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CURSOS UNIVERSITARIOS / 33 Medio siglo de cultura española «José María Valverde " y su epoca» Cinco conferencias sobre el catedrático de Estética, poeta, traductor y ensayista En recuerdo de José María Val verde, catedrático de Estética, ensayista, poeta y traductor, la Fundación Juan March organizó, entre el 17 de noviembre y el l de diciembre, un ciclo de cinco conferencias con el título de José Moda Valverde y su época: Medio siglo de cultura española. En el ciclo intervinieron: Rafael Argullol, catedrático de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, ensayista y narrador (<<José María Valverde: El compromiso con la palabra », 17 de noviembre); David Medina, profesor y coordinador de la edición de las obras completas de Valverde «<Poética y poesía: José María Valverde y la conciencia del lenguaje», 19 de noviembre); Jordi Llover, catedrático de Filología Románica de la Universidad de Barcelona «<Filia y emancipación: Los estudios literarios de José María Valverde», 24 de noviembre); José Jiménez, catedrático de Estética y Teoría de las Artes en la Universidad Complutense de Madrid «<El pensamiento estético de José María Valverde», 26 de noviembre); y Francisco Fern ández Buey, catedrático de Filosofía moral y política de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona «<Prójimo y lejano: Dialogando con Valverde sobre una paradoja histórica», 1 de diciembre). José María Valverde fue un hombre de múltiples saberes y curiosidades intelectuales, que colaboró en varias ocasiones (ciclos de conferencias y comentarios en «SABER/Leer; su última intervención fue a finales de 1995, presentando, en diálogo abierto, un libro de Rafael Argullol) con esta institución cultural. Por eso, como señaló Antonio Gallego, director de Actividades Culturales, era un placer organizar este ciclo, impartido por discípulos y amigos de Valverde que, sin embargo, tal vez le hubiera desagradado por su inevitable carácter hagiográfico. Por eso se decidió, explicó Antonio Gallego, recordar a Valverde situándolo en ese medio siglo de cultura española en el que participó activamente, como profesor, como creador y como incitador intelectual. José María Valverde nació en Valencia de Alcántara (Cáceres) en 1926. Fue catedrático de Estética de la Universidad de Barcelona, además de ensayista, poeta y traductor. Tradujo, entre muchos otros autores, a Eliot, Rilke, Melville, Joyce (tradujo por vez primera en España el Ulises). Anotó y estudió a numerosos escritores españoles (Azor ín y Antonio Machado) y extranjeros. Colaboró con Martí de Riquer en la Historia de la Literatura Universal. Como ensayista publicó, entre otros muchos títulos, Vida y muerte de las ideas y como poeta es autor de varios libros, entre otros Enseñanza de la edad. Actualmente la Editorial Trolla está publicando sus obras completas.

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CURSOS UNIVERSITARIOS / 33

Medio siglo de cultura española

«José María Valverde " y su epoca»

Cinco conferencias sobre el catedrático de Estética, poeta, traductor y ensayista

En recuerdo de José María Val verde, catedrático de Estética, ensayista, poeta y traductor, la Fundación Juan March organizó, entre el 17 de noviembre y el l de diciembre, un ciclo de cinco conferencias con el título de José Moda Valverde y su época: Medio siglo de cultura española. En el ciclo intervinieron: Rafael Argullol, catedrático de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra de

Barcelona, ensayista y narrador (<<José María Valverde: El compromiso con la palabra», 17 de noviembre); David

Medina, profesor y coordinador de la edición de las obras completas de Valverde «<Poética y poesía: José María Valverde

y la conciencia del lenguaje», 19 de noviembre); Jordi Llover, catedrático de Filología Románica de la Universidad de

Barcelona «<Filia y emancipación: Los estudios literarios de José María Valverde», 24 de noviembre); José Jiméne z, catedrático de Estética y Teoría de las Artes en la Universidad Complutense de Madrid «<El pensamiento estético de José María Valverde», 26 de noviembre); y Francisco Fernández Buey, catedrático de Filosofía moral y política de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona «<Prójimo y lejano: Dialogando con Valverde sobre una paradoja histórica», 1 de diciembre). José María Valverde fue un hombre de múltiples saberes y curiosidades intelectuales, que colaboró en varias ocasiones (ciclos de conferencias y comentarios en «SABER/Leer ; su última intervención fue a finales de 1995, presentando, en diálogo abierto, un libro de Rafael Argullol) con esta institución cultural. Por eso, como señaló Antonio Gallego, director de Actividades Culturales, era un placer organizar este ciclo, impartido por discípulos y amigos de Valverde que, sin embargo, tal vez le hubiera desagradado por su inevitable carácter hagiográfico. Por eso se decidió, explicó Antonio Gallego, recordar a Valverde situándolo en ese medio siglo de cultura española en el que participó activamente, como profesor, como creador y como incitador intelectual. José María Valverde nació en Valencia de Alcántara (Cáceres) en 1926. Fue catedrático de Estética de la Universidad de Barcelona, además de ensayista, poeta y traductor. Tradujo, entre muchos otros autores, a Eliot, Rilke, Melville, Joyce (tradujo por vez primera en España el Ulises). Anotó y estudió a numerosos escritores españoles (Azorín y Antonio Machado) y extranjeros. Colaboró con Martí de Riquer en la Historia de la Literatura Universal. Como ensayista publicó, entre otros muchos títulos, Vida y muerte de las ideas y como poeta es autor de varios libros, entre otros Enseñanza de la edad. Actualmente la Editorial Trolla está publicando sus obras completas.

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34 / CURSOS UNIVERSITARIOS

Rafael Argullol

El compromiso con la palabra

Jasé Mar ía Valverde era un ..:) '

hombre que se definió co­mo ' ser de palabra ' y en ciert o modo constituyó a la palab ra en el centro de su horizonte vital e intelectu al; y, s in embargo. estuvo s iem­pre aco mpañado por una es­cenografía de fondo que era el silencio (el silencio es uno de los conceptos que de una manera " perma nente se rep ite en su obra poética; s iempre he creído que la poesía nace del silencio), Pero ese silencio no es só lo el silencio desde el que se destila la poe­sía. sino el silenc io en el cual, en ciert o modo, e l acróbata de la pa labra salta desde el ámbito es tético al ámbito de la fe, que , en defin itiva , es el salto al que se ve abocado continuamente Valverde y que refleja con múltipl es exp resiones e imágenes en sus obras. incluso en aquellas obras, que una lectura precipi­tada podría considerar obras más vincu­ladas al compro miso socia l. Pero el compromiso social de Valverde qued a­ba s iempre engarzado en esa g loba li­dad , Por otro lado. no he conocido nin­guna otra persona que tuviera su pro­fund idad metafísica y que tan alejad o estuviera de aceptar la verborrea meta­física . Intent aba alejarse de toda so lem­nidad concep tual y creo que lo co nsi­guió perfectamente a través de toda su obra posterior a su estan cia en Roma en los años cincuenta , Él nos enseñó cóm o se puede ava nzar profunda me nte en cualquier cuestión sin somete rla a aque­llo que Benjamin, hablando de los filó­sofos que llegan a un lenguaje herm éti­ca , se referí a al ' lenguaje de los rufia­nes' , Él s iempre creyó que lo profundo se expresa con enorme claridad.

Ese silencio como música de fondo viene contrarrestado en el escenario del mundo por ese que parece el elemento centra l de toda la poética de Valverde ,

que es su amor a la palabra, o su confi anza en la palabra. mejo r dicho: «ser de pala­bra», Tanto en sus poesías como en sus escr itos en pro­sa, como en sus conversacio ­nes, en sus cursos, él puso en el centro del mundo la pa­labra : sin palabra no hay mundo, y sin palabra tampo­

co hay posibilidad de rescate del mun­do . Pero tampoco podemos caer en los equívocos fáciles. La confianza en la palabra de Valverde se movía en una gran tensión, la mism a, creo yo, que de­fine esa con tradicción continua entre el ámbito estético (irónico-trágico ) y e l ámbito de la fe. Porqu e el gra n encarna­dor de la palabra en distintas facetas que fue Valverde no dejó de someter a esta palabra a los polos de la co ntradicc ión.

El lenguaje es lo ún ico que nos res­ca ta, nos permite romper e l monólogo, el peligro de l soli loquio , de l autismo fí­sico y esp iritual, y vert ernos en el mun ­do , en nosotros, en el amo r, en la com­pas ión, en la so lidaridad, Esto lo vem os en poemas como. por eje mplo, Creer en el lenguaje: «déjate llevar de la mano por el gran ángel del lenguaje ... cree en tu propi a palabra, la de todos y ya esta­rás salvado en la red del hablar.... volca­do hacia e l gran oído do nde todo len­guaje, carne de memoria, ha de ser re­cordado...» . Yo no sé si creo o no en la posibilidad de otra vida - soy agnóstico al respecto- , pero, en cambio, s í me convence esa palabra que es tá más allá de la palabra, esa co nversació n que está más allá de l borde, de la frontera. No sé si creo en Dios, pero sí creo en ese 10­gos que está más allá del logos. La po­sibilidad de la conve rsación es lo que salva al hombre y pienso que es lo que une a aquellos que tienen una fe positi­va y a aquellos que, sin tenerla, creen, sin embargo.

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«JOSÉ MAR íA VALVERDE y SU ÉPOCA" / 35

David Medina

Poética y poesía

No creo que el poeta se arrastra a la conciencia poéti­agote en su obra o, me­ ca fuera de sí, proyectándola

jor dicho, aceptaría ese pun­ hacia la objetividad de las to de vista si quedara bien cosas, primero, y, luego. ha­definido qué debe entender­ cia el reconocimiento del se por «obra». Si tal palabra otro como tal otro. es sinónimo de «obra poéti­ Los poemarios Voces y ca», no veo qué justificación acompañamientos para sal/ pudiera tener el prescindir Maleo y La conquista de es­de todo aquello que escribió le mundo, fechados en 1959 Valverde en otros formatos --en prosa, quiero decir- oEsta disociación entre el verso y la prosa tiene aún menos aval cuando, como OCUlTe con Valverde, en la obra en prosa hay elementos sufi­cientes para reconstruir una poética, es decir, un sistema de «pesos y medidas» que el poeta se da a sí mismo como pa­trón desde el que enjuiciar sus versos. Pretendo evaluar el total de la trayecto­ria poética de José María Yalverde mi­diendo sus versos y su evolución global por las pautas que él mismo se fue dan­do en cada momento; dicho de otra ma­nera, juzgándolo de acuerdo con sus propios patrones valorativos y viendo cómo en la evolución de éstos, paralela a la que siguió su obra de creación. se dibuja claramente un sentido y un hori­zonte. En particular, ese sentido está da­do por el ascenso del poeta a la concien­cia del lenguaje, desde la cual todo Jo que escribió adquiere nueva luz y cohe­rencia. Las tres primeras colecciones de poemas publicados por Yalverde como libros --esto es, Hombre de Dios, La es­pera y Versos del domingo- pueden ser considerados conjuntamente. Hay entre ellos una continuidad manifiesta que lleva desde la subjetividad lírica, sobre la que se construye Hombre de Dios, hasta la apertura ante el mundo y los otros, tema éste central en Versos del domingo. El diálogo de Valverde con Antonio Machado -uno de sus maes­tros más queridos- es excepcionalmen­te útil para entender este proceso que

y 1961, se prestan, ramo por razones formales como por razones temáticas, a ser tomados en bloque, y, así entendi­dos, considerados como las produccio­nes de la segunda etapa de la trayectoria personal de Valverde, en la que su voz tiene tonos y timbres tan alejados del entusiasmo juvenil de sus primeros ver­sos como de los modos propios de la poesía «arraigada» que cultivaban Ro­sales, Yivanco y Panero, A partir de 1961, año en que publica, bajo el título de Poesías reunidas, su primera antolo­gía, se sume Valverde en un largo silen­cio de una década. Cuando lo rompe, en 1971, con otra anrologfa, a la que incor­pora, como material inédito, la recopila­ción Años inciertos, su estética ha expe­rimentado aun un nuevo crecimiento, alejándose todavía más de las tenden­cias entonces vigentes en la poesía es­pañola. Su último libro de poemas que publicó es Ser de palabra (1976). Los tres poemas finales del ciclo «Ser de pa­labra» desarrollan las consecuencias úl­timas de entender que nuestro mundo y el propio yo son, para bien y para mal, tan sólo lenguaje. El fragmento titulado «Desde la palabra» da expresión al do­loroso reconocimiento del limitado y angosto círculo al que, por ser su esen­cia la quebradiza línea del hablar, queda circunscrito todo lo real y aun los más recónditos pliegues de nuestra vida in­terior, en la que, al modo rnachadiano, nos descubrimos «repartidos en dos», en terco y obstinado diálogo.

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36 / CURSOS UNIVERSITARIOS

¡ordí Llovet

Los estudios literarios de Valverde Jasé María Valverde era un actividad). 2) La situación de

hombre de letras comple­ la palabra literaria y la filo­to; ante todo un poeta, como sófica en el marco de la his­a él le gustaba que se recor­ toria. Valverde entendió dara, pero también un hom­ siempre que había una cultu­bre de pensamiento, un filó­ ra del verbo. La cultura se sofo, un historiador de las construía en realidad como ideas, un conocedor del ar­ un «texturn », una especie de te..., en suma de toda la his­ combinación de urdimbre y toria de la cultura. Ésta es la de trama permanentes, entre palabra decisiva en su aproximación a los hechos intelectuales: el de concebir­los no como una pequeña parcela de al­gún saber fraccionado, sino el de consi­derar que son no más que una pequeña parte de un todo, de un gran entramado que es lo que él concebía como cultura.

Es el conjunto de sus estudios y de sus propias traducciones lo que da el perfil de José María Va lverde como hombre dedicado a los estudios litera­rios en el sentido más amplio que se pueda entender y que pasa. como tra­ductor, por varias lenguas: alemán, in­glés y francés, básicamente, pero tradu­jo también. y conocía perfectamente, del italiano y portugués. Y naturalmen­te las lenguas clásicas.

Se pueden analizar sus estudios lite­rarios bajo cuatro aspectos concretos: 1) La idea de la preeminencia del lenguaje en la actividad literaria y filosófica, es decir, la importancia central que posee el lenguaje por sí mismo como instru­mento semiótico, simbólico en la activi­dad literaria y filosófica. Valverde dedi­có su tesis doctoral en 1955 a Hum­boldt, que es una figura clave no sólo para entender su pensamiento, sino pa­ra entender prácticamente la evolución de toda la historia literaria a partir de la ruptura entre clasicismo y romanticis­mo. La tesis central de Humboldt res­pecto al lenguaje que yo creo que le im­presionó fue que el lenguaje no debía ser entendido como un «ergon» (algo acabado, term inado) sino corno otra co­sa, como «energeia. (energía, trabajo,

campos muy diversos (unos de ellos verbales como la filosofía o la literatura y otros no verbales, como la pintura, la música, etc.).

3) La perspectiva moral y política de los estudios de Valverde, ese horizonte que se abre hacia una dimensión moral y política, es decir, ética y de activista, de persona que tiene una determ inada y clara conciencia política de las cosas y que no porque sí se encuentra en sus es­tudios literarios. Aunque conoció a to­dos los autores de la literatura universal, simpatizó con unos en especial: con los solidarios y con <dos humanos, muy hu­manos» (no creía en esa frase de Nietzs­che: «humano, demasiado humano»; al contrario creía que nunca se era «dema­siado hurnano»), Y por eso simpatizó con esos grandes escritores, desde el punto de vista moral, como Cervantes, Shakespeare, Dickens, Machado. La mejor literatura para él es la que pre­senta un «horizonte de emancipación».

4) Su idea de la crítica y de la ense­ñanza literarias. No hizo propiamente exégesis filológica de los textos litera­rios o hermenéutica rabínica; eso no le interesaba nada, él prefería las ideas y el progreso de la humanidad. Él creía que los textos eran transparentes, en cuanto quedan situados en medio de todas sus causas y circunstancias. y para entender aquellos textos había que conocer esas circunstancias. Para él, pues, la crítica era insinuación e invitación a entrar a fondo en un texto; nunca la crítica la en­tendió como dogma.

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" JOSÉ MARíA VALVERDE y SU ÉPOCA" /37

José Jiménez

El pensamiento estético de Valverde Hay en el estilo del pen­ mente del magister io de val­

samiento de Valverde verde, ha realizado la tarea una dimen sión profund a­ de volver a entroncar con las mente escéptica (un escepti­ personalidades más decisi­cismo de carácter general vas en el terreno del pensa­sobre la grand ilocuencia, miento y del ensayo estético sobre las grandes manifesta­ en España: me refiero a Orte­ciones solemnes que tenía ga, a Eugenio d'O rs y, en que ver, creo yo, con su otro sentido, a María Zam­comprensión profunda de la brano. Pero, en todo caso, en debilidad humana y que entroncaba también con uno de los grandes re­ferentes de su pensamiento que es la «palabra viva» de Antonio Machado), pero también hay en su pensamiento humor, ironía (autoironía: el modo co­mo hablaba de sí mismo o cómo con­vertía en anécdota aspectos importantes del pensamiento más profundo). val­verde era, sobre todo. un poeta, pero co­mo los grandes poetas del siglo XX fue desarrollando un pensamiento teórico de gran alcance, un pensamiento, ade­más, que contribuyó a edificar con un giro nuevo los estudios estéticos en la Universidad española. Valverde logró entroncar la estética con la vida y tam­bién con la actitud crítica y, sobre todo, planteaba la estética como una vía de compromiso a través de la construcci ón creativa. ya fuera el lenguaje. en el caso de la literatura, el sonido, en el caso de la música, o las formas plásticas, en el caso de las artes visuales; una vía de compromiso con los problemas más profundos de la humanidad.

Es imposible que la estética funcio­ne sin la ética, sin una relación muy fundanre con ella. Y ese compromiso que Valverde convirtió en divisa huma­na - una divisa también muy unida al significado que tuvo para mi genera­ción la obra de José Luis Aranguren-; esa dimensión yo creo que está absolu­tamente en la raíz de la emergencia y el desarrollo de un nuevo pensamiento es­tético en España, que a partir de los años ochenta, a través fundamental-

el propio Valverde había un punto dife­rencial. Ortega era más un filósofo, d 'Ors era sobre todo un gran crítico y teórico de las artes y María Zambrano era una gran estilista, una gran cons­tructora del lenguaje. Y Valverde era, ante todo, ya lo he dicho, un poeta, que precisamente por eso convirt ió al len­guaje en el centro de referencia de su trabajo de pensamiento, de su obra co­mo pensador. El punto inicial en lo que sería la construcci ón de ese itinerario del pensamiento sobre los problemas estéticos de Valverde es precisamente la realización de su tesis doctoral sobre Humboldt, en la cual, a través del análi­sis de este gran lingüista y pensador del romanticismo alemán, Valverde supo poner en pie toda una serie de conside­raciones de gran relieve sobre el proble­ma del lenguaje. Años después, cuando publicó su gran pequeño libro (en val­verde, excepto las obras de consulta, las de pensamiento son siempre pequeños grandes libros), Vida v muerte de las ideas, nada más y nada menos que una visión personal de la historia de la filo­sofía y de la historia del pensamiento, pero donde los poetas están en pie de igualdad con los filósofos sistemáticos; años después, digo, en ese libro, al va­lorar el legado lingüístico de Humboldt aprovechaba para recordar que en la mente sólo funciona el lenguaje. Esta dimensión es el elemento central de to­do su pensamiento estético: la idea se iría replanteando a través de aproxima­ciones de diversos textos teóricos.

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38 / CURSOS UNIVERSITARIOS

Francisco Fernández Buey

Prójimo y lejano No me cabe duda de que le de las ideas , en su Niet:s­

en los últimos años val­ che y en el Diccionario de la verde vivió convencido de historia Valverde ha demos­que la historia había dado un trado que era un lector. tan li­traspiés importante y de que. bérrimo como agudo, de tex­en tal circunstancia. la men­ tos clásicos, y en este caso talidad del cristiano y la también de contemporáneos. mentalidad del comunista Así, por ejemplo, Witt­tenían que cambiar. La pre­ genstein le sirve a Valverde gunta es: ¿,hacia dónde? ¿en para fundamentar la necesi­qué dirección? La respuesta que Va lver­de dio a esta pregunta es sugerente y su­gestiva. Para él se trataba de cambiar mirando a la \ 'e~ hacia atrás y hacia adelante para mantener el espíritu libe­rador o emancipador de una tradición. la cristiana. que no siempre y en todo momento pasado ha sido eso o sólo eso. Hacia atrás, pues. para recuperar la sus­tancia del espíritu evangélico. Lo que para Valverde se resume así: renovar el compromiso con los humillados y ofen­didos del mundo. Y hacia adelante. pa­ra anudar lazos con aquella otra part e de la humanidad sufriente que a veces se declara atea y también anticristiana. El instrumento teórico del que se servía Valverde para este ejercicio difícil que consiste en renovar la propia tradición sin negarla es un tanto atípico. muy po­co habitual. Es un instrumento teórico construido con piezas procedentes de varias corrientes filosóficas contempo­ráneas que no suelen comunicarse entre ellas: de Wittgenstein y la filosofía del lenguaje que tiene su origen en él; de Ranher y su lectura de los Evangelios; del proyecto de emancipación de Marx que tiene su origen en el reconocimien­to de las necesidades básicas del ser hu­mano y su desembocadura en una so­ciedad otra, de iguales.

Sólo que en la cabeza y en la pluma de Va lverde aquellas piezas proceden­tes de corrientes filosóficas tan distintas acaban componiendo, como por inter­acción, un instrumento teórico tan nue­vo como sorprendente. En Vida y muer­

dad actual de abandonar la vieja y tantas veces renovada aspiración cos­rnovisionaria en el marco de la tradición cristiana; y, con ella, para abandonar también el t érm ino «teología» (incluida la «teología de la l iberación»), cuando lo que está en primer plano es el inten­to de combatir las desgracias y sufri­mientos de las pobres gentes y la pro­puesta a éstas en un mundo mejor. Ran­her le sirve a Va lverde para llamar la atención del cristiano sobre las implica­ciones que ya para el hoy tiene aquel ju icio final «<ateo», dice él) en el que no se preguntará a los hombres sobre sus creencias e increencias sino sobre lo que realmente hicieron para dar de co­mer al hambriento y de beber al sedien­to. De esas implicaciones la más impor­tante es que. una vez que se ha decidido ver el mundo desde abajo, y compartir esa visión con los de abajo, no sólo hay que renunciar a la cosmovisión totaliza­dora. sino incluso a la acentuación de la diferencia ideológica.

y Marx le sirve no sólo para com­probar, analíticamente, los majes del ca­pitalismo realmente existente y fundar así la idea de comunismo moderno, si­no también para reproponer el papel central de la subjetividad en la historia y, con ello, restaurar la esperanza de los de abajo . ¿Y se puede juntar al analítico Wittgenstein con el comunista Marx, y a estos dos con el cristiano Ranher, sin caer en una nueva fonna de eclecticis­mo? La respuesta a esta nueva pregunta es: se puede, y Valverde lo hizo. O