóloparadescansarypensar,¿porquéestabataninquietoahora

cuandosalió?Leestuvemirando.¿Quéesloquehizoallídentroqueleasustótanto?

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—Yluegoañadiólentamente,espaciandocadapalabra—.¿Qué…vio…usted?Yoyaestabaharto.—¿Estáustedencargadodeestelugar?¡Bueno,puestantosiloestácomosino,

me ofende que me interrogue de este modo! Me han estropeado el cochedeliberadamente.Medanganasde…

—Salgayvengaconmigo—dijo,ydeprontoapareciólabocadelgadayfeadeunaLügerque,apoyadasobrelaportezuela,meapuntaba.Surostropermaneciófrío,inexpresivo.

Abrílaportezuelaybajéasulado.—Estoesunsecuestro—dijeásperamente.No—repuso—, le costaría trabajoprobarlo.Esustedculpabledeallanamiento.

Tenemosperfectoderechoadetenerle…hastaquehayaexplicadoconclaridadydeformasatisfactoriaquévioallídentroqueleasustódeesemodo.

Oenotraspalabras,medijeamímismo,quéhedescubiertoexactamente…sobrealgo que se supone que no debo saber.Algome avisaba: ocurra lo que ocurra, noadmitasquetehasfijadoenesosrespiraderosdelassepulturas.¡Noconfiesesqueloshasvisto!Nosabíaporquénodebíahacerlo,peroaquellomeseguíamartilleandosindescanso.

—Camine por la carretera delante de mí —me ordenó—. Si intenta escaparlanzándosealaoscuridaddispararésincontemplaciones.

Me volví y caminé lentamente por el centro de la carretera, con las manosimpotentes,colgandoalolargodeloscostados.Elarrastrarychirriardesuspisadasme seguía. Tenía experiencia suficiente para no acercarse mucho y darme laoportunidaddearrebatarlelapistola.Yopodíatemerquemeenterraranvivo,perolasbalasnomeasustabandemasiado.

Llegamosfrentealaspuertasdelcementeriojustocuandosalíaelvigilante.Alzólacabezasorprendido,cogióelfarolysenosacercó.—Este hombre ha estado ahí dentro hace poco. Camine junto a él, pero no

demasiadocerca,yalúmbreleconelfarol.—Sí,Hermano—enaquelmomentopenséqueerasólounaexpresióncoloquial

porpartedelvigilante;elmodorespetuosodedecirlodebiódehabermeindicadoquenoeraasí.Mientrassecolocabaamiladoleoísisearvengativo:

—¡Cochinocurioso!Seguimosentoncesunestrechosenderode ladrillos,queaquella tardemehabía

pasado totalmente inadvertido desde el coche, caminando en fila india, yo en elmedio. Llegamos, en unos cincominutos, a una casa de campo de aspecto sólido,enteramenterodeadaportalespesuradeárbolesquedebíaderesultarcompletamenteinvisible desde ambas carreteras, incluso a plena luz del día. El piso bajo era depiedra, el superior encalado con estuco. Evidentemente no estaba abandonada ni

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descuidada,peroparecíadeshabitada.Todaslasventanas,tantolasdearribacomolasdeabajo,estabanselladascontablas.

Subimos los tres al porche vacío, cuyo entarimado relucía por haber sidobarnizadorecientemente.Elhombredelfarolintrodujounallaveenlacerraduradelapuerta,aparentementeselladatambiéncontablas, lahizogiraryabrió todoelfalsorevestimiento,queresultóserdeunasolapieza.Detrásapareciólaauténticapuerta,unahojagruesaderobleadornadaconcristalesbiseladosyveladosenelinteriorporunacortinaatravésdelacualseveíaeltenueresplandordeunaluzeléctrica.

Abrió esta puerta también y nos encontramos en un vestíbulo acogedor y bienamueblado.Elvigilante levantóelfarolysedirigióhaciaelfondodelahabitaciónmurmurando:

—Vengoenseguida.El hombre queme había capturadome hizo girar hacia un lado y pasar a una

habitaciónamuebladacomounestudio,entródetrásdemí,yenfundóporfinlaLügerconlaquetanfácilmentemehabíapersuadido.

Había un hombre sentado detrás de una granmesa de despacho, iluminada porunalámpara,estudiandounospapeles.Alzólavista,palideciómomentáneamente,yluegoserecobró.Peroyolohabíavisto;aquellomedemostrabaquenoeraelúnicoqueteníamiedo.Lamismavozsilenciosaseguíaavisándomemachaconamente:¡Noadmitasquevisteesosrespiraderos,cuidadoconloquedices!

Elhombrequemehabíatraídodijo:—Encontré su coche aparcado junto a la verja del cementerio…donde cayó el

rayo y arrancó aquel soporte la otra noche. Esperé hasta que salió. Pensé que legustaríahablarconél,Hermano.Otravezaquel«hermano».

—Acertó,Hermano—asintióelhombresentadotraslamesa.Luegomedijo:—¿Quéestabahaciendoallídentro?Lapuertasituadadetrásdemíseabrióyentróelhombrequehabíarepresentado

elpapeldevigilante.Ahorallevabapuestountrajedecalleigualquelosotrosdos,ensustitucióndelmonoyelsuétergrasiento.Echéunabuenamiradaasusmanos;noerancallosas,perohabíantenidoampollashacíapoco.Aúnseveíanloscírculosdepielresecaquequedabanenellugardondesehabíanreventado.Eraunsepultureroaficionado…nounprofesional.

—¿Tocóalgunacosa?—lepreguntóelhombresentadodetrásdelamesaconsuvozfríaeindiferente.

—Claroquesí.HurgóenlatumbadeJerome.Escarbóunpocoelcésped,justolosuficiente para dejar eso al descubierto —acentuó el pronombre para darle unsignificadoespecial.

El hombre que me había capturado me registró los bolsillos con habilidad yrapidez,sacóalaluzlanavaja,laabrióconunchasquidoylesmostrólasmanchasde

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hierbaenlahojadeacero.Sentí en el aire sobremi cabeza el cercano revoloteo de las oscuras alas de la

Muerte.—Losiento.Llévenlefueraalapartedeatrásdelacasa—dijoelhombredela

mesacategóricamente.Comosiesaspalabrasfueranmisentenciademuerte.Todo aquello era demasiado increíble, demasiado fantástico. No podía llegar a

creerquecorríapeligrodequemedieranmuerte,allíyenaquelmomentocomoaunperrorabioso.PerovialqueteníaalladoalargarlentamentelamanohaciaelbolsilloabultadoporlaLüger.

—Ahora que me había lavado, tengo que salir a cavar de nuevo —suspirópesaroso el que había representado el papel de vigilante mirando entristecido susmanosllenasdeampollas.

Miréaunoyaotro,sindarmetodavíacuentacabalmentedeloquetodoaquellopresagiaba.Luegoenunimpulso—unimpulsoquesalvómivida—estallé:

—Comprendan,nofuesólosimplecuriosidadpormiparte.Todamivida,desdelosdiezaños,mehadadoterrorlaideadequemeenterraranvivo…

Antesdequemedieracuentaleshabíacontadoloqueleocurrióamipadreylaimpresiónindeleblequeenmíhabíadejado.

Cuandoterminé,elhombredelamesadijolentamente.—¿Enquéañofueeso…ydónde?—EnNuevaOrleáns—repuse—,en1922.Girólavistahaciaelhombresituadoamiizquierda.—PongaunaconferenciaaNuevaOrleáns—dijosininmutarse—.Averigüesiun

empresario de pompas fúnebres fue procesado por enterrar vivo a un veterano deguerraparalítico llamadoDonald Ingram,enelCementeriodeTodos losSantosenseptiembrede1922.

—Eldía14—añadí,cerrandolosojosbrevemente.—Si le preguntaran algo —le aleccionó—, usted es un abogado que actúa a

instanciasdelhijodeesehombre,acausadeciertolitigiopendiente.Lapuertasecerrótrasél;yopermanecíallíconlosotrosdos.Elenviadoregresóy,sindecirpalabra,entregóunahojadepapelalhombredela

mesa.Éstelaleyódeprincipioafin.—¿Ysumadre?—dijo.—Muriólocaen1929.Hicequelaincineraran,paraevitar…Hizounabolaconlahojadepapelylatirólejos.—¿Legustaríaunirseanosotros?—dijo,conlosojoschispeantesdeastucia.—¿Quiénes…sonustedes?—repliqué.Nomecontestóaeso.—Podemoscurarle,sanarle.Podemosserlemásútilesquecualquiermédico,que

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cualquierespecialistamentaldelmundo.¿Nolegustaríalibrarsedeesetemor,deesamaldiciónparasiempre?

Lecontestéquesí;locualeraciertodesdecualquieránguloquesemirara.Usted lo ha padecido de un modo especial debido a las circunstancias de la

muertedesupadre—prosiguió—.Pero,nocreaqueeselúnicoquetienemiedoalamuerte. Existen muchas otras personas, cientos de ellas, que experimentan lo queusted, aunque no con tanta fuerza. De entre ellos proceden nuestros socios; lesproporcionamosunanuevaesperanzayunanuevavida;paraellosdespojamosa lamuertedetodossustemores.Esaobsesiónconlamortalidadquelestieneatadosdepiesymanosseesfuma,puedenconquistarelmundo,nadalesdetiene.Seconviertenenunaespeciedediosesinmortales.Lariqueza,lafama,todoslosbienesdelmundoestán ahí para que los hagan suyos, porque sus semejantes, temerosos de morir,vencidosantesdeempezarsiquieraavivir,nopuedencompetirconellos.¿Noesésteun don inapreciable? Se lo estamos ofreciendo a usted porque lo necesitaenormemente, mucho más que cualquiera de los que han acudido hasta ahora anosotros.

Había perdido toda su serenidad y frialdad. Semostraba enardecido, ferviente,fanático,eraeltípicoprosélitoalacazadeunnuevoconverso.

—Yonosoyrico—repuseconcautela,paradescubrirdondeestabalatrampa.Yallíestaba…justamenteeneso.

—Ahorano—repuso—,porqueesaamenazahaobstaculizadosusesfuerzos, lehacortadolasalas,porasídecirlo.Muypocosdelosquevienenanosotrossonricos.Ahoranolepedimosnadamaterial.Mástarde,cuandolehayamosayudado,yustedsea uno de los afortunados del mundo, podrá pagarnos y ayudarnos a proseguirnuestrabuenaobra.

Locualpodíaserunmodobastanteelegantedereferirseaunfuturochantaje.—Yahora…¿cuálessudecisión?—Acepto… su amable ofrecimiento—repuse pensativo, e inmediatamente me

corregímentalmente:«Almenoshastaquepuedasalirdeaquíyvolveralaciudad».Peroélinmediatamenteanulólaidea,comosimehubieraleídoelpensamiento.—Nocaberevocarsudecisiónunavezquelahatomado.Esoleprovocaríauna

muerteinstantánea.Porasfixialentaescomomuerenlosquefaltanalapalabraquenoshandado.Lescastigamosenterrándolescuandotodavíaestánenplenaposesióndesusfacultades.

Undestinoaúnmáshorriblequeelquehabíasufridomipadre;elúnicoque losuperaba.Porlomenosélnohabíarecobradoelsentidohastadespuésdehabersidoenterrado.Yensucasonohabíaduradomuchotiempo,nohubierasidoposible.

—Esos respiraderos que vio pueden prolongar el fin durante días enteros —prosiguió—.Puedenabrirseocerrarseavoluntad.

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—Dije queme uniría a ustedes—repuse temblando, resistiendo el impulso detaparmelosoídosconlasmanos.

—Bien.Metendiólamanoderechayyoselaestrechéencontrademivoluntad.Luego

meagarró lamuñecacon lamanoizquierdaymeobligóaque lehiciera lomismoconlamía.Tuvequerepetirestedobleapretónconlosotrosdos,porturno.

—Ahoraesustedunodelosnuestros.Elvigilantedelcementeriosaliódelahabitaciónyvolvióconunabandejaenla

quellevabatrescalaveraspequeñasyunagrande.Sentíquelospelillosdelanucasemeerizabanespontáneamente.Pero,ningunadeellaseraauténtica,eranimitacionesdemaderaoceluloide.Todasellasteníanunatapaqueseabríaenlapartesuperior;unaeraunajarraylasotras,trespicheles.

Elhombresentadoalamesapronuncióelbrindis.—¡PornuestraAmiga!Alprincipionosupeaquiénserefería;perohablabadeesatenebrosaenemigade

todalahumanidad,laParca.—NosllamamosLosAmigosdelaMuerte—meexplicóunavezquevaciamos

los tétricos recipientes—.Para resumirnuestras creenciasypropósitos, losdefiniréasí: lamuerteesviday lavidaesmuerte.Nosotroshemosdominadoa lamuerteyningúnmiembrodenuestrasociedadtieneporquétemerlanuncamás.«Mueren»,escierto, pero después de morir se les entierra en sepulturas especiales en nuestrocementerio privado… tumbas que tienen respiraderos de aire tal como usteddescubrió.Además nuestras tumbas están equipadas con señales eléctricas que nosadviertencuandoloscuerposdenuestrossociosenterradosempiezanaresponderaltratamientosecretoquenuestroscientíficosleshanadministradoantesdesepultarlos.Entoncesacudimosy los liberamos…yvuelvenavivirotravez.Y loqueesmás,quedan liberados, eximidos de su esclavitud; a partir de entonces lamuerte es unavieja amiga en lugar de una enemiga. Ya no la temen. ¿No comprende quemaravillosabendiciónseráestoensucaso,HermanoBud;ustedquetantohasufridoporesetemor?

Penséparamí.«¡Estánlocos!¡Tienenqueestarlo!».—¿Y el castigo del que habló…el que aplican a aquellos que les traicionan o

desobedecen?—dijeesforzándomeporhablarconcalma.—¡Ah! —aspiró con deleite—. Se les entierra antes de morir… sin que se

beneficiendeloscuidadosdenuestrosexpertos.Elrespiraderosevacerrandodesdearribapoquitoapoco,lentamente,unaranuracadavez,medianteunaválvula…hastaque queda completamente sellado. Es sumamente desagradable, mientras dura —concluyó—.Nuncahabíaoídounaexpresiónquesequedaratancortacomoaquélla.

No ocurrió muchomás en aquella sesión de iniciación preliminar. Sacaron un

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pesadolibroencuadernadoenébanoconla inevitablecalaverademarfilenla tapa.Mehicieronsacarmesangredelamuñecayescribirconellaminombreenellibro.Siguiólatomadeljuramentodesilencio.

—Selenotificarácuandovaasersuiniciaciónoficial—medijeron—.Vuelvaasucasayestéalertahastaquetenganoticiasnuestras.Sesuponequelosmiembrosnohandeconocerseentresí,conexcepcióndenosotrostres,portanto,seleruegaqueasistaalosritualesllevandounamáscaraenformadecalaveraqueleseráentregada.Nosotros somos el Contable (el hombre sentado tras la mesa), el Mensajero (elhombre de la Lüger), y el Sepulturero. Tenemos capítulos en la mayoría de lasgrandes ciudades.Si tuvieraque trasladar su residencia aotro sitiopormotivosdetrabajo o de cualquier otra especie, no deje de notificárnoslo y le inscribiremos ennuestrasucursaldelaciudadalaquevaya.

«¡Quesecreeustedeso!»,pensé.—Todoslossociosbonafidedebenasistiralasreuniones;elnohacerlodalugar

alCastigo.Aquella especie de vampiro burlón tuvo la desfachatez de pasarme el brazo

alrededor del hombro con ademán amistosomientrasme conducía hacia la puerta,comounhospitalarioanfitriónacompañandoaunhuéspedquesemarcha.Hicetodoloposibleparaevitarhacerungestoderepulsiónalsentirlo.Hubieraqueridopartirlelosdientesdeunderechazoenaquelmismomomento,peroelMensajero, elde laLüger,sehallabaapocospasostrasdemí.Ibaapodermarcharmedeallí;esoeraloúnico que me importaba en aquel momento, todo lo que deseaba… Irme. Y unabocanada de aire fresco y un buen trago dewhisky para quitarme elmal sabor deboca.

Me abrieron las dos puertas, e incluso encendieron la luz del porche para quepudieraverlosescalonesalbajar.

—Puedecogerunautobúshasta laciudad,en lacarreteraprincipal.Loprimeroqueharemosporlamañanaserádarórdenesparaquelearreglenelcocheylodejendelantedesupuerta.

Peroalfinalvolvióasurgirunveladoavisoatravésdetodaaquellaamabilidad.—Nodejedevenircuando le llamemos.Tenemosojosyoídosen todaspartes,

dondemenosloespere.¡Noseavisa,noseconcedejamásunasegundaoportunidad!Denuevoaqueldobleapretón,repetidotresveces,ytodoacabó.Lasdospuertas

se cerraron, les echaron la llave, la luz del porche se apagó y busqué a tientas elcamino a lo largodel senderode ladrillo…esta vez solo.Ami espaldani un solorayodeluzsurgíadelacasaaparentementeabandonada.Todohabíasidotanfugaz,irrealeincreíblecomounmalsueño.

Fuitemblandodurantetodoelcaminoderegresoalaciudadenelautobúsapesardelacalefacción;losotrospasajerosdebierondecreerqueteníalagripe.JoanBlaine

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meencontróamedianocheenelbarmáscercanoamicasa,completamentebebido,tanborrachoqueapenaspodíamantenermeerguido…perotodavíatemblando.

—Lléveseloa casa, señorita—mecontóelladespuésque lehabía susurradoelcamarero—. ¡Llevaasídepie treshorasenteras,mirandocomosiviera fantasmas,haciendoquelosotrosparroquianosserefugienasustadosenlosrincones!

A lamañana siguienteme desperté completamente vestido encima de la cama,tapadoconunamanta.

—Nofuemásqueunsueño—merepetíaamímismoaladefensiva.OílallamadadeJoanenlapuerta,yloprimeroquemedijocuandoabrífue:—¿Leocurrióalgoatucocheanoche?Acabodeveraunmecánicotraerlohasta

lapuertacuandoyoentraba.¡Sebajó,semarchóylodejóahídelante!Asíacabómiexcusadequetodoaquellonohabíasidomásqueunsueño.Joan

vioquemesobresaltabaunpoco,peronopreguntóporqué.Meacerquéalaventanaymiré.Elcocheestabaallíesperandosinquehubieranadiedentronicercadeél.

—¿Tuviste un accidente? —me preguntó—. ¿Fue por eso por lo que memantuvisteenvela?¿Poresotemblabastantocuandoteencontré?

Meaferréansiosamenteaesaescapatoria.—¡Sí,esoes!Fueterrible.Ademásestuveapuntodemetermeenunbuenlío.No

pudedominarlosnerviosenmuchashoras.Memiróymedijoconsuavidad.—¡Quéchoquetanextrañoquetehizorepetir:«pequeñascañeríasquesalíandel

suelo»! Eso es lo único que decías una y otra vez. No tenías tampoco ni un solorasguño. No había ningún informe sobre accidente alguno en que estuvieracomplicado un coche con tu matrícula, cuando le pedí información a la Policíadespuésdellevartreshorasesperándoteenmicasa.

Medirigióunamiradadeenfadooporlomenosintentóquelopareciera.—Deacuerdo.Soymujery,porlotanto,tramposa.Estaveztehepilladobien.Le

acabodepreguntaraesemonograsientoquetrajoelcochequéhabíaocurrido,ymedijoquesóloeraelcabledelencendidoqueestabacortado.

Dulcificólaexpresióndesurostroyseacercóamí.—¿Quémeestásocultando,cariño?DíseloaJoan.Estoysiempredetuparte,¿es

queaúnnolosabes?No,noeramásqueunsueño,noibaacontárselo.Einclusoaunquenolofuera,

pornadadelmundoselocontaría.¿Preocuparla?¡Claroqueno!—Te diré la verdad. No hubo ningún accidente, no sucedió nada. Soy un

sinvergüenza,meemborrachéytedejéplantada,esoestodo.Nomecreyó;semarchóconaspectodenoestarconvencida.Acababadecerrarla

puertatrasellacuandosonóelteléfono.—Le felicito, Hermano —dijo una voz anónima—. Nos alegra saber que

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podemosconfiarenusted—ysecortólacomunicación.Ojosentodaspartes,oídosentodaspartes.Mequedéinmóvil,pálido.Yanome

serviríadenadaimaginarquehabíasidounsueño.

Lacitaciónparacomparecerllegótressemanasdespués.Ungrantarjetónblancocomo los que se utilizan para imprimir las invitaciones de cumplido, dentro de unsobredirigidoaminombre.Sóloquelatarjetaestabaenblanco.Alprincipioaquellomepareció sin pies ni cabeza, ni siquiera lo relacioné con ellos.Después descubríabajo,enlaesquinainferior,lapalabra«calor»escritadébilmentealápiz.

La coloqué sobre el radiador. Lentamente empezó a aparecer una calavera,primero en amarillo pálido, luego enmarrón, finalmente en negro. Y debajo unaspocaslíneas,repugnanteparodiadeunainvitaciónnormal.

Serequieresupresenciaelviernes,alas9delanoche.

Seleiráarecoger.

A.D.L.M.

«¡Podéisvenir perono estaré aquí!—fuemiprimeray airada reacción—.Estemacabroasuntohaidoyademasiadolejos.¡Losloquerosdebíanirdetrásdetodoelequipoconredesdecazarmariposas!».

Pero en aquelmomento empecé a sentir los tenues aguijones de la curiosidad:«¿Qué puedes perder?De todas formas ¿por qué no vas a ver cómo es eso? ¿Quépuedenhacerte,despuésdetodo?Conllevarseunapistola,yaestá».

Cuandosalídeldespachoaúltimahoradelatardemedirigídirectamenteaunacasadeempeñosenlapeorzonadelaciudadyempujécondecisiónlaspuertasdevaivénque recordaban lasdeunsaloon.Hacía tiempoque tenía licenciadearmas,portanto,noeraprobablequetropezaracondificultadesenconseguirloquequería.

Mientras el dueño estaba en la trastienda sacando algunas armas paraenseñármelas,untipodeaspectomiserableentróconunabrigoandrajosoquequeríaempeñar.Elempleadoselollevóalapartedelanteraparaexaminarlomásdecerca,yduranteunmomentoambosnosquedamossolosanteelmostrador.Juroquenohabíaningunapistolaa lavistaen lacajaque teníadelante.Nadaque indicara loqueyohabíaidoabuscar.

Sonóunmurmullocasiinaudibleenalgúnlugaramisespaldas:—Hermano,yoentulugarnoloharía.Temeterásenunbuenlíosilohaces.Medimediavueltabruscamente.Elandrajosodesharrapado,queparecíaignorar

miexistencia,contemplabaconabatimientoelmostradordecristalqueteníadelante.

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Siélnohabíahablado¿quiénhabíasido?Rechazaron su oferta, volvió a coger el abrigo y salió de nuevo a la calle

arrastrandolospiescondesaliento,sindirigirmeniunamiradaalpasaramilado.Laspuertasbatierontrasél.Sentíunaguijonazoenlacolumnavertebral.Habíasidounavisodeellos.

—Lo siento—dije con brusquedad cuando el dueño regresó con unos cuantosrevólveresparaenseñármelos—.¡Hecambiadodeidea!

Salí apresuradamente, miré arriba y abajo de la calle. El vagabundo se habíadesvanecido.Y,sinembargo, lacasadeempeñosseencontrabaenelcentrodeunamanzana,acasiigualdistanciadeambasesquinas.¡Nopodíahaberse…!Inclusolepreguntéaunporteroquesacabaa lacalleunoscubosdebasuraapocospasosdeallí:

—¿Vioustedsalirdeaquíhaceunmomentoauntipoquellevabaunabrigo?—Caballero—merespondió—,nadiehasalidodeahídesdequeustedentróhace

dosminutos.«Supongoquefueunailusiónóptica»,medijeamímismo.¡Quéibaaserlo!Portanto,memarchésinlapistola.Alvolveramicasa,pocosminutosdespués,meesperabauncontratiemponosólo

embarazoso, sino también sumamente peligroso. Joan estaba en el apartamentoesperándome; había hecho que la patrona, que la conocía bastante bien, la dejaraentrar. ¡Precisamente aquella noche en queme habían llamado! No sólo no podíamarcharmeestandoella sinoque teníaquequitarladeenmedioantesdequeellosaparecieran.

Lo primero en que se fijaron mis ojos cuando entré fue en aquella malditainvitación.Estabacolocadadondeyolahabíadejado,perohabríajuradoquelahabíavueltoameterenelsobre,yahoraestabafuera,conlacalaveramirandohaciaarriba,tan grande que parecía de tamaño natural. ¿La habría visto Joan?Si fue así, no lodemostró.Mecoloquédelantedeellay laquitéde lavistametiéndolaenuncajónconlasmanosdetrásdelaespalda.

—Invítameacenar—medijo.Peronopodía,novolveríaatiemposilohacía;suponíaqueibanallegardentro

deuncuartodehora.Setardabaunahoraenllegarencochehastaallí.—¡Malditasea!Acabodecenar—mentí—.¿Porquénomeavisaste…?—¿Quéteparecesinosvamosalcine,entonces?—aquellanocheellamostraba

una desacostumbrada insistencia, como si hubiera descubierto algo y quisieraobligarmeaclaudicaryadmitirlo.

Masculléalgoasícomoque tenía jaquecayquería irmeprontoa lacama, todoelloconlosojosfijosansiosamenteenelreloj.Sólofaltabandiezminutos.

—Vaya éxito que tengo esta noche—dijo encogiéndose de hombros. Pero no

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mostró intención de irse, sino que permaneció allí sentada observándome curiosa,intensamente.

El sudor perlaba mi frente. Faltaban siete minutos. Si la dejaba quedarse mástiempolapondríaenpeligro.Pero¿cómopodíalibrarmedeellasinofenderla,sinquesospechara…siesquenosospechabaya?

—Pareces muy nervioso esta noche—murmuró—. Nunca te he visto mirar elrelojcontantainsistencia.

Quedabancincominutos.Ellosmeayudaron.Ojosentodaspartes,oídosentodaspartes.Sonóelteléfono.

Denuevoaquellavozanónima,comotressemanasantes.—Más vale que aleje a esa mujer, Hermano. El coche está en la esquina,

esperandoparaacercarsehastasupuerta.Vaallegartarde.—Sí—contesté.Ycolgué.—¿Unarival?—preguntójuguetonacuandovolví.—Joan—repuseroncamente—,vete.Tengoquesalir.Hayalgode loqueno te

puedohablar.Tienesqueconfiarenmí.Túconfías,¿noescierto?—lesupliqué.Sólo dijo una cosa, triste, temerosa, mientras se incorporaba y se dirigía a la

puerta.—Sí.Erestúelquenosefíademí…Sevolvióimpulsivamenteysusmanostreparonimplorantesamissolapas.—¿Porquénopuedesdecírmelo?—¡Túnosabesloquemeestáspidiendo!—musité.Dio media vuelta y bajó rápidamente las escaleras; la oí llorar quedamente

mientraslohacía.Peronooícerrarselapuertadelacalletrasella.Momentos después sonó el timbre, cogí el sombrero y bajé corriendo. Un

automóvilestabaaparcadofrentealacasa,conlaportezueladeatrásabierta.SubíymeencontrésentadojuntoalMensajero.

—Vamos,Hermano—dijoalconductor.Todo lo que podía ver de este último era la nuca; habían quitado el espejo

retrovisordelapartedelanteradelcoche.—Permítamedarleunconsejo—dijoelMensajerocuandoarrancamos—.Usted

fue esta tarde a una casa de empeño a comprar una pistola. Por su propio bien novuelvaahacerunacosaasí.Ydespuésdeloquehaocurrido,procurequeesajovenno entre en su habitación durante su ausencia. Pudo leer la invitación que lemandamos.

—Lahedestruido—mentí.Meentregóalgohechodepapel.—Su máscara —me dijo—. No se la ponga hasta que hayamos cruzado los

límitesdelaciudad.

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Resultaba terroríficacuandome lapuse.Noeraunamáscara sinouncapuchónquecubríatodalacabeza,hechodelonaycartón,blancocomolatizaparasimularunacalavera,conprofundosagujerosnegrosparalosojosy,enel lugardelaboca,unosdientesquesemostrabancomoenunacarcajada.

Amedidaquenosacercábamosalacasalacarreteraparticularempezóaaparecerbordeada por coches aparcados a ambos lados. Conté quince mientras pasábamosrápidamente junto a ellos; y debía de haber otros tantos más adelante, en la otradirección.

Llegamosy elMensajero y yo nos bajamos.Miré conprecaución al conductorporencimademihombrocuandopasamosjuntoaél,paraversipodíaverlelacara,peroéltambiénsehabíacolocadouncapuchónenformadecalavera.

—Nohaganuncaeso—meadvirtióelMensajeroenvozbaja—.Nointenteverbajoeldisfrazdeningúnotrosocio.

La casa parecía tan silenciosa y sin vida por fuera como la última vez.Dentrohabía un osario horrible y hormigueante lleno de figuras con cara de calavera ycuerposembutidosentrajesdecalle,smokingsytrajesdenoche.Laslucesestabantodasteñidasdeunlívidocolorverdeodeunazulfantasmagórico,debidoalpapeldesedaquelasenvolvía.UngrupodemúsicosenmascaradostocabalaMarchaFúnebreuna y otra vez, con breves pausas de intermedio. Había un ataúd colocado en elcentrodelsalónprincipal.

Me sentía bañado en sudor debajo de mi propia máscara y casi enfermo demuerte.Yesoqueaúnnohabíacomenzadolafunción.

Por fin elContable, sinmáscara, apareció enmedio del grupo.Detrás venía elMensajero.Todoslosinvitadosaplaudieronentusiásticamentereunidosasualrededorencorro.Acudieronlosqueestabanenlasotrashabitaciones.Losmúsicosdejarondetocar.

ElContablehizounareverenciaysonrióamablemente.—Buenasnoches,amigoscadáveres—fuesuestremecedorsaludo—.Noshemos

reunido esta noche para ser testigos de la iniciación del socio más reciente.—Seprodujounatensiónelectrizante—.¡HermanoBud!—Suvozsonócomounclarínenelsilencio—.Déunpasoalfrente.

Elcorazónmeestallóentrocitosdentrodelpecho.Sentíalaspiernasapuntodedoblarse bajo mi peso. Aquel bramido que sentía en los oídos eran mis propiospensamientos alocados. Y supe con terrible certidumbre que no se trataba de unainiciación…aquelloibaaser«elcastigo»,yaque,pornotenerdinero,nolesservíadenada.

Antesdeque tuviera tiempodearrancarme lamáscara, lucharyabrirmepasoaarañazos,meagarraronentremediadocenadeellosymeempujaronhaciadelante,alcentro del círculo. Me obligaron a arrodillarme y me sujetaron en esa postura,

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mientras yo me retorcía y contorsionaba. Me quitaron el abrigo, la chaqueta y lacamisaymearrancaronlamáscara.Memetieronporlacabezaunsudariodehiloconaberturaspara el cuelloy losbrazos.Mecogieron lasmanos,me laspusieron a laespalda,ymelasataronfuertementeconcorreasdecuero.Lesgolpeéconlaspiernasyme retorcí por el suelo como un loco furioso… ¡yo, que era el único cuerpo detodosellos!Lesgritéimprecacionesahogadas.Elcadávernoestabanadadispuesto.

Finalmente, me cogieron las piernas temblorosas, me las ataron juntas por lostobillos y las rodillas y luego, con cuidado, bajaron el sudario hasta abajo. Melevantaron en vilo como un tronco, como una larga cosa blanca cubierta con unsudarioyme introdujeronenunataúdacolchadoqueseaveníaperfectamenteamitamaño.Angustiado,intentélevantarme.Meobligaronatumbarmeymemantuvieroninmóvilatándomeporlacinturayporelpecho.Loúnicoquepodíahacerentonceseralanzarinarticuladosruidosanimales,gorgoteosygritosagudos.Mirostroeraunahumeantecalderadesudor.

Desdedondeestabaaúnpodíaverlapartesuperiordesuscabezasenmascaradas,inclinadas en círculo ami alrededor. Regocijadas, rientes y despiadadas calaveras.Unaparecíaobservarmecon intensa fijeza;porsupuesto, todasmemiraban,peroaéstalavillevarsebrevementeunpardegafashastalosorificiosdelamáscara,comosi…casicomosimeconocieraenelmundoexterior.Unmomentodespués lehizouna seña al Contable y ambos desaparecieron del círculo de mi visión, como siconferenciaransobrealgo.

Mientrastanto,elrostrodelSepulturerohabíaaparecidoporencimadelbordedemiataúd,comosiacabaradellegardefuera.

—¿Estálista?—lepreguntóelMensajero.—Lista…tieneseispiesdeprofundidad—fuelaescalofrianterespuesta.Lesvilevantarlatapadelataúd,paracolocarlasobremí.Unoteníapreparadosen

lamanounmartilloyvariosclavos largos.Bajó la tapa,ahogandohorizontalmentemi grito de inenarrable angustia, y la luz verde-azulada que hasta entonces habíaestadosuspendidasobremísetornódeunnegroaterciopelado.

Luego,inmediatamentedespués,éstaquedóparcialmentedesplazadaylacabezadelContableseinclinójuntoalamía.Pudesentirsualientocálidosobrelafrente.Sumurmulloibadirigidoexclusivamenteamí.

—¿Esciertoqueestáustedprometidoaunajovendeconsiderablefortuna,unatalJoanBlaine?

Asentí,tanpresodeterrorquenoteníaconcienciaplenadeloquehacía.—¿LasobrinadeRufusBlaine,elconocidofabricante?Asentídenuevoygemídébilmente.Surostrodesaparecióderepente,peroenvez

devolveracolocarensusitio la tapacomoyohabíaesperadoporunmomento, laretiraronporcompleto.

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Variosbrazossetendieronhaciamí,soltaronlasatadurasquemeaprisionabanymeayudaronasentarme.Unmomentodespuésmeretiraronelsudariocomosifueraunalargamediablanca,ymismanosypiernasquedaronlibres.Mesacarondeallí.

Estaba demasiado agotado para hacer otra cosa que caer al suelo y yacer allíinerte a los pies de todos ellos, consciente pero incapaz de moverme. En aquellaposturaoíyvielrestodeloqueocurrió.

ElContablelevantólamano.—¡Amigos cadáveres! —anunció—. El castigo del Hermano Bud se pospone

indefinidamente,porrazonesconocidaspormíylosotrosjefesdelcapítulo…Pero a la despreciable reunión de bandidos enmascarados aquello no le gustó

nada;ibanaescamotearlessupresa.—¡No! ¡No!—farfullaron, y alzaron los brazos amenazadoramente hacia él—.

¡Elataúdexigeunocupante!¡Lasepulturaansiauninquilino!—¡Tendráuno!—prometió—.Ustedesvanacontemplarsuentierro. ¡Nose les

vaaprivardesusdiversionesfunerarias,delvelatorioalquetienenderecho!—Hizouna disimulada seña alMensajero y le entregaron el libromayor, rematado por lacalavera. Lo abrió, pasó rápidamente las hojas, consultó las anotaciones, mientrasreinabaunsiniestroyexpectantesilencio.Señalóalgoenellibroysusojosbrillaronconmalicia.Entoncesalzóunavezmáslamano—.¡Vanacontemplaruncastigo,unentierroirrevocableconlosrespiraderoscerrados!

Portodosladossonarongritosymurmullosdeplacer.—Heencontradoaquí—prosiguió—elnombredeunmiembroquehaaceptado

todosnuestrosfavoresy,sinembargo,constantementehafaltadoenlasaportacionesque nos debía. Un hombre de fortuna, que, sin embargo, ha intentado engañarnosponiendosuspropiedadesanombredeotros,ocultándolasencajasdeseguridadbajonombresfalsos,yasísucesivamente.¡Condeno,portanto,alHermanoAnselmoasercastigado!

Un grito de terror surgió de entre los circunstantes y una de las figurasenmascaradasintentólanzarse,aterrorizada,hacialapuerta.Leagarraron,letrajeronarastrasyleaplicaroneltormentoqueyoacababadepasar.Nopudeevitareldarmecuenta,conestremecedorespresentimientos,queelContablesehabíapropuestoqueyo permaneciera en pie y me mantuviera erguido para observar aquella malditaescena.Enotraspalabras,quealhabersidotestigoycopartícipedelaescena,erayatanculpablecomocualquieradeellos,hechoquenoeraprobablemedejaranolvidarsimástardeponíaobstáculosasusexigenciasdechantaje,unchantajequeesperabanquesatisficieraconlaayudadeldinerodeJoan—omásbieneldesutío—unavezque estuviera casado con ella. Me di cuenta de que había sido la mención de sunombre lo que me había salvado. Por el momento, yo les era más útil vivo quemuerto,esoeratodo.

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Mientras tanto, con el acompañamiento de un último gemido de desesperaciónque resonaría después durante varios días enmis oídos, clavaron la tapa del ataúdsobre el palpitante contenido que éste guardaba en su interior. Lo levantaron entrecuatrohombresdesignadosal efectoy lo sacaronauncoche fúnebrequeesperabaocultoentrelosárboles,mientraslosmúsicostocabanlaMarchaFúnebre.Lessiguióelrestodelcriminalgrupo,yoentreellos,flanqueadoporelMensajeroaunladoyelContablealotro.Meobligaronaentrarenunautomóvilyacomodarmeentreellos,yemprendimos la marcha detrás del coche fúnebre, con los otros vehículossiguiéndonos.

Nos apeamos todos en un solitario valle en medio del bosque donde habíanpreparadounatumba.Noesnecesariodetenerseenlaescenaquesiguió.Valgadecirque cuando estabanbajando la caja, en completo silencio, se oyó claramente en elinterior el sonido de movimientos frenéticos, como de algo que se contorsionaradesesperadamente.Presenciélaescenacomoatravésdeunvelodedelirio,conunasmanosquemesujetabanlasmuñecasobligándomeamirar.

Cuandopor fin acabó todo, cuandopor fin hubieron rellenado la sepultura contierrayéstafueapisonadaparadejarladenuevocompletamenteplana,meencontréunavezmásdentrodelcochequehabía idoarecogermeacasa,peroestavezsólocon el conductor, de regreso a la ciudad. Deliberadamente tiré la máscara por laventanilla,comopruebadequequemabalasnavestrasdemí.

Cuando el coche giró para tomar la curva frente a mi casa, salté fuera de unbrinco,nosinantesintentaragarraralconductorporelcuelloyarrastrarletrasdemí.La condenada máquina no era ya más que un par de luces de posición que sealejaban,chirriando,demí;nisiquierahabíafrenado.

Subírápidamente lasescaleras,bajé laspersianasparaquenadiepudieravermedesdefuera,saquélamaletay,sinagacharmesiquiera,empecéalanzarcosasdentro.Lamandíbulainferiormetemblaba.Luegomedirigíalteléfono,dudébrevementeymarquéelnúmerodeJoan.¡Ojoentodaspartes,oídosentodaspartes!Peroteníaquecorrerelriesgo.Ahora,ellacorríaunpeligrotangrandecomoelmío.

Otrapersonacontestóensulugar.—Joannopuedehablarconnadieenestemomento.Eldoctorlehamandadoque

permanezcaenlacama;tuvoqueadministrarleunsedanteparacalmarlelosnervios,vinohaceunratoenunestadodehisterismototal.¡Nosabemosquélehaocurrido,nohemospodidoconseguirquenoslocuente!

Colguédesconcertado.«Yo soy el causante al pedirle que semarchara esta noche», pensé. «La herí y

desdeentoncesdebehaberestadopensandoenello».Volvíameterlamaletabajolacamadeunapatada.Hicieranloquehiciesenlos

AmigosdelaMuerte,nopodíamarcharmehastaquelahubieravisto.

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No dormí en toda aquella noche. A las nueve de la mañana siguiente habíatomadounadecisión.Memetílainvitaciónenelbolsillointeriordelachaquetaymedirigí a la Comisaría más cercana. Ahora sentía haber tirado la máscara la nocheanterior,aquellohubierasupuestootrapruebamásquepresentar.

Solicité, taciturno, ver al oficial de guardia. Éste me escuchó con paciencia,examinó la invitación, y se golpeó pensativo los dientes de abajo con la uña delpulgar.Lentamenteempecéacomprenderquemeconsiderabaligeramentechiflado,unmaniático;mirelatodebíaserdemasiadofantásticoparatenervisosdeveracidad.Luego,cuandoleconfesélacausaprimeradequehubieraentradoencontactoconlaasociación—mi obsesión por las tumbas— le vi entornar los ojos astutamente yhacerungestodeasentimientoparasícomosiaquelloloexplicaratodo.

Llamóaunodelosinspectoresyleordenóconpocaconvicción:—Investigue el relato de este hombre, Crow. Mire a ver qué puede descubrir

sobre esa…ejem…casade campoyunmisterioso cementerio en las cercaníasdeEllendale. Páseme luego un informe.—Después se dirigió a mí apresuradamente,como si no viera el momento de librarse de mi presencia y pensara queverdaderamente debía estar bajo observación en un centro de psicópatas—. Nosocuparemosdeusted,señorIngram.Ahoraváyaseacasaynosepreocupemásdelasunto. —Golpeó una o dos veces descuidadamente la invitación con la calaveragrabada contra el borde de su mesa—. ¿Está usted seguro de que esto no es unacircularuntantoapremiantedealgunacompañíadesegurosdevidaosimilar?

Apreté las mandíbulas con gesto torvo y salí de allí sin contestarle. Habíacomprendidoquenomeibanaservirdenada.Pocohabíafaltadoparaquemedijeranalacaraqueestabachiflado.

Crow,elinspector,bajólasescalerasdetrásdemíabrochándosetranquilamenteelabrigo.

—Un autobús interestatalme dejará por allí cerca—dijo.Así era, pero yomepreguntécómolosabía.

Alzólamanoalveracercarseunoylehizoseñasdequeparara.Elvehículoseaproximó haciendo un viraje y la puerta se abrió automáticamente. Durante unsegundosusojosmeatravesarondeparteapartecomodostaladros;despuéssubiódeunsalto.

—Nos veremos,Hermano—dijo—. Si alguien se ha ganado el castigo, ese esusted.Leenterrarán…ysinrespiradero.

Elyelautobússealejaron…haciaEllendale.Laaceraempezóaoscilaramialrededorcomogelatina.Amenazabaconalzarse

y golpearme en la cara, pero me agarré al poste de una parada de autobús y memantuvesujetohastaquepasóelvértigo.¡Unodeellosenelcuerpodepolicía!¿Quésentido tenía volver a entrar allí? Si no me habían creído la primera vez, ¿qué

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probabilidad tenía de que me creyeran entonces? Y el modo cómo acababa demarcharseydejarmemostrabacuanciertosesentíaaeserespecto.Elhechodequenohubieraintentadosecuestrarme,obligarmeairallíconél,demostrabalosegurosqueestabandepoderponermelamanoencimacuandoestuvieranpreparados.

¡Bueno,todavíanolohabíanhecho!Niloharíannunca,siesquesemepermitíaopinar sobre el asunto. Ya que no podía lograr ayuda, la única solución que mequedabaerahuir.Huiría,pues.Nopodíanestarentodaspartes,noeranomnipotentes;debíadehabersitiosdondepudieraencontrarmeasalvodeellos—aunquefueraporpocotiempo.

Saquéeldinerodelbanco,telefoneéalaoficinaparadecirquepodíanbuscaraunsustitutoparamitrabajo,quenopensabavolvernuncamás.Fuiasacarelcochedelgarajedondeloguardabahabitualmenteehicequeloengrasaran,llenaraneldepósitodegasolinaylorevisaranparaunlargoviaje.Fuienelcocheadondemehospedaba,pagué,puselamaletaenlapartetraseraymedirigíacasadeJoan.

Estabapálida,comosi lehubieraocurridoalgo lanocheanterior,perosehabíalevantadodelacama.Misbrazoslarodearon.

—Tengoque irmede laciudad…antesdeunahora…pero tequiero,y teharésaberdóndeestoyencuantomeseaposible—ledije.

Merespondióserenamente,mirándomealacara:—¿Quénecesidadhaydeeso?Yoirécontigo…adondequieraquevayas.—Pero tú no sabes con lo que me enfrento… y no puedo decírtelo. ¡No

conseguiríamásqueponerteenpeligro!—Noquierosaberlo.Mevoycontigo.Podemoscasarnosallí,dondesea…Diomediavueltaysaliócorriendo.Alpocoratovolvió,arrastrandounabrigocon

unamano,apretandocontrasíconlaotraunjoyeroyunmaletíndeviaje,yconunsombrero encaramado airosamente en la nuca.Ninguno de los dos reímos.No eramomentoderisas.

—Estoylista…—Vioenmirostroquealgohabíaocurrido, inclusoenelbrevetiempoenquehabíaestadofuera—.¿Quéocurre?—Dejócaerlasmanos;unhilodeperlassaliórodandodeljoyero.

La llevé hasta la ventana y señalé sin decir palabra hacia abajo, a mi coche.Acababan de inflarme los neumáticos en el garaje; ahora las cuatro llantasdescansabanhorizontalmentesobreelasfalto,completamentedeshinchadas.

—Probablementevaciaroneldepósito,cortaronelencendido,yunavezpuestosaello lo estropearon irreparablemente—dije con vozmate y sin expresión—. ¡Nosestán vigilando cada minuto! ¡Maldita sea, no debía haber venido, te estoyarrastrandoalatumba!

—Bud—repusoella—,siesallídondedeboircontigo…nomeimporta.—¡Bueno,aúnnolohanconseguido!—murmurétercamente—.Iremosentren.

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Asintióconvehemencia.—¿Adónde?—ANuevaYork.Ysinoestamosasalvonisiquieraallí,nosiremosenbarcoa

Inglaterra…esoestaráseguramentefueradesualcance.—¿Quiénesson?—quisosaberella.—Mientras no te lo diga aún tendrás una oportunidad de seguir viviendo. ¡No

piensocondenartealamuertemientraspuedaevitarlo!Noinsistiósobreeltema,casi—estosemeocurriómástarde—comosisupiera

yatodoloquehabíaquesaber.—Voyallamaralaestación,parasabercuándosaleelprimertren…Laoísaliralvestíbuloypresionarelganchodelteléfonoparalograrlaconexión.

Meagachéyvolvíameterlasperlaseneljoyero.Alcéunpocolavista,ydenuevosuspiesaparecieronenlaalfombrafrenteamí.

Niseechóallorarnidesfalleció;selimitóamirarporencimademí,alolejos,mientrasmeincorporaba.

—Vanenserio—susurró—.Handesconectadoelteléfono.Volvióadirigirsealaventana,ypermanecióallí,mirandohaciaafuera.—Enlaaceradeenfrentehayunhombrequehaestadoleyendoelperiódicotodo

el tiempo que llevamos hablando. Parece estar esperando un autobús, pero hanpasados ya tres y sigue ahí. No lo lograremos jamás. —De pronto, su rostro seiluminó—.¡Espera,yalotengo!

Perosuentusiasmomepareciófalso,premeditado.—Envezdesalirdeaquíjuntosparaintentarllegaralaestación,supónquenos

separamos…ynosreunimosmástardeeneltren.Creoqueesoesmásseguro.—¿Cómo?¿Dejarteatrás,solaenestelugar?Nilopienses.—Me iré laprimera, sin llevarmenada,comosi fuerasólodecompras.Nome

acercaréalaestación.PuedotomarunautobúsmunicipalhastaHamlin,eslaprimeraparadadeltrenenlalíneaaNuevaYork.Dameventajaydéjateverenlaventanaporsiéseesunodeellos.Luegoescapasporlapartedeatrás,compraselbilleteysubesaltren.YoteesperaréenelandéndelaestacióndeHamlin,puedesayudarmeasubiraltrencontigo;sóloparaallíunminuto.

Talcomoellaloexponíaparecíarazonable,puesyoseríaelquecorreríalamayorpartedelriesgo,yendodesdeallíalaestación.Acepté.

—Méteteentrelagentedurantetodoeltrayecto—leadvertí—.Nocorrasningúnriesgo.Sóloconquealguientemiredeformasospechosa,gritacomositeasesinaran,échalesencimalafuerzadepolicíaentera.

—Me las arreglaré—repuso ella con tono convincente. Se acercó, y nuestroslabiosseencontraronbrevemente.Susojosseempañaron.

—¡QueridoBud—murmuróenvozbaja—,quetengasunavidalargayfeliz!

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Antes de que cayera en la cuenta de lo extraño de sus palabras, había salidorápidamenteylapuertasehabíacerradotrasella.

Vigiléatentamentedesde laventana, listopara lanzarmea lacalle sielhombredelperiódicoesbozaba siquieraunmovimientohaciaella.Paracogerel autobúsalcentroteníaquecruzarhastadondeélestabayesperarjuntoaél.Nosefijóenella,nilevantólosojosdelperiódicocuyashojasnohabíapasadodesdehacíadiezminutos.Ella permaneció allímirando hacia un lado, él hacia el otro. Por supuesto podríanhabersedichoalgosinqueyoloadvirtiera.Elautobúsllegóvelozmenteymepusetenso.Unminutodespuésmerelajédenuevo.Ellasehabíamarchado;élseguíaallíleyendosuinterminableperiódico.

Decidíconcederlemediahoradeventaja.Deesemodo,alsereltrenmásrápidoque el autobús, llegaríamos ambos aHamlin casi simultáneamente.No quería quetuviera que esperar sola en el andén demasiado tiempo, si podía evitarlo.Mientrastanto, seguía asomado a la ventana, para que el vigilante constatara que yo nomehabíamovidodelacasa.TantoJoancomoyohabíamosdeducidoanteriormentequeaqueleraunvigilante,unespía,yheaquíque,unosveinteminutosdespuésdequeellasemarchara,todamiteoríasederrumbócomouncastillodenaipes.Unajoven,alaqueelhombredebíahaberestadoesperandotodoeltiempo,llegóapresuradamentehastaélyvicómoseexcusaba.Éltiróelperiódico,miróelreloj,lacogióconrudezaporelbrazoysealejaron,discutiendoconviolencia.

Mi alivio fue sólo momentáneo. Los hilos del teléfono cortados y el cocheestropeadoconstituíanpruebasuficientedequeunosojosinvisiblesmehabíanestadovigilandotodoeltiempoymevigilabantodavía.Sóloquelohacíanconmássutilezaquesituandounvigilantedemasiadoobvioenunaesquina.Porlomenosconélhabíacreídosaberpordóndeandaba;ahorameencontrabaotravezaoscuras.

Treinta y cinco minutos después de que Joan se hubiera marchado salí por lapuertadeatrás,dejandoelcochedelante(comosiesofueraaservirmedealgo),yelsombrerocolgadodelapartesuperiordeunsillóncolocadoconelrespaldohacialaventana(comosifueraavalermetambiéndealgo).Seguíuncallejónparticularquehabíaentrelascasashastaquefuiadaralacallejuelamáscercana,alavueltadelaesquinade la casade Joan.Era la unade la tarde.Nohabíaun alma a la vista enaquelmomentoenesetranquilobarrioresidencial,yparecíahumanamenteimposiblequenadiemehubieravisto.

Seguí una tortuosa ruta en zig-zag, bajando por una calle, cruzando otra, perosiempreendirecciónalaestación,deteniéndoseaintervalosfrecuentesparaescrutarlos alrededores a través de la luna de algún escaparate que los reflejaba como unespejo.A juzgar por las señales de peligro que encontré, losAmigos de laMuerteparecíanmuylejanos,inexistentes.

Finalmente,meintrodujeenlaestaciónporlaentradalateraldeequipajesydesde

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allí me abrí camino hacia delante, con los ojos bien abiertos al acercarme a lasventanillas de billetes. El lugar era, como de costumbre, una colmena de actitud,comoloqueresultabamásseguroyalavezmáspeligrosoparamí.Mehallabamásseguro con toda aquella gente alrededor, perome resultabamásdifícil saber simevigilabanono.

—DosparaNuevaYork—ledijeconcautelaalempleado.Ymemetílosbilletesenelbolsillolanzandounamiradadedesconfianzaamialrededor—.¿Cuándosaleelprimertren?

—Dentrodemediahora.Paséaquellostreintaminutosmoviéndome.Nomegustabaelaspectodelasala

de espera; había demasiada gente en ella. Finalmente, decidí que una cabinatelefónica sería el lugarmás seguro. Su oscuridadme ofrecería cierta protección ysólo tendría que vigilar en una dirección en vez de cuatro. Además, estabanconvenientementesituadascercadelaspuertasquedabanalasvías.Sinembargo,alospasajerosnoselespermitíatodavíapasaralosandenes.

Lancé una última mirada inquisitiva a mi alrededor y luego me dirigídirectamenteaunacabinacomosituvieraqueefectuarunallamada.Lasdosdelosladosestabanindudablementevacías;lovialentrarenlamía.Lediunpardevueltasa la bombilla de arriba para apagarla, dejé que quedara abierto un resquicio de lapuerta, para poder oír el aviso de salida cuando lo dieran, yme apoyé expectantecontraeltabiquedelfondo,conlosojosfijosenelcristalqueteníaenfrente.

Pasaronveinteminutossinqueocurrieranada.Deprontounaltavozcobróvidaenelexterior,yatravésdeélatronólavozdeunempleado.

—ExpresodeNuevaYork.Andénnúmerocuatro.Tienesusalidadentrodediezminutos.PrimeraparadaHamlin…

Yentonces,causándomelamismaimpresiónquesimeatravesaraunacorrientedealtovoltaje,elteléfonojuntoamíempezóarepiqueteardébilmente.

Mequedéallíquietomirándolomientras lasangrese retirabademicara.¿Unallamadaaunacabina?¡Debíaser,teníaqueser,unnúmeroequivocado,oalguienquequeríahablarconInformacióno…!Debíanpoderoírlodesdefuera,porquelapuertacorrederaestabasóloparcialmentecerrada.Unodelosmozosquepasabaporallísevolvió, me miró y empezó a avanzar hacia donde yo estaba. Para librarme de éllevantéelauricularymelollevéaloído.

—Másvalequesalgaahora,seleacabóeltiempo—dijounavozinexpresivayfúnebre—.Están anunciando su tren,peroustednova a subir a ese…ni aningúnotro.

—¿De…desdedóndehabla?—Desde la cabina de al lado —dijo burlona la voz—. Se olvidó de que los

panelesdecristalsólolleganhastamediaaltura.

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La comunicación se cortó y la figura de un hombre, como una aparición,oscurecióelcristalfrenteamisojos,antesdequepudieranisiquieravolveracolgarelauricular.Dejécaerésteporcompletoytenséelbrazoderechoparagolpearenlacaraami interlocutor tanprontocomocorrieraaun ladoelcristal.Enel lugardelbotónsuperiordelachaquetateníaelcañóndeunrevólverapuntandohaciamí.Doshombresmásaparecierondetrásdeél,sinquepudieradecirdedóndehabíansalido.Ahoraestabamuyoscuroenlacabina.Lastressiluetasjuntasbloqueabantodalaluzdel día. La estación y su bullicio acogedor quedaban borrados, habían retrocedidohacia la lejanía,comosiestuvieranamilesdekilómetrosencuantoa laayudaquepodíanproporcionarme.Corrícansadamenteelcristalhaciaunladoysalílentamentedelacabina.

Unode los tres hombresmostró fugazmenteunaplaca…quizásCrow le habíaprestadolasuyaparalaocasión.

—Quedadetenidoporintroducirmonedasfalsaseneseaparato.Nolevaldrádenadaalzar lavoz,nigritarpidiendoayuda,ni intentardecirle a lagentequenoescierto.Peropuedehacerlosigusta.

Yolosabíatanbiencomoél;docenasdecabezassevolvieronamirarnoscuandoechamosaandar,yoenelcentro,a travésdelpisoprincipalde laestación.Peroniunosoloentreesamultitudsehubieraatrevidoaobstaculizarloqueconsiderabanunarresto legítimo en observancia de la ley. El que llevaba la placa lamantuvo bienvisibleen lapalmade lamanovueltahaciaarriba,yasuvista, losespectadoressehacíanatráslentamente,abriéndonospasoentreellos.Meconducíanalamuerteantelavistadecientosdepersonas.

Por dos veces intenté hundir los pies cuando llegamos a irregularidades en lasuperficiedelsuelodemármolescalonado,perolapuntadeunapistolaapoyadaenlabase demi espina dorsal apartaba siempre el obstáculo, tan habituado estaba a noquerer morir. Luego lentamente, tomé esta determinación: «Voy a obligarles adispararcontramí,antesdequememetanenelcocheoadondequieraquemelleven.Esmiúnicaescapatoria,engañaralamuerteconlamuerte.Detodosmodos,mevanaenterrarvivo;enlugardeesolesvoyaobligaraqueterminenconmigoaquí,conesa pistola, esa pistola limpia y amiga. Pero no dispararán simplemente contramí,sinoquedispararánamatar,denoserasí…».

Unbruscomovimientohaciaatrásbastaría.Apretandolapistolacontraelcuerpodel que la llevara, éste la descargaría automáticamente sobre mí. «Pobre Joan—pensé—,sequedaráesperandoenelandéndeHamlin…portodalaeternidad».Peroesonoalteróenmodoalgunomideterminación.

Lavozdelempleado,apesardelaltavoz,seperdíaanuestrasespaldas.—ExpresodeNuevaYork,andéncuatro,tienesusalidadentrodecincomin…Deprontolaluzdelsolnosgolpeóenlacaradesdeelotroladodelpórticodela

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estación,porentredosenormescolumnasdedospisosdealtura.Alláabajo,lejos,alpiedelasanchasgradasdelaescalinata,viunturismonegroaparcado,esperando.

—¡Ahora!—pensé,ypusetodomicuerpotenso,listoparalanzarmehaciaatráscontralapistoladeformaqueéstaexplotaraenmicuerpo.

Un mensajero de la Western Union, con su uniforme verde aceituna, subíacorriendolosescalones,derechohaciamisverdugosconunbrazoextendido.Peronoeraunmuchacho,sinounhombre.Eraunodeellosdisfrazado,losupeencuantolevi.

—¡Urgente!—dijo jadeando y puso elmensaje en lamano del que llevaba laplaca.Volvíarelajarme,retrasandoporunmomentolairrupcióndelamuerteenmipropiocuerpo,mientrasesperabaparaverdequésetrataba.

Loleyóenterounavez,luegololeyóenvozbajaunasegundavezparalosotrosdos…,almenosunaparte.

—«Castigocancelado,entreguenalex-HermanoBudunsalvoconductoaNuevaYork con la promesa de no volver jamás… Se acepta el renovado juramento desilencio por su parte. Las ceremonias del entierro se efectuarán como estabaplaneado…».

Señaló con el dedo el resto sin repetirlo en voz alta; de estamanera supe quehabíaalgomás.

Elmensajerohabíabajadoyaapresuradamentelasescalerashaciadondeestabaelcoche,yseprecipitódetrásdeél.Deprontounamotosaliódisparadaporelotroladoysealejóruidosamente,dejandotrasdesínubecitasdehumoazulado.Unmomentodespuéslostresqueestabanconmigo,sedispersaroncomogallinazosasustadosalosqueleshanquitadolapresa,bajandodetrásdelmensajero,desdediferentesángulosqueconvergíanhaciaelcoche.Meencontréallídepie,soloenloaltodelaescalinatade la estación, como una figura solitaria empequeñecida por las monolíticascolumnas.

Tambaleándome,dilavueltaymelancésinpensarloatravésdelagranestación,dobladocomouncorredordemaratónenbuscadelpremio.

—¡Altren!¡Altren!—sonabadébilmenteenalgúnlugaralolejos.Podíaverles,delantedemí,cerrandolaspuertasdeaccesoalandén.Levantéunbrazoyalvermedejaronunapequeñaaberturaquepermitíaelpasodeunapersona.

El tren iba tomandovelocidadcuando llegué, tambaleante,a laalturade lavía,peromeagarrédelpasamanosdelúltimopasillodelúltimovagónjustoantesdequesalieradelandéndecementosituadoentrelasvías.Unrevisormearrastródentroycaíhechounovilloasuspies.

—¡Estospasajerosdeúltimahora—leoírefunfuñar—,cualquieracreeríaqueleibaenellolavida…!

Permanecíallítirado,jadeando,tumbadodeespaldascomounpezfueradelagua,

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mirándole.—Asíera—logrédecir.Meencontrabainclinadohaciafueradesdeelúltimoescalóndelaportezuela,en

unángulodecasi45grados,sujetándomeconunamano,cuandoelandéndeHamlinapareció rápidamente ante mi vista, cuarenta minutos después. Podía ver todo el«muelle»enformadebarcodeunextremoalotro.

Algoibamal;ellanoestabaallí.Nohabíanadie,sólounpardeharaganesnegros,apoyadoscontralapareddelaestación.Elgrancartelpintadooscilóenelaireyvinoapararsecasidelantedemisojos:«HAMLIN».EllahabíadichoHamlin;¿quéhabíapasado?¿quéhabíasalidomal?¡TeníaqueserHamlin;nohabíaotraparadahastalamañanasiguiente,despuésdeatravesarmuchosEstados!

Bajédeunsalto,entrécasipatinandoenlapequeñaysofocantesaladeesperadedosmetrosporcuatro.Nohabíanadie.Corríhacialaventanilladebilletes,meagarréalosbarrotesconambasmanos,casisacudiéndolos.

—Unajoven…ojosazules,pelorubio,abrigomarrón¿dóndeestá,dóndehaido?¿Nohavistoanadieconesasseñasporaquí?

—No,nohahabidonadieporaquíentodalatarde,nohevendidoniunbillete,nimehanpreguntadonada.

—Elautobúsquevienedelaciudad…¿hallegadoya?—Hacediezminutos.Estáallíafuera,enlapartedeatrásdelaestación.Meabalancéa travésde lapuertadeenfrentecomoun loco.Lacampanade la

locomotorasonaba,tristemente,casicomountañidodedifuntos.Desesperadoagarrédelassolapasalconductordelautobús.

—No,notrajeaningunamujerjovenenmiúltimoviaje.Mehubierafijado;megustanlaschicasjóvenes.

—¿Ynadieparecidosubióenlaterminaldelcentrodelaciudad?—No,ningunarubia.Mehubierafijado,megustanlasrubias.Las ruedas estaban ya comenzando a resonar como una advertencia en las

intersecciones de los rieles amedida que el tren se ponía enmarcha; podía oírlasdesdeelotro ladodelaestacióndondeyomeencontraba.Medioloco,mesumergíotravezadentro.Elempleadorecordóalgodeprontoymellamómientrasyoestabamirandoaturdidoamialrededor.

—Oiga,porcierto,¿se llamaIngram?Olvidédecirlequeunmensajeroespecialtrajoestohaceunrato;medijoqueloentregaraeneltrendeNuevaYork.

Seloarrebaté.¡Erasuletra!Loabrí:micabezagiródesesperadadeizquierdaaderechamientrasmisojosrecorríanelpapel.

DespuésdetodonocogíelautobúsaHamlin;peronotepreocupes.SiguehastaNuevaYorkyespérameallí.Piensamuchoenmí,rezapormíalgunas

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veces,ysobretodo,manténtujuramentedesilencio.Joan

¡Lohabíadescubierto!Primerofuecomosiunrayopenetraseenmicerebro.Yluegocomosiunaexplosióndedinamitamehubierapartidoendos.¡Ellaestabaensus manos! Recordé, palabra por palabra, aquel horrible mensaje que me habíasalvadoenlaestaciónyahorasabíaloquesignificabayloquemehabíanocultado.«Castigo cancelado. Concedan al Hermano Bud un salvoconducto. Se acepta elrenovado juramento por su parte…». Pero yo no había hecho ninguno. Ella debíahaberlesprometidoaquelloennombremío.«Elentierrose llevaráacabocomoseplaneó…»¡Substitutoaceptado!

Y ese substituto era Joan.Había ocupadomi lugar. Se había dirigido a ellos yhabíahechountrato.Mesalvó,acostadesuvida.

Norecuerdocómoregreséalaciudad.Quizásleentreguéaalguientodoeldineroque llevaba y tomé prestado su coche. Quizá simplemente robé uno que habíandejadoenlacalleconlallavepuesta.Tampocorecuerdodóndeconseguílapistola.Debí de volver nadamás llegar a la ciudad a lamisma casa de empeño donde yahabíaestadoantes.

Cuandovolvía tomarconcienciade lascosasmeencontrabaenelporchedelacasaselladacontablasdeEllendale,golpeandoconelcuerpo,casihastapartírmelo,el marco de la puerta. Finalmente logré entrar saltando desde un árbol hasta eltejadillodelporcheyrompiendounadelasventanasdelpisoalto,quenoestabatanprotegida.

Llegaba demasiado tarde. Lo supe por el silencio tan pronto como entré en lahabitación y se apagaron a mi alrededor los últimos tintineos del cristal roto. Noestaban allí. Se habían ido. ¡No había un alma en el lugar! Pero cuando bajabacautelosamentelaescaleraconelrevólverenlamano,descubríseñalesdequehabíanestadoallí.Lashabitacionesdeabajoestabanimpregnadasdeunolorprofundamenteempalagoso de flores frescas; había helechos y trozos de hojas esparcidas por elsuelo. Las sillas de campo plegables todavía estaban colocadas en filas ordenadas,comosisehubieracelebradounserviciofúnebre.Frenteaellashabíaunasvelastangruesas como lamuñeca de un hombre, apenas frías por arriba, y de ellas aún sedesprendíaelolorcarbonizadodesuspábilosconsumidos. ¡Almirarenunarmarioencontrésuabrigo—eldeJoan—,susombrero,suvestido,suspobressandalitasdetiras, colocadasuna junto a la otra!Las apreté contramí, lasdejé caer, salí de allícorriendoenloquecido,eirrumpíenelcementeriocontinuo,peronohabíaseñalesdequelahubieranllevadoallí.Nohabíaningunatumbareciénrellenada,nimontóndetierraenelquenocrecierahierba.Leshabíaoídodecirqueteníanotroscementerios.Hacíamuchoquehabíaoscurecido,ytododebíahaberacabadoya.Pero¿cómopodía

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dejardeintentarlo,aunquefuerademasiadotarde?Despuésencontréaunaparejajuntoalacarreteraprincipalquepernoctabaenun

remolque al borde de la calzada, yme dijeron que había pasado un coche fúnebrehacíamásdedoshorascaminodelaciudad,seguidoporvariosautomóviles.Habíanpensadoqueeraunahoramuyraraparaunentierro.Habíanpensadotambiénqueelcortejoibamásdeprisadelocorriente.Ydespuésdevercómolanzabanunabotelladeginebravacíadesdeunodeloscoches,noeraprobablequeolvidaranelincidente.

Perdílapistaalaentradadelaciudad,nadieleshabíavistoporallí;lanocheylaoscuridadseloshabíantragado.Heestadobuscandodesdeentonces.Yahepenetradoendoscementerios,yestabaenel tercerocuandoustedesmedetuvieron…peronoencontré señalesdeella.Está, enesteprecisomomento, enalgúncementeriode laciudad, respirando todavía,quitándoseagolpes lavidaenunaoscuridadsofocante,mientrasustedesmeretienen,perdiendountiempoprecioso.¡Mátenme,mátenmeyacabenconesto…obienayúdenmeaencontrarla,peronomedejensufrirasí!

***

Elcapitánretirólamanodedelantedelosojosydejódepellizcarseconellaelpuentedelanariz.Lehabíaquedadounaseñalblancaentrelosojos.

—Estoeshorrible—susurró—.Casipreferiríanohaberoídoestahistoria.¿Cómonocreerlo?Esdemasiadoforzada,demasiadoincreíble.

De pronto, como un aparato de radio que tomara vida, crepitando y emitiendochispasazules,empezóalanzarórdenestajantes.

—Como prueba evidente, tenemos la nota que ella le envió a la estación deHamlin; tenemos la ropa de la señorita Blaine en la casa de Ellendale, eindudablemente ese libromayor de socios que usted firmó al principio, junto conDiossabequémás.Ustedesdosvayandeprisaparaalláconunequipodeexpertosysaquen fotos de esas sillas plegables, velas, de todo, tal como lo encuentren.Ynoolvidenelcementerio.Quieroqueabrantodasycadaunadeesastumbastanrápidocomo puedan manejar los picos. ¡Mandaré después los permisos necesarios deexhumación,peronolosesperen!¡Esosterrenosestánllenosdeseresvivos!

—Joan…Joan—sollozóBudIngramcuandolapuertasecerróruidosamentetrasellos.

Elcapitánhizounbrevegestodeasentimiento,sintenernisiquieratiempoparamostrarsecompasivo.

—Ahoravamosadejardepensarcomopolicíasyloharemos,porestavez,comoseres humanos, aunque los reglamentos del departamento digan lo contrario —prometió.

Hablóenvozbajaporelinterfonodesuescritorio.

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—Póngame con Mercer en la calle Poplar… Ese hombre Crow, que está conustedes…¿dicequeahoraestáfueradeservicio?

—Estáenelvelatorio, se encuentra fuerade sualcance—gimió Ingram—.Noapareceráhastaque…

—¡Chist!—elcapitánlehizocallar—.Puedequeseaunodeellos,peroalmismotiempoesunpolicía.QuieroqueordeneporondacortaaCrow—ledijoaMercer—que se ponga inmediatamente en contacto conusted en la comisaría. ¡Y cuando loHaga, quiero quemantengan la conexión y que esa línea permanezca abierta hastaque se descubra desde dónde llama! Ese hombre no debe cortar la comunicaciónhastaquesepamosdesdedondehablay tengamosoportunidadde irallá; lehagoausted responsable, Mercer. ¿Está claro? Es una cuestión de vida o muerte. Puedeponer como excusa el caso en el que está trabajando, cualquiera que sea. Estaréesperandosusnoticiasparacomenzaraactuardesdeaquí.

—Quiero que se forme inmediatamente una patrulla de emergencia —añadióluegoatravésdeltransmisordelescritorio—,doscoches,ytodalagentedisponible.Quieroazadas,picosypalasencantidad suficiente.Quieroun tercervehículo, conequipo inhalador, tienda de oxígeno y todo lo necesario. Sí, una escolta demotocicletas…yháganlesestaadvertencia:¡Nadadesirenasnideluces!

—Quizá no le llegue la onda corta…aCrow—dijo Ingram—.Y aunque sí lareciba,puedequenolacontesteofinjanohaberlacaptado.

—Llevasucoche—repusoelcapitán—ysiguesiendounpolicía,sealoqueseaademás.—Mantuvolapuertaabierta—.Yaleestánllamando.

En una de las otras habitaciones vibraba un transmisor: «Lawrence Crow,inspector de primer grado. Lawrence Crow, inspector de primer grado. LlameinmediatamenteaMercer,alacomisaría.LlameaMercer…».

Ingramseapoyócontralapuertarezandoensilencio.—¡Ojalásusentidodeldeberseamásfuertequesucautela!Elcapitánseestabaabrochandoelabrigo,palpandoelrevólverquellevabaenla

cadera.—Es inútil, va estará muerta —dijo Ingram—. Es la una de la mañana, han

pasadosietehoras…Elteléfonosonóamenazador,sólounavez.—¡Cójanlo!—fuetodoloqueelcapitándijoconasperezaatravésdelauricular,

yempujóaIngramhaciadelante—.Estállamando…¡Vayaalcoche!Fueradeledificio,cuandolaportezuelasecerrótrasellos,ordenólacónicamente:—¡Aldrugstore que está abierto toda la noche, en lamanzana 700 de la calle

Main!Se pusieron en camino como una procesión de rápidas y silenciosas sombras

negras;elúnicosonidoqueproducíaneraelsordomartilleodelasmotocicletasque

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lesrodeabanyprecedían.El coche deCrow estaba aparcado frente al iluminado local cuando llegaron a

toda velocidad; estaba todavía dentro. Dos de ellos irrumpieron en el local y lesacaronprecipitadamenteentreambos.Elcapitánsecolocófrenteaél.

—Suplaca—dijo—.Estáustedarrestado.¿Adónde llevaronaesa joven, JoanBlaine?¿Dóndeestáahora?

—Noséquiénes—repusoél.Elcapitánsacólapistola.—¡Contéstemeolematoaquímismo!—Noleasustalamuerte—dijoIngramdesesperado.—Asíes—contestóCrowserenamente.—¡Entoncesleasustaráeldolor!—dijoelcapitán—.Vuelvanallevarleadentro.

Ustedesdosvenganconmigo.Elrestoquédensefuera,¿entendido?La puerta de cristal brilló, al abrirse de nuevo, después de entrar ellos, y el

dependiente de la farmacia, con aspecto asustado, fue empujado a la acera. Luegobajaronbruscamenteunapersiana.

Ingrampermanecióenelcocheconlacabezaentrelasmanos,inclinadasobresuregazo.Enalgún sitio cercano seoyóungrito apagado,quequebróel silencio.Lapuertaseabrióderepenteyelcapitánsaliócorriendo.Seibaquitandounguantedegoma;elhedordealgúnácidofuertellegóhastalosqueestabanenelcoche.Atravésde la puerta abierta, se oía sollozar a unhombre entrecortadamente, comounniñopequeño;eraunhombrequesufría.

—Queelequipodeinhalaciónsigaamicoche—ordenóelcapitán—.AlcaminoprincipaldelParqueGreenwood.Elrestodeustedesvayanaunacasagrandesituadaenmediodeunafincahaciaelsur,cercadeValleyRoad.Rodéenlayarrestenatodosloshombresymujeresqueencuentrenallí.

Se separaron; el coche en que iban el capitán e Ingram desapareciósilenciosamente endirecciónoeste, a lo largodel oscurobulevar, hacia el inmensoparquepúblicosituadoenaquelladodelaciudad.

Deprontosevieronrodeadosdeárboles,césped,prados,negrosbajolaluzdelasestrellas,yhacialaizquierdaaparecióelbrillotenuedeunaextensióndeagua.Conun chirridode frenosyunabocanadadeolor a gomaquemada, patinaronunpocohastafrenar.

—¡Luces! —ordenó el capitán, tropezándose al bajar—. ¡Enfoquen los farosdetrásdenosotros…ytraiganesasherramientasylostanquesdeoxígeno!

Elcéspedseiluminóconunverdebrillantecuandolosdoscochesretrocedieronhacia un ladohasta colocarse enposición.El lugar se había llenado, depronto, dehombresdiseminadosquepisoteabanafanososporallíconlascabezasgachascomoperrosdepresa.

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Elqueestabamásalejadogritó:—¡Aquíhayuntrozodetierrasincésped!Acudieron corriendo desde todas direcciones y se reunieron a su alrededor

formandoungrupo.—¡Aquí es…, miren el redondel, el color más oscuro de la tierra recién

removida…!Los abrigos volaron por el aire como banderas ondeantes, una pala mordió la

tierra,yluegootrayotra.Ingramcavabaotravezlatierraconlasmanosdesnudas,comountopo,rogando:

—¡Tengancuidado!¡Tengancuidado,amigo!¡Esminovia!—Nopierdanlacabezaahora—lesaconsejóelcapitán—.Sólounminutomás.

Échenleparaatrás,lesestáestorbando.Un sonido hueco, un ¡fuff! resonó en los escasos centímetros de cañería que

sobresalía y el hombre que la estaba examinando, tumbado sobre el estómago,levantólacaraydijo:

—Estáparcialmenteabiertahastaabajo.La tierra se abrió como una ola sobre su superficie, levantaron la caja y

escudriñaronlatapa,contiento,cuidadosamente,singolpes.—¡Ahora,subanlos tanques…rápido!—dijoelcapitánsindirigirseanadieen

particular—.¡Quénoche!TodavíaestabansujetandoaIngramporlafuerza,ydepronto,cuandolevantaron

latapa,yanonecesitaronsujetarlemás.Ellaibavestidaconuntrajedenovia,ycuandolevantaroneldesajustadovelo…

cuando apartaron suavemente, a un lado, el brazo protector que se había colocadoante losojos,aparecióbella, apesarde suquietudyde lapalidezmarmóreadesurostro.Luego,lasespaldasdelospolicíaslaocultaronalavistadeIngram.

Deprontoeldoctordelapolicíaseirguió.—Llévense ese tubo. Esta joven no necesita oxígeno, no le pasa nada a su

respiración, ni a su función cardíaca. Necesita un tónico, está profundamentedesvanecidaacausadelmiedo,esoestodo.

Instantáneamente todosseafanarona lavez, frotándole lasmanosy losbrazos,golpeándole lacarademaneradesmañadaperoconsuavidad,poniéndoleamoníacoante lanariz.Con lavibracióndesuspárpados llegóunalaridode indecible terror,como si hubiera estado esperando en su garganta todo ese tiempo antes de serliberado.

—Sáquenladeahí,rápido,antesdequelovea—susurróelcapitán.Loscochesregresaronvelozmenteconlajovenquehabíasalidodesutumba,y

junto a ella, apretándola contra sí, un hombre que se había curado de todos sustemores,curado…comolehabíanprometidolosAmigosdelaMuerte.

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—Cada vez que recuperaba el sentido, lo perdía de nuevo inmediatamente—murmuróellaroncamente.

—Probablementeesofueloquelasalvó—dijoeldoctorsentadoalotrolado—.Elpermanecerquieta.Serecuperará,hasufridounbuensusto,esoestodo.

BudIngramsiguióabrazándolaconlacabezaapoyadaensuhombro,ylosojosmirandoalfrente,ahorasinmiedo.

—Nuncapenséqueunamorasípudieraexistirenestemundo—murmuróél.Ellarespondióconunadébilsonrisa.—Miraenmicorazónalgunavez…ylocomprobarás.

Al día siguiente, cuando losAmigos de laMuerte aparecieron ante el tribunal,hubo sorprendentes revelaciones. Entre ellos había varios ciudadanos prominentes:hombresymujeresalosquelahorriblesociedadestabadespojandodesusfortunas.Había otros que afirmaban haber sido sacados de sus tumbas, y, efectivamente,existían certificados de doctores y permisos de inhumación que lo testificaban. Lahistoriacompletanosalióalaluzhastamástarde,eneljuicioalosdirigentesdelasecta.Quieneshabían«muerto»yhabíansidoenterradoseranpersonasescogidasporloscabecillasporsureputacióndehonestidadyformalidad.Ibansiendoenvenenadoslentamenteporunmiembrodelasectaquesehabíaintroducidoensuscasasparaestepropósito—a veces era un criado, a veces unmiembro de la propia familia de lavíctima—.Peroelvenenonoeramortal.Provocabaunestadodesuspensiónparcialde las funciones orgánicas que un examen médico superficial podría diagnosticarcomo muerte; el resto corría a cargo de doctores y sepultureros —inclusofuncionarios civiles— que eran miembros de los «Amigos». Después la víctimaresucitaba,persuadidadequehabíavueltoalavidagraciasalosprocesossecretosdela sociedad, y se iniciaba comomiembro.Después, su testimonio se utilizaba paraconseguir muchos socios nuevos, sin necesidad de correr el peligro de «matar» yrevivir más que a unos pocos. Y los «castigos» que se infringían a los miembrosrecalcitrantes hacía que los restantes se convirtieran en cómplices de un crimencapital… y contribuían a que el dominio que la sociedad ejercía sobre ellos fueraabsoluto.

Peroelprincipalasidero—loquehacíaquelainmensamayoríadelosmiembrossealegrarandesuesclavitud,yseconvirtieranenfierasrabiosasalamenorsospechadedeslealtadenlaorganización—eralaideainfinitamenteconsoladoradequeyanoteníanquetemeralamuerte.

Según palabras del fiscal del estado, la mayoría de ellos ya habían recibidosuficiente castigo por sus pecados con el terrible despertar a la realidad de que noeran inmortales y de que en algún lugar, algún día, sus sepulturas les estaríanesperando…

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Elhorroraserenterradovivo,queavecesparecehaberobsesionadoaWoolrich,espiezaclavedelanovelacortaanteriorydeligualmenteespeluznanterelato«TheLivingLieDownwiththeDead»(DimeDetective,4/46).Lamanerade tratar este temaen«Tumbaspara losvivos» (Graves for theLiving) sugiere queWoolrich pudohaberlorelacionadoconsupadre,uningenierocivilquepasómuchotiempoenAméricaCentralydelSuryquedebiódehabercorrido,unayotravez,elriesgodequedarenterradovivoenunaexplosión.

EltratamientoqueWoolrichhacedelapolicía—especialmentedequeechenácidosobreunhombreparaqueconfirmeunahistoriadeaparienciaabsurda—tienesimilitudconotroshorrorestratadosenestelibro.Aquellosque por un trabajo estén relacionados con lo que acontece en las dependencias interiores de una comisaría depolicía,consideranqueWoolrich,comoreclusoangustiadoquefue,conocíatambiénesarealidad.

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Lamarearoja[11]

LajovenseñoraJacquelineBlaineabriólosojos,deunazulcomolallamadegas,ymiróansiosamentealtecho.Luegolosvolvióacerrarycasisedurmiódenuevo.Noteníaporquélevantarse;lafiestahabíaterminado.

Lafiestahabíaterminado,ynohabíanconseguidolosdosmilquinientosdólares.Girólacabeza,haciaunlado,sobrelaalmohadaylacolocójuntoalacurvadesu

hombro color marfil, como una niña enfurruñada. Quizá fuera este últimopensamientoloqueinstintivamenteleimpulsóahacerlo.Enalgúnlugarcercanoseoíaelaguacayendosobrelosazulejos;luegoseinterrumpiócontantanitidezcomosise hubiera desconectado un enchufe, pero una serie de perezosas gotas rezagadashicierontic,tic,tic,comounreloj.

JacquelineBlaineabrióporsegundavezlosojos,deslizólamiradaporsubrazoapoyado sobre el borde de la cama, hasta la pequeña maquinaria tachonada dediamantessujetaaldorsodelamuñeca.Eraaproximadamentedeltamañodeunadesuslargasuñas,yresultabadifícildistinguirenellalosnúmeros.Levantóunpocolacabezadelaalmohada,peroseguíasinpoderverlahoraeneldiminutoreloj.

No importaba, la fiesta había terminado, todos se habían marchado… todosexcepto,quizás,aquelviejofósil.Gilparecíahaberpuestoenéltodassusesperanzas,habíadichoqueesperabapoderhablarleasolas.EllapodríahaberledichoaGil,enaquelmismoinstante,queelviejopájaroerauncasoperdidoyquenopodríahacermella en él. Lo había comprendido cuando intentó, el día anterior, prepararle elterrenoaGil.

Sisehabíaquedado,queLeonaseocuparadeélyqueleprepararaeldesayuno.Sesentóybostezó;yhastasubostezoresultabaunamuecatorpe.Apoyóelmentónenlasrodillasymiróasualrededor.Untrajedenocheplateadoestabatiradodondeellarecordabahaberlodejadocaer,demasiadocansadaparapreocuparseporello.LacorbatadeetiquetadeGilestabaenelsueloenroscadacomounaserpiente.

Podíaverunamareaverdequesubíaybajabaporfueradelascuatroventanas,adosladosdelahabitación.Noeraagua,sinoárbolesquesemecíanconlabrisa.Lamitadsuperiordelascristalerasseveíandeunazulclaro.Elsolestabadirectamenteencima;losabíaporquesuluzapenasentrabaenlahabitaciónmásalládelantepechode las ventanas. No era un mal panorama incluso después de una fiesta. «Seríaagradable vivir aquí—se dijo tristemente—, si el mantenimiento no resultara tancostosoysinotuvieraqueseramableconviejoschifladosyexcéntricos,intentandosacarlesdinero.Todoparamantenerlasapariencias».

Gilsaliódelrecintodeladucha.Yaestabacasivestido—pantalonesycamiseta,

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perollevabalospiestodavíadescalzos—ysesecabaelpeloconunatoalla.Laarrojóalsuelotrasdesíyentróeneldormitorio.Ellalesiguióconlamirada

porlahabitaciónconcuriosidadcreciente.—Bueno,¿cómotehaido?—preguntófinalmente.Gil no contestó. Ella echó una ojeada a la cama de al lado, pero sólo estaba

arrugada,noabierta.Debíadehabersetumbadoencimasinmetersedentro.Novolvióahablarhastaquehubosalido,asuvez,deladucha.Paraentoncesél

ya estaba totalmente vestido y miraba de pie por la ventana, con el humo delcigarrilloabriéndosecaminoalrededorde lacurvadesucuello.Ellasequitódeuntirónelgorrodebañoydijo:

—SupongoqueLeonacreeráquehemosmuertomientrasdormíamos.Seenfundóun jerseyamarilloque lequitabadiezañosdeencima…aellaque

parecíanotenermásdeveinte.—¿Está todavíaaquíBurroughsodecidióregresara laciudadcuandoosdejéa

losdos,anoche?—preguntóentonodehastío.—Semarchó—repusosecamente.Nosediolavuelta.Elhumoquelerodeabala

nuca se espesó hasta convertirse casi en una niebla, luego volvió a hacersetransparente,comosihubieraaspiradoprofundamenteenesemismomomento.

—Me lo temía —repuso ella. Pero no parecía especialmente preocupada—.Supongoquecogióeltrendelasocho.

Éldiomediavuelta.—¡Eldelasocho,nadadeeso!—dijo—.Tomóeltrenlechero[12].Elladejóelpeineysequedóinmóvil.—¿Qué?—Luegoañadió—.¿Cómolosabes?—Yolellevéencochealaestación,¡poresolosé!—repusobruscamente.Tenía

elrostrovueltohaciaella,peronolaestabamirando.Desviólamiradaunpocohaciaunlado,luegohaciaelotro,tratandodeeludirladeella.

—¿Quéleentróparamarcharseaunahoratanespantosa?Eltrenlechero…llegaaquíalas4,30delamadrugada,¿no?

Élmirabahaciaabajo.—Alas4,20—precisó.Estabaencendiendootrocigarrillo,queparecíaestarvivoajuzgarporelmodoen

queseagitabaentresusmanos,sinquepudieradetenerlo.—Y¿quéestabashaciendotúlevantadoaesahora?—Nohabíasubidoaacostarmetodavía.Decidiómarcharse,asíqueleacompañé.—Tuvisteunadiscusiónconél—afirmóellacategóricamente—.¿Porquéseiba

airsino?…—¡No es cierto! —Dio un par de pasos rápidos hacia la puerta, como si la

avalanchadepreguntasleestuvieraafectandolosnervios,comosiquisieraescaparde

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lahabitación.Luegocambiódeopiniónypermaneciódondeestaba,mirándola.—Lesaquéeldinero—dijotranquilamente,conaquellacalmaespecialdesuvoz

queaellalehacíasentirsecómplicedesusdificultadesfinancieras.No,todaesposadebíasentirseasí.Esetonoparticularqueparecíaconvertirlaensucompincheenuntimo.Esetonoespecialqueellaestabaempezandoaodiar.

—Noparecesmuyfeliz—leobjetó.Élsacólacarteradelbolsillo, laabrióalolargo,mostrandounfajodebilletesdebanco.¡Conlovacíaqueestabacasisiempre!

—¿Noseránlosdosmilquinientoscompletos?—Exactamente.—¡Quieresdecirque llevaencima tantodineroenefectivoparapasarunfinde

semanaenelcampo!Pero…perosilevielsábadoporlatardecobrarenelpueblounchequedeveinticincodólares,parapoderpagarsupartecuandofueraalhotelesanoche.Mevienunaprietocuandomepreguntósi túpodríashacerleese favor;yosabíaqueno,peroanosotrosnoscorrespondía,comoanfitriones,pagarsucuentayno supe qué decir. Afortunadamente tú no estabas cerca, y no pudo pedírtelo;finalmentefueahacerefectivoelcheque.

—Losé—repusoélconimpaciencia—.¡Meloencontréenlapuertayyomismolellevéenelcoche!

—¿Tú?—Ledijequemeeraimposible,quenopodíaayudarle.Luego,despuésdecobrar

el dinero, cuando lo estaba guardando, me explicó que llevaba encima dos milquinientosdólares,peroquedebíadepositarlosenelbanco,ellunesporlamañana.Nohabíatenidotiempodeingresarloelviernesporlatardeantesdesalirparaacá;nuestrainvitaciónlehabíacogidodesorpresa.Necesitabalosveinticincodólaresparapequeñosgastos.

—Peroapesardetodo,¿teentrególosdosmilquinientos?—No, no lo hizo—dijomolesto—.Por lomenos, no enunprincipio.Llevaba

consigo el librode chequesy cuando anoche logrépor fin convencerle despuésdeque tú te fuerasa lacama,me firmóuncheque.Omásbienempezóahacerlo.Lesugerí que ya que casualmente tenía esa cantidad exacta en efectivo,mehiciera elpréstamoendinero;queestabaaldescubiertoenmibancoysi intentabacobrar suchequemedescontaríanunbuenpellizcoyyonecesitabahastaelúltimopenique.Alfinalaceptó;lediunreciboyélmedioeldinero.

—Peroentonces¿porquésemarchóaesahoratanrara?—Bueno, tuvounadeesas reacciones lentas, cuando la reuniónacabóyyame

habíadado losbilletes.Túsabescómoescuando tienequesoltardinero.Debiódecomprender,finalmente,quesólolehabíamostraídoaquí,entreunmontóndegentemuchomásjovenqueél,parasacarleeldinero.Seacomofuere,mepreguntócuándopasabaelprimertrenynopudeconvencerledequesequedara;insistióenmarcharse

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inmediatamente.Asíquelellevéenelcoche.Enciertomodoyotemíaquesinosemarchaba,lovolvieraapensarymepidieraeldinero,asíquenoleinsistídemasiado.

—Pero¿estássegurodequenodiscutisteisporello?—Nodijoniunapalabra.Peroyopodía adivinarpor su aspectohuraño loque

estabapensando.—Supongoquehaterminadotambiénconmigo—suspiróella.—¿Yqué?Nonecesitasotroabuelo.Habíansalidodeldormitorioysedirigíanporelvestíbulodelpisodearribahacia

lasescaleras.Ellalehizocallaralverunapuertaabiertaenfrente,porlaqueentrabalaluzdelsol.

—No menciones este punto delante de Leona. Querría que le pagáramosinmediatamente.

Unanegraangulosa,conuntrapoparaelpolvoenlamano,salióaverloscuandollegaronantelapuertaabierta.

—Quéhay.Yanocontabaconustedes.Hecalentadounastresveceselcafé.Yoya no puedo tomar más; me produce bilis. Mientras les esperaba he arreglado lahabitacióndelseñormayor.

—Oh,notienequepreocuparse—leaseguróJacquelineBlainecontenta,casiconalegría—,novamosatenermáshuéspedesduranteuntiempo,gracias…

—Peroestátodavíaaquí¿no?—preguntóLeonahusmeandoconcuriosidad.EstavezfueGilelquecontestó.—No.¿Porqué?—Ha dejado la maleta ahí dentro… una por lo menos. ¿Querrá que se la

mandemosalaestación?Jacquelinemirósorprendidaalacriada,luegoasumarido.Laintensaluzdelsol

queentrabaporlapuertahacíaqueelrostrodeGilparecieramáspálidodeloqueenrealidadera.Lemolestabatambiénenlosojosynodejabademoverse,comoantesenlahabitación.

—Debe de haberla olvidado con las prisas—murmuró—.Yo no sabía cuántashabíatraído,asíquenomedicuenta.

Jacquelinevolvióhaciaarribalaspalmasdelasmanos.—¿Cómopudoocurrirleeso?Enprimerlugar,sólohabíatraídodosmaletasy—

echóunamiradaalahabitacióndehuéspedes—¿eséstalamásgrande?—Estabaenel armariode la ropa;quizáno lavio—insinuóLeona—yolvidó

quelahabíatraído.Dejémoslaestarporahora.Bajócorriendolasescalerasparapreparareltardíodesayuno.Jacquelinebajólavoz,miróhaciaatrásconprecauciónylepreguntó:—No le emborracharías, ¿verdad? ¿Fue así como se lo sacaste? Puede

ocasionarnosproblemasencuantoel…

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—Estabacompletamentesobrio—gruñó—.¡Cualquieraintentahacerlebeber!Demodoquelohabíaintentado,pensóella,ynolohabíalogrado.—Bueno,puesentoncesnoveocómoalguienpuedemarcharseydejarunamaleta

deesetamaño,especialmentesisólohabíatraídodos.Él estaba verdaderamente irritable, con los nervios de punta; en realidad,

cualquiera loestaríadespuésdehaberestado levantadolamayorpartede lanoche.Cortódegolpeladiscusióndandounfuriosopasohaciadelante,cogióelpomodelapuertay lacerró.PuestoqueGilparecía tomarsemuyenseriounacosa tan trivial,ellaevitóseguirhablandodeltema.Sesentiríamejordespuésdetomarelcafé.

Sesentaronenelporche inundadode sol, con loscristalesabiertospor los treslados.Leonatrajodosvasosdezumodenaranjaconlosfragmentosdepulpaposadosenelfondoporllevarpreparadodemasiadotiempo.

—Muévanlounpoquito—lessugirióalegremente—asíseaclarará.JackieBlainecreíaquelossirvientesdebíanmanifestarsupersonalidad.Además

cuando se lleva un buen retraso en el pago de los sueldos no se les puede hacerdemasiadasobservaciones.

El rostrodeGil parecíamásojeroso allí quebajo la tenue luzde las escaleras.Estabamacilento.Perosuhumorhabíamejoradoalgo.

—Dentrodepoco,desayunaremosalestilosudamericano…¡Mealegrarácambiardeescenario!

—Nonosquedarámuchoparaviajarsisaldasnuestrasdeudas.—Sílassaldo…—dijoamediavoz.Sonóelteléfono.—DebedeserBurroughs,pidiendoquelemandemoslamaleta.JackieBlaineselevantóyfueacontestar.NoeraBurroughssinosuesposa.—¡Ah!,hola—dijoJackieamablemente—.Sentimosmuchísimoquetuvieraque

guardarcamaynopudieravenirconelseñorBurroughs.¿Sesientemejor?LavozdelaseñoraBurroughssonabainsegura,desconcertada.—CreoqueesunaterriblefaltadeconsideraciónporpartedeHomernoavisarme

queibaaquedarseotrodíamás.¡Élsabíaqueyonoestababiencuandosemarchó!Creoquelomenosquedebíahaberhechoestelefonearmeomandarmeuntelegramasinopensabavenir,ypuedeustedcontarleloquelehedicho.

JackieBlaineagarróconmásfuerzaelteléfono.—Pero, un momento, señora Burroughs. El ya no está aquí; se marchó esta

mañanatemprano.Seprodujounsilenciocomodedesconciertoalotroextremo.—¡Estamañana temprano!Y entonces, ¿por quénoha llegado aún? ¿Qué tren

cogió?

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Jackie se volvió hacia sumarido con teléfono y todo. Podía verle sentado alláafueradesdedondeellaestaba.

—¿NodijistequeelseñorBurroughstomóeltrenlechero,Gil?Pudo ver cómo el nudoso bulto de su nuez subía hasta arriba y luego volvía a

bajar.Algo lehizo tragar,pero¿porqué teníaquehacerloeneseprecisomomentocuandonisiquierateníalatazacercadeloslabios?Anoserquelehubieraquedadoenlabocaunpocodecafé.Nosemovióenabsoluto.Nisiquieraloslabios.Eracomounaestatuaquehablara…unaestatuadebrillantemármolblanco.

—Sí,asíes.Tampocoelrostrodeellateníamuchocolor.—¿Aquéhoralehabrádejadoentonces,Gil?Ellasiempreibaencochealaciudad.—Antesdelasocho.JackieselocomunicóalaseñoraBurroughs.—Bueno,¿entoncesdóndeestá?—lavozcomenzabaatemblarunpoco.—Puede haber ido directamente a la oficina desde el tren, señora Burroughs;

quizáhayatenidoqueresolveralgoimportanteantesdeiracasa.Lavozdelaotramujerperdióaúnmáselcontrol.—¡Peronolohizo,séquenolohizo!Poresolahellamado;telefonearondesu

oficinahacepocoparapreguntarmesisabíasiélibaairhoyono.—Oh—la exclamación no tuvo sonido, fue un fogonazo mental por parte de

Jackie.Lavozhabíadegeneradoenunalastimosasúplicadeayuda,todoelenvaramiento

socialhabíadesaparecido.Eraelasustadosollozodeunamimadaesposainválidaaquiendeprontolasuerteleesadversa.

—Pero¿quépuedehaberlepasado,señoraBlaine?Jackierespondióconunavozquesonabaunpocohuecaasuspropiosoídos:—Estoy segura que no tiene por qué preocuparse, señora Burroughs; estoy

convencidadequesehadetenidoenlaciudadporalgúnmotivoinevitable.Perosinsaberporqué,descubrióqueahoraeraellalaquetragaba,comolohabía

hechoantesGil.Eratandirectoelcaminodesdeallí—omásbiendesdelaestación—asucasa,que¿cómopodíasucederlealgo,aunapersona,enaqueltrayecto?

—Sesentíabiencuandoledespediste,¿verdad,Gil?Élselevantódelasilla,sedirigióaunodelosventanalesdecristalysequedó

mirandohaciaafuera,echandohumo.—Déjametranquilounpardeminutos,¿quieres?—suvozlellegóapagada.Ese «déjame tranquilo» hizo que el resto de la conversación no fuera para ella

más que algo borroso. La voz que estaba escuchando se desintegró en sollozos yfrasesincoherentes.Seoyóasímismadecirvagamente:

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—Porfavor,nosepreocupe…Losientomuchísimo…¿Quierevolverallamarmecuandosepaalgo?

Pero ¿qué podía hacer ella? Y sabía muy bien que no deseaba volver a tenernoticiasdeaquellamujer.

Colgó. Se sentía extrañamente incapaz de darse la vuelta y mirar hacia dondeestabaGil.Erauna incapacidad física.Se sentíacasi rígida.Habíapermanecidodepiedurante toda laconversación.Ahorasesentó.Encendióuncigarrillo,perose levolvió a apagar al no llevárselo a los labios.Como impulsada por su propio peso,dejócaerlentamentelacabezahaciadelante,enelhuecodesumano,demaneraqueéstaquedósituadaentrelosojostapándolosparcialmente.

Noquisoterminareldesayuno.

***

Vioalhombresalirdelcocheyacercarsealacasa.Leconocíadevista.Yahabíaestadoallíantes.Eranaproximadamentelastresdelatarde,deaquellatardedellunesenqueBurroughssehabía…ido.Erauncochebarato.Susonidoalacercarseyfrenareraloquelehabíahecholevantarsedelacamaeirhacialaventanaparamirar.Detodosmodosparaentoncesyahabíadejadodellorar.Nosepuedellorartodoeldía;nosetienentantaslágrimas.

Luego, cuando vio quien era —oh, aquello no importaba. Era un asunto tantrivial…ahora.Yporsupuestosepodíaresolverfácilmente…ahora.Permanecióallí,juntoalaventana,esperandoverledirigirsehaciaelcocheymarcharsedenuevo,alcabo de cinco minutos como mucho… con el dinero que había venido a buscar.PorqueGil estaba abajo; podía ocuparse de eso y librarse de él definitivamente…ahora.Deesemodohabríaunomenosparaperseguirlesalosdos.

Pero habían pasado los cincominutos, y el hombre no había vuelto a salir talcomoellahabíaesperadoquehiciera.Segúnparecíaseestabaquedandotantotiempocomoaquellasotrasvecescuandotodoloqueobteníaerauntragoyunmontóndepalabrería.Hastaella llegaronvocesairadas—unavozairada,por lomenos,yotrasumisa,apaciguadora.

Fuehastaelcomienzodelasescalerasyescuchótensamente.Noesqueaquellofueraunanovedad,peroahorateníaunnuevoyterriblesignificado.

Lavozairada,ladelhombrequehabíallegadoenelcoche,vociferaba:—¿Cuántovaaduraresto,Blaine?¡Siempremecuentalomismo!¿Creequeno

tengootracosaquehacerqueveniraquí?¡Mireenquécasavive!¡Québiencuidalasapariencias!¿Quieredecirqueuntipocomoustednotieneesacantidad?

YlavozdeGilgemíaquejumbrosa:—¡Ledigoquenolotengoenestemomento!¿Quétengoquehacer,sacármelode

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lasangre?Lotendrá;demesólounpocodetiempo.Lafuriosavozsealzóhastaserunrugido,peroporlomenossedirigíahaciala

puertadelacalle.—Seloadviertoporúltimavez,másvalequeloconsigaysedejedecosasraras.

¡Hayotrasmanerasdetrataralosestafadores,noloolvide!Lapuertasecerródegolpeyelcochequeestabaafuerasealejóconunruidoque

fuedisminuyendoenladistancia.Jackie Blaine bajó lentamente las escaleras, escalón por escalón, dirigiéndose

haciadondeseencontrabaGilsirviéndose, tembloroso,untrago.Ellaestabapálida,tanpálidacomoélaquelmediodíaallevantarse.Peronoporloqueacababadeoír,sinoporloqueaquelloimplicaba.

—¿Quiénera?—preguntóconvozronca.—ElesbirrodeVerona.Siempreporesemíseropréstamopersonalquemehizo

unavez.—¿Cuántoes?—Unosseiscientos.Ellayalosabía,sóloqueríaoírselodecir.Hablóenunsusurroasustado:—Entonces,¿porquénoselosdiste?Llevasdosmilquinientosdólaresencima.Élsiguióbebiendo.—¿Porqué?Gil,mírame.¿Porqué?Nolecontestó.Ella cayó tambaleándose sobre él, como alguien a punto de desmayarse; su

cabezachocócontraelpechodesumarido.—¿Mequieres?—Esaeslaúnicaverdaddemivida.—Entoncestienesquedecírmelo.Tengoquesaberlo.¿Lehicistealgoanoche?Ocultóelrostrocontraél,esperando.Silencio.—Puedo soportarlo.Estaré a tu lado.Teobedeceré.Pero tengoque saberlo, de

una formauotra.—Alzó lamirada.Empezóa sacudirledesesperadamentepor loshombros—.Gil,¿porquénomecontestas?Notequedesahí…Poresonopagasteladeuda deVerona, ¿no es cierto? Porque tienesmiedo de que se enteren que ahoratienesdinero…despuésdequeélestuvoaquí.

—Sí,tengomiedo—susurrótanbajoqueapenasselepodíaoír.—Entoncestú…—seapoyócontraél;Giltuvoquesostenerlapordebajodelos

brazososehubieradesplomado.—No,espera.Tranquilízateunminuto.Toma,bebeesto.Ahora…firme,agárrate

a la mesa. Sí, hice algo. Sé lo que estás pensando. No, eso no. Sin embargo, esbastantemalo.Estoypreocupado.Quédateamilado,Jackie.Noquierovermeenunlío.Meloencontréelsábadosaliendodelacasa;queríacobraresechequeparatener

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cambio, le llevéenelcochetalcomotedije.Porsupuesto,elbancoestabacerradoporlatardeylesugeríquelohicieraefectivoenelhotel.Ledijequemeconocíanyque amíme resultaríamás fácil que a él, así que entré a cobrarlo y él se quedóafuera,enelcoche.

»Noteníaintencióndedarlegatoporliebre;todosurgióderepente.Yosabíaquenoteníaningunaoportunidadenesehotel,niaunqueelchequeestuvierafirmadoporunmillonario,ynoqueríaqueélentraraconmigoyvieracómomerechazaban.Diolacasualidadque JackMcGovernpasabaporelvestíbulocuandoyoentraba,y sinpensarlo le pedí prestados veinticinco dólares, sin darle el cheque. No tenía otraintención.Sólomeavergonzabaqueél supieraqueporunosmiserablesveinticincodólaresyonopodíahacerleunfavoraunhuéspeddemipropiacasa.Yasabescómochismorreanporaquí.SalíyledilosveinticincoaBurroughs,ymeguardéelchequefirmadoenelbolsillo.Teníaintenciónderomperlo,peronopodríahacerlodelantedeél.Luegomeolvidé.

»Leabordéanochedespuésquetefuistealacama,ynoleconvencí.Seenfadó,comprendió que le había tomado por un bobo, se negó a quedarse más tiempo einsistióen tomarelprimer trendevuelta.Le llevéenel coche;nopodíadejarle irandandoaesahora.Sebajóenlaestaciónyyovolvísinesperar.

»Empecéarumiarelasunto.Nosólonoestabaenmejorescondicionesqueantesdequeleinvitáramos,sinoaúnmásendeudado,acausadelosgastosocasionadosporla gran fiesta que ofrecimos para impresionarle. Naturalmente estaba molesto,despuésdetodaslasfalsasesperanzasquehabíamosconcebido,despuésdecómotehabíasesforzadoporestaramableconél.Nopudedormirentodalanoche,mequedéaquí abajo bebiendo y andando de un lado a otro,medio loco de preocupación.Yentonces,pocodespuésdelamanecer,metílamanoenelbolsilloparacogeralgoydeprontoaparecióelchequefirmadodeveinticincodólares.

»Eraunalocura,peronomedetuveapensar.Locogí,añadídosgarabatosalosnúmeros,luegomemetíenelcocheycondujehastalaciudad.Lohiceefectivoensupropiobanco,alasnueve,cuandoseabrieronlaspuertas.Yosabíaquesiempreteníadisponibleveintevecesesacantidad,demodoquenoleibaahacerdañoalguno».

—Pero,Gil,¿nosabíasloqueocurriría?¿Nosabíasloquetepodríahacer?—Sí,claro,perosupongoquetuveunavagaideaenelfondodemimentedeque

simepedíaunaaclaraciónymeamenazabaconponersedesagradable…bueno,hubounpardevecesenqueestuvodemasiadoafectuosocontigo;túmismamelodijiste…yo también podía amenazarle con ponerme tan desagradable como él. Tú sabes elmiedoqueletieneasumujer.

—Gil—esofueloúnicoqueelladijo—,Gil.—Sí,soybastanteruin.—Mientrasnosealootro.Pero,entonces¿quéhasidodeél?¿Adóndefue?

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—Nolosé.—¿Levistesubiraltren?—No,melimitéadejarleenlaestación,dilavueltaymevineaquísinesperar.Elladudóunmomentoantesdehablar.Luegodijolentamente:—Loqueacabodeoírnoesmuyagradablequedigamos,perotedijequepodía

soportarlo;puedoylohehecho.Ycreo…sé…quepuedosoportarlootro,lopeor,también,simelodicesahora,inmediatamenteyolvidamoselasunto.Peroahoraeselmomento. Esta es tu última oportunidad,Gil.No dejes que yo lo descubramástarde,porqueentonces…puedeserdiferente,quizáyanopuedasentirlomismo.TúnomatasteaBurroughsanoche,¿verdad?

Élaspiróprofundamente.Lamiróalosojos.—Nuncahematadoanadieenmivida.Yahora,¿estásdemiparte?Ellaalzólacabezadesafiante.—Hastaelamargofinal.—Amargo—sonrióélcontristeza—.Nomegustaesapalabra.

***

El hombre dijo llamarseWard. Jackie se preguntó si aquello sería costumbre,decirelnombreenvezde sucargooficial.Noestaba familiarizadaconsu técnica,nuncalahabíaninterrogadoantes.Yporsupuesto,lacasualidadquisoqueestuvierasola en casa cuando llegó el visitante. Sin embargo, pensándolo bien, quizá fueramejorasí.Gilpodíahaberdado…bueno,unaimpresiónerróneaalsentirseinquietopor el asunto del cheque. Eramartes, el día después de queBurroughs había sidovistoporúltimavez.

SuvisitantenolemostrólaplacadelantedeLeona,loqueresultabaconsolador.DebiódehaberledichosolosunombreaLeona,porqueéstaregresóinmediatamentealacocinaenvezderemolonearfueradelahabitaciónparapoderescuchar.Lagentequesóloveníaaintentarcobrardineroyanoleinteresaba;hacíamuchotiempoquenoeraunanovedad.

—Siéntese,señorWard—dijoJackieBlaine—.Mimaridohaidoalaciudad…—Losé—lodijoconuntonotanlisocomounahojadepapelcebolla,peropor

unmomentolahizosentirseinquieta;dabalaimpresióndequeestuvieranvigilandolosmovimientosdeGil.

—Sihayalgoqueyopuedahacer…—Siemprehayalgo,¿nocreeusted?Noparecíatantosco,tanduro,comoellahabíaimaginadosiemprequeeranesos

hombres.Parecía…bueno,nosediferenciabadeesosotrosjóvenesqueellosrecibíanyconlosqueellahabíabailado,jugadoalgolf,yalosqueinvariablementeteníaque

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parar los pies, en algún rincón poco iluminado, antes de que terminara el fin desemana.Sabíamuybiencómomanejaraesetipodehombres.Claroqueantesnuncahabíaluchadoavidaomuerteconellos.Yquizáélsóloparecíaserdeesetipo.

—ElseñorHomerBurroughsestuvoaquí,ensucasa,desdeelvierneshastaunahoraavanzadadeldomingoporlanocheotempranadellunesporlamañana—dijoél—.Nohuboalfinallainflexiónascendentedelainterrogación.

—Sí.—¿Cuándolevioporúltimavez?—Mimaridolellevóencochealaestacióncontiempopara…—Esonoesloquelehepreguntado,señoraBlaine.Nolegustabaaquello;esehombreestabatratandodehacerdiferenciasentreGily

ella.Losdosestabanmetidosenelasuntotantosisehundíancomosisesalvaban.—Le di las buenas noches al señor Burroughs a la una menos diez de la

madrugadadel lunes—repuso,contestandocomoélquería—.Mimaridosequedóabajoconélylellevóenelcoche…

Aélnoleinteresabaesapartedelasunto.—Entonceslaúltimavezqueustedleviofuealaunadelamadrugada.Cuando

le dejó, ¿quiénmás estaba en la casa con él, aparte de sumarido? ¿Había alguienmás?

—Sólomiesposo.—Cuandoustedlediolasbuenasnoches¿semencionóquenoibanaverseporla

mañana?¿Dijoalgodemarcharseenlasprimerashorasdelamadrugada?Aquéleraunobstáculodifícildesuperar.—Lo dejamos indefinido—repuso ella—. Somos… somos bastante informales

aquíparaesascosas…despedidasformalesytodoeso.—Aun así, siendo usted su anfitriona, ¿no debería haberle dicho algo para que

ustedsupieraqueseiba,paraagradecerlesuhospitalidadantesdemarcharse?Ellarecurrióalabrillantezdesusantiguosmodalesdejovenestudiante,detreso

cuatro años antes: mantenerse alegre y fuera del terreno peligroso. Le había dadoresultadopara librarsede los abrazos tipoboa constrictora; quizá se lodiera ahoraparaalejarasumaridodedificultadesconlaPolicía.

—VeoquehaleídoaEmilyPost[13].¿Noquierebeberalgomientrashablamos?Élaplastósutristeintentocomounalocomotoracorriendoatodovaporporuna

víalibre.—¡No, no quiero! ¿Hizo alguna mención, por pequeña que fuera, de que no

estaríaaquícuandoustedselevantaraalamañanasiguiente?Le había proporcionado una salida: la hora tardía habitual en que ella yGil se

levantabantodoslosdíasdelasemana.—Bueno, eso lo dábamos por supuesto.Después de todo, tenía que estar en la

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oficinaalasnuevey…Peronoresultótanbien.—Peronoeranecesarioquecogierael tren lecheroparaestara lasnueveen la

oficina. ¿No resultaba un poco raro que un hombre de sesenta y cuatro años semarcharadeesemodoenplenanochesinhaberdescansado?

—Bueno, muy bien. ¡Pues sí! —se encolerizó ofendida—. Pero no somosresponsables de sus excentricidades. ¿Qué tenemos que ver nosotros con eso? Semarchódeaquí,seloaseguro.¡Miredebajodelaalfombrasinolocree!

Un segundo después se arrepintió de haberlo dicho; aquella reacción le habíahecho ir, por así decirlo, más deprisa que su interrogador. ¡Estos detectivesprofesionales le confunden a una! ¡Mira que si hubiera sido un caso claro deasesinato,envezdeunintentotansolodeocultarlodeldinerodeGil!

Wardsonrióirónicamenteantesuobservaciónsarcásticarespectoalaalfombra.—Nodudoquesaliódelacasa.A Jackie no le gustó el ligero énfasis que puso en la palabra «casa», como

suponiendoquelehabíapasadoalgojustoafuera,onomuylejos.—Entonces ¿quémás tenemos que ver con eso? ¿Quién le estámetiendo esas

ideasenlacabeza,lamujerdelseñorBurroughs?—Notengoideasenlacabeza,sóloinstrucciones,señoraBlaine.—¿Porquénoinvestiganenelotroextremo,enlaciudad?¿Porquénodescubren

quélepasóallí?—Porquenollegóallí,señoraBlaine—repusoélmuytranquilo.Con sentido femenino, siguió intentando mantener la ofensiva como su mejor

defensa.—¿Cómopuedeestarseguro?¿Sóloporquenosepresentóniensucasanienla

oficina? Puede haberle atropellado un taxi. Puede haber sufrido un ataque deamnesia.

—Para ir a la ciudad, primero tendría que haber tomado el tren, ¿no es cierto,señoraBlaine?Noesprobablequeunhombredesesentaycuatroañosvayahaciendoauto-stopporlaautopistaalascuatrodelamadrugada,llevandoademáselequipajeparaelfindesemana.

—Tomóeltren.Tienequehaberlotomado.Mima…—Nosotros sabemos que no lo tomó.Hemos interrogado al revisor de ese tren

cuyotrabajoespicarlosbilletesdelospasajerosamedidaquesubenencadaparada.Nadie subió al tren de las 4,20 en esta precisa estación. Y ese tren lechero va losuficientementevacíocomoparaque resulte fácil recordarundetalle semejante.Elencargado de los billetes no vendió ninguno entre la una y las seis treinta de esamañana,yyaqueustedmisma le trajoaquíencocheelviernespor la tarde,noesprobableque tuviera la otra parte deunbillete de idayvuelta; hubiera tenidoque

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comprarunopararegresar.Un frío estremecimiento le bajó por la columna vertebral; intentó no darle

importancia.—Todo lo que puedo decir es quemimarido le llevó en coche a la estación y

luego regresó sin verle subir al tren. Mientras esperaba pudo haber ido a paseardemasiadolejos,haciaelfinaldelandényseratacadoporalguienenlaoscuridad.

—Sí—repuso él razonablemente—.Pero ¿por qué iba el asaltante a llevárseloconsigoyesfumarseconél?Hemosbuscadominuciosamenteenlosalrededoresdelaestación,yahoraestamosrastrillandolosbosquesycamposalolargodelcamino.Suequipajehadesaparecidotambién.¿Cuántasmaletastrajoconsigo,señoraBlaine?

Aquellaeraunapreguntapeliaguda.¿Seríamejordecirunae intentarocultar lapresenciadelaquesehabíaolvidado?¿Ysisedescubríamástardequehabíatraídodos—comoteníaqueocurrir—eidentificabanlasegunda,ladearriba,comosuya?Por otra parte, si admitía que él se había dejado una, este dato se añadiría a lasextrañas circunstancias que rodeaban su desaparición. No podía agregar otracircunstancia extraña al ya sorprendente hecho de la hora insólita en que se habíamarchado;pondríalascosasfeasparaellos;pareceríacomosisumarchahubierasidorepentina,motivadapor la iraounapelea.Ydespués, comoconsecuencia,vendríainevitablementelarevelacióndeldelitodeGilrelacionadoconelcheque.

Tomó una decisión; respondió a la pregunta del inspector con una mentiradeliberadaperonototal;despuésdetodoaquellohabíapasadoporsumente.

—Creo…queuna.—¿Nolopuededecirconseguridad?Ustedletrajoensucoche,señoraBlaine.—Hetraídoatantagenteenelcoche…Avecessueñoquesoyelconductordeun

cochedelínea.Entonces,justocuandocreíaqueyanopodíasoportarunminutomásaqueljuego

delratónyelgato,justocuandopodíasentirlossíntomasdeungritodealarmaquetomabacuerpoensuinterior,reconocióelsonidodesupropiococheafuera;porfin,había vuelto Gil. Este tocó la bocina una vez, brevemente, como una especie deinterrogante.

—Aquíestámimarido—dijoylevantándosedeunsaltocorrióalapuertaantesdequeélpudieradetenerla.

—Hola,Gil—dijoenvozalta.Lepasóelbrazoalrededordelcuello,lebesóenunladodelacara,hacialapartedeatrásdeloído…oparecióbesarle.

—HayuninspectordePolicíaahídentro—lesusurró.Supropioalientorespondióaldeella:—Esperaunminuto;quédateasí,contramí—luegodijoenvozaltahacialanuca

deella—:Hola,preciosa.¿Meechastedemenos?Podíasentirlamanodesuesposodeslizándoseentresuscuerpos.Lepusoalgoen

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la mano que tenía libre, la que no estaba abrazándole la nuca. Papel esponjoso,dinero.

—Másvalequemedeshagadeesto.Nocreoquemecachee,peroescóndeloenlamediaoenalgúnsitio,hastaquesevaya—yluegoañadióconvoznormal—:¿Mehallamadoalguien?

—No,perohayuncaballeroahídentroesperandoparaverte.Élsiguióhablandodisimuladamente:—Salyméteteenelcoche;llévatelodeaquí.Bajaalpuebloy…compracosas.

Loquesea.Noparesdecomprar.Permanece lejos.Telefoneaaquíantesdevolver.Telefoneaprimero.

Luegotuvieronquesepararse;sehabíanvistolibresdelase…¡Esapalabrano!Sehabíanlibradodemuchascosas,nadamás.

EllasiguióentonceslasinstruccionesdeGil,perolohizoasumodo.Nosabíaporqué.Peronopodíasalirsimplementeporlapuerta,meterseenelcocheyponerloenmarcha;haciendo loqueél lehabíadichosehubieradelatado.Lohizoasumodo;sólotardóunminutomás.Volvióaentrarenelsalóndetrásdeél, locruzóhastalapuertadelotrolado,yllamóaLeonaconungritodeguerra:

—Leona¿necesitaalgo?Noteníaquepreocuparseporqueledieranunarespuestainconveniente;sabíalo

malqueestabandeprovisiones.—Claroquesí—repusoLeonacondescaro—todoloquenosquedadespuésde

lavisitadeesegrupodecaníbales,esunmontóndenada.—Muybien,bajaréenunmomentoyletraeréunpocodetodo.Alpasarjuntoalosdoshombresporsegundavez—aunquelademorahabíasido

cortaynecesaria, según suopinión,paraguardar las apariencias—el rostrodeGilestabacasidesesperado,comosinovieraelmomentodequeellahiciera loque lehabíamandadoysemarchara.Quizáelotrohombrenosedieracuenta,peroellasí,le conocía demasiado bien. Por otra parte, el inspector no sólo no puso ningunaobjeciónaqueellasefuera,sinoquedeliberadamenteparecíaestaresperandoaqueellanoestuvieradelante,comosiloprefirieraasí,yquisierainterrogaraGilasolas.

Subióalcocheycondujodespacio,yalcambiardemarchaescondió,almismotiempo,elfajodedineroilegalbajoelelásticosuperiordeunamedia.ElmotivodequeGildeseara tandesesperadamentequecogierael coche, sealejarade la casaypermaneciera lejos hasta que el individuo se fuera, debía de ser el dinero, porsupuesto.Queríaevitarquelecogieranconesacomprometedoraposesión.Esodebíade ser; no podía imaginar ninguna otra razón lógica. Aun así, no podían seguirutilizandoesatácticaindefinidamente.

Elcochehabíacogidovelocidad;enfilóelsuavecaminohaciaelpuebloconsuhabitualrapidezdeproyectil.Peronolobastantedeprisacomoparanovislumbrara

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ungrupodehombresenladistancia,bastanteseparadoque,aparentemente,andabansinrumboporloscampos.Sinembargo,sabíamuybienloqueestabanhaciendoporallí.Y luego,pocosminutosdespuésdondeelbosque, tupidocomo laspúasdeuncepilloparaelpelo,llegabahastaambasorillasdelacarretera,pudodistinguirbajolosárboles,unospocoshombresmás.Estabanutilizandolinternas,aunquetodavíanoestabamuyoscuro.

«¿Porquéleestánbuscandotanlejos?»pensóconimpaciencia.«SiGildicequele dejó en el andén de la estación…». Estúpidos policías. Esa maliciosa señoraBurroughsseestabavengandodeellosahoraporquesehabíadadocuentadequeelviejotontosentíaciertadebilidadporJackie.Yluegoconcluyó:«Ydetodosmodos,¿cómosabenqueestámuerto?».

Frenó delante de la tienda de comestibles del pueblo. Antes de nada sacó unbilletedeveintedelfajodedineroyselometióenelbolsillodelablusa.Nohabíatraídobolso;éllahabíahechosalirtandeprisa…Luegoentróyempezóacomprarlatiendaentera.

Cuandoterminódecomprar,teníaunacajallenadecosasquelellegabahastalasrodillas.

—Sáquelaypóngamelaenelmaletero,melavoyallevarahora.Déjemeusarsuteléfonounminuto;quieroasegurarmedequelollevotodo.

Gilmismocontestó.—Enestemomentoacabodelibrarmedeél—dijo,conunavozroncaacausade

lalargatensión—:¡Uf!—¿Necesitasalgomásdeaquí?—preguntóellaparaquelaoyeraeltendero.—No,vuelveya;estábien. ¡Escucha!Si teencuentrasconél,no tepares, ¿me

oyes?—luego añadió con brusquedad—.Ni siquiera aminores lamarcha; para delargodeprisa.No tieneautoridadparahacerteparar;esunpolide laciudad.Yahahechoelinterrogatorioyhaterminado.Noteparespornadieynopermitasquenadiesesubaalcochecontigo.

Enaquelmomentoelencargadodelatiendalallamódesdefuera:—SeñoraBlaine,elmaleteroestácerrado.Nopuedoabrirlo.¿Dóndepongotodo

esto?—Elllaveroestápuestoenelsalpicadero,cójaloustedmismo.Yasabequéllave

es,laanchayplana.—Esallavenoestá.Nolaveoaquíconlasdemás.—Espere unminuto. Le preguntaré amimarido. Gil, ¿dónde está la llave del

maletero?Nolapodemosencontrar.—Laperdí.En realidad, casi no le pudo oír la primera vez; se le atragantó la voz. Quizá

estababebiendoalgoeneseprecisomomento.

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—Alomejorsóloestáatrancado.¿Quierequeintenteabrirloconunapalanca?—dijoelencargado.

—No,puedeestropearlapintura.—Notepreocupesdelmaletero—estabarepitiendoGilensuoído—,déjalo.Vete

deesatienda—depronto,inesperadamente,sepusoagritaratravésdelhilo.Estabaliteralmentegritandocomosiledolieraalgo—.¡Vuelveya,quieres!¡Vuelve,tedigo!¡Vuelveconesecoche!

—¡Muybien,poramordeDios;muybien!—eloído lezumbaba.Desde luegoeseinspectorlehabíapuestolosnerviosdepunta.

Condujoderegresoconlacajadeprovisionescolocadajuntoaellaenelasiento.Gillaestabaesperandoafueraenmediodelacarreteraquepasabajuntoasucasa.

—Loguardaréyomismo—dijoélconaspereza,yconlaprisaquellevabametióelcocheenelgaraje,conlosvíveresytodo.

Teníaelrostrobrillantedesudorcuandosevolvióhaciaelladespuésdecerrarlaspuertasdelgaraje.

Aquella noche se despertó en algún momento entre las dos y las tres de lamadrugadayélnoestabaenlahabitación.Lellamóynoestabaenningúnlugardelacasa.Selevantóymiróporlaventana.Laspuertasblancasdelgarajemostrabanunapequeñacuñanegraentresusdosmitades,porlotantosehabíallevadoelcoche.

Al principio no se sentía verdaderamente preocupada.Aun así, ¿adónde podríahaber ido a esa hora tan extraña? ¿En qué sitio podría estar… por allí cerca?Permaneciósentadaenlaoscuridaddurante treinta,cuarentaminutos,avecesenelbordedelacama,otras,juntoalaventana,vigilandolacarreteraparaverlellegar.

De pronto vio avanzar una sombra negra, oscureciendo la cinta blanca de lacarretera.Seaproximabaensilenciocasiabsoluto,apenasteníaaspectodecoche,ibacon las luces apagadas. Se deslizaba como si resbalara cuesta abajo, ayudado, enaqueltramo,porlapendientedelacarretera.

Eraél.Hizogirarelcoche,lometióenelgarajeyluegoleoyóentrarenlacasa.Unaodosvecessonóel tintineodeunvasoyluegosubió.Ellahabíaencendidolaluz,paranodarleunsusto.Teníaelrostroblancocomolacal, jamáslehabíavistoconaquelaspecto.

—¿Quépasa,nopodíasdormir,Gil?—dijoellaenvozbaja.—Cogíelcocheparadarunavueltaycadavezquemeparabaycreíaquehabía

encontradounlugarsolitario,oíaotromalditocochealolejos,veíasuslucesoporlomenos,creíaverlas.Demonios,elpaísenteroparecíadespierto…ramitasquecrujen,estrellasquemirandesdearriba…

—Pero¿porquéteparabas?¿Porquétemolestabaquehubieraotroscochesenladistancia?¿Quéintentabashacer,deshacertedealgo,tiraralgo?

—Sí—dijoconvozdébil.

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Duranteunminutosesintióotravezterriblementeasustada,comoellunesporlamañana,hastaqueél,pareciendoasustarsea suvezconel temordeella,balbuceóapresuradamente:

—E—e—esaotramaletasuya,esasegundamaletaquesedejó.Estetipovaavolver. Lo sé; no ha acabado todavía. Me sentí sobre ascuas todo el tiempo queestuvoaquíestatarde,pensandoqueibaabuscarporlacasa,yladescubriríaarriba—dejócaerdesubolsilloalgunascerillasdesulfuro—.Ibaaintentarquemarla,perotemíaquealguienmeviera,quealguienmesiguiera.—Se tirósobre lacamabocaabajo,sinungemido,tansóloexhaustoacausadelaemoción.

—Elamargofinal—jadeó—,elamargofinal.Unminutodespuésellavolvióaentrarenlahabitaciónconelasombroescritoen

elrostro.—Pero,Gil,nisiquierate lahabíasllevado,¿tedascuentas?¡Estáenelmismo

sitio,enelarmariodelahabitacióndehuéspedes,dondeestuvosiempre!Novolviólacabeza.Suvozlellegóapagada.—Creoquemeestoyvolviendoloco.Noséyaniloquehago.Quizácogíunade

lasnuestrasporerror.—¿Por qué nos ha tenido que ocurrir todo esto a nosotros?—sollozó ella sin

lágrimasmientrasalargabalamanoparaapagarlaluz.

***

Tenía razón,Ward volvió. Al día siguiente, el miércoles, dos días después deaquello.Teníaunaspectodiferente, apaciguador, casidedisculpa, comosihubieravenidosimplementeapedirunfavor.

—¿Cómo,másinterrogatorios?—lesaludóellacáusticamente.—Siento que le molestara la entrevista de ayer. Era pura rutina, pero intenté

hacerlodelmodomásinofensivoposible.No,porloqueanosotrosrespecta,ustedesyanofiguranenelasunto—salvo,porsupuesto,comoelúltimolugarenquesevioaldesaparecidoantesdeesfumarseenlanada.Tenemosunanuevateoríasobrelaqueestamostrabajando.

—¿Cuáles?—preguntó,olvidándosedeparecerindiferente.—Losiento,nomeestápermitidodivulgarla.Sinembargo,unpardeentrevistas

conlaseñoraBurroughsfueronsuficientesparaquetomaraconsistencia.Esunadelaspersonasmáshipocondríacasqueconozco.

—Creo saber lo que insinúa. ¿Quiere decir que su desaparición fue voluntaria,paraalejarsedelaatmósferadesanatoriodesucasa?

Suexpresiónsagazle indicóquehabíaacertado.Porunmomentosurgióunsolenorme que iluminó la oscuridad en la que estaba viviendo desde la llamada

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telefónica de la señora Burroughs, el lunes a mediodía. ¡Qué maravilloso sería siaquélla fuese la explicación verdadera, qué alivio para ella y para Gil! Inclusocubriría automáticamenteel asuntodel cheque.Si elviejoqueríadesaparecerde lavista,sindudaeradeesperarquehicieraefectivounchequeporesacantidad,paraaprovisionarsedefondos;entoncesyanohabríaningúnmisteriosobreelasunto.

Mientras tanto, por lo que aWard se refería estaba claro que no había venidosolamentepormotivosprofesionales.Laestabaobservandoconuninterésdemasiadopersonal, pensaba ella. Bueno, no eramás que un hombre, después de todo. ¿Quépodíaunahacer?

—El jefe local de aquí con el que estoy colaborando, nopuede alojarme en sucasa;yatieneatresdenuestrosmuchachosviviendoconél.Meestabapreguntandosi le molestaría el que yo… er… pidiera permiso para establecer aquí mi cuartelgeneral; sólo dormiría aquí mientras estuviera encargado de esta misión y así notendríaqueestaryendoyviniendoalaciudadtodaslasnoches.

Ellacasisedesplomó.—Peroéstaesunacasaparticular.—Bueno, yo no les molestaría mucho. Puede pasar factura por mi estancia al

departamento,siasílodesea.—Esanoeslacuestión.Hayunhotelperfectamenteadecuadoenelpueblo.—Ya intenté instalarme allí, pero todas las habitaciones están ocupadas. Usted

tienederechoanegarse si lodesea.Sería solamenteunmododemostrar subuenavoluntadydeseosdecooperar.Despuésde todo,austedya suesposo les interesatantocomoacualquierotroqueesteasuntoquedeaclarado.

Cuando comenzó a contárselo a Gil, ya estaba empezando a ver el ladohumorísticodelasunto.

—SetrataotravezdeWard.Quieresernuestrohuésped,¿quéteparece?Insinuóque ahora creen que Burroughs desapareció voluntariamente, para alejarse de sumujerinválida.

ElrostrodeGileraunablancaarrugadeasustadasospecha.—¡Estámintiendo!Estáprobandotácticasdiferentes,esoestodo.Estáintentando

introducirseenlacasacomoespía.—Pero¿nocreesqueserápeorqueparezcaquetenemosalgoqueocultaralno

dejarlequesequede?Sinosnegamossequedaránporlosalrededoresvigilándonosdesdefuera.Si ledejamosquedarse,quizápodamos librarnosdefinitivamentedeélenundíaodos.

—Vigilarácadamovimientoqueyohaga,escucharácadapalabraquedigamos.Hastaahorayahasidodifícil;deesemodovaaresultaruninfierno.

—Bueno,puesentoncessalyéchaletú;túmandas.Él avanzó rápidamente hacia la puerta. Luego pareció como si el valor le

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abandonara.Ellaleviovacilar,detenerseypasarserápidamentelosdedosporelpelo.—Quizá tengas razón —contestó dudoso— quizá resulte aún peor si le

rechazamos,comosituviéramosalgoqueocultar.Dilequesí—ysesirvióunacopadeltamañodellagoErie.

—Dormirá en el sofá-camadel salón y tendrá que conformarse con eso—dijoellaconfirmeza—.YonoregentounapensiónparainspectoresdePolicíasinhogar.

Era lo menos que podía hacer, pensó, al encontrarse con él en la carretera:preguntarle siqueríavolver conella a casaenel coche.Despuésde todo,no teníanada contra aquel hombre; sólo estaba haciendo su trabajo. Y la casi histéricaprohibición que le hicieraGil por teléfono el día antes, «¡No lleves a nadie en elcoche!»,estabamuylejosdesuspensamientos,noteníaningúnsignificadoenaquelmomento.Enrealidad,nohabíatenidosentidoalgunonisiquieraentonces.

—Encantado,sinolemolesta—aceptó.Subióalcocheapoyándoseenelestribosinobligarlaafrenardeltodoysedejó

caerenelasientojuntoaellasinabrirlapuerta,echandoaunladoalgunospaquetesquehabíaallí.

—¿Porquénoponeestoenelmaletero?—lepreguntó,amontonándoselos,enelregazoafaltadeunsitiomejor.

Ellaretiróunamanodelvolanteychasqueólosdedos.—Eso me recuerda que quería pararme en el taller de reparaciones y que me

hicieranunallavenueva,hemosperdidolavieja.Élestabasentadodelado,conelrostrovueltohaciaella,estudiandosuperfil.Por

unaparte,resultabamolesto,pero,porotra,eraenormementehalagador.Mantuvolosojosfijosenlacarretera.

—¿Nopusosumaridoinconvenientesaqueustedsemarcharaasí?Ella pensó que lo había dicho bromeando, era una de esas cosas que debían

decirse en plan de broma. Pero cuando ella lemiró, su rostro estabamortalmenteserio.

—¿Cómo lo sabe?—dijo mirándole francamente sorprendida—. Tuvimos unapequeñadiscusiónporelcoche,esofuetodo.Yolonecesitabayélnomeloqueríadejar;supongoquelonecesitaría.Asíquemelollevésinmásmientrasseafeitaba,yaquí estoy. —Luego, temerosa de haberle dado una impresión errónea sobre susrelacionesdomésticas,intentóquitarleimportancia—.Oh,peroesonoesnadanuevopara nosotros, esto nos ha venido ocurriendo desde que tenemos coche.—No eraverdad;nohabíaocurridonuncaantes…hastaaquellanoche.

—Oh—dijoél.Ylaexpresióndeinterésquehabíaaparecidoensurostrovolvióadesaparecerlentamente.

Llegaronhastalafranjadebosqueporlaquecruzabalacarretera;disminuyóla

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velocidadyavanzaronlentamente.Buscóatientasuncigarrilloyloencendióconunacerilla. Sin que se diera cuenta, el coche se había parado por completo. El ligeroviento,queyanolesdabaenlacara,varió,cambiódedirección.Deprontoellatiróelcigarrilloafueraconungestodedisgusto.

Amboslonotaronalmismotiempo.Jackiearrugólanarizypisóelembrague.—Debe de haber algomuerto por estos bosques—observó—. ¿Ha notado ese

olor?Devezencuandonosvieneunaráfaga.—Hayalgomuerto…porlosalrededores—corroboróélmisteriosamente.Tanprontocomovolvieronacogervelocidadysalieronacampoabierto,elolor

desapareció, lodejaronatrás—aparentemente—bajo loshúmedosárboles.Apartirdeentonces,élnodijoniunapalabra.Ellanolonotóhastamástarde.Seolvidódedarlelasgraciascuandollegaronalacasa.Inclusoseolvidódedesearlelasbuenasnoches.Evidentementeestabaperdidoensuspensamientos,completamenteabsortoenotracosa.

Cuando ella entró en el dormitorio a oscuras, la mano de Gil cayó sobre suhombro como las fauces de una trampa de acero… y resultaba igualmenteimplacable.Debió haber estado de pie, oculto detrás de la puerta. Su voz tenía unsonidoextrañamenteirreconocible.

—¡Notedijequenodejarasquenadiesesubieraalcochecontigo!—Meencontréconél,enelcaminoderegreso.—¿Adóndefuisteconelcoche?¡Creímoriracadaminutodesdequetefuiste!—Tedijequequeríaveresanuevapelículadeguerra.Laideaparecióhacerletambalearhaciaatrás,enlaoscuridad,contralaparedde

lahabitación.—¿Tefuistealcine?—jadeó—.¿Ydóndeestabaelcoche?¿Quéhicisteconél

mientrasestabasdentro?—¿Qué hace cualquiera con un coche mientras ve un espectáculo? Lo dejé

aparcadoenlaesquinadelcine.Esta vez jadeó sin decir palabra —la clase de sonido que hace una persona

cuandoalgopasaviolentamenteasuladoyestácasiapuntodegolpearle.

***

Estabamediodormidacuandociertasensacióndepeligroinmediatoladespertó.No era ni un ruido ni unmovimiento, era sólo la impalpable presencia de algunaamenaza. Se levantó precipitadamente. Aquella noche había una luna tardía, y lahabitaciónestabaazuloscuroyblanca,nonegra.Gilestabaagazapadoaunladodelaventana,mirando,dándolelaespalda.Estabatanquietoqueniunsolomúsculoselemovía.

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—Gil,¿quéocurre?—susurróellaenvozbaja.Su siseo para hacerla callar le llegó aúnmás suave, como un chorro de vapor

escapándosedelaválvuladeunradiador.Jackiepusounpieenelsuelo,avanzólentamentehaciaél.Seprodujootravezel

siseo.—Vuelveallí,estúpida.Noquieroqueélmeveaaquíarriba.Desde abajo llegaba el sonido de un golpeteo furtivo, por alguna parte.Era un

sonido muy débil en la quietud de la noche. Miró por encima del hombro de sumarido.Wardestabaalláabajoantelaspuertasdelgaraje,tanteándolas.

—Silasabreyentraahí…Deprontoelladesviólamirada,labajóperpendicularmentesobreelhombrode

Gil,violapistolaporprimeravez,deunazuloscurocomounenormeinsectoalaluzdelaluna.Inmóvil,apesardetodoslosnerviosdeGil;lasujetabaseguroyfirmesinninguna oscilación. Apuntaba sin remordimiento contra el hombre que estaba alláabajo,delantedelgaraje.

—¡Gil!—sugemidodeterrorparecióllenarlahabitaciónconunsonidocomoeldelvientoquesoplaconviolencia.

Él la empujódetrásde sí, ni siquieravolvió la cabeza,ni apartó losojosde suobjetivo.

—Vuélvete,tedigo.Silasabre,disparo.Peroesoseríaasesinato,loquetantohabíatemidoellunes,ydeloquesehabían

libradoporunpelolaprimeravez.Debíadetenereldinerodentrodelgaraje.Teníaquehaceralgoparadetenerle,paraevitarqueaquelloocurriera.Cruzólahabitaciónatrompiconesconlospiesdescalzos,encontrólapareddeenfrenteylafuetanteando.

—Gil,échateparaatrás.Voyaencenderlasluces.Ledioeltiempojustoparaecharseaunlado,pulsóelinterruptor,ylahabitación

brillóconunresplandorcomodemediodíaqueproyectófueradelacasa,enelsuelo,unamanchaamarilla,comounaseñal.

Afueraoyódarunpasohaciaatrásenelsenderodecemento,ycuandovolvieronamirarelespaciofrentealaspuertasdelgarajeestabavacío.

Ella salió sigilosamente hasta el comienzo de las escaleras, escuchó y volvió aentrar.

—Sehaidoaacostar—dijo—.Oícómorechinabaelsofá-cama.Seprodujolareaccióninevitable;latensiónbajolaquehabíaestadoGildebióde

serterrible.Temblabacomoalguienquetuvieracolocadouncinturónvibrador.—Volveráaintentarlootravezmañanaporlanoche.¡Nolopuedosoportarmás,

nolopuedosoportarmás!Mevoydeaquí…ahora.Noservíadenadarazonarconél,locomprendiósoloconmirarle.Seencontraba

en un estado que bordeaba la locura. Por unmomento se sintiómedio tentada de

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decir:«¡Vamos ahora a verle abajo, confiesa que cobraste el cheque, devuélvele el

dinero,yacabemosconesto!¡Cualquiercosaserámejorqueestapesadilla!».Pero se contuvo. ¿Cuál sería la condena por lo que había hecho? ¿Diez años?

¿Veinte?Le abandonó el valor; no tenía derecho a pedirle que renunciara a tantosañosdesuvida.

Mientrastantoélseestabaponiendounacorbatayechándoselachaquetaporloshombros.

—Gil, vamos a pararnos a pensar, antes de tomar una decisión… ¿A dóndepodemosiraestahora?—susurróella.

—Hoyalquiléunahabitaciónamuebladaen laciudadbajounnombresupuesto—le susurróunadirección—.Allí estaremos a salvodurante unpar dedías por lomenos.Hastaquepuedalograrpasajesparaunbarco…Tengoquedeshacermedeesecoche,esoeslomásimportante.

—PeroGil,¿novesquealhacerestonosestamoscondenandonosotrosmismos?—¿Vasavenirconmigo,ovasafallarmeprecisamentecuandomástenecesito,

comohacengeneralmentelasmujeres?¡Yaestásmedioenamoradadeesepolicía!Hevistolasmiradasqueestáempezandoaecharte.Todosseenamorandeti;¿porquénoibaahacerloél?Muybien,enesecasoquédateaquí.

Leimpusosilencioapretandolosdedoscontralabocadesumarido.—Hastaelamargofinal—susurróconlosojosnublados—,hastaelamargofinal.

Sitúloquieresasí,asíserá.Nisiquieralediolasgracias;detodasmanerasellanoesperabaquelohiciera.—Vuelveasaliryasegúratedequeestádurmiendo.—Estároncando—dijocuandovolvió—.Lepuedooírperfectamentedesdeaquí.Mientrasellasevestíaconfrenéticarapidez,Gilseadelantóabajar.—Voyaquitarelfrenodemano,túcogeselvolanteylosacaréempujandohasta

lacarreteraparaquenonosoigaponerloenmarcha.Los ronquidos deWard llenaban la casamientras ella bajaba sigilosamente las

oscuras escaleras momentos más tarde, detrás de Gil. «¿Por qué? ¿Por qué?», ibapensandoalocadamente.Perohabíatomadounadecisión;siguióadelantesinvacilar.

Cuandosereunióconélyateníalaspuertasdelgarajeabiertas.Ellugarolíadeun modo horrible; seguramente un gato extraviado se había metido allí y habíamuerto.Subióalcocheylosacómarchaatrásmientrasélloempujaba.LuegoGildiola vuelta para colocarse atrás. La inclinación del sendero de cemento les ayudó abajarlo hasta la carretera.Desde donde ellos se encontraban todavía se podía oír aWard roncando dentro de la casa. Gil empujó el coche por la carretera hasta unaconsiderabledistancia,antesdesaltardentroyhacersecargodelvolante.

—Lologramos—murmuróroncamente.

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Ellanoera,enabsoluto,unaconductoralenta,peronuncahabíaforzadoelcochea lavelocidadqueél loestabahaciendoahora.El indicadorde lavelocidadmarcónuevosnúmeros en su cuadrante.Las ruedasparecíangirar por el aire casi todo eltiempoysólobajaban,aintervalos,paratomarcontactoconlacarretera.

—Gil,reduceunpocolavelocidad—dijotemblando—.¡Nosvamosamatarlosdos!

—Miraparaatrásaversivienealguien.Seveíaalgo,peromuylejos.Noteníanadaqueverconellos.Decididamenteno

eraWard;nopodíahaberconseguidootrocochetanrápidamente.PeroaquelloincitóaGilamanteneresavelocidadsuicidamuchodespuésdequelohubieranperdidodevista.Yluegoderepente,defrente…

Elotro coche surgió inesperadamente ante ellos enuna cuesta.Había sitiomásquesuficienteparaambos,aunavelocidadnormal.Nisiquierahubierantenidoquedesviarse; ninguna de ellos obstruía la carretera. Pero Gil iba tan deprisa que alintentar cambiardemarcha, ladirecciónde las ruedasdeatrás sedesvió,patinóelautomóvilyelotrocochelesrozóalpasar.Nofuenada;aunavelocidadnormalsóloles hubiera raspado la pintura del guardabarros o algo parecido. Pero en aquellacircunstancialeslanzócontraunárboljuntoalacarreterayésteasuvezlesdesviódenuevoalasfalto,decostado.Milagrosamentesequedarondepie,peroconunafeaabolladura hacia la parte de atrás donde habían chocado con el árbol. La tapa delmaleterosehabíalevantadoytodalapartedelcostadoestabaaplastadahaciadentro.

El otro coche, que al cruzarsevenía también agranvelocidad, se habíaparadomásabajo. Jackieestaba tiradaenel suelo,enroscadacomounacuerda,pero ilesa.OyóaGiljurarfríamenteporlobajo;derepenteabriólapuertayseprecipitóafueracomosilepersiguieranlosdemonios.

Ellaalzólavistahaciaelespejoretrovisoryvioreflejadounrostro.ElrostrodeHomerBurroughs,hundidoyconunahorriblemueca,habíasurgidoporencimadelmaleteroquesehabíaabiertoviolentamente.Podíaverloclaramente, flotandoenelespejoiluminadoporlaluna;veíainclusolasoscurasmagulladurasquesalpicabanelrostrobajoelcabelloplateado,tambiénlapesadamaniveladearranquedelcochequelecruzabaelhombrocomounacharreterayquehabíasalidodisparadadelfondodelmaletero como había ocurrido con el cadáver… igual que si fuera un macabromuñeco de resortes. El olor que ella yWard habían notado antes en el bosque larodeabaahoraporcompletoenlanoche,aunqueseencontrabalejosdeaquellazona.

Actuórápidamente,sóloporinstinto.CasiantesdequeGilllegaraalapartedeatrás,paravolverabajar la tapadelmaleteroyocultar loqueéstahabíadejadoaldescubiertoaccidentalmenteantesdequelosocupantesdelotrococheseacercaranylovieran,abriólapuertadesuladoysaltóafuera.Empezóacorrersilenciosamenteporelbordedelacarretera,bajolassombrasqueproyectabanlosárbolespróximos.

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No sabía a dónde iba. Sólo quería huir de aquel hombre. Ese hombre que habíamatado.Esehombrequeyanoerasumarido,queahorasignificabaparaellaMiedoyHorror.Ahoracomprendíaquehabíamentidoasuesposo—yasímisma—aldecirleel lunes que podría soportarlo aunque hubiera cometido aquel crimen, siempre ycuandoseloconfesara.SihubieravistoentonceselcadávergolpeadodeBurroughs,comolohabíavistoahora,hubieseocurridoexactamentelomismo:habríahuidodeGilenloquecida.Nopodíasoportaruncobardeasesinato.

Elyahabíalogradobajarelmaleteroyestabaallídepieapoyándoseligeramentede espaldas sobre él, acorralado, con ambos brazos extendidos para mantenerlosujeto. O bien no la vio escabullirse entre la fila de árboles, o estaba demasiadopreocupadoconelhechodeenfrentarsealosdoshombresqueseacercabansolícitoshacia él, y no le prestó atención alguna. La idea que rondaba la agitadamente deJackieerameterseenaquelotrocoche,momentáneamentevacío,yhuirdeél. ¡Noimportabaadónde,peroteníaquehuir!

Yaestabaamediocamino.Podíaoírsusvoces,allídetrás,enellugardedondesehabíaescapado.

—¿Estáustedbien,amigo?¿Ledimosmuyfuerte?—Huy,lelevantamoselmaletero,Art.YluegooyóaGil,agrio,peligroso:—¡Apártensedeaquí!Losdosdisparosseprodujeronconunarepugnantebrusquedad:¡Bang!,yluego

¡bang! de nuevo, y dos formas encogidas, como si fueran troncos quedaron en lacarreterabajolaluzdelaluna,alláarribajuntoalcochedeGil.

Asesinato otra vez. Y ahora por triplicado. ¡Qué lejos, pero qué lejos habíandejadoaquelotrocoche!Noconseguiríanuncallegaraél.Ahoralocomprendía.Él,queyalehabíagritadosunombreunavezcomoavisándola,corríahaciaellacomounaladomensajerode lamuerte.Por finhabía llegadoalcoche, teníaunpieenelestribo.Peroélteníaunahumeantepistolaenlamanoquepodíaalcanzarlaantesdeponerelcocheenmarcha.Yéste,aligualqueeldeellos,habíaquedadodecostadoen la carretera. Antes de que pudiera dar marcha atrás para tener espacio, girar yalejarse,Gilyaestaríajuntoaella.Enmediodesufrustradopánico,conlamanoenelcierredelapuerta,sefijóenlacapadepolvoquecubríaloscostadosdelcoche,debidaalaaccióndesusruedas.Lohabíanconducidoagranvelocidad.

Envezdemetersedentro,diolavueltacorriendohaciaelladoopuesto,lejosdeél,comosifueraabuscarrefugio.Luegopermanecióallímirándoleporencimadelcoche.Finalmente,diolavueltaunavezmásporlapartedeatrásyregresóhaciasumarido,alejándosedelcoche.Seencontraronunospocospasosmásadelante.

Laagarrósinpiedadporlamuñeca.—Demodoqueahoralosabes—jadeó—.Asíquehuistedemí.

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—Perdílacabezaporunmomento;acualquieralehubierapasado.—Teobservé.Notefuistehaciaelotrolado.Tevolvisteparaatrás,haciaeltipo

dequienestásenamoradaahora.Laibaarrastrandohaciasucoche,zarandeándoladeunladoaotrocomoharíaun

monoprimitivoconunavíctimaviva.—Ahorasignificasunpeligroparamí;losébien.Acabodemataradoshombres;

estoyluchandopormivida.Ycualquiercosaopersonaquepuedaayudaraquemeatrapen,debesereliminada.

—Gil,túnoharíasunacosaasí.¡Soytuesposa!—Losfugitivosnotienenesposas.Levantóunpocolapistolahaciaella,luegolavolvióabajar.Miróhaciaambos

ladosdelacarretera.Laluzdelalunadabaasusojosunaexpresiónastuta.—Sube,tedaréotraoportunidad.Ellasabíaquesóloeraunaplazamiento.Cadacosaasutiempo;primeroteníaque

buscar refugio.Si ladejabamuerta allí, enplenacarretera, sabrían inmediatamentequién la había matado. Cuando volvieron a emprender la marcha hacia la ciudad,podíaleersucondenaamuerteenlosojosdesumarido.

***

Resultaba inconcebibleque él pretendiera llevar a cabouna cosa semejante.Nisiquieraelencontrarseenaquellasuciahabitacióndealquiler,quesugeríacrimenyviolencia,lograbaqueresultaraadmisible.«Noestásucediendo—pensaba—,estonoesverdad;mimaridonomehatraídoaestaindescriptiblehabitacióndelosbarriosbajos,conlaintencióndedeshacersedemí.Estoyencasa,dormida,teniendounmalsueño».

«Sinembargo,todosestosdíaséllosabíaynomelohadicho.Todosestosdíashevividoconunasesino».Volvióarecordarcómohabíamatadoaesosdoshombres,asangrefría,sinremordimiento,sinunavacilación.¿Porquénoibaasercapazdehacerlomismoconella?Ahoraestabaacorralado,dispuestoamatar.Larojamareadel asesinato le había arrastrado, borrando todo amor, confianza y compasión,destruyendosupropiomatrimonio.Ypodíamataralamujerqueestabaconélenlahabitación,esanochepodíamataracualquierasobrelafazdelatierra.

Sesentópesadamenteenelbordedelacrujientearmaduradehierrodelacama,apretándose las sienes con los dedos. Él había cerrado con llave la puerta de lahabitacióncuandoentraronyhabíacorridolaremendadacortinaazuldelaventana.Permanecióduranteunmomentoescuchandojuntoalapuerta,paraversialguienleshabíaseguidohastaarriba,luegosevolvióhaciaella:

—Primerotengoquedeshacermedeesecoche—murmuróparasímismo.

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Deprontoseacercó,laechóaunladoyempezóadeshacerlacama,sacandolassábanasqueestabandebajodelasgastadasmantasdealgodón.Lassábanaschillabancomocerdoscuandolasrasgóenlargastiras.

Ellaadivinósupropósito.—¡No,Gil,nolohagas!—gimióahogadamente.Echóacorrerhacialapuertay

accionóinútilmenteelpomo.Éllehizodarmediavueltaempujándolatrasél.—¡Nomehagaseso!—No basta con dejarte aquí encerrada. Gritarías o romperías una ventana. Te

vendisteaélyahoraeresmienemiga.Latiróbocaabajosobrelacama,lepusolasmanosdetrásdelaespalda,selasató

hábilmente con tiras de sábanas. Luego hizo lo mismo con los tobillos. La hizosentar, le amarró las manos ya atadas al armazón de hierro de la cama. Luego leenrolló una última tira alrededor de la cara, tapándole la boca. Ella tenía los ojosdilatadosdeterror.Notantoporloqueleestabahaciendo,sinoporquienselohacía.

—¿Puedes respirar?—deun tirón lebajóunpoco lamordazapordebajode lanariz—.Respiramientraspuedas.

Sumiradaquerecorriódesdesuextremountuboqueconectabaunallavedepasoenlaparedconunfogóndegasdeunsolohornillo,yluegovolvióhaciaella,delatóel método que utilizaría llegado el momento. Probablemente la atontaría primerodándoleungolpeconlaculatadelrevólver,luegolequitaríalasatadurasparahacerloparecer un suicidio, desconectaría el tubo y dejaría que el gas actuara. Aquelloocurría con tanta frecuencia en esas casas baratas de alquiler, era la salida queescogíantantos…

Escuchóatentamente juntoa lapuerta.Luego laabrió,yaldarse lavueltaparasalirlamiróyledijo:

—Nopierdasdevistaestepicaporte.Ycuandoloveasgirar,empiezaarezartusoraciones.

Oyócómovolvíaacerrarlapuertaconllaveporelotrolado,yeldébilcrujidodesuspasosalbajarlosgastadosescalones.

Volvería—dentro de cuarenta minutos, una hora— y la mataría. Pero todo elhorror del caso no estaba ahí. Lo peor era que no hacía tanto tiempo que aquelhombre y ella habían bailado a la luz de la luna, habían intercambiado besos ypromesasbajolasestrellas.Lehabíacompradobombonesyorquídeasparallevarenelabrigo. Juntos,depie,habían juradoamarseyprotegerseduranteel restode susvidas.

Sinembargo,comprendíaqueaquellodebíadehaberestadodentrodeéldesdeelprincipio,esedefectofatalensucarácterquefinalmentelecondujoalasesinato.

Lagentenocambiatanderepente;noesposible.Algunosnuncaseríancapacesdecometerunasesinato,cualquieraquefuesenlascircunstancias.Yotros,comoGil,

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sólo necesitaban un ligero empujón para caer en ello, casi por propia voluntad.Siemprehabíasidounasesinoenpotencia.Élnolosabíayellatampoco,portanto¿quiéneraculpable?

Nopodíasoltarselasmanos.Alintentarlosólologróapretaraúnmáslosnudosdelas sábanas, debido a la clase de tela usada. La cama no tenía ruedas, y una pata,enganchada en un agujero del suelo, la mantuvo firme contra sus intentos dearrastrarlatrasdesí.

Hacíamuchoratoqueélsehabíamarchado.Contrasuvoluntadempezóamirarel tiradordeporcelanade laparte interiorde lapuerta.Gilhabíadichoquecuandoempezaraagirar…

Ydeprontolaluz,reflejadaporsubrillantesuperficie,pareciódestellar,oscilar.¡Se estaba moviendo, estaba girando lentamente! Sin que él hubiera hecho ruidoalgunoafuera,enlasescaleras.Pudosentircómoleempezabanalatirlassienes.Perono se oyó el tintineo de la llave. Por el contrario, el tirador volvió a donde habíaestado,conunligerocrujido,conlocualsupoquenoestabaequivocada,eraverdadquelohabíavistomoverse.Lomiróhastaquelosojosamenazaronconsalírseledelas órbitas, pero no volvió amoverse. ¿Por qué no entraba y acababa de una vez?¿Porquéaquellaexquisitatorturaadicional?Quizáhabíaoídoaalguienquesubíaporlaescalera.

Hubo otra angustiosa espera, durante la cual gritó silenciosamente contra lamordaza.Ahíestaba,volvíaotravez.Estavezpudooír lospasosfurtivossobrelasescalerascubiertasdelinóleo.Debíadehaberbajadodenuevoalacalleduranteunminutopara asegurarsedequenohabíanadiepor los alrededores.La llave apenasrascó la cerradura, tanta fue la habilidad con que la introdujo. Y una vez más elpicaportedeporcelanagiróydespidióondasdeluz.Estavezlapuertaseabrió…yentrólaMuerte.LaMuerteeraunrostroqueellahabíabesadomilveces.LaMuerteera una mano que le había acariciado el cabello. LaMuerte era un hombre cuyoapellidohabíaadoptadoenlugardelsuyopropio.

Cerrólapuertatrasdesí,fuelaMuertequienlohizo.—Tiré el coche al río—dijo con los labios apretados—. Estaba nublado y no

habíanadiequepudieraverlo.¡Porfinmehelibradodeél,deesemalditoviejo!Ypara cuando lo pesquen, si es que alguna vez lo hacen, estarémuy lejos. Hay unbuquecisternaquesaleamediodíaparaVenezuela.

Eltubodegomahizo¡whup!cuandoélarrancódeuntirónlaboquilladelorificiode salida. La llave no hizo ningún ruido cuando él la giró, y el gas tampoco, alempezarasalir.

Bajólosojosantesqueella.—Nomemiresasí;nosirvedenada.Voyallegarhastaelfinal.Sacólapistolay lacogiócercadelcañón, luegosesubióelpuñode lacamisa,

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comohaceunhombrecuandonoquierequenada leobstaculiceelmovimientodelbrazo.Loúltimoquedijofue:

—No vas a sentir nada, Jackie. —Aquél era Gil Blaine, muriendo dentro delasesino.

Luego alzó la culata del revólver muy por encima de la cabeza, con unaintensidad tal que todo el brazo le temblaba.Oquizá fuera elmodo enque ella leestabamirandoloqueleobligóaempleardobleesfuerzodevoluntadparallevarloacabo.

Lo había subido lomás alto que pudo; ahora comenzó a bajarlo de nuevo. Lacabeza de Jackie parecía estar hecha de cristal. Se hizo añicos, pudo oírla hacerseañicosconelgolpe,ysucráneopareciócaerseapedazosporelsueloalrededordeella, y el golpemismoexplotó ensordecedoramente en suspropiosoídos, comoundisparo.Perosincausarledañoalguno.

Después,cuandosusojosempezaronaabrirsedenuevoespasmódicamente,eraélquien estaba cayendo, todo su cuerpo; no, tan sólo el brazo. Volvió la cabezaaturdida.Unbrazoapartabaaun lado lacortinade laventana, todoelsueloestaballenodecristales rotos,yWardestabaafueramirandoal interiorde lahabitaciónatravésdeunaespeciedeaureolaendientesdesierra,dondehabíaestadoelcristaldelaventana;unhumoperezosohacíaquesuimagenparecieradesenfocada.Extendióelbrazoehizoalgoconelpestillo,alzóelbastidorytrepóatravésdeélporencimadelantepechodelaventana.

Después de cerrar la llave del gas y liberarla, ella ocultó el rostro contra él,todavíasentadaenelsomier,ypermanecióasí,abrazada,durantelargorato.Eraunareacciónextraña,conunsimpleinspector,peroenrealidad…¿aquiénmásteníaella?

—Noestabasen líneaconelagujerode la llavecuandomiréporél,dehabertevisto habría hecho saltar la cerradura de un disparo.No estaba seguro de que éstafueralahabitaciónencuestión,asíquecrucéhastaelpatiodeatrásydesdeallísubípor laescalerade incendios.Loúnicoquemepodíaguiarera loquehabíasescritosobreelpolvodel costadodel cochequequedóallí, tiradoen la carretera: sólominombreyestadirección.Jackie,¡sivieraslocercaqueestuvedenofijarmeeneso!

—Nocreíquepudieraverse,perofueloúnicoquemediotiempoahacer.Podíapasar cualquier cosa. La manga de alguien podía rozarlo y borrarlo. Él mató aBurroughsellunesporlamañanatemprano.¡Ylohatenidometidoenelfondodelmaletero desde entonces! Eso explica muchas cosas en su comportamiento de losúltimos días, que yo nopodía entender. ¡Pero uno está tan ciego cuando confía enalguien!Finalmente,lotiróalrío,concocheytodo,hacepoco,antesdevolveraquí.

—Losacaremos.Estabaseguroqueeraéldesdeelprincipio,perosinelcadáverni el menor rastro de él, teníamos las manos atadas. Y luego tú, eras un granargumentoa su favor, simplementeporverte implicadaen el asunto, tanhonestay

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tan…Todossabíamosquetúnopodíassercómplicedeunasesinato.Alzó la cabeza, pero sin intentarmirar a la habitación.Pareció entender loque

ellaestabaintentandopreguntaryledijo:—Estámuerto.Creoquenohesidomuycuidadoso.Ella se preguntó si lo había hecho a propósito. Era mejor así. Mejor para él,

incluso.Wardlahizolevantarylacondujohacialapuerta,apoyándolacontrasídemodo

quenotuvieraqueveraGil,queyacíaenelsuelo.Fueralanocheresultabadenuevolimpiay fresca, toda lamaldadhabíadesaparecido,y lasestrellasparecíannuevas,como si nunca se hubieran usado antes. Ella suspiró profundamente, con infinitapiedad,perosinpesar.

—Demodoqueasíescomotermina.

Woolrichescribióestahistoriaentresversiones,laprimera,yenmiopiniónlamejor,eslaqueacabandeleer.Unosdosañosdespuésadoptóelrelatoaunguiónradiofónico,emitidoenSuspenseconeltítulodeLastNight,enelqueintrodujouncambiototalalfinaldelanarraciónoriginal.Unaterceraversión,máscomplejaqueelguiónradiofónico, pero que aún presentaba en esencia elmismo final que éste, apareció en la primera colección derelatoscortosdeWoolrich,IWouldn’tbeinYourShoes(1943),coneltítulodeLastNight.

Resulta interesante comparar el destino de esta historia con el de la película de 1941 deAlfredHitchcockSuspicion(Sospecha),otroclásicodel tema¿Esmimaridounasesino?Comosabemosporel librodeFrançoisTruffaut y por otras fuentes,Hitchcock pretendía que la respuesta fuera sí, pero los hombres de negocios quemanejan los lazos de la bolsa se negaron a permitir esa respuesta, ya que elmarido era interpretado porCaryGrant.Elmismocambioenelfinal—dehechoelmismotonoforzado,improvisadodelclímax—seproduceenlaúltimaversióndelrelatodeWoolrich.¿EsperabaquizáWoolrichen1942-1943venderLastNightalcinearaízdeléxito deSospecha? En cualquier caso, el original deWoolrich, a diferencia del deHitchcock, ha sobrevivido(aunquenosevolvieraaeditardesde1940)yresultatantensoyescalofriantecomoloerahacetreintaaños.

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Elcadáverdelapuertadeallado[14]

LaesposadeHarlansediolavueltarápidamente,intentandoocultarelabrelatasquellevabaenlamano.

—¿Quépasa?—preguntóél.Ella no esperaba que su marido fuera a mirar por encima del periódico de la

mañanaprecisamenteenesemomento.Lalatadelecheevaporadaquesosteníaenlaotramanose leescurriódebidoalnerviosismo,chocócontraelsueloconungolpeapagadoyrodó.Seagachórápidamenteylarecogió,peroélyalahabíavisto.

—Parecequeanochealguienvolvióarobarnos la lechede lapuerta—dijoellacon una risita nerviosa.Harlan tenía un caráctermuy rencoroso.No había queridodecírselo,peronotuvotiempodesalircorriendoalatiendaacomprarotrabotella.

—¡Yavancincovecesendossemanas!Enrolló el periódico en forma de tubo y lo golpeó furioso contra la pata de la

mesa.Ellapodíavercómoseibaexcitando,ycadaminutoquepasabaseleveíamásblanco,inclusobajoeltalcoparadespuésdeafeitarse.

—¡Es alguiende estamisma casa!—vociferó—. ¡Ningún extrañopuede entrardespués de las doce cuando se cierra con llave la puerta de la calle!—Mostró losdientes en una engañosa sonrisa—. ¡Me gustaría ponerle las manos encima a eseindividuo!

—Selohedichoallecheroymehequejadoalencargado,peronoparecehabermodo alguno de evitarlo—suspiró la señora Harlan. Hizo un agujero en la partesuperiordelalataylainclinósobrelatazadesuesposo.

Estelaretirócongestodedisgustoyselevantó.—¡Sí,síquelohay—dijorechinandolosdientes—,yyolovoyacortar!—Un

trensuburbanosilbódébilmenteenladistancia—.¡Dejaquecaigaenmismanos…!—murmuróporsegundavezconcontenidaferocidadmientrasagarrabaelsombreroy se lanzaba hacia la puerta. La señora Harlan movió la cabeza presa de uninquietantepresentimientocuandoélcerrólapuertadegolpetrasdesí.

Regresóalasseis,trayendoalgoenunabolsadepapel,quedejóenlarepisadelacocina.LaseñoraHarlanmiródentroyviouncuartodelitrodeleche.

—Nolanecesitamos.Estatardeleencarguéaltenderounabotella.—Noesparaquelautilicemos—repusotorvamente—.Esuncebo.Alasonce,enbatayzapatillas,leviosacarlaalapuertaprincipalycolocarlaen

elsuelo.Miró arriba y abajo del vestíbulo, se agachó junto a la botella y le ató algo

invisiblealrededordelcuello,pordebajode la tapadecartón.Luegoextendióalgo

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porelumbralycerrólapuerta.—¡Quédiablos…!—preguntólaseñoraHarlanaprensivamente.Éllevantóeldedoíndice.Llevabaenrolladounavueltaderesistentehilodecoser

negroquesedestacabaclaramentecontralapieldeldedo,peroseperdíademanerainvisibleenelespacio,pordebajodelapuerta,hastallegaralabotella.

—¿Comprendes?—seregocijóvengativo—.Hayquemirardosvecesparaverlo,especialmenteenunapuertaoscura.Perocortalapielsisetirafuertedeél.¿Loves?Untirónserásuficienteparadespertarme,ycomopuedasalirahíafueraatiempo…

Noterminólafrase.Noeranecesario,sumujersabíaexactamenteloquequeríadecir. Hubiera deseado que no se hubiera enterado nunca del asunto de la lecherobada.Loúnicoqueconseguiríaseríaunapeleadelantedesupuertaenmediodelanoche,contodoslosvecinosmirando…

Fuepasandoelhiloatravésdelsuelodelcuartodeestarhastaeldormitorio,semetióenlacamaydejólamano,alaqueloteníaatado,fueradelassábanas.Cuandoella apagó las luces, se sintió tentada de cortar el hilo inmediatamente, como lasolución más fácil, incluso cogió un par de tijeras e intentó localizarlo en laoscuridad.Sabíaquesihacíaaquelloél lonotaría inevitablementepor lamañanayarmaríaunescándalo.

—Noandestantoporahí—leavisó—,vasaenredarelhilo.Elvalorlaabandonó.Dejólastijerasysemetióenlacama.Elhiloamenazador,

como un reguero de pólvora que condujera a un potente explosivo, permanecióintacto.

Por lamañanaseguíaallí todavía,yhabíadosbotellasde lecheen lapuertaenvez de una, la del reparto habitual y el cebo. La señora Harlan suspiró aliviada.Hubierasidopocoperspicazporpartedelapersonaculpablerepetirlamaniobradosnoches seguidas; hasta entonces había venido ocurriendo cada tres noches. QuizáHarlansehabríacalmado,cuandovolvieraaocurrir.

PeroHarlannosecalmabatanpronto.Elmismohechodequelamaniobranoserepitiera inmediatamente sólo consiguió enfurecerle aún más. Se sorprendió a símismopensandoenel asuntoenel trenal iry regresarde laciudad. Inclusoen laoficina, cuando debía haber estado atendiendo a su trabajo. Aquello empezó aulcerarseyenconarse.Estabaapuntodeobsesionarseconel tema,cuandopor fin,unanoche,aesodelascuatro,elhilodioresultado.

Estaba dormido cuando se produjo el tirón de aviso. La señoraHarlan dormíaprofundamenteenlacamadeal lado.Supoinmediatamentequéeraloquelehabíadespertado; sin ruido, se bajó de un salto de la cama, y se abrió paso a través deloscuropisohacialapuertaprincipal.

Llegóhastaellaconunruidoacompasadodepiesdescalzosylaabriódegolpe.

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Eramagnífico. Perfecto. ¡No podía haber resultadomejor! Harlan le pilló con lasmanosenlamasa,enelmomentojusto.Elindividuo,conlabotelladelechesujetacon un brazo, quedó allí petrificado, lleno de culpabilidad, mirando la puerta.Evidentemente, no había notado en absoluto el tirón del hilo, lo cual no erasorprendente,porqueenaquelextremoeralabotellalaquelohabíarecibidoynoél.Y para que todo fueramejor que perfecto, pluscuamperfecto, se trataba de alguienque, a juzgar por su aspecto, Harlan podía manejar sin mucho problema. No sehubieraacobardadodehaberencontradoqueelotroeramásfuertequeél.Sesentíaalrojovivo,contreintayseishorasdecombustiónreprimida,ylacobardíafísicanoeraunodesusdefectos,cualesquieraqueestosfueran.

Permanecióallíinmóvilduranteunafraccióndesegundo,paracaptarlasituación.—¡Bonitotrabajo,amigo!—dijoenunsiseo.Elladrónretrocedió,seinclinóhaciaunladoparaponerlabotellaenelsuelosin

apartar sus aterrorizados ojos de Harlan. Era un tipo larguirucho vestido conpantalonesycamiseta,quemostrabaunengañosomanojodepeloenelpecho.

—He estado sin blanca—balbuceó justificándose—. Las facturas del médico,y…yestoysintrabajo.Necesitabaesalechedesesperadamente,nomesientobien…

—¡Está usted como una rosa comparado con cómo va a quedar dentro de unminuto!—bramóHarlan.Eltipoaquelpodríahabercaídoderodillas,pagarlalechediezveces,yaHarlannolehabríaafectadoenabsoluto.Ibaadesquitarsetalcomoélquería.Harlaneradeesaclasedepersonas.

Esperó hasta que el culpable se volvió a incorporar, luego furioso le espetó uninsultoybalanceóelbrazocomounlanzadordepeso.

El puño deHarlan se aplastó directamente contra la boca del hombre. Este sedoblócomounrecortedepapelycayóigualdetieso.Eldesiertopasillovibróconsucaída.Quedóallítumbadoy,milagrosamente,todavíadabasignosdevida.Aturdidomoviólacabezadeunladoaotro,yalzólamanotemblorosamenteparadescubriradónde se le había ido la boca. Aquellos ligerosmovimientos eran como agitar untraporojodelantedeuntoro.Harlanresoplóyselanzóencimadelhombre.Lepusolarodillaenelpecho,agarróalindividuoporelpelo,lolevantóylegolpeóelcráneocontraelsueloenlosado.

Cuando las danzantes chispas de su ira empezaron a disminuir y pudo ver denuevoconclaridad,elhombreyanomovíalacabezaaturdido.Nosemovíalomásmínimo.Unhilodesangrelegoteabadeambosoídos,comosialgoselehubierarotopordentro.

Harlan se apoyó contra el suelo con los brazos estirados y se incorporólentamentecomounanimalqueabandonarasupresa.

—Muy bien, tú lo quisiste —rezongó. Había un matiz de miedo en su voz.Aguijoneóa la silenciosa figura condesgana—.Coja esamiserable leche. ¡Pero la

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próxima vez pídala primero! —Se incorporó de cuclillas y permaneció agachadocomo un mono—. ¡Eh! ¡Eh, usted! —volvió a sacudirle—. ¿Qué le pasa? ¿Va aquedarseaquítumbadotodalanoche?Dijequepodíallevarsela…

Lamanoqueintentabalevantaralhombresedetuvoderepentesobresucorazón.Laretirólenta,muylentamente.ElcolordesapareciódelrostrodeHarlan.Aspirótanprofundamente que le temblaron los labios. El aire le llegó frío hasta lo másprofundo,comosifueramentol.

—¡Muerto!—Aquellapalabramurmuradaroncamentelehizoponerseenpiedeunsalto.Empezóaretroceder,pasaapaso,hacialapuertaporlaquehabíasalido.Nopodíaapartarlosojosdelafiguraacurrucada,encogida,queyacíaallí,muycercadelapared.

«¡Másvalequememetaadentro!»,fueelprimerpensamientoqueseleocurrió.Encontrólaentradaconlaespalda,inclusodiounoodospasosatrásatravésdeella,antesdedarsecuentadelalocuraqueestabacometiendo.Nopodíadejarleallítiradode ese modo justo delante de su propia puerta. Sabrían inmediatamente quién lehabía…yesonoibaaocurrirsipodíaevitarlo…

Miródetrásdesíhaciaelpisoaoscuras.Larespiracióntranquilayrítmicadesuesposa seoía claramente en el intenso silencio.Había seguidodurmiendomientrastodoocurría.Volvió a salir al vestíbulo,miró arriba y abajo. Si ella no había oídonadaconlapuertaabiertadeparenpar,entonceslosdemástampoco,conlassuyascerradas.

¡Perounadelaspuertasnoestabacerrada!Seveíaunresquicioenladeallado,unosdoscentímetrosquemostrabanunadelgadalíneadelaparteinteriordelmarcoblanco. Harlan se quedó completamente helado durante un minuto, luego suspiróaliviado.Deallíhabíasalidoelladróndelaleche.Seguro,estabaclaro.RetrocedíaenaquelladireccióncuandoHarlan salióy le sorprendió.Era laúltimapuertaporeselado,aunqueluegoelpasillogirabaenángulorectoyhabíamásapartamentosporelotrolado,fueradelavista.Aqueldebíaserellugar.¿Quiéndejaría,alascuatrodelamañana, la puerta abierta sin cerrojo sino aquel individuo que había salido paramerodearporelvestíbulo?

AquellaeraunadeesasocasionesenquelaseñoraHarlanhubieraresultadoútil.Ellahabríasabidoconseguridadsiaqueltipovivíaallíono,osimplementecuálerasucasa.Élnose interesabaporsusvecinos,nodistinguíaaunosdeotrosymenosaúnsabíaenquépisoshabitaban.Peroeraevidentequenoibaadespertarlayhacerlasalir para que viera a un hombre muerto, sólo para enterarse dónde tenía quedepositarlo.Unchillidodeellalepondríaenunasituaciónsumamentecomprometidaantesdequeledieratiempoareaccionar.

Mientrasestabaallídudando,unpeligrorepentino,apremiante,lehizoacelerarladecisión. Un débil zumbido empezó a oírse desde algún lugar en las entrañas del

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edificio.Almismo tiempoelbotóndecristal labrado, juntoal tablerodel ascensorautomático,seiluminóconunbrillantecolorrojo.¡Alguiensubía!

Sealejódeunsaltodelafigurapostrada,laagarrópordebajodelbrazoyempezóa arrastrarla apresuradamente hacia aquella puerta abierta. Tenía las piernasextendidas por detrás, los talones de los zapatos resonaban sobre las grietas delenlosadocomolasruedasdeuntrensobrelavía.

El ascensor se le adelantó, aunque era bastante lento. Tenía al individuo en elumbral,todavíaaplenavista,cuandoelcristaltriangulardeltablerodelapuertadelascensorseiluminóconuncoloramarilloalllegarasupiso.Sevolvió,agazapándosedesafiantesobreelcuerpo,comounseracorralado.Leibanacogerconlasmanosenlamasa,igualqueélhabíapilladoaaqueltipo,silosquesubíanseparabanenaquelpiso. Pero no fue así. El cristal volvió a oscurecerse mientras la cabina seguíasubiendo.

Dejó escaparun largoy silbante suspiro comounneumáticopinchado, empujócuidadosamente la puerta hasta abrirla. Esta emitió un único y rebelde chasquidocuando el pestillo se salió por completo de su lugar. Escuchó con el corazónlatiéndoleconviolencia.Podríahaberdieciséisniñosmetidosallídentro,conuntipoquerobabalechedeaquellamanera.

«Lo dejaré aquí a la entrada», pensóHarlan sombríamente. «¡Que imaginen loquequieranporlamañana!».

Arrastróalindividuoatravésdelumbralconuninevitablegolpetazosordodelostalones,ledejócaer,seirguió,volvióaescuchar,perfiladocontralaluznaranjadelvestíbulo—sialguienlepudieraverdesdedentro—.Perodesdedentronollegabaelsonido de respiración alguna. Parecía demasiado bueno para ser verdad. Tanteó elcaminohaciadelante,escudriñandoenlaoscuridad,listoparasaltarhaciaatrásysalircomounrayo,alaprimeraalarma.

Unavezpasadoelcerradovestíbulo, la lunatardíadejabapasarsuficiente luzatravés de las ventanas para permitirle ver que allí no vivía nadie más que aquelindividuo. Era un piso de una habitación y la cama, que era una de esas abatiblesmetidaenunarmario,aparecíablancayvacía.

—¡Magnífico!—dijoHarlan—.¡Nadietevaaechardemenosinmediatamente!Learrastróhastadentro, lepuso sobre la camayya sedabamediavueltapara

volverasalirdepuntillas,cuandoseleocurrióunaideamejor.¿Porquénohacerqueresultaraverdaderamentedifícilencontrarle?Silodejabaasí,laprimerapersonaqueentrara descubriría el cadáver inevitablemente. Tiró de la sábana para sacarla dedebajodelhombrequeyacíasobreellayselapusoporencimacomounsudario.Laplegóporambosladosdemodoquelesostuvierasuavemente.

Agarró los pies de la cama. Era difícil de subir pero una vez que lo puso enmarcha el propiomecanismovino en su ayuda.Empezó a girar hacia arribapor sí

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mismo.Loagarróparaevitarquesonara.Lacamaseencajóenelarmariobastantebienperonoquedabafija.Elimpedimentoexistenteentreellaylaparedlaempujabasiemprehaciaabajo.Peroprobablementelapuertasujetaría.Oyóuncrujidocuandoalgo cambió de posición y se escurriómás hacia abajo por detrás de la cama.Nonecesitabaqueledijerandequésetrataba.

Empujólacamaconunbrazoycogiólapuertaconelotro.Cadavezqueretirabael brazo de apoyo, la cama se volcaba y bloqueaba la puerta. Finalmente, al sextointento, logróquesequedaraquietayrápidamente lacerródeungolpe.Aquello lasujetócomosifuerapegamentoyyanotuvoquepreocuparsedenadamás.Habríasidomejoraúnsihubierahabidounallaveparacerrarla,cogerlaytirarlalejos.Nolahabía. Aquello era suficiente, se sujetaría —veinticuatro, cuarenta y ocho horas,incluso una semana, hasta que venciera el alquiler del individuo aquel einspeccionaran el lugar—.Y para entonces podría haberse cambiado de dirección,habertraídouncamióndemudanzashastalapuertayabandonadoeledificio.Podríaresultar algo sospechoso, por supuesto, pero ¿quién querría quedarse teniendo uncadáver permanente en la puerta de al lado? De todos modos nunca podríanatribuírseloaél,nuncanienunmillóndeaños.Niunalmaviviente,niunsoloojohumano habían visto cómo ocurría. Estaba seguro de ello. Harlan frotó la puertacerrada con la punta de la chaqueta del pijama, por si acaso, en el lugar donde lahabíaempujadoconlamano.Nohabíatocadoningunodelosdospicaportes.

Echó un vistazo alrededor, salió, cerró el piso. El pestillo se encajó en lacerradura. Ya no se podía abrir desde fuera excepto con la llave maestra delencargado.Alllegaralsitioenquetodohabíaocurrido,cogiólamortíferabotelladelecheylametióensupropiopiso.Volvióporsegundavez,seagachósobremanosyrodillase inspeccionócuidadosamenteel suelo.Sólohabíadosmanchasdesangre,deltamañodeunamonedadeveinticincocentavos,quedebíandehabercaídodelosoídosdeaqueltipoantesdequeéllolevantara.Semirólachaquetadelpijama.Allíteníamásdedosmanchas,peronolepreocupabaenabsoluto.

Semetióenelcuartodebaño,sequitólachaqueta,mojóuntrozobajoelchorrodel agua caliente y salió con ella al vestíbulo. Lasmanchas desaparecieron de lassatinadas losas nadamás tocarlas, sin dejar rastro. Corrió pasillo abajo, abrió unapuertayentróenuncalurosocuartitopintadodeblancoyllenodevapor,enelquehabíaunvertederoconectadoconunincinerador.Hizounabolaconlachaqueta,bajóla trampilla del vertedero, empujó el bulto adentro como una carta en un buzón yluego echó también los pantalones, sólo para estar seguro. De ese modo no sequedaría con un par de pantalones descabalados sin la chaqueta que hacía juego.¿Quiénpodíajurarahoraquesemejantepijamahabíaexistidoalgunavez?Unfuerteolor de cenizas subía del vertedero. En aquel mismo momento el fuego estabaencendido en el sótano. Ni siquiera tendría que preocuparse de que el pijama

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permanecieraintactoalláabajohastalamañana.¡Paraqueluegohablendeserviciosrápidos!

Sedeslizódenuevohaciasupropiapuertatalcomoestaba,sinnadaencima.Sedaba cuenta de que hubiera sido una broma pesada si alguien le hubiera visto así,despuésdelcuidadoquesehabíatomadocontodosesospequeñosdetalles.Peronolehabíanvisto.Asíque,¿quéimportaba?

Cerró la puerta de su apartamento, y se puso otro pijama. Al metersesilenciosamenteen la cama juntoa suesposa tranquilamentedormida, encendióuncigarrillo. Entonces se produjo la reacción. No es que se pusiera nervioso, perocomprendió que no iba a dormirmás aquella noche.Envez de estar allí tumbado,agitándoseydandovueltas,sevistióysaliódelacasaadarunpaseo.

Lehubieragustadotomarunacopa,peroerancasilascinco,bienpasadalahoradecierredetodoslosbares,asíquetuvoqueconformarseconunatazadecaféconlecheenelmostradordelacafetería.Intentóllevárseloaloslabiosunpardeveces,finalmentetuvoquellamaralcamarero.

—Tráigameunosolo—dijo—.¡Nolepongaleche!—Deesemodoselobebióconbastantefacilidad.

Elsolyaestabaaltocuandoregresó;sesentíacomosilehubieranmetidoenunaexprimidora.EncontróalaseñoraHarlanenlacocina,preparandolascosasparaeldesayuno.

—Dejaeso—ledijoirascible—.Noquieronada…yquitaesamalditabotellademivista,¿quieres?

Aprovechólahoradelacomidaparairaverunpisoenlaciudadydejóunaseñalporél.Esanochecuandovolvióasucasaledijodeprontoasuesposa:

—Serámejorquehagaslasmaletas,nosvamosdeaquímañanamismo.—¿Qué?—exclamó ella—.No podemos hacer eso. ¡Tenemos una escritura de

arriendo!¿Quéesloquetehaentrado?—Conarriendoosinél—vociferó—nopuedoaguantarestomás.¡Tehedicho

quenosvamosdeaquídespuésdeestanoche!Estabanenelsalónylosojosseleibanhacialaparedquelesseparabadelpiso

de al lado. No quería hacerlo, pero no podía evitarlo. Ella no se dio cuenta, yobediente,empezóahacerlasmaletas.Élllamóaunacompañíademudanzas.

Enmediode lanochesedespertódeunapesadillayseencontródeprontoconalgotodavíapeor.Selevantóysedirigióalsalón.Nosabíaexactamenteporqué.Lalunaestabaaúnmásbrillanteque lanochepasadaybañabaaquellapareddivisoriacomouna pintura al temple casi luminosa. Justo en elmedio de la pared había unhorriblecontornonegroydifuso,comounaproyecciónderayosXqueprocedíadelotro lado. Exactamente en el lugar donde debería de estar aquella cama. Tiesa ydelgada, la confusa figura tenía piernas y brazos e incluso una especie de cabeza

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encima.Sellevóeldorsodelbrazoalabocajustoatiempoparaapagarelalaridoqueluchabaporsalirdeella,sesintió,completamenteempapadocomosiestuvierabajola ducha. Finalmente logró dar la vuelta y vio la peculiar forma de una de laslámparasmodernistasdesuesposasituadaenelcaminode la luna,proyectandosusombra sobre la pared. Bajó la persiana y volvió tambaleándose. A la mañanasiguientevolvióatomarelcafésolo;teníaunaspectoterrible.

Ellalollamóalaoficinajustoantesdequecerraran.—¿Estásenlacasanueva?—lepreguntóansioso.—No—repusoella—,nomedejaronsacarlascosas.Paséunratohorribleconel

agente inmobiliario. Ed, tendremos que conformarnos con lo que tenemos. Meadvirtióquesinosvamosvanaembargartetusalarioyaconseguirunfallocontratiporlosdosañoscompletosderenta.Ed,nopodemospermitirnosmantenerdoscasasalavezytuempresatedespediráencuantolodescubran.Noadmitiránunacosaasí.Túmismome lodijiste.Élmedijoque seatenderácualquierquejaque tengamos,pero no podemosmarcharnos sinmás teniendo el arrendamiento.Más vale que lopiensesdosveces.Además,noséquétienedemaloelpiso.

Elsi losabíaperonopodíadecírselo.Comprendíaquele teníanatrapado.Sisemarchaba, significaba la pérdida de su trabajo, la miseria; aunque encontrara otrotambiénleembargaríanesesalario.Además,llamartantolaatencióntampocoseríalomás adecuado. Cuando llegó a su casa el agente subió a enterarse de cuál era elproblema,cuáleseransusrazones;nosupoquécontestar,nopodíapensarenningunaquejalegítima.Inclusoteníamiedodesacaracolaciónelrobodelaleche.Hubierasonadomezquino.

—¡Notengoquedarleningúntipodeexplicaciones!—dijoconacritud—.¡Estoyhartodeestelugar,yesoestodo!

Inmediatamentecomprobóque loquehabíahechoeraunerror táctico,no sóloporquepodíaprovocarsospechasmástarde,sinoporqueenaquelmomentoponíaalagenteencontrasuya.

—Sepuedemarchar en cuanto abone el importe del arrendamiento.No intentoretenerle —repuso encolerizado—. ¡Si intenta sacar sus cosas de aquí sin pagar,llamaréalapolicía!

Harlan cerró la puerta de golpe, detrás de él, como un pistoletazo. Tenía lacorazonadadequeelagentenoestaríaestrictamentedentrodesusderechoslegalesalirtanlejos,peronopodíaforzarunaaclaraciónysabersiestabaenlocierto.Nadadepolicías,gracias.

Sedaba cuentadeque supropiodesatinohabíaprovocado tal alborotoque,dehecho,yanoimportabasiseibaono.Ellossehabíanpropuestodescubrirsufuturadirección y la tendrían cuando se produjera el descubrimiento. Por tanto todo elmotivodelamudanzaperdíasentido.Ahoraelmenordelosmaleseraquedarse,no

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llamar la atención, y esperar que todo el incidente estuviera medio olvidado paracuandoestallaralaverdaderaconmoción.Podíaserelmenordelosmales,peroaunasí era bastante desagradable. No veía cómo iba a poder soportarlo. Sin embargoteníaquehacerlo.

Salióyregresóconunabotelladewhiskydecenteno; ledijoasumujerqueleparecíaquesehabíaacatarrado.DeaquelmodonosufriríamásalucinacionesdurantelanochecomoaquellosrayosXfantasmasenlapared.Cuandosefuea lacamalabotellaestabavacía.Seguíaestandototalmentesobrio,peroporlomenosleayudóapasarlanoche.

Porlamañana,alcruzarelvestíbulohaciaelascensorvolvióautomáticamentelacabezaparamirarhaciaaquellapuerta.Nopodíacontrolarse.Cuandoregresóporlanoche ocurrió lomismo.Estaba cerrada, como lo había estado desde hacía ya dosnochesydosdías.

—Tengoquetratardenomirar—pensó—.Alguienpuedepillarmeysospechar.Enaquellosdosdíasydosnochescambióhastaestarirreconocible.Perdiótodo

sucolor;perdíapesocasiporhoras;teníaunasbolsasbajolosojosenlasquecasisepodían guardar cosas; su apetito estaba hecho añicos. El ruido de un escape en lacallelehizodejarseloszapatossinatarysutrabajoenlaoficinaestabaempezandoaresentirse. La bebida le ayudaba a dormir cada noche, pero tenía que aumentar ladosis constantemente. Temía que una de aquellas veces mientras estaba borrachollegaraa revelarle, sin saberlo, todoel asuntoa sumujer.Ella estabaempezandoanotarquealgoocurríaymencionóunaodosvecesquedebíaverlounmédico.Éllecontestóconasperezaylahizocallar.

Laterceranoche,queeraladeldíatreintayunodelmes,estabansentadosenelsalón.Ellacosía,élmirabaconojosvidriososatravésdelperiódico,simulandoleer,conelvasodewhiskyjuntoasuhombroylafrentecenicientacompletamentebañadadesudor,cuandoellaempezóaolfatear.

—¿Tehasresfriado?—preguntósinentonación.—No—repusoella—,hayunextrañooloramohoaquídentro,¿nolonotas?Un

olor dulzón. Lo he estado notando de vez en cuando, durante todo el día. Esmásfuerteenestahabitaciónqueen…

—¡Cállate! —gritó él. El vaso le temblaba en la mano mientras vaciaba sucontenido,lovolvióallenar.Selevantó,abriólasventanasdeparenpar.Volvió,sebebióelsegundotrago,encendiótemblorosouncigarrilloydeliberadamenteexpulsólaprimerabocanadallenadefraganciaalrededordelacabezadesuesposa—.No,nonotonada—dijoconunavozartificialmentetranquila.Surostroaparecíacasiverdealaluzdelalámpara.

—Nocomprendocómonolonotas—dijoellaconinocencia—.Cadaminutosevahaciendopeor.¿Mepreguntosiestaránestropeadoslosdesagüesdeesteedificio?

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Él no oyó el resto. Estaba pensando: Lo van a descubrir, sea como sea, muypronto…¡graciasaDios!Mañanaesdíauno,subiránporelalquiler,eseseráelfinal.

Yacasino le importaba loquepasara…loquefueracon taldequeacabara, loquefuera,menosestahorribletensión.Nopodríasoportarlomuchomástiempo.Quesospecharandeél, incluso, siquerían; la total faltadepruebas seguía subsistiendo.Cualquieraabogadoqueseganarasushonorarioslesacaríadelasuntoconunamanoatadaalaespalda.

Peroentonces,alvolveralarealidadsediocuentadequesumujerestabajuntoalinterfono y comprendió lo que iba a hacer; diomarcha atrás rápidamente.Toda subravatadesapareció.

—¿Quéestáshaciendo?—gruñó.—Ibaapreguntarlealencargadoquéesesto,decirlequesubay…—¡Apártate de ahí! —vociferó. Ella colgó como si la hubieran mordido y se

volvióamirarle.Un segundo más tarde se dio cuenta de lo magnífico que hubiera sido que la

primeraqueja, sobreelolor,procedieradeellosmismos; se lamentódenohaberlepermitidoasuesposaque llamara.Debierondehabersidoellos losprimeros.Eranlosmás cercanos al pisodelmuerto.Si lohacía alguienquevivieramás lejos—yellos se comportaban como si no lo hubieran notado— sería un tanto más en sucontra.

—Muybien,comunícaselosiquieres.—No,no,nositúnoquieresquelohaga.—Ahoraellaestabaasustada.Lahabía

desconcertadoporcompleto.Seapartódelteléfono.Pararomperelembarazososilenciodijoloúnicoquenodeseabadecir, laúnica

cosaqueteníaintencióndecallar.Comosiestuvieraposeídoporperversosdemonios,salióantesdequepudierafrenarse.

—Quizá sea de la puerta de al lado. —Luego sus ojos le girarondesesperadamenteenlasórbitas.

—¿Cómoibaaserlo?—lecontradijosuavementesuesposa—.Esepisohaestadovacíodesdeelmespasadoomás…

Unrelojqueteníanallíenlahabitaciónsonódeunmodohueco,resonante,ocho,nueve, diez veces. Tan, Tan, Tan, como si estuviera conectado con un altavoz.¡Menudoruidoestabametiendo!Nopodíaunonioírsuspropiospensamientos.

—¿Dicesquenovivenadieahí?—preguntóenunroncosusurro,despuésdequetranscurrieraloqueleparecióunahora.

—No, creí que lo sabías. Me olvidé de que no te interesas mucho por losvecinos…

Entonces ¿quién era? ¿De dónde había venido? De la calle no, porque iba en

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camiseta.«¡Arrastréaesetipoaunapartamentoequivocado!»,pensóHarlan.¡Tuvesuerte de que estuviera vacío! Temblaba todavía al pensar en lo que podía haberocurridosihubierahabidoalguiendentroaquellanoche.Cuantomássedevanabalossesosmásnebulososevolvíaaquelmisterio.Habíandejadoaquellapuertaentornada,lacamafueradelarmario,yelindividuosehabíadirigidodisimuladamentehaciaallí.Entonces¿dedóndeveníasinoeradeeseapartamento?Evidentementesetratabadeun lobo solitario, si no ya le habrían echado de menos para entonces. Los quevivieran con él hubieran dado la alarma a la mañana siguiente de que aquelloocurriera.Harlan había ido siguiendo atentamente las llamadas de la policía en suradioynohabíaoídonadasobreeltema.Yaunquevivierasoloenunodelosotrospisos,lapuertaabiertaenesperadesuregresohabríallamadoyalaatencióndesdeelvestíbulo.

De todosmodosqué importabadedóndevenía; ¡loquesí importabaeradóndeestabaahora!Todoloquepodíadeducirdeaquelloeraque,despuésdetodo,nosedescubriríaelasuntoaldíasiguiente.Laagoníaibaaprolongarseindefinidamente—hasta que se les mostrara el lugar a unos posibles inquilinos y se produjera elrepentinodescubrimiento—.Gimióenvozalta,tomóelsiguientetragodirectamentedelabotellasinningúnvasocomointermediario.

Por la mañana sentía que el agotamiento le estaba venciendo. Entre la bebidanocturna,lacontinuatensiónmental,lafaltadecomida,cuandoselevantódelacamaysepusolaropatambaleándose,parecíaunaruinatemblorosa.

—Creoqueseríamejorquenofuerashoyalaoficina—dijolaseñoraHarlan—.¡Sitevieras…!

¡Peroteníaqueir,cualquiercosaeramejorquequedarseporallí!Abriólapuertadelsalón(lahabíacerradoporlanoche)yelairefétidoquesalía

de dentro era tan fuerte que pareció golpearle en la cara. Se tambaleó con aquellacorrientedeairecorruptoyagrio;noporquefueradifícilrespirarsinoporqueaélleresultaba difícil, sabiendo lo que sabía. Permaneció allí sintiendo náuseas, con lamanopuesta en la garganta; sumujer tuvo que venir por detrás y sujetarle con unbrazoduranteunminuto,hastaqueserecuperó.Nopudocomernada,porsupuesto.Cogióelsombreroysedirigióhaciaelascensorconunciegoapresuramientoqueeracasipánico.Alcruzarelvestíbulosucabezasevolvióconunasacudidahaciaaquellaotrapuerta;nohabíadejadodehacerloniunavezdurantetresdíasytresnoches.

Aquellavezhabíaunadiferencia.Volviólacabezadenuevoyseencontróconlamiradadel encargadoque acababade salir en aquelmomentodel ascensor con losrecibos del alquiler en lamano. No se puede decir queHarlan palideciera ante lainvoluntariatraiciónqueacababadecometerporquehacíayatreintayseishorasquenoteníaelcolordeunprotoplasmavivo.

Elencargadohabíacaptadoelgestoylediosupropiaexplicación.

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—¿Lesmolestaaustedestambién?—dijo—.Yaherecibidoquejasdetodoslosdeestepiso.Precisamenteahoraibaaentrarainvest…

ElvestíbuloempezóagiraralrededordeHarlancomounciclorama.Elencargadoextendióelbrazoylesujetóporunhombro.

—¡Ve,yalehamareadoausted!Debedeseralgúntipodegasdelascloacas.—Tanteó en busca de la llavemaestra—. ¿Era por esto por lo que se queríanmudarustedesaprincipiosdeestasemana?

AHarlan le quedaba la suficiente presencia de ánimo, justo la suficiente, paraasentir.

—¿Por qué no lo dijeron? —continuó el encargado. Pero a Harlan ya no lequedabaenergíaparacontestaraeso.Quemásdaba.Dentrodeunminutotodohabríaacabado,exceptolosgritos.Luchódesesperadamenteporobtenerunminutomásdetiempo.

—Supongo que quiere usted el alquiler —dijo con forzada naturalidad—. Lollevoprecisamenteencima.Másvalequeselodéahora.Voyalaciudad…

Lepagóloscincuentadólares, loscontó tresveces,dejócaerunoapropósitoytanteódeliberadamentehastacogerlo.Perolallavemaestraseguíaestandopreparadaen la mano del encargado. Se apoyó contra la pared, garabateó un recibo y se lotendióaHarlan.

—Gracias, señor Harlan. —Dio la vuelta, miró al fondo del vestíbulo haciaaquellapuerta.¡Aquellamalditapuertadelinfierno!

Harlanestabapensando:«Novoyadejarleahora.Voyaquedarmeconélcuandoentre ahí. ¡Él va a hacer el descubrimiento pero no se lo va a contar a nadie!Nopuedopermitirlo.Acabadevermemirarhaciaesapuerta.Vaaleerlotodoenmicara.Nomequedaenergía suficienteparadisimular.Voyamatarleahídentro…con lasmanosdesnudas».Elreciboselecayódelamanoyfuelentamentedetrásdelhombrecomoalguienqueanduvieraensueños.

Lallavemaestrachirrió,elencargadoempujólapuerta,laluzsalióporellahastaeloscurovestíbulo,ysealejódesuvista.Harlancruzóelumbraldisimuladamentedetrásdeélyvolvióaempujarlapuertaenlaotradirección,mediocerrándola,detrásde ambos. Sólo entonces hizo Harlan un incomprensible descubrimiento. El aireestabamuchomáslimpioallíqueensupropiopiso…¡aúnmáslimpioqueafueraenel vestíbulo! Rancio y lleno de polvo por haber estado cerrado durante días, eracierto,perosinolor,¡talcomodebíaserelaire!

—Despuésde todo,nopuede serdeaquí—estabadiciendoel encargado,unospocospasosdelante.

Harlansecolocóaunladodelmueblecama,murmurandoparasímismo.—¡Vivirá…hastaqueabraesto!Elencargadohabíaentradoenelbaño.Harlanleoyólevantarybajarlatapade

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maderadelinodoro,juguetearconeltapóndellavabo.—¡Nada, aquínohaynada!—gritó.Volvióa salir, entróen la cocina,pequeña

comoun sello,olisqueópor allí, examinóel fregadero, la cocinadegas—.Parecíavenirdeaquí—dijo,volviendoasalir—.¡Noleveonipiesnicabeza!

TampocoseloveíaHarlan.Loúnicoquepodíapensareraquelaropadecamayelcolchónqueestabaenesteladodeloquecausabaelolordebíandehaberactuadocomo una barricada, taponando la puerta del armario, impidiendo que aquel hedorsaliera a la habitación y enviándolo, por el contrario, a través de la delgada paredporosaenlaotradirección,asupropiopisoydesdeallíhaciaelvestíbulo.

Los ojos del encargado vagaron inquisitivos más allá de donde él estaba y seposaronenlapuertadelarmario.

—Quizásseaalgoquehayadetrásdelacama—dijo.Harlannoparpadeó,pornerviosoquehubieraestadoantesenelvestíbulo.«Se

acaba usted de matar, caballero» —fue su inaudible observación—. «Este es elmomento. ¡Ahora!».Seaferróalsuelodemaderacon laplantade lospiesa travésdelcuerodeloszapatos,tenso,imperceptiblementeagazapadoparasaltar.

Elencargadoatravesólahabitación;lomismohizoHarlan,diagonalmente,haciaél. El encargado se agachó para coger el pestillo, lo tocó, se dispuso a torcer lamuñeca…

Elinterfonodelzaguánzumbócomounaavispaenfadada.Harlansealzósobrelostalonesyvolvióacaersobreellosespasmódicamente.

—Me imagino que me buscan a mí. Les dije que iba a subir aquí —dijo elencargado,dandomediavueltaparairacontestarlo—.Muybien,Molly—seleoyódecir—.Bajoenseguida.

Mantuvo la puerta principal abierta para mostrarle a Harlan que deseabamarcharseyvolveracerrarlaconllave.

—Alguien quiere ver un apartamento —explicó. La puerta se cerró con unchasquido,elolorapodredumbrevolvióaenvolverlesalsalir,ybajaronjuntosenelascensor.

AlgoseestabamuriendopocoapocodentrodeHarlan…quizásurazón.—Nopodríavolverapasarporeso—gimió.Elsudornocomenzóasalirlepor

losporosparalizados,hastadespuésdeestarsentadoeneltren,caminodelaciudad.Todoparecíadeformadoydesenfocado.

Regresóalanochecer.Ademásdelasoscuraslucesámbardelvestíbulo,habíaunabanicodecoloramarillobrillantequesalíadelapuertadelmuerto.Estabaotravezabierta,ysonabanvocesdentro.Alineadoscontralapared,fueradelapuerta,habíaunaparatoderadio,unalámparadepie,unpardesillascolocadaslaunajuntoalaotra,asientocontraasiento.Salióunempleadodemudanzas, lascogiósinesfuerzoconunamanoylasmetiódentro,trasdesí.

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Harlan se derrumbó contra su propia puerta. La arañó ciegamente para que leabrieran, olvidandoque tenía una llave, demasiado atontadopara usarla, aunque lahubierasacado.

La señora Harlan le abrió; estaba tan excitada con las noticias que tenía quecontarlequenosefijóniensuaspectoniensumododeactuar.

—Tenemosvecinosnuevos—dijoantesdecerrarlapuerta—.Unaparejajovenmuyagradable,hanempezadoainstalarsejustoantesdequetúllegaras…

Élbuscabadesesperadamente,atientas, labotellaenlarepisa, tiróunvasoylorompió. ¡Entonces no lo habían descubierto todavía; todavía no habían bajado lacama! Aquello le atravesaba una y otra vez su maltrecho cerebro como un ritmodemoníaco. Casi se atragantó con la cantidad de whisky que estaba ingiriendo degolpe,directamentedelcuellodelabotella.Cuandolequedósitioparalavoz,dijojadeando:

—¿Quéhaydeeseolor?¿Quieresdecirquecogieronesepisotalycomo…?—Creoquelescorríaprisa,nopodíanandarseconremilgos.Mandóasuesposa

queecharadesodoranteporelvestíbuloantesdequellegaran.¿Aélquéleimporta,unavezquehanfirmado?Esuntrucosucio,siquieressabermiopinión.

Élteníaunapreguntamásquehacer.—Por supuesto te fijarías en cada detalle de las cosas que tienen. ¿Trajeron…

trajeronsupropiacama?—No,creoquevanautilizarlaquehayahídentro…¡Ocurriría en cualquiermomento! El cincuenta por ciento de su cerebro estaba

preso de un pánico ciego, irracional, incapaz ya de ver el asunto en su adecuadaperspectiva. No parecía comprender que el descubrimiento por sí mismo no eranecesariamente fatal,ni suposible implicaciónenél.Confundíaunacosaconotra,incapazyadeverladiferenciaentreellas.¡Habíaqueevitarquesedescubriera,habíaqueimpedirlo!¿Porqué?Porquesupropiaconciencia,corrosivayculpable,conocíalaexplicacióncompletadelmisterio.Seolvidabadequelosdemásnolasabían…anoserqueélmismoseladescubriera.

Chupandotodavíadelabotella,regresódisimuladamentealapuertaprincipal,secolocódelado,apoyóeloídocontraella.

—Muchas gracias, amigo —oyó que decía el hombre de las mudanzas conaspereza,ysecerrólapuertadelascensor.

Abrió la puerta, atisbo por ella. Habían metido el último mueble; ahora elvestíbuloestabavacío.Losvaporesdeldesinfectantequehabíausadolaesposadelencargadoestabanluchandocontraaquelotroolor,peroseguíapugnandoporsalir…por lomenos para sus aguzados sentidos.Habían dejado la puerta abierta. Se oíanclaramentesusvocescuandoélavanzódeladounpocomás.¡Dospersonasvivasqueseinstalabansinsospecharloenunahabitaciónconuncadáveroculto!

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—Mueveesounpocomásallá—oyódeciralamujer—.Porlasnocheshayquebajarahílacama.¡Oh,esomerecuerda!Nopudieronabrirlacuandomelaquisieronenseñarhoy.Lapuertadebedeestaratrancada.Prometióvolverperosupongoqueseleolvidó…

—Vamosaverquépuedohacer—contestólavozdelmarido.Harlan,comoalguienatraídoirresistiblementehaciasupropiadestrucción,seiba

deslizandomásymáscerca,decostado,a lo largode lapareddelpasillo.Llevabaconsigountantán,queerasucorazón.

Atravésdelabrillantebrechaamarilladelaparedqueteníadelante,lellegóunsonidodemanosvacíasgolpeandolamadera.Luegounpardeimpactosmásfuertes,golpesconlapuntadeunzapato.

—Noestácerradoconllave¿verdad?—No, cuando hago girar el picaporte puedo ver cómo el pestillo vuelve a

deslizarsebajo lacerradura.Hayalgoahídentroque lomantiene trabado.Lacamadebedeestarestropeadaoalguienlacerrólaúltimavezcondemasiadafuerza.

—¿Endóndevamosadormir?—gimoteólamujer.—Si pudiera golpearla lo bastante fuerte, quizá la vibración la haga saltar. Sé

buenachicaybajaenunminutoapedirlealencargadoquetepresteunmartillo.Harlan diomedia vuelta y desapareció por donde había venido.A través de la

rendijadelapuertaviosaliralamujeralvestíbulo,esperarelascensorybajarenél.—¿Dóndeestáelmartilloqueteníamos?—lepreguntóasumujer.Loencontró

enuncajónysalióconél.Ya no estaba totalmente cuerdo cuando llamó suavemente a aquella puerta

abierta,alfondodelvestíbulo.Sabíaloqueestabahaciendo,perosumotivoresultabaconfuso. El hombre, que estaba allí de pie en medio de la habitación iluminadamirando impotente lapuertaobstinadamente cerrada,volvió la cabeza.Noeramásqueunhombrecorriente,sinchaquetaycorbata,enseñandolostirantes;Harlannolehabíavistonunca,suscaminossecruzabanporprimeravez.¡Perohabíaqueevitareldescubrimiento,habíaqueimpedirlo!

—Perdone—dijoHarlan,sonriendocomodormido—.Nopudeevitaroírlepedirasuesposaunmartillo.Soysuvecinodeal lado.Veoquetieneproblemasconesemueble-cama.Tome,hetraídoelmío.

El otro hombre alargó la mano, lo cogió por el mango tal como Harlan se loofrecía.

—Gracias,esmuyamabledesuparte—sonrióapreciativamente—.Vamosaversitengosuerteestavez.

Harlansesituómuycercadeél.Conlaspuntasdelosdedosnodejabadetocarlatela de su traje.El otro hombre empezó a golpear suavemente de arriba a abajo labisagradelapuerta.

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—Estascamassonmuyfalsas—comentó.—Sí,falsas—asintióHarlanconaquellamismasonrisasoñolientayvigilante.Se

acercóunpocomás.Deprontoalgoprodujounsordo«¡Zing!»detrásde lapuerta,comounmuelleobisagradescolocadoquesaltaradenuevoasusitio.

—¡Lo logré!—dijoelhombrealborozado—.Vamosavercómofunciona.Másvalequeseretireunpoco—avisó—.Puedepillarlealbajar.

Giróelpomoconunamanoylapuertaempezóaabrirse.VolvióaentregarleelmartilloaHarlanparatenerlibrelaotramano.Harlandiolavueltaparaponerseallado de su vecino, hasta que quedó junto a su hombro. La puerta cayóhorizontalmente contra el suelo. La cama empezó a bajar. El hombre alzó ambosbrazosparasujetarladeformaquenocayerademasiadodeprisa.

Justocuandolapartesuperiorbajóhastaelniveldesusojos,elmartillosealzóenelpuñodeHarlan,describióunrápidoarco,yseaplastócontralabasedelcráneodelotrohombre.Estecayódeformataninstantáneaquepareciócomosielgolpenosehubierainterrumpidoyhubieracontinuadohastaelsuelodeunsolomovimiento.Denuevoseprodujeronlasrojasmotasdeira,llamémoslasdeautodefensaestavez…

A través de ellas le llegó primero un sordo estampido—la cama golpeando elsuelo—. Se arremolinaron más espesas que nunca; luego fueron atravesadas porgritos y voces airadas, asustadas. Empezaron a disiparse. Se encontró a sí mismoarrodilladojuntoalacama,conelmartilloensangrentadoenlamano,enfrentándoseaellos.Debierondeproducirseotrosgolpes.

Habíaallíunamujercaídajuntoalapuerta,gimiendo:—¡Mimarido,mimarido!Laestabanlevantandoparaalejarladeallí.Habíaotramujermáshaciaelfondo,

mirando, todo ojos.Esperen, él la conocía…era su esposa.Afuera en el vestíbuloalguiendecía:

—¡Deprisa, deprisa! ¡Por aquí! ¡Ahí dentro! —y dos figuras vestidas de azuloscuro entraron como un relámpago, tan rápido que antes de que se diera cuentaestabandetrásdeél, sujetándole losbrazos.Lequitaronelmartillo.Sólovoces,unoleajedevoces,oídasatravésdealgodónenrama.

—¡Esehombreestámuerto!—Nisiquieraleconocía.Acababandemudarse.Supongoquesevolvióloco.Lesacudíanpordetrás,comosisetrataradeunperroderastreo.—¿Porquélohizo?¿Porquélohizo?Harlanseñalóalacama.—Paraquenodescubriera…—Descubriera ¿qué? —le sacudían un poco más—. Descubrir ¿qué?

¡Explíquenosloquequieredecir!¿No lo comprendíany lo tenían frente a supropia cara?Susojos se fijaron en

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aquelpunto.Lacamaestabavacía.—¡Dios mío, creo que comprendo! —había tal horror en la voz que incluso

Harlansevolvióparaverdedóndeprocedía.Eraelencargado.—Había un pobre hombre, un amigo mío. No tenía un techo bajo el que

cobijarse…, sé que yo no tenía derecho, pero le dejé que se quedara aquí por lasnoches durante el último par de semanas,mientras el apartamento estuviera vacío.Simple caridad común y corriente. Luego la gente empezó a quejarse de que lesrobaba la leche, y vi que me iba a meter en problemas, así que le dije que semarchara.Desaparecióhacetresdías,penséquemehabíatomadolapalabrayluego,esta mañana, me enteré de que estaba en el hospital con una ligera conmocióncerebral. Incluso estuve con él un rato para ver cómo se encontraba. No quisodecirme lo que le había ocurrido, pero creo que ahora lo comprendo.Él debió dehaberlegolpeado,pensóquelohabíamatado,loescondióahíenesacamaabatible.Miamigoestabatanasustadoquesaliórenqueandoencuantorecobró…

—¿Entoncesnohematadoanadie?—musitóHarlanestúpidamente.—Conéstesíquelologró—dijounodeloshombresdeazul.Sevolvióhaciael

otrodesdeñosamente—.¡Paraencubrirunasaltoyagresión justificados,cometeunasesinato!

Cuandootrohombre,depaisano,lesacóalvestíbuloarrastrándoledetrásdedosotres cortos eslabones de acero, retrocedió ante el pútrido olor que todavía persistíaallí.

—Creíquedijeronquenoestabamuerto…Detrásdeéloyóqueelencargadoleexplicabaaunodeellos.—Ah,esosólosedebeaunossuciosvecinosdelpisodeabajoquesepasantodo

eldíaguisandocarnepicadayrepollo, loshemosdesahuciadoporcausarmolestiaseneledificio.Éldebiódecreerqueera…

Mipadremehablóunavezdeunafábricadondetrabajódurantealgúntiempoenlosañostreinta:devezencuando,elcapatazavanzabahastalacabezadelalíneademontajeyescupía,yelobreroqueestabamáscercadedondecaíaelsalivazoquedabadespedido.EsapequeñahistoriamedijomássobrelaDepresiónqueunvolumendehistoria social,yparamí«Elcadáverde lapuertadeal lado» («TheCorpseNextDoor»)poseeesamismacualidaddehacernossentirenlabocadelestómagoloqueeralucharporlavidadurantelaDepresión.Unaluchaamuerteporunabotelladeleche,porabsurdoquepuedaparecerlesalosjóveneslectoresdehoy,esunmagníficoreflejo de la agonía de sus padres, y la andrajosa casa de apartamentos una maravillosa evocación de cómovivieronsusprogenitores.

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Nuncamevolverásaver[15]

Todo empezó por los bizcochos. ¡Cómo deseó después que ella no los hubierahecho!Peroloshizo,ysesentíaorgullosadeellos.Erasuprimerintento.Unatípicasituacióndereciéncasados.Labromaquetodoshanoídoduranteaños,tanviejaqueyateníabarba.Tanantiguaqueyanoresultagraciosa.No,noesgraciosa;escuchencómoocurrió.

Noestabadehumorparajugaralascasitas.Habíatrabajadodurodurantetodoeldíasobreeltablerodedibujo.Aunquehubieransalidobuenosprobablementehabríagruñido: «No están mal», y no habría dicho más. Pero no salieron buenos, eranatroces.Estabanduros comopiedras, sabían a lejía, les había puestodemasiadodealgo y demasiado poco de otra cosa, y la vida era demasiado corta para perder eltiempoconellos.

—Bueno,nomedicesnada—comentóellaenfurruñada.—Siguemiconsejo,«Sonrisas»,yapartirdeahoracómpralosenlapasteleríade

laesquina—fuetodoloquedijo.—Esono esmuy amable. Si crees queme resultómuydivertido estar doblada

delantedelhornocaliente…—Si crees que es divertido comérselos… Mañana tengo que hacer unas

cianocopias;¡nomerezcouncastigosemejante!Unapalabrallevóaotra.Paracuandoacabólacomida,surubiacabezarizadase

escondíaentrelosbrazosdobladossobrelamesaysollozabadesconsoladamente.El llantoresulta irritanteparaunhombrecansado.Continuódiciendocosasque

noqueríadecir.—Podríahabercomidoenunrestauranteyahorrarmeesto.Estoycansado.Vinea

casaparadescansarunpoco,noparaverlaescenadelamuertede«Ladamadelascamelias»alotroladodelamesa.

Ellaalzólacabeza.Ahoraibaenserio.—¡Si te aburro, eso se soluciona fácilmente! Quieres tranquilidad; vamos a

conseguirquetequedestranquilo.Nohayproblema.Entrófuriosaeneldormitorioyélpudooírcajonesqueseabríanycerrabande

golpe. Demodo que iba a abandonarle, ¿no? Por un momento estuvo a punto delevantarse, entrar allí, rodearla con sus brazos y decir: «Lo siento, “Sonrisas”; nosentíaloquedije».Yaquelloprobablementehubieraterminadoconelincidente.

Perosecontuvo.Seacordódeunconsejobienintencionadoqueledioantesdesubodaunamigosoltero.¡Ylossolterosparecensiempresabertantodelasreglasdelmatrimonio! «Si alguna vez te amenaza con abandonarte, y todas lo hacen tarde o

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temprano» —le aconsejó aquel sabio— «sólo tienes un medio de controlar lasituación. Haz como si no te importara; déjala irse. Volverá en seguida, no tepreocupes.Porelcontrario,sileruegasquenosevaya,ellatedominaráapartirdeesemomento».

Serascódetrásdeunaoreja.—Mepreguntósiteníarazón—murmuró—.Bueno,elúnicomododesaberloes

intentándolo.Asíqueselevantódelamesa,entróenelsalón,encendióconunchasquidouna

lámpara de pie, se repantigó en un sillón y abrió el periódico de la tarde,perfectamente indiferente, según todas las apariencias. Esa aparente indiferenciaquedabadesmentidapor lasmiraditasqueechabadevezencuandoporencimadelperiódicoparaversiellarealmenteibaacumplirsuamenaza.

Actuabacomosiasífuera.Debiódehaberesperadoqueélentraracorriendotrasellaylesuplicaraqueleperdonara,yalnoserasíseobligóasímismaallevarloacabo.Testarudoorgulloporpartedeambos.Losdoserantanjóvenesyaquelloeratannuevoparaellos.Pasadomañanaharíaseissemanas.

Entróruidosamente,dejóunapequeñamaletanegraenmediodelahabitaciónyse puso los guantes. Esperaba todavía que él hiciera las primeras insinuaciones dereconciliación.Peroélempeorabalacosacadavezqueabríalaboca,tododebidoaloquelehabíadichountonto.

—¿Estásseguradequellevastodo?—dijosuavemente.Estabamuybella,inclusoenfadada.—Me alegro de quemuestres tu verdadero carácter; prefiero descubrirlo ahora

quenomásadelante.Probablementealguiendeberíahaberlesjuntadolascabezas.Peronohabíanadie

másallí,sóloellosdos.—Estáshaciendounamontañadeungranodearena.Bueno,yapuestaescogeun

buenhotel.—Nonecesitoiraunhotel.Nosoyunaexpósita.Tengounamadreperfectamente

buenaquemerecibiráconlosbrazosabiertos.—Esunviajebastantelargoenmediodelanoche,¿no?—yparaempeorarmás

lascosasabriólacarteracomoparadarledineroparaelbillete.Esopusolanotafinalalaexasperacióndelajoven.

—¡Llegaréallísintuayuda,señorEdBliss!¡Ytampocoquieronadadeloquemehas regalado! ¡Toma tu viejo zorro plateado!—Pluf—. ¡Y toma tu viejo anillo dediamantes!—Plink—.¡Ytomaeldinero!—Plum-Plum-Plaf—.¡Ypuedesquedartetambién con el seguro de vida que te hiciste ami favor! ¡Simon Legree! ¡Ivan elTerrible!

Él dio vuelta al periódico para buscar los resultados del boxeo. Su única

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esperanzaeraqueaquelsolterotuvierarazón.—Teverépasadomañana, o cuando te cansesde jugar al escondite—dijo con

calma.—¡Nuncamevolverásavermientrasvivas!—durantedíasaquelloresonaríaen

susoídos.Ellacogiólamaleta,lapuertaprincipalhizo¡bum!yseencontróotravezsoltero.Ahora lo que tenía que hacer era simular que no le importaba, y así ella no

volvería a intentar nunca algo parecido. Si no, le amargaría la vida.Cada vez quetuvieranlamásmínimadiscusión,ellaamenazaríaconirseconsumadre.

Aquella primera noche hizo todo lo que siempre había deseado hacer, pero nosignificabamuchodespuésdetodo.Sequitó loscalcetinesyanduvodescalzo,dejólas cenizas dondequiera que cayeran, se bebió seis botellas de cerveza fríadirectamente del gollete y las dejó por toda la habitación y se fue a la cama sinpreocuparsedeafeitarse.

Sedespertóaesodelascuatrodelamañanayleresultóextrañonotarqueellanoestabaen lacasaconél,deseóqueseencontrarabiendondequieraqueestuviesey,finalmente, se esforzó en dormirse de nuevo. Por la mañana no hubo nadie paradespertarle.Elqueellanoestuvieraencasanolepareciótanextraño,sencillamenteporque no tuvo tiempo de notarlo; se fue al trabajo exactamente con una hora yveintidósminutosderetraso.

Pero cuando volvió por la noche sí le pareció extraño no encontrar a nadieesperándole,lacasaoscurayvacíaylasbotellasdecervezarodandoporelsuelodelsalón.Lacenadelanocheanterior,laúltimaquehicieronjuntos,estaba,veinticuatrohorasdespués,todavíadesparramadasobrelamesa.Apretóunodelosbizcochosconundedo,ypensócon remordimiento:Debí haberme callado.Pude fingir que eranbuenos,aunquenolofueran.Peroyaerademasiadotarde,eldañoestabahecho.

Tuvoquecomersoloenunbar,yleresultómuydeprimente.Cogiódosveceselteléfonoaquellanoche,alas10,30ydenuevoalas11,22,paratelefonearacasadesumadreyhacer laspacesconellaopor lomenosenterarsedecómoestaba.Perocadavezfuecomosisegolpearalamano,metafóricamentehablando,enreprimenday colgó sin hacer la llamada. Aguantaré hasta mañana —se dijo—. Si me rindoahoraestoyensusmanos.

La segunda noche fue agitada. La cama no era buena; entonces descubrió porprimeravezqueesprecisohacerlaunavezcadaveinticuatrohoras.Unpolicíaletocóenelhombroconlaporraaesodelastresdelamañana.

—¿Cuálessuproblema,muchacho?—gruñó.—Nadaquetengaalgoqueverconloquehayensulibrodeinfracciones—gruñó

Blisscomorespuesta.Selevantódelaacerayvolvióaentrarenlacasa.Lehubieratelefoneadoencuantoselevantóporlamañana,peroibaotravezcon

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retraso—aunque esta vez sólo eran veinteminutos—y no podía hacerlo desde eldespacho, sin que sus compañeros dibujantes se enteraran de que ella le habíaabandonado.

Finalmente,lohizoalvolveracasaaquellanoche,porsegundavez,despuésdecenar.Eranexactamentelas8,17delatardedelmiércoles,dosnochesdespuésdequeellasemarchara.

—QuierohablarconlaseñoraBelleAlden,enDenby,enesteEstado.Nosésunúmero.Hagaelfavordebuscarloycomunicármelo—dijo.

Entreparéntesis,nohabíavistonuncaalamadrede«Sonrisas».Mientrasesperabaquelatelefonistalellamaranodejabadepensarcómosalirdel

asunto;enterarsedecómoestabaellasinqueparecieraqueserendía.¡Jovenorgullo!Quizápuedaconvenceralamadredequenodigaquellaméparapreguntarporella,así no se enterará de que estoy aflojando.Que parezca que ella es la primera enceder.

Elteléfonosonóylocogióatodaprisa,olvidándosedesuorgullo.—Suconferencia.Oyólavozdeunamujerydijo:—Oiga,¿habloconlaseñoraAlden?Lavozrespondióafirmativamente.—SoyEd,elmaridode«Sonrisas».—Ah,¿cómoestámihija?—contestóanimadamente.Sesentóconelteléfonoenlamano.Tardóunminutoenrecuperarelaliento.—¿Esquenoestáahí?—preguntófinalmente.Lavozsonabasorprendida.—¿Aquí?No.¿Noestáahí?Durante un minuto su estómago le pareció totalmente hueco. Ahora volvía a

sentirsebien.Estabaempezandoacomprender.Oasílocreía.Sehizounguiñoasímismo,teniendolapareddelantecomoreflector.Asíquelamadreibaajugarafavordeella.Habíanpreparadoesepequeñoembusteentrelasdos,paracastigarle.Ibanaasustarle un poco. Él había creído que iba a darle una lección y ahora ella iba adevolverle la pelota y darle la lección a él. Esperarían que se presentara allícorriendo, tirándose del pelo y echando espuma por la boca. «¿Dónde está“Sonrisas”?¡Sehaido!¡Nopuedoencontrarla!».Entoncesellasaldríadedetrásdelapuerta, haría restallar el látigo por encima de su cabeza y amenazaría: «¿Vas aportartebien?¿Vasavolverahacerlo?»,yapartirdeentonceslellevaríadeunladoaotroconunanilloenlanariz.

—Nopuedeengañarme,señoraAlden—dijoconfirmeza—.Séqueestáahí.Séqueellalepidióquedijeraeso.

Lavozdelamujernoestabaasustada,seguíasiendotranquilaysegura,perono

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habíaerrorencuantoaltonogravequetenía.Oeraunaactrizmuybuenaoaquellonoerafingido.

—Escúchame, Ed. Deberías saber que yo no bromearía con una cosa así. Dehecho le escribí una larga carta precisamente ayer por la tarde. Ya debe estar envuestro buzón. Si ella no está ahí contigo, yo en tu lugar trataría de enterarme endóndeseencuentra.¡Yademásnodejaríapasarmástiempo!

Élseguíapreguntándose:¿Seestaráburlandodemíono?—Resultasumamenteextraño—dijoindecisoarrastrandolaspalabras.—Estoycompletamentedeacuerdo—repusoellaconviveza.Élselimitóamorderselacarainternadelamejilla.—Bueno, ¿querrás informarmeen cuanto te enteresdedóndeestá?—concluyó

ella—.Noquieropreocuparme,peronaturalmentenopodréevitarlohastaquesepaqueseencuentrabien.

Él colgó; estaba más convencido que nunca de que no era cierto que ella noestuviera allí. Entre otras cosas, lamadre no parecía lo bastantepreocupada comopararesultarconvincente.Quemecondenesivuelvoallamarparaquetúyellaosriáisdemí.Ellaestáallíenesteprecisomomento,pensó.

Perodespuéssalió,abrióelbuzón,yencontróunacartapara«Sonrisas»conelnombredesumadreenelremiteyconmatasellosdelas6,30delatardeanterior.

La abrió y la leyó entera.Era auténtica; tranquila, charlatana, no tenía nada defalso.Eraunadeesascartasqueseescribendurantevariosdías,unpococadavez.Nohabíaerror;cuandolacartafueechadaalcorreo,ellallevabamesessinverasuhija.Y«Sonrisas»lehabíadejadolanocheanterior;sisehubieradirigidoallí,habríallegadomuchoantesdequeseecharalacarta.

Después de aquello ya no se sentía tan alegre. No hubiera permanecido fueratanto tiemposiestuvieraen laciudad,donde tenía laposibilidadderegresaracasaandandoocogiendoun taxi.Elmotivodelenfadonohabíasido tangrande.Yellatenía intencióndeirseasucasa.Estaera larazónpor laquesesentíaseguro:paraella no suponía una decisión a la ligera, alegremente tomada y luego descartada.Cuandosecasaron«Sonrisas»novivíaencasadesumadre,paraentonces llevabavarios años sola en la ciudad. Se escribían con regularidad, estaban en buenasrelaciones,peroelnuevomatrimoniodesumadrehabíaestablecidounadiferencia.En otras palabras, no era cuestión de volver volando al nido la primera vez queperdieraunaspocasplumas.Nosólosetratabadeunviajeconsiderablementelargohastaallí,sinoquenosehabíanvistodesdehacíavariosaños.Portanto,siellahabíadichoqueibaairseallí,nosetratabadeunimpulsorepentino,sinodeunadecisiónracional y definida, y era la clase de mujer dispuesta a llevarla a cabo una veztomada.

Sepusoelsombrero,searreglólacorbata,saliódelacasaysedirigióalcentro.

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SólohabíaunmedioparallegaralascercaníasdeDenby,yésteeraelautobús.Nohabíaningunalíneadetren.

De las dos empresas principales de autobuses, una tenía una línea directa, sinningunaparadaporallícerca;habíaquellegarhastalamismafronteracanadienseyluego retroceder casi la mitad del camino, en una línea local, para llegar a pocadistancia del punto de destino. La empresamenos importante tenía un servicio devariosautobusesaldía,enambasdirecciones,cruzabaporellugarendirecciónalaciudadmáscercana;parabanallísisesolicitaba.Eraobvioacuáldelasdosempresassehabíadirigidoella.

Aquellodebiódehaberle simplificado lacuestión;descubrióquenoeraasí.Sedirigióalaterminalyseacercóalataquilla.

—¿Estuvoaquídeservicioelmartesporlanoche?—Sí,apartirdelasseis.Eseesmiturnotodaslasnoches.—Estoy intentando localizar a alguien.Mire.Ya sé que usted se pasa la noche

vendiendo billetes, pero quizá pueda recordarla —tragó un nudo que tenía en lagarganta—.Esjoven,sólotieneveinteaños,conpelorubio.Tanbonitaquehayquemirarladosvecessiunollegaaverlaporprimeravez;séqueustedloharía.Susojossonchispeantesysonrientes.Inclusocuandosubocanosonríe,losojossí.Ella…ellasacóunbilleteparaDenby.

Elhombresediomediavuelta,tomóuntacodebilletesdeuncasilleroylessoplóelpolvoqueteníanencima.

—HaceunmesquenohevendidounbilleteparaDenby—teníanunabandadegomaalrededor.Todosmenoseldearriba,puesselehabíacaídoalsoplar.

Aqueldetalleparecióactuarsobresumemoria.Seagachóquedandofueradelavistaydespuésseirguióconloquehabíarecogidodelsuelo.

—Espereunminuto—dijo,metiéndoselauñadelpulgarentredosdientes—.Norecuerdograncosasobreojosnisonrisas,perohubounajovenquevinoypreguntóelpreciodelbilleteparaDenby.Creoque fueanteanoche.Meheacordadoalveresebilletearrancadodeltaco.Ledijecuántoerayarranquéuno—éstequeestásuelto—.Peroellanolopudocomprar;nosé,nollevabadinerosuficienteoalgoasí.Mirósurelojdepulseraymepreguntóhastaquéhoraestabanabiertaslascasasdeempeño.Ledijequeyaestabantodascerradas.Luegoechóantemí,sobreelmostrador,todoeldineroquepudoreunirymepreguntóhastadóndepodríallegarconaquello.Asíquelocontéyselodijeyellamepidióunbilletehastaallí.

Blissestababebiendosuspalabras,agarrandocon lasmanoselmostradorhastaquelosnudillosselepusieronblancos.

—Sí,¿peroadóndeera?Lospárpadosdelempleadosebajarondesanimados.—Eseeselproblema—dijo,aflojándoselapartedeatrásdelcuello—.Nopuedo

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acordarme de eso. Ni siquiera puedo recordar ya cuánto pagó. Si pudiera, podríasabereldestinoporeliminación.

Sipor lomenossupieracuántodinero llevabaenelbolsillocuandosalióde lacasa,pensóBlissdesconsolado,podríamosdeducirlojuntos,entrelosdos.

—¿Tresdólares?¿Cuatro?¿Cinco?—leaguijoneó.Elvendedordebilletesmoviólacabezadesconcertado.—Noseesfuerce,nopuedoacordarme.Veotantosnúmerosalcabodelanoche,

todaslasnochesdelasemana…Blissseagachóaúnmásantelaventanilla.—¿Peronollevaustedunregistrodeloslugaresparadondevendebilletes?—No,sólodelosingresostotalesdelanoche,sinespecificar.Estabatanaoscurascomoantes.—Entonces¿nopuededecirmeconseguridadsiellatomóelautobúsesanocheo

no?Mientras tanto, detrás de Bliss se había formado una impaciente cola y el

taquilleroseestabaponiendonervioso.—No.Puedequeelconductorlarecuerde.Compréndalo:ellasóloestuvodelante

demí unminuto o dos comomáximo. Si es que subió al autobús estuvo sentadadetrásdelconductorentreunaycuatrohoras.Recuerde,nisiquieralepuedoasegurarquelapersonadelaqueleacabodehablarsealamismaqueusteddice.Paramínoesmásqueunvagoincidente.

—¿Estaráyaderegresoelmismoconductorquehizoelrecorridoelmartesporlanoche?

—Seguro,saleestanocheotravez—elempleadomiróungráfico—.Vayaustedallíypregunteporelnúmero27.¡Elsiguiente!

Elnúmero27dejólatazadecafé,sediomediavueltagirandosobreeltaburetedelbarymiróalqueleinterrogaba.

—Sí,hiceesetrayectoelmartesporlanoche.—¿Llevó usted hasta Denby a una bella muchacha rubia, vestida con una

chaquetayfaldagrises?Elnúmero27dejódemirarle.Surostropermanecióvueltoenlamismadirección

peroteníalamiradafijaenotrascosas.—No.—Bueno,¿tomóalmenoselautobús?Lamiradadelnúmero27permaneciótangencialalhombrequelepreguntaba.—No,nolotomó.—¿Porquésecomportatanevasivamente?Mebastaconmirarleparasaberque

estáocultandoalgo.—Dije:«No,nolavi».

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—Escuche.Soysumarido.Tengoquesaberlo.Mire,tomeesto,sólocontésteme¿quiere?Tengoquesaberlo.¡Esunasensaciónhorrible!

Elconductorseapretóelcinturónunagujeromás.—Tengo un buen sueldo.Un billete de diez dólares nome hará decir que vi a

alguien si no es cierto.No, ni uno de veinte, ni de cien tampoco.Eso es un trucoviejo.Loúnicoqueconseguiréseráperderprestigioenlacompañía—sediolavueltacon el taburete, volvió a coger la taza del café—. Sólo vi la carretera —dijotruculento—.Notengoporquéveralosqueviajandetrásdemí.

—Peronopuededejardeverquiénsebajacadavezquepara.Estavezelnúmero27nocontestóenabsoluto.Laentrevistaestabaterminadapor

loqueaélserefería.Tiróunamonedadecincocentavos,sebajódesafiantelaviseradesugorraysemarchójactancioso.

Blisssaliócabizbajoydesconsoladodelaterminal,enpeorsituaciónqueantes.Ahora la solución estaba totalmente confusa. El empleado de la taquilla creíavagamentequealgunachicahabíacompradounbilleteportantodinerocomollevabaencimaaquellanoche,perosingarantizarenabsolutoqueencajaraconladescripciónde«Sonrisas».Porotraparte,elconductornegabafirmementequealguienparecidohubieraviajadoconélnihastaDenbynianingúnotrositio.¿Quédebíapensar?¿Sehabíamarchado,ono?

Tanto si se había ido como si no, lo que era evidente es que nohabía llegado.Tenía el testimonio de su propia madre y aquella carta suya procedente del otroextremodelestadoparacertificarlo.¿Yaquiénpodríacreermejorqueasupropiamadre?

¿Se habría quedado entonces en la ciudad? Pero tampoco había hecho eso.Conocíamuybiena«Sonrisas».Aunquesehubieratomadolamolestiadepasarenunhotelaquellaprimeranochedelmartes,hubieravueltoacasaconélelmiércolespor la mañana, como muy tarde. Su malhumor se habría disipado mucho antes.Además, no habría tenido dinero suficiente para quedarse más de una sola nocheinclusoenunhoteldepreciomoderado.Lanocheenquesemarchóhabíatiradoalsuelolamayorpartedeldineroqueteníaparagastosdelacasa.

Loúnicoquepuedohacer,pensósobrecogido,esrecorrerloshotelesyenterarmesiestuvoalguiencomoella,enalgunodeellos,elmartesporlanoche,aunqueyanoestéallí.

Nolocomprobóentodosloshotelesdelaciudad,perorecorrióaquellosalosqueellapudohaberido,siesquelohabíahecho.Nohubierasidotantontacomoparairaalguna ruinosa casa de huéspedes, cerca de los almacenes demercancías, o a unapensiónparaestibadores,juntoalosmuelles.Aquellorestringíauntantoelcampo.

Verificóportriplicado:primeroporelnombre,enlosregistrosdeloshotelesdelmartesporlanoche;luegodandosudescripciónalosrecepcionistas;y,finalmente,

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comprobandotodasycadaunadelasentradasenlosregistros,cualquieraquefueraelnombreinscrito.Hubierareconocidosuletra,aunquesehubieraregistradobajounnombrefalso.

Noconsiguiónada.Nadiequeseparecieraaellahabíallegadoaningunodeloshoteles elmartes por la noche, ni después.Nadie que diera su nombre.Nadie quedieraotronombreperoescribieracomoella.¿Quéquedaba?¿Aquéotrositiopodíahaber ido? ¿Amigos? No tenía ninguno. Ni amigos íntimos, ni nadie a quienconocieralobastantecomoparapresentarsesinavisarypasarlanocheallí.

¿Dóndeestaba?Noseencontrabaen laciudad.Nienelcampo,alláenDenby.Parecíahabersedesvanecidototalmentedelafazdelatierra.

Eranmásdelasdosdelamadrugadacuandoacabódecomprobarloshoteles.Erademasiadotardeparacogerunautobúsaquellanoche,sinosehubieraidoaDenbyenaquelmismomomento.Sesubióelcuelloparaprotegersedelaneblinanocturnayemprendió desconsolado el camino a casa. En el trayecto intentó animarsediciéndose:Nolehaocurridonada.Sencillamenteseestaráocultandoenalgúnsitio,intentando asustarme. Aparecerá, tiene que hacerlo. Aquello no daba muchoresultado. Habían pasado ya dos días enteros y tres noches. El matrimonio esaprenderaconoceraotrapersona,aprenderasaberdememorialoqueéloellahaceenestaoenaquellasituación.Sólollevabancasadosseissemanaspero,despuésdetodo,habíanempezadoasalirjuntoscasiunañoantes;yalaconocíabastantebien.

No era vengativa. No alimentaba agravios, ni siquiera imaginarios. Sólo podíahaberhechodoscosas.Obiensehabíamontadoenaquelautobúsllenadeenfado,sehabíatranquilizadomuchoantesdevolverseabajardeél,perosequedóensucasaunpardedíaspuestoqueyahabíaidohastaallí.O,sinohabíatomadoelautobús,habría regresado a las doce, como muy tarde, aquella misma noche, con aspectoofendido y una observación como: «¡Debería darte vergüenza dejar que tu esposaandeporlascallescomounavagabunda!»oalgoporelestilo.Nolohabíahecho,asíquedebióirsealcampo.Entoncesseacordódelacartadesumadreysesintiómuyasustado.

Elteléfonoestabasonandocuandollegóacasa.Pudooírloinclusoantesdeabrirlapuertaprincipal.Casilarompiódetantaprisaqueteníaporcogerlo.Porunminutocreyó…

PeronoeramásquelaseñoraAlden.—He intentado hablar contigo desde las diez—dijo—. No me has llamado y

estoycadavezmáspreocupada—elcorazónselebajóaloscordonesdeloszapatos—.¿Lahaslocalizado?¿Vatodobien?

—No la he podido encontrar —dijo, en voz tan baja que tuvo que volver arepetirloparaqueellapudieracaptarlo.

LaseñoraAldenhabíaestadohablandodeprisahastaaquelmomento.Ahorano

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dijonadaenabsolutoduranteunpardeminutos;sóloseoíaunvacíozumbidoenelhilo.Algoseinterpusoentreellos.Nuncasehabíanvistolacara,peropudonotaruncambioen lavozde lamujer,unsonidodiferente, lasiguientevezque laoyó.Eracomosiseestuvieraalejandodeél.Nomoviéndosededondeestaba,porsupuesto,sinomásbienretirandosuconfianza.Losprincipiosdelasospechaseescondíanallí,poralgúnlugar.

—¿NocreesqueyavasiendohoradequetepongasencontactoconlaPolicía?—laoyódecir.Yluego,tanbajoqueapenaspudooírla—:Sitúnolohaces,loharéyo.Clickycolgó.

Nolointerpretótalcomo,quizá,debierahaberlohecho.Alcolgarpensó:Sí,tienerazón,tendréquehacerlo.Yanomequedaotrorecurso.

Hanpasadodosdíasenteros;nosirvedenadaseguirengañándomeamímismo.Sevolvióaponerel sombreroyelabrigoysalióunavezmásde lacasa.Para

entonces eran ya las tres de la madrugada. Odiaba tener que recurrir a la Policía.Parecía como si aquello supusiera el fin del asunto. En cierto modo le daba uncarácterfinalytrágico,comosiunavezquehubierainformadodelcaso,seperdieratoda esperanza de que ella volviera a él, ilesa, y por su propia voluntad. Como sidejarayadesersólounapequeñacuestiónprivadaydomésticayseconvirtieraenunasuntopolicíaco,fueradesucontrol.Eraridículo,losabía,peroesoesloquesentía.Perohabíaquehacerlo.Elquedarsesentado,preocupándoseporella,noibaatraerladevueltaacasa.

Cruzó la puerta entre las dos lámparas verdes de la entrada y habló con unsargento.

—Quieroinformardeladesaparicióndemimujer.Enviaronaunhombre,un inspectordePolicía,paraquehablaraconél.Luego

tuvoqueiraldepósitodecadáveresdelaciudadparaversiestabaentrelosmuertosno identificados; aquella fue lapeor experienciaquehabía tenidonunca.Noera lavistadelosrostrosinmóvilesunoauno;eraeltemor,cadavez,dequeelsiguientefueraeldeella.Medioahogado,negabacadavezconlacabezaymirabaaalguienquehabíasidoamadoalgunavezyexclamaba:

—No,graciasaDios.Ellanoestabaallí.Aunqueno lahabíaencontrado, loúnicoquepudohacercuandosaliódeaquel

lugarde losmuertos, fuedarunsuspirode inefablealivio.Ellanoestabaentre losquehabíanaparecidomuertos,eratodoloquesignificabaaquellatregua.Perosabía,aunqueprocurabaapartaraquelespantosopensamiento,quehaymuchosmuertosquenoseencuentrannunca.Algunasvecesnoapareceninmediatamente,otrasnunca.

Luegolehicieronrecorrerloshospitales,ciertassalasyaunqueestonoresultótanmalocomoelotrolugar, tampocofuemuchomejor.Labuscóentrelasvíctimasde

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amnesia, aspirantes a suicidas que todavía no habían recobrado el conocimiento,personascontodalapieldelacaraquemada,piadosamenteenvueltasenvendajesdegasayhojasdeté.Lehicieronmirarinclusoenlassalasdelosalcohólicos,aunqueprotestó violentamente diciendo que ella no podría estar allí, y en las salas de lospsicópatas.

Elsuspirodealivioquediocuandoacabóesterecorridofuesólomenossentidoque el que dio después de salir del depósito de cadáveres. No estaba muerta. Noestaba maltrecha, ni herida, ni loca en modo alguno. Y sin embargo, no se laencontraba.

Luego el caso pasó a la sección de Personas Desaparecidas, radiaron sudescripciónyledijeronquenopodíahacernadamásporelmomento,quesevolvieraasucasa.

Ni siquiera intentó dormir cuando volvió la segunda vez. Se quedó sentadoesperandolallamadaquenollegabayqueporalgunarazónsabíaquenoibaallegar,niaunqueesperaraunasemanaounmes.

Ya comenzaba a clarear. Estaba amaneciendo el tercer día desde que ella seesfumaraporcompleto.Noestabaenlaciudad,nivivanimuerta,estabaconvencidodeello.¿Porquéestarahísentadoesperandoquelalocalizaransiélestabasegurodequeellanoseencontrabaaquí?Habíahechotodoloquepodíaenestepunto.Todavíanohabíahechoabsolutamentenadaenelotro.Ahoraelasuntoerademasiadoserio;nobastabaconaceptarlapromesadeunavoz,atravésdelhilodelteléfono,dequeellanoestabaallí.Niaunquefueralavozdesupropiamadre,quesihabíaquecreeraalguien era a ella, puesto que la quería tanto como élmismo.Decidió que iría allípersonalmente. Cualquier cosa era mejor que permanecer sentado, esperandoimpotente.

No pudo coger el autobús demadrugada, tal como hubiera querido. Tenía queentregar unos planos de construcción que estaba terminando; un importantecontratista losestabaesperando.Sequedó trabajandosobre losplanos,másmuertoquevivoacausadelapreocupaciónylafaltadesueño,ycuandoporfinlosterminó,entregóyrecibieronelvistobueno,sefuedirectamentedelaoficinaalaterminalytomóelautobúsquedebíadellegarallíalanochecer.

Cuandoelautobúsllegóporfin,conunahoraderetraso,descubrióqueDenbynoerani siquieraunpueblopropiamentedicho.Eranadamásqueun lugardondeuncaminosecruzabaconotracarretera,concasasespaciadasagrandesintervalos,alolargo de los cuatro brazos de la intersección. Algunas a un cuarto de milla dedistancia, muy pocas a la vista unas de otras, a causa de los árboles que seinterponían,delascurvasdelacarreteraydelosaltibajosdelterreno.Unaestacióndegasolinaeraeledificiomáspróximoalcruce,enunadirección.Enlaotrahabíaunalmacén,conlaviviendasituadaencima.Eralacomunidadmásdispersaquejamás

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habíavisto.Escogióelalmacénalazar,sedirigióallíypreguntó:—¿Por dónde se va a casa de losAlden?—el tendero parecía ser una de esas

personasquellevangafasconelexplícitopropósitodemirarporencimaenvezdeatravésdeellas.Oquizáselehabíanescurridoporelpuentedelanariz.

—Cojalaotrabifurcación,aladerecha—leinformó—.Sigaandandohastaquecrea que no va a haber más casas y empiece a pensar que le he informado mal.Continúede todosmodos.Cuandomenos lo espereapareceráunaúltimacasa, trasuna curva.Esa es.Nopuedepasarla de largo.La conocerápor elmurode ladrillobajoquetienedelante.Lohaconstruidohacepoco,simplementeparamantenerseenforma,supongo.

Blisssepreguntóquéqueríadecirconeso,siesquequeríadeciralgo,peronosemolestóenaveriguarlo.Eltenderoeraevidentementeunadeesasalmaslocuacesquedivagan indefinidamente con el más pequeño estímulo y Bliss estaba cansado yansiosoporllegarasudestino.Lediolasgraciasysalió.

El camino no equivalía a una simplemanzana o dos de casas, como las de laciudad;eraunabuenayduracaminata.Lacarreteraseextendíadelantedeélcomounacintablancabajoelaterciopeladocielodelanoche,azuloscuromásquenegro,ylas estrellas centelleaban a través de los claros, entre las ramas de los árboles quecrecíanjuntoalacarretera.Podíaoírruidosnocturnosasualrededor,grillosoalgoasí, y una vez un perro ladró muy a lo lejos; sonaba como si estuviera a varioskilómetros. Resultaba solitario pero no especialmente atemorizante; la naturalezapocasvecesloes,elhombreeselamenazador.

Aun así, si ella hubiera ido allí—y al parecer ése no era el caso— no habríaresultado especialmente prudente para una joven sola como ella, recorrer esadistancia,aaquellahoradelanoche.Probablementeleshabríatelefoneadodesdeelalmacénalagasolineraparaquefueranabuscarlaalcruce.Perosihubieranestadocerrados—suautobúsnohabríapasadoporallíhastalaunaolasdosdelamañana—hubiese tenido que ir caminando sola. Pero no había venido, por tanto ¿por quéimaginarpeligrosadicionales?

Pensandoestopasólasuavecurvadelacarreterayjuntoaélsurgióunacercaquele llegabaa laalturadelhombroyquebordeaba lacarreterahastamásalládeunaagradablecasadedospisospintadadeblanco,conaguilonesoscuros,probablementeverdes.Parecíanmantenerlaenbuenascondiciones.Encuantoa laparedmisma,alverlacomprendióloquelaobservacióndeltenderohabíapretendidoexpresar.TeníatodoelaspectodequeAldenlahubieralevantadosimplementeparamatareltiempo,para tener algo que hacer y añadir un toque caprichoso a su propiedad. Porque noparecíaservirparaningúnpropósitoútil.Noeralobastantealtacomoparaimpedirlavista, por lo que era evidente que no la habían construido para aislarse. Sólo se

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levantabaporelfrentedelaparcela,noseextendíaporlosladosolapartedeatrás,porloquenoresultabaefectivanisiquieracomobarreracontralasavesdecorraloelganado,niútilcomomarcadivisoria.Parecíaserpuramentedecorativa.Comotal,eraun trabajo preciso, de experto; se veía que Alden había sido albañil antes de sumatrimonio.Estabahechaconladrillos,perfectaycuidadosamenteenlucidos.

Noteníapuerta,sólounaabertura,conunportillodesaucearqueadoporencimade ella. Se metió por allí. Estaban todavía levantados aunque quizá a punto deacostarse. Una de las ventanas del piso de arriba tenía luz, pero con una persianadiscretamentebajada.

Tocóeltimbre,luegoseretiródelapuertaymiróhaciaarribaesperandoqueleinterrogaranprimerodesdelaventana,especialmenteaaquellahora.Noocurriónadade eso; evidentemente tenían la confianza que acompaña a una conciencia limpia.Pudo oír pasos que empezaban a bajar las escaleras interiores. Pasos de mujer,además,yunavozquellegóhastaélconsorprendenteclaridad,dijo:

—Supongoqueseráalguienquesehaperdido.Unahospitalarialinternitasituadasobrelapuertaseencendiódesdedentroyun

momento después pudo ver a unamujer demediana edad y rostro agradable, condulces ojos grises. Su rostro era largo y delgado, pero sin los rasgos enjutos queacompañanconfrecuenciaesecontornodecara.Supeloeradeunrubiocanoso,perosuaveyondulado,noáspero.Sabiendoquiénera,casicreyóquepodíadetectaralgode«Sonrisas»enel rostrode lamujer: la formade lascejasy lacurvade laboca,peropudosersimpleautosugestión.

—¿Sí?—dijotranquila.—SoyEd,señoraAlden.Ellaparpadeódosveces,comosiporunmomentonolecomprendiera.Oquizá

noseloesperaba.—El marido de «Sonrisas»—dijo, un tanto irritado. Se supone que se ha de

conoceralafamiliapolítica.Noeraculpadeellos,porsupuesto,elquenofueraasí.Tampocoeraculpasuya.Habíantenidointencióndeiravisitarles tanprontocomopudieranperohabíanestadomuyocupadosponiendo lacasa,y seis semanasesuntiempomuycorto.Lamadreseestabarecuperandodeunalargaenfermedadcuandoellossecasaronynoseencontrabalobastantefuertecomoparahacerelviajedeidayvuelta.

Despuésdeaquelmomentodevacío,ellaextendióambasmanoshaciaél.—Oh,entra,Ed—dijocariñosamente—.Teníamuchasganasdeconocerte,pero

megustaríaquehubierasidoenotrascircunstancias—miróporencimadelhombrodeEd—.Veoquenovienecontigo.¿Nohaynoticiastodavía,Ed?—siguiódiciendopreocupada.

Élbajólavistaynegóconlacabezatristemente.

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La mujer se llevó la mano a la boca con involuntaria congoja, luego recobrórápidamentesuautocontrolcomosinoquisieraaumentarsupena.

—Noséquépensar—murmuródeformacasiinaudible—.Noespropiodeellahacerunacosaasí.¿HasidoyaalaPolicía,Ed?

—Les informé la noche pasada antes de que amaneciera. Tuve que ir a varioshospitalesyotrossitios—suspiróalrecordarlo—.Uf,fuehorrible.

—Nonosrindamostodavía,Ed.Yaconocesesodeque,«cuandonohaynoticias,sonbuenas».Peronotequedesahíafuera.Joeestáarriba;voyadecirlequebaje.

Mientraslaseguíahaciaelinterior,suprimeraimpresióngeneralsobrelamadrede«Sonrisas»,fuequesetratabadelamujermásagradable,sanaypocoartificialqueunopuedaimaginar.Ylasprimerasimpresionessonsiemprelamitaddelabatalla.

Lecondujoaunlargoypulcrovestíbuloconsuelodemaderadura,tanbarnizadoqueparecíaunespejo.Al fondosealzabaunaescalerablanca igualmente impolutaqueconducíaalpisodearriba.

—Dejaquetecojaelsombrero—dijo llenadeconsideracióny locolgódeunapercha—.Parecesenfermo,Ed;veoqueesto teestáafectando.Además,elviajeesagotador.Eshorrible,seleencosascomoéstasenlosperiódicoscasitodoslosdías,perosólocuandoletocaaunosedacuenta…

Hablando así, de forma inconexa, había llegado a la entrada del salón. Ellaextendiólamanoporelinteriordelmarcodelapuertayencendiólasluces.Élestabasituadodirectamenteenelcentrodelaabertura.Huboalgolevementeextrañoenelmodo en que se encendieron, pero no pudo determinar lo que era; debió de sersimplemente una impresión subconsciente por su parte. Quizá eran un poco másbrillantesdeloquehabíaesperado,yalentrarviniendodelexterior…Parecíacomosi hubieran pintado la habitación hacía poco, y suponía que ese era elmotivo, lasparedes y la carpintería reflejaron la luz con un inesperado fulgor. Era un detalledemasiado pequeño como para perder el tiempo en él. Pero ¿hay algún detalledemasiadopequeño?

Ellalehabíadejadounmomentoparairhastaelpiedelasescaleras.—Joe,estáaquíelmaridode«Sonrisas»—laoyógritar.—¿Vieneellaconél?—contestóunavozsonora.Llena de tacto no contestó, sin duda para no herirle; parecía ser una mujer

sumamenteconsiderada.—Baja,querido—fuetodoloquedijo.Era un hombre grueso, corpulento, con cuello de toro y una pequeña franja

circulardepelorubiorojizoalrededordelacabeza,conlapartesuperiorcalva.Losojoserandemasiadopequeñosparalacabeza.Ojosquedecían:Intentaversipuedesconnosotros.

—AsíquetúeresBliss—extendiólamanoyleestrechólasuya.Fueunapretón

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fuerte, pero no especialmente amistoso. Tenía las manos encallecidas y abultadascomolapieldeuncaimán.

—Bueno,meparecequeloestástomandoconmuchacalma.Blisslemiró.—¿Porquépiensaeso?—¡Joe! —protestó la madre, pero tan bajo que ninguno de los dos le prestó

atención.—Al venir aquí de esemodo. ¿No crees que tu obligación es permanecer allá,

dondepuedeshaceralgoútil?LaseñoraAldenpusounamanotranquilizadoraenelbrazodeBliss.—Nodigaseso,Joe.Bastaveralmuchachoparasabercómosesiente.Yosoyla

madre de «Sonrisas» y sé lo que es; si ella dijo que iba a venir aquí, pues,naturalmente…

—Ya sé que eres lamadre de Teresa—dijo él con énfasis, como para hacerlacallar.

Unmomentodepesadosilencioquedósuspendidoenelaire,porencimadesustrescabezas.Blisstuvoporunminutounaextrañasensacióndeperplejidad,comosialgoacabaradeescapársele,habíahabidoalgounpocochocante.Comocuandohayuna palabra que uno intenta desesperadamente recordar; se tiene en la punta de lalengua,peronosepuedeexpresar.Pero,eraunacosatanpequeña…

—Voyapreparartealgodecomer,Ed—dijoellaycuandosediolavueltaparasalirdelahabitaciónBlissnopudoevitaroírledecirasumaridoenunsusurroteatral—:—Háblale.Entératedequésucediórealmente.

Aldenteníalamismafinuraqueunelefanteamaestradobailandolagavotaentreunjuegodebolos.Seaclarólagargantacomounjuez.

—¿Hicistealgoquenodebierasyesefueelmotivodetodo?—¿Quéquieredecir?—Nosotrosnopodemossaberquéclasedecaráctertienes.¿Tienesmalcarácter,

tieneslamanodemasiadolarga?Blisslemiróincrédulo.Luegocaptóloquedecía.—Esaesunaacusacióndelaquejamásesperétenerquedefenderme.Perosise

mepide…resultaqueadoroelsueloquepisamiesposa.Preferiríaquesemesecaraelbrazoderechoantesque…

—Noteofendas—dijoAldendébilmente—.Haocurridoalgunasveces,esoestodo.

—Noenmicasa—repusoBlissyledirigióunamiradaacerada.Enaquelmomentovolvióaentrarlamadrede«Sonrisas»,llevandoalgoenuna

bandeja.Blissnosemolestónienalzarlavistaparaverloqueera.Loapartóaunladoconungesto,permaneciósentadoconlosbrazoscolgandosobrelasrodillas,la

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cabezainclinada,mirandodirectamentehaciaabajo,atravésdeellas.La habitación era vagamente irritante. Lo notaba todo el tiempo, por lomenos

cadavezquelevantabalacabezaymirabaasualrededor,peronopodíadecidircuáleralacausa.Sólohabíaunacosadelaqueestabaseguro,noeranlaspersonasquehabía dentro. Tenía que ser la habitación. La madre era del tipo dulce, demovimientossuaves,queresultaagradabletenercerca.Einclusoelmarido,apesarde su brusquedad, era de aspecto estólido, sin emociones, de los que no le ponennerviosoauno.

Entonces ¿qué era? ¿Estaba amueblada con mal gusto? No; era cómoda yacogedora.Yaunquenolohubierasido,esonohabríasidolacausa.Élnoeraningúndecoradorde interiores llenodemaníasninadadeeso. ¿Eraelbrillode lapinturareciente?No, tampocoeraeso;ahoraquemirabanohabíaningúnbrillo.Noeranisiquierapinturalustrosa,eraopaca,singrandesresplandores.Aquellonohabíasidomásqueunailusiónópticacuandoseencendieronlaslucesporprimeravez.

Movióunpocolacabezaparalibrarsedeaquellasensaciónypensó,¿quées loquememolestadeaquí?Ynopudocontestarse.

Tenía un cigarrillo encendido entre sus dedos colgantes y la ceniza se ibaacumulandolentamente.

—Acércale un cenicero, Joe—dijo ella con voz llorosa. Estaba empezando allorar,sinningunaalharaca,inadvertidamente,peroaúnteníatiempoparapensarenlacomodidaddesuhuésped.Algunasmujeressonasí.

Miró y todo un cilindro de ceniza había caído sobre la alfombra. Parecía unabuenaalfombra,además.

—Losiento—dijo,ylaapartóconelzapato.Inclusolaalfombralemolestabaenciertomodo.

¿Erademasiadochillóneldibujo?No,eraapagado,decoloroscuro,ydebuengusto.Nopodíaencontrarleningúndefecto.Peroaúnasíseguíaincomodándole.

Algohizoclang.Nofueenlamismahabitaciónenqueestaban,sinoenotrapartede la casa; fue un sonido débil y apagado, como una junta de cañería defectuosa,encajándoseodilatándose.

—Joe,¿cuándovasa llamaralfontaneroparaquearregleesacañeríadelagua?Sehavueltoasalirotravez.Vasaesperarhastaquenosencontremosconunabuenagotera.

—Sí, tienes razón—repuso él. Sonó más como un descubrimiento nuevo quecomounrecuerdodealgoquesehaolvidado.Blissnopodríahaberdichoporqué,sóloqueasífue.Supusoquesedebíaotravezaaquelsextosentidosuyo.

—Tengo que ir por otro pañuelo—dijo ella disculpándose, se levantó y pasóentre ellos llevándose al labio superior el que estaba usando, arrugado en unaapretadabola.

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—Tómateloconcalma—dijoAldenconsolador.Dirigió los ojos haciaBliss, luegootra vez hacia ella, comodiciendo:¿Ve, tan

biencomoyo,queestállorando?AsíqueBlissobservósuperfilalpasarycomprobóqueeracierto.Eralógico,eralamadredelachica.

Cuandovolvióconelpañuelolimpioquehabíaidoabuscar,élsepusodepie.—Estonolavaahacervolver.Másvalequeregreseotravezalaciudad.Quizá

yatenganalgunanoticia.—¿Puedohablarteasolasunminuto,Bliss,antesdequetevayas?—dijoAlden.Los tres habían salido al vestíbulo. La señora Alden subió las escaleras

lentamente.Cuantomássubíamásruidososeransussollozos.Finalmente,emitióunlargogemidoqueunapuertaalcerrarsecortóporlamitad.

Un minuto después crujió un colchón de muelles como si alguien se hubieratiradoencima,atodololargo.

—¿Oyeseso?—ledijoAlden.OtrodeaquellosinacabablesmaticessorprendióaBliss;lohabíadichocomosisesintieraorgullosodeello.

Bliss estaba de pie en el umbral, mirando hacia la habitación. Se sentía comocontentodesalirdeella.Yseguíasincomprenderelporqué,igualquenocomprendíatodolodemás.

—¿Quéesloquequeríadecirmeasolas?—¿Nos has dicho todo —preguntó Alden, tan brusco como siempre— o has

ocultadoalgo?¿QuépasóexactamenteentreTeresaytú?—Unadeesasriñassinimportancia.LospequeñosojosdeAldenseempequeñecieronaúnmás,searrugaronhastacasi

desaparecerdelacara.—Tuvo que ser un disgusto muy serio para que se marchara con un bolso de

mano.Ellanoeradelasque…—¿Cómosabequesellevóunbolsodemano?Yonoselohedicho.—No era necesario. Iba a venir aquí ¿no? Siempre llevan un bolso de mano

cuandoleabandonanauno.No hubo pausa suficiente entre sus dos frases para meter ni una coma. Una

pareciósurgirdelaotra,sóloqueconuncambiodeexpresión.LavozdeAldensehabíaalzadounpococonlafuerzadelritmomásrápidoquelehabíadado,esofuetodo.Habíahabladounpocomásrápidoquesucadenciahabitual.Pequeñascosas.¡Alinfiernoesasmalditaspequeñascosasqueletorturabancomomosquitosquenosepuedenatrapar!

Justo ante los ojos de Bliss, una gota de sudor se estaba formando entre lasmechasdepelorojizo,justodondeleempezabalalíneadelpelo.Podíaverlasurgirdelosporos.¿Aquésedebía?¿Sóloporhablardelahoraalaquellegaríaalaciudadelautobús,queeradeloqueestabanhablandoenesemomento?No,debiódeserpor

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haberdichodemasiadodeprisaaquellafraseunpocoantes—lareferentealbolso—.Losefectosnohabíanaparecidohastaentonces.

—Bueno —dijo Bliss—, más vale que me ponga en marcha, para coger elautobúsderegreso.

Lapuertadearribasehabíaabiertodenuevo.Pudosersimplecoincidencia,peroresultótanoportunocomosihubieranestadoescuchandodetrásdeella.

—Joe—llamólaseñoraAldenporelhuecodelaescalera—.NodejesqueEdsevuelva a marchar esta misma noche. Dos viajes en un día es demasiado; estaráagotado.¿Porquénopasalanocheconnosotrosycogeelautobúsdemadrugada?

Blissestabaalláabajo,justoalladodeél.Podíahaberlehabladodirectamenteconlamismafacilidad.¿Porquéteníaquetransmitirloatravésdesumarido?

—Sí—lecontestóAlden—,esomismoestabapensandoyo.Perofuecomosidijera:teentiendo.Blisstuvolaextrañasensacióndequesehabíandichoalgoelunoalotrofrentea

supropiacarasinqueélsupieradequésetrataba.—No—contestóéltristemente—.Estoypreocupadoporella.Cuantomáspronto

vuelvayaclaretodo…SalióyAldenfuedetrásdeél.—Teacompañaréhastalaparadadelautobús—seofreció.—No es necesario —le dijo Bliss secamente. Después de todo aquel hombre

habíaintentadodosvecessugerirqueélhabíaofendidoomaltratadoasuesposa;nopodía evitar sentirsemolesto—.Puedo encontrar el caminode vuelta sin problemaalguno.Probablementeestarácansadoyquerráacostarse.

—Comoquieras—asintióAlden.Noseestrecharonlamanoalsepararse.Blissadvirtióqueelotronisiquierahizo

ademándeofrecérsela.Porsuparteaquelloleeraexactamenteigual.Cuandohuboavanzadoalgunospasosporlacarretera,Aldenlegritó.—Llámanos en cuanto tengas buenas noticias; no quiero que mi esposa se

preocupemásdelonecesario.Loestápasandomal.Bliss notó que él no se incluía en ello. Sin embargo, no se lo tuvo en cuenta;

despuésdetodonohabíaparentescodesangre.Aldendiolavueltacomoparavolveraentrarenlacasa,perocuandoBlissmiró

haciaatrás,unosminutosdespués, justoantesdecoger lacurvade lacarreteraqueimpedíalavistadelacasa,pudodistinguirtodavíaunaestrechalíneadeluzverticalque se escapaba de la puerta, con una ruptura en un punto como si un perfilsobresalientelaoscureciera.

Quiereasegurarsedequevoydeverdadendirecciónalautobús,razonó.Perolasospechaesunaespadadedoble filoque sevuelve tan fácilmentecontraelque laesgrimecomocontraquienvadirigida.Sólodetectóelfiloqueibadirigidohaciaél,y

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esesólovagamente.Llegó al cruce y se puso a esperar. Tenía que aguardar todavía unos cinco

minutos, pero acababa apenas de llegar cuando dos guisantes de luz amarilla,inflándosehastaconvertirseengrandesglobosbrumosos,bajaronporelcaminohaciaél.Alprincipiopensóqueeraelautobúsquellegabaadelantado,peroresultóseruncoupéconmatrículadeQuebec.Frenólosuficienteparaqueelocupanteseinclinarahaciaafueraypreguntara:

—¿Voybienparalaciudad?—Sí,sigaderecho,nopuedeperderse—dijoBlisslentamente.Luegodepronto,

enunimpulsoquenopudoexplicarsedespués,alzólavozygritó:—¡Eh!¿Leimportaríallevarmeconusted?—¿Porquéno?—repusoamablementeelcanadienseyaminoró lamarchapara

queBlisslealcanzara.Blissabriólapuertaysemetiódentro.Seguíasinsaberquéeraloquelehabía

hecho cambiar así de opinión, como no fuera quizá la vaga idea de que tardaríamenosenllegarconuncocheparticularqueenelautobús.

ElconductorlecomentóquesealegrabadeteneralguienconquienhablarenelcaminoyBlissleexplicóbrevementequeestabaesperandoelautobús,peroapartedeesas pocas observaciones introductorias no hablaron mucho. Bliss quería pensar.Deseabaanalizarsuimpresióndelavisitaqueacababadeconcluir.

Resultababastantedesesperantepensarsobreasuntoscomplicadosconunextrañoal lado, propenso a interrumpir de vez en cuando el hilo de su pensamiento conalgunaobservacióndepocaimportanciaquehabíaquecontestarporcortesía,asíquelo más que pudo hacer fue reunir sus impresiones, hacer una especie dedocumentaciónparafuturareferenciacuandoestuvierasolo:

1.Laslucesparecieronencendersedeunmodoinesperadocuandoellapresionóelconmutadorporprimeravez.

2.La habitación le preocupaba.No era la clase de habitación en donde uno seencuentraagusto.Noeratranquila.

3. Había habido alguna especie de coordinación vocal imperfecta cuando elladijo:«Soylamadrede“Sonrisas”»,yélrepuso:«SéqueereslamadredeTeresa».

4.Tambiénhabíahabidomaticesenlossiguientesmomentos:CuandolosojosdeAlden buscaron los suyos como para asegurarse de que él, Bliss, veía cómo ellallorabadeformacasi imperceptibleestandoconellosen lahabitación.Cuandoellasubiócorriendoyllorandolasescalerasysetirósobrelacama,éldijo:¿Oyeeso?Y,finalmente, cuando lamujer llamó desde arriba y le invitó a que pasara la noche,dirigiéndoseaAlden,envezdeaBlissdirectamente,comosihubieraqueextraerleprimeroalgúnintangiblemeolloalafrase,antesdepasarleaBlisslacáscarasecadelaspalabrasmismas.

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En este punto, antes de llegarmás lejos, se produjo un golpe sordo, un silbidomuyprolongado,yunneumáticosepinchó.Frenaronhaciendoesesaunladodelacarretera.

—Parecequelehetraídomalasuerte—observóBliss.—No—leasegurósuanfitrión—estacosahacesemanasqueestáenlasúltimas;

lo único que me sorprende es que haya durado tanto. Hice que le pusieran unosparchesestamañanaantesdesalirdeThreeRivers,penséquealomejorpodíallegaralaciudad,peroparecequenosirviódenada.Bueno,tengounoderepuesto,yahoramealegrodehaberlecogido;cuatromanossonmejorquedos.

Eltramodecarreteradondehabíaocurridoeraespecialmentemalo.Blissnopudodejardenotarlomientrassequitabaelabrigoysaltabaafueraparaecharunamano;eraalgoquellamabalaatención,estabapunteadaconpequeñosfragmentosdentadosde roca, que o bien habían sido mal prensados en un principio o se habíandesprendidode su lechodebido a alguna lluvia reciente.Suponíaqueno la habíancerradoporquenohabíaotroramaldecarreteraenlascercanías,quepudieraservirdedesvío.

Apenashabíansacadoelgatocuandoelautobúslesalcanzóylespasó,anulandode un golpe la ventaja de tiempo que llevaban. Luego, bastante tiempo después,cuandoyahabíanterminadorealmenteeltrabajoyselimpiabanlasmanos,pasóotrocochea todogas,a talvelocidadquecomparadoconélelautobúsparecíacomosihubieraestadoinmóvilsobresusruedas.Elcanadienseeralaúnicapersonavisible,junto al coche parado, cuando los faros del otro automóvil parecidos a cometascentellearon al pasar. En aquel momento Bliss estaba un poco más alejado de lacarretera. Sin embargo, volvió la cabeza y siguió con la vista la corriente de airesemejanteaun tornado,que ibadejandodetrás,ypudovislumbrarlo justoantesdequeseperdieradevista.

—Ese tipo se está buscandounpinchazo—dijo el canadiense—al pasar a esavelocidadsobreuntrozodeterrapléncomoéste.

—No llevaba rueda de repuesto, además—comentó Bliss—. Parecía como siintentaraadelantaraeseautobús.—Fuesólounaobservaciónindiferente,confinescomparativos.Sin embargo,más tarde, cobróunnuevo significadocuandoBliss larecordó.

Subieron y volvieron a emprender la marcha. El resto del viaje pasó sinincidentes.Blissse turnóalvolanteconsucompañero,durante laúltimahora,y ledejó que se echara un sueñecito. Le había contado que llevaba en la carreteraconduciendo,sinparar,desdelamañanatemprano.

Bliss le despertó y le devolvió su coche cuando llegaron a las afueras de laciudad. El canadiense se dirigía a cierto hotel en pleno centro, así queBliss no lepermitióquesedesviaradesucaminoparallevarleasucasa;enlugardeesosebajó

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enelpuntoparalelomáscercanoporelquepasaron,lediolasgracias,yemprendiólamarchaapie.

Teníaunlargocaminopordelante,peronoleimportaba, llevabamuchotiemposentado,entumecido.Además,queríacontinuarpensandoenlosacontecimientoscontanto interés como antes, y había descubierto por experiencia que un paseo ensolitarioleayudabaahacerlomejor.

Sinembargo,enaquelcasonofueasí.Oestabamuycansadoconloocurridoenlos últimos días, o quizá los datos con que contaba eran demasiado informes,indefinidos,paralograrunbuenasidero.Nodejabadepreguntarseasímismo.¿Quées lo que andaba mal en casa de la madre de «Sonrisas»? ¿Por qué estoyinsatisfecho? Y no podía contestarse aunque le fuera en ello la vida.¿Había algoraro—tuvo,finalmente,quepreguntarse—,ohasidotodounapuraimaginaciónpormiparte?Eracomounaluchaconlassombras.

Asualrededorlanocheeradeterciopeloazuloscuroyalacercarsealaaisladazonadelasafuerasdondevivía,elsilencioera,porlomenos,igualaldeDenby.Nose veía ni un alma, ni siquiera un lechero. Avanzó bajo un túnel de hojas de losárbolesdelaacera,quelehacíancasiinvisible.

Elhaberbajadodelautomóvildondelohizoyelhabersedirigidoenlínearectaasudomicilio,hizoquellegaraasucasaporlapartedeatrás,porlacallequehabíaenlaparteposterior,envezdehacerloporlaquepasabadirectamentedelante,queerauncaminoquenuncatomabaotrasveces,comocuandoveníadelcentrodelaciudad.Detrás no había más que solares vacíos, por lo que suponía un atajo el cruzardiagonalmentepordetrásde la casade al ladoy entrarpor laparteposteriorde lasuyaenvezdedartodalavueltaalaesquinapordelante.Asílohizo,sinpensarennada,exceptoenahorrarseunospocospasos.

Alsalirdedetrásdelacasadeallado,pisandosilenciosamentesobrelacuidadahierbadelpatiotrasero,viounresplandormomentáneoatravésdeunadesuspropiasventanas que sólo podía provenir de una linterna de bolsillo. Se detuvo en seco.Ladronesfueelprimerpensamientoquelevinoalamente.

Avanzócautelosamenteunpasoodos.Eldestellovolvióaproducirse,peroestavez en otra ventana,más cerca de la fachada. Evidentemente iban hacia la salida,usandolalinternasólodevezencuando,paraayudarseaencontrarelcamino.Podríallegarantesqueellosalapuertaprincipal,mientrasavanzabanfurtivamente.

Habíaunsetodivisorioentrelasdoscasas,queibadesdelapartedelanteraaladeatrás.Sedeslizóalolargodeéste,porelladoquecorrespondíaasuvecino,conlacabezayloshombrosagachados,hastallegaralaalturadelapuertadesucasa.Seagazapóallí,mirandoatravésdelseto.

Habíandejadouncentineladepie,justodelantedelapuerta.Podíaversufigurainmóvil.Yentonces,cuandosusdedosestabanapuntodeabrirelseto,paralanzarse

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atravésdelmismo,lafigurasemovióunpocoylainciertaluzprovocóundestelloenunpequeñoprismaquellevabaenelpecho.EnelmismoinstanteBlisscaptóelcontornodeunaviseraporencimadelperfil.¡Unpolicía!

Con una mano detrás, Bliss retrocedió otra vez sobre sus talones, perdiendocompletamenteelequilibrioanteelinesperadodescubrimiento.

Lapuertaprincipalseabrióenaquelmomentoysalierondoshombres,unodetrásdeotro.Sinviserasnibrillosmetálicosenelpecho.Peroelagentesevolvióyalzósuporrahaciaellosenunaespeciedesaludo;evidentemente,fueranquienesfueran,nosetratabadeladrones,aunqueindudablementeunodeellossacabaalgodelacasa.

Cerraroncuidadosamentelapuerta;inclusolocomprobaronunasegundavezparaestarsegurosdequeestabacerrada.

Lellegóunretazodeconversaciónenvozbajamientrasloshombresbajabanelcortocaminohasta laacera.Elhombredeuniformenotomóparteenella;sólo losdosquehabíanestadodentro.

—Esculpable,desdeluego—oyóBlissdecirauno.—Seguroquesíyéllosabe.Yaobservastequenoestabaenelautobúscuando

llegó. Voy a adelantarme y darle trabajo al Teletipo. Pon vigilancia en este lugar.Todavíapuedeintentarcolarsedentro.

Bliss había estado agazapado sobre sus tobillos. Después avanzó un pocoapoyándosesobrelaspalmasdelasmanos,tanaturdidocomosilehubierangolpeadoenlanuca,igualqueaunconejo.

Inmóvil, casi trastornado,nodejabademover ligeramente lacabezacomoparaaclararselamente.Ibantrasél,creíanqueélhabía…Nosóloeso,sinoqueleshabíaninformado del autobús en el que tenía que haber llegado. Eso sólo lo podía haberhechounapersona:JoeAlden.

No le sorprendía. Casi podía comprender que hiciera una cosa así; a ellos lesdebió de parecer sospechoso el modo en que su esposa había desaparecido y lacompleta falta de una explicación plausible por parte de Bliss. Probablemente élhubierasentidolomismosihubieseestadoensulugar.PeroencambioleofendíaelmodohipócritaenquehabíaactuadoAlden,esperandohastaquesehubomarchadoydenunciándoleluegoencuantovolviólaespalda.¿PorquénohabíanintentadoqueleapresaralaPolicíalocalmientrasestabaallíconellos?Suponía,ahora,queaquéleraelesotéricosignificadodelainvitaciónaquedarseapasarlanoche:paraqueAldenpudierasalirytraeralospolicíasmientrasélestabadormidobajosutecho.Nohabíadadoresultadoporqueélinsistióenmarcharse.

Mientrastanto,continuóobservandoaloshombresqueteníadelanteyqueahorase habían convertido, sin culpa alguna por su parte, en sus enemigosmortales. Sesepararon.Unodeellos,conelagenteuniformadosiguiéndole lospasos,empezóacaminarcalleabajo,alejándosedelacasa.Elotrocruzódiagonalmentehaciaellado

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opuesto.Se lo tragó laoscuridaddeunumbrosoárbolquehabíaallíynovolvióaaparecerporelotrolado,dondehabíaunpocomásdeluz.

Todo se efectuó sin ruido, apenas el de una pisada. Eran como sombrasmoviéndoseenunmundodeensueño.Apocadistancia,calleabajo,elmotordeuncocheempezóazumbarsordamenteysealejócondisimulo,señalandoelpuntodepartidadedosde los treshombres.Unagotadesudor, fríacomoelmercurio,bajólentamenteporlanucadeBliss,yfueabsorbidaporelcuellodesucamisa.

Permaneció unosminutosmás donde estaba, a cuatro patas detrás del seto. Loúnicoquepodíahacer era salir e intentar demostrar su inocencia.Loquenodebíahacer era dar media vuelta y escabullirse… aunque tuviera el camino despejadodetrásdesí.Peroalmismotiempoteníalaescalofriantepremonicióndequenoibaaser muy fácil demostrar su inocencia; que una vez que le pusieran las manosencima…

Pero tengo que hacerlo, se repitió a sí mismo una y otra vez. Tienen queayudarme,noperseguirme.¡Nopuedendecirqueyo…lehicealgoasía«Sonrisas»!Quizádéconunodeellosqueseaimparcialymeescuche.

Mientras tanto había permanecido en la posición agazapada de un corredor depista esperando la señal de salida. Se incorporó lentamente y se enderezó porcompleto detrás del seto. Sólo aquello ya requirió cierto valor, aun sin haberavanzadoniunsolopaso.

—Bueno,allávoy—murmuró,seapretóelcinturónysepusouncigarrilloenlaboca.Eraunasensaciónenervante.Sabíaquehabíanueveprobabilidadescontraunadequesulibertaddemovimientosseacabaraencuantosalieradedetrásdelsetoysedirigierahaciaaquellaoscurasombradelárbolsituadoalotroladodelacalleyqueestaba demasiado abultada en el centro. Le importaba un bledo la libertad demovimientoporsímisma;todosuobjetivo,suúnicametadeahoraenadelante,erabuscar y encontrar a «Sonrisas». Temía que el perder esa libertad le dificultara latarea.Setratabadesuesposa.Queríabuscarlaélmismo;noqueríaqueotraspersonaslohicieranensulugartantosieranprofesionalescomosino.

Encendióelcigarrillocuandoibaporlamitaddelacalle,perolasombradelárbolnosemovió.Evidentementeelinspectornolehabíareconocidotodavía;estabaalaexpectativadequealguienvinierahacialacasadesdelaotradirección.

Blisssedetuvojustofrenteaélydijo.—¿Mebuscaamí?SoyEdBlissyvivoahí.Lasombrasituadaalolargodeltroncoseseparóyseconvirtióenunhombre.—¿Cómosabequeleestánbuscando?Eraunreto,comosiaquellofuera,ensímismo,unaadmisióndeculpabilidad.—Entre,¿quiere?Deseohablarconusted—dijoBliss.Cruzaron una vezmás. Bliss le abrió la puerta, esta vez con su propia llave y

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encendió las luces.Entraronenel salón.Estabaya llenodepolvopor losdíasquehacíaquenololimpiaban.

ElpolicíamiróaBlissdetenidamente.Blisslemiróaélconigualdetenimiento.Queríacontarconlaayudadeunhombre,nodeuninspectordePolicía.Estehablóprimero,repitióloquelehabíapreguntadoenlacalle.

—¿Cómosabequelebuscábamoscuandollegóelautobús?—Nolosabía.Metrajeronenuncoche.—¿Quéhasidodesuesposa,Bliss?—Nolosé.—Nosotroscreemosquesílosabe.—Megustaríaqueestuvieranenlocierto.Peronodelmodoqueustedsugiere.—Importapocoloqueaustedlepuedagustar.¿Conoceotrabuenapalabrapara

eso?Remordimiento.LasangreseretiróunpocodelrostrodeBliss.—Antesdequememetaenaprietos,déjemehablaraquítranquilamenteconusted

unoscuantosminutos.Esloúnicoquepido.—Cuandoellasemarchódeaquíelmartesporlanoche¿quéllevabapuesto?Blissdudóunminuto.Noporqueno lo supiera—ya leshabíadescrito su ropa

cuando informó de su desaparición— sino porque podía percibir un interés másprofundo,escondidodetrásdelapregunta.

Elinspectortomólavacilaciónporunintentodeevadirse.—Todosloshombresconocendememorialaropadesumujer.Ustedpagóhasta

laúltimaprenda,sabeloquetenía.Dígamesimplementeloquellevabapuesto.Allíhabíapeligroporalgúnsitio.—Llevaba un traje gris… chaqueta y falda, ya sabe. Luego una blusa de seda

rosa.Metirósuprendadepiel,asíqueesoesloúnicoquellevabacuandosalió.Unsombrero,porsupuesto.Unodeesoslocossombreros.

—¿Equipaje?—Unamaletanegraconribetesmarrones.—¿Estáseguro?—Seguro.Elinspectoremitióunaespeciedesilenciososilbidoatravésdelosdientes.—¡Estavezsíquesehapuestoustedenunaprieto!Nonecesitabapreguntarleeso

porquenosotrossabemostanbiencomoustedloquellevabapuesto.—¿Cómo?—Porque hemos encontrado hasta la última de esas prendas que acaba de

mencionarenelhornodeabajo,enestamismacasa,hacemenosdeveinteminutos.Micompañeroselashallevadoalacomisaría.Yuntiponohaceunacosaasíconlaropadesumujeramenosquelehayahechoalgotambiénaella.¿Quélehizousted,

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Bliss?PorloqueaBlisssereferíaeracomosielotrohombrenoestuvierayanisiquiera

enlahabitación.Asualrededorhabíacaídountelóndeconfusohorror.—¡Diosmío!—susurróroncamente—.¡Lehaocurridoalgo,alguienlehahecho

algo!Se levantó de un salto y salió corriendo de la habitación de una manera tan

inesperada,tanrápida,quesihubieraqueridoescaparcasihubierapodidoesquivaralotrohombre.Por el contrario sedirigió a la puerta del sótanoybajó corriendo lasescalerasqueallí conducían.El inspector saltó comoun rayodetrásdeél, y le ibapisando los talones cuando él llegó abajo.Bliss encendió las luces y contempló laparrilladelhorno,completamenteabiertoyvacío…,comosiaquellopudieradecirlealgomás.

Sevolviódesesperadohaciaelinspector.—¿Estabanmanchadasdesangre?—¿Debíanestarlo?—¡Por favor! ¡Tenga piedad!—suplicóBliss con voz ahogada y se cubrió los

ojos—. ¿Quién las ha puesto ahí? ¿Por qué las han vuelto a traer aquí? ¿Cómoentraronmientrasyoestabafuera?

—Basta ya —dijo secamente el hombre de jefatura—. ¿Qué le parece si meacompaña?Nuestrosmuchachosleestánbuscandoportodaspartes;lesahorraremosmuchotrabajo.

A cada pocos pasos cuando volvían subiendo las escaleras del sótano,Bliss separaba como si estuviera agotado y necesitara recuperar el aliento. El inspector leempujaba,peronodeunamaneraviolenta,sólocomounaespeciederecordatoriodequesiguieraavanzando.

—¿Queporquélashanpuestoahí?—comentóelpolicía—.Lascosassemetenahí con el propósito de que sirvan de combustible. ¿Para eso volvió, para hacerlasdesapareceryquemarlas,no?Yanohacefríocomoparaencenderunfuegoduranteeldíasinllamarlaatención.

—Escuche.Sólollevamoscasadosseissemanas.—¿Qué se supone que prueba eso? ¿Cree que no ha habido individuos que se

deshicierondesusesposasseisdíasdespuésdecasarse,oinclusoseishoras?—Peroésossonseresperversos…monstruos.¡Yonosoycomoellos!Yéstafueladespiadadarespuesta:—¿Cómo podemos saberlo? No podemos guiarnos por las apariencias para

deducircómoesustedpordentro.NosomosaparatosderayosX.Yahabíanllegadoalpisoprincipal.—¿Sehabíahechounseguro?—preguntóeldetective.—Sí.

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—Ustedlocuentatodo¿no?—Porquenohaynadaqueocultar.Nolaasegurésóloaella,nosaseguramoslos

dos. Saqué dos pólizas iguales, una para ella y otra para mí. Cada uno era elbeneficiariodelotro.Ellaloquisoasí.

—Peroustedestáaquíyellano—observóelinspectorsinremordimientoalguno.Pasaron junto a la entrada del comedor.Quizá fue el ver los platos de aquella

noche,todavíasobrelamesa,loqueleimpresionó.Selaimaginódelantedeél,consus ojos chispeantes, sonrientes. Podía verla llevando una fuente cubierta con unaservilleta.

—«Siénteseahí,caballero,ynomire.Tengounasorpresaparausted».Aquelloacabóconél.Fuecomoungolpebajo.—Tiene que dejarme solo un minuto —dijo y se dejó caer contra la pared

cubriéndoselacaraconunbrazo.Cuando al fin se recobró, y tardó bastante, se había producido una especie de

cambioenelinspector.—Siénteseunminuto—dijosinentonación—.Recupereelalientoycálmese.—

Parecíacomosinoquisieradeciresoexactamente,erasólounadisculpa.EncendióelcigarrilloyluegoletiróelpaqueteaBliss.Estedejóqueleresbalara

porelmuslosinpreocuparsedeello.—Haceochoañosquesoyinspectordepolicía,ynuncameencontréconalguien

que pudiera fingir una emoción como usted acaba de hacerlo y que resultara tanconvincente.—Hizounapausa,luegoprosiguió—:Ledigoestoporqueunavezqueleencierren,nohabráquiénlesaquedespuésdeloquehemosencontradoestanocheensucasa.Además,ustedvinoamíporpropiavoluntad,peroporsupuestoesopudoserunsimplegestodeautodefensa.Asíqueleescucharésóloeltiempoquetardeenterminar este cigarrillo. Cuando acabe, si no ha sido capaz de decirme nada quecambieelaspectodelasituación,nosiremos.

Aspiróunabocanadayesperó.—No puedo decirle nada que no le haya dicho ya. Ella se marchó de aquí el

martesporlanochealahoradelacena.Dijoqueseibaacasadesumadre.Nuncallegóallí.Nolahevistodesdeentonces.Ahoraustedeshanencontradolaropaconlaqueyolavimarcharsemetidaenelhornodelsótano.

Sepellizcóelpuentedelanarizypermanecióasí.Elinspectordiootralentachupadaalcigarrillo.—Ustedhaestadoeneldepósitodecadáveresyenloshospitales.Asíquenoha

tenidounaccidente.Suscosasestánaquíotravez.Portanto,nosetratadeunasimpledesaparición,amnesiaoalgoparecido.Esosignificaqueloquelehayanhechoaellaoconella, fuecontra suvoluntad.Puestoquehemoseliminadoaccidente, suicidiovoluntarioydesaparicióninvoluntaria,esosignificaasesinato.

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—¡Nolodiga!—exclamóBliss.—Hayquehacerlo.—Elinspectordiootrachupada—.Veamoselmotivo.Usted

yatieneuno,yfrancamentebueno.Tendráqueencontrarotrapersonaquetengaotromásfuertesiquierequenosolvidemosdelsuyo.

—¿Quiénquerríahacerledaño?Eratanencantadora,tanbella…—A veces resulta peligroso para una joven el ser demasiado encantadora o

demasiadobella.Puedevolverlocoaunhombre,alhombrequenopuedeposeerla.¿Habíaalguno?

—Está usted hablando de «Sonrisas» —rezongó Bliss amenazadoramente,apretandolospuños.

—Estoyhablandodeuncaso.Uncasodesospechadeasesinato.Yparanosotrosloscasosnosonbellos,nifeos,sonsólopunibles.—Volvióaecharunabocanada—.¿Rechazóellaaalguienparacasarseconusted?

Blissnegóconlacabeza.—Unavezmedijoqueyoeraelprimerhombreconelquesalía.Elinspectordiootrachupadaasucigarrillo.Loobservó,retiróunpocolosdedos

haciaatrás,luegomiróaBliss.—Raravezlosapurotanto—leadvirtió—.Estoydándoletiempo.Quedatodavía

unachupada.¿Hayalguienqueganealgofinancieramente,consumuerte,apartedeusted?

—Nadiequeyosepa.Elinspectordiolaúltimachupada,tirólacolillaylaaplastócontraelsuelo.—Bueno,vamos—dijo.Tanteódebajodesuabrigo, sacóunpardeesposas—.

Por cierto, ¿cuál era su verdadero nombre? Tengo que saberlo para cuando leentregueausted.

—Teresa.—«Sonrisas» era el apodoqueusted le daba, ¿no?—El inspector parecía estar

hablando sin objeto, intentando suavizar la situación ymantener lamente deBlissalejadadelasesposas.

—Sí—repusoBliss,extendiendolasmuñecassinquese lopidiera—.Yofuielprimeroquelallamóasí.NuncalegustóelnombredeTeresa.Sumadreeralaúnicaquesiempreinsistióenllamarlaasí.

Volvióaretirarlamuñecabruscamente.—Vamos,nosepongadifícil—gruñóelinspectortendiendolamano.—Espereunminuto—dijoBlissexcitadoymantuvolamanodetrásdesuespalda

—.Hayalgunascosasquemehanestadopreocupando.Ustedacabaderecordarmeuna de ellas. Casi lo tengo. Déjeme pensar antes de que se me vuelva a escapar.Déjememirarunmomentolacartaquesumadreleenvióayer.Latengoaquíenmibolsillo.

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Lasacódelsobre.Querida«Sonrisas»,empezaba.Abriólabocaymiróalotrohombre.—Esextraño.SumadresólolallamabaTeresa.Séqueestoyenlocierto.¿Cómo

noibaaserasí?Yoeraquienlehabíapuestoeseapodo.Yyonolahabíavistonuncahastaanochey…y«Sonrisas»nohabíaestadoensucasadesdequenoscasamos.

El inspector,mientras tanto, seguía intentandoagarrarle lamanoque tenía libre—lacartalateníaenlamanoizquierda—yponérseladelante.

—Espere un minuto, espere un minuto—rogó Bliss—. Ya tengo una de esascosas.Hubountropiezoenelhilodelaconversación,unaespeciedebache.Elladijo,«Soy lamadrede “Sonrisas”», y él añadió, «Eres lamadredeTeresa», como si lerecordaracómolallamabasiempre.¿Porquéibaatenerquerecordarlecómollamabasiempreasuhija?

—¿Yesovaalibrarledesospechas,elquesumadreadoptaraelapodoqueustedle dio a su mujer, después de que ustedes hablaran por teléfono dos o tres díasseguidos?Acualquierapodríaocurrirle.Loharíaparacomplacerleausted.¿Nohaoídonuncaalagentehacereso?Asíescomoseextiendenlosapodos.

—Pero ella lo cogióantes de tiempo, antes de queme oyera llamarla así. Estacarta lo demuestra. Todavía no sabía que «Sonrisas» había desaparecido cuandoenvióestacarta.Portanto,nohabíahabladoconmigotodavía.

—Bueno, entonces lo sabría por su marido, o por las cartas que su esposamandabaacasa.

—Peroellanuncalohabíausadoantes;siemprelehabíadesagradado.Lehabíaescritoa«Sonrisas»yledecíaclaramentequeeseapodolesonabademasiadoachicaderevista.Puedoprobárselo.Puedodemostrárselo.Espereunminuto,señorcomosellame. ¿No va a dejarme ver si puedo encontrar otra carta suya, sólo paraconvencermeamímismo?

—Me llamo Stillman, y éste es un detalle demasiado pequeño como para quesuponga alguna diferencia en un sentido o en otro.Vamos, Bliss; he intentado serjustoconustedhastaahora…

—No hay nada demasiado pequeño para ser importante.Usted es inspector depolicía,¿necesitorecordárselo?Enlavidaloquecuentansonlascosaspequeñas.Lascosaspequeñassonlasquehacenlasgrandes.¿Porquéibaallamarladerepenteconunapodoquenuncahabíausadoantesyqueledisgustaba?Espere,déjemeenseñarle.Todavía debe de haber arriba alguna de sus cartas, rodando por algún cajón de lacómoda.Déjemesubirabuscarla.Sólotardaréunminuto.

Stillmansubióconél,peroBlissnotabaqueestabaempezandoairritarle.Todavíanohabíacambiadodeactitud,peroestabaapunto.

—Ya he aguantado todas las pérdidas de tiempo posibles—murmuró con loslabios apretados—. Si tengo que tratarle con dureza para hacerle salir de aquí

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conmigo,ledemostraréquetambiénpuedohacerlo.Mientras tanto, Bliss escarbaba en los cajones de su mujer, con la cabeza

tensamenteinclinada,sabiendoqueteníaqueadelantarsealcambiodehumordesucaptoryquedentrodeotrostreintasegundos,comomucho,elpacienteinspectoribaatirarlealsueloagarrándoledelcuellodelacamisaeibaasacarledelahabitaciónarastras.

Por fin encontró una, casi cuando había perdido la esperanza. La misma tintamedioazul,elmismopapeldecartas.Nosehabíanescritocongranfrecuencia,perosíconregularidad,unavezalmesaproximadamente.

—Aquí —dijo con alivio—, aquí, ¿ve? —Y la extendió sobre la tapa de lacómoda.Luegocolocóal lado laque llevabaenelbolsillo,paracomparar—.¿Ve?«QueridísimaTeresa».¿Quéledije…?

Noacabólafrase.Ambossedieroncuentaalmismotiempo.Hubierasidodifícilpasarloporalto talcomohabíapuestoambascartas,unajuntoaotra.Blissmiróalinspector,luegootravezalacómoda.

Stillman fue el primero que lo expresó en palabras. Su cara presentaba unaexpresiónderepentinaconcentración.EmpujóaBlissconelhombrounpocohaciaunlado,parapodervermejor.

—Veasipuedeencontraralgunamuestramásdesuescritura—dijo lentamente—.Yonosoyunexperto,pero,sinomeequivoco,esasdoscartasnofueronescritasporlamismapersona.

Bliss no necesitó que se lo dijeran dos veces. Se puso a buscar frenéticamenteentretodaslascosasde«Sonrisas»queteníaamano,todossusregalos,recuerdosypertenencias acumuladas, esparciéndolas a su alrededor. Se detuvo tanrepentinamentecomohabíaempezado,yStillmanlevioallídepiemirandofijamentealgo que se encontraba en una de las cajas de chucherías en las que había estadobuscando.

—¿Quéocurre?¿Encontróalgunamás?Blissparecíaasustado.Teníalacarapálida.—No,ningunacarta—dijoconvozentrecortada—.Algomejor…Mire.Elinspectoralzólabarbillasobresuhombro.—¿Quiénesson?—Evidentementeesunafotodeellaydesumadre, tomadaen laplayacuando

eraunaniña.Nuncalahabíavistoantes,pero…—¿Cómosabequeessumadre?Puedeserotramujer,unaamigadelafamilia.Bliss lahabíadado lavueltamientraselotrohablaba.Eneldorso,con letrade

colegiada,estabalaanotación:Mamáyyo,enSeaCrest,19…Blissvolvióadarlelavuelta.—Bueno, ¿por qué está tan asustado?—preguntó Stillman con impaciencia—.

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Parececomosihubieravistounfantasma.—¡Porqueestamujerdelafotografíanoeslamismaconlaquehablélanoche

pasadaenDenby!—Espereunminuto,noseembale.Ustedmismoadmitequenuncalahabíavisto

antes de esa noche; ocho años son ocho años. En esta foto está en traje de baño.Puede haberse teñido o aclarado el pelo desde entonces, o puede habérsele puestogris.

—¡Esonotienenadaquever!Noestoymirandonisupelonilaropa.Laformaenteradesurostroesdistinta.Laestructuraóseaesdiferente.Estamujer tieneunacara redonda y ancha. La de Denby es larga y ovalada. ¡Le digo que no es, enabsoluto,lamismamujer!

—Démelaytambiénesascartas—Stillmansemetióenelbolsillolascartasylafoto—.Vamosabajo.Creoquevoyafumarmeotrocigarrillo.

Erasumododedecir:Sehaganadoustedunatregua.Cuando estuvieron de nuevo abajo, se sentó, con un engañoso aspecto de

tranquilidad.—Cuéntemelosantecedentesdelafamiliadesuesposa,todolomásquepueda,

todoloqueellalehayacontado.—«Sonrisas»vivíaaquísolacuandoyolaconocí.Supadrehabíamuertocuando

eraniñaylasdejóenunasituaciónbastantebuena,concasapropiaen…—¿Denby?—No, era en algún otro sitio; no puedo recordarlo así de repente. Durante su

adolescencialamadrelededicóa«Sonrisas»todosutiempoyatención.Perocuando«Sonrisas»acabósusestudios,haceunosdosaños, lamadreera todavíaunamujeratractiva,jovenparasuedad,vivazybondadosa.Eramuynaturalquesevolvieraacasar. A «Sonrisas» no le importó, esperaba que lo hiciera. Cuando la madre seenamoró de ese albañil, Joe Alden, al que conoció cuando les estaban haciendoalgunasreparacionesenlacasa,«Sonrisas»intentóacostumbrarseaél.Ademáséleraunbuenhombredentrodesucondición,peronopudodejardenotarquedespuésdecasarseconsumadredejódetrabajarporcompleto;novolvióadargolpeapartirdeentonces;pretextabaquenopodíaencontrartrabajo…cuandoellasabíaconcertezaquesípodíahacerlo.Eso fue loprimeroqueno legustó.Quizáélnotóqueella leobservaba, en cualquier caso no congeniaron. Por el bien de sumadre, para evitarproblemas, decidió marcharse; así ella no tendría que escoger entre ambos. Sinembargo, fue tan diplomática que su madre nunca sospechó cuál había sido laverdaderarazóndesumarcha.

—Ellasevinoaquí,ynohacemuchoAldenysumadrevendieronsuantiguacasaysetrasladaronaunanueva,enDenby.«Sonrisas»suponíaquelohabíanhechomásquenadaparalibrarsedelosvecinoschismosos;probablementeestabanempezandoa

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criticarlepornointentarconseguirtrabajodespuésdehabersecasado.—¿Asistieronasubodacon«Sonrisas»?—No. Ella no lo anunció previamente; simplemente les envió un telegrama,

comunicándoselo,elmismodíaenquenoscasamos.Sumadrehabíaestadodelicadaytemíaqueelviajehastaaquífueramásdeloquepudierasoportar.Bueno,éstossonlosantecedentes.

—Aprimeravistanohaymuchoenloqueescarbar.—Nuncalohay,enningúnsitio…aprimeravista—comentóBliss—.Escuche,

Stillman.Voyavolverallíotravez.Loquehayademaloestáenaquelextremo,noenéste.

—Me enviaron aquí para que le llevara a ser interrogado, sabe.—Pero no semovió.

—Supongaqueyonomehubieraacercadoaustedenlacalle,haceunmomento.Suponga que yo no hubiera aparecido por aquí en, digamos, ocho o diez horas.¿Puededarmeesashoras extra?Venga allá conmigo, nomepierdanuncadevista,póngamelasesposas,hágameloquequiera,peroporlomenosdéjemeirallíunavezmásyenfrentarmeconesagente.Simeencierraaquí,entoncesesseguroquelaheperdido.Nuncadescubriréquéfuedeella…yustedtampoco.Algomepreocupabadeeselugar.Unmontóndecosasmepreocupaban,perosóloheaclaradounadeellasporahora.Déjemequeintenteaclararelresto.

—Pues no quiere poco—refunfuñó Stillman—. ¿Sabe lo que me ocurrirá porsalirmeasídemiterreno?¿Sabequepodríandegradarmeporesto?

—¿Quiere decir que está dispuesto a ignorar la discrepancia en la escritura deesas dos cartas, ymi declaración de que hay alguien allí que no concuerda con lamujerdelafoto?

—No,naturalmentequeno;voyainformaraltenientedeambascosas.—Yparaentoncesserádemasiadotarde.Yahanpasadotresdíasdesdequeellase

fue.—Lediréalgo—repusoStillman—.Voyahaceruntratoconusted.Vamosasalir

ahorahaciajefatura,yenelcaminonosdetendremosenesaterminaldeautobuses.Sipuedo encontrar alguna evidencia, lamásmínima sospecha de que sumujer salióhaciaDenbyaquellanoche,iréallíconusted.Sino,iremosalacomisaría.

—Séquedescubriremosqueellasemarchó—fuetodoloquedijoBliss.Stillmanselollevósinponerlelasesposas,observandosimplemente:—Siintentaalgo,ustedseráelquepierda,noyo.Conelvendedordebilletesllegaronalmismopuntoquelaprimeravez,perono

pudieronsacarlemás.—Sí, compróunbilletehastadonde lealcanzabaeldineroque llevabaencima,

peronorecuerdoparadóndefue.

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—LocualnodemuestraquellegarajamásaDenby—gruñóStillman.—Pruebe con el conductordel autobús—suplicóBliss—.Es el número27.Sé

quemeocultóalgo.Loséporlamaneraenquesecomportó.Ellaviajóconél,desdeluego,peroporalgunarazónseresistíaaconfirmarlo.

Pero no tuvieron suerte. El número 27 se encontraba en el otro extremo deltrayecto,noregresaríahastalatardesiguiente.

Stillmanestabayaintentandosalirconsuprisionerodeaquellugarydirigirseajefatura,peroBlissnocedía.

—Debe de haber alguien por aquí que la viera aquella noche. Uno de losempleados,unodelosvendedoresqueestánporaquítodaslasnoches.Quizáfacturósumaletaosetomóunatazadecaféenelmostrador.

Nohabía facturado lamaleta; el empleadode laconsignano recordabaanadiequeseparecieraaella.Tampocosehabíaparadoenelmostradordelbar;elcamareronolarecordaba.Nielnegroquelimpiabaloszapatos.Interrogaroninclusoalamujerdeloslavabos,cuandoaparecióuninstanteporlapuerta.No,ellatampocosehabíafijadoenalguienasí.

—Muy bien, vámonos—dijo Stillman, enganchando su brazo alrededor del deBliss.

—Unavueltamás.¿Quémedicedeaquél,allá,enelpuestoderevistas?Stillmancedió sóloporquedaba la casualidaddeque estaba cercade la salida;

teníanquepasarpordelantealirhacialapuerta.¡Ydioresultado!Lanieblaselevantó,almenosmomentáneamente,porprimera

vezdesdeelpasadomartesporlanoche.—Claroquesí—dijoelvendedorrápidamente—.¿Cómonoibaarecordarlo?Se

me acercó de un modo tan extraño… Me dijo: «Me quedan exactamente diezcentavos,quesemepasaronporaltoalcomprarelbillete,porqueestabanenelfondodelbolsillo.Demeuna revista».Naturalmente lepregunté cuálquería. «Cualquiera—dijo—,contaldequemedurehastaquemebajedelautobús.Quieroasegurarmedetenerlamenteocupada».Comotrabajoaquídesdehaceañospuedocronometrarlas diversas paradas. Quiero decir que si van lejos les doy una revista demuchaspáginas; si vancerca lesdoyunadepocas.Aella lediunade tamañomediano…Denby;allíesadondemedijoqueiba.

—Vamoshacia la ventanilla a comprar nuestros billetes—fue todo lo que dijoStillman.

Bliss no dio las gracias. No dijo nada. No hacía falta. La mirada deagradecimientoqueledirigióalinspectorhablabaporsísola.

—Dos a Denby, ida y vuelta —dijo Stillman al vendedor de billetes. Erademasiadotardeparacogerelautobúsdelamañana;elsiguientesalíaaprimerahoradelatarde.

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Alalejarsedelaventanilla,Blisssepreguntóenvozalta:—Apesardetodo,¿porquéestabaelconductortanreacioaadmitirqueellaviajó

enelautobúsaquellanoche?YelvendedordebilletesafirmaquenocompróunoaDenby,sinoaalgúnpuntocercadeallí.

—Es fácil de entender—le dijoStillman—.Ella tenía un billete sólo para unapartedel trayecto.Engatusóalconductorparaque ladejarahacerel restodelviajehastaDenby.Probablemente le explicó el apuro enque estabay él sintió penaporella. Eso explica el poco interés que tenía en que usted supiera que ella cogió eseautobús.Debiódecreerqueustederauninspectordelacompañíaynaturalmenteloqueélhabíahechoibacontraelreglamento.

Mientras se metía los billetes en el bolsillo interior del abrigo, el inspectorpermanecióallí,indeciso,unminutoodos.

—Másvalequevolvamosa sucasa—dijodespués—.Puedequesemeocurraalgo más mientras esperamos y usted podrá dormir un poco. Además, ya queestamos,voya telefonearaversi logroqueesteviajede idayvueltaquevamosahacerresultelegal.

Cuandovolvierona lacasa,Bliss,queestabaexhausto,sequedódormidoen laalcoba.Permanecióolvidadode todohastaqueel inspector ledespertómediahoraantesdequesalieraelautobús.

—¿Hubosuerte?—preguntóBliss,poniéndoseelabrigo.—No,nadanuevo—dijoStillman.Luegoanunció—.Lehedadomipalabraal

teniente de que me presentaré con usted en jefatura no más tarde de las nueve,mañana por lamañana.El no sabe que usted está aquí conmigo; le hice creer queteníaunsoplodedondepodíacogerleausted.Sisalimosahorallegaremosalláhaciael atardecer y tendremosque cogerdevuelta el autobúsde la noche.Esonosdejasólounaspocashorasparaversipodemosencontraralgunapistadesuesposa.Unmargenmuyapretado,siquieresabermiopinión.

Subieron juntos al autobús y se sentaron en los asientos de atrás.No hablaronmuchoduranteellargoymonótonoviajedeida.

—Másvalequeseecheotrosueñomientraspueda—dijoStillman.Bliss creía que no podría dormirse de nuevo pero, poco a poco, el puro

agotamiento físico combinado con el adormecedor movimiento del autobús, levencieronysequedódormido.

Parecíaque sólohabíapasadocincominutoscuandoStillman le sacudiópor elhombroparadespertarle.ElsolestababajoporelOeste;habíadormidodurantecasitodoelviaje.

—EspabíleseBliss;llegamosdentrodeunpardeminutos,vamosmuypuntuales.—He soñado con ella—dijoBliss lentamente—.Soñaba que se encontraba en

algúnpeligro,menecesitabamucho.Nohacíamásquellamarme.«¡Ed!¡Dateprisa,

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Ed!».Stillmanbajólamirada.—Leoí decir dosveces sunombre en sueños: «Sonrisas,Sonrisas»—comentó

suavemente—.Quemematensisecomportacomocualquieradelosculpablesquetuveantesbajomicustodia.Inclusoensueñospareceustedinocente.

—¡Denby!—gritóelconductor.—Ahora que estamos aquí —dijo Stillman mientras el autobús se alejaba,

dejándolesatrásenelcrucedecarreteras—vamosallegaraunacuerdo.Noquierollevarleconmigodeunladoparaotrotirandodelextremodeunasesposas,peromejuegomitrabajo;tengoqueestarsegurodequeustedregresaráconmigo.

—¿Levalemipalabradehonordequenointentaréescaparmemientrasestemosaquí?

Stillmanlemiródirectamentealosojos.—¿Levaleausted?—Es casi lo único queme queda. Sé que nunca la he roto.—Stillman asintió

lentamente.—Creoquequizámerezcalapenaarriesgarse.Muybien,démelausted.Seestrecharonlamanosolemnemente.Estaba anocheciendo rápidamente. El sol se había ocultado y el resplandor

crepuscularibadesapareciendo.—Venga,vamosasucasa—dijoBlissimpaciente.—Hagamosprimeroalgunaspequeñasaveriguaciones.Recuerdeque,porahora,

notenemosevidenciadequeellasebajaraaquídelautobús,ymuchomenosdequellegaraalacasa.Quecompraralarevistaydijeraqueveníaaquínoconstituyeunapruebaporsímisma.Ahoraveamos,bajadelautobúsenmediodelanocheenestaaldeadormida.¿Conocíaelcaminoalacasa,otendríaquepreguntárseloaalguien?

—Tendría que preguntarlo. Recuerde que le dije que ellos se trasladaron aquídespuésdeque«Sonrisas»dejarasucasa.Estahabríasidosuprimeravisita.

—Bueno,elquenopudierallegarsinpreguntarladireccióndebefacilitarnoslatarea.Probemossuerteprimeroenesagasolinera;probablementesería loúnicoqueestabaabiertoalahoraenqueellallegó.

Elúnicoempleadodeserviciosalióydijo:—Díganme,caballeros.—Escuche—empezóStillman—.Eltráficoquepasaporaquínoesprecisamente

intenso,asíqueestonohaderesultarledifícil.Recuerdeelmartespor lanoche,elúltimoautobúshaciaelNorte.¿Viobajarseaalguiendeél?

—No necesito verlos bajar, tengo unmétodo infalible para saber si alguien lohaceono.

—¿Cuáles?

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—Todos los que llegan, por lo menos todos los que son forasteros, se paransiempreparapreguntarmeelcamino.Estoporloqueserefierealúltimoautobús.Latienda ya está cerrada para entonces. Y nadie me preguntó nada el martes por lanoche,asíquesupongoquenobajóningúnforastero.

—Estonotienebuenaspecto—murmuróStillmanenunaparteaBliss.Luegolepreguntó al empleado—. ¿Lo oyó usted pasar? Supongo que sí, esto es muysilencioso.

—Sí,claroquesí.Ademásllegópuntual.—Entonces podrá decirnos si se paró para que alguien bajara o siguió sin

detenerse,¿no?—Sí, generalmente puedo decirlo —fue la descorazonados respuesta—. Pero

justoesanoche,precisamenteaesahora,estabahaciendounareparaciónenelcochedeuncliente,intentandoquitarconelmartillounguardabarrosabollado,ymipropioruidome impidió oírlo. Sin embargo, como no seme acercó nadie estoy bastantesegurodequenoparó.

—Malditasea—rezongóStillman,mientrassealejaban—.¡Nohabríaresultadomásinvisiblesisehubieratratadodeunfantasma!

Cuandoestuvieronlosuficientementelejosdelempleadodelagasolinera,comoparaqueéstenolespudieraoír,Blissdijo:

—SiAlden,porejemplo,hubierasabidoqueellaveníaylahubieraidoabuscaral autobús, nohabría tenidonecesidaddepreguntar ningunadirección.Pudohabertelefoneadoantes,ohaberenviadountelegrama.

—Sinoteníasuficientedineroparacomprarunbilletecompleto,nopudohaberpuesto una conferencia. Sea como fuere, si aceptamos esa teoría, significa que losestamosimplicandodirectamenteensudesapariciónyporahoranotenemospruebasque loapoyen.Recuerde;puedehaberseencontradoconproblemasaquímismo,enDenby,caminodelacasa,sinquejamáshubierallegadoallí.

Estabacompletamenteoscurocuandodieronlavueltaalacurvadelacarreteraypudieronverlaúltimacasa,conelmurobajodeladrilloenfrente.Estaveznoseveíaniunarendijadeluzenningunadelasventanas,nidelpisodearribanideldeabajo,ysinembargoeramástempranoquelanocheenquehabíallegadoBliss.

—¿Hola?—dijoelinspector—.Parecequenohaynadieencasa.Entraronbajoelarcodesauce,llamaronaltimbreyesperaron.Stillmanaporreó

lapuertayesperaronunpocomás.Sinembargo,lohicieronporpurarutina;aambosles había resultado evidente desde el primermomento que vieron el lugar, que nohabíanadiedentro.

—Bueno,vamos.¿Quéesperamos?—preguntóBliss—.Puedoentrarporunadelasventanassinningunadificultad.

Stillmanledetuvoponiéndoleunamanoenelbrazo.

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—No, no lo haga; eso es allanamiento demorada.Y, para empezar, aquí estoyfuera demi jurisdicción. Tenemos que volver y buscar a la autoridad local; quizápuedaconvencerledequelepongaalasuntoelsellodelaaprobaciónoficial.Vamosaverprimerosipodemosdescubriralgodesdefuera.Quizápuedaalumbrarconmilinternaporunadelasventanas.

Laencendió,formandouncharcodeluzcontralafachadadelacasa;caminaronlentamente hasta que la luz penetró por encima de uno de los antepechos de lasoscuras ventanas. Ambos avanzaron hasta que tuvieron las narices casi aplastadascontra el cristal, intentandomirar hacia dentro.No dio resultado.Las persianas noestabanechadas,perolastupidascortinasquecolgabanporelinteriordeloscristales,neutralizabanconefectividad la luzde la linterna.Dieron lentamente lavueltaa lacasa,probandounaventanatrasotra,siempreconelmismoresultado.

Finalmente, Stillman se apartó de allí, pero dejó la linterna encendida.La hizooscilar arriba y abajo enfocándola a la pequeña y sucia vereda privada que pasabajuntoalacasa,desdelacabañadelataacanaladaqueleservíaaAldencomogaraje,hasta lacarreteraquepasabapordelante.HizoungestoparaqueBliss retrocedieracuandoésteempezóacaminarporella.

—Apártese un minuto. Quiero ver si puedo descubrir algo en esas huellas deneumáticoquedejóelcoche.¿Lasve?

Hubiera sido difícil no verlas. La carretera que pasaba junto a la casa estabapavimentada conmacadán, pero tenía a los lados un borde de polvo suave y fino,comomuchascarreterasrurales.

—Quiero ver si puedo deducir qué dirección tomaron —explicó Stillman,esparciendosurayodeluzalolargodelbordeysiguiéndoloporellado,sinpisarlo.

—Sisefueronalaciudadparaofrecernosallísucooperacióntuvieronquegirarhacia la derecha; no pueden ir por otro camino desde aquí. Si se fueron hacia laizquierda,haciaallá,setratadecididamentedeunahuida,yesocambiaríatotalmentelasituación.

Elrayodeluzqueavanzabaalolargodelashuellascomoazogueporuncanal,empezó a dar la vuelta hacia la derecha mientras las iba siguiendo hasta que seperdierondevistasobrelasuperficieduradelacarretera.Allíestabasurespuesta.

Regresódesanimado,conlaluztodavíaencendida.Sedetuvofrentealaesquinadelacasa,reforzóelfocodelhazluminosobajandolalinternamáscercadelsuelo.

—Aquíhayalgomás—leoyódecirBliss—.Escuriosocómosepuededistinguircualquier cosita en este polvo tan fino como la harina. Su neumático delanteroizquierdo tiene un parche, y bastante malo, además. ¿Lo ve? Se puede decirexactamente lo que hicieron. Evidentemente, Alden, sacó él solo el coche delcobertizo,antesdequemontarasumujer.Ellasesubióalcocheaquí,aunladodelacasa,paraahorrartiempo,envezdesalirpordelante;detodosmodosibanabajarpor

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la carretera en la otra dirección. El neumático vino a pararse con el parche justodebajo.Poresosevetanclaroenestelugar.Entoncesélquitóelfrenoyelcochesele fue un poco hacia atrás con el declive del suelo. Cuando volvió a avanzar, laposición de la rueda cambió un poco y no borró su huella anterior.Apuesto a quetendránproblemasconesaruedaantesdequeacabelanoche.

Hablaba como si se tratara de un simple detalle trivial. Pero ¿hay algo, sepreguntaríamástardeBliss,quepuedacalificarsedetrivial?

—Venga—concluyóStillman,metiéndose la linternaenelbolsillo—,vayamosenbuscadelaleyyveamosquéaspectotienelacasapordentro.

El nombre del alguacil era Cochrane, y finalmente le localizaron en su propiacasa.

—Buenas noches —Stillman se presentó a sí mismo—. Soy Stillman, de lapolicíadelaciudad.MeestabapreguntandosihabríaalgúnmododepoderecharunvistazoalinteriordelacasadelosAlden.Su…esto…hijastrahadesaparecidodelaciudad; se suponía que iba a dirigirse hacia aquí; se trata tan sólo de unacomprobaciónrutinaria.Nohaynadacontraellos.Parecequehansalido,ytenemosquecogerelsiguienteautobúsdevuelta.

Cochranesetocólagargantapensativo.—Bueno, veamos, creo que puedo complacerle siempre que se haga en mi

presencia.Yosoylaleyporestosalrededores,ysiellosnotienennadaqueocultarnohay razón para que objeten nada. Les llevaré allí enmi coche. Este hombre es susubordinado,supongo.

Stillmandijo«hum»sincomprometerseylediouncodazoaBliss.Ambossabíanqueprobablementeelalguacilsehabríaresistidoadejarentrarenlacasaaunhombrealqueyabuscabalapolicía,aunquefueraacompañadoporunhonradoinspectordepolicía.

Paróprimeroensuoficinaparacogerunallavemaestra,yalregresardijo:—Estopuedevaler.Nohabíanpasadomásdediezminutoscuandoestabandenuevodondevivíanlos

Alden.Cochrane hizo un gestomaliciosomientras se bajaban del coche y se dirigían

hacialacasa.—Enrealidadmealegraquemepidieranquehicieraesto.Elcasoesquenosotros

mismos hemos sentido curiosidad por esa gente desde hace mucho tiempo. Sonbastanteinsociables,semantienenmuyaislados.Estaesunaocasióntanbuenacomocualquierotraparaversitienenalgúnesqueletoenelarmario.

Blissseestremecióinvoluntariamenteantelaexpresión.La llave maestra del alguacil abrió la puerta sin gran dificultad, y los tres

entraron.

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Miraron de arriba a abajo en todas las habitaciones de la casa, y en todos losarmariosynoaparecióningunodelosesqueletosquehabíamencionadoelalguacil,ni alegórica ni literalmente.En aquella casa no había nada fuera de lo corriente, ynadaqueevidenciaraquelohubierahabidoalgunavez.

Cuando llegaron al sótanovieronque enuna esquinahabía unpar de sacosdecemento flojos,mediovacíos,y restos rosadosdepolvoycascajode ladrilloenelsuelo,peroesoteníafácilexplicación.

—Supongoquesonrestosdecuandoconstruyóelmuroalolargodelacarretera,hacepocotiempo—murmuróCochrane.

Dieronmedia vuelta y subieron de nuevo las escaleras. El otro descubrimientoque hicieron no era sospechoso, sino simplemente una indicación del tiempo quehacíaquesehabíanmarchadolosocupantesdelacasa.Stillmantocó,porcasualidad,con los nudillos una cafetera colocada en la cocinaque estaba todavía ligeramentecalienteporelrestodelíquidoqueaúncontenía.

—Debierondemarcharsejustoantesdequellegáramosaquí—ledijoaBliss—.Losperdimosporunospocosminutos.

—¡Quéextraño!;¿porquéesperaronaqueoscurecieraparaemprenderunviajetanlargocomoése?¿Porquénosemarcharonantes?

—De todos modos eso no prueba nada contra ellos —afirmó Stillman conobstinación—.Nohemosencontradolamásmínimaevidenciadequesuesposahayaestadojamásenelinteriordeestacasa.Téngaloencuenta.

Mientras tanto, el oficial de la policía local había salido para ponerle agua alcoche.

—Cierrenbienlapuertacuandosalgan—lesgritó.Ya estaban junto a ella cuando Bliss, inesperadamente, se volvió y entró de

nuevo. Stillman le siguió unmomento después, y le encontró sentado en el salónpasándoseperplejolosdedosporelpelo.

—Venga—dijoelinspectorcontantaconsideracióncomopudo—vámonos.Nosestáesperando.

Blissalzólavistahaciaélcondesamparo.—¿Nolocapta?¿Nohayalgoquelemolestaenestahabitación?Stillmanmiróvagamenteasualrededor.—No.¿Porquéhabíademolestarme?¿Quélepasa?Amímeparecelimpia,bien

cuidadaycómoda.Todoloquesepuedepedir.—Hayalgoenellaquememolesta.Mesientoadisgusto.Poralgunarazónme

inquieta.Ytengolasensacióndequesipudieradescubrirporqué,ayudaríaaaclararparcialmenteestemisteriosobre«Sonrisas».

Stillmanmoviódesdeñosamentelamano.—Ahoraestáempezandoahablarcomounauténtico loco,Bliss.Dicequeesta

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habitación le inquieta. La habitación no tiene nada que ver. Es usted. Está ustedtotalmente tenso, nervioso, a causa de su esposa. Tiene los nervios de punta,desgastados y a punto de estallar. Por eso la habitación no le parece tranquila.Naturalmentequeno.Ningunahabitaciónseloparecería.

Blissseguíanegandoconlacabeza,contrariado.—No,no.Esopuedesonarplausible,peroyoséqueno loes:Nosoyyo,es la

propiahabitación.Admitoqueestoyexcitado,peroyalohabíanotadolaotranochecuandonoestabani lamitaddenerviosoqueahora.Yotracosa…no lo sientoenningunadelasotrashabitacionesdeestacasa.Sólolonotoaquí.

—No me gusta el modo que tiene de hablar; creo que está empezando atrastornarse a causa de la tensión—le dijo Stillman, pero permaneció unos pocosminutos en el umbral, observándole con curiosidad,mientrasBliss permanecía allísentado,inmóvil,conlasmanosunidastraslanuca.

—¿Lohadescubiertoya?Bliss alzó la cabeza, negó silenciosamente, mordiéndose la comisura de los

labios.—Es una de esas cosas que cuando uno las busca con demasiada fuerza se

escapan del todo. Sólo se nota cuando no se está pensando en ello. Cuanto másintentofijarla,másfugazsehace.

—Desdeluego—exclamóStillmanconunamiradadecomprensivapreocupación—ysisigueaquímástiempocavilandosobreello,tendréquellevármelometidoenunacamisadefuerza.Vamos,sólonosquedandiezminutosparacogerelautobús.

Blisssepusodepiecondesgana.—Yasemefue—dijo—.Novoyapoderdescubrirlonunca.—Ah,hablacomoesostiposqueintentancomunicarseconlosespíritusmediante

unatablaouija[16]—comentóStillman,mientrascerrabalapuertaprincipaltrasellos—.Todoelasuntoesunapuraquimera.

—No,noloes.—Bueno,¿quéhemossacadodeello?—Nada. Pero eso no significa que no esté aquí esperando que lo veamos. Lo

únicoqueocurreesquelohemospasadoporalto,sealoquesea.—Nohay ningún rastro de ella por la casa.Ninguna señal de que haya estado

jamásaquí.Ningúnsignodeviolencia.—Y yo sé que al marcharnos de aquí le estamos dando la espalda a lo que

tenemosquedescubrirparasaberloqueleocurrióamiesposa.Noloencontraremosnunca en el otro extremo, en la ciudad. Casi lo tenía cuando estaba allí sentado.Cuando estaba a punto de conseguirlo, seme volvía a escapar otra vez. ¡Para queluegohablendetortura!

Stillmanperdiólapaciencia.

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—¡Quieredejarenpazesahabitación!Sihubiesealgoyolohubieranotadotanbien como usted.Mis ojos son iguales que los suyos ymi cerebro también. ¿Quédiferenciahayentreustedyyo?

Lapreguntaerasóloretórica.—Usted es inspector de policía y yo soy arquitecto —dijo Bliss sin prestar

atención,contestándolatalcomoselehabíaformulado.—¿Sevanaquedarahídiscutiendotodalanoche?—lesgritóelalguacildesdeel

otroladodelmuro.Salieron, se metieron en el coche descubierto y se pusieron en marcha. Bliss

sentíaganasdegemir: «Adiós, “Sonrisas”.» Justo cuando llegarona la curvade lacarreteraquehubieraimpedidolavistadelacasaunavezpasada,Stillmanmiróhaciaatrássinningúnmotivoespecial,casienelúltimomomentoposibleenquetodavíapodíanverlaenlínearectadetrásdeellos.

—Frene —exclamó señalando una delgada línea de luz, disminuida por laperspectiva—.Dejamoslaluzencendidaenlaúltimahabitaciónenqueestuvimos.

Elalguacilfrenórápidamente.—Tenemosquevolveryapagarla,sinoellos…—Ahorano tenemos tiempo,vamosaperderelautobús—interrumpióStillman

—. Sale dentro de seis minutos. Llévenos primero al cruce de carreteras y luegovuelvaustedaapagarla.

—¡No!—gritóBlisssalvajemente,poniéndoseenpiedeunsalto—.¡Esotieneunsignificado!¡Novoyapasarloporalto!¡Quieroecharotramiradaaesasluces;meloestánpidiendo,meloestánsuplicando!

Antesdequeningunodelosdospudieradetenerlehabíasaltadoalsueloporunladodelcoche,sinpreocuparsedeabrir lapuerta.Empezóacorrercarreteraarriba,sordoalosgritoseimprecacionesdeStillman.

—¡Vuelvaaquí,estafador!¡Mediosupalabradehonor!Unmomentodespuéslospiesdelinspectorgolpearonelsueloysaliódetrásdel

prisionero.PeroBlissyasehabíametidoporlaaberturadelmuroyestabalanzandosu cuerpo contra la puerta, esta vez sin pedir ninguna llave maestra. Cuando elenfurecido inspector le alcanzó, le cogió por el hombro y le hizo dar la vueltaviolentamente.

—¡Quítamelasmanosdeencima!—dijoBlissroncamente—.¡Voyaentrarahí!Stillmanselanzócontraélyfalló.Envezdedevolverelgolpe,Blisslanzótodo

supesoporúltimavezcontralapuerta.Lamaderacedió,seastillóylaempujóhaciadentro,dejandotodalacerraduraintactacontraelmarco.Blisscayóbocaabajoenelvestíbulo. Se levantó con dificultad, llegó hasta el marco interior de la puerta delsalón, metió la mano por dentro, y apagó las luces sin mirar al interior de lahabitación.

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—Loqueinteresaescuandoseencienden—jadeó.El único motivo por el que Stillman no le había agarrado era que, por un

momento,nopudolocalizarleenlaoscuridad.Elconmutadorchasqueóporsegundavez.Laluzbrillódesdeeltechopintadodeunblancodeslumbrante.Blissestabadepiejustoenmediodelumbral,igualquelohabíaestadolaprimeranoche.

Stillmanestabaunospocospasosatrás,dentrodelvestíbuloynolepodíaverlacara.

—¿Ybien?—preguntó.Bliss sevolvióhacia él sindecir nada.La expresiónde su cara le contestó.Ya

teníaloquequería.—¡Noestánenelcentrodel techo!Estánhaciaun lado.Esoes loque lashizo

parecer deslumbrantes, inesperadas.Me cogieron los ojos por sorpresa.Tengoojosprofesionalmenteentrenados,recuérdelo.Noseencendierondondeyoesperabaquelohicieran,sinounpocomáslejos.Yahoraquehecaptadoesedetalle,loentiendotodo.—AgarróexcitadamenteaStillmanporlosbíceps—.Ahoraveoqueesloqueestámalenlahabitación.Ahoraséporquémeparecíatanpocotranquilizadora.Noesverdadera.

—¿Qué?—No está proporcionada. Mire. Mire esa ventana. No está en el centro de la

pared. ¿Y ve con cuánto ingenio han intentado ocultar Ja diferencia? Un cuadroalargado,delgado,vertical,enelladoestrecho;unogrande,ancho,gruesoenelladomás ancho.Eso produce un efecto óptico, hace que ambos lados parezcan iguales.Ahoravengaaquíymireenestadirección.—Condujoaldetectiveadentro,detrásdeél, le hizodar la vuelta cogiéndole del hombro—.Efectivamente, lomismoocurreconelmarcodelapuerta;noestátampocoenelcentroexacto.Perolapuertaseabrehaciadentrode lahabitación,girahaciael ladoestrechoy lo tapaparcialmente, locubreconlasombra,asíseresuelveesaparte.¿Quémás?¿Quémás?

Noparabadegirarenfebrecido,dirigiendolamiradahaciatodosloslados.—Oh,claro,laalfombra.Estabaaquísentado,semecayólacenizaymiréhacia

elsuelo.¿Veloquememolestabadeella?Aquíhayotravezundesequilibrio.¿Veelmargendemaderabarnizadaquevaportresdeloslados?Yenelcuartollegajustohastaelzócalodelapared.Losojosbuscanproporción,simetría;tienenquetenerlaentodaslascosas.Sinolaencuentransesienteunoadisgusto.Unobuscaesabandaoscurademaderaenloscuatro lados,sinolaalfombratendríaquetocarloscuatrozócalos,comounamoqueta.

Hablabacadavezmásdespacio,comoundiscoquesegasta.Ibacreciendoenélunaespeciede tensión,que leagarrotaba.Stillmanlocomprendíasóloconmirarle.Dijo las últimas palabras jadeando, como si el decirlas requiriera toda su fuerza, yluegosuvozsedetuvobruscamente.

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—¿Por qué se le está poniendo la cara tan blanca?—preguntó el inspector—.Aceptemosquelahabitaciónestádesproporcionada.¿Yqué?Seleestáponiendolacaracompletamenteverde…

PorunmomentoBlisstuvoqueagarrarsealhombrodeStillmanparanocaer.Suvozresultabaconfusaacausadelcrecienteterror.

—Porque…porque…¿noveloquesignifica?¿Noveporquéestáasí?Unadeesas paredes es falsa, está construida delante de la auténtica. —Sus ojos estabandilatadosporunincréduloterror.Semesóenloquecidoelcabello—.¡Todocoincidede un modo tan horrible! Él había sido albañil antes de casarse con la madre de«Sonrisas»,yaseloconté.EltenderodelcrucedijoquesuponíaqueAldenconstruyóunmurobajodeladrillo,frentealacasa«sóloparamantenerseenforma».Nohabíarazónalguna.Noeralobastantealtoparalograrelaislamiento,nisiquieracubríaloscuatroladosdelterreno.

—¡Noloconstruyósimplementeparanoperderlapráctica!Lohizoparaqueelcontratistaletrajeralosladrillos.Másdelosquenecesitaba.Loconstruyósólocomoexcusaparaencargarlos.¡Quiénibaacontarlos…!

¡No se quede ahí! Consiga un hacha, una palanca, ¡ayúdeme a tirar eso! ¿Nocomprende el porqué de esa pared falsa? ¿No comprende lo que vamos aencontrar…?

El inspector había sido más lento en captarlo, pero finalmente también locomprendió.Supropiorostrosepusogris.

—¿Cuáles?—Debe de estar en este lado, el que tiene la distancia más pequeña desde la

ventana,lapuertayelpuntodeluz.Blisscorrióhaciaallí,empezóagolpearlaconlospuñoscerrados,dearribaabajo,

tanteándola. El sudor le fluía literalmente de la cara como gotas de lluvia bajo unvientofuerte.

El inspectorsaliócomounrayode lahabitación, lanzóunexcitadogritopor lapuertaprincipalabierta.

—¡Cochrane!¡Vengaaquí,échenosunamano,traigaherramientas!Entre ambos encontraron un hacha pequeña, una palanca, un cortafrío y una

maniveladelcoche.—Esa pared—le explicó concisamente el inspector al alguacil, sinmeterse en

detalles.Cochrane no discutió; unamirada a las caras de ambos debió decirle quealgúnterriblehorrorestabaapuntodequedaraldescubierto.

Blisspermanecíaapoyadodeladocontralapared,completamentequieto,conlacabezaagachadacasicomosiintentaraoíralgoatravésdeella.Noeraasí.Sucabezaestabainclinadaacausadelaangustiadeldescubrimiento.

—Lo he encontrado —dijo como embotado—. He encontrado… el lugar.

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Escuche.Golpeó una o dos veces. Se produjo el impacto seco de la solidez.Avanzo un

poco,volvióagolpear.Estavezseprodujolaresonanciamásprofundadeunorificioparcialoimperfectamenterellenado.

—Sonmedios ladrillos,conunagujerodetrás.En losdemássitioshay ladrillosenterosconargamasa.

Stillmansequitóelabrigo,seescupióenlasmanos.—Más vale que salga de esta habitación… por si tiene razón —sugirió,

lanzándosealatareaconelhachapararomperelestuco—.Esperealotroladodelapuerta;nosotroslellamaremos…

—¡No!Tengoquesaberlo,tengoqueverlo.Tresloharemosmásrápidoquedos.Empezó a desmenuzar la capa de estuco con el extremo cortante del cincel.

Cochrane lo iba resquebrajando con la manivela. Una nube de polvo les cubriómientraspicaban.Finalmente,dejaronaldescubiertounsegmentoverticalenformadeataúdhechodemamposteríadeunblancorosadoquedestacabaenelenlucidodeyesodelapared.

Empezaronameterelcincelentrelosintersticiosdelosextremosdelosladrillos.Stillmanlosujetaba,yCochranelogolpeabaconlamanivela.Reemplazaronéstaporla barra, y empezaron a utilizarla haciendo palanca cuando hubieron taladrado unespaciosuficientementegrande.

—Cuidado.Seestásoltando.Unfragmentodeladrillorebotóhastalamitaddelahabitación,cayóconungolpe

sordo.Siguióotro, luegountercero.Blissempezóaarañarlaaberturaconlasuñasparaensancharlamásdeprisa.

—Nohacemásqueestorbarnos,podemoshacerlomásdeprisanosotrossolos—dijoStillman,empujándolehaciaunlado.Estabandejandoaldescubiertounrellenogrisdeargamasaarcillosaquenosehabíasecadoconvenientemente.Noeramásqueuna capa; algunos trozos habían empezado a caerse, comobarro seco, unos por supropiopeso,otrosconelimpactodelosgolpes,muchoantesdequehubieranabiertoalgomásqueuna«ventana»enlafachadademampostería.

—Retírese —ordenó Stillman—. Su propósito era proteger a Bliss del plenoimpactodeldescubrimientoqueestabaapuntodeproducirse.

Bliss le obedeció finalmente, se dirigió tambaleándose al otro extremo de lahabitación, permaneció allí dándoles la espalda como si estuviera mirando por laventana. Sólo que la ventana estaba más allá. De vez en cuando un temblorespasmódicolerecorríalaespalda.Podíaoírloschasquidosyruidossordosamedidaquelosfragmentosdeladrilloseguíancayéndosedelaparedbajolosesfuerzosdelosotrosdos;luegotodosesumióenunrepentinosilencio.

Volviólacabezajustoatiempodevercómobajabanalgodelnichodelapared.

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Algovertical.Algo rígido,momificado, en formade columna, quenoparecíamásque un tronco cubierto de argamasa. Los pocos restos de ladrillos que todavía lomantenían sujeto por abajo, junto al suelo, se hicieron añicos y se desparramaroncomo una pequeña catarata cuando lo arrancaron para soltarlo. La vista de ambosquedóveladaporunaniebladepolvoquelocubriótodopiadosamente.Duranteunminutoodosnofueronmásquesimplessombrasblancasquetrabajabansobrealgo;luego colocaron aquella cosa sobre el suelo. Era algo truncado sin ningún atributohumano en absoluto, como elmolde alrededor de una estatua demetal fundido…peroconuninteriordiferente.

—Salgadeaquí,Bliss—gruñóStillman—.¡Estenoeslugarparausted!NiunoscaballossalvajeshabríanpodidoarrastraraBliss fueradeallí.Además

estabatanentumecidoquenosentíanada.Todalaescenahabíasidoalgoquequienlahubieravividojamáspodríaolvidarla.

—¡Con eso no!—protestó cuando vio que Stillman en cuclillas abría con unchasquidolaanchahojadeunanavaja.

—¡Es lo único que puedo usar! Salga y traigamos un poco de agua a ver sipodemosablandarestounpocoydisolverlo.

CuandoBlissregresóconuncubo,Stillmanestabatrabajandoconcuidadoenunextremodelbulto,raspabaunpococonlahojadelcuchilloyluegotanteabaconlosdedos. De pronto desistió, dirigió al alguacil una elocuente mirada muda, y setrasladóalextremoopuesto.Bliss,quemirabaconojosvidriosos,viounatiesacuñadeunnegroazuladoqueaparecíaatravésdedondehabíaestadotrabajando—eralapuntadeunzapatodemujer.

—Estaba cabeza abajo, además—gruñó Cochrane, intentando que Bliss no leoyera.Losdientesdeesteúltimocastañeteabanacausadelshocknervioso.

—¡Ledijequesalieradeaquí!—gritóencolerizadoStillmanportercerayúltimavez,contanpocoefectocomoantes—.¡Sucarameestávolviendoloco!

Finos alambres parecían sujetar parte de aquello, incluso después de que él lohubieraraspadoconlahojadelcuchillo.Semojólaspalmasdelasmanosenelcubode agua, y con ellas frotó y desmenuzó aquella parte. Lo que habían parecido seralambrestiesoseranmechonesdepelohumano.

—Yaessuficiente—dijofinalmenteconvozangustiosa—.Aquíhayalgo;esloúnicode loquequeríaestarseguro.Nosémuybienquéhacerconel resto; tendráqueencargarseunexperto.

—Esosdiablos—rezongóCochraneconvozgrave.DerepenteBlisscayóentreellos,tanbruscamentequeambospensaronporunmomentoquesehabíadesmayado.

—¡Stillman!—exclamóconvozprofundayvibrante.Estabacasiapoyadosobreaquello—.Esosmechonesdepelo…¡Mire!¡Parecenoscuros,deunnegroazulado!¡Ellaerarubia!Comounángel.¡Setratadeotrapersona!

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Stillmanasintió,sesujetólafrenteaturdido.—Sí, tiene que serlo. No necesito este argumento; lo teníamos que haber

imaginadodesdeunprincipio.Suesposafaltasólodesdeelmartesporlanoche,hacetresdías.Elestadodelaargamasamuestraclaramentequeestofuehechohacevariassemanas.Además,lapinturadelasuperficiedelaparedapenasestaríasecatodavía,ymuchomenoselrellenoquellevadetrás.Porotrolado,hubierasidohumanamenteimposiblequeunasolapersonarealizaraunaobraasíentresdías.Ambosperdimoslacabeza;esodemuestraquenovalelapenaponersenervioso.

—Eslamadre,esella.Ahíestásurespuestaaladiscrepanciaenlaescrituradelasdoscartas,lafotografía,yeseasuntodelapodoquelepreocupabaausted.Vamos,póngase de pie y apóyese en mí, vamos a descubrir dónde guardan el licor. ¡Sialguiennecesitauntragoeseesusted!

Encontraron un poco en un armario de la cocina y se sentaron un momento.ParecíacomosiaBlisslehubieransacadoarastrasdeunagujero.Elalguacilhabíasalidoconlaspiernastemblorosasarespirarairefresco.

Blissdejólabotellayempezóarecobrarelcolor.—Creoqueyotambiénvoyatomaruntrago—dijoStillman—.Nosuelobeber,

pero éste ha sido uno de los trabajosmás desagradables en los que he tenido queparticipar.

El alguacil se unió a ellos, con el rostro todavía ligeramente verdoso.Tambiénbebió.

—¿Cuántoserancuandosetrasladaronaquí?—lepreguntóStillman.—Sólodos.Elysuesposa,desdeelprincipioalfin.—Entoncesustednolavionunca;laocultaron,esoestodo.—Desdeluegohansidobastanteretraídos;nadiehaentradoenlacasahastaesta

noche.—Esella,desdeluego,laverdaderamadre—dijoBlisstanprontocomorecuperó

suequilibriomental—.Nonecesitoverle lacara, séqueestoyen locierto.No,noquiero más. Ya estoy bien y quiero estar en condiciones de pensar con claridad.Tampocobebaustedmás,Still.Asíescomodebiódesuceder.¿Novecómotodoelasuntoencaja?«Sonrisas»síllegóaquíelmartesporlanoche,omásbienaprimerahora delmiércoles por lamañana; estoymás seguro de ello que nunca.Ustedmepreguntó,estandoenmicasa,porunmotivoparaelcrimenquepudieraeclipsarelque yo podía tener con la póliza del seguro. Bueno, aquí está; es éste. Ella era laúltimapersonaqueellosesperabanver, al ser tan reciente sumatrimonioconmigo.Entró aquí y encontró a una impostora en lugar de su propia madre, una extrañahaciendosupapel.Tuvieronquehacerlacallar rápidamenteparaevitarquediera laalarma. Ahí tiene el motivo que usted buscaba para explicar la desaparición de«Sonrisas».

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—Yvayasi loes—asintióStillmanconvencido—.Ahoraelproblemaes,¿quéhanhechoconella,dondeestá?Noestamosenmejorsituaciónquealprincipio.Aquínoestá;hemosinspeccionadolacasadesdeelsótanoalático.Amenosquehayamospasadoporaltootradeesasparedesfalsas.

—Seolvidadequesigueenpieloquedijodelaprimera.Nohahabidotiemposuficienteparaprepararalgotancomplicado.

—Nodebíhaberbebido—confesóStillman.—Estoyconvencido,sinembargo,dequeellaestuvoaquí,porlomenoshastael

jueves por la noche, y de que todavía estaba viva.Acabo de recordar una de esascosasquemeintrigaban.Poralgunaparteseoyóungolpeenunadelascañerías;nopudesabersifueenelpisodearribaoeneldeabajo.Apuestoaqueestuvoatadaenalgúnsitiotodoeltiempoqueyopermanecíaquísentado.

—¿Oyóustedunoomásdeuno?—Sólo uno. Observé que la mujer se levantó inmediatamente y salió con la

excusadeiracogerunpañuelolimpio.Probablementelateníandrogadaobajoalgúnsedante.

—Esofueentonces,¿peroahora?—Hay una enorme extensión de tierra ahí fuera, acres, millas —observó

Cochranemorbosamente.—No,esperenunmomento—intervinoStillman—.Pongamosunacosaenclaro.

Unacosaseríaquehubieranqueridohacerladesaparecer,queseesfumaratotalmente,comoenelcasodelamadre.Entoncesmetemoquelaencontraríamosenterrada,porlosalrededores,enesatierradelaquehabla.Peroolvidaquesusropasaparecieronen el horno de su propia casa, Bliss… demostrando que ellos no querían quedesapareciera,queríanatribuirleaustedsumuerte,deunmodocontundente.

—¿Porqué?—Puraysimpleautoprotección.Conunadesapariciónsinmás, la investigación

nosehubieracerradonunca.Alfinalpodríahabersedirigidohaciaaquíylograrquese descubriera el primer asesinato, tal como ha ocurrido esta noche. Atribuirle elcrimenaustednosólohabríaevitadoeseriesgo,sinoquehubieranacabadotambiénconusted…tendríanelcaminolibre.Unsegundocrimenparaocultarelprimero,unaejecuciónlegalpararematarelsegundo.Pero…parapoderatribuírseloausted,esecadáver tendríaqueaparecerdondeustedvive,ynoaquí,porestazona.Las ropaseranunseñuelo.

—Pero ¿se arriesgarían a llevarla a mi casa, sabiendo que era probable queustedeslavigilaran,unavezqueellosmismosmehubierandenunciado?Seríacomometer sus propias cabezas en un lazo corredizo. Podían imaginar que iban amantenerlabajovigilancia.

—No,nohabríasucedidoasí.Alregresaraccidentalmenteenesecocheynoenel

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autobús hizo que dos cosas les salieran mal. No sólo tuvimos que ir a su casa abuscarle,alnoencontrarleenlaterminal,sinoque,alirallí,hallamoslasropasenlacaldera antes de lo que ellos esperaban. No creo que pretendieran que lasencontráramoshasta…queelcadávertambiénestuvieraallí.

—Entonces ¿por qué hicieron dos viajes, en vez de uno sólo? ¿Por qué nollevaronalapobre«Sonrisas»almismotiempoquesellevabansusropas?

—Laprimeraveztuvoquehacerunprecipitadoviajeparaadelantarsealautobús.Debierondepensarqueerademasiadoarriesgadollevárselaentonces.Ademásteníaque familiarizarse con el terreno, encontrar elmodo de entrar, descubrir si toda laoperaciónerafactibleono,antesdellevarlaadelante.Ellospensabanquelallamadaquenoshicieron—queporcierto,nofueenabsolutounaacusaciónsinounasimpledemanda de que investigáramos— le quitaría a usted de enmedio y les dejaría elcaminolibre.Esperabanqueleretuviéramosyleinterrogáramosduranteveinticuatroocuarentayochohorasseguidas.Creíanquehabíanlogradounmargendeseguridadlosuficientementeamplio.Elqueustednocogieraelautobúsloechótodoportierra.

Blissseincorporóbruscamente.—¿Cree usted que ella estará… todavía? —No era capaz de pronunciar la

palabra.—Lo razonable sería que no lo hicieran hasta el último momento. Eso

multiplicaríaporcienelriesgoaltransportarla.Yseríaunalocurahacerloenunsitiodistinto del lugar donde pretenden que sea finalmente encontrada.De no ser así, anosotros nos resultaría demasiado fácil deducir que la mataron en otro sitio y lallevaronallídespués.

—¡Entonces hay probabilidades de que todavía estuviera viva cuando semarcharondeaquíconella!¡Inclusopodemosestartodavíaatiempo;puedequeaúnestéviva!¿Quéhacemosaquísentados?

Ambosseprecipitaronalavezhaciaafuera;BlisssedirigióalapuertadelacalleyStillmanfuehaciaelteléfonodelvestíbulo.

—¿Quévaahacer?—Voy a telefonear dando la alarma a la jefatura de la ciudad. ¿De qué otra

manerapodremossalvarla?Haremosqueacordonensucasa…Blisslearrancóelauriculardelasmanos.—¡Nolohaga!¡Asísóloconseguiráquelamatenantes!Silosahuyentamos,no

lograremos salvarla. Perderán la cabeza, la matarán en cualquier sitio y laabandonaránsóloparaverselibresdeella.Deestemodo,almenossabemosqueseráenmicasaoenalgúnlugarcercano.

—Pero¿nosedacuentadelaventajaquenosllevan?—Losperdimossóloporcincoodiezminutos.¿Recuerda lacafeteraquehabía

enelhornillo?

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—Aunasí,inclusoconunaescoltadelapolicíadecarretera,dudoquepodamosllegarenmenosdeunpardehoras.

—¡Yosostengoquetenemosquearriesgarnos!Yaobservóanteslashuellasdesusneumáticos.Llevaunparche enmal estadoy jamás logrará atravesar ese tramodecarretera tan malo. Vi su coche anoche cuando nos pasó a toda velocidad, y nollevabaruedaderepuesto.Porestosalrededoresnohayniunaestacióndeservicioenvariasmillas.Todoesoharáquedisminuyalaventajaquenosllevan.

—¿Estádispuestoajugarselavidadesuesposacontraunaruedapinchada?—Nopuedo hacer otra cosa. Estoy convencido de que si usted da la alarma y

hacequeponganvigilanciaalrededordemicasa,ellosselooleránysencillamentesemarcharándeallíconella,haciaalgúnotrositiodondenopodremosllegaratiempo,porquenosabremosdóndeestá.Vamos,yapodríamosestaravariasmillasdeaquí,sinohubiéramosperdidotantotiempohablando.

—Muybien—exclamóel inspector—.¡Loharemosasumodo!¿Qué tal es sucoche?—lepreguntóaCochranemientrassaltabaadentro.

—Es el más rápido de estos contornos —repuso el alguacil torvamente,deslizándosebajoelvolante.

—Bueno,yasabeloquetienequehacerconél:reduciracerolaventajaquenosllevan;amenosdecero,tienequellevarnosallíconcincominutosdeventaja.

—Agáchense en sus asientos y aprieten los dientes—advirtió Cochrane—. Loque acabamosdedescubrir ocurrió enmi jurisdicción, no lo olvide…ypor ley, lacarreteraesnuestraestanoche.

Fue un viaje increíble; increíble por el hecho de que lograran no volcar en lacarretera.Laagujadel indicadordevelocidadllegóaalturasestratosféricasdurantetodo el tiempo. El paisaje no era más que un confuso silbido a ambos lados. Lapresión del viento les pinchaba las pupilas de los ojos hasta tal punto que apenaspodíanmantenerlosabiertos.Afortunadamente,elalguacilusabagafasparaleeryporcasualidad las llevaba consigo cuando emprendieron la marcha. Se las puso,simplementeparaasegurarsedequelograbanpermanecerenlacarretera.

Tuvieron que atravesar el tramo en mal estado a menos velocidad, por puroinstintodeconservación,paranosufrirellosloqueesperabanquelehubieraocurridoalcochedeAlden;unneumáticoenbuenestadopodríapasarloincólume,perounoqueyaestuvieradefectuosoeracasiseguroquesepincharía.

—¿No cree usted que él habrá tenido en cuenta el mal estado del tramo, porhaberlopasadoanoche,yhabrá tomadoprecauciones?—aullóStillmanaBlissporencimadelviento.

—Corrióelmismoriesgoquenosotrosahora.Freneunmomentoen laprimeragasolinera que encontremos, veremos si lo consiguió o no. —Sabía que si habíalogradopasarsinpinchardabaigualquedieranlavueltasinesperarmás;podríandar

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a«Sonrisas»pormuerta.Lagasolineranoaparecióhastaveinteminutosmástarde,inclusoalavelocidad

quevolvieronatomarunavezquepasaroneltramomalo.Conunaruedapinchada,ohastaqueenviaranunremolqueabuscarlo,setardaríaunahoraomásenllegar.

—¿Tuvo que arreglar esta noche un pinchazo, de alguien que venía en nuestradirección?—legritóStillmanalencargado.

—¡Ya locreoquesí!—lesgritócomorespuesta,acercándose lentamentehaciaellos—. ¡Aquello no era unpinchazo!El hombre llegó aquí bamboleándose con laruedahechajirones.Tambiénteníalallantaaplastadaporhaberviajadotantotiemposobreella.

—¿Elhombre?—repitióStillman—.¿Noleacompañabandosmujeres,oporlomenosuna?

—No,eltipoibasolo.—Probablementeella le esperócon«Sonrisas»másarriba, escondida—sugirió

Bliss en voz baja— para que no las vieran; luego él las volvió a recoger cuandoterminólareparación.Osi«Sonrisas»eracapazdeandar,quizádieronunrodeoapieyvolvieronasubirsealcochemásabajo.

—¿Eraunhombrecorpulento,concuellodetoro,ojospequeñosyescasocabellorojo?—lepreguntóelalguacilalencargadodelagasolinera.

—Sí.—Esél.¿Cuántohacequesaliódeaquí?—Yodiríaquenomásdeunahora.—¿Ve?Ya hemos reducidomucho la ventaja que nos llevaba—exclamóBliss

contento.—Todavíanosllevademasiadacomoparasentirmetranquilo—fuelarespuesta

delinspector.—Queunodeustedescojaelvolanteenesteúltimo trecho—dijoCochrane—.

Estoyempezandoanotarlatensión.Másvalequesepongaestocomoprotección—yleentregóaStillmansusgafasdeleer.

Lagasolinerayelresplandordesuluzcirculardesapareciórápidamentetrasellosy se encontraron una vez más en ruta. Veinte minutos después se les unió comoescolta, a causade la velocidadque llevaban, unmotorista de la policía estatal; selimitaron a frenar lo suficiente para mostrar sus placas y hacer oír sus gritos deexplicación.Aquellolesvinomuybien,lesabriócaminoatravésdelasciudadesyzonasdevelocidadlimitadaqueencontraronensucamino.Sóloparadarunaideadesu velocidad, hubo veces, en las rectas, en que su escolta tuvo dificultades paramantenersealmismoritmo.Inclusoasí,Blissnosesentíasatisfechodelavelocidadque llevaban. Alternaba momentos de optimismo en los que se sentaba inclinadohacia delante, en el borde del asiento, con los puños apretados, rechinando los

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dientes.—¡Lolograremos;llegaremosatiempo!¡Losé!Ymomentosdedesesperación, enque sehundíahacia atrás apoyándose en los

omoplatosygruñía:—¡No lo lograremos nunca! ¡Soy un loco, debí dejarle telefonear previamente,

comoustedquería!¿Nopuedehacerqueestechismesemuevaunpoco?—Mire el indicador de velocidad—le sugirió secamente el hombre que iba al

volante—. ¡La aguja no puede avanzar más, a menos que se salga de la esfera!Tómeseloconcalma,Bliss.Nopuedenavanzaraestavelocidad;nosotrosvamosenplan oficial, recuérdelo. Otra cosa, una vez que lleguen allí tendrán que estudiarprimeroelterreno.Esoreduciráaúnmássuventaja.Yfinalmente,inclusodespuésdeque lleguen, se lo tomarán con calma, tendrán que hacer una serie de preparativosparaquetodoresultebien.Tengaencuentaqueelloscreenquetienentodalanochepordelante;nosabenquelesseguimoslapista.

—Aun así vamos a llegar sólo por los pelos —insistió Bliss a través de susdientesfuertementeapretados.

Elmotoristaseseparódeellosenloslímitesdelaciudad,saludóconelbrazo,diomediavueltaylesdejósolos.Entoncestuvieronquefrenarnecesariamente,aunqueeltráficoeraescasoaesahoradelanoche.BlisslemostróaStillmanelatajoquelesllevaría hasta su casa, por la parte de atrás.Unamanzana ymedia antes, Stillmandesconectóelmotoryavanzóenpuntomuertohastadetenersedisimuladamentebajolososcurosárboles,yasíacabó la largayagotadoracarreracontrael tiempo…sinqueellossupierantodavíasihabíantriunfadoono.

—Ahora sígame —musitó Bliss, saltando afuera—. Espero que no hayamosacercadodemasiadoelcoche;losruidosseoyentanbienaestashoras…

—Nonosesperan.AStillmanseledoblóunapiernadebidoasulargapermanenciaanteelvolante;

tuvo que avanzar cojeando, dándose pequeños golpecitos, hasta que le volvió lacirculación.Cochranelescubríaporlaretaguardia.

CuandocruzaronlapartetraseradelacasavecinaaladeBlissypudieronmiraratravésdelcallejónquelasseparaba,hacialacallealaquedabanlasfachadas,Blisstocóenelbrazoasuscompañerosyseñalóexpresivamente.Sepodíaverelborrosocontorno de un coche, aparcado allí, bajo los mismos árboles frondosos donde sehabíaocultadoStillmanmientras estuvo esperando aBliss.Nopodíandistinguir elinterior.

—Hayalguiendentro—dijoCochranerespirandofuerte—.Ademáscreoqueesunamujer.Puedoverlacurvablancadeunbrazodesnudoenelvolante.

—Ustedocúpesedelcocheynosotrosdelacasa;éldebedeestarallídentroconella, desde hace rato—susurró Stillman—.Procure acercarse silenciosamente para

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queellanotengatiempodetocarlabocinaohaceralgunaclasedeseñal.—¡Tendrébuencuidadodeello!—respondiódecididamente.Cochranesediola

vueltacomounfantasmaylesdejóalosdossolos.Nopodíanacercarsealapartedelanteradelacasaporlavigilanciadelamujery

nohabíatiempoparaesperaraqueCochranelainmovilizara.—Agáchese y haga como yo —susurró Bliss—. Probablemente ella estará

vigilandomáslacallequeestazonadetrásdelacasa.—Seagazapóconlabarbillacasijuntoalasrodillasyselanzóatravésdelespaciointermediohastaelescondrijoqueleproporcionabalapartetraseradesupropiacasa.

—Podemosentrarporlaventanadelacocina—leinformóBlisscuandoStillmanhubodadoelsaltodetrásdeél—.Elpestillonuncafuncionóbien.Demeunacarteritadecerillas,yentrecrucelasmanosparaquepuedasubir.

Cuando tuvo un pie colocado en la parte de afuera del antepecho,mientras suacompañante le sujetaba el otro, Bliss arrancó y tiró la lija y las cerillas que ibanadheridasaellayutilizóelcartónrestantecomounaespeciedeganzúaimprovisada,deslizándolahaciaabajoporlajunturaentrelasdoshojasdelaventanaparaempujarel pestillo hacia atrás y poder abrirla.Unmomento después había subido el panelinferior y se encontraba dentro de la habitación; le dio lasmanos a Stillman paraayudarleasubirtrasél.

Ambospermanecieronallí absolutamente inmóvilesen laoscuridad,duranteunminuto, escuchando con toda la atención posible. Hasta ellos no llegaba ningúnsonido,noseveíaniunresquiciodeluz.Blisssintióqueelheladocuchillodeladudaleatravesabaelcorazón.

—¿Estaráaquí?—dijodandounprofundosuspiro—.Aquelcochequehayenlaaceradeenfrentepuedeserdeotrapersona.

Enaquelinstanteseprodujoelborrosoeinconfundiblesonidoquehacelatierrasuelta,alvolveracaerenunagujeroocavidad.Seoyeenlascallescuandovuelvenallenarlazanjadeunacañería.Seoyeenuncementeriocuandoseestácubriendounasepultura.En el silenciode la casa, enmitadde la noche, teníaun sonido fatalistacomositocaranamuerto.Unentierro.

Blissemitióunestranguladojadeodehorror,avanzótambaleándose.—¡Elyaha…terminado!Elsonidoparecíahabervenidodealgúnladopordebajodeellos.Blissselanzó

hacia la puerta del sótano. Las fuertes pisadas de Stillman resonaron detrás de él,olvidandotodaintencióndepermanecerocultos.

Blissdestrozó,hasta lograrabrirla, lapuertaquedabaalsótano,y laechóaunlado.Durante una décimade segundo, nomás, brilló abajo una triste luz amarilla.Luegoseapagó,demasiadodeprisaparaquepudieranveralgo.Estabaoscurocomolabocadeunlobotantoabajocomomásarribadedondeestabanylesenvolvíaun

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siniestrosilencio.Algo chasqueó justo por encima del hombro de Bliss, y la pálida luna de la

linternadeStillmanresplandeciósobreelsuelodelsótano,debajodeellos;empezóamoverse buscando algo en que centrarse. Inmediatamente una maligna lengua defuegosaliólanzadahaciaelorigendelaluz,lalinterna,yalgopasóvolandojuntoaBlissehizoplaccontralapared,mientrasabajosonabaunatronadorestampido.

Bliss podía sentir, más que ver, cómo Stillman por detrás de él levantaba surevólver.Extendió lamano, cogió el puñode lamangadeldetective ehizoque lobajara.

—¡Nohagaeso!¡Ellapuedeestarahí,enmediodelalíneadefuego!Algopasólanzadoporencimadesuhombro.Noeraunapistolaniunabala,sino

la linternamisma. Stillman estaba intentando convertirla en una especie de bombaluminosa,tirándolaencendidaalláabajo.Elcharcodeluzsobreelsuelopasócomouncometa,revoloteóporeltecho,cayóalotroladoyquedóapoyadocontralaparedopuesta…conunpardepernerasdepantalonesapresadasclaramenteen la luz,derodillas para abajo. Estas se agacharon para saltar hacia un lado fuera del focorevelador, pero no con la suficiente rapidez. Stillman apuntó con la pistola a unarótula y disparó: las piernas dieron un salto, se tambalearon, se doblaron haciadelante,hacialaluz,yconellasuntorsoyunacabezaquequedaronalavistasobreel suelo. Cuando acabó la caída, el rayo de la linterna quedó desagradablementeenfocadoprecisamentecontralacoronilladeunacabezacalvarodeadaporunafranjacirculardepelorojizo.Rodódeunladoaotrocomoungigantescohuevodeavestruz,gritandoagonizantecontraelsuelodelsótano.

—Yolecogeré—gruñóStillman—.¡Ustedenciendaesaluz!Blissbuscóatientaselcordóndelaluzquetanpocaayudaleshabíaprestadoal

estarsituadoenelcentrodelsótanoenvezdeestararriba, juntoa lapuerta,dondehubieranpodidoalcanzarlo.Tanteó,encontróel interruptory lohizogirar.Conesegestoelhorrorinundóellugar,enelquesemezclabantonosdeprofundassombrasnegrasyamarillopálido.LapalaqueAldenacababadeempezarausarcuando lesoyóllegaryacíaenlamitadsobreunmontóndetierrareciéncavada.Cercaestabanlas losas planas que habían cubierto el suelo del sótano y la piqueta que las habíalevantado.DebiódetraerlasherramientasenelcocheporquenoeranlasdeBliss.

Yenelotro ladodeaquelmontón…elhoyoestrechoperoprofundodedondehabía salido la tierra.Alden debía de llevar bastante tiempo allá abajo, para haberhecho tanto él solo. Pero sin embargo, aunque habían llegado antes de que élterminara, era demasiado tarde…porque en el agujero, llenándolohasta unaodospulgadas de la superficie, y encajado de manera aún más estrecha, se veía unprofundo y anticuado baúl que había pertenecido probablemente a la madre de«Sonrisas» y había venido en elmaletero del coche. Era de forma cuadrangular y

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parecíasiniestramentepequeñoparaquealguiencupieraallí…entero.Blissloseñalóygimióangustiadamente.—Ella…ella…Queríadoblarseydejarsecaerinertesobreelmontóndetierraquehabíadelante.

LaescuetaordendeStillman,comounlatigazo,lemantuvoerguido.—¡Aguante!¡Yavoy!GolpeólanucadeAldenconlaculatadesupistolaparaponerlefueradecombate

ypoderdesentendersedeél.Saltóalmontóndetierraycruzóhastaelladoopuestodelhoyo,luegoseagachójuntoalbaúlytiródeél.

—Nohaysangreporaquí;puedehaberlametidoahíviva.¡Deseprisa,ayúdemealevantar la tapa!Nopierdatiempointentandolevantarloporcompleto;sólola tapa.Queleentrealgodeaire…

Latapasaltóentrelosdoshombres;dentroyacíaunbultoacurrucado,metidoenunsacolastimosamentedobladosobresímismo.Todavíasemovíadébilmente.Yanosedebatíaperounosespasmosloagitabandevezencuando.

La hoja de la navaja que Stillman ya había utilizado antes aquella noche saliódisparadaycortófuriosamenteelduromaterial.Unrostrocontorsionadoaparecióatravésdelasrasgaduras,peroyanoerareconociblecomolacarade«Sonrisas»…eraunrostronegroporlaasfixia,enelquelaúltimachispadevidahabíaestadoapuntodedesaparecer.Ytodavíapodíaocurrirsinolograbanreanimarlarápidamente.

Lasacarondeallíentreambosylaextendieronsobreelsuelo.Stillmanserróelcortocabodecuerdaqueteníacruelmenteenroscadoalrededordelcuelloyquehabíasido la causa de la asfixia; lo cortó después de segundos que parecieron siglos, lodesenroscóylotiróafuera.MientrastantoBlissestabaquitandolosandrajososrestosdelsaco.Ellallevabaunacombinacióndesedablanca.

Stillmanseincorporó,selanzóhacialasescaleras.—Sópleleenlabocacomohacenconlosniñosqueseatragantan.Voyallamar

pidiendounPulmotor.Cuando volvió a bajar ruidosamente las escaleras la batalla ya estaba ganada;

amboslocomprendieron,aunqueeransimplesprofanos.Lacongestionadaoscuridadiba desapareciendo, poco a poco, de su cara; su pecho subía y bajaba por propioimpulso, tosía angustiosamente y gimoteaba levemente al ir recuperando elconocimiento.Noobstante, lasubieronalpisodearribacuando llegóelaparatodeemergencia,sóloparaestardoblementeseguros.Mientrasambosestabanalláarriba,absortosenvercómoempleabanconellaelPulmotor,unúnicodisparoresonóenelsótano,consiniestrosignificado.

Stillmansellevólamanoalacadera.—Meolvidédequitarlesupistola.¡Bueno,Cochranesehaquedadosinunode

susprisioneros!

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Corrieronhacia lasescalerasdelsótano,separaronamitaddeellas,unodetrásdelotro,mirandolaquietafiguradeAldenqueyacíaenelfondo.Estabatodavíabocaabajo,enlamismapostura.Unbrazodobladobajosupropiocuerpoa laalturadelpecho,yunperezosozarcillodehumoqueseenroscabaalrededordesuscostillas,eranlaúnicadiferenciavisible.

—¡Menudoinspectordepolicíasoy!—exclamóStillmandisgustado.—Esmejorasí—respondióBlissconloslabiosapretados—.¡Creoquelehabría

matado conmispropiasmanos antesdeque le sacarande aquí, despuésde loqueintentóhacerconmimujerestanoche!

Cuandovolvieronalpisodearriba,Cochranehabíaregresadoconlamujer.Unodelosenfermeroslesestabaaplicandoyodoyvendasaambos.

—¿Quépasó?—preguntóStillmansecamente—.Parececomosiella lehubieracausadomásproblemasqueélanosotros.

—¿Ha intentado alguna vez sujetarse del exterior de un coche enloquecidomientraselconductor intenta tirarleaustedafuera?Había recorridoun terciode ladistanciaquemeseparabadelcoche,cuandolos tirosenelsótanole indicaronqueAldenestabaperdido.Sólotuvetiempodeaferrarmealportaequipajesantesdequeellasalieradisparadaaunamillaporminuto.Tuveque iravanzandoa lo largodelestribo mientras la mujer daba virajes y doblaba las esquinas sobre dos ruedas.Finalmenteseaplastócontrauncamiónderecogidadebasuras;nosécómononosmatamoslosdos.

—Bueno, es toda suya, Cochrane —dijo Stillman—. Pero primero tengo quepedirlequemedejellevarlaconmigoaJefatura.Ustedtambién,Bliss—mirósureloj—.Leprometíamitenientequellegaríaconustedalasnuevecomomuytarde,ymegusta cumplir mis promesas. Llegaremos un poco adelantados porque surgieroncircunstanciasimprevistas.

EnJefatura,enpresenciadeBliss,deCochrane,del tenientede lapolicíaydelimprescindibleestenógrafo,convencieronalcómplicedeAldenparaquehablara.

—Me llamo Irma Gilman—empezó— y tengo treinta y nueve años. Trabajécomoenfermeradiplomadaenunodelosgrandeshospitalesdelaciudad.Dosdemispacientesperdieronlavidaacausadeundescuidomíoymedespidieron.

»ConocíaJoeAldenhaceseismeses.Suesposaseencontrabamaldesalud,asíquemetrasladéasucasaparacuidarla.Suprimermaridolahabíadejadoenbuenaposición, congran cantidaddebonosnegociables.Aldenya se había apropiadodeunos cuantos antes de que yo apareciera, pero una vez que yo estuve allí quisodeshacersedeella,paraquepudiéramosdisponerdel resto.Ledijequeno lograríahacer nada allí, donde todo elmundo la conocía. Primero tendría que llevársela aalgúnotrositio.Semarchóabuscarunacasa,ycuandoencontróunaqueleconvenía,lacasadeDenby,mellevóconélparainspeccionarla,sinqueellanosacompañara,y

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mehizopasarcomosuesposaanteelagente.»Hicimos todos los arreglos y cuando llegó el día de hacer el traslado, él fue

delanteconelcamióndelamudanza.Yoleseguíenelcoche,conella,despuésquehubooscurecido.Calculamoseltiempodemodoquellegamosbienentradalanoche;nohabíaunalmaquepudieraverlaentrar.Yapartirdeentonces,porloquelagentede Denby sabía, sólo había dos personas viviendo en la casa, no tres. No lamantuvimosencerrada,perolaalojamosenunaalcobaenlapartedeatrás,dondenolapodíanverdesdelacarretera,ypusimosunapersianamuytupidaenlaventana.Detodosmodos,tuvoquepermanecerenlacamalamayorpartedeltiempoyesohizoqueresultaramásfácilocultarsupresencia.

»Él empezó a hacer los preparativos en cuanto nos trasladamos. Comenzó alevantaresemurobajo,frentealacasa,comoexcusaparacomprarladrillosyotrosmateriales que necesitaría más tarde para el verdadero trabajo. Por supuesto leencargóalcontratistamásdelosquenecesitaba.

»Finalmente,ocurrió.Ellasesintióundíaunpocomejor,bajóalpisodeabajo,yempezóacomprobarsulistadebonos.Éllahabíaconvencidocuandosecasarondequeno losdepositaraenunbanco; losguardabaenunacajacorrientedecaudales.Descubrió que ya le faltaban algunos. Él entró donde ella estaba mientras yoescuchabaalotroladodelapuerta.Ellanohablómucho,sólodijo:“Creíaqueteníamásbonosdeesosdemildólares.”Peroaquellofuesuficienteparademostrarnosquehabía comprendido. Luego se incorporó con mucha tranquilidad y salió de lahabitaciónsinmáspalabras.

»Antes de que nos diéramos cuenta, había cogido el teléfono del vestíbulo…,supongoque intentabaconseguir ayuda.No tuvooportunidaddepronunciarniunapalabra,élfuemuyrápido.Saltótrasellaylearrancóelauriculardelasmanos.Secolocóentresumujerylapuertaprincipal,asíqueelladiomediavueltayvolvióasubir las escaleras, sin emitir ni un sonido, ni siquiera un grito.Quizá no se dabatodavíacuentadequecorríapeligro,creeríaquepodíacogersuscosasymarcharsedelacasa.

»Élmedijo:“Salyespéramedelantedelacasa.Asegúratedequenohaynadiealavista,aunladoyaotrodelacarreteraoenlosalrededores.”Salí,miré,alcéybajéelbrazocomoseñaldequecontinuara.Élsubiólasescalerastrasella.

»Ningúnruidoprocedíadelacasa.Nisiquieraungrito,ounasillaquesecayera.Debiódehacerlomuysilenciosamente.Alcabodeunratovinootravezalapuerta.Respirabaaunritmounpocorápidoyteníaelrostroalgopálido,esoeratodo.

»“Yaestá—medijo—,laheasfixiadoconunadelasalmohadasdelacama.Noteníamuchafuerza.”Luegovolvióaentrarybajósucuerpoalsótano.Latuvimosallímientrastrabajabaenlapared;tanprontocomoestuvolobastantealtalapusodetrásyterminóeltrabajo.Volvióapintartodalahabitaciónparaqueunodelosladosno

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resultarademasiadonuevo.»Luego, sin una palabra de aviso, apareció la hija la otra noche. Por suerte,

precisamente aquella noche, Joe se había quedado hasta tarde en el hotel tomandounascuantascervezas.Lareconociócuandosebajódelautobús;despuéslatrajoaquíen el coche. Eso evitó que tuviera que preguntarle a alguien la dirección. Laentretuvimosun rato fingiendoque sumadre estabaprofundamentedormida, hastaqueyopudeponerunsedanteeneltéquelediabeber.Despuésfuefácilmanejarla;labajamosalsótanoylamantuvimosallídrogada.

»Joerecordaba,porunadesuscartas,queellahabíadichoquesumaridolehabíahechounsegurodevida,asíqueesonosdiounaidea.Aldíasiguienteleescribíunalarga carta como si fuera sumadrey la envié a la ciudad, como si ella nohubieravenido nunca por aquí. Luego, cuando llegó Bliss buscándola, intenté narcotizarletambién para tener la oportunidad de transportarla a su casa mientras él estabaausente, acabar con ella allí, y achacarle a él el crimen. Al rechazar la comida ymarcharseestropeóelplan.Loúnicoquepodíamoshacerdespuésdeeso,eraqueJoelograraadelantarsealautobús,colocarasuropaenelhornoylepusieraalapolicíalamoscadetrásdelaoreja.TodoesoerasóloconelfindequitaraBlissdeenmedio,demodoquetuviéramoselcaminolibreparapoderllevarlaalacasa.

»Llamamosallí desde las afuerasde la ciudadcuando llegamosestanocheconella.Nadiecontestó,asíqueparecíaquehabíadadoresultado.Perohabíamosperdidomucho tiempo a causa de ese pinchazo. Yo esperé afuera en el coche, con ellatumbadaenelsuelo,tapadaynarcotizada.CuandoJoehubocavadoelhoyo,salióyselallevóadentro.

»Creíamos que todo el riesgo que pudiéramos correr estaba aquí. Estábamossegurosdeestarperfectamenteasalvoenloreferenteanuestracasa;Joehabíahechountrabajoperfectoconesapared.Todavíanopuedoentendercómolodescubriótanrápidamente».

—Soyarquitecto,eseeselmotivo—repusoBliss torvamente—.Habíaalgoenesahabitaciónquemepreocupaba.Noerasimétrica.

«Sonrisas» yacía en la cama cuandoBliss volvió a su casa, y estaba guapa denuevo.Cuandoabriólosojosylemiró,chispeabanysonreíanigualqueantes.

—Querido —dijo—, es tan estupendo tenerte cerca de mí. He aprendido lalección.Nuncavolveréaabandonarte.

—Esoestámuybien,quédatecontuEd—dijotranquilamente—ynuncamástevolveráaocurrirunacosaasí.

En 1929, mientras se encontraba en Hollywood trabajando en la versión cinematográfica de su novelaChildrenoftheRitz,el jovenWoolrichsecasó,trasunbrevísimonoviazgo,conlahijadeunproductor.Ellaleabandonóalcabodepocassemanasyelmatrimoniofueanuladomástarde.Nomuchosañosdespués,Woolrichescribió«Nuncamevolverásaver»(You’llNeverSeeMeAgain),endondeelmatrimoniodelprotagonistatomaelmismorumbo(hastaciertopunto)queeldelautor.AquellosqueconocensuperficialmentelaobradeWoolrich

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podrían esperar que su tratamiento del tema fuera negativo, autocompasivo, enfermizamente sentimental; enrealidadesterelatoseencuentraentrelosmejoresqueescribió,sucontrolescompletoencasitodaslasfasesdelatramaysumagianarrativaleimpideaunocerrarellibrosinhaberterminadosulectura.

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CORNELLWOOLRICH. Escritor estadounidense de nombre real Cornell GeorgeHopley-Woolrich(NuevaYork,1903-1968),escribiótambiénconlosseudónimosdeWilliamIrishyGeorgeHopley.FueconsideradoelherederodeF.ScottFitzgerald.VivióprimeroconsupadreenMéxicoy,mástarde,consumadreensuciudadnatal.Fueenesemomentocuandopublicó suprimeranovela,Covercharge (1925).Dosañosmástarde,aparecióChildrenoftheRitz,quefueadaptadaa lagranpantallayobtuvounpremioliterario.

En estas novelas ya aparecen los rasgos que definen su obra: tramas policialeselaboradas mediante un inquietante suspense, entremezcladas con relacionespasionales. Constantemente agobiado por problemas personales y con una saluddelicada,suéxitoseapagódespuésdesusegundolibro,ytuvoquesobrevivirgraciasalaayudadesumadreyalapublicacióndeinnumerablesrelatosenrevistas(1933-1940).

Apartirdeeseañoaparecieronsusnovelasdemayoréxito:Lanoviaibadenegro(1940), publicada bajo su verdadero nombre, La noche tiene mil ojos (1945), LasirenadelMississippi,Rendez-vousennegro(1948),Mecaséconunamuerta(1948),Lamarearoja,Ángelnegro(1943),Laserenatadelestrangulador(1951),Ladamafantasma (1942),Coartadanegra (1941) y, sobre todo,La ventana indiscreta, queHitchcockllevóalcinecongranéxitoen1954.

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Notas

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[1] Esta introducción corresponde a la edición original. Por razones editoriales losrelatosqueenellaaparecensehandivididoencuatrovolúmenesparasupublicaciónenlacolecciónLibrodeBolsillodeAlianzaEditorial.<<

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[2]ElnombredeIrishapareceentítulosdecréditosdetrespelículasdeFirstNationalde1928-1929,todasellasdirigidasporBenjamínChristensen:HauntedHouse,SevenFootprints to Satan yHouse of Horror. No se sabe que haya trabajado en otraspelículas.<<

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[3]Woolrichnoidentificólapelículaqueteníaenmente,peroporsudescripciónsetratabaprobablementedeBolero (Paramount,1934),dirigidaporWesleyRugglesyprotagonizadaporCaroleLombardyGeorgeRaft.Según los títulosdecréditos, elguióneradeHoraceJackson,basadoenunrelatodeCareyWilsonyKubecGlasmon.Es imposible decir si las sospechas de Woolrich estaban justificadas, ya que lapretendidanovelaoriginalfuedestruida.<<

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[4]En1957,Hitchcockdirigiópara la seriede televisiónSuspicion, unaversióndeuna hora de duración de la obra deWoolrich «ThreeO’Clock» (inexplicablementetitulada«FourO’Clock»), queno sólo es completamente fiel al relato, sinoque estambiénunade lasmejorespelículasdeestremecedorsuspense jamásrealizadas—HitchcockyWoolrich, en la plenitudde sus talentos respectivos—y la adaptaciónmásfieldeWoolrichencualquierforma,aunqueyacasiolvidada.<<

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[5] Apareció una novela posterior. The Doom Stone (1960), pero se tratabasimplemente de una edición en libro del serial de 1939 deWoolrich «The Eye ofDoom», para la revista Argosy, en la que se eliminó la parte cuarta original,sustituyéndolaporotranueva.<<

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[6]Relatoincluidoenestevolumenconeltítulo«Tumbasparalosvivos».(N.delE.)<<

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[7]Relatoincluidoenestevolumenconeltítulo«Lamarearoja».(N.delE.)<<

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[8]MerefieroalacreacióndeHitchcocknoaladeRobertBloch,pueséstenosabíanadadeWoolrichcuandoescribiósunovela,ysuNormanesunrepulsivosapogordoque ni siquiera habita en elmismo universo que el Norman deHitchcock, que escomplejoytotalmentehumano.<<

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[9] Publicado originalmente enDimeMystery. © Popular Publications, Inc., 1937.ReproducidoconlaautorizacióndePopularPublications,Inc.<<

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[10] CCC: Civilian Conservation Corps. Uno de los programas del presidenteRoosevelt establecido para aliviar el paro existente, proporcionando trabajo a loshombresjóvenessolterosentareasdeconservaciónnacional(1933-1942).(N.delT.)<<

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[11]PublicadooriginalmenteenStreet&Smith’sDetectiveStoryMagazine.©Street& Smith Publications, Inc., 1940. Copyright renewed. © The Condé NastPublications Inc., 1968. Reproducido con la autorización de The Condé NastPublications,Inc.<<

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[12]Trenlentoqueefectúanumerosasparadas.(N.delT.)<<

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[13]EmilyPost (1872-1960) fueunaescritoraestadounidense famosaporsus librossobreetiquetaycomportamientosocial.(N.delT.)<<

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[14] Publicado originalmente enDetective FictionWeekly. © Popular Publications,Inc.,1937.ReproducidoconlaautorizacióndePopularPublications,Inc.<<

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[15]PublicadooriginalmenteenStreet&Smith’sDetectiveStoryMagazine.©Street& Smith’s Publications Inc., 1939. Copyright renewed. © The Condé NastPublications, Inc., 1967. Reproducido con la autorización de los agentes de laFundacióndeCornellWoolrich,ScottMeredithLibraryAgency,Inc.<<

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[16]Nombredefábricadeunatabladeescrituraespiritista.(N.delT.)<<

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