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LIBROS DE ORO GIJÓN, 14 de julio de 2018 • DIARIO DE LA SEMANA NEGRA • DECANO DE LA PRENSA NEGRA MUNDIAL • ÉPOCA XXXI • GRATUITO • Nº 9 www.semananegra.org LIBROS DE ORO TARDE DE PREMIOS EN LA SEMANA NEGRA EL REFUGIO DE LOS CANALLAS Por Juan Bas Páginas centrales HOY SE REGALA la publicación Un asesino anda suelto, en la Carpa del Encuentro a las 21.30 horas. Hasta final de existencias. HOY SE REGALA

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LIBROS DE OROGIJÓN, 14 de julio de 2018 • DIARIO DE LA SEMANA NEGRA • DECANO DE LA PRENSA NEGRA MUNDIAL • ÉPOCA XXXI • GRATUITO • Nº 9

www.semananegra.org

LIBROS DE OROTARDE DE PREMIOS EN LA SEMANA NEGRA

EL REFUGIODE LOS CANALLAS

Por Juan Bas

Páginas centrales

HOY SE REGALAla publicación Un asesino anda suelto, en la Carpa del Encuentro

a las 21.30 horas. Hasta final de existencias.

HOY SE REGALA

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sábado, 14 de julio de 20182

ASOCIACIÓN SEMANA NEGRA

Presidenta:Susana Quirós

Director del Comité Organizador:José Luis Paraja

D.L.: As-2.391/2000

Redacción: Jesús Palacios

Colaborador: Juan Bas

Fotografía: José Luis Morilla

Edición y diseño gráfico:Ángel de la Calle

Dirección:Pablo Batalla Cueto

Preimpresión: Morilla Fotocomposición Imprime: Imprenta Mercantil

...debatimos sobre literaturas de género... ...y sobre cultura de ciudad,...

...y se nos impartió una clase sobre cuerposmaternos, culturas del riesgo y nuevos escenarios

reproductivos

...Mabel Lozano nos contó sus experiencias como periodista, columnista y mujer...

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3sábado, 14 de julio de 2018

Comedia libresca(Transcripción de Jesús Palacios)

No sé si sabrán ustedes, y si no lo sabían ya se lo digo yo, quelos comediantes sacan sus ideas de copiar las de los demás. Pero no,claro, las de los demás seres vulgares y corrientes que andan por ahí—aunque alguna vez, para ser sincero, también nos aprovechamosde sus chistes y chistacos vulgares y corrientes—, sino las de escri-tores, humoristas, autores y pensadores mucho más brillantes quenosotros, a ser posible muertos y bien enterrados, que difícilmentepuedan protestar. Ideas, frases y sentencias que generalmente sem-braran en libros y escritos varios que rara vez son leídos o recorda-dos hoy por un público televisivo y multimedia, digital y tal, que aduras penas puede deletrear ya el menú de un bar. ¿Quién se va aenterar de que mi mejor monólogo de hace unos meses está casi en-teramente plagiado de frases y citas de Norman Mailer, Gore Vi-dal, Scott Fitzgerald, Dorothy Parker, Max Beerbohm o JaneBowles? Por cierto, ¿quién demonios es Max Beerbohm? Pues deeso se trata. La mayoría de la gente no lee y si lee, olvida. Pero elComediante recuerda apunta, anota y repite, repite más que un pe-pinillo en vinagre. Hace del plagio, el robo y la mentira su forma devida. Y a mucha honra. Por eso la Semana Negra de Gijón, con suferia del libro repleta de puestos y casetas con obras y ediciones desegunda, tercera y cuarta mano, de autores olvidados por el tiempoque se pudren en el baúl de los recuerdos que nadie atesora, es unlugar ideal para el saqueo. Y como además mi fiel escriba y escla-vo sexual me indica que es tradición de esta columna secular dedi-car un día a las compras semaneras, al recuento y listado de los li-bros que, a precios tan desopilantes e irrisorios que me avergonza-ría reconocerlo de no ser por el hecho, bien sabido por mis escasosamigos, de mi tacañería y mezquindad proverbiales, se pueden en-contrar en el ya no tan polvoriento camino que la mayoría de visi-tantes recorre sólo para llegar hasta los puestos de palomitas y lanoria —siéntanse insultados, menospreciados…, y demuestren lo

contrario, coño—, por ello a continuación y sin orden de continui-dad, van mis hallazgos de estos días, destinados a ser expoliados sinescrúpulo alguno para nutrir mis futuros chistes y chanzas.

Cautivo de la contracultura de otrora, cuando algo llamado con-tracultura podía tener sentido y no era mero artefacto y etiqueta co-mercial para hípsters presuntuosos, me he apoderado de cosas tanesenciales y bizarras (en los varios sentidos del término), como Elgran timo del rock’n’roll (Júcar) de Michael Moorcock, el gran au-tor británico de ciencia ficción y fantasía, miembro ocasional de labanda de hard rock cósmico Hawkwind, que mezcla en esta nove-la originalmente titulada The great rock’n’roll swindle (sí, como elmockumentary de Julian Temple sobre los Sex Pistols, no es casua-lidad), a su antihéroe por excelencia, el psicodélico Jerry Cornelius,con el apogeo y la caída del punk, su banda más representativa, ycon artistas invitados como James Dean, Bakunin, Lord Byron oBrian Jones. Indispensable para nostálgicos y cínicos. Y es que hu-bo un tiempo en que la ciencia ficción no era cosa de bolleras polí-ticamente correctas, frikis galácticos, y cerebritos expertos en físi-ca cuántica y programación de ordenadores, sino de vanguardias,drogas, sexo, experimentación, rock’n’roll e iconoclastia; los tiem-pos del Philip José Farmer de ¡Cuidado con la bestia! (Anagra-ma), continuación más desbocada si cabe de La imagen de la bes-tia, donde el noir, los vampiros, Gilles de Rais, el porno duro y losalienígenas copulan en monstruosa coyunda literaria para disfrutede locos y marginales. Uno de esos locos y marginales, que inclusopuso en práctica algunas de estas fórmulas literarias que ahora tra-tan de recuperar desesperadamente Laura Fernández, Javier Cal-vo y otros hijos bastardos de la contracultura y la posmodernidad,fue el llorado Eduardo Haro Ibars, sólo que él lo hizo en un mo-mento en que era tan arriesgado y visceral como para llegar a per-der la vida, atrapado entre la ficción y la realidad, arrebatado por lasdrogas y el arte, no necesariamente en ese orden. Poeta, novelista yenfant terrible, se nos fue demasiado pronto por ser demasiado au-

téntico, pero su librito Gay rock (Júcar) fue pionero en la aprecia-ción del glam y en la ruptura de tabúes sexuales y prejuicios musi-cales (¿o era al revés?), y su lectura marcó a más de una generación,eso sí, perdida. En otro registro bien distinto pero igualmente inten-so, apasionado y radical, Christopher Frank, novelista y autor te-atral francés nacido en Inglaterra pero de francesidad intrínsecahasta la médula y hoy injustamente olvidado, nos regaló con Lo im-portante es amar (Júcar) una de las más bellas, desgarradoras y ho-nestas historias de amor y desamor en tiempos de cambio y desa-zón existencial, con aires parisinos y personajes solitarios y desahu-ciados como pocos, que incluso en su segunda lectura me estáhaciendo vibrar y hasta llorar a escondidas, conmovido por su fuer-za y su verdad, que Andrzej Zulawski supo destilar para su ver-sión cinematográfica, bien distinta pero igualmente hermosa. Se meponen los pelos como escarpias y les aseguro, no es comedia, quejamás se volverán ya a escribir novelas como ésta. Y para acabar,sumario sangriento del pequeño comediante y sus compras: Ochopintores mexicanos (Cuadernos de Lectura Popular); El delirio y lossueños en Gradiva de W. Jensen (Grijalbo) de Sigmund Freud; Uncine para el cadalso (Euros) de Román Gubern y Domènec Font,clásico incunable sobre la censura cinematográfica franquista cuan-do el cuerpo del caudillo estaba todavía caliente; Cuentos cubanosde lo fantástico y extraordinario (Equipo Editorial), una rareza in-encontrable (es un decir: yo la encontré) del mismísimo año 1968—¡medio siglo!— con maravillosa maqueta de Alberto Cora-zón… Y de los autores de cuerpo presente en la Semana, porque al-go nuevo hay que leer, Electrónica (Interzona) y Hágase usted mis-mo (Tusquets), las dos novelas de Enzo Maqueira, y Cruz (Revól-ver) de Nicolás Ferraro, editadas todas en Argentina y por tantoconseguibles en nuestro país sólo y por breve tiempo en la SemanaNegra (¡corran, corran a por ellas!); Donde siempre es Medianoche(Pez de plata) de Luis Artigue; Bruce Lee: la senda del luchador(Alberto Santos) de José Ramón Sales, por si hay que repartir hos-tias o ponerse a filosofar, que para las dos cosas es útil, y No apa-gues la luz de Bernard Minier, el nuevo león del thriller y el po-lar francés, que me dicen los que saben es su mejor novela hasta elmomento.

Ahí es nada. Material de sobra para plagiar, citar, robar e inter-polar. Y todo ello en una feria, la de la Semana Negra, en la que to-dos los días hay algún gilipollas que me dice desde que llegué a Gi-jón: «Esto de la Semana Negra es mucha fiesta y pocos libros». Ca-da minuto nace un imbécil y lo triste es que en Gijón, ese imbécilse reconoce siempre porque no pierde ocasión para abrir su bocazay criticar la Semana Negra sin ton ni son. Y sin puta la gracia.

JESÚS PALACIOS

«Enorme ilusión y felici-dad» le produjo ayer a JuanBas ganar el Hammett 2018por su El refugio de los cana-llas, una novela sobre el odio yETA en la que Bas aparca suhumor habitual para poner enescena a una serie de persona-jes inspirados en los que prota-gonizaron el período de activi-dad de la banda terrorista, a losque se va dando voz a través deuna estructura de saltos en eltiempo entre 1942 y 2015: des-de miembros de comandos has-ta familiares, políticos y miem-bros de las fuerzas de seguridaddel Estado. De ella valoró el ju-rado especialmente su «profun-da implicación con la temáticade la violencia y sus conse-cuencias en el País Vasco sindescuidar una elevadísima cali-dad literaria». Bas fue galardo-nado además con el SN-BAN!,un premio especial instituidohace algunos años y que con-siste en un intercambio de auto-res entre la Semana Negra y elfestival Buenos Aires Negro,que Bas visitará en consecuen-cia el año que viene.

Bas fue ayer el último en re-coger su premio, una innova-ción introducida por esta XXXIedición de la Semana Negra:una Rufa bañada de color dora-do. Antes recogieron las suyasHoracio Convertini, TomásBárbulo y Mabel Lozano.Convertini se llevó el Celsius ala mejor obra de ciencia ficción

por Los que duermen en el pol-vo, una historia distópica que seocupa de los dramas socialesprovocados por el hambre. ABárbulo se le otorgó el SilverioCañada a la mejor primera no-vela negra. Lo ganó por Laasamblea de los muertos, quenarra la forma en que el asalto aun banco de Marruecos aparen-temente desprotegido y fácil deacceder con un butrón se lecomplica a una banda de ladro-nes. Y Lozano, incansable acti-vista en defensa de los dere-chos de la prostitutas, obtuvo elRodolfo Walsh al mejor relatobasado en hechos reales por Elproxeneta, que narra la vida deldueño de uno de los grandesprostíbulos españoles.

Otro premiado fue MiguelÁngel Molfino, galardonadocon el premio Espartaco a lamejor novela histórica. Lo fuePampa del Infierno, que narralas aventuras del cazarrecom-pensas Ken Parker en su laborde búsqueda de los delincuen-tes prófugos Sundance Kidd yButch Cassidy en la Patago-nia. Molfino no ha podido estarpresente en esta Semana Negradebido a la falta de ayudas paraviajar a España; y HoracioConvertini se ofreció a recogerla Rufa por él y entregársela enArgentina, pero la Rufa se que-dará en Gijón a la espera de queMolfino pueda venir en perso-na a recogerla, lo que segurosucederá el año que viene.

JUAN BASJUAN BAS

HORACIO CONVERTINIHORACIO CONVERTINI

MABEL LOZANOMABEL LOZANO

TOMÁS BÁRBULOTOMÁS BÁRBULO

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sábado, 14 de 4

En 1990, Jon Ander GoirienaDorronsoro, alias Apatxe, le pegótres tiros a Koldo Mendiluce Siman-cas y acabó con su vida. Mendilucetenía treinta y un años y era concejalpor el partido socialista en el ayunta-miento de Zamudio, en Vizcaya.

Apatxe, que tenía veintisiete añosen 1990, también era vecino de Za-mudio y vivió en el pueblo hasta suintegración en el tantas veces recons-tituido comando Donosti que en sudía comandó Mailu. De un modo pa-recido a éste, por vinculación perso-nal con la víctima, aunque en este ca-so debida al odio, Apatxe pidió en-cargarse del asesinato de Mendiluce.

Además de la vecindad munici-pal, Goiriena y Mendiluce ocupabanla misma casa, situada a las afuerasdel pueblo. Mendiluce vivía con Ma-ría Rosa Naveda Robledo, su mujer,en la primera planta, mientras queGoiriena trabajaba con su padre en laplanta baja, donde tenían un pequeñonegocio de fabricación y venta de ce-rámica y figuras de barro cocido pin-tadas a mano.

Los vecinos se trataban lo im-prescindible por su antagonismo po-

lítico. Goiriena hijo hacía una excep-ción con María Rosa, a la que desea-ba desde que la vio por primera vez ycon la que procuraba mostrarse todolo simpático que era capaz. MaríaRosa era una mujer muy atractiva detreinta años a la que el joven vecinono le caía ni bien ni mal: le resultabaindiferente. Su marido y ella no tení-an hijos.

En una ocasión, Jon Ander Goi-riena se atrevió a abordar a la mujery a expresarle sin tapujos y con cier-ta torpeza su deseo y enamoramiento.María Rosa lo rechazó con desprecio.Le dijo que estaba muy enamoradade su marido y que le era fiel. Aña-dió, quizá de modo gratuito, que encaso de que decidiera no serlo, desdeluego su adulterio no sucedería conalguien como él. Goiriena se retiróhumillado. La reacción mental fue deodio, pero no hacia María Rosa, sinohacia su afortunado marido. Pocodespués entró en ETA y fue integradomuy pronto en el comando Donostipara cubrir una baja.

Mendiluce iba a todas partesacompañado por un escolta. Habíaque eliminarlos a los dos. Para conse-

guirlo, Apatxe contó con la ayuda deotro miembro del comando Donosti,Nekane Laguna Irastorza, alias

Mariberoa («cachonda»).Apatxe y Mariberoa siguieron a

pie por las calles, a cierta distancia ya cara descubierta, a Mendiluce y suguardaespaldas. El simple plan eraacercarse cuando no se dieran cuentay dispararles por la espalda; Apatxe aMendiluce y Mariberoa al escolta.

Cuando la pareja de etarras yaempuñaba las automáticas y estabamuy cerca de sus objetivos, el escol-ta se dio la vuelta y vio lo que se lesvenía encima. Reaccionó con sumarapidez, desenfundó su arma y apartóa Mendiluce de un empujón.

El intercambio de disparos a tancorta distancia y sin parapeto algunofue profuso y mortífero. Mendilucecometió el error de echarse cuerpo atierra en vez de salir corriendo. Reci-bió en el suelo tres disparos de Apat-xe, dos de ellos en la cabeza. Murióen el acto, sin percatarse de que co-nocía a su asesino.

Mariberoa y el escolta se acribi-llaron mutuamente. Apatxe se llevóun tiro del escolta en un muslo y elrebote de una bala disparada por sucompañera le atravesó un pulmón.Lo detuvieron allí mismo.

Goiriena saldrá de la cárcel en2013. Volverá a Zamudio sin alhara-cas ni celebraciones. Rehusará el quelos antiguos simpatizantes del pueblole hagan un homenaje.

María Rosa Naveda continuaráviviendo sola en la primera planta dela casa que habitó con su marido. Nohabrá rehecho su vida tras el asesina-to, aunque hayan transcurrido veinti-trés años.

Goiriena reabrirá el negocio defabricación y venta de cerámica y fi-guras de barro, cerrado desde el falle-cimiento de su padre.

María Rosa y el asesino de su ma-rido se verán obligados a verse a dia-rio. Goiriena mantendrá con ella, quetodavía le resulta atractiva, una acti-tud de mutismo y provocadoras mira-das de hostil y arrogante dureza. Laviuda se defenderá de la muda agre-sividad con el mismo silencio y lavista desviada hacia otro lado cadavez que la mire el asesino. Tendrámiedo y asco.

María Rosa no soportará esta si-tuación. Un día, cuando Goiriena cie-rre su tienda para irse a comer, la viu-da buscará entre las herramientas quefueron de su marido el martillo gran-de. Romperá con mucho estrépito elcristal del escaparate de la tienda, en-trará al local y convertirá en añicos

todos los cacha-rros y figuras de ba-rro. Acto seguido, cogerálas maletas, que ya habrá he-cho, y se irá de Zamudio para novolver jamás. Al día siguiente, unainmobiliaria colocará en la primeraplanta un letrero con la informaciónde que se vende.

Cuando Goiriena regrese a sutienda por la tarde y se encuentre conlos destrozos, se limitará a recogerlos cristales rotos y las trizas de barrococido. No dará parte al seguro.

(2015)Tras su reinserción, para la cual

se acogió a la vía Nanclares, Car-men Gorostiza Sesma (no tuvonombre de guerra) saldrá de la cárcelen enero de 2015 con veinticuatroaños de pena cumplidos. Llegó a for-mar parte de la dirección de ETA, dela que fue expulsada durante su en-carcelamiento por desobediencia ytraición. Se limitó cuestionar la luchaarmada.

Ese mismo año, Carmen Gorosti-za acudirá sin compañía al homenajepúblico en San Sebastián por el ani-

ver-sario delasesinato de JosebaGarabieta Iza, sargento mayor de laErtzaintza y militante del PNV. Ladirigente etarra dio la orden en 1987de que se acabara con su vida por larelevancia del ertzaina en la luchaantiterrorista.

Durante el homenaje será obser-vada por los asistentes con cierto es-tupor; su cara es conocida por haber-la divulgado los medios de comuni-cación, sobre todo cuando salió de lacárcel.

Al final del acto, la antigua etarrase atreverá a saludar a Ana RincónPujadas, la viuda del asesinado. Sepresentará ante ella con nerviosismoy le tenderá la mano. La viuda le di-rá con frío laconismo y cara neutraque ya sabe quién es y hará caso omi-so de la mano tendida, lo cual, aun-que Carmen Gorostiza lo preveía co-

«Si alguien pregunta por qué hemos muerto, decidle: porque

«El patriotismo es el último refugi

JUAN

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julio de 2018 5

molo más

probable, la desco-locará.

—¿Qué haces aquí? ¿Qué quie-res? —le preguntará Ana Rincón concierta agresividad después de dar unpaso atrás para añadir distancia físicaa la psicológica.

—No lo tomes como una falta derespeto por mi parte, por favor. Es to-do lo contrario. Me gustaría poderhablar contigo, a solas. No ahora,cuando puedas.

—¿Para qué?—Para decirte algo que me pare-

ce importante.—¿Importante para ti o para mí?—Supongo que sobre todo para

mí, pero quizá también para ti. No losé. Permíteme que te lo pueda decir.Por favor.

Ana mirará un instante a Carmena los ojos, sopesará sus imprecisas

palabras y acto se-guido desviará la mira-

da a otro lado para pensarqué va a responderle. Carmen

mirará a los ojos que la miran conhumildad de juzgada sin posibilidadde absolución, después aguardará ensilencio y encenderá un cigarrillo conmano algo temblorosa. Ana demora-rá unos segundos más su respuesta.

—Está bien. Hablemos. Escucha-ré lo que tienes que decirme. Pero noaquí.

Las cámaras de los medios de co-municación que habrán acudido alhomenaje no dejarán de grabar a cor-ta distancia el encuentro entre las dosmujeres.

—Donde tú digas.—Dentro de una hora en el bar Zu-

biaurre; está junto al mercado de LaBrecha. Suele ser un sitio tranquilo.

—Lo encontraré. ¿Tiene terraza?—Sí, creo que sí. —Si no te importa, como no hace

frío, quedamos en la terraza. No soycapaz de estar más de diez minutossin fumar.

—No creo que estemos juntasmás de diez minutos. Pero bien.

Una hora después, las dos muje-res se encontrarán en la terraza delbar Zubiaurre. Carmen habrá llegadocon veinte minutos de antelación yestará tomando la segunda cerveza.Cuando llegue Ana, que nunca ha fu-mado, observará que en el cenicerode la mesa ya hay tres colillas.

—Te agradezco que hayas venido—le dirá Carmen antes de encenderotro cigarrillo con mano igual de in-tranquila que antes.

—No tengo mucho tiempo. Te es-cucho.

Carmen esperará para hablar aque el camarero le pregunte a Ana loque quiere beber, que será tambiéncerveza, detalle que agradará a Car-men, que por fin se atreverá a decir:

—Quiero pedirte perdón por ha-ber mandado matar a tu marido.

—El perdón, era eso lo que querí-as decirme —dirá Ana sin el menoratisbo de empatía, tampoco de sor-presa—. He imaginado que se tratabade algo así.

—Desde la cárcel pedí perdón porescrito a las víctimas en general, peroal salir pensé que no era suficiente.

—¿Y pedírmelo a mí, ahora,veintiocho años después de liquidar ami marido, sí te parece suficiente?

—No, claro que no. Nada seránunca suficiente. Con nada se puedecompensar aquello.

—El que seguro que no puedeperdonarte es Joseba. Ni perdonarte,ni ninguna otra cosa.

—Desde hace bastantes años mearrepiento de su muerte y de las detodos los demás. Cada día.

—Ojalá te hubieras arrepentidomucho antes; antes de hacerlo. Lo tu-yo me recuerda a los que se cargan asus mujeres y después se suicidan, osolo lo intentan. Podían empezar porel suicidio y dejar a las mujeres enpaz. Disculpa que me ponga un pococínica.

—Es verdad. Pero la venda se caecuando se cae.

—Bueno, en todo caso es mejorque se caiga tarde que nunca.

Esa apreciación de Ana dará es-peranza a Carmen.

—Yo sabía perfectamente que Jo-seba se la jugaba porque estaba en lalucha contra vosotros, en esa guerraque solo existía en vuestras cabezasde fanáticos. Era su trabajo y a él sehabía entregado. Pero perderlo medestrozó la vida. Solo tenía treinta yocho años, los mismos que yo. Y mihija, que todavía era pequeña, se que-dó sin padre. ¿Cómo puedo perdonareso por muchos años que pasen?

La esperanza de Carmen se des-vanecerá.

—Lo comprendo. Creo que yopensaría lo mismo.

—Además, ¿para qué voy a per-donarte? ¿De qué sirve?

—Como te dije, para mí es muyimportante. Me sirve a mí.

Carmen fumará con ansiedad ybajará la cabeza.

—Lo siento, no puedo perdonar-te. Y en realidad, tampoco quiero. Nohe conseguido olvidar en absoluto yno tengo la suficiente generosidadcomo para perdonar. No me sientocapaz de superar el rencor. Me hicis-te demasiado daño.

—Lo sé.

—Y no creo que el perdón dismi-nuya la culpa. No soy cristiana. Elperdón no lava nada. Siempre serásculpable.

—También lo sé. Te lo aseguro.

—Incluso, que a ti te sirva deconsuelo o de liberación el que teperdone, me incita más a negártelo,por simple venganza. Perdona tú mimezquindad.

—Entiendo. Por lo menos queríaque lo supieras —dirá Carmen condesolación.

—¿Tienes hijos?—No. No tuve oportunidad.—Más bien decidiste no tenerla,

pero eso no es asunto mío. Si no tie-nes hijos, entonces tampoco tienesnietos. Yo seré abuela dentro de po-co. Para mi nieto, ETA no será nada.Mi nieto será de la generación que yase habrá librado del todo de esa largapesadilla. Para nosotras es imposible;las heridas no se cerrarán nunca ycualquier acercamiento sería algo an-tinatural, casi una obscenidad. Creoque así debe ser. Lo siento.

—Yo también lo siento.Ana mirará el reloj y se levantará.—Se me ha hecho tarde. Tengo

que dejarte. Voy dentro a pagar micerveza.

—No, por favor. Ya pago yo.—Gracias. Agur.

Carmen observará cómo Ana sealeja por la calle y desaparece entrela gente. Con expresión triste, perma-necerá sentada y encenderá su enési-mo cigarrillo.

nuestros padres mintieron». Rudyard Kipling: Epitafios de guerra.

io de los canallas». Samuel Jonhson.

N BAS

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En una jornada de la Semana Ne-gra marcada ya por las entregas finalesde premios y trofeos, el Espacio AQuemarropa no quiso ser menos yabrió sus puertas a las seis en punto pa-ra la de su tradicional Premio Novel-pol, que desde hace ya más años de losque queremos recordar algunos, otorgala asociación cultural Mucho Más queun Libro. La breve e intensa ceremoniafue presentada por José Ramón Gó-mez Cabezas, y el preciado galardón—el único premio que se come y sebebe a la salud de la literatura negra,pues lo constituyen ni más ni menosque un queso y una botella de buen vi-no— fue a parar a las manos y el estó-mago del escritor Carlos Augusto Ca-sas, cuya segunda novela Ya no que-dan junglas a donde regresar, genuinoejemplo de hard boiled nacional condiálogos cortos y directos como unbuen puñetazo, se alzó con éste muy agusto. Carlos Augusto Casas ya habíaobtenido antes, entre otros, el premioWilkie Collins, pero ya me dirán uste-des a dónde va a parar un galardón querecuerda a un estirado victoriano emi-nente comparado con un buen quesomanchego y un porrón de tinto.

Finalizada la ceremonia gastronó-mico-literaria, nos enteramos de queDavid G. Panadero, quien tenía quepresentar el nuevo número de su revis-ta consagrada al género negro Próte-sis, había perdido el tren, con la tristeconsecuencia de perderse también asísu propia presentación y, por otro lado,alegrarle el día a Alejandro Gallo, en-cargado de acompañarle, que se quedócon la tarde libre para disfrutar de laSemana como un ser humano normal,despertando las envidias de quien estosuscribe. Pronto quedó superado eldisgusto ante la presentación de la no-vela gráfica Los años de Allende, delos chilenos Carlos Reyes y RicardoElgueta, guionista y dibujante respecti-vamente, que fueron presentados a dúopor sus dos más confesos y convictosadmiradores: Norman Fernández yÁngel de la Calle, que contaron variassabrosas anécdotas sobre los creadoresde esta pieza singular de historieta his-tórica y política sin precedentes en supaís de origen. Los autores explicaronentre la emoción, la consternación y elentusiasmo cómo ésta su evocación delos tres años trágicos que condujeron aChile de la esperanza que supusiera afinales de los años sesenta la Unidad

Popular a la dictadura fascista y crimi-nal de Augusto Pinochet, acabandocon la vida de Allende y su proyectodemocrático, había tenido que encon-trar editor fuera de su país, en México,aunque también contara con el apoyode la asociación Pro-Chile. Reyes y El-gueta lamentaron el proceso casi deborrado de memoria histórica que ensu país está teniendo lugar respecto ala dictadura y su esperanza de que Losaños de Allende sirva de puente gene-racional para dar a conocer la historiay la figura de Salvador Allende y laUnidad Popular a tantos jóvenes y ado-lescentes que apenas saben algo deella. También señalaron ambos que apesar del carácter histórico y local dellibro, lo que cuenta puede por desgra-cia contarse también hoy de países co-mo Turquía o Venezuela. Verdadero ysentido homenaje a la figura de Allen-de, que utiliza el blanco y negro comomelancólico lenguaje para retratar unautopía posible borrada a golpe de bom-bas y ejecuciones, esta novela gráficaque sus autores definieron como «unlibro político de izquierdas en un mo-mento del siglo XXI en el que la iz-querda debe plantearse si ser izquierdasignifica algo», y que Ángel de la Ca-lle comparó con obras cinematográfi-cas prácticamente prohibidas en su pa-ís como La batalla de Chile de Patri-cio Guzmán, fue despedida entreaplausos y con largas colas de esperapara que sus creadores dedicaran ejem-plares de la misma a los amantes de lahistorieta como lenguaje de profundocalado y relevancia política e histórica.

Mientras Reyes y Elgueta firmabansin parar, aparecían otros dos mons-truos del cómic, algo ya más vetera-nos: ni más ni menos que el guionistay escritor Enrique Sánchez Abulí y elbrillante dibujante argentino EduardoRisso, ambos veteranos de la Semana,quienes vinieron a traernos la resurre-ción del mítico Torpedo, personaje quecreara Abulí para el dibujante america-no Alex Toth, pero que éste, asustadodel humor negro, la violencia y el sar-casmo del guionista español, pasópronto al gran Jordi Bernet, quien ledio durante años su carácter gráfico yestilo definido y definitorio al persona-je. Desde el año 2000, en el que Bernety Abulí separaran sus caminos por di-ferencias creativas, muchos habíamos

dado por muerto al frío, sarcástico ybrutal asesino profesional más famosode la historia del cómic, hasta que aho-ra su creador original y el dibujante dela no menos mítica serie “100 balas”, ala que la Semana dedicara sendas ex-posición y libro en su momento, deci-dieron retomarlo, aunque ahora másenvejecido, amargado, cansado y po-bre. Pero da lo mismo, porque siguesiendo lo que era, es decir: todo un ca-brón. Al fin y al cabo, como explicóAbulí, “Torpedo sólo sabe hacer bienuna cosa: matar”. Y eso es lo que haceaunque le pesen los años y el paso deltiempo. Si bien Risso, que añadió colora una serie habitualmente asociada alblanco y negro del cómic más clásico ynoir, reconoció no haber quedado del

todo satisfecho con los resultados deésta su primera aventura en el mundode Torpedo, el público lector y los fansdel personaje la han acogido con sufi-ciente calor y entusiasmo como paraque ambos ya se encuentren preparan-do una segunda entrega de este retornode un Torpedo no por viejo menos mal-vado, divertido y brutal. Además, Abu-lí ha incluido, como en ocasiones ante-riores, un relato corto estrictamente li-terario al cómic, reconociendo quenada le hubiera gustado más en elmundo «que vivir del cuento», aunqueno lo consiguiera. Sea como fuere, am-bos, veterano guionista y genial ilus-trador, fueron despedidos en olor demultitudes.

Tras este inicio netamente comi-quero, el Espacio A Quemarropa vol-vió sus ojos negros hacia la literatura,primero con la presentación de la no-vela de digamos que política ficción yespeculación futurista Crímenes del fu-turo, del joven periodista y tertulianotelevisivo ocasional Juan Soto Ivars,quien acompañado de Borja Menén-dez trazó un poco halagüeño escenariopara un futuro no demasiado lejano enel que la distopía de un capitalismosalvaje neoliberal y conservador se veamenazada por una revolución fallidapero necesaria, que aporta algún rayode esperanza final. Historia protagoni-zada por tres mujeres en tres tiemposdistintos marcados por la revolución,la guerra civil y la posguerra, pese asus aires futuristas, estamos ante unareflexión histórica sobre nuestro pasa-do, para la que su autor reconoció ha-berse inspirado en esa figura ya casimítica en esta Semana Negra que es LaAbuela, así con mayúsculas, aunque ensu caso se tratara también de su autén-tica abuela, quien le contara a menudohistorias de su vida en la posguerra es-pañola. «Yo antes era de derechas»,confesó Soto Ivars, «y creía vivir en elmejor de los mundos posibles»; peroentonces llegó la Crisis y se acabó elsueño o, como se solía decir antes, «secayó del burro». Y es que estos Críme-nes del futuro, como sentenció tras unaanimada presentación, «los estamoscometiendo ahora».

Del futuro al pasado, la máquinadel tiempo del Espacio A Quemarropanos trasladó a continuación a la Sala-manca del siglo XVI de manos del ex-quisito Luis García Jambrina (y de

su presentador Miguel Barrero), quese trajo su tercera y algo tardía entregade la serie de novelas histórico-detecti-vescas que ha consagrado al mismísi-mo Fernando de Rojas, quien no con-tento con escribir La Celestina haceaquí también sus pinitos como investi-gador de crímenes y misterios. En estaocasión, en Manuscrito de fuego, es elasesinato del personaje histórico delbufón de la corte Francés de Zuñiga,favorito de Francisco Umbral (y deCarlos V, por orden de importancia),el que le llevará a desmadejar un com-plejo misterio que tiene que ver tantocon la singular simbología de la facha-da de la Universidad de Salamanca co-mo con la rebelión de los comuneros yla desaparción de un misterioso libro,obra del propio Francés de Zuñiga, quedurante sus años de bufón al serviciode la corte fuera conocido como elFrancesillo. ¡Ay! No es raro que unbufón acabe mal sus días, porque co-mo ya dije en otro lado, su papel de co-mediante y censor. entre risas, bromasy sarcasmos, puede llevarle a veces asobrepasar los límites que le son per-mitidos, despertando las iras de los po-derosos y su venganza. Amén.

Más muerte y asesinos en serio, osea, profesionales, fueron los protago-nistas de la siguiente presentación: lade la novela Lena, de Daniel VázquezSalles, introducida por Alfonso Ma-teo-Sagasta, quien confesó no conocióal autor hasta el día antes pero agrade-ció sinceramente a la Semana el que le«obligara» a leer su obra, puesto queasí ha descubierto una curiosa y singu-lar mezcla de novela negra, románticahistoria de amor y reflexión metalitera-ria, grancias a la historia de una escri-tora, la Lena que da título al libro, quesumergiéndose en lo más profundo dela web (¡ah, esa deep web plagada desnuff movies, tráfico de armas, pedofi-lia y otras flores del mal del sigloXXI!), acaba localizando a un auténti-co asesino a sueldo para contratarle…sin sospechar que llegará a enamorarsede él, convertirle en protagonista de sunuevo libro y de paso a sí misma en su-perventas. Para morirse.

La penúltima jornada se despidióen el Espacio A Quemarropa con lafascinante historia de Menéndez, reyde la PAtagonia, que narra en su libroel escritor gijonés amamantado por laSemana Negra José Luis Alonso,quien contó con Carlos Reyes, elguionista chileno, como presentadorde lujo. Trátase de la vida y milagrosdel emigrante asturiano José Menén-dez, uno de tantos españoles que partiópara hacer las Américas y que vaya silas hizo: cual personaje de JosephConrad o de Herzog, este paisanínque llegó a Cuba en 1860 más o me-nos, para recalar finalmente en la Pata-gonia en 1875, construyó desde la na-da un inmenso imperio comercial yeconómico, llegando a convertirse endueño de una línea naviera gracias a lafiebre del Oro Blanco, es decir, la críade ganado lanar en las áridas regionespatagonas de Argentina y Chile. Un as-turiano bigger than life para terminarun día tan intenso como lleno de emo-ciones.

Por Jesús Palacios

Luis García Jambrina y Miguel Barrero.

Firma de Torpedo 1972.

Borja Menéndez y Juan Soto Ivars.

sábado, 14 de julio de 2018

Entrega del Novelpol a José Ramón Gómez Cabezas y Carlos Augusto Casas.

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sábado, 14 de julio de 2018 7

Se iba a hablar francés ayer en laCarpa del Encuentro, y lo iba a traducirLourdes Pérez. Lo iba a hacer el afa-mado novelista francés Bernard Mi-nier, venido a esta XXXI Semana Ne-gra a presentar su novela Noche. Y alfinal no se habló, pero no porque Mi-nier no pudiera acudir a su cita con loslectores, sino porque resultó que Mi-nier habla un perfecto español. Su ma-dre era española y emigró a Francia alos ocho años; y él siempre estuvo muyinteresado en esa parte de sus raíces yse preocupó por aprender el idioma dela mitad de sus ancestros viajando aEspaña y leyendo literatura española.Entre sus autores predilectos, citó aValle-Inclán, a Cela, a Cervantes y aJavier Marías.

Noche está protagonizada por Mar-tin Servaz, comandante de la PolicíaJudicial de Toulouse y protagonista deotras novelas del autor; y de ella expli-ca su sinopsis que a Servaz, «de todoslos criminales a los que se ha enfrenta-do a lo largo de su carrera», ninguno leha suscitado «semejante grado de ho-rror y aversión como el diabólico Ju-lian Hirtmann». Hirtmann, un fiscalpsicópata suizo, es un viejo conocido

de Servaz; el más despiadado de susenemigos: le arrebató a su amor de ju-ventud, Marianne, y además, «con susperversos métodos de tortura psicoló-gica, parece haberse apropiado de sumente, exponiendo sus pasiones másíntimas, desde la música de GustavMahler hasta las zonas oscuras de suvida familiar».

La novela comienza en el norte deNoruega, donde se produce el homici-dio de una joven en una iglesia. El cri-men moviliza a la agente Kirsten Ni-gaard, de la Policía de Oslo, cuyas pes-quisas la conducen a una plataforma

petrolífera del mar del Norte, dondedescubre que uno de los operarios hahuido dejando una serie de indicios queapuntan al comandante Servaz. Segui-damente, Nigaard se traslada a Franciapara unirse a Servaz en la búsqueda ycaptura de Hirtmann.

Ángel de la Calle preguntó ayer aMinier si, a la hora de pergeñar el per-sonaje de Hirtmann, buscó inspiraciónen algunos modelos concretos, y encuáles. La ocasión sirvió para que Mi-nier hiciera una magnífica reflexión so-bre el Mal. Explicó el autor que poruna parte quería homenajear al perso-

naje Hannibal Lecter, pero que sobretodo quería delimitar un personaje«que no fuera un genio del mal; que nofuera alguien tan inteligente, tan fuerte,tan genial, que nadie lo pudiera comba-tir. Quería vincular a este personaje connuestra naturaleza humana», dijo. EnNoche hace aparición un niño de cincoaños del que el lector no sabe quién esel padre, si es Servaz o es Hirtmann; yello permite a Hirtmann hacer descu-brir al propio lector «que hasta este ho-rrible personaje tiene aspectos huma-nos y sensibilidad y puede preocuparsepor los demás. No creo», dijo, «que el

mal absoluto exista: es sólo una cues-tión de matices, de grados. Todos hace-mos el mal sin querer, o queriendo, devez en cuando».

Minier también explicó su minu-cioso proceso de documentación: «Unanovela es invención, por supuesto, pe-ro desde mi punto de vista, si una nove-la no está bien documentada y se apo-ya en la realidad, pierde todo créditopor muy bien escrita que esté». De lanovela se desveló ayer, por otro lado,que una de sus aristas más interesanteses el hecho de que Martin Servaz esdisparado en el corazón a las pocas pá-ginas del inicio y queda en coma; y quedespués se recupera, pero radicalmentetransformado. Minier explicó que que-ría abordar el reto literario de, de pron-to, despojar a su personaje fetiche detodas las cualidades que le eran carac-terísticas. Además, la ocasión da lugara que la hija de Servaz regrese de Esta-dos Unidos para ocuparse de él y a quela novela retrate la complejidad delacercamiento entre padre e hija. A Mi-nier, el personaje de la hija le permiteademás internarse en su obsesión por«la juventud, que es la edad de los sue-ños, en la que todo es todavía posible».

Fue una tarde muy argentina la deayer en la Carpa del Encuentro. Lofue porque a las 20:15 estaban convo-cados Nicolás Ferraro, Ernesto Ma-llo, Liliana Escliar, Horacio Con-vertini y Laura Fernández, todosoriundos de ese país, para homenajeara dos glorias literarias que lo erantambién: Jorge Luis Borges y Ricar-do Piglia. Moderó la actividad Ángelde la Calle, que recordó la fascinaciónque en España despertó en su momen-to la aparición de la colección de serienegra «Tiempo contemporáneo», im-pulsada por Piglia.

Mallo recordó su relación perso-nal con Borges, que era vecino suyo ycon quien solía tomar café; y divirtióal público contando que «de Borgesha quedado una imagen de gran erudi-to que sabía muchas cosas, pero teníaun aspecto lúdico, juguetón, irónico;y era un hombre capaz de unas res-puestas ingeniosísimas». Contó porejemplo Mallo que «cierta vez, estabaBorges tomando el té en la confiteríaSaint James, muy cerca de su casa, enla esquina de Córdoba y Maipú enBuenos Aires; y un día unos jóvenesque estaban tomando algo y lo reco-nocieron se acercaron y lo saludaron.

Le dijeron que admiraban mucho suobra y que también eran poetas. YBorges les dijo: “Ah, ¿y qué escri-ben?”. “Canciones de protesta”, lerespondieron; y Borges replicó:“¡Qué curioso! Yo, cuando estoy eno-jado, no se me ocurre nada”». Tam-bién aludió Mallo al «antiperonismomuy visceral» de Borges, que haceque haya corrido la especie, a juiciode Mallo falsa, de que Borges simpa-tizó con la dictadura militar argentina.

Convertini y Ferraro arrojaronluz, de forma muy interesante, sobrela diferencia que había entre la formade Borges y la de Piglia de aproximar-se a la novela negra. Si para Borges lanovela negra tenía el valor de legiti-mar el orden establecido, Piglia, encambio —explicó Covertini—, «co-menzó a verla como un sistema cues-tionador del orden. Citaba de BertoltBrecht aquello de que es mayor deli-to fundar un banco que robarlo y paraél el relato negro era un relato quecuestionaba el orden de las cosas y elsistema capitalista; que lo pone encuestión aunque no termine de resol-ver sus conflictos».

La historietista Laura Fernándezescogió destacar de Piglia —«un gran

orador, un tipo absolutamente caris-mático»— su relación con el mundodel cómic, que fue intensa y enorme-mente fructífera para la historieta ar-gentina. Piglia fue impulsor de la his-torieta La Argentina en pedazos en laemblemática revista Fierro: una es-pléndida historia de la violencia ar-gentina a través de la ficción y unareconstrucción de los rastros que de-jan en la literatura las relaciones depoder y las formas de la violencia,con dibujos de Enrique Breccia yotros historietistas. «Esas lecturas po-líticas de la literatura marcaron elmodo de entender la historieta comoun espacio de resistencia, de crítica alneoliberalismo con cierto caráctervisceral», expuso Fernández, quetambién aludió a la relación entre losdos escritores homenajeados y a có-mo Piglia enseñó a los argentinos, através de sus proyectos de divulga-ción literaria, que «Borges no era unseñorito, sino que había pasado pordiferentes oficios y había tenido queganarse la vida duramente».

En cuanto a Liliana Escliar, ellarememoró la visión que de Borges te-nía su generación cuando eran jóve-nes. «Borges y sus novelas nos provo-

caban un enorme desprecio de clase,porque en ellas aparecía gente elitista,que no se ensuciaba los zapatos,mientras que Piglia nos traía a detec-tives duros que andaban por la calle,que se ensuciaban y que a veces hastadejaban libres a los culpables por unacuestión ética», evocó; pero tambiéncontó que todo aquel esquema de des-precio se le fue cayendo cuando des-cubrió al Borges antólogo. «Estehombre no es tan bobo, capaz», contó

Escliar que se dijo entonces. Tambiénalabó la escritora tanto de Borges co-mo de Piglia algo que tenían en co-mún: que «fabricaban lectores; queeran enormes referencistas, y no sólocomo antólogos. Cuando uno entra asu obra, y no sólo a sus antologías, si-no a sus propias novelas, las referen-cias y recomendaciones que encuen-tra son impresionantes. Si se tomarala molestia de leerlas todas, podría es-tar leyendo toda la vida».

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11.00 Inicio de la distribución gratuita del número 9 de A Quemarropa.

17.00 Apertura del recinto de la Semana Negra. Feria del Libro. Mercadillo interétnico.Terrazas. Atracciones de feria.

Apertura de exposiciones:

— Derrumbando estereotipos (carpa de Exposiciones).

— En tierra de hombres (carpa del Encuentro).

17.30 (Carpa del Encuentro) Debate: La máscara trágica. Con Laura Iglesia, Luis Alija.Modera Antón Camacho.

17.30 (Carpa de La Palabra) Cuentacuentos. Con Merche Medina.

18.00 (CdE) Mesa redonda: 40 años desde la Constitución de 1978. Con Javier Pérez

Royo, Paz de Andrés. Colabora Sociedad Cultural Gijonesa.

18.00 (Espacio A Quemarropa) Presentación: Que decidan las cerillas de Carlos Salem.Con Rafa González y José Manuel Estébanez.

18.00 (CdLP) Sí al asturianu, sí a la oficialidá. Con José Alba, José Luis Alperi, XuanBello, Amable Concha, Lucía Falcón, Jonás Fernández, Sonia Fidalgo, ÁngelesFlórez Peón (Maricuela), Esther Fonseca, Nacho Fonseca, Ignaciu Galán, SantiagoGarcía Granda, Ismael González Arias, Xosé Antón González Riaño, Laura Iglesia,José Antonio Lobato, Wenceslao López, Berta Piñán, Noelia del Prado, Esther Prieto,Emilio Rodríguez, Flavio Rodríguez Benito, Cristóbal Ruipiña, Pilar SánchezVicente, Anabel Santiago, Chus Pedro, Eva Vallines y Naciu Varillas. ConduceMari Luz Pontón.

18.30 (EAQ) Presentación: El último baile de Charlot de Fabio Stassi. Con Ángel de laCalle.

19.00 (CdE) Mesa redonda: Fútbol y literatura. Saber perder. Con Nicolás Ferraro,

Horacio Convertini, Carlos Zanón, Fabio Stassi y Miguel Barrero.

19.00 (EAQ) Presentación: Golpes de Pere Cervantes. Con Alejandro M. Gallo.

19.00 (CdLP) Recordando a Ángel González. Con Susana Rivera y Lectura popular depoemas.

19.30 (EAQ) Presentación: Empresas transnacionales y Derechos Humanos. La necesidad

de Instrumentos Vinculantes de Adoración Guamán. Con Rubén Vega.

20.00 (CdE) Presentación: Taxi, de Carlos Zanón. Con Ángel de la Calle.

20.00 (EAQ) Presentación: Cuídate de mi de María Frisa. Con Miguel Barrero.

20.15 (CdLP) Charlando con Adrián Barbón. Presenta Mily Cimadevilla.

20.30 (CdE) Presentación: Charlando con Lorenzo Silva. Conduce Ángel de la Calle.

20.30 (EAQ) Presentación: Un violín con las venas cortadas de Carlos Salem. Con JoséRamón Cabezas.

21.00 (CdE) Presentación: Fariña de Nacho Carretero. Con Rafa González y JoséManuel Estébanez.

21.00 (EAQ) El libro Rojo de Puebla. Con Fritz Glockner. Presenta Ángel de la Calle.

21.30 (CdE) Conversatorio con Eduardo Risso. Con Norman Fernández y Ángel de laCalle.

¡ENTREGA DE LA PUBLICACIÓN ESPECIAL SEMANA NEGRA 2018!

22.30 Concierto en el escenario central:

ALEJANDRA BURGOS00.00 (CdE) VELADA POÉTICA: Carlos Salem, Escandar Algeet, David Trashumante,

Ana Pérez Cañamares, Inma Luna, Titxu Vélez y Fee Reega.

EL DIRECTOR DE AQ RECOMIENDA

Ayer se presentó en el Espacio A Quemarropa un libro interesantísi-mo: Menéndez, rey de la Patagonia, de José Luis Alonso Marchante. Enél se cuenta la historia de José Menéndez, un indiano asturiano, oriundode Avilés, que a caballo entre los siglos XIX y XX hizo fortuna en el con-fín austral del mundo. Radicado en Punta Arenas (Chile), levantó un vas-tísimo imperio ganadero y naval que lo hizo multimillonario. Lo llama-ban el Rey de la Patagonia, y hagiógrafos como Mateo Martinic dicende él que «en su apariencia física y en sus modales mostraba hechuras deconquistador, un aire propio de viejos hidalgos españoles y la competen-cia, la capacidad, la laboriosidad y la pujanza propios de su raza astur».Alaban también que fue mecenas de las artes (financió la construcción deun suntuoso teatro en Punta Arenas) y que cuando murió, en 1918, su tes-tamento decretó que se gastaran varios cientos de miles de pesetas en me-jorar la instrucción pública en España y que se abrieran cocinas económi-cas en Avilés y una escuela en Miranda, su parroquia; y que otra cantidadsimilar de pesos argentinos y chilenos se emplearan a su vez en abrir so-ciedades de beneficencia y hospitales de caridad en los dos países. PeroAlonso Marchante da una imagen bastante distinta de él. Como el buen einsobornable historiador que es, no sólo se recrea en las posibles luces delpersonaje, sino que se demora en exponer sus sombras, que son muchasy muy oscuras. Menéndez fue el principal responsable del exterminio delos indios selknam.

Los selknam eran los últimos de una estirpe de indígenas indomeña-bles que habían resistido tenazmente a los invasores koliot («forasteros»)de sus tierras desde los tiempos de la conquista española. El Imperio es-pañol nunca fue capaz de conquistar las tierras al sur del río Bío-Bío, ypara finales del siglo XIX, los selknam constituían una suerte de aldea deAstérix de esa resistencia ya sofocada en su mayor parte: destruían cerca-dos y robaban cuantas ovejas podían, afirmando que, puesto que estabanen sus tierras, les pertenecían a ellos lo mismo que los guanacos y otrasespecies silvestres de las que dependía su sustento: la llegada de las ove-jas, de hecho, había desplazado a los guanacos a zonas inaccesibles; y alos que no, los ganaderos los habían matado sin miramientos. Privados asíde su sustento inmemorial (los selknam tenían hasta doce palabras parareferirse al guanaco, comían su carne, vestían su piel y fabricaban utensi-lios con sus huesos), los selknam clamaban: «El extranjero ha espantadoy matado a tiros a nuestros guanacos; ¿de qué hemos de vivir? Por eso to-mamos los guanacos blancos, que han traído a nuestro país. ¡A nosotrosnos obliga el hambre!». Y los empresarios europeos pagaban a mercena-rios llamados Julio Popper, Ramón Lista, Alexander McLennan, Ale-xander A. Cameron, Samuel Hyslop, John McRae o Montt E. Walespara represaliarlos.

La historia de la ignominia humana tiene páginas especialmente ho-rríficas en algunas matanzas colectivas perpetradas por aquellos sicariossin escrúpulos. McLennan, un antiguo soldado de las guerras colonialesbritánicas en Sudán a quien se conocía como Chancho Colorado por sugordura y aspecto rubicundo, adquirió fama especial como primus interpares de aquella centuria de malnacidos. Las dos mayores matanzas deselknam registradas fueron idea suya. En la playa de Springhill murieronquinientos en un solo día después de abalanzarse sobre una ballena vara-da en la playa que había envenenado con estricnina. Y en la de Santo Do-mingo fallecieron trescientos en un banquete que McLennan les habíapropuesto para sellar un acuerdo de paz: los cebó de carne asada, los em-briagó con grandes cantidades de vino y, cuando los vio lo suficientemen-te aturdidos, se alejó del lugar sigilosamente y ordenó a sus ayudantes,apostados en las colinas cercanas, que abrieran fuego contra toda la tribu.

Los empresarios, por otro lado, pagaban jugosas recompensas poracreditar asesinatos individuales con algún trofeo de caza. En un momen-to dado, se pagaba una libra esterlina por cada oreja y libra y media porcada seno femenino: muertas las mujeres, muerta la posibilidad de nue-vos selknam. Las orejas de niño se pagaban a media libra, y cuando sedescubrió que había algunos indios desorejados supervivientes, pasaron apremiarse las cabezas, los testículos o cualesquiera otros órganos vitales.Y los arcos y las flechas sustraídos a los indígenas asesinados eran ven-didos después como recuerdo a los pasajeros de los barcos que pasabanpor el estrecho de Magallanes.

Tremendo, ¿verdad? Y sin embargo, Menéndez sigue teniendo una es-tatua en medio de la plaza más bonita e importante de Punta Arenas. Ycuando se le recuerda aquí en Asturias, se le recuerda como un hijo aven-tajado y predilecto de esta tierra.

Qué importante es la historia y qué importantes son los historiadores.

s á b a d o 1414PROGRAMA

sábado, 14 de julio de 20188

PROGRAMA ALTERNATIVO

Espaciu pal Cambiu

19:30 h. Mesa debate: Represión. Con Andrés Bódalo y Myto Ruikeli.

21:30 h. Veladas poéticas: Poesía social.