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juego de rol

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LANCESJUEGO DE ROLES DEL SIGLO DE ORO

DE

DON MANUEL JOSÉ SUEIRO Y ABAD

DON FRANCISCO JAVIER SANTOS ARÉVALO

Y

DON ÁNGEL PAREDES COLMENAR

MÁGNIFICAMENTE ILUSTRADO POR

DON JAIME GARCÍA MENDOZA

Año 2006

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TasaYo, Rosendo Chas de Patier, escribano de Cámaradel Rey nuestro señor, de los que residen en suConsejo, certifico y doy fe que, habiendo visto porlos señores dél un libro intitulado Lances, juego deroles del siglo de oro, compuesto por Manuel JoséSueiro Abad, Francisco Javier Santos Arévalo y ÁngelParedes Colmenar, tasaron cada pliego del dicho libroa 17 céntimos y medio de euro; el cual tiene ochentapliegos, que al dicho precio monta el dicho libro 14euros, en que se ha de vender en papel; y dieronlicencia para que a este precio se pueda vender, ymandaron que esta tasa se ponga al principio de dicholibro, y no se pueda vender sin ella. Y para que delloconste, di la presente en Madrid, en el noveno día delmes de enero de dos mil seis años.

Rosendo Chas Patier

Testimonio dde llas eerratasEste libro no tiene cosa digna que no corresponda asu original: en testimonio de lo haber correcto diesta fe. En el Real Colegio de la Madre de Dios delos Jugadores de Roles, en primero de febrero dedos mil seis años.

El licenciado Pablo Valcárcel

AgradecimientosDe DDon JJavier SSantos AArévaloYa lo dice el refrán, que es de bien nacidos... Ymás en este negocio, en el que la pluma no siempresabe todo lo que debe escribir, y cualquier ayuda,por escasa que parezca, es importante. Estoy porello en deuda con Don Juan Villa y Don PedroSantos, que proporcionaron interesantes y muyveraces documentos acerca de la vida en este nuestroreino, y de cómo se las gastan los que atacan con lapluma, que a menudo hiere más que la vizcaína.También me siento deudor con compañeros de tim-bas en garitos oscuros desde los tiempos de moce-dad, Maese Pablo, covachuelista jugón y jaranero,Maese David, ingenioso escritorzuelo del reino, yDoña María José, alegre comedianta, con los que se

hizo más ligero el tiempo a base de inventar histo-rias, y que a buen seguro disfrutarán de este juegode roles. Y por supuesto, a la misteriosa dama I...,de la que, siendo caballero como soy, no diré máspor no comprometerla.

De DDon ÁÁngel PParedes CColmenarSiguiendo con este continuo agradecer yo tambiénhe de hacer una loa a Don Manuel, pergeñador deaquesta obra por haber tenido a bien pedir mimodesta ayuda, a mi amada doncella doña Henar,más lo uno que lo otro, a mi fiel sabueso Sayko y amis progenitores, por su desempeño en la doblelabor de criarme y aguantarme.

De DDon JJaime GGarcía MMendozaAgradezco la confianza puesta en mi por DonManuel José Sueiro, por su buen gusto y certeza enmi trabajo. Debo prestar agradecimiento igualmentea Don Alexis Diaz, que aunque es como cometaerrante, me puso en contacto con Don Manuel pro-piciando la oportunidad de ilustrar este magnífico yexcelente volumen. Y por último, aunque en nin-gún caso de menor importancia, gracias a DonRodrigo de Guadalajara por su infinita pacienciapara con mi mal genio.

Y dde DDon MManuel JJosé SSueiro AAbadGrave injusticia cometería si no dedicara unas pala-bras de agradecimiento, ahora que se me ofrece, avarias ilustres personas sin las cuales aqueste textonunca hubiera pasado de simple molino a colosalgigante. Así pues, sean dadas las gracias en mi nom-bre en primer lugar a Don Javier y Don Ángel, porhabérseme unido en esta empresa y con sus acertadasplumas haber llegado donde yo, con la punta de miespada, no alcancé. Gracias también a Don Jaime porponer su talento al servicio de este humilde licencia-do con tan buenos resultados. A los hidalgos delmentidero del arquitecto, con quien tan buenas jor-nadas he compartido las tardes de sábado y con quie-nes he tenido el placer de jugar unos Lances cuandose ha terciado. Y por supuesto, mi eterno agradeci-miento a mi dueña y señora, por haberme alentadosiempre y por el preciado regalo de su compañía.

Publicado por Manuel J. Sueiro (editor) y NOSOLOROL Ediciones en marzo de 2006, Todo el material es propiedad de sus respectivos autores, Copyright 2006 de la presente edición Manuel J. Sueiro y NOSOLOROL Ediciones

web: http://www.nosolorol.com mail: [email protected] Impresión: Publicaciones Digitales, S. A. - www.publidisa.com - (+34) 954 583 425

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Capítulo IDE LAS MÁXIMAS

DEL JUEGO

ONDE SE DA LA BIENVENIDA AL

LECTOR Y SE LE PRESENTAN Y

EXPLICAN LOS MUY PRINCIPALES

FUNDAMENTOS DE ESTE

NOVEDOSO Y DIVERTIDO JUEGO

DE ROLES

D

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Unas ppalabras ddebienvenidaBienvenido amigo lector a esta nueva y emo-cionante aventura interpretativa que esLances. Como sois rolero viejo asumo quehabréis catado multitud de ambientaciones yos habréis medido igualmente con una legiónde sistemas de juego. No me detendré porello a explicaros en qué consiste un juego deroles ni cuales son sus básicas premisas, aun-que para el lego bien podría extraerse unaenseñanza al respecto de este texto en su con-junto. Pero como rolero viejo que sin dudasois, como decía, no será tampoco nuevopara vos, el siglo XVII de nuestras Españas,el llamado Siglo de Oro que tan pródigo hasido a inspirar a autores de medio pelo aescribir sus jueguchos sin fundamento.Habréis tenido también la ocasión de emplearmuchos y variados sistemas de juego, ora condados, ora con cartas, y os creeréis porambos lados curados de mil espantos y ajenospor completo a la sorpresa y el asombro.

No podéis sin embargo imaginar lo equivoca-dos que estáis si las anteriores son, comosospecho, vuestras aseveraciones sobre esteasunto. Creedme si os digo que Lances, aúncon las normales semejanzas con otros juegosde los llamados “de roles” en tanto que hande ser semejantes aquellas cosas que por natu-ral pertenecen a la misma clase, es bien dife-rente a lo que estáis acostumbrados a leer y,con más razón, a jugar.

Lances es un juego interpretativo para dos omás jugadores ambientado en el siglo XVII,pero completamente distinto a los otros jue-gos cuya acción se desarrolla en esa época. Yes distinto por dos fundamentales razones: elsistema de juego de Lances se asemeja más aun juego de cartas tradicional que al sistemade un juego de rol y la interpretación del

juego pretende emular el teatro del Siglo deOro con gran tino.

Esas son pues las dos sencillas y a la vez com-plejas premisas sobre las que Lances se apoyay por las que se distingue. Sí, amigo lector,pues Lances no es uno más de los cientos dejuegos que, nutridos de nuestros Quevedos ynuestros Góngoras, encuentran excusa paraofrecernos más de lo mismo o en ocasionessin más, sólo lo mismo. Jugar a Lances esuna experiencia interpretativa sin parangón,pues hacerlo equivale no sólo a trasladar laacción a nuestro bien llamado Siglo de Oro,sino que implica también hacerlo a la particu-lar manera de aquellos años. De este modo,tomando al teatro de la época como referen-te, Lances presenta una singular manera dejugar en la que cada partida es una obra deteatro con sus principales y más importanteselementos.

Y como de interpretación hablamos y en elSiglo de Oro nos encontramos, se hace nece-sario otorgar a tan interpretativa experienciaun sistema de juego sencillo a la par quedivertido e igualmente fiel al espíritu de esosaños, lejanos en el tiempo pero cercanos ennuestros corazones. Así pues, Lances cuentacon unas reglas sencillas y rápidas que requie-ren del uso de nuestra baraja española y quesin duda cualquier aficionado a los naipesleerá y entenderá con rápida avidez y unacierta sonrisa cómplice por su semejanza enformas con algunos de los más famosos jue-gos de cartas patrios.

Las ccartasLances utiliza la baraja española de 40 cartas,aunque puede jugarse igualmente bien conuna baraja de 48 cartas. Es más, si el númerode participantes en el juego es mayor que 4,será incluso necesaria una baraja de 48 cartaso dos barajas de 40. En todo caso se juegasin comodines. Las reglas expuestas en este

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texto asumen que se está jugando con una odos barajas de 40 cartas (es decir, sin 8s, 9s,10s ni comodines). Si se emplea una baraja de48 cartas deberán realizarse los ajustes quecorrespondan, cuando correspondan.

ComediaComedia es como se llama cada partida deLances, pues comedia es el nombre con elque debemos referirnos a las obras teatralesdel Siglo de Oro. Comedia, sí, pero nonecesariamente cómica, pues tanto la tragediacomo el resto de los géneros tienen perfectacabida en ella. Más adelante hablaremos largoy tendido de Comedias, de cómo se estructu-ran, qué partes las componen y como debenser jugadas. También daremos sucintos con-sejos para escribirlas e interpretarlas y algunasideas para que vuestros primeros pasos seaninspirados.

El DDramaturgoUno de los jugadores de Lances recibe eltítulo de Dramaturgo, que equivale al direc-tor de juego o master de otros juegos. ElDramaturgo es quien baraja y reparte las car-tas, además de asumir las obligaciones nor-males de los directores de otros juegos deroles: interpretar personajes no jugadores,describir escenas y escenarios, tejer la trama.Su actuación ha de ser como la de los autoresdel teatro del Siglo de Oro.

El Dramaturgo deberá preparar de antemanola Comedia, mediante un guión general quelos demás jugadores puedan asumir y moldearcon sus actuaciones. Creará todos los perso-najes que la comedia requiera, excepto los demayor protagonismo que serán, claro está,los del resto de jugadores.

Además, y ya que toda Comedia que se pre-cie de ser tal debe contener un entremés en elprimer entreacto, el Dramaturgo deberá pre-

parar éste de modo que pueda ser representa-do para deleite general.

Compleja y en ocasiones ingrata, la labor delDramaturgo merece explicaciones de mayorcalado, que serán expuestas en otra parte deeste libro.

Los iintérpretesEl resto de jugadores interpreta el papel deun personaje de la comedia, por lo que reci-ben el nombre de intérpretes. Estos intérpre-tes comenzarán el juego creando sus persona-jes y será mediante sus actuaciones como latrama de la Comedia se irá desarrollando.

Amén de lo dicho, los intérpretes deberánasumir otros papeles distintos en el entremés,según lo sucintamente explicado antes, inter-pretando una pequeña escena cómica entre elprimer y segundo acto. El lector deseoso desaber más sobre esto deberá saltar hasta elepígrafe dedicado a las Comedias.

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Bendita fue de Dios la pocaropa,que no carga los hombres ylos tapa;más quiero menos sastresque más capa;que hay ladrones de seda,no de estopa.

Quevedo

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PersonajesHay cuatro atributos en Lances que determi-nan cómo es el personaje en los cuatro aspec-tos fundamentales que caracterizan la perso-na. Cada atributo está asociado a un palo dela baraja y gobierna la resolución de un tipoconcreto de acciones:

Brío (espadas): su forma física, ladisposición que posee para llevar abuen término empresas en las quela aptitud física es el único oprincipal aspecto a tener en cuen-ta. También se emplea comoreflejo del porte y la catadura delpersonaje.Entendimiento (oros): la razón ycomprensión, la capacidad paradarse cuenta de las cosas y llegar aconclusiones sagaces. También laerudición, la sapiencia.Retórica (copas): este atributorepresenta la labia del personaje, sucapacidad de persuasión y carisma,su talento al expresarse de formaaguda o al pronunciar palabraslisonjeras.Talante (bastos): por último peronunca menos importante, el talantedel personaje nos muestra la fuerzade sus emociones: su valor, su des-caro y también si conviene su pru-dencia, castidad o decencia. Viene aser la voluntad del personaje, aun-que también se emplea para enten-der las emociones de los demás.

Para crear su personaje, cada jugador exceptoel Dramaturgo, recibe siete cartas, repartidaspor el Dramaturgo comenzando por el juga-dor de su derecha. Esta mano determinacómo es su personaje: para ello se cuenta elnúmero de cartas que hay de cada palo en la

mano y se asigna ese número al atributocorrespondiente del personaje. Las figurascuentan en este caso como dos cartas.

Para marcar sus atributos el jugador colocaráun número de amarracos en cada uno de losatributos de su personaje iguales a la puntua-ción correspondiente. Un amarraco puede sercualquier cosa, desde una moneda de platahasta un rayajo en un folio, pero los amarra-cos por antonomasia son garbanzos.

Ejemplo: Ángel recibe las siguientes sietecartas: As de copas, Rey de bastos, tres deoros, Caballo de oros, dos de espadas, sietede espadas y cuatro de espadas. Como resulta-do, su personaje tiene los siguientes atributosBrío 3, Entendimiento 3, Retórica 1 yTalante 2.Algunas personas no gustan del azar paradeterminar como son sus personajes, entreellos el autor del presente texto. Estas perso-nas pueden repartir 8 amarracos entre loscuatro atributos de su personaje como mejorles parezca, en lugar de hacerlo por los dicta-dos de las cartas. Pueden poner en un atribu-to tantos amarracos como quieran, con unmáximo de cinco y pudiendo dejar sin ama-rracos hasta dos de los atributos.

Por cada atributo del personaje, debe ademásde lo dicho serle asignado un adjetivo. Esteadjetivo refleja la cualidad en la que el perso-naje destaca en mayor medida dentro de losdominios del atributo en cuestión. Así, elpersonaje estará descrito con cuatro cualida-des, una para cada atributo, siendo cada unade estas su mejor y más destacado aspecto delcorrespondiente atributo.

A discreción del interprete y con la sanciónpositiva del Dramaturgo, cualquier adjetivoapropiado según lo descrito puede ser emplea-do como cualidad. No obstante, y para no serparcos en palabras ni explicaciones, ofrece-mos a continuación una sucinta lista de adje-

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tivos para cada atributo que bien pueden serutilizados por los jugadores de este drama.

Brío: fuerte, lozano, ágil, mañoso, penden-ciero, fornido, diestro, ligero, resistente,veloz.

Entendimiento: astuto, sagaz, docto, perspi-caz, despierto, calculador, erudito, ilustra-do, hacendoso, sensato.

Retórica: persuasivo, galante, intimidante,charlatán, lisonjero.

Talante: resuelto, valeroso, virtuoso, jara-nero, jovial, severo, arrojado, prudente.

Continuemos con el ejemplo anerior: Para supersonaje, un hidalgo joven de no tan noblecuna llamado Don Rodrigo, Ángel escoge lascualidades siguientes: Brío (pendenciero) 3,Entendimiento (astuto) 3, Retórica (galante)1 y Talante (jaranero) 2.

Los atributos del personaje comienzan a esenivel al principio de cada acto, y aunque hayalguna jugada que permite recuperar los gas-tados durante el juego, en general los amarra-

cos usados se pierden hasta el principio delacto siguiente, momento en que el personajerecupera el total de sus puntuaciones.

Querellas yy DDesafíos Una querella se produce cuando la acción deun personaje se enfrenta a la de otro, ya seade manera activa, como durante un duelo, opasiva, como cuando uno busca a otro que seencuentra oculto. Un desafío en cambio esuna acción en la que el personaje no cuentacon la oposición de otro, sino que su éxitodepende de su propia fortuna y de la dificul-tad de la empresa con la que se enfrenta.

Desafíos y querellas se resuelven mediante eljuego de un lance. En una querella, el lancese juega entre los dos jugadores que interpre-tan a los personajes involucrados en ella, locual significa que el Dramaturgo juega porcualquier personaje que no interpreten losjugadores. En un desafío, el jugador cuyopersonaje emprende la acción juega contra elDramaturgo que representa las dificultades dela tarea, la fuerza del destino o cualquier otra

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oposición con la que se enfrente el personaje.Dependiendo del tipo de acción, elDramaturgo decidirá qué palo es el que pintaen la acción.

Para resolver la acción cada jugador juega unacarta, lo que se denomina envite. La regla esla siguiente: una carta del palo que pinta ganaa cualquiera de otro palo, en cualquier otrocaso gana la carta mayor, siendo el as lamenor de las cartas y el rey la más alta.Ganar un envite se denomina triunfo.

Las cartas empleadas en el envite deben descar-tarse y cada jugador que participa en él (empe-zando por el que esté más cerca de la derechadel Dramaturgo) roba una carta del mazo.

Ejemplo: Don Torcuato trata que la ama quevigila a su amada, Doña Brígida, le haga lle-gar una carta de amor. Para ello dice a la amapalabras lisonjeras. El Dramaturgo decide quela acción pinta en copas (retórica). El jugadorque interpreta a Don Torcuato juega el tresde copas (su mejor carta de copas) mientrasque el Dramaturgo (que interpreta en estecaso a la vieja ama, juega un seis de espadas.Don Torcuato convence a la mujer para queentregue la carta con sus bonitas palabras. Lascartas utilizadas se descartan y tanto el juga-dor de Don Torcuato como el Dramaturgoroban una carta del mazo. En caso de empate en un envite, el jugadorque lanzó la carta primero, es decir el queestá sentado más cerca del Dramaturgo por laderecha, gana el lance. Los personajes inter-pretados por el Dramaturgo pierden siempreel lance si empatan en el envite.

Ejemplo: en un mentidero, Don Torcuatopretende averiguar quién es el misteriosocaballero que pretende a su amada, para locual trata de trabar amistad con unos viejossoldados que trabajan como guardia del padrede Doña Brígida. Después de unas rondas devino, chanzas y comentarios velados, el

Dramaturgo pide al jugador de DonTorcuato un lance de retórica (pinta encopas). El jugador de Don Torcuato juega unseis de espadas (sólo tiene el tres de copas yprefiere reservarlo) y el Dramaturgo juegapor los soldados un seis de bastos. Ante elempate, Don Torcuato sale victorioso:medio borrachos y entre risas, los soldadosconfiesan a Don Torcuato que el misteriosocaballero es un noble italiano que tiene tratoscon el padre de Doña Brígida y que planeadesposarla a cambio de cerrar un negocio consu padre. Las cartas jugadas se descartan ytanto el jugador de Don Torcuato como elDramaturgo roban una carta del mazo.

CualidadesCada personaje tiene, como ya sabemos, unacualidad que le define en cada atributo. Estascualidades reflejan las fortalezas del personajeen los bien distintos ámbitos de los atributosy tienen, claro está, su influencia en la reso-lución de querellas y desafíos.

Es el Dramaturgo quien debe, en última ins-tancia, determinar si la cualidad de un perso-naje puede aplicarse o no a la resolución de

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Si a la ermita de San Blasvas a coger la verbena,pedirás que la gargantael Santo me ponga buena.

Copla popular

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un envite, pero es deber del intérprete recor-dar al susodicho que su personaje posee dichacualidad, preferiblemente en labios delmismo personaje.

Una vez decidido que el personaje posee,efectivamente, una cualidad que se aplica alenvite, su influencia es tan simple como efec-tiva: el valor de todas las cartas jugadas en elenvite por su lado aumenta en dos, siempreen la escalera formada por las cartas. Así, unas se convierte en 3, un 7 en caballo, una sotao un caballo en rey. No tiene efecto algunosobre el rey, que ya es la jugada mayor.

Ejemplo: Don Rodrigo regresa a su casa ahoras tardías cuando, sin que él lo sepa, esacechado por unos matasietes. Antes de queestos le sorprendan, el Dramaturgo decideconcederle un lance de entendimiento (oros).El jugador de Don Rodrigo (que ignora paraque es el lance) tiene a bien recordar que lacualidad del entendimiento de Don Rodrigoes su astucia y juega el 6 de espadas. ElDramaturgo acepta que la astucia de DonRodrigo sea una cualidad aplicable en estelance, por lo que su jugada se convierte en lasota de espadas y juega el siete de copas. Unaextraña sensación invade a Don Rodrigo:varios hombres le siguen, sin duda.

Pintar Determinar el palo que pinta, y por tanto elatributo que gobierna una acción puede pare-cer complicado cuando además se cuenta sólocon cuatro atributos como es el caso. Parahacerlo conviene no fijarse solamente en laacción en abstracto, sino considerando elcontexto en el que la acción está enmarcada.Recitar un poema es normalmente unaacción de retórica (copas), pero hacerlo en lacorte con especial cuidado al lenguaje y susinflexiones es posiblemente un lance quepinta en oros (entendimiento), mientras querecitar ese mismo poema a la doncella amada

cargado de pasión se convierte en un lanceque pinta en bastos (talante).

Espadas. Pinta en bastos cualquierlance de naturaleza física, sea fuer-za, resistencia, agilidad, rapidez ohabilidad manual. Ejemplos: dueloa espada, saltar una valla, resistirunas cuantas copas de vino de más.Oros. Es del palo de oros todolance de carácter mental, corres-ponda a la razón, al conocimiento,la percepción, la astucia o la intui-ción. Ejemplos: reconocer un ros-tro, componer una coplilla, escu-char unos pasos lejanos.Copas. Del palo de copas es cual-quier lance vinculado a las relacio-nes sociales, refiérase al carisma, lacapacidad de manipular, la labia, elarte de la seducción, la facultad dehacer chanzas o ridiculizar al ene-migo con palabras hirientes.Ejemplos: intimidar a un bellacocon veladas amenazas, regalar losoídos a una vieja ama con zalame-rías y lisonjas.Bastos. De este palo son todos loslances que aludan a las emocionesdel personaje o a su voluntad: elvalor, la prudencia, la guarda de lavirtud, la alegría o seriedad, etc.Ejemplos: Mantenerse inpertérritoante graves amenazas, resistir a unaseductora y misteriosa mujer.

Arrastrar Un jugador puede, si le interesa, “arrastrar”una carta. Esto consiste en jugar una cartaque no es del palo que pinta pero como si lofuera. Para ello el jugador debe decir unafrase lapidaria en verso que muestre que escastellano viejo, jugar la carta y gastar un

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amarraco correspondiente al atributo del quees la acción.

Ejemplo: desesperado por la inminente bodade Doña Brígida, Don Torcuato decidecolarse en su alcoba por su ventana y tratarque esta le ceda su virtud. Ella se sobresalta ypretende llamar a los guardias, pero DonTorcuato le habla palabras de amor y recitaversos compuestos por el mismo. ElDramaturgo solicita un lance que pinta enbastos (talante). El jugador que interpreta aDoña Brígida juega el siete de oros pero,como Doña Brígida tiene como cualidad vir-tuosa, su jugada se convierte en caballo deoros (Doña Brígida venderá cara su honra) yel jugador de Don Torcuato no tiene cartasde bastos en su mano actualmente, así quedecide arrastrar con la sota de oros, que atodos los efectos se considera de bastos yDon Torcuato pierde su amarraco enSeductor. El caballo de oros de Doña Brígidano es bastante ante la sota de bastos de DonTorcuato, por lo que la doncella calla antelos poemas susurrados por su pretendiente, yabrumada por las dulces palabras acaba cedién-dole su honra.

Lance aa vvarios ttriunfos Cuando una querella o desafío sea especial-mente lento y difícil o el Dramaturgo consi-dere que para tener éxito es necesario superarvarios obstáculos, puede pedir que se juegueun lance a varios triunfos, siendo victoriosoaquel que primero alcance un determinadonúmero de triunfos.

Ejemplo: don Torcuato se encuentra en unataberna presumiendo de sus conquistas conuno de sus amigos, don Rodrigo. ElDramaturgo, considerando que las anécdotasde ambos son muchas y notables, consideraque se trata de una acción que requiere ganardos triunfos para ser resuelta, y que en todocaso pintan copas (retórica). Don Torcuato

comienza jugando la Sota de oros, mientrasque el jugador de Don Rodrigo hace lo pro-pio con el cinco de copas, ganando esamano. En la siguiente, Don Torcuato juegael tres de copas, mientras que Don Rodrigojuega el cinco de espadas perdiendo esamano. En la mano del desempate, DonTorcuato juega el seis de espadas y DonRodrigo el as de oros, pero el jugador deDon Rodrigo arrastra, convirtiéndolo en elas de copas y ganando esta mano. ElDramaturgo concluye que aunque las histo-rias de las andanzas de Don Torcuato sondignas de asombro, las de Don Rodrigo lassuperan, estando además contadas con másgracia y desparpajo.

Si durante un lance a varios triunfos los juga-dores se quedan sin cartas se considera quelos personajes han llegado a una situación deempate de la que no pueden salir... demomento. Están o demasiado fatigados ohastiados, pero como sea se encuentran enunas tablas que no les permiten zanjar elasunto. Todas las cartas jugadas se descartany se reparte a los jugadores otras cinco cartasdel mazo.

Querella ddesigual En ocasiones el Dramaturgo puede conside-rar que dos personajes compiten en condi-ciones desiguales, de forma que uno tienefácil ventaja sobre el otro. Esto puede suce-der por ejemplo cuando un personaje desar-mado se enfrenta a otro armado en uncombate o cuando un intruso se cuela enuna casa custodiada por un viejo ancianoduro de oído. Cuando así suceda, elDramaturgo deberá determinar los triunfosque cada uno de los participantes en la que-rella necesitan para superar al otro y el pri-mero en alcanzar los suyos será el queresulte victorioso.

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Lo más sencillo para esto es aplicar lasiguiente regla: por cada desventaja del perso-naje, este necesitará ganar un triunfo máspara conseguir la victoria.

Ejemplo: Don Torcuato regresa a casa trashaber tomado unas cuantas copas de vino demás cuando tres hombres embozados le salenal paso desenvainando sus espadas.Tambaleándose por el alcohol, DonTorcuato logra a duras penas sacar su espadapara hacer frente a los misteriosos malhecho-res. En condiciones normales, basta ganar unenvite para herir a alguien, pero en su estado,el Dramaturgo considera que Don Torcuatonecesitará ganar tres envites para tocar con suacero a uno de sus asaltantes (uno más porestar en franca minoría y otro por su estadode embriaguez), mientras que estos solonecesitarán ganar el envite normal para hacerlo propio. Una querella desigual puede producirse inclu-so por la propia naturaleza de los personajes,en virtud de las capacidades o talentos que seles supongan. Así por ejemplo, un niño

corriendo contra un hombre adulto estará endesventaja, pero si el hombre es cojo seráposiblemente éste el que se encuentre en peorsituación. Queda a juicio del Dramaturgo,hombre sabio y discreto, discernir cuandouno de los participantes en una querella seencuentra en desventaja.

Triunfo RReal Si durante un lance un jugador juega el reydel palo que pinta obtiene un triunfo Real.Un triunfo Real gana automáticamente ellance, incluso si se trataba de un lance avarios triunfos o de una querella desigual y elotro jugador tenía acumulados más triunfos.Además, el éxito proporcionado por untriunfo Real es mayor, más espectacular,ventajoso y explícito que el obtenido nor-malmente. Si el rey de otro palo es arrastradopara ser convertido en el que pinta en unlance, no se consigue triunfo Real, pues sóloel verdadero rey del palo correspondientepermite obtener esta jugada.

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Ejemplo: Don Rodrigo camina hacia su casaal anochecer cuando ve que tres hombres sebaten con un cuarto, que a duras penas logracontenerlos. Incapaz de permitir semejanteinjusticia, se lanza espada en mano a igualarla balanza, pero los asaltantes deciden darse ala fuga al verle aparecer, dejando antes mal-herido a su oponente, que resulta ser DonTorcuato. Mientras se alejan, Don Rodrigodirige una última mirada a los malhechores,cuya librea le resulta familiar... ElDramaturgo solicita entonces al jugador deDon Rodrigo que juegue un lance pararesolver el desafío de averiguar de que cono-ce esa librea. Pinta en oros (entendimiento)y el Dramaturgo decide que son necesariosdos triunfos para tener éxito. Ni corto niperezoso, el jugador de Don Rodrigo lanzael rey de oros, frente al tres de copas quejuega el Dramaturgo. Obtiene por tanto untriunfo Real y aunque el lance era a dostriunfos no son necesarios ya más envitespara resolverlo. El Dramaturgo cuenta aljugador que esa librea es la que visten loscriados de Don Bernardo, el padre de DoñaBrígida. Como el resultado del lance es untriunfo Real, el Dramaturgo dice tambiénque, sin embargo, Don Rodrigo está casiseguro de que esos hombres no eran criadosde Don Bernardo y que, desde luego, ladirección hacia la que huyeron no es la de lacasa de ese buen señor. Si el Dramaturgo considera que el momentoes dramático, la interpretación del jugadorexcelente y le parece conveniente hacerlo,puede aprovechar el triunfo Real para dejarque el jugador recupere uno de los amarracosperdidos en el atributo apropiado para laacción en cuyo lance se obtuvo el triunfoReal. Esta recompensa debe dejarse única-mente para los momentos realmente dramá-ticos y las interpretaciones verdaderamentebuenas. Además, es necesario que el jugadorhaya utilizado alguno de los amarracos del

atributo en cuestión para poder recuperarlo,por lo que esto no servirá para que el perso-naje mejore sus puntuaciones.

Si se utilizan dos barajas, puede ocurrir,aunque es improbable, que los dos implica-dos en la querella lanzen el rey del palo quepinta en la acción. En ese caso el ganadordel lance será aquel jugador más cercano alDramaturgo por la derecha, como de cos-tumbre. El ganador del lance obtendrá, sinembargo, un triunfo normal en la querellay no un triunfo Real, como sin duda legustaría.

Duelos aa pprimera ssangre y aa mmuerte Cualquier enfrentamiento físico entre perso-najes se resolverá mediante una acción deespadas. Estos enfrentamientos se denomina-rán genéricamente “duelos” y podrán ser aprimera sangre o a muerte.

Los duelos a primera sangre se juegan comouna mano normal de espadas y aquel persona-je que gana la mano consigue sin más herir asu oponente. Si los personajes utilizan suacero o armas de fuego, el personaje estaráefectivamente herido, mientras que si usanlos puños o garrotes el resultado será que elpersonaje perdedor estará aturdido.

Por su lado los duelos a muerte se resuelvencomo lances a cinco triunfos, aunque loscombatientes pueden por supuesto retirarseen cualquier momento. Cuando se empleanarmas de filo o pólvora en un duelo a muer-te, cada mano ganada es una herida que sufreel oponente y aquel que alcance las cincorequeridas acabará con la vida del otro. Sinembargo si se emplean los puños u objetoscontundentes, cada mano ganada es una con-tusión y el perdedor del duelo quedaráinconsciente cuando su oponente gane lascinco manos.

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Un personaje que pierde un duelo a muertequeda tendido en el suelo incapaz de actuar,pero antes de morir aún podrá pronunciarunas palabras, pedir y recibir confesión orevelar un secreto si al intérprete le place.

Comedia Comedia es el nombre que reciben en Lanceslas historias que se desarrollan durante eljuego. Reciben este nombre porque es elnombre con el que, de forma genérica, sedenominaba a las obras teatrales durante elSiglo de Oro, pero esto no significa que ten-gan que ser graciosas ni satíricas.

Una de las características del teatro nacionaldel siglo de Oro es la diversidad de sus temas.Estos se extraen por una parte de la épicamedieval, de la historia universal y española,de la tradición pastoril, caballeresca y moris-ca, pero también de la literatura religiosa. Amenudo son temas del vivir diario, tanto de laactualidad política como social o religiosa.

En Lances el tema de las historias es precisa-mente el de las obras teatrales del Siglo deOro, con el honor, los amoríos y la amistadcomo eje de la historia.

Respecto al tono, casi todos los géneros tie-nen cabida en Lances e incluso la mezcla deellos es bien recibida. Como sucedía en su pre-cursor teatral, en el juego se suprime la fron-tera entre la tragedia y la comedia, dejandoque ambos géneros puedan tener lugar en lamisma historia, generalmente presentados enpersonajes o situaciones distintos.

Por último, respecto a las unidades de tiem-po, lugar y acción, en Lances como en el tea-tro que le sirve de inspiración no es necesariomantener la unidad del tiempo y de lugar,pudiendo producirse constantes cambios deescenario y numerosos saltos en el tiempo.Sin embargo, sí debe respetarse la unidad deacción.

Estructura dde lla ccomedia Una comedia de Lances se estructura en tresactos o jornadas, como sucede en las obrasteatrales del XVII. Al principio de cada actose barajan las cartas, se reparten seis y cadajugador se descarta de una. Además los per-sonajes comienzan cada acto con el total desus amarracos disponible. En honor al autén-tico teatro del Siglo de Oro, toda comedia deLances comienza con una Loa. Entre el pri-mer y el segundo acto se sitúa un entremés yentre el segundo y el tercero, una jácara. Elfinal de la comedia es un baile. La estructuraqueda por tanto de la siguiente forma:

LoaActo I: Planteamiento

EntremésActo II: Nudo

JácaraActo III: Desenlace

Baile

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Matan a diestro ysiniestro;matan de noche y de día;matan al Ave María;matarán al Padre Nuestro.

Padre José Butrón

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Al principio de cada acto, se devuelventodas las cartas al mazo y se baraja este denuevo. Se reparten ahora seis cartas a cadajugador, incluido el Dramaturgo, y cadacuál descarta una, empezando por el que seencuentre a la derecha del Dramaturgo yterminando con este. Las cartas descartadasse colocan boca arriba junto al mazo, en lallamada pila de descartes.

Cuando durante el juego se robe la últimacarta del mazo, deberá barajarse la pila dedescartes, pasando a colocarse bocabajo parasustituir al mazo.

El orden de juego es el mismo que el dereparto de cartas: se comienza por la derechadel Dramaturgo siguiendo el sentido contra-rio a las agujas del reloj. Cuando dos o másjugadores se vean envueltos en una acción,jugarán las cartas en el orden que les corres-ponda por su posición, y por supuesto elDramaturgo siempre será el que juegue laúltima carta. Jugar el último tiene su ventajay su inconveniente. La ventaja es obviamenteque juegas tu carta conociendo ya la jugadadel oponente. La desventaja es que en caso deempate, la victoria es del jugador que jugóprimero, como ya vimos anteriormente.

La eentrada aa lla rrepresentaciónComo sabemos, el mismo hecho de asistircomo público a una representación era cosaardua e incluso peligrosa. Tras entrar y pagarla cuarta parte del valor de la entrada destina-da al autor, es decir al director de la compa-ñía y arrendador del local dónde se actúa, seseguía avanzando y se pagaban tres cuartospara los hospitales de misericordia y, porúltimo, se pagaba por derecho a asiento o, encaso de las mujeres, por entrar en la cazuela.Tras todos estos pagos, no era raro sinembargo que el que había pagado por sentarseencontrara ocupada su plaza, lo que debíaresolver por sí mismo.

Para simular esto en el juego, los asistentesdeberán situarse en la mesa según el orden dellegada a donde se desarrollare la Comedia,normalmente la casa del Dramaturgo. Esteorden siempre puede ser permutado, si algu-no de los asistentes alivia la conciencia delDramaturgo, en su situación de cobrador,con algún agasajo tal como comida o bebidapara consumirse durante la Comedia. Comoesto puede suponer que alguien ya sentadoveáse obligado a cambiar de asiento, siemprepuede negarse a ello, con mucho hijodalgo yvoto a bríos, pudiendo llegar esto a las manoso a los aceros, natural terminación de éstasen estas peligrosas calles del siglo.

Como nos parecía excesivo el acuchillamien-to de nuestros asistentes e intérpretes y comosin ellos difícil tendremos estrenar la obra,simularemos este enfrentamiento con unacompetición de piedra, papel o tijera a tresvictorias, aunque el cobrador puede decidirrebajar el número de victorias de un conten-diente a dos o incluso a una, si el suplementoa la entrada ha sido sustancioso.

LoaEn el teatro la loa es una presentación de laobra que va a representarse y una alabanza alautor de la misma. En Lances la loa es elmomento al principio del juego en el que losjugadores crean sus personajes. La loacomienza con el Dramaturgo barajando lacartas. Cada jugador, empezando por el de suderecha, debe decir una frase elogiosa hacia élpara recibir una carta. Este proceso se repitehasta que los jugadores han recibido sus sietecartas. Si un jugador duda sobre su alabanzamás de lo tolerable o el Dramaturgo la consi-dera insuficiente o poco apropiada, el turnopasará al siguiente jugador, perdiendo elanterior la oportunidad de recibir su carta.

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Si se opta por el sistema de puntos, entoncescada jugador recibe un punto en lugar de unacarta por su elogio, hasta un total de ocho.

Una vez repartidas las cartas (o los puntos, sies este método el elegido), el Dramaturgohace un brevísimo resumen del argumento dela comedia (una breve sinopsis) suficiente-mente abierto como para dar cabida a losgiros argumentales que sin duda los jugado-res imprimirán a la trama, seguido (o prece-dido según el gusto) de una rápida enumera-ción del reparto, para que los intérpretespuedan elegir qué personaje de la comediaquerrán intepretar. Como en otras ocasio-nes, si hay disputa en este punto será elDramaturgo quien decida, bien por méritosescénicos bien por otros bien distintos y denaturaleza pecuniaria.

Con esta breve información, los jugadoresdeben crear a sus personajes acorde a la natu-raleza de la comedia y presentarlos comen-zando nuevamente por la derecha delDramaturgo.

Acto II: PPlanteamientoEl primer acto empieza generalmente inmedia res y sirve para presentar el escenario,los personajes y por supuesto la trama.

Es el dramaurgo quien decide el escenario enel que comienza la comedia, así como lospersonajes presentes, aunque las acciones delos personajes los conducirán a otros lugareslas más de las veces.

El primer acto debe darse por concluidocuando la acción se desarrolle hasta el primernudo argumental, el momento en que se des-cubre la naturaleza de la trama en curso.

Ejemplo: el Licenciado Manuel dirige lacomedia titulada La comedia robada. Estacomienza con Don Lope escribiendo el últi-mo verso de su nueva y más maravillosa obra.En ese momento recibe la visita de sus ami-

gos. El Dramaturgo permite a los personajesactuar con libertad y salir a festejar la insigneocasión en una taberna. Allí, unos matasietesmalencarados parecen empeñados en impor-tunarlos. Cuando Don Lope regresa final-mente a su hogar, descubre con horror quesus papeles han sido revueltos, su criado des-calabrado y su nueva comedia robada. Estefatídico acontecimiento marca el final delprimer acto.

EntremésUn entremés es una pieza teatral breve, detema jocoso, que hunde sus raíces en la tra-dición popular y posee un humor festivo ypicaresco. En Lances, un entremés es otrahistoria diferente muy breve, que dura solouna escena. Para jugar el entremés, elDramaturgo debe traer preparados personajesy repartirlos a los jugadores a su criterio.Idealmente, el entremés no debería incluirotros personajes excepto los interpretadospor los personajes, manteniendo la unidad detiempo y lugar al tratarse de un única escena.Piensa en el entremés como un interludiocómico sin gran trascendencia que escenificauna escena graciosa.

Acto III: NNudoEl siguiente acto desarrolla el argumento,provocando el conflicto, enredo o el que seael motor principal de la historia.

De nuevo el Dramaturgo es bien libre dedeterminar el lugar donde se desarrolla elcomienzo del segundo acto, normalmentecon una escena que enlaza con la conclusióndel acto anterior.

El segundo acto se desarrolla hasta el segundonudo argumental, que es normalmente elmomento en que las acciones y decisiones delos personajes les han puesto sobre aviso de lasolución de la trama y dispuestos por tantopara intentar resolverla.

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Ejemplo: el segundo acto de La comediarobada comienza en la corte, con el validodel rey hablando con don Luis, un buenamigo de don Lope, informándole de que SuAlteza está impaciente por contemplar lanueva obra de éste. El acto se desarrolla conlos personajes indagando sobre el robo de lacomedia, del que sospechan autor a donFrancisco, un autor teatral enemigo de donLope. Esta sospecha no hace sino crecercuando don Francisco anuncia haber termina-do su nueva comedia, desafiando públicamen-te a don Lope a que es mejor que la suya.Yaque don Javier, otro joven amigo de donLope, anda en amoríos con doña Elena, lahija de don Francisco, buscan los personajesel modo de que el joven se reuna con suamada y así, amén de cortejarla, averigüe siésta sabe algo del robo. Tras diversas andan-zas, doña Elena accede a tener un encuentrocon don Javier, acordándose que su criadaTomasa le dará franco acceso a su hogaraprovechando la ausencia de su padre. Listospara aprovechar este momento para registrarlos aposentos de don Francisco, los persona-jes se personan en el lugar.

JácaraEn el teatro del siglo de oro se trata de unacanción popular con acompañamiento instru-mental. El texto suele ser una narración sobrelas aventuras de pícaros o personajes de ori-gen humilde. En Lances pretender que elgrupo de jugadores se entregue al cante nosparece de extrema crueldad (para aquellos quelos oigan, claro) pero quede como alternativapara los grupos de juego más atrevidos. En sulugar, la jácara en Lances es una historiaimprovisada y breve narrada por el conjuntode jugadores. En primer lugar, se presenta sutítulo, para lo cual el Dramaturgo dice unapalabra y cada jugador empezando por el de laderecha añade otra hasta completar el título.En este contexto, preposiciones, determinan-

tes y conjunciones no se consideran palabras.El jugador puede añadir al título la palabraque quiera, siempre que sea fiel a la naturale-za picaresca de la jácara y tenga sentido.

Ejemplo: reunidos cinco jugadores incluidoel Dramaturgo, proceden a darle título a laJácara. El Dramaturgo dice: “El cura”, elprimer jugador añade “pobre”, el segundojugador dice “y la feliz”, el tercero añade“dama” y el cuarto cierra con “infiel”.

Titulada la jácara, durante tres rondas secuenta la historia de la misma de la siguientemanera: cada jugador (empezando de nuevopor el Dramaturgo) dice una frase. La frasepuede tener cualquier longitud, pero ha deser una única frase, finalizada en punto. Elsiguiente jugador dice otra, continuando lahistoria y así hasta el último. Como es claroy notorio, las frases han de guardar coheren-cia con las dichas anteriormente y configuraruna historia con sentido. Esto se repite portres rondas, y al terminar la tercera, elDramaturgo concluye la jácara con una o dosfrases finales, o si ya ha sido terminada,incluye una frase a modo de conclusión omoraleja.

Acto IIII: DDesenlaceEn el último acto se resuelve la trama y sellega a un final generalmente cerrado.

Al contrario que en los otros actos, el esce-nario inicial de este acto difílmente podrá serprevisto por el abnegado Dramaturgo, ya quelos quehaceres de los personajes son frecuen-temente imprevisibles, debiendo por tantoelegir como emplazamiento aquel lugar alque los personajes hayan conducido sus pasosal final del acto anterior.

Como es lógico y notorio, el acto terceroconcluirá cuando así lo haga la obra, quedan-do resuelta la trama.

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Ejemplo: mediante una artimaña para hacerque la criada se tape los ojos, los personajesentran en casa de don Francisco. Mientrasdon Javier corteja a doña Elena, don Lope,oculto tras una cortina le apunta versos paraconquistar a la doncella. Al tiempo, don Luisregistra los papeles de don Francisco, sinhallar nada, pues la comedia robada no seencuentra allí. Las indagaciones de don Javiertienen, sin embargo, cierto fruto, pues doñaElena le cuenta que su padre anda metido enturbios asuntos con rufianes malencaradosque le tienen bajo amenaza. Ante la descrip-ción de estos, los personajes reconocen a losmatasietes del primer acto, marchando en subusca resueltos a hacerles hablar. Hallado unode ellos tras averiguaciones varias en tabernasy otros lugares y después de hacerle probar elbuen acero de don Luis, confiesa el rufiánque él y sus amigos robaron unos papeles encasa de don Lope por encargo de donFrancisco, pero que insatisfechos con el pagoandan apretándole para que lo aumente. Esamisma noche, según dice, se proponen darlemuerte si no accede a sus demandas. Prestosen la casa de don Francisco los personajesencuentran a éste batiéndose con los citadosmatasietes. Saliendo en su socorro, danmuerte o hacen huir a los rufianes, hallandola comedia y obteniendo la confesión de donFrancisco de sus delitos. Don Lope otorgasin embargo el perdón a su enemigo, a cam-bio de que conceda la mano de su hija a donJavier.

BaileEfectivamente, concluida la obra, los asisten-tes a la misma y los propios actores participa-ban en un animado baile. Bien, no vamos asugeriros semejante cosa, pero como regladel juego y alternativa al baile, todas las sesio-nes de juego de Lances han de concluir conun acto social en el que participen todos losjugadores. Puede ser una animosa y no muy

larga charla sobre la propia experiencia deljuego o puede ser una dilatada noche de bailey flirteo en los lugares de moda, pero entodo caso es de naturaleza obligatoria, fielreflejo de la estructura que Lances pretendeemular.

El llenguaje ddel teatro een LLancesVarias son las particularidades del lenguajepropias del teatro que Lances adopta connaturalidad para convertirlas graciosamenteen máximas del juego. Tómense como reglao como simple consejo, según sea la voluntaddel Dramaturgo y el ánimo de los intérpre-tes, pero en todo caso, aquí van.

Verso El teatro del Siglo de Oro utiliza fundamen-talmente el verso como forma de expresión,utilizando la polimetría (es decir variedad enla medida de los versos) para lograr la mejoradecuación entre el contenido y el verso.

En Lances es regla del juego que los jugado-res hablen en verso cuando lo hagan porboca de sus personajes, cada cual dentro desus posibilidades. Ya que no es lo mismoescribir una obra teatral que improvisar unosversos durante el juego, se admitirán total-mente rimas asonantes, métricas libres yotras licencias. Aunque lo ideal sería no abu-sar de las rimas fáciles y de los versos libres,tampoco es objetivo del juego lograr unagran belleza métrica, sino simplemente emu-lar el lenguaje poético de las obras teatralesen las que se inspire el juego y pasar un buenrato haciéndolo.

El uso del verso es posiblemente la parte deljuego que más dificultades puede tener paraalgunos jugadores pero es también una de lasmás particulares. Aunque es perfectamenteposible prescindir de ella para jugar, parte de

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la singularidad del juego reside seguramenteen ello, por lo que el esfuerzo merece sobra-damente la pena. Además, como sucede engeneral con casi todo, la práctica mejoranotablemente la soltura a la hora de emplearel verso durante las comedias de Lances.

ApartesEs común en el teatro, como lo es en la vidamisma, que en ocasiones tenga a bien un per-sonaje dirigirse a otro de manera discreta ysutil, pretendiendo con sus maneras ser escu-chado por éste, pero no por otros oídosindiscretos que pudieran estar presentes eneste momento. Llaman en el teatro apartes aestas ocasiones, que tienen la singularidad deque pese a lo discreto del comentario entrepersonajes, éste resulta bien audible para elatento público.

Ocurre en Lances siguiendo lo dicho que lospersonajes puede dirigirse entre sí utilizandoestos apartes, cuando la historia y la ocasiónasí lo requieran. Para ello, bastará que elintérprete correspondiente enuncie a quepersonaje o personajes se dirige, añadiendo“en un aparte” y prosiga luego la interpreta-ción de su personaje en el tono normal, demodo que resulte audible para todos los par-ticipantes en el juego. Claro está que aunquetodos los intérpretes escuchen el aparte comocorresponde a su condición de espectadores

de la comedia, aquellos en la piel de persona-jes ajenos a lo dicho en secretas voces deberáninterpretar sus personajes como si nuncahubieran oído el contenido del aparte.

Al ppúblicoOtra particularidad del lenguaje teatral es lade que los personajes se dirijan en algunasocasiones al público, para referir sus senti-mientos, cavilaciones o expresar sus dudas.Igualmente, en Lances un intérprete puedeanunciar que se dirige “al público” antes derealizar un comentario para reflejar que lodicho queda fuera del alcance de los oídos delos personajes presentes, tratándose por con-tra de una reflexión más propia de su pensa-miento que de la lengua hablada.

La función de estas locuciones al público es lade explicar cuando así se crea conveniente lasmotivaciones de un personaje, hacer patentessus descubrimientos o, en general, compartircon los espectadores de la representacióncualquier pensamiento del personaje que con-tribuya a la comprensión de la comedia y portanto la enriquezca.

No faltan, cuando conviene al momento, loschascarrillos y comentarios maliciosos “alpúblico”, destinados a crear humor mediantela burla de unos personajes hacia otros concomentarios que, claro está, no pueden seroídos por éstos.

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Capítulo IIDE LA HISTORIADE LAS ESPANAS

ONDE SE RELATA LA BIEN CIERTAY MUY VERDADERA HISTORIA DENUESTRO IMPERIO, DESDE ELLEJANO MEDIOEVO HASTA LOSDÍAS DE NUESTRO MONARCA ELREY POETA

D

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Las EEspañas. DDelmedievo aal SSiglo dde OOroEste Imperio que veis, señor Ulrico, aunquesea en decadencia, y hoy más que nunca, nose construyó en un día, como bien puedeimaginar su merced, y como posiblemente yasepa, que años lleva aquí para que se lo hayancontado. Muchos años fueron necesarios paraconseguir que España fuese lo que hoy sigueintentado ser, y mucho me temo que losesfuerzos sean vanos... No sé si tiene ustedtiempo, o si quiera ganas de escuchar, pero lahistoria es apasionante si le es desconocida,por lo que podemos pasar un rato agradable,usted escuchando y yo hablando, que segúndicen, no lo hago mal del todo.

Los RReyes CCatólicos y CCarlos IIHace ya algunos años, en el 1469 de NuestroSeñor, los muy católicos reyes, Isabel I deCastilla, y Fernando II de Aragón, contraje-ron matrimonio. Se hizo esto mirando alfuturo, sin duda, pues la unión de ambos rei-nos no se hizo total cuando el segundoFernando heredó la corona del Reino deAragón, en 1479. Tendrían que esperar losespañoles de entonces al siguiente heredero,lo que como veréis, no fue sencillo...

Muchos fueron los objetivos que estos reyespersiguieron durante su reinado. En primerlugar, y en esto parece que no haya cambiadoel tiempo, se buscó la anexión de nuevosterritorios. Sin duda sabrá vuestra mercedque el mayor éxito que se consiguió fue latoma de Granada, arrebatándole a los morossu última posición en España. No tuvo másremedio Boabdil el Chico que entregar lasllaves de la ciudad en los primeros días de1492. Pero la expansión fue más allá de larecuperación de lo que siempre debió ser

nuestro, y se llegó al reino de Nápoles, nortede África, las islas Canarias, y por supuesto,América. Que Isabel creyó en lo que decíaése al que muchos tachaban de loco deCristóbal Colón, y así el Imperio Españolempezó a forjarse más allá del mar.

Al mismo tiempo, estos Reyes Católicos,como luego los titularía el Papa AlejandroVI, pusieron en marcha la máquina burocrá-tica. Con ellos nació nuestro sistema deHacienda, la Santa Hermandad, laChancillería de Granada, la administraciónlocal, y sobre todo... el Tribunal de la SantaInquisición... del que mejor será que nohablemos demasiado, que los muros escuchany el aire transporta las palabras más allá dedonde nos puede convenir. Y no se quedaronahí, que los nobles, acostumbrados comoestaban a hacer lo que les viniera en gana,fueron sometidos al poder real de una maneraque no conocían hasta entonces. Peor les fuea los judíos, que tuvieron que huir o conver-tirse de buena gana, si no querían convertir-se pero a la fuerza, en un montón de cenizas.Y viéndolas venir, todos los moros que que-daban por el reino se convirtieron a la verda-dera fe, aunque a buen seguro algún tozudono lo hizo, e imagino que no le divirtió lasituación...

Pero todo se acaba, y la vida de los reyestambién. Y a fe mía que encontrar sustitutode estos no fue cosa fácil, ya que su hijanatural, Juana, desvariaba más de lo admisibleen un rey, e incluso en una reina. Así quetras algún tiempo más o menos complicado,el reino acabó en manos de su nieto, hijo dela Loca y de su marido Felipe, llamado elHermoso. Y éste reinó, bajo el nombre deCarlos I de España, en un Imperio más quegrande, enorme, ya que heredó el patrimo-nio de los Habsburgo, formado por vastosterritorios, como los Paises Bajos y laBorgoña, a los que unió los territorios de

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Castilla, Aragón, Cerdeña, Sicilia, Nápoles,Navarra, Milanesado... Y no olvide ustedque además desde comienzos de ese sigloXVI los españoles estaban sometiendo losterritorios de América, donde se establecie-ron los virreinatos de Nueva España y dePerú. Demasiado grande sin duda para man-tener el Imperio de carácter cristiano quepretendía sin demasiados problemas.

Pero todo esto se consiguió a base de derra-mar sangre, y debió cansarse Carlos I detanta guerra, pues en 1556 repartió sus terri-torios entre su hijo, Felipe, y su hermano,Fernando, para morir poco después recluidoen el monasterio de Yuste.

Felipe III, eel IImperiodonde nno sse ppone eel ssolCon este nuestro Rey Prudente, el ImperioEspañol consiguió sus más gigantescas pro-porciones. No hay más que ver la lista detítulos que adornaban su nombre; rey deCastilla, de León, de Aragón, de las dosSicilias, de Jerusalén, de Portugal, deNavarra, de Granada, de Toledo, deValencia, de Galicia, de Mallorcas, deSevilla, de Cerdeña, de Córdoba, deCórcega, de Murcia, de Jaén, de losAlgarbes, de Algecira, de Gibraltar, de lasislas de Canaria, de las Indias, Islas y tierrafirme del mar océano, Conde de Barcelona,Señor de Vizcaya y de Molina, Duque deAtenas y de Neopatria, Conde de Ruisellón yde Cerdaña, Marqués de Oristán y deGociano, Archiduque de Austria, Duque deBorgoña, de Brabante, de Milán, Conde deFlandes y de Tirol... continuó la expansiónpor América y agregó a las posesiones de lacorona las islas Filipinas... Verdaderamenteun Imperio donde no se ponía el sol.

Dos obsesiones tuvo el segundo Felipe duran-te su reinado. En primer lugar, la defensa del

cristianismo, de la verdadera fe, a lo largo yancho de su Imperio. Por ello se enfrentó alos infieles Otomanos en Lepanto, y algúnque otro escritor de cierto renombre sufriólos disgustos de la guerra, aun la ganada....También tuvimos los españoles nuestra partede derrota, cuando la Grande y FelicísimaArmada, pasó a llamarse, con mucha sornapor parte de los que así la llamaban, laArmada Invencible, que cayó derrotada porlos protestantes de la Gran Bretaña. Y debie-ron ser los protestantes duros de pelar, por-que los que por los Países Bajos habitaban,también llenaron de disgusto la cabeza delpobre Felipe II, que vio como perdía parte delos territorios. La segunda obsesión fue ladefensa de su patrimonio, que tantas vidashabía costado. Por ello entabló luchas con losfranceses, a los que derrotó en San Quintín,cosa que celebró mandando construir elMonasterio de San Lorenzo del Escorial,pues en el día de este santo se produjo la vic-

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Miré los muros de la patriamía, si un tiempo fuertes yadesmoronadosde la carrera de la edadcansados por quien caduca ya suvalentía.

Quevedo

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toria. Para conseguir Portugal le bastó casar-se con María Manuela.

El coste de estas luchas, como puede imagi-nar, no era poco. Y el oro y la plata quevenían de América, tras quedarse buena parteen manos de piratas o directamente acompa-ñando a los peces en el mar, iba bien ligero alas manos de banqueros flamencos o alema-nes, pues había que pagar los continuos pres-tamos. No hay más que recordar que duranteeste periodo de tiempo, España cayó en labancarrota hasta tres veces.

Mas no crea su merced que sólo fuera deEspaña tenía Felipe puesta la cabeza, quedentro de casa se cocían problemas tan gra-ves como los que acabo de exponerle. Elmenor de estos no era desde luego su hijo,Don Carlos, que llevaba una vida no muydel gusto de su padre, y quizá no muy ade-cuada a la de un rey. Y es que tuvo suerte deser quien era este Carlos, que cualquier otrohubiera pasado por el cepo y sufrido latiga-zos en más de una ocasión. Puede que estu-viera Don Carlos algo desequilibrado, aun-que no me extraña tal cosa, si uno de losremedios que le aplicaron alguna vez fueenterrarlo en el ataúd donde descansaba elcuerpo incorrupto de Fray Isidoro deSevilla... más que curar, la experiencia puedeacabar de enloquecer. Felipe II aceptaba losdesvaríos de su hijo como penitencia por suspecados, pero eso no le solucionaba el pro-blema de su sucesión, y sus dudas tuvieronfin cuando le llegó el rumor de que el propioDon Carlos intrigaba contra él. Don Carlosacabó encerrado en una habitación de la quenunca salió. Y así fue como su hijo Felipe,acabó como rey de España tras la muerte desu padre en 1598, reinando con el nombre deFelipe III. Que si su padre hubiera sabido loque le esperaba, a lo mejor hubiera dejado aCarlos más tranquilo...

Más casos de la leyenda negra de éste que fuenuestro Rey estuvieron relacionados con suhermano Juan, que provocó un buen númerode intrigas palaciegas que se harían demasiadolargas de contar, y en las que estaban involu-crados personas y amores...

El ddeclive ddel IImperioBien se dice que lo que es demasiado grande,acaba rompiéndose. Y la verdad es que la cosaya se veía venir. Que este siglo en el queestamos no nos está tratando demasiado bien.Y es que si Carlos no tenía demasiadas ganasde asumir responsabilidades, Felipe III direc-tamente se las cedió al Duque de Lerma, quehizo y deshizo a su antojo hasta que le echa-ron la tierra encima. ¿Para que tomar preo-cupaciones, cuando uno puede pasarse la vidaescuchando música y cazando? Poco buenopodemos recordar del tercer Felipe, salvoquizá que murió joven, aunque el que ahoratenemos no sea mucho mejor... Y es quefíjese usted si desvariaba, que llegó a llevarsela Corte a Valladolid. Cuestión de dineros,claro... al igual que cuando cinco años des-pués, en 1606, la volvió a traer a Madrid.También se le ocurrió la idea de expulsar a losmoriscos, que no digo yo que sean buenagente, que infieles son al fin y al cabo, aun-que no peores que más de uno que se hacellamar cristiano y de los viejos. Pero cuandomarcharon, la realidad es que apenas quedóen España nadie que estuviese dispuesto a tra-bajar. Que todos son demasiado hijosdalgo,aunque no sea más que hijos de p... y traba-jar les deshonra más que morir de hambre. Yen el resto del Imperio, más por necesidadque por buena idea, intentó la paz, que cadavez escaseaba más el dinero para aguantar lasguerras. Y así el Imperio cada vez es máspequeño, como ya sabe usted. Sólo mostróun poco de fortaleza cuando, muerto elDuque de Lerma, le restó algo de poder a suhijo, el Duque de Uceda.

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Resulta que finalmente la erisipela y unasmalas fiebres se llevaron con Dios a Felipe IIIen 1621, dejándonos en manos de su hijo,Felipe IV, o más bien, en manos del CondeDuque de Olivares, ya que este nuevo Felipetenía tan poca intención de gobernar comosu padre. Por supuesto nadie lo dice, pero serumorea que su comportamiento ha sido, lasmás de las veces, más propio de un picaruelocualquiera que del dignísimo Rey de España,aunque entre pompa y boato de las celebra-ciones parezca que Felipe IV es el más dignode los hombres sobre la tierra. Y tampoco leculpo, que entre tener que aguantar con carade palo en la corte, y revolcarse entre lassábanas de una Calderona cualquiera, nodudaría yo en quedarme con lo segundo.

A pesar de este talante despreocupado, entodos estos años de su reinado ha pretendidomantener la hegemonía del Imperio. Y yasabemos lo que eso significa; guerras, gue-rras, y más guerras. Ya sea en Italia, ya seaen Alemania o en los territorios más alnorte, o contra los ingleses... No creo que

acabase contento con el resultado, porquegracias a sus maniobras Portugal acabó por sulado, Cataluña casi, y hoy los españoles sabe-mos que Francia ocupa el lugar que nos per-tenecía. Tampoco al Conde Duque le acaba-ron de ir bien las cosas, porque las derrotasfrente a estos territorios revolucionarios lesupusieron el descrédito y destierro, e inclu-so proceso inquisitorial. Quién se lo iba adecir al bueno de Olivares, que a buen segu-ro se sentía más rey que el mismísimoFelipe. Y es que éste, con sus músicas y susdanzas, sus fiestas y sus teatros, ya tenía bas-tante. Allá por 1645 acabó por fin el CondeDuque como pasto para los gusanos, y llegóel turno de su sobrino, don Luis de Haro.No tuvo por tanto que ver la sucesión depérdidas de territorios en el extranjero, queseguro le importaban bastante menos a lanueva confidente del rey a la muerte de donLuis, Sor María Jesús de Agreda.

Más no creo que debamos regodearnos de lasculpas del que acaba de morir. Que ya sabránarriba lo que deben hacer con él, si lo han

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llamado. Más bien recemos por lo que llega.Y es que éste que hoy se convierte en nues-tro rey, Carlos II, ya lleva el sobrenombrede Hechizado, y francamente, eso no puedeser nada bueno. Ya se rumorea que no sirveni para vestirse sólo... Ojalá me equivoque,pero mucho me temo que acabaremos echan-do de menos a Felipe IV el Poeta, y quedesde este año del señor de 1665, España nopuede ir sino a peor, y eso que parece impo-sible... Así que amigo viajero, ya sabe ustedlo que ha sido de este imperio en los últimosaños, y si quiere mi consejo, márchese ahoraque puede, que lo que queda no ha de sersino sufrimiento...

Madrid, Losas de Palacio, 1665

España yy FFelipe IIVMi nombre para todo el mundo es Soplillo,aunque puede imaginarse vuesa merced queno se trata de mi verdadero nombre, aunquela verdad, eso poco importa. El porqué mellaman Soplillo quizá lo vea a simple vista,maese Ulrico. Soplillo soy desde que al buenamo Felipe le hizo gracia ese nombrecillo. Yclaro, no era buena cosa tomárselo a mal ycontrariarlo. Que con estas piernecillas conque la vida me obsequió, estas orejas desabro-chadas y la altura de un perro, pocos trabajospodría conseguir aparte del de bufón quellevo siendo toda mi vida. Y no me mireusted con pena, que gracias a esta desgraciade cuerpo, en lugar de pasar hambre en lacalle, paso las noches caliente y como todoslos días. Y de vez en cuando, algún cotillame paga unos vinos y una buena comida paraque le cuente yo las intimidades de laCorte... Y como imagino que no ha pagadousted para escuchar mis penas sino para queyo le cuente chismes reales, debería empezara hablar.

La vida cortesana es, en una palabra, aburri-da. Todo es tan rígido, con tan poca varia-

ción, que bien pudiera ser que viendo undía, lo viera usted todo. Y esto sobre todopara el Rey, pues es el más vigilado y obser-vado. Leí, porque sé leer, no sé dónde ahoramismo, una descripción de esto, que mepareció de lo más acertada. Decía algo comoesto, y es que hablo de memoria: “Todas susacciones y todas sus preocupaciones sonsiempre las mismas... Día por día, sabe loque hará toda su vida... Tiene sus horas parala audiencia extranjera y del país, y para fir-mar cuanto concierne al despacho de susasuntos y al empleo de su dinero, para oírmisa y para tomar sus comidas... Usa detanta gravedad, que anda y se conduce con elaire de una estatua animada...”. Y es que

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Mira, rey, que ya tenemosel cordel a la garganta,y que la opresión no estanta,que aun quejarnospodemos;Sabe Dios que más nopuedetu reino y fiel vasallo;mira que es fuerza alivialloantes que otro rey loherede.

Quevedo a Felipe IV

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realmente la etiqueta de la Casa Real es muyrigurosa, y tiene todo previsto. Figúreseusted que hasta el modo en que el Rey puedepasar a la alcoba de la Reina está observado enestas normas... Ser rey para tener que pedirpermiso para acostarme con la mujer, eso eslo más estúpido que puedo imaginar.

Y el caso es que nuestro señor Felipe IV, quesiempre se muestra tan sobrio y distante paracon todos, no es en absoluto de esa forma.Bajo esa careta se esconde un corazón másque libre, libertino, realmente poco acordecon sus obligaciones. Sus tareas le aburren yle agobian. Claro que tal y como está elImperio, ¿no le agobiaría a su merced? Espor esto que confió primero en el señorGaspar de Guzmán, el Conde Duque deOlivares, para dirigir el reino, y cuando estecayó en desgracia, fue Luis de Haro quiendirigió el país. Y a estas alturas, nuestro ReyPoeta se envía correspondencia con unamonja, como un galante cualquiera, que,cómo el mismo me ha contado, se llama SorMaría Jesús, y le aconseja en sus problemas.

Veo que se asombra de que le diga que élmismo me lo ha contado. Bueno, soy yoquién más le hace reír, y alguna gratificaciónrecibo por ello. Hasta sus mayores aventurasme cuenta, con mucho mejor humor que elque pueda usted imaginar. Contome un díacómo, estando hechizado por la Duquesa deAlburquerque, invitó al Duque a una partidade naipes para quitarlo de su casa. El buenFelipe se excusó durante la partida, y pidioleal Duque que le sustituyera, viendo así elcamino hacia su amada claro y libre. Más elDuque de Alburquerque se olía desde hacíatiempo la cornamenta y se presentó en sucasa, pillando a los amantes. Bien sabía que setrataba del Rey en persona, y bien sabía quepara evitar escándalos, no pediría ayuda, por-que tomó un buen garrote y molió a palos aFelipe, que tuvo que salir huyendo a galope

tendido, como un vulgar ladronzuelo. Ría,ría, que la historia lo merece, y bien que elpropio Felipe se reía cuando me la contó.¿Quiere su merced otra más? Pues resultaque estando nuevamente nuestro serio ygrave Rey de España aliviándose con mujerdistinta de la suya, entraron los alguacilesavisados de que en esa casa se practicaba eladulterio. Se escondió rápidamente tras unascortinas, y comenzaron a registrar. Viendoel alguacil unos zapatos, le preguntó a laseñora quién se escondía tras esas cortinas, alo que respondió que se trataba de un retratodel mismísimo Rey... cuando el alguacilcorrió las cortinas, y se encontró con el Reyen persona, bastante tuvo con no morir delsusto, y sólo atinó a observar que el retratoera muy realista...

Y es que estas aventuras le resultaban a Feliperelativamente sencillas antes, cuando DoñaIsabel de Borbón era su esposa, pues estasabía ser discreta. Recuerdo de ella la pocasimpatía que le tenía al Conde Duque, yaque éste no era en ocasiones más que el chi-vato del Rey y además, para que engañar-nos, no veía con buenos ojos a las mujeres.Más complicado lo tuvo con su segundaesposa, Mariana de Austria, que se encontrócon un rey acostumbrado a catar otras muje-res, con hijos repartidos por el reino, y conuno de ellos, Don Juan José de Austria,reconocido hijo de una actriz e importantepersona. Con los dieciséis años que se casó,no lo llevaba muy bien.

No contribuían demasiado a mejorar lascosas, ni con esta esposa ni con la primera,todos los cortesanos que revolotean en tornosuyo, ni las camareras de la reina. Que unosy otros tienen por misión, junto con todocriado y lacayo que por allí ande, el satisfacerel mínimo deseo de sus altezas reales. Perocomo de esto se aburren, no paran de chis-morrear con el uno y con el otro y así al

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final todo se sabe dentro de la Corte y, enseguida, fuera de ella. Que el mentidero delas Losas de Palacio disfruta con los chismesreales más que con cualquier otra cosa.

Tienen estos cortesanos y cortesanas algunascostumbres de rico y hacen gala de ellas paradarse importancia. Podría ver sin problemasa más de una dama masticando barro, y nopor falta de comida, que de eso en la Cortehay, sino para mantener la palidez de susrostros, que según dicen los expertos en esascuestiones, son así más bellos. Y si han ter-minado de mascar el barro, pues pásanse asorber nieve o cualquier refresco frío delimonada con vino o aloja, que también estámuy de moda lo de beber muy frío y así losneveros han encontrado forma de saciar suhambre a base de saciar la sed de otros. Si leinvitaran a un refresco, no dude en aceptar,porque seguro que entonces le enseñará austed su acompañante su propia cámara delas maravillas, en la que podrá ver algúndedo podrido pero de singular valor comoreliquia, algún botón supuestamente valio-so, o cualquier otra cosa que le haya podidoparecer curiosa a su dueño, que cada cual esmuy libre de escoger las curiosidades que leplazcan.

Como puede imaginar, con este panorama,no es raro que el Rey, y la Reina dentro delo posible, intenten entretenerse con misgracias o las de cualquier otro, organicendanzas con los cortesanos, que gustan muchode ellas, sobre todo de algunas realmente lin-das como el turdión, la morisca, la gallarda,el contrapás, la pavana o el canario, por men-cionar sólo algunas... ¿Y los cortesanos?Pues sacan la valentía que no muestran nuncay acaban alanceando toros en la explanadacerca del Alcázar o en los jardines delRetiro. Y desde luego, si se tercia, y se ter-cia muy a menudo, se organizan fiestas noc-turnas en las que estos caballeros se disfrazan

con vestidos muy aparentes, ocultando suidentidad y se lanzan al galope por las callesde la Villa portando antorchas, alguna de lascuales es portada por el mismísimo FelipeIV... quién por cierto, puede que ande bus-cándome de puro aburrimiento y no quisierayo que me echara en falta. Y como ya he aca-bado de contarle mis chismes, aquí le dejocon Dios, maese Ulrico, que seguro queencuentra con quien seguir conversación. Yopor mi parte me vuelvo a casa. Hasta másver, y no propague demasiado alto lo que lehe referido, que los oídos escuchan dondeuno menos se lo espera, y a veces puedentraer demasiados problemas...

Madrid, Figón de Lepre, 1662

Malviviendo een llaEspaña dde FFelipe IIV¿Dice que anda de viaje, don Ulrico, y queacaba de llegar a esta nuestra Villa deMadrid? Pues algo sé yo de viajes, que no hamucho que terminé mi último, por variospuntos del continente, y sin duda en todosellos encontré cosas, cuando menos, fasci-nantes, ya sea por su belleza o de puro repug-nantes. Largo sería si tuviera que contarlotodo, por lo que me permitiréis que melimite a señalaros algunos detalles del lugarque sin duda ha llamado más mi atención.Realmente, no podía ser otra, pues si unaciudad es capital del mayor Imperio, fasci-nante ha de ser a la fuerza. Y ya que es aquídonde estamos, bien le vendrá saber lo que lepueda contar. Esta que es mi ciudad, la Villay Corte de Madrid, reúne en su interiorgran variedad de gentes, con un sentir de lavida que intentaré relatar a continuación.Pero que desgraciadamente no se correspon-de con el modo de vida que llevamos.Perdóneme, pues creo que no me explicodemasiado bien a sus oídos. Creo que lo

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mejor será que empiece por orden, y le digaa su merced cómo se vive realmente enMadrid. Ya le contaré luego, si ha lugar yganas, lo que se cuece en el corazón de sushabitantes.

La vvagancia eespañolaAl poco de llegar cualquiera puede darsecuenta de varias cosas que suceden en la Villa.Y una de las más sorprendentes es la escasa,casi nula, predisposición para trabajar de sushabitantes. Y no me refiero a trabajos relaja-dos, que de esos hay más de uno y más dedos, como tantos covachuelistas que van aso-ciados a la Corte. Me refiero a los trabajos deverdad y que cualquiera puede ver que sonnecesarios para que la comida no empiece aescasear. Cualquiera con una gota de sangrehidalga en sus venas preferirá pasar hambre acoger una herramienta con sus manos... Paradesgracia de muchos, no tienen más remedioque ceder y acaban trabajando, algunos deellos de sol a sol, ya sea verano o invierno,como los campesinos que trabajan los cam-pos. Algo menos difícil paréceme la vida delartesano. Al menos, al asociarse en gremiosse apoyan unos a otros, y tienen aprendices asu cargo, que poco o nada cobran. Estosaprendices pasan unos años como tales y seconvierten en lo que llaman oficial, y si eneste grado supera una prueba, fabricando una“obra maestra”, el gremio le posibilita paraque trabaje por su cuenta en su taller.Imagino que por razones de comodidad, ytambién de seguridad, que hay muy poca eneste lugar, los artesanos de un gremio traba-jan en talleres que coinciden todos en lamisma calle.

Mas no sólo de artesanos se nutre la Villa.Podemos encontrar sin gastar mucho tiempoaguadores, mozos de cuerda, odreros, carbo-neros, cereros, arrieros, caldereros, buhone-ros o incluso castradores de marranos, que

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para hacerse notar soplan un silbato queanuncia su llegada, imagino que con el consi-guiente temor por parte del marrano...También abundan cómicos que viajan solos oen pequeños grupos y toda la burocracia queya antes mencioné, a los que llaman cova-chuelistas, ya que se pasan el día encerradosen sus oficinas, entre papel y papel.

Pero sin duda, son los mendigos los quemás abundan. Y habrá quién no lo llametrabajo, pero a fe mía que mantenerse abier-ta una llaga, día tras día, para así conseguiralguna moneda, más que trabajo, es tortura.Es este trabajo muy solicitado, no ya sólo elde mendigo o vagabundo, sino el que lla-man, con más elegancia de la que merecen,oficio de pícaro. Que los hay de muchostipos, pero que en general son tipejos sinescrúpulos, aprovechados y más listos que alque engañan. Los hay, como le digo, detodo tipo. Nobles arruinados, siervos quedeben compensar sus escasos dineros o vaga-bundos que ya nacieron en la calle. Y loshay, de toda forma de proceder. Desde losinofensivos, a los rufianes violentos, pasan-do por los jaques, que son más valentonesque otra cosa. En su gracioso lenguaje, degermanía le llaman, reciben nombres curio-sos según su forma de ganarse el pan. Loscapeadores roban capas, los devotos robanen iglesias, los sátiros roban ganado, losdacianos roban niños y, tras quebrarles hue-sos y desfigurarles el rostro, los venden aotros mendigos, los cortabolsas ya se loimagina usted, los apóstoles, como SanPedro, abren puertas...

También los hay que no delinquen y a basede trabajos de baja estofa acaban sacandoalgún real. Los esportilleros le llevarán a sumerced una carga ligera, que si es demasiadogrande deberá llamar en su lugar al ganapán.Los hay caldereros, arrieros e incluso algunoque se gana la vida sujetando a las mulas de

otros. Son vagos, con pocas ganas de traba-jar, pero la gente los mira bien. Sólo piensanen vivir hoy, que el mañana dicen que lesqueda demasiado lejos y toman su forma devida con resignación.

No puedo olvidarme de la ingente cantidadde prostitutas, que procuran proporcionarun rato de alegría a cambio de unas monedas,algunas veces bastantes más de las que semerecen. Y por supuesto, no hay que olvidarun trabajo muy solicitado y lucrativo. Que elasesinato y la paliza están a la orden del día,y los llamados valentones y matasietes,muchas veces antiguos soldados, siempreestán dispuestos a derramar sangre, preferi-blemente de otro, para pagar cama, comida ybebida y si aún sobra, mujer.

Casa, ccomida yy hhambreMas normalmente no sobra, y el populachoen general, debe muy a su pesar contentarsecon tener algún techo y poder comer conmenos frecuencia de la que gustaría. Lo másnormal es que el pobre disponga de una únicasala, con unos jergones o camastros de pajapara mal dormir y una chimenea para cocinaralgún caldito. Todo esto en un corral devecinos, con los que de mejor o peor mane-ra, compartirá retrete y lavaderos y, en oca-siones, cocina. Más cómoda resulta la vida delos ricos, como no. Sus caserones de murosde piedra, de dos plantas, resultan algo másconfortables. Hasta calefacción tienen, apro-vechando el calor del hogar. Que no sé muybien como será, pero malo no debe ser si a lacosa le llaman “gloria”. Desde luego, tam-bién la solería de ladrillo es más cómoda quela tierra pisada en la que acaba revolcándose elpoco pudiente. Incluso algunos se permitenel lujo de poner cristales en las ventanas, algoque la mayoría sustituye por papeles. Loúnico en que acaban pareciéndose es en queambos, ricos y pobres, acaban saliendo de la

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casa para ir al retrete... y es que hay cosaspara las que todos los hombres fuimos hechosiguales.

No es una de estas cosas el comer, aunque sinequivocarnos mucho, se puede decir que másque comer, la gente en España pasa hambre,y no por gusto. Los más toman gachas detrigo o cebada, sopas de verduras con pan ymanteca, aunque sea rancia, y desayuno demigas. De cuando en cuando, puede quealgún perro, gato o conejo acabe en la tripadel afortunado, pero esto es casi milagroso.Importantísimo es desde luego el vino, aun-que lo más frecuente es lo que llaman agua-pié, que es más agua que vino. Los ricos sinembargo disfrutan algo más y sienten predi-lección por la carne, ya que les distingue delpueblo menos pudiente, y desprecian las ver-duras y el queso, por vulgares. Y desde luegotoman, siempre que pueden, el chocolate, esabebida traída de América, de propiedadesexcitantes y que los vuelve locos. Siéntase

usted afortunado si una dama le invita atomar el chocolate, porque no ocurre todoslos días.

El plato popular por excelencia es, a pesar detodo lo dicho, la olla poderida o poderosa. Latoman ricos y la toman pobres, aunque pocose parezcan las de unos y otros, pues lógica-mente, la de los ricos es más gustosa y cuan-tiosa. Que ya lo decía Cervantes al hablar desu Quijote, que éste comía “una olla de algomás vaca que carnero...”. Se trata de un bati-burrillo de alubias con verduras y carne gui-sado, que recupera el cuerpo y en ocasioneshasta el espíritu. Aunque más de uno se asus-taría si fuesen ciertos los rumores de que elplato no es sino un plato judío que prepara-ban del viernes al sábado... No le aconsejo yodecírselo a la cara a ningún hidalgo, si noquiere comprobar el calor de su sangre. Queno todos gozan de mi natural buen humor yse permite hablar de tales cosas, aunque seanchanzas.

A los mendigos se les ve sorber lo que lla-man sopa boba. Mucha agua, a la que le aña-den mendrugos de pan, algo de manteca,laurel y huesos para esconder el sabor a ran-cio, hortalizas y algo de vino. Difícil pareceen verdad poder sustentarse así.

Higiene yy ssaludNo es de extrañar que ante tamaña escasez, lagente enferme y se debilite con gran facili-dad. Y esto en condiciones normales, que decuando en cuando puede llegar la epidemia depeste, como la que ocurrió al final del siglopasado y que mató a tanta gente en los cuatroaños del 1598 al 1602. Que bien pareciera elúltimo problema que le dejó el rey Felipe II asu hijo, Felipe III. Los médicos poco o nadasaben de solucionar éste ni otros problemas.A lo más que llegan es a sangrar de diversasformas, para eliminar humores, arreglar, esun decir, huesos rotos y poco más.

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Dícenme, don Jerónimo,que dicesque me pones los cuernoscon Ginesa;yo digo que me pones casay mesa;y en la mesa, capones yperdices.

Quevedo

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Tampoco ayuda a la salud de los habitantesdel reino la escasa higiene con la que viven.Y esto lo sé porque de los judíos algo heaprendido, aunque no lo diga muy alto, yuna de estas cosas es que la limpieza no sólono es mala, sino que es necesaria... Como yale indiqué, no existe el cuarto de baño en lascasas, y se deduce fácilmente que el acto delbaño no es demasiado apreciado. Las callesson puro desperdicio y en ellas se encuentranmontañas de basura de todo tipo, incluso ani-males muertos. Resulta de hecho sorpren-dente la habilidad con la que algunos sorteanestos obstáculos y los desperdicios caídosdesde las ventanas al grito de “¡agua va!” conlos que la gente se libera de la porquería desus casas y la comparte con todos. Es cos-tumbre también para la gente orinar en cual-quier esquina. Algunos propietarios de casassufren las continuas meadas y, para evitarlo,ponen en sus puertas cruces. Me contaronsin embargo la anécdota del sátiro Franciscode Quevedo, que a pesar de la cruz puesta ensu lugar de meada habitual, siguió a lo suyo.Encontrose un día un cartel que indicaba“Dónde hay cruces no se mea”. A lo queingeniosamente respondió, “Dónde se mea,no se ponen cruces”.

La iimportancia dde aaparentarAlgo le comenté ya sobre la importanciaque dan los españoles a la apariencia.Ningún noble, o pretendido noble, que deestos hay muchos, quiere pasar por plebe-yo, aunque haya muchos de dineros escasosy hambres ciertas. Y nada mejor para dis-tinguirse a simple vista que una vestimentaadecuada a la calidad del sujeto.

Poco tiene que decir la vestimenta del pobre,que poco más que se cubre con lo justo parano ir desnudo y evitar el frío o el calor en lamedida de lo posible. Colores adecuados parael campo y pasar desapercibido, que no están

hechas las sedas para pasear entre el trigo.Por las noches se quitan el calzón y la cami-sola les sirve para dormir. Como puede ima-ginar, es mucho más historiada la vestimentadel noble. Visten los hombres calzón hasta larodilla y jubón, sombrero y capa, que puedeser muy útil en algún que otro lance en elque medie la filosa. Claro que si se esperanestas situaciones, mejor será guarecerse bajoun coleto de cuero que evite la sangría en lamedida de lo posible. No deben faltar unasbuenas botas altas, que andar entre la inmun-dicia de las calles no es precisamente gustosocuando se visten alpargatas o se va descalzo,como les ocurre a muchos. Y desde luego,debe adornarse el rostro con bigote y perilla,si se es hombre de verdad y no un imberbejovenzuelo.

El bello sexo se dedica a complacerse a símismo, pues no tienen mucho más quehacer. Por ello se maquillan abundantemente,blanqueando la piel de su rostro, manos yescote, más que generoso, para luego pintar-se las cejas y resaltar algunas zonas con colo-rete. También blanquean el pelo con lejía,que se deja en media melena y se adorna congusto. Se encajan luego, y realmente la pala-bra es encajar, en vestidos muy ajustados concorsé y guardainfante para ahuecar la falda.Para sus delicados piececitos visten zapatosbordados delicadamente, que resaltan la belle-za de tan sensual zona...

Por lo que os he dicho, parece claro que elespañol y la española se complacen en ador-narse por fuera todo lo posible. Mas no sontan amigos de la higiene más profunda y aconsecuencia de esto no huele demasiadobien el español ni la española, por más que seaplique todo tipo de perfumes, que, para queengañarnos, lo único que hacen es mezclarsecon el mal olor y crear un tufo más repug-nante si cabe.

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Del aamor ccortés, yydel nno ttan ccortésEstoy seguro de que, como hombre despier-to que sois, no os he sorprendido demasiado,pues ya habíais notado aquello que os he rela-tado. Hasta este punto de mi relato, he pro-curado indicar, sobre todo, aquello que cual-quiera puede percibir sin más que pasearsepor las calles de la Villa y Corte o de cual-quier otra ciudad. Basta tener unos ojos bienabiertos y una nariz con sus funciones y laporquería, el olor y demás nos dan una claraidea de lo que acabo de describiros. Pero noes menos interesante lo que os relataré a con-tinuación, que versa del comportamiento realde los habitantes. Y ya que acabamos dehablar de la buena presencia que mantienetodo el que puede, que mejor que hablar dela segunda razón para ello, pues como deci-mos, la primera es la distinción social; elamor de las damas a los caballeros.

Un amor que no debe confundirse, y a buenseguro usted no lo hará, con el casamiento.Pues las más de las veces los “martirmonios”son convenidos entre los progenitores, sinpedir demasiada opinión a las víctimas. Elpadre de la novia deberá aportar la correspon-diente dote y esto significa que si la situaciónno lo permite, la joven pasará a engrosar elnúmero de religiosas sin vocación alguna. Esevidente entonces que la mayoría de losmatrimonios no gozan precisamente delamor y, dado que el amor debe fluir, elnúmero de bastardos es realmente preocupan-te, acabando demasiadas veces en las puertasdel convento. Y es que es muy habitual elmantenimiento de una manceba, de la quenormalmente la mujer, esposa, no sientecelos, pues no deja de considerarla un segun-do plato. Dichas mancebas las hay que las lla-man amesadas y es que sólo sirven para unosmeses y no de por vida.

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A pesar de esto, los celos dentro de estacuriosa relación conyugal son muy habitualesy la cantidad de duelos en las calles por estarazón provocan más muertes de las que puedaimaginar. Mas no piense que todos los mari-dos son celosos. Que también existe gustopor mostrar una soberana cornamenta y másde uno y más de dos incluso obligan a susmujeres a amancebarse con otros, para asípoder comer de lo que éste gaste en ella. Yaun así se prefiere normalmente a la casadaque a la soltera, porque ésta puede buscar laruina, con sus trucos y ardides para acabarenredando al hombre y casarlo con ella, quede sólo pensarlo me horrorizo.

Sabe así su señoría entonces que esto deladulterio es moneda corriente, mas no pienseque es la única moneda que se usa, que loshay que otros pecados usan, como el estu-pro, la necrofilia o el bestialismo. En losAvisos de Barrionuevo y Pellicer encontraráusted casos como los que yo he visto, deayuntamiento con borrico o con lechón. Porno hablar del pecado nefando... Que más deun famoso resulta ser maricón, tal y como elConde de Villamediana y el muy famosoJuan Rana. Los hay, según dicen, que hastaviven disfrazados toda su vida de mujer.

Pero lo que de verdad gusta en España es elgalanteo, iniciado posiblemente en un paseoy cruce de coche de caballos. El galán corte-jará con todo tipo de galanterías y regalos ala dama, que deberá corresponder si lo consi-dera con pequeños detalles y regalos, pruebade su amor. Un pañuelo, un gesto, seránsuficientes para que el galán dedique su vida ala búsqueda de su amor. Una vertiente espe-cialmente excitante, aunque puede ser másque peligrosa, es galantear con monjas. Elcaballero rondará el convento hasta conseguirconcertar una entrevista, aunque sea fugaz,con una novicia de su agrado. No es extrañoen ocasiones escuchar acerca de fugas del

convento. Como os digo, es práctica peli-grosa, porque al Santo Oficio no le hacedemasiada gracia y ya sabemos como las gas-tan los discípulos de Torquemada... Por suparte, el buen Felipe IV intenta, sin demasia-do éxito, moralizar un país con una faltatotal de moralidad y no es raro, pues élmismo no conoce demasiado bien el signifi-cado de la palabra...

Del hhonor yy llos dduelos...Precisamente estos escarceos amorosos sonen múltiples ocasiones el origen de arrebatosy pendencias. Pendencias que invariablementese resuelven de forma honrosa, es decir, conun duelo. No crea además que sólo soldadosy malvivientes disfrutan de estos duelos.Famosos escritores como Cervantes,Quevedo o los hermanos Calderón de laBarca han tenido sus momentos gloriosos...Y es que es tan fácil faltarle al honor a cual-quier don nadie... Es éste del honor un con-cepto apasionante, a la par que difícil deexplicar. Pues no se trata sólo del respetodebido, sino del alto concepto personal quedebe tenerse del otro, y sabe Dios que más,que ni ellos mismo podrían decirlo. Elhecho, fácilmente comprobable en las calles,es que hay que defender este honor ante losdemás y sobre todas las cosas. Por lo quecualquier ofensa deberá ser compensada ysatisfecha, con lo único que puede hacerlo: lasangre. Así sea la primera, conformándose elofendido con un pinchazo, o la última, demodo que sólo la muerte del ofensor dejetranquila la conciencia del ofendido. Y esque, debido a que la vida de los hombres setiene en poca estima y a las grandes probabili-dades de acabar metido en un lance violento,resulta que la mayoría de los andantes sehacen acompañar de una amistosa ropera, lasiempre útil daga guardamano o, por qué no,una pistola. Que bajo la capa disimulan bien,y se desenfundan prestas para el combate.

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Las razones para que dos personas acabenjugándose sus vidas pueden ser realmentevariopintas; mirar demasiado es signo clarode que se sospecha de uno y no mirar es a suvez signo de que se le ignora. Una mala pala-bra tiene difícil arreglo y dudar de la calidadde la persona, más difícil aún. Una sospechade adulterio bien vale un duelo a muerte, queduda cabe. Pero si hemos de escoger a laafrenta reina, sería sin duda el dudar de lalimpieza de sangre. Ningún hidalgo que seprecie puede permitir tamaña ofensa y sipuede deberá matar al ofensor. Si no puede,más vale morir luchando que vivir con ladeshonra.

Una vez se ha producido la ofensa, se produ-cen tres pasos. El desafío, en el que se niegapúblicamente la confianza del ofensor. Elriepto, en el que el ofendido hace pública laofensa, y clama venganza. Y el duelo, dondelos implicados luchan para satisfacerse mutua-mente. Es importante que sepa usted queestos duelos están prohibidos, tanto por elestado como por la Iglesia. Pero negarse a

participar equivale a deshonra, por lo que talprohibición no tiene demasiado éxito. Masno crea usted que siempre llega la sangre alrío. Que más de una vez se finge el duelo,sin poner en peligro la vida de nadie, y todosmarchan contentos y restablecidos en suhonor. En otras ocasiones, sin embargo, elduelo se convierte en una emboscada en todaregla, en la que todo vale, y en la que la lim-pieza esperable en tan honorables personas noexiste. El ejemplo más habitual de esto es lautilización de la espada apodada “mata ami-gos”, que es algo más larga de lo habitual.Aunque también lleva su castigo, pues alconocerse su utilización, su usuario serácatalogado de matasiete, que no gozan preci-samente de buena fama...

...Y ssus cconsecuenciasComo puede su merced imaginar, señorUlrico, tanto duelo por honor, deshonor, osimplemente borrachera, tiene como conse-cuencia que los alguaciles trabajen más de loque ellos desearían. Como si la Justicia no

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tuviera ya bastante con los abundantes pícarosy bandoleros que pueblan ciudades y cami-nos... Es constante el chorreo de robos y ase-sinatos, atentados y acciones llenas de violen-cia, no sólo entre la plebe, sino en el rangode los nobles. Y es que además para un caba-llero no se considera una deshonra el trabajo,por ejemplo, de bandolero, y hasta mujereshay que comandan grupos que siembran elterror en los caminos. De hecho, es tal laabundancia de criminales y personas fuera dela ley que las cárceles están completamenteabarrotadas. En Madrid, ya sea la cárcelReal, la de la Villa, o la temible cárcelInquisitorial, no habrá de tener problemas enencontrar pronto amigos y enemigos, puesrebosantes las encuentra quién tiene que pasaralgún tiempo a la sombra, aunque sea porpura prevención. Que esto de prevenir se damucho y más de un desgraciado acaba consus huesos en la cárcel hasta que puede salircomprobada su inocencia. Y en Sevilla, en sucárcel Real, de la Audiencia, de la SantaHermandad y en la de la Inquisición, nosencontramos con un cuadro repetido.

Es por esto, que los funcionarios, desde elmás bajo hasta el más noble, que se encargande nuestro sistema judicial, agradecen sobre-manera ser untados con algunos ducados,pues esto les da un pequeño empuje necesariopara dejar las reclusiones un poco menos lle-nas. Por supuesto, los miembros del clero yde la nobleza son tratados con bastante másdelicadeza, siendo el clero afectado sólo porla justicia eclesiástica. Recuérdese el caso delDuque de Lerma, que fue nombrado cardenalpara evadirse de la justicia ordinaria. Másmodestamente, puede su señoría utilizar laIglesia para defenderse, que en ellas encuentrael “lugar de asilo”, donde la justicia ordina-ria no llega. Se dice, y con razón, que dehecho en algunas iglesias hay auténticas reu-niones de jaques, jácaras que las llaman, y

tejen sus complicados planes para poderseguir viviendo de la ilegalidad.

Mas si no son estas vuestras circunstancias,no tendrá más remedio que sufrir el procesoque haya comenzado, bien por haber sidovisto in fraganti realizando alguna tropelía,bien por que haya sido denunciado, con osin razón. Lo primero que le ocurrirá serásufrir la prisión preventiva, como ya hemoshablado. Pasará después a la fase de interro-gatorio, donde para la desgracia del implica-do, podrá sufrir tortura, que como ustedsabe a buen seguro, no acaba de ser buenmétodo, ya que el dolor hace a veces confe-sar bastante más allá de lo que la realidadguarda. Y si es finalmente hallado culpable,se procederá a la ejecución de la pena. El des-tierro, que ha llevado a muchos hombres aenrolarse en el ejercito que va a América y amuchas mujeres al convento de clausura,donde pueden cumplir esta pena. Los azotes,muy adecuados para pequeños hurtos o cor-nudos complacientes, que ven como sumujer es paseada desnuda para la vergüenzapropia y ajena. De ahí que se diga aquello deque además de cornudo, apaleado... Debesaber usted que el látigo no se utiliza en laspenas a los nobles, pues es considerado, conrazón, infamante. Pero mucho peor es sinduda ser enviado a apalear sardinas, como seconoce popularmente a la pena de galeras,que de pura dureza acaba por convertirse enuna ejecución algo más lenta.

La pena máxima es sin embargo la ejecucióny a pesar de ser la máxima podrá usted versuficientes a poco que se quede entre nos-otros un tiempo. Muy popular es el ahorca-miento, que a los nobles se les cambia porel degüello, para evitar la deshonra decagarse encima. Los parricidas son entone-lados, los salteadores son asaetados y losherejes y practicantes de pecado nefandoson directamente purificados con el calor

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de las llamas. Mas también los asesinos,ladrones, falsificadores... son ajusticiadoscon esta máxima pena. Que ya ha vistousted que el derramamiento de sangre nosupone graves problemas.

Desde luego, no siempre son pillados losduelistas por la Justicia y pueden dirimir susproblemas tranquilamente. Mas hallarán sujusto castigo al curarse las heridas si lashubiere. Que a más de un médico he visitadoyo, que de haberlo sabido, me hubiera entre-gado al corchete para que me llevara preso...Y no me refiero sólo a los llamados ensalma-dores, esa chusma de mucha palabrería ypoco saber que dicen tener un don divino yque con cuatro latinajos y unos pases demanos dicen haberte aliviado... cuando loúnico que alivian son las bolsas de los incau-tos. No, me refiero a los que llaman médi-cos, cirujanos, barberos, curanderos o comoquiera llamarlos y que trabajan en los hospi-tales o por su cuenta. A cualquiera de ellos leoirá usted la misma retahíla mientras hacecomo que le cura. Que si los humores, que silos fluidos interiores y que si la armoníaentre ellos. Palabrería para acabar clavándotela lanceta y sangrarte o aplicarte las asquero-sas sanguijuelas para que veas como engordana base de chuparte la sangre. Como mucholuego observarán la sangre, que nunca la veráusted de más colores distintos que ellos, quelo que para mi es simplemente roja sangre,para ellos puede tener mil nombres diferen-tes. O le pedirán que orine o haga de vientrey luego le echarán una ojeada al resultado.Linda misión, valga el cielo. Y como la veancon mal aspecto, no lo librará de la lavativani el Santísimo, porque son estas inyeccionesen el culo mano de santo según nuestrosmedicuchos. Pero cuando de verdad puedetemblar es cuando tengan que repararle unhueso quebrado, porque suerte tendrá si se lodejan entero y torcido, que a poco que secomplique la cosa se lo amputan y le dejan

como al de Lepanto y pasando un dolor queno olvidará.

Y lo que debe evitar a toda costa es ir alhospital. Nunca, maese Ulrico, nunca vayaa uno de ellos, porque lo único que puedeconseguir es acabar bajo tierra con una cruzencima. Si las calles de la Villa están puer-cas, no están mucho mejor los suelos de loshospitales y acabará tendido en un jergónasqueroso, lleno de chinches o algo peor,aguantando los rezos de los curas o las mon-jas que le atenderán. Yo que he estado lepuedo hablar de los peligros del baño, quetendrá que hacer con arena porque el aguacaliente es peligrosísima, de cómo enjuagar-se los dientes con su orina para fortalecerlosy de tantas otras supersticiones y absurdoscon los que pretenden matarnos. Que aveces, y Dios me perdone, ganas me entrande que me tratara un perro infiel, ya seamoro, judío o protestante, porque de todosellos puedo dar cuenta de que saben cosas decurar, pero de verdad. Mas si es aquí enMadrid donde resulta herido o enferma,tiene dos hospitales de los que huir. El pri-mero es realmente un almacén de moribun-dos, el Hospital General de losDesamparados e Incurables. Figúrese, elnombre ya lo dice todo. Allí van a parar losque han recibido la llamada del cielo o delinfierno, amontonados, desnudos y sin lamás mínima esperanza. Cuentan, y yo melo creo, que los médicos y cirujanos aprove-chan estos moribundos para experimentar,sin que el Santo Oficio se entere, claro. Elsegundo es el Hospital la Latina, donde lesangrarán con gusto o le atiborrarán a pur-gantes y lavativas, aunque en cualquier casoes la mejor opción y aún tiene alguna posi-bilidad de salir con vida. Yo estuve y aquíme tiene...

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La mmuy CCatólica EEspañaAdivino lo que está pensando, tras haberlecontado estas historias de galanteos de mon-jas, duelos secretos y asesinatos por doquier,mancebas y cornamentas: ¿No es acasoEspaña la punta de lanza de la ReligiónCatólica? ¿No es este el país que tuvo a unosReyes Católicos, y que en nombre de la ver-dadera religión hace la guerra desde hacesiglos? No seré yo quien le niegue estascuestiones y desde luego ningún español lohará. Que como ya le he comentado, sercristiano viejo no es un orgullo, si no unaauténtica obligación. Y todo el mundo esmás católico que el mismísimo Papa, ya seaPablo V, Gregorio XV o Urbano VIII, queen poco tiempo hemos cambiado del prime-ro al último. Mas a poco que piense usted, yesto no lo repetiré más, poca verdad puedehaber en el alma de tanta gente cuando elefecto se produce por el miedo. Que unacosa es santiguarse y pisar la misa cada día sies menester y otra muy distinta es ser cris-tiano de verdad y seguir las enseñanzas queDios nos dio.

Por esto verá que el español es en este asuntomuy hipócrita, pues lleva una vida con todaslas comodidades que puede, lo que suele serbien poco, preocupándose no más que de

guardar su sacrosanta apariencia, gozando detodo lo que la Iglesia le permite... y de loque no le permite, con simplemente nodecírselo. Y es que no es cuestión de ir pro-pagando por ahí lo que uno hace o deja dehacer, que los familiares de la Inquisiciónabundan como la porquería en las calles y elchivatazo rápido tiene un final casi seguro ymuy poco agradable. Si en algún momento,ya sea para librarse de un seguro castigo oincluso para sentirse bien con su propio espí-ritu, el pecador tiene que soltar algunasmonedas para salir del paso, lo hará tan con-tento y tan convencido de que Dios, en sujusticia, le tiene preparado un rinconcito delparaíso para él solo.

Y sobre todo en el caso en que pinte muyfeo, con peligro de muerte, la capacidad dearrepentimiento es sublime. Que hay queasegurarse que llegaremos a las puertas queguarda el Santo Pedro libres de pecado, novaya a ser que nos las cierre en las narices. Esun hecho comprobado, y que no deja detener su gracia, que un hombre que preten-día matar a su mujer por haberle hecho cor-nudo, se hizo acompañar del cura para que laconfesara antes. Que no quería cargar él conla culpa de que su mujer se pudriera en elinfierno por no estar convenientementeconfesada...

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Capítulo IIIDE LA CIUDADY SUS PLACERES

ONDE SE RELATA AL LECTOR

INTERESADO LA VIDA Y

MILAGROS DE LAS GENTES DE LA

VILLA Y CORTE Y OTROS

IMPORTANTES LUGARES DE

NUESTRA PATRIA

D

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La cciudad, ccentrode lla vvidaPuede que quiera su merced ahora conoceralgo de las ciudades donde vivimos las gentesque hasta ahora he tratado de describirle austed. Y no le faltaría razón en ello, que lasciudades a fin de cuentas son las gentes quelas habitan y es necesario saber de ambas cosaspara estar bien informado. Y como quieraque se hace tarde, y puede que quiera usteddormir un rato, intentaré ser breve, salvoque quiera usted alargar la charla.

Ciudades dde EEspaña.Madrid yy SSevillaNo sabría decirle si son las ciudades españolasgrandes o chicas, pues necesariamente depen-de del punto de vista del que las vea. Si puedodecirle que sólo Madrid y Sevilla tienen másde cien miles de almas en su interior y queasombrosamente no merma este número apesar de lo peligrosa que es la vida enambas... Otras como Córdoba, Valladolid oZaragoza están mucho más libres y no llegana los cincuenta miles. Está más que claro quela Corte y el comercio con las Indias atraen amás de uno y dos, que creen que podránresolver su hambre en estos lares.

Si ha paseado ya por esta nuestra ciudad,puede tener una idea de cómo son las demás,pues en algo se parecen. No faltará la PlazaMayor, donde encontrará la Iglesia y lospalacios y las casonas de aquellos para los queel dinero no es un problema. Es lugar de reu-nión y por tanto lugar donde las tiendas pro-curan situarse para así mejor vender su mer-cancía. De esta Plaza Mayor saldrán callesdonde los diferentes gremios practican susoficios, por lo que muchas de estas calles sonllamadas, aunque no vea usted nombre algu-no, según el gremio asentado. La calle

Alfareros, Aguadores, Sopladores... y tantasotras. Como es lógico, a partir de estas callesempieza una ramificación continua de peque-ñas callejas, salpicadas de iglesias.Precisamente estas iglesias le darán nombre alas calles o se nombrará a éstas por algunapeculiaridad que tengan, o por algún vecinomás o menos ilustre que viva en ellas. Asípuede encontrar la Calle del Carmen, la CalleSalsipuedes, que no es más que un callejónsin salida, o el Callejón Sucio, cuyo nombrebien podría servir para todas y cada una de lascalles que tenemos.

Y es que esta nuestra Villa de Madrid, paraque mentirnos, es sucia y es fea. Y no sólolo digo yo, que otro viajante que pasó poraquí y con el que, al igual que con usted,me paré a tomar un vino, lo escribió en sudiario de viaje para recitármelo. Y tan vivadescripción me pareció de la realidad, que nose me olvida. Decía este viajero: “No estárodeada de murallas ni de fosos y las puertasno cierran el recinto; por añadidura las hayruinosas. Madrid no tiene castillos quedeclaren una ostensible defensa, ni siquiera

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Gran Babilonia de España, mapa de todas naciones,donde el flamenco su Gantey el inglés halla su Londres.

Góngora sobre Sevilla

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tapias que no puedan ser destruidas a naran-jazos... Las calles son largas, rectas y de bas-tante anchura, pero no las hay de peor pisoen el mundo; por mucho cuidado que setenga, el paso de los coches salpica de barro alos peatones”.

No la convierten en más bonita, aunqueacaso mucho más interesante, las muy dife-rentes gentes que habitan la Villa. Y es queal amparo de la Corte ha venido gente detoda condición, incluidos antiguos soldadosy muchos buscavidas. Imagino que se puedeusted suponer el peligro que esto significa.Añádale el hecho de que por las noches nohay iluminación y comprenderá por qué lascuadrillas de alguaciles no son demasiadoperfeccionistas en sus rondas nocturnas ypor qué los duelos de los que ya hemos char-lado tienen normalmente lugar a horas pocorecomendables.

Algo parecido pasa en Sevilla, donde los lin-gotes de oro y plata que llegan de Américaatraen tanto, o más, a la chusma que laCorte de Madrid. Y es que esta ciudad essin duda una de las plazas mercantiles másimportantes de Europa, pues las flotas quesalen de las Indias cargadas de productos, yque han sobrevivido al paso por el océano,descargan aquí, entrando por elGuadalquivir, todo lo que traen, puesSevilla tiene el monopolio del comercio conlas Indias. La Casa de la Contratación y laCasa de la Moneda vigilan que el QuintoReal llegue a donde debe, que a su Altezano le gusta perder lo que es de su propiedadlegal. Mas no creo yo que le lleguen efecti-vamente uno de cada cinco... que el contra-bando y el soborno son tan populares comolas mancebas y todo el que puede saca tajada.Del resto que llega, poco tiempo hay paraverlo, que corre rápido a perderse enGénova, Ámsterdam o Londres, para pagarparte de las deudas.

Puede que Madrid y Sevilla rivalicen comociudades importantes. Pero no se quedan tansolas a la hora de rivalizar como lugares dedelincuencia. En la primera, la Puerta deGuadalajara, la Plaza de Herradores y losbodegones y burdeles de Santo Domingo ySan Gil, son lugares seguros para perder labolsa o algo más. En Sevilla, basta ir al barriode Triana o al Patio de los Naranjos, en laCatedral, y sobre todo en el muy famosoCompás, para encontrar la chusma másrepugnante que imaginéis. En Valencia elBarrio de la Olivera, en Córdoba la Plaza delPotro, en Segovia el Azoguejo, en Toledolas Vistillas, en Valladolid el Prado de laMagdalena o en Cádiz las Almadrabas deZahara... Cualquiera de ellos servirán al pro-pósito de encontrar gente ociosa y lista paracometer delito. Que aunque no se compor-ten como buenos cristianos, pueden ser muyútiles llegado el caso.

Olvidando llas penas.Distracciones de lla cciudadNo quiero que se lleve usted la impresión deque sólo hay delincuencia en este país. Queno es mal sitio éste para pasarlo bien, ya quedebido al poco aprecio del pueblo a trabajary a la buena colección de festividades quetenemos gracias a nuestro afán religioso,hemos debido idear muy variadas formas depasar el rato.

Autos dde FFeEn realidad, la primera y una de las más agra-decidas por la gente, aunque más de uno seasusta, nos la han dado hecha. Y es que nisiquiera a los españoles se les hubiera ocurri-do algo como los Autos de Fe. Sólo los elegi-dos de la Inquisición podrían haber pensadoen semejante festejo, que si bien hace unosaños era algo menos ostentoso, es en esta

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época un auténtico espectáculo. La procesiónde los condenados, ataviados con sus sambe-nitos y con los cartelones donde se escribe elpecado, o pecados, que durante los interro-gatorios acaban confesándose más cosas quelas que realmente se han hecho, es seguidapor mucha gente. Aprovechan para lanzarleslo que pillan, ya sean piedras, huevos, al quele sobren, o comida podrida. Acompaña a laprocesión el séquito inquisitorial, que hayque tener buen cuidado de no errar en el lan-zamiento, pues darle a uno de estos en vez deal reo, puede llevarnos a mala situación...Una vez todos en el estrado que se tiene parala ocasión, se van recitando los pecados decada culpable, incluso de los no presentes,que más de uno y más de dos no aguanta elproceso y acaban castigándole en efigie, esdecir, a un muñecote que lo representa. Yvaya que le aplican las penas. Las hogueras,serruchos, hachas, todo está preparado paradar el mejor ejemplo y guiar al pueblo en laverdadera Fe. Mas no lo consigue, y al cabode poco tiempo, volverá el Auto de Fe...

Chismes vvariosAcaso le guste más pasearse por los diferentesmentideros con que cuenta la Villa, parapoder enterarse de los más variados dimes ydiretes, algunas veces hasta ciertos... y es queno es muy fiable lo que se pueda escuchar porallí, por interesante que le parezca. Si notiene usted tiempo para acercarse a los menti-deros, no se preocupe, porque las gacetas queluego se imprimen y corren de mano enmano le pondrán al día. Muy apreciada es“La Gazeta Ordinaria”, o Los Avisos deBarrionuevo o los de Pellicer, donde se dancuenta de las noticias ocurridas en los últi-mos días, llenando los ojos con su lectura deasesinatos y otras cuestiones importantes.

Son las plazas y los alrededores de diferentesiglesias los lugares escogidos por los cotillas

para su intercambio de ideas. Y tiene usteddonde escoger. Cerca de la Iglesia de SanSebastián está el Mentidero de los Cómicos,donde se reúnen las gentes del teatro, quecomo usted podrá averiguar si es que no losabe ya, no acaban de complacerse los unos alos otros. Allí escuchará usted hablar de laúltima coplilla de Quevedo para ofender aGóngora o de la última obra de Lope y de taly de cual compañía que actúa en éste o enotro corral... que son muchas las obras quese representan y hay que escuchar antes depoder decidirse. Otro lugar de chismes estáen las cercanías del Alcázar y se le llama lasLosas de Palacio, pues se reúnen allí los polí-ticos y militares. Y es que la Corte tambiénda mucho que hablar y más con este reynuestro tan dado a los excesos fuera de supapel de monarca. Es sin duda un lugar inte-resante, pero por la gente que se mueve allíno diría yo que esté exento de peligro. Queuna palabra mala en unos oídos peores puedetener consecuencias catastróficas. Y si conestos no ha tenido suficiente y necesita ente-rarse de algo más, puede dirigirse a la Iglesiade San Felipe, donde una mezcla de poetas,clérigos y soldados le pondrán al corriente delo que no se haya enterado en los otrossitios.

Pasearse yy llucirseSin duda estos mentideros son lugar adecua-do para propagar las noticias de las que seentera uno en los paseos, si se es de suficien-te categoría para disfrutar de estos, claro. Yes que el carruaje necesario para estar a laaltura no se lo puede permitir cualquiera... yalgunos se conforman con su silla de manoso un caballo más o menos pulgoso. Estospaseos vuelven locos a los adinerados, ya quepueden exhibirse a gusto, y encontrarse, porsupuesto de pura casualidad, las damas conlos caballeros, para así intercambiar algúnsaludo alegre y, como poco, picante. Fíjese

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usted bien en ellos y acabará por observarcomo en más de una ocasión hay un rápidointercambio de personas de un coche a otro,para tratar temas más en profundidad...Aquí en la Villa hay varias zonas de interéspara estos paseos, como el Paseo del Prado,los Jardines del Buen Retiro y la Huerta deJuan Fernández. Y es por esto que a esta afi-ción al paseo llaman, muy elegantemente,“darse un verde”. En verano, para aliviar lascalores del sol y de los encuentros fogosos,nada mejor que pasear a la vera del ríoManzanares, disfrutando de las chucherías,dulces, frutas y agua fresca que ofrecen losvendedores ambulantes. Yo que soy modestono frecuento estos paseos, pero deben serlugares ideales para los lances de amor yseguro que también para duelos posteriorespor un saludo mal dado o una salpicadura debarro inapropiada.

Fiestas een llas ccallesMuy distinta forma de entretenerse son lasferias, que sólo podrá ver en las principales

poblaciones, normalmente en días de festivi-dad religiosa, más o menos una o dos veces alaño. Imagino yo que empezaría la cosa conmucha religión de por medio, pero realmen-te hoy se trata de un comercio, que dejapequeño al mercado semanal que tenemos encada pueblo o ciudad. Pero no creo que a esole pueda uno llamar en verdad una fiesta, undía sin trabajo y dedicado al disfrute.

¿Qué le viene a la cabeza si le digo que puedeusted disfrutar de fiestas como las Pascuas,las de los patronos de parroquias, con susvísperas, las octavas y novenas, las procesio-nes y canonizaciones, la Semana Santa y elCorpus, las solemnidades de la Corte o lasCarnestolendas, las Mayas, verbenas y rome-rías varias, la noche de San Juan, y porsupuesto, los domingos, que es día delSeñor? En todas encontrará oportunidad parael descanso y esparcimiento, pero si le tengoque confesar, mi favorita es Carnestolendas.Podrá escuchar estos días, antes de que llegueDoña Cuaresma, coplillas satíricas llenas deintención, y podrá ver gastar bromas pesa-

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das, como el manteo, del que debe huir ustedsi pretenden hacérselo como le ocurría aSancho en el divertido libro de Cervantes.En Carnestolendas todo vale, si respeta sumerced a las gentes superiores. Los demáspoco podrán reprocharle pues, a fin de cuen-tas, son Carnestolendas y no importa...

En la fiesta de las Mayas podrá disfrutar dela buena vista que proporcionan las jóvenesmuchachas entre las que se elige la Reina deMayo y para la que su séquito pide dinero deforma insistente. Tenga cuidado, pues variasmujeres a la vez pueden asaltarle y dejarle sinun real antes de notarlo. Y es que las muje-res siempre son un gasto, como ocurreigualmente en romerías como la del Trapilloo Santiago el Verde, donde se engalanan ymeriendan bien a gusto a costa de la bolsa delgalán, creyendo éste que algo sacará enclaro... cuando lo único que saca es aligerar-se de peso. Es la del Trapillo la romería delpueblo, el día veinticinco de Abril, y laexcusa es la consagración a San Marcos. Lanobleza prefiere la del primero de Mayo,visitan la ermita de San Felipe y Santiago,llamada Santiago el Verde. Aposentan susreales en un lugar llamado El Sotillo y esreunión de mucho señorío, lo que no impi-de que en ésta, como en el Trapillo, acabenborrachos y a cuchilladas, como en cualquierreunión en este país.

Y por si no quedó satisfecho aún, le referiréuna última y muy concurrida fiesta, que secelebra en la noche de San Juan. Es ésta unafiesta nocturna que favorece realmente elescarceo amoroso, ya que la oscuridad ampa-ra... y es tradición que las jóvenes que pue-dan, cambien de novio. Claro está que laoscuridad y jolgorio no propicia sólo elamor, sino que los amigos de lo ajeno disfru-tan de lo lindo en estos días y noches, nosólo robando en las fiestas, sino encontradovacías las casas.

Bailes yy DDanzasCosa común en estas fiestas, y en otras demás alto rango, es el baile. El pueblo es entu-siasta de bailes rápidos y movidos, y en laeducación de un buen caballero como vos, ode cualquier cortesano que quiera hacerse unhueco mínimo en la Corte, debe haber unhueco para la danza más exquisita. De hecho,nuestra familia real cuenta con sus propiosMaestros de Danza, que les enseñan los pasosmás elegantes y divertidos.

Suelen llamarse a los bailes populares, llenosde movimientos y de manejo de brazos, dan-zas de cascabel. Por el contrario, a las danzascortesanas, llenas de finura y elegancia, muyseñoriales ellas, con gran ceremonia, se lesllama danzas de cuenta. Son muy aceptadosen cualquier caso los acompañamientos canta-dos y a buen seguro que una vihuela o unarpa no desentonan en las de cuenta. Y nome podrá decir desde luego que no encuentraninguna que le satisfaga. Si gusta de las dan-zas elegantes, no dude en aprender algunas delas favoritas de nuestro Rey Felipe, como laEspañoleta, la Alemana, el Pie de Gibao, elTurdión, la Pavana y, por supuesto, laGallarda y el Rugero, que sin duda son lasfavoritas en la Corte. Si prefiere bailar libre-mente, sin preocuparse de rigideces de eti-queta, puede gustar de algunos bailes como elGuineo, la Capona, la Chacona, la Gambeta,la Carretería, la Pipironda, el Guiriguirigay,el Antón Colorado, el Zámpalo o el No melos ame nadie... por no hablar de los bailesque, según dicen los más tiesos y resecos,atentan contra la honestidad, como laZarabanda, el ¡Ay, ay, ay!, el Polvillo o elEscarramán. Y no digo yo que no atenten,pero lo cierto es que alegran el cuerpo y elcorazón de muy buena manera.

Dicen algunos incluso que la Zarabanda, consu continuo movimiento de piernas, brazos y

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castañuelas, con sus coplas picantes, fue crea-da por el mismísimo Luzbel. Si así fue lesalió bien la jugada al maldito, porque aunquela Zarabanda no sea ya la más popular, lo essu hermana gemela, la Chacona, junto a laCapona.

Fiestas dde ccaballerosOtra fiesta donde el baile suele acompañar esen los juegos de cañas, que no son sino loshijos menores de los torneos de los que noshan llegado historias de antaño. Aunque seanrealmente de origen moruno y de ahí quealgunos de los participantes vistan ropajes deestos. Participan en este juego de cañas loscaballeros luchando hombre a hombre, porparejas, o en cuadrillas, que no hacen sinorepresentar una batalla, tras un simulacro deenfado. A continuación se embisten los unosa los otros, armados con cañas que al que-brarse provocan gran estruendo. No suelehaber heridos, pues los componentes de lascuadrillas van convenientemente protegidos yno se lo toman demasiado en serio. Mas no

es raro tampoco que, como se dice, las cañasse vuelvan lanzas, y la lucha simulada pase aser tan real como las cuchilladas que se ases-tan finalmente.

Resultan ser estos juegos de cañas una de lasmuchas diversiones favoritas del Rey. Y esque ya su nacimiento se celebró con un juegoen el que participaron su padre, Felipe III, yel duque de Lerma. Y de hecho, él mismoparticipa a menudo y agasaja a algunos invita-dos con espectaculares juegos, como aquelque se celebró en verano del año 1623 en laPlaza Mayor de Madrid para obsequiar alPríncipe de Gales que vino a Madrid a con-certar boda con la Infanta, boda que no llegóa celebrarse, siendo además una historia que,de rocambolesca, no la creería usted.

Cuando las cañas han desaparecido suele venirun baile o, mejor incluso, se suelta un toro.Y es que los bichos también participan enmuchas fiestas, aunque no las gozan precisa-mente. Mire si no lo que ocurre enCarnestolendas, de las que antes hablé algo.Tiene usted el juego de gallos, con dosvariantes. El gallo es enterrado hasta el cuelloo el gallo es colgado de una cuerda boca abajoy hay que cortarle el pescuezo lanzándose acaballo hacia el bichejo, lo que no resultanada fácil.

Si busca algo más tranquilo le aconsejo quepractique el juego de pelota, ya sea a manodesnuda o con una pala. Es muy sencillo yentretenido, consistiendo en lanzar una pelo-ta contra una pared y devolverla continua-mente. Aunque también tiene su riesgo y sino que le pregunten a Baltasar Carlos, hijode nuestro Felipe el cuarto, que de un sofocojugando a la pelota cayó muerto. Más tran-quilo, y de sofoco seguro que no muere, esel ajedrez, pero hay que ser listo para eso. Ysi lo que busca es elegancia, nada mejor quela caza, el deporte favorito de la aristocracia.Sobre todo la caza practicada con estas pode-

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La mujer espera que elcaballero intente seducirla,aunque sea para rechazarlo.Lo contrario es graveofensa, porque significaque no es suficientementeatractiva para hacerleperder la cabeza.

Madame d'Aulnoy

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rosas aves rapaces que obedecen de manerasingular a su dueño, arte al que denominancetrería. Los nobles gustan mucho de ésta, obien cazando a caballo y armados con arcabu-ces dan buena cuenta de ciervos, venados,jabalíes u osos. La plebe, que para eso esplebe, deberá contentarse con piezas meno-res, que aún así posiblemente le ayuden a ali-viar los estómagos, como conejos, palomas operdices.

El jjuego dde ttorosPero muy mal conversador de las costumbressería yo si no le diese una buena explicaciónde la más espectacular de las fiestas españolas,celebrada en todas las ciudades importantespero que es sin duda aquí, en la villa deMadrid, donde alcanza su plenitud. Lostoros, el más grande espectáculo del mundo,reúne sin esfuerzo a cincuenta miles de almasen la Plaza Mayor, engalanada para la ocasióny repleta de gente de altura y calidad, que losgrandes de España, embajadores y hasta lafamilia Real no se perderán un festejo si noes por causa realmente muy mayor.

Comienza ya el espectáculo con el traslado ymarcado de las reses, circunstancia que yaestá llena de peligro y causa no pocas desgra-cias. Y es que ponerle una cinta en la corna-menta al toro no es tarea más que para muyvalientes. Se prepara la Plaza Mayor cubrién-dola de arena y, tras la llegada del Rey, esteordena que la apisonen y la rieguen y, tras laseñal de clarines, pífanos o trompetas,comienza la lidia.

Son en general los lidiadores caballeros quegustan de agradar a las damas, gente notable eincluso real, que armados con sus armas delidia, salen a caballo para deleitar al públicocon el arte supremo de la lidia, que es el rejo-neo. Consiste en atacar a caballo con unrejón y clavárselo al cornúpeto en la nuca, envariadas ocasiones, hasta matarlo. En ocasio-

nes se siente el caballero ofendido por eltoro, ya sea porque éste hiera a su caballo, loderribe o le quite la capa. Pasa entonces lacuestión a ofensa personal y el caballero debearrinconar al toro junto a otros caballeros,sin sacar el arma hasta que el astado ataque. Siel toro huye, el caballero queda satisfecho. Sino, deberá matarlo con sus propias manos,ayudado eso sí, de muy útiles armas.

También se acostumbra a desjarretar el toro,cortándole los tendones de las patas, momen-to en que se produce la avalancha de la gente,que aprovecha la invalidez del toro para ata-carlo hasta su muerte. Mas un toro acuchilla-do no está muerto desde el principio y másde uno y más de dos de los que se acercanacaban por experimentar el agudo dolor de uncuerno entrando en la carne, que sin dudaduele más que los cuernos de la cabeza... Yotras suertes indianas son la de montar a lostoros para torear a otro o los toros acuáticoso pasados por fuego. Mas sería raro que losviera usted, de infrecuentes que son.

Como le decía, suele ser causa principal dela actuación del caballero que haya algunadama a la que quiera agradar, de ahí que sevean a menudo, si tiene usted la dicha depresenciar una de estas corridas de toros,demostraciones de valor rozando la insensa-tez. Que me parece bien ser valiente y caba-llero, pero mejor que nada vivo. Pero claro,si son las propias damas quienes solicitan lasvalentías, no es de extrañar que los torerospaseen por la arena sin si quiera prestaratención al toro. Por lo que no asombra quehaya incidentes constantes y puedan morirdos o tres cientos de personas cada año. Noes por fortuna el caso del muy admiradoConde de Cantillana, artista donde los haya.Ni el de nuestro buen Rey, que tan aficio-nado como es a todo lo que huela a fiesta,goza de cuando en cuando de tomar un

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arcabuz y poner fin a la vida de un toro,participando así de la fiesta.

No siempre se trata desde luego de corridasextraordinarias organizadas por la Casa Real.En ocasiones se organizan por el concejo,con motivo de las fiestas de San Isidro, deSan Juan o de Santa Ana y actúan en ellastoreros de oficio, ya sean de banda, que hanacordado el pago previo, o ventureros, quecobran según el éxito que tengan, se lanzan aprobar suerte y normalmente acaban encon-trándola. La mala suerte, claro.

Como puede imaginarse, todo el mundo,desde el más bajo al más alto, quiere asistir alos toros y no todos pueden hacerlo por invi-tación ni por derecho, lo que les obliga aentrar a la fuerza, con dinero o a cuchilladas.Ni siquiera los propietarios de los balconesque dan a la Plaza Mayor pueden verlo, puesceden muy a su pesar estos balcones a gentecon derecho. Las localidades se reparten porpura jerarquía. El Rey, con su familia, en lacasa Panadería. También verá la Plaza Mayorllena de altos cargos de nuestra querida

Iglesia, aunque censure esta fiesta, que susrepresentantes gustan demasiado de la sangrecomo para perdérsela. Y en los estrados yhasta en los tejados, apelotonados, el puebloque de una u otra manera haya conseguidouna entrada. Y es que es una ocasión fantás-tica para agasajar a una dama, a las que loscaballeros les costearán los gastos e invitarána ricas meriendas, lo que ellas aprovecharáncon su gracia de siempre. Imagínese queenganchen romería con toros... Y es queeste festejo de los toros, a unos les cuesta lavida y a otros les cuesta la hacienda...

Los nnaipesMas son estos juegos y deportes para practi-car de tarde en tarde y la verdad es que seaburre uno todos los días. Y nada mejor paraespantar los moscones del aburrimiento queunos dados, la taba, o unos buenos naipescon los que pasar un rato con alguno de loscientos de juegos que se practican, llámensequínolas, parar, carteta o andaboba, capadi-llo, báciga o el muy famoso del hombre o

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tresillo. Encontrará usted practicando laCiencia de Vilhán lo mismo al fraile que alsoldado, o al viajero casual, o hasta damas debuena cuna, aunque éstas no vayan a casas dejuego, sino a “casas de conversación”, que esdistinto nombre para la misma cosa. Cuentande este tal Vilhán que era un hombre malditoy que realmente se trata de la encarnación delespíritu del demonio del naipe. Y es por suculpa que el vicio del juego no tiene fin.Pues los bienes de Vilhán, es decir, lo quehaya ganado el victorioso de la partida, nopueden ser invertidos en otra cosa que no seael juego, so pena de ganarse también unabuena maldición...

El garito de juego lo regenta el garitero ocoimero, que se le llama así porque cobraunas monedas, la coima o paila, por aquellodel esfuerzo de preparar mesas, botijos y bra-seros cuando llega el frío. Son normalmenteestos gariteros soldados estropeados, inváli-dos de guerra u oficiales sin recursos conbuenas referencias, porque sólo a éstos lesdan la oportuna licencia para poder abrir elgarito. Que aunque no lo parezca, convieneguardar las formas y cumplir la ley, con bara-jas apropiadamente selladas y vendidas conlicencia real, que las multas pueden caercuando menos se esperan. Porque ademássepa usted que no todos los juegos están per-mitidos, pues aquellos donde la sesera noentra, sino que sólo el azar decide, no pue-den ser jugados. Comprenderá usted quetampoco es esa razón para dejar de jugarlos,y está así justificada la necesidad de que hayagaritos ilegales, que se permiten a base de lossobornos necesarios.

Entre los jugadores los hay que ganan, escierto, pero más son los que pierden, quehe visto yo quien ha perdido toda suhacienda, y a fe mía que ha pagado, poraquello de salvar el cuello. Que está muy feoeso de no pagar las deudas. Además de los

jugadores están los mirones, que no vansino a pedir el barato al ganador, que les daunas monedas a cambio de nada, por mos-trar generosidad, o porque directamente selo hayan pedido, que no puede negarseentonces. Y los ganchos, que no juegan masque para ayudar al fullero de turno, que enuna partida amañada puede desplumar a unnovato antes de que se dé cuenta a base deunas cuantas flores o fullerías. Y es que lastrampas están muy mal vistas, pero aun asíson frecuentes. Si juega usted en algún gari-to, no deje de fijarse en los naipes, que lasmás veces están marcados, y puede que pier-da las monedas que tenía reservadas para untrago de buen o mal vino.

Bebidas yy ccomidasPorque no hay día que sea bueno si un tragode vino no tiene. Que la visita a la bodega esmás importante que la visita a la iglesia, sime permite decirlo. A qué bodega ir dependede sus gustos y sobre todo de su bolsa. Quetendrá usted que escoger entre bodega devino barato y anónimo o bodega de vino connombre y apellidos, mucho más gustoso,pero más complicado de pagar. En éstas leaconsejo, por oídas, que yo de esos no hecatado demasiado, el vino de Yepes o el deSan Martín de Valdeiglesias, que pasa por serel mejor de España. Y si es atrevido, pruebeel novedoso Pedro Ximénez, y luego me locuenta, que de ilusión e imaginación tambiéndisfruto yo... No se guíe por el olor parareconocer en que tipo de bodega se mete,que en ambas es el mismo, ya que en todocaso el olor del patio trasero que se usa comoletrina ayuda a la peste del vino almacenado.

Si de curar el hambre se trata, también haydiversas opciones. Diríjase a uno de losmuchos bodegones de la Villa, como elBodegón de Maese Pedro, o el Figón deLepre, donde puede cruzarse con el sátiro de

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Quevedo. Cada cual tiene su especialidad, ypuede degustar empanadas de carne con espe-cias, buñuelos o el que llaman manjar blan-co, hecho con pechugas de gallina, harina dearroz, azúcar y leche. Si quiere seguir con ladegustación, puede seguir con manos de ter-nera, jigote de carnero, gallina en pepitoriao el mirrauste, que es un gustoso plato decarne especiada, con almendras, canela,limones y nueces. Y por supuesto, no seolvide cuando el hambre apriete de la ollapodrida o, si tiene menos posibles, de unoscallos o grosura, que también calman al estó-mago hambriento. En último caso, tambiénpuede acudir a alguno de los tenderetesambulantes, aunque las malas lenguas dicenque le añaden tantas especias porque disimu-lan así el sabor y olor a podrido. Es más,hay incluso quien dice que estos tenderetes,y algún que otro bodegón, hacen sus sabro-sas y populares empanadas con carne de ahor-cado. Quevedo ciertamente así lo piensa, deahí la costumbre que tiene, según dicenalgunos que lo conocen, de rezar un respon-so antes de empezar la comida... También es

conocido el truco de dar gato por liebre ocabrito, que una vez pasado por el fuego nose nota la diferencia.

Las mmancebíasNo sé si decirlo, porque no conozco aún sucondición... pero entenderé, que como buenchismoso que me está escuchando, no es elmás beato del mundo y sabe disfrutar de lasmujeres igual que cualquier otro. Si el corte-jo de damas no se le da bien o no tiene tiem-po que gastar, que otra cosa quizá no, perotiempo siempre piden, puede usted consolar-se tranquilamente en una mancebía de lasmuchas que hay en la Villa, que a buen segu-ro alguna encuentra que le guste y puedapagar. Puede usted tomar directamente man-ceba, o tomar una cortesana, como llaman alas que tienen más disimulo y categoría. Y sila busca para un rato, pues llámela por cual-quiera de sus nombres, que son muchos:ramera, cantonera, buscota, golfa, rubiza,iza, gaya, marca, pelota, pencuria, moza departido, niña del agarro...

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Son estas mancebías lugares algo escandalo-sos, ya que el comercio de la carne se hace aviva voz y sin disimulo y las riñas no faltanpara animar el ambiente. Y para que vayainformado, sepa que reciben tantos nombrescomo sus trabajadoras: berreaderos, cercos,dehesas, manflotas, piflas, vulgos, y muchosmás. Es famosa en la Villa de Madrid la queverá usted en la plaza del Alamillo y para cor-tesanos y aristócratas la de las Soleras. Perono piense que en otros lugares del Reino esdiferente, que en cualquier otra ciudadencontrará lo mismo. Por ejemplo, enSevilla, abundan en el famoso Compás,acompañadas de todo el gremio picaresco conel que tan bien se juntan.

No acaba de verlas con buenos ojos la Iglesia,y ni siquiera el Felipe que nos reina, aunquea buen seguro las ha visitado más de una ymás de dos veces. Podrá encontrar allí muje-res a partir de doce años, que sean huérfanas,y que ya hayan perdido su virginidad. Debeser curiosa la conversación que mantengancon el juez, pues éste debe convencerla deque se aleje de ese camino desdichado, conpoco éxito en la mayoría de los casos. Leentregará el documento necesario para ejer-cer la profesión y a partir de ese momentollevará la media capa negra que las identificacuando andan de servicio. Si va usted a buscarsu compañía, se encontrará en la casa dondehabitan al “padre”, con el que es mejor lle-varse bien, porque es el responsable del lugarante las autoridades y le aseguro que no que-rrá problemas. Menos cuidado debe gastarcon la “tapadora”, que se dedica a avisar a lasautoridades si alguna prostituta enferma, novaya a ser que convierta el local en un tende-rete de ladillas...

El tteatro¿No le parecen suficientes las diversionesque le propongo? ¿Acaso hieren su sensibili-

dad o le parecen demasiado rudas? No se pre-ocupe, mi estimado contertulio, porque mequeda por aconsejar a su merced la mayor ymejor de las diversiones españolas. Porque lavida es puro teatro, señor, y en ningún sitiomás cierto es esto que en la Villa de Madrid.Nada levanta pasiones como las representa-ciones teatrales y fíjese usted que hasta unenen cierto modo al noble y al plebeyo, quecomparten, si no sitio, al menos afición.Desde el mismísimo Rey Felipe IV hasta elmás sencillo de los campesinos, le dirán queel teatro es muy gustoso.

Y es que no hay duda que desde queBartolomé Torres Naharro introdujera susmagníficas novedades, adornando los maqui-llajes y alborotando al público con fantásticasbatallas en sus representaciones, no hay díaque no haya lleno en los corrales. Y no serápor escasez de obras, que autores nacen pordoquier, ya que no nos basta con Lope,Tirso, Alarcón, Rojas, Calderón... ni porfalta de actores, que más de uno encuentrasalida a su hambre de aquesta manera.Tampoco por falta de representaciones, quesalvo en la Cuaresma, son prácticamente dia-rias. Ni siquiera por haber pocos corrales,que sólo en Madrid encuentra usted el de laPacheca, que desde la llegada del Rey Poetadan en llamar Corral del Príncipe, el de laCruz, favorito de Lope y del cuarto Felipe,pues en él actúa María Calderón, la madre desu hijo, el de la Calle Sol, el de la CalleLobo, el de Antón Martín, el de la CalleToledo, y el de los Caños del Peral. Es sim-plemente, que el teatro nos llama...

A un hombre de su calidad, que seguro esmucha, le aconsejo que tome una localidad deasiento al fondo del patio o, si gusta de lacompañía de los literatos, en algún banco deprimera fila, donde suelen colocarse. O porqué no, un balcón con reservado, tras cuyacelosía puede usted intimar con quien bien

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quiera. Deberá hacerlo con premura, y bus-cando quien bien le quiera, porque las entra-das para estos aposentos, más que caras, difí-ciles son de conseguir sin recomendación. Encualquier caso, no deje usted caerse por laslocalidades de a pie, que es ese sitio para los“mosqueteros”, los más ruidosos y faltos deelegancia, y que no dudarán en arrojar des-perdicios y silbar y patear si no les gusta laobra... o si les han pagado por ello. Que enmás de una ocasión se da la circunstancia deencontrar dos bandos, uno que aplaude yotro que silba, ambos con todo su empeño,proporcional al pago recibido por parte delautor, o del enemigo de éste. Póngase dondese ponga, no deje de mirar a la cazuela, queallí van las mujeres, en alto y frente al esce-nario, y es por tanto lugar para bien mirar,por las oportunidades que puede ofrecer...

Cuando vaya usted al teatro, vaya prevenido,que es buen sitio, como casi cualquier otro,para encontrar problemas... y es que a lasgentes les afecta el tifus... que es como llama-mos a la dolencia que afecta a todo el que

quiere pasar sin pagar y que, como poco,acaba provocando pendencia, empujones ydesenvainar de cuchillos. Y esto no sólo porentrar, sino por coger el mejor sitio, ya seapara ver la obra, o para algún otro negocio.Es por esto, que a pesar de que la obra sueleempezar en invierno a las dos de la tarde, yen verano a las cuatro, las puertas se abren almenos dos horas antes.

Sí, es cierto que comienza temprano elespectáculo, pero ya le he advertido que noes bueno esto de llegar tarde a casa por estascalles. Y lo primero es tomar de los vendedo-res algo de aloja, lima o tablillas para disfru-tar del espectáculo, presidido por un Alcaldede Casa y Corte y que comienza, según loscánones establecidos para el orden teatral porel muy insigne Lope de Rueda, con la loa.Loa con la que realmente el autor pretendellamar la atención al público, y ganarse sufavor, lo que es bien difícil. Sobre todo el delos mosqueteros, a los que les pide el ¡vítor!de aprobación y que estos no siempre le dan,tornándolo en sonoros silbos que pueden aca-

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bar con el renombre de cualquiera. Y es porello que encontrará más de una obra anuncia-da sin autor conocido, más allá de “un inge-nio de esta Corte”... Y tampoco es fácilreclamar la atención del resto del público,que realmente lo de menos es la obra y elcorral es en verdad un sitio de cacareo ycoqueteo, de protestas y de peleas. Ni es raroque algunos hagan visitas poco apropiadas aactores y actrices justo antes de la obra, conintenciones más o menos oscuras, aunquebien claras...

Con suerte los actores habrán conseguidocierto favor y comenzará la representación,con el primer acto de la obra. Tras lo cual sedará paso a un entremés, que no es más queuna pieza breve y cómica, para dar tiempo alos actores a prepararse para el segundo acto,pero que es sin duda la pieza que goza delmayor favor del público. Y es que al estarbasadas en el amor, pero no en lo cortesano,sino el amor real y grosero, adúltero y peca-minoso, el éxito está casi asegurado, comobien sabe el maestro Quiñones de Benavente,hacedor de los más divertidos entremesesque puedan verse. Llegará así el segundoacto, y un segundo entremés o un baile, parallegar al tercer acto, donde se nos resuelve lasituación planteada por el autor. Como finde fiesta podrá disfrutar de una jácara, queviene a ser un entremés en habla de germa-nía, cuyos protagonistas son gente del malvivir, o bien una mojiganga, donde podrá

disfrutar de un baile de disfraces más omenos horrendos.

El éxito del espectáculo depende, como puedeimaginar, de la imaginación del autor engran medida, más no se debe despreciar elefecto que causan los actores. Se agrupanestos de diferente forma, desde el llamadobululú, que no es sino un individuo solitarioque vaga de pueblo en pueblo limosneando acambio de una loa, hasta la Compañía, quesólo actúa en ciudades y dispone de PatenteReal, habiendo muy pocas de éstas, tan sólounas doce en todo el Reino. Otras agrupa-ciones son los ñaques, gangarillas, cambaleos,garnachas, boxigangas y farándulas, que sólose distinguen ya de una compañía en laPatente...

Y no haga caso de los comentarios que pue-dan hacer extranjeros, que tanto critican lasimpleza de los corrales y la ausencia dedecorados. Que un español no necesita másallá de su imaginación para pasar una tardeagradable.

A todo esto, me han dicho que se estrenahoy en el de la Pacheca la última obra de...Quizá quiera usted ir a verla, que la conver-sación ha sido larga y debe usted tener ganasde dejar de escuchar a un charlatán como yo.Además, mi gaznate empieza a secarse a pesarde los buenos vinos con los que su mercedme ha regalado, y creo que debería echarme adescansar un rato. Fue un placer conocerle,noble señor. Quizá algún día nos veamos,aquí o en el cielo...

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Capítulo IVDE LA LABOR DELDRAMATURGO

ONDE SE OFRECEN AL LECTOR

PRECIOSOS E IMPAGABLES

CONSEJOS PARA DESARROLLAR SU

DESTREZA EN LA ARDUA

EMPRESA DE ESCRIBIR Y DIRIGIR

COMEDIAS

D

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Cuando acepté la encomienda que generosa-mente me hicieran los escritores de esta obri-ta, nunca pensé la enjundia que tendría lalabor aparentemente trivial de aconsejar a losDramaturgos en ciernes y armarles de lospertrechos necesarios para desarrollar su laborde entretener a las gentes y mantener el brillode las letras españolas que genios como losdos Lopes o el insigne Calderón ya pulieron.

Y no sólo se trata de escribir mucho y deescribir bien sino que también tendrán losDramaturgos de este sin par juego que actuary juzgar como actúan sus personajes, que noserán de papel sino de carne, y no tendrán sutexto escrito, sino que tendrán todos queimprovisarlo, y he aquí el mayor de los pro-blemas. Y el mayor de los placeres que es laimprovisación cuando se hace bien, que lobien hecho, bien parece.

Pero dejémonos de circunloquios y vayamosa lo que al ávido lector y aspirante a seguidordel Fénix de los Ingenios busca en mis pala-bras: las claves para crear una buena comedia,y no sólo eso sino una buena comedia queresponda a los cánones que dejó fijados Lopey que los extranjeros se empeñan tanto encriticar como en imitar, haciendo ambascosas tan mal como proteger la Verdadera Fe.Y es que parece que Teatro y Religión sólopueden lucir en las Españas.

Escribiendo lla ccomediaEste suele ser el primer paso para acometer eltrabajo de Dramaturgo, aunque si sois toda-vía novel en estas lides quizá prefieriás pro-bar con la comedia escrita por otro y vercómo se desarrolla al cuidado de vuesa mercedantes de pasar a hacer lo propio. Pero comopara leer lo que otro ha escrito no es necesa-rio consejo, paso a detallar el cómo escribir lacomedia.

Título yy ssinopsisAunque pueda parecer de Perogrullo lo pri-mero es imaginar qué historia se quiere con-tar, dándole un título provisional y resu-miendo con un solo párrafo la historia a sercontada, es decir, su argumento. Sirve estono sólo para anunciar en la loa y los carteleslo que podrán esperar de la obra los especta-dores, sino también para ordenar las ideas delescritor y encauzar las aguas de la imagina-ción a un buen fin sin riesgo de anegarse enextravagancias.

El licenciado Manuel decide crear su propiacomedia y decide intitularla así: “El Donceldel jubón verde”. El argumento trata deClara, una bella doncella ultrajada en Italiaque, disfrazada de hombre, viaja a la Villa yCorte, a conseguir que el villano que la mal-trató repare la ofensa o termine de matar sucuerpo, tras matar antes su honra.

El mmarcoDespués de este resumen del argumento, elDramaturgo deberá definir el marco tantogeográfico como histórico donde se desarro-llará la trama. Si bien la mayoría de lascomedias de capa y espada se desarrollaránen éste nuestro siglo, es también cierto quea veces para reflejar mejor los ideales delhonor y la valentía nos vemos obligados aatrasarnos en el tiempo, por ejemplo al desus Católicas Majestades, o a tiempos aúnmás remotos, en los que los caballerosandantes recuperaban nuestras tierras de lasmanos de la morisquería.

Sin embargo, a pesar de ser las épocas pretéri-tas habituales en nuestros corrales de come-dia, aconsejamos que no se utilicen en estejuego de roles, ya que la información queentre sus páginas se deslinda y las intencionesde sus autores son pensadas para este siglo,además de que por la bisoñez de aquellos que

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lean mis páginas en la esgrima de la pluma nosería recomendable tocar todavía los palos dela épica histórica, debiendo batirse y curtirseen las obras de capa y espada, natural entrena-miento del futuro creador de otras comediasde más profundas intenciones. Tampoco serecomienda por lo mismo aspirar a obrassacramentales, hasta ganarse un nombre, yrecomendaríamos no hacer teatro cortesanono siendo necesario, ya que para llegar a seraceptado en Corte, tendrá el autor que bre-gar antes en corrales.

No tenemos que limitarnos, sin embargo, alimperio de nuestro buen y católico monarcapara situar la trama aunque en él no se pongael sol, que no es cosa que todo lo ocurrido ypor ocurrir suceda en él, que algunas cosashan por fuerza de pasar de noche. Otros rei-nos son buenos para situar tramas, que a la

gente le gusta viajar con la imaginación yaque además de dineros se ahorran en tratoscon gentes de baja estofa como venteros,arrieros y los propios habitantes de lejanastierras.

Por supuesto, por lejana que sea la tierra o laépoca habrán de comportarse los personajescon las cualidades, vicios y costumbres de laactual, quizá con algún detalle colorista. Yes que no es nuestra comedia lugar para rela-tar la vida cotidiana de otros sino sólo lanuestra, y al fin y al cabo son todas las vidashumanas parecidas ya que al mismo Creadorse la debemos.

Don Manuel no quiere complicarse para suprimera obra y elige que aunque la historiade su comedia se refiriera a los territoriositalianos, la acción se desarrollará en tierrasde Albacete y en las calles de Madrid, bienconocidas por él de sus andanzas. La épocaserá también la de ahora, por ahorrar dineroen simular vestiduras extrañas.

Temas Si bien el Dramaturgo es libre de introducirlos temas que desee, bien estará advertirle delos temas a los que el público está acostum-brado y que el resto de los ingenios de laCorte tienen a gala ofrecer en sus textos.Hay que indicar que la tragedia y la comediavan unidas en nuestro teatro y son fiel com-plemento uno de otro, como varón y hembray que obra sin ambos elementos mezcladosofenderá al público por abuso de una emo-ción cuando tantas nuestro corazón alberga.

El principal de estos temas es el honor y laexpresión femenina de esta cualidad: lahonra. Ambas son, o han de ser, el motorde los personajes “serios”, ya que así loquiere el público y así lo marca el buen cri-terio. El honor es una pasión que todo loconsume y es algo que a ninguna considera-

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De vos dicen por ahíApolo y todo su bandoque sois poeta nefandopues cantáis culos así.Son tan sucias de mirarlas coplas que dais porricas,que las dan en las boticaspara hacer vomitar.

Quevedo, a Góngora

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ción terrena se puede plegar porque, comoescribió pluma más avezada que la mía: “elhonor es patrimonio del alma y el alma sóloes de Dios”.

Junto al honor, otro de los temas es la ven-ganza, cualidad poco cristiana pero que sinembargo es presentada como aceptable y pocomenos que inseparable del honor y de lahonra y única forma de reparar éstos al serzaheridos. También caminando junto alhonor, va la limpieza dde ssangre, el hecho quehonra e iguala a todos los españoles, indepen-dientemente de clase y oficio y que se con-vierte en una obsesión nacional, dentro yfuera de los corrales.

Como no ha de ser menos, otro tema deespecial relevancia es el Rey, su importanciay su capacidad de impartir justicia, preponde-rando sobre todo y todos su poder pero tam-bién su ecuanimidad y buen hacer frente a losmalos actos de otros poderosos.

Y no podía ser menos que el último tema seala Fe, única y verdadera, y fiel cimientodonde se puede desarrollar el edificio de lagente recta y que muchas veces se enfrenta ala pasión.

Teniendo en cuenta mis avisos, Don Manuelha incluido en su obra comedia y tragedia,además de utilizar como principal motor lahonra de Clara y la venganza en caso de noser satisfecha. La Fe no es necesaria ensalzar-la pues en todas las cosas está.

El rrepartoTras esto, habrá de pensar en los personajesque normalmente deberán aparecer en lostres actos, aunque alguno de los intérpretespodría quizá dar vida a personajes distintosen los diferentes actos si así lo quisiera elDramaturgo. Mas es ésta costumbre que estámás para embozar los fallos de la trama quepara reafirmar sus aciertos. Además nunca

hay que olvidar que son los intérpretes losque habrán de crear sus personajes aunquesiempre según los papeles requeridos por lacomedia, que si no todos querrían ser galány ninguno criado gracioso y es menester queen la tierra haya reyes y vasallos aunque en elcielo cambiemos las tornas.

Don Manuel necesita cuatro personajes:Clara, la doncella travestida, su fiel aunquedeslenguado criado Lorenzo, Antonio, elhijo del Marqués de Pinto, y su aya, la viejay juiciosa María.Teniendo en cuenta ya a los protagonistas,habrá que prever la aparición del reparto, enforma de personajes menos importantes parala trama y que el Dramaturgo deberá tenerprevistos tanto en su papel y talante en laobra como en sus atributos de juego.

Don Manuel prevé la aparición de dos perso-najes de reparto importantes: el juiciosoMarqués de Pinto y Mariana, la fea y celosafutura esposa que tiene concertada Antonio.Otorga atributos a ambos, así como definesu personalidad y participación en la trama.Como personajes más secundarios, define aPedro “el Mellao”, un criado de Marianaque también hace las veces de su espía ymatasiete si llegara al caso, y a Zafira, labella y voluble criada mahometana de lamisma doncella. También escribe los atribu-tos para un grupo de personajes genéricosque cree puede llegar a necesitar: criados,marineros y un grupo de gentilhombresaunque de todo este gentío no necesita escri-bir personalidad ni historia, ya que sóloserán las estructuras para improvisar perso-najes si se diera el caso.

Los ppersonajes ttípicosY ya que de reparto estamos conversando,verá el buen lector que en nuestro teatro lospersonajes son más arquetipos que tipos y

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que su personalidad poco importa ya que estádefinida por el papel que desempeñan en laobra. Tendrá a bien por tanto elDramaturgo, y así habrá de hacérselo ver asus intérpretes, el ajustarse a alguno de estospersonajes que añadiremos a continuación, sibien aclarando que no son todos los quepuede haber aunque si los más importantes.

Galán: prototipo de caballero y depositariode las virtudes de la caballería.

Gracioso oo ccriado: es la antítesis del galán yrepresenta sus defectos y los de la sociedad.Se comporta con crudo pragmatismo.

Dama: pareja del galán que representa las vir-tudes y la hermosura.

Criada: confidente y cómplice de su señora yde similar comportamiento al criado.

Antagonista ppoderoso: el malvado de la obraque representa los abusos y desaires de lospoderosos al pueblo llano.

Papel dde bbarba: persona adulta y que suele serel progenitor del galán o dama que representael principio de autoridad, experiencia ymoralidad.

El RRey: su papel hacer justicia por encima detodos y de todo. Si bien puede equivocarse oser engañado, al final de la obra se arrepientey rectifica.

El vviillano: versión rural e idealizada de cual-quiera de los otros personajes. Una de suscaracterísticas es ser limpio de sangre.

Aquí don Manuel sigue mis indicaciones alpie de la letra. Clara es la dama, aunquevestida de hombre, Antonio es el galán,que aunque ha cometido un desliz se arre-piente y actúa movido por el honor, ya queestaba comprometido antes de conocer a suamada Clara, sus respectivos criados hacenel papel de tales, el Marqués de Pinto es elpersonaje de barba y Mariana es el antago-

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nista poderoso, con lo novedoso de su con-dición de mujer.

La ttramaUna vez establecidos los personajes, elDramaturgo deberá desarrollar su trama,siempre teniendo en cuenta la limitación quele obliga a concretar su historia en torno alos personajes principales. En nuestro teatrono hay que olvidar que los conceptos clásicoshan sido abolidos a favor de una mayor emo-tividad. Así la tradicional unidad de lugar, deacción y de tiempo se rompe y se pliega a lasnecesidades de la historia en vez de al revés.

Así, no será necesario que a cada acto lecorresponda un solo escenario, sino que lospersonajes podrán moverse a su antojo pordonde sus pasiones les lleven. Ni tampoco tehas de ver ceñido por una sola trama sino quepueden convivir dos al tiempo, normalmente

la trama del galán y la doncella y la trama quedesarrollaren sus graciosos acompañantes.Tampoco será necesario que las tramas sedesarrollen en un solo día, sino que puedenpasar semanas entre primer y segundo acto yhoras del segundo al tercero, dependiendo delas necesidades de la historia.

Don Javier, tomando el relevo de su esforza-do amigo, escribe el argumento de la obrapues el primero se siente indispuesto por eltrasiego de abundante vino. Acompaña lanarración de abundantes descripciones de lospersonajes que podrán encontrar los protago-nistas de la comedia, sin olvidar definir susatributos según las reglas del juego y su pro-pio sentido común, que es mucho. Decideque la trama principal será la de la lucha de ladoncella por recuperar el honor pero que loscriados tendrán la suya particular en la queintentan que el criado de Clara consiga elamor (o al menos los favores) de la bellaesclava mahometana. El tiempo pasará rápidodel primer acto al segundo y luego casi sedetendrá del segundo al tercero.

ActosComo no hace falta decir, las comedias estándivididas desde Lope de Vega en tres actosque van parejos al desarrollo de las historias:planteamiento, nudo y desenlace, cuyosnombres lo dicen todo de su contenido.

Como tendrá a bien entender el joven aspi-rante a Dramaturgo, en el primer acto seexpondrán la trama y los personajes principa-les al público, empezando muchas veces inmedia res, latinajo que quiere decir para losque no comprendan esta lengua, que la obracomienza en medio de la acción, con la pre-tensión de captar rápidamente la atención delpúblico y evitar el aburrimiento y silbido otomatazo de mosquetero, cosas que van uni-das como la comunión y la hostia. Y paraevitar esto mismo, el acto deberá acabar con

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¿Qué es la vida? Un frenesí¿Qué es la vida? Unailusión,una sombra, una ficción, y el mayor bien espequeño:que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.

Calderón de la Barca

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algún suceso interesante que mantenga latrama en la cabeza del público durante elentremés, no sea cosa que luego no recuer-den quién era galán y quién criado.

En el segundo acto la historia se desarrollaráutilizando los personajes y deshilvanando lastramas presentadas para acabar con un descu-brimiento o suceso que altere grandemente laacción y acelere ésta a un inminente desenla-ce... al que mosqueteros y respetables ten-drán que esperar para contemplar ya quehábilmente el Dramaturgo dejará para elsiguiente acto y final, los hechos en que latrama se cierra y las venturas y desventurasde los personajes se acaban.

Los eescenariosUna vez escrita la obra, habrá que detallar losescenarios en que se desarrollará la trama.Normalmente, al menos habrá tres escenariosdistintos, uno por acto, pero puede habermás y deberá ser pensada y escrita su descrip-ción para referirla luego durante la comedia alos interesados. Por supuesto, al no ser éstauna obra al uso, la improvisación será obliga-toria si los personajes deciden cambiar deaires, pero no debería ser buscado por elescritor que ya bastantes tumbos darán lospersonajes dejados a su suerte. Por últimoreferir para los más habituados a escribir jue-gos de roles que a la práctica de nuestracomedia, que los accesorios como mapas delos lugares en que las historias acontecen noson necesarias e incluso pueden resultarmolestas en Lances, ya que el escenario, máso menos vestido por explicaciones y por untelón pintado para hacer ver qué representa,debe ser suficiente para situar al público y lospersonajes en el lugar en que están, o mejordicho, en el que se simula que están.

Don Manuel decide que sus escenarios prin-cipales serán cuatro: un puerto italiano, elbarco que lleva a Clara a las costas españolas,

una posada en Albacete y la casa de su ultraja-dor, el hijo del Marqués de Pinto. Sinembargo, prepara la descripción de un calle-jón de Madrid y de las afueras de la posada,sitios ambos en que sospecha pueda desarro-llarse alguna escena.

El eentremésY si fuera poco con esta labor, muchasveces será el mismo escritor de la comediael que tendrá que escribir un entremés paraella. Labor ésta quizá de menor calado,pero de igual o mayor dificultad pues con-tar una historia interesante en tiempo tanbreve (no más de media hora), aún tenien-do en cuenta que suele ser de humor burdoy sal gruesa, no es sencillo si se quiere con-tentar al tiempo paladar de mosquetería ygustos más elevados.

El entremés es una pequeña obrilla satírica,normalmente usando temas de actualidad otemas como la infidelidad, que siempre loson. El Dramaturgo deberá entregar unospersonajes a los intérpretes ya detallados consus atributos y su historia, así como unaslíneas que detallen la situación en que sehallan y que será el tema del entremés. Nopequéis aquí de elaborar complicados perso-najes dignos de más altas comedias sino queintentad que encajen en perfiles ya conoci-dos: la dama infiel, el cura libidinoso, el cria-do gracioso o el hidalgo sin dineros.

Tras tener a los personajes sólo hay queintroducirles en una situación complicadacomo la visita a la casa del cura libidinoso porparte de los demás personajes mientras ésteesconde a su amante en un baúl o argumentosde similar complicación. Y es que cuantopeor lo pasen los personajes y más desventu-ras sufran, mayor será el disfrute del públicoy más carcajadas habrá entre la mosquetería.

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Como me es difícil ejemplificar este apartadoen concreto y como dicen que hay que pre-dicar con el ejemplo y no con el verbo, aña-diré al final de estas letras unos cuantosborradores de entremeses que escribí en mijuventud y que espero que a vuesas mercedessirvan, si no como inspiración quizás paraentretenimiento y solaz.

Tras la ardua tarea de escribir queda la nomenos ardua de dirigir la comedia, y es quesi hasta ahora el Dramaturgo sólo ha luchadoconsigo mismo y con el papel en blanco, ten-drá ahora que luchar contra los personajes ycontra los elementos, que bregarán paraechar a pique la trama que con mimo habotado.

Dirigiendo lla CComedia Libre de explicar la estructura de la comediay las particularidades de loas, entremeses ydemás zarandajas por haberse escrito ya enestas líneas con palabras más sabias que lasmías, me limitaré a explicar que en este lla-mado juego de roles el Dramaturgo no ten-drá sólo que ejercer como tal, sino que debe-rá hacer las veces de autor, de tramoyista,diseñando los escenarios y vestidos y, porúltimo, también será comediante, interpre-tando los papeles que por escasez de intérpre-tes en su compañía o de doblas en su bolsa,hayan quedado huérfanos.

Tras la entrada de los asistentes al lugardonde se prestará la función, y tras resolverlos posibles dimes y diretes por los mejoresasientos, ya sea con cruce de palabras o deaceros, y colocados ya todos alrededor de lamesa, el Dramaturgo podrá dar comienzo ala comedia con la loa, de la forma que se hadescrito ya en las reglas de este juego deroles. Sólo señalar que deberá en esta parte elDramaturgo hacer una breve introduccióndel argumento de la obra que debería tener

prevista de antemano y que no estará de másaprovechar para lisonjear a su vez al públicopor más que ya lo hayan hecho los intérpre-tes. Tras esto se pasará por fin al primer actoy comenzará de veras su trabajo.

DescripciónAl ser el Dramaturgo los cinco sentidos delos intérpretes, dejándoles a éstos el gobiernodel sentido común, si de éste disponen, debe-rá describir todo lo que puedan percibir lospersonajes.

Aunque en otras disciplinas la descripciónpueda integrarse dentro de la trama, al simu-lar Lances las formas del teatro será más ade-cuado describir al principio de cada acto elescenario de forma sucinta pero efectiva y, siprocede, las apariencias del reparto que vaya aaparecer. Por supuesto, al intervenir laimprovisación de los personajes en la trama,es posible que se deban hacer nuevas descrip-ciones a lo largo del acto, pero debe intentarsupeditar esto a lo inesperado.

Tras la loa, Don Javier comienza a dirigir lacomedia intitulada “El Doncel del jubónverde”. Como quiera que el primer actotranscurre en un barco que lleva a los prota-gonistas a las costas de España, Don Javier locomenta y añade: la mar está tranquila ycomienza a anochecer, la mayoría del pasajeduerme salvo los protagonistas y algún mari-nero. El aire huele a mar y el balanceo de lasolas acuna el bajel. Don Javier describe tam-bién brevemente los vestidos y aparienciafísica de los protagonistas.

Tramoya yy eescenificaciónSi bien es la imaginación la que debe compo-ner en la mente de público e intérpretes laimagen de lo que sucede, nunca está de másayudar a ésta con algo más tangible. No sonpocos los que utilizan un rico vestuario y unescenario profusamente decorado para obnu-

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bilar a los espectadores las carencias de sulibreto, pero también es cierto que esos mis-mos en una comedia ingeniosamente escritala hacen más bella.

Como es Lances un juego en que casi todo otodo transcurre en la imaginación, la mayo-ría de las veces bastará con la descripción pormedio de la palabra y los gestos de lo que sequiera añadir.

Sin embargo, una ayuda visual, auditiva, tác-til e incluso olfativa y gustativa no puedesino añadir placer a los sentidos y credibilidada la escena. Así que pequeños detalles comopreparar una comida con delicias de la épocacomo la olla podrida u otros platos más deli-cados antes de la Comedia o simplemente laintroducción de un buen vino tinto encimade la mesa para que brinden interpretes altiempo que brindan los interpretados puedesuponer la diferencia entre una buena escenay una que perdure en la historia.

Como pequeños asistentes de la imaginaciónpodemos sugerir el uso de atrezzo comopapel simulando pergamino, letras imitandola caligrafía de esta época, armas de réplica,vestuario acorde a la trama o la simple ilumi-nación de la mesa de juego con candelabros,aunque no se debe olvidar que deben ser ade-rezos a una buena historia y no un fin en símismo.

Otra de las herramientas con que cuenta elDramaturgo para asombrar a su público es latramoya, maquinaria simple para representar“efectos especiales” que añadan vistosidad yespectacularidad a la obra. No en vano, trajonuestro buen rey Felipe IV a uno de losmejores ingenieros teatrales de Europa,Cosme Loti, a la Villa y Corte como tramo-yista principal de las Comedias de palacio lle-gándose a celebrar bellas naumaquias en ellago del Buen Retiro con pequeñas galerasenfrentándose con sus cañones. Bien es ver-

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dad que en los corrales eran más austeros y latramoya quedaba en una soga para elevar a lospersonajes que por azares de la historia vola-ban o en un decorado pintado, cuando nobastaba que un personaje dijera “estamos yaen la habitación” para que la gente lo supiera.

Como hicieron otros, puede hoy en día elDramaturgo aprovechar la tecnología parasus fines artísticos y hacer su propia tramo-ya. Una buena música de fondo, a ser posibleconjuntada con la época y con la intensidadde la acción puede servir de ayuda a los inter-pretes, un petardo para usar cuando alguiendispara o el uso de grabaciones de efectossonoros puede ampliar el efecto dramático dela acción. Luces de colores adecuados o inclu-so apagar la luz cuando en la escena se apagasirven también para reducir la diferenciaciónentre realidad y comedia.

Don Javier quiere sorprender a sus intérpre-tes así que enciende un reproductor de soni-dos que imita el viento y el crujir de made-ras de un viejo velero navegando. Otra desus ocurrencias es colocar una botella devino y copas cuando los personajes llegan auna taberna, amén de una animada musiqui-lla de fondo, saca también unos dados cuan-do unos jaques proponen a un personajeechar una partidilla. Como colofón, su his-toria acaba con el protagonista envenenado.Como no es cuestión de hacerlo de veras,coloca en el vino que le da al intérprete unpoco de guindilla y cuando escupe el conte-nido le explica que su personaje cae al suelocomo fulminado.

InterpretaciónComo entre gente de comedia estamos, nodebemos olvidar lo más importante: la inter-pretación de los personajes, sean protagonis-tas o no. Aquí sólo pretendo aconsejar alDramaturgo ya que está fuera de mis posibi-lidades aconsejar a los comediantes y aunque

no lo estuviera, son éstos gente que no pue-den seguir las letras más allá de las que leenen sus libretos cuando no han de memorizar-las de viva voz por su escasa instrucción.

Hay que recordar al Dramaturgo que deberáinterpretar a los personajes que no cuentencon intérprete propio, y que deberá hacerlocon la misma afectación y buen desempeñocomo le gustaría que hiciera su contraparte eincluso más. Si el buen general da ejemplo asus hombres poniéndose delante de ellos en labatalla y guiándoles con los actos y no con laspalabras, el buen Dramaturgo deberá ejempli-ficar cómo se interpreta en este juego,hablando por supuesto en verso, en la medidaque pueda, e introduciéndose en la piel delpersonaje y actuando como este actuaría.

No son vanos la interpretación de afecta-dos acentos extranjeros o fingir tartamu-deos o hablares más graves o agudosdependiendo del personaje, ni gritar cuan-do se grita en la comedia, ni sisear cuandose sisea, entendiendo siempre que si elintérprete o el Dramaturgo grita o llora lohace su personaje.

Tampoco podemos ignorar que los gestos ylas expresiones faciales dicen tanto como laspalabras y a veces más, una expresión humil-de para imitar a un buen sacerdote, una mira-da torva al fingirse matasiete, un coger lamano de un intérprete y besarla o un echarsela mano a la cadera como echando mano auna inexistente espada serán armas interpreta-tivas no desdeñables para el aspirante a actor,y a poco que el Dramaturgo ponga en prácti-ca estas triquiñuelas verá cómo los demásinterpretes le emulan e incluso superan.

Final dde aacto yy final dde ccomediaUn buen Dramaturgo ha de tener siempre enla cabeza que un final adecuado para cada acto

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es imprescindible para mantener la atencióndel espectador. Así el primer acto debe acabarcon algo que rompa la rutina de la presenta-ción de los personajes y lleve al segundo acto.El segundo debe terminar con algo que con-duzca de forma irremisible al tercer acto ypor tanto al final de la comedia. Por supues-to, el final del tercer acto es extremadamenteimportante, pero de él nos ocuparemos másadelante.

El Dramaturgo debe tener en cuenta que noes necesario relatar los elementos más rutina-rios de la historia y que a veces un viaje debepasar con un “por fin llegáis a Madrid” envez de con un relato pormenorizado de lasposadas que se encuentran los personajes porel camino. Estas elipsis son importantes parano abrumar al espectador con datos super-fluos y son aconsejables sobre todo entreactos, para situar la acción de nuevo en unpunto interesante con una breve introduc-ción por parte del Dramaturgo.

Javier contempla como los personajes actúanen el segundo acto. Tiene pensado que elescenario del tercer acto será una fiesta en lacasa de un personaje secundario, el marquésde Pinto, pero algunos de los personajes hande colarse en ella. Los personajes llevan ya unrato haciendo planes, así que Javier decidecerrar el acto sentenciando: “y así cerraronsus planes”. En el tercer acto, Javier aclaraque los personajes están en la fiesta bajo laidentidad de unos pisaverdes italianos.El final de la comedia es algo tan trascenden-tal que es difícil aconsejar sobre cuáles sonadecuados y cuáles no. A veces elDramaturgo esperará un final y éste no sepresentará, a veces será más adecuado el finalimprovisado y a veces la obra parecerá no lle-gar a ningún lado. Por dar una máxima quedebe seguirse diré que el final de la obra debellegar cuando los protagonistas o su mayoríahan conseguido lo que querían o han sido

burlados por el destino y queda claro que nolo lograrán. Cuando no se vea claro el finalde la obra y el tiempo apremie o el aburri-miento comience a hacer mella en el público,quizá el Dramaturgo tendrá que tomar lasriendas y emplear lo que los antiguos griegosllamaban Deus ex machina, que implica queaparece un dios y soluciona todos los conflic-tos de la comedia y se acabó todo. Aunqueeso es propio de escritores gandules y sintalento u oficio en las comedias normales, aveces ha de concederse esta licencia a losDramaturgos de Lances, pues como sabemos,en este juego de roles la trama no dependesólo de su pluma y deseos sino también de losintérpretes y esto complica el llegar a unjusto fin. Sin embargo, tampoco hay que lle-gar a los extremos de que aparezca nuestroSeñor Jesucristo, que ya se aparece a quién setiene que aparecer y bastante ocupado estácon esos menesteres como para andar apare-ciendo en nuestras comedias, y valdrá queaparezca un rey, un marqués o inclusoalguien sin linaje que aclare las confusionesen nombre del Dramaturgo y ayude a cerrarla obra de una forma elegante.

El tercer acto se desarrolla sin que Javier veaque se conduzca a ningún fin. Su idea eraque la dulce Clara hablase con aquel que ladeshonró, pero no parece muy por la labor ylos criados de ambos están con acechanzaspropias que no interesan a la trama. ElMarqués está a punto de anunciar la boda desu hijo Antonio con otra cuando Javier deci-de lanzar un cable al intérprete de Clara y ledice a Antonio que le parece reconocer a unhidalgo de sus andanzas por Italia, ¡cree quees el hermano de la doncella que deshonró y ala que realmente ama! Mientras tanto, la ayade Antonio descubre las razones por las queMariana tiene tanta prisa en casarse: su padreestá a punto de caer en desgracia en la Cortepor asuntos que no vienen a cuento y eso leimpediría un casamiento tan elevado como al

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que aspira. Javier sonríe, el final deseadoparece más cerca y no ha tenido que traerningún monarca a la fiesta.Y así acaban mis consejos. Poco queda quepueda yo añadir y sea de utilidad para elDramaturgo. Sólo desearle que dispongadel mismo genio que alguno de los insig-nes, se gane el favor de su público, y dis-frute la obra.

EntremesesEl ccornudo yysus rrazonesUn cornudo es visitado por dos amigos queintentan advertirle de su condición para des-cubrir sorprendidos que la conoce y acepta,tal cual es, como condición necesaria a losbienes materiales que recibe de la dote de sumujer y a los espirituales y físicos de la belle-za de ésta, que a su edad y condición difícil-mente podría alcanzar sino fuera por com-partirla con otros.

Don AAndrés, ccomercianteviejo yy ccornudoEntrado ya en años, el comerciante sabe queno se puede aspirar a todo en este mundo yque jamás hubiera conseguido casarse conhembra tan bella como ésta si no fuera porestar deshonrada y porque nadie quisierayacer como marido lo que tantos han folgadocomo amantes. Y a pesar de las murmuracio-nes, se siente feliz teniendo mujer bella yjoven a repartir que esposa fea y gorda para élsolo. Y al fin y al cabo si en esas obligacioneses dadivosa, no lo es así en otras y cuida sólode su casa y de su mesa y le hace feliz, cosaque no se puede decir de otras esposas enmonopolio.

Brío (seguro) 1, Entendimiento (sensato) 3,Retórica (persuasivo) 3, Talante (tranquilo) 1.

Don MMiguel, aamigo ppreocupadoHombre de rectas convicciones aunque sólosea por el qué dirán, ha sido el último deMadrid en enterarse de las costumbreslicenciosas de la mujer de su amigo y viene aavisarle de ellas. Como sabe que su amigo esya mayor, acompáñale un jaque al que hapagado para impartir justicia o venganza enla persona de la mujer o de los amantes o,para no dejarse a nadie, en los cuerpos detodos.

Brío (fornido) 2, Entendimiento (calcula-dor) 2, Retórica (consejero) 2, Talante(severo) 2.

Fadrique, jjaque aamante dde ffilosofarHombre de mucho entendimiento aunqueorgulloso de su profesión por más que piensaque a todos nos creó Dios con nuestras incli-naciones y facultades y no puede por tantoforzar las suyas aunque sólo sea por respeto alAltísimo. Pagado ya de antemano por unacuchillada y apalabrado un doblón por cadauna que siga a la primera, no tiene prisa pordarlas aunque sí de conocer a la bella mujer ala que amigos suyos ya se han referido.

Brío (pendenciero) 3, Entendimiento (des-pierto) 2, Retórica (charlatán) 2, Talante(arrojado) 2.

Juana, bbella yy jjoven eesposaDescarada y bella joven, que no puede evitarsu desordenada afición por los hombres,quiere sinceramente a su marido por aceptar-la y por permitirle saciar sus apetitos ylamenta las habladurías que pueden provocarsus deslices, aunque no tanto como para dejarde dar razones para ellos.

Brío (lozana) 2, Entendimiento (astuta) 3,Retórica (lisonjera) 3, Talante (jovial) 0.

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El jjaque yy lla disputada ddama Dos galanes se enfrentan por una dama en lacalle cuando pasa un conocido jaque, tantopor su acero como por su reconocida honra-dez y discreción dentro del negocio, y comoa ambos les cuesta más el sacar de su vaina elacero que la lengua, reclaman a éste que matea su competidor. Mientras tanto la dama dis-fruta del enfrentamiento que su belleza pro-duce aunque siente que sus amantes no laaprecian lo bastante como para pelear perso-nalmente por sus encantos.

Don MManuel yy ddon MMiguelPisaverdes acostumbrados a hacer lo que lesplace y a que sean otros los que sufran lasconsecuencias de sus deslices y sus travesuras.Adicionalmente ambos odian al otro por sercompetencia en la Corte en cuestión dedamas deshonradas, bolsas abultadas y fiestasdesmadradas. Ven en el jaque la forma de sal-dar su disputa, salvando su honor delante dela dama, sin manchar sus manos de sangre y,

sobre todo, sin riesgo de que el otro manchelas suyas con la propia.

Brío (donaire) 1, Entendimiento (calculador)1, Retórica (galantemente cobardes) 2,Talante (lisonjeros) 2.

López, jjaque hhonrado yy aadvertidoMatasiete que se debe a su oficio y que creeque en su buen desempeño y honradez en elmismo encuentra la honra que él mismo ofi-cio le quita. Nunca ha rechazado un trabajo ynunca ha fallado ni en el desempeño ni desve-lando a otros lo que el cliente no quisiesefuera desvelado. Ser contratado al tiempo pordos personas le pone en un brete difícil desolucionar de forma honrosa.

Brío (pendenciero) 5, Entendimiento (sen-sato) 2, Retórica (pensativo) 1, Talante(honrado) 2.

Doña AAna, bbella yy aalocada ddoncellaAcostumbrada y adicta a que los hombresbeban los vientos por ella, que la disputa dedos hidalgos llegara a la sangre le parece

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prueba insuperable de su belleza e importan-cia. Sin embargo, ve en menoscabo de suhonra, no el hecho de estar dispuesta aentregarla sino que por ésta no sean capacessus amantes de agarrar la espada por sí mis-mos cuando un jaque es capaz de hacerlo porllenar la bolsa.

Brío (lozana) 2, Entendimiento (presumida)0, Retórica (galante) 2, Talante (alocada) 2.

El aamor dde uun preocupado ppadreCuando el galán que corteja a una doncellalogra por fin acceso a sus aposentos, el padrede esta cree oír a alguien y pensando que hade tratarse de un ladrón, ya de hacienda, ya dehonra, corre a avisar a su criado de que searme y le acompañe. También les acompaña(intentando retrasarles y hablando fuerte paraadvertir a los amantes) la criada de la doncella,que es quien concertó la cita. Pero, adverti-dos por las voces de la criada, el galán se dis-fraza de mujer e improvisa una mentira, sehará pasar por una dama enamorada del padrey que ha venido a buscar consejo en la hija.

Don AAlberto - ddoña AAlberta, galán ttravestidoJoven más intrépido en las aventuras de faldasque en las de capa y espada, es aficionado aburlar mujeres y aunque Irene consigueenternecerle de veras, tiene una reputaciónque mantener. Finge ser una mujer que amaal viejo padre ya que sabe que está viudo ydeseoso de amor.

Brío (donaire) 1, Entendimiento (ingenioso)3, Retórica (lisonjero) 2, Talante (arrojado) 1.

Doña IIrene, ddoncella por mmuy ppocoBella y alocada joven, demasiado embebidapor relatos de amor cortés y por los comen-

tarios pícaros de amigas y de su criada. Apunto ha estado de, al tiempo de entregarcorazón, entregar cosas de sí más necesariaspara un correcto casamiento. Aunque asusta-da por lo que pueda hacer su padre y por loque pueda sucederle a su amante, está disfru-tando de tan novelesca situación.

Brío (lozana) 2, Entendimiento (sagaz) 1,Retórica (inocente) 1, Talante (tímida) 2.

Don RRamón, ppadre ppreocupadoComo padre, Ramón es un fiero cancerberode la honra de su hija y de la propia. Comohombre está necesitado de amor desde que sequedó viudo y más que dispuesto a escucharpalabras amables de una mujer que, aunquealgo fea, al menos es de tez suave y de jovenedad.

Brío (fornido) 0, Entendimiento (sensato) 1,Retórica (intimidante) 3, Talante (severo) 2.

Francisco, ccriado ssuspicazy aarmado ccon uuna pporraFrancisco es un criado de pocas entendederaspara los libros pero de bastantes para elmundo real y aquí hay cosas que no le con-cuerdan, como el bulto que nota en la entre-pierna de la mujer enamorada de su amo. Sinembargo, cree que algo podría sacar de estaescena aparte de reírse de su amo, lo que casiya le basta, porque sospecha que la que hadejado entrar al mancebo no puede ser otraque Inés, la criada que siempre ha rechazadosus acercamientos.

Brío (fornido) 1, Entendimiento (sagaz) 3,Retórica (mordaz) 3, Talante (jovial) 1.

Irene, ccriada een uun bbuen llíoJoven y hermosa como su ama, haría bien enno ser tan alocada como ésta y no ayudarla ensus desmanes. Pero tarde es para arrepenti-mientos y espera que pueda terminar la cosasin que el amo le rompa las costillas.

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Brío (fornida) 1, Entendimiento (sagaz) 2,Retórica (descarada) 3, Talante (resuelta) 1.

La eembarazosa eenfermedadUn médico llega a casa de una doncella cuyopadre es conocido por su extrema suspicacia ymal humor, llegando al punto de ser temidopor todos, sobre todo a la hora de galantear asu hija, pues ya más de uno ha pasado detener mal de corazón a tener mal de huesos abase de la aplicación del garrote en sus lomos.El médico llega algo aterrado por el furiosopadre y más lo está cuando descubre que laenfermedad es un avanzado embarazo.Mientras la hija y la criada intentan conven-cer al médico para que lo oculte para evitar laexplosión de furia del padre, que puede afec-tarles a todos.

Don AAndrés, ppadre ffuriosoHombre de violento temperamento, sobretodo en lo referido a su hacienda y a su hija,lo que ve como una misma cosa, ya que creeque su belleza le abrirá la puerta a una mejorcondición social, motivo por el cual la sobre-protege, aunque no lo bastante como se ve.Está extremadamente preocupado por ella yya ha llamado varias veces al médico, al queempieza a culpar de la enfermedad ya que noha podido curarla.

Brío (pendenciero) 4, Entendimiento (suspi-caz) 0, Retórica (intimidante) 3, Talante(colérico) 3.

Don CCarlos, mmédicode ppoco ccarácterHombre tímido y preocupado por su personaya que ha acudido varias veces a ver a laenferma y sus cuidados no parecen surtirningún efecto, lo cual parece impacientarcada vez más al padre.

Brío (mañoso) 2, Entendimiento (docto)4, Retórica (argumentada) 1, Talante(prudente) 0.

Doña IInmaculada,doncella eembarazadaCon el fruto en su vientre de su indiscre-ción, Inmaculada sólo quiere retrasar lo másposible el descubrimiento o intentar colocarel niño a algún idiota para evitar que suamado burlador sufra el castigo de su padre.Estaría dispuesta a todo por burlar el castigo,incluso a declararse una nueva Virgen Maríasi su padre fuera a creérselo.

Brío (lozana) 3, Entendimiento (sagaz) 2,Retórica (encantadora) 1, Talante (prudente) 1.

Sara, ccriada mmahometana yy aasustadaBella morisca demasiado risueña y casquivanapara su bien y el de su ama, ella fue la quepermitió la entrada del burlador de su ama enla casa a cambio de disfrutar también ella desus encantos, aunque por suerte sin obtenerel mismo resultado. Ahora sabe que puedeacabar apaleada si no juega bien sus cartas yque tiene pocas cartas que jugar.

Brío (lozana) 2, Entendimiento (despierta) 2,Retórica (persuasiva) 2, Talante (arrojada) 1.

Ejemplo dde CComedia:El ffuneral dde uun aamigoBreve ssinopsis ppara lla LLoaTras la muerte de un buen amigo de formaharto sospechosa, los personajes deciden ave-riguar quién fue la tapada que acudió al fune-ral y por qué fue su amigo acuchillado.

Reparto nnecesarioLos personajes necesarios para jugar laComedia son al menos un Galán, (quizásun soldado amigo del fallecido) y una

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Dama. Todos lo personajes vivirán en unacasa de incómoda repartición en Madrid,propiedad del padre de la Dama (un perso-naje De barba si procede) y que estaba obli-gado a compartir con el soldado fallecido yel resto de personajes.

Acto IIEn eel ccementerioEl cementerio es una gran superficie pobladade pequeños árboles y rala hierba, salpicadade tumbas de más o menos calidad. La tumbadel soldado sería más bien de éstas últimas yaque el soldado pensó más en sus vicios devivo que en su residencia de muerto pero, sinembargo, parece que alguien se debió ocuparpor él de tener más digna vivienda eterna queun hoyo sin nombre en la tierra.

Los personajes se reúnen para dar el últimoadiós a su amigo Lope de Aristos, soldadoviejo y con poca suerte fuera de los camposde batalla, quizás por su demasiada afición alvino y al juego. Sólo se encuentran ellosfrente a la tumba, a excepción del sacerdote(que podría ser un personaje), el enterrador yuna dama tapada que no conocen y que pare-ce de noble cuna, aunque sólo sea por los doscriados que la escoltan. Cualquier acerca-miento a la tapada será infructuoso y provo-cará que salga de escena, subiendo a sucarruaje (con el escudo tapado).

En ssu ccasaLa casa tiene dos plantas y un sótano. La partede arriba tiene cuatro habitaciones y la de abajodos, una sala de estar y un pequeño zaguán,además de un pequeño patio con un establo.

Aquí los personajes podrán departir a sugusto y podrán presentarse las posibles tra-mas secundarias como amoríos que tendrá abien improvisar el Dramaturgo dependiendode los personajes creados por los Intérpretes.

También tendrán que decidir qué hacer conlas pocas cosas que poseía el muerto y queestán en la habitación que ocupaba.

Si la trama parece anquilosarse o simplementecrees que va siendo hora de acabar el acto, lospersonajes oirán ruidos en dicha habitación ycuando entren descubrirán a un ladrón rebus-cando entre las cosas del soldado y que saltarárápidamente por la ventana. De iniciarse unapersecución, no conviene a la trama que seatrape al pícaro y debiera la cosa quedar en quedos hombres a caballo le esperan en un callejóncercano y uno de ellos parece caballero y deposibles, debido a la calidad de sus ropas. Setrata, aunque luego lo veremos, del caballeroAlonso de Guzmán y dos de sus criados.

Acto IIIAquí las actividades de los personajes y, portanto, los escenarios donde se desarrollaránson menos evidentes por lo que intentaremosadivinar más bien sus actos que dónde les lle-ven aquellos.

Investigando lla mmuerte dde ssu aamigoComo bien que ya tienen razones para sospe-char que el asesinato de su amigo no fue unomás de los que suceden en esta Villa y Cortepor un “quíteme vuesa merced de en medio”o un “deme vuesa merced la bolsa”, es posi-ble que decidan investigar la muerte del solda-do. Ya sea preguntando a los corchetes que leencontraron o al médico que fue atenderleaunque le encontró muerto o de la forma quecrean los personajes conveniente, lo que ave-riguaran será más o menos esto: fue asesinadocerca de la casa de juego del Camuñas, lugarque saben los personajes que frecuentaba; elcadáver estaba lleno de puñaladas por todoslados, lo que induce a pensar que fueronvarios los asesinos; no le dio tiempo a sacar laespada, lo que indica que iba demasiadoborracho o que no le dieron tiempo a reac-

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cionar; y los asesinos registraron el cuerpomás no tomaron la bolsa con los escasos dine-ros que llevaba, pese a estar bien a la vista.

Las úúltimas hhoras ddel ssoldadoEn la casa de juego de Camuñas les atenderá elmismo que le da nombre y regenta el tugurio,un viejo soldado que quedó tuerto y sin piernaen el desastre de la Invencible. Camuñas lesdirá que Lope perdió una desproporcionadacantidad de dinero y trasegó tanto vino queparecía difícil que cupiera en su cuerpo.Seguramente cree él, le debieron asesinar cre-yendo que tenía más dinero aún. Tambiénañadirá que se le veía taciturno y malhumora-do cuando solía ser de buen talante.

La hhabitación dde LLopeSi buscan en la habitación de Lope, podránencontrar, oculto bajo un baldosín hueco,una carta de amor a una dama a la que sólo sela llama “M” y escrita por el que se identifi-ca como “A” y una cajita con un caro anillo.

La vvisita dde ddos rrufianesDos hombres que afirman ser amigos de Lopese presentarán en casa pidiendo que se lesentregue sus posesiones para dárselas a su fami-lia. En caso de negárseles el paso, intentaránsobornar a los personajes y si aún así se lesniega, se marcharán entre veladas amenazas quepueden llegar a convertirse en violencia directasi son superiores claramente a los personajesque hay en la casa. Aunque los personajes no losaben, estos dos rufianes son criados y matonesa tiempo parcial de Martín Bellido.

La mmisiva dde ““A”Para finalizar el acto, dos criados sin libreaentregarán a los personajes una carta de“A”, al que seguramente éstos achaquentodos sus males, pidiéndoles disculpas por susactos y ofreciéndoles una explicación si acu-den a medianoche a la tumba de su amigo

rogándoles, eso sí, que lleven consigo lacarta y la caja que le pertenecen.

Acto IIIILa ccita een eel ccementerioEs de esperar que los personajes vayan a lacita todos juntos y cuidándose de caer en unaemboscada. Allí les espera Don Alonso y cua-tro criados. Don Alonso les explicará queLope de Aristos era su correo y amigo en losamores que tenía con una dama casada peroque éste le traicionó quedándose con unregalo que le había mandado para ella junto asu última carta, cree él que para sobornarle.La dama no sabe nada porque no quería preo-cuparla con ese riesgo para su honra y poreso pagó ella el entierro del soldado, sin sos-pecha de su traición. Pide por favor a los per-sonajes que le entreguen lo que es suyo paraevitar una mancha en la honra de la dama ytambién en la suya propia pues su padre haconcertado para él una ventajosa boda a la queno puede negarse y que ha causado el cese derelaciones con su amada.

Es muy posible que los personajes le acusendel asesinato de Lope, del intento de robo yde los rufianes que intentaron entrar en sucasa. Don Alonso admitirá que mandó a unode sus criados a la habitación de Lope pararecuperar la carta y el regalo y se disculparápor ello pero negará todas las otras acusacio-nes de forma bastante airada.

Cuando la discusión parezca decaer, entraráen escena el verdadero malvado: MartínBellido, el hombre que había sobornado aLope para que retuviera las pruebas del amo-río de Alonso, con la única intención demanchar su nombre e impedir su boda, yaque ambicionaba a la futura esposa deAlonso, sobre todo por su dote. Lope reco-gió su dinero pero a última hora se negó aentregarle lo que le había pagado y por eso

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sus hombres le mataron. Pedirá a los perso-najes que le entreguen la carta y el regalo oamenazará con matarles a todos, que lomismo le da arruinar la reputación de donAlonso que acabar con su vida sin dejar tes-tigo vivo, de ambas formas consigue dete-ner la boda.

Es de esperar que todo acabe en un enfrenta-miento contra Bellido y sus secuaces (almenos uno por personaje contando también aAlonso y sus criados) y que se resuelva con lavictoria de éstos últimos y la muerte o huídade Bellido.

Tras un pequeño monólogo en que Alonsoagradezca su fidelidad postrera a Lope deAristos y la ayuda de los personajes, la comediase acabará aunque quizás tenga el Dramaturgoque resolver también alguna de las tramas quehaya generado su improvisación.

RepartoAlonso dde GGuzmán ““A”,caballero yy aamanteGalán joven y alocado que se pliega a losdeseos de su padre y que quiere ser todo lohonorable que le permita su anterior falta.

Brío (gallardo) 2, Entendimiento (sensato) 2,Retórica (galante) 3, Talante (prudente) 1.

María PPacheco ““M”,esposa ddescontentaComo no sale demasiado en la obra decir sóloque es una joven poco a gusto con su septua-genario consorte.

Brío (lozana) 2, Entendimiento (ilustrada) 2,Retórica (persuasiva) 2, Talante (arrojada) 1.

Martín BBellido, mmalvado aadversario,traidor ee iintrigante ccaballeroSiempre vestido de negro y de mirada amena-zante y que llega con espada mercenaria adonde no llega con traidor doblón.

Brío (subrepticio) 2, Entendimiento (astu-to) 2, Retórica (intrigante) 3, Talante(resuelto) 2.

Criados dde AAlonsoAunque fieles a su señor, no son demasiadobuenos combatiendo, así que huirán al pri-mer lance perdido en combate. Normalmenteirán armados con cuchillos pero si esperanenfrentamiento llevaran también una pistola.

Brío (veloz) 1, Entendimiento (astuto) 2,Retórica (lisonjero) 1, Talante (jovial) 2.

Jaques, vvalentones, mmatasietesy ootras ggentes dde mmal vvivirDe éstos habrá que escoger a los criados deBellido, que tienen más de matones que decriados. Los jaques están bien pagados por elmalvado caballero, pero no lo bastante paraentregar su vida así que intentaran escapartras perder dos lances en combate.

Brío (pendenciero) 2, Entendimiento (astu-to) 2, Retórica (intimidante) 1, Talante(jaranero) 2.

Page 71: Lances el juego de rol

Capítulo VDE LAS GENTES

ILUSTRES

ONDE SE PRESENTAN ILUSTRES Y

NO TAN ILUSTRES PERSONAJES DE

NUESTROS DÍAS, CON BREVE

MENCIÓN DE SUS VIDAS Y MÁS

BREVE RELACIÓN DE SUS

CUALIDADES

D

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Luis PPacheco dde NNarváez Jiennense, de la villa de Baeza, el nombre deDon Luis Pacheco de Narváez resuena a lolargo y ancho de la Villa de Madrid, y enbuena parte del Imperio, por ser afamadoesgrimista, tanto en lo práctico como en loteórico, como lo muestran sus muchos trata-dos acerca de la verdadera “Destreza”. Tantoes así que el propio Felipe IV gozó de susenseñanzas. Es sin duda el digno heredero delinsigne Jerónimo de Carranza, el que fuerasu maestro y del que fuera seguidor, aunquecambiara Don Luis de bando y renegara aposteriori del sistema de Carranza.

Tuvo por pupilos a gentes de importanciaademás del Rey, como el conocido escritorRuiz de Alarcón, lo que sin duda avivó laspendencias y odios que se profesaron DonLuis y Don Francisco de Quevedo. La reso-lución llegó en forma de duelo cuando elpoeta tratara de rebatir las cien conclusionesde la “Destreza” que acababa de publicarDon Luis. Mientras uno las defiende, el otrolas ataca, y al poner en práctica sus ideas, elsombrero de Pacheco cayó al primer golpe...Cumplida venganza tomó Don Luis aldenunciar al Santo Oficio varias de las obrasde Quevedo.

Brío (diestro) 5, Entendimiento (calcula-dor) 2, Retórica (didáctico) 1, Talante(orgulloso) 1.

Catalina dde EErauso(San Sebastián, 1592 - América, 1656?)Auténtica “hija de algo” en esta época deapariencias, se mostró en claro desacuerdocon las ideas paternas y escapó, a los quinceaños, del convento en el que ingresó a loscuatro. Y es que malamente podía llevar unavida de hábitos quien tanto gusta del buenbeber, no duda en meter mano y utilizar lafilosa o lo que se tercie para resolver el pro-

blema y a quien el revolcarse entre las sába-nas le gusta demasiado... y no precisamentecon hombres. Más le valía mantenerse dis-frazada, al servicio de unos y otros, paraacabar con el uniforme guerrero enSudamérica matando indios araucanos paramayor gloria del Imperio, llegando a con-vertirse en alférez.

Mas no resulta fácil mantener un engañopor siempre, y llegó el día, en el año 1624,en que un lance mal resuelto la hierehaciendo que confiese su condición a unobispo. Tuvo suerte de caerle en gracia anuestro Rey Poeta, que la SantaInquisición ya se frotaba las manos viendoarder la candela, con Catalina dentro, claro.Tras residir algún tiempo en Nápoles yMadrid volvió a América, en donde se lepierde la pista en 1635.

Brío (pendenciera) 3, Entendimiento (astu-ta) 2, Retórica (persuasiva) 2, Talante(aventurera) 2.

Felipe IIV(Valladolid, 1605 - Madrid 1665) Es éste que fuera nuestro Rey (1621-1665) per-sonaje de gran interés. Heredero de unImperio que ya su padre no supo controlar,encontró, en Don Gaspar de Guzmán pri-mero y luego en Don Luis de Haro, quien seocupara de los asuntos de estado, mientras éldisfrutaba de otros gozos que la vida le depa-raba. A la cabeza de un Imperio en constan-tes guerras, fue éste el conocido como ReyPoeta, el mayor aficionado en España a losbailes, los juegos de toros, las mascaradas ylas obras de teatro... y las mujeres.

Y es que ninguno de sus dos matrimonios,primero con Doña Isabel de Borbón y luegocon su prima Doña Mariana de Austria, pusofreno al intenso deseo de amor que tenía,fruto del cual surgieron multitud de bastar-

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dos, de los cuales sólo a uno reconoció, hijode la actriz conocida por la Calderona; DonJuan José de Austria.

Está el Imperio español durante el reinado deFelipe IV en un declive constante, sufriendopérdidas de territorios y derrotas dentro yfuera del país, y con una escalada de pobreza,con manipulación de la moneda y todo tipode problemas internos, que parecen no preo-cupar demasiado a los españoles, más ocupa-dos en sus ropajes y festejos.

Brío (ligero) 1, Entendimiento (fabulador) 1,Retórica (intimidante) 6, Talante (digno) 2.

Francisco GGómez dde QQuevedoy SSantibáñez VVillegas(Madrid, 17 de septiembre de 1580 -Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 8 deseptiembre de 1645)Hijo de noble cuna y acostumbrado a la vidacortesana desde niño fue gran ingenio de lasletras de su tiempo, pues su cerebro bullíacon versos y prosa de gran altura. Bien quelos sufrieron los que no fueron sus amigos,como Juan Ruiz de Alarcón, propietario dedeformidades de las que Don Francisco sereía, a pesar de ser él mismo cojo y cegato, ysobre todo, Góngora, con el que se odiabarecíprocamente. Amigo fue sin embargo deCervantes y de Lope de Vega. Escritor con-ceptista, inventor de neologismos, era capazde insultar mucho en pocas palabras comopudieron comprobar quienes no gozaron desu favor. Y a quien no le valiera con lapluma, también podía atacar con la ropera...

Anduvo metido en política de la mano delDuque de Osuna, lo que le valió gloria en uncomienzo, siendo nombrado caballero de laOrden de Santiago, y destierro en 1620 a lacaída del dicho Duque. La llegada de FelipeIV le supone restitución y es persona cercanaal rey, pudiendo llevar una vida muy al estilo

de la época, con duelos y amancebamientosincluidos. Mas parece que a Don Francisco lecostaba callarse sus ideas y sus críticas alConde Duque de Olivares le llevaron denuevo en 1639 a situación precaria, hasta lacaída de Don Gaspar en 1643. Poco le queda-ba ya a Quevedo por vivir, pues muere dosaños después.

Brío (mañoso) 3, Entendimiento (ilustrado)2, Retórica (mordaz) 5, Talante (arrojado) 1.

Félix LLope dde VVega yy CCarpio(Madrid, 1562 - Madrid 1635)Fénix de los ingenios españoles, fue tanfecunda la vida amorosa como la literaria deeste notable madrileño, rey sin duda que fuede los autores teatrales españoles del Siglo deOro. Tuvo la suerte de encontrar quien leprotegiese de niño y le pagara sus estudios,pero llegada su mocedad la suerte cambió ytuvo que ganarse la vida a base de labores desecretario, como hombre de armas, y comono, de sus obras.

Los lances de su primer amor le llevaron adedicar versos no demasiado apropiados a suamada y a su familia, lo que le llevó a destie-rro de la Corte y del reino de Castilla.Cumplido éste, entró al servicio de muygrandes nobles, mientras seguía completandosus conocimientos narrativos, rompiendocon las estructuras establecidas en el teatro, yseguía también coleccionando amores, entreellos alguna poco agraciada pero rica, lo quele valió la sátira de Góngora. En esta época,Lope vive amores a dos y tres bandas, lo quehiere de forma profunda su economía, obli-gándole a trabajar de forma intensa en susobras, a ritmo trepidante.

A principios del siglo XVII entra en unafase de profunda reflexión, cada vez más ten-dente al sacerdocio, que finalmente llega trasla muerte de su mujer e hijo, en 1614. Mas

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no frena este sacerdocio su disputa conGóngora, ni sus amores, esta vez con la muyhermosa Marta de Nevares, que desgraciada-mente quedó ciega, lo que le llevó a la locura.Acabó sus días Lope cuidando de Marta, trashaber escrito cientos de obras teatrales, poe-mas y novelas.

Brío (resistente) 1, Entendimiento (erudito)5, Retórica (lisonjero) 3, Talante (severo) 1.

Cosme PPérez, ““Juan RRana”Gracioso supremo en un Madrid en el quechorreaban los graciosos, Cosme Pérez, alque por su natural escasa inclinación al aguaapodaban Juan Rana, llegó a la Villa desdeSevilla y Valencia, para convertirse en ladebilidad absoluta del público, incluida laFamilia Real. De gran talento y gracia natu-ral, no necesitaba de muchos esfuerzos paraprovocar la carcajada. Bastábale con salir a lastablas y quedarse fijo sin hablar para arrancarlos más estrepitosos aplausos.

Era tal ésta su fama, que se atrevía a chanzarcon linajudas damas y estas le permitían y lereían las gracias. Ni siquiera la justicia esca-paba a su embrujo, pues salía impune de acu-saciones de delitos, hasta de aquel pecadoinnombrable que dicen practicaba con algu-nos y por el que, por una vez, no se encen-dió hoguera...

Era Juan Rana especialista en entremeses,donde bordaba sublimemente en opinión delpúblico el papel de alcalde y tonto del pueblo.Los más renombrados autores, tales comoBenavente, Solís o Moreto, le escribíanexpresamente entremeses para su lucimiento,incluyendo el nombre de guerra del come-diante en el título, a sabiendas de que elpúblico acudiría en masa sólo por verlo apare-cer sobre el escenario. Un monstruo teatralque gozó de la fama y cariño del públicodurante toda su larga vida.

Brío (lozano) 1, Entendimiento (perspicaz) 1,Retórica (charlatán) 5, Talante (atrevido) 2.

Ana MMartínez, ““la BBaltasara”“Todo lo tiene de bueno la Baltasara; todo lotiene de bueno; también la cara”. Ya lo dicela copla, que no le falta belleza a la famosaactriz, que ganó reconocimiento y fama gra-cias a su especialización en papeles de hom-bre, muy a pesar de su belleza. Casose conuno de los graciosos de la corte, MiguelRuiz, mas como la mayoría de las actrices,llevaba vida más allá del matrimonio, tenien-do algún que otro admirador que la perseguíasin pudor alguno.

Difícil resultaba imaginar el giro que le daríala vida, mas los caminos del señor son ines-crutables, y una crisis de fe llevó a laBaltasara a dejarlo todo, huyendo a una ermi-ta próxima a Cartagena. Tras ella fueron abuscarla, con la pretensión de hacerle entraren razón, su marido, su admirador y laactriz Jusepa... sin sospechar que ellos mis-mos acabarían convencidos de la nueva visiónde la vida de la Baltasara, acabando todos deermitaños.

Curiosa estampa sin duda cuando al grupo levencía la nostalgia y representaban en laermita pequeñas obrillas.

Brío (hermosa) 3, Entendimiento (despierta)2, Retórica (persuasiva) 2, Talante (alegre) 1.

Jusepa VVacaActriz castellana, nacida por los años 1580.De la mano del mismísimo Juan Rana llegó afascinar con sus dotes y su cuerpo al mismí-simo Lope de Vega. Su vida, como la de tan-tas otras, es claro reflejo del ir y venir de lasactrices y sus admiradores. Casada con JuanMorales Medrano, celoso sin remedio, debiódarle dolores de cabeza por su coqueteo ypoco recato al gozar de los muchos moscones

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Page 75: Lances el juego de rol

que revoloteaban a su alrededor. Tuvo laVaca un total de ocho hijos, según ella todosde su marido Morales, punto este que notenía el buen hombre tan claro.

Tales eran los chismorreos acerca de la licen-ciosa vida de la actriz, que los chascarrillosrondaban por todos los mentideros, y callesde la Villa en general. No faltaba quien ase-guraba que Morales hacía buen uso de ungarrote para mantener a raya a Jusepa. U otroque asegura que los duques de Feria yRioseco protagonizaron una riña que acabóen tumulto en plena representación teatral dela actriz. No es de extrañar pues, que algúnque otro malvado inventara coplillas, lanzadascon veneno hacia el marido de Jusepa, comoaquella que decía “con tanta felpa en la capa,y tanta cadena de oro, el marido de la Vaca,¿qué puede ser sino toro?”.

Brío (lozana) 3, Entendimiento (astuta) 1,Retórica (charlatana) 2, Talante (jovial) 2.

Don TTorcuato dde HHermosillaFue este cordobés, nacido en la Plaza delPotro, claro ejemplo del vividor de la época,sin maldad en este caso, pero con muy pocavergüenza ni deseo de trabajo. De naturalvago, quiso, como muchos, ganarse la vidacon poco esfuerzo. Para lo que no había,según su parecer, nada más sencillo que lalibre asociación con otros vividores de sumisma localidad, a los que en un momentodado, pensó en estafar... con tan mala fortu-na, que la lluvia de palos le obligó a abando-nar la ciudad, para probar fortuna en la Villay Corte, donde las oportunidades esperaban alas mentes capaces.

Así, a los catorce años de edad, comienzaDon Torcuato a hacer vida de importante,enredando a diestro y siniestro y agrandandoun espíritu caballeresco que le obliga a cui-dar de muchas damas además de la propia,

con la que se casó nada más llegar a Madrid.Y no le fueron demasiado mal las cosas hastaque conoce a su verdadera amada, DoñaBrígida Alcántara, con la que galantea aún asabiendas de que está prometida con otrapersona. Creyendo inagotable su fortuna,llega hasta el mismo balcón de la dama, quegracias a su facilidad de verbo, cae rendida ensus brazos... con tan mala suerte que sondescubiertos, lo que le vale a Don Torcuatouna soberana paliza por parte del ofendido ysus amigos.

Torcuato, temeroso de que la próxima sea ladefinitiva, se retira de la vida de riesgo y pasaa trabajar al servicio de diversos pudientes, loque le permite, además de conservar el pelle-jo, seguir bien relacionado.

Brío (mañoso) 1, Entendimiento (sagaz) 2,Retórica (liante) 3, Talante (vividor) 2.

Doña BBrígida AAlcántaraDama nacida en la Villa, en el seno de unafamilia a medio acomodar, que conociótiempos mejores. Creció Doña Brígida cre-yéndose alguien y que podría escoger mari-do entre los mejores. Mas los planes fami-liares la lanzaban directamente al matrimo-nio con un hijodalgo que la pudiera, másque mantener, alejar de la familia para queno fuese una carga.

A punto estuvo Doña Brígida de escapar deeste destino, a manos de un intrépido aman-te, que sufrió las consecuencias de su atrevi-miento. Tuvo por tanto que resignarse ladama a una vida de matrimonio, muy abu-rrido por cierto... hasta que la dama decidióno aburrirse más y comenzar, de maneramuy discreta, una vida llena de amoríos,salidas al teatro y a los toros y juegos variosen verbenas y todo tipo de fiestas. Cuentanque más de sesenta amantes perdieron lacabeza, y parte de su bolsa, por tratar de

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complacer a tan interesante dama, que pedíasiempre regalos de lo más extravagante a susamantes, antes de que estos pudieran disfru-tar de sus encantos. Famosa fue su cámara delas maravillas, que enseñaba a todo el quepodía, y que era, en cierto modo, unacolección de amantes.

Brío (ligera) 1, Entendimiento (sensata) 2,Retórica (galante) 2, Talante (discreta) 3.

Don GGaspar dde GGuzmán yyPimentel (Roma, 1587 - Toro, 1645)Mano derecha, e izquierda, del Rey Poetadurante muchos años, el Conde-Duque deOlivares nació como segundón en su familia,pero gracias a la muerte de sus hermanosmayores consiguió heredar los títulos ycomenzar un ascenso en la Corte que tuvoun punto importante cuando en 1615 elDuque de Lerma le nombra gentilhombre decámara del entonces príncipe Felipe, futurorey. Según cuentan los mentideros, es en estaépoca cuando elimina al Conde deVillamediana, que pugnaba por ganarse losfavores del príncipe. Y bien que lo ganó,porque en 1622, ya siendo rey Felipe IV,Don Gaspar se hace cargo del gobierno trashaber sido nombrado Grande de España elaño anterior.

Intentó en su gobierno resolver muchos delos problemas que aquejaban al reino, desde lacorrupción hasta el sistema de Hacienda, y enel exterior, las luchas en los Paises Bajos yAlemania seguían proporcionando dolores decabeza y asfixia económica que el Conde-Duque no supo frenar, a pesar de que erahombre de decisiones drásticas y sin contem-placiones. Y si no, que le pregunten a DonFrancisco de Quevedo, que dio con sus hue-sos en la cárcel gracias a las decisiones del deOlivares. Mas la situación es tan compleja,

que tras varias derrotas, la conspiración delDuque de Medina Sidonia y del Marqués deAyamonte, desembocan en el descrédito ydestierro del que fuera máximo mandatariodel reino. Desterrado en Toro en 1643, fueincluso perseguido por el Santo Oficio ymurió, loco, en dicha villa en 1645.

Brío (fuerte) 1, Entendimiento (docto) 2,Retórica (intimidante) 4, Talante (atemo-rizador) 4.

Don JJuan TTenorioFue Don Juan Tenorio caballero de singularpresteza a la hora de entrar y salir de diversoslíos, en los cuales, como no, andaban involu-cradas damas, que inevitablemente perdíanhonra y honor bajo el hechizo de las palabrasde Don Juan. No en vano le llamaban elBurlador de Sevilla, y es que desde Nápoles aesta ciudad, pasando por Tarragona, dejóDon Juan a mujeres burladas y deshonradas,justificándose siempre con un “¡qué largome lo fiáis!” frente a los muchos que inten-tan reconducirle, pues no es posible burlarsedel Todopoderoso, y toda acción tiene sureflejo en la vida.

Fue por tanto una vida disoluta, en la que nohubo en momento alguno arrepentimientopor los pecados cometidos. Incluso, en eltranscurso de alguna de estas burlas, huboasesinato. Don Gonzalo de Ulloa, padre deDoña Ana, una de las burladas, resultó muer-to en el lance, y enterrado en una iglesia, enla cual se refugia Don Juan tiempo después,perseguido por la justicia por sus muchosdesmanes. Fiel a su carácter, invita Don Juana Don Gonzalo a cenar en la posada, cita a laque el muerto acude, pidiéndole a Don Juanque acuda él a cenar a la capilla para corres-ponderle. Será esta su perdición, pues en estacapilla encuentra Don Juan fin a su vida amanos del fantasma de Don Gonzalo.

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Brío (ligero) 1, Entendimiento (astuto) 1,Retórica (galante) 5, Talante (jaranero) 3.

Diego dde AArce yy RReinoso(Zalamea de la Serna, 1585 - Madrid, 1665)

Nació el vigésimo tercer InquisidorGeneral de España en el seno de una buenafamilia, por lo que tuvo la oportunidad deestudiar e ir ocupando diversos cargos deimportancia hasta llegar a ser nombradoObispo de Tuy en 1635, de Ávila en 1637, yde Plasencia en 1640. Se hablaba de DonDiego de Arce como de un hombre muypoco apegado a las riquezas, que inclusoremendaba los calzones que vestía, lo que levalía la admiración de sus superiores, algoque sin duda influyó positivamente en susnombramientos futuros.

En 1643 fue nombrado Inquisidor General deEspaña y del Consejo de Estado de laMajestad Católica, nombramiento que alparecer no le supuso demasiada alegría y que,de paso, le costó un intento de asesinato. Enlas ocupaciones de su cargo puso sus mayoresesfuerzos en conseguir la libertad económicade la institución a la que representaba.

No sólo contrario, sino enemigo mortal delConde-Duque, fue Don Diego en personaquien llevó adelante el proceso contra elvalido de Felipe IV, aunque de forma muyprudente, pues él mismo se vio envuelto enel proceso, consiguiendo posteriormente elperdón papal. Muy poderoso debió serquien fue capaz de llevar al desastre personalal que fuera sin duda el más poderoso de losespañoles.

Brío (resistente) 1, Entendimiento (docto) 3,Retórica (persuasivo) 4, Talante (virtuoso) 3.

Pedro CCalderón dde lla BBarca(Madrid 1600 - Madrid 1681)

Otro más de los destinados familiarmente alsacerdocio, en esta ocasión porque parecía seresta la única manera de conseguir unos dine-ros heredados, y que más temprano quetarde se cansó de la toga y la cambió por lafilosa, valiéndole su primer enemigo en lapersona de su propio padre, que vio escaparasí la herencia.

En 1623 empezó su obra dramática, mientrasviajaba por Italia y Flandes, y poco a poco ibacamino de convertirse en uno de los favori-tos del Rey Poeta, no sólo por sus dotesartísticas, sino militares. Fue una obra deeste discípulo de Lope de Vega la escogidapara la inauguración del teatro del Palacio delBuen Retiro y el mismo Rey le ordenóCaballero de la Orden de Santiago. Mas tanaltos honores se mezclaban con riñas calleje-ras, como la que en 1629 acabó con su herma-no, Diego, herido a manos del actor Pedrode Villegas.

En un hecho que casi burla a su padre, seordena sacerdote en 1661, para que poco des-pués Felipe IV le nombre su capellán dehonor, lo que se unía al máximo reconoci-miento que tenía como Dramaturgo en lacorte, gracias a obras como “El alcalde deZalamea” o “La vida es sueño”.

Brío (ágil) 3, Entendimiento (ilustrado) 4,Retórica (grave) 2, Talante (valeroso) 2.

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Glosario Acto: cada una de las tres partes en las que sedivide la historia en una partida de Lances.

Alguacil: oficial de policía y de justicia desti-nado a mantener el orden.

Amarraco: cada una de las fichas o marcadoresutilizados para señalar la puntuación de unpersonaje en un atributo.

Arbitrista: escritor político de carácterreformista.

Arrastrar: jugar una carta de otro palo como sifuera del palo que pinta, gastando para ello unamarraco del atributo apropiado.

Atributo: cada uno de los cuatro aspectos fun-damentales que definen a un personaje, asaber: Brío, Entendimiento, Retórica yTalante.

Auto dde ffe: acto en el que los reos de laInquisición eran mostrados al pueblo mien-tras se les leía la acusación y la pena.Auténtico espectáculo de la época.

Avisos: noticiarios de la época, donde secomentaban las noticias más importantes.

Baile: en Lances, celebración tras la interpreta-ción de la comedia de obligada factura en laque intérpretes y Dramaturgo departen sobrelos placeres del juego de roles al calor de unbuen vino y, si se tercia, acompañados debellas doncellas y galanes, según plazca.

Barato: regalo que hace habitualmente el gana-dor en el juego.

Berberisco: habitantes de la Berbería (norte deÁfrica).

Casas aa lla mmalicia: casas construidas para eludirla obligación a alojar a un funcionario real,normalmente haciéndolas de una sola planta odisimulando las existentes como bodegas oestablos.

Cazuela: zona elevada frente al estrado en elcorral de comedias, donde se colocan lasmujeres.

Ciencia dde VVilhán: el juego de naipes, deforma genérica.

Cofradías: asociaciones que se fundaban paradar acompañamiento a los difuntos y paraauxiliar a los necesitados. Muchos hospitalesde la época existían únicamente gracias alapoyo económico de distintas cofradías.

Coima: pago que se le hace al dueño del garitode juego por sus servicios.

Comedia: una denominación genérica queequivale a obra o pieza teatral, que no por lla-marse comedia debe ser cómica, utilizada paradesignar a una partida de Lances.

Converso: judío convertido al cristianismo,también llamado despectivamente marrano.

Corchete: miembro llano del cuerpo de poli-cía, a las órdenes del alguacil.

Covachuelista: funcionario, burócrata de lacorte.

Cualidad: por cada atributo, un adjetivo quecalifica al personaje mostrando su rasgo másdestacable en el atributo en cuestión. Cuandoel personaje acomete un lance en el que lacualidad sea apropiada, el valor de las cartasjugadas aumenta en dos.

Cristiano vviejo: aquel que no tiene ascendenciajudía o mora.

Desafío: acción en la que el personaje seenfrenta contra las circunstancias de la vida olas fuerzas de la naturaleza, sin que medie laoposición de otro personaje.

Dote: donación económica realizada por laesposa (más bien por la familia de ésta) almarido en el momento del casamiento paraatender las cargas del hogar.

Dramaturgo: de los jugadores, aquel que actúacomo juez, narrador e intérprete de los per-

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sonajes secundarios. También es el encargadode repartir las cartas.

Duelo: genéricamente, cualquier enfrenta-miento físico entre dos personajes.

Entremés: en Lances, pequeño interludiointerpretativo protagonizado por personajesdiferentes a los de la comedia y que presentauna escena de carácter cómico.

Envite: cada ocasión dentro de un mismo lanceen la que los jugadores juegan una carta.

Figón: restaurante.Flor: en germanía, trampa realizada en unjuego de naipes.

Galeote: condenado a galeras.Germanía: lenguaje propio de la gente del malvivir.

Honor: concepto de elevadísima importancia.Faltar al honor es la más grave ofensa.

Intérprete: cada uno de los participantes deljuego de roles que, a diferencia delDramaturgo, se encarga de representar unsolo papel correspondiente a uno de los prota-gonistas de la comedia.

Jácara: en Lances, interludio narrativo en elque Dramaturgo e intérpretes de la comediacolaboran al contar una historia de carácterpicaresco mediante un sistema de turnos.

Jaque: espadas de alquiler, matones de oficio.Lance: jugada para dirimir el resultado de unaacción, consistente en jugar uno o más envi-tes a la carta mayor hasta que uno de los juga-dores consigue un número determinado detriunfos.

Loa: en Lances, momento previo a la represen-tación de la comedia en la que los intérpretesalaban el buen hacer del Dramaturgo comoparte del proceso de creación de los personajesque luego interpretarán en la comedia.

Matasiete: fanfarrón, hombre que presume devaliente.

Mentidero: lugar de reunión donde los chis-mes y noticias vuelan más que corren de bocaen boca.

Morisco: musulmán español convertido alcristianismo.

Mosquetero: asistente de a pie a las comedias,habitualmente ruidoso y jaranero.

Olla ppodrida: plato muy principal de la gastro-nomía del Siglo de Oro. Precursor del casti-zo cocido, con múltiples variantes según lasposibilidades económicas.

Pícaro: vividor, persona que aprovecha suastucia para ganarse la vida de forma fácil, sintrabajar y aprovechándose de los demás.

Pintar: señalar qué palo de la baraja es el apro-piado para la acción en ciernes.

Pisaverde: hombre presumido y preocupadosólo de acicalarse y galantear.

Querella: acción en la que dos personajes seenfrentan.

Rufián: proxeneta.Santa HHermandad: cuerpo de justicia de loscaminos rurales.

Tercio: grupo del ejército de tres mil hombresen el que se incluían caballería, artillería einfantería.

Triunfo: victoria en un envite. Triunfo RReal: triunfo conseguido al jugar elrey del palo que pinta en un envite.Proporciona victoria automática en el lance,incluso si era a varios triunfos y además seconsidera la victoria como única y grandiosa.

Valido: Primer ministro del rey. En la época,la persona que de manera efectiva dirigía elImperio debido a la dejadez de algunos reyes.Famosísimo es el Conde-Duque de Olivares,valido de Felipe IV.

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Page 81: Lances el juego de rol

Índice

Capítulo II: DDe llas mmáximas ddel jjuego......... 3

Capítulo III: DDe lla hhistoria dde llas EEspañas .. 19

Capítulo IIII: DDe lla cciudad yy ssus pplaceres.... 37

Capítulo IIV: DDe lla llabor ddel DDramaturgo .. 51

Capítulo VV: DDe llas ggentes iilustres ........... 69

Glosario............................................ 76

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Acabose de imprimir este juego deroles a día 12 de Marzo del año

MMVI, tres siglos y cincuentay siete años después de que

Fray Gabriel Téllez aban-donara la vida en la que

fuera más conocidocomo Tirso de

Molina.

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