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    Las ciencias de la tierra y la Biblia. Una aproximacin desde la razn cientficaInvestigaciones Geogrficas, n 34 (2004) pp. 101-137ISSN: 0213-4619

    Instituto Universitario de GeografaUniversidad de Alicante

    Fecha de recepcin:14 de octubre de 2003. Fecha de aceptacin:2 de febrero de 2004.

    LAS CIENCIAS DE LA TIERRA Y LA BIBLIA. UNAAPROXIMACIN DESDE LA RAZN CIENTFICA

    Francisco J. Ayala-CarcedoComisin Internacional de Historia de la Geologa, INHIGEO (UNESCO)

    Instituto Geolgico y Minero de Espaa-Ministerio de Educacin y Ciencia

    RESUMEN

    El desarrollo de la Ciencia, Natural e Histrica, ha ido aportando nuevos elementosque permiten una aproximacin a los relatos bblicos desde la perspectiva de la razncientfica. En este sentido, se presenta una aproximacin cientfica, bsicamente desdelas Ciencias de la Tierra y teniendo en cuenta la realidad histrica del pueblo hebreo y lapropia Biblia, al relato de la Creacin, y los posibles ncleos histrico-cientficos de los

    relatos del Diluvio Universal y la destruccin de Sodoma y Gomorra, de acuerdo con losltimos conocimientos disponibles. Por otra parte, se analizan los condicionamientos quelos relatos bblicos, especialmente la Creacin y el Diluvio, impusieron histricamenteal surgimiento de las Ciencias Geolgicas.

    Palabras clave: Biblia, Ciencias de la Tierra, Creacin, Creacionismo Cientfico,Diluvio, Geografa Fsica, Geologa, Geologa Bblica, Historia de la Geologa, Paleon-tologa, Sodoma y Gomorra.

    ABSTRACT

    Earth Sciences and Bible. An Approach from Scientific ReasonThe Science, Natural and Historic, development, has supplied new insights for a

    scientific approach to biblical stories. In this way, taking into account the historicalreality of the Hebrew people and the Bible, a scientific approach mainly from the EarthSciences to story of Creation, and the possible historical cores of biblical stories as theNoahs Flood and the Sodom and Gomorrah destruction, according with the last availa-ble information, is presented. Also, the constraints posed historically by the biblical textsto the Geological Sciences development, specially the Creation and the Noahs Flood, areanalysed.

    Key words:Bible, Biblical Geology, Creation, Earth Sciences, Geology, History ofGeology, Noahs Flood, Paleontology, Physical Geography, Scientific Creationism, Sodom

    and Gomorrah.

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    La verdad os har libresJess de Galilea, segn elEvangelio de San Juan, 8, 32

    Estamos entregados a nosotros mismos; nadie nos protege ni nos dirige. Si no

    tenemos confianza en nosotros, todo se habr perdidoVerdad y perspectiva.El Espectador, T. I, 1916Jos Ortega y Gasset

    Introduccin y metodologa

    Este artculo presenta, de forma introductoria, una aproximacin crtica a la relacinBiblia-Ciencias de la Tierra, con un nfasis especial en la Cosmologa, Geografa Fsica yGeologa en torno a algunos temas concretos. Se trata de ver lo que resulta cuestionado o

    reinterpretado del relato bblico tras varios siglos de descubrimientos desde la RevolucinCientfica del XVII. Un asunto de gran inters cultural, relevante tanto para la Historiacomo para la Sociologa y Antropologa de la Ciencia, y por supuesto para una compren-sin cabal de la Biblia en nuestros tiempos. La relacin existente, se muestra, de acuerdocon el estado actual de conocimientos, en dos aspectos principales y en ambos sentidos deinfluencia.

    El primer aspecto presenta, de acuerdo con las ltimas investigaciones, las contribucionesde la Geografa Fsica y la Geologa, conjuntamente con otras ciencias como la Historia,Cosmologa o Biologa, a la comprensin y crtica cientficas de algunos relatos bblicoscomo la Creacin, el Diluvio Universal y la destruccin de Sodoma y Gomorra. El segundoaspecto, ligado al primero dada la fuerte influencia de los textos bblicos sobre las condi-

    ciones histricas del progreso cientfico en sus primeras fases, analiza el papel de la Bibliaen el desarrollo histrico de las Ciencias Geolgicas.Esta aproximacin lleva a algo muy distinto de la llamada Geologa Bblica, disciplina

    pseudocientfica que pretende nada menos que haber elaborado una geologa a partir delos relatos bblicos, alternativa y superior a la construida por los gelogos los ltimossiglos, para la cual se reivindica, irona de los tiempos, marcados por el xito explicativo dela Ciencia, un carcter cientfico y contrastable (Froede & Reed, 1999).

    Por tanto, la temtica de esta aproximacin cientfica, poco cultivada en los pasescatlicos por lo limitado de la cultura bblica entre el gran pblico, y entre los propioscientficos naturales por lo obvio para ellos de los errores bblicos, abarca tanto la aproxi-macin geomitolgica que sintetiz y populariz Dorothy Vitaliano en 1973, aplicada en

    este caso solo a la Biblia y los relatos mticos que influyeron en ella, como aquellosaspectos de la Historia de la Geologa interrelacionados y condicionados por la temticabblica, singularmente el Diluvismo y la polmica sobre el origen de los fsiles que hananalizado diversos autores espaoles (Capel, 1985; Pelayo, 1996).

    El inters de esta temtica, habitualmente orillada por la comunidad cientfica, seacrecienta actualmente por dos motivos. El primero es la necesidad de hacer frente,cientficamente y en todo aquello que toca con la Ciencia, al resurgir del fundamentalismocristiano, importante en EE.UU., Latinoamrica y Australia, pero ya visible en pases comoel Reino Unido, Italia y Espaa. El segundo, especfico del caso espaol, tiene que ver conla reciente reintroduccin, 25 aos despus del fin jurdico-constitucional del nacionalcato-licismo franquista, de la enseanza religiosa obligatoria a nivel oficial en 2003 por el

    gobierno espaol del Partido Popular, presidido por Jos Mara Aznar y con significativa

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    presencia de militantes y simpatizantes de organizaciones catlicas conservadoras. Estadecisin, que obliga a seguir a los alumnos no creyentes una asignatura denominadaSociedad, Cultura y Religin, ha sido ampliamente contestada a nivel social y polticopor el carcter laico del Estado Espaol desde la Constitucin de 1978. En este contexto,

    los astrofsicos, gegrafos, gelogos, y, en general los cientficos, enseantes o no, puedeny deberan contribuir a una formacin y debate ms rico y profundo aportando sus conoci-mientos para el entendimiento del hecho religioso y las bases del Cristianismo.

    La fuente de la importancia clave que la Biblia ha tenido y tiene, proviene de suatribucin divina, fruto de un acto de fe, tanto para los judos como para los cristianos.Segn Juan Pablo II (1980): Dios la inspir, Dios la confirm, Dios la pronunci pormedio de los hagigrafos1.

    Hoy en da, la prctica del Cristianismo, surgido en una civilizacin agraria hace dosmilenios, ha decado significativamente en los pases ms desarrollados como previeraGuyau (1887), tal y como prueban las cifras oficiales en Espaa para 2002: tan slo un33,3 % de los contribuyentes deciden financiar a la Iglesia catlica con sus impuestos y

    solo un 18 % cumplen con el rito obligado de la misa dominical, porcentaje que bajadrsticamente entre los jvenes urbanos: 3,5 % en Barcelona entre los menores de 25 aos.Esta no era, sin embargo, la realidad histrica de las pocas del surgimiento de la Cienciamoderna, con una influencia sociopoltica y econmica de la Iglesia mucho mayor en unmundo agrario (Gillispie, 1959), influencia a la que no escaparon los osados cientficos dela poca cuyos hallazgos cuestionaban la ortodoxia bblica como prueba el caso Galileo.

    El anlisis de la relacin entre las Sagradas Escrituras de judos y cristianos y laCiencia, necesita de una aproximacin histrica, no anacrnica, teniendo en cuenta que laCiencia tal y como hoy la conocemos es un fenmeno que no tiene ms all de cuatrosiglos, y unos dos siglos en Geologa o Biologa. Quiere ello decir que debemos juzgar laveracidadde los relatos bblicos, su contenido de verdad ante todo histrica, su histori-

    cidad desde nuestros conocimientos cientficos actuales, ya que la verdad es la que es,pero cometeramos un gran error si juzgramos su influencia sobre el surgimiento histricode la Geologa como ciencia, desde el presente y sin relacin con la realidad histricaconcreta del pasado, ya que la verosimilitudde los relatos bblicos, su credibilidad en uncontexto cultural histrico, en ausencia de desarrollo cientfico, era mucho mayor en elpasado. Por tanto, es necesario mostrar en paralelo los dos campos para evitar el anacronis-mo metodolgico: el histrico-cientfico y el derivado de las Ciencias de la Naturaleza.Ms adelante, en torno al anlisis de algunos de los textos, se hacen ms precisionesmetodolgicas.

    Este artculo, por tanto, tiene como objetivo central el anlisis de la veracidad yverosimilitud de aquellas proposiciones y textos que son susceptibles de verificacin

    cientfica. Los aspectos doctrinales, slo se analizan crticamente en algunos aspectosmetodolgicos relevantes para el anlisis anterior o que resultan afectados por la crticacientfica. Los aspectos ligados a la prctica religiosa, cuando son realizados sinceramente,sin fines proselitistas ni imposiciones, en especial la solidaridad con el prjimo de algunoscreyentes y religiosos, rayana a veces en la abnegacin, cuentan con el profundo respeto ysimpata del autor de estas lneas. Filosficamente, la motivacin del trabajo concuerda enla textualidad con las palabras del epgrafe que San Juan atribuye a Jess de Galilea sobrela verdad (asimilada por el evangelista a la Revelacin), como condicin necesaria de lalibertad. En este sentido, debera ser visto como una contribucin desde el humanismo

    1 Hagigrafo: autor bblico.

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    laico, necesariamente crtica, a veces algo irnica ante alguna de las burdas falsificacioneso errores, pero siempre rigurosa. Una aportacin hecha con intencin de provocar lareflexin, al proceso de aggiornamento, de revisin y autocrtica, que la aparicin de laCiencia, el progreso de la Tecnologa y los profundos y extensos cambios sociales genera-

    dos, han impuesto desde la Ilustracin al fenmeno religioso. Un proceso comenzadotardamente en el caso de la religin catlica por el Concilio Vaticano II (1962-65) que tancerteramente impuls el papa de la apertura y el dilogo, Juan XXIII.

    Previamente a los comienzos de la Ciencia moderna, y hasta hace poco ms de un siglopara gran parte de la Humanidad, la necesidad humana de encontrar explicacin a losfenmenos naturales y a las propias incertidumbres que rodean y probablemente rodeensiempre la vida humana y su final, llevaba frecuentemente a explicaciones basadas en laantropomorfizacin de las fuerzas y procesos naturales, entonces explicaciones veros-miles (Eliade, 1951; Lvi-Strauss, 1966). Esta aproximacin, era comprensible entoncespor lo limitado del conocimiento disponible, y es la base comn tanto de la mayora de losmitos y religiones, como del espiritismo y la creencia en la vida tras la muerte a travs de

    la supervivencia del alma un concepto carente de estatus cientfico (Bunge, 1985) declara raz animista, creencias surgidas en pocas precientficas.

    La historia del antiguo pueblo hebreo y la historia de la Biblia: una historia comn

    No resulta posible comprender el papel de la Biblia en la Historia de la Geologa, nitampoco evaluar cientficamente la veracidad de algunos de sus relatos, sin algn conoci-miento de su historia y su relacin necesaria con la historia antigua del pueblo hebreo (Vid.p.e. Coogan, 1998). Este conocimiento es asimismo fundamental para cualquier intento decomprensin racional de los propios aspectos doctrinales, en realidad incomprensibles sinesta condicin. Como se dijo, este conocimiento es bastante menor en los medios catlicos

    que en los protestantes, ya que para estos ltimos, la lectura directa de la Biblia, fuentecentral de autoridad, es clave en su prctica religiosa, mientras los catlicos suelen obtenersu informacin indirectamente, a travs de las historias sagradas eclesisticas que seensean en las escuelas, lo que les dificulta objetivamente una aproximacin directa ycrtica a los textos. Unos textos, por otra parte, cuya traduccin a las lenguas vulgaresestuvo prohibida por la Iglesia catlica durante siglos, hasta el punto de que todava en elsiglo XIX la lectura de la Biblia en castellano en Espaa era sinnimo de protestantismo yel ingls George Burrow, vendedor de biblias baratas por los pueblos a lomos de mula,acabara en la crcel (Snchez Caro, 1998).

    La Biblia del griego biblos, libro se compone de dos colecciones de libros agrupa-das en sendos Testamentos. El ms antiguo, el Antiguo Testamento (AT) de los cristianos,

    fue segn hebreos y cristianos, inspirado por Yahv, el dios nacional hebreo (YHWH en elidioma consonntico hebreo), Dios nico para ambas confesiones, y relata supuestamentetanto la historia de la Tierra como la del pueblo hebreo en el contexto de los antiguospueblos mesopotmicos y de Oriente Medio.

    La parte ms reciente, el Nuevo Testamento (NT), escrito a partir del periodo 67-70,solo existe en la Biblia cristiana, ya que los hebreos testigos directos de su vida, que,sorprendentemente, no deja huella histrica entre los judos no otorgan a Jess deGalilea, el Cristo (el ungido en griego), el Mesas (el enviado en hebreo) salvadorcristiano, ni naturaleza divina algo impensable en la Teologa hebraica y que generfuertes polmicas para su aceptacin entre los primeros cristianos, ni importancia algunaen su tradicin. Un agudo contraste con lo que se desprende de los Evangelios puede verse

    p.e. en las Antigedades Judas del historiador judo Flavio Josefo, contemporneo de la

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    Dispora del 70, solo con una referencia a Jess con alguna posibilidad de ser verdadera,indirecta y minscula, como hermano de Santiago. Los textos evanglicos, junto a obrascomo el Contra los judos de Tertuliano, han contribuido, por otra parte, a cimentar elantisemitismo ampliamente practicado en la cristiana Europa medieval, al atribuir alpueblo judo el carcter de pueblo deicida, pueblo que elige a Barrabs ante Pilatos y

    consecuencia necesaria en la medida que hacan divino a Jess. Estos contrastes y la propiacrtica lgica y cientfica de los textos evanglicos, llenos de contradicciones entre s y conla realidad histrica atestiguada por las fuentes externas, han llevado a no pocos estudiososa cuestionar la historicidad de buena parte de los relatos evanglicos desde posiciones muydiversas. En este proceso, la temprana constatacin de la interpolacin llevada a cabo enJosefo (18, 63-64) por los copistas cristianos y, en consecuencia, la asombrosa ausencia,total y sin fisuras, de referencias histricas coetneas dentro y fuera de la actual Palestina,a la figura de Jess, autor segn los evangelios de tantos milagros, constituye un hechodesconcertante que constituye quiz el mayor enigma del Cristianismo y llevara a undesta como Voltaire a sugerir irnicamente que era obra de la Divina Providencia destina-da a poner a prueba la fe de los creyentes (Voltaire, 1764). Diversas interpretaciones de

    base cientfica sobre la realidad histrica de Jess y su movimiento pueden verse en Renan

    FIGURA

    1. Marco fsico-geogrfico del pueblo hebreo antiguo y la Biblia. Inicialmente un pequeopueblo pastor y agricultor de las tierras altas cananeas entre dos grandes imperios del SegundoMilenio, Asiria y Egipto, acabara instalndose en toda Palestina, el Canan bblico, la TierraPrometida por Yahv. Vase la probable localizacin del supuesto Diluvio Universal, en el antiguoSumer, y de Sodoma y Gomorra (Henning, 1950, mod. por Ayala-Carcedo, 2002).

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    (1863), Kautsky (1908), Schoenfield (1965),Arnheim (1984) o Mordillat et Prieur (1999).No son pocos los que piensan que el Jess histrico simplemente no existi (Vid. p.e.Fabris, 1983 o Herencia Cristiana, 2003). El hallazgo en 1946-47 de los manuscritos delMar Muerto del siglo II a.C. en unas cuevas cercanas a las ruinas de Qumran, ha servido en

    cualquier caso para cuestionar aun ms la historia oficial de la Iglesia sobre el Cristianis-mo, al ligarlo doctrinalmente a los Esenios, verdaderos creadores no solo de ritos como elbautismo o la comunin, sino de conceptos clave como el amor al prjimo hasta laabnegacin fuera cual fuera su tierra (Shanks, 1998), conceptos inexistentes en la endog-mica moral nacional del AT. En definitiva, unos elementos crticos a tener muy en cuentaa la hora de evaluar textos mucho ms antiguos como los del AT.

    Solo el AT es relevante para la historia de la Ciencia, especialmente su primera parte,el Pentateuco la Torah juda, que consta de cinco libros. Estos libros son: Gnesis,xodo, Levtico, Nmeros y Deuteronomio. Supuestamente fueron escritos por Moiss, unprofeta cuya existencia histrica ponen en duda hoy los propios historiadores judos (Finkels-tein & Silberman, 2001). La autora del Pentateuco por Moiss, ya haba sido puesta en

    duda por el obispo abulense Alonso Tostado (1400-1455) puesto que en el ltimo libro, elDeuteronomio (34,5), se expone la muerte del propio Moiss. En realidad, tanto el Deute-ronomio como los seis libros siguientes de Josu a Reyes 2, libros clave de la historiahebraica antigua parece fueron escritos por Jeremas y Baruc entre el 622 a.C. y el 587a.C., en la corte del rey Josas, monarca del reino meridional, Jud cuando, casualmente, sedescubri en el templo un Libro de la Ley hasta entonces desconocido interpretando lahistoria en funcin de los intereses expansionistas del presente (Friedman, 1987; Finkels-tein de Silberman, 2001). Todo esto cuestiona la historicidad, y por tanto la legitimidad deorigen divino de aspectos centrales del judeo-cristianismo como los Diez Mandamientos.Unos mandamientos que han creado polmica en EE.UU. en agosto de 2003 tras ordenarun juez federal a la Corte Suprema de Alabama la retirada de un monumento a los mismos

    de la sede de la Corte por su carcter inconstitucional dada la no confesionalidad del pas,decisin que no fue acatada por su promotor, el propio presidente de la Corte, apoyado porfundamentalistas cristianos y finalmente destituido.

    El AT es el principal producto cultural del pueblo hebreo universalmente conocido,un conjunto de textos que fundamentan una religin nacional, bsicamente excluyente yendogmica, sin afn proselitista hacia otros pueblos no elegidos, en la cual moral,literatura e historia estn estrechamente interconectadas en un sistema de legitimidadpoltica teocrtico. El AT contiene alguna de las ms bellas pginas de literatura moralque se han producido, como el Eclesiasts (predicador en griego), o mstico-amorosa,como el Cantar de los Cantares, cuya traduccin al castellano en el XVI costara al granpoeta Fray Luis de Len cinco aos de crcel. El AT describe el continuado esfuerzo

    impulsado desde la casta sacerdotal hacia el monotesmo, en lucha con el politesmo delpropio pueblo hebreo recurdese p.e. el becerro de oro, politesmo potenciado porlas otras culturas cananeas de los valles irrigados. El AT jug, pues, un papel cohesionan-te de un pueblo pastor-agricultor las doce tribus, papel que retomara el Corn, elms puro monotesmo, con las tribus nmadas rabes en el siglo VII, en su aspiracina todo el territorio cananeo, la tierra prometida, Canan, para su transformacin enpueblo cananeo con Estado territorial. Por tanto, la religin fue el principal elemento deidentidad para el pueblo hebreo, reflejo de la realidad geogrfica diferenciada de Cananentre tierras altas y valles. Probablemente, el desencadenante del proceso de unificacin delas ciudades estado cananeas con David en el siglo XI a.C. fue la invasin de lospueblos del mar, los filisteos ca. 1200, poseedores de la tecnologa del hierro de cuyo

    nombre se deriva Palestina, que llega a constituir un Estado a fines del Segundo Milenio

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    a.C., hasta su expulsin de Palestina en el 70 tras sucesivas revueltas contra los romanosque llevaron a Tito a destruir Jerusaln; este papel, aun ms fuerte, continuara durante laDispora. Hoy, Israel, cuenta con judos de todas las ideologas y creencias, no pocoscrticos con sus creencias tradicionales, y el monotesmo dominante en Oriente Medio es

    el islmico, mucho ms abierto, proselitista y numeroso.La nica razn para que la excluyente y endogmica religin de este pequeo pueblo dedestino trgico, incapaz a pesar de las reiteradas e incumplidas promesas de Yahv deconsolidarse como Estado hace ms de 2.000 aos y en guerra prcticamente desde hacems de 50, llegara a tener influencia en la emergencia de la Geologa y otras ciencias, fuela adopcin de los textos hebreos como textos sagrados por la nueva religin, el Cristianis-mo. Surgida sta en el Imperio Romano y creacin en buena medida de Pablo de Tarso(Arnheim, 1984), tras el colapso imperial en Occidente llegara a ser la principal religinen Europa, como eco cultural romano de identidad comn junto al latn y el Derecho en unmundo fragmentado por el feudalismo medieval. La Ciencia moderna surgi en Europa apartir del Renacimiento en los siglos XVI-XVII. La Iglesia catlica, que se fragmentara tras

    la Reforma que arranca en 1517 con las 95 tesis contra la venta de indulgencias que Luterocoloca en la iglesia del castillo de Wittenberg, tena un enorme poder del cual el presente, enEstados no confesionales, no es sino un plido reflejo. De un lado, era la principal institucineconmica, el principal terrateniente en un mundo agrario, gracias a un sistema recaudatoriopropio, los diezmos y las primicias, paralelo al de las monarquas y complementado pordonaciones reales y nobiliarias. De otro lado, con una organizacin que llegaba al ltimopueblo y presida la vida cotidiana a toque de campana en un grado aun mayor que sucedehoy en la mayora de los pases islmicos, su influencia poltica era enorme al legitimar lasmonarquas absolutas de su poca. Este doble poder, patente p.e. en las catedrales gticas,obras de arte y manifestacin de riqueza y poder sin igual en su tiempo, condicion signifi-cativamente el desarrollo cientfico, bsicamente retrasndolo.

    El pueblo hebreo emerge, pues, a nivel histrico, a fines del Segundo Milenio a.C.como pequeo pueblo tribal, diferenciacin en el propio pueblo cananeo formada por losganaderos y agricultores extensivos de las zonas mesetarias y montaosas frente a loscananeos de los valles, con agricultura de riego (Finkelstain & Silberman, 2001) entre dosgrandes imperios de la poca, el Egipcio y el Asirio, con Estados mucho ms antiguos. Lalengua hebrea est relacionada con el acadio, hablado por los babilonios, en el actual Irak.La Biblia describe el establecimiento en Canan, (gran parte de Siria y Palestina), supues-tamente tras crueles guerras de exterminio, autnticos genocidios aprobados por Jahvsegn la Biblia como la toma de Jeric (y pasaron a cuchillo a todoscuantos haba en ella, hombres y mujeres, nios y viejos, Josu, 6, 21), guerras hoycuestionadas en cuanto a su historicidad por los propios historiadores judos, (Finkelstein

    & Silberman, 2001). Incluso durante los tiempos prsperos de Salomn (ca.970-931 a.C.),Jerusaln, la capital religiosa y poltica, no tena ms all de 0,60 kilmetros cuadrados y15.000 habitantes (Finkelstein & Silberman, 2001), el equivalente a una pequea ciudadprovinciana en cualquiera de los tres imperios de la poca. Tras David, su hijo Salomn,con la exigencia de fuertes tributos, provocara la secesin, triunfante a su muerte, queacabara partiendo el reino en dos: Israel al norte y Jud al sur (incluyendo ste Jerusaln,la capital del Templo). Un hecho capital para el futuro del pueblo hebreo y para el origende la Biblia, ya que cada Estado generara una tradicin religiosa diferente. Divididos,Israel, mayor, ms prspero y abierto, con mar, sera conquistado por los asirios en 722a.C. En 587 a.C., Jud, que durante 135 aos sera el foco de la cultura y religin hebrea atravs del Templo de Jerusaln, cada vez ms judas, fue a su vez conquistado por Nabuco-

    donosor II rey de los babilonios, a los que el rey persa Ciro el Grande derrotara en 538

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    a.C.liberando a los cautivos judos. Cautiverios y exilios forzados por la derrota, favorece-ran el contacto con otras culturas, la apropiacin de mitos ajenos reinterpretados, y, portanto, el sincretismo2 del propio judasmo, que dista ampliamente de responder a unatradicin propia (Vid. p.e. Greenberg, 2000 para un anlisis de la Biblia desde la Mitologa

    comparada).Solo con los Reyes (siglo XI a.C.) comenz a registrarse en forma escrita la historiahebrea, dos mil aos despus que en Egipto o Mesopotamia.

    El anlisis cientfico de textos realizado durante los siglos XVIII y, especialmente,XIX, la exgesis independiente, llev tras arduos trabajos a la Hiptesis Documental: laexistencia de cuatro fuentes diferentes de documentos y tradiciones mezclados en elPentateuco. De acuerdo con Friedman (1987) y Finkelstein & Silberman (2001) stasseran la J (de Jahv o Jahvista, escrita entre 848 y 722 a.C. para el primer autor, y en el VIIa.C. para los segundos en el reino de Jud); la E (de Elohim, otra forma de designar al serdivino, plural y politesta, escrita en el reino de Israel); la P o S (de Priestly, Sacerdotal,escrita en la poca del rey de Jud, Ezequas, ca.726-609 a.C.), y la D (Deuteronmica,

    escrita en la poca del rey Josas probablemente por Baruc y el profeta Jeremas, ca.622-609 a.C.). Tanto E como D fueron obra de los sacerdotes mosaicos de Silo, centro religiosonacional en tiempos de Samuel, sacerdotes levitas desplazados por los aarnidas, davdi-cos, en tiempos de Salomn que pasaran a controlar el Templo de Jerusaln; este conflictoen el seno de la clase sacerdotal, en que se ventilaban los diezmos y primicias, explicaparte importante de la historia de la primera Biblia, el Pentateuco y los siguientes seislibros de la Biblia, su ncleo duro (Halpern, 1981). J y E fueron combinadas en un solotexto tras la conquista del reino de Israel por los asirios en 722 a.C. para dar soportereligioso conjunto a la poblacin de Jud, que albergaba numerosos huidos del Israelconquistado, antes de P, reaccin en JE (Friedman, 1987).

    La reunin de las diferentes versiones en una sola fue llevada a cabo probablemente,

    segn Friedman (que denomina fuente R, Redactor, al autor o autores de la versin finaldel Pentateuco), por el sacerdote aarnida y legislador judo Esdras al que el emperadorpersa Artajerjes otorg autoridad sobre Jud posteriormente al 458 a.C., ochenta aosdespus de la liberacin de los cautivos judos en Babilonia por Ciro el Grande, con objetode unificar religiosamente a Jud, entonces provincia del Imperio Persa. Debido a laconservacin en un nico texto de todas las versiones, probablemente buscando un consen-so eclctico entre las diversas corrientes de tradicin, frecuentemente opuestas, se haconstatado la existencia de numerosas contradicciones, los llamados dobletes. Estahiptesis ha sido complementada y confirmada por pruebas arqueolgicas y anlisis com-parativos histricos y mitolgicos (Finkelstein & Silberman, 2001; Greenberg, 2000).Como puede verse, la construccin de un nico texto para el AT, sigui un proceso muy

    diferente que en el caso de los cuatro evangelios cannicos del NT, elegidos directamentepor el Espritu Santo de entre todo el conjunto de evangelios que por entonces circulaban,a travs de un milagro en el curso del Concilio de Nicea de 325. El milagro operado por elEspritu Santo segn la tradicin, consisti en hacerles subir desde el suelo en que sehaban colocado hasta el altar, hecho que sucedera por la noche, quedando los que no sehaban movido como apcrifos (Gonzlez-Blanco, 1934). La falta de mezcla, ha facilitadoel anlisis crtico de los textos evanglicos.

    El problema de la fiabilidad histrica, de la historicidad de los textos del AT puede sercomprendido comparando la distancia temporal de la compilacin respecto al origen oralde las fuentes de siglos a un milenio, con la de los diferentes evangelios, cannicos y

    2 Sincretismo: doctrina o sistema que trata de conciliar o armonizar ideas o teoras diferentes u opuestas.

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    Las ciencias de la tierra y la Biblia. Una aproximacin desde la razn cientfica

    apcrifos, con importantes divergencias entre s y con la realidad histrica tal y como seindic ms arriba. El primero, el de Marcos, fue compuesto tan solo algo ms de treintaaos tras la muerte de Jess, un intervalo que parecera breve para una transicin de larealidad histrica al mito. Arroja luz sobre como se crean histricamente las leyendas ver

    p.e. el caso de otra figura con proyeccin legendaria, Rodrigo Daz de Vivar, El Cid (ca.1049-1099), quiz el hroe ms importante de la historia espaola y el de mayorproyeccin universal, fruto de la poca de los reinos de taifas a los que protegi primerocomo mercenario valeroso y hbil y al final seor de la guerra de Valencia en la pocaalmohade. Su referencia pica popular en cierto modo un paralelismo laico a lo que sonlos relatos evanglicos, El Cantar de Mo Cid, compuesto unos cuarenta aos tras sumuerte recogiendo tradiciones orales, est tan lleno de falsedades histricas como la dela jura de Sta. Gadea o las batallas ganadas despus de muerto, que ha tenido que sercompletamente marginado a la hora de obtener una visin realista, cientfica, del Cidhistrico, posible en este caso por la existencia de testimonios escritos coetneos tantomusulmanes como cristianos (Martnez Dez, 1999), algo imposible como vimos en el caso

    de Jess, en el que pudiendo reconstruirse el ambiente histrico, no puede reconstruirsecon un mnimo rigor histrico su biografa, el Jess histrico.La invencin que vierte la imaginacin popular en la tradicin oral es casi increble,

    como prueba p.e. la leyenda del ardacho, un caimn disecado que trajo de Amrica frayToms de Berlanga, descubridor de las Islas Galpagos en 1535, y que se encuentra en lacolegiata de Berlanga de Duero, en Soria. Tal y como refiere el escritor Ramn Carnicer,la creencia popular, una vez olvidado quiz su origen, es que se trata de un lagarto al que

    FIGURA2. mile Durkheim (1858-1917) uno de los padres de la Sociologa, sent las bases para elanlisis cientfico de la gnesis social y las funciones sociales de las religiones, aplicables al

    Judasmo y el Cristianismo que tienen en comn el Antiguo Testamento como libro sagrado.

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    un pastor alimentaba con leche, y que se aficion a comer cadveres por lo que crecimucho y hubo que matarle. La imaginacin sustituyendo la verdad olvidada. Cuntasveces ha funcionado una lgica similar en la creacin de leyendas y mitos?

    Otras veces, la credulidad popular, expresin evidente de una necesidad humana,

    crea los propios milagros. As ha sucedido p.e., en contra de testimonios escritos ydecisiones formales de la propia Iglesia catlica, con el llamado Santo Sudario de Turn,que supuestamente habra envuelto el cadver de Jess, una reliquia fabricada en el sigloXIV por un pintor envolviendo una imagen de madera convenientemente untada depintura que adquirira fama en el contexto de la Europa devastada por la Peste Negra de1347-1350, desesperada y hambrienta de reliquias a las que suplicar que parara ladevastacin, lo que gener una autntica industria (Arnheim, 1984). Pierre d'Arcis,obispo de Troyes, Francia, dijo por escrito en 1389 que Dicha tela haba sido pintadaastutamente, siendo la verdad certificada por el artista que la pint; ello llevo al papadoa declarar falsa la supuesta reliquia (Arnheim, 1984; Mordillat y Prieur, 1999). Recien-temente, en 1988, pruebas de C-14 han dado para el lienzo una edad media del siglo XIV

    (1260-1390), como era esperable; un resultado que imposibilita que el lienzo sea elsudario de Jess. Todo ello no ha impedido el culto a la supuesta reliquia, carente decoherencia antropomtrica y con la costumbre judaica de utilizar varios lienzos para elamortajamiento, en contra de toda evidencia racional. La Iglesia catlica, prudentemen-te, ha remitido a la Ciencia para su autenticidad.

    El reconocimiento de falsificaciones est en la propia Biblia. As, Jeremas (8,8) dice:Cmo decs: Sabios somos; poseemos la Ley de Yahv. Ms he aqu que la plamamentirosa de los escribas la ha convertido en mentira. Sin duda deba conocer el tema, yaque sus escritos profetizando la destruccin de Jerusaln y la cautividad en Babilonia serealizaron trs haber sucedido en 587 a.C. (Friedman, 1987).

    As que la omnipresencia de la tradicin oral, la milagrera y las falsificaciones en el

    texto bblico, conocidas, pues, las probadas incertidumbres sobre la veracidad histrica deestas tradiciones y las enormes distorsiones que sufren a lo largo del tiempo en funcin delolvido o del inters poltico (caso del Deuteronomio con Josas p.e.), plantea no solo el amenudo insoluble problema de separar invencin y realidad, sino el arduo problemateolgico de cmo y cuando se produce y conserva en ella la inspiracin divina, especial-mente teniendo en cuenta las palabras citadas de Juan Pablo II en las que afirma respectoa la Biblia que Dios no solo la inspir, sino que La pronunci a travs de los hagigra-fos. Los investigadores de los dos ltimos siglos han arrojado mucha luz sobre la historiadel AT y el pueblo hebreo, existiendo en la actualidad serias dudas acerca del carcterhistrico de relatos bblicos claves en lo doctrinal como los de los patriarcas, el xododesde Egipto, la historicidad de Jos y Moiss, la conquista de Canan y la verdadera

    realidad de los reinados de David y Salomn (Finkelstein & Silberman, 2001).La falta de historicidad de captulos clave del AT, especialmente en el Pentateuco, nopuede sino plantear dudas sobre la veracidad de otras afirmaciones que en l se contienen,en particular las que conciernen a temas propios de la Ciencia, dudas que el anlisisconfirma ampliamente como veremos. Sin embargo, para muchas personas y para las

    jerarquas religiosas correspondientes judas, catlicas y protestantes y, en parte, musul-manas, la Biblia se ve como fruto de inspiracin divina y, por tanto, se tiende a creer enla veracidad y el carcter histrico de lo que relata. Un problema presente en todas lasreligiones reveladas, que inevitablemente aspiran a la historicidad al situar su Revelacin,y por tanto su doctrina, en el espacio y el tiempo, en la Geografa y la Historia. Examina-remos a continuacin, desde la razn cientficalas religiones tienen mltiples funciones

    sociales (de integracin y asistenciales p.e.) que responden a su carcter de hecho social

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    (Durkheim, 1914), y psicolgicas, que no son objeto de este artculo, la consistenciacientfica y posible trama geolgica y geogrfica de algunos relatos bblicos particularmen-te importantes en el desarrollo cientfico.

    FIGURA3. La Creacin en The Ancient of Days, segn el pintor y poeta William Blake (1757-1827),obra de un Dios personal, antropomrfico, como el bblico.

    La creacin: dos relatos antievolucionistas cientficamente incorrectos

    La Creacin es descrita en el Gnesis 1 y 2. Este libro, expone la Cosmologa, laGeologa y la Paleontologa bblicas y seala, a travs del relato sobre el Paraso y elsupuesto pecado original, una Geografa bblica claramente situada en Mesopotamia, noen Palestina (Gn. 2, 14).

    Los expertos bblicos han mostrado la coexistencia en este texto de dos fuentesdiferentes (Friedman, 1987). La primera, la J, aparece en Gn. 2,4 b-25; la segunda, la Po S, va de Gn. 1, 1 a 2, 3. La Mitologa comparada ha mostrado claras influencias de

    relatos egipcios y mesopotmicos anteriores (Greenberg, 2000). Por ejemplo, el error de

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    que las plantas sean creadas el tercer da (Gn. 1, 11-12), antes de que fuera creado elSol, fruto del cuarto da, Gn. 1, 16, (con lo cual hubieran carecido de energa pararealizar la fotosntesis, condicin necesaria de su existencia), viene probablemente delegipcio Libro de la Muerte.

    El relato de la fuente PS tiene evidentes paralelismos con elEnuma Elishmesopot-mico, que data de ca. 2000 a.C. (Heidel, 1951).Hay otros errores obvios desde el mero sentido comn. As, tras ser creadas la luz y las

    tinieblas (1, 4), se dice en 1, 5: A la luz llam da, y a las tinieblas noche: y as de la tardeaquella y de la maana siguiente, result elprimer da. Como todos sabemos, es el Sol ensu movimiento aparente alrededor de la Tierra el que da origen al da y la noche, la maanay la tarde, en nuestro planeta; cuando el Sol se ha puesto, lo que hay es noche. Pero el Solno es creado sino en el cuarto da (2, 16). Podra pensarse que en realidad el texto seestuviera refiriendo a otro tipo de da, no al solar o natural, pero los elementos definitoriosson diferentes, tanto del da astronmico (tiempo comprendido entre dos pasos consecuti-vos del Sol por el meridiano superior), como del da sidreo (tiempo siempre igual que

    tarda la Tierra en dar una vuelta entera alrededor de su eje polar; 3'56'' ms corto que elsolar medio).Por otra parte, de acuerdo con la teora cosmolgica del Big Bang, la Gran Explosin,

    muy al comienzo del mundo solo haba luz que llenaba todo el espacio-tiempo creado por laprobable fluctuacin cuntica que dio origen a la Gran Explosin inicial (Daz Pazos, 2003).

    En 1, 2, puede leerse: La tierra, empero, estaba informe y vaca, y las tinieblascubran la superficie del abismo: y el Espritu de Yahv se mova sobre las aguas. Perosegn la Cosmologa moderna la Tierra se form por acrecin gravitacional de cuerposmenores, primero polvo csmico, despus planetesimales, trasla formacin del Sol y noantes y al principio como dice el Gnesis, base del errneo geocentrismo bblico, siendoentonces caliente y con una corteza llena de violentas erupciones volcnicas (Anguita,

    1988), y por tanto con menos tinieblas que hoy. Por otra parte, el agua, al contrario de loafirmado, no exista en estado lquido, sino vaporizada.En 1, 7, se dice: E hizo Yahv el firmamento, y separ las aguas que estaban debajo

    del firmamento, de aquellas que estaban sobre el firmamento. Aqu est la errneaexplicacin bblica de la lluvia, que origina p.e. el Diluvio (se abrieron las cataratas delcielo, 7, 11): la cada del agua que est sobre la bveda celeste, ms all de las estrellas,y no en las nubes como es en realidad; para los hebreos el mundo estaba rodeado de agua(Ibarreta, 1987).

    En 1, 11 puede leerse en el tercer da: Produzca la tierra yerba verde, y en 1, 21, parael quinto da: Cri, pues, Yahv, los grandes peces, y todos los animales que viven y semueven. En realidad, como muestra la Paleontologa, las plantas terrestres surgieron al

    final del Silrico, hace unos 420 millones de aos, y las primeras praderas de herbceas nosurgieron hasta el Oligoceno (de 40 a 25 millones de aos), apareciendo las gramneas,base de las grandes praderas, en el Mioceno (25 a 11 millones de aos), mucho despus,por tanto, que los peces, ya existentes desde fines del Cmbrico, hace unos 520 millones deaos, y no antes como afirma el Gnesis.

    En Gn. 1, 25 se dice en el sexto da, aunque refirindose al anterior: Hizo, pues,Yahv, las bestias silvestres de la tierra segn sus especies. Por tanto, cada especie vivafue creada como tal. Esta es la base justificativa de las pasadas y actuales corrientescreacionistas, completamente anticientficas de acuerdo con de lo que han mostrado ex-haustivamente la Paleontologa y el evolucionismo.

    El relato, caracterizado por la sucesiva intervencin divina para crear cada realidad

    importante, en la lnea providencialista de un Dios personal, antropomrfico, que vela e

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    interviene continuamente en la marcha del mundo, est en las antpodas de lo que laCiencia nos transmite de proceso unitario, universal, autosostenido y necesario, en trmi-nos probabilistas, de la materia-energa tras la fluctuacin cuntica del vaco que probable-mente gener nuestro Universo y el espacio-tiempo (Daz Pazos, 2003). Un procesoautosostenido que se mueve por su propia dinmica, configurando progresivamente en eltiempo las sucesivas realidades emergentes, primero los procesos geolgicos y despus lavida, que evoluciona en adelante a travs de la mutacin aleatoria del material gentico yla seleccin natural por el ambiente, generando la enorme biodiversidad existente. Proceso,

    por otra parte, inacabado, en contra de lo que dice el relato, ya que la evolucin prosiguebajo nuestros ojos (Ayala, 1994), y, por tanto, no se ha cerrado con el descanso bblico delsptimo da.

    Debe sealarse que en el mundo de hace pocos siglos, carente de una concepcin comola actual sobre la enorme amplitud de la historia del Universo, con una edad mayor de13.000 millones de aos, mundo agrario en el que no poca gente ni tan siquiera a fines delXIX en Espaa conoca con exactitud su propia edad (de Miguel, 1998), la explicacinbblica era relativamente verosmil para el sentido comn de la poca, mientras que laevolucionista, an no estaba ni formulada, al igual que lo era el supuesto movimiento delSol en torno a la Tierra, conforme con los datos inmediatos observados. Ciencia y sentidocomn no son siempre equivalentes (Hempel, 1966). No debe sorprender, por tanto, el

    crdito que mucha gente, en un mundo agrario y analfabeto (en Espaa p.e. casi los dos

    FIGURA4. En 1864, tras la publicacin del Origen de las especies en 1859, y el avance de las CienciasBblicas, el papa Po IX conden en su carta-encclica Syllabus errorum, el racionalismo, la cienciamoderna, las sociedades bblicas, el liberalismo y la libertad de expresin e investigacin. En 1870,

    el Concilio Vaticano I declarara dogma de fe catlico la infalibilidad papal.

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    tercios de la poblacin eran analfabetos en 1900), conceda a las tesis bblicas, arropadasadems por la enorme organizacin eclesial que llegaba al ltimo pueblo. Por eso fue tanimportante el concepto del tiempo geolgico y tan ardua la lucha que tuvieron que librarlos primeros gelogos en medio de la incomprensin y el rechazo.

    Eclosionada la visin cientfica, el reconocimiento progresivo de estos errores einconsistencias bblicas con la Ciencia, oblig a un nmero progresivo de telogos aabandonar a lo largo del XIX una interpretacin literal de los textos bblicos en losaspectos verificables empricamente histricos y cientfico-naturales para evitar elchoque con la Ciencia positiva. Al principio, algunos trataron de mostrar que habacoincidencia entre los relatos bblicos y los nuevos hallazgos de la Ciencia, p.e. entre losdas de la Creacin y las eras geolgicas; despus, simplemente se abandon en la mayorparte de los casos especialmente entre los catlicos, cualquier intento de concilia-cin entre razn cientfica y creencia bblica, cada vez ms divergentes all dondecoincidan. Se instaur as progresivamente un pensamiento esquizofrnico para muchosexpertos cristianos que renunciaron a dar el salto de la credulidad que suele caracterizar

    la creencia a la racionalidad cientfica: una lgica para hacer ciencia, basada en larealidad, otra para las bases histricas y cientficas de su creencia, dirigidas progresiva-mente hacia un terreno irreal, hacia una fe progresivamente desencarnada de lo real,sustancial por tratarse de unas religiones reveladas.

    Esta disonancia razn y fe en lo empricamente verificable p.e. un supuesto hechohistrico o una tesis contrastable, como la del origen de la yerba antes que los peces, alldonde la fe debe plegarse a la razn cientfica, fue verificndose tambin en aspectosdoctrinales, que nunca pueden violar el Principio de Contradiccin, algo muy frecuente enla Biblia. As, p.e., Yavh, iracundo porque en la supuesta toma de Jeric alguien no harespetado la parte divina en el saqueo, el oro y la plata, dice a Josu no estar ms convosotros hasta que extermineis al reo de esta maldad (Josu, 7, 12); en consecuencia, el

    autor del hecho, Acn, es lapidado. En xodo (20, 13), Yavh, al promulgar el Declogo,haba ordenado No matars ...lo cual no impidi inmediatamente a continuacin lamatanza de los idlatras que haban vuelto al becerro de oro: Esto dice el Seor Dios deIsrael: Ponga cada cual la espada a su lado (...) y cada uno mate aunque sea al hermano, yal amigo, y al vecino. Ejecutaron los levitas la orden de Moiss y perecieron en aquel dacomo unos veinte y tres mil hombres. Y Moiss les dijo: Hoy habeis consagrado vuestrasmanos al Seor, matando cada uno con santo celo aun al propio hijo y al hermano, por loque sereis benditos (xodo, 32, 27-29). Sin duda un ejemplo de coherencia doctrinal quedebera dejar algo perplejo al creyente, al que se ordena primero no matar por unadeidad que previamente ha exterminado a todo el gnero humano, creado por l, en elDiluvio, para a continuacin exigirle que mate al hijo y al hermano. Cabe de esto, tan

    frecuente en la Biblia, alguna interpretacin al margen de la mera literalidad, que presen-ta una deidad que hace lo contrario de lo que manda? A qu atenerse? Se debe mataro no se debe matar?

    El problema del abandono de la interpretacin literal que tenga en cuenta los gnerosliterarios empleados en busca de la verdad doctrinal, difcilmente evitable por lo claro delos versculos y textos bblicos en numerosos casos, es el de como encontrar en la exgesis3

    unsentido alternativo claro y unvocoa los textos, una clave interpretativa, una hermenu-tica4que conserve el carcter divino de la obra, con la que todos de catlicos a baptistas

    3 Exgesis: Interpretacin o explicacin de un texto en sus aspectos filolgicos, histricos o doctrinales.4 Hermenutica: mtodo de interpretacin de los textos para precisar su autntico significado y facilitar su

    comprensin.

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    o ateos, aplicando el pensamiento lgico basado en el Principio de Contradiccin,puedan estar de acuerdo. Antes de que se cuestionara la interpretacin literal no se habaencontrado dicha hermenutica admisible por todos para lo doctrinal, como prueban losmltiples cismas a lo largo de la historia cristiana, basados generalmente en la propia

    ambigedad de los textos, cuando no en la contradiccin de unos con otros y aun dentro delmismo texto, fruto inevitable de su gnesis oral y mltiple, en autores y tiempos. Tampocose ha encontrado despus a pesar de que Friedrich Schleiermacher (1768-1834) creararealmente la Hermenutica para aplicarla a los estudios bblicos en su obra publicada en1838, prueba de lo confuso y contradictorio del mensaje, como muestra la multiplicidad deescuelas con tesis a menudo contradictorias y que el propio autor, protestante, acabaradefendiendo una concepcin bsicamente subjetiva de la religin. As que, en el campodoctrinal, el problema debe ser difcilmente soluble ya que la palabra pronunciada a travsde los hagigrafos es, objetivamente, contradictoria y confusa.

    Tomemos p.e., para ver lo arduo de la tarea solo en los temas que tocan con laCiencia, la aparicin de los sucesivos seres vivos. En Gn. 1, 25, como vimos, se indica

    claramente que cada especie fue hecha separadamente, idea que es remachada por lassucesivas creaciones de los diferentes seres a lo largo de la semana de la Creacin; tambinpor la creacin ad hocdel hombre (Gn. 1, 26-27), y despus, como si se tratara de unasubespecie, de la mujer (Gn. 2, 21), como ayuda y compaa para el varn (Gn. 2, 18),a cuya costilla debera su existencia (Gn. 2, 22) y al relato bblico una justificacin divinade su papel subsidiario respecto al varn, de segundo sexo como dira Simone de Beauvoir.Una tesis que implica un completo desconocimiento de los inspirados autores bblicosacerca del mecanismo gentico-celular de la reproduccin sexual, comn para los dosgneros. La interpretacin literal de este relato ha sido tan consustancial a la Iglesiacatlica, que p.e., Jernimo de Barrionuevo (1587-1671), refiere en sus avisos, cartasdirigidas al den de Zaragoza entre 1654 y 1658, como Entre los agustinos y trinitarios ha

    habido en Salamanca grandes debates, llegando a las manos (...) a bofetadas y coces en losactos pblicos, sobre si qued Adn imperfecto quitndole Dios la costilla, y si fue solocarne con lo que le llen el hueco. Lo que sabemos de la evolucin, no solo rompe laseparacin bblica entre los seres vivos, que llega aqu al extremo de creaciones separadasde hombre y mujer, ya que todos estamos unidos y emparentados por el mismo material yprocesos genticos (Ayala, 1994), sino que elimina cualquier parecido con el relato bblicoen cuanto a su forma de aparicin, en general gradual como sucede en el caso humano conlos sucesivos homnidos. Es obvio que, en lo cientfico, la literalidad, difcilmente evitableo superable en lo doctrinal, llevara a considerar a Yavh como un perfecto ignorante si semantiene el carcter de texto inspirado.

    Qu bases racionales admisibles por todos pueden soportar, a partir de lo expuesto

    en el relato, p.e. la transmutacin del texto bblico inequvocamente creacionista yprovidencialista en la evolucin biolgica transformista y no finalista, antiprovidencia-lista, que la Ciencia ha probado ampliamente (Vid. p.e. Arsuga, 2001) y la Iglesiacatlica ha admitido recientemente en forma no cientfica dirigida y finalista prxi-ma al evolucionismo testa, ortogentico5, del jesuita Teilhard de Chardin? Simplementeninguna conservando el texto. Pero, qu quitar y qu conservar de l y por qu hacerlo?Ni tan siquiera dejndolo reducido a una generalizacin del tipo En el principio creYahv el mundo similar a Gn. 1, 1, llegara a ser compatible con la Ciencia, ya

    5 Ortognesis: Proceso mediante el cual, en una lnea evolutiva, se intensifica gradualmente un determina-do carcter. Cuando se aplica desde posiciones testas al conjunto de la evolucin, se hace insistiendo en el

    finalismo global de la misma hacia la aparicin del hombre, una tesis cientficamente incorrecta.

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    que la fluctuacin cuntica del vaco, siendo una propiedad intrnseca de la nada, deja sinlugar a un acto de creacin. Pero entonces por qu el empeo de los autores bblicos,inspirados para los creyentes, en describir con afn de veracidad y verosimilitud y deforma relativamente minuciosa el proceso y la constante intervencin de Yahv como

    motor de cada cambio importante? Por qu la insistencia en considerar obra divina untexto contradictorio y frecuentemente errneo en lo cientfico? Por qu el reiterado afnde la Iglesia catlica, supuestamente guiada por Dios, siglo tras siglo, en perseguir a loscientficos que cuestionaban el texto? Resulta de inters la reflexin del reverendoMichael Jackson sobre el tema de la Evolucin, cuyos logros explicativos alaba, acercade una posible va intermedia entre el creacionismo literalista y el neodarwinismo, unaevolucin guiada por el Espritu Santo que recuerda a las tesis teilhardianas y catli-cas; sin embargo, acaba concluyendo que sus ideas no pueden ser probadas, lo quevuelve a situar en definitiva el problema fuera de los cauces racionales, en el terreno dela evolucin testa, de la fe (Jackson, 2003). Fabris (1983), ha mostrado las enormesdivergencias sobre la posible realidad histrica de Jess que la investigacin de diferen-

    tes escuelas ha producido tratando de profundizar en los Evangelios ms all de loliteral.En realidad, la raz principal de la interpretacin no literal para los aspectos cientfi-

    camente verificables, parece descansar en la demostracin cientfica de los errores deltexto, y por ello eclosiona en los ltimos ciento cincuenta aos; durante los mil ocho-cientos aos anteriores, la interpretacin literal no era cuestionada. No parece casual quela Hermenutica aparezca formalmente en 1838 tras la publicacin en 1774-78 de frag-mentos de la investigacin sobre el Jess histrico de Herman S. Reimarus (1694-1768),profundamente demoledora de la imagen tradicional al mostrar el trasfondo polticoantirromano del cristianismo original, que explica no pocas contradicciones de los Evan-gelios. Tampoco es casual la condena formulada por Po IX de la Ciencia positiva, el

    racionalismo y las Sociedades Bblicas en su carta-encclica Syllabus errorum de 1864(en 1859 se haba publicado el Origen de las especies), as como el establecimiento en1870 del dogma de la infalibilidad papal. Una reaccin a la incapacidad de argumentarracionalmente contra los descubrimientos cientficos consistente en imponer, entre loscatlicos, el argumento de la fe desde la autoridad absoluta. Un curioso mecanismo detoma de decisiones en una organizacin que lleva el nombre griego de ecclesia,asamblea, una reunin donde las decisiones se toman colectivamente, como se haca enla Iglesia primitiva.

    Ahora bien, si hubiera resultado que el texto era literaria y cientficamente correcto,Hubiera surgido la interpretacin no literal? Se hubieran condenado la Ciencia o lasSociedades Bblicas? O, ms bien, no hubiramos asistido a una exaltacin apologtica

    del carcter divino del texto, justamente porque era cientficamente correcto, y se habradefendido lo correcto de la interpretacin literal? Probablemente, esto ltimo es lo quehubiera sucedido a la luz de la utilizacin que se hace y se ha hecho de cualquier descubri-miento arqueolgico concordante con el relato bblico por adjetivo que fuera a la compo-nente doctrinal para proclamar que la Biblia tiene razn, el ltimo, en el verano de 2003,el descubrimiento del tnel bajo Jerusaln. Esto, pone de relieve como la razn ltima dela interpretacin no literal para lo verificable cientficamente desde la ptica cristianadescansa en una premisa implcita no cientfica, la de que la interpretacin no literal esnecesaria porque siendo el texto de inspiracin divina, lo contrario llevara a cuestionar esainspiracin al romper la omnisciencia divina. Parece, pues, dudoso, que la interpretacinno literal descanse de forma suficiente sobre hiptesis cientficas o epistemolgicas riguro-

    sas y universalmente admisibles.

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    FIGURA5. Errores cientficos del relato bblico sobre la Creacin a la luz de la Cosmologa, Geologa

    y Paleontologa. Al menos el 67 % de las tesis del relato del Gnesis, los dos tercios, son errneas.

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    Problemas pues, a menudo insolubles, que han ido confirmando a los no creyentes ensu idea de atribuir a la Biblia un origen estrictamente humano el de obra de un puebloprecientfico hijo de su tiempo y su lugar que busca un sentido a las grandes preguntas y unfundamento a una moral y una poltica, y que coloca a los creyentes crticos, racionalis-

    tas, ante esa misma disyuntiva para no tener que admitir equivocaciones y contradiccionesdivinas, algo incompatible con la infinita sabidura que se supone est en la esencia de laDivinidad en que creen.

    El o, mejor, los dos relatos del Gnesis sobre la Creacin, no pueden juzgarse desdecriterios de historicidad como los del Diluvio o Sodoma y Gomorra, ya que se refieren asupuestos hechos que, justamente, fundan la propia Historia, del Universo y humana. Portanto, debemos juzgar la veracidad de las tesis que contienen. Tal y como puede verse enla Figura adjunta, si se tiene en cuenta que hay al menos otras dos tesis bblicas mscontenidas en el relato, la ausencia de extinciones y la enorme cortedad del tiempocosmolgico, de un total de veintiuna tesis contenidas en el relato de la Creacin, catorceson errneas o falsas; por tanto, el 67 % de las tesis bblicas sobre la Creacin contenidas

    en Gnesis, 1, los dos tercios, son cientficamente errneas o falsas.El relato, adems, es muy incompleto tanto en la evolucin cosmolgica como en lageolgica o biolgica. En definitiva, y en contra de lo que afirma un libro apologticopopular en los medios cristianos (Keller, 2000), en numerosos aspectos claves, cientficose histricos, la Biblia, simplemente, no tiene razn, y, en realidad, cuanto ms avanza elconocimiento cientfico, histrico y arqueolgico, los datos sugieren ms bien que cadavez va teniendo menos.

    Toda la Biblia es, adems, rehn de una concepcin geocntrica, no ya del Sistemasolar sino del Universo. Una concepcin coherente con su carcter de obra de un puebloprecientfico y con su poca, y nica que poda soportar la idea de que en un Universo conmiles de millones de galaxias, en una galaxia singular, la Va Lctea, la nuestra, el Dios

    Creador del Universo fuera a designar como pueblo elegido (elegido para qu?) a unode los ms pequeos pueblos de un planeta perteneciente a uno de los cien mil millones deestrellas que componen la galaxia. Una concepcin provinciana si se la compara con lagrandiosidad de las modernas ideas cosmolgicas en las que nuestro mundo, probablemen-te surgido de una fluctuacin cuntica del vaco, podra formar parte de un cuasiinfinitoconjunto de Universos (Daz Pazos, 2003). No es la narracin bblica una desmesuracsmica a la luz de nuestros conocimientos? No sera el carcter de pueblo elegido,desde la razn histrica y sociolgica, ms bien una coartada proporcionada por la castasacerdotal para justificar la apropiacin por la fuerza hasta el genocidio de una tierra yaocupada por otros, la tierra prometida, Canan?

    La otra alternativa es la del actual Creacionismo o Ciencia de la Creacin, movi-

    miento cristiano de raz protestante especialmente fuerte en EE.UU. y claramente volcadohacia la intervencin poltica desde su creencia en ser el nuevo pueblo elegido de lanueva Canan, EE.UU., tierra de promisin, actividad poltica objetivamente compartidacon las potentes organizaciones catlicas conservadoras en Espaa o Amrica Latina. Estemovimiento acepta, en una forma en principio ms coherente en lo doctrinal que elcatolicismo, la interpretacin literal de la Biblia. Esto, dadas las obvias contradicciones conla Ciencia como las presentadas, le lleva necesariamente a tratar de demostrar que sta, laCiencia, abiertamente crtica con las implicaciones, supuestos y relatos bblicos, estequivocada, y que la Biblia, literalmente entendida, tiene razn (Vid. p.e. Creation Scienceand Earth History, 2002 y Faith & Reason, 2002), un callejn sin salida. Segn losautodenominados creacionistas cientficos, las tcnicas radiomtricas de datacin son err-

    neas; el campo magntico de la Tierra prueba que sta no tiene ms de 10.000 aos; los

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    FIGURA6. Escala cronoestratigrfica del Creacionismo Cientfico de acuerdo con el relato bblico.Obsrvese la baja edad del Universo: 10.000 aos.

    6 Rebote isosttico: Levantamiento del terreno en el periodo postglacial, posterior a la fusin del hielo quelo cubra debido a un reajuste isosttico de bloques a consecuencia de la prdida de peso al desaparecer el hielo.

    batolitos granticos se originaron durante el Diluvio Universal en 150 das; los Andes sealzaron tras el Diluvio por rebote isosttico6; la Tierra prediluvial era plana (una ideatomada de Burnett, Vid. Sequeiros 2000) y, obviamente, la evolucin biolgica de lasespecies es una falacia. Los creacionistas tienen su propia escala cronoestratigrfica concinco grandes perodos que comienzan con la Semana de la Creacin y llegan al Presentetras pasar por los perodos Antediluviano, el Diluvio Universal y la Edad de Hielo. Segn

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    Froede & Reed (1999) se trata de: Un esquema alternativo que se distingue por laprioridad de la revelacin sobrenatural. Sin duda. El problema, es que esto no es ciencia,sino creencia, religin.

    Lgicamente, pues, para Bruce Alberts, presidente de la Academia Nacional de Cien-

    cias norteamericana, la Ciencia de la Creacin no est referida a causas naturales y nopuede ser sometida a tests con significacin, no estando, por tanto, constituida por hipte-sis cientficas. En 1987 la Corte Suprema de los EE.UU. sentenci que ese creacionismo esreligin, no ciencia, y no puede ser defendido en las escuelas pblicas. En Numbers(1992), puede verse una historia del creacionismo cientfico y en Plimer (1992), unaexposicin de la polmica con los cientficos.

    Una de las posiciones posibles ante la disonancia fe-razn es el Credo quia absur-dum, creo porque es absurdo, de Tertuliano; otra, la mantenida acerca del Diluvio Univer-sal bblico en el XVIII por Castel o Buffon en el sentido de que se trataba de un actosobrenatural de la voluntad divina, un hecho excepcional que no poda ni deba explicarsecientficamente (Pelayo, 1996). Descartadas estas posiciones, que remiten a la primaca y

    exclusividad de la fe respecto a la razn cientfica para escamotear el problema, tras laevidencia de los mltiples errores cientficos del relato bblico, cientfico-naturales ehistricos, se ha ido abriendo un dilema para cristianos y judos. Su planteamiento es elsiguiente: si se acepta la interpretacin literal de los textos inspirados, hay que intentardemostrar, como los creacionistas cientficos, que la Ciencia est equivocada (intentodesesperado y a la postre vano), ya que si no, Yahv estara equivocado y, por tanto, nosera Dios; si, al contrario, se abandona la interpretacin literal y se aceptan los sucesivosdescubrimientos cientficos, se abandona la misma posibilidad de una interpretacin nica,unvoca y sin posibilidad de confusin, que cumpla con el Principio de Contradiccin (quealgo no pueda ser y no ser al mismo tiempo y en el mismo sentido), con lo cual desaparecela posibilidad misma de hallar unsignificado aceptable por todos, desapareciendo de paso

    con el no literalismo y los hallazgos histricos, partes esenciales de lo que fundamentateolgica y moralmente el Cristianismo y el Judasmo, p.e. los Diez Mandamientos. Sinduda, un difcil dilema para unas religiones de libro, dilema creado por la afirmacin delcarcter divino de ste, afirmacin comprometida en la cual nada ha tenido que vercientfico alguno y que traslada a sus autores el peso de la carga de la prueba ante losmltiples errores cientficos y contradicciones doctrinales. Un libro que hace tan solodoscientos cincuenta aos era la verdad divina revelada, impuesta coercitivamente casi dosmilenios, y en cuyo nombre se condenaba e incluso quitaba la vida a los que osabanatenerse a su propia razn o discrepar. Un libro sobre el cual sigue jurndose aun en algunospases como garanta ltima de verdad a pesar de sus mltiples errores cientficos y contra-dicciones doctrinales, y que hoy, resulta incapaz de sostener su veracidad y coherencia

    desgarrado ante el dilema planteado por la crtica de la razn, lgica y cientfica.Un dilema inexistente cuando se acepta, como para el resto de las obras con carga mticapresentes en todos los pueblos, su carcter de creacin humana, de obra de un pueblo comolos dems y de su circunstancia geohistrica en busca de sentido y justificacin. Una vezaceptada esta tesis, las cosas se simplifican, tanto para la interpretacin de lo verificablecientficamente los errores, comprensibles, son hijos del nivel cientfico de su tiempo,como para las contradicciones doctrinales, hijas de las distorsiones e invenciones de latradicin oral, de la multiplicidad de autores, de tiempos y de intereses nacionales o de grupo.En esta perspectiva, la Biblia se analiza, no desde la perfeccin exigible a una obra divina,algo que no cumple en absoluto ni en lo doctrinal ni en lo cientfico, sino de la realidad de sufuncin religiosa e histrica para la supervivencia de un pueblo en un entorno geohistrico

    difcil, a la que se sacrifican coherencia y verdad. As, relatos como el de la muerte de Acn

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    tras la toma de Jeric por haberse apropiado algo de la parte de Yavh, el anatema, nocomprometeran la bondad divina, sino que seran interpretadas, justificadamente, como elresultado de la rapacidad de la casta sacerdotal, que no hubiera dudado en implicar a Yavhpara proteger su parte del botn: el oro y la plata. En cualquier caso, algo difcil de aceptar sin

    renunciar a la creencia, minada en sus mismos fundamentos por la desdivinizacin del textoen que se basa, que pierde su carcter revelado, al igual que el pueblo judo con un destinotan diferente de sus sueos plasmados en la Biblia su carcter de pueblo elegido.

    El diluvio universal: una posible gran inundacin en el Antiguo Sumer

    El texto bblico rene dos narraciones completas e independientes, entremezcladas,correspondientes a las fuentes J, originada en el reino meridional de Jud, y P, del reino deJud en poca del rey Ezequas, narraciones completas cada una que pueden verse separa-das en Friedman (1987).

    Tanto este texto como el relativo a Sodoma y Gomorra son diferentes del de la

    Creacin en el sentido de que se refieren a supuestos hechos histricos, pudiendo, portanto, ser contrastados en cuanto a su historicidad de acuerdo con los mtodos de lainvestigacin histrica, y evaluados en sus implicaciones fsico-naturales de acuerdo conlos conocimientos de las Ciencias de la Tierra. La combinacin de ambas vas de investi-gacin, puede suministrar explicaciones plausibles acerca del posible ncleo histricoexistente en la leyenda, configurado en lo restante por la tradicin oral, en la va de laGeomitologa (Vitaliano, 1973).

    De acuerdo con Gn. 7, 2: De todos los animales limpios has de tomar de siete en siete(...) mas de los animales inmundos de dos en dos;pero en Gn. 6, 19 se haba dicho ya: Y de todos los animales de toda especiemeters dosen el arca. Un tpico doblete contradictorio procedente de la inclusin de las fuentes J y P

    en el texto.Desde el XIX, se han encontrado muchas tradiciones sobre diluvios universales(Andre en 1891 haba recopilado 85, Vid. Henning, 1950), pero p.e., esta tradicin noexiste en una civilizacin tan antigua como Egipto. Adems, las diversas tradicionescarecen de sincrona. As, el diluvio griego de Deucalin probablemente un tsunamien una zona ssmica, quiz el hundimiento ssmico de la ciudad de Hlice, es muyposterior al del relato bblico. Probablemente, grandes inundaciones de carcter regional(en aquellos tiempos la mayora de la gente no viajaba, y su pequeo mundo era,simplemente, el mundo), un fenmeno ampliamente repartido, constituyen el ncleohistrico de estas leyendas, no una inundacin simultnea y universal como la del AT,fsicamente imposible.

    Algunos detalles como el arca o las aves liberadas por No al final del Diluvio, estnpresentes ya en la epopeya sumeria de Gilgams, que hace referencia a acontecimientos entorno al 2700 a.C. protagonizados por Utnapishtim en el rea sur del moderno Irak. Estaepopeya fue escrita hacia 2000 a.C., cuando el pueblo hebreo ni tan siquiera exista comotal. En realidad, el relato del Diluvio es una insercin en Gilgams procedente del Poemade Atraharsis, el No primigenio, escrito hacia 1650 a.C. (Bottro, 2003). El paralelismoen lo cronolgico del relato hebreo con la lista de los reyes sumerios sugiere tambin queel relato se tom de fuentes sumerias, tal y como sugiere la Enciclopedia Britnica. Esteorigen es compatible con un posible ncleo histrico: una gran inundacin regional en elbajo Efrates, en Sumer (Ayala-Carcedo, 2001 y 2002). De hecho, las formaciones aluvia-les del ro presentan diversas capas de lodo que son la huella de pasadas inundaciones. En

    definitiva, la cultura hebrea, como casi todas, no habra podido sustraerse a la influencia

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    cultural de sociedades mucho ms antiguas y poderosas; para autores como Greenberg(2000), especialista en Mitologa comparada, la influencia es tan grande que no duda entitular su libro Como los antiguos escribas inventaron la historia bblica. Por otra parte,los plagios y prstamos culturales han sido y son la norma en la historia de las sectas yreligiones (Vidal, 1995).

    Desde la razn cientfica se han presentado mltiples objeciones contra la veracidad delrelato bblico, muchas de las cuales pueden verse en Isaak (1998) o Ayala-Carcedo (2001

    y 2002). Un primer problema es el logstico. De acuerdo con la Biblia, No llen el arca ensiete das (Gn. 7, 4) con una pareja al menos de cada especie (Gn. 6, 19). Actualmente,se estima puede haber entre 20 y 100 millones de especies. Una operacin logsticaimpensable en nuestros das...ms cuando ni tan siquiera se conocen todas las especies.Cmo podran haberse alimentado durante ms de trescientos das todos estos animales?Cmo habran convivido predadores y presas?

    Por otra parte, aunque cayera toda el agua contenida en la atmsfera y se fundiera todoel hielo y la nieve, basta un sencillo clculo a partir del balance hidrolgico mundial, nollegara ni de lejos para empezar a Cubrirse todos los montes encumbrados debajo de todoel cielo (Gn. 7, 19) (Ayala-Carcedo, 2001). Para superar este problema, en la polmicaen torno al Diluvismo, Burnett propuso una Tierra plana prediluvial, una idea recuperada

    por los creacionistas cientficos.

    FIGURA 7. El Arca de No de acuerdo con una ilustracin alemana del siglo XVI, cargando losanimales, una operacin logstica de tal complejidad que ni tan siquiera hoy sera posible.

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    De acuerdo con P o S Yahv (...) hizo soplar el viento sobre la tierra, con lo que sefueron disminuyendo las aguas. Pero como se ha comentado, la atmsfera no podaabsorber todo ese vapor: cada m3de agua, tiene una capacidad mxima de contener vaporde agua, la humedad absoluta. Una alternativa es que el agua fuera al grande abismo de

    los mares (Gn. 7, 11), algo que ningn registro sismolgico ha encontrado y que originuna de las ms pintorescas hiptesis generadas en defensa del Diluvismo, la de la Tierrahueca (Sequeiros, 2000), recuperada por cierto por los nazis (Vidal, 1995), paradigma delirracionalismo y la barbarie en el siglo XX. Adems, como ha dicho Vitaliano (1973), elagua cada, hubiera vuelto, simplemente... a rellenar el mar, origen ltimo de la inmensamayor parte del agua evaporada, pero algo que quedaba fuera del horizonte mental de losautores bblicos ya que, como se dijo, pensaban que el origen de la lluvia diluvial, estaba enel agua que rodeaba la bveda celeste ms all de las estrellas. En definitiva, tanto el origendel agua necesaria para un diluvio como el bblico, como su destino tras el mismo, soncientficamente inexplicables.

    Otro problema se relaciona con las plantas, no recogidas en el arca, lo que hubiera

    llevado a la extincin de no pocas. Pero no hay evidencia alguna de esa extincin paleon-tolgica universal. Por otra parte, el supuesto Diluvio hubiera producido una indudablehuella geolgica y paleontolgica, una formacin sedimentaria universal con abundantesfsiles. Ya Lyell critic en susElementos de Geologa, en el captulo VI, tanto la idea deuno o varios diluvios como la de su depsito, el diluvium, y ningn gelogo ha encon-trado nunca nada parecido. Al contrario, en el Holoceno, los ltimos 10.000 aos, y en elPleistoceno (desde hace 1,6 millones), hay multitud de formaciones sedimentarias pero sinsincrona que evoque lo que se deducira del relato bblico.

    De acuerdo con la fuente P, el arca acab reposando sobre los montes de Armenia(Gn. 8, 4). A pesar de las mltiples expediciones en busca del arca al monte Ararat, sta,como era esperable, no ha sido encontrada. Un trozo de madera hallado por Ferdinand

    Navarra en 1955, fue datado como del ao 700 (Science News, 1977). Uno de los ltimoshallazgos...era en realidad el fondo de un sinclinal con aspecto de casco de barco,interpretado errneamente como el Arca fosilizada (Fortey, 2000).

    Ryan y Pitman (1998) han planteado que el posible ncleo histrico de la leyendacorrespondera en realidad a la gran inundacin que hace unos 7.500 aos produjo lainvasin por el Mediterrneo ascendente tras la glaciacin, una transgresin que inund elMar Negro, un hecho cientfico comprobado en campaas oceanogrficas. Sin embargo,las dataciones de maderas procedentes de asentamientos humanos enterrados bajo el mar,han dado fechas demasiado recientes para ser coherentes con el relato sumerio tomado porla tradicin hebrea. Por otra parte, el relato sumerio-bblico es muy claro en cuanto alorigen del Diluvio: la lluvia (las cataratas del cielo), no la invasin del mar.

    Una exposicin sobre el Diluvio desde el creacionismo cientfico, puede verse enWithcomb & Morris (1989) o en Sarfati (1998), para cuya crtica se recomienda ver eltrabajo de Isaak (1998).

    La destruccin de Sodoma y Gomorra: una posible catstrofe geolgica en las riberasdel Mar Muerto

    Sodoma y Gomorra estaban situadas en la ribera del Jordn, de regado por todaspartes (Gn. 13, 10), cerca del Mar Muerto entonces el Valle de Siddim, Valle de lasSelvas, el rea escogida por Lot, sobrino del patriarca hebreo Abraham, que habavenido de Egipto con ganado para establecerse. Yahv decidi comprobar si era tan

    frecuente la homosexualidad masculina entre sus habitantes como indicaba el clamor que

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    haba llegado a sus odos (Gn. 18, 21), enviando para ello dos ngeles que fueroninvitados a casa de Lot, en Sodoma; efectivamente, los hombres de la ciudad, tal y comoYahv haba previsto en su infinita sabidura, desearon conocer en el sentido bblico alos dos ngeles. Lot y su familia pudieron escapar de la clera de Yahv cuando ElSeor llovi del cielo sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego (Gn. 19, 24). Estesupuesto hecho es el que est en la base de la condena de la homosexualidad por amplios

    sectores de las jerarquas eclesisticas cristianas no de la mayora de los creyentes enlos pases desarrollados, condena recientemente reafirmada en julio de 2003 por elcardenal Ratzinger.

    El relato, confrontado con la realidad histrica, tiene varios anacronismos y fue escritoprobablemente ya en el Primer Milenio a.C., guardando estrecho paralelismo con otrorelato bblico, el de Jueces 19, lo que sugiere una fuente comn (Greenberg, 2000). Enrealidad, el texto est configurado por la reunin de las fuentes J (19, 1-28; 30-38) y P (19,29) (Friedman, 1987).

    El Valle de Siddim tena muchos pozos de betn (Gn. 14, 10). Por otra parte, el MarMuerto, es un rift geolgico, un valle tectnico creado por procesos distensivos, de apertu-ra de fracturas y fallas, prolongacin del rift africano, una zona ssmica cuyo fondo est

    casi 800 m bajo el nivel del Mediterrneo, abundando las fuentes termales con azufre.

    FIGURA8. Huida de Lot y su familia de Sodoma y Gomorra en llamas segn Gustave Dor (1832-1883).

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    Blanckernhorn (1896) sugiri que las ciudades del Mar Muerto se hundieron y fueroncubiertas por dicho mar tras un terremoto. En el siglo I, Estrabn constat, sin embargo,que las murallas de las ciudades todava existan.

    A su vez, Frederick Clapp (1936), sugiri que el betn pudo fluir por una zona de

    falla durante el terremoto y despus ser incendiado por un rayo o fuegos urbanos. Dehecho, en el Mar Muerto se observan masas de asfalto flotantes que tienen este origen.Durante el terremoto de julio de 1927 se produjeron fuegos a consecuencia de la ignicinde gas natural, metano (Henning, 1950). Graham Harris y Anthony Beardow (1995), hansugerido que la causa de la catstrofe podra haber sido la licuacin ssmica alrededor de1900 a.C., licuacin que podra haber desencadenado una extensin lateral, un tipo dedeslizamiento en zonas de poca pendiente, bajo las ciudades, localizadas en la Pennsulade Lisan, entre las dos subcuencas del Mar Muerto, producindose tambin incendios.

    Wood (1999) ha sugerido que las ruinas de ambas ciudades son las hoy denominadasBab adh-Dhra (Sodoma) y Numeira (Gomorra), en el SE. del Mar Muerto, hoy en Jordania.Ambas ruinas muestran signos de haber sido destruidas por incendios.

    No existe unanimidad, por tanto, acerca de la situacin de las ruinas, ya que han sidosituadas tambin en el borde septentrional por una expedicin con minisubmarino en 2000dirigida por Michel Sanders, un experto bblico.

    Parece, pues, que hay suficientes elementos geolgicos para abogar por una catstrofede origen natural bien distinta de la planteada en el relato bblico en cuanto a sus causas,sobrenaturales, que soportara un ncleo histrico y, por tanto, un carcter legendarioms que mtico. Sobre esta posible base natural, los autores bblicos, conocedores como enel caso del Diluvio del poso dejado en la tradicin oral cuando escribieron el relato, unosmil aos despus, probablemente tejeran una interpretacin causal de carcter religioso: elpoder divino para el castigo absoluto, la muerte de los impos que, como Onn, otrocondenado, no contribuan al creced y multiplicaos del pueblo elegido.

    Aportan solidez a esta aproximacin las investigaciones llevadas a cabo recientementepara aclarar otros elementos de la Historia Antigua dotados por la tradicin de un supuestohalo sobrenatural. La trama geolgica de un elemento cultural de la importancia delOrculo de Delfos en el templo de Apolo, el ms importante de la Antigedad, en Grecia,acaba de ser confirmada, avalando cientficamente lo expuesto por Plinio o Plutarco. Elorculo, est situado en la interseccin de dos fallas de gravedad por las que ascendangases con etileno hidrocarburo no saturado de olor agradable empleado como anestsi-co: CH

    2=CH

    2, procedentes de unas calizas bituminosas, gases que provocan un estado

    similar al trance en el que segn los contemporneos que lo presenciaron, caan lassacerdotisas pitonisas (Hale et al., 2003). Esta va de investigacin doblemente apoyada enla Historia y las Ciencias Naturales (en este caso la Etnobotnica), se ha mostrado tambin

    frtil en el descubrimiento del probable ncleo verdadero de los Misterios de Eleusis, otroelemento cultural central de la Antigedad que dejaba profunda huella en los que lo vivan.El misterio parece ser que se basaba en la ingestin por los futuros iniciados, controladapor los sacerdotes, de la esencia del cornezuelo, uno de los mltiples ejemplos de utiliza-cin mstico-religiosa de las drogas (Gordon et al., 1978).

    Las catstrofes geolgicas, por su violencia y espectacularidad, incomprensibleshasta hace muy poco, capaces de impresionar a muchas generaciones y entrar en latradicin oral, seran as elemento idneo para mostrar la cara amarga del supuesto poderdivino, el castigo para los que no aceptan la Escatologa7y el cdigo moral sacerdotal,

    7 Escatologa: conjunto de creencias y doctrinas sobre el destino final del hombre y el universo.

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    FIGURA 9. Una de las posibles localizaciones de las antiguas ciudades de Sodoma y Gomorra,posiblemente destruidas hacia 2000 a.C. a consecuencia de la licuacin del suelo en un terremotoacompaado de incendios producidos por la ignicin de gas natural liberado y el asfalto, abundantesen la zona (Henning, 1950, mod. por Ayala-Carcedo, 2002).

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    opuesto a la amable, el milagro al servicio de los elegidos o de la propagacin de la fe.Esta misma interpretacin de instrumento de amenaza, de advertencia permanente a losque se desven, reiterada en los Evangelios en boca de Jess (Vid. p.e. Mateo 10, 15 11, 24), es la que sugiere la utilizacin recurrente del relato, en este caso el del Diluvio,

    como amenaza a los impos en el libro sagrado musulmn, El Corn, que lo toma enprstamo de la tradicin juda al igual que sta lo tom de la sumeria, cada una con supropia interpretacin. No acaba ah el paso de mano en mano del mito: los nazis cuyassiniestras SS se inspiraran a nivel organizativo en la Compaa de Jess, por la que elexcatlico Himmler (Vidal, 1995), como antes Lenin, creador del otro gran totalitarismomoderno, senta gran admiracin, lo tomaran, en combinacin con el mito o leyendade la Atlntida transmitido por Platn, como elemento fundante de la supuesta superio-ridad racial aria, del nuevo pueblo elegido, el herrenvolk, el pueblo de los seores;un pueblo supuestamente salvado del Diluvio Universal en las altas montaas del Tibettras la destruccin de la Atlntida (Ravenscroft, 1991) y al que esperaba una apoteosistriunfal en forma de un Reich de mil aos de la mano del mesas redentor de la raza aria,

    Adolf Htler.Las derivaciones del fundamentalismo religioso o parareligioso, a menudo al serviciode nacionalismos exaltados o de la razn de Estado, distan a menudo de ser inocuas, y ensu nombre se han realizado algunos de los ms horrendos crmenes contra la Humanidad,que van desde los supuestos genocidios que la Biblia describe de Egipto, con todos susprimognitos muertos a manos de Yahv, a la inventada conquista de Canan, al Holo-causto nazi del siglo XX (los nazis crearon su propia Iglesia, pagana, la Gottglubige, elMovimiento de la Fe, Vid. Grunberger, 1971) o el practicado por la Santa Inquisicin enlos siglos XV-XVIII contra las supuestas brujas en Europa, que cost la vida al menos aunas 50.000 personas torturadas salvajemente y quemadas o ahorcadas (Behringer, 1997).Es obvio, por otra parte, que el actual fundamentalismo cristiano norteamericano, ligado a

    los sectores ms conservadores del Partido Republicano y al propio presidente Bush Jr.(James, 2003), con su idea mesinica del nuevo pueblo elegido y el enorme poder deEE.UU., est detrs, ideolgica y en cierta medida polticamente, del intervensionismoimperial que caracteriza actualmente la poltica exterior norteamericana. Intervencionismofruto de los brbaros atentados del 11 de septiembre (Herencia Cristiana, 2003) obra deotro fundamentalismo, el islmico. Intervencionismo en buena medida al margen de lalegalidad internacional de Naciones Unidas, y con beneficiarios perfectamente identifica-dos: los oligopolios petroleros, el complejo militar-industrial norteamericano y el Estadode Israel. La desmitificacin de creencias fruto inevitable del pasado precientfico de laHumanidad, muestra claramente que no hay pueblos elegidos investidos por divinidadalguna de supuestas misiones redentoras o trascendentes, que la Humanidad es una en lo

    biolgico y que en esta era de globalizacin la nica salida salvadora pasa por el respeto alos derechos humanos, la tolerancia y el mestizaje cultural. La dinmica ideolgica de losfundamentalismos, ayunos todos de racionalidad cientfica, expresiones del irracionalismo,se realimenta entre unos y otros sin ms salida que el choque de culturas que puede acabarpresidiendo el nuevo siglo XXI. Por tanto, el fortalecimiento de la racionalidad y su crticaa los endebles postulados que soportan los fundamentalismos de todo tipo, as como laestricta separacin de religin y poltica, base del Estado ilustrado que ha hecho deOccidente el abanderado de los derechos humanos y el progreso cientfico-tcnico eincorporada afortunadamente en el proyecto de Constitucin de la UE, son necesarios yobligados para evitar el choque de culturas cuyos prolegmenos, envueltos en ropajespatriticos pero en realidad al servicio de intereses rapaces y egostas como los expuestos,

    estamos presenciando.

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    La Biblia y la historia de las Ciencias Geolgicas: un desencuentro inevitable

    Durante casi 1.500 aos, el cristianismo la nueva religin de races hebreas no fuecuestionado en Europa. Las principales razones para ello estribaban en la ausencia de

    explicaciones alternativas a diversas creencias dada la debilidad de las observaciones y losconocimientos cientficos; tambin y no menos, en el enorme poder econmico y sociopo-ltico de la Iglesia Romana, que confera legitimidad divina a las monarquas reinantes,poder que como sucede hoy con el Islamismo, impregnaba toda la vida del creyente. Perocuando el Renacimiento, surgido en el siglo XV en las Repblicas italianas y el XVI en elresto de Europa, cambi el leitmotivde sociedades e individuos de lo divino a lo humano;cuando la Reforma y el libre examen de los textos bblicos conquistaron media Europa y laCiencia moderna emergi con fuerza en el XVI, los relatos bblicos, fruto de una sociedadprecientfica, comenzaron, inevitablemente, a ser cuestionados.

    Debe tenerse presente que en la poca en que se hizo la compilacin bblica la escrituraera patrimonio de una reducidsima minora, poco ms que la casta sacerdotal, y que as

    sera en los pases cristianos no entre los judos, devenido pueblo culto de lectoresasiduos de la Biblia y el Talmud tras la Dispora, hasta la aparicin de la imprenta y ladifusin de los impresos en los siglos XV-XVI. Una de las razones estribaba en lo costosode los textos escritos, fruto de amanuenses, y en lo caro de los soportes materiales de laescritura como el pergamino (Ayala-Carcedo, 2000). Probablemente, los compiladoresbblicos sacerdotales nunca pensaran q