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  • 8/14/2019 Etnoarqueologa del cambio cultural entre los vaqueiros dalzada. Cambios de mentalidad y formas de vida a part

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    Sesin III: Conflicto agrario, campesinado e identidades

    colectivas

    Etnoarqueologa del cambio cultural entre los vaqueiros dalzada. Cambios de mentalidad y formas de vida a partir

    del anlisis del espacio construido

    David Gonzlez lvarezUniversidad Complutense de Madrid

    Departamento de [email protected]

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    Etnoarqueologa del cambio cultural entre los vaqueiros dalzada .Cambios de mentalidad y formas de vida a partir del anlisis del

    espacio construido.

    David Gonzlez lvarez

    1. Introduccin y justificacin:Con la presente comunicacin analizaremos el cambio cultural producido entre los

    vaqueiros d'alzada en el trnsito de las formas de vida asociadas a un esquema de

    pensamiento tradicional, a la realidad moderna/capitalista actual. Para ello, nos valdremosdel anlisis de la cultura material, centrndonos particularmente en el espacio construido.Tomaremos como puntos de referencia los pueblos de El Puerto, La Peral y L.lamardal1,todos ellos pertenecientes almunicipio asturiano deSomiu. Estos tres ncleosson asentamientos vaqueiros

    de verano, y su eleccinviene determinada por serbuenos ejemplos de laorganizacin espacialcaracterstica de losvaqueiros d'alzada , y, a lavez, por contar con unabuena variedad de realidadesespaciales y arquitectnicascon las que reflexionar ydiscutir acerca del temaobjeto de nuestra atencin.

    Empezaremos con los objetivos que perseguimos con la eleccin del tema deestudio y con el posicionamiento reflexivo adoptado en nuestro discurso. Otorgaremos un

    Departamento de Prehistoria, UCM. [email protected] Como uno de los rasgos ms caractersticos de la variante occidental del asturiano y del habla vaqueiraest el caso de la pronunciacin de la ll, que se lee con el sonido africado// (ch vaqueira ), y setranscribe convencionalmente como l.l.

    Figura 1: Situacin del rea de estudio

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    protagonismo central a la cultura material, tomando por ello el soporte terico-metodolgico de la Etnoarqueologa, como Ciencia Social que genera descripcionesdensas sobre comunidades preindustriales vivas, basndose para ello en el estudiointerpretativo y contextual de la cultura material. Con estos preceptos de partida, nos

    asomamos al grupo de losvaqueiros d'alzada para lanzar algunas reflexiones siguiendotres lneas principales:

    a) Ahondar en el estudio de los propiosvaqueiros d'alzada , respecto a cuestionespoco tratadas, o enfocadas de distinto modo, por la Historia, la Antropologa o laEtnografa. Pretendemos ayudar a profundizar en el conocimiento que se tiene acerca deeste grupo, y de cmo ha soportado y asumido el cambio identitario, econmico ytecnolgico producido desde mediados del siglo XX en todo el mbito rural europeo. La

    particularidad de este trabajo es el protagonismo que asume la cultura material como ejecentral de la narrativa.b) Los resultados de este tipo de trabajos pueden generar puntos de referencia que

    sirvan de ayuda a la reflexin arqueolgica en investigaciones sobre comunidades delPasado; y, ante todo, nos permiten cobrar conciencia de la existencia de mltiples marcosde percepcin de la realidad, construdos socialmente por grupos humanos con los msdiversos esquemas mentales e identitarios. Esto nos ayudar a producir investigaciones yplanteamientos arqueolgicos menos inocentes y ms crticos, respetuosos ycomprensivos con las comunidades objeto de nuestros estudios, superandosubjetividades y apriorismos etnocntricos. Ante todo, debemos dejar clara nuestraconcepcin de la relacin de la Etnoarqueologa con la Arqueologa como generadora deestmulos, ideas y referencias, superando pues la concepcin de la disciplina que sepostul en su momento desde laNueva Arqueologa como mera generadora de marcosreferenciales oteoras de alcance medio (Binford 1967 y 1978; Yellen 1977).

    c) Es clara la intencionalidad crtica y prctica del trabajo, por el hecho de trabajaren un contexto de desarticulacin de las formas de vida y de mentalidad en un colectivorural afectado por el avance arrollador de un esquema de identidad, produccin ypensamiento de corte capitalista, empirista y urbano. Esto, unido al xodo rural, y a lamodificacin de las pautas productivas tradicionales del campo asturiano (en el marco delos procesos de integracin y convergencia europea), hace que trabajos como stepuedan ser utilizados por los hombres y mujeres que son protagonistas del mismo paratomar conciencia de la situacin en que viven, tratando as de luchar por un futuro ms

    digno y justo, en el que sus propias decisiones tengan un peso central.

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    2. Los Vaqueiros d'alzada.Los vaqueiros dalzada son un conjunto de comunidades ganaderas del centro-

    occidente asturiano en las que toda la familia mantiene o mantena una doble residenciaestacional, realizando una trashumancia con su ganado entre los valles interiores y los

    pastos de altura de las montaas cantbricas. Este viaje entre lasbraas 2 de invierno ylas braas de verano se denomina alzada . Los pueblos en los que pasaban el inviernoestaban repartidos a lo ancho de los municipios costeros e interiores, entre Navia y Gijn,aproximadamente, mientras que las braas de altura estaban en municipios de montaacomo Somiu, Tinu, Cangas del Narcea, Degaa o Teberga, adems de localidades delNorte de Len como Torresto (Acebedo y Huelves 1893; Kruger 1949; Feo 1980; Garca1988; Ctedra 1989; Cantero 2003 y Rodrguez 2006). Otro rasgo definitorio de este

    colectivo fue su dedicacin ocasional a labores de comercio, transporte y arriera, queefectuaban los hombres con recuas de mulas.

    Han despertado desde siempre gran inters entre historiadores, gegrafos,antroplogos... y curiosos en general, por una serie de peculiaridades a nivel identitario,econmico y tecnolgico, que les han dado un nivel de individualizacin notable en sucontexto regional, recibiendo tradicionalmente el desprecio y la marginacin por parte delresto de los habitantes del medio rural, entre los que se lleg a generalizar el juicio de que

    formaran parte de una raza diferente , con ancestros distintos a los del tronco comn delos asturianos; para ello se construyeron mltiples relatos legitimadores, entre los quepredominaba la idea de su ascendenciamora .

    Su marginacin estaba motivada ms bien por motivos econmicos, ecolgicos yreligiosos. Existan disputas por la confrontacin de intereses entre la ganadera vaqueiratrashumante, y la agricultura y ganadera estante de los labradores sedentarios. Por otrolado, su modo de produccin estaba encaminado a la venta de los excedentes ganaderos,y a la obtencin de ingresos extraordinarios del comercio y la arriera, ya que necesitabanadquirir cereales panificables de los que no producan lo suficiente en sus tierras de malacalidad. Esta actitud acumulativa era despreciada por el resto de los habitantes del campoasturiano (Gonzlez Alonso 2005: 10), quienes mantenan economas de subsistenciafuertemente autrquicas (Garca 2002 y 2006). Adems, los campesinos estabanprofundamente imbuidos en la tradicin catlica, que sancionaba como pecaminosos losintercambios con fines de lucro. A todo esto se una la sancin de la Iglesia a lamarginacin vaqueira, que vea cmo en muchos casos las familias vaqueiras conseguan2 Se llaman braas a los enclaves de poblacin propiamente vaqueiros, tanto los de verano como los deinvierno, con el consiguiente apelativo estacional, o simplemente diferencindolas como lasbraas darriba (las de verano) y lasbraas dabajo (las de invierno).

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    evadirse del pago del diezmo u otros impuestos eclesisticos, escudndose en su dobleresidencia (Vaquero y Fernndez 1986).

    Este trabajo no tiene como intencin presentar una nueva revisin sobre lascuestiones transversales propias del colectivo vaqueiro, sino que estudiaremos solamente

    el espacio construido y sus cambios recientes como eje discursivo para discutir sobre elcambio cultural. Para no extendernos ms en esta presentacin del grupo objeto denuestro estudio, remitimos para mayor informacin a otros trabajos ms generales(Lardizbal y Uribe 1786; Acebedo y Huelves 1893; Ura Ru 1976; Baragao 1977; Feo1980; Vaquero y Fernndez 1986; Garca 1988 y 1994; Ctedra 1989; Snchez Gmez1989; Cantero 2003).

    3. Metodologa y conceptos previos.3.1. Etnoarqueologa, Cultura material y Analoga etnogrfica.

    Los trabajos etnoarqueolgicos tienen un objetivo claro en todos los marcostericos en los que se ha desarrollado esta disciplina de las Ciencias Sociales:establecer las relaciones entre la cultura material y el comportamiento en las sociedades humanas (Schiffer 1976: ix). Comparte, en su concepcin y desarrollo, las experienciasobtenidas de la Arqueologa y la Antropologa; y se basa, en resumen, en la reflexin que

    hacen los arquelogos sobre la cultura material de las sociedades premodernas vivas(Gonzlez Ruibal 2003a: 10). Queda clara, pues, la superacin de otras definiciones mssimples y extendidas como sera la de trabajo etnogrfico con metodologa u pticaarqueolgica.

    La Etnoarqueologa tiene, para los procesuales, el objetivo central de establecerteoras de alcance medio sobre las que construirexplicaciones cientficas del Pasado pormedio de la Arqueologa. Ahora bien, las motivaciones pueden ser otras, como las propiasde las corrientes tericas postprocesuales , a las que estamos ms cercanos con laelaboracin de este trabajo. Sin querer entrar en el debate terico de la disciplina,asumimos que deben equilibrarse los enfoques cientifistas y hermenutico-contextuales,pues no estn completos el uno sin el otro (David 1992: 336-7), debiendo ambosfuncionar conectados para construir la ciencia de la cultura material y de los sereshumanos que debe ser la Etnoarqueologa (al trabajar con comunidades actuales osubactuales como la que aqu nos ocupa), descubriendo as los mbitos completos de lasunidades de comportamiento de entre las que cada sociedad humana escogi unacombinacin nica y original.

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    La Etnoarqueologa debe propiciar que reavivemos nuestra imaginacinarqueolgico-interpretativa. Tiene que ofrecernos estmulos y referencias que sirvan parair construyendo un marco de comprensin general de las culturas humanas; y debeindicarnos perspectivas interesantes que nos sirvan para ampliar el abanico de los hilos

    interpretativos disponibles para los arquelogos en sus reconstrucciones narrativas delPasado (Gonzlez Ruibal 2001 y 2003a).

    La Etnoarqueologa trata, en la mayora de las ocasiones, con un Otro que noforma parte del sistema social, econmico ni poltico de Occidente, y al que se le haimpuesto nuestra visin de su historia e identidad (Gonzlez Ruibal 2003a: 12). Laperspectiva etnoarqueolgica debe servirnos, ante todo, para poder comprender lamultiplicidad de pticas y correlatos interpretativos con los que pueden asociarse los

    diferentes caracteres y formas de la cultura material, ms all de la habitualhomogeneizacin que se suele efectuar de la experienciano-occidental (ib.: 13) o no- urbana . La Etnoarqueologa debe servir para despertar la conciencia de la existencia deun Otro , que es opuesto o diferente a nuestra cultura, y que ha sido menospreciado porel sistema culto-occidental-urbano de generacin, fijacin y transmisin del conocimiento.La prctica etnoarqueolgica debe suponer un ejercicio de deconstruccin de nuestropensamiento sociocultural (Falquina 2005: 11), para intentar superar el etnocentrismo y elesencialismo de nuestras interpretaciones arqueolgicas, dndoles as un carcterdinmico y contextual, ticamente responsable con los sujetos miembros de lassociedades que estudiemos. Del mismo modo, debe ser capaz degenerar ideas que favorezcan el debate arqueolgico y de contribuir al conocimiento de las sociedades con las que se trabaja, teniendo en cuenta sus tradiciones, ideas y puntos de vista por mediode una reflexin crtica y honesta (Gonzlez Ruibal 2003a: 12). Asimismo, el respeto a las personas que estudiamos, la necesidad de contribuir a su desarrollo (dentro de susparmetros culturales, y no en funcin de nuestra idea de desarrollo ligada al capitalismo)y a la proteccin de su cultura deben contarse entre los imperativos ticos que ms debe tener en cuenta quien practique Etnoarqueologa (ib.: 15). Realzar a la vez la concepcinde que las comunidades tradicionales no necesariamente son, por el hecho de serlo,maravillosas: son, simplemente,diferentes (ib.: 15-16).

    La cultura material constituye el elemento clave y definidor de la Etnoarqueologa,tal y como lo es de la Arqueologa (ib.: 12). As, los etnoarquelogos comparten teora ymtodo con los arquelogos (Gonzlez Ruibal 2003b: 17). Podemos dar una definicin del

    estudio de la cultura material como el estudio de lo material, procesado o no,transformado por la accin humana como expresin de cultura , atendiendo a que la

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    cultura material no es un mero reflejo del comportamiento humano, es una parte del comportamiento humano (ib.). Siguiendo a Hodder (1994), las dimensiones simblica yfuncional de estos elementos materiales (tanto instrumentos como seales, smbolos,signos, percepciones...) aparecen inequvocamente unidas y ninguna de las dos puede

    ser menospreciada. Los etnoarquelogos no debemos olvidar que la cultura material nodebera ser objeto de estudio en s misma, sino que se constituye nuestra nica fuenteinformativa para poder estudiar globalmente a las comunidades humanas. La culturamaterial debe ser considerada como algo significativamente construido, y no como merosobjetos fsicos sobre los que el investigador puede cimentar susexplicaciones tecnoeconmicas y/o ecolgicas. Los objetos, los espacios, juegan un papel destacado yactivo en la construccin de las sociedades, y su percepcin einterpretacin es variable

    en el tiempo y en el espacio, as como en funcin de qu miembro de la sociedad use oconciba tales objetos.Se ha de reconocer que, se explicite o no, toda reconstruccin del Pasado

    realizada en funcin de sus restos materiales es analgica de alguna forma, al construirsesobre observaciones y teoras actuales, con laanaloga etnogrfica como herramientams rudimentaria (Fernndez 1994: 138; Gndara 2006: 14); debiendo existir antes de suaplicacin, no obstante, una base de semejanza que haga viable esta forma decomparacin (Hernando 1995: 21). Analoga fue definida como el traspaso de informacin de un objeto a otro en funcin de alguna relacin de comparabilidad entre ellos (Wylie 1985). La confusin de Etnoarqueologa con analoga etnogrfica sloconduce a la descalificacin mutua de sus resultados (Hernando 1995: 20). As, laanaloga etnogrfica se ocupar de forma particular de los elementos que integren lacultura, mientras que la Etnoarqueologa se preocupar por los contextos culturales,pudiendo calificar como descriptiva a la primera y de interpretativa (descripcin densa) aesta ltima (ib.: 22). La Etnoarqueologa debe ir mucho ms all que la analogaetnogrfica.

    3.2. Esquemas mentales tradicional y capitalista.El presente trabajo tiene como objetivo analizar el cambio cultural producido en el

    paso de una sociedad tradicional a la realidad capitalista actual. Pondremos nuestraatencin en el colectivo de losvaqueiros dalzada , a travs del estudio del espacioconstrudo. Antes de avanzar en la exposicin, nos detendremos brevemente en qu

    entendemos por esquemas mentales tradicional y capitalista .

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    Todos los individuos han de poder asumir su posicin en la realidad que perciben,manteniendo una consciencia y un aparato reflexivo que les permita situarse en su lugaren el mundo, sin que su situacin les abrume. Siguiendo a Almudena Hernando (1999,2002 y 2006), los seres humanos generan mecanismos para sentirse seguros en su

    existencia, utilizando con este fin sistemas orientativos y ordenadores de la realidad queles ayuden a ello, como el tiempo y el espacio, que son elaboraciones humanas cuyamodelacin depende de la complejidad de cada cultura, y no elementos dados o comunesa todas las culturas humanas (1999: 25). As pues, existir una relacin entre el controlmaterial efectivo de nuestra supervivencia (en cuanto a la capacidad de planificacin yprevisin), y las modalidades que el tiempo y el espacio adquieran en cada esquema depensamiento, que ser comn a todos los miembros del grupo social que participen de

    unas mismas condiciones de control material sobre la realidad (ib.: 8-9).Podemos establecer la perduracin, en nuestra rea de estudio, del mundotradicional vaqueiro y del esquema mental tradicional hasta mediados del siglo XX. Correparejo al desenvolvimiento de este esquema una precisa concepcin y significacin de lacultura material que, con el cambio de pensamiento, sufrir cambios en cuanto a susformas fsicas, usos y concepcin simblica se refiere. El Capitalismo causar lasprimeras mutaciones a partir, sobre todo, de la dcada de los 60, cobrando fuerza desdelos 70. Habr cambios en la mentalidad, en las formas sociales y productivas, en laestructura familiar, en la concepcin del mundo y el paisaje que les rodea, en el acceso ala tecnologa, al conocimiento y a la informacin... lo que puede rastrearse desde lacultura material, por la mutacin de formas, usos, y significados atribudos. Este procesode cambio ser prolongado, a lo largo de la segunda mitad del siglo XX; como en otroscontextos rurales en desarticulacin del Norte peninsular, veremos situaciones sincrnicasen las que distintos esquemas mentales estarn en funcionamiento dentro de las mismascomunidades tradicionales (Gonzlez Ruibal 2003b: 27). El estudio de estas fasesdinmicas, de interacciones y cambios, es en lo que se pretende centrar este trabajo.

    Una persona procedente de una comunidad preindustrial como la de losvaqueiros dalzada (como lo son tambin todas las comunidades campesinas tradicionaleseuropeas, hasta las transformaciones iniciadas en el siglo XIX, y culminadas en lasltimas dcadas) emplea un mecanismo estructural de seguridad que le sirve paracomprender la realidad que percibe y poder as relacionarse con ella: elpensamiento mtico . Estos hombres y mujeres mitifican la realidad que perciben, para poder obtener

    explicaciones, justificaciones y orientaciones en las situaciones en que las necesiten. Slose iniciar un cambio profundo a nivel estructural en el esquema de pensamiento

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    tradicional vaqueiro con la aparicin de la documentacin escrita y la asimilacin delcarcter empirista de la Ciencia; lo que se generalizar entre comunidades marginales(del poder y del sistema culto) como la que aqu tratamos, como producto de la extensinde formas institucionales y administrativas del sistema de poder del estado espaol del

    siglo XX, y de las prcticas productivas capitalistas. De entonces en adelante, comenzara extenderse paulatinamente la percepcin de que el mecanismo bsico de seguridadser la confianza en nosotros mismos, como individuos pertenecientes a una comunidad(global, a nivel casi de especie), que es capaz de reconocer los mecanismos por los quefunciona la realidad observada, anticiparse a ellos, y actuar en consecuencia. Estaconfianza en la Ciencia propicia que se valore positivamente el cambio, rompiendo con latradicional valoracin del estatismo, la permanencia, y el mantenimiento invariable de lo

    conocido (Hernando 2006: 226).En el caso aqu expuesto, creemos que podramos situar este momento de cambioa lo largo de un perodo de choque que se mantiene vigente desde mediado el siglo XX,cobrando ms fuerza a medida que avanzamos hacia el presente. Intentaremos abordarel estudio de las formas materiales asociadas a este momento de confrontacin,documentando y exponiendo las evidencias relacionadas con el espacio construdocaractersticas a las distintas posiciones implicadas en esta situacin de friccin quepermanece an vigente.

    3.3. Etnoarqueologa del cambio cultural entre los vaqueiros d'alzada .La Etnoarqueologa parte con una tremenda ventaja de aplicacin en nuestro

    estudio frente a la Historia. La base del conocimiento etnoarqueolgico es la culturamaterial, en contacto con todos los sujetos sociales, por lo que habla de toda la sociedad;mientras que para la Historia tradicional el soporte de sus interpretaciones es ladocumentacin escrita, producida en su mayor parte por (o a instancia de) las elitespolticas y/o sociales, de observadores ajenos al contexto que pretenden plasmar porescrito... contando as con un grave sesgo documental de partida (ms o menosintencional), que en la mayora de los casos va encaminado hacia la legitimacin de lasituacin de marginalidad en la que permanecan, en este caso los vaqueiros, o hacia larecogida de informaciones aspticas, errneas o banales (Snchez Drag 1976).

    Dada la consideracin de pueblo vivo que podemos atribuir al colectivo vaqueiro,podremos acercarnos a su estudio a travs de la Etnoarqueologa, con cuya metodologa

    podremos estudiar prcticas socioculturales a partir de evidencias materiales, evaluablesy analizables en el marco de las Ciencias Sociales, teniendo siempre una consideracin

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    amplia de la categora o concepto de cultura material anteriormente expuesta, queenglobe tanto los elementos tangibles tradicionalmente entendidos como tales, comootros puntos ante los que nos podramos detener desde una perspectiva arqueolgica,como la arquitectura, el paisaje, los usos y concepciones del tiempo y el espacio... (Hillier

    y Hanson 1988; Criado 1993; Hernando 2002; Gonzlez Ruibal 2003). Aclarar tambinque la eleccin del colectivo vaqueiro como centro de nuestra atencin se debe a lasingularidad y homogeneidad de su modelo caracterstico de espacio construido,claramente individualizado en el medio rural asturiano. As, creemos que lasmodificaciones en sus pautas formales podrn indicarnos con mayor facilidad losparmetros en los que se inserta el cambio cultural que intentamos comprender.

    4. El paisaje vaqueiro tradicional:4.1. Organizacin territorial.

    Los vaqueiros dalzada viven a caballo entre dos espacios estacionales: las braasde verano, arriba ; y las braas de invierno, abajo . Entre estos dos ambientes,diferenciados por sus condiciones climticas, ecolgicas, las actividades que all sedesarrollan, la psicologa que rodea a cada estancia... losvaqueiros practican laalzada : eldoble viaje anual de ascenso y descenso, en el cual llevan consigo a toda la familia, todos

    los animales y la mayora de sus enseres, dando lugar a una accin de enormetrascendencia simblica y con una gran carga de emotividad (Ctedra 1989: 106-7).Siguen la senda del ganado, para proporcionarle, del mejor modo posible, alimento ycuanto necesite segn la estacin. Arriba , el ganado pasta libremente en los montescomunales, mientras que elvaqueiro se dedicaba a la arriera o al comercio entre Asturiasy Castilla. Abajo , se busca el refugio ante la crudeza del invierno en los puertos,estabulando al ganado en la cuadra la mayor parte del tiempo, mientras es alimentadocon hierba seca procesada durante el verano. Lo normal, desde la consolidacin del modode vida vaqueiro, es pasar unos 4 meses en las braas de invierno, entre noviembre ymarzo. Los pueblos de arriba son la clave, ya desde sus orgenes, para comprender susformas de vida: el ambiente es el ms especializado y el ms importante productivamentehablando. Los pueblos de invierno quedan en segundo plano, con una funcin derefugio universal ante el invierno (Garca 1988: 191).

    En el estudio los espacios rurales de montaa del concejo de Somiu nos topamoscon un entramado bastante peculiar y complejo de prcticas productivas ganaderas. Dosgrupos sociales e identitariamente diferenciados (campesinos estantes yvaqueiros )aprovechan el mismo territorio de forma a veces solapada. Esto se trasluce en diferentes

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    modelos de poblamiento y asentamiento, en el tiempo y en el espacio. Puedenestablecerse diferentes categoras de asentamientos, en funcin de las actividadesdesarrolladas (lvarez 2001: 36-41; Linares 2004: 29-42). Los pueblos vaqueiros deverano que analizamos en nuestro trabajo se corresponden con lasbraas-pueblo .

    4.2. El espacio construido:Nos centraremos en nuestro trabajo en el espacio construido de las braas de

    verano o braas-pueblo , pues son las que se sitan como eje central de las estrategiasvitales del colectivo vaqueiro, erigindose como centro de las referencias identitarias y dela produccin econmica.

    4.2.1. Los asentamientos: Si observamos la disposicin del poblamiento vaqueiro, encontramos tres espaciosprincipales en torno a sus asentamientos. Lasbraas-pueblo son el centro del espacio,con las otras dos reas dispuestas a modo de cinturones a su alrededor. Losespacios cercados se sitan en las zonas inmediatas a las viviendas, en los terrenos ms frtiles;son propiedades familiares cercadas con pared seca, destinadas a prados de siega y acultivos; son una mnima parte del pueblo. Lospastos o el monte son un conjunto depropiedades explotadas segn un rgimen colectivo, administrado por una Junta Vecinal;se dedican a reas de pastizal, y a la obtencin de rozo y lea. Sobresale la importanciacapital de los pastos, pues son el sustento del ganado, tanto del vacuno mayoritario, comodel ovino y caprino que complementaba tradicionalmente la cabaa. No debemos olvidarque gran parte de los montes y terrenos de pastos de montaa no se corresponden con elecosistema natural, sino que son producto de la reiterada e insistente accin humana, contalas, quemas, cercamientos buscando obtener el entorno ms idneo para susintereses ganaderos. Las braas de invierno siguen un ordenamiento equivalente al yadescrito, aunque los espacios cercados son menores y ms pobres. La finalidad principalde los espacios de las braas dabajo es producir hierba seca para alimentar al ganadoall estabulado en invierno.

    4.2.2. Las construcciones tradicionales vaqueiras: Debido a la necesidad de refugio y como frmula de territorialidad en una situacin

    de competencia por los espacios ganaderos, los vaqueiros construyeron cabaas y otras

    estructuras que se concentraron en braas . Se iniciara as una prctica constructiva yterritorial concreta que podramos remontar documentalmente hasta poca altomedieval

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    (Garca 1988), aunque podra ser insertada en un patrn de ocupacin del territoriorelacionado con las formas de vida pastoriles, en una dinmica de tiempos largos almodo planteado por Braudel, que tendra su punto de partida en la Prehistoria Reciente,asociada a las comunidades constructoras de tmulos del Neoltico cantbrico (de Blas

    1989), que tambin dejaron muestras de su presencia en el rea estudiada (Estrada 2007:429-30).

    Las viviendas vaqueiras en los puertos aparecieron con la consolidacin delcolectivo como grupo social y productivamente diferenciado, tras unas primeras fases enlas que las estructuras de habitacin eran loschozos y corros circulares con muros demampostera y cubiertas vegetales detapines y escobas, o de losas de piedra en falsacpula (Garca 1988: 226-8; lvarez 2001: 36; Linares 2004: 55-8). Tomaran unas formas

    territoriales propias de un ambiente de montaa propicio para las prcticas ganaderascomo ste, pudiendo tambin observar modelos similares en otras reas asturianas (Daz,Garca y Sagasti 1987; Lpez y Graa 2003), u otras regiones como Galicia (Ballesteros2004), Cantabria, o incluso el Prximo Oriente (Salzman 2002). La singularidad de cadagrupo, no obstante, reside en sus concepciones simblicas, mentales e identitariasparticulares, y en el grado de intensificacin de sus prcticas ganaderas.

    4.2.3. Caractersticas formales de las casas: Para Armando Graa y Juaco Lpez (1996a: 390-3), la evolucin de las casas

    rurales asturianas es comn a la pauta general que se percibe desde la Edad Media engran parte de Europa. Contemplan la posibilidad de poder determinar secuencias deldesarrollo de la casa rural mediante la Arqueologa, algo que an no se ha emprendido ennuestra regin. Las casas vaqueiras forman un grupo diferenciado dentro de laarquitectura popular asturiana, aunque comparten muchos parmetros simblicos,formales y funcionales. La casa es la unidad bsica de propiedad, produccin, consumo,identidad y socializacin; es mucho ms que un edificio (Garca 2006: 13-4). El espacioconstrudo sirve tambin para exponer y transmitir la idea del cosmos y los principios delorden social. Podemos as entender los espacios domsticos como medios no verbalesde comunicacin de primer orden en la conformacin y transmisin de los valoresculturales de una comunidad (Rapaport 1990).

    La casa vaqueira tradicional se construa en piedra, con cubierta vegetal. Elejemplo paradigmtico lo constituyen los denominadosteitos (lvarez 2001; Graa y

    Lpez 2007), que, no obstante, no son un tipo constructivo exclusivo de los vaqueiros. Lascasas presentes en las braas-pueblo pertenecen a diversos tipos de casa terrena , de

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    una planta, o de evoluciones de sta, ya con dos plantas, como lacasa de turria o casaen talud, y lacasa de patn o casa de escalera exterior (Paredes 2006: 124). En ellasconvivan el ganado y la familia, con diversas soluciones en su separacin. Tres eran suspartes bsicas: vivienda, establo y pajar. Dentro de la vivienda podemos diferenciar la

    cocina, los cuartos y algn espacio distribuidor, aadindose posteriormente lasala , elhorno o fornu , y el bao oescusu ... La parte ms importante de la casa vaqueira es sinduda la cuadra; cuando se construye una nueva vivienda, la forma y el tamao vansiempre en relacin con el espacio necesario para el ganado y sus atenciones (como ladel almacenamiento de hierba seca). Puede incluso afirmarse que se prestaba msatencin a las comodidades del ganado que a las de las personas (Ctedra 1989: 77).

    Las casas eran construidas por la propia familia, con la ayuda de otros vecinos, sin

    que interviniese personal especializado, por lo que las tcnicas constructivas eransencillas y adaptadas al medio, sin grandes preocupaciones estticas o estilsticas. Sinuna planificacin previa del proceso constructivo, el crecimiento y reformas de la viviendase establecan de un modo orgnico. Los materiales se obtenan del entorno inmediato.Las fachadas, alzadas con mampostera en seco, no solan revocarse ms que en sufachada principal, empleando un enfoscado de arena y cal (Paredes 2006: 165). Lacubierta vegetal requera soluciones particulares (Graa y Lpez 2007: 125-131), yainnecesarias con la extensin de las cubriciones con teja o losas de pizarra producidadesde inicios del siglo XX, puesto que ni siquiera en los casos que conservan mejor laspautas constructivas vernculas mantienen las viviendas estas techumbres vegetales. Lasformas y dimensiones, dentro del conjunto del pueblo, eran bastante homogneas, sicompramos unas casas con otras, enmascarando as la manifestacin de las posiblesdiferenciaciones sociales y econmicas entre las distintas familias.

    Normalmente, las casas aparecen disgregadas, formando asentamientos dispersoscon las casas separadas unas de otras. Esto contrasta claramente con respecto a lasaldeas de xaldos o marnuetos 3, que muestran una distribucin del casero msconcentrada. Destaca tambin la ausencia de hrreos y paneras junto a las casasvaqueiras, pues ante la poca importancia de la agricultura en sus formas de vida, no sehacen necesarios estos psitos elevados, omnipresentes en el resto del paisaje ruralasturiano.

    Las viviendas vaqueiras de verano han sido insistentemente estudiadas, existiendouna tipologa establecida por Adolfo Garca (1988: 230-43), quien describe 5 estadios

    3 Trminos con los que los vaqueiros designaban a los campesinos del interior y de la zona costera,respectivamente.

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    establecidos de forma unilineal y evolucionista, asociando cada tipo, y en cada perodo, alas posibilidades tcnicas y econmicas del grupo, como reflejo del desarrollo social ycultural del colectivo. Desde entonces el modelo no ha sido discutido en su concepcinpor ningn otro autor (lvarez 2001; Linares 2004; Graa y Lpez 2007), asumiendo estos

    sus lneas generales, e introduciendo tan slo algunas aclaraciones muy concretas, a lavez que han contribuido a ampliar la base documental existente.

    4.2.4. Etnoarqueologa de las viviendas vaqueiras: El anlisis de las viviendas vaqueiras es realmente interesante desde una ptica

    etnoarqueolgica, algo que, aunque ya enunciado (Gonzlez lvarez 2007), no ha sidoemprendido hasta la fecha. Existen estudios y categorizaciones de las construcciones en

    base a criterios de los modos de construccin, formas externas, divisiones internas yfuncionalidades..., elaborados por etngrafos o antroplogos (Garca 1988: 213-48; Graay Lpez 1986; 1987; 1996a y 2007; Paredes y Garca 2006), o por arquitectos (lvarez2001; Linares 2004), muy a tener en consideracin como bases slidas desde las quepartir en nuestro trabajo, ya que el uso con fines arqueolgicos de estos datos tambinpuede constituir una prctica viable en Etnoarqueologa (Gonzlez Ruibal 2001).

    A pesar de todas las modificaciones que la casa vaqueira haya sufrido, las quemantienen hoy su actividad productiva tradicional siguen cumpliendo las mismasfunciones que en el inicio de su evolucin en el siglo XVIII: casa-habitacin, establo ypajar (Garca 1988: 230). Por otro lado, muchas casas han sido abandonadas, estn enruinas o cumplen hoy una funcin distinta a la habitacional, haciendo las veces deestablos, almacenes o pajares. Esta perduracin de formas antiguas, en funcionamiento ono, es crucial a la hora de recomponer los hipotticos hitos diacrnicos, y servir de basepara estudios arqueolgicos de la vivienda vaqueira.

    5. Cambios recientes.Los vaqueiros d'alzada han sufrido mltiples cambios en sus formas de vida, hasta

    hacer desdibujar, en muchos casos, el hecho de que pertenezcan a un grupo culturaldiferenciado respecto a sus vecinos no vaqueiros; ms an si el grueso de los habitantesdel medio rural asturiano han variado tambin sus modos de vida, hasta minimizar lasdiferencias que los separaban.

    Entre los cambios acontecidos entre los vaqueiros y sus formas de vida, cabedestacar su paulatino abandono de la trashumancia; la mecanizacin y tecnificacin desus formas de produccin; la marcada mengua demogrfica del colectivo tras la acusada

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    incidencia del xodo rural (Feo 1980 y 1985; Snchez Fernndez 1988 y 1990; Cantero2003; Gonzlez lvarez 2007)... Todo ello ha propiciado la integracin de sus formaseconmicas en el capitalismo, lo que ha hecho que su cosmovisin y su esquema depensamiento tradicional hayan ido transformndose desde su esquema tradicional hacia

    formas heterogneas en las que se entremezclan parmetros empiristas modernos con unfondo mtico-tradicional. De igual forma, la tradicional marginalidad del colectivo haquedado slo como un recuerdo. La marginacin que pudiera prevalecer en nuestrosdas, se podra slo contemplar por su aislamiento respecto a los aldeanos asturianos odebido a la inercia de una tradicin malvolamente entendida.

    6. El espacio construido y el cambio cultural.

    El espacio construido tradicional vaqueiro ha sufrido una serie de modificacionesque nos servirn para reflexionar y discutir sobre el cambio cultural. Asumimos que lasmutaciones en los patrones formales y funcionales de la cultura material reproducen oresponden a cambios identitarios, mentales o productivos. En este sentido, las casasvaqueiras muestran un amplio abanico de transformaciones respecto a los patronesformales tradicionales de su propia caracterizacin arquitectnica. Para facilitar nuestrotarea, hemos establecido una serie de categoras con las que agrupar los diferentes

    ejemplos estudiados, en funcin de los parmetros constructivos y los condicionantessimblicos o productivos que median en la concepcin y uso del espacio. As, definimoslos grupos decasas tradicionales , casas en transicin formal , casas vaqueiras modernas ,ruinas y casas nuevas capitalistas .

    6.1. Casas tradicionales.Las casas tradicionales (Lmina 1) mantienen las formas constructivas propias de

    la arquitectura verncula, sin modificar sustancialmente la distribucin de los espaciosdomsticos ni incorporar de forma masiva materiales constructivos alctonos (Lmina 1.B-D-E-F) que, cuando aparecen, lo hacen incorporados con una concepcin de usotradicional, y no como podran presentarse en un contexto urbano. As por ejemplo, seemplean ladrillos o bloques cermicos industriales sin que sean recubiertos por cargasmurarias y pintura, de un modo semejante a como aparecen los muros de mamposterade esas mismas casas tradicionales (Lmina 1.C). Muchos ejemplos incluidos en estacategora analtica son casas deshabitadas, usadas muchas veces como cuadras opajares, adems de alguna vivienda que se mantiene en sus formas tradicionales ligada auna familia trashumante. Si bien antao todas las casas tenan cubiertas vegetales, hoy

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    se conservan pocos teitos en pie, sin que ninguno mantenga su funcin habitacional(Lmina 1.B); lo normal es que las viviendas hayan cambiado sus techumbres de escobapor cubriciones de teja o pizarras, adems de lminas fibrocemento para cuadras opajares.

    6.2. Casas vaqueiras en transicin formal.Denominamoscasas vaqueiras en transicin formal (Lmina 2) a los casos que

    toman como base constructiva una vivienda tradicional, en la que se incorporansustanciales modificaciones formales y funcionales, derivadas de prcticas ajenas a latradicin vaqueira. En los ejemplos de este grupo podemos observar el uso de materialesy tcnicas constructivas modernas, como bloques de cemento o ladrillos en el alzado de

    las paredes, cargas murarias policromadas, azulejos o plaquetas plsticas en lasfachadas... empleadas ya de forma consciente y moderna, con la exhibicin marcada deesos rasgos formales rompedores, que adems enmascaran las pautas constructivasvernculas. Tambin muestran elementos ligados a una concepcin constructiva/funcionalajena a la tradicin domstica vaqueira. A modo de ejemplo, vemos modificaciones en laescalera de algunos casos de casa-patn , emergiendo un nuevo volumen constructivoanexo a la escalera que hace las veces de vestbulo en la entrada de la casa (Lmina2.C-D-E). Esta obra se aprovecha tambin, en muchos casos, para incorporar una nuevaestancia domstica: el bao. Otros punto reseable en este grupo es la creacin de unnuevo espacio en el mbito inmediato a la casa, a modo de jardn, con la aparicin deplantas ornamentales o estatuillas decorativas, muretes de piedra y verjas delimitandoeste espacio como un mbito privado no-productivo, entre las viviendas y los pradoscercados (Lmina 2.A-D-E-F). La consolidacin de este espacio es algo progresivo en eltiempo, y as hemos podido atestiguar realidades intermedias en la implantacin de estosmbitos ajardinados, con jardines-huerto en los que conviven plantas ornamentales conespecies hortcolas tradicionales como berzas o cebollas, ilustrativa situacin tambindocumentada en otros mbitos rurales (Gonzlez Ruibal 2003b).

    6.3. Casas vaqueiras modernas.Las casas vaqueiras modernas (Lmina 3) son construcciones con remociones

    importantes que enmascaran casi totalmente su origen a partir de una casa tradicional;adems de algunos ejemplos de nueva fbrica erigidos por familias que mantienen las

    prcticas productivas ganadero-trashumantes. En su construccin se emplean ya tcnicasy materiales modernos e industriales. En estas casas se aprecia una mayor bsqueda de

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    la ostentacin y la visibilidad, algo que se trata de conseguir con materiales determinados,como azulejos, ladrillos industriales, pinturas de vivos colores... Un punto importante, quediferencia a esta categora de las casas nuevas capitalistas es la carencia en unaplanificacin previa cerrada o total, puesto que estas casas sufren a veces remociones en

    sus formas que se plasman constructivamente de manera orgnica, con nuevosvolmenes adosados o con el levantamiento de nuevas alturas sobre el conjunto de lavivienda (Lmina 3.B). Tambin se acenta la parcelacin y privatizacin del espaciocircundante de las casas, usualmente ajardinado, con el cerramiento del mismo por mediode vallas, verjas o muros que le confieren una visibilidad ms opaca hacia el exterior. Otropunto destacado es la clara separacin entre vivienda y establo, gracias al uso como talde otras casas deshabitadas del pueblo; o bien con el levantamiento de nuevas cuadras

    exentas respecto a la vivienda familiar (Lmina 3.F), que sern de grandes dimensiones,capaces de alojar a decenas de reses de ganado, con un aspecto muy semejante al delas naves industriales. Estas nuevas construcciones se hacen necesarias debido alproceso de intensificacin de la produccin ganadera actual. El espacio antes ocupado enlas casas por los animales deja ahora un hueco muy propicio para funcionar como garaje.Una caracterstica destacada de este tipo de casas es la voluntad cristalina de sushabitantes de dotar de un aspecto arquitectnico urbano a las viviendas y su entorno,tratando de alejarse de la apariencia rural -atrasada- que sera ms propia de los pueblosdel medio rural.

    6.4. Ruinas.La merma demogrfica del medio rural asturiano en su conjunto est haciendo que

    se desatienda el mantenimiento de muchas casas y construcciones, o que se abandonendefinitivamente, convirtindose enruinas (Lmina 4), como recuerdo material perenne delo que un da significaron sociocultural, demogrfica y productivamente. Este proceso deabandono tambin es propiciado, no obstante, por el traslado de las unidades familiares anuevas casas construidas en el mismo pueblo, que dejan en un estado de aparenteabandono a sus antiguas unidades domsticas, pertenecientes a la categora que aqudenominamoscasas tradicionales . Reconocemos tambin en nuestro caso de estudio, elhecho ya comentado para otras regiones (Gonzlez Ruibal 2003b: 131-7), de la dificultadque entraa conocer con certeza que algunas viviendas se encuentran definitivamente ono en estado de abandono, pudiendo ser frecuentadas, an en su estado de ruina, por

    sus propietarios, o sirviendo de construcciones anexas a otras casas que las usan comoalmacn o pajar. Estas estructuras arruinadas juegan un importante papel en el dilogo

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    material que se establece en las situaciones de cambio y/o conflicto cultural como la queaqu presentamos. As, lasruinas pueden ser ocultadas (Lmina 4.F), exhibidas (Lmina4.D), asumidas o reutilizadas (Lmina 4.B), desde los distintos focos de interlocucin quese establecen en esta dinmica dialctica entre la materialidad de las distintas

    cosmovisiones que entran en friccin.

    6.5. Casas nuevas para nuevos tiempos.Las casas nuevas son construcciones concebidas, erigidas y habitadas de forma

    moderna, por personas ajenas al paisaje y al paisanaje propios del rea de estudio(Lmina 5). Con ellas, se introduce de forma palpable el esquema mentalcapitalista- empirista-urbano en su completa integridad. Hasta ahora, las casas presentadas eran

    autocontrudas por cada familia; estas casas son sin embargo planificadas y construidaspor profesionales especializados, mostrando una completa apariencia externa deracionalidad, frente a la imagen orgnica de lascasas tradicionales o de las casas en transicin formal . Sus habitantes no parecen mostrar una clara intencin de pasar aformar parte de la organizacin espacial y paisajstica tradicional vaqueira. El rasgo mssobresaliente de estas viviendas es la desconexin total con los rasgos arquitectnicostradicionales del rea geogrfica en la que se insertan, volviendo la espalda incluso arasgos constructivos derivados de la adaptacin al medio. En esta lnea, proliferangrandes ventanales, galeras cubiertas, amplios porches, o incluso arquitecturas enmadera (Lmina 5.A). Tambin se observa la profusin de elementos decorativos, comoestatuas, elementos en hierro forjado, tallas en madera... Todo encaminado a alcanzar lasmximas cotas en trminos de exhibicin, visibilidad y opulencia. En cuanto a susparmetros espaciales, es curioso observar cmo se sitan en el permetro de lospueblos, preferentemente junto a la carretera principal o el acceso al pueblo. Su entornoinmediato est invariablemente cerrado, a modo de mbito privado, ajardinado y/ourbanizado, oculto en muchos casos de la mirada de observadores externos a la unidaddomstica.

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    Entre las realidadesmateriales examinadas, nosllam especialmente laatencin la existencia, en el

    contexto de algunas casas nuevas , de motivosdecorativos ajenos a latradicin artstica yarquitectnica local (Garca1988; Graa y Lpez 1996by 2007; lvarez 2001).

    Entendemos estasevidencias como productode los procesos deremitificacin artificiosa yasptica de un medio ruraldesmitificado, por laspersonas recin llegadas,ajenas al contexto local.Estos motivos decorativosson figuras nada usuales enla decoracin o arte mueblevaqueiro, pero que aqu seinsertan en conjuntoshabitacionales de nuevasfamilias llegadas desde realidades urbanas. As pues, vemos cmo determinadas familias-que rigen su existencia segn parmetros empiristas, cientifistas, con la importancia delprincipio de autoridad-, remitifican con determinados motivos decorativos el espacioconstrudo de sus segundas residencias, pues son bien conscientes de la realidad mticatradicional que impera en el fondo del paisanaje que les rodea, persiguiendo quizscamuflar o adaptar sus casas al entorno que han elegido para pasar sus perodosvacacionales. Las figuras elegidas son las ms difundidas en publicaciones de divulgacinsobre Folklore, etc. que se presentan para ellos como fuentes fiables de informacin por

    el hecho de difundirse por escrito. Paradjicamente, no son conscientes de que sustentativas remitificadoras, adems de forzadas y artificiales, son intiles, puesto que el

    Figura 2: Motivos decorativos asociados acasas nuevas . A y B: La Peral. C: El Puerto.

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    proceso desmitificador del paisaje y el paisanaje tradicional est ya en marcha en estospueblos, con un ritmo casi imparable.

    7. Conclusiones.

    1. Las sociedades, el paisaje... son trminos derivados de cuestiones observacionales,en los que la subjetividad del observador juega un papel ineludible en su percepciny reflexin.

    2. La casa es un elemento cultural fundamental en el estudio de las comunidadeshumanas, cuyo anlisis puede resultar tremendamente valioso, por proporcionarnosdatos interesantes en las interpretaciones sobre un amplio abanico de aspectosculturales.

    3. La buena conservacin de las construcciones tradicionales va de la mano delmantenimiento de su funcionalidad tradicional, preservando as del mejor modoposible las caractersticas en conjunto de estas estructuras, que pierden parteimportante de su valor documental en otros contextos ligados, por ejemplo, a losservicios del ocio. Por ello creemos que la mejor forma de velar por su integridad esproteger o potenciar las actividades tradicionales a las que se vinculan, y no dandoayudas directas para su reparacin y mantenimiento en completa desconexin con

    el contexto cultural y productivo con el que se relacionan.4. En el proceso deelaboracin de nuestrotrabajo hemosincorporado en gran partela base terico-metodolgica aplicada enGalicia y vila por AlfredoGonzlez Ruibal (2003b y2005) y lvaro Falquina(2005), respectivamente,que fuimos amoldandoad hoc a nuestro contexto detrabajo. Es de destacar elestablecimiento deparalelos en muchosparmetros materiales

    Figura 3: Concepcin de Etnoarqueologa planteada eneste trabajo.

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    vinculados con determinados contextos simblico-culturales, que se repiten en lostres marcos estudiados con similares trasfondos interpretativos. Con estosresultados, creemos que podemos apoyar la viabilidad de la Etnoarqueologa comodisciplina autnoma generadora de referentes inspiradores para la reflexin

    interpretativa del Pasado a partir de sus restos materiales (Figura 3); adems deservir para evaluar de un modo ms honesto los contextos humanos con los quedirectamente se trabaja en Etnoarqueologa.

    5. Con las revoluciones burguesas y la revolucin industrial, el peso econmico ypoltico ha pasado en Europa del campo y la Corte, respectivamente, a la ciudad. Elcampo ha quedado notablemente marginado del cambio econmico e ideolgico, deun modo marcado en Espaa, y especialmente apreciable en Asturias. En esta

    tendencia general de xodo rural, la renta media en el campo ha descendidonotablemente en la actualsociedad del bienestar , que ante todo es urbana. Comorespuesta a todo esto, los habitantes del campo tratan deurbanizar de un modoartificioso sus casas y sus vidas.

    6. Los estudios etnoarqueolgicos pueden servir como herramientas con las que lascomunidades rurales tradicionales tengan la opcin de mantener con vitalidad yautoconsciencia sus rasgos identitarios colectivos, a pesar de los cambios, y puedanas afrontar con mayor control y seguridad el futuro de su tradicin, preservando conhonor el hecho de pertenecer a un determinado paisanaje, seguros a la vez de noser absorbidos impunemente por la apisonadora de la economa y la sociedadglobal.

    7. Confiamos en que nuestras reflexiones sirvan a la vez de homenaje y diagnstico deun cambio social, cultural y productivo, ligado a momentos de crisis, despoblacin...de un territorio tradicionalmente connatural a unas precisas formas socioculturales yproductivas que estn siendo en cierto modo minusvaloradas por las instituciones ypersonalidades con el poder efectivo de decisin para poder dar el giro necesario apolticas y voluntades concretas: de conocimiento, respeto, proteccin, fomento,conservacin... Voluntades que, sin embargo, estn siendo puestas en prctica enotras zonas de nuestra regin, como sucede en las zonas mineras o industriales, encuyas problemticas se vienen volcando tradicionalmente con visible energa estasmismas figuras e instituciones.

    8. Los cambios en el sistema productivo ganadero son visibles en el registro material, a

    travs del anlisis del espacio construdo, en nuestro caso. Podemos evaluartambin el impacto de nuevas actividades como el turismo y los servicios del ocio.

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    9. Los investigadores no tenemos la potestad para pedir a los habitantes del mediorural que permanezcan invariables en sus formas de vida, preservando supureza cultural ; o que, ms an, deban cambiar de vida, dejando atrs sus constructosmentales acerca del mundo, pues son inferiores y estn atrasados o equivocados.

    Las culturas no son estticas, sino que son elementos dinmicos que evolucionan,involucionan, surgen o desaparecen; no hay culturas mejores o peores. Debemos,as pues, ofrecerles a los protagonistas de nuestros trabajos etnoarqueolgicos lainformacin que puedan requerir para regir sus destinos, tomando siempre suspropias decisiones acerca de su mundo, su cultura y su porvenir.

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