jornadas de formación filosofía marxista

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  • 7/31/2019 Jornadas de Formacin Filosofa Marxista

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    La doctrina de Marx:El materialismo filosficoLa dialcticaLa concepcin materialista de la historiaLa lucha de clases

    Introduccin

    I. Generalidades

    II. Lo que promete el seor Dhring

    SECCIN PRIMERA:FILOSOFIA

    III. Divisin. Apriorismo

    IV. Esquematismo universal

    V. Filosofa de la naturaleza. Tiempo y espacio

    VI. Filosofa de la naturaleza. Cosmogona, fsica, qumica

    VII. Filosofa de la naturaleza. El mundo orgnico

    VIII. Filosofa de la naturaleza. El mundo orgnico (final)

    IX. Moral y derecho. Verdades eternas

    X. Moral y derecho. Igualdad

    XI Moral y derecho. Libertad y necesidad

    XII. Dialctica. Cantidad y cualidad

    XIII. Dialctica. Negacin de la negacin

    XIV. Conclusin

    Carta del PCR a la Asociacin Cultural J.M. Laso Prieto

    http://www.marx2mao.com/M2M%28SP%29/Lenin%28SP%29/KM14s.html#s1http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-introduccion.htmhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-introduccion.htmhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-introduccion.htm#14http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-introduccion.htm#14http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htmhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htmhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#ivhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#ivhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#vhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#vhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#vihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#vihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#viihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#viihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#viiihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#viiihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#ixhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#ixhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xiihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xiihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xiiihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xiiihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xivhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xivhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xivhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xiiihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xiihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#ixhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#viiihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#viihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#vihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#vhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#ivhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htmhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-introduccion.htm#14http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-introduccion.htmhttp://www.marx2mao.com/M2M%28SP%29/Lenin%28SP%29/KM14s.html#s1
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    LA DOCTRINA DE MARX

    El marxismo es el sistema de las concepciones y de la doctrina de Marx. Este contina y coronagenialmente las tres principales corrientes ideolgicas del siglo XIX, que pertenecen a los tres pasesms avanzados de la humanidad: la filosofa clsica alemana, la economa poltica clsica inglesa yel socialismo francs, vinculado a las doctrinas revolucionarias france sas en general. La admirablecoherencia y la integridad de sus concepciones -- cualidades reconocidas incluso por sus adversarios--, que constituyen en su conjunto el materialismo y el socialismo cientficos contemporneos comoteora y programa del movimiento obrero de todos los pases civilizados del mundo, nos obligan aesbozar brevemente su concepcin del mundo en general antes de exponer el contenido esencial delmarxismo, o sea, la doctrina econmica de Marx.

    EL MATERIALISMO FILOSOFICO

    Desde 1844-1845, aos en que se formaron sus concepciones, Marx fue materialista y,especialmente, partidario de Ludwig Feuerbach, cuyos puntos dbiles vio, ms tarde, en lainsuficiente consecuencia y amplitud de su materialismo. Para Marx, la significacin histricauniversal de Feuerbach, que "hizo poca", resida precisamente en el hecho de haber roto en formaresuelta con el idealismo de Hegel y proclamado el materialismo, que ya "en el siglo XVIII, sobretodo en Francia, representaba la lucha, no slo contra las instituciones polticas existentes y almismo tiempo contra la religin y la teologa, sino tambin [. . .] contra la metafsica en general"(entendiendo por ella toda "especulacin ebria", a diferencia de la "filosofa sobria") (La SagradaFamilia, en La herencia literaria ). "Para Hegel -- escriba Marx --, el proceso del pensamiento, alque l convierte incluso, bajo el nombre de idea, en sujeto con vida propia, es el demiurgo de lo real[. . .]. Para m lo ideal no es, por el contrario, ms que lo material traducido y traspuesto a la cabezadel hombre." (C. Marx, El Capital, t. I, "Palabras finales a la 2a ed."). Mostrndose plenamente deacuerdo con esta filosofa materialista de Marx, F. Engels escriba lo siguiente, al exponerla en suAnti-Dhring (vase ), obra cuyo manuscrito conoci Marx: . . . "La unidad del mundo no existe ensu ser, sino en su materialidad, que ha sido demostrada [. . .] en el largo y penoso desarrollo de lafilosofa y de las ciencias naturales [. . .]. El movimiento es la forma de existencia de la materia.Jams, ni en parte alguna, ha existido ni puede existir materia sin movimiento, ni movimiento sinmateria [. . .]. Pero si seguimos preguntando qu son y de dnde proceden el pensar y la conciencia,nos encontramos con que son productos del cerebro humano y con que el mismo hombre no es msque un producto de la naturaleza, que se ha desarrollado en un determinado ambiente natural y juntocon ste; por donde llegamos a la conclusin lgica de que los productos del cerebro humano, que enltima instancia no son tampoco ms que productos de la naturaleza, no se contradicen, sino quecorresponden al resto de la concatenacin de la naturaleza". "Hegel era idealista, es decir, que para llas ideas de nuestra cabeza no son reflejos [Abbilder, esto es, imgenes, pero a veces Engels habla de

    "reproducciones"] ms o menos abstractos de los objetos y fenmenos de la realidad, sino que losobjetos y su desarrollo se le antojaban, por el contrario, imgenes de una idea existentes no se sabednde, ya antes de que existiese el mundo." En Ludwig Feuerbach [6], obra en la que Engels exponesus ideas y las de Marx sobre la filosofa de Feuerbach, y cuyo original envi a la imprenta despusde revisar un antiguo manuscrito suyo y de Marx, que databa de los aos 1844-1845, sobre Hegel,Feuerbach y la concepcin materialista de la historia, escribe Engels: "El gran problema cardinal detoda filosofa, especialmente de la moderna, es el problema de la relacin entre el pensar y el ser,entre el espritu y la naturaleza [. . .]. Qu est primero: el espritu o la naturaleza? [. . .] Losfilsofos se dividieron en dos grandes campos, segn la contestacin que diesen a esta pregunta. Losque afirmaban que el espritu estaba antes que la naturaleza y que, por lo tanto, reconocan, en ltimainstancia, una creacin del mundo bajo una u otra forma [. . .], constituyeron el campo del idealismo.Los dems, los que reputaban la naturaleza como principio fundamental, adhirieron a distintas

    escuelas del materialismo". Todo otro empleo de los conceptos de idealismo y materialismo (en

    http://www.marx2mao.com/M2M%28SP%29/Lenin%28SP%29/KM14s.html#en6http://www.marx2mao.com/M2M%28SP%29/Lenin%28SP%29/KM14s.html#en6
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    sentido filosfico) slo conduce a la confusin. Marx rechazaba enrgicamente, no slo el idealismo-- vinculado siempre, de un modo u otro, a la religin --, sino tambin los puntos de vista de Hume yKant, tan difundidos en nuestros das, es decir, el agnosticismo, el criticismo y el positivismo en susdiferentes formas; para Marx esta clase de filosofa era una concesin "reaccionaria" al idealismo y,en el mejor de los casos, una "manera vergonzante de aceptar el materialismo bajo cuerda y renegarde l pblicamente". Sobre esto puede consultarse, adems de las obras ya citadas de Engels y Marx,

    la carta de este ltimo a Engels, fechada el 12 de diciembre de 1868, en la que habla de unasmanifestaciones del clebre naturalista T. Huxley. En ella, a la vez que hace notar que Huxley semuestra "ms materialista" que de ordinario, y reconoce que "si observamos y pensamos realmente,nunca podemos salirnos del materialismo", Marx le reprocha que deje abierto un "portillo" alagnosticismo, a la filosofa de Hume. En particular debemos destacar la concepcin de Marx acercade las relaciones entre la libertad y la necesidad: "La necesidad slo es ciega en cuanto no se lacomprende. La libertad no es otra cosa que el conocimiento de la necesidad" (Engels, Anti-Dhring )= reconocimiento de la sujecin objetiva de la naturaleza a leyes y de la trasformacin dialctica dela necesidad en libertad (a la par que de la trasformacin de la "cosa en s" no conocida an, perocognoscible, en "cosa para nosotros", de la "esencia de las cosas" en "fenmenos"). El defectofundamental del "viejo" materialismo, incluido el de Feuerbach (y con mayor razn an el delmaterialismo "vulgar" de Buchner, Vogt y Moleschott) consista, segn Marx y Engels, en lo

    siguiente: 1) en que este materialismo era "predominantemente mecanicista" y no tena en cuenta losltimos progresos de la qumica y de la biologa (a los que habra que agregar en nuestros das los dela teora elctrica de la materia); 2) en que el viejo materialismo no era histrico ni dialctico (sinometafsico, en el sentido de antidialctico) y no mantena consecuentemente ni en todos sus aspectosel punto de vista del desarrollo; 3) en que conceban "la esencia del hombre" en forma abstracta, yno como el "conjunto de las relaciones sociales" (histricamente concretas y determinadas), por cuyarazn se limitaban a "explicar" el mundo cuando en realidad se trata de "trasformar lo"; es decir, enque no comprendan la importancia de la "actividad prctica revolucionaria".

    LA DIALECTICA

    La dialctica hegeliana, o sea, la doctrina ms multilateral, ms rica en contenido y ms profunda

    del desarrollo, era para Marx y Engels la mayor conquista de la filosofa clsica alemana. Toda otraformulacin del principio del desarrollo, de la evolucin, les pareca unilateral y pobre, deformadoray mutiladora de la verdadera marcha del desarrollo en la naturaleza y en la sociedad (marcha que amenudo se efecta a travs de saltos, cataclismos y revoluciones). "Marx y yo fuimos casi los nicosque nos planteamos la tarea de salvar [del descalabro del idealismo, incluido el hegelianismo] ladialctica conciente para traerla a la concepcin materialista de la naturaleza." "La naturaleza es laconfirmacin de la dialctica, y precisamente son las modernas ciencias naturales las que nos hanbrindado un extraordinario acervo de datos [y esto fue escrito antes de que se descubriera el radio,los electrones, la trasformacin de los elementos, etc.!] y enriquecido cada da que pasa,demostrando con ello que la naturaleza se mueve, en ltima instancia, dialctica, y nometafsicamente."

    "La gran idea fundamental -- escribe Engels -- de que el mundo no se compone de un conjunto deobjetos terminados y acabados, sino que representa en s un conjunto de procesos, en el que las cosasque parecen inmutables, al igual que sus imgenes mentales en nuestro cerebro, es decir, losconceptos, se hallan sujetos a un continuo cambio, a un proceso de nacimiento y muerte; esta granidea fundamental se encuentra ya tan arraigada desde Hegel en la conciencia comn, que apenashabr alguien que la discuta en su forma general. Pero una cosa es reconocerla de palabra y otraaplicarla en cada caso particular y en cada campo de investigacin." "Para la filosofa dialctica noexiste nada establecido de una vez para siempre, nada absoluto, consagrado.; en todo ve lo que hayde perecedero, y no deja en pie ms que el proceso ininterrumpido del aparecer y desaparecer, delinfinito movimiento ascensional de lo inferior a lo superior. Y esta misma filosofa es un meroreflejo de ese proceso en el cerebro pensante." As, pues, la dialctica es, segn Marx, "la ciencia delas leyes generales del movimiento, tanto del mundo exterior como del pensamiento humano".

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    Este aspecto revolucionario de la filosofa hegeliana es el que Marx recoge y desarrolla. Elmaterialismo dialctico "no necesita de ninguna filosofa situada por encima de las dems ciencias".De la filosofa anterior queda en pie "la teora del pensamiento y sus leyes, es decir, la lgica formaly la dialctica". Y la dialctica, tal como la concibe Marx, y tambin segn Hegel, abarca lo que hoyse llama teora del conocimiento o gnoseologa, ciencia que debe enfocar tambin su objeto desde unpunto de vista histrico, investigando y generalizando los orgenes y el desarrollo del conocimiento,

    y el paso de la falta de conocimiento al conocimiento.

    En nuestro tiempo, la idea del desarrollo, de la evolucin, ha penetrado casi en su integridad en laconciencia social, pero no a travs de la filosofa de Hegel, sino por otros caminos. Sin embargo,esta idea, tal como la formularon Marx y Engels, apoyndose en Hegel, es mucho ms completa,mucho ms rica en contenido que la teora de la evolucin al uso. Es un desarrollo que, al parecer,repite etapas ya recorridas, pero de otro modo, sobre una base ms alta ("negacin de la negacin"),un desarrollo, por decirlo as, en espiral y no en lnea recta; un desarrollo que se opera en forma desaltos, a travs de cataclismos y revoluciones, que significan "interrupciones de la gradualidad"; undesarrollo que es trasformacin de la cantidad en calidad, impulsos internos de desarrollo originadospor la contradiccin, por el choque de las diversas fuerzas y tendencias, que actan sobredeterminado cuerpo, o dentro de los lmites de un fenmeno dado o en el seno de una sociedad dada;

    interdependencia ntima e indisoluble concatenacin de todos los aspectos de cada fenmeno (con laparticularidad de que la historia pone constantemente al descubierto nuevos aspectos), concatenacinque ofrece un proceso de movimiento nico, universal y sujeto a leyes; tales son algunos rasgos de ladialctica, teora mucho ms empapada de contenido que la (habitual) doctrina de la evolucin.(Vase la carta de Marx a Engels del 8 de enero de 1868, en la que se mofa de las "rgidastricotomas" de Stein, que sera ridculo confundir con la dialctica materialista.)

    LA CONCEPCION MATERIALISTA DE LA HISTORIA

    La conciencia de que el viejo materialismo era una teora inconsecuente, incompleta y unilateralllev a Marx a la conviccin de que era indispensable "poner en consonancia la ciencia de lasociedad con la base materialista y reconstruirla sobre esta base". Si el materialismo en general

    explica la conciencia por el ser, y no al contrario, aplicado a la vida social de la humanidad exigeque la conciencia social se explique por el ser social. "La tecnologa -- dice Marx (en El Capital, t. I)-- pone al descubierto la relacin activa del hombre con la naturaleza, el proceso inmediato deproduccin de su vida, y, a la vez, sus condiciones sociales de vida y de las representacionesespirituales que de ellas se derivan." Y en el "prlogo a su Contribucin a la crtica de la economapoltica ", Marx ofrece una formulacin integral de las tesis fundamentales del materialismoaplicadas a la sociedad humana y a su historia. He aqu sus palabras:

    "En la produccin social de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones necesarias eindependientes de su voluntad, relaciones de produccin que corresponden a una determinada fasede desarrollo de sus fuerzas productivas materiales.

    "El conjunto de estas relaciones de produccin forma la estructura econmica de la sociedad, labase real sobre la que se erige una superestructura poltica y jurdica, y a la que correspondendeterminadas formas de conciencia social. El modo de produccin de la vida material condiciona elproceso de la vida social, poltica y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la quedetermina su ser, sino, por el contrario, su ser social el que determina su conciencia. Al llegar a unadeterminada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con lasrelaciones de produccin existentes o, lo que no es ms que la expresin jurdica de esto, con lasrelaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta all. De formas de desarrollode las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas de ellas. Y se abre as una pocade revolucin social. Al cambiar la base econmica, se revoluciona, ms o menos rpidamente, todala inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas revoluciones, hay quedistinguir siempre entre la revolucin material producida en las condiciones econmicas de

    produccin, y que puede verificarse con la precisin propia de las ciencias naturales, y las

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    revoluciones jurdicas, polticas, religiosas, artsticas o filosficas; en una palabra, de las formasideolgicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo.

    "Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que l piensa de si, no podemosjuzgar tampoco estas pocas de revolucin por su conciencia, sino que, por el contrario, hay queexplicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre

    las fuerzas productivas sociales y las relaciones de produccin. . ." "A grandes rasgos, podemossealar como otras tantas pocas de progreso en la formacin econmica de la sociedad, el modo deproduccin asitico, el antiguo, el feudal y el moderno burgus." (Vase la breve formulacin queMarx da en su carta a Engels del 7 de julio de 1866: "Nuestra teoria de que la organizacin deltrabajo est determinada por los medios de produccin".)

    El descubrimiento de la concepcin materialista de la historia, o mejor dicho, la consecuenteaplicacin y extensin del materialismo al dominio de los fenmenos sociales, super los dosdefectos fundamentales de las viejas teoras de la historia. En primer lugar, estas teoras solamenteexaminaban, en el mejor de los casos, los mviles ideolgicos de la actividad histrica de loshombres, sin investigar el origen de esos mviles, sin captar las leyes objetivas que rigen eldesarrollo del sistema de las relaciones sociales, ni ver las raices de stas en el grado de desarrollo de

    la produccin material; en segundo lugar, las viejas teorias no abarcaban precisamente las accionesde las masas de la poblacin, mientras que el materialismo histrico permiti estudiar, por vezprimera y con la exactitud de las ciencias naturales, las condiciones sociales de la vida de las masasy los cambios operados en estas condiciones. La "sociologia" y la historiografa anteriores a Marxproporcio naban, en el mejor de los casos, un cmulo de datos crudos, recopiladosfragmentariamente, y la descripcin de aspectos aislados del proceso histrico. El marxismo sealel camino para un estudio global y multilateral del proceso de aparicin, desarrollo y decadencia delas formaciones econmico-sociales, examinando el conjunto de todas las tendencias contradictoriasy reducindolas a las condiciones, perfectamente determinables, de vida y de produccin de lasdistintas clases de la sociedad, eliminando el subjetivismo y la arbitrariedad en la eleccin de lasdiversas ideas "dominantes" o en la interpretacin de ellas, y poniendo al descubierto las races detodas las ideas sin excepcin y de las diversas tendencias que se manifiestan en el estado de las

    fuerzas productivas materiales. Los hombres hacen su propia historia, pero qu determina losmviles de estos hombres, y precisamente de las masas humanas?; qu es lo que provoca loschoques de ideas y las aspiraciones contradictorias?; qu representa el conjunto de todos estoschoques que se producen en la masa entera de las sociedades humanas?; cules son las condicionesobjetivas de produccin de la vida material que crean la base de toda la actividad histrica de loshombres?; cul es la ley que rige el desenvolvimiento de estas condiciones? Marx concentr suatencin en todo esto y traz el camino para estudiar cientficamente la historia como un procesonico, regido por leyes, en toda su inmensa diversidad y con su carcter contradictorio.

    LA LUCHA DE CLASES

    Todo el mundo sabe que en cualquier sociedad las aspiraciones de una parte de sus miembroschocan abiertamente con las aspiraciones de otros, que la vida social est llena de contradicciones,que la historia nos muestra una lucha entre pueblos y sociedades, as como en su propio seno; todo elmundo sabe tambin que se suceden los perodos de revolucin y reaccin, de paz y de guerras, deestancamiento y de rpido progreso o decadencia. El marxismo nos proporciona el hilo conductorque permite descubrir una sujecin a leyes en este aparente laberinto y caos, a saber: la teora de lalucha de clases. Slo el estudio del conjunto de las aspiraciones de todos los miembros de unasociedad dada o de un grupo de sociedades, puede conducirnos a una determinacin cientfica delresultado de esas aspiraciones. Ahora bien, la fuente de que brotan esas aspiraciones contradictoriasson siempre las diferencias de situacin y de condiciones de vida de las clases en que se divide cadasociedad. "La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros das -- dice Marx en elManifiesto Comunista (exceptuando la historia del rgimen de la comunidad primitiva, aade ms

    tarde Engels) -- es la historia de las luchas de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos,

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    seores y siervos, maestros y oficiales; en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaronsiempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces, y otras franca y abierta; lucha quetermin siempre con la trasformacin revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de lasclases beligerantes [. . .]. La moderna sociedad burguesa, que ha salido de entre las ruinas de lasociedad feudal, no ha abolido las contradicciones de clase. Unicamente ha sustituido las viejasclases, las viejas condiciones de opresion, las viejas formas de lucha, por otras nuevas. Nuestra

    poca, la poca de la burguesa, se distingue, sin embargo, por haber simplificado lascontradicciones de clase. Toda la sociedad va dividindose cada vez ms en dos grandes camposenemigos, en dos grandes clases que se enfrentan directamente: la burguesa y el proletariado." Apartir de la Gran Revolucin Francesa, la historia de Europa pone de relieve en distintos pases, conespecial evidencia, el verdadero fondo de los acontecimientos, la lucha de clases. Y ya en la pocade la restauracin se destacan en Francia algunos historiadores (Thierry, Guizot, Mignet y Thiers)que, al generalizar los acontecimientos, no pudieron dejar de reconocer que la lucha de clases era laclave para la comprensin de toda la historia francesa. Y la poca contempornea, es decir, la pocaque seala el triunfo completo de la burguesa y de las instituciones representativas, del sufragioamplio (cuando no universal), de la prensa diaria barata que llega a las masas, etc., la poca de laspoderosas asociaciones obreras y patronales cada vez ms vastas, etc., pone de manifiesto de unmodo todava ms patente (aunque a veces en forma unilateral, "pacfica" y "constitucional") que la

    lucha de clases es la fuerza motriz de los acontecimientos. El siguiente pasaje del ManifiestoComunista nos revela lo que Marx exiga de la ciencia social en cuanto al anlisis objetivo de lasituacin de cada clase en la sociedad moderna y en relacin con el examen de las condiciones dedesarrollo de cada clase: "De todas las clases que hoy se enfrentan con a burguesa, slo elproletariado es una clase verdaderamente revolucionaria. Las dems clases van degenerando ydesaparecen con el desarrollo de la gran industria; el proletariado, en cambio, es su producto mspeculiar. Las capas medias -- el pequeo industrial, el pequeo comerciante, el artesano y elcampesino --, todas ellas luchan contra la burguesa para salvar de la ruina su existencia como talescapas medias. No son, pues, revolucionarias, sino conservadoras. Ms todava, son reaccionarias, yaque pretenden volver atrs la rueda de la historia. Son revolucionarias nicamente cuando tienenante s la perspectiva de su trnsito inminente al proletariado; defendiendo as, no sus interesespresentes, sino sus intereses futuros, cuando abandonan sus propios puntos de vista para adoptar losdel proletariado". En una serie de obras histricas (vase la Bibliografa ), Marx nos ofrece brillantesy profundos ejemplos de historiografa materialista, de anlisis de la situacin de cada clase enparticular y a veces de los diferentes grupos o capas que se manifiestan dentro de ella, mostrandopalmariamente por qu y cmo "toda lucha de clases es una lucha poltica". El pasaje que acabamosde citar ilustra cun intrincada es la red de relaciones sociales y fases de transicin de una clase aotra, del pasado al porvenir, que Marx analiza para determinar la resultante total del desarrollohistrico.

    La confirmacin y aplicacin ms profunda, ms completa y detallada de la teora de Marx es sudoctrina econmica.

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    INTRODUCCION

    I. GENERALIDADES

    El socialismo moderno es ante todo, por su contenido, el producto de la percepcin de lascontraposiciones de clase entre poseedores y desposedos, asalariados y burgueses, por una parte, yde la anarqua reinante en la produccin, por otra. Pero, por su forma teortica, se presentainicialmente como una ulterior continuacin, en apariencia ms consecuente, de los principiossentados por los grandes ilustrados franceses del siglo XVIII. Como toda nueva teora, el socialismomoderno tuvo que enlazar con el material mental que hall ya presente, por ms que sus racesestuvieran en los hechos econmicos.

    Los grandes hombres que iluminaron en Francia las cabezas para la revolucin en puerta obraron

    ellos mismos de un modo sumamente revolucionario. No reconocieron ninguna autoridad externa,del tipo que fuera. Lo sometieron todo a la crtica ms despiadada: religin, concepcin de lanaturaleza, sociedad, orden estatal; todo tena que justificar su existencia ante el tribunal de la razn,o renunciar a esa existencia. El entendimiento que piensa se aplic como nica escala a todo. Era lapoca en la que, como dice Hegel, el mundo se puso a descansar sobre la cabeza, primero en elsentido de que la cabeza humana y las proposiciones descubiertas por su pensamiento pretendieronvaler como fundamento de toda accin y toda sociacin humanas; pero luego tambin en el sentido,ms amplio, de invertir de arriba abajo en el terreno de los hechos la realidad que contradeca a esasproposiciones. Todas las anteriores formas de sociedad y de Estado, todas las representaciones deantigua tradicin, se remitieron como irracionales al desvn de los trastos; el mundo se haba regidohasta entonces por meros prejuicios; lo pasado no mereca ms que compasin y desprecio. Ahorairrumpa finalmente la luz del da; a partir de aquel momento, la supersticin, la injusticia, elprivilegio y la opresin iban a ser expulsados por la verdad eterna, la justicia eterna, la igualdadfundada en la naturaleza y los inalienables derechos del hombre. Hoy sabemos que aquel Reino de laRazn no era nada ms que el Reino de la Burguesa idealizado, que la justicia eterna encontr surealizacin en los tribunales de la burguesa, que la igualdad desemboc en la igualdad burguesa antela ley, que como uno de los derechos del hombre ms esenciales se proclam la propiedad burguesay que el Estado de la Razn, el contrato social roussoniano, tom vida, y slo pudo cobrarla, comorepblica burguesa democrtica. Los grandes pensadores del siglo XVIII, exactamente igual quetodos sus predecesores, no pudieron rebasar los lmites que les haba puesto su propia poca.

    Pero junto a la contraposicin entre nobleza feudal y burguesa exista la contraposicin generalentre explotadores y explotados, entre ricos ociosos y pobres trabajadores. Fue precisamente esacircunstancia lo que permiti a los representantes de la burguesa situarse como representantes no deuna clase particular, sino de la entera humanidad en sufrimiento. An ms. Desde su mismo

    nacimiento la burguesa traa su propia contraposicin: no pueden existir capitalistas sin trabajadoresasalariados, y en la misma razn segn la cual el burgus gremial de la Edad Media dio de s elburgus moderno, el trabajador gremial y el jornalero sin gremio fueron dando en proletarios. Yaunque a grandes rasgos la burguesa pudo pretender con razn que en la lucha contra la noblezarepresentaba al mismo tiempo los intereses de las diversas clases trabajadoras de la poca, en todogran movimiento burgus se manifestaron agitaciones independientes de aquella clase que fue laprecursora ms o menos desarrollada del moderno proletariado. As ocurri en la poca de lasguerras religiosas y campesinas alemanas con la tendencia de Thomas Mnzer; en la granRevolucin inglesa con los levellers; en la gran Revolucin Francesa con Babeuf. Junto a estasmanifestaciones revolucionarias de una clase an inmadura se produjeron manifestaciones teorticas;en los siglos XVI y XVII, descripciones utpicas de situaciones sociales ideales; en el siglo XVIII,ya explcitas teoras comunistas (Morelly y Mably). La exigencia de igualdad no se limit a los

    derechos polticos, sino que se ampli a la situacin social del individuo; no se trataba de suprimir

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    meramente los privilegios de clase, sino tambin las diferencias de clase. Y as fue la primera formade manifestacin de la nueva doctrina un comunismo asctico que enlazaba con Esparta. A esosiguieron los tres grandes utpicos: Saint Simon, en el cual la tendencia burguesa an conservacierto valor junto a la proletaria; Fourier, y Owen, que, en el pas de la produccin capitalista msdesarrollada y bajo la impresin de las contraposiciones por ella producidas, desarrollsistemticamente sus propuestas para la eliminacin de las diferencias de clase, enlazando

    directamente con el materialismo francs.

    Comn a los tres es el hecho de que no se presentan como representantes de los intereses delproletariado, mientras tanto producido ya histricamente. Al igual que los ilustrados, estos tresautores no se proponen liberar a una clase determinada, sino a la humanidad entera. Como aqullos,quieren implantar el Reino de la Razn y de la Justicia eterna; pero su reino es abismticamentediverso del de los ilustrados. Tambin el mundo burgus instituido segn los principios de aquellosilustrados ha resultado irracional e injusto, y por eso acaba en la olla de las cosas recusables,exactamente igual que el feudalismo y que todos los anteriores estadios sociales. El hecho de que nohayan dominado an en el mundo la verdadera Razn y la verdadera Justicia se debe simplemente aque no se las ha conocido hasta ahora rectamente. Ha faltado, sencillamente, el genial individuo queahora se presenta y descubre la verdad; y el hecho de que se presente ahora, y ahora precisamente

    descubra la verdad, no es algo que se siga necesariamente de la conexin del desarrollo histrico, noes un acontecimiento inevitable, sino puro caso afortunado. Igual habra podido nacer hacequinientos aos, y entonces habra ahorrado a la humanidad quinientos aos de error, lucha ysufrimiento.

    Este tipo de concepcin es en lo esencial el de todos los socialistas ingleses y franceses y el de losprimeros socialistas alemanes, incluyendo a Weitling. El socialismo es la expresin de la verdadabsoluta, de la razn y la justicia absolutas, y basta con que sea descubierto para que por su propiafuerza conquiste el mundo; como la verdad absoluta es independiente del tiempo, el espacio y eldesarrollo humano histrico, es meramente casual la cuestin del lugar y el tiempo de sudescubrimiento. Lo que no quita que la verdad, la razn y la justicia absoluta sean distintas en cadafundador de escuela; y como en cada uno de ellos el tipo especial de la verdad, la razn y la justicia

    absolutas est a su vez condicionado por su entendimiento subjetivo, sus condiciones vitales y lasdimensiones de sus conocimientos y la educacin de su pensamiento, este conflicto de verdadesabsolutas no tiene ms solucin posible que el desgaste y limadura de unas con otras. De ello nopoda resultar ms que una especie de eclctico socialismo medio, que es efectivamente el quedomina las cabezas de la mayora de los trabajadores socialistas de Francia e Inglaterra; una mezcla,con admisin de numerosos matices, de las exposiciones crticas menos violentas, los pocosprincipios econmicos y las representaciones sociales futuristas de los diversos fundadores de sectas;una mezcla tanto ms fcil de conseguir cuanto ms se redondean en la discusin, como los cantosdel arroyo, las agudas aristas que precisan y determinan los diversos elementos particulares. Parahacer del socialismo una ciencia haba que empezar por situarle en un suelo real.

    Mientras tanto, junto con la filosofa francesa del siglo XVIII y posteriormente a ella, haba surgido

    la moderna filosofa alemana, para encontrar en Hegel su cierre y conclusin. Su mayor mrito fuerecoger de nuevo la dialctica como forma suprema del pensamiento. Los antiguos filsofos griegosfueron todos innatos dialcticos espontneos, y la cabeza ms universal de todos ellos, Aristteles,ha investigado incluso las formas ms esenciales del pensamiento dialctico. La filosofa moderna,en cambio, aunque tambin ella tena brillantes representantes de la dialctica (por ejemplo,Descartes y Spinoza), haba cristalizado cada vez ms, por la influencia inglesa, en el modo depensar llamado metafisico, el cual domin tambin casi exclusivamente a los franceses del sigloXVIII, por lo menos en sus trabajos especficamente filosficos. Fuera de la filosofa estrictamentedicha, ellos tambin eran capaces de suministrar obras maestras de la dialctica; bastar conrecordar El sobrino de Rameau, de Diderot, y el Tratado sobre el origen de la desigualdad entre loshombres, de Rousseau. Vamos a limitarnos aqu a indicar lo esencial de ambos mtodos depensamiento; ms tarde volveremos a tratar detalladamente este tema.

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    Cuando sometemos a la consideracin del pensamiento la naturaleza o la historia humana, o nuestrapropia actividad espiritual, se nos ofrece por de pronto la estampa de un infinito entrelazamiento deconexiones e interacciones, en el cual nada permanece siendo lo que era, ni como era ni donde era,sino que todo se mueve, se transforma, deviene y perece. Esta concepcin del mundo, primaria eingenua, pero correcta en cuanto a la cosa, es la de la antigua filosofa griega, y ha sido claramenteformulada por vez primera por Herclito: todo es y no es, pues todofluye, se encuentra en constante

    modificacin, sumido en constante devenir y perecer. Pero esta concepcin, por correctamente quecapte el carcter general del cuadro de conjunto de los fenmenos, no basta para explicar lasparticularidades de que se compone aquel cuadro total, y mientras no podamos hacer esto nopodremos tampoco estar en claro sobre el cuadro de conjunto. Para conocer esas particularidadestenemos que arrancarlas de su conexin natural o histrica y estudiar cada una de ellas desde elpunto de vista de su constitucin, de sus particulares causas y efectos, etc. Esta es por de pronto latarea de la ciencia de la naturaleza y de la investigacin histrica, ramas de la investigacin que pormuy buenas razones no ocuparon entre los griegos de la era clsica sino un lugar subordinado,puesto que su primera obligacin consista en acarrear y reunir material. Los comienzos de lainvestigacin exacta de la naturaleza han sido desarrollados por los griegos del perodo alejandrino yms tarde, en la Edad Media, por los rabes; pero una verdadera ciencia de la naturaleza no datapropiamente sino de la segunda mitad del siglo XV, y a partir de entonces ha hecho progresos con

    velocidad siempre creciente. La descomposicin de la naturaleza en sus partes particulares, elaislamiento de los diversos procesos y objetos naturales en determinadas clases especiales, lainvestigacin del interior de los cuerpos orgnicos segn sus muy diversas conformacionesanatmicas, fue la condicin fundamental de los progresos gigantescos que nos han aportado losltimos cuatrocientos aos al conocimiento de la naturaleza. Pero todo ello nos ha legado tambin lacostumbre de concebir las cosas y los procesos naturales en su aislamiento, fuera de la gran conexinde conjunto. No en su movimiento, por tanto, sino en su reposo; no como entidades esencialmentecambiantes, sino como subsistencias firmes; no en su vida, sino en su muerte. Y al pasar ese modode concepcin de la ciencia natural a la filosofa, como ocurri por obra de Bacon y Locke, cre enella la especfica limitacin de pensamiento de los ltimos siglos, el modo metafsico de pensar.

    Para el metafsico, las cosas y sus imgenes mentales, los conceptos, son objetos de investigacin

    dados de una vez para siempre, aislados, uno tras otro y sin necesidad de contemplar el otro, firmes,fijos y rgidos. El metafsico piensa segn rudas contraposiciones sin mediacin: su lenguaje es s, s,y no, no, que todo lo que pasa de eso del mal espritu procede. Para l, toda cosa existe o no existe:una cosa no puede ser al mismo tiempo ella misma y algo diverso. Lo positivo y lo negativo seexcluyen lo uno a lo otro de un modo absoluto; la causa y el efecto se encuentran del mismo modoen rgida contraposicin. Este modo de pensar nos resulta a primera vista muy plausible porque es eldel llamado sano sentido comn. Pero el sano sentido comn, por apreciable compaero que sea enel domstico dominio de sus cuatro paredes, experimenta asombrosas aventuras en cuanto que searriesga por el ancho mundo de la investigacin, y el modo metafsieo de pensar, aunque tambinest justificado y es hasta necesario en esos anchos territorios, de diversa extensin segn lanaturaleza de la cosa, tropieza sin embargo siempre, antes o despus, con una barrera ms all de lacual se hace unilateral, limitado, abstracto, y se pierde en irresolubles contradicciones, porqueatendiendo a las cosas pierde su conexin, atendiendo a su ser pierde su devenir y su perecer,atendiendo a su reposo se olvida de su movimiento: porque los rboles no le dejan ver el bosque.Para casos cotidianos sabemos, por ejemplo, y podemos decir con seguridad si un animal existe o noexiste; pero si llevamos a cabo una investigacin ms detallada, nos damos cuenta de que un asuntoas es a veces sumamente complicado, como saben muy bien, por ejemplo, los juristas que en vanose han devanado los sesos por descubrir un lmite racional a partir del cual la muerte dada al nio enel seno materno sea homicidio; no menos imposible es precisar el momento de la muerte, pues lafilosofa ensea que la muerte no es un acaecimiento instantneo y dado de una vez, sino un procesode mucha duracin. Del mismo modo es todo ser orgnico en cada momento el mismo y no lo es; encada momento est elaborando sustancia tomada de fuera y eliminando otra; en todo momentomueren clulas de su cuerpo y se forman otras nuevas; tras un tiempo ms o menos largo, la materiade ese cuerpo se ha quedado completamente renovada, sustituida por otros tomos de materia, demodo que todo ser organizado es al mismo tiempo el mismo y otro diverso. Tambin descubrimos

    con un estudio ms atento que los dos polos de una contraposicin, como positivo y negativo, son

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    tan inseparables el uno del otro como contrapuestos el uno al otro, y que a pesar de toda sucontraposicin se interpretan el uno al otro; tambin descubrimos que causa y efecto sonrepresentaciones que no tienen validez como tales, sino en la aplicacin a cada caso particular, y quese funden en cuanto contemplamos el caso particular en su conexin general con el todo del mundo,y se disuelven en la concepcin de la alteracin universal, en la cual las causas y los efectos cambianconstantemente de lugar, y lo que ahora o aqu es efecto, all o entonces es causa, y viceversa.

    Todos estos hechos y mtodos de pensamiento encajan mal en el marco del pensamiento metafsico.Para la dialctica, en cambio, que concibe las cosas y sus reflejos conceptuales esencialmente en suconexin, en su encadenamiento, su movimiento, su origen y su perecer, hechos como los indicadosson otras tantas confirmaciones de sus propios procedimientos. La naturaleza es la piedra de toquede la dialctica, y tenemos que reconocer que la ciencia moderna ha suministrado para esa prueba unmaterial sumamente rico y en constante acumulacin, mostrando as que, en ltima instancia, lanaturaleza procede dialctica y no metafsicamente. Pero como hasta ahora pueden contarse con losdedos los cientficos de la naturaleza que han aprendido a pensar dialcticamente, puede explicarsepor este conflicto entre los resultados descubiertos y el modo tradicional de pensar la confusinilimitada que reina hoy da en la ciencia natural, para desesperacin de maestros y discpulos,escritores y lectores.

    Slo, pues, por va dialctica, con constante atencin a la interaccin general del devenir y elperecer, de las modificaciones progresivas o regresivas, puede conseguirse una exacta exposicin delcosmos, de su evolucin y de la evolucin de la humanidad, as como de la imagen de esa evolucinen la cabeza del hombre. En este sentido obr desde el primer momento la reciente filosofaalemana. Kant inaugur su trayectoria al disgregar el estable sistema solar newtoniano y su eternaduracin despus del clebre primer empujn en un proceso histrico: en el origen del Sol y de todoslos planetas a partir de una masa nebular en rotacin. Al mismo tiempo infiri la consecuencia deque con ese origen quedaba simultneamente dada la futura muerte del sistema solar. Su concepcinqued consolidada medio siglo ms tarde matemticamente por Laplace, y otro medio siglo despusel espectroscopio mostr la existencia de tales masas incandescentes de gases en diversos grados decondensacin y en todo el espacio csmico.

    Esta nueva filosofa alemana tuvo su culminacin en el sistema hegeliano, en el que por vez primeray esto es su gran mrito se expona conceptualmente todo el mundo natural, histrico y espiritualcomo un proceso, es decir, como algo en constante movimiento, modificacin, transformacin yevolucin, al mismo tiempo que se haca el intento de descubrir en ese movimiento y esa evolucinla conexin interna del todo. Desde este punto de vista, la historia de la humanidad dej de pareceruna intrincada confusin de violencias sin sentido, todas igualmente recusables por el tribunal de larazn filosfica ya madura, y cuyo ms digno destino es ser olvidadas lo antes posible, parapresentarse como el proceso evolutivo de la humanidad misma, convirtindose en la tarea delpensamiento el seguir la marcha gradual, progresiva, de ese proceso por todos sus retorcidoscaminos, y mostrar su interna legalidad a travs de todas las aparentes casualidades.

    No interesa aqu el hecho de que Hegel no resolviera esa tarea. Su mrito, que ha abierto una nuevapoca, consiste en haberla planteado. Pues la tarea es tal que ningn individuo podr resolverlajams. Aunque Hegel ha sido junto con Saint Simon la cabeza ms universal de su poca,estaba de todos modos limitado, primero, por las dimensiones necesariamente reducidas de suspropios conocimientos, y, por los conocimientos y las concepciones de su poca, igualmentereducidas en cuanto a dimensin y a profundidad. Y a ello se aada an una tercera limitacin.Hegel fue un idealista, es decir, los pensamientos de su cabeza no eran para l reproducciones ms omenos abstractas de las cosas y de los hechos reales, sino que, a la inversa, consideraba las cosas ysu desarrollo como reproducciones realizadas de laIdea existente en algn lugar ya antes del mundo.Con ello quedaba todo puesto cabeza abajo, y completamente invertida la real conexin del mundo.Por correcta y genialmente que Hegel concibiera incluso varias cuestiones particulares, otras muchascosas de detalle estn en su sistema, por los motivos dichos, zurcidas, artificiosamente introducidas,construidas, en una palabra, erradas. El sistema hegeliano es en s un colosal aborto, pero tambin elltimo de su tipo. An padeca una insanable contradiccin interna: por una parte, tena como

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    presupuesto esencial la concepcin histrica segn la cual la historia humana es un procesoevolutivo que, por su naturaleza, no puede encontrar su consumacin intelectual en eldescubrimiento de la llamada verdad absoluta; pero, por otra parte, el sistema hegeliano afirma ser elcontenido esencial de dicha verdad absoluta. Un sistema que lo abarca todo, un sistemadefinitivamente concluso del conocimiento de la naturaleza y de la historia, est en contradiccincon las leyes fundamentales del pensamiento dialctico; lo cual no excluye en modo alguno, sino

    que, por el contrario, supone que el conocimiento sistemtico de la totalidad del mundo externopuede dar pasos de gigante de generacin en generacin.

    La comprensin del total error por inversin del anterior idealismo alemn llev necesariamente almaterialismo, pero, cosa digna de observarse, no al materialismo meramente metafsico yexclusivamente mecanicista del siglo XVIII. Frente a la simplista recusacin ingenuamenterevolucionaria de toda la historia anterior, el moderno materialismo ve en la historia el proceso deevolucin de la humanidad, descubrir las leyes de cuyo movimiento es su tarea. Frente a laconcepcin de la naturaleza como un todo inmutable de cuerpos celestes que se mueven en estrechasrbitas, como haba enseado Newton, y de inmutables especies de seres orgnicos, como lo habaenseado Linneo, el actual materialismo rene los nuevos progresos de la ciencia de la naturaleza,segun los cuales tambin la naturaleza tiene su historia en el tiempo, los cuerpos celestes y las

    especies de organismos, que los habitan cuando las circunstancias son favorables, nacen y perecen, ylos cielos y rbitas, cuando de verdad existen, tienen dimensiones infinitamente ms gigantescas. Enlos dos casos es este materialismo sencillamente dialctico, y no necesita filosofa alguna que estpor encima de las dems ciencias. Desde el momento en que se presenta a cada ciencia la exigenciade ponerse en claro acerca de su posicin en la conexin total de las cosas y del conocimiento de lascosas, se hace precisamente superflua toda ciencia de la conexin total. De toda la anterior filosofano subsiste al final con independencia ms que la doctrina del pensamiento y de sus leyes, la lgicaformal y la dialctica. Todo lo dems queda absorbido por la ciencia positiva de la naturaleza y de lahistoria.

    Pero mientras que ese salto progresivo en la concepcin de la naturaleza no ha podido realizarse sinoen la medida en que la investigacin ha suministrado el correspondiente material de conocimiento

    positivo, ya mucho antes se haban puesto en evidencia hechos histricos que provocaron unadecisiva inflexin en la concepcin histrica. En 1831 tuvo lugar en Lyn la primera sublevacinobrera; entre 1838 y 1842 alcanz su punto culminante el primer movimiento obrero nacional, el delos cartistas ingleses. La lucha de clases entre el proletariado y la burguesa se situ en primertrmino en la historia de los pases adelantados de Europa, en la medida en que se desarrollaban enellos, por una parte, la gran industria y, por otra, el dominio poltico recin conquistado por laburguesa. Las doctrinas propuestas por la economa burguesa sobre la identidad de intereses entre elcapital y el trabajo, la armona general y el bienestar universal del pueblo como consecuencia de lalibre competencia, se vieron desmentidas cada vez ms contundentemente por los hechos. Eraimposible ya esconder todas esas cosas, o eliminar el socialismo francs e ingls, que eran suexpresin teortica, aunque an muy imperfecta. Pero la vieja concepcin idealista de la historia, quean no haba sido eliminada, no conoca ninguna lucha de clases basada en intereses materiales niintereses materiales de ningn tipo; la produccin, como todas las circunstancias econmicas,apareca en esa historia subsidiariamente, como elemento subordinado de la historia de la cultura.

    Los nuevos hechos obligaron a someter toda la historia anterior a una nueva investigacin, yentonces result que toda historia sida anterior haba sido la historia de las luchas de clases,[6]queestas clases en lucha de la sociedad son en cada caso producto de las relaciones de produccin y deltrfico, en una palabra, de la situacin econmica de su poca; por tanto, que la estructuraeconmica de la sociedad constituye en cada caso el fundamento real a partir del cual hay queexplicar en ltima instancia toda la sobrestructura de las instituciones jurdicas y polticas, as comolos tipos de representacin religiosos, filosficos y de otra naturaleza de cada perodo histrico. Conesto quedaba expulsado el idealismo de su ltimo refugio, la concepcin de la historia, se daba unaconcepcin materialista de la misma y se descubra el camino para explicar la consciencia delhombre a partir del ser del hombre, en vez de explicar, como se haba hecho hasta entonces, el serdel hombre partiendo de su consciencia.

    http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-notas.htm#n*6http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-notas.htm#n*6http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-notas.htm#n*6http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-notas.htm#n*6
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    Pero el socialismo entonces existente era tan incompatible con esa concepcin materialista de lahistoria como pudiera serlo la concepcin de la naturaleza propia del materialismo francs con ladialctica y la nueva ciencia natural. El anterior socialismo criticaba sin duda el modo de produccincapitalista existente y sus consecuencias, pero no poda explicar uno ni otras, ni, por tanto,superarlos; tena que limitarse a condenarlos por dainos. Se trataba, empero, de exponer ese modode produccin capitalista en su conexin histrica y en su necesidad para un determinado perodo

    histrico, o sea tambin la necesidad de su desaparicin, y, por otra parte, de descubrir su carcterinterno, que an segua oculto, pues la crtica realizada hasta entonces haba atendido ms a susmalas consecuencias que al proceso de la cosa misma. Todo esto fue posible gracias aldescubrimiento de laplusvala. Con ello se prob que la forma fundamental del modo de produccincapitalista y de la explotacin del trabajador por l realizada es la apropiacin de trabajo no pagado;que el capitalista, incluso cuando compra a su pleno precio la fuerza de trabajo de su obrero, alprecio que tiene como mercanca en el mercado, an recaba a pesar de ello ms valor del que por ellapag; y que esta plusvala constituye en ltima instancia la suma de valor por la cual se acumula enlas manos de las clases poseedoras la suma de capital en constante aumento. As quedabanexplicados tanto el proceso de la produccin capitalista cuanto el de la produccin de capital.

    Debemos a Marx esos dos grandes descubrimientos: la concepcin materialista de la historia y la

    desvelacin de los secretos de la produccin capitalista. Con ellos se convirti el socialismo en unaciencia; la tarea es ahora desarrollarla en todos sus detalles y todas sus conexiones.

    As aproximadamente estaban las cosas en el terreno del socialismo terico y de la muerta filosofacuando el seor Eugen Dhring surgi en el escenario, no sin considerable fragor, y anunci unasubversin radical de la filosofa, de la economa poltiea y del socialismo.

    Vamos a ver ahora lo que promete el seor Dhring, y lo que cumple.

    II. LO QUE PROMETE EL SEOR DHRING

    Los escritos del seor Dhring de oportuna consideracin aqu son por de pronto su Curso defilosofa, su Curso de economa nacional y social y suHistoria crtica de la economa nacional y delsocialismo. La primera obra es la que nos ocupar principalmente para empezar.

    Ya en la primera pgina de la misma el seor Dhring se anuncia en ella como

    aquel que asume la representacin de este poder [la filosofa] en su tiempo y para el posterior desarrollohoy previsible.[7]

    El seor Dhring se proclama, pues, nico verdadero filsofo del presente y del futuro hoyprevisible. El que discrepe de l discrepar de la verdad. Ya muchas personas antes que el seorDhring han pensado eso de s mismas, pero dejando aparte a Ricardo Wagner l es

    probablemente el primero que lo ha dicho con tanta tranquilidad. La verdad de la que se trata en susescritos es, por cierto, una verdad definitiva y de ltima instancia.

    La filosofa del seor Dhring es

    el sistema natural, o la filosofa de la realidad... la realidad es pensada en este sistema de tal modo queexcluye toda veleidad de concepcin del mundo fantasiosa, subjetivista y limitada.

    Esta filosofa es, pues, de tal naturaleza que levanta al seor Dhring por encima de las innegablesfronteras de su limitacin subjetiva personal. Cierto que esto es necesario para que pueda sentardefinitivas verdades de ltima instancia, aunque por el momento no comprendemos an cmo va apoder realizarse ese milagro.

    http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-notas.htm#n*7http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-notas.htm#n*7http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-notas.htm#n*7http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-notas.htm#n*7
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    Este "sistema natural del saber, valioso ya de por s para el espritu" ha "fijado con seguridadlasconfiguraciones fundamentales del ser, sin perdonar nada en cuanto a profundidad de pensamiento".Desde su "punto de vista realmente crtico" ofrece "los elementos de una filosofa real", consiguientemente, orientada hacia la realidad de la naturaleza y de la vida, la cual no deja subsistirningn horizonte de mera apariencia, sino que, con su poderoso movimiento de subversin, despliegatodas las tierras y todos los cielos de la naturaleza externa e interna ", es un "nuevo modo de pensar", y

    sus resultados son "resultados y concepciones radicalmente propios... pensamientos creadores desistema... verdades comprobadas". Tenemos ante nosotros "un trabajo que tiene que encontrar su fuerzaen la iniciativa concentrada" cualquiera que sea el significado de estas palabras; una "investigacin quellega hasta las races... una ciencia radical, una concepcin estrictamente cientfica de las cosas y de loshombres..., un trabajo de pensamiento que lo penetra todo en todas direcciones..., un proyectar creador delos presupuestos y las consecuencias dominables por el pensamiento..., lo absolutamente fundamental."

    En el terreno poltico econmico no slo nos da

    "amplios trabajos histricos y sistemticos", destacando adems los histricos por "mi dibujo histricode gran estilo", los cuales han aportado en economa "creadoras inflexiones",

    sino que incluye adems un plan socialista completamente elaborado para la sociedad del futuro, elcual es el

    fruto prctico de una teora clara y que llega hasta las ltimas races,

    con lo que resulta tan infalible y tan portador de la nica salvacin como la filosofa dhringiana,pues

    "slo en el cuadro socialista que he dibujado en mi Curso de economa nacional puede presentarse unautntico propio en el lugar de la propiedad slo aparente y transitoria o violenta". Segn ese cuadro deberegirse el futuro.

    Este florilegio de elogios del seor Dhring por el seor Dhring puede fcilmente multiplicarse pordiez. Y es posible que ya haya suscitado en el lector alguna duda acerca de si est realmente ante unfilsofo o ante... Pero ser mejor pedir al lector que se reserve el juicio hasta que conozca ms decerca la citada radicalidad. El florilegio anterior debe servir slo para mostrar que no estamos enpresencia de un filsofo y socialista corriente que se limita a formular sus ideas y confiar al ulteriordesarrollo la decisin sobre su valor, sino ante un ser completamente extraordinario, que afirma serno menos infalible que el Papa, y cuya doctrina, fuera de la cual no hay salvacin, debe aceptarse sinms, so pena de sucumbir a la ms condenable de las herejas. No estamos, pues, en presencia de unode esos trabajos de que tan ricas son todas las literaturas socialistas, y recientemente tambin laalemana: trabajos en los cuales personas de diverso calibre intentan, del modo ms sincero quepueda imaginarse, ponerse en claro acerca de cuestiones para cuya solucin tal vez les falta enmayor o menor medida el material; trabajos en los cuales, por muchos que sean sus defectoscientficos y literarios, siempre es de apreciar la buena voluntad socialista. Aqu, por el contrario, elseor Dhring nos ofrece proposiciones que declara son verdades definitivas de ltima instancia

    junto a las cuales, por tanto, toda otra opinin es desde el principio falsa; y al igual que la verdadexclusiva, el seor Dhring posee tambin el nico mtodo de investigacin rigurosamentecientfico, junto al cual son acientficos todos los dems. O bien tiene razn y entonces estamos anteel mayor genio de todos los tiempos, ante el primer hombre sobrehumano, puesto que infalible , obien no tiene razn, y en este caso, cualquiera que fuera nuestro juicio, el benvolo respeto a suposible buena voluntad sera precisamente la ofensa ms mortal que podramos inferir al seorDhring.

    Cuando se est en posesin de la verdad definitiva de ltima instancia y del nico proceder cientficoriguroso, es inevitable sentir bastante desprecio por el resto de la humanidad, errada y acientfica. Nopuede, pues, asombrarnos que el seor Dhring hable de sus predecesores con el mayor desprecio, ni

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    que slo unos pocos grandes hombres excepcionalmente nombrados por l mismo hallen gracia a losojos de Su Radicalidad.

    Oigmosle hablar sobre los filsofos:

    Leibniz, desprovisto de todo pensamiento discreto..., el mejor de todos los filosofadores cortesanosposibles.

    An Kant resulta, si malamente, tolerado al menos; pero tras l todo ha sido confusin:

    se produjeron las "brutalidades y las insanias, tan necias como hueras, de los primeros epgonos,sealadamente las de un Fichte y un Schelling... monstruosas caricaturas, obra de ignorantes filosofastrosde la naturaleza... las monstruosidades postkantianas" y las "febriles fantasas", coronadas por "unHegel".Este hablaba la "jerga hegeliana" y difundi la "epidemia hegeliana" por medio de su "manera, que por sieso faltaba, es acientfica incluso en la forma", y por medio tambin de sus "crudas expresiones".

    No es mejor la suerte de los cientficos de la naturaleza; pero slo aduce por su nombre a Darwin, yas tenemos que limitarnos a ste:

    La semipoesa y el truco de las metamorfosis darwinistas, con su grosera estrechez de concepcin y suembotada capacidad de distinguir... En nuestra opinin, el darwinismo propiamente dicho, del que hayque distinguir, naturalmente, la concepcin lamarckiana, es una pieza de brutalidad dirigida contra lahumanidad.

    Pero los que sufren peor suerte son los socialistas. Con la excepcin de Luis Blanc en todo caso elms irrelevante de todos ellos , son todos pecadores y carecen de la gloria que se pretende tienenantes que (o despus que) el seor Dhring. Y no slo por lo que hace a la verdad y al carctercientfico de su obra, sino tambin por su carcter humano. Ni siquiera son "hombres", con laexcepcin de Babeuf y de algunos communards de 1871. Los tres utpicos se llaman en laterminologa del seor Dhring "alquimistas sociales". De los tres, Saint Simon sale an bien

    librado, puesto que slo se le reprocha "exageracin", indicndose al mismo tiempo compasivamenteque sufri una locura religiosa. Pero ante Fourier el seor Dhring pierde definitivamente lapaciencia. Pues Fourier

    "revela todos los elementos de la locura... Ideas que por lo comn se encuentran en los manicomios...sueos de lo ms frentico... productos de la enajenacin mental... El indeciblemente estpido Fourier",ese enfermo de "infantilismo", ese "idiota", no es ni siquiera socialista; su falansterio no es en absoluto unelemento de socialismo racional, sino "un engendro construido segn el esquema del trfico comn".

    Y, por ltimo:

    Aquel al que no basten... esos ataques [de Fourier contra Newton] para convencerse de que en el nombre

    de Fourier y en todo el fourierismo no hay ms verdad que la primera slaba, debera incluirse a su vezbajo alguna categora de idiotas.

    Por lo que hace a Roberto Owen,

    "tena ideas pobres y muertas... su pensamiento moral, tan grosero... sus lugares comunes que degeneranen rarezas... su tipo de concepcin, absurdo y grosero... Las concepciones de Owen no merecen unacrtica seria... su vanidad", etc.

    El seor Dhring caracteriza, pues, con suma agudeza, a los utpicos por sus nombres del modosiguiente: Saint Simon saint(santo), Fourierfou (loco); Enfantin enfant(nio); lo nico que falta esque aada: Owen o weh!,[8] con lo que le habran bastado cuatro palabras para disipar con un trueno

    http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-notas.htm#n*8http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-notas.htm#n*8
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    un perodo muy importante de la historia del socialismo; y el que no lo crea "debera incluirse a suvez bajo alguna categora de idiotas".

    Por lo que hace a los juicios de Dhring sobre los socialistas posteriores nos limitaremos aentresacar, por razones de brevedad, slo los referentes a Lassalle y Marx:

    Lassalle: Ensayos de divulgacin pedantes y afectados... escolstica desbordada..., monstruosa mezcla deteora general y charlatanera mezquina..., supersticin hegeliana sin sentido y sin forma..., ejemploespantoso..., propia limitacin..., fanfarronera con las pequeeces ms intranscendentes..., hroe judo...,panfletista..., ordinario..., inconsistencia interna de la concepcin de la vida y del mundo.

    Marx: Estrechez de la concepcin..., sus trabajos y realizaciones son en s, es decir, consideradas de unmodo estrictamente teortico, cosa sin duradera importancia en nuestro terreno [la historia crtica delsocialismo] y desde el punto de vista de la historia general sntoma de la influencia de una rama de lamoderna escolstica sectaria... Impotencia de las capacidades de concentracin y ordenacin... Carcterinforme de los pensamientos y del estilo, tono indigno del lenguaje... vanidad a la inglesa..., engao...,burdas concepciones que no son de hecho sino bastardas de la fantasa histrica y lgica..., gestosengaosos..., vanidad personal..., manierismo desdeoso..., petulante..., lindezas y trucos de literato...,

    erudicin chinesca..., atraso filosfico y cientfico.Y as sucesivamente, pues tampoco esto es sino un pequeo florilegio superficial del jardn del seorDhring. Como es natural, por el momento no nos importa en absoluto saber si esos amablesinsultos, que por poco educado que fuera el seor Dhring deberan impedirle llamar a nadadesdeoso y petulante, son tambin verdades definitivas de ltima instancia. Tambin nosabstendremos por ahora de dudar de su radicalidad, no vaya a ser que se nos prohiba incluso elegirnosotros mismos la categora de idiotas a la que pertenecemos. Nos hemos considerado obligadosexclusivamente, por una parte, a dar un ejemplo del lenguaje al que el seor Dhring llama

    lo selecto de un modo de expresin sin contemplaciones, y al mismo tiempo modesto en el autnticosentido de la palabra,

    y, por otra parte, a comprobar que la recusacin de sus predecesores es para el seor Dhring cosano menos firmemente establecida que su propia infalibilidad. Tras de lo cual moriremos sumidos enel ms profundo respeto por el genio ms poderoso de todos los tiempos. A condicin de que todosea efectivamente como l dice.

    III. DIVISIN. APRIORISMO

    La filosofa es, segn el seor Dhring, el desarrollo de la forma suprema de la consciencia del

    mundo y de la vida, y comprende en un amplio sentido los principios de todo saber y todoquerer. Siempre que se trata de cualquier serie de conocimientos o mviles, o de cualquier grupode formas de existencia propuesto a la consciencia humana, losprincipios de esas formacionestienen que ser un objeto de la filosofa. Estos principios son los elementos sencillos, o hasta elmomento supuestos como simples, a partir de los cuales puede componerse el mltiple saber yquerer. La constitucin general de las cosas puede reconducirse a formas y elementosfundamentales como la constitucin qumica de los cuerpos. Estos elementos ltimos oprincipios, una vez adquiridos, no valen slo para lo inmediatamente conocido y accesible, sinotambin para el mundo que nos es desconocido e inaccesible. Los principios filosficosconstituyen, pues, el complemento ltimo que necesitan las ciencias para convertirse en unsistema unitario de explicacin de la naturaleza y de la vida humana. Aparte de las formasfundamentales de toda existencia, la filosofa no tiene ms que dos objetos propios deinvestigacin, a saber, la naturaleza y el mundo humano. De ello resultan sin la menor violencia,

    para la ordenacin de nuestra materia, tres grupos, a saber, la esquemtica universal general, la

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    doctrina de los principios naturales y, finalmente, la del hombre. En esta sucesin est ademscontenido un orden lgico interno, pues los principios formales que valen de todo ser van losprimeros, y los terrenos materiales en los que hay que aplicarlos siguen luego en la gradacin desu jerarqua.

    Hasta aqu el seor Dhring, y casi literalmente.

    Se trata, pues para l de principios formales inferidos del pensamiento, no del mundo externo, y quehay que aplicar a la naturaleza y al reino del hombre, es decir, segn los cuales tienen que regirse lanaturaleza y el hombre. Pero de donde recibe el pensamiento esos principios? De s mismo? No,pues el propio seor Dhring dice: el terreno puramente ideal se limita a esquemas lgicos y aconfiguraciones matemticas (y esto ltimo es adems falso, como veremos). Los esquemas lgicosno pueden referirse sino a formas de pensamiento; pero aqu no se trata sino de las formas del ser,del mundo externo, y el pensamiento no puede jams obtener e inferir esas formas de s mismo, sinoslo [22] del mundo externo. Con lo que se invierte enteramente la situacin: los principios no son elpunto de partida de la investigacin, sino su resultado final, y no se aplican a la naturaleza y a lahistoria humana, sino que se abstraen de ellas; no es la naturaleza ni el reino del hombre los que se

    rigen segn los principios, sino que stos son correctos en la medida en que concuerdan con lanaturaleza y con la historia. Esta es la nica concepcin materialista del asunto, y la opuestaconcepcin del seor Dhring es idealista, invierte completamente la situacin y construyeartificialmente el mundo real partiendo del pensamiento, de ciertos esquematismos, esquemas ocategoras que existen en algn lugar antes que el mundo y desde la eternidad. Igual que... un Hegel.

    Efectivamente. Pongamos la Enciclopedia de Hegel, con todas sus febriles fantasas, junto a lasdefinitivas verdades de ltima instancia del seor Dhring. Con el seor Dhring tenemos, primero,la esquemtica universal general, que en Hegel se llama Lgica. Luego tenemos en uno y otro laaplicacin de esos esquemas, o categoras lgicas, a la naturaleza: esto es la Filosofa de laNaturaleza; y finalmente tenemos su aplicacin al reino del hombre, que es lo que Hegel llama

    Filosofa del Espritu. El "orden lgico interno" de la sucesin temtica de Dhring nos lleva, pues,"sin la menor violencia", a laEnciclopedia de Hegel, de la que est tomado con una fidelidad queconmover hasta las lgrimas al judo eterno de la escuela hegeliana, el profesor Michelet de Berln.

    Todo esto pasa cuando se toma tranquila y naturalsticamente la "consciencia", "el pensamiento",como algo dado y contrapuesto desde el principio al ser, a la naturaleza. Porque entonces hay queasombrarse por fuerza de que consciencia y naturaleza, pensamiento y ser, leyes del pensamiento yleyes de la naturaleza coincidan hasta tal punto. Mas si se sigue preguntando qu son el pensamientoy la consciencia y de dnde vienen, se halla que son productos del cerebro humano, y que el hombremismo es un producto de la naturaleza, que se ha desarrollado junto con su medio; con lo que seentiende sin ms que los productos del cerebro humano, que son en ltima instancia precisamente

    productos de la naturaleza, no contradigan, sino que corespondan el resto de la conexin natural.

    Pero el seor Dhring no puede permitirse este sencillo tratamiento del problema. No slo piensa ennombre de la humanidad lo cual sera ya por s mismo una cosa muy bonita, sino, adems, ennombre del ser consciente y pensante de todos los cuerpos csmicos.

    [23] Sera, efectivamente, "una humillacin de las formaciones bsicas de la consciencia y delsaber el limitar, o simplemente poner en entredicho, su validez soberana y su pretensin deverdad absoluta mediante el epteto humana".

    As, pues, para que nadie d en la sospecha de que en algn otro cuerpo celeste dos por dos son

    cinco, el seor Dhring se ve imposibilitado de llamar humano al pensamiento, y tiene as quesepararlo del nico fundamento real que nos importa, a saber, el hombre y la naturaleza; con eso cae

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    torpemente y sin salvacin en una ideologa que le obliga a aparecer como epgono del "epgono"Hegel. Por lo dems, tendremos ocasin de saludar al seor Dhring varias veces en otros planetas.

    Es obviamente imposible fundar sobre una tal base ideolgica ninguna doctrina materialista. Mstarde veremos que el seor Dhring se ve ms de una vez obligado a atribuir a la naturaleza accionesconscientes, esto es, a hacer de ella lo que en alemn se llama Dios.

    Pero nuestro filsofo de la realidad tena adems otros motivos para trasladar el fundamento de todarealidad desde el mundo real hasta el mundo del pensamiento. La ciencia de ese esquematismouniversal general, de esos principios formales del ser, es precisamente el fundamento de la filosofadel senor Dhring. Cuando queremos inferir el tal esquematismo universal no de la cabeza, sino slomediante la cabeza, partiendo del mundo real, y los principios del ser partiendo de lo que es, nonecesitamos filosofa alguna, sino conocimientos positivos del mundo y de lo que en l ocurre; y loque entonces resulta no es tampoco una filosofa, sino ciencia positiva. Pero entonces el libro delseor Dhring sera trabajos de amor perdidos.

    Adems: si deja de ser necesaria cualquier filosofa, tambin dejar de serlo cualquier sistema,aunque sea un sistema natural de filosofa. La comprensin de que la totalidad de los procesos

    naturales se encuentra en una conexin sistemtica mueve a la ciencia a mostrar esa conexinsistemtica en todas partes, en el detalle igual que en el conjunto. Pero la correspondiente exposicincientfica completa de esa conexin, la composicin de una reproduccin mental exacta del sistemadel mundo en que vivimos, nos es imposible y sera imposible para todos los tiempos. Si en algnmomento de la evolucin de la humanidad se compusiera un tal sistema definitivo y concluso de lasconexiones del mundo fsico, espiritual e histrico, quedara con ello cerrado el reino delconocimiento [24] humano, y quedara tambin cortada la posterior evolucin histrica a partir delmomento en que la sociedad se encontrara instituida de acuerdo con aquel sistema: todo lo cual es unabsurdo y un puro contrasentido. Los hombres se encuentran, pues, situados ante una contradiccin:reconocer, por una parte, el sistema del mundo de un modo completo en su conexin de conjunto, y,por otra parte, no poder resolver jams completamente esa tarea, tanto por su propia naturalezahumana cuanto por la naturaleza del sistema del mundo. Pero esa contradiccin no slo arraiga en la

    naturaleza de los dos factoresmundo y hombre, sino que es adems la palanca capital de todo elprogreso intelectual, y se resuelve diariamente y constantemente en la evolucin progresiva infinitade la humanidad, del mismo modo que, por ejemplo, determinados ejercicios matemticos seresuelven en una sucesin infinita o en una fraccin continua. De hecho, toda reproduccin mentaldel sistema del mundo queda limitada objetivamente por la situacin histrica, y subjetivamente porla constitucin fsica y espiritual de su autor. Pero el seor Dhring declara desde el primermomento que su concepcin excluye toda veleidad de concepcin del mundo subjetivamentelimitada. Hemos visto antes que el seor Dhring es ubicuo y se encuentra en todos los cuerposcelestes. He aqu ahora que es tambin omnisciente. El seor Dhring ha resuelto las ltimas tareasde la ciencia y aherrojado finalmente el futuro de todas las ciencias.

    El seor Dhring piensa poder sacarse ya lista de la cabeza la entera matemtica pura, de un modo

    apriorstico, es decir, sin utilizar las experiencias que nos ofrece el mundo exterior, exactamenteigual que las conformaciones bsicas del ser.

    En la matemtica pura, el entendimiento tiene que ocuparse "de sus propias libres creaciones eimaginaciones"; los conceptos de nmero y figura son "su objeto suficiente, producible por lmismo", y con ello tiene la matemtica "una validez independiente de la experienciaparticularydel real contenido del mundo".

    Claro que la matemtica pura tiene una validez independiente de la experiencia particular de cadaindividuo; pero lo mismo puede decirse de todos los hechos establecidos por todas las ciencias, yhasta de todos los hechos en general. Los polos magnticos, la composicin del agua por el oxgenoy el hidrgeno, el hecho de que Hegel ha muerto y el seor Dhring est vivo, son vlidos

    independientemente de mi experiencia o de la de otras personas, y [25] hasta independientemente de

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    la experiencia del seor Dhring en cuanto que ste se duerma con el sueo del justo. Pero lo que noes verdad es que en la matemtica pura el entendimiento se ocupe exclusivamente de sus propiascreaciones e imaginaciones. Los conceptos de nmero y figura no han sido tomados sino del mundoreal. Los diez dedos con los cuales los hombres han aprendido a contar, a realizar la primeraoperacin aritmtica, no son ni mucho menos una libre creacin del entendimiento. Para contarhacen falta no slo objetos contables, enumerables, sino tambin la capacidad de prescindir, al

    considerar esos objetos, de todas sus dems cualidades que no sean el nmero, y esta capacidad esresultado de una larga evolucin histrica y de experiencia. Tambin el concepto de figura, igual queel de nmero, est tomado exclusivamente del mundo externo, y no ha nacido en la cabeza, delpensamiento puro. Tena que haber cosas que tuvieran figura y cuyas figuras fueran comparadas,antes de que se pudiera llegar al concepto de figura. La matemtica pura tiene como objeto lasformas especiales y las relaciones cuantitativas del mundo real, es decir, una materia muy real. Elhecho de que esa materia aparece en la matemtica de un modo sumamente abstracto no puedeocultar sino superficialmente su origen en el mundo externo. Para poder estudiar esas formas yrelaciones en toda su pureza hay, empero, que separarlas totalmente de su contenido, poner steaparte como indiferente; as se consiguen los puntos sin dimensiones, las lneas sin grosor nianchura, las a y b y las x e y, las constantes y las variables, y se llega al final, efectivamente, a laspropias y libres creaciones e imaginaciones del entendimiento, a saber, a las magnitudes imaginarias.

    Tampoco la aparente derivacin de las magnitudes matemticas unas de otras prueba su origenapririco, sino slo su conexin racional. Antes de que se llegara a la idea de derivar la forma de uncilindro de la revolucin de un rectngulo alrededor de uno de sus lados ha habido que estudiar grannmero de rectngulos y cilindros reales, aunque de forma muy imperfecta. Como todas las demsciencias, la matemtica ha nacido de las necesidades de los hombres: de la medicin de tierras ycapacidades de los recipientes, de la medicin del tiempo y de la mecnica. Pero, como en todos losmbitos del pensamiento, al llegar a cierto nivel de evolucin se separan del mundo real las leyesabstradas del mismo, se le contraponen como algo independiente, como leyes que le llegaran deafuera y segn las cuales tiene que disponerse el mundo. As ha ocurrido en la sociedad y en elEstado, y as precisamente [26] se aplica luego al mundo la matemtica pura, aunque ha sido tomadasencillamente de ese mundo y no representa ms que una parte de las formas de conexin del mismo,nica razn por la cual es aplicable.

    Pero el seor Dhring, lo mismo que se imagina deducir de los axiomas matemticos, los cuales

    no pueden tener ni necesitan fundamentacin, ni siquiera segn la representacin lgica pura,

    toda la matemtica pura sin ningn aadido emprico y luego poder aplicarla al mundo, as tambinse imagina que puede engendrar por de pronto en su cabeza las configuraciones bsicas del ser, loselementos simples de todo saber, los axiomas de la filosofa, deducir luego de ellos la filosofaentera, o esquematismo universal, y conceder finalmente por supremo decreto esa constitucin a lanaturaleza y al mundo humano. Pero, desgraciadamente, la naturaleza no es en absoluto, y el mundohumano lo es en escassima medida, como los prusianos de Manteuffel de 1850. *9

    Los axiomas matemticos son expresin de los rudimentarios contenidos de pensamiento que lamatemtica tiene que pedir a la lgica. Esos contenidos pueden reducirse a dos:

    1. El todo es mayor que la parte. Esta proposicin es una mera tautologa, pues la represcntacin"parte", concebida cuantitativamente, se refiere ya desde su origen de un modo determinado a larepresentacin "todo", a saber, de tal modo que "parte" significa sin ms que el "todo" cuantitativoconsta de varias "partes" cuantitativas'. Los llamados axiomas no hacen ms que formular esoexplcitamente, con lo que no avanzamos ningn paso. Y hasta es posible probar en cierto sentidoesa tautologa diciendo: un todo es aquello que consta de varias partes; una parte es aquella entidadque, con otras, constituye un todo; consecuentemente, la parte es menor que el todo; la vaciedad dela repeticin subraya aun entonces la vaciedad del contenido.

    http://www.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/78ad/78AD103.htm#n*9http://www.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/78ad/78AD103.htm#n*9
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    2. Si dos magnitudes son iguales a una tercera, son iguales entre s. Este enunciado, como mostr yaHegel, es una inferencia garantizada por la lgica, es decir, un enunciado demostrado, aunque fuerade la matemtica pura. Los dems axiomas sobre la igualdad y la desigualdad son merasampliaciones lgicas de esa inferencia.

    Estos enunciados tan pobres de contenido no tienen por s mismos ningn atractivo ni en la

    matemtica ni en ningn otro campo. Para poder avanzar tenemos que aadirles contenidosreales, [27] relaciones y formas espaciales tomadas de cuerpos reales. Las representaciones de lneas,superficies, ngulos, polgonos, cubos, esferas, etc., proceden todas de la realidad, y hace falta unabuena porcin de ingenua ideologa para creer la exposicin de los matemticos, segn la cual laprimera lnea ha surgido por el movimiento de un punto en el espacio, la primera superficie por elmovimiento de una lnea, el primer cuerpo por el movimiento de una superficie, etc. Ya el lenguajemismo se subleva contra ese uso. Una figura matemtica de tres dimensiones se llamacuerpo, corpus solidum, en latn, es dccir, cuerpo tangible: su nombre mismo no procede de la libreimaginacin del entendimiento, sino de la slida realidad.

    Pero por qu perder tanto tiempo en esto? Luego de haber cantado con entusiasmo en las pginas42 y 43 de su obra la independencia de la matemtica pura respecto del mundo experiencial, su

    aprioridad, su dedicacin a las libres creaciones e imaginaciones del entendimiento, el seor Dhringdice en la pgina 63:

    "A menudo se pasa por alto, en efecto, que esos elementos matemticos ["nmero, magnitud,tiempo, espacio y movimiento geomtrico"] no son ideales ms que por su forma ... mientras quelas magnitudes absolutas son algo plenamente emprico, cualquiera que sea el gnero a quepertenecen"..., pero "los esquemas matemticos son susceptibles de una caracterizacin aisladade la experiencia y, sin embargo, suficiente".

    Lo cual, ciertamente, es en mayor o menor medida verdad de toda abstraccin, pero no prueba enabsoluto que la abstraccin no proceda de la realidad. En el esquematismo universal la matemticapura nace del pensamiento puro; en la filosofa de la naturaleza es en cambio algo plenamente

    emprico, tomado del mundo externo y luego aislado de l. En qu vamos a quedar?

    IV. ESQUEMATISMO UNIVERSAL

    El ser que todo lo abarca es nico. No tiene, en su autosuficiencia, nada junto a s ni por encimade s. Aadirle un segundo ser sera convertirle en lo que no es, a saber, en una parte oconstituyente de un todo ms amplio. Al entender como marco nuestro pensamiento unitario,nada que tenga que insertarse en esa unidadde pensamiento puede conservar en s unaduplicidad. Ni tampoco puede sustraerse nada a esa unidad de pensamiento... La esencia de todopensamiento consiste en la unificacin de elementos de la consciencia en una unidad... Elpensamiento es el punto de unidad y reunin del que ha nacido el indivisible concepto delmundo y por el cual se conoce el universo, como ya indica su nombre, como algo en lo cual todo

    se une en una unidad.As el seor Dhring. El mtodo es matemtico:

    Toda cuestin debe decidirse a base de simples configuraciones bsicas y axiomticamente,como si se tratara de sencillos... principios de la matemtica.

    Este mtodo se usa por de pronto aqu.

    "El ser que todo lo abarca es nico." Si tautologa significa la simple repeticin en el predicado de loque ya est dicho en el sujeto, y si eso constituye un axioma, entonces tenemos un axioma de lo mspuro. En el sujeto nos dice el seor Dhring que el ser lo abarca todo, y en el predicado afirma

    impertrrito que no hay nada fuera del ser. Qu colosal "pensamiento creador de sistema"!

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    Es efectivamente creador de sistema. En menos de seis lneas de su texto, el senor Dhring hatransformado la unicidad del ser, por medio de nuestro unitario pensamiento, en la unidad del ser.Como la esencia de todo pensamiento consiste en la reunin en una unidad, el ser, en cuantopensado, es pensado unitariamente, el concepto del mundo es indivisible, y como el ser pensado, elconcepto del mundo, es indivisible, tambin es el mundo real, el ser real, una unidad indivisible. Y,por tanto.

    deja de haber lugar para las trascendencias en cuanto que el espritu ha aprendido a concebir elser en su homognea universalidad.

    [29] He aqu una rpida campaa ante la cual palidecen completamente Austerlitz y Jena,Koniggratz y Sedn. En unas pocas frases que apenas llenan una pgina, una vez movilizado elprimer axioma, hemos suprimido, eliminado y aniquilado todas las trascendencias, Dios, las cohortescelestiales, el cielo, el infierno y el purgatorio junto con la inmortalidad del alma.

    Cmo pasamos de la unicidad del ser a su unidad? Representndonoslo, simplemente. En cuantoextendemos en torno suyo, como marco, nuestro unitario pensamiento, el ser nico se convierte en elpensamiento en un ser unitario, en una unidad de pensamiento, pues la esencia de todo pensamiento

    consiste en la unificacin de elementos de la consciencia de una unidad.

    Este ltimo enunciado es sencillamente falso. En primer lugar, el pensamiento consiste tanto en laseparacin de objetos de consciencia en sus elementos cuanto en la unificacin de elementoscorrespondientes en una unidad. No hay sntesis sin anlisis. En segundo lugar, el pensamiento, si noquiere incurrir en arbitrariedades, no puede reunir en una unidad sino aquellos elementos de laconsciencia en los cuales o en cuyos prototipos realesexista ya previamente dicha unidad. Sireno los cepillos de los zapatos bajo la unidad "mamferos", no por ello conseguir que tenganglndulas mamarias. Lo que haba que probar era precisamente la unidad del ser desde el punto devista de la justificacin de su concepcin como unidad, y cuando el seor Dhring nos asegura quel piensa el ser unitariamente, y no como duplicidad, no pasa de declararnos su nada decisivaopinin.

    El curso de su pensamiento, si es que interesa exponerlo en su pureza, es como sigue: empiezo con elser. Por tanto, estoy pensando el ser. El pensamiento del ser es unitario. Pero el pensamiento y el sertienen que concordar, se corresponden, se "cubren". Por tanto, el ser es unitario tambin en larealidad. As, pues, no hay "trascendencias". Pero si el seor Dhring se hubiera expresado as deabiertamente, en vez de declamarnos tan dramticamente las anteriores frases de orculo, laideologa habra sido inmediatamente visible. Pretender probar por la identidad del ser y elpensamiento la realidad de cualquier resultado del pensamiento fue precisamente la ms insensata yfebril fantasa... de un Hegel.

    Pero aunque su argumentacin fuera correcta, el seor Dhring no habra an conquistado con ella alos espiritualistas ni una pulgada de terreno. Pues los espiritualistas pueden contestarle

    contundentemente: tambin para nosotros es el mundo simple; la escisin [30] en inmanencia ytrascendencia existe slo desde nuestro punto de vista especfico, terrenal y manchado por el pecadooriginal; pero en s mismo, es decir, en Dios, todo el ser es algo nico. Y los espiritualistasacompaarn al seor Dhring por esos cuerpos celestes a los que es tan aficionado, y le ensearnuno o varios en los que no reine el pecado original, ni por tanto exista contraposicin entreinmanencia y trascendencia, con lo que la unidad del mundo ser un artculo de fe.

    Lo ms gracioso de todo este asunto es que el seor Dhring utiliza la demostracin ontolgica de laexistencia de Dios para probar la inexistencia de Dios a partir del concepto del ser. El argumentoontolgico es del siguiente tenor: al pensar a Dios le concebimos como suma de todas lasperfecciones. Pero en la suma esencial de todas las perfecciones est ante todo la existencia, pues unser inexistente es necesariamente imperfecto. Por tanto, tenemos que incluir la existencia entre las

    perfecciones de Dios. Por tanto, Dios tiene que existir. Exactamente igual razona el seor Dhring:

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    al pensar el ser lo pensamos como un concepto. Lo comprendido en un concepto es unitario. El serno correspondera, pues, a su concepto si no fuera unitario. Por tanto, tiene que ser unitario. Luegono hay Dios, etc.

    Cuando hablamos del ser y meramente del ser, la unidad no puede consistir ms que en lo siguiente:que todos los objetos de que se trate son, existen. En la unidad de ese ser estn reunidos, y en

    ninguna otra, y la comn afirmacin de que todos ellos son no slo no puede atribuirles ninguna otrap