historia de españaoupegestor.com/ficheros/pau_perenne/c_sociales_geo_hist/2bach... · entre...

16
1 Historia de España

Upload: buinguyet

Post on 10-Nov-2018

213 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

1H i s t o r i a d e E s p a ñ a

2H i s t o r i a d e E s p a ñ a

3H i s t o r i a d e E s p a ñ a

4H i s t o r i a d e E s p a ñ a

5© Oxford University Press España, S. A. H i s t o r i a d e E s p a ñ a

CASTILLA Y LEÓN CONVOCATORIA JUNIO 2009

S O L U C I Ó N D E L A P R U E B A D E A C C E S OAUTORA: Marta Monje Molina

TemaEl texto, un fragmento de El imperio hispánico 1479-1665,obra del historiador Ernest Belenguer, es una fuente secun-daria de carácter historiográfico. En él se dibujan las líneasmaestras del siglo XVI español, que Belenguer divide entres fases: una etapa de crisis (1504-1516), a la que siguen loslargos reinados de Carlos I (1516-1556), con quien se iniciala dinastía de los Austrias, y de su hijo, Felipe II (1556-1598),marcados por la implicación de la monarquía hispánica enlos asuntos de Europa.

Belenguer destaca el impulso económico provocado por laconquista y la colonización de América y la llegada de enor-mes remesas de metales preciosos, que a medio plazo pro-vocaron el estancamiento de las estructuras productivascastellanas y un alza importante de precios. Además, la polí-tica exterior en Europa provocó enormes dificultades finan-cieras, muy evidentes durante el reinado de Felipe II. En elámbito cultural, el humanismo floreció durante la primeramitad del siglo; el Concilio de Trento, iniciado en 1545, con-virtió a la Península en un «reducto» del catolicismo, aisladode las influencias europeas.

En el gráfico, una fuente secundaria de carácter historiográfi-co, se representan los principales hechos del reinado deFelipe II y sus objetivos: defensa del catolicismo, que provocóel aislamiento cultural de España, y lucha por la hegemoníaen el norte de Europa y el Mediterráneo. Enmarca el esquemauna línea que representa el círculo vicioso de los enormesgastos a los que recurrió la monarquía hispánica para soste-ner su política exterior, que provocaron sucesivas bancarrotas.

La crisis de los años 1504-1517

El inicio del siglo XVI en España estuvo marcado por lamuerte de Isabel la Católica (1504) y la incertidumbre conrespecto a su sucesión, que hizo peligrar la unión dinásticade los reinos de Castilla y Aragón propiciada por su matri-monio con Fernando II de Aragón. Los objetivos fundamen-tales de la política exterior de los Reyes Católicos fueronconseguir la unidad de los reinos ibéricos, aislar a Francia yconsolidar su posición en Italia. Para cubrirlos concentraronsu política matrimonial en Portugal, Inglaterra y Borgoña. Lamuerte de sus dos hijos mayores —Juan, casado con Mar-garita de Austria, e Isabel, que había contraído matrimoniocon Manuel I el Afortunado de Portugal (así como del hijode estos, Miguel)— hizo recaer los derechos sucesorios enJuana, casada con Felipe de Habsburgo (apodado el Her-moso), hermano de Margarita de Austria y heredero delemperador Maximiliano I.

Los indicios de inestabilidad mental de Juana provocaronque la reina Isabel hiciese constar en su testamento que su

marido —cuyos derechos se circunscribían a la Corona deAragón— quedase encargado de gobernar en Castilla encaso de que Juana fuese incapaz reinar. Se produjo enton-ces una pugna por el poder entre el rey Fernando, que ejer-ció la regencia en Castilla entre 1504 y 1506, y Felipe deHabsburgo. Pocos meses antes de la muerte de la reina, Feli-pe se había aproximado a Francia por el Tratado de Blois. El pacto perjudicaba los intereses en Italia de Fernando elCatólico, por lo que este decidió firmar la paz con el reinofrancés en 1505 y contraer matrimonio con Germana deFoix; se abría así la posibilidad de una futura separaciónde Aragón y Castilla en caso de tener un heredero.

Las Cortes de Toro (1504-1505) reconocieron a Juana comoreina y a Fernando como regente; sin embargo, este debióceder el poder a Felipe el Hermoso —a quien apoyaban losgrandes de Castilla— por las concordias de Salamanca yVillafáfila. La pareja real llegó a Castilla procedente de Flan-des en abril de 1506, pero la muerte de Felipe I en septiem-bre de ese año abrió una nueva etapa de incertidumbre.Dada la conducta de la reina, Fernando el Católico asumióde nuevo la regencia (1507-1516), durante la cual se produ-jo la anexión de Navarra (1512). A su muerte el cardenal Cis-neros se hizo cargo de una nueva regencia (1516-1517) has-ta que se produjo la llegada de Carlos de Gante (1500-1558),hijo de Juana la Loca y Felipe el Hermoso.

El reinado de Carlos I

El acceso al trono de Carlos I (1516-1556) supuso la instau-ración de una nueva dinastía en los reinos hispánicos (lacasa de Austria o de los Habsburgo). A la herencia materna(reinos de Castilla y Navarra, Corona de Aragón, las Indias),el joven rey sumaba los territorios de su familia paterna:desde 1515 Carlos gobernaba de hecho en los Países Bajosy el Franco Condado. En 1519, tras la muerte de su abueloMaximiliano I, fue elegido y coronado emperador del SacroImperio con el nombre de Carlos V. De esta forma, heredabaun conjunto de estados heterogéneos, con lenguas, cultu-ras e instituciones diferentes.

A su llegada a Castilla en 1517, Carlos I encontró una granoposición, y cuando tuvo que ausentarse del reino parahacerse cargo de sus posesiones imperiales estallaron lasrevueltas de las Comunidades (1520-1522) y de las Germa-nías (1519-1523). La primera fue protagonizada por variasciudades del interior de Castilla (Toledo, Segovia, Salamanca,Zamora, Ávila, Cuenca y Madrid). Sus partidarios, los comu-neros, pretendían que el monarca prescindiera de sus con-sejeros extranjeros y acatara la voluntad de las ciudadesrepresentadas en las Cortes. Los comuneros solicitaban,además, la reducción de impuestos, la protección de laindustria textil, y una serie de reformas municipales a favor

Opción A

6© Oxford University Press España, S. A. H i s t o r i a d e E s p a ñ a

CASTILLA Y LEÓN CONVOCATORIA JUNIO 2009

de los plebeyos y contra la nobleza. En la batalla de Villalar(1521), los comuneros fueron derrotados y sus líderes (JuanBravo, Juan de Padilla y Francisco Maldonado), ejecutados.La revuelta de las Germanías (1519-1523) tuvo lugar enValencia y Mallorca y se caracterizó por un componentesocial más marcado que el levantamiento de las Comunida-des (con la cual no tuvo conexión alguna), ya que se dirigiócontra los señores feudales y sus siervos mudéjares. La monar-quía salió reforzada de ambos episodios frente a las ciu-dades y las Cortes, y también frente a los nobles. Desdeentonces, Carlos V pudo abordar una ambiciosa políticaexterior y obtener sin oposición recursos de Castilla.

La política exterior de Carlos V tuvo como principal objetivopreservar su herencia dinástica. Mientras que para Castilla yAragón la defensa del Mediterráneo occidental frente a losturcos era una tarea prioritaria, el monarca dio preferenciaal predominio en Europa, asegurándose así la hegemoníade los Habsburgo en Italia (a costa de Francia) y un conside-rable prestigio militar (victorias de Pavía o San Quintín). Sinembargo, Carlos V no fue capaz de contener el avance delImperio otomano en el Mediterráneo ni la difusión del pro-testantismo por el norte y centro de Europa, lo que provocóla ruptura de la unidad religiosa del Sacro Imperio. El empe-rador presionó al papa Pablo III para que convocase el Con-cilio de Trento. El Concilio abrió sus sesiones en 1545 e ini-cialmente trató de fundamentar la unidad cristiana; cuandoese objetivo ya no fue posible, se dedicó a fortalecer el dog-ma del catolicismo.

La lucha por la hegemonía en Europa protagonizada porCarlos V absorbió enormes recursos y fue necesario recurrir alos préstamos de los banqueros europeos (Fugger, Welser),que dejaron una pesada herencia de deudas y acreedores asu hijo Felipe II. Dicha política pudo sostenerse gracias a laenorme afluencia de oro y plata procedentes de las Indias,que empezaron a llegar en cantidades considerables a par-tir de 1530. Pocos años antes, se había iniciado la primerafase de la conquista del continente americano. Entre 1519 y1521 el extremeño Hernán Cortés sometió al Imperio azteca;pasada una década, Francisco Pizarro acabó con el Imperioincaico del Perú (1531-1535). Inmediatamente, se estable-cieron las bases de la organización territorial de las nuevasconquistas con la constitución de los virreinatos de NuevaEspaña y Perú. La promulgación de las Leyes Nuevas (1542),destinadas a eliminar los abusos cometidos contra la manode obra indígena, provocó la rebelión de los encomenderosen Perú. La Corona cedió ante ellos y llegó a una soluciónde compromiso, reduciendo la encomienda a un tributo.

En el ámbito de la cultura, el primer cuarto del siglo XVI secaracterizó por la difusión de las corrientes renacentistas,favorecida en España por sus relaciones con Italia, pioneradel Renacimiento, y con los Países Bajos, que anteriormentehabían influido en la difusión del gótico tardío. El Renaci-miento se caracterizó por un pensamiento humanista laico,inspirado en los escritores y artistas griegos y latinos. Losprincipales representantes del erasmismo en España fueronJuan Luis Vives, los hermanos Alonso y Juan de Valdés,Pedro Mexía y Juan Mal de Lara. La imprenta contribuyó a ladifusión de las ideas de estos autores.

El reinado de Felipe II

Tras la paz de Augsburgo (1555), que consagró la divisiónentre católicos y protestantes en Europa, Carlos V abdicó(1555-1556) y renunció a sus dominios hispánicos y en lasIndias, Borgoña e Italia, en favor de su hijo Felipe. Posterior-mente, cedió sus derechos imperiales y dominios austríacosa su hermano Fernando I.

A diferencia de su padre, Felipe II (1556-1598), no se ausen-tó de la Península, y estableció su corte en Madrid (1561).En el ámbito de la política interna, consolidó el sistema degobierno basado en los consejos, aumentó el poder de lossecretarios del rey y se apoyó en virreyes y gobernadorespara dirigir los territorios en los que estaba ausente. Asimis-mo, impulsó la Contrarreforma en España, provocando unclima de autoritarismo político y religioso, que condujo ala revuelta de los moriscos de Granada (Guerra de las Alpu-jarras, 1568-1570) y a la rebelión de Aragón (1590-1592) —sin embargo, Felipe II fue muy respetuoso con las institu-ciones de sus reinos—.

La Paz de Cateau Cambrésis (1559) con Francia permitió aFelipe II concentrarse en la defensa del Mediterráneo occi-dental frente a los turcos y los piratas berberiscos. Para ello,junto con el papado y la República de Venecia, formó la LigaSanta, cuya flota, al mando de Juan de Austria (hermanastrodel rey), venció a los turcos en Lepanto (1571).

Sin embargo, el mayor problema con que tuvo que enfren-tarse Felipe II fue la rebelión en los Países Bajos, un conflictoque se prolongó durante los siguientes ochenta años(1568-1648). Las protestas comenzaron por la política repre-siva que se seguía con los calvinistas y contra el autoritaris-mo del rey. En el verano de 1566 estallaron una serie de dis-turbios populares y Felipe II envió como gobernador alduque de Alba, partidario de la intolerancia política frente alos partidarios de una posición más flexible, encabezadospor la princesa de Éboli y el secretario del rey, AntonioPérez. Un noble, Guillermo de Orange, abrazó el calvinismoy se hizo fuerte en las provincias del norte (Holanda yZelanda). Con ello comenzó una larga guerra (1568) que nopudo evitar la división del área: por un lado, Flandes, quecomprendía las provincias católicas del sur (las actuales Bél-gica y Luxemburgo, aproximadamente) y, por otro, las pro-vincias del norte (los actuales Países Bajos), que bajo laUnión de Utrecht (1581), se declararon independientes.

El conflicto en los Países Bajos agudizó las luchas por elpoder en la corte del rey (asesinato de Juan de Escobedo ydetención de su instigador, Antonio Pérez) y se agravó debi-do al apoyo de Isabel I de Inglaterra a los rebeldes, lo queconvenció a Felipe II de la necesidad de invadir este reino.Para ello necesitaba, además de una flota poderosa y la baseterrestre de los Países Bajos, un gran puerto atlántico. Launión con Portugal (1580) le permitió disponer de uno (Lis-boa), además de otorgarle el control de su gran imperiomarítimo (Brasil y los enclaves comerciales de África y Asia).Sin embargo, la expedición de la denominada ArmadaInvencible (1588) contra Inglaterra fue un estrepitoso fraca-so. Dos años después tuvieron lugar los disturbios de Ara-gón (1590-1592), motivados por un enfrentamiento entre

7© Oxford University Press España, S. A. H i s t o r i a d e E s p a ñ a

CASTILLA Y LEÓN CONVOCATORIA JUNIO 2009

Felipe II y el Justicia Mayor de Aragón, que amparó al anti-guo secretario del rey, Antonio Pérez (aragonés), persegui-do por la justicia real y la Inquisición. Los intentos por arres-tarlo provocaron un motín en Zaragoza; el rey aplastó larebelión y ejecutó al Justicia Mayor, aunque Pérez consiguióescapar. Felipe II, además, se implicó en las guerras de reli-gión en Francia y dio su apoyo a la facción católica. Su inter-vención finalizó al firmar con Enrique IV de Borbón la Paz deVervins (1598).

Pese a disponer de enormes fuentes de ingresos, proceden-tes de los impuestos que pagaba Castilla (especialmente laalcabala) y de las Indias, Felipe II no pudo cubrir los gastosderivados de su política en Europa. En 1590 se instituyó unnuevo impuesto indirecto (llamado de millones). La magni-tud de los envíos de metales preciosos procedentes delNuevo Continente provocó la llamada revolución de losprecios (durante el siglo XVI los precios se multiplicaron porseis en Europa occidental). España resultó muy afectada ysu comercio perdió competitividad en el exterior. La dife-rencia entre gastos e ingresos endeudó a la Corona y pro-vocó las bancarrotas de 1557, 1575 y 1596.

En lo que respecta al imperio colonial, durante el reinadode Felipe II se inició la segunda fase de las conquistas inte-riores del continente y, desde México, se exploró el océanoPacífico: las islas Filipinas («del rey Felipe») fueron conquis-tadas entre 1565 y 1571 por Miguel López de Legazpi.

El espíritu de la Contrarreforma tuvo sus máximas expresio-nes artísticas en el monasterio de San Lorenzo de El Escorial(1563-1583), en cuyo diseño participó, entre otros arquitec-tos, Juan de Herrera, y en el pintor Doménikos Theotokó-poulos, el Greco (1541-1614). Al mismo tiempo, la defensa aultranza de los principios de la Contrarreforma provocó lacensura (Índices de Libros Prohibidos) y la represión delas ideas libres que, con gran dureza, llevó a cabo la Inquisi-ción (represión de los erasmistas, arresto del arzobispoCarranza, autos de fe de Valladolid contra los protestantes,1559), sumiendo en el retraso y el aislamiento a la ciencia yel pensamiento españoles.

Términos históricos� Califato de Córdoba. Fase de la historia de al-Ándalus,

que siguió a las etapas del emirato dependiente (711-756) y emirato independiente (756-929). El período seabrió cuando Abd al-Rahman III, emir desde el año 912,se proclamó califa en Córdoba (929). Abd al-Rahman IIIrestauró la unidad del Estado islámico y estableció lahegemonía de al-Ándalus sobre toda la Península Ibérica.Promovió además el desarrollo artístico e intelectual enCórdoba y Madinat al-Zahra (Medina Azahara). Su suce-sor, Al-Hakam II (961-976), fue un notable erudito y ungran protector de la cultura. Continuó la política de supadre, consolidó el centralismo de los omeyas y mantuvola hegemonía militar de al-Ándalus sobre los reinos cris-tianos del norte de la Península Ibérica y en el Magreb.Tras la muerte de Al-Hakam II, los califas de Córdoba semantuvieron en el poder de forma simbólica. Aprove-chando la minoría de edad del nuevo califa, Hisham II

(976-1013), el gobierno efectivo pasó a manos del hayibo valido andalusí, Almanzor. Él y sus dos hijos, que lesucedieron en el poder, son conocidos como los amiríes.Almanzor controló la Administración y el Ejército y em-prendió expediciones de castigo contra los reinos cristia-nos del norte. En el año 1009 estalló una revolución enCórdoba durante la cual fueron asesinados los amiríes.Por último, en el año 1031, una asamblea de notablesdecretó en Córdoba el final del califato.

� La Ilustración. Corriente de pensamiento que se difundiópor Europa en el siglo XVIII. En el caso de España fue labase ideológica de las reformas llevadas a cabo por losprimeros Borbones, especialmente Carlos III. Los rasgosmás importantes del pensamiento ilustrado fueron laconfianza en el empleo de la razón para resolver los pro-blemas del individuo y la sociedad, el fomento de la eco-nomía nacional y el impulso del conocimiento científicoy de la educación.

En España, los canales de difusión de las ideas ilustradasfueron las academias, las instituciones científicas y deenseñanza superior y las sociedades económicas de ami-gos del país. Al ámbito de la Ilustración perteneció unimportante grupo de intelectuales y literatos (Feijoo,Jovellanos, Cadalso, Fernández de Moratín), políticos(conde de Floridablanca) y científicos (Mutis). Las ideasilustradas tuvieron también su reflejo en el campo delarte: el neoclasicismo. Este estilo predominó en las refor-mas urbanísticas llevadas a cabo en Madrid por Carlos III.

� Encomienda. Institución castellana de origen medievalestablecida en las Indias a partir de las Leyes de Burgos(1512) para controlar la mano de obra indígena. Consistíaen la asignación de un grupo de indígenas a un enco-mendero, quien, a cambio de su trabajo y del pago de tri-butos, se comprometía a alimentarlos, cristianizarlos yrespetarlos. El régimen de encomiendas provocó talesabusos que desde ciertos sectores de la Iglesia se alzaronvoces de protesta, entre ellas, las del dominico andaluz yantiguo encomendero Bartolomé de las Casas. Conse-cuencia de dichas protestas fue la promulgación de lasLeyes Nuevas (1542), que, al suprimir las encomiendas,fueron recibidas con hostilidad en las Indias; en Perúincluso estalló una revuelta armada. La Corona cedió y sellegó a una solución de compromiso reduciendo la enco-mienda a un tributo. Finalmente, esta fue abolida en casitoda la América española en el siglo XVIII.

� Reyes Católicos. Nombre con el que son conocidos Isa-bel I de Castilla (1474-1504) y Fernando II de Aragón(1479-1516), cuyo matrimonio (1469) hizo posible launión de sus reinos bajo una sola dinastía. Tras imponer-se en la guerra civil castellana (1474-1479) a Juana laBeltraneja —hija de Enrique IV y esposa de Alfonso V dePortugal—, implantaron en Castilla un gobierno centra-lizado (consejos, secretarios, virreyes), dominaron a lanobleza y a las Cortes y reforzaron el orden interno (San-ta Hermandad, 1476), así como la administración de justi-cia (regidores, chancillerías, audiencias). Persiguieron ade-más la unidad peninsular (conquista de Granada, 1492)

8© Oxford University Press España, S. A. H i s t o r i a d e E s p a ñ a

CASTILLA Y LEÓN CONVOCATORIA JUNIO 2009

y la uniformidad religiosa (creación de la Santa Inquisi-ción, 1478; expulsión de los judíos y los mudéjares en1492 y 1502-1526 respectivamente).

En el ámbito de la política exterior afianzaron su posiciónen Italia frente a Francia, para lo recurrieron a la guerra ya una política de alianzas matrimoniales con Inglaterra, elImperio alemán y Portugal. Completaron su políticamediterránea mediante la ocupación de una serie de pla-zas fuertes en el norte de África para defenderse de lospiratas berberiscos y del Imperio turco. En el Atlántico, seprodujo la conquista de las Islas Canarias. Ante la imposi-bilidad de establecer una ruta de enlace con las Indiaspor el sur, dominada por los portugueses, apoyaron laexpedición de Cristóbal Colón hacia el oeste, que diolugar al descubrimiento de América (1492), aconteci-miento que transformó en beneficio de Castilla el ámbitogeográfico y las relaciones de poder que habían caracte-rizado a la Europa medieval.

Preguntas� El descubrimiento de América (octubre de 1492) se sue-

le considerar el acontecimiento que dio paso a una nue-va época: la Edad Moderna. La expansión del Imperiootomano, que culminó con la conquista de Constantino-pla (1453), supuso el cierre de la ruta comercial de lasespecias con las Indias a través del continente asiático yaceleró la búsqueda de alternativas a través del océanoAtlántico. Castilla y Portugal, los dos reinos mejor situa-dos para acometer esta búsqueda, fueron los pionerosen las exploraciones atlánticas: ambos reinos disponíande una marina cualificada y de enclaves insulares, yhabían perfeccionado la cartografía y los instrumentosde navegación (brújula, astrolabio). Portugal, no obstante,llevaba ventaja. Sus marinos habían bordeado la costaafricana occidental y habían alcanzado el cabo de Bue-na Esperanza (1488). Castilla solo disponía de las IslasCanarias —bajo su soberanía tras el Tratado de Alcaço-vas (1479)—, que fueron conquistadas entre 1483 y1496. Este contexto explica por qué la Corona portugue-sa rechazó el proyecto de buscar una ruta alternativa alas Indias por el oeste presentado por un oscuro nave-gante genovés, Cristóbal Colón, y en cambio sí fue acep-tado por la castellana, que vio en él una oportunidad deampliar su influencia en el Atlántico.

Con financiación genovesa y, tras firmar las Capitulacio-nes de Santa Fe (abril de 1492), una donación de losReyes Católicos por la que Colón era nombrado almiran-te, virrey y gobernador general de las tierras que descu-briera, pudo este organizar su primer viaje. Colón partióde Palos (Huelva) el 3 de agosto de 1492 con tres naves—una nao, la Santa María, y dos carabelas, la Pinta y laNiña— y unos cien marinos. Tras treinta y tres días denavegación, el 12 de octubre alcanzó la isla que los nati-vos llamaban Guanahaní y que él denominó San Salva-dor (actual isla Watling, en las Bahamas). La expediciónllegó a otras islas: Juana (Cuba) y La Española (SantoDomingo/Haití). Colón acababa de descubrir un nuevomundo; sin embargo, creyó que llegaba a las Indias.

Tras el primer viaje de Colón, los Reyes Católicos obtu-vieron las concesiones pontificias conocidas como bulasInter caetera (1493). Dictadas por el papa Alejandro VI,otorgaban a Castilla el dominio de las tierras descubiertaso por descubrir al oeste de una línea imaginaria, trazadaen el sentido de los meridianos, a cien leguas al oeste delas islas Azores. Portugal, sin embargo, protestó ante laexpansión de Castilla, y fue preciso suscribir un acuerdocastellano-portugués (Tratado de Tordesillas, 1494), quedividió el océano Atlántico: Castilla se quedó con las tie-rras situadas al oeste del meridiano 46° Oeste (aproxi-madamente), y Portugal, con las localizadas al este.

Colón realizó otros tres viajes. En el segundo (25 de sep-tiembre de 1493-11 de junio de 1496) exploró las Anti-llas menores, San Juan Bautista (Puerto Rico o Borinquen)y Santiago (Jamaica). En el tercer viaje (30 de mayo de1498-20 de noviembre de 1500) descubrió la isla deTrinidad y el continente americano a la altura del Orino-co. En su cuarto y último viaje (11 de mayo de 1502-7 de noviembre de 1504), exploró las costas atlánticasde América central buscando algún paso que condujesea las islas de las especias.

En 1513 Vasco Núñez de Balboa, tras atravesar el istmode Canadá, descubrió el mar del Sur (océano Pacífico),confirmando así que un continente entero se interponíaentre Europa y las ansiadas islas de las especias.

� La unión dinástica de las coronas de Castilla y Aragón seprodujo como consecuencia del matrimonio de Isabel Ide Castilla y Fernando II de Aragón. Sin embargo, la uni-ficación de ambos reinos no significó la creación de unEstado unido y sin fronteras internas y con unas institu-ciones, unas leyes, una lengua y una moneda comunes.Por el contrario, Castilla y Aragón permanecieron clara-mente diferenciados, e incluso enfrentados, en su mane-ra de entender la política.

Isabel I era hija del rey Juan II de Castilla y hermanastrade Enrique IV (1454-1474) quien, tras el pacto de losToros de Guisando (1468), la reconoció como heredera.Para afianzar su posición Isabel contrajo matrimonio conFernando de Aragón (1469), lo que provocó que Enri-que IV la desheredara y designara como su sucesora a susupuesta hija, Juana la Beltraneja (fruto, según los enemi-gos del monarca de las relaciones de la reina Juana conel favorito Beltrán de la Cueva). A la muerte de Enrique IV,Isabel I se impuso a Juana, casada con Alfonso V de Por-tugal, en una guerra civil (1474-1479). En esta lucha resul-tó fundamental el apoyo de su marido. Por la Concordiade Segovia (1475) se estableció la igualdad de ambos enel ejercicio del poder real, y este reconocimiento se exten-dió al reino aragonés cuando Fernando accedió al tronoen 1479 tras la muerte de su padre, Juan II.

La unión dinástica nació marcada por la desigualdad:Castilla ocupaba un territorio mucho mayor que el deAragón y tenía un mayor volumen de población; ade-más, su economía se encontraba en expansión y poseíaunas instituciones más homogéneas y útiles para el ejer-cicio sin trabas del poder monárquico. Parecía inevitable

9© Oxford University Press España, S. A. H i s t o r i a d e E s p a ñ a

CASTILLA Y LEÓN CONVOCATORIA JUNIO 2009

que la construcción de un Estado sólido se cimentara,sobre todo, en el reino castellano. Los Reyes Católicosconvinieron aparecer juntos en monedas e inscripciones(primero Fernando, por ser el varón), aunque Castillafiguraba siempre en primer lugar en títulos y escudos.Acordaron, además, que, en caso de que Isabel fallecieraantes, Fernando nunca sería rey de Castilla, sino que eltrono lo ocuparían los hijos de ambos. De hecho así ocu-rrió a la muerte de Isabel en 1504: accedió al trono suhija Juana, acompañada de su marido, Felipe de Habs-burgo. No obstante, la inestabilidad mental de Juana y lamuerte prematura de Felipe I en 1506 permitieron a Fer-nando proclamarse gobernador o regente de Castillahasta la mayoría de edad de su nieto, Carlos de Habsbur-go, hijo de Juana y Felipe. Fernando incluso volvió acasarse tras la muerte de Isabel, buscando un herederopara Aragón, pero el único hijo que nació de esa uniónno sobrevivió. Estas circunstancias permitieron que Car-los heredase el patrimonio familiar en su totalidad.

� El comienzo de la guerra entre España y Francia en 1635,en el contexto de la Guerra de los Treinta Años, fue eldetonante de la crisis de 1640, año en que se iniciaronlas sublevaciones de Cataluña y Portugal. La fronterapirenaica estaba amenazada y el conde duque de Oliva-res, valido de Felipe IV (1621-1665), pensó que podía seruna buena excusa para obligar a Cataluña a contribuir ala guerra con tropas y dinero. Además, penetraron en elterritorio catalán los soldados de los tercios reales. Lasprotestas contra ellos se multiplicaron desde la Genera-litat y el Consell (gobierno municipal) de Barcelona.

En mayo de 1640 estalló una rebelión de campesinos,que atacaron a los tercios concentrados en las comar-cas de Gerona. Un mes después se les unieron los segadors(«segadores»), congregados en Barcelona con motivo de

la procesión del Corpus Christi (7 de junio), quienes seapoderaron de la ciudad en los sucesos conocidos comoCorpus de Sangre. Los representantes del rey, incluido elconde de Santa Coloma, virrey de Cataluña, así comoparte de la oligarquía y de la aristocracia de la ciudad,fueron pasados a cuchillo.

Esta rebelión de contenido social conducía inevitable-mente a la guerra civil, por lo que los representantes dela Generalitat (pertenecientes a la baja nobleza, la bur-guesía y las oligarquías urbanas), temerosos de las repre-salias del rey y de la radicalización social de las masaspopulares, decidieron ofrecer el condado de Barcelona aLuis XIII de Francia; este nombró un virrey francés y, consus tropas, ocupó Cataluña, que de esta forma pasó a serun escenario más de sus enfrentamientos con los Habs-burgo. Finalmente, y tras doce años de guerra, el ejérci-to del rey Felipe IV logró entrar en Barcelona (1652),poniendo fin a la secesión.

El ejemplo de Cataluña debilitó la autoridad de la Coro-na y alentó a Portugal a rebelarse. Además, los holande-ses amenazaban las colonias portuguesas en Asia, Áfricay Brasil. En definitiva, Portugal se sentía mal protegidopor España; esta, a su vez, alegaba que era difícil defen-der las posesiones lusas sin una contribución económi-ca y militar de Portugal. En 1640 se reclutaron soldadosportugueses para sofocar la rebelión catalana y se inten-tó movilizar a la nobleza lusa liderada por el duque deBraganza. Los nobles no solo se negaron a colaborar,sino que, a su vez, se sublevaron (diciembre de 1640) yproclamaron rey al duque de Braganza con el nombrede Juan IV. La guerra (conocida en Portugal como Gue-rra de Restauración) se prolongó hasta 1668, año en elque la Corona española reconoció la independencia delreino portugués (Tratado de Lisboa).

Tema

El texto describe los rasgos fundamentales del régimenfranquista, dictadura instaurada en España tras la GuerraCivil (1936-1939) que se mantuvo vigente hasta 1975. El recur-so a la movilización y la existencia de un partido único empa-rentan al franquismo con los regímenes fascistas. Lo aleja deellos, sin embargo, el peso político que tuvieron en él elcatolicismo («intelectual orgánico del régimen») y el Ejérci-to, que además fue clave en el mantenimiento del ordenpúblico. El peso del Ejército hace que la dictadura de Francodeba ser calificada de militar en lugar de falangista. Dondeno caben matices es en la importancia que tuvo en el man-tenimiento del régimen la represión, que se llevó a cabo atodos los niveles, en el ámbito político, sindical y cultural. Sugrado de intensidad varió según las épocas pero siempreestuvo presente. El texto, por el tipo de lenguaje empleado,propio de las ciencias sociales, es una fuente secundaria decarácter historiográfico.

El esquema, una fuente gráfica secundaria, también decarácter historiográfico, representa las líneas fundamenta-les de la evolución política del régimen franquista en susprimeros veinte años (1939-1959), que divide en dos fases:una primera marcada por la posguerra y el aislamiento delrégimen (1939-1951) y una segunda fase, de consolidacióny normalización en el exterior, que ocupó el resto de ladécada de 1950.

España durante el franquismo (1939-1975)

Tras el triunfo de los militares sublevados en la Guerra Civilespañola (1936-1939), el general Francisco Franco implantóuna dictadura militar, que se mantuvo vigente hasta sumuerte. Franco, que concentró en su persona el poder eje-cutivo (fue jefe del Estado y del Gobierno) y el mando delEjército y del partido único (FET y de las JONS), dirigió elpaís con gobiernos formados por ministros que procedíande las diferentes «familias» políticas que apoyaban el régi-men (militares, falangistas, monárquicos, católicos). Se pue-

Opción B

10© Oxford University Press España, S. A. H i s t o r i a d e E s p a ñ a

CASTILLA Y LEÓN CONVOCATORIA JUNIO 2009

de hablar de un primer franquismo (1939-1959), represen-tado en el esquema, y de un tardofranquismo o franquismotardío (1959-1975).

El primer franquismo

El primer franquismo se divide a su vez en dos etapas, unafase de posguerra (1939-1951) y otra de normalización exte-rior y consolidación (1951-1959). Marca la separación entreellas la mejora en las relaciones internacionales del régi-men, que permitió el abandono progresivo de la autarquíay el aislacionismo que caracterizaron sus primeros años.

� Posguerra (1939-1951). Entre 1938 y 1942, la figura másrelevante del franquismo fue Ramón Serrano Súñer,quien diseñó un Estado de tinte fascista. El partido único,FET y de las JONS, aunque aportaba cierta cobertura for-mal al Gobierno, no llegó a convertirse en un movimien-to de masas. Además de Serrano Súñer, integraron losgobiernos de esta época ministros de las distintas faccio-nes o «familias del régimen», aunque predominaron losde origen falangista y los militares.

La posición del franquismo en los primeros años de laSegunda Guerra Mundial fue de no beligerancia, aunqueapoyó a la Alemania nazi y la Italia fascista. El Gobiernofranquista suministró materias primas estratégicas aambos países, cooperó en la invasión de la URSS (Divi-sión Azul) y permitió los bombardeos sobre Gibraltar.España acordó su entrada en el conflicto en noviembrede 1940, tras la entrevista entre Franco y Hitler un mesantes en Hendaya (Francia); la intervención se pospuso acausa de la campaña alemana en el este de Europa. En1942, Serrano Súñer salió del Gobierno, y Franco adoptóuna postura internacional más neutral. Este cambio en lalínea política no impidió que tras la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial la España franquista sufrierauna etapa de ostracismo internacional. En febrero de1946 se produjo el cierre de la frontera francesa y, endiciembre de ese mismo año, la ONU aprobó una resolu-ción de condena del régimen de Franco en la que serecomendaba la retirada de embajadores.

Para tratar de superar el aislamiento del régimen, Francoincrementó la influencia de los católicos en el Gobierno deEspaña; se inició entonces una etapa de nacionalcatolicis-mo. Además, dotó al régimen de un entramado jurídicopara legitimarlo y equipararlo, al menos en apariencia, conotros estados europeos. Entre las nuevas normas figurabanel Fuero del Trabajo (1938) y las Leyes Fundamentales: laLey Constitutiva de las Cortes (1942), por la que se creó unaasamblea consultiva formada por delegados corporativos(procuradores) que representaban a sindicatos, familias ymunicipios, aunque en realidad eran una prolongaciónde las instituciones franquistas; el Fuero de los Españoles(1945) recogía «derechos y deberes fundamentales»; laLey de Referéndum Nacional (1945) preveía la posibilidadde realizar consultas populares mediante plebiscito oreferéndum; por último, la Ley de Sucesión a la Jefaturadel Estado (1947) concedía a Franco la potestad de nom-brar a su sucesor, establecía que España era «un reino» eincluía la posibilidad de una restauración monárquica.

En esta primera época también se aprobó una amplialegislación para respaldar una durísima represión: Ley deResponsabilidades Políticas (1939), que afectaba a todoslos cargos públicos de la Segunda República; Ley para laSupresión de la Masonería y el Comunismo (1940); Leypara la Seguridad del Estado (1941), y Ley de Represióndel Bandidaje y el Terrorismo (1947). El régimen de Fran-co llevó a cabo unos 50 000 fusilamientos, y en 1939 lospresos políticos ascendían a 300 000 personas (cifra queen 1951 se redujo a una décima parte); muchas de ellasfueron condenadas a trabajos forzados en obras faraóni-cas como la del Valle de los Caídos. Se configuró unpoderoso aparato represivo que ahogó la débil oposi-ción en el interior y se instauró un clima social en el quepredominaron los valores tradicionales y la moral católica.

La oposición al franquismo en el exilio (republicanos,monárquicos) fue débil. Los republicanos estaban muydivididos, aunque lograron mantener algunas de sus ins-tituciones. Los monárquicos estaban representados porJuan de Borbón, hijo de Alfonso XIII. Don Juan se mostrófavorable a una monarquía constitucional (Manifiesto deLausana) e intentó que Franco le cediera el poder. Sinembargo, tras la aprobación de la Ley de Sucesión (1947),se resignó a que su hijo Juan Carlos fuera educado enEspaña bajo los principios del Movimiento, ya que estoimplicaba que se convertiría en sucesor de Franco. Lasguerrillas, lideradas por los comunistas y los anarquistas,mantuvieron diversos focos de resistencia armada en elinterior del país a lo largo de la década de 1940.

Durante este período, la destrucción ocasionada por laGuerra Civil y el desfavorable contexto internacionalobligaron a los dirigentes del franquismo a adoptar unapolítica económica de autarquía, muy dirigista y de auto-suficiencia con respecto al mercado exterior. Como con-secuencia, se produjo un estancamiento económicogeneralizado y escasez de productos básicos; adquiriógran relevancia el mercado negro o estraperlo.

� Normalización exterior y consolidación (1951-1959). En ladécada de 1950 las relaciones diplomáticas mejoraron.La España franquista resultaba útil a Estados Unidos ensu política de contención del comunismo; por eso estepaís restituyó su embajador en Madrid (1950). En 1953 elGobierno español firmó una serie de pactos con EstadosUnidos que supusieron la integración económica y mili-tar de España en los planes estratégicos de la primerapotencia del bloque occidental. Los acuerdos permitie-ron a los estadounidenses construir bases militares enTorrejón de Ardoz (Madrid), Zaragoza, Morón de la Fron-tera (Sevilla) y Rota (Cádiz). La culminación del acerca-miento a Estados Unidos fue la visita a España del presi-dente Eisenhower en 1959. También en 1953 se firmó unConcordato con la Santa Sede que consagró la confesio-nalidad del Estado español: la religión católica era obliga-toria en la escuela, el único matrimonio válido era el reli-gioso y la Iglesia, mantenida por el Estado, estaba exentade impuestos. El Concordato reconocía a Franco el dere-cho de presentar al Papa los candidatos a obispos. En

11© Oxford University Press España, S. A. H i s t o r i a d e E s p a ñ a

CASTILLA Y LEÓN CONVOCATORIA JUNIO 2009

1955 España ingresó en la ONU, pero quedó fuera de laOrganización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Los inicios de la década de 1950 también marcaron uncambio de rumbo en la política interior del franquismo.En 1951 se produjeron las primeras huelgas relevantesdebido a la persistente escasez de productos básicos. Seimpulsaron entonces una serie de transformaciones,favorecidas por el fin del bloqueo diplomático y la con-cesión de ayudas financieras, para mejorar la situacióneconómica y eliminar progresivamente la política deautarquía. La línea política se suavizó y se incrementóaún más el peso de los católicos. En el cambio de Gobier-no de 1951, Joaquín Ruiz-Giménez, reformista moderadoy miembro de la ACNP, ocupó la cartera de Educación. Sinembargo, el falangista Gabriel Arias-Salgado, a cargo delMinisterio de Información y Turismo desde 1957, impusouna severa censura de prensa.

En 1956 se produjeron en Madrid protestas universitariasque provocaron numerosas detenciones y el cese de losministros Joaquín Ruiz-Giménez (Educación) y RaimundoFernández Cuesta (Secretaría General del Movimiento).Un año después entraron en el Gobierno los ministroscatólicos del Opus Dei, los llamados tecnócratas, que, conel plan de estabilización de 1959, enterraron la políticaautárquica. En 1958 se completó la institucionalizacióndel franquismo con la promulgación de la Ley de Princi-pios del Movimiento Nacional. Ese mismo año Españaingresó en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y en laOrganización Europea de Cooperación Económica (OECE).

El franquismo tardío

Al igual que el primer franquismo, el franquismo tardío tam-bién se divide en dos etapas, separadas por el año 1973. Fueeste un período en el que tuvo lugar un vertiginoso y des-equilibrado crecimiento económico, que provocó grandestransformaciones sociales, y aumentó la oposición al siste-ma. Pese a ello se mantuvo el inmovilismo institucional y larepresión.

� Tardofranquismo o desarrollismo (1959-1973). En losaños sesenta, el régimen franquista mostró una aparien-cia más moderna. El peso de la «tecnocracia» aumentó, aligual que la influencia política de los partidarios de unaapertura política moderada frente a falangistas y milita-res. Dichos sectores se agruparon en torno al almiranteCarrero Blanco y se mostraron favorables a Juan Carlosde Borbón. Manuel Fraga Iribarne, ministro de Informa-ción y Turismo (1962-1969), promovió la Ley de Prensa eImprenta (1966), aperturista, que sustituía la censura pre-via por multas y la suspensión de las publicaciones críti-cas. En 1967 se promulgó la Ley Orgánica del Estado, quediseñaba la España postfranquista. Dos años después,Juan Carlos de Borbón fue nombrado sucesor del gene-ral Franco; para ello, hubo de jurar lealtad a los principiosdel Movimiento.

Sin embargo, junto a estos factores de estabilidad exis-tían otros de incertidumbre. La oposición al régimen seintensificó. Creció la influencia de sindicatos ilegales como

Comisiones Obreras (CC OO, 1962-1966) y la Unión Sindi-cal Obrera (USO, 1960). A partir de 1967, las huelgas fue-ron cotidianas, en particular en Asturias, Vizcaya, Guipúz-coa, Barcelona y Madrid, y alcanzaron especial relevanciaen el sector metalúrgico. En el ámbito universitario, estu-diantes y profesores mantuvieron una situación derevuelta constante desde 1965, lo que obligó al Gobier-no a declarar el estado de excepción (1969). En estasluchas tuvieron gran influencia el Partido Comunista deEspaña (PCE) y el Frente de Liberación Popular (FLP).También aumentó la presencia de la izquierda revolucio-naria y del terrorismo. El régimen recurrió una vez más ala represión. En 1963 se creó el Tribunal de Orden Público(TOP) y se produjeron ejecuciones como la del dirigentedel PCE, Julián Grimau (1963).

A partir de 1967 los partidarios a ultranza de Franco, civi-les y militares, exigieron una vuelta a los principios de lasublevación de 1936. Este sector del franquismo temía loque pudiera ocurrir tras la muerte del dictador, y fuedenominado el «búnker», es decir, el último refugio delsistema. La división en el régimen se hizo evidente tras el estallido del escándalo Matesa en 1969, que provocóuna crisis gubernamental y la formación de un gabineteformado por tecnócratas del Opus Dei y dirigido porCarrero Blanco. En política exterior se mantuvieron losacuerdos con Estados Unidos y se solicitó el ingreso en laCEE (1962), que fue denegado. Se abandonaron, asimis-mo, las colonias de Guinea Ecuatorial, que accedió a laindependencia (1968), e Ifni, cedido a Marruecos (1969).El Sahara Occidental se conservó.

En materia económica, con el Plan de Estabilización de1959 se promulgaron una serie de medidas que inicial-mente frenaron el crecimiento económico, pues con ellasse pretendía controlar la inflación. Además, se equilibróel presupuesto y las importaciones se detuvieron aldevaluarse la peseta. Esta política económica supuso lainstauración de una economía de mercado en España.Asimismo, facilitó las exportaciones, la entrada de turis-tas y la inversión extranjera. La acción de gobierno seconcretó en los Planes de Desarrollo (cuatro entre 1964 y1976), coordinados desde la Comisaría del Plan de Des-arrollo por Laureano López Rodó.

El eje de la actividad económica se desplazó de la agri-cultura a la industria y, en menor grado, a los servicios. Elcapital y los trabajadores afluyeron al sector industrial,que se concentró en Cataluña, Madrid y País Vasco. Cre-ció la producción de bienes de consumo (automóviles yelectrodomésticos), la industria química, la siderúrgica y la alimentaria. También crecieron la construcción y elturismo. El boom de la construcción estuvo vinculado aléxodo masivo del campo a las ciudades, que incrementóla demanda y provocó la especulación y un crecimientourbanístico caótico. El turismo revolucionó la costa medi-terránea e impulsó el sector servicios y la actividad inmo-biliaria. Sin embargo, el crecimiento económico presentódeficiencias importantes: dependencia de la coyunturaexterior, desequilibrios regionales e inexistencia de unareforma fiscal.

12© Oxford University Press España, S. A. H i s t o r i a d e E s p a ñ a

CASTILLA Y LEÓN CONVOCATORIA JUNIO 2009

El desarrollo económico también provocó cambios pro-fundos en la sociedad. Aumentó el peso de las clasesmedias urbanas y de los obreros industriales. Al mismotiempo, la población española experimentó uno de losmayores crecimientos vegetativos de toda su historia.Los años más prósperos (1956-1967) son conocidoscomo los del baby-boom. Por otra parte, el impacto de laexpansión económica, la apertura al exterior, el aumentodel nivel de vida y el incipiente desarrollo de la sociedad deconsumo en la modernización de la mentalidad de losespañoles fue muy grande.

� La agonía del régimen (1973-1975). Tras el asesinato deCarrero Blanco por ETA (1973), Franco nombró presiden-te del Gobierno a Carlos Arias Navarro, representante dela «línea dura» del franquismo. El nuevo Gobierno fueincapaz de conciliar unos propósitos aperturistas teóri-cos con una represión práctica. La oposición al régimensiguió creciendo y se articularon organizaciones en tornoal PCE (Junta Democrática, 1974) y al PSOE (Plataformade Convergencia Democrática, 1975). Los últimos actos derepresión de la dictadura provocaron escándalo en elámbito internacional y sirvieron para difundir la propa-ganda antifranquista. Así sucedió con el proceso 1001, enel que se juzgó a dirigentes de CC OO (1973), con la eje-cución del anarquista Salvador Puig Antich (1974) y conlas últimas ejecuciones realizadas durante el franquismo,que tuvieron lugar en septiembre de 1975. A finales deese año, el Gobierno tuvo que hacer frente a la MarchaVerde, impulsada por el rey de Marruecos, Hassan II, enla que invitó a miles de marroquíes a invadir el Saharaespañol. El gobierno franquista decidió abandonar la colo-nia, cediéndola a Marruecos y a Mauritana (Acuerdo deMadrid de noviembre de 1975).

Franco murió el 20 de noviembre de 1975, y con él seextinguió su régimen. Su sucesor, Juan Carlos I, inició sureinado dando los pasos necesarios para instaurar unrégimen democrático en el país.

Términos históricos� Anarquismo. Doctrina y movimiento político que pro-

pugnan la desaparición del Estado y de todo poder.Como movimiento, surgió en la segunda mitad del sigloXIX como consecuencia de la división entre los socialistasseguidores de Karl Marx y de Mikhail Bakunin en el senode la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) o I Internacional, constituida en 1864. Los anarquistas o baku-ninistas eran partidarios de la acción directa mediante laconvocatoria de huelgas y la creación de sociedades deresistencia, mientras que los marxistas fueron más procli-ves la acción política.

En España, el anarquismo, introducido por el bakuninistaGiuseppe Fanelli, tuvo una gran implantación, especial-mente en Cataluña y Andalucía. En 1870 los bakuninistasconstituyeron la Federación Regional Española (FRE).Prohibida cuatro años después, resurgió en 1881 con elnombre de Federación de Trabajadores de la RegiónEspañola (FTRE) y logró mantenerse vigente hasta 1888

cuando, debido a las disputas internas y a la represión, se extinguió. El anarquismo se dividió entre los partida-rios de la acción violenta y los defensores de plantea-mientos más moderados. Los primeros llevaron a caboacciones violentas en Andalucía (actividades de la ManoNegra en la década de 1880) y Cataluña (atentados en elTeatro del Liceo, 1893, y durante la procesión del CorpusChristi, 1896, ambos en Barcelona). En 1897, el entoncespresidente del Gobierno Antonio Cánovas fue asesinadopor un anarquista italiano.

Del fermento de descontento obrero a principios delsiglo XX, surgió en Cataluña Solidaridad Obrera (1907),que en 1910 pasó a convertirse en un organismo sindicalnacional, la Confederación Nacional del Trabajo (CNT),anarcosindicalista y partidaria del comunismo libertario.Esta organización dominó el movimiento anarquista enEspaña durante los treinta años siguientes. Participó enla huelga general de 1917, sostuvo un sangriento pulsocon el Gobierno y los patronos en Barcelona (1918-1923)e impulsó el llamado Trienio Bolchevique en Andalucía(1918-1920). Proscrita durante la Dictadura de Primo deRivera, en la Segunda República estalló en el seno de laorganización la división entre los partidarios de adaptar-se al nuevo régimen y quienes se integraron en la Fede-ración Anarquista Ibérica, que eran defensores de la víainsurreccional. Al estallar la Guerra Civil, la CNT entró aformar parte de los gobiernos de la Generalitat en sep-tiembre de 1936 y de la República dos meses después.Partidaria de simultanear la guerra y la revolución, impulsólas colectivizaciones en Aragón y se hizo con el controlde algunas instituciones del Estado. Tras su enfrenta-miento con la Generalitat (sucesos de Barcelona, mayode 1937), fue apartada del Gobierno y perdió influen-cia en la política republicana. Tras la restauración de lademocracia en 1977, la CNT fue legalizada pero no recu-peró su antigua pujanza.

� Concordato. Convenio entre un Estado y la Santa Sedepor el cual se regulan las relaciones de dicho Estado conla Iglesia católica. Aunque durante la Baja Edad Media yen la Edad Moderna se habían dado acuerdos entre elpapado y los monarcas hispánicos, los primeros concor-datos en la historia de España se firmaron en el siglo XVIII.En esa época, los Borbones trataron de aumentar el con-trol sobre la Iglesia a través del patronato regio, o elderecho a nombrar obispos y otras dignidades eclesiás-ticas, y el exequátur, que suponía la revisión de las bulaspapales por parte del monarca antes de su aplicación.

Clemente XI había apoyado al archiduque Carlos durantela Guerra de Sucesión, lo que deterioró de manera consi-derable sus relaciones con Felipe V (1700-1724 y 1724-1746). En 1737, Clemente XII logró que estas se normali-zaran mediante la firma del primer Concordato en lahistoria de España. El acuerdo reguló una serie de cues-tiones (derecho de asilo, reducción del número de ecle-siásticos, moderación en el recurso a las excomuniones)pero fue ambiguo en lo referente a la participación de laCorona en los beneficios eclesiásticos y la cuestión del

13© Oxford University Press España, S. A. H i s t o r i a d e E s p a ñ a

CASTILLA Y LEÓN CONVOCATORIA JUNIO 2009

patronato regio. Por esta razón, durante el reinado de susucesor, Fernando VI (1746-1759), se estableció un nuevoConcordato (1753), que amplió el patronato regio yaumentó la participación de la Corona en los beneficioseclesiásticos, aunque la Santa Sede se reservó importan-tes atribuciones.

El Concordato de 1753 se mantuvo vigente hasta que laConstitución de 1812 y los forcejeos entre Fernando VII ylos liberales hicieron que perdiera parte de su vigencia.Durante la minoría de edad de Isabel II (1833-1843), lasrelaciones de la Santa Sede con el naciente Estado liberalespañol quedaron destruidas como consecuencia de ladesamortización general del entonces ministro de Hacien-da Juan Álvarez Mendizábal (1836-1837) y otras medidasque atentaban contra los intereses de la Iglesia (aboli-ción del diezmo). Cuando los moderados llegaron alpoder (1844) se fijaron entre sus objetivos restaurar lasrelaciones con el Papado. Establecieron el catolicismocomo religión oficial del Estado en la Constitución de1845 y suspendieron la venta de bienes nacionales (pro-piedades del clero que habían sido desamortizadas).Finalmente, en 1851 firmaron con la Santa Sede un Con-cordato, por el cual el Estado español se comprometía adestinar una parte de su presupuesto (dotación del cultoy clero) para hacer frente a los gastos eclesiásticos. Conesta medida se compensaba a la Iglesia de la pérdida debienes desamortizados y subastados.

El Concordato quedó suspendido temporalmente duran-te el Sexenio Democrático (1868-1874) y definitivamentecon la proclamación de la Segunda República (1931-1939). Tras su victoria en la Guerra Civil (1936-1939), Fran-co inició una aproximación al Estado Vaticano buscandola firma de un nuevo Concordato, pero en la Santa Sedese desconfiaba de la continuidad de un régimen recha-zado por la comunidad internacional y extraordinaria-mente duro en su línea política. Finalmente, cuando elEstado español normalizó sus relaciones diplomáticas, seestableció un Concordato con la Santa sede en agostode 1953. El Concordato consagró el dominio de la Iglesiacatólica sobre la sociedad española: se declaró la confe-sionalidad del Estado español, la obligatoriedad de la reli-gión católica en la escuela, la validez exclusiva del matri-monio religioso y el mantenimiento de la Iglesia por elEstado, además de su exención de impuestos. A Francose le reconocía el derecho de presentar al Papa los candi-datos a obispos. Tras la instauración de la democracia enEspaña el Concordato perdió toda su vigencia. La Consti-tución de 1978 estableció la no confesionalidad del Esta-do, aunque abrió cauces para la protección de las creen-cias religiosas existentes en la sociedad española y supromoción a través de la educación.

� Alfonso XIII. Rey de España (1886-1941). Hijo póstumode Alfonso XII (1857-1885), durante su minoría de edad,su madre, María Cristina de Habsburgo-Lorena, ocupóla regencia (1885-1902). Con dieciséis años accedió a lamayoría de edad y dio comienzo a su reinado, marcadopor el desastre de 1898 y el impulso regeneracionista

encarnado en los conservadores Francisco Silvela,(1899-1900, 1902-1903) y Antonio Maura (1903-1904;1907-1909), y el liberal José Canalejas (1910-1912). Sinembargo, desde 1913 la división interna se adueñó de lospartidos dinásticos. Aunque el país se mantuvo neutralen la Primera Guerra Mundial, a lo largo del reinado deAlfonso XIII se sucedieron numerosas crisis, algunas muygraves: la Semana Trágica (1909), los conflictos de 1917(Juntas de Defensa, Asamblea de Parlamentarios, huelgageneral), el grave conflicto social de 1918-1923 y el desas-tre de Annual (1921) en la Guerra de Marruecos.

Finalmente, un general, Miguel Primo de Rivera, dio ungolpe de Estado en septiembre de 1923 —que AlfonsoXIII aceptó— y estableció un régimen dictatorial. La inca-pacidad del dictador para establecer un nuevo sistemapolítico convirtió su etapa de gobierno en un meroparéntesis. Tras la dimisión de Primo de Rivera en 1930,Alfonso XIII confió el poder a otro general, DámasoBerenguer, quien intentó retornar a la normalidad consti-tucional de 1876 frente a una oposición creciente.

En enero de 1931, Berenguer fue reemplazado por elalmirante Juan Bautista Aznar, quien formó un Gobiernomonárquico de concentración compuesto por políticosque aún respaldaban a Alfonso XIII. El nuevo ejecutivoanunció la convocatoria de elecciones, primero munici-pales y después a Cortes constituyentes, y se comprome-tió a conceder la autonomía a Cataluña. Por su parte, lospartidos republicanos firmaron el Pacto de San Sebastián(agosto de 1930), por el que se comprometían a llevar acabo una insurrección que instaurara la República (lafracasada sublevación de Jaca, en diciembre de 1930) ycrearon un comité revolucionario, en realidad, un Gobier-no provisional clandestino.

El 12 de abril de 1931 se celebraron elecciones municipa-les. Los partidos firmantes del Pacto de San Sebastiánvencieron en las grandes ciudades, donde los votosexpresaban realmente el estado de la opinión pública. Elrey, falto de apoyos, partió al exilio el 14 de abril; ese mis-mo día se proclamó la Segunda República española.

� Adolfo Suárez. Político español (1932). Licenciado enderecho, inició su carrera política en la Secretaría Generaldel Movimiento y, posteriormente, ocupó los cargos degobernador civil de Segovia y director general de Radio yTelevisión. Fue elegido ministro Secretario General delMovimiento en el primer Gobierno de la Monarquía(diciembre de 1975-julio de 1976), encabezado por Car-los Arias Navarro. Tras la dimisión de este, Juan Carlos I lenombró presidente del Gobierno, cargo desde el queimpulsó la Ley para la Reforma Política, aprobada ennoviembre de 1976 por las Cortes y que supuso el desman-telamiento del sistema político franquista. En los mesessiguientes procedió a la legalización de los partidos políti-cos, incluida la del Partido Comunista de España —queprovocó numerosas protestas y dimisiones en el Ejérci-to—. Al mismo tiempo, logró la unión de diferentes fuer-zas políticas conservadoras y de centro en la Unión deCentro Democrático (UCD), de la que se convirtió en líder.

14© Oxford University Press España, S. A. H i s t o r i a d e E s p a ñ a

CASTILLA Y LEÓN CONVOCATORIA JUNIO 2009

En junio de 1977 se celebraron elecciones democráticas. Enellas logró la victoria UCD, aunque sin mayoría absoluta,y Suárez se mantuvo en la presidencia del Gobierno.Durante su mandato (1977-1979), impulsó una políticade acuerdos que se centraron en la lucha contra la crisiseconómica (Pactos de la Moncloa, octubre de 1977), laformación del Estado de las Autonomías (restablecimien-to de la Generalitat de Cataluña, septiembre de 1977) y laaprobación de una nueva Constitución democrática. Pro-mulgada esta en diciembre de 1978, se procedió a con-vocar nuevas elecciones generales (marzo de 1979), queotorgaron una nueva mayoría relativa a UCD. Durante susegundo mandato (1979-1981), Suárez se vio sometido aun fuerte desgaste personal como consecuencia de ladivisión en UCD, el terrorismo, el descontento en el Ejér-cito y la intensificación de las críticas de la oposiciónencabezada por el PSOE. Finalmente, dimitió en enero de1981, pocas semanas antes del frustrado golpe militardel 23 de febrero. Posteriormente, abandonó UCD paraformar un nuevo partido, el Centro Democrático y Social(CDS), en representación del cual fue elegido diputadoen las elecciones generales de 1982, 1986 y 1989. Tras laderrota del CDS en los comicios autonómicos y munici-pales de 1991, abandonó la vida política.

Preguntas� Precedió al golpe de Estado de 1936 una conspiración

militar que se aceleró tras la victoria del Frente Popularen las elecciones celebradas en febrero de ese mismoaño. En ella colaboraron, además de importantes secto-res del Ejército, elementos civiles (monárquicos alfonsi-nos, carlistas, falangistas). El estratega de la operaciónfue el general Emilio Mola, destinado en Pamplona. Elgeneral José Sanjurjo era la personalidad designadapara presidir un directorio militar que se crearía tras elgolpe; pero Sanjurjo falleció el 20 de julio, cuando el aviónque debía transportarlo desde Cascaes (Portugal) a Bur-gos se estrelló durante el despegue. El también generalFrancisco Franco, futuro caudillo de España, no se incor-poró a la conspiración hasta el último momento.

La sublevación comenzó el 17 de julio de 1936 enMarruecos, donde se encontraba la mayor y mejor pre-parada guarnición del Ejército español. Estaba formadapor cerca de 50 000 hombres: los legionarios (el Tercio) ylas tropas indígenas. Franco, tras controlar la situaciónen Canarias, se trasladó a Marruecos, donde llegó el 19de julio, y se puso al frente de la rebelión en esa zona.

El 18 de julio, Mola decretó el estado de guerra e inició ellevantamiento en la Península. Pocas horas después, el general Gonzalo Queipo de Llano sublevó la guarni-ción de Sevilla al grito de «¡Viva la República!»; a lo largodel día se aseguró el control de la franja de territoriosituada entre Jerez de la Frontera (que hacía posible elenlace de Sevilla con la costa), Cádiz y Algeciras (impres-cindibles para el desembarco de las tropas procedentesdel norte de África). Asimismo, los sublevados tomaronel control de puntos aislados de Andalucía (Córdoba,

Granada, entre el 20 y el 24 de julio); el resto del territo-rio andaluz siguió en poder de los republicanos, aunqueen los días siguientes estos apenas pudieron organizaracciones de respuesta. La tarde del 18 de julio los milita-res sublevados se hicieron con el control de Burgos y alas once de la noche de ese mismo día el general Caba-nellas, al mando en Zaragoza, dio signos inequívocos desumarse a la rebelión. El presidente del Gobierno, San-tiago Casares Quiroga, dimitió y el presidente de laRepública, Manuel Azaña, encomendó a Diego MartínezBarrio la formación de un Gobierno de conciliación conlos rebeldes, encargo en el que no tuvo éxito.

El 19 de julio el general Andrés Saliquet declaró el esta-do de guerra en Valladolid y se incorporó al levanta-miento, al que se sumaron Zamora, Salamanca, Ávila,Segovia y Cáceres. También se inició el alzamiento enVitoria y en diferentes guarniciones de Galicia. El coronelAntonio Aranda sublevó Oviedo y se hizo fuerte en laciudad; resistiría un duro asedio hasta octubre de 1936,cuando llegaron las primeras columnas de apoyo proce-dentes de Galicia. En Palma, el general Manuel Goded selevantó contra el Gobierno y, tras asegurar la situación,voló a Barcelona, donde la sublevación militar fue sofo-cada por las milicias de la CNT y las fuerzas leales alGobierno en una sangrienta lucha en las calles de la ciu-dad. En Madrid, mientras tanto, formó Gobierno JoséGiral, quien decidió la entrega de armas a las miliciasobreras. A lo largo del día se produjeron algunos movi-mientos militares en la capital de España (Carabanchel yGetafe); finalmente, el general Joaquín Fanjul se atrin-cheró en el Cuartel de la Montaña y declaró el estado deguerra. El 20 de julio se controlaron los focos de subleva-ción en Madrid y una multitud acompañada de guardiasde asalto tomó el Cuartel de la Montaña. En Valencia,Albacete y Murcia el Gobierno pudo controlar la situa-ción durante los días siguientes.

El 19 de julio la flota republicana inició el bloqueo delestrecho. Franco realizó gestiones para recabar ayudade la Alemania nazi y la Italia fascista. En los días siguien-tes llegaron los primeros aviones italianos y alemanesque permitieron a Franco iniciar el traslado del ejércitode África a la Península. Al mismo tiempo, Mola enviócolumnas hacia Madrid que fueron detenidas en la Sie-rra de Guadarrama por tropas leales a la República ymilicianos llegados de Madrid (20-25 de julio). El 1 deagosto, una vez transportado el ejército de África, Fran-co ordenó el avance hacia el norte a través de Extrema-dura y la progresiva ocupación de Andalucía.

Asentadas las posiciones, los sublevados controlaban,además de las Islas Canarias, Palma de Mallorca e Ibiza,dos áreas separadas: por un lado, ambas costas frente alestrecho de Gibraltar, y por otro, Galicia-Castilla y León-Navarra. A excepción de Zaragoza y Sevilla, eran zonascon escasa población y de economía rural. La mayor par-te del Ejército, sobre todo los oficiales, se sumaron algolpe. Solo en Navarra, gracias a los carlistas, hubo unmasivo apoyo popular al golpe de Estado.

15© Oxford University Press España, S. A. H i s t o r i a d e E s p a ñ a

CASTILLA Y LEÓN CONVOCATORIA JUNIO 2009

La zona leal al Gobierno quedó también dividida endos: la cornisa cantábrica y el País Vasco (excepto Álava),por un lado, y Madrid, Cataluña, Valencia, Castilla-LaMancha, parte de Extremadura, Málaga y Murcia, porotro. La sublevación fracasó en la mayoría de las grandesciudades y núcleos industriales. También se mantuvie-ron fieles al Gobierno republicano los guardias de asalto,algunas unidades militares aisladas y la Guardia Civil, asícomo la mayor parte de la flota naval y la aviación. Laactitud de la UGT y la CNT en aquellos lugares dondepudieron obtener armamento fue decisiva para el triun-fo de las fuerzas republicanas, como lo fue el respaldodel PNV al Gobierno republicano en el País Vasco.

Se inició entonces la llamada guerra de columnas (julio-noviembre de 1936). Las tropas rebeldes, mejor prepara-das, tomaron la iniciativa. A lo largo de agosto llevaron acabo un rápido avance hacia Madrid que les condujo a Cáceres (15 de agosto), uniendo así las dos zonas de laPenínsula que controlaban los sublevados. Prosiguieronsu avance a Madrid y el 27 de agosto, aviones Junkeralemanes realizaron los primeros bombardeos sobre laciudad. Después de frenar su marcha para liberar Toledo(27 de septiembre), el ejército franquista prosiguió suavance hacia la capital de España. En el norte, las tropasde Mola tomaron Irún (5 de septiembre) y San Sebastián(13 de septiembre).

En el frente político, en septiembre el socialista Francis-co Largo Caballero formó un Gobierno que agrupaba arepublicanos moderados, Esquerra Republicana, PNV,PSOE, UGT y PCE. Franco, por su parte, alcanzó la prima-cía entre los generales insurrectos (fue proclamadoGeneralísimo y jefe del Estado y del Gobierno el 1 deoctubre de 1936).

En los primeros días de noviembre se produjeron los pri-meros ataques sobre Madrid. Los militares sublevadoshabían previsto un golpe de Estado breve que durasehoras o días. Sin embargo, se había iniciado una largaguerra civil que se prolongó hasta abril de 1939.

� Para la elaboración de la Constitución de 1978 se toma-ron como modelo la española de 1931 y otras leyes fun-damentales europeas, como la de la República Federalde Alemania. La Constitución de 1978 fue fruto de unamplio consenso político entre fuerzas de izquierda yderecha. Esto la diferencia en gran medida de las consti-tuciones del siglo XIX y, sobre todo, de la de 1931 (laderecha de la época la consideró excesivamente progre-sista, democrática y laica, y se sintió marginada del pro-ceso constituyente). En algunos aspectos (como en el delas autonomías), la Constitución de 1978 resulta impreci-sa. Sin embargo, este rasgo le ha conferido a la vez flexi-bilidad para adaptarse a gobiernos de distinto signopolítico y ha permitido insertar los nacionalismos perifé-ricos en el sistema democrático.

El nuevo texto constitucional se fundamentó en el con-senso: una comisión o ponencia formada por sietemiembros redactó un anteproyecto que se debatió enlas Cortes (mayo-octubre de 1978). La Constitución fue

aprobada en referéndum el 6 de diciembre y promulga-da el 29 de diciembre de 1978. El texto constitucionalcontiene los siguientes principios:

� España es un Estado democrático y no confesional.

� La soberanía nacional reside en el pueblo español.

� La forma de Estado es la monarquía parlamentaria.

� La unidad de España es compatible con la pluralidadnacional.

Además declara que el Estado español es unitario, esdecir, no es federal pero tampoco centralista, sino auto-nómico, y que el castellano es la lengua oficial del Esta-do, aunque el resto de las lenguas existentes en Españason también oficiales en sus respectivas comunidadesautónomas.

La Constitución de 1978 establece que el rey es el jefedel Estado. Aunque sanciona y promulga las leyes,disuelve las Cortes y convoca las elecciones, está al mar-gen del debate político. Es inviolable y no está sujeto aresponsabilidad. El monarca también tiene el mandosupremo de las Fuerzas Armadas. En la sucesión a lajefatura del Estado se favorece al varón sobre la mujer, loque convierte al tercer hijo de don Juan Carlos, Felipe deBorbón y Grecia, en el heredero al trono.

El poder legislativo reside en dos cámaras elegidas porsufragio universal: el Congreso de los Diputados y elSenado. El Congreso tiene mayor peso en la aprobaciónde las leyes, mientras que el Senado prácticamente selimita a refrendarlas. El poder ejecutivo reside en elGobierno, que dirige la política interior y exterior ydepende, para su permanencia, de la confianza del legis-lativo. El poder judicial corresponde a los juzgados y tri-bunales; en la cúspide del sistema judicial español seencuentra el Tribunal Supremo.

En la Constitución también se recoge una declaraciónde derechos y libertades muy avanzada. Como novedadrespecto a constituciones españolas anteriores, la actualincluye numerosos derechos de carácter social y econó-mico. También establece un Tribunal Constitucional parala defensa y resolución de los derechos individuales y elarbitraje en conflictos de competencias entre las institu-ciones del Estado y las de las Comunidades Autónomas.El Tribunal decide si las leyes españolas son acordes ono con la Constitución de 1978. En la Carta Magna tam-bién se establece la figura del Defensor del Pueblo parasalvaguardar los derechos fundamentales de los ciuda-danos.

Respecto a la no confesionalidad del Estado, la Constitu-ción española es muy moderada, ya que abre caucespara la protección estatal de las creencias religiosas y supromoción a través de la educación. Cuando se redactóel texto en 1978, se pensó en proteger la religión mayo-ritaria, la católica, para evitar la polémica religiosa quecaracterizó a la Segunda República. La protección seamplía, sin embargo, a otras confesiones religiosas exis-tentes en la sociedad española, por lo que el Estado se

16© Oxford University Press España, S. A. H i s t o r i a d e E s p a ñ a

CASTILLA Y LEÓN CONVOCATORIA JUNIO 2009

compromete a garantizar el derecho de los ciudadanosa la formación religiosa y moral.

� Se denomina Edad de Plata de la cultura española elperíodo comprendido entre el final del siglo XIX (1898) y1936. El número y la categoría de artistas, escritores, filó-sofos, ensayistas, periodistas y, muy especialmente, cien-tíficos, además de la existencia de un público muchomás ávido de lecturas y conocimiento, hicieron posibleuna de las épocas de mayor esplendor de la vida cultu-ral española. Para ello, fue preciso que se dieran unaserie de condiciones:

� El fortalecimiento de un Estado nacional, que evolu-cionó progresivamente hacia una democratizaciónreal y al desarrollo de una sociedad de masas. Estosupuso un grado de libertad de pensamiento hastaentonces desconocido en España.

� La presencia de una herencia regeneracionista, quedio gran importancia a la educación, la cultura y lainvestigación científica. La entidad pionera fue la Ins-titución Libre de Enseñanza. Junto a ella surgierontambién el Instituto de Reformas Sociales (1903-1924),la Junta para la Ampliación de Estudios e Investiga-ciones Científicas (1907), el Institut d’Estudis Catalans(1907) y la Residencia de Estudiantes (1910).

� La creación de un vasto mercado para la prensa y ellibro como consecuencia del crecimiento de los índi-ces de alfabetización y escolarización. Las empresaseditoriales conocieron una gran expansión. Madrid yBarcelona se consolidaron como grandes centros decreación cultural.

En este contexto se sucedieron tres generaciones deextraordinarios pensadores y artistas que ejercieronuna labor de magisterio sobre la sociedad española. Setrata de la generación de fin de siglo (modernistas ygeneración del 98), la generación del 14 y la generacióndel 27:

� La generación de fin de siglo, integrada por escritores,artistas y científicos nacidos en torno a 1870, se hizoeco del malestar social y existencial del final del sigloXIX. Agrupó dos tendencias estéticas: el modernismo yla generación del 98. El grupo de escritores que cons-tituyó la Generación del 98, cuyo precursor fue ÁngelGanivet (Idearium español, 1897), se caracterizó por supesimismo existencial y estuvo influido por el irracio-

nalismo de Schopenhauer, Bergson y Nietzsche. Fren-te a la tendencia a la evasión de los modernistas,manifestaron una actitud crítica con su tiempo. Obse-sionados con Castilla y la simbología del Quijote, abo-garon por la recuperación del espíritu español almargen de Europa o incluso frente a ella. En estageneración destacaron filósofos (Unamuno), escrito-res (Baroja, Azorín), dramaturgos (Benavente, Valle-Inclán) o poetas (Antonio Machado). En el campo delas artes alcanzaron notoriedad Gaudí (arquitectura),Zuloaga y Rusiñol (pintura) y Albéniz, Granados y Falla(música). También hubo un desarrollo importante enel ámbito de los estudios científicos, con Ramón yCajal (biología y medicina), premio Nobel en 1905, oMenéndez Pidal, Altamira y Asín Palacios en el de lasciencias sociales.

� Los miembros de la generación del 14 abrieron Espa-ña a las vanguardias, a la ciencia moderna y a la inte-gración con el resto de Europa (a la que admiraban ycreían que debía imitarse). Entre sus filósofos y escri-tores destacaron Ortega y Gasset, d’Ors, Gómez de laSerna, Pérez de Ayala, Juan Ramón Jiménez o Rodrí-guez Castelao. En el campo de las artes lo hicieronPicasso y Turina, mientras que en el de la ciencia fueronrepresentantes destacados Rey Pastor (matemáticas),Cabrera y Terradas (física), Negrín (biología y medici-na) y Castro y Sánchez Albornoz (ciencias sociales).

� Por último, la generación de intelectuales y artistasde las décadas de 1920 y 1930 constituyó un grupo dejóvenes que creció en un ambiente europeísta y sebenefició de la libertad política. Acostumbrados allenguaje de las vanguardias, difundieron el surrealis-mo y optaron por el cambio, la modernidad y lademocracia. En este grupo destacaron los poetas dela generación del 27 (García Lorca, Alberti, Guillén,Aleixandre, Salinas, Cernuda). Entre los novelistasalcanzaron notoriedad Sender, Barea y Aub, y en elcampo de las artes, Dalí (pintura), Buñuel (cine) yHalffter (música). Entre los científicos ocuparon unlugar destacado Severo Ochoa (biología y medicina),premio Nobel en 1959, y Francisco Grande Covián.

El fin de la democracia en España, la Guerra Civil y elfranquismo supusieron la quiebra de esta época deesplendor cultural y pusieron fin al magisterio de tresgeneraciones.