la influencia de las ideas de jose carlos mariategui en las ciencias sociales en el peru

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problemas peruanos, del derecho, de la arqueolo- gía, de la psiquiatría y de la crítica literaria. LA INFLUENCIA DE LAS IDEAS DE JaSE CARLOS MARIATEGUI EN LAS CIENCIAS SOCIALES EN EL PERU David Sobrevilla 1 La obra de José Carlos Mariátegui (1894-1930) se inscribe en el período de la historia de las ideas en el Perú contemporáneo denominado de los plan- teamientos socialistas -que se ha desarrollado .aproximadamente entre 1920 y 1940. Este perío- do fue antecedido por el positivismo -vigente en- tre más o menos 1880 y 1900- Ypor el espiritualis- mo -que se desenvuelve entre 1900 y 1920. El positivismo peruano fue de cepa spenceriana y presenta rasgos contradictorios como que a veces alberga ciertas tendencias metafísicas y teístas. No fue un movimiento tan fuerte como el positi- vismo en el Brasil y políticamente fue muy amplio admitiendo una variante progresista -como en el caso de Manuel González Prada- y otra conserva- dora -como en el de Javier Prado, Manuel V. Vi- liarán y Mariano H. Cornejo. Los más altos logros del positivismo peruano se dan en el caso de la me- dicina experimental, la sociología, el derecho, la crítica literaria y el estudio del pensamiento míti- co. El espiritualismo peruano nace de una generación contestataria del positivismo, pero que es abierta a sus aspectos rescatables -así Alejandro O. Deustua afirma paradigmáticamente que no hay que rechazar de pleno el intelectualismo prece- dente, sino complementarlo con la intuición. Dis- tinguimos dentro del espiritualismo una variante bergsoniana - representada por el mismo Deus- tua, Ibérico, Dulanto, Borja y Elguera- y otra arielista -compuesta por el grupo del Novecien- tos: Riva-Agüero, los hermanos García Calde- rón, los hermanos Miró Quesada, V. A. Belaún- de, F. Barreda y Laos. Políticamente el espiritua- lismo representa la irrupción de la burguesía pe- ruana en trance de consolidarse. Los mejores lo- gros del espiritualismo se dan en los campos de la filosofía, de la historiografía, del análisis de los El período de los planteamientos socialistas com- prende la acción del anarquismo -iniciada precoz- mente entre 1910y 1920-, el grupo "germancista" -formado por José Antonio Encinas, Hildebran- do Castro Pozo y Abelardo Solís-, la Escuela Cuzqueña -donde destacan Luis E. Valcárcel y José Uriel García-, el marxismo -iniciado en el Perú por José Carlos Mariátegui-, el aprismo de Víctor Raúl Haya de la Torre, y el Conversatorio Universitario -animado por Jorge Guillermo Le- guía, Raúl Porras Barrenechea, Luis Alberto Sánchez y Jorge Basadre. Lo que da su unidad a todo este período en su carácter contestatario frente al período anterior: ante su espiritualismo, afirmó las urgencias materiales; frente a su elitis- mo, proclamó el derecho de las mayorías; a su vi- sible pro-hispanismo, opuso la preferencia que otorgó al problema indígena. En suma, lo predo- minante de este período fue el carácter socialista de sus planteamientos -lo que no excluye la pre- sencia de ideas discordantes, pero sin mayor eco en el Perú como por ej. de las fascistas. El período de los planteamientos socialistas es el má importante en la historia·intelectual del Perú hasta hoy. Las grandes interpretaCiones políticas existentes sobre este país -la marxista de José' Carlos Mariátegui y la aprista de Víctor Raúl Haya de la Torre-, surgieron precisamente en esta época. Lo mismo sucede con la interpreta- ción de la historia del Perú en general y de la repu- blicana en particular de Jorge Basadre, y con la in- terpretación del proceso de la literatura peruana de Mariátegui y de Luis A. Sánchez. La etno-his- toria peruana se inicia con Luis E. Valcárcel. El gran comentario dogmático del Código Civil pe- ruano de 1936 de José León Barandiarán procede también de estos años. Por entonces comienza en el Perú la revalorización del arte popular y el estu- . 31

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La Influencia de las Ideas de Jose carlos mariategui

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  • problemas peruanos, del derecho, de la arqueolo-ga, de la psiquiatra y de la crtica literaria.

    LA INFLUENCIA DE LAS IDEAS DE JaSECARLOS MARIATEGUI EN LAS CIENCIASSOCIALES EN EL PERU

    David Sobrevilla

    1

    La obra de Jos Carlos Maritegui (1894-1930) seinscribe en el perodo de la historia de las ideas enel Per contemporneo denominado de los plan-teamientos socialistas -que se ha desarrollado.aproximadamente entre 1920 y 1940. Este pero-do fue antecedido por el positivismo -vigente en-tre ms o menos 1880y 1900- Ypor el espiritualis-mo -que se desenvuelve entre 1900 y 1920.

    El positivismo peruano fue de cepa spenceriana ypresenta rasgos contradictorios como que a vecesalberga ciertas tendencias metafsicas y testas.No fue un movimiento tan fuerte como el positi-vismo en el Brasil y polticamente fue muy amplioadmitiendo una variante progresista -como en elcaso de Manuel Gonzlez Prada- y otra conserva-dora -como en el de Javier Prado, Manuel V. Vi-liarn yMariano H. Cornejo. Los ms altos logrosdel positivismo peruano se dan en el caso de la me-dicina experimental, la sociologa, el derecho, lacrtica literaria y el estudio del pensamiento mti-co.

    El espiritualismo peruano nace de una generacincontestataria del positivismo, pero que es abiertaa sus aspectos rescatables -as Alejandro O.Deustua afirma paradigmticamente que no hayque rechazar de pleno el intelectualismo prece-dente, sino complementarlo con la intuicin. Dis-tinguimos dentro del espiritualismo una variantebergsoniana - representada por el mismo Deus-tua, Ibrico, Dulanto, Borja y Elguera- y otraarielista -compuesta por el grupo del Novecien-tos: Riva-Agero, los hermanos Garca Calde-rn, los hermanos Mir Quesada, V. A. Belan-de, F. Barreda y Laos. Polticamente el espiritua-lismo representa la irrupcin de la burguesa pe-ruana en trance de consolidarse. Los mejores lo-gros del espiritualismo se dan en los campos de lafilosofa, de la historiografa, del anlisis de los

    El perodo de los planteamientos socialistas com-prende la accin del anarquismo -iniciada precoz-mente entre 1910y 1920-, el grupo "germancista"-formado por Jos Antonio Encinas, Hildebran-do Castro Pozo y Abelardo Sols-, la EscuelaCuzquea -donde destacan Luis E. Val crcel yJos Uriel Garca-, el marxismo -iniciado en elPer por Jos Carlos Maritegui-, el aprismo deVctor Ral Haya de la Torre, y el ConversatorioUniversitario -animado por Jorge Guillermo Le-gua, Ral Porras Barrenechea, Luis AlbertoSnchez y Jorge Basadre. Lo que da su unidad atodo este perodo en su carcter contestatariofrente al perodo anterior: ante su espiritualismo,afirm las urgencias materiales; frente a su elitis-mo, proclam el derecho de las mayoras; a su vi-sible pro-hispanismo, opuso la preferencia queotorg al problema indgena. En suma, lo predo-minante de este perodo fue el carcter socialistade sus planteamientos -lo que no excluye la pre-sencia de ideas discordantes, pero sin mayor ecoen el Per como por ej. de las fascistas.

    El perodo de los planteamientos socialistas es elm importante en la historiaintelectual del Perhasta hoy. Las grandes interpretaCiones polticasexistentes sobre este pas -la marxista de Jos'Carlos Maritegui y la aprista de Vctor RalHaya de la Torre-, surgieron precisamente enesta poca. Lo mismo sucede con la interpreta-cin de la historia del Per en general y de la repu-blicana en particular de Jorge Basadre, y con la in-terpretacin del proceso de la literatura peruanade Maritegui y de Luis A. Snchez. La etno-his-toria peruana se inicia con Luis E. Valcrcel. Elgran comentario dogmtico del Cdigo Civil pe-ruano de 1936 de Jos Len Barandiarn procedetambin de estos aos. Por entonces comienza enel Per la revalorizacin del arte popular y el estu- .

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  • dio del arte peruano. Asimismo se escriben eneste perodo los textos de geografa de Emilio Ra-mero, que tan larga vigencia han tenido. Y, final-mente, por entonces comienza el desarrollo de lamedicina de altura con Monge y Hurtado. El Percontemporneo ha vivido y en cierta medida sigueviviendo de todas estas grandes interpretaciones,empresas intelectuales y experiencias cientficas(para una reconstruccin detallada del proceso in-telectual peruano a partir de 1880, Cf. David So-brevilla, "Historia de las ideas en el Per contem-porneo", en: F. Silva-Santisteban (Ed.), Histo-ria del Per. Lima: Meja Baca, 1980; T. XI, pp.113-415).

    Es en el contexto intelectual que hemos tratadode evocar que ha surgido la obra de Jos CarlosMaritegui.

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    Podemos periodizar la obra de Maritegui en trespocas: 1 la de su "Edad de Piedra" , como l mis-mo la denomina, que abarca hasta 1917,2 la de suaprendizaje del marxismo y su permanencia euro-pea, que comprende desde 1917hasta 1923, y 3 lade su madurez y proyecto definitivo entre su re-greso al Per en 1923 y el ao de su muerte 1930.En este trabajo nos referimos solamente a lasideas de Maritegui en su etapa de madurez.

    La permanencia europea de Maritegui le fue de-cisiva porque: a) le permiti estudiar el marxismoen su variante italiana que, como es conocido, fuemuy influenciada por el hegelianismo y por Crocey que es en realidad un heteromarxismo, b) estu-diar la cuestin meridional italiana y compararlacon los problemas de la realidad peruana, tenien-do en cuenta los enfoques de los tericos italianossobre aquella, y c) estudiar la crisis mundial deaquellos aos y la escena contempornea, talcomo se la viva desde Italia.

    Los planteamientos principales de la ltima etapade Maritegui estn contenidos en su obra princi-pal 7 Ensayos de interpretacin de la realidad pe-ruana (1928), pero asimismo en su Defensa delmarxismo (artculos escritos entre 1928 y 1929,pero publicados recin en 1959), yen sus ensayosy declaraciones sobre la evolucin econmica, po-ltica e ideolgica del Per. En sus 7Ensayos bus-ca Maritegui hacer una contribucin a la crticasocialista de los problemas y la historia del Per.Analiza as la evolucin econmica, el problemadel indio y de la tierra, el proceso de la instruccinpblica, el factor religiOso, regionalismo y centra-

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    lismo y el proceso de la literatura peruana. Segnnuestro autor los Incas habran desarrollado unsistema de produccin colectivista, que se orienta-ba espontneamente hacia el comunismo. Estedesarrollo habra sido interrumpido violentamen-te por la llegada de los espaoles, que habran es-tablecido una economa feudal. La Independen-cia de Espaa no habra significado una autnticacesura, sino que nicamente habra proseguidoel proceso colonialista. Este colonialismo impreg-na todos los aspectos de la realidad peruana. Lasolucin sera por lo tanto la liquidacin del feu-dalismo y la prosecucin por el proletariado delproceso del socialismo en el Per. En Defensa delmarxismo ha precisado Maritegui su nocin delmarxismo: ste no constituye una "teora cientfi-ca" ms, sino "un mtodo de interpretacin his-trica de la sociedad actual". Una aplicacin im-portante del marxismo como mtodo al problemadel indio la ha dado Maritegui en un texto deIdeologa y Poltica, en que ha tratado de com-prender este problema en trminos clasistas: esteproblema tiene un carcter fundamentalmenteeconmico y por lo tanto es un deber de los Parti-dos Comunistas subrayarlo evitando que se lo in-terprete en un sentido exclusivamente racial.

    III

    En un libro que en el Per ha tenido una gran re-percusin, La agona de Maritegui (Lima: deseo,1980,21981), el historiador peruano Alberto Flo-res Galindo ha contado "La polmica [de Mari-tegui] con la Komintern" -tal es el subttulo de laobra. La polmica se inici abiertamente en la 1-Conferencia Comunista de Buenos Aires celebra-da entre ellyel12de junio de 1929. Del Per fueinvitado el Partido Socialista fundado por Mari-tegui en octubre de 1928. Fueron elegidos comodelegados el mdico Hugo Pesce y el obrero JulioPortocarrero, quienes conjuntamente con Ma-ritegui y Ricardo Martnez de la Torre habanpreparado las ponencias" El problema de las razasen Amrica Latina" y "Punto de vista anti-impe-rialista" La delegacin peruana recibi un grannmero de crticas y los 7 Ensayos de Mariteguifueron minimizados por el spiritus rector de laConferencia Vittorio Codovilla.

    El centro del debate entre los socialistas peruanosy la Internacional en Buenos Aires fue la cuestindel partido (Jos Aric). Maritegui haba conce-bido a ste como "marxista" y como "leninista-mente militante", pero no como "marxista-leni-nista", y en su programa comprenda, adems dela expropiacin sin indeminizacin de los latifun-

  • dios (punto 1), la confiscacin de las empresasextranjeras (punto ~), el desconocimiento de ladeuda del Estado (punto 3), la jornada de 8 horas(punto 4), el armamento de los obreros y campe-sinos (punto 5), la instauracin de los municipiosobreros, campesinos y soldados (punto 6). Esms o menos claro que este programa, en especialsu sexto punto, contradeca de hecho los linea-mientos de la lIla Internacional. Adems, el cho-que entre la Komintern y Maritegui era inevita-ble, porque para sta era de una necesidad pree-minente la construccin del socialismo en laUnin Sovitica y la subordinacin de los diferen-tes partidos comunistas a las formas de organiza-cin leninista y -despus de 1928- a las necesida-des de la poltica exterior sovitica, mientras Ma-ritegui quera crear un socialismo peruano "sincalco ni copia" y con una autonoma poltica.

    Despus de la Conferencia de Buenos Aires, Ma-ritegui se fue quedando cada vez ms aislado, yasea debido a que se fueron alejando de l los exi-liados por el rgimen dictatorial peruano de en-tonces de Augusto B. Leguao debido a la accinde la Internacional Socialista, que dispuso una se-rie de medidas para cancelar su lnea poltica. Asal regresar de Pars a Lima en marzo de 1930 Eu-docio Ravines trajo el encargo de la Komintern deliquidar el "amautismo" -Amauta era el ttulo dela revista fundada por Maritegui- y el "maria te-guismo" , por lo que empez una campaa en estesentido. A la sazn Maritegui era un hombremuy enfermo que, viendo el acoso al que lo some-tan el rgimen peruano y la Internacional Socia-lista, concibi entonces el proyecto de autoexiliar-se en la Argentina, como se observa de sus cartas aSammuel Glusberg. No lo pudo realizar: falleciel 16 de abril de ese ao. El mes anterior Ravineshaba sido elegido Secretario General del PartidoSocialista. Coincidente con este hecho fue que,poco despus de la muerte de Maritegui, Hum-bert Droz escribiera que los informes llegados delPer mostraban que la situacin se haba hechofavorable a la constitucin y a la accin de un Par-tido Comunista peruano. Un mes y das despusde la muerte de Maritegui, el da 20 de mayo, te-na lugar una reunin en la huerta del campesinoPeves y el Partido Socialista de Maritegui eratransformado en el Partido Comunista del Per.

    Todava por un largo tiempo las publicaciones so-viticas siguieron atacando a Maritegui: as en1941 V. Mirochevski calificaba su posicin de"populista" y hasta en 1943 G. Ykobson tildabade "liberales" sus opiniones sobre el problema delindio (Cf. Jos Aric (Ed.), Maritegui y los ori-

    genes del marxismo latinoamericano. Mxico: Pa-sado y Presente, 1978; XXIV ss. y 55-70; Varios,El marxismo latinoamericano de Mari4tegui. Bue-nos Aires: Crisis, 1973; p. 107). Pero el PartidoComunista del Per y bastante despus la ortodo-xia sovitica terminaron asimilando a Mariteguiquien as result un marxista-leninista convicto-pese a su confesa admiracin por Trotsky- y unadherente al "materialismo dialctico" ~xpre-sin que no se halla nunca en su. etcritos.

    Segn Michael Lowy se puede reconocer tres eta-pas en el desarrollo del pensamiento marxista enAmrica Latina: 1) el perodo revolucionario des-de los aos 20 hasta aproximadamente 1935; 2) elperodo estalinista desde 1935 hasta 1959, en elcual la interpretacin sovitica del marxismo fuela dominante y, como consecuencia, la doctrinaestalinista de la revolucin por etapas; y 3) el nue-vo perodo revolucionario despus de la revolu-cin cubana (Cf. Le Marxisme en Amrique Lati-nede 1909nousjours. Anthologie. Paris: Maspe-ro, 1980). La obra de Maritegui pertenece sinduda al primer perodo y en el segundo hay que si-tuar la asimilacin de su obra al marxismo ortodo-xo como lo formulara Stalin ~omo una combina-cin del materialismo dialctico en su base y delmaterialismo histrico sobre ella.

    Todo lo anterior explica que, como escribe Alber-to Flores Galindo, "Maritegui era un desconoci-do en el Per de 1940" (El pensamiento comunista[en el Per]. Antologia. Lima: Campodnico/Mosca Azul, 1982; p. 40). A ello contribuy el queluego de la edicin de los 7 Ensayos de 1928 slose los volvi a reeditar en forma incompleta en1934 y otra vez completos recin en 1943, 1952 Yen forma popular desde 1957 (Cf. G. Rouillon,Bio-bibliografa de Jos Carlos Maritegui. Lima:San Marcos, 1963; pp. 17-18).

    IV

    Cul ha sido la influencia de las ideas de JosCarlos Maritegui en las ciencias sociales en elPer? Pensamos que puede comprobrsela en dosmomentos: de una parte hubo una influencia in-mediata que se apag muy rpidamente luego depublicarse el libro, y de otra parte una influenciamuy posterior desde la dcada del 50 y que durahasta hoy.

    La influencia inmediata fue la nacida de las dife-rentes reacciones polticas que provocaron los 7Ensayos. Una de estas reacciones fue la conserva-

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  • dora representada por ej. por la respuesta del in-telectual catlico Vctor Andrs Belaunde en sulibro La Realidad Nacional (e edicin de 1931;fragmentariamente fue publicado como artculosen la revista Mercurio Peruano entre 1929y 1930).BelaDde recusaba el anlisis marxista de Mari-tegui por diferentes razones de principio y otrasde detalle. Otra de las reacciones fue la aprista,movimiento que inicialmente trat en lo polticode establecer distancias con Maritegui y luego derecuperar su figura para el aprismo a partir de ladcada del 50 -lo ha mostrado Anbal Quijano ensu libro Recuento y debate. Una introduccin aMarittegui (Lima: Mosca Azul, 1981; pp. 55-56).De la ambigedad de las reacciones apristas se de-rivan ya sea el rechazo o la adhesin parcial a algu-nas de las ideas de Maritegui. Una tercera reac-cin fue la del movimiento comunista que inicial-mente consideraba a ste un intelectual meramen-te "populista", pero que despus pasara a asimi-larlo a la ortodoxia del marxismo-leninismo (Qui-jano, Id., pp. 57-58). Si por ello las ideas de Ma-ritegui fueron inicialmente rechazadas, luego selas admiti como un desarrollo correcto delmarxismo-leninismo. Y, finalmente, la respuestaliberal de un Jorge Basadre que reconoca losmritos de los 7 Ensayos, pero plantendoles almismo tiempo sus crticas.

    La influencia de Maritegui disminuy ostensible-mente luego de su muerte hasta la dcada del 50.Puede comprobrselo fcilmente recurrindose ala amplia y meticulosa Rio-bibliografa de JosCarlos Marittegui (Lima: San Marcos, 1963) deGuillermo Rouillon: la mayor parte de los textossobre Maritegui escritos entre 1930 y 1957 sonnotas de ocasin, homenajes y rectificaciones. Elprimer trabajo de una cierta amplitud es el de Car-los Nez Anavitarte "Maritegui y el descentra-lismo" (en: Revista Universitaria. Cuzco, ao XL-VII, N 114, 1er Semestre de 1958; pp. 97-154) pu-blicada en. 1958. Es despus de la dcada del 50, alsuperarse el perodo estalinista en el desarrollodel marxismo en Amrica Latina y al reeditarsemasivamente los 7 Ensayos por los hijos de Ma-ritegui, cuando recin se dan las posibilidadespara que las ideas de ste pudieran tener otra vezuna influencia sobre las ciencias sociales en elPer.

    En las secciones siguientes estudiaremos la in-fluencia de las ideas de Maritegui en las cienciassociales en el Per a travs de las reacciones quesuscitaron en los aos 30 y desde la dcada del 50hasta hoy. Hemos elegido este camino: examinar

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    tres casos en los que se puede comprobar la discu-sin que han provocado tres de los planteamien-tos contenidos en los 7 Ensayos.

    vEl primero de estos casos es el de la reflexin so-bre la evolucin econmica del Per. Las ideas deMaritegui al respecto han sido reseadas en for-ma bastante detallada por Virgilio Roel en su li-bro Esquema de la evolucin econmica [del Per](Lima: Amauta, 1976) de la serie "Presencia yproyeccin de los 7 ensayos". Maritegui pensabaque en el Per de su poca coexistan elementosde tres economas diferentes: en la sierra residuosvivos de la economa comunista indgena, en ellay en la costa elementos de la economa feudal na-cida de la conquista, yen esta ltima regin y so-bre estos elementos creca una economa burgue-sa "que, por lo menos en su desarrollo mental, dala impresin de una economa retardada". Ma-ritegui pensaba que aun despus del fin del Vi-rreynato se haba proseguido el feudalismo en elPer, que la Independencia haba sido decidida"por las necesidades del desarrollo de la civiliza-cin occidental o, mejor dicho, capitalista"; y queen la poca del guano y del salitre habamos pasa-do de un capitalismo mercantilista a otro indus-trial, de la dominacin de Espaa a la de Inglate-rra. La guerra del Pacfico habra sido tan slouna consecuencia de la explotacin del guano ydel salitre, y al perder el Per estos recursos se ha-bra descubierto que la prosperidad que propor-cionaron fue falaz. La economa de su poca lavea Maritegui determinada por ocho hechos: 1la aparicin de la industria moderna, 2 la funcindel capital financiero, 3 el acortamiento de lasdistancias y el aumento del trfico entre el Per ylos Estados Unidos y Europa, 4 la gradual supe-racin del poder britnico por el poder norteame-ricano, 5 el robustecimiento de la burguesa, 6 lailusin del caucho, 7 las sobreutilidades que cau-san las exportaciones, el crecimiento de las fortu-nas privadas en el Per y el aumento de la burgue-sa de la costa en la economa peruana, y 8 la po-ltica de los emprstitos externos.

    Las ideas de Maritegui sobre la evolucin y natu-raleza de la economa peruana han dado lugar amltiples discusiones recientes en las ciencias so-ciales en el Per. Por una parte, se ha discutido sucaracterizacin del Imperio Incaico como habien-do tenido una economa socialista. Segn CarlosNez Anavitarte la existencia del esclavismo enla poca imperial permite asimilar a la economaincaica ms bien a la fase que Marx denominaba

  • del "despotismo oriental" , por lo que bien podrahablarse en el caso peruano de un "esclavismopartriarcal" (C. Teorfa del Desarrollo Incsico.Cuzco, 1955; El Cacicazgo como Supervivencia"Esclavista Patriarcal" en el Seno de la SociedadColonial. Cuzco, 1955). Un punto de vista similarha sido expuesto con mayores argumentos porEmilio Choy (en: "La Revolucin Neoltica y losOrgenes de la Civilizacin Peruana", en: AntiguoPer. Tiempo y Espacio. Lima, 1960), y apoyadopor Luis G. Lumbreras quien habla con respectoal Incario de una "sociedad imperialista" (en:"Evolucin de la sociedad andina", en: Runa.Ayacucho, N 1,1967; Y"Acerca de la historia delpueblo del Per", en: Cantuta. Lima, 1968). De suparte, Virgilio Roel cree que el antiguo Per ha-bra pasado por las siguientes etapas en su evolu-cin socio-econmica: a) la comunidad primitiva(hasta antes de Huari- Tiahuanaco), b) el modo deproduccin asitico (Huari- Tiahuanaco, Mochicay Chim), c) el modo de produccin inca (que sehabra encontrado en un nivel superior al delmodo de produccin asitico (Op. cit., pp. 27-28).

    En segundo lugar se ha discutido sobre el carcterde la economa colonial peruana. Segn el histo-riador peruano Pablo Macera el debate sobre elfeudalismo no habra comenzado en el Per en ladcada de los aos veinte, sino que ya habra sidoplanteado en el propio siglo de la conquista euro-pea (en el siglo XVI), a propsito de la perpetui-dad de las encomiendas, pero su replanteamientos se habra debido a Maritegui. En cualquiercaso, Macera est de acuerdo con que hubo unfeudalismo colonial. Se habra tratado de un feu-dalismo alterado, imcompleto o mediatizado, "yaque se negaba en su propia realizacin, y no alcan-z a dominar todos los sectores polticos y cultura-les de su respectiva sociedad global. El factor pre-dominante habra sido la hacienda (Cf. Trabajosde historia. Lima: INC, 1977; T. 111.Este tomocontiene parte de los trabajos de Macera sobre lasociedad colonial). No obstante, este autor reco-noce que el sector minero colonial no fue feudal yque durante el Virreynato el comercio interior yexterior permiti la formacin de un sector bur-gus que sin embargo se negaba a s mismo y no seidentificaba como clase. De su lado, Virgilio Roelcree que en un principio el tardo feudalismo es-paol se transfiri plenamente al Per en los aosque siguieron a la invasin conquistadora. "En lossiglos XVII YXVIII, en cambio, a la escala del Vi-rreynato predominaba el rgimen mercantilistade tipo colonial, que es lo mismo que decir mer-cantilismo burocrtico, reglamentarista y mono-plico; a nivel local, como es el caso de los otros

    regmenes coloniales, predomina el latifundismo(feudalismo provincial)" (Op. cit., p. 37). Fi-nalmente, Rodrigo Montoya sostiene que la so-ciedad colonial no fue feudal, sino que ms bientuvo un carcter hbrido: post-inca, mercantil,pre-capitalista (Cf. su opinin en: Crtica marxis-ta-leninista. Lima, N 6, febrero de 1973; pp. 52-53). Por cierto, hay otras posiciones sobre el ca-rcter de la sociedad colonial peruana, que seapartan ms o menos de las citadas; pero stas cu-bren en realidad un amplio espectro de las posibi-lidades fundamentales.

    Sin embargo es el planteamiento de Mariteguisobre el carcter semifeudal de la economa repu-blicana del Per y sobre el de su poca, el que msinfluencia ha tenido y ms discusin ha provoca-do. Evidentemente: este inters ha estado en par-te alimentado por el debate generalizado en ladcada de los aos 60 sobre el modo de produc-cin de Amrica Latina y sobre si era feudal o ca-pitalista, pero en el Per tena como precedente laposicin mariateguiana que opta ntidamente porel primer miembro de la alternativa. Segn Virgi-lio Roel, aunque hay un pequeo margen deduda, Maritegui tena razn: la economa delPer republicano ha sido semifeudal -o sea nicompletamente feudal ni completamente capita-lista- y lo sigue siendo hasta hoy -es claro, advier-te, que la nocin de feudalidad hay que entender-la con un criterio seorial (Cf. Op. cit., pp. 30-103, esp. p. 100Y103). En cambio Rodrigo Mon-toya sostiene que fue en el perodo republicano yparticularmente despus de la guerra con Chilecuando se consolid la dominacin del modo deproduccin capitalista en el Per (Op. cit., p. 54).En la dcada del 60 (1960-70) sera mucho msmanifiesta esta dominacin del capitalismo sobrelos modos servil, de aparcera y parcelaria y sobrelos rezagos de un modo comunal de produccin ydel modo de produccin comunista primitivo (Cf.su libro A propsito del carcter predominante-mente capitalista de la economa peruana actual(1960- 1970). Lima: Mosca Azul, 1971, 21978).Por su parte, Anbal Quijano, quien personal-mente ha aplicado la teora de la dependencia ensu versin sobre todo frankiana al caso del Per,busca comprender la posicin de Maritegui as:" ... la feudalidad existente en la sierra es tan slo sise la considera separadamente de su lugar en elconjunto de la estructura econmica del pas. To-mada dentro de este conjunto y bajo su dominioes "semifeudal". Si la solucin del problema delcampesinado indio y del problema agrario es ladestruccin de la feudalidad, eso no puede reali-zarse sino dentro del proceso global de la revolu-

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  • cin anticapitalista" (Recuento y debate; p. 86).Por consiguiente, Maritegui habra hablado de lafeudalidad del agro peruano slo considerando-lo aisladamente; ubicado dentro del conjunto delmovimiento anti-imperialista el Per sera una so-ciedad semi-feudal. Por cierto, como en el casoanterior sobre este punto tambin existen otrasposiciones ms matizadas, pero estas tres son muyrepresentativas.

    VI

    Otro caso en el que se puede advertir muy clara-mente la influencia de Maritegui sobre las cien-cias sociales en el Per es en el de su planteamien-to sobre "Regionalismo y Centralismo" que cons-tituye el penltimo de los 7Ensayos. En realidad,ya se debata sobre este tema antes de Maritegui,pero ste reorient la discusin mostrando la razeconmica del problema.

    Segn Maritegui la polmica entre federalistas ycentralistas era superada y anacrnica, ya que a lanueva generacin le preocupaba no lo formal ~lmecanismo administrativo-, sino lo sustantivo -que es la estructura econmica. El federalismo noaparecera en el Per como una reivindicacin po-pular, sino del gamonalismo o sea de los grandesterratenientes y de sus clientes. La solucin al cen-tralismo no residira por lo tanto en un federalis-mo de inspiracin feudal, sino en una ntegra revi-sin poltica y econmica de la realidad del Per.Sus bases deban ser los "naturales cimientos bio-lgicos": las regiones. Los "departamentos" exis-tentes hasta hoy se derivaran de las antiguas in-tendencias. En su poca encontraba Mariteguique era pertinente preguntarse si Lima, la capitalde la Colonia, debera seguir siendo la capital delPer (pp. 240-241).

    En los aos treinta existi un cierto consenso ensealar al ensayo sobre "Regionalismo y Centra-lismo" como uno de los mejores del libro (RalPorras, Vctor Andrs Belande) o, cuando me-nos, como un texto muy agudo (L. E. Valcrcel).Fueron sobre todo los provincianos quienes reac-cionaron ms sensiblemente. El mencionado his-toriador cuzqueo Luis E. Valcrcel sostena en1929, en una resea del libro publicada en Amautala revista de Maritegui, que no era cierto que elregionalismo y sus reivindicaciones federalistasestuvieran ligadas en el Per al gamonalismo; an-tes bien, sealaba, "el ncleo de departamentosmeridionales (Cuzco y Arequipa a la cabeza)mantuvo siempre definida resistencia al centralis-mo limeo. Cosa distinta es que la palabra sirviese

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    de seuelo en ciertas agrupaciones caudillescas;pero no se puede negar que la tendencia a federa-Iizarse arranca de profundas races populares"("Un libro de Maritegui", en: Amaut. Lima N23, mayo de 1929, p. 85). Por su parte el gegrafopuneo Emilio Romero sealaba que la peculiari-dad del sur peruano que Maritegui haba adverti-do, naca precisamente de las luchas federalistas yregionalistas que se apoyaban en una "personali-dad regional" que se daba a conocer " ... a travsde sus manifestaciones religiosas, polticas, arts-ticas ... " ("Problemas Sociales de Sud-Per", en:La Sierra. Lima, ao 11,N 13-14, p. 68). Poste-riormente, su Geografa Econmica del Per(Lima, 1930) Romero trat de precisar en quconsista esta "personalidad regional": es necesa-rio tener en cuenta los factores culturales, pero lospreeminentes son los geogrficos y econmicos yla importancia de las vas de comunicacin y laproductividad regional. A su vez el cuzqueo C-sar A. Ugarte indicaba que era comprensible latendencia federalista en ciertas pocas de la histo-ria del Per y en especial en los departamentos delsur, y que si l no era partidario de un cambio radi-cal de la organizacin poltica, s lo era de la crea-cin de un Consejo Econmico Nacional sobre labase de una representacin corporativa (Cf. "Fe-deralismo territorial y federalismo sindical", en:Nueva Revista Peruana. Lima, Ao 1, N 3, dic.de 1929). De su lado el tacneo Jorge Basadreplante en su famoso libro Per: problema y posi-bilidad (Lima: Rosay, 1931) que el unitarismocentralista cumple, en su hora, el destino de crearel Estado peruano, que el federalismo no tienemucho sentido en un pas como el Per, que elproblema peruano -Basadre citaba a este respec-to a Maritegui- es sobre todo econmico-social,que hay que revisar la demarcacin misma, que laConstitucin peruana ignor la vida local, que lasintentonas descentralistas duraron antao muypoco tiempo, y que es indispensable la revisin delsistema de contribuciones (pp. 219- 223).

    La reaccin ms fuerte contra la propuesta de Ma-ritegui provino del intelectual arequipeo, cat-lico y conservador Vctor Andrs Belande. Be-lande criticaba en Maritegui la falta del senti-miento de la unidad nacional, el predominio de logeogrfico y racial en su planteamiento sobre 10histrico, contraponer la costa y la sierra, diversoserrores de informacin, el haber presuntamentealentado el separatismo del sur peruano y el haberplanteado artificialmente el problema de la capi-tal del-pas (Cf. La Realidad Nacional, PrimeraParte, Capt. V). Belande planteaba de su ladouna nueva divisin de las regiones segn la pro-

  • duccin. Este autor repetira sus puntos de vistaamplindolos en la Asamblea Constituyente delPer de 1931 y propondra como solucin el cor-porativismo para la formacin de los ConsejosRegionales.

    Pero tambin algunos intelectuales limeos parti-ciparon en el debate sobre regionalismo y descen-tralizacin; as por ej. Luis Alberto Snchez en suartculo" Per en tres tiempos" (1930; recogido enEscafandra, lupa y atalaya. Madrid: Cultura His-pnica, 1977). En este texto Snchez considera elrol protagnico que ha tenido el sur en la historiaperuana, en especial el de Arequipa, pero tam-bin el de Cuzco y Puno.

    Despus de los aos 30 la discusin sobre regiona-lismo y descentralizacin reorientada por Mari-tegui, se ha vuelto a plantear peridicamente enlos aos 40,50 y han habido preocupaciones des-centralistas en los ltimos veinte aos en tres pe-rodos: de 1963 a 1968, de 1968 a 1975 y de 1975hasta hoy (segn Baltazar Caravedo Molinari, "ElDebate Nacional sobre el Descentralismo", en:Carlos Amat y Luis Bustamante Belande (Eds.),Lecturas sobre Regionalizacin. Lima: Universi-dad del Pacfico, 1981; pp. 89-118). Sera muy lar-go recapitular aqu toda esta discusin y estaspreocupaciones. Baste decir que en la Constitu-cin Poltica del Per de 1979se estableci la des-centralizacin, gobiernos locales y regionales (ca-ptulo XIIo del ttulo IYO) y que actualmente seest implementando esta disposicin constitucio-nal. Adems el Presidente del Per, Sr. Alan Gar-ca Prez, ha sugerido pensar en la posibilidad decamhiar la ubicacin de la capital del Per. Agre-guemos que al plantearse la discusin sobre regio-nalizacin en los ltimos aos siempre se ha traidoa colacin el nombre y las ideas de Maritegui.

    VII

    El ltimo caso que queremos examinar para com-probar la influencia de Maritegui en las cienciassociales en el Per es el de su planteamiento sobrela literatura peruana. Advirtamos previamenteque antes de nuestro autor ya se haba debatidosobre la posibilidad de una literatura nacional. Ensu tesis de Bachillerato Carcter de la literatura delPer independiente (1905), Jos de la Riva Age-ro haba sostenido que despus de la Conquista laliteratura peruana es espaola provincial y queest destinada a conservar el legado de la tradi-cin hispnica. Es una literatura criolla y sobretodo limea. Ha sido y ser imitativa europea y,por ende, cualquier pretendido americanismo que

    exhiba equivaldra a un exotismo. Yentura Gar-ca Caldern defendi en su estudio "La literaturaperuana" (1914) un punto de vista semejante. Laliteratura peruana sera fundamentalmente lime-a e imitativa de la europea: de la espaola duran-te el Coloniaje y de la francesa durante la Rep-blica. Al ao siguiente, Jos Glvez iba a contes-tar esta posicin en su tesis Posibilidad de una ge-nuina literatura nacional (1915). All afirmabaque si es cierto que las letras peruanas han sidohasta hoy imitativas, podan llegar a ser originalespor sus temas: la historia y la naturaleza sobretodo. Se debe distinguir entre una "literatura crio-lla" (la que refleja la vida del "criollismo") y la "li-teratura de lo criollo" (que hace traslucir la autn-tica vida nacional en formas duraderas y perfec-tas). Finalmente, en su tesis de 1920Nosotros.' en-sayo de una literatura nacional Luis Alberto Sn-chez se pona del lado de Glvez postulando unaliteratura que "abandonando figurines extranje-ros y paraisos artificiales" halle "en nuestra propiatierra y en nuestra propia sangre, nuevos e intoca-dos motivos de inspiracin". Segn Snchez elaporte indgena no es extico y el criollismo nopuede ser el fundamento de lo nacional. En traba-jos posteriores este autor vari sensiblemente suspuntos de vista. Es en el contexto de este debateen el que hay que situar el ensayo de Maritegui"El proceso de la literatura [peruana]" y el quepermite entenderlo.

    El autor defiende un punto de vista de parte, perono extraesttico: un punto de vista conforme a susconvicciones marxistas -que no son slo, escribe,polticas, sino adems morales y religiosas- parajuzgar el desarrollo de la literatura peruana. Se-gn Maritegui "La literatura nacional es en elPer, como la nacionalidad misma, de irrenuncia-ble filiacin espaola. Es una literatura escrita,pensada y sentida en espaol, aunque en los te-mas, y aun en la sintaxis y prosodia del idioma, lainfluencia indgena sea en algUnos casos ms omenos palmaria e intensa". El dualismo quechua-espaol del Per no resuelto an, hace de la litera-tura peruana un caso excepcional que no puedeser estudiado con el mtodo vlido para las litera-turas orgnicamente nacionales. La primera eta-pa de la literatura peruana es la de la Colonia. Laliteratura de los espaoles de la Colonia no habrasido peruana, sino espaola. Las dos nicas ex-cepciones son Garcilaso y Caviedes. An despusde la fundacin de la Repblica la literatura pe-ruana sigui siendo espaola, y no slo por su va-sallaje a Espaa sino por su subordinacin a losresiduos espirituales y materiales de la Colonia.Colonial fue un escritor como Felipe Pardo. Ri-

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  • cardo Palma fue en cambio un crtico satrico delpasado virreynal. Gonzlez Prada marcara eltrnsito del espaolismo puro a un europesmoms o menos incipiente de la expresin, pero deci-sivo en sus consecuencias. La literatura colonialfue, segn Maritegui, urbana, centralista y lime-a; Mariano Melgar le parece representar, por elcontrario, el primer momento genuinamente pe-ruano de nuestra literatura por ser su obra msbien de tendencia andina, provinciana y popular.Otro autor representativo de las provincias fueAbelardo Gamarra, "El Tunante". En Jos San-tos Chocano encuentra Mariategui un poeta vuel-to otra vez hacia la Colonia, como tambin lo estel intelectual civilista Riva-Agero. AbrahamValdelomar piensa que inici un movimiento deinsurreccin contra el academicismo, pero al mis-mo tiempo de apertura hacia lo cosmopolita; lite-rariamente habra sido un "impresionista". Unarama desgajada de la generacin de Riva-Agerosera la constituida por figuras como Zulen, Egu-ren y Beingolea. Mientras el filsofo Zulen defen-da el indigenismo, Eguren es uno de los precurso-res de la poesa cosmpolita peruana. El orto de lanueva poesa en el Per estara representado porCsar Vallejo. De los poetas posteriores le pare-cen valiosos a Maritegui Alberto Guilln, MagdaPortal y Alcides Spelucn. El Indigenismo habraprincipiado a cancelar el perodo colonial. Ensuma, Maritegui encontraba que en la poesa pe-ruana se poda distinguir -eomo en toda literatu-ra- tres perodos: colonial, cosmopolita -perodoen el cual la literatura peruana todava estara entiempos de Maritegui, segn su opinin- y nacio-nalista -perodo del cual ya habran algunos sig-nos (Melgar, Vallejo, el Indigenismo).

    El ensayo de Maritegui sobre la literatura ha sidouno de los ms discutidos de su libro. Las crticascomenzaron con el texto de Vctor Andrs Be-lande "La evolucin de nuestra cultura" que,como se observa de su ttulo, no se refera slo a laliteratura, sino a todo el proceso cultural peruano~s el captulo VIlOde la Primera Parte de La Rea-lidad Nacional. Los reparos de principio de Be-lande son el reducir Maritegui el fenmeno lite-rario al econmico y el juzgarlo con un criterio po-ltico. Marx habra considerado que la produccinha pasado por tres fases: el perodo feudal, bur-gus y proletario y Maritegui nicamente habrasustituido este esquema por el de los perodos co-lonial, cosmopolita y nacional del proceso litera-rio. Belande haca adems nump.rosas atingen-cias de detalle sealando por ej. que era arbitrarioponer a la literatura peruana desde el descubri-miento hasta fines del siglo XIX la etiqueta de co-

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    lonial. O calificaba de simplista no distinguir en laColonia entre distintas fases y en su literatura di-ferentes gneros - Belande mismo propona es-tas pocas coloniales: heroica, jurdica, de la con-solidacin, de la decadencia y de la reforma y, co-rrespondientemente, crea poder diferenciar en-tre una literatura pica, otra jurdico-poltica, unatercera cortesana y devota y, finalmente, una lite-ratura social.

    Reticencias frente al ensayo de Maritegui sobreel proceso de la literatura peruana se pueden ob-servar a partir de la dcada del 50. Segn AugustoTamayo Vargas dicho ensayo ha estado sujeto a"multitud de contradicciones y superaciones en elcampo de la crtica" (en: Apuntes para un estudiode la literatura peruana. Lima: Miranda, 1947; p.277. El juicio ha sido repetido en otros trabajos deTamayo de 1965 y 1976). Por su parte EstuardoNez sostena un tiempo despus que dicho tex-to mariateguiano era insuficiente y arbitrario. "Eldespliegue de ingeniosos recursos dialcticos deque Maritegui hace gala para explicar su concep-cin marxista del fenmeno cultural peruano, nologra encubrir la debilidad radical de su intento"(en: E.N., La literatura peruana en el siglo XX(1900-1965) (Mxico, 1965; pp. 199-2(0).

    Ms duramente an se ha comenzado a expresarhace unos aos Luis Alberto Snchez, quien mu-cho antes, en 1928, haba elogiado los 7 Ensayos(en: Mundial. Lima, Ao VIII, N 433, 7 de dic.).Por una parte, Snchez no est de acuerdo con elesquema de la evolucin de la literatura peruanaen colonial, cosmopolita y nacional. El colonialis-mo encuentra que no slo es la dependencia pol-tica sino tambin la mental, por lo que se extende-ra hasta nuestros das. El cosmopolitismo se ma-nifestara no slo en el modernismo, sino queabarcara tambin parte del siglo XVIII cuando seprodujo la influencia del Iluminismo. Y, por lti-mo, le parece demasiado restringido confundir elperodo nacional con el Indigenista (en: Introduc-cin Crtica a la Literatura Peruana. Lima, 1972;pp. 181-182). En cuanto al detalle: [Maritegui]"No presta atencin a la intensa produccin sub-yacente y erguida de origen indio. Sus siluetas dePalma, Gonzlez Prada, Chocano, Valdelomar,Eguren, Vallejo, Magda Portal, Hidalgo, Spelu-cn, Guilln, reflejan predilecciones demasiadosubjetivas, totalmente alejadas del rigor objetivode la crtica marxista" (La literatura peruana. De-rrotero para una historia cultural del Per. Lima:ViIlanueva, 1973; T. IV, p. 1394). El juicio gene-ral y definitivo de Snchez sobre los 7Ensayos deMaritegui es que sus "descubrimientos efectivos

  • son menos que los redescubrimientos verbales ylos reencuentros ideolgicos". Aunque sin dudaes "un libro primordial" (Id., p. 1395).

    Crticos literarios ms jvenes y con una orienta-cin ms sociolgica, como Antonio Cornejo Po-lar y Toms Gustavo Escajadillo, han reivindica-do en cambio los planteamientos de Maritegui ensu ensayo sobre el proceso literario peruano. Cor-nejo sostiene que la cuestin nacional de la litera-tura peruana deja de ser en Maritegui un temaacadmico para adquirir un contenido poltico, yque hay que entender desde esta perspectiva lareivindicacin marateguiana de la literatura indi-genista como cancelatoria del perodo colonial ycomo superadora del cosmopolita. A Cornejo leparece adems que es sumamente rica en posibili-dades la aceptacin por parte de Maritegui de laheterognea multiplicidad de la literatura perua-na -quechua y espaola- en tanto permite reivin-dicar la literatura no erudita y "desenmascarar laideologa discriminadora, de base clasista y tni-ca, que obtiene la homogeneidad mediante la su-presin de toda manifestacin literaria que nopertenezca o no pueda ser asumida con comodi-dad por el grupo que norma lo que es o no es na-cional y lo que es o no es literatura". Es a partir deesta tesis de Maritegui que Cornejo ha desarro-llado su propuesta de la literatura peruana comoun caso de literatura heterognea (Cf. sus traba-jos "El problema nacional en la literatura perua-na" (1974) y "El indigenismo y las literaturas hete-rogneas. Su doble estatuto sociocultural" (1977),contenidos en: A.C., Sobre literatura y critica lati-noamericanas. Caracas: Universidad Central deVenezuela, 1982; pp. 19 ss. y 67 ss.). Por su parteToms Gustavo Escajadillo ha reivindicado lapropuesta de periodizacin de Maritegui en lite-ratura colonial, cosmopolita y nacional, y su tesissobre el indigenismo literario (Cf. "Para leer aMaritegui 2 tesis de los '7 Ensayos"', en:Varios, 7 Ensayos. 50 aos en la historia. Lima:Amauta, 1981; pp. 56-138). Por cierto, hay otroscrticos peruanos ms y hasta grupos literariosque en sus propuestas de crtica se remiten aMaritegui.

    VIII

    Lo anterior pensamos que prueba abundante-mente la gran influencia que han ejercido las ideasde Maritegui sobre la discusin de algunos pro-blemas de las ciencias sociales como el del carc-ter de la economa peruana en la poca precolom-bina, colonial y republicana, el del descentralismoy la regionalizacin o el del proceso de la literatu-

    ra. Hemos omitido tratar la influencia que han te-nido ensayos de Maritegui como aquellos sobreel problema del indio, la reforma agraria o el pro-ceso de la instruccin pblica. Curiosamente anno ha habido una repercusin marcada en el Perde la concepcin marateguiana del marxismocomo un mtodo ~oncepcin parecida a la queexpusiera G. Lukcs en Historia y conciencia declase (Viena, 1922). Fuera de las ciencias socialesa fin de estudiar la influencia de las ideas de JosCarlos Maritegui habra que hacer un recuentoen campos como la filosofa -en especial en elpensamiento de Augusto Salazar Bondy- y en elcaso de la teologa -en los planteamientos de Gus-tavo Gutirrez.

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  • /El presidente Aquilea Parra medita sobre futuras decisiones.