la redención de mainländer

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(*) Escritor, ensayista y filósofo de formación autodidacta peruano. Estudio Derecho y Ciencias Políticas en la UIGV (Promoción 2008 III). Ex Docente de EGACAL de Teoría General del Derecho y Latín Jurídico. Además se especializó en estudios de Filosofía e Historia de las Religiones en la UARM (C.E.U.). Es autor del texto “ABC del Derecho l Latín Jurídico” (2011) y Co – autor del texto “Oratoria Forense y Redacción Jurídica” (2010). Además escribió análisis y críticas sobre temas jurídicos – filosóficos para distintas revistas del ámbito jurídico. También es un profundo investigador de temas relacionados al estudio de la Filología Clásica. Boletín Virtual Filosófico Ensayos, Artículos, Monografías, sobre temas filosóficos, 001 Oct. 20 de 2012 filológicos, literarios, artísticos y jurídicos HPHRAIM LA REDENCIÓN DE MAINLÄNDER POR: DAVID EFRAÍN MISARI TORPOCO (*) 1. Juventud de Mainländer Philipp Batz, a quien conocemos mejor como Philipp Mainländer, se dio cuenta que el pretender ser un comerciante, no era lo suyo y se dedicó al estudio de la filosofía, con la cual terminaría por inmortalizarse. Revisemos algunos aspectos de su juventud. Recibió su formación escolar en la Realschule de Offenbach (su ciudad natal) situadas a orillas del río Main, de donde proviene su seudónimo “Main-länder”. En 1856 frecuenta la escuela de Comercio en Dresden, y dos años más tarde viajará por Francia e Italia para llegar a Nápoles, con el fin de ocupar un puesto en una casa de comercio. Fue durante este tiempo que en el año 1860, Philipp contando con diecinueve años durante su estancia en Napoles (1858 1863) llega a conocer “El mundo como voluntad y representación”, obra de Arthur Schopenhauer, la cual le serviría de inspiración para construir su propia obra metafísica. Mainländer fue arrastrado por dicha conciencia schopenhaueriana a una peligrosa antinomia, que no se puede dejar de lado. Veamos que nos dice el mismo Philipp: “En Febrero de 1860 llegó el día más significativo de mi vida. Fue cuando entré a una librería y le eché un vistazo a los libros frescos que recién habían llegado de Leipzig. Y mientras revisaba algunos textos encontré “El mundo como voluntad y representación” de un tal Schopenhauer, a lo que me pregunté ¿Schopenhauer? ¿Quién era Schopenhauer? Nunca había oído ese nombre hasta entonces, luego al revisar la obra, leí sobre la negación de la voluntad de vivir y me encuentro con numerosas citas conocidas de un texto que me hizo presa de sus sueños.(Mainländer 2004 pp. 8-9) A su regreso en Offenbach, se hizo cargo del negocio de su padre. Ya por el año 1968, terminaría por trasladarse a Berlín, donde recibe el nombramiento de “Martin Magnus”, en una casa de banca. Luego de algunos años vuelve a su ciudad natal para empezar a redactar parte de su obra principal, pero decide por voluntad propia, entrar como coracero en Halberstadt. Ya en noviembre de 1875 se establece definitivamente en Offenbach para concluir su obra principal. Fue en su corta juventud, a la cual se dedicó tiempo completo a su egregio texto. Revisemos los aspectos más importantes de su tratado. 2. Filosofía de la Redención Luego de ver su obra impresa, el 1° de Abril de 1876, Mainländer elegiría su redención, ahorcándose con una soga al cuello, renunciando así a este mundo lleno de dolor. Pero veamos que nos quiere transmitir con su escrito. El nombre de su obra en alemán es Die Philosophie der Erlösung, y es en ella, donde Mainländer elabora una trágica cosmogonía, sosteniendo que el Universo nace a partir de un Dios, pero que al verse “saturado y obstruido en su súper propio ser, decide suicidarse creando la humanidad”. De este modo arbitrario, origina la catástrofe absoluta, con la cual, el Universo no surge por un acto de “creación divina”, sino por el resultado de un agotamiento de “voluntad divina”, y es por eso que el filósofo sostiene lo siguiente: “Dios ha muerto y su muerte fue la vida en el mundo (...) todo lo que vemos en el mundo, no es más que la contemplación de la voluntad de auto- anulación de Dios”. Es así como nuestra nefasta existencia, más que ser “voluntad de vida”, es una “voluntad de muerte”, pues en el instinto de todo ser vivo, se encuentra el impulso arrebatador de tanatos. La filosofía de la redención, parte con la tesis en que Mainländer construye una ontología negativa, donde es preferible el “no-ser” al “ser”, ya que “somos fragmentos de un Dios que en el principio de los tiempos, se autoaniquiló, porque quiso no-ser. Toda la historia universal, no es más que la oscura agonía de esos fragmentos que quedaron dispersos en el mismos cosmos.” Si le damos un giro a la filosofía schopenhaueriana, en el mundo de Mainländer”, veremos que la ley universal que rige es el dolor y la muerte, que al quedar así, será la única manera de cómo el hombre llegaría a encontrar una redención de su existencia en el suicidio. 3. Mainländer y la muerte de Dios Influenciado por la filosofía de Schopenhauer, del cual extrajo algunos puntos para elaborar su propia concepción pesimista del mundo, Mainländer también sirvió de influencia a Nietzsche, quien lo menciona, ya que fue el primer filósofo que habló y trató sobre “la muerte de Dios.” La filosofía de la redención, aparte de continuar las doctrinas de Kant y Schopenhauer, también confirma el budismo y se puede leer diversos aspectos tratados sobre el cristianismo puro. Todos estos sistemas filosóficos son rectificados y completados por Philipp, tratando a su vez, de reconciliar a estas religiones con la ciencia. La filosofía de la redención fundamente el ateísmo no en una creencia cualquiera (como estas religiones las tienen) sino como una filosofía en el saber, razón por la cual queda el ateísmo por primera vez, gracias a ella, fundamentado de un modo científico. Para Mainländer, la moral del cristianismo, no es más que un mandamiento lento y suicida, con el cual se puede lograr tomar conciencia de la caída y decadencia de un catastrófico destino del mundo. Podemos darnos cuenta de este fenómeno, si tan solo revisamos la vida de Jesús “El Cristo”, como la de Buda, pues ambos según Philipp habrían expresado el sensu allegorico a través de sus vidas. Con respecto a su visión del Universo, el filósofo propone una tesis propia, en la cual, Dios queda saturado de su propio “Súper-ser” y decide como un suicida, autoeliminarse en una catástrofe absoluta, y con este agotamiento de la voluntad divina, se originó todo lo demás. En un principio existe una vuelta repentina de perfección, sin tiempo, ni espacio, lo cual tiende hacia la nada. De modo increíble, esto es lo que la ciencia denominó “Big Bang”, pues el curso irreversible de esta Escritor Misterioso BOLETÍN VIRTUAL FILOSÓFICO ATLÁNTIDA

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El presente ensayo trata sobre el "suicidio" bajo la filosofía de Mainlânder. Este filósofo fue el primero en sostener "la muerte de Dios", quien se le atribuye a Nietzsche como precursor de la cita. Sin embargo, Mainlânder nos dice que la única forma que tiene el hombre para "liberarse" es mediante la autoaniquilación, la autodesintegración del ser, para acabar con este lento suicidio llamado "la vida".

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Page 1: La Redención de Mainländer

(*) Escritor, ensayista y filósofo de formación autodidacta peruano. Estudio Derecho y Ciencias Políticas en la UIGV (Promoción 2008 – III). Ex – Docente de EGACAL de

Teoría General del Derecho y Latín Jurídico. Además se especializó en estudios de Filosofía e Historia de las Religiones en la UARM (C.E.U.). Es autor del texto “ABC del

Derecho l Latín Jurídico” (2011) y Co – autor del texto “Oratoria Forense y Redacción Jurídica” (2010). Además escribió análisis y críticas sobre temas jurídicos – filosóficos

para distintas revistas del ámbito jurídico. También es un profundo investigador de temas relacionados al estudio de la Filología Clásica.

Boletín Virtual Filosófico Ensayos, Artículos, Monografías, sobre temas filosóficos, Nº 001 – Oct. 20 de 2012 filológicos, literarios, artísticos y jurídicos HPHRAIM

LA REDENCIÓN DE MAINLÄNDER

POR: DAVID EFRAÍN MISARI TORPOCO (*)

1. Juventud de Mainländer

Philipp Batz, a quien conocemos mejor como

Philipp Mainländer, se dio cuenta que el

pretender ser un comerciante, no era lo suyo y

se dedicó al estudio de la filosofía, con la cual

terminaría por inmortalizarse.

Revisemos algunos aspectos de su juventud.

Recibió su formación escolar en la Realschule

de Offenbach (su ciudad natal) situadas a

orillas del río Main, de donde proviene su

seudónimo “Main-länder”. En 1856 frecuenta

la escuela de Comercio en Dresden, y dos años

más tarde viajará por Francia e Italia para

llegar a Nápoles, con el fin de ocupar un

puesto en una casa de comercio. Fue durante

este tiempo que en el año 1860, Philipp

contando con diecinueve años durante su

estancia en Napoles (1858 – 1863) llega a

conocer “El mundo como voluntad y

representación”, obra de Arthur Schopenhauer,

la cual le serviría de inspiración para construir

su propia obra metafísica. Mainländer fue

arrastrado por dicha conciencia

schopenhaueriana a una peligrosa antinomia,

que no se puede dejar de lado. Veamos que

nos dice el mismo Philipp: “En Febrero de

1860 llegó el día más significativo de mi vida.

Fue cuando entré a una librería y le eché un

vistazo a los libros frescos que recién habían

llegado de Leipzig. Y mientras revisaba

algunos textos encontré “El mundo como

voluntad y representación” de un tal

Schopenhauer, a lo que me pregunté

¿Schopenhauer? ¿Quién era Schopenhauer?

Nunca había oído ese nombre hasta entonces,

luego al revisar la obra, leí sobre la negación

de la voluntad de vivir y me encuentro con

numerosas citas conocidas de un texto que me

hizo presa de sus sueños.”(Mainländer 2004

pp. 8-9)

A su regreso en Offenbach, se hizo cargo del

negocio de su padre. Ya por el año 1968,

terminaría por trasladarse a Berlín, donde

recibe el nombramiento de “Martin Magnus”,

en una casa de banca. Luego de algunos años

vuelve a su ciudad natal para empezar a

redactar parte de su obra principal, pero decide

por voluntad propia, entrar como coracero en

Halberstadt.

Ya en noviembre de 1875 se establece

definitivamente en Offenbach para concluir su

obra principal. Fue en su corta juventud, a la

cual se dedicó tiempo completo a su egregio

texto. Revisemos los aspectos más importantes

de su tratado.

2. Filosofía de la Redención

Luego de ver su obra impresa, el 1° de Abril

de 1876, Mainländer elegiría su redención,

ahorcándose con una soga al cuello,

renunciando así a este mundo lleno de dolor.

Pero veamos que nos quiere transmitir con su

escrito.

El nombre de su obra en alemán es Die

Philosophie der Erlösung, y es en ella, donde

Mainländer elabora una trágica cosmogonía,

sosteniendo que el Universo nace a partir de

un Dios, pero que al verse “saturado y

obstruido en su súper propio ser, decide

suicidarse creando la humanidad”. De este

modo arbitrario, origina la catástrofe absoluta,

con la cual, el Universo no surge por un acto

de “creación divina”, sino por el resultado de

un agotamiento de “voluntad divina”, y es por

eso que el filósofo sostiene lo siguiente: “Dios

ha muerto y su muerte fue la vida en el mundo

(...) todo lo que vemos en el mundo, no es más

que la contemplación de la voluntad de auto-

anulación de Dios”.

Es así como nuestra nefasta existencia, más

que ser “voluntad de vida”, es una “voluntad

de muerte”, pues en el instinto de todo ser

vivo, se encuentra el impulso arrebatador de

tanatos.

La filosofía de la redención, parte con la tesis

en que Mainländer construye una ontología

negativa, donde es preferible el “no-ser” al

“ser”, ya que “somos fragmentos de un Dios

que en el principio de los tiempos, se

autoaniquiló, porque quiso no-ser. Toda la

historia universal, no es más que la oscura

agonía de esos fragmentos que quedaron

dispersos en el mismos cosmos.”

Si le damos un giro a la filosofía

schopenhaueriana, en “el mundo de

Mainländer”, veremos que la ley universal que

rige es el dolor y la muerte, que al quedar así,

será la única manera de cómo el hombre

llegaría a encontrar una redención de su

existencia en el suicidio.

3. Mainländer y la muerte de Dios

Influenciado por la filosofía de Schopenhauer,

del cual extrajo algunos puntos para elaborar

su propia concepción pesimista del mundo,

Mainländer también sirvió de influencia a

Nietzsche, quien lo menciona, ya que fue el

primer filósofo que habló y trató sobre “la

muerte de Dios.”

La filosofía de la redención, aparte de

continuar las doctrinas de Kant y

Schopenhauer, también confirma el budismo y

se puede leer diversos aspectos tratados sobre

el cristianismo puro. Todos estos sistemas

filosóficos son rectificados y completados por

Philipp, tratando a su vez, de reconciliar a

estas religiones con la ciencia.

La filosofía de la redención fundamente el

ateísmo no en una creencia cualquiera (como

estas religiones las tienen) sino como una

filosofía en el saber, razón por la cual queda el

ateísmo por primera vez, gracias a ella,

fundamentado de un modo científico.

Para Mainländer, la moral del cristianismo, no

es más que un mandamiento lento y suicida,

con el cual se puede lograr tomar conciencia

de la caída y decadencia de un catastrófico

destino del mundo. Podemos darnos cuenta de

este fenómeno, si tan solo revisamos la vida de

Jesús “El Cristo”, como la de Buda, pues

ambos – según Philipp – habrían expresado el

sensu allegorico a través de sus vidas.

Con respecto a su visión del Universo, el

filósofo propone una tesis propia, en la cual,

Dios queda saturado de su propio “Súper-ser”

y decide como un suicida, autoeliminarse en

una catástrofe absoluta, y con este

agotamiento de la voluntad divina, se originó

todo lo demás. En un principio existe una

vuelta repentina de perfección, sin tiempo, ni

espacio, lo cual tiende hacia la nada. De modo

increíble, esto es lo que la ciencia denominó

“Big Bang”, pues el curso irreversible de esta

Escritor Misterioso

BOLETÍN VIRTUAL FILOSÓFICO

ATLÁNTIDA

Page 2: La Redención de Mainländer

(*) Escritor, ensayista y filósofo de formación autodidacta peruano. Estudio Derecho y Ciencias Políticas en la UIGV (Promoción 2008 – III). Ex – Docente de EGACAL de

Teoría General del Derecho y Latín Jurídico. Además se especializó en estudios de Filosofía e Historia de las Religiones en la UARM (C.E.U.). Es autor del texto “ABC del

Derecho l Latín Jurídico” (2011) y Co – autor del texto “Oratoria Forense y Redacción Jurídica” (2010). Además escribió análisis y críticas sobre temas jurídicos – filosóficos

para distintas revistas del ámbito jurídico. También es un profundo investigador de temas relacionados al estudio de la Filología Clásica.

gran explosión, se llega a extender a través de

su fuerza omnipotente de creación, hasta el

exterminio de todo lo que le precede, lo cual

solamente se encuentra aun presente

“existiendo” y a la vez “deviniendo” hacia su

extenuación.

Para Mainländer, el simple hecho es lo que la

conciencia advierte a través de los tráfagos de

la vida, diciendo a nuestro inconsciente que

“la no existencia es mejor que la existencia”,

como si esta fuera la sentencia que Sileno le

dijo al rey. Pero ¿por qué esto? Simplemente

porque este conocimiento le abre al hombre la

posibilidad de negar perpetuarse y tender a

autoaniquilarse, para consumar finalmente el

gran ciclo de la redención (Erlösung) del ser.

Mainländer afirma que todos somos

fragmentos de un Dios, que al igual que en el

“Big Bang” del principio de todos los tiempos,

se destruyó ávido de no-ser. El filósofo nos

dice: “Esta unidad simple que ha sido, ya no

existe más. Ella se ha fragmentado,

transformando su esencia absoluta en el

mundo de la multiplicidad. Dios ha muerto y

su muerte fue la vida del mundo. Por esa

razón, nosotros ya no estamos “más en Dios”,

porque la unidad simple se ha destruido y ha

muerto.” Sin embargo, es consciente de sus

límites, y pregúntese ¿existió realmente una

unidad simple?

Mainländer sostiene que sí existió. Pero no es

posible descifrar en algún modo, lo que esta

“unidad simple” fue al principio, ya que solo

afirma que su “Ser” fue saturado por su propio

“súper-ser”, el cual, no se asemeja a ningún

ser que podamos concebir, porque todo ser que

se conoce es por el contrario, un ser cuya

manifestación es movimiento o devenir. Tesis

que nos hacen recordar a Heráclito y

Parménides.

Sin embargo, Mainländer sintetiza sus teorías

centrales, como la desintegración de la unidad

en la multiplicidad, pues la transición del

campo trascendente hacia el inmanente “la

muerte de Dios” y acerca del origen del

mundo, en los siguientes pasos:

1. Dios quiso el no-ser.

2. Su esencia fue el obstáculo para la entrada

inmediata en el no-ser.

3. La esencia tuvo que desintegrarse en un

mundo de la multiplicidad, cuyos individuos

tienen, todos juntos, el afán de “no-ser”.

4. Es en este afán, donde se obstaculizan

mutuamente, luchan los unos con los otros y

debilitan de esta manera, su fuerza.

5. La completa esencia de Dios vino hacia el

mundo a través de una forma transformada y

en una determinada suma de fuerza.

6. El Universo, el mundo completo, tiene una

meta “el no-ser” y logra esta, mediante el

continuo debilitamiento de las sumas de

fuerzas.

7. Cada uno llegará a través del agotamiento

de su fuerza, en su proceso evolutivo, hasta el

punto que su ansia de alcanzar, el exterminio y

pueda llegar a ser cumplida.

Podemos observar que existe una cosmovisión

que concibe la historia universal como la

oscura agonía de los fragmentos que

correspondieron a un Dios y que apela a la

destrucción del mundo y del “yo” para

acelerar el proceso de destrucción. Mainländer

nos dice al respecto “La ley del debilitamiento

de la fuerza es la ley universal. Para la

humanidad, esta se llama ley del dolor.”

Entendiendo esta postura, y en compatibilidad

con ello, solo una teología del exterminio es

capaz de aliviar aquel dolor cuyo proceso

viene a ser un padecer irreversible, a lo que

solamente queda colaborar con la

desintegración del mismo. En efecto, esto solo

se logra con la autodestrucción o

autodesintegración.

Queda claro que para Mainländer el dolor no

es un impedimento mortífero, solo es parte de

un engranaje que debe terminar por

extinguirse. Es por ello que Mainländer

defiende su propia postura metafísica y

sostiene que: “El verdadero significado

metafísico del mundo, el credo de todos los

buenos y los justos, el desarrollo del mundo

con la humanidad hasta el extremo. El mundo

es el punto de tránsito, pero no para un estado

nuevo, sino para el exterminio, el cual desde

luego, se encuentra fuera del mundo, esto es

lo metafísico.” Es así, como el pesimismo

autodestructivo mainlanderiano transmuta el

concepto de negación, por el de destrucción.

4. La Voluntad de Muerte

La voluntad de muerte en Mainländer, no es

más que la conciencia de la vida, como medio

para alcanzar la liberación a través de la

muerte. Bajo esta cosmovisión, toda cosa en el

mundo es inconscientemente voluntad de

muerte. El mundo se mueve como si tuviera

una causa final, pero lo que en verdad se desea

no es la vida, porque esta es solo apariencia de

la voluntad de muerte. Sin embargo, la

redención puede comenzar en vida, al tomar

conciencia de que lo esencial ya no es aquella

voluntad que tiene como fin la vida, sino

aquella que sirve como medio para la muerte.

Mainländer nos habla de sí para persuadirnos

sobre ello: “Quisiera en adelante destruir

todos los motivos fútiles que puedan

amedrentar a los hombres para buscar la

noche sosegada de la muerte, y cuando pueda

tranquilamente quitarme de encima la

existencia, cuando mi nostalgia de la muerte

se acreciente solo un poco más, entonces mi

confesión podrá tener la fuerza de apoyar a

cualquiera de mis semejantes en su lucha

contra la vida.”

Albert Camus casi un siglo más tarde, en la

misma línea de confesión sostiene: “Matarse,

en cierto sentido y como en el melodrama es

confesar. Es confesar que se ha sido

sobrepasado por la vida o que no se le

comprende.” Pero ambas confesiones difieren

entre sí. El hecho es que Mainländer si elaboró

un tratado de más de mil páginas, donde

incluye una minuciosa teleología del

exterminio (Teleologie der Vernichtung). En

esta, llega a manifestar su absoluta convicción

de haber hallado la redención al problema de

la existencia humana. “Finalmente el filósofo

inmanente ve en el Universo completo solo la

profunda nostalgia de un exterminio absoluto,

y esto es oído por él, el llamado claro que

atraviesa todas las esferas celestiales

¡Redención! ¡Redención! ¡Muerte a nuestra

vida! Y la respuesta consoladora dice: “Todos

ustedes encontraran el exterminio serán

redimidos.” El amor a la muerte de

Mainländer apela a la valentía espiritual en su

lucha contra la vida y nos dice: “Aquel que no

le tema a la muerte, se precipita en una casa

envuelta en llamas: quien no le teme a la

muerte, sale sin vacilar en medio de un

diluvio; quien no le teme a la muerte, irrumpe

en una tupida lluvia de balas; quien no le teme

a la muerte, emprende desarmado la lucha

contra miles de titanes alzados en ira, quien

no le teme a la muerte, es el único que puede

hacer algo por los demás, sangrar por los

otros y recibir al mismo tiempo la felicidad

única, el único bien deseable en este mundo:

la verdadera paz del corazón.”

Si analizamos lo que Camus quiso decir al

sostener “No hay más que un problema

filosófico verdaderamente serio: el suicidio.

Juzgar si la vida vale o no vale la pena vivirla

es responder a la pregunta fundamental de la

filosofía.” Camus quiso plantear un problema

que en Schopenhauer no nos conduce a la

autodestrucción, sino a la autonegación. Por

más pesimista que parezca la cosmovisión

schopenhaueriana, ella jamás buscó el cese

inmediato, violento y autodestructivo de la

vida, sino por el contrario, encontró un camino

lento de conflictos internos, donde se busca

negar el querer que produce el fenómeno del

sufrimiento en la vida. Bajo esta concepción,

el suicidio es antecedido por motivos que

nacen de un “yo volente”, marcado

visiblemente por las barreras individuales

propias del principium individuationis, pero

que más allá del fenómeno resultan solo ser

una causa infundada. Esto se debe a que la

voluntad de vivir no vale la pena ser afirmada

y nos sobrepasa en ella lo inconcebible y lo

doloroso, es que se debe negar su esencia y no

destruir el fenómeno particular de ella, que se

vive y se vivirá siempre en uno. Sin embargo,

resulta paradójico que el apego a la vida suele

ser más fuerte que todas las miserias del

mundo, y aunque se juzgue que la vida no vale

la pena ser vivida, son pocos finalmente los

que obran según esta premisa, y ¿a qué se debe

esto? Se debe a que el querer de la vida, no

implica más que el que se la quiera, y es en

este hecho donde radica su esencialidad.

Soy de la idea, que no deberíamos

preguntarnos si la vida vale o no vale la pena

ser vivida, más bien solo nos queda

sobrecogernos de ella, con el hecho de que la

vida nunca resultará ser vivida para todo

hombre. Y ¿por qué digo esto? Porque Camus

sostuvo que vio morir a muchas personas que

estimaron que la vida no vale la pena vivirla,

pese a que en algún momento consideraron

Page 3: La Redención de Mainländer

(*) Escritor, ensayista y filósofo de formación autodidacta peruano. Estudio Derecho y Ciencias Políticas en la UIGV (Promoción 2008 – III). Ex – Docente de EGACAL de

Teoría General del Derecho y Latín Jurídico. Además se especializó en estudios de Filosofía e Historia de las Religiones en la UARM (C.E.U.). Es autor del texto “ABC del

Derecho l Latín Jurídico” (2011) y Co – autor del texto “Oratoria Forense y Redacción Jurídica” (2010). Además escribió análisis y críticas sobre temas jurídicos – filosóficos

para distintas revistas del ámbito jurídico. También es un profundo investigador de temas relacionados al estudio de la Filología Clásica.

que sí era valioso hacerlo. Pero pese a ello,

Camus afirma lo siguiente: “Nunca vi morir a

nadie por el argumento ontológico. Galileo,

que defendía una verdad científica importante

y determinante para la época, abjuró de ella

con la mayor facilidad del mundo cuando vio

que su vida corría peligro.”

Por su parte, Klaus Thomas en su obra

Hombres ante el abismo, parece ser más

cauteloso al recordar a Hegesias, a quien lo

designó con el apodo de Peisithánatos, pues

como bien dice su nombre, era un hombre que

precisamente persuadía a matarse, y lo hizo,

porque creía que la felicidad tan

frecuentemente ensalzada, anhelada y buscada

por los hombres, era simple y objetivamente

inasequible y nunca jamás alcanzada.

Pero luego, viene una parte interesante que no

puede dejar de ser tomada en cuenta, para lo

cual Klaus Thomas nos dice lo siguiente:

“Hay pocos que estarían dispuestos a morir

por una demostración ontológica.” Y nos

preguntamos ¿puede realmente morir alguien

por un argumento ontológico? La respuesta es

un SÍ, y el último que murió por una

demostración ontológica fue Philipp

Mainländer.

5. El Suicidio de Mainländer: Su liberación

El primero de Abril de 1876, el día en que

Mainländer recibía la impresión de su obra

Philosophie der Erlösung, el filósofo acabó

con su vida.

Con la impresión de su libro, tomó varios

ejemplares y con ayuda de algunos apuntes

más, levantó un cúmulo de papeles y lo utilizó

como pedestal, como base de su redención

filosófica. Cogió la cuerda y se la amarró al

cuello, y la colgó en la viga. Luego dio

comienzo al movimiento de piernas.

Actualmente los físicos podrían ponderar la

agudeza de su sensibilidad para expresar

vivencial y consecuentemente lo que hoy la

ciencia llamaría Big Bang, o también el

aumento de la entropía, fuera de todos los

aportes que pudo expresar así, concerniente a

la teoría del caos y los postulados que guardan

relación con las leyes de la termodinámica.

Sin embargo, se puede deducir que el Big

Bang o la teoría de la gran explosión

matematiza y salda la fantasía mitopoética

destructiva del “Comienzo-Final” catastrófico,

el cual fue vivido por Mainländer como

suicidio. Este hecho nos permite reconocer a

su vez, la sensibilidad mitopoética como

expresión del dolor que vivió y teorizó.

Pretender ironizar que su suicidio fue un acto

perpetrado para enaltecer su obra, es un juicio

que no concierne en este caso a una reflexión

que busca ser consciente de la esencialidad

propia de su vivencia. Realzo en ella su

sensibilidad mitopoética: “Más allá del mundo

no hay ni un lugar de paz, ni un lugar de

tormento, sino solo la nada (...) Esto puede

generar un nuevo contramotivo y un nuevo

motivo: esta verdad puede hacerlo retroceder

a uno hasta la afirmación de la voluntad y a

otro puede llevarlo poderosamente hasta la

muerte.”

6. Conclusiones

En este breve ensayo sobre la filosofía de

Mainländer y el tema del suicidio, a la luz de

la voluntad de vivir y la voluntad de morir, fue

concebido como un intento de profundizar y

comprender a partir de dos teorías

antagónicas, una argumentación ontológica

que lo condena y otra que lo legitima, hasta la

radical consecuencia de consumarse en su

praxis.

Tres síntesis que podemos rescatar, serían:

Primero: Que la consciencia advierte a través

de los tráfagos de la vida, que la no-existencia

es mejor que la existencia, y precisamente este

conocimiento, es la que lleva que el hombre se

niegue a perpetuarse y tienda a auto

aniquilarse, consumando así, el gran ciclo de

la redención del ser al no-ser, ya que todos

somos “fragmentos” de un Dios, que en la

génesis del Big Bang, se destruyó a sí mismo,

ávido de no-ser.

Segundo: Todo el proceso histórico-universal,

no es más que la lúgubre agonía de esos

“fragmentos”, y la destrucción del mundo

tendría como objetivo primordial resucitar a

Dios.

Tercero: Para Mainländer, Dios se sintió

saturado de su “super-ser” y entonces decidió

que la no-existencia era mejor que la

existencia, y por eso al crear a la humanidad

(al hombre de paso) se suicidó. También se

puede entender que el auténtico Big-Bang,

habría sido aquella decisión divina con la cual

Dios puso fin a su vida. Mainländer escribe:

“Esta unidad simple que ha sido, ya no existe

más. Ella se ha fragmentado, transformándose

en esencia absoluta dentro del vasto universo

de la multiplicidad. Dios ha muerto y su

muerte fue la vida del Universo”.

El supremo cumplimiento que ha de atreverse

a cometer el suicida, es la abdicación en pro de

la nada, cuyo desenlace es la autoanulación de

uno mismo. Esto quiere decir que el

anulándose a sí mismo, es el resultado de una

avidez vital de la nada, que se trasciende a sí

misma.

Datos bibliográficos:

Mainländer, Philipp (1996), Die Philosophie

der Erlösung. Tomos I y II. Hildesheim.

Georg Olms (2004), Von Verwesen der Welt

und anderen Restposten, editado por Ulrich

Horstmann, Leipzig: Edition Sonderwege bei

Manuscriptum.

Müller – Seyfarth, Winfried (1993). Die

modernen Pessimisten als decadents, von

Nietzsche zu Horstmann. Texte zur

Rezeptionsgeschichte von Philipp Mainländers

Philosophie der Erlösung. Wurzburg:

Königshausen und Neumann.

_____________________________________

Boletín Virtual Filosófico “Escritor Misterioso”

Se encuentra al servicio de todos aquellos que deseen aportar con algún tema de investigación de carácter filosófico,

filológico, literario o jurídico. Si desea que su seminario, ensayo, investigación o artículo sea publicado de manera

gratuita, sírvase enviarlo al e-mail:

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Director: David Efraín Misari Torpoco

Jefe del Comité Jurídico: José Reynaldo Lopez Viera

Secretario del Comité: Jhonn Villafana Huertas.