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Las medidas se desarrollan en paralelo con la aparición de las primeras sociedades urbanas, convirtiéndose en una actividad necesaria sobre todo cuando se produce la división del trabajo y, consecuentemente, la necesidad del intercambio de bienes. Las primeras unidades de medida, que surgieron como base de comparación con algo (unidad) para efectuar intercambios comerciales, fueron empíricas, autocráticas, sin relación matemática entre ellas y basándose generalmente en características antropométricas. Tanto en los pueblos y regiones que hoy constituyen España, como en la Europa medieval, existía una gran dispersión de unidades de medida, lo que constituía un pesado lastre para el desarrollo del comercio. Los intentos de unificación fueron muchos pero los intereses gremiales y los sectores de poder los llevaron a su fracaso hasta que la propia sociedad evolucionó arrastrada por el desarrollo del comercio y el desarrollo de la figura de «nación» con la afirmación de la soberanía real y la construcción nacional del Estado. Así, en 1791, la Asamblea Nacional francesa aprobó un sistema métrico decimal de medida que se basaba en las unidades de medida de longitud y de medida de masa, materializadas mediante una barra de platino a cantos y un cilindro de platino que se depositaron en los Archivos de la República francesa en el año 1799. En España, existía esa gran dispersión con un particularismo extremado. Se utilizaban los mismos nombres de unidades, como la vara, libra, arroba o la fanega con diferentes valores entre regiones o incluso entre ciudades muy próximas dentro de las mismas regiones. Esto potenciaba un campo infinito para los abusos y dificultaba extraordinariamente el desarrollo del comercio interregional. El 19 de julio de 1849, la reina Isabel II sancionó en San Ildefonso, la Ley de Pesos y Medidas, introduciendo en la legislación nacional en todo el reino, el Sistema Métrico Decimal (SMD) y su nomenclatura científica (basado en el establecido por la Asamblea Nacional Francesa en 1791) rompiendo con las tradiciones y costumbres bien consolidadas durante siglos, pero hasta 1867 no se declaró obligatorio para la administración del Estado, extendiéndose esa imposición a todos los ciudadanos en 1868. Las dificultades para su puesta en marcha hicieron que su implantación se dilatara hasta 1880, pero no fue hasta 1895 cuando finalizó el periodo de reformas iniciado en 1849 y el sistema métrico decimal comenzó a generalizarse en España. Hasta bien entrado el siglo xx se siguieron utilizando en algunas regiones y poblaciones aquellas unidades que habían utilizado sus antepasados. La Ley de 1849 creó al efecto la Comisión de Pesas y Medidas, como órgano consultivo del Gobierno, con el fin de desarrollar el Sistema Métrico Decimal en nuestro país. A resultas de sus trabajos, se determinaron las equivalencias entre las antiguas pesas y medidas de las diferentes ciudades españolas y las unidades del SMD, apareciendo publicadas por Real Orden de 9 de diciembre de 1852. Una colección de las antiguas medidas utilizadas para la conversión se mantiene y se puede visitar en la exposición permanente de pesas y medidas del Centro Español de Metrología. El facsímil que se reproduce es de un cartel que se elaboró probablemente a comienzos de 1868 y del cual se cumple en estos meses el 150 aniversario de su edición. Su objetivo era dar a conocer al público la equivalencia entre las viejas y las nuevas medidas y en él se puede apreciar la extrema dispersión que se mencionaba anteriormente y la mejora para el interés público que supuso la unificación. La introducción del sistema métrico decimal en España

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Page 1: La introducción del sistema métrico decimal en España · visitar en la exposición permanente de pesas y medidas del Centro Español de Metrología. El facsímil que se reproduce

Las medidas se desarrollan en paralelo con la aparición de las primeras sociedades urbanas, convirtiéndose en una actividad necesaria sobre todo cuando se produce la división del trabajo y, consecuentemente, la necesidad del intercambio de bienes. Las primeras unidades de medida, que surgieron como base de comparación con algo (unidad) para efectuar intercambios comerciales, fueron empíricas, autocráticas, sin relación matemática entre ellas y basándose generalmente en características antropométricas.

Tanto en los pueblos y regiones que hoy constituyen España, como en la Europa medieval, existía una gran dispersión de unidades de medida, lo que constituía un pesado lastre para el desarrollo del comercio. Los intentos de unificación fueron muchos pero los intereses gremiales y los sectores de poder los llevaron a su fracaso hasta que la propia sociedad evolucionó arrastrada por el desarrollo del comercio y el desarrollo de la figura de «nación» con la afirmación de la soberanía real y la construcción nacional del Estado. Así, en 1791, la Asamblea Nacional francesa aprobó un sistema métrico decimal de medida que se basaba en las unidades de medida de longitud y de medida de masa, materializadas mediante una barra de platino a cantos y un cilindro de platino que se depositaron en los Archivos de la República francesa en el año 1799.

En España, existía esa gran dispersión con un particularismo extremado. Se utilizaban los mismos nombres de unidades, como la vara, libra, arroba o la fanega con diferentes valores entre regiones o incluso entre ciudades muy próximas dentro de las mismas regiones. Esto potenciaba un campo infinito para los abusos y dificultaba extraordinariamente el desarrollo del comercio interregional.

El 19 de julio de 1849, la reina Isabel II sancionó en San Ildefonso, la Ley de Pesos y Medidas, introduciendo en la legislación nacional en todo el reino, el Sistema Métrico Decimal (SMD) y su nomenclatura científica (basado en el establecido por la Asamblea Nacional Francesa en 1791) rompiendo con las tradiciones y costumbres bien consolidadas durante siglos, pero hasta 1867 no se declaró obligatorio para la administración del Estado, extendiéndose esa imposición a todos los ciudadanos en 1868. Las dificultades para su puesta en marcha hicieron que su implantación se dilatara hasta 1880, pero no fue hasta 1895 cuando finalizó el periodo de reformas iniciado en 1849 y el sistema métrico decimal comenzó a generalizarse en España. Hasta bien entrado el siglo xx se siguieron utilizando en algunas regiones y poblaciones aquellas unidades que habían utilizado sus antepasados.

La Ley de 1849 creó al efecto la Comisión de Pesas y Medidas, como órgano consultivo del Gobierno, con el fin de desarrollar el Sistema Métrico Decimal en nuestro país. A resultas de sus trabajos, se determinaron las equivalencias entre las antiguas pesas y medidas de las diferentes ciudades españolas y las unidades del SMD, apareciendo publicadas por Real Orden de 9 de diciembre de 1852. Una colección de las antiguas medidas utilizadas para la conversión se mantiene y se puede visitar en la exposición permanente de pesas y medidas del Centro Español de Metrología.

El facsímil que se reproduce es de un cartel que se elaboró probablemente a comienzos de 1868 y del cual se cumple en estos meses el 150 aniversario de su edición. Su objetivo era dar a conocer al público la equivalencia entre las viejas y las nuevas medidas y en él se puede apreciar la extrema dispersión que se mencionaba anteriormente y la mejora para el interés público que supuso la unificación.

La introducción del sistema métrico decimal en España

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Page 2: La introducción del sistema métrico decimal en España · visitar en la exposición permanente de pesas y medidas del Centro Español de Metrología. El facsímil que se reproduce

Depósito Legal: M-27064-2017ISBN papel: 978-84-92546-39-8Nipo papel: 057-17-176-6Nipo línea: 057-17-177-1

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