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intencionalidad sin conciencia: Brentano, Searle y las ciencias cognitivas OSCAR L. GONZÁLEZ-CASTÁN (Madrid) 1. Ciencias cognitivas e intencionalidad Había que decirlo decididamente y sin ningún temor. El ambiente no era muy propicio y podían echarle alguna que otra reprimenda. Todos le encarecerían que se olvidara del asunto con gesto comprensivo y condes- cendiente. Para expresarlo de una forma tan tradicional como tradicional era su tesis: agua pasada no mueve molino. Nadie, o muy pocos, estaría dispuesto a buscar en la dirección en la que él creía que había que hacerlo. Bastante trabajo y tiempo —casi medio siglo de investigación filosófica— había costado desprenderse de las tesis del conductismo lógico como la única alternativa viable en filosofía de la mente que fuera compatible con una imagen materialista del mundo, como para que ahora venga nadie a decir que ese primer paso de gigante es sólo el principio y que, encima, nos hemos olvidado de lo principal. Hemos recuperado completamente el vocabulario mentalista. Ahora hablamos confiadamente de estados mentales, de contenidos y significados mentales, de intencionalidad, de sistemas de representación mentales. He- mos habilitado, bajo el nombre de «innatismo», un cierto sentido del con- cepto filosófico tradicional de lo a priori. Y por si esto fuera poco, no hemos dejado de ser materialistas, es decir, hemos elaborado una imagen de la mente que se adecua a las exigencias de la ciencia (psicológica) contemporánea. ¿Qué más se puede querer? ¿Para qué enredar las cosas con quejas vagas como, por ejemplo, que nos hemos olvidado de la con- ciencia, de la subjetividad, del problema del tiempo inmanente y de la corriente de conciencia, de la necesaria vinculación de todo estado mental o intencional con un yo y de otros problemas filosóficos de esta catadura? Para decirlo sin ningún rodeo, estamos muy contentos de haber podido disociar para siempre el problema de la intencionalidad de nuestros esta- dos mentales del problema de la conciencia. El lenguaje del pensamiento de Fodor y sus allegados, la gramática filosófica de Chomsky, el funciona- lismo de todo género, el computacionalismo de la inteligencia artificial,, e incluso la filosofía del lenguaje en general, no necesitan hablar en absoluto tic la conciencia. aunque muchos autores que cultivan estas áreas del cono- Revista dc Filosoficí. 3.” época. vol, y (1992). núm. 7. págs. 99-1 l& Editorial Complutense. Madrid

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intencionalidadsin conciencia:Brentano, Searley las cienciascognitivas

OSCAR L. GONZÁLEZ-CASTÁN(Madrid)

1. Ciencias cognitivas e intencionalidad

Habíaquedecirlo decididamentey sin ningúntemor. El ambientenoeramuy propicio y podíanecharlealgunaqueotra reprimenda.Todosleencareceríanque se olvidaradel asuntocon gestocomprensivoy condes-cendiente.Paraexpresarlode una forma tan tradicionalcomo tradicionalera su tesis: aguapasadano muevemolino. Nadie, o muy pocos, estaríadispuestoa buscaren la direcciónen la queél creíaquehabíaquehacerlo.Bastantetrabajoy tiempo—casi mediosiglo de investigaciónfilosófica—habíacostadodesprendersede las tesisdel conductismológico como laúnica alternativaviable en filosofía de lamentequefueracompatibleconuna imagenmaterialistadel mundo,como paraque ahoravenganadieadecir queeseprimer pasode gigante es sólo el principio y que,encima,noshemosolvidado de lo principal.

Hemosrecuperadocompletamenteel vocabulariomentalista.Ahorahablamosconfiadamentede estadosmentales,de contenidosy significadosmentales,de intencionalidad,de sistemasde representaciónmentales.He-mos habilitado,bajoel nombrede «innatismo»,un cierto sentidodel con-cepto filosófico tradicional de lo a priori. Y por si estofuera poco, nohemosdejadode ser materialistas,es decir, hemoselaboradouna imagende la menteque se adecuaa las exigenciasde la ciencia (psicológica)contemporánea.¿Quémásse puedequerer?¿Paraqué enredarlas cosascon quejasvagascomo, por ejemplo,que nos hemosolvidado de la con-ciencia, de la subjetividad,del problemadel tiempo inmanentey de lacorrientede conciencia,de la necesariavinculaciónde todo estadomentalo intencionalcon un yo y de otrosproblemasfilosóficos de estacatadura?Paradecirlo sin ningún rodeo, estamosmuy contentosde haber podidodisociarparasiempreel problemade la intencionalidadde nuestrosesta-dos mentalesdel problemade la conciencia.El lenguajedel pensamientode Fodory sus allegados,la gramáticafilosófica de Chomsky,el funciona-lismo de todo género,el computacionalismode la inteligenciaartificial,, einclusola filosofía del lenguajeengeneral,no necesitanhablaren absolutotic la conciencia.aunquemuchosautoresquecultivan estasáreasdel cono-

Revistadc Filosoficí. 3.” época.vol, y (1992). núm. 7. págs. 99-1 l& Editorial Complutense.Madrid

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cimiento esténdispuestosa hablarconfiadamentede estadosintenciona-les. Muy probablemente,todoslos procesosmentalesinnatosy computa-cionalestranscurrencompletamenteinaccesiblesa la conciencia.

En medio de esteestadode cosasde la investigaciónen filosofía de lamente,JohnR. Searleha alzadotímidamentela voz paradecir precisa-mentequenos hemosolvidadode laconcienciaen el camino de las largas,penosasy variadascuestionesquerodeanlos análisisen torno al problemade la intencionalidadde los estadosmentales.De acuerdocon estefilóso-fo, no podría habersido de otra manera.

Los presupuestosy métodosde la filosofía contemporáneaestánmal equipadosparatratar la subjetividadde los estadosconscientes.Una aversiónsemejanteaaceptarlas consecuenciasde la subjetividadontológica aflige, generalmente,tambiéna la psicologíay a lascienciascognitivas(Searle,1989, p. 194).

De acuerdocon dos de las teoríasde la mentemásen boga en losúltimos veinteaños—la teoría representacionalde Fodory la teoríasin-tácticade Stich—, las manipulacionessintácticasde los símbolosmentalesqueconstituyenlos procesosmentalescausalmenteresponsablesde algu-no de los comportamientosde los organismosson, en su gran mayoria,fenómenosinconscientes.Los partidariosde la «mentecomputacional»nonecesitande ¡a concienciapara dar cuentade la intencionalidadde losestadosmentales.Por el contrario, tradicionalmente,los defensoresde la«mentefenomenológica»piensanunidasde unaforma necesariala inten-cionalidad y la conciencia.Searlese decantaen favor de este segundopunto de vista.

Cualquierestadointencional es, bien de hecho o potencialmente,un estadointencionalconscientey, por esarazón, la cienciacognitiva no puedeevitarelestudiode la conciencia.La atribuciónde cualquierfenómenointencional a unsistema,sea«computacional»o de otro tipo, dependede la aceptaciónprevia dela nocióncorrientede mente,de la mente«fenomenológica»consciente(Searle,1989, p. 194).

Searlese quejaen las primeraslíneasde su artículo de queno hay o,al menos,es muy extrañoencontrardentro de la tradición analítica enfilosofía de la mente,algún intento serio y con pretensiónde sistematici-dad de construir unateoría acercade la estructurageneralde los estadosmentalesintencionalesconscientes(Searle,1989, p. 193).Aunqueen estaocasiónSearleno ofreceningúnrudimentode descripciónde dichaestruc-tura, es posible intentar su reconstrucciónen sus líneas más generalesatendiendoa las propiedadeslógicasfundamentalesde los estadosmenta-les intencionalestal y como se describenen su libro mássistemáticosobreestascuestiones:Intentionality.

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2. La teoría de la intencionalidad de Searle

a) Estadosmentalesy estadosintencionales

Lo primero de todo, convieneaclarar qué entiende exactamenteSearlepor intencionalidad.No cabe ningunasorpresarespectode lo que tieneque decir sobreeste asunto.La intencionalidades aquellacaracterísticade un grannúmerode estadosy procesosmentalesgraciasa la cual esosestadosy procesosestándirigidos a o son acercade objetosy estadosdecosasen el mundo(Searle,1983, p. 1). La puntualizaciónintroducidaenestaprimeradefinición del conceptode intencionalidadpor la quese noshacesaberque no todoslos estadosy procesosmentalessonintencionalestiene su justificación en la observaciónde que muchosestadosmentalesquepertenecena la esferade los sentimientos—como, por ejemplo,cier-tos estadosde nerviosismo,de ansiedad,de depresión,de júbilo o deeuforia—,no sonestadosintencionales,aunquesi mentales.Sobreellos,almenosen un grannúmerode casos,no cabecontestarde unaforma deter-minada a las preguntas¿dequéestásjubiloso o deprimido?,¿dequé tealegras?SegúnSearle,simplementese estájubiloso o deprimidosin estar-lo, al parecer,¡de nada!Todaslas propiedadesdescriptivasde esa especiede estadosmentalesconscientesse agotanen ser precisamenteeso:: unestadoconscientede júbilo o de depresión.Esto no quieredecir quedeotras formasde ansiedado de júbilo no quepacontestarde unamaneradeterminadaa las preguntasanteriormenteformuladas.Estaalternativaconstituiríala modalidadintencionalde aquellosfenómenosde la esferadel sentimiento.Peroen los casosenlos queno somoscapacesde hacerlo,Searlepiensaqueestamosanteel casode un estadomentalconscientequeno es intencional.

Por el contrario, de los estadosmentalespropiamenteintencionalescomo, por ejemplo, las creenciasy los deseos,siemprecabríacontestaralas preguntas¿quécrees?,¿quédeseas?Seríaabsurdopor mi partedecirquecreoo quedeseosin creero desearnada. SubrayoestapalabraporqueSearleparecepensarquemientrasqueno tiene ningún sentidodecir quecreo o deseopero quemi estadode creenciao de deseono lo es acercade nada, sí quetiene sentido decir queestoyjubiloso, o nerviosoo depri-mido —en sus modalidadessupuestamenteno intencionales—,pero acer-cade nada.

Desdeluego, convienesabersi las modalidadessupuestamenteno in-tencionalesde los estadosmentalessentimentalesconscienteslo son ver-daderamenteo sólo relativamenteaunaciertalimitación de nuestracapa-cidaddescriptivaen el momentoen el queestamosviviendo intensamenteesosestados.La verdaderasituación,segúnentiendo,seriamásbien quesiempreme es posible decir con pleno sentidoque estoy deprimido o

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jubiloso de o por algo, aunqueahora mismo no sea capazde formularmuy claramentede qué lo estoy. Podría ocurrir quemi estadodedepre-sión o de júbilo me «llenara»tan completamenteque,por decirlo así,noencontraraapropiado(o no fuera capazde) reflexionarsobresu objeto. Lainteligencia,a veces,tiene quizásuslimitacionesparadescribirel corazóndel hombre.

Peropor lo querespectaexclusivamenteami incapacidadparacontes-tar a la pregunta«¿qué...?»,esta situaciónno es muy distinta de aquellaotra en la que, por ejemplo, sé que quiero saciarmi sed un día muycalurosode verano,pero ante el puestode heladosno puedodiscernirmuy bien cuál quiero. Es decir, que si el hecho de no poder contestardeterminadamentea la preguntaformuladaconel pronombreinterrogati-vo «qué»cuandoquiero indagarcuál es el objetoo estadode cosasal quese hallandirigidos algunosestadosde depresióno dejúbilo, fueraunarazónsuficiente para declararque aquellos estadosno son intencionales,losmismosindiciosse podríanencontraren algunasespeciesde estadosinten-cionalesque Searleconsideraincondicionalmenteintencionales.

De sercierto este paralelismo,entoncesno pareceque la fuerzadelúnico argumentoqueaquímuestraSearleparaestablecerquehayestadosmentalesqueno son intencionalesseamuy convincente.Si es cierta estaafirmación,entonceslos estadosmentalesson intencionalessin excepciónalguna y no cabe decir que muchosestadosmentalesconscientes—losestadosde depresióno de júbilo «indeterminados»—no sonintencionales.

b) La estructura lógica de los estadosintencionalesconscientes

Una vez concluida esta digresión,cuya conclusiónprovisionales im-portanteretenerpor motivosquemásadelantese haránpatentes,convie-ne recordarque el interésprimarioqueguía estaslíneases describir laspropiedadeslógicas más básicasde los estadosmentalesintencionalesconscientes.

PiensaSearleque,por razonespedagógicas,la mejorforma de analizarla estructuralógica de los estadosmentalesintencionaleses compararlaconla estructurade los actosde habla.El resultadode estacomparaciónes la posibilidad de contar con unadescripciónde los estadosmentalesintencionalessegúnestasdirectrices,por lo demás,tan conocidas.

Decir estadomental intencionales lo mismo quedecir contenidore-presentativobajo un cierto modo psicológico.A su vez, distintosestadosmentalesintencionalespuedentener muy diversosmodos psicológicos,pero el mismo contenidorepresentativo.Los modos psicológicosqueex-presamosmediantelos verbos de creencia,de juicio, de deseoy otrossemejantes,puedentenerel mismocontenidorepresentativo.Puedocreerque la estatuadel Angel caído está en el Retiro, pero tambiénjuzgar,desearu odiarque la estatuadel Angel caídoestéen el Retiro.

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El modo psicológicocaracterísticodel estadomentaldeterminala di-recciónde ajuste (direction of fit) entresu contenidorepresentativoy elmundo. Básicamentehay dos direccionesde ajuste,a saber:la direcciónde ajustemente-mundoy la direcciónde ajustemundo-mente.Si se tomacomo baseuna teoríamuy ingenuaacercade las relacionesentrelos con-tenidosrepresentativosy «el mundo»,se puededecir que las creenciasylos juicios son modospsicológicoscuyo contenidorepresentativose supo-ne que tiene que conformarseo coincidir con el mundo—o con lo queSearlellamarámásadelantesus condicionesde satisfacción—,si es quehade cumplirse. Si creo o juzgo que la estatuadel Angel caído está en elRetiro, pero creoo juzgo erróneamente,entonceses el contenidorepre-sentativode mi creenciay de mi juicio el que tiene quecambiar,y no elmundo.De aquísudirecciónde ajustecaracterísticamundo-mente.Si, porel contrario,deseou odio que la estatuadel Angelcaídoestéen el Retiro,es la situaciónespacialde la estatuadel Angelcaído la quedeberíaacomo-darseami deseoo ami estadode odioy no ala inversa,si esquemi deseoha de realizarseo mi odio calmarse’.

De todosaquellosestadosmentalescuyosmodospsicológicostienenunadirección de ajuste,se puededecir quesu contenidorepresentativorepresentasus condicionesde satisfacciónbajo un cierto aspecto.La con-dición de satisfacciónde mi creenciade quela estatuadelAngelcaídoestáen el Retiro, esque la estatuadel Angelcaídoestéen el Retiro, y no, porejemplo,que la única estatuaquehayen Madrid dedicadaal diablo estéen el Retiro (aun suponiendoque la estatuadel Angelcaídoseaidénticacon la únicaestatuaquehay en Madrid dedicadaal diablo).

Searlees muy cautoy demasiadoambiguocuandoutiliza el términorepresentaciónen estecontexto.

Decirqueunacreenciaes unarepresentaciónessimplementedecirquetieneuncontenidoproposicional,quesu contenidoproposicionaldeterminaun conjuntode condicionesde satisfacciónbajo un cierto aspecto,que su modopsicológicodeterminaunadirección de ajustepara su contenidoproposicionaltal y comotodasestasnociones—contenidoproposicional,dirección de ajuste, etc.—— seexplicanen la teoría de los actos de habla.En verdad,respectode lo que he

1. Searledistinguetambiénunaterceraclasede modospsicológicosqueno tienenningunadirección de ajuste, aunquese pueda decir de ellos que son apropiadosoinapropiadosdependiendode las circunstancias.Por ejemplo,si me alegrode que mimejor amigo hayahechobien el examen,mi alegría estáfundada,al menos,en dosmodospsicológicoscon direccionesde ajustecaracterísticas.En primer lugar,estábasa-da en mi creenciade quemi amigo ha hechobien el exameny. en segundolugar, enquedeseabaquehiciera bien éste. Si mi creenciaes falsa no tiene muchosentidoquediga queme alegrode quemi amigo hayahechobien el examen.SimpJementeno loha hechoy, por tanto, mi alegríaes inapropiada.Por otra parte, si mi deseono essincero,tampocotiene sentidoalgunoquediga quemealegrode ello. 1’ambiénen estecasomi alegríaseríainapropiada(Searle,1983. p. 8).

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dicho hastaahora,podríaestardispensadode utilizar los términos«representa-ción» y «representar»en favor de estasotrasnociones,dadoque no haynadaontológicoacercade mi uso del término «representación».Es sólouna abrevia-tura de estaconstelaciónde nocioneslógicas tomadasen préstamode la teoríade los actosde habla (Searle,1983, p. 12).

En relacióncon el uso del vocabulariotécnicoqueempleaSearle,esimportanteteneren cuentaque hablarde contenidoproposicional,decontenidorepresentacionalo de contenidointencionalde un estadomen-tal, son tresformas de denominara lo mismo.

Todo estadointencionalconsiste en un contenido Intencional y en un modopsicológico. En dondeese contenidoes una proposicióncompletay en dondehayunadirecciónde ajuste,el contenidoIntencionaldeterminalas condicionesdesatisfacción.Lascondicionesdc satisfacciónson aquellascondicionesque,taly comoel contenidoIntencionallasdetermina,se debendar si es quese tienequesatisfacerel estado.Porestarazón, la especificacióndel contenidoesya unaespecificaciónde las condicionesde satisfacción(Searle,1983, p. 12).

Con todo, aúnquedanpor explicar otrasdos nocionesquesonclavesen la teoría de Searle: la de objeto intencionaly la de relaciónentre elmodo psicológicoy el contenidointencional.

Respectode la aclaraciónde la primera, la tesis de Searlees queelobjetointencionalde un estadomentalesaquelloa lo queel estadomen-tal estádirigido (Searle,1984,p. 16). Peroaquelloa lo queel estadointen-cional estádirigido son sus condicionesde satisfaccióntal y como estándeterminadaspor el contenido intencional de dicho estado mental. Unestado mental intencionalno está dirigido propiamentea su contenidoproposicionalo intencionaly sí hacia su objeto intencional.El objeto in-tencionales lo quesatisfaceel estadointencional.Por supuesto,la funciónde satisfacciónquetiene el objeto intencionalsólo la puedecumplircuan-do satisface,asu vez, el contenido intencionaldel estadointencionalencuestión.En virtud del contenidointencionallos estadosmentalesse refie-ren ao representansus condicionesde satisfacciónbajo un cierto aspecto.Cuandolas condicionésde satisfacciónson el casoo existen,entonceselestadointencional tiene un objeto intencional.No lo tendrá en el casocontrario.

Según mi teoría, es crucial distinguir entreel contenidode unacreencia(porejemplo,unaproposición)y los objetosde unacreencia(porejemplo, los objetosordinarios) (Searle,1983, p. 17).

Por lo querespectaa la segundacuestión,Searleafirmaqueen modoalgunohay quepensarla estructuralógica de los estadosmentalesinten-cionalescomo si ésta consistieraen una relación binaria entre el modopsicológicoy el contenidorepresentativo,o entreun creyentey unapro-

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posición. La razón en la que fundamentaesta tesis es queel contenidorepresentativoo la proposiciónno es el objeto del estadomental,sino sucontenido(Searle,1983, p. 18). La idea de Searlees que las creenciassonidénticasconlos contenidosrepresentativoso proposicionesen tanto quetales contenidosrepresentativosaparecenprecisamenteen elmodopsico-lógico de la creencia.No hayninguna«distancia»intencionalen la quesepuedaintroducir, como unacuñaen la yeta de un árbol, una relación —

de la claseque sea— entre el modo psicológico del estadomental decreenciade un sujeto y el contenidode esemodo psicológico.El único«topos»en el quecabría introducir una relaciónseríaentreel estadoin-tencional—entendidocomo un todo indivisible compuestopor el modopsicológicoy su contenidointencional—y las condicionesde satisfacciónquesonrepresentadasen esecontenidointencional.«Sólorecuerda...quees posible que hayael estadointencional sin quehayanadaque de hecholo satisfaga»(Searle,1983, p. 19). Es decir, que un estadointencional,entanto que estadointencional,sería la unidadsin fisura algunaentre unmodo psicológico y su contenido intencional, unidad que determinaríaunascondicionesde satisfacciónbajo un cierto aspectoen virtud de la«porción referencial»de su contenido intencional (Searle,1984, p. 17).Entreel contenidointencionaly suscondicionesde satisfacciónse da unarelaciónde representacióncuandoaquellascondicionesde satisfacciónsonel caso. Cuandono se dan las condicionesde satisfacción,sólo hay unadeterminaciónde cuál seríael estadode cosasquesatisfaríael contenidointencionaldel estadomental. Así pues,hayquedistinguir de unamaneraprecisaentre las funcionesde determinacióny de representaciónasigna-dasal contenidointencional,y suscondicionesde satisfacción.La determi-naciónde las condicionesde satisfacciónes unafunciónesencialdel conte-nido intencional;una funciónque,por asídecir, no puededejarde tenersin dejarde ser un contenidointencional.Por el contrario,se podría decirque la función de representacióndel contenidointencionalle viene dadaextrínsecamentepor la circunstanciade que sus condicionesde satisfac-ción seanel caso.

c) Intencionalidadintrínsecay conciencia

PiensaSearle que la posibilidad misma de hablarde una identidadentreel estadomentaly su contenidorepresentativo,en tanto quedadoen un cierto modo psicológico,permite solucionarun problemaque haatosigadoa la filosofíade la mentedesdehacemuchotiempo.El problemaesel siguiente.Paraquehayarepresentacióndebehaberun yo, un agente,que use un objeto primario—una imagen,una pintura,unossonidos—comorepresentaciónde otro objeto. Por tanto,paraque todaslas actitu-desproposicionaleso estadosmentalesintencionales—comolas creenciaso los deseos—seanrepresentaciones,debehaberun yo o un agenteque

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useesascreenciasy deseoscomorepresentaciones.Una vez más,paraqueseaposiblequeesteagenteuse lascreenciasy deseoscomorepresentacio-nes, es precisoque se las representemediantenuevosestadosmentalesintencionales,y así sucesivamente.Por lo tanto, se necesitauna hilerainfinita de homunculí, cada uno con sus propios estadosintencionales,para que los estadosintencionalesoriginalesseanrepresentacionesde uncierto estadode cosas.Daniel Dennettha llamadoa esteproblema«elproblemade Hume».

Lo queSearletienequedecir sobreesteargumentode acuerdoconsuteoría,es que unade sus premisases desafortunadaporque descansaenun equívoco.No es verdadqueparaquehayarepresentacióntengaquehaberun agentequeuseun objetoprimario comorepresentaciónde otro;al menosno en todoslos casosen los quehablamosde representaciones.Puederesultarque las imágenes,las pinturaso los sonidosqueemitimosal hablarsólo representenen tanto queun agentelos usecomorepresen-taciones.En estesentidoes precisohablarde formas de intencionalidadderivadas.Pero la intencionalidadpropia de los estadosmentalesno esderivada,sino, según la terminologíade Searle, intrínseca.Lo quequieredecir Searlecon estetérmino es que no seprecisaninguna forma de «in-tencionalidadexterior» (oniside Intenhonality) para queel contenidore-presentacionalde un estadomentalrepresentesuscondicionesde satisfac-ción bajo un cierto aspecto(Searle,1983, p. 22).

Estasafirmacionessobrela estructuraintencionalde los estadosmen-talesse debencomplementarnecesariamentecon la siguienteteoríasobrela conciencia:

Por ejemplo,partede lo que esserconscientede lacreenciadeque estállovien-do es serconscientede que la creenciasesatisfacesi esqueestálloviendo y queno se satisfacesi no llueve...Decir que el agenteesconscientede las condicionesde satisfacciónde sus creenciasy deseosconscientesno quieredecirque tengaquetenerestadosintencionalesdesegundoordenacercade susestadosintencio-nalesde primer ordende creenciay deseo.Másbien, la concienciade las condi-cionesde satisfacciónespartede la creenciao del deseoconsciente,dadoque elcontenidointencionales interno al estadoen cuestión(Searle.1983,p. 22). (Lossubrayadosson míos.)

La mentefenomenológicade la que habla Searle,en contraposiciónala mente computacional,es unamente que no sólo tiene creenciasy de-seos,sino tambiénuna mentequese da cuentade cuálesson las condicio-nesde satisfacciónde sus estadosmentales,

Si tal y como sugierela tesisprincipal del artículo de Searlequevengocomentando,no esposibleunateoría de la intencionalidadsin unateoríade la conciencia,habráque analizarmuy detenidamentela idea de que laconcienciade las condicionesde satisfacciónde un estadomental es unaparte de dicho estadomental,y una parte tal que no implica en modoalgunoun estadointencionalde segundoorden.Por otra parte,es necesa-

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rio remontarseaúnmásallá de lo que lo ha hechoSearleparacontestara la preguntade quéquieredecir intencionalidadintrínsecaporoposicióna intencionalidadderivaday cuál es el papelde la concienciaen la demar-caciónde estadivisión, si esquetienealguno.Mi tesises quedecirinten-cionalidadintrínsecaes lo mismo quedecirconciencia,y queunaontolo-gía de los estadosmentalesintencionaleses unaontologíade laconciencia.

d) La taxonomíade los estadosmentales

El problemaconel que se enfrentaSearlesurge,a mi modo de ver,por no haber analizadoun poco más detalladamentede qué modo sepuededecir que la concienciaes unapartede los estadosmentalesy dequémodosepuedehacerestaafirmaciónsin queello implique un estadointencionalde segundoorden.De ahora en adelante,llamaréa estasdospreguntasconsecutivas,contodajusticia, «el problemade Brentano».Laurgenciade estaren posesiónde una teoría mínimapararesolverel pro-blemade Brentanose ve reforzadapor las inconsistenciasa las que llevala teoría de Searleacefcade la clasificaciónde los estadosmentales.Porconsiguiente,antesde analizarel problemade Brentanoen sus dos ver-tientes,convienefijarse en lo que tiene quedecir Searleen torno al pro-blemade la clasificaciónde los estadosmentales.

En otrosescritosanteriores2 esteautorha señaladoya lo queen estearticuloconstituyeunode sustemascentrales,a saber,quela división másgenéricade los estadosmentalesquepodemoshacerlos clasificaen esta-dos mentalesconscientesy estadosmentalesinconscientes.Es decir, unestadomentalno dejade serun estadomentalporel hechode serincons-ciente,por el hechode queen su descripciónel elementoqueexpresába-mos con las palabras«se da cuenta de que...»no aparecepor ningunaparte.Parautilizar las metáforasde lasquese sirve Searle—bienes ciertoqueen la concienciade queson un tanto ingenuas—,los estadosmentalesson comopeceso como muebles.Los pecesy los mueblestienen las for-masy propiedadesque tienenindependientementede si están,respectiva-mente,fuera del aguadondepodemosverloso en las profundidadesdelocéano;en el cuartode estaro llenosde polvo enel ático oscurofueradelalcancede nuestravista.

¿Cuálesson entonces,según Searle, las propiedadesque los estadosmentalesdebentenerparaserprecisamenteestadosmentalesy, a fortior¿estadosmentalesintencionales?¿Cuálesson estaspropiedadesque nopierdenlos estadosmentalespor el hechode apareceren unade susdosmodalidadesprincipales:como estadosmentalesconscienteso comoesta-

2. John R. SEARLE, Mind.s, brains and science, 16. Cambridge,Mass., HarvardUniversity Press,1984.

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dosmentalesinconscientes?Un estadomentaldebeposeernecesariamen-te estasdos características:

(i) Ha de tenerintencionalidadintrínsecaen oposición a la merain1tencionalidadderivadao intencionalidad«comosi».

(u) Los estadosmentalesrepresentansuscondicionesde satisfacciónsólo bajo un cierto aspectoque esesencialparacomprendercómoel sujetoo agentese representaaquellascondicionesde satisfac-ción (Searle,1989,p. 197).

Segúnestasdos declaraciones,tanto los estadosmentalesconscientescomo los inconscientes—por serprecisamenteestadosmentales—poseenintencionalidadintrínsecay representansuscondicionesde satisfacciónba-jo un ciertoaspecto.Porconsiguiente,cuandoañadimosel adjetivo «inten-cional» a la expresión«estadomental»,no pareceque añadamosningúnplus de significado,dadoquetanto los estadosmentalesconscientescomolos inconscientessonestadosmentalesintencionales.Lo queesimportantesaber ahora es si los adjetivos «consciente»e <inconsciente»funcionanbien modificativarnente,bien atributiva o determinativamente,cuandoacompañana la expresión«estadomental [intencional]» -t Es ahoracuan-do tienesentidola conclusiónanteriorde queno hayestadosmentalesqueno seanintencionales.Si los hubiera,quebraríanestatajantedivisión dual.

Parapoderdar una respuestaa la cuestiónplanteada,es convenienterevisar,antesque nada, el ejemplo que pone Searlede lo que seríaunestadomental inconsciente,así como el modo que tiene de describirlo.Para este filósofo, mi creencia,que puedeque jamás la hayaformuladoexplícitamente,de que la torre Eiffel estáen París (cuandono estoypen-sandoen dicha creencia),es un estadomental inconsciente.Por ser unestadomental,es intencionaly representasuscondicionesde satisfacciónbajo un cierto aspecto(Searle, 1989, Pp. 196-197) ‘. Es decir, que hayestadosmentalesintencionalesinconscientesque representansus condi-cionesde satisfaccióncuandoestánsiendoinconscientes.La consecuenciaque se sigue de esta afirmación es, segúncreo, que la intencionalidadintrínsecay el representarseun objeto bajo un cierto aspecto,no pareceque tengannadaquever con la conciencia,dadoque losestadosintencio-nalesinconscientestambiénexhiben estasdos características.Si escierto,como acabode exponer,queestaconclusiónse derivanecesariamentedelas tesisy ejemplosde Searle,entoncesdecir «estadomental intencional»

3. Parala aclaracióndel sentidoen el que utilizo la distinciónentreadjetivosenfuncióndeterminativay adietiyn~ Pn fi,nciAn modificativa,véaseBRENTANO, P~ycholo-gie, 2, Pp. 61-62,y TwARoowsKí,Pp. 12-13.

4. La mismaclasedeejemploofreceSearleen Intentionalitypara ilustrar precisa-mentela misma tesis.Aquí tampocoañadenadaa la descripcióny caracterizacióndelos estadosde creenciainconscientesen relacióna lo que se acabade exponer(Searle.1983, p. 2).

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no tienenadaquever con el hechode queseaconscienteo no. Peroestaúltima es,precisamente,la tesisde los funcionalistascontrala que,teórica-mente,queríaargumentarSearleen esteartículo. Las dos orillas del ríoen lasquequiereestarSearlea la vezsonestasdos: si bienesverdadque,por unaparte,no quiere afirmar que la intencionalidady la concienciaseanlo mismo, tampocoquiere arriesgarsea desligarcompletamentelaintencionalidady la concienciacomo hacenlos funcionalistas.Pero la víaintermedia,si es quehayalguna,estápobladade numerososobstáculosyparadojasy se corre el peligro de ahogarseen el intento de recorrerla.

3. Problemasde la teoría de la intencionalidad de Searle

Segúnmi puntode vista, aunqueel diagnósticode estefilósofo a pro-pósito del programade las cienciascognitivas,según el cual seriaposiblecontarcon unateoría de la intencionalidadsuficientementefundamentadasin tenerunateoríade la conciencia,esbásicamenteacertado,sinembargono ha conseguidoser suficientementeconvincentea la hora de dar argu-mentospara que le creamos.Searlequeríasustituir unateoría «objetiva»en tercerapersonaacercade la intencionalidad,por una teoría subjetivaen primera persona.Pero la forma de conseguirestasustitución pasabapor explicar por qué el nexo entre la intencionalidady la concienciaesmucho más resistenteque lo que suponenalgunospsicólogosy teóricoscognitivos. La conclusióndel párrafoanterior esquesi las propiedades(i)e (u) son determinantesparaque algo seaun estadomental y el ejemploque pone Searlepara ilustrar lo que seríaun estadomental inconscientees válido, entoncesla vinculaciónentre la intencionalidadintrínsecay laconcienciase diluye de nuevo.

Tal y como yo lo entiendo,el origende estefallo en su argumentaciónes triple. Porunaparteestáen juego la suposiciónde Searle,casiconverti-da en dogma,de que no es posible abandonarel suelo de una metafísicamaterialistaa propósitode la ontología de los estadosmentales, tantoconscientescomo inconscientes.Porotra parte,se encuentrauna vezmásel problemade las difíciles relacionesentre la intencionalidadintrínsecade los estadosmentalesy la concienciaque tenemosde ellos. En Searle,másquede unarelaciónhabríaquehabjarde unadisociación.Finalmente,su noción misma de estadomental inconscienteplantea paradojasquerefuerzanla conclusióndel punto anterior.

Quizála forma másclaray sencillade procederseacomenzarpor estaúltima cuestión. Searledefine los estadosmentalesinconscientesde lasiguientemanera:

Entendemosla noción de un estadomental inconscientesólo comoun posiblecontenidode conciencia,sólo como la clasede cosaque,aunqueno consciente.y quizá imposiblede traera concienciapor variasrazones,es,sin embargo,laclasedecosaquepodríasero podríahabersidoconsciente(Searle,1989,p. 197).

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110 Oscar Gonzólez-Castón

De estacita se desprendeinmediatamenteque un estadomentalnosólo tiene un contenido que representasus condicionesde satisfacciónbajo un cierto aspecto,sino que esteestadomental tambiénes o puedeser, todo él, un contenidode conciencia.En el fondo, las afirmacionesdeSearlese reducenapostularqueun estadomental intencional inconscien-te tieneun contenidorepresentacionalque representasuscondicionesdesatisfacciónbajo un cierto aspecto,aunqueeste contenido puedapasarcompletamentedesapercibidopara la conciencia.Sólo bajo ciertas condi-cionesneurofisiológicaspuedeestecontenidosertraído a conciencia.

Si es importanteel texto que he citado en último lugar es porqueenél contamoscon una pista más para determinar las propiedadesde laconciencia. Decir concienciade las condicionesde satisfacciónes decirparte del estadomental.Estaparteconvierte al todo formadopor el modopsicológico y el contenidorepresentacionaldel estadomental en conteni-do suyo.

Estaforma de definir los estadosmentalesinconscientestiene muchasconsecuenciasde gran alcancepara los problemasque suscitael análisisde la intencionalidady su relación con la conciencia.No es únicamentequeno hayaen la teoría de Searleun apoyo firme en el quepuedadescan-sar la idea de que existe un vínculo interno entre intencionalidady con-ciencia,sino que ademásotras muchasnocionesse tornan asimismopro-blemáticas.Uno de los resultadosconlos queparecetenerun compromisoSearle,esque la caracterizaciónde las nocionesde contenidoy de repre-sentaciónno necesitaen absolutode la conciencia.

Paraabandonarel terreno de las ideasque han aparecidoen la citaanterior, indagaremosqué condicionesse requierenpara que «una cosa»seaun posiblecandidatoa contenidode la concienciay qué quiere decirpropiamenteestadeclaración.La tesismás explícita quese encuentraenSearlea esterespectoesquesonlos conceptosde intencionalidadintrínse-ca y de «forma aspectual»(aspectualshape) los que hacenque algo seamentalen absolutoy, por consiguiente,queesealgo seaun posiblecandi-dato a contenidode conciencia(1989,p. 198). Unaslíneasmásabajoofre-ce una nuevapista paraque pensemosen la clasede unión que se daríaentrela intencionalidady la conciencia.

La unión, pues,entreintencionalidady concienciase encuentraen la noción deformaaspectual.Paraqueseaintencional,un estadoo procesodebeserpensableo experimentable,y para serpensableo experimentabledebeteneruna formaaspectualbajo la cual sea,al menos en principio, pensableo experimentable(Searle,1989, p. 198).

Sin embargo,decir esto es resbalarsobreel duro hielo del problemasin hacermella en él. Pero esque,además,nadade lo que acabade decirSearlepuedeserciertosi es queseha de mantenerque los estadosmenta-les inconscientes,por ser mentales,son intrínsecamenteintencionalesy

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Intencionalidad sin conciencia 1 II

representansuscondicionesde satisfacciónbajoun cierto aspecto.Si estoes así,la unión entreintencionalidady concienciano puedeser la nociónde aspectoo sentido,ya que,comoel mismo Searleadmite, un estadodecreenciainconscientecomo,porejemplo,aquelque se expresaen el enun-ciado«la torre Eiffel estáen París»,representatambién sus condicionesde satisfacciónbajo un cierto aspecto.¿O es que el ejemploque tantorepiteSearleestámal elegidodesdeun principio?

Cuandoenunciéel triple origen de la debilidadde los argumentosdeSearle, dije que el problemade las relacionesentre la intencionalidadintrínsecay la concienciaera uno de ellos, y quizá el fundamental.Meparececlaro quedesdeel momentoen queestefilósofo defiendeque losestadosmentales inconscientesson intencionales,sólo cabe una disocia-ción radicalentrela intencionalidadintrínsecay la conciencia.Se abreenestelugar,pues,la interesantísimaperspectivade analizarhastaquépuntose puedehablarde intencionalidadintrínsecasin hablarde conciencia.Enotraspalabras,se trataría de averiguarsi un estadomental,simplementeen virtud de su contenido,puedeserintrínsecamenteintencionalsin quelo acompañenecesariamentela concienciaque lo conviertea todo él, deuna maneramuy peculiar, en contenido suyo. La pregunta,por consi-guiente es ésta: ¿no serála concienciaque «acompañanecesariamenteatodasmis representaciones»,la fuentede todaintencionalidadintrínseca?¿No serálo mismo decir intencionalidadintrínsecaquedecir conciencia?Si son estaslas preguntascorrectasen estepunto,¿dóndeestáel errordeSearle?Aquí entramosde pleno en la discusióndel problemade Brenta-no.

4. El prohienna de Brentano

Una hipótesisposibleparahallar la debilidadde la teoría de la inten-cionalidad de Searlees pensarque este autor no ha desarrolladounaontologíaformal descriptivasuficientede losestadosmentalesintenciona-les. Sólo se puededisociarde unamaneratan radical intencionalidadin-trínsecay concienciacuandose ha llegadoal convencimientode que unacto mentalsigue siendo tal, auncuandono seael contenidode (un actode) la conciencia.En otras palabras,parasostenerestatesisacercade larelaciónentrela concienciay la intencionalidadintrínseca—tanto de losestadosmentalesinconscientescomode los conscientes—,es precisopen-sarlasegúnel modelo de los colectivos,con el significadoprecisoquedioErentanoa estetérmino en su Psicologíadel año 1874.

Brentanoconsideraque los estadosmentalesintencionaleso actospsí-quicosy los fenómenosfísicosqueaquéllosintienden,formanunaunidad,unacosa.Los fenómenospsíquicosy sus contenidos—los fenómenosfísi-cos como partes intencionales,que no reales,de los fenómenospsíqui-cos—, son partesde un fenómenoreal unitario (Tel/e emeseinheitlichen

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wirklichen Seins)(Brentano,Psychologie,1, p. 221). El principio querigela ontologíade Brentanoen estepunto es que es imposible quealgo seaunacosareal (cm wirkliches Ding), y queal mismotiemposeaunamulti-plicidad de cosasreales;un colectivo (Kollektive) (Psychologie,1, p. 222).Hecha esta aclaración,se destacaque la primera distinción ontológicadebeserla distinción entrecosasrealesy colectivos.

Brentanoadviertequeno debemosdejarnosengañarpor el hechodequeen el lenguajenaturalnombremosnormalmentelos colectivosconuntérmino singularparaconcluirerróneamentede estacircunstanciaqueloscolectivosson cosassingulares.En la vida cotidianahablamosde un en-jambre, de un rebañoo de una ciudad. Pero cuandohablamosasí nohablamosde unacosareal, sino de un colectivode cosas.Sin dudaalguna,un problemaimportanteque se planteainmediatamentees saberqué esunacosareal y, en conexióncon él, el de encontrarun ejemploadecuadode esapeculiarísimacategoríaontológica.Un rebañono es unacosarealporque estáformado de ovejas.Estas,a su vez, estánformadasde patas,vísceras,etc. La dificultad de encontrarlos «átomos»—los únicosa losque podríamosllamar con todo derecho«cosasreales»—apartir de loscualesestánformadoslos colectivos, no es abordadadirectamenteporBrentano,aunquees conscientede ella. Sólo indica queno puedehabercolectivossi es queno haycosasreales(Psychologie,1, p. 222).

Hechaestaprimera aclaración,Brentanoestableceel segundoprinci-pio de su ontología. Aunqueciertamenteunacosareal no puedeser uncolectivo de cosas,no por ello estamosdesautorizadosa afirmar que enunacosano se puedandistinguir multiplicidades.Siguiendoa Aristótelesen esteasuntocapital,Brentanosubrayaqueunidadno quieredecirnece-sariamentesimplicidad. Dicho brevemente,la unidad real de una cosapuede conteneruna multiplicidad de partes (Brentano,Psychologie,1,p. 223).El ejemploqueprecisamenteponeBrentanoparailustrar cómoesposibleestaextrañasituación ontológica,es el de un acto de representa-ción en el que hay quedistinguir como mínimo entreel objeto primariodel acto y el objetosecundario—el acto quees objeto de sí mismo—dela percepcióninterna;de la conciencia,en la terminologíade Searle.Estaafirmaciónrequiere,sin dudaalguna,unaexplicaciónmásdetallada.

Antes de hacerestanecesariaaclaración,es importanteseñalarotropunto relativoa la terminologíaqueutiliza Brentano.Con el fin de elegirun término más selectivo y no confundir el uso de «parte»cuandoseutiliza parareferirsea las partesqueconstituyenun colectivo —las ovejassonpartesdel rebaño—,Brentanoempleael término «divisivo» (Divisiv)paradesignarlaspartesquese puedendistinguir en un objeto realsin quepor ello hayaqueafirmar queel objetoha dejadode ser unaunidadquese ha pulverizadoen numerosaspartesindependientes.Divisivos son laspartesde unaunidad que la dejan intactacomo tal unidad,pero que laconviertenen compleja (Brentano,Psychologie,1, p. 223).

Es razonablepensarqueSearleno considerala conciencia—la percep-

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ción interna, en la terminología de Brentano—como un divisivo de unestadomentalintencional.Es por estemotivo por el queel adjetivo «in-consciente»,cuandose añadea la expresión«estadomentalintencional»,funcionadeterminativamente.ParaBrentanoúnicamentepodría funcio-nar modificativamente.Un estadomentalintencionalinconscienteno esen absolutoun estadomental intencional,de la misma maneraque unhombremuerto,un diamantefalso o un falso amigo no son ni hombre,nidiamante,ni amigoalgunos.Así, pues,las imágenesmáso menossimplesquecomparanun estadomentalintencionalinconscienteconla forma queconservaun pez o un muebleindependientementedel lugar en dondeseencuentrensituados,pareceque hay que tomárselasmuy en serio, si esqueSearletiene razón.Pero cuantomásen serio se tomen,másfalsassetornan.

Si no me equivoco,estaclasede metáforasson las queBrentanorecua-zacuandoafirmaqueno puedehaberalgo asícomounaconcienciaincons-ciente (ein unbewussitesBewusstsein).En estaexpresiónhayqueentenderpor «conciencia»el estadomentalintencional,y por «inconsciente»,queese estado mental no se está apareciendoa la concienciacuandoestárepresentandosus condicionesde satisfacciónbajo un cierto aspecto—

como diría Searle.En otras palabras,una concienciainconscientees unacto mentaldel cual no es unoconsciente.Por consiguiente,no se puedehablarpropiamentede intencionalidadsi no sehablaal mismotiempodeconciencia,de acuerdocon Brentano.Sin entrar en los detallesde lascuatropruebasdadaspor Brentanoparanegarla posibilidadde unacon-cienciainconsciente,quiero,sin embargo,presentaraquíla última de ellasquees,posiblemente,la másimportantede todas.Sobresuconexión,porno decir identidad,con lo queDennettllamaba«el problemade Hume»no cabedudaalguna.

El origen de la teoría de Brentanoacercade la imposibilidadde quepuedadarsealguna vez unaconcienciainconscienteresideen su interésporrefutarel siguienteargumento.Algunospartidariosde la existenciadeestadosmentalesinconscientessosteníanque si todoestadomentalha deser consciente,entoncestodoacto mentalseríaun objeto del cual el sujetoesconsciente.En tal caso,no sólo debemostenerconcienciadel contenidode un estadomentalque representasus condicionesde satisfacciónbajoun cierto aspecto,sino tambiénde esteestadomentalmismo.A suvez,,entanto queeste estadomental es consciente—somosconscientesno sólodel sonido, sino también de que lo oímos—, deberíaserél tambiénelcontenidode otro estadomental,y asíad infinitum (Brentano,Psycholo-gie, 1, p. 111). Dado que el contenidode un estadomentaly el estadomental forman un todo unitario, si existieseesa iteración constantedeestadosmentales,entoncestambiéndeberíaiterarsecadaunade las partesque los componeny, por tanto,el contenidodel «primer»estadomental.Es asíqueno tenemosconcienciade queel contenidose multipliqueinde-finidamente,luegotienenqueexistir estadosmentalesinconscientes.Si no

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fueraasí,habríaqueadmitir un númeroinfinito de estadosmentalesimpli-cadosen el simpleactode oír (Brentano,Psychologie,1, p. 171). Es decir,quesi todoestadomentalintencional(todo fenómenomental) tuvieraqueserun objeto de la conciencia,entonceslos estadosmentalesdeberíanserinfinitamentecomplejos; lo cual es absurdo.

La soluciónpositivade Brentanoa estasdificultadesconsisteen conce-der a la partecontraria queno puedehaber,en ningún caso,un regresoinfinito, peronegándoleque la únicamaneraposiblede evitar el absurdode un regresoinfinito seapostularunaconcienciainconsciente.La repre-sentacióndel sonido y la representaciónde la representacióndel sonidoformanun estadomentalunitario.Así, pues,por lo quehacea la ontologíamásbásicadefendidaen la Psicologíadesdeelpunto de vistaempírico, losfundamentosde la relación intencionalson divisivosdel actopsíquicocon-sideradocomounacosarealunitaria. Hay un estadomentalcondosobje-tos:sonidoy «sí mismo»,llamadospor Brentano,respectivamente,objetosprimario y secundariodel acto mental.

La representacióndel sonido y la representaciónde la representacióndel sonidono formanmásqueun únicofenómenopsíquicoquedividimos conceptualmenteen dos representacionescuandolo consideramosen su relacióncon dos objetosdiferentes,de los cualesel uno es un fenómenofísicoy el ono un fenómenopsíquico. En el mismo fenómenopsíquico en el que se representael sonidoaprehendemossimultáneamenteel fenómenopsíquicomismoy, ciertamente,loaprehendemosde acuerdocon su carácterdualen tantoque tiene en sial sonidocomocontenidoy en tanto que,al mismotiempo,estápresenteasímismocornocontenido.

Podemosdenominaral sonido el objeto primario del oír, y al oir el objetosecundario(Brentano,Psychologie, 1. pp. 179-180).

Sin duda alguna,toda la fuerza del argumentoque ofrece Brentanoparaevitar el absurdode un regresoinfinito de los fenómenosmentalesal quelleva irremediablementeel cuartoargumentoen favor dela existen-cia de unaconcienciainconsciente,resideen afirmar el «carácterdual»delos fenómenosmentales.No hay regresoinfinito en la seriede Las repre-sentacionessencillamenteporquela serieterminaen el segundomiembro(Brentano,Psychologie,1, p. 183).El hilo delpensamientode Brentanosepuederesumirdiciendoqueel objetosecundariode la concienciaacompa-ña siempreal objeto primario de la conciencia.De estemodo no hay yamásni regresoinfinito, ni concienciainconsciente.

La concienciaque acompañaa la representacióndel sonido es unaconcienciano tanto de esta representación,como del acto psíquico entero en el cual serepresentael sonido y en el quela concienciamismaexisteconcomitantemente.A partedel hechode que se representeel fenómenofísico del sonido, el actopsíquicodel oír llegaa ser al mismotiemposu propioobjetoy contenidotomadocomoun todo (Brentano,Psycbologie, 1. p. 182>.

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Si Searleacusaalos funcionalistasdeno haberofrecidoun análisismáso menosaproximadoy completode un solo estadointencionalconsciente,creo que Searletampocomuestraen estearticulo ninguno adecuadoy,hasta dondeyo sé, tampocolo ha hecho en ninguna otra parte de suimportante obra filosófica. Creo que la teoría de Brentanoestá mejorelaboraday que desde ella se hace más comprensibleaquellarelacióninternaentre el contenido intencionaly el modo psicológicode la quehabla Searle.

5. Subjetividady neurofisiología

El tercerpuntoen el quesebasabala pocaestabilidadde los argumen-tosde Searlehacíahincapiéen surenuenciaa pensarsiquieraen laposibi-lidad de queunametafísicano materialistaa propósitode la caracteriza-ción ontológica, y no ya meramentelógica o descriptiva,de los estadosmentalespudieratenervisos de salir adelanteen el panoramafilosóficocontemporáneo.

Estoy contraponiendo«lo neurofisiológico»y «lo mental»,pero, por supuesto,segúnmi puntodevista sobrelasrelacionesmente-cuerpo,lo mentalsimplemen-te es neurofisiológicoen un nivel superior<Ihe mentalsimply is neurophysiologi-calal a higlier level). ... Contrapongolo mentala lo neurofisiológicodela mismamaneraa comouno podríacontraponerlos humanosa los animalessin queelloimplicasequela primeraclaseno estáincluida en la segunda.No haydualismoimplícito en el usoque hagode estacontraposición(Searle,1989, p. 209).

De acuerdocon este texto pareceque «lo mental» es una especiede«lo neurofisiológico»y que,por consiguiente,lo intencionales unaespeciede lo neurofisiológico,del mismo modo que hombrees una especiedelgéneroanimal.Paraentenderdebidamenteestaslíneasde Searlequeaca-bo de citar, convieneplantearunacuestiónun tanto paradójica,a la queesteautorse veabocadocomoconclusiónde sucadenade razonamientos.Expresabaanteriormentela idea de que las buenasintencionesde Searlepara enfrentarsecon «el miedo a la concienciaen la filosofía analíticacontemporánea»(Searle,1989,p. 193) no habíanconseguidocuajaren unargumentoconvincentea propósitode las relacionesentreintencionalidady conciencia.No hay razonespara no disociar la intencionalidadde laconcienciasi nos atenemosa lo que Searledefiendeen estearticulo. Apesarde todo, Searlecree que, al menosbajo una cierta interpretación,los estadosmentales—tantoconscientescomo inconscientes—son «¡cre-ductiblementesubjetivos»(Searle,1989, p. 201). La visión general queofrecela teoría de Searlees quehay estadosmentales;queestosestadosmentalespuedensertantoconscientescomoinconscientes;quetodosellosson intrínsecamenteintencionalesy representansuscondicionesde satis-

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facciónbajoun cierto aspecto;y que todosellosson,en un cierto sentido,subjetivos.La preguntaparadójicaa la quehacíamenciónanteriormentees la siguiente:

¿Cómopodríansersubjetivoslos estadosintencionalesinconscientessi no hayun sentimientosubjetivohaciaellos, si no hay «qualia»,si no hayun como-a-mi-me-parece-sentirlorespectode eseestado?(Searle,1989. p. 201).

La respuestade Searlees que el modo de existenciade los estadosmentalesintencionalesinconscientes(su ontología),es enteramenteneu-rofisiológica (Searle,1989, p. 201). Esta contestacióntan decididatienecomo corolario que la ontologíade los estadosintencionalesconscienteshabráde sernecesariamentetambién neurofisiológica.Los estadosinten-cionalesconscientesno son accidenteso modificacionesde unasustancíainextensa,esto es, de una sustanciamental no material subyacente.Nopodría ser de otra manerasi es cierto, como concluía antes,queparaSearlecualquierade las dosespeciesen las que se divide el géneroestadomentalson igualmenteintencionales.«La única ontologíamental es neu-rofisiológica» (Searle,1989, p. 201). En resumen,un estadomentalinten-cionalinconscienteesunacosaqueposeetodaslaspropiedadesnecesariaspara serun candidatoposiblea contenidode conciencia,pero que,porrazonesque seguramentese podríanexplicar en términos enteramenteneurofisiológicos,no lo ha llegadoa ser todavía.Estaes,segúnSearle,laprincipal conclusiónde su artículo. Con ella cree habersuperadola apa-rentecontradicciónquesurgecuandose consideraque «la ontologíade laintencionalidadinconscientees enteramentedescribibleen terceraperso-na, en términosobjetivosneurofisiológicos,peroque,al mismotiempo,losestadosson irreductiblementesubjetivos»(Searle,1989, p. 202).Pero,¿noes estohaberencontradola cuadraturadel círculo?

A estasconsideracioneshay queañadirqueel peso quepone Searleen la idea de que se puedesalvar el caráctersubjetivo de los estadosmentalesinconscientessi se apelaa sucondición de posiblescandidatosacontenidosde conciencia,tienecomo trasfondola tesisde quela ontologíaen tercerapersonade esaclasede estadosmentalesno consisteen otracosamásqueen propiedadesdel cerebroquetienen la capacidadde cau-sarun estadomentalintencionalconsciente(Searle,1989,p. 202).La capa-cidadque tienen los estadosmentalesinconscientesde ser virtualesesta-dos mentalesconscienteses lo que los hacesubjetivosy es,segúnSearle,la ventajaque tienenrespectode las distintasclasesde procesosmentalesinconscientesque postulanlas teoríascontemporáneasen filosofía de lamente.En esteúltimo caso,ninguno de estosprocesosy estadospertene-ceríansiquieraa la clasede cosasquesonaptasparaserestadosmentalesconscientes(Searle,1989, p. 207). Por ejemplo,no pareceque podamostenerla mismaclasede accesoconscienteacualquierade las fórmulasdel«LenguajedelPensamiento»,quela quetenemosa un dolor.La plausibili-

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dadde quehayaalgo asícomo «un sistemade representacionesinternas»innatocuyasfórmulas tenganlas funciones,entreotras,de serlos objetosde nuestrasactitudesproposicionales,de proporcionarlas condicionesdeposibilidadde unaexplicaciónde la capacidadde los sereshumanosparaentenderlos lenguajesnaturaleso paraaprenderalgunosconceptos,de-pendede largosprocesosde razonamientoy no decondicionesneurofisio-lógicas objetivasdel cerebro.

A pesarde que esta crítica de Searleal planteamientogeneraldelproblemade la intencionalidadtal y comoapareceen un grannúmerodeteoríascontemporáneasde filosofía de la mente,me parececierta en suslíneas generales,creo que este filósofo no proporciona un fundamentosuficienteen el quebasarla creenciade que es absolutamenteimposibleestaren posesiónal mismo tiempo de una ciencia objetiva en tercerapersonay de unacienciasobre losprocesosy estadosmentalesformuladaen estostérminos.

Es literalmenteimposible tenerambascosas,auncuando(los autoresquetraba-janen filosofía dela mente)disfracensu errorusandoun vocabularioqueparecemental.., pero que ha sido extirpadode cualquier contenido mental. Puedenseguiradelantecorrestapretensiónporquepuedenafirmarquela realidadmen-tal quepiensanestardiscutiendoes enteramente«inconsciente»(Searle,1989,p. 207).

6. Resumen

El objetivo de estetrabajoha sido modesto.Supuntode partidalo haconstituidoel diagnósticode la enfermedadqueaquejacrónicamentea lasteoríasde la filosofía de la menteacercade la intencionalidad.Searlehadicho que no se puedeandarbiensi se disociaradicalmenteintencionali-dad y conciencia.Sin embargo,cuandoha queridoponermanosa la obraparasanarestafractura,no ha conseguidoculminar la operaciónsatisfac-toriamente.El motivo fundamentalde estefallo resideen queno ha expli-cadoconvincentementela relacióncomplejaque existeentrela intencio-nalidad intrínsecade los estadosmentalesy la concienciaque tenemosdeellos. La insatisfactoriateoríade Searlesobreestacuestiónesencialtienecomo consecuenciael tenerqueenfrentarsecon «el problemade Brenta-no»y tomarposturafrenteaél. Sin embargo,la carenciade unaontologíaformal descriptivasuficientede los estadosmentalesintencionalesdesba-ratadesdeun principio todoensayode soluciónsatisfactoriaa esterespec-to. Las otrasdos razonesdel pocoéxito de la operaciónde Searle,comose ha planteadoa lo largo del texto, son, en primer lugar, las paradojasquesuscitasunocióny caracterizaciónde los estadosmentalesinconscien-tesy, en segundolugar, la defensade unametafísicamaterialistaapropó-sito de los estadosmentales.El resultadode la conjunciónde estos tres

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problemasesquetenemosqueseguirandandoconmuletascuandoexigi-mosunateorfade la intencionalidadqueno traicionelas exigenciasde unaontologíaantidualistaapropósitode la naturalezadelos estadosmentales,y quetampoconiegueel carácterapremiantede las cuestionesrelativasala intencionalidadintrínsecay a laconcienciacomofuentey origenúltimoen el quehayquebuscarla intencionalidadintrínseca.

Pylyshyn ha escrito que «probablemente,el segundorompecabezasmásdifícil de resolveren la filosofía de la mente(es)el rompecabezasdelsignificado.(El rompecabezasmásdifícil, en mi opinión, es el de la con-ciencia,el cual, probablemente,ni siquieraestásuficientementebien defi-nido paracualificarlo como un rompecabezas.)»(p. 24). Estediagnósticosiguesiendocompletamentecierto.

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