las ciudades del siglo xxi

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    PRLOGO: JOS MARA EZQUIAGA ARTCULOS: MIGUEL GARCA-BAR CSAR LANZA JOS LUIS LASO JAVIER RUI-WAMBA Y JOAQUN SNCHEZ IZQ

    L A S C I U D A D E S D E L S I G L O X X I

    ENSAYO SOBRE SUS FUNDAMENTOS SOCIOECONMICOS,TECNOLGICOS, ENERGTICOS Y CLIMTICOS

    LUIS IRASTORZA

    BABILONIA (600 A.C.) MASDAR CITY, ABU DHABI (2040 D.C.)

    f u n d a c i o n

    e s t e y c o

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    Para la difusin y el progreso de la Ingeniera y la Arquitectura

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    En mayo de 1991 se constituy la Fundacin Esteycocon la nalidad de contribuir al progreso

    de la ingeniera y de la arquitectura en nuestro pas.La situacin de precariedad e incertidumbre

    en que se ha estado desenvolviendo la ingeniera espaola independiente,ha exigido hasta ahora actitudes bsicamente de supervivencia.

    El esfuerzo de un creciente colectivo de profesionales

    y de rganos de la Administracinha ido, sin embargo, consolidando un sector cuyos serviciosson considerados indispensables en una sociedad moderna y eciente.

    Es tiempo de pensar en el futuro,con ando en que no tardar en hacerse presente.

    Fomentemos, para ello, un clima propicio para la creatividad,en el que se exija y se valore el trabajo bien hecho.

    Contribuyamos a una slida formacin de los profesionales de la ingeniera,conscientes de que las organizaciones valen lo que valen sus miembros

    y de que en la ingeniera el valor de las personasse mide por el nivel de sus conocimientos.

    Alentemos mejores y ms frecuentes colaboraciones interprofesionales,eliminando fronteras innecesarias.

    Reivindiquemos un espacio cualitativamente destacadode la ingeniera en la sociedad

    e impulsemos la evolucin de la imperante cultura del hacerhacia la cultura del hacer pensando.

    Consideremos las ingenieras como una prolongacin de la Universidad,en la que se consolida la formacin de los jvenes titulados,

    en los aos que sern decisivos para su futuro.Sintmonos involucrados con la Universidad y centros de investigacin. Aseguremos la estabilidad y pervivencia de nuestras organizacionesy establezcamos los medios para que su vitalidad, garanta de futuro,

    no se encuentre lastrada.Valoremos nuestra independencia, no como un arma contra nadie,

    sino fundamentalmente como un atributo intelectualinherente a quienes tienen por ocio pensar,

    informar y decidir libremente.

    Javier Rui-Wamba Martija Ingeniero de Caminos, Canales y PuertosPresidente de la Fundacin Esteyco

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    PRLOGO: JOSE MARA EZQUIAGA AR CULOS: MIGUEL GARCA-BAR CSAR LANZA JOS LUIS LASO JAVIER RUI-WAMBA Y JOAQUN SNCHEZ IZQUI

    L A S C I U D A D E S D E L S I G L O X X IENSAYO SOBRE SUS FUNDAMEN OS SOCIOECONMICOS,

    ECNOLGICOS, ENERG ICOS Y CLIM ICOS

    LUIS IRAS ORZA

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    2012 Fundacin ES EYCO

    2012 extos: Luis Irastorza, Jos Mara Ezquiaga, Miguel Garca-Bar, Csar Lanza, Jos Luis Laso, Javier Rui-Wamba. y Joaqun Snchez-Izquierdo

    Edicin y Diseo Grco: Pilar Carrizosa

    Impresin: Grafo S.A.

    Impreso en Espaa

    ISBN: 978-84-933 553-7-2Depsito Legal: M-39001-20121 Edicin. Diciembre 2012

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    NDICE

    PRLOGO DEL AU OR 11

    UN PRINCIPIO DE ESPERANZA 17

    LUIS IRAS ORZA

    JOS MARIA EZQUIAGA

    MIGUEL GARCA-BAR

    CSAR LANZA

    JOS LUIS LASO

    JAVIER RUI-WAMBA

    JOAQUN SNCHEZ-IZQUIERDO

    LUIS IRAS ORZA

    EN EL ORIGEN FUE LA CIUDAD (Y EN EL FINAL SER LA CIUDAD) 23

    LA CIUDAD: ADNDE VAMOS? 27

    EL HECHO SOCIAL DEL URBANISMO 31

    LA GNESIS DE UN LIBRO 37

    LUIS, UN FLUIR CONS AN E DE IDEAS E INQUIE UDES 39

    LAS CIUDADES DEL SIGLO XXI

    I. CONSIDERACIONES GENERALES 43

    II. FAC ORES CLAVE EN LA ECONOMA Y EN LA SOCIEDAD ALO LARGO DE ES A DCADA

    III. LOS PRINCIPALES VEC ORES DE RANSFORMACIN ENEL SIGLO XXI

    IV. IMPLICACIONES DE LA RANSFORMACIN EN LAS CIUDADES

    SN ESIS, CONCLUSIONES Y PROPUES AS

    SUMMARY, CONCLUSIONS AND PROPOSALS

    FUEN ES BIBLIOGRFICAS

    RESEAS BIOGRFICAS

    NDICE GENERAL

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    PRLOGO

    LUIS IRAS ORZA

    Creo que responde de forma razonablemente el a la verdad de los hechos el decir que la causa fundameneste libro no es otra que la conanza de Javier Rui-Wamba en que yo fuera capaz de exponer de forma sistey clara una serie de profundas convicciones y de reexiones a las que he ido llegando a lo largo de los ltimSe produjo el ofrecimiento por parte de Javier hacia nales del ao 2011 concretamente el 21 de diciembre

    fui capaz de decirle que no a pesar de haberlo intentado de todas las formas posibles. Pero su profunda automoral sobre m y, tambin, su insistencia disolvieron todas mis resistencias, que no fueron pocas ni de efundamento dado que, al intuir lo que se me vena encima, uyeron hacia mi mente argumentos que hubivalido para cualquiera menos para Javier. ambin tengo que reconocer que llevaba algn tiempo pensanddebera empezar a poner por escrito mis ideas, de escribir algo as como un testamento intelectual como hadmirado Jean Guitton, pero vea que todava no haba llegado el momento, fundamentalmente por las sigurazones: la falta de tiempo, el esfuerzo que me iba a suponer y, sobre todo, un profundo sentimiento denecesitaba madurar algunos de los temas antes de escribir sobre ellos. Antes de aceptar el reto de escribir esvea todava muy lejos dicho momento, quiz y de forma difusa a cinco o diez aos vista, o quiz ms.

    Una vez aceptado el reto de forma un tanto irreexiva, me invadi una profunda sensacin de vrtigo al perciclaridad que deba escribirlo a fecha ja y que la ierra se desplaza con relacin al Sol y rota sobre su eje enmovimientos de una forma imperturbable con respecto a las necesidades de ralentizar dichos movimientos hombres, en este caso por m. As que me puse, poco a poco, manos a la obra e introduje, con frceps, una actividad en mi vida que no era sino la de ordenar y clasicar una extenssima documentacin sobre el tema, ealgunos informes recientes y, sobre todo y fundamentalmente, empezar a ordenar mis ideas antes de expoIntent en todo momento aplicar aquella mxima de No te quejes de algo que no puedas solucionar, aunquereconocer que result ms difcil de seguir que de entender, como ocurre con casi todas las grandes ideas. Hmes de abril de 2012 empec, poco a poco, a escribir algunas de mis reexiones y, por suerte, la velocidad a l

    sido capaz de ir hacindolo ha resultado uniformemente acelerada, aunque debo confesar que el esfuerzo de hha sobrepasado, en ocasiones, cualquier umbral razonable.

    El objeto de este libro es el de realizar un anlisis de los diferentes factores que pienso que van a afectar a la ey a la sociedad a lo largo de los prximos aos, con un especial nfasis aunque no solo en los aspectoordenacin del territorio y de la edicacin. Antes de nada, el lector debe tener en cuenta, en todo momento, las dos siguientes cuestiones: por un ladbuscado realizar el anlisis ms global y general posible y aplicable al mayor nmero de pases y de personaha permitido la documentacin de la que dispongo, dado que muchos de los condicionantes son comunes, aunos afectarn de forma diferente en funcin de las circunstancias y de las capacidades econmicas y tecnode los diferentes pases. ambin realizo siempre un anlisis ms en detalle para Espaa y hago esto palas ideas y propuestas no queden demasiado alejadas de nuestra realidad prxima lo que nos podra lle

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    sentimiento, completamente errneo, de que no nos van a afectar y, tambin, por disponer de una documentacinms completa y actualizada de nuestro pas. Por otro lado, he llegado al convencimiento basado en el estudio pero,tambin, en la intuicin de que estamos en un momento de discontinuidad de la historia, cuya magnitud no meatrevo a calicar, que requiere de planteamientos y propuestas diferentes a los que hemos venido aplicando desde

    la revolucin industrial, ocurrida hace ms de 200 aos. Pero soy profundamente consciente de que la armacinanterior tiene mucho de intuicin, por lo que podra estar equivocado en cuanto a su propia existencia y, con mayorprobabilidad, en cuanto a su magnitud, para cuya calicacin me falta perspectiva histrica. Esta discontinuidadtiene, en mi opinin, dos causas no del todo independientes: por un lado, el desarrollo acelerado de los pasesemergentes al que seguir, sin duda, el de los pases en vas de desarrollo y, por otro, la proximidad a algunos de loslmites de nuestro planeta. En todo caso, no conviene olvidar que ideas tan importantes como las de verdad, certezao amor no son sino intuiciones.

    Paso a explicar las razones y motivaciones que me han llevado, una vez escrito, a seleccionar el ttulo del libro. Aunque mucho de lo que se habla en el mismo sera aplicable a los asentamientos rurales por ejemplo cuandose habla de las edicaciones, resulta aplicable en su totalidad a las ciudades, donde se plantean problemasespeccos con mayor intensidad que en aqullos, entre otros la densidad de poblacin, el transporte urbano, elabastecimiento de agua, el reciclado de basuras o la calidad del aire. Las ciudades concentran desde hace unospocos aos desde mediados de la dcada del 2000 algo ms del 50% de la poblacin mundial, un porcentajebastante superior a la riqueza del planeta y, lo que es todava ms importante cuando se habla del futuro, unporcentaje todava mayor que el anterior del crecimiento econmico que previsiblemente debe producirse en losprximos aos en el mundo.

    He querido limitar mi anlisis al siglo XXI por dos razones: en primer lugar, debemos tener una actitud de humildadcuando hacemos cualquier reexin sobre el futuro, mayor cuanto ms nos alejamos del presente, lo nico que deverdad existe y que podemos aprehender de forma siempre parcial y limitada. Adems, la brusca irrupcin en los ltimos 6 7 aos del gas no convencional y, en especial, del gas de esquisto, quecon sus enormes reservas podra modicar el status energtico mundial de una forma bastante importante y, sobretodo, producir un divorcio entre el discurso energtico preocupacin sobre la falta de reservas de hidrocarburoso sobre la localizacin del mximo de produccin de petrleo convencional y el discurso climtico -aumento dela concentracin de CO2 en la atmsfera- nos obliga a ser muy cautos con nuestras proyecciones, aunque siemprees necesario hacerlas. Y en segundo lugar, de tener xito el proyecto I ER de energa de fusin por otro lado,el proyecto ms ilusionante y trascendente de la humanidad junto con el colisionador de hadrones del CERN,tendramos que modicar todo nuestro discurso actual lo que personalmente hara encantado al disponer de unafuente de energa para varios millones de aos y que no producira calentamiento global.

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    PRLOGO DEL AUTOR

    Creo que con lo explicado hasta ahora queda clara la razn por la que denomino ensayo a este libro: son pensamy reexiones que intentan describir una realidad polidrica y cambiante de una forma necesariamente limRespecto de los fundamentos, intento describir de la mejor manera posible aqullos que estn cambiando dforma ms o menos acelerada. No desarrollo los fundamentos sociolgicos ni los formales, los primeros por

    que varan a mucha menor velocidad que los fundamentos de los que hablo, en profunda ebullicin, no debiolvidar en ningn momento que la ciudad debe ser diseada a la escala del hombre, por lo que es esencial coneste factor como central en cualquier planteamiento sobre la misma. Respecto de los aspectos formales, tamuy importantes precisamente por su escala humana, estn ms sometidos a modas que otros todo est somen mayor o menor medida, a modas, incluso el pensamiento losco, cientco o matemtico, por lo que parecido que tena que excluirlos si quera elaborar un discurso que pudiera resultar vlido para un plazo latiempo, como intento en este libro.

    Como portada he escogido Babilonia en la poca de Nabucodonosor, hacia el ao 600 a.C., y Masdar, enDhabi, hacia el ao 2040. Babilonia ha sido la ciudad ms nombrada y ms inuyente de cuantas han exio existen. Fue un autntico faro del conocimiento en su tiempo y durante un largo periodo de la historia,se prolong durante ms de 1500 aos, desde 1800 a.C. hasta el 300 a.C. Sus conocimientos matemticastronmicos fueron extraordinarios. Eran capaces de resolver problemas cuya resolucin requera de la ecde segundo grado ms de 1500 aos antes de que Al-Khwarizmi, que sin duda bebi en sus fuentes, nos ena resolverlos de forma sistemtica con la creacin del lgebra y, adems, conocan el teorema de Pitgoras 1000 aos antes de vivir ste! tal y como demuestra la tablilla de Plimpton (poca paleobabilnica, hacia XVIII a.C.). uvieron, adems una inuencia decisiva sobre la Biblia, el libro ms inuyente de todas las cal Oeste del ro Indo, la judaica, la cristiana y la musulmana. La imagen de la portada reeja el templo de M

    torre de Babel en la Biblia tal y como era hacia el ao 600 a.C. -muy diferente a como nos la ha transmla pintura y la literatura- tras los trabajos sistemticos de los arquelogos alemanes de principio del siglo especial a partir de Koldewey.

    En cuanto a Masdar, proyecto del que hablo con bastante detalle en el libro, es, en mi opinin, el ms ambicicuantos conozco y el que tiene pensado, al menos en el momento de escribir estas lneas, aplicar en mayor mlas ideas propuestas en el mismo. Me consta de forma indubitada la voluntad de sus promotores de desarun proyecto que pueda servir de gua en el futuro a otros similares y que intenta dar respuesta a los desaftenemos, todo ello de una forma consistente. Espero y deseo que este proyecto mantenga el espritu oripero el lector comprender que no puedo responder de esto y que lo que propugno son ideas, cuya vigenciaconvencido que se mantendr durante bastante tiempo, y no su aplicacin en desarrollos concretos, lo que dede sus responsables y de sus circunstancias particulares.

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    Este libro se articula de la forma que a continuacin indico. En primer lugar y despus de este prlogo del autor,tiene un prlogo de Jos Mara Ezquiaga, arquitecto y socilogo, Premio Nacional de Urbanismo (2006) y conquien he tenido la fortuna de debatir y madurar durante varios aos la mayor parte de las ideas de este libro. Ensegundo lugar, aparecen cinco artculos escritos por en orden alfabtico Miguel Garca-Bar (lsofo), Csar

    Lanza (ingeniero), Jos Luis Laso (abogado urbanista), Javier Rui-Wamba (ingeniero) y Joaqun Snchez-Izquierdo(economista), personas excepcionales por sus capacidades y por sus realizaciones, cuyo pensamiento y ejemplohan ejercido una gran inuencia sobre m, habiendo actuado de autnticos faros intelectuales, y que, adems, losconsidero amigos, lo que representa para m un honor y un privilegio muy grandes.

    En cuanto al cuerpo del libro, en el Captulo I recojo unas consideraciones generales que considero de granimportancia (la fundamentacin del conocimiento y de la verdad, el momento de profundo cambio que estamosviviendo o los intereses de los discursos), cuya lectura creo que permitir una mejor y ms profunda comprensindel mismo. En el Captulo II desarrollo, para los pases industrializados y para Espaa, los factores coyunturales dela economa y de la sociedad para los prximos aos, de 8 a 10 y, en algn caso por ejemplo, el endeudamientopblico o el accidente de Fukushima, alguno ms. En el Captulo III desarrollo -para el conjunto de los pasesdel mundo- los factores estructurales de transformacin para el siglo XXI, con las matizaciones antes descritas, queson el nuevo orden econmico y poltico derivado del desarrollo de los pases emergentes, la energa y el cambioclimtico; los anteriores son, en mi opinin los motores de la transformacin en la que estamos inmersos. En elCaptulo IV reexiono sobre la inuencia de los factores coyunturales y estructurales en la ordenacin del territorioy en la edicacin, poniendo el foco en la Unin Europea y en Espaa, aunque la mayor parte de lo que en l se dicepodra resultar aplicable con algunos matices a la mayor parte de los pases desarrollados. Por ltimo, incluyo unapartado que titulo Sntesis, Conclusiones y Propuestas, que aspira a ser un documento autosuciente no un meroresumen y por cuya lectura recomiendo empezar antes de enfrentarse al cuerpo del libro.

    Por otro lado, el contenido y la realizacin de este libro debe mucho a varias personas sin cuya contribucin sera, sinduda, de peor calidad o incluso podra no haber existido nunca. En cuanto al contenido, dichas personas son Jess Arellano, un autntico maestro para m en muchos aspectos de la construccin y con quien he aprendido y debatidomuchas de las ideas de este libro; Jordi Pascual, con quien estamos abordando por primera vez en nuestro pas unanlisis riguroso de la ventilacin e inltracin de los edicios; Servando lvarez, persona clave en nuestro pas parairnos aproximando a los edicios de consumo casi nulo de energa, reto sin precedentes en la edicacin; AntonioSerrano, cuyas ideas y propuestas sobre la mejora de la eciencia energtica y sobre la reduccin de las emisiones degases de efecto invernadero en el transporte deben ser tenidas muy en cuenta si pretendemos abordar esta cuestintan difcil con seriedad y solvencia; Alberto Cuch, cuyas ideas y propuestas sobre la reduccin de emisiones en laedicacin, tanto en la fase de fabricacin como en la de uso y explotacin, as como sobre la rehabilitacin de los

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    PRLOGO DEL AUTOR

    edicios merecen toda nuestra atencin y deben ser aplicadas; Sara Perales, con ideas muy originales e intesobre los sistemas de drenaje sostenible, que debemos incorporar en nuestros desarrollos urbanos. Asumo, ecaso, la responsabilidad de no haber sido capaz de transmitir elmente sus ideas pero, dado que varias de cade ellos estn recogidas en el libro, me ha parecido de justicia su mencin.

    En cuanto a la realizacin del libro, quiero agradecer a Consuelo Ruiz Pealver, cuya paciencia, maestra y crecon toda la parte grca y de tablas ha sido capaz de mejorar considerablemente los materiales originales quproporcionando; a Rosa Berrio, que me ayud de forma notable en la mecanografa, en la bsqueda de informsobre algunos temas y en la propia ejecucin del documento; a Jorge Soriano, por su ayuda inestimable en lodocumentacin solvente de otros proyectos sostenibles, por su profundo conocimiento de la historia de la Cas(Madrid) y por su capacidad de convertir en representacin grca mis ideas sobre algunos temas; y, por a Pilar Carrizosa, por su nimo, comprensin y apoyo completo que me dio a lo largo de la elaboracin del l

    Para nalizar, creo que he recibido mucho de las personas que antes he mencionado y de otras que no menpara no hacer la lista interminable y, en cierto modo, tediosa para el lector. Espero y deseo con intensidad qulibro sirva para devolver, en parte, lo mucho que he recibido.

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    UN PRINCIPIO DE ESPERANZA

    JOS MARA EZQUIAGA

    Comenta el historiador Frnand Braudel que la noticia del resultado de la decisiva batalla de Lepanto acae7 de octubre de 1571 tard veinticuatro das en cubrir los dos mil kilmetros que separaban el escenario blel Este del Mediterrneo de los centros de poder de la Europa del momento: las Cortes de Madrid y Paris. Casiroli sugera recientemente comparar estas coordenadas espacio-temporales con el mundo del 11 de septde 2001. Las nuevas tecnologas posibilitaron que el pblico pudiera asistir a la dramtica destruccin de lasGemelas en New York en tiempo real y simultneamente al conocimiento de la noticia en los grandes centdecisin a escala planetaria.

    El libro que el lector tiene entre sus manos responde al noble y ambicioso intento de dar cuenta de las acetrasformaciones que las ciudades han experimentado a lo largo del ltimo siglo y los decisivos desafoorden econmico, ambiental y energtico que habrn de afrontar en las prximas dcadas. Lo ms singutal empeo es, a mi juicio, la voluntad de abordarlo desde la globalidad. Emulando los antecedentes histde los monumentales ensayos de sociologa y economa comprensiva desde Max Weber a Joseph SchumpManuel Castell, el autor asume el desafo de analizar holsticamente asuntos tcnicamente muy complejosello habitualmente objeto de anlisis sectorizado, sin renunciar al rigor del especialista. La luz que arroja ltransversal de las dimensiones econmicas, sociales, espaciales y energticas de la condicin contempornmetrpolis es sin duda una de las contribuciones ms innovadoras y valiosas del texto.

    Creo sinceramente que el autor cuenta con las cualidades personales necesarias para abordar esta ingenteuna curiosidad intelectual proteica y exenta de prejuicios, un estilo generoso y un pensamiento crtico y rigque se nutre del imperativo categrico de una tica personal y profesional exigente y comprometida. Po

    motivo, este libro puede leerse tambin como el itinerario vital de un ingeniero comprometido activamenteconstruccin de la realidad, sin renunciar por ello al valor del conocimiento para construir el futuro. Es por eapelacin de alerta, pero tambin de esperanza, ya que se formula desde el convencimiento de que los seres hsomos autores y responsables de nuestra propia historia. Esta visin crticamente lcida pero positiva vinmi juicio, esta obra con la fecunda tradicin del pensamiento ilustrado en la ingeniera espaola, desde IldCerd o Arturo Soria, magncamente representado en la generacin contempornea reunida recientementCsar Lanza.

    La biografa personal y profesional del autor le ha hecho dramticamente consciente del agotamiento paradigmas urbansticos contemporneos para dar respuesta solvente a las exigencias de calidad de vida, csocial y sostenibilidad medioambiental de las ciudades en el futuro inmediato y de la consecuente necesidcontribuir a la construccin intelectual y prctica de modelos alternativos. No es ajena a esta visin la experielargos aos de trabajo en el proyecto de Prolongacin de la Castellana, cuyos afanes hemos compartido tanto Un proyecto de tal ambicin obliga a pensar en claves tcnicas y nancieras, pero tambin desde la perspela responsabilidad en el futuro de la ciudad. Por este motivo, el proyecto tiene que apostar por la innovacimuchos campos: aportando soluciones tridimensionales que se apartan manera habitual de concebir el urbanrespondiendo a los nuevos desafos energticos con estndares y soluciones ms rigurosas que las hoy exigiben la eciencia energtica de los edicios como en las estrategias de gestin centralizada de calor, refrigereciclaje de agua y quizs en un futuro inmediato de produccin distribuida de energa limpia.

    En un contexto en el que en el que la teora urbanstica se ha visto eclipsada por la prctica del planeamient

    por su expresin jurdico-legal, reexionar sobre las claves de la ciudad contempornea tiene, a mi juicio, un inters. Este libro nos sugiere la necesidad de renovar los paradigmas a partir de los cuales el planeamiento urb

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    puede ser capaz de ofrecer una respuesta eciente a los nuevos problemas derivados de la crisis energtica y ambientalde la ciudad contempornea, tal y como en el pasado constituy una herramienta til para responder a los dramticosproblemas de organizacin de la ciudad industrial. A desarrollar esta idea dedicar mis reexiones nales.

    Ciudad y GlobalizacinEn efecto, los cambios en las formas de produccin, organizacin del consumo y movilidad de capitales, personas ybienes, estn afectando de manera profunda al carcter de las ciudades. Lo global y lo local se encuentran conectadosde manera inimaginable en las sociedades tradicionales. El salto en las tecnologas de comunicacin y la estrechainterrelacin de los mercados genera que acontecimientos en centros de decisin lejanos afecten rutinariamente a las

    vidas de millones de personas. Ms precisamente, las modernas telecomunicaciones, es especial Internet, han rotovnculos tradicionales entre el tiempo y el espacio.Signicar esto el n de las ciudades como conglomerados de personas y actividades? Ms bien al contrario, los

    nuevos fenmenos potencian una intensicacin de las relaciones econmicas y sociales que atraviesa el entramadode ciudades fortaleciendo su papel como verdaderos puestos de mando, en la todava vlida expresin de LeCorbusier, de las sociedades modernas.

    La representacin de la ciudad tradicional se construa sobre la idea de lmite, bien fuera ste la demarcacinfsica del recinto urbano materializado en puertas, murallas o bulevares o bien la escisin ms ideal entre eluniverso articial ordenado y el mundo de lo orgnico y natural. La metrpolis moderna ha desvanecido toda ideade lmite a priori, inaugurando lo que se ha venido en llamar la era de la desterritorializacin. El socilogo britnico Anthony Giddens ha analizado la ntima relacin existente entre la modernidad y las transformaciones en el tiempoy el espacio. Las sociedades modernas tensionan crecientemente la escisin entre espacio y lugar favoreciendolas relaciones entre sujetos espacialmente distantes. Dcadas antes Melvin Webber fue pionero en formular lasconsecuencias espaciales del creciente desarrollo de dominios de relacin no referidos a lugares determinados: Porms adecuado que sea el lenguaje de los usos del suelo y las densidades para describir las caractersticas estticas de unsitio, es incapaz de tratar explcita y especcamente de los modelos dinmicos de localizacin de la comunicacinhumana, que se dan en el espacio, pero que trascienden cualquier lugar dado

    En la esfera social, la escisin espacio-temporal es condicin necesaria del dinamismo extremo que caracteriza ala modernidad y proporciona los engranajes para el desarrollo de las organizaciones racionalizadas. Estas son capacessegn Giddens de conectar lo local y lo global de manera inimaginable en las sociedades ms tradicionales y alhacerlo rutinariamente afectan a las vidas de millones de personas. Las consecuencias espaciales de la racionalizacindel consumo son determinantes. La ciudad tradicional como conjunto de lugares, es decir, como espacios yacontecimientos identicables, fruto de una historia irrepetible, se ve anulada por un creciente fenmeno dehomogenizacin de espacios y modos sociales. Son los denominados por Aug: no-lugares (autopistas,aeropuertos, hipermercados, grandes hoteles,..), fruto de la macdonalizacin (Ritzer) del consumo en esferasdiversas. Emerge de esta forma una nueva ciudad archipilago, integrada por una suma de lugares temticos(parques de ocio, parques comerciales, centros de negocios, nudos de transporte) conectados por autopistas eidnticos en contextos geogrcos diversos congurando la nueva geografa despojada de identidad, a la que RemKoolhas se ha referido en ocasiones como ciudad genrica.

    El reejo espacial de estas transformaciones ha generado una profunda alteracin del escenario urbano. Elcrecimiento exponencial de la movilidad metropolitana tiende a propiciar una ocupacin difusa del territorio antes

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    residencial o los usos del suelo se justicaban desde la utilidad para garantizar el aire y el sol a las viviendas, la movilidadsostenible, el acceso de los ciudadanos a los equipamientos y servicios, o el equilibrio entre la disposicin de unaoferta de suelo urbanizado suciente para satisfacer las necesidades de vivienda y la preservacin medioambiental.El planeamiento y la gestin urbanstica han constituido instrumentos tiles para alcanzar estndares elevados decalidad de vida pero no han logrado evitar las graves distorsiones que en las ltimas dcadas han afectado a lasgrandes metrpolis: dilapidacin de recursos naturales o culturales, declive de los centros tradicionales, agravamientode los costes ambientales e infraestructurales generados por las nuevas formas de ocupacin dispersa del territorio,fragmentacin social y nalmente crisis nanciera e inmobiliaria.

    En la actualidad existe un especial inters en la epistemologa y en las ciencias experimentales, por el no-equilibrio, la irreversibilidad y probabilidad como nociones clave para el entendimiento de los sistemas dinmicos.Como ha sealado Prigogine: En la concepcin clsica el determinismo era fundamental y la probabilidad era unaaproximacin a la descripcin determinista, debida a nuestra informacin imperfecta. Hoy la situacin es la inversa:las estructuras de la naturaleza nos constrien a introducir la probabilidad independientemente de la informacinque poseamos. La descripcin determinista no se aplica de hecho ms que a situaciones sencillas, idealizadas que noson representativas de la realidad fsica que nos rodea. (El nacimiento del tiempo. 1988).

    En la esfera urbanstica el reduccionismo resultaba maniesto en los enfoques funcionalistas y organicistasinspiradores de las primeras legislaciones urbansticas europeas. En estos modelos se asociaba simplicadamente elorden al equilibrio y el desorden a la inestabilidad. La historia resultaba excluida a priori de los sistemas en equilibrioya que estos, por denicin, slo pueden persistir en su estado sin uctuaciones. El esquematismo implcito en las

    tcnicas del zoning conviene a una concepcin esttica del plan como consecucin de un equilibrio intemporal,entre los mltiples factores que construyen el territorio.En los aos sesenta la reaccin terica frente al esquematismo funcionalista focaliz su atencin sobre la

    dimensin dinmica de los hechos urbanos. En esta lnea, las aportaciones de las aproximaciones estructuralistasy sistmicas fueron notables. La consideracin de la ciudad como sistema de transformaciones abri la posibilidadde la formulacin de modelos explicativos lgico-matemticos. Ahora bien, la formulacin de modelos de escaladiferente de los fenmenos urbanos comportaba dos importantes problemas. En primer lugar, conllevaba una seriadicultad para traducir las formulaciones tericas en estrategias operativas de intervencin en la ciudad, apoyadassobre las herramientas urbansticas. Por otro lado, el relativo fracaso de las pretensiones predictivas de los modelospuso de maniesto los lmites de la descripcin determinista para abordar solventemente la complejidad urbana.

    El reiterado fracaso de los planes urbansticos como anticipacin a largo plazo del modelo territorial pone demaniesto la asimetra entre la simplicidad de las tcnicas urbansticas y la complejidad del fenmeno social -laconstruccin de la ciudad- sobre el que dichas tcnicas se aplican. La complejidad geogrca, histrica y morfolgicadel territorio difcilmente se resigna al encasillamiento simplista en las categoras legales de la planicacin. Sehace necesario un enfoque sensible a la heterogeneidad de los espacios y territorios ms orientado a identicar lasoportunidades en ellos implcitas para promover acciones transformativas que a imponer unas tcnicas normativas.

    En este nuevo marco, comenzaron a abrirse fracturas en los conceptos convencionales del planeamiento urbansticocomo la expresin tcnica del inters general. Charles Lindblom puso de maniesto a nales de los cincuenta lacontradiccin existente entre el nivel de informacin y la complejidad organizativa que requiere el planeamiento

    racional-comprensivo y la capacidad de los planicadores; reclamando, alternativamente, un planeamientoincrementalista, a partir del cual fuera viable la consecucin de metas realistas a corto plazo. Avanzando un paso ms,

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    UN PRINCIPIO DE ESPERANZA

    Paul Davidoff cuestion el fundamento poltico del plan comprensivo sobre la hiptesis de un nico inters pentendiendo que este concepto contribuye a perpetuar el monopolio sobre la capacidad de planeamiento, desalela participacin ciudadana. A partir del reconocimiento de la complejidad de intereses contrapuestos en la reurbana, el advocacy planning aspiraba a expresar la racionalidad, limitada pero legtima, de determinados coexcluidos de las decisiones urbansticas. Ms recientemente autores como John Friedmann han propuesto unaaproximacin al planeamiento alejada del denominado pensamiento eucldeo. Este ltimo estilo de planeamieconsidera limitado por su racionalidad instrumental y su enfoque simplista basado en recetas prestablecidasalternativa, el autor dene el planeamiento como aquella prctica profesional que busca especcamente conformas de conocimiento con las formas de accin en el dominio pblico.

    El entendimiento del planeamiento como vnculo entre conocimiento y accin es sustentado tericamentotros autores desde la teora de la accin comunicativa de Habermas. Desde estas aproximaciones el desafimportante que debe afrontar el planeamiento contemporneo consiste en articular un entendimiento comlos problemas en un contexto de diversidad social y cultural. El planeamiento gana as un nuevo potencialinstrumento para promover el debate pblico y el aprendizaje social. La respuesta a la cuestin antes formsobre la capacidad del planeamiento urbanstico pura ofrecer una respuesta eciente a estos nuevos problema mi juicio por un cambio de paradigma en el objeto, tal como demuestra este libro, pero tambin en el mtadoptando un enfoque estratgico, estructural y pluralista.

    La estrategia permite anticipar una cierto nmero de escenarios para la accin susceptibles de ser modicafuncin, tanto del progreso de la informacin disponible, como en respuesta a la aparicin de elementos ale

    que perturben la accin. Como advierte Edgar Morin, mientras la aparicin de circunstancias inesperadas adsupone la paralizacin del programa, la estrategia es capaz de integrar el azar para modicar o enriquecer su aenfoque estratgico solventa la objecin formulada por Popper a la planicacin holstica: cuando ms grandlos cambios intentados mayores tendern a ser las repercusiones inesperadas y el recurso focalizado a la improfragmentaria, generando el fenmeno de la planicacin no planeada. Un enfoque estratgico demanda unadenicin del objeto del Plan para delimitar que problemas deben resolverse a travs del mismo y que cuedeben remitirse a otros instrumentos de gobierno de la ciudad. Debe, adems, ser capaz de establecer unas re juego o sintaxis de elementos irrenunciables o negociables; fuertes o dbiles; vinculantes o indicativos.

    El enfoque estructural supone entender la realidad urbana organizada en diferentes niveles signicativoslos que posible incidir con instrumentos normativos y proyectuales diversos. Con un doble objetivo: Proporun marco legible de diagnstico de los hechos urbanos sin simplicaciones abusivas de su complejidad y faciadecuada correspondencia en los planos de diagnstico y los instrumentos de intervencin y ordenacin de la

    Finalmente, la idea de pluralidad se utiliza en un doble sentido: como toma de conciencia de que la formude una estrategia urbanstica est estrechamente conectada con la posicin del planicador, es decir, con sus y con la posicin de la instancia promotora del planeamiento; y como actitud de apertura epistemolgica, escomo asuncin del marco de incertidumbre en el que necesariamente se ha de desenvolver la actividad urbaEn trminos ms concretos signica asumir el punto de vista de las demandas plurales de los ciudadanoconcepcin del planeamiento como plataforma ptima para la concertacin, tanto en el mbito de los divniveles de gobierno del territorio, como entre aquellos y la sociedad civil y una orientacin del mismo h

    identicacin de oportunidades para promover acciones transformativas ms que a imponer tcnicas norma

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    La palabra ms antigua que se conserva del esfuerzo de los pensadores solitarios los lsofos por alcanzar de las cosas se reere a lo necesario y a lo justo. Dice que hay que armar que todo nace desde el mismo lugar haciadonde todo muere, o sea, que la realidad, en su conjunto inmenso, est constituida por dos sectores, slo ulos cuales vemos y nos llena de interrogantes, mientras que el otro,el insondable, el dominante , explica todos losproblemas y todas las apariencias entre las que nos hallamos cotidianamente. La zona de lo real que nos esprxima y de la que formamos parte es un constante cambiar entre los acontecimientos oscuros del nacimienmuerte. Ser es este cambiar que dispone de un tiempo limitado pero ordenado. Otra cosa, que propiamente porque no nace ni muere ni se deja ver o tocar, se reserva la fuente del sentido de este cielo abigarrado, sorpredemasiado vario como para que los poetas y sus diosas inspiradoras nos lo describan de veras en sus causas

    La idea inicial de la losofa, cuando se llamaba a s mismahistoria natural , est tcitamente inspirada por laciudad, a la vez que, tambin tcitamente, aspira ya a renovarla y quiz hasta a revolucionarla.

    En efecto: este arcaico genio, Anaximandro de Mileto, considera la realidad escindida en dos nivelereproducen la situacin de la ciudad de los hombres, slo que idealizndola. Lo Dominante (arch ) y Originario, loInmutable y archidivino (porque los dioses nacen y no mueren, y Arch no muere, pero tampoco nace, y tamexiste cambiando o teniendo historias y matrimonios): esto superior, que no se llama ningn nombre de cosa nacsino slo Indeterminado (peiron), abraza todo lo restante, le impone el orden de sus tiempos y lo rige, en denitivsegn lo necesario; y esta necesidad, por la que la duracin concedida a cada cosa es justicia, y es justicia tapor lo mismo, la muerte de cada cosa, a n de dejar paso al nacimiento de otra nueva, controla y decide todo lo que cambia. Al conjunto de lo nacido, o sea, a la Naturaleza ( physis ), le impone su ley inexorable y justa el

    Principio. Cuanto ocurre y vemos, pero no nos explicamos a esta primera vista, sucede porque el Principio atiene dispuesto desde que dict el orden (taxis) de los tiempos y puso a cuanto de lse desprendi (como un vulose desprende de las paredes de la Matriz de toda la naturaleza) bajo lo Necesario. El Principio, el Prncipe, nNecesidad de la naturaleza, no es el iempo ni es la Justicia que imparte vidas, suertes y muertes a la Natuno es la Ley (la palabra la omite nuestra reliquia del libro de Anaximandro, quiz porque no le gustara sconsciente del modelo que haba tomado el atrevido ascenso de la mente del lsofo). El Prncipe, la MatInsondable e Innito, est por encima de toda ley e impone todas las leyes. Es la fuente de la ley, bajo la cencuentra todo lo nacido de l, todo lo que regresar al morir a l.

    Anaximandro vio la Ciudad humana, en la que seguramente l mismo fue un aristcrata de estirpe regique la antigua tirana de los monarcas se haba disuelto en Derecho, Gobierno, instituciones incipientamdemocrticas, y que este avance respecto de los viejos Agamenones y Aquiles traa consigo no la guerra dsino el adelanto comercial, los inventos, el control del calendario, los inicios de la ciencia e incluso una organfederativa que poda por el momento triunfar de la barbarie catica de los imperios orientales. Claro que este justo, al que ya haba cantado Hesodo, no era perfecto, pero era maravilloso. Y cuando el pensador ingeniediseaba relojes de sol o meda el instante del solsticio y el del equinoccio, y saba en qu ao preciso ocuprximo eclipse de sol, miraba el mar, las nubes, los campos, los animales, los hombres, aunque no poda vea todas estas cosas la ley que las permita y las organizaba, elevaba su pensamiento hasta ella y hasta su fueall de los bordes del cielo ms lejano.

    Los hombres vivimos gracias a las leyes, que han establecido para nosotros el limitado paraso de la

    en mitad de los campos inhspitos. Desde la Ciudad, cultivamos, como jardines, porciones de estos camporque sabemos, despus de inmensos siglos de titubeos, que hasta lo salvaje, controlado por la ley, pr

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    MIGUEL GARCA-BAR

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    multiplicadamente los frutos que se vuelven nuestros alimentos y los ganados que hacen casi fcil nuestra existenciade viajeros, comerciantes, soldados. Al explorar segn la ley ciudadana los movimientos de la naturaleza que nosrodea, observamos una correspondencia extraordinaria: la Naturaleza, ciertamente, gusta de ocultarse, porque enrealidad, su apariencia de incomprensible Fuego o de pura Guerra (todo cambia constantemente, nada se repite,todo lo que vive est matando algo y trasformndolo en otra cosa) esconde una Proporcin (logos ) conforme a lacual todo sucede. Hasta la msica, inspiradora de la locura sagrada (mana ), en la que los hombres se ponen fuerade s (xtasis ) y se unen a la Vida de Diniso, es en realidad proporcin numrica.

    De este modo, inspirados por la realidad salvadora del Derecho en la Ciudad (el Derecho hace la Ciudad, perotambin se dira que la Ciudad hace el Derecho, y no es posible decidir humanamente qu fue primero), los lsofosarcaicos preguntaron a la Naturaleza si tambin ella viva por el Derecho, y hallaron que la respuesta era que s. Ytambin en este caso caba la duda de si el superior Derecho que impregna la Naturaleza es anterior a sta o si stafue su cuna. Pero en seguida la cuestin qued zanjada: en la Ciudad, jueces y reyes, por cuya boca vea Hesodomanar la leche y la miel de la Ley, cabe la corrupcin de lo Justo; en la Naturaleza, no. Hay, pues, una posibilidad deque el Derecho cvico haya sido establecido por los hombres mismos (nomos ) segn cierto pacto que las necesidadesde la supervivencia forzaron; pero la Naturaleza misma ha nacido ya bajo lo Necesario, el Orden, la Proporcin,a todo lo cual se llamar Autoridad (arch ), pero no Convencin (nomos ). Ahora bien, si los hombres mismos ensus ciudades forman parte, como es indudable, de la Naturaleza sometida a la insondable y absolutamente justa Autoridad, y si sus vidas privadas obedecen no a la ley de las ciudades sino a la comn de la Naturaleza en cadadetalle y cada avatar, cmo no surgir desde los principios mismos de la losofa la idea grandiosa y peligrosa, de

    tan grande de buscar que la Convencin ciudadana, a n de cuentas tan variada como las fronteras de las mltiplesCiudades, se ajuste (harmona ) poco a poco o de una vez a la Proporcin divina del Cielo?El lsofo arcaico tard algn tiempo en reexionar radicalmente sobre el hecho asombroso de que l, mera parte

    de la Naturaleza, supiera tanto sobre la ley impuesta por la Autoridad ms que divina; pero desde el principio de estareexin entendi que su sabidura, que en el fondo deber ser patrimonio comn de la humanidad, al escalar loscielos y ms all de ellos (metafsica), trae de vuelta a la Ciudad el plano de su Revolucin. Una revolucin debersajustarte a la ley divina de la Naturaleza y prescindirs, para ello, de tus caprichos individuales, egostas, diseados sobretodo para justicar tus guerras contra las Ciudades que te estn prximas que en realidad es una reforma: una enmiendadel estado de cosas de hoy, que ya se ha alejado demasiado de la justicia segn la Naturaleza, para que regrese a suprimer origen, del que, quiz misteriosamente, slo los hombres nos hemos separado, como si hubiramos salidodel Paraso inicial, de modo que ahora andamos perdidos por el mundo, aunque, maravillosamente inspirados porla fuerza natural de las cosas, hayamos ya emprendido el retorno a la Naturaleza gracias precisamente a la fundacinde la Ciudad.

    Ya se ve que este programa, segn el cual la Metafsica es siempre reforma revolucionaria, implica curiosas derivas,algunas de las cuales determinaron el destino histrico de los lsofos arcaicos. La Ciudad no debe disolverse enla Naturaleza, precisamente porque el Hombre es el nico entre los seres sublunares que no simplemente est enla Naturaleza sino que, adems, la conoce como tal, o sea, a la luz de su Autoridad. En consecuencia, la Ciudaddebera reejar un orden ms cercano al de lo divino que al orden que observamos en los seres sin conciencia de laLey. Un hombre que se abandona a la Naturaleza, as, sin ms, es de hecho del todo inviable: el vstago humano al

    que no recoge o levanta del suelo ningn germen de Ciudad, muere en cuestin de horas. Esto es excepcional enel seno de la Naturaleza. Est claro que esta extraa forma natural que es el ser humano, justamente caracterizada

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    porquetiene conocimiento de la Proporcin que rige todo (zoon logon echon, animal rationale), se encuentra en la cimade la Naturaleza y, para decirlo mejor, como a mitad (metax, palabra central de la losofa socrtico-platentre el Principio y la Naturaleza. El conocimiento, que lo rene en la forma superior de Naturaleza llamada C(polis), es la base misma de su posibilidad de vivir. La Ciudad es ya, pues, de alguna manera, lo Divino trasa copia natural o, mejor dicho, humana y slo humana. No comparemos a la Ciudad de estos maravillososIntermedios que somos nosotros con las colmenas o los hormigueros! Eso es una blasfemia. La Ciudad ha para que este casi Demon que es el hombre, este vnculo entre lo Divino y lo Bajo de la ierra, quiz ms celos cielos y sus astros-dioses que a los animales y las plantas, realice poco a poco una humanizacin de la Nque, sin violar sus leyes, la haga fructicar de la mejor manera posible. El construir humano no podr ser otrsi se entiende rectamente a s mismo desde la Verdad de la Filosofa, que un poner en tensin explcita a la con lo Divino. Esto no signica lanzar a la ierra a la servidumbre de los meros deseos del hombre, porque pes por donde ms conectamos con la mera vida animal y hasta con la mera vida vegetativa. La primera lospropuso la explotacin tcnica de la Naturaleza como su consecuencia irremediable. Al contrario, pens eque la teologa cristiana medieval encontr sumamente afn con sus designios: la humanizacin profundaNaturaleza, pero segn los criterios de la Mente, que, como deca Sneca, esDios que vive de husped en el cuerpohumano; lo cual signica un hacer regresar la Naturaleza a Dios, en cuyo trabajo tambin el Hombre se poncamino de este mismo regreso, de esta elevacin (redditio) o recapitulacin. En el trabajo de humanizacin de la

    ierra se cumple una parte fundamental de la colaboracin del hombre con la Redencin, y este trabajo se conforme al modelo de otro preliminar: la edicacin de la Ciudad propiamente humana, o sea, divino-hum

    Cuando fray Luis de Len ensalza los campos libres como reejo de la belleza creacional de Dios yprivilegiado para la oracin, est ya mirndolos a la luz de esta tarea de consagracin que los hombres lla cabo, muchas veces sin conciencia y otras contra toda conciencia, por el medio humilde de construir nuciudades.

    La arquitectura no lleva, pues, casualmente este nombre de Arte Primera, Arte Dominadora.

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    que involucra a la fuerzas actuantes en torno a la ciudad, que podran simplicarse en tres: la poltica, que es laesfera de la voluntad-decisin y se basa en los instrumentos de la economa y el derecho; la arquitectura, a la quecorresponde el diseo de la materialidad perceptible del espacio urbano; y la ingeniera, que rige la concepcin y elgobierno de los grandes sistemas funcionales. Cuando un ingeniero toma la ciudad como objeto de su pensamientocreativo se encuentra con un hecho tan simple y a la vez tan enrevesado como es esa tensin, orientada en mltiplesejes. El mayor fallo de la Ilustracin como modelo representativo de lo que querramos los ingenieros que fuese elmundo es precisamente que ste, en lugar de cartesiano y ordenado, nos parece babilnico y catico. La realidad delas cosas tampoco se deduce bien de los incontables discursos dbiles y deconstructivos que plagan el sincretismo dela urbanidad contempornea, bien sea postmoderna, tardomoderna o simplemente antimoderna, hundida en unatransicin imposible entre contextos y signicados. La ciudad vuelve a ser despus de todo el lugar y la metfora de

    los cambios de forma, de las conclusiones de importancia general sobre el enmadejado encuentro de los argumentosprofesionales o de las aspiraciones particulares de tantos grupos de inters.La idea de la ciudad contempornea se desliza en un campo dipolar, donde las lneas de fuerza slo son brevemente

    rectas y los frecuentes cambios de direccin contrastan con una inercia urbana que ni siquiera se comprende bien aescala macroscpica. La ciudad ms que un medio fsico articial es una fbrica de emocin humana, un continuodevenir de difcil diseo porque parece que escapa a cualquier prediccin y siempre se est construyendo a s misma.La segunda ley de la termodinmica dice que en el mundo real, el desorden siempre crece. Sin embargo la simpleobservacin nos hace ver que la vida crea orden, el universo parece que an se est haciendo no descomponindosey no hay gran base esperemos para la admonicin apocalptica deldies irae . La historia de la ciudad actual es unaantologa anti-utpica de retratos de la tensin humana entre el goce y el suplicio, de la alegra y las pupas de la vida,y tambin de sus pasiones. La ciudad, efectivamente, reeja un estado de nimo y unos valores.La ciencia fracasa en su incapacidad para encontrar un mtodo conable de explicacin de la ciudad, algoque al menos permita establecer ciertos nexos causales entre su estructura fsica forma e infraestructura y lacondicin vital urbana. La urbanstica se ve hoy como una disciplina algo taciturna, una tcnica instrumentalen cierto modo desacreditada por los abusos de poder. El tratadismo racionalista y bienintencionado de laeoraGeneral de la Urbanizacin de Cerd o Der Stadbau de Baumeister y Stbben perdi vigencia a partir de la poca delos ensanches, y slo algunos de sus principios pueden tomarse hoy como una referencia vlida. Y no digamos losintentos ingenuos de transmutar el arte de la arquitectura en prescripciones cannicas de diseo urbano, da igualque hayan venido del esteticismo de Sitte o del pseudo-racionalismo de Le Corbusier, cuya idea de ciudad vinculadaal movimiento moderno dio lugar a algunos engendros insufribles por la errnea concepcin de un funcionalismosupercial e inorgnico. Ello al margen del talento indisputable que el activista suizo supo demostrar en tantas otrasexhibiciones, panetos y obras, que todos guardamos asociadas a la memoria constructiva del Veinte.

    La ciudad se transforma por accin concurrente de muchos, grandes y pequeos, que no siempre obran encoherencia. Pero ello no signica que esa evolucin sea espontnea o que no obedezca a un cierto sentido de orden.La morfologa urbana expresa algo vivo aunque no siempre se pueda poner en relacin explcita con una gramticagenerativa, y las teoras que pretenden reducir su progresin a un conjunto de acumulaciones de pequeos actosindividuales son falsas porque la ciudad actual se forma, objetiva y esencialmente, a partir de su infraestructura. Lamano que hace y deshace la ciudad no es invisible, tiene al contrario una presencia bien determinada. La ciudadavanza da tras da en una continuidad de innitsimos ocasionalmente aspirantes a un protagonismo innito

    pero el cdigo gentico que la hace realidad se halla en las grandes acciones discretas, en la funcionalidad de lossistemas y la materialidad potente de la infraestructura.

    LA CIUDAD: ADNDE VAMOS?

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    Interesara por otra parte juzgar si la forma urbana es una propiedad estructural o de importancia secundacomparacin con otros hechos como la dimensin o la conectividad, que juegan un papel generatriz muchodeterminante en la organizacin de la ciudad contempornea. En realidad es la topologa y no la geometra domina las relaciones espaciales en la gran escala, aunque hay demasiados urbanistas que no parecen tencuenta. Nueva York fue la primera ciudad que dio continuidad al tiempo urbano y de paso dej de dormirhizo a causa de la pulsin transformadora que le conrieron sus puentes sobre el Hudson y el East River, genuna dinmica que puede considerarse brutal pero en su da fue poticamente conmovedora. La ciudad de hoyse puede conocer siguiendo el esquema clsico de percepcin del mtodo de Kant porque no se trata de un eeucldeo sino de un artefacto gigantesco, una estructura de naturaleza politpica funcionalmente irregularcualitativo y en lo metrizable, con mltiples facetas y desigualdades. No existe una visin natural u objetiv

    ciudad y quien pretenda obtenerla especular en torno a la posicin irreal de un observador imposible, cegala pared de la cmara oscura y la ccin reduccionista del espacio fotogrco.La riqueza contextual que se deduce de las complejidades visibles y las que no son tan visibles de la

    debera hacer que, frente a las intervenciones urbanas, sus habitantes reclamasen la primaca de la adecuacconcepto sobre la pura materialidad de la obra. Algo que llama la atencin dentro de los debates de la urbaes su aparente indiferencia acerca de un fenmeno tan notorio como el cambio tecnolgico, quiz la fuerzms ha inuido en la transformacin de la sonoma urbana y en la conformacin de la ciudad moderna a la guerra (especialmente en la Europa del Veinte) y las uctuaciones cclicas de la economa capitalista. Rcurioso porque adems en Espaa los dos ejemplos histricos que se predican como paradigmas de innovconceptual en este campo, la ortorretcula cerdiana y la ciudad lineal de Arturo Soria, fueron consecuencia del progreso tecnolgico operado en la movilidad por el ferrocarril y el tranva. A lo largo del siglo pasado lase transform, para bien o para mal, no tanto por razn del gusto o la inspiracin de sus planicadores sino tremenda fuerza directriz de la tecnologa del transporte en horizontal y vertical, de la mano de las especialidla ingeniera: civil, mecnica, elctrica. Los logros de la tcnica alteraron para siempre no slo planta y perciudad sino la forma que tienen de vivirla sus moradores. La fotgrafa neoyorkina Berenice Abbott, que habaausente de su ciudad natal durante la mayor parte de los aos Veinte, se encontr tan profundamente sorprensu vuelta que dedic la dcada siguiente a ilustrar la intensidad del cambio urbano ocurrido, dando lugar a undelicioso que es un clsico para los amantes de la gran manzana:Changing New York . Y Abbott no era urbanista.

    Sostiene Christopher Alexander que existe una cualidad esencial que diferencia una ciudad buena de otrapero no es fcil captarla analticamente porque vara de un lugar a otro. Se trata de una especie de gracia, unasutil que tiene la buena ciudad de desembarazarse de ciertas contradicciones internas. A pesar de ser percibuna manera relativamente fcil y objetiva, esa cualidad no se puede denir con claridad porque no tiene un noLa paradoja que surge al notar la bondad de una ciudad sufriendo al mismo tiempo la contrariedad de no psintetizarla en un rasgo concreto, en una palabra, se resolva metafricamente en la antigedad con el genius loci , laexpresin que la mitologa romana usaba para designar al espritu protector de un lugar.

    En la ciudad no hay un modo nico de ver lo real, puesto que falta una fenomenologa intencional yemprica. Dentro de la consciencia urbana tambin inuye el imaginario indirecto que proporciona la cucon un repertorio de lo potencial e hipottico que va ms all del patrimonio de la experiencia directa. En suInvenciones urbanas escriba Juan Garca Hortelano que cada atardecer, cuando trenes subterrneos conducen ha

    los televisores enjambres de cuerpos desolados, alguien suspira esta pregunta: Pero adnde vamos?

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    EL HECHO SOCIAL DEL URBANISMO

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    I. La sola reexin de que con motivo de darse a conocer la publicacin de una obra de la que son auprofesionales tcnicos de relieve singular, pertenecientes a las que tradicionalmente han sido consideradas disde este carcter, da idea de que el urbanismo como tal, especialmente el contemplado durante el Siglo XX y eaos del actual, se ha mostrado de modo notorio como un hecho social desde cuya dimensin surge claramsu desarrollo transversal en campos muy diversos en los cuales se ha dado la enriquecedora experienciaconuencia mltiple y, por ello, su atractiva participacin en todos ellos.

    Aproximndonos desde esta perspectiva a la problemtica tratada en esta obra, uno de los camposcomprometidos en su desarrollo es el proveniente del marco jurdico que ha de darse a este fenmeno, mtrascendente a sus diversas especialidades, aun desde el sentimiento obligado del mantenimiento de la unidDerecho, y ello ante el hecho relevante de dar satisfaccin a las necesidades procedentes de su recepcinpartiendo crticamente de los modelos hasta ahora recorridos. A partir de este enfoque es como ha de toconciencia de los imperativos que la nueva realidad plantea y de su respuesta a las demandas todava incipieaparecen en la poca que vivimos, producto de los cambios radicales e incesantes surgidos tanto en su cong jurdica como en las formas de desarrollo.II. Precisamente con ocasin de detectar estas circunstancias, al hacerlo se produce inevitablemente una reque trasciende a todas las implicaciones que surgen desde el hecho urbanizador, como son su aparicin en el y los efectos del mismo, los matices resultantes de su examen y, por n, dada la envergadura de su alcaevidencia objetiva de la superacin del modelo tradicional de la ciudad, que desde una visin evolucionista pen pocas anteriores analizar su estructura, para llegar ahora a una imagen que la desborda hasta el punto de ser en esencia el territorio mismo. Es decir, si la ciudad tradicional era un elemento esencial del territorio, en poca es el territorio el que se constituye en eje central de la sociedad moderna y, con ello, el objeto que haprimordialmente contemplado que debe marcar el desarrollo de la sociedad del futuro, con todas las implicaque ello comporta y que precisamente son descubiertas y analizadas en una obra como esta.

    La evidencia revela tambin sin embargo que el territorio siempre ha sido un elemento codiciado por las fdominantes de poder, aunque objetivamente es evidente que es parte integrante del poder mismo. El territotravs de la historia se convirti primero en deseo imperialista de posesin sobre hombres y tierras y ms tainstrumento de dominacin por su utilidad natural, dejando separada a la ciudad como centro primordiadesarrollo comercial. Lo signicativo es que al pasar ya, aunque con excepciones, de ser objeto de dominio y concentrada la actividad econmica en general en los centros de produccin industrial, el fenmeno masla urbanizacin ha generado nuevas formas de deseo hasta el punto de que algunas legislaciones autonmEspaa instrumentaron medios planicados en benecio de los grandes poderes econmicos que pasabancondicionar el desarrollo urbanstico con la consiguiente apropiacin de plusvalas ajenas a la propiedad commismo, permitiendo su concentracin, la oportunidad de su lanzamiento al mercado y especialmente el mmismo de desarrollo urbanstico .

    Situados desde le horizonte actual parece razonable que se intente resolver la necesidad de enfatizar el

    pblico de la ordenacin del territorio e impedir la aparicin de formas monopolsticas de supremaca las cpor su ejercicio desmesurado e imprudente, han dado lugar a experiencias abusivas, lo que permite por eso

    JOS LUIS LASO

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    replantear nuevas formas de planicacin y desarrollo que acomoden su utilizacin al inters general, a la proteccinde la naturaleza y el medio ambiente, la racionalizacin de las estructuras y la mejora de su aprovechamientourbanstico, alejando las decisiones ltimas de la inmediatez y connivencia excesiva con los gestores pblicos.

    Por todo ello la conguracin del territorio como eje central de la actividad desde todas sus perspectivas, permitea su vez dar preeminencia a su inujo decisivo sobre la sociedad futura, por cuanto el tiempo, como determinantedel quehacer del hombre individual o en comunidad, permite superar la nitud irremediable de todo lo perecedero,incluida la ciudad tambin, y en cambio dotar de permanencia a los valores del territorio, impulsar nuevas iniciativasy corregir sus desviaciones. odava hoy, situados en paisajes abiertos de Castilla o en la abrupta orografa asturiana,trayendo a la memoria la visin de Ortega sobre el espacio en uno y otro mbito, su contemplacin nos sugiere elcontraste entre cmo los vieron los hombres que vivieron en ellos hace siglos y su imagen actual.

    Por tanto no se trata tanto de la bsqueda de una antropologa social, mediante la estraticacin de espacios ytiempos vividos hasta ahora, ni tampoco de un mero evolucionismo forzado desde otros movimientos singulares,sino de jar la atencin en el territorio como marco determinante del futuro y, tambin por ello, de la cuidadmisma, con las necesarias traslaciones a todos los mbitos relacionados con l, especialmente, dada su estructurasocial y jurdica, haciendo posible un equilibrio razonable de sus modos de desarrollo, la preservacin de sus valores,la integracin de las estructuras y los marcos legales aplicables.III. Destacadas estas notas previas, el punto inicial del que dimanan todos los efectos producidos desde la aparicingeneralizada del proceso urbanizador, es el de que como hecho social el urbanismo ha sido una de las manifestacionesde la realidad social ms relevante en las pocas de los ltimos tiempos, agudizada en Espaa por la continuidad en

    el Siglo XX de las tcnicas iniciadas, naturalmente que de modo ms elemental y reducido, ya antes del ltimo siglo,el impacto producido por el paso de una sociedad rural a una sociedad urbana, los desequilibrios provocados porla reconstruccin del pas despus de la guerra civil, el desarrollo industrial y turstico en los aos sesenta y, por n,a grandes rasgos, las repercusiones surgidas por la promulgacin de la Constitucin y la asuncin en bloque de suregulacin por las Comunidades Autnomas con el reforzamiento de la autonoma local. As, por ejemplo, la ciudadde Madrid paso de tener 500.000 a principios del siglo XX a tener ms de 4.000.000 un siglo despus. Asuncinproducida, por otro lado, desde el paso brusco de una regulacin puramente estatal hasta la ntegra aceptacin porlas Comunidades Autnomas de las potestades normativas, de tal modo que ni siquiera como derecho supletoriose permiti ya la pervivencia de las normas estatales anteriores, tal y como result de una extremada, al menosal principio, jurisprudencia del ribunal Constitucional, desencadenante, a su vez, de una indeseable hipertroanormativa en una materia en la que el nmero de preceptos con rango de Ley, es decir, con independencia de lostextos reglamentarios vigentes, haya llegado a superar los dos mil en toda Espaa.

    Pero el urbanismo tambin como hecho social ha provocado que la correcta conguracin contemplada en laestructura legal tradicional haya quedado desbordada incluso en los conceptos ms dignos de consideracin, ya quesi el planeamiento, expresin tcnica central en el sistema normativo, era considerado como funcin pblica quealcanzaba su legitimidad democrtica mediante la participacin ciudadana, y se reconoca la accin pblica en sudefensa, la realidad, en cambio, desbord sus previsiones y pas a perder la nota de generalidad que pretenda cumplir,hasta ser considerado despus como mero pacto exonerado de antemano del contraste pblico efectivo y, en denitiva,como instrumento nanciero no solo en provecho de los particulares sino tambin en benecio de los entes pblicos

    como instrumento para subvenir con sus benecios otros intereses pblicos ajenos, en contra incluso de los propiosprincipios constitucionales que marcan su desarrollo.

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    A partir de todo lo cual el urbanismo trasciende a la realidad social cuando su dimensin general deja de lgrandes aglomeraciones urbanas, la insuciencia de las infraestructuras exigibles y su descoordinacin al coel marco municipal en el dominante sin que las Comunidades Autnomas en gran parte del territorio nacconsigan reequilibrar los desajustes producidos.IV. an profunda y acelerada transformacin de la sociedad urbana, con impacto singular en no pocos dmunicipios costeros, acompaada siempre de unos benecios garantizados y crecientes, ha dado paso ahoobligada reexin de qu modelo es el que debera ser contemplado para el futuro cuando pasados los efectagudos de la crisis actual tenga que afrontarse una nueva poca, a la que previsiblemente se apelar comoestara en condiciones de generar ms empleo en un momento en que el paro es acuciante y no aparecen fciformas nuevas de evitarlo.

    No resulta fcilmente predecible cules sern las nuevas formas ni tampoco si se mantendr el modelo teractual tal y como lo conocemos, si el municipalismo a ultranza ser el dominante o tendr que adecuarse al essuperior de ordenacin del territorio y la articulacin de defensa del mismo y del medio ambiente, pero s menos pueden advertirse algunas lneas de reforzamiento de los intereses generales y de defensa del patrurbano y del territorio a travs de estructuras ms independientes y emancipadas de poderes inmediatosla tentacin irresistible de utilizar el urbanismo, aunque no sea para nes espureos, s al menos como menanciacin de las Corporaciones Locales, ante las insuciencias de los medios propios y las demandasgigantismo desmedido de sus signos de ostentacin o relieve.V. En la lnea de la bsqueda de nuevos remedios que sirvan para evitar las consecuencias padecidas hastanos parece relevante destacar estos objetivos:

    a) El saneamiento y actualizacin no meramente en sentido nico de lo que pudieran ser el centro tradicde las poblaciones, sino tambin de aquellos mbitos masicados de las ciudades que inevitablemel paso del tiempo va a conducir a un envejecimiento progresivo e hiriente del cual se derivar una ncausa de discriminacin y desprestigio. Basta con circular por los nuevos barrios surgidos en los ltimoespecialmente desde nales de los aos cincuenta, para advertir un grado de deterioro tal que les exclulos activos arquitectnicos en el futuro a diferencia de los que en otras pocas se consolidaban como vhistricos de cada poca.

    Se trata de una tarea escasamente brillante porque lo que resulta ms natural es contemplar las nuciudades que se creen o las zonas de nueva urbanizacin bajo los modelos modernos; pero ser preciso tatomar conciencia de que la ciudad poblacionalmente ms signicativa ser la heredada y a ella ser neextender los nuevos logros alcanzados.b) La aparicin generalizada del rgimen de propiedad horizontal ha sido resuelta de modo correcto dedcada de los aos sesenta y ha permitido el acceso a la propiedad de cientos de miles de nuevas vivienpropiedad.

    Su imprescindible actualizacin se presentar coincidiendo con la evolucin de las edicaciones a lode este siglo pues las soluciones constructivas, sobre todo las modestas, darn signos evidentes de detlo que ha de plantear problemas nuevos de nanciacin de su modernizacin o sustitucin enlazados codicultades del rgimen jurdico por el que se regulan.

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    Es decir, la necesidad de contemplar este fenmeno surgir inexorablemente, pero previsiblemente tambinlos imperativos jurdicos de un modelo todava subsidiado del Derecho Romano con el rgimen imperativo dela unanimidades ser una dicultad adicional a la tradicional escasez de medios econmicos.c) En cuanto hemos situado el previsible centro de gravedad del futuro urbanismo en la ordenacin del territorio, espreciso reconocer que as como el primero ha alcanzado un grado de perfeccionamiento institucional indudable,en cambio este ltimo, aunque ha sido mencionado nominalmente en diversas leyes autonmicas, no ha sabidocristalizar sucientemente ni dentro de las previsiones legales ni en la jurisprudencia del ribunal Supremo quetan importante papel jug hasta, cuando menos, la aparicin de la Sentencia del ribunal Constitucional de20 de marzo de 1997 que abri indiscriminadamente la brecha en el sistema conocido, a lo que se uni quese cortara tambin la fuente de actualizacin conceptual por impedirse el acceso al ribunal Supremo de losrecursos de casacin fundados en la infraccin de normas autonmicas.

    Es evidente que necesariamente unido al problema anterior ser sobre todo el papel competencial que aqus debe ser autonmico, pero todo ello a travs del equilibrio con la autonoma municipal, enmarcada en laordenacin del territorio y la salvaguarda de las competencias estatales, de tal modo que no sean coartadas nicondicionadas sin el ejercicio concurrente de las respectivas competencias.d) La interpretacin moderna de la autonoma municipal ha de quedar situada en sus justos trminos de talmodo que los lmites territoriales de cada municipio no se conviertan en espacios exentos de la ordenacin delterritorio sino que se desarrollen dentro de los lmites de la ordenacin de este, de tal modo que los Planes deOrdenacin erritorial puedan denir los desarrollos municipales o abarcar varios municipios.e) El planeamiento debe recuperar su plena autonoma y ponerle a salv de las modicaciones puntualesprocedentes de los repudiables convenios urbansticos que les han desvirtuado. En este sentido, sin necesidad deentrar en detalles innecesarios, se debe reconocer que ya varios ordenamientos autonmicos han prohibido losconvenios de planeamiento reduciendo su aplicacin a los denominados convenios de gestin que s cumplenun papel de utilidad siempre que no se aprovechen para crear cargas ilegales.f) Reconocida la oportunidad y conveniencia de que las Comunidades Autnomas, en coordinacin con lasdems Administraciones Pblicas, sean las que detenten las competencias plenas en materia urbanstica, sinembargo dentro de una previsible revisin del modelo constitucional debe buscarse un equilibrio con ellas de tal

    manera que el rgimen normativo se acomode a la frmula de las leyes marco, con aplicacin eciente en otrosEstados que siguen modelos semejantes de corte federal, de tal manera que la falta de ellas permita una mayorlibertad al Estado en el ejercicio de las potestades normativas, las cuales, en todo caso, deben operar al menoscomo recurso ltimo dndose a sus disposiciones valor subsidiario. Se trata de una actualizacin capital a la quetiende en cierta medida la jurisprudencia del ribunal Constitucional despus de la sentencia maximalista de1997, en cuanto potencia el llamado canon de constitucionalidad competencial.

    La unidad del territorio no permite en una materia tan importante como esta que quede rota por tantasleyes autonmicas como Comunidades existen, haciendo imposible una aplicacin estable del rgimen legal ydestruyendo un principio tan elemental para todo Estado moderno como el procedente de la vieja exigenciadel iura novit curia, hoy desaparecida por ataques mltiples no solo generales para todo el territorio nacionalsino incluso en el de cada Comunidad ante el triste ejemplo de leyes que habiendo estado vigentes cuando

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    se produjeron los actos recurridos durante su tramitacin fueron ya modicadas, lo cual, como se propen el Derecho italiano, desemboca ms bien en la aplicacin inversa del principio anterior, esto es, en qignorancia de las leyes excusa de su cumplimiento.g) Un sistema de garantas no solo para el ejercicio de los derechos sino tambin para el cumplimiento deberes, ante los riesgos probados de que una autonoma a ultranza de Ayuntamientos y Comunidadeprovocado por accin u omisin la infraccin masiva de los planes y las normas, dando lugar a la nulidsus actos aplicativos, por lo que debe reforzarse el robustecimiento de la seguridad jurdica de los tercebuena fe que ados de los instrumentos de publicidad del Estado hacen inversiones dentro de nuestro terry de pronto se ven sorprendidos con que los bienes por ellos adquiridos son ilegales, sin haber sido parteprocesos judiciales, llegando incluso los ribunales a exigir su demolicin.

    El sistema hipotecario, gracias al rango normativo de sus disposiciones encomendado al Estado, ha cinstrumentos sucientes para garantizar la seguridad jurdica en los procedimientos administrativos y judPero la realidad es que esos instrumentos no se utilizan ni por los rganos disciplinarios municipales ni taen los procesos judiciales, llegndose as a pretender la ejecucin de sentencias en cuyos procesos no hllamados sus titulares dando lugar a decisiones jurisprudenciales contradictorias y a la presentacin de inien el Parlamento Europeo en las que se ponen en tela de juicio nuestras instituciones. No sirve para ellacudir tpicamente a los modelos civiles cuyo sentido normativo no puede interpretarse en contra del princilegalidad urbanstica y de la obligacin de restaurar el orden jurdico perturbado, siendo ms bien lo procela exigencia de unas garantas preventivas ante la indefensin o reactivas en proteccin de los terceros c

    aquellas garantas no se han utilizado.h) Por n la defensa del medio ambiente y el conjunto de medidas que impidan preventivamente su vulneras como las que permitan su restauracin deben ser necesariamente para el futuro acciones contempladmodo suciente, en la lnea ya apuntada por algunas normas aisladas que en conexin con le rgimen repermitan dar publicidad a las situaciones patolgicas que se descubran en benecio del inters general yterceros adquirentes.

    al es, en denitiva, el marco previsible desde el que afrontar una nueva poca de la sociedad espaola, tambin probablemente tan slo terico porque siempre la realidad ser la que dinmicamente seale los derrefectivos, tambin a la luz de las nuevas aportaciones tcnicas que surjan, como las contenidas en la obra a lareferimos, fruto todo ello de un mundo global en el que nada de lo que ocurra en l resulta ajeno a la comude los vivientes.

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    LA GNESIS DE UN LIBRO

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    Creo recordar que fue en los aledaos de la Navidad del 2011, cuando propuse a Luis en un restaurante destartalada Plaza de Castilla, prximo a su despacho, que nos escribiese el libro que, un ao ms tardeNavidad del 2012, publicaramos en la Fundacin. Me dijo inmediatamente que no. Que necesitara an ucuantos aos para sedimentar sus conocimientos y para completar aquellos que an tena incipientes. Sabme dira lo que me dijo y por eso pude responderle, sin improvisar, que estaba equivocado. l y yo sabamoconocimiento nunca es suciente para comenzar un libro y yo saba que cuando lo acabase de escribir sabrque sus ideas estaran mejor ordenadas y sera mucho ms consciente de lo ambicioso de sus pensamientos inabarcable de sus ideas, como suelen ser todas las que merecen la pena. De manera que insist.

    Yo saba que Luis llevaba interesado por el urbanismo desde mucho tiempo atrs. Y que sus responsabicomo gerente de DUCH al frente de la Operacin Chamartn denominacin de connotaciones menos quirr

    que guerreras le haban obligado a l, un ingeniero riguroso y comprometido, a pensar en el futuro del urbay a identicar bifurcaciones en los caminos tradicionales que apuntaban a ninguna parte. Yo saba que Luis, en un maratoniano encuentro, haba expuesto a un centenar de atentos ingenier

    responsables del Adif, sus puntos de vista sobre el urbanismo, acerca de la concepcin de las estaciones ferrode la ordenacin de sus entornos, de la importancia de los costes energticos y de mantenimiento. Y lo sabaLuis, con su generosidad innata, me envi su presentacin cuidada, atractiva y sugerente, por la mirada tan y tan diferente que reejaba y por la solidez de los conocimientos que mostraba.

    Yo saba, por tanto, que Luis estaba perfectamente capacitado para escribir el libro que yo le propona Sabiendo y, desde luego, no se lo ocult, que hacerlo le costara un esfuerzo descomunal. Pero convencido, propia experiencia, que al nal, le merecera la pena. Si no, yo no se lo hubiera propuesto. Estas cosas no se haamigos si no es sabiendo que lo pueden conseguir. Como as ha sido.

    He seguido naturalmente la pista a sus desvelos durante el laboriossimo y condensado periodo en qescribi. Hacindolo compatible, faltara ms, con sus obligaciones profesionales y, me imagino, que desatenun tanto a su entorno familiar que, estoy seguro le han brindado, por otra parte, una complicidad indispensa

    Antes de llegar a los postres de aquel almuerzo, breve pero intenso, nos dimos la mano. En ese instagest este libro. Luis acept el reto que yo le haba propuesto. Y no fue una aceptacin improvisada. Estoy que le excitaba el deseo de plasmar sus ideas, que le resultaban crecientemente fundadas y valiosas, para pa disposicin de un amplio colectivo, cuyas respuestas ms o menos explcitas, y sus silencios sin dudabundantes le daran la fuerza para continuar profundizando en un campo vastsimo que trata nada menos q

    futuro de las ciudades y, en consecuencia, pretende vislumbrar el futuro de la humanidad.iempo atrs, algunas semanas antes del almuerzo brevemente relatado, haba coincidido con Luis presentacin, en la Residencia de Estudiantes, del libro que el misterioso prodigio intelectual que es Csarhaba escrito: Seis Ingenieros vivos. En mi breve intervencin, critiqu jovialmente la buscada ambigettulo. Porque el libro no se refera a seis ingenieros sino a siete. odos estuvimos en la presentacin de cpresente, y Csar, elevado en el pedestal que gustosamente formamos los seis restantes, era, sin duda el mde todos. Aprovech tambin la ocasin para provocar la sonrisa de la atenta y amistosa audiencia, relatanfragmento de la conversacin mantenida entre dos amigos de juventud, que se encuentran de nuevo: hijos?, Doce, odos vivos?, No, tres trabajan.

    En su extraordinario libro, en el que Csar muestra la amplitud y profundidad de sus conocimientos capacidad para plasmar sus pensamientos con elegancia y con precisin cmo ha podido brotar un person

    JAVIER RUI-WAMBA

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    frtil como l en el territorio generalmente yermo y de un paisaje con frecuencia desolado? dedica unas pginasa sus relaciones con Luis, que nadie se debera perder. Despus sas eran las reglas del juego editorial que nospropuso Csar, Luis escribi en un extenso puado de pginas sus ideas sobre la energa, el urbanismo y lasciudades. Le y rele aquel texto, lo que me conrm el inters por lo que Luis estaba haciendo.Unos meses ms tarde, ya con el ao cambiado, y como en otras ocasiones similares, nos reunimos en el reservadodel restaurante Doa Paca en torno a una mesa bien provista, un nutrido grupo de amigos y compaeros, queactuaran a modo de Comit Editorial. Naturalmente, Luis fue el protagonista de aquel encuentro y nos expuso alos interesados comensales las ideas que protagonizaran el libro que pronto comenzara a escribir. Quienes no leconocan quedaron fascinados por la extensin y profundidad de sus conocimientos, su capacidad para exponerlosy su talante profundamente dialogante y cordial. Concluida aquella reunin gastronmico-editorial, todos supimos

    que habamos acertado, y que antes de que acabase el ao un libro excepcional vera la luz.Para estimular a Luis y dar tambin la oportunidad a nuestro entorno profesional de conocer a personajetan interesante al que su discrecin le haca un desconocido para muchos, decidimos organizar un Acto enBarcelona, en nuestro Colegio de Ingenieros de Caminos. Habamos jado una fecha primaveral que tuvimos quecambiar a peticin de quien escritor premiado y muchas cosas ms iba a presidir y clausurar el Acto. Al nal, uncompromiso ineludible le impidi asistir y la fecha que l nos haba pedido coincidi con la del partido en el que elChelsea elimin al Bara. Jordi Juli, un ingeniero cabal, tom gentilmente el relevo.

    A pesar de la competencia futbolstica, la reunin tuvo un buen nmero de asistentes. Y en primera latuvimos, incluso, a un personaje de talante inquisidor, al que su desmesurado inters por el partido de futbol, que,grotescamente manifest por escrito, no le hizo renunciar a asistir, distante, a la exposicin de Luis, preocupadoprobablemente por la desfachatez que supona que en un territorio profesional que l tena acotado y en el quepretenda ejercer de sumo sacerdote, apareciese quien podra poner en evidencia la banalidad de sus conocimientosy hacer dudar de un liderazgo, que le permita salir de vez en cuando en los medios de comunicacin, lo queera fundamental para conseguir las subvenciones imprescindibles para alimentar su status de experto ocial. El Acto de Barcelona se prolong con un vivo coloquio, y despus, con una estimulante cena, en la que continuamosbombardeando a Luis con preguntas a las que responda con la claridad de quien sabe de lo que est hablando. odoello le debi servir tambin para ir puliendo la estructura y el contenido del libro que nalmente nos ha regalado.Un libro inusual y heterodoxo, cuya lectura no debera soslayar a nadie que de verdad est interesado por el futurode las ciudades, que es tambin el futuro de la humanidad.

    Desde luego para Luis el esfuerzo que ha hecho, y que ha dado como primer fruto impreso este libro, orientaran ms su futuro hacia un campo profesional de una amplitud excepcional en el que conuyen sensibilidades yconocimientos muy diversos. Un libro, ciertamente, con ms preguntas que respuestas y que dentro de muchosaos continuar siendo ledo por quienes no habrn tenido el privilegio, que hemos tenido otros, de conocerpersonalmente a su autor. Se tendrn que conformar con leer la autobiografa que yo rogu a Luis nos incluyesecomo colofn del libro.

    LUIS, UN FLUIR CONS AN E DE IDEAS E INQUIE UDES

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    Prolongar el Paseo de la Castellana no es tarea sencilla. Es un proyecto imponente, en torno al que seimprescindible implicar a expertos profesionales y obtener de ellos sus mejores habilidades para desarrollar csu complejidad. Uno de ellos, Luis Irastorza, ya era Consejero Delegado de la sociedad Desarrollo UrbansChamartn, S. A. cuando, en 1998, tuve el honor de aceptar la presidencia.

    No le ocup demasiado tiempo ponerme al tanto de todas las particularidades del proyecto. Se tratabun arduo trabajo por la cantidad de organismos y entidades relacionadas, (Ministerio de Fomento, Comunde Madrid, Ayuntamiento de Madrid, Renfe, etc.), por la extensin del mismo (ms de 3.000.000 de mecuadrados), por las dicultades de su contenido y por el largo plazo de ejecucin previsto (entre 15 y 20 aolos modelos econmicos que soportaban los estudios de viabilidad ocupaban varias estanteras. odo, claro

    que hacerlo con un benecio empresarial razonable.Me deslumbr su capacidad para explicarse y para hacerme entender sus planteamientos y argumentos. algo especial en l; hablaba castellano, s, pero encontraba en su lenguaje expresiones que para m, que procebanca, resultaban extraas y, a la vez, muy cercanas. Y me consta que a los abogados, a los urbanistas, a los y a cuantos con l se relacionaban, les ocurra lo mismo. iene una singular habilidad para iral grano, sin detenerseen detalles superuos, y parahacer equipo: estableci un inmejorable clima de trabajo entre el reducido grupo depersonas que formbamos parte de la organizacin y con el excelente equipo de colaboradores y asesores nacinternacionales con el que contbamos. Con todos, demostr su amabilidad y cercana; Luis es un hombre de

    Compartimos grandes momentos de reexin sobre el proyecto, analizndolo a fondo, y estudiando, tamotros grandes desarrollos internacionales como Canary Wharf, en Londres, y La Dfense y Austerlitz, en Paese periplo conoc las singulares inquietudes que en l siempre han existido sobre cmo deberan ser las cien el futuro.

    En una situacin econmica muy favorable, en la que abundaban las empresas de xito, sobre todo en el inmobiliario, Luis ya nos auguraba situaciones de discontinuidad con el pasado, y porque creemos en la libecapacidad del ser humano para inuir sobre su propio futuro, insista en que deberamos actuar, en nuestrohaciendo novedosas propuestas en el trabajo que tenamos encomendado.

    As lo hicimos y no sin esfuerzo. Era un privilegio compartir sus interminables jornadas de trabajo, en ldestacaba por la ecacia en su desempeo. No resultaba sencillo convencer a los diferentes interlocutoresnovedosas propuestas que l planteaba, pero el rigor de sus trabajos y la contundencia de sus argumentos

    sumando adeptos en todos ellos. Duro en la defensa de sus intereses, Luis tiene una excelente mano izquiernegociar con quien sea preciso.El desarrollo del proyecto, que culmin con la aprobacin del planeamiento de desarrollo en marzo del 2

    la rma del convenio urbanstico realizada en noviembre de ese mismo ao, contempla no slo la prolongaciCastellana en 2,6 Kilmetros, si no tambin, la remodelacin de la Estacin de Chamartn; la recuperacin dzona degradada de la ciudad; la eliminacin de las barreras urbansticas que suponen las vas del ferrocarril yy la aplicacin de criterios muy novedosos de sostenibilidad en reas como la movilidad, la eciencia energla edicacin y la optimizacin del ciclo del agua.

    La inversin prevista es de 11.100 millones de euros. Se crearn unos 22.000 empleos en la fase de constry, una vez nalizado el desarrollo del proyecto, vivirn en este mbito unas 50.000 personas y trabajarn88.000.

    JOAQUN SNCHEZ-IZQUIERDO

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    Durante los tres aos que trabajamos juntos, y en los numerosos almuerzos que desde entonces mantencon asiduidad, dedicamos muchas horas a conversar sobre las lneas de transformacin del urbanismo; del idel crecimiento de la poblacin; del desarrollo veloz de China e India; de las consecuencias del calentamientoy de tantos y tantos temas que se recogen en el libro que tienen en sus manos y en el que ha desarrollado debrillante sus pensamientos. Como es habitual en l, lo ha hecho con rigor, con orden, tras recopilar horas y de investigacin sobre los mismos.

    Un lector asiduo sabe que, en general, es suciente con leer el ttulo de un captulo para conocer su argumNo ocurre eso con esta obra de Luis. No es suciente; hay que profundizar en l para conocer con detacontenido y, sobre todo, su por qu, que es, sin duda, lo ms interesante.

    Permtanme que les recomiende especialmente leer sus reexiones sobre el carcter decisivo que la rehabi

    de edicios debe adquirir en el futuro en nuestro pas. Por primera vez he entendido en profundidad la imporque tiene sta para la adaptacin de nuestras ciudades a las nuevas exigencias en la edicacin. Y no se van a aburrir, cranme, porque este prolijo trabajo le permitir conocer sus profundas reex

    loscas o religiosas, o su opinin sobre las utilidades del gas pizarra, o de las posibles medidas para la rede la demanda del agua potable... As es Luis, un uir constante de ideas e inquietudes que, a modo de smivisin sobre la historia, muestra su estado de evolucin permanente.

    Estoy seguro que, como a m, les va a resultar apasionante.

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    I. CONSIDERACIONES GENERALES

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    A lo largo del pasado ao 2011 he tenido la maravillosa oportunidad de participar comcoprotagonista y coautor del libro titulado Seis Ingenieros Vivos junto con Migu Aguil,