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LA EDUCACIÓN FÍSICA, MORAL Y CÍVICA EN LAS ESCUELAS Discurso pronunciado acerca de La Educación Física, Moral y Cí- vica en las Escuelas Normales y Primarias, por Pablo de Alzola y Minondo, Senador del Reino, Académico Correspondiente de las Reales Academias de la Historia, de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y de Ciencias Morales y Políticas. EXHORDIO SEÑOR GORERNADOR.=SEÑORAS Y SEÑORES : L A Junta Provincial de Instrucción Pública se ha dignado invitarme á que dirija la palabra al auditorio aquí congregado, con ocasión de la hermosa y solemne fiesta de la distribución de premios á las maestras y maestros; á los padres de familia que se han distinguido por su co- laboración, y a los bienhechores que han levantado en Bizcaya varias Escuelas públicas. Dada mi vocación intensa por el mejoramiento de la enseñanza, no podía negarme á aceptar el lisonjero requerimiento, ansioso siem- pre de cooperar con mis modestas fuerzas á fines tan laudatorios. Mas al desempeñar el cometido, no he de ceñirme al cómodo papel de cantar calurosas alabanzas de los grandes progresos aquí realizados, sino que el bien público exige el análisis de la materia, con espíritu sereno y reflexivo, para ensalzar lo que se halle constituido sobre sóli- das bases, pero trayendo, al propio tiempo, aires de fuera y corrientes de renovación de los viejos métodos educativos, reformas que han realizado profundos cambios en los países más adelantados. Ya me conocéis algunos de vosotros; somos antiguos amigos y hemos laborado, con buen deseo y no poco entusiasmo, en la obra de erigir el edificio de la Instrucción pública bilbaína. Cuando en

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LA EDUCACIÓN FÍSICA, MORAL Y CÍVICA EN LAS ESCUELAS

Discurso pronunciado acerca de La Educación Física, Moral y Cí- vica en las Escuelas Normales y Primarias, por Pablo de Alzola y Minondo, Senador del Reino, Académico Correspondiente de las Reales Academias de la Historia, de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y de Ciencias Morales y Políticas.

EXHORDIO

SEÑOR GORERNADOR.=SEÑORAS Y SEÑORES :

L A Junta Provincial de Instrucción Pública se ha dignado invitarme á que dirija la palabra al auditorio aquí congregado, con ocasión de la hermosa y solemne fiesta de la distribución de premios á las maestras y maestros; á los padres de familia que se han distinguido por su co- laboración, y a los bienhechores que han levantado en Bizcaya varias Escuelas públicas.

Dada mi vocación intensa por el mejoramiento de la enseñanza, no podía negarme á aceptar el lisonjero requerimiento, ansioso siem- pre de cooperar con mis modestas fuerzas á fines tan laudatorios. Mas al desempeñar el cometido, no he de ceñirme al cómodo papel de cantar calurosas alabanzas de los grandes progresos aquí realizados, sino que el bien público exige el análisis de la materia, con espíritu sereno y reflexivo, para ensalzar lo que se halle constituido sobre sóli- das bases, pero trayendo, al propio tiempo, aires de fuera y corrientes de renovación de los viejos métodos educativos, reformas que han realizado profundos cambios en los países más adelantados.

Ya me conocéis algunos de vosotros; somos antiguos amigos y hemos laborado, con buen deseo y no poco entusiasmo, en la obra

de erigir el edificio de la Instrucción pública bilbaína. Cuando en

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mis juveniles años tuve la alta honra de desempeñar la Alcaldía, ex- puse á mis colegas, en el discurso-programa, la necesidad de romper los moldes de la anticuada villa, preparando su transformación en una ciudad dotada de los caracteres de las urbes modernas. Sólo disponía

entonces el Ayuntamiento de locales de su pertenencia : en la Escuela de Iturribide y otra mal acomodada en la vieja Casa Consistorial, hallándose instaladas las restantes en obscuras lonjas arrendadas, des- provistas, en absoluto, de condiciones pedagógicas. Tuve la satisfac- ción de inaugurar las Escuelas de Achuri, que, rodeadas de jardines. constituyeron un visible adelanto; se iniciaron los grupos escolares de los barrios altos y se enalteció el nivel de la enseñanza, organizando, por vez primera, esta clase de solemnidades. Al abrir las aulas de la nueva Escuela de Artes y Oficios, consagrada á la enseñanza popular, propó- sito que acariciara en anteriores escritos, consigné en la oración inau- gural que era aquel día de los más felices de mi vida.

La Corporación municipal ha prestado, desde el comienzo del acrecentamiento de la villa y de la urbanización de los nuevos barrios, una atención preferentísima á la construcción de escuelas y á su deco- rosa dotación, habiendo logrado alcanzar un estado floreciente en relación á Madrid y la mayoría de las capitales españolas.

Más tarde, á mi paso por la Diputación, tuve la fortuna de coope- rar á la ampliación de las Escuelas de Comercio, de Artes y Oficios, y el Cuerpo Provincial ha Contribuido también en todas épocas, dentro de la órbita de sus funciones, al desenvolvimiento de la cultura.

Dispensadme estos recuerdos, encaminados exclusivamente á de- mostraros mis profundas y arraigadas simpatías por la profesión del magisterio y por vuestras meritorias tareas. No toméis á espíritu de crítica la exposición que formule después, de aquellos defectos peda- gógicos en que los adelantos de la Ciencia y las nuevas doctrinas aconsejan, con imperio, la introducción de radicales mudanzas en los sistemas educativos vigentes. Bien sé que en gran parte dependen las reformas que me propongo preconizar, de innovaciones legislativas ó gubernativas, pero otras pueden acordarlas el Municipio y las Juntas del ramo, si las estimasen acertadas; las hay también inherentes á los métodos usados por los profesores que también evolucionan rápida- mente en la dirección de convertiros en verdaderos educadores de la niñez, en abnegados apóstoles de la buena nueva, llamados á sembrar

en los corazones infantiles el tesoro inestimable de las más altas cuali-

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dades morales y cívicas para levantar el nivel ético del pueblo español y encaminarlo hacia sus grandes destinos.

Al entrar en materia solicito vuestra afectuosa benevolencia, tanto más necesaria por lo complejo del tema que he de desarrollar á gran- des rasgos, intitulado La Educación Física, Moral y Cívica en las Escuelas.

Necesito que me ayudéis con la comunidad de sentimientos y con una corriente de simpatías, alentándome en la empresa acometida.

La enseñanza en los países latinos.

Con el título de Psicología de la Educación, ha publicado el célebre escritor Gustavo Le Bon un libro de gran notoriedad, anali- zando la última Información parlamentaria realizada en Francia acerca de tan importante materia. Acusa a nuestros vecinos de gran atraso en lo concerniente á los principios fundamentales sobre los cuales debe- rían basarse los sistemas de enseñanza y de educación.

Prevalece en el ramo de Instrucción Pública, como idea general, el nefasto error de que los conocimientos penetran en la inteligencia por la memoria, siendo así que, á juicio del autor, debe ocupar un papel secundario en el sistema educativo. Domina la ciencia erudita del intelectualismo, de muy escaso valor pedagógico, conforme á la cual permanecen los jóvenes sometidos, durante quince años, al régimen aniquilador de exámenes y oposiciones que, absorbiendo toda su acti- vidad, les impide adquirir la menor experiencia de la vida, método muy distinto del vigente en Alemania é Inglaterra.

El resultado de la enseñanza clásica, con sus abrumadores progra- mas, los reglamentos meticulosos y la labor exagerada de los colegios de diez horas diarias de trabajo para los niños de más de siete años, y de doce á trece horas para los mayores de trece, les reduce á peor con- dición que los presidiarios, constituyendo un régimen embrutecedor, contrario a todas las reglas de higiene por la carencia de ejercicios físicos y otras múltiples deficiencias. Se persiguen como único objetivo las buenas notas de los exámenes, prendiendo con alfileres una masa enorme de lecciones y conocimientos imposibles de aprender á fondo, pero demuestra la información realizada que algunos meses después del final del curso, no saben los alumnos absolutamente nada.

Tal sistema de enseñanza, que produce la ignorancia final, forma legiones de hombres sin carácter, ni voluntad, ni iniciativa, incapaces

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de emprender nada fuera de la órbita monótona de los servicios pú- blicos.

El método mnemónico, á juicio del autor, conduce á los países latinos por la rápida pendiente de la decadencia, bajada á paso acele- rado, á consecuencia del estado mental de los profesores, ávidos de comunicar un caudal extenso de conocimientos á sus discípulos, que, por la misma superabundancia, no pueden digerir. Mientras la ense- ñanza clásica consistió en el latín y los rudimentos de las ciencias, pudo bastar el sistema intelectual, pero ante el desarrollo considerable de los estudios modernos se imponen los métodos nuevos «No se

puede negar el daño causado por la 2.ª enseñanza», habiendo consig- nado Mr. Ribot, en nombre de la Comisión informadora, que «nues- tro sistema de educación es, en cierto modo, responsable de los males de la sociedad francesa», juicio confirmado por Taine al señalar el di- vorcio entre la enseñanza y la vida, así como por otras eminencias.

El remedio consiste en simplificar considerablemente los progra- mas, no estudiando de cada ciencia más que determinadas nociones, pero éstas muy á fondo y con profundidad; para sustituir la erudición y el verbalismo por el verdadero espíritu científico basado en el sólido raciocinio.

El sistema que clasifica á los jóvenes por los diplomas, priva al Estado de los que se han formado á sí mismos, sobresaliendo en las profesiones libres; falsea las ideas y crea aventureros de los fracasados en los exámenes, cuando carecen de la energía necesaria para empren- der nuevos derroteros, cayendo, á menudo, en las filas de los dema- gogos, por considerarse víctimas de las iniquidades sociales.

Excede mucho en impartancia el problema de la educación de los jóvenes al de la enseñanza, porque «el carácter de los hombres deter- mina más que su cultura los éxitos en la vida, en cuya dirección no se ha hecho nada positivo en Francia, más que aconsejarla en bonitos y elocuentes discursos.» Es preciso preparar á la juventud para las luchas de la vida, en vez de lanzarla hacia los ensueños y quimeras, por cul- tivar, con preferencia la imaginación, apartándola de la senda de la realidad. La Comisión reconoce con franqueza la situación desairada de los franceses fuera de su país, y confiesa la excelencia de ciertas no- ciones psicológicas sencillas y eficaces adivinadas por los educadores extranjeros, que han sido coronadas por un éxito completo.

Penetrados de la inferioridad de sus métodos, dedica su Gobierno

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de la República sumas considerables á pensionar alumnos de distintas profesiones en el extranjero, para preparar la transformación de la ju- ventud hacia las prácticas de otros pueblos más adelantados y mejor orientados. También ha establecido los ejercicios de gimnasia para ambos sexos.

Sujetos los españoles al carro triunfal de la nación vecina que con su Ville lumière ejerce aquí un yugo deslumbrador para la mayoría de nuestros intelectuales, claro está que sin participar de las excelen- cias y méritos de la ciencia francesa, ni de la laboriosidad indiscutible de sus hijos, padeceremos forzosamente con mayor intensidad de sus errores y equivocaciones. Así nos lo atestigua, entre otros tratadistas de nota, D. Eduardo Sanz Escartín, Consejero de Instrucción Pú- blica, Secretario de la Academia de Ciencias Morales y Políticas y personalidad de tal relieve en materias de enseñanza que ha represen- tado á España, en compañía de D. Gumersindo Azcárate, en el Con- greso celebrado en Londres el año 1908 sobre el tema de la Educa-

ción Moral. En su notable opúsculo (1) recuerda el aforismo brutal del anti-

guo régimen: la letra con la sangre entra, es decir, que la instruc- ción debe transmitirse con violencia y dolor, principio autoritario é irracional rechazado ya en todas las naciones, pero cuyo espíritu ana- crónico subsiste todavia entre nosotros. «El maestro encasqueta en el blando cerebro infantil definiciones que no entiende, leyendas ó suce- sos históricos sin finalidad educativa, máximas que la memoria recibe y el corazón no siente. La enseñanza del idioma se practica por me- dio de reglas y teorías gramaticales que no puede comprender el niño, en vez de efectuarla en forma directa y práctica.» Su crítica de la se- gunda enseñanza y de la universitaria es, si cabe, aún más severa y expone los medios para llegar al funcionamiento de la vida progresiva é intensa, renovando el ambiente, á fin de recobrar la tonicidad perdida.

Recomienda al Gobierno que envíe al extranjero centenares de jóvenes consagrados al estudio ó á la acción, futuros ingenieros, con- tramaestres, pedagogos y profesores para que nos traigan el tesoro de los resortes utilizados en labrar la prosperidad de las naciones más afortunadas. Termina consignando la necesidad de transformar el es-

(1) La Instrucción Pública en España. Año 1905.

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píritu de nuestra enseñanza, preparándola para la vida de la razón y del sentimiento, así como para actuar en todos los órdenes en el ca- mino de la realidad marchando de lo concreto á lo abstracto. «Es pre- ciso no fatigar estérilmente el cerebro y renunciar casi por completo al memorismo; el respeto á la espontaneidad individual que convierte el aprender en ejercicio grato de nuestras facultades, acabe con la ta- rea ingrata de estudiar lo que no se entiende, y de conservar en la memoria lo que carece de aplicación.»

El gran filósofo Spencer dice que se deben conseguir con la ense- ñanza los mayores frutos posibles, cultivando poco el esfuerzo de la memoria. De lo contrario, se debilitan las facultades de iniciativa y reflexión, decayendo el buen sentido y la imaginación. Preconiza el método sugestivo ó activo, dirigido al juicio y á despertar en los jóve- nes las facultades del pensamiento y el espíritu de observación.

Félix Thomas. Profesor del Liceo de Versalles, afirma en un libro reciente, que el surmeavage ó recargo excesivo del trabajo cerebral produce en los escolares : las congestiones, la miopía, las hemorragias nasales, los vértigos, la inapetencia, la desviación de la columna, ver- tebral y las enfermedades nerviosas (1).

(Se continuará.)

(1) La Disertation Pedagogique. Chapitre II. Año 1907.

LA EDUCACIÓN FÍSICA, MORAL Y CÍVICA EN LAS ESCUELAS

(CONTINUACIÓN)

La educación en su concepto general y la de carácter físico.

Creíase hace 50 años que la instrucción general y obligatoria con- tribuiría eficazmente á moralizar al pueblo y á perfeccionar las costum-

bres, pero no ha podido ser más completo el desengaño. La enseñanza elemental, ajena á los preceptos éticos, produce, indistintamente, hom- bres honrados y malvados que, á veces, utilizan los conocimientos adquiridos para la preparación de sus criminales propósitos. Aun de las cumbres de la ciencia, han salido las predicaciones más demoledo- ras y disolventes, no sólo contra el orden social constituído, sino con- tra todas las reglas de la moral universal.

La enseñanza religiosa basada en los preceptos del Decálogo, con sus reglas concretas de conducta, ha constituído el fundamento ético de la sociedad cristiana, y aun actualmente, según se comprobó en el Congreso de Londres del año pasado, las naciones más adelantadas, como los Estados Unidos, Inglaterra y Alemania, la mantienen gene- ralmente en sus escuelas primarias. Pero hállase extendida en todos los países la libertad de cultos ó, cuando menos, la tolerancia de con- fesiones, y en España, á pesar de la unidad del culto católico, hay comarcas extensas en donde se hallan en gran relajamiento las prácti- cas religiosas. El sentido cuadro de Millet, del grupo de aldeanos que al toque de oraciones del vecino campanario, suspenden su labor para descubrirse y rezar fervorosamente el Angelus, sólo se observa en determinadas regiones.

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Por otra parte, el concepto de la educación católica, dirigida á la formación de hombres temerosos de Dios, se encamina «á realizar el bien, basado en su amor para conseguir el fin, que es la gloria eter- na» (1). Mas, consideran los Gobiernos, como un deber ineludible, utilizar el poderoso resorte de la enseñanza universal en inculcar un intenso sentido moral á los niños, preparándolos á las luchas de la vida presente, asunto al que han dado una importancia fundamental, y como, por el contrario, se halla sumamente descuidado en nuestra Patria, es menester abordar resueltamente la transformación de nues- tros métodos.

La educación general ha sido objeto de numerosas definiciones. El citado catedrático Félix Thomas entiende que «educar á un niño

es velar por su moralidad y formar su conciencia; darle nociones cla- ras de la honradez y de la verdad; proveerle de reglas de conducta, de sólidos hábitos ó costumbres y despertar en él la percepción justa de la vida».

Afirma Le Bon que la educación tiene mucha mayor importancia que la instrucción, porque, entienden los ingleses, con fundamento, que el valor del individuo consiste en su carácter, en la iniciativa, el espíritu de observación, el juicio y la voluntad, cualidades que des- arrolla aquella, creando la perseverancia, el golpe de vista y el espíritu de disciplina, de solidaridad y de rápida decisión. Se debe enseñar al niño á gobernarse por si mismo, á tener un gran celo en el cumpli- miento del deber, sabiendo distinguir el bien y el mal, siendo necesa- rio llegar al self-control, ó el dominio de sí mismo.

H. Spencer la define, como la preparación para la vida completa, ó sea el conjunto de todas las actividades y energías físicas é intelectuales ejercitadas para obtener la mayor suma posible de dichas, concepto que algunos escritores censuran por demasiado positivista, entendiendo que «el desinterés es la flor de la vida humana».

Según Montaigne, hay que inducir al niño á huir del mal por su propia voluntad, debiendo encontrar en su conciencia la regla de con- ducta, sin necesidad de la disciplina del temor.

Platón atribuye á la educación el fin de dar al cuerpo y al alma toda la belleza y toda la perfección de que son susceptibles.

Monseñor Dupanloup la definió, como el acto de preparar la vida

(1) Tratado elemental de Pedagogía, por D. R. Blanco y Sánchez. Año 1906. Cap. 1.

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eterna levantando el nivel de la presente, y de guiar á la niñez á la completa realización de la naturaleza humana.

Kant ha dicho que el joven no puede convertirse en hombre sino por la educación. El indisciplinado es un salvaje.

Ribot limita la influencia del educador á las naturalezas medias. Abarca la educación completa diversos aspectos : la física, la inte-

lectual, la moral, religiosa y cívica. El hacinamiento en que viven generalmente los habitantes de las

grandes poblaciones, especialmente en las clases menos acomodadas, y la falta casi absoluta de sitios de recreo y esparcimiento para los mu- chachos, á quienes se ha privado hasta de las antiguas plazas para con- vertirlas en jardines con caminos estrechos, sin dejarles otros campos de juego que las vías públicas, con todos los peligros inherentes al tránsito de coches y de vehículos, exige que las escuelas, en donde pasan los niños seis horas diarias, se hallen convenientemente dis- puestas para proveer á la necesidad de expansión de los alumnos. No existe esta necesidad en las clases rurales, en donde la sana vida de la naturaleza cría robustos á los muchachos, señalándose el contraste con los que habitan en los barrios más pobres de las ciudades, sumamente necesitados de la educación física que fortifique el organismo y acre- ciente sus energías.

Muy conocido es el viejo aforismo de Mens sana in corpore

sano, por ser el espíritu tributario del cuerpo. El hombre fuerte do- mina mejor sus pasiones que el enfermizo; su voluntad es más firme y la buena salud contribuye á mejorar el carácter. El juego de los chicos es la manifestación más espontánea de alegría; así desgastan la energía sobrante de sus cuerpos y todos los tratadistas lo consideran como auxiliar imprescindible del desarrollo físico; descansa el espíritu; es un antídoto para las enfermedades cerebrales y la neurastenia; estimula la sensibilidad, y el buen recreo prepara para el estudio provechoso, sien- do absolutamente necesarios los campos de juegos escolares en las urbes populosas, si se ha de contar con generaciones robustas.

Los niños deben jugar también durante los recreos, que deben ser bastante frecuentes y de la longitud necesaria para evitar el recargo intelectual y los deplorables efectos de la aglomeración, harto fre- cuente en las aulas. «En nuestro sistema escolar, abruma monstruosa- mente al maestro y al discípulo, hasta casi agotar las fuerzas intelec- tuales (cuando ambos llenan sus respectivos deberes) el excesivo nú-

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mero de horas de escuela, clamando en todas partes, con sobrado motivo, el remedio á tanta fatiga y desventura. La fastidiosa monoto- nía de los trabajos; la falta de descanso libre suficiente con qué inte- rrumpir, siquiera, de hora en hora las lecciones; el menosprecio del juego y aun de toda actividad corporal; la organización pedagógica de las clases y sus condiciones materiales, todo contradice los más ele- mentales principios de higiene, y pocos progresos serían comparables al de la disminución de las horas de clase, á fin de dejar respirar y vivir al niño y al maestro, ambos víctimas de tan imperfecto estado de cosas» (1).

La educación física consiste también en habituar a los niños á la limpieza del cuerpo y los vestidos; á la amplitud y la gracia de los movimientos; la destreza en los trabajos manuales y la práctica del golpe de vista (2).

La acción moralizadora de los juegos es evidente : ofrecen al maes- tro la mejor oportunidad para conocer á los niños, sorprendiendo sus cualidades, manifestaciones y defectos, para poder influir en ellos. Borran los ensueños peligrosos, disipan la melancolía y los efectos de la precocidad, manteniendo la pureza de las costumbres y el buen humor. Su influjo en la formación del carácter es decisivo : despier- tan el amor al peligro, la audacia, la sangre fría y sirven de piedra de toque á la paciencia. El juego es, como afirman los tratadistas, escuela de honradez, por ser descalificado y expulsado el tramposo; de volun- tad, por las rápidas resoluciones que exige; de disciplina, porque crea jefes y jerarquías, obligándose á respetar las reglas establecidas, y de solidaridad, porque distribuídos los equipos, se anula el individuo para cooperar al éxito del grupo. Al propio tiempo, los azares del partido enseñan á los triunfantes á no engreirse con la victoria, y á los vencidos á soportar la derrota con resignación, sin dar la menor muestra de molestia, que revelaría un carácter incorrecto.

En este punto merece alabanza la hermosa costumbre yanqui, de que al término de las formidables luchas electorales para el nombra- miento de Presidente de la República, el candidato vencido dirige una afectuosa felicitación telegráfica al rival triunfante, muestra de una alteza de miras digna de los mayores encomios.

(1) Campos escolares, por D. Francisco Giner. (2) L’Activité phisique et le Problème de l’Education morale en Belgique, par M. A. Ge-

nonceux.

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Educación moral, religiosa y cívica.

No debe encerrarse la moral en reglas y preceptos adquiridos de memoria, ni reducirse á sentenciosos sermones cuya ineficacia está plenamente demostrada, debiendo influir en toda la enseñanza física é intelectual, reglándola y dominándola en sus diversos aspectos. Ya se ha dicho que la ciencia pura y la instrucción son, por si solas, inefica- ces para formar corazones rectos, caracteres fuertes, espíritus elevados y voluntades firmes.

Constituye la moral el conjunto de reglas de conducta que deben observarse en la vida. El nivel de cada país en la civilización y aun en su poderío depende, muy principalmente, del rigor con que colectiva- mente observa esta disciplina.

El problema de la educación moral consiste en el empleo de una cariñosa sugestion sobre el niño, encaminada á hacerle contraer hábi- tos espirituales. Debe dirigirse á inducirle por frecuentes ejemplos, á la percepción clara del bien y del mal, por medio de una acción conti- tinua, en vez del abuso de los castigos; á crear el sentimiento de la emoción y del enternecimiento por los hechos nobles y generosos; á iniciar la emulación hacia el camino de la rectitud y la honradez.

La lectura, la escritura y la Historia son auxiliares utilísimos para la cultura moral. Ciertos cuentos referidos de palabra ó leídos con sen- timiento, influyen en las almas sencillas de los chicos, despertando un interés vivo y palpitante unido al entusiasmo por las acciones virtuo- sas y caritativas, y la decidida aversión á los hechos reprobables y cri- minosos. Sencillas representaciones teatrales apropiadas á la infancia y algunas vistas de los cinematógrafos, como el robo de una criatura de su cochecito, con la desolación consiguiente de la niñera y de los pa- dres; la requisa de las casas próximas realizada por un hermoso perro; el hallazgo del niño perdido y su salvación, son escenas de un interés dramático que conmueven hondamente á los tiernos corazones. La Historia es la moral en acción, con caracteres vigorosos; pero toda clase de lecturas exigen en la niñez y aun en la juventud una cuida- dosa y esmerada selección para evitar los peligros de esa literatura barata, harto generalizada, que despierta y enardece las pasiones.

Dado el espíritu de imitación de los niños, vale más que toda clase de lecciones y enseñanzas el ejemplo que les den sus educadores, que son los maestros y sus padres.

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Algunos autores basan los principios morales en la demostración de la conveniencia personal, para hacerse estimar y alcanzar el triunfo; otros la fundan en los fines esencialmente religiosos y muchos mora- listas se dejan llevar por un exaltado altruísmo de amor á la humani- dad, con elevados sentimientos de sacrificio y abnegación por el inte- rés general.

Puede juzgarse de la importancia atribuída á los problemas de Educación Moral por la que ha alcanzado el primer Congreso antes mencionado que se celebró en Londres, en el mes de Septiembre de 1908, con carácter internacional. Los documentos presentados for- man un volumen de 404 páginas, comprendiendo un caudal conside- rable de trabajos redactados en inglés, alemán y francés por muchos profesionales de la enseñanza y otras personas de verdadera competen- cia en la materia (1). Su examen enseña los métodos educativos planteados en el Reino Unido y sus colonias, en el Imperio Germá- nico, los Estados Unidos, Francia, Bélgica, Rusia, Suiza, Italia y otros países en donde se han llevado á la práctica, con mayor ó menor ex- tensión, las reformas concernientes á la educación moral, cuya mejora y perfeccionamiento originó las deliberaciones de aquella Asamblea.

Abarca el libro las respuestas al Cuestionario sobre la cooperación entre el hogar y la escuela. Recomienda la mayoría que se estreche con distracciones dentro de la escuela, como conciertos á los que asis- tan las familias, meriendas, excursiones, partidas de campo, etc.

Opiniones sobre el sistema de persuasión y el de castigo: La res- puesta opta por las relaciones amistosas entre el maestro y los alum- nas, enseñando la experiencia que exige la buena organización, no exceda de 40 el número de escolares, á fin de conocer á cada uno de ellos, atraer su interés y adaptar la enseñanza á la capacidad de los alumnos, aboliendo el sistema de castigos. En cuanto á los mucha- chos insubordinados que no se corrijan por la persuasión, deben ser trasladados á los colegios especiales destinados á encarrilar á los in- dómitos.

De otras contestaciones se deduce, que en las escuelas inglesas hay generalmente una base religiosa fundada en las Santas Escrituras, pero opinan que la instrucción moral debe darse separadamente para impe- dir la negligencia en el cumplimiento de los deberes, en forma in-

(1) Papers on Moral Education comunicated to The first International Moral Education Congress. 1908.

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directa, sin apelar á ninguna clase de sermones; más bien en forma atractiva por medio de cuentos y el estudio de la Naturaleza. La Liga de la Instrucción Moral ha publicado un silabario que sintetiza las re- glas sobre la materia en forma utilizada por ciertas escuelas.

Hay otros puntos tratados, como el de los maestros, que se exa- minará después.

La copiosa información del libro publicado por la Comisión Ejecu- tiva del Congreso, contiene claras noticias del estado de la instrucción moral y religiosa en las naciones principales. La primera se halla ya extendida en todas partes, siendo España una excepción por el escaso interés demostrado, hasta ahora, en materia tan esencial.

En Inglaterra, los Estados Unidos y Alemania, prevalece el firme propósito de mantener la base religiosa en la enseñanza, aunque con la amplia libertad inherente á la multiplicidad de confesiones.

Establecida en Francia la tercera República, la ley escolar de 1882 abolió la instrucción religiosa, pero reservando el domingo y otro día de la semana á los alumnos para que sus padres pudieran darles aque- lla enseñanza fuera de las escuelas, fundándose para la reforma en que el Estado vecino no profesa ningún culto determinado. En cambio, instaló las lecciones de Moral por entender que hay un patrimonio espiritual común al género humano, es decir, una suma de ideas, sen- timientos y costumbres amasada en el transcurso de los siglos, cons- tituída por la conciencia colectiva de todos los pueblos. No obstante, el abandono de la enseñanza religiosa, sustituída por la laica, y la organización del profesorado fráncés con carácter sectario, van produ- ciendo fatales resultados.

Realizada la unidad de Italia, la Ley de Garantías de 1871 separó el Poder laico y la Iglesia, suprimiéndose en las Universidades las Fa- cultades de Teología. Al abolir los cursos de Religión en las aulas ofi- ciales, organizó la instrucción moral y cívica, enseñada la primera por los ejemplos y el procedimiento indirecto; pero la ley de 1905, con- servando este sistema en los cursos elementales, lo ha ampliado en los superiores con textos relativos á las reglas de conducta y á los deberes y derechos de los ciudadanos, mostrándose los publicistas satisfechos de los resultados conseguidos. En las escuelas de instrucción primaria se conserva la enseñanza religiosa; pero hallándose encomendado este ramo á los Ayuntamientos, disponen las Corporaciones municipales de amplias facultades en la materia.

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Mantienen en Bélgica la de 1850, basada en el principio de que la atmósfera de la escuela debe ser, á la par, moral y religiosa, pero no es obligatoria la última para los muchachos cuyos padres manifiestan el deseo de la exclusión de sus hijos.

Los informes del Imperio ruso afirman que no es posible en los países ortodoxos segregar la religión del programa escolar, por ser el único manantial que llega á la masa del pueblo, cuyas enseñanzas de- ben contribuir al desarrollo de la moral, pero que esto no excluye la necesidad de extender la educación ética por medio de ejemplos, lec- turas, los entretenimientos de los recreos y las explicaciones, sobre todo cuando observan los maestros el relajamiento del sentido moral de ciertos alumnos.

Resulta que la educación de esta índole va adquiriendo un carác- ter universal, y para romper el Gobierno español su olvido, envió el año pasado al Congreso de Londres á los citados sociólogos Sres. Sanz Escartín y Azcárate, conspicuos publicistas que preparan un libro que servirá, seguramente, para orientar nuestra enseñanza hacia los pre- ceptos éticos. Consideramos urgentísima la reforma, manteniendo como esencial, dadas las tradiciones y el sentir de la inmensa mayoría de los españoles, la instrucción religiosa con sus doctrinas y plegarias, pero planteando resueltamente la educación moral que reúne á su extensión mundial la circunstancia de hallarse conexionada con la religiosa, aun en el concepto de verdaderas autoridades en materias eclesiásticas. «La primera deja de obtener en muchos casos todo su efecto, por no cuidarse de apoyarla en los motivos naturales que influ- yen en las acciones humanas» (1).

El individuo es un fragmento de la familia; éste es á su vez otra porción del pueblo natal y el pueblo una parte de la nación, hallán- donos todos los ciudadanos de cada país ligados por estrechos vínculos

comunes, sujetos á iguales desventuras cuando la Patria sufre, por las guerras ó por otros azares, las consecuencias de las grandes catás- trofes.

La sociedad necesita sentimientos colectivos y un ideal común, capaz de crear principios espirituales de un culto entusiasta rendido en los altares de la Patria; un amor profundo á la bandera, símbolo de las glorias alcanzadas por sus hijos preclaros. Izada en las embarca-

(1) Estudios pedagógicos. La Educación Moral, por el P. Ramón Ruiz Amado. Prólogo Galeato. Año 1908.

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ciones nacionales que tremolan el pabellón en los mares lejanos, cons- tituye el emblema más elocuente de la existencia y vitalidad de cada pueblo. Sobre la herencia de tradiciones y aun de prejuicios se esla- bona la disciplina interna y se vigorizan las costumbres.

La fuerza del Reino Unido estriba en su ideal moral, en el respeto á las tradiciones, á sus autoridades é Instituciones, en el amor fer- viente al país, en cuyo holocausto sacrifican sus vidas generosas los jóvenes de las familias más encumbradas. La guerra del Rif ha demos- trado también al mundo entero la existencia de un ambiente español semejante, debiendo enorgullecernos los elogios de los militares ex- tranjeros acerca de los ejemplos de serenidad ante el peligro y de valor estoico dados en la campaña por nuestros jefes, oficiales y sol- dados.

(Se continuará.)

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LA EDUCACIÓN FÍSICA, MORAL Y CÍVICA EN LAS ESCUELAS

(CONTINUACIÓN)

Es menester conservar, á todo trance, los entusiasmos é ilusiones colectivos, porque sin ellos no se realizará ninguna empresa grandiosa. Debemos combatir enérgicamente á los espíritus quejumbrosos, pro- pensos á deprimir el espíritu público, así como á los desequilibrados que dirigen sus funestas predicaciones á combatir los prestigios de la Patria y del Ejército, que conducirían á los pueblos guiados por tan nefastos directores á convertirse en esclavos de las naciones goberna- das por hombres más viriles y de mejor sentido.

La educación cívica debe basarse en el Canto á la Patria que de- ben aprender todos los niños (1); en el culto de la bandera enseñado en las escuelas, acrecentado con la asistencia anual á la Jura de los re- clutas; en la enseñanza de los deberes y derechos de los ciudadanos y la de Compendios de Historia de España y de Geografía escritos con arte y vigor sobre nuestras pasadas grandezas para despertar la admi- ración de los niños, ampliados con fe y alientos para reconquistar el antiguo nivel social de España.

Si el estado ha hecho tan poco para organizar la educación moral y cívica, en cambio, algunos pedagogos han cooperado con ardimiento á esta importante labor, entre otros: D. Angel Bueno con un libro titulado El Ciudadano (2), en cuyo proemio afirman los editores

(1) Hace dos años se promovió por el Ministerio de la Guerra un Concurso para premiar el Canto á la Bandera, mereciendo la recompensa la composición de D. Sinesio Delgado. Á nuestro juicio, no es bastante vigorosa ni entusiasta para despertar la admiración y conmo- ver los corazones juveniles.

(2) Lecturas manuscritas. Año 1907.

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«que está escrito con el entusiasmo producido en nuestra alma por estas dos palabras mágicas: Patria y Educación»; D. Félix Marti Al- pera con su obra Por las Escuelas de Europa, ilustrado con graba- dos; Recitaciones Escolares, por D. Ezequiel Solana; La Educación Moral, del P. Ramón Ruiz Amado, y la Pedagogía, de D. Rufino Blanco y Sanchez, etc., ambas citadas anteriormente.

La preparación profesional de los maestros

y las maestras

Dijo Leibnitz que «los maestros de la educación tienen en sus ma- nos el porvenir del mundo.» Como su misión es tan elevada y tras- cendental, debe rodearse á los buenos educadores, llamados á moldear el alma inocente de los niños á la manera de la arcilla en manos del alfarero, de los mayores prestigios sociales. Por esto deben conocer aquéllos algunos elementos de la Psicología experimental.

No basta que el maestro domine las asignaturas del programa; la cualidad más esencial no se puede definir: consiste en enseñar delei- tando; en tener lo que los andaluces llaman ángel para hacer grata á los chicos la asistencia á clase; en emitir sus juicios con habilidad, de- licadeza y tacto pedagógico para conmover á los niños, atraer, estimu- lar, recompensar ó reconvenir á los demás, manteniendo la disciplina perfecta, sin que se sienta el peso de su autoridad. Para lograrlo debe apelar á los resortes más eficaces para sugestionar á los espíritus in- fantiles.

Deben aprovechar los maestros todas las ocasiones para formar hombres honrados, francos, sinceros y útiles á la sociedad, hallándose para ello poseídos de su papel. La enseñanza moral ha de ser práctica para distinguir el bien del mal é inculcarles un concepto diáfano del deber, de amor al trabajo, á la economía y al orden.

El educador necesita, según Spencer: 1.º Saber algo. 2.º Mucho buen sentido, y 3.º Una gran vocación hacia el magisterio.

Ha de conocerse á sí mismo, es decir, sus cualidades y defectos. No dejarse arrastrar por arrebatos de cólera ni por la pereza ó negli- gencia. Quien no sepa dominarse perderá todos los frutos de la ense- fianza, por ser esencial el buen ejemplo en todos sus actos.

Mr. León Latour, Inspector de Enseñanza primaria del Cantón de Neuchatel, consigna en su dictamen para el Congreso londinense es-

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tas apreciaciones (1). La influencia educativa es proporcional á las cualidades del maestro. Reina entre ellos una gran diferencia de apti- tudes, en todos los grados de la enseñanza. Tal maestro logra un éxito completo. Sus palabras, sus actos, sus gestos, su sonrisa, su mirada, todo impresiona á los discípulos. Tales educadores son raros, pero ejercen más influjo sobre los niños que su familia y el medio social en que se crían. ¿Cuál es el secreto de este poder educativo? Consiste en que aman á los escolares; tienen conciencia de su responsabilidad y una visión clara de la constitución moral de los muchachos; su ense- ñanza se convierte en una misión, en un apostolado; el deber se les impone de un modo tal que no pueden sustraerse á su influjo; hacer el bien es el objetivo de su vida.

«Estos hombres son de un valor inestimable. El ideal en materia de disciplina escolar consistiría en perfeccionar la preparación profesio- nal de los maestros; proceder á un examen concienzudo del carácter moral de los candidatos y rechazar resueltamente á todos los que no reúnan las garantías exigidas, selección que se les impondrá cada vez con mayor imperio. Insisto en que el nombramiento de maestros es la condición esencial del progreso de una nación por medio de la ense- ñanza popular. Introducid la educación moral en la escuela; adoptad los métodos mejores; dad á los maestros excelentes manuales é ins- trucciones; todo será inútil si no son educadores y carecen de las cua- lidades esenciales para penetrarse de la altura de su misión. Es preciso considerar el verdadero educador como á un bienhechor, guardándole las mayores consideraciones, y reclutado un personal escogido, consa- grará todo su corazón y toda su alma á elevar el nivel de la ense- ñanza.»

En la información del Congreso de Londres sobre las escuelas nor- males de maestros se contestó que deberían ser más atendidas; comu- nicar el entusiasmo hacia la humanidad; enseñar higiene, la templanza, miras elevadas, nobles ideales y el espíritu del deber. Dar cursos de instrucción ética; despertar el sentimiento de la responsabilidad y de la vocación hacia el magisterio; ejercitar á los escolares en las funcio- nes de ciudadanos; fomentar los hábitos de orden; alimentar la vida espiritual é inculcar á los jóvenes la importancia de la educación moral.

¡Cuán distantes estamos en España de tales derroteros! El sistema

(1) La discipline morale à l’école primaire. 3

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general de enseñanza en todos los órdenes se confía, por regla general, á las oposiciones, que constituyen una gimnasia superlativa y la lucha tremenda en la que triunfan, generalmente, los aspirantes dotados de mayor erudición, sin contrapeso alguno de las facultades morales, de carácter, físicas y sociales, á las que se da tan escasa importancia.

Dice Sanz Escartín: «Ved cómo se preparan en las normales los edu- cadores de la juventud; cuánto fárrago inútil asimilado á fuerza de pasividad y memoria. No se les enseña lo que hay de eternamente verdadero en la Biblia hebrea. La Gramática absorbe una cantidad de

tiempo y de esfuerzos extraordinarios, con gran exageración de su im- portancia pedagógica para formar el lenguaje en los primeros años. Aprenden la Historia limitada á las batallas, bodas Reales, sucesiones y fechas, sin conocimiento de la forma en que vivían los hombres de aquellas épocas. La Psicología que nos enseña el orden del desarrollo mental, las leyes de la asociación de ideas y los medios de fortalecer la voluntad y dirigir los sentimientos, así como la Fisiología, que nos da á conocer las leyes de nuestro organismo, base indispensable para la higiene, no constituyen parte de los estudios del maestro. ¿Pueden formarse con tales elementos generaciones de hombres de progreso y de acción útiles para sí y para su patria?»

Labor educativa en algunas escuelas españolas.

Si la enseñanza primaria se mantiene en nuestro régimen oficial, bajo los cánones anticuados de la aglomeración de alumnos en las au- las, contra todas las reglas de la pedagogía y de la higiene; del esta- cionamiento de los chicos en sus bancos durante un número excesivo de horas con privación de los recreos y de las expansiones propias de la inquieta niñez, en la medida necesaria; si prevalece en los estudios el memorismo y se prescinde, por regla general, de la educación física, moral y cívica, precisa que los Poderes públicos y los municipios, ce- losos por el progreso de la enseñanza, se ocupen con presteza y deci- sión de corregir los defectos actuales y perfeccionar las escuelas, á fin

de transformar el despego de los niños en cariño y fervor hacia la co- tidiana asistencia á clase.

Pero aun con los deficientes medios de que se dispone en Bilbao para una labor educativa perfecta, nos es grato reconocer que hay en- tre nosotros maestras y maestros dotados de verdadera abnegación y

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de sentir hondo que han sabido elevar el nivel de sus enseñanzas. Mas no entra en nuestro propósito señalar ningún linaje de preferencia en esta modesta oración, encaminada á enardecer los entusiasmos de to- dos los educadores de la villa y á daros alientos para vuestra obra bien- hechora y fecunda.

El análisis de las instituciones escolares debidas á la iniciativa pri- vada se ha de concretar á tres ejemplos: uno en el Norte, otro en el

Mediodía y el tercero en el Oriente de la Península. Al recorrer el territorio de las Provincias Vascongadas se encuen-

tran hermosos edificios escolares debidos á la buena administración de sus concejos, abundando también los levantados por generosos filán- tropos, como se observa en esta misma capital. Pero al dirigir la mira- da á nuestra hermana Guipúzcoa, resplandece allí una Fundación es- pléndida, no bastante conocida ni ensalzada, debida al insigne don Pedro Viteri, natural de Mondragón. Hallábase dotado de un carácter sencillo, bondadoso y de un espíritu recto y equilibrado. Alejado de España por la guerra civil, se educó en los países extranjeros, respiran- do ese ambiente cosmopolita que ofrece altos ejemplos de obras alta- mente benéficas y humanitarias. Regresó á su pueblo en 1893, donde el recuerdo de los apartados albores de su vida, el aire puro de aquellas montañas, las praderas enfloradas y el plañidero tocar de las campanas le hizo sentir el calor y halago de la Patria, arreciando el deseo de ha- cerse digno de sus convecinos. Restauró la casa donde naciera el his- toriador Garibay; construyó la plaza de abastos y un parque; erigió el edificio de nueva planta para escuelas de niños, de niñas y dibujo: y lo dotó con una lámina de 200.000 pesetas para el sostenimiento de la enseñanza. (1) No contento con estos rasgos de filantropía, vivió con modestia, para invertir toda su fortuna en levantar otras nueve escue- las en diferentes pueblos de Guipúzcoa, realizando una obra tan inten- sa para levantar la cultura de su Provincia, que deja una brillante es- tela á la gratitud y reconocimiento de todos sus paisanos y una mues- tra palpable de que el generoso altruismo no está reservado tan sólo á los anglosajones, habituados á realizar espléndidas donaciones.

(1) Biografía del meritísimo patricio vascongado Excmo. Sr. D. Pedro Viteri y Arana, protector de la enseñanza, por D. Vicente Ferraz y Turino, Catedrático y Doctor en Derecho y en Filosofía y Letras.

(Se continuara.)

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L A EDUCACIÓN FÍSICA, MORAL Y CÍVICA EN LAS

ESCUELAS NORMALES Y PRIMARIAS, POR PABLO

DE ALZOLA.

(Continuación).

La hermosa institución escolar de Mondragón necesitaba, para dar los frutos apetecidos, contar con verdaderos educadores y, por fortuna, los ha encontrado dotados de admirables aptitudes en D. Félix de

Arano y su señora. Habiendo yo oído ponderar las excelencias de aquella enseñanza y

sin previo aviso, me presenté en la Escuela Viteri. Las clases de niños se destinan, según el Reglamento, á 75 (aunque siempre hay aspiran- tes) y puede considerarse como de ampliación ó superior, por recibir á los jóvenes de 8 á 14 años.

Al entrar en el salón, dirigiéronse mis miradas á varios nidos si- tuados en la cornisa del aula, manifestándose el maestro: «Son de golondrinas, alejadas actualmente de estos lugares para invernar en tierras africanas. Al apuntar la primavera vuelve una sola como explo- radora, revolotea alegremente por la escuela y persuadida de que los chicos son buenos amigos de los pájaros regresa muy lejos, adonde se encuentra el bando; dos días después aparece regocijado todo el grupo, instálanse las parejas en los nidos de sus amores, despertando la alegría de los escolares, que celebran con una fiesta el fausto suceso.» Todo lo cual revela profundos sentimientos de bondad y de cultura arraigados en sus corazones.

En las pizarras estaban escritos varios lemas en este género: «Es- tudia y trabaja si quieres ser algo. No hagas á otro lo que no quieras que te hagan á ti. Donde no hay justicia no hay sociedad feliz. La lim- pieza no está reñida con la pobreza. No manchéis las paredes, puertas

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ni ventanas. No piséis las plantas, ni las privéis de vida. El respeto á los jardines y al ornato público, es testimonio de cultura. El alcohol ocasiona terribles males al hombre, etcétera», máximas que copiaban los alumnos en sus limpios cuadernos; así como los problemas numé- ricos.

La escuela cuenta con un buen material de enseñanza, mapas, es- feras, muestras, cuadros con explicación gráfica de diferentes cultivos y producciones, y cuerpos geométricos. Los ejercicios de cálculo mental á que sometí á los chicos y sus rápidas y certeras respuestas me llena- ron de asombro, así como sus conocimientos geométricos y geo- gráficos. La asistencia es puntualísima y el orden perfecto, como pude cerciorarme al volver por la tarde al aula en compañía del profesor, cuando trabajaban silenciosamente los alumnos á pesar de la ausencia del maestro.

Este cuida con solicitud de la educación moral, habiendo consegui- do inculcarles sentimientos de justicia y de profunda honradez; dirige los juegos; mantiene vivo el sentimiento religioso con hermosas ple- garias; fomenta el amor cívico con el himno dedicado á la Patria y con excursiones para visitar las estatuas de los hijos preclaros del país vasco. Las recompensas consisten en cantidades impuestas en la Caja de Aho- rros Provincial y la adjudicación de los premios se realiza votando por papeletas los muchachos, habiéndose dado el caso, entre los candidatos á una misma distinción, de apoyar cada uno al adversario.

Los jóvenes así preparados con gran dosis de rectitud y conoci- mientos prácticos, superiores á los de muchos bachilleres, han alcanza- do, especialmente en América, buenas colocaciones, siendo sumamen- te queridos por sus principales.

Dirigiendo la vista hacia el Sur de España se destaca la hermosa y espléndida obra realizada en Granada por el padre Manjón con sus «Escuelas del Ave-María». Constituyen un modelo de educación inte- gral llamado á estrechar los vínculos sociales, despertando la caridad y el amor al prójimo en los altos, y ennobleciendo á los niños de las clases modestas.

El Canónigo y Catedrático Manjón tuvo la inspiración de instalar sus escuelas en el campo para educar, en su amplia acepción, á los jóve- nes, formando seres robustos y bu en os preocupándose especialmente de los infortunados que nacieron en las capas sociales degradadas, para fortificarlos físicamente y regenerarlos moralmente convirtiéndoles en

21

322 E U S K A L - E R R I A

sanos, laboriosos, instruídos y buenos cristianos. «Salvar á los gitanos es un deber de creyentes y de ciudadanos.»

La obra del eminente pedagogo ha alcanzado un vuelo extraordi- nario, creando numerosas escuelas, entre ellas: la granja, el taller y el cuartel, para difundir la educación en el seno de la naturaleza, «susti- yendo la gran casa de Dios á las casas de los hombres», enseñando á la juventud los medios de producir con inteligencia y trabajar con pro- vecho, ganándose honradamente la vida.

El análisis detenido de esta labor meritísima no puede tener cabi- da en una disertación de esta índole, pero todas las alabanzas son po- cas para enaltecer el apostolado hermoso y fructífero realizado por aquel esclarecido bienhechor de la humanidad (1).

Existe en la culta Cataluña un colegio llamado «Mont D’Or», si- tuado en el campo, en el que se aplican con éxito los sistenias moder- nos, encaminado á educar la inteligencia y á organizar la vida familiar del Colegio. Su abnegado fundador D. Juan Palau Vera se ha esforza- do en vivificar en lo posible la enseñanza, y en humanizar las relacio- nes entre los maestros y los alumnos.

El Colegio consta de un suntuoso chalet ó palacete para el inter- nado y otro para las clases; dos jardines, un huerto y un gran campo de juegos. Las aulas son agradables; los peces, los pájaros, las flores y graciosos frisos, como en las nurserys inglesas, alegran la de párvulos, vistiendo todos ellos de blanco. En las otras clases se hallan decoradas las paredes también con flores, plantas y reproducciones escogidas de cuadros de buenos artistas. La luz, el sol y el doble panorama de la montaña y del mar completan el escenario en que se desenvuelve la vida de este pequeño mundo de niños felices (2).

El Plan de Estudios y Programas (3) contiene un prólogo inte- resante. «Nos ha animado á publicarlo la esperanza de que servirá de estímulo y de guía á aquellos maestros que deseen orientarse en un sentido moderno y quieran seguir las sugestiones de las cosas realiza- das. Difícil es huir de la cómoda enseñanza mecánica de palabras sin sentido para el niño; desterrar los libros de texto antipáticos y sin vida, que son el único indigesto alimento espiritual de los pobres ni-

(1) Recientemente ha publicado D. Félix Díez en El Nervión, de Bilbao, una serie de artículos exponiendo la obra del Catedrático de Granada.

(2) La Cataluña. Año III. N.º 195. Inserta bastantes pormenores del sistema de ense- ñanza.

(3) Año 1909.

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ños españoles. Para sustituirlos, hemos exigido de los maestros el gran esfuerzo que representa traer algo de la realidad para ilustrar las lecciones; y cuando no, acogernos á los libros americanos publicados en castellano.»

El movimiento pedagógico del Nuevo Mundo que ha transformado tantas escuelas europeas, ha ejercido su influjo en la novísima de «Mont D’Or», ansiosa de asimilarse los modelos más perfeccionados. Apren-

der haciendo es el lema. Primero la prática, luego la teoría. La cla- se viene á ser como un laboratorio en el que el profesor y los alumnos hacen experimentos. Los libros sirven de complemento y de consulta.

Las familias de los escoiares se instalan á veces en el Colegio, y no habiendo mesa redonda comen separados con sus hijos, asistiendo á las veladas, á las que concurren también personas invitadas.

La educación moral se hace con arreglo al formulario de la Liga inglesa para su introducción en la enseñanza. En los jardines de la infancia se dan nociones de Religión y Moral: Oraciones, Limpieza, Diligencia, Modales, Bondad, Honradez y Valor. En la clase de 7 á 8 años se amplían en esta forma: Limpieza, Modales y Conducta. Bon- dad, Gratitud, Honradez, Generosidad, Veracidad y Valor. En los años sucesivos hasta el de 12 á 13 años se van extendiendo paulatina- mente las enseñanzas.

En carta que me dirigió en 21 de Octubre último el Director, dice el Sr. Palau: «El fruto de nuestros métodos, aunque aplicados todavía de modo imperfecto, ha dado por resultado despertar el interés de los niños y conseguir que no duerman intelectualmente en las clases. La vida en común con ellos, hace posible el conocerles. Trabajamos mu- cho la parte educativa, logrando algo de buena calidad. Los chicos son de una franqueza casi absoluta, y ya comprenderá V. el valor que esto tiene. He empezado, en este curso, á poner en práctica el Syllabus de Moral é Instrucción Cívica. La disciplina interior, base del carácter, es el fin que persuguimos, y tengo la seguridad que alcanzaremos, con el tiempo, buenos resultados. La perfección es difícil, pero no ha de fal- tarnos el trabajo, el esfuerzo, el entusiasmo y la fe. Los niños adoran la escuela; esto también es algo, y no dudo que amarán lo que en ella se les enseña.»

Tiene el Colegio analogías con las Escuelas nuevas fundadas en

Alemania por el eminente doctor H. Lietz, cuyas obras sobre educa- ción han tenido gran resonancia.

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Si el P. Manjón es acreedor al reconocimiento nacional por su grandiosa obra, D. Félix Arano, D. Juan Palau y otras maestras y maestros son también dignos de la sincera estimación de sus conciu- dadanos.

Progresos de la Instrucción Primaria en Vizcaya.

He aquí un cuadro gráfico y expresivo de la extraordinaria trans-

formación de las escuelas de primeras letras en Bilbao, durante el lapso de un siglo. Comprende los años; el censo de la villa; el personal del magisterio; el gasto de sostenimieto, con exclusión del coste de la construcción de dificios, y el desmbolso anual por habitante en tan

largo período:

Gastos de sostenimiento de las Escuelas de Instrucción Primaria en Bil- bao, con inclusión de los auxilios para las Escuelas Normales.

Año

Número

de habitantes de la villa

Número de

maestros y maestras

Número de Auxiliares,

Ayudantes y de Profesores

de Música, Gimnasia, etc.

Presupuesto municipal

de Instrucción elemental

y superior

Pesetas

Gastos

por habitante

Pesetas

1810 9.983 2 » 137,5 0,01 1850 15.223 4 » 7.325 0,48 1880 33.492 17 5 54.582 1,63

1894-95 71.050 28 23 212.915 2,92 1909 90.000 52 48 364.627 4,05

OBSERVACIONES En 1810, el Ayuntamiento invirtió otras 1.300 pesetas en las dotaciones del Maestro de

Naútica y del Preceptor de Latinidad. En 1850, subvencionaba con 5.000 pesetas al Instituto Vizcaíno. En 1880, destinaba 22.437 á la Escuela de Artes y Oficios, Instituto, Bibliotecas, etc. En 1894-95, consignó 33.120 pesetas para la Escuela de Artes y Oficios. En 1909, invierte por separado en las Escuelas de Ingenieros Industriales, Artes y

Oficios y Capataces 134.526 pesetas.

Las enseñanzas que se deducen del examen de las cifras preceden- tes son en extremo significativas. Contaba Bilbao, en el año 1810, 9.983 habitantes y sorprende que sólo hubiese en su recinto dos es- cuelas primarias, y aún más, que el maestro de niños pobres tuviese la mísera dotación de 330 reales anuales y 220 la maestra. La vida era

R E V I S T A V A S C O N G A D A 325

entonces mucho más barata que en la actualidad, no obstante lo cual, percibía 2.200 reales el profesor de Náutica y 3.000 el preceptor de Latinidad, desproporción de emolumentos derivada, de que la asigna- ción del Ayuntamiento para los maestros de primeras letras tenía el carácter de gratificación y no de sueldo, abonándoles las familias una cuota mensual, más los regalos de Pascuas.

Aun cuando no se concedía en aquellos tiempos gran atención al ramo de Instrucción Pública, el contraste resulta algo exagerado si se comparan escuetamente las cifras del gasto por habitante: de 0’01 pe- setas en 1810 y de 4,05 en el ejercicio corriente. La enseñanza elemen- tal corría entonces, en algunos pueblos, á cargo de las Comunidades religiosas y no se hallaba Vizcaya tan completamente analfabeta, como parece deducirse del examern de los gastos municipales de Bilbao. He tenido ocasión reciente de revisar muchos archivos de los pueblos, y aun las actas de las sesiones de los concejos en las más modestas ante- iglesias, correspondientes á las tres últimas centurias, se hallan redac- tadas en correcto romance y llevan frecuentemente ocho, diez ó más firmas de capitulares y vecinos hasta en las aldeas pequeñas.

De todos modos, resalta en el cuadro precedente un aumento rápi- damente acelerado del número de maestros, maestras y auxiliares des- de 4 nada más en 1850, á 22 en el año 1880; 51 en 1894-95 y 100 en 1909, subiendo paulatinamente el gasto por habitante desde 0,48 pesetas á 4,05, lo cual depende de la multiplicación de las escuelas, y además del aumento de los sueldos, retribuciones, compensaciones, gratificaciones, etc., al personal docente.

La matrícula de las Escuelas de niños, de niñas y párvulos de Bil- bao en 1906 arroja 7.023 inscripciones con 6.532 alumnos que asistie- ron á los exámenes y 5.863 de concurrencia media (1).

La celosa Junta de Instrucción Pública de la Provincia remitió el año pasado á la Subsecretaría del Ministerio, una Memoria interesante abarcando diversos puntos concernientes á sus tareas.

Afirma que, por regla general, es en Vizcaya bastante satisfactorio el estado de la enseñanza, á lo cual ha contribuído el interés de las autoridades locales; la puntualidad con que se satisfacen las atenciones del ramo; las recompensas otorgadas á la labor profesional; las buenas

condiciones escolares de los locales en la mayoría de los pueblos, y la

(1) Memoria leída en el acto de distribución de premios. Año 1907.

326 E U S K A L - E R R I A

dotación del material con sumas superiores á las cantidades obliga- torias.

La reciente reorganización de las Juntas locales; la obligación im- puesta á los maestros de redactar anualmente una Memoria demostra- tiva de la labor realizada y de los obstáculos con que tropiezan en su camino; la reforma de las Juntas Provinciales, para revestirlas de cier- tas atribuciones que restringen, algún tanto, la excesiva centralización del ramo, y las certificaciones trimestrales que ponen en conocimiento de la junta Central el funcionamiento de las próvinciales, van coope- rando al progreso de la instrucción primaria vizcaína. La Corporación organizadora de esta Fiesta ha merecido el aplauso del Ministerio de Instrucción Pública por su celo y diligencia, á cuyo honroso galardón debemos unir todos los concurrentes á esta solemnidad nuestras since- ras felicitaciones.

El Censo Escolar del año 1908 que acaba de publicarse, demuestra el adelanto de Vizcaya en relación al conjunto de la Península:

Territorio

Población

en miles

de habitantes

Escuelas

que deben

tener

Escuelas que tienen contando las de párvulos, con exclusión

de las de adultos

Diferencia Tanto por 100

España... 18.827 34.366 30.073 De - 4.293 14 % -

Vizcaya.. 307 469 522 De + 53 10 % +

Además de cubrirse aquí con exceso las obligaciones impuestas por la ley, es preciso no olvidar que hay numerosas escuelas establecidas en excelentes locales; que la disciplina y la asistencia puntual de las maes- tras y maestros á sus clases honra al personal de Bilbao y de Vizcaya, así como á la saludable inspección de la Junta Provincial de Instruc- ción Pública y de las Locales.

(Continuará).

R E V I S T A V A S C O N G A D A 379

EDUCACIÓN Y ENSEÑANZA

L A EDUCACIÓN FÍSICA, MORAL Y CÍVICA EN LAS

ESCUELAS NORMALES Y PRIMARIAS, POR PABLO

DE ALZOLA.

(Continuación.)

Escuelas Normales.

Es muy sensible que no haya podido aclimatarse en Bilbao la Es- cuela Normal de Maestros, á causa de la falta de vocación de los viz- caínos hacia la labor profesional del Magisterio, porque, dado el am- biente de rectitud y las buenas costumbres del antiguo Señorío, hubiesen reunido muchos de ellos condiciones para educadores de la niñez.

Mas el desarrollo industrial y mercantil de la comarca y el campo que ofrecen las próvidas tierras sudamericanas para las naturalezas vi- riles y arriscadas, han desviado las aficiones hacia otros rumbos, no- tándose, en cambio, gran entusiasmo en las jóvenes del país para alcanzar el título de maestras (algunas de ellas por adquirir el diplo- ma, sin el propósito de ejercer la profesión), lo cual se traduce en una aglomeración excesiva de alumnas en los cursos de la Escuela instalada en la calle de Gordóniz.

Da pena visitar el local. En un hotelito de escasa superficie, pro- pio para una familia de 8 á 10 personas, funciona la Escuela con 170 discípulas distribuidas entre la enseñanza elemental y superior.

La casa está rodeada de un jardincillo que, para hacerlo aún más minúsculo, se halla dividido por estrechos senderos, con carencia absoluta de condiciones para la expansión y recreo de las educandas.

La Escuela de Maestras debiera ser un verdadero modelo pedagógi-

380 E U S K A L - E R R I A

co, con local amplio é higiénico, aulas que no excedieran de 40 á 50 alumnas y extenso campo de juego, cubierto y descubierto. Como la educación física es factor esencial para el desarrollo de los niños y las niñas, es absolutamente necesaria la buena preparación de las maes- tras, quienes deben hacer un estudio especial teórico y práctico de los juegos más apropiados para el sexo débil, para lo cual hay excelentes libros publicados por los maestros de Méjico y la República Argenti- na. El influjo preponderante de la madre en la naturaleza de los hijos, requiere la más esmerada atención para robustecer los cuerpos de las jóvenes, acrecentar sus energías comunicándoles la agilidad y la soltura de los movimientos; el ejercicio de los largos paseos; en una palabra, todo lo necesario al fin esencial de mejorar la raza y conservar la salud hasta una edad avanzada.

El hábito del aseo personal requiere también que se generalice en las Escuelas Normales y primarias la instalación de baños-duchas, pun- to que he de tratar después.

En la Escuela es preciso dilucidar varias materias importantes. Lo que se debe enseñar á las maestras; los programas; los métodos edu- cativos y el conocimiento de la Psicología de las niñas. No es posible abordar tales asuntos en una disertación de esta índole; mas debo con- signar mi opinión, conforme á la de los tratadistas citados anterior- mente, sobre la excesiva amplitud de los libros de texto, defecto que alcanza á nuestra segunda enseñanza y á muchas profesiones españolas, en las que predomina el intelectualismo sobre la realidad y la práctica; en vez de cultivar el raciocinio con preferencia á los estudios hechos de memoria.

Por el contrario, se da escaso valor al preparar el personal del Ma- gisterio á las condiciones de carácter, de Voluntad, celo, abnegación, moralidad y arte para enseñar que revisten grandísima importancia. Es preciso reservar en las Escuelas Normales, y aun más, si cabe, en las destinadas á preparar las maestras, un papel fundamental á la edu- cación. ¿De qué sirve por sí sola la instrucción? Aun cuando las jóve- nes adquieran profundos conocimientos, resulten sabias y eruditas, su valor intrínseco será escaso si sus corazones secos y duros, no sienten la tierna emoción de realizar el bien, y su espíritu carece de cierto idealismo exornado con el aroma del sentimiento religioso y de las virtudes.

(Concluirá.)

460 E U S K A L - E R R I A

EDUCACIÓN Y ENSEÑANZA

L A EDUCACIÓN FÍSICA, MORAL Y CÍVICA EN LAS

ESCUELAS NORMALES Y PRIMARIAS, POR PABLO

DE ALZOLA.

(Conclusión.)

Para educar á las niñas y realizar la elevadísima misión de formar sus almas, labor en extremo delicada que muchos padres abandonan, necesitáis rodearos de las más preciadas cualidades morales: verdadero cariño á la infancia y dotes de bondad y dulzura; inculcarles el amor á la familia y el espíritu de orden; el aseo, la puntualidad, la previ- sión, la economía doméstica y diligencia; enseñarles el dominio de sí mismas; la modestia, la igualdad de carácter, la paciencia, el respeto á los superiores, y muy especialmente la entereza moral que la mujer necesita, aún más que el hombre, por los graves peligros á que se halla expuesta.

El medio de lograr tales fines consiste en el ejemplo y la sugestión,

principio éste fundamental del proceso educativo que, según Guyau, penetra en el espíritu del niño por un comienzo de imposición, á la manera de una voluntad que se introduce paulatinamente en el seno de otra persona, arte que llega á modificar su modo de ser.

La trascendencia de este cometido es de gran magnitud; vuestras futuras discípulas serán madres de familia y si con una labor intensa de preparación conseguís llevar á sus hogares un ambiente cristiano, de acentuada rectitud y moralidad, las futuras generaciones irán alcan- zando cada vez mayor suma de virtudes privadas y públicas.

Ya conozco «El libro de los párvulos» que comprende los elemen- tos de Religión y Moral, pero las lecciones recitadas de memoria, ha-

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cen escasa mella en los niños, por lo cual se les debe educar, apelando á los ejemplos cotidianos con los cuentos morales y la insinuante per- suasión cariñosa de las maestras.

Estas debieran adquirir algunos conocimientos de «Estética», para difundir en sus discípulas las nociones del deleite moral producido por la percepción del alma en las cosas espirituales y las causas de ese má- gico arrobamiento que con su inefable dulzura embelesa la esencia íntima de nuestro ser en la contemplación de la belleza, á fin de vulga- rizar las nociones artísticas y perseguir su aplicación al ornato de las casas, por la gran importancia social de rodear al hogar doméstico de poesía y encanto á fin de robustecer entre nosotros la vida de fa- milia.

Mi larga experiencia me ha enseñado que con los progresos del arte de la construcción y el adelanto de las industrias artísticas en pro- ductos textiles, papeles pintados, cenefas decorativas, la galvanoplastia, la fotografía, el grabado, la cerámica, la metalistería y las vidrieras se pueden edificar y decorar con sumo gusto, aun las habitaciones bara- tas, materia á la que he dedicado un libro por su gran trascendencia (1). Y conviene que las maestras adquieran nociones de la ornamentación de las casas y del cultivo de las plantas y las flores, para que las dis- cípulas sepan esmerarse, dentro cada una de sus modestos recursos, en adornar y llenar de atractivos sus viviendas.

No dudo que dada la ilustración de la señora Directora de la Es- cuela Normal, si se le concede el local indispensable para la enseñanza de sus numerosas discípulas, conseguiremos tener aquí una Escuela Normal modelo.

Reformas necesarias de los métodos educativos en la Instrucción

elemental de Bilbao.

Sabido es, que la capital de Vizcaya se destaca, entre casi todas las ciudades españolas, por sus desembolsos en la enseñanza primaria. Ha levantado hermosos edificios; sostiene 100 maestros y auxiliares; gasta más de 4 pesetas por habitante; estimula á los profesores y los alumnos con recompensas: concede becas para estudios superiores; sos- tiene las enseñanzas auxiliares de Gimnasia y de Música; proporciona

(1) «El Arte Industrial en España».

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la instrucción pública á más de 7.000 niños, niñas y párvulos; celebra

Fiestas escolares, tan brillantes como la que tuvo lugar el año pasado en la Plaza de Toros, y tiene organizadas ocho colonias escolares que prestan excelentes servicios para robustecer á los alumnos con tan be- néfica institución, poniéndoles en contacto con la madre Naturaleza y la sana vida del campo.

Resulta, para quien mira superficialmente las cosas, que nos en- contramos en un alto grado de perfección relativa, pero como nues- tras miradas deben dirigirse por encima del Pirineo hacia el centro

y el Norte de Europa, fácilmente se adquiere el convencimiento de que la labor educadora deja mucho que desear, asemejándose al cul- tivo de las mesetas castellanas, de carácter extensivo en vez de in- tensivo.

Basta visitar, por ejemplo, las Escuelas de Berástegui para encon- trarse con un ejemplo de aglomeración extraordinaria. Figuran en la Memoria del Ayuntamiento de Bilbao (1) matriculados en aquel edi- ficio: 344 párvulos, 177 niños y 300 niñas. Total 821. En el salón destinado á estas últimas hay, sin separación alguna, las clases de los Grupos 2.º y 3.º con 128 niñas y se halla contiguo al curso Prepara- torio de otras 94, apartado por un tabique divisorio de poca altura que deja libre paso al ruido de aquel hormiguero. Es decir, que están en comunicación 222 niñas, lo cual constituye un error pedagógico mayúsculo.

Llamé sobre ello la atención de las autoridades bilbaínas, el año

1893, en artículos publicados en la prensa periódica, con los que formé un volumen (2), expresándome en los términos siguientes: «Se empezó la construcción de escuelas por la de Achuri, proyectada para 100 niños, y en vez de disminuir el tamaño de las salas, según lo aconseja el adelanto pedagógico, se ha levantado en Albia, frente á la Plaza de Trueba, un amplio edificio de tres cuerpos con salas de 39 metros de largo por 10 de ancho y 7 de altura, tanto para niños como para niñas. Se acaban de matricular 300 de éstas y 248 chicos, y como ha dicho el Sr. Sarda al tratar de este mismo asunto: «¿Quién será osado á mencionar siquiera la educación en medio de 300 criaturas, con la vivacidad natural en sus pocos años? Si el maestro logra, aun- que sea con un auxiliar, mantener el orden, ya habrá hecho mucho.»

(1) Memoria leída en el acto de la distribución de premios. Año 1907. (2) «Estudios de Administración Municipal».

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De todo esto se deduce, que no hay en la capital de Vizcaya el núme- ro de escuelas ni de profesores necesarios para que la enseñanza ad- quiera la intensidad requerida, y se sale del paso hacinando á los jó- venes escolares en condiciones tales, que el aprovechamiento ha de ser forzosamente deficiente.

No se ha corregido el mal en este amplio edificio, y se agrava ex- traordinariamente por el excesivo número de seis horas de clase en nuestros absurdos programas, y la carencia completa de recreos. Da pena contemplar estas aulas en las que se obliga á los niños y niñas á permanecer encerrados en el mismo local, de 9 á 12 de la mañana y de 2 á 5 de la tarde como si fueran prisioneros, sin permitirles dedi- carse á las expansiones propias de la edad infantil.

No admiten las clases en Francia y otras naciones más de 50 esco- lares y en el último Congreso de Londres se ha aconsejado el máximo de 40, de manera que en Bilbao se necesita una innovación profun- da para sustituir á las clases grandes y los recreos pequeños ó nulos, con el sistema inverso de salas pequeñas y locales amplios para jue- gos, la graduación de la enseñanza, ordenada por edades y condi- ciones mentales, establecida en el número adecuado para que el pro- fesor conozca debidamente á sus discípulos y pueda instruirlos y edu- carlos.

Se ha consignado que todos los pedagogos, dignos de tal nombre, consideran los juegos de los niños como absolutamente necesarios para cuidar de su salud y de su desarrollo. Constituyen simultáneamente el mejor medio educativo para convertirlos en justos y verídicos; pa- cientes en las contrariedades; resignados en las derrotas; dispuestos á sacrificar su personalidad en aras del grupo; reaniman las fuerzas de los chicos, les comunican la alegría, proporcionan el descanso intelec- tual y la frescura necesaria para la renovación de los estudios con afán, en la ordenada alternativa de las distracciones y el trabajo.

El ideal sería que el recreo se hallase en contacto con el centro es- colar, lo cual podría relizarse en las zonas de ensanche de las pobla- ciones, adquiriendo los ayuntamientos extensos terrenos con la debida antelación, antes de que adquieran elevado precio. Mas tratándose de Bilbao, cabe arrendar en módico alquiler algunos solares próximos á varias escuelas instaladas en los nuevos barrios y, para las restantes, se podrían buscar campos más alejados pero contiguos á las líneas de tranvías, con la superficie necesaria para cada 3 ó 4 escuelas, estable-

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ciendo tarifas muy módicas para el transporte de los niños á fin de conducirlos, cuando menos, dos tardes por semana, escogiendo, en lo posible, los días de buen tiempo.

Tal vez convendría también, en los barrios en donde hay muchos chicos matriculados esperando turno para ingresar en la escuela, ensa- yar el sistema de tandas, existente en algunos países, de utilizar los

mismos locales de estudio y de juego para dos grupos alternando res- pectivamente las mañanas para el primero y las tardes para el segundo, ó viceversa.

La creación de los campos de luego es en Bilbao imprescindible,

no teniendo explicación que gastando el Municipio 364.627 pesetas anuales en el sostenimiento de la instrucción primaria, escatime el gasto que había de originar una reforma tan esencial para la vida y la salud de la juventud escolar. Al recordar la importancia, durante mi niñez, de los juegos y esparcimientos, á los que nos dedicábamos con tanto entusiasmo como regocijo, confieso la profunda compasión que me inspiran los niños de Bilbao, que carecen por completo de lugares adecuados para entregarse á las diversiones propias de su edad.

Los ejercicios físicos de las Escuelas de Bilbao se reducen a la clase de Gimnasia instalada en un salón de Berástegui. No es obligatoria, y las horas de 7 á 9 de la mañana resultan extemporáneas, recargando con exceso la labor cotidiana de los asistentes.

A falta de medios oficiales para proveer al desarrollo corporal, presta aquí excelentes servicios la Asociación Atlética Vizcaína con los utilísimos deportes de los jóvenes afiliados a la misma.

La educación física exige, como complemento indispensable, crear el hábito del aseo, siguiendo el lema de La limpieza da la salud, que encabeza la Memoria de «L'Œuvre Bordelaise des Bains-Douches á Bon Marché», reconocido como Establecimiento de utilidad pública, subvencionado por el Estado, por el Consejo General (Diputación Provincial), la Ciudad y la Cámara de Comercio (1).

La Sociedad empezó á funcionar el año 1893 y ha progresado rá- pidamente, habiendo servido 227.789 baños-duchas en 1908, á los pre- cios de 0,20 francos para hombres y mujeres y 0,10 a los escolares y soldados. El Estado concede auxilios obtenidos del producto del juego, y tan útil institución se ha extendido á muchos departamentos france- ses, según se demuestra en el interesante folleto mencionado, que con-

(1) «Rapport annuel», 1908. Seizième année.

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tiene planos de las instalaciones, pudiendo consultarse también, para formar idea exacta de los proyectos, otras publicaciones recientes (1).

Hallándose municipalizado en Bilbao el servicio de aguas, corres- ponde al Ayuntamiento estudiar la materia y hacer el ensayo en una de las escuelas, con ánimo decidido de extenderlo a las restantes de- biendo advertir que esta clase de instalaciones funcionan en la vecina Guipúzcoa: en Eibar por cuenta del Municipio, y en Beasain para el personal obrero de la Sociedad de Construcciones Metálicas

La educación popular se encuentra muy descuidada entre nosotros: carecen los chicos de espíritu de orden, de pulcritud y aun de buenos sentimientos, que constituyen la base fundamental de una colectivi- dad ordenada. Las fachadas de los edificios públicos como el Banco de Bilbao y de las casas particulares, los portales, las escaleras y los zóca- los de los jardines, están cubiertos de manchas y de rayas que revelan gran incultura. Cuando construí el Puente de San Francisco, empleé el hierro fundido en las balaustradas para atajar el furor de destrucción, y en donde se ha adoptada la sillería, como en las escalinatas de San Vicente, se encuentran aquéllas desportilladas. Aun se conserva la de- plorable costumbre de maltratar á los perros, á los gatos y á los pája- ros, y no es raro escuchar palabras groseras y aun blasfemias en la ni- ñez y en la juventud.

Aparte de la corrección enérgica de estas manifestaciones incultas, á las que deben dar los maestros gran importancia, he expuesto ante- riormente la trascendencia capital del problema de la educación. Sólo por ella puede llegar el individuo á convertirse en hombre, según el filósofo Kant, y reviste en los tiempos actuales un interés, no igualado por ninguna otra materia, dependiendo de él la suerte final y defini-

tiva de la Nación (2). «Sí, tenemos en España miles de escuelas, pero la enseñanza pri-

maria educativa, moderna, no parece por ninguna parte. No tenemos más que una ficción de enseñanza; nos faltan los instrumentos de un buen sistema y, lo que es peor, no ha llegado á concretar en el espíritu público una orientación pedagógica europea definida, triun-

(1) «Local Maurice Beriaux de Bains-Douches Militaires». Bordeaux, 1909. «Les habitations à bon marché. Les Bains-Douches. Les Jardins Ouvriers», par Charles

Cazolet. Bordeaux, 1908. «Notice pour fonder facilment des Bains-Douches». Bordeaux, 1908.

(2) «Ensayos sobre Educación», por J. del Perojo. «La Educación y la renovación nacio- nal». 1907.

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fadora, que nos marque imperiosamente el camino que debemos se- guir» (1).

Á pesar de este juicio pesimista, la opinión empieza á cristalizar en

las altas esferas, habiéndola sintetizado D. Antonio Maura en uno de sus rasgos geniales con esta frase: «La enseñanza necesita la más pro- funda y despiadada reforma. Sólo puede tocarse para volverla al revés».

El adelanto de los métodos educativos se manifiesta en la «Peda- gogía Experimental», basada en cálculos precisos. ¿Se quiere aquilatar el grado de instrucción de un niño? Se apela al sistema de medidas de M. Vaney, haciéndose lo propio para graduar el desarrollo físico; la in- teligencia y la memoria se avalúan por ejercicios de Ortopedia mental.

Conviene mucho, para evitar desengaños y los esfuerzos estériles, el conocimiento de las aptitudes de los muchachos. Mr. Binet (2) acon- seja para los que fracasan en los estudios científicos y literarios el ac- ceso á los trabajos manuales, a los que se atribuye también verdadera importancia educativa. En su novísimo libro insiste, en que «en vez de preocuparse tanto de la ciencia material, deberían pensar los Pode- res públicos en organizar sólidamente las fuerzas morales, que son las que dirigen el mundo».

Se ha expuesto anteriormente la necesidad imperiosa de reformar los sistemas de enseñanza y de educación. Al empeño inmoderado de acumular una balumba de conocimientos en los cerebros de la niñez y de la juventud, debe sustituir el estudio más elemental y sencillo de las materias, pero realizado con profundidad, despertando el racioci- nio de los escolares. Al abandono actual respecto del proceso educa- tivo, debe suceder una evolución resueltamente encaminada á formar generaciones de hombres sanos y fuertes, revestidos de carácter, de voluntad y de conciencia.

Á las ilustradas Juntas Provincial y local de Vizcaya incumbe,

dentro del campo de sus limitadas atribuciones, estudiar con fe y en- tusiasmo cuanto atañe al mejoramiento de la educación para implan- tar las innovaciones posibles, y apelar á la Superioridad en demanda de las hondas reformas requeridas por el estado presente de nuestra Instrucción pública (3).

(1) «Por las Escuelas de Europa», por Felix Marti Alpera. Capítulo I. Año 1904. (2) «Les Idées modernes sur les Enfants». 1900. Mr. Binet dirige en la Sorbona un labora-

torio de Pedagogía práctica. (3) Aunque este trabajo se refiere á la Instrucción primaria, no está de más consignar que

se ha facultado á los profesores de los Institutos de 2.ª Enseñanza á suprimir los exámenes

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Final.

Voy á terminar, recordando la absoluta necesidad de arraigar en los corazones infantiles el amor intenso á la Patria y el culto caluroso de la bandera nacional, como símbolo de los grandes ideales colectivos.

El malogrado Perojo recuerda en su hermoso libro el período de decadencia de Prusia, después de las derrotas de Jena y de Tilsit. El alma nacional se hallaba postrada: prevalecían las ideas perturbadoras, la frivolidad, el egoísmo y la jactancia, necesitándose una poderosa palanca. para levantar el sentimiento público. Emprendió la valerosa campaña el filósofo Fitche un siglo ha, con sus «Discursos á la Nación alemana», demostrando que procedían los males del rebajamiento mo- ral de los caracteres y del estado social. Ensalzó una Patria nueva, animada de los ideales de abnegación y de sacrificio del individuo ante el bien público, que podían alcanzarse con la educación nacional que purificara á la sociedad y al pueblo. Todos hemos visto con asombro la transformación insólita de aquel país castigado por el infortunio, en un emporio glorioso, debido á su profunda ciencia y á las relevantes cualidades de los ciudadanos.

Mirémonos en aquel espejo, no olvidando que pertenecemos á un pueblo cuyos méritos imponderables le impulsaron á realizar las múl- tiples hazañas que esmaltan las páginas de la Historia, alcanzando la Corona de Castila el lugar preeminente en el Mundo. Cierto que se agrietó el edificio de nuestras grandezas por motivos complejos; que las guerras y las revueltas intestinas nos dejaron desangrados, pero se- guramente no hemos de olvidar los consejos de la experiencia.

Cada dia se afirma más la solidaridad universal. La implacable sen- tencia de Mahan de la evicción ó expropiación para los pueblos dé- biles y turbulentos, ha producido efectos saludables en algunos países americanos. No nos hallamos, por fortuna, amenazados de tales peli- gros. Al contrario, España ha desmentido los augurios de quienes la ponían en la picota diez años ha, demostrando la solvencia del Teso- ro, sus fuerzas tributarias y sus progresos en todos los ramos de la producción nacional. Ahora mismo exhibe ante propios y extraños la

de la matrícula oficial, si bien en la práctica se utiliza poco tal autorización. La libertad de- jada á los catedráticos para escribir los libros de texto, en general demasiado extensos, y á veces laberínticos é incomprensibles, sujeta á los alumnos á una labor tan abrumadora, como de escasos resultados.

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fortaleza de los ideales colectivos: con el espíritu de sacrificio de sus valerosos soldados, el amor patrio de los voluntarios y la cooperación entusiasta del país en la ruda empresa acometida por el Ejército. Los que conservamos el optimismo y la fe en las energías del pueblo es- pañol, confiamos en un porvenir cada vez más lisonjero, á pesar de las nubes actuales.

Para que pueda reconquistar sus brillantes destinos, apliquemos nuestro esfuerzo denodado en la obra de levantar el nivel de las nue- vas generaciones, empuñando la poderosa palanca de «La Educación Física, Moral y Cívica en las Escuelas», como el resorte más eficaz y seguro en el logro de nuestros laudables propósitos, en cuyo camino solicito vuestra ferviente cooperación.— He dicho.