la bestia (spanish edition) - librosonlineparaleer.net · a dios que es mi guía ... esperando el...
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Copyright©2015LilyPerozoTodoslosderechosreservados.
ISBN:978-1-329-65565-2Diseñodeportadapor:TaniaGialluca
PrimeraEdición:Octubre2015Nosepermitelareproduccióntotaloparcialdeestelibro,nisu
incorporaciónaunsistemainformático,nisutransmisiónencualquierformaomedio,sinpermisopreviodelatitulardelcopyright.La
infraccióndelascondicionesdescritaspuedeconstituirundelitocontralapropiedadintelectual.
Lospersonajes,eventosysucesospresentadosenestaobrasonficticios.Cualquiersemejanzaconpersonasvivasodesaparecidasespura
coincidencia.
ÍNDICE
CAPÍTULO1
Capítulo2
CAPÍTULO3
CAPÍTULO4
CAPÍTULO5
CAPÍTULO6
Capítulo7
CAPÍTULO8
CAPÍTULO9
CAPÍTULO10
CAPÍTULO11
CAPÍTULO12
CAPÍTULO13
CAPÍTULO14
CAPÍTULO15
CAPÍTULO16
CAPÍTULO17
CAPÍTULO18
CAPÍTULO19
CAPÍTULO20
CAPÍTULO21
CAPÍTULO22
CAPÍTULO23
CAPÍTULO24
CAPÍTULO25
CAPÍTULO26
CAPÍTULO27
CAPÍTULO28
CAPÍTULO29
CAPÍTULO30
CAPÍTULO31
CAPÍTULO32
CAPÍTULO33
CAPÍTULO34
CAPÍTULO35
CAPÍTULO36
CAPÍTULO37
CAPÍTULO38
CAPÍTULO39
CAPÍTULO40
CAPÍTULO41
CAPÍTULO42
CAPÍTULO43
CAPÍTULO44
CAPÍTULO45
CAPÍTULO46
CAPÍTULO47
CAPÍTULO48
CAPÍTULO49
CAPÍTULO50
Agradecimientos
ADiosqueesmiguía,quienmebrindalafortalezaparaalcanzarmis
metas.
Ami familia, por el apoyo incondicional que siempre me brindan,sobretodoporcomprendermishorarios.
AJessicaFermínMurray, por habermededicado tanto tiempo, paracorregir lahistoriaypor tussabiosconsejos,estoyseguradequesin tuayuda,estofueseuncompletodesastre.¡GraciasmiJess!
AYussy Deleforge, por creer en la historia, ser mi lectora beta yenamorartedelospersonajes,tantocomoparasoñarconellos,jajaja.
A Tania Gialluca, por la maravillosa creación es esta impactanteportada.
Atodaslaschicasqueconsumaravillosotalentocreanartesyvídeosparahacernossentirlahistoriamásreal.
Realmente agradecida el Equipo de preventa, porque gracias austedesLABESTIAllegaráapersonasqueprobablementenotendríanlaoportunidad,nilosmediosparacolaborarconestetrabajo.
Graciasinfinitasaquienseaventureenestahistoria.
SolosoyunhombreconunavelaparaguiarmeEstoyresistiendoparaescapardeloqueestádentrodemí.
ImagineDragons
CAPÍTULO1
Julio2014
DesdeelmismomomentoenquefuecapturadobajoelpuenteVincent
Thomas, lo habíanmantenido aislado; esperaba que alguien le dijera loque harían con él porque llevaba tres días en ese lugar, que soloperturbabasupazmentalynadieseacercabaadecirleabsolutamentenada.Lasrejasgrisesdividíansuceldade lade losdemásreclusos,por las
nochescuando todos locreíandormido,escuchabaa loshombresde lasceldascontiguasmurmurar,algunosloenaltecíanyotrossimplementeloodiaban,comopasabaconelrestodelapoblación.Noeranmásqueunaboladehipócritasquefingíanestarconsternados
porloqueélhabíahecho,comosihubiesesidolopeor,cuandoadiariohabíanmiles de niñosmuriendo de hambre, pero a la ahora de brindarayuda,todossevolvíantaninhumanoscomoloeraél.Losmás arriesgados de los reclusos se atrevían a preguntarle cuáles
habíansidolasrazonesquelollevaronacometersemejante“aberración”,así era como ellos le llamaban a su demostración de valor y fidelidad.Verdaderamente disfrutaba de las estúpidas ideas que forjaban y conningunaseacercabanaloquerealmentehabíapasado.Su mirada azul indisoluble se ancló en dos hombres vestidos de
uniforme policial que aparecieron frente a su celda, los reconocía,formaban parte del equipo que él había dejado que lo atrapara. Seguíanmanteniendoesesemblanteinmutable,laspupilasdeunodeellosestabancargadasdedespreciohaciaél,lasdelotroreflejabanmiedo.Podíajurarqueeraunnovatoyqueeralaprimeravezqueseveíafrenteafrenteconunasesino.Aunqueestuvieraenesereducidoymalolientelugar,estabasegurode
que afuera el mundo empezaba a crear leyendas urbanas sobre él, esoverdaderamentealimentabasuego.Cuandoelprecintodeseguridaddelaceldasedesactivó,selevantóde
la cama lentamente y observó cómo el policía temeroso retrocedió unpaso,mientrasqueelque loodiabaavanzódentrode la celdaal tiempoquesedescolgabalasesposasdelarnés.—Datelavuelta—exigiómostrándolealreclusoladestrezaconlaque
movíalasesposas—.Manoshaciaatrás.—Eh, eh —advirtió al sentir cómo el hombre ajustaba de manera
violentalasesposasalrededordesusmuñecas.El policía ignoró su sutil amenaza al volverlo con ímpetu, intentando
intimidarloconeso.—Asínosetrataalaspersonas—lerecordó,suvozestabaalgoronca,
talvezporeltiempoquellevabasinhablar.—Noeresunapersona,Bestia—ironizóenunmurmulloimpersonal.Benjaminsoltóunacortacarcajadaqueprovocóunmovimientoensu
manzanadeAdán.Enuna claraburlahacia el hombrequeparecía tenermásmúsculos que neuronas, dando la impresión de que el uniforme lequedabapequeño,mientrasqueelpolicíaque le temía,semantenía justoenlaentrada,noqueriendoinvadirsuespacio.Casiaempujoneselpolicíaconlasbolascargadasdevalor,losacóde
su espacio seguro y todos los reclusos de las demás celdas searremolinaron en los barrotes, creando un coro de silbidos queacompañabanalaspalabrasquelegritaban,mientraseraescoltadoporlosdoshombresdelaley.Nopreguntóadóndelollevabanporqueyalosabía,teníalacertezade
muchascosasdelasquepasaríanconélynoteníamiedo,habíadejadodetenerlo,habíadejadodepercibiralgúnsentimiento.Sus pasos eran gráciles, ni siquiera él mismo podía escucharlos,
contrarioalasbotasdelospolicías,queresonabanenelpisodeconcretopulidodeliluminadopasillo.—¡Satánico,maldito!—vociferaban algunos de los reclusos, sacando
los brazos a través de los barrotes intentando alcanzarlo, pero pormásqueestiraranlasextremidades,selesharíaimposiblealmenostocarleuncabello.—Hijo delDiablo…Bestia,Bestia,Bestia—coreaban la canción casi
apocalípticaqueyalehabíancompuesto.Nopudoevitarquesuslabiossecurvaransutilmenteenunasonrisa,laqueintentabacontener.—Anticristo… ¡Si alguno tiene oído que oiga! El que lleva en
cautividad,vaencautividad;elqueacuchillomatare,esnecesarioqueacuchillo seamuerto.Aquí está la paciencia y la fe de los santos…—legritabaunfanáticoreligiosoqueagitabaunadeterioradabiblia.Siempre eran las mismas protestas, los que lo odiaban se hacían
escuchar, mientras que los que lo glorificaban guardaban silencio,
esperandoelmomentoenqueéllescontaraunpocomásdesucrimen,yalosabían,peroqueríandetalles,siemprequeríansaberunpocomás,sobretodosuversióndeloshechos.A cada paso que daba se alejaba de las únicas personas que le habían
hechocompañíalosúltimosdías,hombresqueeranelpoloopuestodelaspersonasconlasqueestabaacostumbradoarelacionarse.Los policías iban en completo silencio, podía sentir las pesadas
respiracionesensunuca,ellosestabanatentosacadaunodesuspasos.Una puerta de seguridad en acero blanco, con una pequeña ventana
rectangularenlapartesuperiorleanunciabaqueeseeraeldestino.Elpolicíaquenolograbadisimularelmiedoqueleteníatocóelcristal,
solo pasaron contados segundos para que el sonido del precinto deseguridadlesanunciaraqueestabaabierta.Lamezcladeoloracloroyfármacosinundabaellugar;sinembargo,
ledabapropiedadalespacio.—BuenosdíasBenjamin—lo saludóunhombrepasadodekilos, con
unoslentesdeaumento,altiempoqueseponíadepiepararecibirlo.Él no le devolvió el saludo, tampoco hablaría. Solo se sentaría y
esperaríaaqueel relojdesgranara los segundos,hastaqueel tiempoeneselugarpasara.Noqueríabrindarleentretenimientoanadie.—Quítenlelasesposas—lepidióalospolicías,quieneslomiraronsin
poder disimular la alerta que les iluminaba las pupilas—. Por favor—solicitó con voz tranquila al ver el comportamiento reacio de loshombres.—Noessegurodoctor—musitóunodeellos,siendoconscientedeque
elhombrecometíaunagranimprudencia.Estabasegurodequeelreclusono necesitaba de ninguna terapia psicológica, que lo que realmentenecesitabaeralainyecciónletal.—Quítenle lasesposas—repitióyancló lamiradaenelpaciente—,y
medejanasolasconél.SéqueBenjaminnoquiereynomeharádaño,estásegurodequemiúnicaintenciónesayudarle.Al escuchar las palabras del psiquiatra,Benjamin le dedicó una larga
mirada, talvezagradeciendoelprimergestohumanoquehabíarecibidodespuésdelosucedido.A los policías no les quedómás remedio que acatar la orden, el que
tenía las llaves de las esposas se las entregó al que le temía al recluso,indicándoleconunademánqueseencargaradeliberarlo.
El agente Marks era realmente supersticioso y empezaba a creerfervientementeenlasteoríasquerondabanalcasodeLaBestia,nopudoevitardedicarleunamiradadereprocheasucompañero,aunasírecibiólasllavesyseacercóalrecluso,conlafirmeconviccióndellevaracabosulabor.Bordeóaldetenidomientrasloliberabadelasesposas,nopudoevitar
anclar la mirada en las heridas abiertas que tenía en las palmas de lasmanosyquenadie sehabíapreocupadoporcurarle, apenas se lashabíalavado.Benjaminmiróporencimadelhombroalpolicía,ejerciendounpoco
delavoluntadqueposeíaparaqueloviera,justoenelmomentoenquesumiradaazul intensase fijóen losojoscoloralmendra,elpobrehombreempezóatemblar,demostrandoquenoposeíaniunatisbodevalor.Markstragóensecoycasicondesesperoterminódequitarlasesposas,
intentando disimular delante de los demás la urgencia que lo atacó porlargarsedeeselugar.Caminóhastasucompañeroylepalmeóelhombroenunaclarainvitaciónparaquesemarcharan.—Pueden pasar en una hora—pidió el doctor y con un ademán los
invitóaretirarse.Los policías salieron del lugar, dejando a todo riesgo al doctor
Grignardconelasesinoquehabíaconmocionadoalanación,haciéndolomásespantosoporsucondicióndeartistareconocido.—Esehombremedamiedo,memirócomosiestuvieraposeídoporel
Diablo—comentóMarksconlavozvibranteanteelpánico.—¡QuéDiablo!Dejatussupersticiones,soloenunpsicópatademierda
al que se le subió la fama a la cabeza y se creyó intocable—comentóBurleigh,sinprestaratenciónalestúpidomiedodesucompañero.En el lugar no había ningún tipo de comodidad, solo un estante, una
camilla,unescritorioyunasilla,todoenmetalpintadodecolorcrema.Eldoctormirabaatentamentecómoelpacientesepaseabaporellugar,
ignorandocompletamentesupresencia.Éldebíahacersenotar,porloquecarraspeóunpardeveces,altiempoquesequitabaloslentesylosdejabasobreelescritoriometálico.—¿Cómo te sientes? —preguntó el hombre, pero una vez más no
recibiórespuestas—.Benjamin,¿porquénotomasasiento?—Loinvitóysinaguardarporsurespuestaseencaminóasentarsedetrásdelescritorio,sobrelaúnicasillaquehabíaenel lugar—.Séqueestáspasandoporun
momentodifícilperoquieroayudarte,deverdadquierohacerlo.Aunqueestáclaroquesitúnomelopermites,noconseguiremosnada.Demanerainusitadaelpacientesevolvió,mostrandoporprimeravez
interéseneldoctor.Conlentitud,comosicontaracadapasoquedaba,seacercóhastalacamilla,deespaldasalmuebleseimpulsóconlasmanosysubió.Después de varios minutos el doctor sentía que estaba avanzando, al
menoseljovenhabíaaceptadosupropuestadesentarse.Benjaminposó laspalmasdesusmanossobresus rodillasy las frotó
con parsimonia mientras miraba fijamente al hombre, quien no ledemostrabatemor,comolohacíancasitodoslosqueseleacercaban.—Tal vez la pregunta que te voy a formular ya te la habrán hecho
muchasveces.Segúnelinformequetengoaquí—indicóposandolamanoderecha sobre una carpeta cerrada—, hasta ahora no has dado ningunadeclaración, te has negado a hablar. No quiero que me veas como unaamenaza,nosoytuenemigo,nosoycomoellos—extendiólamanohacialapuerta,señalandohaciaafuera,siendocompletamenteconscientedequelos policías perdían la paciencia rápidamente y actuaban por impulso yrabia—.Nisiquiera tienesquevermecomoaundoctor,sinocomoaunamigo,comoaunconfidente.Séquenecesitasexpresaresoqueteobligasaretener.¿Puedescontarmequépasó?Prometoquecreeréen loquemedigas,solocreeréenti—aseguróconlamiradafijaenelpaciente,quiennomostrabaningúntipodeemoción.Benjaminseencontrabainmóvil,analizandosilenciosamentelamirada
del hombre, quien con la panza rozaba el escritorio. Admitía que leparecíaalgocómicoyveíaenélcuriosidad,eracomounniñoalaesperadequelecontaranelfinaldesucuentofavorito,porloquedecidióserunpococondescendienteconelhombre,enlamismamedidaenquelohabíasidoconotrosreclusosalosquelesalimentabaelmorbo.—Para que pudiese ser mi amigo debería ser incorpóreo y más
inteligente…sinembargo,saciarésucuriosidadperosolounpoco,serámuchomenosdeloqueesperasaber;elrestoexclusivamentelorevelaréenmilibro.Eralaprimeravezqueeldoctorescuchabasuvoz,muyacordeconsus
veinteaños,peroconuntoquedesarcasmoyseguridadquelointrigaba.Noselepasóporaltolaprimerapartedesucomentario,noseatrevióenesemomentoaanotarsobreesedetallequesustentaríasudiagnósticode
la condiciónmentaldeBenjamin,paranoperder la confianzaquehabíaconseguido.—¿Piensas escribir un libro narrando los hechos? —curioseó
mostrándosetotalmenteatento.—Nopienso,loharé—asegurócondeterminación.—¿Locreesnecesario?—Sí.Llegaunmomentoenquealgunosartistaslocreennecesario,con
elúnicopropósitodereinventarseeimpulsarsucarrera,asícomolohizoRicky Martin después de afrontar su homosexualidad, pretendiendojustificar ante el mundo su tendencia sexual o como lo hacen lasKardashian compartiendo cómo viven el día a día. ¿A quién mierda leinteresaba si se limpian el culo o no? Sin embargo, siempre existenpersonasquepaganporesabasura,cómonopagarporelmorbo.Elserhumanoescuriosopornaturalezayquieresaberrealmentequépasóyporquéactuédeesamanera.—Talvezllegueaserunsuperventas.Peroprimerodeberásdemostrar
tuinocenciaparapoderconseguirlalibertad.—No tengo que demostrar inocencia porque no soy inocente, cometí
esosasesinatosypunto,peroséque lograrésalirdeeste lugar;elúnicoinconvenienteserálidiarconlaspersonasdeafuera—mascullódesviandosumiradadeldoctor.—¿Tienesmiedode salir?Esode "lidiar"mepareceque esmásbien
como temoraencontrarteconelexterior—explicóalnotarunpocodetensión en el paciente, lo que le indicaba que de cierta manera eratorturadoporlaconciencia.—Ciertamente tengo temor, hay personas sin escrúpulos que nunca
entenderánmi proceder y no dudarán en hacermedaño. Permití quemecapturaranporqueséqueaquípodréestarasalvoporeltiemponecesario.Porelmomento,afueratodosmeodian.Suvozyanoeratanvacía,enesemomentoevidenciabaeltemorquelo
atormentaba,esazozobradesaberquehabíaconmocionadoalmundoconloquehabíahechoyquesinduda,podíapagarlasconsecuencias.—Es normal que sientas temor y también es normal que la gente te
tengamiedoorabia,afueranosoloteodian,tambiéntetemen.Séquenoesprofesionalcontartesobreciertascosas,perorecuerdaqueestoyaquícomotuamigo…—lemostróunasincerasonrisa,losuficienteparaqueelpacientesellenaradeconfianza.
—Ustedseempeñaenquerersermiamigo,peroyalehedichoquenotengo,esosnoexisten.Laverdaderaamistadnoexiste,todosseacercanaunocuandonecesitan,mientraspuedasbrindarlesduraráelafecto,peroeldíaqueyanopuedasofrecerlesnada,esedíaelamigoseva,desaparecepoco a poco. Usted dice ser mi amigo porque necesita mi testimonio,apenascierreestecasoseolvidarádemiexistencia.Por supuesto,no loculpopor ello, yo también lohice,meolvidédemuchaspersonas a lasquelesofrecíamistadsimplementeporqueenalgúnmomentoteníanalgoquedarmeacambio.—Tuspalabras tienenmuchacoherencia;entonces,¿podríasayudarme
acerrarestecaso?—Seaclarólagargantaaltiempoqueseacomodabaenlasilla,adhiriéndosecompletamentealespaldar—.¿Podríascontarmeunpocosobrequétellevóacometeresecrimen?—Nada me llevó a hacerlo, lo hice porque debía… tal vez porque
quería.Seguramentenoleagradeloquevaaescuchar—advirtióconunamuecadesonrisatraviesabailandoensuslabios.—Tranquilo,estoyacostumbradoaescucharcosasterribles,helidiado
conmuchospacientes.—PeronuncaconLaBestia—confesóseriamente.El doctor se quedó observando al paciente Benjamin Sutherland, del
famosoactorquedabamuypoco.Elcabelloque llevabaa laalturade lanuca y que era unode los principales atractivos para lasmujeres, habíadesaparecido, se lo raparon y las ropas demarcas extravagantes habíansidocambiadasporeluniformedelaprisión.—Entonces,¿puedesponermeaprueba?—pidiócruzándosedebrazos.—¿Pordóndequierequeempiece?¿Desdeelmomentoenquelleguéa
lacasaodesdelaprimerapuñalada?—propusoenuncompletoestadodetranquilidad,demostrandoquenoleincomodabahablardeltema—.Nosépor dónde hacerlo. De usted depende lo que le pueda contar, no quieroaburrirlo.—No,aúnnoquierosaberdeeso…¿Porquénomecuentasunpocode
Iblis?Esasícomosellama,¿cierto?—Eldoctornoqueríapresionarloaque le contara sobre el asesinato, prefería demanera sutil encontrar lasrespuestasquelapolicíanecesitaba.—Sí,puedellamarlodeesamanerasilodesea,daigual—Benjaminse
impulsóhaciaatráspegandolaespaldacontralapared.—No sabemos nada de él, pero sí que hiciste la llamada, según los
registrostelefónicosylasgrabaciones…Loquenomeexplicoes,¿cómoesqueesenúmeronuncahaexistido?¿Puedesexplicarmealgosobreeso?—solicitótratandodenollevaralreclusoalosextremos.—Si está pretendiendo que le diga dónde puede encontrarlo estámuy
equivocado,nopodránhacerlo,notieneunlugarespecífico—asegurósinapartarlamiradadelpsiquiatra.—¿Quién es? Quiero saber qué relación tiene contigo, solo eso—el
hombre frunció el ceño ligeramente al ver cómo Benjamin sonreíairónicamente,dejandoclaroqueseestababurlandodesusinquietudes.—Todosquierensaberlo—aseguróampliandounpocomáslasonrisa,
siendohastaciertopuntosatírico.—¿Quiénesquierensaberlo?—Doctor,nomegustajugaraestastonterías.Sabeperfectamentequela
policíay losmediosestánenunaencarnizadacaceríaparaveracuáldelosdoslellegaprimerolainformación.—Solo pretendo ayudarte, antes de que te toque el interrogatorio con
algúnpolicíamalhumorado,loquemenosquieroesquetelastimen.¿Porquénomecuentasunpoco?Notienesquedecirmedóndeseesconde,sinoquérelacióntienesconél.—No le tengomiedo a ningún policía en el que he despertado odio,
media nación lo hace, quémás da; sin embargo, le contaré un poco deIblis—liberóunlargosuspirocomosiseprepararparahablar—.Estansolounamigoqueconocíhacepocomásdedosañosymeenseñóciertascosas.EldoctorGrignardnoquisodetenersea recordarlequeunosminutos
atráslehabíadichoquenocreíaenlaamistad.—¿Dónde lo conociste? ¿Es norteamericano? —preguntó, aún sin
atreverse a anotar ningún dato en su libreta, porque no quería que elpacienteseretrajerayperderlopocoquehabíaavanzado.—LoconocíenelavióncuandomevineaAmérica,fuemicompañero
deasiento,enlashorasqueduróelvuelohablamosdemuchascosas.Esunhombreiraquí,muysabio—confesóyalinstantepudopercibirloqueeldoctorpensaba,porlamaneraencómolomiró—.Yno,noesningúnterrorista. No sé qué mierda le pasa a los gringos, se nombra algunanacionalidad del Medio Oriente en su presencia y de inmediato se lesenciendentodaslasalarmasdeterrorismoquellevandesdeel2001.—¿Por qué te viniste a América? —preguntó, queriendo obviar el
comentario de su paciente, acerca de un tema que iba ligado a lasensibilidad del mundo y no era ético ponerse a discutir con Benjaminsobreeso.—Meescapédelacasademipadre,yanoqueríaseguirviviendoenun
lugardondeeralaovejanegradelafamilia,soloporserproductodeundesliz delAsesorEspecial deRelacionesExteriores de laONUconunaactriznorteamericana,amimadrastaledivertíahumillarme.Peromásalládeeso,estabamianhelodeseractor.Grignard pudo notar que desde niño Benjamin arrastraba el velo del
resentimiento,desdeelmismomomentoenquelosepararondesumadreyloobligaronavivirenelsenodeunafamiliaquelodespreciaba.—Entonces,loqueseheredanosehurta—lesonrióconfranquezaen
unintentoporganarlatotalconfianzadelpaciente.ElrostrodeBenjaminadoptólanaturalidaddeunaestatua,porloqueprefiriódesviarseunavezmás hacia sus intenciones—. Cuéntame un poco más de tu amigo,¿acordaron seguir viéndose cuando llegaron a América o solo seencontraronporcasualidad?—Cuando llegué, en el aeropuertome di cuenta de quemi padreme
habíabloqueadolastarjetas,noteníaunsolocentavo,nisiquierateníaladireccióndedondevivíamimadre,estabaperdido—sonrióevidenciandounpocodeamargura—.Habíallegadoaunpaísquenoconocíaysinuncentavoenelbolsillo,peroIblismeofrecióayuda.Medijoquetampocotenía mucho dinero pero que había alquilado un lotf, que si no meimportabadormirenunsofá,podríaquedarmeconélmientrasencontrabaamimadre.Definitivamentenoteníaotraopción.—¿Cuánto tiempo conviviste con Iblis? —Grignard quería llegar al
fondo del asunto porque su intuición le gritaba que los dantescosasesinatos cometidos por Benjamin, habían sido bajo la influencia delhastaahoradesconocido,Iblis.—Un pocomás de dosmesesme llevó encontrar la dirección demi
madre.—¿Qué pasó durante todo ese tiempo? ¿Cómo hiciste para subsistir?
¿Quétedijoellacuandotevio?¿SiguetuamistadconIblis?—Creoquehahechomuchaspreguntasporeldíadehoy;sinembargo,
antes de que termine mi tiempo aquí, se las responderé. El tiempo queconviví con Iblis fue muy beneficioso para mí, él domina todos losidiomasdelmundo,hastalaslenguasmuertas,conéllogréaprendertrece
idiomas…—¿Trece idiomas en dos meses? Eso es técnicamente imposible —
aseguró algo aturdido, creyendo que su paciente estaba jugando con él.Recibióporrespuestaunamiradapenetrante—.EntoncessifueIblisquiente enseñó latín, ¿fuiste tú quien hizo las anotaciones que estaban en lalibretaquelapolicíaencontróentuhabitación?—Enrealidadestánalgoconfundidos.Sélatín,peroesosescritosestán
enarameoysumerio—manifestócontotaltranquilidad.—¿Cómo has aprendido estas lenguas muertas en solo dos meses?
¿Puedoanotarlosnombres?—preguntóconprecaución.Benjamin le hizo un ademán invitándolo a que anotara lo que había
solicitado.—El latín y el arameo no son lenguas muertas doctor… —hablaba
cuandoelespecialistaintervino.—Pero el sumerio sí…Tal vez envíen tus escritos alVaticano…¿De
quétratan?—eldoctorlepermitióasucuriosidadhacerlapregunta.—Esoloexplicaréenmilibro,esperoqueenelVaticanotengansuerte
y logren descifrarlos… ¿Tiene algún cigarrillo?—preguntó demaneracasual,evidenciandoquenoledabaimportanciaaloquehicieranconsusescritos.—Notengo—dijoajustándoseconeldedoíndicesobreel tabiquelos
lentes. Percibió el gesto de decepción en el rostro del paciente—. Losiento,paralapróximacitatetraeréunacajetilla.—Seloagradeceré—lavozdeBenjamineracalmadaysegura,como
ladecualquierhombreconversandoconunconocido.—¿Quéotracosateenseñótuamigo?—Historia,peronolaqueyaconocen.Aprendícosasquealserhumano
noleconvendríadescubrirporquesedesataríalaterceraguerramundialentrelasreligiones;tambiénaprendíunpocodelfuturo,consolomirarloalosojosséqueaustednolequedamuchotiempodevida.El doctor cruzó las piernas y tragó en seco, echándose un poco para
atrásenlasilla,enunimpulsonaturalporprotegerse,asumiendoquesupacienteloestabaamenazando.—No debe tenermemiedo, no voy a hacerle daño…Tal vez no debí
decírselo, pero sonmuypocas las personasque corren con la suerte desaber en qué momento dejarán de existir. De ahora en adelante, ustedpodrádisfrutarcadadía,vivirloconmásintensidad—leaconsejó,viendo
elpánicoque invadía losojosdelpsiquiatra—.Noesamíaquiendebetemer, debe hacerlo de sus superiores que piensan trasladarlo… Ustedrealmenteesunhombreamable.—Gracias —susurró, como si agradecerle le ayudara a manejar la
angustia que se había instalado en él, no se consideraba un hombretotalmentecreyentedelaspalabrasdesuspacientes,perohabíaalgoenlaseguridad que mostraba Benjamin que muy en el fondo lo invitaba acreerle—.Benjamin,¿aúneresamigodeIblis?—Aúnsomosamigos—dijosonriendodemanerafresca—.Denoser
así,nolohubiesellamadoparainformarleloquehabíahecho,¿nocree?—inquirió y el doctor asintió en silencio, dándole la razón. Benjaminelevólamiradaalreloj—.Yasehacumplidolahora.—Tienes razón,noquieropresionarte,esperoqueelpróximoviernes
puedasseguircontándome—pidióquitándoseloslentesyponiéndosedepie.—Claroque loharé,peronoespereque lecuenteabsolutamente todo
—dijo poniéndose de pie lentamente,mostrándose sereno y distinguido,tendiéndolelamanoalhombre.El doctor miró fijamente la mano del paciente figurando un gesto
amable,aunqueenéllatíaeltemor.—No debe temerme, no le haré daño… pero si quiere que le siga
contandomihistoria,meofrecerá respetoyconfidencialidad,nosoyunreclusomás.—No…no,claroquenoeresunreclusomás,almenosyonoteveode
esamanera, solo que puedo lastimarte—dijo anclando lamirada en lasheridasdelamanoqueaúnnocicatrizaban.—Nunca han dolido, ni siquiera cuando me las hice —contestó
tranquilamente,demostrandoqueverdaderamentenosentíaningúntipodemolestia,aunquelasheridasfuesenconsiderables.Elpsiquiatracorrespondióalsaludo,estrechandoconcuidadolamano
deBenjamin,sintiéndolafríayaunquelehabíaaseguradoquenoledolíanlaslaceraciones,lecostabacreerlo.En ese momento los policías irrumpieron en el lugar, mostrándose
alarmadosanteelcontactoentreeldoctoryelpaciente,peroGrignardlesdedicóunamirada tranquilizadora,provocandoconesoque lasdefensasdeloshombresdelaleymenguaran.Benjaminsoltóelagarrequelouníaaldoctorysindesviarlelamirada,
llevósusmanoshaciaatrásparaqueloesposaran.Uno de los policías lo hizo casi inmediatamente y con poco cuidado,
provocandoqueunade lasheridasvolvieraasangrar,peroBenjaminnisiquieraparpadeó.El viaje hasta la celda que le habían asignado fue amenizado por los
gritosdelosdemásreos;noobstante,élnobajabalacabeza,siempreibaconlafrenteenaltoysumiradatotalmenteimpasible.
Capítulo2
El espejo reflejaba su imagen,mostrándola radiante en ese hermoso
vestido rosado que su madre había mandado a diseñar exclusivamenteparaesedíatanimportante,sucabellorubiocomoeltrigoseencontrabarecogido en un elaborado peinado, dejando al descubierto su largo yníveo cuello mientras se sonreía a sí misma, sin poder controlar esafelicidad, no tenía dudas, era el mejor día de su vida y el corazón lebrincabacargadodedicha.—Mihermosaprincesa,miranadamáscómotebrillanesosojitos—le
dijo sumadre, quien estaba parada justo detrás de ella,maravillada conesosojosverdescomolasesmeraldas.—Estoymuy nerviosamamá—soltó un suspiro intentando buscar un
pocodecalma—.¿CreesqueaJeremyleguste?—CreoqueJeremytepediráestanochequeseassunovia—sonriócon
complicidadalvercómosuniñasesonrojaba,apenaspodíacreerqueyaeracasiunamujer.El tiempopasabamuydeprisa,parecíaquetansolohabíatranscurrido
undíadesdeesemomentoenquelavioenlacunadelcentrodeadopción,nolahabíallevadoensuvientre,perolaadorabacomosifuesesangredesusangre,ellazoentrelasalmaseramáspoderosoquecualquiercosa.—¡Mamá! —se llevó las manos a las mejillas para controlar sus
nervios.Jeremyhabíasidoelchicoquesiemprelehabíagustadoyllevabamás
detresañosperdidamenteenamorada,eltiempoquehacíadesdequeélysumadresehabíanmudadoalladodesucasa.Secretamenteloamabayélparecía que ni siquiera se percataba de su existencia, ni siquiera porquecompartíanlamismasecundariayelmismoautobúsescolar.
Cuandoyaempezabaadesilusionarsedeéleintentabaarrancárselodelpecho,lasorprendióalinvitarlaalbailedefindegrado.Él era el joven apuesto que todas querían, era el que hacía suspirar a
mediapreparatoria,rubiocomoelsol,conunosojoscelestessoñadores.Noeraeltípicodeportistapresumido,nolehacíafaltaporquelesobrababellezaysensibilidad.CadavezquedecaíaporqueJeremynoseleacercaba,sumadreClaire
laalentabaaldecirlequeél lamirabamásde loquedeberíahacerlounchico que no le prestaba atención, quemuchas veces desde la cocina lohabíapilladomirándola,élparadoenlaventanadesuhabitaciónmientrasellajugabaeneljardínconAndrómeda,sufielperritamaltés.Claireeralamadrequetodosanhelabantener,noerasumadrenaturaly
losabía;noobstante,esonoleimportabaporquenuncalefaltóafecto,niprotección.SupadreadoptivoHector,eraesehombrequesiemprecuidabadeella,
nosololeleíacuentosdehadasantesdedormir,sinoquetambiénmirabadebajodelacama,paraasegurarsedequeningúnsermalignohabitaraeneselugar.Cuandodespertabaenmediodeesashorrorosaspesadillas,enlaqueun
hombre sin rostro la perseguía, sus padres aceptaban que durmiera enmediodellechomatrimonial.LosAdamsnosolo leshabíandadosuapellidoa tresniñosa losque
sus padres biológicos habían abandonado, sino que también les habíanofrecidotodoelamorquepodíandar.Robert,eraelmayordelostres,condiecinueveaños,aúnvivíabajoel
techoquehabíasidosuhogardesdequeteníatresaños.Candicereciéncumplíalosdiecisiete,peroaúnteníalainocenciadeuna
niñadediez,nisiquierahabíasentidosobresuslabioslosdeotrohombrequeno fuesen losdesupadre; sinembargo,yahabíaexperimentado lasemociones que el enamoramiento provocaba en su delgado cuerpo.FantaseabaconpodersentirlascariciasylosbesosdeJeremy,incontablesveces había practicado frente al espejo con ella misma, ese primer yanheladocontacto.Lizzy con catorce años era la menor de los tres y en cuestiones del
amor semostrabamenos entusiasta queCandice.Toda su atención se larobaban los deportes, especialmente el Voleibol, no le daba miedoenfrentarseaRobertqueeramuchomásaltoyfornido,dignocapitánel
equipodebaloncestodelauniversidad.Lizzynomostrabainteréspornadafemenino;sinembargo,subelleza
no pasaba desapercibida para el género masculino, aunque siemprevistiera camisetas anchas y jeans, su cabello rubio hacía resaltar susimpresionantesojosgrises.—Tevoyaprestarmicadena—dijoClairequitándoseelcordóndeoro
conelescapulariodelavirgenMaríaquehabíaheredadodesumadre.—Mamá, no es necesario, es muy importante para ti —se volvió de
frenteaClaire.—Túeresmásimportanteparamí,estoyseguradequeestanochevasa
necesitarla,tellenarádevalor.—Si no voy a la guerra, solo iré al baile de fin de grado—sonrió
convencida de que su madre estaba más feliz que ella por el logroobtenido.—Conelchicoquetegusta—leabrochólacadenasinprestaratención
a la negaciónde suhija—.Eso sí, nopermitas quevayamás allá deunbeso,todavíano.—Mamá,nisiquierapuedoestarseguradequeJeremyvayaabesarme,
creo que solo me invitó al baile porque no tenía más opciones. No leparezco lo suficientemente atractiva,Robert tienemáspechosqueyo—echó un vistazo a sus senos, consciente de que su hermano tenía lospectoralesmejorformadosquelosdeella.—Nodigaseso,ereshermosa.Ytussenosestánacordesatuedad,por
experienciaséqueJeremynosehabíaacercadoantesporfaltadevalor;aunque no lo creas, a los hombres también les cuesta expresar sussentimientos,sinopregúntaseloatupapá.Candiceleregalabaunasonrisaasumadre,peroselecongelóenlos
labiosjustoenelinstanteenqueescuchóeltimbre.—¡Ya llegó! ¡Ya llegó! —aseguró más nerviosa que emocionada,
caminando hacia la puerta con el corazón brincándole de maneradescontroladaenelpecho.—Esperacariño,noolvideselCorsage—ladetuvoClaire, agarrando
de la peinadora undelicado adorno floral de lirios rosados y gardeniasblancas, atadosporunacintade sedablanca, laqueanudóen lamuñecaizquierdadesuhija.Repentinamente y de manera casi abrupta, se abrió la puerta de la
habitación.
—AcabadellegarJeremy—avisóLizzy—.EsmejorquesedenprisaporquepapáyRobertyaloestánamenazando.—Lizzycorre,evitaqueloespanten—suplicócasidesesperadaCandice
ylachicaconlaagilidadqueposeíasaliócorriendo.—Amor,manténlacalma,yobajaréparacontrolaraesepardecelosos,
bajacuandosientasqueestéspreparada—dijoavanzandohacialapuerta.—Graciasmamita,enunpardeminutosbajo,noquieroquepienseque
estoy desesperada—le regaló una sonrisa nerviosa. Ciertamente estabaemocionadísima, pero quería mostrarse tranquila frente a Jeremy. Noqueríaarruinarlaúnicaoportunidadquehabíaconseguido.Unavezsolaenlahabitación,sellevólasmanosalpechoytomóentre
sus dedos la medalla de la virgen María, poniendo toda su fe en esemomento.—Por favor, ayúdame… que Jeremy me bese, regálame una
oportunidad con el chico de mis sueños, prometo que lo valoraré y loamaréporelrestodemivida—suplicóconlosojoscerrados,nosoloalavirgen,sinotambiénasuabuela.Dejó libre un suspiro y volvió a ponerla sobre su pecho, se armó de
valor y con decisión salió de su habitación, aunque con el corazónlatiendotanfuertequepresionabasugarganta,comosiintentaraahogarla.Desde lo alto de las escaleras lo vio, no podía creer que estaba
esperandoporella,nuncalohabíavistotanelegante,usandounsmokingquelohacíalucirmayor.Estaba tan nerviosa que no sabía si le estaba sonriendo más de lo
normalyconcadapasoquedaba,seacercabamásaesosojosazules,losqueparecíanuncielodespejado.—Ho…hola—saludóunavezquesedetuvoanteél.—Hola, tengo algo para ti —le mostró un hermoso ramo de dalias
blancasyrosadas.—Gracias, están hermosas —bajó la mirada a las flores, intentado
ocultarlaemociónqueestabaapuntodehacerledesbordarlaslágrimas.Presentíaqueesanocheibaaserrealmenteespecialysemoríaporsabersiélestabatannerviosocomoellaosolointentabaseramable.—RecuerdaloquetedijeJeremy,dosdelamañana.Niunminutomás
—intervino Hector, intentando disfrazar el tono amenazador tras unaafablesonrisa—.Candiceesunodemismayorestesoros.—Yalosabemosamor—Claireseacercóhastasuhija—.Laspondré
enagua,esmejorquesevayanoselesharátarde—aconsejó,recibiendoelramodedalias.—Aquí tienes las llaves del auto Jeremy, conduce con cuidado —
aconsejóRobert, quien antes se las había quitado y no se las entregaríahastaqueledemostraraqueposeíaelpermisoaldíaparaconducir.—Esoharé—LasrecibióydesviólamiradahaciaelpadredeCandice
—.Nosepreocupeseñor,prometoquenadamalolepasaráasuhija.ClaireseacercóhastaCandiceylediounbesoenlamejilla.—Ve con cuidado e intenta hablar un poco —le susurró al oído,
ofreciéndoletodosuapoyo.—Intentaréhacerlo,mamá.Jeremy leofrecióelbrazoenungesto totalmentecaballeroso, ella se
aferróaél, temiendoquesedieracuentadequeestabatemblando.Nolopodíacreer,nocabíaensídelafelicidad,erasuprimeracitaconelchicodesussueños.FrenteasucasaestabaestacionadounPorschegris,noconocíamucho
de autos pero seguramente ése era del año, pensó que tal vez era delvecinodelfrente,quenoperdíalaoportunidaddedemostrarleatodosloshabitantes del barrio sus excentricidades; sin embargo, su asombro fuemayor al ver que Jeremy la guiaba hacia esa joya automovilística y leabríalapuerta.—¿Es tuyo? —hizo la estúpida pregunta al sentirse completamente
anonadada.—Sí,esunregaloculposoquemeacabadehacermipadre,nopodrá
estarenelactodegradoyme loobsequió.Essumanerade felicitarmepor el logro y al mismo tiempo de pedir disculpas por la ausencia—confesóayudándolaasubir.—Losiento—queríaserunpocomásexpresivaperosusnerviosyla
sorpresanoselopermitían,elautoaúnllevabaelaromaacuero,elquesemezclabaconelamaderadoycítricodelperfumequeusabaJeremy.—Nolosientas—pidiónegandoconlacabeza,bordeóelautoysubió
enelasientodelconductor—.Yaestoyacostumbradoalamaneraenquemi padre lava sus culpas. Permíteme—solicitó al ver que ella batallabaconelcinturóndeseguridad.—Gracias —Le entregó el cinto, sin poder evitar que sus dedos se
rozaran por primera vez, era un contacto íntimo entre ellos, tontamentealejó susmanos, en un gesto ligeramente brusco—. Lo siento—sonrió
paradisculparse,noqueríaqueélpensaraqueloestabarechazando.—No debes disculparte —volvió a decirle mientras se ajustaba su
cinturón.—Estábien,no loharé…—semordióel labio inferior sin saberqué
másdeciryrecordóelconsejodesumadrequenodebíaquedarsecallada—.Mehablabasdetupadre…Nosémuchodeél,nuncalohevisto.Esmiculpa,siempreestoyencerradaenmihabitación.—Nunca lo has visto porque nunca ha venido a casa—dijo con total
normalidad. En ese momento el techo del Porsche Spyder cubría laintemperie, brindándole un poco más de privacidad y puso el auto enmarcha—. Después de que mis padres se divorciaran y mi madre sequedaraconmicustodia,soloveoamipadrecuandoviajoaAlemania,enlasvacaciones.—Lo…—una vez más iba a decir que lo sentía, pero se detuvo al
recordar que él le había pedido que no lo hiciera—. ¿Es cierto lo quedicenenlaescuela?—Son tantas cosas que hablan sobre mí en la escuela, puedes
preguntarme directamente —le regaló una sonrisa sesgada, mientrasmanteníalamiradaenelcamino.—Detupapáyelfútbol,¿osoloesunacoincidenciadelapellido?—Esciertolodemipapáyelfútbol.Esunodelosmayoressociosdel
Ingolstadt,esporesoquenotienetiempoparaunhijoqueodiaeldeporteyqueesvegetariano.—¿Eres vegetariano? —preguntó sonriente y volviéndose un poco
hacia él, sintiéndose totalmente sorprendida pero almismo tiempo felizpor saber un poco más del chico que amaba; sin darse cuenta estaballenándosedeconfianza.—Sí,estoyencontradelamatanzadelosanimales—asegurósinsentir
vergüenzadesuideología.Candice sequedómirándolo,observandoensilencioeseperfil, como
tantasveceshabíahecho.ErapocoloqueconocíadeJeremy,peroestabaseguradequeeraunchicodealmanobleyesoaumentabalaintensidaddesussentimientos.—Aunque no soy cien por ciento vegetariana, no puedo ver cómo
maltratan a los animales, odio cada vez que comparten en las redessocialeslasinjusticasyloverdaderamentebestialquepuedellegaraserlahumanidadencontradeseresquenopuedendefenderseyquesoloactúan
porinstinto—sesintióunpocoestúpidaantesucomentario,peroeraesoo seguir con la boca cerrada y perder de golpe la poca confianza quehabíaadquirido.—Por algo el ser humano es elmás peligroso del planeta—confesó
desviando la mirada del camino y fijándola en ella, le regaló una sutilsonrisaqueparecíaserunreflejodenerviosismo—.Peronohablemosdecosasdesagradables…cuéntameunpocodeti,detufamilia.—Nada de lo que pueda contarte sobre mí puede ser interesante —
confesóbajandolamiradaalpequeñoadornodefloresqueestabaatadoasumuñeca.—Meinteresasaberdeti,aunqueseaunpoco—confesóenvozbajay
algoronca,comosilehubiesecostadodemasiadohaceresapetición.A Candice el corazón se le disparó en latidos y las mejillas se le
arrebolaron.NopodíacreerqueJeremyquisierasabersobreella,¿quélediría?Noibaadecirlequeestabaestúpidamenteenamoradadeéldesdeelinstanteenque loviobajardel autode sumadre, eldíaque semudóalladodesucasa.—Me gustan los días soleados,mi sueño es vivir en una isla, nome
preguntes porqué, porque no sé la respuesta —se atrevió a sonreírtontamente—. Me gustan los caramelos de canela, siempre tengo quellevaralgunosenmibolso.—Lo he notado —pensó en voz alta, arrepintiéndose en el instante.
Estaba segurodeque lohabía escuchadoy sehabía enteradode lapeormanera de que conocía todo ella, hasta sus extrañas adicciones—.¿Quieres escucharunpocodemúsica?—preguntó liberandounade susmanosdelvolanteyestirándolahastalapantalladelreproductordesonido—enunintentoporsalirdelestúpidodeslizquehabíacometido.—Sí—murmuróconungrannudodeemociónhaciendoestragosensu
garganta, al confirmar que no le era indiferente a Jeremy. Sentía tantaansiedad quemoría por buscar uno de los caramelos que llevaba en elpequeño bolso demano, en el que también llevaba algunosmaquillajespararetocarseamitaddelanoche.Noencontrabanadamásquedecirporquelafelicidadlaenmudecía.—¿Algún tema en especial? —preguntó Jeremy con la mirada azul
cieloenlapantallailuminada.—No, ninguno. Me gusta casi todo tipo de música —balbuceó
retorciendoelpequeñobolsoentrelasmanos.
—Entoncespondrélaradio.—Estábien—sonrió,peroeramuydifícilhacerlomientraselcorazón
lebrincabaenlagarganta.Jeremyteníaelpoderparabloquearla.Losacordesdeunaguitarrainundaronelreducidoambientedentrodel
auto de tan solo dos puestos, opacando el ronroneo del motor quezumbabaensusoídos.—And I want you in my life —Candice canturreó bajito una de sus
canciones favoritas, sin ser consciente de la letra, solo dejándose llevarpor la fascinaciónyrecordandounode losconsejosdesumadreque ledecíaquecantaraminorabalosnervios—.AndIneedyouinmylife.Youcan't see me, no. Like I see you… —De manera abrupta se detuvo alrecordarquetodaslasvecesquehabíacantadoesetema,mentalmenteselahabía dedicado a Jeremy, porque estaba segura de que para él eraindiferenteyquenuncasedaríacuentadeloquesentía.—Tienesunavozmuylinda—dijoél,desviandolamiradadelcamino.—Gracias…esquemegustanmuchotodaslascancionesdeThePretty
Reckless,notienequeserningunaenespecífico,nisiquierahayunaconlaquemesientaidentificada…—Intentójustificarse,peroéllesonreíaysupo que más que aclarar la situación la estaba oscureciendo. En esemomento como un soplo inesperado le llegó un atisbo de valentía y lepreguntóaquemarropa—:¿Porquémeinvitastealbaile?Jeremy regresó la mirada al camino y guardó silencio, dejándola en
unafieraluchaconsusmásaterradoresdemonios,esosquesellevabanlaautoestimaalquintoinfierno.—TuvequellenarmedevaloryhacerloantesdequelohicieraBrian—
respondióalfin,sinapartarlamiradadelacarretera.—¿Alguien te lo pidió? —cuestionó sin poder creer que Brian, el
capitándelequipodefútbolamericanodelapreparatoriapensabainvitarlaalbailedefindegrado,definitivamenteJeremyseestababurlandodeellayyanoleparecíatannoblecomominutosatrás.Brianerael jovenalque laschicas lebesaban lospiesyno ledecían
queno,aunquetuvieraesanoviaqueparecíaunaBarbie.—Sí,melopedíyomismo,meloexigí—aseguróanclandolamirada
enella,soltólamanodelapalancadecambiosyselaofreció.Candice desvió la mirada a la mano de Jeremy extendida ante ella,
estaba segura quedebía corresponderle, pero sentía ungranvacío en elestómagoquenoselopermitía,lamanteníainmóvil.Queríasacudirsela
estupidez,buscóvaloralmorderseellabioinferioryporprimeravezsumanoseposósobreladeJeremy,elhuecoensuestómagoseagrandóalsentireltibiotoque,sintiómarearsecuandoélentrelazósusdedosalosdeella y se llevó el agarre a los labios; atentando contra la cordura deCandice,lebesóeldorso.Ellacerrólosojos,sintiendoloslabiostibiosposarsesuavementesobre
supielfría.Casi,casiliberóunsuspirodepuroplacermientraselcorazónleibaareventarelpecho.—¿Porquénuncamehabíashablado?Estudiamos juntos,viajamosen
el mismo autobús todos los días, vives al lado de mi casa—reprochósintiendoquehabíaperdidomuchotiempo.—Creoquemepasaba lomismoquea ti, noestaba segurode loque
sentíasynoqueríaarriesgarme.—¿Yquésientespormí?—¿Qué sientes tú por mí? —preguntó él soltándole con sutileza la
mano,porqueacababandellegarydebíamostrarsuinvitaciónalporteroparaquelodejaranaccederalestacionamiento.Candice guardó silencio, observando cómo él agarraba la invitación
queestabaeneltableroyconlaotramanobajabalaventanilla.Elhombredeseguridadlarevisóylesconcedióelpaso,habíanmuchas
personas estacionando los autos y preparándose para dirigirse al salóndondeserealizaríalafiesta.—Creo que me gustas —confesó cuando el motor del auto dejó de
vibrarytodoquedócasioscuro.—¿No estás segura si te gusto?—preguntó volviéndose ligeramente
hacia ella, al tiempo que le desabrochaba el cinturón de seguridad—.Porque yo estoy seguro desde hace mucho, he soñado contigo muchasveces.Candice quiso decirle que tal vez también había soñado con él, que
seguramenteeraélesehombresinrostroquelaperseguíaensueños.Perorecordóqueeseextrañoser,habíaestadoensuvidamuchoantesdequeJeremy apareciera y suponía que soñar con el chico que le gustaba nodebíadarlemiedo.—Sí, estoy segura… desde hacemucho también—suspiró intentando
encontrarcalmayviviresemomentodemaneranormal.Jeremyseacercó,acortandoelespacioentre losdos,dificultandoque
ella pudiese respirar, robándole el oxígeno con solo mirarla; el tan
anhelado beso llegó mucho antes de lo esperado, los labios de Jeremyeranmássuavesqueelespejo,másesponjososysemovíansobrelosdeellaconextremalentitud,unbesotrasotro,comounagotaconstantequedespertaba todas las terminaciones nerviosas de su cuerpo y sentíacosquillasdondenuncaanteshabíasentido,provocandoquesesonrojarafuriosamente.El claxondeunauto evitóqueelbeso fuesemás íntimo,nodejóque
pasara más allá de maravillosos toques de labios, pero tenían toda lanocheparapoderbesarsealmenosunavezmás.
CAPÍTULO3
—Papi, papi —dos niños gritaban exaltados ante la llegada de su
padre, que aunque estuviese cansado de un agotador día de trabajo, seinclinóanteellosparaabrazarlosycubrirlosdebesos.—Niños,dejenasupadre.Esperenalmenosaquesequiteloszapatos
—pidió Lena, apareciendo bajo el umbral de la cocina mientras selimpiabalasmanosconeldelantal.Lamujerdecabelloscastañosyojosmielllevabaveintidósañoscasada
conFranklin,quienensuhogareraunhombreamorosoycomprometidoconlafamilia.Losniñosdecincoysieteañossealejarondelhombre,brindándolela
tranquilidadquelamadreleshabíasolicitado,elmayorqueusabalentesdeaumentosdebidoaseriosproblemasdemiopía, lequitóelmaletínalpadre,ofreciéndolesuayuda.—Llévaloaldespacho—lepidió sonriente,despeinándolounpocoal
frotarleloscabellos.Franklin, quien fuera de esa casa era conocido como el doctor
Grignard, caminó hasta su delgada esposa y le llevó las manos a lascaderas,halándolahaciasucuerpoypegándolaasupronunciadabarriga.—Huele divino, ¿qué estás cocinando? —preguntó disfrutando del
placerqueprovocabaensuolfatolacena.—Estofadodecorderoconpatatasalhorno—respondióaflojándolela
corbataasuesposo.—Muero por cenar, hoy ha sido un día bastante complicado…—se
acercóylediounbesoenloslabios,enungestoquedemostrabanosoloel amor que se había mantenido a través de los años, sino también laconsideración—.Voyadarmeunbañoybajoacenar.—Notardes—pidiópalmeándoleelpecho.—Seguro que no tardaré, el hambre no me deja pensar y necesito
adelantartrabajo—soltóasumujerycaminóhacialasescaleras,peroenelrellanosevolvió—.¿DóndeestáScott?—preguntódeteniendoelandardeLena,quienregresabaalacocina.—FueacasadesuamigoMartin,yanodebetardar.—SabesquenomegustaqueandeconMartin,esechiconomeagrada.
—Amor,noseastanestricto,permítelequesediviertaunpoco.—No deberías ser tan permisiva, Scott está en la etapa en que el ser
humanoesmásinfluenciable,justamenteestoytratandoaunchicoquehasidomanipuladoporlasmalasamistades.—Está bien, cuando regrese hablaremos con él. Ahora ve a bañarte,
necesitasrelajarteunpoco.Bajo la regadera Franklin Grignard no podía dejar de pensar en
Benjamin, tan solo era un chico que había cometido un crimenimperdonableparalasociedad,sabíaquecorríapeligroenesaceldayquementalmente estaba perturbado. Debía aislarlo, buscar un lugar másadecuadoparaunjovenqueteníalamismaedaddesuhijomayor.Durante la cena conversó con Scott,muchas veces todos sus estudios
acercadelapsiquehumananoleservíandenadacuandosetratabadesufamiliaymuchomenosconunhijorebelde,quepretendíavivirlavidasinrestricciones.LapequeñadiscusiónyreconciliaciónconScottlellevómástiempode
loesperado,perosabíaqueesoeralomásvaliosoparasushijos,porqueel tiempo era lo único que no podía recuperar. El trabajo que pretendíaadelantar se quedó estancado en sumaletín, porque la hora de irse a lacamahabíallegado.Lena yacía dormida a su lado, pero él no lograba conciliar el sueño,
cada vez que cerraba los ojos se encontraba con una mirada azul, tanprofunda e incierta como un océano. Por más que daba vueltas en elcolchón buscando comodidad, no la conseguía y no podía detener suspensamientos,losquelollevabandeunlugaraotroeinevitablementeloarrastraban hasta ese momento en que Benjamin Sutherland le habíapronosticadolamuerte.Suponía que nada de lo que dijese uno de sus pacientes podría
trastocarlo, pero inevitablementeBenjamin semostrabamás seguro quecualquiera, el escudo que formaba su ética profesional había sidotraspasadoporlaspalabrasdeljoven,removiendofibrasquejamáshabíansidotocadas.Elrelojdigitalsobrelamesadenocheasulado,marcabaconnúmero
en luces rojas las dos y cuarenta de la madrugada. No seguiríaobligándoseapermanecerenlacama,asíquehizolasábanaaunladoyselevantó.SaliódelahabitaciónconmuchocuidadoparanodespertaraLena,no
queríaque lodescubrieradespiertoy lo reprendieraporno respetar lashorasdesueñoquehabíaprometidocumplir.Sefuealacocinaycalentóunpocodelecheenelmicroondas,estaba
seguro de que eso le ayudaría a conciliar el sueño, para él eso eramásefectivoymenosnocivoquecualquiersomnífero.Despuésde algunosminutosdivagandopor la cocinayhaber tomado
más de un vaso de leche, decidió que trabajaría un poco en el caso deBenjaminSutherland,se fuealdespachoysoloencendió la lámparaqueestabasobreelescritorio.Sacódelmaletínlalibretaenlaquehabíahechoalgunasanotacionesdelaprimerasesiónconelpaciente,luegoextrajolacomputadoraportátil.Seubicóenelasientoyencendióelaparatoelectrónico.Cliqueóenla
carpeta del caso que lo había llevado a ese estado de insomnio,enfrascándose una vez más en las pruebas médicas. Toxicología habíadado negativo, Benjamin no había consumido ningún tipo de droga almomentodecometerlosasesinatos.Revisó algunas fotografías que le había pasado la policía de las
víctimas, también del lugar de los hechos, como algunas pruebasrecabadas.Se detuvo en las imágenes de las notas que había escrito, todas en
algunalenguaquedefinitivamentejamáslograríacomprender.Estabanlosvídeos del momento en que lo capturaron, en ningún momento pusoresistencia, daba la impresión de que era él quien guiaba a los policíashastalapatrulla.PausóelvideojustoenelmomentoenqueBenjaminmiróalacámaray
lehizounprimerplanoa lamiradadel chico,nohabíamiedo,niodio,tampocorabia,nohabíanada;esamiradanodecíaabsolutamentenada.Después de una hora de intentar familiarizarse con Benjamin para
conseguir entenderlo un poco, se descubrió viendo una de las tantaspelículas que el joven actor había protagonizado, era la sensación delmomentoentrelasadolescentes, todaslascompañíasdecinesepeleabanpor él a su temprana edad e impresionantemente enmenos de dos añoshabíasidoganadorde importantespremios.Estabaen lacima.Entonces,¿porquélanzarsealvacíodeesamanera?Atravésdelapantalla,donderepresentabamuybienaunjovenvaliente
ygenerosoenunadistopía,lecostabaverenesechicoasupaciente.Sabía que aunque lomantenían aislado en el lugar que estaba, corría
peligro.Necesitabasacarlodeeselugar,debíasertrasladado.De manera inmediata entró a su correo y empezó a redactar una
petición a varios organismos, adjuntando algunas de las pruebas queposeía, esperaba respuestas positivas para poder presentárselas al fiscalencargadodelcaso.No sabía cuánto tiempo llevaba sumergido en elmundo deBenjamin
Sutherland,hastaquesindarsecuentaterminóconlafrenteenterradaenelescritorio.Latibiahumedaddesusalivamojándoleeldorsodelamanoizquierda
lo hizo despertarse y con elmismo dorso se limpió, dándose cuenta dequesehabíaquedadodormidohastaconloslentespuestos.Segúnélhabíacaídorendidocomomínimounahora,peroalparecernofueronmásqueminutosporquelacomputadoranohabíaentradoenestadodereposo.Suvistaqueaúnseencontrabaunpocoborrosa, se fijóen lapantalla
quemostrabaunapáginaentonooscuroconletrasblancas.
“ElGenioIblis”Leyó el encabezado del artículo que anunciaba esa página web,
inevitablemente el corazón se le instaló en la garganta, parpadeó variasvecesparaaclararlavistaynoeraproductodesuimaginación,lapáginaseguíaahí,norecordabahaberinvestigadonadaacercadeltalIblisantesdequedarsedormido.Se acercó más a la pantalla para poder leer mejor y así saciar la
curiosidadquelatíaalmismoritmoquesucorazón.—Iblis es el nombredado alDiablo por el Islam—empezó a leer en
vozalta—,habitualmenteaparece referidocomoSatanásenelCorán,ellibrosagradodelosmusulmanes,untérminogeneralusadoparanombrara todos los espíritus malvados aliados con Iblis —con cada palabra lavelocidad de la lectura se le hacía más lenta, así mismo las manosempezaronatemblarles—.Esconsideradoeljefedelosespíritusdelmal,un "genio".Creado porDios de un fuego sin humo, así como los sereshumanos fueronmodelados con arcilla. En un arrebato de envidia, IblisdesobedecióaAláyfueexpulsadodesugracia…—sepegóalespaldardelasillacomosialguienlohubieseempujado,enunactoporrechazar lalectura.—Nopuedeser,Benjaminmehatomadoelpelo,noséquépretende…
Definitivamente,necesitaterapiademaneraurgente—negóconlacabezaysiguióconlalectura—.MástardefueenviadoalaTierraparaengañaraAdán y a Eva, haciéndoles comer la fruta del árbol prohibido. Por estaacción resultó condenadoporAláal “Jahannam”, el fuegodel Infierno.Pero él le replicó que anhelaba llevarse a los habitantes de la TierraconsigoyAláparaponerapruebaalaHumanidadyaSatanás,permitióque éste vagara por su superficie. Iblis, para los musulmanes es quientientaa lossereshumanosconsususurro,colocando ideaspecaminosasensucabezaybrindándolesfalsassugerencias—suspiróruidosamenteytomóoxígenoconunaprofundabocanada—.Secreequeenelfindelostiempos,serárecluidoenelJahannamjuntoaquieneshayancedidoasustentaciones, desobedeciendo el mensaje verdadero de Alá y por elcontrario, quienes hayan superado con éxito una vida recta, seránrecompensados con los placeres del “Jannah”, el “Paraíso” o “el cielo”del Islam. Una creencia comúnmente compartida entre el Islam y elCristianismo es que la existencia universal del mal en la vida de laspersonas, es generalmente experimentada como consecuencia de lasaccionesdiabólicas…—demanerarepentinalapantallaseapagó—.¿Quépasó? ¡Bendita cosa!—presionóvarios botonesmientras luchaba con eldesconcierto,terminópordarsecuentadequesehabíadescargado.Se puso de pie rápidamente y buscó el cargador en el maletín, la
conectó y a los segundos volvió a iluminarse la pantalla, mostrandojustamente el iniciode sesiónynohabíanadamás, todas laspáginas sehabíancerrado.La parte emocional lo arrastraba por la confusión y el miedo, al no
saber por qué estaba esa página abierta justo cuando despertó, pero lalógicalegritabaquetalvezsindarsecuentahabíacopiadoelnombredeIblis y estando dormido presionó algunas teclas que lo llevaron albuscador.—DefinitivamenteBenjaminesalgúnfanáticodelmal,unsatánicoque
pretende justificar sus trastornos mentales de esta manera, inventar laexistenciadealguienoalgo…otalvezperteneceaalgunasectasatánicayel líder se hace llamar de esamanera—hablabamientras tecleaba en elbuscadornuevamentelapalabra“Iblis”,laquearrojómilesderesultados.Entróalaprimeraopción,básicamentesereferíaalomismo,perono
eralamismapágina,sefuealasiguienteytampocoera,buscóybuscóentodaslaspáginas,peronoencontrólaqueestuvoleyendoaldespertar.Su
lógicanotuvoelpoderparaevitarqueungrannudoseleformaraenelestómago, ni tampoco que un extraño escalofrío lo recorriera porcompleto.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓ElPorscheseestacionófrentealacasadondevivíaCandice,quiencon
unatímidasonrisay lasmejillasarreboladasmirabaaJeremy.Nuncaensuvidasehabíasentidotanfeliz,habíacompartidotodalanocheconél,habíanbailadoysehabíanbesadomuchasveces,habíadescubiertoquelabocadelchicoquetantolegustaba,teníaelpoderparaencenderlelapielylazonasurdesucuerpovibraraagónicamente.De manera caballerosa salió del vehículo, la ayudó a bajar y la
acompañóhastalapuertadesucasa.—Ha sido una noche increíble —confesó mirándolo a los ojos—,
graciasporhabermeinvitadoalbaile.—Candice—murmuróacercándoseunpocomásaella,haciendomás
notorialadiferenciadeestaturas,éleraunoscuantoscentímetrosmásaltoqueella—.Notehepreguntadosiquieresserminovia—ellaparpadeólentamenteynegóconlacabeza—.¿Quieresserminovia?—leacunóelrostroyseacercóaúnmás,tantocomopararespirarelalientodeella,elque se escapaba de esos hermosos labios rosados al encontrarseentreabiertos.—Creoquelosbesosquehemoscompartidoestanochetehandadomi
respuesta—susurrósuplicandointernamentequevolvieraabesarla.—Megustaríaunarespuestamásclara,¿quieresserminovia?—volvió
apreguntar.—Sí, lo he anhelado desde el primer día en que te vi —contestó
mordiéndoseellabio.Jeremy sonrió complacido, le dio un beso muy lento y tierno en la
comisuraizquierda.—Quisiera poder hacerlomásduraderoymás íntimo, pero temoque
tras la puerta esté tu papá o tu hermano…—sonrió una vez más—, yterminenechándomeapatadas.—Dameunpardedíasylesdiré…estoyseguradequetevanaaceptar,
enrealidadnosontanestrictoscomoparecen.—Esoespero…¿Nosvemosmañanaenlaheladeríadelaesquina?
—Sí,¿aquéhora?—Megustaríapoderpasartodoeldíacontigo…estoydisponiblepara
tiveinticincohorasaldía.—Después del almuerzo—casi chilló emocionada—. Por la mañana
deboirconmimamáahacerlascompras.—Entonces empezaré a contar los minutos que me faltan para poder
besarteunavezmás.Candiceenesemomentosepusodepuntillasylediounbesodeapenas
contactodelabios.—Asíseránmenoslosminutos—dijoysealejó.Concuidadoentróasucasayseasomóporlaventanaparavercómo
Jeremy subía al vehículo, demoró más en encender el motor que enestacionarloensucasa,pueséstaquedabajustoallado.—Buenos días señorita —la voz de su padre provocó que se
sobresaltara.—¡Papá!—Nopudoevitarquetodalasangreselesubieraalrostroal
verasupadresentadoenelsillóndelaesquina—.¿Quéhacesahí?—Esperándote,eresmihijayesjustoquemepreocupeporti…—Hector —intervino Claire—, ya habíamos hablado, seguramente
Candice está cansada—miró a suhijay leguiñóunojo enungestodecomplicidad—.Amor,veatucuarto,porlamañananoscuentascómotefue.—Estábien,graciasmami—seacercóhastaellaylediounbesoenla
mejilla—.Hastamañanapapá—tambiénlediounbesoysaliócorriendoescalerasarriba,comosihuyeradesupadre.Noqueríacontarletanprontotodoloquehabíapasadoesanoche.Antes
de entrar a su habitación, divisó un reflejo de luz que se colaba por lapuertadelarecámaradesuhermana,indicándolequeéstaestabadespierta.Seacercóytocóalapuerta.—Puedespasar—sedejóescucharlavozdeLizzy.Nolodudóunsegundoyentró,suhermanamenorseencontrabaenla
cama,viendotelevisión.—¿Cómo te fue? —preguntó incorporándose un poco, mostrándose
totalmenteinteresada.—¡Me ha besado!—aunque no pudo gritarlo, la emoción la expresó
metiéndosealacamadesuhermanadeunbrinco.—¡¿Enserio?!¡Nolopuedocreer!¿Tehabesadoélolohashechotú?
—preguntó emocionada consciente de que su hermana anhelaba a esechico.—Élmebesó…yojamáslohubiesehecho—recalcóyenesemomento
suatenciónfuecaptadaporel televisor,enelquepasabanlasnoticias—.¡PorDios!Nosecansanderepetireso—dijomirandounavezmáscómola policía llevaba esposado a Benjamin Sutherland hacia la patrulla, elactor por el que todas sus compañeras de clases suspiraban y que habíasido primera plana de todos los diarios por el espeluznante crimen quehabía cometido, por el que todos losmedios lo habían bautizado como“LaBestia”.Justoantesdequelosubieranalapatrulla,BenjaminSutherlandmiróa
la cámara, Candice se echó hacia atrás, sintiéndose intimidada ante esamirada,porquejurabaqueeraaellaaquienveía.Nopodíaexplicarloquesentía,no lograbadefiniresaagoníaysise locomentabaasuhermana,seguramentelediríaquelosbesosdeJeremylahabíanvueltoloca.—Voy…mevoyalacama,yaestarde—dijolevantándosesinesperar
aquesuhermanaexigieramásexplicacionesdesuprimeracita.Casicorrióasuhabitaciónconelcorazónbrincándoleenlagarganta,
ellanunca sehabía sentidoatraídaporeseactor, lohabíavistomilesdevecesynoleparecíaparanadalindo,loúnicoqueleconseguíaatractivoeraelcolorde losojosperonadamás,no lograbacomprenderporquétodas las chicas morían por él. Simplemente porque representabapersonajes encantadores no quería decir que lo fuera en realidad y lohabíadejadoclaroconloquehabíahecho.
CAPÍTULO4
Caminaba de prisa para poder llevarle el ritmo a su padre, quien
prácticamente lo arrastraba. Lo veía tan alto, tan imponente que temíasuplicarlequeesperaraunpocoparadescansar.Lavozdeunamujer anunciabaa travésde los altavoces el vueloque
acababa de arribar al LAXproveniente deHawái y sus ojos se posaronfugazmente en la pantalla que anunciaba los próximos vuelos y sushorarios.Casi trotaba para no quedarse atrás y aun así, no dejaba de mirar
sorprendidoatodoslados,eralaprimeravezqueestabaenunaeropuertoyqueveíaatantagenteconequipaje.—¡Benjamin! —la dulce voz de su madre lo llamaba y rápidamente
volvió la cabeza hacia atrás para ver cómo ella venía corriendo—.¡Harold,esperaporfavor!—pidióacortandoladistancia.Por fin su padre se detuvo y agradeció esa pausa que le permitió un
respiro.—Maureen, no quiero perder el vuelo —la voz de Harold era tan
estoicacomosuapariencia.—Prometo no quitarte mucho tiempo, solo quiero despedirme de mi
hijo.—Tuviste mucho tiempo para hacerlo, pero supongo que era más
importantelareuniónquetuvisteanoche—reprochósinsoltarlelamanoalniño.Maureen ignoró el comentario del hombre al que alguna vez había
amado,hombrealquelehabíaparidounhijoyqueenesemomentoseloarrebataba.—Ben—se acuclilló delante del niño para mirar a esos hermosos y
expresivosojos azules—.Prométemeque teportarásbien, juro llamartetodos los días—hablaba acariciándole con los pulgares las sonrosadasmejillas.Benjaminmiraba a los ojos de sumadre y asentía en silencio, él no
lograba comprender que ella estaba despidiéndose demanera definitiva,pensaba que tal vez serían unas vacaciones con su padre; sin embargo,Maureen no derramó ni una sola lágrima, no se echó a llorar como él
esperaba que hiciera, que expresara abiertamente el dolor por esaseparación.Una vez más la voz de la mujer anunciaba la salida del vuelo con
destinoaGinebra,Suiza.—Debemosirnos—informóHarold,tirandounpocodelamanodesu
hijo,mostrándosetotalmenteimpasibleantelasituación.Maureenlediounbesoenlafrenteyantelasgrandesinterrogantesque
seformabanenlaspupilasdeBenjamin,selevantó.Élsedespidióconungestodesumano,alqueellacorrespondió.Una
vezmássupadrecasiloarrastrabahaciaelavión,perodevezencuandoélmirabaporencimadelhombroasumadre,quiensequedóparadaenellugar y fue entonces cuando le pareció verla llorar, pero no podíaasegurarloporqueeramuchaladistanciaentreambos.En el avión, cuando una azafata se encargaba de ajustarle el cinturón
porpeticióndesupadre,vioensuabrigouncabellolargoyrubio,elquele hizo recordar al color que tenían las plantaciones de trigo, algo quevagamente recordaba del viaje familiar que habían hecho tiempo atrás,dondecomparóalasespigasconeltonodelacabelleradesumadre.Concuidadoagarrólahebraylaadmiró,teniendolacertezadequeesoeraloúnico que conservaría de ella. Tampoco logró atesorarlo por muchotiempo,porquecuandosequedódormido,seleperdió.—¡Sutherland!¡Bestia!—lavozdeunpolicíalodespertó.Se removió en la angosta e incómoda cama, no tenía la mínima
intenciónde levantarse.Aúnvivía elmomento al que su inconsciente lohabíaarrastradoporqueélmismonolograbarecordarlo,estabamuyniñocomoparasaberexactamentecómoerasuvidaalosseisaños.—Levántate—exigióentrandoalacelda—.Vamos,arriba—pateócon
lasbotasdeseguridadunadelaspatasdelacama.—¡Un momento! —rugió con la voz ronca por las horas de sueño.
Estaba casando de todas las malditas pruebas e interrogatorios que lehabíanhechodurantelasemana,yanoqueríaseguirsiendoelconejillodeindiasdetodaesacuerdademediocres.—Aquí no me exiges, recuerda que no estás en ningún hotel cinco
estrellas.Benjaminselevantóyenunactodecostumbresepasólamanoporla
cabeza,intentandopeinarselosinexistentescabellos.Enmediodelenérgicocantoquecreabanlosreclusos,quienesparecían
sermásunamanadadeleonesrugiendo,selollevaron.No le informaron que lo trasladarían; sin embargo, ya él lo sabía.
Estabaaltantodealgunascosasdelasquelepasarían,solodebíallenarsedepacienciayesperaraquesucedieran.Habían pasado dos semanas desde la última vez que había respirado
libertad,hubiesepreferidonohaberlohechodenuevo,paranotenerqueenfrentarsealamultituddemoralistasyperiodistas.Tantaspersonasnoeransuficientesparaquebrantarsuorgulloeibacon
lacabezaenalto,nobajaríalafrenteantenadie,porquesencillamentenoselamentabadeloquehabíahecho.Un escupitajo se estrelló contra su mejilla derecha, de alguien que
intentaba rebasar el cordón policial que lo resguardaba, docenas depersonas le gritaban improperios y pretendían agredirlo, seguramenteeranlasmismasquesemanasatráslovanagloriaban.Losubieronenelasientotraserodelapatrullaylosoficialesdebieron
encenderlassirenasparaquelespermitieranelpaso.Lamiradaazuladmirabacadapequeñodetalle,cadaaviso,cadaárbol,
cadapersonapor insignificanteque fueray se logrababaen las retinas,porquesabíaquepasaríamuchotiempoantesdevolveraencontrarseconelmundoexterior.Lo llevaron hasta un centro psiquiátrico en Wilshire Boulevard, al
Oeste de la ciudad. En ese lugar todo era completamente distinto a laprisión,desdelahabitaciónquelehabíanasignado,hastalacomida.Se familiarizabacon lacamadespuésdehaberseduchadoycambiado
de ropa, ya no usaba ese horrible uniforme de prisión, se lo habíancambiadoporunpantalónde linoblancoyunacamisetadealgodóndelmismocolor.Unavezmásirrumpíanensupaz,nolequedómásqueacompañaralos
enfermeros,a losqueagradecíaquenohablaran,no lo insultabancomodisimuladamentehacíanlosmalditospolicías.Benjamin entró sonriente y con la mirada brillante, como un niño
sintiéndose orgulloso de haber cometido alguna travesura, obligando alpsiquiatraatragarenseco.Eraunhombredecarneyhueso,connerviosque podían alterarse, nunca le había pasado con un paciente, pero habíaunaprimeravezparatodoyBenjamindeciertamaneralotrastocaba.—BuenastardesBenjamin—saludóeldoctorGrignardponiéndosede
piepararecibirlo—.Lamentoquenoshayamosatrasadounpoco.
El hombre se encontraba en el consultorio, en el que comúnmentetrabajaba.Enellugarsoloreinabaelcolorblanco,representandoungranvacío,algoinfinito,unanadaquelacerabalafelicidad,lalibertad.Sinembargo,eneselugarcasisinsentido,élhabíaayudadoamuchas
personas a retomar los rieles de su vida, para que encontraran unhorizontecolmadodenuevasoportunidades.—Supongo que es a usted a quien le debo agradecer este generoso
cambio—hizounareverenciaburlonaqueacompañóasusonrisa.El doctor ignoró la falta de respeto del paciente y con un ademán le
indicó a los enfermeros que le quitaran las correas, con las que lemanteníanlasmanosatadas.—Te he traído cigarros—dijo acercándose al escritorio, sin darle la
espalda aBenjamin, sacó de la gaveta la cajetilla que atentaba contra sufuerzadevoluntad.Llevaba cincomeses sin fumar y tener entre susmanos lo que fue su
más grande vicio era casi insoportable, pero debía luchar contra susdebilidades.—Gracias —dijo con una amplia sonrisa, extendiendo la mano para
recibirla,atentoacómolacajetillavibrabaentrelasmanosdeldoctor—.¿Tiene encendedor?—preguntó con la mirada fija en los cigarrillos einternamente gozaba el momento, presintiendo que la sesión de ese díaseríamásplacenteradeloesperado.—Eh…sí—porfin logródesprendersede lacajetillayse laentregó.
Buscóunavezmásenunadelasgavetasdelescritorioelencendedor.—Almenosestelugaresmenosdeprimente—asegurócaminandohasta
eldivándecueromarrón,muchomássofisticadoquelacamillametálicadelapenitenciaria—.Supongoquemiagenteledebeestarpagando—sedejócaerenelcomodísimosofáysedispusoaabrirlacajetilla.—En algo está ayudando, sí —confesó acercándose y le entregó el
encendedor—.Meavisascuandoestéslisto.—Yaloestoy—dijoconelcigarrilloentreloslabios.—¿Te importaría si me quedo en el escritorio? —preguntó porque
debíamantenerselomásalejadoposibledelatentación.—Este es su consultorio—encendió el cigarro y le dio unaprofunda
calada,consumiéndolounpocoydisfrutandodelplacerqueleprovocabaelsabordelanicotinaenelpaladar,peroeramayorelgocedevercómotorturabaaGrignard.
—¿Por qué razón te viniste de Suiza? —preguntó con la voz enremansoyBenjaminparpadeólentamente.—Vine porque quería vivir con mi madre, deseaba su cariño y su
comprensión y ya no quería estar conmi padre…Pero cuando por finconseguísudirecciónylleguéasucasa,ellanomerecibió,suasistentenisiquieramedejópasardelumbral.El doctor hizo una pequeña anotación en la libreta, porque le había
prometidoaBenjaminquenograbaríaningunadelassesioneshastaqueélseloconsintiera.—¿Te aseguraste de que la asistente le dijera que eras tú quien la
buscaba?—preguntóeldoctor.—Sí,escuchécuandose lodijo,peroellanopodíaatendermeporque
estabaocupada,estabasiendoentrevistadaparaunprogramadeunodelosprincipalescanalesdelpaís.—Supongoqueesperaste.Hayunagrandiferenciaentrequererypoder
ytumadrenopodíaatenderteenesemomento,aunqueseguramentesílodeseaba —comentó el doctor, sintiéndose impresionado porque supaciente hablaba pero nomostraba ningún tipo de emoción, solo estabaconcentradoenloscírculosdehumoquecreabacadavezqueloexpulsabayélintentabaconcentrarseencualquiercosa,menoseneso.—¿Entonces sí quiso llamarme durante los doce años que pasaron,
después de quemi padreme llevara a Suiza? Lo prometió, pero nuncapudomarcarunnúmerotelefónicoparapreguntarmecómoestaba.—Lamentonotenerlarespuestacorrecta.—Nodebelamentarlo.—Entonces,¿temarchaste?—inquirióconlamiradafijaenelpaciente
que estaba acostado con las piernas cruzabas, evidenciando estarrealmentecómodo.—Así fue.Noobstante, ledejéconsuasistente ladireccióndondeme
estabaquedando,estabasegurodequeMaureenno iríaaun lugarcomoese,peroeneseentonces,eradelosquecreíaenlaesperanzayanheléqueseinteresaraenmí—volvióaabsorberlacolillaysaboreó,liberandoelhumoporlanariz—.Caminépormuchotiempomientrasllorabacomounniño con el corazón destrozado, porque lo que unomenos espera es elrechazodesumadre.SabíaqueyanadaharíaenAmérica,nomequedabamásquelimpiarmelaslágrimasysubirmealprimervueloquemellevaraderegresoaSuiza.
El doctor evitaba hacer algún comentario porque Benjamin estabaconfiandoenél,seestabaabriendoalcontarlecosasquenadiemássabía.—LleguéalloftenelquevivíaconIblis,yanoqueríaseguirsiendouna
carga. Empecé a empacar mis cosas mientras intentaba esconderle mipatéticoestado,peroaélnopodíaocultarlenada;meconocemejordeloquepuedoconocermeyomismo.AGrignardlecostabacreerqueBenjaminhablaradeesamaneraacerca
de algo que era producto de su imaginación, creencias de alguna sectasatánica, pero eso era un tema en el que por elmomento, no pretendíaprofundizar.—Iblismepidióquemesentaraasuladoymedijo:“Enunosminutos
tu madre aparecerá, te pedirá perdón y te llevará a su casa, sé que laperdonarás. Aún tu corazón es muy débil… tranquilo amigo mío, yaencontraráselmomentoparademostrarmetufortaleza”.»Yasífue,mimadretocóaltimbreapenasIblisterminódehablar,élse
puso de pie y caminó lentamente, lo perdí de vista cuando entró a suhabitación—apagólacolilladecigarropresionándolaconlosdedos.Eldoctor se levantóy leacercó la tazaen laquehorasantes sehabía
tomadoun tédemanzanilla,alquehabíarecurridoparacalmarunpocolosnerviosdelosquehabíasidovíctimalaúltimasemana.—Puedesusarladecenicero—selaentregóyunavezmásseretiróasu
sitiodecomodidad.—Esustedmuyamable—alegóechandolacolillaenlatazaquepuso
enlamesadecristaltintado,alladodeldiván—.¿Puedocontinuar?—Adelante —pidió con un ademán, invitándolo a que siguiera
contando.—ComoIblismehabíaasegurado,meconmovíante las lágrimasyel
remordimientodemimadre,ellamepidióperdónyyotambiénselopedí,aúnsintenerquehacerlo,puesnuncalehicenadamalo;porelcontrario,fueellaquiensedesentendiódemiexistencia.Mepidióquemefueraconella,quenoqueríaquesiguieraviviendoeneselugaryyo…yoanhelabaunirmislazosconella,recuperarel tiempoperdidoyquemeayudaraacumplirmis sueños de ser actor.Maureen contaba con losmedios paraayudarme.»Yateníamimaletapreparada,nohabíatiempoqueperder.Lepedíami
madreunosminutosyentréalahabitacióndeIblisparadespedirme,peroél no estaba, frecuentemente le gusta desaparecer —dijo sonriendo—.
Penséquenoloveríamásymesentítriste,porquenopudeagradecerlelaayudaquemehabíaprestado,susconsejosyenseñanzas.—¿Por qué hablas con tanta propiedad sobre Iblis?—curioseó al fin,
queriendollegaralaraízdelasunto.EnesemomentoBenjaminsesentóeneldiván,volvióaapagarlopoco
que quedaba del cigarrillo con los dedos, sin mostrar ningún tipo demolestiaporlaquemaduraquepodríacausarleesaaccióntanmasoquista,lanzólacolillaenlatazadeté.Selevantóycaminóhastaelescritoriodeldoctor,llevandoconsigola
cajetilladecigarroyelencendedor.AntelamiradacautelosadeGrignard,Benjamin se sentó en el sillón de cuero blanco frente al escritorio,anclando su hermética mirada en los ojos del hombre que pretendíaofrecerlemásqueayuda.—¿De qué tiene miedo doctor? —inquirió al ver que el hombre no
hablaba—.Soloselehanaclaradoalgunasdudas,noseráustedquienmeayude y si eso es lo que pretende, solo pierde su tiempo… no necesitoningúntipodeayuda—asegurósacandounnuevocigarrillo.A Grignard se le instaló el corazón en la garganta, no sabía cómo
Benjamin se había enterado de sus intenciones, ni muchomenos de lasinvestigaciones que estaba haciendo. Cómo diantres podía saber que unpardesemanasatrásinesperadamentehabíaaparecidoabiertaunapáginawebensucomputador,mostrándoleinformaciónsobreIblis.Llevabadossemanas buscando dicha página y no lograba dar con la dirección, nisiquiera porque se la había llevado a un ingeniero en computaciónparaque le ayudara de alguna manera a recuperar las direcciones IP de laspáginasvisitadasenlosúltimosdías.Fijólamiradaenlallamaondeantedelencendedorquesereflejabaen
los ojos deBenjamin, los que inusualmente se veíanoscurosy nopudoevitarsentirquelasangreselehelaba.—Sisuobjetivoessoloescucharyrecrearseconlahistoria,nohabrá
ningún inconveniente —prosiguió soltando lentamente el humo,tirándoselocasienlacaraaldoctor,paraquienenesemomentoeramáspoderoso su miedo, que los deseos de recaer en el vicio—, pero leaconsejoquenohagaloquepretende,noquieroquemesometananingúntipode tratamiento.Noquieroqueenvenenenmisangreconningúntipodedroga.—Notetengomiedo,noséquétehacepensarquetemoatupresencia
—argumentó apegándose al poco valor que le quedaba—. No debespreocuparte,prometíquesoloescucharía.—Sidicequenotienemiedo,haréelintentoporcreerle…—levantóla
tapadelencendedorysequedóadmirandoladébilllama,esperandoqueeldoctorledijeraalgomás,perosoloselimitóamirartambiénlacandela—.Nosepreocupe,novoyaocasionarunincendio,enmenosdemediahoraya lehe tomadocariñoal lugar…Si loharíano tendríasalvación,espero la salvación que llegará en unos años… ya después escribiré ellibro,primerodeboesperar,soloeso—murmurósindesviarlamiradadela llama, era como si estuviese hablando con élmismo—. Losminutospasarándándolevidaaltiempoyeltiemposeconvertiráenmicondena.—¿Quieresquedartetodalavidaaquí?Sinoavanzas,esloquepasará
—lehizosabereldoctor,quieninterpretólaspalabrasdeBenjamincomounlamento.—No.Leaseguroquenomequedarétodalavida,soloserándosaños,
sietemesesytrecedías…mientras,mededicaréaentreteneramisnuevoscompañeros.—¿Por qué hablas con tanta seguridad? ¿Cómo puedes saber lo que
pasará en el futuro?—preguntó el hombre observando cómo el jovensoltabalentamenteelhumodelcigarrillomostrándosedespreocupado.—Eso lo explicaré enmi libro…—intentaba decir algomás pero el
doctorintervino.—Bueno, aquí tienes al primer comprador de tu libro —sonrió
mostrándosecómpliceporunmomento.—No…nolocomprará,recuerdequeestarámuerto,peropodríadarle
unadelantomientrasagoniza,queduraráalrededordecuarentaminutos.Iblis lo hará por mí, susurrará en su oído mis razones y cómo es quepuedosabertantascosas.—Entonces,esperaréansiosoelmomento—soltódespuésdepensarlo
muy bien, no se dejaría intimidar por su paciente—. ¿Por qué no mecuentasquépasódespuésdequetefuisteavivircontumadre?—preguntóqueriendovolveralaconversaciónconlaquehabíaniniciadolasesióndeesedía.—Esa madrugada llegamos a la casa, nos sentamos en la sala y
empezamos a conversar, a conocernos un pocomás.Demimadre solosabíaloquedecíanlasnoticias,peroyoqueríaconoceralaMaureenqueestabadetrásdelafarándula,deellanosabíanada,deellasologuardaba
elvagorecuerdodecuandonosdespedimosenelaeropuerto.—¿Recuerdasquéedadteníascuandoesopasó?—intervinoeldoctor.—Noloséexactamente,seisosieteañosquizás—divagóysevolvióa
llevarelcigarroalaboca—.Ysoloesorecuerdodeella,nadamás.—Esnormalqueesopase,aesoselellama“amnesiainfantil”,porque
nuestrocerebroalmacenalosprimerosañosdenuestrasvidasdemaneradistintaacomolohacedespuésdequealcanzamoslosdiezañosdeedad,algunosestudiosdicenquesevanreemplazandolosrecuerdos—explicó,peroBenjaminsemantuvocallado—.Cuéntamequémáspasóesanoche,¿dequéhablaron?—Medijoqueestabamuyfelizdetenermeconella, lodijodeverdad
—explicó observando las espirales de humo—. Me habló de que nocontabacongentedeserviciotodoeltiempo,quesoloibantresvecesporsemanayquesuasistentesolotrabajabahastalasdosdelatarde,porqueaella legustabasuabsurdasoledad,poresonosehabíavueltoacasar,nihabía tenidomáshijos; sinembargo,meconfesóquenovivía sola,queconellavivíaKaren,suahijada…Realmenteyonoqueríasabernadadeeso, lo que quería saber era si me había extrañado, también me moríaporquemecontaraunpocodecómoerasuvidaenelcine,peroacambiosolomedijoquemientrasvivieraconelladebíaseguiralgunasreglas…siemprehesidobuenocon las reglas,perosolopara romperlas—soltóuna corta carcajada, de esas que el público femenino catalogaba desensuales.—¿Por qué Karen no vivía con sus padres? —preguntó el doctor
removiéndoseunpocoenelasiento,enbuscadecomodidad.—Su padre aceptó ser el embajador de los EstadosUnidos enNueva
Zelandayellanoquisomudarseconsufamilia,noqueríadejarelcineymi madre se ofreció a cuidarla, siendo menor de edad no le iban apermitirvivirsola.—Anteriormenteme comentaste que rompías las reglas, ¿por qué no
obedecíasatumadre?—Ami madre siempre le obedecí, las reglas solo se limitaban a no
seducir,niintentarnadaconsuahijada,perocuandoconocíaKarenaldíasiguiente,meatrajodeunamaneradesconocida.—Empezaste a seducirla y rompiste la regla de oro de tu madre—
comentó, observando cómoBenjamin sacaba otro cigarrillo, al parecerpensaba fumarse toda la cajetilla en esa sesión, aumentando con eso su
tortura, cada vez eramás intenso el olor de la nicotina que envolvía elambiente.—No,nuncalaseduje,siemprefuimuyrespetuosoconella…Aunque
no niego que estaba buenísima, solo la espiaba, me gustaba hacerlocuandosebañabaomientrasdormía,esoerasuficienteparaalimentarmimorbo.Nunca tuvimosalgún tipode relaciónestrecha, almenosnopormi parte, hablábamos muy poco porque tenía la certeza de que Karenquería algo conmigo. Constantemente se me insinuaba, pero yo larechazabaporquecuandoellasemeacercaba,perdíaelinterés;miplacereraverlasinquesedieracuenta,llenarmelavista,peronuncadespertóenmílasganasdetocarla.—¿Ytemasturbabasmientraslamirabasbañarseodormir?—inquirió
el hombre de manera profesional y completamente interesado en cadapalabraqueexpresabaBenjamin.—No,nunca lohice…Miplacererasaciadoalmirarla,nonecesitaba
estimularmefísicamente,eraalgomás—hizoungestopensativo,comosibuscaralaexplicacióncorrectayalossegundoscompletó—:Inexplicableparaustedes.—¿Estabas enamorado de ella? —razonó mientras jugaba con el
bolígrafoquemanteníaenlamanoderecha.—Sise refierealestadofísico,no.No loestaba, sucuerpomeatraía,
peroerasualmalaquemeatrapaba,poresopreferíaobservarlamientrasdormía.Muchasveces cuandomeconcentraba lo suficiente, lograbavercómosualmabrillabaenmediodeesaoscuridad.—Entiendo,paratieraalgomásespiritual—acotóeldoctorhaciendo
unaanotaciónensulibreta.—Sí.Bueno,ustedesloentiendendeesamanera.—¿Cómofuetuconvivenciaencasadetumadre?—Perfecta,nuncadiscutimos.Dehecho,fueellaquienmeconsiguióla
primera audición, gracias a ella soy quien soy hoy en día, logré ser unactor reconocido a los dieciocho años y con veinte elmás cotizado delmomento.Elhombrenoquisohacerlelaacotacióndequeyanoeramáselactor
delmomento,porqueningunacompañíadecinecontrataríaaunasesino.—¿Yporquélohiciste?—inquirióalfin,queriendoiralpuntocentral
delasunto.—Podríadecirqueenciertaparte fueporunadiscusiónque tuvecon
Iblis,élnomecreíacuandoledecíaquemicorazónsehabíafortalecido,entoncesmeretó…yyonuncavoyaperderanteningunaprueba.—Cuéntamecómofueesedía,¿ya lo teníasplaneado?—preguntósin
desviar lamiradade losojosazulesquesenotabanserenosy trasmitíanhasta unpocodepaz.Todavía parte de la poblaciónnopodía creer queBenjamineraelautordeloscrímenes,soloconocíanalchicocarismáticoquesemostrabaatravésdelapantalla.—Sí,llevabaunasemanaplaneándolo,esedíafuecomocualquierotro.
Me levanté a las seis de lamañana, al bajar al comedor yamimadre yKaren estaban desayunando, no esperaban por mí porque comúnmentedespertaba un poco más tarde, después de la comida ambas salieron acumplir con sus compromisos laborales.Esedíanome tocabagrabarytampocoasistiríaelpersonaldeservicio—expulsóatravésdeunsuspirola última fumada de ese cigarrillo y lo apagó de lamismamanera quehabíahechoconlosotros.—Permíteme—eldoctorpidió lacolillay la lanzóa lapapeleraa su
lado—,puedescontinuar—lehizounademán.—Apenassalieronpusemiplanenmarcha,lomásdifícilfueencontrar
lamalditapaloma,metomóalrededordedoshoras.Ellaspodíansentirlo,sentíancuandomelesacercabaymetemían,esosolomehacíamásfuerteyconsolidabamidecisión.Grignard quería preguntarle para qué era necesario una paloma, qué
significadorepresentaba,peroprefirióguardarsilencio,noqueríadesviareltemaqueempezabaaencausarse,porfinBenjaminestabanarrandoloquehabíahecho,yatendríatiempoparalaspreguntas.—Llamé a Iblis, iba a demostrarle que para mí los retos solo
significabandiversión.Marquésunúmero,unocualquiera,losdígitosquequisiera,sabíaquedeigualmaneraibaacomunicarmeconél,porloquemarquéseisnúmerosy segundosdespuésescuchésu respiraciónalotroladodelalínea.Estabasegurodequeestabaahí.»Iblis,voyamataramimadre.—Exactamenteesasfueronlaspalabrasqueusé—aseguróvolviendoa
jugarconelencendedor.—¿QuétedijoIblis?¿Notratódedetenerte?¿Notepidióquedejarasde
ladoelreto?—preguntóechándoseunpocohaciaadelante,apoyandoloscodossobreelescritorio.—Nodijonada,élqueríaquelohiciera,queríaqueledemostraradelo
que era capaz. Solo escuché una de sus risas más comunes, dejándomesaberqueestabadeacuerdoconloqueibaahacer.—¿Porunmomentonopensaste si deverdadqueríashacer eso?, ¿no
estudiastelaposibilidaddedejardeladoelorgullo?—Era más que orgullo —suspiró desviando la mirada hacia donde
estabaeldiván—,muchomás.—Eratumadre,talveztucorazónestabacargadoderesentimiento…—No, yo no sentía ningún tipo de resentimiento hacia Maureen —
intervino sin dejar que el doctor terminara su patética idea acerca de loquepodríaonosentir—.Eramuchomás,peronoimportalasmanerasenque intente explicárselo porque no lo va a entender. Viví dos años conMaureenylleguéaconocerlalosuficientecomoparasaberqueesamujercada día intentaba recuperar los años que había perdido —aseguróvolviendo la mirada hacia el doctor—. ¿Puedo continuar o ya fuesuficiente?—Continúaporfavor,novoyainterrumpirte—pidióeldoctor.—Todospiensanque soyundesalmadopor loquehice,digamosque
literalmente así es… Usted tiene muchas interrogantes girando en sucabeza, le ayudaré con una. Necesitaba hacer algo para no ensuciar mialma,paraesolapalomaylasdemáscosas.—¿Un ritual?—preguntó Grignard y pidió disculpas con un ademán
porque había roto su promesa de no intervenir, pero la mayoría deltiempolacuriosidadlorebasaba.—Alapalomalesaquélosojoscuandoaúnestabaconvida—continuó
ignorando la pregunta imprudente del doctor—. También le saqué lasvíscerasyelcorazón,todoesolovertíenunrecipientedecristal,despuésle agarré prestado un peluche a Karen que parecía un conejo, perorealmente nunca logré definir qué era esa cosa a la que ella dormíaabrazada. Le amarré las extremidades, lo vendé y le incrusté trecealfileres…—¿Tienealgúnsignificadoparatielnúmerotrece?—interrumpióuna
vezmás,noqueríaqueesedatoqueconsideraba importantese lepasaraporalto—.Esquelohasnombradoenvariasoportunidades,dehechoeslamismacantidaddeidiomasqueteenseñóadominarIblis.—Sí, ese número tiene un significado—sonrió al ver que el doctor
estabaatento,empezabaacaerlebienelhombre—.Sonporlosapóstoles.—¿Losapóstoles?¿LosdeJesús?,perosierandoce—dijocontrariado.
—Eran trece, deberían contar también a María Magdalena, pero elcristianismosiempresehaempeñadoendenigraralamujer,lahacenaunladosincontarlaparticipaciónimportantequehatenidodesdeeliniciodelos tiempos… Las mujeres son los seres más perfectos que se hayancreado,porquesabenequilibrarconmaestríaelbienyelmalparausarlosasufavor…Enfin,haymuchascosasenlasquenoshanengañado,peronoesparaconversar sobreesoqueestamosaquí—le recordóyante lamirada sorpresivadeGrignard seacercóunpocomás,de igualmaneraapoyandoloscodossobreelescritorio—.Comolecontaba…—murmurómirándoloalosojos,obligandoalhombreaquedesviaralamiradahaciaél—. Le incrusté trece alfileres a la cosa deforme de peluche y busquéunasbragasdemimadre,manchadasdesangremenstrual,yaselashabíarobadounpardedíasatrás.El doctor elevó ambas cejas, dejando claro con ese gesto que no
comprendíanadadeloqueleestabadiciendo.—Necesitabadesusangreperohabíaolvidadoalgo,aúnnoalcanzola
perfección—comentóelevandolacomisuraderecha—.Enelmomentoenque recordé lo que había olvidado, alguien llamó a la puerta, bajé contranquilidad porque nunca se deben forzar las cosas y al abrir, en laentrada estaba lo que había olvidado, era una taza de cristal llena consangrefrescadecordero,laagarréyaúnestabatibia.—CorderodeDiosquequitastodoslospecadosdelmundo—murmuró
eldoctor.—Regreséconloqueestabahaciendo—prosiguiósinprestaratención
alasconclusionesdeGrignard—.Losescritosenarameoqueencontraronloshiceconlasangredelcordero.—Comohacían los hebreos, que con sangre de corderos sacrificados
marcabanlosdintelesdelaspuertas,paraqueelÁngelexterminadorlosperdonara—dijoconfascinación—.¿Porquétodaestamezcladelbienyelmal?—Antes de hacerme esa pregunta debería saber exactamente qué es
buenoyquéesmalo;realmenteesalgomáscomplicadodeloqueparece.Pero sí, digamos que lo de la sangre de cordero era para liberarme deculpas y no ensuciar mi alma. Después solo me senté a esperar a quellegaramimadre.—¿Esolohicisteparaliberartualma?Esdecir,¿noteníasalmaenese
momento?—preguntóelpsiquiatra.
—No… no es de esa manera, solo la escondí tras un escudo, debíahacerloparadespuésnosentirculpa,niremordimiento.Elalmaeslapartedébildeunserhumano.—¿No sientes remordimiento por lo que has hecho? ¿No lamentas
haberasesinadoatumadre?—No, no lo siento, pero debo confesar que a vecesme hace falta—
expusodemaneracasual,observandocómoelhumosediluíaenelaire—.Haterminadomitiempoaquí,enlapróximasesiónlecontaréloquepasócuandoMaureenllegóacasaesatarde—lehizosabersinsiquieramirarelrelojmientrasapagabaelcigarrillo.—Sí,yahapasadolahora—acotóGrignardobservandoelreloj,yase
había cumplido exactamente una hora—. ¿Te importaría que nosreunamos elmiércoles?—preguntó poniéndose de pie y esta vez fue élquienleofrecióprimerolamano.Benjaminselevantóyrecibióladespedidadelhombre.—No,realmentenomeimporta,elmiércolesestaréaquí…Esperoque
ustedpuedadormirestanoche,porquenoeslaintencióndeIblisymuchomenos lamía robarleel sueño, solodesconecteelcerebrodemicasoyrelájese—leaconsejóconvoztranquila.
CAPÍTULO5
Candiceliberóunlargosuspirodefelicidadal tiempoquesellevaba
losaudífonosalosoídosylaluzdelapantalladesuiPhoneseapagabaprogresivamente.Dormiría con esa canción que Jeremy acababa de dedicarle en su
mensaje de despedida. Nunca en la vida había sido más feliz, losmomentosalladodesunovioeranrealmenteespeciales;cadabeso,cadamirada,cadacariciaysusurrolahacíasentirpletórica.La melodía empezó a calar en sus oídos, así como los recuerdos
vividos junto a Jeremy invadían su cabeza, despertando en ellasensacionesquesabíaexistían,peroquenoteníalamásremotaideadelaintensidadconlaqueirrumpíanensucuerpo.No podía evitar sonrojarse cuando estaba siendo besada por él y sus
pezones se dejaban ver a través de su camiseta, justo como se podíanapreciarenesemomentoatravésdesucamisóndealgodón.Se llevó lasmanos debajo de las sábanas y se los tanteó sintiéndolos
duros,ledolíanunpocoperoeraundolorqueleprovocabaplacer.—Kissmelikeyouwannabeloved;Youwannabeloved—eralavoz
deJeremyynoladeEdSheeranlaquelecantabamientrasaumentabaelcalor bajo las sábanas, apoderándose de su cuerpo. Era tan agonizantesentiresaspunzadas internasensuvientre,esascosquillasqueprecisabacalmar.UnaCandicecompletamentediferentepedíaagritosquefueraliberada,
que le diera riendas sueltas a sus deseos y acallara las fervientespeticiones. Quería poder estar con Jeremy en esa cama, que la tuvieraentresusbrazosylabesara.Cerrólosojosyserepasóloslabiosconlalengua,intentandocalmar
esa sed abrazadora que provocaba el calor que la estaba consumiendointernamente.Enmediodeldeliriosintiócómounasmanosqueestabanmáscalientes
quesupiel,seaferraronasusrodillas,separándolelaspiernasalmismotiempoqueselasflexionaba.Noteníalafuerzadevoluntadparaoponersea lo que estaba pasando, a esa intensa caricia que recorría sus muslos,levantándoleelcamisóndealgodón.
Enmediodesuspiernaspodíasentirelpesodeuncuerpohundiendoelcolchón,debajodesussábanashabíaalguien,estabaseguradeesoyellaera marioneta de ese placer que le provocaba el tibio aliento quedespertaba cada poro de la piel de su vientre, inevitablemente sehumedeció,mojósusbragasdemaneravergonzosa.JurabaquehabíapuestoarepetireltemaqueJeremylehabíadedicado,
pero su cuerpo se retorcía enbuscademás,unpocomás.Solo lograbalevantar la pelvis para ir al encuentro de esa boca que empezaba acombinar besos y mordiscos en su monte de Venus, que le arrancabagritos ahogadosmientras una nueva canción calaba en sus oídos, comounaprofecíadeloqueestabapasando.
Evilhadknockin'atmydoorEvilmakingmeitswhore
Idon'tmindifyoutakewhat'syoursButgivememine
Cerróunpoco losmuslos y pudo sentir enmediode sus piernas una
cabeza,contrariamenteagritarointentarquitarsedeencimaloquefuera,por encima de las sábanas se aferró a eso que tanto placer le estababrindando, esas manos tan fuertes se le aferraban en las nalgas,apretándolasconverdaderafuerzaysebalanceabaenlacuerdaflojaquedividíaalplacerdeldolor.Elpecho se le ibaa reventar, casinopodía respirary sehabíavuelto
todalatidos,entresuspiernashacíatantocalorcomodebíahacerloenelinfierno.
YouarethenightthatsavesmydayHeythere,littlegirl
Comeinside;don'tbeafraid,I'llkeepyousafeLa respiración ahogada de quien estaba debajo de sus sábanas y en
mediodesuspiernas,seconfundíaconlacanciónqueinundabasusoídos,algo que no podía comprender, era como si esa respiración fuese uninstrumentomásqueacompañabaalaestridentemelodía.Susbragasestabandemasiadomojadas,porellayporlasalivacaliente
yespesadequienpasabalalenguaunayotravezporsucentro.Notenía
miedo,esarespiraciónsofocadaquesemezclabaconlamúsicalaexcitabademasiadocomoparapedirlequedejaradelamerlecontantasganas,eratancaliente,tansuave,tanpotente.Necesitaba ver quién era, por lo que levantó la sábana solo haciendo
una pequeña ventana para que sus ojos pudieran apreciarlo. En esemomento,comosihubieseadivinadosus intenciones,ese ser también lamiró.Candicenopodíavernada,eraunhombredeesoestabasegura,pero
estabatodomuyoscurodebajodelassábanas,solodospequeñosdestellosse dejaban ver y eran como dos pupilas fijas en ella. Entonces todo elpánico mandó al lodo la excitación, empezó a gritar y a removerse,provocando con eso que el bulto que estaba entre sus piernasdesapareciera.—¡Candice!¡Candice!—IrrumpióHectorenlahabitación,encendiendo
inmediatamentelaluz—.Tranquila,tranquilacariño,soloesunapesadilla.Candice se encontraba pegada a la cabecera de la cama, en el suelo
estaban las colchas y el celular con los audífonos,mientras ella llorabadesesperadamente.—¡No!Nofueunapesadilla,papá—dijohipandoanteelllanto—.Algo
estaba en mi cama, algo estaba aquí —aseguró saliendo de la cama ycorrióhaciasupadre.—Eso es imposible, amor —trató de tranquilizarla mientras la
refugiabaensusbrazos.—Candice—la llamósumadreentrandoa lahabitación—,¿quépasó
princesa?—preguntóacercándoseaellayacariciándoleloscabellos.Hector le cedió su puesto a Claire para que abrazara a su hija y él
caminó hasta la ventana, percatándose de que estaba cerrada y con elseguropuesto.—Alguienestabaenmihabitación—confesóenmediodelllanto,pero
lavergüenzaimpedíadecirleasuspadresloqueleestabanhaciendo.—¿Qué pasó? —interrogó Robert aturdido, quien entraba a la
habitación vistiendo solo un short blanco, llevando la rubia cabellerarevuelta.—Nada,Candicehatenidootrapesadilla—dijoelpadre,recogiendoel
celularqueestabaenelsuelo.—No, no ha sido una pesadilla, tienes que creerme papá —suplicó
ahogándoseconelllanto—.Yanosoyunaniña,puedosabersiestoyono
dormida.—¿Noseríatunovioqueentró?—curioseósumadre,enjugándolelas
lágrimasconcaricias.—No,Jeremynohasido…nopodríaentrar, laventanaestácerraday
cómosesuponequepodrásubiraunsegundopiso.—Voyaverporeljardín—dijoRobert,quienregresóasuhabitacióny
alminutobajabalasescalerasconunbatedebéisbolenlasmanos.—YovoyavercómoestáLizzy…Claire llévalaa lacocinaparaque
bebaunpocodeaguaysecalme.Claire le pasó un brazo por encima de los hombros a su hija y la
condujoalacocina.—Siéntate—lepidiómientrasellaibaalaneveraporunpocodeagua
—. Ten, trata de calmarte un poco, cariño —le acariciaba las mejillasmientrasCandicesorbíalaslágrimas,lasquenodejabandebrotaraunquetuvieralosojosrojosehinchados.Candice bebió el agua a pequeños sorbos, intentando calmarse, no
quería alarmar a su familia, pero era más poderoso el terror que lainvadía.—¿Estásmejor?—preguntó recibiendoelvasoy suhija le asintió en
silencio—.¿Quierescontarmequépasó?Candicenegóyunavezmásseechóallorar,Clairelesostuvolacabeza
ylaadhirióasuabdomen,sindejardeacariciarleloscabellos.—Era un hombre… era un hombre… vi sus ojos, bueno… no tenía
ojos…eransolounaspupilas,nadamás—explicóenmediodesollozos.—Seguroquehasvistoalgunadeesaspelículasdeterror.—No mamá, no he visto películas… tienes que creerme —imploró
cerrándolelacinturaconlosbrazos.—Vamos a rezar un poco… así estarás más tranquila —propuso al
tiempoqueseapartabadelabrazoysesentabaenlasillafrenteaCandice.SequitóunavezmáslacadenaconlamedalladelavirgenMaría,dela
quenosedesprendíaniparadormiryvolvióaprestárselaasuhija.Empezaronaorar con losojos cerrados,nodejarondehacerlohasta
queCandiceestuvocompletamentecalmada.Robert se aseguró de que no hubiese nada afuera y entró a la casa
cerrandomuybienlaspuertasyventanas.—¿Todobien?—peguntóHector,irrumpiendoenlacocina.—Mucho mejor —aseguró Claire con una dulce sonrisa y con esa
pacienciainagotabledeunamadre.—Regresemosalacama,nadamalovaapasar—pidióelhombreyle
tendiólamanoasuhija,conduciéndolaalahabitación.Cuandollegaron,Candicevioenelsueloalladodesucama,unacolcha
yunaalmohada,inevitablementemiróasupadre.—Séquenoquerrásdormirsola—ledijoconunasonrisa.Ellahizomásfuerteelabrazo,hundiendoelrostroenelcálidopecho
de su padre y encontrando paz en ese aroma que adoraba, ese olorpaternal.Caminóalacamaysemetióenella,cubriéndoseconlasábanahastael
cuello,sumadresedespidiódeellaconunbesoenlafrenteysupadreseacostóenelsueloparacuidardesussueños.Claire apagó la luz de la habitación y salió dejando la puerta
entreabierta.Hectorsabíaquesuhijanolograbadormir,estabainmóvilenlacama
peroconlamiradafijaaltecho.—Novaapasartenadamiamor,todoestarábien,aquíestoyyo.Puedes
dormir tranquila—dijodesde su incómodacamadealfombra,peroporcuidarasuhijadormiríasobrebrasasardientes.—Papá,¿siemprevasacuidardemí?—preguntósacando lamanode
debajodelasábanayofreciéndoselaasupadre,mientrasqueconlaotraseaferrabaalamedalladelavirgenquecolgabadesucuello.—Siempremivida,tejuroqueporelrestodelanochenovendránadie
aperturbartusueño,porquesitengoquemetermeenellosparasalvarte,loharé—aseguróaferrándosealamanodeCandice.—Graciaspapá,ereselmejordelmundo—murmuró.Candicelogróquedarsedormidaentradalamadrugada.Esemismodía
durante lamañana, loprimeroquehizofueeliminar todas lascancionesdeThePrettyReckless,percatándosedequeno teníaSweetThingsen lalistadereproduccióndesucelular,porloquenopudoevitarqueunavezmáselmiedolecalarahastalamédula.
CAPÍTULO6
Elniñoqueamasteeselhombrealquehoyletemes
Benjaminexpulsabaelhumodesusegundocigarrilloconlasincronía
perfectaparaquese formarancírculosenelaire,uno trasotro.Con lospárpadosentornadosfijabalamiradaenloscilindrosquesedisipabanenelaire.Estaba sentado con las piernas cruzadas, reflejando la elegancia de la
queeraposeedor,peroalmismotiemporeflejabacomodidad,parecíaquenadapodríaatormentarlo.—Podrás empezar cuando te sientas preparado… pero antes, me
gustaríahacerteunaspreguntas—calólavozdeldoctorenellugar.—Adelante, solo me tomaba un poco de tiempo para disfrutar del
cigarro—mencionósindesviarlamiradadelosahoraóvalosdehumo.—¿Quétehandichodetupadre?¿Nopiensaabogarporti?—preguntó
poniéndose los lentes,conbolígrafoenmano,dispuestoaescribirensulibreta.—Mi padre, pobre pedazo de mierda. Aunque un océano nos separe,
puedo oler su putrefacción…No, no lo hará, porqueme tienemiedo ytampocopiensamancharsuintachablecarreracomoelAsesorEspecialdeRelacionesExterioresdelaONUconunhijoasesino.—¿Por qué dices que puedes oler su putrefacción? ¿Padece alguna
enfermedad? —curioseó Grignard, sin comprender totalmente esecomentarioporpartedeBenjamin.—No, naturalmente no está enfermo; sin embargo, últimamente está
presentando algunos malestares que no le ha dejado saber a nadie. Suorgulloesmásfuertequeconfesarqueestádefecandosangre,asíquenoirá con ningún doctor, porque piensa que es algo pasajero y esa actitudsololeimpedirádarsecuentadequelamalditacerdadesumujerloestáenvenenando,paraquedarseconsumillonesygastárselosconelamante.—¿Tienescertezadeloqueestáshablando?—Creo que con las cosas que a usted le han pasado últimamente,
debería tener claro que no hablo estupideces. Debe ser un poco máscreyente, no todo es ciencia y no todas las cosas tienen explicación—acotóobservandolacenizaqueaúnsemanteníaenelcigarro,comouna
torreapuntodedesplomarse,peroquenolohacía—.Aunquenoquieroamipadreymedaigualloquelepase,notolerolasinjusticias,porloqueIblis me ha prometido que los dejará confiarse y cuando menos loesperen, las cabezas de ambos terminarán clavadas en una estaca. Estopasarámientrasesténfornicando,algoasícomoenlaépocamedieval—dejólibreunacortacarcajadaalrecrearlaescenaensucabeza.—Si sabes eso, ¿por qué no los denuncias? Yo podría ayudarte a
hacerloyasíevitarquetodoestosigaenvolviéndote—aconsejóeldoctor,queriendocreerenBenjamin.—Harold no lo creerá, ni siquiera quiere saber de mí porque he
asesinadoa laque segúnél, era el amorde suvida…pero secogea laprimeramujerqueselepasaporelfrente,asíquepormíquesejoda—después de esas palabras dejó libre un suspiro, liberando humo por lanariz.—¿Tedoleríalamuertedetupadre?—inquirióestudiandoalgúngesto
queevidenciaraunpocodetristeza,peronolohalló.—¿Qué?¡No!—soltóunacarcajada—.No,lamuertenodeberíadoler.
Austedes loque les jode es la ausencia, noesmásqueunactodepuroegoísmo,porque solopiensancómoserá suvida sinesapersona, cómoharánparavivirsinella…Muypocasvecessepreguntanquéesloqueleespera a ese ser "querido" después de la muerte. En cuanto a lo de mipadre, le aseguro que no va a dolerme la ausencia de alguien a quiennuncaleimporté.—¿Nunca le importaste? ¿Podrías contarme un poco acerca de tu
infancia? —preguntó al sentir un gran grado de resentimiento enBenjaminhaciasuprogenitor.—No. Realmente no quiero aburrirlo con esas tonterías, mejor
empecemos a hablar de cómo fue que asesiné a mi madre, eso es másinteresante.El doctor podía jurar que Benjamin iba a disfrutar de ese relato, era
imposible que hablara del asesinato de su madre y no se trastocara almenosunpoco.—Bien, no quiero presionarte. Soy todo oídos —lo alentó
removiéndoseenelasientoparasentirsemáscómodo.—Deberásertodooídosyvísceras.Másdeunomehapagadoelrelato
con sus alimentos mal digeridos volcándose a mis pies —su voz eracasual,comosifueseahablardeeconomíaynodeunmatricidio.
—¿Le has contado a alguienmás?—preguntó algo asombrado, puessuponíaquenolohabíahabladoconnadiemás.—Ya le había dicho que iba a entretener amis nuevos compañeros y
algodebohaceralahoradelascomidas.Grignard notó en la mirada de Benjamin una mezcla de picardía y
malicia,parecíaunniñoconunamuypeculiarformadedivertirse.—Puedesseguir,estoypreparado—dijosoltandounsuspiro.—Eran las dos y diez de la tarde cuando mi madre regresó de las
grabaciones —empezó a contar demostrando entusiasmo—. Escuchécuando abrió la puerta principal y los treinta y dos pasos al subir lasescaleras, yomeencontraba acostadoenmi cama, estudiandomiguion,presentísullamadoamipuertayalossegundosloescuché,porloquelainvitéapasar.—¿Demostrabasalgúntipodenerviosismo?¿Sentíasmiedo,angustia?
—intervinoelhombreconsuspreguntas,tratandodesaberquéemocionesembargabanenesemomentoasupaciente.—No…mesentíanormal,bien…uhmmbueno,digamosqueunpoco
deadrenalinacorríapormisvenas—explicóparasaciarlacuriosidaddeldoctor—.Mimadre entró y se sentó al borde demi cama con su dulcesonrisa,unadeesasquelasmadressiemprelededicanasushijosymássisesientenorgullosasdeellos,comoenmicaso;mimadresesentíamuyorgullosademí,lepreguntécómolehabíaidoenelestudiodegrabación,mecomentósutravesíalaboralymedijoqueiríaabañarseyadescansarunpoco,yosoloasentíensilencioyellamediounbesoen la frentealtiempo que abandonabami cama, ese fue su último beso, casi una horadespuésyoledaríaelmío.—Mientras tumadre agonizaba, ¿en algúnmomento le dijiste que lo
sentías?—unavezmáselhombreinterrumpía.—Lehedichoquenomearrepientodeloquehice,enningúnmomento
lohesentido—contestóconrotundidad.—Bien… continúa, por favor —pidió con un ademán, observando
cómoBenjaminsacabaotrocigarrillo.—Escuchéelaguaquesalíadelaregadera,dejéquesebañaratranquila,
que se refrescara un poco, de igual forma le permití descansar por lomenosmediahora,nohaynadapeorquemorircansado,esomelohabíadichoIblis,porloqueledisutiempo.»Cuando le permití el tiempo exacto, agarré el cuchillo que había
elegidoysalídemihabitación,entréaladeellasinllamar,seencontrabaen lacamayconsuropadedormir, repasandosu libreto.Mesentéasulado mientras ella me miraba algo desconcertada, la miré a los ojosmanteniéndome en silencio,mirándome en esos espejos azules que eraniguales a losmíos, sin dejar que viera el cuchillo que habíamantenidooculto, ella me sonreía mostrando el desconcierto que la gobernaba.“Madre,nocierrelosojos”lepedíyenunmovimientorápidoleclavéelcuchillo en la boca del estómago, atravesando las hojas del guion. Ellasoltó un grito ante el dolor y cerró los ojos, derramando un par delágrimas,porloquegiréelcuchillodentrodesuestómago.»“Le sugerí que no cerrara los ojos, ábralos o seguiré girando el
cuchillo”.Ellasolobalbuceabaminombrequeriendogritar,peroeldolorylasangrequesubíaporsugargantanoselopermitían;sinembargo,leseñalé: “Si gritas, la policía vendrá y me detendrá y no es eso lo quequieresparatuhijo”.»Maureenme adoraba y solo quería lo mejor para mí, por eso solo
asintióen silencio,dejéde torturarlay retiré lahojademetal.Elladejólibreunjadeo,intentóvolverse,peronoselopermitíalretenerlaporunodesushombrosmientrassacudíaelcuchilloparaquelashojasdelguiondejarandeestorbar.Solollorabaaúnsinpoderlocreer,nopodíacreerloqueestabapasando,peroyomeencargaríadequelocreyera,asíqueunavezmás le clavé el cuchillo en un costado, con tanta fuerza que semeresbalóantelasangre,enesemomentomehiceelprimercorteeneldedoíndice,nolosentí,fuemuchodespuésquemedicuenta.»Parpadeó pesadamente, pero cuando empecé a girar el cuchillo
lentamentedentrodesucuerpo, losabrió;yasabíaqueesaeramiseñalpara que no cerrara los ojos, vi en sus pupilas reflejadas muchaspreguntas, aún no podía creer lo que le estaba pasando, que fuese supropiohijoquienlaacuchillabasinpiedad,solosequejaba,llorabaydelabocalesalíasangre,laqueenunpardeoportunidadeslelimpié.»Mimadre no podíamás, siempre fue débil pero no debíamorir tan
pronto, retiré una vezmás el cuchillo y le di libertad, hizo lo que teníaplaneado,segiróenlacamadándomelaespalda,unavezmásmedabalaespalda—reprochóenmediodesurelato—.Porloquemelancésobrelacamaylainmovilicéentremisrodillas,mientrasleenterrabaelrostroenla almohada, limitándole la respiración, calculé dónde clavaría el armamientrasproclamabaunritoparaquesuvidanoseextinguieratanrápido.
Luego fui por sus riñones, primero uno y luego el otro, mientras ellajadeabayyosentíacómosusangretibiaempezabaabañarmeyainundarlahabitaciónconsuparticularolorahierro.»Después proseguí entre sus costillas, ella no se resistía, pero seguía
viva, tenía lacertezadeeso,por loque leayudéagirarseyestavezmiblancofuesupecho;elprimerataquefuealesternónyunavezmássemeresbalóelcuchillo.Eneselugarfueronvariasvecesseguidashastavencerel obstáculo, tanto que desprendí pedazos de carne que se quedabanpegadas en el cuchillo —confesó sin mostrar un atisbo de repulsión,parecíacomosinohablaradesupropiamadre—.Bajéunavezmásasuestómagoymeensañécondecisiónyfuerzaeneselugar,hastahaceruncráter,exponiendosusvísceras,el repugnanteolorquedespedíannofuesuficiente para que me detuviera. Llevaba treinta y cinco puñaladas, yasolo faltaban dos, por lo que le deslicé el cuchillo por debajo de cadapómulo,enterrándolopocoapoco,entoncesMaureencomprendióquenodebíacerrarlosojos;laluzenéstosmedecíaqueaúnestabaviva.»Quisedejarlaasí,bañadaensangreycon lasvíscerasexpuestas,que
agonizara.Silovedoctor,desdeciertopuntonofuiyoquienlamató,lohizo el tiempo. Pensará que es imposible, pero vivió por siete minutosmás,eraesalafuncióndelritual.El doctor Grignard lo miraba atentamente, sin encontrar un poco de
lógica a lo que Benjamin le estaba contando, sabía exactamente dóndeapuñalarasumadre,todofuetanpremeditadoquenopodíaevitarqueelestómago se le revolviera y los vellos se le erizaran, juraba que estabasudando frío.Queríapedirlequedejara el restopara lapróxima sesión,perotemíaquedespuéseljovencambiaradeparecer,porloqueprefiriónointerrumpirlo.—Cuandobajédelacama,mepercatédequeestababañadoensangre,
talvezlaadrenalinanomepermitiódisfrutardeesemomentoenqueconcadapuñaladamevestíaconlasangredemimadre;podríadecirqueteníamásqueellamisma,quienseencontrabaenuncharco.Admiréellugar,elburódealladodelacama,lapared,lacabecera,elpiso,ellibreto,todoestaba lleno de sangre y en algunas partes habían pedazos de carnes yrestosdevísceras.»Salídeesahabitaciónymedirigíalamíaparaducharmeyponerme
ropa limpia, estaba por entrar al baño cuando escuché un golpe seco.Corrínuevamentealcuartodemimadreyviquesehabíaparadoydado
varios pasos, pero había caído al suelo, por lo que la cargué y la subínuevamenteensucama.»“Mamá,quédateenlacama,noquieroquetehagasdaño”Lesusurréy
lediunbesoenlafrente,miúltimobeso.Empecéaacariciarleelrostro,loúnicoquelamentoesquecuandoleapuñalélacaratalvezrompívariosvasosocularesysusojosseensangrentaron,yanoteníanelmismocolorque tanto adoraba, segundos después ella exhaló su último suspiro, elgolpe terminó por matarla, le cerré los ojos y me dirigí al baño paralimpiarmeylargarmedellugar.Eldoctorseencontrabaalgopálido,perorespiróprofundovariasveces
para recobrar la compostura, sabía que su paciente había asesinado asangre fría porque era lo que le habían dicho, pero ahora élmismo loconfirmaba y lo que le parecíamás aterrador era que no se encontrabaarrepentidodeloquehabíahecho.—¿A dónde pensabas ir? ¿Te irías con Iblis? —inquirió Grignard
encontrando su voz, después de haberse quedado sin aliento en variasoportunidades.—Nolosabía,noteníaidea,loúnicoquesabíaeraqueteníaqueirme
delacasa…yllegarhastadondequeríaquemeatraparan.—¿Esperabas por Iblis?—preguntó al percatarse de que Benjamin le
ocultabaalgo,podíajurarquelosplanesdeélnoeraqueloatraparan.—Esono se lo diré, no diré qué pasó después de que salí de la casa,
sololoquepasódentro,nadamás.—¿YmedirásloquepasóconKaren?—preguntótratandodeahondar
máseneltema.—Sí…deellalecontaré,peroyaseráenlapróximasesión—enunció
poniéndosedepie.UnavezqueBenjaminabandonóelconsultorio,Grignardcasicorrióal
baño,dondemientrasselavabalacarafueatacadoporfuertesarcadasqueleprodujeronrecordarciertospasajesdelorelatadoporsupacienteysevioobligadoavomitar.Yano sabíaquéeraBenjamin, si eraun satánico,un sádico,un joven
perturbadoo siverdaderamenteelmalexistíay lohabíaposeído.Yanoteníacertezadenada.
Capítulo7
—Candice,¿tefaltamucho?—preguntóLizzyentrandoalahabitación
deCandice sin avisar, extrañándose de no encontrar a su hermana en ellugar.—No, ya casi estoy lista —dijo desde el baño donde estaba
maquillándose,algoquellevabapocotiempohaciendo.—¿Quéhaces?—inquiriósonriendototalmentesorprendida.—Rizomis pestañas—confesó con la pinza presionando para que se
curvaranunpoco.—¿Dóndehasaprendidoahacerlo?—Lizzy,sientoquemeestásinterrogando.—Soloesunpocodecuriosidad—alegócruzándosedebrazos.—LohevistoenYouTube,teníaquedarleusoalosmaquillajesqueme
regalómamá.—Pero si teníanmesesconfinadosenalgún rincónde tudesordenado
clóset—soltó una corta carcajada y se acercópara vermás de cerca loqueCandiceestabahaciendo—.SupongoqueJeremyestádespertando tuladomássensual.—Solo quiero verme linda para él, quiero que se sienta orgulloso de
tenermecomonovia.—Aúnsinningúncoloreteenlacaraereshermosa,notehacefalta.—Talvez,peroquierorealzarmibelleza—colocósobre laencimera
del lavamanoslapinzayagarróunglossenuntonocereza—.Venaquí,creoquelefaltaunpocodecoloraesoslabios.—¡No! Gracias, nada de eso —retrocedió un paso—. No quiero
volvermemujerantesdetiempo.—Lizzy, ya el mes pasado te hiciste mujer—dijo con voz cariñosa,
provocando que las mejillas de su hermana se arrebolaran—. Además,porqueusesunpocodebrilloenloslabiosnoestarásendesacordecontuedad.—Nomegusta.—Solounpoquito—suplicóhaciéndoleunpucheroyacercándoseun
pocomás.—Está bien, pero solo unpoquito—advirtió permitiéndole aCandice
queledelinearaloslabios.—Listo, mira que hermosa se ve tu boca —sonrió satisfecha del
resultado, poniéndola frente al espejo—. Claro, se vería mejor sicambiáramosesasudaderaporalgomás…másfemenino.—Así estoy bien, no intentes cambiarme Candice —refunfuñó,
alejándosedelespejo—.Megustamiropa,deotramaneranomesentiríacómoda—aseguró echándose un vistazo, reafirmando que le agradabansusconverse,jeansysudadera.—Prometonuncacambiarte—seacercóylaabrazó,suhermanamenor
noloeradesangre,perosídecorazónyelamorquesentíaporellaerarealmentepoderoso—.TequieroLizzy.—Yotambién,ahoradateprisaquenoquieresdejarplantadoatunovio.—Nunca loharé.Porfavor, tráemelafaldaqueestásobre lacama—
pidió volviéndose al espejo para aplicarse del mismo gloss que habíausado con Lizzy, quedó satisfecha con su maquillaje completamenteacordepara susdieciséisañosysequitóelesponjosoalbornozdepañocolorrosa,quedandoenropainterior.—¡PorDios,Candice!¿Quétepasó?—inquiriótotalmentesorprendida
Lizzy,aferrándosealafaldajeans,conlamiradaclavadaeneltraserodesuhermana.—¿Por qué gritas? —preguntó tratando de mirarse el trasero por
encimadelhombro.—NomedigasqueJeremytehahechoesoCandice,apenastienesdos
semanasdenoviaconesechico—reprochóhorrorizada.—Jeremynomehahechonada,nuncamehatocadoeltrasero—corrió
al espejode cuerpo enteroque estaba en la puerta del clóset—. ¡OhporDios!—casigritóllevándoselasmanosalabocaalverlasbetasmoradasqueadornabansusnalgas,sindejardudasdequesedebíanaunapretón,irremediablementeempezóa temblaral recordarelepisodiodosnochesatrás,esosmoretonessoloreafirmabanqueloquehabíapasadoerareal,queenningúnmomentoestuvodormida.—¿Segura que no fue Jeremy? —preguntó Lizzy, pensando que su
hermanayaestabateniendorelacionessexualesconsunovio.—Completamente segura, tienes que creerme —suplicó con la
respiraciónagitada,intentandocontrolarelpánicoquelainvadía.—Voyaavisarleamamá,ellasabráquéhacer.—¡No!EsperaLizzy—pidió reteniéndola por lamano, estaba segura
quesisumadre leveía loshematomas lepreguntaríacómose loshabíahecho y no iba a confesarle que esa cosa que apareció en su cama dosnochesatrásestabajustolamiéndoleentrelaspiernas—.Esqueesomelohice el otro día, ¿recuerdas cuando estábamos jugando baloncesto en eljardín?—Sí,lorecuerdo.—Yasabesquemesalenmoretonesporcualquier tonteríaycómono
ibaasalirmeestocuandoRobertmemandódeculoalsuelo—seobligóasonreír aunque por dentro estaba aterrorizada, sentía que se echaría alloraryquesuhermanasedaríacuentadecómoletemblabanlaspiernas.—Parecenunasmanos—refutóLizzy—.Comositehubiesenagarrado
confuerza.—Noesasí,eresmuyfantasiosaLizzy,mejordémonosprisa—lequitó
la falda y se la puso con rapidez, se calzó unos botines marrones y lacamiseta ajustada en color blanco, con una libélula bordada al frente ydiminutosbrillantesenvarioscolores,lacualreposabasobrelacama.Antesdesaliragarrólacamperadecueroyselapusomientrasbajaba
lasescaleras.—Podían haberse tardado un poquitomás—ironizóRobert, quien ya
lasesperaba.—Yaestamoslistas,vámonos—dijeronalunísono.Candicecorrióhaciasumadreylediounbesoenlamejilla,mientras
queLizzycorrióhaciasupadre,recibiendoelabrazodedespedida.EnesemomentoeltimbreleshizosaberqueJeremyhabíallegado.RobertleabriólapuertaaJeremy,quienentróconsuadorablesonrisa,
iluminándoleelmundoaCandice,éstacorrióhaciaély ledioun fugazbesoenloslabios.Hectorseaclaróimprudentementelagarganta,enundisimuladoregaño
haciasuhija.—Buenas noches señorAdams—saludó conun sutil asentimiento sin
soltarlelamanoaCandice.—Buenas noches Jeremy —el tono de voz de Hector fue más una
advertenciaqueunsaludoydesviólamiradahaciasuhijo—.Vayanconcuidado—aconsejólanzándolelasllavesdelacamionetafamiliar.ARobertleavergonzabatenerqueconducirlaminivan,sesentíacomo
sifueseunaabuela,peronoteníaopcionesporquenocabíantodosensuauto deportivo y su padre se había empeñado en que fuese él quien los
acompañaraalcine.Comoelhombreyelmayordelostres,debíacuidardesushermanas,algoquenotodoeltiempoleagradabahacer.Todos subieron a la camioneta mientras los señores Adams los
despedíandesdelapuertaprincipal.—Seajustanloscinturones—pidióRobertmientrasseabrochabaelde
él.JeremyyCandiceibanenelasientotrasero,mientrasqueLizzyibaen
el puesto de copiloto, quien se apoderó rápidamente del reproductor desonido, al encenderlo se dejó escuchar un tema de Celine Dion, lapreferidadesumadre,peroqueellosporserjóvenesnotoleraban.ElsonidocontagiosodelreconocidotemadeLMFAOempezóasonar,
inmediatamenteLizzyempezóabailarenelasiento.—WhenIwalkonby,girlsbe looking likedamnhefly. Ipimpto the
beat…—empezóacantarmientrassemovíagraciosamentesinimportarlelapresenciadeJeremy,quiensonreíaalverelentusiasmoenlahermanitadesunovia.Candicenopodíaintegrarsetotalmentealgrupoquedisfrutabadeverel
derrochedeenergíaenLizzy,porqueestabapensandoenloshematomasquemarcabansucuerpoyeneseespantosomomento.—¿Sucedealgo?—lepreguntóJeremyaloído.—No…nopasanada—sevolvióy lomiróa losojos,obligándosea
sonreírle.—Tenotoalgodistante.—No—intentó convencerlo con un beso en los labios y entrelazó su
manoaladeél.—¿Te parece si nos agarramos la última fila? —preguntó en un
susurro,paraqueloshermanosdesunovianoescucharanlapropuesta.—Dejenlossecretosparaotromomento,quenoestánsolos—intervino
Robert,mirandoaCandiceatravésdelretrovisor.Ella le sonrió a su hermano, para que disculpara ese momento de
intimidadquevivíaconsunoviodelantedeél.Alllegaralcine,Lizzycasicorrióalacartelera.—¿Podemos ver Insidious 2? —preguntó Jeremy al tiempo que le
pasabaunbrazoporencimadeloshombrosaCandice.—No,nadadesuspenso,niterror—dijoRobert.—Pensé que eras más valiente—se burló Jeremy, aferrándose a esa
confianzaquepocoapocoseestabaganandodesucuñado.
—Noespormí—miróaCandice,peronolaexpondríadeesamaneradelantedeJeremy—.Simplementenovemosnadadeeso.—ACandiceno legusta—dijoLizzy,quienno sehabíapercatadode
queRobert intentabaproteger losmiedosdesuhermana—.VamosaverDespicableMe2—propusoemocionada—.Por favorRobert,por favor—lesuplicóasuhermano,aferrándoselealacampera.—Solosilosdemásestándeacuerdo.—Sí,megustanlosMinions—sonrióCandice.—Entonces esa veremos —dijo Jeremy haciendo más estrecho el
abrazo.Robert se encargó de adquirir las entradas y Jeremy aprovechó para
escaparse con Candice para comprar las infaltables palomitas de maíz,bebidasgaseosasyalgunasgolosinas.—No sabía que le tenías miedo a las películas de terror —comentó
volviéndolahaciaélmientrashacíanlafila.—Unpoco,esalgocomplicadodeexplicar.—Podemosverlajuntos,prometoabrazartedurantetodalapelícula—
diosupalabraaltiempoquelellevabalasmanosalcuelloylaacercabaenbuscadeunbesodeverdadynounsimplerocedelabios.—Prefiero no hacerlo, igual podrás abrazarmemientrasmiramos los
Minions—sonrióysemordióellabio.—Esoharé—prometiódejándolecaerunalluviadesonorosbesos,lo
hubiesehechomásíntimoperoestabanenmediodeunafila,dondehabíamásdeunpadreconsushijos.—Listo, ya tenemos las entradas —interrumpió Lizzy mostrándose
realmenteentusiasmada.Hicieron el pedido y entraron, ya la función había empezado. Los
puestosque leshabían sidoasignadosestabanenel centro; enmediodedisculpas se hicieron espacio hasta ellos; no obstante,Robert por ser elmásaltodebíabajarseunpocomásparanoobstaculizarlavisióndelosasistentes.Enesemomentosuspalomitasdemaízsevolcaronsobreunachicay
unniñosentadoasulado.—Disculpa,disculpa—murmuró sin atreverseaquitarledeencimael
reguero, por temor a llevarse una bofetada, ya era suficiente con quemedia sala lo vitoreara—. ¿Nadya Archer? —preguntó sorprendido alreconoceralachicacuandolaluzdelapantallalepermitióverlamejor.
—No te preocupes —dijo sacudiéndose las palomitas de encima eignorandoquelahabíallamadoporsunombre.—¿EresNadya?—volvióapreguntarmirandoalosojosavellanadela
delgadachica.—¡Siéntate! ¡Quítate!—la gente lo inquietaba y aRobert no le quedó
másquemoversehastasu lugarysentarse,sindejardemirara lachicaque estaba a tres puestos, diciéndole algo al niño a su lado, ese queaparentabanotenermásdedosaños,almismotiempoleayudabaconsubebidaparaquetomara,suponíaquedebíasersuhermano.Durante toda la película no pudo evitar mirarla más de una vez, no
habíasabidodeelladesdelasecundaria,pensabaquesehabíaidoaotroestadoaseguirconsusestudiosuniversitarios,talvezasíeraysoloestabadevacaciones.Los planes de Jeremy y Candice por estar en última fila se vieron
arruinados porque la sala estaba casi llena y les tocó al lado de Lizzy,quieneralaquemásdisfrutabadelosMinions.Cuandolafunciónterminó,Roberthizotodoslosintentosporalcanzar
aNadya,peroellasemezclóconelmardegentequesalíade lasaladecineyconelniñoenbrazoscasihuyódellugar.—¿Quiéneraesachicaquenodejabasdemirar?—preguntóLizzyenel
trayectodevueltaalacasa.—Una chica que conocí en la preparatoria, era la novia de un gran
amigo.—¿Cuál amigo? —Lizzy se caracterizaba por hacer de todo tipo de
preguntassinningúntipodefiltro.—Nick,élquesefueparaNuevaYork.—¿Elquepasabamás tiempomirándoseenelespejoque respirando?
—inquirióelevandolascejasaltiempoquesonreía.—Lorecuerdasmuybien—soltóunacarcajadaqueCandiceyJeremy
acompañaron.—¿Y te gustaba esa chica? —volvió a preguntar, provocando que
Robertseatragantaraconlacarcajada.—¡No!—dijo enmedio de un ataque de tos al tiempo que reducía la
velocidad—.EralanoviadeNick.—¿Y? Eso no importa, ¿dónde está escrito que porque alguien tenga
parejanopuedegustarleaotrapersona?—Enningúnlado,simplementenomegustaba.Sololavipocasveces,
me impresionó encontrarla después de tanto tiempo, pensé que se habíaido a estudiar a otro estado—alegó, recordando que ella simplementehabía dejado de asistir a clases después de que terminara con Nick,siemprelepareciómuyinjustodesupartequedejaraasuamigodeesamanera. Fue a raíz del desamor que Nick decidió irse a Nueva York,porquenecesitabaolvidarla.—Esmuybonita—dijosonriendo.Candice y Jeremy escuchaban atentos la conversación, sin perder la
oportunidaddebrindarsemuestrasdecariñodevezencuando.Cuando por fin llegaron, Robert y Lizzy entraron a la casa,
permitiéndole a Candice que se quedara con Jeremy un rato más en elporche,paraquedisfrutarandeunpocodeprivacidad.Losnovioscaminaronhastalapartelateralysesentaronenunabanca
que colgaba por cadenas de las vigas del techo, camuflándose en lapenumbradellugar.Jeremyseacercómásaella,anulandoelespacioentreambosylamiró
alosojos,regalándoleunacálidasonrisa.—Tevespreciosa—aseguróponiéndoledetrásdelaorejaunmechón
decabello—.Noveíalahoradepoderestarasolascontigo.—Tambiénlodeseaba,soloesperoquemipapánoteechetanpronto—
sonriómirandoaloslabiosdeJeremy.—Soloporsitupapáaparece,voyabesartedesdeesteinstante—avisó
llevándolelasmanosalcuello.Candicecerrólosojosyseentregóaesebesoqueempezólento,muy
lento,peropocoapocofuecobrandointensidad.SentíacómolalenguadeJeremyempezabaadeslizarsesuaveytibiaensuboca,provocandoqueensucuerpodespertaranacuosassensaciones.Consusmanosseaferrabaalacaradesunovio,robándoleelaliento,
lossuspirosydisfrutandodeesemomentotaníntimo.Jeremy dejó que sus manos vagaran por la espalda y costados de
Candice, dándole vida a las más ansiadas caricias, porque necesitaballenárselas con los contornos de ese cuerpo que empezaba a desear condemasiadaurgenciaymásalládeloquehastaahorahabíaexplorado.Le dio rienda suelta a sus deseos, aprovechando que Candice estaba
totalmente entregada a ese momento, una de sus manos escaló hasta elseno izquierdo de su chica y lo apretó suavemente, casi jadeando en labocadeellaanteelcontactoquesoloduróescasossegundos,porquesu
noviasealejóabruptamente.—Lo siento, solome dejé llevar—dijo con la voz agitada, yendo en
buscadeunnuevobeso.—Esmejorquetevayas—lepidiórechazandoelbesoyponiéndosede
pie.—Candice, no fue mi intención, solo me dejé llevar —explicó
levantándosetambién.—Estábien…esquenopuedo,ahorano.—No te estoy pidiendo nada, solo fue un impulso que no volverá a
pasar,amenosquetúloquieras.—Loquiero,peronoporahora—ellamismaempezabaaodiarsepor
actuardeesamaneraperonopodíaevitarlo,sesentíaextraña,legustabaque Jeremy labesara, que le regalara caricias, peronode lamanera enqueacababadehacerlo,suponíaquesoloestabaasustadaporquenoestabapreparadaparaavanzarunpocomás.—Estábien,notemolestesconmigo.—Noestoymolesta,peroesmejorquevayasatucasa,noquieroquetu
mamásepreocupe—seacercóylediounbesoenlamejilla.—Estábien,¿nosveremosmañana?—Seguro que sí, tan solo vivimos a pocos pasos y podremos seguir
charlandopormensaje.—Bien—sonrióylediounbesoenlamejilla—.Entoncesveaponera
cargartuteléfono,porquehablaremoshastamuytarde.—Tequiero—confesócaminandoalapuertaprincipal.—Yotambiényyasubeatucuartoparaquehablemos.—Esoharé,voycorriendoamihabitación—dijosonriendo,entrandoa
lacasa.
CAPÍTULO8
Grignard observaba al paciente Benjamin Sutherland quien se
encontrabaensilencio,conlamiradaperdidaenalgúnpuntoimaginariodelconsultorio, talvezestabasiendotorturadoporalgúnrecuerdodeloquehabíahecho,aunqueempezabaadudardequeeljoventuviesealgúntipodesentimiento,loencontrabatotalmentevacío.O tal vez solo estaba lleno de maldad, porque de otra manera no
lograbacomprendercómohabíatenidotantasangrefríaparacometercontantaalevosíasusasesinatos.Durantelamañanatuvoquereunirseconelfiscalquellevabaelcaso,porquenecesitabalaspruebasdelosavancesdeBenjamin.Le comentó que en la próxima sesión el paciente le contaría del
segundo asesinato, fue por esa razón que el fiscal le mostró algunasfotografíasforensesdelcuerpodeKaren,paracomprobarsielrelatodelasesino tenía coherencia con las pruebas encontradas en el lugar delhecho.Más de una vez se vio obligado a cerrar los ojos ante las primeras
planas casi terroríficas que le hicieron al cuerpo de la joven, no podíaimaginar de dóndeBenjamin había sacado la fuerza para someter a dosmujeresde esamanera aun estandoherido, porque indiscutiblemente laslesionesenlasmanoserandegrantamañoyprofundidad.Queríasaberdelpropioasesinocuálhabíasidolaverdaderacausaque
lo llevó a cometer semejante atrocidad, aunque hasta el momentoBenjaminnohabíadadounasolarazóncoherentequeintentarajustificarlosasesinatoscometidos,sencillamentenorazonaba.Porprimeravezenlosquinceañosquellevabaejerciendosucarreray
dehaber tratado con todo tipo de afectadosmentales, empezaba a dudarque él padeciera de algún trastorno, comenzaba a creer que el mal síexistía y que simplemente se había apoderado del cuerpo de BenjaminSutherland.No podía evitar que el temor lo invadiera y que los latidos de su
corazón se le aceleraran cada vez que el paciente se le acercaba; hastaconciliar el sueño se le estaba convirtiendo en un suplicio, algo queverdaderamenteloatormentabaporqueélnuncahabíasidosupersticioso.
Decidió sacar a Benjamin del letargo en el que se encontrabasumergido, en un arranque por querer encontrar cuanto antes unaexplicaciónalprocederdeesejovendemiradaalgunasvecestriste.—Benjamin,séquete lohepreguntadovariasvecesyquedebesestar
cansado de lomismo, pero solo espero una razón pormínima que sea.¿Qué sentiste después dematar a tumadre? Era tumadre, el ser que tetrajoalmundo.—Nosentíanada…yqué importancia tienequiénme trajo almundo,
pudo haber sido la cigüeña —dijo soltando un bufido—. Según labiblia…—hablabacuandoelpsiquiatraintervino.—¿Leeslabiblia?—inquirióalgoasombrado.—Claro,porsupuestoqueleolabiblia.Dehecho,lahememorizado…
Comoledecía,segúnlabiblia:todoaquelquemaldigaasupadreomadreseledarámuerte…eseesmicaso,deberíamorirporloquehice.Perosisevaa losSalmos, ledicen:bienaventuradoelque tomarayestrellaraasusniñoscontralaspiedras…¿Quédiferenciahay?¿Porquéunostienenque ser salvados y otros condenados? Y mejor aún, tenemos el granejemplodesuDios,élmandóasuhijoalamuerte,aquelotorturaranylosacrificaran¡Erasuhijo!Supropiohijo…¿Entoncesporquédeberíayosentiroestararrepentidoporloquehice?Séquenodiránada,porquenotienenadaquedecir—ledijomirándoloalosojos.—SontusidealesBenjaminylosrespeto,noestamosaquíparahablar
de religión porque evidentemente estás seguro de lo que profesas y lopoco que pueda decirte no va a cambiarlo. Tú encontrarás el momentoparahacerlo,paracomprenderciertascosas…—hablabayloviosacaryencender un cigarrillo, demostrando que no le importaba en lo másmínimoloqueélpudiesedecirle—.Perosiesoeraloquepensabasdetumadre, entonces ¿Qué fue lo que pasó con Karen? ¿Qué te llevó aasesinarladeesamanera?—Placer…conKarenfueporplacer,porqueellanodebíaestarenese
lugar.Todavíacuandocuentoloquepasóconella,sedespiertanestímulosenmicuerpoquenopuedocontrolar…Selohagosaberparaquedespuésnopiensequesoyundepravado—advirtióliberandounpocodehumo.—Bien,nohayproblema…¿Podemoscontinuardondequedamosenla
última sesión? —preguntó y Benjamin asintió—. Fue justo cuando tumadremurióydecidisteregresaratuhabitación.¿Quépasódespués?—curioseópreparándoseparaotrorelatosangriento.
—Entré al baño y al quitarme la ropa vi en el piso que habían caídoalgunospedazosdepieldemimadre.Noleprestéatención,soloentréaladucha a lavarme toda la sangre. En ese momento me di cuenta de lamagnitudde las heridas enmismanos, peronodolían, realmentenuncahandolidoniunpoquito—confesó,observandounadesusmanosdondelaslaceracionesempezabanasanar.Dejólibreunsuspiroyprosiguió—:Estaba casi por salir de la ducha cuando escuché unos gritos, eran deKaren,porloquesalícorriendodelbaño,desnudocomomeencontrabaagarré el cuchillo ensangrentadoque se encontraba sobre el buródemihabitación.Cuandoellamevio, saliócorriendoa lapuertaprincipal sinpoder controlar su pánico, no dejaba de gritar y llorar, esoverdaderamentemedesesperó.Soloqueríacallarla.»Nopudocorrermásrápidoqueyoycasienlasalidameagarréaella
deloquepude,conlamanoderechameaferréasuscabellosydeuntirónlalancéalpiso.Melefuiencimasinsiquierapensarlo,admitoquemediolapelea,empezóaforcejarmientrasgritaba,llorabaysuplicaba,entoncesmedielplacerdecallarlaaldarleungolpecon todasmis fuerzasenelmaxilar inferior, elque fracturé…Creoqueesoya se lohabrádichoelforense—dijofrunciendounpocoelceño.El psiquiatra solo asintió en silencio, sintiéndose algo aturdido al
escuchardemanera tancruda lasaccionesdel asesino.Lehizoungestoparaquecontinuara,pensandoqueesoapenascomenzaba.—Karenquedóaturdidayadoloridaporelgolpe,empecéaapuñalarla
enelestómago,peromequedabaensusojos,inevitablementeellavioloquenoteníaquever,porloquelevaciélascuencasalapuñalarlelosojos—simplificóconunalevesonrisa.»Siguióconvida,realmenteesqueKarendurómásdelacuenta,anteel
dolor empezó a jadear casi con desespero y eso me excitó, siempre ladeseé y descubrí que era así como la quería, era de esamanera en queanhelaba poseerla, balanceándose en la delgada línea entre la vida y lamuerte,por loquemientrassucuerposeconvulsionaba, intentérasgarlela ropa con el cuchillo, pero se encontraba demasiado resbaloso por ellíquidogelatinosoquehabía salidode susojos.Mepusedepie conunaerección latiendo y elevándose cada vezmás, solo quería hacerlamía yencontrésobreunescritoriounastijeras, lasagarréyconellaslogrémicometidodedesnudarlaparamí,lavidesnudacomootrastantasveceslohabíahecho,peroeralaprimeravezquelograbaestartancercaquepodía
tocarla.Conlosretazosderopalelimpiéunpocolasangrequebrotabadelaspuñaladasymeubiquéenmediodesuspiernas,medielplacerdeembestirlaconrudeza.¡Pensabaqueeravirgen!Mesentíengañado,yolaamaba, de ciertamanera lo hacía, por lo quemientrasme la cogía contodaslasganasqueposeía,leenterrabalastijerasenloscostados,pocoapocoarrebatándolelavida.Leaseguroquenohayplacermásgrandequeel que una mujer le regale su alma, literalmente. Al terminar…—dejólibreuna carcajadade satisfacción—, seguro la embaracé…peroyamehabía hartado de ella, no quisemás, por lo que le rajé la garganta,meimportabaunamierdasisehabíacorridoono,yayolohabíahechoyeraloquemeimportaba.Lasangredesucuelloempezóasaliraborbotones,me quedé sobre su cuerpomuy cerca de la herida que le atravesaba lagarganta,observandocómolasangreparecíahervir.»Cuandosucuerpoempezóaperdercolorytemperatura,tambiénsentí
cómolasparedes internasdelavaginasecontraían,por loqueesosolovolvióadespertarenmí lasganas, lascualesnodudéensaciarunavezmás, en ese momento sí parecía virgen, estaba deliciosamente estrecha,bombeabadentrode ella con fuerzay enmediodeuncharcode sangreque hacía todomás resbaladizo…Doctor—dijo clavando sumirada enlosojosdelhombre,quiensoloreteníaelvómitoquesubíaybajabaensugarganta—, debería hacerlo con un cadáver, le aseguro que no searrepentirá —aconsejó sonriendo con sátira, inevitablemente unaconsiderable erección lo dejaba en evidencia, algo que no pasódesapercibidoparaelpsiquiatra.—Losiento,dijequehabíaestímulosdemicuerpoqueal recordar lo
sucedido conKaren, no podía controlar—se disculpó, pero no llegó aconvencer a Grignard—. A ella fueron treinta y tres puñaladas, eldegollamientoyvaciarle losojos.Cuandoterminé,solodecidíofrecerlaporque me había engañado… —hablaba cuando el hombre intervino,despuésdesuspirarprofundamente.—NoentiendoBenjamin.Segúntú,puedesverelfuturo,peronopodías
dartecuentadequeKarennoeravirgen.—Noessegún,yopuedoverelfuturoyustedlosabrá,nolequedarán
dudas—aseguró enmedio de una fumada—, pero lasmujeres sonmáslistasqueelfuturo,puedenengañaraquiensea,esundonqueposeenynohayquiénlesgane…UnejemplofueEva,quienengañóaAdánynomedigaqueno—leadvirtióamablemente.
—¿Aquiénselaofrecisteycómo?—preguntósinatreverseallevarlelacontraria.—Fue un bono extra para Iblis, para que supiera que mi corazón se
habíaendurecidolosuficienteyquepodíapasármeloaélporlaspelotassime daba la gana, pero ¡Vamos! Esmi amigo—dijo sonriendo—.Alterminarsubíunavezmás,entréalbañoyestaveznohuboningúntipodeinterrupciones,alsalirmevestíyagarréunbolso,enelcualguardévariascosas, como dinero, ropa y algunos alimentos, no podía irme sin anteshacerunaúltimallamada.PorloqueunavezmásmarquéaIblisyledije.—“Iblis,yaasesinéamimadre.Además,hayunregaloextra,tienesque
venirporel”.»Colgué y me largué del lugar, empecé mi huida, sabía que me
buscaban,podíasaberlopor losdiarios,memantenía informado;decíancosashorriblesdemí,peronome importaba.Nuncame importó loquelosdemásdijeranopensarandemí, al final todos se confabularonparallamarmeLABESTIA.—¿Y por qué te atraparon si huías? ¿Acaso Iblis no te ayudó? —
preguntóGrignarduntantocontrariado.—Sí, claro que me ayudó, solo que me cansé de huir, como ya no
quería hacerlo me detuve, dejé que me encontraran porque Iblis meofrecióunasalvaciónysololaencontraréenestelugar.—¿Quieresdecirquenoestásdeacuerdoconloqueeres?—¿Y qué es lo que soy? Yo no lo sé, ¿acaso usted lo sabe? —
preguntabademaneradespreocupada,viendocómoelhombrenegabaensilencio.—Peronoquieresseguirasí.—Quiero liberar mi alma, aún está tras el escudo… Según Iblis, lo
permitirá,permitiráqueseanuevamenteelamigoqueconocióporquelatareaqueteníapreparadaparamílacumplí,perodebobuscarlamaneraderegresarpormispropiosmedios.—¿Cuáles son esos medios? —preguntó quitándose los lentes y
dejándolossobreelescritorio,sintiéndosederepenterealmentecansado.—No puedo decírselo, no importa cuánto trate de persuadirme, esa
respuestanolatendrá.—Estábien.¿Puedohacerteotrapregunta?—Si la hace tendrá solo dos opciones, que se la responda o que no.
Entonces,¿paraquédudar?—sepusodepieycaminódándolelaespalda
aldoctor,anclando lamiradaenuncuadroque teníaunaplayadeaguascristalinas y arena blanca.Unavezmás recordó aHawái, ese vuelo quearribó al aeropuerto el día en que su padre lo alejó casi de maneradefinitivadesumadre.—Séqueesalgoimprudente,pero…—alegóGrignardconprecaución
—.¿Cómoeratuvidasexualantesdetodoesto?—Ante de los asesinatos, era normal…supongo.Teníamujeres todas
lasvecesquequería,detodaslasedades,entodoslostonosdepiel,ojos,cabellosyestatura.—Eres…—seaclarólagargantaunpoco—.¿Eraspracticantedealgún
tipodesadismo?—No.Aunquesíhesidopartícipeenalgunasorgías,elmundodelcine
esalgopervertido,haydetodoyalfinaltodosterminamosenelmismohueco.—¿Tehasenamoradoalgunavez?—Heestadomuyocupadoparaeso—confesó sindespegar lamirada
delpaisaje,estabatanconcentradoquepodíavercómoelaguaeramovidaporlasuavebrisa.Ambos guardaron silencio por un largo rato, Grignard observaba al
pacientequevestíadeblancoysemanteníaimpecable,adiferenciadelosotros enfermos mentales, quienes siempre terminaban sucios y con eluniformedesordenado,sinimportarcuántoempeñoponíaelpersonaldelhospitalpormantenerlosaseados.Benjamindistabadelosdemás,selevantabaalasseisdelamañanayse
acostaba a la ochode la noche, ni unminutomás, ni unminutomenos,parecía que todo lo tuviese fríamente calculado.Había estado revisandoalgunasdelasgrabacionesdesuhabitaciónyloúnicoextrañoquehabíavistoen sucomportamiento,había sidoeldomingoque sehabíapasadotodo el día acostado con la cara enterrada en la almohada, sinmoverse.Parecía que ni siquiera respiraba. Muchos pensaban que intentabasuicidarse,peronoeraasí,élsabíaqueBenjaminsesumíaenprocesosdedepresión y enterrar la cabeza en la almohada era su manera deesconderlos,justamentecomoloestabahaciendoenesemomento.—Benjamin, tu padre se ha puesto en contacto conmigo… —le
comunicó,queriendorescatarlodeesemomentoquevivía.—Losé,peroeldineronocompralamemoriadelaspersonasynadie
olvidaráloquehice.
—¿Te gustaría volver al cine? ¿Eres consciente de todo lo que hasperdido?—Sí,séquemicortayexitosacarrerasehahechomierda,séquemi
agente está haciendo lo posible para ayudarmey que el abogado le estácobrandomásdelacuenta.PorotroladoestáelpadredeKaren,quiennodejadejoder,quierehacermeexactamenteloquelehiceasuhija.Séquequedaronamediaslasgrabacionesdelasecueladelapelículaqueestabaprotagonizandoyquelosproductoresmeodianunpocomásqueelrestodelanación,portodoslosmillonesquehanperdido,tambiénséquelosahorros que tengo, dentro de unas semanas se extinguirán y las pocascomodidadesquehetenidohastaahora,soloseránungratorecuerdo.—¿Entonces, por qué no permites que te ayude? Debes recuperar tu
vida,encontrarunmotivoqueteimpulseasermejorpersona.—No puede hacerlo…—se volvió y clavó la mirada en el hombre
barrigón—.Hemosterminadoporeldíadehoy.
CAPÍTULO9
El turno laboraldeRobert en la tiendadedeportesen laque llevaba
pocos meses trabajando había terminado. No le había dado tiempo dealmorzar,porquehabíasidoundíarealmentecolmadodeobligacionesyaunquepreferíalacomidadesuhogar,nosenegócuandouncompañerotantodetrabajocomodeuniversidad,lepidióqueloacompañaraaIn-N-OutBurger,almenosconunajugosahamburguesaapaciguaríaelhambrequesentía.Subieronasuauto,eraunMustangdelaño2009encolorgris,supadre
se lohabía compradocomo regalodegrado, peronohabían tenido losmedios para sustituirlo por uno más actual, razón por la cual habíaempezadoatrabajar,tambiénparacolaborarensucasaydejardeserunacargaparasuspadres.Eraprimeravezquevisitabaellugardecomidarápida,aunquequedaba
apocascuadrasdesulugardetrabajo;sinembargo,Matíasprácticamentelo había convertido en su hogar, era donde desayunaba, almorzaba ymuchasveceshastacenaba.Matías era argentino y había llegado a Los Ángeles para cursar los
estudiosuniversitarios,vivíaenunapartamentoquehabíarentadojuntoaotroschicosprovenientesdeSuramérica,por loquepreferíacomerporfueraquecocinarélmismo.In-N-OutBurgersiempreestabarepleto,muchaspersonasesperabana
que le entregaran el pedido y otras tantas, hacían fila para comprar. Elpersonal de la reconocida franquicia de comida rápida, en su mayoríacompuesto por latinos, trabajaban sin cesar, brindando una atenciónrealmenteagradable.—Yo me quedo en la mesa y tú ve a comprar —propuso Robert,
conscientedequesilosdoshacíanlafila,probablementesequedaríansinmesaparapodercomercómodamente.Matías aceptó la peticióndeRobert e hizo el pedidopor los dos, con
ticketenmanoregresóalamesaaesperaraquelellamaran.—¿Vasestanochealapráctica?—preguntóRobertcaptandolaatención
deMatías,quienmirabaatravésdelcristalaungrupodetreschicasquedevorabansushamburguesasenelcomedorexterior,cubriéndosedelsol
bajounasombrillaencoloresrojoyblanco.—Sí, el entrenador me aconsejó que no faltara —bufó con su
característicapronunciacióndelinglés.—Faltasmuchoalasprácticas,debestomarmásenserioelbaloncesto
ocederleelpuestoaalguienmás—salióa relucirelcapitándelequipoquehabitabaenRobert.—Me tomo muy en serio el básquet, pero últimamente he estado
bastanteocupado.—De fiesta —completó Robert, consciente de las andanzas de su
compañero.Enesemomentoanunciaronelnúmerodelaordenqueaellosleshabía
tocado.—Estuturno—dijoMatíasentregándoleelticket.Robert se puso de pie para buscar en la barra la bandeja roja con la
comida, justo agarraba las dos de su pedido cuando uno de lostrabajadoresdelrestaurantecolocabaotrasbandejasalladodelassuyas.La mirada gris de Robert se ancló en la persona frente a él y al
reconocerla,inmediatamentelaagarróporlamuñeca,evitándoleunavezmáslahuida.—¡Nadya! —aseguró sorprendido, observando a la chica con esa
camiseta blanca y roja de un estilo tanmasculino, además de una gorraque escondía la sedosa cabellera castaña—. ¿Por qué huiste del cine lasemana pasada? —preguntó mientras ella lo miraba con los párpadosabiertosdeparenpar.—Debía irme —confesó con la voz algo ronca—. Ahora, deja de
molestarme,estoytrabajando.—Nosabíaqueestabastrabajandoenestelugar…—lamirabaalrostro,
percatándosedelaspecasquelesalpicabanlapielydequenollevabaniunpocodemaquillaje.—Por favor Robert… pueden reprenderme por tu culpa —suplicó
tratando de liberarse del agarre y tragó en seco al ver los cabelloscastaños con reflejos rubiosy revueltosdeRobert, esosque le llegabanhastalanuca,conondasqueamenazabanconformarseenatractivosrulos.—Estábien,notemolestaréporahora,nopretendocausarteproblemas,
perodimeaquéhorasales—lepidiósoltándoleelagarre.—No es de tu incumbencia, no quiero cerca nada queme recuerde a
Nick.
—Portuculpamiamigosemarchó.Sinoloquerías,debistedecírselodesdeunprincipio—rebatióantelamolestiaqueleprovocabapensarquepor culpa de esa chica, Nick había dejado todo para buscar nuevoshorizontes,lejosdequienlehabíarotoelcorazón.—Notienes lamásputa ideade loquepasó,asíquenomereproches
nada —rugió, iban a despedirla, pero no permitiría que vinieran losamigosdeNickainsultarla.—¿Qué pasa Nadya? —preguntó el supervisor acercándose,
inmediatamenteellafuepresadeltemor.—Nada—intervinoRobert—.Sololepreguntabadóndeestáelkétchup
—inventóparaevitarlealgúninconvenientealajoven.—Estánenlabarracentral—informóelhombredepielmorena,quien
noaparentabatenermásdetreintaaños,señalandoalcentrodelsalón.Robertagarrólasdosbandejasyregresóasumesa,nosinantesmirar
unavezmásaNadya,ella también lomiró,peronopormucho tiempo,porqueregresóalacocina.—Ingrid—interrumpióNadya aunade sus compañeras—.Por favor,
encárgatedeentregarlospedidosquerestan,queyolavarélaslechugas.—¿Pasóalgo?¿Qué tienes?—preguntó la joven,percatándosedeque
suamigateníalosojosahogadosenlágrimas.—Nopasanada—mintióagarrandounalechugaparadeshojarla—.Por
favor, no te atrases con los pedidos—suplicó tragándose las lágrimas,mientrassuscompañerossolicitabanencargossincesar.Robert prácticamente dejó caer las bandejas sobre la mesa y se
desplomóenel asiento, elqueal igualque todoel restaurante, tenía loscaracterísticoscoloresblancoyrojo.—¿Quépasó?Nunca te creíuncliente exigente,de esosque lesgusta
romper las pelotas, en este caso los ovarios —Matías agarró suhamburguesayledioungranmordisco.—Noeraporelpedido,esunachicaqueconozco,estabaenlamisma
preparatoriaenlaqueestudiéyeranoviademimejoramigo.—¿Tegustabaellaoél?—curioseódejandodemasticar.—Ningunodelosdos,eramimejoramigoyellaloengañó—afirmó,
aúnsinatreverseaagarrarsucomida,yaselehabíaquitadoelapetito.—Ahoravasareprocharlea lapobremujer.Si loengañó, tendríasus
razones—argumentóMatías.Robertseobligóacomerante laspeticionesyburlasdesuamigo.Su
mirada se escapó incontables veces a la barra donde entregaban lospedidos,peronovolvióaveraNadya.Sehubiesequedadomástiempoenellugar,alaesperadequelachica
apareciera,peroMatíasprácticamente lo sacóaempujones,niélmismolograba comprender esa extraña necesidad de ver aNadya y reclamarleporladecisiónqueNickhabíatomadodemudarseaNuevaYork.Al llegar a su casa se duchó, se cambió y se fue a las prácticas de
baloncesto, como capitán del equipo debía dar el ejemplo y llegartemprano,perodenadalesirvióestarantesquetodosenellugar,porquesucabezadefinitivamentenoestabaeneljuego.Nadya había trabajado doble turno, algo que hacía por lomenos tres
vecesporsemanaparapodercubrirlosgastosensucasa.Suspadresnopodíancubrirlotodo.Guardóensubolsolagorraylacamisetadeluniforme,sedespidióde
sus compañeros de trabajo en medio de algunas bromas, con las querechazabalasinvitacionesasalirdealgunosylasinsinuacionesdeotros,eraelladonegativodetrabajarensumayoríaconhombres.Salió del local pensando que apenas llegara a su casa se lavaría el
cabello,pueselolorafrituraselehabíaadheridoacadahebra.Mientras,sehacíaunacoladecaballoconsulargamelenacastaña.—¡Nadya!—¡Oh por Dios! —resopló molesta al ver que Robert Adams la
llamaba;estabadentrodeunMustangyconducíamuylento,exactamenteal paso de ella—. ¡Lárgate, sí! ¿Es que no puedes dejarme en paz?—sequejóapresurandoelpaso.—¿Porquédesapareciste?—Deja de hacer preguntas estúpidas, no sé por qué vienes ahora a
reclamarme algo, no tienes derecho, tú y yo apenas nos vimos pocasveces.—Soloquierosaberquépasóentreustedes.—Pregúntaleatuamigo.—Tengolaversióndeél,peromegustaríasaberlatuya…Ven,sube.Te
llevaréatucasa.—Nogracias,noquierosaberdenadanidenadiequetengaquevercon
Nick, ni con la preparatoria, ni con nada, ya te lo dije. ¿AcasoNick temandóaperseguirme?—No,nohetenidonoticiasdeNick.
—Nomeextrañaquenotengasnoticiasdeél.¡Aléjate!—vioqueveníael autobús de color naranja delmetro local y corrió a la parada. Subiórápidamentesinvolverseamiraralautoquelaseguía.Conelcorazónbrincándoleenlagarganta,seubicóenunpuestojunto
alaventanayvolvióaverelMustanggris,Robertlamirabaysiseguíahaciéndoloterminaríaporestrellarseynoeraesoloqueellaquería,porloquesegiró,prefiriendomiraralfrente.OdiabatodoloquetuviesequeverconNick,desdesusamigoshastasu
familia, pero ese sentimiento no era tan grande como para desearles lamuerte.
CAPÍTULO10
Unaráfagadeflasheslocegaba,mientrasunadesusmanosseposaba
sobre la cinturade su compañerade trabajo,quien lucíaunprovocativovestidorojo.Comoprotagonistasdeladistopíamásfamosadelmomento,eraninvitadosatodosloseventos.Losgritosdelasadolescenteseufóricasllamándolounaymilveceslo
ensordecían, mientras él sonreía satisfecho por los logros alcanzados,había conseguido la fama que tanto había soñado cuando pasaba díasenterosencerradoensuhabitaciónenlacasadesupadreenGinebra.Habíatenidolaoportunidadderestregarlealmundosupotencialcomo
actor y en dos años había logrado conseguir lo quemuchos actores enquinceañosnohabíanconseguido.Su imagenhabía sidoportadade lasmás importantes revistasyhabía
sido catalogado como el hombre más atractivo ese año, desplazando afiguras como Adam Levine. También desfiló como modelo en laspasarelas más importantes del mundo, vestido por los mejoresdiseñadores.A los estrenos siempre iba acompañado por su madre, quien
demostrabaabiertamentesentirserealmenteorgullosadeél,apesardequela había superado en logros obtenidos. También constantemente lorelacionabansentimentalmenteconKaren,porserlamáscercanaaél.—Benjamin —el mismo enfermero de siempre, lo llamaba por los
altavocesquehabíanenlahabitación—,hallegadotuabogado,encincominutosvoyabuscarte.—Noquieroverlo,dilequesevayaalamierda—rugióacercándosea
unadelasesquinasdondeestabanlasputascámarasqueodiaba.—Deberásdecírselotúmismo.—Nomolestes.—Noquisierahacerlo,perohanpedidoverte.—No quiero ver a nadie, dile al abogado que vaya a joder a alguien
más,queestádespedido.—Esonopuedohacerloyo.—Sivienes te arrancaré layugulardeunputomordisco,quiero estar
solo,hoyquieroestarsolo.
—Sisiguesconesaactitudvanatenerquemedicarte—leadvirtióconvoz conciliadora, sintiéndose completamente extrañado, porque elpaciente desde que había llegado a ese lugar, nunca se había mostradoagresivo.Jacobtomólasprecaucionesnecesariasyfuepordoscompañerospara
irenbuscadeBenjamín,noibaaarriesgarseairsolo.Cuandoabrieronlapuerta,elpacienteestabasentadoenelcentrodela
cama,conlaspiernascruzadasyconunagransonrisacargadadecinismo.—Una sola amenaza y casi te cagas en los pantalones—se burló de
Jacob, al ver que el hombre había llegado con dos enfermeros más—.Vamosadespediralinservibledemiabogado—dijobajandodelacama.Extendió lasmanosparaque lepusieran lascorreas,comosi fueseel
sermásobedientequepudieseexistir.Lollevaronalpatiocentral,dondeelabogadoloesperabasentadoenunabanca,bajounfrondosoárbol.—Yanonecesitodetusservicios—ledijosinsaludar,nimuchomenos
sentarse.—Benjamin—sepusodepie,regalándoleunafalsasonrisa—.¿Cómo
hasestado?—¡Demaravilla!—ironizó, elevando ambas cejas y dejándolo con la
mano tendida—.Butler, ya no requiero de tus servicios, así que puedesdejardesonreír.—Sutherland—demanerainmediatapusodistancia—.Nopuedeshacer
eso,otroletradonovaaabogarporti—alegócontotalseguridad—.Notienesideadeloqueestápasando.ElpadredeKarentequieremuerto,nocreejustoqueestésaquí.Paraéldeberíasestarenelcorredordelamuerteylehapedidoaljuezlaintervencióndeotropsiquiatra.—Meimportaunamierda,notenecesito,hagasloquehagas,novasa
sacarmedeaquí.—Almenosestoyluchando.Simeretirodelcaso,caeráenmanosdel
EstadoynoteconvieneunabogadodelEstado.—Séperfectamente loquemeconviene,puedesestar tranquilo.Dilea
Jennerquetepagueporloquehashecho—sediomediavueltaycaminóderegresoaledificio.—Noestásenfacultaddedespedirme.Porelmomentotehandeclarado
incapacitado.—Incapacitadoparademostrarmiinimputabilidaddelosasesinatos,no
para impedirmemandarte a la mierda—caminó lentamente, dejando al
abogadoconlapalabraenlaboca.Semarchóconlamiradaalfrente,sinveraningúnlugarenespecífico—.¿Ves,quenoeratandifícil?—ledijoaJacob,quienloesperabapararegresarloalahabitación.—EratudeberBenjamin,¿quierescomeralgoantesdequeteregresea
lahabitación?—Notengoapetito—ledijo llevándoleunpasodelantealenfermero,
quieneraunpocomásbajoqueél.—Nocreoqueentretusplanesestémorirporinanición.—Entremisplanesnoestámoriryesonovaapasar.A Jacob le gustaba conversar conBenjamin, lo consideraba un joven
realmenteinteligente,sobretodoporlaseguridadconlaquecontradecíalas sagradas escrituras. En sus acciones no había indicio de ningúntrastornomental, ni de ningún tipo de perturbación, él estaba seguro dequeesejoventeníatodossussentidosintactos.Perfectamentepodíaestaren una prisión común, con delincuentes tan peligrosos como él, perodetrásdeBenjaminSutherlandhabíaalgomás,poralgolehacíanestudiosconstantemente.Segúnalgunos rumoresque corríandentrodel centropsiquiátrico,El
Vaticanoteníaqueverconesadecisióndemantenerloasalvoenellugar.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓—Amor, ponte suficiente bloqueador, ¿de acuerdo?—pedíaClaire a
suhija,quienbajabalasescalerasconelbolsocolgandodelbrazo.—Candice, a lasochoenpunto,unminutomásyestarás castigadade
porvida—advirtióHector,aquienno leagradabaquesuhijausaraesafaldaplayeratancorta.—Sí papá, prometo llegar a las ocho en punto—aseguró en su casi
carreraalapuerta.—¿Ynomevasadarunbeso?Candicesedetuvoycorrióderegresohaciasuspadres,lediounbesoa
cadauno.AlgunasveceslafelicidadquelebrindabaelamordeJeremy,lehacíaolvidarelrespetohaciasuspadres.Había idomuchas veces a la playa, pero siempre en compañía de su
familia,hoyporprimeravezloharíaalladodelchicoqueamabayestaba
segura que lo disfrutaría como nunca, que sería el mejor verano de suvida y debía aprovecharlo porque en unas semanas empezaría en launiversidad.Una vez más Jeremy con un toque de corneta le hacía saber que la
estabaesperando.—Losquiero,losquiero—dijosonrienteycorrióhacialasalida.Claire y Hector se quedaron en el porche, observando cómo su hija
corríahaciaelauto.—¿No crees que esa falda estámuy corta?—le preguntóHector a su
esposa,mientrassaludabaconunademánaJeremy.—Candice es una niña muy madura, seguro que no va a traicionar
nuestraconfianza.—Esolosé,perosigocreyendoquelafaldaesmuycorta.—Cadavezmásactúascomounviejocascarrabias—sonrió lamujer
acariciándolelaespalda.CandicesubióalautoyleplantóunbesoenloslabiosaJeremy,beso
que él correspondió con gran entusiasmo. Puso en marcha el auto yarrancóantesdequesusuegroleimpidierallevarasunoviaalaplaya.El Porsche llevaba la cubierta abajo, por lo que el viento batía con
fuerza los cabellos de Candice, a segundos sacaba la mano y la movíacomounaolaounave,sintiendocómolacálidabrisaseestrellabacontrasupiel.Jeremy la miraba de soslayo y sonreía como un tonto, así como se
sentía al lado de ella, completamente idiotizado. Aprovechaban algunossemáforosenrojoparabesarseyprodigarsecaricias.—¿PuedoponerunpocodemúsicamientrasllegamosaSantaMónica?
—preguntócontra los labiosrojosehinchadosdesunovio, losqueconcadabesosevolvíanmássuavesyprovocativos.—Ya te he dicho que puedes hacer lo que quieras,mis cosas y yo te
pertenecemos—lerecordóylemordisqueóellabioinferioraCandice.Ellasonriósatisfechaysealejó,buscóensubolsoeliPodysetopócon
varioscaramelosdecanela,esosquenolepodíanfaltar,destapóunoyselollevóaJeremyalabocamientrasélconducía.Candicenodudóunsolosegundoencomerseuncaramelotambién,disfrutandodeesaadicciónqueparecíaquenuncasaciaría.SinqueJeremysedieracuenta,eligiólalistadereproducciónquehabía
creadocontodaslascancionesqueéllehabíadedicadoenlosmesesque
llevabandenoviazgo.La letra anunciaba inmediatamente el tema, por lo que Jeremy sonrió
extasiado y le dedicó una mirada a Candice, tendiéndole la mano paraentrelazarlaconladeél.—Every time I see your face —empezó a canturrear el tema de
Lifehouseyellatambiénlosiguiómostrándoserealmenteentusiasmadaalcantar—.Myheart takesoffonahighspeedchase;nowdon'tbescared,it'sonlylove…Baby,thatwe'refallingin.Juntoscantaronmásdeunacanciónyseguíanaprovechandoelminuto
que le daban algunos semáforos, para seguir besándose y sonreír, paraseguirsiendofelices.Estacionaron lo más cerca posible y permitido del muelle de Santa
Mónica, caminaron tomadosde lamano, enmedio delmar de personasque se aglomeraban en uno de los principales puntos turísticos de laciudad.Jeremy se detuvo en un quiosco donde vendían todo tipo de jugos,
despuésdetantosbesosnecesitabancalmarlased.Candicepidióunjugodesandíayélunodepiña.ConbebidasenmanosiguieroncaminandoporelpisodemaderaqueestabasobreelocéanoPacífico.Conversaban y de vez en cuando se tomaban algunas fotos, otras
personastambiénseofrecíanparafotografiarlosjuntosyagradecieronnotenersoloselfies.Llegaronal finaldelmuelle, ella se adhirió a labaranday él separó
detrás,muypegadoal turgentecuerpodesunovia,mientrasdisfrutaban,delainmensidaddelocéano,lapiadosabrisayelolormarino,aislándosedetodaslasdemáspersonasqueelegíanesepuntoparafotografiarse.Candice sentía el caliente cuerpo de Jeremy contra el de ella,
disfrutando de los besos que a minutos le dejaba caer en el cuello uhombros,nopodíamásqueregalarlesuspirosqueexpresabanlomuchoqueleagradabaestarasí.Inevitablementeelcuerpodesunovioempezabaareaccionar,sentíaqueempezabaahacersemásduroycalienteelbultojustoencimadesutrasero,porloqueseremovióunpoco.—Creoqueyaeshoradealmorzar.—¿Ya tienes hambre? —preguntó sonriente, abrazándola con más
pertenencia.—Sí,muerodehambre—dijounamentirapiadosa,peroeraquesentir
aJeremytandeseoso,laponíanerviosa.
—Estábien…¿Endóndequierescomer?—lepreguntó,alejándoseunpocoalsentirlatensiónenelcuerpodesunovia.—Ummm —dudó un poco pensando el lugar, con sus ojos verdes
clavados en una gaviota que sobrevolaba muy cerca de ellos—. En elBubbaGump—dijoalfin.—Entoncesvamos,asíque¡correForrest!—seechóacorrer,llevando
a Candice con él, tomada de la mano, ambos reían divertidos yzigzagueabanesquivandoalaspersonasquetransitabanelmuelle.—¡Espera! ¡Espera!—pidióCandiceconunagran sonrisamientras el
intensovientolebatíaloscabellos,ellaserehusabaaseguircorriendo.—¿Pasaalgo?—preguntócasisinaliento,deteniéndoseyvolviéndose
paramirarasuhermosanovia.—¿Notegustaría?—dijoseñalandohaciaatrásdondeestabaunachica
conuncaballete,enelquepresentabasusdibujoscaricaturizados.—Sí, sí me gustaría —estuvo de acuerdo, sin soltarse de las manos
caminaronhastadondeseencontrabalamujerrubiaquellevabapuestounsombreronegro,almejorestilodeCharlesChaplin.—Hola,¿puededibujarnos?—preguntóJeremy,altiempoquesegiraba
lagorra,dejandolaviserahaciaatrás.—Claro,¿prefierendepieosentados?CandiceyJeremycompartieronunamiradaparaponersedeacuerdo.—Sentados—dijeronalunísono.Comosolohabíaunasilladeplásticoplegable,Jeremysesentóyenlas
piernasdeéllohizoCandice,mostrandolamejordesussonrisasparaquelamujerhicieraunacaricaturadeellos.—Penséqueteníasmuchahambre.—Tengo mucha hambre, pero puedo soportar un poco más —de
manerainevitablelediounbesoenloslabiosyjugueteóconsunarizylade Jeremy—. Espero poder recordar este día para siempre y la mejormaneradehacerloesguardaralgúndetalle—confesósonriendo.—Entonces ambosnos llevaremosmuchosdetalles para recordar este
díatanespecial—lediounbesoenlabarbillaymiraronhacialamujer.Despuésdevariosminutosbajoelincesantesoldeveranocaliforniano,
ambossonreíansatisfechosconelresultadodelacaricatura.Jeremy pagó y siguieron con su camino hacia el restaurante donde
almorzarían. El lugar que era un ícono norteamericano en honor a lapelícula ForrestGump, era como sumergirse en alguno de los estudios
dondesefilmóellargometraje,enlasparedeshabíafotosdelrodaje,ropaoriginal,guionesytodoambientadoporlabandasonoradelapelícula.Se ubicaron en una mesa y pidieron las famosas gambas rebozadas.
Mientras se deleitaban con el almuerzo, Jeremy le propuso a Candiceponerunpocoapruebalamemoria,porloquecambióelfamosocartelquehacíadecentrodemesadel“StopForrestStop”al“RunForrestRun”,casidemanerainmediataseacercóunjovialchicoyleshizolaprimerapregunta.—Esmuy fácil, Bubba era el amigo de Forrest—respondió Candice
conunagransonrisa—.ElqueconoceenlaguerradeVietnam.—¿Cuál era el nombre de Bubba? —preguntó el camarero
amablemente.—BenjaminBuford—respondióJeremy.Asísucesivamente lehicieronvariaspreguntasquecadavezeranmás
difíciles, lamentablemente fallaron en algunas y reían por no saber lasrespuestas.Después del almuerzo decidieron ir a la playa, donde se bañaron y
disfrutaron de varios juegos acuáticos. Casi sin darse cuenta, ya elatardecer lossorprendía;decidieronquedarseenlaorillaaver lapuestadelsol.Candice puso su toalla sobre la arena, Jeremy se sentó y ella lo hizo
entrelaspiernasdeél,disfrutandodelcalorqueelcuerpodesunoviolebrindaba.Elsolseveíainmensoconhalosdeluzqueibandesdeelamarillohasta
el naranja casi rojo que se perdía en el cielo gris, era como si seescondieratraselmaryjustoalladodeesemaravillosoespectáculoenelhorizonte,estabaelparquedeatraccionesPacificqueprogresivamenteibaencendiendo las luces, casi mágicamente la noria se reflejaba con suslucesmulticoloresenelaguaoscuraporlanoche,queempezabaacubrirlaciudad.JeremyempezóabesaraCandicedesdeelcuellohastaelhombro,con
lentosy suaves rocesde labios,besosqueeranarrulladosporel sonidodelmar.Ella volvió medio cuerpo y le ofreció su boca, para que la besara,
anhelaba compartir con su novio un encuentro verdaderamente íntimo,teniendo como resultado temblores en el cuerpo y humedad entre suspiernas,ahíestabanunavezmásesascosquillasagónicasquerecorríansu
vientre,unapunzadaquelatíaentreelplaceryeldolorjustoensucentro.QueríaavanzarmuchomásconJeremy,dejarsearrastrarporeldeseoqueardía en su cuerpo, pero algo se lo impedía, recordaba que tan solollevaban dos meses de noviazgo y que debía esperar un poco más, nosabíaquéeraloqueesperaba,perolohacía.Unavezmás lasmanosdeJeremynoconocíande razonesyviajaban
por el cuerpo de su novia, recorriendo esa piel tan delicada con la quesoñaba,esaque inevitablementeenpensamientos lahabíahechosuya,yase había dado placer pensando en Candice, solo le faltaba que ellaaccedieraparaasíacallaresanecesidadquesentíayqueconmasturbarsenolograbacalmarcompletamente.Candicesealejóunpocoenbuscadeoxígeno;sinembargo,lasmanos
de Jeremy la pegaban más a su cuerpo. Sintiendo sobre sus labios larespiraciónpesadadeél.—Te amo —murmuró Jeremy con el pecho a punto de reventar—.
Desdelaprimeravezquetevi,desdequetevisonreír.Lamentohabersidouncobardeynoexpresartemuchoantesmissentimientos.—Tenemos toda una vida para amarnos —sonrió con ternura—.
También,teamoJeremy,graciasporsermiprimeramor.—Yúnico,quierosertuúnicoamor.Candice…—nosabíacómohacer
unapropuesta tan seria, pero la deseabademasiado—.Aún tenemos treshoras…podríamosiraotrolugar,unoespecial.Inevitablementeellaunavezmássetensó,aunqueelcorazónlelatiera
presurosoylaexcitacióncorrieradesbocadaportodosucuerpo.—Jeremy…yo—semordióel labiosinsaberquédecir—.Cuando te
digoqueeresmiprimeramorlodigoenserio,yonunca…nuncaantes…heestadoconningúnchico—leconfesóparaqueentendieraunpocosusmiedos.Jeremynoencontrabapalabras,estabasorprendidoperotambiénfeliz,
sunovialeestabaconfesandoqueeravirgen,queestabaintactaparaél.—Será especial, el día que lo decidas, va a ser muy especial… por
ahora puedes estar tranquila —mandó a la excitación al lodo, porqueestaba seguro que Candice aún no estaba preparada—. No voy apresionarte,noesasícomodebeser.¿PorquénovamosunratoalPacificPark?—propusoylediounsonorobesoenloslabios.—Estoyseguradequeserámuyespecial—afirmóconvencidadeque
Jeremy la trataría con respeto y delicadeza—. Ahora, no perdamos el
tiempo, quiero divertirme—dijo levantándose, le tomó las manos y lohalóparaponerloenpie.Recogieron la toalla y tomados de la mano se fueron al parque de
diversiones, donde subieron a varias de las distracciones que ofrecía ellugar.Mientrasambosdisfrutabandeunalgodóndeazúcar,sedetuvieronen un puesto de destrezas, donde si encestaban tres pelotas se llevaríanalgunosdelospeluches.Jeremypagóehizoelintentovariasveces,peroyahabíadichoqueno
era muy aficionado a los deportes; sin embargo, Candice le pidió unaoportunidad.Sinohubieseencestadoentresoportunidadeslapelota,seríauna gran vergüenza para su hermano, quien era capitán del equipo debaloncestodelauniversidad.Al final de la noche, Candice ganó por sus propios medios dos
peluches,unoparasunovioyotroparaella.Candicellegóasucasafaltandodiezminutosparalasochodelanoche,
lo que la libró del castigo de por vida con el que su padre la habíaamenazado.
CAPÍTULO11
Nadyabajólasescalerascorriendoyentróalcomedordondeestaban
sus padres desayunando, sin pedir permiso le robó una tostada conmermeladadefresaasumadreylediounmordisco.—Amor,siéntateycomeunpoco—lepidióelpadre,observandoasu
hijaqueparecíauntorbellino.—Nopuedo,semehacetarde—dijobebiendodeljugodenaranjapara
pasar el pedazode pan—.Mamá, regresaré unpocomás temprano—ledio un beso en los cabellos a su padre—. Le prometí a Ronny que loacompañaríaalapresentación.—Graciasamor,sabesque tuhermanonecesitadelapoyode todos—
dijolamadreconunasonrisa,recibiendoelbesoqueNadyaledabaenlamejilla—.¿Jasonaúnduerme?—Sí, lodejédormido.Yanodebe tardarendespertar.En lanevera le
dejéuncoladodemanzanaquelepreparéanocheylaropalimpiaestáenla cesta dentro del closet, ya está doblada, pero no me dio tiempo deguardarlaenlasgavetas.—Vealtrabajotranquilacariño,yomeencargodeeso.Tencuidadoen
elcamino.—Tendrécuidado,losquiero—sedespidióysaliódelacasacargando
con su bolso, donde llevaba el uniformedel trabajo.Empezó a caminarhasta la parada del autobús sin poder evitar bostezar. Tenía demasiadosueño porque la noche anterior había llegado a cocinar y a lavar, laborque terminópor lamadrugada;noobstante, nopodíapermitirsedormirhastatardeporquedebíacumplirconsutrabajo.—¡Buenosdías!—¡¿Enserio?!—casigritósorprendidaalverunavezmáselMustang
queleseguíaelpaso,ibatansumidaensuspensamientosycansancioquenosehabíapercatadodelautoasulado,definitivamentedebíaestarmásatenta—. No tienes derecho a seguirme, voy a llamar a la policía —advirtióbuscandoensubolsoelteléfonomóvil.—Soloquierollevarte,podemosirjuntosporquetambiéntrabajomuy
cerca.—Novoyasubirmeatuauto,notequierocerca.—Estábien,sinoquieressubirvoyaescoltarte.
Nadya quiso sonreír ante esa estúpida propuesta, pero prefirió seguirconsumiradaalfrente.—Solo pierdes el tiempo —aseguró aligerando el paso—. Voy a
denunciarte,noeresmásqueunacosador…mehasseguidoacasa.—QuierohablarcontigoNadya,porfavor.—Noquieres hablar, quieres reclamarmepor las estúpidas decisiones
detuamigo.—Yanoloharé,novoyapreguntartepornada.Nadya comprendió que si le seguía la conversación, nunca podría
liberarsedeRobert,nimuchomenosdeesepasadoquedíaadíaluchabaporolvidar.Dejódehablarle,llegóhastalaparadadeautobusesysesentóaesperar
aque llegara su transporte,Robert estacionóalotro ladode la calle sindejar demirarla; a pesar de queNadya se obligaba a desviar la vista acualquierlado,menosalautogrisdeenfrente.Cuandoporfinelautobúsnaranjallegó,subióyseubicóenunasiento,
al tiempo que sus pupilas inquietas volvieron amirar el auto, el que alpocotiempoperdiódevista.Sindarsecuentaunavezmásestaballorando,preferíahacerlolejosde
casa, que suspadresno lavieran.Se sentía cansaday el corazónaún loteníaenpedazos,sabíaquenoibaaserfácilysehabíaprometidoluchar,peroesonoqueríadecirquealgunasvecesnosintieraqueestabaapuntodeperderlabatalla.Era el centro de atención de más de una mirada curiosa a la que le
extrañabavercómoselimpiabalaslágrimasypormásqueintentabadejarde llorar, no lograba conseguirlo, porque esa era la única manera dedesahogarseunpoco.Durante el trayecto logró calmarse y revestirse de fortaleza, estaba
próxima a su parada, por lo que se levantó, cediéndole el puesto a otrachica,caminóhastalaspuertasqueseabríanyjustocuandoelautobússedetuvo,bajó.Esta vez sí presintió el auto, pensaba que se había dado por vencido.
Ella no hizo más que resoplar y continuar con su trayecto, ignorandototalmenteasunecioescolta.Lo quería lejos, muy lejos, odiaba todo lo que le recordara a Nick,
odiaba tener que estar pasando por eso después de tanto tiempo. DebíallamaralapolicíaydenunciarelacosodeRobert,peroporelmomento,
ledaríatiempoaquesecansaraydesistierademolestarla.Sin dedicarle una sola mirada entró al restaurante donde trabajaba,
dispuestaacumplirconsuslabores.Robertlavioentrarysiguióhastasutrabajo,noibaadesistirhastaque
Nadyaaccedieraahablarconél.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓LassesionesconeldoctorGrignardcadavezeranmásaburridas,yale
había relatado cómo había cometido los asesinatos, solo le divertíatorturarlo mientras fumaba, sabía que la fuerza de voluntad de laspersonas era nada comparada con las debilidades y que el hombre yahabíacaídounavezmásenlasgarrasdelanicotina.—Benjamin,despuésdelosucedido,¿hassentidodeseosdeasesinara
alguienmás?Elpacientesilbó,dándoleunpocodesuspensoalarespuestaquedaría,
jugandoconlapacienciadelhombre.—No, verdaderamente no he sentido la necesidad de asesinar a nadie
más.Tampocopiensoconvertirmeenundespiadado—ironizóysepasóla punta de la lengua por los labios, para humedecerlos un poco—.¿Algunaotrapregunta?—¿Haspertenecidoaalgúntipodesectasatánica?¿Tusasesinatoshan
tenidoqueverconalgún tipoderitual?¿EsIblisel líderde lasecta?—lanzólaspreguntasunatrasotra,esperandoencontraralgunasrespuestasquelollevaranaconocerunpocomáselcomportamientodesupaciente.Benjamin soltó una estruendosa carcajada, enuna clara burla hacia el
hombre.—¡No!Eso espuramierda, los que crean ese tipode “sectas”no son
másqueunosestúpidosfanáticosdeloqueparaelloseselmalyalgunasveces son tan ignorantesypeligrososcomo los fanáticos religiososqueprodiganelsupuestobien—argumentósindejardereír.Grignard aunque notaba la burla en Benjamin, sintió que lo hacía de
manera estudiada y no porque sintiera algún tipo de emoción que leprovocaraesaaccióndeformanatural.—Bien,¿ytúdequéladoestás,delbienodelmal?—interrumpiócon
supreguntalabromadeBenjamin.—Yalehedichoqueinterpretarelbienoelmalesmáscomplicadoque
solo seguir los mandamientos que están en la biblia. Por ejemplo, elquintomandamiento:“nomatarás”.Engeneralnolimita,nodicequéesloquenosedebematar,perodiariamentematananimalesparaalimentarnos,desforestanbosques,matandoalanaturalezayesoparalapoblaciónnoespecado, no está mal. Se hacen los ciegos, sordos y mudos y se siguencomiendo su jugoso filete, sentados sobre una silla que hicieron de lamaderadeunrobledemásdecienaños,elcualtalaronenelAmazonas—suspiró liberando un poco de humo de su infaltable cigarrillo—.Dicenquelavidahumanaessagrada,porquedesdesucomienzofueDiosquienlacreó,¿peroacasonofueDiosquiencreótodoenlatierra?Asíquetodoessagrado…poresoledigo, tododependedelaperspectivaconquesevea.Yo soymaloporque asesiné amimadrey aKaren, peroqueustedhaya asesinado por la mañana a la inocente cucaracha en elestacionamiento de su casa también lo convierte en un ser malvado,porque pudo haberle perdonado la vida, pero decidió aplastarla —argumentócontotalseguridad.Grignard dificultosamente tragó en seco, no comprendía cómo
Benjaminpodíaestaraltantodelascosasquepasabanfueradeeselugar,cosas que nadie más sabía, excepto él. Inevitablemente sus manosempezaronatemblar,noimportabaloquehicieraparatratardedisimularsutemor,elpacientesabíaqueestabaasustado.—I…—carraspeóruidosamente,tratandodeencontrarlavoz—.¿Iblis
haintentadoponerseencontactocontigo?Benjamin se echó hacia adelante y extendió la mano para apagar la
grabadora.—Lohacetodoeltiempo—murmurómirandoaldoctoralosojos—.
¿Nosehapreguntadocómoesqueestoyaltantodetodoloqueustedestáhaciendo?Todaslasnocheshablamos—confesó,soltólagrabadorayselevantó—.Estoyalgocansado,megustaríadejar la sesiónhastaaquí—pidióllevándoselasmanoshacialaespalda.—Es… está bien —dijo el doctor tratando de levantarse, pero las
piernas parecían ser de gelatina. Necesitaba encontrar un poco deconfianzayhaceraunladotantoestúpidomiedo—.¿Quieresquetecortenelcabello?Tehacrecidomuyrápido.—No,megustamicabello,prefieroconservarlo.
—Entoncesloseguirásmanteniendo—prometióintentandosonreír.Los enfermeros entraron para llevar a Benjamin a la habitación que
ocupaba y Grignard prácticamente corrió a la sala de controles, dondesolicitó algunas de las grabaciones de la habitación de BenjaminSutherland.Se sentó frente al monitor que le pusieron a disposición con la
grabación,programólafechadeldíaanteriorjustoalasseisdelatarde.Benjamin se paseaba por la habitación tranquilamente, canturreaba unacanciónyéllesubióunpocoelvolumen.—EverytimeIseeyourface,myhearttakesoffonahighspeedchase;
nowdon'tbescared,it'sonlylove…Baby,thatwe'refallingin…EsodesconcertabaaúnmásaGrignard,cómopodíaBenjamincantarun
temasobreelamor,sijurabaquenoteníasentimientos.Benjaminrepetíaunayotravezlacanciónyélnoteníaideadecómose
llamabaniquiénlacantaba,porloquebuscósucomputadoraportátilylehizounespacioalladodelmonitor.Tecleóenelbuscadorunpedazodelaestrofa e inmediatamente le lanzóel resultado, esa canciónpertenecía algrupoLifehouseysetitulabaFallingin.LasactitudesdeBenjaminestabanenmarcadasenlaconductadealguien
consideradopsicológicamentenormal.A lasochomenoscinco,sesentóen la cama y se acostó de medio lado, parecía tener estrictamentecontroladosuhorariodedormir.Grignard empezó con lentitud a adelantar el vídeo, el paciente estaba
profundamente dormido, el semblante mostraba tranquilidad absoluta,nadaloperturbaba.11:58 pm. Benjamin se levantó sin mostrar ningún indicio de previo
despertar, era como si segundos antes no hubiese estado dormido, sequedósentadoenlacamayvolviólamiradaaunodelosrinconesdelahabitación,justoalpuntociegodelacámara.InevitablementeaGrignardseleerizólapielalpercatarsedequeestabahablando,elevóelvolumenal máximo, pero no lograba escuchar nada. Benjamin miraba como sialguienestuvieseeneselugar.Alnotenerresultadosconelaudio,acercólagrabaciónhastaelrostro
deBenjamin, intentando descifrar almenos algo de lo que hablaba, losgestosenlacaralomostrabancomosiestuvieseendesacuerdoconalgo,pero no lograba entender absolutamente nada de lo que decía, elmovimientodeloslabioserarápido,podríajurarqueestabahablandoen
otroidioma.Pidiótodaslasgrabacionesdeesasemanaysiempredesdelas11:58de
la noche hasta las 3:00 de la madrugada Benjamin parecía hablar conalguien,despuésvolvíaadormir,podríadecirquepresentabaParasomnia,peroleextrañabaquepudiesehablarcontantanaturalidad,comúnmenteenesetrastornodelsueñosehablabamuypoco.Se preguntaba si sería a consecuencia de un estado de sonambulismo
que asesinó a Maureen y a Karen; no obstante, él había relatado loshechos,porloquenoestabainconscientecuandocometióloscrímenesysi así fuese, tampoco encontraba una explicación coherente de queBenjaminsupieratodoloqueélhacíafueradelcentropsiquiátrico.Mil y una incógnitas rondaban a Benjamin Sutherland y eso lo hacía
sentirimpotente.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓AhíestabaunavezmásNadya, salíapor lapuerta traserade In-N-Out
Burgerencompañíadedoscompañeras,sedespidieronconbesosenlasmejillasylasdoschicasmorenascaminaronensentidocontrario.Niélmismolograbacomprenderesaactitudtanarrebatada,veraNadya
sehabíaconvertidoenunanecesidad,enalgorealmenteinexplicablequeestúpidamente leaceleraba los latidosdelcorazón.Ciertamentehastaesemomentolahabíavistomuypoco,cuandoNickselapresentódespuésdeaquel partido de baloncesto en la preparatoria, le pareció hermosa, conunos labios que incitaban a ser besados, pero tuvo completamente claroqueeralanoviadesumejoramigo.Después de eso solo se vieron en tres oportunidadesmás, siempre en
compañíadeNick,peronuncaleparecióunachicaporlacualperderíalacabeza.En ese tiempo él estaba saliendo con Scarlett y no le daba tanta
importancia a la indudable belleza de Nadya, pero ahora que volvía averla,sencillamentequeríaconocerlaunpocomás.Laviosacarelteléfonomóvilparallamar,entoncesencendióelmotor
ypocoapocoseleacercó.—Sí, nos vemos en unos minutos… Mamá por favor, ¿podrías
plancharmeelvestidoceleste?,dileaRonnyquenoesténerviosoyavísaleque ya voy en camino. Te quiero—finalizó la llamada y se guardó elteléfonoenelbolsillodelpantalón.—Veo que estás un poco apresurada. Si me permites llevarte, te
ahorrarásmuchotiempo—dijosorprendiéndolaunavezmás.Nadyanegóconlacabezaysiguióconsucaminosindirigirleunasola
palabra,sintiendoungranvacíoenelestómago,unoquenosentíadesdehacíaunpardeaños.—Estábien,noquiereshablar.Igualseguiréescoltándote.Nadyasedetuvorepentinamenteysevolvióhaciaelautoquetambiénse
detuvo, con decisión caminó hasta el vehículo, apoyó las manos en lapuerta,acercándosealconductor,quelesonreía.—Entiendequenoquieroqueme sigas, noquierohablar contigo, no
quiero, déjame en paz—exigió con dientes apretados y se odiaba porpensarqueanteriormentenosehabíapercatadodequeRobertAdamserarealmenteatractivo;sinembargo,serecriminóesemomentodedebilidad,recordandoquenodebíaconfiarenningúnhombre.—Nadyaporfavor,soloquieroofrecertemiayuda.—No la necesito, aún si no hubiese autobús preferiría caminar a
subirmeentucoche.EstoyseguradequeeresigualaNick,poralgoerantanbuenosamigos.—¿AcasoNickseportómalcontigo?—preguntómirandoaesosojos
avellana que destallaban ante la ira, inevitablemente semordió el labio,amarrándoselasganasdebesaresabocapequeñaperovoluptuosa.—Esenoestuproblema—espetóysealejóemprendiendounavezmás
elpaso.Robertvolvióasuplicarle,peroellasevolviósordaalaspeticionesde
él,aunquesuactitudno logróqueéldejaradeescoltarlahasta laparadadelautobús.
CAPÍTULO12
El tribunal declaró a Benjamin Sutherland inimputable, por
enajenación mental y decretó su internamiento en el establecimientopsiquiátrico en el que se encontraba recluido, por tiempo indefinido ohasta que se demostrara que ya no podría ser una amenaza para lasociedad,niparaélmismo.Elresultadodeljuicioprovocóungranrevuelosocial,teniendocomo
resultadovariasprotestasenelpaís,depersonasqueencincomesesnohabíanolvidadoeldantescoasesinatocometidoporelquefueunodelosmejoresymásqueridosactoresjuvenilesdeHollywood.ElpsiquiatraFranklinGrignardhabíacerradoelcasoyaunquequería
seguirtratandoaBenjamin,susuperiorleinformóqueseríatrasladadoaMissouri.Nosenegócuandoleenumeraronlosbeneficiosquerecibiría,pero lo hizo principalmente para alejar a Scott su hijo mayor de lasamistades que tenía, ya que no le agradaba el cambio que estabanprovocandoensucomportamiento.EnvióprimeroasuesposaLenaconlosniñosasunuevacasa,porque
antesdemarcharseélqueríaverunavezmásaBenjamin,apesardequeno fue a despedirse personalmente, simplemente lo observó por lascámaras. Estaba dormido y verlo de esamanera le hizo recordar a sushijos,enlosquenoveíaningunamalicia.Habíanpasadomuchascosasalasquenoleencontrabaunaexplicación
lógica,peroconfiabaenqueeljovenlograríarecuperarsuestabilidad.Le tocaba conducir pormás de veinte horas, con algunas paradas ya
pautadas,paradescansarduranteeltrayecto.Emprendióelcamino,llevandoconsigoalgunasdelaspequeñascosas
que aún le quedaban en la oficina. Después de cinco horas de estarconduciendo, hizo la primera parada para comer y llamar a Lena,informándolequetodoestababien,hablóconsusdosniñosmenores,perono logró hacerlo con Scott, él aún estaba molesto por el cambio deresidencia.Lanocheempezabaacaercuandodecidiócontinuarconsucamino,la
próximaparadaseríaenunhotel,quelepermitieradescansarsuresentidocuerpo.Conducíaconmúsicacountrydefondo,estabaatentoalcamino,a
la mínima señalización, aun así perdió el control cuando un auto de lanada le encendió las luces, cegándolo.Todo pasómuy rápido, contadossegundosyyanadapodíahacer.Al recobrar la consciencia estaba demasiado adolorido, aprisionado
entrelacarrocería.Eloloragasolinaeracasiinsoportable,intentótragar,pero no pudo hacerlo, se tanteó el cuello y sintió que algo se loatravesaba.Miróhaciaafueraenbuscadeayuda,perolaparejaenelautodelfrente
estaba inconsciente, inevitablemente losnerviosyeldolor leganaban lapartida,mientrasseahogabaconlasangrequeaborbotonesleinundabalaboca.Porfinveíaaalguien,eraunhombrealto,delgado,vestidoenteramente
deblanco,queseacercaba,intentómoverlasmanosparasuplicarayuda,peroeldolorensucuerposevolvíainsoportable,casinopodíarespirar.Apesardeestaraterradoporlasituaciónenlaqueestaba,leextrañabaverla parsimonia con la que aquel hombre se acercaba, normalmente lossereshumanosanteunasituaciónsemejantesemostrabanalterados.Elhombredetezblancaycabellosrizadosseasomóporlaventanade
lapuertadealladodelconductor,dondeelcristalsehabíahechoañicos.Sucorazónquisoestallarenlatidosysuagoníaaumentóalveresosojosque eran completamentenegrosy abarcaban en su totalidad las cuencas,sololaspupilasmuypequeñaseranunaluzquebrillabanterroríficamente,provocandoquesusangresehelara,sentíaqueseahogabaconsupropiasangre,peronomoría.—Soy Iblis, Satanás, el Diablo—susurró expidiendo un aliento algo
almibarado,ligeramenteacre.Eramirra,loqueusabanlosegipciosparaembalsamaralosmuertos.Segúnlabiblialamirrahabíasidounadelasofrendas a Jesús, hecha por el tercer sabio deOriente, quien conocía eldestino que le esperaba al hijo de Dios—, Genio Maligno, Shaytán, elLapidado, elEsquivo, elMurmuradorymilesdenombresmás,peronosoymásqueLucifer,unángeldeluz,desterradopormipropiopadre.—I…blis…OhhhDios…Benjaminteníarazón—balbuceóeldoctoren
mediodetodalasangrequeintentabaahogarlo.—Asíes,existoymanipuloamiantojoalascreacionesmásadoradas
porDios;ejemplos,laprimeraysegundaguerramundial,cadadesastreymatanzaocasionadaporelhombresondemiautoría,mifavoritaeshacerqueacabenconsuspadresterrenales…Benjaminnuestroamigoencomún
yatehabíaadvertidodeesteencuentro,peropocoscreenverdaderamenteenmí.Caminoentreustedes,losgobiernoamiantojo,soyelresponsablede liberar las llamas del desastre y de generar un futuro hundido en elcaos.Grignardseveíareflejadoenlascuencasnegrasybrillantes,mientras
sus ojos querían salirse de sus órbitas ante el terror que estabaexperimentando,esavozagradablecalabaensusoídos,queríaescucharlo,algoenellaloalentabaahacerlo,peronoqueríaverloyaunqueintentabacerrarlosojosnopodía.Toda la vida había ideado al Diablo como lo representaban en las
fábulas, con cuernos y cola, pero no era así, ese ser era realmentehermoso,aunquesusojosrepresentabanungranvacío.Lucifersoltóunacortacarcajadaqueparecíaunaincitantemelodía.—Lamento informarteque sonmenos importantede loque realmente
creen,nosonlosúnicosquehansidocreadosaimagenysemejanza.Quería girar la cabeza, pero el pedazo demetal que le atravesaba el
cuellonoselopermitía.SepreguntabaenpensamientosporquéhabíahechoesoconBenjamin
Sutherland.Tratabadeencontraralgunarespuestaenesenegrobrillante.—Porqueél teníabuenas razonesparaodiar a suspadres, tantocomo
yoodioalmío.Sualmaeracolmadaporelrencor,ésequepocoapocomeencarguédealimentardesdequeeraunniño,desdequesumadre lodespidióenelaeropuerto,cadavezquesupadrelodejabaasuerteenuninternado;siemprelesusurréaloídomientrasdormía,atizandoelodioensucorazón.Cuandosentíquesemeescapabadelasmanosactuéymelepresenté en ese vuelo; sin embargo, no es el único, te asustaría sabercuántoshijosmatanasuspadres,todosguiadospormí.El doctor se dio cuenta de que ese ser podía interpretar sus
pensamientos,porloqueabogóporelalmadeBenjamin.Ahoralecreía,estaba convencido de que no era ningún problema mental y queverdaderamenteeljoventeníaelalmaatrapada.Libéralo…porfavor—lesuplicóenpensamientos.—¿Paraqué?¿Creesquepodríavivirmuchosileliberoelalma?No,se
suicidaríaynoesloquequiero.Dale una opción, es joven. Yo te doy mi alma a cambio —ofreció
mirándolo a los ojos—.Estoy seguro que puedes hacer que no recuerdenada.
—Esunaofertatentativa,lasalmassonmásvaliosascuandoseofrecenporvoluntadpropia.Podríasí,tengoelpoder—confesóconlentitud,conesetonodevozqueinvitabaaserescuchado—,peroquieroacambiounsacrificio más; debes estar de acuerdo para poder concedérsela —condicionó acariciándole la frente aGrignard, quien sintió el toque tansuavecomonuncaanteshabíaexperimentado,losorprendíaqueerafrío,contrariamenteaque lequemaracomosuponía—.Teníapensadoqueunalmacaritativa lo ayudara a escaparyquevagarapor la eternidad, soloeso. Pero si me das tu alma, ofreceré la oportunidad de liberar la deBenjamin,sinculpasysinrecuerdos;solosisedevoraelcorazóndeunhijoreciénnacidoqueprocreeconunamujerqueverdaderamenteloameyqueseapuraparaél.¿Norecordaránada?¿Nisiquieraquematóasupropiohijo?—Nisiquieraquesedevoróelcorazóndesupropiohijo;claro,él lo
sabráyserásuobjetivomientrasyolomanipule…despuésmeencargodealejarloconlamenteenblanco.Siesasíentonces,estoydeacuerdo.—Se dice: te ofrezco mi alma, ángel de luz —coaccionó Lucifer,
fijandosumiradavacíaenelhombre.Grignarddudabade loqueestabaapuntodehacer, no sabía aqué se
estaba arriesgando, solo quería saber si realmente valía la pena elsacrificio,éleraunhijodeDios,creíaen labondad,en lapureza,enelpoderdelcreador,perotambiéncreíaenlamaldadantesusojosyqueríaparaBenjaminSutherland,redención.La sangre seguía ahogándolo y más que adolorido sentía que la
temperatura de su piel aumentaba, obligándolo a tiritar. Quería cuantoantesacabarconesaagonía,yanoquería seguirmirandoaesoshuecossinfondo.Teofrezcomialma,ángeldeluz—pensóyaunquequisocerrarlosojos
nopudo.El ser ante sus ojos sonrió, parecía una sonrisa hasta piadosa y
progresivamente los ojos se fueron aclarando, era como una nube grisque poco a poco se disipaba, dando paso a unos ojos de un grisextremadamenteclaro,quecasillegabaalblanco,dejandoverlaspupilasyunhalonegroquebordeabaeliris.Sintióunbesoenlafrenteyentoncessípudocerrarlosojos.—Aúnmeasombralomanipulablequepuedenserloshumanosalgunas
veces,soloalgunasveces.Porloquepiensoquemipadrenoseequivocóypusoamidisposiciónalgoconloquepuedoentretenerme.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Despuésdequincedías, lanoticia sobre la trágicamuertedeldoctor
FranklinGrignardseguíarecorriendolospasillosdelcentropsiquiátricodondeestabainternadoBenjamin.Mientrasélteníaunnuevoobjetivo,unavezmásIblisloponíaaprueba,
comosiyanolehubiesedemostradoqueeracapazdemuchascosas;noobstante,contabalosdíasparapodersalirdeeselugarenelquepasabaeltiemposolo,porloqueestabarealmentedispuestoacumplircuantoantesconlanuevameta.EscuchóunospasosacercarseyestabasegurodequeeraJacob,cerró
losojoseinmediatamentesupoloqueletraía.Saliódelacamaycaminóhastalapuerta,fueroncontadoslossegundosparaqueeldiariodeesedíase deslizara a través de la rendija. Lo recogió y se quedó en elmismolugar.LosÁngelesTimes,deldía23deEnerode2015,reseñabalamuertedel
AsesorEspecialdeRelacionesExterioresdelaONUenGinebra,HaroldSutherland.Benjamin no sintió absolutamente nada, ni siquiera porque veía la
imagen de su padre sonriendo en la plana del diario, era algo que yaesperaba, de lo que tenía conocimiento; extrañamente le sorprendía quehubiesevividoportantotiempo.En otra noticia, narraban el escandaloso incidente en el que había
muertosumadrastajuntoalamante,mientrasteníanrelacionessexualesenlacubiertadeunyateylascabezasdeamboshabíansidoatravesadasporun arpón, justamente dos días después del deceso del importantísimoasesordelaONU.EstasnoticiasteníanescandalizadaalanaciónSuizayyasehabíanabiertolasinvestigacionesparadarconlosculpables.Benjaminsonriósintiéndosecompletamentesatisfechoconelresultado,
Iblis había cumplido su promesa de acabar con lamiserable vida de lacerdadesumadrastra,enesemomentodaría loque fueraporalmenostenerunaimagendeesemomentoenqueelarpónleatravesólacabeza.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Candiceabriólosojos,despertandoenunlugarquenuncaanteshabía
visto, un lugar en el que nunca había estado. Se levantó con lentitud,sintiéndoserealmenteliviana,eracomosihubiesedescansadopormuchotiempo.Alsentarseenlacamamiróaunladoyahíestabaella,casideunbrinco
se levantó con el corazón retumbándole contra el pecho, tanto que lecostabarespiraryledolíanlascostillas.Semiróasímismaenlacama,acostadaypálida,supielhastaparecía
traslúcida. En el lugar no había nadamás que la cama que estaba en elcentro de esa habitación oscura, miró al techo y justo encima había unagujeroporelcualsecolabalaluzdelaluna,talvezeraporesoquealaCandiceinconscienteenesacamaparecíaquelapiellebrillaba.Candiceretrocedióvariospasosintentadoalejarse,sinpoderapartarla
miradadeesecuerpo.Estabadescalzayllevabaunsencillovestidoblanco,estaba segura que debajo de esa prenda no había nada más, se pegó lafaldadelvestidoalosmuslosporqueverdaderamentesesentíadesnuda.Enesemomentoviocómounasombraseposabapocoapocosobrela
Candicequeestabaenlacama.—¡No!¡No!Aléjate—gritócaptandolaatencióndeesasombra,unavez
máseraelhombresinrostro,eldelascuencasvacíasypupilasdeluzquela miró helándole la sangre—. ¡Dios mío! —exclamó aterrorizada ycorrió para salir de ese lugar, el piso demadera estabamuy sucio y eloloramohoinundabaeselugarcilíndrico.Seencontróconunasescalerasdemaderaqueformabanunaespiraly
empezóabajarlas, escuchandocómo losescalonescrujíanante supeso,pero no se detenía, no podía siquiera pensar que podría caer y hacersedaño.Las escaleras parecían interminables y el aliento se le sofocaba en la
garganta,elpániconisiquieralepermitíallorar,nigritar.Losescaloneslallevaronhastaunapuertadoble, tambiénerademaderaymuypesada,empleómuchafuerzaparapoderempujarlaysalir.Apenassedetuvopararecuperarelalientoyseechóalloraralverque
estabaenunlúgubrebosque,miróatodosladosbuscandoayuda.—¡Papá! ¡Papá! ¡Ayúdame! —gritó caminando, en un intento por
alejarsedeesatorrecilíndricadeladrilloscubiertospormoho.Asuladoderechoentrelosmatorralesviounavezmásesasombraala
que tanto le temía, el terror aumentóporqueno era posible quepudieseestarahítanrápido.Corrió en sentido contrario, adentrándose a ese espeluznante bosque,
quesoloeraalumbradoporlaluzdelalunaquesecolabaconsusrayosatravésdelfollaje,pintandoelpaisajetotalmentegris.Mientrascorríasellevólamanoalpecho,enbuscadelamedallaquesu
madresiempreleprestaba,peronolatenía.No encontraba una salida, no había nada más que ramas que le
golpeaban el rostro, le aruñaban los brazos y piernas. Tropezó con untroncoysefuedebruces,inevitablementeelvestidoselelevantóhastalacintura,exponiéndoladesnuda;norecuperabaelalientocuandolasombrase paraba justo detrás de ella, por lo que gateó hasta ponerse en pie yseguircorriendo,mientraselllantolaahogaba.Siguióhuyendoyasegundoslasombradepupilasdeluzseleaparecía
aloslados,aunquenolograbatocarla,talvezporqueellaeramásrápidacorriendo.Alfrente,aunoscuantosmetrosviounasilueta,parecíaserunhombre,
porloquecorrióconmásfuerzaparasuplicarlequelasalvara.—¡Ayuda! ¡Auxilio! ¡Por favor!—corrió hasta el hombre que en ese
momentosevolvió,estabatancercaqueserefugióenlosbrazosdequienhabía aparecido para salvarla—. Ayúdame, me persiguen —gimoteóelevandolacabezayseencontróconunosojosazulesqueyahabíavistomuchasvecesenrevistas,cineynoticias.Enesemomentodespertó,agarrandounabocanadadeaire,aúnsentíael
cansancio y el corazón a punto de reventarle el pecho. El velador de lamesa de noche estaba encendido pero aun así, saltó fuera de la cama yprendiótodaslasluces.—Diosmío—murmuróconganasdeecharseallorar,sabíaqueeraun
sueño,perolohabíavividodemaneratanrealquepodíasentireloloramohoinundarlelasfosasnasalesmientraslaspiernasletemblaban—.Hansido tantas las noticias en los últimos meses en las que nombran aBenjaminqueahorahastaapareceenmispesadillas—comentóparaellamisma,mirandoatodoslosrinconesdesuhabitación.
Miró el reloj y eran las dos y diez de lamadrugada, no tenía sueño,peroteníamiedodequedarsesolaensuhabitación,porloquesalióysefuealadesuspadres,conmuchocuidadosemetióenmediodeambos.—¿Otra pesadilla? —preguntó Hector adormecido y estrechándola
entresusbrazos,lediounbesoenlafrente.Candicesoloasintióensilencioyrefugióelrostroenelpechocalentito
desupadre.—No pasará nada malo, aquí estoy—le aseguró eso que siempre le
repetía.—Losé—musitó.
CAPÍTULO13
Robertllevabamesesenlamismasituación,escoltandoaNadyadesu
casa al trabajo y del trabajo a la casa.Ya no sabía qué decirle para quesubieraalautoy lepermitiera llevarla,hasta leponíamúsicacuandonoqueríaescucharlo,peroempezabaadarseporvencidoporquenoentendíaporquéesamujereratanesquivaconél.Unavezmásencendióelmotoralverquesalíadelrestaurante,yaella
sabíaqueestabaahí,avecesnotabaquesonreía.Talvezmuyenelfondoleagradabaquelaacompañara,perosolodeesamanera;sinembargo,élqueríamás,muchomás.Esarutinayanoerasuficienteylopeoreraquecadadíaleparecíamás
hermosaycasi inalcanzable.Lentamenteavanzó,conduciendoalpasodeella,peroladejóadelantarseunpoco,entoncesdetuvoelautoysebajó.—Nadya—lallamómientrascaminabacondecisiónhaciaella.Nadyaquisoecharseacorrer,perosolose limitóaapresurarelpaso,
hastaquesintióun tirónporsumuñeca izquierdayantesdequepudieseparpadear,loslabiosdeRobertseposaronsobrelossuyos,eracomosideun golpe inesperado despertaran miles de emociones que estabandormidas.Esonosecomparabaconlassutilescosquillasquelarecorríancadavezqueloveíaaparcado,esperandoporella.Inevitablemente se sorprendió al percatarse de que estaba
correspondiendo al beso, que iba en busca de más, con el corazóndesbocadoysesentíatanbien,comonuncaantes.Estabaexperimentandosensacionesquenuncahabíavivido,niconNick.—Siempre me has gustado —murmuró sofocado contra los labios
voluptuososdeNadya,teniendoeneseinstantelacertezadeloquesentíapor ella—.Desdeque te conocí te descubrí hermosa, perfecta—suspiróbebiéndoseelalientodelachica—.Peroeraslanoviademimejoramigo.—Aléjate—dijoenunhilodevozconlaspiernastemblorosas—.Por
favor —suplicó temerosa, no quería volver a confiar en un hombre ymuchomenosenelmejoramigodeesequetantolahabíahechosufrir.Ellaquería alejarse,peroRobertno se lopermitía, le teníaunamano
aferradaalanuca,poniéndolaasumerced,limitándolesoloarespirardesualientoyeratanhermoso,esosojosgrisestanfascinantes,esecabello
rubio y revuelto, ¿por qué no lo había visto antes? No lo había hechoporquellevabaunavendallamadaNick.—Nadya,porfavor…permítemedescubrirte,déjameconocerte.Dame
unaoportunidad—pidiórozandoconsuslabioslosdeella.—¡No!—casi gritó liberándose del hechizo queRobert ejercía sobre
ella,nopodíadarlelaoportunidadaningúnhombre.Nopodía.Lo empujó y se alejó corriendo, permitiéndose llorar, justamente
pasaba el autobús y se subió, huyendo de Robert, quien amenazaba condesestabilizar sucaóticomundo, éseenelqueapesarde todo, se sentíasegura.Robert resopló con la frustración gobernándolo, anhelaba tener algo
con Nadya, le gustaba como nunca antes le había gustado otra chica yahoraqueteníalacertezadeloquesentíaporellanoibaarendirse.Regresó al auto y subió, lo puso enmarchamientras en su boca aún
saboreaba ese beso, estaba totalmente seguro de que Nadya habíacorrespondidoyquelehabíagustadotantocomoaél.Desde lacallepudover los reflectoresde lacanchaenel jardíndesu
casaencendidos, suponíaquesumadrehabíaolvidadoapagarlos,conelcontrolmandóaabrirlapuertadelacocherayestacionóelauto,bajóyentró por la puerta que daba a la cocina, encontrándose a Clairepreparando lacena.Laabrazópor laespalday lediounbesoal tiempoqueserobabaunarodajadetomate.—Hey,esperaalacena—loreprendióClairedándoleunmanotazo.—Porelbesoyelabrazoqueteacabodedardeberíahabermeganado
esarodaja—mascullósindejardeabrazarlaymirandoatravésdelcristaldelaventanadeenfrenteasupadre,quienestabajuntoasushermanasyJeremy, éste último pretendiendo jugar básquet—. Es un desastre —seburlódesucuñado.—Déjalo,haceelintentoporagradaraCandice.—Lizzyjuegamuchomejor.—Compréndelo,hacrecidosinlapresenciadeunpadre,eslógicoque
noseaunchicodeportivo.—Voyaverquépuedohacer,nopermitiréauncuñadoquenosepausar
unbalón.—No vayas a hacerlo sentirmal—le pidió lamadre con esa sonrisa
cargadadecariño.Robert salió a la cancha, donde esos cuatro desastrosos jugadores
hacíanelintentoporjugar.—Graciasalcielo—exclamóHector,lanzándoleelbalónaLizzy—.Ha
llegadomirelevo—dijoconlavozagitadacaminandofueradelacancha,con una de las manos en la zona lumbar, se acercó hasta Robert y lepalmeóunhombro—.Yanoestoyparaesto,voyaayudaratumadreconlacena.—Está bien, eso te pasa por buscar hijos tan viejo—se burló y salió
trotandohacialacancha.—¡Ahorasívamosajugar!—seemocionóLizzyylelanzólapelotaa
Robert.—Peroestovamosadividirloporgénero—condicionóRobert,porque
sabíaqueLizzyyélledaríanunapalizaaCandiceyalagotadoJeremy.—Noestoyhechoparaesto—murmuróJeremy,acercándoseaCandice
ydándoleunbesoenelcuello.—¡Hey,hey!Estamosaquíparaunpartido,noparavisitasdenoviazgo,
vamosajugar—intervinoRobertylarisitaenlacaradesuhermanaseborró—.Jeremy,¿almenossabescómojugar?—Sé cómo hacerlo, pero sin práctica admito que soy un desastre.De
hecho,Lizzylohacemejorqueyo.—Soymuchomejorquetú—afirmóLizzy.Sin perder tiempo empezaron a jugar, Robert le explicaba a Jeremy
cómo debía lanzar para poder encestar, porque para todo había unatécnica.Laschicasreíandivertidasaldarsecuentadequepodíancompetirmuybiencontraellos.—Lejos,lejos…¡Jeremy,dejadeacosaraCandice!—legritódesdeel
otroextremoRobert,alverqueelchicointentabaquitarleelbalónsoloasuhermanayselepegabaalaespalda,talvezrozándolamásdelacuenta.—Solo estamos jugando —resopló Candice deteniendo el juego,
algunasvecesRobertseextralimitabaconsuscelosfraternales.—Chicos,lacenaestálista—llamóClaire.—Enseguidavamos—dijoLizzyyseechóacorrerhacialacasa.Robert la siguió, pero antes de alejarse lo suficiente se volvió hacia
Jeremy.—Esmihermanayteestoyviendo.—¡YaRobert!Veacomer…—pidióCandiceysevolvióhaciasunovio
—.No lehagascaso, soloestáceloso,mejorvamosacomer—soltóelbalónyleagarrólamano.
—Mejorvoyamicasa,seguroquemimamádebeestarporllegar.—Jeremy—Candicehizounpuchero—,sololohacesporRobert,nole
prestesatención,seguroqueyamimamápusotupuestoenlamesa.Sitequedasacenarconmigo,despuéstepremiaréconmuchosbesos.—Esonoesunpremio,esunchantaje—dijosonriente.—Esunapromesa—sepusodepuntillasylediounbesoenloslabios
—.Ahoravamos.—Estábien,peronocreasqueesporlosbesosquehasprometido,es
porquelacomidadetumamáeslamejorqueheprobado.Candice se carcajeó y le golpeó uno de los brazos, entraron por la
cocina,selavaronlasmanosyfueronalcomedor,dondeyalosesperaban.ClairequeyasabíaqueJeremyeravegetariano,seesmerabaenprepararrecetasparaél.Despuésdelacena,ClairellamóaBrigittelamadredeJeremyparaque
lepermitieraquedarseunpocomás,yaqueibanaverunapelícula.NopararondereírconlahistoriadehumorquehabíaelegidoCandice
yalfinalizarlapelícula,losnoviossalieronalporcheparatenerunpocodeprivacidad,dondeellacumpliólapromesaderegalarlemuchosbesosaJeremy, cada vez los encuentros entre ellos cobraban más intensidad,debidoalaconfianzaquehabíanadquiridoconlosmeses.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Nadyahabía aprovechado sudía libre para llevar a Jason al parquey
jugarunpococonél,sesentíaenlanecesidaddebrindarleeltiempoquelasobligacioneslerobaban.—¡Quédivertido!¿Tegusta?—Lepreguntabaalniñoquesecarcajeaba
divertido,contagiándolaconsu ternuramientras loayudabaadescenderporuntobogán—.Hagámoslounavezmás.Locargó sentándolo en laparte altadel tobogány sujetándolopor la
cintura lo ayudaba a descender, riendo feliz de ver la dicha en esoshermososojosazules.—¿Puedo jugar? —preguntó Robert, sorprendiendo a Nadya en el
solitarioparque.—No, no puedes o sí… puedes quedarte. Nosotros ya nos vamos—
cargó al niño y caminó hasta la banca donde tenía el bolso, intentandoalejarsedeRobert,mientras luchabaconlasmariposasquerevoloteabanensuestómago.—Nadyaporfavor,dejadehuir—pidiósujetándolaporunbrazo.—Suéltame, no quiero que te acerques… Robert por favor, te lo
suplico,déjameenpaz.—Nopuedohacerlo, lo siento, peronopuedo atender a tu súplica—
asegurónegandoconlacabezayacercándose,enbuscadeesoslabiosquele pedían a gritos ser besados, peroNadya no se lo permitió, volvió lacabezahaciaotrolado.—Nolohagas,respetaqueestoyconelniñoysinopuedesatenderami
súplica por la buena, entonces tendrás que hacerlo por lasmalas.Voy aponer una denuncia en tu contra—asegurómirándolo a los ojos y esamiradaunavezmáslevolvíaelcuerpodegelatina.—¿Por qué nome das una oportunidad?Mis intenciones contigo son
buenas…YaNicknoestáynotemoenfrentarmeaélsiregresa.—LasintencionesdeNicktambiéneranlasmejores,melojurómuchas
veces.—¿Quépasó?¿Quéfueloqueverdaderamentepasó?—Noquieressaberlo,porquenovasacreerme.—Esonopuedessaberlosinoconfíasenmí,permítemeque teayude
con tuhermano—pidióalverqueella luchabapormanteneralniñoenunodesusbrazos,puesélaúnnoleliberabaelotro,sabíaquesilohacíahuiríaunavezmás.—Noesmihermano,esmihijo—confesóporquenoseavergonzaba
de su niño, a pesar de lo que el padre le había hecho, amaba a ese sercomoanadanianadie.Robert no lo podía creer, inmediatamente miró al niño de cabellos
rubiosyojoscelestes.—EshijodeNick—murmurótotalmentesorprendido.—No,eshijomío,solomío—aseguró—.Ahorasuéltame.—Nadya, no lo sabía, juro que no lo sabía —negó con la cabeza,
mientraselcorazónlemartillabafuertementecontraelpecho.—Ahoraquelosabespuedeshuirtambién—lediolalibertadparaque
semarchara,peromuyenelfondoqueríaquenolohiciera,queríaqueledemostraraqueverdaderamentesentíaalgoporella.—No me iré Nadya, que tengas un hijo no cambia en nada mis
sentimientoshaciati,siguessiendoesachicaquetantomegusta,quemegustó desde que vi, pero que no acepté por respetar a Nick y porquetambiénsalíaconalguienmás,alguienconquiennomesentíabien.—Puede que no cambie en nada tus sentimientos, pero ya no soy esa
chica a la que conociste; lo siento, pero no puedo confiar en ningúnhombre.—Ahora eres más hermosa, solo dame una oportunidad, al menos
comoamigos.—No lo sé —bajó la mirada sintiendo las lágrimas al borde de los
párpados, deseando darle una oportunidad por primera vez a sussentimientosynoasusmiedos.—Nunca lo sabrás si no lo intentas. Sé que tienesmiedo, sé que algo
pasóconNickyquelascosasnopasaroncomoélmelascontó.—Nuncaloengañé—chillóconlavozquebrada.—Déjameayudarte—ledijocargandoalniño,quiensorprendiendoala
madresefueconél—.Ven,vamosasentarnos—latomóporlamanoylaguiohastalabancadondesesentaron.—Noquiero complicarte la vida—comentómirando a su hijo, quien
jugabaconeldijedeanclaqueteníalacadenaquecolgabadelcuellodeRobert.—Seguroqueno loharás, siento todo loquehapasado,deverdad lo
siento.¿SabeNickdelniño?—preguntóconcautela.Ellaasintióconlacabezamientrasselimpiabalaslágrimas.—Sí, desde el mismo momento en que me enteré que estaba
embarazada. No estaba en mis planes convertirme en madre tan joven,queríaestudiar,anhelabairalauniversidad,peronopodíadejarlesamispadresunaresponsabilidadqueeraysiguesiendosolomía.—Siqueríaseso,¿porquéno tomaronprecauciones?¡PorDios,Nick
conocía uno y mil métodos anticonceptivos! Lo siento, lo siento, solopenséenvozalta—sedisculpóalverqueellamirabaaotrolado.—Créeme que también los conocía, pero todo fue tan de repente.No
habíaempezadoconningúntipodecuidados,porquenoestabaseguradetenerrelacionesconNick,loamaba…yélsiempremedecíaqueesperaríaelmomentoadecuado—sollozóalrecordartodaslaspromesasvacíasqueese chico le había hecho—, porque era consciente demis temores.Unanochemellevóacasadesuspadres,accedíairporquenolosconocía,meilusionaba conocerlos, pero al llegar me di cuenta de que ellos no
estaban…Robert cerró losojosy suspiró, imaginando loqueNadyaestabapor
contarle.SoloqueríasaliryagarrarelprimeraviónaNuevaYork,buscaraNickhastapordebajodelaspiedrasycaerleapatadas.—Nomevioló—aclaróalnotarlatensiónenRobert—.Solomedijo
que esperáramos, que sus padres no tardarían. Él se percató de que yoestabanerviosaymebrindóunacopadevino,nuncaanteshabíatomadoyaunquemeneguéalasegundacopameconvenció,meinstóaquetomaraotro poco y luego perdí el control… —una vez más se limpiaba laslágrimas—. No recuerdo nada más, solo que al día siguiente despertédesnudaensucama…Creoquesenossalióalosdosdelasmanos.—No,noesasí—aseguróRobert—.Nosetesaliódelasmanosysífue
unaviolación,noestabasconscientedeloquehacías.Puedequenotehayaforzadoporqueestabasebria,pero túno loquerías…¡Hijodeputa! —masculló con la mandíbula tensada—. Nos dijo a todos que lo habíasabandonado, que lo habías rechazado… que te había visto saliendo conotrochico.—No,esonofueasí…—dijocasicondesesperación—.Ledijequeme
diera un tiempo, unos días parameditar acerca de lo que había pasado,teníamiedo…nisiquierapodíamiraramispadresalacara,perocuandomeenterédequeestabaembarazadalobusquéyseloconté,medijoqueme ayudaría, pero después de eso desapareció, nunca más me dio lacara…nomeatendíalasllamadasymeenterédequesehabíamarchadoporque me dejó una carta con su madre, a la que conocí el día queencontré el valor para ir a reclamarle personalmente —liberó otrosollozo—. Aún la conservo, a veces la leo para poder odiarlo —laslágrimaslemojabanlasmejillasaNadyayRobertempezóaacariciarleelcabello—.Enesacartamedicequelosiente,peroquenopuedehacersecargodelbebé,quenopuederenunciarasussueñosporunhijo,quedebíestarmecuidando,que todofuemiculpayasí fue…así fue—seechóallorardescontroladamente.—No, él abusóde ti, de la confianzaque lehabíasdado—lepasóun
brazo por encima de los hombros y se la llevó al pecho, donde ellarefugió el rostro—. No tienes culpa de nada, no la tienes —aseguródándoleunbesoenloscabellos—.Teayudaré.—No, no tienes que hacerlo. No quieromás complicaciones parami
vida.
—Juroquenovoyarepresentarunacomplicaciónentuvida,teayudaréconelniño,élnotienelaculpadelimbécilquetieneporpadre.—Robert, aún eres muy joven para que pretendas adquirir una
responsabilidadtangrande.—Yaverásquenoesunaresponsabilidad,talveznopuedaquitartetodo
el peso de encima aunque quisiera, pero un hijo no debe limitar tussueños… no es justo que algún día enmedio de la desesperación se loreproches.¿Quieresretomarlasecundaria?—Megustaría, todoslosdíassueñoconeso,peronotengotiempo—
confesóacariciándoleunamejillaasuhijo.—Talvezsisolotrabajarasunsoloturnotendríastiempoparaestudiar.—Nopuedodarmeellujodesolotrabajarunturno.—Sípuedes,tehedichoquequieroayudarte…sipermitesquetelleve
todoslosdíasal trabajoyquete traiga,vasahorrartemuchoenpasajes,tambiénpuedocolaborarteconalgodedinero,noesmucholoqueganoperoavecesnotengoenquégastarlo—lesonrióylediounbesoenlafrente,dejándosellevarporlanecesidadqueleprovocabaestarcercadeNadya.—No sabes en lo que te estás metiendo… además Robert —pidió
atenciónyéllamiróalosojos—.Novoyapodercorresponderte,tengomiedo.—Perfectamente entiendo tu miedo, no quiero que me correspondas
como mujer, puedes hacerlo como amiga, quiero que veas en mí a unamigo.—Nocreoquemispadresmeaceptenamigos,niquedejedetrabajarun
turno.MimadrecuidadeJasonporqueestoytrabajando,peronocreoquelohagasivoyaperdereltiempoestudiando.—Eltiempoqueseinvierteenestudiarnuncaestiempoperdido,puedes
hablar con tuspadres, no creoque ellos rechacen la ideadeque suhijaretome los estudios y si tumadre no puede hacerse cargo de Jason, yopodría cuidarlo por las tardes, estoy seguro de que mis hermanas sepelearíanporayudarmeconél.—Lopintastodotanlindo,enesepaisajequeteinventasnoveotiempos
detormenta.—Puedequeloshaya,peroquiéndicequenosepuedehacerelintento
deserfelizaúnbajolalluvia.Dejaqueteayude.—Lo intentaré, pero solo como amigos —condicionó, porque su
instintolepedíaagritosquenosearriesgara.—Prometo que solo será como amigos… ¿En serio tienes que irte?
Porquepodemosjugarunratomás.—Creo que Jason aún tiene ganas de jugar, ¿cierto cariño?—sonrió
mirandoelrostrosonrojadodesuhijo.—Entoncesvamosajugar.Robert se levantó con el niño en brazos y lo llevó hasta el tobogán,
dondeempezóajugarconelpequeño.SabíaqueNadyanecesitabatiempoyélledaríaelquefuesenecesario,pensabaquesialgúndíavolvíaaveraNickibaadarleunabuenapaliza,porsertanpocohombre.No sabía cómo sus padres tomarían la noticia de que él quería una
relación con una chica que ya tenía un hijo, suponía que sería un granenfrentamiento con sus padres, pero eso no le importaba porque ya nopodíagobernarloquesentíaporNadya.Jugaron por lomenos una hora y después de esoNadya por primera
vezsubióalMustanggris.—Notengomúsicainfantil—sedisculpósonriendo.—Puedesponercualquiera,Jasonnoesexigente—sonríoquedándose
prendadaenlosojosgrisesdeRobert,quiensehabíavueltoparamirarlasentadaenelasientotraseroconelniñoenlaspiernas.ElchicoencendióelreproductordesonidoyelrapdeEminemjuntoal
coro armonioso de la colaboración de Rihanna inundó el interior delvehículo.
I'mfriendswiththemonster
That'sundermybedGetalongwiththevoicesinsideofmyhead
You'retryingtosavemeStopholdingyourbreathAndyouthinkI'mcrazyYeah,youthinkI'mcrazy
Jasonempezóamoversucuerpecitoalritmodelrap,arrancándoleuna
carcajadaaRobert,alverquebailabasinningúntipodepudor.—Tedijequenoeraexigente—dijoriendo,sinquesuniñodejarade
bailar—.Dehecho,legustamuchoelrapyelhiphop.
—Eso quiere decir que nos vamos a llevar muy bien—aseguró sindejardereír,sinsaberqueconesegestotanespontáneolerobabapoquitoapocoelcorazónaNadya.Lasorprendióalllevarlaaunaheladeríaypizzería,dondedisfrutaron
dealgunosheladosytambiénalmorzaron.Regresó a su casa por la tarde, sintiéndose feliz comonunca antes se
habíasentido.—¿Tienes que trabajar mañana? —preguntó ayudándola a bajar del
auto.—Sí.—Entoncesvendréabuscarteymañanamismopuedesdecirleatujefe
quesolotrabajarásunturno.—Robert…vamospocoapoco,esmejorvercómosalenlascosas.—Está bien, iremos poco a poco, pero almenos dame tu número de
teléfono—casisuplicó.—Estábien,guárdalo—ledictóelnúmeroyRobertinmediatamentele
marcó.—Ese es mi número, guárdalo tú también —sin pedirle permiso se
acercóylediounbesoenloscabellosaJason,tambiénlediounbesoaellaenlamejillaycaminóhastaelauto—.Nosvemosmañana.—Hastamañana—murmuróellasinpoderencontrarlavozyluchando
conlasemocionesqueladominaban.Lovioalejarse,entoncessepermitiósoltaresesuspiroquehabíatenidoprisioneroenelpecho.
CAPÍTULO14
HabíallegadoelmomentodequeJennertambiénabandonaraelbarco,
todo o casi todo lo que había ganado en dos años de una carreraextremadamente exitosa se había agotado, estaba seguro de que aúncontaba con algunos ahorros que había dejado en un lugar al que nadiepodríaacceder,porquelosnecesitaríaeldíaenqueporfinsalieradeeselugar.Almenoslepermitieronquelovieraparadespedirseyagradecerlepor
todoloquehabíahecho.Suahoraex-agenteledejóclaroquesialgúndíaconseguía salir de ese lugar contaría con su apoyo,Benjamin supo quesolo lo dijo por hacerlo sentir bien, porque Jenner verdaderamentepensabaqueélterminaríasusúltimosdíasenesepatéticolugar,alladodepersonas que parecía que nunca le encontrarían una solución a lasfantasíasquegobernabansusmentes.Elhombrequeaparentabatenermásdetreintaañosdebidoasupronta
caídadel cabello, sepusodepiey seacercóparadarleunabrazo,peroJeremydiounpasohaciaatrásysololetendiólamano.—Gracias por todo—dijo sin ningún tipo de emoción en la voz, ni
muchomenosensuinterior.—Gracias a ti por haber confiado en mí —confesó reteniendo el
remolinodelágrimasqueseleformabaenlagarganta,sabíaqueseríalaúltimavezqueveríaaBenjamin,aélverdaderamentelecostabacreerloque había hecho, sobre todo porque había sido testigo de la estrecharelaciónquehabíaentremadreehijo.Benjaminregresóasuhabitaciónamiraralanada,dejandoaltiempo
pasar, tomándose el merecido descanso que había anhelado después detantas horas y horas de trabajo, del asedio de los medios y de lasseguidoras.Podíaasegurarqueporfinestabaenunestadodetranquilidadtotal.Aldíasiguientemuytemprano,antesdequeelsoldespuntara,llegaron
dosenfermeros,élyasabíasudestinoyaunquenoestabadeacuerdoentenerquecedersucomodidad,Iblis lehabíaaseguradolanocheanteriorqueeranecesario.Lomudaronaledificioviejo,dondeestabanlosdela“máxima”como
lellamaban,eradondeestabanlosenfermosmentalesmásagresivosylosque como él, habían cometido algún delito. También los que no teníancómo pagar por comodidad y solo eran subsidiados por el Estado, almenosparamantenerlosconvidaenesapocilga.Abrieron lapesadapuertadehierrodesunuevahabitaciónynopudo
evitarmaldecirmentalmenteaIblis;nohabíasonido,nohabíatelevisor,nicama.Soloerauncubículoconlasparedesacolchadascongomaespuma,forradasporcueroquealgunavezhabíasidoblancoaligualqueelsuelo.Laúnicailuminacióneraporunabombillaquecolgabadeuncablequeyaestabasulfatado.—Solo falta la puta camisa de fuerza—sonrió tratando de ocultar su
desagrado.—No será necesaria la camisa de fuerza, pero solo por seguridad
debemos dejarte las correas—le informóunode los enfermeros, quiendemostrabaestargozandodeloqueestabapasando.—Exijo almenos unas sábanas—al ver que no había nadamás en la
mierdaquelehabíanasignadoporhabitación.—Lo siento niño bonito, pero eso tampoco será posible —aseguró
controlandolacarcajada,estabaseguroqueelactorestabaacostumbradoa exigir, pero había llegado el momento de que despertara a su cruelrealidad.Las sábanas habían sido eliminadas de la máxima el pasado año,
despuésdequeutilizaranunaparaahorcaraunodelosenfermeros,porloque se tomaronmedidas drásticas y solo a unos pocos aún los dejabanconservarropa.Benjaminnodijonada,porquedespuésdehaberasesinadoasumadrey
aKarennohabíavueltoasentirdeseosdeasesinaranadiemás,perosielimbécil del enfermero seguíaburlándose, sumaría a su listaunavíctimamás.Sedejócaersentadoenelcentrodellugar,enloqueerasueloycama.
Los enfermeros se marcharon dejándolo con las correas que leaseguraban las muñecas, ya encontraría la manera de violentar el putocandadoquelasmanteníaunidas.La pesada puerta de hierro pintada de blanco con algunas llagas de
óxido,teníaenlapartesuperiorunpequeñorectánguloconunarejilla,esaseríasuúnicaventanaalexteriorydabaaunsolitariopasillo.
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Roberthabíacumplidosupromesade irabuscaraNadyaasucasay
llevarla al trabajo, durante el trayecto la mayoría del tiempo semantuvieron en silencio porque ninguno de los dos sabía qué decir; sinembargo, sus corazones latíandesbocadosy susmiradas se encontraronenmásdeunaocasión.Ella se sentía realmente incómoday cadavezqueencontrabaelvalor
parahablar,susmiedoseranmásfuertesynoselopermitían.LaspocasvecesqueRobertlogrósacarlealgunaspalabrasfueporque
lepreguntabaporJason.Cuando estacionó frente al restaurante donde ella trabajaba, solo se
limitóaagradecerleybajarsedelauto,aunqueinternamenteluchabaconsus deseos que le pedían a gritos que lo besara. Semoría por volver asentirloslabiosdeRobertsobrelossuyos,perosehabíajuradoquenuncamáslepasaríalomismoquelehabíapasadoconNick,unasolavezhabíabastadoparaaprenderlalección.Últimamente los días de trabajo se le hacían más largos, pero ése
particularmenteselehabíahechoeterno,porquedeseabavolverasubiralauto junto a Robert, más de una vez sus compañeras de trabajo ladescubrieron sonriendo como no lo había hecho nunca desde que habíaempezadoatrabajarenellugar.Cuando por fin su horario terminó, se esmeró un poco más en su
apariencia,porloqueseaplicóglossenloslabiosysetrenzóelcabelloporque odiaba que se le impregnara el olor a fritura, suponiendo queRobertsepercataríadeesearomaquenoeraparanadaagradable.—Sé que necesitas un poco—una compañera de trabajo le tendió el
frascodeperfumequeellausaba.—Gracias —sonrió y se roció pensando que el exquisito aroma del
“J'adore”disimularíasuparticulararomadeIn-N-OutBurger.—Debesdejardeusarsolocoloniadebebé—leaconsejóPilar,quien
se había dado cuenta del sexy chico que acosaba a Nadya y queirremediablemente ella había caído bajo el hechizo que despedían esosojosgrises.Nadyasolosonrió,estabaseguradequenogastaríaenunperfumesolo
paraella,preferíausardelacoloniadeJasonporquelamentablementeeldinero no le alcanzaba para permitirse esos lujos o tal vez esa era suexcusamás indicadaporquehasta elmomentono se había sentido en lanecesidaddeagradaraningúnhombre.Alsalirdelrestauranteelcorazónseleinstalóenlagargantaalveral
otro ladode lacalleelautogris;acadapasoquedabaseobligabaanosonreír,perono lograbaelcometido,por loquepreferíamiraralsuelocadavezqueladebilidadlagobernaba.AntesdequepudieracruzarlacalleRobertbajóytrotóconprecaución
hastaella.—Hola —saludó y le plantó un beso en la mejilla, percibiendo el
exquisitoaromaamujer.—Ho…hola—titubeó, con las palabras y emociones enredadas en la
garganta.Robert vestía con un conjunto de chándal en colores blanco y gris,
ofreciéndoleaNadyaunvistazodequerealmentesemanteníaenforma.—¿Quétaltudíadetrabajo?—preguntómientrasleabríalapuertadel
auto.—Igualquesiempre,conmuchospedidos,caminandodeunladoaotro
sinparar—respondióapenasencontrandoelvalorparamirarloalosojos—.¿Cómotefueati?—Aunque hoy recibimos la nueva temporada de Nike fue un día
bastante tranquilo, aunque lasprácticas fueronmuchomás intensas.HoynosvisitóunrepresentantedelosLakers,estánbuscandotalentosparalaligaprofesional.—Eres muy bueno, recuerdo el partido al que me invitó Nick —
murmuró el nombre del chico que le había hecho tanto daño, sin dudaalguna lo que más le afectaba de estar con Robert era queindiscutiblemente debía recordar momentos de ese pasado que tantodeseabaolvidar.Subióalautoysesentóinhalandoprofundamenteparacalmarse,pero
soloconsiguiófamiliarizarseaúnmásconelaromadeRobert.—Elviernes tengounpartido—le comunicó justo en elmomento en
queseubicóensuasiento—.Megustaríaquepudieses irconJasony tuhermano.Nadyaguardósilencio,nosabíaquéresponder,noqueríainvolucrarse
másdelacuentaconRobert.Muyenelfondoeraloquedeseaba,peroaún
sentíamiedo.—No podré, tengo que trabajar—confesó y se mordió sutilmente el
labio, pero lo liberó rápidamente porque no quería que Robertinterpretaraesocomounainsinuación.—Podríaspedirpermiso—pusoenmarchaelautoylaesperanzaensu
puntomásalto.—Hace poco pedí uno —era cierto, había tenido que faltar un día
porquesumadredebíairalmédicoynoteníaquiéncuidaradeJason—.Sila invitación se mantiene, tal vez para finales de mes pueda asistir aalguno.—Lainvitaciónparatiserátotalmenteeterna,eldíaquequierasirauno
demispartidosmeharásmuyfeliz.Porcierto,miraelasientodeatrás—lepidióseñalandoconeldedopulgarporencimadelhombro.Nadya volvió medio cuerpo para mirar y en medio de la increíble
sorpresa, se llevóunamanoparacubrirse labocamientrasasimilaba loqueestabaviendo,sintiendoqueporprimeravezalguienquenofuerasupapáteníaungestotanlindoparaJason.—No era necesario, no debiste comprarlo —dijo sintiendo que las
lágrimasamenazabancontraspasarlabarreradesuspárpados.—Síeranecesario,noesconvenientequeJasontengaqueestarentus
piernas,asípodrássentartesiempreamiladoytenerlacertezadequetuhijoestaráseguro.Robert había recurrido a algunos de los ahorros que tenía para
comprarseunautodelañoyadquirirunasientoparaJason.Desdequesehabía enterado de queNadya luchaba prácticamente sola para criar a suhijo,susanheloshabíancambiadodemaneradrástica,ahorasoloqueríaagradaraesachicadeojossoñadoresylabiosvoluptuosos.—GraciasporpensarenlaseguridaddeJason—murmuróconlavoz
ronca.—Cuandotedijequepodríascontarconmigo,lodijeenserio—acotó,
aunqueverdaderamenteloquemáslohabíallevadoaadquirirelasiento,habíasidolanecesidaddequeellaviajaraasuladoynoenlapartetraseradelvehículo.—Noquieroquegastes—miróalfrente,fijandosuatenciónenla luz
roja del semáforo—. Robert, sé que tal vez mi situación te provoquelástima,peronoquieroqueseadeesamanera.EnesemomentosintiólamanocalientedeRobertapretandoladeella,
despertandoconesetoquetanprotectormuchasemocionesensuinterior,algunashastaescandalosas,lasqueleincendiabanlapiel.—Nadya —susurró con voz profunda su nombre, reclamándole
atenciónyellafijósuspupilaseneserostroqueaúnenlapenumbradelautolucíatansexyymasculino,conesoscabellosrebeldesquelohacíanlucircomounimponenteleón—.Teaseguroqueenmíprovocasmuchascosas,cosasquemerobanelsueño,peroenningúnmomentohesentidolástima—asegurómirándolaalosojos.Nadyaretirócuidadosamentelamanoporqueesetoqueylamiradade
él laperturbaban,aunquesemoríaporpreguntarlequécosasdespertabaenélquelerobabaelsueño.Ni siquieraNick le había dicho alguna vez que no podía dormir por
estarpensandoenella.—Jasonsepondrámuyfelizalverla.—Podríamossalirapasearunrato.—Noseráposible,cuandollegoacasayaestádormido…otrodía—
propusosinpoderrechazarcompletamentelainvitacióndeRobert.—Entoncesseráotrodía.—Está bien—dijo ella sonriendo y él le correspondió de la misma
manera.RobertestacionófrentealacasadeNadyayambossemantuvieronen
silencio,sindejardemirarsealosojos,mientrasellasedesabrochabaelcinturóndeseguridad.Roberthizo lomismoy seaceróaella, llevándole lamanoa lanuca
paraevitarquesealejara,respirandosobreloslabiosentreabiertosdelachica.—Robert, por favor —suplicó en voz bajita y temblorosa, con la
miradaenlabocadeél.—Porfavor,Nadya—imploró,dejandoeltibioalientoenloslabiosde
ella,sinperdermástiempobesóunpardeveceslentamentelacomisuraderecha.Nadyacerrólosojosysuspiró,jurandoqueRobertpodíaescucharsus
latidosretumbarlescontraelpecho.—Buenas noches —le deseó alejándose un poco, al tiempo que se
saboreabaellabioinferior.Ella tiróde lamanillaybajóconrapidez,porquesentíaqueestabaen
mediodeunmarembravecidode intensasemocionesque la llevabande
unladoaotro.—Buenas noches —dijo y casi salió corriendo. Sabía que no debía
aceptarlacercaníadeRobert,élsoloqueríallevárselaalacama,asícomolohabíaqueridoNick,peroladiferenciaestabaenqueextrañamenteahoralodeseaba,deseabaestarbajoelcuerpodeesechico.Sabíaqueenlaprácticasexualseríauncompletocaos,porquetansolo
había tenido relaciones una sola vez en su vida y en estado total deebriedad,elque lehabíaborradode lamemoriaunmomentoquedebiósermágico.Norecordabaunaexperienciaquetodamujerdebíaatesoraren su memoria, una vez que fue suficiente para convertirla en madresoltera.RobertesperóhastaqueNadyaentraraasucasayentoncessemarchó.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓LamadredeJeremytrabajabacomoasesoracomercialenunaempresa
de bienes raíces y casi siempre estaba fuera de casa; sin embargo, a élnunca le faltaba nada, porque contaban con tres personas que seencargabandelmantenimientodelhogarydelaalimentacióndelchico.A pesar de la ausencia, por las noches cuando llegaba le dedicaba el
tiempo necesario y estaba muy feliz por la relación que mantenía conCandiceAdams,asuconsideracióneraunajovencitahermosaycariñosa,demuybuenosmodales.—Jem,hellegado—lehizosaberaltiempoquedejabalacarterasobre
elsofáysequitabaloszapatosdetacónqueestabantorturándolelospies,casijadeóanteelaliviocuandodescansólasplantassobrelaalfombra—.¡Hijo!—volvióallamarloanclandolamiradahacialasescaleras.—¡Voy!—Escuchólavozdesuúnicohijo,elserquemásamaba,quien
se asomaba por la baranda del segundo piso, al otro lado de la sala—.¿Cómofuetudía,mamá?—preguntóbordeandoelsalónhastallegaralasescaleras,dondeempezóadescenderaltrote.—Agotador,hoytuvequevisitartrespropiedades—suspiródejándose
caer sentadaenel sofáyempezandoamasajearse lospies—.¿Y tú,quéhashecho?Supongoqueestásdisfrutandolasvacaciones.—Hacepocolleguéacasa,pasélatardeconCandice.ABrigitte le encantaba ver cómo se le iluminaba lamirada a su hijo
cadavezquehablabadelachica.
—Siquierespuedesinvitarlaacenar,¿teparecesipedimospizza?—Meagradalaidea,voyallamarlaaversisuspadresledanpermiso.—Usamicelular—ledijotendiéndolelacarteraparaquelobuscara.Jeremy recibió la cartera y empezó a buscar en el interior el celular
mientrasellalomiraba,apenascreyendoqueesejoventanhermosofuerasuhijo,cadavezdejabaatrásalniñoyseconvertíaenunhombre.Ellahabía tenidootraparejadespuésdehabersedivorciadoperosolo
vivióconellosunpardeaños,tomóladecisióndedejarlojustodespuésde que la abofeteara, no iba a permitir que ningún hombre le pegara ymuchomenosdelante de su hijo, lo hizopor ella y por Jeremy, porqueestabaseguradequesilahabíaagredidounavez,lovolveríahacerynoqueríatraumarlaniñezdesuhijo.—Sí, vendrá—Jeremy interrumpió sus pensamientos al dejarse caer
sentadoenelsofá.—Entonces pide la pizza que desees, voy a ducharme —se levantó,
recogiósuscosasysubióasuhabitación.Después de un baño que renovó todas sus energías regresó a la sala,
encontrándose a su hijo besando a su novia y vaya que había ganadopráctica.Se aclaró la garganta para hacerse notar y como si ambos hubiesen
recibidounadescargaeléctricasesepararon.—Buenas noches señora Brigitte —saludó Candice con las mejillas
furiosamentearreboladasporlavergüenza.—BuenasnochesCandice,mealegramuchoverte.—Ya la pizza no debe tardar —interrumpió Jeremy mostrándose un
tantonervioso.Enesemomentoeltimbreirrumpió,cortandounpocolatensiónquese
habíaposadosobrelosnovios.Jeremycasicorrióalapuertayrecibiólapizza.—Vamosacenar—pidiócaminandohastaCandice,alaqueleagarróla
manoylaguiohastaelcomedor.Brigitte los acompañó a la mesa donde empezaron a degustar de la
pizzavegetarianaytéfrío.—Jem…—se limpió los labios con la servilleta ymiró a su hijo—.
Hoymellamótupadre,parainformarmequehabíaenviadoatucorreounpasaje,quierequepasesunosdíasconél.—¿Yledijistequenovoyair?
—Jem,tienesmásdecincomesessinverlo.—Mamá,élpuedevenir.Noquieroviajar—mascullóconlamiradafija
enlosojosdesumadre.—Jeremy,tupadrenopuedeviajar,enestemomentoestáocupado.—Si está ocupado no tendrá tiempo para atenderme. Tampoco voy a
faltaralauniversidad.—Por favor es tu padre, solo serán pocos días, que no afectarán tus
estudios—suplicóconvozconciliadora.—Mamá,noquieroir,noquierodejaraCandice—confesódesviando
lamiradaasunovia,quienestabasentadaasuladoyleagarrólamano.—Notepreocupespormí,esbuenoquevisitesatupadre.—Soloseránquincedías—intervinoBrigitte.—Ve,esmuypoco tiempo—le sonrióCandice, aunquepordentro se
estabamuriendoporquerealmenteleparecíaunaeternidad,peronopodíaconvertirseenelobstáculoqueseinterpusieraentreJeremyysupadre.—Estábieniré.Perosimemandaabuscaryélvaaestartodoeldíaen
el club, me regreso en el primer avión —condicionó regresando lamiradaasumadre.Brigittelesonrióconternura.EsanochehablaríaconEckbert,paraque
porfavorlededicaratiempoaJeremy.—¿Ycuándotengoqueviajar?—Ellunes.—¿Tan pronto? —farfulló dejando a medio camino la pizza que se
llevabaalaboca.—Faltancincodías,creoqueestiemposuficienteparaqueorganicesla
maleta—sonrióCandice, intentandohacerunabromaparano echarse allorar.Terminaronde cenar y Jeremydecidió acompañar aCandicehasta su
casa,queríapasaralladodeellacadamomento,muchomássabiendoquedebíanalejarseporunosdías.Ibantomadosdelamanoyapasomuylento.—RealmentenoquieroirCandice…mipadrenuncamehatomadoen
cuenta—expresóydejólibreunsuspiro—.Novoyasentirmecómodo.—Situpadretehamandadoabuscaresporquesítetomaencuenta,ve
conél, aprovechaestaoportunidadparaqueconversenydileesoque tetienetandescontento—sedetuvoparándoseenfrentedeélyentrelazósuotramanoaladesunovio—.Hazlopormí—pidiómirándoloalosojos
yregalándoleunadulcesonrisa.—Quieroquetengasmuyclaroquesololohagoporti.—Bien, puedes empezar un tema de conversación contándole de esa
chica rubia que tanto te gusta—se puso de puntillas, dejándole caer unbesoenloslabiosalqueélcorrespondió.—Lecontaréqueesajovendeojostanhermososcomolasesmeraldas,
me tiene loco—murmuró contra la boca de Candice—. Y le mostrarétodas las fotos que tengo, puede que notemi desespero por regresar alladodeesahermosachicaymepermitaregresarantes.—Si le hablas a cada minuto, puede que termine por cansarse de
escuchartehablarsobreellayteenvíederegresomuchoantesdeloqueimaginas—volvióasonreíryseentregóasusdeseosdebesarconmásintensidadesaboca.Enmediodelaacerayconlalunacomotestigosebesaronporvarios
minutos,hastaquecreyeronconvenientequeCandiceregresaraasucasa,dondeJeremyladejódespuésdesaludaralospadresdeellaysedevolvióasucasa.
CAPÍTULO15
El temido fin de semana de Hector y Robert había llegado, debían
trabajarcasitodoeldíaeneljardín,esequetantoadorabaClaireyelloslo hacían solo por mantenerla contenta y que pasara las mañanasentretenidaensusplantas.Les tocaba remover todo el pasto alrededor de la cerca y abonarlo,
porque ella quería esa semana empezar a plantar algunas azucenas ycamelias.Almenoseldíaestababastantefrescoynublado,loquehacíaeltrabajo
menosarduo.RobertsabíaqueeseeraelmomentoadecuadoparahablarconsupadresobresucasirelaciónconNadya,habíacorridoconlasuertedequeaúnnosehubiesedadocuentadelasientodeniñoqueestabaensuauto.—Papá—requiriólaatencióndesupadre,quienseencontrabaasulado
acuclillado igualqueél,mientrasqueconunapalapequeña removían laarenaquehabíanhumedecidolanocheanterior—.Estoysaliendoconunachica.—¿Otra? —le sonrió con complicidad. A su hijo le llovían las
oportunidades con las chicas, ser capitán del equipode baloncesto de launiversidadloconvertíaenunblancodeasediofemenino.—Peroestavezesenserio,conlaqueestoysaliendomegustacomono
mehabíagustadoningunaotra.—Siesbuenachicapuedestraerlaacasa,tumadreyyoestaríamosde
acuerdoenconocerla.—Megustaría que la conocieran, es realmente especial… aunque aún
notenemosnadaformal,porahorasolosomosamigos.—¿Peroestássegurodequereralgomásqueamistad?—Completamente.Nadyaesverdaderamenteespecial…pero…—Hayalgomás,esos“peros”sonlapartequenuncamegustanenlas
conversaciones.—Tiene un hijo—confesó sin darlemás vueltas al asunto—.Aún es
muyjoven,solotienedieciochoañosyunniñodedos,salióembarazadaantesdeterminarlapreparatoria.—Robert,sabesquesiemprerespetotusdecisiones—Hectorsabíaque
una chica con un hijo, sin terminar los estudios, solo representaría unaresponsabilidaddemasiadograndequenoqueríaparasuhijo,Robertaúnestabamuyjovencomoparainvolucrarsedeesamanera—,perocreoqueestanoeslamásconveniente.Silaquieres,séqueloquetediganoteharácambiarloquesientes,perotepidoquepiensesenloquevasahacer…noesfácil,primerodebesasegurartesielpadredelniñonovaa interferir,noquieroquetehagandaño,peroporsobretodaslascosas,debesestarseguro de lo que sientes, no puedes basar tu relación en sentimientosefímeros,unamadresolteranoescualquierchica,unamadresolteranoconfíadelanochealamañanaysientregaelcorazónporsegundavez,noesparaquevuelvan a rompérselo.Loquequierodecir con esto es, quedespuésdequeelijasavanzarenesarelaciónnohabrávueltaatrás.—Conocesalpadredelniño—murmuróbajandolamiradayempezóa
abonarlatierra—.EsNick.—¿Tú amigo? ¿El que se fue a estudiar a Nueva York? —preguntó
desconcertado.—Síymásqueirseaestudiar,sefuehuyendodelaresponsabilidad…
Esmuydifícilexplicarloquesucedió—dejólibreunsuspiroymiróasupadrealosojos—.VerdaderamentenocreoqueregreseysilohacenovaainterferirenmirelaciónconNadya,porquenoleconviene.—Nomepidasqueconfíeplenamenteenloquemeestásdiciendo,pero
sivasaluchar…Robert,porprimeravezenlavidameencuentroenunlaberinto,siempreteheapoyadoentodo…—Y lo agradezco mucho papá, estoy seguro de que Nick no va a
interferirennada, realmentepormiparte laamistadque teníaconélhaterminado.MeharécargodeJason,estoyseguroquepodréamarlocomosi fuese mi propio hijo, mamá y tú me han demostrado que no esnecesarioquepornuestrasvenascorralamismasangreparasentiramorporalguien,ustedeshansidolosmejorespadres—demanerainevitablelos ojos se le llenaron de lágrimas—. Creo que nunca te he dicho loagradecido que estoy con ustedes por haberme elegido, nunca me hesentidoenlanecesidaddepreguntarmeporelhombrequemeengendróolamujerquemetrajoalmundo,porquenuncahesentidolaausencia;porelcontrario,agradezcoquemehayanabandonado.Sinohubiesesidodeesamanera,habríaperdidolaoportunidadde tenera losmejorespadresdelmundo.EnesemomentoRobertlepasóunbrazoporencimadeloshombrosy
lopegóasucuerpodándoleunbesoenlacabeza,laquellevadaprotegidaconunagorra.—Ustedes son los mejores hijos que Dios nos haya podido regalar,
estoy muy orgulloso de los tres —confesó con la voz ronca por lasemociones que lo rebasaban—. Los amo,más que a nada en elmundo,estoysegurodequeClairetambién,aunquenostengaaquíluchandoconesto—sonrióentrelágrimas,correspondiendoalabrazo.—¿Estántancansadosqueyaestánllorando?¡Ydespuésdicenquelas
mujeressomoselsexodébil!—interrumpióLizzy,quientraíaunabandejaconunajarradetéheladoydosvasos.Hector se levantó y se quitó los guantes para secarse las lágrimas,
RoberthizolomismoyseacercaronhastadondeestabaLizzyponiendosobreunamesalabandeja.—¿Pasaalgo?—preguntóalverquelosdoshombresdelacasahabían
estadollorando.—Estamos lamentándonos al pensar cómo quedará ese almuerzo
preparadoportiyporCandice—dijoRobertsirviéndoseunpocodeté.—Lamento decepcionarte, el almuerzo está quedando como para
chuparse losdedos—aseguróconunasonrisa—.Yafaltapoco.Enunosminutos los llamaremos. Eso sí, lloren menos y trabajen más porquemamáestápor terminarde lavarymorirá sivieneyvequeaúnnohanterminado.Lizzy regresó a la casa y ellos después de tomar un poco de té
regresaronasulabor.HectorledijoaRobertquehablaríaconClaireyleayudaríaunpococon la situación,peronoprometíaque lamujerno lehicieraalgúnreclamo.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Candice se revestía de fortaleza y alegría, pero realmente estabamuy
tristeporqueJeremydebíamarcharseenmenosdeochohoras,sabíaquesusdíassinélseríantotalmenteaburridos,noteníalamásremotaideadelo que haría por las tardes, ni siquiera contaba con sus amigas de lapreparatoria,porquetodassehabíanidodevacaciones.Miraba al techo de su habitación armándose de valor para poder
mostrarleasunoviounasonrisayalentarloaquevisitaraasupadre,así
comolohabíahechodurantelosúltimosdías.Estabaseguradequesinofuera por sus peticiones, sencillamente no semarcharía, pero no queríaque el rencor que Jeremy sentía por su padre se hiciera cada vez másintenso.
YouthinkI'mprettywithoutanymake-upon
YouthinkI'mfunnywhenItellthepunchlinewrongLallamadaentrantedeJeremyreventólaburbujadetristezaenlaquese
encontraba.—¡Hola!Penséqueyaestaríasdurmiendo—saludósinpoderocultarla
respuesta.—Nopuedodormir,quieroverteunavezmás.—Ya es muy tarde, mis papás están durmiendo—murmuró como si
HectoroClairepudiesenescucharla.—¿Podríasescaparte?—Nuncalohehecho—confesósintiéndosetraviesa.—Podrías hacerlo por primera vez, te estaré esperando en el patio
traserodemicasa.—¿Ytumamá?—Tambiénduerme.—Jeremy…—musitó con el corazón desbocado—.Creo que no está
bienquesalgadecasasinavisar.—Estarásconmigo, recuerdaqueenpocashorasdebopartirynonos
veremosenquincedías.Candicebajódelacamaycorrióalclóset.—Está bien, espérame pero ve armando una buena excusa por si nos
descubren.—Yalatengoplaneada.—Ok,damediezminutos.—Tequiero—dijoélyellasuspiró.Candicefinalizólallamadaycambiósupijamaporunsencillovestido
blanco, de finos tirantes, que le llegaba por encima de las rodillas. Secalzóunassandaliasyporprimeravezescapóamedianochedelacasadesuspadres.Nopodíaevitarqueelmiedoylaadrenalinalainvadieran,corrióhasta
lapuertaquedabaaljardíntraserodelacasadeJeremyyvolvióamarcar
alnúmerodesunovio.—Yaestoyaquí…abre,estoyenelportón.Como si la estuviese esperando, la puerta se abrió y ambos aún se
manteníanconlosteléfonosmóviles.—Hola—saludóélsincolgar,comosinolatuvieseenfrente.—Hola —correspondió con una gran sonrisa siguiendo el juego de
Jeremy.—Teextrañé.—Yo también—dijo y entonces él le quitó el teléfono y finalizó la
llamada,haciendolomismoconelsuyo.Candiceselanzóalosbrazosdeélyloabrazófuertemente,poniéndose
depuntillasparapoderestaralaalturadesunovio.—¡Woao! ¿Esto qué significa?—preguntó al ver frente a ella y tras
Jeremy,algunosfarolesdelucesquecolgabandeungranárbol,creandounambientemágico—.Eshermoso.Jeremy dejó de abrazarla y le tomó unamano, guiándola debajo del
árbol, donde había unamanta blanca y sobre ella un hermoso ramo dedaliasrosadasyblancas.—Esto es para ti—le entregó el ramo y la invitó a sentarse sobre la
manta—.Nopodíamarcharmesinhaceralgoespecialantes,esmimaneradedemostrarcuántotequieroylafaltaquemeharástodosestosdíasenqueestaremosseparados.—Jeremy—unavezmásse lanzóa losbrazosdesunovio—,mehas
demostradodemuchasmanerasquemequieresycreoen loquesientespormí… también te voy a extrañarmucho, no tienes idea de cuánto—confesóalfin,expresandoesatristezaquesehabíaempeñadoenocultar.—Candice, verdaderamente noquiero ir, no quiero separarmede ti…
solovoyporquetúmelopides.—Jeremy,esquedebesunirloslazosdecariñocontupadre.—No tengo porqué ser yo, es él quien siempre falla, debería ser él
quien viaje y deje por unos días sus cosas. Me gustaría queverdaderamentedemuestrequeleimportomásquesusnegociosoquemequierealigualqueasusotroshijos.—Comprendo que estés enfadado, pero puedes aprovechar esta
oportunidad para decírselo y pedirle que la próxima vez sea él quienacorte las distancias —le propuso acariciándole el rostro mientras seperdíaenesosojosdecielo.
—No comprendo cómo puedes ser tan bondadosa, tienes un corazóndemasiado puro—comentó cubriéndole lasmejillas con lasmanos y laarrastróhastaél,dejandosubocajustoaunsoplodeladeella.Candicenodesperdicióniun segundo,besóa Jeremysaboreandoese
momento tan lindo, ese beso con sabor a despedida que la llevaba a lagloria.Sindarsecuentayenmediodelavoráginedeemocionesquelabocade
Jeremy provocaba en ella, terminó acostada sobre la manta y bajo elcuerpodesunovio.—Quédateasí—lesusurróenmediodeunalluviadecortosbesos.Se alejó un poco, admirando lo hermosa que era su novia, el cabello
consuavesondascreabaunabanicodoradoylosojosverdeslebrillabancongranintensidad.—No hay nada más hermoso que ese sonrojo que se instala en tus
mejillas—confesósonriente,acariciándolelabarbillaconlosnudillos—.Parecesunángel,erestanlindaCandice,nuncamecansarédemirarte.Agarróel ramodedaliasysoltóel lazoqueformaba lacintadeseda
blanca que mantenía los tallos unidos, provocando que las flores seesparcieran, entonces agarró una blanca y con un poco de dificultad lequitó el tallo, con cuidado puso la pomposa dalia sobre el cabello deCandice,asíhizocontodas,decorandoesehermosoysedosoabanicoquehabíaformadolacabellera.El corazóndeCandice estaba a punto de salírsele del pecho al ver lo
que Jeremy hacía, inevitablemente el calor no solo se apoderaba de susmejillas,sinodetodosucuerpoysereflejabaensuspezonesatravésdelvestido,poniéndolaenevidencia.Era una locura, estaba segura de que lo era, pero no podía ponerle
frenoasusdeseos,consudedoíndicelepidióqueseacercara.Jeremyasílohizo,paravolverasumirseenunnuevobeso,unoquepocoapocofueincendiandolaspielesynublándoleslarazón.CandiceestabaseguradequelasmanosdeJeremyempezabanaperder
elcontrol,pocoapocolelevantabaelvestidoyaellaletemblabanhastalaspestañas,peronoteníalavoluntadparadetenerlo.Elbesolesseguíaaumentandolacirculaciónyloslatidos,Jeremysolo
teníamediocuerposobreeldeella,esepecho tancaliente lecalmabaelexcitantedolordesuspezonesyjurabaqueasícomoellapodíasentirloslatidosdelcorazóndesunovio,élpodríasentirelretumbardelsuyo.
Sintiólamanodeélposarseensuvientreyconlosdedosbordeabaelbordedesusbragas,sintióvergüenzayungranestremecimientocuandolassuavesyemassepasearonporsumontedeVenus.Seavergonzódequeélsedieracuentadequesedepilaba,aunquesinolohiciera,igualsentiríalomismo.Unavocecitalegritabamuyenelfondoquelodetuviera,queno era correcto lo que estaban haciendo, pero Jeremy empujaba con sulengua dentro de su boca impidiéndole hablar y sus impulsossencillamentenorespondían.Candice tenía la certeza de que no era la primera vez que Jeremy se
encontraba en una situación como esa, estaba segura de que él ya habíaestado con otras chicas, aunque estuviese temblando, todo lo hacía conmuchanaturalidad.Dosde losdedosbajaronunpocomás, deslizándose con lentitudpor
sus labios vaginales, eso provocó que se humedeciera mucho más einvoluntariamenteunruidosojadeoseescapódesuslabios,estrellándosecontra labocadeél, inmediatamente la invadióuna sensacióndeestarapuntodecaeralvacío,entoncesseaferróconlasuñasalaespaldadeélparanocaer.—¿Estás bien? —preguntó en voz bajita, con la respiración agitada,
deteniendoesaindecentecariciaporloslabiosvaginales.Candice dudó un poco, como si estuviese deliberando entre sus
pensamientos y sensaciones, al final le regaló un asentimiento, sinatreverseamirarloalosojos.—Sí, estoy bien —murmuró roncamente, a ella misma le costó
reconocersutonodevoz.Jeremyvolvió abesarla en labocayde ahí emprendióun caminode
cortos y húmedos besos por la línea de lamandíbula, hasta llegar a suoreja,nuncaunascosquillaslehabíancausadotantoplacercomoloestabahaciendolarespiracióndesunovioensuoído.Nohabíapuntoderetorno,estabasumidaenesesoporqueelplacerle
ofrecíay la razónno teníaelmásmínimopoder,noatinabaahilarunafraseypreguntarleaJeremysiteníapreservativos,solodisfrutabadeesainvasiónalaqueseestabaaventurandoeldedomediodeél,queseabríaagónicamenteespacioentresuspliegues.De repente, algunas explosiones arruinaron ese mágico momento,
obligandoaCandiceaincorporarsedemaneraviolenta,conelcorazónapuntodereventarleelpecho.
El cielo se iluminó con varios colores, fuegos artificiales besaban lanoche,seguíandetonandoconlucesdelosmáslindosybrillantes tonos,todoeseespectáculoeramuycercadedondeellosestaban.Jeremy empezó a reír, sin poder ocultar la mezcla de nervios y
excitaciónquelogobernaba.—Esoespartedemisorpresa,peronoimaginéquenospillaríaental
punto—confesósentándosealladodeCandice,quiensebajabaelvestidoysereacomodabalasbragas,sintiéndolasmásmojadasdelacuenta.—Gracias—carraspeó,aúnestabatemblorosa,perolaexcitaciónsele
había ido de golpe y estaba segura de que a Jeremy le había pasado lomismo—.¿Cómolohaslogrado?—LepaguéaArnold—dioelnombredelchicodedoceañosquevivía
enlacallecontigua—.Fuemuypuntual,ledijequealasdosymedia—murmuróverificandolahoraensurelojdepulsera.—Creoqueyanoverélasdaliasnilosfuegosartificialesdelamisma
manera,cadavezquelosveavoyapensarenti—comentóconlamiradaenelcieloiluminadoporunbrillantefucsia,casienseguidaloacompañóunturquesa.—Esperoestaratuladosiemprequetengaslaoportunidaddeveruna
dalia—lequitóunaquelehabíaquedadocolgandodelashebrasdoradasyselallevóalanariz,inhalandoelaromadelaflor—.Opresenciarundesplieguedefuegosartificiales.—Jeremy,teamo—murmuróacariciándolelamejilla—.Estoysegura
dequesilosfuegosartificialesnonoshubieseninterrumpido,habríamosllegadomuylejos—seaclarólagarganta,porquelecostabahablardeloque estuvo a punto de pasar entre ellos—. Pero tal vez hubiese sido unerror, porque no lo habíamos planeado, no tenemos ningún métodoanticonceptivo a la mano y lo último que espero es decepcionar a mispadres, ambos sabemos cuáles pueden ser las consecuencias si no noscuidamos.—Losé,puedesestar tranquila,dijequeesperaríaelmomento idealy
así será, todo esto que he preparado no ha sido con el objetivo de quetuvieras sexo conmigo, solo lo hice porque no quiero queme extrañestanto los días que no vamos a estar juntos—dijo con total sinceridad,entrelazandosusdedosalosdeella.—Cuando regreses será el momento ideal —comentó seriamente
mirándoloalosojos—.Estoypreparada,talvezesedíavoyaestarmuy
nerviosa,peroesonoseráunaseñaldeduda.—Lo sé, debes haberte percatado de que también me pongo muy
nerviosoatulado,prometoqueseráespecial,haréquesealaexperienciamás hermosa de tu vida —prometió abrazándola, mientras en el cieloseguíanestallandofuegosartificiales.
CAPÍTULO16
Después de esperar por más de cinco horas en la escala que había
hecho en Barcelona, al fin Jeremy abordaba el avión que lo llevaría alAeropuerto Internacional de Düsseldorf, donde su padre lo estaríaesperando.Guardósubolsodemanoenelcompartimientosuperioryseubicóen
suasientodeprimeraclasedelvuelo9525deGermanwings,seajustóelcinturón de seguridad y buscó su iPod, dándole vida a una de las tantaslistasdereproducciónqueteníaeneldispositivoelectrónico.Empezóatamborilearconsusdedosensupiernamientrastarareabala
letradeOneRepublicypensabaenCandice,anhelandoelmomentoenqueellacumplieralapromesaquelehabíahecho.Sementiríaasímismosisenegabaquedeseabatenersexoconsunovia.
IstaredupatthesunThoughtofallotherpeople,placesandthingsI'veloved
IstaredupjusttoseeOfallotherfaces,youaretheonenexttome
YoucanfeelthelightstarttotrembleWashingwhatyouknowouttheseayeah
Youcanseeyourlifeoutofthewindow,tonight.Miró de reojo a su compañero de asiento, era un hombre que no
aparentabatenermásdetreintaaños,depielblancaycabellocastañoalaalturadelanuca,conrizosmuybiendefinidos,erandemasiadosperfectosydabanlaimpresióndequenofuesennaturales.Al parecer el hombre presintió su imprudente escrutinio y volvió la
mirada hacia él, le sonrió de manera cortés acompañado de unasentimiento.A Jeremy le pareció que eran los ojos más extraños que alguna vez
hubiese visto, eran de un gris casi blanco y brillaban como si algúnreflectorlosiluminara,eliriserabordeadoporunfinohalodeunnegrotanintensocomolaspupilas.El aviónempezabaadespegaryparadisimular sucuriosidadmiró la
horaenel relojdepulsera,alquehabíaajustadoalhorario localyeranlas10:01.Llevabamuypocotiempodehaberdespegadocuandoelpilotosalióde
lacabinaparaentraralbaño,peronohabíaentradomuybienalcubículocuando un repentino y brusco descenso los puso en alerta a todos. Elhombre, sosteniéndosede loque encontraba, llegóunavezmáshasta lapuertadelacabinaytocóconunamaldisimuladatranquilidadparaqueelcopilotoleabriera,peroesonopasó.Inmediatamente el corazón de Jeremy se le instaló en la garganta y
empezó a temblar, de un tirón se quitó los audífonos, sin prestarleatenciónalamascarilladeoxígenoquesebalanceabafrenteaél,mirabaatodoslados,todaslaspersonasgritaban,hastaelpilotolepedíaagritosalcopilotoqueleabrieralapuerta,elaireempezóafaltarynolequedómásquerecurriralamascarilla.Nunca en su vida había sentido tanto miedo, trataba de mantener la
calmaynoecharsea llorar,muchomenoslograbahilarunpensamientocoherente,teníamiedodequitarseelcinturón,comolohabíanhechootraspersonas,quienesviolandolasleyesdeseguridadsehabíanpuestodepieynoatendíanlosllamadosdelasaterrorizadasaeromozas.Extrañamenteelhombreasuladosemostrabatotalmentetranquilo,con
lamirada al frente y sin usar oxígeno, solo pudo pensar que estaba enalgún estado de shock y no podía reaccionar; sin embargo, lo veíaparpadearyleparecióenalgúnmomentoverlosonreír.Losminutospasabanytodoeracadavezpeor,elpilotousabaunhacha
parahacerunboqueteyotroshombresloayudaban,perolabenditapuertanocedíayelcopilotonoseinmutaba.Miróa travésde laventanillayelaviónprácticamentecaíaenpicada,
nopudo seguir reteniendo el pánicoy se echó a llorar cuandoviomuycerca las montañas, estaba seguro de que eran los Alpes franceses deProvenza, sabía que no había vuelta atrás y pensó en todas las personas
que quería, incluyendo a su padre quien se quedaría esperándolo en elaeropuerto.—Mantén lacalmaJeremy,cálmate—lepidióelhombrea su lado—.
Nosentirásnada,novaadoler—seleaferróalantebrazoconuntoquefrío y de manera muy extraña dejó de sentir miedo, no experimentabapániconiangustia,hastahabíadejadodellorar,podíadecirquesesentíaenpaz,enmediodelsilenciopodíavereldesesperoentodaslaspersonas,llorabanygesticulabandemaneraexagerada,peroélnopodíaescucharnisentir nada, era un reflejo de ese hombre sentado a su lado, quienaguardabaelpeordelosmomentoscontotaltranquilidad.Lo miró y esos ojos se fueron oscureciendo poco a poco, hasta ser
completamentenegros, abarcando toda la cuencay laspupilas sehabíanconvertidoendosdiminutospuntosdeluz,nisiquieraveresoperturbósuestadodesosiego.Segundosdespués todopasó, simplementeenmediodeunaexplosión
dejódeexistir.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Candiceestabasentadaeneldiván juntoa laventanadesuhabitación,
observando cómo la ciudad se iluminaba poco a poco, obligada por laoscuridadqueempezabaacernirsesobreLosÁngeles.Teníael teléfonomóvil en lamano, esperando a que Jeremy la llamara, había prometidoqueloharía,perosuponíaquealverseconsupadreolvidaríahacerlo.Demanerainesperadalapuertadesuhabitaciónseabrió,algoquecasi
nuncapasaba.—Candice —entró su madre con los ojos ahogados en lágrimas,
inevitablementeconesaactitudactivó todas lasalarmasdepreocupaciónenella—.Candice…—volvióasollozarycorrióaabrazarla.—Mamá,¿quépasa?—preguntótotalmenteconsternada,aferrándoseal
abrazodesumadre.—Lasnoticias…lasnoticias…—murmuróenmediodelllanto.—¿Qué pasó con las noticias? —cuestionó acariciándole la espalda,
viendo a su padre entrar a la habitación, quien también traía los ojosllorosos—.Jeremy…Jeremy—murmuróysoltóasumadre,sinsiquiera
calzarse corrió fuera de su habitación, apenas logró ver un borrón deLizzysentadaenelsuelojuntoalaescaleras,lasquebajócorriendo.Nopensóenencender laTVdesuhabitación, solocorrióal salónde
entretenimiento y vio en la pantalla las montañas grises ligeramentesalpicadasporlosrestosdeunavióndelquenoquedabanada.Las voces de los reporteros que emitían la noticia hacían eco en sus
oídos, haciendo énfasis en la frase “Nohay sobrevivientes”.En la parteinferior de la pantalla anunciaba que el vuelo 9525 deGermanwings sehabíaestrelladocontralosAlpesfranceses.Nopodíareaccionar,simplementenolopodíacreer.Retrocedióvarios
pasosmientrasnegabaconlacabezarechazandolaidea,altiempoquelosojos se le llenaban de lágrimas y el corazón se le había hecho añicos,igualqueelaviónenelqueviajabaJeremy.—Candice…—murmuróClaire llegandohasta ellay acariciándole la
espalda.—LaseñoraBriggitte…—dijoconvoztemblorosaysinquesumadre
pudiesedetenerlacorriófueradelacasa,sinimportarleestardescalza.Corriómientras las lágrimas se le desbordabany el cuerpo le pesaba
una tonelada, tanto como el alma. Antes de poder llamar a la puerta,escuchóelllantodesgarradordeunamadrequeseenterabadelamuertedesuúnicohijo.Candice se llevó lasmanos a la boca para sofocar el llanto y tocó la
puerta, pero no recibió respuesta; sin embargo, giró la manilla y sepercatódequenoteníaseguro.Entróylabuscó,estabaderodillasfrentealtelevisor,acariciandolapantalla,suplicandoquetodofuesementira.Antelaescena,Candicecorrióhaciaellaysearrodillóasulado,justo
enelmomentoenquesemirarona losojos,sesintieronmoriral igualquehabíapasadoconesechicoalqueambasamaban,elllantosehizomásfuerte y se amarraron en un fuerte abrazo, intentando encontrar unconsueloquedemomentonoconseguirían.—Mi niño… no… no puede ser… es mentira Candice, todo esto es
mentira.Mevoyamorir…—sollozabaBrigitteviviendoesaagonía,esasganastangrandesdemorir,sintiendoesevacíoquelequebrabaelalma.LospadresdeCandicellegaronparaofrecerunpocodeayuda,aunque
nopodíanrepararlapérdida,almenosledabanapoyo.El teléfonode lacasaempezóa repicaryBrigitte se levantóycorrió
haciael aparato,deseandocon todas sus fuerzasque ledijeranque todo
eramentira,deseabaquefuesesuJeremy.Pero no fue así, la llamada era de Eckbert, quien también lloraba
desesperadoalotroladodelalínea.Aunqueelhombreestabaalotroladodelmundo,sepodíasentirelsufrimientoporelqueestabapasando.Huboreproches, llanto y súplicas en medio de esa conversación entre losexesposos,quienesalgunavezconcibieronconamoraesechicoqueloshabíadejadodemaneratantrágica.HectorrefugiabaaCandiceentresusbrazos,intentandobrindarletodo
suamorysuapoyo,másdeunaveztuvoquehacermásfuerteelabrazoporquesentíaquesuhijaseleescurría,nuncalahabíavistotandestrozadayélnuncahabíasufridotantoporella.Al día siguiente muy temprano, sin haber dormido y sin las fuerzas
necesarias para aceptar la muerte de su único hijo, Brigitte partió aFranciaconlaesperanzadealmenosrecuperarelcuerpodeJeremy.Candice quiso acompañarla, pero Hector y Claire no lo creyeron
prudente, porque realmente estaban demasiados nerviosos como parapermitirquesuhijasubieraaunavión.CuatrodíashabíanpasadodesdelafatídicapérdidayCandicenodejaba
de llorar; así mismo, el gran vacío en su pecho amenazaba conconsumirleelalma, revivíacadamomento juntoaJeremy,cadasonrisa,cada beso, cada caricia, con la única intención de sentirlo cerca, desentirlojuntoaella.Noqueríadejarloir,nuncalodejaríair.Lo único que quería era dejarsemorir, así como estaba el chico que
amaba, nunca imaginó perderlo de esa manera, no tan rápido; algunasvecesenmediodelllantolereprochabaquelahubieseabandonado.Sumadreprácticamentelaobligabaacomer,entrabaalahabitacióncon
bandeja en mano, trayéndole sus alimentos preferidos, pero ella no lesencontrabaningúnsabor,tampocoqueríasalirdelacama,nohabíaidoalauniversidadporquenopretendíaserelcentrodelástima,nomirabalasnoticiasporqueeracomosileexprimieranlimónenlasheridas.Odiabaaese hombre que había sido el causante del accidente, a pesar de quetambiénhabíamuerto.Imaginaba todo el sufrimiento y la angustia por la que había pasado
Jeremy,esolelastimabalospedazosdesucorazóndestrozado.Nolograbadormir,pasabadíasynochesllorando.Noqueríaangustiar
a sus padres, pero no encontraba otra manera de expresar su dolor yvacío, por lo que enterraba la cara en las almohadas para que no
escucharansullanto.Violapuertadesuhabitaciónabrirse,porloquerápidamentesecubrió
conlassábanasparaquenolavieranllorar,escuchócuandolacerraron,supusoqueerasupadrequehabíavenidoaversiestabadormida.Unmomentodespuéssintiócómohalabanlasábanayseacostabanasu
lado.—Puedes llorar conmigo—murmuró Lizzy abrazándola—, si eso te
hacesentirmejor.Candicelaabrazóyambasempezaronallorardebajodelassábanas.ALizzylehabíadolidolamuertedeJeremy,peromásledolíaverasu
hermana tan destrozada, sufriendo de esa manera. Ella nunca se habíaenamorado, no tenía la más remota idea de lo que Candice estabasintiendo,peroestabaseguradequeeraeldolormásintensoquealguienpudierasentir.Ellahabíasidotestigodelenamoramientodesuhermana,deesailusión
quenacióensucorazóndesdeelmismoinstanteenquevioaJeremy,eldíaquesehabíamudadoalacasadeallado.DisfrutabaverlafelicidadenlosojosdeCandicecuandoestabaallado
de ese chico.Que el destino se lo hubiese arrebatadode esamanera tancruel,eracompletamenteinjusto.—EsmiculpaqueJeremyestémuerto—sollozóCandice,aferradaal
abrazodeLizzy.—Nodigaseso,nofuetuculpa,hasidoculpadeeselunáticodemierda,
ojalá esté ardiendo en el infierno —deseó Lizzy, quien era menosbondadosaqueCandice.—Nodigaseso…nodebemosdesearmalanadieymuchomenosalos
muertos.Mientosidigoqueenalgúnmomentonohesentidomolestiaencontradeesehombre,peronopodemosculparlo,estabaenfermo…QueJeremyviajarafuemiculpa,élnoqueríaysololohizopormí,yoselopedí,yoselopedí—repitióenmediodesonorossollozos.—Noestuculpahermanita…soloqueríasquefueraaverasupadrey
sí, ese hombre estaba enfermo, pero si tanto quería matarse lo hubiesehechoélsolo,sinllevarsepordelantelavidade159personasinocentes,nomepidasquenoledeseemal,porquenopuedo…HizosufriraJeremyyteestáhaciendosufrirati—chillóacariciándoleelrostroasuhermana,aunque no pudiera verla por la oscuridad, estaba segura de que laslágrimasnodejabandebrotar.
—Noquieroqueduelatanto,aunquetampocoesdolor,esmásunvacíoenelpecho,algoquenopuedoexplicar…Loquieroconmigo,yoloamoLizzy… Jeremy era muy especial y lo extraño —gimoteaba Candice,expresándoleasuhermanalodesgarradaqueestabasualma.—Estoyseguraqueéltambiénteama,encualquierlugardondeesté,te
seguiráamando—musitóacariciándoleloscabellos.—NopodrésuperarestoLizzy,noséquéhacer…—Seguroquevasasuperarlo,loharás.—Noquiero,noquieroquenadadeestoestépasando,esmuchopeor
quetodasmispensadillasjuntas.—Todoestarábien—laabrazóconmásfuerza.Después de varias horas de llanto ambas se quedaron dormidas, al
menos en el tiempo que Candice permanecía sumida en el sueño, nosufriría.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Robertllevabadossemanassinasistiralasprácticasdebásquet,niala
universidad, solo iba al trabajo porque era una obligación con la quedebía cumplir; su jefe no comprendía la situación tan dura por la queestabapasandosufamilia.TodosseturnabanparacuidardeCandice,noqueríandejarlasolapara
quelanostalgianoterminaraporconsumirla.Nadyaestabaaltantodeloquehabíapasadoylehabíabrindadotodosu
apoyo,ellaencontrabalaspalabrasprecisasparahacerlosentirmejor,lasmismasquedespuésélusabaparareconfortarasuhermana.Candice constantemente hablaba por teléfono con la señora Brigitte,
quienaúnseencontrabaenAlemania,dondelehabíandadosepulturaalospocosrestosencontradosdeJeremy,losquelehabíanentregadodespuésdeunlargoprocesodeinvestigación.Desde la calle, Robert pudo ver a Candice sentada en la banca que
colgabadelasvigasdeltechodelporche,estabaconlamiradaperdidaycon las piernas abrazadas, como si pretendiera resguardarse de uninclementefrío.Estacionóenelfrentedelacasa,pensandoquedespuéspodríaguardar
elautoenlacochera,bajóycaminóhastadondeseencontrabasuhermanasentada.—¿Puedo?—preguntóseñalandoelpuestodeallado.Ella asintió sin poder ocultar que había estado llorando, le era
imposible no hacerlo, porque cada rincón le recordaba a Jeremy. JustoantesdequeRobert llegara,habíaestadoreviviendotodos losbesosquehabíancompartidosentadoseneselugar.Robertempezóagemircomounperritoquenecesitabaatención,alver
que ella solo le había concedido un espacio en la banca, pero no lepermitíallegarhastasusemociones.Candiceapenassonrióyleextendiólamano,alaqueRobertseaferróy
lediounbeso.—Todo este dolor va a pasar, aprenderás a vivir con su ausencia…
volverásaserlamisma.—No, ya no volveré a ser la misma, me he roto y cuando algo se
rompe, no importa cuánto te esfuerces en repararlo, aunque unasnuevamentetodaslaspiezasquedaránlashuellasdequealgunavezsehizoañicos.—Sí, tienes razón… pero seguramente Jeremy habría amado a los
pedazosdeestahermosachica—suspiróentrelazandosusdedosconlosdesuhermana—.Candice,debesreponertealdolor…aúntienesmuchaspersonasqueteaman,queextrañanvertesonreír.—Solohanpasadoquincedías,hoydeberíaestarllegando…yyocomo
una estúpida, aquí lo estoy esperando—una vezmás las lágrimas se lederramaronyselaslimpiórápidamenteconlasmanostemblorosas—.Heimaginadoquellegaenuntaxiyyocorroasusbrazos,peroséqueesonovaapasar…meloconfirmaversujardíncubiertodehojassecas,nohaynadieensucasayposiblementenolohabráenmuchotiempo—sucuerpoempezóasacudirseporelllantoyRobertlaabrazó.Aélletocabaserfuerteynoecharseallorar,porquesuponíaqueasu
hermana en ese momento lo quemenos le convenía era alguien que leavivaraelsufrimiento.En ese instante Hector abrió la puerta principal, preocupándose
inmediatamente, pero Robert le hizo algunas señas, indicándole que nodebíapreocuparse.El padre se quedó parado en silencio, esperando a que su hija se
calmaraunpoco,yasabíaquenadadeloquedijeraohicieraleredimiría
el sufrimiento, solo la dejaban llorar hasta que encontrara un poco desosiego.Cuando locreyóprudente sehizonotar, entoncesentreRoberty él la
ayudaronaponerseenpieylallevaronhastalasala,dondelasentaronenunsofáalladodeHector,quienlarefugióensupechohastaqueenmediodecariciasconsiguióquesequedaradormida.
CAPÍTULO17
HabíapasadounmesdesdequeJeremysehabíamarchadoparanunca
más volver, la señora Brigitte tampoco lo haría, supieron que noregresaríaaesacasaeldíaqueuncamióndemudanzassellevótodassuspertenencias,dejandocompletamentevacíoellugardondehabíavividoelprimereintensoamordeCandice.EsedíaRoberthabía conseguido sacarladecasay lahabía llevadoal
Pauley Pavilion, donde se disputaría un partido de Los Bruins y comocapitándelequipodelaUCLAesperabaenorgullecerasuhermana,perosobretodoanhelabaquesedistrajeraunpoco.También le harían compañía Lizzy y Nadya, quien había llevado al
pequeñoJason.Elniñoconsudivertida ternurahabíacaptado laatencióndeCandice,
haciéndoleolvidarporunmomentoquepordentroestabavacía,quesusemocioneserangobernadasporlatristeza.Nadyahabíavencidosu temormásgrandeyhabíaaceptadodarseuna
oportunidadconRobert,arriesgarunavezmáselcorazónconesechicoquesemostrabatanespecial,aunqueibapocoapoco,sesentíacomounaadolescente,estabaexperimentandoesasemocionesquesesentíaconsersolo una novia de besos y agarradas demano.No se atrevía a entregarcompletamentesucuerpo.AunqueelequipodelaUCLAhabíasalidovictorioso,nosequedarona
celebrar, pues les habían prometido a sus padres regresar luego delpartido, para disfrutar de la cena especial que estos se quedaronpreparandoClaire y Hector quisieron hacer algo significativo porque esa noche
Robertporfin,lespresentaríaalachicaconlaqueestabasaliendo.Unpardecuadrasantesdellegar,Robertlogródivisarenfrentedesu
casavariosautospolicialesconlas lucesencendidas, lasquegirabansinpararytambiénhabíaunaambulancia.Ver eso provocó que la sangre se le helara; no obstante, sus reflejos
soloactuaronyaumentólavelocidad.CandiceyLizzysemiraron,tratandodecomprenderloqueestabacasi
frenteasusojos.
Robert estacionóbruscamente,observandocómodocenasdepersonasseaglomerabanfrenteasucasa.Tanto él como sus hermanas se bajaron del vehículo, haciéndose
espacio rápidamente entre el tumulto de personas que murmurabalamentaciones.NadyaseencargódeJason,quienhabíaquedadoenelasientotraseroy
con pasos temblorosos se acercó hasta donde estaba Robert forcejandoconunpolicía,leestabaexigiendoquelodejarapasaryCandiceestabaenelsueloinconscienteysiendoatendidapordosmujeres.Lizzy,quienllorabadescontroladamente,eraconsoladaporotramujer.Ellanopodíaentenderquépasaba,estabatraslacintaamarillapolicial
cuando sintió el corazón rompérsele al ver a Robert arrodillado en elsuelo, llorando de manera desconsolada mientras dos policías losostenían.Inconscientemente se aferró aún más a su hijo, cuando vio a unos
hombres vestidos de gris y negro, trayendo sobre unas camillas doscuerposforradosporbolsasdecueronegras.TodaellaempezóatemblaralsuponerqueloscadáveresqueocupabanesasbolsaseranlospadresdeRobert.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓El sistema nervioso autónomo de Candice se activó a niveles
incontrolablesantelamuertedesuspadres,sesobrecargóalseractivadoexageradamente por la sensación de impotencia ante la pérdida de tresseres queridos en tan poco tiempo, la adrenalina y noradrenalina serebasaronanivelestóxicosparasucuerpo.Tuvoqueseratendidaporunmédicopsiquiatra,quieninmediatamente
la puso a dormir por siete días, era un tratamiento profundo, pero lesfacilitaríaelmedicarlamientrasseencontraradormida.ARobert le tocóencargarsedelosserviciosfúnebres,aunquecontaba
conlaayudadesutíoLeonardo,hermanodesupadre,quienvivíaenlaciudad, lugar a donde se había ido con Lizzy porque ella no queríaregresaralacasadondehabíanasesinadoasuspadres.No tenía cabeza para los trámites legales, sentía que iba a enloquecer
cadavezque algúnpolicía se le acercaba enbuscade informaciónparapoderdar con los asesinos, quienesno solo lehabían arrebatadoa esosdosseresquehabíansidolosmejorespadresdelmundo,sinoquetambiénsehabíanllevadoalgunascosasdevalor.DespuésdehaberdespedidodemaneradefinitivaloscuerposdeClaire
yHector,fuehastalaclínicadondeteníanaCandice,solodespertabaporalgunosminutos,perorealmentenoeraconscientedenada,eracomosisumemoriaestuvieseperdidaenalgúnlugarlejano.Ellahacíasusnecesidades,ingeríaalgunosalimentos,tambiénledaban
mucholíquidoyvitaminas,peroenseguidavolvíanadormirla.No sabía quéhacer, pasaba las noches llorandoporque era cuando se
permitía ser débil y sufrir, por las mañanas volvía a disfrazarse defortalezayvelarporLizzy.Élahoraestabasolo,acargodesusdoshermanas,alasquedebíaguiar,
a lasquedebía sacaradelanteyverdaderamente,no tenía lamás remotaidea de lo que haría, ni cómo enfrentarse a ello. Al menos su tío losmantendría económicamente por un tiempo, después tal vez pondría enventalacasaycompraríaunamáspequeña.Todossusplanessehabíanhechopolvo,suvidahabíacambiadodela
nochealamañana,noestabapreparadoparaquedarsesinsuspadres.Frente a él estaba la enfermera que una vezmásmedicaba a Candice
paraquedurmiera,mientrasélleacariciabaloscabellos,viendocómolospárpadosselecerrabanpesadamente,eracomosinoloreconociera,perolaenfermeraleasegurabaquesoloestabadesconcertada,quepocoapocolesuspenderíaneltratamientoycuandodespertaraestaríamuchomejor,lasensación de pérdida en ella habría disminuido a niveles normales, susistema nervioso estaría calmado y podría sobrellevar lamuerte de suspadres.Una vez queCandice volvió a sumirse en un sueño profundo,Robert
salió de la habitación con la única intención de ir a hacerle compañía aLizzy.Alsalirdelaclínicarespiróprofundamente,parallenarselospulmones
deaireyelcorazóndevalentía,paranoecharseallorarunavezmás.—Robert—escuchólavozdeNadyallamarloylabuscóconlamirada
asuladoderecho.Nadya,quienestuvoesperandoporunbuenratoparadajuntoalapuerta
delaclínica,seacercóhastaéldandolargaszancadasyloamarróenun
abrazo.Robert la abrazó fuertemente, refugiándose en ella y rompió a llorar,
los sollozos salían a sonoros raudales, mientras todo su cuerpoconvulsionabaanteelllantoeintentabaesconderelrostroenelcuellodeella, talvezcerrando susbrazoscondemasiaba fuerzaen tornoaldébilcuerpo de la chica, pero temía que si no se aferraba lo suficientementefuerte,terminaríadesplomándose.—No sé qué voy a hacer, no estoy preparado para cuidar de mis
hermanas… ni siquiera estoy seguro poder cuidar de mí mismo en lasituaciónenlaquemeencuentro—sollozabayeraelblancodemiradasdisimuladasdelaspersonasqueentrabanysalíandelaclínica.—Noestássoloenesto,estoyaquíparaayudarte,asícomotúmehas
ayudado—murmuróacariciándolelaespalda,esperandoquesuspalabraslebrindaranunpocodeconsueloaRobert—.Mispadresvanaayudarnos,mimamáha dichoque podrá ir hasta tu casa a prepararles la comida ylimpiarunpoco.LospadresdeNadyayaconocíanaRobert,quienpocoapoco se fue
metiendo en la vida de la chica, demostrando con hechos que susintencioneseranbuenas.Semostrabacariñosocon Jasony leayudabaaNadya con algunos gastos, secretamente agradecían infinitamente que lequitaraunpocodelpesoqueellallevabasobreloshombros.—No vamos a volver a la casa, Lizzy no quiere entrar —confesó
mojandoconsuslágrimaselcuellodeNadya.—Ahí tienen los mejores recuerdos de sus padres… tal vez solo
necesitenunpocodetiempo—Lebesóloscabellos,intentandoordenarlosconsusmanos temblorosas—.Vamosaque te sientesun rato, séqueenestemomentoestásperdido,noesfácil.Creoquenadiepodráponerseentuspiesperoeresunbuenchico,tienesungrancorazónyaloshombresbuenoslepasancosasbuenas.Nadyaconsiguióllevarlohastaunpequeñoparque,alfrentedelhospital
ysesentaronenunabanca.Robert se echóunpocohacia adelante, apoyando los codos sobre las
rodillasycon lamiradaal suelo, seguía llorando, lasgotasde lágrimascaían al concreto, creando húmedos círculos mientras la chica leacariciabalaespalda.—Eran los mejores padres del mundo —empezó a contar con voz
trémula—.Nisiquierallevamossupropiasangre,muypocaspersonaslo
saben, pero mis papás no pudieron tener hijos, ellos nos dieron laoportunidad de tener una familia, nos dieron todo el amor que nosnegaronesosseresresponsablesdequeestemosenestemundo.Lanoticia tomóporsorpresaaNadya,notenía lamásremotaideade
que él fuese adoptado, juraba que era hijo de losAdams, ellos hasta separecíanfísicamente.—Rob… ellos les demostraron que nunca se deben perder las
esperanzas,sinopudierontenerhijos,buscaronlamaneradeserfelices,detenerunafamilia…Ellossabíanqueaúnbajolalluvia,sepodíareír—utilizólaspropiaspalabrasqueéllehabíaregaladoparareconfortarla—.Estosoloesunpaisajegrisentuvida,perovasasuperarlo.—Ellosnomeprepararonpara afrontar esta situación,nomedijeron
nunca qué debía hacer si algún día faltaban, sencillamentemis papás noqueríanmorir,noqueríandejarnosyesosmalditos losasesinaron…Noteníanporquéhacerlo,sehubiesenllevadotodoloquelehubiesedadolagana,segúnlosresultadosforensesningunoforcejeó,nolucharon.¿Sabespor qué no lo hicieron?—preguntó con la barbilla temblándole ante elllanto.—No, no podría saberlo—musitó Nadya, sin poder retener más las
lágrimas.—Porqueen todomomentopensaronennosotros,noqueríanque los
mataranporqueestabanpensadoenquéseríadenosotrossiellosfaltaban,por eso no se defendieron… tal vez ni siquiera le dieron tiempo, soloentraronylesdispararonsindarlestiempoanada.Ahoraestoysolocondos chicas,Candice apenas despierta por unosminutos y ni siquieramereconoce,escomosicontinuaradormidaconlosojosabiertosyLizzy…Lizzynoparadellorarydeestarencerrada.Nadyavolvióaabrazarloy sequedaronenese lugar, ella lepermitió
quellorarahastaqueencontraraunpocodecalma.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Candice apareció parada en medio de las montañas de los Alpes
franceses,seencontrabadescalzaysolo llevabapuestoelvestidoblancoqueusólaúltimanochequehabíapasadoconJeremy,sentíamuchofríoy
no podía controlar el tiritar de sus labios. Era de día, pero un díamuygris,elvientogélidosilbabaensusoídosyaumentabalatorturadelfríoquecasilequemabalapiel.Miróhaciaarribaysoloseencontrababordeabaporlospicoscubiertos
de nieve, al parecer no encontraría una salida fácilmente; sin embargo,empezóacaminarynomuylejosfueencontrándosecondaliassalpicadasporsangre.Sabía perfectamente dónde se encontraba y no quería estar ahí, no
quería.Siguiócaminandoya lasdalias le siguieronamasijosdehierro,pertenencias de los pasajeros, vio el bolso de Jeremy y corrió hasta el,casicondesesperoloabrióyestaballenodedaliasmarchitas,comosilequemaralosoltórápidamente.—¡Jeremy!—Lollamóagritosmientrasbuscabaentrelosrestosdela
aeronave,guardabalaesperanzadeencontrarloconvida,poralgoestabaellaeneselugar—.¡Jeremy!—noobtuvorepuestapormásquegritó.Enesemomentoasuspiesviounaextremidad,eraunapierna,sellevó
lasmanosalabocayretrocedió,echándoseacorrerhaciaelotrolado.Suspiesseteñíanconesecolorgrisdelsueloarenosodelasmontañas,
peroellanoabandonabasuhuida.Inesperadamentefrenteaellayeneseáridolugardivisósucasa,vislumbrandolasalvación,hizomásrápidasucarrera hasta llegar a la puerta, la que abrió rápidamente y en primerplano se encontró a sus padres en el suelo, en medio de un charco desangre.Empezó a gritar, pero no podía expresar ningún sonido, lo intentaba,
peroeraenvano,mientraselcorazónibaaestallarleenmilpedazos.—Todoestarábien—lesusurróunavozasusespaldas.Sevolvió,pero
novioanadie—.Todoestarábien—repitiólavozquenuncaanteshabíaescuchado,peroleparecíamuyagradable,tantocomoladesupadre.Sintióuncálidoroceensumejilla,unoquelallenódepaz,unoquela
rescatódeeselugarylaplantóalaorilladeunaplaya,conunhermosoatardecerquepintabatododedorado.
CAPÍTULO18
Candice admiraba taciturnamente la fachada de la casa de su tío
Leonardo, no lograba comprender cómo su vida había cambiado demaneraradicalentanpocotiempo.Había pasado siete días dormida, pero eso no era suficiente para
borrarle del corazón y lamemoria todo lo que había vivido, aún no sereponíaalafatídicamuertedeJeremy,cuandotambiénlearrebatarondemaneraviolentaycruelasuspadres.Llegaraese lugarsolo leestrellabaen lacaraque lascosasyanunca
másvolveríanatomarsucursonormal,quedebíaserfuerteyaprenderasobrevivir.Su tío Leonardo y su tía Sonia eran amables y cariñosos, también lo
eransushijosgemelosquecontabanconlamismaedaddeLizzy,perolacasa no era lo suficientemente grande para albergarlos a todoscómodamente,lestocabadormiralostresenlamismahabitación.Robert había elegido dormir en el suelo, enmedio de las dos camas
individuales, pero Candice y Lizzy se acomodaron en una sola camaporquenopermitiríanqueélpasarapormásincomodidades.Los trespasaron lamayorpartede lanocheenvela,ensilencio,pero
losrecuerdosgritabanylaslágrimassalíanalruedodevezencuando.Candice despertó muy temprano, justo en el momento en que su
hermano se aferraba al pomo de la puerta para salir de la habitación,seguramenteparairaltrabajo.—Robert—lellamóconlavozaúnsoñolienta.Él sevolvióy caminóhasta ella, sinpoderocultar el estadode alerta
queselereflejabaenlaspupilas.—Prometoqueregresarétemprano.—Volvamosacasa—pidióellamirándoloa losojos.Podía jurarque
suhermanonohabíadormido.Robert se sintió verdaderamente extrañado ante la petición, porque
suponía que Candice sería lamás renuente de regresar a la casa donde
habíanasesinadoasuspadres.—¿Estás segura?—habló bajito para no despertar a Lizzy, quien aún
dormía—.Lizzynoquiereestarahíynoquieroobligarla,noséquéhacer,megustaríapodertenersolucionesparaambas—selamentó.Candice se quedó mirando a su hermano, se le veía extremadamente
agotadoytriste,talveztambiénlefaltabadormirporvariosdíasparaquerecuperarafuerzas.—Novoydejarlassolasencasa, tengoque trabajar…creoqueporel
momentolomásprudenteesquesigamosaquí.—Puede que sea lomás prudente, pero no es lomás conveniente.Yo
hablaréconLizzy,seguroqueellacomprenderá.—Candice, no voy a dejarlas solas en la casa, no voy a exponerlas,
tengoquevelarporsubienestar.—LoséRobert…peronoquieroserunacargapara tiyséqueLizzy
tampocoquiereserlo,yopodríatrabajar,yasoymayordeedad,loharíaenalgunatiendacercanaalacasa…Siempredicesquetengocarismaparaenvolveralaspersonas…—ledijoconvencida.Robertsonriócomonolohabíahechoenmuchosdías.—Candice—leacaricióconternuraunamejilla—.Séqueencualquier
lugar te aceptarían, eres hermosa y carismática, pero de igual maneraLizzyquedaríasolaencasa.—Lo puedo hacer mientras Lizzy está en la preparatoria. Total, este
semestreyaloheperdidoenlauniversidadypodríaaplazarelotrohastaquelascosassesolucionenunpoco.—Novoyapermitirquedejesdeestudiar.—¿YcómovasahacerloRobert?,tansolotenemoseldinerosuficiente
para sobrevivir algunos meses, no vamos a malgastarlos en pagar launiversidad. Debemos ser realistas ante la situación que estamospresentando,noshemosquedado solos—demanera inevitable lavoz letemblóanteladurarealidad.—Déjamepensarlo—pidióacercándoseydándoleunbesoenlafrente
—.Ahoradeboirme,sinollegarétardealtrabajoynocreoquemijefesiga siendo condescendiente con mi situación, es muy difícil para losdemás ponerse en nuestros pies porque ya todos olvidaron lo que hapasado,seconduelensoloporunosdías,paraellosesoessuficiente.Losúnicosquesabemosqueaúnnoestamosparadespertaraestanuevavidasomosnosotros.
—Vetranquilo,sicreesquemipeticiónsolocomplicalascosasmejorolvídala.—Prometoquevoyapensarentupeticiónyencontraremosunasalida.—Teayudaréaencontrarla,yaverás—diosupalabraconunasonrisa,
aunquepordentrosoloestuviesehechaañicos.Robertlecorrespondiódelamejormaneraysaliódelahabitación.—Séquevolveralacasaserámuydoloroso—musitóLizzyabriendo
losojos,dejándoleclaroaCandicequehabíaescuchadolaconversación—.Tengomiedodellegarahíynoveramispapás—sollozóyseabrazóa su hermana—. Pero no puedo seguir siendo egoísta, sé que Robertnecesitasupropioespacio,queestádandolomejordeélynoesjustoquemepongaintransigente.—Teentiendo,créemequeteentiendo,séqueyanuncamásvolveráa
ser lo mismo—chilló Candice sintiendo una vez más que el lacerantedolor por la pérdida la envolvía—.Es difícil hacernos a la idea de quenuestros padres ya nunca más estarán con nosotros, pero debemos serfuertes por ellos, por nosotrosmismos.Estoy segura que a ellos no lesgustaríaquenosdejáramosvencer.—Eso lo sé… lo sé —se limpió las lágrimas y buscó la mirada de
Candice—. Tengo una idea, sé que Robert no quiere dejarnos solas ysiendo completamente sincera me da miedo hacerlo, pero podemosproponerleaNadyaquesevayaconsuspapásavivirconnosotros,asínotendríanquepagarmásdondeellosviven.—¡Lizzy,esunagranidea!—SeemocionóCandice,niellamismahabía
pensado en esa solución. Solo eran los papás deNadya, su hermanito yJason,ciertamentenolegustaríaqueocuparanlahabitacióndesuspadres,peroensucasasobrabaunahabitación,ahípodríandormirlospadresdeNadya con Ronny y tal vez ella aceptaría dormir en la habitación conRobertyJason.—Creoqueeslamejoridea—sevanagloriócomosiemprelohacíaya
Candice lealegróunpocoverquesuhermanaempezabaa recobrareseánimoquelacaracterizaba.—Esmejor quenos levantemos, noqueremosque la tíaSonia piense
quesomosunasholgazanas—propusolevantándose.Estabaseguradequesutíanopensaríaesodeellas,porquecomprendía
la situación por la que estaban pasando; sin embargo, Candice debíaseguir los consejos del psiquiatra que la trató por los días después de
despertar,lehabíapedidoquetratarademantenerseocupada,querecrearasumenteenotrascosasynosoloenpensarenlomuchoqueextrañabaalosseresquetrágicamentesehabíanidodesuvida.Ellaseencargódeorganizar lahabitaciónmientrasLizzysebañabay
despuésfuesuturnoparaducharse.Ambasbajaronyaunquesutíalespidióquenohicierannada,Candicey
Lizzyprácticamentelesuplicaronquelespermitieradistraerse,porloqueno solo le ayudaronapreparar la comida, sinoque también lohicieronconelaseoenelhogaryconlastareasdesusprimitos.CuandoRobertllegóporlatarde,noperdieroneltiempoparacontarle
lasoluciónqueellashabíanconseguido.—No lo sé, verdaderamente no creo que Nadya acepte vivir con
nosotros…ymuchomenosquesuspadreslepermitandormirconmigo.—Entonces podrá dormir conmigo —propuso Lizzy—. Así ellos
podránayudarnosconelpagodelosservicios,esmenosqueloquepagandondevivenahora.—Robert,nopodrássabersiellosaceptanonosinoseloproponemos.
LlamaaNadyaypregúntalesipodemosiravisitarlaahora.—¿Ahora?—preguntótragandoenseco.—Sí,ahora—recalcóCandice.Robertsesacóel teléfonomóvildelbolsillodelpantalónsindejarde
mirarasushermanas,mientrasnegabaconlacabeza.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Ochodíasdespués, regresaronasucasa, inevitablemente las lágrimas
se le anidaron en los ojos y un torturante vacío los embargaba, teníanclaroquenoseríafácil,queeraunagranbatallasentimentallaquedebíanlibrar, pero no iban a darse por vencidos, sus padres habían criado agrandesguerrerosynoacobardes.Se limpiaron las lágrimas y empezaron a recoger las sábanas que
cubríanlosmueblesyabrierontodaslasventanas,paraqueentraramayorclaridadylabrisafrescaarrastraraeloloraencierro.Con la ayuda de Nadya y sus padres empezaron a limpiar, cuando
Robert rodó el sillón preferido de su padre, ese donde se sentaba a ver
todossusprogramasdeportivos,seencontróconlacadenadesumadre,esaque llevaba lamedallade lavirgenMaríayquemuypocasvecessequitaba,alagarrarlasediocuentadequeestabarota,comosiellamismaselahubiesereventadoylanzadodebajodeesesillónparaevitarqueselaquitaran.Unavezmás,latristerealidadlogolpeabaconfuerza.—Candice —llamó a su hermana que se encontraba limpiado los
vidriosdelasventanas.Ellalomiródesdeellugarylovioacercarse,sindesviarlamiradade
lamedallaquesebalanceabaenelaire,mientrascolgabadelamanodesuhermano.Dejó loqueestabahaciendoycasi corrióaveresaprendaqueera la
mayorrepresentacióndeClaire,veresoeracomoverlaaella.—Estoysegurodequemamáhubiesequeridoquetúlatuvieras—sela
entregó y Candice la agarró, empuñándola en su mano se la llevó alpechoycerrólosojos.—GraciasRobert,juroquenunca,nuncamelaquitaré.—Tenemosquemandarlaarepararyseguroquedarácomonueva—le
dijoconunahermosasonrisaylediounbesoenlafrente.Las ganas de llorar eran inevitables, pero no se permitieron hacerlo,
prefirieronseguirenloqueestaban.El camión de mudanzas de los señores Archer llegó y tuvieron que
guardar lamayoríade las cosas en la cochera, porquenohabía espaciosuficientepara todo.Casisindarsecuentael tiempopasóy tuvieronquepedircomidaadomicilio,mientrasseguíanlimpiandoyorganizando.Cuandolanochellegó,todosestabantotalmenteagotados,porloquese
fueronalacamamuytemprano.Nadya prefirió usar el baño de invitados para ducharse, no tenía la
confianza suficiente para usar el de la habitación de Robert, ya erasuficientecontenerqueocuparsuhabitaciónysucama.Agradecióquefueraahablarconsushermanas,brindándoleunpocode
espacio para poder dormir a Jason. Mientras arrullaba a su hijo,observabadetenidamentelahabitación,predominabaelcolorazulcieloysugustoporelbásquet,desdealgunostrofeos,hastaalgunascamisetasdegrandes jugadores autografiadas, enmarcadas como si fueran el másvaliosodelostesoros,sobrelamesadenochehabíaunportarretratoconunafotografíafamiliar.En el ambiente danzaba muy vagamente el aroma del perfume que
usaba, eso solo provocaba que sus nervios aumentaran, estaba todatemblorosayapenaslograbamantenerasuhijoenbrazos.Justo en el momento en que acostaba a Jason en la cuna escuchó un
toque en la puerta, irremediablemente eso aceleró los latidos de sucorazóneintensificósunerviosismo.—Adelante —dijo en voz baja y algo ronca, mezcla de miedo y
precaución,paraqueJasonnosedespertara.—¿Yasedurmió?—preguntóasomandomediocuerpo.—Sí,acabadequedarsedormido.Debemossermuysilenciososporque
sidespierta,nos tendrá luchandohastaaltashorasde lamadrugadaynoquieroincomodartemásdeloqueyaloestoyhaciendo.—Nadya—susurró caminando hacia ella, sin poder evitar echarle un
vistazorápidoalastorneadaspiernas,cubiertasporlafinateladealgodóndelpijamaqueseajustabaasucuerpo,másdeloquesucordurahubiesequerido.EnesemomentosepreguntóporquéNadyanohabíausadounospantalones más holgados—. Quiero que tengas muy claro que no meincomodas; por el contrario,me siento avergonzado por tenerte en estasituación.Séquehanaccedidoavenirseavivirconnosotrosporlástima.—¡No! —exclamó en voz muy baja, tomándolo por una mano,
arrastrándolohastalacama,dondesesentaronunofrentealotro—.Nolohemoshechoporlástima,solo…—demanerainconscientesemordióellabiosintiéndosenerviosaporteneraRobert,tancerca,tanhermosoyseculpaba por sentir deseos hacía él precisamente en ese instante—, quecreímosprudenteacompañarlos.—Gracias,no tienes ideade loagradecidoqueestoypor loqueestán
haciendonosolopormí,sinotambiénpormishermanas.—Yanoagradezcas—lesonrióyleacomodóunpocoloscabellos—.
Mejorvamosadormir,quedebemoslevantarnosmuytemprano.—Tienes razón y estoy muy cansado —sonrió, pero el gesto no le
iluminó la mirada gris, como otras veces pasaba—. Voy a lavarme losdientes—sepusodepieysefuealbaño.Nadya aprovechó para apagar las luces de la habitación, solo dejó
encendida ladelveladordel ladoque ledejaríaaRobert.Seacostóysecubrióconlassábanashastaelcuello,dándolelaespaldaalespaciovacío.Despuésdeunosminutos,escuchóaRobertsalirdelbañoyconmucho
cuidadoseacostóasulado.—Buenasnoches—deseóyapagólaluzdelvelador.
—Buenasnoches—murmuróNadya,quientragóensecoyempuñólasábana,enunactoreflejoporcontenersusimpulsos.Ellasemantuvomuyquieta,hastatemíarespirar;sinembargo,sentíaa
Robertdarvueltasenlacama.Suponíaqueestabatannerviosocomoella,era la primera vez que compartían una cama, era la primera vez que seencontrabanenunasituacióntaníntimayeraunaverdaderatortura.—Robert…—musitó—.Disculpa,no tepreguntédequé ladodormías
—Sediolavueltaparaestardefrenteaél.—Daigual,notengounlugarespecíficoparadormir.—Si teestoy incomodando,puedodormirenelsofá,yahasvistoque
micamaeramáspequeña.—Loúnicoquemeincomodaesqueestéstanlejos,¿podríasacercarte
unpocomás?—Nocreoqueseaseguro—tragóenseco.—Serámuyseguro.Nisiquieramedisteunbesodebuenasnoches.Nadyaseacercóunpocomásylediounbesofugazenloslabios,pero
ya era costumbredeRobert nopermitirle alejarse tan rápidoyvolvió abesarla, abriendo abismos en su interior, en lugares que reclamabanatención,eraunasensacióndeagónicovacío,eraadrenalinacorriéndoleporlasvenas.Su voluntad desaparecía completamente cuando él la besaba, esa tibia
lenguaresbalandodentrodesuboca,despertandoeldeseolíquidoquelemojabalaropainterior.—No puedo creer que estés en mi cama —dijo bajito y con la voz
ronca,ronzandosuslabioscontralosdeella.—Yotampocopuedocreerlo,estoesunalocura,no…Robertnolepermitióterminarlafrase,volvióaperderseensubocay
arrastrándolaaellatambiénalalocura,unadesusmanosseposabasobreel calientey retumbantepechodeél y con laotra se le aferraba a esoscabellosrubiosquesiempreparecíanestardespeinados.Él, solo se dejaba llevar por las sensaciones que despertaba tener a
Nadya tan cerca, de sentirla tan receptiva a sus besos y caricias,permitiéndoseporesavez,olvidar la tristezaque lohabíagobernadoenlosúltimosdías.Su mano más aventurera le recorrió en descenso la espalda, hasta
aferrarseconganaarrebatadoraaunadelasnalgasdeella,disfrutandodeesa turgenciaquesesentía tanfirme,debajodeesafina teladealgodón.
Siguióconsuindecentecaricia,apretándoleelmuslojustoporencimadela rodilla, la instóaqueelevara lapiernay se lapusoporencimade lacadera,altiempoquelapegabamuchomásasucuerpo.Ambosjadearonmuybajitocuandolaspelvisseunieronyelpeneque
empezaba a elevarse tanteó ese centro caliente, los labios de NadyatiritaroncontralosdeRobert.Nunca antes había vivido esas sensaciones, tenía un hijo, había tenido
sexo,peronolorecordaba,norecordabahaberdisfrutadocomoloestabahaciendoenesemomento.Robert empezóa rozarseconmás intensidadcontraella,quienapretó
losdientesconfuerzayresoplómientraséllebesabaelcuello,enviandoalgo muy parecido a descargas eléctricas a las paredes internas de suvientre.Inevitablemente la cama dejaba en evidencia lo que estaba pasando,
poniendoenalertaaNadya.Susmiedosyvergüenzaenesemomento ledieronunnocautalaexcitación.—Robert,mispapás…vanaescuchar—lerecordóqueenlahabitación
dealladoestabansusprogenitores—,yJasonpodríadespertar.—Tienes razón —suspiró buscando un poco de control—. Nadya te
deseotanto.Porfavor,regálameunosminutosentucuerpo.Prometoquevasarecordarlo,haréqueseaespecial.—Mañana… pero no aquí, cuando vayas a buscarme al trabajo
podremosiraunhotel.Porfavor,nomesientocómodasabiendoquemispapásvanaescucharnos.Robertnolediorespuesta,solobuscósuslabiosunavezmásyledio
unbesoapasionado.—Voyacontarcadasegundodesdeesteinstante—musitóylesoltóel
agarredelapierna,paraquepudierabajarladesucadera—.Prometoqueseráespecial.—Estoyseguradeeso,nohacefaltamásquetupresenciaparaquesea
especial—se alejó un poco, necesitaba huir a terreno seguro—.Buenasnoches,creoqueyanohacefaltaelbeso.—Siempremehacen falta tusbesos,peronoquieroperder el control
unavezmás.Se acostaronboca arriba con lamiradaperdida en la penumbrade la
habitación,esperandoquelaexaltaciónllegaraaceroparapoderconciliarelsueño.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓CasisinalientoyenmediodelassábanasrevueltasCandiceregresóa
la realidad,aúnsentíaesahorriblesensacióndedoloren lasmanosyelcorazónbrincándoleenlagarganta.—¡Dios!—chillóalverseasalvo.Como todas sus pesadillas, esa había sido demasiado real, había
luchadoporseguirsosteniéndosede lacadenadesumadreparanocaerenesehuecooscuro.Eraabsurdo,porquenopodíacomprendercómolaprendahabíasoportadosupesomientraserabalanceadaporlaimpiadosabrisaquesearremolinabaenaquelextrañoacantilado.Luchópormantenerse,pornodejarsevenceraunqueelcordóndeoro
leestabaquemandolasmanos.Justoenelmomentoenquevioqueeralahorriblesombradelhombredecuencasvacíasquienpretendíasocorrerla,prefiriósoltarse.Sefrotólacaraconlasmanos,intentandoalejartodaslashuellasdeesa
pesadilladesumemoriayvolviólamiradaalamesaalladodelacama,dondelanocheanteriorhabíadejadolacadenaconlamedalladelavirgenMaría,peronoestaba.Inusitadamente los latidos del corazón se le volvieron a acelerar de
maneradescontrolada.Volviómediocuerpoymiróenelsuelo, tambiénlohizodebajode la
cama, suponiendo que en medio de la pesadilla habría dado algunosmanotazosylahubiesetiradoalsuelo,peronolaveíaporningúnlado.—No puedo haberla perdido —se reprochó saliendo de la cama y
caminó hasta la ventana para que la luz del día iluminara mejor lahabitación,conambasmanoshizoacadaextremolascortinasynopudoevitar retroceder un paso al ver la cadena colgando de la cerraduraexternadelaventana.—Estoyseguradequeanocheladejésobrelamesa,estonomepuede
estarpasando—murmuróconvoztrémulaporelmiedo;noobstante,sellenódevalorpararescatarla,porquenoibaarenunciaraeseobjetoquelauníaasumadre.Caminó con decisión y abrió la ventana con mucho cuidado,
descolgando el cordón de oro, era imposible que alguien le estuviesejugandounabroma,porquedesdeel jardínnoalcanzarían,amenosqueusaranunaescalera.Tuvo que deshacer las vueltas que habían hecho con la cadena en la
manilla, al asegurarla en sus manos desvió la mirada hacia la casa deJeremyysoltóunsuspirocargadodemelancolíaydolor,aúnloteníatanaferradoalalma,aúnloamabatantoyloextrañabaconinfinitalocura.Peronopodíaecharsea llorar,yase lohabíadicho todoelmundo,a
Jeremyno legustaríaverladeesamanerayasuspadresmuchomenos.Cerró la ventana y se fue al baño, dejó la cadena sobre la encimera dellavaboysedesvistióparaducharse.Despuésdecasiunahora aparecía enel comedor,dondeestabaLizzy
cargandoaJasonmientraslaseñoraArcherponíalamesa.—Buenosdías.—Ya iba a buscarte, parece que se te pegaron las sábanas—comentó
Lizzy.—Losiento,mehelevantadotarde.—No te preocupes cariño. Por favor tomen asiento—pidió Rose, la
mamádeNadya.—Gracias.Candice leayudóaLizzya sentara Jasonen suasientoparacomery
ambasocuparonsuslugaresenlamesa.La señora Rose mostraba preocupación por ambas, comentaba
cualquier cosa para conocerlas un poco más y para que ellas no sesintieransolas.Alterminarconeldesayuno,CandiceyLizzylavaronlosplatos,aúnen
contradelaspeticionesdelaseñoraRoseparaquenolohicieran.Nadya y Robert se habían ido muy temprano a sus trabajos, porque
antes debían dejar a Ronny en casa de un compañero de clases, paraterminar con una práctica de matemáticas, la cual debían entregar esemismodía.AmediamañanaCandicedecidiósalire iraun lugardondepudieran
repararlelacadenadesumadre,prometiendoregresarantesdealmuerzo.Nopretendíaalejarsemucho,porloquesalióensubicicleta.
CAPÍTULO19
RobertyNadyahabíanpedidopermisoparasalirmástempranodesus
trabajos,ambosestabanmuynerviosos,realmenteanhelabanesemomentoenqueseentregaríanaldeseoquelosconsumía.Él pensó en comprar una botella de champagne para celebrar el
momento, pero recordó lo que le había hecho el desgraciadodeNickyprefiriónolastimarviejasheridasenNadya.Sabíaquetampocopodíandemorarmuchoenelhotel,asíquedejólos
chocolatesylasfresas,alfinalsolosedecidióporunpotedehelado,yaqueaellaleencantabayunpaquetedepreservativos.Pagó y salió de la tienda, pensando en qué carajos hacía llevando un
pote de helado de dulce de leche, si solo iban a tener sexo, no iban asentarseacomer.Había pensado tanto en ese momento, pero al mismo tiempo había
dejado por fuera los detalles, ni siquiera había pensado a qué hotel lallevaría,estabaseguroquedebíaserunoacordealmomentoynounoalpagoporhora.Estacionó el auto y caminó hasta la puerta trasera del restaurante por
donde salían los empleados, adherido a la pared contaba los segundosesperandoaqueellaapareciera.Cuandolapuertaseabrióseledesbocóelcorazónyunagransonrisa
seapoderódesuslabios,unaqueexpresabafelicidadynerviosismo.—Hola—seacercóaellaylediounbesoenlaboca.—Hola —murmuró contra los labios de él—. Disculpa, me he
demoradounpoco.—No, está bien.No llevabamucho tiempo esperando—entrelazó sus
dedosconlosdeellaylaguioalestacionamientodondehabíadejadoelauto.
Ninguno de los dos contaba con la valentía para iniciar el tema deconversación,ambos tenían laconvicciónde loque ibaapasar,peronopodíanexpresarloquesentían,porqueelremolinodeemocionesgirandodentrodeellos,noselospermitía.Robertempezóaconducirsinrumbo,noteníalamásremotaideadea
quéhoteldirigirse.—¿Estásperdido?—preguntóNadyaalverqueyahabíandesperdiciado
mediahora.—No—contestó, buscando el lugarmás cercanopara estacionar y se
volvióhaciaella—.Nadya,realmentenoséaquélugarllevarte,nosésiun hotel sea lo que te mereces, ni siquiera he logrado preparar nadaespecial,solohecompradounpotedeheladocuandodebíaporlomenoscomprarteunasrosas.—Está bien, el helado me gusta, prefiero eso a las rosas —le dijo
sonriéndole con ternura—. No debes sentirte culpable, sé que cualquierlugarseráperfecto.—Peronoesloquemereces…tampococreoqueunpardehorassean
suficientesparaamartecomotantolodeseo,quieropoderperdermeentucuerpoyolvidarmedelmundoalmenosporunanoche,noquieroestarpensandoenquedebodarmeprisaporquenosesperanencasa.—Entonces,¿noquieresquehagamoselamor?Robert sintió extrañoque ella le llamara de esa forma al acto sexual,
esofuealgoquelerevolucionólossentidos.—Sí, sí quiero, pero tal vez este no sea el mejor momento… me
gustaríapodercontarconmástiempo,haceralgoespecial.—Creoque…—semordióellabioyrecordóquehastasehabíapuesto
un conjunto de lencería de encaje para ese día—.Tienes razón, no creoqueseaelmomentomásadecuado…realmentequieroexperimentarcosasnuevascontigo,peronomesentirécómodapensandoquedebemosdarnosprisa,perosupongoquepuedocomermeelhelado—agarrólabolsaqueestabaaunladodelasiento.—Seguro se ha derretido —masculló él. Ponía el auto en marcha
cuandoellaleentregóelpaquetedepreservativos.—Apesardetodo,estabaspreparado—sonrióalvercómoaRobertse
lesubíanloscoloresalrostro.—Claro que estoy preparado, deseo estar contigo, deseo conocerte,
disfrutarteysaboreartemásalládelabarreraquemeimponeturopa—le
quitólospreservativosyselosguardóenelbolsillodesusjeans—.Paraesonecesitarémuchotiempo.—Entoncesseráelsábado,voyaconfiárseloamimamá.—Nosésiesosealamejordelasideas.—Seguroqueloes.Mimamácreequeyahemospasadolasbarrerasde
lasropas,asíquelepediréquecuidedeJasontodoeldía.Mipapállegaráel viernes y estará en casa para cuidar de tus hermanas. Podremostomarnostodoeldíaylanochedelsábado.—Entoncesprepararéalgoespecial.—Tendrás que comprar otro pote de helado—dijo destapando el que
teníaenlasmanos.Robertyasabíacuálerasufavorito.—Comprarévarios—sonrióyletomólamano,regalándoleunbesoen
losnudillos.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Candice una vez más antes de dormir pasaba horas admirando las
fotografías en su celular, mientras las lágrimas le resbalaban por lassienes al ver el rostro sonriente de sus padres, a quienes cada vezextrañaba más, también pasó mucho tiempo admirando esa últimafotografíaqueJeremyleenviódesdeelaeropuertodeBarcelona,antesdesubiraeseaviónqueselollevóparasiempre.Aunqueelcansanciosereflejabaensusfacciones,aellaleregalabauna
sonrisaylehabíaprometidoqueapenasllegaraaAlemanialeescribiría,nosabíaporquéaúnesperabaqueJeremylecumplieraesapromesa.Sorbió las lágrimas y soltó un largo suspiro para ver si con eso se
librabaunpocodeesepesoque llevabaenel alma.Lediounbesoa lapantalla, jurándose a símismaquenunca loolvidaría.Ypuso el celularsobrelamesadenoche,seacomodólassábanasysedispusoadormir.Unaluzblancalaenceguecíayelpisofríolequemabalaplantadelos
pies. Todo eramuy claro, por lo que le costabamucho acostumbrar sumirada al lugar y con los párpados entornados intentaba ubicarse en elespacio.Enesemomentolaensordeciólavozdeunamujerqueatravésdeunos
altavoces anunciaba el abordaje del vuelo 9525 de Germanwings, condestinoaDüsseldorf.Demanerainmediatasupodóndeseencontraba,porloquecorriópor
el solitario lugar sin importar que estuviese descalza, mientras la vozfemeninahacíaecoensusoídos.Loviosentadodeespaldasaellayjustoenesemomentoselevantaba,
cargandosubolsodemano.—¡Jeremy!¡Jem!—gritócontodassusfuerzasmientrascorría—.Por
favor detente, no subas…no vayas a ningún lado—seguía corriendo yaunquenoeramucha ladistanciaque los separabaparecíaquenopodíaescucharle.Eraél,estabaseguradeeso,llevabaelmismojeansylachaquetanegra
decuero,consumismobolsodemano.—¡Jeremy!—en medio de la desesperación tropezó con alguien que
saliódelanada,peronosedetuvoamirarporquetodasuatenciónestabaconcentradaenelchicoqueamabayqueestabacorriendoungranpeligro.—Por favor, no subas al avión, no subas —suplicaba en medio del
llanto,entoncesélsevolvió—.¡Jeremy!Espera,espera—élbuscóalgooaalguienconlamirada,peroenseguidasevolvióunavezmás.Apocospasosaparecióelpuestodeverificacióndeboletos,habíauna
chicaydoshombresmás,Jeremyentregóelboletoyseadentróal túneldeembarque.—¡No! Jeremy, por favor—siguió corriendo, pero la detuvieron los
dos hombres—. Por favor, ese chico, ese chico, no lo dejen subir.Suéltenme—forcejeaba,mientrassumiradaseguíaposadaenJeremy.Antes de que él subiera al avión vio una sombra a su lado, no era la
sombradeJeremy,noloera.Eraesehombrequeparecíaserelnegativodeunafotografía,elhombredesuspesadillas.—¡Jeremy!Déjalo,déjalo,aléjatedeél—Sentíaquelasvenasdelcuello
ibanareventárselesylagargantaleardía;aunasíJeremynolaescuchabayloshombresquelasosteníannolasoltaban.—Candice…Candice ya, tranquila, tranquila—Robert la rescataba de
esaangustiantepesadilla.Candiceseaferróalabrazodesuhermanomientrassollozaba.—Se lo llevó, fue él quien se lo llevó…—repetía hipando,mientras
Robertleacariciabaloscabellos.—Tranquila,respiraCandice…solohasidounmalsueño.
Ellaunavezmáshabíadespertadoatodosloshabitantesdelacasaconsusgritos.—El hombre Robert… la sombra se llevó a Jeremy, el mismo de
siempre…mequitóaJeremy.—Yapasó,solofueunapesadilla.Nofueasí,sololoestásasociando—
RobertdesviólamiradaaLizzy,quienyaleentregabaunvasoconaguaaCandice.Ellos estaban acostumbrados a esos episodios que atormentaban a su
hermanaysabíancómocalmarla.Lizzy se sentó a un lado de la camay le ofreció el agua,Candice no
queríabeberla,noqueríaqueledijeranquenadadeloquesoñabaerarealporquenoseexplicabalascosasquepasabanmásalládelosmomentosdesueño.Noleencontrabaunaexplicaciónlógicaalosmoretonesensucuerpo,
nialacadenacolgandoalotroladodelaventana,niatodaslascosasquedesdeniñalehabíansucedido.Loquemásleatormentabaenesemomentoeraquenoestabasupapá,
yaélnopodríaprotegerla,yanoloharía.Robert ante la mirada desconcertada de Lizzy salió de la habitación,
encontrándoseenelpasilloconNadyaysuspadres,quienessemostrabanrealmenteaturdidos.—Disculpen, olvidé decirles que Candice constantemente sufre de
pesadillas —explicó y se fue a su habitación, de ahí regresó con unaalmohada y unas cobijas—. Pueden regresar a sus habitaciones —seacercóaNadyay lediounbesoenlamejilla—.Vuelveadormir,amor.YomequedaréconCandice.—Estábien,perosinecesitasqueseayoquienlacuide,puedohacerlo.—No,noesnecesario—leregalóunasonrisaamediasyentróunavez
másenlahabitacióndesuhermana—.Lizzy,regresaatucama—lepidiómientras acomodaba sobre la alfombra la almohada y las cobijas,exactamentecomolohacíasupapá.Candicealverlosecubrióelrostroconlasmanosyseechóallorar.—No tienes que hacerlo Robert, puedes regresar a tu habitación—le
pidiólimpiándoselaslágrimas.—Prometíquelascuidaríayesoesloqueestoyhaciendo.Ahoradeja
dellorarquetodoestarábien—leguiñóunojoylepellizcóunamejilla.—¿Puedodejarencendidoelvelador?—preguntórecostándoseunavez
más,cubriéndoseconlassábanas.—Sabesquenomemolestalaluz—dijosonriente.Lizzyensucaminoa lahabitaciónseencontrócon laseñoraRosede
piejuntosupuerta.—¿Estásbien?—preguntóconhermosavozmaternal.—Sí, ya estamos acostumbrados a la sombra en las pesadillas de
Candice.—¿Sonmuycomuneslaspesadillas?—Sí,desdeniña.Puedequepasemesessintenerlas,peronuncasevan
porcompleto,siempreeselmismohombrealqueelladescribecomounasombra,alprincipiomispapáslallevaronconunpsicólogo,perotodoenellaesnormal—explicómirandoalrostrodelaseñoraRose,viendoenelunamezcladeternuraypreocupación.—Seguroquehabráalgoquehacer—dijoconunadulcesonrisa—.Ya
notequitomástiempo,regresaalacama.—Gracias,disculpeloquehapasado.—Notienesquedisculpartepornada,querida—leacaricióloscabellos.Lizzy entró a su habitación y la señoraRose se fue a la que ocupaba
juntoconsuesposo.A lamañana siguiente, cuando todos se levantaron,ya la señoraRose
les tenía el desayuno preparado, a los chicosAdams le impresionaba laenergíaqueposeíalamujer,parecíanuncaagotarse.Después de desayunar, Robert y Nadya se marcharon a sus trabajos,
CandiceyLizzyayudaronalaseñoraRoseconlalimpiezadelacasayelseñor Owen se hacía cargo de Jason, mientras que Ronny estabaterminandosusdeberesdelaescuela.Por la tardeLizzy se fue a la escuela juntoconRonny, aunqueél aún
estabaenprimaria.—Candice,¿tegustaríaacompañarmealaiglesia?—preguntólaseñora
Rose, interrumpiendo los pensamientos taciturnos de la joven, quienestabasentadaenelporchedelacasa.Ellanosabíaquéresponder,noestabapreparadaparasalirdelacasa,
aúnnoquería enfrentarse almundoy tampoco eramuy asidua a ir a laiglesia.CreíaenDios,sumadrelehabíaenseñadoaencomendarseaélyse sabía todas las oraciones, pero solo asistía a la iglesia en ocasionessumamenteespeciales.—Sí—dijoalfin,alnoencontrarunaexcusaquelepermitierarechazar
la petición de la señoraRose—.Voy pormi bolso—se levantó y fue abuscarloquehabíadicho.En la habitación se peinó los cabellos en una cola y se cambió de
camiseta.LaseñoraRosesedespidiódesuesposo,quiensequedaríaacargode
Jasonyleprometióqueregresaríanpronto.Llegaron justo para la misa, al parecer últimamente la gente había
perdidoladevoción,porqueenelrecintohabíavariospuestosvacíos.LaseñoraRoseyCandiceseubicaronenlaprimerabanca,alladoderecho.Una melodía casi celestial inundaba el lugar, así mismo el aroma a
florescreabaunambientedepaz,mientraselsacerdotesepreparabaparadarinicio.Candiceestuvoatentaatodasycadaunadelaspalabras,atendiendoala
razóndelasexplicacionesdelhombreataviadodeblanco.Cuando llegó el momento de recibir el cuerpo de Cristo, prefirió
quedarse en su puesto, porque había perdido la cuenta de los años quellevabasinconfesarse.Casi al terminar, el sacerdote se acercó a la banca donde estaban
sentadas varias personas, entre esas ella. Mientras hablaba, les posabalevementelamanoenlascabezasycontinuabaconlamisa.—Siempre que pasamos por situaciones difíciles nos preguntamos
dóndeestáDios,peroporquénolohacemostodoslosdías.Noimportasiestamospasandoporbuenosomalosmomentos,Diossiempredebeestarennuestroscorazonesypensamientos…—hablabaelsacerdotemientrascaminabalentamente,hastaqueposólamanosobrelacabellerarubiadeCandice—. Puede que no sepamos cómo comunicarnos con él, pero noimportalamaneraenquelohagamos,élnosescuchaytambiénpodemosescucharlo. Solo debemos cubrir nuestros corazones de fe y pedirle:“Señor, hazme oír tu amable bondad, porque en ti confío, indícame elcaminopordondeande,porqueatielevomialma.Señor,líbramedemisenemigos, Señor en ti confío”.Debemos confiar en él para que seamossalvos—diootropasoyapoyósumanosobrelacabezadelaseñoraRose—.Paraquelasgrandesmaldadesquemoranenlatierranonosalcancen,ninosperturben.SinoconfiamosenDios,nuestrafortalezaseharácadavezmásdébilyseremosblancosparanuestrosenemigos.Candice sequedóobservandoatentamente al sacerdote, quien aún con
los ojos cerrados seguía con la misa. Esas palabras que él decía le
llegabanalcorazón,talveznecesitabaacercarseunpocomásaDiosparaque esa sombra dejara de molestarla y parara de llevarse lo que másamaba.Lamisaterminóyduranteelcaminoderegresoconversabadetodoun
pococonlaseñoraRose,aellasimplementelegustabaasistiralaiglesiaun par de veces por semana y decía que eso era suficiente para sentirsetranquila, para vivir en paz; que eso le había ayudado a encontrarsolucioneshastaenlosmomentosmásdifíciles.Esanoche,Candicedescargólabibliaasuteléfonoyempezóaleerla,
admitíaquelaconfundíantantosnombresytantaspalabrasalasquenolessabía el significado, pero encontró hacer la lectura un poco másentretenida al empezar a buscar en la web lo que significaban esaspalabrasquenocomprendíaylasanotabaenuncuaderno.—Almenosenriquecerémiléxico—sedijocerrandoelcuaderno.Lodejósobrelamesaalladodesucamayencimalepusoelteléfono,
esa noche no vería fotografías de sus padres ni de Jeremy, porque noqueríatenerpesadillas.Apagólaluzysemetióbajolassábanas.Esanochedurmiócomonolo
habíahechoenmucho tiempo,ni siquieracomo lohizomientrasestuvoen la cura de sueño; porque aun así, las pesadillas no dejaron deatormentarla.Aldíasiguiente,despuésdeldesayunoyayudarleconlosdeberesdela
casaalaseñoraRose,sininformarleanadiesefuealaiglesia,dondeseconfesó,lecontóalsacerdoteportodaslascosasquehabíapasado.Desdela muerte de Jeremy y sus padres, hasta el hombre sin rostro que laperseguíaensueños,tambiénlerevelóquemuchasvecesparecíannosersueños porque amanecía con marcas en su cuerpo y cosas extrañaspasabanconalgunosobjetos.Le contó al sacerdote todas esas cosas que no se había atrevido a
confesarleanadiemás.Éldemostrótotalatenciónyenningúnmomentovioensucaraatisbo
algunodeincredulidad,parecíaqueeralaúnicapersonaquepodíacreerenloquedecía.
CAPÍTULO20
Robert había prometido que el fin de semana junto a Nadya sería
especial,asíquerecurrióalosahorrosqueteníaparacomprarseelautoyalquilóunacasaenMalibúpordosdías, totalmenteequipada,porloquenotuvoquecomprarnadamás.Cuando llegaron al lugar, Nadya no lo podía creer, había perdido el
controlsobresusreflejosynopodíacerrarlabocaalverlacasa.—Robert,¿hasrobadounbanco?¿Oesdeunamigo?¿Esdetujefe?—
preguntóconuncentenardemariposashaciendofiestaensuestómago.—Tepodríadecirquemelahanprestado,peromeprometíquenuncate
mentiríayprobablementeterminesenterándote…Lahealquilado.—¿Estásloco?Estodebiócostarteunafortuna—aseguróadmirandola
casadedospisos,queaunquepequeña,eraextremadamentelujosa.Casiensutotalidaderanparedesdecristal,pisosdemármolblancoypilaresenelmismo color, con una arquitectura extremadamente minimalista y unjardín envidiable—. Robert, esto no es necesario, por favor… cancelatodo esto y que te devuelvan el dinero—se diomedia vuelta y caminóhaciaelchico.—Nadya, no voy a hacer eso queme pides…prometí que sería algo
especial.—Nada de esto es necesario para que sea especial, no hace falta que
gastestusahorrosparaqueseaespecial—dijoacercándoseaél,quienlaasióporlacintura.—Soloqueríaunpocodeprivacidad,esporlosdos…porfavorNadya,
quiero que pasemos un fin de semana alejados del mundo, alejados detodos…quesoloseamostúyyo.—Pudimosalejarnosdelmundosinnecesidadderecurriraesto.—Quise que fuera de esta manera, anda —le dio un beso, apenas
contactodelabios—.Entremos,tieneunavistamaravillosa.—Nuncaenmividaheestadoenunlugarcomoéste.
—Yotampocoyestaeslaoportunidad.—Sigocreyendoquenodebistehacerlo.¿Enserionopuedespedirque
tedevuelvaneldinero?—No,yanohaymaneradequemedevuelvaneldinero,asíquevamos
a aprovechar cadaminuto quehan cobrado—ledijo guiñándole unojoconpicardía,latomóporlamanoylacondujodentrodelacasa.Nadyanopudoevitarreíralvertodoslosmétodosdeseguridadalos
que tuvo que recurrir Robert para poder abrir la puerta, la que parecíaestar sostenida por dos paneles de cristal. Cuando por fin entraron, elambiente era de total inmensidad, muebles blancos, grises y caobacontrastaban armónicamente con el piso blanco de mármol y lasalfombrasnegras.—¿Quieresbeberocomeralgo?—Necesitourgentementeunpocodeagua—suplicó tragandoenseco
parapasartantoasombro.—Estábien—sonriódecaminoalacocinamientrasellaloseguía.Comoeradeesperarse,ellugareratotalmenteacordeconelrestodela
casa,electrodomésticoscromadosyalgunosenchapadosenespejos,todosempotradosenmueblesblancos.—Escomosiestuvieseenel2040oalgoasí—secarcajeómientrasse
mirabaenelespejodelrefrigerador.—Creo que es lo que han pretendido con la decoración —dijo
mirándola a través del espejo, mientras llenaba el vaso con agua deldispensador—.Aquítienes.—Gracias…—lediounsorboymiróhaciaelexterior,observandoel
maravilloso paisaje. La casa se encontraba en una colina, por lo que laplaya se veía en toda su extensión, brindando una sensación de pazinfinita.—Desdelahabitaciónsevemuchomejor—ledijoélyellaseatragantó
con el agua, como si fuera una estúpida puritana, tosió varias veces yRobertlepalmeabalaespalda.—Lo siento… lo siento—se disculpó con los ojos aguarapados y el
rostrosonrojadoporlatos.—¿Estásbien?—preguntóconlamiradabrillantecargadadepicardía,
Nadyaasintió,llevándoseunamanoalpecho—.Entonces,voyalautoporlosbolsos,regresoenunminuto.¿Meesperasenlasala?—Sí,sí—asintióreafirmando.
RobertfueabuscarlosbolsosyNadyasepaseóporlasala,observandocadadetalledeeselujosolugar,noqueríaimaginarcuántohabíapagadoRobertporeso,sesentíaculpableporqueélhabíahechoesoporella,porhaceralgoespecial,¿acasonocomprendíaquesusolapresenciaconvertíael más sencillo de los lugares en algo único?, no era una cuestión deespacio,eradeloqueélsignificabaensuvida.—¿Quieresconocerlahabitación?—preguntósorprendiéndola.—Sí,me gustaría—se diomedia vuelta y caminó hasta lamano que
Robertleofrecía,seaferróalagarreysubieronlasescaleras.Entraronalahabitaciónprincipalyaligualqueelrestodelacasa,tenía
las paredes de cristal, solo había pared de concreto pintadas en blancoparacrearalgunasdivisionesdentrodelrecinto.Lahabitaciónprincipaleradeltamañodelasaladesucasayunacama
comoparacincopersonas,consábanasydoseldeunblancoimpoluto,laalfombra de pelo largo en diferentes tonos de marrón hasta llegar albeige.Robert ya le había dicho que la vista desde ese lugar era aún más
hermosa y no mentía, eso era lo más cercano al paraíso, la habitaciónteníaunaterraza,enlacualhabíaunapiscinaqueparecíafundirseconelOcéanoPacífico.Élseparódetrásdeella,cerrándolelacinturaconlosbrazosyempezó
adejarlecaerbesosenelcuelloyhombro.—¿Qué te parece? —preguntó en medio de una lluvia de besos, sin
poderponerlefrenosalaexcitaciónqueempezabaagobernarlo.—Eshermoso…casiun sueño—murmurócon lasvoz ronca, siendo
víctimade ladebilidadqueprovocabaenellaRobert;sinembargo,algocontradictoriopasaba—.Tengomiedo—leconfesó—.Séqueesestúpidoquemesientadeestamanera—permitióqueéllavolvieradefrenteparamirarla a los ojos—. Lo siento Robert —bajó la mirada, sintiéndosecompletamenteunaimbécil.—Puedesestartranquilacariño,notieneporquéserjustamenteahora.—No,debería ser justamente ahora.Deberíamoshabernos arrancando
la ropa antes de subir las escaleras, pero tengo miedo… no sé cómoexplicarlo, parezco una tonta, se supone que ya tengo un hijo, séperfectamente lo que va a pasar y deseo que pase, pero siento que nopuedo avanzar… mis estúpidos temores me lo impiden y no quieroarruinarelmomento.
—Nadya, sé que estás nerviosa, yo también lo estoy… pero dejemosque las cosas pasen de manera natural, no forcemos nada, el momentojusto llegará sinque loprogrames, tenemos todoun finde semanaparaentregarnos.Tementiría si tedigoquenoestoyansioso, tedeseocomonuncaanteslohabíahechoconnadanianadieynotieneslaremotaideadelatorturaquehasignificadoparamítenertecadanocheenmicamayno poder saciar estas ganas que te tengo, pero aún puedo esperar elmomentoadecuado—leacunóelrostroparaquelomiraraalosojos—.Olvidemosloquevinimosahaceraquíysolodisfrutemosdeestelugar,¿teparecesicocinamosalgo?—Voy a prepararte un almuerzo especial —sonrió tímidamente. No
queríaquefueradeesamanera,peroleharíacasoaRobertyesperaríaaque sedierademaneranatural, talvezpensar enquedebíacumplir conalgúndebereraloquelateníamuynerviosa.—Prefieroquelohagamosentrelosdos.BajaronalacocinayNadyasesorprendióalverqueestabatotalmente
equipadacomoparaunmes,habíamuchosalimentosimportados.No querían pasar horas cocinando, por lo que prepararon algo
realmente rápido, unas verduras al vapor, filete de pollo a la plancha ypurédepapa.Mientrasalmorzaban,disfrutarondelavistadeensueñoyconversaron,
llegandoalaconclusióndequeveríanunapelículamientraslacomidaleshacíadigestión.Subieronalahabitaciónysemetieronalacamacomprobandoqueera
como para cinco personas, ambos se pusieron de acuerdo en ver unapelícula de acción. El filme que eligieron era protagonizado por LiamNesson y era realmente entretenido, a pesar de que casi a mitad de lapelícula se quedaron dormidos, quizás debido a que el almuerzo losobligóatomarlasiesta.Robert poco a poco fue despertando, removiéndose en el colchón,
intentandodesperezarseyestirándosecomoungato,alabrir losojossepercatódequehabía dormidomásde la cuenta, porque la habitación seencontrabaenpenumbrasytambiéndequeseencontrabacompletamentesoloenlacama.NosedejóllevarporelarrebatoysupusoqueNadyadebíaestarenla
terraza, ya que la puerta de cristal estaba abierta y la brisa calaba en lahabitación,agitandosuavementeeldoselblanco.
Seincorporóenlacama,quedandosentadoysepasólasmanosporloscabellos en un intento por peinárselos, consciente de que al despertarsiempreeranundesastre.Suspiró para terminar de arrasar con cualquier atisbo de sueño y se
levantó,aúnllevabapuestoelchándalnegroconelquehabíallegado.Caminóhacialaterrazaqueseencontrabaoscura,peroantesdepoder
salir vio a través de la fina tela del dosel aNadya en la piscina, la queestaba iluminada por las luces led en el suelo, eran diminutos faros encolor blanco que simulaban como si ella estuviese nadandocompletamentedesnudaenuncieloestrellado.Inevitablemente los latidos de su corazón emprendieron una carrera
desesperada, nunca en su vida había visto algo más sensual, algo máserótico, nunca antes otramujer había provocado en él tanto descontrol,tantocomoparaquesuslatidosseexpandieranportodosucuerpo,sobretodohacialazonasur,dondesuamigolatíadesaforado.Lasangreensusvenasquemabayaunquelabrisarefrescabael lugar lanucaempezabaasudarle.Era elmomento y aunque no lo fuera se arriesgaría, por lo que con
gran rapidez se desvistió y salió a la terraza aprovechando que Nadyanadabaalotroextremoynoeraconscientedequeéllaestabaespiando.Caminó con rapidez y se lanzó al agua, nadó hasta donde estaba ella
saliendo a la superficie, la tomó por la cintura y se le pegó al cuerpo,dejándolesaberqueestabadesnudoal igualqueella.Anteelcontactodelaspielesardientes,suscuerposseestremecieron.—Buenasnoches—murmuróéleneloídodeella,sintiendoelcorazón
acelerado.Elaguaestabarealmenteagradable,porloqueestabasegurodequeno
saldríandelapiscinatanrápido.—Buenasnoches—dijocasisinalientoyunarisitanerviosa.—¿Teasusté?—preguntóobligándoseamantenerlasmanosquietas,al
menosporelmomento.—Unpoco,noquisedespertarte…séquedebesestarcansado—llevó
sus manos al borde de la piscina para mantenerse a flote, mientras sucuerpo estúpidamente temblaba al sentir por primera vez el cuerpo deRobert desnudo y pegado al de ella, era tan firme y tan caliente que noqueríaquesealejaraniunsolomilímetro.Alfrenteteníalainmensidaddeluniverso,delocéanoyelcielounidos,
el sonido de las olas rompiendo en la orilla acompañaba al de susrespiraciones cargadas de deseo y los latidos de sus corazonesdesbocados.—Ya he descansado lo suficiente, creo que esta noche la pasarémuy,
pero muy despierto —le dejó caer un beso en el hombro, robándosealgunasgotasdeaguaquevibrabansobrelasedosapiel—.EreslamujermáshermosaquehevistoNadya…notieneslaremotaideadeloperfectaqueeresparamí…eresmaravillosa—Lediootrosuavebesoenlabasedelcuello,al tiempoquequitabaalgunosmechonesdecabelloquese lehabíanpegado,despejólapielysiguióconsuscautelososbesos,mientrasella empezaba a regalarle un concierto de suspiros—.Había imaginadotantoestemomento…lohesoñadomuchasveces.—Rob…—murmurósintiendocómoelcuerpodeélseacoplabaalde
ella y su centro latía descontrolado al percibir cómo la erección de élpalpitaba,elevándose,duraycalienterosandosutrasero—.Tequiero, tequiero… quiero que pase ahora, quiero que hagas este momentorealmenteespecialyquepuedarecordarlohastaelúltimosegundodemivida.—Así será mi hermosa Nadya —le permitió a sus manos que
empezaranarecorrercadaespaciodeesecuerpotembloroso,seaferróalospechosygruñóbajitoalsentirlossuaves, turgentes,mojados—.Eresuna bendición… cada vez que veo tus ojos, tu boca… tu boca meenloquece—congranlentitudlahizogirar—.Entubocaquieroinventarnuevosbesos—murmurócontraloslabiostrémulosdeellaynoeraporfrío.—Puedesinventartodoslosbesosquequieras.Tomamiboca,estuya,
yo soy tuya —se acercó y entonces un beso apasionado surgió, unocargadodedesenfrenoylocura.Nadyaseleaferróalcuello,saboreandolatibiasalivadeRobert,quien
avivabaelfuegoentresuspiernas,lasqueélabríayllevabaasucintura;ellasindudarloseapretóalcuerpotanfirme,tanperfectodesunovio,desuamor.Sintió el glande suave,muy suave acariciarle los labios vaginales, el
jadeo de placer se le arremolinó en la garganta, porqueRobert tenía sulabio inferior aprensado entre sus dientes, inventando nuevos besos,nuevascariciasynuevasmiradas.—Debemosiralahabitación,aquínotengopreservativos—lerecordó
mirándolaalosojos,mientrasleapretabaconfuerzalasnalgas.—Nohacefaltaqueusesnada…meheestadocuidando—leregalóuna
sonrisamezcladevergüenzaydeseo.—Entoncesnovamosaperdereltiempo—lesonrióyconprecaución
la llevó hasta un lugar menos profundo, donde al menos él pudiesemantenerse en pie, sin necesidad de estar aferrado al borde—. Es unanochehermosa,¿nocrees?—preguntóelevandolamiradaalcielo,elqueseencontrabatotalmenteestrelladoyparecíaestarmuycercadeellos.—Sí, nunca antes había visto una noche tan linda —alegó ella,
observandoelmantonegrodecoradopormillonesdeestrellas.—Esunanocheparahacerlaespecial,parahacerla inolvidable…para
borrarcualquierrecuerdoamargo,cualquierdesilusiónyhacerquesolovivasesteinstante,sintiendoeseamortanintensoquemeconsumeyquenecesitocompartircontigo—lebesóloslabiosunayotravez—.Necesitoentregarteestalocuraquehasdespertadoenmí.—GraciasporentraramividaRobert,graciaspornohabertedadopor
vencido cadavezque te rechacé.Soy tan estúpidaque estuve a puntodeperderte,dedejarpasarestaoportunidad.—Noibaadesistir,noibaahacerloporqueteníaclaroquelucharía,iba
ahacerqueteenamorarasdemísíosí…Estanochetedarétodo…estanoche vamos a detener el tiempo. ¿Estás preparada? —preguntóacariciándolelosmuslossinquesusbesoscesaran.—Lo estoy —volvió a cerrar sus piernas en torno a la cintura de
Robert,acercándoselosuficientealaerección.Éllellevólasmanosalasnalgasymuylentoempezóaentrarenella,
el pecho se le iba a reventar y contuvo la respiraciónmientras entraba,disfrutandodeesafriccióntansuave,húmedaycaliente.Un jadeo ahogado se quedó suspendido en la garganta de Nadya, al
tiempo que enterraba sus uñas en la espalda de Robert, la invasión eraincómodamente deliciosa, era una extraña sensación que colmada sunecesidaddesentirsellena,apesardequedolíaunpoco.Roberttemblabatantocomoella,sealejó,peronosalió,solosemovía
ensanchandounpocomás,acostumbrándolaa su tamaño,aesa invasiónqueparaellaeralaprimeravez,porquerealmenteeraprimeravezquelasentía.—¿Cómo se siente? —preguntó él con los labios sonrojados y
entreabiertos.
—Bien, muy bien… demasiado bien, sigue Robert… sigue—suplicósiendoella la que avanzaba con elmovimientode supelvis,mientras elaguachapoteabaantecadaencuentro,antecadaembestida.Robert le tomólapalabraysiguió,nosedetuvo,nolohizohastaque
ambos estallaron en plena noche, teniendo la certeza de que realmenteseríainolvidable.Nadyahabíatenidosuprimerorgasmoexperimentadoencompañíade
un hombre, ya que cientos de veces había acallado los clamores de lanaturaleza con sus manos. Robert le había nublado los sentidos, estaraferradaa él, sentir tantahumedad, tanta calidez en su interior, escucharesa respiración agitada, los roncos susurros, las miradas cargadas dedeseo,esemomentoalladodelchicoqueamabasehabíanconvertidoenlamejorexperienciavivida.La claridad del sol los despertaba en medio de sábanas revueltas,
desnudosyconunapetitovoraz.Lanochehabía sido larga, tantocomoparaqueenlamemoriadeNadyaquedaraelrecuerdoindelebledehaberexperimentado junto aRobert cinco encuentros, cada unomás fogoso ydesinhiboqueelotro.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Lamiradaazulimpasibleseencontrabafijaenunodelosrinconesdel
techodondeunaarañapersistentementeformabasuintrincadatela.—Puf—abrióelpuñoquemanteníacerradoenelinstanteenquelaluz
desupatéticaceldaseapagó.Soloquedóencendidalatenueluzdelpasilloquesecolabaatravésdelpequeñorectánguloconbarrotesdesupuerta.Todaslasnochesalamismahora,comoestabaprogramadoelsistema
eléctrico del psiquiátrico, dejaba a las habitaciones inmersas enpenumbras;noobstante,Benjaminpodíaseguirobservandoclaramenteelarduotrabajodelaaraña.Estabaenelsueloacolchadoquetambiénleservíadecamayasiento,ya
llevaba un año en ese lugar y no terminaba de acostumbrarse a eseasqueroso olor a humedad y sudor, recordándole que no había sido elúnicoquehabíapermanecidoencerradoenesetristeespacio.Siguióobservandoa laarañacreandosured,sindarleningún tipode
importanciaaltiempoporquesilohacía,definitivamenteterminaríaigualquecasitodoseneselugar.—¡No!¡No!¡Yano!—EscuchóBenjaminlassúplicasdelamujerdeal
lado,comocadamiércolesyviernes,estabasegurodequeseharíanmásdesesperadasyseextenderíanporcuatrohorasmás,esosiemprepasabalosdíasqueDavorteníalibreyquenohacíanrondanocturnaenesaárea,el hombre era el único que se compadecía de ellos y estaba atento sialgunodelamáximanecesitabadealgo.La mujer seguía llorando y parecía que nadie más la escuchaba
implorar,sencillamenteeneselugarnadieoía,nadieveía,nadiehablaba,porque para los que se creían cuerdos, los internados estaban másdementesqueunascabrasynomerecíanniunpoquitodeconsideración.—Porfavor,porfavor…mecomportaré,estábien,voyaponermede
rodillas—soltóungritocargadodellanto—.Yaestoyderodillas.Lopocoquesabíadeesamujereraquetansolocontabaconveintitrés
años,quepadecíadelagunasmentalesyqueenunadeellasasesinóasuhermanomenor.Apenas la había visto una vez, cuandopasó frente a suhabitaciónporquelallevabanaserviciosmédicos,yaqueextrañamentelehabíanaparecidoheridasen laespaldaynalgas,hechaspor loqueelloscreíanhojillaobisturí.Élsabíaquenadadeesoeraextraño,peronoimportabaloquedijera,
porque jamás nadie le creería una sola palabra a La Bestia, por lo quepreferíareservarsecualquiercomentario.Elllantoseescuchabasofocado,comosialgooalguienlaamordazara
y a cada grito ahogado le acompañaba un azote o una bofetada, eso serepetíacadasemana,seguramentelamujerestabaapuntodecolapsar,conloquevivíanocreíaquepudieraaguantarmuchoylepasaría lomismoquealasotrasdosquehabíanestadoenesamismahabitación.Verdaderamenteloqueleimportabaeraqueenesashorassusueñose
veíaperturbado,últimamentetansoloestabadurmiendodecuatroacincohorasyaunquenosesentíacansado,síleagobiabaestardespiertosiendoconscientedequeeltiempotrascurríaconmayorlentitud.
CAPÍTULO21
Corazóncongelado,almaenllamas
Candicedescubrióqueasistirregularmentealaiglesiahabíaayudado
considerablemente con sus pesadillas, las que prácticamente habíandesaparecido pero sobre todo con la resignación, había superado lapérdida de sus seres queridos. Comprendía que sus padres y JeremyestabanmuchomejorenellugarqueDioshabíadispuestoparaellos,tansolo los recordaba para revivir los momentos lindos que pasaron a sulado.En muy pocos meses se había comprometido no solo con el
cristianismo, sino con la comunidad, le entristecía ver cómo habíapersonas que verdaderamente necesitaban ayuda. Servir al prójimo sehabíaconvertidoensuvocación,habíaabandonadolauniversidad,porqueconsiderabaque estudiar arquitecturano sería tan altruista como ir a unhospital y brindar palabras de aliento a esas personas que padecíanenfermedadesdolorosas.Había empezado a ir con varias personas de la iglesia a brindarles
palabrasdealiento,peroal transcurrir lassemanassehabíadadocuentaque no era suficiente, por lo que empezó hacer algunos cursos deprimerosauxilios.—Buenos días —saludó caminando hacia una esquina del comedor,
donde lanocheanteriorhabíadejadounacestadealimentosbásicosquehabíapreparadopararegalárselaalafamiliaquevisitaríaesedía.—Buenos días Candice, ¿no vas desayunar? —preguntó Robert,
captando la atención de su hermana—. Es domingo, ¿podrías pasar unpocodetiempoconlafamilia?Él había sido testigo del gran cambio que había dado su hermana,
considerabaqueseestaba involucrandodemasiadocon la religión, tantoquesusgustoshabíancambiadodemaneraradical,hastaensuformadevestir había influenciado, ahora vestía comounamujer de sesenta años,llevabamesessinverleelcabellosuelto,soloconesemoñopegadoalanucaquenodejabaescaparniunasolahebra.—Comeré algo en el camino, voy con la señora Thomson a llevarle
comida a algunos habitantes en Fresno. Rob… hay muchas personasnecesitadas.—Candice—carraspeó,pensandoencuálespalabrasusar—.Tufamilia
tambiéntenecesita.PorDios,casinopermanecesenlacasa,apenassítevemoslacara—reprochóconvozcalmada.TantoCandicecomoéleranelcentrodemiradasdelasdemáspersonas.—Rob,nouseselnombredeDiosenvano,nohablesasí—recriminó
aferrándosealacestadecomidaymirándoloduramente—.Nohasvistolo que esas personas necesitan, lo de ellos es más que presencia…debemosseramablesconelprójimo,yohagoloquepuedo.LaseñoraRosesolobajólamirada.Deciertamanerasesentíaculpable,
alserellaquienhabíallevadoaCandicealaiglesia,perojamáspensóqueseinvolucraríadetalmanera.—Candice,nosiempresetratadelosdemás,podríaspensarunpocoen
ti…dedícateunpocodetiempoparaserfeliz.—Soy feliz con lo que hago, me hace feliz poder ayudar a otras
personas,mehacefelizverelagradecimientoenlasmiradasdelosniñosyancianos,mehacefelizhablarlealaspersonasdelomisericordiosoqueesDios, porque lo ha sido conmigo…desde que lo encontréme sientomuchomejor.Robert se quedó mirándola, percatándose de la determinación en
Candice,noqueríadiscutirconella,noqueríahacerlasentirmal.Estabasegurodequenadateníaqueverlareligión,ni la iglesia,muchomenosquiénesasistían.Elproblemaeraella,quienparecíahaberencontradounalivioa sudolor enentregarseencuerpoyalmaaDiosya la ayudaalprójimo.—Está bien. Si eso te hace feliz, ve a donde tengas que ir—suspiró,
clavandolamiradaenloshuevosrevueltoscontocino.
—Gracias, prometo regresar temprano y los acompañaré a ver unapelícula—caminóalasalida,cargandolapesadacestadecomida.—Sinceramente, creo que leer tanto la biblia la ha enloquecido —
murmuróLizzy—.Telodijecuandoempecéanotarlaextraña,talvezsilehubieses hablado a tiempo, no estaríamos pasando por esto ahora—lereprochóaRobert.—CreoqueCandicesolonecesita tiempo, recibiógolpesemocionales
muyfuertesytalvezayudaraotraspersonasseasumaneradecanalizareldolorqueaúnsiente—argumentóRobert,peromuyenelfondosabíaquesuhermanamenorteníarazón.—Cada vez es peor, le han lavado el cerebro. Parece como si la
hubiesenhipnotizado,solotienesquemirarcómoseviste…noesnuestraCandice —negó con la cabeza—. No creo que darle tiempo sea lasolución,debesexigirlequedejedejugaraserlabuenasamaritana,paraesohayinstituciones…Aunquenolocreasseexponeapeligros,porquevaalascomunidadespobresaayudaralagente,perosabesqueenesoslugarestambiénhaymuchosdelincuentes.—Cuandoregresehablaréconella…Ahoraporfavor, terminemosde
desayunar en paz—pidió y sintió la mano de Nadya por debajo de lamesa,regalándoleuncálidoapretónunpocomásarribadelarodilla.—Séqueesuntemadehermanos,peromegustaríaayudarte,talvezde
mujeramujerpodríamosentendernosmejor.—Gracias—le regaló una significativamirada, sintiendo que el peso
sobresushombrosaminoraba.Esanochedespuésdeverlapelícula,RobertlepidióaCandicequelo
acompañarahastaelporcheylainvitóasentarseenlabancaquecolgabadelasvigasdeltecho.Hablóconellaysololesuplicóquenolosabandonaratanto,queLizzy
y él la necesitaban, que requerían de su presencia. Pareció entender, noprometióquepasaríamástiempoconellos,perosíqueharíaelintento.Candicelehabíaconfesadoquedesdequehabíaempezadoaacercarse
más a Dios, las pesadillas que la habían perseguido desde niña habíandesaparecidoyRobertfueconscientedeeso,porquehabíanpasadovariosmesessinquelosdespertaraenmediodegritos.
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Seencontrabacompletamenteaisladodelmundoydecualquiertipode
claridad natural, su único sol era la bombilla que colgaba del techo yalgunasvecescuandolamirabafijamente,sebalanceaba.Porseguridad,nuncalequitabanlasmalditascorreasdecueroconlas
quelemanteníanlasmanosatadasyconstantementelapieldelasmuñecasseledesollabaporelroce.Porserdelamáxima,nuncalohabíansacadoalcomedor,lepasabanla
comidaporelcompartimientoinferiordelapuerta,sieraqueaesoselepodíallamarcomida.Solounhombreeraelque lovisitaba tresvecespordía,paradejarle
losalimentosyparaconducirloalbañoparaquehicierasusnecesidadesyse aseara, eso se lo agradecía a Davor, porque al menos no lo dejabaahogarseensupropiamierda.Noobstante,nadielebrindabalaposibilidaddearreglarsuapariencia,
llevabamásdeunañosincortarseelcabello,yalellegabapordebajodeloshombrosyteníalabarbasumamentelarga.Sepodríadecirquehabíaadoptado un estilo hipster bastante natural, del que no era para nadapartidario.Davor temía acercarse a él con tijeras o navaja en mano; los demás
sencillamenteleteníanpánico.NadiequeríaacercarseaLaBestiadespuésdequerelacionaranlamuertedeldoctorGrignardconsucasomédico.Elmundo exterior parecía haberlo olvidado, pero los que a diario se
topabanconéldecaminoalbaño,seguíanmirándolocondesprecio.Cualquieraqueestuviesepasandoporesasituaciónseríamerecedorde
lástima, pero él se sentíamuy bien, no le hacía falta nada, no anhelabanada, era como estar suspendido sin nada que hacer, solo esperando.Algunas veces conversaba con Davor al que muchos subestimaban portenerciertogradoderetrasomental,perorealmenteeramuyinteligente,másquecualquieradelosqueseconsiderabanmuylistos.Como ya lo sabía, el tiempo en ese lugar se había convertido en su
condena,perodeesoyaquedabamuypocoporqueesedía, justoenesemomento su liberación se acercaba, esa salvación que Iblis le habíasusurrado, iba a entrar en menos de un minuto por su puerta, podíasentirla.Elaromaarosasqueinundabaelambienteladelataba,mientrascontaba
unoaunosuspasosgráciles.Nolaconocía,noteníalamásremotaideadecómoerafísicamente,perolafuerzadivinaquedesprendíaloenvolvíatodo.Lapesadapuertaseabrióyentróelúnicohombrealquelehabíavisto
lacaraportantotiempo.Davor,consualturaintimidanteyunacontexturapasada de peso, pero con la ingenuidad de un niño de diez años quealgunas veces tartamudeaba, le hizo espacio a quien sería su boleto a lalibertad.Ahíestaba,paradabajoelumbraldelapuerta,iluminadaporlaluzdel
reflectordelpasillo,sinatreverseadarunpasodentrodesuhabitación.¿Rubia?Jamáspensóquefuesetanrubia,nitandelgada,muchomenos
que fuese tan joven, con unos grandes y expresivos ojos verdes, quereflejabanunamezcladetemor,valentíaymisericordia.Loqueverdaderamenteno legustaba era la ropa, esodefinitivamente
noleayudaría,esasfaldasque le llegabancasia los tobillosyesablusaabotonada hasta el cuello, no inspiraban absolutamente nada, al parecerIblis teníarazónyeramáspuraqueelaguaquelepasabanadiario.Eraunaextrañacriatura,delasquecasisehabíanextinguido.—HolaCandice—saludó,aldescubrirleinmediatamenteelnombreen
lamirada—.Eresmuypuntal,juroqueteestabaesperando—confesóconvoz seductora, esa que comúnmente usaba cuando años atrás queríallevarseaunamujeralacama,mientraslesonreíaconironíaalvercómoesosojosseopacabanporelmiedo.Candicehabíaescuchadomásdeunahistoriaaterradoraconrelacióna
los asesinatos que había cometido Benjamin Sutherland un par de añosatrás.Sindudaalgunahabíasidounactoatroz,aunquemuypocaseranlaspersonas que lo recordaban. Del famoso actor juvenil, solo quedabanleyendasenlasquelonombrabanLaBestia.No podía evitar sentir miedo. Quería ayudarlo, pero no conseguía
olvidar totalmente loquehabíahecho.Algunasvecescerraba losojosyrecordaba algunas de las dantescas fotografías que había visto en losdiarios.—Puede pasar —pidió Davor, haciéndose a un lado para brindarle
mayorespacio.—Gra…gracias—titubeóregalándoleunasutilmiradaalhombre.Suponía que Benjamin sabía su nombre porque alguien le había
informadodesuvisita.
Delseductoractorquedabamuypoco,realmentemuypoco.Lecostabareconocerlo,sabíaqueeraBenjaminSutherlandporelcolordelosojosyporqueasídecíalafichaquelehabíanmostrado.Enél se evidenciaba el tiempoque llevaba encerradoen ese lugar, su
piel se encontraba realmentepáliday casi traslúcidadebidoa la faltadesolyunabuenaalimentación.Teníaunasojerasquegritabanlopocoqueestabadurmiendo.—HolaBenjamin—mostróhumildadyvaloraladentrarseunpocomás
enlahabitación,sintiendocómosuspiessehundíanenunagomaespumaquesindudaalgunaestabavencida.Él se encontraba en el centrode ese triste lugar, estaba acuclillado en
unaposicióncasianimal,parecíaunsimioblancoquesebalanceabadeunlado a otro, como si fuese un péndulo que pretendía hipnotizarla, elcabellooscurosemecíaalmismoritmoylaincipientebarbaescondíaelrostroporelcuallehabíanhechotantosreconocimientosañosatrás.Nopudoevitarllenarsedetristezaeimpotenciaalverqueestabaenun
totalestadodeabandono,habíasidounodelosactoresmejorespagadosdeHollywoodyprácticamentedelanochealamañanasehabíareducidoalanada.Almenos se encontraba limpio, extrañamente suvestimenta eradeun
blanco impecable, pensóque tal vez sería nuevay se la habíanofrecidoesamismamañanaparaqueellanosealarmaraaúnmás,aunqueparecíaque él mismo no fuese consciente del estado en el que se encontraba,dudabamuchoqueenelúltimoañohubiesevistosureflejoenunespejo;no obstante, le sonreía y esa actitud inevitablemente le gustaba, porquedemostraba que estaba feliz de verla. Podía asegurar que estaba ansiosoporrecibirlaayudaqueellaqueríaofrecerle.Benjaminconsusojosdeunazulquecasillegabaalzafiro,unasonrisa
seductora, nariz de un tabique perfecto y un rictus entre encantador ymaléfico,lohacíanmerecedordecualidadessuficientesparademostrarelatractivofísicoqueposeía,peronoeramásqueunatentadoracarnadaqueatraíaalapresaaunamuertesegura.Se encontraba en el suelo acolchado, con sus manos hacia adelante,
unidas por las correas de cuero, apoyándose en el suelo y se podíasostenersoloconlosdedosdesuspies,algoquesololograbanconseguirlasbailarinasdeballet,mostrandounosmuslosbienformadosapesardesucasiextremadelgadez.
Él movió de forma amenazante su cuerpo hacia adelante, como sipretendiera lanzársele encima y Candice sin poder evitarlo dio un pasohaciaatrás,altiempoquesucorazónrespondíaconlatidosdesbocadosydolorosos, estaba segura de que él podía escucharlos, por lo que quisosalircorriendodellugar,perolapromesaquehabíahechodebíasermáspoderosaquesumiedo.Prometió ayudar a un almaenpena, amostrarle el caminodeDiosy
por casualidad un par demeses atrás, había conocido en la iglesia a unenfermeroquehabíatrabajadoeneselugar.Jacob le hizo saber acerca del caso de Benjamin, argumentando que
quedabafueradecualquierasuntomédicoopsiquiátrico.Ledijoqueelpacientehabíaquedadoenelolvido,quenadieseatrevía
a prestarle ayuda, ni siquiera la iglesia, objetó que para ser creyentes yfielesseguidoresdeDios,eranquienesmenoscreíanenelmal.Ella misma fue testigo de cómo varias personas aseguraron que
Benjamin Sutherland solo estaba demente, no prestaron un mínimo deatención cuando Jacob relataba que durante el tiempo que trabajó en elpsiquiátrico,veíaatravésdelascámarasdeseguridaddelahabitaciónqueocupaba el paciente, cómo cada media noche se levantaba y parecíamantener conversaciones con alguien ubicado justamente en el puntociegodellugaryqueesaspláticasdurabanhastaunpocomásdelastresdelamadruga.NopudoevitarsentirseidentificadaconJacobalvercómoélaseguraba
quealgopasabaconBenjamin,asícomoellaasegurabaquesuspesadillaseranmuchomásqueimpulsossubconscientesdesustemores.TalvezaBenjaminlepasabalomismoqueaellayporesoestabaahí,
paraayudarlo,paramostrarleelcaminoindicado.Estabaseguradequesileleíaunpocolabiblia,dequesisemostrabarealmenteinteresadaenloque lepasabapodría, rescatarlodeesa torturaque significabaquenadiecreyeraencosasquequizáseransobrenaturales.Por lo que una vezmás, se armóde valor y avanzó un par de pasos,
respirando profundamente para intentar calmar los latidos temerosos desucorazón.Simplemente debo olvidar los asesinatos que cometió —pensó,
intentandomostrarunasonrisa,peroverdaderamentenolograbahacerloporqueerauncúmulodetemblores.—Notengasmiedo,noteharédaño—lavozincitanteycautivadorade
éllaenvolvíacasiporcompleto,estabaluchandoentreunsalircorriendodeeselugarynuncamásvolverounquedarseyayudarle.—¡Cállate Benjamin! —exigió Davor en una clara amenaza, como
siempre lo hacía, aunque nunca lo había lastimado por temor a unarepresaliaporpartedelpaciente.Constantementelomandabaacallar,sobretodocuandoloatormentaba
consuscuentosdelmalreinante,delfuturoodecómopodíamanipularlamentalidadhumana.—Asustasalaseñorita,¿novesqueesunahermana?—Davornotenía
la más remota idea de cómo dirigirse hacia Candice, no sabía cómollamaraalguienquealegabahabervenidoporpartedelaiglesia.—No…nosepreocupe—tartamudeóCandice,presadelmiedoquele
causaba el hombre de cuclillas frente a ella, quien nomostraba ningúnindicio de incomodad por estar soportando todo el peso de su cuerposobrelosdedosdelospies.—Noesunahermana,nimonja,ninadadeeso—leaclaróBenjamina
supobreguardiánretrasado—.Soloesunasublimecriaturaquerealmentenosabeloquequiere—semostrabatotalmenterenuenteacallarse.—No se preocupe hermana, siempre anda diciendo que conoce a las
personas…yquepuedeverelfuturo,peronoesmásqueuncharlatán—explicó Davor para tranquilizarla, al ver que la mirada de la hermosajovencitadeojosverdesestabacargadadepánico.Davoreraunhombredeunoscuarentaaños,sumamentealtoybastante
pasado de peso, con cierto retraso mental, pero era muy inteligente yhumano,fueelúnicoqueseofrecióparaayudaraBenjaminensuhigiene,decíaquenielsermásmalvadodelmundomerecíaserechadoalolvido.—Graciasseñor…sinembargo,Benjamintieneunpocoderazón—no
podía evitar sentirse cada vez más aturdida ante la insistente miradabrillantedeBenjamin sobre ella, noqueríahacerse ideas absurdas, perosentíacomosielcuerpoleestuvieseaumentandodetemperatura.Setanteódisimuladamente las mejillas y efectivamente estaban muy calientes,supusoquesoloerafiebreemocional.—Pero no se asuste —le regaló una sonrisa conciliadora, la que
acentuó más las líneas de expresión alrededor de esos ojos marronescargadosdebondad—.Seguro lohabrá leído en algúndiarioypor esosabesunombretambién.CandicesonrióantelasintencionesdelseñorDavorporhacerlasentir
mejor,estabaseguraquejamáspodríansaberalgodeellaenlosdiarios,porque no era precisamente una persona que despertara el interés de laprensa.—Davor… Davor, ¿aún te cuesta? ¿Alguna vez me has facilitado un
diario, gordo inhumano? —inquirió Benjamin con sarcasmo—. Ni uncigarro me traes —desvió la mirada hacia Candice, solo moviendolentamente las pupilas, sin siquiera parpadear—.Supongoque no será atravésdelosdiariosquepuedaenterarmedelasinquietudesymiedosdelaseñorita,¿osí?—Leregalóunasonrisacargadadeseduccióneironía.—DeberíassermásrespetuosoconelseñorDavor,eslaúnicapersona
queseinteresaporti,nadiemáslohace,anadiemásleimportas…yestásmuy equivocado, claro que sé lo que quiero, estoy segura de que meentregaréaDios—expresóconconvicción,levantandolabarbillaenunaactitudquemostrabaorgullo,aunquesabíaquelasoberbianoerabuena.Primera vez que exteriorizaba la decisión que había tomado semanas
atrás. Se entregaría en cuerpo y alma a ese ser omnipresente que habíarescatadoysanadosucorazón.Benjamin silbó irónicamentey rodó los ojos enunmovimiento entre
arroganteydivertido.—Creo que Dios tendrá que esperar —comentó conteniendo una
estruendosacarcajada,teníaganasdereírcomonunca.—No importacuántodebaesperar,Diosde igualmaneranos recibirá
conlosbrazosabiertos.Yo también te estoy esperando con los brazos abiertos —pensó
Benjaminelevandolacomisuraderecha,percatándosedequeelbocadilloestabaapeteciblealmenos,leparecíarealmentehermosa.—Aceptará nuestro perdón cuando lo hagamos de corazón, todos
somos sus hijos, sin importar los errores cometidos, su infinitamisericordia nos arropará y en su reino nos recibirá… Benjamin, aúnpuedesentraralreinodeloscielos—dijoconvozcalmaymirándoloconcompasión.—Ah, no gracias, aquí estoy bien,Davor es buena compañía—acotó
con ironía y sus ojos siguieron a Candice, quien empezaba a caminarhacia él, pero no lograba ocultar ese miedo que se le aferraba a cadamoléculadelser.—Tenga cuidado señorita—Davor la siguió con cautela—.LaBestia
tienemásdedosañosquenoveaunamujer.
—Gracias señor Davor, mi presencia aquí no es como mujer, sinocomounaconsejeraespiritual.—Parasersoloconsejeraespiritualtienesbuenastetas.Por primera vez Davor tuvo que actuar y le dio un manotón en la
cabeza,despeinándolo.—RespetaBestiaonopermitiréquenadiemásvengaaverte.—No…nololastime,noesnecesarioporfavor,esosoloalimentaráel
rencorensucorazón—lepidióCandice,colocándosedecuclillasfrenteaBenjamin, quien la miraba fijamente y sus ojos tenían las pupilasextremadamentedilatadas,parecíanuntúnelsinsalida,unpozosinfinquesehabíarobadocasitodoelhermosoybrillanteazuldesusiris.Benjamin lamiró fijamente, parecía un animal estudiando a su presa,
deteniéndose en cada rasgo. Ella no llevaba ni una pizca demaquillaje,lograbaapreciarlosvellosrubiosquesalíandecadaporodeesehermosorostro,pormuyimperceptiblequefuesen.Movía su cabeza de un lado a otro,muy común en los depredadores,
provocando que el nerviosismo en Candice, aumentara pero no losuficientecomoparaquebrantarsuvalor.—Podríaencontraratuspadresycongustolessacaríalasvísceraspor
lo que te hicieron —propuso hurgando en las pupilas de Candice yextrañamente descubriendo el secreto de su origen, uno que hasta ellamismadesconocía—.Reciénnacidatedieronpeortratoqueaunanimalyte dejaron en un basurero, a la lástima de otras personas… lo hicieronporquesencillamentenoteplanificaron,¿ytúquéculpatenías?—hablabacon total convicción y Candice en un intento por levantarse y salircorriendodellugar,solocayósentada.Esavisióndeellatotalmenteaterradayvencidaenelsuelo,despertaron
de forma inesperada unas ganas casi irrefrenables de querer saltarleencimayasesinarla,devorárselaporcompleto.Tuvoquerecurriratodosuautocontrolparanohacerlo,nosepermitióavanzarporquesilehacíadaño perdería su oportunidad, nunca conseguiría la libertad, noencontraríalasalvaciónynoqueríaquedarsetodalavidaeneseapestosolugar.Debía controlar esas ganas, al menos hasta engendrarle un hijo y
después se daría el placer de comérseles el corazón a ambos, paladeólentamente la saliva que se le acumuló en la boca, solo de pensar logustosoqueseríaprobarlasangredeesamujer.
Candice intentó ponerse en pie, pero su cuerpo tembloroso no se lopermitió;sinembargo,seapoyósobre los talones,encontrando impulsopara alejarse mientras el corazón se le iba a reventar en latidos. EraimposiblequeBenjaminsupieradesuprocedencia.En lo poco que había conseguido hurgar en el alma de Candice,
descubrió que era una persona defensora de las personas débiles yvulnerables, solo se ganaban su bondad los desvalidos y de manerainmediata ideó un plan. Al mínimo movimiento de ella dio un brincosumamente rápido, impresionando a los presentes y se refugió en unrincón, de espaldas a Candice yDavor, llevándose lasmanos al rostro,mostrandounpánicoperfectamenteactuado.CandicecuandovioaBenjaminbrincar,nopudoretenerungritoanteel
miedo, pero no la atacó como temía, simplemente se alejó de ella y semostraba realmente asustado, estaba temblando y parecía un niñoindefenso.Gran parte de su miedo se disipó, por lo que con cautela gateó
acercándose lo más posible y se dejó caer sentada sobre sus talones,admirándolo con gran atención, descubriendo en ese instante laspermanentes heridas que las correas de cuero le provocaban en lasmuñecas,estabaseguradequeesodebíadolerleyunavezmáselcorazónselecargódetristeza.—Tranquilo,noteharédaño,soloestoyaquíparaayudarte…siquieres
puedes llamarme por mi nombre —propuso estirando con cuidado sumano, rozando con la yema de sus dedos el dorso de la mano deBenjamin.—Tengacuidado—advirtióDavorparándosejustodetrásdeCandice.Benjaminunavezmásdiounrespingoanteeltoque,queellasetomara
esasatribucionessolodebilitabasufortalezadenohacerledañoantesdeconseguir su único objetivo, si seguía acercándose de esa maneraterminaríaasesinándola.—Noteharédaño—susurróretirandolamanoalpercatarsedequeaél
noleagradabaquelotocara—.¿Cómoquieresquetellame?—preguntóconuntonodevozcasiangelical.Candicenolograbareconocerenelchicoalfamosoactor,aesequeno
toleraba porque le parecía antipático. Para ella sencillamente era otrapersona,elactorhabíaquedadofueradeesascuatroparedes.—Bestia, todos me llaman así —dijo descubriéndose el rostro y
mirándolafijamente,mostrandoasegundosunacombinacióndeperfectamaldadysuactuacióndelsermiedoso.—No…noeresningunabestia—asegurómoviendo la cabeza enuna
actitudnegativa—.Notellamarédeesamanera,¿quéteparecesitellamoBen?—propusoconunaencantadorasonrisa.LamiradadeBenjamindestellóalvercómolaspecasenlanarizdeella
seacentuabananteelgestodefruncirlaligeramente.—Ben—murmuróante la ideadeque lo llamarade lamismamanera
en que lo hacíaMaureen cuando apenas era un niño—.Viene siendo unnombretandébilcomoJeremy.Candice intentó controlar sus emociones ante ese gran golpe que
Benjamin le había dado, sin duda alguna sabía todo de ella y no podíaexplicarse porquéymuchomenos cómo.Sin poder evitarlo sus ojos sellenarondelágrimas,peronolasderramó,suamoryanodeberíaserporunhombre,debíaaprenderavivirconlamuertedeJeremy,debíahacerlo;yahabíapasadomuchotiempodeeso,ahoradebíaencontrarelamorenDiosyentregarsetotalmenteaél.—TellamaréBenporquenotellamaréBestia,noesloquemereces—
le dijo con convicción, una vezmás pecando inconscientemente ante elorgullo—.Necesitocuraresasheridas—lehizosaber fijando lamiradaen las muñecas lastimadas, una vez más se llenó de valor, no ledemostraría que la había herido, porque tal vez solo pretendía asustarlaparaquesemarchara,asíquenoibaarendirsetanpronto.—Noduelen—respondióatraídoporlaslágrimasnadandoenlosojos
verdesdeCandice.Élyahabíaolvidadocómollorar,desdequesualmaseencontraba traselescudonunca lohabía intentado,porquesencillamentenosentíaesasemocionesquedesencadenabanelllanto.—Talveznoteduelan,peropuedeninfectarse—asegurómirándoloa
losojos,sindudaleparecíanmuybonitos,noveíamaldadenellos.—Sinolohanhechoendosaños,noloharánahora—recordandoque
la piel se le había desollado desde que lo habían encerrado en esepestilentelugar.—Entoncesnoseinfectarán,peroyoquieroverlassanas,noquierover
heridas en ti—le hizo saber y desvió la mirada hacia Davor, quien seencontraba parado a un lado de ella—. Señor Davor, ¿podría ser tanamable de pasarme el maletín que he traído? —pidió dedicándole unasignificativamirada.
Candice a donde quiera que iba, siempre llevaba un maletín con losmedicamentos e implementos básicos de primeros auxilios, además dealgunasgalletasodulcesparaofreceraquienpudieranecesitarlo.BenjaminvioaDavoralejarseydarleslaespalda,inevitablementeuna
vezmásenéllatíaeseinstintodesesperadodequererlanzárseleencimaaCandiceyestrangularlaotalvezmatarlaamordiscos,esaidealetentabamuchomás, porque podría disfrutar de la sangremientras se perdía enesosojosconelcolordelosbosquesenprimavera,esosojosletrajeronelrecuerdodelanaturaleza,deunmundoexteriorqueinexplicablementeeneseinstanteempezabaaextrañar.
CAPÍTULO22
Candice abrió su pequeño maletín de primeros auxilios, el cual le
habíanrevisadoantesdeentrar,paraevitarquellevasealgúninstrumentomédicoquesirviesecomoarmaparaLaBestia.Sacóel recipientequeconteníaelantisépticopara limpiar lasheridas,
empezó a destaparlo, pero no podía, se sentía avergonzada porque nolograbaabrir elbendito frasco, aunasíno seatrevíaamirar alhombresentadofrenteaella.Benjaminempezabaaperderlapaciencia,queríaarrebatarleelfrascoy
ponérseloporlacabeza,loslatidosdelcorazónloahogabanalverlatancercaynopoderhacernadaparaacabarconesadébilexistencia,talvezsu tortura terminaría si le ayudaba a destapar el maldito frasco, en esemomentosoloqueríaqueseapresurarayselargaradeunavezportodas,porquenosabíasipodríaseguirreteniendosusinstintosasesinos.Benjaminnopudoseguirsoportándoloylearrebatóelrecipiente.Con
unsencillomovimiento,enelquenoempleóningúnesfuerzo,destapóelantisépticoyseloentregó.—Gra…gracias—murmuróCandicemirándoloalosojos,intentando
controlarelmiedoqueprovocóélconsurápidaeinesperadaayuda.Aúnsesentíatemerosa,noerafácilparaellaestarconunhombreque
había asesinado tan salvajemente a su propia madre, un ser que paracualquier ser humano es sagrado y todo lo que le había hecho aKaren.¡PorDiossantísimo!Lahabíavioladomientraslesacabalosojos.Sacudióligeramentelacabezaparaalejaresospensamientos,porquese
había prometido ayudar a Benjamin sin juzgarlo, porque el único quepodíahacerjuicioseraDios.Benjamin no dijo nada, solo miraba las pecas que adornaban esa
pequeña y respingada nariz, cómo las sutiles manchas color café semovíanycambiabansutamañoantelosgestosqueellahacía,eralomásbonitoquehabíavistoenmuchotiempo,inevitablementeaumentabansusganasporposeerla,engendrarunhijoenellanoseríaningúnsacrificio,despuésgozaríaalvercómoesavidaseapagaríaentresusmanos.Benjamin fue consciente en ese momento de que deseaba asesinar,
anhelaba hacerlo, después de acabar con su madre y Karen no deseó
robarle la existencia a nadie más y suponía que eso no debía estarlepasando, Candice era su salvación, quien lo sacaría de ese lugar y nodeberíavivirlatorturadequererasesinarlaynopoder,almenosnohastaelmomentodelsacrificio.—SeñorDavor,¿podríamosquitarleoaflojarleunpocolascorreas?—
preguntó Candice, sacando con su voz de niña a Benjamin de sustendenciasasesinashaciaella.—Nopuedoseñorita,noestápermitido—informóelhombre,tratando
demantenerseimpasible.—Perosinolohaceseráimposiblecurarlo,estoesalgoinhumano,no
pueden mantenerlo de esta manera —replicó ante la bondad que lagobernaba.—Davor, escucha a la hermana, ya he dicho que no le haré daño.Ni
siquiera tengo unas tijeras, ¿cómo se supone que podré degollarla?Aunquebienpodríaarrancarle layugulardeunmordisco,peronodebohacerlo. Si lo hiciera, ¿quién curarámis heridas?—intervinoBenjamincon ese toque de sarcasmo que bailaba en su voz, observando cómo elfrascoempezabaatemblarenlasmanosdeCandiceylegustabavercómodespertabaelpánicoenellasoloconunassimplespalabras.—Voyabuscarlasllaves,perotambiénvoyatraerelbastóneléctrico,
nuncatehehechonada,perotocasalaseñoritayteelectrocuto,juroquenolopensaré,Bestia—advirtióelhombreseñalándoloconstantemente.—Eso es lo malo, ustedes piensan y es lo que los jode —se burló,
demostrandoquenolehabíadadolamínimaimportanciaalasamenazasdeDavor.—Yacállate,dejadehablartonterías—lepidióydesviólamiradahacia
Candice—. Señorita, venga conmigo, no la dejaré aquí sola con esteasesino.—Sí…sí—ledijoCandice,colocandoelenvaseconantisépticoallado
delmaletínysepusodepie.Nocreyónecesariollevárselo,porloquelodejóysalióencompañíadeDavor.Cuandoregresaron,Benjaminparecíaserunaestatua,noparpadeabay
parecíaquetampocoestuvieserespirando,seencontrabasentadosobresuspiernascruzadas.Candicefijósumiradatemerosaenelchico,quienparecíaunacriatura
sinvidaysoltóungritocuandolovioponerlosojoscompletamenteenblanco.
—No se preocupe, le gusta jugar de muchas maneras, solo quiereasustarla—informó Davor, quien ya conocía algunos de los trucos deBenjamin.—Tenías que cagarla Davor, siempre arruinas todo —resopló
Benjamin,fijandonuevamentesumiradaenellosyelevandolacomisuraderecha,derrochandosátira.—Miraloquetraje—amenazóagitandoelbastón.Benjaminaprovechólaestupidezdelhombreparahacerselavíctimaen
ese momento, sabía que sus cambios drásticos de comportamientotenderían a confundir a “su salvación”, estaba seguro de que no podíamostrarse como la paloma de la paz inmediatamente, porque Davor loconocíayentoncessospecharíaquealgonoandababien.—¡No! Aléjalo por favor, por favor —pidió desesperadamente,
elevando sus brazos y cubriéndose el rostro, mostrando pánico ante elbastóneléctrico.Candice al verlo sufrir corrió hacia él y una vez más se dejó caer
sentadasobresustalones.—Tranquilízate,elseñorDavornoteharádaño.—Sí… sí lo hará, todos quieren hacerlo, todos quieren que muera
porquesoyLaBestia,todosmeodian—suvozvibrabacomosiretuvieseelllanto,peroenrealidadlafingíaylesalíamuybien.—Yonoteodio,tranquilo…déjamecurarte,yoséqueestásarrepentido
por lo que hiciste y Dios te va a perdonar. Cuando pidas perdón él loaceptará…comprenderáquetodossushijosenalgúnmomentocomentenerrores—dijoCandiceconsudulcevozysufeenelpuntomásalto.—Déjame aflojarte las correas—pidióDavor al acercársele—. Todo
malo es cobarde, sabes bien que no te haré daño. No a menos que meobliguesahacerlo—desviólamiradahaciaCandice—.Sicasitodoslosdías me cuenta lo que soy y hasta me ha dicho que voy a morir a losochenta y siete años, de un ataque al corazón mientras esté dormido…Según él, ni lo sentiré—el noble corazón deDavor se arrepintió de laamenaza hecha, mientras abría el pequeño dispositivo que manteníaajustadaslascorreas,lasqueaflojóyselassubióhastalosantebrazos.—No lo sentirás. Pero cuando me amenazas, deseo que te pase un
camiónpor encimay te aplaste la cabeza—Benjaminmentía, no queríaesoparaDavor.Eraunbuenhombre,unodelospocosquehabíaeneselugar,perolegustabaasustarlo.
—Por favor Ben, no debes desear ningún mal al prójimo, solo sevolverá en tu contra —intervino Candice, tratando de evitar los malospensamientosenelchicoyempezandoausareldiminutivodesunombreparadirigirseaél.—Entonces no me alcanzará esta vida para que tu Dios me devuelva
todoelmalquehedeseado.Candice prefirió no hacer ningún comentario al respecto, porque era
evidente que primero debía ganarse al menos un poco de confianza deBenjamin.Prefirióempezaracurarlo,lavólasheridas,lasrestregópararetirarla
pielmuerta,normalmenteesohacíagritaralaspersonasanteeldoloryélniseinmutaba,esoleextrañaba,peroalejabacualquierextrañasuposiciónalpensarquesimplementeBenjamincontabaconmuchovalor.—¿Quieres que te cuente porqué estoy aquí? —inquirió buscando la
maneradedistraersedeesasganasqueteníadeasesinarla.—Yalosé,noesnecesarioquetemartiricescontándomelo—respondió
ellauntandounacremablancasobrelasheridas.—Nomemartirizahacerlo,quierocontarte.—Yonoquierooírlo—replicó ella con convicción, estaba segurade
queélencontrabagozoenvociferarloquehabíahecho,peromientraslaspersonassiguieraninteresadasenquelescontarasobrelosasesinatos,loharíansentirorgullosodeeso.—¿No quieres que hable? —curioseó mientras su mirada se posaba
sobreelpechodeella,observandocadalatidoqueelcorazóndaba.—Siessobretuscrímenesno,prefieroquenohables.—Bueno,entoncesháblametú,cuéntamecómomurióJeremy—sehizo
el interesado y controló una carcajada al ver cómo ella se turbabacompletamente.—No tengo ganas de hacerlo —susurró y las lágrimas se
arremolinaron en sugarganta al sentirse herida, agilizó su labor, vendórápidamentelasmuñecasycerróelmaletín,poniéndosedepietorpemente—.Heterminado.—¿Vienesmañana?—curioseó,mirándolahechaunmanojodenervios
acausadelasviejasheridasqueélhurgabayesolesaciabaunpocolasganasdematarla,almenoslahacíasufrir.—Nolosé—respondiócon lavoz roncapor las lágrimascontenidas
—. No quieres dejarte ayudar, intenté hacerlo, pero no quieres la
salvación…—Sílaquiero,poresotequieroaquímañana—ledijoantesdequeella
pudiesedeciralgomás.Candiceprefiriónodarningunarespuesta,sololepidióalseñorDavor
queleabrieselapuertamientraselhombrevolvíaaajustarlascorreasenlasmuñecasdeBenjamin.Tan solounminutodespués salió en compañíadeCandice, dejando a
Benjamincompletamentesolo,peroalmenosconlasmuñecascuradasyvendadas.Candice prácticamente huyó de ese lugar, caminaba rápidamente,
intentandoalejarse lomásposibledeBenjaminSutherland,conelpechoagitadoycargandosupequeñomaletín.Soportabafieramentelasganasdellorar, no quería hacerlo en plena vía pública,mandó a parar al primertaxiquevio.Subió y le dio la dirección de su casa al chofer, ni siquiera iría a la
iglesia.Enelasientotraserodelautoseaferróasumaletín,percatándosedequetodosucuerpotemblaba,empezóahacerhondasrespiracionesenun intento por calmarse, pero inevitablemente las palabras de Benjaminhabíantenidomuchopesosobreella.Nopudoevitarlomásy las lágrimasse lesderramaron,sesentíamás
heridaqueasustada,noleimportabasabercómoeraqueBenjaminsabíatanto de ella, sino que prácticamente se burlaba de situaciones que tantodolorlehabíancausado.Benjaminesanochenodurmió,sequedóesperandoaIblisparaquele
dieraunaexplicacióndeloqueestabapasando,peronoapareció,primeravezquelodejabaesperando,justocuandomásnecesitabadeél.Quería que le cambiara a la mujer, que le enviara a otra que no
despertara esa maldita necesidad de querer asesinarla, porque estabasegurodequenopodríacontrolarsepormuchotiempo.No quería emplear ningún plan de seducción, no quería enamorarla,
soloqueríacogérsela,engendrarleunhijoysalirdeesodeunavezportodas,realmenteempezabaavereltiempocomoelpeorenemigoyesenoeraelmalditoacuerdo.Iblisdebíahaceralgoal respecto,porquenoqueríaa la tontadeojos
esmeralda.
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Candiceapenaslogróconciliarelsueño,nopodíasacarsedelacabeza
aBenjaminSutherland,enunaactitudmasoquistarevivíacadaminutoquepasó en ese lugar tan deprimente, sobre todo esos ojos azules queiluminabaneserostrocubiertoporvellos,peroquetambiénlaasustaroncuandolosviocompletamenteblancos.Nonecesitabadeningúnrelojdespertadorquelasacaradelsueño,aun
cuandosehabíadesveladotodalanoche,despertóalasseisdelamañana,sedesperezóybajódelacama.SearrodillófrenteallechoparaagradecerleaDiosporunnuevodía,a
su padre celestial le pidió que le ayudara a aclarar las ideas, porqueverdaderamente no quería regresar al centro psiquiátrico, no estabapreparadaparaqueBenjaminsiguieralastimándola.Sabía que ayudar no era fácil y que algunas veces necesitaba hacer
sacrificios por el bien de los demás, tal vez le pediría consejos alsacerdotedesuiglesia.Despejó sus pensamientos e inició sus oraciones del día, incluyendo
entreellasaBenjaminSutherland,paraqueaceptaralaayudaqueleestabaofreciendo,alterminarselevantóysedirigióalbaño.Despuésde sudesayuno, fuea la iglesiayhablóconel sacerdote, sin
atreverseaconfesarleaquiénpretendíaayudar,porrespuestarecibióqueencauzar a las personas por el camino de Dios era muy difícil, quelamentablementevivíanentiemposenqueloscreyenteseranmuypocos,le aconsejó que no desistiera tan pronto, Dios era perseverante con sushijos, tenía fe en su creaciónypor eso todos los días al salir el sol lesdabaunaoportunidadparaqueaceptaranelarrepentimientoyleabrieranelcorazón.CandicedecidióquevolveríaahacerelintentoconBenjamin,antesde
salirdelaiglesialesolicitóalsacerdotequelebendijeraunpocodeagua,nosabíaporquélohacíaperosentíaqueporalgodebíaempezar.SabíaqueloqueBenjaminhabíacometidoerapecadomortal,perotal
vez no había sido consciente de ello, tal vez había sido manipulado ynecesitaba rescatar esa alma corrompida, le ayudaría a encontrar elarrepentimientoantesdeque fuesedemasiado tarde,porque siBenjaminnosearrepentíadesuspecados,perderíaaDiosportodalaeternidad.
CAPÍTULO23
Al igual que el día anterior, llevó su maletín de primeros auxilios,
porquetalveztendríaquecambiarleelvendajequelehabíapuestoa lasmuñecasdeBenjamin.Caminabaporelestrechopasillo,alumbradosolopor las lucesdelos
reflectores, mientras soportaba ese olor a humedad que realmente eradesagradable. Sabía que el edificio era viejo y que resultaba mejordemolerlo y construir otro que invertir en una remodelación, pero almenosdeberíanhacerunasventanasparaqueentraraluznatural,unpocodeventilaciónnolesvendríanadamal.Sonrió al ver al señor Davor sentado en una silla metálica de color
blanco,frentealapuertadelcuartoqueocupabaBenjaminSutherland,alparecermuypocosealejabadellugar.—BuenosdíasseñoritaCandice—saludóelhombreponiéndosedepie,
haciéndoleunasutilreverencia.—BuenosdíasseñorDavor,¿cómoestá?—Muy bien, aunque con un poco de sueño—confesó con una tonta
sonrisa—.¿VinoaveraLaBestia?—preguntó,peronotóeldescontentoenlamiradaverde—.Disculpe,eslacostumbre.—Sí,vengoaveraBenjamin.Voyarevisarlelosvendajesyaleerleun
pocolabiblia.—¡Ya me la sé! —exclamó Benjamin en voz alta desde adentro,
provocandoqueDavorsonriera.—No se preocupe, siempre es así… escucha hasta lo más mínimo,
gracias a él encuentro losgrillosque avecesnomedejandormir, sabedecirme exactamente dónde están…No le haga caso, usted haga lo quecreaconveniente—lepidióelhombre,abriendolapesadapuerta.—BuenosdíasBen—saludóCandice,tratandodecontrolarloslatidos
de su corazón y una vez más temía al verlo. Él se encontraba al otroextremodelahabitación,depiecontralapared.Benjaminanclósumiradaenellayempezóacaminar lentamente,era
muyfácilpercibirelmiedoquelainvadía,elcorazónlelatíadesbocadoyélperfectamentepodíaescucharlo.Ahíestabanunavezmásesasmalditasganasdequerercorrerhaciaella
y lanzársele encima como si fuese un animal salvaje y degollarla amordiscos, contuvo la respiración, para frenar esos impulsos que latíantandesbocadoscomoelcorazóndeCandice.Empezabaaadmirarelvalorenesachica tontaque loveíaacortar la
distanciayaunqueestuvieseenvueltaenpánico,nosemovíadellugar,seacercó todo lo que pudoy todo lo queDavor le permitió, tan cerca delrostrodeellaqueapreciólasvenasazuladasquesetrasparentabanatravésdesuníveapiel.—Buenosdías,hermosa—lesusurróprofundamente,dejandosu tibio
alientosobrelosvoluminososlabiosfemeninosyellaretrocediócasideunbrinco,sintiéndoseaturdidaantelamiradaazulbrillanteycautivadora—.Nomedigas que tengomal aliento—comentó alejándose—.Davor,dile que todos los díasme lavo los dientes y dos veces, lo hiciesemásperoestegordonomesacadeestelugar.—Aléjate Bestia, asustas a la señorita. Vuelve a acercártele de esa
manera…—leadvertíacuandoBenjaminintervino.—Ymeelectrocutarás.Sí,sí,yalosé—ironizónegandoconlacabeza.—No…notienesmalalientoBen,soloquenomellameshermosa—
murmuró sintiéndose confundida, porque no le había gustado que lallamara de esa manera; no obstante, le había agradado su aliento, erasuaveycautivador,extrañamenteeracomoesoscaramelosdecanelaquetantolegustabanynopodíacreerqueesehombretuvieseelalientocomosuúnicovicio,inevitablementelabocaselehizoagua,quisorebuscarenelmaletínycalmarlaansiedad.—¿Porquénoquieresquetedigahermosa?¿Acasonotehasvistoen
unespejo?—preguntómirándolacondetenimiento.—Sí, me he visto en un espejo, pero mi nombre es Candice —le
recordó, estaba segura de queBenjamin era un casanova o almenos lohabíasido,seguramentepensabaqueeraunadeesaschicasquesuspirabanporélcadavezqueloveíanatravésdeunapantallaoenalgunarevista.—Entoncesporquénomellamascomomellamanmisamigos,Davor
esmiamigoymediceBestia,todosmellamanBestia,asíquesitúquieresllamarmedeesamaneratanridícula,usandoeldiminutivodeminombre,tellamaréhermosa.—Señorita,realmenteesustedhermosa—confesóDavorsonriendo—.
Tiene razón La Bestia—no pudo controlar la inocencia que a veces leganabaporsuligeroretraso,comportándosecomounniño.—Gracias Davor—dijo ella y se percató de la mirada de Benjamin
sobresurostro,porloquebajólacabezaynopudoevitarsonrojarse—.SinotegustaquetedigaBen,entoncestediréBenjaminporqueparamínoeresningunaBestia.Éllamirabasonriendodemediolado,sabíaquehabíacausadoelefecto
esperandoconsualientoysuspalabras,Candiceeratantransparentequeno le costaba absolutamente nada descifrar las emociones que laembargaban,erademasiadobuena,demasiadoingenua.Podríaengañarlacomoloharíaconunaniñadecuatroaños.Empezabaadisfrutarseresaserpientequelaharíacaerenlatentación,
contaba con la astucia para empezar a derretir a ese pequeño corazóncongeladoporeldolordelapérdida.Solo necesitaba encontrar la manera de controlarse, porque no sabía
porcuántotiempomáspudiesehacerlo.Dio un paso hacia atrás, en un inútil intento por evitar la mezcla de
fascinantes aromas que nunca antes había percibido, inevitablemente elligero olor a hierro estimulaba su excitación. “Su salvación” estabamenstruando y esa pequeña condición natural en ella, la volvía másdeseable.CandicenotóladistanciaqueBenjaminponíaentreambos,por loque
seapresuró.—Estábien,podrásllamarmehermosa—aceptóportemoraperderla
poca confianza que se había ganado; colocó el maletín en el sueloacolchado—. ¿Me dejas revisar tus muñecas? Han sangrado un poco ydebocambiarelvendaje.Benjaminasintióensilencioysearrodillófrenteaella,quedandoala
altura del vientre femenino, percibiendo con mayor fuerza el aromamenstrual,elevólacabezaparamirarlaalosojosaltiempoquesedejabacaersentadosobresustalones.Candice lo imitó dejando un poco de distancia entre ambos; sin
embargo,élseacercóhastaunirsusrodillasalasdeella,brindándoleun
tibioyagradablecontactoquepudosentiraunquetuvieselapielcubiertaporlateladelvestido.Inevitablementelosnerviosselealteraron,peroeraalgocompletamentedistintoalmiedo,seobligóanomirarloa losojosmientras internamente se alentaba a romper ese contacto, pero unaagradable sensación se lo impedía, por lo que semantuvo en elmismolugar.Abrió el pequeñomaletín que tenía al lado para buscar las cosas que
utilizaríaparalacura,eneseinstantedecidióquenosolodebíaempezarconlasheridassuperficiales,sinoquetambiénloharíaconlasculpasqueBenjamin llevaba en el alma y que tal vez por orgullo no se atrevía amostrar.Sacó de su maletín un Santo Rosario de cuentas de madera y si lo
rechazaba sería evidente que algo muy malo pasaba con él, pero si lorecibía tal vez estaba preparado para recibir la ayuda espiritual que ellaqueríaofrecerle.—Mira,tehetraídounregalo—dijocontotalinocencia,extendiéndolo
frenteaBenjamin.—¡Québonito!—ironizó sonriendo, siguiendo con sumirada la cruz
que no era más que un péndulo al aire, demostrando cierta emoción,aunqueverdaderamentenolasentía;muyporelcontrario,leparecíaalgosumamenteridículoesaestupidezqueteníanalgunaspersonasdecreerenobjetos.—SeñoritaCandice,noestápermitidoqueLaBestiautiliceningúntipo
de objeto, puede ser peligroso —aconsejó Davor con la mirada enBenjamin.—Davor,esmi regalo,¿realmentecreesquepodríaahorcaraalguien
conunrosario?¿Enrealidadmecreesundesalmado?—Suvozdenotabauna inocenciaquenuncahabíaposeído,nisiquieracuando teníasualmalogródemostrartantocandor.—No creo que pueda hacernos daño con esto —acotó Candice,
sintiéndosesatisfechaalverqueBenjaminaceptabaelSantoRosario.—¿Podrías colocármelo? —le pidió incorporándose un poco y
acercándolelacabeza,mirándoladirectamentealosojos.Sabía perfectamente que ella lo estaba probando, tal vez lo creía un
demonio,porloquehacíaungranesfuerzopornoburlárseleenlacara.—Sí…claro—respondióyconmanostemblorosasempezóadeslizar
el rosario, acariciándole con los dedos el cabello, sintiéndolo sedoso,
realmente lo tenía muy cuidado, algo casi imposible para alguien quevivieraenesascondiciones.Sabía que se debía al señor Davor, quien no lo dejaba caer
completamente en la miseria, sin duda alguna era un hombre muygeneroso,poresoseganaríaunlugarenelreinodeloscielos.—Gracias —le dijo guiñándole un ojo, en un gesto cargado de
seducciónybajó lamiradaparaobservar lacruzque reposabasobresupecho.—AsípocoapocoaceptarásaDiosentucorazón—comentóconuna
amablesonrisa.LealegrabasaberqueBenjaminaceptabaeseescudodedefensacontra
elinfiernoyconesoempezabaalibrarsedelospecados.—PeroéstenoesDios—replicóelevandolamirada.—No,essuhijoyunintermediarioparallegaraél,Jesússesacrificó
para que nuestros pecados fuesen perdonados… —hablaba cuando élintervino.—¿Tú te sacrificaríasparaquemispecados fuesenperdonados?—La
vio tragar en seco; no obstante, le mantuvo la mirada—. Claro, no merefieroalamismamaneratanespantosadesacrificarse,nocreoquenadiemerezcatalsufrimientosoloparaperdonarlospecadosdequienestienenlibrealbedrío.—Si me demostraras que en verdad quieres ser perdonado, yo me
sacrificaríasí,loharía—asegurócondecisiónyporprimeravezensusojos no se veía ni un atisbo de miedo—. Hay muchas maneras desacrificios,unadeellasesestaraquícontigo,cuandopodríaestarenunhospital ayudando a los niños con cáncer o en alguna comunidadpobrebrindando alimentos —le explicó mientras retiraba con cuidado lasvendas, tratando de evitar la mirada de él porque la descontrolaba y lallenaba de algo que no eramiedo, pero que tampoco lograba definir loqueera.—¿Yo tendría que demostrártelo? Jesús no esperó a que nadie se lo
demostrara, lo hizo con plena consciencia y corriendo el riesgo de queaúnhoyendíahayahijosdeputacomoyo.—Pero tienes la oportunidad de redimir tus pecados, Dios nos da
muchasoportunidades, cadadía quenosbrinda es unaoportunidadparabuscar el perdón y aceptarlo a él en nuestros corazones… está en ticambiar,estáentiserbueno—observabacómolasheridasenlasmuñecas
teníanmejoraspecto.—¿Quién dice que Dios es bueno? —inquirió elevando una ceja y
ladeandolacabezaparapodermirarlaalacara,ellalerehuíatemerosadequedarse prendada en sus ojos—. Por el contrario, es implacable…Piensas que creer en él temantendrá a salvo, pero ¿Dónde estuvoDiosparatodoslosquecreíanenélyhanmuertoenlasgrandesmatanzasquesehanpresentadoalolargodeltiempo?Elhechomásrecientefueeldelaviónqueestrellóelpiloto,¿dóndeestuvoDiosparatodasesaspersonas?—UnavezmásmetíaeldedoenlallagaqueCandiceteníaenelcorazón,esaquenodejadadesangrar.Aella lasmanosempezarona temblarleyprácticamente pegó la barbilla al pecho, intentando esconder los ojosahogadosenlágrimas—.Mimadrecreíaenél,¿dóndeestuvoDiosquenola salvó demí?Dios no elige entre pecadores y piadosos, elige al azarcaigaquiencaiga.Candiceseapresuróacurarlasheridas,unavezmásnecesitabasalirde
ese lugar, no le agradaba que Benjamin la acorralara hasta el punto dehacerladudardesuscreencias.—Tienesrazón—searmódevalorylevantólamirada—.Peroesque
Diosnoobradeesamanera,todasesaspersonasquehanmuertoycreíanenél,enestemomentoestánensureino,disfrutandodesumisericordia,están en el cielo, en el paraíso que él mismo nos tiene preparado paratodossushijos.—¿Estás seguradeeso?¿Estás seguraquedespuésdemorirhayalgo
más y que vas a ir al cielo a bailar con los querubines? —hacía laspreguntassinapartarsumiradadelrostrosonrojadodelachica.Candice trataba por todos los medios de no caer en el juego de él,
mientras terminaba de vendarlo, prefirió no refutar nada, Benjaminnecesitabademuchotiempoparacomprenderalgunascosas.—Tranquila, no es necesario que respondas; sin embargo, esta
conversaciónmehadejadolagargantaseca.¿Porquénomedasunpocode agua de esa que tienes ahí?—le pidiómirando la botella que estabadentrodelmaletínyestabasegurodequeconteníaaguabendita.Davor se había sentado en un rincón, observando de cerca los
movimientos de La Bestia, tratando de estar atento, pero muchas vecessentíaqueelsueñolovencía.Candicedudabaenagarrarlabotella,sabíaqueelaguaeralimpiayque
nohabíanadademalosiélqueríabeberla,peronosabíasiseríaprudente
dársela, si estaba permitido o no darle de beber; sin embargo, no sedejaríallevarporlasreglasdellugaryharíaloquesucorazónledictaba,porloquealfinallaagarróyselaentregó.Benjamindestapólabotellayledioungransorbo,dejándolaalamitad.—¿Quieres? —le preguntó, tendiéndole la botella y ella negó en
silencio—.Séquetienessed,tuslabiosestánresecosysolomerechazasseguramente porque me tienes asco —musitó usando la manipulacióncomométododepresión.—No te tengo asco, solo que no puedo beber, ni aceptar lo que un
hombremeofrece.—¿Por qué? —inquirió desconcertado y se pasó la lengua por los
labiosenunaactitudperfectamenteestudiada.—PorquemeestoypreparandoparaDios—confesóenvozbaja.—Pero a Dios no le agradará que pases sed solo porque te estás
preparandoparaél…creoquecomprenderá.Candicesabíaquenoteníaopciónporquesilorechazabaunavezmás,
no dejaría el tema. Agarró la botella y le dio un pequeño sorbo,encontrandoenelbordeelsabordeloscaramelosdecanelayseobligóano saborearse los labios, eso los hombres lo interpretaban comoinsinuaciónfemenina.Benjaminancló lamirada en el pequeñomechónde cabelloque se le
había escapado de su prolijo moño, era de un hermoso dorado que lehacía recordarel soly loscamposde trigo,enunmovimiento rápidoysinélmismopodercontenerelimpulso,seloagarró.Candice inmediatamente se tensó,pero semantuvomuyquieta, con la
respiración y latidos pausados,miró de soslayo cómo él le colocaba elmechón detrás de la oreja. Volvió a mirarlo al rostro y le regaló unasonrisacargadadeternura,losojoslebrillabandemanerafascinanteyeneseinstanteleeraimposiblecreerqueesamanoqueleponíaunmechóndecabellodetráslaoreja,lehubiesehechodañoaalguien.—Gracias—ledijosinatreverseamoverunsolomúsculo.Benjamin se vio en ese pequeñomomento tomándola por la cabezay
golpeándolacontraelsueloacolchadohastapartirleelcráneo,porloqueretiró la mano como si el mechón rubio le hubiese quemando y porinstintosealejórápidamente,apoyándoseconsustalones,sedeslizóhastapegarsealapared.EllatambiénseechóhaciaatrásalverqueBenjaminsealejabacomoun
animalherido.—Yahasterminado,puedesirte—ledijopegadoalapared—.Vete—
exigió con el corazón agitado como hacía mucho que no se ledescontrolaba.Candicelomirabaconlospárpadosabiertosdeparenpar,sintiéndose
totalmente confundida, agarró sus cosas y empezó a meterlas en elmaletín.EnesemomentoDavorsepusodepie,mostrándosealertaantelareaccióndeBenjamin.CandicesaliódellugarsiendoescoltadaporDavor,dejandoaBenjamin
conlasganascasiirrefrenablesdematarla.
CAPÍTULO24
—Nopuedo,nopuedo,tehedichoquenopuedo.Cadavezqueentra
solo imagino todas las maneras en que podría acabar con su triste yestúpida existencia—Benjamin demostraba estar muy alterado mientrascaminabadeunladoaotro.—Sí,sípuedes,es laúnicamaneradedemostrar tu fortaleza—lavoz
penetrantenodejabaopcionesareproche.—Para ties fácil,¿porquémierdamehacesesto?¿Acasoyano tehe
demostrado mi fortaleza? —reprochó con total molestia, mientras elhombresentadoenelsueloloadmirabaenunestadodecalmatotal.—No lo suficiente, si quieres liberar tu alma, deberás demostrar que
puedeslidiarcontratusinstintosasesinos.—¿Por qué con ella? Nadie más despierta esa necesidad en mí—se
llevó lasmanos entrelazadas a la frente, golpeándose ante la impotenciaqueloembargaba.—Porque lo necesitas, necesitas desear asesinarla para que cuando
llegueelmomento,nodudesenhacerlo—explicóconconvicción.Benjaminsedetuvoensecofrentealhombreybajóencarándolo,conel
odiopalpitandodesbocadoportodosuser.—¡Eresunmaldito!¡EresunmalditoIblis!—legritóalacara,conunas
ganasinmensasdedestriparlo.Benjamin sintió un gran tirón en el cuello que le quemó la piel y las
cuencas de madera del Santo Rosario se esparcieron por el pisoacolchado,mientrasquelacruzcayóasuspiesdescalzos.Iblisdestrozóel rosario,noutilizóningúnmovimiento,ni siquiera lo
miró,sololoreventósinningunarazón.Lasesferasdemaderaesparcidas,seelevaronyempezaronagiraren
torno aBenjamin, eso no le dabamiedo, había sido testigo demayoresmuestrasdelpoderqueIblisposeía.—Abre la boca Benjamin —le pidió con voz lenta pero segura y
mirándoloconsuscuencasnegrasybrillantes.PorprimeraveznoleobedecíaporqueyaestabacansadodequeIblislo
manipulara,dequehicieralascosascuándoycómoélordenaba.Pero no podía controlar el poder del ser frente a él y que en ese
momento se presentaba como el hombre de cabellos rizados y ojoscompletamentenegros.Le obligó a abrir la boca, de nada valieron sus intentos por cerrarla,
porquesencillamentenoconseguíamandarsobresupropiocuerpo,vioalacruzelevarse,quedandoal revésfrenteasusojos.ObservabaalJesúsinvertidocuandoencuestióndesegundosseleperdiódentrodelaboca,terminandoenelfondodesugarganta.Lasarcadasnosehicieronesperarperoaunasí,Iblisloforzóaqueselatragara.Benjaminnosintiódolor,nopodíasentirnadadesdehacíamucho,solo
esa extraña desesperación cada vez que Candice entraba. No iba aconseguirlo, terminaría asesinándola antes de que pudiese conseguir suobjetivo.—No vuelvas a maldecirme —le advirtió Iblis con voz tranquila,
permitiéndoleaBenjaminquevolvieseatenercontrolsobresucuerpo,almenosporelmomento.Benjamin se dejó caer sentado frente a Iblis, quien le dedicaba una
malditamiradacargadadelástima,podíahacerloporquedefinitivamenteerasuperioraélentodoslosaspectos.Benjaminestabaenuncallejónsinsalida y no le quedaba más que hacer lo que a él le diera la gana demandarlo.—Tienequehaberotramanera…Iblis,soloquieroserloqueeraantes,
ya no quiero esto, ya no lo quiero… Quiero poder sentir al menosremordimiento,dolor,soledad…yanorecuerdo loqueessentir,quierosentircompasióntansolounpoco,unpocoparapoderlograrelcometidoyrecuperarmivida—noleagradabasuplicar,peronoteníaopciones.—¿Quieres ser elmismo joven débil?, tú no eras nada Benjamin, no
eras absolutamente nada. ¿Crees que tu éxito se dio por tu esfuerzo?¿Creesqueeresbuenoenlaactuación?¡No!Erespésimo,fuiyoquientebrindólaactitud,manipulétodoparaquefueseatufavor,sirecuperasesaestúpidavidaque tanto reclamas, serásmenosquemierda…Ahora erespoderoso,todostetemen,todoshablandeti.—Noquieroseguirencerrado,quierosalir,túpuedessacarme,perome
hasdejadosoloenesto,nofueasícomoloplaneamos…nodebíapasartantotiempo…¡Nisiquierametemen!Solometienenlástima.—¡Tonterías!Lachicatetienemiedo,todostetienenmiedoytienesque
mantenerlos de esa manera. Un hombre poderoso es aquel a quien losdemás temen; mientras te tengan miedo nadie te molestará, nadie se
atreverá a contradecirte—alegó tratandodehacerlo comprender, loquemásodiabadeloshumanoseraellibrealbedrío.—Solosoytumalditoinstrumento,notepedíquememanipularas,note
pedíqueentrarasenmividaparaquehicierasloquetedieralagana.—No tenías que pedírmelo, lo hice porque me dio la gana. No
reprochesmiextrañamaneradeproceder,nuncaentenderásmismotivos,ningún humano podrá comprender jamás por qué vago por la tierrahaciendo todo lo que hago, no son más que una masa de carne ysentimientossinningúnvalor,novalenlapena…—negóconlacabezaylos dos pequeños puntos de luz siguieron intactos—. Deberías sentirteorgullosodequetehayaelegidoparaconvertirteenalgosuperior.—Yatehedemostradoquepuedohacerlascosasbien,quepuedoserlo
queesperas,peroahoradebesayudarme,almenosunosdías. ¿Cómosesuponequepodréengendrarunhijoenellasinmatarla?—Debesaprenderacontrolarte.—Noquierohacerlo,soloquierosentirunpocodecompasiónparano
matarla.Hagamosuntrato,mehacesunpocomáshumanosolomientrasmegano su confianza y pueda embarazarla, después puedovolver a seresto—dijomirandoalrededor,viendolascuentasdemaderaqueseguíangirandoasualrededor.—Podría haberte sacado de aquí y evitado todo este sacrificio, pero
obtuveunpagoparaquevolvierasaserundespojo,unaburla.Vasasertandébilqueledaráslástimahastaalosperros.—No…noquieroserdébil,noquieroserunimbécil,soloquieroser
loqueeraantesdequemeengañarasconelmaldito rito,medijistequesoloseríaporuntiempo.—Disculpa,aúnmeconfundounpococonlostiempos,suelepasarpara
quien tiene la eternidad asegurada—se burló irónicamente—. Pero estábien, si quieres sentir dolor, compasión, tristeza y desesperación… loharé, permitiré que seas un poco más humano —dijo con un tonorealmentedespectivo—.Soloparaqueveasquesigosiendotuamigo,seráunaprueba,despuésdequepasespor todasesas emociones,medirás siquieressentirlasconCandice…noseráfácil,peronodigasquenoteloadvertí.Unasolapersonaseganarátudoloryremordimiento—aldeciresaspalabras,lasesferasdemaderacayeronalsueloeIblisdesapareció.Miró a todos lados, pero estaba completamente solo una vezmás, en
medio de paredes y pisos acolchados. Iblis siempre se iba sin avisar,
regresaríacuandoledieselagana.Dejó libre un suspiro y dejó descansar la espalda contra la pared,
dejandoeltiempopasar,esaerasucondenaynopodíacambiarla.—¡Bestia! —escuchó que Davor lo llamaba a través del pequeño
rectángulo de barrotes—. Voy a comprarte algunos cigarros —avisóasomandosuregordeteysonrojadorostroatravésdelasbarrasdehierro.A Benjamin le extrañó totalmente que precisamente en ese instante
Davordecidierairporprimeravezabuscarlecigarrillosysobretodoqueleavisara,porquecomúnmenteeramáseltiempoqueselapasabaviendotelevisiónenelcomedorquecuidandodesupuertaynuncaanteslehabíacomunicadoquelodejaríasolo.Enesemomentounaimagenvetósumirada,eraunodeesosmomentos
enquepodíavisualizarelfuturodealgunaspersonasotalvezsolodelasqueaIblisledabalagana.Inmediatamentesepusodepieycorrióhacialapuerta,enélempezaba
alatirunadesesperaciónnuncaantesexperimentada.—No, no vayas… ¡Davor no vayas! —le pidió sintiendo cómo los
latidosde su corazón se agitaban, se sacudían el polvodespuésde tantotiempodenosentiryempezabanadoler.—Dejalosgritos,yateescuchéBestia,perosolovoyparaquedejesde
hablarsoloymedejesdormir—ledijoconunaamablesonrisa.—Noquiero cigarros…nohablarémás, pero quédate donde estás—
suplicóaferradoalosbarrotesesperandoqueDavorvieraensusojoslaangustia.—Perosisiemprelospides,mereprochasquenoteregalecigarrillos.—Ya no los quiero… no quiero—negaba con la cabeza para que el
tontocomprendiera.Leparecíaextraño,comocasiunanuevaexperiencia,sentirlaslágrimasahogarlelagarganta.Davor no obedeció, solo le regaló media sonrisa y se marchó sin
prestar atención a los gritos deLaBestia que lo llamaban enmediodeldesespero,eracomosiDavornofuesequiengobernabasucuerpo.—¡Davor! ¡Davor! —Benjamin lo llamó una y otra vez mientras el
corazón le latía fuertemente y una presión en su pecho lo torturaba demanerainexplicable.Escuchó cada una de las puertas que se abrieron para permitirle la
salidaaDavorylaconversaciónquetuvoconalgunosdeloshombresdeseguridad.Enelcentropsiquiátricotodosloapreciabanporquesucierto
retrasolohabíaconvertidoenunserespecial,eraunniñograndequeloshacíareíryalgunasvecesloscolmabadeternura.Davorsabíaquenoestabapermitidoqueledierannadaalospacientes,
porloquenolepidiócigarrosanadie,prefiriósalirycomprarlosenelquioscoquequedabaalotroladodelacalle.Benjaminsedejócaerde rodillasehizoungranesfuerzoparapoder
cubrirse losoídosaunque susmanosestuviesenesposadaspor la correade cuero, logró el cometido; no obstante, escuchó a Davor pedir loscigarrillosyelencendedor,agradecióyemprendióelcaminoderegreso.—Nomiró a los lados, nomiró a los lados…—se repitióBenjamin
convoztemblorosayelfrenazodelcamióncalóensusoídos,aligualqueelcrujidodelcráneodeDavoralseraplastado.El corazón de Benjamin se detuvo por varios segundos y no pudo
contener un grito de dolor, mientras se mecía con los oídos tapados ylloraba,despuésdemuchotiempolaslágrimasacudieronasusojoscomoun torrenteyelvacíoen supecho loatravesaba, sucuerpo sedesatóentembloresy todoeldolor,culpaydesesperaciónacumuladasensualmaestallarondegolpeytodosporunasolapérdida.Sentía que todo dolía, que no soportaría, que era la mayor de las
torturas. Escuchaba los pasos de las personas y sus horrorizadasimpresiones de dolor y sorpresa cuando veían a Davor con la cabezadestrozada.Benjaminnisiquierapudocontrolarsuorganismoyvomitómientrasse
ahogabaenllanto,pudoverlacruzjuntoasusalimentosmaldigeridos.Sealejó lomásquepudodesusácidos líquidosexpulsados,sintiendo
quenadaensuvidahabíasidomásdolorosoqueeseepisodioquevivía,nadiemerecíasentirtantodolor,nisiquieraél.—Iblis…Iblis…loheaprendido,loheaprendido,noquierosentiresto,
noquiero—repetíaenmediodelllanto—.Estoyarrepentido,tienesrazón—implorabaporqueesasensaciónqueseleaferrabaalcuerpoytalvezasualmaloestabamatando.Pero Iblis no apareció, las horas pasaron y no se presentó, sentía la
garganta arder ante lasvecesquegritó sunombre, de todas las súplicasquevociferóparanosentirtantovacío,nitantaculpa.Necesitaba algo que lo ayudara a soportar, porque sentía que se
fragmentabayalmismotiemposequemabapordentro.Lashoraspasabanyélseguíallorando,seguíalamentandolamuertede
Davor, porque sabía que había sido su culpa. Era de esamanera que sesentía,culpable,abatido,triste.El dolor se aferraba a él, nopodía sentir nadamásy solo expresarse
mediante el llanto no resolvía nada, sabía que con llorar no reviviría aDavor,peronopodíaevitarlo,eraalgoquenopodíacontrolar.Elvacíoquesilbabaensusoídosloesclavizabayempezóasentirese
fríodelqueDavorsiempresequejaba,suslabiostiritabanmientrasensucabezadesfilabanlosmomentoscompartidosconelúnicohombrequesehabíacompadecidode su situación,podía recordar, sentirdolor, agonía,tristezayunamelancolíaqueloatravesaba.Quiso sacarse esos recuerdosde la cabeza, perono se iban, nopodía
reemplazarlosporotrosyexperimentarotrasemociones,porloqueunavezmásrevivíaesemomentoenqueacabóconlavidadesumadreydeKaren, pero no le dolía, eso sencillamente no lo trastocaba y al noencontrar nada en qué aferrarse, una vez más Davor aparecía con susgestos infantiles, llenándolo de un dolor agónico que trataba de liberarmedianteelllantoyenalgunasocasionesgritos.
CAPÍTULO25
CandicesehabíacomprometidoesamañanaparaacompañaraLizzya
hacer lascompras,nopodíadedicarse todos losdíasa la iglesiayasusobras de beneficencia, también debía pasar tiempo con su familia, eraplenamenteconscientedequeúltimamenteloshabíahechoaunladoysushermanosnomerecíanesealejamientodesuparte.Bajabalasescalerasmientrasseponíauncárdigancolorsalmón,para
cubrirse los brazos que el vestido de mangas cortas le dejaba aldescubierto.—Buenosdías, ¿aún tengo tiempopara tomarmeun café?—preguntó
entrandoalacocina,dondeestabanLizzyylaseñoraRoseterminandodehacerlalistadelascompras.—Buenosdías—saludólaseñoraRoseconunasonrisamaternal—.Sí
claro,yatelosirvo,¿quieresleche?—Sí, por favor—su atención fue captada por el diario que reposaba
sobrelamesaredondaenlaqueestabasentadaLizzy.Lediounbesoenloscabellosasuhermanayagarróeldiario.—Yaestá,casitermino—mencionóLizzyconunasonrisarefiriéndose
alalistadecompras.—Aquí tienes querida—le entregó Rose la taza de café con leche a
Candice.—Gracias—la recibió al tiempo que le daba vuelta al diario, en ese
momentola tazadeporcelanafueadaralsuelo,haciéndoseañicos.Ellabrincóparaevitarquemarseconelcafé.—¡Cuidado!—exclamóasombradaLizzy,temiendoquesuhermanase
hubiesequemadooheridoconalgún trozodeporcelana—.¿Estásbien?—preguntólevantándoseyCandicesolomirabaeldiario.—Nopuedeser—murmuróconlagargantainundadaylosojosllenos
delágrimasantelanoticiaqueeldiarioleestrellabaenlacara.—¿Quépasó?—preguntóLizzy.Candice no respondió, porque estabamuy sorprendida con la noticia
queleía.El señor Davor había sido atropellado por un camión ymurió de la
misma manera en que Benjamin había dicho. Inevitablemente todo el
cuerpoempezóatemblarleynopudoseguirconteniendolaslágrimas.—¿Quépasó?—preguntóunavezmásLizzy.—¿Estásbien?—Rosemostrópreocupación,mientras leacariciaba la
espalda.—Déjamever—Lizzy learrebatóelperiódicoalverquesuhermana
no reaccionaba más allá del llanto, encontrándose con la noticia deldeceso de un hombre—. ¿Lo conocías? Aquí dice que trabajaba en elcentropsiquiátricoycuidabadeBenjaminSutherland…—No,noloconocía—seapresuróadecir,comosiunrayolahubiese
sacadodelestadodeshockenelqueseencontraba.Estabaseguraquesisushermanossabíanquehabíaidoaeselugariban
a reprenderla, porque había prometido que nunca iría a sitios dondepusieraenpeligrosuintegridad.—¿Entonces,porquéestásasí?—Porqueeraunserhumano…eraunseñorymuriódemaneratrágica.—Candice,todoslosdíasmuerenmilesdepersonasdemaneratrágica
—comentóLizzy,dejandoeldiariosobrelamesa.—Sílosé…voyalimpiaresto—buscólamejormaneraparaevadirel
interrogatoriodesuhermana.—Déjaloasí,yomeencargodeeso—intervinoRose.—No, no, de ninguna manera… yo puedo hacerlo, ya usted hace
demasiado por nosotros—alegó con voz amable y buscó lo necesariopararecogerlostrozosdeporcelanaylimpiarelpiso.Mientrasrecogíaeldesastre, no podía retener las lágrimas porque verdaderamente sentía lamuertedel señorDavor;noobstante,decidióquenuncamásvolveríaalcentropsiquiátrico.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓BenjaminSutherlandsabíaquesucuerpoestabaaunhilodecolapsar,
peroesehilonoserompía,algolomanteníaeneselugarmientrassufríacomo nunca lo había hecho. Lo poco que se asomaba de su alma eravíctimadelvacíoquedejaba lapérdidade laúnicapersonaque lehacíacompañíayloescuchaba.Mientras que su cuerpo era torturado salvajemente por dos de los
hombresque trabajabanenel lugar,porque lo culpabande lamuertedeDavor,élnopodíahacernadaparadefenderse.El ser humano era peor que los animales, porque no actuaban por
instinto,sinoporvenganzayconpremeditación.Habíanpasadodocedíasdesde la fatídicamuertedeDavor, elmismo
tiempo que llevaba sin comer, solo aprovechaba para beber un poco deagua cuando le lanzaban agua fría cada dos horas. Le habían quitado laropa en medio de violentos tirones, dejándolo completamente desnudo,por lo que nada lo cubría del inclemente frío que le calaba hasta loshuesos y provocaba que su temperatura corporal rebasara los cuarentagrados,convirtiéndoloenunamasadecarnetemblorosa.El estómago le dolía y a pesar de estar completamente vacío, sentía
comosituvieseunapiedraenormeylasarcadasnolodejabanenpaz.Cada vez que escuchaba la puerta abrirse, adoptaba posición fetal, en
buscadeunpocodecalor,puesyasabíaquesolopasaríansegundospararecibir un nuevo baño de agua fría. De manera inevitable su cuerporeaccionaba a los impulsos naturales, por lo que prácticamente se habíadestrozadolalenguaanteeltiritardesusdientes.¡Iblis!Nohabíaaparecidoparaayudarlo,sehabíacansadodellamarlo,
esperando que emergiera de la nada como era su costumbre, pero nohabíanadiemásqueéleneselugar,sumidoenuncharcoperpetuodeaguahelada.Siemprehabíapensadoqueelinfiernoseríaunlugarmuycaliente,que sería sentir cómo las llamas lo envolvían, pero estaba muyequivocado,suinfiernoeramuyperomuyfrío.¡Dios! En medio de sus delirios optó por suplicar muestra de su
existencia, quiso creer en que al menos el gran “Ser Divino” pudieseayudarlo con su "InfinitaMisericordia".Quería creer que al final todospodían ser perdonados si suplicabanpor su ayuda, intentó creer que susbrazos siempre estarían abiertos para recibirlo si se arrepentía de suspecados,peroacambiosolorecibíaalgunaqueotrapatadaenlascostillasdelostrabajadoresdelcentropsiquiátrico,mientraslesoltabanunsinfíndeinsultos.“Susalvación”¡Losabía!,ellaestabaparalizadaporelpánico,noibaa
arriesgarseaverlounavezmás,Candicehabíasidotestigodequelehabíadeseado la muerte a Davor de esa manera. Iblis se había encargado dehacerlo exactamente de esa forma, para que la culpa no dejara demartirizarlo,nopodríadecirqueenpaz,porqueeseestadonoloconocía.
¡Lamuertemenos!,esaputanoqueríahacersutrabajo,noqueríadejardesfallecer su cuerpo, como si no fueran suficiente las golpizas que lepropinaban, ni los cambiosde temperatura,muchomenos las 288horasquellevabasincomernidormir.Seguirvivosoloaumentabaelodioylasbarbariesdeloshombresque
sehabíanconvertidoensusverdugos.Cuandolegritaban“Bestia”Noleimportaba,cuandohacíanalgúncomentarioacercadelosasesinatosdesumadreyKaren, tampoco le importaba,perocuandonombrabanaDavorsoloaumentabansudolorinterno,elqueexpresabaenmediodeunllantoenelqueellosnocreían.Escuchóqueunavezmásabrían lapesadapuertae inevitablementesu
cuerpotemblóantelaráfagadeairefríoquesecolaba,tanrápidocomosu adolorido cuerpo se lo permitió adoptó posición fetal, creando unescudoasuestómagoconlaspiernasyalrostroconlosbrazoscruzadosparaquenofueranblancodelassalvajesarremetidasdesusagresores.—¡PorelamordeDios!¡Susalvación!Eralavozhorrorizadade“susalvación”,quienclamaba
elamordealguieninexistente.Seatrevióaelevarunpocolacabeza,observandocómoseacercabay
queacadapasoquedaba,suspiesseleahogabanenlagomaespumaquellorabatodaesaaguaqueélhabíarecibidoenlosúltimosdocedías.La luz brillante que la envolvía lo cegó y descubrió que ella era un
ángel de luz, uno como lo había sido Iblis antes de que su padre loexpulsaradeunlugarquenadiesabíaespecíficamentedóndequedabaoalmenosesofueloquevioenunodeesossueñosdondeIblislosumía,paraque comprendiera algunas cosas que para la mayoría de la humanidad,eranincomprensibles.—Esto es una crueldad, ¿quiénha hecho esto?—preguntó con la voz
cuarteadaporlaindignaciónylacompasión.Losdosverdugosque sequedaron en la entrada semiraron sindecir
unasolapalabra,fingiendonosaberloquehabíapasadoconél,muybienpodríanconsagrarsecomoactoreslosmuymalditos.Enél seguíanesasganas latentesdequererasesinarla,perosucuerpo
noteníafuerzasyeldolorenesemomentoeramásfuertequesusganasdeestrangularla.—Ben…—casisollozóantetantabondad,cuandosearrodillócercade
él—.¿Quétehanhecho?Voyaayudarte.
Esas fueron las palabras claves, él necesitaba ayuda y ella queríabrindársela. Por instinto, como si se tratara de un cachorro herido searrastró, acomodándose cerca de ella, dejando descansar medio cuerposobreelregazodeCandice,quienestabasentadasobresustalones.Ellaseasustó,peronosealejó,lorecibióycuandosuspequeñasmanos
leacariciaronelcabello,algoinexplicablepasóenloquequedabadesuser, empezó a llorar sin control, solo ese tembloroso toque deCandiceabriólascompuertasdelanostalgiaydeldolor.Era algo que no podía explicar y las otras veces que lo había visto,
siempre le pareció algo exagerado y ridículo, pero ahora que lo vivíacomprendíaporquélaspersonascuandoseenfrentabanaunapérdidatanaguda y alguien llegaba a brindarles consuelo, el dolor parecíaintensificarse, era ese saber que podía contar con personas que secondolieran por su estado y que no estaban solos en eso, que almenosalguiencreíaenloquesentían.—Estás hirviendo en fiebre… tengo que ayudarte—murmuró con la
voz ahogada por el llanto—. Por favor, necesito sacarlo de este lugar.Vamosallevarloaunabañeraconaguatibia,necesitocobijas…—No…no señorita, no podemos hacer eso, él ha estado alterado, no
queremosquenoslastimecomolohizoconDavor—hablóunodeellos,fingiendomiedo.Sisucuerpopudiesereaccionarysisulenguanotuviesediezvecessu
tamañonormal,lesgritaríaqueeranunosmalditosmentirosos.—LoquelepasóalseñorDavornofueculpadenadie,fueunaccidente.
Benjamin no pudo haber hecho nada, estaba encerrado por el amor deDios,ayúdenme,esunserhumano—pedíaenmediodelllantoysequitóel cárdigan que era una prenda infaltable en su vestimenta, con la cualempezóafrotarleloscabellosquedestilabanaguaachorros.Benjaminapenasconseguíaabrirlosojosypudoverelsol,llevabados
años encerrado y había olvidado cómo era. Ahora lo tenía frente a susojos, un sol que se acercaba a él y le besaba la frente, en un acto deconsueloocompasión.—Todo va a estar bien, tranquilo… ya no llores—le suplicaba y él
pudovercómolaslágrimasrodabanporeserostropecosoysonrojado.—SeñoritaCandice,esunpeligro.—No es ningún peligro… Son unos desalmados —decía intentado
levantar un poco a Benjamin, pero aunque estuviese extremadamente
delgado,eramuchomásaltodeella—.¿Cómopodráhacerlesalgosinotienefuerzasyestáconlasmanosatadas?Ellaobservóquedenadavalieron lascurasque lehabíahechoen las
muñecas,porqueseencontrabanpeor.Enesemomentosefijósinquererenloquediferenciabadrásticamenteaunhombredeunamujerydesviólamiradarápidamente.—Estábien,vamosa llevarloa la enfermería—comunicóunode los
hombres, demostrando que no estaba completamente de acuerdo con loqueharía—.Veporlacamillaytraelascorreas—lepidióalotro.—No son necesarias las correas —dijo Candice mirando a los ojos
azulesquehabíanperdidoesebrilloextrañoque loscaracterizabayquelucíanopacos,aunqueestuvieranahogadosenlágrimas.—Loharemospor precaución, debemoshacerlo por su seguridad, ya
hemos permitido demasiado con dejarla entrar —determinó, evitandocualquierréplicaporpartedelachica.Candicenoprotestó,siguiósecandoelrostrodeBenjamin,elquetenía
graveshuellasdelmaltratoalquehabíasidosometido.El hombre llegó con la camilla y entre los dos lo sacaron de ese
espantoso lugar, ella cubrió a Benjamin con el cárdigan para noexponerlo,mientrasseguíaconpremuraaloshombres.En enfermería todos le temían y no querían atenderlo, los rumores
corríancomoelfuegoytodospensabanqueBenjaminteníaqueverconlamuertedeDavor.—Por favor… necesita ayuda —le pidió a una enfermera que ni
siquierasedetuvo,entoncescorrióhastaotramujerytambiénlesuplicóqueatendieraaBenjamin,peroéstasimulóestarmuyocupada.SeparóenmediodelasalamirandoatodosladosynadiesecondolíadeltrémuloymaltratadoBenjamin.Vioveniraundoctorycorrióhastaél,seleplantóenfrente.—DebenatenderaBenjamin,esunserhumanoynomedigaqueestá
ocupado —hablaba sin siquiera respirar, mucho menos esperar que elhombre de cabello cobrizo y ojos azules que la miraba entredesconcertadoyfascinado,abrieralaboca—.Essudebersalvarvidas…sinolohacensaldrédeaquíaponerunadenunciaydeahíiréalprimermediodecomunicación,parainformarsobrelasirregularidadesqueaquíestán pasando —inspiró profundamente para llenar los pulmones yproseguir.
—Cálmeseseñorita.Primeroquenada,¿quiénesustedyquéhaceaquí?—indagómirándolaalosojos.—Eso ahora no importa, primero debe atender a Benjamin—replicó
caminandoderegresohastadondeestabaelchicotiradoenlacamilla.—Voy a atenderlo, pero es necesario que salga—ledijo haciendoun
ademánhacialasalida.—Yo puedo ayudar, tengo conocimientos básicos de enfermería—se
ofrecióyelhombrelededicóunamiradapenetrante.—Esmejorquesalga,confíeenquevamosaatenderalpaciente.—Nopuedo confiar,mire lo que le hanhecho—exclamó sintiéndose
impotente.SabíaqueBenjamineraunasesino,quesinpiedadalgunahabíaacabado
con la vida de lamujer que lo había traído almundo, pero considerabaque hasta el ser más malévolo del mundo necesitaba un poco decompasión.El doctor la ignoró totalmente y empezó a revisar a Benjamin,
sintiéndosevigiladoporlachispeantemiradaverdedeladiminutachica,quehastaelmomentonoteníaideadequiénera,nimuchomenosporquédefendíacontantoahíncoaLaBestia.—Debemosbajarle lafiebredemaneraurgente—dijoenelmomento
enqueeltermómetroleindicóqueelpacientecasialcanzabalos42ºC—.Vamosallevarloaunahabitación—leindicóaCandice,altiempoquelehacíaseñasaunenfermero—.Ustedquédeseaquí,sirequierodesuayudaleavisaré.—Por favor—suplicó con un asentimiento y ese gesto se ganó una
tiernasonrisadelhombredepelocobrizoquerondabalostreintaycincoaños.El hombre se marchó y ella caminó hasta el asiento más cercano,
dejándose caer pesadamente al tiempo que exhalaba ruidosamente,pretendiendoconesoquitarsetodalatensiónacumulada.SololequedabaesperaraquelesalvaranlavidaaBenjamin,observaba
cadarincóndeeselugaryeracompletamentedistintoalhorrorosocuartoenelquemanteníanprisioneroaesechico,aquientansolounpardeañosatráshabíasidocasiundios,alquecasitodosveneraban.No comprendía cómo podían mezclar comodidad y decadencia, una
diferenciaabismalentreunosyotros.SuponíaqueelEstadopagabaparaque todos los internados en ese lugar pudieran recibir el mismo trato,
sabíaqueeraunainstituciónmixta,perosimplementelosquehabitabaneledificio viejo vivían en condiciones realmente precarias y eso solo lallenabadeimpotenciaytristeza.Fijaba la mirada en las agujas del reloj, contando los segundos que
sumabanun tiempoeterno,perdió la cuentade lasvecesque sepusodepie,recorrióelsalónyvolvióasentarse.Despuésdemucho tiempo, por finvio al doctor quehabíaprometido
atender a Benjamin, como si el asiento se hubiese convertido en hierroardiente se levantódeunbrincoycaminócondecisiónhaciaelhombreataviadoconlabatablanca.—¿Cómoestá?—preguntóelevandolacabezaparapodermirarloala
cara.—Hemos logrado estabilizarlo, ahora está dormido y necesitará
descansar por un buen tiempo, ya que pasómuchas horas sin comer nidormir y a consecuencia de eso ha sufrido de fuertes alucinaciones yataques de paranoia—el hombre observaba atentamente cómo los ojosverdes amenazaban con salirse de las órbitas—. Cuando despierte leharemos algunos exámenes para ver si no presenta problemaspsicomotores,nipsiquiátricos;puessonalgunasdelasdificultadesquesepuedenpresentarenpacientesquesehanprivadodetantashorasdesueño.—¿Cree que pasó doce días sin dormir? —preguntó con voz
temblorosa.—Probablemente—sellevólasmanosalosbolsillosdelabatamédica.—¿Cómoesposible?—murmurósintiéndosecompletamenteaturdiday
lapenaporBenjaminaumentaba.—Son pocos los casos que se han visto, por cierto —sacó la mano
derechadelbolsillodelabata—.SoyeldoctorRickfort—sepresentóconunaamablesonrisa.—Disculpe,hastaahoranomehabíapresentado,realmenteestabamuy
impresionadacontodalasituacióndeBenjamin—lediounapretóna lamano del hombre que la miraba con mucha atención—.Mi nombre esCandiceAdams.—Un placer señorita Adams —chasqueó ligeramente los labios,
meditando sobre la pregunta que estaba a punto de hacer—. ¿Es ustedfamiliar del paciente?Hasta donde recuerdo, Sutherland no contaba connadie.—No,realmentenosoyfamiliardeBenjamin—atendióelademándel
doctor que la invitaba a sentarse—. Solo he venido a ayudarle, todosmerecemosunpocodemisericordia…Séquemuchaspersonascreenqueél no puede ser perdonado; yo por el contrario, creo que todosmerecemossegundasoportunidadesyqueDiosofreceráelperdón.—Entiendo… es usted algún tipo de religiosa —aseguró mirando
disimuladamente lamedalla que reposaba sobre la tela de ese anticuadovestido—.Aúnesmuyjoven.—Gracias, aún no lo soy…perome estoy preparando para serlo. Es
necesario un discernimiento vocacional, espero poder ingresar alconvento—explicósintiendoqueelhombreasuladolaponíanerviosa,porquelamirabademaneramuypenetrante,leobligabaabajarlacabezaymirarasuregazo.—Interesante…esdifícil tomarunadecisióntanimportantesiendotan
joven. ¿Siempre ha querido ser monja?—Rickfort secretamente estabafascinadoconlaactitudtantemerosadeesachica,erarealmenteperfecta,porquecumplíasusmásexigentesrequisitos.—No pensaba sermonja, pensaba vivir una vida como toda joven en
mediodelmundo:Estudiar,divertirmeconlosamigos,hacerelbien,peroJesúsme llamóparaque fueramáscomprometidayentendieracómoesvivir sumismavida.ConsagradaaDiosPadre.Estoycontentadeque lamía sea toda para bien de mis hermanos—dijo con esa seguridad quehabíaadquiridoenlosúltimosmeses.—Supongo que no es fácil si estabas acostumbrada a vivir la vida de
manera…—nosabíacómodecirlo,noencontrabalaspalarasprecisas.—Talvez,algunosdías tengodudas,perosonmás losdíasenquemi
decisiónsefortalece,díasdeluzydíasmásgrises;sinembargo,laluzhaidohaciéndosecadavezmáseficazenmividayapesarde todo,en losmomentosmásoscuroshesentido lapresenciade lamanopoderosadelSeñor.—¿Yquétehatraídoaquí?Sobretodoarelacionarteconunasesino.—PorquemesientoidentificadaconBenjamin—elentrecejodeldoctor
se frunció ante su confesión—.No he asesinado a nadie, pero creo queBenjaminnecesitademiayuda.—¿Puedodarteunconsejo?—preguntómirando los labiosque tenían
unhermosotonocarmínnatural.Candiceasintiócon lentitud,echándoleun rápidovistazoal rostrodel
doctor,conunaescasabarbacobriza.
—Lo de Sutherland no es nada espiritual, es psicológico… debesentenderquehaypersonasmalvadaspornaturalezaynoimportacuántoteesfuerces por hacerlos cambiar de parecer, no vas a conseguirlo ylamentablementeesaeslanaturalezadeSutherland.Candicesequedóensilenciopensandomuybiencuálseríasurespuesta.—Creoqueeso loafirmanquienesnuncaaceptaránque la religiónes
tanomásimportantequelacienciaEldoctorsealzódehombrosyliberóunpesadosuspiro.—Debo seguir con mi trabajo —se levantó, no conseguía prudente
discutirconunareligiosa.—Disculpe doctor Rickfort… —se levantó—. ¿Puedo ayudarle con
Benjamin?, veo que no cuentan con muchas enfermeras y tengo losconocimientosbásicos.—Déjemehablarloconeldirectordelainstitución.—Solo intento prestar un poco de servicio comunitario, por ley mi
ayudanorepresentaunamolestia.—Prometoquevoyaconsultarlo—leregalóunasonrisademediolado
ylamiródearribaabajo.—Gracias—leregalóunasonrisaquedejóaldescubiertosuspequeños
dientes—.VoyaseguiresperandoporaquíaqueBenjamindespierte.—Lepuedoasegurarqueperderá su tiempo,porqueSutherlandnova
despertar por lo menos en veinticuatro horas, es mejor que vaya a sucasa,descanseyregresemañanatemprano.—Estábien,esoharé.Regresarémañanaaprimerahora—emprendió
sucaminohacialasalidadelaenfermería,perosevolvió—.Doctor—lollamócaptandolaatencióndelhombrequecaminabaensentidocontrario,quiensevolvió—.Muchasgracias.—Solocumploconmideber,puedesirtranquila.Candice asintió y se volvió una vez más, siguiendo con su camino.
Rickfortsequedóobservandoelcuerpodelachica,sobretodoelvestidoquelerozabalascaderas.
CAPÍTULO26
CuandoCandiceentróalapequeñahabitación,seencontróaBenjamin
aúndormido,noleagradóverloatadoconcorreasalacama,suponíaqueeraunamedidadeseguridad,peroquédañopodríacausarunhombrebajolosefectosdesedantes.Dejósupequeñobolsoylabibliasobrelamesademetal,paraponerse
a revisar el suero que iba directo al sistema nervioso del paciente. Porinstinto le acarició los cabellos y le agradó la sensación sedosa de lashebrasensusdedos.Cerró los ojos, agradeciendo a Dios porque le permitió vencer su
miedo irracional y le brindó el valor para regresar a sanar un poco elalmadeesejoven,estabaseguradequesinohubiesellegadolohabríanasesinado.—Buenos días —saludó el doctor Rickfort al entrar a la pequeña
habitación.—Buenosdíasdoctor,¿cómoestá?—saludóretirandosumanodelos
cabelloscastaños.—Bien, veo que está ansiosa por cuidar de Sutherland—comentó al
percatarsedelacariciadelaseñoritaAdams.—Soloesperoquemejoremuypronto.—Nohaynadadequépreocuparse,haevolucionadomuybien.Fuerade
lasdoscostillasrotasyalgunoshematomasalarmantes,seencuentramuybien.Sucuerpoestabadescansando,perosucerebrono.Podíaescuchartodo
a su alrededor, cada pasoque ella daba, cada palabra que intercambiabacon el doctor.No podía llevar el tiempo, pero sabía que habían pasadomuchashorasyCandiceseguíaahí.Laescuchósentarsealladodesucamaytomarunlibro,eralabiblia,lo
sabíaporelparticularsonidoqueproducíaelpapelcadavezquepasabalaspáginas.—"PorquéamaraDios:Amoalseñorporquehaescuchadomivozy
mis súplicas, porque ha inclinado a mí sus oídos, por eso lo invocarémientras yo viva. Me rodearon lazos de muerte, me encontraron lasangustiasdelsepulcroycaíentribulaciónytristeza.Entoncesinvoquéelnombredelseñordiciendo:"Sálvameseñor".Clementeeselseñoryjusto.Compasivo es nuestro Dios. El señor guarda a los sinceros. Estaba yopostradoyme salvó…"—Benjaminpodía escuchar cómoella le leía elSALMO116.Candice seguía leyendo e iba por el SALMO 147 cuando un bostezo
interrumpió el versículo 19, aunque en su inconsciencia Benjamin loterminó.Candicesesentíaverdaderamentecansada,porquelanocheanterior la
preocupaciónno le permitió conciliar el sueñoy se la pasóorandoporBenjamin.Apoyólacabezaalbordedelacamaysindarsecuentasesumióenun
sueñoprofundo.Benjamin escuchaba la respiración y los latidos acompasados de ella,
nadiemásentrabaamolestaryel tiempopasaba, tantocomoparadarsecuentadeque“susalvación”dormíamásqueunKoala.El cuerpo deBenjamin empezó a despertar y tardó alrededor de diez
minutosenacostumbrarsealestadodeactividad,sobretodosusojosquetemían a la luz, sentía un ligero cosquilleo en los dedos de su manoizquierda, lo que provocó que bajara la mirada, encontrándose a “susalvación” dormida, aunque no podía verle el rostro, porque estaba decaraalotrolado.Las cosquillas en sus dedos las producía el cabello rubio que estaba
recogidoenunacoladecaballo,primeravezqueloveíadeesamaneraynoenelmoñopegadoalanuca.Inevitablementesusinstintosdesalmadosbramaronysaltarondemanerainmediata,sinpodercontrolarlosporquelavoluntadselequebrantaba,nocontabaconlasfuerzasnecesariaspararesistirse a sus deseos de asesinarla, apenas conseguía luchar con surespiraciónagitadaqueacentuabaeldolorensucostadoderecho.Enredósusdedosalashebrasypocoapocofuehalando,evitandopor
todos los medios despertarla, hasta que consiguió apoderarse de unacantidadconsiderabledecabello,sealentabaahacerloyasíterminarpor
condenarseeirsealmalditoinfiernoydeciradiósdeunavezportodasaeseensayoqueerasuvida.Tal vez debía sentirse agradecido; de hecho, una pequeña parte de su
concienciaasísesentíaynoqueríahacerlo,peroeramásfuerteelmalditoinstintoquehabíanpuestoenélylodominabaenteramente.Tiró de los cabellos utilizando toda su fuerza, pero no consiguió el
objetivo,sumuñecanoledejabaningunaopcióndemovimientoymaldijoa las correasque lo ataban a lasbarandasde la cama,pensóquepodríaestrangularlautilizandosuspiernas,peroparasumalasuerte tambiénseencontrabaninmóviles.No lequedómásqueaflojar el agarre, convirtiéndoloenunacaricia,
experimentando la suavidad en ese cabello con ese color que tanto lerecordabaalasespigasdetrigo,alsol,alanaturaleza;descubriendoquele gustaba la sensación que le provocaba, era una extrañamezcla entrequerer asesinarla y no querer, no quería dejar de vivir esa delicadaexperiencia,eraunequilibroperfectoparasutormento.Había encontrado la manera de controlarse, Iblis le había dicho que
existía la forma para hacerlo, pero nunca imaginó que fuese rozar loslímitesdesumásanheladodeseo,jamáspensóquequedaríaesclavizadoabrindarlecariciasa“susalvación”paranoasesinarla.Candicedespertóyseencontrócon lamiradadeBenjaminsobreella,
esa mirada brillante y enigmática había regresado con toda su fuerza,aunque los vasos oculares reventados, fuesen la huella más evidente detodoporloquehabíapasado.Nopudoevitarasustarseysorprendersealdescubrirse tan cómodamente en la camilla, por lo que se incorporóabruptamente y se levantó, provocando que la silla rodara, con unmovimientoenfalsotrastabillóycallódeculoenelfríosuelo.Benjaminlaobservóeinternamentereíaantelastonteríasquecometía
“susalvación”ysepreguntabasitalvezIblissehabíaequivocado,porquesuúnicaoportunidadestabaenelcuerpodealguienalgotorpe.—¡SantoDios!—exclamósonrojadaantelavergüenza,poniéndosede
piey sobándose lasnalgas sinningúndisimulo, por loqueBenjamin lededicó una mirada descarada; ella inmediatamente dejó de hacerlo,sintiéndose aún más abochornada, como si fuese posible—. ¿Cómo tesientes?—preguntó,intentadoobviarelaccidentequeacababadetener.Benjaminpusolosojosenblanco,talcomoellaletemía,peroestavez
lohacíaporsarcasmo,altiempoqueagitabasusmanoscasiinmóviles.
—Sí…estásatado.SiBenjaminpudiesehablar,lehabríadichoqueobviamenteasíestaba,
quenohabíadescubiertoaAmérica.—Soloesporseguridad,perotehanvendadomuybienlasmuñecasy
lascorreasnoteharándaño…¿Internamente,cómotesientes?—curioseóconunadulcesonrisa.Élmeneólacabeza,paraindicarlequemásomenos.—¿Has hecho algún voto de silencio? —inquirió al ver que él no
respondíaoralmenteningunadelapreguntas.Yunavezmásélpensabaqueeraalgoingenua.No,realmenteeramuy
ingenua,porloqueintentóabrirunpocolaboca,paraquesepercataradequesu"votodesilencio",eraobligatorio.—¡Por Dios! Tienes la lengua destrozada, voy a colocarte un
antiinflamatorio—informóencaminándoseaunavitrinaqueconteníalosmedicamentos.Benjaminsepreguntabasiellanotendríapersonalidadpropia,porque
cada vez que hablaba se respaldaba detrás de Dios y eso era algodeprimenteparaél,recordabaquehabíaestadoconmujeresquemientrasgozaban de un orgasmo, tendían a clamar por ese ser, no queríaimaginarselosorgasmosde“susalvación”,porloqueunavezmáspusolosojosenblanco.—Yaverás, conesto la inflamacióndisminuirápocoapoco…eso sí,
no podrás comer nada sólido hasta que no se cicatricen un poco esasheridas—hablabacontotalconfianza,mientras lepinchabaelbrazoconla jeringa—. Prometo traerte un poco de sopamañana,me quedanmuybien,mimadremeenseñóaprepararlas.Él parpadeó lentamente en un gesto de agradecimiento, pero quería
saberunpocomásdesumadreadoptiva,estabasegurodequeeraalaquese refería; percibió devoción y un poco de tristeza en la voz cuando lanombró, por lo que hizo un ademán con la mano, indicándole que seacercaraunpoco.Candice comprendió que quería que le diera la mano, temerosa la
acercóaladeBenjamin,dudandoenpermitirsealgúntipodecontactoconunhombre;noobstante,noqueríaqueélpensaraqueestaba rechazandoeseactohumanitario,porloquecolocósumanoencimadelaél.Benjamin no podía permitir ese toque, porque alteraba sus ganas, los
latidos del corazón se le desbocaban y una vezmás solo quería saltarle
encima, por lo que decidió probar si la reacción que había tenido alrozarleelcabello,seríaigualalhacerloenotraspartesdeesepequeñoycurvilíneo cuerpo, por lo que pasó su pulgar por encima de la mano,acariciándolelosnudillosa“susalvación”,quiennisiquieraparpadeó.Candice al sentir la cariciaqueBenjamin lebrindaba, sabíaquedebía
retirar su mano, pero aunque quisiera no podía hacerlo, era algo máspoderosoquenoledejabapensarenquenopodíapermitirseesaclasedeintimidadconunhombre.Enpocotiempoélseapoderódelamanodeella,mientraslamirabaa
los ojos y supo que ese era el equilibro. Empezaba a tolerarla, a sentircierta simpatía y pudo ver en sumirada selva, porqué adoraba a la quehabíasidosumadreadoptiva.Candicesintióquelamiradadeél ledesnudabaelalma,por loquela
bajóasusmanosunidaseinhalóprofundamente,armándosedevalorpararomperelcontacto.—Voyatomartelatemperatura,loharéenlaaxilaparanolastimartela
lengua,aúntienesfiebre,quierosaberencuántosgrados.Candiceunavezmássealejóalavitrinaybuscóeltermómetro,elque
utilizócomolehabíandicho.Sehizoespacioporlaaxilamasculinayleposóunade lasmanos en el hombro, esperando aquepasara el tiemponecesarioparaqueeltermómetrotomaralatemperatura.Benjamin apretaba fuertemente la mandíbula y retenía la respiración,
sintiendocómolasangreensusvenasempezabaacircularmásrápido,aconsecuenciadelaadrenalina.DefinitivamenteCandicenopodíatocarlo,eraélquiendebíahacerlo,por loque lamiróconunaclaraadvertenciareflejadaensusojos.Candice se alejó al ver lamirada enfurecida de él, por lo que retiró
rápidamente el termómetro, el cual terminó en el suelo hecho añicosmientrasellatemblaba.Quisorecogerloscristalesesparcidos,perosolodiovariospasoshaciaatrásy terminóporsalirdel lugar,olvidandosuscosasysintiendoelpánicoapoderarsedecadamoléculadesuser.Alsalirdelahabitaciónquisocorrer,perovariasmiradasseanclaron
en ella. Estaba segura de que habían percibido que algo le pasaba, peroantes de que alguien se acercara a preguntarle, se obligó a recobrar lacompostura,disimulandosupasoapresurado.Necesitabaurgentementeunpocodeoxígeno,anhelabaairelibre,soloeso.Benjaminlaviosalirenvueltaenpánico,unavezmásintentabahuirde
él, tal vez debería hacerlo definitivamente y así liberarse de lo que leesperaba; sin embargo, la fuerza de voluntad de “su salvación” eramanipulada,esolosabíayasícomoellanopodíamantenerselejos,élnopodía seguir siendo responsable de sus impulsos, era ella quien seacercabaalahogueraenlaqueélsehabíaconvertidoylamentablementeterminaría incinerada;el tiempoerarelativo,podríaserhoy,mañana,enunmesoreciénparida,igualsuvidaseríaconsumidaporlasllamas.Candice,alsalirdeledificiosepercatódequeestaballoviendo,porlo
quedemomentonopodríaregresarasucasa,terminóporsentarseenunabancamientrassumiradaseperdíaenelpatiocentral,recordandoenesemomentoquehabíaolvidadosuscosasenlahabitacióndeBenjamin,peronoqueríaregresar,primerosecalmaríaunpoco.Frenteaellaprácticamentecaíaunacascadadeagua,debidoaldeclive
de la edificación. Estaba sola, todos se encontraban adentro,resguardándosedelalluvia.Hacíafrío,peronoleimportaba,seabrazóasímismatratandodeencontrarunpocodecalorotalvezloquebuscabaeravalor.Con una de sus manos hurgó dentro de su vestimenta a la altura del
pechoy tomó lamedallade lavirgenMaría,poniendo todasu feeneseobjetoquesignificadatantoparaella.—Señor, ilumíname,ayúdame—cerró losojos, implorandoencontrar
una solución a sus dudas y miedos—. ¿Qué debo hacer padre? Eres elúnicoquepuedeguiarme…noséquéhacer,séquedebemosmostrarnosfuertesantelasadversidades,quenodebemostenermiedoporquetúnosguíasynosproteges…Solotepidoprotégeme,siestuvoluntadquesigaayudando el alma encadenada deBenjamin, aclaramis pensamientos—murmurabasuplegaria.—Señorita Candice, ¿se siente bien? —preguntó la voz del doctor
Rickfort, quien la sorprendía por la espalda, provocando que sesobresaltaraunpoco.—Sí… sí gracias, solo necesitaba un poco de aire —respondió
sonriendo,sinpoderocultartotalmentesunerviosismo.—¿LehahechoalgoLaBestia?—inquiriódenotandopreocupación.—No,soloquisedejarlodescansar.—¿Porquélohace?¿Porquéleofreceayuda?Séqueesinhumanode
mi parte, pero ese joven después de lo que hizo no merece vivir, nomerecede sus cuidados.Sino ledioopciones a supropiamadre, nadie
deberíadárselasaél.—Doctor, el único que tiene el poder para juzgar esDios, nadiemás
puedehacerlo—enfatizóconuntonodevozáspero.—¿CreequeDiosperdonará loqueélhizo?—sinhabersido invitado
sesentóalladodeCandice.—No lo sé, verdaderamente no lo sé. Pienso que ha sidomanipulado
porelmalyesoDioslotomaráencuenta—suspiróalverlaincredulidadbailandoenlosojosgrises—.Doctor,nadieestáexentodesertentadoporelmal,hayaquienesno ledanopcióndeelegir, simplementeelmal seimponeyesnuestrodeber recuperaranuestroprójimoyguiarlopor lasendadelseñor.—O el mal puede terminar por corromper a las almas puras —
condicionóconlamiradafijaenloslabiosdeCandice.—Debemos tener fe en que el bien siempre predomina…
¿Verdaderamente cree que si el paciente Benjamin Sutherland fuese taninhumanocomoustedespiensan,hubiesesufridodeesamaneralamuertedelseñorDavor?Elsufrimientonoshacehumanos,noshacenobles.—Solo nos preocupamos porque nos dicen que esa es la condición
humana,perohayquienesencuentranplaceralincitardolor…—confesóyselevantó,siendoseguidoporlaspupilasdeCandice—.Contupermiso,voy por un café, ¿quieres uno? —había decidido marcharse, porqueevidentemente hablar ciertos temas con una religiosa, no los llevaría aningunasolución,muchasvecespecabandenobles.—Gracias,perovoyaregresaralahabitacióndeBenjamin.—EntoncesselollevaréalahabitacióndeLaBestia—lerecalcócómo
erallamadoesejovenalqueellapretendíaayudar,paraqueentendieraquenovalíalapena.—Ustedes mismos son quienes lo condenan con ese apodo, deberían
llamarloporsunombre.—Disculpa…enunratotellevoelcaféalahabitacióndeSutherlandy
aprovecharéparahacerlarondamédica.—Gracias,porquemisvagosconocimientosmédicosno secomparan
conlosdeundoctor—dijoponiéndosedepie.Candiceseencaminóalahabitación,mientrasmeditabalaspalabrasdel
doctorRickfort.Al llegar, su corazón se empequeñeció y la angustia seapoderódesupechoalverqueBenjaminestaba llorando,seencontrabaconlamiradafijaeneltechoylaslágrimaslecorríanporlassienes.
—Benjaminno llores, todova a estar bien—susurró sentándose a suladoylayemadesusdedosintentabanretirarlaslágrimasquesalíanunadetrásdeotra;empezóaacariciarleloscabellosconmanostemblorosas,sintiendo cómo la opresión embargaba su pecho—. Supongo que llorasporDavor.Benjamin asintió en silencio, mientras las lágrimas no le dejaban de
brotar, no podía entender por qué de pronto sintió nuevamente lanecesidaddellorarantelanostalgiaqueexplotódelanada,unossegundosantes de que “su salvación” entrara; lo que le parecía realmente extrañoeraquemientrasseencontrabasumidoensudolor,losinstintosasesinosquelatíanporella,desaparecíanypodíadejarsetocarydisfrutardeesascariciasqueloconsolaban.—Nodebes sentirtemal,no fue tuculpa—murmurabayélasintióen
silencio—. No… no lo fue, solo que todo el mundo lo dice, pero biensabesquenopudistehacernada,estabasencerrado,túnoqueríasqueesopasara,losé;almirarentusojospuedosaberlo…ElseñorDavorseguroestará en la gloria de Dios, porque él se había ganado el cielo con suacciones para contigo, te brindó ayuda y protección cuandonadie quisohacerlo… ahora quiero que sepas que no te dejaré solo, voy a estarcontigo, hablaré para quedarme aquí y te haré compañía, no voy apermitirquevuelvanahacertedaño.Enunnuevoimpulsoellaseacercóyledepositóunbesoenlamejilla,
sintiendo cosquillas en sus labios a causa de la tupida barba. En esemomentoentróeldoctorRickfortconelcaféenlamano;noobstante,alveraCandicebesaralaBestia,elpequeñovasotérmicoselezafódelasmanosycayóalsuelo.Antelainesperadainterrupción,Candiceseseparóviolentamente,como
sihubieraestadohaciendoalgorealmentemalo,sintiendoqueelcorazónseleinstalabaenlagargantaconlatidosdesbocados.Benjaminquisoasesinarconlamiradaalhombrequehabíaentradosin
avisar, interrumpiendo ese momento en que se estaba ganando lacompasión de “su salvación”. Seguramente le advertiría sobre lopeligroso que era acercársele y la colmaría de miedo una vez más.Inevitablemente su instinto asesino afloró, pero esta vez en contra delimpertinentedoctor.—Disculpen,iréporalguienparaquelimpieeldesastrequehecausado
—dijoretrocediendovariospasos.
—Si quiere yo puedo hacerlo—se ofreció Candice, alejándose de lacama.—Noesnecesario—respondióRickfortsaliendodelahabitación.—Espere… —lo detuvo Candice y caminó hacia sus cosas, las que
agarróconmanostemblorosasymiróaBenjamin—.Deseoquetesientasmejor,yadebovolveramicasa,prometoqueregresaréenunpardedías.Benjamin asintió y siguió con lamirada a “su salvación”, quien salía
siendoescoltadaporRickfort,esehombrequeaéldefinitivamentenoleagradaba.
CAPÍTULO27
DespuésdequeeldoctorRickfortlasorprendieradándoleunbesoen
lamejilla aBenjamin,Candicedecidióno ir almenosporun tiempoalcentro psiquiátrico, porque se sentía realmente avergonzada, como sihubiese estadohaciendoalgomalo.Confiaba enque el hombre cuidaríamuybiendelpacienteynoeratannecesariasupresencia.De eso habían pasado dos días, pero ya su voluntad se había
quebrantadoyestabaen lacocinapicando lasverdurasquenecesitabaelconsoméquelellevaría.—¡Qué bien huele! —La sorprendió Robert entrando en la cocina,
sintiéndoseextrañadodeveraCandiceenlacasa—.Esperoquemedejesunpoco—separódetrásdeella,poniéndolelasmanossobreloshombrosyleregalóunbesoenlamejilla.—Estoypreparandopara todos—sonriócomplacidaante lasmuestras
deafectodesuhermano—.Esperoquemequedeigualqueamamá,estoyponiendotodomiempeño.—Seguro que quedará igual, ¿cómo te va en la iglesia? —curioseó
mostrandointerésenlascosasdeCandice,perosoloeraunaexcusaparallegaralpuntoquequeríaconversarconella.—Bien—soloselimitóadecirybajarlamiradaalabatataquepicaba.—LaseñoraScottmepreguntóporti,medijoqueestasemananohas
asistido—comentó,ubicándoseenunadelassillas.—Estuve…—titubeóy soltó el cuchillo temiendoherirse, porque sus
manostemblabancomonunca—,estasemanaconalgunasobrasbenéficas—comentóconvozestrangulada,porquelecostabamuchoocultarlecosasasuhermano.—Candice,prometistequenoteexpondrías…—Estoyvisitandounhospital—interrumpióponiéndosealadefensiva
—.Nodebespreocuparte.—Está bien, no me preocuparé siempre y cuando me lleves a ese
hospitalqueestásvisitando.—¿Nomecrees?—inquirióllevándoseunamanoalpecho,sintiéndose
indignada.—Tecreo,peromegustaríaacompañarteyverloquehaces.
—Noesnecesarioquelohagas.—Candice,megustaríasaberquéesloquepasacontigo,saberquéeslo
queestápasandopor tucabeza…Desdehaceunosmeses tedesconozco.Sé que la muerte de Jeremy y la de nuestros padres te afectaron, perodebessuperarloyretomartuvida, tuverdaderavida,noenloquetehasconvertido.Parecesalguiensinunapizcadepersonalidad—resoplóalverque su hermana le daba la espalda y evadía la situación—.Candice porfavor,siéntate…hablemos,yanoeresunaniña,tienesveinteaños.—NoquierohablarRob…respetamisdecisiones.—¿Cuálessontusdecisiones?¿Ir todoslosdíasavelarpor lasdemás
personas,mientrastuvidaesuncompletocaos?…Nomeestáshaciendofáciltodoesto,suponíaqueLizzyseríamimayorcomplicación,perohademostradosermásmadura.—Quieroiraunconvento—soltósinmás.—¡¿Qué?!¿Hasenloquecido?¿Ahoraquieressermonja?—nolopodía
creer, definitivamente su hermana se encontraba realmente afectada—.Hacemenosdedosañosteníasunnovioconelquesoñabascasarteytenerhijos, ahora quieres ser monja…Una cosa es esperar un tiempo a queaparezca en tu vida alguien especial, que llene el vacío que ha dejadoJeremy y otra muy distinta es tomar decisiones realmente serias, soloporqueaúnteduelesumuerte.—Esmásqueeso,Diosmehasalvado.—¡Tonterías!—golpeólamesaconlapalmadelamano,haciendoque
Candicesesobresaltara,élsesentíamolestoydesesperado.Candice sollozó sin poder evitarlo y se limpiaba las lágrimas con el
dorsodelamano.—¿Quépasa?—preguntóLizzyirrumpiendoenlacocina,percatándose
dequelosánimosestabanalterados.—Nopasanada—dijoCandiceconlavozquebradaporlaslágrimas.—Claro que pasa, supongo que aún no le has contado a tu hermana
sobre tus planes —comentó Robert poniéndose de pie, empezando acaminardeunlugaraotro.—Rob…soloquieroquemecomprendas.—Pero si ni tú misma te comprendes, estás en un error, estás muy
confundidaynoquieresaceptarlarealidad…llamaréalapsicólogaylepediréunacita.—Noesnecesario.
—¿Alguien podría explicarme qué es lo que pasa? —refutó Lizzy,paseandosumiradadeCandiceaRobertyviceversa.—DíseloCandice—laalentó.—Lizzy,séquetalvezreaccionesdelamismamaneraqueRobertyque
no me comprendas, pero es una decisión que he tomado y que nadielograráquecambie.—Si estás segura—comentó frunciendo el ceño ymirando aRobert,
quienteníalasmanosenlacabeza.—Elpróximosemestremeiréaunconvento.Lizzy sonrió con incredulidad, mientras intentaba procesar la
informaciónqueCandiceleacababadesoltardeesamanera.—¿Tú,monja?Candice,esoesunalocura…estásconfundida,soloeso.
Nunca fue tu vocación ser una religiosa, si suspirabas cada vez quemecontabas lo bien que se sentía que Jeremy te besara. Puedes irte alconvento,peroterminarásarrepintiéndote.—Esloqueledigo—intervinoRobert.—Aún falta mucho tiempo para eso—resopló Candice—. Por favor,
¿puedenporelmomentorespetarmidecisión?Lizzy asintió y le hizo señas a Robert para que también estuviese de
acuerdo.—Estábien,voyarespetartudecisión…—sedioporvencido,dejando
descansarlosdedosentrelazadosenlanuca.—También la respetaré—comentóLizzyy caminóhasta pararse a su
lado—.Déjame ayudarte, estoy segura que esto quedará para repetir—sonrió intentando consolar a su hermana, no le gustaba verla llorar,aunquesabíaqueRobertteníarazón.Intentaronolvidarelaltercadoycontinuarcomo loshermanosunidos
que siempre habían sido, Lizzy y Robert sabían que aún contaban contiempoparahacerleentenderqueesanoeraladecisiónmásacertadaynoporqueellosestuvieranencontradealgunareligión,sinoporqueteníanlacerteza de que su hermana solo estaba actuando demanera arrebatada ydejándosellevarporeldolor.Despuésdelalmuerzo,Candicesubióasuhabitación,aprovechandoque
RobertyLizzyhabíansalidoaljardínparajugarconNadyayJason.Nosellevómuchotiempoenducharseycambiarsederopa,regresóa
la cocina y sirvió para llevar el consomé que le había prometido aBenjamin.
Eneljardín,RobertjugabaconJasoncomosifueseelpadreperfecto,admirabaelamorqueleprodigabaalniñoyloincondicionalqueeraconNadya.Pensabairsesinavisar,peroloconsideróunaacciónbastanteinmadura
desuparte,porloquesalióaljardín.—Necesitosalir,regresaréenunpardehoras.—Ten mucho cuidado y no tardes —dijo Robert regalándole una
sonrisa, realmente no le agradaba que saliera, pero no quería seguirdiscutiendoconCandice.—Prometoregresarpronto—diosupalabraysalióconelenvase.Con mucho cuidado abrió la puerta de la habitación en la que se
encontrabaBenjamin.—Hola—saludóasomandomediocuerpo—,buenastardes.Él,quehabíaestadoconlamiradaperdidaeneltecho,ladesvióhacia
“susalivación”,quienacababadeentrar.—Penséquehabíasolvidadoelcaminoqueteconduceamihabitación
—ironizósiguiéndolaatentamenteconlamirada.—¡Ya puedes hablar!—se mostró feliz al darse cuenta de que había
mejoradoconsiderablemente.—Asíparece.—¿Ya almorzaste? Te he traído el consomé que te prometí —le
comunicó,colocandoelenvasesobrelamesademetalyaunladopusosupequeñobolsotejido.—Nosésiaunpocodegelatinasinsaborselepuedallamaralmuerzo
—dijo y sumirada por primera vez viajabamás allá del rostro de “susalivación”,debíaadmitirqueposeíaunascurvasmuytentadoras,lasquesedejabanapreciaratravésdelateladelvestidoquelerozabalascaderas.—Realmente eso no es almuerzo, por eso estás tan delgado—alegó,
volviéndosecon la tazadelconsoméen lasmanos,unacucharasobre latapaylaservilleta,caminóysesentóalladodelacama.BenjaminobservóaCandiceacomodándolelaservilletasobreelpecho,
tratándolo como si fuese un niño que ni siquiera supiera llevarse unbocadoalaboca.—¿No pensarás darme la comida o sí?—sonrió demedio lado y no
pudoevitardisfrutardelaromaqueseesparcióporlahabitacióncuandoelladestapóelenvase.
Llevaba casi dos años que no experimentaba esa sensación de que labocaseleinundara,anhelandodegustarcuantoantesloqueleofrecían.—No tienesmás opciones, debes permitir que te alimente, porque no
van a soltarte. Así que puedes dejar el orgullo de actor de lado—dijorevolviendoellíquidoconlacuchara.—Creo que del actor no queda nada, pero no sientas pena por eso.
¿Vistealgunademispelículas?—preguntótardándoseunpocoenabrirlaboca,pararecibirlacucharadadeconsomé,mirandoalosojosverdes.—Mentiríasidigoqueno,creoquelasvitodas—aprovechóylediola
primeraprobada.Benjaminsaboreóyjadeóanteelplacerqueestallóensupaladar,había
olvidadoloverdaderamentedeliciosaqueeralacomida.—Realmente está muy buena —dijo volviendo a abrir la boca para
disfrutar del alimento una vez más, después de tragar prosiguió—:Suspirabas por mí, eras de esas adolescentes que se iban a la camapensandoenquepodíaaparecerbajosussábanas,¿aquesí?—leguiñóelojocontotalpicardía.Candice no pudo evitar sentirse nerviosa ante ese comentario e
ineludiblementesesonrojó.—Creoquetucomentarioestáfueradelugar—reprendió,empujándole
más de la cuenta la cuchara dentro de la boca—. Pero para saciar tucuriosidad, soloveía tuspelículasporqueamihermana legustaban,eraellalaquesuspirabaporti.Realmentenuncameparecistetanatractivoylamentosiconesogolpeotuorgullo.—Entonces le enviaré solo saludos a tu hermana, supongo que tienes
celular.—Sítengo,pero…—nosabíacómoexplicarlequesuhermananotenía
lamásremotaideadequeloestabavisitandoyseguramenteLizzynoibaquererningúntipodesaludodeunasesinoquelehabíarotolasilusiones—.Nopuedo.—¿Porquénopuedes?Nocreoqueseaporcelos.—Noes eso—suspirópara sacarlodedudasdeunavezpor todas—.
Ella no sabe que te conozco y tampoco pienso decírselo, no sabe quevengo a este lugar. Si mi hermano se entera, impedirá que lo sigahaciendo.—Entoncesolvidemoseltemacontuhermana,porquequieroquesigas
viniendo…megustatucompañíaydeciertamanerametranquilizasaber
quenoteparezcotanatractivo,asínoterminarásenamorándote.—Yatehedichoquemilaboresexclusivamentehumanitaria,nopuedo
ver las cosas como una mujer común, mis sentimientos estáncomprometidosconDios—volvióallevarlelacucharaalaboca.Despuésdeesonodijeronnadamás,élnoqueríacontradecirlayella
nopretendíaseguirhablandosobresentimientosamorososconunhombrealquesolopretendíaayudar.Ensilenciosiguiódándoledecomer.JustocuandoCandiceselevantabaparaponerelenvasevacíosobrela
mesa de metal, entró el doctor Rickfort, sin avisar como ya era suimpertinentecostumbre.Estaba decidido, su próxima víctima sería ese hombre al que desde
hacíaalgúntiempoodiaba,leromperíaelcuello,deesoestabaseguro.Queríarobarlesuúnicaoportunidadparasalvarse,¡malditoegoísta!Lo
habíadescubiertomirándola lascivamenteyesoqueeraélquien llevabamásdedosañossinsexo;eseenfermoqueteníalaposibilidadalavueltadelaesquina,sehabíaencaprichadoconCandice.Nosolopodíainterpretarsusmiradas,sinoquetambiénlograbasaber
lo que pensaba, cada vez que lo tocaba, contaba con la posibilidad deinterpretarlossuciosdeseosdeRickfort,habríapreferidonohacerloparaasínoalimentarsuodio,estabasegurodequeIblislehabíaconcedidoese"poder",paraqueestuvieraatento.—Buenas tardes—saludó el doctor, mirando a Candice e ignorando
totalmenteaSutherland.—Buenas tardes doctorRickfort—correspondió la joven,mientras le
quitabalaservilletadelpechoaBenjaminylelimpiabaloslabios,sinfijarlamiradaenloquehacía—,¿cómoestá?—Muybien,hevenidoavercómosigueelpaciente.—Lo veo mucho mejor, se ha tomado todo el consomé que le traje.
Necesita ganar un poco de peso—comentó sonriente y se volvió parasonreírleaBenjamin,quienseobligóafingirunasonrisaamable.—Sí,voyapedirlealnutricionistaquelehagaunaevaluaciónparaun
nuevoplanalimenticio—explicósindesviarlamiradadeCandice.—Porfavor,creoqueesverdaderamentenecesario…—miróavarios
lados del lugar—. Disculpe, voy a lavar esto y enseguida regreso, asípuedeaprovecharpararevisaraBenjamin.—Claro,puedespasar—semovióunpasohacialaderechaylehizoun
ademánparaquesiguiera.
CandicesalióconelenvaseyRickfortlasiguióconlamirada.—¡Ylabestiasoyyo!—mascullóconsarcasmo,alverqueelhombre
nodisimulólamiradaqueclavóeneltraserode"susalvación".ParaBenjaminlopeordeesemomentonoeralaintrépidamirada,sino
los sucios pensamientos que siguieron a la acción, era un malditoenfermo.—¿Cómohace con la conciencia? ¿Se acuesta con sumujer,mientras
piensa en la señorita Adams? Digo, al menos a mí se me perdonaría,porquemialmaestáescudada—comentócontodalaintencióndehacerlesaberquesehabíadadocuentadelosanhelosdeRickfort.Eldoctorsevolvióycaminóconlentitudhastadondeestabaelpaciente.—No sé de qué hablas, Bestia —siseó mirándolo a los ojos—. Tus
ironías eran para Davor, te aconsejo que me respetes porque tengo elpoderparamatarteyrealmenteganasnomefaltan—confesódejandoenevidenciaelodioqueletenía—.Unainyecciónconaireytehagoelfavor—amenazósintiéndosemolestoantelaaltaneríadelpaciente.—Inténtelo —lo instó incorporándose en la cama y encarándolo—.
Hagaelintentodeagarrarlajeringayleromperéelcuello…enrealidadnonecesitorazonesparahacerlo.Lohubiesehechosinsiquieraponerlosobreaviso,sinofueseporlas
malditascorreasquelomanteníanatadoalacama.—Noeresmásqueuncharlatánqueintentametermiedo,psicópatade
mierda —escupió con desprecio, desistiendo de revisarle los signosvitales,ledabaigualsimejorabaono.—Sí, porque soy un psicópata es que sé que acaba de pensar que
moriríaporsaberloquesesientemorderleelculoalaseñoritaAdamsydéjemedecirle quemorirá sin saberlo—ledijo condientes apretadosytirandodelasataduras—.Letengounamalanoticia,laseñoritaAdamsesmía,esmisalvaciónynoseráustedquienseinterponga…¡Búsqueseunaputa!—¿Quémierdadices?Eresunenfermo—hablabasintiéndosenervioso,
nopodíaentendercómoeraposiblequeSutherlandlograrainterpretarloquehabíapensado.Tragóensecoymantuvoelaplomo,suponiendoquenoeramásqueintuiciónmasculina.—¿Porquésemolestaconmigodoctor?—preguntóysuvozdeodioy
amenazacambiódrásticamenteaunade temor—.Sinodeseaatendermemás, lo entenderé… todos me odian y tienen sus razones —lo miraba
fijamenteconrabia,perosuvozeratodolocontrario.Benjaminsabíaperfectamenteque“susalvación”habíallegadoyestaba
tras la puerta, podía sentir el particular aroma a rosas y no dudó unsegundoenvolteareljuegoasufavor.—Loco de mierda, ¡maldito enfermo! —Rickfort rugió molesto y
desconcertado,porqueSutherlandleestabaviendolacaradeestúpido.Enesemomento lapuertaseabrióyRickfort tratódedisimular,pero
era demasiado tarde, “su salvación” lo había escuchado, esa mirada dedecepción lo gritaba y él disimuló a la perfección su sonrisa desatisfacción,trasungestodetemor.—Doctor,¿podríapermitirmequeleleaunpocoalpaciente,porfavor?
—pidió en su camino hacia la mesa de metal. Donde dejó el envase yagarrólabiblia.—Está bien, pero le recomiendo que no se acerque mucho a
Sutherland,podríaserpeligroso.Benjaminbajó lamiradacomounniñoalqueacababande reprender,
mostrándosevulnerabledelantedeCandice.—Graciasporelconsejodoctor,peronoesnecesarioqueestigmaticea
Benjamin—ledijoconuntonodevozimpersonal.Benjamin quiso aplaudir, porque “su salvación” se estaba volviendo
sumamenteprotectora.—Estaréconlapacientedeallado,cualquiercosa…—Lollamaré—intervinosinvolverseamirarlo,soloaferrándoseala
biblia.ARickfortnolequedómásopciónquesalirdellugar,alserconsciente
del cambio de actitud en la señorita Adams. Podía asegurar que habíaescuchadocuandoamenazóaLaBestia.Candice no podía comprender por qué el doctor usaba palabras tan
duras en contra de Benjamin, ¿por qué maltratarlo de esa manera?Suponía que no debía sentir rabia, pero las injusticias muchas veces larebasaban.Lavozdelpacienteinterrumpiósuscavilaciones.—Gracias,noséporquéélseempeñaenvermecomoaunaBestia…
estoy intentado encontrar el camino —dijo con el ceño fruncido y lamiradabaja,fingiendoestartrastocadoporlasituación—.Escuchotodastuslecturasdelabibliayenalgunastienesrazón,loestoycomprendiendo,pero no podré si siguen recordándome las acciones que cometí, sinsiquieraserplenamenteconsciente.
—Mehedadocuenta,porquehasdejadodecontradecircadaversículoque te leo—seubicó en la silla al ladode la camay abrió la biblia—.TranquiloBen,alserhumanoselehacedifícilolvidar,perotúcambiarástotalmente y caminarás por la senda de Dios, ya verás; dentro de muypocopodrásvivirtranquilamente,saldrásdeestelugarysiquieresteirásaotropaís,casarte, tenerhijos,una familiaa lacualprotegeryenseñarlosdesigniosdenuestroseñor.Benjaminsabíaquelaestabamanipulandoalaperfecciónyqueellase
acercaba,cadavezmásleperdíaelmiedoyerajustoloquenecesitaba,nisiquiera escuchaba claramente lo que le decía, aunquemuchas veces nopodía quedarse callado ante las tonterías celestiales que hablaba y sí, leprestaba atención, pero nunca podría tolerarla, sus ganas dematarla nodejabandelatirconstantemente,perolasmanteníabajoperfil.—¿SeguiremosconCorintios?—preguntóellaabriendolabiblia.—PrefieroGénesis…siempreesbuenorecordarcómoempezótodo.—EntoncesseráGénesis—sefuealasprimeraspáginasdelabiblia—.
¿Algúncapítuloenespecial?—Capítulocuatro,delversículounohastaelquince.—ÉsehablasobreCaínyAbel…—comentómientrasbuscaba—.Aquí
está—Candice empezóa leer,mientrasBenjaminescuchabaatentamentealgoqueyasabíadememoria.—¿QuiéncreesquefueculpabledelamuertedeAbel?—preguntóuna
vezqueellaterminódeleer.—Caínfuetentadoporelpecadoynotuvolavoluntadsuficientepara
resistirse—dijoconconvicción.—No es así… realmente la culpa la tuvo el Señor… fue su decisión
honrar de mejor manera la ofrenda de Abel, cuando ambos se habíanesforzado por igual. El Señor pudo darle el mismo valor a ambasofrendas, pero a cambio solo creó las diferencias, provocando que elcorazón de Caín se llenara de envidia hacia su propio hermano —aBenjamin le gustaba ver cómo esos grandes ojos verdes se llenaban dedudas—.Noconformeconeso,despuésdequeCaínmatóaAbel,sololocastigó expulsándolo, cuando debió eliminarlo o resguardarlo para quecomprendieraquehabíapecado,perodejósaliralpecadory tambiénseaseguródequenadiemáslehicieradaño,lohizoporquequeríaquetodalamierdasesiguieraextendiendo.—Pensé que ya no ibas a refutar las sagradas escrituras—reprendió
haciendounmohínqueaéllepareciómuygracioso.—No las estoy refutando, simplemente estoydandootra opinión—se
alzódehombrosyporprimeravezlaveíasonreír,másalládeunsimplegestoamable.—Estábien,aceptotuopinión,peronolacomparto.—¡Qué bien!Así puedo sentirme en la libertad de decir que tampoco
compartolamayoríadetusopiniones.—Prefiero que seas sincero y que no guardes cosas negativas en tu
corazón—dijoyporunmomentosintióquenopodíadesviarsumiradade esos enigmáticos ojos azules, era como si la estuviese atando a suspupilas—. De… debo irme—tartamudeó y se levantó rápidamente, sinpoderevitarsentirsemuynerviosayconelcorazóngolpeteándolecontraelpecho.—¿Vendrásmañana?—preguntósiguiéndolaconlamirada.—Nolosé.—Porfavor,ereslaúnicapersonaquemehacecompañía.—Intentaré venir, pero no puedo prometerlo—Candice se diomedia
vuelta, al tiempo que se colgaba del hombro su bolso, sin atreverse amirarlo una vez más a los ojos, por temor a quedarse anclada en suspupilas.—Noquieropromesas,tienenmásvalortusintenciones.—Está bien, mi intención es venir, pero puede que haya algún
inconveniente.—Rezaré para que no lo haya —comentó con una sonrisa casi
angelical,disfrazandoesagranmentira.Candicesonrióysaliódellugarconpasorápido,queríaalejarsedela
presenciadeBenjamin,porque lehabíaperturbadoque lamirarade esamaneraquenosabríaexplicar.
CAPÍTULO28
Benjamin estaba más dormido que despierto, ese era el efecto de
algunodeloscalmantesquelesuministraban,paracontrarrestareldolorque le provocaban los vestigios de las numerosas golpizas que habíarecibido.Mucho antes de que llamaran a la puerta, escuchó a “su salvación”
hablandoconunhombrequenoeraRickfort,caminabaconrapidezyelacompañanteintentabamantenerleelpaso.Abriólosojosjustoenelinstanteenquelapuertaseabrióyanclósu
miradaenlamujercitarubiaqueparecíauntorbellino.—Le he dicho que este bolso no contiene nada por lo que deban
preocuparse, ya revisaron todo, ¿acaso hay otro inconveniente? —preguntósinsaludaraBenjamin,soloselimitabaadiscutirconelhombrequelaseguía.—Debemos velar por su seguridad señorita o lamentablemente no
podremosseguirconcediéndolelasvisitas.—¿Quédañopodríahacerme?¿Acasonovenqueesunpobre infeliz
queestáinmovilizado?—preguntóhaciendounademánhaciaBenjamin.—SeñoritaAdams,acepto lodepobre,pero lode infelizestádemás,
tampoco así—dijo el aludido contrariado, obligándose a no soltar unacarcajada, porque nunca nadie había osado llamarlo de esa manera, nisiquiera la cerda de su madrasta. Desvió la mirada hacia el hombre deseguridad parado en el umbral—. Por no decir que tengo un par decostillasfracturadasquemetorturancadavezquerespiroyquenopodríahacerle daño a la única persona que me ha brindado un poco decompasión.—Bestia, te recuerdo que asesinaste vilmente a lamujer que te dio el
ser,supongoquetecostarámenoshacerledañoaquientebrindeunpoco
decompasión.—Porfavor,¿podríanolvidarloquehizoBenjamin?…oalmenosno
recordarlo a cada minuto —suplicó Candice—. Está atado, no puedemover manos ni pies, ¿por qué tienen que ser tan intransigentes? —caminó hasta lamesa y dejó caer el bolso, no era elmismo tejido quesiemprellevaba—.Silohacesentirsemástranquilo,puedequedarse.—Ese es el problema, no puedo quedarme, no puedo abandonar mi
trabajosoloporcuidardeusted.—Nomecuideentonces, yopuedohacerlo sola.Regrese a supuesto,
vaya…sipasaalgogritaréyseguroquealguienmásllegaráenmiayuda.—Essutotalresponsabilidad—lerecordóelhombre.—Esmi responsabilidad—aseguróCandice, elevandoambas cejas en
ungestodeimpaciencia.Elhombresedioporvencidoysaliódelahabitación,Candiceresopló
ydejócaerloshombroscomosiungranpesolaabandonara.Benjaminsonreía,perodejódehacerlocasi inmediatamente,paraque
nolopillara.Ellasevolvióhaciaélconlasmanosenlacintura.—¿Puedo preguntar a qué se ha debido ese episodio tan agresivo, en
unamujerdecorazóntanpuro?—ironizóelevandounaceja.Ellanodijonada,solosevolviódeespaldasyabrióelbolso.—Aesto—respondió volviéndose una vezmás hacia él,mostrándole
unatijerayunamáquinadeafeitar—.Creenquepodríashacermedaño.Benjaminmirólatijeraeinevitablementeleasaltaronlosrecuerdosde
cómohabíausadounacasiigualparamataraKaren.—Realmente podría—confesó, notando inmediatamente cómo ella se
tensaba—.Peronoquierohacerlo,asíquepuedesestartranquila,¿quésesuponequeharásconeso?Candicerespiróunpocomásaliviada,algunasveceslemolestabatodo
el juego de palabras y sutiles amenazas que utilizaba Benjamin, con elúnicopropósitodeasustarla.—¿Desde cuándo no te cortan el cabello o te rasuran? Pareces un
indigente.—¡Gracias!Hoytushalagosmehanhechosonrojarmásdeunavez.—Lo siento, mi intención no es hacerte sentir mal. Solo pretendo
ayudarte—alegóenvozbaja,sintiéndoserealmenteapenada—.Noquieroque cambies solo por dentro, también me gustaría ver en ti un cambioexterior.
—Estábien,novoyaoponermeaeso.Aceptoquemehagasuncambio,soloesperoquesepasloquehaces.—Estoyseguradeloqueharé—sonrióacercándosehastaél,contijera
enmano—.Primerotendréquecortarteunpocolabarbaporqueestámuylarga,despuéspasarélarasuradora.Benjamin miró la tijera muy cerca de su rostro, despertando casi
violentamente las ganas de usarla e imaginó las muchas maneras deasesinar a Candice con ella. Se obligó a desviar lamirada del objeto yrespirarprofundamenteparaacallarsuscruelesinstintos.—Prométemeque tendráscuidado,hermosa—pidióconvozvibrante,
fingiendo sentir miedo mientras ella le ponía una toalla alrededor delcuello,laqueuniósobresupecho.—Ni…siquiera…—balbuceónerviosa,noentendíaporquécadavez
queBenjaminlehacíauncumplidoal llamarladeesamanera,algomuyextraño pasaba en su estómago; la invadían emociones que solo habíaexperimentado mientras Jeremy la besaba—. No pienses que quierohacerte daño—agarró un mechón de cabello de la barba castaña y locortó.Benjaminprefiriócerrarlosojos,mientrasconteníalarespiraciónpara
no hacerle daño a “su salvación”, escuchaba atentamente cómo cortabaunoaunolosmechones,parecíaqueeltiempopasabamuylentoyellalotorturabaconsuaromaarosas.Escuchabalarespiraciónacompasadadeella,peroquealgunasvecesse
descontrolaba,asícomoelretumbarenloquecidodesucorazón.Nopodíasabersi loque“susalvación”sentíaeramiedooalgomás,porprimeraveznolograbadefinirlasemocionesquemarcabacadalatido.Sintió la espuma cremosa sobre una de las mejillas y no pudo
permanecerconlosojoscerrados;noobstante,prefiriónohaberlohecho,porqueseencontróconelrostrodeellamuycercaylodescontroló,porloquevolvióacerrarlos.CandicefuerevelandopocoapocoelrostrodeBenjamin,descubriendo
que debajo de tanto vello facial, se encontraba un hombre joven. Lorecorría con la mirada mientras él tenía los ojos cerrados, parecía unángel ante la belleza que poseía, en ese instante comprendía porqué lasadolescentes suspiraban por él. En dos años, los rasgos se le habíanfortalecidoyhabíanacentuadoelatractivodelqueeraposeedor.Agarrólatoalla y retiró los restos de espuma, sin darse cuenta de que estaba
tomándosemástiempodelnecesarioyquesololohacíaporacariciarlo.—¿Nomedigasquetambiénvasabesarme?—formulólapreguntacon
picardía, abriendo un solo ojo, teniendo la certeza de que ella lo estabaadmirando y que el corazón se le había desbocado, podía escucharlopalpitarconextremarapidez.Ella se alejó inmediatamente y él logró respirar con mayor
tranquilidad,cadavezeramásdifícilmantenersuautocontrol.Sentía que “su salvación” le había quitado un gran peso de encima,
aunquenopodíatocarselabarbaparaconstatarquenoteníavellos,soloconnosentirloseraextraordinario.Candice sentía que su rostro se había sonrojado ante las palabras de
Benjamin, por lo que se alejó a un lugar seguro, se fue en busca de uncepillodentrodelbolso,peronoconseguíaagarrarlo,porquelasmanosletemblabandemasiadoynoqueríaqueélsedieracuenta.—Te…tevoyacortarunpocoelcabello.Yaellanoqueríaseguirviendoesamelenaquelellegabaamitaddela
espalda.—SituintenciónnoesdejarmecomoCristóbalColónestábien,dejaré
quelohagas—dijoconlasátiraquenuncapodíafaltar.—No,quedarásmuybien,yaverás—aseguróconmediasonrisa,laque
no pudo controlar. Suponía que las religiosas no se debían mostrarsesonrientes,almenosnoconloshombresydebíacontrolaresosimpulsossipretendíairsealconvento.Cepillóelcabelloconcuidadoypocoapocofuecortando,sintiéndose
entregadaacadahebra.Legustabatocarlo,erasumamentesedosoydeuncolor muy bonito, era un castaño oscuro casi negro, pero con algunosmechonesunpocomásclaros,separecíanaesosrayosdesolquecalabana través del follaje de los árboles, esos que brindaban una luz que lallenabadepaz,esamismasensaciónleofrecíaelcabellodeBenjamin,poreso lospeinabaconsusdedosunayotravez, eramaravilloso sentir lashebrasdeslizarseentresusdedos.—¿Faltamucho?—preguntó sacándolade suensoñaciónydeldeleite
quegozabasutacto.—No,yaterminé—dijosinpoderocultarsunerviosismo.—¿Seguraquenomehastrasquilado?—No,tehaquedadomuybien—aseguróycaminóhaciaelbolsouna
vezmás,dedondesacóunestuchedepolvocompacto.
—Apesardetodo,esvanidosalaseñoritaAdams—sonrióalverqueseacercabaconunestuchedemaquillaje.—Solo lo uso por el espejo—dijo y con una sonrisa abrió frente al
rostro de Benjamin el estuche negro, dejando el espejo frente a esoshermososyenigmáticosojosazules,sintiéndosesatisfechaconeltrabajorealizado.El espejo frente a él le devolvía su reflejo y se quedó mirándolo,
reconociéndose, reencontrándose después de tanto tiempo. Todo a sualrededordesaparecióysoloquedóélconelhombreenelespejo.Se sentía verdaderamente extraño, buscó en sus ojos azules y no se
reconocía,porloquesepreguntó:¿Cómohabíallegadoaesepunto?¿Enqué momento había cambiado tanto? Aunque se sentía vacío, en suspupilasveíavida,talvezerasualmalaquesereflejabaenellas,aunqueseencontraba en el escondite perfecto, tan lejos de él como para noalcanzarla,peroalavistadelasdemáspersonas,paraquevieranqueahíestaba.Lo que le instaba a rescatarla era recordar, anhelaba sentir esas
emocionesque invadíansupecho,sentirsemáshumano,deseaba todoloque había perdido en el momento en que la escudó, jamás pensó quedemostrar fortaleza a Iblis le quitaría tanto; no obstante, que también ledaríaotrascosasmás.Lequitóemociones,sucarrera,asumadre,algunosamigos;aunqueno
searrepentíadeloquehabíahecho,habíamomentosenquelaextrañaba,tambiénanhelaba libertad,amoryunaposiblefamilia, talcomolehabíadicho“susalvación”.Acambio,habíaganadoodio,desprecio,poder,intuición,manipulación
y de cierta manera le agradaba lo que había ganado, solo que queríatambiénemociones,nosolovacío.También quería sentir el corazón latir fuertemente de felicidad, sentir
nuevamente sus latidos al ritmo de los aplausos de un público que loovacionaynoapresuradosporestarconteniendolarespiración,paranoacabarconlaúnicaposibilidadqueteníapararecuperarsuvida.Nohabíaqueridoserelegido,noquisosermanipuladodetalmanera,ni
encontrarseenlanecesidaddedependertotalmentedeIblis.Aesehombreen el espejo, sencillamente no lo podía engañar, al reencontrarse con élmismo,asaltabanlasansias,queríaliberarsecuantoantesyesoreforzabalasganasdequererrecuperarsualmaacostadeloquefuera,aunacosta
decomerseelcorazóndesupropiohijo.Anhelabahacerlo,encontrardeunavezportodas,lasalida.—¿Y bien?, no me has dicho qué te parece —la voz de Candice
irrumpió,sacándolodeeselugarremotoenelqueseencontraba.—Meveo diferente—murmuró con lamirada fija en su rostro en el
espejo—.Meveomayor.—Nosécómoterecuerdas,peroeresunhombre.—Sí, laúltimavezquemeviera…unadolescente—hablabacomosi
estuviesehaciéndoloconélmismo.—Bueno,tendrásesteespejocontigoparaqueteveasmásamenudo—
dijoretirandoelescuche.“Susalvación”sellevósuimagen,arrancándoleunavezmáselalma.—¿Piensaselevarmiego?—inquiriódivertido,queriendorecuperarsu
seguridad.—Avecesesnecesarioquemiresunpocoalhombreenelque tehas
convertido —le recordó retirando la toalla con los cabellos que habíacortado.—En una bestia —dijo con melancolía, pero lo hizo con toda la
intencióndedespertarcompasiónenella.—¡No!PorfavorBen,noeresunabestia.Mira,hasquedadomuylindo
—confesóconinocencia,conelúnicopropósitodehacerlosentirmejor.Aunquelasúltimaspalabrasfueronarrancadasdesuinconscientecorazón.—¿Algúndía vas a desamarrarme?—obvió las palabras de ella, para
noalejarladelasemocionesqueladelataban.—Nosésipueda,sabesquenoestápermitido.—¿Ycómohacemos?Necesitohaceralgourgenteconlasmanos.—Dime,yoloharéporti—seofrecióconunaternuracasimaternal.—No…nopuedeshacerlopormí, es quenecesito…debo…mepica
algo que tú no puedes tocar —buscaba la mejor manera de elegir suspalabras,intentandoserrealmenteconvincente.Candice comprendió inmediatamente y aunque lo intentó, no pudo
evitarquesucarasesonrojara.—Hermosa, solo será cuestión de segundos, nadie tiene que darse
cuentaysoloseráunamano…—empezóahablarconurgencia,paraqueellacreyeraensuspalabrasyasíencontrarelobjetivo.—Estábien,perohazlorápido,paraqueveasqueconfíoentiyqueno
te creo ninguna bestia —sus manos volaron a la correa de cuero e
intentaba hacerlo deprisa, pero sus movimientos temblorosos solo ladejabanquedarcomounatonta.Benjamin observaba atentamente cómo ella desamarraba la correa, al
sentirse liberado elevó la mano; Candice dio un paso hacia atrás,mostrándosetemerosa.—Noteharédaño.Dicesquenomecreesunabestia,perometemes—
espetófingiendosentirsedolido.—Noesmiedo—unodelosmayoresdefectosdeCandiceeraquenole
gustabasentirseretada,porloqueavanzóelpasoquehabíaretrocedido.Benjaminseestabadandocuentadequelascosascon“susalvación”al
parecer serían más fáciles de lo esperado, ella se dejaba manipularfácilmente,porqueteníauncorazóndemasiadogeneroso.Elevósumano,estabasegurodequeellanoseretiraría,porloquese
obligóaponerseapruebaunavezmás,peroalmismotiempoconfirmarsieraeseonoelequilibrio,leacaricióconlosnudilloslamejilla.Candice intentó alejarse, pero desistió de hacerlo, solo se quedó
inmóvilycerrólosojosanteelsuavetoquequeBenjaminleprodigaba,eracomosinofueseella,porqueanteélnoteníavoluntad.Benjamin podía rozarla y no querer matarla, era algo extraño, casi
insólito.Comolasalgasquepodíanalumbrarelmarenplenanoche,perodejabandebrillarsieldíalassorprendía.AsíestabaseguroBenjamin,quesi alejaba su toque solouncentímetro, sus instintosasesinosexplotaríansinpermiso.—Gracias—lavozsuavedeélagradeciéndole,provocóunvacíoenla
boca del estómago de ella y algo como mariposas revoloteaban en suinterior.Sensaciones en su cuerpo emergieron, bullían en lugares que debían
estarprohibidosparaBenjamin,porquesolohabíanpertenecidoaJeremy,porloquesealejóconelcorazónlatiendodesbocadoensugarganta,anteelmiedoquesentíaencontradeellamisma,encontradesucuerpoquelatraicionaba.—De… de… de nada… —la voz temblorosa no le dejaba dudas a
Benjamindeldescontrolquehabíaprovocadoenellaconsoloesetoque—.Bueno,hazloquetengasquehacer—loalentódándosemediavuelta,porquesentíaelrostroardereintentabacontrolarsurespiraciónalterada.—Listo,yapuedesatarmenuevamente—pidiócaptandolaatenciónde
“su salvación”, quien se encontrabade espaldas, pretendiendoocultar lo
quepasabaenella.—¿Necesitasquetelavelamano?—preguntóvolviéndosesinatreverse
amirarloalacara.—No es necesario, no soy un sucio, nome la he metido—dijo con
picardía,cuandoni siquiera sehabía tocado.Nohabíasidomásqueunapruebaparaellayporquéno,unatrampaenlaquefácilmentehabíacaído.Candiceseencaminóderegresoalacamayunavezmásloató.—Creoqueyahepasadomuchotiempoaquí,deboregresaramicasa
—comentóalejándosedeBenjamin.—Puedesirtranquila—anclósumiradaenlasmejillasarreboladasde
ella,leencantabavercómolasangreseleconcentrabaenelrostro.Candiceguardólascosasenelbolsoycaminóhacialasalida,tratando
lomenosposibledemantenercomunicaciónconBenjamin.—Candice —él la detuvo, ella al parecer no tenía intenciones de
volverseparamirarlo—.¿Novasadespedirte?—AdiósBenjamin.—AdiósCandice…ygraciasporloquehashecho.Anteesaspalabrasellasevolvióconmediasonrisa,perounaquenole
llegabaalamirada.—Nodebesagradecermeamí,agradéceleaDios.—Noha sidoDios quienmeha quitado kilos de cabello, has sido tú,
fuerontusmanoslasquemedieronlaoportunidaddereencontrarmeconelhombrequeera.—PerohasidoDiosquienmehapuestoentucamino,sinofuesepor
él,yonoestaríaaquí.—Entoncesleagradezco—comentó,perobiensabíaqueellanoestaba
ahí porDios, nohabía sidoprecisamente él quien la habíaguiado a eselugar.Pobretontaqueaúncreíaenunserdelquetodoshablaban,peroquenadiehabíavisto.Ellavolvióasonreírdulcementeysaliódejándolosolo,unavezmás.
CAPÍTULO29
Candicehabíasolicitadoencarecidamentequehicieranunaexcepción
con Benjamin y le asignaran una nueva habitación, una que al menoscontaraconunaventanahaciaelpatiocentral,noimportabasiseguíaeneledificioviejo,peroquelebrindaranlaoportunidaddequetuvieseunpocode luz natural y no esa que parecía un cuarto de castigo, donde estabacompletamenteincomunicado,peropormásquesuplicó,noconsiguióelobjetivo.La Bestia regresaba a su celda particular, aunque al menos se
encontraba seca y el olor a humedad había desaparecido, percibía elmístico aroma del sándalo y estaba un poco más iluminada, habíanreemplazadoelbombilloquecolgabadelcablesulfatado,porunalámparamásgrande.Lamiradaazulrecorrióellugarconaversión,aunquelehabíanhecho
algunasmejoras,yanoqueríaestarahí,soloqueríalibertad,empezabaaimpacientarse,sucalma,su"nomeimportanada"yaestaballegandoasufin.—Ya verás, vamos a cambiarla —susurró Candice tomándolo del
brazo,invitándoloaentrar,mientrasunhombrelaresguardaba.Ella no se daba por vencida, todos los días seguiría insistiendo y no
desistiríahastaconseguirelobjetivo.Habíatenidoquerecurriraalgunosdesusahorrosparapagarporlasmejoraseneselugarynosearrepentía,asícomonosehabíaarrepentidodehabergastadodesudineroenotraspersonas.Benjamin al sentir que ella lo agarró, haló el brazo bruscamente,
sintiendocomosiel toque lohubiesequemado,noquisohacerlodeesamanera, pero lo había tomado desprevenido, sin ningún tipo deconcentración de por medio y no debió hacerlo, se lo dejó saber aldedicarleunamiradadeadvertencia.CandicenopudoevitarasustarseantelareaccióndeBenjaminymucho
menos pudo descifrar lamirada que le dedicó, quería creer que era dedisculpa,peroenrealidadesebrillointensoensusojos,noselodejabanclaro.Tratódedisimularsumiedoconunasonrisanerviosayreservada,solo para que el hombre de seguridad que los acompañaba no tomara
represaliaencontradeBenjamin.Eraevidentequenadieloquería,quetodosloodiaban,lasmiradasque
posaban sobre él se lo dejaban claro y ella se sentía en la necesidad deprotegerlo,talvezeralomismoqueélqueríahacerconella,salvarladelosmalos comentarios, que ya se empezaban a regar entre losmismosempleados, unosmás absurdos que otros, algunos decían que él era unherejeyellaseestabadejandollevarporsusdogmas.¡Qué equivocados estaban! Si solo supieran todo lo que había
evolucionado Benjamin en los ocho días que estuvo hospitalizado, nohablarían de esamanera, él solo se encontraba confundido y era lógicoqueloestuviesedespuésdelabandonototalenelcualestuvo.Benjaminseencaminóalfinaldelpequeñocuartoacolchadoysedejó
caer sentadoenelmismo lugardesiempre.Candice lo siguióyseparófrenteaél,paradespuéssentarsesobresustalones,atreviéndoseamirarloalosojos.—Sigue igual —murmuró con las pupilas fijas en el rostro de “su
salvación”,perorealmentenolamiraba.—Sí bueno, ahora estámás claro—acotómoviendo su cabeza de un
ladoalotro,observandoel lugarvacíoy triste,eseenelcual susvoceshacíaneco.Ellapretendíaquealmenossedieracuentadeque lohabíaniluminadounpocomás.—Estonoayudaráamimejoría.Benjamin se sentía abatido, en poco tiempo se había acostumbrado a
escuchar diferentes voces, a percibir distintos olores y rostros. Queríasaberquédemoniospasabaconél.Susánimosestaban totalmentedescontrolados, al igualque su instinto
pormatara“susalvación”,algunasvecespodíatolerarla,otrassentíaquepormuchoautocontrolquese impusiera, terminaríasaltándoleencimayestrangulándola. Hasta había empezado a soñar, después de más de dosañossinhacerloylasúltimasdosnochesseviocaminandobajolalluvia,una lluvia incesantey fría, perono iba aningunaparte, nunca llegaba aningúnlado.—Regresaréenunrato—ellasediocuentadequeBenjaminnoquería
hablar,sepusodepieysaliódel lugar,élnisiquierahizoel intentopordetenerlaoalmenosporpreguntarleadóndeiría.LapuertasecerródetrásdeCandiceydelhombredeseguridad,quien
la acompañaría a la salida. Él quedó completamente solo, como era
costumbre.Almenosloagradecía,porquequeríaponerenordensuspensamientos
y las emociones que lo invadían, necesitaba urgentemente definir susituación. Intentaba hacerlo cuando la luz de la lámpara se apagó,dejándolo completamente a oscuras y a los pocos segundos, frente a élbrillaronmalignamentelospuntosqueiluminabanlascuencasnegras.—Midiscípulo—lavozatrayentedeIblishizoecoenellugar.—¿Porqué lohiciste?—reprochóBenjamincon lamirada fijaen las
cuencasébano.—Porquetúmelopediste,queríassentirysolotecomplací,estoyaquí
para eso, para acceder a tus peticiones; ahora quiero que acates misexigencias,porquevengoaexigirteamigomío—sentencióconvozlenta,esesernosealteraba,suvozsiempreeracalma,tantocomosuactitud.—Siempre lo has hecho, no es precisamente ahoraque solicitas algo,
desdequeteconocíenesemalditoaviónnohagomásquecumplircontusimposiciones—estabamolesto,muymolesto con Iblis, porque lo habíaabandonadopormuchotiempoyahoraregresabaaexigir.—Escucho molestia en tu voz y no voy a tolerarlo, es mejor que
redimastuodioyesoesunaadvertencia,noquierocastigarte…Solohevenidoaexigirquedejesdeescuchara“tusalvación”.—Además de no poder matarla, tampoco podré escucharla… ¿No la
mirotampocoymelacojotelepáticamente?—comentóconesarabiaquebullíaenél.LacaradeBenjaminfueinvoluntariamentevolteadahacialaderechaa
consecuenciadeunafuertebofetada,quenorequiriódeningúntoque;noobstante,supielempezóaarder,comosihubiesesidoquemadaconaceitehirviendo.—Solonoescuchessusestúpidasreflexionesbíblicas,nolohagassino
vasacontradecirla—siseóIblis,despidiendosualientoamirra.—Exijosaberporquénodebohacerlo—fijósumiradazafirotitilante
enlanegra,loafrontabaynoleimportaba,habíallegadoelmomentoderetarlo,porqueverdaderamenteestabacansadodetodaesasituación.—Porqueestáscreyendo—respondiófirmemente.—No lo hago —contradijo reteniendo al borde de sus párpados las
lágrimasaconsecuenciadelardorqueletorturabalamejilla.—¡Sí, lo haces! Por eso estás perdiendo el control, por eso te estás
haciendodébil,noserásmásqueundespojo…Situcreenciaporeseser
aumenta, teconvertirásennadaynopodrás llevaracabotusacrificioyentonces yo la tomaré, me quedaré con la mujer y tú seguirás aquíencerradoparalaeternidad.—¿Estás diciendo que si llego a creer recuperaré mi alma sin hacer
ningúnsacrificio?¿Opodrésaciarmisganasdematarlaantesyempezaracreer después? Existen otras posibilidades y me las ocultas. ¡Me hacespasarporimbécil!—gruñóaúnmásmolesto.—Noamigomío,creernoestanfácil,parapoderhacerlolanecesitasa
ella,podríasrecuperartualmasicrees;perocuandolohagas,vasavivirmáximo dos horas, porque no soportarás la culpa y terminarás porsuicidarte, entoncesme apoderaré de tu almay te arrastraré ami reino,dondeteconvertiréenmiesclavoporhabermedesobedecido…Yasabes,nolaescuches—leadvirtióydesapareció,dejandounavezmásellugariluminado.BenjaminintentabacomprenderporquéIblishabíadesaparecidodeesa
manera tan repentina, cuando la pesada puerta se abrió yCandice entróconunabolsagrandedepapel.—Heregresado…Ben,vamosacambiarestelugar,yaverás.Todoserá
máscómodopara ti—hablabaemocionada, conesagran sonrisaque leiluminaba la mirada, al tiempo que se dejaba caer sentada sobre sustalones frente a Benjamin—. Déjame decirte que vas a disfrutar de lacaridadde laspersonas,esto te loenvíael señorGilbert—dijosacandounamanta y una almohada—. ¿Ves que no todos te odian?, él cree queDios te salvará, sabe perfectamente que la caridad, es amar a Dios porsobre todas las cosas y al prójimo como a unomismo. Se trata por lotanto, deun amordesinteresado…También la dueñade la librería te haenviadoalgunoslibros,noquisetraertenadadereligiónparaquepuedasviajarfueradeestelugaratravésdelalectura,hayvarios;tienesdeJulioVerne,deWilliamsShakespeare,StendhalyVíctorHugo,talvezyahayasleídoalgunos,perosiempreesbuenoteneralgoconqueentretenerse—lehizo saber con su voz casi melodiosa, sacando uno a uno los pesadostomosyponiéndolossobreelsueloacolchado.Élnoleprestabaatenciónporquesuponíaquenodebíacreernisiquiera
enlamisericordia,aunquefrenteasusojosteníalaprueba,estabaelgestomisericordiosoparaLaBestia.Su mirada se posó en las flores blancas que tenían los largos tallos
envueltosconun"bonito"papelblanco.
—¿Tegustan?Lashecompradopara ti, sondalias—ledijosonriente—.Dicenquesonmuestradedignidad.—Nosé simegustan,pero supongoquepara ti tienenun significado
especial, unomás allá de la dignidad, hastame atrevería a decir que tetraenrecuerdos.—¿Porquédiceseso?—preguntóconlospárpadosabiertosdeparen
par, aúnno se acostumbraba a esamanera en queBenjamin sabía tantascosasdeellaylelastimabaquelohiciera.—Porque he notado el entusiasmo con que te has referido a unas
simples flores—alegó admirando los pompones de pétalos blancos queen las puntas tenían una coloración lila—. No quiero nada de eso,llévatelo,noestoyparalimosnas—suvoztanprofundacomolamuerteysumiradafijayfríacomolostémpanosdehielodelosocéanosamedianoche,provocaronqueCandicesequedarainmóvil,observándoloconlosojosdeellaacuosos.—Nomelollevaré…siquieresdeshaztedetodoestotúmismo—dijo
poniéndose de pie y dejando las cosas en el lugar—. Hasta mañanaBenjamin—sedespidiócasienlapuerta.Se sentía molesta con la actitud cambiante de él, algunas veces era
abiertoanuevasideas,escuchabaatentamentecuandoellaleleíalabibliayotrassimplementeerauncompletoenigmaquelaasustaba.—Loúnicoquepodríaagradecertesinceramenteseríaalgunoscigarros
—suvozhabíacambiadototalmenteaunadivertida.Aumentando lamolestia en ella y a él le había agradado ver que “su
salvación”, no era un ser completamente lleno de bondad, que tambiénpecabacon la soberbia; su rostro sonrojadopor la rabia legustabamásqueelarreboladoporelnerviosismoosutilexcitación.Ellavolviómediocuerpoysololehizounamuecademolestia,antelo
cualélsoltóunacarcajadaquehizoecoenellugar,llegandoalosoídosde Candice y encantándola como si fuese el canto de las sirenas; sinembargo, debía mantener a rayas sus emociones femeninas, salió dellugarylodejósoloconsussarcasmos.Benjamin al verse solo una vez más, dejó de lado su orgullo y las
exigencias de Iblis, por lo que se acostó y tomó la almohada,colocándoseladebajodelacabeza,disfrutandodelacomodidadalaqueuna vez más se había acostumbrado durante los días que estuvo enenfermería.Sinpensarlomuchoeligió:LosMiserablesdeVíctorHugo,a
medida que leía entraba a otro mundo, en el que se hablaba de lanaturalezadelbien,elmal,lahistoriadeFrancia,laarquitecturadeParís,la política, la ética, la justicia, la religión, la sociedad y las clases, asícomolanaturalezadelamorrománticoyfamiliar.Sindudaalguna, loquedeciertamanera le trastocó fue lahistoriade
Valjean,porquenoseexplicabacómoeraquedespuésdehaberlehechomalalarzobispo,alrobarlelaspocaspertenencias,éstesepreocupóporélyleayudó,mintiendoparaquenoselollevarandenuevoaprisión,deloqueaprendióylogróserunhombredebien.Continuó leyendo sin saber por cuánto tiempo, hasta que se quedó
dormidoyesanochesoñóqueeraValjeanyqueteníaalgunaposibilidaddecambiar,graciasalaayudadivinaydesinteresadade“susalvación”.
CAPÍTULO30
AveMaría,gratiaplena,
Dominustecum,benedictatuinmuliéribus…
Unavozmelodiosalosacódelprofundoestadodesueñoenelquese
encontraba,estababocaabajoconelrostrocasienterradoenlaalmohada,a duras penas consiguió elevar la cabeza y con pesadez abrió un ojo,encontrándose con “su salvación” de espaldas, era ella quien cantaba elAveMaría,mientrasorganizabanuevasdaliasenunflorerodeplástico.Nisiquiera la escuchó entrar, había dormido como nunca antes, tal vezporque después de varios años, encontró la posibilidad de experimentarunanuevalibertadatravésdellibroquehabíaestadoleyendo.CandicesintiólafuerzadelamiradadeBenjaminsobresuespalda,por
loquevolviómediocuerpoyleregalóunasonrisa,todalamolestiaquehabía sentido el día anterior en contra de él, simplemente se habíaesfumado.—¡Buenos días! Veo que haz dormido bien —su brillante sonrisa
demostraba la emoción que le provocaba verlo de esamanera y le diociertagraciacuandoélfruncióelsueño.—Aún duermo —dijo con voz ronca, dejando caer la cabeza
nuevamente y colocándose la almohada sobre la cabeza, demostrandofastidio.—Lo siento, te he despertado mientras cantaba—acotó divertida, sin
dejar de organizar las flores. Le gustaba ver ese lugar con un poco decolor.
—Esque lo hacesmuymal…ahora tengo sueño, cuandodespierte teenseñaré a pronunciar correctamente el latín —su voz se escuchabasofocadaporencontrarsebajolaalmohada.—Está bien, entonces cantaremos juntos… pero primero debes ir al
baño.—Loharécuandodespierte.—¡Pero si estás despierto!—objetó observándolo comportarse como
unodelosniñosdelhospitalpediátricoquealgunasvecesvisitaba.—Túmeestásdespertando—refunfuñósinquitarselaalmohada.—Estábien,tedejarédormir…cantarébajito.—¡No lohagas!…Nocantes,prefierodejar el sueñoparadespués—
dijo incorporándose con su cabello totalmente revuelto, parecía unnidode pájaros, por lo que Candice no pudo evitar reír—. ¿Qué pasa? —preguntó desconcertado, observando cómo ella se acercaba sin dejar dereírysecolocóderodillasfrenteaél.Nuncaanteslahabíavistoreírcontantoánimo.—Tienes el cabello desordenado, ¿puedo?—preguntó con la idea de
acomodarlashebrasrevueltas.Benjamin asintió en silencio y cerró los ojos, conteniendo la
respiraciónparanohacerledaño,al tiempoquesentía lasmanosdeellavagar entre sus cabellos, y podía escuchar los corazones de ambos latirfuertemente.Eldeella latíapresurosopor lasemocionesque lagobernabacuando
estabaconél,esasnuevassensacionesquelaazotabansinpiedad,peroquelehacíansentirsemuybien,sesentíaplena.El corazón de Benjamin se desbocaba por contener la respiración y
tomarfirmementelasriendasdesusimpulsos,lapodíasentirtemblandoyaturdida, por lo que aún con los ojos cerrados, elevó rápidamente susmanos, unidas por las correas de cuero y las posó sobre el cuello deCandice.Ellaseasustó,peronosealejó,alnotarqueelagarreera tiernoyno
agresivo.Benjaminacaricióconsuspulgareslasmejillasdeella,equilibrandolas
ganasensusmanospormatarla.Laselevóunpoco,apoderándosede latersacaradelarubiayseacercóaúnmásabriendolosojos,fijándolosenesasdosesmeraldasqueestabancargadasdetemor.—The world was on fire and no one could save me, but you —
canturreómuybajito,mientrasbajabasumiradaaloslabiossonrojadosyentreabiertosdeella,sintiendocómoelalientoseescapabaysemesclabaconeldeél—.It'sstrangewhatdesiremakefoolishpeopledo, I'dneverdreamedthatI'dmeetsomebodylikeyou.Candice se encontraba demasiado nerviosa y los latidos enloquecidos
desucorazónnoledejabanpensarennadamás,solosuolfatointervinoalextasiarseconelaromaacaramelodecanela,provocandoquelabocaseleaguara.Sinserconsciente,sepasólalenguaporloslabiosysintiómáscercaeltibioalientodeélcalentarlahumedadconlaqueellamismaloshabíaimpregnado.Esolaaturdía,porqueelalientodeéleralaincitaciónquelaenvolvía;
normalmente cuando una persona se encontraba recién despierta, noposeía un aliento tan agradable, ni siquiera algún humano podía poseertodoeltiempotaltentación,laestabatentando.¡SantoDios!¡Nodebíacaer!Sealentaba,conunresquiciodecordura.—Creo… creo… —los latidos desbocados no le dejaban hablar,
mientrasélseguíacantándolemuybajitoyconuntonodevozrealmentesensual;ellanopodíamoverse,eracomosiestuviesebajoalgúnhechizo—.Cantasmuybien…pero…—Whatawickedgameyouplayedtomakemefeelthisway—sentíala
tensiónenella,aunasí,nolasoltaba.Porprimeravezenmuchotiempo,sentía como un hombre, como un hombre que vivía las emociones quepodía despertar una mujer que verdaderamente le gustaba—. What awickedthingtodotoletmedreamofyou.—¡Ya,porfavor!—Seechóhaciaatrásdemaneraviolenta,liberándose
deesassuavesmanosqueseleaferrabanalrostroyquedósentada—.Porfavor…—suplicóconlagargantainundadaylosojosmuyabiertos.Benjaminseacercónuevamente,todaellatemblabayloslatidosdeese
pequeñocorazónhacíanecoensusoídos.—SálvameCandice—suplicóenun susurro,dejando sualiento sobre
loslabiosdelachica,quienjadeóantelasorpresa.Benjamin se mordió el labio inferior, solo para no arrancar los de
Candice de unmordisco, eso provocó que en el estómago de ella algosubieraybajara,el temblorensucuerpoaumentóyunaemociónnuncaantesexperimentadaseapoderódesuser.Pero parte del cuerpo femenino aún poseía sensatez, no todas las
emociones se le habían subido a la cabeza, por lo que empezó a negar;
rápidamentellevósusmanosalcuellodeélyseapoderódeloscabellosenlanuca,suintenciónerahalarlosparaalejarlo,peronopudohacerlo,simplementesequedóaferradaalashebrascastañas.No puedo matarla, no puedo hacerlo… si lo hago me perderé de por
vida.—Pensabaélalsentirensusmanoselmovimientode lacabezadeCandice, estaba seguro de que al mínimo esfuerzo podría romperle elcuello, que las ganas lo seducían con una fuerza impredecible y todoparecíasermásdifícil,muchomás.—Ben, por favor… por favor, suéltame —suplicó al sentir que él
presionaba el agarre en su rostro. Lo hacía porque sentía dos clases demiedo.Unopormiedoaqueéllehiciesedaño,esonopodíaevitarloydospor
miedoapecar,adejarsellevarporlalujuriaymancillarloquedebíaserparaDios.Si bien su primera opción no siempre fue ordenarse como religiosa,
pueshabíasentidoamorterrenal,habíaamadoaJeremy,peroélsehabíaido al reino de los cielos y ahora ella tenía como objetivo consagrarsecomomonja.Ella no podía dejarse arrastrar por esas emociones que despertaba
Benjaminensucuerpo,noestababien,nodebíaestarlo.Nolo juzgaba,peroeraciertoquehabíaobradoennombredelmaly
aún no notaba arrepentimiento en él, no quería entregarse al perdón, nisiquierabuscabalaredención.—Ben,porelamordeDios,nomehagasdaño—suvozvibrabaante
lasemocionesquelaahogaban.—No te haré daño… no lo haré, solo sálvame Candice —dijo
contendiendo la respiración y tratando de detener el movimiento denegaciónenella.—Yonopuedosalvarte,nosédequémanera,solotufeenDioslohará
—respondióysumiradasefijóunavezmásenloslabiosmasculinos.ElcorazóndeCandicegolpeabaaúnmásfuertedentrodesupecho,lo
hacíacon tanta fuerzaque ledolíaysusojosse llenaronde lágrimasalsentirqueBenjaminnocedíaensuagarre,porloquelellevólasmanosalpechoparaalejarlodeunempujón,peroéluniósufrentealadeellayleacariciaba la nariz, anulándole las fuerzas; sus manos empezaron atemblarsincontrol,sesentíacomounahojaaferradaalaramadelárbolyBenjamineraesevendavalqueamenazabaconarrancarlayelevarlapor
losaires,haciendodeellaunvórticedeperdición.—Noquieroque lohaga tuDios,quieroque lohagas tú…por favor,
sálvame…solotúpuedeshacerlo.—Nopuedo…nopuedo…—Sípuedes—suvozdenotóconvicción,searmódevalorycontroly
selló sus labios con los de ella. Ofreciéndole para él, el beso de lasalvaciónyparaella,eldelpecado.Candicenocorrespondíaalbeso,hastaqueBenjaminlehizoprobarla
puntadesulenguayentoncesélpensóquequienterminaríaarrancándolela boca de un mordisco sería ella, sus ansias al probar su saliva sedesbocaron, queriendo acabarle los labios a succiones, se encontrabadesesperadayhastatirabadesulenguasincuidado.¡Yelpeligrosoeraél!Candicenopodíapensar,unadensanubeblancahabíanubladosurazón,
solosedejaballevarporinstinto,porlomásdulceydeliciosoquehubieseprobadoensuvida.LasalivadeBenjaminhastaposeíaesecaracterísticopicor de la canela, ni siquiera era consciente de que era ella quien loretenía, al mantenerle las manos en la nuca; ella no lo besaba, se lodevoraba.Sin aliento y con la quijada adolorida se alejó jadeante, con la
respiración sumamente pesada, boqueando lentamente para seguiraspirandoconsubocaelalientoacaneladodeél.La bruma de excitación y deseo que escudaba su conciencia se fue
disipando de a poco, dejándole más claro el panorama y haciéndolaconscientedeloquehabíapasado.—¿Quéhehecho?¿Quéhemoshecho?—murmuróconvoztemblorosa
yahogada.—Yotehebesado,perotúmehascomidolaboca.Temíqueterminaras
asfixiándome —le hizo saber, elevando la comisura derecha en unasonrisaimpúdica.MuyapesardelosinstintosasesinosdeBenjamin,tambiénseimponía
suapetitocomohombre,elplacerqueestallabaencadapartículadesuserantelassensacionesquedespertabanensucuerpolosrocesdeunalenguaquerecorríalasuyaconavidez,ademásdelassuccionesylosmordiscos,sentir esa divina falta de oxígeno, ese forcejeo por ganar terreno en labocadeunamujer,casihabíaolvidadocuántogozosesentíaalbesar.Sensacionesintensasquedespertabansuinteréssexualdespuésdetanto
tiempoestallabandelanada,envolviéndolocompletamenteenlatidosque
le recorrían todo el cuerpo, de esos latidos que tensaban la piel ydespertabanmúsculosdormidos.Pensé que había perdido facultades. Se dijo en pensamiento, al sentir
cómo la sangre circulaba calientey conmayor rapidezhacia ese amigoquelatíaentresuspiernas.—No,no.Estonoestábien,hepecado—lehizosaber,sacandofuerzas
dedondenolastenía,loempujóyempezóaalejarsedeél,arrastrándoseenelsueloacolchado,ayudándoseconlostalones.Benjaminno ibaapermitirquese fueradeesamanera,porqueestaba
seguro de que no regresaría, debía convencerla de que no había hechonadamalo,porloquelatomóporunpieynuevamentelahalóhaciaél.Candicequisogritar,peronopudo,solosoltóunjadeoylosojosseles
llenarondelágrimasanteelpánico,mientrashacíaungranesfuerzoparaqueélnolaacercaraasucuerpo,segiróyarañabalatelaquecubríalagomaespumacadavezqueintentabaaferrarseaalgo.Perofueimposible,Benjaminlamataría,seguramentelaestrangularía
ydespuésselaviolaríacomohizoconesapobrechica,lehabíamentidotodoestetiempo,jamáspensóencambiar.—Porfavor…porpiedad—suplicóllorando,alsentirelcuerpodeél
posarsesobreeldeella.Su cuerpo era pesado y caliente, tanto que la hacía sudar y lo sentía,
podíasentirsuslatidossobresuespalda,elcorazóndeBenjamingolpeabacontraella,sentíaaúncontodasuvestimentalaexcitacióndeélamenazarsobresutrasero.—No has pecado con el beso, hermosa. Vamos, deja de llorar —
murmuró acoplándose sobre el cuerpo femenino—. Bien sabes que yahabíaspecadoconelpensamiento…No teharédaño, lo juro,nopuedohacertedaño.Candicesentíaelalientodeélcolarseatravésdesuscabellosycalentar
sunuca.—Pero no quiero seguir haciéndolo,me quiero ir, por favor—pidió
conelmiedoinstaladoenella—.Gritaré.Benjaminseacercóunpocomásparapoderahogarsuspalabrasenel
oídodeCandice.—Nolohagas,porfavornolohagas…Noquierohacertedaño,solo
quiero que me quieras, que me ayudes… ssshhh, tranquila—trataba decalmarla y calmarse él, por lo que con sus labios acariciaba la parte de
atrás de la oreja de la chica y bajaba hasta el cuello, en ese roceencontrabaequilibrio.—Yonopuedoayudarte,yanopuedohacerlo—murmuróencontrando
unpocodecalma.—Créeme,yocreíalomismo,nuncapenséquealguiencomotúpodría
ayudarme, pero te necesito… te quiero Candice, me has enseñado aquererte,hascreídoenmí—rozó lentamenteconsus labios lasmejillasde ella, mientras empezaba a perder control sobre su excitación y suereccióneramásnotoria—.Portiquierosalirdeaquí,yanoquieroestarencerrado,quieroestarcontigoparasiempre,hazvistomiladobueno…esequesuplicaportuclemencia,portuamordesinteresado.Mehashechoentenderquenosoyunabestia,quesiento,sientoalgopuroporti,ereslamejorpartedetodoloquesoy.—Ben,yotequiero…lohagocomolohagocontodoelmundo,eres
miprójimo,pero…—Pero estás pecando, porque estás mintiendo, no mientas Candice.
Negarsealossentimientosnoeslomássensato,noteengañes,niengañesatuDios,nolohagas—consusmanosunidasseleaferróconcuidadoalcabello—.Hevistolasmiradasquemededicas,heescuchadoelritmodetu corazón cuando se desboca amedida que te acercas amí, te he vistotemblar y lo sé, estoy seguro de ello porqueme pasa lomismo, no sécómoynosécuándo,peroenmicorazónnohabíanada,ahoraestastú;mi corazón no latía, ahora lo hace por ti… por favor, créeme —lesuplicabaconvozronca.—Simequieres…sideverdad lohaces,por favordejaquemevaya,
déjamepensar.Comprendequenoesfácilparamíytienesrazón,atuladosientoemocionesnuncaantesexperimentadas,peroconestaactitud solomeasustas…measustasBen—chillóyseechóallorar.—No quiero hacerlo, no quiero asustarte —dijo incorporándose,
liberándoladelpesodesucuerpo.Candicesepusoagatasyseparórápidamente,todoelcuerpoledolía
por el peso de él, pero también sintió frío y un gran vacío cuando elescudoquehabíaformadoBenjaminconsucuerpo,lahabíaabandonado.—Notevayassinmirarme,necesitoquememires,porfavor—lepidió
sentadosobresustalones.Ellasegiróylomiróalosojos,pudoverelzafirobrillanteahogado
en lágrimas, provocandoqueel corazón se le encogieray el alma se le
escurriera.—Solo déjame pensar… solo eso te pido Ben—murmuró, sintiendo
ganasdelloraralverlodeesamanera,porloqueseacercóunavezmásyse arrodilló frente a él—.Estoy confundida,muy confundida—tomó lacaradelchicoentresusmanosylediounbesoenlafrente.—Prométeme que pase lo que pase, regresarás —imploró y una
lágrimacorrióporsumejilla—.Seacualsealadecisiónquetomes.—Loharé—dijoysepusodepieparaluegomarcharse.Apenas la puerta se cerró, la habitación se puso a oscuras y unos
aplausos hicieron eco en el lugar, en las órbitas negras las pupilasbrillabanintensamente.—Tedijequeerabuenactor—dijoBenjamin limpiándose la lágrima
quecorríaporsumejilla,sinmostrarningúnrastrodeemoción.—Deboconfesarquecasime lohecreído,perono tepreocupes,que
mañanaregresaráysisiguesactuandodeesamanera,estamismasemanafornicarásconella.Despejaréeláreaparaquelahagasgritar…peromidiscípulo,queseadeplacer—advirtióIblisdebuenagana—.Lalujuriaesmi pecado favorito y es el que comete el ser humano con mayorfrecuencia, aún más que mentir; así que quiero que forniques día ynoche…considéralounbonoextra,¿vesquenoestandifícil?—No…noloes,perolaquieroaquítemprano—exigiósonriendo.—Yaséquenopuedesesperar,tranquilo,ellavendrá.Como siempre, Iblis nunca sedespedíay se fue así sinmás, cadavez
quelaluzcobrabavida,lehacíasaberquesuamigoconcluíalavisita.Esanochelamujerdealladovolvíaasuplicarporayuda,quealguien
larescataradelasgarrasdeeseenfermohijodeputa,nadienotabaqueaesa pobre chica la torturaban, que era víctima del más depravado einhumanosadismo.Benjamin sin darse cuenta, empezaba a sentir impotencia, quería
ayudarla,notolerabaelconstantesuplicioalqueerasometida,perosabíaque nada podía hacer, nadie le creería si confesaba lo que pasaba cadamiércolesyvierneseneselugar.
CAPÍTULO31
Candice apenas llegó a su casa se encerró en su habitación, quería
quedarseahíynosalirnuncamás.Peroestabaseguradequeesanoseríalasoluciónasusproblemas,eradeesamaneracomodefiníaloqueestabasintiendoporBenjamin,noeramásqueungran,granproblema.Ella misma se desconocía, nunca le había parecido atractivo y de la
noche a lamañana había estallado en su pecho una necesidad por estarcerca de ese hombre, algo incontrolable que la llevaba a actuar sinsiquieradarsecuenta,aúnensuslabioslatíaesebeso,hastapodíasaborearlasalivaacanelada,todoesolaconfundíaylemolestaba.SeodiabaporquejurabaqueamabaaJeremy, llevabapocomásdeun
añodemuertoynomerecíaqueensuciaraelrecuerdodesuprimeramor,nopodía traicionarelamordeJeremyporeldeBenjamin,quieneraunasesino.Nisiquierapodíaestar segurasiélverdaderamentesentíaalgobonito
porellaoerasimplenecesidadsexual.Las lágrimasempezaronabajarabundantesporsusmejillas,mientras
analizaba la posibilidad de ir a la iglesia y confesarse o tal vez orar,porque necesita pedirles perdón a Dios, a Jeremy y a sus padres, perodesistiódehacerlo,porqueseríaunactohipócritadesuparte.Apesardetodo, no estaba segura de renunciar definitivamente aBenjamin, el solohecho de pensarlo, provocaba que un hueco sin fondo se abriera en supecho,abarcándolotodo.En ese momento alguien tocó a su puerta, rápidamente y con gran
nerviosismoempezóa limpiarse las lágrimas,pensóque lomás sensatoseríanoconcederleelpasoanadie,apagarlaluz,metersebajolassábanasy hacerse la dormida, porque no quería darle explicaciones a sushermanosdesusapasionadossentimientoshaciaunasesino.Aúnconlaropaquehabíallevadoduranteeldíasemetióenlacamay
apagótodaslasluces,despuésdeunminutolapuertaseabrióyellafingiódormir.Sintió el peso de alguien entrando a su cama y metiéndose bajo las
sábanas,elaromaamanzanilladeloscabellosdeLizzylehizosaberqueeraellaquienlaabrazaba.
—Candice,¿estásmuydormida?—preguntóenunsusurro—.Necesitohablarteytengomuchomiedo.—Un poco, ya no estoy tan dormida —dijo con voz ronca por las
lágrimas derramadas y casi contenía dolorosamente el aliento—.¿Cuéntame,porquétienesmiedo?—preguntóacariciándoleloscabellos.—Algomuymalopasaconmigo,noséporqué—confesócon lavoz
vibrante—.Talveznodebadecirlo.—Puedesconfiarenmí,prometoayudarte.—Porfavor,nomejuzgues.QuisecontárseloaRobert,perocreoque
nomeentendería…yotampocomeentiendoynoquisieraqueestofueraasí.—Puedesestartranquila,teayudarésealoquesea…creoqueestamos
iguales, porque también me están pasando cosas que no logrocomprender.¿Cuéntame,quéesesoqueteinquieta?—Me siento rara, soy muy rara… es que no solo me gustan los
chicos…hayunchicomuylindoenmiclasequemeatrae,perotambiénhe empezado a sentir cosas por Johana,mi amiga…—se echó a llorarenterrando la cara en el pecho de Candice—. No es amistad, siento lamismaatracciónporellaquelaquesientoporScottynoséquéhacer,noquieroqueseadeestamanera,porqueperderésuamistad.Candicenoencontrabapalabras, estaba totalmenteaturdidacon loque
suhermanitaacababadedecirle,Lizzy tansoloeraunaniñaparaqueseexpresaradeesamanera.—Lizzy… seguro estás confundida, tal vez es porque pasas mucho
tiempoconJohana—comentóconelcorazónbrincándoleenlagarganta.—Quisiera que solo fuese una tonta confusión, pero es algo que me
pasa desde hace mucho tiempo y he tenido miedo de confesarlo… Noquierosentiresto,noquieroserasí.—Seguro que cuando tengas un novio olvidarás a Johana, él te hará
olvidarlayesclarecerátussentimientos.—Esonopasará, he intentadoolvidarla…¿Porquénome llevas a la
iglesia?Talvezpuedanayudarme,comolohanhechocontigo.—Lizzy —Candice suspiró pesadamente—. Verdaderamente no creo
que la iglesiao alguna religiónpuedan ayudarte, tal vez amímehayanayudado,peronodeltodo…Sí,laspesadillascasihandesaparecidoyheconseguidoresignarmealamuertedenuestrospadresydeJem,peromissentimientos en estemomento son un completo caos, creo que he caído
porunbarrancodelquenovoyapodersalir,almenosnoilesa…ylehepedido aDiosqueme ayude, peronohapasado lomismoque conmispesadillaso laresignación…Yocreoquenodebessentirteculpableportussentimientos,esperaunpocomás—lediounbesoenloscabellos.—¿Noestásmolestaconmigo?—preguntólevantandolacara.—No,paranada—lesonriócondulzura—.Séquenotienesculpadelo
quepasacontigo.PorahoranoselocontaremosaRobert,siesotehacesentirmástranquila.—Gracias…Candice, ¿qué pasa contigo? ¿Por quéme dices que has
caídoenunbarranco?—Esmuycomplicado…ynoestoypreparadaparahablardeeso.—Sabesquevoyacomprenderte.—Sí, estoy segura de eso—sonrió, pero no se atrevió a confesarle
nada.Sequedaronensilencio,hastaqueLizzysequedódormida.Candice cerraba los ojos y solo podía ver los hermosos zafiros de
Benjamin, sabía que él tenía razón, nada conseguía con negar lo quesentía, no podía engañar a quien conocía su corazón mejor que nadie,estabaseguraqueaDiosnoselepodíamentir.—Lo siento padre —murmuró para no despertar a Lizzy—. Sé que
entiendesmicorazónmejorqueyoynoquieroocultarloquesiento,nopuedo hacerlo, si no me entregaré en cuerpo y alma a ti, lo haré porconvicción…Teprometodemostrarmiamorguiandoaunciervode turebaño,rescataréaBenyloharéunhombredebien,undignohijodetimiseñor;porfavor,ayúdame…ayudaaquemiamorymiferescatensualma, tú mi señor que todo lo puedes, no abandones a tu hijo, no nosabandones, dame sabiduría y persistencia —sabía que por más queestuvieseacostadaycerrara losojos,noconseguiríadormir,por loqueconmuchocuidadosaliódelacama,agarrólabibliaqueestabasobrelamesadenocheysefuealbaño.Alentrarencendiólaluz,sesentósobreelinodoroypasócasitodala
noche leyendo la biblia, buscando desesperadamente la manera de nosentiresechoquedeemocionesensuinterior.Eracasidedíacuandodecidióregresaralacama,dondelogróporfin
conciliarelsueño,perosololohizoparasoñar.Se encontraba caminando bajo una intensa lluvia, una muy fría que
calaba en sus huesos, había árboles muy altos desprovistos de hojas,levantó la mirada al cielo, se encontraba sumamente gris, las gotas de
aguagolpeabanconfuerzaensurostroyunvacíoinsoportablecolmabasupecho.Aúnenmediodeesepaisajetristeyoscuro,enelhorizonteunrayodeluzseabríaenelcieloysecolabaentrelosárboles,mostrándoleuncaminoounlugar.Aldespertar,yaeradedíayLizzynoestabaasulado,selevantóyse
arrodillófrenteasucama,dándolegraciasaDiosporunnuevodía.Había decidido no seguir engañándose, ni engañando a su padre, al
pretender entregarse a la vida de religiosa cuando su corazón latíadesbocadamente por un hombre, su amor por Dios era sincero y ladecisióntomadanocambiabasudevoción,nisureligión.Alterminarentróalbañoydespuésdemuchopensarlo,decidióiraver
a Benjamin, sabía que una parte de ella estaba completamente loca y laotraparte era suicida, peronopodíahacernada, el sentimiento eramásfuerte.Se descubrió sonriendo, mientras se encaminaba y antes de llegar al
centropsiquiátricosedetuvoenunapanadería,dondecomprópan,leche,unpocodequesoyotrascosas,recordóquenisiquierahabíadesayunadoporsalirtantempranodesucasa.Cuando llegó a la entrada del ala norte del edificio, el hombre que
cuidabaesaáreanopudodisimularlasorpresaalverelcambioenella.Lacondujohastalahabitación,abriólapuertaparaqueellaentrara,él
estabaahíporobligación,haciendosutrabajodecuidarelalanorteoeledificioviejo,comoloconocíantodosenlainstitución,noparaperdersutiempocuidandoa la señoritaAdams, lamentablementenoera tanatentocomoDavor.ACandiceselohabíanadvertido,lehabíandichoquenadiecuidaríade
BenjaminyqueestabanbajosuriesgolasvisitasqueellalehicieseaLaBestia,aunasílohabíaaceptado.—Bu… buenos días—saludó, sintiéndose nerviosa y con el corazón
brincándoleenlagarganta.Benjamin levantó la mirada de las últimas páginas del libro de Los
Miserables y por primera vez, su corazón no se desbocaba por susinstintosdematarla,sinoporapreciarlabellezadeCandice,alverlaconelcabellosuelto,inevitablementesusrecuerdosviajaronalosatesoradoscamposdetrigo.Llevabaunvestidocolorciruela,elquelehacíalucirmásblancaypor
primeravezveía lapieldesusbrazos,pechoyhombros,adornadospor
contadaspecas,asimplevistaseapreciabasuave,talvezmásquelaseda.Esos vestidos que se abotonaba hasta el cuello y que complementaba
conelcárdigan,ademásdelinfaltablemoñopegadoalanuca,lerestabanbelleza y por qué no, la hacían lucir menos humana, casi inalcanzable,indeseable.Agradecíaelnotablecambioenella,sabíaapreciarmuybienlabelleza
femeninay“susalvación”,eraposeedoradeunamuygrande,envidiableparalasdesugénero.—Buenos días —saludó sin levantarse, colocó el libro a un lado y
desviófugazmentelamiradaalhombrequecerrabalapuerta.—¿Haz desayunado? —preguntó caminando hacia él, colocando la
bolsadepapelaunlado.—ElúnicoqueestabapendientedemiscomidaseraDavor,anadiemás
leinteresasimuerodehambre;dehecho,seahorraríanelplatodearrozodeavenaquemedan.—No te preocupes, yo he traído un poco de comida para que lo
compartamos.—Muerodehambre,peromegustaríairalbañoprimero,ayertefuiste
ynadieintercediópormíparaquemepermitieranunaducha.—Levántate, vamospara que te asees unpoco, siento haberme idode
esa manera, estaba muy confundida —dijo con la mirada esquiva, nolograbaasimilarcontotalenterezaloquepasaba;perosobretodo,loqueleestabademostrandoaBenjaminconsupresenciaeneselugaryvestidadeesamanera.Benjaminsepusodepieyellacaminódelante,sealejabacuandoélla
tomóporlamano,conlasdossuyasunidasporlascorreasdecuero.Candice no pudo evitar que su cuerpo temblara, al sentir los tibios
labiosdeélposarseensumano,erantansuavesqueseobligabaaretenerelaireensupechoynosuspirarcomounatonta.—Esnormalque estés confundida,yo también lo estoy…muchomás
quetúytengomiedo,porprimeravezenmuchotiempo,sientomiedo—susurró,porquetemíaqueAlfredelhombredeseguridadloescuchara.—No debes temer Ben, Dios nos perdonará, él es generoso y si
actuamosconamor,noestaremospecando.—Tal vez tu Dios nos perdone, pero… —intentaba decir algo más
cuandoellaintervino.—Ya nos ha perdonado—dijo con una sonrisa—. Ahora te toca a ti
demostrar quequieres ser perdonado…pero eso serádespuésdeque terefresquesunpoco.CandicetocólapuertaydespuésdeunminutoAlfredabrió.—Necesitamosllevaralpacienteaqueseduche—comunicóalhombre
deespesascejas,lasqueseuníansobreeltabique.—EsonomeconcierneseñoritaAdams,soloestoyparaabrirycerrar
lapuerta,nadamás.—En ese caso y ante su actitud tan inhumana —reprochó Candice,
frunciendoelceñoantelamolestia—.¿Podríadecirmedóndequedanlosbaños?Yolollevaré.—SeñoritaAdams,noesnecesario—acotóBenjamin,mirándolaalos
ojos.—EsnecesarialahigieneBenjamin.—Estábien, lo llevaré…CaminaBestia—ledijodándoleunempujón
—.Espereaquíseñorita—lehizosaber,percatándosedecómoelpacientese aferraba a lasmanos de ella, quien no se sentía incómoda, nimuchomenos le temía, como lo haría normalmente alguien con sus cincosentidosenfuncionamiento.Candiceasintióensilencio, sintiendounagranpresiónensupechoal
escucharyverlamaneraenquetratabanaBenjamin.Ellaentróalcuartoyordenóellugar,apilóloslibrosydoblólamanta,
colocándolasobrelaalmohada.Las dalias se habíanmarchitado y se prometió reponerlas para el día
siguiente.Despuésdeunoscuarentaminutos,Benjaminregresóytraíaelcabello
mojado, se le veíamás oscuro y ante su cara recién lavada, sus ojos seapreciabanmásclaros,tanhermososcomoelcieloenprimavera.Alfredantesdecerrarlapuerta,lededicóunalargamiradaaCandice,
conciertoairededesconfianza,esaqueempezabaainstalarseenélalverelinterésdelamujerporayudaraesedesalmado,algoquedemomentonopodíacomprender.—Mira,aquíhayunpedazodepan—ledijo tendiéndoleungeneroso
trozo.Benjamin lo agarró, se lo llevó a la nariz y cerró los ojos,
embriagándose con el maravilloso aroma del pan, al que terminó pordarleunmordico, sintiendo a supaladar extasiado al probardespuésdetantotiempoalgoquenofuesearrozoavenasinleche,cuandomuchoel
caldoqueCandicelehabíapreparado.—Sabeagloria—dijomasticando.—Lagloriaesbuena,almenoseresconscientedeeso.—Bueno,esundicho,¿no?—inquirióalhabersedejadollevarporsu
paladar,tragóyfijósumiradaenloslabiosdeella,pormuchotiempo,nodesviabalamiradadelapequeñabocadelabiosvoluptuosos,mientrasellalebajabalamiradanerviosa.—Candice… necesito besarte —ella elevó la mirada inmediatamente
ante la sorpresa—. Es necesario que entiendas que tengo que tocarte obesarte… solo nome preguntes por qué, porque no podré responderte,peroesnecesarioquelohaga.—Primeroterminadedesayunar—dijoconunadulcesonrisa,mientras
admiraba el rostro de él, buscando algún indicio de maldad y no loencontró,nohallónadamaloenBenjamin,solobelleza,unaindiscutiblebellezamasculina.Élsabíaquesinoequilibrabasudeseoanimal,podríaasustarlayperder
todo lo que había conseguido hasta el momento, por lo que como nopodía besarla estando frente a ella, se acercó hasta unir sus rodillas,mientrascomíaylamirabafijamente.Candiceextendióelenvasedeleche,ofreciéndoselaprimeroaél,quien
bebió casi la mitad y se la regresó; Candice se la llevó a los labios,sintiéndosenerviosaantelamiradainsistentedeBenjaminsobreellaysinquerer derramó leche, la que corrió por una de sus comisuras y en unintentodeevitarquecayerasobresuvestido,lahizocorrerporsupielyquebajaraporsucuello.Aun cuando ella intentó ser rápida y limpiarse, Benjamin se impulsó
con susmanos en losmuslos de ella y posó su lengua donde bajaba ellíquido,arrastrándoloconlentitudhaciaarribaalpasarporelcuello,ellanopudocontrolaruninstintivojadeo.CandicequisodeteneraBenjamin,perosusmanosnorespondían,solo
sentíalalenguatibiadeéldeslizarseporsupielyseabandonócerrandolosojosytemblando,definiendoesecosquilleoensuvientrecomoplacer.LosabriócuandosintiólapuntadelalenguadeBenjaminentrarensu
boca,conesesaborquebajabatodassusdefensas,porloqueunavezmáscerrólospárpados,entregándoseaesebesoenelqueellaparticipabamásqueélynoerasuculpa,eraculpadelsabordelasalivadeBenjamin.—Tú también necesitas besarme —dijo con media sonrisa, ahogada
ante el deseo arrebatado de ella, quien succionaba famélicamente suslabiosylengua—.Dejaqueteenseñeabesar…solomecomeslaboca—decíaenmediodeloschuponesdeCandice.—Lo…siento…—dijodemaneraahogada.—Quieroquelosientas,peronoamaneradearrepentimiento…quiero
quesientasydisfrutes—murmurótomándolaporelcuello—.No…noteasustes—pidióal sentircómoella se tensabacadavezque lecerrabaelcuelloconlasmanos.—Solo estoy un poco nerviosa… —dijo bajando la mirada, algo
apenada.—Lo sé, peronodebes estarlo—rozó con sus labios losde ellay la
chicaunavezmássuccionabaloslabiosdeél—.TienequesermáslentoCandice…mibocano seva ir aningún lado,ni sevaadesgastar…nodesesperes, porque después no podrás parar y estoy esposado…Quieroque mañana me encuentres una horquilla, de esas que utilizan parasujetarseelcabello.—¿Para qué?—preguntó ella alejándose un poco,mirando esos ojos
azulesquelehacíanperderlacordura.—Para poder quitarme las correas y amarte… amarte como quiero
hacerlo… —ella negaba con la cabeza—. Por favor, me duelen lasmuñecas…—suplicócasi sinvozy losojosse leabrillantaronaúnmásantelaslágrimas—.Prometonohacertedaño…Candice,noteharédaño.Tienesqueconfiarenmí…—seacercóaellahastaposarlesuslabiosenla oreja, empezó a besarlamuy lentamente, dejándole caer un beso trasotro—.Miramispupilas—lepidióenunsusurrotanbajoyprofundoquea Candice le costó entenderlo en el instante, solo las emociones quebailaban en su interior ante el tibio aliento de él colarse en su oído ladominaban—.Ynodigasnada.Él emprendió la retirada con lentos besos, escalando por la mejilla,
hasta llegar a los labios,dejandocaeruna lluviadebesos, se alejó solocentímetrosparaqueellapudieramirarensusojos.SequedóenlaspupilasdeBenjaminyéstassiguieronelmovimientode
lasde ella.Candice comprendióporqué él queríaquemirarademaneraconsciente; eran hermosas, brillaban enigmáticamente; pero al mismotiempo, eran transparentes.Ella ibaadecir algo,peroél le llevóunadesusmanosaloslabios,imposibilitándolehablar.—Ssshhh—yunavezmásacercósubocaaladeella—.LentoCandice
—pidióconmediasonrisa.—Sí…disculpa—ellacomprendióqueélnoqueríaquedijesenadade
loquehabíavistoensuspupilas,sololemostróylepidióqueguardarasilencio.Candice en un impulso lo encerró entre sus brazos, lo abrazó de una
manerafuerteyalaveztierna,llenándosedeesecalorqueéldesprendía,sintiendoganasde llorar,pero sabíaquenodebíahacerlo,Benjaminnodebía ser merecedor de lástima, solo de amor, de su amor, ese que ledemostrabaensuabrazoyenlosbesosquelerepartíaenelcabello.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Robert regresaba a casa después es un exhaustivo día de trabajo, tan
solo tendría tiempo para llegar a ducharse e irse a la universidad; noobstante, con gran energíamovía su cuerpo al ritmode lamezcla entreJay-ZyDavidGuetta,mientrasconducía.
Clapforaniggawithhisrappingass
BlowastackforyourniggaswithyourtrappingassClapforaniggawithhisrappingass
Blowastackforyourniggaswithyourtrappingass…
Sumirada gris se ancló en lamujer que caminabapor la orilla de lacalle,conunvestidocolorciruelayelcabellorubiobrillante,llegándolehastalamitaddelaespalda,podíareconocerlaaunkilómetrodedistancia,porloqueredujolavelocidad,seacercómásaellaylebajócasitodoelvolumenalamúsica.—¡Candice! —la llamó sintiéndose totalmente sorprendido al verla
vestidade esamaneray con el cabello suelto; le gustaba reencontrar enesachicaasuhermana.Candiceseacercóyabriólapuertadelcopiloto,subióylediounbeso
enlamejillaaRobert.—HolaRob,semehizounpocotarde—sedisculpóporelhorarioen
elquellegabaacasa,aunquesuhermanonolehubiesedichonada,sololamiraba con una tonta sonrisa—. ¿Pasa algo? —preguntó nerviosa y
mirandohaciaotrolado.—No,nada—pusoenmarchaelauto—.Soloquemealegravertecon
elcabellosueltoyesevestido…Mamásiempredecíaqueelcolorciruelaeraelquemástefavorecíaynoseequivocaba.—Gracias—lasmejillasselearrebolaronysonriótímidamente—.Aún
losextraño—confesóconundejodenostalgiaenlavoz.—Yotambién…peroseguroqueenestemomentoestaránmuyfelices
de ver que su hija ha regresado… esta chica que tengo en frente, es laCandice Adams que todos conocemos y queremos —le revolvió loscabellos.—Ay,Rob—sequejódemaneradivertidayellalehizolomismo.—Estoyconduciendo,estoyconduciendo—advirtió,mientrasCandice
lehacíaunamarañaasusrizosyambosreíandivertidos.—Estábien,soloporqueestásconduciendo,peroapenaslleguemosala
casamelaspagarás.—Por cierto, ¿de dónde vienes?—preguntó pasándose unamano por
loscabellos,paraacomodárselosunpoco.Candice con manos temblorosas empezó a peinarse los cabellos
mientras pensaba qué responder, porque si le decía a Robert que estabavisitandoaBenjaminSutherland,seguramenteterminaríaencerrándolaenlahabitaciónynuncamásladejaríasalir.—Fuiaunhospital—respondióobservandocómoelportóndelgaraje
seelevaba.—Candice…—lallamóenbuscadesuatención—.Noestoyencontra
dequeayudesalasdemáspersonas,puedeshacerlo,peronopermitasqueesotecambie,megustamuchoverteasí,felizyvistiendocomolajovenqueeres.—Estoy intentando retomarmivida…quierodarmeotraoportunidad.
Rob, estoy bien…muy bien—ratificó abriendo la puerta para bajar—.AhorasoloquieroducharmeyayudarlealaseñoraRoseconlacena.Ambosbajaron,CandicesubióasuhabitaciónyRobertfuealacancha
asaludaraloschicosqueestabanjugandojuntoaNadya.
CAPÍTULO32
Lamiradazafiroseencontrabarealmentebrillante,iluminadaporesa
sonrisa encantadora que mostraba a Benjamin lleno de vida y bondad,quienpudieraverlo en esemomento, jamáspodría creer quehabía sidocapazdellevaracaboloscrímenesporloscualesseencontrabaprivadodelibertad.LaspupilasdeCandicesefijabanenlasdeél,eranhermosasynopodía
dejardemirarlasdesdequedescubrióloqueseescondíaenellas.—Gracias—Benjaminagradeciómientrassonreía.Élconsusmanosunidasporlascorreasdecuerolasllevóalcabellode
ellayempezóahalarlentamentelahorquillaqueteníaunabonitapiedraverde,simuladoserunaesmeralda,provocandoquelosmechonesqueseencontraban recogidos, cayeran como lluvia dorada a ambos lados delrostrodelachica,enmarcándolohermosamente.Candice cerró los ojos cuando lo vio acercarse y se repetía
mentalmente: "Lento, tienes que besar lentamente", por lo que nomovíalos labios, solo dejaba que los suaves y lentos besos de Benjamin seposaransobrelosdeella,enunasensualeintermitentecaricia.Todo su cuerpo vibraba y un sonoro suspiro se le escapó del pecho,
adivinando cómoBenjamin sonreía con satisfacción ante las reaccionesqueprovocabaenella.—Andahermosa,bésame—pidióenunroncosusurroyellaabriólos
ojos sin poder evitar sonrojarse, le esquivó la mirada—. Hazlo de esamaneratanparticular…yameacostumbréatuschupones,séqueeresuncasoperdidoyquenovasabesarcomosesuponequedeberías,peromegustaquemedejessabercuántopuedesllegaradesearme,tumaneratanpersonalmeaceleraloslatidos.—NoteburlesBen—musitóresistiéndosealevantarlacara.—Nomeestoyburlando,no lohago…déjamedemostrartequeno lo
hago.Ayúdameaquitarmeesto,prometoquenoteharédaño;tienesqueconfiar enmíCandice…—suplicó al ver que en lamirada verde había
temor.—Notetengomiedo,soloestoyunpoconerviosa.—Nodebesestarlo—lehizosaber,llevándoselahorquillaalabocay
con los dientesdobló la puntadeunode los extremos—.Giraunpoco,colocalacerraduraamialcance—lepidió.Candice tan solo dudó por unos segundos y pudo ver cómo él
introducía la punta en la cerradura, giró varias veces, algunos intentosfallidos,aunasínosedabaporvencido,hastaqueporfinloconsiguió;laprimeracerradurahabíacedidoyunagransonrisaanunciabalafelicidaddeesagranvictoria;con lasegunda,apesarde tenerunamanolibre, lellevómástiempo,perologróhacerlo.—¡Lohaslogrado!—exclamóemocionadaanteellogroobtenidopor
Benjamin.—Déjameabrazarte—lepidió,abriendolosbrazosysonriendocomo
unniño.Candicenolopensóyselanzóasusbrazos,refugiándoseensupecho,
porprimeravezteniendouncontactotanhumanoconél.—Se siente tan bien poder hacerlo Candice, eres realmente
reconfortante —confesó estrechándola con fuerza, no tanta como suinstinto le gritaba. Ahí estaban latiendo sus ganas de querer asesinarla,peronoibaadejarqueesoseinterpusieraensuobjetivo,nocaeríaenlatrampa,porqueestabasegurodequeesoera,esasansiassololatíanparaacabarconlaposibilidadquetenía—.Sientoqueenestemomentomividasolo vale segundos hermosa,mi hermosa Candice—dijo depositándolebesosenunodeloshombros,admirandolaspecasdeunámbarhermoso—.Quiero estar así abrazado a tu calor, gracias por existir…Candice,déjameserbueno,damelaoportunidad—susbesosempezaronadirigirseal cuello, lo último que quería era seguir desperdiciando su valiosotiempo.La respiración de Candice se hizo más pesada y su cuerpo se hacía
latidos, todoenellapalpitabacuandoélposaba su lengua, saboreandoysuccionandosuavementesupiel.JustoenelmomentoenquelasmanosdeBenjaminempezaronarecorrersuscostados,atreparseporsuscostillas,supo que jamás se arrepentiría de haberlo ayudado a liberarse de esascorreas.Que todo él empezaba a quemarla con su fuego, pero era un fuego
dulce, glorioso, quenada tenía quever conmaldad, solo había placer y
amorrozandosucuerpo.Aunquequisierarazonar,lossuavesmordiscosalo largo de su mandíbula y las manos enredadas en sus cabellos,instándolaaelevarlacabeza,noledejabanhacerloynoquería,noqueríaquelarazónarruinaraeseinstante.Nisiquierapodíahablar,supudorlevetabaelhabla,noqueríapedirlo
quedeseaba,aunquequisonopudocontenerunlargojadeoqueseescapódesugarganta,ésequesiguióelritmodelabocadeBenjamincuandolaabrió completamente y se apoderó de su garganta, era como si quisieradevorarlayeldeseoquelaembargabanoactivóningunaalarmadealertaqueleindicaraqueibaahacerledaño,alsentirlosdientesincrustándoseen supiel de extremoa extremo, como si quisiera arrancarle la tráqueamientras su lengua masajeaba agónicamente; cualquier indicio de unposible asesinato quedó relegado cuando empezó a cerrar el espacio,lenta,muylentamenteysuslabiossedeslizabancomounacompuertaquearrastrabalacordura.Estabaseguradequelosdienteshabíandejadounamarcaquesololeharíanrecordarestemomentodelocura,peronodolía,nofuedoloroso,fuealgoquebloqueótodasensatez,conlapresiónexactacomoparapedirleque lohicieraunavezmás,aunquesi lohacíaestabaseguraqueseharíalíquida.Sucentrollorabaypalpitabaconfervor,algonuncaantesexperimentado,almenosnocontantaintensidad.Larespiraciónforzadadeélsolo lahacíavibrar,susojosseabrieron
degolpecuandolasmanosdeBenjaminrozaronsutraseroconpresiónylentitud y ella no podía impedírselo, se encontraba abandonada y sinvoluntad,solocerrólosojosysiguióviviendolaexperiencia.—Candice, hazme benévolo, por favor… —pidió en un susurro,
dejandosualientosobrelabocaentreabiertadeCandice,quienrogabaporoxígenoyellaseperdíaenesemarqueseabríaoscuroeimpetuoso,laspupilasdilatadasmostrabanaúnmásloqueenellasseescondía.—Yonopuedohacerlo…Dioslohará…Ben,tienesquecreerenél.—Yo creo en ti, solo creo en ti, en tu bondad, en tu boca… —
murmuraba y rozaba con sus labios los de ella—.Enmi boca y en losbesosquecompartimos,enlosmomentosqueestamosviviendojuntos—lateníaentresusbrazosyelladesesperabaensuboca—.Solotúeresmiredención, sin duda alguna solo creo en ti… creo en ese verde quemerecuerda a los bosques, a la esperanza… en esa bondad que sale de tucorazónymedicequesolotúpuedessermidestino,nonecesitocreerennadamas,ennadayyoquieroquecreasenmí,quemenecesites.
—YotecreoBen…tecreoytenecesito—ellaelevósumanoyacaricióconlayemadesusdedos los labiosdeél,quienlahizosuspirarcuandolossuccionósuavemente.Mientraslaenloquecíaconsuboca,susmanosempezaronadesvestirla,
ella ni siquiera era consciente deque a lasmanosdeBenjaminno se lehabían escapado un solo botón de su vestido y que los broches de susujetadorhabíancedido,éllahabíaencarceladoconsumiradaylehabíahechoperderlarazónmientrasleacariciabalaespalda.Candice sintió las yemas de los dedos de Benjamin recorrer con
extremalentitudsuespinadorsal,bajandoysubiendo.—Creo…Ben…debemos…porfavor…—nopodíahilarunapalabra
completaantelaexcitaciónquelaenvolvía—.Tenemosquedetenernos.—No es lo que queremos…—le hizo saber y la calló con un beso,
mientrasquesumanosiguióbajando,llegandoaterrenosmásplacenterosparaambos;susdedosimpúdicosseabrieronespacioatravésdelaropainteriorde lachicayseadentraronporenmediode lasnalgas, rozandosuavemente en su viaje el botón que hizo que ella arqueara su cuerpo yahogaraunjadeoenlabocadeél,queríaliberarse,peroélleofreciósulenguayelsaborquehalló,leimpidiópensar.MientraslosdedosdeBenjaminsiguieronsuviaje,estavezfueélquien
ahogó un largo jadeo al sentir los suaves y húmedos labios que leanunciabanlaspuertasdelplacerqueellaresguardaba,donderadicabasusalvación.—Quiero tenerte Candice —su mirada ataba la de Candice, quien
vibrabasincontrolyestabasonrojadahastaelcabello—.Déjametenerteymetendrástambién.Candice debía negarse, pero no era lo que quería, sentía que si
Benjaminretirabalosdedosquemenguabanunpocoesanecesidadensucentro,agonizaríaytalvezmoriría,porloqueasintió.Concediéndoleelpermiso de hacerse mujer para él, nunca pensó que se entregaría porprimeravezaunhombrequeteníaelalmaencerradaenlaspupilas.—Notengasmiedo.—No lo tengo —su voz vibraba ante el placer, pero sus palabras
salieronconconvicción, llevándoseporpremiounasonrisa, laquehizoquesucorazóndieraunavolteretadentrodesupecho.—Entoncesno tecohíbas,nosolo tequedesmirando…bésamecomo
quierasyacaríciame…siprefieresmiscabellos,sonparati—élsabíaque
Candice sentía cierta debilidad por su melena castaña y lo comprobócuandoesaspequeñasmanosvolarona su cabezay sus labiosquisieronunavezmáscomerselosdeél.Mientras Candice lo besaba, Benjamin aprovechó para arrastrar el
vestidoquese learremolinabaen lacinturaydeshacersede todaprendaqueseinterpusiera,paradespuésélconmenoscuidado,desnudarse.—Estoy temblando… estoy a punto de morir —balbuceó Candice
mirándoloalosojos,aferradaaloscabellosdeél.Candicelohabíavistodesnudo,peronoexcitadoyesoeranuevopara
ella,todoloqueestabaexperimentandoeranuevo.Sentía fríoypudor, sucuerpodesnudoestabacompletamenteerizado,
quería evitar que la viera, por lo que se abrazó a él, sintiendo calormientrassuscuerpostemblabanalmismoritmo.Benjaminsealejólentamentedelabrazoybajóconuncaminodebesos
húmedoshastaponersederodillasyencontrarseconelMontedeVenus,cubierto por lasmanos de ella.Él las besó, no quiso obligarla a que semostraracuandosumiradaestabatancercayesoloexcitabaaúnmás,vercómo ella aún resguardaba “su salvación”, mientras él le quitaba loszapatos.Después llevó sus manos a las caderas femeninas y las presionó,
mientras posaba su nariz encima del dorso de la mano que limitaba suvisión;inspiróconlosojoscerrados,llenándosedeeseoloramar,quelohacíasentirenelpuertodelalibertad.—VenaquíCandice—lepidióinstándolaconsusmanosenlascaderas,
para que se arrodillara igual que él—. No vas a morir, solo esexcitación…esnormalquevibresconmisbesosycaricias.Candicecon lentitudsepusode rodillasyél laabrazó,besándolacon
embeleso, hasta tumbarla en el suelo, acoplándose sobre el vibrantecuerpofemenino,conlaspiernasentrelazadas.Benjaminconunamanoleacariciabaelrostroyconlaotrabajóalsur,
pidiéndole permiso a los muslos de Candice para verificar qué tanreceptiva se encontraba… lo estaba y mucho, sus dedos salieronempapados.—Gracias —murmuró cuando ella le abrió las piernas, ante la
insinuaciónqueéllehizoconlarodilla.Seubicóenmedioytodoéltemblaba,debíasercuidadosoynodejarse
llevar por sus arrebatos, ya que sus ansias por matarla quedaron
estancadasenlosprimerosbesos,nohabíaunequilibrio,porquedeseabaahogarseenella,romperesavirtudmásquecualquiercosa.—Ben…—chillóellaimpaciente.—Unmomento,hermosa—dijoconunasonrisapícara.Llevóambasmanosalacabezadeellaparaevitarquerodara,creando
unabarreraperfectaylabesóaltiempoqueseahogabaenella,lenta,muylentamenteycuandoseencontróconlabarreraqueleconfirmabaqueerapura,seretiróunpoco,paradespuésregresaralataque.Ella gimió en su boca y él se detuvo unos segundos, los cuales le
parecieron eternos, para después avanzar y moverse entre la tibiahumedad.Elcasidolorhabíapasado,nopodíallamardoloralpequeñoardorque
sintió y aún en contra de su vergüenza y de su pudor, su necesidad lasublevaba, por lo que sus caderas cobraron vida propia y susmanos seaferrabanalaespaldadeBenjamin.Élaceptólainvitaciónyempezólafiestadeloscuerpos,losjadeos,las
miradasy losbesos;nohacíanfaltapalabras,enesemomentono teníannada que decirse, las miradas y los besos eran más que suficiente, lascaricias y el ritmo de sus movimientos medían la intensidad de lo quesentían,paraquédecirlosielloslosabíanperfectamente.Los corazones latiendo a unmismo latido, las savias perfeccionando
losrocesylostembloresanunciandolagloria.Candice empezaba a tensarse, a conocer un cielo nunca imaginado, a
ver el universopor entero.Noqueríabajar, noquería tocar tierra, perosuponía que si se quedaba mucho tiempo, moriría de tanto placer yentoncesperdería laoportunidadde saborear labocadeBenjamin todaslas veces que quisiera, por lo que se soltó, cayó al vacío, jadeante ysatisfecha, retomando conciencia cuando escuchó a Benjamin jadear yresoplarcomountoroembravecido.¡Vaya manera de alcanzar el cielo! Pensó ella al verlo realmente
entregado.La miró a los ojos y murmuró cosas que ella no pudo entender,
mientrasseguíadesbocadodentrodesuser.Salía…entraba…salía…entraba…sequedóyconvulsionódeplacer,
seguidodeespasmosquebrotaronsaviaagrancantidad,ellapudosentirlaespesaensuinterior,calientecomoelsoldeveranoenlasmañanas.Derrumbado sobre ella pasaron los minutos, mientras le besaba el
cuello,ellaentrelazabasusdedosenloscabellosyasegundoslosbesaba.Lo había conseguido, había conseguido su salvación pensó y una
sonrisaseanclóensuslabios.Solo en ese momento cuando ya era demasiado tarde, Candice
reaccionó y fue consciente de que no habían usado ningún tipo deprotección.—¡OhporDios!—casisequitóaempujonesaBenjamindeencima—.
¡PorDios!—dijo con lavozvibrantepor elmiedoy empezóavestirsecongranrapidez,sincasipodercontrolarlostembloresensucuerpo.—¿Quépasa?¿Tehasarrepentido?Candice,nodebesavergonzarte—
hablabamientrassevestíatambién.—¿Quéhehecho?—laslágrimasempezaronabajarabundanteporsus
mejillas,mientrassentíaqueelcorazónlaahogaría—.Noséporquénologro razonar cuando estoy contigo… solo quiero irme y nunca másvolver.—Candice por favor, tranquilízate un poco —pidió reteniéndola por
una mano, estaba seguro de que si no lograba convencerla de queregresara,noibaasalirdeahí,almenosnoconvida.—Solo quiero terminar de vestirme… —se terminó de abotonar el
vestidoy recogiósusbragas, lasquesepusocon rapidez, sintiendounasensaciónpegajosayrealmentedesagradableentresusmuslos.—¿Tehehechodaño?—preguntóconscientedequenohabíasidoasí.—No,soloquemesientorealmenteaturdida,sientocomosiacabarade
despertardeunsueño.—Tepuedoasegurarquenoestabassoñando.—Sé que no estaba soñando, pero es algo…No vas a entenderlo—
caminóalasalida.—Candiceespera…debesayudarmeconlascorreas,sivenquemelas
he quitado van a castigarme, me golpearán —suplicó casi sin aliento,dandounpardepasoshaciaella.Candiceinhalóyexhalóbuscandounpocodecalma,disipandoesanube
dedesesperación,quelateníatanaturdida.—Tienes razón, tienes razón—agarró las correas de cuero y se las
ajustónuevamente,mientrassentíalainsistentemiradadeBenjaminsobreella.Alterminarquisoalejarse,peroéllasujetóporlasmanos.—MírameCandice,tepidodisculpassimecomportécomounabestia…
quise ser menos arrebatado, pero mis impulsos, había pasado muchotiemposin…—No—negóconlacabezaparadarlemáspesoasuspalabras—.Noes
eso,fuistemuycuidadoso,pero…—ibaadecirlequeeraunatontayqueno se habían cuidado, pero suponía que ya suficientes problemas teníaBenjaminconestarahíencerrado—.Creoqueesmejorquememarche,nopuedoquedarmemuchotiempo.Benjaminllevósusmanosunavezmásunidasporlascorreasalcuello
deCandiceylahalóhaciaélylediounbesoenloslabios.—Tequiero—murmurócontraloslabiosquemostrabanlasevidentes
huellasdelosbesosquehabíancompartido—.¿Vendrásmañana?—hizolamismapreguntadetodoslosdías,porquenecesitabaasegurarsedequeseguiríavisitándolo,sinotodoestaríaperdido.—Eso espero—murmuró bebiéndose el aliento acanelado, ése que le
hacíatemblarlasrodillas—.Necesitoirme,porfavordejaquelohaga.Benjaminasintióensilencio, lediounbesoen la frentey le liberóel
cuello.Candice salió del lugar y apenas se despidió de las personas en
recepción, sentía que todos podían darse cuenta de lo que había pasadoentreellayBenjamin,esonoledejabalevantarlafrente.Alsalir,mandóapararun taxique la llevaracuantoantesasucasay
porprimeravezel trayecto se lehacía eterno,mientras luchabacon suspensamientosyesadolorosasensaciónpegajosaentresusmuslos,loquelehacíarecordarloirresponsablequehabíasido.Cuandoeltaxisedetuvofrenteasucasa,lepagóyentró.—Buenastardes—saludóalospadresdeNadya,quienesestabanenel
salón,mirandotelevisiónyellacasicorrióasuhabitación.—Buenas tardes Candice, en el horno te he dejado almuerzo —le
informólaseñoraRose.—Gracias,bajaréenunosminutos—siguióconsucaminoyalentrar
sefuedirectaalbaño.Sedesvistióyseencontróconlasbragasmanchadasdesangreysemen.Semetió bajo la ducha y empezó a lavarse, necesitaba erradicar cada
residuodeeseencuentro.Sí,habíasidoplacentero,muyplacentero,perotambién algo incómodoy doloroso, sobre todo se recordaba asímismaquenohabíanusadoningúntipodeprotección.—Señor,¿cómohellegadoaestepunto?—sollozópresadelosnervios
ydelmiedoque se instalaba en ella, al pensar en cuálespodrían ser lasconsecuencias de su arrebatado comportamiento—. ¿Cómo pasó? ¡PorDios! Si nuncame entregué a Jeremy y fui su novia por casi un año, aBenjaminapenasloconozco…perdónameSeñor—sellevólasmanosalrostroyempezóallorardesconsoladamente—.Nolovolveréahacer,noloharé,peronopermitasquemehayaembarazado,nolopermitas.Perdiólacuentadeltiempoquepasóbajolaregadera,implorandopor
no haber quedado embarazada, de ser así su hermano Robert sedecepcionaríamucho de ella, sería una gran vergüenza.Quería ir a unafarmacia y comprar la pastilla del día después, pero se moría de pena,estabaseguradequenoledaríalacaranilavozparapedirla.Mientras se desenredaba los cabellos húmedos frente al espejo, pensó
encontarleaNadya, talvezellapudieseayudarle,peroestabaseguradeque si lo hacía se lo contaría a Robert, porque entre ellos no habíasecretos.Ni siquiera contaba con amigas, porque desde que había dejado la
universidadelañopasado,decidiócortarrelaciónconlaspocasamistadesquetenía.Surostroestabasonrojadoehinchadoportodoloquehabíalloradoy
aun así, seguía llorando.Realmente no sabía qué era lo que pasaba conella,nosereconocíanientendíaporquéúltimamentehacíamuchascosassinsentido,comoenamorarsedeunasesinoyentregarlesuvirginidad.No sabía decirle que no a ninguna de las peticiones de Benjamin, su
afánporayudarlolaestabaconduciendoalpeordelosbarrancos.—Novoymás, realmente no puedo irmás… tengo que terminar con
esto, seguramente estoque sientoporBenjaminno es amor…nopuedeseramor,porqueloqueconozcodeélesmuypoco.Siguió mirándose en el espejo y más allá de la pequeña molestia
interna, no sentía ni veía nada raro, seguía siendo ella, seguía siendoCandiceAdams.
CAPÍTULO33
Nunca imaginó que el placer de entregarse a la persona amada se
pudieradarde tantasmaneras, todasdistintasyconelmismopropósito:Llegaralbordedelcieloydejarsecaer.Benjaminseencontrabaconlacabezaentresusmuslosyellaapoyaba
suspies,unoenunodesushombrosyelotroensuespalda,delirandoycontorsionándoseanteelfervorquelarecorría.Suúnicaataduraa la tierraeransusmanos,aferrándosea lossedosos
cabellos castaños, cuando él paseaba con su lengua, dominando lugaresexactosque la cegaban, tirabadeellos con fuerzayélno sequejaba,nisiquieraabandonabalalabor.TodosucuerpoysussentidoslepertenecíanaBenjamin,quienlahacía
vibrar con anhelo, con la boca presa entre sus pliegues, hurgando ybebiendo,mientras ella se perdía jadeando; las paredes del vientre se lecontraían cuando se mecía como ola, envolviéndose en sí misma,perdiéndose,tensándose,derramándosesinpoderevitarlo.Eneseinstantelaslucesseapagaroneinevitablementesepusoenalerta,
intentólevantarse,peroBenjaminnoselopermitió.—No te preocupes —sentía el aliento caliente y pesado estrellarse
contra sus latentes labios—.Algunas veces falla la luz en la habitación,solodisfruta,mihermosasalvación—murmurósintiendocómoCandiceseabandonabaunavezmásalosdeliriosdesuboca.—¿Seguroquenovendránadie?—preguntóconlavozagitadaantela
tormentadeplacerquelaazotaba.—Nadie va a interrumpirnos—aseguró y volvía a serpentear con su
lenguaesebotónentrelospliegues,paradespuéssuccionarloconfuerzaysumiradaseelevó,divisandoenfrentealosdospuntosdeluz,esaluzdela que estaba hecho Iblis. Ahí estaba, supervisando con sus pupilasiluminadasquetodosalieraalaperfección.El cuerpo de Candice era un débil cúmulo de temblores. Cuando
regresaba a la realidad, vio a Benjamin como un felino acercarsepeligrosamente sobre su cuerpo, ascendiendo con una sonrisa desatisfacciónporhaberlacomplacidounavezmás,conesamiradabrillantequehacíaqueloslatidosdesucorazónmantuvieranelritmomásalto.
Ellallevósusmanosalasmejillasdeélylohalóconimpaciencia,seincorporóunpocoylobesóconarrebato,conesedescontrolqueélhabíadespertadoenella.Benjamincorrespondióconesapasiónquelacalcinaba,consulengua
recorríalosrinconesdesuboca,vetándolelossentidosylarazón.Benjamin se apoyaba con sus antebrazos y ella lo acariciaba con
desespero,comosiélpudiesedesaparecerdeunmomentoaotro,sumanoimpúdicaseaventuróentreloscuerposdeamboscasiunidosytomócondecisiónelmiembro,guiándoloalaspuertasdelplacer,élbramabayellajadeabacadavezquerozabalahumedadcalienteconelsuaveglande.Candice apenas se reconocía.De la chica inexpertay temerosaque se
había entregado a Benjamin un par de semanas atrás, no quedaba nada,ahora tomaba la iniciativa, no se cohibía en pedir lo que deseaba, eracomo si algo lujurioso se hubiese apoderado de ella, solo quería pasartodoeltiempoconBenjaminbombeandoentresusmuslosoelladanzandoincesantementesobreelpilarquesaciabasusmásbajaspasiones.Nada podía detener eso en lo que se había convertido, su
arrepentimientosoloduróunpardedías,sustemoressehicieronpolvoyregresó al lado de Benjamin, pero siendo un poco más consciente yrecurriendoaalgunosmétodosanticonceptivos.NolebastabanlashorasquepasabaconBenjamineneselugar,porque
aúnensupropiahabitaciónloansiaba,loanhelaba,loqueríacolmándola;erasuperdiciónysuvicio,sehabíaconvertidoenunamujerinsaciableyélpagabalasconsecuencias,porquenolodejabadescansar.Muchas veces el cuerpo de Benjamin se revelaba y no se encontraba
activo tan rápidamentecomoella lonecesitaba,erasuculpaporhaberlaarrastradoaesemundodepasióndesenfrenada.Jadeó ante la sorpresa cuando Benjamin rodó con ella y la colocó
encima de él, por lo que apoyó susmanos sobre el pechomasculino yagarró las riendas de la situación; sin embargo, le gustaba cuando élparticipabaylenublabalarazóncadavezqueseapoyabaconsustalonesy la atravesabacon rapidez,obligándola a cabalgar jadeantedeplacerydolor…dolor que adoraba sentir, cuando él alcanzaba esos lugares queaúnnoseacostumbraban.Enlashorasquepasabanjuntos,hacíanderroche,hablabanmientrasse
desvestíanodespuésderenacerdelascenizas,amedidaqueloscorazonesreducíandeapocoesasamenazasdeexplotar.
SecretamenteBenjaminodiabacuandoIblisestabapresente, sentíaquelamaneradecogersea“susalvación”nosedabademaneranatural,nolegustabaesosdospuntosde luzfijosenellos,ensuscuerposdesnudosysudorosos,muchomenosleagradabacuandomirabamásdetenidamentea“su salvación”, era como si el mismo mal la deseara, como si Iblisanhelaraposeerla.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Benjamin llevaba tres semanas viviendo experiencias que lo hacían
sentir, podía sentir cada entrega, cadaorgasmoy con los días se hacíanmásintensos,tambiénsuslatidossedesbocabansolodemiraraCandiceyreíaconlasocurrenciasdelachica,deverdadreíacomonuncalohabíahecho.Sin embargo, cuando ella se alejaba amásdeunmetro, susganasde
matarla explotaban intensamente, haciendo notorio el esfuerzo queempleabaparanorebasarloslímitesdesuautocontrol.Sentíaquesucabezaestallaría,eracomosiestuvieseacercándosealos
extremos, por una parte deseaba a Candice sexualmente como nunca lohabíahechoconotramujer;perosisealejaba,soloanhelabamatarlasinpiedad alguna y estaba seguro de que si lo hacía, no solo perdería laposibilidad de salvación, sino que también acabaría con toda lamaravillosaintensidadqueloenvolvíacuandoestabaconella.Iblishabíadesaparecidodesdelasemanapasada,cuandosintiócelosde
las miradas lascivas que le dedicaba a “su salvación”, en pensamientosrugióexigiéndolequedejaradehacerlo,porqueesamujereradeél,era“susalvación”yni siquieraelmismísimoSatanás teníasupermisoparaqueserecrearaconsudesnudez.Iblis era radical, cuando desaparecía lo hacía en todos los aspectos,
porque hasta había dejado de visitarlo por las noches y no era porqueestuviese en otros asuntos, porque sencillamente él podía estar en todosloslugaresquequisieraalmismotiempo.Necesitabaqueleexplicaraquéestabapasandoconél,¿porquémierda,
todoestabadecabezaensuinterior?Eraunvórticedeconfusiónquenolograbadominar.
Nopodríadecirqueeraporqueestabacreyendo,biensabíaquenoeraasí, porque tanto Candice como él habían olvidado que existían otrasfuerzas o seres ya sean malos o buenos, que Dios o Luciferverdaderamente existían, solo estaban ellos en ese lugar, no había nadamás,perocuandoseencontrabasolo,clamabaporqueIblisaparecierayledierasoluciones.Nadadeloquesentíapodíasiquierarelacionarloasensacionesvividas
anteriormente,nadadeesolohabíavividoantesdequeescudarasualma,esaintensidadquealterabasusnervios,eracompletamentenueva.Candiceunavezmásestabafrenteasusojos,conesadesnudezperfecta
que poseía, odiaba que cada uno de sus encuentros debiera estarenmarcadoporlarapidezyporeltemordequepudiesenserdescubiertos.—Quédate un pocomás—le pidiómirándola con sus ojos brillantes
poreldeseoysujetándolaporlamuñeca.—Ben,yaestardeynopuedoandarsolaporlacalle,espeligroso…—
Noqueríadecirlequeenvariasoportunidadeslehabíaparecidonotarquealguienlaseguía.Benjamin vislumbró temor reflejado en los ojos esmeraldas y estaba
seguroqueestabaveznoeraélelmerecedordeesainquietud.—¿Pasaalgo?¿Quétehapasadoafuera?—Nada, todo es normal… —trató de tranquilizarlo, al ponerse de
rodillasfrenteaélyempezararecogersuropa.—NosabesmentirCandice,algoestápasando.—Esque,algunasveceshesalidomuytardedeaquíy…perosoloson
cosasmías,nomecreas…—bajó lamiradasintiéndosenerviosaanteelinterrogatoriodeBenjamin.—¿Quéesloquenodeberíacreerte?Creoquerealmentedebocreerte
—asegurócubriéndolelasmejillasconlasmanos.—Nosé, creoquemehanestado siguiendo—confesó sin atreverse a
mirarloalosojos.—Podríasquedarteaquíconmigo.—Yoquisiera,peronopuedo,noestaríabienvisto,puedensospechary
noséquépensaríandeestoque tenemos,pensaránqueestoy locaoquesoymásinhumanaquetúporaprovecharmedeti—sonriótratandodequelatensiónenelambientedisminuyera.—Solohastenidorazónenlasúltimaspalabrasporquevienes,meusas
y te vas —su voz se volvió ronca y tomó con sus dedos uno de los
pezones de la chica y lo pellizcó suavemente, obligándola a cerrar losojos y que se mordiera el labio inferior ante la sensación de placer—.Déjameterminardevestirte—lepidióconvozmimosa.Candice se acercó y besó la boca de Benjamin al tiempo que le
entregabalaropayélcorrespondíaalbesodemaneracasidesmedida.—Veamosquétanbienlohaces—ledijoconunasonrisaquemostraba
suhermosaypequeñadentadura.—Tal vez no lo haga mejor que tú, pero eso no importará, porque
después de esto, vas a quererme vistiéndote toda tu vida. Ya paradesvestirtelohacespensandoenmí.Benjaminagarrólaprendaíntima,instóaCandiceparaquemetieralos
pies, iba subiendo y acariciando muy lentamente, haciéndola temblar ysuspirar.Cuando le tocó el turno al sujetador, ella se puso de rodillas y de
espaldasaél,quienlecubriólapielabesosmientrasabrochabalaprendayelcuerpodeCandicevibraba.—Tienesqueirte,mihermosasalvación—lehizosaber,regalándoleun
suavemordiscoenlaclavícula,alverloqueelladeseaba,peronopodíadárselo,seleharíamuytarde.Benjamin empezó a ponerle las bragas, quemándole la piel de los
muslos con las caricias ardientes que le brindaban las palmas de susmanos, a momentos con delicadeza, pero cuando menos lo esperaba,apretabacon fuerza, con lapresiónexactaparaenloquecerlaydejar suspalmasmarcadasenlaníveapiel.La mirada zafiro se ancló con devoción y pasión en la esmeralda,
mientrasabotonabaunoaunolosbotonesdelablusa,ellasentíaqueibaaexplotar,lamaneraenqueBenjaminlaseducíalaenloquecía,provocandoquedesearaarrancarselasprendasparaentregarseaélunavezmás.SucabellonoescapódelasmanosdeBenjamin,quienloacomodólo
mejorquepudo; sin embargo, ella terminópor recogérselomientras lomirabafijamente.—Ahoraesmiturno—lehizosabertomandolospantalonesblancos.Benjamin metió los pies en las botas del pantalón y Candice fue
subiendopocoapocoyelcuerpodeél seestremeciócuandosintióqueloslabiosdeellarozabansusmuslosalascender,demaneralentaysuave,provocando que palpitara; siguió por su cadera y evadió su pene, puesempezabaaevidenciareldeseo.
Candicesonreíaconsatisfacción,mientrasabotonabaelpantalónbesabael vientremasculino, saboreándolo con su lengua, robándose la sal delsudorysaviasmuertasquehabíansidoabsorbidasporlapieldespuésdelaentrega.Agarró la camisa y antes de abotonarla, besó, succionó ymordió las
tetillas, arrancándole jadeos y gruñidos, mientras el espacio se ibacerrandoporlobotones,buscólabocadeBenjaminyseentregaronenunbesoquenocalmaba,soloaumentabalapasiónenambos.Aún en contra de sus voluntades se separaron, Candice le ayudó a
colocarselascorreasdecueroyllamóalapuerta.Alosminutoselhombreabrió,ellasemarchóyBenjaminseacercóal
pequeño recuadro de los barrotes para verla alejarse, cruzó el pasillo yantesdeperderse,Candicelededicóunamiradayunasonrisadisimulada,mientraseraseguidaporelhombredeseguridad.La perdió de vista y entonces su mirada zafiro vio pasar frente a su
puertaaldoctorRickfort,caminandoendirecciónalasalida,éstelomiróconodioylesonrióconalevosía,enesemomentosupoqueeraélquienseguíaaCandiceyquesuactitudsologritabaqueestavezlaatacaría,solohabíaestadoesperandoquesaliera.EldesesperoquesintiócuandoDavornosedetuvoantesusllamadosno
secomparabaconloquesentía,elcorazónseleibaaexplotar.—¡No!¡Noteatrevas!…¡Ayuda!—gritabaalverqueelhombrenole
prestaba atencióny solo seguía sonriente.Almuymaldito no le bastabaconviolarsealachicaquesufríadelagunasmentalesycumplirconellatodassussuciasysádicasfantasías,ahoraibapor“susalvación”.Maldijo en ese momento encontrase en esa parte solitaria, ese puto
edificioviejo,dondenilasrataspermanecían;laslágrimasdeimpotenciasedesbordaron.—¡Iblis! ¡No era así! ¡Maldito, no!—Enfurecido y desesperado solo
golpeabalapesadapuerta—.Ati,delosseresprincipioinmenso,espírituyforma,sentidoycredo…—lavoztemblorosadeBenjamininvocabaaIblis,eraelúnicoquepodíaayudarlo,peronoaparecía…noaparecía—.Mientrasenlascopasdestelleelvinocomoenlaspupilasfuegodivino…¡Aparecehijodeputa!—rugióenmediodelllanto,aldarsecuentadequeloestabainvocandoenvano.Pateó la pesada puerta, se haló los cabellos en medio de la
desesperaciónyleestabacostandodemasiadorespirar,entodoeltiempo
quellevabaahí,nuncahabíadeseadotantopodersalir,comoloanhelabaeneseinstante.—¡Dios!Porfavor…porfavor,quenolepasenada,ellaconfíaenti…
¡Entonces hazte presente! ¡Demuéstrale tu infinita misericordia!… —elaliento le quemaba la garganta y las lágrimas lo ahogaban—. Yo meentrego a ti…yo sigo tu camino y que pase conmigo lo que tenga quepasar,yoloacepto…—elllantonolodejabahablar,mientrasgolpeabalapuerta con impaciencia y nadie parecía escucharlo—.Yo lo acepto.ConmivozclamoalSeñor, conmivozpidomisericordia, anteélviertomiqueja,anteélcuentomiangustia…—murmurabacadapasajedelabiblia,todo lo que sabía para que alguno de esos seres omnipresentes quegobernabanaluniversohicieranalgopor“susalvación”,quelarescataranaellaoquelesacaranlasvíscerasalmuymalditodeRickfort.
CAPÍTULO34
El crepúsculo casi llegaba a su fin y las tristes luces alumbraban la
calzadadeadoquinespor laqueCandicecaminabaconpasoapresurado,soloescuchabasuspropioszapatoshacerecoen lasolitariacalleque lallevaríaalaavenidaprincipal,dondeestabalaparadadeautobuses.Leparecíarealmenteincreíblecómoselepasabael tiempotanrápido
cuando estaba con Benjamin, una mínima parte en su consciencia legritabaqueloquehacíaeraunacompletalocura,quedebíaalejarsedeél,porque su relación al lado de un presidiario no tenía ningún futuro ycuandoRobertseenterara,lereprocharíahastaelúltimodíadesuvidasucomportamiento.Todos los días cuando salía del centro psiquiátrico se alentaba a no
volver,peroporlasmañanasjustoal levantarse,nopodíacontrolaresasganasdequerer regresar ymirarse en los ojos azules deBenjamin, eraunafascinacióndesconocidalaquelaarrastrabahaciaél,eraalgomuchomásfuertequeella.—Buenasnoches.Candice no pudo evitar sobresaltarse ante el saludo de esa voz algo
roncayconacentoinglés,peroelcorazónfuereduciendopaulatinamenteloslatidosalverqueeldoctorRickfortseapostabaasuladoyleseguíaelpaso,mientras le sonreía con amabilidad. Le correspondió de lamismamanera,sintiéndosealiviadadecontarconcompañía.—Buenas noches doctor Rickfort, ¿va camino a casa? —saludó
mirando a esos ojos grises que escondíanmuy bien esa perversión queCandicenohabíalogradopercibir—.Penséquehoyletocabaelturnodelanoche.—Voyacasa,cambiéelturnoconuncompañero,porqueteníaasuntos
másimportantesqueatender—asegurómirandoloslabiossonrojadosdeCandice,descubriéndolosligeramentehinchados.—¿Y su auto? —miró al frente, tratando de escapar de la insistente
miradadeldoctor,puesempezabaaalterarlelosnervios.—Lodejéenelestacionamiento,estabaporirmeperolavisalirsolaa
esta hora y decidí acompañarla, esta calle esmuy solitaria y podría serbastantepeligroso…aunquehenotadoquelegustacorrerriesgos.
—Supongoque lodiceporBenjaminSutherland, realmentenoséporquélesparecealguienpeligroso…—Tal vez porque asesinó a su madre sin sentir el mínimo
remordimiento—interrumpiólavagaexplicacióndeCandice.—DoctorRickfort, realmentepiensoquecualquierapuedecometerun
erroryparaesoexisteelarrepentimiento.—¿CreequeSutherlandasesinóasumadreporerror?—preguntóyla
sujetó por el brazo a la altura del codo, evitándole avanzar—. ¿Por quésiguevisitándolo?¿Porqué lohace todos losdías?—siseóacercándosemásaella,quienmirabaelagarre.—Porque…—tragó en seco para pasar el nudo de temor que se le
formó en la garganta—. Porque sinceramente pienso que Benjamin fuemanipuladoporelmal,esoesalgoenloqueustedporserunhombredeciencia no cree, pero yo sí y solo pretendo ayudarlo, Dios siempre dasegundas oportunidades a sus hijos… —elevó la mirada a la cara deldoctor, quien se le acercaba cada vezmás y le clavaba las pupilas en lamedalladelavirgenMaría,laquereposabasobresupecho—.Porfavor,suélteme.—Realmentenocreoquealguienpuedasermanipuladoporalgúnente
sobrenatural,piensoqueunoesbuenoomalopornaturaleza,cadaquieneslibredesusaccionesysiSutherlandpretendehacerlecreerqueelmallo hamanipulado, debo admitir que cuenta con gran elocuencia, porquehasta ha conseguido hacerte cambiar, ya no eres la misma chica queconocíen laenfermería—confesómirandoelescotadovestidoazul reyque llevaba puesto—. No le hagas caso, es muy manipulador… sabeperfectamentecuálessontusdebilidadesylasutilizaasufavor.—Estábien,tomarésuconsejo.Ahoraporfavor,suélteme—repitiósu
petición,desviandolamiradaaamboslados, inevitablementesellenódemiedoalverqueellugarseencontrabasolitario.—¿Qué haces tanto tiempo encerrada con un hombre sin escrúpulos?
¿Quéinterésencuentrasenél?—preguntóacercándoseaellayhaciendomásfuerteelagarre.Candice alejaba su cuerpo ante los avances del hombre que no la
soltaba, jadeó por el dolor en el brazo y lo miraba con los párpadosabiertosdeparenpar,evidenciandoestarrealmenteasustada.—Doctor…—murmurócuandoél lellevólaotramanoalcuelloyla
adhirióalapared—.Porfavor…
—¿Crees que nadie se da cuenta de esa caridad desmedida que leofrecesaLaBestia?¿Tegustaelpeligro,verdad?—sonrióyleguiñóunojo.—No, solo busco lamanera de hacerle creer enDios…Suélteme—
suplicóconelcorazónbrincándoleenlagarganta,casisinpoderrespiraryobservandocómoeldoctorRickfortsemordíademanerapervertidaellabio.—¿DequémaneraseñoritaAdams?Porquellevadossemanasvistiendo
de manera… más sugerente—al tenerla acorralada contra la pared, seacercómásyleacariciólamejillaconlanariz,mientrasellalomiradadesoslayoytemblabacontrasucuerpo.—Lacreencianoestáenlaformadevestirdoctor,estáenelcorazón…
¿Qué es lo que pretende? ¿Podría soltarme?—pidió, mientras sentía lapareddeladrillosincrustándoseensuespalda.—Te quiero Candice… realmente eres hermosa y con este vestido
mucho más—bajó la mano que tenía en el cuello hasta el sutil escoteredondo,sujetólasuavetelayloretiróunpoco,creandounaventanaparaque su mirada lasciva pudiese deleitarse con las medias colinas que elsujetadordeencajelepermitíaapreciar.Soltóungruñido, al ver lo hermosasque eran las tetasde la señorita
Adams,blancasyligeramentecubiertasdepecas.Estabaseguroqueseríarealmenteplacenteromorderlas.Candiceaprovechóeldescuidodelhombreylediounrodillazoenla
entrepierna,unodeesosqueRobertlehabíaenseñado,loempujóysaliócorriendoenvueltaenpánico,sentíaqueelalmaseleibayqueelcorazónseleexplotaríaanteelmiedo,jamáscreyóposiblequeeldoctorRickfordactuaradeesamanera.Unfuertísimotirónensuscabellosdetuvoensecosuhuida,todopasó
muy rápido y de manera muy confusa, sintió como si le hubiesenarrancandodeunsologolpeelcuerocabelludoyliberóungritoanteelardiente dolor que la había cegado, contados segundos pasaron paraencontrarse tiradaenel suelode fríosadoquines,coneldoctorRickfortencima.—¡OhDios!—suplicóaterrorizadaycon lagarganta inundadaporel
llanto,enunactodedesesperoempezóagritar—.¡Ayúdenme!¡Porfavor!—implorabamientrasdabalapelea,perosoloconsiguióunbrutalgolpeenelrostroqueladejótotalmenteaturdidayadolorida.
Rickford para asegurarse de que Candice no volviera a gritar, laamordazófuertementeconunadesusmanos,mientrasqueconlaotraledaba violentos tirones al vestido que se le resistía, por lo que prefiriósubirlo.Teniéndolacompletamenteasumerced,empezóaarrancarlelasbragasnegrasquellevabapuesta.Surespiraciónseagitabacadavezmás,enmedio de la excitación y el desespero por romper todas las barrerasque se interponían en su objetivo de poseer sexualmente a lamujer quetantasganasletenía.Candice empezó a recobrar las fuerzas y las lágrimas le bajaban de
formaabundanteporsussienes,todavíanolograbaasimilarloqueestabapasando; su hermano le había enseñado a luchar y no se detendría, siRickford iba a violarla, tendría que hacerlo estando muerta, volvió autilizar sus puños para pegarle en el rostro al doctor, como castigorecibióotrabofetadaquevolvióacegarla.EllasolosuplicabaaDiosmentalmentequelebrindaralafortalezapara
evitar que algo tan espantoso le pasara, mientras se llenaba de asco alsentir la tibia lengua del sádico hombre paseársele por el cuello y larasposabarbacobrizalelastimabalapiel.Rickfordempezóabajarseelzípercondesespero,mientrasqueconuna
de las rodillas golpeaba fuertemente la parte interna de los muslos deCandice,paraqueabrieralaspiernas,sincompadecerseporlosjadeosdeellaanteeldolorqueleprovocabanlosataques.Candice dejó de resistirse, el dolor la había vencido, quería seguir
luchando,peroyanopodía,solocerrólosojosparaesperaraquelopeorpasara, mientras sentía la pesada respiración del hombre en su oído yentresusmusloslaereccióntanteabaansiosa,provocandoquesurechazoaumentara.—Yaverásque tevaagustar—murmuróy lemordióel lóbulode la
oreja.Candice abrió los ojos ante el dolor, ya casi no respiraba, porque
Rickfordnosololecubríalaboca,tambiénlohacíaconlanariz.Elevólamirada al cielo en una última súplica y en ese instante, vio sobre ellossuspendidaenelairelasombraoscuraquetodasuvidahabíaaparecidoensus pesadillas, era la sombra de un hombre y solo se le distinguían losojosque tenían lascuencasvacíaso talvezsoloerandemasiadonegras,conunospuntosdeluzqueparecíandoslucerosalumbrandolanochemásoscura, inevitablemente pensó que todo lo que le estaba pasando era
orquestadoporesesermalignoylasangreselehelóaúnmás.Al segundo, la cabeza de Rickford se elevó involuntariamente,
alejándosedesucuello,mostrándosealgoaturdido,sinprevioavisoysinquenadielotocara,mientraslasombraflotabasobreellos,lacabezadeldoctor giró bruscamente hacia la izquierda. Candice pudo escuchar elsonido que hizo el cuello del hombre al romperse y cayó desplomadosobreella,unjadeodeespantoseleescapóyelcorazónselereventaríaporlatensión.Casiconlamismarapidezconquealguienpuedeparpadearnormalmente, el doctor fue elevado por los aires, liberándola de eseangustiantepesoyterminóestrellándosecontraunadelasparedes.Ella se quedó muy quieta, el pánico hasta le impedía mover un solo
músculo, poco a poco la sombra fue descendiendo sobre ella, tomandoforma,materializándose en un hombre vestido de blanco; era hermoso,eraelsermáslindoquealgunavezhubiesevisto,losojosnegrospasaronasergrises,casiblancos,élno terminabadeposarse sobreella,aunqueestabaaunmilímetrodedistancia.—Midulceyhermosacriatura—hablócontrasuboca,casirozándole
loslabios,perosinhacerlo,ellasesobresaltóalsentirunsuavetoqueensumejillaizquierda—.NuncasupliquesaDios,porqueélnolasescucha,nunca se conmueve por la desesperación de sus hijos, nunca aparececuandomásselenecesita—sucautivadoralientoyelenvolventetonodesuvoz,sumíaaCandiceenunestadototaldetranquilidadyconfianza—.Tureligiónsolomepresentacomounsersiniestroylohaceparagenerarmiedoyprovocarqueseabracenaúnmásasusdogmasycredos…Todostienen su manera distinta de destruirme en sus corazones, de que metenganmiedo. Un judío contempla sus creencias de forma distinta a uncristiano,unbudistanolascontempla,losateoslasrechazanylassitúanala par de cualquier otro dios y no soy más que el Dios de la luz y lainiciación, quien comprende lo que es la desesperación y el dolor…Siempremehanenvueltoenuncúmulodefalsedadesymediasverdades,peroesaquídondedemuestroquiénesquién.Candicesesentíasugestionadaporlaprofundavozquelainvitabaaser
escuchada de manera inevitable, a ese hombre con rasgos árabeshermosos,muyhermososyatrayentesrasgosárabes.—Levántate débil paloma—le tendió la mano y ella no encontró la
voluntadparanegarse.Se levantó y las piernas le temblaban, estaba adolorida y sintió las
bragasdestrozadascaerasuspies.Esehombreseacercóylediounbesoen lamejilla brindándole la suavidad de unos labios suaves, carnosos ycálidos.Volvió a mirarla, los ojos grises reflejaban sosiego, pero también
notabaadoración,esehombrelamirabacomonuncanadielohabíahecho,comosirealmentefuesevaliosaparaél.Nopodíahablar,sentía la lenguapegadaalpaladarylos latidosdesu
corazón seguían amenazando con ahogarla, ni siquiera encontraba lafuerzaparahuir.Una vez más los ojos del hombre empezaron a oscurecerse, como
cuando los cielos anunciaban una tormenta, abarcando toda la cuenca,pero no quedaron completamente oscuros, en esos ojos se reflejaba eluniversoyeraliteralmente.Eran unamasa oscura adornada por galaxias, estrellas, planetas, todo
diminuto en esos ojos, que pertenecían a un perfecto rostro caucásico,enmarcadoporuncabellorizadoquellegabaaloshombros.Ese hombre le brindaba un hermoso espectáculo sobrenatural y por
imposiblequepudieraparecer,nosentíamiedo;noobstante,senegabaaaceptarquiénera realmenteeseseryquéera loqueestabahaciendoahíconella.—Estoy aquí contigo, pero también estoy en cualquier rincón del
universo,soytiempoyespacio,desdeelinicio,muchoantesdelgénesis.Candice solo atinó a asentir en repetidas oportunidades sin siquiera
espabilar, producto del nerviosismo y él sonrió plegando los carnososlabiosenunalínea,provocandoqueensusojostodasesasdiminutaslucesdecoloresdestellaran.—Lahumanidadaúnnoestápreparadaparacreer,solonosusancomo
excusa para justificar sus acciones y las califican según sus propiosbeneficios —con cuidado le acarició los desordenados cabellos yretrocedióunpardepasos.Después se giró y se alejó, lo vio marcharse con paso lento y una
especie de halo de luz lo iluminaba; segundos después, sencillamentedesapareció. Miró hacia el otro lado, donde definitivamente Rickfordestabamuerto,lavistaselenublóyterminópordesmayarse.
CAPÍTULO35
Despertósumamentesobresaltada.Todohabíasidounapesadilla,una
horrible pesadilla; con el corazón golpeteándole fuertemente contra elpecho miró a todos lados, sintiéndose aliviada de encontrase en suhabitación.Conmanostemblorosasseacomodabaloscabellosyrespirabaprofundamente para calmarse, mientras intentaba recordar cómo habíallegado a su casa, porque lo último que llegaba a su mente era elladespidiéndosedeBenjamin.Enese instantealgoácidosubíaporsugarganta,por loque lanzó las
sábanasaunladoycorrióalbaño,nisiquieralediotiempodellegaralretretecuandoempezóavomitar,inundandoellugarconelpestilenteolorquesololeaumentabalasnáuseas.Las convulsiones le dieron una tregua y aprovechó para llegar al
retrete,dondesiguióexpulsandotodoresiduoalimenticioquehabíaensuestómago,eratanespantosoquehastalesalíaporlanarizylaslágrimasseledesbordaron.—Dios—jadeósintiéndosecansadayconlagargantaardida,perouna
vezmáseraatacadaporunaarcada,yanohabíanadamásensuestómagoyaunasí,eravíctimadelatortura.Cuandoporfinterminó,pulsóelbotónparaqueelaguasellevaratodo
lo que había expulsado de su estómago y con su cuerpo completamentedebilitadoseacercóallavamanos,dondeseenjuagólabocamuchasvecesyselavólacara.Semiró al espejo y no tenía ningúngolpe en la cara que evidenciara
que verdaderamente el doctor Rickfort la hubiese golpeado, casiinmediatamenteselevantólabataquellevabapuestaylaparteinternadesus muslos estaban intactas, tan blancas como siempre, pero ella podía
jurarqueeldolorquesentíanoerapsicológico.Eloloravómitoaúnlerevolvíaelestómago,porloqueagarróvarias
toallasdepapelymientrasconteníalarespiración,limpióeldesastreenelsuelo,lanzólasservilletasalinodoroyvolvióapulsarelbotón.Se percató de que su bata de dormir y sus pies también estaban
salpicados,por loquesinpensarlosiquiera,sequitó laropaysemetióbajolaregadera,mientrassumenteerabombardeadaporlasimágenesdeesapesadillaquelehabíaparecidotanreal.Por primera vez la sombra se había mostrado ante ella como un
hombre, uno realmente atractivo que la inquietaba, pero que también leagradaba.Al salir sedesenredó los cabelloshúmedos frente al espejoy senotó
bastantepálida,perotodoesoseloadjudicóalaangustiavividaenelmalsueño.Decidió usar uno de sus vestidos favoritos, era de varios vuelos, en
color turquesa, el cual le llegaba por debajo de las rodillas y de finostiros,bastantefrescoparaesedíadeverano.Abrió la puerta de su cuarto y se encontró conRobert yNadya en el
pasillo, quienes compartían un apasionado beso; su hermano pretendíaempotrarla en la pared y no pudo controlar una risita entre nerviosa ydivertida.Nadya se percató de su presencia y le dio un empujón a Robert,
sacándoloabruptamentedelaburbujadeexcitación.—¡Candice! —saludó su cuñada, sin poder ocultar su estado de
aturdimiento.—HolaNadya,¿vanadesayunar?—preguntó,sintiendoquelasmejillas
selearrebolaban.—Sí, enseguida bajamos—dijo Robert pasándose las manos por los
cabellos,sinpoderocultarlavergüenzaquesentíaporhabersidopilladoensemejantesituación.—Ok —Candice sonrió y se alzó de hombros—. Pediré que los
esperemos—seencaminóalasescalerasyensupechoempezabaacreceresanecesidaddepodercompartirconBenjaminsituacionesparecidas.Talvezpodersalirapasearconél,divertirsecomolaparejadejóvenesqueeran,pero sabíaqueelhombrealqueamabapasaríael restode suvidaencerradoeneselugaryaellaletocabaaceptarlodeesamanera.Duranteeldesayuno,Nadyanoencontrabalavalentíaparamirarlaalos
ojos,sesentíarealmenteapenada.—Candice, ¿te estás alimentando bien? —preguntó Robert, mientras
untabasupantostadoconquesocrema.—Creoque esapregunta estádemás—intervinoLizzy, al verque su
hermanaprácticamenteestabadevorandosucomida.—Sí —hizo una pausa para tragar—. Estoy comiendo muy bien —
volvióapicarotrotrozodesuomeletteyselollevóalaboca—.¿Porquélopreguntas?—Tenotoalgopálidaytienesojeras,¿seguraqueestásbien?—Sí, segura. Estoy muy bien —prefirió no contarle que después de
mucho tiempo, las pesadillas habían regresado—. Señora Rose, ¿puedollevarmeloquequedóenlacocina?—preguntódesviandolamiradahacialamujerquehabíapreparadoeldeliciosodesayuno.—Claroquesí,puedesllevártelo.—Gracias—lesonrióyvolviólamiradahaciaJason,quienlepedíaun
pocodejugodenaranjaasumadre.—Candice, ¿sigues visitando el hospital? —curioseó Robert,
pretendiendo enterarse de lo que hacían sus hermanas, al menosaprovecharlahoradeldesayuno,queeracuandoteníanlaoportunidaddeversetodos.—No—sellevólaservilletaaloslabios,ganandotiempoparaarmarse
devalor,porqueconsiderabaqueeramomentodeempezaracontarleelgiroquehabíadadosuvida—.Estoyvisitandouncentropsiquiátrico,eldesayunoesparaunpaciente…lacomidaquelessirveneneselugaresdetodomenosapetitosa—comentósinmiraraRobert,porqueestabaseguraquepodríadescubrireltemorensumirada.—¿No crees que pierdes el tiempo en ese lugar?… Supongo que las
personas que están ahí no van a retener mentalmente lo que quierescompartirles.—No todos los que están en los centros psiquiátricos están dementes,
esosolopasaenlaspelículas—argumentóybebióunpocodesujugo—.Haypersonasquenecesitanayuda,algunashanintentadosuicidarse,otrasquehanvividohechos traumáticosyque soloestánenese lugarporquenadie los comprende, mi misión es hacerles comprender que Dios nosentiendeynosquiereatodosporigual,tambiénintentomostrarlesqueelmayorregaloquenoshanconcedidoeslavidayquedebemosvalorarla.Ahorasimepermiten,deboirme—rodósuplatoyselevantó.
—¿Candice, vas a ese centro donde está Benjamin Sutherland?¿Recuerdas, el actor? —preguntó Lizzy, levantando la mirada ymostrándoseentusiasmada.Candice inmediatamente se tensó y el corazón se le instaló en la
garganta,noqueríaresponder,perosinolohacíalevantaríasospechasensushermanos.—No…nolosé—seaclarólagarganta—.Noconozcoatodoslosque
están en ese lugar y no tengo idea de en qué centro psiquiátrico está elactor.—Lizzy,seguramentelotendránincomunicado—comentóNadya—.Es
unasesino,nolodejaráncaminarporellugarcomosinada.—Bueno, yo debo irme, regresaré para el almuerzo —dijo Candice
caminando a la cocina, donde volvió a respirar mientras guardaba unpoco de comida para Benjamin. Además del desayuno restante, tambiénagarródelaalacenaunpaquetedegalletasymermelada.Lepidióaltaxistaquesedetuvierafrentealafloristeríaquequedabaa
un par de cuadras del centro psiquiátrico, para comprar las infaltablesdalias,perocuandoselasentregaronelaromalerepugnó,pensóqueeramomentodecambiardefloresysedecidióporunascalas.Prefirió caminar hasta el edificio, al llegar se encontró con varios
rostros consternados. Aunque se moría de la curiosidad, prefirió nopreguntaraquésedebíatantatristezareflejadaensuscaras.Siguió el mismo protocolo de siempre, que revisaran todo lo que
llevaba y le hicieran las mismas preguntas. El hombre que siempre lallevabaalalanortedondeestabaubicadoeledificioviejollegó,aunqueélnomostrabaelmismosemblanteafligido.Mientrascaminabanporelpasilloque los llevabaalpatioquedividía
ambosedificios,nopudoseguirsoportandolacuriosidad.—He notado algo triste a Melisa —comentó siguiéndole el paso al
hombrerubiodeunmarcadoaspectoruso—.¿Hapasadoalgo?—¿Nosehaenterado?—preguntóelhombrealgosorprendido.—No, ¿qué ha pasado? ¿Le pasó algo a Benjamin Sutherland? —se
apresuróapreguntarsintiéndoserepentinamentemuyasustada.—No,LaBestiaestámuybien,desgraciadamentefuealdoctorRickfort,
anochesecayóporlasescalerasdesucasa…—¡Por Dios! ¿Se encuentra bien? ¿Dónde lo tienen?—interrogó sin
poderocultarsusorpresayelcorazónempezóalatirleviolentamente.
—Lamentablementealcaerserompióelcuello,mañanaporlamañanarealizaránelsepelio…—elhombredejódehablaralverquealachicaselecaíaelramodelasseiscalasblancasytodaellatemblaba.—No…nopuedeser,yo…no—tartamudeabapresadelpánicoyensu
cabeza había un gran torbellino haciendo estragos, no había sido unapesadilla,repetíaunayotravezconelcorazónapuntodevomitarlo.—TranquilíceseseñoritaAdams—seacuclillópara recoger las flores
—.Sonaccidentesquepasan…sentimosmucholapérdida,peroDiossabeporquéhacelascosas—acotóelhombre,quiensospechabadelassuciasaccionesdeldoctorRickford,alquelegustabaencerrarseenloscuartosdelasmujeresrecluidas,algunasdeellasyahabíandenunciadoenmediodeataquesdelocuraloqueelhombreleshacía,peronadielescreía.Leentregóel ramode floresyconunamanoen la espalda la instóa
caminar.—LaBestiahaestadounpocoalterado,pasótodalanochegritandoy
pidiendoayuda,seguramenteseloqueríanllevarlosdemonios—seburlósinimportarlequeCandicefueseunacasireligiosa—.Siquieremequedoparaevitarquelaataque,aunquepaséestamañanayestabaunpocomástranquilo,noquieroconfiarme.—No, no hace falta, gracias—aseguró observando cómo el hombre
quitabaelpesadocandado—.Estoy seguradequeBenjaminnomeharádaño, lamentablementecometióunerrorquelohamarcadodeporvida,perosehaarrepentidodeloquehizo.—Nuncasedebeconfiartotalmenteenunasesino—aconsejótirandode
lapesadapuertadehierro—.Estarémuycerca,porsimenecesita.—Gracias—murmurómirandoalosojoscelestesdelhombre.LamiradadeCandiceseencontróaBenjaminsentadoenunrincón,con
las piernas pegadas al pecho y la cabeza escondida, semecía y parecíaescondersetrasesafortalezaquecreabansusbrazos.Lapesadapuertasecerróyellasesobresaltóunpoco,porloquemiró
por encima del hombro cómo quedaba aislada del mundo que conocía,paraadentrasealmundodetresporcuatroenelquevivíaelhombrequedemanerainverosímilhabíadespertadoenellaunintensoamor.Él parecía estar perdido en sus intrincados y atormentados
pensamientos, parecía que ni siquiera se hubiese dado cuenta de supresencia.Candice congrancautela acortó ladistanciaynopudoevitar sentirse
aterradaalverqueBenjaminteníaelpantalónblancomanchadodesangre,aligualquelasmanos.—Ben,¿quéhapasado?—preguntóconlamiradafijaenlasangreseca
enlasmanosdeél.La voz de Candice fue el gran detonante que lo sacó del estado de
ensimismamiento en el que se encontraba, no podía creer que ellaestuviese ahí, la había escuchado suplicar, había escuchado la suciarespiraciónpesadadeRickford,mientrasabusabade“susalvación”.Selevantóycorrióhastaella,quiensedetuvoabruptamente,sinpoder
ocultareltemorquelaazotabaantesureacción.—¿Estás bien? ¿Estás bien? —preguntó desesperado, llevando sus
manos a las mejillas de ella y besándole los labios con vehemencia—.Estásaquí…estásaquí,“misalvación”.—TusmanosBen…Mehandichoquehasestadoalterado—comentó
sintiendo cómo él le depositaba besos trémulos y muy húmedos,percatándose de que estaba llorando—. No llores, ¿por qué lo haces?Estoybien…¿EstásasíporloquelepasóaldoctorRickford?—inquirióposandocondelicadezasusmanossobre lasdeél, lasquelecubríanlasmejillas.Benjaminsedetuvoensuadoración,dejódebesarla,dejódebuscarel
primitivoequilibrioylamiróalosojossinpodercomprender,alparecerelmalditodeRickfordnolahabíaatacado.—¿Qué le pasó? —preguntó desconcertado, mientras Candice se
relamíadiscretamenteloslabios,robándoseelsaboracanela.—Tuvo un accidente en su casa, cayó por las escaleras y murió, al
parecerfueanoche.Benjaminsupoinmediatamenteloquerealmentehabíasucedido,porlo
queempezóanegarconlacabeza.—Lascosasnopasarondeesamanera,nofueunaccidente,nolofue—
dijosoltándolaydejándosecaersentadosobreelsueloacolchado,ellaloimitó—.¿Quéfueloqueverdaderamentepasó?NecesitosaberloCandice.—Nosédeloquemehablas—murmuróconvoztrémula,sinatreverse
amirarloalosojos.—Sílosabes—rugiómolesto.Candiceseasustóante laagresividaddeBenjaminysealejóunpoco,
sintiendo cómo el corazón iniciaba una carrera agitada y empezaba asentirnuevamentenáuseas.
—Losiento,novoyalastimarte…Hermosa,séquepasancosasquenopuedesexplicarteyqueaunquedicescreerenDios,Ángeles,Demonios…te niegas a creer en sucesos sobrenaturales, pero dime qué fue lo queverdaderamente pasó —volvió a preguntar y pudo ver cómo esoshermosos ojos que le recordaban que afuera de ese oscuro y pestilentelugarhabíanárbolesconesecolor,seinundabanenlágrimas.—Tuve una pesadilla… no vas a entenderlo Ben. Toda mi vida he
sufrido de pesadillas que algunas veces parecen ser muy reales… mesucedencosas…pasancosasenmissueñosyaldíasiguientehayhuellasfísicas de eso…Lo que pasó con el doctor Rickford, solo ha sido unacoincidencia—hipólimpiándoselaslágrimas.—No fue una pesadilla, no lo fue —negó con la cabeza—. Anoche
cuandotefuiste,éltesiguió.—¡No! —Se cubrió el rostro con ambas manos—. Ha sido una
pesadilla,porfavorBen…solohasidounapesadilla—selonegaba,noqueríaaceptarlarealidad.Todasuvidasuspadresypsicólogossehabíanempeñadoenhacerlecreerqueloquelepasabamientrasestabadormida,soloeraproductodesusubconsciente.—¿Por qué estás aquí? ¿Por qué decidiste venir y exponer tu vida
conmigo?—preguntótomándolelasmanosparaquelomiraraalacara.—Porque necesitabas ayuda, porque…—sollozó—. Porque me sentí
identificada…Desdequeempecéa asistir amisa, desdequemeacerquémásaDios,laspesadillasdesaparecieronoalmenosesocreí.—¿Cómopretendíasayudarme?Solosoyunasesino…—Por las noticias… hace poco hicieron un documental sobre los
secretos que rondaban los asesinatos que habías cometidos, había untestimonio del psiquiatra que te trató y él aseguró que no habías sidoconsciente de lo que habías hecho, que sufrías de alguna especie detrastornodelsueñoqueteatormentaba.Mesentí identificada—explicóyliberóunsuspirocomosisehubiesequitadoungranpesodeencima.—Solo es eso… estás aquí por lástima, no porque verdaderamente
sientasamorpormí—murmuróconamargura,selevantóycaminóhastaelrincóndondesedejócaersentado.—Noesasí.—¡No mientas! —Le gritó con la garganta inundada en lágrimas—.
¡Vete! ¡Es mejor que te largues ahora! —rugió y las lágrimas se ledesbordaron.
A Candice no le gustaba verlo de esa manera, nunca había queridoromperleelcorazónaBenjamin.—Enunprincipiosí,nolonegaréynuncatelooculté,siempretedije
que pretendía ayudarte… Pero sin saber cómo, por muy estúpido quepueda parecerte, me enamoré y ni siquiera eres merecedor de estesentimiento, porque nuncame has tratado bien; no eres caballeroso, noeres tierno,siempre tusconversacionesvanteñidasdesarcasmo…noséverdaderamentesicadavezquemediceshermosa,lohacesporburlarteoporquerealmenteteparezcolinda—reprochóponiéndosedepie—.Casinuncahablas,noséverdaderamentequéesloquesientes.Benjaminsequedómirándola,nopodíadecirlequerealmentenosentía
absolutamente nada, nada más allá del arrebatador placer que loembargabacadavezqueteníansexo.—¿Creesquesinosintieraalgoportiseguiríasconvida?—cuestionó
conlavozrasposa—.Hepermitidoquesigasvisitándome,hemospasadoloslímitesdeconsejeraespiritualypatéticodementequeyanotienepuntoderetorno.Lamentablemente,nopuedodecirlomismodeti.—Meentreguéporprimeravezaunpatéticodementequeyano tiene
punto de retorno, he venido todos los días y te he demostrado sermáshumanacontigodeloquelohasidocualquieraenestelugar.Séquenotehas interesado un poquito en querer conocerme, pero si lo hicieras,sabríasquenomeacostaría concualquierapor lástima—se limpióconrabia las lágrimas; sin embargo, sepreocupabaalverque lasmanosdeBenjaminseguíansangrando.—Entonces, demuéstrame que verdaderamente me quieres, demuestra
queloquesientespormíesamor.—Másdeloqueyalohehecho,nopuedo.—Sípuedes,ayúdameasalirdeaquí…yanoquieroseguirencerrado
enestelugar.Candice retrocedió un paso y el corazón se le instaló con frenéticos
latidosenlagarganta.—No puedo hacer eso… pero sí puedo intentar buscar una manera
legaldehacerlo.—Nohaymaneralegal…estoesmuydifícilparamí, talvezmásque
parati.—Nopuedesinvolucrarmeenesto,pretendesqueteayudeaescapary
esoesundelito—hablabacasisinaliento,sintiendomiedodesolopensar
enhaceralgocomoeso.—No es justo que me quede aquí de por vida, yo quiero un futuro
contigofueradeestelugar,noquieroestarcontigosolounpardehoras,noesjustoquevivaslavidalibremente,mientrasyomepudroaquí.—Sonlasconsecuenciasdetusacciones,nofuejustoqueasesinarasatu
madreyaesapobrechica.Benjamin resopló, conteniendo las ganas de querer saltarle encima a
Candiceygolpearle la cabezacontra lapared,hasta triturarle el cráneo.Eraunaestúpidaquelodejaríaeneselugar, todosuesfuerzohabíasidoenvano,soloqueríaqueIblisaparecieraybuscaraotramaneradesacarlodeesemalditocentropsiquiátrico.—Vete,ahoraynoregreses,silohacesharécontigoexactamenteloque
lehiceaKaren—amenazóconlavozroncaylaslágrimascorrieronporsusmejillas.Candiceahogóunsollozoalllevarseunamanoalaboca,realmentele
dolía darse cuenta de que el hombre que amaba, seguía siendo unmonstruo.—Adiós Benjamin —sorbió las lágrimas y se acercó a la puerta,
dándolelaespalda.Benjaminveíaque“su salvación” se le escapabacomoaguaentre los
dedosytodoporsusestúpidosimpulsos.—Solo tengo miedo —con esas palabra consiguió que Candice se
quedaradepiefrentealapuertaydeespaldasaél—.Tengomiedodequealgún día te canses de venir a verme, tengo miedo de que conozcas aalguien, te enamores y nunca más regreses. Tengo miedo de que meolvides,tengomiedodeperderalaúnicapersonaquesinceramentemehademostradounpocodeinterésverdadero.Tehasacercadoamícuandonosoy más que un pedazo de mierda entre cuatro paredes, sin dinero, nifama,niméritos.Hasaceptadolopeordemí,mehasaceptadosabiendoloquehice,nomehasdadolaespaldacomolohahechoelrestodelmundo,fuiste la única persona que pensó en las dos caras de la moneda, nisiquieramipropiopadrelohizo…nomovióunsolodedoparaevitarquemepudrieraenestelugar.Soltó el aliento y se quedó casi sin respirar, esperando que “su
salvación”dijeraalgoynosemarchara,quenoloabandonaraasusuerte.—Terminaráslastimándome,lohasdicho.—No lo haré. Hacerte daño a ti, significa hacérmelo a mí mismo,
significaqueestarécompletamenteperdido.—Noséquépensar—musitósinatreverseavolver.—Olvida lo que te dije, no voy a exponerte a nada ni a que cometas
ningúndelito,midestinoesmorirenestelugaryvoyaaceptarlo,tambiénaceptarésinoquieresvermemás,peroquieroquesepasqueereslomejorqueme ha pasado en la vida, eres el ser humanomás hermoso que heconocido.—Gracias—musitóytocóalapuerta.—¿Volverás?—preguntóconvozestrangulada.—Nolocreo.El hombre que esperaba al otro lado abrió y ella salió con la cabeza
baja,paraquenolevieraelrostrobañadoenlágrimas,estabaseguradequeesadespedidaledolíamásaellaqueaél,porquesufríaporlosdos.
CAPÍTULO36
Habíanpasadodos semanas desde la últimavez que había visitado a
Benjamin, desde que se había obligado a permanecer en su habitación,sumidaenlosrecuerdosvividosconél,buscandomotivosparaseguirconsuvidayenmendaresegranerrorquehabíacometido.Intentaba encontrar justificación a sus acciones y sentimientos, pero
solo terminaba llorando una y otra vez, anhelando salir corriendo aencontrarseconél,perodebíarevestirsedefortalezaycortarderaízesadependencia,porelbiendelosdos.Tan solo se levantaba de la cama para bañarse y comer un poco,
mientras evadía constantemente las preguntas de sus hermanos, nuncaantes se había sentido de esa manera, nunca antes había sufrido undesamorquelequemaraelalmayparamartirizarseunpocomás,suúnicacompañía era la música y ésta solo le hacía recordar cuán difícil eraarrancarsedelcorazónaBenjamin.—Nodebí involucrarme—sollozóyvolvióa sacudirse lanarizen la
toalladepapel—.¿Cómonopudedarmecuentadeloqueestabasintiendoyevitarlo?Todofuesemásfácil…nosésiBenseencuentredelamismamanera, me gustaría saber si también estará sufriendo esta lejanía —empuñólatoalladepapelysiguióllorando,comolohabíahechodurantedossemanastiradaensucama,conlamiradaperdida.
YourkissesburningtomyskinOnlylovecanhurtlikethisButifthesweetestpain
BurninghotthroughmyveinsLoveistorturemakesmemoresure.
Giró sobre su cuerpo y le dio un manotazo al amplificador, dondeestaba conectado el iPod, lanzando al suelo el aparato, porque si seguíaescuchandoesacanción,terminaríacortándoselasvenasocorreríahaciaBenjaminyambasopcionessoloeranunsuicidio.Siguió mirando al techo de su habitación, con el vacío en su pecho
haciéndose cada vez más grande. Era tan poderosa esa sensación depérdida,quelaestabaconsumiendopocoapoco.Uninusualdolorenelvientreempezóaatormentarla,estabasegurade
que eran cólicos menstruales, por lo que decidió levantarse para ir abuscaralgoqueleayudaraconelmalestarantesdequeseintensificara.Suintentoporabandonarlacamafueinútil,nologrómásquelevantar
la cabeza, parecía estar atada a la cama por manos y piernas, mientrassentía un peso aplastante sobre su cuerpo, el que casi no le permitíarespirar.Miróatodosladosynohabíanada,volvióaintentarloynologrómás
queelevarapenaslacabeza,peroconungolpeinvisible,alguienoalgoselafijaronalacama.Inevitablementeelcorazónselesubióalagargantacondesmedidoslatidos.—¡Lizzy! ¡Ayuda! —gritó, pero una vez más vivía esa espantosa
experienciadegritar sinpoderhacerlo,pormásqueseesforzaba,no lesalíalavoz,provocandoquedesesperara.Luchaba por liberarse, por levantarse, pero no lo conseguía, solo se
agitabaaúnmásylaslágrimasseleanidabanenlagarganta.Empezóasentircómoempezabaabrotaralgohúmedoycalienteentre
susmuslos,logrómirarysoloviocómosucamisóndedormirrosadoseteñíaprofusamentedesangre.—¡Dios mío! ¡Ayuda! —volvió a suplicar y borbotones de sangre
seguían saliendode su interior, era una sensación espantosaydolorosa,nuncaantesvivida.Rápidamente el colchón empezó a empaparse y su peso creaba una
piscinaescarlataconolorahierro,mientrasellanopodíahacernadaporliberarse. Todo o casi todo en su habitación estaba normal, era de día,cadacosaensusitio,peroellaestabafijadaalacama,ahogándoseensupropiasangreyconelpechoapuntodereventar.—¡Quealguienmeayude!—chillóconlaslágrimascorriendoporsus
sienes;noobstante,nolograbaemitirningúnsonido.Derepentelogróliberarseyagarrarunabocanadadeaire,abriendolos
ojosalarealidad;loprimeroquehizofuemirarasuvientreytodoestabanormal, el camisón lo tenía enrollado en la cintura y sus sábanas demargaritasdevarioscoloresenfondoblanco,seguíanintactas.Todavía con el corazón retumbándole fuertemente, se levantó ymiró
dondehabíaestadoacostada,sinencontrarni lamásmínimamancha,demanera inmediata las alarmas de su período menstrual se activaron.Agarrósucelularysedejócaersentadaen lacama,mientrassentíaquetodo su cuerpo temblaba y una densa nube de miedo y nervios no lepermitíaabrirlaopcióndecalendarioensuiPhone.Soltó el aire por la boca y volvió a respirar profundamente para
calmarse.Contó uno a uno los días, después contó las semanas, regresó almes
anterioryvolvióacontar,esaacciónlarepitióunascincoveces.Seechóallorardesconsoladamente,noimportabacuántasvecescalculara,siempreelresultadoeraelmismo,teníadocedíasderetraso.—Diosmío—dejó caer el teléfonomóvil y se llevó las manos a la
cabeza,sintiendoquenohabíasolución,quenadaibaasalvarla—.Robertmevaamatar…mevaamatar—sollozabatemerosa—.Candicecálmate,noestásembarazada,noloestás,soloesunretrasonormal,esnormal…—chillóunavezmás—.No,noesnormal—negóconlacabeza.Despuésdellorarpormuchotiempo,selevantódelacamayconpasos
temblorosos se fue al baño.Estaba segura que debía salir de dudas y lamejormaneraerahacerseunaprueba, talvezsoloseestabaangustiandopornada,sealentabaparanosentirqueestabaenuncallejónsinsalida.Con toda la vergüenza del mundo, se fue a la farmacia más alejada
posible, donde no la reconocieran y compró una prueba, pero no podíaesperara llegarhasta sucasa,por loqueentróaunbañopúblicoenuncentro comercial y con todas las esperanzas puestas en que el resultadofuese negativo, se la hizo; minutos después sus esperanzas sedesmoronaron trágicamente, cuando la bendita prueba le estrelló en lacaraqueestabaembarazadadecuatroacincosemanas.Se quedó sentada en ese baño y más de una mujer al escuchar sus
sollozoslepreguntósiseencontrababien.Le tocaba decir que sí, para no alertar a nadie, aunque realmente el
mundoselehabíahechopedazos.—¿Quévoyhacerahora?Fuiuna tonta,unaestúpida,nopudepensar,
realmentenopudepensar…¿Porquémedejéllevar?¿Cómolediréami
hermano que estoy embarazada de un asesino? Ya él tiene suficienteresponsabilidadconJason,comoparaqueahoratengaqueayudarmeconeste niño —elevó la mirada al techo—. ¿Qué hago Señor? ¡Ayúdame!¿Quédebohacer?Séquenomerezcopedirtenada,peronoséquéhacer;biensabesquenopodríaasesinaramihijo,noloharía.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Elaromaarosasdanzabaligeramenteenelambienteyacadasegundo
se iba intensificando,estabasegurodequenoeramásqueotra tretadelmaldito de Iblis para atormentarlo, por lo que prefirió seguir acostadomirandoalanada.—Gracias,nopiensotardar—escuchóladulcevozalaotroladodela
pesada puerta. Estaba seguro de que no era ninguna artimaña, que “susalvación”habíaregresado,despuésdehaberloabandonadopordieciséisdías.Seincorporórápidamente,quedandosentadoyeneseinstantelapesada
puertachirrióalserabierta,ahíestabaella,dandounpasohaciaadentro,con la barbilla prácticamente pegada al pecho. Tenía los latidos delcorazón desbocados, podía escucharlos en una frenética y ahogadacarrera, a esos latidos se acoplaban otras pulsaciones que nunca anteshabíaescuchado.Tratódeaguzarmáseloídoyseguíaeselatidorápido,comosifuerael
de un colibrí, superando por mucho los de “su salvación”. ¡Estabaembaraza! Y ese era el latido de la criatura. Reprimió una sonrisa defelicidad,esasensaciónanidándoleenelpecholeparecíatanextraña.La puerta se cerró, aminorando la claridad en el lugar, creando ese
patético mundo donde los únicos habitantes eran “su salvación” y él,aunqueselesumabaesepequeñorenacuajodecorazónacelerado.Ella se quedó parada junto a la puerta, sin levantar la cabeza,
demostrando una actitud realmente taciturna, que para Benjamin no eramásqueunaestúpidajustificaciónasuausencia.Él se levantó y caminó, cuando estuvo frente a ella, se dejó caer de
rodillas y se le aferró al vestido, pegando la frente en su vientre,percibiendo así con mayor intensidad ese latir revoltoso de su única
posibilidaddevolveraserloqueera.Estabaahí,tancerca,peroalmismotiempotanlejos,soloeracuestióndetiempoydebíaarmarsedepaciencia.Sollozó fuertemente y el cuerpo empezó a temblarle ante ese llanto
perfectamente actuado, demostrando una mezcla de angustia, dolor yalegría,queverdaderamentenosentía.—Perdóname,hermosa—murmuróconlavozcortadaporelllanto—.
Siento todo lo que te dije, lo siento… por favor, no me dejes, no meabandonesenesteinfierno.Candice retenía el nudo que subía y bajaba en su garganta, levantó la
mirada,percatándosedelverdaderodesastrequeeraellugar.Benjaminlehabía arrancado las páginas a todos los libros, incluyendo las de lasagradaescriturayestabanesparcidasportodaspartes.Llevó sus manos a los sedosos cabellos del hombre aferrado a su
cintura y empezó a acariciarlos, intentando consolarlo, que dejara dellorar,porqueverlodeesamaneralepartíaelalma;yaellahabíasufridosuficientelosúltimosdías,sobretododesdehacíatresquelaangustianola abandonaba ni un segundo, desde que había tomado una de lasdecisionesmásdifícilesdesuvida.Nisiquieraestabasegurasi loharía,pero debía encontrar la fuerza para afrontar las consecuencias de lasaccionescargadasdeirresponsabilidadquehabíacometido.—¿Quétengoquehacer,Ben?¿Quédebohacerparasacartedeaquí?—
preguntóconlavozmuyronca,portodaslasemocionesquelaazotaban.Benjamin no lo podía creer, por fin accedía a sacarlo, por fin
encontraríalaanheladalibertad.Elevó la cabeza para mirarla a la cara y las lágrimas empezaron a
correrle por las sienes, se la quedó mirando por varios segundos,reafirmandoque“susalvación”erahermosa,erarealmentehermosaytalvezdespuésde asesinarla, la extrañaría.Debía admitir que le gustaba sumaneradecoger,esafaltadeexperiencia,todasesaspreguntastontasquelehacía,mientrasélsolopretendíagozardelmomento,talvezextrañaríasu voz, sumirada y su aroma a rosas, pero estaba seguro que después,encontraríamujeresmuchomejores.—Notienesquehacerlo,siprometesseguirviniendo,notengoporqué
escapar, lo único quequiero es estar contigo, no importa el lugar. Si túestásparamí,esteputoencierroeselparaíso—sollozómirándolaalosojos.Candiceleacaricióelrostro,enjugándolelaslágrimasaltiempoquese
ponía de rodillas, para estar a la altura de él. Se le acercó a la boca,besándolounayotravez,dejandolibreelllanto.—Quiero que tu paraíso sea el mismo que el mío y no es en este
lugar…Quierosacartedeaquí,dimequéhacer…Deboaclarartequenocuento con mucho dinero —suspiró contra los labios de él e inhalóprofundamente por la boca, robándose el extraño y delicioso alientoacaneladoquetantohabíaechadoenfalta.—Tengodinero,enalgúnlugar,nadiehatenidoaccesoaél,loescondí,
porque estaba seguro de que tanto la policía como mi abogado iban aaprovecharmiencierroparadejarmeenlabancarota…antesdequemedetuvieranhabíapreparadotodoparaescapar,eneselugartambiéntengodocumentación falsa… podremos escapar del país sin ningúninconveniente —confesó cohibiéndose de sonreír abiertamente—. ¿Adóndequieres ir?¿Tegusta laplaya?¿Algúnlugar tropical?—preguntóllevando sus manos unidas por las correas al rostro de ella, paraacariciarlo.CandicenopodíaexplicarsecómoeraqueBenjaminconocía tanbien
sus gustos o tal vez era que lamayoría de las personas relacionaban elparaísoconalgunaplayaparadisíacaynoconcamposflorales.—Sí,megustalaplaya…—asintiódejándoseacariciarlasmejillaspor
él,sabíaqueteníaquecontarlequeestabaembarazada,peroteníamuchomiedodehacerloypreferíairpocoapoco—.Talvezaalgunaisla.—Entonces nos iremos a la isla que quieras, elige nuestro paraíso…
peroantesdebesbuscaraalguien,esunhombredemitotalconfianza,élteayudaráconunadocumentaciónfalsaparati,porquecuandoseenterende que me he escapado, van a empezar muchas investigaciones. Seráprecisoquecambiesunpocotuapariencia…seguroqueelcabellooscurohará resaltar aún más esos hermosos ojos que tienes —le hizo uncumplidoylediounbeso,ofreciéndolelapuntadesulengua,tentándolayrobándolelavoluntad.—Necesitarétiempo,debohablarconmihermano.—¡No! No puedes hablarlo con nadie —se apresuró a explicarle,
temiendoquearruinaratodoelplan.—No quiero escapar sin decir nada, ellos pondrían la denuncia si lo
hagodeesamanera,lesdiréquevoyaviajarconalgunosmiembrosdelaiglesia…Séloquedebohacer.—Graciasmihermosasalvación…Quieroquepodamosvivirjuntos…
Talvezesunpocoprecipitado,peroyaestoyanhelandounafamilia…séqueeresjovenyquetalvezporahoranoloquieras,peromeencantaríatenerunhijocontigo,no…unono,talvezcinco.Sí,vamosatenercincohijos.Candicerespiróaliviadaysonrió,sintiéndosemuyfelizyqueungran
pesolaabandonaba,porqueBenjaminacababadedecirquequeríahijos,sinsaberqueyaerapadre;apesardetodo,veíaunaluzalfinaldeltúnel,estabaseguradequeloharíamuyfelizenelmomentoenqueledijeraqueestabaembarazada.—Dime el nombre de la persona que tengo que buscar para mi
documentaciónydóndepuedoencontrarlo.—Primero debes ir por el dinero, te va a solicitar una gran cantidad
parahacertupasaporte,peronoimporta, ledasloquetepida,sinhacerpreguntas—leexplicabayCandiceasentíaensilencio.Benjamin ledijoqueeldineroy algunaspertenecíasdevalor estaban
enterrados en un galpón abandonado, que pertenecía al puerto bajo elpuenteVincentThomas.—Está bien, mañana muy temprano visitaré el lugar —dijo con una
sonrisaaunqueestabarealmentenerviosa.—Candice —murmuró y se relamió lentamente los labios, para
humedecerlos—. Quiero que sepas que considero que realmente ereshermosa, nunca dudes de eso —volvió a besarla, convirtiendo poco apocounsimplecontactodelabiosenunencuentroapasionado,dondelaslenguasrozándoseunacontraotraeranlasprotagonistas.—Dijequenoibaatardarme—lerecordócasisinaliento.—Hermosa,debessermuycuidadosa,nadiepuedeenterarsedeesto.Si
lohacen,estaremosperdidos.—Sí,losé.Prometoserlo—sonrióparatranquilizarloysepusodepie
parasalirdellugar.
CAPÍTULO37
Candiceselevantómuchoantesdequeelsoldespuntara,realmentela
angustia últimamente no le estaba permitiendo conciliar el sueño contranquilidad, a eso le sumaba los malestares del embarazo. Ni siquierahabía idoalmédicoparahacerseunchequeo, talvezeraporque todavíanoqueríaaceptarlaideaquedentrodesuvientre,leestabadandovidaaunnuevoser.Noera loque teníaplaneado,realmente loquehabíasoñadoparaella
hacíamuchotiempoquesehabíaidoallodo,ahorasolovivíaeldíaadía,sintrazarsenuevasmetasparaunfuturo.Ledabamiedohacerlo,porquehabíacomprobadoquealgunasveceseldestino,siledabalagana,volvíapatasarribatodoslosanhelos.Sepusounconjuntodeportivodechándalysalió tratandodehacerel
menor ruido posible, para no despertar a ningún miembro de la casa;llevabaconsigounbolsoparapodertraerselascosasqueBenjaminteníaescondidasenesegalpón.Mandóadeteneralprimertaxidisponibleylepidióquelallevarahasta
el puerto, le había prometido a Benjamin ser cuidadosa, por eso no lepediríaaltaxistaqueladejarajustamenteenelgalpónabandonado.Le pagó al hombre y bajó, caminó por los alrededores del puerto,
percatándosedequehabíamásdeungalpónabandonadoyenmuypocotiempoleparecióestaradentrándoseenunescenariodealgunapelículadesuspenso,esasquetantoodiaba.Llevabacaminandocasiunahoracuandopor findioconel lugarque
Benjaminlehabíaindicado,yasabíaquelapuertaestabacerrada,asíquelobordeóhastaqueencontróunboqueteentrelatierraylaestructura.—Diosmío,séqueestoestámal—liberóunsuspiro,altiempoquese
ponía a gatas para arrastrarse por la pequeña separación, por donde
justamentesolopasaríasudelgadocuerpo—.Peronoséquéhacer,sihayotrasalidaporfavor,muéstramelaantesdequecometaunalocura.Congrandificultadsearrastróporelsueloarenoso,mientrascontenía
larespiraciónyseesforzabaporhacerlorápido.Eloloramohoinundabael ambiente y estaba realmente oscuro, por lo que buscó a ciegas en elbolsolalinternaquehabíallevado.—¡Wao!—exclamórecorriendocon lamiradael lugaroalmenos lo
que alumbraba la linterna—.No creo encontrar esa caja aquí—se dijoconscientedequeellugarerainmenso.Sabía que no podía darse por vencida y que si no encontraba lo que
había idoabuscaresedía,almenos revisaríagranpartey regresaríaaldía siguiente, empezó a buscar los contenedores de la transportistaMaersk.Empezó a caminar por el lugar, pero la humedad y el olor a moho
empezaronacausarefectoynopodíacontenerlosestornudos.Sualmasecolmódetranquilidadalverporfinlapiladecontenedores
identificados con el reconocido logo del recuadro azul con la estrellablanca.“Buscaelúltimoaladerechayábrelo,caminahastaelfinalylevantael
trozodemetal”,seguíamentalmentecadapalabradeBenjamin.Alretirarelpesadotrozodemetal,seencontróconunpasadizoquela
llevabaaunpequeñodepósitosubterráneo.Unavezmásdebíaarrastrarse,porfinllegóhastaunbaúldemadera.—Penséqueeraunacajapequeña—sedijomientrasrodabalatapade
madera—.¡SantamadredeDios!—antelasorpresalevantólacabezaysegolpeó, al hacerlo no pudo evitar soltar un quejido. Esperó a que se lepasaraunpocoeldolor—.¿Cómosesuponequepodremossalirdelpaíscontantodinero?,estoesunafortuna.Sabíaquenodebíaperdertiempo,porloqueempezóaguardardentro
delbolsolosfajosdebilletesdecien,encontrándosetambiénconalgunasjoyas.Suponíaqueloshermososcollares,zarcillosyanillosengarzadoscon piedras preciosas, habían pertenecido a la madre de Benjamin. Nopudoevitarsentirqueestabarobando.—Dios,perdonamispecados—murmurócerrandolosojos.Empezabaafaltarleelaliento,porqueeneselugartanreducidoeracasi
imposiblerespirar,porloquesedioprisa;noobstante,estabaseguradequenopodríacargarcontantodinero,alparecerBenjaminllevabamucho
tiempoahorrandoeneselugar.Al salir de ese ataúd gigante ya el sol había salido, permitiéndole
percatarse de que estaba hecha un completo desastre, el conjunto dechándal estaba amarillento por la tierra y sus cabellos todos revueltos,dejócaerelpesadobolsoaunlado,sesacudióelpolvoyserehízolacoladecaballo.Volvióarecogerelbolsoytratódecaminarrápidamenteparasalirde
eseterrenoabandonado,noqueríacorrerelriesgodeserdescubiertaporalguiendeseguridaddelpuerto.El bendito bolso pesaba horrores, parecía que iba a cercenarle el
hombro, se apresuró cuando vio un taxi e hizo sumayor esfuerzo porcorrer.Subióynosabíaquédireccióndarle,noteníalamásremotaideadea
dónde llevaría ese dinero. Sería mejor que ella lo guardara, mientrasBenjaminleindicabaquéhacer;además,debíavolverporelresto.Le dijo al taxista que la llevara a su casa, sabía que a esa hora todos
estabandesayunandoysilaveíanllegarconelbolso,Robertempezaríaahacerpreguntas.Suúnicaopciónera lacasadeJeremy,desdesumuertenohabíaqueridovolveraeselugar,porquedespertabamuchosrecuerdosqueleazotabanelalma,peronopodíaarriesgarse.Entró por el jardín trasero, sintiendo que una gran marea de
sentimientoslarevolcaba,laslágrimasseleaglomeraronenlagargantayen silencio le pidió perdón a Jeremy por las locuras que estabacometiendoporamoraotrohombre.Lapuertadelacocinaestabacerrada,peronolaentradaparamascotas,
aunque nunca tuvieron una, ya la casa estaba diseñada de esa manera,estaba segura de que por ahí ella no entraría, pero sí podría meter elbolso.Trató de rodarlo lomás alejado posible hacia la derecha, ya después
buscaríaalgúnganchoparasacarlo.Liberóungransuspirocuandologróponerasalvoeldineroysefuea
sucasa.Comoeradeesperarse,fueelcentrodemiradas.—Fuiacorrerunpoco—respondiósinquenadielepreguntara,aunque
nohacíafaltaquelohicieran,seloestabangritandoconlamirada.—¿Tú corriendo?—inquirióLizzy, sin poder creérselo—.Esto es un
verdaderomilagro—secarcajeódivertida.Candicesealzódehombrosy lesonrió,ante lamiradadesconcertada
deRobert.—Candice,¿acasohasconocidoaalgúnchico?—preguntó,tratandode
sercauteloso.—¿Porquélopreguntas?—inmediatamenteseleformóunnudoenla
garganta.—Esquenotehabíavistopreocuparteportuaparienciadesde…desde
—nosabíasinombrarleaJeremy,porquenoquería lastimar lasheridasinternasensuhermana—.Esquemepareceextraño,pasastedossemanasencerradaentuhabitaciónllorando,ahorasalesacorrer…¿Estápasandoalgoquedebasaber?Candicemiróatentamenteatodosenlamesa,esperabanqueelladiera
una respuesta, tal vez ellos anhelaban que por fin saliera del estadodepresivoenelquesehabíaencontradoelúltimoaño.—Nolosé…—confesóalfin—.Porahorasoloquieroiraducharme.—¿No vas a desayunar? —preguntó sonriente, con la curiosidad
bullendo.—Bajaréenunosminutos,siganconeldesayuno.Subiólasescalerasyentróasuhabitación,bajolaregaderasedeshizo
detodoelagotamientoquelehabíaprovocadolabúsquedadelosahorrosdeBenjamin.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓—Mehadichoquemeentregaráelpasaporte lapróximasemana—le
informóCandiceaBenjamin.Ellasehabíareunidoconelhombrequeleharíaladocumentaciónfalsa
yconlaayudadeotraspersonas,prácticamentelahabíaconvertidoenunafemmefatale;aunquesolohubiesesidoparalafotografía.—Puedesestarseguradequelohará.—Benjamin,realmentetengomiedo…¿ysilapolicíanosatrapa?…—
antesdequepudieradeciralgomás,éllabesó.—Noloharán,yaverásquetodovaasalirmuybien,confíaenmí.—Es que ni siquiera sé cómo lograré sacarte de aquí sin que seamos
descubiertos.—Esa es la partemás fácil…el dinero todo lo puede, así quepuedes
estartranquila.Tengounamigoquemeayudará.—No puedo comprender cómo tienes tantos amigos, pensé que los
habíasperdidoatodos.—Realmente no sonmis amigos…—chasqueó los labios sin desviar
suspupilasde lasdeella—.Solosonhombresquevenden libertadyyotengo para comprársela. Cuando la policía quiera enterarse de que heescapado, tú y yo ya estaremos en un lugar donde nunca lograránencontrarnos.Estaremosennuestroparaíso—lesonrióampliamenteylebesó lapuntade lanariz—.¿Creesquemerezcounade tus sonrisas?—preguntóregalándoleelaromadesualiento.Candice asintió con entusiasmo y le sonrió, ampliando la sonrisa
progresivamente,gestoqueBenjaminacompañó.—¿Lograste sacar todoeldinero?—preguntó frotando lapuntade su
narizcontra ladeella,mostrándose tan tiernoycariñosocomoCandiceanhelaba.—Sí, tuve que hacerlo en dos partes, no sabía que tenías tanto, ni las
joyas.—Debíaasegurarunfuturoparapoderempezardecero.—Nopodrássacartantodinerodelpaís.—Novamosasacaresedinero,se loentregaréaalguienqueal igual
que yo, tiene una cuenta en Suiza, él necesita efectivo y me hará unatrasferencia…lasjoyasnoslasllevaremos,sonbienespersonales.—¿Teníastodoestoplaneado?—He tenido mucho tiempo libre para hacerlo… casi tres años para
planearunanuevavida,peronuncaimaginéqueesanuevavidametraeríalomáshermosoquealgunavezhubieseimaginado,amoestanuevavida,amo esta nueva oportunidad que Dios me ha brindado y no voy adesperdiciarla.ACandiceelcorazónselehinchódeemociónalescucharelnombrede
Dios en la voz de Benjamin. Le parecía increíble el cambio que estabadando,esoledabamásrazónparasaberquenuncadebíaperderlafe.—Dios nos da muchas oportunidades porque cree en nosotros, pero
también debemos creer en él —dijo convencida de que Benjaminentenderíasuspalabras.—Es justo que así sea…Hermosa, debo pedirte algomás—comentó
haciendounmohíndevergüenza.—Puedespedirlo,sabesquesipuedohacerloloharé.
—Necesitaréquecompresropasyzapatos…nopodréseguirvistiendoesteuniformedemierda—apenassehabíaechadounvistazoalacamisetaypantalónblanco,cuandoCandicelosorprendióalposarleundedosobreloslabios.—Nodigasmalaspalabras—sonriódulcementeyélpuso losojosen
blanco, enungestodivertido—.Estábien, hoypor la tarde iré aSanteeAlley.—No,aloscallejonesno…—nopudoocultarsuarrebato,comosile
estuviesenanunciandoelApocalipsis—.Haysuficientedinero,mejorveaDolce & Gabbana —concilió, esa mujer estaba loca si creería que lovestiríaconimitaciones,quenodejabandesersimplesharapos.—Benjamin,¿enserio?—ironizóantelacasiexigenciadeél—.Desde
quemurieronmispapásmehatocadoeconomizaryvoyaeselugartodoel tiempo, anteriormentemalgastaba el dinero en centros comerciales ycréeme,másdeunavezmehesentidoestafadaalverprendasquehabíacompradoapenasunosmesesatrásporunvalorquetriplicabaalasquevienSanteeAlley,realmentesonidénticas.—Nosabíaqueibasaeselugar,debestenercuidado,supongoqueesun
poco peligroso… Ahora tienes suficiente dinero para gastar… vive elsueño de toda mujer y vuélvete loca en el Beverly Center, quiero quetambiéncomprescosasparati,ropas,zapatos,carteras,maquillaje…todoacordealamujerqueapareceráenlafotodelpasaporte.—Entendido…peronocreoprudentellevartantoefectivo.—Puedesantesdepositaratucuentabancariaypagasconlatarjeta—le
dio la solución, pero ella solo se quedó mirándolo con los ojos muyabiertosymordiéndoseellabioinferior—.Notienesunacuentabancaria—adivinó en medio de un suspiro, no podía creerlo. ¿De dónde habíasacadoIblisaesachica?—Mis papás siempre se encargaban de todo… ellos pagaban todo y
nuncalocreínecesario,nuncagastédinerosuficientecomoparatenerunatarjeta… —murmuró avergonzada—, pero prometo que empezaré agestionarunacuentabancaria—intentómostrarsepositiva.Benjamindejócaerpesadamentelacabezahaciaatrásconlamiradaal
techo, reteniendo un grito de frustración, ¡estaba jodido! “Su salvación”nosoloeraingenua,eratonta.—Candice…—volvióamirarlaalosojos.—¿Dijealgomalo?
—No,nohasdichonadamalo,soloqueyanoseránecesariaunacuentabancaria…Porlomenos,¿puedesirdosvecesalcentrocomercial?—Sí,claroquesí—asintiócondeterminación,teniendolaplenacerteza
dequesololeestabahaciendolascosasmáscomplicadasaBenjamin—.Puedoirestatardeymañana.—Bien, compra un traje para mí… no, mejor que sean dos y ropa
fresca,recuerdaquenosvamosalaplaya…—Benjaminempezóadecirletodoloquenecesitabayellaasentíaensilencio,algunasdesuspeticionesCandicenolascomprendió,peroprefiriónohacerpreguntas.—¿Todo tiene que ser en Dolce & Gabbana? —preguntó para no
cometerningúnerror.—Noprecisamente,peronadadeiraloscallejones.—Benjamin,lahumildad…—Yaloséhermosa,perosepuedeserhumildevistiendoropaacordea
mipersonalidad…¡PorDios!Fui el actormejorpagadodeHollywood,pordosañosconsecutivos.—Esonoesserhumilde—murmurómientrasnegaba.—Está bien, puede que no lo sea, pero estoy haciendo mi mejor
esfuerzo… —como cada vez que pretendía convencerla de algo,derrumbaba lasbarreras apuntadebesos—.Soloquiero reencontrarmeconelhombrequefui,no…realmenteesperoencontrarmeconunmejorhombreyesonoserágraciasaprendasdediseñadores,serágraciasati.Lamejorpartedeloquesoy,sololapuedoencontrarsiestoyatulado.—Comprendo—le sonrío, sintiendo sobre sus labios la sensación de
losbesosdeBenjamin,esosquehabíandespertadosuexcitación,semoríaporqueél lequitarálaropaylehicieraelamor,peroledabavergüenzapedírselo—.Debo irme, debo ir por el dinero para poder ir al BeverlyCenter.—Noolvidestraermeeldinero.—¿Estássegurodequealguienteayudará?—Sí, completamente —aseveró, ya había tenido la oportunidad de
encontrar el valor del ruso, quien le dejaría el viernes por la noche lapuerta sin trancar, esos eran los días en que los hombres de seguridadaprovechabanparaverelpartidodebéisbolenelcomedor.
CAPÍTULO38
ACandiceelcorazónlebrincabaenlagarganta,todosucuerpoestaba
temblorosoylosoídoslezumbaban,mientrasluchabaférreamentecontralasnáuseas.Levantó la mirada y el cielo se encontraba cada vez más oscuro y
cubiertopordensasnubesgrises,implorabaquelasuavelloviznaquecaíasobre Los Ángeles, no terminara convirtiéndose en lluvia, pero sobretodo, que las cosas salieran bien. Sabía cuáles podrían ser lasconsecuenciasdeesalocuradelaquesehabíaconvertidoencómpliceynoqueríadaraluzasuhijoestandoenprisión.—Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre—
empezóamurmurarconvoztemblorosaunaplegariaaesesersupremoenelquecreía,mientrassumiradanodesamparabaniporunsegundolacalle,esperandoqueBenjaminporfindoblaraenlaesquina.Miró una vezmás en su reloj demano y ya llevaba onceminutos de
retraso,mientrasellaseguíaaguardandoenlaoscuridaddeaquelcallejón.—Tal vez algo salió mal… debería irme —se alentaba, pero no
encontrabalafuerzaparaalejarseunsolopaso.Siguió esperando y las lágrimas empezaban a arremolinárseles en la
gargantajuntoatodaesaangustiaqueibaamatarla.—¡PorDios!—jadeóliberandoelalientoquelasofocabayquemaba,al
verlodoblarlaesquinaycaminartranquilamentehaciaella.Quisocorrer,pero debía esperar, solo esperar,mientras sonreía—.GraciasDios, porfavor…Ben,apresúrate—chillóylaspiernasletemblaban.Él sonreía y seguía con paso tranquilo hasta que llegó a ella y sin
previo aviso se le aferró a los cabellos y la estampó contra la pared,presionándola con su cuerpo. Inevitablemente Candice revivió los
recuerdos del episodio que pasó en esemismo callejón junto al doctorRickfort,jadeóruidosamenteyelcorazónleibaaestallaranteelmiedo,despertando a la cruda realidad de que había ayudado a escapar a unasesinoysencillamentepretendíaeliminaralaúnicacómplice.Apenas iba a suplicar por su vida, cuando la sorprendió conun fiero
beso,unocomonuncaantes,unbesoquelelastimaba,perolegustaba,legustabaqueBenjaminfuesetanagresivoyellasuponíaquesolosedebíaalaadrenalinadelmomento,éljadeabaruidosamenteensuboca,gruñíaytiraba de sus labios sin ningún cuidado, tanto que empezó a saborear elcaracterístico saboraóxidode la sangre,mezclándoseconel acaneladodelasalivadeBenjamin.No sabía si esa sangre era de él o de ella, eso no importaba, solo se
limitaba a corresponder a ese beso tan agresivo que le nublaba lossentidos.—Gracias —ronroneó contra los labios de ella, empuñándole con
fierezaloscabellosrubios—.Eresmisalvación…loerestodoCandice,nisiquiera Dios había logrado sacarme de ese apestoso lugar y tú lo hashecho, eresmásqueDios,másque cualquier ser supremo—se relamióloslabios,retirándoselasangre—.Graciasporbrindarmelaoportunidaddevolverarespirarairepuro.A Candice los labios le palpitaban y el sabor a sangre predominaba,
peronoimportaba,queríaquevolvieraabesarladeesamanerayquenole permitiera respirar, que siguiera empuñándole de esa forma casidolorosa loscabellos,peronopodíaserenese lugar, tansoloestabanaunacuadradelcentropsiquiátrico.—HaríacualquiercosaportiBen,nisiquierasécómomehasrobadoel
corazón…Peroahoraesmejorquenosdemosprisa,nosoportaríaqueteencerraranunavezmás—leofrecióelbolsoqueconteníaropaycalzado.—Tienesrazón,debemosdarnosprisa…quieroqueempecemoscuanto
antesnuestranuevavida.Se empezóadesvestir con rapidezy en esemomento,Candice sedio
cuentadequenotraíalasmanosatadas.—¿Y tus correas?—preguntó al tiempo que se acuclillaba y abría el
bolso.—Deshacermedeellasestabaenelpago—recibióeljeansqueCandice
leofrecíaynopudoevitarrevisarlelaetiqueta.Inevitablemente esomolestó aCandice, no le gustaba quedesconfiara
deellaoquenolacreyeracapazdehacercomprasentiendasdefirmas.—¡Es un bendito Dolce & Gabbana! —estalló sorprendiendo a
Benjamin ante tal ímpetu, él se quedó paralizado entre asombrado yfascinado,esaactitudempezabaaagradarlede“susalvación”.—Lo siento, solo estoy nerviosa… ¡Apúrate! —dijo al verlo con la
bocaabierta,poniéndoseel jeans,mientrasreíabajito—.Supusequeporun tiempo no querrás vestir ninguna prenda blanca —le tendió unacamisetagris.—Meagradaquesiemprepiensesentodo—congranagilidadsepuso
lacamisetayempezóacalzarse—.Habíaolvidadolobienquesesiente—confesó justo en el momento en que sus pies quedaron dentro de unaszapatillasdeportivasnegras,lasqueparasusuerte,erandelamismafirmaqueladeljeans.Candice sacó una campera de cuero negra, que traía incorporada una
capucha,mientrasBenjamin se la ponía, ella con rapidez y nerviosismoguardabaeluniformedelcentropsiquiátricodentrodelbolso.—Haselegidolavestimentaperfecta,sobretodoparaestallovizna…—
se subió la capucha y extendió los brazos sintiendo cómo las pequeñasgotascaíansobrelaspalmasdesusmanos.—Ben…porfavor,démonosprisa—suplicólevantándose.Benjamin le quitó el bolso, se acercó a ella y con el dedo pulgar le
limpiólagotadesangrequebrotabadesulabioinferior.—Losiento…medejéllevar.—Notepreocupes—dijoellaconganasdesalirdeesecallejóncuanto
antes.Emprendió ella sola el camino, porque parecía que Benjamin no
pretendíaavanzar,peroensegundosélseacoplóasupaso.—Vamosacaminar,noesprudentequeagarremosuntaxi,almenosno
todavía,debemosestarlosuficientementealejadosdelcentropsiquiátrico—ellapermanecióensilencio,loquehizoqueéllepreguntara—:¿Tienesmiedo?—aunqueel latirenloquecidodesucorazónselodejabaclaroyquetambiénleafectabaalrenacuajoenelvientre.—Sí,nopodréestartranquilahastasaberqueestamoscompletamentea
salvo—dijo,sintiendoenesemomentoyporprimeravezcómolosdedosdeBenjaminseentrelazabanalosdeella,enunprotectorytiernoagarre,esolediounvuelcoasuaceleradocorazón.—Te he dicho que nada malo va a pasar, debes confiar en mí…—
volvieronasaliralacalleyBenjaminadmirabalosvehículospasarasulado,laslucesdelosedificios,ladelossemáforos,losdiferentestonosdelas voces de las personas que circulaban a su lado, mientras seguíacayendosobreelloslapersistentellovizna.Casi tres años llevaba sinver nadade eso, casi tres años entre cuatro
paredes y su único contacto con la libertad era Candice, apenas podíacreérselo,porloqueunaperennesonrisaprotagonizabasuslabios.Eso era lo más cercano a la felicidad que había experimentado en
muchotiempo,miródesoslayoalachicaasuladoyleregalóunasonrisaladina,alpillarlamirándolodeigualmanera.—¿Quémiras,hermosa?—preguntóbalanceandosumanoatadaalade
ella,enungestojuguetón.—Nada…—sonriósintiendocómolasgotasdeaguaempezabanaser
más constantes y algunas quedaban atrapas en sus espesas pestañasdoradas.—Ahora he pasado a ser nada —ironizó apretando un poco más el
agarre,sindejardeavanzar.Ellasonrióybajólacabeza,posandolamiradaenlosadoquinesdela
calzada.—Creo que he enloquecido—murmuró sonriente, porque a pesar de
todo se sentía feliz, no podía creer que por fin estaba caminando de lamanodelhombrequeamaba.Lohabíasalvado,peroellasindudaalgunasehabíaperdido,nopodíaencontraralachicaquesolíaser.—Eso no es problema para mí, me he acostumbrado a convivir con
personasdementes.—¡Ben!—reprochóyélsoltóunasonoracarcajada.En ese momento empezó a llover y Benjamin disfrutaba de ese
fenómenotanparticulardelanaturaleza,comosinuncaantes lohubieseexperimentado.—Debemosagarraruntaxi—propusoCandicealigerandoelpaso—,ya
noshemosalejadolosuficiente.—Déjame disfrutar un poco más de esto, debo asimilar que soy un
hombre libre… Vamos a divertirnos un poco, como si fuéramos unosniños.—Yanosomosunosniños,Ben.—Quieroserlo…ahora,enesteinstante,porquenuncaanteslohesido.
Y esta noche quiero ser niño y hombre a tu lado —se echó a correr,
instándolaaellaaquehicieralomismo.Candicenopudonegarseaesapeticiónycorrió,lohizotomadadela
mano de Benjamin bajo la torrencial lluvia, sorteando a algunostranseúntesqueibanconsusparaguas,resguardándosedelaguacero.Perdieron la cuenta de cuántas cuadras habían corrido, hasta que
BenjaminhalóaCandicedetrásdeunatiendaquequedabaenunaestacióndeservicio.Ambos se encontraban con los pechos a punto de reventarse a
consecuenciade lasagitadas respiraciones,pero felicesyesoera loqueverdaderamentevalíalapena.BenjaminobservóelrostrosonrojadodeCandice,quienrespirabacon
loslabiosentreabiertos,algunoscabelloslos teníapegadosalrostro,asícomosuvestidoblancose transparentabaadheridoasucuerpo,comosifuesesupropiapiel.Inevitablementeeldeseoporellaestalló,suponíaquesololanecesitaría
solamente para engendrar a ese renacuajo, pero en ese instante toda susangrey todos sus latidos, gritabandesesperadosporque le arrancara elvestidoyacallaralasinfernalesganasdecogérsela.CandicepresentíalasganasdeBenjamin,eserostroenmarcadoporesa
capucha negra lo delataba, ponía sobre aviso las intenciones de él porquererhacerleelamor,eneseoscuro lugar,al ladode loscontenedoresdebasuradelatienda.Por primera vez se aventuró a adelantarse, a demostrarle aBenjamin
que también lodeseabayquequeríaque la tomaraenese lugar,bajo lalluvia,porloquesindejardemirarloalosojosyconelcorazónapuntodeestallar,enmediodeunamezcladedeseoypudor,empezóa subirselentamenteelvestido,arrastrandolatelamojadaquedejabaaldescubiertosusblancosytorneadosmuslos.Lohizohastaquellegóalascaderasysehizoespacioparaquitarselas
bragas, mientras él aumentaba sus ganas con esamanera tan intensa demirarla,justoenelmomentoenquelapequeñaprendaquedóasuspies,Benjaminlasorprendiópegándolacontralapared,unavezmássiendotanagresivocomounpredador,volvióabesarlayalastimarlelaheridaenellabio,peroesonoimportabaynodisminuíaenlomásmínimosuextremaexcitación.Mientras ella correspondía desesperadamente al beso, también le
desabrochabaelpantalónycomolamejordelasdescaradasseaferróala
naciente erección, estimulando de la mejor manera que sabía, estabaseguradequenoeraunaexperta,soloapretabacondelicadezaocerrabasumanoalrededordelpene,moviendodearribaaabajo,sintiendocómoesemúsculosetensabacadavezmás.Benjamingruñíayellasuponíaqueeradeplacer,porloqueseguíacon
loqueestabahaciendo, llenándosedecalidez lamano,deesevaporquedesprendíalaerección.Éllechuponeabaelcuello,estabaseguraquelequedaríanmarcas,pero
noqueríapensareneldespués,soloqueríasentireseinstanteenqueeraunamujerarrebatada,unamujerquevivíaplenamenteelmásimpactantedelosplaceres.—Candice… mi dulce salvación —susurraba agitado, rozando su
cuerpoconeldeella,mientrashacíaaunladoloscabellosrubiosqueselespegabanenlapielysebebíaenmediodechuponeselaguadelluviaque la mojaba, permitiéndose saborear lo deliciosa que era—. Sabes alibertad.—Sí… ¡Así Ben! —suplicó temblorosa cuando él se le aferró con
fuerzaalasnalgas,enterrándolesusdedosenlapielcontantoahíncoquedolía;peroconél,eldolorhabíatomadoelsentidodelplacer.Élse leaferróa losmuslosy laelevó,pegándolacontra lapareduna
vezmás,ellaseenredócomopudoalcuelloycaderasdeBenjaminyélentróenelladegolpe,conunasolaembestida,mientrassemirabanalosojosyrespirabanconlabocaabierta.Sedejóescucharelmotordeunautoquellegóalaestacióndeservicio,
enelqueretumbabauntema,llenandoelespacioenelqueseencontraban,disfrutandodelplacerylalocuradeentregarse.Cada vez que Benjamin entraba en ella con gran contundencia y
decisión,elrocedelapareddeladrillosle lastimabalapiel, tantocomopara raspársela y dejársela en carne viva, pero ese ardor no era losuficientementepoderosocomoparaqueinterrumpieraelgocequeestabaexperimentando.Su hombre se comportaba de manera agresiva, como nunca antes lo
había hecho y ella se permitía jadear ruidosamente ante la mezcla deplacer-dolor. Aunque él no se detenía, ella tampoco permitiría que lohiciera.Con losojos cerrados, disfrutabade loque esehombredesalmado le
ofrecía y en ese instante se sentía realmente identificada con la canción
queteníaelvehículoalquelellenabaneltanquedegasolina.Benjamin y ella de cierta manera eran una pareja perfecta, juntos se
estaban quemando, él era el fuego y ella la gasolina que lo avivaba.Benjamin le incendiabahasta la razón, conélno razonaba,ni respiraba,conéltodoeraunperfectocaos;lahabíaarrastradoalmáspeligrosodelos abismos y aun así seguía atada a ese enardecido cuerpo, como unatonta sin voluntad cumplía todas las peticiones de él, había perdido elrumbo de su propia existencia y realmente no quería reencontrarlo,porquelegustabamásexperimentarsunuevoypeligrosomundo.VolvíaajadearjustoeneloídodeBenjaminyconfuerzaseleaferraba
aloscabellos,cuandosentíaquelosladrillosseguíanrobándolepedazosde piel y él retumbaba en su interior,mientras le chupaba con fuerza ellóbulodelaorejaylesosteníacondemasiadoardorlanuca.Entregarseaesehombreeratorturayplacer,erasacrificioyredención,
eracieloeinfierno.Eracomosiquisieraasesinarlamientraslehacíaelamorybienpodría
hacerlo,porqueellanosenegaría,no tenía la fuerzaparaalejarloniunsolomilímetrodesucuerpo,soportabaeldolorenlamismamedidaquesegozabaelplacer.
FlameyoucamefrommeFiremeetgasolineFiremeetgasolineI'mburningaliveIcanbarelybreathe
Whenyou'reherelovingmeFiremeetgasolineFiremeetgasolineIgotallIneed
WhenyoucameaftermeFiremeetgasolineI'mburningalive
AndIcanbarelybreathe,Whenyou'reherelovingme
FiremeetgasolineBurnwithmetonight…
Segundos después todo desapareció a su alrededor, solo quedóBenjaminconsuruidosaypesadarespiraciónjustoensucuello,mientrasaellaelcorazónseleibaaexplotarylarespiraciónselecondensabaenlos pulmones, saboreando en todo su cuerpo la tensión y el goce másgrande,avasallándola.Élmurmuraba algunas palabras, pero ella no lograba entenderlas, no
podíahacerlo,porqueestabaperdidaenunadensanubededesenfreno.Alregresar a la realidad trataba de recuperar el aliento; no obstante,Benjaminseleaferrabaconfuerzaaloscabellosyresoplaba,mirándolaalos ojos con insistencia y ella se perdía en esas pupilas brillantes, esashermosaspupilasqueleatrapabanelalma.CandiceviolabocadeBenjaminmanchadadesangre,lacuallalluvia
empezabaalavar,peronoseatrevíaaaveriguarsilepertenecíaaéloaella.Enesemomentolapuertatraseradelatiendaseabrióysalióunchico
cargandounabolsa debasura, pues sin importar el torrencial aguacero,debíacumplirconsuslabores.Benjamin bajó a Candice, poniéndola de pie y ella con el rostro
ardiendodevergüenza,seacuclillópara recogersusbragas,mientraselchicoqueloshabíasorprendidosemanteníamudoeinmóvil,aúnconlabolsaenmano.Benjamin con una agilidad impresionante, se resguardó su casi
adormecidomiembroysegiróacomodándoselacapucha.—Nosvamos—murmuróinstandoaCandice.Ellaconmanostemblorosasintentabasubirselasbragas,sintiendoque
semoriríadelavergüenza,nuncaimaginóquealguienlasorprendieraenesa situación; tener sexo debía ser algo íntimo y ahora había hechopartícipeaalguienmásdelosvestigiosdelorgasmoreciénvivido.GritósorprendidaalsentirlasmanosdeBenjaminarrebatarlelaprenda
interior y era él quien se las subía con algo de rudeza. La tomó por lamanoylainstóacaminar,aunqueellanoestabasegurasipodríahacerlo,puestoquetodosucuerpotemblabadebilitado.Elchicoasimilólosucedidoyconrapidezcaminóhastaelcontenedor
debasura,donde lanzó labolsasinpoderdesviar lamiradade laparejaquehuíadellugar.—Me quiero morir de la vergüenza… ¡Por Dios! Nunca imaginé
dejarme llevardeestamanera…Suéltame,por favor—pidiósoltándose
delagarredeBenjaminyllevándoselasmanosalrostroparacubrírselo.—¿Conocesaesechico?—Graciasalcielo,no.—¿Piensasvenirahacerleunavisita?—ironizóBenjamin,quienseguía
caminandoalladodeCandice.—Jamás,olvidaréqueestacalleexiste.—Entonces, no tienes porqué morir de vergüenza. No lo conoces y
nuncamásloverás.—Mis padres nome criaron de estamanera, nome inculcaron tener
sexoenuncallejón,comosifueseunamujerdelavidafácil.—Tuspadresno teenseñaríanacogerni enunacamabajo sábanasy
conlucesapagadas,paraellosseguiríassiendounaniñatodalavida—lellevó unamano al hombro, para detenerla un poco—.Ahora,mira pordóndecaminas,quítatelasmanosdelacara…noteavergüencesdeloquehemoshecho,porquelopasastebien.Candicemiróasusojosazulesynotuvolavalentíaparanegarlecuánto
habíadisfrutadodeesemomento.—Fuehermoso—confesósonriendotímidamente,bajandolamirada.Él le llevó lasmanos al rostro, elevándoselo y le dio un beso en los
hinchadoslabios.—Hermoso… Yo diría que fue asombroso. Coger bajo la lluvia,
sentirtetandeseosa,tanatrevida…fueincreíbleynotesonrojesporeso.—Creoqueesmejorqueavancemos,aúnnoesseguroquesigamospor
aquí—usóesaspalabrasparaescapardelaintensamiradadeBenjamin.—Está bien —le tomó la mano y caminaron con rapidez. Benjamin
aprovechólacamionetaquesalíadelaestacióndeservicioyletendiólamano,pidiendounaventón.—Noesnecesario, tenemosparapagaruntaxi,nisiquierasabemossi
va a lamismadirección—comentóCandice, al verque la camioneta sedetenía.—Noimportaaquédirecciónvaya,solonosalejaremosparatomarun
taxidespués—Benjaminlainstóacorrer.LacamionetaeraunaForddelosaños70,encolorrojoyextrañamente
eraconducidaporunachicajoven.Subieronenlapartetrasera,dondesesentaron abrazados, como si fuesen una pareja completamenteenamorados,sinimportarlalluvia,solonecesitabanalejarsedellugar.Después de unos diezminutos de que la chica los llevara a cualquier
parte,Benjamindecidiómandarlaadetenerybajaronenmediodelanada,almenoslalluviaempezabaamenguar.—No tengo lamás remota idea de a dónde iremos, almenos no por
ahora—comentósinsoltar lamanodeCandice—.Meencantaría iraunhotel,perotemoquemereconozcan.CandicenohabíapensadosobreesoyBenjaminteníarazón,ellasolo
quería alejarse del centro psiquiátrico, pero no sabía a dónde se irían,tampoco podía dormir fuera de su casa, no pretendía darles máspreocupacionesasushermanos.—Hayunlugar…esdondeestoyguardandoeldineroylascosasquete
hecomprado.—Esperoquenoseadebajodetucama.—Ben,séquealgunasvecespuedoparecertonta,perorealmentenolo
soy,talvezseademasiadoingenua,perosoloeso—reprochó,mirándoloalosojos.—Solo estaba bromeando —mintió, porque de ella podría esperar
cualquiercosa,yanoleasombrabaelgradodeingenuidadqueposeía“susalvación”.—Noloparece—lerespondióconuntodoquedenotabadesconfianza
yquizásunpocodetristeza—.PodríasquedarteenelsótanodelacasaqueeradeJeremy,eselugarestáabandonadoyesseguro.—Nuncamehashabladosobreél.—Supongoqueyasabesloquepasóconél…enmásdeuncomentario
melohasdejadoclaro.—Nolotengotodoclaro.—No me pidas explicaciones en este momento —caminó dejando a
Benjaminsolo—.Ahoranecesitamosconseguiruntaxiquenoslleve.—Está bien, no te pediré explicaciones y no hablaré nadamás, temo
haceralgúncomentarioinadecuado.Candice no respondió, siguió caminando hasta que vio un taxi y lo
mandó a parar, pero no consiguió el objetivo, estaba segura de queningunoloharía,porqueestabancompletamenteempapados.Despuésdevariosminutosdefallidosintentos,porfinunosecondolió
de la situación en la que se encontraban y los llevó a la dirección queCandiceledio.Entrarona la casade Jeremypor el agujerodemascotasde lapuerta
trasera, obviaron prender las luces y caminaron tanteando para no
tropezaryhaceralgúnruido.Candiceloguiohastalasescalerasquelosllevóalsótano,dondeellaencendiólaluzdeunadiminutalámpara.En el lugar había unmontónde cajas apiladas, algunosmuebles y un
sofácolormostaza.—Creoquepodrásdormiraquí—señalóelmullidosofádetrespuestos
—.Porfavor,noenciendasningunadelaslucesnihagasruidos.Hayunhombredeseguridadquehace rondascadacuatrohoras.Yoahoradeboirmeamicasa.—Candice,tepuedesquedaraquí,noquieroquetengasqueiratucasaa
estahora,esmuypeligroso—pidióél.—Estarébien,notepreocupes.—No lo estarás, no voy a permitir que te subas a un taxi en estas
condiciones.—Novoyasubiraningúntaxi,micasaquedaallado,solotengoque
cruzar el jardín—le explicó para que se tranquilizara un poco, aunqueadmitíaquelegustabamuchoqueBenjaminsepreocuparadeesamaneraporella.—Entonceseraslatípicachicaqueseenamoradelvecino…—Dijequenohablaríasobreeso.—¿Aúnteduele?¿Aúnloquieres?—preguntótensandolamandíbulay
sintiendoqueunextrañocalorseconcentrabaenelcentrodesupecho;eraunaagoníainexplicable,unasganasdeteneraJeremyenfrenteyvolveraasesinarlo.—Verdaderamente lo quería y ha pasadomuy poco tiempo—explicó
alejándoseunpardepasos,alpercibirmolestiaenlavozdeBenjamin.—¿Entonces cuál es mi papel en toda esta historia? —cuestionó
llevándose lasmanosa las caderasyconteniendo la respiración,porqueuna vezmás latían en él esas ganas desmedidas por querer saltarse lostiemposyacabarconsupatéticaexistenciadeunavezportodas.—Estonoesunade tuspelículasparaque cadaquien tengaunpapel,
esto no es una historia de ficción, es la vida real… Jeremy formó unapartemuyimportanteenmivida,peroyanoestá…—¿Ysiestuviera?—SiJeremysiguieraconvida,túestaríasenelcentropsiquiátricoysin
la más mínima posibilidad de conocerme —suspiró pesadamente,sintiéndosealgocansada,conesaextrañaconversación,perosinpretendermentirle—.Diosquisoquelascosaspasarandeunamaneradistintayaquí
estoy,frenteati.Meheconvertidoencómplicedetuhuidaytontamentemeheenamorado,todoloquehehechohasidoporamor.Creoqueesoessuficiente.Benjamincaminócondecisiónhaciaella,esa tontachicaerasuúnico
objetivo,mientras Candice aturdida retrocedió un par de pasosmás, nopodía ocultar el miedo que la embargaba al verlo irrumpir en su zonasegura.Candicenologróalejarselosuficiente,noqueríamostrarsetemerosa,
pero la felicidady elmiedo erandos cosasque jamáspodíanocultarse,porloquehacíaaBenjaminpartícipedesumaldisimuladopánico.Encontadossegundossucuerpocayóbruscamentesobreelsofácolor
mostaza y Benjamin la sofocaba con su peso, supuso que iba aestrangularlacuandolecerróelcuelloconlasmanos,peronuncahizolapresiónsuficientecomoparacortarleelpasodeloxígeno.Elcorazónleiba a reventar el pecho y los ojos estaban a punto de salírseles de lasórbitas,ellamismahabíaintentadomillonesdevecesolvidarelpasadodeBenjamin,peroélsiempreteníaesosarrebatosenquelehacíarecordardeloqueeracapaz.Sequedómuyquietayélvolvióasorprenderlaconunodeesosbesos
enlosqueamenazabaconahogarla,imprimiéndolefuerzaycontundencia,lastimándolelaheridaenellabio,provocandoquevolvieraasangrar;aunasí,ellanodejabadecorresponderle.—Ben…no,ahorano—lepidiócasisinaliento,paraquesedetuviera,
para que dejara de querer arrancarle las bragas, aunque ella fuese todalatidos desbocados que imploraban porque hiciera trizas la prenda—.Deboiracasa,mihermanodebeestarpreocupado…porfavor—suplicóenmediodelosarrebatadosbesosdeél,cerrándole lasmuñecasconlasmanos,paraquenosiguieraavanzando—.Recuerdaquedebohablarconélporlodelviaje.—Podríasquedarteunosminutosmás—ronroneó,mordisqueándolela
barbilla.—No,nopuedo…nopuedo—chillócasivencidaanteeldeseoquele
encendía la sangre—. Prometo venir muy temprano, te despertaré abesos…estolodejaremosparamañana.—Tendrás que venir realmente temprano —resopló liberándola y
tendiéndolelamano,paraayudarlaaponerseenpie.—Prometo que vendré antes de que salga el sol, recuerda no hacer
ruido,esapuertatellevaráaunbañoyenelmuebledellavaboestátodotudinero y la ropa que te he comprado —señaló una puerta de maderapintadadeblanco—.Esperoqueno temoleste lahumedadquehayenellugar.—Estoysegurodequememolestarámenosdeloquepuedemolestarte
a ti la humedad entre tus piernas. ¿Estás segura de que no quieressolucionaresepequeñoproblema?—¡Benjamin!Nodigasesascosas,noseasvulgar—reprochóycaminó
hacialasalida.Élsecarcajeóylavioalejarse.CandiceconmuchocuidadosaliódelacasadeJeremyysefuehastala
suya, donde Robert ya la esperaba, pidiéndole explicaciones, dejándolesaberquesehabíapreocupadoperosobretodo,queestabamuymolesto.Ellaalegóquenoquisosalirantesdelhospitalporlalluviayqueterminósiendoalcanzadaporelmaltiempo.Pidiópermisoparairacambiarse,yaquenoqueríaresfriarseyélselo
concedió,tampocoqueríaquesuhermanaseenfermara.Candiceentróasuhabitaciónyencendiólaluz.Desdeunapequeñaventana,Benjaminteníaunavistaprivilegiadadela
habitación deCandice y podía ver su reflejo a contraluz,moviéndose atravésdelascortinas.Con sus pupilas fijas en ella, empezó a sentir que su pecho era
embargadoporunaextrañanecesidaddeabandonarsusplanes,estudiabala posibilidad demarcharse y dejarla vivir, él podría seguir con lo queera,concómoera,sinhacerningúntipodesacrificio,sinvolverasentirlas emociones que lo hacían sentir vivo, tal vez no necesitaba desentimentalismos para ser quien quería ser. Permitirle al renacuajo unavidaynotenerquecomérseleelcorazón.—Talvezrecibasmásamordetumadre—murmuróobservandoaesa
silueta que se desvestía ante él y le mostraba que el renacuajo estabacreciendo,puesyaseempezabaanotar.Sealejódelapequeñaventanaysefuehastaelbaño,enelmuebledel
lavabo buscó todas sus cosas, con la firme convicción de largarsemuylejos de ahí, dejaría a “su salvación” libre y él se quedaría con el almaatada a sus pupilas, ya después recibiría el castigo que Iblis quisieraimponerle.
CAPÍTULO39
Candicevolvióadespertarseaconsecuenciadelasnáuseas,sequedó
muyquietacon lamiradaal techo,esperandoaquepasaran,soloqueríaquedejarande torturarla todas lasmañanas, quepor fin desaparecieran,peroesonopasaba;porelcontrario,cadavezeranmásinsoportables.Enmediodeunaprofundainhalación,searmódevalor,selevantóyaligeróelpasohastaelbaño,dondevolvióaabrazarsealinodoro,comosifuesesutabladesalvación,comocadamañana.Conlagargantaardiendoy losojosahogadosen lágrimasse levantó,
apenasconseguíamantenersesobresustemblorosaspiernas,caminóhastael lavamanos,dondehizovariasgárgarasparaerradicarelmalsaborensubocay se lavó lacara,percatándoseenesemomentodequesu labioinferior estaba considerablemente hinchado, se acercó un poco más alespejo, en medio de una concienzuda revisión, encontrándose con losdientesdeBenjaminmarcadosenlaparteinterna.Dolíaymucho,por loquese llevóunpocodeenjuaguebucalehizo
gárgaras,esoleayudaríaasanarrápidamentelaherida.Realmentetodoelcuerpo le dolía, era como si le hubiese pasado un tren por encima, sedesvistióyporencimadelhombropudovera travésdelespejoquesusomóplatosestabanraspadosylosteníaencarneviva.—Auchh…—hizounamuecadedolor,alver lasconsecuenciasdesu
arrebatadoencuentrosexualcontraunapareddeladrillos.LehabíaprometidoaBenjaminque lovisitaríamuy temprano,por lo
que respiró profundo, armándose de valor, pues estaba segura que unaduchasololastimaríalasheridasensuespalda.Bajo la regadera se tragó las lágrimas de dolor, se convirtió en una
chicarealmentefuerteparasoportarelaguacaliente.Saliódesuhabitacióntratandodehacerelmenorruidoposible,debía
darse prisa, porqueRobert yNadia ya estaban despiertos, los escuchabamurmurarintentandocalmaraJason,quienlloraba.Caminóconsigilosa rapidezhasta lacocina,buscandoalgodecomer
parallevarleaBenjamin,despuésdetodo,debíaestarhambriento.Enunenvasedeplásticoguardóqueso, jamón, tocinoypan,noquiso
prepararelemparedadoenellugar.Paratomarsacóunlitrodelechedelanevera, al cerrar la puerta se llevó el susto de su vida al ver a Robertparadoconlosbrazoscruzadossobreelpecho.—¿Se puede saber qué haces despierta tan temprano?—preguntó sin
ánimosdeocultarsumolestia.Candiceparpadeórápidamente,mientrastratabaderespirarycontener
loslatidosapresuradosdesucorazón,aferrándosealenvasedelecheparanodejarlocaer.Queríainventaralgunamentiraconpalabrasclaras,paraqueRobertle
creyera,perotodasestabanatoradasenelagóniconudoqueseleformabaenlagarganta.—Eh…anochenocené—comentódejandolascosassobrelamesa,era
inútilintentarocultareltemblorensusmanos—.Ytengomuchahambre—aclaróalverqueél levantaba lascejasdemanera irónica,mirando lacantidaddecomida.—Candice,siéntateporfavor—pidióseñalandolasillaasulado.EllasabíaloqueRobertpretendíaynopudoevitarrodarlosojoscomo
nunca antes lo había hecho, sin si quiera darse cuenta, se estabadespertandoenellaunsentidoderebeldíanuncaantesexpuestoydeesoseestabadandocuentasuhermano.Sindecirunasolapalabratomóasiento,evitandolastimarselaespalda,
porloquenolapegóalespaldar.—¿Qué es lo que pasa contigo? —preguntó rondando la silla, para
ubicarsefrenteasuhermana.—Nada,noséporquémehacesesapregunta.—Mepreocupatuactitud,casi todoslosdías llegas tardey lopeorde
todoesquenosédedónde.—Yatehedichoqueestoyvisitandoalgunoshospitales.—¿Yaesosedebetuextrañocambiodeactitud?¿Poresoúltimamente
tecomportastanaltanera?Nuncahabíassidotanrebeldeysuponíaqueesaépocayalahabíassuperado.—A ti te parece que estoy rebelde solo porque salgo a ayudar a las
demáspersonas.—El tono de voz que utilizas para darme respuestas es realmente de
rebeldía —confesó intentando mirarla a los ojos, pero Candice no seaventurabaadarlelacara.—PorquenohacesmásquereclamarmeRobert,nolograscomprender
loqueestoyhaciendo.—Creo que nadie te podría comprendermejor de lo que lo hago. Te
dejoser,noimpidoquehagasloquequieres,nisiquieramemetoentuscosas. Si realmente quisiera intervenir en tu vida, te obligaría a queregresaras a la universidad y dejaras de lado toda esa tontería de lascreencias.—Deberías empezar a creer un pocomás en Dios, es quien nos está
ayudandoasuperartodaestasituación.—Diosnonosayudaennada,sinotrabajaranotendríamosparacomer,
nivestirnos,sinonoslevantáramostodoslosdíasconlasganasdequerersuperarloquehemospasado,nadiemásnosvaayudar.—Diosesquiennosbrinda la fuerzaquenecesitamosyes tontode tu
partequenocreasenél,nofueesoloquemamánosenseñó.—Yonobuscocreerenalgo,yaquelascreenciassolosonútilesenel
espaciotemporalenelquevives,nosoneternasydebemosaprovechareltiempoenelqueestamos.—Nodesvíeseltema—reprochómostrándoseverdaderamentemolesta
—.Séqueen todoeste tiemponoteheayudado,peroheconseguidountrabajo,pensabadecírteloenunpardedías,peroyaqueestamoshablandodelacargaquesignificoparati,teinformoqueenunpardedíasmevoydeviaje.—¿Que te vas de viaje? ¿Acaso has perdido la cordura?—preguntó
realmentesorprendido.—No, no la he perdido. Una señora de la iglesia me ofreció trabajo
paraquecuidedesumamáyvoyatomarlo,asípodréayudarenlacasacon los gastos; incluso, me ha pagado por adelantado, eso te lo dejaréparaquesetehagamásfácilcuidardeLizzy.—Candice, no voy a permitir que te vayas a quién sabe dónde… no
quieroqueaceptesesedinero,nimuchomenosesetrabajo.—Quieroesetrabajo,soymayordeedadynopuedesimpedirquevaya
adondeyoquiera.Robertsellevólasmanosalacabezayselarascócondesesperación,
mostrándosemolestoyaturdido,nuncaantesCandicesehabíareveladodeesamanerayenesemomentodaríahastasupropiavidaporsaberquéeraloquepasabaporlacabezadesuhermana.—Candice,nopuedesdejarnossolos,somosunafamilia,estáLizzyque
necesitadetuayuda,eressuhermana,yonecesitodetupresencia…¿Quéhe hecho mal? Candice por favor, piensa en las decisiones que estás apuntodetomar,debessermásmadura.—Robert, estoy actuando con toda la madurez que poseo, ahora no
comprendespero loharás,necesitoaceptarese trabajo—mintió,ellanoteníalavalentíaparadecirlequequeríairse,porqueestabaembarazadadeunasesinoprófugodelajusticia,alqueellahabíaayudadoensuhuida.Robert ya tenía suficientesproblemasygastos, comoparaque ella le
aumentaralacarga.Robert estaba rozando los límites de la desesperación, no sabía qué
hacer,niquédecir.Eneseinstantesolopensóenpresionarla,suponíaqueesodebíaservirdealgo.—Candice—sepusodepieanteella—.Siaceptasesetrabajo,sitevas
delacasa,olvidaquetienesunafamilia,olvídatedeLizzyydemí…asíquedecide,esel trabajootufamilia—noesperóaqueella ledieseunarespuestaysemarchó.Candice quedó con los ojos abiertos de par en par e inundados en
lágrimas,mientraselcorazónlemartillabalentaydolorosamentecontrael pecho.No podía creer en las palabras deRobert, no era justo lo queestabahaciendoconella,ahoraestabaseguradequesilecontabatodoporloqueestabapasando,jamáslacomprendería.Sellevólasmanosalrostroyseechóallorarruidosamente,intentando
encontraralgúnconsueloasudolor,perosolosellenóderabiayrencorencontradesuhermano,mentalmentesedecíaquetalveznuncalahabíavisto como a una hermana, al fin y al cabo no lo eran y solo estabaaprovechandoesaoportunidadparalibrarsedelaresponsabilidadqueellapudieserepresentar.Escuchólospasosdealguienqueseacercabaalacocinayantesdeque
pudiesenverlaenesacondición,se levantó,agarrólosalimentosysalióporlapuertadelacocinahaciaeljardín,mientrasselimpiabaconmanostemblorosaslaslágrimasyotrastantasselassorbía.Al entrar en la casa de Jeremy, no escuchaba absolutamente nada,
suponíaqueBenjaminseguíadormido,porloquesetomólalibertadde
subirlasescalerasyencerrarseenlahabitaciónvacíadelquehabíasidoelprimer amor de su vida. Se echó a llorar muy bajito, mientras losrecuerdosllegabanaellaenraudales,aúnnosesobreponíaaesedrásticogiroquehabíadadosuvida.AmabaaBenjamin,deesoestabacompletamentesegura,perotambién
teníalacertezadequeesehombrenoeraloqueleconvenía,almenosnoloquesufamiliaquerríaparaella,nuncaloaceptarían.Tratódecalmarse,selimpiólaslágrimasunavezmásytratandodeser
sigilosa bajó hasta el sótano, pero todo seguíamuy callado.Demanerainevitableelcorazónseleinstalóenlagarganta,alverqueBenjaminnoestabaenelsofáynohabíahuellasdequehubieseestadoeneselugar.—¡Ben!—Lo llamó y no obtuvo respuesta—. ¡Benjamin!—Volvió a
llamarlo al tiempo que giraba sobre sus talones en busca del chico—.¡Ben,porfavor!—chillóconlosojosrebosadosenlágrimas.Benjaminsehabíaido,lahabíaabandonado,sololanecesitabaparaque
lo sacara del lugar, ahora la había dejado sola con un hijo a cuesta yenemistadaconsuhermano.Caminóhaciaelbañoconlafirmeconviccióndeasegurarsedequese
había llevado todo y así despertar de un porrazo a su más dolorosarealidad.Abrió la puerta de golpe, sintió que el oxígeno volvía a llegar a sus
pulmonesalverlodesnudoyconuna toalla, frotándose loscabellos, losqueleimpedíanverleelrostro.—Hermosa,terecuerdoquesetocaantesdeentrar—ledijolanzandola
toallaaunlado.Candice no lograba hilar una palabra, estaba totalmente sorprendida,
sabía que era él porque reconocía su voz y sus ojos y lo había vistodesnudomuchasveces.—¿Quéhashecho?—preguntóconvozahogada.—Esminuevolook,mehedecoloradoelcabelloyrecortadoelvello
púbico,nosoypartidariodelasselvasgenitales.Candice intentaba reconocer a ese hombre que se había decolorado
hasta las cejas, ni se había percatado de que se había rasurado el vellopúbico,todoelimpactoestabaenBenjamintotalmenterubio.—Sé que no te agrada —chasqueó los labios con fastidio—. A mí
tampoco,perosoloserátemporal,hastaquelleguemosanuestrodestino.—¿Saliste?—hizolapreguntaanteloqueeraevidente.
—Sí, necesitaba hacer el cambio cuanto antes —explicó y observóalertaenesamiradadebosquesenprimavera—.Nodebespreocuparte,fuitotalmente cuidadoso, nadie me vio salir, mucho menos entrar. Loimportanteesqueyatodoestálisto—confesómientrasseponíaunbóxer.—Te he traído comida… supuse que estarías hambriento —le dijo
mostrándolelabolsaensumano.—Así es…—sepuso un pantalón de lino color beige y una camiseta
negra.Caminaronhastadondeestabael sofáy tomaronasiento.Benjamin se
quedó mirándola a los ojos, durante al menos un minuto, hasta queCandiceledesviólamiradaysepusoaprepararleunemparedado.—Locomprenderá—llevósumanohastalaespaldadeellayleregaló
una tierna caricia, sintiendo cómo ella se tensaba—. Por ahora es muydifícil para tu hermano comprender que quieres emprender una vidacompletamente independientemente de ellos, pero con el tiempo loentenderá,ahorasoloestáconfundidoyalgomolesto.Candicesinpoderseguirfingiendoserfuerte,seechóallorarunavez
más y sucedió algo inimaginable para ella,Benjamin la abrazó, lo hizocomo nunca antes, mostrándose tierno y protector pero sobre todo,comprensivo.—¿Cómo lo sabes?—preguntó enmedio del llanto,mientras cerraba
consusbrazoslacinturadeBenjamin.—Tusojossondemasiadostransparentesynopuedesocultarporloque
estáspasando.Yanoteangustiesporeso,mejorvamosaplanearnuestravida—lediounbesoenloscabellosyleacaricióelrostro.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓EraelúltimollamadodelFijiAirwayscondestinofinalalaciudadde
Apia,mientrasCandice intentabaesconder tras lentesdesol las lágrimasdeldolorquelecausabadejarasufamiliayeltemordeestarhuyendoconun prófugo de la justicia, el que no tenía lamás remota idea de dóndeestaba; el punto de encuentro era el aeropuerto, pero Benjamin noaparecía.Searriesgóaponersedepieyabordarelavión,nosinantesconstatar
en su nuevo teléfono móvil que el viaje era de ida y vuelta y que siBenjaminnoaparecía,contabaconlaposibilidadderegresarasucasayenfrentarasuhermano.Enelmomentoquemostrósuboleto,correspondióalaamablesonrisa
del joven que verificaba sus datos en el pasaporte, por lo que trató detragar en secode lamaneramásdisimuladay asípasar elnudoque losnerviosleformabanenlagarganta.—AdelanteseñoritaDrummond,felizviaje—ledijocongrancortesía,
sindesviarlamiradadeesamujeraltadecabellososcurosycorteChanel,quelahacíalucirmásestilizada.—Gracias —apenas murmuró Candice recibiendo su pasaporte y
boleto,arrastrósupequeñamaletademano,laquecomoBenjaminhabíaquerido,eradediseñadorycaminóporelpuente reactor,hastaelvuelocomercialqueharíaescalaenHonolulu.Justoenlapuertadelaviónvolvióaconfirmarensuboletoelasiento
queteníaasignadoenprimeraclase,hastadondelaguiounintegrantedelatripulación,quienlaayudóconsuequipaje.Noseatrevíaaquitarseloslentesportemoraquelareconocieran,estabaseguradequenadieteníalamásremotaideadequiéneraCandiceAdams,porquenoeramásqueunainsignificante chica de clasemedia, pero sí podrían relacionarla con lahuidadelfamosoactorBenjaminSutherland.Se acomodó en su espacioso y cómodo asiento blanco, al lado de la
ventanaehizoaunladoelcojíndefondoblanco,adornadoconalgunostribaleshawaianosennegro.—¿Desea algo, alguna bebida? —ofreció el chico vestido con un
pantalóncolorvinotinto,conlosmismostribalesennegroyunacamisaenelmismocolor.—No,gracias—contestóconlavozalgoronca.—Si desea algo, a su lado tiene la carta—comunicó con una sonrisa
perfectamenteblanca,queiluminabaelrostromoreno.Candice asintió en silencio, el chico semarchóy ella aprovechópara
echarunvistazohaciaatrás,paraversiseencontrabaconBenjamin,peronologróverloyesosoloaumentabalaangustiaensupecho.—Buenas tardes —la inconfundible voz del hombre saludando a la
hermosa chica morena de rasgos fileños, que formaba parte de latripulación,obligóaCandiceaclavarlamiradaenél.Ellacorrespondióyrecibióelboletoaéreo,paraluegoguiarlohastasu
puesto,mientras Candice se obligaba a no sonreír y seguir con el planestructurado en el que debían simular que nunca antes habían tenido lafortunadeencontrarse.Tragóensecoyseremovióincómodamenteenelasientoalverlo,justo
en ese momento comprendía porqué había sido catalogado en dosoportunidadescomoelhombremásatractivo.Benjamin era alto y delgado, con una elegancia que podía jurar era
innatayposeedordeunabellezainigualable,aunquelopreferíamoreno,debíaadmitirquederubioarrancabasuspiros,vestíaconunodelostrajesen color negro que ella le había comprado, pero no llevaba la corbata,dándoleun airemás relajado; losojos azules le resaltaban aúnmásporlos lentes de lectura, con montura de pasta negra, haciéndolo lucirrealmenteintelectual.—Buenas tardes —la saludó con una sonrisa ladina, justo en el
momentoenquetomóasientoasulado.Candicecarraspeóparaaclararselavozyencontrarunpocodevalor,
porquelosnerviosnolepermitíanhablar.—Buenas tardes —murmuró y volvió la cabeza hacia la ventanilla,
mientrasBenjaminseajustabaelcinturóndeseguridad.La voz del piloto a través de los altavoces anunciaba que iban a
despegaryenlaspantallasfrenteasusasientos lasnormasdeseguridaderanemitidasenunvídeo,alascualesCandicenolesprestabaelmínimode atención, solo era consciente del corazón golpeteándole contra elpechoyensilencioimplorabaunAveMaría.Soloqueríaqueelavióndespegaracuantoantes,porqueenmásdeuna
ocasiónseimaginóalapolicíaimpidiendoelvueloeirrumpiendoenlacabinaparallevárselosdetenidos.—¿Viajasola?—preguntóBenjamin, tratandodecaptar laatenciónde
Candice.—¿Disculpe?—ellanologróentenderloquehabíadichoyempezabaa
costarletratarlocondistancia.—Le preguntaba si viaja sola —volvió a sonreír, como si todo eso
fueseunjuegoyellaqueríagolpearlopornotarlotantranquilo.—Sí.—¿Placeronegocio?—preguntóy lamirabaatentamente, fijandosus
pupilasenlosvoluptuososlabios.Élpudopercatarsedecómoellafruncíaelceño,aunque tuviesepuesto los lentes—.Notienequerespondermesi
no lodesea—volvió lamirada al frente, observando cómoa travésdelvídeoleenseñabanalospasajerosausarelchalecosalvavidas,sintiendoelavióndesplazarseporlapistaconlentitud.—Negocios—dijoalfinyBenjaminvolvióamirarla.—Yotambién—leofreciólamano—.Unplacer,RalphDankworth.Candicemirólamanomuycuidada,delargosydelgadosdedos,como
sifuesenlosdeunpianistayseaventuróacorresponder.—VirginiaDrummond—sintió el cálido apretóndeBenjamin, con el
quedespertótodassusterminacionesnerviosas.—Señorita Drummond, con tanta belleza, supongo que esmodelo—
comentósindesviarsuatencióndeesoslabiospintadosdecarmín,aúnsinatreverseasoltarlelamano,porquenecesitabaesecontactoparamantenera raya sus instintos, quenoperdonabanqueCandice en esemomento lepareciera lamujermás hermosa que alguna vez hubiese visto, se habíaquitadolapieldelachicatiernaeinexpertaysehabíavestidodefemmefatale.—SientodesilusionarloseñorDankworth—comentósinpoderocultar
elsonrojoqueseapoderabadesurostroyenesemomentosequitó loslentes de sol, dejando al descubierto sus atrayentes ojos verdes, los quehabían sido enmarcados con unas tupidas pestañas postizas ymaquillajeahumado, brindándoleun look realmente sensual y agresivo, haciéndolalucirunoscincoañosmayor.Benjaminnopudoevitarsentirserealmentefascinadoante esanuevamujerque sepresentabaante él, admitíaque legustabamuchomásesanuevaversiónde“su salvación”—,pero trabajoparalaboratoriosPfizer.—Interesante—asintió sonrienteyalgoanonadadoante la astuciaque
demostraba“susalvación”,porfinseaventuróasoltarlelamano.—¿Yusted?—lepreguntóaltiempoquesentíaquelapresióndelavión
abandonandotierra,lapegabaalasiento.—No, tampocosoymodelo…—leguiñóunojoconsexypicardía—.
Soycineasta,trabajoparaUniversal.CandiceplególoslabiosalvercómolamiradadeBenjaminsecargaba
deilusión,aúnamabaelcine,esaerasupasiónyelladaría loquefueraparaquerecuperaratodoloquehabíasido,sabíaqueporelmomentonopodríalograrloyqueellugaralqueibanlecercenabalossueños,porquenoteníalamásremotaposibilidadparadarleriendasueltaasutalento;noobstante,nodescansaríahastaveraBenjaminnuevamenteatravésdeuna
pantalla.—Interesante, seguramente está rodeado de mujeres perfectas, casi
plásticas.Benjaminsequedómirándolaalosojospormuchotiempo,hastaquela
obligóadesviarlamirada.Nopodíacomprenderel tontoeinútilataquedecelosquehabíatenido“susalvación”,peroadmitíaqueesolehinchabaelorgullo.—Comúnmente,peroningunaseacercaremotamenteasubelleza—la
elogió, Candice tragó en seco y la azafata que le ofrecía un whisky aBenjamin, no pudo evitar sonreír con sutileza al percibir el flirteo quehabíaentrelosdospasajeros,eraalgoqueconstantementepasaba.Candice se quedó sin argumentos y con una tonta sonrisa que se
obligabaadisimular.—Señorita Drummond —habló Benjamin, captando nuevamente la
atencióndeCandice—.¿ViveenLosÁngelesoenHawái?—Vivo en muchos lados, viajo constantemente por cuestiones de
negocios,peropodríadecirquemi residencia fijaya laquevisitomuypocasvecesporaño,estáenLosÁngeles.—Entonces, ¿en una de esas escasas visitas a Los Ángeles, podría
aceptarqueleinviteaunacena?—Losiento,nosueloaceptarinvitacionesdedesconocidos.Benjaminlamiróalosojosybajólentamentealoslabios,seguidodel
níveoyestilizadocuello,hastaposarlaenlamedalladeorodelaVirgenMaría,laquesiemprereposabasobresupechoyquenocontrastabaparanada con los pendientes de diamantes que llevaba puestos y que habíanpertenecidoaMaureen.—Tenemos más de cinco horas para dejar de ser unos simples
desconocidos—volvióasonreírleydesviólamiradahacialaazafata,alaqueleregalóunasentimiento,amododeagradecimiento.—Cincohorasesmuypocotiempo,deberáhacerungranesfuerzo—
aseguróCandiceyporinstintosellevóunadelasmanosalamedalla.—¿Su destino final será Honolulu? —preguntó sin dar su brazo a
torcer,comosirealmenteélnosupieranadadeella.—Disculpe,nocreoprudentedarlemásinformaciónsobremidestino,
apenasloconozco.—Tienelaoportunidaddeconocermemejor.Candicesonrióymiróa lamujerdecabelleraoscuracomo lanoche,
quesehabíaalejadojustoalladodelapuertadelacabinadecontrol;ellasealzódehombrosdemaneradespreocupada,mostrándosesonriente,sinsaberquéconsejosdarlealahermosayelegantepasajera.Durante las seis horas que duró el vuelo desde Los Ángeles hasta
Honolulu,dondeharíanconexióninternacionalcondestinofinalenApiaSamoa, al menos con la aerolínea, no dejaron de conversar en ningúnmomento.Comodoscompletosdesconocidos,sedieronlaoportunidaddeconocerse.CandiceconocióaBenjamin,muchomásde loque lohabíahechoen
aquel cuarto oscuro en el centro psiquiátrico, la libertad le sentaba demaravilla,hastahabíadejadodeladosuhumorácidoysusmomentosdehastío, se había convertido en un hombre jovial e inteligente,estampándoleenlacaraporquélasmasasloadoraban.Benjamin no dejaba de admirar a Candice y cada vez que tenía
oportunidad la tocaba, tratando de parecer casual, para poder soportarestar a su lado y no asesinarla, ella era salvación y castigo.A solas nohabía problema, porque podía acariciarla todo lo que quisiera y jurabaque ella confundía su equilibrio con dependencia, pero eso pocoimportaba.
CAPÍTULO40
Candice caminaba por el pulido piso de granito del Aeropuerto
InternacionaldeHonolulu,mientrasBenjaminlaseguíaaunosdiezpasos,tratandodeponerdistancia,perosinperderladevista.Pornadadelmundopermitiría que “su salvación” se extraviara, algo que no le extrañaría,porqueestarconellaeracomoandarconunaniñadediezaños.Amboshabíanacordadocambiarsederopa,ponersealgomásacordeal
lugaralcualiban.LamiradaverdedeCandiceseanclóenunode los televisores,donde
un importantecanaldenoticias teníaenprimeraplanauna fotografíadeBenjamin,inevitablementesedetuvodegolpeyelcorazónseleinstalóenlagarganta.—Dios,sehandadocuentaquehaescapado—murmuróconlasganas
devomitarganándole lapartiday laspiernasempezarona temblarle, sellevólamanoalabocadelestómagoytuvoquesostenerseaunasilladela sala de espera, porque no soportaría mantearse de pie por muchotiempo sobre esos altísimos tacones—. Estamos perdidos —musitóbuscandoconlamiradaaBenjamin,quienhabíadesaparecido.Volviólamiradaalapantalla,peroestavezalafotografíadeBenjamin
la acompañaba un vídeo de un edificio en llamas, uno que ella conocíamuy bien. Sus pupilas siguieron las líneas del enunciado, no podíaescuchar las noticias, debido al anuncio constante de los llamados devueloyesosoloaumentabasuangustia.Leyó rápidamente donde decía que una de las catorce víctimas en el
fatídico incendio del ala norte del centro psiquiátrico, había sido elfamoso actor Benjamin Sutherland y una vez más le recordaban a lanaciónporquéestuvorecluidoeneselugar.Los constantes subtítulos cambiaban, otros decían que la causa del
incendiohabíasidouncortocircuito,debidoa lasmalascondicionesenlasqueseencontrabanlasinstalacioneseléctricaseneseedificio.—No fueuncorto circuito, no lo fue—negócon la cabeza envarias
oportunidadesylosojosseleinundarondelágrimas.Eneseinstantesoloqueríaalejarse,huirdeBenjamin,nopodíaseguir
tan cegada y sirviendo de cómplice de un asesino, de un hombre sinescrúpulos.—Señorita, ¿se siente bien?—le preguntó un hombre de unos setenta
años, demuy baja estatura y el poco cabello que aún conservaba, en sumayoríaerancanas.—Sí, sí—asintió con contundencia y retrocedió un par de pasos, se
giróybuscóalgúnanunciodebaños,necesitabaponersealgomuchomáscómodoyhuircuantoantesdellugar.Ledabagraciasalcieloquellevabadiezmildólaresenefectivoconella,esolealcanzaríaparapagarunhotelporesanocheyaldíasiguienteregresaraLosÁngelesenelprimervuelodisponible.SoloesperabaqueRobert laperdonara,despuésdehabersedespedido
definitivamentedeélatravésdeunacarta.Benjamin al verse descubierto había desaparecido y eso ella lo
agradecía, asípodríahuir sin sentirse amenazada.Emprendió sucaminoenbuscadeunbaño, tratandodesoportar losbenditos tacones,mientrasarrastrabasuequipajedemano.Aligeró el paso al ver el señalador del baño, dobló a la derecha,
adentrándosealpasilloque la llevabaasumomentáneodestino,peronologró avanzar mucho, porque una mano la retuvo al sostenerla por elbrazo,nopudoevitarquelamezcladetemoryrabiaaumentaraalverqueBenjaminleimpedíaavanzar.—No me toques —siseó con la voz ronca, cargada de lágrimas y
desprecio—,suéltame—haló,enunintentoinútilporliberarse.—Por favor Candice, tenemos que hablar—suplicó mirándola a los
ojos,yaélnollevabaloslentesdelectura.—Yonoquierohablar,soloquieroregresaramicasa…yanoquieroir
aningúnladocontigo.—Porfavor,hermosa—murmurósuplicanteyenesemomentoleechó
unvistazoaunamujerquesalíadelbaño.—Yanomellamesasí.Teníastodoplaneado…nohasidounaccidente
—reprochó y las lágrimas se le desbordaron—. Esas personas eran
inocentes,noteníaselderecho…eresunmalditoasesino.Benjaminnopodíadarexplicacionesenesemomento,noeneselugar,
porque no era el más adecuado para convencer a “su salvación”.Rápidamente abrió la puerta del baño familiar y aún en contra de suvoluntad,laarrastróalinteriorycerrólapuerta,pasándoleelseguro.—Notengonadaquever,hasidounaccidente.—¡Mentira!—gritó.—Sshhh—consusmanoshizounademán,pidiéndolequebajaralavoz.—Esmentira,yatodoestoloteníasplaneado,mehabíasdichoqueno
debía preocuparme por nada, por eso dejaste las correas en el lugar…eres un enfermo, un mentiroso, una bestia…—balbuceó en medio delllantoquelaahogaba.—NomehagasestoCandice,nolohagas,porfavor—suplicójuntando
susmanosamododeruegoyconlosojosllenosdelágrimas—.Ereslaúnicapersonaquemehacreído,yonolohice,notuvenadaquever,tienesquecreerme…—Nopuedo—negabaconlacabezayselimpiabalaslágrimasconel
dorsodelamano,mientrassorbíalasdemás—.Soloquieroregresaramicasa,noquieroseguircontigo,noquiero…porqueteamo,perotambiénte temo,¿acasono lonotas?Siempreque teacercas, solopiensoenquequieres hacerme daño y es que eso es lo quemuchas vecesme grita tumirada, no soy tonta… me doy cuenta de que te controlas… es tunaturalezayyoasínopuedoseguir,nopuedo…séquesimevoyahorasuperaréesteamoryseguiréadelante.—Candice—sollozóyseacercóparaabrazarla,peroellaretrocedióun
paso—.¿Yquéhagoconloquesiento?¿Quéhagosimedejas?Túlehasdado sentido a mi vida… me devolviste las ganas de vivir, de darleimportanciaalascosas…sitevasymedejas,yanadatendríasentidoynomeentregaríaalapolicía,soloterminaríadeunavezportodasconestepedazodemierdaquesoy—estavezfuemuchomásrápidoqueellayletomó lasmanos; no lo hizo con fuerza,Candice pudohaberse liberado,pero no lo hizo, solo se quedó anonada viendo cómo él se ponía derodillasanteella—.JuroporDiosquenotuvenadaquever,notuvenadaquever…—sellevólasmanosdeellaaloslabiosyempezóabesarlas.—Mecuestacreerlo,deverdadmecuesta—chillómirandoalosojos
azulesahogadosenlágrimas,nisiquierasabíasiBenjaminestabausandoelnombredeDiosenvano.
—No puedo hacer nada… no sé qué hacer para que me creas, solotengomipalabra…tehedemostradoquenosoyunamalapersona…nolosoy.—Entonces explícame lo que pasó con tumadre y esa pobre chica…
explícame.—No lo sé… recuerdo todo lo que pasó, lo recuerdo, pero no pude
controlarme,algoquemedominaba…nosécómoexplicarloynadiemevaacreer,porquelahumanidadprefierepensarqueestoylocoacreerquealgo sobrenatural pasó conmigo… son cosas que no puedo explicar…Candice,mírame—lepidiócuandoellaledesviólamirada—.Mírame,esalgo que no logro comprender, por eso sé algunas cosas sobre ti y deotras personas, no sé cómo, solo sé, puedo saberlo cuando miro a losojos, supe lo de tus verdaderos padres, lo que hicieron contigo cuandoapenaserasunabebé,séqueJeremymurióenunaccidenteaéreo,sé…séque estás embarazada—en ese momento Candice se soltó del agarre yretrocedióunpasomás,Benjaminmás que convencerla de queno teníanadaqueverconelincendioenelcentropsiquiátrico,laestabaasustandotodavíamás—.Esahasidotumayorrazónparaaceptarvenirconmigo…encambio,yotuvelaoportunidaddeirme,dealejarme…estuveapuntodehacerlo,porquenoqueríainvolucrarteentodoesto,porquenoquieroquenadamalotepase,peroteamo,teamoynopuedoalejarmedeti…nopuedo,porquequierounafamiliacontigo,quieroaesepequeñoserqueesdelosdos—hipóenmediodelágrimasquelebañabanelrostro.—Quiero irme, necesito hacerlo —dijo con la voz ronca por las
lágrimasyaunquesabíaqueesoeralomássensato,nopodíaevitarsentirqueelcorazónselepartíaenmilpedazos.Benjaminnegócon la cabeza sinpararde llorary seguíade rodillas.
Candice no demostraba querer cambiar de parecer, entonces se dio porvencido.—Está bien, puedes hacerlo… vete, yo seguiré conmi destino, no te
sientasculpablepornada,soloquieroquecuidesmuybiendenuestrohijoyquenoledigasquesupadrefueunasesino,porfavor—pidiósorbiendolaslágrimas.—Nose lodiré—murmuróy retuvo lasganasdebesarloporúltima
vez.Candice saliódelbañoydejóaBenjaminsoloenel lugar, ibaconel
corazón destrozado, pero con la firme convicción de salir de ese
aeropuerto o averiguar si había algún vuelo disponible a esa hora pararegresar aLosÁngeles,mientrasnoparabade llorary era el centrodemuchasmiradascargadasdecuriosidad.Las luces en el baño estallaron, dejando en total oscuridad el lugar,
Benjaminselevantó,altiempoqueselimpiabalaslágrimasconeldorsode la mano y miraba a través del espejo los dos luceros brillantes queflotabanenellugar.—Podríassermenosdramático,poresonunca tedieronningúnpapel
realmenteimportanteymaduro,porquesobreactúasyarruinastodo—laincitanteyprofundavozdeIbliscalóenlosoídosdeBenjamin.—¿Qué mierda pasó? —preguntó con los dientes apretados—. Se
suponíaque la tontanodebíaenterarsede lo sucedidoenelputocentropsiquiátrico.—Latecnologíaalgunasvecesmesupera—dejóenevidenciaunligero
tonodeburla.—NomevengasconmierdaIblis…lanecesito,¡ahora!—exigiódando
unpasohacialaformadehombreparadoenlaoscuridad,peronopudoavanzarmuchomás,porquelospiesseleclavaronalpiso—.¡Noladejesir!—YodecidoloquepasaconCandice…esmía,quieroqueesolotengas
muyclaro,paratisoloesunmediodealcanzartuestúpidasalvaciónytúsolo sirves para acercarla amí, soy quien decide cuándo y cómo vas aentregármela.—Puedeshacerla tu zorra si te da lagana, despuésde todo, no es tan
buena cogiendo—escupió con rabia y segundos después su cuerpo seestrellabacontraelespejodecuerpocompleto,haciéndoloañicos.Benjaminjadeóanteeldolorysequedóenposiciónfetalenelsuelo,
mientras inhalaba todo el oxígeno posible para llenar sus pulmones.OdiabaqueIblislousaracomounmalditotítereehicieraconélloqueseledieralagana.—Solosubeaeseaviónynocuestionesmimaneradeproceder—dijo
poniéndole el pie descalzo sobre la cabeza, obligándolo a mantener elrostrocontraelsuelo.Benjaminresoplóenardecido,sintiendoqueelodioyresentimientoen
contradeeseser,aumentabasinmedidas.—No te sirve de nadaBenjamin, porque no eres nada… solo eres un
simpleparásitoque sigueconvida,porqueasí lohedecididoyo—esas
fueronlasúltimaspalabrasdeIblis,antesdedesaparecerdejándoloenelsuelo.—Maldito hijo de puta —protestó al tiempo que se levantaba,
sintiéndosetotalmenteadolorido.Agarró su bolso y salió del baño familiar, se dirigió al de hombres,
dondesecambióeltrajeporunpantalóncaquiyunacamisetagris.Aúnlequedaba tiempo. Precisaba calmarse un poco, por lo que se fue a unrestauranteypidióunwhiskydoble,necesitabaunpocodealcoholparadejardesentirsetanimbécil,odiabaserelputojuguetedeIblis.En otro punto del aeropuerto, Candice se encaminaba al área de
información e intentaba dejar de llorar, pero parecía que era imposibleconseguirlo,ibatotalmenteensimismadaensudecisiónderegresaraLosÁngeles,cuandoalguienlatropezó,provocandoquesoltaraelmangodesuequipajedemanoyqueéstecayeraalsuelo.Eso la sacó de golpe de su estado de letargo y se volvió al mismo
tiempo que lo hacía el hombre alto que se acuclillaba para recoger lapequeñamaleta.—Losiento—dijoconvozsedosaentregándoleelequipaje.Candice se quedó totalmente paralizada, observando al hombre de tez
blanca y cabello perfectamente rizado, que llevaba puesto unos jeans,camiseta blanca y chaqueta de cuero, del cuello le colgaban unosaudífonos negros y se escuchaba ahogado el coro de un tema muyreconocidodelosRollingStones.
PleasedtomeetyouHopeyouguessmyname,ohyeah
Ah,what'spuzzlingyouIsthenatureofmygame,ohyeah…
Ellanoconseguíani siquieraparpadear, estaba totalmenteatrapadaen
esos ojos grises casi blancos, el hombre le sonrió y era perfecto, erahermosamente perfecto, tanto que extrañamente y contradiciendo supropia esencia, sentía atracción hacia ese hombre de labiosvoluptuosamentemasculinosynarizrecta.—Aquítienes.Candicenoconseguíamoverseyélletomólamanoparaqueagarrara
lamaleta.
Ellabajólamiradaaltoquefríoysuave,percatándosedequelamanoeradededoslargosyuñascuidadas.Sostuvosumaletayvolvióamirarloal rostro, sus ojos una vez más concentraban al universo, entonces loreconoció, lo recordó.Había sido elmismoque la había salvadode lasgarrasdeRickfort.Él retrocedió un paso, mostrándose sonriente, mirándola con cierta
devoción,mientrasungrupodepersonaspasabaporsulado.—Espera… espera —lo llamó Candice, pero él se mezcló entre las
personas. Ella lo buscó con la mirada por varios minutos, pero fue envano,porquehabíadesaparecido.Nosabíaquiéneraesehombre,mentalmentesedijoquetalvezseríasu
ángeldelaguarda,perolecostabacreerenesascosasalasquedeniñaseapegabaparanosentirmiedoporlasnoches.Benjaminpermaneciódoshorasenelrestaurante,alargóportodoese
tiempounpardetragosmás,hastaqueanunciabanelúltimollamadodesuvuelo.Pagólacuenta,agarrósuequipajedemanoysefuealapuertadeembarque.Alsubiralavión,nopudoevitarquelamiradaseleiluminaraal ver a “su salvación” sentada al lado del puesto que le correspondía,comohabíanacordadoalmomentodecomprarlosboletos.Hastasehabíacambiado,llevabapuestounvestidolargodetelaligera,
con estampados florales y finos tiros, que dejaban al descubierto sushermososhombrossalpicadosporpecas.—Noséquéhagoaquí,noséporquénopuedodejarte…talvezmehe
vuelto completamente loca—murmuró sin atreverse amirarlo, preferíaobservar el oscuropaisaje a travésde la ventanilla—.Realmente esperoque hayas sido sincero y que lo que pasó en el centro psiquiátrico solohayasidounaccidente.—Juroquenotuvenadaquever…Hermosa,Candice,notuvenadaque
ver—mintiócontotaldescaro,tantoqueélmismoempezabaacreerqueciertamentenoteníanadaquever,queIblisnohabíaconvertidoencenizasel lugar, para evitar que las autoridades se dieran cuenta de que habíahuido.Candicenovolvióahablar,porquenoqueríaseguirllorandocomouna
tonta delante de todo el mundo, se limitó solo a mirar a través de laventanillayasumergirseensusrecuerdos,mientraselaviónabandonabatierra.Todavíalequedabanmuchashorasdevuelo,buscóensuteléfonomóvil
la aplicación para leer un poco la biblia, pensando que tal vez eso leayudaríaaencontrarunpocodepaz, tratódeponersemáscómoday seacostódándolelaespaldaaBenjamin.Despertóconlosoídosadoloridosytapados,nosupoenquémomento
terminó completamente dormida, ni mucho menos fue consciente delinstante enqueBenjamin se le había acostado al ladoy abrazado a ella,prácticamente impidiéndole hasta respirar, porque el asiento era muypequeño para los dos. Podía sentir la respiración acoplada de él en sucuelloytemióquelapelucaselehubiesemovido,porloqueconmuchocuidadosellevóunamanoysetanteólacabeza.Sesentíaavergonzadaantelasituacióntaníntimaycomprometidaenla
queestabaconBenjamin,perotambiénsesentíaseguraymuyenelfondofeliz,porqueeralaprimeravezquedormíanabrazados.Conmucho cuidado, pero también conmucho esfuerzo, se giró para
quedar frente a Benjamin, estaba profundamente dormido y en lapenumbra del avión, lucía adorablemente hermoso.Buscaba un poco demaldadenesasfaccionesrelajadasporelsueño,unpocodeinescrupulosaambición,peronohabíamásqueunhombreperfecto,unhombrequelehabíarobadoelcorazón.Revivióel momentoenque lovio llorarenelbañoy le juróqueno
habíatenidonadaqueverconelincendioenelcentropsiquiátrico,eneseinstanteestabarealmenteconsternadaynopudocreerle,lohabíaheridoalllamarlo bestia, lo había humillado y empezaba a sentirse horrible porhaberactuadoimpulsivamente.Se acercó y le dio un beso en la frente, uno cargado de ternura y se
abrazóaél,brindándoletodosucaloryamor.
CAPÍTULO41
Después de tantas horas de vuelo, por fin llegaron a su destino,
Candice bajó de la avioneta ayudada por Benjamin, con una sonrisaimborrable y el corazón latiéndole enardecido ante la felicidad. Leencantaba el lugar y lo que había visto desde el cielo mientrassobrevolaban la isla, ledaba lacertezadequeeseerasuparaísoe ibaacompartirloconelhombrequeamaba.Losesperabaun jeepblancoque los llevaríahastaun resortenelque
porelmomento,teníanquincedíasreservados.Ibaatentaalcaminoydisfrutabadeloqueparaellaeranlasvacaciones
anheladasquenuncaanteshabíatenido.—Bienvenidos aSavai'i—leyó en voz alta el anuncio demadera con
letras pintadas en blanco y con algunos símbolos que no tenía la másremotaideadeloquesignificaban.—¿Tegusta?—preguntóBenjamin,dejándolecaerunpardebesosen
elcuello.—Me encanta, la playa es hermosa —aseguró mirando a su lado
derecho, donde kilómetros de mansas aguas cristalinas y arena blancaservíandepaisaje.—Tendremostodoestoparanosotros—dijoBenjaminentrelazandosus
dedosconlosdeella.—Gracias por elegir este lugar, es perfecto…¿Podemos quedarnos a
viviraquí?—preguntóconentusiasmo.—Siasí loquieres,esteseránuestronuevohogar—sonrióy también
desviólamiradahacialaplaya.Candice empezó a parlotear, entusiasmada con cada cosa que veía y
Benjamintratabadeestardeacuerdoentodo,hastaenlascosasalasque
verdaderamente él no le hubiese dado ningún tipo de relevancia, perodebíaganarsenuevamentelaconfianzade“susalvación”.Cuandollegaronalresortyaelsolempezabaaocultarse,dejandouna
impresionanteestelanaranjadaenelhorizonteyporprimeravez,Candicedisfrutabadeunatardecertanhermosoymístico.Enlarecepcióndellugar,predominabaelaromaainciensosyarreglos
florales,cadaunodediferentestamañosyespecies.Elequipajefuellevadoalacabañaquelehabíasidoasignadaalaorilla
delaplayayaunqueBenjaminestabarealmentecansado,alveraCandicetanentusiasmada,nosenegóaltourporlasinstalaciones.La joven mujer de piel color canela, cabello oscuro y liso que le
llegaba a la cintura, labios finos y nariz negroide, muy común en loslugareñosderazacobriza,lesenseñabacongrandedicacióncadarincón,desde restaurantes, spa, piscinas, áreas de recreación y distracciónnocturna,éstaúltimaestabasiendopreparadaparalafuncióndeesanoche.—Me encantaría venir alguna noche… supongo que deben ser muy
parecidas a las hawaianas —comentó en voz baja, desde niña siemprehabía soñado con viajar a Hawái, pero sus padres no habían tenido laoportunidad de costear un viaje para toda la familia, así que le habíatocadoconformarseconversussueñossoloenpelículas.—Peroporahoravamosadescansaryestanochequieroquesolosea
paranosotros—dijoconpilleríayCandicesesonrojóalverquelaguíalesdedicabaunasonrisa.De regreso a la recepción, les entregaron las llaves y le dieron un
folleto con los horarios alimenticios y de entretenimiento que brindabadelresort.Les explicaron que habían dos maneras de llegar la cabaña que le
habían asignado, una era por un camino de piedras, enmarcado confuentesyhermosavegetaciónoporlaorilladelaplaya.Sedecidieronporlaprimeraporqueeraelmásrápido.Ibantomadosde
la mano y era como si poco a poco se adentraran a un sueño, a unverdaderoparaíso iluminado tenuementeporantorchasyelsonidode laplaya llegaba hasta ellos, asimismo sentían cómo la brisa se estrellabapiadosamentecontrasuspieles.Lacabaña tenía formahexagonal,contabacondospuertasdecristala
cadaextremoycuatroventanasdemediapared,todatransparencia,laqueeradisimuladaporsuavescortinasblancas.
—Es perfecta, realmente es hermosa —comentó Candice paseándosepor el lugar—. ¡Tenemos jacuzzi!—dijo emocionada al abrir la puertaquedabaaunapequeñaterrazaconpisosdemadera.—Seguroquevamosadisfrutarlo—prometióBenjamin,quitándosela
camiseta;estabaansiosopordarseunbaño,peronoeneljacuzzi,queríaalgorápidoquealivianaraelcansancio,por loqueseencaminóhastaelbaño—.¿Novienes?—preguntóasomandomediocuerpo.—No,esmejorquetebañes,yomeencargarédedesempacar.—Esopodrías dejarlo para después—alzó ambas cejas, evidenciando
loqueanhelaba.—Sé que estás agotado, es mejor que primero descansemos —se
acuclilló y abrió una de lasmaletas de donde empezó a sacar ropa y aguardarlaenlosarmarios.—Como prefieras… —Benjamin solo intentaba mantenerla cerca,
estaba atravesando su prueba de fuego, tenía la libertad para saciar lasirasciblesganasdeasesinarla,peronopodíahacerlo,porquenoganaríanadamásqueelefímeroplacerdevercómoseapagabaesavidaentresusmanosydespuéssencillamenteestaríaperdido.Semetióbajo la regaderaycerró losojos,disfrutandode la frescura
delagua,habíapasadotantotiempoenunasituacióntanprecariaqueaúnlecostabacreerqueporfineralibreyqueestabagozandodelosmayoresplaceresde lavida,aunqueseguíanlatiendodesesperadamenteenélesasganas de que algo verdaderamente le faltaba y sabía que solo podríarecuperarlocuandofinalizarasutratoconIblis.Despuésdemuchotiempobajoelagua,cerró laregadera,agarróuna
toallaconlacualsesecóydespuésseenrollóalrededordelascaderas.—Es tu turno—sorprendió aCandicemirando el teléfono y no tenía
querecurriraningúnpoderparasaberqueellasemoríaporllamarasufamilia—.Siquierespuedescomunicarteconellos,noeresmiprisionera.—No—dijoconlavozroncaporretenerlaslágrimas—.Notardarían
muchoen saberque les hementidoyquenomeencuentro enAustraliacomoleshicecreer,esodefinitivamenteempeoraríalascosas.—Podríasintentarconunavideollamada,paraesotenemoslaportátil.—Lo pensaré, ahora voy a bañarme—comentó y se giró para ir al
baño.Benjamin se alzó de hombros y caminó hacia el armario, donde
Candice había organizado toda la ropa, dividiendo la de ella al lado
derechoyladeélalizquierdo,todasporcolores.—Temotantoorden—mascullóyabrióunagaveta,dedondesacóun
slipblancoyunshortenelmismocolor,lanzólasprendasalacama.Nopudoevitarsonreíralversobrelamesadenocheunacajetilladecigarrosyunencendedor,juntoaunanotaquedecía:Puedesusarlaterraza.Amínomemolestaquefumes,perorecuerda
quelehacedañoanuestrobebé.Realmenteestabaquesemoríaporsaborearlanicotina,porloquesin
cambiarse,soloconlatoallaabrazadaasuscaderas,agarrólacajetilla,elencendedorysalióa la terraza,donde labrisamarina,elolorasalyelsonidodelaplaya,lerecordabanqueyanoestabaentrecuatroparedes.Encendióun cigarrilloy sedio el placer de fumarlomuy lentamente,
mientrasobservabalanocheyalolejosseescuchabanlostamboresdelafunciónqueestabanofreciendoenelhotel.Exhalólentamenteelhumodelaúltimacaladayapagólacolillaconlos
dedos,comootrastantasveceshabíahechoylalanzóalapapelera.Justoen el momento en que entró, Candice salía del baño, envuelta en unalbornoz de paño en color rosa claro y con las manos se agitaba laabundantecabellerarubia.—GraciasaDioslogrédeshacermedelapeluca—dijomasajeándoseel
cuerocabelludoconlosdedos,cerrandolosojosanteelplacerqueesoleprovocaba.Benjamin sintió un extraño escalofrío envolverlo y sus pupilas se
abrieron sedientas al ver a Candice de esa manera, la excitación sedespertódegolpeysuponíaqueesanocheestaría totalmenteindispuestopara cualquier encuentro sexual; no obstante, no se reprimiría ensatisfacer esa urgente necesidad, por lo que con clara decisión avanzóhaciaella.Candice percibió el ardiente deseo en Benjamin y aunque estaba
agotada, no contaba con la voluntad para negarse y lo recibió con losbrazosabiertos.Benjaminlacargóenviloysinningúncuidadoselanzaronalacama,
donde los cuerpos rebotaron y se estrellaron, creando un choque deintensidades desconocidas. Sin decir una sola palabra él se ahogó en labocafemeninayCandicelorecibiógustosa.
Ellacorrespondíaaesebesotanintenso,unomásapasionadoyqueeradistinto a todos los anteriores, porque no sabía a canela, era dulce, eramuchomásdulceylasalivaeramásespesayadictiva.Mientras las ávidas manos masculinas escalaban por sus muslos,
apretándolos en cada caricia, ella se retorcía bajo el peso del cuerpocalientedeBenjamin.Por primera vez y sin decir nada, sin ellamisma lograr reconocerse,
tomólainiciativayenunrápidomovimientoprovocóqueambosrodaranenlacama,posicionándoseahorcajadasencimadeél.Benjamin la miraba sorprendido, pero con una sonrisa cargada de
cinismo.Candice prácticamente se arrancó la bata de baño, exponiéndose
desnudaparaélysupelvissemovíarítmicamente,conelúnicopropósitodequelaerecciónalcanzaraelpuntomásalto,apenasselevantóunpocoy le dio un tirón a la toalla que estaba enrollada en las caderas deBenjamin,sacándoladejuegoylanzándolaaalgúnpuntodelahabitación,dejándolocompletamentesorprendidoantelafuerzaconlaquedominabalasituación.Una partemuy débil enBenjamin protestaba, algo no estaba bien, no
conCandiceynoconél,eracomosiestuviesedivido,porquenopodíanegar que estaba gozando ese momento, pero sentía que no eracompletamentesuyo,quealgooalguienmásestabateniendoparticipacióny era el causante de la arrebatada actitud de Candice, por la que estabasintiendocelos.Ellaseaferróalasmanosdeél,entrelazandosusdedosselasfijóala
camayseguíacomiéndoselelaboca,lemordisqueabaloslabios,mientrasseguíadanzandosobreél.Despuésdeunalargasesióndebesosapasionados,lellevólamanoal
cuelloylomantuvoinmóvil,mientrasqueconlaotraseleaferrabaalaerecciónylaguiabaasuhúmedaycalienteentrada.Todoeralocura,descontrol,vértigo,ellasedeshacíaenjadeosyexigía
comonuncaantes, imprimíafuerzayrapidez, lehalabaloscabellosyélapenassípodíallevarleelritmo,peroenunsegundotodocambió,ellasevolvió mansa como una gata y los papeles se invirtieron, ahora quienllevabalasriendasdelmomentoeraél,peroelladisponíacómoloquería,bajódesucuerpoyporprimeravezellaseapoyabasobresusrodillasymanos,poniéndoseencuatroyBenjamindeuncerteroasalto learrancó
ungritodeplacer,susembestidaseranrápidasycontundentes,Candicelasdisfrutabaylacamaeratestigodelaluchadecuerpossudadosenmediodelfrenesísexual.Laslucesseapagaronysolosecolabalaluzdelaluna,atravésdelapuertaabiertadelaterraza.LosgruñidosdeBenjaminerancomolosdeunanimalencelo,fuertes
yroncos,Candicesemovíaenbuscademásydelamaneramásdescaradaasíselopedía.“Damemás,más”“Notedetengas”“S픓Así,sí”Repetía jadeante, sin importarle si sus gritos llegaban a las otras
cabañas,estabandisfrutandoalmáximodeesemomento.Benjaminlasujetóconfuerzadesmedidapor loscabellosyellanose
quejó,soportóestoicamenteesearrebato.Eltiempoparaellosnoteníasentido,estabanteniendosexosalvajesin
parar,Candicesedejóvencerycayóenlacama,peroéllatomóporlaspiernasy la hizogirar, poniéndolade frente a él, paraubicarseunavezmásenmediodeesaspiernasabiertasdeparenpary la sonrisadeellacargadadesatisfacciónydescaro,desconcertabaaesapequeñaparteenélqueprotestaba,peroquenoteníaningúnpoder.Candice no tenía descanso y no quería tenerlo, se aferraba con uñas,
dientes y piernas a ese cuerpo tan fuerte, tan duro…Benjamin le estabahaciendoelamordeunaformaquelallevabaaloslímitesdelalocura.Le extrañaba que no le hablara, solo jadeaba y gruñía complacido,
desbocado sobre su cuerpo, donde el tiempo seguía pasando y laeyaculaciónnollegaba,muchomenosdesfallecíalaerección.Habíaperdidolacuentadelasvecesenquehabíaalcanzadolagloriay
lagargantayanoaguantabatantosjadeosagolpándose.Esa débil parte en Benjamin estaba agotada, pero sencillamente no
podíapararporquenoeraquienllevabaelcontrolenesemomento.Así estuvieron durante toda la noche, tuvieron sexo pormás de ocho
horassindescanso,entodaslasposicionesqueloscuerposlepermitieron,nohubointermedio,nipérdidadeerección,muchomenoshastíoporpartedeCandice,algomáslosllevabaaesepuntodeentregarsedeformacasisobrenatural, sequedarondormidos justoantesdequeelsoldespuntara,completamenteexhaustos.Seperdieronlahoradeldesayunoyladelalmuerzo.CuandoBenjamin
despertó lo hizo sintiéndose molesto y Candice aún seguía totalmenterendida.
Salió de la cama estando completamente desnudo y se fue al baño,dondesediounaducharápida,alterminarprefiriósaliryalejarselomásposibledeCandice,porqueestabaverdaderamentemolestoconella,porlamanera en que había correspondido en el sexo la noche anterior, nuncaanteslohabíahechoconélcontantoentusiasmonicontantaentrega.Decidió caminar por la orilla de la playa mientras se fumaba un
cigarro,alejándose lomásposibleyelaromaamirra invadiósus fosasnasales.—Hijodeputa…notedipermiso,nodeesamanera—siseóalhombre
quepocoapocosematerializabaasulado.IblisseacoplóalpasodeBenjamin,ibavestidoconunpantalóndelino
blanco y una camisa manga corta del mismo color, iba descalzo comosiempreyaunquelabrisaeraconstante,nomovíaniunosolodesusrizos.—Losientoamigomío,meganó lacuriosidady soloquería saber si
realmente era tan mala fornicando —confesó con un evidente tono deburla.Benjaminsolotensólamandíbula,anhelandoenesemomentosermás
que un simple humano, tener algún poder para lastimar a Iblis, parasacarse de encima esa ira que lo estaba consumiendo, porque el muymalditohabíallevadoaCandicealosextremosybiensabíaquenilasdiezputasmásputasdelmundocontaríanconlahabilidadyresistenciaconlaquerindiólanocheanterior“susalvación”.Estaba seguro de que no era más que un castigo, Iblis sabía cómo
castigarloparaquesufrierasinnecesidaddeagredirlofísicamente.—Noquieroquevuelvasahacerlo—pidióconlosdientesapretados.—Eso no puedo asegurarlo, “tu salvación” se acoplamuy bien amis
necesidades.—La tendrás por toda la eternidad, ahora no me jodas a mí… —
comentóeIblisunavezmásdesapareció,Benjaminmiróatodosladosyno estaba, solo vio a una pareja de ancianos acercarse, tomados de lasmanos,quienesseguramenteeranhuéspedesdelresort.Candice despertó sintiéndose agotada y algo adolorida, sobre todo en
suspartesíntimas.SabíaquehabíahechoelamorconBenjamin,perounagrannubeblancavetabasusrecuerdos.CaminóhastaelbañoyBenjaminnoestaba,antesdellamarloprefirió
ducharseybajo la regadera intentó envano revivir lo experimentado lanoche anterior, el dolor en su cuerpo le dejaba claro que había sido
intenso, pero nada más, porque nada llegaba a su mente y eso solo lallenabadeimpotencia.—Seguramente terminé dormida, estaba tan cansada… —se explicó,
mientrasseguíaforzandosumemoria.Benjamin llegó y no tuvo el valor para reclamarle nada a Candice,
sentíaelorgullomasculino losuficientementeheridocomoparapedirleexplicaciones y revivir nuevamente la tortura de saber que Iblis habíairrumpido en la relación que hasta elmomento solo habían compartido“susalvación”yél.Ellaalparecertambiénteníaresacamoral,porqueenningúnmomento
hizocomentarioalgunosobrelosucedidolanocheanterior,niacercadesucomportamientotanatrevidoeintenso.Decidieron ir al restaurante y cenar en compañía de más personas,
mientrasdisfrutabandeunapresentacióndeDanzaHula.
CAPÍTULO42
Habían pasado ocho días inolvidables, disfrutando de todas las
atracciones que tenía la isla para los turistas. Habían recorridomaravillosos lugares a los que los llevaban los guías, desde las playasmansas hasta los temerosos rompeolas de piedras volcánicas con suspeligrosos géiseres, a los que no debían acercarse, porque ya se habíantragado a más de un turista y de los que lamentablemente ni siquierahabían podido recuperar los cuerpos, también habían visitado lasatrayentes cascadas, con su enigmática belleza rodeada por la selva. Encada rincón del lugar se podía respirar tranquilidad y sobre todo eran,tratadoscongranhospitalidadporloshabitantesdeSavai'i,quienesensumayoríaeranpersonashumildes.Alnovenodía,BenjaminyCandicedesistierondelosguías,necesitaban
ese día para ellos, porque el tiempo estaba pasando y no habíanconseguidoellugaradecuadopararadicarse.A Benjamin realmente nada de lo que veía le gustaba, porque nada
estabamásalládeunassimplesvacaciones,vivirenesedeprimentelugar,sin ningún tipo de distracciones, más allá de las naturales y algunaspresentacionesdeHula,noestabaensusplanesalargoplazo.Soloqueríaqueeltiempopasararápido,parapoderlargarseacualquierlugardondeprimaranlasexcentricidadesalasqueestabaacostumbrado.Caminaronpormuchotiempo,llegaronalcentrodelapequeñaciudad
ypreguntaronsobrealgunoslugaresenventa,nadiesabíadarlerespuestaylaideadevivireneselugarseesfumabapocoapoco,hastaqueunniñolesdijoqueconocíaunlugar,quenoestabaenventa,peroquetalvezlaseñoraSailelepodríavenderlo,porqueestabaabandonado.LamiradaverdedeCandiceseiluminóymiróBenjamin,quienestaba
algosonrojadoporelsolyalqueyaseleempezabaanotarenlasraícesdel pelo su color natural; asimismo, la peluca de ella estaba algodeteriorada.—¿Qué tan lejos está el lugar? —preguntó Benjamin, solo por
complaceraCandice.—No mucho, como a unos diez minutos caminando, es cerca de la
cascadaAfuAau—explicóelniñoseñalandohaciaelnorte.—Vamos—seentusiasmóCandice,tomándolelamanoaBenjamin.—Lacasaespequeñayhayquehacerleunosarreglos,peroseguroque
entretodosleayudaremos,mipapápodríaayudarconlasconexionesdeaguayelectricidad,solohayquesolicitarunpermisoenlamunicipalidad—el niño ya daba por hecho que los gringos se quedarían a vivir enSavai'i—,yselosentreganenunpardedías.El pequeño de unos once años caminaba con gran energía, mientras
CandiceyBenjamin luchabanpor seguirle el paso.Sehabían alejado losuficienteyelladecidióqueeramomentodequitarselapeluca,porquenoibaapasarelrestodesuvidaconesacosapuestaysiibanacomprarlacasa,lomejoreramostrarsetalycomoera,inevitablementeseganóunamiradadedesaprobacióndeBenjamin.—Disculpa—hablóCandice ganándose la atención del niño, quien la
miróimpresionadoalverqueyanoerapelinegrayqueteníaunahermosay abundante cabellera rubia—, ¿cómo te llamas? —preguntó con unasonrisatierna.—Aloiki,comoelguerrero—mostróorgulloconunagransonrisa.Benjaminno tenía lamás remota ideade aquéguerrero se refería el
niño,peroseobligóasonreírparapareceramable.—Es muy bonito nombre, Aloiki… ¿Ves esto? —Le preguntó
mostrándole la peluca y el niño asintió en silencio—. Es una peluca yalgunasvecesdebousarla,porquesoyactrizytengoqueacostumbrarmeaella,peroahorahacemuchocalor—miróaBenjaminyleguiñóunojoyél continuó con la sonrisa, sintiéndose maravillado con la astucia quehabíaganado“susalvación”.—Cuandoseagrandequieroseractor,meiréaHollywood…Mimamá
medicequeserécomoJasonMomoaelAquaman,¿sabesquiénes?EselmismoquehizodeKhalDrogo…—ElniñohablabasinpararyCandicesolosonreía.—Sí,megustabamuchoKhal—sonrió.
—¿Lo conoces?—preguntó elevando lamiradamarrón paramirar aCandice.—No.—¿YtrabajasenHollywood?—curioseócongranalegría.—No,solotrabajoenteatro—mintióynopodíaevitarsentirsemalpor
tenerquementirlealniño.Benjaminsemanteníaensilencio,aunquelegustaríaintervenirydecir
quehabíavistounpardevecesalactor,noseatrevíaaexponersedelantedenadie,nisiquieradeunniño.—CreoqueHollywoodesmejor.—Esloquetodosambicionan,peroestoyseguradequesiteesfuerzas,
llegarás.Continuaron hablando hasta que el niño señaló una casa de tablas,
pintadasdeblanco,aunoscuantosmetrosdedondeestaban.—EsaeslacasadelaseñoraSailele,detrásporesecamino,estálaque
eralacasadesumamá—lesmostróuncaminodetierra,enmarcadoporalgunasplantasflorales.Candice sonrió, admirando el lugar, le gustaba porque era bastante
fresco, tenía árboles que brindaban sombras, podía escuchar el aguacayendo que provenía de la cascada, además del gran colorido que leofrecíanlasflores.Legustaba,realmentelegustabamucho.El niño abrió el pequeño portón demadera, como si se tratara de su
propiacasa.—¡SeñoraSailele!Aquí le traigoaunos invitados—dijoavivavozy
unamujerdepielcanela,pasadadekilosycabellostrenzados,aparecióenel umbral de la modesta casa, limpiándose las manos en un curtidodelantal.—Buenas tardes, bienvenidos—los recibió con una afable sonrisa—.
¿CómoestásAloiki?—saludófrotándoleloscabellos.—Muybien,estabacercadelmercadoymeencontréconestosseñores,
sequierenquedaraviviraquí,peronoencuentranunacasa…—hablabaentusiasmado.—Así es señora… —intervino Benjamin—. Mi nombre es Ralph
DankworthyellaesmiesposaVirginia,queremosquedarnosaquíporunatemporada, al menos mientras nace nuestro hijo—le llevó la mano alvientre aCandice, enungesto totalmentecariñosoyellanopudoevitarsonreír,sintiéndosegratamentesorprendidaantelareaccióndeBenjamin
ydequelapresentaracomosuesposa—.YAloiki,noscomentóqueustedtieneunacasaabandonadayquetalveznospodríavenderorentar.—Lacasanoestáenventa,eradondevivíamimadre.—Porfavor—seadelantóCandice,suplicándoleconlamirada,porque
definitivamentesehabíaenamoradodellugar.—Podríarentárselas,perollevamuchotiempoabandonadayrealmente
necesitademuchasreparaciones.—Podríamos arreglarla…yaAloiki nos dijo que su papá nos podría
ayudar, también contrataríamos amás personas, si es necesario—acotóBenjamin.—En ese caso, no me opondría… ¿Quieren verla? —preguntó
mirándolosaambos.Candiceasintióenérgicamenteyunagransonrisailuminabasumirada
verde.—Sí, claro. Podemos verla en este instante—dijo casi sin respirar y
Benjaminsoloasintióensilencio.—Entonces, síganme —pidió la mujer y atravesó el jardín que era
bastanteextenso,parasalirporotroportóndemaderaquequedabaalfinalde la propiedad—. La casa demamá tiene entrada independiente que dahacia la otra calle, desde allí era bastante largo el trayecto, por esocreamosestaunión,sinoestándeacuerdopodremoseliminarla.—No lo creo necesario, tal vez necesitemos tomar este camino más
corto.—Notengoningúninconvenienteenquesalganpormipatio—confesó
mientrasseguíaandando.CandiceyBenjamindivisaronlapequeñacasademaderaydesdeafuera
senotababastantedeteriorada,noqueríanimaginarseenquécondicionesseencontrabapordentro.Candiceleveíaelladopositivoalascosasyyaseimaginabajugando
consuhijoenlasplantas,teníamuchoespacioparacorrer.Lacasanisiquierateníaalgoqueaseguraralapuerta,simplementepasó
un cerrojo que chirriaba con cada movimiento y al abrir la puerta, almenos una docena de murciélagos salió volando. Candice gritó ante ladesagradablesorpresa.—Creoquetendremosquecambiareltechoyelpiso—dijoBenjamin,
temiendoquelamaderapodridaserompierayleshicieraalgúndaño—.Tal vez también haya que cambiar algunas tablas de las paredes y
reforzarlas,sellevarátiempo,peroquedarámuybien—estabasegurodequeesonuncadejaríadesermásqueunnidoderatas,perosesacrificaría,porque estaba bastante alejado de la civilización y contaba con muchoterreno, donde fácilmente podría enterrar el cuerpo de Candice y delrenacuajo,despuéssencillamentese largaríaydispondríadeldineroquehabía asegurado en su cuenta enSuiza, no pretendía gastar tanto en unacausaperdida.—Solo tiene dos habitaciones—explicó lamujer, mostrando los dos
pequeñoscuartos.—Podríamos agrandar un poco esto, hacer un solo cuarto con estos
dos,seríaelprincipalyharíamosotroparaelbebé—dijoCandicerisueña—. Podríamos hacer grandes ventanales para que entre más claridad yhacerunporche.—Si pretenden hacer todas esas reparaciones, las tomaré en cuenta y
solopodránpagarmelamitaddeloquevaleelarriendo.—Gracias, esustedmuyamable—Candice leofreció susmanospara
estrecharlasdelaseñora,quientambiénleregalóunasonrisa.—Necesitaríamosdevariaspersonasparaempezarcuantoantes.—Miesposoestásintrabajo,élpodríaayudar,esmuybuencarpinteroy
seguroconoceamáspersonasquepodríanayudar.—Entonces mañana mismo podremos empezar a tramitar toda la
documentacióndearriendo.—Eso no es necesario, aquí aún hacemos tratos de palabra—dijo la
mujer,confiandoen laspersonasa lasque learrendaría lacasaqueportantos años fue de sumadre y que solo la llenaba de nostalgia y tristesrecuerdos—. Si quiere mañana mismo pueden empezar con lasreparaciones y en cuanto ustedes consideren que esté listo, puedenmudarse.—Muchasgracias—Benjaminseguíamirandolaestructuradeesacasa
queestabaapuntodecaérseleencima.—Les dije que les encontraría una casa —dijo el niño que llegaba
corriendo, porque se había quedado jugando con uno de los patos queteníalaseñoraSailele.—AhoraseremosvecinosAloiki—seemocionóCandice.—¿Habrá alguna posibilidad de servicio de internet? —preguntó
Benjamin.—Solopedirunalíneatelefónica.Debosersinceraeinformarlesquese
tardaalgunosmeses,eseprocesoaquíesalgolentoperosí,lotendrán—asegurólaseñoraSailele—.Esaeslasalidaquedaalacalle—indicólasalidaqueestabacubiertaporhierbaymalezaaunosdoscientosmetros.—Está casi enmedio de la nada, pero es perfecta. Imagino todos los
días despertando con el canto de los pájaros —suspiró Candice,aferrándosealacinturadeBenjamin.Yélplególoslabiosenunasonrisarealmentefingida.—Mañana estaremos aquí a primera hora para empezar con las
reparaciones—comentó—.Esperoque no cambie de parecer, ya quieroque nuestro bebé nazca en este hermoso lugar —trató de mostrarseentusiasmado.—Prometo que no cambiaré de parecer, el trabajo que le darán ami
esposo es realmente bienvenido, porque ahora solo está trabajando depescadorynoesmucholoqueesonosayuda.—Mealegrasaberquemutuamentenosestemosayudando—Benjamin
le tendió la mano a la mujer—. Ha sido un verdadero placer señoraSailele.—Igualmente señor Dankworth, Savai'i los recibe con los brazos
abiertos—correspondióalsaludo.Despuésdeeso,regresaronalacasadelamujer,dondesedespidieron.
CandiceyBenjaminregresaronalresort,mientrasconversabandetodoloque harían en su nuevo hogar, él solomostraba interés para ganarse laconfianzadeella,perorealmenteporsupropiacuenta,nolegustabaenloabsolutoestarportantotiempoenesainsípidaisla.
CAPÍTULO43
Siete hombres samoanos llevaban cinco días trabajando por más de
docehoras,casisindescanso,parapoder tener listoenelmenor tiempoposible la casa de los sueños de los espososDankworth, atendiendo lasexigenciasdelseñorRalph.Habíanlogradocambiardrásticamentelaestructuradelaquehabíasido
ladeterioradacasadeunahumildeanciana,porlamejorestructuradelalocalidad y que podía compararse con los lujosos resort que solo eranaptosparalosturistas.Reemplazaroneltechoporunototalmentenuevo,elevándolounmetro,
con vigas de madera, reforzando la estructura al crear un triángulo detablonesbarnizadospordentroyporfueraunrevestimientodelamismaestructura, le sugirieron palmas, pero el señor Dankworth no quiso,alegandoqueesosoloservíacomoguaridadeanimalesynoqueríaponerenriesgolavidadesuesposa,niladesufuturohijo.Elespacioquehabíanelevado, locubrieronconcristal templadopara
que el hogar contara con suficiente iluminación natural, las que anteshabían sido paredes de finas tablas, fueron fortificadas con tablonespulidos,pordentroloscubrieronconplacasdeyeso,conlasmismasquehicieron algunas divisiones. Los pisos los prefirió en parqué, creandoalgunosdesnivelesqueledabanmássobriedadalespacio.Lasventanas,queerandospanelesdemadera,dejarondeexistirpara
abrir boquetes más grandes y hacer ventanales de cristal. Se le habíanhechotodaslasinstalacionesdeelectricidadyagua.Aunque tres de esos hombres no tenían la más remota idea de las
excéntricas exigencias del señor Ralph, los otros sí, porque ya habían
trabajado en las construcciones de los hoteles en el área turística y leservíandemaestrosalosquetansolopodíanconcosasbásicas.—Aún faltan muchas cosas —dijo Benjamin con las manos en las
caderasymirandoelcasiresultadodeloqueseríasucasa,poralmenosseismeses.Debíaadmitirqueelcambioquehabíadadolacasahabíasidodelcielo
a la tierrayque le agradabamucho todoel empeñoque lehabíapuestoparaqueasífuese.Ese día ya habían terminado, casi anochecía y los hombres debían
regresarasushogaresyellosalresort.—Podríamosquedarnosestanocheaquíypasardesersolomironesy
mandones a servir de verdadera ayuda, tal vez adelantar en algo —propusoCandiceconoptimismo.—Estoycansado—bufórechazandolaidea—.Nisiquierahaninstalado
elaireacondicionadoynotenemoscama,terecuerdoquetodoesollegamañanaynohaynadaquepodamoshacer.—Yocreoquesí,yanuestrahabitaciónestálista,podríamospintarla.—Eso le haría daño al bebé, no me gusta que te expongas a olores
fuertes—lerecordómirándoladesoslayo.Candice sonrió, aunque internamente empezaba a sentir celos de su
propio bebé, por todas las atenciones de Benjamin, prácticamente no lepermitíahacernadaporquetemíaqueleafectaraalbebé.LoqueCandicenosabíaeraqueBenjaminsolocuidabaelboletoconel
querecuperaríasuanheladaalma.Candice aprovechóqueBenjamin despedía a los hombres, los que no
podían ocultar el agotamiento en sus facciones, para ir hasta dondeestaban laspinturasy todos los implementosnecesariospara revestir lasparedes de los colores que yahabían elegidoy que en su totalidad eranclaros.Benjamin giró sobre sus talones para pedirle a “su salvación” que
empezara a cerrar las ventanas y puertas para pudieranmarcharse, perosolo la vio aparecer cargando un pote de pintura, rodillo y con untapabocapuesto.—Es baja en olor y en las indicaciones dice que no afecta amujeres
embarazadas —dijo con la voz ahogada por el tapaboca—. Y paraasegurarnosquenomeafecte,medejaréestacosa.—Candice, eso se lo dejamos a los trabajadores, para eso le estamos
pagandoyrealmenteestoycansado—noeracierto,pero jamásharíauntrabajoquenoeraparaél.—Ben,¿puedesdejardesertanholgazán?—Seacercóhastaélypuso
el pote de pintura en el suelo, justo al lado de los pies de Benjamin—.Anda, hasta puede ser divertido, en el resort solo vamos a dormir yverdaderamentenotengosueño.—Notenemosdóndedormir.—Eso déjamelo a mí, ve colocando el plástico sobre el piso de la
habitación—sebajóeltapabocaypasóalladodeél—.Regresoenunosminutos.—¿Adóndevas?—segiróparaveraCandicesaliendodelacasa.—Noirémuylejos,solovoyamolestaranuestravecina.—Ten cuidado —pidió dándose por vencido, secretamente le
exasperaba lo necia que era “su salvación”, pero se recordaba por lomínimocienvecesaldía,quedebíatenerpaciencia.Benjamin suspiró armándose de valor, agarró el pote de pintura y el
rodillo,sefuea lahabitaciónquehabíanampliadoya laquetambiénlehabían construido un baño, realmente de la escuálida casa no quedabanada,pueslehabíantriplicadoeltamaño.Dejó las cosas bajo el umbral, se quitó las sandalias y se dispuso a
extenderelplásticoparacubrir todoelparqué,abrió lasventanasdeesahabitación,permitiéndolealabrisanocturnaquerefrescaraellugar.—Obligatoriamentenecesitarédel aire acondicionado, si nodudoque
puedaconciliarelsueño—murmuróalescucharelcantodelosgrillos.Destapóelpotedepinturayvacióelespesolíquidoenlabandeja,donde
remojó el rodillo y empezó a pintar, pero solo consiguió que todo sechorreara,porquenoloshabíaexprimidoantes.—¡Malditasea!—vociferómolesto,haciendoelintentodeabsorbercon
elmismorodilloeldesastrequeseescurríaporelplástico.Candiceapareció juntoa la señoraSailele,quien traíaunventiladory
ellaunahamacayunoscolgantes.—Solucionadoel problemadedóndedormiremos…—comunicó con
unagransonrisa—.Estolocolgaremoscuandoterminemosdepintar.—Meparecebien—plególoslabiosenunasonrisafingida.—Muchas gracias señora Sailele, le prometo que mañana muy
tempranoseloregresaré.—Noesnecesariocariño,puedenusarlotodoeltiempoquenecesiten…
Ahoradeboregresaramicasa,tengoqueterminarlacena.—Laacompañaréderegreso.—Noesnecesario,puedesestar tranquila,yameconozcoestecamino
comolapalmademimano—lesonrióyCandicecorrespondió.Sailele semarchó,dejandoa losespososa solas,paraqueempezaran
conlalabor.CandicesoltóunarisotadaalverqueBenjaminhacíaelintentoinútilde
pintar, pero era un completo desastre, se acercó y le pidió el rodillo,enseñándolecómodebíahacerlo.Ellamuchasvecesyalohabíahecho,eratradicióncadaañoparaalgunodelosmesesdeveranohacerlojuntoasushermanos y padres. Recordar ese momento solo la llenó de nostalgia,pero trató por todos los medios de no demostrar sus emociones aBenjamin.Poco a poco la habitación que en un par de días compartirían, iba
cubriéndosedecolormarfil,peroBenjaminacadaminutoexpresabasudescontento por los benditos grillos que no paraban de cantar y ni elligero sonido del ventilador que habían puesto para refrescarse losacallaba.Candicequesiempretratabadebuscarlesoluciónatodo,tomóprestado
el pequeño y destartalado radio que usaban los trabajadores paraentretenerse y se lo llevó a la habitación, sintonizó cualquier emisora yesofuelasoluciónalcantodelosgrillos.Candicecanturreabaavivavozcasi todaslascancionesquetrasmitían
enlaemisora,algunashastalasbailaba,rememorandolosmejoresdíasdesuadolescencia,porquecomoenesaépoca, eneste instante tambiéneracompletamentefeliz.Benjaminlamirabaporelrabillodelojo,manteniéndoseensilencioy
él mismo se descubrió en más de una oportunidad, sonriendo ante lastontascoreografíasde“susalvación”,admitíaquealmenosconlavozdefondodelosmúsicosoriginalescantabamuybien.—Estoypensandoseriamentequeereslaprogramadoradeesaemisora
—comentóalgodivertido.—¿Porquélodices?—preguntódejandosobrelabandejadepinturasu
rodillo y con granmaestría se desabrochó el sujetador y se lo sacó—.Estomeestaba torturando—lo lanzóaun ladoy siguiócon suvestido,sintiéndose mucho más cómoda y evidenciándolo con un placenterojadeo.
—Será porque tengo la ligera impresión de que te sabes todas lascanciones.—Casi todas, es muy buena emisora, creo que la sintonizaré más a
menudo.—¿Piensas atormentarme continuamente? —inquirió fingiendo
sorpresa.—Séquesololodicespormolestarme,realmentenocantotanmal.—Pues lo haces pésimo, aprende a recibir críticas —Benjamin le
aconsejócontotaldescaro.—Tuscríticassonsinfundamentos—argumentóCandice,sinaceptarla
opinióndeBenjamin,porquesabíaquesololohacíapormolestarla.—¿Tendrían que sangrarme los oídos o reventarse los cristales para
que tengan fundamentos mis críticas? —cuestionó y siguió pasando elrodilloporlapared.—¿Sabesqueeresrealmenteirritante?—Nosoyirritante,solosincero.—No me agrada tu sinceridad —se dio media vuelta, fingiendo
molestia.Benjamin dejó sobre la bandeja su rodillo y en un par de zancadas
acortóladistanciaparaestarjuntoaCandice,quienledabalaespalda.Sindarleningúntipodeavisolecerrólacinturaconlosbrazosyempezóabesarleelcuello.—Con eso no lograrás que te perdone —masculló ella tratando de
hacerselafuerte.—Puedoesforzarmeunpocomás,paraconseguir tuperdón—musitó
dejándolecaerpequeñosbesossobrelapielerizada.BenjaminnohabíavueltoaestarconCandicedespuésdequeelmaldito
deIblisirrumpieradeesamaneraentreellos,temíaquevolvieraausarloyahacerlopartícipedesuextrañoypervertidojuego.No lo quería entre ellos, almenos nomientras él siguiera teniendo a
Candiceasudisposición,empezabaacuestionarsesirealmenteestabaalaalturadeesesersobrenatural,siahoraaellanolepareceríapocacosasurendimientomáshumano.Sacudió esos estúpidospensamientosde su cabeza, porquenodebería
darlelamínimaimportanciaaloque“susalvación”pudieraanhelar,soloaloqueaélverdaderamentelecolmara.Ronroneóenelcuello femeninoyella le regalóunarisitacargadade
excitación, con gran esmero moldeó con caricias la cintura, vientre ycaderas,dondeconlosdedosempezóasubirlateladelcoloridovestido.La respiración de Candice empezó a hacerse pesada y se removía
inquieta enbuscade lanaciente erección, con sumovimiento animabaaqueelardorenBenjaminaumentara.Él atrapó susbragasy sindejarde chuponearle el lóbulode laoreja,
empezóabajarlelaprendaíntima,hastadejarlasensusrodillas.Candicesegiróyconrapidezlequitólacamiseta,paradespuésdejarse
asaltarlabocaporBenjamin,quienhurgóconsulenguaencadarincón,mientrassetragabalosjadeosbajitosquelerobaba.—Definitivamentemeestáagradandolacasa—gruñóapretándolecon
fierezalasnalgasymordisqueándolelabarbilla.—Penséqueyateagradaba—sonríoextasiadaanteloschuponesquele
recorríanlamandíbula.Moviólaspiernasparadeshacersedelasbragas.Volvió a buscar la boca de Candice y empujó con su lengua dentro,
mientrasqueconeldedopulgarseabríamásespaciodentrodesuboca.Candiceledesabrochólabermudaylahalóhaciaabajo,arrastrandoal
mismotiempoelslip.Pocoapocoyenmediodebesosycaricias,Benjaminlallevóalsuelo,
sesentósobreelplástico,ubicándolaencimadesuspiernas.Candiceelevólosbrazosyéllequitóelvestido,dejandoaldescubierto
lasgenerosasynaturales tetasde“su salvación”, se llevóunaa laboca,recordandoqueeldíaquellegóasuhabitaciónenelcentropsiquiátrico,esemanjarfueelprimeratractivodeellaquelellamólaatención.A los gemidos que Benjamin le arrancaba a Candice mientras le
chupabacondeliciosainsistenciaelpezónyalmovimientorítmicodesupelvis que buscaba ansiosa la erección, le acompañaba la voz deAdamLevine,escapándoseatravésdelosaltavocesdelviejoradio.
BabyI'mpreyingonyoutonightHuntyoudowneatyoualive
JustlikeanimalsAnimals
Likeanimals-mals
LasmanosdeBenjamin se enredabanen la abundantecabellera rubia,para acercar la boca deCandice a la suya, hinchada a consecuencia del
maratóndechuponesquesaltarondeunsenoalotro.Ellasecolgabaconfueraalaespaldadeélyenocasionesseleaferraba
al rostro para alejarlo un poco y que le permitiera respirar al menoscontadossegundos.Benjaminestabaentregadoalmomento,perotambiénatentoaqueIblis
no irrumpiera en ese momento, que era solo suyo y que le estabaponiendomásempeñoquenunca.
MaybeyouthinkthatyoucanhideIcansmellyourscentformiles
JustlikeanimalsAnimals
Likeanimals-malsBabyI'm
En un suave balanceo,Benjamin la acostó sobre el plástico que sonó
anteelmovimientodesuscuerpos,ellasonrióyélempezóadejarlecaerbesosportodoelcuerpoyarespirarsobresupiel,robándoseesearomaarosasquenolaabandonabayquejustamenteenesemomentosemezclabaconeldelaexcitación,coneseoloramarquefluíaentresuspiernas.Llegóhastaesafuentesalinapararobarseesamielsalada,legustabael
sabor de “su salvación”, era adictivo, era perfecto… en un sensualmovimiento le llevó lasmanos a las rodillas flexionadas y le abrió laspiernas, para admirar y saborear con total libertad ese momento delujuria.
SowhatyoutryingtodotomeIt'slikewecan'tstop,we'reenemies
ButwegetalongwhenI'minsideyou,ehYou'relikeadrugthat'skillingme
IcutyououtentirelyButIgetsohighwhenI'minsideyou
Candicetemblabayseretorcíasobreelplástico,sintiéndoseprisionera
delabocadeBenjamin,mientrasélhacíapiruetasconsulenguaentresuslabios íntimos, llevándola al punto más alto de vértigo. Estuvo ahíenloqueciéndola por varios minutos, mientras ella solo le suplicaba
balbuceandoquenosedetuvierayseleaferrabaaloscabellos.Benjaminsebebióporenteroelorgasmode“susalvación”yconbesos
cortosyloslabiosdormidosehinchados,empezóaescalarpocoapocopor la piel trémula de ella y entre beso y beso le dedicaba peligrosasmiradascargadasdedeseo.
Yeahyoucanstartoveryoucanrunfree
YoucanfindotherfishintheseaYoucanpretendit'smeanttobeButyoucan'tstayawayfromme
IcanstillhearyoumakingthatsoundTakingmedownrollingontheground
YoucanpretendthatitwasmeButno,oh
Lamúsica seguía y un hilo de cordura en él distinguió la letra y de
ciertamaneraselaestabadevorando,éleraundepredadorsobreesedébilcuerpo, sobre ese cúmulo de temblores que le ofrecía placer. Podíaescucharellatidoaceleradodeellaydelrenacuajo,asimismocomoeldeél, en ese momento los tres estaban completamente compenetrados, noeran más que presas de las sensaciones que despertaban ese aclamadoencuentro.Seposicionó sobreCandice, al tiempoque le apretaba con fuerza los
muslos, como si quisiera atravesarle la piel y ella le regaló un jadeotemblorosoqueélatrapóensuboca.Ella soportaba estoicamente esamanera tan intensa deBenjamin para
amarla, ya estaba acostumbrada a encontrarse conmoretones en su pieldespuésdesusencuentrossexuales,noeranmásque lashuellasdelmáscrudoplacer,todasycadaunadesuslesionesvalíalapena.Lo sintió llenarla toda,deslizarse calienteyvigorosoen su interiory
ella arqueaba su cuerpo al momento de recibirlo, aferrándose a suespalda,sinlimitarsetampocoenarañarlelapiel,dejándolehuellasquealdíasiguientelehiciesenrecordarlaintensidadconlaqueseentregaban.—Ben…así—leindicabacómolegustabaqueélirrumpieraenella.—Séqueasítegusta—rugióacelerandosusacometidas.—Sí, sí…—lo succionaba con fuerza, para que la llevara justo a la
gloria.
Benjamin resoplaba y gruñía mientras se esmeraba en ese momento,paranodejarlacaersinqueantesalcanzaralalocura.—Te amo Benjamin… te amo —murmuró con voz temblorosa, en
medio de los espasmos del orgasmo, era la primera vez que se loconfesaba de esa manera y él no pudo evitar encararla, se quedómirándola a los ojos que estaban vetados por el éxtasis—. Te amo—repitiócasisinalientosobreloslabiosdeél.Benjaminporprimeravezenmucho tiempo,quisosentir,quisosaber
qué emociones estallarían en su pecho al escuchar que alguien porprimeravezenlavidaledijeradeesamanerayenunmomentotaníntimoqueloamabay“susalvación”seloestabadiciendosoloaél,eracomounsecretoqueleestabaconfesandoyquesoloquedaríaentrelosdos.Pero no sintió más que la primitiva necesidad de seguir bombeando
dentrodeella,comounanimalquesolovivíaesemomentoporinstinto,porencontrarplacerenelorgasmo.Nohabíaningúntipodeemociónqueacompañaraaeseinstante,porloquesoloselimitóabesarla,aahogarlaconsulenguaunavezmás,hastaqueurgidobuscóelinstanteenquesusganasestallaran.Acostados uno al lado del otro, mientras esperaban a que las
respiracionesvolvieranasuritmonormal,mirabanal techode lanuevahabitación.—Supongo que por esta noche ya no seguiremos pintando —dijo
Benjamin opacando la voz de Jessie Ware que coreaba “Dime que meamassoloporhoyynomedestiempo,porquenoeslomismo,quierosentirllamasardiendocuandodigasminombre…”—No, ahoranoquieromover ni unmúsculo—dijo risueña, rodando
sobresucuerpoenbuscadeunpocodecalordelcuerpodeBenjaminyseabrazóaél,quienlarecibióconunodesusbrazos.—Lamentodecirtequedeberásmoverteunpocomás.CandicegimióyfrotóconsunarizelcuellodeJeremy,dejandolibre
unarisita.—Noespara loqueestáspensando…debemosbañarnos—lepalmeó
unmuslo.—Quedémonosasíunpocomás—seapretujómáscontraél,comouna
gataenbuscademimosyBenjaminselosconcedió.Despuésdevariosminutossefueronalbaño,estrenaronladuchayal
regresar entre los dos colgaron de las vigas la hamaca, cerraron las
ventanasypuertas,apagaronlaslucesylaradio,perolosgrillosseguíanamenazandocondesbordarlelapacienciaaBenjamin.—¿Teparecesidormimosescuchandotuemisorafavorita?—preguntó
antesdemeterseenlahamaca.—Sí, prefiero escucharmúsica y no a los grillos, supongoque a eso
nosacostumbraremosconeltiempo.—Esoespero—encendió el viejo radioydesnudos semetieron en la
hamaca, donde Candice se acostó sobre el tibio cuerpo de Benjamin—.Tambiénesperorecordarestemomentopormuchotiempo—lasyemasdesusdedosempezaronaviajarporelpechomasculino—.Ben—susurróyelevó la mirada encontrándose con la azul de él, la que se mostrabainusualmenteserena,talvezteníasueñoyellaseguíaparloteando,porloquedecidiódarseprisa—.Noquieroolvidarloquehapasadoestanoche,meavergüenzadecirlo,perono recuerdoabsolutamentenadadecuandohicimoselamorenelresort,tepidodisculpassimequedédormidaynohasqueridoreclamarme.—Puedes estar tranquila—le sonrió y le dio un beso en la frente—.
Ahoraduerme.—¿Estásmolesto?—No,hermosa,noloestoy—volvióasonreírleyempezóaacariciarle
laespalda.Realmenteaéllogolpeabaunasensacióndetranquilidad,algoqueno
podíaexplicar le invadíaelpecho.Ellanoestuvoconscienteduranteesaarrebatada noche, tampoco había sido “su salvación” la que se habíaentregadocontantofervoraeseser.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Se cumplían dos meses de vivir en lo que Candice constantemente
llamaba “su perfecto hogar” “su paraíso personal”, al lado del hombrequeamaba.Yaempezabaausarropamásancha,preferiblementevestidos,porque su vientre con cincomeses ya no lo podía ocultar; siempre queestabadesnuda semirabadeperfil en el espejoy supancitaparecíaunapera, era mucho más abultada en la parte inferior y no podía evitarsonreír, cargada de ilusión y ansiedad, porque ya anhelaba conocerlo oconocerla.
No había ido a hacerse ningún chequeo médico por temor a que ladescubrieran,nopodíaevitarvivirenesaconstantezozobra.AunqueparaelmundoBenjaminSutherlandhabíamuertoesafatídicanocheenqueelalanortedelcentropsiquiátricoseincendió,ellanosearriesgabaaactuarconlibertad.Para sus cuidadosprenatales seguía los concejosde la señoraSailele,
quien había demostrado tener mucha experiencia en embarazos, porquehabíasidolaencargadadetraeramásdeunniñodelalocalidad.Confiabaciegamenteenesamujerquetantaayudaleshabíaprestado.Hasta la asesoraba en los alimentos que naturalmente contenían todas
las vitaminas yminerales necesarios para el desarrollo adecuado de subebé, siempre la sorprendía al llevarle comida y decía “Te puse másespinacasoespárragos,porquecontieneácidofólico”“Amediamañanameriendaunpardebananas,porqueaumentaelpotasio”Todos sus consejos provocaban una mezcla de adoración, alegría y
añoranza en ella, porque imaginaba a su madre consintiéndola de lamismamanera.Benjamin seguía con sus cambios drásticos de humor, muchas veces
irritableyquejicaportodo,otrastantas,adorableydivertido.—¿Quées eso?—preguntó casi horrorizado al verla llegar cargando
conunagallina.—Esunamascota,notenemosmascota…melaharegaladolaseñora
Sailele,debemosconstruirunlugarparaquepongasushuevos—dijoconunabrillantesonrisa,algunosmechonessehabíanescapadodesucoladecaballoaconsecuenciadelabrisa.—Novoy a construir nada…¿Porquénome informasteque traerías
esacosa?Miopinión tambiéncuenta,ya tengosuficientecon losgrillosporlasnoches,lospájarosporlasmañanas,¿seráquenopodrédormirenpaz?—cuestionómolesto,porque“susalvación”setomabaatribucionesyaéllodejabacomounmequetrefe.—Sientosinopedítuautorización,nosabíaqueahoradebíahacerlo—
reprochó sonrojada por lamolestia—. Solo es una gallina que no haránada, solo ayudar a alimentarnos. Pensé que sería más fácil tener loshuevosaquí,queiracomprarlosalmercado.—Candice,nopuedes tenerlo todoamano,creoquees suficientecon
todaslasplantitasdeespecias,vegetalesylosárboles…estoycansadodeesto,noquieroseguirfingiendoserunagricultor,noesloquesoy—dejó
saliresoqueloestabaconsumiendo,odiabaversereducidoaeso,aserunputo samoano más, si no detenía eso a tiempo, dentro de poco ella lepediríaquesefueraapescarconlosdemás.¡Eraunactordecine!—Está bien,me encargaré yo sola de hacer la casa para la gallina y
tambiénlacercaréparaquenosecomalasplantas,peronotedaréniunsolohuevo—sediomediavueltayseencaminóalpatiotraserodelacasa.—Voyaasesinarla…—se llevó lasmanosa la caray se la frotócon
desesperación—.Voyaasesinarla…aellayalaputagallina—entróalacasa dando un portazo—. Esto de tener paciencia ya me tiene hasta laspelotas—entró a la habitación y se dejó caer en la cama, encendió eltelevisoryempezóajugarconelcontrol,saltandodeuncanalaotro.Candice lloraba como una tonta, sorbía las lágrimas ruidosamente,
mientras se limpiaba con el dorso las huellas del llanto; acuclilladaintentabaacomodarunacajademaderabajounárbolqueleofrecieralasombrasuficienteylecreabaunaespeciedenidoconpajaseca,paraquelagallinaquecaminabaentrelasplantas,tuviesemayorcomodidad.—Esuntonto—balbuceabaenmediodelllanto—.Nolosoporto…—a
solas, aprovechaba para desquitarse del momento vivido, a ella no leagradabadiscutirconBenjamin,poresopreferíadejarlosolocuandoelmalhumorloatacaba.Atravésdesusojosinundadosenlágrimas,vioalagallinaquebajaba
frente a sus ojos y sintió cómo Benjamin se acuclillaba detrás de ella,acoplándoseasucuerpo.—Creo que primero debiste empezar por la cerca, se ha comido los
tomates que ibas a usar para la pasta de esta semana —dijo con vozconciliadora y ella seguía llorando—. Agarra a tu mascota, que voy aconstruirlacerca.—NoesnecesarioquelohagasBen,losiento…deverdadlosiento.Sé
que ésta no era la vida que planeabas, que sueñas con volver al cine ycuandoquieraspuedeshacerlo,noquieroquelimitestussueñossoloporestaraquíconmigo,yopodríaregresaramicasa,loúltimoquepretendoesserunacargaparati—agarrólagallinayseabrazóalanimal.—No digas tonterías —la abrazó tanto a ella como a la gallina,
envolviéndolasconsusbrazos,dejándolecaervariosbesosenelhombro—. No eres ninguna carga y sí… no voy a mentirte, quiero algún díaregresar al cine, pero por ahora no se puede. Por el momento seguirécuidandodeljardín,mientrastúteencargasdelacasa—leplantóunbeso
enlamejilla—.Veaprepararalgorefrescante,quelonecesitaréunavezque termine con la casa de nuestra fabricadora de huevos—miró a lagallinaquemovía lacabezadeun ladoaotro, atentaa suvoz—.Ya ti,mástevalequepongasporlomenosdoshuevospordía.Candice sonrió y le dio un beso en el pico a la gallina de plumas
marrones.—Seguroquelohará—dijoconvencida—.Ben…Benjaminnopuedo
levantarme—secarcajeóapenada—.Tengolaspiernasentumecidas.Benjaminnegóconlacabezaenungestograciosoylaayudóaponerse
enpie, pero ella nopodía dar un paso, no le quedómásque cargarla yllevarlahastaelporchetrasero,dondeestabaunamecedorayahílasentó.—Siguecontumascotaenlosbrazos,porquenoquierohacereltrabajo
envano.—Gracias —le dijo con una dulce sonrisa, mientras acariciaba las
suavesplumasmarrones.Benjaminnodijonada,solofueporlamallametálicayalgunasestacas
demadera,paracrearunacercaalrededordelasplantas.Candice se quedó admirando a Benjamin, mientras esperaba que el
hormigueoensuspiernasmermara.Era increíble el cambio que había dado en tan poco tiempo, no se
parecía en nada al chicogreñudoque conoció en el centro psiquiátrico,habíaconseguidoquelaacompañaraalaiglesiaenunpardeocasiones,hubiesen sido muchas más, pero siempre que lo invitaba él tenía algoimportantequehacer, al igualquepor lasmañanaso lasnoches cuandoellahablabaconDios,élseencargabadehacerotrascosas.VolvíaasersuBenjamindecabellososcurosysonrisacoqueta,delos
mechonesdecoloradosyanoquedabaabsolutamentenada.—¿Quépensaránmishermanoscuandoloconozcan?—sepreguntóasí
misma, suponiendo que la carta y la postal ya les tendría que haberllegado.DespuésdecasitresmesessehabíaaventuradoaescribirleaRobertya
Lizzy,comentándolequehabíaconocidoaalguienenAustraliayquesuvidahabíacambiadoparamejor,queestabatotalmenteenamoradadeesechicoquelebesabaloscabellosenlafotoqueleshabíaenviado.Tuvoqueelegir una donde solo se veía el perfil de Benjamin y ella semostrabasonrientemirandoal lentede lacámara, aúnnoconseguíaelvalorparaque conocieran por completo el rostro del hombre que amaba, si bien
Benjaminhabíacambiadounpoco físicamenteconelpasarde losaños,sushermanosnoerantantontoscomoparanodarsecuentadequeeraelactoralquecreíanmuerto.También se había reservado contarles que estaba embarazada,
considerabaquesuficientetendríanconinformarlesquesehabíamudadoaSamoaconRalph,elchicoalqueamaba.Imploraba al cielo que sus hermanos comprendieran que
verdaderamente estaba enamorada y que se encontrabamuybien, que laperdonaran y se atrevieran a responder a esa carta, donde también lesexplicóquedondevivíaaúnnohabíaserviciodeinternet,peroquedentrodepocoseresolveríaesepequeñoproblema.
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Los meses pasaron y Candice tan solo contaba los días para por fin
tenerasubebé, losdíasenSavai'ieranperfectos, siquería ira laplayasolodebíacaminarunosquinceminutos,perosipreferíaelaguafrescadelossaltosnaturales,soloteníaquecaminarunoscincominutos,porquelequedabancasialfrentedesucasa.Alagallinaselesumóunovejo,unpardepatosyuncerdobebéalque
ellacuidabaconmuchoamorydedicación, tantocomoparaalimentarloconbiberón.Concadaanimalquellegabaalacasa,eraunadiscusiónconBenjamin,
peroalfinalterminabaaceptándolos,porquenoteníamásopciones.Ellase lapasabahaciendoplanes familiares, soñandoconagrandar la
casa,porquequería tenermáshijos conél.Cadavezque ibanal pueblotraían algo para el bebé que esperaban, no eran muchas las cosas quetenían,peroalmenoséstepodríavivirtranquiloelprimermesdevida.Candice sabía que el dinero se estaba agotando, por lo que empezó a
haceralgunosdulcesyAloikiseencargabadevenderlosenelpueblo,ellase sentía en la obligación de ayudar a Benjamin con los gastos y esosingresosdeciertamaneraalivianabanunpocoelpeso.Enesemomentoseencontraba recogiendounas floresdel jardínpara
adornarsuhogar,deciertamaneraqueríasertanbuenaamadecasacomolohabíasidosumadreytratabademantenerlaordenadayadornadacon
flores que brindaban un aroma muy agradable, llenando de vida cadaespecio.Benjaminseencontrabaparadoenelporche,admirandoaCandicecon
unramodedistintasfloresenlasmanosyamomentosselasllevabaalanariz, para disfrutar del aroma. Aunque su estado de gestación erarealmenteavanzado,ellaparecíaquenosecansabayapenassídescansabaduranteeldía,mientraséldisfrutabadeuncigarrillo.—¿Cuántomásdeboesperar?Parece eterno—comentó sindesviar la
miradadelajovenrubiaquealolejoscaminabaentreplantascoloridas.—Faltapoco,menosdeunasemana—lavozaterciopeladaeincitantese
escuchabaaunpasodedistanciadeél.—Todohasalidocomoplaneamos…ellanosospechanada,deloúnico
quemearrepientoesdetodoeldineroquehedesperdiciadoenesto,sobretodo de las tonterías que ha comprado para el “bebé” —suspirólentamente,liberandoelhumodelcigarrilloquedisfrutaba.—Lo has hecho muy bien, has sabido disimularlo —sonrió Iblis, se
sentíasatisfechoporqueestabatanansiosocomoBenjamin,élsoloeraesepuentequeloacercaríaalalmadeCandice.—Soloesperoqueeltiempoperdidoentodoestotengasurecompensa,
no quiero escuchar nunca más el chillido de ningún maldito cerdo —resoplóevidenciandofrustración.—Lovaldrá, podrás ir a Inglaterra y tendrás el éxito asegurado, solo
debespresentarteenunaaudicióndel RoyalShakespeare…—Benjaminibaaprotestar, pero Iblisno ledio laoportunidad—.Debesempezardeesamanera,soloseránunosmeses,hastaqueunagentenorteamericanotedescubra,necesitasunanuevavidayparaesodebestenerunpasadocomoactor, y no el que ya conoces, Benjaminmurió y debe quedarse en lascenizas.—Aceptoelputotratodeempezarcomounmonigoteenunteatro,solo
esperoquelasautoridadesnomejodanporlodeCandice,noquieroquemepaselomismoqueconMaureenyKaren,mehubieseahorradotodosestosañosdetorturasihubiesespermitidoqueescapara.—Esta vez puedes estar tranquilo, no dejaré rastro… destruiré este
lugar,nadie teculparápornada,dateelplacerdematarlacomoquieras,tantoplacercomosientesalfornicártela.—Debo admitir que extrañaré eso—dijo sonriente, no podía negarse
quedeciertamanerasehabíaacostumbradoaCandice.
—Te daré mejores, con más experiencia… Recuerda que Candice esparamíyesperoquehagaslascosascomoteenseñé.—Eso haré, solo espero que cumplas con tu palabra Iblis —le dijo
volviendolacabezahaciaelhombrequeestabaparadoasulado.—Siemprecumplo—lotranquilizóconunasonrisa.Candice se acercaba con la mirada en el ramo de flores, ya había
elegido suficientes para adornar su hogar, por lo que Iblis se fue sindespedirse,comoerasucostumbre.—Ben, ¿de nuevo estás fumando? —reprochó y empezó a toser de
manerafingida.—Solouno,hermosa—confesódándoleunaúltimafumadayapagóla
colillaenelcenicero.Letomólamano,instándolaaqueseacercaramásaélysepalmeóel
muslo,pidiéndoleconesoquesesentaraensuspiernas;ellasindudarlolohizo,porqueadorabaesosmomentosenqueBenjamin seportaba tancariñoso, justo como lo hacía en ese momento en que le acariciaba labarriga.—¿Cómo está? ¿Se hamovido?—preguntó con lamirada fija en su
verdaderasalvación,lacualseencontrabalatiendodentrodeesevientre.—En loquevadedíano sehamovido,perono tepreocupes, séque
estábien.Aunquehedeconfesarquesientocelos,porquesolopreguntasporelbebéyyanopreguntaspormí—dijohaciendounpuchero,elqueBenjamin eliminó con un beso, un beso que le robaba la cordura aCandice.Le llevó lasmanosa lacaray ledioaprobarde su salivaacanelada,
paraquenoprotestarayseconformaraconloqueleestabadando,alfinyal cabo no podía quejarse, porque durante losmeses que habían vividojuntos, la había hecho feliz, no le quedaría tiempo para que sedecepcionaradeél,antesdequepudiesecomprenderloqueibaahacerle,moriría.—TeamoBen…teamo,eresmiparaíso—murmurócontraloslabios
de él, quien la miraba con intensidad y devoción fingida—, mi mejorlugar. Nunca pensé tener tanto y ser tan feliz —aseguró sonriente,abrazadaaél.
CAPÍTULO44
El cielo parecía que iba a desplomarse ante la intensa lluvia que
azotaba a la isla deSavai'i, con vientos tan fuertes que amenazaban conllevarse todo a su paso. Los truenos rugían embravecidos, provocandoquelatierravibrarayquelacasadondehabíanvividomomentosidílicos,retumbara. Inevitablemente los gritos de Candice eran opacados por elestruendosoytemerosoclima.Benjamin sentía una mezcla indescifrable bullir en su pecho, sentía
temor por Candice, preocupación al verla luchar con gran valor, temíaquesevencieraynopudieseparira“susalvación”.Pero tambiénsentíafelicidad y ansiedad, porque estaba seguro que faltaba muy poco paratenerasuprimogénito,sacrificarloyasídeunavezportodasliberarsualma, volver a ser elmismoy dejar atrás toda estamierda en la que sehabíaconvertidosuvidaenlosúltimosaños.—Apúrese—le exigió aSailele, quien era la encargada de atender el
parto,siempreestuvodeacuerdoenquesehicieradeesamanerayasínotener que llevar a Candice a un hospital, porque se le haría imposiblecomérseleelcorazónalacriaturaenmenosdeunahora.—SeñorRalph, hago lo que está ami alcance, no podemos forzar lo
que es un proceso natural —reprochó dedicándole una mirada dedesaprobación. Muchas veces se cuestionaba cómo la dulce Candice sehabíaenamoradodeesehombre,queeratancambianteyexigente.—Ben…Benjamin—murmuróCandice,envueltaendoloryansiedad,
mientras su cuerpo era un cúmulo de temblores, porque estabaaterrorizada. Si todo se complicaba a esa hora de la noche y con esatormenta,nopodríaniraunhospitalytemíaporlavidadesubebé.BenjaminconcentrabatodasuatenciónensuprimogénitoyaCandice,
quesuplicabaporél,sololededicóunafugazmirada.—Tranquila… solo puja, tienes que traer a ese niño al mundo —la
animóacariciándolelarodilla,peroconla miradafijaentrelosmuslosdeCandice,esperandoconansiedadaqueseasomara“susalvación”.Enesemomentoyantelaintensidaddelatormentaqueseguíarugiendo
afuera, el servicio eléctrico falló, dejando a Samoa inmersa en unaangustianteoscuridad.
—¡Demonios!—exclamó sulfurado yCandice empezó a llorar, presadel pánico que la embargaba, al darse cuenta que las cosas estabansaliendomuymal y tanto su vida como la de su hijo se ponía en riegoextremo—.Yanollores,queesonosolucionaránada,solopuja…puja—exigiócondientesapretados.—Necesito iluminación, velas, traiga velas rápido —pidió Sailele,
dejandoenevidenciasupropiadesesperación.Benjamin se quedó inmóvil por varios segundos, intentando procesar
en su memoria el pedido, como si registrara cada palabra dicha porSaileleenmediodelaoscuridad,despuéscomosiunodelosmismísimosrayosqueestabancayendosinpiedadsobrelaisla,loimpactaraaél,saliódelextrañotranceycorrióhacialasalida,justoalabrirlapuertatropezócon algo que lo hizo caer aparatosamente de bruces, los chillidos delcerdoirrumpieronenellugar,dejándolesaberquehabíasidoelcausantedesuridículoaccidente.—¡Ben!—reprochó Candice, sin importar estar atacada por el dolor,
adorabaasucerditocomosifuesesupropiohijo.—Maldito animal —masculló con el cuerpo adolorido, mientras el
cerdoseguíachillandoyélseponíadepie.Caminó hasta la cocina, tentando a ciegas para evitar otro accidente,
rebuscó en cada cajón, sin obtener resultados; odiaba que nuncaconsiguierasaberdóndeCandiceguardabalascosas.Casigritódejúbilocuando dio con las benditas velas y agarró uno de los candelabros queestabansobrelamesadelcomedor,sellevóunadelasmanosalbolsillodesubermuda,dondeguardabaelencendedor. Intentóenvanoencenderlasvelas,porqueelvientosilbantequesearremolinabaenlacocina,noselopermitía,porloquecorrióycerrólaventana.Las flameantes y débiles llamas de las velas fueron suficientes para
iluminarellugar,aprovechóyusóotrocandelabroconmásvelas,porqueestabaseguroquenecesitaríademuchaluz.De regreso a la habitación, ya el cerdo no se encontraba junto a la
puerta,sehabríaidoaesconderdebajodelsofá,comoerasucostumbre.—Dese prisa —pidió Sailele, extendiendo una de las manos, para
recibirelcandelabroqueubicóenlamesaqueestabaasulado.Enesemomento,Benjaminsepercatódequeunacabecitacubiertade
cabellos oscuros y sangre, se asomaba entre los pliegues dilatados.Unavezmás,laansiedadloconsumíaynopodíaesperar.
—Vamos, póngase de pie… largo de aquí —pidió Benjamin a lapartera,altiempoquecolocabasobreunamesaelcandelabroqueéltenía.—Señor,aúnnoestá…—intentóhablarSailele,peroBenjaminsolola
tomó por un brazo y la levantó del banco en el que se encontraba, enmediodelaspiernastemblorosasdeCandice—.¿Acasosehavueltoloco?—preguntósorprendida,manteniéndoserenuenteasalirdellugar,peroélseguíaarrastrándolafueradelahabitación.—Yome encargaré—le avisó, pretendiendo que la mujer entendiera
quenoibaapermitirquesiguieraenellugar.—Benjamin no, Ben… —lo llamaba Candice, pero él la ignoraba
totalmente.Una nueva contracción la obligó a pujar y dejar de lado lo que
Benjaminestabahaciendo,enesemomentosentíaquesedesgarrabapordentroyquelascaderasselequebraban.—Noesfácil…estáenlaetapamáscomplicada,selepuedeahogarla
criaturayséquequierever…—laseñoraSaileleintentabahacerloentraren razón, mostrándose realmente molesta y confundida, mientras seaferrabaalmarcodelapuerta.—¡Largodeaquí,ahora!—exigióapuntodegrito,dejandoperplejaa
lamujer,quienaflojósuagarredelamadera.—Benno,porfavor,dejaquelohagalaseñoraSailele—suplicócasi
sinaliento,sesentíamuycansadayadoloridayBenjaminnoayudaba,lodesconocíatotalmente.—Es un peligro, se le puede ahogar la creatura —volvió a intentar
Sailele,conlaslágrimasanidándoleenlagarganta.—Eso no va a pasar—aseguró cerrándole la puerta en la cara y con
grandecisióncaminóhastadondeestabaCandiceyseubicóenmediodelaspiernasde ella, sin siquiera sentarse en el banco,porque estabamuyansioso,comoparaesperarsentadoaquelatontapariera.Sin si quiera lavarse las manos, sostuvo con cuidado la pequeña y
resbalosa cabeza, sintiendo una extraña energía que desprendía elrenacuajo, escuchaba los latidos alterados y eso solo despertaba sunerviosismo.Sailelequeríaregresarasucasa,peroconesatormentaseríaimposible,
los caminos estaban inundados, optó por esperar afuera y permaneceratenta a cualquier petición de ayuda. Se quedó parada a un lado de lapuerta,viendocómolacasaseiluminabaintermitentementeporlaluzde
losrelámpagosquesecolabana travésde lasventanas,estabaseguradeque era cerca de la una de lamadrugada y sentía rabia e impotencia encontra del señor Dankworth, por su intransigencia y estupidez, estabaponiendoenpeligrolavidadelahermosaCandiceyladelacriatura.—VamosCandice,terminayadeparir—pidióimpaciente,sinsoltarla
pequeñacabeza,evitandoapretarlaconfuerza,paranolastimarla.—Noesfácil…noesfácil—dijoellaagotadayenmediodelágrimas,
sintiendo temor ante la mirada que Benjamin le dedicaba, era como siestuviesemolestoconellaynocomprendíaelporqué,siestabahaciendosumejoresfuerzo.Otralacerantecontracciónlaazotaba,porloqueseaferróconfuerzaa
las sábanasypresionó losdientes, tantoque sintióque las sienes iban aestallarle,pujócontodalaenergíaquelequedabayterminóconungritoque le lastimó la garganta, pero un gran alivio llegó, cuando sintió queexpulsabaasubebéyBenjaminlohalabaconcuidado.Untruenoretumbóopacandoelllantodelbebéyeldeellamisma.Benjamin con manos temblorosas y con una felicidad insuperable,
elevóa“suliberación”,laqueaúnseencontrabaunidaalamadreporelcordón umbilical. En medio de las débiles llamas provenientes de lasvelas,“susalvación”losorprendióalresultarserunaniñaynounniño,noeraunvaróncomoélesperaba.Completamente aturdido, dudó por varios segundos, porque suponía
quedebíaserunvarón.EneseinstanteodióunpocomásaCandicepornohaber gestado a un niño, pero no perdería el tiempo, suponía que esodebíaservir,por loque tomólas tijerasycortóelcordónumbilical,sincuidadodedóndelohacía,noleimportabaenloabsolutosidebíahacerloenalgúnpuntoenespecífico.—¡Ben! —exclamó Candice, llorando de felicidad y llenándose de
consueloalverasubebéenlasmanosdesupapá—.Quieroverlo…porfavor—suplicóelevandounpocoeltorso.—NopuedesverlaCandice,nopuedesycállate…portubien,cállate—
pidió con dientes apretados, exasperándose ante el llanto de la reciénnacida.—Es una niña… es una niña —hablaba incorporándose, para poder
mirarla—.Ben…—la voz se le rompió ante el llanto, al descubrir queBenjaminnopretendíaentregarlealaniña.ÉlnosiguióprestandoatenciónalassúplicasdeCandiceycolocóala
pequeñasobreunamesa,encimadelasmantasblancas,dondepreviamentehabíaescondidoelpuñalconelqueleabriríaelpecho,agarróunodeloscandelabros,al tiempoquesentíaelcorazónbrincarleen lagarganta, laexpectativalogobernabayqueríadeunavezportodasterminarconeso.SoloesperabaqueSailelesehubiesemarchadootendríaqueañadirotramujerasulistadeasesinatos.Laniñanoparabadellorar,eseinquietantellantoinvadíaellugar,era
como si presintiera el final de su corta vida, como si supiese que eldestino le deparabamorir amanos de su propio progenitor, la delicadapielsetornabacadavezmásrosáceaporelesfuerzoyapenasmovíalasextremidades.—Benjamin,quieroverla,¡Ben!—gritóalverqueélpretendíahacerle
dañoalaniña.Benjamin lamiró y estaba con la boca abierta,mientras la lengua le
vibraba en medio del llanto, eso no era suficiente para que un hombredesalmado se condoliera, cuando lo único que él podía sentir era unirrefrenabledeseopor recuperar loquehabía sido,paraesodebíaabriresepequeñopecho,porloquesindudarloempuñóelpuñal.Peroeneseinstantelaniñaabriólosojosysequedómirandolosdeél
y Benjamin vio toda su vida reflejada en esos espejos azules, desde elmismoinstanteenqueélnació,losmomentosvividosjuntoasuspadres,pasandoporsudolorosadespedidaenelaeropuerto,losañosposterioresvividosjuntoasupadreenSuiza,todaslasvecesqueañoróelamordesumadre, su regresoaEstadosUnidos,el reencuentroconMaureen,cómorecuperaron el tiempo perdido y todo lo que había hecho hasta esemomentoenqueteníaunpuñalenlamano,paraacabarconlavidadesuhija.Benjamin sintió como si un gran impacto se le estrellara contra el
pecho, era algo que no le permitía respirar, todo su cuerpo empezó atemblar,sesentíacompletamentedesorientadoyconnáuseas,por loqueretrocedióvariospasos,sinpoderapartarlamiradadesuhija.Comosielpuñalhubiesesidoelectrificadolosoltó,dejándolocaerasuspies.Segiróyseencaminóhacialapuerta,dandolargaszancadas,laabrióy
saliócorriendo.Sailele,quienaúnpermanecíaaunladodelapuerta,alversalirdeesa
maneraalseñorDankworth,pensóquealgolamentablehabíapasado,porlo que rápidamente entró y se encontró con Candice, quien lloraba
desesperadaeintentabalevantarsedelacama.—No, quédate tranquila corazón, espera… espera —le pidió
reteniéndola,intentandocalmarla.—Mihija…miniña—suplicabaCandiceconlamiradaenlapequeña,
porquehabíadejadodelloraryseencontrabaprácticamenteinmóvil.Sailele se encaminó hacia la pequeña, quien se encontraba sobre la
mesa,enmediodevariasmantas,laenvolvióyladepositóenlosbrazosdeCandice,allíleprensócordónumbilicalycortóloquesobraba.Candiceseaferróalapequeñaylebesabalafrente,sinpodercreerlo
hermosa que era. Quería comprender a Benjamin, pero no podía, nopodía.Seríanecesarioodiarloporloquequisohacerleasuniña,aúnenmediodelaangustia,ellapercibiólasintencionesdelhombrequeamaba.Miró hacia el suelo y vio el puñal, apenas siendo alumbrado por laspenumbrasenlahabitación.Debíaaborrecerlo,huirdeeselugarydejarlosolo,ponerseasalvo,era
lo que la razón le dictaba, pero inevitablemente también se sentíapreocupada, fue consciente de la manera en que Benjamin salió de lahabitación,estabaseguraquealgonoandababienconél.Salieleseencargódeubicarseunavezmásenmediodelaspiernasde
Candice,paraterminarconlalabor,paradejarlafueradepeligroylimpia.Benjaminsaliódelacasaycorrióbajolatormenta,sintiendocómola
gruesasgotaslegolpeabanfuertementeenelrostro,soloqueríaalejarse,huir,morir,porqueacadasegundoquepasaba,sentimientosresurgíanensu pecho, emociones volvían a latir, miedos y alegrías, frustraciones yéxitos,rabia,dolor,tristeza,fascinación.Ytodo,absolutamentetododolía.Atravesó el campo y se adentró en la selva, hacia las montañas
volcánicas que rodeaban a la isla paradisíaca. A varios metros un rayocayósobreunárbol,sintióelsueloencharcadovibrarbajosuspiesysemovióconrapidezalescucharalgranárbolcrujir,corrióparaevitarseraplastado,talveznodebióhacerloydejarquelecayeraencimacontodosupeso,peroelinstintodesupervivencialotraicionó.Queríamorir,peronopretendíaquelamuertelosorprendiera,porlo
queenesemomentofijósudestino,sabíaadóndedirigirse.Laintensidaddela lluvianocesabaysuspiesempezabanaenterrarse
enelespesobarronegro;sinembargo,nosedeteníaensucamino.La cobardía en algunos momentos lo dominaba y tal vez solo debía
internarseen lomásrecónditode lamontaña,paraevitarhacerledañoa
Candiceyalaniña.Sentíaquetodosemezclaba,quetodogirabacomountorbellinodentro
desupecho.Volvíaasentir,sentíasualmaapoderándosedecadamoléculadesuser,densa,escabulléndoseleporlasangreyconellaloimpactabaelrecuerdodeloquelehabíahechoasumadreyaKaren,provocandoquecayeraderodillas,salpicandoelaguadebarroensurostro,mientrasseconvulsionaba ante el llanto, el cuerpo se le revelaba, todo dolía y lotorturaba.Empezó a vomitar, sintiendo que la garganta se le desgarraría y el
estómagoseleencogíaenunaintensatortura,mientraselodioquesentíahaciasímismoaumentadasinmedida,seaborrecíatantocomoparatenerlacertezadequeniélmismoseperdonaríatodoloquehabíahecho.—¿Quéhehecho?Soyundemonio…Mamá,perdóname…nofuiyo,
noerayo…meodioporloquehice…Nopuedoconesto,noséquépasó,no sé cómo lo hice… no entiendo nada —murmuraba en medio deldesgarrador llanto,mientras la lluviay lanochesecerníansobreélyelvientohuracanadolohacíatiritardefrío.Lloró… lloró por horas, sin encontrar ningún consuelo, hasta que su
cuerpo se venció y terminó por desmayarse, perdió consciencia, eso leayudóasoportarellacerantedolorqueloquebraba.Nopodíasabercuántotiempopermaneciósumergidoenlanadaoscura
delainconciencia,cuandodespertó,fuecompletamenteconscientedetodolo que sentía, de que en él estaba nuevamente su esencia, sentía que decierta manera quería verdaderamente a Candice, que tal vez se habíaganado su corazón, sin importar que su alma se encontrara prisionera.Nunca debió escuchar a ese maldito ser, debió alejarse desde elmismísimo instante en que supo lo que era; nunca debió pedirle ningúnfavor,porqueselohabíacobradoyconcreces.Estuvoapuntodeasesinaraunachicainocenteyasupropiahija,ibaa
condenarlasyofrecerlasa las llamasdel infierno,sentíaquenoeramásqueuntíteredelmalysepreguntabaporquéaél,porquélohabíaelegidoylehabíadestrozadolavidaalmanipularloasuantojo,alrobarletodasuvoluntad.Nopodíaseguirconvida,suconciencianolepermitíasoportar tanto,
nomerecíavivir.Selevantóysiguióconsucamino,decididoaacabardeunavezpor todasconsuexistencia,así seaseguraríadeque Iblisnuncamásvolveríaaconvertirloensujuguete.
Se adentraba aún más, sabía que del otro lado de la montaña seencontrabanlosrompeolasygéiseres,dejaríaqueunodeesoshuecosselotragarayquenisiquierapudieranrecuperarsucuerpo,queríaquedeélnoquedaraabsolutamentenada.La lluvia seguía incesante, los truenos rugían con fuerza,mientras el
viento silbaba en sus oídos. Agradecería si el cielo terminaba pordesplomarsesobreél,queríaquelohicieracontodosupeso,queríaqueDios lo castigara y lo hiciera sufrir, que lo azotara con toda su ira porhaberpecadosinningúntipoderemordimiento.Se sentía agotado; sin embargo, no se detenía, caminaba hacia su
destino, que estaba a unos tres días de camino,mientras lloraba y pedíaperdón,unoquenisiquieraélmismopodíadarse.
CAPÍTULO45
Candice tenía el corazón desaforado, brincándole en la garganta,
dificultándole la respiración. No podía evitarlo, su preocupación porBenjaminaumentabaconcadasegundoquepasabayconmásdecuarentay ocho horas de haber desparecido, su angustia alcanzaba losmás altosniveles.Esonosololeafectabaaella,sinotambiénasubebé,porquelaleche materna se le había cortado y estaba alimentando a su niña confórmulaslácteas,quelaseñoraSailelenorecomendaba.Nadie llegaba con noticias alentadoras y ella con lo poco que podía
moverse,caminabadeunaventanaaotra,esperandoatravésdelcristalaque Benjamin apareciera, mientras la lluvia no cesaba, esa constantetormentamanteníaalaislaarropadaconunmantogrisytriste.Leestabasacandolosgasesasuniñacasidormida,cuandoescuchóque
alguientocabalapuerta.—Tranquila, iréaverquiénes—dijolaseñoraSailele,quienlehacía
compañíaaCandicedíaynoche—.Esmejorquesigassentada—ellaerafieltestigodelazozobraqueembargabaalajovendeojossoñadores.Candiceasintió,altiempoqueacomodabaasupequeñasobrelacama,
intentando admirar a su esplendoroso angelito y encontrar un poco desosiego.EscuchóclaramentelavozdelhombrequeSaileleinvitabaapasaryle
pidióquelasiguiera;segundosdespués,aparecieronbajoelumbraldelahabitación.LamiradaverdedeCandiceseposócargadadeesperanzaenelhombre.—Lo siento—dijo con la voz ahogada al tiempo que negaba con la
cabeza,anticipandoconesegestolasnoticiasqueteníaparadarle—,nolohemosencontrado.Hemosbuscadosinparar,peronohayrastros;además,la lluvia nos hace el trabajo más complicado, este clima parece una
contiendaentreelbienyelmal—suspiró,retorciendoentresusmanosungorrodetelaimpermeable.El hombre no podía saber cuán certeras habían sido sus últimas
palabras,eraunaguerraentreelÁngeldeLuzyelDiosOmnipotente.Candiceluchócontodassusfuerzasparaseguirestoicaantelanoticia,
peropormásquelointentó,nopudoylosojosselellenarondelágrimas.Ella no quería quedarse sola en ese lugar, no quería queBenjamin la
abandonara, no quería que su historia con él acabara de esamanera, lonecesitabayestabaseguradequeéltambiénlanecesitaba.Comprendíaquealgonoestababienconél,habíapasadomuchotiempo
reviviendo los detalles de la noche en que dio a luz, las actitudes deBenjaminyesaúltimamiradaquelededicóantesdesalir,habíasidoesetormentosogestoelqueladejócolgadaeneldesasosiego.Aunque se tragó un par de veces las lágrimas, terminó por echarse a
llorar,noestabapreparadaparavolveraenfrentarseaese terriblevacíoqueledejabalapérdidadeunserquerido.—Tratadecalmarteniña,seguramenteestáenalgúnlugar,refugiándose
de la lluvia —dijo Sailele, tomando asiento a su lado y regalándolecariciasreconfortantesenlaespalda.Candice negaba con la cabeza, mientras las lágrimas le nublaban la
visión.—Seguiremosbuscando—interrumpióelhombre,condoliéndoseante
elestadoenqueseencontrabaCandice.—Por favor—chilló, clavando sumirada ahogada en lágrimas, en el
hombredepielcanelayojospardos.Nopodíaevitarsentirseimpotente,anhelabapodersalirybuscarlo,tal
vezlohubiesehechosilaseñoraSailelenoestuvieseconella.Elhombreasintióensilencioysediomediavueltaparasalir.—Espere… —pidió Candice levantándose—. Disculpe mi falta de
consideración, es que estoy realmente preocupada, ¿desea tomar algocaliente?—leofreciólimpiándoselaslágrimas.—Nosepreocupe,estoybien…Tratedecalmarseunpoco;despuésde
todo, estamos en una isla, eso es ventajoso —plegó los labios en unasonrisatranquilizadora.—Gracias—Candicesellevólamanoalpecho,empuñandolamedalla
delavirgenMaría—,queDiosloacompañe.—Amén—asintióysefue.
Candice lo siguió con la mirada hasta que le fue posible, quiso contodassusfuerzaspoderacompañarlo,iralapardeélypoderserútilparaBenjamin.Intentaba por todos losmedios distraerse con cualquier cosa, para no
pensar,alimentóaSpotysuhermosocerdito,alquemanteníadentrodelacasa,preparóeldesayuno,suponiendoquesiBenjaminregresabaestaríahambriento, su niña a la que ni siquiera le había puesto un nombre,despertó y se miró en esos bonitos ojos grisáceos, mientras ella seaferrabaconinsistenciaalamamiladelbiberón.La lluvia había menguado, convirtiéndose en una suave y constante
llovizna.EstabaseguradequeesoayudaríaenlabúsquedadeBenjamin.Doshorasdespuésseguíasintenernoticia,perolapresenciadeAloiki
corriendohacialacasa,provocóquesucorazóndieraunvuelco.Se levantóycaminó tanrápidocomopudohasta lapuerta,abriéndola
sinesperaraqueelniñollegara.—SeñoraVirginia,mehandichoquenecesitaayuda…—dijocasi sin
aliento—.¿Esverdadquesuesposohadesaparecido?—HolaAloiki—lesonrióalverladisposicióndelniño—.Esoparece,
salió hace dos días… fue…—pensó en algo qué decir, pero no teníarespuestas,noteníaabsolutamentenada—.Noséadóndefue—confesóenvozbaja.—Esonoayudarámucho—expresóensumuybásicoinglésyserascó
lacabeza—.Pienseustedadóndepudohaberido.Candice caminó de nuevo hasta el sofá y se sentó, sin tener nada que
responder, pero no dejaba de pensar, mientras el niño la mirabaatentamenteylaseñoraSaileleestabaenlacocinalavandolosbiberonesdelaniñaehirviendoagua.DerepentealamemoriadeCandicellegaronlaspalabrasdeBenjamin,
cuando estaban en los géiseresmarítimos y el guía turístico les hizo laadvertenciadenoacercarseaellos.“Dejar que uno de esos huecos te trague, es una buena opción por si
quieresdesaparecer”.Se levantó rápidamente, con el miedo y la desesperación latiendo en
cadacéluladesuser.—Voy a buscarlo, sé dónde puede estar… Aloiki, ¿puedes
acompañarme?Nosécómollegarsola.—ClaroseñoraVirginia,meconozcolaislacomolapalmademimano
—dijoconseguridadyorgullo.—Yaregreso—aprovecharíaquelaseñoraSaileleestabaenlacocinay
seleescaparía.Fuehacia lahabitaciónysepusounabrigo largosobresuvestidode
algodón,tambiénagarróunacapaimpermeableyunparaguas,sequitólaspantuflasysecalzóunasbotasdehulequelellegabajustodebajodelasrodillas.Enelquiciodelapuertadelahabitación,laseñoraSailelelebloqueaba
elcamino.—Niña,nopuedessalir,tansolohaceunpardedíasquedistealuz,no
puedessalirconestetiempo…esunalocura.—Yahadejadodellover…seguroqueenunosminutossaldráelsol.—O en unosminutos puede empezar a llover nuevamente—dio otra
opciónqueeramuchomásprobable.—Porfavor,noseapesimista,necesitoencontraramiesposo.—Aunque no siguiera lloviendo, los caminos están enlodados, por
favor…Virginia,debesserconsciente,puedesmorir—ledijoconlavozcargadadeangustiaymirándolaalosojos.—Eso no pasará, prometo que me cuidaré… por favor, cuide de mi
bebé—suplicótomándolelasmanos.La mujer negó con la cabeza y en su rostro se reflejaba que estaba
totalmenteendesacuerdoconlaactituddelachica.—Siempiezaallover,selatraigoenseguida—intervinoAloiki,quien
hasta el momento era el único que había comprendido la angustia queembargabaaCandice.Sailelenopudoseguirnegándoseantelamiradadesúplicaquelajoven
lededicabayasintió.—Ve con cuidado. Cuando regreses, te estará esperando un tazón de
avenabiencaliente—concedióalfin.—Gracias,prometoqueiréconcuidado.Candice caminó hacia la salida con paragua en mano, pero antes de
salir, regresó hasta donde tenía un pequeño altar en honor a la virgenMaría.—Madre, ayúdame a encontrarlo, ilumíname el camino, es tu hijo
también, por favor, no lo abandones, no lo hagas ahora, cúbrelo con tumanto—hablabaconlafiguradeporcelana,mientrasleprendíaunavelablanca—.Mifecontigo—sehizolaseñaldelacruzycaminódenuevoa
lasalida.—¿Adóndevamos?—preguntóelniñoacoplándosealpasolentodela
señoraVirginia.—Vamos a los géiseres —explicó abriendo el paragua y le pasó la
manoporencimade loshombrosaAloiki,pegándoloasucuerpo,pararesguardarlodelafinallovizna.—Esoestámuylejos,quedaalotroladodelaisla,desdeaquítenemos
queatravesarlaselvaFalealupoysehancaídolamayoríadelospuentescolgantes.Cada palabra que salía de la boca del niño laceraba la esperanza de
Candice.—Caminaremoshastadondeseaposible—comentóaferrándoseaesa
necesidaddehaceralgoporBenjamin.—No serámucho lo que podremos avanzar, pero…—el niño dio un
brincodeemoción—.¡Yatengounaidea!PodemosiralresortLeLagoto,tengounprimoquetrabajaahícomochofer,esquienllevaalosturistasaconocertodalaisla.Candice sonrió, convencida de que eso sería de gran ayuda, solo le
rogabaaDiosqueelprimodeAloikipudiesellevarlos.—Entonces,noperdamoseltiempo.Caminaronentrecallesenlodadasylasbotasdeambosseleenterraban
en el barro, dificultándoles el camino. Buscaban la manera de caminarsobreelpastomojadoyelniñososteníaconfuerzalamanodelaseñoraVirginia, para que no resbalara, sabía que una caída para ella podía serdolorosaysobretodopeligrosa.Cuandoporfinllegaronalresort,KahuaelprimodeAloikiestabaun
tanto ocupado, hablando con algunos turistas en recepción, todos teníanlascarasalgoconsternadas.Él se percató de la presencia de su primo y de la chica rubia que lo
acompañabayalademándellamadoquelehizoelniño,lecorrespondióconotro,indicándolequeesperara.Ladificultosacaminatahabíainflamadounpocolaszonasmaltratadas
porelpartodeCandice,provocandounadolorosamolestia,peroasínopudieseconeldolor,nolediríanadaalniñoyseguiríaadelante.—¿QuéhacesaquíAloiki?—despuésde lapreguntaregañada,miróa
lachicaqueloacompañaba—.Buenosdías.—Kahua,ellaeslaseñoraVirginia…lavecinadelaseñoraSailele,su
esposo ha desaparecido a causa de la tormenta y es preciso que nosayudes.—Lolamento—lededicóunamiradarealmentecargadadesinceridad
aCandice—.¿Yainformóalosrescatistas?Nosécómopodréayudarle.—No, aúnnohe reportado a las autoridades sudesaparición, peroya
variosamigosloestánbuscando,soloquecreoqueestánenladirecciónequivocada. Por favor, ¿podrías ayudarme?—imploró mirándolo a losojos.—Su esposo fue a los géiseres —le informó el niño—. ¿Puedes
llevarnos?—No,esonoseráposible,justoacabamosdesuspenderelrecorridode
hoy, porque los caminos están muy enlodados y hay muchos árbolescaídosenelcamino.—Por favor, no será como turista, no quiero ver el paisaje, solo
necesitoencontraramiesposo.—Será mejor que avisemos a los rescatista, ellos pueden hacer un
mejortrabajo. —Entiendo, podemos avisar a los rescatistas, peromientras ellos se
organizan,eltiemposiguepasandoymiesposopuedeestarenpeligro—aCandicelaslágrimasseledesbordaron.—Estábien—elchicoquenoalcanzabalostreintaaños,secondolióal
ver a Candice llorar—. Voy a avisar en recepción, para que ellos seencarguendecomunicarmisalidaamissuperioreseinformenalequipodeemergencia,mientrasustedessubanaljeep.—Gracias—dijoCandicecasi sinaliento, al tiempoqueAloiki tiraba
de sumano, arrastrándola al vehículoque estaba estacionado frente a lapuertaprincipal.En un par deminutos emprendieron la búsqueda,Kahua conducía tan
rápidocomopodíayCandicecerraba losojos, tragándose los jadeosdedolor.Apretaba lospuños,enterrándose lasuñasen laspalmas,cadavezqueeltodoterrenocaíaenhuecos.Realmenteloscaminosestabanenmuymalascondicioneseinundados,
tantocomoparaqueellosestuviesensiendosalpicadosporbarro.Hicieron un recorrido de casi tres horas, era poco lo que les faltaba
para llegar a su destino, pero un gran árbol truncándoles el paso, lesestampabaenlacaraquehastaahíllegarían.—Podremos seguir caminando —dijo Candice, bajándose con
dificultaddeljeep.—No lo creo prudente…podrían habermás árboles sentidos por los
relámpagos—acotóKahua, admirando cómo algunas ramas de grandesárboles pendían de muy poco y en cualquier momento podrían venirseabajo.—Solounpocomás…—Yo la acompañaré —Aloiki no desistía en ayudar a la señora
Virginia.—Debentenermuchocuidado,mequedaréaquíycomunicaréporradio
alresort.—Gracias,muchasgraciasKahua.Loquemás tranquilizabaaCandiceeraquealmenoshabíadejadode
lloviznar.Con la ayuda deAloiki yKahua, logró vencer el gran obstáculo que
significabaeltroncodelárbol.Siguiósucaminoalladodelniño.Candicese llevóunavezmás lamanoalpechoyempuñó lamedalla,
suplicandoporunpocomásdevalor,porqueeldolorensuentrepiernaycaderaslaestabatorturando.—Padre —murmuró mientras seguía con su camino—. Madre,
respiracióndelavida,fuentedelsonido,acciónsinpalabras,creadordelcosmos; hazbrillar tu luzdentrodenosotros, entre nosotros y fuera denosotros,paraquepodamoshacerlaútil—implorabaalúnicoserquelebrindaría el valor, mientras Aloiki la miraba de soslayo y seguía muylentoelpasodeella—.Ayúdanosaseguirnuestrocamino,respirandotansoloelsentimientoqueemanadeti;nuestroyo,enelmismopaso,puedaestarconeltuyo,paraquecaminemoscomoreyesyreinas,contodaslasotrascriaturas;quetudeseoyelnuestroseanunosolo,entodalaluz,asícomoentodaslasformas,entodaexistenciaindividual,asícomoentodaslas comunidades; haznos sentir el alma de la tierra dentro de nosotros,puesdeestaformasentiremoslasabiduríaqueexisteentodo;nopermitasquelasuperficialidadylaaparienciadelascosasdelmundonosengañenylíbranosde todoaquelloque impidenuestrocrecimiento;nonosdejescaerenelolvidodeque túereselpodery lagloriadelmundo,canciónqueserenuevadetiempoentiempoyquetodoloembellece;quetuamoresté solo donde crecen nuestras acciones —suspiró y parecía que noavanzaban, porque el mismo paisaje se repetía una y otra vez, hastavolverseinfinitoysentirqueelrocíodelosárboleslemojabaelrostro.
De repente un pedazo de tela celeste enterrada en el barro llamó suatención,aligeróelpasoyalagarrarlasepercatódequeeralacamisetadeBenjamin,mil emociones se estrellaron dentro de ella. Pensó que talvezestabacercadelhombrequeadoraba,pero temía lascondicionesenlasquepudieseencontrarlo.—¡Ben!¡Benjamin!—lollamóconfuerza,antelamiradadesconcertada
deAloiki.—¿EsacamisetaesdelseñorDankworth?¿Estállamandoasuesposo?
—preguntócongrandesinterrogantesreflejadasenlaspupilas.—Sí,esdemiesposo—asegurócon lagarganta inundadayel temor
haciendomellaensuser.—¡SeñorRalph!¡SeñorRalph!—sellevólasmanosalaboca,creando
unaltavoz,paraquesuvozalcanzaramásdistanciaehicieraeco.—Su segundo nombre es Benjamin —comentó Candice, sintiéndose
asustadaademásdenerviosa,porqueenmediodeladesesperaciónhabíadejadoverdelantedelniño,elverdaderonombredelquenisiquieraerasuesposo,esoyalehabíapasadodelantedelaseñoraSailele,últimamentedeestabadejandollevarporlaangustiaunomediasuspalabras.A pesar de llamarlo por los dos nombres, no tuvieron respuesta,
Candicenosoltabalacamisetaqueestabapesadaporelbarroysiguieroncaminandosindarseporvencidos.—Lo he perdido… ha desaparecido —Candice se echó a llorar
perdiendo las esperanzas,despertandoa ladolorosa realidaddequeunavezmásdebíaenfrentarsealamuertedelhombrequeamaba.—YanolloreseñoraVirginia,seguroquevamosaencontrarlo—dijo
tomándolelamanoenungestodeconsuelo—.Nopierdalaesperanza…los samoanos siempre decimos, que pormás oscura que sea la noche ytenebrosalatormenta,tenemoslacertezadequeelsolvolveráabrillarenun nuevo día… Somewhere over the rainbow —empezó a canturrearmientraslesonreíaylainstabaacaminar—.Wayuphigh,andthedreamsthatyoudreamedofonceinalullaby…Candicenoerapesimista,perotampocopodíahacerselaciegaante la
tristerealidadeintentabamostrarsepositivadelantedelniño,mientrasselimpiaba las lágrimas y escuchaba atentamente cómo canturreabaSomewhereOver theRainbowy como una epifanía, en esemomento unhermoso arcoíris de brillantes colores aparecía detrás de las montañas,hastaelOcéanoPacífico.
CAPÍTULO46
Benjaminsesentíarealmentedébil,anhelabaavanzarhaciasudestino,
pero el agotamiento del que era víctima no se lo permitía, cuandoconseguía caminar algunos metros, terminaba desplomándose y sedesmayabaporintervalosdetiempoquenopodíacontar,eracomosisucuerpo fuese dominado por algo que pretendíamantenerlo atado en esaselva,enmediodelfríolodo.Habíasidovíctimadelmáscruelde los juegos.Laculpayeldolor le
talabanelalma,esaalaquesucuerpoaúnnoseacostumbraba,sesentíarealmente pesado, con una opresión que le impedía respirar connormalidadysumemoriaenunconstantejuegomacabro,lelanzabaunayotra vez el momento en que se descubrió a punto de asesinar a unapequeñainocente,unaniñaqueélmismohabíaengendrado.NisiquieraestabasegurodesiCandiceloqueríarealmenteositambién
habíasidomanipulada;temíaqueellatambiénterminaradespertandoalarealidadysedieracuentadequelehabíaarruinadolavida.—No quiero verlo más… no quiero —tirado en un charco con el
cuerpo tembloroso, miró a través del follaje de los altos y frondososárboles,alcieloqueaúnseencontrabagris—.Porfavor,noquieroverlomás…aléjalo…¿porquéamí?¿Porquéyo?¿Quétehice?Permitistequeentraraenmivida…yonolopedí,nolopedí…ahorasoyigualqueél,meolvidaste,siemprelohiciste…siempre—balbuceabaenmediodeuncansadollanto.—Ben, tranquilo, mi pequeño Ben… mi hermoso niño —un dulce
susurrocalabaen susoídos,peroélnopodíavernada, aunque sípodíasentiruntibioroceensufrente.Reconoció ese tono de voz, ese que tanto había extrañado, esa voz
maternalquelehizofaltalamayorpartedesuvida.Estabasegurodeque
solo era producto de su imaginación, que solo la estaba imaginando,comoconstantementelohacíacuandoseencerrabaensuhabitacióndesucasaenSuiza,despuésdehabersidomaltratadoporsumadrasta.Laestabaimaginandoyyaesonoservíadeconsuelo;porelcontrario,
lo estaba torturando. Pensó que seguramente era Iblis, burlándose de sudolor.—Nomás,nomás…Losiento,deverdadlosiento—rompióenllanto
y estaba tan debilitado que ni siquiera conseguía las fuerzas suficientesparallevarselasmanosalosoídosyevitarescucharesatretadiabólica.—Ben,miniñodeojoshermosos…aquíestoy—lavozcalabaensus
oídos,intentandotranquilizarlounpoco.Benjamin sintió que le acunaban el rostro y le prodigaban caricias,
comolasquesolounamadresabíaofrecer.—Mamá,madre…—una gran nube blanca le limitaba la visión, solo
podíadistinguiruna figura femenina frenteaél,eraesa laque loestabaconsolando.—Perdón,perdónameBen…—sollozó.—Soyyoelculpable,madre…teasesinédeunaformaespantosa.—Peroyolohicemuchoantes,lohicecuandonoluchéporti…cuando
simplementedejéque tupadre te llevaraconél,porqueenesemomentosolopensabaenmí,fuiegoísta…Desdeesemomentoacabécontualma,miniño.—Noimportaloquedigas…noimporta,porqueesonocambianada,
seguirásmuerta…yyonecesitoterminarconesto,esprecisoquetambiénmuera—envanointentólevantarse,enesemomentosucuerpopesabaunatonelada,eracomosielbarrosehubieseconvertidoencemento.—Nofuetuculpa…hecomprendidocosas,queporahoratúnopodrás
entender.—Novoyaexcusarme,actuéconsciente.—Peronoporvoluntad.Ahoraestoybien.—No,nodespuésdeloquetehice…estoymaldito—balbuceóyestaba
ahogándoseconlamezcladelágrimasysaliva.—Tú no hiciste nada, estoy bien… solo mírame. Desea mirarme y
podráshacerlo.Estoyaquí,atulado.—No, no puedo hacerlo… no puedo—lloraba como nunca lo había
hecho,sintiéndosetotalmenteindefenso;noobstante,sucorazónanhelabaver una vez más a su madre y eso fue suficiente para que la nube que
vetabasusojossedisiparaypudieraverlaclaramente.Ahíestabasumadre,acuclilladaasuladoynocomolaúltimavezque
larecordaba,nohabíaniunagotadesangremanchandosuhermosapiel,niunasolaheridaabriéndolelacarne,estabaintacta.Maureen,estabatanhermosacomolasvecesqueloacompañóalosestrenosdesuspelículasyleregalabalamismasonrisacargadadeternurayorgullo.—Todovaaestarbien…Elúnicoquepuede juzgarteesDiosyél lo
sabe, está al tantode todo.Conoce tu corazónypor esoha intervenido.Ben,todohaterminadoyyanopodrássermanipulado,perosolopodrásencontrarredenciónatravésdelamor.—¿Lo has visto? ¿Cómo es? ¿Realmente es bueno? —preguntó
refiriéndoseaDios.—Nodiríaqueesbueno,diríaquerealmenteesjusto…eselúnicoque
sabe lo que es la justicia. No debemos ponerle caras a Dios, si quieressaber cómo es, solo debes mirarte en un espejo y justo ahí loencontrarás.—Yonopodréserjusto,nopodrésercomoél,nisiquierapodrévivir
conesto…¡No!Estuveapuntodemataramihija, ibaahacerlo,podríahacerlo más adelante, yo no sé amar, la habría asesinado como hicecontigoyconKaren.—Por eso temiré a través de sus ojos, para hacerte reaccionar…Ya
nadamalopasará,puedesestarsegurodeeso—lehablabaacariciándoleloscabellos—.Yanoeresunpeligroparanadie,nisiquieraparatimismo.Karen también te ha perdonado. Está segura que ese hombre que laasesinó,noeraelBenjaminalqueellatantoquería.—Madre —chilló y extendió su mano, acariciándole el rostro,
sintiéndolosuavey tibio,provocándole lamismasensaciónde regocijo,comocuandoapenasteníacincoaños.—Vasasuperaresto,nodebessentirculpa,nofuetumanolaqueactuó,
nofuetucorazón,erasmanipulado,erasprisionero.—Noesfácil…yo…nopuedocreerlo.Soyconsciente,nohayforma
de que pueda aceptar lo que he hecho, no encontraré la manera desuperarlo.—Sílaencontrarás,amaatuhijaytendráslasalvación,elamordeun
padreeselperdónatodoslospecados.Ahoraqueloeres,sabrásqueyosiempre te amé, que aunque me separaron de ti, siempre estuvisteconmigo,asícomoHaroldtambiénteama.Aunqueélaúnnoseperdona
haberteabandonadocuandomás lonecesitaste,habertedejadoencerradoen ese lugar, para que siguieras amerced de ese ser tanmalvado.Muytarde supo que eras inocente, solo cuando fue capaz de comprender lajusticia divina…Ahora sabemos quién es el verdadero culpable y túmipequeño,noloeres.—Madre… nunca sentí remordimiento, no sentí dolor por lo que te
hice,síteextrañaba,peronomedolía—confesósindejardeacariciarla.—Esa pequeña parte que me extrañaba era mi hijo, quien no sentía
remordimiento no era más que ese ser que sembró en ti maldad yencarceló tu alma, para que no te arrepintieras.El arrepentimiento es lamayormuestradehumildadyamor,solodebesrecordarloyvivirdeloshermososmomentosquenosbrindamoselunoalotroyquieroquesolotengas presente esta despedida, olvida lo que sembraron en tu cabeza,porquenofuistetúmihijoquienlohizo—ledepositóunbesoenlafrente—.Teamo,miniño,siempreserásmipequeñoBen.—Mamá… lo siento—balbuceó sin poder creer queMaureen estaba
frente a él, ni siquiera estaba seguro si eso era o no producto de sutraumadaimaginación.—Losé…ahoradebo irme,yavienenpor ti—lehizo saber conuna
dulce sonrisa. Él la miró una vez más a los ojos azules, los cuales lollenarondeunapazinfinita.Unavezmás, ladebilidad lovenció,dejándolosinvoluntad.Perdió la
concienciaenmediodelaselvaysobreelheladobarro.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Pocoapocofuesaliendodelletargo,yanosentíafrío,muchomenosla
humedaddelbarro,nieloloralluviaconcentradaenlaselva.Un característico y constante chirrido inundaba sus oídos, no estaba
segurodesisoloeraproductodesuimaginaciónosiciertamenteCandiceestabaalimentandoaSpoty,comosolíahacertodaslasmañanas.Abrió lentamente los ojos, sintiendo los párpadosmuypesados y una
sensación arenosa los abrumaba, pero a medida que parpadeaba ibacediendoyelpaisajefrenteasusojosseesclarecía.—Que linda mi amor, así… ¿quieres más? —Candice hablaba con
infinitaternura,mientrasélregresabaalarealidad.Benjaminlabuscóconlamiradaypudoverlasentadaenunamecedora
asu lado,conunpequeñobultitoentre losbrazos,estabasegurodequeerasuhijaylaestabaalimentando.Ella no era consciente de que la estaba mirando, de que con cada
segundoquepasabaélsereencontrabaconlaquehabíaconsiderado“susalvación”,peronofuehastaeseinstante,enqueverdaderamentesabíaelsignificadodeesapalabra.Había perdido su vida en el cine, algo que verdaderamente le
apasionaba.Estabasegurodequeyanuncamáspodríaregresaralagranpantalla, pero había ganado a una mujer incondicional, una que habíacometidomuchaslocurasporélylehabíadadounahija.Realmente se sentía como si acabara de despertar de una terrible
pesadilla,sesentíaaliviado,comositodolovividonohubiesesidoreal,perolamentablementeelrecuerdolotorturaríatodalavida.Su mirada azul viajó del hermoso rostro de Candice, el que había
descubiertomás lindoquenunca, alde laniñaqueseaferrabacongranentusiasmo a la mamila. Esos cachetitos sonrojados y regordetes leprodujeron una extraña sensación en el pecho, algo que empezaba aabarcarlotodo,eraunagrandezainexplicable.Sentíaunagranvergüenza,queríaestarahí,seguiradmirandoesetierno
espectáculo, pero sin ser visto, no quería que Candice lo descubriera,realmente sentía que no tenía el valor para afrontar esa situación,definitivamentenolamerecía.En ese instante, ella levantó la mirada y se percató de que estaba
despierto. La gran sonrisa que le regaló, iluminó su caóticomundo; noobstante,sustemoresinternosrugíanferozmenteydemanerainevitable,losojosselellenarondelágrimas.—¡Ben!—mostróalgarabíaalverlodespiertoydejódealimentarala
niña, quien empezó a protestar enmedio del llanto—.Lo siento, es unacomelona—sesonrojóytuvoqueregresarasulabordedarleelbiberón—.Enunsegundoteatiendo,seguramenteestásmuertodehambre.Ellaparloteaba,mostrándosefelizyestavezaélnolemolestaba,solo
le parecía graciosa la manera en que hablaba, sin esperar ningúncomentariodesuparte.Él no se atrevía a hablar, porque no encontraba las palabras precisas
parasaludarysinpoderevitarlo,laslágrimasempezaronabajarporsus
sienes.—Perdón —fue lo que consiguió expresar con la voz ronca y la
gargantainundadaenlágrimas—,perdónameCandice—volvióasuplicarenmediodeunsollozo.Candiceempezóanegarcon lacabeza, sintiéndosemaniatada,porque
dejardealimentarasuniñanoeraunaopción,debíaterminarconesoydespuésacercarseaBenjamin,comotantoloanhelaba.—¡SeñoraSailele!—llamóa lamujerqueseencontrabaen lacocina,
ayudándole a preparar una sustanciosa sopa, para cuando Benjamindespertara.En contados segundos la dama de rostro felino y piel bronceada, se
presentóenlahabitación.—Ha despertado —comentó la señora Sailele, mostrándose
verdaderamentefeliz.—¿Podríaayudarme?—lepidió,dejandoelbiberónsobrelamesaque
teníaallado—.Solofaltasacarlelosgases.—Sí,claro—dijoemocionada, leagradabamucholaoportunidadque
estabateniendodevolveratenerniñosensusbrazos,yasustreshijassehabían casadoymarchadodeSamoa, dos estaban enHawáiy la otra sehabíaidoaCanadá,dejándolasolaconsuesposo,biensabíaqueloshijosterminabantomandocaminosalejadosdelospadres,algoparaloquesehabía preparado; sin embargo, aún no se acostumbraba. Muchas vecesanhelabaregresareltiempoypodervivirporlomenosunosminutosconellas,cuandoapenaseranunasniñas.Lamujer tomó a la niña y se encaminó a la puerta, para brindarle la
privacidad que la hermosa Virginia necesitaba, mientras que el señorRalphseguíaatentamenteconlamiradaalapequeña.Candicesesentóalbordedelacamayélseincorporóunpoco,quiso
levantarse, pero realmente se sentía muy débil, le dolía la unión de lasextremidadesy laespalda,mientras las lágrimasseguíanahogándole losojos.—PerdónameCandice,estuveapuntodecometerunalocura…—ellale
agarró unamanoy seguía negando con la cabeza—.Es preciso quememarche,necesitoirmelejos,peroantes,tellevaréderegresoatucasa,contufamilia.—Ben,yonoquiero ir aningún lado,muchomenosquieroque tú lo
hagas,noquieroquemedejes…Tequieroytequieroaquí,conmigo,con
nuestrahija.—No,nomequieres…solohas sido influenciada, nomequieres, no
puedes querer a alguien como yo, soy un asesino—susurró las últimapalabras,temiendoquelaseñoraSaileleloescuchara.—Nodigasesascosas,nadiemehainfluenciado.—Nopuedescomprenderlo.Cuandoél sepaquenohice loquedebía,
hará que te des cuenta del monstruo que soy, vas a rechazarme y tearrepentirásdetodoloquehashecho.—¡No! Nadie me hará cambiar de parecer, no van a cambiar mis
sentimientos.—Nopuedesentenderlo.Enesemomento,Candice le llevó lasmanosal rostroy le limpió las
lágrimas.—Quien no puede entenderlo eres tú, todo lo que siento por ti es
verdadero,espuroeinmensoynadievaainfluenciarenello.BenjaminestabasegurodequeCandicenolograbacomprender,ellano
podía ver más allá de esa devoción hacia él con que Iblis la habíasugestionadoynolequedabanadamásquehacer,aunquesintieraqueelgran vacío que le provocaba tener que alejarse de ella lo estabaconsumiendo, debía tomar la decisión demarcharse, por el bien de losdos,debíaintentarenmendarloserroresqueaúnteníansolución.—Peroyodeboalejarme—dijomirándolaalosojos,percatándosede
cómo se le llenaban de lágrimas—.Me iré… lo siento, pero no puedoestar a tu lado, ahora no puedes comprenderlo —con su dedo pulgaratrapóunadelaslágrimasqueselederramaronaCandice.—Teamoycreoqueesoesloquedeberíaimportarte.—Esonocambia loquesoy, loharépor tubien…me iréestanoche,
voy adejarte todas las cosas, las joyasyprometoque te enviarédineroparaquecuidesdenuestrahija.—Meduelesaberquemiamornoessuficienteparahacertecambiarde
parecer, el dinero no llenará el hueco que vas a dejar —sorbió laslágrimas y sollozó, pero también se alejó de él, comprendiendo que talvezBenjaminnoqueríaestarconellaynopodíaobligarlo.Selevantóytratódemantenerseenpie,aunquelaspiernasletemblaban.—Tuamoresloúnicoverdaderoquehetenidoynoquierodestruirlo
—confesó tomándole apenas los dedos de una de las manos, sintiendotantopoderenesesimpletoque.
—Yaloestáshaciendopolvo—retrocedióvariospasos,sinapartar lamiradadeél,mientrasselimpiabalaslágrimas.Justoalllegaralumbral,sediomediavueltaysalió.Candice sehizocargode laniñaqueyaestabadormida, la llevóa su
cuartoy lepidióa laseñoraSailelequeporfavor le llevaraunpocodesopaaBenjamin.Lamujernopudoocultarlatristezaensumirada,sabíaquealgoestaba
malentrelosjóvenesesposos.—Piense muy bien las cosas —le dijo a Benjamin cuando le hizo
entregadel tazónhumeante—.Ustedeselhombredelafamilia,elúnicoque puede defenderlas, si no quiere hacerlo por amor, almenos hágaloporhonor—ledijoysaliódelahabitación.Benjamin se quedó con la taza entre las manos sin saber qué decir,
Sailelenolehabíadejadoopcionesparaexplicarse.Ella no podía comprender que era él quien representaba el mayor
peligro para Candice y su hija, que alejarse era su única manera deprotegerlas.Temía que Iblis regresara a susurrarle lo que se le diera lagana,quevolvieraaapresarlelavoluntad.
CAPÍTULO47
Benjaminguardólaúltimaprendaensupequeñobolso,nonecesitaría
de muchas cosas, ni siquiera quería llevar ropa que le recordaran aCandice,porqueellaselashabíacomprado.EllanoquisovercómoBenjaminestabapreparándoseparasupartida,
seencontrabasentadaenlasala,conlaniñaenbrazosySpotyacostadoasus pies, frente al televisor apagado, mientras la vela que le habíaencendido durante la tarde a la virgen María, suplicándole para queBenjaminno la abandonara, se estaba extinguiendoy él no cambiabadeparecer, semarcharíadejándola sola,en loquealgunavezhabía sidoelparaísodeambos.La señora Sailele ya se había marchado a su hogar, agradecía
infinitamentetodalaayudaquelehabíaofrecidoenlosúltimosdías,sinellatalveznisiquieraestaríaviva.Escuchó los pasos de Benjamin, eran lentos, como si él mismo no
estuviesesegurodeladecisiónquehabíatomado,peroellanovolveríaasuplicarleporquesequedara,noqueríaobligarloaestarenunlugarenelqueélnodeseabapermanecer.Benjamin tenía pensado caminar hasta el área de los resorts, de ahí
tomaría un taxi que lo llevara al pequeño aeropuerto y subiría a laavionetaquelollevaríaaApia.Candice lo pudo sentir parado detrás de ella y a través de la oscura
pantalla del televisor pudo ver cómo observaba a la niña, quien estabadormida en sus brazos; a esa hora su bebé debía estar acostada en sumoisés, pero ella necesitaba desesperadamente aferrarse a una luz deesperanza, para no derrumbarse, para recordar que debía soportar esaseparaciónporeldiminutoserentresusbrazos.Benjamin se acercó y le dio un beso en los cabellos a Candice,
quedándosemástiempodelnormal,inhalandoprofundamenteelaromaarosas,parapoder conservarloelmayor tiempoposible.Esperabaquealmenosleduraraunpocomásqueaquelcabellodesumadre,elqueselehabíaquedadoprendadodelabrigocuandoapenaseraunniñoytuvoquedespedirsedeella.Segrabóenlasretinaslahermosacaritasonrojada,nuncahabíatenido
laoportunidaddeveraunquerubín,peroestabasegurodequesuhijaeralomáscercanoaesosseresespeciales.Antesdehablarsetragólaslágrimas,paraevitarqueCandicesediera
cuentadequeestabadestrozado.—Adiós Candice… en cuanto me instale te enviaré dinero —dijo
posándoleunamanoenlacabeza.Ella se encontraba inmóvil, ni siquiera podía encontrar palabras para
despedirse,asíquenolohizo.Benjamin esperó por varios segundos que ella le dijera algo, pero al
verqueeraunacausaperdida,decidiósalirdelacasa, llevandotansolounpequeñobolso.Cuando la puerta se cerró, Candice cerró fuertemente los ojos,
obligándose a no llorar, pero era en vano, los sollozos estallaronhaciendoecoenlasala.Sentíaquelehabíanarrancadoderaízunadelaspartesindispensablesdesuvida.Unavezmás,seenfrentabaaesahorriblesensacióndepérdidaquetantoodiaba,peroahoranoteníaelconsuelodesushermanos,soloestabaellaydebíaserfuerteporsuhija.Benjamin caminaba y constantemente se limpiaba las lágrimas que
resbalabanpor susmejillas, sinconseguir retenerlaspormucho tiempo;en la oscuridad del camino de tierra, se permitió llorar la amargadespedida.Antesdellegaralresortdondepediríauntaxi,tuvoquesentarsesobre
una roca, para intentar calmarse, miraba al cielo que esa noche estabacompletamente estrellado, millones de luces titilantes parecían que loarropaban.Alllegaralresort,leinformaronquelaavionetanosalíaporlanochey
quedebíaesperarhastaeldíasiguienteaprimerahora,porloquesepidióunahabitaciónparapasarlanoche.Aunqueintentódormir,noconsiguióhacerlo.Al día siguiente, muy temprano llegó el taxi que lo llevaría al
aeropuertodeMaota,dondeloesperabalaavioneta.Loscuarentaminutos
que duraba el recorrido, lo hizo con lamirada anclada en la costa quebordeaba la carretera, percatándose de que aunque había vivido en eselugarporcasisietemeses,nuncallevóaCandicealaplaya,solofueronunpardevecesmientrasestuvieronenelresort,perodespuésdemudarsealacasa,nohabíasidorealmenteespecialconella,nisiquieraconocíanlacascada que les quedaba muy cerca y de la que todos los habitanteshablabanmaravillas.Solo en ese momento se daba cuenta de que no le había mostrado a
Candiceelparaísoqueella tantoadoraba,queprácticamente lamantuvoencerrada,quenuncaseanimóahacerlaverdaderamentefeliz,esoparaélno era lomás importante; él era egoísta y alejarse en esemomento lodejabacompletamenteclaro.Divisó la avioneta blanca con franjas verdes, pagó los dos puestos,
porquenoesperaríaaquellegaraotrapersona.Soloporprotocolosaludóalpilotodelaaeronaveysubióconsuequipajedemano.Un hermoso resplandor dorado en el horizonte anunciaba la pronta
salidadelsol,quecomounapromesadabapasoaunnuevodía.Seabrochóelcinturóndeseguridadytragóparapasarelnudoquesele
había atorado en la garganta, la avioneta empezó a deslizarse por laautopista,dejandoatrásloquetalvezhastaelmomentohabíasidolomásimportanteensuvida.Quería dejar de pensar en Candice, pero ella llegaba constante y
precisa,todoesoquelarelacionabaseleaferrabaalamemoria,hastaquelavozcautivadoradeIblishizoecoensusoídos.“YodecidoloquepasaconCandice…esmía,quieroqueesolotengas
muyclaro”.Conrapidezsedesabrochóelcinturóndeseguridadyselevantó.—Deténgase—elhombrevolviólacabezaantelaarrebatadaactituddel
pasajero.—Siéntese,nopuedeestarlevantado.—Necesitobajarahora,de inmediato. ¡Pareestacosa!—exigiódando
unpardezancadashastalapuertadeemergenciadelapequeñaaeronave,amenazandoconabrirla.—Espereunminuto—pidióelcontrariadocopiloto,apegándoseatodo
elprocedimientoparadetenerlaavioneta.Apenas se detuvo, Benjamin bajó rápidamente y con bolso en mano
corrió de regreso al aeropuerto. Necesitaba llegar cuanto antes, apenas
comprendíaqueélnuncahabíasidoelverdaderoobjetivodeIblis,quenohabíasidomásqueunmedioparallegaraCandiceyqueelmuymalditosiempre había estado en la vida de ella, era él quien siempreprotagonizabasuspesadillas,esasquehabíatenidodesdeniña.Sentíaquenopodía respirar, el aliento lequemabaen lagarganta;no
obstante,seguíacorriendoatodaprisa,implorandoporllegaratiempo.ÉllehabíadadoaIbliselpoderparaacercarseaCandice,yalohabía
usado para aprovecharse de ella, no querría imaginar cuáles eran lasverdaderasintencionesqueteníaconCandiceysuhija,suponíaquepartedetodoloqueestabapasandoeraorquestadoporél,queeraquienlehabíaimplantadoesaideadequerermarcharseydejarlasola.Sinalientollegóalaedificación,empujólapuertadecristal,volvióa
llenarselospulmonesdeunabocanadadeaireycorrióunavezmás,hastaquellegóalasalida,dondeestabanestacionadosunpardetaxis.Lecostóalmenosunminutorecobrarlarespiraciónyqueelcorazón
bajaraunpocoelritmodeloslatidosdesenfrenados.Seacercóaunodelostaxistasyledioladireccióndesucasa,peroel
chofernologróubicarse,porloquelepidióquelollevaraalmenoshastaelresortLeLagoto.Esosfueronloscuarentaminutosmáslargosdetodasu existencia, en algunosmomentos deseaba bajar y correr, suponiendoquetalvezpodríasermásrápidoqueelvehículo.Alllegaralresort,corriócondesesperoporlascallesdetierraycomo
siDiospusieraensucaminoaunmotorizado,lehizomilyunaseñasparaque se detuviera, nunca antes había agradecido la amabilidad de lossamoanos,comolohizoenesemomentoenqueelhombrepermitióquesubieraasudeterioradamoto.Le suplicó que lo llevara a su casa, sin ningún tipo de objeción el
hombreemprendióelrecorridohastasuhogar.SoloesperabaqueIblisnohubieseaprovechadoqueélnoestabaparahacerledañoaCandice.Sabíaquesimplementeeraunhumanoyqueantelafuerzasobrenatural
deeseser,nopodíahacernada,peroalmenos tendría lacertezadequemoriríacuidandodeCandiceysuhija.Casi se lanzóde lamotoy enmediode su carrerahacia suhogar, le
agradecióalhombre.Porfueratodoseveíanormalotalvezdemasiadosilencioso,aesahorayaCandicedebíaestardespierta,regandolasplantasdeljardín.Conlapalmadelamanotocóconinsistencialapuerta.
—¡Candice!—llamó y sin dejar de tocar intentó ver por la ventana,perolascortinasnolepermitíandivisarabsolutamentenada—.¡Candice!—concada llamadoel corazónaumentaba sus latidosyellanoaparecíaparaarrancarlederaízesazozobra.Demanerarepentinaseabriólapuertayahíestabaella,consucamisón
de algodónblanco casi transparente, el cabello revueltoy lashuellasdequepocohabíadormidoymuchollorado.Nuncaantessehabíasentidotanmiserable, porque estaba seguro de que todas las lágrimas que Candicehabíaderramado,llevabansunombre.Sin dejarle tiempo a reaccionar, dejó caer su bolso en el suelo de
maderaylellevórápidamentelasmanosalcuello,halándolahaciaéldemaneraarrebatadaylecomiócondemasiadapremuralaboca.Llenó sus pulmones con el aliento de Candice, impactado al darse
cuenta de que nunca antes había vivido, ni sentido esas emociones quedespertabanenélsusbesos,habíatenidolaoportunidaddeprobarmuchasbocas, algunos besos actuados, otros verdaderos y arrebatados, demujeresdetodaslasedadesyrazas,peroconsuverdaderasalvación,conlamujerqueverdaderamenteamaba,eratotalmentediferente.Susbesoslollevaban justo a la gloria, estar enamorado era la experiencia másextraordinaria,nocambiaríaesasensaciónniporlamejorinterpretacióndelmundo.—Lo siento tanto—murmuró contra los labios de ella, sin dejar de
revivirlasensacióndesentiresabocaabriendoabismosensuinterior.—Shhh…shhh,tranquiloBen,yosé…yolosé—asegurócolocándole
losdedossobre los labios—.Sépor todo loquehaspasado,peroahoratodoestábien,puedosentirlo,puedoverque tualmaestáen tuserynosolo en tus pupilas —confesó acariciándole las mejillas y sintiéndosecompletamentefeliz,porquesuBenhabía regresadoynopudocontenerlaslágrimasdeagradecimientoyfelicidad.—Noquierohacerlesdaño…noquiero, te juroquenoquiero,séque
novasacreerme…—balbuceóconelcorazónlatiéndoleamilyllorandoabiertamente.—Tecreo,claroquetecreo,porqueteamoyséqueapesardetodo,me
amas,esolosé,loveíaylosigoviendoentumirada.—Estoy destrozado hermosa. Nunca te he dado las gracias y me has
salvado,mehasrescatado,yonosécómopasótodo,nisiquieraconocesverdaderamente cómo soy —empuñaba en sus manos los cabellos de
Candice,comosideesodependierasuvida.—Tengo una vida entera para conocerte —aseguró regalándole una
dulcesonrisaatravésdelaslágrimas.—Tengomiedo…noquierohacertedaño,noquieroquevengayuna
vezmássusurreenmioído,noquiero…—Novasaperderme.Entiencontrémihogaryélnovaaregresar,no
lovamosadejarentrar,porquevamosacreerenDios,porqueelmalnopuede contra el bien… Yo siempre tuve fe en ti, desde que te vi porprimeravez,supequenoerasunamalapersona.—Sí lo soy, asesiné a mi propia madre—se permitió dejar libre un
sonorosollozo.—Nolohiciste,nofuistetú…Ben,nadadeloquehagaspodrácambiar
loquehasucedido,peropuedesaprenderavivirconello.Tumadredebesaberlo,tehasarrepentidoyesoesloqueverdaderamenteimporta.Diosnonosabandonaráynonecesitamosquesehagapresente,ninossusurrenadaaloídoparacreerenél.Existeyesporesarazónqueestamosaquí…Ahora,quieroquemeacompañesaveranuestrahija,quelaconozcasyqueentre losdoselijamos sunombre—lepidió tomándoleunamanoyhalándolohaciaadentro.Benjamin se dejó arrastrar por Candice, mientras el corazón le
martillabafuertementecontraelpecho,temíaacercarsealaniñayquesedespertaranenélunavezmásesosinstintosasesinosynotenerlafuerzadevoluntadparacontrolarse,perotambiénansiabaverladecerca,podertocarlaysentirsusuavepiel.Alentraralahabitación,pudieronescucharunchasquidodelabiosque
se repetía constantemente, cuando se acercaron al pequeño moisés,descubrieron a la niña con los ojos abiertos y chupándose con graninsistencialosnudillos.—Es una comelona—dijo Candice cargándola, le dio un beso en la
mejillayselaofrecióaBenjamin.—Temo hacerle daño, se me puede escapar de las manos, es muy
pequeña—las palabras se le atropellaban ante el nerviosismo, pero nodejabademirarla.—Nadadeesovaapasar,solocárgala,debessostenerlelacabecita.Benjamin,conmanostemblorosasyelcorazóndesenfrenado,lacargó,
sumergiéndoseenesoshermososojosgrisesazulados.—Nopesanada—sonrióenternecido,sinpodercreerqueesapequeñita
había sido procreada por él, no se creía capaz de haber tenidoparticipaciónenalgotanbonito.—Eso dices ahora, después de cinco minutos cambiarás de parecer.
Esperaunsegundo,voyporsubiberón.—Notardes,recuerdaquenotengoexperienciaconbebés.—Yotampoco,estoyaprendiendo—ledijodesdeelumbral.Benjamincaminóyconmuchocuidado se sentóalbordede la cama,
sinapartar lamiradadeesacaritaqueacariciabaconelpulgar,veíasusojos esperandoencontrar en ellos a sumadre, como lohabíahechoesamadrugadaenquenació,peropormásquerebuscóenesaspupilas,nolahalló.Candice regresó y se le sentó al lado, con una sonrisa tierna y el
corazónhinchadodeorgullodevera suniñaen losbrazosdelhombrequeamaba.—Tejuroquelaamaré,tantocomolohagocontigo.TequieroCandice,
cuandopenséque el doctorRickfort iba ahacertedaño,medesesperéyquisemorir… quise tener algún poder para salir de ahí y rescatarte, lepedíaDiosportiysoloahorapuedocomprenderporquémesentídeesamanera—lamiróalosojosparaquevieraqueerasincero—.Teamaba,lograste enamorarme, aun cuando no podía sentir, tú lo hiciste, llegastecon tu luz a rescatarme, tú lohicisteposibledesde elmismo instante enqueentrasteaesecuartooscuroyyonopudedarmecuenta.—Peroyosímedicuenta,aunquetratabasdeherirmeyrechazarme,tu
mirada brillaba. Ahí donde estaba tu alma, estaba tu amor—se acercódándoleunbeso,yanosabíanacanela,pero igualmente leencantaba, legustabaelsaborylassensacionesqueBenjaminleofrecía.—Nofueunapesadilla,sabesquelodeRickfortfuereal,muchasdetus
pesadillaseranreales—dijomirándolaalosojos.—Siempre supe que eran reales, pero nadie me creía… entonces
empecéahacermealaideadequetodoeraproductodemiimaginaciónyasí no dejar que el miedo me venciera —explicó tragando saliva yangustia.—Yonoloinvité—BenjaminintentabaexplicarleaCandicecómoIblis
había irrumpido sin permiso en su vida—. Simplemente apareció, llegócuando más necesitaba de alguien y me ofreció una amistad, la cualterminócegándome,porquemeofreciótodoloqueanhelaba…—Yanodigasnada—dijoellaconunasonrisanerviosa,llevándolelos
dedosaloslabios,paraquenosiguieraconesetemaalquetantotemíayporquenoeraelmejormomentoparaenfrentarlo—.Yano lonombres,noledespoder…vamosaalejarlodemaneradefinitiva,nolopienses…no importa cómo,ni cuándo te tomócomoprisionero, lo importante esquetehasliberadoyqueelarrepentimientotellevemáscercadeDios—ante cada palabra que ella expresaba, él asentía; pues sabía queCandicetenía razón, que la únicamanera de alejarlo era dejando de nombrarlo,dejardedarlelaimportanciaqueIblissiempreexigía.Se acercó a ella, tanto como para respirar el cálido aliento,
completamentedecididoacambiareltemaporunomáslindo.—Génesis —murmuró él contra los labios de Candice—. ¿Podría
llamarseGénesis?—preguntómirándolaalosojos.—El inicio de todo, el inicio de nuestras vidas en este hermoso
paraíso…sí,sellamaráGénesis.Ambosbajaron lamirada a la niña, quien en esemomento les regaló
unasonrisa,Ben laacercómásaéldepositándoleunbesoen lafrenteycomo le dijo su madre en medio del delirio, su redención la habíaencontradoenelamorasuhija.—Juropormialmaquevoyacuidarla,lascuidaréalasdos—volvióa
besarla, embriagándose con el suave olor de su bebé, ese que en esemomentopasabaasersufavorito.
CAPÍTULO48
Candice adoraba su paraíso de montañas, surgidas de las antiguas
fuerzasdeunvolcán,cubiertasporelespesoverdordelaselvatropical,conmagníficasplayasdearenablancaynegra,enmarcadasporexóticaspalmeras. También en su edén había cascadas imponentes y agujerosinmensosdemanantialesdeaguasprístinas.En ese momento se encontraba rodeada de personas, las que en los
últimos meses le habían demostrado que se podía hallar familia encualquierpartedelmundo,queenel lugarmás recónditodelplaneta, secontabaconpersonasdecorazonespurosyalmasnobles.El sonido de la cascada acompañaba a su frenético corazón, el que
golpeteabacargadodedicha.Recorrióconsumiradaellugar,admirandoloinigualabledelanaturalezaquelarodeaba,frenteaellaestabaelgransalto de aguas diáfanas que bajaba entre piedras cubiertas por hiedra, elcielo despejado apenas se dejaba ver a través del espeso follaje de losaltosárbolesqueparecíanescondercomounmágicotesoroeselugar.Asuladoderecho,dondeelsuelocubiertoporhierbayfloressilvestres
besabaelagua,desembocaban trespequeñosriachuelos.Elpozo tenía laformadeuncorazóninmensoyensusaguaslímpidas,danzabancientosdeflorestropicales,brindandounalegrecoloridoallugar.EsahabíasidoladecoraciónnaturalparacelebrarsuuniónanteDios,conelhombrequeestabaasulado,cargandoensusbrazosalproductodesuamor,quienyateníacuatromesesdenacidayjustoesemismodíaselapresentaríanalsersupremoqueahorahabitabaensuscorazones.NosoloseestabacasandoconBenjamin,sinoquetambiénbautizaríana
suhermosaniñadeojosazules.A ambos el agua les llegaba por encima de las rodillas, nos les
importaba mojar sus ropajes blancos, porque estaban en medio de la
bendicióndeDios.—AhoraSeñor, siyo tomoporesposaaestahermanamía,noespor
satisfacer mis pasiones, sino por un fin honesto—el sacerdote leía unpasajedelabiblia,delantiguotestamento,enlaceremoniadeuniónentreCandiceyBenjamin,quienesparatodoslosdemáseranVirginiayRalph—.CompadéceteSeñordeellaydemíyhazquelosdosjuntosvivamosfeliceshastalavejez.BenjamintratabademantenercalmadaaGénesis,pueslaniñaqueríair
a los brazos de su madre, solo para quitarle la corona de flores; noobstante, estaba completamente atento a cada una de las palabras delsacerdote y de vez en cuando compartía miradas colmadas de amor ycomprensiónconlahermosachicaasulado.Despuésdelbesoqueselló launióndeambosante losojosdeDiosy
del sacerdote que les recordaba que “El amor es más fuerte que lamuerte”, procedieron al bautizo de la niña, quien tuvo que irse a losbrazosdesuspadrinos,laseñoraSaileleysuesposo.Cuandollegóelmomentodeecharleelagua,todosseacuclillaronpara
hundirla;ellasalióalgoasustadayconlarespiraciónagitada,peroantelasonrisay tiernaspalabrasde sumadre, volvió a llenarsede confianzaysonrió a sus padres, mientras un par de gotas se le balanceaban en laspestañas.Elsacerdoterecogíaaguaconsumanoyladerramabasobrelacabeza
deGénesis,bendiciéndolaunayotravez.Alsalirsesecaronytrasunimprovisadobaño,secambiaron.Laseñora
Sailelehabíapreparadounalmuerzoparacelebrarlaunión,encompañíadelaspocaspersonasqueeranverdaderamentecercanosalajovenpareja.Ella no hacía preguntas, no entendía lo que había pasado con los
señores Dankworth, pero le agradaba mucho el cambio que habíamostradoelseñorRalph,ahoraeramenosagresivoensuscomentariosyno era tan exigente con las personas, era como si de pronto hubiesedescubiertoesacuotadehumildadquetantolehacíafalta.Deregresoa lacasa,Génesissequedódormidayellosaprovecharon
las horas que la niña les concedía para hacer el amor, hasta que sequedaron rendidos, después de haber vivido un día cargado de lindasemociones.ElsonidodelosgrillosdespertóaCandice,anunciándolequeyaerade
noche. Risueña y liviana se estiró en la cama, como si fuese una gatita
consentida,mientrassonreía,secubríaconlasábanalospechosdesnudos,los que aún se encontraban sensibles a consecuencia de los besos de suesposo.Lahabitaciónestabatristementealumbradaporlamesadenocheque estaba del lado que Benjamin ocupaba y aunque él no estaba en lacama,suespacioenelcolchón,noestabavacío.Girósobresucuerpoyenelsitiodondedebíaestarsuahoraesposo,se
encontró con la laptop y sobre el aparato electrónico había una hoja depapel,quellevabaescrito:
“Miregalodebodas”
“Tequiero,mihermosaesposa”.
Candice no entendía muy bien cuál era el regalo, porque esa laptop
llevabaconellosmucho tiempo,de igualmanera leemocionóese lindodetalle.Supuso que dentro estaba el regalo, tal vez un vídeo de la boda que
habíagrabadosinqueellasedieracuentaotalvezmuchasfotografías.Seincorporóquedandosentada,enunacostumbrenatural,seacomodó
un poco su abundante cabellera rubia ceniza y subió la sábana,presionándolaconsusbrazos,paranoexponersedesnuda.Abrió la computadora portátil y la encendió, mientras en ella bullía
alegrementelacuriosidad,tantocomoparaviviresemomentoasolasynisiquierahacerlesaberaBenjaminquehabíadespertado.Entró a los documentos y revisó, pero no halló nada, tampoco en
imágenes, ni en vídeos. Estaba por llamar a Benjamin para que leexplicaracuáleraelregalo,cuandosepercatódequeenlabarrademenúanunciabaqueaparentementehabíainternet.Candiceautomáticamentesellevólasmanosalacara,enunespontáneo
gesto de felicidad, al tiempo que la emoción la dominaba y la volvíavulnerable,provocandoquelaslágrimasacudieranasusojos.Condedostemblorosossedesplazóporlapantalla,hastaabrirsucuenta
de correo electrónico, aunque llevaba casi un año sin usarla, aúnrecordabalacontraseña,imposibleolvidarelnombredesuspadres.Enlabandejadeentradadecorreosprioritariosteníatreintamensajes,
22deRoberty8deLizzy,irremediablementelagargantaseleinundó.Despuésdequeellaencontraraelvaloryleenviaraaquellacartayuna
fotografía, en respuesta, su hermano le había hecho llegar un par decartas, donde le expresaba estar feliz por esa nueva oportunidad que seestabadando; sin embargo,podíanotar lanostalgia encadaunadeesaslíneasexpuestasenelpapelysuincomprensióndecómosehabíaidoaunlugardondelatecnologíaeratanlimitada,leasegurabaqueesosololoshacíasentirmáslejosdeellayquecartasyfotosnoeransuficientesparaasegurarlesqueestababien.El último correo electrónico escrito por Robert había sido un mes
despuésdequeellallegaraalaislayelprimerofueelmismodíaenquepartiódeLosÁngeles.Quería saber lo que su hermano le había escrito en ese email, tenía
miedo porque podía asegurar que era un reproche, pero ya eso habíapasado,asíquedebíaafrontarlo.Sinperdermástiempoloabrióyempezóaleer.Mipequeñahermana.Simplementeelenunciadoprovocóquelaslágrimassedesbordaran.Candice,verdaderamentesientoloquedije,quieroquesepasqueasíte
vayas al fin del mundo, siempre serás mi hermana. Discúlpame porqueestaba realmente aturdido, nunca nos habíamos separado yme dices sinmásquetevastanlejos,nosupecómoactuar.Te quiero, pero ese cariño que siento por ti, nome da el derecho de
limitar tus sueños, de todo corazón deseo que te vaya muy bien enAustraliayqueconsigasunpocodepazparatucorazón.Cuandodecidasvolver,recuerdaqueaquítienesunhogaryunoshermanosquesiempretevanaquereryteesperaránconlosbrazosabiertos.Sé que debes estarmolesta conmigo, fui un tonto al ponerte a elegir,
esperoquecuandoquierashacerlaspacesconestetonto,respondasaesteemail.Tequiero.Roty.Roberthabíafirmadocomoellalollamabadepequeña,mientrassele
aferrabaconentusiasmadaenergíaalcabellorizado.Candiceempezóaleerunoaunoloscorreos,dondetantoRobertcomo
Lizzy,semostrabanrealmentepreocupadosalnotenerrespuestasdeella,solo entonces comprendió lo insensible que había sido, al no hacerlessaberqueseencontrababienyquelosextrañabacomonunca.Enmediodelllanto,serecriminósertantemerosaynoacercarseantes
aellos,pasómuchotiempoparacalmarlaangustiaqueleprovocóloquesusqueridoshermanospudieronsentir.—Esperoqueestésllorandodefelicidad—llegóBenjaminconGénisis
enbrazos.Candice asintiómientras se limpiaba las lágrimas, pero después negó
conlacabeza.—Los extraño—chilló cubriéndose la cara con lasmanos y todo su
cuerpo temblaba.Génesismiró extrañada a sumadre llorar y empezó ahacerpuchero.—Creo que este momento no será fácil —masculló Benjamin, al
presentirquesusdosmujeresleinundaríanlacasa—.Nollores,nopasanada—le acarició la espalda a la niña—. Tu mami solo está un poconostálgica—le explicó, como si con tan solo cuatromeses ella pudieseentenderelsignificadodeesaspalabras.Caminó hasta la cama y tomó asiento al lado de Candice, empezó a
acariciarle con lentitud la espalda desnuda, a la que la sábana le habíacreadounescotequelellegabahastaeltrasero.—Creíquemiregalodebodasteharíafeliz.—Sí—sollozó—.Mehacemuyfeliz,pero…hesidounamalahermana
y siento culpa, prácticamentemeolvidé deRobert yLizzy, seguramentemispapásestaránmolestosconmigo—sorbía ruidosamente la lágrimas,mientrasqueGénesisreclamabaporunpocodeatención.—Sabesquenadieestarámolestocontigo…—miróalapantalladela
laptop y vio que leía algunos correos con fechas pasadas—. Creo querevisarcorrespondenciaviejanotellevaráaningunaparte,soloaquetesientasdeestamanera.¿Porquénoaprovechaslabuenaseñalquetenemospara que te comuniques con ellos? Con esto quiero decir que nuestrointernetpuedefallarunpoco—lesonrióylepellizcóunamejilla—.Hicelomejorquepude.—Estoyseguradeeso,peronodeescribirles.Estoymuynerviosa.—No hablaba de escribirles, pensaba que ibas a hacer una
videollamada, creo que esmomento de que temuestres… tus hermanosmerecentenerlacertezadequeverdaderamenteestásbien.—Nopodríahacereso—semostrabaentresorprendidaytemerosacon
susgrandesojosverdesenrojecidosyahogadosenlágrimas.—¿Porquéno?—preguntóatrapándoleunalágrimasconelpulgar.—Noquierodarles falsasesperanzas,vanaquererque losvisiteyha
pasadomuypocotiempo…Benjamin,salirdeEstadosUnidosesmuchomásfácilqueentrar,haránmuchaspreguntasynoquieroarriesgarloquetenemos,nosquitaríanaGénesis.—Entiendo —murmuró anclando la mirada en la niña que le había
bajado la sábana a Candice, en busca de los pechos que a diario laalimentaban—.Puedespedirlesquevengan.—Esoesaúnpero,Robertnotendrácómocostearpasajestancostosos
y…aúnno te conocecompletamente, no sabe—no tenía lamás remotaideadequédecir,soloeraunamarionetadesusmiedos.Seaventuróacargaralaniñaparaalimentarla,esquivándolelamirada
aBenjamin,sintiéndoseacorraladaporél.—No quiero presionarte, pero tarde o temprano deberás afrontar la
situación —besó los cabellos de Génesis, quien estiró la mano paradeleitarseconlarasposabarbadedosdíasdesupadre,sinabandonarelpezóndesumadre.—Losé.—Recuerda que el internet puede fallar y que quizás ésta sea la única
oportunidad que tendrás en mucho tiempo —se levantó y salió de lahabitación.Candice se quedó releyendo todos los correos, imaginando a sus
hermanos mientras los escribían, sintiéndose cada vez peor, era muyegoístadesuparteseguirmanteniéndolosalejados.LeyóunodeLizzy,enelquelesuplicabaunarespuesta,porqueestaba
muyconfundidaydesesperada,habíabesadoasuamigayaconsecuenciadeesoéstasehabíadistanciado,temíaquelequitaralaamistadymásquenuncanecesitabadesusconsejos.Después de asimilar que definitivamente su hermanamenor tenía una
inclinación sexual hacia otras chicas, llegó a la conclusión de que nohubiesetenidoningúnconsejo,peroalmenoslehubiesedadounabrazo,asegurándolequetodoibaaestarbien.TantoLizzycomoRobertledemostrabanensusemailscuántafaltales
hacía,pensóenlaspalabrasdeBenjaminyenqueesapodíasersuúnicaoportunidad.Entró a su cuenta de Skype y vio que Robert estaba conectado, el
corazón se le instaló con latidos frenéticos en la garganta, sintió que ladistanciaylas21horasdediferenciasehacíanpolvo.Paraellaeranlasochodelanochedeundíasábado,paraRoberteran
lascincodela tardedelviernes.Noqueríamolestar,seguramenteestabaensusprácticasdebásquetbolynoerasuintencióndesconcentrarlodesusfunciones.Eneseinstante,elsonidodeunmensajeinstantáneolahizoespabilarse
y que todo empezara a darle vueltas, la casilla deRobert titilaba y solopodía leer:“¿Candice,estásahí?”Lasmanosempezarona temblarlesyconunagransonrisaseaventuróahablarentiemporealconsuhermano. Rob… sí, aquí estoy. Ya hemos solucionado el problema con el
internet,aunquenosésitendréelserviciodemanerapermanente.Leparecióqueestuvounaeternidadescribiendoesasdoslíneas,porque
lo había hecho con una sola mano; el corazón le golpeteaba contra elpecho,casinopodíarespirar,mientrasGénesisletironeabadelpezón.Robert no respondió, sino que automáticamente inició una
videollamada,esohizofiestaconlosnerviosdeCandice,quiennoteníalamásremotaideadequéhacer.Ellanopodíaaceptarla,nodesnudacomoseencontrabayamamantandoaunahijadelaqueélnoteníaideadequeexistía.Condedostemblorososcancelólallamadaeinmediatamenteempezóa
teclear.
Dameunosminutos…tengoelcabellodesordenado.Le escribió con la mayor rapidez posible y reacomodaba a su niña,
quienseguíaaferradaalpezón.Nuncaanteshabíaanheladodejardeladola extraordinaria experiencia de alimentar a su bebé, como lo quería eneseprecisomomento.—¡Ben!—lollamóparaque leayudaraconGénesisyellahaceralgo
conlahorribleaparienciaquetraía,debíaponerselindaparaRobert.Candice,todamividatevidespeinada,jajajajaja.
Respondió Robert, ella no pudo evitar reír ante ese comentario y le
tranquilizabaverqueélselotomabadebuenamanera.Benjamin apareció en la habitación, observando cómo Candice
intentabaescribirconunasolamanoenlalaptop.—Por favor, ayúdame con Génesis, debo ponerme algo de ropa y
cepillarmeloscabellos—suplicó,temiendoperderlaconexión.LoslabiosdelaniñachasquearoncuandoCandicelaretiródelsenoe
inmediatamenteempezóallorar,protestandoporelalimento.—Venaquí,completarásconelbiberón—dijoBenjamin,cargandoala
pequeña.—Enel refrigerador le dejépreparado—le comentó en su carrera al
baño,ibaenvueltaenlasábanayelsonidodeunnuevomensajeirrumpióenlahabitación.Benjaminseaventuróamirary solopudoverque lepedíaquenose
demorara.—Pide que te des prisa—le comunicó al tiempo quemecía a la niña
paracalmarlaysalíadelahabitación.Candicese lavó lacarayse recogió lamitaddelcabello,buscóenel
clósetunodesustantosvestidostropicalesysemaquillóunpoco,sobretodoenlasmejillasylabios.Recordabaquesumadresiempreledecíaqueelcolorenlasmejillaserasinónimodebuenasalud.Candice corrió de regreso a la cama y sabía que con el llanto de
Génesisinundandoellugarnopodríainiciarlavideollamada,porloqueesperóunpocohastaqueBenjaminlogrócalmarla.Enlahabitacióncontabaconpocaluz,porloqueagarrólalaptopyse
dirigió a la sala. La dejó sobre el sofá y se fue hasta la cocina, dondeestabaBenjamincantándoleaGénesisydándoleelbiberón.—Nocreoquelloreporelmomento,puedesestartranquila—aseguró
alcomprenderlamiradadeella.Candicevolvióal sofáycon losnervioshaciendoestragosenella, le
marcó a Robert, él atendió enseguida, irremediablemente los ojos deCandice se llenaron de lágrimas cuando lo vio sonriente, su hermanoseguíasiendotanapuestocomosiempre,conesasonrisaencantadora,con
laqueenamorabaachicasasupaso.—Hola…—saludóconlavozcortadaporlasemocionesyhaciendoun
ademánconsumano,elquelacámararalentizaba—.¿Cómoestás,Rob?—preguntó con la mirada atenta en su hermano, consciente de que nohabíacambiadoniunpoquito.—Estoybien…—sedetuvoyloviosuspirar,miróaotroladoyvolvió
amirarla,estabaseguradequeéltambiénestabaconteniendolaslágrimasdefelicidad—.Estáshermosa,unpocomásgorditaynocreoquesealacámara.Candicenopudoevitarreírylaslágrimasselesderramaron,semoría
pordecirlequesuskilosdemássedebíanaquehabíaestadoembarazada.—No, no es la cámara… sí he aumentado un poco de peso… Rob,
siguessiendohermoso.CuéntamecómoestáLizzy.—Está muy bien, un poco rebelde, pero creo que se debe a la edad,
estoyaprendiendoaentenderlaunpoco.—Rob,debescomprenderla,ellatenecesita…Megustaríapoderhablar
conella,esperotenerinternetporlamañana,dilequeseconecte.—Lediré,seguroquenovaacreerlo…¿Cómoestás?¿Aúnsiguescon
esechico?—Sí,vivoconRalph—desviólamiradahacialacocina.—Megustaríaconocerlo.—Ya no podrás espantarlo —sonrió al recordar que la misión de
Robert,eraalejarlealoschicosqueseinteresabanenellaoenLizzy.—Nopiensohacerlo,peroalmenospuedohacerlealgunassugerencias.—Enotromomentoserá,ahoraestáunpocoocupado.—Nisiquieraloconozco,porqueenlafotoqueenviaste,noselevela
cara,seráqueestátratandodeocultarse.—No,noesesoloqueintentohacer—dijoBenjamin,sorprendiendoa
Candice,aunqueellaconlamiradalesuplicabaquesemantuvieraalejadodelacámara.—Te…teestáhablando—balbuceósintiéndoseenmediodeunabruma
depánico—.Porfavor…—chillóalverqueBenjamincongrandecisiónseacercaba.Candiceibaafinalizar la llamada,perolosnerviosnoledejabanmás
queconcentrartodasuatenciónenBenjamin,quienconGénesisenbrazossesentabaasulado.—HolaRobert—saludóguiandolamanodelaniña,paraquetambién
losaludara—.SoyRalphyellaesGénesis,tusobrina.Candice se llevó las manos a la cara y sollozó, sintiendo que la
vergüenza la consumía, no sentía vergüenza de su familia, sino de susaccionesysecretos.Robertenmudecióalotrolado,lanoticialehabíacaídocomounbalde
de agua fría, no podía creer que Candice tuviese una hija y no se lohubiesecontado,¿cómohabíapasadotodoeso?Ralphleparecíaconocido,habíarasgosenélquehabíavistoenalguien
más,peroenesemomentonolorecordaba,nopodíahacerlo,porquesuatenciónestabanubladaenlapequeñaniñaentrelosbrazosdesupadre.—Candice…Candice—pidió la atención de su hermana, quien había
bajado la cabeza—. Me puedes explicar, por favor… estoy algosorprendido;no, realmenteestoymuysorprendidoymesientodeciertamanera,traicionado.Candice trataba de tragarse las lágrimas y dar alguna absurda
explicación,peroelllantoyelmiedonoselopermitían.—Candice no te comentó nada por temor, pensaba que ibas a
reprocharlequesalieraembarazadatanpronto…—comentóBenjamin—.Nosconocimosynosenamoramos…fueinevitablequenuestroamornosllevara rápidamente a querer experimentar lo que sentíamos, perorealmentequieroatuhermana,estatardenoshemoscasado.—Y se casaron…—expresó anonadado—. Candice, ¿por qué no me
contastetusplanes?,noshasexcluidodetuvida.—No…no—negóella,armándosedevaloranteelreprochedeRobert
—. Lo siento, todo pasó muy rápido… me enamoré de Ralph y meembaracé, fue por eso que decidimos dejarAustralia y venirnos a vivirjuntos.Sabíaquetemolestarías,losabía.—No,noestoymolesto,solodecepcionado,nodeti…sinodetodaesta
situación,habríapreferidoquehubiesessidosincera,siRalphibaavelarportubienestar,notendríaporquéreprocharteabsolutamentenada,perotodoestoestanderepente,reaparecesydelanadaestáscasadayconunahija…teníaunasobrinaynoestabaaltanto.—Lo siento Rob, solo estaba llena de inseguridades… pero ahora
quierohacerlascosasbien,yanoquierotenermássecretosconustedes.—Realmente me gustaría que pudiésemos hablar este tema
personalmente, cuando quieras puedes venir… Lo cierto es que megustaríaqueregresarasatupaís.
—Por ahora no puedo regresar, no tenemos suficiente dinero —comentó ella, completamente segura de que no podría volver a EstadosUnidos.—Peroyoestoytrabajandoyreuniendoparaquepodamosvisitarlos—
explicóBenjamin,quiennopretendíadejarsobreloshombrosdeCandicetodalaresponsabilidad.—¡Adams!—lavozdeljefedeRobertinterrumpió.—Debo dejarlos, me gustaría hablar sobre eso —dijo mirando a
Benjaminydespuésdesviólamiradahaciasuhermana—.Candice,quieroquesepasqueapesardequemehayasocultadotodoesto,tequieroynoestoymolesto…Génesisesmuylinda,quieroconocerlamásalládeunapantalla.—Prometoquelaconocerás,tequieroRoty,daleunbesodemipartea
Lizzy,saludosparatodosencasa.—Esoharé.Ralph,cuidademihermana.—Notienesquepedírmelo—dijoantesdefinalizarlallamada.La mirada acusadora y cargada de lágrimas de Candice, se ancló en
Benjamin.—Séquenodebíhacerlo,peroeranecesario.Sidejabaspasarmásel
tiempo, iba a ser peor —le puso una mano sobre el muslo—. Debesempezar a llenarte de valor y afrontar que fuera de esta isla, hay unmundo. Sé que por mi culpa estás aquí, alejada de las personas quequieres, pero no es justo que les sigas mintiendo —dos lagrimonescorrieronporlasmejillasdeCandice—.Robertnosehamolestado,nitútehasmuertopormostrarteunavezmás,yaeresunamujery tenerunahija,tenersexoydisfrutarlonoesmalo.—No,nadadeloquedicesesmalo—dijoconlavozronca—.Perola
maneraenlaquememarché,tantotiemposincomunicaciónytodoloquelesheocultado,esrealmentedeshonesto.—Loseguiríasiendosicontinuabasocultandolavidaquetienesahora.—Séqueloquehashechoestuvobien,porqueyonohubiesetenidoel
valor,peromesentímuyabrumada.—Lo noté—soltó una corta carcajada y le dio un beso en la frente.
Génesis intentóimitarasupadreytambiénsecarcajeó,provocandoqueCandiceyBenjaminrieranabiertamente.—Gracias por este maravilloso regalo… gracias por traerme a mi
hermano—sedejóabrazarporBenjamin—.Losientocariño,nopenséen
unregaloparati,peroprometoqueteharéunadeliciosacena.—Miregaloyalotengoentremisbrazos,nonecesitomás—aseguró,
reconfortandoasuesposaehija.Candice se tomóel tiemponecesariopara responderaalgunosde los
emails de Lizzy, trataba de animarla con cada palabra y de erradicar lavergüenzaquesentíasuhermanitaporlossentimientosquelagobernaban.No quería estar en la misma situación, porque a pesar de todo, aún
vivían en un mundo cargado de prejuicios, pero sí le demostraría suincondicionalapoyo.
CAPÍTULO49
Al día siguiente habló con Lizzy, ambas lloraron de felicidad y de
nostalgia, añorando poder tener un cálido contacto, su hermanita seenamoródeGénesis y por primeravez,Candicedescuidaba sus laboreshogareñas, porquenecesitaba desesperadamente recuperar el tiempoquehabíaperdidoporestaralejadadesufamilia.Enunmomentoenquesuesposonoestabapresente,Lizzylecomentó
que era muy apuesto y que se le parecía a Benjamin Sutherland,inevitablemente los nervios en Candice no se hicieron esperar, pero letranquilizósaberquealigualqueelrestodelanación,creíanqueelactorhabíamuertoenaquelfatídicoaccidenteenelcentropsiquiátrico.Más de una vez le dejó claro que le gustaban las chicas, pero que
también sabía apreciar la belleza en los hombres y le extrañaba quehubiese elegido para esposo a un hombre que no concordaba con lascaracterísticasfísicasquesiemprelehabíanatraído.Candice le jugó una broma al decirle que cuando lo conoció tenía el
cabelloteñidoderubioyporesolehabíagustado.Los días que le siguieron, sabía que no podía descuidar sus
obligaciones, por lo que mientras Benjamin jugaba con Génesis en eljardín,ellapreparabaelalmuerzoymanteníasobrelaencimeralalaptop,sacando tiempo entre una cosa y otra para conversar con todos losmiembrosdesufamilia.LaseñoraArcherseguíasiendoigualdecálidaycon una energía inagotable. Nadya a su parecer, lucía más hermosa yJasonhabíacrecidomuchísimo,yaseleentendíacasitodoloquehablaba.Sufelicidadnoteníaprecio,nosecambiaríapornadadelmundo,casi
siempreterminabanlasconversacioneshaciendoplanesparapoderversepersonalmente.Lizzyprometióqueempezaríaaahorrar,porquesemoríapor viajar, no tanto por verla a ella, sino por conocer a su hermosa
sobrinay losmágicos lugaresqueyahabíavistopor internet,hastaunaagendaturísticasehabíahecho.Lizzyestabatrabajandomediotiempoyconesoayudabaenlacasa,ya
estaba por terminar la secundaria y sumás preciado sueño era estudiararquitectura.—Necesito servir el almuerzo… después de que bañe a Génesis, la
duermay terminede limpiar,vuelvoaconectarme,porquesinoatiendomisdeberes, voy aquedarme sin esposo—sonrió sintiéndose realmentefeliz.Lizzysonrió,apenaspodíacreerquesuhermanafuesemadreyamade
casa;nopudoevitar recordara sumadre,quien tantoamor le teníaa lalaboresdelhogar.Claireseentregabacompletamenteasufamilia,nuncasupieronloque
era una comida a deshora o que no supiera dar respuestas de dónde seencontraba cualquier objeto pormínimo que fuera, supuso que la lindacasadeCandicetambiéncontabaconunjardín.—Buen provecho y le das un beso a Génesis, ya quiero cargarla—
comentóconternura.Candice le sonrió, sabía que para que eso sucediera debían pasar
algunosmesesoquizásaños.Enmediodebesoslanzadosalaspantallas,finalizaronlaconservación.Candice revisó una vezmás la comida que humeaba, llenando con su
apeteciblearomagranpartedelacasa,salióporlapuertatraserahaciaeljardín,dondeestabaBenjamin.Nopudoevitarreíralverqueélestabaacostadosobreelfrescopasto,
conGenésisencimadesupechoylapequeñahaciendointentosdeagarraraSpoty,quelaolisqueaba,provocandoqueelcascabelquecolgabadesucuellotintinara.—Cariño,yaestálistoelalmuerzo—sehizonotarensucaminohacia
dondeestabasufamilia.AntesdequeBenjaminpudieralevantarse,ellacargóalaniña,quienya
movíacongranenergíalasextremidades.—Estabaapuntodemorirdehambre—dijoBenjamin,poniéndosede
pieysacudiéndoselabermuda,sumiradacaptóaAloiki,quienibaaciertadistancia, con la cabeza baja. Estaba seguro que regresaba de clases,porquellevabapuestoeluniforme.—¡Hey,Aloiki!—lollamó,alpercibirpesarenlaactituddelniño,pues
ibacabizbajoyconloshombrosencorvados.—¡SeñorRalph!—saludóelevandounamano, al tiempoque salíadel
estado taciturno en el que se encontraba y atendía a la invitación que lehacíaenmediodeademanes.Trotóhastalacercademaderaquelellegabaalaalturadelpecho.—¿Quieresalmorzar?—invitóCandiceconunacálidasonrisa.El niño pensó en negarse, porque estaba seguro que en su casa lo
esperabalacomidadesumamá,perorealmentelegustabamuchísimoelsazóndelaseñoraVirginia.—Está bien—asintió y caminó hasta el portón—.Permiso—pidió al
abrirlo.—¿Qué tal la escuela hoy?—preguntóBenjamin, guiándolo a la casa
mientrasseguíanaCandice,quienibaconlaniñaenbrazos.—Bien… bueno, más o menos —masculló siendo completamente
sincero.—¿Porquémásomenos?—curioseó.—Esquemeesforcémuchoporunproyectoparalacomunidad,sobre
cómoincentivarel turismoyme lohanrechazo…no lohanelegido—resopló—.Ynoquieroparecerpresumido,peroconsideroqueeramuybueno,eraunanovedad.—Talvezmás adelantepuedaspresentarlo, si esbueno seguroque lo
elegirán.Siquierespuedorevisarloydartemiopinión.—Gracias,perotemoqueseburleypiensequenoesbeneficioso.—Nopodrésaberlosinomelomuestras.—Aloiki deja tu bolso sobre el sofá y ve a lavarte lasmanos—dijo
Candiceunavezqueentraronenlacocina,dondehabíaunamesaredondadecuatropuestos—.Ytútambién—lepidióasuesposo,mientrasqueellaconunatoallahúmedalelimpiabalasmanosyelrostroalaniña.Dejóalapequeñaenelcoche,muycercadeella,parapoderatenderla
mientrasalmorzabajuntoaBenjaminyAloiki.—SeñoraVirginia,esmuybuenasucomida—elogióelniño,después
dehabersecomidotodo,sintiéndosecompletamenteextasiado.—Gracias, cuando quieras puedes venir… nos agrada mucho tu
compañía—confesómirandoasuesposo,quienseponíadepieyrecogíalosplatos.—Aloiki,siquierespodemoshablardetuproyecto,¿porquénomelo
muestras?—pidióBenjaminmientraslavabalosplatos.Eseeraelacuerdo
pautadoentreCandiceyél,siunococinaba,elotrolavabalosutensilios.—Estábien,aunquepensándolobien,creoquemimaestratienerazón,
noestanatractivoparalosturistas—comentóysefueabuscarsubolso.Alregresar,elseñorRalphestabasentado,Aloikipusoelbolsosobrela
mesa,loabrióybuscódentroelproyecto.Benjamin lo recibió y empezó a revisarlo, sintiéndose realmente
fascinado por la propuesta que había hecho el niño, a él le parecíafascinante.—¿Por qué no la han aceptado?—preguntó anclando lamirada en el
niño.—Lamaestradicequeelgobiernonovaafinanciarlo…quelosturistas
quierendivertirse, quieren ir a la playa, las cascadas o a los camposdelavaynovendránaverobrasdeteatros.Mimamámelohabíaadvertido,ella siempre me dice que por ahora no puedo ser actor —de manerainevitablevolvióasentirseafligido.Candicelomiróconpesar,porqueverdaderamenteAloikieraunniño
muyinteligenteycontabacongranastucia.Benjamin fascinadoyconel corazón latiendopresuroso, se sumergía
encadaunade laspáginasdelproyectodelniño, lasangre levibrabaalverlosdibujosdeloquelaprematuraimaginaciónhabíaforjado.Aloikipretendíamostrarlesalosturistasatravésdeobrasdeteatrolos
mitos y leyendas que abundaban en Samoa, historias llenas de traición,lealtad,nacimiento,superaciónymuerte.Eranhistoriasdedioses,hombres,fantasmas,hadasyduendes.Sepaseó
porlaspáginasyvioalgunosejemplosdeobrasdeteatrosparamontaryofrecer a quienes no conocían de la cultura samoana. ProponíamostrardesdelaTeoríadelaCreacióndelPlanetahastalaserupcionesvolcánicas,nocomoloexplicabalaciencia,sinocomolaconocíanlossamoanos.—Aloiki—agarró una bocanada de aire para llenarse los pulmones,
porqueantelaemociónselehabíaolvidadorespirar—.Realmenteesungranproyecto,creoqueesloqueverdaderamentelehacefaltaalaisla,yocomoturista,asistiríaalasobrasdeteatro,Samoaestállenademisteriosancestrales, folclore e historias que han pasado de generación engeneración —sonrió sintiéndose cada vez más animado—. Lo que seofrecería no se encontrará en ningún libro de historia, porque van arepresentar las leyendas que se transmitieron de boca en boca. ¡Esfantástico!
—Gracias señor Ralph —sonrió sintiendo que el orgullo volvía ainflarse—.EsperoquealgúndíaelEstadopuedafinanciarmiproyecto.—Siquierespodemoshacerlodemaneraindependienteynoatravésde
la escuela, si quieres te acompaño a presentarlo —propuso, estabacompletamentesegurodequeeseproyectoeramuybueno.—¿Enserio?—losojosdelniñobrillaronantelaemoción.—Sí,podemosirellunesporlatarde.—GraciasseñorRalph…gracias—selevantóylediounabrazo.Benjamin,quienpocoestabaacostumbradoaesasmuestrasdecariño,
se sintió un poco confundido, pero de igual manera correspondió alabrazo.Candicelosmiróconunagransonrisa,realmentelegustabaesanueva
facetadeBenjamin,verlotanhumano,tanamable,reforzabaeseamorquesentíaporél.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓El lunesdespuésdeclases,Aloiki llevó sumejorvestimentaa lacasa
del señor Ralph, un pantalón y una camisa que su madre le habíaplanchado la noche anterior, quería que la gente se llevara la mejorimpresióndeélynodudarandesuproyecto.ElseñorRalphtambiénvistiódemaneracasual,comomuypocasveces
lo hacía, suponía que no usaba esos trajes tan elegantes, porque erademasiadoparaSavai'i.Sesintiórealmenteagradecidocuandoleofrecióunpocodesucolonia,
que tenía un aroma mucho mejor que la mentolada para niños que élusaba,estabasegurodequeesedetalleledaríamáspersonalidad.LaseñoraVirginia lesdeseómuchasuertey leprendióunavelaaesa
virgenqueellatantoveneraba,paraquetodosalieracomoloanhelaban.—Faavae i le Atua—dijo Candice en su mal pronunciado samoano,
pidiéndolesquefueranconDios.AAloikilosnerviosleprovocabanparlotearsinpararyensucamino
hacia la reunión que tenían con el Ministro de Turismo, practicaba eldiscursoqueofrecería,mientraselseñorRalphsonreía.Siseleolvidabaalguna palabra, el señor Ralph se la recordaba, algunas veces le
impresionaba la manera en la que el señor podía retener con tantaprecisiónlaspalabras.EralaprimeravezqueAloikivisitabaunaoficinatanostentosayveíaa
tantoshombreselegantementevestidos,perosinperderelestilosamoano,porque aunque los trajes eran negros, las corbatas tenían esos símbolosquetantoloscaracterizabanyquemuchosturistasconocíancomotribales,peroqueverdaderamentenoteníanelmásmínimosignificadodeloqueresguardaban esos símbolos, los que abarcaban desde la historia de lafamilia a la que se pertenecía, la clase social y creencias espirituales.Tambiénsimbolizanlatransicióndelmundo,desdedelainfanciahastaelmundoadulto, tatuarseeraasegurarde formapermanente suprotección.Élestabaansiosoyreuniendoelvalorparacuandole tocarasuturnodeconvertirseenhombre.Cuando por fin el secretario del ministro los llamó, las piernas
empezaron a temblarles y el corazón a golpetearle contra el pecho, eraprimera vez que vería a un hombre tan importante y no alcanzaba acreérselo.Se presentó con solemnidad y atendió a la petición de que tomara
asientojuntoalseñorRalph,quienfueelencargadodehablar,leexplicóalministro su proyecto, semostró efusivo y elogiaba a cadaminuto lamentebrillantequeél,unniñodeonceaños,poseía.Encambioaéllaspalabrasselequedaronatascadasenlagarganta,los
nervios lehicieronunamala jugada, soloatinabaaasentir, realmente sesentía temerosoante laatentamiradadelhombrequeal final lo felicitó,pero le informó que lamentablemente la comunidad no contaba con losingresossuficientesparaeseproyecto.Las lágrimas se le agolparon junto a las palabras retenidas, solo
agradeció con voz ronca, se levantó y en compañía del señor Ralphsalierondelaoficina.—Fuemiculpaquelorechazaran,nopudedefendermiproyecto—su
vozestabacargadadeamargura,porquerealmentesesentíafrustrado.—No,noestuculpa,simplementenoquierenarriesgarse—lerevolvió
loscabellosysiguieronconsucaminoacasa—.Nodebemosdarnosporvencidostanrápido,tengootraidea—explicósonriente.—¿Enserio?Seguroque tampocodaráresultado—murmuródejando
caerloshombros.—Vamosaproponerleelproyectoalosdiferentesdirectivosdehoteles
yproyectosturísticosdelaisla,talvezellosesténenbuscadealgoparaentreteneralosturistas.Lasatraccionesnaturalessololashaceneneldía,perodenochesolomúsicaydanzashula…esnecesarioqueinviertanenalgonuevo…Anda,levantaelánimo—instócongranentusiasmo.—Noperdemosnadaconintentarlo—sonrió,sintiéndoseesperanzado
unavezmás.Alllegaralacasa,CandiceestuvodeacuerdoconBenjamin,enqueno
debíanrendirsealprimerintento,alegóquecomúnmenteelEstadopocoaportaba a esos proyectos, que casi siempre quienes apostaban por esascosasdeentretenimientoeranlosentesprivados.Aloikiregresóasucasa,creyendoenlaspalabrasdelaseñoraVirginia
yelseñorRalph,lehubiesegustadollegarconbuenasnoticiasasumamá,peroyatendríalaoportunidaddesorprenderla.Candice yBenjamin aprovecharon la tarde para ir a la iglesia, la que
visitabantresvecesporsemana,élsepermitíacreerenDioscomonuncaanteslohabíahecho,puesdesdeniñolosdesaciertosquehabíavivido,lohabíanllevadoconstantementeacuestionarselaexistenciadeunserdivinoqueloalejaradelosmaltratosfísicosypsicológicosdesumadrastaoquealmenoslesembraraenelcorazóndesupadreunpocodecomprensiónhaciaél.No fue hasta la adolescencia cuando lo enviaron a estudiar en un
internado que rechazó toda creencia en Dios y se volvió un jovenindolente, tal vez desde ese momento Iblis vio en él a alguiencompletamente desorientado y aprovechó para envenenarle el alma,cargándosela de odio, pero no fue sino hasta que se le presentó en eseavión cuando lo alejó definitivamente deDios, fingiendo ser ese amigoque tantonecesitaba,mostrándosecomoalguienaquienverdaderamenteleimportabaloqueélsintiera,pensaraodeseara,hastaconvertirseenesesercasiindispensableensuvida.Actualmentenosemostrabacomounreligiosoempedernido,tratabade
seguirnormalmenteconsuvidaalladodelamujerqueamaba,perotodoslosdíassíagradecíalasegundaoportunidadqueDioslehabíaofrecido,lohabía rescatado y estaba seguro de que gracias al Omnipotente, Iblistampococonseguíaacercarseasufamilianiaél.Cada mañana al despertar, esa era su más ferviente petición, que los
protegieraconsuinfinitamisericordia.Contabaconunagranaliada,“susalvación”,quientambiénsuplicabaporellos.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Todos los días se prepararon con la esperanza intacta, mostraron el
proyecto en cada resort de la isla, desde almás reconocido y elegante,hasta al demenos calidad, pero ninguno encontró productiva la idea deAloiki.Benjaminestabasumergidoenlaspenumbrasdelahabitación,acostado
conlamiradaaltechoylospensamientosgirandosincesar,losquenolepermitían conciliar el sueño; aún con el aire acondicionado, podíaescucharelcantodelosgrillos.Sesentíaimpotente,porqueyanohabíanadaquehacerporelanhelode
Aloiki, pero más allá de eso, sentía una profunda tristeza, porque susposibilidadesdevolveraactuarsehicieronpolvo.Anhelabaqueaprobaranelproyecto,queledieranlaoportunidadalas
obrasdeteatro,paraentoncesélapostarporunpapelydarleriendasueltaasupasión.Llevabamuchotiemposinhacernadaoalmenosnadadeloqueverdaderamentesesintieraorgulloso.—¿Quésucede?—preguntóCandiceenvozbaja,posándole lacabeza
sobreelpecho.—Nada—mintióysusdedosvolaronalashebrasrubiasdesuesposa,
parabrindarlecaricias.—Creoqueese“nada”realmentesignificamucho,¿esporlodeAloiki?—Talvez,queríaayudarlo.—Lohiciste,lohasapoyado.—Nolosuficiente, realmentemegustaríaverun teatroen la isla,que
nosoloseaparalosturistas,sinotambiénparaloshabitantes…Realmentememolestaquesolopiensenenelextranjero—exteriorizósusentir.—¿Yporquénolointentastú?—propusoyBenjaminsoltóunacorta
carcajada,cargadadenerviosismoyansiedad—.Noterías,habloenserio—expresósonriente.—Esoesimposible.—Yonoloveodeesamanera;esdecir,aúntienesdinero,haysuficiente
enelbancoenSuiza.—Ese es nuestro futuro, no puedo arriesgarlo y no alcanzará para
construirunteatro.—Seguro que no alcanzará para construir un teatro como el que se
propone en el proyecto, pero sí puedes empezar con algo mucho mássencillo —Candice se giró, abandonando el pecho de Benjamin, paraencender la luz de la mesa de noche—. Tengo una idea —dijoincorporándoseconsuabundantemelenaalgodesordenada.—Candice—negóconlacabeza—.Novamosarriesgareldinero.—Ben, no será todo, solo una pequeña parte… y tal vez terminemos
incrementandoloquetenemos—seacomodópartedelcabellodetrásdelaorejaybuscóenlagavetadelamesadenocheunalibretayunlápiz—.Nose construirá ningún edificio, ni habránbutacas de terciopelo…¿Qué teparecesilohacemoscomouncirco?Comoelqueestuvoenlaislaenelmesdediciembre.UnaligerasonrisaflorecióenloslabiosdeBenjamin,quienempezaba
acreerenlapropuestadeCandice,noeraloquerealmentequería,peroalmenosserviríaparaempezar.—Esoahorraríaelmayorgasto—comentóobservandocómoCandice
garabateabaunacarpaenlalibreta.—También podríamos ahorrarnos mucho si la hacemos abierta, el
sistemadeventilaciónseríamenos,elesposodelaseñoraSailelepodríaayudarnosconlatarimayconlassillasdelosespectadores…yadespuéstendránsusbutacasdeterciopelo—dijosonriente.—TendríaqueempezarasolicitaractoresdeApiayHawái—comentó
Benjamin,conscientedequeenSavaiinohabíaactores.—Creo que pagarle a esos actores nos costaría un gran presupuesto,
podríamos buscar aquí mismo, seguramente habrá chicos con talento,podríamoshacercasting,estoyseguraquesabrásevaluarlos.—Candice, eso es perder tiempo, es mejor contar con personas que
sepan, seráagotadorenseñarleagentequeni siquiera tenga lavocaciónparaactuar.—Sindudatendremosquetrabajarmuyduro,peropodríamoshacerla
pruebaconlosactores,mientrasseconstruyelacarpa—propusoconunagransonrisaantelafelicidaddevercómolosojosdeBenjaminbrillaban,colmados de plenitud. Confiaba en que poco a poco y con la ayuda deDios,suesposovolveríaavivirdesupasión.—Estábien,haremoselintento—asintiósinpoderocultarladichaque
lo embargaba, porque eso iba más allá de sus ganas de disimularlo—.
SeguroqueAloikisepondrámuyfeliz.—¿Tantocomotú?—curioseóconpillería.—Posiblemente—contestóacunándoleconunadelasmanoslabarbilla
aCandiceyseacercólosuficientepararegalarleunsonorobeso,elqueinevitablementefuehaciéndosemásintenso.Benjamin,solohacíabrevespausas para tomar aire y susurrarle lo mucho que la amaba y cuántoagradecíasuapoyoyadorabasuingenio.Él se sentía felizyqueríacelebrarlohaciéndoleel amora suadorada
esposa,esaquellegóasuvidaenelmomentomásesperado,peroalaquenunca imaginó tener de esa manera, jamás pensó que “su salvación”terminaríaporrobarleelcorazón.
CAPÍTULO50
Una semana se habían tomado para estudiar muy bien el proyecto,
saberpordóndeseempezaría,diseñarenunbocetocómoseríalacarpayconseguir el permiso del Estado, sobre un terreno que quedabarelativamentecercadelosresorts.Aloikiseencargódecorrerlavozatodosloschicosdelacomunidad
que quisieran actuar, mientras que Benjamin preparó algunos de losdiálogosconlosqueharíalaspruebas.Conelcorazóngolpeteándolecontraelpecho,esperóeneljardíndesu
casa, bajo los inmensos árboles que les brindaban sombra a los seisjóvenes de edades comprendidas entre los dieciocho y los veinticuatroaños,queestabandispuestos esforzarse lo suficienteparademostrarquepodíanhacerrealidadsusueñodeactuar,sintenerquesalirdelaisla.Pocoapocofueronllegandolosaspirantesaactoresyactrices,cuatro
hombresydosmujeressereunieronenel jardín,atentosacadapeticiónde Benjamin, cada uno con los nervios haciendo estragos hicieron lapresentación.Benjamin se obligaba a no negar ni a bajar la mirada, aunque se
encontrara sumamente decepcionado, realmente prefería buscar actoresprofesionales, porque seguir intentando con los chicos sería invertirmuchotiempoyesfuerzo,élpodríaestarsupervisandolaconstruccióndelacarpaynoestartrasunacausaperdida.No tenía a nadie más, solo esos seis jóvenes eran los únicos que
soñabanconseractoresenlaisla.Pidiópermisoyfuealacocinaporunpoco de agua, justo en ese lugar le comentó a su esposa que no habíaposibilidad,porquenosabíanactuar.—Pero solo han hecho una prueba, no los rechaces tan rápido,
seguramente están nerviosos—comentó Candice, quien siempre veía el
ladopositivodelascosas.—Les falta naturalidad… me siento realmente cansado —suspiró en
mediodesuqueja.—Siquierespuedoayudarte,¿quénecesitasquelesdiga?—Quesevayanasucasaynovuelvan—sonriócansadamente.—¡Benjamin! —lo reprendió divertida—. Vamos a darle otra
oportunidad.—Seguroqueestarántancansadoscomoyo.—Cansadossí,peroderrotadosjamás…hayqueseguirluchandoporlo
queseanhela—seacercóylediounbeso,justoenelhermosohoyueloqueselehacíaaBenjaminenlabarbilla—.Dameunpardeminutos.Candicesaliódelacocinaysefuehastadondeestabanlosseischicos
sentadosenelpastodeljardín.—Hola… soyVirginia, la esposa deRalph—se acercó a cada uno y
empezóasaludarlosconunapretóndemano—.Aprovechoantesdequemihija sedespierte—sonriódivertida, contagiandoa los jóvenes—.Miesposo, no quiere decírselo, pero yo lo haré… dice que son un casoperdido, que les falta mucha naturalidad para poder actuar —ella veíacómolascarasmorenassedesencajabanymostrabanaflicción—.Peroyocreo en ustedes, sé que van a conseguir montar una excelente obra deteatro… solo deben olvidar que están actuando, háganlo de maneranatural…—sedejócaersentadafrenteaellos—.¿Sesabenalgunasdelasleyendaspolinesias?Los chicos empezaron a mirarse entre sí y regresaron la mirada a
Candice,altiempoqueasentían.—¿Quiénquierecontarmealguna?Yonolasconozco.—Hinay laAnguila—comentóunade laschicas—.Esa leyendahace
referenciaalorigendelcocotero.—¿Podríascontármela?—pidióconunagenerosasonrisa.—Síclaro…Habíaunavezunaprincesamuy,muybella,llamadaHina,
erahija delSol yde laLuna—empezóa contar congran entusiasmoyCandicelamirabaatentamente—.FueprometidaenmatrimonioalReydelLago,Vaihiria,quenoeraotracosaqueunaenormeyrepulsivaanguila—hizo unmohín de asco y todos rieron, incluyendo a Candice—.Hinacomo no quería casarse con un ser tan feo, huyó y se puso bajo laprotección del granMaui, quien capturó y decapitó a la anguila, comomuestra de suvalentía le dio la cabeza aHina envuelta enun trapoy le
sugiriónodejarlacabezaenlatierrahastallegarasucasa;"lacabezadelaanguilaencierragrandestesorosparati".LedijoMaui,peroHinaporunmomentoensulargotrayecto,olvidóelpaqueteenelsueloylacabezade la anguila se convirtió en el primer cocotero —dijo alzándose dehombros—. Por eso el coco tiene dos ojos y una boca fácilmentereconocibles.Candice aplaudió mostrándose eufórica, mientras que Benjamin la
mirabaatravésdelaventanadelacocina.—Esoesnaturalidad—expresóantelamiradaconfusadeloschicos.—No entiendo —masculló uno de los hombres—. Solo contó una
leyenda.—Leyendas que van interpretar, les toca a ustedes personificar a sus
dioses,paracontarlealosturistasdeotramanerasuscreencias—miróalachicaquelehabíacontadosobreelorigendeloscocoteros—.¿Cómotellamas?—Kalanie.—Kalanie,eresmuyhermosa,tantocomopararepresentaralahijadel
SolylaLuna—desviólamiradahaciaunodeloschicos—.YtúpodríasserVaihiria.—¿Me está diciendo que soy tan feo como una anguila? —fingió
sentirseofendido,perotodossoltaronrisotadas.—No —dijo Candice riendo—. Digo que con un buen disfraz de
anguila,podríasinterpretaralReydelLago.Solotienenquemostrarsetannaturalescomosiestuviesencontandolaleyenda.—Intentaremos hacerlo —asintieron, mostrándose esperanzados en
conseguirunaactuaciónrealmentenatural.—Deben prometer que darán su mejor esfuerzo —pidió Benjamin,
quienirrumpióenellugaryescuchólaúltimapartedelaconversación.—Loprometemos—dijeronalunísono.—Entonceslosesperomañanaalamismahora.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Con los días, los chicos poco a poco cumplían su promesa, todas las
tardes en el jardín de la casa de Candice y Benjamin practicaban susactuaciones;habíanmontadolaobraquepordecisiónunánimehabíasido
El Origen de los Cocoteros, porque era con la que se sentían másfamiliarizados.Aloiki y otros niños de la comunidad, iban de casa en casa, pidiendo
algunasfrutasdeloscargadosárbolesyselasllevabanalaseñoraSaileley a Candice, quienes preparaban refrescantes bebidas y ofrecían a losactores. Ellos mismos con el pasar de los días llevaban algún tipo deaperitivo,losquecompartíanenlastardesdeensayos.Ya Benjamin podía dejarlos solos en las prácticas e iba a supervisar
cómo estaba quedando la carpa. Él compraba todo elmaterial,mientrasque losmismos habitantes de la localidad ofrecían su ayuda física paraarmar todo.Aloiki se había encargado de informarle a gran parte de laisla,queelgobiernonoledioimportanciaalproyectoyqueeraelseñorRalphelqueestabafinanciandotodo,porloquemuchosdeloshabitantes,nodudabanentenderleunamanoalgenerosohombre.Después de un par de meses, estaban ansiosamente preparados para
mostrar la primera función. Candice se había encargado de hacer unosvolantespublicitarios,losqueAloikiysusamigosrepartieronatodoslosturistasqueseencontrabanyconunagransonrisalosinvitaban,siempretratandodemantenerseocultosde los trabajadoresde cada resort dondeiban, porque inevitablemente le estaban quitando clientes para susrepetidasnochesdehula.Desdemuytemprano,lagentedelaislaempezóallegaralacarpa,de
unatrayentecolorrojo,adornadaconinnumerablessímbolospolinesios,elpisodeconcretohabíasidocubiertoporalfombrasybancasdemadera,las que formaban unas gradas perfectamente estructuradas para que laspersonas que estuvieran en las últimas filas pudiesen mirar sin ningúnproblema.En las gruesas estacas de madera que sostenían la carpa, había
ventiladores que refrescaban el lugar y tras un pesado telón de tela deduraznoencolornegro,seencontrabaelescenario,yadecoradopara laprimerafunción.Por ser la inauguracióndel teatro, la entrada era totalmentegratis, en
muypocotiempolasquincefilasdebancasestuvieronllenas,todoscomohabitantesdellugar,ansiososporteneralgúntipodedistracción.Eso era nuevo para ellos, porque todo lo demás, simplemente se lo
reservabanalosturistasenlosresorts.Laslucesqueformabanvariascadenetasdebombillas,seapagaronyun
par de reflectores alumbraron la tela negra, inevitablemente el públicoempezóa aplaudir, ante la algarabía empezarona llegar los turistas, loshabitantes le cedían sus puestos en las bancas y ellos sin ningún tipo deinconvenientesesentabanenelsueloalfombrado.La función empezó en medio de nervios y aplausos, los actores se
esmeraronenhacerlodelamejormanera,mientrasBenjaminaunlado,observaba el resultado de tanto trabajo hecho en conjunto, se sentíadichosoyorgulloso,alverenlascarasdelosespectadoreslaaceptacióndelaobra.Nunca antes se había sentido tan pleno, ni siquiera cuando le habían
concedido su primer papel protagónico en Hollywood, nunca había siquieraimaginadoserdirector,niproductor,porqueesoestabamásalládeloquealgúndíapudieraambicionar.Estaba luchando con lamarea de emociones que se le anidaban en la
gargantaylegolpeteabancontraelpecho.Vioenprimerafilaasuesposaehija,quienesledabanperfecciónaesemomentodesuvida.Al finalizar la primera obra de teatro de muchas, todo el público se
pusodepieyfueunturistafrancés,quienseacercóhastalatarimaydejóunbillete sobre las tablas,aesehombre le siguieronmuchosmás,hastalosmismoshabitantesconsideraronquetantoesfuerzoypasiónmerecíanunpagoytodosdejabanlacolaboraciónqueestabaasualcance.Aoliki brincaba de felicidad y en medio de lágrimas no dejaba de
agradecerlealseñorRalphporhaberconfiadoensuproyecto.Lo recaudado esa primera noche, alcanzó para pagarle a los actores,
comprartelasparalospróximosdisfracesymandarahacercojinesparalasbancas.Poco a poco la voz se fue corriendo y todos los fines de semanas la
carpaalaquellamaronIonakana(regalodeDios),selesquedabapequeñayloqueganabanconcadafunción, lo invertíanenmejorarese lugardeentretenimiento,dondesemezclabantranquilamentehabitantesyturistas.A los alrededores, la gente empezó a poner tarantines, en los cuales
ofrecían comidas típicas de la isla, esculturas de los dioses a los querepresentabanlosactoresencadaobra,conesoofreciendounafuentedeempleoavariaspersonas.Con losmeses, los ejecutivos de casi todos los resorts contactaron a
Benjamin, para que ofrecieran presentaciones en sus hoteles; él aceptó,perosolo losdíasmiércolesy jueves,porquedeviernesadomingosus
obraseranexclusivasenlacarpa.EldíaenqueCandiceyBenjamincumplieronunañodecasados,fueel
mismo día en que Génesis se aventuró a caminar sin sostenerse de losmuebles.Enmediodeunavideollamada familiar;Ralph,como loconocían los
hermanos de Candice, la sorprendió al decirle que su regalo deaniversario de boda eran los pasajes de Lizzy y Robert, para que losvisitaran en Savai'i, ella sin poder creérselo se echó a llorar y ante losojosdesushermanos,lobesócongranembeleso.Los generosos ingresos que le estaban proporcionando las obras, le
habíabrindadolaposibilidaddecomprarlospasajes,porloquenodudóniunsegundoenregalarlefelicidadasuesposa.Robert costearía el pasaje deNadya, él había tratado de ahorrar para
poder visitar a su hermana, pero Jason había enfermado y todos losahorrosselosconsumiólaclínica;apenasestabacreandounnuevofondomonetario para viajar, cuando Ralph lo contactó y le dijo lo que teníaplaneado,realmentesesintióavergonzadoporaceptar,peroteníamuchasganasdeveraCandice.
▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Apenaslaavionetatocótierra,laslágrimasdeCandicesedesbordaron
yelcorazónqueríasalírseledelpecho.Cadaminutoparecíaunaeternidady cuando por fin sus hermanos y cuñada empezaron a bajar, se echó acorrer.Los tres hermanos se unieron en un fuerte abrazo, tratando en ese
instantehacerpolvoeltiempoqueestuvieronalejados.Enmediodebesosylágrimas,preguntaronelunoporelotro,secontaronalgunascosas.Cuando rompieron el abrazo,Robert no podía dejar de acariciarle el
cabello y el rostro a Candice. Sin duda, estaba más bronceada y habíaganado algunas libras, acentuando con eso las hermosas curvas de sucuerpo,queyanoeranlasdeunachicavirgen,sinolasdeunamujerquesehabíaconvertidoenmadre.—Lizzy, no te imaginé tan alta—dijo, admirando los hermosos ojos
azulesdesuhermanita,quienyalapasaba—.¡Dios!Si laúltimavez,me
llegabasporloshombros.—Creoquehapasadomuchotiempodesdelaúltimavezquenosvimos
—desvió lamiradahaciadondeseacercabaelesposodesuhermana,almismopasodeGénesis,quienalparecernoqueríaquelacargaran,sinoqueladejarancaminar.Verloenpersonaseleparecíamuchomásalactorysuvoz…cadavez
quehablabanporlapantalladelacomputadora,eracomoestarloviendoyescuchando en una de sus tantas películas. Suponía que si no hubiesemuertoseríaigualaRalph,peroporelmomento,prefirióreservarseunaopiniónquepudieraresultarinapropiadaylomásimportanteeraverquesuhermanaCandicelucíaradianteyfeliz,comonuncalohabíasido.Conunagransonrisa,Lizzyacortóladistancia,parairporsusobrinita.Candice aprovechó para saludar a Nadya, quien lucía mucho más
hermosa, le preguntó por Jason, pero tanto Robert como ellarespondieronquesehabíaquedadoconlosabuelos.Benjamin saludó aLizzy, al tiempoque ella cargaba a la niña, con la
que inmediatamente hubo afinidad, era como si desde hace muchohubiesenestadoesperandoelmomento.Candice,conelcorazónbrincándoleenlagargantamitadmiedo,mitad
alegría,presentóaBenjaminyaRobert,sequedóalaesperadelassutilesadvertenciasdesuhermano,peronolashubo;noobstante,estabaseguraquedeesasuesposonoselibraría.Desdeelpequeñoaeropuerto,salieronenunJeephaciaelpuebloyenel
trayecto,Lizzyibaencantadaconlaplayaquebordeabatodoelcamino.—Eshermoso, loquevi por internet esmuypococomparadocon lo
querealmentees—comentócon lamiradaen lasazulesaguas,mientrasqueGénesisibasentadaensuspiernas.—Laislaeshermosa,yaRalphyyohemospreparadounaagenda,para
queconozcanlomásposible.—Docedíasnoseránsuficientes—comentóBenjamin—.Vamosaotras
delasislas,lasplayassonhermosas,perolossaltosdeaguaylospozossonimpresionantes.Lizzy,—pidiólaatencióndelachica—.¿Tegustaríanadarconlastortugas?—Meencantaría,quiero ir amuchos lugares…Leí sobreunacascada
quesellamaAfuAauyelpozodeaguascristalinasToSuaOceanTrench.—La cascada queda muy cerca de la casa, a unos cinco minutos
caminandoydesdeel jardínpodrásescucharel saltodeagua—explicó,
mostrándose amable con la familia de Candice, quien en ese momentotenía toda su atencióny su esposa lomiraba sonriente—.To SuaOceanTrench,noquedaenSavai'i,haymuchainformaciónconfusaeninternet,elpozoestáenlacostasurdelaisladeUpolu,nosotrosnuncahemosido,asíqueaprovecharemosestaoportunidad.—Quierovisitartodosloslugaresposibles,¿podríamosiralacascada?—Sí claro, aún es temprano…Si no estánmuy cansados, llegamos a
casa, preparamos unos emparedados y nos vamos a visitarla —dijoCandice,quienibaaferradaalbrazodesuhermano,porqueesemomentoleparecíaunsueñoyqueríaasegurarsedequesíerasurealidad.Encuantollegaronalacasa,Lizzy,RobertyNadya,nopudieronevitar
sentirsealgosorprendidos,yaquehabíanimaginadoellugartansencillocomo todas las edificaciones que habían visto hasta el momento, perocomosiestuvieseescondida traselmismísimojardínsecreto, lacasadeCandiceerahermosayrealmentelujosa,comparadaconlascasasdelosalrededores.CandicehabíaacondicionadolatercerahabitaciónparaRobertyNadya,
mientras que aLizzy le acomodóuna camapequeña en la habitacióndeGénesis,paraquetodospudiesenestarcómodos.Robert por fin conocía al tan nombrado Spoty, el cual se mostraba
realmenteentusiasmadoantelapresenciadeCandice.LizzyleteníaunpocodetemorynopodíacomprendercómoCandice
permitíaqueGénesislobesará,nosetratabadeunpeluche.NadyayCandiceseencargarondeprepararlosemparedadosyalgunas
bebidasrefrescantes,mientrasseponíanaldíayCandiceseinteresabaensaber sobre su hermano Ronny y sus padres, en especial por la señoraRose.A la cascada los acompañóAloiki, quien quedó totalmente encantado
con Lizzy, tanto como para sentirse realmente intimidado y no poderocultarelsonrojoensusmejillas.Pocoapocosearmódevalorysumejormaneradeimpresionarlaera
llevándolaalostoboganesnaturalesoinvitándolaalanzarsedesdeloaltodelacascada.Candice y Benjamin jugaban con Génesis, disfrutando del agua
cristalinadelpozo.RobertyNadyalosadmiraban,sintiéndosemuyfelicesyagradecidosdeestareneseparadisíacolugar,detierrascasivírgenes.—Aquínos casamosybautizamosaGénesis—comentóCandice a su
hermano.—Esun lugar increíble,muy impresionante…comprendoporquéno
quieresregresaraAmérica.—Esteesmihogar,aunqueesperoalgúndíavolveraAméricaporunas
vacaciones.—¿Cómovanconlasobrasdeteatro?—Bien,lapróximasemanavamosainiciarlaconstruccióndeledificio
—explicóBenjamin,sintiéndoseorgullosodeloquehabíalogradoentanpocotiempo,peroconmuchadedicaciónyesfuerzo.Esa noche de regreso a la casa, después de la cena, se quedaron
conversando hastamuy tarde, todos soltaron sonoras carcajadas cuandoCandicelescomentóqueloúnicoaloRalphaúnnoseacostumbraba,eraalcantodelosgrillos.Aldíasiguientedespuésdelalmuerzo,decidieroniralaplaya,dondese
quedaron a pasar la noche, después que los esposos les dijeran que losmejoresamaneceressedisfrutabandesde laorilladeesaplaya,mientraslasolasleofrecíanlamásrelajantedelasmelodías.Seubicaronenfales,eranconstruccionestípicasdeSamoa,queestaban
aloslargodelaorilladelaplaya.Losfaleseranestructurasovaladasocirculares,rodeadasconpostesde
maderaquesosteníanun techoabovedado,hechoconpalmassecasysinningúntipodeparedes.Llevaron algunos almohadones y sábanas, también cortinas que
colgaronalrededordelosfales,paraquefungierandeparedyasíevitarunpocolosinsectosylabrisafría.Lanochelapasaronenlaorilladelaplaya,alrededordeunachispeante
ycalurosafogata,mientrascomíanmalvaviscos.Enunmomento inesperadoperomuyespecial,Robertsacódeunode
los bolsillos de su bermuda, una cajita negra de terciopelo y con elcorazón brincándole en la garganta, le propuso matrimonio a Nadya,quienenmediode lágrimasybesos ledioel síquehabíaguardadoportantosaños.Después del emotivo momento, decidieron ir a dormir, para poder
levantarsemuytempranoyasíobservarelamanecer.Génesis durmió en una hamaca encima de sus padres, quienes se
acomodaronenelsuelodemadera,sobreunassábanasysinimportarloincómododellugar,Candicenopudoresistirsealosavancesrománticos
de su esposo, por lo que tratando de ser realmente todo lo discretosposibles,hicieronelamor.LasolasdelaplayaylasrisasdeRobertyLizzy,despertaronaCandice.
Risueñamiróatravésdelasdiáfanascortinasqueseagitabansuavementeconelviento,encontrandoasushermanosjugandoenlablancaarena.Sesentíarealmenteplena,todoesoparecíaunsueñodelquenoquería
despertar,nadapodíasermejorqueloqueestabaviviendoeneseinstante.—Buenosdías,hermosa—lavozsuavedesuesposocalóensuoídoy
losintióabrazándolaypegándoseasucuerpo,brindándoletodosucalor.—Buenos días —gimió complacida y sonriente—. No me lo puedo
creer, todo es perfecto, nuestra bebé durmiendo plácidamente, túabrazándome,amándome;poderveramishermanosfelices,tenerlostancerca…—tomólamanodeBenjaminylediouncálidobeso—.Gracias,graciasamormío.—Megustaríaqueasífuesentodostusdías,quierohacertefeliztodala
vida…ysidespuésdeestavidahayalgomásyDiosmepermiteseguiratulado,juroqueseguiréhaciéndotefeliz,porqueereslomejorquemehapasado.Teamo“misalvación”.Ella disfrutó de cada palabra susurrada por él y de sus hermosas
promesas.
FIN
EPÍLOGO
Candiceseencontrabasentadabajounode los frondososárbolesdel
jardíndesucasa,concentradaenelsonidodelsaltodeaguayelcantodelospájaros,mientrasquelasuavebrisamovíaligeramentesuscabellos.Estabarealmentefeliz,porquedespuésdediezañosvolvíaaAmérica,
solo esperaba la llegada de Robert, quien llegaba al día siguiente avisitarlosporunpardedíasyluegoregresaríajuntoconellos.Benjamin y ella habían planeado que su tercer hijo naciera en Los
Ángeles,tambiénestabanansiososporconoceraRoger,susobrinodedosaños. Serían tres meses compartiendo con su familia, a la que tambiénintegrabanaEmma,laparejadeLizzy,conquienéstallevabayaalgunosmesesviviendo.—¡Mami! ¡Mami! —La tierna voz de su hijo, la hizo volver a la
realidad, percatándose en esemomento de que no había avanzado en elguion,queporcierto,debíatenerlistoparaelfindesemana.EnloquepodíaayudabaaBenjamincontodassusocupacionesdentro
del teatro, después de nueve años trabajando hombro a hombro con él,habíanalcanzadorealizarelsueñoqueunaveztuvoAloiki,conelquelepermitióaBenjaminvercumplidos todossusanhelose inclusomásalládeloquenuncasoñó.Ellaporsuparte,habíaaprendidoarealizaralgunascosasyconesolo
apoyaba,sobretodoconlacreacióndelosguiones,comoestabahaciendoen ese momento; sin embargo, ella seguía preparando sus dulces yvendiéndolosalagentedelpueblo.Muchas veces extrañaba a Aloiki, quien se había marchado a Los
Ángelesparaestudiaractuación,aunquesabíaquedentrodepocotambiénloveríaenAmérica.—¿QuésucedemipequeñoNoé?—lepreguntóconunadulcesonrisa,
altiempoquelocargabaylosentabaensuspiernas.—Tengo hambre… quiero comer pastel—el niño de cuatro años, de
cabellosrubiosyhermososojosgrises,lamirabaimpaciente.—Debemos esperar a que llegue tu papi para cantarle cumpleaños a
Génesisydespuésnoscomeremoselpastel…Siquierespuedodarteunpoquitodegelatina.
—Quieropastel—hizounpuchero,pretendiendoconvencerasumadrede que le diera un poco del apetitoso pastel que le habían hecho a suhermana.—Solodebesesperarunratito—lepidió,agarrandolasmanosdelniño
yhaciéndoloaplaudir. Inevitablemente jadeóalsentircómolapieldesuabultado vientre se tensaba, ante el movimiento de su bebé—. Se estámoviendo, siente… siente—emocionada, llevó lasmanitos deNoé a subarrigadesietemeses.Ambos rieron divertidos, viviendo ese hermoso momento al que se
estabanacostumbrandoyqueNoéansiosamenteesperaba.—¿Cuánto falta mami?—preguntó con el gris de sus ojos brillando
intensamente.—Poquito,algunosdías…tenemosqueempezaracontar…uno,dos…
—Candicetocabaconunodesusdedos,unaaunalasyemasdelosdeditosdesuhijo.La mirada gris de Noé, por un momento se desvió de la cuenta que
llevaba su madre y divisó un montón de globos rosados, morados yblancosqueatravesabanelcampo.Sin que Candice pudiese retenerlo, se bajó de sus piernas y salió
corriendo,justoenelmomentoenquesupadreseacercabacontodoslosglobos.—¡Papi!¡Papi!—Emocionado,repetíalosllamadosasupadreycorría
parairasuencuentro,sintiéndosecompletamenteatraídoporlosglobos—.¡Quebonitos!Losquiero,losquiero—seaferróaunadelaspiernasdeBenjamin,casiimpidiéndoleavanzar.—Ven aquí —lo cargó y le dio un beso en la sonrojada mejilla,
mientrasqueenlaotramanoreteníalosglobos—.¿Cómoestás?—¡Bien! —dijo con la mirada fija en los globos, los que el viento
agitaba.—¿Bien? ¿Solo bien? ¿Acaso no estás feliz porque tu padre está de
regreso?—preguntó,viendoloschispeantesojosgrisesdesupequeño.—Sí,estoymuyfeliz…—leregalóunasonrisa,paraescondersugesto
apenado—.¿SonparaGénesis?—preguntósinpoderdesviar laatencióndelosglobos.—Sonparacelebrarsucumpleaños,perodespuéslosdospodránjugar
conellos—avanzóensucaminohastadondeestabasuesposa.Candice se levantó, sintiéndose realmente felizporelhermosodetalle
deBenjamin,alllevarleesosglobosaGénesis.—Hola hermosa —saludó, acercándose a los generosos labios de
Candice.Ella le ofreció ese beso que él anhelaba, reviviendo intensamente la
pasiónyelamorqueloshabíahechodichososportantosaños.—¿Y Génesis? —preguntó alejándose un poco y perdiéndose en esa
mirada verde, que era más hermosa que el mismísimo color de losbosques.—Seestávistiendo…nopermitiómiayuda,quisohacerlosolaporque
quiere sorprendernos, me dijo que quiere parecer una princesa para supadre —comentó y su mirada se escapaba a los labios sonrojados deBenjamin.Éladivinóesasganasqueenellalatían,porloquevolvióabesarlacon
infinita premura, mientras intentaba mantener los globos que Noépretendíaquitarle.—Aprovechemosycolguemos losglobos—propusoenmediode los
besos,antesdequesuhijoterminaraporarrebatárselos.—¡Sí!—LavozdeNoésehizosentir.CandiceleayudóaBenjaminconelniño,quiennodejabadeparlotear.
Parasuscuatroaños,eramásastutoquelapropiaGénesis,quienesedíacumplíadiez.Alentraralacasa,tratarondesersilenciosos,paraqueGénesisnolos
sorprendieraantesdetiempo.Benjaminseencargódeadornarelcomedorcon losglobos,creandounarcosobre lamesa,en laqueCandicehabíapuestoelpastelysobreunasbandejashabíagalletasygolosinas.Noé,aescondidasdesuspadres,tomóunagalletaysemetiódebajode
lamesa,paraquenosedierancuentadequeselaestabacomiendoantesdetiempo.BenjaminyCandicequedaronsatisfechosconlasencillaperoemotiva
decoración, que hicieron para celebrar el cumpleaños de su niña. Alfinalizar,ambosestuvierondeacuerdoqueyaerahoradequeellasedieracuentadeloquehabíanpreparado.—¡Génesis he llegado! —La llamó Benjamin, sin poder ocultar su
emoción, peronoobtuvoninguna respuesta, esperó algunos segundosyvolvióaanunciarsullegada—.¡Génesis,llegópapá!—laniñaseguíasinaparecer.En los ojos de Candice irremediablemente se reflejó la angustia y
Benjamin decidido ir en su busca. Con el corazón brincándole en lagargantacaminóhastalapuertadelahabitacióndeGénesis;justoantesdeaferrarsealpomo,laniñaabrió,apareciendoyhaciendopolvolaangustiadesuspadres.Génesis salió sonriente y sonrojada, caminó con lentitud hacia sus
padres ataviada con un hermoso vestido blanco de falda armada y devariascapas,lascualessearrastrabanenelsuelo.Ellahabíaelegidoesevestidoylehabíapedidoasumadrequenoselo
mostraraasupapá,porquequeríasorprenderlo.Candicelamirócondevoción,supequeñaseveíahermosa,tandelicada
ytanelegante.Benjaminse tragaba las lágrimasyotras tantas las teníaal filode los
párpados, nunca en su vida se había sentido tan orgulloso, su niña erarealmente hermosa, no podía evitar que lamelancolía lo golpeara, esosdiez años habían pasado muy rápido y temía el momento en que supequeñacrecierayabandonaraelnido,paraformarsupropiafamilia,noquería hacerse a la idea de que algún día se convertiría en una mujerindependiente,anhelabaquetodalavidanecesitaradesumanoparaandar.—Estoy lista—dijo con su vocecita temblorosa por las emociones y
diounavuelta,paramostrarseantesupadreconunabrillantesonrisa.—¡Eresunaprincesa!—exclamóBenjamintotalmenteemocionadoyla
cargó,dejándolecaerenlasmejillastodoslosbesosqueenesemomentoqueríadarle—.Eres laprincesamás lindadelplanetayde lahistoria—confesómirandoalosojosazulesdeGénesis.—Graciaspapi—dijocompletamentesonrojadayemocionada.En ese momento, Candice empezó a aplaudir y le hizo un ademán a
Benjamin,elcualentendióperfectamente,porloquebajóalaniñaydelamanolallevóalcomedor.El rostro de Génesis reflejó felicidad ante la sorpresa que le habían
preparadoyenesemomentoNoésalíadedebajodelamesa.—Graciaspapi—miróasupadreydesviólamiradahaciasumadre—.
Graciasmami,¡meencanta!—dijodandosaltitosyaplaudiendo.—¡Cumpleañosfeliz!—empezaronalunísonoCandiceyBenjamin,al
tiempo que él encendía la vela con el número 10 en rosado—.¡Cumpleañosfeliz!¡Tedeseamostodos!—Pide un deseo mi vida —solicitó Candice, sin dejar de sonreír
emocionadayorgullosa,mientrasqueNoéaplaudía.
—Quiero que mi tío llegue rápido —dijo emocionada y sin darletiempoasuspadresderecordarlequedebíahacerlomentalmente.AúnnoseacostumbrabanaqueGénesissiemprepidierasusdeseosenvozalta.Todos aplaudieron, disfrutando de ese momento emotivo, por fin le
dierondelanheladopastelaNoé,quiensecomiódosrodajas.AntelamiradasorprendidadeBenjaminCandicesequitóporprimera
vezlacadenaconlamedalladelavirgenMaríaquecolgabadesucuelloyselapusoasuhija,quientambiénmiradasinpodercreerloyconlosojosinundadoenlágrimasporlaemociónporquesabíaloespecialqueesoeraparasumamá.—Gracias —chilló con su tierna voz algo ronca y se abrazó
fuertementeaCandice.—Soloesperoquelaconservessiempre—pidiódándoleunbesoenla
frente.—Esoharémami,prometoquenuncamelaquitaré,voyacuidarlatoda
mi vida—la empuñó fuertemente y después volvió amirarla sin podercreerlo.Benjaminpropusoquesalieranal jardína jugarcon losglobosycon
Spoty, el cual ya era un gran cerdo de unos 80 kilos y comúnmentepaseabaaNoé,quienlegustabasubírsele.Losglobosempezaronaadornareljardínytodoscorríandetrásdelas
esferas de colores, pero Candice no lograba llevarles el ritmo a losdemás, por el peso de la barriga, por lo que abandonó el juego paradescansarysefuealabancaqueestababajoelárbol.Desdeeselugarteníalamejorvista,observabaaBenjaminjugandocon
sus hijos, como si fuese un niño más, soltando risotadas queinevitablementeaellalacontagiaban.Cuandodecidieronjugaralasescondidas,ellaunavezmássesumóyle
tocócontar.Sellevólasmanosalrostroparacubrírselo,perodevezencuando separaba los dedos para hacer trampas, haciendo el juego másdivertido.EllasesentíalamujermásdichosadelmundoylediograciasaDios
por todo lo que le había ofrecido, por la oportunidad que le habíabrindadoaBenjamin;perosobretodo,porqueelmalsehabíaalejadodesusvidasdemaneradefinitiva.Amododeagradecimiento, ibatodoslosdomingosalaiglesiaconsufamilia.Después de contar, fue en busca de sus hijos y esposo, encontrando
primeroaNoé,quien sehabíaescondidodetrásde las sillasdelporche,después encontró a Benjamin, quien había elegido subirse a un árbol,Génesis había sido más inteligente y tardó mucho en encontrarla, ellahabía salidode lapropiedad, asíque realmenteno laencontró, sinoquefuelaniñaquientuvoqueregresaralacasa.Candice pidió otro descanso y regresó una vez más a la banca,
Benjamin jadeante también la siguió, mientras que los niños siguieronjugando,alparecersusenergíaseraninagotables.Benjamin se dejó caer acostado en la banca, descansando la cabeza
sobreel regazodeCandiceyempezandoa repartirle suavesbesosen labarriga,mientrasellaleacariciabalossedososcabellosquetantoamabayqueGénesishabíaheredado.—Teamo,hermosa—susurrómirándolaalosojos,letomólamanoy
labesóconinfinitaternura—.Graciasporsermivida.—Yotambiénteamodelamismamanera…¿Losabes,verdad?¿Sabes
que todo lo que tengo, todo lo que soy, es para ti y para esta hermosafamiliaquemehasbrindado?Benjamin se incorporó y se puso de rodillas frente a ella, acunó el
rostrosonrojadodesuesposaylabesóconinfinitadevoción,queriendohaceresemomentoeterno.La noche llegó y ellos estaban exhaustos pero felices. La celebración
familiarcasillegabaasufin,yasehabíanbañadoypuestossuspijamas.Seencontrabanen lasala,BenjamincargabaaGénesiscomosideun
bebésetrataraydeigualmaneraCandicearrullabaaNoé.—Papi, ¿podemos cantar un poco?—pidió Génesis, jugueteando con
unodelosbotonesdelpijamadesupadre.—¿Cuál canción quieres que cantemos? —preguntó, admirando los
ojosazulesdesuhija,dondesereflejabaelcansancio.—LadeTarzán—dijoenunmurmullo.Benjaminempezóabuscarensumemoria,tratandoderecordarcómo
empezabalacancióndeesapelículadeDisneyquetantolegustabaasushijosyque enmásdeunaocasión, habíandichoqueTarzánvivía en elbosquedeSavai'iyesperabanalgúndíaverlosaltandoentrelosárboles.—Ven,dejade llorar—empezóacantarGénesis,sinesperaraquesu
padrerecordaracómoempezabalacanción,peroesofuesuficienteparaquetodoslosdemássiguieraneltema.
TodoestarábienSolotomamimano,tómalafuerte
Yoteprotegeré,detodoloqueterodeaYoestaréaquí,nollores…
Benjamin cantaba bajito,mientras le acariciaba el cabello a la niña y
ella al igual que sumadre y su hermanito, acompañaban a la voz de supadre.
Apesardesertanpequeño,parecestanfuerteMisbrazostesostendrán
ManteniéndoteseguroycalienteEstevínculoentrenosotrosnopuederomperse
Yoestaréaquí,nollores.
PorquetúestarásenmicorazónSí,túestarásenmicorazónDesdeahorayparasiempre…
Benjamincantaba,perdidoenlosojosazulesdesuhijayellaseperdía
enlamiradadesupadre,quienlecantabacontodosuamor.Mientras que Candice miraba a Noé, entonando melodiosamente la
canción,elniñoapenasselaestabaaprendidoyseguíalavozdesumadre,alcorohermosodeunafamiliafeliz.Enlasiguienteestrofalosespososbuscaronsusmiradas,porinstintoy
amor,fundiéndoseelazulconelverde,mientrasellossetomarondelasmanosytemblabanantelasemocionesquelosinvadían.
NoimportaloquediganEstarásaquí,enmicorazón
Porsiempre…Losniñosterminaronrendidosyamboslosllevaronalahabitaciónque
compartían,losacostaronensuscamas,dejándolelabendicióndeDiosyde sus padres,mientras le besaban la frente.Admiraron a sus niños porvariosminutosydespuéssefueronalacama,dondeelsueñolosvenciórápidamente.
Serían alrededor de las cinco de lamañana, cuando la señora Sailele
despertóalgosobresaltada,alescucharuninusualbullicioprovenientedelexterior.Al asomarse por la ventana, vio a varias personas corriendo hacia la
casadelosseñoresDankworth,inevitablementesumiradasemovióenesadirecciónyelcorazónselecargódeangustia,alverelcieloiluminadoaconsecuenciadelasllamasimpiadosasquedevorabanlacasa.Corrióhastalacamayempezóazarandearasuesposo.—Edega… Edega levántate… levántate—no dejaba de moverlo y él
apenas se sacudía el sueño—. La casa de los Dankworth se estáincendiando—jadeóconlavozcargadadeangustia.Lamujersecalzóysaliócorriendoconelcorazóndesbocado,mientras
suesposolaseguía.Amedidaqueseacercaban,suangustiaaumentabaalveratodoelmundodesesperado,tratandodeapagarelincesantefuego.Al llegar a la casa, las lágrimas se le desbordaron, al igual que a su
esposo,sesentíaimpotente,porquenadiequeríaentrar.Segundosdespués,entrelamultitudsedejóescucharungritoconforme
eltechosedesplomaba.—¡Mipapi!!Mimami!¡Noé!—Génesissuplicabaenmediodesollozos.—TranquilapequeñaGénesis,nollores,nodebesserdébil…—ladulce
vozdelhombredeojosgrisesycabellosrizados,quelateníasentadaenlaspiernas,tratabadecalmarla.Enmediodelmomentodedesesperación,ningunodeloshabitantesse
detenía a mirar al hombre, todos estaban en medio de una bruma deincredulidad e impotencia, todos lloraban a los queridos espososDankworth,quetantobienlehabíanhechoalacomunidad,aunquehastaelmomentonadiehabíapensadoensushijos.—Yonoquise…noquise…semecayólavela…¿Porquémipapiymi
mami?Noé…Noé…—sollozaba temblando,no importabaqueel señortrataradecalmarla,noconseguíahacerlo.—No…notearrepientas,síquisistehacerlo, lohicisteporquetupapá
medesobedecióycomotúeresunaniñamuybuena,nomedesobedecerás—le puso un dedo sobre la sonrojada nariz de la niña y le sonreía.Siempre le costaba un pocomásmanipular a los niños, porque eran dealmas puras y no aguardan sentimientos negativos que él pudieraalimentar, no había rencor, ni odio dentro de ellos.Entremás pequeños
eran,más apegados a la piedad estaban, perodespués de casi diez años,finalmentelohabíalogrado.—No lo haré… no lo haré—negó en medio de sollozos, sin poder
ocultarsumiedoysudolor—.Yanotengocasa…yanotengonada.—Sí…sítendráscasa,enunratovendrátutíoytellevará,teiráscon
él. Prometo que no te dejaré, que siempre te visitaré—dio su palabra,mientras leacariciaba loscabellos—.Ahora,quédateaquí tranquilita,nopuedesdecirleanadiequetúlohiciste,nomedesobedezcas—leadvirtió,al tiempo que la sentaba a un lado de la banca, desde donde Iblis habíaadmiradocómolacasahabíasidoconsumidaporlasllamas.Génesis solo negó con la cabeza, sintiéndose presa del pánico y la
desolación,leteníamiedoaeseseñor,peronopudoevitarhacerloquelehabíapedido,nisiquieralepermitíaconcentrarseenlaescuela,siemprelavisitabafueradecasa.Ledecíaquenopodíaentrarenella,porquenolohabíaninvitadoyaunqueellanoloinvitó,terminóporconvencerladequedejaracaerlavelaensucamaysalieradelacasa.Iblisdesapareció,paraéldiezañosnosignificabanabsolutamentenada,
eltiemponoeraalgoimportanteparaalguienquellevabamuchossiglosmerodeandoporlatierra.DejóaGénesisllorandodesconsoladamentelapérdida de su familia, mientras los habitantes intentaban inútilmenteapagarelfuego.CuandoRobertllegó,elalmaseleescapódelcuerpoantelanoticiacon
la cual fue recibido, la casa de su hermana se había convertido en unmontón de escombros negros, con Ralph, Candice y su sobrino Noédentro.Sinpoderevitarlo,seechóallorarcomounniño.—Llegamostardeseñor…nonosdiotiempo…¿Quiénesusted?—Le
preguntaban las personas que se le acercaban, a la vez que continuabancon sus comentarios—:QueDios los tenga en su gloria…Lo sentimosmucho…—élnopodíamásquelloraryllorar.Sentíaquetodoledabavueltas,mientraspensabacómolediríaaLizzy
yalrestodelafamilialosucedido.LavecinadeCandiceselollevóhastasu casa, ahí se encontró a su sobrina, abrazada al gran Spoty, mientraslloraba.—Génesis —la llamó con voz temblorosa, intentando limpiarse las
lágrimasparabrindarlefortalezaalaniña.Génesis al verlo, rompió en un llanto desesperado, soltó al cerdo y
corrió hasta su tío, quien la cargó e intentó consolarla, mientras le
acariciaba la espalda, perono servíademucho,porque él aferrado a susobrina,tambiénllorabadesconsoladamente.RoberthizotodoslospreparativosparallevarseloscuerposaAmérica,
habíavenidoabuscarlosporquequeríanvisitarsupaís,perosabíaquealllevárselosseríademaneradefinitivayCandiceincontablesveceslehabíadichoquelaislaerasuparaíso,queeselugarerasuEdénpersonal;sabíaqueallíquerríadescansarsuhermana,juntoalgranamordesuvida.Génesisestuvodeacuerdoenqueasuspadreslesencantabasucasayle
indicó a su tío el lugar donde sumadre pasaba todas las tardes, bajo elgranárbolquetodoslosdíasledabasombra.Y justo ahí enterraron los restos de su sobrino, su cuñado y de su
hermanajuntoasubebénonacido.—Quierocreerquemispapisymishermanitossoloestándurmiendo
—dijolaniñaenmediodelllanto,mientrasleponíafloresalastumbas.—Asíes,soloestándurmiendo—ledijoRobert,aquienletemblabala
barbillayleacariciabaloscabellosalaniña,mientrasleíaunavezmáselepitafioquesusobrinahabíaelegido.
TúestarásenmicorazónDesdeahorayparasiempre…
Era un fragmentode esaúltima canciónque cantó junto a sus padres.
Detrás de ellos, casi todo el pueblo seguía llorando la pérdida de unaspersonastanqueridas.TodoelmundolepreguntabaquéharíanconelteatrodelseñorRalph,
élnosabíaquérespuestadarles,noteníalamásremotaidea,soloqueríaquetodoesofueseunapesadilla.Con los días que pasó en la isla, preparando la documentación de
Génesis y los permisos de Spoty, alguien le contó la historia de cómohabíasurgidoelteatro,entoncesnolodudómás,elteatroselodejaríaaAoliki,aquienesperabacontactarapenasllegaraaLosÁngeles.RobertemprendiósuviajeaAmérica, llevándoseaGénesisyaSpoty,
porquesabíaquesuhermananoleperdonaríaquelodejaraabandonado.
PADRENUESTRO
PadrenuestroqueestásenelcieloLlenodetodaclasedeproblemas
ConelceñofruncidoComosifuerasunhombrevulgarycorriente
Nopiensesmásennosotros.
ComprendemosquesufresPorquenopuedesarreglarlascosas.
SabemosqueelDemonionotedejatranquiloDestruyendoloquetúconstruyes.
Élseríedeti
Peronosotroslloramoscontigo:Notepreocupesdesusrisasdiabólicas.
Padrenuestroqueestásdondeestás
RodeadodeángelesdeslealesSinceramente:nosufrasmáspornosotros
TienesquedartecuentaDequelosdiosesnosoninfaliblesYquenosotrosperdonamostodo.
NicanorParra.
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