historia crítica no. 60

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Universidad de los Andes, Colombia Facultad de Ciencias Sociales Departamento de Historia Revista de libre acceso Consúltela y descárguela http://historiacritica.uniandes.edu.co/

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  • N 60 Abril - junio 2016

    Universidad de los Andes Facultad de Ciencias SocialesDepartamento de Historia

    Bogot, Colombia

  • Traduccin al ingls Carol OFlynnTraduccin al portugus Roanita DalpiazCorreccin de estilo Guillermo DezEquipo Informtico Claudia Vega Diseo de Editorial y Diagramacin Vctor GmezImagen de portada y portadillas Pastiche, 2016. Camilo Andrs Gmez Contreras [email protected] [email protected] Portafolio: https://www.behance.net/Gombou

    Impresin Panamericana formas e impresos S.A.

    La revista tiene todos sus contenidos en acceso abierto a travs de su pgina web. La versin impresa tiene un costo y puede adquirirse en:

    Distribucin Siglo del Hombre Editores Cra 32 No 25-46 Bogot, Colombia PBX (571) 337 77 00 www.siglodelhombre.comSuscripciones | Librera Universidad de los Andes Cra 1a No 19-27 Ed. AU 106 Bogot, ColombiaTels. (571) 339 49 49 ext. 2071 2099 http://libreria.uniandes.edu.coCanjes | Facultad de Ciencias Sociales Universidad de los Andes Cra. 1a Este No. 18A 10 Ed. Franco, piso 6, oficina 617 Bogot Colombia Tel [571] 3394949 Ext.: [email protected] http://publicacionesfaciso.uniandes.edu.co

    Pginas del nmero 204 pp.Formato 19 x 24.5 cmTiraje 300 ejemplaresPeriodicidad TrimestralISSN 0121-1617. Min. Gobierno 2107 de 1987eISSN 1900-6152 Precio $ 30.000 (Colombia)

    * Las ideas aqu expuestas son responsabilidad exclusiva de los autores.* El material de esta revista puede ser reproducido sin autorizacin para uso personal o en el aula de clase,

    siempre y cuando se mencione la fuente. Para reproducciones con cualquier otro fin es necesario solicitar primero autorizacin del Comit Editorial de la revista.

  • Acerca de la revista

    Historia Crtica es una de las revistas de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de los Andes (Bogot, Colombia). Cumple con sus lectores desde su creacin en 1989.

    La revista Historia Crtica tiene como objetivo publicar artculos inditos de autores nacionales y extranjeros, que presenten resultados de investigacin histrica o balances historiogrficos, as como reflexiones acadmicas relacionadas con los estudios histricos. La calidad de los artculos se asegura mediante un proceso de evaluacin interno y externo, el cual es realizado por pares acadmicos nacio-nales e internacionales.

    La revista cuenta con la siguiente estructura: un director, un editor, un gestor editorial, un comit editorial y un comit cientfico, que garantizan la calidad y pertinencia de los contenidos de la revista. Los miembros de los comits son evaluados anualmente en funcin de sus publicaciones en otras revis-tas nacionales e internacionales.

    Historia Crtica contribuye al desarrollo de la disciplina histrica en un pas que necesita fortalecer el estudio de la Historia y el de todas las Ciencias Sociales, para la mejor comprensin de su entorno social, poltico, econmico y cultural. En este sentido, se ha afianzado como un punto de encuentro para la comunidad acadmica nacional e internacional, logrando el fortalecimiento de la investigacin.

    El pblico de la revista Historia Crtica est compuesto por estudiantes de pregrado y posgrado y por profesionales nacionales y extranjeros, como insumo para sus estudios y sus investigaciones en acad-micas, as como por personas interesadas en los estudios histricos.

    Palabras clave: historia, ciencias sociales, investigacin, historiografa.Las secciones de la revista son las siguientes:La Carta a los lectores y Presentacin del Dossier informa sobre el contenido del nmero y la per-

    tinencia del tema que se est tratando.La seccin de Artculos divulga resultados de investigacin y balances historiogrficos. Esta seccin

    se divide en tres partes: El Dossier rene artculos que giran alrededor de una temtica especfica, convocada previa-

    mente por el Equipo Editorial. En Tema abierto se incluyen artculos sobre variados intereses historiogrficos, distintos a los

    que rene el dossier. El Espacio estudiantil publica artculos escritos por estudiantes de pregrado, maestra y doc-

    torado adscritos a diversas universidades. Si el tema del artculo corresponde con el del dossier, se ubica como ltimo artculo del mismo; si no es el caso, se ubica al final del Tema abierto.

    Las Reseas y los Ensayos bibliogrficos ponen en perspectiva publicaciones historiogrficas recientes.

    Los Notilibros ofrecen una breve descripcin de publicaciones recientes de inters para el investigador.

    Adicionalmente, la revista puede evaluar la pertinencia de incluir traducciones de artculos publicados en el extranjero en idiomas distintos a espaol, ingls o portugus, as como transcripciones de fuentes de archivo con introduccin explicativa.

    La revista somete todos los artculos que recibe a la herramienta de deteccin de plagio.

    Todos los contenidos de la revista son de libre acceso y se pueden descargar en formato PDF, HTML y en versin e-book en nuestra pgina web: http://historiacritica.uniandes.edu.co

  • La revista hace parte de los siguientes catlogos, bases bibliogrficas, ndices y siste-mas de indexacin:Publindex - ndice Nacional de Publicaciones Seriadas Cientficas y Tecnolgicas Colombianas,

    (Colciencias, Colombia), desde 1998. Actualmente en categora A1.Sociological Abstracts y Worldwide Political Science Abstracts (CSA-ProQuest, Estados Unidos), desde

    2000.Ulrichs Periodicals Directory (CSA-ProQuest, Estados Unidos), desde 2001.PRISMA - Publicaciones y Revistas Sociales y Humansticas (CSA-ProQuest, Gran Bretaa), desde 2001.Historical Abstracts y America: History &Life (EBSCO Information Services, antes ABC-CLIO, Estados

    Unidos), desde 2001.HAPI - Hispanic American Periodical Index (UCLA, Estados Unidos), desde 2002.OCENET (Editorial Oceano, Espaa), desde 2003.LATINDEX - Sistema Regional de Informacin en Lnea para Revistas Cientficas de Amrica Latina, el

    Caribe, Espaa y Portugal (Mxico), desde 2005.Fuente Acadmica, Current Abstracts, EP Smartlink Fulltext, TOC Premier, Academica Search Complete,

    SocINDEX (EBSCO Information Services, Estados Unidos), desde 2005.RedALyC - Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina y El Caribe, Espaa y Portugal (UAEM,

    Mxico), desde 2007.DOAJ - Directory of Open Access Journal (Lund University Libraries, Suecia), desde 2007.Informe acadmico y Acadmica onefile (Estados Unidos), desde 2007.CLASE - Citas latinoamericanas en Ciencias Sociales y Humanidades (UNAM, Mxico), desde 2007.DIALNET - Difusin de Alertas en la Red (Universidad de La Rioja, Espaa), desde 2007.CIBERA - Biblioteca Virtual Iberoamericana/Espaa/Portugal (German Institute of Global and Area

    Studies, Alemania), desde 2007.SciELO - Scientific Electronic Library Online (Colombia), desde 2007.CREDI - Centro de Recursos Documentales e Informticos (Organizacin de Estados Iberoamericanos,

    Espaa), desde 2008.HLAS - Handbook of Latin American Studies (Library of Congress, Estados Unidos), desde 2008.LAPTOC - Latin American Periodicals Tables of Contents (University of Pittsburgh, Estados Unidos),

    desde 2008.Social Sciences Citation Index - Arts and Humanities Citation Index (ISI-Thomson Reuters, Estados

    Unidos), desde 2008.SCOPUS - Database of abstracts and citations for scholarly journal articles (Elsevier, Pases Bajos),

    desde 2008.LatAm -Estudios Latinamericanos (International Information Services, Estados Unidos), desde el

    2009.SciELO Citation Index (Thomson ReutersSciELO), desde 2013.

    Portales Web:http://www.lablaa.org/listado_revistas.htm (Biblioteca Luis Angel Arango, Colombia), desde 2001.http://www.cervantesvirtual.com/portales/ (Qurum Portal de Revistas, Universidad de Alcal,

    Espaa), desde 2007.http://sala.clacso.org.ar/biblioteca/Members/lenlaces (Red de Bibliotecas Virtuales de CLACSO,

    Argentina), desde 2007.http://www.historiadoresonline.com (Historiadores OnLine - HOL, Argentina), desde 2007.

  • Tabla de contenido

    Carta a los lectores 8-9

    Artculos Tema abierto

    El pensamiento colombiano en el siglo XIX. Breve gua para un viajero joven 13-22Renn Silva, Universidad de los Andes, Colombia

    Razn y secreto en los registros notariales virreinales. Madrid, Lima y Santiago de Chile (1670-1720) 23-41Aude Argouse, Universidad de Chile

    Religin, guerra y ciudad: clero y gobierno local en Puebla durante la guerra con Estados Unidos (1847-1848) 43-60Sergio Rosas Salas, Benemrita Universidad Autnoma de Puebla, Mxico

    El espejismo de la Repblica posible. La cuestin de la ciudadana poltica y la organizacin institucional de los Territorios Nacionales en Argentina (siglo XIX) 61-80Lisandro Gallucci, Universidad Nacional de San Martn, Argentina

    Un saber sudamericano. La dactiloscopia en el Congreso Cientfico Latinoamericano, 1901-1909 81-101Mercedes Garca Ferrari, Universidad Nacional de General Sarmiento, Argentina

    Relaciones entre civiles y militares durante el Oncenio de Augusto Legua (Per, 1919-1930) 103-122Carlos Camacho Arango, Universidad Externado de Colombia

    Los anfitriones del exilio chileno en Mxico, 1973-1993 123-140Claudia Fedora Rojas Mira, Centro de Estudios Avanzados/Universidad de Playa Ancha, Chile

    Espacio estudiantil

    Crecimiento urbano en la configuracin del rea perifrica de San Juan de Girn, 1964-1985 (Santander-Colombia) 143-161Ivonne Marcella Duque Estupin, Universidad Santo Toms, Colombia

    Reseas

    Annimo. La catstrofe del Itata. Memorias de un sobreviviente. Coquimbo: Ediciones Universitarias Universidad Catlica del Norte, 2014 165-167Andrs Bianchetti Saavedra, Universidad San Sebastin, Chile

    Prez Benavides, Amada Carolina. Nosotros y los otros. Las representaciones de la nacin y sus habitantes 1880-1910. Bogot: Universidad Javeriana, 2015 168-171Sebastin Vargas lvarez, Universidad Iberoamericana, Mxico

    Notilibros 173-175Polticas editoriales 176-181

  • Table of Contents

    Letter to readers 8-9

    Articles Open Forum

    Colombian Thought in the 19th Century: A Brief Guide for a Young Traveler 13-22Renn Silva, Universidad de los Andes, Colombia

    Reason and Secrecy in Viceroyal Notarial Records. Madrid, Lima and Santiago de Chile (1670-1720) 23-41Aude Argouse, Universidad de Chile

    Religion, War and the City: Clergy and Local Government in Puebla during the War with the United States (1847-1848) 43-60Sergio Rosas Salas, Benemrita Universidad Autnoma de Puebla, Mexico

    The Mirage of the Possible Republic. The Question of Political Citizenship and the Institutional Organiza-tion of National Territories in Argentina (19th Century) 61-80Lisandro Gallucci, Universidad Nacional de San Martn, Argentina

    A South-American Knowledge. Fingerprinting at the Latin American Scientific Congress, 1901-1909 81-101Mercedes Garca Ferrari, Universidad Nacional de General Sarmiento, Argentina

    Relations between Civilians and the Military during the Oncenio of Augusto Legua (Peru, 1919-1930) 103-122Carlos Camacho Arango, Universidad Externado de Colombia

    The Hosts of Chilean Exiles in Mexico, 1973-1993 123-140Claudia Fedora Rojas Mira, Centro de Estudios Avanzados/Universidad de Playa Ancha, Chile

    Student Space

    Urban Growth in Shaping the Peripheral Area of San Juan de Girn, 1964-1985 (Santander, Colombia) 143-161Ivonne Marcella Duque Estupin, Universidad Santo Toms, Colombia

    Book Reviews

    Annimo. La catstrofe del Itata. Memorias de un sobreviviente. Coquimbo: Ediciones Universitarias Universidad Catlica del Norte, 2014 165-167Andrs Bianchetti Saavedra, Universidad San Sebastin, Chile

    Prez Benavides, Amada Carolina. Nosotros y los otros. Las representaciones de la nacin y sus habitan-tes 1880-1910. Bogot: Universidad Javeriana, 2015 168-171Sebastin Vargas lvarez, Universidad Iberoamericana, Mexico

    Book Notes 173-175Editorial Policies 182-186

  • Lista de contedos

    Carta aos leitores 8-9

    Artigos Tema aberto

    O pensamento colombiano no sculo XIX. Breve guia para um viajante jovem 13-22Renn Silva, Universidad de los Andes, Colmbia

    Razo e segredo nos registros notariais vice-reais. Madri, Lima e Santiago do Chile (1670-1720) 23-41Aude Argouse, Universidad de Chile

    Religio, guerra e cidade: clero e governo local em Puebla durante a guerra com os Estados Unidos (1847-1848) 43-60Sergio Rosas Salas, Benemrita Universidad Autnoma de Puebla, Mxico

    A miragem da Repblica possvel. A questo da cidadania poltica e a organizao institucional dos Territrios Nacionais na Argentina (sculo XIX) 61-80Lisandro Gallucci, Universidad Nacional de San Martn, Argentina

    Um saber sul-americano. A datiloscopia no Congresso Cientfico Latino-americano, 1901-1909 81-101Mercedes Garca Ferrari, Universidad Nacional de General Sarmiento, Argentina

    Relaes entre civis e militares durante o Oncenio de Augusto Legua (Peru, 1919-1930) 103-122Carlos Camacho Arango, Universidad Externado de Colombia

    Os anfitries do exlio chileno no Mxico, 1973-1993 123-140Claudia Fedora Rojas Mira, Centro de Estudios Avanzados/Universidad de Playa Ancha, Chile

    Espao estudantil

    Crescimento urbano na configurao da rea perifrica de San Juan de Girn, 1964-1985 (Santander--Colmbia) 143-161Ivonne Marcella Duque Estupin, Universidad Santo Toms, Colmbia

    Resenhas

    Annimo. La catstrofe del Itata. Memorias de un sobreviviente. Coquimbo: Ediciones Universitarias Universidad Catlica del Norte, 2014 165-167Andrs Bianchetti Saavedra, Universidad San Sebastin, Chile

    Prez Benavides, Amada Carolina. Nosotros y los otros. Las representaciones de la nacin y sus habitan-tes 1880-1910. Bogot: Universidad Javeriana, 2015 168-171Sebastin Vargas lvarez, Universidad Iberoamericana, Mxico

    Notilivros 173-175Polticas editoriais 187-192

  • 9Carta a los lectores

    El Equipo Editorial de Historia Crtica se complace en presentar a sus lectores un nuevo nmero de Tema abierto, con aportes desde Colombia, Chile, Argentina y Mxico, que ledos en su con-junto dan cuenta de algunos de los problemas, objetos, temas y fuentes que son empleados por los historiadores en las ltimas dcadas. En esta ocasin se abre el nmero con un escrito de Renn Silva titulado El pensamiento colombiano en el siglo XX. Breve gua para un viajero joven, en memoria de la obra de Jaime Jaramillo Uribe (1917-2015), uno de los historiadores colombianos ms reconocidos del siglo XX. Silva tiene como objetivo principal presentar a un pblico joven de estudiantes de Historia y Ciencias Sociales una de las obras ms destacadas de la historiografa en Colombia: El pensamiento colombiano en el siglo XIX, escrita por Jaramillo Uribe entre 1953 y 1956 y publicada en 1964 por la editorial Temis. En este escrito se presentan los elementos que caracterizan el enfoque y el mtodo, el tipo de fuentes que constituyeron el archivo, el contexto acadmico y cultural en el que se inscribe, y las posibles dificultades que presenta la lectura de esta obra. Pero adems se trata de una invitacin para acercarse al importante legado investigativo de este historiador, que permitir a las nuevas generaciones de acadmicos introducirse en los estu-dios histricos sobre la sociedad colombiana.

    A continuacin se incluyen los artculos de Aude Argouse y Sergio Rosas Salas que estudian dos destacados actores histricos: los escribanos de la Monarqua Catlica que desempearon funciones en Madrid, Lima y Santiago de Chile, y el clero de la ciudad de Puebla (Mxico) en la guerra con Estados Unidos. Argouse se introduce en los autos notariales que permiten el estudio de la cultura escrita, la cultura jurdica, los estudios de administracin colonial y la diplomtica, a travs de las funciones que cumplen los escribanos como mediadores sociales y proveedores de verdad legal. Con este objetivo se analizan tres situaciones que muestran la apropiacin particular de la escritura pblica: una que tiene por protagonista a Cristbal Gaona entre el 9 de noviem-bre de 1671 y el 6 de mayo de 1673; otra, a Antonio Snchez de Bahamonde entre 1666 y 1678, y, por ltimo, una que trata sobre los escribanos de Lima entre 1691 y 1717. Rosas Salas analiza las estrategias seguidas por el clero de Puebla para mantener protegida a la poblacin, guardar el orden durante la ocupacin del Ejrcito estadounidense y salvaguardar el culto religioso de ciertas imgenes como un elemento de tranquilidad pblica. Aqu se muestra el aporte del clero por ejemplo, del Cabildo Catedral a la defensa de la ciudad a travs de las prdicas de patriotismo y las rogativas de paz, manifestando con ello el poder cohesionador que tena el catolicismo entre 1847 y 1848.

    Tambin contamos con los escritos de Lisandro Gallucci y Mercedes Garca Ferrari, ubicados en el contexto argentino de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Gallucci trata la cuestin de la ciudadana poltica y la organizacin institucional de los Territorios Nacionales en Argentina. Con el estudio de los debates parlamentarios del Congreso, el autor establece las representaciones que tenan las lites polticas que disearon el orden institucional sobre estos espacios, as como la mirada sobre la poblacin que los habitaba, considerada con un estatus jurdico diferente a la de las provincias al no contar con autonoma poltica. As las cosas, los pobladores de los Territorios no podan participar en las elecciones nacionales, como tampoco elegir los gobernados o enviar representantes al Congreso de la recin fundada nacin argentina. Garca Ferrari, por su parte, se ocupa de los encuentros del Congreso Cientfico Latinoamericano organizados entre 1901 y

  • 10 Carta a los lectores

    1909 y de la importancia de los intercambios cientficos regionales para legitimar la difusin del Sistema Dactiloscpico Argentino, cuyo principal representante era Juan Vucetich. Las actas de los congresos celebrados en Montevideo, Ro de Janeiro y Santiago de Chile le permiten a la autora establecer la importancia adquirida por el mtodo dactiloscpico en Amrica Latina, y, con ello, la modernizacin de las instituciones del Estado. Esta renovacin responda al impulso dado a la nacionalizacin de los sistemas de identificacin y a la mundializacin del intercambio de informa-cin biomtrica y de antecedentes penales.

    A propsito de problemticas polticas se encuentra el artculo de Carlos Camacho Arango, que estudia las relaciones civiles y militares durante el Oncenio de Augusto Legua en Per, entre 1919 y 1930. Camacho Arango, empleando los escritos de militares extranjeros residentes en el pas como los agregados norteamericanos y los instructores franceses, concluye que las Fuer-zas Militares peruanas no conformaban un bloque homogneo, estable u organizado. Desde los estudios de Civil-Military Relations, el autor muestra cmo algunas medidas institucionales del presidente Lega contra el Ejrcito sirvieron de contexto a las acciones de muchos oficiales (con mando de tropa) en su contra, ocurridas en gran medida en zonas de provincia. As como la inves-tigacin de Claudia Fedora Rojas Mira sobre las relaciones entre los gobiernos de Chile y Mxico antes del golpe de Estado de 1973 y durante el perodo del exilio en Mxico. Se muestra que, gracias a los vnculos polticos, sociales y culturales establecidos por la izquierda chilena y mexi-cana como, por ejemplo, las estancias de Gabriela Mistral y Pablo Neruda, se dio el ingreso de exiliados polticos al territorio mexicano. Rojas Mira reconstruye algunos de estos importantes vnculos empleando un conjunto de archivos y testimonios orales de personas que vivieron de cerca el ingreso de exiliados chilenos en Mxico entre 1973 y 1993.

    Por ltimo, en la seccin Tema estudiantil, los invitamos a consultar el artculo de Ivonne Mar-cella Duque Estupin sobre el crecimiento urbano en la configuracin del rea perifrica de San Juan de Girn, en el departamento de Santander (Colombia). Una problemtica que ilustra el desarrollo, la ubicacin y los proyectos de vivienda en el perodo 1964-1985, que dieron como resultado la creacin de las urbanizaciones industriales Vegas de Villamizar y Chimit, el barrio Santa Cruz y el barrio El Poblado. Adems de dos reseas: una de Andrs Bianchetti Saavedra sobre el escrito annimo La catstrofe del Itata. Memorias de un sobreviviente y otra de Sebas-tin Vargas lvarez acerca de la investigacin Nosotros y los otros. Las representaciones de la nacin y sus habitantes 1880-1910. Como tambin nuestra habitual seccin de Notilibros, con novedades editoriales de la Universidad del Rosario, El Colegio de Mxico, Eudeba, Flacso-Ecua-dor, Universidad de Extremadura, Iberoamericana Vervuert, Edinburgh University Press, Oxford University Press y Harvard University Press.

    Mara Cristina PrezEditora

  • Tema abierto

  • 13

    El pensamiento colombiano en el siglo XIX. Breve gua para un viajero joven

    Renn SilvaUniversidad de los Andes, Colombia

    doi: dx.doi.org/10.7440/histcrit60.2016.01

    I

    Las siguientes lneas intentan presentar ante un pblico joven de estudiantes de Historia y Cien-cias Sociales una de las obras ms importantes de la historiografa del siglo XX en Colombia: El pensamiento colombiano en el siglo XIX, escrita por Jaime Jaramillo Uribe (1917-2015) entre 1953 y 1956, y publicada por primera vez en 19641. Se trata de una obra que ha sido olvidada en aos recientes en la enseanza universitaria en el pas, en buena medida como efecto de la distancia que las nuevas generaciones de profesores universitarios han establecido en Colombia respecto de las tradiciones de anlisis anteriores a la forma dominante de interpretacin, que ha reinado en las escuelas de Historia desde las dos ltimas dcadas del siglo XX.

    El propsito del texto que presento es ms informativo que crtico, aunque esa dimensin debe aparecer en algn momento de las reflexiones. Para nuestro propsito entenderemos por presen-tar una obra sencillamente indicar su contenido (la materia examinada), sealar los elementos principales que caracterizan su enfoque y mtodo, mencionar el tipo de fuentes que constituyen su archivo, mostrar la importancia y significacin de la obra en referencia por la relacin con la cultura historiogrfica en que se inscribe, ofrecer algunos ejemplos sobre las posibles dificultades de su lectura y, finalmente, sealar su novedad en caso de que exista, con el propsito de invi-tar a la lectura de la obra de que se trata y tal vez colaborar a subsanar el olvido de un instrumento de trabajo que hoy nos hace mucha falta.

    II

    Sealemos pues, para comenzar sin ms rodeos, que el tema central de la obra es el de su ttulo el pensamiento colombiano en el siglo XIX, lo que en principio debe sorprender y empe-zar a poner de presente la novedad de la obra, ms hoy (que hace medio siglo), pues las nuevas generaciones de universitarios de Ciencias Sociales han crecido bajo la idea de que nuestra nica tradicin es la violencia, y que el siglo XIX colombiano es simplemente el de las constantes guerras

    A propsito de la obra de Jaime Jaramillo Uribe, El pensamiento colombiano en el siglo XIX (Bogot: Editorial Temis, 1982 [1964]).

    1 La obra aparece firmada en 1956 en Alemania, pas en donde Jaramillo Uribe pasaba una temporada de estudios, pero slo ser publicada en 1964 por la editorial Temis, que haba hecho ya una primera impresin meses atrs, que el autor consider impropia por su presentacin y sus erratas. Luego tuvo tres ediciones ms: una en 1974 y otra en 1996, y la ms reciente de la Universidad de los Andes la tercera edicin, publicada por esta Univer-sidad, data de 2001, que se anuncia como cuarta edicin, todas de muy buenas condiciones editoriales.

  • 14 El pensamiento colombiano en el siglo XIX. Breve gua para un viajero jovenRenn Silva

    civiles (una manifestacin de nuestra supuesta permanente violencia). Decir entonces, como lo hizo Jaime Jaramillo Uribe, que hay un pensamiento colombiano en el siglo XIX y que vale la pena interesarse por l hace an ms actual la obra, pero hay que advertir que en el ttulo de su obra y en su contenido no hay ninguna forma de reivindicacin nacionalista ni una prueba de orgullo nacional. Se trata simplemente de mostrar la manera como un conjunto de letrados, que en su mayora se haban convertido en el centro de la vida poltica del pas en formacin, comenzaron a participar de la modernidad poltica occidental y a discutir sobre esas ideas en el marco de sus propios afanes por darle sentido y coherencia a la sociedad postrevolucionaria, aquella posterior a 1810.

    De manera mucho ms precisa hay que decir que ese tema del pensamiento colombiano en el siglo XIX se especifica en el estudio del liberalismo, dado que el autor considera que se trata de la fuerza por excelencia que model desde el siglo XIX las instituciones polticas de lo que en la actualidad llamamos Colombia (aunque esa misma proposicin se puede predicar para Amrica Hispana y, desde luego, para Europa, por lo dems cuna de la mencionada doctrina). Pero la palabra liberalismo no remite en la obra de Jaramillo Uribe a un partido poltico determinado, ni se opone de manera sencilla a conservatismo. Liberalismo se entiende aqu ante todo como una forma particular de asumir las relaciones entre Sociedad, Estado e Individuo, un sistema de relacio-nes que desde por lo menos el siglo XVII ha dominado el pensamiento poltico de Occidente. El libro mostrar, y sa es una de sus virtudes, todas las combinaciones y todos los matices que son histricamente posibles entre esos tres trminos mencionados, y la forma como las sociedades en su historia concreta enriquecen ese enunciado, que aqu slo mencionamos en su genera-lidad. Para Jaramillo Uribe, el estudio del liberalismo se impone al investigador como producto de la realidad histrica, y no como preferencia subjetiva del autor, pues por fuera de la importancia del liberalismo para el advenimiento de la modernidad poltica, en Colombia y en el continente, se trata de la concepcin del Estado dominante, y posiblemente la nica existente en nuestros pases, la nica que encontr en el siglo XIX una formulacin clara y distinta, al punto que esas ideas constituyeron parte muy importante del pensamiento poltico aun de aquellos espritus tra-dicionalistas que trataban de oponrsele2.

    Desde el punto de vista del enfoque del libro (la teora y el mtodo) hay varias cosas por decir. De manera inicial indiquemos que se trata de aquello que de forma habitual designamos como Historia de las ideas. El autor dir que su libro no es una historia erudita en el sentido de una crnica completa en trminos bibliogrficos y documentales, organizada como una exposicin cronolgica de un proceso lineal de todo lo que se escribi en Colombia en el siglo XIX sobre el problema. Agregar que se trata ms bien de un ensayo de comprensin del pensamiento de algunos autores colombianos que, por la magnitud y calidad de su obra, en su poca tuvieron considerable influjo sobre la opinin de sus conciudadanos y en alguna medida continan teni-ndolo. As pues, no se trata de una historia completa de las doctrinas liberales en Colombia, sino ms bien de un ensayo comprensivo de las ideas que sobre el Estado (y, en general, sobre la orientacin espiritual de la nacin en el siglo XIX) presentaron a la consideracin de sus conciu-dadanos algunos hombres de letras, que fueron figuras pblicas de primer orden en ese perodo tan importante en la historia moderna del pas.

    2 Jaime Jaramillo Uribe, Prefacio de la primera edicin, en El pensamiento colombiano en el siglo XX (Bogot: Editorial Temis, 1982 [1964]), ix-xi. Advertimos adems que el autor mantuvo ese mismo prefacio en todas las ediciones posteriores y nunca intent ni modificar la obra ni escribir prlogos o introducciones suplementarias.

  • Hist. Crit. No. 60 Abril-junio Pp 13-22 ISSN 0121-1617 eISSN 1900-6152 doi: dx.doi.org/10.7440/histcrit60.2016.01

    15

    El autor de la obra sealar enseguida que su trabajo combinar dos valores que no encuentra contradictorios, como s ha ocurrido en la historiografa de finales del siglo XX. Por un lado, la aspi-racin a la objetividad indispensable al historiador, una aspiracin que no es incompatible con la actitud crtica, actitud que Jaramillo Uribe entiende aqu como la puesta en relieve de los obst-culos de carcter lgico que puede haber en una forma determinada de pensamiento, obstculos que el anlisis histrico simplemente registra como un hecho. Y, por otro lado, el esfuerzo de comprensin, que no se opone a la objetividad y que busca simplemente hacer presentes, mediante el anlisis documentado, las condiciones de posibilidad y de existencia, las funciones sociales y los usos que histricamente pueden reconocerse en ese conjunto de ideas que se analizan. De manera sinttica agrega entonces Jaramillo Uribe que la historia de las ideas ha de ser (dicho as como ideal y aspiracin) el estudio del desarrollo y estructura interna de las formas de pensamiento [], pero no menos el estudio de su accin sobre la vida y las instituciones de una nacin3.

    Nos podemos interrogar ahora sobre cules seran en los aos de elaboracin de un trabajo los materiales documentales a los que poda recurrir el autor para sustentar sus argumentos. Aqu nos referimos de manera particular a las fuentes primarias de su trabajo, al archivo que tuvo que construir para ofrecer a los lectores este ensayo comprensivo, que a ms de medio siglo de su ela-boracin sigue siendo tan completo. Sobre este punto hay que decir que el autor ley y cita de manera pertinente al parecer todo lo que en el momento de su investigacin y redaccin de la obra (aproximadamente, 1950-1956) poda ser consultado y citado. Es una bibliografa que sorprende, no slo por el conocimiento que Jaramillo Uribe muestra de todo lo que le permita presentar una versin tan innovadora del problema que estudia, sino tambin porque indica la forma como la cultura intelectual en el pas haba venido acumulando en las primeras dcadas del siglo XX un patrimonio bibliogrfico importante, sin el cual, hay que decirlo, El pensamiento colombiano no hubiera sido posible. Una bibliografa que recuerda adems la importancia de la imprenta en el siglo XIX, para la difusin de las ideas de los hombres de letras y la conservacin de ese acumu-lado de polmicas y disputas en las bibliotecas de la ciudad. En cualquier caso, aunque el autor no hubiera querido hacer una historia erudita, realiz la ms completa posible en su poca, lo que hace que el libro siga siendo hasta el presente la mejor gua sobre el tema4.

    Desde el punto de vista de las fuentes secundarias incluidas aqu tanto las obras que estudian problemas similares para el caso europeo e hispanoamericano como aquellas que son ante todo fuente de inspiracin para el enfoque y la forma de anlisis propuesto hay que decir que la obra de Jaramillo Uribe se vio favorecida por la renovacin de primer orden que tuvo en la historiografa alemana desde finales del siglo XIX la historia de las ideas, y que, para comienzos del siglo XX, se concreta para el caso en la obra de su admirado Ernst Cassirer, que es en gran medida el enfoque que est detrs en la base del trabajo de Jaramillo Uribe. Pero ms que ello, lo que hay que resaltar como lo hizo tantas veces Jaramillo Uribe es todo lo que su obra debe a las traducciones que del alemn, mucho ms que del francs y del ingls, hizo en Mxico el Fondo de Cultura Econmica (FCE), como una forma de apoyar y aprovechar el trabajo de los republicanos espaoles, que haban llegado a Mxico huyendo de la dictadura fascista del general Francisco Franco. Aunque se citan

    3 Jaramillo Uribe, Prefacio de la primera edicin, ix-xi.4 Hoy pero no ayer podramos reclamar al autor de una obra semejante a la de Jaramillo Uribe la bsqueda

    de todas las huellas que sobre este tema dej el siglo XIX en las provincias, porque hoy sabemos del importante papel de la imprenta en las pequeas ciudades y aun en los pequeos pueblos.

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    obras renovadoras de las tres primeras dcadas del siglo XX, no hay duda de que las mayores rique-zas bibliogrficas tienen que ver con obras editadas en los aos cuarenta, momento de una intensa actividad editorial y de traduccin del FCE, lo mismo que de renovacin del mercado de libros en Colombia, en el ambiente de libertades y de controversia intelectual que favoreca la Repblica Libe-ral5. No se puede dejar de mencionar, porque es parte central del problema, que esa biblioteca de fuentes secundarias constituy para Jaramillo Uribe el sustituto en papel de un espacio de dilogo, que difcilmente poda encontrar en su propio medio o en anteriores obras colombianas sobre el tema, ya que comenzaba a trabajar en un terreno en el que existan importantes ensayos partidis-tas, debidos a actores del proceso, pero ni una obra de anlisis propiamente histrico.

    III

    Podemos preguntarnos ahora por la estructura formal de la obra, tal como se refleja en su ndice y como resulta de una lectura cuidadosa. Hay que recordar que se trata de una obra extensa en todas sus ediciones, el texto se encuentra en promedio por las 450 pginas y algo ms, que prac-tica un tipo de crtica textual, que no solamente se detiene con esmero y cuidado en los textos que interroga y muestra sus relaciones con las fuentes europeas de los que dependen, sino que adems aunque puede que en menor medida los contextualiza, en funcin de la situacin especfica a la que ahora intentan responder esos textos6. Un proyecto tan ambicioso le exigi al autor la redaccin de un texto largo elaborado durante casi una decena de aos de trabajo, un texto que es denso y exigente desde el punto de vista de su lectura, aunque al final el lector tendr la recom-pensa de haber encontrado ideas importantes, lo que no es muy habitual, y haber disfrutado de una prosa clara, precisa, sin desbordes innecesarios, hecha siempre con moderacin y sin apasio-namientos superficiales; una prosa sobre la que, por eso mismo, parece no pasar el tiempo, una cualidad que han reconocido todos los que han hablado de las obras de Jaramillo Uribe.

    La obra est organizada tambin sobre la base de tres grandes bloques. El primero, casi un centenar de pginas distribuidas en seis captulos, aborda el problema de la crtica de la tradicin anterior (La herencia espaola) y las primeras discusiones sobre la orientacin espiritual de la nacin que es, en cierta manera, otra forma de designar el gran tema de la obra7. El segundo

    5 Al respecto, Jaime Jaramillo Uribe, Memorias intelectuales (Bogot: Taurus/Universidad de los Andes, 2007), que recrea todos estos aspectos, y que adems ofrece buena informacin sobre los aos anteriores a la preparacin de la obra y sobre la forma como Pars y Hamburgo enriquecieron lo que la Escuela Normal Superior en Bogot (Colombia) haba empezado a sembrar en el joven autor.

    6 Jorge Orlando Melo, en Los estudios histricos en Colombia, en Sobre Historia y Poltica (Medelln: La Carreta, 1979 [1969]), 35-38, seal las posibles dificultades que planteaban la nocin de influencias y ciertos descuidos contextuales presentes en El pensamiento colombiano. Muchos aos despus Jaramillo Uribe dio una breve respuesta a esta crtica, en un tono sereno que reconoca el problema, pero insistiendo en las dificultades de todo anlisis sociolgico cuando se enfrentaba al campo de las ideas, y en las sin salidas que podra plantear la confrontacin entre el anlisis lgico y el ideolgico en el campo de las ideas. Jaime Jaramillo Uribe, Presentacin, en La personalidad histrica de Colombia y otros ensayos (Bogot: El ncora Editores, 1994 [1977]), 12-15.

    7 Son pginas que dejan en el lector la idea clara de anlisis histrico de Jaramillo Uribe, pues bajo el rtulo balance de la herencia espaola no presenta lo que l piensa de tal herencia, sino lo que pensaban sobre ese punto los polemistas polticos del siglo XIX. Sabe que lo que interesa respecto de este problema es el pensamiento de las gentes del siglo XIX, y no lo que piensa el autor del anlisis. En caso contrario, habra escrito un ensayo poltico, pero no una obra de historia poltica.

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    bloque se plantea el problema contrario: el reconocimiento que realiza la tercera generacin de republicanos colombianos, de que todo no era condenable en el pasado hispano y que no todos eran problemas resueltos por la doctrina liberal. Es el momento del desencanto (c. 1870-1900) y de la crtica de esos aos anteriores de pasin intensa que haban sido los del primer acceso a las doctrinas liberales. Se trata de otro centenar de pginas distribuidas en cinco captulos, que se cierran sobre las dos primeras dcadas del siglo XX.

    El tercer bloque, la parte ms extensa de la obra, puesto que se ocupa del tema central de la investi-gacin, pasa de los dos centenares de pginas; est formada por trece amplios captulos, y se concentra en el momento de esplendor de las doctrinas liberales (c. 1840-1870), el momento de su formulacin y de los intentos de puesta en marcha de tales ideas. Es la parte ms erudita y analtica del libro, y son las pginas que mejor permiten comprobar la riqueza y abundancia de ideas y de polmicas en el siglo XIX, lo mismo que el peso que haba logrado en esa sociedad su presentacin pblica bajo forma impresa. Es un examen equilibrado y sistemtico de las ideas liberales en Colombia y de sus modelos europeos de origen, as como un anlisis de las formas singulares de su presentacin local, y envuelve una crtica explcita y directa de tales ideas, por esa especie de negacin que hacan de la propia realidad los libe-rales del siglo XIX, en su afn de llevar a la prctica poltica y a la organizacin del Estado en formacin un ideal del que estaban convencidos, pero que en parte supona una sociedad con niveles mayores de modernidad, desde el punto de vista de sus estructuras sociales y culturales.

    La estructura de la obra, es decir, la organizacin del material y la forma de exposicin, puede plantear algunas dificultades sobre las que es bueno advertir al nuevo lector. El texto deja a veces la impresin de que los eslabones que ligan cada una de las partes que constituyen la obra no guardan la suficiente relacin. Como si cada uno de los bloques que la componen tuviera una gran coherencia visto por separado, pero mostrara grietas cuando se trata del conjunto. Por un lado, las repeticiones en la obra son constantes, y por el otro lado, si bien no es difcil entender la continuidad entre la primera parte la crtica de la tradicin y la segunda parte el acceso al liberalismo, titulada Estado, Sociedad, Individuo, parece no ocurrir lo mismo con la tercera parte, titulada El pensamiento filosfico.

    Al respecto pueden hacerse varias consideraciones: la primera de ellas es recordar la observacin de Jorge Luis Borges de que hasta el buen Homero se duerme, mxime si es un conjunto de natura-leza tan compleja sobre el que se trabaja. Dicho esto hay que agregar que esa ausencia de coherencia puede ser en parte tan slo una apariencia; as, por ejemplo, en lo que tiene que ver con las articula-ciones entre las partes segunda y tercera. Poco a poco el lector se va orientando en esta aparente falta de unidad y descubre que lo que ocurre es que la filosofa fue el lugar por excelencia en el que se plan-te el problema del Estado y la orientacin espiritual de la nacin, sobre todo porque el resucitado tradicionalismo del ltimo tercio del siglo XIX volvi a traer a la discusin los fundamentos divinos del vnculo social, lo que haca que las consideraciones metafsicas (sobre el ser y la esencia, sobre los fines ltimos de la vida social) volvieran a recuperar el lugar hace poco perdido.

    En cuanto a lo que tiene que ver con las repeticiones, hay que decir que no slo parecen fun-cionar, en la mayor parte de los casos, como ayuda memoria para el lector en medio de un material denso y complejo, sino que provienen de exigencias lgicas en funcin de las demostra-ciones. Incluso, muchas veces el autor evita las repeticiones directas acudiendo a la forma vase infra o vase supra. En realidad, lo que ocurre es que la estructura de la obra es circular y se organiza a la manera de un conjunto de elementos que se reenvan unos a otros, como se advierte cuando se observa el conjunto, ya que todos los problemas que se estudian son considerados a la

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    luz de un sistema unificado de preguntas, lo que deja en principio la impresin de repeticin. Pero se trata tan slo de una impresin, la que deja una estructura que se enriquece a medida que avanza la exposicin. Ese proceso de enriquecimiento depende de lo que llamaremos renglones ms ade-lante la estructura invisible de la obra. Por lo dems, el lector que por primera vez enfrenta el texto debe saber que est organizado como si se tratara de un conjunto de pargrafos, que atraviesan la divisin en partes y captulos, pargrafos distinguidos cada uno con un nmero arbigo los pargrafos van del 1 al 113, lo que ayuda a poner de presente la coherencia de la exposicin y es una manera de facilitar al lector la asimilacin de los anlisis que se le proponen.

    La estructura invisible de la obra y el lector deber tenerla en cuenta, pues es adems la prueba de la fuerte presencia silenciosa de la historia poltica nacional en la obra tiene que ver con la nocin de experiencia, y es posiblemente el elemento ms valioso del libro. El asunto es que detrs de toda esa narrativa que presenta la obra hay una experiencia histrica concreta, que es el gran cuadro de fondo que permite entender las modificaciones doctrinarias y el cambio de posiciones y actitudes de muchos de los actores y analistas del proceso, y cuyas obras son estudiadas por Jaramillo Uribe, quien evita reducir esos cambios de posiciones y actitudes a traiciones u oportunismos, y los relaciona, por el contrario, con la propia experiencia que atraviesa la sociedad; en este sentido, con las pruebas y ensayos que van experimentndose en el siglo XIX, con sus fracasos, y de vez en cuando sus aciertos, con una experiencia que no puede reducirse ni a la psicologa de sus per-sonajes ni a sus intenciones, como haba sido una forma de explicacin repetida, y sigui sindolo despus de Jaramillo Uribe pinsese, por ejemplo, en el manido tema de la traicin de Nez y de las explicaciones simplistas que se siguen ofreciendo de su trayectoria poltica y sus escritos.

    En realidad, se trata de la historia de tres generaciones de colombianos que han hecho la expe-riencia inicial del descubrimiento de la modernidad poltica (la ciudadana, la organizacin de la voluntad general el sufragio, el rgimen representativo), de la modernidad econmica y social (los intentos de industrializacin, el acceso al mercado internacional, la extensin de la propiedad privada individual, la libre iniciativa de los particulares) y de la modernidad cultural (la libertad de enseanza y la libertad de imprenta, la libre circulacin de conocimientos, la liberalizacin de los bienes de salvacin la libertad de cultos), y que han comprobado que la realidad es terca frente a las doctrinas, y que, al igual que en Europa y en Estados Unidos, la conquista de los valores libe-rales dependa de condiciones de posibilidad que no siempre se encontraban en las sociedades que queran abrirse paso en esa forma de vida. La estructura invisible es la contrapartida de la ausencia de una historia poltica, social y cultural, que la obra no poda abordar de manera explcita y en su integridad en gran medida porque esa historia no exista, pero no menos por el enfoque elegido para estudiar el problema, una ausencia que el buen lector de hoy sabe con facilidad reconocer y superar, complementando la lectura de esta obra, que tiene su propio objeto, con las respectivas obras de historia del siglo XIX, para poder establecer de manera explcita un dilogo que en gran medida est implcito y a veces es inexistente en El pensamiento colombiano en el siglo XIX 8.

    8 Jaramillo Uribe deba intuir de alguna manera que la obra tena una carencia mayor frente a los elementos bsicos que estructuraban ese mundo de ideas que interrog en su obra, aunque le pareca que se podra llegar a una visin completa de ese mundo a travs de una sumatoria de obras parciales. Es lo que da a entender en el Prefacio a El pensamiento colombiano en el siglo XIX, que ya hemos citado, en donde declara que el pensamiento es un intento de anlisis de la vida espiritual colombiana, que espero completar prximamente con estudios sobre el pensamiento religioso, econmico y social. Prefacio de la primera edicin, x. Desde luego que las obras prometidas nunca llegaron, aunque s muchos ensayos que iban en esa direccin.

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    El acceso al liberalismo (como sistema de valores que reposa en el individuo, y que hacen de l el centro de toda referencia social) resulta ser pues el examen de una experiencia histrica compleja, como lo ha sido en todas las sociedades que lo han intentado, que pone de presente tanto la dificul-tad general de la inscripcin de una sociedad determinada en un nuevo sistema de valores como los tropiezos que enfrenta ese proceso cuando trata de adelantarlo en un marco social en el que ni la industria, ni la alfabetizacin, ni la disolucin de los viejos lazos de solidaridad y de lealtad que ataban a las gentes al mundo de las jerarquas sociales y no slo en el campo eran una realidad aplastante. se es el contenido implcito ms preciso de la obra: el anlisis de una singular expe-riencia de reconduccin de una sociedad postrevolucionaria hacia un ideario que supona bases, apoyos, avances y conquistas que eran materia inexistente9.

    La leccin que deja el libro parece ser la de que, en medio de dificultades mayores que eran causa y efecto del impasse que se viva, la gesta de la difusin del liberalismo mereci ser vivida, y como experiencia histrica, por traumtica que fuera, por incompleta que fuera, no dej de ser un paso mayor para la conformacin de una nueva sociedad, no slo, como a veces se dice, desde el punto de vista de las lites, sino desde el punto de vista del conjunto de la sociedad; una socie-dad que dio pasos grandes para crear condiciones que hacan imposible todo regreso a formas de dominacin como las que designamos (grosso modo) de Antiguo Rgimen, aunque Jaramillo Uribe no oculte su crtica al utopismo de los liberales del siglo XIX, crtica que es propuesta en trminos de la propia sociedad que el autor examina, y no de su presente en los aos cincuenta del siglo XX10.

    IV

    El pensamiento colombiano en el siglo XIX, a pesar del paso de los aos y de los cambios historiogr-ficos que hemos conocido con posterioridad a su aparicin, mantiene en gran parte su vigencia, y es un libro que se sigue leyendo con provecho. En buena medida, su juventud le viene del tipo de anlisis que su autor puso en marcha, y que podemos caracterizar por referencia a dos o tres ele-mentos. El primero de ellos tiene que ver con el descubrimiento de un archivo, con la atencin puesta sobre un conjunto de obras que haban tenido en el siglo XIX, y tenan an a mediados del siglo XX, la funcin de instrumentos en la lucha partidista entre liberales y conservadores, y que Jaramillo Uribe fue capaz de transformar en materia de anlisis histrico y en fuente de compren-sin de la historia de las ideas en una sociedad.

    Pero para que ese archivo pudiera ser utilizado como fundamento de un anlisis histrico era necesario que el siglo XIX comenzara a ser visto de una manera nueva. No como perodo de desi-lusiones y de fracasos o lo contrario analizados desde el presente del investigador, sino restituido a su propio tiempo histrico y estudiado en funcin de las aspiraciones y necesidades de esa socie-dad particular. En la obra de Jaramillo Uribe, el problema contextual se resolvi mucho ms por

    9 Como ejemplo de una sociedad muy diferente a la colombiana y a las europeas, pero que tiene la misma experiencia y encuentra los mismos problemas, en C. A. Bayly, Recovering Liberties. Indian Thought in the Age of Liberalism and Empire (Cambridge: University Press, 2012).

    10 Jaime Jaramillo Uribe, Qu nos queda del liberalismo del siglo XIX?, en De la sociologa a la historia, compilado por Gonzalo Catao (Bogot: Ediciones Uniandes, 1994 [1989]), 247-253. De manera especial se recomiendan las pginas, 247-248, en donde Jaramillo parece moderar la crtica del liberalismo del siglo XIX que realiz en El pensamiento colombiano y reconoce el papel histrico de las doctrinas liberales en el acceso a la modernidad poltica de la sociedad colombiana.

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    las virtudes de la crtica textual y por la fina sensibilidad del autor hacia el lenguaje, que por una investigacin directa sobre el contexto poltico, social y cultural de la circulacin de esas ideas. Pero hasta donde lo permita la crtica textual, el resultado fue realmente sorprendente, y se trat de un anlisis que evit con xito el anacronismo. El libro muestra adems una virtud que luego se ha echado de menos en muchas obras posteriores, sobre todo en las que abordan el anlisis his-trico como una forma de crtica militante al servicio de ideales polticos. Se trata del respeto por los argumentos que se analizan y el intento de que el anlisis haga justicia a lo que efectivamente los textos dicen, pues, como se sabe, la historiografa partidista, de ayer y de hoy, se especializa en potenciar los argumentos con los que simpatiza y en hacer una caricatura de aquellos a los que combate. Ni rastros de esta forma de proceder en la obra de Jaramillo Uribe.

    Hay que resaltar tambin que buena parte de esa ecuanimidad en el anlisis le vino a Jaramillo Uribe no slo de su cuidado en no exceder en trminos de interpretacin los textos que comentaba, y de esta manera poder evitar las formas habituales del anacronismo, sino de su consideracin posi-bilista de la accin histrica, es decir, de la comprensin del hecho de que no hay accin humana que no se encuentre limitada y condicionada. Los dirigentes colombianos del siglo XIX se hallaron siempre, como en todas partes, ante un conjunto limitado de alternativas, que ni el romanticismo voluntarista ni el utopismo social (que a veces llamaron socialismo cristiano) podan superar simplemente con decretos, leyes y buenas intenciones. Lo que se designa como la reaccin con-servadora de finales del siglo XIX fue ms bien una prueba de realismo y un reconocimiento de las dificultades de construir una sociedad enteramente a semejanza de la doctrina liberal, y si muchos de los resultados de ese proceso de ajuste no le gustan al comentarista de hoy, se es un hecho que a la realidad histrica la tiene al parecer sin cuidado. Pero ese realismo de finales de siglo no liquid simplemente los avances de las ideas liberales: en parte los aplaz, en parte los estrech, en parte los redefini, es decir, los descubri como materia histrica, pero de ninguna manera los liquid, y en buena medida no lo hizo porque la modernidad liberal era ya una conquista reconocida de una parte de la sociedad.

    V

    Por la propia materia de la que se ocupa siempre renovable por la simple aparicin de nuevas fuentes, y por los propios avances en los enfoques de los historiadores, sobre todo cuando stos se encuentran atentos a los cambios en ese conjunto dinmico que conforman el anlisis histrico y las ciencias sociales, hay mucho de El pensamiento colombiano en el siglo XIX que ha envejecido. Es el destino de todas las obras humanas. En el ms de medio siglo que nos separa de la primera edicin de El pensamiento colombiano en el siglo XIX, la llamada Historia de las ideas se ha modifi-cado sustancialmente, y hoy en da no slo se ocupa de otra clase de problemas, sino que muchos de los problemas que siguen siendo una constante del anlisis, y que Jaramillo Uribe consider, se plantean de otra manera. Para ofrecer slo un ejemplo: la idea de influencias, fundamental en la obra de Jaramillo Uribe, ya ha perdido toda su importancia, y la realidad a la cual aluda, en la actu-alidad es abordada en el marco de historias conectadas, de intercambios recprocos, de circulacin de textos y de formas diversas de cosmopolitismo. Lo mismo ocurre con la idea de la migracin de textos (polticos o de otros gneros), que viajan de una cultura a otra, problema que hoy es abordado a travs de la nocin de apropiaciones diferenciales, segn contextos, situaciones y coyunturas. Otro tanto podemos decir de la idea de analizar la estructura conceptual de las obras

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    (su arquitectura), para buscar en su interior sus contradicciones, un punto tan importante en el esquema de anlisis de Jaramillo Uribe, y que hoy sencillamente es asunto que se mira con poco escndalo, y ms bien como una constante de toda obra de pensamiento.

    En cambio, ha aparecido la necesidad de analizar con sumo cuidado los dispositivos retri-cos de los textos, pues se reconoce que su funcin tiene que ver, principalmente sobre todo en el caso de la poltica, con el inters de convencer a un auditorio, antes que con el intento de demostrar la perfeccin de un argumento. Se puede ir ms lejos an e indicar que las propias nociones de obra y autor, sobre las que descansa en gran medida El pensamiento colombiano en el siglo XIX, se encuentran cuestionadas por lo que desde los aos sesenta del siglo pasado se designa como anlisis del discurso. En fin, hoy se trata sobre todo de una relectura contex-tual de los textos polticos y filosficos, que los piensa como una forma de intervencin en una coyuntura determinada, antes que como doctrinas fabricadas en la tranquilidad del gabinete de estudio y que slo a posteriori ingresan en el mbito pblico de las discusiones que les son contemporneas, pues los textos, que concretan ideas sobre la marcha de una sociedad, son ante todo formas de argumentar en la discusin pblica11. El panorama de la llamada historia de las ideas es pues hoy en da otro, y hay que alegrarnos de que en el terreno conceptual las cosas hayan cambiado tanto y para bien, aunque hay que extraar s que en la historiografa colom-biana pocas consecuencias se hayan sacado de esos cambios12.

    Mientras tanto, la obra tan poco leda de Jaramillo Uribe, y que hemos considerado en los renglones anteriores, sigue manteniendo en gran parte su vigencia, incluso cuando, dejando de lado su propia especificidad temporal, nos arriesgamos a avanzar al terreno del anacronismo y la miramos con las formas actuales de hacer historia de las ideas, y ello sucede por varias razones que hay que destacar. Primero, porque en la ciencia social hay un carcter acumulativo en sus obras,

    11 La idea convencional de Historia de las ideas crea problemas de anlisis insolubles en la obra de Jaramillo Uribe. Por sealar solamente un ejemplo pero que es una constante en el libro, su consideracin, en la parte tercera de El pensamiento colombiano, de que, por ejemplo, las ideas polticas de Rafael Nez pueden ser analizadas al margen de lo que fue su actuacin poltica, actuacin prctica en la que la obra de Jaramillo Uribe no se interesa, ya que se trata de una historia del pensamiento.

    12 Para un ejemplo de la forma ms estabilizada del anlisis del pensamiento en una sociedad, bajo el enfoque de historia de las ideas, Stefan Collini, Richard Whitmore y Brian Young, eds., Economy, Polity and Society. British Intellectual History, 1750-1950 (Cambridge: Cambridge University Press, 2000), y de los mismos editores, History, Religion and Culture. British Intellectual History, 1750-1950 (Cambridge: Cambridge University Press, 2000). Buena parte de la reconsideracin de la que hablamos en el campo de la Historia de las ideas proviene de la hoy bien conocida obra de Quentin Skinner, Visions of Politics, vol. III (Cambridge: Cambridge University Press, 2002) [hay traduccin al castellano de parte de la obra]. Para la forma de estudiar la irrupcin de un autor o de un conjunto de autores en una sociedad diferente a aquella que ha servido de contexto para la formacin de su obra, por ejemplo: La reception de Stuart Mill en France. propos de Considerations sur le Gouvernement Reprsentatif , laviedesides.fr, de J-S Mill, 18.mai.2010, . Para las modificaciones que ha aportado a la Historia de las ideas la perspectiva global, o por lo menos continental, que es la del liberalismo, Samuel Moyn y Andrew Sartori, dir., Global Intellectual History (Nueva York: Columbia University Press, 2013). Para la crtica radical de las nociones de obra y autor como posibles claves de lectura de los textos, la ya clsica obra de Michel Foucault, Arqueologa del saber (Mxico: Siglo XXI, 1970). Las apropiaciones diferenciales de un autor en funcin de contextos, situaciones y coyunturales temporales y espaciales pueden verse en el caso sorprendente de los usos dismiles de una obra al parecer de sentido unvoco y definido como la Breve relacin de la destruccin de las Indias del Padre Bartolom de las Casas. Brevsssima relacin de la destruycin de las Indias, editado por Andrs Moreno Mengbar (Sevilla/Npoles: Coleccin GR Textos Clsicos/Istituto Italiano per gli Studi Filosofici, 1991).

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    y sta que consideramos sigue siendo un valioso eslabn de una cadena, que hay que seguir cons-truyendo. Segundo, porque se trata de una obra clsica en la disciplina, por lo menos en el campo del anlisis histrico en Colombia. Se trata de una roca, de una piedra fundadora, en el marco de ese gran esfuerzo intelectual colectivo que ha tratado de aclimatar entre nosotros las ciencias sociales en el siglo XX. Tercero, porque muchos de sus anlisis concretos no se encuentran tan ale-jados, como pueden hacer pensar algunos de los renglones anteriores, de lo que hoy en da se hace en el campo de la historia de las ideas y el pensamiento poltico, pues se trata de una obra que en el campo del anlisis logra en muchas de sus pginas desbordar el enfoque sobre el cual se apoya. Y, finalmente, porque su prosa, la moderacin de sus anlisis, la sensibilidad por el lenguaje de poca, el cuidadoso manejo de los textos, siguen siendo virtudes notables. Todo ello hace que la obra sea una de las mejores que se puedan recomendar para una introduccin a los estudios histricos sobre la sociedad colombiana.

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    Razn y secreto en los registros notariales virreinales. Madrid, Lima y Santiago de Chile (1670-1720)

    Aude ArgouseUniversidad de Chile

    doi: dx.doi.org/10.7440/histcrit60.2016.02Artculo recibido: 07 de abril de 2015/ Aprobado: 19 de agosto de 2015 / Modificado: 22 de septiembre de 2015

    Resumen: Qu se juega en el proceso del registro notarial? Mediante el anlisis de tres situaciones ocurridas en la Monarqua Catlica entre 1670 y 1720 en los territorios de Espaa, Per y Chile, este artculo explora diversas tensiones sociales y culturales percibidas en el proceso de consignacin de los autos notariales y en la circulacin de registros y personas. Aqu se devela un abanico de distancias entre hechos, verdad y justicias. La escritura surge dialgica: la voluntad de los otorgantes estrategias individuales o colectivas para decir sentimientos y decisiones se mezcla con el quehacer de los escribanos, coautores desconocidos de quienes, empero, existen huellas en la documentacin.

    Palabras clave: escritura, registro de archivo (Thesaurus); Santiago de Chile, Lima, Madrid (palabras clave de autor).

    Reason and Secrecy in Viceroyal Notarial Records. Madrid, Lima and Santiago de Chile (1670-1720)

    Abstract: What was at stake in the process of notarial registration? Through the analysis of three situations that arose during the Catholic Monarchy between 1670 and 1720 in the territories of Spain, Peru and Chile, this article explores diverse social and cultural tensions perceived in the process of recording notarial documents and in the circulation of records and persons. It reveals a range of distances among facts, truth and the administration of justice. The writing appears to be a dialogue: the will of the grantors either individual or collective strategies to express sentiments and decisions are mixed with the ink of the clerks who were transcribing, co-authors whose identity is unknown but whose mark can nonetheless be seen in the documentation.

    Keywords: Santiago de Chile, Lima, Madrid, writing, registry file (authors keywords).

    Razo e segredo nos registros notariais vice-reais. Madri, Lima e Santiago do Chile (1670-1720)

    Resumo: O que importa no processo do registro notarial? Mediante a anlise de trs situaes ocorridas na Monarquia Catlica entre 1670 e 1720 nos territrios da Espanha, Peru e Chile, este artigo explora diversas tenses sociais e culturais percebidas no processo de prestao dos autos notariais e na circulao de registros e pessoas. Aqui se revela um leque de distncias entre fatos, verdade e justias. A escrita surge dialgica: a vontade dos outorgantes estratgias individuais ou coletivas para dizer sentimentos e decises mistura-se com o trabalho dos escrives, coautores desconhecidos de quem, porm, existem marcas na documentao.

    Palavras-chave: Santiago do Chile, escrita (Thesaurus); Lima, Madri, registro de arquivo (autor de palavras-chave).

    Este artculo cont con financiacin del programa de postdoctorado Fondecyt como parte del proyecto Coni-cyt/Fondecyt postdoctorado n3130658, titulado Promesa y voluntad en las prcticas de intercambio en Santiago de Chile, 1647-ca.1715. La autora agradece los aportes de Renzo Honores y Mara Eugenia Albornoz y los comentarios de los evaluadores de Historia Crtica.

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    Introduccin

    These colonial archives were both transparencies on which power relations were inscribed and intricate technologies of rule in themselves 1.

    Ann Laura Stoler

    La caja de herramientas del historiador para abordar el mundo de los escribanos es amplia. La cultura escrita, la cultura jurdica, los estudios sobre la administracin colonial, sus instituciones y la historia de la justicia, los ms recientes saberes sobre los archivos o la tradicional diplomtica, han acumulado un conjunto contundente de reflexiones que permiten abordar la cultura notarial histrica, segn cada momento y cada lugar2. Se ha documentado con precisin la formacin de los escribanos de la Amrica Hispnica, desde la circulacin de los formularios notariales hasta el funcionamiento cotidiano de algunas escribanas, destacando la multiplicidad de funciones del empleo3. Un consenso general entre los historiadores subraya la importancia del escribano, sea notario o actuario de tribunal, en la construccin de una memoria histrica, elaborada a partir de archivos pblicos, administrativos y judiciales. Entonces, los documentos notariales son, desde hace ms de dos siglos, inagotables pozos de datos no slo para los genealogistas, sino tambin

    1 Ann Laura Stoler, Along the Archival Grain: Epistemic Anxieties and Colonial Common Sense (Princeton/Oxford: Princeton University Press, 2009), 20.

    2 En Francia se invent la notarialoga: disciplina que, segn su creador, rene estos estudios en un saber propio. Jean-Paul Poisson, Essais de notarialogie (Pars: Economice, 2002).

    3 Sobre la implantacin del notariado en Amrica ver: Mara de los ngeles Guajardo-Fajardo Carmona, Escriba-nos en Indias durante la primera mitad del siglo XVI, 2 vols. (Madrid: Colegios Notariales de Espaa 1995); Ivonne Mijares Ramrez, Escribanos y escrituras pblicas en el siglo XVI: el caso de la Ciudad de Mxico (Mxico: UNAM/Instituto de Investigaciones Histricas, 1997); Jenaro Artiles, The Office or Escribano in Sixteenth-Century Havana. Hispanic American Historical Review 49, n. 3 (1969): 489-502, doi: dx.doi.org/10.2307/2511782. Para el desempeo del oficio en diferentes espacios, vanse entre otros: Jorge Lujn Muoz, Los escribanos en las Indias Occidentales y en particular en el Reino de Guatemala (Guatemala: Instituto Guatemalteco de Derecho Notarial, 1977); Jorge Lujn Muoz, La literatura notarial en Espaa e Hispanoamrica, 1500-1820. Anuario de Estudios Americanos n. 28 (1981): 101-116; Tamar Herzog, Mediacin, archivos y ejercicio: los escribanos de Quito (siglo XVII) (Frncfort: Vittorio Klostermann, 1996); Michael Scardaville, Justice by Paperwork: A Day in the Life of a Court Scribe in Bourbon Mexico City. Journal of Social History 36, n. 4 (2003): 979-1007, doi: dx.doi.org/ 10.1353/jsh.2003.0114; Carolyn Dean, Beyond Prescription: Notarial Doodles and Other Marks. Word & Image 25, n. 3 (2009): 293-316, doi: dx.doi.org/10.1080/02666280802588722; Kathryn Burns, Into the Archive: Writing and Power in Colonial Peru (Durham: Duke University Press, 2010); Antonio Dougnac, El escribanato de Santiago de Chile a travs de sus visitas en el siglo XVIII. Revista de Estudios Histrico-Jurdicos n. 19 (1997): 49-93; Vctor Gayol, Laberintos de justicia. Procuradores, escribanos y oficiales de la Real Audiencia de Mxico, 1750-1812, 2 vols. (Zamora: El Colegio de Michoacn, 2007); Reyes Rojas Garca, La literatura no-tarial castellana durante el siglo XVI y su difusin en Amrica. Nuevo Mundo, Mundos Nuevos n. 12 (2012): s/p, doi: dx.doi.org/10.4000/nuevomundo.62407; Michael Zeuske y Orlando Garca Martnez, Estado, notarios y esclavos en Cuba. Aspectos de una genealoga legal de la ciudadana en sociedades esclavistas. Nuevo Mundo, Mundos Nuevos n. 8 (2008): s/p; Margarita Gmez Gmez, Secretarios y escribanos en el gobierno de las Indias. El caso de Juan de Smano. Revista de Historia del Derecho n. 43 (2012): 30-63; Silvia Espelt-Bombn, Notaries of Color in Colonial Panama: Limpieza de Sangre, Legislation, and Imperial Practices in the Adminis-tration of the Spanish Empire. The Americas 71, n. 1 (2014): 37-69, doi: dx.doi.org/10.1353/tam.2014.0082

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    para la historia econmica y social4. Adems ofrecen un panorama dinmico de la vivienda, del acceso a la propiedad y de su transmisin, de la circulacin del dinero, que permite desarrollar, por ejemplo, una historia del crdito o del mercado5. Al mismo tiempo los escribanos actuaban como proveedores de noticias entre localidades, desde las aldeas ms remotas de las colonias hasta la metrpoli; as como nutren a la historia de informacin, ya que ellos confeccionan contratos de imprenta, listas de obras prohibidas o inventarios de bienes.

    Sin embargo, todava existen numerosas interrogaciones acerca de lo que est en juego cuando se registra la palabra de los otorgantes en diversos espacios de la Monarqua Hispnica. Por lo que acercarse nuevamente al momento notarial permite agudizar la comprensin de los cambios socia-les y culturales, la fuerza del derecho, la difusin de una cultura jurdica y el orden administrativo en las sociedades del pasado. En esta perspectiva, este artculo analizar las actuaciones de algu-nos escribanos y otorgantes entre 1650 y 17206. Aqu, mediante tres casos procedentes de fondos notariales y judiciales ubicados en Lima, Madrid y Santiago de Chile, se destacan las condiciones prcticas del desarrollo y de la apropiacin de una cultura notarial americana conectada con los escribanos de la Pennsula. Ms all de la circulacin de formularios notariales o del aprendizaje uniformizado del oficio, los individuos forjan los usos sociales de la escritura pblica y su propia historia protocolizada en el espacio grfico del Imperio7.

    Aproximarse globalmente al contenido de los archivos de escribanos del mundo hispanoameri-cano parece una empresa heroica. El gobierno a distancia de los territorios ultramarinos implicaba la estructuracin de un imperio administrativo implementado en cada localidad, productora a su vez de una documentacin propia. La amplitud numrica de los manuscritos conservados, a veces en mal estado, boicotea el emprendimiento de un estudio prctico y sistemtico de la institucin notarial a escala continental. A raz de los aportes de la historiografa social y cultural de los repre-sentantes ingleses de la History from below, por una parte, y del resurgimiento de la diplomtica y de la archivstica (archival turn) en el campo de los estudios historiogrficos en Francia, Italia y Espaa, por otra parte, el estudio de los comportamientos ante notario en el mundo hispano-americano se ha combinado con un acercamiento a la figura del escribano, percibido desde una perspectiva biogrfica social y cultural. Su oficio es calificado como nervio de la repblica tanto en la Pennsula como en Amrica8.

    4 Un sistema en el que se podan utilizar 49.555 hojas de papel en curso de la visita de un nico virrey del Per no es uno del que se pueda decir que sufra de escasez de datos. Lewis Hanke, El visitador licenciado Alonso Fer-nandez de Bonilla y el virrey del Per, el conde del Villar(1590-1593) (Caracas: Academia Nacional de la Historia, 1975): 28. Citado por John Huxtable Elliott, Espaa y Amrica en los siglos XVI y XVII, en Historia de Amrica Latina. 2. Amrica Latina colonial: Europa y Amrica en los siglos XVII, XVII y XVIII, editado por Leslie Bethell (Barcelona: Editorial Crtica, 1990), 6.

    5 Martn Wasserman, Ms all de las redes: deudas y contratos en Buenos Aires durante el temprano siglo XVII (tesis de maestra en Investigacin Histrica, Universidad de San Andrs, 2012).

    6 Sigo la lnea trazada por Kathryn Burns para el Cuzco sobre el mismo perodo. Vase en particular Nota-ries, Truth and Consequences. The American Historical Review 110, n. 2 (2005): 350-379, doi: dx.doi.org/10.1086/531318. Burns plantea que el documento notarial debe considerarse como historical artifact y que the complexity also lies in the notarial record themselves, 355. Eso dialoga con la frase de Ann Stoler, destacada aqu.

    7 La expresin es de Michael Zeuske y Orlando Garca Martnez, Estado, notarios y esclavos, pargrafos 1 y 2.8 Enrique Villalba y Emilio Torn, El nervio de la Repblica: el oficio de escribano en el Siglo de Oro (Madrid: Ca-

    lambur, 2010).

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    En consecuencia, a una visin esttica del archivo notarial producto de un saber hacer poco cambiante durante ms de cuatro siglos la sustituye una concepcin dinmica9, que pre-tende abarcar las tensiones y los conflictos que generan los archivos, considerados como procesos o lugares10. El examen renovado de la documentacin notarial permite vincular el oficio del escri-bano en Amrica con la historia del procedimiento judicial y de la administracin de la justicia. En esta perspectiva, este artculo interroga las condiciones de posibilidad, materiales e intelectuales, de los archivos de las escribanas en diversos contextos de su produccin y cuestiona la funcin de los escribanos en diferentes espacios de Amrica Hispana en cuanto mediadores sociales y pro-veedores de la verdad legal. El texto contiene tres partes: la primera compara registros notariales originados en Lima y Madrid sobre varios acontecimientos de Chile entre 1670 y 1671; la segunda parte explora prcticas escriturales locales, segn los protocolos de un escribano que se desem-pe en Lima y en Santiago de Chile entre 1664 y 1678, para rescatar su visin escrituraria de cada ciudad; la tercera parte examina la sacralizacin, a nivel virreinal, de los registros de escriba-nos limeos a principios del siglo XVIII.

    Para interpretar la documentacin, el anlisis recurre a un doble marco terico: la historia de la cultura jurdica y administrativa en las sociedades coloniales de Antiguo Rgimen, y la antropolo-ga de la escritura11. Esta ltima revel una paradoja entre el escribano como posible intermediario e intrprete de las voluntades e intenciones de los actores sociales, por un lado, y su poder hegem-nico como instrumento de la imposicin forzada de una cultura escrita, por el otro. Las escrituras notariales fueron consideradas como exclusividades de la burocracia ciudadana en pleno desarro-llo en la Edad Moderna, mientras que las letras se orientaron a la confesin del alma, difundidas sobre todo desde el siglo XVIII. Entonces, si bien la ciudad es el refugio de la escritura, el oficio del escribano hombre de letras pero no siempre letrado fue reducido a una imagen limitada: la escritura delegada, repetida, pblica y masiva. Esta relegacin de la escritura ante notario al esca-lafn inferior de las artes mecnicas de gobierno recuerda los antiguos temores hacia la difusin de los impresos, acusada de propiciar malas prcticas de lectura12.

    Pero el bosquejo de una frontera entre cultura erudita letrada y baja cultura mayormente grafa hizo del escribano un posible intrprete de los deseos de diversos actores sociales en el campo de la noble cultura escrita13. Las voluntades de numerosos hombres y mujeres se encuentran as tra-ducidas en la gramtica jurdica, consignadas y conservadas en los registros de la memoria pblica.

    9 Burns, Into the Archive.10 Simona Cerutti, Histoire pragmatique, ou de la rencontre entre histoire sociale et histoire culturelle. Tracs 15

    (2008): 147-168, doi: dx.doi.org/10.4000/traces.733; Aurore Clavier y Filippo De Vivo, Cur de ltat, lieu de tension. Le tournant archivistique vu de Venise (XVe-XVIIe sicle). Annales. Histoire, Sciences Sociales 68, n. 3 (2013): 699-728.

    11 Ver Michael Clanchy, From Memory to Written Record: England 1066-1307 (Cambridge: Blackwell, 1993 [1979]); Peter Beal, In Praise of Scribes. Manuscripts and Their Makers in Seventeenth-Century England (Oxford: Clarendon Press, 1998); Beatrice Fraenkel, La signature. Gense dun signe (Pars: Gallimard, 1992): 17-25; Fer-nando Bouza lvarez, Del escribano a la biblioteca. La civilizacin escrita europea en la Alta Edad Moderna (siglo XV-XVII) (Madrid: Editorial Sintesis, 1997); y Natalie Zemon Davis, Fictions in the Archives: Pardon Tales and Their Tellers in Sixteenth-Century France (Stanford: Stanford University Press, 1987).

    12 Fernando Bouza lvarez, Escritura, propaganda y despacho de gobierno, en Escribir y leer en el siglo de Cer-vantes, editado por Antonio Castillo Gmez (Barcelona: Gedisa, 1999): 86.

    13 Al respecto, la propuesta de Burns extiende la ciudad letrada. Vase Burns, Into the Archive, 2.

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    La historiografa convierte por lo tanto al escribano en un intermediario social, imprescindible auxilio de justicia14. De hecho, la agrafa de algunos otorgantes, la ausencia de su huella material escrita en el cuerpo del documento no hay firma ni signos visibles, cuestionan inmediata-mente su propia autora, de manera especial en el mundo colonial, donde viven hombres y mujeres que no hablan el castellano15. El problema historiogrfico de la intermediacin del escribano en Hispanoamrica aparece entonces doble: la mediacin, para pasar de la oralidad a lo escrito, y la interpretacin, para pasar de un idioma al otro.

    El anlisis de la documentacin notarial requiere entonces considerar el acceso general de la poblacin a la cultura jurdica y a sus productos escritos, y determinar si los otorgantes se encuen-tran en efecto en situacin de ser engaados cuando se redactan los documentos. Igualmente, importa conocer cmo se maneja el acceso pblico al registro notarial y a la custodia de los archivos, para evaluar el rol poltico de los escribanos en un contexto dado. Se visualizan as dos momentos del documento notarial su consignacin y su conservacin16, fundamentales para medir las relaciones establecidas entre escribanos y otorgantes, y captar la capacidad del escribano para reproducir por escrito el momento mismo de la consignacin. Si se extiende la mirada hasta prcticas de registro ms recientes, como la fotografa, el oficio del escribano refiere a un estatus particular, entre tcnica y arte, y plantea la idea del escribano como autor de sus obras, en cuanto corpus monumental17. El instante del documento revela relaciones existentes o hace existir por escrito una relacin momentnea?

    Para esbozar respuestas a este tipo de interrogantes, este artculo analiza tres situaciones dis-tintas de apropiacin particular de la escritura pblica de ndole jurdica y judicial, segn un orden cronolgico. Aqu surgen entonces varios usos del oficio: poltico, personal y colectivo, y prcticas notariales que van desde una justicia negociada entre partes articuladas, distinta a la tra-dicional justicia de jueces, hasta el uso que hace el propio escribano de su oficio.

    1. Revocar sin mentir: Lima, 9 de noviembre de 1671-Madrid, 6 de mayo de 1673

    Santiago de Chile, fundada en 1541 por Pedro de Valdivia, es capital del Reino de Chile, territo-rio extendido entre la provincia de La Serena, en el Norte, y el ro Biobo, en la frontera al Sur. Tiene la reputacin historiogrfica de estar alejado y aislado del resto del Imperio hispnico. Varios historiadores indicaron, en especial para la segunda mitad del siglo XVII, las complejas dinmicas polticas y fuertes tensiones sociales en esta localidad, que a fines del siglo alcanzaba

    14 Entre otros, Laurie Nussdorfer, Brokers of Public Trust: Notaries in Early Modern Rome (Baltimore: Johns Hop-kins University Press, 2009); Julie Hardwick, The Practice of Patriarchy: Gender and the Politics of Household Authority in Early Modern France (University Park: Pennsylvania State University Press, 1998). Burns habla de ventriloquists, Into the Archive, 14.

    15 Contra la visin simplificadora del escribano como agente de las autoridades espaolas que gana la confianza de los indios e indias de las urbes americanas, especialmente con el uso del testamento, vanse Burns, Into the Archive; Aude Argouse, Testamentos de indgenas Una fuente excepcional? La voz del pueblo y el escribano. Cajamarca, Per, siglo XVII. Temas Americanistas n. 29 (2012): 200-221.

    16 Jacques Derrida, Mal darchive. Une impression freudienne (Pars: Galile, 2008 [1995]).17 Renaud Dulong, La dimension monumentaire du tmoignage historique. Socits et Reprsentations n. 13

    (2002): 179-197, doi: dx.doi.org/10.3917/sr.013.0179

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    aproximadamente 12.000 habitantes y albergaba a la Real Audiencia de Chile, fundada en 160918. Esta Capitana General, agitada tambin por las guerras en el Sur, los terremotos, las pestes y las repetidas rebeldas de los indios de guerra, preocupaba a la Corona, que busc enterarse de las actuaciones de las autoridades locales mediante el Virrey del Per.

    De hecho, el Capitn General y los oidores son acusados frecuentemente por oficiales o obispos de faltar a sus obligaciones y de cometer abusos. Es importante precisar que el Capitn General, que supervisa las operaciones militares durante una parte del ao en la ciudad de Concepcin (en la frontera sur), es tambin presidente de la Real Audiencia. Este personaje es absolutamente poderoso y temido por los habitantes del reino. Quizs una excepcin notable la constituyeron los obispos de Santiago: Diego de Humanzoro, por ejemplo, amenaza la tranquilidad del gobierno de Juan Henrquez, con el tumultuoso pleito que incentiva contra el oidor Manuel de Len a partir de 167119; por su lado, el gobernador Don Francisco Ibez de Peralta anota sobre el obispo de San-tiago, Francisco Gonzlez de la Puebla, en un informe dirigido al rey en 1702, que es una persona ejemplar, con dictmenes demasiado duros y tenaces20. Pero ocurre que los que testimonian por escrito contra el Capitn General se arrepienten, como le sucede al Capitn Cristbal de Gaona.

    Este ltimo, interrogado el 8 de noviembre de 1671 en Lima por el Virrey del Per sobre lo que ha visto en el Reino de Chile, donde fue soldado durante ms de diecisis aos, responde positivamente a los cargos que pesan sobre las actuaciones del Capitn General Juan Henrquez. Pero apenas llega a Madrid, corre a solicitar a un escribano, el 6 de mayo de 1673, para hacer una declaracin y explicar que lo registrado en Lima sucedi bajo coaccin y maniobras por parte del Virrey: [] y que echa mi declaracin debajo de juramento ante vm y el presste escriuano del numero quede protocoliada y en toda guarda y custodia para quando llegue el casso de usar de ella y entonces se entregue a la parte del dho Dn Juan Henriquez y a los demas que pudieran tener interes en ella21.

    En su declaracin, el Capitn Gaona explica cmo, pese a haber callado que vena de Chile cuando supo que el Virrey buscaba testigos que hubiesen estado all en horden a deir sobre los procedimientos de el gouernador de aquel Reyno22, fue detenido y desembarcado del navo que lo llevara a Guayaquil. Fue presentado a escondidas al Conde de Lemos, y un criado del Virrey le entreg un interrogatorio escrito, que deba responderse de la misma manera. Tal como relata en Madrid en 1673, Cristbal de Gaona se encontr, en la madrugada del 9 de noviembre de 1671, sentado en una posada de Lima, con el interrogatorio de cinco preguntas en la mano, siendo com-pelido a declarar por escrito en el marco de una informacin secreta impulsada por el Virrey del Per contra el Capitn General de Chile. Cuando termin fue al palacio y entreg el interrogatorio y la declaracin al criado del Virrey, Phelipe Romanes. Despus del medioda, segn le solicitaron, Gaona regres al palacio:

    18 Armando de Ramn, Santiago de Chile (1541-1991). Historia de una sociedad urbana (Santiago de Chile: Edito-rial Sudamericana, 2000).

    19 Archivo General de Indias (AGI), Sevilla-Espaa, Fondo Audiencia de Chile, leg.103; Archivo Nacional Histri-co de Chile (ANHCh), Santiago de Chile-Chile, Fondo Real Audiencia (RA), vol. 2889.

    20 AGI, Audiencia de Chile, leg. 103; ANHCh, RA, vol. 2889, s/f, prrafo 37.21 Madrid, 06 de mayo de 1973, en Archivo Histrico de Protocolos de Madrid (AHPM), Madrid-Espaa, Proto-

    colo del Escribano Juan de Burgos, f. 331.22 AHPM, Protocolo del Escribano Juan de Burgos, f. 331.

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    Despus llamo el dho D. Phe al escriuano y le metio juntamente con este declarante en una piea y el se quedo en la antesala y el dho escr le leyo a este declarante la deposson que el hauia sacado en limpio y en ella aadio sin que este declarante lo ubiese puesto en la memoria escrita de su mano que el dho gobernador hauia puesto en contingencia de que se perdiesse la plaa de valdiuia [] y este declarante no se atrevio a altercar con dho sno esta ircunstancia y adicciones persuadido a que las tendrai consultadas con dho sr virrey y se redujo a firmar aquelle declaracion []23.

    El declarante enumera razones para, contra su voluntad, ser obligado en esa fecha a declarar por escrito contra el Capitn General de Chile. Afirma ante el escribano madrileo que visto este declarante el orden preciso que le hauian dado dho sr virrey para que respondiesse a dhas preguntas ni mas ni menos de lo contenido en ellas como se lo tenia mandado y la violencia con que le hauia ehco desembarcar de dho nauio y echar su ropa en tierra y que si no declaraba le hauia de detener prenderle y hazerle otras bejaciones y molestias y recelandose que algunas personas no afectas al dho gobernador como fueron el padre maestro soloaga []24. El interrogatorio, que integra los documentos de la informacin contra el Capitn General que se encuentran en el Con-sejo de Indias, menciona que en los Reyes, el 9 de noviembre de 1671, comparece el Capitn Don Cristbal de Gaona:

    que vino del reyno de chile del qual por ante mi el escribano fue resiuido juramente y lo hio por dios nuestro seor y una seal de cruz [] so cargo del qual prometio de deir verdad y siendo preguntado a tenor de las preguntas del ynterrogatorio dixo lo siguiente [] asi por esta razon lo vido ser y pasar segun y en la forma que se contiene en esta declaracion y esto es lo que saue serca del contenido en el ynterrogatorio pra el juramento fho en que se afirmo y ratifico auiendosele leydo y dijo estar bien escrito esta su dicho y se le encargo el secreto y lo firmo y dho exmo lo rubrico = don xptobal Gaona = ante mi Pedro Perez Landero, escribano pblico25.

    Estas dos declaraciones, halladas en archivos de Lima y de Madrid, ilustran cmo se usa el oficio de diferentes escribanos para elaborar documentos que dan fe de lo que sucedi ante ellos. As, para dar coherencia a su relato, el declarante cuenta en Madrid que el temor lo persigue hasta Espaa, donde estando en la Corte se siente quizs protegido de las eventuales consecuencias de una nueva declaracin a favor del Capitn General, o, al revs, ms expuesto a represalias por parte de aliados de este personaje en Chile. Al mencionar el miedo como un elemento fundamen-tal en su declaracin, no queda como mentiroso ni perjuro, y la revocacin le permite desacreditar hbilmente su propia palabra sin deshonrar su persona: con el animo fixo y determinado de rebo-carla a su tiempo y protestar la violencia y temor con que auia depuesto quanto antes tubiesse ocasion y libertad para haerlo no atreuiendosse a executarlo en la ziudad de Lima ni en todo el distrito de su jurisdiccion ni aun fuera de ella en la ciudad de Popayan, Neiba, Honda, Mompo porque no le detuviesse el passo26.

    23 AHPM, Protocolo del Escribano Juan de Burgos, f. 331.24 AHPM, Protocolo del Escribano Juan de Burgos, f. 331.25 AGI, Audiencia de Chile, leg.56, pieza 21, f. 4.26 AGI, Audiencia de Chile, leg.56, pieza 21, f. 4.

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    Ahora bien, conoce Pedro Prez Landero, escribano pblico de Lima, la maniobra del Virrey? Este escribano limeo es precisamente el destacado autor de un tratado sobre las prcticas de visitas y de residencia, publicado en Npoles en 169627, donde desarrolla su quehacer en materia de interrogatorios, luego de casi cuarenta aos de prctica. En 1671, en Lima, puso su ministe-rium al servicio del Virrey28. Pese a la supuesta independencia del escribano en el derecho clsico espaol29, su presencia junto a una autoridad para apuntar y anotar lo que va sucediendo ante l es frecuente. El carcter secreto de un procedimiento judicial no impide que est presente un garante de la fe pblica, que usa papel sellado destinado al registro pblico. Sin embargo, con el juego de puertas cerradas y salas de espera, l no tiene por qu enterarse plenamente de lo que est sucediendo. Llamado en la maana por el Conde de Lemos para poner en limpio la decla-racin de Gaona, el escribano no poda dudar de la autoridad del Virrey. La mencin ante m, que figura junto a la firma del escribano, se refiere al momento del otorgamiento del documento, y no necesariamente a lo que precedi. En efecto, el declarante Gaona no protest y firm ante el escribano limeo, como lo reconoce en Madrid. El oficio de pluma de Lima registr entonces que para efecto de declarar [] pareci en presencia del seor Conde de Lemos [] el Capitan don Cristobal Gaona [] el qual por ante mi el ssno fue resiuido juramento [] so cargo del cual prometio decir verdad y siendo preguntado al tenor de las preguntas del ynterrogatorio dijo lo siguiente []30.

    As, pues, se puede observar que la declaracin realizada en Madrid aporta adems precisiones sobre los motivos que, segn Gaona, animaron a Juan Henrquez para actuar del modo reprochado por el Virrey. El otorgante declara adems que no se atrevi a sealarlas en presencia del Conde de Lemos. Esta situacin cuestiona lo que est en juego en el proceso de registro pblico: remite a una historia de las tensiones sociales que rodean la consignacin en el registro y modelan tanto la forma como el contenido de los archivos notariales. La magnitud social, temporal y espacial de los registros notariales explica su importancia en el mantenimiento de tal institucin en el espacio imperial.

    Aqu lo que parece regir las narrativas contenidas en los dos documentos el de Lima y el de Madrid es el interrogatorio de cinco preguntas elaborado por el Virrey y presentado por su criado, en el marco de una informacin secreta exigida por la Reina31. La inquietud de Gaona desde Lima hasta Madrid, pasando por Popayn y La Habana indica la eficiencia de la pala-bra escrita registrada ante escribano tanto en Lima como en Madrid, y la conciencia de su valor como prueba en el marco de este interrogatorio. Pero tambin la confesin posterior acerca del animo fixo y determinado de rebocarla [declaracin], supuestamente presente desde la pri-mera declaracin, muestra el clculo instantneo del peso de las palabras escr