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d e l a s C u l t u r a s d e l M u n d o
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Batalla de Zama, de Cornelis Cort (1567).
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Correo de las Culturas del Mundo
Director Leonel Durán Solís Editor Mariano Flores Castro
Correo de la Culturas del Mundo, Año 2013, No. 127, (15 de marzo de 2013), es una publicación quincenal editada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Córdoba 45, Colonia Roma, C.P. 06700, Delegación Cuauhtémoc, México, Distrito Federal. Editores Responsables: Leonel Durán Solís y Mariano A. Flores Castro. Reservas de Derechos al Uso Exclusivo: 04-2012-091912305300-203. ISSN: en trámite. Domicilio de la publicación: Moneda 13, Centro Histórico de la Ciudad de México
Distribuidor: se distribuye por vía electrónica [email protected] Este número se publicó el 15 de marzo de 2013.
©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
POR LOS RESPECTIVOS AUTORES
DE LOS ARTÍCULOS, NOTAS Y FOTOGRAFÍAS.
Publicación fundada el 15 de agosto de 2007.
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• El reinlo de Elam
• Choga Zanbil en el reino elamita
• Roma contra Cartago
• Algo sobre la historia antigua del calendario
• Libros
• Enrique V de Inglaterra y el Tratado de Troyes
• Dioses, ancestros y espíritus de Oceanía
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El reino de Elam
Este antiguo país en el suroeste de Irán aproximadamente era equiva-
lente a la moderna región de Juzestán. Cuatro nombres geográficos
destacados dentro de Elam se mencionan en las fuentes antiguas: Awan,
Anshan, Simash y Susa. Susa era la capital de Elam, y en las fuentes clásicas
a veces se le llama Susiana.
A lo largo de los períodos prehistóricos tardíos, Elam estaba estrecha-
mente ligado culturalmente a Mesopotamia. Más tarde, tal vez debido a la
dominación de la dinastía acadia (c. 2334-c. 2154 a.C.), los elamitas adop-
taron la escritura cuneiforme sumerio-acadia. Finalmente Elam quedó bajo
el control de los primeros Guti, un pueblo de montañeses de la región, y
luego de la tercera dinastía de Ur. Cuando a su vez declinó el poder de Ur,
los elamitas reafirmaron su independencia.
En ese período turbulento surge el sistema único de Elam de sucesión
matrilineal; la soberanía era hereditaria a través de las mujeres, ya que un
nuevo gobernante siempre debía ser “el hijo de una hermana” de algún
miembro de la familia de un soberano mayor.
Alrededor de 1600 a.C., nuevos invasores de Mesopotamia, los kasitas,
pudeiron haber causado la caída de ambos, Babilonia y Elam. A partir de
entonces casi nada se sabe de Elam hasta la última parte del siglo XII a.C.,
cuando comenzó a resurgir como potencia internacional importante. Los
reyes elamitas Shutruk-Nahhunte y Kutir Nahhunte-invadieron Mesopota-
mia y tuvieron éxito en la obtención de un gran número de monumentos
Culturas
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antiguos (tales como la Estela de la Victoria de Naram-Sin y la estela que
lleva el código de las leyes de Hammurabi). Shilkhak-In-Shushinak hizo una
vigorosa campaña y, al menos durante un corto período, su dominio incluía
la mayor parte de Mesopotamia al este del río Tigris y hacia el este llegaba
casi hasta Persépolis. Este período de grandes conquistas elamitas terminó
cuando Nabucodonosor I de Babilonia (que reinó c. 1119-c. 1098 a.C.)
capturó y saqueó Susa. Durante casi 300 años después, no se sabe nada
de la historia elamita. En el 640 a.C., sin embargo, el rey asirio Asurbanipal
invadió Elam, saqueó Susa, y deportó a algunos de los ciudadanos notables
a Samaria en Palestina. Más tarde Elam formó una satrapía de la dinastía
Aqueménida persa y Susa se convirtió en una de las tres ciudades más
importantes del reino persa.
El complejo del templo y el palacio de Chogha Zanbil, junto con su
zigurat impresionante, son excelentes ejemplos que quedan de la cultura
elamita.
Fuente: Enciclopedia Británica en línea/ Trad. MFC
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Choga Zanbil ( en farsi لیبنزاغچ) es un complejo elamita
situado en la provincia del Juzestán, en Irán. Se encuentra a
unos 25 kilómetros al oeste de Dezful, a unos 45 kilómetros
al sur de Susa y a 230 kilómetros al norte de Abadán.
Las ruinas de Choga Zanbil fueron declaradas Patrimonio de
la Humanidad por la Unesco en el año 1979.
Arqueología
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Choga Zanbil era un centro religioso del Imperio elamita,
fundado hacia 1,250 a.C. por el rey Untash-Naprisha en la
ruta entre Anshan y Susa, con el nombre de Dur-Untash-
Naprisha (fortaleza de Untash-Naprisha). Rodeada de tres
murallas concéntricas, la ciudad santa fue consagrada al dios
nacional de Susa, Inshushinak.
El monumento más importante es un extraordinario zigurat,
construido según un método único en el mundo antiguo: en lugar de estar forma-
do por terrazas superpuestas, los cuatro pisos están encajados verticalmente. El
zigurat ocupa completamente el recinto interior, y fue construido sobre un templo
cuadrado anterior, también erigido por Untash-Naprisha. Es uno de los dos zigurats
que se han mantenido en pie hasta nuestros días fuera de Mesopotamia, y uno de
los mejor conservados.
En la zona intermedia se encuentran once templos dedicados a dioses menores.
Se cree que los planes originales incluían la construcción de veintidós templos,
pero la muerte del rey interrumpió las obras.
En la zona exterior se construyó un barrio real con palacios; las cinco tumbas rea-
les subterráneas descubiertas bajo uno de los palacios contienen restos incinerados
según una práctica similar a las de los hititas y hurritas, pero que no se encuentra en
la tradición elamita. Es posible que se tratara de una dinastía de origen extranjero,
quizá en relación con grupos indoeuropeos muy antiguos. Cerca de los palacios se
ha descubierto un templo dedicado a Nusku, dios mesopotámico del fuego.
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En apariencia, la ciudad propiamente dicha no llegó a ser construida ni habitada;
el sitio fue abandonado rápidamente, quizá debido a la extinción de la dinastía de
Untash-Naprisha. La mayor parte de las obras de arte realizadas para la ciudad
fueron transportadas a Susa. El zigurat, sin embargo, se mantuvo activo durante
varios siglos, hasta su destrucción por el rey asirio Asurbanípal en 640 a.C. Algu-
nos historiadores opinan que el gran número de templos y santuarios construidos
en Choga Zanbil significa que Untash-Naprisha pretendía crear un nuevo centro
religioso para reemplazar a Susa y unificar los dioses del alto y el bajo Elam.
Fuente: whc.unesco.org
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Las ruinas de la Ciudad Santa del reino de Elam.
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Año 208 a.C. Los ejércitos romano y cartaginés, a las órdenes de Escipión el
Africano y Asdrúbal Barca (hermano de Aníbal), están a punto de entablar
batalla. Asdrúbal domina un cerro estratégico en el que se ha instalado ante
la llegada de su enemigo. Las tropas de Escipión, que han acampado a unos
cuatro kilómetros, atacan a los cartagineses: primero con la infantería ligera y
luego con el grueso de su ejército, desplegando una maniobra de tenaza para
rodear al ejército enemigo. Asdrúbal pierde el combate y huye, llevándose, eso
sí, el tesoro y los elefantes. “Es la batalla de Baécula, una de las importantes de
la Segunda Guerra Púnica, que enfrenta a las dos potencias del momento por
el dominio del Mediterráneo, casi una guerra mundial”, apunta el arqueólogo
Arturo Ruiz.
La historia, los detalles de esta batalla, la cuentan los historiadores romanos
Polibio y Tito Livio. Pero, ¿dónde se libró exactamente? ¿Qué cerro era ese en
el que se defendió Asdrúbal y atacó Escipión? ¿Por dónde avanzó uno y huyó
el otro? Un equipo de arqueólogos de la Universidad de Jaén afirma haber des-
cubierto el lugar del combate y encontrado el rastro de las tropas en sus movi-
mientos sobre el terreno. Los investigadores están leyendo los vestigios directos
para entender qué pasó. Lanzas, puntas de flecha y de jabalina, tachuelas de
las sandalias, proyectiles de los honderos baleares que lucharon en las filas car-
taginesas, broches de los ropajes, espuelas… incluso piquetas de las tiendas de
acampada o los agujeros donde clavaron los de Asdrúbal la empalizada de pro-
tección, han salido a la luz en los últimos años. En total, estos arqueólogos han
Roma contra Cartagopor Alicia Rivera
Historia
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recuperado ya más de 6,000 objetos, dos tercios de ellos asociados al aconteci-
miento del 208 a.C. Los ejércitos de las dos potencias, afirman, se enfrentaron
en el cerro de Las Albahacas cerca de la actual localidad de Santo Tomé (Jaén),
un lugar estratégico de acceso a la cuenca del Guadalquivir desde Cartago Nova
(Cartagena) que Escipión había conquistado el año anterior. Asdrúbal estaba a
tiro de las minas de cobre y plata de Cástulo. Una región importante para unos
y para otros.
Polibio y Tito Livio aportan detalles del enfrentamiento de Baécula
Es arqueología de una batalla, de un acontecimiento efímero, algo insólito en
la tradición de unas investigaciones que suelen ocuparse de ciudades, templos,
tumbas o infraestructuras que perduran durante siglos. “Hasta ahora solo se
había excavado así una batalla de la antigüedad, la de Teotoburgo, en Alema-
nia, de romanos contra los germanos, y es muy posterior, del año 9 aC.”, recalca
Juan Pedro Bellón, del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología
Ibérica (Universidad de Jaén). “Hay alguna batalla excavada con una metodolo-
gía similar, pero del siglo XIX, en concreto la de tropas estadounidenses contra
indios en Little Big Horn, y algunos campamentos militares, pero nada más”,
añade su colega Manuel Molinos. Por ejemplo, las batallas de Aníbal en Italia
se sabe que fueron en Tesino, Trebia, Trasimeno y Cannas, pero no en qué sitio
exactamente, dice Bellón, ni hay restos arqueológicos de ellas.
Con las detalladas descripciones de los historiadores romanos, los investiga-
dores del Instituto de Jaén se plantearon, hace una década, encontrar los vesti-
gios de la batalla de Baécula. “El general cartaginés recorría entonces los para-
jes de Cástulo, alrededor de la ciudad de Bécula, no lejos de las minas de plata.
Informado de la proximidad de los romanos cambió de lugar su campamento
y se procuró seguridad por un río que fluía a sus espaldas”, escribió Polibio. Y
Tito Livio: “El ejército de Asdrúbal estaba cerca de la ciudad de Bécula y por la
noche Asdrúbal replegó sus tropas a una altura. Por detrás había un río.
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La altura, que tenía una explanada en la parte más alta, por delante y por
los lados ceñía todo su contorno una especie de ribazo abrupto”.
“La Segunda Guerra Púnica es casi una guerra mundial”, dice Arturo Ruiz
Los arqueólogos emprendieron una labor casi detectivesca para dar con el
lugar de los hechos, con la ayuda de los textos clásicos y técnicas topográficas
avanzadas, además de la observación directa sobre el terreno. “Schulten, en
1925, situó la batalla de Baécula al sur de Bailén, pero lo descartamos, porque
la geografía no se ajustaba a las descripciones de Polibio y Tito Livio”, cuen-
ta Arturo Ruiz, arqueólogo de la Universidad de Jaén que puso en marcha el
proyecto de Baécula. También se habían propuesto otras localizaciones. Poco
a poco, el equipo fue identificando posibles cerros y haciendo catas arqueoló-
gicas con detectores de metales, hasta que en el cerro de Las Albahacas empe-
zaron a aparecer restos acordes con un enfrentamiento entre dos ejércitos.
Desde 2006, realizan excavaciones en el lugar y participan en los estudios una
veintena de expertos: topógrafos, numismáticos, conocedores de armamento
antiguo, especialistas en paleoclima y en análisis químicos.
La investigación, financiada por el Plan Nacional de Investigación Científica,
es una labor ardua y extensa. El teatro de operaciones se extiende por 400 hec-
táreas, aunque las prospecciones más intensas se centran en 20 hectáreas. Los
arqueólogos han hecho decenas de transectos (líneas de prospección con los
detectores de metales) y centenares de cuadrículas.
Lucharon unos 15,000 hombres, según los especialistas
En el 209 a.C. los romanos toman Cartagena y, un año después, entran en la
zona del alto Guadalquivir, dominado por los cartagineses. Aníbal ha estado
en ese territorio de importancia estratégica antes de dirigirse a Italia, recuerda
Bellón. Y en la península Ibérica permanecen tres ejércitos cartagineses: dos
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de ellos al mando de los hermanos de Aníbal, Asdrúbal Barca y Magón Barca,
y otro al mando de Asdrúbal Giscón. “La batalla de Baécula abre el control de
la Bética a Roma y, en adelante, Andalucía será su almacén de aceite, trigo y
minas de plata y plomo”, explica Ruiz. “Según una teoría, Escipión entra en
Andalucía por Despeñaperros, pero nosotros sostenemos que lo hace por el
valle del río Guadiana Menor”, apunta Bellón. Quiere evitar que Asdrúbal
llegue a Italia para apoyar a su hermano Aníbal y, a la vez, evitar que se unan
los otros dos ejércitos cartagineses.
La historia solo contaba con las fuentes de una de las partes en conflicto,
explica Ruiz. “Y los romanos ensalzan a Escipión como gran estratega que
planifica el movimiento envolvente de su ejército, que afronta la dificultad y
dureza de la batalla de Baécula y que, al final, derrota a Asdrúbal”, comenta
Bellón. Pero ahora los arqueólogos intentan leer directamente las pruebas para
averiguar qué paso. Apenas aparecen en el cerro armas cortas, lo que indica
que el enfrentamiento cuerpo a cuerpo fue limitado. Sin embargo, añade
Bellón, hay muchas armas arrojadizas, como lanzas, flechas, proyectiles de los
honderos baleáricos y dardos.
En el cerro de Las Albahacas han encontrado armas, broches, piquetas...
“Asdrúbal elige el cerro sabiendo que es un punto defensivo estratégico para
defenderse y para preparar la huida”, continúa Bellón. “Los romanos estable-
cen su campamento a unos cuatro kilómetros e, inmediatamente, fuerzan la
batalla atacando a los cartagineses. Tienen desventaja teórica sobre el terre-
no ya que atacan cuesta arriba, pero tienen ventaja numérica”. No está claro
cuántos hombres participaron en la batalla. Tito Livio habla de 70.,000 (40,000
romanos y 30,000 cartagineses). Puede ser exagerado. Los arqueólogos de Jaén
lo dejan en unos 15,000 en total.
“Ni Polibio ni Tito Livio son contemporáneos de los hechos, y escriben basán-
dose en la abundante documentación romana, aunque el primero, que nació
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en 200 a.C., se considera una fuente más fidedigna porque escucharía datos de
primera mano. De los cartagineses no hay testimonios porque la ciudad de Car-
tago fue arrasada al final de la Tercera Guerra Púnica, cuando los romanos final-
mente se hicieron con el poder absoluto del Mediterráneo”, apunta Molinos.
Después de Baécula, Escipión permanece poco tiempo en el campamento del
cerro que ha tomado al enemigo. Asdrúbal huye y llega a Italia, en el 207 a.C.
Una vez allí, envía dos emisarios a Aníbal, pero los romanos los interceptan y
atacan: Asdrúbal muere en la batalla de Metauro.
El rastro de las tachuelas de sandalia
Las sandalias de los romanos, que no de los cartagineses, llevaban unos rema-
ches de hierro en la suela de cuero, para proteger el material frente al deterio-
ro del uso y para mejorar el agarre. Las tachuelas se desprendían. O el calzado
quedaba abandonado por alguna causa. Entonces esas piezas, denominadas
clavi caligarii, de un centímetro de diámetro aproximadamente y dos o tres
milímetros de alto, con una punta curvada para sujetarlas al cuero, quedan
sembradas por el campo. Para los expoliadores carecen de valor, así que per-
manecen en el lugar durante siglos, hasta convertirse en un tesoro para los
arqueólogos.
“Hemos encontrado cientos de tachuelas en Baécula y gracias a ellas hemos
podido localizar no solo el campamento romano, su punto de partida, sino
también el camino de unos cuatro kilómetros que recorrió el ejército de Esci-
pión para atacar al enemigo en el cerro, así como la zona donde se desplegó y
la batalla”, explica el arqueólogo Juan Pedro Bellón. Es una forma de arqueolo-
gía dinámica importante, e incluso se han hecho estudios para estimar cuántas
tachuelas perdería un soldado romano caminando, añade Bellón.
Las tachuelas salen ahora a la luz con los detectores de metales (apoyados con
GPS para una localización exacta de cada pieza), y los arqueólogos de Baécula
han analizado los resultados del barrido del territorio con ellos identificando
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las zonas de mayor densidad de tachuelas (campamentos y batalla) y piezas
más dispersas en el camino. Cuando los investigadores han comparado la ruta
que marca el rastro de las tachuelas con el mejor camino trazado sobre la
topografía de la zona han visto que los romanos acertaron.
¿Y de los movimientos de los cartagineses? Puede haber un rastro de sus
monedas, sus armas... El plan de investigación ahora es seguir a las tropas de
Asdrúbal en la retirada y profundizar el conocimiento del campo de batalla.
Fuente: http://cultura.elpais.com/
El cartaginés Aníbal Barca y el romano Escipión El Africano.
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Algo sobre la historia antigua del calendario
por Alonso Hiram Redondo
Presentado en:
Encuentro Nacional de Astronomía RAC, Bogotá, octubre de 2009.
Festival de Astronomía ASASAC. Villa de Leyva, febrero de 2010.
Seminario Internacional Didáctica de la Astronomía UAI. Barranquilla,
agosto de 2010.
Objetivos:
• Resaltar la importancia del calendario, como principal aporte de la astrono-
mía al desarrollo de la humanidad.
• Ofrecer alternativas que permitan descubrir el origen de la necesidad de
medir el tiempo.
• Brindar información que permita opinar con elementos de juicio, sobre
cultura, religión y ciencia, y sobre el aporte de cada una al desarrollo del
calendario usado en la actualidad.
Astronomía
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ETIMOLÓGICAMENTE, la palabra calendario tiene un
origen muy antiguo; posiblemente las tribus indoeu-
ropeas ya utilizaban la palabra Kla (proclamar) para llamar
días mejores. En el latín romano, esta palabra se transfor-
maría en Kalendas, término utilizado para señalar al primer
día del mes, anunciado por el primer día de Luna creciente
(después de la Luna nueva), y utilizado por los cobradores
para realizar sus penosas tareas mientras anotaban a sus
deudos en el Calendarium, o “libro del contador”.
Ya en el año 2,700 antes de Herodoto, 2970 a.u.c., o lo
que es igual 3,184 antes de Cristo, los egipcios conocían
la regularidad del firmamento y particularmente la coin-
cidencia entre sucesos del cielo y algunos en la Tierra. No
se trata de que dichos eventos estuvieran directamente
relacionados, pero el hecho de que sucedieran simultánea-
mente dio a los egipcios la oportunidad de predecir y pre-
pararse para muchos de ellos. En particular, esta cultura se
dio cuenta que tras la aparición de la estrella Sothis el río
Nilo crecía e inundaba los campos, ofreciendo temporadas
de fertilidad para trabajar la tierra que eran anunciadas
con anticipación. Las representaciones halladas en el techo
de la tumba de Senenmut (Tebas), arquitecto y canciller de
Hapshetsut, sugieren que la estrella Sothis es simplemente
Sirius, la estrella alpha de la constelación del Can Mayor y
la más brillante del cielo nocturno. Era tal la importancia
Sopdet
“Los egipcios fueron los primeros de todos los hombres que descubrieron el año, y decían que esto lo hallaron a partir de los astros”Herodoto (270-239 a.u.c.)
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de la aparición de esta estrella, que el año egipcio daba inicio cuando Sothis
era visible por primera vez antes de la salida del Sol (salida helíaca). Su nombre
significa “brillante del nuevo año” y representa a Sopdet, la diosa madre (y
al tiempo hermana) del faraón, y su guía hacia el cielo después de la muerte,
asociada además con los ciclos de siembra y cosecha, siendo esposa de Hapy,
dios de la fertilidad.
No mucho tiempo después, cuando Sargón el Grande y su descendencia
expandían sus territorios desde el golfo Pérsico hasta el Mediterráneo, otro
calendario dejaba evidencias de su uso. Se trata de un calendario lunisolar muy
anterior a la fundación de Babilonia, pero también con origen en la antigua
Mesopotamia, entre los periodos de Acadia y Sumeria, y de los cuales se sabe
por los grabados cuneiformes de la biblioteca de Azurbanípal. Estos calenda-
rios tenían una división de 12 meses (araj o arax) más un mes suplementario
(embolismal) que iniciaban con la aparición del primer creciente después de la
luna nueva. Sus meses eran:
Nisanu (marzo), “mes del santuario”, dedicado a Anu y Belio.
Airu (abril), “mes del toro”, dedicado a Ea.
Zigurat de Ur, construido en honor al dios de la Luna, Nanna Sivanu o Simanu
(mayo), dedicado al dios Sin (Acadio: Sîn, Suen. Sumerio: Nanna), dios “ilumi-
nador” de la Luna, hijo de Enlil y Ninlil.
Du‘uzu o Duzn, dedicado a Adar, que a su vez es el nombre adoptado por los
hebreos para uno de sus meses.
Abu.
Ululu o Elulu, dedicado a la diosa Ishtar.
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Tiš-ri-tum o Tashritu, dedicado a Shamash, dios sol acadio y dios de la justicia
entre asirios y babilonios. Su nombre significa “comienzo”.
Arax-samna, dedicado al dios Marduk, asociado a la constelación de Escorpión.
Kislimu o Kilisivu, dedicado a Nergal, dios del mundo terrenal.
Ebêtum o Zebitu, “mes cercano al agua”, dedicado a Pap-sukkal, dios mensajero
del panteón akadio, identificado en numerosos textos y heredado luego por los
griegos posiblemente en la figura de Hermes.
Šabaṭu, dedicado a Ramman.
Addaru o Adâr, dedicado a Dibbara, el dios de la pestilencia. Durante las cele-
braciones de este mes, el dios Marduk recibe el nombre de “los pescados del
Ea”, posiblemente motivando el nombre de la constelación de Piscis.
Makaruša Addari, mes suplementario, dedicado a Ashur, que en hebreo se sim-
boliza con רושא, a menudo transcrito como Asshur, representa la letra hebrea
con la que se nombra al segundo hijo de Shem (Sem), hijo de Noé (Shin) ”ש“
en el relato bíblico del diluvio.
Bien sea por conquista o por intercambio cultural, las civilizaciones asimila-
ban aspectos importantes de los calendarios en todo el medio oriente; tal es
el caso de los calendarios macedonio y hebreo. Los hebreos fueron exiliados
de Babilonia en el siglo VI a.C. y llevaron consigo el calendario babilónico del
cual no cambiaron casi nada. Evidencia de ello lo constituye la semejanza en
los nombres de ambos calendarios, aunque los babilonios iniciaron su año en
el equinoccio de primavera (marzo) y los hebreos en el de otoño (septiembre).
(Artículo en construcción.) Fuente: http://astronomovil.com/
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La curiosidad de un niño lo puede conducir a investigar para entender las diferencias entre ritmos musicales escuchados por sus abuelos y padres, las raíces genealógicas de su fami-lia o cómo preparan dulces otras comunidades. Quizá estas indagaciones sean el comienzo de un análisis antropológico.Con ejercicios y juegos recomendados en El pequeño
antropólogo, de Mette Marie Wacher Rodarte, los niños podrán experimentar cómo trabajan los investigadores para analizar las expresiones socioculturales de una comunidad mediante la premisa de que “no hay una cultura mejor que otra”. Una pluma, libreta de apuntes, cámara fotográfica o una grabadora de voz son herramientas para que los pequeños antropólogos aporten sus teorías sobre la evolución de los usos y costumbres en un sector social, con la finalidad de apreciar diferencias y semejanzas entre personas. De manera divertida, la antropóloga mexicana Wacher Rodarte ilustra las aristas de signos, creencias religiosas, hábitos alimenticios o tradiciones con el propósito de convertir esas actividades en materia prima para que sus jóvenes aprendices las utilicen de guía en sus prácticas de campo. Se trata de que des-cubrian el hilo histórico. Por ejemplo, en el libro se plantea el aprendizaje de la diversidad lingüísti-ca en México, que a través de la relación de palabras escritas en lenguas indí-genas e imágenes los pequeños aprenderán algunos significados del maya, nahua o purépecha.
Editorial: CNCA/INAHFuente: La Jornada/Cultura
No hay cultura mejor que otrapor Edgar Daniel González Delgadillo
Libros
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Hijos de la Tierra
Guran, Milton
Coedición: Etnoscopio Ediciones y Universidad del Claustro de Sor Juana
UAM-I, 1a. ed., 2012, 76 pp. ISBN: 978-607-477-721-5
Este catálogo reúne una selección de 45 fotografías de las 80 que integran la exposición Hijos de la tierra, presentada en la Biblioteca de México José Vasconcelos, en el marco del festival Fotoseptiembre 2011. Selección de imágenes emblemáticas de 16 pueblos indígenas de varias regiones de Brasil, que constituyen un espectro amplio de la diversidad cultural de ese país sudamericano.
Libros
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Peregrinaciones de ayer y hoyArqueología y antropología de las religiones
Coordinador : PATRICIA FOURNIER, CARLOS MONDRAGÓN, WALBURGA WIESHEUAutores Varios : DAVID LAGUNAS ARIAS, FRANÇOISE ODILE NEFF NUIXA, FERNANDO LÓPEZ AGUILAR, SERGIO SÁNCHEZ VÁZQUEZ, LUIS ARTURO JIMÉNEZ MEDINA, RAÚL MÉNDEZ YÁÑEZ, F.T. AZUL U. RAMÍREZ RODRÍGUEZ, OUAJD KARKAR, LESLIE F. ZUBIETA, MARÍA ELVIRA RÍOS, EDUARDO HERRERAEl Colegio de México Centro de Estudios de Asia y África1ª Edición: 2012 ISBN: 978-607-462-392-5
Esta obra representa un esfuerzo por retomar el concepto de la peregrinación y repensarlo críticamente a la luz de nuevas investigaciones. Con este fin, ofrece trece estudios realiza-dos en las más diversas regiones de México y el mundo, entre las que se incluyen el Centro de México y el Bajío, África sur-central y el Rif marroquí, el este de Asia (China imperial y contemporánea), la alta planicie del Tibet, los archipiélagos de Melanesia y Estados Unidos de América.
Uno de los objetivos de esta compilación es problematizar nociones establecidas en torno al peregrinaje ofreciendo nuevas formas de entender la construcción y la experiencia de los paisajes culturales, la percepción del espacio, del desplazamiento y de la condición de la persona y el grupo, así como la creciente importancia del turismo y la migración en contextos transnacionales actuales.
Libros
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La batalla del Vieil Baugé, por Martial d‘Auvergne
Los soldados franceses y escoceses de Carlos VII son liderados por el Conde de Buchan y derrotan a las fuerzas de Enrique V de Inglaterra.
El Tratado de Troyes fue un intento de finalizar la Guerra de los Cien Años entre Inglaterra y Francia. El rey Carlos VI de Francia sufrió
ataques de locura durante la mayor parte de su reinado y no reinaba en la práctica desde 1392. Enrique V de Inglaterra había invadido parte de Francia en 1415 y logrado una victoria aplastante contra los franceses en la Batalla de Agincourt. Tres años más tarde, los partidarios franceses del delfín Carlos asesinaron a Juan I de Borgoña, y su hijo y sucesor Felipe III de Borgoña, indignado, formó una alianza con los ingleses. La impopular reina Isabel de Baviera consintió el tratado, frente a las acusaciones de que su hijo fuera bastardo, en lo que se podría considerar como Realpolitik. Cuatro de sus cinco hijos ya habían fallecido. El delfín Carlos era enfermizo y se sospechaba que estuviera involucrado en el complot de asesinato de Juan I de Borgoña (no se sabe si intervino, aun cuando este hecho ocurrió en su presencia). Probablemente existía
Historia
El tratado de Troyes
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preocupación por las probabilidades de que hubiera heredado la enfermedad de su padre. Si las dinastías se unían en torno a Enrique V, la guerra podría acabar y dejar a Francia en manos de un rey vigoroso y hábil. El duque de Borgoña, Felipe III de Borgoña, también se involucró en las negociaciones, aceptó no sacar otro provecho del acuerdo que, con la desheredación de Carlos el delfín, Felipe era el siguiente en el linaje de los Valois para la sucesión al trono. Aparentemente, esto fue suficiente para satisfacerlo, ya que el hombre que él culpaba por la muerte de su padre había sido desheredado. En el momento de la firma del tratado nadie podía prever que, tanto Carlos VI como Enrique V, fallecieran durante los dos meses siguientes (en 1422), dejando como regente nominal de ambos países al infante Enrique VI de Inglaterra. Carlos VII asumió, a la muerte de su padre, el control de facto de los restantes territorios franceses. Sus detractores alegaban que él no era el hijo de Carlo VI. Se rumoreaba que la reina Isabel de Baviera había tenido un romance con Luis de Valois, duque de Orleans, ante lo cual muchos observadores vieron en el tratado la confirmación de su ilegitimidad. Los reclamos de los partidarios de los ingleses llamaban a Carlos VII el “rey de Bourges,” ciudad donde se había refugiado con su corte y una burlona referencia al reducido estado de Francia. El clero que apoyó a Carlos VII citó la antigua Ley sálica para contestar que ninguna mujer podía transmitir el derecho de herencia al trono de Francia. El tratado se había basado en las reclamaciones de Enrique V y de su hijo Enrique VI con respecto a sus relaciones con la esposa del primero, Catalina de Valois. Las disposiciones legales del Tratado de Troyes no fueron llevadas a sus últimas consecuencias por la intervención de una campesina visionaria llamada Juana de Arco, quien llevó a Carlos VII a una coronación oficial en la recuperada ciudad de Rheims.
Fuentes: Histoire de la France/Britannica/ Wikipedia
27
Juana de Arco. Pintura, ca. 1485. Interpretación de un artista de la época. (Centre Historique des Archives Nationales, Paris, AE II 2490)
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Oceanía
Dioses, ancestros y espíritus por Hélène Giguère
Los habitantes de Oceanía viven en interacción con un panteón de
deidades en el que están integrados los antepasados, espíritus,
dioses especializados (de la guerra, la agricultura, la creación), genios
y a veces un dios supremo. Una jerarquía distingue generalmente a
los dioses principales de los dioses menores. Para mantener buenas
relaciones con estos seres invisibles y obtener sus favores, los vivos les
ofrendan oraciones y sacrificios. También observan varios tabúes cuya
transgresión puede provocar la ira de los seres invisibles a los que se
debe devoción. Su ira puede causar la pérdida de los dientes y el cabe-
llo, enfermedad o muerte de un individuo o un grupo entero. Los seres
superiores también transmiten el maná a los humanos.
Algunas de estas entidades invisibles protegen a los grupos identifi-
cados como una familia o una ciudad, que les consagran un santuario,
un templo o una casa extendida. Bajo la égida del jefe o de sacerdotes
mediadores entre lo visible y lo invisible, se realizan los ritos prescritos
para las deidades del lugar. Algunos dioses a veces son atraídos a las
casas. Así, en la casa de las mujeres, cuando una de ellas está a punto
de dar a luz, se invoca la ayuda de varios poderes invisibles. El que ha
sido invocado en el momento en que el niño nace, lo protegerá toda
su vida, porque se convertirá también en hijo de esa deidad. Estos dio-
ses, ya sean de hogares, de individuos (yo) o aldeas pueden hacerse
visibles encarnando en un animal particular (manatíes, cocodrilos, aves,
serpientes...). El animal se convertirá en un objeto de veneración cuyo
consumo estará prohibido.
29
A lo largo de Oceanía, los moti-
vos desarrollados para representar a
dioses y espíritus se encuentran en
muchas formas de expresión artística,
tales como tatuajes, máscaras, esta-
tuas, tabletas votivas y armas ceremo-
niales. En la Polinesia, los dioses y los
antepasados son representados por
estatuillas denominadas tikis. Gracias
a la fabricación de tikis de jade el
arte maorí floreció en gran medida a
principios de 1800. En esa época, su
producción requería varios meses. La
figura humana con cabeza de pája-
ro representa frecuentemente al dios
Makemake.
La influencia de los misioneros ha
provocado cambios en el panteón
de las deidades ancestrales. Ahora
incluye varias entidades como los
santos cristianos y la Trinidad. Los
intentos de sincretismo reinterpretan
las creencias tradicionales mediante la
búsqueda de correspondencias entre
las divinidades locales y las cristianas.
Fuente: http://www.oceanie.org/graphes/gr_ancetres_anim.html/
Trad. Mariano Flores Castro
Tikis
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Directorio
INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA
DIRECTOR GENERALSERGIO RAÚL ARROYO GARCÍA
SECRETARIO TÉCNICOBOLFY COTTOM ULiN
COORDINADOR NACIONAL DE ANTROPOLOGÍAFRANCISCO BARRIGA PUENTE
DIRECTOR DEL CORREO DE LAS CULTURAS DEL MUNDOLEONEL DURÁN SOLÍS
EDITORMARIANO FLORES CASTRO
ÉSTA ES UNA PUBLICACIÓN DE LACOORDINACIÓN NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA
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MÉXICO, D.F., 15 DE MARZO DE 2013.