la vibración sonora primordial (parte 1ª)
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8/3/2019 La Vibracin Sonora Primordial (Parte 1)
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La vibracin sonora
primordial
Algunos aspectos de su simbolismo
(Parte 1)
Oscar Freire
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Oh, hijo de Kunti!,Yo soy el sonido (sabdah) en el ter(Khe)
Bhagavad gita(7:8)
La energa vital (prna) es el Absoluto por la vibracin
Sankaracharya
Dentro del caudal inagotable de elementos y figuras que constituyen el
elenco del simbolismo tradicional, y en cuanto puedan conformarse en una
exposicin doctrinal ms o menos completa, hay ciertas disposiciones
(duales, tripartitas, cuatripartitas, etc.) que pueden ser correspondientes,
anlogas o equivalentes a diversos ordenes, incluyendo los matices,
orientacin y mltiples derivaciones que suelen alternarse dentro de las
caractersticas de cada tradicin [1].Estas,se refieren por lo general a una
expresin simblica que (en caso de aludir al orden de las potencialidades,
de la existencia o de la sucesin) acta poranaloga en diversos niveles dereferencia, espejando o polarizando las realidades superiores segn su
orden de prolongamiento o disposicin de manifestacin, y en cuanto
tengan por objeto al intelecto.
En otro nivel de referencia, hay aquello que concierne a la verdadera
anagoga [2] (en rigor circunscrita a una va extraordinaria ysupraintelectual) para resolver y remitir los considerandos antedichos a unareferencia inmediata de lo Absoluto, que no puede ser intelectual ni
manifestada.
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Podramos decir, de estos dos modos de operar en su estado de originalidad
y normalidad [3],que se corresponderan por lo general con aquello de
ndole superior entre los cuatro aspectos principales que constituyen un
smbolo tradicional.
Quintaesencia y manifestacin del Verbo
En tal sentido preciso, sobre los aspectos superiores de una determinada
disposicin, podramos considerar la serie cuaternaria de elementos (Tierra,
agua, aire y fuego) adscritos a su quintaesencia (ter). Tal disposicin, esbastante conocida (a partir de la tradicin hind) mediante un esquema
simblico en forma de cruz que presenta la doble posicin opuesta entre los
elementos y el centro ocupado porksha (elter) [4] (De esto mismo, seinfieren las posibilidades combinatorias entre nmeros y proporciones,
aunque no entraremos, por ahora, en las inagotables asociaciones
operativas dadas por algunas doctrinas en el marco cosmolgico que les
corresponde) [5].
Tambin, podramos aadir, brevemente, algunas relaciones con tal quinto
elemento que es el fondo comn o el punto de coincidencia, como tema
esencial de la cuestin, a fin de reforzar por un lado las consideracionesaleatorias, y de justificar por otro lado el motivo de nuestro tema.
En primer lugar, y respecto del centro ocupado por el ter (a modo desntesis sobre los datos volcados en otras anotaciones) apuntamos a
vislumbrar la cuestin, en tanto que as, se nos revele eficazmente el
sustentode aquello denominado como existencia remitido en realidad a supunto de emisin, es decir, al Verbo creador.
Es ms, con relacin a esta condicin existenciada, y a partir de la
combinacin en todos los grados posibles de estos elementos (que son
principios, y no clulas ni corpsculos simples) se produce despliegue
de formas y expansin en manifestacin, con la condicin de que lo dicho
no se desve del dato tradicional (sea, como decamos, incorporando in totoo ya en parte alguna de las tantas teoras cientificistas o bien seudo-
esoteristas) sino expresando, de los resultados de tal despliegue y
expansin, ser slo reflexiones sin identidad real, es decir (como principiosoperativos de lasustancia) no existiendo por s mismas, sino como
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extensiones indefinidas del centro de todas las cosas, donde ocurre lamanifestacin del Verbo.
En segundo lugar, y para dar una idea de la verdadera importancia quetiene aquello consignado por medio de mltiples nombres, a su vez
relacionados a otras tantas asociaciones, traemos a rengln una sucinta
mirada de conjunto (vase la siguiente sinopsis) a la que podramos agregar
(a fin de vislumbrar la amplitud del tema) la nocin deEspritu-alma-aliento, la cualsiempre ha servido para designar a dicha quintaesencia enmuchos contextos aborgenes. Esto mismo, explica en dichos contextos, no
solamente la verdadera ndole de las entonaciones encantatorias, sinotambin la cualidad y el significado de los smbolos sonoros puestos en
accin revelando, entre tantos aspectos fundamentales del tema, la funcin
principial del Verbo en la produccin de las formas manifestadas y el papel
desempeado por la ciencia del ritmo mediante sus inagotables
aplicaciones (Vase nuestro trabajo sobre Ritmo y proporcin en el arteislmico).
{viento-aliento-vida-palabra
ter {Principio-Alma de las cosas{aire-fuego-agua-tierra
El ritmo
Por aquello del ritmo, se advierte el carcter de musicalidadquenecesariamente debe comportar toda lengua sagrada y la consecuente
puesta en versificacin de las escriturassapienciales, por lo cual no esimposible vislumbrar que, en cierto modo, el verdadero aspecto
inicitico del tema tiene ms que ver con escuchar la msica celestial,talcomo viene a ser el caso de los textos vdicos en su ndole deshutri(lo que se oye) , es decir, lo que oyeron directamente los sabios rishis ,siendo, en rigor, equivalente a la pureza e inmediatez que se expresa
mediante la nocin de intuicin intelectual. Desde otro ngulo subordinado,
esto mismo, lo podramos correlacionar con el audire de unatensinmusical. Dicha analoga musical, entre tantos autores tradicionales
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(respecto alpresente intemporal)tambin ha sido tratada por San Agustnen sus Confesiones y, evidentemente, referida al orden de la audicin no-dual antes que una elaboracin exclusivamente conceptualista. A este
respecto, no resultar infructuoso algn esfuerzo en constatar la
conformidad del mismo motivo y la razn por la cual ha sido adecuado ysugerido de diversas e inagotables maneras por varios comentadores hasta
el da de hoy.
Maneras o facturas que de modo alguno podramos encuadrarlas con
suficiente eficacia dentro de las innovadoras reglas lingsticas, en losmedios de comunicacin actuales o bajo el dominio de cualquier tipo deliteratura en s misma, ya que un exclusivo rgimen mental o la errticacompostura conceptualista y especulativa resultan muy difciles de
compatibilizar con los mtodos escriturarios tradicionales que, en calidad
de arte y ciencia tradicional, nunca abandonan la sugerencia de
operatividad, la capacidad de antelacin, la propiedad de reflexin y el
alineamiento simtrico o proporcional a ejemplo y semejanzacon las fasesrtmicas de la manifestacin universal (recordemos que estas son
equivalentes a las etapas o grados de iniciacin) y el Principio de unidad
que las sustenta.
Mucho menos, podramos atribuir a dichas modalidades mentales en cuantosu divorcio con el percepto primario (en su estado de tensin) [6] y elobjeto natural [7] alguna virtud evocatoria o potestad repetitiva de la
vibracin sonora primordial.
Es ms, si acordamos en adecuar la terminologa para intentar ser algo ms
ilustrativo en torno a la nocin tradicional de vibracin sonora primordial,podramos decir que los elementos que conforman la manifestacin es un
conjunto sonoro[8] como reflexin de laLuz increada o Tiniebla luminosadel Silencio, en tanto primer nombramiento delDador de los nombres y encuanto sea audible (no en el sentido cientfico ni fisiolgico) a raz del
primer soplo generador de sonido. Surge de esto, la posibilidad de sugerir
la verdadera naturaleza de las lenguas sagradas de la humanidad, cuyas
modulaciones seran como integrantes vibratorios no-causales y por tanto
sin proceso sucesorio, es decir, subordinadas en realidad a un nico sonido
[9].
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En otro aspecto de la cuestin, igualmente alusivo, tal sonido primigenio
como matriz de las formas, adems de la vibracin en su aspecto de tensin(la armona consiste en tensiones opuestas, similares a las del arco y lalira, Herclito, B, 51) [10] como punto de cohesin entre fracciones
aparentemente contrapuestas, comprende al ritmo en tanto su ndoletradicional y en cuanto la capacidad de aprehender aquello que, en
principio o si se quiere en estado no sensible, establece la unidad en laalternacin de los opuestos.
Realidad y apariencias
Para comprender cabalmente lo dicho, debemos recurrir a las nociones
tradicionales que declaran al sonido primordial como una afirmacin o
actualizacin del Silencio sin que (en su absolutidad) este se vea afectado,tal como aquel, tampoco lo ser por sus producciones alternantespor locual para el oyente-vidente que ha penetrado la realidad -tal como es-queda anaggicamente superado todo principio de causalidad(vase
gamasstra de Gaudapada)
En esto mismo, se halla implcita una de las designaciones tradicionales de
totalidad(Todo entero ve, todo entero piensa, todo entero oye,Jenofanes, fr.24) puesto que es como el motor inmvilde todas lasapariencias y contrastes siendo, del mismo modo (para quien alcanza la
unidad) superado todoprincipio de contradiccin.
Aunque as, como bien se alude en la tradicin islmica, la cuestin puede
encubrir diversos grados o aspectos sugeridos por algunos trminos como
cercana, servidumbre o intimidad y tal como del segundo se refiere
un hadth quds: Mi servidor no cesa de acercarse a M hasta que le amo,y cuando le amo, Yo soy el odo por el que oye, la vista por la que ve, lamano con la que toma y el pie con el que camina.
De esta manera, laRealidad condicionada en las cosmovisionestradicionales, es decir las cosas, el orden cclico y las circunstanciasalternantes de las apariencias pueden aparecer como separados a la
percepcin ordinaria y sensible, aunque en rigor, no dejen de estarunidos,
como reabsorbidos en el punto medio de su tensin, establecidos en la
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Unidad central,por donde atraviesa elEjedel universo y por el cual, delmismo modo, se hallan ligados el orden celeste y el terrestre.
As mismo, desde tal estacin elevada, no puede haber juego de conjeturasni sucesin de fenmenos, por lo que igualmente se hace posible transponer
elprincipio de causa y efecto, pues de lo que verdaderamente se trata es deun soporte referido como naturaleza cclica y alternancia de aspectos (cuyo
corpus ifra es contemplado con eficacia, veracidad y precisin por todaslas artes y ciencias tradicionales de la humanidad). Es decir,
implcitamente, la misma Supraesencia en desarrollo y produccin sinverse comprometida por la actividad de sus acontecimientos y productos.
En rigor, vale el decir (aunque no haya negacin de laRealidadcondicionada con relacin a la manifestacin universal) que en la
Supraesencia en S-misma no hay suma ni resta, ni multiplicacin nidivisin; no hay agente ni accin, y cual supone establecer una correcta
transposicin de la concepcin trascendencia / inmanencia (pues en suexclusividad persistira el dualismo) por lo cual asimismo, puede ser
superada todadenominada voluntaden su condicin individualista,ya quecada aspecto y cada fenmeno comportan por sntesis a la misma
Supraesencia, del mismo modo en que cada mota de polvo(pisa con
cuidado el polvo del camino.Rubbaiyt, Umar Kayym) es (desde elpunto de vista de dicha manifestacin) una imagen realo representacinsimblica de Talsin que, a la vez, nada de ello tenga valor alguno desde talen S.
El soporte sensorial
Conviene reiterar en este punto, que la absoluta independencia delPrincipio no impide contemplarlo bajo otros aspectos o puntos de vista
anlogos que se hallen sujetos a la conversin tradicional, tampoco se trata
de una negacin o rechazo de la percepcin sensorial, ya que las tradiciones
ortodoxas aluden sobre una reabsorcin en su principio, y por lo cual se
infiere su funcin de ser soporte para ello.
La cuestin no puede dejar de ser extremadamente clara, ya que los medios
de conocimiento y las escrituras sagradas estn destinadas para quienesestamos inmersos en la ignorancia tal como lo deca Sankaracharya (en
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sus bhasya [comentarios] a losBrahma Sutras): Tales medios, puedentomar como instrumento a un hombre en estado de ignorancia.
Es ms: Un ser humano que no acepta el cuerpo la mente y los sentidos,no puede convertirse en un conocedor y es motivo por el que los medios deconocimiento no se pueden aplicar, puesto que la percepcin y otrasactividades no son posibles sin aceptar los sentidos que no funcionan sinuna base (Adhyaya 1). Por supuesto, debe inferirse de tal modo, quelos medios de conocimiento no se refieran slo dirigindose a los sentidos,
sino por intermedio de ellos, como conduciendo al Intelecto.
Anagoga y analoga
En la misma lnea, si se dice no haber una causa primera (para quien lograidentificarse al Principio sin-causa)desde el punto de vista anaggico[11] (recordemos que el mismo trmino anagoga (elevacin)implica, ensu condicin de principio y de raz, el atraer por va de participacin a
otros sentidos intermedios) se desprende que, desde tal punto de vista
tampoco hay propiamente una creacin (aunque puede ser legtima dentrode un cuadro exotrico tradicional en condiciones de vitalidad) en cuanto
excluya la transposicin a un orden ms elevado o metafsico, ms bien laortodoxia tradicional establece la analoga cuando deforma y degrado setrate siendo en realidad la Luz increada del Sol espiritual que alumbra a la
manifestacin, cual es como reflejndose en Tal, que se produce lavibracin sonora primordialhacia todas las direcciones a partir de uncentro establecido, y tal como cabalmente, en ese mismo sentido
anaggico, lo sugiere la Piedra del Sol en las tradiciones mexicanas [12].
Tal referencia es lo que reitera el punto de vista ortodoxo en tanto laalusin de no ser el orden establecido (en tanto se vea su ndole coesencial)
y tradicionalmente entendido (en cuanto laEsencia no se veacomprometida) lo pasible de negacin, sino su desfiguracin y permutacin
en una irrealidadvirtual [13] que conduce a un abismo, constituido por losmeandros del caos o los aspectos inferiores de lasustancia primordial.
El tono original
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Dicho derrotero, se presenta como inevitable en una sociedad que parece
haber perdido la capacidad de reflejar las realidades csmicas y su
Principio - traducida tal prdida - en el dualismo y conceptualismo que
expresan nuestras lenguas virtuales modernas (fiel reflejo de la abstraccin
y dispersin de pensamiento contemporneo) y a falta de un soporteindispensable tal como la vigencia y vitalidad de una lengua concreta yviviente, si es que cabe y corresponde la sugerencia, ya se tratara el
problema de apelar a los recursos inopinados o extraordinarios, por
ejemplo, acudir y sustentar a los idiomas tradicionales vigentes o aprender
con otra mirada de esos gestos fundamentales, an frecuentemente
aplicados entre los componentes calificados de las naciones aborgenes, por
caso aquel de los oidores de la selva[14].
Digamos sobre esto ltimo, que no es una cuestin balad ni corresponde al
animismo de una mentalidad primitiva, basta con acercarse a quiencorresponde, sin preconceptos y con la disposicin correcta, pues se trata
en realidad de considerar un gesto primordial, es decir, de orden universal
como lo sera en este ejemplo tomar un soporte adecuado a fin de lograr en
primera instancia, la puesta en atencin- permtase el trmino adecuado- de
una audicin tensional(en el sentido de una cualidad del odo [15]) capazde entreor aquel Tono original, [16] cuyos efectos seran lasresonancias del mismo en los diversos niveles de realidad, y por lo cual laasimilacin de tal virtud en un estado no-ordinario impedira separarse unasde otras a las partes contrarias (tomando debida cuenta de su aspecto
superior de complementariedad) y en fuga de un mismo orden sonoro a
partir del cual (dice la tradicin) surgen las variedades de toda formacin,
dentro de la cual cada fenmeno expresa su verdadero nombre, obtiene su
exacta posicin csmica y adquiere su correcto sentido universal.
En suma, podramos alegar del Tono original, en tanto dato tradicional, que
se halla comprendido en las virtudes del Verbo iluminador(en el sentido enque luz y sonido no se hallan diferenciados), y evidentemente, se espeja ocorresponde por analoga con la doctrina de laLuz, precisamente, aquelloque otorga o mejor dicho alumbra, la puesta en acto de una concentracineficaz, y como conducente a la identificacin del sujeto conocedoren actode conocercon el objeto de conocimiento.
Notas
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[1] Salvando, en donde corresponda, lo concerniente a la alegora y a la moral oaquellos elementos que en las sociedades arcaicas configuran el marco de la cohesin
social.
[2]Al margen de cierto reduccionismo tardo, empleamos el trmino anagoga
(como lo puede ser cualquier otra expresin respectiva al objeto que designamos) en elsentido aludido por los Padres de la Iglesia, es decir, a ttulo figurativo de laIntuicin o Contemplacin.
[3]Antiguamente solan denominarlos indistintamente como el sentido. Es probableque esto mismo haya contribuido a las confusiones posteriores entre una y otra y alconsecuente reduccionismo a partir del final del siglo XIV en occidente, ya en plenadecadencia de la verdadera mentalidad simblica.
[4]Aquello mismo que representa esta grafa pudo persistir de modo completo tambinen otras tradiciones como las aborgenes americanas.
[5]Teniendo en cuenta las no pocas omisiones y alteraciones sufridas en el cursohistrico.
[6]A fin de un carcter ilustrativo, podramos referirnos (entre tantos de sus aspectos)al sentido de un arco que se tensa por el medio de la cuerda de modo que, en lacontraccin de ambos extremos, se unifica la fuerza otorgando el impulso a la flecha,que sale disparada hacia el blanco.
[7]En tanto reflejo de aquella imagen sonora original del cual es copia actualizada.
[8] Con relacin a la nota precedente y en tanto a este se lo entienda cabalmente(podramos decir como deverbativo) en cuanto establecido a partir de un nico
sonido o Verbo primordial.
[9] Vase A. K. Coomaraswamy, Nirukta=Hermeneia en Artculos selectosMetafsica (Textos tradicionales)
[10]Herclito, sacerdote de la Dmeter eleusina, hace una referencia (supuestamentedivergente) al Apolo pitagrico, portante del arco y de la lira. Sumemos a lareferencia, que ms all de la radical oposicin que los historiadores le adjudican a los
heracltidas respecto de los pitagricos (que polemizaban entre s) la realidad es queno hay tal en el aspecto esencial de las cuestiones. En este caso, la interpretacin delos contrarios (de Herclito) no difiere en el fondo con la fusin de los opuestos en lamedia(de Pitgoras).
[11] Vase nuestra anotacin sobre La Anagoga
[12] Vulgarmente conocida como calendario azteca que comporta la imagen deTonatiuh, en carcter del Seor que nos saca la lengua. Vasenuestraanotacin:La mscara sagrada, como smbolo metafsico del Sol
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[13]Producto de la prdida completa de mtodos tales como la anagoga y la analogaen carcter de representar los aspectos superiores de los smbolos, lenguajes, artes yescrituras tradicionales.
[14]En este caso, la selva es contemplada como smbolo de la manifestacin.
Tambin, como referencia vinculada, podramos mencionar el simbolismo del tambor,y entre sus mltiples asociaciones, aquella que se desprende de un instrumento conforma determinada (notablemente manifestado entre aborgenes de todas las latitudes)para provocar ciertas percusiones, todo lo cual se halla relacionado al relmpago y altrueno (la luz y el sonido). Vase nuestra anotacin El simbolismo del tambor
[15]Entre otras cosas esto se halla estrechamente relacionado con el ritmo cuyasvibraciones determinadas por ciertas repeticiones sonoras repercute armnicamente enuna escala indefinida de estados a fines de establecer comunicacin con el ordenceleste.
[16] Simblicamente hablando: entre el relmpago y el trueno, como aspectos delRayo primigenio y formador, cuya analoga inversa le muestra tambin comodestructor de las formas (anaggicamente de la dualidad) y tal como, precisamente, sevislumbra ello en la tradicin hind, en referencia al simbolismo del ojo frontal deShiva asimilado al rayo (el rayo del medio o tercer ojo)