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ARCHDIOCESE OF PHILADELPHIA archphila.org/mercy Twelve Monthly Themes for the Year of Mercy Jubilee

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Page 1: for the Jubilee Year of Mercy...En la proclamación de un Año de Jubileo de la Misericordia, el Santo Padre ha ejercido la autoridad dada a él por Jesucristo (Mt 16:19) y abrió

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Twelve Monthly Themesfor the

Year of Mercy

Jubilee

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Diciembre del 2015Introducción al Jubileo

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Reflexión para el boletín - diciembre del 2015Esta reflexión para el boletín está hecha para caber en una columna de un boletín de parroquia.

El Año del Jubileo de la Misericordia - 08 de diciembre del 2015 al 20 de noviembre del 2016En la proclamación de un Año de Jubileo de la Misericordia, el Santo Padre ha ejercido la autoridad dada a él por Jesucristo (Mt 16:19) y abrió para nosotros un tiempo de gracia. El Año de la Misericordia es sobre muchas cosas, la tierna misericordia que Dios muestra al hombre, el arrepentimiento del pecado como nuestra respuesta a la misericordia de Dios y la misericordia que estamos llamados a mostrar a los demás. En el centro de este Año Santo está nuestra relación personal con Jesucristo. Estamos llamados a mirar honestamente nuestra relación con el Señor, a arrepentirnos de que hemos preferido nuestra voluntad a la suya y a buscar la reconciliación. Esto pone al sacramento de la penitencia y la reconciliación en el centro del Año de la Misericordia. Cada uno de nosotros está invitado a renovar nuestro compromiso con la práctica regular de la confesión sacramental. Es aquí que vamos a oír y experimentar en nuestros corazones las más consoladoras palabras de Jesús, «Yo te absuelvo de tus pecados». Aunque haya pasado mucho tiempo desde su última confesión, el papa Francisco lo anima, «... No pierda otro día. Vaya, el sacerdote será bueno…Queridos amigos, celebrar el sacramento de la reconciliación significa estar envuelto en un cálido abrazo: es el abrazo de la infinita misericordia del Padre».

Un Año de Jubileo es acerca de la libertad. Dios desea actuar en nuestras vidas este año, dejándonos libres y trayéndonos paz. Vamos a pasar este año buscando diligentemente maneras para permitirle que lo haga. —Meghan Cokeley, Oficina para la Nueva Evangelización, Arquidiócesis de Filadelfia

Cómo vivirloDurante este tiempo sagrado, considere hacer un compromiso para rezar la Coronilla a la Divina Misericordia cada día. Es una manera simple y poderosa para vivir el Año Santo. Para saber más sobre la Coronilla y otras formas de celebrar el Año Santo, póngase en contacto con nosotros en [Inserte aquí el sitio Web de su parroquia o la información de contacto de su parroquia donde la gente pueda enterarse de las oportunidades de su parroquia durante el Año de la Misericordia] o visite archphila.org/mercy del sitio web arquidiocesano.

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Cita del diario de Santa Faustina:

<<No quiero castigar a la humanidad doliente, sino que deseo sanarla, abrazarla a Mi Corazón Misericordioso.>> Diario de Santa Faustina 1588

• Lectura recomendada para el mes: Misericordiae Vultus, bula de indicción, Papa Francisco

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Enero del 2016Jesucristo, misericordia encarnada

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Reflexión para el boletín – Enero del 2016Esta reflexión para el boletín está hecha para caber en una columna de un boletín de parroquia.

¿Qué es misericordia? Es «sincera compasión por el sufrimiento de otro». La misericordia es una disposición generosa de ayudar a otros aunque ellos hayan provocado sus propios problemas. Aún más, misericordia es una amorosa compasión que está dispuesta a perdonar insultos y daños.Dios es justo, pero tenemos el valor de pedirle que nos ayude en nuestra miseria y perdone nuestras ofensas, porque sabemos que él es «lento a la cólera y lleno de amor» (Salmo 103:8). Dios no nos trata como nuestros pecados merecen, sino que nos invita a arrepentirnos y nos asegura de su disposición a perdonar.

Como discípulos de Jesucristo quien es «Divina Misericordia encarnada», tenemos confianza en la misericordia de Dios. Jesús alimentó al hambriento, sanó al enfermo, expulsó demonios y resucitó al muerto. Buscó pecadores, comió con ellos y les ofreció perdón y vida nueva en su reino. En parábolas, Jesús enseñó que la misericordia del Padre supera todas las expectativas y se otorga a los candidatos más improbables. Las palabras de Jesús fueron confirmadas por sus obras. El Hijo de Dios asumió no sólo nuestra carne, sino nuestras cargas, nuestro dolor y nuestros pecados. Él tomó nuestro lugar y nuestra parte y libremente puso su vida en la madera de la Cruz para redimirnos. Él muestra la asombrosa misericordia de Dios que «si ni siquiera se reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros». (Romanos 8:32).

Jesús nos amonesta: «Sean compasivos como es compasivo el Padre de ustedes». (Lucas 6:36). – Hna. Sara Butler, MSBT

Cómo vivir este mesEste mes dedique tiempo leyendo con fervor el Evangelio de San Lucas, colocándose en cada una de las historias. Escuche lo que Jesús dice como si le hablara a usted y atienda sus acciones como si se las dirigiera a usted. Permita la presencia de Cristo en la Palabra de Dios para transformar su forma de pensar y actuar con el fin de imitar con fidelidad el amor misericordioso de Cristo.

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Cita del diario de Santa Faustina:"¡Cuánto deseo la salvación de las almas! Mi querida secretaria, escribe que deseo volcar mi Vida Divina en las almas humanas y santificarlas, con tal de que quieran recibir mi Gracia. Los más grandes pecadores podrían alcanzar una gran santidad si solamente tuvieran confianza en mi Misericordia. Mis entrañas están colmadas de Misericordia, que es derramada sobre todo lo que he creado. Mi delicia consiste en el obrar en las almas de los hombres, llenarlas con mi Misericordia y justificarlas. Mi Reino en la tierra es mi Vida en las almas de los hombres." Diario de Santa Faustina 1784

• Lectura recomendada para el mes: Evangelio de San Lucas

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Febrero del 2016: Confesión, sacramento de misericordia

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Reflexión para el boletín – Febrero del 2016Esta reflexión para el boletín está hecha para caber en una columna de un boletín de parroquia.

«Te concedo por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz...»

Cada vez que es celebrado el sacramento de Reconciliación y Penitencia, el sacerdote comienza la fórmula de la absolución con estas palabras. Expresan la realidad profunda que se está llevando a cabo. En primer lugar, se reconoce que la Iglesia media la actividad amorosa de Dios del perdón de los pecados. Intencionalmente Jesús creó la Iglesia para extender su victoria sobre el pecado. En segundo lugar, este sacramento, como todos los demás, comienza con la iniciativa de Dios. Mucho antes de nosotros reconocer nuestra necesidad de la misericordia de Dios, él ya nos llama hacia él, extendiendo su oferta de gracia.

Eso, por supuesto, es de lo que el sacramento de Reconciliación y Penitencia se trata: del amor de Dios que supera incluso nuestros pecados. No hay nada que podemos hacer en la vida que cause que Dios no nos ame. Como el papa Francisco ha dicho tan bien, ¡no es Dios quien se cansa de perdonarnos; más bien, es que nosotros mismos nos cansamos de pedir perdón! Pero nosotros nunca debemos renunciar a nuestro deseo de santidad. Dios nos perdonará si nos acercamos al sacramento con sincera contrición. ¡No hay necesidad de tener miedo!

En este Año de la Misericordia, el papa Francisco ha pedido a la Iglesia a que abra las puertas de la misericordia, para mostrar la misericordiae vultus –el rostro de la misericordia– a todos aquellos que lo necesiten. Si uno recibe este sacramento regularmente (una práctica encomiable) o no ha ido a la confesión durante muchos años, que este Año de la Misericordia sea un momento en que aprovechemos esta generosa oferta de «perdón y paz». –Padre Eric Banecker

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Cita del diario de Santa Faustina:<<Cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia.>> (Diario Sor Faustina, 723).

<<Escribe, hija Mía, que para un alma arrepentida soy la misericordia misma. La más grande miseria de un alma no enciende Mi ira, sino que Mi Corazón siente una gran misericordia por ella.>> (Diario Sor Faustina,1739).

• Lectura recomendada para el mes: 7 Secretos de la Confesión, Vinny Flynn

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marzo del 2016

Domingo de la Divina Misericordia

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Reflexión para el boletín - marzo del 2016

Año del Jubileo de la Misericordia – Domingo de la Divina Misericordia: Festividad la Misericordia

Cada año en la lectura del Evangelio del segundo domingo de Pascua, Jesús entra en la habitación superior

donde están los discípulos y les dice, «La paz sea con ustedes». Esa paz se encuentra en el corazón de la Divina

Misericordia. Es la paz que Jesús ganó para todos los hombres y las mujeres en la cruz. Su resurrección es

validación pública del Padre de la victoria de Jesús sobre el pecado y la muerte. Es por eso que el papa san

Juan Pablo II le dio al segundo domingo de Pascua el nombre de «Domingo de la Divina Misericordia».

Santa Faustina Kowalska, una monja polaca, experimentó visiones del Señor Jesús durante la década de 1930.

Como resultado de estas visiones, ella produjo una ahora famosa imagen de Jesús con rayos de luz rojos y

blancos provenientes de su costado con las palabras: «Jesús, confío en ti».

Los católicos que se confiesan, reciben la comunión y ofrecen oraciones por el papa mientras que también

participan en la devoción de la Divina Misericordia en un espíritu de desapego del pecado pueden recibir la

remisión total de la pena temporal debida al pecado (indulgencia plenaria) en ese día.

El papa Francisco ha hecho de la misericordia uno de los sellos de su pontificado. Proclamó el Año de la

Misericordia para que al recibir la misericordia de Dios en nuestras vidas, la podamos extender a otros. Todos

nosotros podemos hacerlo en formas concretas como perdonar a nuestro cónyuge o hermanos. Tal vez existen

relaciones en nuestras vidas que necesiten curación. Los pobres, los vulnerables, y los pecadores especialmente

nos necesitan para ser instrumentos de la misericordia de Dios. Por la Divina Misericordia, el gran regalo de la

cruz y resurrección de Jesús, podemos escuchar a Jesús una vez más que nos dice, «La paz sea con ustedes».

-Padre Eric Banecker

Cómo vivirlo

Este año la Divina Misericordia cae el domingo 03 de abril del 2016. Durante este año especial de Jubileo,

considere hacer un esfuerzo especial para recibir la indulgencia plenaria en esta Festividad de la Misericordia.

Para conocer más sobre nuestra celebración arquidiocesana del Domingo de la Divina Misericordia, visite

archphila.org/mercy o póngase en contacto con la parroquia en [parish contact info here].

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Cita del diario de Santa Faustina:

“Deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en Mi misericordia. Que se acerquen a ese

mar de misericordia con gran confianza. Los pecadores obtendrán la justificación y los justos serán

fortalecidos en el bien. Al que haya depositado su confianza en Mi misericordia, en la hora de la muerte le

colmaré el alma con Mi paz divina" (Diario, 1520)

Lectura recomendada para el mes: Consolando el Corazón de Jesús, Fr. Michael Gaitley, MIC

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Abril del 2016: El Espíritu Santo, Fuente de Misericordia

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Reflexión para el boletín Esta reflexión para el boletín está hecha para caber en una columna de un boletín de parroquia.

La misericordia yace en el corazón de la fe cristiana. Los católicos creen en un Dios de misericordia. Él manifestó su misericordia, ante todo, en la Encarnación de su Palabra en la Persona de Jesucristo, quien murió en la cruz por nuestros pecados. Cuando caminó en esta tierra, Jesús vivió para los demás y saludó a todos los que conocía con misericordia y compasión. Misericordia fue la razón por la que entró en este mundo. Por misericordia él perdonó pecados. Por misericordia él curó a personas de sus dolencias físicas. Por misericordia él echó a los demonios. Por misericordia él sufrió y murió por nosotros. Él pidió misericordia para los demás a su Padre desde la cruz. Misericordia era lo que fluyó de su costado perforado en forma de sangre y agua. Por misericordia él envió su Espíritu a morar en los corazones de los miembros de su cuerpo, la Iglesia. Misericordia fue la razón del envío de su Espíritu en Pentecostés.

El Espíritu Santo es la Fuente de Misericordia. Es el alma de la Iglesia, el sacramento de Cristo. Él es invocado en la celebración de cada sacramento. Él es la fuente de misericordia, porque es el Vínculo de Amor compartido por el Padre y el Hijo. De ese Vínculo todo fluye: Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Reconciliación, Orden, Matrimonio, Unción. Estos sacramentos honran y glorifican al Padre. Son acciones de Cristo. Son las obras del Espíritu. A través de ellos recibimos sus múltiples dones y frutos. Espíritu Santo, Fuente de Misericordia, ruega por nosotros. – Reverendo Dennis J. Billy, C.Ss.R., Cátedra Krol de Teología Moral, Seminario San Carlos Borromeo

Cómo vivirloDurante el Año Santo de la Misericordia, comience la práctica de invocar al Espíritu Santo tan pronto como se despierte en la mañana. Utilice el Veni, Sancte Spiritus o una oración similar al Espíritu Santo. Tome nota de las misericordias diarias especiales que resultan de este simple acto de dependencia en la Tercera Persona de la Trinidad

_________________________________________________Cita del Diario de santa Faustina:«..Gracias, oh Espíritu Santo,por el sacramento de la Confirmación,que me arma tu caballeroy da fuerza al alma en cada momento,y me protege del mal...» (Diario 1286).

«El Espíritu Santo como fuerte huracán hace adelantar más en una hora la navecilla de nuestra alma hacia la santidad, que lo que nosotros habíamos conseguido en meses y años remando con nuestras solas fuerzas.» -Sta. Teresa de Ávila

Lectura recomendada para el mes: El Espíritu Santo y su tarea Leo J. Trese

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Mayo del 2016: María, la Madre de Misericordia

Arquidiócesis de Filadelfia · archphila.org/mercy · Año del Jubileo de la Misericordia

Reflexión para el boletín Esta reflexión para el boletín está hecha para caber en una columna de un boletín de parroquia.

Año del Jubileo de la Misericordia - María, la Madre de Misericordia

¿Le ha sido alguna vez difícil perdonar? Si es así, recurra a María, la Madre de Misericordia. Ella es la Madre de Dios, cuya «misericordia perdura para siempre» (Salmo 118: 1), la Madre de Jesús, quien oró: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lc 23:34.). Ella es nuestra ayuda más segura cuando luchamos con sentimientos de resentimiento o el deseo de «desquitarnos». Porque, ¿no tenía ella razones para desear vengarse, para despreciar a los que traicionaron y abandonaron a su amado Hijo? ¿No tenía ella razón para desear venganza contra la hipocresía de los líderes religiosos que tergiversaron la verdad de sus palabras y la bondad de sus poderosos hechos para justificar su condena como un charlatán que merece la muerte? Y, ¿no tenía razones ella para desear venganza contra la cobardía de Pilato, la crueldad de sus verdugos y la burla de los espectadores que despectivamente se reían de su amado Hijo desnudo muriendo en la cruz sin poder hacer nada? ¡Por supuesto, tenía todas las razones para clamar a Dios pidiendo venganza contra los autores de semejante crueldad bárbara! Pero, no, no lo hizo. Ella aprendió a perdonar; ella fue testigo de Jesús pidiendo a su Padre que perdonara.

Así que recemos la Salve todos los días durante este Año Santo de la Misericordia, pidiendo a María, la Madre de Misericordia, que nos ayude a ser misericordiosos cuando sintamos deseos de venganza o «desquite». Que María, la Madre de Misericordia sea «nuestra vida, nuestra dulzura y nuestra esperanza», al ver cuán «felices son los compasivos, porque ellos alcanzarán misericordia».(Mt 5, 7) -Hna. Annette Pelletier, IHM, Prof. de Teología, Universidad Inmaculada

Cómo vivirloLea la historia de Immaculée Ilibagiza. En su libro, Left to Tell: Discovering God Amidst the RwandanHolocaust (acerca del genocidio en Ruanda, África), ella narra cómo sobrevivió el genocidio de Ruanda y cómo llegó a perdonar a través de la oración del rosario a los que asesinaron a su familia, especialmente los Misterios Dolorosos. Entonces, considere rezar el rosario y pedir a la Virgen que lo ayude a perdonar a los que lo han herido.

_________________________________________________Citas de los santos:

«A quien Dios quiere hacer muy santo, lo hace muy devoto de la Virgen María.» ‐San Luís María Grignon de Monfort

«Dios no nos salvará sin la intercesión de María.» ‐San Jerónimo

Lectura recomendada para el mes: Nuestra Señora de Guadalupe: Madre de la Civilización del Amor, por Carl Anderson, monseñor Eduardo Chávez Sánchez

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JUNIO del 2016: Eucaristía: fuente y culmen de la misericordia

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Reflexión para el boletín Esta reflexión para el boletín está hecha para caber en una columna de un boletín de parroquia.

Año del Jubileo de la Misericordia - Eucaristía: fuente y culmen de la misericordia

Todas grandes cosas, momentos y eventos tienen una fuente. Los equipos que ganan tienen un buen entrenador,

los coches rápidos tienen un motor potente, y aquellos que dan tienen un gran corazón. Lo mismo ocurre con

nosotros como discípulos de Jesucristo. Tenemos una fuente, que es la Eucaristía.

La Eucaristía es «fuente y culmen de toda la vida cristiana136. Los demás sacramentos, como también todos los

ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada

Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua137»

CIC 1324.

En este Año de la Misericordia, el papa Francisco nos invita a reavivar nuestra relación con la Fuente de la

Misericordia. La Eucaristía es lo que alimenta nuestras parroquias, nuestras familias, y consuela nuestros

corazones. Este don es la fuente y la fuerza de nuestro amor y misericordia a los pobres, necesitados y

abandonados.

«Quien quiere dar amor, debe a su vez recibirlo como don. Es cierto —como nos dice el Señor— que el

hombre puede convertirse en fuente de la que manan ríos de agua viva (cf. Jn 7, 37-38). No obstante, para

llegar a ser una fuente así, él mismo ha de beber siempre de nuevo de la primera y originaria fuente que es

Jesucristo, de cuyo corazón traspasado brota el amor de Dios» (cf. Jn 19, 34). - Papa Benedicto XVI Deus

Caritas Est.

-Rev. Jason Buck

Cómo vivirlo

-Considere dedicar una hora a la semana o una hora al mes ante el Santísimo Sacramento.

-Considere la posibilidad de recibir la Eucaristía más de una vez por semana.

-Traiga un amigo, pariente o compañero de trabajo a la adoración del Santísimo Sacramento.

-Haga una rápida visita al Santísimo Sacramento durante la semana.

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Cita de la Tradición Católica : «¿Permiten ustedes ser contemplados por el Señor? Pero, ¿cómo hacerlo? Mire

al sagrario y deje que lo mire... ¡es simple! 'Es un poco aburrido; me quedo dormido.' ¡Duerma entonces,

duerma! Él todavía lo está mirando a usted. Pero sepa con certeza que él lo está mirando!» ―Papa Francisco,

La Iglesia de misericordia

Lectura recomendada para el mes: La Cena del Cordero, Scott Hahn

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JULIO del 2016: Las obras espirituales de misericordia

Arquidiócesis de Filadelfia · archphila.org/Mercy · Año del Jubileo de la Misericordia

Reflexión para el boletín Esta reflexión para el boletín está hecha para caber en una columna de un boletín de parroquia.

Año del Jubileo de la Misericordia – Las obras espirituales de misericordia

Jesús dijo «Felices los compasivos, porque obtendrán misericordia» (Mt 5:7), ¡lo que hace de la práctica de

hacer obras de misericordia una ganancia para todos!

Cuando instruimos al que no sabe y damos buen consejo al que duda, nos estamos obligando a repasar

nuestra propia fe con el fin de informar adecuadamente a los demás. Cuántos malentendidos sobre la doctrina

de la Iglesia podrían prevenirse si entendiéramos no sólo lo que ella enseña, sino su porqué!

Corregir al que se equivoca no es juzgar el corazón de alguien; se trata de esas decisiones morales de todos

los días sobre el bien y el mal que hacemos cada vez que decidimos no robar, chismear, mentir, etc. Cuando

corregimos a los que se equivocan con amor, reafirmamos nuestras propias convicciones y hacemos este

mundo más civil y amoroso.

Sufrir los defectos del prójimo con paciencia no sólo impresiona a quienes nos ofenden, nos hace más fuerte

en cuerpo, mente y espíritu. Desquitarse puede que se sienta bueno, pero también introduce discordia y división

en nuestro mundo. Cuando perdonamos las injurias pacientemente, nos convertimos en canales de paz.

La Escritura y la ciencia están de acuerdo en que perdonar al que nos ofende voluntariamente, dejar ir el

rencor y la amargura, hace a la persona más feliz, más saludable y más capaz de afrontar los retos de la vida

cotidiana.

Consolar al que sufre trae el toque misericordioso de Dios a los más necesitados. Nuestra propia fe se ve

reforzada cuando vemos cómo la presencia de Dios puede fortalecer un alma en medio del sufrimiento.

Orar por los vivos y los difuntos nos une al cuerpo completo de Cristo –en el cielo y en la tierra– e invita al

poder de Dios en las vidas de nuestros seres queridos vivos y difuntos. ¡Cuando damos la misericordia de Dios

a otros, se convierte en una bendición para todos nosotros!

-Susan Brinkmann, O.C.D.S., Catholic Life Institutes, Bedminster, PA

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Citas de Tradición Católica

«No puedo dejar de orar por los pobres pecadores que están en el camino al infierno. Si llegan a morir en ese

estado, ellos se perderán por toda la eternidad. ¡Qué pena! ¡Tenemos que orar por los pecadores! Orar por los

pecadores es la más bella y útil de las oraciones porque los justos están en el camino al cielo, las almas del

purgatorio están seguras de entrar allí, pero los pobres pecadores se perderán para siempre. Todas las

devociones son buenas pero no hay ninguna mejor que tal oración por los pecadores.» –San Juan Vianney

«Jesús vino por dos razones: Él vino a consolar al afligido y afligir al cómodo». –Dorothy Day

Lectura recomendada para el mes: Introducción a la Vida Devota, San Francisco de Sales

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AGOSTO del 2016: Las obras corporales de misericordia

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Año del Jubileo de la Misericordia – las obras corporales de misericordia

Jesús fue una persona de acción que mostró misericordia y compasión en formas concretas. Jesús alimentó a los hambrientos, protegió aquellos en necesidad, visitó a los enfermos y enterró a los muertos. Jesús tomó tiempo y puso atención para reconocer las necesidades básicas de las personas que encontró. Él nos desafía a hacer lo mismo. El Catecismo enseña que «…la miseria humana atrae la compasión de Cristo Salvador […]. También por ello, los oprimidos por la miseria son objeto de un amor de preferenciade parte de la Iglesia» (2448).

Las obras corporales de misericordia son un plan para que cada uno de nosotros compartamos en el ministerio de Jesús. Como santa Teresa de Ávila nos recuerda: «Cristo no tiene otro cuerpo que el tuyo; no tiene manos ni pies en la tierra, excepto los tuyos. Tuyos son los ojos a través de los cuales él mira a este mundo con compasión. Tuyas son las manos con las que él bendice a todo el mundo». Acciones, como alimentar al hambriento, dar de beber al sediento, dar albergue al que no lo tiene, visitar al enfermo y enterrar al muerto son todas acciones que extienden la compasión y la misericordia de Dios.

La base bíblica para las obras de misericordia son establecidas en Mateo 25 cuando Jesús nos recuerda que al alimentar al hambriento, dar de beber al sediento, visitar al enfermo y encarcelado, lo estamos haciendo por él. Las obras de misericordia no son opcionales sino esenciales para vivir la vida cristiana de santidad y bondad. Estamos no sólo para recibir la misericordia de Dios sino para utilizarla siendo misericordiosos con otros a través de nuestras acciones.– Anne Ayella, directora diocesana, Catholic Relief Services

Cómo vivirloDiscierna las formas en que Dios lo está llamando a integrar más profundamente las obras corporales de misericordia en su vida. Aquí están las siete: alimentar al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, albergar al desamparado, visitar al enfermo, visitar al encarcelado, enterrar al fallecido.

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Cita de Tradición Católica

«No puedes pensar en los demás como si fuesen números o escalones, para que tú puedas subir; o masa, para ser exaltada o humillada, adulada o despreciada, según los casos. Piensa en los demás —antes que nada, en los que están a tu lado— como en lo que son: hijos de Dios, con toda la dignidad de ese título maravilloso.

Hemos de portarnos como hijos de Dios con los hijos de Dios: el nuestro ha de ser un amor sacrificado, diario, hecho de mil detalles de comprensión, de sacrificio silencioso, de entrega que no se nota. Este es el bonus odor Christi, -el buen olor de Cristo- el que hacía decir a los que vivían entre nuestros primeros hermanos en la fe: ¡Mirad cómo se aman!» -San Josemaría Escriva

Lectura recomendada para el mes: Amar con obras; a Dios y a los hombres, Fernando Ocariz

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SEPTIEMBRE del 2016: Perdonando a otros

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Año del Jubileo de la Misericordia - perdonando a otros

Sin lugar a dudas nos regocijamos en nuestra creencia de que Dios es «rico en misericordia» (Ef 2:4). Nos gusta meditar sobre la sabiduría de los santos por ejemplo la de san Francisco de Asís: «…que los que se acerquen a ti encuentren ojos de misericordia…», y en la popular cita: «Perdonar es liberar a un prisionero y descubrir que el prisionero eras tú» por L. Smedes. Luego viene el momento cuando debemos ejercitar nuestros músculos espirituales y realmente perdonar. ¡Huy! ¡Primero tenemos que enfrentar ese revoltijo de emociones, la mezcla de tristeza y enojo que nos sitúa de lleno en un estado de falta de perdón! Y luego necesitamos sumergirnos en el proceso de perdonar de maneras específicas.

A la luz de este Año de la Misericordia es fascinante notar cuando Jesús dice, «amen a sus enemigos», él sigue inmediatamente con, «háganles el bien», para que no perdamos el punto. «Hacer el bien» significa ver más allá del dolor suyo y del mal causado a la humanidad de ellos. Significa verlos como hijos de Dios y entender que hay algo torcido dentro (pecado) que está relacionado con lo que hacen. «Hacer el bien» significa que usted promueve y desea su recuperación a pesar de la manera en que lo han tratado; que usted da el primer paso; que usted envía el correo electrónico, hace la llamada telefónica, hace el contacto; que usted cierra la brecha al «orar por ellos» y pedirle a Dios que los bendiga. He aquí un pequeño ejercicio de perdón: ¡Qué el SEÑOR te bendiga y te guarde, (nombre del enemigo)! ¡Qué el SEÑOR haga resplandecer su rostro sobre ti, ___! ¡Qué el SEÑOR te mire con buenos ojos, ______, y te dé paz! (Núm 6:24-26).

-Hna. J. Sheila Galligan, IHM, profesora de teología, Immaculata University

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Cita de Tradición Católica

“¡Cómo es difícil muchas veces perdonar! Y, sin embargo, el perdón es el instrumento puesto en nuestras frágiles manos para alcanzar la serenidad del corazón. Dejar caer el rencor, la rabia, la violencia y la venganza son condiciones necesarias para vivir felices”. Mensaje del papa Francisco para la XXXI Jornada Mundial de la Juventud 2016.

“El perdón es una fuerza que resucita a una vida nueva e infunde el valor para mirar el futuro con esperanza”. Bula Misericordiae Vultus, n.10

Lectura recomendada para el mes: La Alegría del Perdón, Fr. P. Ángel Peña

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OCTUBRE del 2016: La Iglesia de la misericordia

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Reflexión para el boletín Esta reflexión para el boletín está hecha para caber en una columna de un boletín de parroquia.

El Año del Jubileo de la Misericordia – La Iglesia de la misericordia

«… uno de los soldados le abrió el costado con la lanza, y al instante salió sangre y agua» – Jn 19:34.

A través de los tiempos, la Iglesia ha entendido este momento en la vida de Cristo como el nacimiento de la Iglesia. San Juan Crisóstomo (siglo 4) explica, «agua y sangre simbolizaban el bautismo y la Santa Eucaristía. De estos dos sacramentos la Iglesia nace». Al mismo tiempo, vemos en la sangre y el agua que fluyen del corazón traspasado de Jesús un símbolo perfecto de la misericordia infinita de Dios.

En esta escena del corazón de Jesús siendo traspasado por nosotros, encontramos simultáneamente una revelación de los sacramentos de la Iglesia y una revelación de la Divina Misericordia. El hecho de que misericordia y sacramento se revelan en el mismo momento nos permite comprender que los sacramentos son encuentros con la misericordia de Dios.

El Año Santo es un buen momento para considerar cuánto actualmente experimentamos esta verdad. Muchas veces nos acercamos a los sacramentos de rutina, sin saber por qué los estamos recibiendo y sin realmente sentir que tienen algún efecto en nuestras vidas. Pero si los sacramentos verdaderamente fluyen desde el corazón misericordioso de Jesucristo, entonces la recepción de los sacramentos debe ser –¡cada vez!– un momento profundamente transformativo.

Vamos a pasar este tiempo de gracia pidiendo a Dios que desate el poder de los sacramentos para nosotros y así experimentar cómo verdaderamente son, un encuentro con el asombroso, impactante misericordioso amor del corazón de Dios que puede cambiar la vida. -Meghan Cokeley, Oficina para la Nueva Evangelización, Arquidiócesis de Filadelfia

Cómo vivirloDurante el Año de la Misericordia, pida a Dios la gracia para experimentar los sacramentos como son realmente. Haga un esfuerzo para ser más abierto y atento cada vez que reciba la Sagrada Comunión o vaya a la confesión. Estudie enseñanzas hermosas de los sacramentos. Trabaje en eliminar de su vida el pecado que podría «obstruir» su capacidad para recibir los efectos de los sacramentos.

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Cita de Tradición Católica“Y el Señor Jesús, también en nuestra vida personal nos acompaña: con los Sacramentos. El Sacramento no es un rito mágico: es un encuentro con Jesucristo, nos encontramos con el Señor. Es Él el que está a nuestro lado y nos acompaña.” -Papa Francisco

Lectura recomendada para el mes: La Iglesia de la misericordia, Papa Francisco

Page 13: for the Jubilee Year of Mercy...En la proclamación de un Año de Jubileo de la Misericordia, el Santo Padre ha ejercido la autoridad dada a él por Jesucristo (Mt 16:19) y abrió

NOVIEMBRE del 2016: Dios el Padre, rico en misericordia

Arquidiócesis de Filadelfia · archphila.org/Mercy · Año del Jubileo de la Misericordia

Reflexión para el boletín Esta reflexión para el boletín está hecha para caber en una columna de un boletín de parroquia.

Año Jubilar de la Misericordia – Dios el Padre, rico en misericordia

El director del centro cristiano de rehabilitación explicaba su enfoque. «Aquí no hablamos acerca de Dios el Padre —él dijo. Los padres tienen muy mala fama. En vez de amar a sus familias bien, muchos han abandonado sus familias, o son abusivos; “padre” trae malos recuerdos. Así que, aquí, se trata de Jesús durante meses hasta que estén listos para escuchar».

¡Qué tragedia! Como otros muchos pueden atestiguar, los padres que cumplen con su llamado —incluso si no son perfectos— nos ayudan a ver el rostro de nuestro Padre celestial. Los mejores padres, que toman como modelo el amor de Dios por sus hijos, son fieles, buenos y misericordiosos. Pero incluso cuando no lo son, Dios el Padre es todas estas cosas. Él es amor, y su misericordia no tiene fin.

¿Qué significa eso? Cuando Dios se reveló a Moisés en la zarza ardiente, no solo dijo, «yo SOY». Él empezó a explicar: «He visto» las aflicciones de mi pueblo dijo. «He oído» su llanto. «Yo conozco» su sufrimiento, y «he bajado» para liberarlo.

¡Eso es misericordia! En latín, misericordia: «corazón desdichado». El padre George Kosicki, CSB, lo describe como «sentir un dolor en su corazón por las desdichas de otro y esforzarse para hacer algo acerca de su dolor». Dios es el mismo hoy día. Él ve nuestra necesidad, oye nuestro clamor, conoce nuestros sufrimientos y ha bajado para liberarnos. Su misericordia nunca finaliza.

Muchas personas tienen «heridas de padre.» Anhelamos que alguien pueda vernos y oírnos y conocernos —y nos ame incondicionalmente. Nuestros propios padres pueden quedarse cortos, ¡pero Dios no se queda corto! Es el Padre por excelencia. Y porque él es quien es, porque él prodiga su misericordia en nosotros, podemos ser misericordiosos. -Sarah Christmyer, parroquia San Norberto Paoli, autora católica y oradora.

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Cita de Tradición CatólicaDios es un Padre que nunca abandona a sus hijos, un Padre amoroso que apoya, ayuda, acoge, perdona y salva, con una fidelidad que supera inmensamente a la de los hombres, para abrirse a dimensiones de eternidad. "Porque su amor es para siempre", como sigue repitiendo como una letanía, en cada verso, el salmo 136 a través de la historia de la salvación. El amor de Dios nunca falla, no se cansa de nosotros; es el amor el que da hasta el extremo, hasta el sacrificio de su Hijo. La fe nos da una certeza, que se convierte en una roca para la construcción de nuestras vidas: podemos afrontar todos los momentos de dificultad y de peligro, la experiencia de lo oscuro de la crisis y del tiempo del dolor, apoyados por la fe de que Dios no nos deja solos y siempre está cerca, para salvarnos y llevarnos a la vida eterna. Es en el Señor Jesús, donde se muestra plenamente el rostro benevolente del Padre que está en los cielos. –Papa Benedicto XVI

Lectura recomendada para el mes: Lucas: La Buena Nueva de la misericordia de Dios, Kevin Perrotta