eure (santiago) - chile_ la vocación regionalista del gobierno militar

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    EURE (Santiago)versin impresaISSN 0250-7161

    EURE (Santiago) v.26 n.77 Santiago mayo 2000

    http://dx.doi.org/10.4067/S0250-71612000007700004

    Chile: la vocacin regionalista delgobierno militar

    Sergio Boisier1

    Abstract

    The article analyzes the characteristics of the Chilean processof regionalization in order to highlight some elements thathave not been mentioned before. Reflections about public

    policies for regional development before 1973 and theagreement of the military government with regard to theregional issue, are examined from a perspective that focuseson aspects of the process that are usually not recognized. Thearticle discusses the regionalization carried out by CONARA(National Comission of Regionalization) and shows the maininstruments used in the context of regional development forthat period. Contradictions and regional conflicts (some of

    them still active) are examined along with an analyzes of thedominant regional policy during the eighties. The latter was alegacy not questioned in the transition from the autoritarian regime to the democratic one. Thearticle examines the nature of this regionalist legacy and mentions some of the most importantchallenges that the country needs to face in order to have a more inclusive, democratic andegalitarian development. This is part and parcel of the need for a regional development that iswell-directed and framed within the context of a market economy, open and decentralized, wherethe main actor is the civil society.

    Key words: Regionalization, Military Government, Regional Development

    Resumen

    El artculo examina algunas caractersticas del proceso de regionalizacin chileno, con lapretensin de sealar elementos escasamente mencionados hasta ahora. Son analizadas laspolticas pblicas de desarrollo regional previas a 1973 y el compromiso del Gobierno Militar con cuestin regional desde una perspectiva que privilegia aspectos poco conocidos del proceso. Laregionalizacin realizada por CONARA es objetivo de discusin y se muestran los principalesinstrumentos, de distinto orden, usados en el contexto del desarrollo regional de la poca. Lascontradicciones y los conflictos regionales (algunos todava vigentes) son mostrados,conjuntamente con el anlisis de la poltica regional dominante durante los aos ochenta, enbuena medida una herencia no cuestionada por la Transicin desde el autoritarismo a lademocracia. Se examina precisamente la naturaleza de la "herencia" regionalista y se mencionansolamente algunos de los desafos ms importantes que el pas deber superar si efectivamente sdesea lograr un desarrollo ms inclusivo, democrtico y equitativo, cuestin que pasa,inexorablemente, por un bien direccionado esfuerzo de desarrollo regional en el marco de una

    http://-/?-http://www.scielo.cl/scieloOrg/php/articleXML.php?pid=S0250-71612000007700004&lang=eshttp://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_serial&pid=0250-7161&lng=es&nrm=isohttp://www.scielo.cl/scielo.php?lng=eshttp://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_issuetoc&pid=0250-716120000077&lng=es&nrm=isohttp://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0250-71612000007700003&lng=es&nrm=isohttp://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0250-71612000007700005&lng=es&nrm=isohttp://www.scielo.cl/cgi-bin/wxis.exe/iah/?IsisScript=iah/iah.xis&base=article%5Edeure&index=AU&format=iso.pft&lang=e&limit=0250-7161http://www.scielo.cl/scielo.php?lng=eshttp://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_alphabetic&lng=es&nrm=isohttp://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_serial&pid=0250-7161&lng=es&nrm=isohttp://www.scielo.cl/cgi-bin/wxis.exe/iah/?IsisScript=iah/iah.xis&base=article%5Edeure&format=iso.pft&lang=e&limit=0250-7161http://www.scielo.cl/cgi-bin/wxis.exe/iah/?IsisScript=iah/iah.xis&base=article%5Edeure&index=KW&format=iso.pft&lang=e&limit=0250-7161http://www.scielo.cl/cgi-bin/wxis.exe/iah/?IsisScript=iah/iah.xis&base=article%5Edeure&index=AU&format=iso.pft&lang=e&limit=0250-7161http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0250-71612000007700005&lng=es&nrm=isohttp://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0250-71612000007700003&lng=es&nrm=isohttp://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_issuetoc&pid=0250-716120000077&lng=es&nrm=isohttp://www.scielo.cl/scielo.php?lng=eshttp://-/?-http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_serial&pid=0250-7161&lng=es&nrm=isohttp://www.mendeley.com/import/?url=http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext%26pid=S0250-71612000007700004%26lng=es%26nrm=iso%26tlng=eshttp://www.scielo.cl/scieloOrg/php/articleXML.php?pid=S0250-71612000007700004&lang=eshttp://www.addthis.com/bookmark.php?v=250&username=xa-4c347ee4422c56dfhttp://www.addthis.com/bookmark.php?v=250&username=xa-4c347ee4422c56df
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    economa de mercado, abierta y crecientemente descentralizada, en la cual el actor principal es lasociedad civil.

    Palabras clave: Regionalizacin, Gobierno militar, Desarrollo regional

    1Estudio realizado por encargo de la Corporacin Tiempo 2000.

    "Un gobierno fuerte, centralizador,.

    Diego Portal

    I. EL CENTRALISMO: UN SELLO DE AGUA EN EL ACTA DE NACIMIENTO DEL ESTADO

    Se ha sealado en muchas oportunidades que Chile constituye una suerte de epifenmeno del centralismolatinoamericano. Las causales apuntan a cuestiones de diverso orden, desde la configuracin geomorfolgica dterritorio nacional, pasando por la dificultad de espaoles primero y de chilenos despus para establecer lasoberana del Estado sobre la totalidad del territorio, a causa de la tenaz resistencia araucana. Por cierto, semencionan con frecuencia, adems, las guerras externas que provocaron la anexin de importantes territoriosde manera tal que slo a partir de la tercera dcada de este siglo queda configurado el territorio nacional talcomo hoy se le conoce, despus de resuelto el plebiscito sobre Tacna y Arica e iniciada la real colonizacin deAysn. Se agrega todava un asunto por dems importante: la herencia jurdica y administrativa espaola,heredera, a su turno, del centralismo borbnico francs.

    Planteado este juicio general, ac se sostendr que el centralismo chileno se asienta entonces, en verdad, en

    cinco elementos que, a su vez, se inscriben en los factores que C. Vliz (1984) anotaba como explicativos de la"tradicin centralista" de Amrica Latina (ausencia de un fenmeno poltico equivalente a la RevolucinFrancesa, ausencia de un fenmeno social como la Revolucin Industrial, ausencia de relaciones feudales yausencia de pluralidad religiosa).

    Estos cinco elementos que parecen haber operado "detrs" del centralismo nacional seran: i) el modeloborbnico de concepcin de la soberana y en consecuencia, de la organizacin del Estado y de la administracipblica ii) la situacin de guerra que casi en forma permanente afect a Chile desde la Conquista hasta finesdel siglo XIX iii) la influencia del Ministro Diego Portales a partir de los aos treinta del siglo XIX, con justiciaconsiderado el "forjador del Estado-Nacin" iv) la modernizacin decimonnica a partir de la dcada de lossesenta, y v) el proceso de migracin rural/urbana en los treinta, cuarenta y cincuenta de este siglo.

    Una breve referencia a cada uno de estos elementos es suficiente.

    La dinasta borbnica introdujo en Espaa el cambio del destinatario de la soberana, siempre de origen divinodesde el "pueblo" al monarca. Era el "pueblo" el que delegaba la soberana en el monarca, a travs de cuerposintermedios, que pierden casi su razn de existir al ser directamente el monarca el depositario de la soberanaLa monarqua adquiri caracteres patrimonialistas y perdieron relevancia las instituciones intermedias entre,como se dira hoy, la sociedad civil y el poder central. Esto configur un marco propicio para el ejercicio de lacentralizacin.

    Como es bien conocido, Chile result ser una especie de presente griego para la corona espaola, debidosimultneamente a su relativa pobreza y a la belicosidad del pueblo araucano, al punto que ya a comienzos desiglo XVII se constituye un ejrcito profesional. El conflicto se traslada al Estado chileno despus de laIndependencia, Estado que adems asume guerras externas hasta casi el trmino del siglo XIX. Obviamente, umanejo centralizado del Estado es una necesidad en tiempos de guerra.

    No menos conocido es la forma cmo el Ministro Portales consolid el centralismo chileno. De hecho, Portalesconsolida el Estado chileno con un rgimen presidencial autoritario centralista que en lo formal se extenderadesde 1833 hasta 1891, pero cuya influencia intelectual perdurar hasta la Constitucin de 1980 inclusive.Portales hizo de los intendentes la pieza clave del centralismo, al transformarlos en agentes directos delPresidente de la Repblica, nombrados por l, responsables ante l, y ocupados, ante todo, de ejecutar susrdenes en el territorio a su cargo. Es de propia mano del Ministro la redaccin en la Constitucin de 1833 (yreproducido en todas sus versiones posteriores), del artculo que define a los intendentes como agentesnaturales e inmediatos del Presidente de la Repblica. La personalidad autoritaria, civilista y paternalista dePortales queda bien reflejada en una carta a J. M. Cea:

    Un gobierno fuerte, centralizador, cuyos hombres sean verdaderos modelos de virtud y patriotismo y asenderezar a los ciudadanos por el camino del orden y las virtudes. Cuando se hayan moralizado, vengael gobierno completamente liberal, libre y lleno de ideales, donde tengan parte todos los ciudadanos. Eses lo que yo pienso y todo hombre de mediano criterio pensar igual.

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    Las tendencias liberales modernizadoras que se entronizan en Chile en los ltimos decenios del siglo XIXintrodujeron una lamentable confusin entre democracia, igualdad y homogeneidad. Confundida la democraccon una "sociedad de iguales", no fue difcil confundir tambin igualdad con homogeneidad, en cuyo caso, unEstado nacional fuerte y centralizadoera el mejor instrumento de modernizacin. En aras de lahomogeneidad, confundida con la igualdad y confundida esta con la democracia, el Estado aplast losparticularismos territoriales e impuso un modelo de sociedad uniforme, que tuvo sus virtudes en laconstruccin del Estado-Nacin, pero al costo de instaurar una cultura nacional ms extranjerizante queautctona y un modelo de relaciones sociales extremadamente centralizado. De Arica a Magallanes el pasparece ser uniforme, pero en verdad dista de serlo.

    Finalmente, los intensos procesos de migracin rural-urbana en las dcadas de los treinta, cuarenta y cincuena su vez producto de fenmenos ms profundos, tomaron forma, tal como lo sealara brillantemente JorgeAhumada, sin un paralelo proceso de educacin cvica. El campesino, habituado a centurias de inquilinaje, habdesarrollado una cultura de dependencia del padre-patrn, el dueo de la hacienda y proveedor de servicios.Trasladado a la gran ciudad y en su desamparo, el campesino recrea la figura del padre-patrn en la nuevafigura del padre-Estado, sin modificar su trasfondo cultural. Esta situacin representar, adems, un verdaderregalo para la naciente y creciente burocracia que, alimentando esta cultura, se legtima a s misma.

    Por todas estas razones es que bien se puede hablar de una verdadera cultura centralista en Chile, cultura quehoy se presenta como uno de los grandes escollos para avanzar a un modelo de relaciones sociales mssubsidiario, descentralizado y basado en la auto-responsabilidad. Es una ilusin pensar que en Chile el soloimperio de la ley producir la descentralizacin.

    Hay varios excelentes estudios acerca de la "herencia centralista" de Chile entre otros, por su directa relacincon el tema de este documento, vale la pena examinar el de Luz Bulnes (1988), el de Ceballos (1990) y el deVillalobos (1988), este ltimo desde un punto de vista ms histrico.

    II. POLTICAS PBLICAS DE DESARROLLO REGIONAL DESCENTRALIZADO HASTA 1973

    Chile no escapa a lo que parece ser una regla general en Amrica Latina: la importancia de catstrofesnaturales en la generacin de polticas de desarrollo regional.2 En el caso chileno ser el terremoto de Chilln desastre que da inicio a un desarrollo regional impulsado por la CORFO3 de todos modos, hay que esperar unsegundo gran desastre natural, los terremotos y maremotos de mayo de 1960 para que de este fenmeno surjya en forma ms explcita, una poltica estatal de desarrollo regional. Este esfuerzo inicial tendr comoelementos centrales, por un lado, el establecimiento de los COMITES PROVINCIALES DE DESARROLLO cuyopropsito era "...equilibrar el desarrollo econmico del pas, eliminar los focos de centralismo, la concentraciproductiva y el crecimiento dispar de las diversas regiones del pas" y, por otro lado, los estudios realizados aamparo del Convenio CORFO-Universidad de Chile, que constituiran la semilla de los trabajos ejecutadosposteriormente en la ODEPLAN .

    Segn Boisier (1993), la campaa presidencial de 1964, que culminara con el triunfo de Eduardo Frei Montalvaya inclua por primera vez en la historia de Chile pronunciamientos programticos en torno al desarrolloregional y a la descentralizacin, bajo la poderosa influencia intelectual de Jorge Ahumada, cuyo clsico libro Evez de la miseria se haba convertido en el documento programtico de Frei.

    El Gobierno de Frei crea la Oficina de Planificacin Nacional (ODEPLAN) y traspasa a su novsima Subdireccinde Planificacin Regional las tareas respectivas en manos de la CORFO, inicindose as un perodo de notablecreatividad en la formulacin de polticas pblicas de desarrollo regional. La descentralizacin, si bienbalbuceante y ni siquiera bien conceptualizada se instala en el centro mismo de la cuestin regional. Un cuartode siglo despus, el documento principal producido en esa poca (Poltica de Desarrollo Nacional. Directivas

    Nacionales y Regionales) mantiene buena parte de su validez metodolgica.Una muy reciente conceptualizacin acerca de las polticas regionales (en un contexto de globalizacin, escierto) las define como "una matriz de polticas pblicas conformada por tres vectores: ordenamiento territoriadescentralizacin, fomento al crecimiento y al desarrollo".4 La poltica regional del Gobierno de Frei fue, entrminos de esta conceptualizacin, principalmente una poltica de fomento al crecimiento econmico regionalSe expres mediante la identificacin clara de sus objetivos, as como el establecimiento de prioridadesregionales, a travs de la definicin de los polos de crecimiento como ubicaciones prioritarias para eldesarrrollo integrado urbano regional delimitacin de regiones, proposicin de organismos regionales tanto decoordinacin como de ejecucin y mediante estatutos especiales para ciertas regiones. Fue, fundamentalmenteun esfuerzo, de no escaso xito, por regionalizar el desarrollo sectorial. Entre otros, Achurra (1978) y Boisier(1981) han revisado en detalle esta experiencia.

    La poltica de desarrollo regional de la administracin Allende debe ser entendida, y casi todos los aspectos de

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    dicha administracin, como un intento no acabado, ciertamente frustrado, de alterar radicalmente el sistema yel estilo de desarrollo del pas. Segn Galilea (1990): "La administracin Allende contina con las tareas propiade la planificacin regional, esbozando diversos cambios que intentan ser congruentes con el proyecto polticode movilizacin social y transicin al socialismo de la Unidad Popular...".

    No es el propsito ahora de entrar a un anlisis detallado de este perodo, pero la cuestin era bastante mscompleja que lo que la cita precedente deja entrever en este campo, como en otros, se desat una lucha entrposturas radicales que atribuan la configuracin econmica territorial de Chile al capitalismo exclusivamente,como Bedrack (1974), y otros ms cautos que evitaban interpretaciones mecanicistas, como, por ejemplo,Cavada, Marinovic y Rocha (1972).

    III. LA DESCENTRALIZACIN Y LA PLANIFICACIN REGIONAL: DOS APARENTES ANOMALAS EN EL BIENESTRUCTURADO DISCURSO DESARROLLISTA DEL GOBIERNO MILITAR

    El Gobierno Militar que asume el poder total en 1973 representa el rompimiento drstico con el estilo dedesarrollo que el pas haba venido siguiendocon las naturales diferencias emanadas de los distintos grupospolticos que acceden al poder desde prcticamente fines de la dcada de los veinte. Estilo que, entre suscaractersticas principales, mostr una asincrona creciente entre el desarrollo social y poltico y el crecimientoeconmico del pas. El rompimiento es totalizante y radical y busca una vez ms en la historia de Chile crearuna situacin de irreversibilidad social mediante la desarticulacin de las estructuras econmicas, polticas,sociales, sindicales y culturales del pas, a fin de construir una nueva sociedad. Si esa era verdaderamente laintencin, un cuarto de siglo despus puede verificarse un nivel de logro muy considerable. El pas vivi unarevolucin en el amplio sentido del trmino.

    Dentro del marco general de la doctrina de la "Seguridad Nacional", el Gobierno define su accin (Declaracinde Principios del Gobierno de Chile), como antimarxista, nacionalista y autoritaria.5 Paralelamente plantea unesquema econmico completamente liberal dentro del cual se consulta la privatizacin y desnacionalizacinpaulatina de la propiedad, la apertura externa de la economa y se postula la libertad de precios de manera depermitir al sistema de precios operar como el nico mecanismo de asignacin de recursos, aunque,naturalmente, la prctica matizar paulatinamente algunos de estos predicamentos.

    En un contexto como el descrito resulta lcito pensar, en primera instancia, que la descentralizacin y laplanificacin regional constituyen verdaderas "anomalas" en un discurso, autoritario por un lado, y ultraliberapor otro. Constituye esta situacin un caso de estudio muy interesante para descubrir la racionalidad de lapoltica pblica. Cmo se explican estas aparentes anomalas?

    A manera de hiptesis ac se explorarn dos vertientes desde donde emanan las influencias que ayudarn aconfigurar esta verdadera vocacin regionalista del Gobierno Militar. Una de estas vertientes es de amplioconocimiento pblico, no as la otra.

    En primer trmino, hay que mencionar el trabajo de un grupo de economistas, quienes desde comienzos de1973 se reunan espordicamente a fin de discutir alternativas de poltica econmica, las que finalmente searticularon en un documento conocido como El Ladrillo que sirvi de basamento a la Junta Militar de Gobiernopara formular la nueva poltica econmica. Como lo seala Arturo Fontaine Aldunate (1988) al comentar laposterior publicacin, "antes del medioda del mircoles 12, los oficiales generales de las Fuerzas Armadas quejercen responsabilidades de Gobierno tendrn el plan encima de sus escritorios...".

    La propuesta en cuestin contena un fuerte alegato a favor de la descentralizacin, entendida esta en unriguroso contexto de teora econmica, es decir, entendida la descentralizacin como el marco institucional deun sistema econmico basado en el mercado y en un conjunto libre de precios que, en trminos relativos,configuraran los parmetros para la asignacin ptima de los recursos. No haba una referencia, ni cercana ni

    lejana, a la dimensin territorial de la descentralizacin.

    Textualmente (1992 62) se sealaba que la poltica de descentralizacin supone:

    1. El esclarecimiento de las funciones del Estado.

    2. Utilizacin del mercado para asignar eficientemente los recursos.

    3. Independencia administrativa de las unidades econmicas.

    4. Desarrollo de organismos intermedios.

    5. Efectiva participacin.

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    6. Simplificacin de los sistemas legales y de control estatal.

    As, el concepto de descentralizacin econmica (que no es equivalente al concepto de descentralizacin fiscase introduce en el discurso del Gobierno, hasta llegar a convertirse en una suerte de slogan y, sin solucin dcontinuidad, plasmar como una cuestin territorial, ligada a la regionalizacin.

    Hay una segunda vertiente de la cual se alimenta la vocacin regionalista en este perodo, segunda vertientetambin concretada en un documento, inicialmente entregado al Director de la ODEPLAN designado por la Juntde Gobierno (Roberto Kelly) y posteriormente procesado por la CONARA al punto de pasar, en 1974, a formarparte del texto del Manifiesto del Presidente de la Repblica con motivo de la iniciacin del proceso de

    regionalizacin del pas (11.7.74).Este documento, titulado Restauracin nacional y desarrollo regional. Bases para una poltica, fue preparado pun amplio grupo de expertos de ODEPLAN6 y su finalidad principal era, en cierto sentido, rescatar la obrarealizada en ODEPLAN en materia de planificacin regional y aprovechar, desde el punto de vista del desarrolloregional, la coyuntura de profundos cambios que se avizoraba. Textualmente se sealaba: "La etapa actual dereconstruccin y restauracin que vive Chile presenta una oportunidad inmejorable para atacar las causas defondo que determinan la forma que asume el desarrollo econmico territorial de Chile. En verdad, de noaprovecharse esta coyuntura, parece poco probable que sea posible alterar de manera significativa el patrn ddesarrollo espacial del pas" (ODEPLAN 1973).

    Aparentemente es esta la primera oportunidad en que se muestra este hecho, que tuvo, tal vez sin que lospropios autores del documento se lo propusiesen o lo imaginasen, profunda influencia posterior. Slo comoelemento de prueba se muestran a continuacin prrafos selectos del documento de ODEPLAN y del Manifiesto

    Restauracin nacional y desarrollo regional

    ...un esfuerzo importante y consciente a favor del desarrollo regional de Chile se justificacomo un medio para contribuir al logro de los siguientes objetivos bsicos y permanentesdel pas:

    1. Mayor justicia social. Se acepta en general que el concepto de justicia social puede serasimilado a la nocin de una mayor igualdad de oportunidades para todos los individuos. Es uhecho evidente que en Chile las oportunidades que se ofrecen a las personas en diferenteszonas del pas son marcadamente diferentes, lo que impide el ejercicio de una democraciaplena. A ttulo de ejemplo, pinsese en las oportunidades abiertas a una persona que vive enSantiago o en Chilo. Esto indica en trminos generales que la justicia social no puede

    alcanzarse sin una debida consideracin a las diferencias geogrficas de la estructura yfuncionamiento del aparato econmico y social.

    2. Mayor descentralizacin del sector pblico. La centralizacin de todo el sistema de toma dedecisiones del aparato estatal chileno ha alcanzado niveles que comprometen su propiaeficacia y que entraban considerablemente la iniciativa de las personas y de los grupossociales. Como la centralizacin se manifiesta tanto a lo largo de lneas funcionales como enun sentido geogrfico, no es suficiente una solucin unilateral. Cabe destacar en este sentidoque laprovincia no resulta una unidad geogrfica adecuada para este propsito, entre otrasrazones, debido al elevado nmero de ellas y al reducido tamao de algunas.

    3. Mayor seguridad nacional. El permanente proceso de concentracin econmica asentadoprincipalmente en Santiago ha impedido ocupar de manera ms racional el espacio nacional yha provocado situaciones que comprometen o que pueden llegar a comprometer tanto la

    seguridad interna como la externa del pas. As, se han mantenido espacios vacos a lo largode todo el territorio, situacin que resulta particularmente delicada en un pas de la formageogrfica de Chile, se ha generado una estructura econmica provincial considerablementeespecializada y poco diversificada, lo que transforma a las provincias en economas muyvulnerables ante conflicto internos y externos y se ha concentrado excesivamente el parqueindustrial en escasos puntos del territorio, amplindose la fragilidad de la estructuraeconmica ante un eventual conflicto externo. No resulta ocioso sealar, en este mismocontexto, que la guerrilla urbana encuentra una slida base de sustentacin en la excesivaconcentracin industrial en algunas ciudades y barrios de ellas.

    4. Mayor crecimiento econmico. Puede demostrarse que la excesiva concentracin econmic(en Santiago bsicamente) est alcanzando niveles de tal magnitud, que obliga a distraercuantiosos recursos en obras urbanas (el Metro es un buen ejemplo) que obviamente tendran

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    una rentabilidad social mayor si fuesen invertidos en actividades productivas en la periferia.De esta forma, la concentracin excesiva limita las posibilidades de crecimiento econmicoms acelerado.

    5. Mayor unidad nacional. El logro de ciertos objetivos trascendentes de carcter nacional,como puede ser el crecimiento econmico acelerado, el control del proceso inflacionario, lareduccin de la dependencia externa del pas, exige no pocos sacrificios por parte de lacomunidad nacional. Esto no puede lograrse sin mediar un nivel mnimo de consenso social yde cohesin social en torno a tales objetivos. Estos procesos de consenso y cohesin puedenser generados con mayor facilidad si se utiliza un marco geogrfico de referencia intermedio

    entre el pas como un todo (unidad que resulta demasiado grande para concitar eficazmente lcolaboracin de la comunidad) y la localidad o la provincia por otro lado, demasiado pequeay de lealtades demasiado locales para garantizar la eficacia de tales procesos. La reginaparece as como una unidad territorial adecuada para los propsitos anteriores".

    Manifiesto de la regionalizacin

    1) Este proceso de integracin nacional slo puede lograrse a travs de: a) Un equilibrioentre el aprovechamiento de los recursos naturales, la distribucin geogrfica de lapoblacin y la seguridad nacional, de manera que se establezcan las bases para unaocupacin ms efectiva y racional del territorio nacional b) Una participacin real de lapoblacin en la definicin de su propio destino, contribuyendo y comprometindose,adems, con los objetivos superiores de su regin y del pas, y c) Una igualdad de

    oportunidades para alcanzar los beneficios que reportar el proceso de desarrollo en queest empeado el gobierno

    2) Adems es necesario que exista un equilibrio fronterizo bien definido y el pas estslidamente cohesionado en su interior, para que sea posible a sus habitantes poder vivir yprosperar en armona y tranquilidad. Ello plantea como tarea ineludible una estrechavinculacin entre la integracin antes expresada y los objetivos propios de la seguridad delpas. No favorecen lo anterior si el pas presenta numerosos espacios vacos dentro delterritorio nacional, o si existen reas de bajo desarrollo o hay desaprovechamiento parcial delos recursos en determinadas regiones. Asimismo, la excesiva migracin rural-urbana creaalrededor de las metrpolis cinturones de poblaciones marginales, donde proliferanciudadanos frustrados, proclives a la delincuencia, a aceptar ideas forneas o a la subversin

    3) Por otra parte, las metas del desarrollo econmico y social requieren de una mejor

    utilizacin del territorio y de sus recursos.

    4) La excesiva concentracin econmica en algunas ciudades del pas, especialmente en Santiago, alcanzhoy niveles de tal magnitud, que obliga a distraer cuantiosos recursos en obras urbanas, que obviamentetendran una rentabilidad social mayor si fuesen invertidos en actividades productivas que permitiran uncrecimiento econmico ms acelerado y regionalmente equilibrado.7

    Sera de todos modos presuntuoso pensar que el solo documento de la ODEPLAN hubiese tenido la capacidadpara generar la "vocacin regionalista" en cuestin. En verdad, el documento encontr un terreno culturalmentabonado entre los militares, puesto que el concepto de territorio es a la cultura de los militares lo que elmercado es a la cultura de los economistas, es decir, el espacio profesional por naturaleza. A esto se agrega,adicionalmente, el hecho de que muchos de los altos mandos haban sido instruidos, aqu y en el exterior, en ldoctrina de la "seguridad nacional" con un fuerte componente de geopoltica (y de "darwinismo social" se podr

    aadir). La geopoltica tiene ms que puntos de contacto con la planificacin regional en realidad posee amplireas de traslapo, de forma que no result difcil, para un sector militar (particularmente el sector que daraforma a la CONARA) entender y aceptar el trabajo previo de la ODEPLAN en esta materia, mxime cuando elcontacto histrico y el trabajo conjunto con el alto mando haba sido rutinario en el pasado.

    Fue la Comisin Nacional de la Reforma Administrativa (CONARA) el organismo responsable de la crecienteasociacin entre las ideas de descentralizacin y de planificacin regional del desarrollo, una asociacin quesobrevivir al embate que el "ncleo duro de los Chicago Boys" harn a la idea de planificacin, a fines de ladcada de los setenta.

    IV. LA REGIONALIZACIN DE LA CONARA: ALGO MS QUE UN MERO AJUSTE?

    El Gobierno Militar encarg a la CONARA la tarea (histrica) de ir a la reorganizacin de la divisin poltico-administrativa del pas y de los sistemas de Gobierno y Administracin Interior. Producto de ello fueron los

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    Decretos Leyes 573 y 575 de 1974 que establecieron la regionalizacin actual. Posteriormente se modificaranlos Decretos Leyes N 1230 y 1317 de 1975, a fin de establecer la divisin provincial y en 1976 entra enoperacin el Decreto Ley 1289, referido a la divisin comunal.

    Una comparacin superficial del "mapa regional" pre y post 1973 probablemente abonara la tesis de que laregionalizacin de la CONARA fue simplemente un ajuste de la regionalizacin existente. x

    En el cuadro anterior(tercera columna) figuran entre parntesis las nuevas provincias. Como puedeapreciarse, en principio, las modificaciones a la regionalizacin vigente a 1973 seran pocas: separacin de laProvincia de Coquimbo para dar origen a la Cuarta Regin, incorporacin del Departamento de San Antonio ala Provincia de Valparaso y a la regin respectiva, separacin de la Provincia de Malleco de su antigua regin

    para conformar con Cautn la actual Novena Regin, la agrupacin de las Provincias de Valdivia y de Osornocon Llanquihue, Chilo y (posteriormente) Palena, para configurar la actual Dcima Regin, la transformacinde la Provincia de Aysn en la Dcimo Primera Regin y, como es obvio y ya implcito, la secesin delDepartamento de San Antonio de la Regin Metropolitana.

    Pero una lectura como esa sera incompleta. Ms que un mero ajuste, la CONARA formul, aunqueparcialmente, un nuevo ordenamiento territorial del pas. Lo que la teora de la modernizacin social habarecomendado, por boca de los regionalistas de los aos sesenta, es decir, un nuevo ordenamiento territorialpara acelerar la integracin nacional, a fin de hacer ms rpido el proceso de modernizacin (detenido pormuchas ataduras, entre ellas, una arcaica divisin poltico-administrativa, segn se deca), fue ejecutado por lmilitares, aprovechando un contexto en el cual pedir y considerar la opinin ajena no contaba mucho. Enrealidad, todava sigue siendo este perodo el nico con respecto al cual se puede hablar de la existencia de unpoltica de ordenamiento territorial, uno de los tres vectores que configura una moderna poltica regional.

    Hubo una racionalidad detrs de este intento de reordenamiento territorial? Sin duda se aplicarondeterminados criterios como requisitos para configurar las regiones y se incorpor el importante concepto demicrorregin a nivel provincial. Segn se establece en la documentacin pertinente, los requisitos de una regifueron los siguientes:

    1) Cada unidad regional debera actuar con una dotacin de recursos naturales que avalara unaperspectiva de desarrollo econmico de amplia base, compatible con el ritmo de crecimiento que sedesea imprimir al pas

    2) Deba poseer una estructura urbano-rural que garantizara un nivel de servicios bsicos a la poblacinregional y, adems, contar con un lugar central que actuara como ncleo de las actividades econmicas sociales para orientar la dinmica de crecimiento

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    3) Es necesario, dirase imprescindible, que exista una base poblacional suficiente para impulsar eldesarrollo, actuando como fuerza de trabajo y mercado de consumo

    4) Adems es indispensable que su delimitacin geogrfica contemple los objetivos de la seguridadnacional en armona con las metas de desarrollo regional y nacional

    5) Y finalmente, el tamao de las regiones debe ser tal, que facilite la eficiencia desde el punto de vistade la administracin territorial y el manejo de recursos

    6) Pero estos criterios tcnicos deben tambin acompaarse con un conjunto de medidas y normas quepermitan su adecuada administracin y gobierno. Por eso es que conjuntamente con la nueva divisinterritorial se han resuelto profundas modificaciones al rgimen de Gobierno y Administracin Interior

    7) En cada regin se establece una nueva institucionalidad homognea y equivalente, basada en elprincipio de la desconcentracin del poder y la descentralizacin administrativa, debidamente integrada asistema nacional de planificacin y al proceso de toma de decisiones (CONARA 1976, 12).

    La definicin de las nuevas provincias, sobre la base de las veinticinco antiguas y del nivel departamental(ahora suprimido) se ajust al concepto de microrregin, definido como "un mbito geogrfico con un destinoproductivo caracterstico y predominante, dentro del cual existe una estructuracin de entidades de poblacin

    jerarquizadas e intercomunicadas con su centro urbano principal, mediante un sistema vial concurrente aeste, sistema vial que funciona dentro de un ptimo de distancia-tiempo, en consideracin de la frecuencia dlas actividades habituales de la poblacin y, particularmente, en relacin con el equipamiento urbano.

    As, entre regin y microrregin no hay, por tanto, una simple diferencia de tamao, es decir, no se trata delmismo elemento territorial visto en dos escalas. Las diferencias entre ambas son bsicas y de sus respectivoscontenidos se deduce que la microrregin debe desarrollarse intensificando su produccin tpica en cambio laregin lo har sobre la base de integrar diversos sectores de la produccin, representados por lasmicroregiones.

    Si bien los requisitos regionales no eran muy diferentes de los criterios utilizados en la primera regionalizacinhecha durante la Administracin Frei Montalva, tal como fueron planteados por Sthr (1969), el trabajorealizado por la CONARA fue bastante ms "fino" que lo efectuado anteriormente. Ms an, como se dijo, ac sest al frente de un intento casi completo de definicin de una verdadera poltica de ordenamiento territorial,puesto que se hace un nuevo arreglo poltico-administrativo, crendose (desde el punto de vista de suinstitucionalidad) una nueva categora (la regin, institucionalizada mediante decreto ley), se elimina unadivisin preexistente (el departamento) y, sobre todo, se asigna a cada nivel territorial una institucionalidad

    nueva. No es necesario reproducir ac la estructura de dicha institucionalidad es fcil recordar que ella sedefina a lo largo de tres subsistemas: el subsistema participativo, el subsistema jerrquico, y el subsistematcnico y a lo ancho de cuatro niveles: nacional, regional, provincial y comunal. Era un rbol muy bien armadoen el cual el movimiento de cualquier hoja no poda pasar inadvertido.

    V. LOS INTRUMENTOS DE LA REGIONALIZACIN

    La poltica de desarrollo regional del Gobierno Militar utiliz, en su diversas versiones y a lo largo de todo elperodo de gobierno fundamentalmente siete categoras de instrumentos: 1) financieros 2) organizacionales participativos 4) de planificacin 5) de capital humano 6) sociales y 7) econmicos.

    1) Instrumentos financieros. Fueron principalmente dos: el Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR),establecido en 1975, y el Fondo Comn Municipal (FCM) creado a travs de la Ley de Rentas Municipales (D.F.LN 3036 de 1979).

    El FNDR era una idea ya planteada durante el Gobierno de Frei Montalva,8 pero el mrito de su puesta enprctica cabe al Gobierno Militar. Inicialmente se defini como una partida del presupuesto de la Nacin, demanejo regional, al cual debera destinarse a lo menos un 5% de los recursos obtenidos por ingresos tributarioy arancelarios, excluida la contribucin de bienes races (que pasara al Fondo Comn Municipal). SegnSerrano (1996), "constituye el ms potente instrumento de descentralizacin fiscal, por cuanto es el msimportante mecanismo de asignacin de inversin pblica propiamente regional: la regin decide en qu quierinvertir, formula sus proyectos y los financia por intermedio del Fondo".

    Segn la misma autora, la Constitucin Poltica y la Ley Orgnica sobre Gobierno y Administracin Regionaldefinen al FNDR como un Programa de Inversiones Pblicas para el financiamiento de proyectos deinfraestructura social y econmica, con el objeto de lograr un desarrollo regional armnico y equitativo.

    No tiene mucho sentido mostrar ahora cifras. Ms importante parece anotar tres cuestiones: inicialmente el

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    FNDR tena unpiso presupuestario, el que fue en definitiva eliminado por las comisiones redactoras de laConstitucin de 1980 con el argumento que se introduca una rigidez inconveniente en el presupuesto nacionalms importante todava es recordar que inicialmente el FNDR fue concebido como un fondo para financiarproyectos capaces de generar crecimiento econmico en las regiones, cuestin definitivamente abandonadadebido a la profundidad de la crisis de inicio de los ochenta y lamentablemente no retomada an, quedando elFNDR como una fuente de financiamiento para proyectos de pequea escala local, es decir, se transform elFNDR de una categora inicial de fondo productivo a fondo social en 1985 y como producto de esta mismasituacin, el gobierno estableci un convenio de financiamiento con el Banco Interamericano de Desarrollo (BIque se mantiene hasta hoy y que constituye actualmente el principal componente del Fondo.

    El Fondo Comn Municipal (FCM) fue establecido por la Ley de Rentas Municipales en 1979 y est concebidocomo un fondo de solidaridad inter-comunal. Sus recursos provienen fundamentalmente del pago de lascontribuciones sobre bienes races y del pago del impuesto a la circulacin de automviles y de hecho significapara muchos municipios pobres, la nica o al menos la principal fuente de recursos.

    2) Instrumentos organizacionales. Fueron cuatro los instrumentos organizacionales principales del perodo: i)las Secretaras Regionales Ministeriales (SEREMIs), rganos desconcentradosde los ministerios nacionales(salvo los Ministerios de Interior, de Defensa y de Relaciones Exteriores), estructuras entonces destinadas aexpresar regionalmente la administracin del Estado ii) las Secretaras Regionales de Planificacin yCoordinacin (SERPLAC), tambin un organismo desconcentrado de la entonces ODEPLAN, pero con un estatussuperior al resto de la Secretaras, dado su papel de "coordinacin" y su funcin como secretara tcnica delintendente iii) las Secretaras Comunales de Planificacin y Coordinacin (SECPLAC), organismo asesor ysecretara tcnica de los alcaldes iv) la Subsecretara de Desarrollo Regional y Administrativo (SUBDERE) delMinisterio del Interior. En general, como puede apreciarse, toda una estructura desconcentrada. La creacin de

    las universidades regionales debe inscribirse en este acpite, agregando que esta fue una de las decisiones macertadas y trascendentes del Gobierno Militar. Sin universidad, la regin es un cuerpo sin cerebro, se podradecir parafraseando a J. Boudeville.

    La SUBDERE, el ms potente instrumento organizacional y "el hada nodriza de la descentralizacin", tiene unahistoria curiosa. En 1984, por medio de la Ley N 18.359 se crea el cargo de Subsecretario de DesarrolloRegional y Administrativo, con funciones de coordinacin, impulso y evaluacin del desarrollo regional,provincial y local, colaborando adems con el Ministerio del Interior en las funciones de modernizacin yreforma administrativa y en las de estudio, apoyo tcnico y otras contenidas en la Ley 1.028 de 1975, as comolas que el Presidente de la Repblica determine (en el plazo de un ao). La SUBDERE se transformar as en laheredera de la CONARA. Segn ha trascendido, la creacin de este cargo habra obedecido a la necesidad degarantizar la permanencia en el crculo interior del gobierno de un alto oficial del Ejrcito, muy cercano algeneral Pinochet. En cualquier caso, como lo comenta un especialista, la SUBDERE naci "de oficio".

    3) Instrumentos participativos. Principalmente los Consejos Regionales de Desarrollo (COREDE) y los Consejosde Desarrollo Comunal (CODECO) y, secundariamente, puede anotarse la creacin de nuevos distritoselectorales concordantes con la nueva divisin poltico-administrativa del pas. Ambos consejos fueronconcebidos como estructuras corporativas, con representacin estamentaria, fuerte presencia de las FuerzasArmadas y representacin mayoritaria del sector privado. La oposicin poltica de la poca acussistemticamente de "nodemocrticos" a estos Consejos, principalmente al COREDE pas por alto en realidadque la ausencia de democracia estaba radicada en las organizaciones de base y en la forma cmo all sedesignaban los representantes en el Consejo y pas por alto tambin el hecho de que estos Consejos habansido copiados de los respectivos organismos franceses, an ms corporativos y ms ligados al Primer Ministrosin que en su pas de origen fueran acusados de poco democrticos.

    4) Instrumentos de planificacin. No deja de constituir una curiosidad el apego a la planificacin que muestra eGobierno Militar, en el campo regional y hasta 1979. Dos son los instrumentos de esta categora que mencionalos propios especialistas de ODEPLAN de la poca: los planes regionales y comunales de desarrollo y el BancoIntegrado de Proyectos (BIP). Los planes no ameritan mayores comentarios y fueron tan ineficaces como losanteriores y como los actuales.9 El BIP, por el contrario, constituy una importante innovacin, vigente hastaahora. Consiste en una base de datos que incluye todos los proyectos de inversin pblica en sus distintasetapas, a nivel sectorial y regional. El BIP ha sido un gran avance en el proceso de inversin pblica.

    5) Instrumentos de capital humano. Tambin dos instrumentos especficos, o programas, dieron forma a estacategora: por un lado, un ambicioso programa de capacitacin que incluy un elevado nmero de becas paraestudios de postgrado en el extranjero, en combinacin con el BID, la OEA y la propia Universidad Catlica deChile, as como un exitoso curso de Preparacin y Evaluacin de Proyectos (CIAPEP) contratado con la mismaUniversidad por otro, un esfuerzo ms o menos sistemtico de tecnificacin de la Administracin Pblica anivel regional y municipal.

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    6) Instrumentos sociales. Subsidios y subvenciones y gasto en infraestructura bsica dan forma a estacategora. Se trata del "Subsidio Unico Familiar y Pensiones Asistenciales", cuya regionalizacin se aprob en1986 y que operaba entregando al intendente la distribucin de los recursos entre las comunas y a los alcaldesla entrega directa del beneficio, de las "Subvenciones en Educacin y Salud", un mecanismo deacompaamiento de la municipalizacin de la educacin y salud bsica, y finalmente de la construccin deinfraestructura social bsica mediante los recursos del FNDR.

    7) Instrumentos econmicos. El Gobierno Militar adopt algunas medidas tendientes a fomentar actividades enlas cuales la inversin por parte del sector privado haba estado histricamente deprimida, ello en el marco dela simultnea apertura econmica y de eliminacin de distorsiones. Entre los instrumentos que configuran esta

    categora est la Ley de Fomento Forestal de 1974, que signific un estmulo notable para la forestacinadems, en 1985 se dicta el D.L. N 18450 de Fomento a las Obras de Riego y Drenaje, buscando aumentar lasuperficie agrcola bajo riego y mejorar el abastecimiento de agua en superficie. Tambin se establecieronsubsidios a la contratacin de mano de obra y subsidios a las inversiones, ambos para las regiones extremasdel norte y del sur del pas. Adicionalmente, en esta categora se inscribe la privatizacin de empresasregionales (una suerte de capitalismo popular en versin regional).

    VI. PIEDRAS EN EL CAMINO

    A. La insuperable contradiccin entre el discurso y la prctica descentralista

    La pretensin de insertar a plenitud la economa chilena en el comercio internacional, uno de los pilares de laestrategia econmica del Gobierno Militar, no podra haber pretendido quedar inmune a la "infeccindescentralista" que recorre el mundo. El "virus de la redistribucin del poder" infect y no poda ser de otra

    manera a Chile, puesto que la descentralizacin se ha configurado como una megatendencia universal y puestque, resulta cada da ms difcil ser competitivo con estructuras decisionales centralizadas.

    Como ya se coment, la idea descentralizadora llega a la Junta Militar vehiculizada por el documento El ladrillolo importante es que la descentralizacin adquiere carta de ciudadana regional a travs de la CONARA.Paulatinamente el discurso poltico del rgimen comenz a reiterar la idea de una descentralizacinestrechamente asociada a una propuesta de regionalizacin y de desarrollo regional, como tambin asociada aplano municipal.

    No obstante, como lo comenta Boisier (1993, op. cit.) "...este discurso estaba condenado a entrar a un callejsin salida ms temprano que tarde. Enfrentaba una contradiccin lgica entre una prdica descentralista (en lopoltico) y una realidad de un rgimen autoritario incapacitado, por ello mismo, de abrir espacios polticospropios de un proyecto descentralizador, espacios que eventualmente podran ser llenados por fuerzas distintade las que detentan el poder". Por ello y con razn, un miembro de la Junta de Gobierno (Mathei) sealaba a uimportante rotativo en 1984: "La regionalizacin est estancada".10

    El reiterado discurso supuestamente descentralista del Gobierno Militar desatar una dialctica poltica en tornal tema, que guarda no pocos puntos de semejanza con lo ocurrido en Europa, en Italia y en Franciaprincipalmente, hace varias dcadas. Ms adelante se volver sobre esto.

    B. Conflictos territoriales sectoriales y regionales

    La accin del Gobierno en materia de regionalizacin, descentralizacin y desarrollo regional no estuvo exentade conflictos. An en el contexto inicial de una dictadura, que paulatinamente se transforma en un rgimenautoritario, no resulta extrao el surgimiento de conflictos de variada naturaleza, pero que hacen del territorioun referente importante del propio conflicto.

    Hay que distinguir entre conflictos en las regiones y conflictos de las regiones. El Gobierno Militar enfrentconflictos de ambos tipos, incluso uno de ellos, todava persiste.

    Por un lado se produjeron conflictos conproductores, que por la naturaleza de sus actividades productivas,localizaciones bien especficas dictadas por disponibilidades de recursos naturales, suelen asumir o suelenpresentarse como conflictos regionales, aunque se trata en realidad de conflictos sectoriales territorializados.Se hace referencia ac a los conocidos "enfrentamientos" entre el Gobierno y los productores de trigo en uncaso y los productores de leche en otro, productos ubicados preferentemente en las Regiones de La Araucana de Los Lagos. En realidad estos conflictos no cuestionaban asuntos centrales de la poltica regional, sinofundamentalmente la poltica de precios y arancelaria.

    Por otro lado se produjeron conflictos verdaderamente regionales, en un caso de alcance nacional y en otros dalcance ms localizado.

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    Tal vez el ms curioso fue el protagonizado por la totalidad de los intendentes en 1977 durante la reunin anuacon Pinochet, una prctica interesante establecida en 1975. Como se recordar, en aquella oportunidad losintendentes formaron una suerte de Santa Alianza en contra de la poltica econmica, que en regiones mostrabde una manera muy ntida, cruel, el costo social del ajuste estructural. Ese conflicto fue abortado por el propiogeneral Pinochet quien, como tambin se recordar, les enrostr a los intendentes su postura a travs de lafamosa frase que, ciertamente, no fue dicha en tono amable: "Recuerden los seores Intendentes que sonrepresentantes del Presidente de la Repblica en las regiones y no representantes de las regiones ante elPresidente!"

    Los dos conflictos propiamente regionales de mayor significacin fueron el conflicto en torno al Proyecto Astilla

    Chilo, un conflicto "ganado" por la comunidad regional, y el conflicto todava vigente en torno a la demandapor la regionalidad de la Provincia de Valdivia.

    El Proyecto Astillas de Chilo deriv de una asociacin establecida en 1974 entre la CORFO y las empresasjaponesas Marubeni Corporation y Sanyo Kokusaku Pulp Company, mediante la cual se cre la SociedadFactibilidad Astillas Chilo Ltda. para estudiar la factibilidad tcnica y econmica de una planta productora deastillas de madera y de aserraderos para explotar los recursos forestales de la Isla Grande de Chilo. SegnAbalos (1985), las principales caractersticas del proyecto eran: i) el establecimiento de una planta de astillascon una capacidad anual de produccin de 1.250.000 toneladas largas ii) la construccin de un puertomecanizado iii) establecimiento de un aserradero con capacidad de 1.000.000 de pulgadas de madera, por aopara aprovechar las especies forestales de mayor calidad iv) construccin de 1.659 kms. en rutas y 480puentes v) absorcin de 1.845 personas en empleos estables.

    No es posible entrar en detalles en esta oportunidad. Baste sealar que el proyecto desat una creciente

    oposicin tanto en Chilo como en el resto del pas, oposicin liderada por la Iglesia Catlica, apoyada pordiversas fuerzas extra-regionales que vieron en esta lucha una oportunidad para plantearse en contra delGobierno Militar y que, en definitiva, termin con el retiro de las firmas japonesas. El movimiento prob lafuerza potencial del regionalismo, por lo menos en un lugar de Chile, y demostr que no existe gobierno algunque sistemticamente pueda hacer caso omiso de las demandas territoriales y sociales. Segn Abalos (op. cit."El movimiento de protesta regional, que se realiz, no obstante el fuerte receso poltico impuesto por elGobierno, se debi a que el proyecto entraba en conflicto con los objetivos de desarrollo demandados por lacomunidad local".

    El otro conflicto tpicamente territorial enfrentado por el Gobierno Militar, y heredado por los dos gobiernossucesivos, es el conflicto valdiviano.

    La Provincia de Valdivia tuvo un acomodo difcil en todas las propuestas regionalizadoras, desde el Gobierno d

    Frei Montalva en adelante. Inicialmente se la agrup junto con las provincias de Cautn y Osorno en lo que fuela inicial Regin de Los Lagos (Regin VIII en esa poca). Esta regin mostr diversos conflictos internos queculminaron en 1968 en la "secesin" de la Provincia de Cautn (que pasara a formar una regin propia),dejando conformada (hasta 1973) la Regin de Los Lagos con slo las provincias de Valdivia y Osorno. Laregionalizacin hecha por la CONARA, como se vio, defini nuevamente esta regin incluyendo las provincias dValdivia, Osorno, Llanquihue, Chilo y Palena, y traslad la capital regional desde Valdivia a Puerto Montt, unacuestin fcilmente explicable atendiendo a razones objetivas, pero que signific un atroz agravio para la ciudde Valdivia,11 la que desde ese momento ha cuestionado la decisin, ha luchado en contra de ella, hamovilizado a ms y ms sectores sociales detrs de su demanda (capitalidad) y la ha transformado en unademanda actual por regionalidad (que, de resolverse, obviamente devolvera a Valdivia su estatus de capitalregional). Hasta el momento de escribir estas lneas, todava puede etiquetarse esta situacin como unmovimiento regional, pero tiene toda la potencialidad para transformarse en el corto plazo en un conflictoregional.

    Tanto el Gobierno Militar como los dos gobiernos de la Concertacin no han podido sustraerse a la fuerza deesta demanda y de este movimiento, pero han sido por completo incapaces de dar una respuesta que, alejadade todo maximalismo infantil, satisfaga por lo menos parcialmente a la comunidad valdiviana y preservecuestiones fundamentales de la visin sobre desarrollo territorial que, se supone, tiene el Estado de Chile.12

    Posiblemente la mayor dificultad que tuvo tanto el Gobierno Militar como sus sucesores, para abordar estacuestin, es la incapacidad para reconocer que esta demanda, como gran parte de las demandasreivindicacionistas regionales, no se plantea en el plano de la racionalidad econmica o administrativa y portanto respuestas meramente financieras o burocrticas no son aceptables.

    Igual que en el caso de Chilo, este problema ha mostrado con claridad que ni an el gobierno ms autoritariopuede permanentemente desor demandas sociales, puesto que en una oportunidad fue el propio generalPinochet el que orden atender las demandas valdivianas. No obstante, tal "atencin" estaba encuadradaprecisamente en lgicas que no corresponden a las lgicas que gobiernan la demanda. Fue, en definitiva, un

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    problema que el Gobierno Militar no pudo resolver.

    VII. LA POLTICA REGIONAL HEGEMNICA EN LOS AOS OCHENTA: EL DESARROLLO REGIONAL COMO BY-PRODUCT DE LA ESTRATEGIA DE DESARROLLO NACIONAL

    El "canto del cisne" de la planificacin regional tradicional en Chile probablemente est bien representado por libro de ODEPLAN Estrategia Nacional de Desarrollo Regional 1975-1990, publicado en 1976. La simple lecturadel ndice da cuenta de cmo la planificacin normativa13resulta atractiva a la cultura militar. Esta adscripcial modelo de planificacin de los sesenta durar hasta fines de los setenta, cuando el "ncleo duro de losChicago Boys" adquiera el control total sobre el aparato econmico y de planificacin, una operacin en la cual

    la figura del Ministro M. Kast fue determinante.Refirindose a esta operacin, Boisier (1981, op. cit.) escribe: "A medida que el modelo econmico globalcomienza a mostrar xitos aparentes de corto plazo (reduccin inflacionaria, saneamiento de las finanzaspblicas, situacin de comercio exterior, etc.), el poder relativo del equipo de poltica econmica se incrementpara, finalmente, eliminar de hecho la funcin de planificacin regional en 1978, aprovechando la coyuntura deuna reorganizacin interna de la Oficina de Planificacin Nacional. En el nuevo esquema slo subsisten lasSecretaras Regionales de Planificacin y Coordinacin como organismos dedicados a mejorar la informacin(sobre recursos y proyectos) regional a fin de incentivar la inversin privada".

    Lo que caracteriza de manera fundamental la dcada de los ochenta, desde el punto de vista de la polticaregional es que de los tres vectores que definen tal poltica (ordenamiento territorial, descentralizacin yfomento al crecimiento y al desarrollo de las regiones), los dos primeros se desdibujan por el mero hecho dehaber dado por terminados sus propios procesos es decir, la regionalizacin est plenamente configurada, la

    arquitectura institucional regional est en marcha, el equipamiento sigue ausente (el caso de la CarreteraAustral responde a una lgica diferente) y la descentralizacin haba llegado a "punta de rieles". As que ladcada mostrar slo el fomento al crecimiento y al desarrollo.

    Hay que sacar del cuadro inmediatamente el componente de "fomento al desarrollo regional". Dejando en clarque se entra ac al terreno de los juicios de valor, a cuestiones verdaderamente teleolgicas y por tanto delegtimas discrepancias, el desarrollo es incompatible con sistemas no democrticos de gobierno y esigualmente incompatible con el desrespeto a los derechos humanos. Por tanto no poda, en verdad, plantearseuna poltica de fomento al desarrollo regional, si es que ello involucraba una protagnica participacin de lasociedad civil y un sistema de eleccin peridica de autoridades y un respeto a las libertades y derechos bsicde las personas, tanto a ttulo individual como grupal.

    Ahora, en trminos de fomento al crecimiento regional, lo que prevalecer en la dcada es una estrategia de

    desarrollo nacional, cuya columna vertebral est en la apertura externa (la consolidacin del mercado, precioslibres, control de desequilibrios macroeconmicos, descentralizacin, papel subsidiario del Estado, etc., son, ela prctica, requisitos para maximizar las posibilidades de xito de una estrategia aperturista en una economacomo la chilena). No ser necesaria una particular estrategia de desarrollo regional de alcance nacional, ya quel territorio se "ordenar" en funcin de una lgica de mercado y el Estado dejar en libertad plena a cadaregin para insertarse "a como de lugar" en el contexto de competencia internacional, proveyendo, eso s, elEstado las condiciones polticas e institucionales para facilitar el proceso.

    En este marco, el papel de las SERPLACs cambia y tal cambio va acompaado de una profunda mudanza en la"habilidades profesionales" de su personal tcnico, el que es fuertemente entrenado en preparacin y evaluacide proyectos. La visin implcita del desarrollo de cada regin hace este proceso igual a una suma de proyectoaislados, de ah la importancia de su correcta evaluacin. De hecho, al asumir el Gobierno de Aylwin estasituacin se mostrar como un escollo para el tipo de trabajo profesional que deben desarrollar estas agencias

    En trminos ms tcnicos, ser el triunfo definitivo de la funcin sobre el territorio, slo amagado, aqu y all,por los conflictos territoriales ya comentados. En otras palabras, lo que prevalecer como fomento alcrecimiento regional ser el efecto regional del cuadro de la poltica econmica ms que cualquier esbozo depoltica regional directa. Desde el punto de vista regional, ni el Estado ni la poltica econmica sern neutros, contrario del discurso oficial.

    Segn lo comenta Raczynski (1986) en uno de los ms completos anlisis de la poltica regional del GobiernoMilitar: "La poltica de desarrollo regional en el discurso enfatiz el reforzamiento de las regiones extremas enlo econmico y demogrfico y la disminucin del carcter metrpoli-periferia de la estructura econmica delpas. La informacin y los antecedentes disponibles mostraron que en los hechos el rgimen militar dio escasaimportancia al desarrollo regional la importancia que le dio fue declinando en el tiempo la poltica que hubotendi a favorecer a las regiones extremas del pas, esto es, primaron los criterios de geopoltica y seguridadnacional. Las exigencias del modelo, neoliberal en lo econmico y autoritario en lo poltico, primaron y anularo

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    los intentos de planificacin y de polticas regionales"...

    Fue principalmente la poltica econmica la que defini las transformaciones en las situaciones regionales.

    Como se anota en el Plan Nacional Indicativo de Desarrollo 1979-1984publicado por ODEPLAN (1979105): "Laregionalizacin, entonces, est orientada fundamentalmente a alcanzar el desarrollo de las diferentes regionessobre las bases reales que les entregan sus potencialidades y ventajas comparativas a travs de la aplicacin,nivel de regiones, de las polticas nacionales de los diferentes sectores y de la eliminacin de todos aquellosobstculos que, en el pasado, impidieron o dificultaron dicho desarrollo". Es interesante observar que en elprlogo de dicho documento, escrito por el Ministro-Director de la poca, M. Kast, se anota que la "EstrategiaNacional de Desarrollo Regional de 1975" se encontraba "actualmente en revisin".

    Como ya se insinu, esto no quiere decir que no hayan ocurrido cambios estructurales en las regiones. Por elcontrario, la inexistencia de una poltica nacional explcita de desarrollo regional, aunada al marco generalmacroeconmico, provoc cambios en las estructuras productivas de las regiones muchsimo ms potentes quetodos los intentos dirigistas precedentes. Boisier y Lira (1995) han procesado las cifras del PIB regional para uperodo de treinta aos y llegan a la conclusin que, en trminos estructurales, el subdesarrollo comienza al s(de Santiago), ttulo que figurativamente intenta sealar el desplazamiento del eje geogrfico del crecimiento,hacia el norte del pas sin embargo, hay que ser cuidadoso en la interpretacin de las cifras, ya que nosiempre es posible atribuir determinados cambios a definidos perodos gubernamentales. En cualquier caso, esde suyo evidente al observador el cambio en el "paisaje econmico" chileno.

    VIII. LA HERENCIA PARA LA TRANSICIN: BLANCO Y NEGRO DEL LEGADO

    A. La difcil construccin de las regiones sin democracia

    La regionalizacin chilena se inscribe en el modelo polar de regionalizacin caracterizado, porque lainstitucionalidad precede y crea la regionalidad.14 No es Chile un pas de regiones, ni siquiera de lugares y,como lo apunt alguna vez John Friedmann, "asombra el escaso apego del chileno al terruo". Nada de loanterior puede resultar extrao si se recuerda la impronta centralista de Chile.

    La regionalizacin chilena no responde a ninguna demanda social ni a ninguna circunstancia histrica. Entrminos de la teora de las polticas pblicas, ella es claramente el resultado de una racionalidad burocrticaweberiana. La regionalizacin nace desde el mismo corazn del Estado (una oficina asesora del Presidente de Repblica) y es impuesta, primero, con el leve peso de un decreto presidencial y posteriormente con la fuerzade un decreto-ley en plena vigencia de un autoritarismo a ultranza.

    Creadas las regiones mediante esta lgica burocrtica weberiana, admitiendo incluso su plena pertinencia y

    funcionalidad, surge la necesidad de dar forma real a una entelequia. Esto es lo que se ha denominado laconstruccin social y poltica de las regiones. En las palabras del autor: "Construir socialmente una reginsignifica potenciar su capacidad de autoorganizacin, transformando una comunidad inanimada, segmentada pintereses sectoriales, poco perceptiva de su identidad territorial y en definitiva pasiva, en otra organizada,cohesionada, consciente de la identidad sociedad-regin, capaz de movilizarse tras proyectos polticoscolectivos, es decir, capaz de transformarse en sujeto de su propio desarrollo.", Boisier (1991).

    Regiones artificialmente creadas carecen de un elemento aglutinador esencial (crecientemente reconocido comimportante factor de desarrollo): cultura capaz de producir la auto-referencia y la identificacin socio-territoriaEste es un problema particularmente agudo en el caso de las regiones multiprovinciales, en las cuales existendiversas manifestaciones culturales de orden local, sin que ellas lleguen a plasmar una verdadera cultura de laregin. Por eso es que se ha sostenido que todo proyecto colectivo de desarrollo (todo proyecto polticoregional) debe entrelazarse con un proyecto cultural paralelo, capaz de crear la cultura de la regin.

    Este es un terreno escabroso. En primer trmino, tal cultura no puede ser impuesta, sino que debe serconstruida a partir de las microculturas preexistentes. En segundo lugar, la cultura regional debe representaruna mezcla virtuosa del rescate, preservacin y socializacin de las culturas locales con la asimilacin de lacultura "universal" (si este concepto existe como tal). Lo claro, en cualquier caso, es que se requieren variasculturas: una cultura entendida en su acepcin ms tradicional, como cosmogona y como tica, que muestranparticularidades ligadas al territorio, y tambin una cultura en una acepcin desarrollista si se quiere, como unmezcla igualmente virtuosa entre la cultura competitiva/individualista y la cultura cooperativa/solidaria enrelacin al desarrollo econmico.

    No se necesita argumentar mucho para observar que este proceso, ni siquiera iniciado verdaderamente enChile, no puede intentarse en ausencia de un marco democrtico. De nuevo la tantas veces mencionadasociedad civil, nico actor colectivo legtimo en este proceso de construccin regional, necesita un espacio delibertad para poder cristalizar en s misma y para poder, a partir de all, generar la sinergia que conduce a un

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    desarrollo participativo, en el cual la regin se transforma precisamente en actor.

    B. El surgimiento de nuevos segmentos de la sociedad civil con un discurso descentralista

    Uno de los procesos sociolgicos ms interesantes ocurridos durante el Gobierno Militar tiene que ver con elsurgimiento de nuevos actores colectivos en la sociedad civil, con una presencia mucho ms ntida en lasregiones que a nivel del pas en su totalidad.

    La estrategia econmica puesta en aplicacin hizo surgir un nuevo empresariado en Chile, que se hacaracterizado por su dinamismo, modernismo y agresividad (esta ltima generando ya anticuerpos en el restode Amrica Latina). La nueva clase empresarial, muy profesionalizada, ha surgido en torno a la apertura de laeconoma, vinculada a la exportacin de recursos naturales en los cuatro sectores en los cuales el pas tieneenormes ventajas comparativas: minera, silvicultura, pesca y fruticultura. Como es bien sabido, sectores delocalizacin "perifrica" o regional. Es bastante comprensible que el empresariado de estos sectores haya hechsuyo el discurso descentralista del Gobierno Militar, transformndolo en bandera propia y haciendo surgir un"regionalismo cupular" que ha generado instituciones adhoc. Proliferaron las Corporaciones para laregionalizacin de... (la Araucana, del Bo-Bo, etc.), agrupadas en una organizacin de alcance nacional y deno poca capacidad de convocatoria: la CORCHILE (Corporacin para la Regionalizacin de Chile). Paralelamentse multiplicaron las corporaciones privadas de desarrollo regional (p. e. CORDEPROVAL, CORPRIDE, etc.) quebuscaban poner al servicio del desarrollo regional la capacidad empresarial privada. Muchas de estascorporaciones buscaban replicar la exitosa y novedosa experiencia de CIDERE (Corporacin para el DesarrolloIndustrial de la Regin del Bo-Bo).15 En general, se trata de un fenmeno muy positivo, que debiera recibirms apoyo del que actualmente tiene, tanto en sus propias comunidades como por parte del Estado.

    Por otro lado, la poltica regional del Gobierno Militar tuvo un acierto indiscutible y de enormes pero norealizadas potencialidades, al crear las universidades regionales o universidades "derivadas". Entre ellas, laUniversidad de La Frontera, la Universidad del Bo-Bo, la Universidad de Talca y la Universidad Arturo Prat haalcanzado niveles acadmicos muy respetables, pero falta todava una mejor insercin regional, falta todavapara que lleguen a calificar en la doble categora de universidad regional (por la pertenencia y por la pertinencregional) y de universidad nacional (por la excelencia de su quehacer). En cualquier caso, surgi otro actorsocial colectivo representante del mundo acadmico regional. De nuevo no habr de resultar extrao que estenuevo segmento de la sociedad haga tambin suyo el discurso descentralista y regionalista. Muchos acadmicoregionales se convertirn en activos miembros de las corporaciones privadas de desarrollo regional.

    C. La dialctica descentralista al inicio de la Transicin y su sntesis: la Ley Orgnica de Gobierno yAdministracin Regional

    El reiterado discurso descentralista del Gobierno encontr un terreno abonado en los dos nuevos segmentos dela sociedad civil recin comentados, que lo hacen suyo. Surge entonces un do de voces descentralistas: elGobierno y sectores de la sociedad civil con abiertas simpatas gubernamentales. No ser extraa entonces unpaulatina y suave "derechizacin" del reclamo descentralista en la sociedad civil.

    Pero tambin se trata de un tema asumido por la oposicin poltica de la poca. Los partidos polticos abren unespacio interno, en sus estructuras tcnicas, para la discusin acerca de la descentralizacin y el desarrolloregional.16 Todo ello conduce a una situacin indita en la historia de Chile: por primera vez, en la campaapresidencial que culminara en 1989, la descentralizacin y el desarrollo regional ocupaban un lugar significativen el discurso poltico. El ILPES public un documento titulado La descentralizacin en el discurso poltico de laTransicin en Chile.17 No resulta extrao que fuese la Concertacin de Partidos por la Democracia la queenarbolase la propuesta ms completa en esta materia. Incluso su candidato y posterior Presidente, PatricioAylwin, cerraba su campaa hablando en Concepcin y diciendo: "El desarrollo regional es un problemaregional", frase preada de promesas de un desarrollo pensado y ejecutado por las propias regiones.

    Pero una vez instalado el Gobierno la cuestin regional pareci perder prioridad en favor de la ms sentidanecesidad de democratizar el mbito municipal mediante la correspondiente reforma constitucional. Es as queen mayo de 1990 el Ejecutivo present a la Cmara un proyecto de reforma constitucional que incidaprincipalmente en la modalidad de eleccin de alcaldes, proyecto rechazado en el Senado, fundamentalmenteporque los Senadores de oposicin consideraron inaceptable la falta de un tratamiento integral de ladescentralizacin, es decir, la falta de una propuesta regional. Por ello, un ao despus el Ejecutivo enva unnuevo proyecto, esta vez de alcance tanto regional como comunal, proyecto transformado en las leyesorgnicas respectivas (LOR 19.175 y LOM 18.695).

    Polticamente la oposicin actu con una lgica impecable. Por un lado, tom en sus manos una emergentedemanda nacional (por restringida que estuviese a ciertos sectores "ilustrados", pero con fuerte capacidad depresin), arrebatando la iniciativa al Gobierno y obligndolo a modificar su posicin. Por otro, tal como haba

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    sucedido en el pasado en pases europeos (Italia, por ejemplo), la oposicin hizo clculos polticos y electoralemuy sencillos que permitan prever dificultades de largo plazo para ganar una eleccin presidencial (el nicocargo que vale en un sistema centralizado y presidencialista) y dificultades de corto plazo al enfrentar laposibilidad cierta de perder gran parte del control de los municipios (cuestin que la realidad prob muypronto). De ah la conveniencia de potenciar nuevos espacios polticos (las regiones) en donde larvar supresencia en el aparato del Estado.

    Esta dialctica termin en una sntesis promisoria para el pas: la Ley Orgnica de Gobierno y AdministracinRegional y su potencial para avanzar en una profundizacin de la democracia y del desarrollo de la periferia depas. Como lo seala acertadamente Abalos (1993): "La reforma regional emergi como producto del juego

    poltico ms que como una prioridad absoluta dada por alguno de los actores relevantes, y durante toda sutramitacin mantuvo esta condicin de tema relativamente de pocos".

    D. El desarrollo regional descentralizado en el segundo quinquenio de los noventa: alcances,peligros, posibilidades, desafos. La variedad regional en la unidad nacional como meta de unasociedad ms democrtica y moderna

    Como se anot en el resumen ejecutivo de este documento, los procesos sociales deben ser concebidos en uncontinuum temporal. Esto significa que no podra terminarse este anlisis el 10 de marzo de 1990, simplementporque en ese momento cambi el rgimen poltico chileno. El desarrollo regional, empleando este trmino paenglobar tanto la regionalizacin como la descentralizacin, ya es una pequea poltica de Estado y en tal casolo hecho y lo dejado por hacer por el Gobierno Militar se muestra hoy y se mostrar en el futuro.

    La regionalizacin tiende a ser considerada por muchos como "un acto nico y definitivo" y, en consecuencia, n

    sujeta a cambios. Es necesario mirar este asunto con una visin ms moderna. La revolucin cientfica ytecnolgica en marcha, quizs el hecho ms trascendental de la historia, introduce el cambio a una velocidadexponencialmente creciente en todos los mbitos, en todas las organizaciones, en todas las estructuras. Laflexibilidad, que deriva de la capacidad para "estar en el cambio" es ahora un factor clave del xito, en laproduccin, en el comercio, en el conocimiento en fin, en todo. Por qu deberamos tener, en este rincn demundo, la vana pretensin de haber implantado una geografa poltica inmutable? Esta misma geografa polticse est trizando a nivel internacional (ms de veinte nuevos pases en lo que va de la dcada actual) y seresquebraja incluso en aquellos pases considerados como modelos de estabilidad como Alemania, por ejemplo

    Lo que sucede es que los territorios organizados, sean comunas, sean provincias, sean regiones, buscanreacomodos y acuerdos flexibles, en un mundo en que la distancia no cuenta, para poder posicionarse comotriunfadores en la dura competencia internacional de la cual ahora ellos son actores de primera lnea. A esto ssuma la paradoja de la globalizacin: la dialctica esquizofrnica entre la necesidad de ser simultneamente

    universal y local. En Chile es necesario introducir flexibilidad en el ordenamiento territorial, lo cual no significanecesariamente tirar por la borda la actual regionalizacin. Pero considerarla inmutable puede introducir costoelevados en la modernizacin globalizadora del pas.

    En relacin a la descentralizacin, hay que valorar positivamente lo hecho hasta ahora, pero hay que llamar laatencin sobre sus limitaciones y peligros. Primeramente, hay que insistir que el paso desde un modelocentralista de organizacin social a otro, descentralista, presupone un cambio cultural, puesto que la sociedadchilena posee una cultura centralista de larga data y profundas races. Este paso debe iniciarse en la escuelabsica o antes, puesto que, siendo un paso colectivo, no es menos cierto que el centralismo, bajo la forma dedependencia al igual que el machismo, se incorpora tempranamente en la formacin de los nios. En segundolugar, la descentralizacin presupone un manejoprofesional de los asuntos transferidos desde el Estado a lasorganizaciones intermedias y no se observa un esfuerzo nacional de suficiente envergadura para entregarconocimientos profesionales a la considerable cantidad de personas que hoy estn envueltas en el manejo deasuntos locales y regionales (alrededor de 10.000). En tercer lugar, la descentralizacin juega su destino en el

    campo de la eficacia y eficiencia de la gestin pblica ms directa. Slo sobrevivir el proyecto descentralizadsi el ciudadano comn percibe que el modelo descentralizado le resulta ms eficiente que el centralizado en doaspectos: prestacin de servicios bsicos y generacin de condiciones locales que hagan posible desarrollar suproyecto de vida en su propio entorno.

    Finalmente, en relacin al desarrollo regional, treinta aos de esfuerzos enmarcados en diferentes moldesdoctrinarios y tericos no han producido situaciones cercanas a un verdadero desarrollo en las regiones.Crecimiento econmico y transformaciones productivas, como procesos esencial y exgenamente determinados han ocurrido como resultado, en algunos casos, de esfuerzos de polticas pblicas muy explcitas (Arica en l60, Iquique en los 80) y en otros, de estrategias nacionales genricas (apertura externa, ventajascomparativas) con manifestaciones localizadas de inters (Antofagasta, Copiap, Curic, Puerto Montt).

    La explicacin de la situacin descrita tiende a centrarse cada vez ms en nuestro propio desconocimiento de l

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    fenomenologa del desarrollo regional es decir, no se sabe a ciencia cierta cules son los factores causales dedesarrollo regional, de qu depende este, en ltimo trmino. Habida cuenta de este desconocimiento, losintentos de intervencin para promover el desarrollo de las regiones difcilmente habran podido tener xito.Esto explica, al mismo tiempo, que en la prctica las autoridades regionales crean que el desarrollo de susregiones equivale a la suma de programas y proyectos, todos los cuales pueden ser en s mismos valiosos,indispensables y contribuidores directos a ciertas parcialidades del desarrollo, pero evidentemente escamoteanla complejidad de un fenmeno que slo puede captarse en su integridad. Esto hace de las intervenciones afavor del desarrollo de regiones (p.e. Plan Austral, Plan Arica, etc.) verdaderas intervenciones hipotticas, quetal vez apunten correctamente y gatillen el desarrollo y tal vez no.

    Las palabras finales. La accin del Gobierno Militar en este campo de las polticas pblicas fue profunda,sistmicamente pensada, parcialmente ejecutada y entreg a los gobiernos que lo han sucedido unaresponsabilidad y unos desafos no slo importantes en la permanente modernizacin de Chile, sino quesumamente atrayentes en la tarea de construir un futuro en el que se entienda que la "variedad territorial" enestilos de vida, enmarcados en la "unidad nacional" de una sociedad ms equitativa, es la mejor expresinconcreta de una democracia propia del siglo XXI.

    Notas

    2 Por ejemplo, en el Brasil el DNOCS (Departamento Nacional de Obras contra as Secas) precede a la SUDENEen Ecuador el CREA (Centro de Reconversin de Azuay, Caar y Morona Santiago), en el Per la Comisin deReconstruccin del Cajn del Huaylas, etc.

    3 En rigor, el plan industrializante de la CORFO "produce como efecto secundario" un proceso modernizador envarias regiones debido al tipo de programa ejecutado por este organismo (azcar, acero, electricidad,fruticultura, hotelera, etc.), sin que ello respondiese a un deliberado esfuerzo de planificacin del desarrollo dlas regiones.

    4 Esta proposicin circul recientemente en un Seminario Internacional realizado en Brasilia y organizado por Gobierno de Brasil y la Fundacin Adenauer. Vese Boisier S.: Poltica regional en una era de globalizacin. Hace sentido en Amrica Latina ?, documento presentado al Seminario.

    5 No puede resultar extraa la entronizacin de la figura de Diego Portales como una suerte de "patrono" delrgimen. Por otro lado, el "nacionalismo" alegado no ser, por cierto, un nacionalismo econmico.

    6 Este grupo fue, accidentalmente, dirigido por el autor de este documento e incluy a Jaime Auda, JuanCavada, Helio Surez, Esteban Marinovic, Esteban Soms y muchos otros.

    7 Se ha reproducido en "negrita" la parte del texto que muestra un alto nivel de coincidencia con el documentde ODEPLAN y se ha subrayado la parte del texto que reproduce textualmente prrafos del documentocomentado.

    8 Vase al respecto el documento oficial de ODEPLAN El desarrollo regional de Chile en la dcada 1970-1980(ODEPLAN, C/PR/70-002, Santiago de Chile). All (pgina 197 y siguientes) se formulaba y se desarrollaba laidea de establecer un verdadero sistema de fondos regionales. Este tipo de mecanismo financiero exista, por dems, en varios pases latinoamericanos.

    9 El autor ha insistido, en numerosas publicaciones, que la ineficacia de los planes regionales de desarrollo, encualquiera de los gobiernos contemporneos de Chile, tiene que ver con su excesivo formalismo, pero sobretodo, con la carencia de un conocimiento "cientfico" acerca de la causalidad del desarrollo regional. En esas

    condiciones, los planes son, popularmente hablando, meros "disparos al aire".10 El general Mathei no estaba para hacer filigranas conceptuales. Para l, regionalizacin y descentralizacineran la misma cosa, pero es claro que se refera a la descentralizacin.

    11 Si bien la eleccin de Puerto Montt se puede justificar con facilidad desde varios ngulos, no es menos ciertque detrs de esta decisin ha habido una "historia oculta" de conflictos entre diferentes ramas de las FuerzasArmadas, de "pretendidos" derechos adquiridos, de cuestiones jerrquicas difciles de entender en el mundocivil, etc.

    12 Recientemente el Gobierno, por intermedio de la SUBDERE ha solicitado a un grupo de consultoresindependientes del propio Gobierno, un informe y una propuesta de solucin, informe y propuesta entregada plos consultores (Boisier, Dockendorff, Marinovic) a comienzos de 1996.

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    13 Hay que decirlo con honestidad, planificacin normativa de la cual todos fuimos sacerdotes y aclitos, hoytransformados en apstatas.

    14 Esta es una clasificacin utilizada por el autor en varios de sus trabajos. El modelo polar opuesto es elcaracterizado porque la regionalidad precede y crea la institucionalidad, como sucedi en Espaa porejemplo.

    15 Esta Corporacin parece demostrar algunas tesis que circulan en los medios acadmicos y que ligan procesoexitosos de desarrollo local y an regional, al papel de individuos. De aqu su difcil replicabilidad.

    16 Esto fue particularmente importante en la Democracia Cristiana, a partir del Congreso de Profesionales yTcnicos en Punta de Tralca y del posterior "Proyecto Alternativo".

    17 Con trabajos de J. Abalos, S. Boisier, J. Cavada, E. Meneses, E. Palma, V. Silva y R. Sugg, representando uamplio arco de posiciones partidistas.

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