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BOLETIN MENSUAL 3 C ESEDEN Dpto.de Informacion ESTUDI OSHISTORIC EVOLUCION DE LAS DOCTRINAS ESTRATEGICAS: APARICION DE LA “GUERRA ALEMANA”. VIII

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BOLETIN MENSUAL N° 3C ESEDENDpto. de Informacion

ESTUDI OSHISTORICOS

— EVOLUCION DE LAS DOCTRINAS

ESTRATEGICAS: APARICION DE

LA “GUERRA ALEMANA”.

VIII

CESEDEN

LA EVOLUCION DE LAS DOCTRINAS ESTRATEGICAS:

Aparkin de la tIGuea Alemana”.

Jean—Paul Charncy(Revista “STRATEGIE”)

BOLETIN DE INFORMAC ION N9 3 — Vifi

. . eEn su epidermis intelectual, el siglo XViU ciernan haoia sido fran—

cas. Los Ejrcitos del Rey cristianísimo nó amenazan ya a Europa, que aceptaba el estilo de cultura propuesto por un país, cuya hegemonía no tenía a partir de aquel momento0 Fil&ofos y físicos justificaban por la razEn el “despotismo ilustrado” de Federico, Josa II o Catalina. En 789, los m& grandes espíritus de Alemank —Kant, Fkhte, SchelUng, Hegel, Goethe, Schiller, Bethoven, Schleiermacher aclamaron con ¡concebible esperanza el arranque —

pleno de seguridad que la naci&i francesa —por primera vez en Europa— contra las vio ¡as tirantas, la seculares desigualdades, los pensamientosdogmticos. Apelando a la libertad individual, a la hermandad do los pueblos,a la dignidad humana, la joven Repblica incitaba a la repulsa de los reyes.Luego comienza el engranaje guerrero que, de Valmy a Waterloo, va a encarnar a la Revolucin en el aut6crata ms absoluto que Francia haya sufrido, enuno de los conquistadores ms audaces que ha tenido EuropaX uo tcn prcftrndoel desencanto, por esta caida del ideal en la aspiraci&i a un imperio excesivamente terreno, que ¡mpresfon a las ms grandes figuras alemanas.

Para oponerse a la presi&i francesa, las naciones coaligadas habíancombinado sus esfuerzos. Cada una a su “hora de la verdad” había desarrollado la estrategia que exigía su situaci&1 ospecica: potencia naval y estrategiaperifricc por la Gran Bretaña, guerrilla (extensin ideo—demogrfica) por España, utilizacin del espacio y del clima con vistas a una forma de guerra —

“Naciopal” por Rusia.

Pero ni Prusia ni Austria disponían, en ese momento, de factores —

complementario heterogneos que les permitiesen obtener, como a sus aliados,una situacin de paridad fuera del cuadro estricto de la “Gran Guerra”. Des—pus de Jena,cruel fracaso de los procedimientos estereotipados de tiemposde Federico, — algunos militares prusianos, formados profesiorialrrleflte en laescuela del Gran Rey, pero orientadas ¡ntelectudmente por el movimiento fi—losf leo y literario akmn: Kant, Herder, el “Sturm und Drang”, intentaronuna nueva combinacin de elementos del arte militar y una extens!n de su dominio.

* * * * *

LA REPLICA alemana al sistema de guerra franca: de las evoluciones a las —

fuerzas.

El racionalismo francs afirmaba dos postulados equilibrio de los

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diversos componentes de la guerra a fin de combinarlos entre s con una certeza empfrica; y eleboracin de un arte de la guerra de aplfcaci&i general.

Ahora bien,Kant enseñaba un relativismo crfllco: las cosas en sí nopueden dar las leyes del espíritu; es el espt-itu el que construye las leyes delas cosas0 Las “formas1’ del entendimiento s6ks, y no la realidad total, permiten coordinar los hechos mediante la casualidad0 Pero los sefltidos no perciben frecuentemente m& que una sucesi& discontfnua de fermenos, entrelos cuales, las “formas” ser&i algunas veces insuficientes para establecer relaciones; una ciencia coherente, Salo la ¡ntuicin tendr ocasi&i de rellenar 1as lagunas, particularmente numerosas en la guerra en el azar de la cc—c iofl,

De aquí que contra un racionalismo que afirma la existencia de re—, O

gias logicas, es preciso apelar a recursos profundos y no siempre clarifacadosdel esp?itu individual, de los ¡mpulsos populares; es necesario integrar, en elarte de la guerra, q elementos que estn ms allt de la precisi&) racional: laacci& del fuego y la accin de factores humanos, imposibles de medtr, el vabr, la inteligencia,., eso que la Escuela lama las “fuerzas morales”,

Sobre estas bases, algunos autores, de 1800 a 1815: como Berenhorst(“Consideraciones sobre el Arte de la Guerra”, 1802), el gran Scharnhort, su

11 • •colaborador von Lossau ( Reflexiones sobre la organizacion de la monarquia —

prusiana”, 1808; “La Guerra”, 1815), Lilicnstern (“De la Guerra”, 1814) exponen, con algunas diferencias, un for)do de ideas comunes0

La guerra es (Napolen lo prueba) un arte “conjetural y combinatorio” (von Lossau), “mezcla de arto y de suerte” (Li l ¡enstern) que des—borda a la razn. Mejor: la causa de la victoria o de la derroto, radico en elenfoque psicolgico de la stuacin real0 La personalidad del jefe es uno delos elementos esenciales de la guerra, y la educacin desarrollar en r la iniciativa, la imaginacin, el conocimiento de los diversos factores militares yextramilitares susceptibles de influir sobre el comportamiento de los hombres,de los ejrcitos y de los países (las disciplinas llamadas hoy psfco—sociologfa,

O • • . usociologia, derecho publico, economia...), y de dlsciplir!ar los azares .Elestudio de los casos hfstricos no significa la asimilaci&i de ura serie de “recetas”, sino la corifrontacin del yo por medio de experiencias anticipadas,cor algunas situaciones contingentes. En la accin, los generales de tipo medio se ajustan a ciertos modelos de conducta; los mejores se dejcz llevar por“la ¡nspiracin del genio” (von Lossau, Berenhorst, Scharnhorst en la ll1eg—Akademie de Potsdam). “El Principe de Hombourg” se recree en la ilustracinentusiasta de estos principios. Las “fuerzas morales” son aur ms que los ele—mertos materiales, t&ticos, etc..., uro de los factores ms importantes de laguerra.

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La estrategia operacional refleja la concepcin agonitica del destino de los Estados. La batalla es ci acto fundamental; en ella se debe cniquilar la fuerza organizada del enemigo. (a tflulo subsidkrio: capturar una posi—c&, vital, capitaL.0). La ofensiva es primordial: los sacrificios que exfge sever&i compesados —y an mas— por la destrucción del adversario. La defensiva ro es ms que el prelúdio de la ofensiva, y 1io una forma de guerra separada (Scharnhorst, y sobre todo Liiionster). La ofensiva exige la coricentracinde fuegos sobre algunos puntos bien determinados, con un movimiento envolvente del fuerte sobre el dbil: si la porc.i&) atacada del ercito enemigo(flanco) esta correctamente elegida, el ejrcito entero se derrumbare.

Así, la Escuela alemana ponía el acento, no sobre las evolucionesde masas cineticas, sino sobre los origefles y puntos de aplicacio de las fuerzas materiales o morales. La utiUzaci& de estas Gitimas suponía la definician da una estrategia nacional,

* * ** *

LA GUERRA Y EL FUTURO DE LA NACION ALEMANA

Herder (‘.Otra filosofía de la Historia”, 1774) había mostrado lainfluencia de la goegrafta sobre la historia, y valorado las riquezas de cadacomunidad humana, el inimitable sabor de la tradfcin alemana, donde vana inspirarse Goethe y Schiller. Fichte, panteista, idealista, había comenza

1 • t 1 1 o 1 —oo cantando a mision civilizadora unwersai de ia Revoiuc:on, en ia que seencarna el espíritu creando sucesivamente el mundo, Pero, despus de Jena,descubre (“Discurso a la naci&i alemana”, 1807) que los países latinos tie’nen una cultura muerta, reservada salo a las castas dirigentes, en tanto quede la raza alemana, “raza primitiva”, surge directamente una literatura” res

u o o —ca como las flores del campo Prueba de su prodigiosa reserva de energia —

mental, que har transferir de Francia a Alemania el deber de dar la ms alta expresin de la Civilizacin y de la Humanidad: deber que ser cumplidopor la guerra si las otras nacknes se oponen a ello. De aquí tambin, la sioilidcd de una educacion coman, eq la raiz de la vida psiquica y fisica ,susceptible de forjar una comunidad alemana única, y que permitir ¡ritegraren la lucha a los elementos socio—polflicos0 Berenhorst, Schanrhorst basan —

sus clculos en el patriotismo de un ej&°cito nacional de servicio corto, peroprovisto de cuadros permanentes; Stein modemizar, inspir&dose en la con—cepci&) francesa —pero con justificaciones bien diferentes el vicio sistema —

de Federico.

Guerra y polttica son entonces mutuamente dependientes: la Guerra1 persiguiendo los objetivos fijados por la política, puede imponer a lospaíses las instituciones o frmuIas econmicas que le son necescrkis para curn

pflr esos objetivos. La guerra es, al mismo tiempo, instrumento somefldo a devenir de la nacin y factor que modelo sus estructuras (Schomhorst, von Los—sau).

Para realizar esta visn de un futuro aleman unificado, era necesaria una organízacin central: el Estado, del i.ue elaboro Hegel, en favor dePrusia, una teorta extremas Podo volufltad, el esptiltu subjetivo se eleva sobre la naturaleza y llega a realizar e! acuerdo de la realidad empfrica y delconcepto0 Su objetivacín de nacimier)to a la substancia social (instituciones,costumbres, etc00..) en la que su ms alta expresi&i es la orgafzaci&, del —

Estado. Ahora bien, esta substancia social no esta solamente en st: ella esal mismo tiempo sujeto: obra de los individuos que la realizan; el individuo esverdaderamente libre cuando es ciudadano de un Estado racional, portador delfuturo humano. Ast pues, el papel de pdts motor, despu& de haber pertenecido a otros pueblos (y en ltf mo lugar a Frccfa) que han expresado a su manera particular la verdad de la Ideo, corresponde desde ahora a Alemania: en—carnacin concreto del Esptritu del mundo. Entonces ella deber superar laoposici&i representada por los otros paises, gracias a la guerra, “totalidad delas determinaciones aniquilantes como sistema!io

Los poderes del Estado se proyectan en lo econmico por la autor —

• •# II II Itquia: segun Fichte, Lzst, cada nacion debe, para ser plena , dosarroiiar laintegridad de sus “fuerzas productivas”, llegar a convertir la privación en necesidac!, El progreso industrial mismo favorece a Alemania: por los ferroca —

rrf les, se transforrna;en bastin defensivo maniobrando por ltneas interioresy puede luchar en dos frentes para establecer su predominio e el centro dela Europa civilizada: su misin mesiánica es deducida por los ff l&ofos, exaltada por los poetas (Arndt, Uhland) inscrita sobre la carta.... Clausewitzle proporcionare una teorfa de la guerra

* ** **

UN GRAN ROMANTICQ: CLAUSEWITZ.

En Clausewitz confluyen numerosas corrientes. Influenciado por —

Kant, edifico en arte militar, una stntess entre las concepciones de la Escuela alemaia y las de la guerra y batalla napole&icas: reteniendo de estas msbien la eseflcia que la direcci& estratgfca.

Bajo la doble influencio del movimiento germ&ifco y del prodigioso destino del Emperador, C!ausewitz se liga al romanticismo: integro el fuego de las pasiones, individuales o colectivas, y de la violencia, que empuja

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das a su paroxismo, conducen a la efusin sangrienta; l reconocta la importanciade lo irracional, de lo espontaneo, el valor de la intuicin creadora. Como Balzac o Stendhal, rinde culto a la energta. Contra los esquemas simplificadores, —

quiere conservar la infinita complejidad de lo contingente, Su grao libro 11De laGuerra” (832—1834) es potente, aunque pesados Por desgracia, muerto prematuramento, no pudo acabar de “pu lirio”. De oquf las sfstomaflzac iones abusivas demasiado frecuentes, o las interpretaciones divergentes, de que ha sido vrcti rna

EQUIPO CONCEPTUAL

La aportacf& ms criinai de Clausewitz —imperfectamente aclaradapor l— consiste en Ja renovaci&i del equipo conceptual que aplica al hecho dela “guerra0 — o, ms claramente, al hecho “duelo”, “lucha”0 La Revoluci&, ha—bta ajustado a las evoluciones y a los figuras, la nocín de masa cintica, e inflamado de furor guerrero a la energta popular,, La Escuela alemana introduce —

los conceptos de azar y de fuerzas morales.

Para Clausewifz, la lucha en si es, en cada instante, la resultantede dos sistemas de fuerzas antagnicas., Contrariamente al mtodo unfvoco de —

las doctrinas francesa y austriaca, la guerra debe ser estudiada siempre a la luzdel “principio de polaridad”: nunca separadamente, las maniobras do cada unode los dos adversarios se encajaran con m& o menos rigor, pero las fluctuaciones resultan de su necesaria e indisoluble ligazn en funcín de “n” variables,materiales o morales, que dependen de cada adversario (en caso de alianzas:de cada grupo de adversarios); en resumen variaciones de tiempo y espec io eun desequilibrio perpetuo y perpetuamente —como en judo— en movimiento; loque no excluye, desde luego, los momentos de equilibrio. Ast pues, tiempo y espacio son las formas trascendentales, pero relativas, del esp&itu humano.

El tiempo clausewitziano no es homogneo. De una parte intervienen, por lo que se refiere al efecto multiplicador que llevan las fuerzas en losdominios ftsico y moral, en un momento dado, fenmenos de aceleracin o dedesaceleracjn conceptos de punto culminante de la ofensiva, do paso de ladefensiva a la ofensiva, de persecucin, de representacin psicolgica del cxi—to o de la derrota). De otra parte, el tiempo varta en funci&i del nivel de laguerra en que se sitúa: ms rpido, pero ms discontinuo, en t&tica (en que laaccin es brutal, pero donde no se baten todos los dfas), ms lento, pero mscontinuo, en estratégia; la batalla, —pera Clausewitz, la batalla de los últimosaños del Imperio— se desarrolla a un ritmo moderado: las unidades en ltnea quese transforman poco a poco en escoria’ conforme se consume su “eficacia guerrera” son sucesivamente reemplazadas por reservas frescas; al contrario, la porsecucin se debe desarrollar a un ritmo que se va amplificandoQ En fih, tiem—

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po y fuerzas no son equivaknfes: una fuerza igual a 1 apUcada durante un tiempo igual a 2, producir un “trabajo” ms dbil que una fuerza 2 aplicada durante un tiempo 1. Entonces, los tiempos entre las diversas partes y escalones deun mismo eiercito, y entre los adversarios, no coinciden.

El concepto de espacio, en Clausewitz, es mucho menos elaboradopero ms homogneo, este espacio se vacra a medida que se agranda: la parte“geomtriccf’del arte de la guerra —orden de batalla, reglas de evolucfSn— saloimporta verdaderamente en t&tica. A la escala del teatro de la guerra, ejrcitos, plazas fuertes y villas representan entidades demasiado reducidas para —

que se puedan establecer reglas precisas de maniobras estratgicas. Lo que importo es el potencial de fuerzas con que ellas contribuyen o no, para valorarlas. El terreno, aunque lejos de ser despreciable, no es primordial0 La geogra—fra estratgica cede el puesto a la teorta de las “fuerzas morales”Q Ya que,tanfo como los elementos materiales de potencia (nmeros, fuegos00,) importan —

los elementos subjetivos que animaran, o arularn, esos elementos materiales:e! valor, la intel.gencia, la resolucion, el golpe de vista • En razon del peligro, del peso de la responsabilidad, de lo rpido e imprevisto de los acontecimientos, “toda acci&i de guerra es un movimiento que se realiza en un me—dk agravado por las dificultades”: tanto para el alto jefe como para el ltimode los tambores0 Pero ms precisamente para el jefe, porque Clausewitz, deslumbrado —como toda su generacin— por Federico y NapoleSn, rinde culto alos hroes capaces de ccceSr tanto en la victoria como en la derrota, El papel de la guerra consiste en actuar sobre la voluntad del adversario: constatacinque dflata entonces considerablemente “el espacio mental” en el que se dirimenlos conflictos: porque los deseos, las aceptaciones de los pueblos se enfrentan —

ahora —leccin de las guerras revolucionarias— a las de sus gobernantes0 Si la —

idea de una “teorizacin” de los elementos psicolgicos de la guerra es nueva(Saxe y Napolen habfan se?íalado solamente la importancia de. la parte “divino oc la guerra—, lo realizado, hasta entonces por la psicologa clasica , erabastante endeble: antropomorfismo de cualidades y defectos ¡ndividualc- desconocimiento —y con motivo— de la psicoiogfa colectiva, ¿Se ha iflspirado Cicusewitz en el sensualismo de Condillac, y de los ldelogos El d una visin delas reacciones individuales en la batalla, parecida a la de Stendhal —Fabrice enWaterloo— en que resulta herido.

Sea corno sea, integrando esta aprehensin de un tiempo diferenciala travs de las estructuras mentales resultantes de las conceptualizaciones y pasiones del individuo en plena accn (Comandante en Jefe, subordinados, soldados o gobernantes) y de las masas (Ejrcitos, grandes unidades, pueblos),lle—ga a una concepcin rttmica de la guerra, o —para emplear su expresf&— “filo—sSfico—dinrnic&’.

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DINÁMICA DE LA GUERRA

En esencia, “la guerra es un acto de violencia destir)ado a obligar aladversario a ejecutar nuestra voluntad”. Corsiste en la colfsi& de dos fuerzasvivas, mezclas de medios materiales y morales. Ahora bien, en tanto que unode los protagonistas no ha sido abatido, puedo abatir a su enemigo: y ste debeutilizar, lo mas rapidamente posible, el maximo de fuerzas contra aquel :en principio, “la guerra absoluta” va creciendo —en escalada— a un ritmo uniformemente acelerado, sin pausa, hasta la rendicin de uno de los adversarios.En la prctica, “la guerra real” es el resultado de dos series de circunstancias,“un ¡mpulso violento, ms o menos pronto a relajar su tensin”.

Una de estas series, se deduce de la naturaleza misma de la lucha:la defensiva es la forma ms fuerte de la guerra, puesto que afecta la totalidad de sus medios a un objetivo negativo conservar. Pero, para perseguir unobjetivo positivo, (destruccin adversaria) debe revotar, despus de rechazarel ataque enemigo, en contragolpe ofensivo. Este cambio debe coincidir conel “punto culminante de la ofensiva”: momer!to despus del cual la ofensiva,contiruando algn tiempo en su acchSn, va decreciendo, y deja invertirse elequilibrio de fuerzas. A fuerzas iguales habr un estancamiento; un cambioen el equilibrio de fuerzas podre suscitar una tensin, aunque no necesariamente si la defensiva es aGn demasiado dbil para reaccionar, etc.

La otra serie consiste en lo que Clausewitz denomina la ‘fricciones”,la ¡ndec!sin, el error, ci peligro, los roces materiales, las destrucciones ya —

reaRzadas, la situacin social de las naciones que prueban tales mtodos, etc.Napole&% al reintroducir, al lado de la “intcncin de hostilidad” racional, —

el “sentimiento de hostilidad”, pasional, ha aproximado la guerra limitada delsiglo XVII a la guerra absoluta; nuevos factores podrn actuar en sentido inverso.

La guerra real esta situada entonces en la astntota de la guerra absoluta; dividindose en una serie de “tensiones” (cuando uno de los adversariostrata de conseguir un objetivo positivo) y de “reposos” (cuando esta accin sedetiene como consecuencia de la carga de inercia de que es portadora o por laoposicin adversaria). En el interior del movimiento se descubre una corre la—cian entre no sIo la amplitud, sino tambi& ci sentido de la acci& y la garantta de xito: a esfuerzo igual, una ¡ntenci& negativd ofrece menores resultados pero con mayor probabilidad que una intencin positiva. Una accfn ten—dr por lo tanto ms efecto si se sita en un movimiento ascendente. Asi, elhombre de naturaleza medrosa y calculadora constituye por si mismo un frenoa la espiral creciente de la violencia, afectado por los sacrificios ya consentidos y que parectan algo asr como apuestas ¡mposibles de recuperar: obror ms

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en l k disuasin que el hecho de contar co un potencial reter)do El progreso t&nico, en la poca nuclear, ha acentuado la capacidad de destruccin, pero dukifico la ¡ntencfn, sino el scntimieñto de hotilidad; se establece entoncesotro equilibrio relativo, por cornbinaci&i de t&minos diferentes a los de la f&—mulo clausewitziana, equilibrio siempre amenazado sin embargo por la posibilidad de la escalada.

DE ALGUNOS ESCALONAMIENTOS

aparece, en la guerra, Ui) primer escalonamiento, en cuanto a sucontenido: de la observccin armada al esterminio. Pero este ltimo —como el

espasmo ¡nstantneo de la violencia total— es irreal por otra raz&i. La guerraesuna “situaci6n social”, un momento de las relaciones entre naciones en ci que

1 e u’ • uci devenir esta regido por ia representacion de ios intereses de cada comunidadla poirtica limita cada guerra especflica a su objeto, a su lugar, a su poca. —

“Del terrible espadSn de la guerra que es necesario sostener a dos manos para parar un solo golpe, la poiflica hace una espada ligera y manejable, casi un simple florete, recurriendo alternativamente a golpes, fintas y paradas”.

Pero ¿cmo resolver la contradiccin entre la esencia de la guerra:la violencia, y su uso limitado por la poliica? aparece entonces un segundo escalonamiento en relacin con los actores de la guerra. La finalidad de la guerra es actuar sobre la voluntad del adversario: o sea provocar en l tales representaciones psico!gicas que extingan todo espfritu de resistencia. Pero las tres —

“naturalezas” de la irra: impulso natural de la violencia, libre actividad delalma y juego de probabilidades, e ¡nstrumento subordinado a la poittica, se encarnan en tres personas: pueblo, jefe militar y gobierno. El mejor medio de actuar conjuntamente sobre ellos es, prescidiedo de los objetivos secundarios,la reduccin del o de los “centros de gravedad” enemigos: en la mayor parte delos paies civilizados (salvo insurrecci& nacional), el ej&cto, y en ocasionesla capital, centro nervioso. La destruccf&) del ej&cito enemigo, no exige, —

ciertamente, su aniquilacin fiica total; pero en fin, la rendicin o disgrega—ciiSn se obtienen raramente sin combate: violencia indispensable, pero controlada en funcin de los objetivos perseguidos, que son de naturaleza polftica.

Entonces, tercer escalonamieflto, en la cspide de la escala , lapolflica, de esencia distinta que la guerra, a la que utiliza como uno de sus —

medios; abajo, la accin constituye el acto de violencia — la unidad de violencia— cuya repeticin constituye la guerra0 En los escalones intermedios, la ctica es “la teorta relativa al empleo de las fuerzas armadas en la accin”: laforma de combate; y la estrategta, “la teorfa relativa al empleo de los combates al servicio de la guerra”. El concepto de “victoria estratgica” es un con—

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trasentfdo: la victoria se obtiene por un acto tcflco: la batalla que la estrategiaprepara y transforma en xito.

Así se perfila, notablemente coherente, en sus dversos escalonamientos iterferentes (de la guerra absoluta a la simple demostraci&1, de la polflicaa la acci&, del impulso guerrero a la aceptaci&) la teoría de la guerra clause—witziana.

INTUIC ION Y PRINCIPIOS.

La guerra no constituye una “geometría i”: se aproximaría alclcuIo de probabilidades, si la necesidad de tomar en consideraci6n tanto para—metro no o mal cuantificable, y la ¡ntroducci6n del azar, no la convirtiese enun juego en el que las fuerzas, morales y fiica determinan mecnkamente, pero no con una coraza &Jutç las consecuencias para el mundo concreto. CIculo de probabilidades, de variaciones, de diferencias finales, mecanica, racional despus de analítica: los grandes trabajos de Lag—range son recientes, como —

la teoría de la materia de Kant, fundada sobre una dinmica entre fuerzas expansiva y repulsiva....

Entonces puede uno preguntarse c6mo se podría dominar, al menos parcialmente, la direccin de este juego, cuando “la guerra es u fenmeno globaV’en el que la teoría permite “echar una mirada a la masa de los objetos y de SUS —

relaciones, pero se abstrae en seguida e las regiones ms elevados de la accin,donde puede actuar a medida de sus dones naturales y de sus capacidades, con —

centradas en aprehender la verdad y lo justo en una sola idea dura que, surgidabajo la presi& unida de todas las fuerzas, parece sobre todo un producto del peligro ms que del pensamiento”. Ahora bien, cuanto m& se remonta desde la escuela cia fusileros a las cimas de la estrategia, menos coherente puede ser la teoría, ya que “bajo su aspecto superior, la guerra no consiste en una cantidad in —

finita de pequePíos acontecimientos anlogos a pesar de su diversidad, que se pueden dominar mejor o peor segn que el mtodo sea ms o menos bueno; sino en uncierto Gmero de acontecimientos singulares, de gran envergadura y decisivos, —

que es preciso abordar separadamente”. Para suscitar esta ¡ntuicin en la relativa variedad y discontinuidad del medio estratgico, el anlisis crfllco do la historia establece relaciones probables entre ciertas causas y dertos efectos, de losque deduce algunas reglas y principios susceptibles de ser, al menos pura la tc—tica y los estratos ms bajos de la éstrategia, reagrupadas en rntodos, que el —

“genio guerrero” pasando del “saber objetivo” al “poder subjetivo” debe domi —

nar.

Para evitar un agotamiento pgresivo de la ofensva, se impone unadecisin rpida, que ser buscada por una marcha concntrica lo ms directa po

— lo —

sible bac ¡a ci centro de gravedad enemigo: si sale bien, su &dto ser grande;pero es aleatorio, ya que el enemigo, cor)cerjtrado en la defensiva, se aprovechar del beneficio de actuar por ltnecs irteriores, y de ia posibilidad de lanzar golpes cortraofensi vos sobre las lrneas excentricas. Para la direcci&, de la batalla,Clausewftz definta algunos principios: perseverancia, seguridad, (amenazas sobre las lieas de comunicacfn), movUdad, concentracfn estrctgka de fuerzas en el espacio y en el tiempo (su empJeo debe ser simult&eo : el concepto dereserva estratgica es una aberracin; por el contrario, en t&tica es necesariocontar con reservas frescas para empeñadas sucesivamente en la lucha) economtade fuerzas, sorpresa, etc. La batalla se librare por movimientos envolventes sobre las retaguardias y flancos enemigos, o, al menos, en orden obltcuo, y ser —

seguido por una persecucin implacable que multfplicar sus efectos El “plando guerra” debe asegurar estas unidad de esfuerzos y la cooperucin continua detod. s los factores con vistas al objetivo final.

Pero toda guerra es contingente, y cada poca debe costrufr su propiateorta. Ciertamente, Clausewifz ha definido la guerra del perkdo imperial, y —

pensac durante la Europa del Congreso de Viena (concierto europeo, ofensivasupone una invasTn terrestre), y antes del crecimiento c’iaitaflvo del progreso

industrial. Los resultados pr&ticos obtenidos por I no son tos m& originales: portanto fueron plagiados por una multitud de continuadores. Pero ofrece algo quevale ¡nfinitamente m que los procemientos: un modo do pensar.

* * * * *

ESTRATEGIA DIFERENCIAL Y ESTRUCTURAS ESTRATEGICAS

II IIAsi aparecio, despues de Jena, la guerra alemana Polihca y afectivamente apoyada en el ejemplo del gran Federico, construida lgfcamente sobre el idealismo Kant?no, antropolgica o hist&icamente justificada por Her—der y Ffchter, racionahiente fundada por la dialctica hegeliana del devenir, est al-nivel m& alto, pero tambin el m& pasional, lo encarnaci& de un impulsoideo—racial: la affrmacin de la misi& mesinica del pueblo akmn, que endurecera y reducir al pangermanismo, Este impulso, engendrado e parte por la reaccian de! medio alemn, no unificado pero si embargo homogijeo, ante el f!ujde las afirmacknes universalistas francesas, que despiertan los nacionalismos, constituir hasta nuestros dras uno de los grandes ejes que orientar&i los conflictos mund fa ks,

Lo especflfco del ¡mpulso engendra el deseo, y la necesidad, de crearun “cambio estratgco” fundado menos en consideraciones t&niccs o f&ticas —

(vista la relativa equivalencia de los pctses europeos en lo que se refiere a situaci6n material) que sobre la naturaleza social; como consecuencias, ebb-orar una

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estrategia nacional (tanto en el ataque como en la defensa: determfnacin de —

centros de gravedad) en relacin con una buena posfcin geogrfica (el progre• • oso tecruco valorizo la posiciori central de -.lemania, pedazo de la llanura euro-

peo) y la poblacin (aptitudes econmicas y culturales ). La cohesf& del pueblo alemn reposa efectivamente en su leflgua, su cultura (mas adelante se añadir la saflgre) esa cohesi6n es prueba de la inexistencia de coflflictos sociale°interros: la caski diligente y la burocracia usiana admitieron en parte las concurrenciaseconmfcas resultantes del sistema liberal, pero trataron de yugular—(por la fuerza o por el reformismo) los movimientos populares y la lucha de clases0

El dominio de la guerra se extfer)de a las “fuerzas morales”, en cuantoa teorta de la psicologta de diversos actores, individuales o colectivos0 “Causalidad raciente” que se esclarecer rpidamoijte, a la luz de los conocimientos —

psicolgicos de la poca, esencialmente empiicos. El recurso al idealismo filo—sfico y a las fuerzas morales permite sfri embargo una profundizacin del trabalo

- intelectual del lefe: stntesis que brota da er)tre los principios establecidos e in —

tuicior)es que se toman de lo contingente: un debut de “psicoestrategia110 Tam—bin da ur anlisis dial&tico del concepto del xito: &tees trarsferido de la superioridad de la destruccion material a su representacion psicologica (en el limite: la batalla o la guerra, salo llegan a perderse si se consfer)te e ello: afirma-.ci& que trata posiblemente de compensar los traumatismos causados por las derrotas prusianas demasiado obletivas, y de la que no resultarta aventurado dar una¡nterpretacf& psico—analflica) . Pero e! xito requiere esta destrucci& previa:batalla, efusi& de sangre y paroxismo rom&)tfco0

Asi’, la Gran Guerra se presenta, en sus definiciones de m& altura, como urja dirnica que integra fi losficamente lo material y (o moral; en la pr&t i—ca aparece como una mecnica moderada por una psfco—sociologta elemental0 Pero las interferencias entre los campos de fuerzas fiicas y mentales se disuelven aveces: hay entonces una simple cxfstencia, cada uno de los dos dominios recu—pera sus cuaUdades propias. Sin embargo, estas interferencias diversifican 9a reIaci& densidad—fluidez” que establecen los adversarios en sus diversos enfrenta-.mientos. Ei el dominio moral es necesario esforzarse por conservar un saldo positivo: todo fallo de la voluntad favorece al enemigo; en el espacio estratgico,vartasegn el nivel en que se sitGa (combate, batalla, teatro de guerra) y el —

momento (ataque o defensa) ; en la cojugaci6n de ambos, la relaci6n se invierte con flexibilidad segn la fuerza o el equipo del adversario (enlace indisolubleentre la ofensiva y la defensiva, que tienen menos de contrarios abolutos que demomentos distintos de un mismo proceso ).

— Sin embargo, ciertos puntos no ha sido fiiados todavtc : justificacionespoli’ico—filosficas, primacta de la defer)siva o de la ofensiva, lucha en dos frente

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¡flicicifiva reci’proca de los diversos escalones del mando, papel que representanel mar y el aire., Las generaciones sucesivas fr tar&i precisarlo en el cursode esta” guerra aiemana’ no exenta de tristeza (“Yo tenta un camarada,.,” —

cantado desde la Guerra de Liberaci&, en 1813) que arder en Europa hasta —

Ja cauda de Berlun,

a — — — — a a — fl —