estudio patológico retrospectivo de mortalidad en reptiles
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Universidad de La Salle Universidad de La Salle
Ciencia Unisalle Ciencia Unisalle
Medicina Veterinaria Facultad de Ciencias Agropecuarias
2008
Estudio patológico retrospectivo de mortalidad en reptiles del Estudio patológico retrospectivo de mortalidad en reptiles del
zoológico Jaime Duque entre el año 1991 y el 2006 zoológico Jaime Duque entre el año 1991 y el 2006
Javier Ricardo Herrera Ramírez Universidad de La Salle, Bogotá
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ESTUDIO PATOLÓGICO RETROSPECTIVO DE MORTALIDAD EN REPTILES
DEL ZOOLÓGICO JAIME DUQUE ENTRE EL AÑO 1991 Y EL 2006
JAVIER RICARDO HERRERA RAMÍREZ
UNIVERSIDAD DE LA SALLE FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA
BOGOTA D.C. 2008
ESTUDIO PATOLÓGICO RETROSPECTIVO DE MORTALIDAD EN REPTILES
DEL ZOOLÓGICO JAIME DUQUE ENTRE EL AÑO 1991 Y EL 2006
JAVIER RICARDO HERRERA RAMÍREZ CÓDIGO: 14971049
Trabajo de grado presentado como requisito para optar por el título de Médico Veterinario
Director LEONARDO ARIAS BERNAL
Codirector IOVANA CASTELLANOS
UNIVERSIDAD DE LA SALLE FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA
BOGOTA D.C. 2008
DIRECTIVOS
RECTOR Hno. Carlos Gabriel Gómez Restrepo.
VICERRECTOR ACADEMICO Hno. Fabio Humberto Coronado Padilla.
VICERRECTOR ADMINISTRATIVO Hno. Mauricio Fernández Fernández.
VICERRECTOR DE PROMOCION Hno. Carlos Alberto Pabón Meneses. Y DESARROLLO HUMANO
DECANO DE LA FACULTAD DE Dr. Pedro Pablo Martínez Méndez. MEDICINA VETERINARIA
SECRETARIA ACADEMICA Dra. María Teresa Uribe Mallarino.
DIRECTOR CLÍNICA VETERINARIA Dr. Juan Pablo Pinedo Méndez.
ACEPTACION
DIRECTOR _____________________________
Dr. Leonardo Arias Bernal.
CODIRECTOR _____________________________ Dra. Iovana Castellanos
JURADO _____________________________
Dr. Héctor Eduardo González. JURADO _____________________________
Dr. Rafael Neira Rairan.
SECRETARIA ACADEMICA _____________________________
Dra. María Teresa Uribe Mallarino.
AGRADECIMIENTOS
Al Doctor Leonardo Arias Bernal, por elegir este estudio como trabajo de grado.
A la Doctora Iovana Castellanos, que con su empeño, sus conocimientos, su
orientación y asesoría fue posible desarrollar este proyecto.
Al Doctor José Luís Azumendi Ollo, por su orientación en la parte de parasitología.
A mi tío, por su apoyo incondicional en mi tesis de grado.
A mi esposa e hijo por apoyarme y esperarme en los momentos más difíciles de
mi vida.
A mi abuela que desde el cielo me mandó bendiciones y me animó en la
culminación de mi carrera.
A mis padres, y a las personas más cercanas que me han apoyado a lo largo de
mi carrera y en el desarrollo de este trabajo de grado.
A Fernando y Aquilino que me colaboraron durante el desarrollo del estudio.
Adicionalmente también quiero agradecer a los trabajadores y al personal del
Zoológico Jaime Duque por su colaboración prestada.
Por último quiero agradecer a la Facultad de Medicina Veterinaria y a sus
directivas de la Universidad de La Salle, por permitirme llevar a cabo este proyecto
con el fin de realizarme como estudiante de pregrado.
DEDICATORIA
“Quiero dedicar este trabajo de grado a Dios, pero principalmente a mi abuela
María del Carmen, por todas sus enseñanzas y su acompañamiento en mi carrera
por la vida…”
A mi esposa y a mi hijo, que son la razón de mí existir,
… y a mi tío Justo Pastor Rodríguez, por su apoyo y comprensión…
En general dedico este trabajo a todas las personas que quieren ser Médicos
Veterinarios.
TABLA DE CONTENIDO
Pág. RESUMEN 1
ABSTRACT 4 INTRODUCCIÓN 7 1. OBJETIVOS. 9 1.1. GENERAL. 9 1.2. ESPECÍFICOS. ` 9 2. REVISION DE LITERATURA. 10 2.1. INTRODUCCION. 10 2.2. REPTILES. 11 2.3. CLASIFICACIÓN DE LOS REPTILES. 12 2.4. GENERALIDADES ANATÓMICAS. 13 2.5. ENFERMEDADES DE LOS REPTILES. 16 2.5.1. Enfermedades bacterianas . 17 2.5.1.1. Estomatitis Ulcerativa bacteriana. 17
2.5.1.2. Enfermedad Ulcerativa Cutánea Septicémica (SCUD). 17 2.5.1.3. Enfermedad Ulcerativa Del Caparazón. 18 2.5.1.4. Gastroenteritis bacteriana. 18 2.5.1.5. Tuberculosis. 19 2.5.1.6. Leptospirosis. 20 2.5.1.7. Neumonía bacteriana. 20 2.5.1.8. Abscesos. 21 2.5.2. Enfermedades micóticas. 21 2.5.3. Enfermedades virales. 23 2.5.3.1. Herpesvirus. 23
2.5.3.2. Iridovirus. 24 2.5.3.3. Adenovirus. 24 2.5.3.4. Poxvirus. 25 2.5.3.5. Retrovirus. 26 2.5.3.6. Paramyxovirus. 26 2.5.4. Enfermedades parasitarias. 27
2.5.4.1. Endoparásitos. 27 2.5.4.1.1. Protozoarios. 27 2.5.4.1.1.1. Amebas. 27 2.5.4.1.1.2. Coccidiosis. 28 2.5.4.1.1.3. Hemoparásitos. 29 2.5.4.1.1.4. Protozoarios Flagelados. 29 2.5.4.1.1.5. Sarcosporidiosis. 30 2.5.4.1.2. Tremátodos. 30 2.5.4.1.3. Cestodos. 32 2.5.4.1.4. Nemátodos. 32 2.5.4.2. Ectoparásitos. 35 2.5.4.2.1. Moscas, mosquitos y pulgas. 35 2.5.4.2.2. Garrapatas. 35 2.5.4.2.2. Ácaros. 35 2.5.5. Enfermedades nutricionales. 36
2.5.5.1. Hipovitaminosis A. 36 2.5.5.2. Hipovitaminosis D. 36 2.5.5.3. Hipovitaminosis B1 (Deficiencia de Tiamina). 37 2.5.5.4. Hipovitaminosis C (Deficiencia de ácido ascórbico). 37 2.5.5.5. Hipovitaminosis E. 37 2.5.5.6. Hipervitaminosis D. 37 2.5.5.7. Lipidosis Hepática. 38 2.5.5.8. Gota. 38
2.5.5.9. Enfermedad Metabólica del Hueso (EMH). 39 2.5.5.9.1. Osteodistrofia fibrosa. 39 2.5.5.9.2. Hiperparatiroidismo nutricional secundario. 39 2.5.5.9.3. Osteoporosis. 39 2.5.5.10. Deficiencia de carbohidratos. 40 2.5.6. Otras enfermedades. 40 2.5.6.1. Disecdisis o muda anormal de la piel. 40 2.5.6.2. Enfermedades neoplásicas. 41 3. MATERIALES Y MÉTODOS. 42 3.1. SELECCIÓN DE LOS CASOS. 42 4. RESULTADOS. 43 4.1. DIAGNÓSTICO HISTOPATOLÓGICO EN REPTILES. 44 4.1.1. Lesiones de origen bacteriano. 45
4.1.2. Lesiones de origen parasitario. 46 4.1.3. Otras lesiones. 47 4.2. DIAGNÓSTICO HISTOPATOLÓGICO POR ORDEN 48
TAXONÓMICO. 4.2.1. Lesiones encontradas en Quelonios. 48 4.2.2. Lesiones encontradas en Ofidios. 50
4.2.3. Lesiones encontradas en Saurios. 51
4.2.4. Lesiones encontradas en Crocodilianos. 53 5. DISCUSIÓN. 54
5.1. ENFERMEDADES BACTERIANAS. 54 5.2. ENFERMEDADES PARASITARIAS. 60 5.2.1. Nemátodos. 60 5.2.2. Protozoarios. 61 5.2.3. Tremátodos. 62 5.3. ENFERMEDADES NUTRICIONALES. 64 6. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES. 66 7. BIBLIOGRAFIA. 69
8. ANEXOS. 78
LISTA DE TABLAS
Pág. Tabla 1. Mortalidad de reptiles del zoológico Jaime Duque, 44
clasificados taxonómicamente y por especie
(1991 - 2006).
Tabla 2. Lesiones de posible origen bacteriano en reptiles. 46 Tabla 3. Lesiones asociadas a parásitos. 47 Tabla 4. Otras lesiones histopatológicas. 48
Tabla 5. Lesiones histopatológicos encontrados en Quelonios. 50 Tabla 6. Lesiones histopatológicas encontradas en Ofidios. 51
Tabla 7. Lesiones histopatológicas encontradas en Saurios. 52
Tabla 8. Lesiones histopatológicas encontradas en 53
Crocodilianos.
ANEXOS
Pág. Figura 1. Necrosis hepática en una tortuga icotea (Trachemys 78
scripta spp.). H&E 100x.
Figura 2. Neumonía granulomatosa en una tortuga icotea 78 (Trachemys scripta spp.). H&E 100x.
Figura 3. Neumonía abscedativa en una tortuga icotea 79
(Trachemys scripta spp.). H&E 100x.
Figura 4. Huevos de Spirorchis spp., en el hígado de una 79
tortuga icotea (Trachemys scripta spp.). H&E 400x.
Figura 5. Filaroides spp., en el pulmón de una falsa coral 80
(Lampropeltis triangulum). H&E 400x.
Figura 6. Dracunculus spp., en el intestino delgado de una boa 80
constrictora (Boa constrictor). H&E 100x.
Figura 7. Hastospiculum spp., en la luz del intetino delgado 81
de una boa constrictora (Boa constrictor). H&E 100x.
Figura 8. Tremátodo en la serosa del intestino delgado de una 81
serpiente guardacaminos (Matigodries pleii). H&E 400x.
Figura 9. Filaroides spp., en el pulmón de una iguana 82
verde (Iguana iguana). H&E 400x
Figura 10. Nemátodo gastrointestinal en una iguana verde 82
(Iguana iguana). H&E 50x.
Figura 11. Cambio graso en el hígado de una iguana 83
verde (Iguana iguana). H&E 100x.
Figura 12. Uratos en túbulo renal de una tortuga icotea 83
(Trachemys scripta spp.). H& 100x.
RESUMEN
Se escogieron 46 casos de mortalidad de los registros del Zoológico Jaime Duque
entre los años 1991 y el 2006, los cuales contaban con necropsia y estudio
histopatológico, correspondientes a los siguientes porcentajes de mortalidad por
grupo: 45,65% (21/46) al orden Quelonia con especies como: tortuga mata-mata
(Chelus fimbriatus), tortuga morrocoy (Geochelone spp.), tortuga tapaculo
(Kinosternon leucostomum.), tortuga icotea (Trachemys scripta spp.) y tortuga
charapa (Podocnemys spp.), al orden de los Escamosos el 41,30% (19/46), de los
cuales el 21,73% (10/46) pertenecía al suborden Ofidia, con las siguientes
especies: anaconda (Eunectes murinus), boa constrictora (Boa constrictor), falsa
coral (Lampropeltis triangulum), serpiente guardacaminos (Matigodries pleii) y boa
arcoiris (Epicrates cenchria cenchria), y al suborden Sauria el 19,56% (9/46) en
especies como: iguana verde (Iguana iguana) y lobo pollero (Tupinambis teguixin),
por último, el orden de los Crocodilianos con las babillas (Crocodylus fuscus) con
un 13,04% (6/46), se evaluaron nuevamente para observar las diferentes lesiones
morfológicas microscópicas, dar un diagnóstico morfológico y tratar de precisar un
diagnóstico final.
De los cuarenta y seis casos, el 4,34% (2/46) no se pudo valorar
morfológicamente, ya que presentaba cambios avanzados de autolisis y en el
19,56% (9/46) no se observaron lesiones histopatológicas o no contaba con el
número suficiente de tejidos a evaluar que permitieran establecer la causa de la
muerte. En los demás casos con el 76,08% (35/46) se encontraron uno o más
tejidos con diferentes alteraciones histológicas, que fueron clasificadas como
consecuencia de patologías de posible origen bacteriano en 48 tejidos, de origen
parasitario en 10 tejidos y otras lesiones encontradas cuyos agentes etiológicos
pueden ser diversos en 29 tejidos.
1
Las causas de muerte en este estudio de acuerdo con las lesiones observadas en
el microscopio, se debieron en su gran mayoría a posibles infecciones bacterianas
en un 77,14% (27/35). Los Quelonios fueron los que presentaron mayor porcentaje
de lesiones hepáticas de posible origen bacteriano con un 33,33% (7/21), los
Saurios con 22,22% (2/9), los Crocodilianos con 33,33% (2/6) y los Ofidios con
10% (1/10). También los Quelonios presentaron más problemas respiratorios de
posible origen bacteriano con un 13,04% (6/21), que los Crocodilianos con 33,33%
(2/6) y que los Ofidios con 10% (1/10). Las gastroenteritis de posible origen
bacteriano afectaron a Quelonios en un 9,52% (2/21), a los Crocodilianos en un
33,33% (2/6), a los Ofidios en un 10% (1/10), y a los Saurios en un 11,11% (1/9) y
septicemia se presentó en 22,85% (8/35), en Quelonios en un 19,04% (4/21), en
Saurios 22,22% (2/9), en Ofidios 10% (1/10) y en Crocodilianos 16,66% (1/6).
Las dermatitis necróticas ulcerativas se observaron en un 8,57% (3/35), en una
tortuga icotea (Trachemys spp.), en una babilla (Crocodylus fuscus) y en una boa
constrictora (Boa constrictor).
Los reptiles son afectados frecuentemente por estomatitis ulcerativa bacteriana,
pero en el presente estudio se observaron pocos casos con esta lesión 5,71%
(2/35).
Los parásitos que se encontraron en los reptiles en este estudio fueron nematodos
en pulmón e intestino delgado en un 11,42% (4/35); se encontraron en el pulmón
protozoarios como coccidias en un 5,71% (2/35) y los tremátodos que se
observaron en el intestino delgado, el estómago y el hígado 5,71% (2/35).
En este estudio las lesiones asociadas a trastornos de origen nutricional como los
cambios grasos hepáticos fueron los más observados en los reptiles con 34,28%
(12/35) en Quelonios en un 23,80% (5/21), en Ofidios en un 20% (2/10), en
Saurios en un 22,22% (2/9) y en Crocodilianos en un 50% (3/6). La nefropatía por
2
uratos se observo como lesión importante en el riñón en un 20% (7/35), donde el
23,80% (5/21) en Quelonios y el 33,33% (2/6) en Crocodilianos, en donde esta
lesión se encontró asociada con deshidratación en un 14,28% (3/21) en
Quelonios.
Aunque la literatura reporta patologías de origen viral, en el presente estudio no se
evidenciaron lesiones compatibles con estos agentes, tampoco se registran
lesiones de origen micótico.
Es importante hacer estudios específicos que ayuden a identificar los agentes
infecciosos, revisar las dietas de los animales y la población parasitaria que
afectan a los reptiles cautivos en el zoológico Jaime Duque.
Palabras claves: Exámen histopatológico, mortalidad, enfermedades bacterianas,
enfermedades parasitarias.
3
ABSTRACT
46 cases of mortality of the Zoological Jaime Duque registrations were chosen
among the years 1991 and the 2006, which had autopsy and histopathological
study, corresponding to the following percentages of mortality for group: 45,65%
(21/46) to the order Quelonia with species like: turtle bush-bush (Chelus
fimbriatus), turtle morrocoy (Geochelone spp.), turtle tapaculo (Kinosternon
leucostomum.), turtle icotea (Trachemys scripta spp.) and turtle charapa
(Podocnemys spp.), to the order of the Scaly ones 41,30% (19/46), of those which
21,73% (10/46) it belonged to the Ophidian suborden, with the following species:
anaconda (Eunectes murinus), boa constrictora (Boa constrictor), false coral
(Lampropeltis triangulum), snake guardacaminos (Matigodries pleii) and boa
rainbow (Epicrates cenchria cenchria), and to the Saurian suborden 19,56% (9/46)
in species like: green iguana (Iguana iguana) and wolf poultry seller (Tupinambis
teguixin), lastly, the order of the Crocodilianos with the stifle (Crocodylus fuscus)
with 13,04% (6/46), they were evaluated again to observe the different microscopic
morphological lesions, to give a morphological diagnosis and to try to specify a
final diagnosis.
Of the forty six cases, 4,34% (2/46) you could not value morphologically, since it
presented advanced changes of autolysis and in 19,56% (9/46) lesions
histopathologicals were not observed or it didn't have the enough number of fabrics
to evaluate that they allowed to establish the cause of the death. In the other cases
with 76,08% (35/46) they were one or more fabrics with different histologic
alterations that were classified as consequence of pathologies of possible bacterial
origin in 48 fabrics, of parasitic origin in 10 fabrics and other opposing lesones
whose etiologic agents can be diverse in 29 fabrics.
4
The causes of death in this agreement study with the lesions observed in the
microscope, owed you in their great majority to possible bacterial infections in
77,14% (27/35). The Quelonios those that presented bigger percentage of hepatic
lesions of possible bacterial origin with 33,33% was (7/21), the Saurian ones with
22,22% (2/9), the Crocodilianos with 33,33% (2/6) and the Ophidian ones with 10%
(1/10). the Quelonios Also presented more breathing problems of possible bacterial
origin with 13,04% (6/21) that the Crocodilianos with 33,33% (2/6) and that the
Ophidian ones with 10% (1/10). The gastroenteritis of possible bacterial origin
affected Quelonios in 9,52% (2/21), to the Crocodilianos in 33,33% (2/6), to the
Ophidian ones in 10% (1/10), and to the Saurian ones in 11,11% (1/9) and
septicemia was presented in 22,85% (8/35), in Quelonios in 19,04% (4/21), in
Saurian 22,22% (2/9), in Ophidian 10% (1/10) and in Crocodilianos 16,66% (1/6).
The necrotic ulcerative dermatitis was observed in 8,57% (3/35), in a turtle icotea
(Trachemys spp.), in a stifle (Crocodylus fuscus) and in a boa constrictora
(constrictor Boa).
The reptiles are frequently affected by bacterial estomatitis ulcerative, but presently
study few cases were observed with this lesion 5,71% (2/35).
The parasites that were in the reptiles in this study were nematode in lung and thin
intestine in 11,42% (4/35); they were in the lung protozoa like coccidias in 5,71%
(2/35) and the tremátodes that were observed in the thin intestine, the stomach
and the liver 5,71% (2/35).
In this study the lesions associated to dysfunctions of nutritional origin as the
hepatic fatty changes were those more observed in the reptiles with 34,28%
(12/35) in Quelonios in 23,80% (5/21), in Ophidian in 20% (2/10), in Saurian in
22,22% (2/9) and in Crocodilianos in 50% (3/6). The nephropatia for urates one
observes as important lesion in the kidney in 20% (7/35), where 23,80% (5/21) in
5
Quelonios and 33,33% (2/6) in Crocodilianos where this lesion was associated with
dehydration in 14,28% (3/21) in Quelonios.
Although the literature reports pathologies of viral origin, presently study
compatible lesions were not evidenced with these agents, neither they register
lesions of origin mycotic.
It is important to make specific studies that help to identify the infectious agents,
revise the diets of the animals and the parasitic population that affect the captive
reptiles in the zoological Jaime Duque.
Key words: histopathologic examination, mortality, bacterial diseases, parasitic
diseases.
6
INTRODUCCIÓN
Los reptiles son animales vertebrados ectotermos, que juegan un papel muy
importante en la evolución, debido a sus múltiples adaptaciones como los huevos
que resisten la desecación al ponerlos en la tierra, tienen una piel fuerte y
queratinizada, que los ayuda a proteger contra la deshidratación y las heridas, sus
miembros son mas fuertes y han desarrollado una manera eficaz para conservar el
agua, desechando residuos nitrogenados en forma de ácido úrico, lo que les
permite ocupar muchos hábitat terrestres (Hickman, 2002).
Las diferentes especies de reptiles que existen en nuestro país, juegan un papel
muy importante en el equilibrio biológico de muchos de los ecosistemas,
reduciendo o manteniendo el control de poblaciones animales o de plagas que
puedan ser dañinas para el ser humano y su entorno. Por eso, los zoológicos son
muy importantes en nuestro país, ya que estas instituciones nos enseñan a
conocer, a comprender, a respetar y a conservar muchas de las especies que
están en peligro o se acercan a la extinción.
En Colombia se han realizado pocos estudios de causas de mortalidad en reptiles,
entre las cuales podemos nombrar a las investigaciones realizadas en mortalidad
de tortugas (Rave y colaboradores, 1981) y al estudio en patología en boas
neonatales y juveniles en cautiverio (García y Pardo, 1994); también
internacionalmente en EEUU se describe un estudio sobre morbilidad y mortalidad
de los reptiles del centro de vida silvestre de Virginia (Brown, 2002).
En el zoológico Jaime Duque, se llevan registros de la mortalidad de los reptiles,
por medio de la recolección sistemática de la información, en la que se describe la
historia clínica del animal, las lesiones macroscópicas de la necropsia, el
diagnóstico clínico, el diagnóstico de necropsia y el diagnóstico final,
7
complementado en la mayoría de los casos, con el envió de muestras para el
respectivo examen histopatológico; a pesar de esto no se ha utilizado esta
información para realizar un estudio que determine las posibles causas de muerte
en los reptiles.
Por lo tanto es necesario realizar esta clase de estudios, ya que en nuestro país lo
que se ha hecho en reptiles es muy poco y no se conocen bien los agentes
etiológicos que afectan a los reptiles, causando enfermedad y frecuentemente la
muerte en estos animales en cautiverio; por eso no solo es importante interpretar
las causas de mortalidad frecuentes en los reptiles del zoológico, sino tratar de
mejorar o incrementar medidas correctivas y profilácticas en los reptiles,
contribuyendo a su bienestar y a una posible disminución de las causas de
muerte.
El diagnóstico clínico, en campo es un factor muy importante para detectar a
tiempo y tratar con eficacia las enfermedades infecciosas de la fauna silvestre; sin
embargo se debe recurrir siempre a las pruebas de laboratorio complementarias, o
al examen histopatológico, ya que estos son claves en establecer un diagnóstico
final (Cooper, 2002).
Este estudio retrospectivo se realizó, revisando los casos de mortalidad en
reptiles, y evaluando los especimenes histológicos del archivo del laboratorio de
histopatología en el microscopio de luz, caracterizando los diagnósticos
morfológicos y los posibles diagnósticos finales, estableciendo así las causas de
muerte mas frecuentes.
8
1. OBJETIVOS
1.1. GENERAL
Establecer, por estudio histopatológico, las causas más frecuentes de mortalidad
en la población de reptiles del Zoológico Jaime Duque en el periodo comprendido
entre 1991 y el 2006.
1.2. ESPECÍFICOS:
Evaluar morfológicamente con microscopia de luz, los tejidos de reptiles muertos
provenientes del zoológico Jaime Duque
Establecer las lesiones que puedan ser las causas de mortalidad en la población
de reptiles en el Zoológico Jaime Duque
Establecer las causas de mortalidad más frecuentes por clasificación taxonómica y
por especie
De acuerdo con los resultados obtenidos, sugerir medidas preventivas en el
manejo de la fauna silvestre del zoológico.
9
2. REVISION DE LITERATURA
2.1. INTRODUCCION Con respecto al reporte de estudios retrospectivos de determinación de
frecuencias de causas de muerte en las diferentes especies de reptiles en
cautiverio, no se conoce a ciencia cierta información estadística al respecto; sin
embargo en Colombia se determinó en tortugas morrocoy (Geochelone
carbonaria), por medio de estudios histopatológicos, que el 70% de las causas de
mortalidad se atribuyó a afecciones de los sistemas respiratorio y digestivo; se
determinó la existencia de un estado de anemia, disminución de células
leucocitarias, desnutrición, infestación parasitaria por áscaris y lesiones hepáticas
avanzadas (Rave y colaboradores, 1981).
Otro estudio en Colombia es el de patologías en boas neonatales y juveniles en
zoocriaderos en la costa atlántica, donde se determinó que las enfermedades que
más afectaban a las Boas (Boa constrictor) eran del tracto gastrointestinal con un
37,5% de origen parasitario y en un 24,7% de origen viral, seguidas por lesiones
en donde se presume que su origen sea bacteriano por el tipo de lesiones en los
diferentes órganos afectados. De este trabajo se estableció que el desarrollo de
estas enfermedades, fueron determinantes los factores del entorno, como la
construcción de las instalaciones con materiales inadecuados y orientación hacia
las corrientes de aire, sobrepoblación, el tamaño de la presa y la frecuencia en
que se daba, la mala calidad del alimento y del agua, la humedad elevada dentro
de los encierros, el manejo inadecuado de excretas y desechos, junto a
deficiencias sanitarias (García y Pardo, 1994).
En países desarrollados se han reportado pocos estudios retrospectivos, tanto a
nivel de clínicas veterinarias como en zoológicos para determinar cuales son las
10
patologías más comunes de los reptiles en cautiverio; otros estudios hacen
referencia a etiologías determinadas como micobacteriosis, neoplasias y
clamidiasis (Kaneene, 1985; Garner, 2004; Soldati, 2004).
Existe un estudio patológico completo realizado en Virginia en el cual se describen
las causas de mortalidad en los reptiles que habitaron en el centro de vida
silvestre de Virginia entre 1991 y 2000, en el cual el trauma es la causa más
frecuente de muerte representada por un 74% dentro del cual lo más frecuente fue
trauma producido por vehículo automotor para el caso de tortugas y traumas
producidos por equipos de jardinería para el caso de serpientes, seguido por
causas desconocidas o no determinadas (13%), absceso aural (7%),
enfermedades infecciosas (2%) y desórdenes nutricionales (0.1%), la conclusión
de este estudio fue que las causas de mortalidad en su mayoría se debían a
actividades humanas (Brown, 2002).
2.2. REPTILES Hace 340 millones de años en el periodo Carbonífero surgieron los primeros
reptiles, diversificándose en el periodo Pérmico y alcanzando su máximo
desarrollo en el periodo Cretácico. Los reptiles son considerados los primeros
vertebrados terrestres, que no necesitan ir al agua para reproducirse. Estos han
sobrevivido en el medio terrestre debido a que adquirieron ciertas adaptaciones
como su cuerpo que está cubierto por unas escamas duras debido a una
epidermis fuertemente queratinizada, que los protege contra la deshidratación, y
los depredadores, también lograron formar un huevo amniótico, que es mas
resistente a la desecación; de igual manera sus organismos requieren de bajas
cantidades de agua debido a algunos mecanismos, como sus riñones que
eliminan ácido úrico, su orina que es hipertónica y contiene poca agua, además de
su cloaca que puede reabsorber el agua que sale en la orina. Estos cambios
evolutivos les han permitido colonizar casi todos los hábitats de la tierra.
11
2.3. CLASIFICACIÓN DE LOS REPTILES. Existen aproximadamente 7780 especies de reptiles en los que se han clasificado
taxonómicamente en 4 órdenes: Quelonios, Escamosos (Saurios, Ofidios y
Anfisbénidos), Crocodilianos y Rincocéfalos o Esfenodontos (Davies, 1981;
Hickman, 2002; O´Malley, 2005).
El orden Quelonia que incluye a las tortugas acuáticas, las tortugas terrestres, y
las tortugas marinas, se caracterizan porque están cubiertas por una coraza,
compuesta por una capa externa, córnea de queratina y una capa interna de
hueso que resulta de la fusión de las costillas, vértebras y de partes dérmicas
osificadas que consta de un caparazón dorsal, llamado espaldar y un plastrón
ventral; debido a esta coraza pueden retener agua, y además protegerse de los
depredadores, Las extremidades y la cintura están dentro de la caja torácica. La
mandíbula esta provista de placas córneas en lugar de dientes (Jackson, 1999;
Hickman, 2002).
El orden Escamoso, abarca el 95% de todos los reptiles, con dos subórdenes: el
suborden Sauria o Lacertilia donde están los Lagartos, que son pequeñas
criaturas ágiles, la mayoría nocturnos, presentan dos pares de patas (algunos
especies son ápodas), parpados móviles, ambas hemimandíbulas inferiores
unidas, oídos externos y carencia de colmillos, muchos están bien adaptados para
sobrevivir en condiciones extremas; y el suborden Ofidia que incluye a las
Serpientes, que son totalmente ápodas, de cuerpo alargado y carecen de la
cintura pectoral y pelviana, aunque existen vestigios en boas y pitones. Tienen un
cráneo altamente cinético, con mandíbulas móviles para deglutir presas de gran
tamaño, no tienen párpados, por eso la córnea está protegida por una membrana,
las serpientes carecen de oído externo y membrana timpánica, por lo cual no
escuchan muy bien los sonidos, pero son sensibles a las vibraciones y tienen muy
desarrollados los sentidos químicos para cazar, además tienen órganos
especializados como el órgano de Jacobson, la lengua bífida que se encarga de
12
recoger los olores; y el suborden Anfisbénidos que comprenden los anfisbenios o
culebrillas ciegas (Hickman, 2002).
El orden Crocodilia comprende a tres familias, la familia Alligotaridae (Aligatores y
Caimanes), la familia Crocodylidae (Cocodrilos), y la familia Gavilidae (Gaviales).
Son los reptiles más grandes tienen un paladar secundario completo como los
mamíferos, que les permite respirar cuando tienen la boca llena de agua o de
comida o de ambas cosas (Wallach, 1983; Hickman, 2002).
El cuarto orden es el de los Esfenodontos o Rincocéfalos, el tuatara (Sphenodon
punctatus) es una de las dos especies que existen de este orden de reptiles
primitivos, donde éste es el mas conocido (Hickman, 2002).
2.4. GENERALIDADES ANATÓMICAS. La piel de los reptiles es un órgano complejo, con una epidermis delgada que se
muda periódicamente y una dermis bien desarrollada y mucho más gruesa, que la
hace casi impenetrable, debido a su gruesa capa de queratina, con una variedad
de funciones que incluyen protección física contra los depredadores, las
abrasiones, agua, y la radiación UV. También sirve de protección fisiológica en el
control del agua, el intercambio gaseoso y del calor. En cuanto al comportamiento,
algunos reptiles presentan despliegues de estructuras o cambios de coloración,
debido a que la dermis esta provista de cromatóforos, que los utilizan para
comunicarse socialmente, en la atracción del sexo opuesto con fines
reproductivos, o cuando se sienten amenazados por depredadores, o por invasión
a su territorio. (Davies, 1981; Hickman, 2002; Harkewicz, 2004). Las escamas de
los reptiles están formadas principalmente por queratina y se derivan de la
epidermis, constituyendo una lámina continua; a diferencia de los peces, los
reptiles presentan escamas que no pueden separarse (Hickman, 2002; Orós,
2004). Los Crocodilianos no mudan sus escamas si no que estas crecen, en
13
cambio en las serpientes y los lagartos crecen nuevas escamas bajo las escamas
viejas para posteriormente mudarlas. Las tortugas añaden nuevas capas de
queratina bajo los escudos aplanados viejos (Hickman, 2002).
El esqueleto de los reptiles, presenta ciertas particularidades evolutivas como las
mandíbulas de muchos reptiles, que no están soldadas entre sí, teniendo la
capacidad de distenderse al presentar charnelas que permiten un mayor grado de
movilidad (cinesis), lo que favorece a la hora de alimentarse, como es el caso de
las serpientes. Los cráneos pueden presentar un mayor número de huesos,
respecto a otros vertebrados superiores, al poseer un mayor número de huesos
independientes (paraesfenoides, supratemporal). Para mejorar el punto de
enfoque hacia un objeto, algunas especies de saurios y tortugas (también el
tuatara), poseen osículos escleróticos en el ojo, a modo de pequeñas placas
óseas. Los reptiles con dientes, en general, los reemplazan continuamente a lo
largo de toda su vida, incluso durante la vejez, y las tortugas presentan un
crecimiento continuo en su pico córneo. Esta característica, unida a que ciertas
familias no presentan centros secundarios de osificación, epífisis óseas, pudiendo
crecer lenta, pero continuamente durante su vida, hace que algunos reptiles no
tengan barreras a la longevidad (Rosario, 2004).
En el sistema circulatorio de los reptiles, la aurícula derecha recibe sangre no
oxigenada, y esta separada de la aurícula izquierda que recibe sangre oxigenada
de los pulmones, y en los cocodrilos los dos ventrículos están separados
completamente, no como en otros reptiles que están comunicados, pero que por
patrones del flujo sanguíneo no se mezcla la sangre sistémica de la pulmonar,
existiendo así dos circulaciones funcionalmente independientes (Hickman, 2002).
El sistema respiratorio de los reptiles es único y difiere de los mamíferos y de
algunas especies de aves. La respiración se da por ensanchamiento de la cavidad
pleural producto de la expansión de la caja torácica (lagartos y serpientes) o por
14
movimientos de los órganos internos (tortugas y cocodrilos) (Hickman, 2002), con
excepción de los Crocodilianos que tienen una lamina muscular, los reptiles no
tienen un diafragma funcional, si no una membrana que separa la cavidad
abdominal de la torácica, que les permite movimientos de inspiración y expiración
con los músculos intercostales, pectorales y los abdominales, causando cambios
de la presión intrapulmonar.
Los Ofidios tienen la glotis ubicada rostralmente en la cavidad oral, permitiendo la
respiración durante el consumo de alimento, los anillos traqueales son
incompletos, el pulmón derecho es funcional, mientras que el pulmón izquierdo es
un órgano vestigial excepto en boídos
En los lagartos carnívoros, la glotis esta rostralmente, en cambio en lagartos
herbívoros esta localizada ventralmente a la base de la lengua, la tráquea es igual
que las serpientes, los pulmones en tamaño son iguales y se extienden
caudalmente y están dentro de un saco aéreo avascular (Murray, 1996;
Schumacher, 2003).
En los Quelonios la glotis está localizada en la base muscular de la lengua y
caudal a la orofaringe, los anillos traqueales son completos y los pulmones poseen
alvéolos grandes y están adheridos a la superficie interior del caparazón y se
extienden caudalmente hasta el polo craneal de los riñones (Murray, 1996;
Jackson, 1999; Schumacher, 2003).
En los Crocodilianos la glotis esta ubicada detrás de la epiglotis y los pulmones
son los más complejos del orden de los reptiles (Murray, 1996; Schumacher,
2003).
La mayoría de los reptiles tienen un riñón metanéfrico con su propio uréter y las
funciones principales son la eliminación de productos de desecho metabólico, la
15
regulación del agua y el balance iónico del cuerpo, ayudados o soportados por las
glándulas especializadas de la sal, cerca a la nariz y los ojos; también la mucosa
intestinal, los pulmones y la piel son sistemas de excreción y osmorregulación. En
comparación con los mamíferos, los riñones de los reptiles tienen pocas nefronas;
y muchos de estos no tienen pelvis renal, pirámides renales, asas de Henle, y
pocos glomérulos desarrollados. Los reptiles no pueden concentrar la orina,
debido a la ausencia del asa de Henle, siendo incapaces de eliminar productos de
desecho como amoniaco y urea (Davies, 1981), entonces expulsan los desechos
nitrogenados como ácido úrico, que tiene una solubilidad muy baja, permitiéndoles
retener agua. (Hickman, 2002)
Todos los reptiles son animales de fecundación interna. Son animales ovíparos,
pero en algunas serpientes y saurios se da la condición de ovovivíparos. La
cáscara se ha reducido, desarrollando una estructura a modo de saco embrionario
donde el corion se ha fusionado con el alantoides, aunque el saco vitelino continúa
siendo la principal fuente de nutrientes. Estos individuos se forman en un huevo,
pero al nacer, son paridos por sus madres. Los individuos nacidos de un huevo,
presentan un diente de la eclosión orientado hacia delante (saurios y serpientes) o
una protuberancia córnea (tortugas y cocodrilos) que les ayuda a romper la
cáscara, la cual puede ser de una consistencia diversa desde muy dura y
calcificada, hasta flexible o apergaminada. Característica importante es la
temperatura de incubación, que según el rango en el cual esté situada, va a
orientar el sexo del individuo al nacimiento (Pérez, 2000; Hickman, 2002).
2.5. ENFERMEDADES DE LOS REPTILES. Las principales enfermedades que afectan a los reptiles, son las de origen
bacteriano, de origen micótico, de origen viral, de origen nutricional y neoplásicas.
16
2.5.1. Enfermedades bacterianas. Las bacterias Gram-negativas son habitantes normales de los reptiles, del agua y
del suelo; pero cuando hay factores externos o internos, como cambios bruscos de
temperatura en el entorno, estrés crónico, inmunosupresión, heridas, parásitos,
virus, hongos, etc…, se dan las condiciones propicias, para que las bacterias
pertenecientes a la flora bacteriana normal se vuelvan patógenas secundarias,
produciendo enfermedad sistémica o localizada (Cooper, 1981; Paré, 2006).
2.5.1.1. Estomatitis Ulcerativa Bacteriana. Los reptiles tienen flora microbiana normal como Aeromona hydrophila,
Pseudomonas spp., Klebsiella spp. (Wallach, 1983), Edwarsiella spp.,
Streptococcus spp., Escherichia coli y Citrobacter diversus, pero factores externos
como el trauma por captura, la alimentación forzada, los ataques a las barreras del
encierro, la mala nutrición prolongada con deficiencia de Calcio y vitaminas A y C,
predisponen a que estas bacterias sean patógenas oportunistas. La enfermedad
empieza con inflamación y úlceras en la mucosa oral, con acumulación de
exudado caseoso, las lesiones se propagan desde la mucosa gingival, a los
alvéolos dentarios y alrededor del hueso, resultando en osteomielitis mandibular y
maxilar, con pérdida posterior de las piezas dentales (Wallach, 1983; Lightfoot,
1999; Mitchell, 2005), seguida por signos clínicos como anorexia, disfagia,
tialismo, parálisis de la lengua, equimosis (Mehler, 2003). Esta enfermedad al no
ser tratada resulta en muerte por complicaciones secundarias como septicemia,
neumonía o inanición. (Wallach, 1983, Lightfoot, 1999; Mitchell, 2005, Mehler,
2003), y en el caso de la Aeromona spp., puede causar en el hígado múltiples
focos necróticos (Holz, 2007).
2.5.1.2. Enfermedad Ulcerativa Cutánea Septicémica (SCUD). El agente causante de esta enfermedad es el Citrobacter freundii, que es un
habitante natural del agua y el suelo. Los animales se infectan cuando sufren
alguna abrasión en la piel, donde las tortugas son las más susceptibles a esta
17
infección; estas lesiones pueden producir septicemia secundaria. Los signos
clínicos incluyen apatía, flacidez muscular, parálisis de los miembros, pérdida de
las uñas y de los dedos, vasodilatación, hemorragia y úlceras que son observadas
generalmente en el caparazón y la piel (Wallach, 1983; Harkewicz, 2004; Rossi,
1996). La Serratia spp., está asociada a esta enfermedad, que por tener actividad
lítica, permite la entrada del Citrobacter freundii, al igual es considerado como
agente etiológico la Aeromona hydrophila (Harkewicz, 2004; Rossi, 1996).
Microscópicamente se ven, múltiples focos necróticos en el parénquima de los
órganos (Wallach, 1983). También se han aislado otras bacterias como
Edwarsiella spp., Enterobacer spp., Escherichia coli, Klebsiella spp., Micrococcus
spp. y Pseudomona spp., en dermatitis necróticas severas en serpientes (Rossi,
1996).
2.5.1.3. Enfermedad Ulcerativa del Caparazón. Es una enfermedad muy frecuente que ha sido reportada en Quelonios en
cautiverio, y puede resultar por un trauma, o por condiciones inapropiadas del
entorno o el substrato, que afecta tanto al plastrón como al caparazón y es
causada principalmente por la bacteria Beneckea chitinivora, aunque también se
han aislado Citrobacter spp., Salmonella spp., Escherichia coli, Pseudomonas
spp., hongos como el Mucor spp., y agentes virales como el Poxvirus.
Adicionalmente la pérdida de queratina esta asociada con elevadas
concentraciones séricas de ácido úrico durante la falla renal (Wallach, 1983;
Matushima, 1999; Garner, 2005).
2.5.1.4. Gastroenteritis Bacteriana. Las gastritis agudas están asociadas a administración de antiinflamatorios,
corticosteroides, toxinas y enfermedades infecciosas. Estas afectan a los reptiles y
cursan con anorexia, regurgitación y melena. Las gastritis crónicas están
asociadas a neoplasias y a infecciones bacterianas, y se presentan con severas
ulceraciones y formación de granulomas. Algunos casos de gastritis necrotica
18
diftérica han sido reportados en boas (Lichanura trivirgata) y en tortugas (Testudo
hermanni) gastritis atrófica, ha sido asociada con Salmonella arizonae. Las
bacterias que se han aislado son las mismas que se han encontrado en la cavidad
oral, el estómago y la cloaca, las Gram-negativas como Escherichia coli,
Salmonella spp., Klebsiella spp., Enterococcus spp., Pseudomonas spp., Serratia
spp., Proteus spp., Citrobacter spp., Alcaligenes spp. y Pasteurella spp. y las
bacterias Gram-positivas más comunes aisladas en enteritis son Clostridium spp.,
Corynebacterium spp., Streptococcus spp., Staphylococcus spp y otras como
Mycobacterias spp. (Mitchell y colaboradores, 2005).
La Salmonella spp., es parte de la microflora intestinal normal de los reptiles y es
considerada patógena oportunista por infección secundaria. Los animales
afectados generalmente no muestran signos clínicos, sin embargo pueden
presentar anorexia, regurgitación sanguinolenta, letargia, dermatitis vesicular,
abscesos subcutáneos, estomatitis necrótica, diarrea, neumonía y muerte súbita.
En la necropsia se pueden observar lesiones como hepatitis, esplenitis,
pancreatitis, nefritis, neumonía, traqueitis, enteritis, gastritis, celomitis, osteomielitis
espinal, epicarditis y miocarditis y septicemia. Se pueden observar granulomas en
múltiples órganos. Microscópicamente se observa neumonía fibrinosa o
fibrinopurulenta, hepatitis y esplenitis necrótica multifocal, meningitis supurativa,
acompañadas de linfadenitis intestinal necrótica, gastroenteritis necrótica
ulcerativa hemorrágica, donde la mucosa gástrica se encuentra atrofiada, también
colitis catarral, y septicemia. Son de gran importancia en salud pública, debido a
que es una enfermedad zoonótica y puede producir gastroenteritis leve o severa
en humanos (Cooper, 1981; Rosenthal y colaboradores, 1996; Cambre y
colaboradores, 2001; Garner, 2005).
2.5.1.5. Tuberculosis. Es frecuente que reptiles debilitados por injurias, malnutrición, inmunosupresión y
otras enfermedades infecciosas, sean más susceptibles a la tuberculosis
19
(Mycobacterium spp.). Los signos clínicos incluyen anorexia, letargo, emaciación,
hinchazón de los miembros, estomatitis, osteomielitis, necrosis de los dedos,
granulomas cutáneos, tumores, úlceras y dermatitis. Las lesiones postmortem
muestran granulomas en los órganos abdominales como en hígado, bazo,
intestino y pulmón. En el examen histopatológico se pueden ver los granulomas en
la cavidad oral, en el pulmón y en el riñón, con necrosis central caseosa, con
muchas células multinucleadas gigantes y macrófagos con cápsula fibrótica
(Wallach, 1983; Mehler, 2003; Zwart, 2006; Holz, 2007).
2.5.1.6. Leptospirosis. Es una zoonosis de gran importancia y es causada por Leptospira spp., su
transmisión ocurre naturalmente por contacto directo o por ingestión de animales
infectados. Microscópicamente se observa nefritis intersticial en serpientes con
leptospirosis, pero esta enfermedad no esta asociada en reptiles con signos
clínicos ni con lesiones patológicas (Wallach, 1983).
2.5.1.7. Neumonía Bacteriana. Las infecciones pulmonares causadas por bacterias pueden ser primarias o
secundarias. Un alto porcentaje de los casos de neumonía es causado por
bacterias Gram-negativas como Pseudomona spp., Klebsiella spp., Aeromona
spp., Proteus spp. y aunque también se han aislado bacterias como Providencia
rettgeri, Pasteurella spp., Salmonella spp., Arizona spp., Escherichia coli y
bacterias Gram-positivas como Streptococcus spp., Staphylococcus spp. y
Bacteroides como el Peptostreptococcus spp., Fusobacterium spp. y Clostridium
spp. o por bacterias atípicas como el Micoplasma spp., la Chlamydia spp. y la
Mycobacteria spp. Los signos clínicos son descarga nasal, boca abierta,
retracción intercostal, burbujas, resuello respiratorio, apatía y anorexia. Las
lesiones observadas post-mortem incluyen congestión pulmonar con exudado
caseoso fibrinopurulento. En el microscopio óptico se observa neumonía multifocal
abscedativa, necrosis del parénquima, acumulación de heterófilos con fagocitos
20
mononucleares y restos de tejido, áreas de hiperplasia epitelial, con contenido de
células inflamatorias y exudado proteinaceo (Wallach, 1983; Murray, 1996,
Driggers, 2000).
2.5.1.8. Abscesos. En los reptiles, los abscesos subcutáneos son una de las causas más comunes de
los problemas dermatológicos, aunque también se han encontrado en órganos
viscerales, especialmente en hígado y pulmón (Garner, 2005). Entre las posibles
causas están los traumas que producen los parásitos externos, lesiones con las
jaulas, peleas con presas animales o agresiones entre machos de la misma
especie. Las bacterias mas comunes aisladas en los abscesos son: Serratia spp.,
Bacterium spp., Micrococcus spp., Morganella spp., Sauromalus spp., Salmonella
spp. Actinobacillus spp., Arizona spp., Streptococcus spp., Neisseria spp.,
Corynebacterium spp., Aeromona spp., Edwarsiella spp., Enterobacer spp.,
Escherichia coli, Klebsiella spp., Cytrobacter spp., Enterobacter spp.,
Staphylococcus spp., Pasteurella spp., Providencia spp., Pseudomona spp.,
Proteus spp., Klebsiella spp., Staphylococcus spp. y especies de bacteroides
como Clostridium spp., Fusobacterium spp., y Peptostreptococcus spp. (Wallach,
1983; Rossi, 1996; Lightfoot, 1999; Mehler, 2003).
2.5.2. Enfermedades micóticas. Las malas condiciones en cautiverio, como inapropiada ventilación, humedad
elevada, sobrepoblación, sustrato inapropiado, poca higiene en los encierros, mala
nutrición, inadecuada temperatura en los encierros, peleas con mordeduras,
arañazos con machos en las jaulas, inyecciones de medicamentos, administración
prolongada de antibióticos, junto al estrés que puede producir inmunosupresión,
se constituyen en una puerta de entrada a las infecciones micóticas en reptiles
(Rossi, 1996; Mehler, 2003; Harkewicz, 2004).
21
Las enfermedades micóticas han sido reportadas en todos los reptiles. La mayoría
son infecciones oportunistas secundarias, siendo los sitios mas afectados la piel y
el sistema respiratorio. En el pulmón se observan nódulos granulomatosos con
formación de placas en la mucosa, acompañados con neumonía consolidada y
necrosis. Algunos agentes micóticos que se han detectado como patógenos
primarios son el Aspergillus spp., Mucor spp., Candida spp., Geotrichum spp. y el
Penicillum spp., que produce nódulos granulomatosos multifocales consistentes en
los riñones (Austwick y colaboradores, 1981; Wallach, 1983; Schumacher, 2003;
Zwart, 2006).
Los signos clínicos de las dermatitis micóticas son similares a los producidos por
las dermatitis bacterianas, como decoloración de la piel, ampollas, ulceras,
nódulos, granulomas e hinchazón de los miembros. En lagartos las infecciones por
Fusarium spp., Candida spp., Aspergillus spp., producen lesiones necróticas en la
piel. El Chrysosporium spp., produce vesículas en la piel, además se ha reportado
piel negra y lesión ulcerativa cutánea en la base de la cola. En las serpientes la
dermatitis micótica, ha sido reportada, mas que la neumonía micótica,
presentando lesiones como hiperqueratosis, úlceras, y granulomas subcutáneos,
producidos por Fusarium spp. y el Geotrichum candidum (Rossi, 1996;
Schumacher, 2003).
En Quelonios se han asociado las infecciones micóticas con enfermedad del tracto
respiratorio, el tracto gastrointestinal y el sistema integumentario, incluyendo el
caparazón y el plastrón. La mucormicosis esta asociada con lesiones de la piel y el
caparazón. La Candida albicans ha sido reportada como la causa de infección
pulmonar, con síntomas como disnea, letargia y anorexia, es oportunista en
infecciones secundarias, ya que es habitante normal en el tracto alimentario
superior, donde puede producir lesiones crónicas nodulares granulomatosas. El
Paecilomyces spp., se ha reportado como causa de infección sistémica, ya que ha
sido cultivado en órganos como el hígado y el pulmón (Rosenthal y colaboradores,
22
1996; Schumacher, 2003). En Crocodilianos la dermatitis micótica, y la neumonía
han sido asociadas con Candida spp., Aspergillus spp., y el Fusarium spp.,
además se han reportado en el tracto gastrointestinal, el hígado, y en el pulmón.
Los hongos como el Basidobolus spp., Chromomyces spp., producen lesiones
granulomatosas en la boca, y en la piel. Otros hongos comúnmente aislados en
lesiones de la piel son: Geotrichium spp., Microsporum spp, Oospora spp.,
Cladosporium spp., Rhizopus spp., Penicillium spp., Beauveria spp., Prototheca
spp, Saprolegnia spp, Trichoderma spp., Trichophyton spp., y Trichosporon spp.,
Cryptococcus spp., que también puede producir infección sistémica. El diagnóstico
se hace por los síntomas clínicos y microscópicamente se observan las hifas en
los tejidos lesionados (Rossi, 1996; Mehler, 2003; Schumacher, 2003).
2.5.3. Enfermedades virales. La amplia variedad de agentes virales, tanto virus DNA como RNA, han sido
detectados en reptiles. El diagnóstico esta basado en los signos clínicos las
lesiones postmortem, y los hallazgos histopatológicos que se pueden observar en
el microscopio óptico de luz, donde se ven los cuerpos de inclusión
intracitoplasmáticos o intranucleares en los tejidos afectados.
En Quelonios los virus más reportados son los Herpesvirus, los Iridovirus, y los
Papilomavirus. En los Crocodilianos los Adenovirus, y los Poxvirus. En los Ofidios
los Herpesvirus, los Adenovirus, los Paramyxovirus, los Reovirus, y los Retrovirus.
En los Saurios los virus que más los afectan son los Poxvirus, los Adenovirus y los
Papilomavirus (Schumacher, 1996).
2.5.3.1. Herpesvirus. Los herpesvirus se han reportado mas que todo en quelonios, y presentan signos
clínicos que incluyen estomatitis con presencia de material caseoso, lesiones
necróticas y abscesos en la cavidad oral, descarga mucopurulenta oculonasal,
disnea, edema palpebral, edema cervical, signos neurológicos, regurgitación,
23
anorexia y letargia, sonidos respiratorios severos,. Las lesiones postmortem,
presentaban necrosis con estomatitis, glositis, rinitis, faringitis, traqueítis,
neumonía, edema pulmonar, degeneración grasa del hígado con múltiples nódulos
blanquecinos, hepatomegalia, y esplenomegalia. Microscópicamente se observa
severa bronconeumonía con necrosis en tráquea, hígado y riñón, con varias
células inflamatorias, degeneración de células epiteliales y se observan cuerpos
de inclusión virales intranucleares en las células epiteliales de hígado, bazo,
pulmón, riñón y páncreas. Las partículas virales se ven mediante microscopía
electrónica (Wallach, 1983; Müller, 1990; Bennet, 1996; Pettan y colaboradores,
1996; Schumacher, 1996; Wellehan y colaboradores, 2005; Jacobson, 2007).
2.5.3.2. Iridovirus. Los signos clínicos son similares a los producidos por el herpesvirus, tales como
estomatitis necrótica, descarga oculonasal, conjuntivitis, edema palpebral, edema
cervical y caparazón blando en tortugas. La necropsia muestra, múltiples áreas
planas o tumefactas de color gris en todo el parénquima hepático, el bazo esta
congestionado con pequeños focos sobre la superficie. Las lesiones
histopatológicas de la infección muestran estomatitis ulcerativa necrótica,
hemorragias en la mucosa faringea, esofagitis, traqueitis, conjuntivitis, esplenitis,
gastritis, enteritis, hepatitis, vasculitis y trombosis; las lesiones característica del
Iridovirus son múltiples áreas de necrosis del riñón, bazo, e hígado. En el
microscopio de luz, los hepatocitos y las células de la mucosa epitelial del
intestino, contienen cuerpos de inclusión basófilos intracitoplasmáticos; este virus
se ha reportado también en lagartos y serpientes (Bennet, 1996; Schumacher,
1996; Mehler, 2003; Wellehan y colaboradores, 2005; Jacobson, 2007).
2.5.3.3. Adenovirus. En los Crocodilianos las lesiones histopatológicas muestran en el hígado y el
intestino múltiples áreas difusas de necrosis, cuerpos de inclusión intranucleares
en los hepatocitos y en las criptas de las células epiteliales.
24
En Serpientes, los hallazgos de necropsia incluyen el intestino delgado edematoso
con alto contenido de moco en el lumen, el hígado aumentado de tamaño con
bordes redondeados y áreas pálidas en todo el parénquima, los pulmones
congestionados y el bazo multilobulado. Microscópicamente se observa hepatitis
necrótica difusa, áreas hemorrágicas multifocales en el hígado y en la serosa del
tracto gastrointestinal, con infiltrados de pequeñas células mononucleares y
heterófilos, se han observado en el microscopio de luz la presencia de cuerpos de
inclusión basófilos intranucleares en los hepatocitos, en células epiteliales renales,
y además un pequeño número de cuerpos de inclusión en el endotelio del corazón
y en las células epiteliales del pulmón (Schumacher, 1996)..
Los camaleones infectados con Adenovirus presentaron anorexia, opistótonos y
muerte, en el examen microscópico se observa proliferación de células epiteliales
y presencia de cuerpos de inclusión eosinófilos en la mucosa de la tráquea y el
esófago, también con infiltración de células mononucleares. Los lagartos con
Adenovirus mueren después de presentar inapetencia, letargia y parálisis de los
miembros. Las lesiones encontradas son pulmones congestionados,
hepatomegalia con un color pálido con áreas de necrosis multifocal, en algunos
lagartos los hepatocitos y las células endoteliales del miocardio presentan cuerpos
de inclusión eosinófilos o basófilos intranucleares (Schumacher, 1996).
2.5.3.4. Poxvirus. Los signos clínicos en Crocodilianos muestran pápulas de color blanco grisáceo, y
escaras en la piel en la superficie dorsal o ventral del cuerpo, predominando en los
párpados, membranas timpánicas, la mandíbula y el maxilar. Este virus está
asociado con infección bacteriana y micótica secundaria. Microscópicamente se ve
una hiperplasia epitelial clásica, acompañada de acantosis, hiperqueratosis y
necrosis, edema en la dermis con infiltrados mononucleares y cuerpos de inclusión
eosinófilos intracitoplasmáticos. En saurios se observan múltiples pápulas de color
marrón o grisáceo. Al microscopio de luz se ven cuerpos de inclusión eosinófilos
25
intracitoplasmáticos en las células epidérmicas (Wallach, 1983; Schumacher,
1996; Mehler, 2003;).
2.5.3.5. Retrovirus. En serpientes el Retrovirus se ha reportado como el agente etiológico de la
enfermedad de los cuerpos de inclusión (IBD), que afecta solo a la familia boidae.
Es un virus oportunista patógeno, que es transmitido por el ácaro Ophionyssus
natricis. Los síntomas empiezan con regurgitación crónica, luego anorexia, pérdida
de peso, letargo y disecdisis, seguida por enfermedad neurológica caracterizada
por mirada perdida, midriasis, tremores de la cabeza, desequilibrio,
desorientación, incoordinación, temblores, opistótonos y paresia, junto a la
infección bacteriana secundaria que produce estomatitis necrótica, neumonía,
dermatitis necrótica, anorexia y muerte. Microscópicamente se ven los cuerpos de
inclusión eosinófilos intracitoplasmáticos en todos los órganos, especialmente en
riñones, páncreas, hígado, cerebro (se ha observado meningoencefalitis no
supurativa) y también se ha aislado en cultivos celulares del bazo. Otras lesiones
incluyen atrofia pancreática, necrosis y degeneración del hepatocito, y necrosis
tubular renal. Hay a menudo una marcada linfocitosis (Bennet, 1996; Schumacher,
1996; Mehler, 2003; Wellehan y colaboradores 2005; Jacobson, 2007; Holz, 2007).
2.5.3.6. Paramyxovirus. Este virus se ha reportado más que todo en serpientes, aunque también ha sido
hallado en lagartos. Los signos clínicos en serpientes son descarga nasal, boca
abierta y acumulación de material caseoso en la cavidad oral con hemorragia,
sonidos respiratorios y en algunos casos signos neurológicos como opistótonos,
tremor de la cabeza, convulsiones del cuerpo en espiral, producción de esputo de
color marrón proveniente de la glotis, regurgitación severa, anorexia, emaciación,
letargo y muerte. En la necropsia las lesiones se ven más en el tracto respiratorio,
con material caseoso en el pasaje nasotráqueal, neumonía, pulmones
edematosos y hemorrágicos con material caseoso, debido a la infección
26
secundaria bacteriana, múltiples focos necróticos en el hígado e hiperplasia
pancreática (Wallach, 1983; Schumacher, 1996; Mehler, 2003; Holz, 2007).
Microscópicamente se ven los pulmones con exudado y restos celulares, con
aumento en la cantidad de bacterias en el intersticio, infiltrados de células
inflamatorias como heterófilos y macrófagos, hipertrofia de células epiteliales y
cuerpos de inclusión eosinófilos intracitoplasmáticos en las células alveolares
(Wallach, 1983; Schumacher, 1996; Jacobson, 2007).
2.5.4. Enfermedades parasitarias. Muchos reptiles son infestados por ectoparásitos y endoparásitos, los cuales son
muy importantes en los reptiles en cuanto a la morbilidad y la mortalidad; debido a
que estos pueden inmunosuprimir o causar lesiones, siendo la puerta de entrada a
agentes como las bacterias, virus u hongos, causando enfermedad secundaria
(Jacobson, 2007).
2.5.4.1. Endoparásitos. 2.5.4.1.1. Protozoarios. Muchos de los protozoarios se encuentran en la sangre periférica y en la mayoría
de los casos no causan enfermedad alguna.
2.5.4.1.1.1. Amebas. La amebiasis en el mundo causa alta morbimortalidad en reptiles en cautiverio, y
más que todo en serpientes y quelonios. La Entamoeba invadens es el protozoario
mas patógeno que afecta el tracto gastrointestinal. Los signos clínicos incluyen
regurgitación, anorexia, letargia, el animal sufre de gastritis hemorrágica ulcerativa
y colitis desencadenados por la disentería que viene con moco sanguinolento,
heces fétidas, deshidratación progresiva, produciendo la muerte. Las lesiones
postmortem observadas frecuentemente son: inflamación, úlceras y necrosis de la
mucosa gastrointestinal y colitis; en muchos casos puede presentarse hepatitis y
27
nefritis con inflamación generalizada, necrosis y abscesos. Histopatológicamente
se observa la pared intestinal engrosada con úlceras necróticas extendidas en la
mucosa y submucosa, ocasionalmente se observan estas lesiones en la capa
muscular. En el hígado se observa necrosis periportal. Los diagnósticos
diferenciales son nematodiasis y salmonellosis (Wallach, 1983; Lane y
colaboradores, 1996; Lightfoot, 1999; Zwart, 2006; Holz, 2007).
2.5.4.1.1.2. Coccidiosis. Las coccidias más frecuentes en reptiles son Eimeria spp., Isospora spp.,
Caryospora spp. y Sarcocystis spp., siendo transmitidos a los reptiles por vía oro-
fecal. En infestaciones moderadas los animales cursan con signos clínicos como
anorexia y diarrea, y en casos severos se presentan desórdenes digestivos como
regurgitación, deshidratación, enteritis hemorrágica con congestión e inflamación
del intestino delgado y septicemia por la infección bacteriana secundaria. Las
lesiones postmortem dependen del órgano blanco, microscópicamente hay
inflamación del sistema biliar, ulceración de la mucosa intestinal, hiperplasia del
epitelio, fibrosis renal, desplazamiento de células inflamatorias dentro de la
mucosa, y se pueden observar los oocistos en el contenido de la vesícula biliar e
intestinal. Otras coccidias como la Apicomplexa spp., produce anorexia, letargia y
anemia, además puede producir degeneración multifocal del epitelio tubular renal.
La Klossiella boae puede obstruir y causar daños menores en los conductos
colectores del riñón y en el uréter (Lane y colaboradores, 1996; Lightfoot, 1999;
Mitchell y colaboradores, 2005; Zwart, 2006; Holz, 2007).
El Cryptosporidium spp., es un protozoario patógeno muy importante en los
reptiles y un potencial zoonótico para el hombre, ya que es transmitido por vía oro-
fecal. Habita en células epiteliales de la región gástrica de los reptiles. En reptiles
la criptosporidiosis tiene dos manifestaciones: la subclínica donde los reptiles son
portadores y eliminan los oocistos intermitentemente por muchos años y la forma
clínica donde los signos clínicos cursan con periodos prolongados de
28
regurgitación, pérdida de peso, diarrea fétida y tumefacción en la región gástrica,
debido a la fibrosis y la hipertrofia gástrica ocasionada por la infección y puede
cursar con infección secundaria bacteriana. En las lesiones postmortem, el
estómago esta aumentado de tamaño, con hemorragias petequiales y necrosis.
Microscópicamente se observa una hiperplasia e hipertrofia de las glándulas
gástricas secretoras de moco, atrofia de las células glandulares, edema en la
submucosa de la lámina propia, reducción del diámetro luminar e inflamación
gástrica. Los microorganismos se observan en los microvellos de la mucosa
epitelial (Lane y colaboradores, 1996; Cranfield y colaboradores, 1996 y 2001;
Lightfoot, 1999; Zwart, 2006; Holz, 2007).
2.5.4.1.1.3. Hemoparásitos. Estos parásitos pueden producir anemia, ya que infectan la sangre de los reptiles
y pueden vivir libremente en el plasma o dentro de las células sanguíneas y
algunos en células del hígado, pulmón y bazo; requieren de un invertebrado como
huésped intermediario (moscas, mosquitos, garrapatas, sanguijuelas, ácaros). En
este grupo se incluyen: Leucocytozoon spp., Leishmania spp., Babesia spp.,
Piroplasma spp., coccidias hemogregarinas (Haemogregarina spp., Hepatozoon
spp., Karyolysus spp. y Haemolivia spp.), Hemoccoccidias (Lainsonia spp. y
Schellackia spp.); y la familia Plasmodiidae (Plasmodium spp., Fallisia spp.,
Saurocytozoon spp. y Haemaproteus spp.), y Trypanosomas spp. (Wallach, 1983;
Lane y colaboradores, 1996).
2.5.4.1.1.4. Protozoarios Flagelados. Los mas comunes son: Hexamita spp., primariamente un parásito intestinal, pero
se ha encontrado en quelonios una calcificación metastásica, secundaria a
disturbios crónicos en el metabolismo del calcio, que se ve en la superficie del
riñón y alrededor de los conductos colectores. Protozoarios como Trichomonas
spp., Giardias spp. y Leptomonas spp., los signos clínicos que se presentan son:
anorexia, diarrea, deshidratación y pérdida de peso, pero estos se dan cuando se
29
asocian con otro parásito u organismo patógeno como bacterias (Pseudomona
spp., Aeromonas spp.), produciendo enteritis, nefritis, y otras lesiones en distintos
órganos, septicemia y muerte (Rosenthal y colaboradores, 1996; Lane y
colaboradores, 1996; Mas, 1999; Mitchell y colaboradores, 2005).
2.5.4.1.1.5. Sarcosporidiosis. Myxosporidea spp. y Microsporidea spp., son protozoarios pequeños e
intracelulares que se encuentran en los reptiles, produciéndoles aumento de
tamaño de los músculos, anorexia, letargia, pérdida de peso. Las lesiones
postmortem son rayas blancas en el músculo esquelético. Microscópicamente los
quistes del sarcosporidio están presentes en el músculo cardiaco y el músculo
esquelético, también en la vesícula biliar de quelonios acuáticos (Lane y
colaboradores, 1996).
2.5.4.1.2. Tremátodos. Los reptiles pueden servir de huéspedes intermediarios o definitivos de los
tremátodos. Algunos géneros del orden Digenea de la familia Ochetosomatidae
(Dasymetra, Lechiorchis, Zeugorchis y Ochestosoma) y de la familia Plagiorchiidae
(Stomatrema) se encuentran comúnmente en la cavidad oral, pulmón y arriba del
esófago en las serpientes. Los tremátodos adultos migran de la cavidad oral a la
glotis y pasan al pulmón y los sacos aéreos, allí los adultos necrosan el epitelio
produciendo lesiones focales. Los tremátodos han sido asociados con neumonía
bacteriana secundaria por Gram-negativos. Otro miembro de la familia
Plagiorchiidae es el Styphilodora, que habita en el sistema urinario en los túbulos
colectores y el uréter, donde causan lesiones como dilatación tubular y nefritis
intersticial crónica. Generalmente afecta a serpientes pero su importancia clínica
es mínima (Jacobson, 2007).
Los tremátodos de la familia Spirochiidae, afectan mas que todo al sistema
circulatorio como vasos grandes y el corazón de Quelonios; microscópicamente se
30
puede ver hiperplasia focal en el endotelio, los huevos pueden estar rodeados de
tejido conectivo fibroso, con respuesta inflamatoria de moderada a severa y como
están en los vasos sanguíneos pueden estar en muchas partes del cuerpo, ya que
en su migración causan una respuesta inflamatoria granulomatosa severa en
muchos órganos como el cerebro, corazón, hígado, riñón, pulmón, bazo, vejiga
urinaria, glándulas salinas, en el caparazón y lesiones en la mucosa y submucosa
gastrointestinal.. En tortugas puede haber edema en los miembros por oclusión de
los vasos sanguíneos. Puede causar infección bacteriana por Gram-negativos
(Jacobson, 2007).
Otros géneros de los tremátodos que afectan a los reptiles son: Pneumatophilus
spp., Odhneriotrema spp., Lechriochys spp., Aeugochis spp., Spirorchus spp.,
Henotosoma spp., Unicaecum spp., Vasotrema spp. y Hapalorhynchus spp.; éstos
pueden causar lesiones en la piel como dermatitis necrótica y ocasionalmente en
las vías respiratorias bajas y en la cavidad oral, donde pueden producir úlceras y
ser puerta de entrada de bacterias, produciendo infecciones secundarias en
pulmón, vejiga urinaria y nariz; también se han visto en faringe, esófago, tráquea,
intestino, hígado, sistema circulatorio y riñón. Son transmitidos, principalmente en
animales de vida salvaje, por moluscos y anfibios que sirven de huéspedes
intermediarios. Los signos clínicos incluyen periodos largos de anorexia, boca
abierta, retención de líquidos y la muerte puede ocurrir por infección primaria o
secundaria. Las lesiones postmortem se caracterizan por nódulos y exudado
caseificado en los órganos afectados; Microscópicamente, en el riñón se ven los
túbulos deformados, con restos de tremátodos, mineralización, hiperplasia del
epitelio tubular y nefritis intersticial crónica. Los huevos pueden quedar atrapados y
obstruir los vasos terminales, causando necrosis isquémica en órganos viscerales
o en los miembros periféricos (Wallach, 1983; Lane y colaboradores, 1996;
Harkewicz, 2004; Mitchell y colaboradores, 2005).
31
2.5.4.1.3. Cestodos. Las tenias se observan en todos los órdenes de reptiles, los cuales pueden servir
como huéspedes definitivos, paraténicos o intermediarios de un gran número de
especies. Si bien la mayoría de ellos no son patógenos, en algunos casos se ha
presentado pérdida de peso y muerte (Fraser, 1993). La tenia Ophiotaenia spp. del
orden Proteocephalidae se localiza en el tracto gastrointestinal de lagartos y
serpientes, donde puede producir obstrucciones mecánicas; también las larvas
pueden migrar hacia el parénquima hepático formando nódulos multifocales; los
síntomas son subclínicos y pueden causar infección bacteriana secundaria
(Wallach, 1983; Lane y colaboradores, 1996).
2.5.4.1.4. Nemátodos. Los nemátodos son una gran variedad de parásitos reportados en reptiles. Las
formas adultas invaden el sistema digestivo, donde frecuentemente penetran la
mucosa y submucosa del esófago y el estómago llegando a los órganos
adyacentes. Los signos clínicos incluyen anorexia, anemia, regurgitación, signos
de obstrucción, abdomen distendido y problemas respiratorios. El diagnóstico de
estos parásitos se hace por flotación fecal. Estas infecciones son principalmente
de tipo subclínico, pero pueden estar asociadas a infecciones bacterianas
secundarias y en los casos mas graves pueden causar la muerte (Lane y
colaboradores, 1996; Lightfoot, 1999; Sanchez y colaboradores, 2004).
Los Ascáridos más comunes que infestan a los reptiles, son de la familia
Ascaridae, en donde las especies que más afectan a las Ofidios son Ophidascaris
spp. y Polydelphis spp.; y de la familia Anisakidae las especies mas comunes en
los Crocodilianos son Dujardinascaris spp. y Paratrichosoma spp.. Las larvas
pueden migrar produciendo abscesos, granulomas y ulceración de la tráquea y el
pulmón. Los estados adultos se pueden encontrar en esófago, estómago e
intestino delgado de las serpientes, produciendo obstrucción gastrointestinal y
32
perforación. Los signos clínicos no son específicos pero pueden presentar
anorexia, anemia y regurgitación (Mitchell y colaboradores, 2005).
Las Rhabdias spp. y las Entomelas spp., son parásitos pulmonares, pero se
pueden encontrar en la cavidad celómica y en el saco pericardial de lagartos y
serpientes. Cuando hay malas condiciones del medio en donde viven, como mala
higiene, alta temperatura y humedad, las larvas infectivas penetran por la mucosa
oral o la piel y migran hacia el pulmón causando severa neumonía, con síntomas
como boca abierta y estrés respiratorio, acompañado por anorexia, pérdida de
peso y pueden llegar a causar la muerte (Lane y colaboradores, 1996; Lightfoot,
2003; Mitchell y colaboradores, 2005).
Los Strongyloides spp. habitan el intestino delgado de las serpientes y lagartos;
pueden causar síntomas como diarrea, anorexia y pérdida de peso y lesiones
histopatológicas como úlceras hemorrágicas gastrointestinales, enteritis caseosa y
obstrucción gastrointestinal e intususcepción. Los parásitos del orden Strongilidae
(Diaphanocephalus spp., Oswaldocruzia spp. y Kalicephalus spp.), se alimentan
de la sangre del huésped. En infestaciones severas los animales pueden
presentar síntomas como anorexia, boca abierta, parásitos en esófago, debilidad y
muerte (Lane y colaboradores, 1996; Lightfoot, 2003; Sanchez, 2004; Mitchell y
colaboradores, 2005).
Los géneros de la familia Filarioidea del orden Spirurida, como Oswaldofilaria spp.,
Befilaria spp., Conofilaria spp., Piratuba spp., Piratuboides spp., Solafilaria spp.,
Foleyella spp., Cardianema spp., Pseudothamugadia spp., Madathamugadia spp.,
Thamugadia spp., Saurocitus spp. y Macdonaldius spp., son nemátodos que
requieren de huéspedes intermediarios como garrapatas o mosquitos. Los estados
adultos pueden estar en la vena cava posterior y la vena portal renal, bloqueando
los vasos sanguíneos causando edema, trombosis, aneurisma y necrosis. En la
necropsia se pueden observar los parásitos en las venas o bajo la piel. El
33
diagnóstico se basa en la detección de microfilarias en la sangre (Lane y
colaboradores, 1996; Oros y colaboradores, 2001).
Otras familias del orden Spirurida como la Dracunculoidea han sido encontrados
en algunas serpientes en lesiones pustulares en la superficie del cuerpo; la otra
familia es la Diplotriaenoidea donde el Hastospiculum spp. infesta más que todo a
lagartos y serpientes, los adultos viven generalmente en el pulmón en donde
ponen los huevos que son encontrados generalmente en grupo y son expulsados
hacia la cavidad oral, de donde pasan al tracto gastrointestinal, terminando en las
heces. En serpientes se han hallado en granulomas de la submucosa del esófago
y en la superficie pleural del pulmón (Jacobson, 2007).
Los parásitos del orden Acantocephala, pueden causar granulomas nodulares y
ulceración de la mucosa intestinal. Las larvas pueden migrar y enquistarse en el
mesenterio, vísceras o en el tejido subcutáneo (Lane y colaboradores, 1996;
Mitchell y colaboradores, 2005).
La Capillaria spp., afecta mas que todo a Escamosos y Crocodilianos, habita en el
tracto gastrointestinal, pero también puede estar en el hígado, en el conducto
biliar, y en el oviducto (Lane y colaboradores, 1996; Mitchell y colaboradores,
2005).
Las larvas de Eustrongylides spp. pueden causar lesiones en la piel,
encontrándose en tejido subcutáneo, en los pulmones, libres en la cavidad
celómica y se pueden alojar también en la espina dorsal (Lane y colaboradores,
1996; Mitchell y colaboradores, 2005; Jacobson, 2007).
34
2.5.4.2. Ectoparásitos. 2.5.4.2.1. Moscas, mosquitos y pulgas. Los reptiles en cautiverio son frecuentemente afectados por los estados adultos y
larvarios de estos insectos, algunos pueden penetrar la piel produciendo fístulas,
causándoles estrés, miasis, anemia y a veces la muerte; algunos de estos
parásitos externos sirven como vectores en la transmisión de protozoarios,
hemoprotozoarios, microfilarias, bacterias y virus (Lane y colaboradores, 1996).
2.5.4.2.2. Garrapatas. Las garrapatas infestan Ofidios, Saurios y Quelonios; son importantes porque son
hematófagas y en altas cantidades, pueden producir anemia, e incluso la muerte;
también producen daño en la piel permitiendo la entrada de otros agentes
patógenos, siendo potenciales transmisores de hemoprotozoarios, bacterias y
virus. Muchas especies de reptiles son huéspedes específicos y otras no. Las
garrapatas duras de los géneros Ixodes spp., Hyaloma spp., Haemaphysalis spp.,
Amblyoma spp. y Aponomma spp.; las garrapatas blandas del género Argasidae
spp. y Ornithodoros spp., son transmisoras de la filariasis. En algunos reptiles se
pueden localizar en las axilas, en la articulación del codo, en medio de los dedos,
en el área de la cloaca, en la región de la nariz y en el área del ojo; en las tortugas
el área predilecta es entre el plastrón o el caparazón (Lane y colaboradores, 1996).
2.5.4.2.2. Ácaros. El Ophionyssus natricis, es de gran importancia en serpientes y ocasionalmente
en lagartos, es de color rojo, gris o negro y se encuentra ubicado debajo de las
escamas de las serpientes. En los lagartos se observa frecuentemente en las
áreas del ojo, la barbilla o en la cloaca. Los signos clínicos incluyen anorexia,
depresión, el animal se restriega constantemente con la jaula y se la pasa en el
agua por periodos muy prolongados. La infestación alta de ácaros hematófagos,
causa debilidad, anemia y además permiten la entrada de bacterias como la
35
Aeromona spp. y virus como el Retrovirus, produciendo neumonías y septicemia.
(Lane y colaboradores, 1996; Harkewicz, 2004; Holz, 2007).
2.5.5. Enfermedades nutricionales. Muchos problemas nutricionales se dan en reptiles en cautiverio, debido a que el
manejo que se le da al alimento puede estar desmedido, o no esta apetecible,
causando así malnutrición por desbalances en la dieta.
Las alteraciones nutricionales tienen una baja frecuencia en los reptiles en
cautiverio, pero tienen importancia en la morbimortalidad de los mismos y son de
las más estudiadas (Kaneene, 1985; Donogue, 1999; Brown, 2002).
2.5.5.1. Hipovitaminosis A. Ocurre más que todo en tortugas semiacuáticas, particularmente en ejemplares
juveniles, siendo mucho menos frecuente en tortugas terrestres. Los signos
clínicos incluyen anorexia, letargia, mal crecimiento, blefaroedema, estomatitis,
bloqueo de los conductos nasolagrímales, producido por una metaplasia
escamosa e hiperqueratosis del epitelio que tapiza los ductos de la glándula de
Harder (anteromedial) y de la glándula lacrimal (posterolateral), a veces puede
presentar problemas respiratorios, y es una de las causas de muerte frecuentes en
tortugas. Algunas veces se puede presentar anasarca, falla renal, falla hepática y
muerte (Boyer, 1996; Donogue, 1999; Mas, 1999; Jackson y colaboradores 1999:
Mehler, 2003).
2.5.5.2. Hipovitaminosis D. La deficiencia de vitamina D, produce el clásico raquitismo. Los signos clínicos se
caracterizan con depresión, anorexia, ataxia, aumento en el tamaño de las
articulaciones, caparazón blando y malformación de los miembros (Wallach,
1983).
36
2.5.5.3. Hipovitaminosis B1 (Deficiencia de Tiamina). Es común en reptiles que comen animales que contienen la enzima Tiaminasa. La
falta de Tiamina produce una necrosis cerebrocortical (Lawton, 1999). Los signos
clínicos son: pérdida crónica de peso con consumo normal de alimento, ataxia,
tremores musculares, bradicardia y ceguera; la enteritis puede estar asociada a la
deficiencia de Tiamina (Wallach 1983; Donogue 1999).
2.5.5.4. Hipovitaminosis C (Deficiencia de ácido ascórbico). La vitamina C se sintetiza normalmente por bacterias en el colon y el ciego, y en
algunas serpientes se produce suficiente cantidad de vitamina C en el riñón y así
no necesitan el suplemento en la dieta. Se ha reportado que el desequilibrio de la
flora bacteriana, debido al uso prolongado de antibióticos, puede producir
deficiencias en las vitaminas B y C, asociándose esto con la presentación de
estomatitis ulcerativa (Jackson y colaboradores 1981; Wallach, 1983; Mehler,
2003).
2.5.5.5. Hipovitaminosis E. Se da principalmente en reptiles acuáticos y semiacuáticos por dietas ricas en
ácidos grasos poliinsaturados. Los signos clínicos son: anorexia, nódulos
dolorosos hinchados sobre la piel, la esteatitis se presenta en Aligatores,
cocodrilos y algunas especies de tortugas acuáticas. Presenta distrofia del
músculo esquelético. Microscópicamente se caracteriza por el hallazgo de un
material basofílico amorfo alrededor de fibroblastos y macrófagos (Wallach, 1983;
Donogue, 1999).
2.5.5.6. Hipervitaminosis D. Es caracterizada por una calcificación medial de las arterias elásticas incluyendo
la aorta. Los signos clínicos son anorexia, laminitis e incremento en los niveles de
calcio y fósforo en suero y orina. Histopatológicamente se caracteriza por
depósitos de calcio en los tejidos blandos, especialmente en los componentes
37
fibroelásticos, hay necrosis tubular renal, con depósitos de calcio y la
fibroosteodistrofia debido a la deficiencia de calcio (Wallach, 1983).
2.5.5.7. Lipidosis Hepática. El hígado es el encargado de diferentes funciones, como el metabolismo de las
grasas y los carbohidratos, la síntesis de las vitaminas y las proteínas, como
también el almacenamiento de vitaminas y de hierro, se encarga de la producción
de los factores de coagulación y la excreción de algunas toxinas (Simpson, 2006).
La Lipidosis hepática es una enfermedad común, de origen metabólico y
degenerativo, que afecta al hígado de los reptiles en condiciones de cautiverio.
Macroscópicamente se caracteriza porque el hígado suele presentar una
consistencia friable y un color ligeramente amarillento. Microscópicamente los
hepatocitos se muestran aumentados de tamaño, con presencia de vacuolas
lipídicas intracitoplasmáticas; el núcleo del hepatocito normalmente mantiene su
forma redondeada, pero a veces es desplazado por el acúmulo de lípidos. (Frye,
1991; Simpson, 2006).
2.5.5.8. Gota. Se ha reportado en tortugas, serpientes, lagartos y aligatores, la presencia de
depósitos de uratos en vísceras y en superficies articulares. La causa de la gota,
es una inapropiada dieta, con niveles elevados de proteína y asociado con otros
desórdenes como deshidratación. La excreción de los residuos nitrogenados en
forma de ácido úrico, que es insoluble, permite un ahorro importante de agua en
los reptiles, pero cuando hay un exceso de ácido úrico (hiperuricemia) éste se
cristaliza y forma precipitados insolubles que se depositan articulaciones, y
órganos viscerales (Jackson y colaboradores, 1981; Orós y colaboradores, 1998;
Donogue, 1999; O´Malley, 2005). Microscópicamente se observan depósitos de
cristales de uratos llamados “Tofos”, que se depositan en la articulaciones, o en
órganos viscerales como en el saco pericardial, hígado, bazo, pulmón, tejido
subcutáneo y en el riñón donde presenta una dilatación de los túbulos renales con
38
una conformación estrellada; la reacción inflamatoria esta compuesta por
macrófagos, algunas células gigantes, un número variable de heterófilos
granulocíticos y algunos linfocitos (Wallach, 1983; Mader, 1996; O´’Malley, 2005;
Zwart, 2006).
2.5.5.9. Enfermedad Metabólica del Hueso (EMH). A continuación se encuentra un ejemplo de los diferentes tipos de enfermedades
metabólicas del hueso reportadas en reptiles que pueden producir mortalidad con
moderada frecuencia (Boyer, 1996).
2.5.5.9.1. Osteodistrofia fibrosa. Es la presentación más común de Enfermedad Metabólica del Hueso, se
desarrolla generalmente por desequilibrios en los balances de calcio-fósforo-
Vitamina D, por lo cual los huesos se deforman y pierden consistencia,
produciendo una pobre calidad de vida en el animal (Boyer, 1996).
2.5.5.9.2. Hiperparatiroidismo nutricional secundario. Puede ser una secuela o puede ocurrir conjuntamente con la Osteodistrofia, Es el
resultado de un mal manejo en la dieta y mantenimiento del animal; el factor que
está más involucrado es el exceso de producción de paratohormona y la
prolongada deficiencia de calcio, vitamina D3 y el imbalance de calcio-fósforo;
también influye directamente la inadecuada exposición a la radiación ultravioleta
en los animales diurnos. Microscópicamente se caracteriza por el depósito de
sales de calcio en tejidos blandos, principalmente en los fibroelásticos y Necrosis
tubular renal (Jackson y colaboradores, 1981; Boyer, 1996; Mader, 2006).
2.5.5.9.3. Osteoporosis. Es una enfermedad hereditaria que se presenta rara vez y se puede expresar con
un gen autosomal recesivo o un gen autosomal dominante. Tiene una
39
presentación similar a los humanos y está directamente relacionada con los
niveles de calcio en la dieta a lo largo de la vida.
2.5.5.10. Deficiencia de carbohidratos. Esta deficiencia por periodos largos de anorexia, sobretodo en reptiles que se
alimentan diariamente, o por suministro de dietas inadecuadas o desbalanceadas
en cautiverio, puede producir shock hipoglicémico, que se caracteriza por
midriasis, mirada pérdida, movimientos circulares, tortícolis, opistótonos, ataques
catatónicos, y en estados avanzados la muerte (Wallach, 1983; Bennet, 1996).
2.5.6. Otras enfermedades 2.5.6.1. Disecdisis o muda anormal de la piel. La disecdisis es la dificultad total o parcial que tienen los reptiles para mudar o
eliminar totalmente la epidermis más externa. El factor más frecuente es el estrés
ambiental, como baja temperatura, baja humedad o nutrición inapropiada, ya que
una humedad y una temperatura ideal son fundamentales para una óptima muda;
sin estos dos factores se interrumpe la ecdisis y causa daño a la nueva piel que es
frágil. Otras de las causas que intervienen en la eversión normal de la epidermis
antigua son las cicatrices viejas por mordeduras, heridas, quemaduras térmicas o
químicas, dermatitis o traumatismos; las dietas inapropiadas no permiten al reptil
conservar la energía ni las proteínas necesarias para la proliferación celular y la
muda, igualmente la inanición produce dermatitis necrosante. Las infecciones
secundarias tanto bacterianas como micóticas pueden producir una afección en la
piel y así una muda anormal. Las cargas intensas de ectoparásitos que causan
lesiones ulcerosas en la piel y los trastornos neurológicos con movimientos
descoordinados y las disfunciones endocrinas de la tiroides, impiden la ecdisis
(Abou, 2001; Mader, 2006).
40
2.5.6.2. Enfermedades neoplasicas. Las neoplasias más comunes son los fibrosarcomas en lagartos y tortugas
principalmente; los melanomas son más frecuentes en serpientes pero son poco
comunes; los carcinomas de células escamosas se presentan más en lagartos y
los papilomas principalmente en tortugas acuáticas. En los lagartos se ha
demostrado que los papilomas se localizan con más frecuencia en las hembras
debajo de la cola y en los machos en la base de la cabeza. Los fibropapilomas se
han reportado por más de 60 años en tortugas verdes (Chelonia mydas) (Garner,
2004).
Microscópicamente los tumores cutáneos muestran una hiperplasia epidérmica
papilar y/o proliferación hiperplásica de la dermis, mostrándose como lesión inicial
una degeneración vacuolar de las células epidérmicas del estrato basal. Es
frecuente la observación de huevos de tremátodos spirórchidos en el componente
dermal de los fibropapilomas, llegando incluso a considerarse como un posible
agente etiológico de esta enfermedad, aunque estudios de transmisión
experimental han descartado esta teoría (Jacobson y colaboradores, 1989; Herbst
y colaboradores, 1995; Aguirre y colaboradores, 1998).
41
3. MATERIALES Y MÉTODOS
3.1. SELECCIÓN DE LOS CASOS.
El presente estudio se realizo tomando como base el archivo de mortalidad en
reptiles del zoológico Jaime Duque, que esta ubicado en el Departamento de
Cundinamarca, en el municipio de Tocancipá, a una latitud de 0452 N, con una
longitud de 7358 W, con una elevación de 2600 m.s.n.m, en donde el tipo de
estación es variable y el promedio de precipitación anual es de 705.8. (mms)
(IDEAM, 2008).
Como materiales en este estudio se utilizaron las historias de necropsias de los
reptiles seleccionados con las láminas de histopatología del archivo de la
Universidad de La Salle, un microscopio óptico de luz, y una cámara Fotográfica.
De los 92 casos de mortalidad en reptiles registrados en el periodo comprendido
entre 1991 y el 2006, se seleccionaron 46, los cuales tenían historia de necropsia
e histopatología.
Los casos seleccionados fueron estudiados según su clasificación taxonómica,
dentro de los grupos de Quelonios, Escamosos (Ofidios y Saurios), y
Crocodilianos (Tabla 1.).
Todos los casos fueron revisados nuevamente para el estudio histopatológico con
microscopio de luz. Se identificaron las lesiones morfológicas, se clasificaron y se
trató de establecer un diagnóstico final incluyendo los posibles agentes etiológicos.
42
4. RESULTADOS.
Los 46 casos de mortalidad estudiados por histopatología obtenidos de los
registros del Zoológico Jaime Duque se evaluaron nuevamente para observar las
diferentes lesiones morfológicas microscópicas, dar un diagnóstico morfológico y
tratar de precisar un diagnóstico final. Además, se obtuvo la siguiente distribución
porcentual por grupo: 45,65% (21/46) en el orden Quelonia con especies como:
tortuga mata-mata (Chelus fimbriatus), tortuga morrocoy (Geochelone spp.),
tortuga tapaculo (Kinosternon leucostomum.), tortuga icotea (Trachemys scripta
spp.) y tortuga charapa (Podocnemys spp.). En el orden de los Escamosos el
41,30% (19/46), de los cuales el 21,73% (10/46) pertenecía al suborden Ofidia,
con las siguientes especies: anaconda (Eunectes murinus), boa constrictora (Boa
constrictor), falsa coral (Lampropeltis triangulum), serpiente guardacaminos
(Matigodries pleii) y boa arcoiris (Epicrates cenchria cenchria), y al suborden
Sauria el 19,56% (9/46) en especies como: iguana verde (Iguana iguana) y lobo
pollero (Tupinambis teguixin). Por último, el orden de los Crocodilianos con las
babillas (Crocodylus fuscus) con un 13,04% (6/46) (Tabla 1.).
43
TABLA 1. MORTALIDAD DE REPTILES DEL ZOOLÓGICO JAIME DUQUE, CLASIFICADOS TAXONÓMICAMENTE Y POR ESPECIE (1991- 2006).
TAXONOMIA NOMBRE COMÚN NOMBRE CIENTÍFICO MORTALIDAD TOTAL
MORTALIDAD ESTUDIADA %
ORDEN QUELONIA
Tortuga Charapa Podocnemys spp. 7 4
46
Tortuga Icotea Trachemys scripta spp. 16 11
Tortuga Mata mata Chelus fimbriatus 6 2
Tortuga Morrocoy spp. Geochelone spp. 5 1
Tortuga Tapaculo kinosternon leucostomum 5 3
Otras Otras 3 0
TOTAL 42 21
OR
DE
N E
SC
AM
OS
A
SUBORDEN OFIDIA
Anaconda Eunectes murinus gigas 5 2
41
Boa arcoiris Epicrates cenchria cenchria 1 1
Boa chocolate Epicrates cenchria maurus 1 0
Boa constrictora Boa constrictor 14 5
Falsa coral Lampropeltis triangulum spp. 1 1
Serpiente guardacaminos Matigodries pleii 1 1
TOTAL 23 10
SUBORDEN SAURIA
Iguana verde Iguana iguana 14 7
Lobo pollero Tupinambis teguixin 2 2
TOTAL 16 9
ORDEN CROCODILIA
Babilla Crocodylus fuscus 11 6 13
TOTAL 11 6
TOTAL 92 46 100
4.1. DIAGNÓSTICO HISTOPATOLÓGICO EN REPTILES. De los cuarenta y seis casos, el 4,34% (2/46) no se pudo valorar
morfológicamente, ya que presentaba cambios avanzados de autolisis y en el
19,56% (9/46) no se observaron lesiones histopatológicas o no contaba con el
número suficiente de tejidos a evaluar que permitieran establecer la causa de la
muerte. En los demás casos con el 76,08% (35/46) se encontraron uno o más
tejidos con diferentes alteraciones histológicas, que fueron clasificadas como
44
consecuencia de patologías de posible origen bacteriano en 48 tejidos, de origen
parasitario en 10 tejidos y de diferente origen en 29 tejidos.
La sumatoria de las lesiones supera el 100% de los casos, ya que un solo caso
puede tener una o varias lesiones al mismo tiempo.
4.1.1. Lesiones de origen bacteriano. Las lesiones de posible origen bacteriano que se encontraron en este estudio en
los diferentes tejidos fueron: Dermatitis necrótica ulcerativa superficial 8,57%
(3/35), estomatitis necrótica ulcerativa 5,71% (2/35), gastritis necrótica ulcerativa
mononuclear 5,71% (2/35), enteritis mononuclear 2,85% (1/35), enteritis necrótica
mononuclear 2,85% (1/35), enteritis bacteriana 2,85% (1/35), y enteritis atrófica
mononuclear 2,85% (1/35), hepatitis necrótica multifocal mononuclear 20% (7/35),
hepatitis granulomatosa 8,57% (3/35), perihepatitis polimorfonuclear 2,85% (1/35),
absceso hepático 2,85% (1/35), neumonía granulomatosa 20% (7/35), neumonía
abscedativa 2,85% (1/35) y neumonía intersticial mononuclear 2,85% (1/35);
nefritis intersticial mononuclear 8,57% (3/35), nefritis granulomatosa 2,85% (1/35),
nefritis necrótica multifocal 2,85% (1/35), nefritis intersticial crónica 2,85% (1/35),
esplenitis granulomatosa 2,85% (1/35), Esplenitis necrótica 2,85% (1/35) y
septicemia 22,85% (8/35) (Tabla 2.).
45
Tabla 2. Lesiones de posible origen bacteriano en reptiles
0 3 6 9 12 15 18 21 24
Estomatitis necrótica ulcerativa
Dermatitis necrótica ulcerativa
Gastritis necrótica ulcerativa MN
Enteritis MN
Enteritis necrótica MN
Enteritis bacteriana
Enteritis atrófica MN
Hepatitis necrótica MN
Hepatitis granulomatosa
Perihepatitis polimorfonuclear
Absceso hepático
Neumonía granulomatosa
Neumonía abscedativa
Neumonía intersticial MN
Nefritis intersticial MN
Nefritis granulomatosa
Nefritis necrótica multifocal
Nefritis intersticial crónica
Esplenitis granulomatosa
Esplenitis necrótica
Septicemia
LES
IONE
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ACTE
RIA
NAS
%
4.1.2. Lesiones de origen parasitario. Las lesiones observadas debido a infestaciones parasitarias fueron: Neumonía por
protozoarios (Toxoplasma spp.) 5,71% (2/35), neumonía por nemátodos
(Filaroides spp.) 5,71% (2/35), enteritis necrótica por nemátodos del orden
Spirurida (Dracunculus spp.) 2,85% (1/35), enteritis por nemátodos del orden
46
Spirurida (Hastospiculum spp.) 2,85% (1/35), neumonía por tremátodos
(Spirorchidiasis) 2,85% (1/35), gastritis crónica ulcerativa por tremátodos
(Spirorchidiasis) 2,85% (1/35), hepatitis severa por tremátodos (Spirorchidiasis)
2,85% (1/35) y enteritis por tremátodos 2,85% (1/35), (Tabla 3.).
Tabla 3. Lesiones asociadas a parásitos
0
1
2
3
4
5
6
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(Tox
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mat
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%
4.1.3. Otras lesiones.
Otras lesiones morfológicas de diferente origen que se observaron fueron: Hígado
graso 34,28% (12/35), hepatoxicidad crónica 2,85% (1/35), nefropatía por uratos
20% (7/35), glomerulonefritis crónica 2,85% (1/35), insuficiencia renal crónica
2,85% (1/35), deshidratación severa 17,14% (6/35) y anemia 2,85% (1/35), (Tabla 4.).
47
Tabla 4. Otras lesiones histopatológicas
4.2. DIAGNOSTICO HISTOPATOLÓGICO POR ORDEN TAXONÓMICO La sumatoria de las lesiones puede superar el 100% de los casos, ya que un solo
caso puede tener una o varias lesiones al mismo tiempo.
4.2.1. Lesiones encontradas en Quelonios.
En los 21 casos del orden Quelonia, revisados por estudio histopatológico, se
encontraron en los órganos lesiones de posible origen bacteriano como: dermatitis
necrótica ulcerativa superficial 4,76% (1/21), gastritis necrótica mononuclear
severa 4,76% (1/21), enteritis atrófica mononuclear 4,76% (1/21), hepatitis
necrótica multifocal mononuclear 19,05% (4/21) (Anexo Fig. 1.), hepatitis
granulomatosa 9,52% (2/21), absceso hepático 4,76% (1/21), neumonía
granulomatosa 23,81% (5/21) (Anexo Fig. 3.), neumonía abscedativa 4,76 (1/21)
(Anexo Fig. 4.), nefritis granulomatosa 4,76 (1/21), nefritis intersticial mononuclear
4,76 (1/21) y septicemia 19,05% (4/21), (Tabla 5.).
48
Las lesiones encontradas asociadas con parasitismo fueron neumonía por
tremátodos de la familia Spirochiidae 4,76 (1/21), gastritis crónica ulcerativa por
tremátodos de la familia Spirochiidae 4,76 (1/21) y hepatitis severa por tremátodos
de la familia Spirochiidae 4,76 (1/21) (Anexo Fig. 5.) (Tabla 5.).
Otro tipo de lesiones que se encontraron en este estudio fueron hígado graso
23,81% (5/21), nefropatía por uratos 23,81% (5/21) (Anexo Fig. 13.), deshidratación severa 23,81% (5/21), glomerulonefritis crónica 4,76 (1/21),
insuficiencia renal crónica 4,76 (1/21), hepatoxicidad crónica 4,76 (1/21) y en otros
casos no se observaron lesiones 14,29% (3/21) (Tabla 5.).
Tabla 5. Lesiones histopatológicas encontradas en Quelonios.
0
5
10
15
20
25
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No
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ones
%
4.2.2. Lesiones encontradas en Ofidios.
En los 10 casos del suborden Ofidia, revisados por estudio histopatológico, se
encontraron en los órganos lesiones de tipo infeccioso de posible origen
49
bacteriano como: dermatitis necrótica ulcerativa superficial 10% (1/10), estomatitis
ulcerativa 10% (1/10), enteritis necrótica mononuclear 10% (1/10), hepatitis
necrótica multifocal mononuclear 10% (1/10), neumonía granulomatosa 10%
(1/10) y septicemia 10% (1/10) (Tabla 6.).
Las lesiones morfológicas asociadas con la presencia de estructuras parasitarias
fueron neumonías por protozoarios (Toxoplasma spp.) 20% (2/10) y neumonías
por nematodos (Filaroides spp.) 10% (1/10) (Anexo Fig. 6.), enteritis por
nemátodos del orden Spirurida (Dracunculus spp.)10% (1/10) (Anexo Fig. 7.), enteritis por nemátodos del orden Spirurida (Hastospiculum spp.)10% (1/10)
(Anexo Fig. 8.) y enteritis por Trematodos 10% (1/10) (Anexo Fig. 9.) (Tabla 6.).
Otras lesiones encontradas fueron hígado graso 10% (1/10), deshidratación
severa 10% (1/10), tejidos autolizados 10% (1/10), y en otros casos no se
observaron lesiones en los tejidos enviados 30% (3/10) (Tabla 6.).
50
Tabla 6. Lesiones histopatológicas encontradas en ofidios
0
5
10
15
20
25
30
Der
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%
4.2.3. Lesiones encontradas en Saurios.
En los 9 casos del suborden Sauria, revisados por estudio histopatológico, se
encontraron en los órganos lesiones de posible origen bacteriano como: enteritis
mononuclear 11,11% (1/9), perihepatitis con infiltrados polimorfonucleares 11,11%
(1/9), hepatitis necrótica multifocal mononuclear 11,11 (1/9), nefritis intersticial
mononuclear 11,11% (1/9), esplenitis necrótica 11,11% (1/9) y septicemia 22,22%
(2/9) (Tabla 7.).
Dentro de las lesiones con estructuras parasitarias encontradas están neumonía
por nematodos probablemente Filaroides spp. con el 11,11% (1/9) (Anexo Fig.
51
10.) y enteritis necrótica por nematodos gastrointestinales con el 11,11% (1/9)
(Anexo Fig. 11.) (Tabla 7.).
Otras lesiones encontradas fueron hígado graso 22,22% (2/9) (Anexo Fig. 12.), anemia 11,11 % (1/9), tejidos autolizados 22,22% (2/9) y tejidos sin lesiones
histopatológicas 11,11% (1/9) (Tabla 7.).
Tabla 7. Lesiones histopatológicas encontradas en Saurios
0
5
10
15
20
Ente
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No
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ones
%
4.2.4. Lesiones encontradas en Crocodilianos.
En los 6 casos del orden Crocodilia, revisados por estudio histopatológico, se
encontraron en los órganos lesiones de posible origen bacteriano como: dermatitis
necrótica ulcerativa superficial 16,67% (1/6), estomatitis ulcerativa 16,67% (1/6),
gastritis necrótica ulcerativa mononuclear 16,67% (1/6) enteritis bacteriana 16,67%
52
(1/6), esplenitis granulomatosa 16,67% (1/6), neumonía granulomatosa 16,67%
(1/6), neumonía intersticial mononuclear 16,67% (1/6), hepatitis granulomatosa
16,67% (1/6) (Anexo Fig. 2.), hepatitis necrótica multifocal mononuclear 16,67%
(1/6), nefritis necrótica multifocal 16,67% (1/6), nefritis intersticial mononuclear
33,33% (2/6) y septicemia 16,67% (1/6) (Tabla 8.).
Otras lesiones de diferente origen encontradas fueron hígado graso 50% (3/6),
nefropatía por uratos 33,33% (2/6) y congestión con hemorragia pulmonar 16,67%
(1/6) (Tabla 8.).
Tabla 8. Lesiones histopatológicas encontradas en Crocodilianos
0
10
20
30
40
50
Dermatitis ne
crótica
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Sep
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ia
%
53
5. DISCUSIÓN.
Los reptiles han sobrevivido en la tierra por millones de años, son animales que
conservan unas diferencias muy marcadas con las aves y los mamíferos, debido a
sus múltiples adaptaciones evolutivas están en casi todos los hábitats, como
desiertos, montañas, y selvas tropicales. Son animales ectotérmicos, debido a
esto sus requerimientos energéticos son muy bajos, y tienen un porcentaje muy
alto en la conversión del alimento en tejidos corporales.
El papel que cumple un zoológico es muy importante para los animales en
cautiverio, por que es un medio educativo para la veterinaria, ya que nos da la
oportunidad de conocer en parte el comportamiento, como reaccionan en un
ambiente diferente al natural, el manejo físico, y algunas de las patologías que
presentan los animales en cautiverio; de esta forma podemos tomar medidas
profilácticas para el bienestar de estas especies cautivas, ofreciéndoles un mejor
futuro.
Según los datos obtenidos entre los cuatro grupos estudiados de reptiles como
Quelonios, Ofidios, Saurios, y Crocodilianos, en este estudio se estableció y se
clasifico como causas de muerte más frecuentes las patologías de origen
bacteriano 77,14% (27/35), de origen parasitario 8,57% (3/35) y otras lesiones
encontradas cuyos agentes etiológicos pueden ser diversos 14,28% (5/35).
5.1. ENFERMEDADES BACTERIANAS. Las enfermedades bacterianas son muy comunes en reptiles en cautiverio y son
producidas principalmente por bacterias Gram-negativas que en su gran mayoría
son habitantes normales de la piel, las mucosas y del sistema gastrointestinal.
54
Generalmente las bacterias son patógenos secundarios a agentes infecciosos
como virus, hongos y parásitos externos e internos y pueden ser oportunistas
debido a factores externos como inadecuada temperatura, humedad, poca
ventilación, malas condiciones del sustrato o piso, fallas nutricionales, traumas,
estrés crónico, inmunosupresión y aguas contaminadas (Davies, 1981; Paré,
2006).
Las causas de muerte en este estudio se debieron en su gran mayoría a posibles
infecciones bacterianas con un 77,14% (27/35), según las lesiones observadas al
microscopio.
La septicemia se establece como una de las causas de muerte más frecuentes en
los reptiles estudiados, y estaba asociada a lesiones de posible origen bacteriano
en pulmón, hígado, piel, bazo, estómago, intestino y riñón. La literatura reporta a
bacterias Gram-negativas, como Aeromonas spp., Pseudomonas spp. Salmonella
spp., Neisseria spp. y Citrobacter freundii como las mas involucradas en
infecciones que pueden producir septicemia (Davies, 1981; Wallach, 1983;
Rosenthal, 1996; Mehler, 2003; Harkewicz, 2004).
Las hepatitis encontradas en este estudio de posible origen bacteriano, del tipo
granulomatoso, necrótico multifocal mononuclear y abscedativo fueron muy
frecuentes con un 34,28% (12/35), en donde los Quelonios presentaron mayor
porcentaje con un 33,33% (7/21), Saurios en un 22,22% (2/9), Crocodilianos en un
33,33% (2/6) y Ofidios en un 10% (1/10). Además, estaban asociadas con otras
lesiones de posible origen bacteriano en estómago, intestino, bazo, pulmón, piel y
riñón. La literatura consultada reporta a la Salmonella spp., como parte de la
microflora intestinal normal de los reptiles, pero es considerada una bacteria
patógena oportunista secundaria. Los animales afectados generalmente no
muestran signos clínicos, pero pueden presentar anorexia, regurgitación
sanguinolenta, letargia, dermatitis vesicular, abscesos subcutáneos, estomatitis
55
necrótica, diarrea, neumonía y muerte súbita. En las necropsias se observan
granulomas en múltiples órganos y microscópicamente neumonía fibrinosa o
fibrinopurulenta, hepatitis necrótica multifocal, esplenitis necrótica multifocal,
meningitis supurativa, acompañadas de linfadenitis intestinal necrótica,
gastroenteritis necrótica ulcerativa hemorrágica, donde la mucosa gástrica se
encuentra atrofiada, también colitis catarral y septicemia. (Davies, 1981;
Rosenthal, 1996; Cambre, 2001; Garner, 2005; Mitchell y colaboradores, 2005;
Holz, 2007). Otras bacterias como Aeromona spp. (Holz, 2007) y Citrobacter
freundii, también están asociadas a lesiones necróticas multifocales en el hígado
(Wallach, 1983; Rossi, 1996; Harkewicz, 2004). Esto nos lleva a pensar que
alguna de las anteriores bacterias, en especial la Salmonella spp, pudo estar
relacionada con las lesiones de estos órganos, en especial en el hígado, llevando
a los animales a septicemia y posterior muerte.
Las neumonías encontradas en este estudio, de tipo abscedativo, granulomatoso
e intersticial mononuclear con un 25,71% (9/35), de posible origen bacteriano
fueron muy importantes, en donde los Quelonios presentaron más problemas
respiratorios con un 28,57% (6/21), Crocodilianos con el 33,33% (2/6) y Ofidios
con el 10% (1/10). Además, los casos de neumonías presentaban otras lesiones
de posible origen bacteriano en órganos como piel, hígado, bazo, riñón, tracto
gastrointestinal. También en las neumonías se encontraron estructuras
parasitarias como coccidias en el pulmón y trematodos en el intestino delgado.
Debido a lo hallado en el estudio, podemos decir, que las neumonías bacterianas
se pudieron originar por una infección primaria oportunista o por una infección
bacteriana secundaria, seguida de septicemia y muerte.
Las enfermedades respiratorias son reportadas como una de las principales
causas de morbilidad y mortalidad en reptiles en cautiverio (Schumacher, 2003),
debido a que estos animales están sometidos a condiciones ambientales
diferentes a las naturales y a factores externos que predisponen a estas
56
patologías. Además, anatómicamente son diferentes a los mamíferos, ya que la
mayoría de los reptiles carecen de un diafragma funcional y de un sistema
bronquiociliar (O´Malley, 2005), por lo que no tienen gran habilidad para toser
eficazmente y expeler secreciones, exudados contaminados o cuerpos extraños
de los pulmones, contribuyendo a incrementar la infección bacteriana en el tracto
respiratorio, produciendo así neumonías piogranulomatosas (Boyer, 1996;
Matushima, 1999), siendo los Quelonios y los Ofidios los más susceptibles en los
reptiles (Schumacher, 2003). La literatura reporta las enfermedades respiratorias
originadas en su gran mayoría por bacterias Gram-negativas, donde las mas
patógenas que han sido aisladas son Aeromonas spp., Pseudomonas spp.,
Salmonella spp., Klebsiella spp., Proteus spp., Pasteurella spp., aunque también
han sido halladas en reptiles sanos (Pérez, 2000, Schumacher, 2003); otras
bacterias Gram-negativas aisladas, son Escherichia coli, Providencia rettgeri, y
bacterias Gram-positivas como Streptococcus spp., y Staphylococcus spp.
(Wallach, 1983; Pérez, 2000); también bacteroides como Peptostreptococcus spp.,
Fusobacterium spp., y Clostridium spp., o bacterias atípicas como Micoplasma
spp., Chlamydia spp., y Mycobacteria spp. (Wallach, 1983; Pérez, 2000; Driggers,
2000; Schumacher, 2003). En las neumonías bacterianas de Quelonios se han
aislado bacterias Gram-negativas como Acinetobacter calcoaceticus, Morganella
morganii, Pseudomonas spp. y Serratia marcescens; En Ofidios las bacterias
Gram-negativas aisladas en neumonías han sido Pseudomonas spp.,
Acinetobacter spp., Aeromonas spp., Citrobacter spp., Enterobacter spp.,
Flavobacter spp., Klebsiella spp., Proteus spp., Serratia spp. y Providencia spp.
(Jacobson, 2007).
Las gastroenteritis de posible origen bacteriano del tipo necrótico, ulcerativo,
atrófico y mononuclear se encontraron en este estudio en un 17,14% (6/35) de los
reptiles, en Quelonios en un 9,52% (2/21), en Crocodilianos en un 33,33% (2/6),
en Ofidios en un 10% (1/10) y en Saurios en un 11,11% (1/9). Además, estaban
asociadas con lesiones de origen bacteriano en órganos como hígado, bazo,
57
pulmón y riñón. La literatura reporta como el principal patógeno involucrado en
infecciones gastrointestinales de tipo bacteriano a la Salmonella spp, (Davies,
1981; Rosenthal, 1996; Cambre, 2001; Mitchell y colaboradores, 2005); sin
embargo, se han encontrado en el tracto digestivo bacterias Gram-negativas como
Escherichia coli, Klebsiella spp., Enterococcus spp., Pseudomonas spp., Serratia
spp., Proteus spp., Citrobacter spp., Alcaligenes spp. y Pasteurella spp., además
se han reportado casos de enteritis con bacterias Gram-positivas como
Clostridium spp., Corynebacterium spp., Streptococcus spp., Staphylococcus spp.
y bacterias atípicas como Mycobacterias spp. (Mitchell y colaboradores, 2005).
Las lesiones descritas en la literatura son muy similares a las encontradas en este
estudio; de igual manera se encontraron estructuras parasitarias con lesiones
como enteritis necrótica, que muchas veces predisponen a infecciones bacterianas
secundarias, septicemia y muerte.
Las dermatitis necróticas ulcerativas se encontraron en este estudio en un 8,57%
(3/35), afectando a una tortuga icotea (Trachemys spp.), a una babilla (Crocodylus
fuscus) y a una boa constrictora (Boa constrictor), de los cuales dos especies
presentaron septicemia. Además, junto a estas dermatitis, se observaron lesiones
como hígado graso, neumonía intersticial mononuclear y enteritis atrófica
mononuclear. La enfermedad ulcerativa cutánea septicémica (SCUD) es producida
por bacterias como Citrobacter freundii, Serratia spp. y Aeromona hydrophila
(Wallach, 1983; Rossi, 1996; Harkewicz, 2004). Los animales se infectan cuando
sufren alguna abrasión en la piel y estas lesiones adquiridas pueden producir
complicaciones secundarias como septicemia. Los Quelonios son reportados
como los más susceptibles a esta infección, (Wallach, 1983; Rossi, 1996).
Microscópicamente se ven múltiples focos necróticos en el parénquima de los
órganos (Wallach, 1983). También se han aislado otras bacterias como
Edwarsiella spp., Enterobacer spp., Escherichia coli, Klebsiella spp., Micrococcus
spp. y Pseudomona spp. en dermatitis necróticas severas en serpientes (Rossi,
1996). Observamos que estas lesiones afectaron a Ofidios, Crocodilianos y
58
Quelonios estudiados, donde encontramos concordancia con la literatura en donde
dice que las lesiones en la piel pueden llevar a los animales a septicemia y
muerte.
Los reptiles son afectados frecuentemente por estomatitis ulcerativas de origen
bacteriano, pero en este estudio solo se observo en un 5,71% (2/35) en una
babilla (Crocodylus fuscus) y en una boa constrictora (Boa constrictor). Además,
se encontró asociada con hígado graso, lo que nos indica que la causa de la
muerte fue de origen bacteriano, afectada también por la inanición prolongada,
debido a estas lesiones en la cavidad oral que impiden que los animales se
alimenten. En los casos de las lesiones de la cavidad oral encontradas en el
estudio, la literatura reporta en Crocodilianos a bacterias como Aeromona spp.,
Pseudomona spp. y Serratia spp., como habitantes normales de la cavidad oral y
pueden estar relacionadas con estomatitis bacteriana; sin embargo, se han aislado
en algunos cultivos bacterianos positivos de abscesos, Bacteroides spp. En el
caso de los Ofidios se ha reportado aislamientos de bacterias como Aeromona
hydrophila, Escherichia coli, Pseudomona spp., Salmonella spp., Providencia spp.,
Klebsiella spp. y Proteus spp., hallados en el agua, en la cavidad oral de
serpientes sanas y con estomatitis clínica, dificultando así la interpretación de un
diagnóstico (Mehler, 2003). Otras bacterias de la flora normal bacteriana son:
Klebsiella spp., Edwarsiella spp., Streptococcus spp., Alcaligenes spp.,
Pasteurella., Citrobacter diversus. y Mycobacterium spp., que son bacterias
oportunistas al ser afectada la piel o la cavidad oral por factores externos como
trauma, alimentación forzada, mala nutrición con deficiencias de Calcio y de
vitaminas A y C, entre otras. Estas predisponen a que las bacterias mencionadas
produzcan estomatitis ulcerativa, que al no ser tratada oportunamente, puede
resultar en muerte por complicaciones secundarias como neumonías bacterianas,
septicemia e inanición (Wallach, 1983; Lightfoot, 1999; Mehler, 2003; Mitchell y
colaboradores, 2005).
59
5.2. ENFERMEDADES PARASITARIAS. Los parásitos que se encontraron en los reptiles en este estudio fueron
nemátodos, en pulmón y en intestino delgado en un 11,42% (4/35), protozoarios
como las coccidias en pulmón en un 5,71% (2/35) y tremátodos en intestino
delgado, estómago e hígado 5,71% (2/35).
5.2.1. Nemátodos. Se observaron estructuras parasitarias en el pulmón, probablemente Filaroides
spp. en Ofidios (Lampropeltis triangulum) y en Saurios (Iguana iguana). Los
parásitos producen estrés e inmunosupresión que hacen que agentes de tipo
infeccioso como las bacterias, hongos y virus proliferen en el organismo y puedan
causar la muerte.
Los Filaroides spp. adultos se pueden encontrar fuera del intestino como en
pulmón, sistema circulatorio y áreas subcutáneas. Los géneros mas importantes
son Oswaldofilaria spp., Foleyella spp., Macdonaldius spp. (Jacobson, 2007),
Befilaria spp., Conofilaria spp., Piratuba spp., Piratuboides spp., Solafilaria spp.,
Cardianema spp., Pseudothamugadia spp., Madathamugadia spp., Thamugadia
spp. y Saurocitus spp. Las larvas pueden migrar dentro del organismo y causar
edemas, trombosis, aneurismas y muerte (Lane y colaboradores, 1996; Orós y
colaboradores 2001).
En el presente estudio se observo en el intestino delgado de una boa constrictora
(Boa constrictor), nemátodos del orden Spirurida como el Hastospiculum spp. y el
Dracunculus spp., del cual la literatura reporta su localización en pústulas de la
superficie corporal (Jacobson, 2007). Estos parásitos se encontraron con lesiones
como enteritis necrótica mononuclear y hepatitis necrótica multifocal mononuclear,
lo que nos indica que la causa de muerte es de origen bacteriano, probablemente
por Salmonella spp.
60
La literatura reporta a nemátodos del orden Spirurida, como parásitos de un
amplio grupo de hospedadores, localizados en diferentes sitios anatómicos
(Eberhard, 2004). Los estados adultos del Hastospiculum spp. que generalmente
viven en el pulmón de algunos reptiles, donde depositan sus huevos, que al toser
pasan a la vía digestiva expulsándolos en las heces. En serpientes se han hallado
en granulomas de la submucosa del esófago y en la superficie pleural del pulmón
(Jacobson, 2007).
También se halló en el intestino delgado de una iguana verde (Iguana iguana) una
enteritis necrótica producida por nematodos gastrointestinales, asociado a otras
lesiones como enteritis mononuclear. Los nemátodos de la familia Ascaridae con
especies como el Ophidascaris spp., el Polydelphis spp. y la Hexametra spp.,
afectan mas a serpientes y lagartos, los cuales pueden causar lesiones en la
mucosa gastrointestinal o migrar en formas larvarias hacia otros sitios como la
tráquea y el pulmón, produciendo abscesos, ulceras y granulomas (Mitchell y
colaboradores, 2005; Jacobson, 2007), que van a ser colonizadas principalmente
por bacterias Gram-negativas.
5.2.2. Protozoarios. En este estudio se observaron estructuras parasitarias posiblemente por
Toxoplasma spp en una Anaconda (Eunectes murinus) y en una serpiente
guardacaminos juvenil (Matigodries pleii), en donde esta ultima presentaba
neumonía granulomatosa bacteriana y enteritis por tremátodos, lo cual nos indica
que el Toxoplasma spp., pudo servir como puerta de entrada a bacterias como
Aeromonas spp., Pseudomonas spp., Salmonella spp., Klebsiella spp., Proteus
spp., y Pasteurella spp. (Murray, 1996; Schumacher, 2003), que desencadenaron
en el problema pulmonar, septicemia y muerte.
En la literatura investigada hay pocos reportes de Toxoplasmosis; solo se cita el
Toxoplasma gondii afectando a tortugas y lagartos. Aunque algunos autores
61
dudan de la presencia de este parásito en reptiles (Keymer, 1981), es probable
que en reptiles carnívoros puedan transmitirse por la alimentación de presas como
los roedores, o también en especies que llegan infestadas de parásitos de otros
sitios. Las coccidias mas importantes reportadas en la literatura son Eimeria spp.,
Isospora spp., Caryospora spp. y Sarcocystis spp., que en infestaciones
moderadas producen signos como anorexia, diarrea y en casos severos
desórdenes digestivos como regurgitación, deshidratación, enteritis hemorrágica
con congestión e inflamación del intestino delgado y septicemia por la infección
bacteriana secundaria. Microscópicamente hay inflamación del sistema biliar,
ulceración de la mucosa intestinal, fibrosis renal y oocistos en el contenido de la
vesícula biliar e intestinal. Otras coccidias como la Apicomplexa spp., producen
anorexia, letargia, anemia y degeneración multifocal del epitelio tubular renal. La
Klossiella boae puede obstruir y causar daños menores en los conductos
colectores del riñón y el uréter (Lane y colaboradores, 1996; Lightfoot, 1999;
Zwart, 2006). Otros protozoarios flagelados como Giardias spp, Trichomonas spp.
y Leptomonas spp., pueden causar signos clínicos como anorexia y pérdida de
peso, produciendo enfermedad cuando se asocian con otro parásito u organismo
patógeno como bacterias Gram-negativas (Pseudomonas spp. y Aeromonas spp.),
produciendo lesiones en diferentes órganos, septicemia y muerte (Lane y
colaboradores, 1996; Rosenthal, 1996; Mitchell y colaboradores, 2005).
5.2.3. Tremátodos. Los reptiles sirven de huéspedes intermediarios o definitivos de los tremátodos.
Algunos géneros del orden Digenea se encuentran comúnmente en la cavidad
oral, el sistema pulmonar y arriba del esófago en las serpientes. Los estados
adultos migran por la cavidad oral a la glotis y de ahí al pulmón y los sacos aéreos,
allí los adultos necrosan el epitelio produciendo lesiones focales, en donde han
sido asociados con neumonía bacteriana secundaria por Gram-negativos. El
Styphilodora spp, habita en el sistema urinario en los túbulos colectores y el uréter,
62
causa lesiones como dilatación tubular y nefritis intersticial crónica. Generalmente
afecta a serpientes, pero su importancia clínica es mínima (Jacobson, 2007).
Los tremátodos de la familia Spirochiidae, afectan mas que todo al sistema
circulatorio como vasos grandes y el corazón de Quelonios; microscópicamente se
puede ver hiperplasia focal en el endotelio, los huevos pueden estar rodeados de
tejido conectivo fibroso, con respuesta inflamatoria de moderada a severa y como
están en los vasos sanguíneos migran y se localizan en diferentes partes del
cuerpo, en donde causan una respuesta inflamatoria granulomatosa severa en
muchos órganos como el cerebro, corazón, hígado, riñón, pulmón, bazo, vejiga
urinaria, glándulas salinas, en el caparazón y lesiones en la mucosa y submucosa
gastrointestinal.. En tortugas puede haber edema en los miembros por oclusión de
los vasos sanguíneos. Puede causar infección bacteriana por Gram-negativos
(Jacobson, 2007).
Otros géneros que afectan a los reptiles son: Pneumatophilus spp., Odhneriotrema
spp., Lechriochys spp., Aeugochis spp., Spirorchus spp., Henotosoma spp.,
Unicaecum spp., Vasotrema spp. y Hapalorhynchus spp.; éstos pueden causar
lesiones como dermatitis necrótica y ocasionalmente en las vías respiratorias
bajas y en la cavidad oral, donde pueden producir úlceras y ser puerta de entrada
de bacterias, produciendo infecciones secundarias en pulmón, vejiga urinaria y
nariz; también se han visto en faringe, esófago, tráquea, intestino, hígado, sistema
circulatorio y riñón. Microscópicamente, en el riñón se ven los túbulos deformados,
con restos de tremátodos, mineralización, hiperplasia del epitelio tubular y nefritis
intersticial crónica. Los huevos pueden quedar atrapados y obstruir los vasos
terminales, causando necrosis isquémica en órganos viscerales o en los miembros
periféricos (Wallach, 1983; Lane y colaboradores, 1996; Harkewicz, 2004; Mitchell
y colaboradores, 2005).
63
En el presente estudio se observo en tortugas icoteas (Trachemys spp.), huevos
de parásitos pertenecientes a la familia Spirorchiidae, produciendo lesiones de
posible origen bacteriano como gastritis, neumonía y hepatitis, también severa
deshidratación. Esto nos indica que bacterias Gram-negativas como Salmonella
spp., Aeromonas spp. y Citrobacter spp., pudieron ser determinantes en la causa
de muerte de estos animales.
En los ofidios se observaron parásitos del grupo de los tremátodos, en el intestino
delgado de una serpiente guardacaminos (Matigodries pleii), junto a una neumonía
de origen bacteriano.
5.3. ENFERMEDADES NUTRICIONALES. Las enfermedades de origen nutricional, sea carencial o de excesos, son de
escasa presentación en reptiles, pero de gran importancia en su morbimortalidad
(Kaneene, 1985; Donogue, 1999; Brown, 2002).
En este estudio el cambio graso hepático fue una de las lesiones mas observadas
en los reptiles con 34,28% (12/35). En Quelonios se observó en un 23,80% (5/21),
en Ofidios en un 20% (2/10), en Saurios en un 22,22% (2/9) y en Crocodilianos en
un 50% (3/6). Esta se encontró asociada con lesiones de posible origen bacteriano
en órganos como pulmón, hígado, piel, intestino, riñón y cavidad oral, junto con
septicemia. Encontramos en la literatura, que el hígado graso puede ser un
indicativo en animales con periodos de ayuno prolongado, alimentación en
diferentes horas del día, temperaturas inadecuadas o secundario a lesiones como
estomatitis, gastroenteritis y neumonías de origen infeccioso o parasitario (Frye,
1991; Simpson, 2006). Coincidimos en afirmar que en algunos de los casos de
nuestro estudio, la inanición fue secundaria a infecciones de origen bacteriano
encontradas en diferentes órganos, siendo esta la causa de la muerte en los
reptiles, al contrario de otros casos, que no presentaron lesiones de tipo infeccioso
64
o parasitario, lo que nos puede indicar que la muerte fue por problemas del
entorno o de la alimentación.
La nefropatía por uratos fue una de las lesiones de origen nutricional, que más se
observaron en este estudio de reptiles con un 20% (7/35). En Quelonios se
presentó en un 23,81% (5/21) asociada a deshidratación en un 14,28% (3/21) y
en. Crocodilianos se observó en un 33,33% (2/6). La literatura reporta que la
deshidratación es un factor importante y predisponente de esta lesión renal, junto
a dietas altas en proteína y deficiencia de agua, se produce un exceso de ácido
úrico (hiperuricemia), cristalizándose y formando precipitados insolubles que van a
depositarse en articulaciones y órganos viscerales como el riñón (Orós, 1998;
Donogue, 1999; O´Malley, 2005). Junto a esta lesión se observo en algunos casos
cambio graso hepático y otras lesiones de tipo bacteriano en riñón, tracto
gastrointestinal, hígado, bazo, pulmón, acompañados en la mayoría de los casos
por septicemia, lo que nos indica que la causa de muerte de estos animales se
deba mas a problemas de tipo infeccioso bacteriano que a estas lesiones de los
túbulos renales.
Aunque la literatura reporta patologías de origen viral de las familias
Herpesviridae, Iridoviridae, Adenoviridae, Retroviridae, Paramyxoviridae y
Poxviridae (Schumacher, 1996), en el presente estudio no se evidenciaron
lesiones compatibles con estos agentes, tampoco se registraron lesiones de
origen micótico, de los cuales los mas comunes en reptiles son Aspergillus spp.,
Mucor spp., Candida spp., Geotrichum spp. y Penicillum spp (Davies, 1981;
Wallach, 1983; Schumacher, 2003; Zwart, 2006). Fusarium spp., Chrysosporium
spp. (Rossi, 1996; Schumacher, 2003), Paecilomyces spp., Basidobolus spp.,
Chromomyces spp., Microsporum spp, Oospora spp., Cladosporium spp.,
Rhizopus spp., Penicillium spp., Beauveria spp., Prototheca spp, Saprolegnia spp,
Trichoderma spp., Trichophyton spp., Trichosporon spp. y Cryptococcus spp.,
(Rossi, 1996; Mehler, 2003; Schumacher, 2003).
65
6. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES.
Las principales causas de mortalidad en los reptiles del zoológico Jaime Duque,
fueron de posible origen bacteriano, presentándose principalmente lesiones en el
hígado, pulmón y tracto gastrointestinal, que en la gran mayoría de casos termino
en septicemia.
Dentro de los hallazgos parasitarios, en el grupo de los Quelonios y los
Escamosos (serpientes y saurios), fue más evidente la presencia de parásitos en
pulmón y en el tracto gastrointestinal, asociados con lesiones de posible origen
bacteriano; por eso es importante estudiar los parásitos en estas especies para
clasificarlos, tipificarlos y así establecer programas de control en el zoológico y en
otros zooparques y zoocriaderos.
Debido a la presencia de parásitos en este estudio, como nemátodos, protozoarios
y tremátodos, se sugiere que en los reptiles se debe hacer exámenes
coprólogicos, para establecer qué parásitos tienen los reptiles de la colección y
tomar los respectivos correctivos profilácticos, evitando complicaciones
secundarias que puedan afectar la salud e inclusive la muerte de los animales.
Es importante hacer las necropsias de los animales entre las primeras seis horas,
ya que esto permite recoger y fijar los tejidos antes de que se autolicen, aún más
en animales como los reptiles, que están expuestos a temperaturas superiores a
las del medio ambiente del zoológico.
Es recomendable mejorar las historias de necropsia, especificando y enviando
siempre las muestras de los órganos que posiblemente estén afectados, o que
66
puedan aportar algo al diagnóstico final, ya que en algunos casos estudiados, las
muestras reportadas no correspondían a lo descrito en la historia de necropsia.
El diagnóstico histopatológico es una herramienta muy sensible, en la ayuda de
los casos enviados, pero no siempre arroja un diagnóstico definitivo; por eso es
recomendable para futuros casos fomentar la toma de muestras como tejidos,
materia fecal, fluidos, etc., para estudios microbiológicos, parasitológicos, y otros
exámenes específicos, que ayuden a orientar el diagnóstico final, en los animales
vivos o en los envíos de muestras de necropsia, para así poder identificar o
acercarnos al origen de las diferentes patologías y tomar decisiones acertadas en
los tratamientos médicos, o en las correcciones del entorno donde están los
animales de colección, en donde puede estar el mayor problema.
Es necesario que en los casos donde la historia clínica y en la necropsia se
encuentren signos y lesiones que nos indiquen posibles agentes infecciosos como
bacterias y hongos, se solicite en el estudio hitopatológico coloraciones
diferenciales para lograr establecer un diagnóstico mas exacto.
Se recomienda estudiar los factores de riesgo, o factores predisponentes, que
hacen que el medio ambiente donde están los reptiles sea propicio para el
desarrollo de enfermedades por agentes infecciosos oportunistas.
Tratar de implementar una correcta y balanceada alimentación, e igualmente una
disposición de agua en los animales cautivos, ya que posiblemente esto
predispone a causar algunas de las lesiones encontradas en este estudio, que
junto al estrés, pudieron estar asociadas a la muerte,
Los animales exóticos, al ser cambiados de su ambiente natural al cautiverio,
tienden a estresarse y a ser predisponentes a agentes infecciosos que pueden
producir enfermedades, por eso es necesario implementar aún mas los métodos
67
de observación, para estar pendientes en los cambios de comportamiento y
posturas que nos puedan dar un indicio de algunos problemas que puedan estar
presentando estos animales cautivos.
Las condiciones físicas del encierro como las paredes, las rocas, el sustrato, las
ramas, la calidad del agua, la temperatura y la humedad adecuada, son muy
importantes en los reptiles, siendo fundamental revisar los encierros como modo
preventivo, ya que es muy importante para la salud y el bienestar de los animales.
Es necesario reforzar o si hay algunas falencias tratar de corregirlas, para así,
tener una mejor expectativa de vida en los animales en cautiverio.
Los reptiles tienen muchos habitantes normales, entre los que están bacterias
como las salmonellas, y protozoarios como Cryptosporidium spp., que son
zoonóticas y pueden producir complicaciones serias en humanos; por eso es
mejor seguir implementando, programas de manejo y charlas de orientación, sobre
todo al personal, como a los alimentadores o practicantes del zoológico que están
en contacto con los animales, de igual manera a las personas que tienen
mascotas exóticas en sus viviendas o a las que visitan los zoológicos como
institución educativa o recreativa.
68
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77
8. ANEXOS
Figura 1. Necrosis hepática en una tortuga icotea (Trachemys scripta spp.). H&E.
100x
Figura 2. Neumonía granulomatosa en una tortuga icotea (Trachemys scripta
spp.). H&E 100x.
78
Figura 3. Neumonía abscedativa en una tortuga icotea (Trachemys scripta spp.).
H&E 100x.
Figura 4. Huevos de Spirorchis spp., en hígado de una tortuga icotea (Trachemys
scripta spp.). H&E 400x.
79
Figura 5. Filaroides spp., en pulmón de una falsa coral (Lampropeltis triangulum).
H&E 400x.
Figura 6. Dracunculus spp., en intestino delgado de una boa constrictora (Boa
constrictor). H&E 100x.
80
Figura 7. Hastospiculum spp., en la luz del intetino delgado de una boa
constrictora (Boa constrictor). H&E 100x.
Figura 8. Tremátodo en la serosa del intestino delgado de una serpiente
guardacaminos (Matigodries pleii). H&E 400x.
81
Figura 9. Filaroides spp., en el pulmón de una iguana verde (Iguana iguana). H&E
400x.
Figura 10. Nematodo gastrointestinal en una iguana verde (Iguana iguana). H&E
50x
82
Figura 11. Cambio graso en el hígado de una iguana verde (Iguana iguana). H&E
100x.
Figura 12. Uratos en túbulo renal de una tortuga icotea (Trachemys scripta spp.).
H&E 100x.
83