las 3d son la punta de un iceberg

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Las 3D y el iceberg sumergido El olor a húmedo del cine Yara se ha vuelto con los años una condición necesaria para que pueda disfrutar cabalmente una película de Hollywood. Me ocurre algo similar con los filmes “serios” y el cine Chaplin, que es además el punto de confluencia de los amigos y los conocidos, que en la década y más que media desde que me hice un habitual de la Cinemateca han tomado mil y un rumbos, pero siempre puedo encontrarlos allí bajo el pacto secreto de llegar a la vejez tanda tras tanda. En ese punto suelo ser bastante sentimental porque ambos cines están ligados a diferentes etapas de mi vida (también el cine Infanta), y cada vez que los visito y observo una butaca me parece viajar en el tiempo. Por otra parte, me resulta bastante tedioso ver una película en la pantalla de una computadora. El cine fue concebido desde los Lumière como una emoción compartida. Y hasta Buster Keaton pierde parte de su gracia en DVD y sin la risa cómplice de los otros espectadores. En Camagüey tuve la oportunidad de asistir a mi primera y única exhibición en 3D. Pasados los diez minutos de novedad, me quité los espejuelos porque me molestaba un poco la vista, y terminé yéndome porque la verdad no me interesaba mucho la historia. No tenía en planes volver a repetir la experiencia, pero como pasaba todos los días por la sala particular que abrieron en Infanta y algunos amigos me hicieron buenos comentarios, decidí que en cuanto tuviera un tiempo iba a regresar… En eso, las prohibieron. Invertí tres párrafos explicando mis hábitos de consumo cinematográfico no para bonito sino para resaltar lo profundamente atípicos que son para los tiempos que corren. En los 70 u 80 quizás estaban en consonancia con la mayoría, pero hoy, no ya en Cuba sino en el primer mundo, el público prefiere ver su película desde casa, la asistencia a los cines sigue cayendo y el 3D ha devenido en todo caso un paliativo, según he leído. 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36

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Las 3D y el iceberg sumergidoEl olor a hmedo del cine Yara se ha vuelto con los aos una condicin necesaria para que pueda disfrutar cabalmente una pelcula de Hollywood. Me ocurre algo similar con los filmes serios y el cine Chaplin, que es adems el punto de confluencia de los amigos y los conocidos, que en la dcada y ms que media desde que me hice un habitual de la Cinemateca han tomado mil y un rumbos, pero siempre puedo encontrarlos all bajo el pacto secreto de llegar a la vejez tanda tras tanda. En ese punto suelo ser bastante sentimental porque ambos cines estn ligados a diferentes etapas de mi vida (tambin el cine Infanta), y cada vez que los visito y observo una butaca me parece viajar en el tiempo. Por otra parte, me resulta bastante tedioso ver una pelcula en la pantalla de una computadora. El cine fue concebido desde los Lumire como una emocin compartida. Y hasta Buster Keaton pierde parte de su gracia en DVD y sin la risa cmplice de los otros espectadores.En Camagey tuve la oportunidad de asistir a mi primera y nica exhibicin en 3D. Pasados los diez minutos de novedad, me quit los espejuelos porque me molestaba un poco la vista, y termin yndome porque la verdad no me interesaba mucho la historia. No tena en planes volver a repetir la experiencia, pero como pasaba todos los das por la sala particular que abrieron en Infanta y algunos amigos me hicieron buenos comentarios, decid que en cuanto tuviera un tiempo iba a regresar En eso, las prohibieron.Invert tres prrafos explicando mis hbitos de consumo cinematogrfico no para bonito sino para resaltar lo profundamente atpicos que son para los tiempos que corren. En los 70 u 80 quizs estaban en consonancia con la mayora, pero hoy, no ya en Cuba sino en el primer mundo, el pblico prefiere ver su pelcula desde casa, la asistencia a los cines sigue cayendo y el 3D ha devenido en todo caso un paliativo, segn he ledo.Despus de suscribir el anlisis que realizara Vctor Fowler de la nota oficial donde se prohiba el 3D; y despus adems de recomendar los usos posibles que podra dar el gobierno a los cines particulares si los concibiera como parte del nosotros, tal como los enuncian Juan Antonio Garca Borrero y Pedro Noa; creo necesario concentrarnos en una de las razones oficiales de ese cierre, que no aparece en la nota pero que est al fondo de la decisin.Tiene que ver con que los cines particulares son expresin evidente de la prdida del control que tena el Ministerio de Cultura sobre lo que los cubanos lean, vean o escuchaban dcadas atrs. Todo era mucho ms sencillo cuando el ICRT y el ICAIC se ocupaban de la seleccin y distribucin de los productos audiovisuales. Sin embargo, la posibilidad de pasar dos das de la semana en un pueblito de Mayabeque con menos de diez telfonos pblicos y muchas casitas de madera me permite afirmar lo siguiente: no ya el ICAIC sino la televisin y la radio cubanas van rumbo a convertirse en un complemento del consumo audiovisual de algunos espectadores cubanos.El lector de DVD ha sido el responsable de esta transformacin, y ha marcado el surgimiento de nuevos personajes en nuestro escenario como el de ese muchacho que toca la puerta de nuestra casa ofreciendo el ltimo captulo de Sbado Gigante o de La Voz de Mxico. Si los 3D constituyen un peligro oficial por exhibir pelculas de Pixar que a fin de cuentas tambin vemos en la televisin, qu quedar para esta otra red de distribucin a la que el espectador cubano no accede una o dos veces al mes cuanto ms como en el caso de los cines particulares, sino incluso dos y tres al da. Por otra parte, existen ciertos lugares a los que un espectador que posea computadora puede acceder semanalmente y grabar tantos gigas de audiovisual que los siete das ntegros no le alcanzaran para verlos. Adems, la venta de estos paquetes se realiza por un precio razonable, y ahora, segn he visto, incluye los pdf de ciertas revistas de moda, de tecnologa y hasta algunos nmeros de Cuadernos de Cine y el peridico espaol El Mundo.A diferencia de los cines particulares, que operaban a la luz del da, varios de estos oficios mencionados, a pesar de populares, no tienen un marco de legalidad, pero son mucho ms influyentes y habituales que el espordico, poco extendido y caro 3D. El cubano llega al audiovisual, adems, por medio de otras prcticas de distribucin no lucrativas. La ms comn descansa en ese milagroso artefacto llamado memoria flash. Como buenos vecinos que antes nos prestbamos la sal, ahora intercambiamos videos clips, series y novelas sudcoreanas. Gracias a esa red de distribucin espontnea, cualquiera de las pelculas cubanas y extranjeras que el ICAIC piensa (o no) estrenar en algn momento, pasan antes por la computadora o el televisor de esa Cuba con dvd o computadora (en la casa o el trabajo) que se vuelve cada da ms numerosa.En ciertos periodos, la gente en la calle habla de Nuestra Belleza Latina tanto o ms que de la novela brasilea de turno. En las casas cubanas, abiertas por hbito de par en par y con el televisor a toda voz, es imposible no escuchar el tema de ciertos programas de Televisa que estn de moda. Y eso es casa tras casa.Frente a un fenmeno tan amplio, el cierre de las salas 3D recuerda la historia de ese hombre agraviado que decidi botar el sof. S existen productos audiovisuales de psima calidad, nocivos ideolgicamente (aqu no entendemos el trmino como si an viviramos en la Guerra Fra); la propia Belleza Latina es un ejemplo. Tenemos derecho a prohibirlos? Cmo lograr espectadores capaces de distinguir entre el grano y la paja? Muy importante: qu tienen esos productos para que un cubano muchas veces universitario los consuma? Todos los cubano reaccionan igual ante el mismo filme o programa? Algunas de estas preguntas son clsicas dentro de los estudios de comunicacin. El Ministerio de Cultura, al estimular el cierre de las salas particulares de cine, parece darle la espalda a la bsqueda de una respuesta, una estrategia elaborada y emptica, en un momento en que adems resultan cada vez ms necesarias. Fue, en conclusin, una vieja medida tomada en un hoy drsticamente distinto. El amplio cuestionamiento que han realizado varios intelectuales a nivel de blog y correo electrnico es la prueba de que ya no puede llegarse a decisiones culturales de tal magnitud sin propiciar antes un dilogo. Fidel Castro aclar una vez: Yo no les digo cree, sino lee. Esta consigna podra ser perfectamente nuestra nica poltica cultural, por democrtica y revolucionaria.