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ESCLAVOS Y LIBERTOS EN VERACRUZ

FERNANDO WINFIELD CAPITAINE

1

PRÓLOGODoctor Patrick J. Carroll.

El campo de los estudios afro mexicanos se ha expandido

enormemente a lo largo de los últimos cincuenta años. Hace más de

tres décadas, cuando comencé mis investigaciones en el área, uno

podía contar con los dedos de la mano a aquellos activos y

reconocidos especialistas siguiendo esta línea de investigación.

Ahora su número a varios cientos.1 Fernando Winfield-Capitaine

es no sólamente uno de los iniciados en esta comunidad de

investigadores internacionales; él es uno de sus fundadores. A la

fecha ha publicado no sólo más de cincuenta monografías, sino

también numerosos artículos y ensayos sobre el tema. Esclavos y

Libertos en Veracruz, representa su última, pero no definitiva

contribución a los estudios afro mexicanos.

En febrero de 1971 llegué a la ciudad de México para iniciar

la investigación que eventualmente se convertiría en un libro

sobre el tema: Blacks in Colonial Veracruz Negros en el Veracruz

Colonial publicado en Austin. University of Texas Press en 1991 y

2001. En sus inicios, tuve el privilegio de reunirme con el quien

puede considerarse el padre de los estudios afro mexicanos

modernos, el Profesor Gonzalo Aguirre Beltrán. Después de más de

dos horas discutiendo mi estudio propuesto, él me condujo a dos

personas en Jalapa, José Melgarejo Vivanco y Fernando Winfield-

Capitaine. El Profesor. Melgarejo gentilmente se reunió conmigo

una o dos veces, e hizo sugerencias útiles acerca de cómo debía

1 Para una discusión amplia y completa del desarrollo de los especialistas afro mexicanos, ver Ben Vinson III y Bobby Vaughn. En Afroméxico (México: Centro de Investigación y Docencia Económicas. Fondo de Cultura Económica, 2004), en págs. 1-73.

2

de proceder con mi investigación. Fernando Winfield-Capitaine me

dio mucho más que esto. Él me dedicó innumerables horas con

señalamientos describiendo, y guiándome a través de fuentes de

archivo relacionadas con los temas que yo perseguía. El me

presentó a veracruzanos trabajando en tópicos relacionados. El

leyó y ofreció sugerencias útiles sobre los borradores de ensayos

y capítulos que escribí subsecuentemente. Finalmente, pero más

importante, él y su esposa Ana María nos brindaron su amistad a

mí y a mi familia. Así, ellos se convirtieron en lo que al

principio parecía un ambiente extraño en unos aliados que nos

apoyaron en un hacer de Xalapa un hogar lejos de nuestra casa.

Esta transición social facilitó mucho mi habilidad para enfocarme

en mi investigación. Debo siempre estar agradecido a Fernando,

Ana María y a muchos otros en Jalapa por la calurosa amistad que

nos dieron. Este regalo y la guía y asesoría especializada de

Fernando, comprobaron ser clave en el inicio de mi carrera en la

especialidad de los estudios afro mexicanos.

A lo largo de estos muchos años nuestra amistad y

colaboración se han mantenido fuertes. Fernando continuamente me

envía copias de sus numerosas publicaciones. He aprendido de cada

uno de ellas. Siempre que regreso a Jalapa nos reunimos en el

restaurante de La Parroquia para tomar café y para discutir

nuestros proyectos especializados, así como lo hemos hecho

siempre en los últimos treinta y tantos años. Pocos colegas han

contribuido tanto a mi desarrollo en el campo de los estudios

3

afro mexicanos como Fernando Winfield-Capitaine; él me inició

dentro de estos objetivos. Cualquier acontecimiento que he

disfrutado en tales búsquedas es, en gran medida, debido a su

influencia. El Maestro Winfield-Capitaine es de los pocos que

siempre da más que el resto de nosotros en la academia de que lo

que nosotros le damos a él. Él es un fino especialista y un

hombre bueno del con el cual he tenido el placer de contar, tanto

como un colega, como un amigo. Recomiendo amplia y

entusiastamente este libro a cualquiera que deseé aprender más

sobre los afro veracruzanos y, por extensión, sobre la

experiencia afro mexicana. Esta es una bienvenida adicional al

campo de conocimiento para uno de sus más relevantes, respetados,

y prodigiosos colaboradores.

Doctor Patrick J. Carroll, Texas A&M University, Corpus Christi

4

INTRODUCCIÓN A ESCLAVOS Y LIBERTOS

Por Fernando Winfield Capitaine

Los trabajos que aquí se presentan tienen más de 38 años hacia acá

de haberse presentado en distintas publicaciones y foros

académicos, muchos de ellos inéditos, por lo que aquí se presentan

en el contexto de lo que llamó Gonzalo Aguirre Beltrán, “la

tercera raíz”; esto es, en el marco de las poblaciones e

influencias de origen africano, que merced a las políticas

económicas y de migración de la Nueva España llegaron a nuestro

país, contribuyendo con sus genes y sus prácticas culturales a

conformar la nueva composición biológica y cultural de sus

descendientes, denominados afro mexicanos, afro veracruzanos,

criollos, etcétera.

Esclavos y libertos en Veracruz lo trato como una unidad.

Está compuesto en parte de trabajos originales y de obras

publicadas y mejoradas con el paso del tiempo; tal es el caso de

“El Comercio de esclavos en Xalapa. Siglo XVIII”, publicado

originalmente en el Tomo 2 del XLI Congreso Internacional de

Americanistas celebrado en la ciudad de México el año de 1974.

“La hacienda en el comercio de esclavos” es un documento

reelaborado a partir del artículo “Trapiches e ingenios

azucareros en la jurisdicción de Xalapa, Siglo XVIII”, publicado

por la revista de la Universidad Veracruzana, La Palabra y el

Hombre, número 11, páginas 19-25, correspondiente al tercer

trimestre del año de 1974.

“Población rural en Córdoba, 1788” fue publicado

originalmente por La Palabra y el Hombre. Revista de la

Universidad Veracruzana. Nueva Época (30):64-72, abril-junio de

1979, fue una conferencia impartida en la Universidad de La

5

Sorbona en Paris, Francia en el mes de septiembre de 1976. Este

trabajo con análisis estadístico descansó en un censo localizado

en el Archivo Municipal de Córdoba que lleva por título “Padrón

general de los ranchos y haciendas de esta jurisdicción, con

distinción de los individuos que existen en ella y sus

alrededores”, fechado el 26 de octubre de 1788.

Otro trabajo inédito es el “Padrón de negros, mulatos y

personas libres”, presentado en una reunión de la Sociedad

Mexicana de Afro mexicanistas, texto tomado de un documento o

censo del Archivo Municipal de Córdoba fechado el 1 de abril de

1786.

El capítulo sobre Cimarrones descansa en varios textos,

algunos inéditos, y otros publicados en diversos medios (revistas

y libros agotados) como en Jornadas de Homenaje a Gonzalo Aguirre

Beltrán. Veracruz. Instituto Veracruzano de Cultura, 1966; y el

de Los cimarrones de Mazateopan, Xalapa. Editora del Gobierno del

Estado, 1992

El capítulo intitulado “Las sublevaciones y el cimarronaje”

es una reelaboración del artículo “La sublevación de esclavos en

Córdoba en 1735”, publicado en La Palabra y el Hombre. Revista de

la Universidad Veracruzana. Nueva época. Xalapa, Veracruz

(50):26-30, abril-junio de 1984. La ponencia original fue

presentada en el Congreso Internacional de Americanista de la

Universidad de British Columbia, en Vancouver, Canadá en

septiembre de 1979.

El capítulo “Movilidad social”, fue leído en el Congreso del

Centro de Estudios Asiáticos y de África del Colegio de México,

en la ciudad de Xalapa, bajo el título de “Presencia negra y

movilidad social en el Xalapa colonial”.

6

Nuevamente, doy las más expresivas gracias al Señor

Gobernador Constitucional del Estado de Veracruz de Ignacio de la

Llave, Lic. Fidel Herrera Beltrán; a su Señor Secretario, Lic.

Reynaldo Gaudencio Escobar Pérez, y al Director General de la

Editora de Gobierno del citado estado, Dr. Félix Báez-Jorge, mi

editor desde hace más de 38 años, por sus amables consejos para

mejorar el texto, y por el generoso patrocinio de esta obra..

Así mismo al personal de la Editora de Gobierno por su

eficiente trabajo tenaz.

Dedico este trabajo a la memoria del Dr. Gonzalo Aguirre

Beltrán y a mi familia.

Xalapa, Ver., a 24 de abril de 2007

Fernando Winfield Capitaine

7

CAPÍTULO 1

FUNDAMENTO DE LA ESCLAVITUD.

Introducción

La trata de esclavos es muy antigua en la historia de la Humanidad. “Las tumbas prehistóricas

del Bajo Egipto sugieren que, hacia el octavo milenio antes de Cristo, un pueblo libio esclavizó

una tribu de bosquimanos o <<negritos>>”.2

La trata en América estuvo muy ligada al descenso de la población indígena, y a la introducción

del cultivo de la caña de azúcar, esencialmente.

Españoles y portugueses tienen antecedentes muy firmes. Por ejemplo, “la consecuencia más

interesante de la trata fue la creciente prosperidad de Madeira, donde, en 1452, Diogo de Teive, un

caballero del infante Enrique, plantó caña de azúcar, por iniciativa de éste. La caña se trajo de

Valencia, donde se cultivaba desde tiempos del dominio musulmán. Varios mercaderes

pertenecientes a las mejores familias comerciantes genovesas –Luis Doria, Antonio Espinola,

Urbano y Bautista Lomellino, Luis Centuriones-, llegaron de Sevilla a la isla, para establever

plantaciones. El avance islámico en el Mediterráneo oriental amenazaba las plantaciones venecianas

de caña en Creta y Chipre; las de los cruzados en Palestina habían sido ocupadas desde hacía largo

tiempo por el islam, y Sicilia, productora de azúcar de caña desde hacía generaciones, estaba

amenazada.. Madeira parecía, por lo tanto, la mejor alternativa. Se construyeron con esmero

terrazas bien irrigadas en las laderas, algunas con el trabajo de esclavos guanches, de Tenerife; la

introducción de esclavos africanos coincidió con la de la caña. Así se celebró por primera vez el

famoso matrimonio entre caña y esclavos que habría de tener un papel tan trágico en la historia.

Doscientos años más tarde se celebraría de nuevo en Barbados y otros puntos del Caribe, y que

supondría la ruina de los cultivadores de otros productos plantados mucho antes.

Los molinos de azúcar de Madeira emplearon un sistema moderno de dos rodillos, engranados

para que la caña quedara exprimida entre ambos y movidos por agua, hombres, bueyes o

caballos. Se trataba de un método inventado en Sicilia..

En 1460 ya se exportaba azúcar de Madeira a Flandes y a Inglaterra; en 1500, la isla contaba con

unos ochenta molinos y más de doscientos propietarios de plantaciones de caña; y era el mayor

2 Hugh Thomas. La trata de esclavos. Historia del tráfico de seres humanos de 1440 a 1870. Barcelona. Planeta, 1998, pág. 24.

8

exportador de azúcar del mundo, con una producción anual de cien mil arrobas de azúcar blanco

(la arroba de la época equivalía a doce kilos)”.3

Las primeras experiencias esclavistas de los españoles se derivaron del conocimiento acumulado en

la península ibérica. Como apunta Aguirre Beltrán, "esclavos hubo en España desde tiempos

remotos; la guerra de reconquista le permitió la adquisición de grupos numerosos; sin embargo, su

existencia legal no implicó el establecimiento de un sistema de economía basado en la explotación

de los cautivos, ni el desarrollo de un comercio regular de hombres.

"Aún en los años que siguieron a las asombrosas exploraciones de los portugueses por las costas del

Africa, con el consecuente conocimiento de paganos de piel obscura que podían ser vendidos como siervos, el

comercio humano no siguió un impulso digno de tomarse en cuenta. La fundación de ingenios de azúcar en las

islas Azores, Canarias y S. Tomé, con la esclavización de los habitantes de estos parajes, permitió una corriente

de esclavos que con el tiempo adquirió importancia; pero estos primeros ensayos quedaron limitados por la

estrechez del área geográfica".4

Pero no es sino cuando se da el descubrimiento de América y la consecuente disminución de

la población nativa, cuando empieza a crecer la necesidad de importar mano de obra africana, para

substituir a la indígena. Con lo acontecido en el Caribe, los españoles adquieren experiencia en los

aspectos económicos relacionados con los esclavos. Al llegar a México ya traen consigo un modelo

perfecto de explotación de los negros, aplicándolo en la Nueva España.

Angola y el Congo suministraron numerosos esclavos a México; tales pueblos procedían de

sociedades basadas en una estructura agraria, sin desconocer que la propia plantación esclavista era

conocida en Africa.

El inicio del tráfico legal de esclavos a las Indias fue originado por una instrucción de los

Reyes Católicos a Nicolás de Ovando, gobernador de la isla Española, para "que no se consintiese ir

ni estar en las Indias, judíos, ni moros, ni nuevos convertidos: que se dejasen pasar esclavos negros,

nacidos en poder de cristianos, y que se recibiere en cuenta a los oficiales de la Real Hacienda lo

que por sus firmas se pagase".

Ya “desde 1521 se otorgaron mercedes de tierra a partir de las cuales nació la hacienda

azucarera. La caña se regó por el territorio mexicano y los trapiches e ingenios empezaron a

3 Op. Cit., p. 69.

4    ? Aguirre Beltrán, 1989, p. 15.9

producir azúcar. Así lo consigna Chevalier:

‘Mucho más que en las partes bajas, a menudo fértiles pero insalubres, los españoles

cultivaron en los valles tibios esa caña traída de ultramar; sus ingenios azucareros habían de

constituir las más importantes explotaciones agrícolas de la Nueva España’”5

Para el siglo XVI la producción de azúcar era muy alta: Chevalier calcula que en la Nueva

España, existían, a fines del siglo XVI, aproximadamente 60 ingenios y trapiches, cuya producción

oscilaba entre 300 000 y 450 000 arrobas anuales, o sea, entre 3 000 y 5 000 toneladas sin tomar en

cuenta melazas y piloncillos producidos por ingenios chicos, mismos que se expandirán sobre todo

durante el siglo XVII.

Pero sucede algo paradójico: cuando mayores beneficios obtenían los azucareros, la Corona

inicia la aplicación de una política restrictiva, frenando la economía y es a finales del siglo XVI

cuando se implanta dicha política, algo cuyos orígenes nadie ha podido explicar a ciencia cierta.

El virrey Conde de Monterrey ordena no utiliza a indios de repartimiento en los ingenios de

hacer azúcar pues sólo se permitiría utilizar a aquellos que libre y voluntariamente quisieran

alquilarse bajo el argumento de que el abuso de la gente común va haciendo de los azúcares para

golosinas y bebidas. La orden fue completada con otra del mismo año en 26 de agosto de 1599 por

medio de la cual se prohibió la fundación de nuevos ingenios; al final los productores de azúcar

burlaron las disposiciones reales.6

Aunque la mentalidad difusionista ha sugerido la presencia del negro en la etapa

precolombina, ello no ha sido demostrado fehacientemente con pruebas científicas. Aparentemente,

el principal propagandista de esta idea es Melgar quien en 1862, al describir a la cabeza colosal de

Hueyapan sugiere que es de rasgos etíopes.

Lo que si ha estado confirmado por la abundante documentación colonial es que desde los

primeros momentos de la conquista española iniciada en 1519 y consumada en 1521, la presencia

del negro ha sido manifiesta. Algunos negros aculturados en España acompañaron las primeras

expediciones guerreras.

Los negros de la Conquista guerrearon contra los indios sellando así un pacto de amor y

odio que caracterizó las relaciones interétnicas entre invadidos e invasores a lo largo de los crueles

siglos de coloniaje. Aún en nuestros días, esas relaciones de aceptación y rechazo se observan en las

5 Cit por Landázuri Benítez y Vázquez Mantecón, 1988, p. 386 op. Cit., p. 37.

10

zonas donde la genética y la cultura siguen enfrentando a indios y afromestizos; tal es la secuela que

dejó el sistema racista que oprimió a las dos etnias sobre las que descansó la sociedad de

explotación colonial.7

Uno de ellos introdujo el cultivo del trigo en México; el otro, desafortunadamente, la

viruela, enfermedad responsable de gran número de decesos entre la población indígena.

El Padre Fray Bartolomé de Las Casas fue un decidido impulsor de la introducción de

esclavos negros al Nuevo Mundo con el objeto de defender a los naturales de América, aunque

dicha posición la cambió arrepentido en los últimos años de su vida. Es decir, Las Casas consideró

que había cometido un error al apoyar el comercio de población africana en tierra americana.

Las licencias para el comercio de negros fueron controladas por la Corona Española y

recibieron el nombre de asientos. El nombre de muchos de ellos se conservan en la Recopilación de

las Leyes de Indias, instrumento legal que regulaba las relaciones jurídicas de los reyes de España

con sus súbditos. El creciente corpus de legislación indiana fue acumulando disposiciones de

derecho que a lo largo del tiempo fueron haciéndose más difíciles de recordar.

Las naciones que dominan el comercio negrero en México fueron los portugueses

incrementándose su participación en la temporada en que se unieron las coronas de España y de

Portugal de 1580 a 1640. Posteriormente los ingleses son los que comercializan en México a la

población africana, en un triple triángulo que ha sido descrito por Mannix: armas, municiones y

telas fabricadas en Inglaterra a cambio de negros; su venta en América a cambio de oro, aguardiente

y otros géneros que a su vez se cambian en Inglaterra por más armas, municiones y telas, para

reanudar el triángulo comercial. En el siglo 18 los factores (vendedores de negros legalmente

establecidos) fueron Luis Haiz, Guillermo Buttler y Enrique Spencer, los cuales españolizaron sus

nombres de pila, por la década de los cuarenta del siglo XVIII en Veracruz.

Al término del siglo dieciséis una instrucción del Conde de Monterrey encaminada a la

protección de la población nativa, estimuló la importación de esclavos africanos, con la idea de

suplir la mano de obra indígena y de esa manera proteger su descenso demográfico. El 2 de abril de

1599 el conde de Monterrey expidió el ordenamiento mediante el cual se limitó de manera drástica

la utilización de mano de obra indígena para trabajar en ingenios y trapiches de azúcar. En primer

término se prohibía que fueran empleados dentro del ingenio mismo, es decir, que se les utilizara en

7    ? Martínez Montiel, 1993. p. 133.11

el proceso de la fabricación del azúcar. En segundo lugar se suspendía el suministro de indios de

repartimiento. Sólo quedaba abierta la posibilidad de emplear, en las labores de campo, indios que

por voluntad propia alquilaran su trabajo. Con estas medidas quedaban los ingenios y trapiches

privados casi de la totalidad de su mano de obra.

Temporalmente -hasta mayo de 1600- se autorizó el uso de indios de "socorro", mientras los

hacendados se pudieran abastecer de nueva mano de obra, con el fin de no dejar paralizada la

industria.8

La respuesta a estas limitantes fue inmediata: en Xalapa se incrementó la compra de negros

africanos a fines del siglo XVI con destino a ingenios y trapiches.9 En el periodo de 1578 a 1600 se

dieron 208 ventas de esclavos negros con un alto porcentaje de bozales, de los cuales 139 fueron

hombres y 69 mujeres. Francisco Hernández de la Higuera declaró poseer 120 esclavos en 1597 y

en 1606 ya sumaba 200. A fines del siglo XVI, Alonso de Villanueva tenía 30 negros y Juan del

Castillo contaba 12.10

Si bien los españoles ocupan mano de obra africana en casi todas las incipientes actividades

económicas, como la minería, los obrajes, la ganadería, es en relación con la explotación del azúcar

cuando adquiere mayores dimensiones el esclavismo.

Para Carmen Viqueira, el negro, además de participar en las actividades productivas

relacionadas con el azúcar, extendió su influencia como trabajador permanente a todo espacio

económico. Esclavos africanos ejecutaron la trajinería y trato de las mercaderías en el puerto de

Veracruz, fueron vaqueros de las grandes extensiones dedicadas a la ganadería, trabajadores

obligados en los obrajes por disposiciones oficiales, servidores domésticos en casas de señores y

religiosos, y artesanos y trabajadores de la construcción en ciudades y haciendas.11

En un estudio sobre la antropología de la esclavitud en África, Claude Meillassoux precisa

que

“Descubrimos aquí, en estado latente, una característica que aparecerá en todas las formas de

esclavitud, un rasgo que constituye su misma esencia: la incapacidad social del esclavo para reproducirse

8    ? Wobeser, p. 71.

9 Bermúdez G., 1982.

10 Bermúdez, 1984, p. 171.

11 cit. por Martínez Montiel, 1993, p. 143.12

socialmente, vale decir la incapacidad jurídica para ser ‘pariente’. Esta incapacidad, condición orgánica virtual

de la explotación del trabajador en la economía doméstica, convierte pues a la esclavitud en antítesis del

parentesco y en el medio legal de la puesta en estado de subordinación del esclavo en todas las formas de

esclavismo, incluso cuando el esclavo no es explotado como trabajador productivo. Pero, a diferencia de lo que

se observa en la sociedad doméstica, esta condición es, en la economía esclavista, la de una clase reproducida

por medios institucionales y no la de algunos individuos explotados ocasionalmente” 12

En el siglo 18 el llamado Código Negro intentó influir para suavizar el trato que recibían los

esclavos por parte de sus amos. Fue dirigido especialmente a los dueños de negros en Santo

Domingo, pero copias de él se distribuyeron en todo América, llegando a Amatlán de los Reyes,

Veracruz.

En la Navidad, al esclavo de las haciendas se le obsequiaba un juego de ropa que

supuestamente le debía de durar todo el año. El llamado esclavo urbano generalmente gozaba de

mejor trato. Algunos casos excepcionales registrados nos hablan de que sembró pequeñas

porciones de terreno para ayudarse en su mantenimiento como se dio en la hacienda de San Pedro

Buena Vista, alias La Orduña, cerca de Xalapa.

Durante el siglo dieciocho, el comercio de esclavos tuvo altibajos, dependiendo entre otras

cosas del precio internacional del azúcar y de las revueltas negras en Las Antillas, que afectaron

notablemente sus precios.

El trabajo esclavo era la base de la producción y de la organización social en las

plantaciones y en los ingenios, al paso que en las encomiendas y otras unidades productivas

predominaban distintas formas de trabajo forzado. Se trataba de dos procesos contemporáneos, que

se desarrollaban en el ámbito del proceso más amplio y principal de reproducción del capital

comercial. El motor de ese proceso más amplio era el capital comercial, que regía la producción de

mercancías en Europa y en las colonias europeas del Nuevo Mundo y de otros continentes.13

Desde el siglo XVI, en que se inició el tráfico de africanos hacia el Nuevo Mundo, hasta el

siglo XIX, en que ese tráfico cesó y terminó la esclavitud, cerca de 9'500,000 negros habrían sido

transportados desde Africa. La mayor parte de ellos fue llevada al Brasil, que absorbió el 38 por

ciento del total. Otro 6 por ciento fue llevado a Estados Unidos. A las Antillas británicas fue el 17

por ciento, y otro 17 por ciento fue llevado a las colonias españolas. Cuba recibió 702,000

12 P. 40-41.13    ? Ianni, 1976:11.

13

africanos; es decir, más que cualquier otra colonia española, mientras que México importó cerca de

200,000,14 hasta la abolición de la esclavitud en el año de 1824.

El mercantilismo del siglo XVI fue la fuerza que movió a los mercaderes para cruzar los

mares y llegar a los fines de los cuatro continentes; además del oro, las especias, el marfil y otras

mercancías igualmente codiciadas, fueron los esclavos y su tráfico lo que representó en ese

momento el comercio más lucrativo; para realizarlo fue necesario considerar al africano como una

más de las mercancías del comercio colonial. El esclavo, que antes era una propiedad suntuaria del

europeo, pasó a ser el negro, una mercancía que producía tres veces plusvalía: al venderse, al

trabajar en la producción y al reproducirse.15

Para explicar el carácter represivo y violento de las relaciones esclavistas de producción, es

necesario comprender que el esclavismo es un sistema de producción de plusvalía absoluta, un

sistema en el cual la mercancía aparece inmediata y explícitamente como producto de la fuerza de

trabajo enajenada. Además, el esclavo está doblemente enajenado: como persona, en cuanto

propiedad del señor, y en su fuerza de trabajo, facultad sobre la cual no puede tener dominio. El

esclavo es obligado a producir mucho más de lo que recibe para vivir y reproducirse; y no dispone

de condiciones para negociar ni el uso de su fuerza de trabajo ni a sí mismo.16

La esclavitud impidió el significativo progreso tecnológico que pudo haber elevado

sustancialmente la productividad, llevando a la agricultura a la aplicación de unos métodos que

agotaban el suelo. Las plantaciones eran demasiado grandes como para poder fertilizarlas

fácilmente. El poco cuidado de los esclavos para con los animales impedían la acumulación de

suficiente estiércol.17

En cambio, los holandeses contribuyeron notablemente con el desarrollo tecnológico de sus

plantaciones en sus posesiones de América, incrementando notablemente los rendimientos de la

producción, logrando una mayor productividad en los campos de caña de azúcar y su

industrialización. La experiencia holandesa ha sido detallada en algunos trabajos de investigación

en la década de los setentas del siglo XX.14    ? Op. cit., p. 16.

15    ? Martínez Montiel, 1993, p. 133.

16    ? Ianni, p. 60.

17    ? Genovese, p. 34.14

Para Moreno Fraginals, la coyuntura internacional (1700-1760) favorable al crecimiento

azucarero pudo ser posible gracias a que desde el siglo XVII el azúcar pasó a ser el primer producto

básico mundial; es decir, la mercancía que ocupaba el primer lugar en importancia sobre la base del

valor total de las transacciones del comercio internacional.

Posteriormente y con el descenso del precio de los esclavos otros grupos económicos

tuvieron la oportunidad de adquirirlos, como herreros y panaderos, aunque ya bien avanzado el

siglo dieciocho. Casos de excepción fueron mestizos y uno que otro mulato y pardo. Quedaron

exceptuados los indígenas, a pesar de que muchos caciques contaron con los recursos suficientes

como para poder proveerse de algunos de aquellos. En Perú, no obstante, otras condiciones sociales

hicieron posible que los indios tuvieran esclavos, por lo que tal práctica no fue desconocida por el

estamento nativo,18 pero fue a nivel regional limitado.

Muy tardíamente los representantes del sistema esclavista se darían cuenta que los gastos de

capital son mucho más grandes y arriesgados para el trabajo esclavo que para el trabajo libre.

Los esclavistas, tanto por razones de tipo económico como por las de prestigio social,

efectúan sus reinversiones según las mismas normas que presidieron la inversión original, es decir,

en la adquisición de esclavos y de tierras, con lo cual el progreso económico tiene un carácter

cuantitativo.19

Los lugares de destino económico de los esclavos fueron las estancias agrícolas y ganaderas,

trapiches e ingenios azucareros, herrerías, panaderías y otros oficios menores; en el caso de los

obrajes fueron especialmente destinados a la ciudad de Puebla. En la minería su participación fue

destacada, sobre todo en Guanajuato y Zacatecas.20

Las tareas agrícolas en que se vieron implicados los esclavos fueron variadas, desde las más

sencillas a las más complejas, dependiendo de la habilidad y educación personales. Comprendían el

corte y acarreo de la leña; la roza de terrenos; la siembra, escarda y cosecha del maíz, frijol y otros

productos; la ganadería; la apertura de zanjas y obras de mejoramiento de instalaciones agrícolas y

el cultivo e industrialización de la caña de azúcar.

18 Harth-Terré.

19 Genovese, 1970, p. 23.

20 Brading, D. A., 1971.15

CAPÍTULO 2EL COMERCIO DE ESCLAVOS EN XALAPA. SIGLO XVIII.

Dueños de esclavos

Hay que partir del hecho que el esclavismo fue esencialmente una práctica comercial; es decir que

el esclavo tiene la categoría de un bien económico.

El esclavismo fue una práctica que siguieron los estamentos mejor colocados en la

estructura social española. El alto precio que llegaron a alcanzar los esclavos permitió que

solamente aquellas personas de grandes ingresos pudieran comprar uno o varios de ellos.

Otras maneras de adquisición de los mismos fueron las que se derivaban de los recibos de

dote, de herencia, donación, y otros.

Posteriormente, y debido a la baja del precio de los esclavos, algunos otros sectores

económicos de la Nueva España -tales como los herreros y los panaderos- pudieron comprarlos de

manera limitada, aunque ya bien avanzado el siglo XVII.

Españoles, mestizos y uno que otro mulato y pardo21 fueron, en ese orden, los principales

usufructuarios de población no libre con el objeto de explotar su mano de obra. Quedaron

exceptuados de la norma de poseer esclavos los indígenas, no obstante que algunos contaban con

los recursos suficientes para proveerse de esclavos. Parece que tal medida fue con un sentido

proteccionista para la vida y costumbres de los indígenas, pues ya en el siglo XVI se consideraba

que la población de origen africano podía contaminar las formas de vida cultural nativa. Aún más,

las quejas de las comunidades indígenas en contra de la presencia de negros y mulatos fueron

comunes en el siglo XVI, como fue testimoniado en Jilotepec, actual estado de México. Así pues, el

negro siempre fue un agente de conflictos en las Repúblicas de Indios, por lo que se le segregó

jurídicamente de ellas. Alegando que corrompía las costumbres indígenas, los españoles no

permitieron su presencia ni la de la gente de color libre, en las comunidades.

No obstante, en el Perú, otras condiciones hicieron posible que los indios tuvieran esclavos,

por lo que su posesión no fue desconocida por el estamento nativo.22

Esencialmente, los dueños se vieron impulsados a adquirirlos por dos motivos: a) poseerlos

21 Archivo Notarial de Xalapa (en adelante, ANX). Tomo 1700-1706. 444 f. a 444 v., 12 de enero de 1706.

22    ? Harth-Terre.16

por razones señoriales y de prestigio; y b) explotar su fuerza de trabajo.

En el primer caso, aparecen los esclavos domésticos o urbanos con escasas funciones

productivas en el contexto social en que se hallaron inscritos, a los que agregamos aquellos que son

propiedad de oficiales del ejército y que vienen siendo una especie de mozos de armas, a imitación

de la época feudal. Por otro lado, lo que explica en mayor grado la presencia del esclavismo fue el

aprovechamiento de la fuerza de trabajo en diversos menesteres, de entre los que podemos destacar:

1) estancias agrícolas y ganaderas

2) trapiches e ingenios azucareros

3) arriería

4) herrería, panadería y otros oficios menores.

Como en la región de Xalapa se desconoce la presencia de obrajes en su etapa colonial, no

hay, obviamente, referencia alguna de esclavos que hayan ido a servir en ellos. Empero, donde

existieron, como la ciudad de Puebla, su mano de obra fue importante, según reporte de Aguirre

Beltrán.

El servir en una panadería o en un trapiche tenía más signos de condena que cualquiera otra

actividad. El esclavo urbano que se alejara del código de conducta ideal impuesto por el propietario,

era enviado a trabajar a dichas partes, como nos lo relata un documento sobre los hijos de unos

amos, quienes tuvieron disgustos con dos de sus esclavos, por lo que los propietarios "se han

convenido en que se vendan los hijos de dicha mulata en uno de los ingenios, trapiches o panaderías

de la Villa de Córdoba, para que por este medio no vuelvan a esta Jurisdicción" (de Xalapa).23

Obviamente, los sectores más bajos de la población no podían aspirar a comprar un esclavo,

cuyo precio oscilaba de entre los 200 a los 400 pesos de oro común, inversión equivalente -

guardadas las proporciones- de US $2,000 a 4,000.

Las personas que vieron descender sus caudales debido a el fallecimiento del cónyuge, por

enfermedad, o debido a su edad avanzada que les impidió trabajar, dependieron de la mano de obra

de sus sirvientes para su mantenimiento y alivio. Así, Juan de Aparicio declaró que era sostenido

por una mulata su esclava nombrada Francisca de Yépes, por hallarse "pobre y baldado"; en

reciprocidad, la mulata gozaba de la libertad, misma que se suprimiría si faltaba a sus obligaciones

23 ANX. Tomo 1752-1754. 201 f. a 202 v., 7 de septiembre de 1753.17

con respecto del amo.24

Los estamentos de la población que mayor número de esclavos compraron, fueron:

propietarios de ingenios y trapiches azucareros, alcaldes mayores, comerciantes, oficiales del

ejército, arrendatarios de alcabalas, sacerdotes, notarios y funcionarios reales; muchos de ellos se

convirtieron en apoderados de terceras personas ligadas a la región por razones comerciales o de

parentesco. El resto del grupo se diluye ampliamente entre diversos individuos (españoles y

mestizos) entre los que hay dueños de terrenos dedicados a la agricultura y a la ganadería. Así

mismo, se dan muchos casos de poseedores de recuas de mulas que se vieron auxiliados por mano

de obra esclava en el traslado de los bienes de consumo para el mercado interno y para la

exportación.

El caso de Miguel Jiménez, rico mulato originario de Acatzingo, es ejemplar en ese sentido.

Dueño de una recua de mulas por medio de la cual transportaba diversos efectos entre el Altiplano

de México y Veracruz, disponía de esclavos negros que le auxiliaban en su tarea. Su testamento

recogido en el Archivo Notarial de Xalapa es una interesante fuente de información de todas sus

propiedades.

Independientemente de que algunos propietarios los hayan tenido a su servicio,

determinadas ocupaciones facilitaron enormemente dedicarse a la compra-venta de esclavos,

aunque en dimensiones menores a las de un Factor. Tal era el caso de alcaldes, comerciantes,

sacerdotes, notarios y funcionarios reales, quienes no dejaron pasar oportunidades para hacerse de

un hombre, mujer o infante, que vendían luego a algún interesado local o foráneo, que viviera o

estuviera de paso en Xalapa.

Aún más, se dio el caso de que se compraran esclavos y se les adiestrara en alguna actividad

para poder venderlos posteriormente a mejor precio. Al final del aprendizaje y con la experiencia

acumulada, el esclavo subía de precio. Tal fue el ejemplo de doña María Josefa Sánchez López,

viuda de don Juan de Campo, vecino que fue de la ciudad de la Nueva Veracruz, y la cual vendió

un negro esclavo nombrado Antonio Miguel, de nación Mina, de 14 años, a doña Francisca Rebollo

de Salas, mujer legítima de don Sebastián Capelo, vecino de la misma ciudad de Veracruz. El

esclavo lo compró 4 años antes al Factor de la Real Compañía de Inglaterra, y expresa que lo "ha

24    ? ANX. Tomo 1700-1706. 390 f. a 391 f., 20 de junio de 1705.18

enseñado a trabajar".25

Otro caso fue el de un negro cocinero con 9 años de servicio a su dueño, quien lo vende

aprovechando su estancia en Xalapa con motivo de la Feria del Comercio.26

El más importante vendedor de esclavos en Xalapa durante el siglo XVIII fue el Capitán

José Robledano de Cardeña que participó con 20 ventas entre el 4 de febrero de 1719 y el 22 de

marzo de 1747, obteniendo una ganancia de 3,162 pesos de oro común.

Le siguió José Velásquez de la Cadena, titular de un Mayorazgo asentado en la región,

mismo que incluía el ingenio de San Pedro Buena Vista, alias La Orduña, en términos del pueblo de

San Jerónimo Coatepec. Registró 18 ventas entre el 14 de febrero de 1771 y el 31 de marzo de

1780, obteniendo 2,344 pesos.

El tercer sitio lo ocupó Francisco Pérez de Arellano, residente en Actopan, jurisdicción de

La Antigua ciudad de la Veracruz, y quien pasó a residir posteriormente a Xalapa; participó con 9

ventas, las cuales sucedieron después de su muerte, por parte de sus albaceas, 7 de ellas en 1767 y

una más, en 1792.

Un estudio de García Bustamante sobre el mismo tema abarca los años de 1596 a 1698.

Destaca que las ventas en Xalapa experimentaron sucesivos altibajos entre 1596 y 1630. Los puntos

máximos se alcanzaron en 1600 y 1616, coincidiendo con los años de mayores adquisiciones en

ingenios y trapiches.27

Ventas

En un estudio estadístico relativo a la Jurisdicción de Xalapa en el siglo XVIII, se advierte que el

74.38 % de las ventas fueron internas, el 25.62 % de los esclavos fueron vendidos a otras

jurisdicciones, siendo las más importantes por el volumen de venta el puerto de Veracruz y la

ciudad de México. La casta que se vendió más fue la de los mulatos (248), siguiéndoles los negros

criollos (177).

El total de los registros fue de 625 en el siglo XVIII, importando 110,727 pesos de oro

común. De ellos, 86 fueron por poder notarial. 34 fueron cartas de alhorría, es decir, que los propios

25    ? ANX. Tomo 1733-1735. 485 f. a 485 v., 13 de julio de 1734.

26    ? ANX. Tomo 1733-1735. 57 v., 21 de marzo de 1733.

27    ? García Bustamante, p. 186.19

esclavos, o sus parientes pagaron por su libertad; uno de estos casos fue cubierto el importe por un

padrino de bautizo.

Dos esclavos registran la calimba o hierro sobre su cuerpo, uno en 1704 y otro en 1713, por

lo que se supone que esta cruel práctica dejó de utilizarse posteriormente. Castañón González

(2002) refiere la fecha exacta en que deja de ejecutarse esta práctica abominable de marcar con

hierro al rojo vivo los cuerpos de los esclavos, mediante una ley que expidió la Corona Española a

finales del siglo XVIII.

El citado importe total de las ventas puede manejarse por décadas en el siguiente cuadro.

DÉCADA REGISTROS TOTAL PESOS POR DÉCADA1701-1710 55 9,2221711-1720 76 15,724.501721-1730 62 13,3251731-1740 122 25,3241741-1750 95 15,9501751-1760 27 3,5801761-1770 61 8,8761771-1780 63 8,4611781-1790 27 3,4261791-1800 11 1,050TOTALES 625 110,727.50Cuadro 1. Venta de esclavos por décadas.

Como puede advertirse de la lectura del cuadro anterior, importantes capitales se invirtieron

en la alcaldía mayor de Xalapa para comprar personas de color, pues la suma 110,727.5 pesos de

oro común fue una cantidad considerable. Sin embargo, al analizar el fenómeno por décadas, se

encuentran irregularidades bastante notables.

A simple vista destacan dos hechos singulares: mientras que en la primera mitad del siglo la

actividad esclavista es intensa, en su segunda mitad desciende la trata.

De 1701 a 1720 se observa un aumento progresivo de las ventas, alcanzando los mayores

registros en la década de 1731-1740; descienden en la década 1741-1750, pero manteniéndose más

arriba de los períodos 1701-1720 en lo individual, pero abajo de los períodos 1721-1740; caen

sensiblemente en 1751-1760; inician una ligera recuperación de 1761 a 1780; en 1781-1790 caen

20

nuevamente a los parámetros de 1751-1760, notándose un declive definitivo en la última década del

siglo.

La segunda mitad del siglo ofrece un descenso en los capitales invertidos.

En consecuencia, es en los últimos veinte años cuando el comercio humano entra en su

crisis más aguda, de la que nunca se recuperará. ¿Qué acontecimientos sucedieron que permitan

explicar tal sesgo?

Estimamos que se trastocan los factores de la mano de obra, pues el gran desarrollo de la

esclavitud africana en la Nueva España obedeció al afán proteccionista de la Corona hacia la

población indígena que había disminuido por las guerras, epidemias y tributos excesivos. La

esclavitud negra surgió como una respuesta a la amenaza de desaparición del indio y a la necesidad

urgente de remplazar su mano de obra dirigida a las empresas económicas en expansión; la

experiencia en las Antillas lo confirmaba. A fines del siglo la población aborigen muestra una

recuperación demográfica notable. Y llega a tal grado su crecimiento que entonces fue mayormente

costeable contratar a un indio que mantener a un esclavo para el mismo rendimiento en el trabajo.

Porque poseer un esclavo significó un cúmulo de riesgos de perder la fuerza productiva debido a

enfermedades, fugas o muertes.

Tal caída progresiva del comercio de esclavos en la segunda mitad del siglo XVIII también

fue un fenómeno notado independientemente por Berghe a mayor escala geográfica, quien sostiene

que en la segunda mitad del siglo "se inició una rápida declinación de la esclavitud en México, en

gran parte como resultado de la competencia de la población mestiza que crecía rápidamente, se

había empobrecido y merodeaba por todo el territorio. Las labores del esclavo simplemente se

depreciaron en el mercado por obra de la labor libre de los mestizos y de los siervos indios."28

Anota Aguirre Beltrán que "los economistas de este siglo habían ya notado que el trabajo

que rendía el esclavo era mucho más caro que el suministrado por el hombre libre, dondequiera que

el trabajo libre podía ser procurado en abundancia. Estas condiciones aparecieron en nuestro país a

principios del siglo XVIII, cuando el número de individuos de casta, producto de la mezcla de

españoles, indios y negros, formaban conjunto digno de tomarse en cuenta, tanto en el campo como

en las urbes.

"México, pues, venía por este tiempo substituyendo el trabajo esclavista por el trabajo libre; de donde

su demanda de ébano había disminuido considerablemente. Sólo en aquellos lugares poco poblados, que habían

28    ? p. 91.21

permanecido rezagados en la evolución económica del reino, tales como las provincias de Tabasco y Campeche,

pertenecientes a la gobernación de Yucatán, podían absorber cantidades limitadas de negros. El interior del país

había superado ya la etapa esclavista, definitivamente".29

Relaciones comerciales

De las 625 ventas de esclavos xalapeños efectuadas en el siglo XVIII, el 74.38% se realizaron a

favor de personas avecindadas en la Jurisdicción de Xalapa, quedando distribuidas dichas ventas de

la manera siguiente: 202 (62.34%) en Xalapa y 39 (12.04%) en otros pueblos, ranchos y haciendas;

de ellos, 26 fueron a Naolinco, poblado que seguía en importancia a Xalapa desde el punto de vista

económico y demográfico; 83 (25.62%) fueron vendidos a otras jurisdicciones. Los lugares que

mayor mano de obra esclava absorbieron fueron Veracruz (29) y México (10), distribuyéndose el

resto en otras partes; algunos inclusive llegaron a España.

Esto, en lo que se refiere a salida de esclavos por comercio; pero Xalapa no sólo tenía el

papel de vendedor sino también el de comprador. Recibe 45 esclavos de fuera de su provincia,

todos ellos registrados en el archivo notarial; ello significa que sólo está identificado parte de un

universo más amplio, pues personas no avecindadas aquí, acuden llevando uno o más esclavos para

su venta. Obviamente, por la naturaleza local de la fuente, no se pueden captar las compras que los

xalapeños hicieron en otros lugares pues se llevaban otros registros notariales independientes. Así,

los esclavos de otras jurisdicciones fueron vendidos en Xalapa gracias a que apoderados o

propietarios los trajeron consigo.

El análisis de los datos ofrece noticias interesantes. Si a nivel regional Xalapa envió a

Naolinco más esclavos que a ninguna otra parte, en reciprocidad éste surtió a aquélla mejor que

ninguno otro poblado (con 25), pues Coatepec sólo dio 4, Tlacolulan 3 y Xico 1, para un total de

33.

Los distintos pueblos y parajes que integraban la Jurisdicción, con un acento más rural que

urbano, recibieron de otras alcaldías mayores 8 esclavos y enviaron 13.

A mayor distancia espacial, menor trato comercial esclavista. A comunicaciones más

difíciles, menos operaciones de compra venta a nivel regional. Estos datos pueden conocerse debido

a que en las escrituras se asentaba el lugar de vecindad de comprador y vendedor, con la excepción

29    ? Aguirre Beltrán, 1989, p. 85.22

de dos documentos para todo el siglo XVIII.

El precio del esclavo variaba según la edad, habilidades, sexo, estado de salud y casta. Se

mantenía constante por muchos años, aunque en 1772 debe haber habido ajuste de precios pues

María Santos, mulata esclava, pidió al señor juez nuevo avalúo y éste rebajó su precio de 200 pesos

en que fue vendida en 1761 a 140 pesos en 1766. Posiblemente la petición pudo haber tenido la

finalidad de facilitar su manumisión, independientemente del hecho de que bajó el precio de los

esclavos en el último cuarto del siglo, fenómeno que se venía observando desde 1745. Las cartas de

venta eran muy explícitas a fin de evitar la especulación, pues en una de sus partes se leía: "es su

justo valor y si más tuviere, se lo dono al comprador".

En ocasiones se recompensaba al esclavo rebajando su precio a fin de facilitarle la

manumisión, en premio a su buena conducta, lealtad y servicios. Por cláusula testamentaria de

Josefa Roldán, natural del Pueblo de Tepeyahualco (situado entre Tepeaca y Tecamachalco), rebaja

10 a los 200 pesos en que está apreciada su esclava Cayetana Josefa.30

También funcionaba el sistema de crédito en la compra-venta. El plazo para saldar un

compromiso variaba según el volumen de la operación y la capacidad económica del comprador.

Así, tratándose de un individuo se daba plazo de 4, 6 u 8 meses después de tomar posesión el nuevo

dueño. Ciertas situaciones especiales servían de punto de referencia para efectuar los pagos -al

menos en dos de los documentos-, como la salida de las flotas (viaje de varios buques con

mercancías) rumbo a España desde Veracruz.31

Si no se cumplía el trato, al vendedor le era devuelto el bien y al comprador reintegrado su

dinero, cancelándose la escritura correspondiente.32 En este ejemplo, se dio de plazo hasta tres

meses al comprador para que efectuara el pago.

Cuando la importancia de la operación de compraventa era mayor, o bien se pedía dinero

prestado a un particular, se hipotecaban los esclavos para su seguridad o bien se llegaba a un arreglo

con el vendedor, a fin de pagarlos a plazos, recurriéndose igualmente a la hipoteca. Quienes

siempre efectuaban estas compras voluminosas fueron los dueños de ingenios azucareros a los que

les urgía mano de obra esclava para el desempeño de los trabajos de la hacienda. Existen dos

30 ANX. Tomo 1762-1763. 130 f. a 134 v., 28 de mayo de 1761.

31 ANX. Tomo 1707-1712. 524 v. a 525 f. y 525 f. a 525 v., 20 de junio de 1712.

32 ANX. Tomo 1713-1719. 760 f. a 760 v., 15 de diciembre de 1719.23

documentos que reseñan las dos modalidades del crédito arriba referidas. En uno de ellos el capitán

don Fernando Niño de Castro Córdoba y de la Higuera se obligó de dar y pagar al capitán don Luis

Fernandes de la Flor y Pareja, Caballero de la Orden de Santiago y Alcalde Mayor de la Provincia

de Xalapa, la cantidad de 1,772.00 pesos de oro común en reales, que por hacerle amistad y buena

obra le prestó de contado para la compra de doce esclavos negros (de castas luango y congo) que

obtuvo del capitán Roque Pereyra de Acuña, representante de la Compañía de Guinea del Reino de

Portugal en el puerto de Veracruz. El plazo que se da para pagar la cantidad es de siete meses.33 El

otro lo practicó el Bachiller don José Zavalza, dueño del trapiche de Pacho, quien compró 72

esclavos por 6,548.00 pesos, cantidad que prometió satisfacer en ocho años de la manera siguiente:

a) 1,000.00 pesos a la entrega del lote; b) la tercera parte a los cinco años siguientes, y c) el resto a

los tres años. Los réditos eran a razón del 5% anual.34

Trueque de esclavos

Otro recurso de que se echó mano para la adquisición de esclavos fue el del trueque, si bien en

escala reducida. Las cinco operaciones de que se dispone para el siglo XVIII están comprendidas

entre los años de 1718 a 1742. En tres de los cinco casos, el bien ofrecido a cambio es otro esclavo.

En una operación comercial de 1730, dos hermanos cambiaron entre sí sus esclavos; la

hermana cedió un negro y su hermano entregó una mulata de 17 años, quien había sido adquirida el

año anterior en 225 pesos.35

El 22 de septiembre de 1741, don José de Burgos, Caballero del Orden de Santiago y ex

presidente del Reino de Guadalajara, realizó con don Gregorio Fernández Mantilla el trueque de

una esclava carabalí por una mulata soltera, valuada en 250 pesos.36

Por último, el 24 de marzo de 1742, el Lic. don Jacinto Zapata Mogollón y don Francisco

Tobar de Guzmán, Alcalde Mayor y Capitán a Guerra de la Antigua Veracruz, realizaron el trueque

de un negro de 41 a 42 años valuado en 250 pesos. El alcalde dio 100 pesos y los 150 restantes en el

valor de un mulatillo de 12 años. Así, el licenciado recibe un esclavo de menos edad, pero 100 33 ANX. Tomo 1700-1706. 470 f., 470 v., 472 f. a 472 v., 21 de mayo de 1706.

34 ANX. Tomo 1771-1772. 395 v. a 397 v., 2 de octubre de 1772.

35 ANX. Tomo 1737-1741. 203 v. a 205 v., 20 de abril de 1741.

36 ANX. Tomo 1737-1741. 321 v. a 322 v., 22 de septiembre de 1741.24

pesos por la diferencia.37

Hasta aquí los tratos habían sido por otro esclavo. Sin embargo, se da otro tipo de trueque:

el de esclavo por bienes de diferente naturaleza. En los ejemplos de que se dispone, se advierte que

se hace cambio de un negro criollo de La Habana, de 26 años de edad, por un forlón, coche de

cuatro asientos,38 en 1718. A primera vista podría parecer desproporcionada la transacción; pero

debe recordarse que lo difícil de las comunicaciones hacía elevar el precio de ciertos bienes como

los muebles; así, el solo transporte de un coche desde Veracruz a Xalapa tenía un costo de 300

pesos.39

Por otro lado, el 21 de marzo de 1733, el almirante de la Real Armada de Barlovento, José

Rochel de la Peña, recibió de don Pedro de Vargas, vecino de Sevilla y cargador de la flota que a la

sazón se hallaba en Xalapa, 350 pesos en géneros y mercancías por un negro cocinero que había

sido adquirido en Qumana, Venezuela, del gobernador de dicho lugar. O el almirante perdió la

escritura que acreditaba la propiedad del esclavo o fue muy irregular el procedimiento de la primera

compra, pues se le tiene que tomar una declaración al negro para corroborar lo dicho por el amo y

en donde, además, acepta al nuevo dueño y da su consentimiento si éste, a su vez, lo quiera vender

a cualquier persona en lo futuro.40

Categorías de color

Hay un famoso cuadro de las castas del México colonial exhibiéndose en el Museo de Historia de

México en el Castillo de Chapultepec. Ha sido el principal responsable de la confusión que ha

privado en torno a los nombres que recibían los descendientes de la mezcla de distintos grupos

raciales. La práctica demuestra que era prácticamente imposible para una persona manejar tal

número de categorías raciales. Quizá fue producto más de la imaginación desbordada del artista que

de ser un ejemplo de la realidad cotidiana.

Algunos términos operaban regionalmente, como fue el caso de jarocho para el actual

estado de Veracruz, designación que inicialmente se asignó al descendiente de negro e india, en 37 ANX. Tomo 1741-1742. 144 f. a 145 v., 24 de marzo de 1742.

38 ANX. Tomo 1713-1719. 588 v. a 589 f., 11 de agosto de 1718.

39 Arcila, I:108.

40 Véase nota 7.25

substitución del pardo, para adquirir una connotación más general extendiéndose a los campesinos

de los alrededores del puerto de Veracruz, luego a sus habitantes y mucho después a todos los

pobladores del actual estado de Veracruz.

La clasificación más objetiva es la que presentan los instrumentos de propiedad, a través de

los archivos notariales. Por lo que se refiere a negros africanos, están señalados los grupos étnicos

siguientes, faltando noticias sobre el origen étnico de 24 a los que únicamente se refiere como

africanos o bien como bozales en los documentos: cafre, carabalí, congo, loango, lora, malagas,

mina, ñame, raiada, tari.

Por negro criollo debe entenderse aquella persona hija de negros africanos preferentemente,

o bien descendiente en dos o más generaciones de aquéllos y que nacía en posesiones españolas.

Los mulatos constituyeron el grupo con mayor diferenciación social, a juzgar por las

categorías manejadas en el archivo: mulato, mulato aindiado, amestizado, anegrado, blanco, claro,

cocho, de color bayo, de color entreverado, de color membrillo, y prieto.

En el último grupo entran los pardos, chinos y morenos. Los pardos eran los descendientes

de indio y negra; se vendió una persona con esta categoría racial el 25 de junio de 1735. Hubo

algunos esclavos orientales en México y probablemente se les llamaba chinos, aunque hay que

aclarar que en Veracruz el concepto se aplica a personas con el pelo ensortijado. Dos esclavas

chinos fueron vendidos, el 6 de febrero de 1736 y el 24 de diciembre de 1738; el otro, hombre, se

vendió el 14 de junio de 1736. El término moreno tiende a utilizarse al final del siglo XVIII,

indicando un mejoramiento en la movilidad social.

Algunas de estas clasificaciones debieron ser un tanto imprecisas para la sociedad de la

época que nos ocupa. Prueba de ello aparece en los registros notariales que se refieren a la misma

persona con distintas clasificaciones. Por ejemplo, a un mulato anegrado se le ubica después como

negro. Una mulata prieta después es descrita como mulata blanca. A un negro africano ñame se le

clasifica como tal y luego como negro atezado.

El tratamiento estadístico de los documentos permite entrever que para el siglo XVIII los

mulatos aventajaron a los restantes grupos de castas vendidos (262 registros). Le siguen los negros

criollos con 177, y los negros africanos con 54 registros. Los negros criollos superan a los mulatos

por escaso margen en la década 1721-1730 y los últimos veinte años de la centuria (1781-1790: 12

negros, 9 mulatos; 1791-1800: 4 negros, 3 mulatos). Salvo esas excepciones, los mulatos

26

dominaron en el comercio. Quizá permita explicar tal fenómeno el hecho de que con la declinación

cada vez más pronunciada del esclavismo, emergieron socialmente los grupos con mayor mezcla

biológica; esto es, a medida que se acerca el fin del periodo colonial, hay menos disponibilidad de

esclavos mulatos que de negros. Empero, hay que advertir que a fines del siglo XVIII decae la

actividad azucarera en la región y esto tuvo efectos en la trata. Es precisamente en los dos últimos

decenios cuando disminuye de una manera sensible el comercio.

A fin de cuentas, lo que determinó el aumento o disminución de las ventas,

independientemente de otros factores (como el retiro parcial de los ingleses del mercado negrero)

fue el aumento y luego disminución de los aportes biológicos más importantes para justificar el

status del esclavo: el negro africano. En efecto, aumenta el número de esclavos negros y las curvas

de la gráfica correspondientes a las restantes castas aumentan; disminuyen, y los efectos son

paralelos, hasta que en un período que cesan (1771-1780), se desploma el número de las castas

esclavas.

La suma total de pesos que se pagaron por negros (incluyendo aquí algunos africanos y

criollos) y mulatos, las dos principales castas desde el punto de vista de la mayoría de los registros,

tenemos:

CASTA REGISTROS PESOS DE ORO COMÚNNegros 231 45,586.50Mulatos 262 50,724.50TOTALES 493 96,310.00

Cuadro 2. Registros y ventas totales en pesos.

El resto de los totales está distribuido en otras castas, como chinos y morenos y una parda.

También hay que consignar que en algunos casos los registros notariales pasan por alto algunas

características como los nombres, la casta, la edad, el precio y algunos otros detalles, por lo que

sólo se incluyen casos completos o con mediana información (por ejemplo, a veces no hay casta,

pero hay nombre).

Analizando los totales de las ventas de las dos principales castas desde el punto de vista

numérico, los negros (incluidos aquí algunos africanos y criollos) y los mulatos, con el criterio

de sumas de precios por grupo de edad (ambos sexos), se presenta el siguiente cuadro:

27

GRUPO DE EDAD NEGROS PESOS1-10 61 9,77111-20 56 9,22621-30 59 14,39831-40 24 5,56441-50 15 3,090TOTALES 215 42,049

Cuadro 3. Ventas de negros por grupos de edad.

Las diferencias de totales de los negros y de los pesos con respecto al penúltimo cuadro anterior,

se derivan de la circunstancia que hay ocasiones en que no se marcan las edades en algunos

casos, eliminándose automáticamente los precios de esos ejemplos, cuestión que no ocurre en el

siguiente cuadro correspondiente a los mulatos.

GRUPO DE EDAD MULATOS PESOS1-10 54 7,31511-20 74 13,855.5021-30 83 18,20531-40 36 8,17641-50 12 2,70851-60 3 465TOTALES 262 50,724.50

Cuadro 4. Ventas de mulatos por grupos de edad.

Como puede colegirse de la lectura comparativa de los dos cuadros anteriores, se vendieron

mayor número de negros en los grupo de edad de 1 a los 10, y de 31 a los 40 años que con respecto

a los mulatos. Por otra parte, no alcanzan a registrarse venta de negros en el grupo de los 51 a los 60

años, pudiendo concluirse dos alternativas: una, o no llegaron a esa edad o dos, no se deshicieron

los dueños de ellos.

Manejando la misma información, pero agregando como norma de tratamiento general el

promedio de edades, precios, y tiempos de posesión en años, nacen los siguientes cuadros.

GRUPO DE EDAD NEGROS EDAD PRECIO TIEMPO POSESION (Años)1-10 61 2.34 160.18 2.92

28

11-20 56 1.65 164.75 2.9721-30 59 25.19 244.03 5.9531-40 24 38.75 231.83 8.6041-50 15 45.47 206.00 10.17

Cuadro 5. Promedio de edades, precios y tiempos de posesión promedio en años por grupos de edad. Negros.

GRUPO DE EDAD MULATOS

EDAD PRECIO TIEMPO POSESION (Años)

1-10 54 2.77 135.46 2.3611-20 74 16.18 187.24 7.1521-30 83 25.66 219.34 6.7131-40 36 36.14 227.11 6.0641-50 12 46.42 225.67 3.5751-60 3 54.67 155.00 7.91

Cuadro 6. Promedio de edades, precios y tiempos de posesión promedio en años grupos de edad. Mulatos.

El precio promedio de los negros fue mayor que el de los mulatos, a excepción de los 11 a

los 20 años, como puede verse en las columnas respectivas. Fue mayor el tiempo de posesión de un

esclavo negro en la niñez y de los 31 a los 50 años que el de un mulato, pero fue más grande el de

un mulato en la juventud (11 a los 20 años).

Los negros fueron de mayor estimación que los mulatos, y en consecuencia, mejor

cotizados. Prueba lo anterior una carta escrita el 25 de septiembre de 1776 en Veracruz donde se

puede leer: "Señor Don Phelipe Santiago Basterra. Amigo de mi mayor estimación. Recibí la de

Vuestra Merced de 21 del que corre; y celebrando en primer lugar su buena salud y la de mi

estimado Aguirre, paso a decir a Vuestra Merced que si el Mulato es de buena salud y no se le

conoce defecto alguno, siempre que éste haya tenido manejo de caballo, y se sujete a servirme de

Cochero, dará Vuestra Merced por él 200 pesos pues los 10 más que pide su amo, es temeridad,

pues la clase de Negros ha sido siempre de más valor, y en esta semana he comprado uno al Guarda

Mayor [de San Juan de Ulúa] en 200 pesos, libre de Escritura y Alcabala; y así, siempre que el

Mulato se sujete a lo dicho de Vuestra Merced los 200 pesos y sujeto, que todos los días viene gente

de ese pueblo, remítamelo Vuestra Merced, y avíseme a quien debo entregar en esta ciudad el

29

dinero, o si lo quiere en ese Pueblo [de Xalapa]".41 En término generales, posiblemente el mulato

era más belicoso, desobediente y de difícil control que el negro criollo, lo que influía en su menor

precio respecto de aquél.

El criterio del sexo nos ayuda a entender el factor económico y la actitud social hacia las

mujeres en términos de su capacidad reproductiva y de su preferencia, respectivamente, en el

contexto del esclavismo.

Si duplicamos el cuadro 5 e insertamos el criterio del sexo, notaremos varias cosas

sorprendentes.

GRUPO DE EDAD REGISTROS

EDAD PRECIO TIEMPO POSESIÓN

Negras 1-10Negros 1-10

3526

1.892.94

197.40110.08

3.432.23

Negras 11-20Negros 11-20

3634

15.5816.44

209.31145.54

5.264.45

Negras 21-30Negros 21-30

3227

24.9125.52

250.88235.93

6.954.75

Negras 31-40 Negros 31-40

168

39.1937.88

222.12251.25

3.7618.28

Negras 41-50Negros 41-50

87

44.5046.57

180.00235.71

8.7211.02

Cuadro 7. Promedio de edades, precios y tiempos de posesiónpor grupos de edad y sexo. Negros.

Lo que destaca a simple vista es el hecho de que fue mayor la venta de negras que de

negros. Frente al empleo del hombre en tareas productivas, la mujer también participó en la

economía pero le llevó ventaja en las preferencias, por su carácter reproductivo que aportaba

nuevos esclavos.

Otra lectura que podemos obtener de los datos estadísticos se refiere a que la edad promedio

de las negras fue mucho menor que la de los negros, a pesar de que cuantitativamente es mayor el

grupo femenino.

Además, que los precios de las mujeres, a excepción de los grupos de edad mayor a los 31

años, eran sensiblemente más altos que los de los hombres. Y finalmente, que el tiempo de posesión

de sus dueños también fue mayor que en el hombre, con la citada excepción del grupo de edad

41 ANX. Tomo 1776-1777. 181 f.30

superior a los 31 años. A este respecto hay que agregar el hecho conocido que en muchas ocasiones

las negras amamantaban a los hijos de sus amos. En un documento de la Inquisición

correspondiente a 1630, los dueños utilizan como justificante para no vender a una negra africana

de tierra de Angola llamada Isabel, el hecho de que estaba criando a los hijos de los dueños en

México, "la que nos sirve, cría y ha criado a nuestros hijos pequeños con quien están hechos y

aquerenciados y cuya falta les será de mucho perjuicio. Y porque siendo la causa de mandársenos la

vendamos el decir que habla por el pecho". Isabel tenía facultades de ventrílocua, lo que

escandalizó a la Inquisición en México ordenándoles a sus dueños que la vendieran en cualquier

parte, menos en Puebla y la Nueva Veracruz, quizá para que no cundiera el mal ejemplo de sus

facultades consistentes en hablar por el pecho.42

GRUPO DE EDAD REGISTROS

EDAD PRECIO TIEMPO POSESIÓN

Mulatas 1-10Mulatos 1-10

2430

2.886.88

138.75132.83

2.562.20

Mulatas 11-20Mulatos 11-20

4628

16.9116.71

194.99174.50

7.256.98

Mulatas 21-30 Mulatos 21-30

4934

26.2424.82

212.31229.47

5.129.00

Mulatas 31-40Mulatos 31-40

2313

36.3535.77

183.30304.62

4.219.34

Mulatas 41-50Mulatos 41-50

93

46.4446.33

208.00278.67

4.45.92

Mulatas 51-60 3 54.67 155.00 7.91

Cuadro 8. Promedio de edades, precios y tiempos de posesión por grupos de edad y sexo. Mulatos.

La relación que guardan entre sí los diferentes grupos de edad en el promedio de edad en las

ventas de los mulatos, es ligeramente más amplia que en el caso de los negros, a excepción de los

11 a los 30 años cuyo margen es estrecho. Otra diferencia relevante es que el precio promedio de

los hombres es más alto que el de las mujeres, en especial en los grupos que van de los 21 años a los

50 años, con respecto al de los negros. No hay parámetros masculinos en el grupo de más de 51

años.

El promedio de tiempo de posesión en años presenta mayores consistencias en el caso de los

42 Genaro García, p. 60.31

varones que de las mujeres, en los grupos de los 21 años a los 40 años de edad.

Todos los cuadros presentan parámetros promedio en relación al precio que alcanzan las

castas según el sexo y la edad para todo el siglo XVIII. Así, por ejemplo, el cuadro 8 nos muestra

que el precio de una mulata de 46 años era de 208 pesos, en comparación con una de 17 años que se

vendió en 195 pesos, aproximadamente. En relación a los varones, el precio más alto que

alcanzaban era a los 35 años, con 304 pesos.

Otro factor económico de singular importancia que determinó el flujo y precio de esclavos a

grandes intervalos de años, fue la agro industria del azúcar, con sus aumentos o disminución de

precios que influyeron decisivamente en la demanda y oferta de esclavos, respectivamente. Cuando

el azúcar alcanzó buenos precios en el mercado, las haciendas vivieron una situación de bonanza;

por el contrario, al disminuir aquéllos, hizo llevar al endeudamiento y a la quiebra a muchas

haciendas, las que no pudieron pagar los capitales prestados por la iglesia, a través de los llamados

censos y obligaciones.

En su periodo de expansión productiva, se llegaban a comprar más tierras o bien a alquilar

terrenos a los comunes de indios de los pueblos aledaños.

Xalapa recibió influencia de la actividad negrera inglesa del Asiento emplazado en el puerto

de Veracruz. En todo el siglo se venden 54 esclavos africanos en su alcaldía y es precisamente en la

década 1731-1740 cuando mayor número de ellos (13) se registran. Los factores en Veracruz

fueron Luis Haiz, Guillermo Butler y Enrique Spencer.

Juan de Ávila, Diputado del Asiento, informó al rey que los ingleses, desde el 6 de abril de

1716 hasta el 27 de julio de 1733, habían metido por Veracruz 2,049 piezas de Indias (esclavos),

más un octavo de pieza, en 2,212 cabezas de ambos sexos. Estos números coinciden con los

informes que los factores David Findlay y William Butler remitieron a la Compañía del Mar del Sur

dando a conocer que el número de negros que habían sido introducidos por Veracruz de 1715 a

1736 se elevaba a 2,449 cabezas.43

Veracruz tuvo el privilegio desde inicios de la colonización española en México, de que

llegaran al puerto el comercio de los esclavos negros, además de Cartagena de Indias44

El asiento con Inglaterra señala el fin de la introducción masiva de negros a México. El

43    ? Aguirre Beltrán, 1989, p. 79.

44 Thomas, p. 162.32

número de esclavos introducidos por la Compañía del Mar del Sur a Nueva España es significativo.

México, que durante los siglos XVI y XVII había sido uno de los mejores, si no el mejor de todos

los mercados coloniales de mercancía humana, había dejado de absorber negros a favor de un

aumento considerable de su población, catalogada como castas.45

En lo que se refiere a nuestro último grupo, su número fue muy pobre (11), destacando algo

muy importante: a pesar de que los pardos constituían un núcleo de población numeroso en la

zona,46 para la época a que nos estamos refiriendo. De donde se infiere que el negro, a pesar de las

prohibiciones reales, se apareó frecuentemente con mujeres indígenas a fin de librar a su

descendencia del signo de la esclavitud (debe recordarse que en la América Hispana la esclavitud

estaba ligada a la vía materna). Esto es, mujeres esclavas procreaban hijos esclavos. De ahí que la

hipergamia fuera una práctica generalizada en los esclavos negros. De hecho, la única esclava parda

vendida de que se tiene noticia no era originaria de la jurisdicción sino del Partido de Santa Ana

Chautempan, de la provincia de Tlaxcala.47

Los españoles residentes en Xalapa el año de 1792 eran en número de 111, según Brading.48

Constituyeron, pues, una minoría frente a la población de origen africano. Su fuente es el Padrón de

Xalapa de Vicente Nieto.

45    ? Op. cit. p. 85.

46    ? En un amplio análisis demográfico de Patrick Carroll sobre los dos Padrones que levantó Vicente Nieto en Xalapa el año de 1791, indica que de 757 pardos numerados, 455 vivían en los ranchos, haciendas, trapiches e ingenios, en contraste con sólo 91 mulatos y 15 negros. De los registrados en los pueblos más pequeños de la jurisdicción de Xalapa, 113 eran pardos, 29 mulatos y solamente un negro. Finalmente, en la villa de Xalapa había 189 pardos, 145 mulatos y solamente un negro, de donde se concluye que el mayor número de pardos residía en las áreas rurales, en pueblos como Ayahualulco, Cerro Gordo, Coatepec, Estanzuela, Las Vigas, Naolinco, Plan del Río, y Xicochimalco (p. 114). El autor llega a la conclusión siguiente: "a causa de la clara mayoría de pardos sobre mulatos es evidente que el agente mayor de disolución o mezcla de la sangre africana en la regón jalapeña fue el indio" (p. 123).

47    ? ANX. Tomo 1733-1735. 676 v. a 678 f., 25 de junio de 1735.

48    ? David A. Brading, 1973:134.33

CAPÍTULO 3

LA HACIENDA EN EL COMERCIO DE ESCLAVOS

Los esclavos fueron llamados a desempeñar, especialmente, tareas agrícolas. Aunque es posible que

estuvieran ligados a algún oficio -gracias a la implicación de los amos- como el de la panadería, la

sastrería, o cualquier otro de carácter urbano, deben haber sido sólo excepciones.

El corte y acarreo de leña; la roza de terrenos; la siembra, escarda y cosecha del maíz, frijol

y otros productos; la ganadería; la apertura de zanjas y obras de mejoramiento de instalaciones

agrícolas, y el cultivo e industrialización de la caña de azúcar, entre otras, fueron actividades

ampliamente llevadas a cabo por los esclavos.

En las haciendas azucareras privó especialmente la mano de obra negra. En las grandes,

existía una verdadera división del trabajo que descansaba en el grado de aculturación, destreza,

edad, sexo y confianza depositada en los esclavos. La hacienda los encerró en la cárcel abierta, pero

les confirió, así mismo, seguridad ante las hambrunas e identificación social en el pequeño universo

en que se desenvolvían.

Al igual que en las plantaciones norteamericanas, el mercado de la plantación consistía

principalmente en una demanda de ropa barata para los esclavos y de unos aperos agrícolas de baja

calidad para el uso y el abuso de los esclavos.49

La hacienda fue el principal consumidor de esclavos, y según algunos autores, la esperanza

de vida no llegaba más allá de los 7 años de residencia, por lo que tenían que ser renovados

constantemente. Como ya está anotada en los registros del Archivo Notarial de Xalapa para el siglo

XVIII las compras masivas en las plantaciones ocurrían cuando cambiaba de dueño la propiedad

territorial. Sin embargo, en el período de estabilidad económica de la hacienda, la demanda

disminuía ya que la hacienda procuraba resolver sus necesidades por medio del nacimiento de más

seres. Incluso favoreció el matrimonio entre sus esclavos y quizá solapó veladamente algunos

patrones culturales africanos, como la poligamia, para su beneficio económico. De aquellos que no

habían nacido en la hacienda, se procuraba comprar a los que ya tenían alguna experiencia agrícola

y que no desconocían la actividad azucarera. Varios esclavos residentes en el área de Córdoba, por

49    ? Genovese, p. 27.34

ejemplo, pasaron a engrosar las filas de la población trabajadora de un ingenio de Xalapa, por

medio de una venta masiva.

Resulta sintomático que cuando la situación económica de la hacienda empeora, ésta vende

a sus esclavos más jóvenes hasta ir llegando progresivamente al estrato de edades mayormente

productivas (que se situaron entre los 17 y 35 años). Por lo general se desconocen ventas de

ancianos, pues al igual que en otros sectores de dueños, lo común fue otorgarles la libertad "por los

muchos favores, amor, servicios y fidelidad" que han presentado a los amos, como rezan las

escrituras de la época; empero, bajo esta cobertura cristiana una poderosa motivación lo fue la

improductividad y enfermedad de los viejos. Por ello, la libertad (en muchos casos) se tradujo en

una piadosa evasión de costear alimentos, vestido, medicinas y funerales a seres que bajo la

condición de sujetos a cautiverio y servidumbre, tuvieron que haber resuelto los propietarios.

Libres, debían procurar por sí mismos la solución a las necesidades que la vida les iba planteando.

El auge de la actividad esclavista en la región de Xalapa coincide con el de la azucarera; su

declinación, con el descenso de ésta. Y aunque la venta de esclavos no depende estrictamente de los

ingenios y trapiches azucareros, sí es condicionada en gran forma por ellos.

El azúcar

El trabajo del negro en trapiches e ingenios de producción azucarera se da principalmente en zonas

calientes de los estados de Morelos y Veracruz; esto nos ilustra lo que significó en el esquema

productivo colonial esa fuerza de trabajo concentrada en torno a un monocultivo de altos

rendimientos; la venta de azúcar, que fue un cultivo comercial de gran demanda en el mercado

internacional, a la vez que su producción exigía altas inversiones, dio ganancias enormes. Esas

riquezas se traducían en una forma de vida fastuosa de los propietarios de ingenios, que se

manifestó con la construcción de grandes haciendas donde la sacarocracia reinaba sobre los

esclavos y la servidumbre, y todo ello se sustentó en el trabajo esclavo de esos negros traídos en los

barcos, comprados en los mercados de Xalapa o de la capital, sometidos a un cautiverio sombrío

desde el cual fueron testigos y factor contribuyente de las riquezas de la Nueva España.50

Para García Bustamante, en Xalapa los centros azucareros alcanzaron su máximo desarrollo

cualitativo y cuantitativo durante la primera mitad del siglo XVII. Constituidos en su gran mayoría

50    ? Martínez Montiel, 1993, p. 144.35

a fines del siglo XVI, debido a la confluencia de los factores anteriormente descritos, los ingenios y

trapiches de la provincia estructuraron definitivamente sus plantas productivas, consolidaron la

posesión de la tierra y del agua, conformaron sus esclavonías de acuerdo con la mano de obra

africana proporcionada por los asentistas portugueses y lograron los niveles más altos en el buen

manejo de sus haciendas.51

Durante la etapa colonial, la jurisdicción de Xalapa albergaba zonas de varios climas y

suelos. Hacia todos los puntos cardinales, con excepción del oeste, se extienden terrenos cálidos

apropiados para la explotación de la caña de azúcar. El origen del trabajo azucarero se remonta al

siglo XVI, con el inicio de actividades agrícolas comerciales en la Nueva España.

Para el siglo XVIII, algunos latifundios vivieron un periodo de fragmentación territorial,

surgiendo pequeñas explotaciones a cargo de familias avecindadas en Xalapa y Naolinco.

Los dueños de ingenios y trapiches ocupaban posiciones sociales altas. Algunos de ellos

piden información de hidalguía a España, para fincar más sus privilegios y limpieza de sangre.

Hacen postura a los diezmos de Xalapa y pueblos de su comarca, intervienen en la política local

desempeñando puestos públicos o aspirando a ellos, ocupan cargos de prestigio religioso como las

mayordomías y asociaciones de la iglesia, poseen tiendas y en parte son banqueros en pequeña

escala. Al mismo tiempo que productores de azúcar, panela y mieles, son acaparadores de los

productos, ya que lo comercian y distribuyen para el consumo local. Como los esclavos están

estrechamente vinculados con su actividad económica, intervienen en la trata regional. Debido a

que la actividad ganadera es complementaria en algunas haciendas azucareras, algunos hacendados

abastecieron de carne al pueblo de Xalapa.

La empresa azucarera demandó importantes capitales. La fuente principal de financiamiento

era el censo, el cual en sus inicios se manejó como una manera personal de constituirse en

bienhechor de la iglesia, al no disponer de dinero líquido y se gravara los ingresos de una o varias

haciendas, con una renta anual en favor de una iglesia o de un convento. A este gravamen sobre la

propiedad, generalmente perpetuo –aun que a veces se especificaba que podía redimirse a voluntad

del donante- se le dio el nombre de censo, y era gravable al interés del 5 por ciento de un capital no

invertido y no exigible que dependía del beneficiario. Con el transcurso del tiempo y debido a la

ausencia de instituciones de crédito gubernamentales y a las prohibiciones de prestar dinero con

51    ? cit. por Martínez Montiel, 1993, p. 145.36

usura, el censo evolucionó en tal forma que vino a ser en realidad un préstamo protegido por una

hipoteca.52

A fines del siglo XVIII aparecen con mayor frecuencia las sociedades y la fundación de

compañías. En los protocolos notariales se advierten las condiciones que prevalecieron: vivir en la

hacienda una parte del año, llevar un libro de cuentas mensual firmado por los socios, dirigir y

vigilar los trabajos de la mano de obra, efectuar trabajos de mantenimiento a las instalaciones (casa

de calderas, trojes) e instrumentos con cargo a los gastos de la hacienda, solicitar préstamos a

nombre propio y del socio, con facultades para hipotecar la hacienda, trapiche, campos cultivados,

instrumentos y esclavos, y repartir las utilidades al fin de la compañía, entre otros aspectos.

No se conoce a la fecha ningún archivo de hacienda, pues en la época revolucionaria (1910

en adelante), muchos herederos de las haciendas azucareras coloniales, los destruyeron cuando se

percataron que había información en los registros sobre los esclavos, mismos que les infundió

miedo de que se conociera en el calor de las reivindaciones revolucionarias por la tierra. De todos

modos, las haciendas perdieron gran parte de su territorio al constituirse ejidos sobre la extensión.

El aumento de la demanda interna de azúcar correspondió a un aumento de la demanda

exterior, ya que el mercado mundial del azúcar se encontraba en plena fase de expansión. El

aumento de la demanda exterior provocó, a su vez, una alza constante del precio del azúcar a nivel

mundial desde 1540 hasta 1600. Esta situación favorecía a la Nueva España que, aunque nunca fue

gran exportadora de azúcar, remitía una parte de su producción, principalmente la procedente de la

costa del Golfo, al mercado internacional.53

Para García Bustamante, los elevados precios del azúcar, los cuales seguían una tendencia

alcista a nivel mundial, respaldaban económicamente gran parte de la costosa inversión que

implicaba la producción y beneficio de la caña. A esto se agregó la utilización del azúcar como

valor de cambio. Tal posibilidad facilitó la adquisición de mano de obra esclava y de insumos, así

como la cancelación de salarios y el pago de contratos por servicios especializados, sin tener que

recurrir al dinero líquido.54

En las grandes haciendas azucareras existió una verdadera división del trabajo que

52    ? Florescano. p. 166-167.

53    ? Wobeser, 1988, p. 65.

54    ? García Bustamante, p. 156.37

descansaba en el grado de aculturación, destreza, edad, sexo y confianza depositada en los esclavos.

Las principales haciendas azucareras de las que se tiene noticia en la Jurisdicción de Xalapa

fueron El Ingenio Chico, El Ingenio Grande o Ingenio de la Santísima Trinidad, El Lencero,

Mahuixtlán, Mastatlan, Nuestra Señora de la Limpia Concepción, Nuestra Señora de los Remedios,

alias Pacho, San Juan Bautista Tuzamapa, San Miguel Almolonga, San Pedro Buenavista, alias La

Orduña, Soncuantla, Tenampa. De Tuzamapa quedó para la posteridad una estampa pictórica en el

Museo Nacional de Historia, firmada por Rugendas cuando la visitó: era un trapiche azucarero en

1833.

Por lo general eran muy altos los gastos alimenticios que gravaban la economía de la

hacienda. Debido a ello, en ocasiones los hacendados tomaron alternativas que se desviaban de la

norma legal de la esclavitud, en el sentido de que tuvieron que adoptar medidas de dotar a los

esclavos de pequeñas porciones de tierra, para que cultivaran las plantas requeridas para la

alimentación. La dieta de los esclavos era adecuada, ya que la hacienda contaba con ganado y se les

suministraba carne para alimentarse en ocasiones festivas. En la hacienda de Orduña se les permitía

a los esclavos realizar sembradíos de maíz y frijol, e inclusive poseer algunas cabezas de ganado, ya

que el dueño asignaba pequeñas porciones de terreno propias de la hacienda; secundariamente, la

medida llevó a crear un sentimiento de apego a la hacienda y amor a la tierra.

Pese a los problemas originados por la ineficiencia de la mano de obra y por el sistema

crediticio, las plantaciones, teóricamente, hubieran debido contar por lo menos con una producción

de plantas alimenticias. Por otro lado, los plantadores deseaban cosechar la suficiente cantidad de

cereales para alimentar a la gente de la plantación; por otra parte, debían guardarse mucho de no

producir cantidades excedentarias por cuanto se hubiera producido un gran despilfarro, con lo cual

la operación hubiera resultado demasiado onerosa.55

Se han registrado frecuentes crisis agrícolas a partir del siglo XVI, en los años 1538, 1543-

1544, 1563-1564, 1573 y 1579-1581, generalmente acompañadas por terribles epidemias que

multiplicaron los efectos de la crisis y diezmaron la población indígena. En el siglo XVII dos crisis

memorables, las de 1624 y 1692, estuvieron vinculadas a motines y alborotos populares que

amenazaron la estabilidad de la colonia. En el siglo XVIII se han registrado la presencia de ocho

ciclos agrícolas cuyas puntas corresponden al mismo número de crisis, las de 1724-1725, 1730-

55    ? Genovese, p. 130.38

1731, 1740-1741, 1749-1750, 1759-1760, 1771-1772, 1780-1781 y 1785-1786. Todas ellas fueron

desencadenadas por la intervención de uno o más fenómenos meteorológicos (sequías y heladas,

principalmente) que destruyeron parcial o totalmente las siembras de maíz y generaron la escasez,

la carestía y el hambre. Pero las más terribles por su intensidad, por el territorio que abarcaron y por

los efectos que provocaron, fueron las de 1749-1750 y 1785-1786.56

Los campos en que se cultivaba la caña recibían el nombre de "suertes", advocadas a

algunos santos; sus medidas eran variables yendo de un área mínima de 1,614.90 metros cuadrados

a una máxima de 5,000,00 metros cuadrados. El valor promedio de los campos cultivados era de

mil pesos la hectárea en 1788.57

El ingenio más importante de la región fue Pacho. La zafra de 1713 produjo 984 carros. La

"suerte" de San José aportó 168 carros a la molienda en tanto que la menor fue San Nicolás, con 50

carros.58

La mejor información histórica disponible de haciendas azucareras veracruzanas en la

actualidad es la que se refiere a Córdoba. Gracias a un censo levantado en 1788 puede conocerse la

composición de la población, los patrones matrimoniales, la integración de la familia, el número de

esclavos que vivían en ranchos y haciendas, la distribución de la propiedad de la tierra por casta y

otros factores.

La jurisdicción de la villa de Córdoba tenía 16 haciendas azucareras en 1788, incluido en

este número el trapiche de Tospa.

El 79.10 % de la tierra de los ranchos era detentada por europeos o descendientes de ellos;

sólo el 8.95 % de la misma era controlada por sus poseedores originales, los indios. El resto, 11.95

% era aprovechada por población de origen africano, que había alcanzado la condición de libertad.

Este último caso muestra movilidad social ascendente para finalizar el siglo XVIII en la

Jurisdicción de Córdoba.

La hacienda fue el principal consumidor de esclavos, y se estima que la esperanza de vida

en ella no rebasaba el promedio de los 7 años de residencia, por lo que tenían que ser renovados

constantemente los individuos.

56    ? Florescano, p. 105.

57    ? ANX, 1788, 26 vuelta a 27 vuelta, 30 frente a 31 vuelta, 14 de febrero de 1788.

58    ? ANX, 1713-1719, 53 frente a 67 frente, 27 de enero de 1713.39

CAPÍTULO 4

POBLACION RURAL EN CÓRDOBA

El 26 de octubre de 1788 tuvo lugar un censo de la población en todos los ranchos y haciendas de la

villa de Córdoba y lleva por título “Padrón general de los ranchos y haciendas de esta jurisdicción,

con distinción de los individuos que existen en ellos y sus alrededores". Contiene 54 fojas útiles sin

numerar.

La demografía colonial ha logrado importantes contribuciones en lo que toca a datos

urbanos, pues se poseen noticias más o menos completas. En cambio, escasea la información al

nivel de la población rural, lo que resulta paradójico al tomar en cuenta que ésta era mayoritaria,

respecto a los asentamientos citadinos. Por eso, estimamos que el Patrón ilustra de manera cabal -

con todas las limitaciones que posee un censo- la distribución de las personas en ranchos y

haciendas de una zona sobre la cual no disponemos de abundantes materiales publicados, y que se

caracterizó por su enorme potencial agrícola, especialmente en la producción de azúcar, mieles y

alcohol.

Desafortunadamente, el Padrón no es todo lo completo que podría desearse, ya que carece

de datos relacionados con la edad en la inmensa mayoría de los registros. Otra deficiencia desde su

origen estriba en que no se indican las ocupaciones de las personas, salvo unos contados ejemplos.

Por otra parte, a excepción de las haciendas y un trapiche, desconocemos la actividad económica de

los ranchos; esto es, no sabemos si se trata de un rancho agrícola, ganadero, o bien de una

combinación de ambas.

REGION GEOGRAFICA RANCHOS HACIENDAS

40

1) Departamento del Palotar 152) Margen izquierdo del río Seco para Tecama 53) Sábana Larga 64) Acatengo 35) Chocamán 36) Rincón de Neria 27) Monte Blanco 48) Acatengo hacia la Villa 59) Cosaltepeque 410) Cinco Encinos 1211) Cerro de Cosaltepeque 512) Barranca Honda 113) Río Toribio 314) Barreal 215) Monte Salas 216) Monte Blanco 517) Cerro de Tuerta 318) Cerro del Gallego 11*19) Rincón de Tospa 120) Villa Abajo 1 221) Desde la Garita hasta la Barranca de Villegas 922) Barranca de Villegas 7 323) Camino Real 6 1**24) Junta del Río Seco 12*** 325) Margen derecha del Río Seco hasta el Cerro de la Calería 5***26) Totutla 527) Venta Parada 5 428) Contadero 3*** 129) Amatlán 1 230) Cuichapa 8T O T A L E S 154 18* Se incluyen 2 ranchos abandonados.** Trapiche.*** Se incluye un rancho abandonado. La cifra real total es la de 149 ranchos. 17 haciendas y 1 trapiche azucarero.

CUADRO 1Ranchos y haciendas

Como se aprecia por lo anteriormente asentado, la jurisdicción de la Villa de Córdoba estaba

dividida en 30 regiones geográficas según el criterio de la época; se ha omitido el nombre del

rancho pues aunque el original lo consigna, ocuparía muchas páginas hacerlo en este trabajo; sólo se

41

dirá que la identificación de los ranchos era de acuerdo con el nombre de pila o el apellido del

propietario. En la mayoría de los casos residía en su explotación; caso contrario el de las haciendas

quienes son representadas por mayordomos.

Los ranchos demuestran una ocupación extensa de la tierra, a pesar de que 5 estaban

abandonados. El Padrón no contiene datos sobre la superficie de ellos ni de las haciendas. Sin

embargo, por otros medios se sabe que el tamaño de los ranchos variaba desde un cuarto de

caballería hasta dos y media caballerías, siendo elevado el número que contaba con media

caballería, que venía siendo un standard de la época. (Archivo Municipal de Córdoba, volumen 24,

fojas 98 a 105, 1749-1756).

Suponemos que los cultivos tradicionales a base del frijol, maíz y calabaza hayan sido la

actividad primordial en la mayoría de casos. No se puede descartar que muchos hubieran tenido

tabaco. En algunos, especialmente los vecinos a las haciendas, seguramente había caña de azúcar

con la que alimentaban las moliendas de los ingenios. Muy pocos estaban dedicados a las

actividades pecuarias y suministraban carne y manteca para el consumo de los habitantes de

Córdoba, además de los cueros para la fabricación de calzado.

La ganadería era práctica común entre los hacendados azucareros, pues procuraban que las

posesiones contaran con animales de tiro y reservas de alimentos en pie, disponibles en cualquier

momento; las sequías y las catástrofes agrícolas no tenían los grandes efectos que presentaban las

ciudades pues ante la escasez en éstas, la hacienda contaba con reservas estratégicas que la convertía

en refugio eficaz contra la hambruna, en las crisis económicas.

La porción oriental de la villa fue pródiga en explotaciones azucareras. Dependieron del

trabajo esclavo para sostener su productividad, entre otras causas por el bajo desarrollo de la

tecnología española. De ahí que la presencia de esclavos, a falta de otra indicación. sirva para

determinar la actividad económica de la hacienda. Sólo 2 de ellas, San Nicolás (que no registró un

solo esclavo) y Monte Blanco (que anotó tres esclavos) no tuvieron relación con el azúcar, siendo

las únicas excepciones a la norma regional; posiblemente eran ganaderas. De las 16 haciendas

azucareras (incluido el trapiche de San José de Buena Vista), sólo la de Tospa estaba en la parte

norte; el resto se situaba en el oriente.

Córdoba fue y sigue siendo una zona dedicada especialmente al monocultivo de la

gramínea. Presenta condiciones geográficas favorables: altitud, clima, humedad ambiental,

42

abundancia de fuentes de agua (río Seco, río Blanco, diversos manantiales) que se han canalizado

para riego; cercanía a centros comerciales nacionales como los de Puebla y México y salida al

extranjero por el puerto de Veracruz, además de una importante red de comunicaciones terrestres

que enlaza a la Cuenca del Papaloapan con el sureste y Oaxaca. Es más, ocupa un primer plano en

el aspecto agrícola ya que de los 65 ingenios distribuidos en todo el país, 8 están en la región, y uno

de ellos, El Potrero, ocupa el primer lugar en la producción de azúcar en México y con el más alto

rendimiento en sacarosa. En suma, posee una faja climática excelente para el cultivo e

industrialización de la caña, con importante infraestructura económica. Por ello, no es extraño que

tal actividad no haya sido abandonada desde su introducción en las postrimerías del siglo XVII, a

pesar de la competencia que significó el cafeto a principios del siglo XIX.

Población59

La jurisdicción contenía una población rural de 3,612 habitantes, de los cuales el 39.98%

eran españoles, castizos y mestizos. El resto de las castas, 60.02% estaban distribuidas entre indios,

mulatos, pardos, negros, libres y esclavos. En las dos últimas categorías puede tratarse de negros,

mulatos y pardos, pues no se dan mayores referencias. Llama la atención el porcentaje tan alto de

población de origen europeo, respecto a lo que acontecía en otras regiones de la Nueva España,

donde el elemento ibérico representaba una minoría.

Las castas reflejan desigualdad en su conformación. Así en términos porcentuales, los indios

ocupaban el 16.86, los pardos el 4.65, los mulatos el 2.74 y los negros el .53. Destaca la

circunstancia que los esclavos constituían el grupo mayoritario pues representaban el 35.02 del

total; casi duplican a los españoles y a los mestizos. No podía ser de otra manera, pues como se

sabe, la producción del azúcar dependió de la mano de obra esclava, aún en esta época que hay una

mayor participación de mestizos. Por otra parte, es sintomático que no hay un solo esclavo que viva

59 Se ha respetado el criterio del censador en lo que hace a los términos con que designa las diferentes castas. Para el

siglo XVIII al menos, en Córdoba estaban reconocidas las siguientes: a) españoles; b) castizos (hijos de españoles,

nacidos en la Nueva España); c) mestizos (hijos de españoles e india o española e indio, éste último caso menos

frecuente); d)indios; e) mulatos (hijo de español y negra o de negro y española, menos frecuente); f) pardos (hijos de

negro e india o de indio y negra); g) negros (incluidos indistintamente los africanos y los hijos de éstos).

43

en ranchos; todos eran concentrados en las haciendas.

Se ha respetado el criterio del censador en lo que hace a los términos con que designa las

diferentes castas. Para el siglo XVIII al menos, en Córdoba estaban reconocidas las siguientes: a)

españoles; b) castizos (hijos de españoles, nacidos en la Nueva España); c) mestizos (hijos de

español e india o española e indio, éste último caso menos frecuente); d) indios, e) mulatos (hijo de

español y negra o de negro y española, menos frecuente); f) pardos (hijos de negro e india o de

indio y negra), g) negros (incluidos indistintamente los africanos y los hijos de éstos).

A nivel global, la población de los ranchos era ligeramente inferior a la contenida en las

haciendas. La mayoría de ellos son identificados por el nombre de su propietario y en muy pocos

casos por algún accidente geográfico. Las diferentes características de los 149 son consignadas en el

cuadro 2.

CASTA TOTAL HOMBRES MUJERES FAMILIAS SOLTEROS

VIUDOS

Españoles 565 281 284 77 23 35Castizos 22 14 8 4 3 1Mestizos 564 290 274 82 70 29Indios 405 221 184 65 31 20Mulatos 27 17 10 1 6 2Pardos 90 54 36 13 8 4Negros 12 5 7 1 0 1TOTAL 1,685 882 803 243 141 92

CUADRO 2DISTRIBUCIÓN DE LA POBLACIÓN EN 149 RANCHOS

A pesar de estar en desventaja numérica, las haciendas alojaban mayor número de personas

por su extensión territorial respecto a los ranchos.

CASTA TOTAL HOMBRES MUJERES FAMILIAS SOLTEROS

VIUDOS

Españoles 141 81 60 18 18 9Castizos 1 0 1 0 0 0Mestizos 151 76 75 22 5 5Indios 204 95 109 48 1 1Mulatos 72 40 32 11 5 6Pardos 78 42 36 14 3 6Negros 7 5 2 1 1 0

44

Libres 8 3 5 0 0 0Esclavos 1,265 643 622 161 136 134TOTALES 1,927 985 942 275 169 161

CUADRO 3DISTRIBUCION DE LA POBLACION EN LAS HACIENDAS

Se excluyen los solteros y viudos. Cuando las uniones son entre castas diferentes se clasifica

a la descendencia en el grupo del padre. Cuarenta y cinco indios estaban fugados de las

haciendas; su número no se tomó en consideración en los parciales y totales. Equivale a

decir que más del 20 % de la fuerza de trabajo indígena se ausentaba de la posesión,

causándole trastornos al dueño; las fugas no sólo eran individuales sino en ocasiones

familias completas se iban, abandonando las labores.

Demográficamente, las haciendas de mayor importancia eran El Potrero, Guadalupe, La

Concepción, Ojo de Agua Grande, Ojo de Agua Chico, Santa Ana y Cacahuatal, con más de

100 habitantes cada una.

NOMBRE POBLACION

ESCLAVOS TOTAL

Número PorcientoMonte Blanco 147 3 .02 150Tospa 10 57 85.07 67San José Zacatepec 33 49 59.76 82San José de Tapia 60 66 52.38 126San Miguelito 23 29 55.77 52La Peñuela 3 20 86.96 23San José de Gracia 10 45 81.82 55Trapiche de San José Buena Vista 28 7 20.00 35Santa Ana 47 67 58.77 114Ojo de Agua Grande 7 118 94.40 125Ojo de Agua Chico 23 92 80.00 115

45

La concepción 40 106 72.60 146San Antonio 32 66 67.35 98Cacahuatal 41 61 59.80 102El Rosario 25 56 69.13 81El Potrero 46 277 85.76 323Guadalupe 45 146 76.44 191San Nicolás 42 0 0 42TOTALES 662 1,265 65.65 1,927

CUADRO 4POBLACION EN LAS HACIENDAS

CASTA TOTAL HOMBRES

MUJERES

FAMILIAS

SOLTEROS

VIUDOS PORCIENTO

Españoles 706 362 344 95 41 44 19.55Castizos 23 13 9 4 3 1 .64Mestizos 715 366 349 104 75 34 19.79Indios 609 316 293 113 32 21 16.86Mulatos 99 57 42 12 11 8 2.74Pardos 168 96 72 27 11 10 4.65Negros 19 10 9 2 1 1 .53Libres 8 3 5 0 0 0 .22Esclavos 1,265 643 622 161 136 134 35.02TOTALES 3,612 1,867 1,745 518 310 253 100.00

CUADRO 5.POBLACION EN RANCHOS Y HACIENDAS

Patrones matrimoniales

El análisis de los 660 matrimonios registrados en el Padrón de 1788, arroja las siguientes luces en lo

que se refiere a la endogamia de las castas. No todos los grupos sociales ofrecían similares

condiciones para elegir cónyuges dentro del mismo estrato; por el contrario, hay diferencias.

Consecuentemente, tampoco se da el mismo comportamiento para seleccionar pareja fuera de la

casta a que se pertenece. La endogamia más estricta aparece en los grupos considerados de mayor

infamia en la sociedad colonial. Por ejemplo, todos los libres que recientemente habían abandonado

su condición de esclavos, se casaron entre ellos. A excepción de un matrimonio con una india, todos

los esclavos se casaron entre sí. 93.38% de los indios casaron con personas de su misma casta;

siguen los españoles en un 88.19%; mestizos, 75.78%; mulatos, 63.16%; pardos, 62.07%; negros,

50% y castizos, 25%.

En cuanto a las posibilidades de elegir cónyuge fuera del grupo social en que se nace, es

46

decir, la exogamia, notamos que los mestizos constituyen la casta con mayores oportunidades, o

sea, la de mayor miscegenación, pues se relacionan con 5 grupos, siguiéndoles los indios con 4, los

mulatos, pardos y negros con 3, españoles con 2 y castizos y esclavos con 1; libres con ninguno. En

el cuadro 5 se advierten las preferencias matrimoniales de cada casta y el porcentaje respectivo en

su grupo.

Las únicas castas que se casaron con esclavos fueron los indios y los negros, ambos estratos

con un solo caso. La excepción de un esclavo casado con india fue en una hacienda, a igual que en

los ejemplos anteriores de este mismo párrafo.

Las nueve castas anotadas en el Padrón (españoles, castizos, mestizos, indios, mulatos,

pardos, negros, libres y esclavos) efectuaron 31 combinaciones en lo conducente a los patrones

matrimoniales (véase cuadro 6). Tan importante como este dato es el de cuáles combinaciones entre

las castas no ocurrieron. Uniones no registradas fueron las de: Español/castiza; español/india;

español/mulata; español/parda; español/negra; español/libre y español/esclava.

Castizos.- No se casaron con mestizas, indias, mulatas, pardas, negras, libres y esclavas.

Mestizos.- No se unieron con negras, libres y esclavas.

Indios.- No se registra ningún casamiento con españolas, castizas, negras y libres.

Mulatos.- No se casaron con castizas, pardas, negras, libres y esclavas.

Pardos.- No hay uniones con castizas, mulatas, negras, libres y esclavas.

Negros.- No se casaron con españolas, castizas, mulatas y libres.

Libres.- No se unieron con ninguna casta fuera de su grupo.

Esclavos.- Sólo se casaron entre sí, y con una india.

CASTA Número de

Casos en: Porcentaje en

Ranchos Haciendas Total su grupoEspañol/Española 89 23 112 88.19Español/mestiza 11 2 13 10.24Español/parda 2 0 2 1.57Castizo/española 3 0 3 75.00Castizo/castiza 1 0 1 25.00Mestizo/española 17 4 21 15.91Mestizo/castiza 1 0 1 .76Mestizo/mestiza 73 27 100 75.76Mestizo/india 4 2 6 4.55Mestizo/mulata 1 1 2 1.51

47

Mestizo/parda 0 2 2 1.51Indio/mestiza 5 2 7 4.64Indio/india 85 56 141 93.38Indio/mulata 0 1 1 .66Indio/parda 1 0 1 .66Indio/esclava 0 1 1 .66Mulato/española 0 1 1 5.26Mulato/mestiza 3 1 4 21.05Mulato/india 1 1 2 10.53Mulato/mulata 2 10 12 63.16Pardo/española 1 1 2 6.89Pardo/mestiza 5 3 8 27.59Pardo/india 1 0 1 3.45Pardo/parda 7 11 18 62.07Negro/mestiza 1 0 1 16.67Negro/india 0 1 1 16.67Negro/negra 1 2 3 50.00Negro/esclava 0 1 1 16.67Libre/libre 0 2 2 100.00Esclavo/india 0 1 1 .53Esclavo/esclava 0 189 189 99.47TOTALES 315 345 660

CUADRO 6.PATRONES MATRIMONIALES

Familia

El Padrón permite saber el número de miembros que había en la familia, según la casta. Al total de

la población por castas, se restó la cifra de solteros y viudos, aunque éstos vivían en algunos casos

con sus descendientes. Se aplicó el criterio de familia a una pareja que vive con su descendencia.

CASTA NÚMERO DE MIEMBROS POR FAMILIA EN RANCHOS Y HACIENDAS

Españoles 6.50Castizos 4.75Mestizos 5.83Indios 4.92Mulatos 6.67Pardos 5.44Negros 8.50Esclavos 6.20

CUADRO 7

48

NUMERO DE MIEMBROS POR FAMILIA EN RANCHOS Y HACIENDAS

Son españoles y esclavos los que poseen las familias más numerosas. Los primeros, por su

posición general de dominación social y económica. En el caso de los esclavos, las cifras parecen

indicar que se alentaba el crecimiento de la familia, con miras a una futura utilización de la mano de

obra de los niños, o bien para contar con reservas para la venta.

El número de negros y castizos analizado no es confiable, pues se trata sólo de 19 y 23

personas, respectivamente. En cambio, los mulatos constituyen el grupo con mayor número de

miembros del tronco africano, después de los esclavos. El auge de la población mulata, comparada

con el resto de los casos, tuvo relación con el cultivo del tabaco, ya que permitió cierta

independencia económica frente a la hacienda. No se requieren grandes extensiones de tierra para

sostener a una familia, pues el equivalente de una hectárea podía mantenerla por un año; la

complementación del gasto familiar se podía lograr por medio del alquiler de la mano de obra en

ciertos meses del año, especialmente en aquellos comprendidos de agosto a noviembre, difíciles en

la región, tal y como acontece en la actualidad. Debe recordarse que tuvo singular importancia el

cultivo del tabaco en la zona, pues la Corona dio prerrogativas a la jurisdicción de Córdoba, por

medio del Real Estanco del Tabaco, o monopolio real.

Con respecto a las haciendas, el número de miembros que integraba la familia mostraba

variaciones, según el grupo social. Casi coinciden los datos respecto al Cuadro 7. En términos

generales, se podría decir que algunos grupos ofrecían mayores facilidades para la reproducción que

otros. La disponibilidad de alimentos es uno de entre varios factores, que pueden estimular el

crecimiento de la familia, y por extensión, de la población. Los mestizos tienen el mayor número de

hijos por pareja, siguiéndoles los españoles, esclavos, negros, mulatos, pardos e indios (véase

cuadro 8).

CASTA NÚMEROMestizos 6.4Españoles 6.3Esclavos 6.2Negros 6.0Mulatos 5.4Pardos 4.9Indios 4.2

CUADRO 8.

49

NUMERO DE MIEMBROS POR FAMILIA EN HACIENDAS

CASTA RANCHOS

PORCENTAJE

Españoles 33 49.25Castizos 1 1.49Mestizos 1 1.49Indios 19 28.36Mulatos 2 2.99Pardos 4 5.97Negros 2 2.99TOTALES 67 100.00

CUADRO 9.PROPIETARIOS DE TIERRA

En otras palabras, el 79.10% de la tierra de los ranchos era detentada por europeos o

descendientes de ellos sólo el 8.95% de la misma era controlada por sus poseedores originales, los

indios. El resto, 11.95% era aprovechada por población de origen africano, que había alcanzado la

condición de libertad. Este último caso muestra movilidad social ascendente para finalizar el siglo

XVII en la jurisdicción de Córdoba.

50

CAPÍTULO 5

EL PADRON DE NEGROS, MULATOS Y PERSONAS LIBRES.

El 1 de abril de 1786 se terminó el censo o padrón de negros, mulatos y personas libres de la

jurisdicción de la villa de Córdoba,60 a efecto de tasarlos en el pago del tributo, según Real

Provisión de primero de marzo de 178461 . El referido listado nos permite conocer una serie de

cualidades presentes en el estudio etno histórico de la población de origen africano en una

jurisdicción de la parte oriental de la Nueva España, en este caso, la de Córdoba y su Villa, en el

actual estado de Veracruz, México.

El criterio principal del censo consistió en poner los nombres de los tributarios arreglados

60    ? El documento original se encuentra en el Archivo Municipal de Córdoba, Inventarios, volumen 16, expediente 7, 1 de abril de 1786 y lleva por título "Negros, y mulatos, libres de toda esta jurisdicción de la villa de Córdoba, que pagan tributo en dicha villa".

61    ? Auto: Ante mí Rodrigo Antonio de la Vega, escribano de la renta. En la ciudad de México a primero de marzo de mil setecientos ochenta y cuatro. Los señores presidente, regente, y oidores de la Audiencia Real de la Nueva España. Habiendo visto el expediente formado a consulta del Corregidor de la ciudad de Querétaro, Don Juan de Villalba y Velazquez, en veinte y nueve de junio del año pasado de setecientos ochenta y uno, sobre que las viudas, doncellas, y solteras mulatas de aquella jurisdicción, cargadas como tributarias en las últimas matrículas, no han pagado en tiempo alguno dicho real derecho. Los informes hechos así por el contador de tributos, como por el oficial mayor de la contaduría de Real Hacienda. El que formó el relator de esta Real Audiencia, en catorce de agosto último, con presencia de las principales jurisdicciones de esta gobernación, y según la constancia que le administra su antigua práctica, y manejo de negocios de esta naturaleza. Lo pedido por el fiscal de su Magestad en respuesta de treinta de septiembre de ochenta, y uno, diez de julio de ochenta y tres, y catorce de febrero de el corriente, cerca de que se declare, que generalmente deben tributar las mujeres negras, y mulatas o de otras castas tributarias, expidiéndose a el efecto las órdenes correspondientes a todas las justicias en los términos que propone en la última citada de catorce de febrero, con lo demás que contiene, es el expediente, y ver convino, Dijeron que teniendo presente lo que resulta de las cuentas, que se han reconocido, y de este expediente, y principalmente de la variedad en cuanto a la paga del tributo de las negras, y mulatas viudas, y solteras; pues en unas jurisdicciones se advierte haberlo satisfecho, y en otras no. Mandaban, y mandaron, que por ahora en ninguna de ellas se innove en lo que se ha observado, y que consiguiente a esto en las partes donde constare, que el real Fisco está en casi posesión de cobrarlo, y dichas contribuyentes hayan acostumbrado pagarlo, así se observe en lo sucesivo; y que de ninguna manera se cobre ni exija de ellas en las que no hubiere esta costumbre, ni aquella casi posesión. Y para que con presencia de esta declaración, se proceda en las matrículas, y cuentas, que de nuevo se formaren, y los Alcaldes mayores, y apoderados fiscales, cuiden de su observancia, y cumplimiento. Mandaban así mismo que a continuación de las Reales Provisiones que se expidan para su formación, se ponga por uno, y otro oficio (a cuyo fin se les haga saber) copia certificada de esta determinación, y que se de cuenta a su Majestad con testimonio por duplicado, recomendado el informe del contador general de tributos de tres de junio de ochenta y tres. Y asi lo proveyeron, y fabricaron, señalado con las rúbricas de los señores Regente Herrera, y Oidores, Villa Iurutia, Algarin Luyano, Galdeano, Urizar. José de Huidobro. (Op. cit. folios 10 vuelta a 12 frente).

51

por área,62 iniciándose este con la villa de Córdoba, siguiendo con los ranchos y haciendas cuyo

orden de aparición es el siguiente:

1. Rancho de sembrar tabaco en el del camino de los Romeros.

2. Rancho de San Juan Buenavista.

3. Rancho de la mojonera de La Llave, tabaquero.

4. Rancho del tabaco del padre Leyvas.

5. Rancho de Venta Parada.

6. Rancho de don Javier Ajamil.

7. Rancho de La Peñuela.

8. Rancho de San José Buenavista.

9. Rancho de don Manuel Gutiérrez.

10. Rancho de don Juan González.

11. Rancho de don Francisco Rodríguez.

12. Rancho de don Francisco Pérez.

13. Hacienda de labrar azúcar, El Cacahuatal.

14. Hacienda del Rosario de la Llave.

15. Trapiche de San Miguel.

16. Hacienda de San José de Las Lagunas.

17. Hacienda de San José de Gracia.

18. Hacienda de Monte Blanco.

19. Hacienda de Santa Ana.

20. Hacienda de San José de Tapia.

21. Hacienda de San Juan Bautista Zacatepec

22. Hacienda de Ojo de Agua de Segura.

23. Pueblo de la Jurisdicción de Santa Ana Atzacan.

24. Pueblo de San Francisco Chocamán.

25. Pueblo de San Juan Coscomatepec.

26. Rancho de Tacotla.

62 Similar disposición de orden se dio dos años más tarde cuando se realizó en la zona un Censo general de ranchos y haciendas.

52

27. San Antonio Huatusco.63

Características

La circunstancia de que población de origen africano sea considerada para integrar una lista de

contribuyentes, sujeto de impuestos, revela que su actividad económica es independiente, es decir,

no ligada a un dueño, y que goza de derechos en cuanto a su libertad de persona y de ocupación,

limitada esta última, claro está, por las restricciones legales que impuso el estado colonial español

en cuanto a no ocupar determinadas posiciones laborales en la Nueva España y el resto de América

hispana, tales como el sacerdocio, las profesiones liberales y algunos altos rangos de la milicia.

Las ocupaciones de los pobladores nos permiten hacer una reconstrucción de las actividades

económicas tanto de la región como de los poblados, ranchos y haciendas, al menos de manera

parcial por el año en que se levantó la estadística tributaria.

La suma arrojó un total de 102 tributarios, de los cuales 1 estaba ausente, 51 estaban casados con

mulatas, 2 con española, 3 pidieron excepción por estar "mancos" o por enfermedad, 4 casados con

mestizas, 4 con indias e indios, 1 con esclava, 4 viudos, 2 viudas, 26 solteros y 3 solteras.

Se mandó que pagara cada tributario entero a razón de 2 pesos, y 4 reales de servicio real; el viudo

o soltero un peso. En cuanto a la paga de las viudas, doncellas y solteras, se recomendó que se

observara lo resuelto en el Auto del 1o. de marzo de 1784.

Estado civil

Después del nombre, el estado civil constituyó la segunda entrada de información en el listado. Los

patrones matrimoniales citados revelan que un mulato estaba casado con española; 8 mulatos con

mestizas; 7 mulatos con indias y 3 indios con mulatas; para un total de 21 parejas. Los patrones

matrimoniales ilustran cómo para esta época hay mayor apertura en la selección de la pareja.

Edad

En la mayoría de los casos, se registra la edad en personas menores de edad o aquellas ancianas que

están libres del tributo. Después de los 50 años, los individuos estaban exentos del pago de la

contribución, como puede apreciarse en el caso de Ana Josefa, soltera, a la cual se dijo "se le dio

63 Para ver un mapa de la región véase Adriana Naveda Chávez-Hita, 1988, pág. 290.53

reserva" (folio 1 frente).

Ocupación

Este es uno de los más importantes criterios de reconstrucción económica que muestra el Padrón. Al

respecto se advierte que la actividad predominante es la de tabaquero64 con 45 casos; le siguen los

arrieros con 18 individuos; labrador, 13 personas; leñero, 10 individuos; cañero, 5. Si clasificamos

por actividades notamos que en la agrícola están implicados 66 tributarios, en la pecuaria 4, en la

rama de artesanías 7, en la industrial 3, en la de servicios 23, doméstica 3 y recolectora 10

tributarios.

No siempre la actividad del hijo fue la misma que la del padre; Pedro Falcón fue sastre, en

tanto que su hijo Ignacio Falcón practicó la carpintería. Nicolás Amador se desempeñaba como

Mayoral; su hijo Calixto José fue vaquero. Feliciano Reyes era mayordomo del rancho de La

Peñuela mientras que su hijo Juan de los Reyes fue tabaquero.

El negro Gaspar de los Reyes era tabaquero en la Hacienda de El Cacahuatal. Cuatro

mulatos eran tabaqueros en la hacienda de San José de Gracia.

A partir de los listados es posible reconstruir la influencia de determinados parajes en la

actividad económica. Así, el cultivo del tabaco predominaba en el rancho de la mojonera de la

Llave, en el del padre Leyvas, Venta Parada, rancho de don Javier Ajamil, La Peñuela, San José

Buenavista, rancho de don Manuel Gutiérrez, rancho de don Francisco Rodríguez, hacienda de San

José de las Lagunas, hacienda de San José de Gracia (hoy San José de Abajo).

La hacienda de El Cacahuatal explotaba la caña de azúcar, pero una pequeña extensión de ella era

cultivada con tabaco por el negro Gaspar de los Reyes.

La hacienda del Rosario de la Llave indica la existencia de ganado y de tabaco.

La hacienda de Monte Blanco estaba dedicada a la agricultura, probablemente maíz y frijol.

La hacienda de Santa Ana estaba convertida en explotar la caña de azúcar, al igual que la de

64 Como se recordará, la jurisdicción de la villa de Córdoba fue privilegiada con el monopolio o Estanco Real del Tabaco. A fines del siglo XVIII, la caída de los precios internacionales del azúcar impulsó definitivamente la explotación del tabaco, que ocupa mano de obra familiar y que mejoró substancialmente el estilo de vida de la población de color. Todavía en época reciente, el cultivo de pequeñas áreas de tabaco en zonas cañeras se da de manera regular y consistente. Las campesinas de la región consideran al tabaco como una planta que requiere cuidados y atenciones semejantes que las que se le dan a un bebé; es más, es idéntico el trato que se otorga a la planta, meciéndola como si fuera un recién nacido.

54

Ojo de Agua de Segura.

La hacienda de San José de Tapia combinaba la explotación de la agricultura y la

silvicultura siendo este último giro el más importante, a juzgar por el número de personas

implicadas en la ocupación de leñero [leñador].

La hacienda de San Juan Bautista era ganadera, a juzgar por que todos sus tributarios

declararon ser arrieros.

Casta

Son limitados los nombres asignados a las castas en esta época de creciente liberalización de la

sociedad y la cultura. A diferencia de las escrituras notariales en las cuales puede verse la amplia

terminología racial empleada para designar a la población de origen africano y sus mezclas, en el

Padrón sólo se anotan: española, indio, india, moreno, mestizo, mestiza, mulato, mulata, y negro

Una de las características de las castas consiste en que las ocupaciones pasan de padres a

hijos; los ejemplos anteriores muestran que en rigor no fue así. Básicamente se desempeñan en el

mismo trabajo pero con variables (sastre/carpintero; mayoral/vaquero;

mayordomo/ranchero/tabaquero).

A pesar de que en muchas entradas no se refiere la casta de numerosos individuos, al final

del Padrón puede leerse que hay 970 negros y mulatos tributarios en toda la jurisdicción de la villa

de Córdoba. Prójimos (los que no eran de color): 11 niños, 71 prójimos, reservados (exentos) 5,

viudas 1, solteras 9 (folios 9 vuelta a 10 frente).

55

CAPÍTULO 6

LAS SUBLEVACIONES Y EL CIMARRONAJE

El cimarronaje en la Nueva España, fue un fenómeno tan complejo que sacudió en sus

cimientos el statu quo colonial. De entre las varias revueltas significativas de la Nueva España, hay

que apuntar la de la Hacienda de Palmillas en el actual municipio de Yanga, en el año de 1741 y la

del año 1805 la cual fue sofocada por tropas del Virrey Iturrigaray a su paso por la Villa de

Córdoba. Hay que citar, además, la gran revuelta de 1735 que nació en el Trapiche de Mesa, en San

Juan de la Punta, el 18 de junio, pues se hace referencia en el castigo a que se hicieron acreedores

en 1737 algunos de los esclavos. Mayor información se encuentra en el Archivo General de la

Nación, Ramo Tierras, Tomo 3542.

Bien dice Castañón (2002) que hay que seguir revisando la historia en cuanto a la

saga del Yanga, pues la mayoría de los textos hacen referencia que fue un éxito de los españoles la

capitulación de los negros, con la excepción anotada de Nicolás Ngu-Mve-Ngu, que aparece citado

en un libro de Castañón en la nota 43 de la página 123, y que publicó un texto en 1997.

Escribe Nicolás, hablante del idioma Fan, y originario del Gabón:

“Centros de reproducción de una cultura africana libre de todo control, símbolos de la

resistencia anticolonial, los palenques y los cimarrones llegaron a una fama verdaderamente mítica

cuando llegaron a imponer sus deseos a la administración colonial, a raíz de una guerra agotadora.

Este caso se dio en México, cuando un grupo de rebeldes capitaneados por un africano llamado

«Yanga» impuso a los españoles las condiciones de su rendición. Este caso nos ofrece la

oportunidad de observar concretamente el carácter desafiante del cimarronaje, su carácter de

modelo, y por fin su carácter de lugar de expresión de la cultura africana en América.”

Es necesario precisar que los palenques, al menos en México, tienen además un

fuerte substrato cultural indígena, pues a pesar de las prohibiciones legales españolas, indios

y negros interactuaron no sólo biológica sino culturalmente, es decir, no hay una cultura

africana “pura” sino un producto cultural debido a las interacciones con lo indio, e incluso

con lo hispano.

Trabajos de campo en comunidades negras de la zona Actopan, Coyolillo (en 1970 y 1971),

56

de Córdoba, como Mata Clara (en 1975 y 1977), de Naolinco, Almolonga (1964 y 1979), también

han demostrado la interacción cultural de los negros con la población indígena. En fin, el de Yanga

es un caso abierto digno de seguir siendo estudiado. Hay que decir que el hijo de Ñanga, Gaspar,

siguió con el control político del poblado años más tarde (1641), como está de manifiesto en un

documento del Archivo Notarial de Orizaba; es decir, los negros siguieron protegiendo a los

esclavos fugitivos a lo largo de todo el periodo colonial.

Fueron variadas las revueltas negras a lo largo de todo el periodo colonial español en

México. Aquí interesa reseñar aunque sea de manera breve las ocurridas en la costa e interiores del

Golfo de México.

La más antigua y mejor conocida de las rebeliones de esclavos es la que protagonizaron

Yanga y Juan de la Matossa. El primero, de nación Bran y el segundo, de nación Congo,

acaudillaron a un grupo importante de esclavos que dominaron las alturas de la Sierra Madre

Oriental, especialmente en los puntos relacionados con las poblaciones de Acultzingo, Orizaba y la

zona del río Blanco. Al padre jesuita Juan Laurencio se debe la única crónica de la época, sobre la

cual se han realizado reconstrucciones de la saga emprendida por Yanga a fines del siglo XVI y

principios del XVII. Sin embargo, algunas fuentes documentales como el Archivo Notarial de

Orizaba conservan en sus legajos algunos papeles relativos a la cacería de cimarrones y su

apresamiento, así como la pérdida de bienes materiales ocasionados en la guerra librada hacia ellos.

La lucha terminó con el reconocimiento de independencia y la fundación de un pueblo llamado San

Lorenzo Cerralvo de los Negros, en honor al Virrey Cerralvo quien fue el que autorizó a los negros

residir en pueblo propio con autoridades municipales no españolas, a la usanza de las Repúblicas de

Indios.

El segundo movimiento de proporciones mayúsculas fue la rebelión iniciada el 18 de junio

de 1735 originada en el trapiche de Mesa, en San Juan de la Punta, en una fecha cercana a la

celebración del día del santo patrono del lugar, San Juan Bautista, cuyo movimiento logró varios

meses en sofocarse de manera relativa. El 20 de junio los sublevados rebasaban el número de 500

confederados con el palenque de Masateopa pues se les agregaron negros de los trapiches alojados

en El Novillero, además de 300 negros sobre El Potrero. En prevención se encerraron en Córdoba a

400 negros, para evitar que fueran a ser secuestrados. El costo total de los daños fue calculado en

57

400 mil pesos.65

65    ? México, Archivo General de la Nación, Ramo Tierras, Tomo 3542, años 1769 a 1776, 411 fojas. Foja 77.58

CAPÍTULO 7

VIDA CIMARRONA

A partir de la introducción de africanos a la Nueva España, tuvieron lugar una serie de cambios

culturales que influyeron en la vida económica y social de México. Aunque la presencia del negro

fue generalizada en casi todo el territorio recién conquistado, su número e influencia fueron

mayores en ambas costas, especialmente la atlántica.

La disminución de la población nativa obligó a la Corona Española a introducir negros

africanos de manera creciente, conforme se iban abriendo a la explotación económica nuevos

campos de actividad, tales como los de la caña de azúcar, los obrajes, las minas, y en menor

medida, la ganadería.

A fines del siglo dieciséis era sumamente crítico conseguir trabajadores, estableciéndose

mucha competencia entre los patrones a fin de obtener mano de obra.66

El declive demográfico nativo obedeció a distintas causas, entre las cuales se pueden

apuntar las muertes producidas por el estado de guerra, la introducción de enfermedades hasta ese

momento desconocidas y frente a las cuales no se habían desarrollado los anticuerpos necesarios

para resistirlas, y las políticas de congregamiento para efecto de catequesis y de control fiscal.

Factor importante en el descenso de las cifras demográficas fue la tardía legislación proteccionista

hacia el indígena, así como la puesta en marcha de nuevos sistemas productivos que afectaron las

relaciones económicas tradicionales. Nuevos valores sociales en torno al trabajo contribuyeron a

desquiciar el sistema indígena basado en la cooperación, solidaridad y ayuda familiar y étnica.

En efecto, según estudios de historia demográfica se ha demostrado que los indígenas

sufrieron un largo y profundo descenso numérico en un lapso que abarca desde el año de 1519 hasta

el último cuarto del siglo XVII, etapa en la que se inicia su lenta recuperación. Se estima una

población calculada en 11 millones de personas en el centro de México frente a 1 millón y medio

para cerca de 1650.67

Suplir la fuerza de trabajo india por africana no fue la única alternativa en la Nueva España.

En época de escasez crónica, los esclavos originarios de Las Filipinas constituían un complemento

66    ? Borah, 1975:116.

67    ? Cook and Simpson, 1948.

59

económico. Aunque no gozaban de la estimación brindada hacia los negros, se apreciaba su

prontitud y eficacia para el desempeño de ciertos trabajos artesanales y oficios humildes.

Anualmente se introducían de contrabando a la Colonia algo así como 300 esclavos asiáticos, cifra

similar a la de los que pasaban legalmente. En la primera mitad del siglo XVII es posible que

lleguasen a 6 mil los orientales que ingresaban en cada decenio.68

En ninguno de los tres siglos de dominación española se contempla tranquilidad social. Por

el contrario, las revueltas son constantes, muchas de ellas asociadas a crisis agrícolas regionales y

epidemias.69 Han trascendido al tiempo presente las que en su tiempo fueron consideradas

singulares; por ello quedaron registradas con información relativa a su gestación y desarrollo.

Muchas de ellas sobrevivieron al recuerdo a lo largo de los años de la dominación española

en México. El primer esfuerzo importante de esclavos para salir del estado de postración en que se

hallaban ocurrió a fines de 1537. El 10 de diciembre, el Virrey Antonio Mendoza informó al

Emperador acerca de un complot que tenía la intención de liberar a la población esclava. Mendoza

escribió el 24 de noviembre que había sido "advertido que los negros habían elegido a un rey, y

habían acordado entre ellos matar a todos los españoles y levantarse para tomar la tierra, y que los

indígenas también estaban con ellos". El Virrey envió a un investigador para corroborar el rumor y

pronto recibió la comunicación de que el complot existía no sólo en la capital sino que incluía a las

minas de su alrededor. De inmediato arrestaron al "rey" negro y a sus principales seguidores para

que, después de arrancarles confesiones, los ahogaran y descuartizaran.70

Hacia 1540 ocurrieron dos revueltas más, las que originaron la producción de una

abundante legislación preventiva que contemplaba restringir a la población negra; las nuevas

regulaciones prohibían la venta de armas a los negros, la reunión pública de más de tres cuando no

estuviera presente alguno de los dueños, lo mismo que durante el toque de queda dirigido a los

esclavos de la capital del Virreinato.

Parte de las nuevas medidas políticas de control fue el establecimiento de una milicia civil

llamada de la Santa Hermandad por parte del Virrey Velasco en 1553, para estar en la capacidad de

68    ? Israel, 1980:83.

69    ? Florescano, 1971:117.

70    ? Davidson, 1981:86-87.60

enfrentar los levantamientos de los esclavos.71

Con motivo de la visita pastoral a numerosas poblaciones del actual estado de Veracruz, el

Obispo de la Puebla de los Angeles, Fray Alonso de la Mota y Escobar, dio testimonio de informes

relacionados con la composición racial de los pueblos de su doctrina en 1609. Con una mezcla de

horror y sed de justicia impotente que no le permiten los hábitos cobrar por su propia mano, relata

el asesinato de varias personas en Taliscoya [Tlalixcoyan] a manos de una partida de negros

cimarrones.72 Cinco años atrás había repetido el dicho que sobre ellos circulaba en Zacatecas: "malo

tenerlos, pero mucho peor no tenerlos"73.

A partir de 1607 importantes movimientos de hostigamiento de negros cimarrones sobre

hispanos tuvieron lugar en ambas costas; en la Pacífica con su epicentro en el puerto de Acapulco,

fueron alentados por los holandeses; en la Atlántica por el trazo carretero desde Puebla hasta

Veracruz, especialmente en las áreas de Maltrata y Acultzingo, puntos de las estribaciones

montañosas de la Sierra Madre Oriental, en los alrededores del Pico de Orizaba. En esta región

saltaron a la fama pública las tropelías de un negro de nación Bran llamado Yanga o Ñanga. Los

principales detalles de su movimiento se deben a la pluma de un jesuita, el padre Juan Laurencio,

quien acompañó a la expedición integrada por vecinos de Orizaba y Huatusco, con la finalidad de

aprehenderlo. Juan de la Matosa, junto con Ñanga capitaneaban a la banda de cimarrones.

Su epopeya ha traspasado las fronteras nacionales para inscribirse en el marco de la lucha

anticolonial de América. El grupo de cimarrones consiguió en las negociaciones para firmar la paz,

la libertad, la fundación de un pueblo que llamaron San Lorenzo Cerralvo de los Negros (en honor

al Virrey Cerralvo), con gobierno interior basado en el modelo de la República de Indios. A

cambio, ofrecían capturar de ahí en adelante a cualesquiera esclavo que se fugara del control de sus

amos. La promesa distó mucho de ser cumplida, pues años más tarde, el hijo de Ñanga, Gaspar, se

vio envuelto en una acusación que le formuló el administrador de la Hacienda de Santa Fe, en las

proximidades de la Nueva Veracruz, por proteger esclavos de dicha propiedad. Actualmente, el

pueblo es cabecera de municipio y lleva el nombre del cimarrón. A la entrada de la población hay

una magnífica escultura en bronce del héroe epónimo de las luchas negras contra el colonialismo,

71    ? Op. cit.:87.

72    ? Mota y Escobar, 1940.

73    ? Israel:75.61

Yanga, obra del escultor Erasmo Vázquez Lendechy.

Recién firmados los convenios que garantizaban la paz con Ñanga, el entierro de una negra

en 1611, quien había muerto a consecuencia de los golpes que le asestaba su amo, originó un motín

mayúsculo en la ciudad de México. 1500 negros tomaron la calle, apedrearon la casa del victimario

y protestaron a gritos frente al palacio virreinal y ante la sede del tribunal de la Santa Inquisición.

Se dice que los negros eligieron un nuevo rey y reina, de nombres Pablo y María, pareja originaria

de Angola; sus seguidores planeaban lanzarse a la rebelión en esta coyuntura, el Jueves Santo de

1612. Con respecto a la detallada descripción de la conjura, viene al caso recordar lo dicho por

Fernando Benítez en el sentido de que "los españoles son un pueblo que poco pudieron hacer para

evitar desgracias, pero a cambio las han sabido relatar de una manera extraordinaria" (comunicación

personal, 1986); llegó a escribirse una minuciosa Relación del alzamiento.

Por mera casualidad, dos negros portugueses con dominio de la lengua angoleña escucharon

que dos negros estaban discutiendo en el mercado acerca de la supuesta conspiración. De inmediato

dieron aviso a las autoridades, las cuales al investigador dijeron que el objetivo de la conspiración

era el de matar a todos los blancos de la ciudad, sin distinción de edad ni sexo. Al tener lugar la

aprehensión y tortura de todos los dirigentes de las cofradías negras, provocó un alud de confesores

que permitieron conocer a fondo todos los detalles de la conspiración.

Debido al reciente fallecimiento del Virrey, la Audiencia declaró el estado de emergencia,

movilizó a la milicia, suspendió todas las procesiones y ceremonias religiosas preparadas para la

Semana Santa, cerró las iglesias y recomendó al Ayuntamiento de Puebla que adoptara similares

medidas en prevención de idénticos problemas.

Pasado un lapso de tiempo prudente y atados los cabos, el 2 de mayo de 1612, día previo a

la celebración de la Santa Cruz, se colgaron 29 negros y 7 negras en una fila de 9 horcas levantadas

en la Plaza Mayor de México, ante una multitud vociferante integrada por el populacho de la

capital. Posteriormente, fueron decapitados los cadáveres y exhibidas sus cabezas en picas, para

escarmiento de los que quedaron con vida.74 La respuesta violenta había sido al tamaño del miedo.

En los años de 1617-1618, 1646 y 1665 tuvieron lugar otros movimientos de esclavos.

Llama la atención a todo aquel que gusta de relacionar fechas con acontecimientos, el paralelismo

que ofrecen las tensiones sociales y movimientos mesiánicos o milenaristas. Los místicos cristianos

74    ? Op Cit.:77-78.62

"creían que la segunda venida de Cristo ocurriría en 1666", en tanto que los cabalistas judíos

predecían que el advenimiento del Mesías sería en 1648.75

La larga experiencia histórica acumulada por españoles y negros a lo largo del periodo

colonial fue factor de politización que obligó a ambas partes al planteamiento de nuevos modelos

estratégicos para alcanzar la victoria de la lucha en la que se encontraban enfrascados.

Paradójicamente, el conocimiento del idioma español fue factor de cohesión y comunicación entre

las distintas etnias africanas con diversidad de lenguajes. El término bozal aplicado a los recién

inmigrados que no manejaban el uso de la lengua de Castilla, fue una limitante inicial frente a la

comprensión cabal de lo que sucedía en su entorno. Se les comparaba con los perros por su

pretendida incapacidad para la comunicación; pero esto tardaría poco tiempo.

El siglo XVIII traerá consigo nuevos afanes libertarios y los consecuentes movimientos de

sublevación. Opera la vida cimarrona con relativa tranquilidad. hay palenques que tendrán atrás de

sí cerca de cien años de estabilidad.

La faja geográfica que abarca los elevados puntos de las sierras de Maltrata, Acutzingo y

Mazateopan, se infestará de palenques, llamados así por las estacas defensivas o cercos destinos a

proteger sus asentamientos.

Otra zona preferente fue la de los montes de Actopan en la doctrina de Misantla,

jurisdicción de La Antigua Ciudad de la Veracruz y quizás algunos puntos cercanos al puerto de La

Nueva Veracruz, donde todavía se conservan algunas toponimias de fresco sabor africano:

Mocambo, Mandinga, Mozomboa. Mocambo es el nombre de una playa cercana a Boca del Río y

expresión de la voz mas pura para designar a un palenque. Otros lugares de la geografía

veracruzana son indicadores de la influencia y huella que ha dejado la población africana, tal como

Rincón de Negros.

1735 es año señalado para las sublevaciones esclavas en la zona de Córdoba. El movimiento

está reseñado por medio de documentos del Archivo Municipal de Córdoba y del Archivo Notarial

de Orizaba.

También presentes deberán de estar las revueltas de 1741 en la hacienda de Palmillas; 1749

en la hacienda de San Antonio y 1805 en el trapiche de el Potrero, sofocada esta última por los 3

mil soldados que acompañaban al Virrey Iturrigaray en su tránsito hacia la Villa de Córdoba.

75    ? Liebman, 1971:264.63

Los testimonios de aquellos que tuvieron la oportunidad de llegar a las comunidades

cimarronas, más los de los propios negros permiten imaginar la vida cotidiana en los palenques.

La vida cimarrona es expresión del rechazo cultural al sistema de vida impuesto por el

grupo hegemónico. Utilizando rasgos españoles además de los propios del resto de los grupos

marginales -como la población india- se llega a un proceso de re elaboración de patrones culturales

con la finalidad de adaptarlos a la concepción del mundo en el palenque; más que inventar se trata

de una adaptación de las experiencias propias y extranjeras del pasado reciente, hacia los reclamos

del presente siempre crítico.

El modelo operativo interno de la comunidad cimarrona es "binario", en el sentido de la

partición colectiva frente a las necesidades de protección y bienestar, al menos en los casos de los

palenques dirigidos por Ñanga, y Fernando Manuel: una parte de los hombres integran la sociedad

civil y la otra a la milicia. A finales del siglo XVII y principios del XVII, con Ñanga, es un cuerpo

militar ofensivo; se asaltan las conductas de plata, víveres y mercancías; prevalece la zozobra a lo

largo de la ruta del Camino Real en el tramo Veracruz-Orizaba-Puebla por efecto de los robos y

lesiones a viajeros; en términos modernos se hablaría de una "apropiación" de bienes. En el siglo

XVIII con Fernando Manuel dirigiendo los palenques de Mazateopan, es una milicia preventiva

frente a las expediciones de búsqueda a cargo de los hispanos.

La supuesta autosuficiencia de las comunidades negras no es mas que un elemento subjetivo

propiciado por el espíritu pre romántico que alcanza a la Ilustración, con sus relacionadas

concepciones acerca del buen salvaje y la complacencia de la pródiga madre naturaleza frente a la

cual al hombre solo le basta extender sus brazos para alcanzar los delicuescentes frutos que cuelgan

de las ramas del árbol más cercano a sus afectos.

No hay nada de eso. El trabajo cimarrón transcurre en el cuadro de la participación de

todos; cualquier persona, sin importar edad, sexo ni condición física, participa en los comunes

objetivos económicos del grupo al que se pertenece, porque lo que está en juego es precisamente la

supervivencia y bienestar colectivos. El perezoso no tiene cupo en las comunidades cimarronas,

mucho menos el indeciso.

La realidad del medio físico escogido por los negros, la experiencia traída desde Africa, la

producción a corto plazo de alimentos y el saber indígena del cultivo y aprovechamiento de las

plantas, reitera el sistema de trabajo de la tierra tropical.

64

La tradición económica de los pueblos cultivadores de la selva, consistente en abrir un claro

para el cultivo de plantas que tienen aprovechamiento a corto plazo, con un sentido itinerante, es

típica de las sociedades cimarronas. Dicha forma se deriva de la tradición colectora; sus rasgos

característicos son el cultivo y cosecha de plantas alimenticias, tareas que están a cargo de las

mujeres. Los hombres, a su vez están implicados en actividades que requieren intenso desarrollo de

actividad muscular y riesgo, tales como el derribe de árboles y su quema en conjunto con la maleza

circundante que permitirán abrir y fertilizar el claro al cultivo, dedicándose en lo general a la

cacería, aunque la pesca puede ser mucho más importante.76

El cultivo con el sistema de roza obliga a la preparación constante de nuevas tierras cada

vez más alejadas de la aldea original, en la medida que ven agotándose los terrenos y disminuyendo

su capacidad productiva, lo que conlleva a fundar nuevos asentamientos próximos a los campos de

trabajo y el retorno a los anteriores toda vez que hayan cumplido los ciclos de renovación natural de

su fertilidad, en los que la selva vuelve a cubrir las parcelas abandonadas, reiniciándose de esta

manera una nueva etapa.

El aprovechamiento de los productos existentes en los palenques de Mazateopan, cerca de

Soyaltepec (cuenca alta del río de Papaloapan y sus afluentes) fue una tarea inmediata. En el citado

tomo correspondiente del Archivo General de la Nación está la reiterada insistencia que hacen los

negros contra la argumentación esgrimida de los trapicheros de la Villa de Córdoba (quienes pedían

a las autoridades que los negros poblaran cerca del río Blanco) afirmado que en las inmediaciones

de Amapa era tan importante la actividad de la pesca que permitía su sostenimiento.

Hay información detallada del medio biofísico gracias a la Relación de Chacaltianguis,

poblado en las inmediaciones de Amapa, cuyo autor es el sacerdote Francisco de Caveros y

Rendón, y escrita en 1777, pocos años después de la fundación del que fue el segundo pueblo de

negros libres de la Nueva España, el referido Amapa.

La anhelada vida del palenque venía a construir la realización de la nueva Utopía. El

espacio donde la libertad, el uso de la tierra ajeno a la noción de propiedad contradictoria con un

sistema de cultivo itinerante, alimentación adecuada y disminución de la jornada de trabajo, se

contempló como la meta de los ideales y reclamos existenciales.

Y contra esa imagen seductoramente corrosiva del orden establecido lucharon

76    ? Dittmer, 1975:180.

65

denodadamente y con todos los medios a su alcance los dueños de los esclavos, conceptuándolos

como bestias salvajes alejadas del pasto espiritual de Dios, sin poder recibir su doctrina y mucho

menos cristiana sepultura.

Para el negro el palenque era casi el paraíso; para el español la entrada al infierno.

Expresiones opuestas, irreconciliables, del sistema social y económico nacido por la introducción de

la caña de azúcar, con todo un aparato ideológico y legal a su servicio.

Le asiste razón a Bastide cuando afirma que "estas comunidades se dieron normas de vida

tan distantes de las que regían en Africa (definitivamente perdidas para ellos) como la de los

blancos, que les negaban la integración".77 Fue prácticamente imposible trasplantar la cultura

original a los palenques dada la diversidad étnica presente en la conformación de los grupos

cimarrones. Si alguna identidad existió fue la que produjo la convivencia de la actividad económica

común, derivada de la agro industria del azúcar. A final de cuentas, los movimientos cimarrones se

originaron en los trapiches e ingenios azucareros, fundamentalmente.

Algunos pueblos actuales conservan resabios de eventos bélicos y prácticas esclavistas,

transliterados a los componentes folklóricos presentes en las fiestas religiosas y profanas, además

del uso de vocablos en el lenguaje común.

Durante la celebración del tradicional carnaval en El Coyolillo, municipio de Actopan, a los

disfrazados con vestidos y máscaras se les designa como "negros". En grupos de 3 o 4 personas se

internan entre la maleza aledaña al pueblo, con la finalidad de vestirse y evitar ser identificados.

Inmediatamente después "bajan" desde las colinas hacia el poblado profiriendo gritos. A fin de

evitar que se escapen del control de la autoridad municipal (en este caso el Agente), se procede a

marcar el antebrazo mediante un sello de goma entintado, en una clara reminiscencia de la práctica

colonial del herraje o calimba.

En la población de Naolinco tiene lugar la fiesta religiosa y popular en honor al santo

patrón, San Mateo, el 21 de septiembre de cada año. De origen remoto es la representación de la

"negreada", variante de la danza de Moros y Cristianos, en la cual aparte de referirse a un suceso

español con fines didácticos, utilizado desde el inicio de la dominación, se sobrepone a la danza el

recuerdo de los regulares conflictos entre hispanos y esclavos.

Ciertas formas de tratamiento al personal doméstico en las ciudades actuales confirman el

77    ? Bastide, 1969:29.66

uso de expresiones que deberían de formar parte del archivo de la historia. Se les refiere como

"sirvientas" o como "criadas", aludiendo esta última palabra al recuerdo de cuando los esclavos

nacían en la casa del amo y se "criaban".

Muchos esclavos fueron paradigma de adaptabilidad cultural que los lleva hacia el complejo

mundo de la conversión religiosa. Tal fue el caso de María de Cruz, de 16 años, quien en la segunda

mitad del siglo diecisiete "fue apresada por ser judía aunque su amo, Carlos Sámano, no lo era,

María tenía amistad con algunos de los criados que trabajaban con judíos".78 El cambio de una a

otra religión, de un determinado lugar a otro distante, forma parte substancial del negro, con

profundas raíces en su ser social. Su situación personal exige, le impone, diríase mejor, una

dinámica constante.

Permanecer largo tiempo en un lugar es exponerse peligrosamente a que el enemigo

descubra la localización de los palenques. Los intrincados senderos de acceso solo tienen rango de

existencia para quienes están familiarizados con ellos; no son tangibles para los perseguidores. Para

el europeo no hay caminos, en tanto que para el cimarrón son tan conocidos como la palma de su

mano.

Muchas y costosas expediciones españolas fracasan con muestras de desaliento, ya que

nunca se descubre a algún cimarrón; se laceran los cuerpos en las trampas de espinas dejadas al

paso. En cambio, varios pares de ojos confundidos entre el follaje y la breña observan entre

temerosos y divertidos los inútiles movimientos de tropas y vecinos españoles. A pesar de todo, se

habla de que en el siguiente año se cumplirá la esperanza de localizar los palenques.

Los palenques funcionaban como comunidades estables, con familias nucleares y parientes

agregados a ellas. Los esclavos palenqueros intervienen en no pocas sublevaciones de los trapiches

e ingenios azucareros de Córdoba, incitando a las poblaciones resistentes a escapar al control de los

industriales de la caña y demás capas de la burguesía rural colonial. Los líderes de los movimientos

emancipadores fueron por lo general esclavos con una posición superior de conocimientos y

habilidades artesanales, tales como carpinteros o panaderos, esto es, esclavos urbanos. Los casos de

José Tadeo, y de José alias El Carpintero en la sublevación de 1735, son ejemplos patentes.

Los contactos de los cimarrones con el mundo exterior rebasaban con frecuencia los

estrechos límites de las áreas en las cuales se autoconfinaban. Son frecuentes los viajes a la Nueva

78    ? Liebman:240.67

Veracruz donde mantenían estrechas relaciones con los negros "zacateros" quienes los surtían de

mercancía e información, estableciendo intercambios económicos y pláticas en los médanos

cercanos a la ciudad. Los cimarrones, en tal suerte, no llevaban una vida tan aislada como

comúnmente se piensa.

La economía palenquera giraba alrededor del cultivo de las plantas, tarea ancestral y bien

conocida por los esclavos.

Además, estaban inmersos en un sistema agrícola colonial de explotación orientado hacia el

mercado exterior. Cultivaban la trilogía indígena integrada por maíz, frijol y calabaza,

complementando su alimentación con especies terrestres y acuáticas.

Así mismo, en el siglo XVIII surgen formas de intercambio regional de productos entre los

palenques y ranchos vecinos, en las que intervienen mestizos que trabajan en los aserraderos de

Tuxtepec, Oaxaca. Alimentos de origen vegetal -como el cacahuate- se canjeaban por efectos a los

que no tiene acceso productivo la economía cimarrona: pedernal, sal, ropa, pólvora, aguardiente,

hilaza. Años más tarde los criollos se convertirán en los más eficaces mediadores entre los negros y

las autoridades que los reclamaban.

Algunos españoles se solidarizaron con los palenqueros como un Cura que servía en la

Alcaldía Mayor de la Antigua Veracruz; otros como don Andrés Fernández de Otañes, Alcalde

Mayor de la Jurisdicción de Teutila y próspero agricultor en la zona de Soyaltepec, Oaxaca,

brindaron recursos legales y económicos en la defensa de los palenqueros; el Doctor don Apolinar

de Cossío, administrador de la hacienda de La Estanzuela especializada en ganado mayor,

ocasionalmente daba trabajo como vaqueros a los cimarrones en la propiedad citada. Incluso, se

acusó a Fernández de Otañes de aprovechar la mano de obra negra en el cultivo de vainillales. Años

más tarde, el Barón de Humboldt escribiría sobre la excelencia de la vainilla entre los indios

chinantecos de Teutila.79

En una acta del Cabildo de Córdoba correspondiente al año de 1735, se llegó a afirmar que

en el asunto de la sublevación iniciada en el Trapiche de Mesa, había "manos blancas", esto es,

europeos.

El conflicto de intereses entre criollos y españoles y entre los miembros de este último

grupo, posiblemente llevó al manejo de la causa cimarrona como un instrumento de cohesión o

79    ? Humboldt, 1966:295.68

desintegración de las economías regionales.

69

CAPÍTULO 8

LA SUBLEVACION DE ESCLAVOS EN CORDOBA EN 1735

Es uno de los episodios menos conocidos de las revueltas negras en la Nueva España. Durante la

época colonial (1521-1810), la zona de Córdoba tenía la mayor concentración de personas negras -

esclavas y libres- del actual Estado de Veracruz; las razones son obvias: fue la parte con mayor

número de trapiches, ingenios y haciendas azucareras que requirieron mano de obra esclava para

sus empresas; sumemos a esto la posición privilegiada de Córdoba en la explotación del tabaco, ya

que las autoridades virreinales establecieron el estanco (monopolio de estado) de la planta,

concediendo a la zona de gracia de cultivarlo en exclusividad.

Seguramente, aquí se explotó al esclavo en una proporción exagerada, por la perfecta

simbiosis entre los dueños de las plantaciones y las autoridades municipales, fórmula perfecta de

maridaje entre el poder económico y el poder político, sin ser por ello prerrogativo del área, ya que

en una fecha tan temprana como 1530 ocurría lo mismo en Oaxaca.80 De hecho, la mayor parte de

los puestos de autoridad en la Villa de Córdoba estaban ocupados por los hacendados; así, la

población esclava se vio imposibilitada de contar con la protección de las autoridades ante los

excesos del amo.

El origen del descontento se inició el año de 1734 cuando un Cura (en cuyo Partido había

esclavos fugitivos), consultó al Superior Gobierno manifestando que vivían bárbaramente y morían

sin sacramento en los montes. Y que convendría concederles la libertad y reducirlos a pueblo, o

bien agregarlos a otros de la Jurisdicción. Contaba con el apoyo del Alcalde Mayor de la Antigua

Veracruz81.

Don Lope Antonio de Irivas, dueño de hacienda de azúcar en la Villa, manifestó la

inconveniencia de proceder de tal forma, ya que el beneficio de azúcares dependía de los esclavos y

tal medida seguramente estimularía a otros a fugarse masivamente de las plantaciones si el gobierno

indultaba a aquéllos, con el solo hecho de que después de huir, se redujeran a pueblo de manera

pacífica.

80 Taylor:9881 Córdoba. Archivo Municipal. Vol. 21. Años de 1735 a 1738.

70

La decisión del poder central colonial se dio a conocer por medio de un Bando proclamado

públicamente, el cual excitó los ánimos de los cimarrones, que, por ello, se movilizaron haciendo

correr la versión de que todos los esclavos eran libres, dando como resultado la sublevación.82

Los propios españoles solaparon -cuando menos desde el siglo XVII- y aún en

contradicción con lo expuesto anteriormente, la fuga de negros debido a la escasez de población

trabajadora y a la expansión de las actividades económicas de ganadería y agricultura. Debe

recordarse que era alto el precio de un esclavo y ello obligó a españoles a proteger a los que

escapaban de sus amos en jurisdicciones lejanas, con el fin de atraerse su mano de obra,

especialmente en la tierra caliente, zona descuidada por los iberos en relación a las partes

templadas.

Independientemente de estas circunstancias, algo que debió acelerar el proceso de

descontento fue la hambruna que azotó en 1734,83 precedida de la epidemia de fiebre amarilla

durante los meses de julio, agosto y septiembre de 1732. En junio de 1732 debieron estar agotadas

las reservas de grano y en todo su apogeo la sequía.

La noche del 18 de junio de 1735 se inició la sublevación de esclavos en San Juan de la

Punta, posiblemente en el Trapiche de Mesa, destruyéndolo. Hasta el mediodía del 19 llegó la

noticia a oídos del Alcalde Mayor de la Villa de Córdoba, don Félix Chacón Medina y Salazar; para

entonces, se habían sumado al movimiento varias haciendas más. En Bando celerísimo, el Alcalde

informaba que "se han sublevado haciendo un cuerpo para unirse a los montes o con otros motivos

que deben recelarse",84 ordenando a los moradores acuartelarse formando las Compañías

Milicianas. Se pidió ayuda a la población de Orizaba, desde donde fueron enviadas dos compañías

de caballería a cargo de don Juan de la Joya, con 40 hombres, y de Domingo Rangel con el mismo

número, el 20 de junio (5:4 frente y 9 frente). El reclutamiento no sólo comprendió a Orizaba sino a

toda la región, pues el mismo día se dictaminó que el Teniente del pueblo de Maltrata convocara a

la gente de dicho pueblo y a la de los de Acultzingo y San Juan Bautista Nogales, para conducirla a

Orizaba (5:4 vuelta). Aparte de los auxilios que de pueblos cercanos recibió la Villa, fue enviado un

destacamento de Dragones desde el puerto de Veracruz, al mando del Capitán don Manuel de

82 México. Archivo General de la Nación. Ramo Tierras. Tomo 3542, folios 62 vuelta a 76 vuelta.83 Florescano, 1969:161, cuadro 14.84 Orizaba. Archivo Notarial. Segunda Parte. Año de 1735. Expediente 4, 17 fojas, foja 1 frente.

71

Arroyo con 100 hombres. En total, se reunieron 13 compañías milicianas85 incluyendo las de

Cosamaloapan y Coscomatepec.

A las 10 de la mañana del día 21, a medida de prevención los dueños de esclavos

cordobeses llevaron a los negros que todavía se mantenían al margen de la lucha, para rendirse de

paz "antes que los sublevados con fuerza los constriñan y lleven al plantón que quieren formar".86

Joya envió al Alcalde Mayor de Orizaba dos informes que ofrecen datos concretos sobre la

sublevación, fechados el 20 y el 21 de junio. El primero de ellos expresa que "va tomando cuerpo,

porque estando en Palacio, llegó un correo del Capitán Segura, quien dice esta noche avanzarán al

trapiche de dicho señor, habrá poco más de 500 negros según parece, por la cuenta de los trapiches

alojados en El Novillero".87 El segundo afirma que el estado de la sublevación "es considerable pues

esta noche se hallan 500 negros bien armados. Y según opiniones, confederados con los del

palenque de Masateopa, y pocos más de 300 negros sobre El Potrero, los que han empezado a hacer

algunos robos. Tenemos encerrados en esta Villa como 400 negros poco más o menos; que se ha

dado esta providencia porque se arrojan los negros levantados a los trapiches, y forzadamente se

llevan los que han quedado. Y esta noche se ha dado gran providencia a que en todas las calles se

pongan faroles porque se espera el ataque. Queda mi caballería dispuesta para salirles al paso,

porque la caballería de este lugar fue a invadirles los daños y robos que ha empezado a hacer en el

camino real de San Lorenzo".88

Otra carta sin fecha, pero posterior a la de arriba y que se ha de haber escrito entre el 21 y el

26 de junio, dice que "como a la primera de la mañana vino un señor Alférez diciendo que habían

oído pífano y tambor, y puse la gente en armas luego al instante sin que me faltara hombre, y me

puse en Palacio pidiendo se me diese la orden que tocaría a degollar, adonde no pareciendo

contrario alguno, me dijeron se habían engañado esta noche. Se sublevó al trapiche del Capitán Don

Miguel de Leiva; asimismo, salieron a las 11 de la noche 409 hombres a caballo, a darles socorro al

Capitán Don Miguel de Leiva, que salió ayer de mañana con una compañía de a caballo a dar

socorro a los trapiches de Don Joseph Segura. Estamos por ahora, esperando el asalto".89

85 Córdoba, folio 333 vuelta.86 Orizaba folio 8 frente.87 Op. cit, folio 9 frente.88 Op. cit., folios 13 frente a 13 vuelta.89 Op. cit., folios 13 vuelta a 14 frente.

72

Con la llegada de Arroyo, se procedió a atacar al bastión negro de Omealca de una manera

programada, puesto que las acciones anteriores al 4 de julio habían tenido el carácter de simples

escaramuzas: se pasa pues, a un plan netamente ofensivo.

El centro principal de operaciones de los esclavos fue la hacienda de Omealca, al sureste de

la Villa, donde se hicieron fuertes los negros aprovisionándose de armas, municiones y alimentos.

El punto goza de una situación estratégica plausible, ya que está rodeada en parte de elevaciones

pronunciadas y por la otra con el profundo y caudaloso río Blanco, que nace en el Pico de Orizaba o

Citlaltepetl (5,747 metros sobre el nivel del mar) serpentea la llanura de Sotavento y desemboca en

el Golfo de México a través de la Barra de Alvarado.

El arsenal estaba compuesto por armas de fuego, lanzas, espadas y otros instrumentos.

Desde ahí, los negros, pardos y mulatos se desplazaban a las haciendas vecinas capturando a otros

esclavos, engrosando así la fila de combatientes. El tránsito -y consecuentemente, el comercio- se

vieron afectados por la suspensión de los convoyes que desde Veracruz tenían que atravesar la

región para ir a Puebla y México, y viceversa.

Los esclavos tuvieron por líderes a José Pérez y José Tadeo alias el Carpintero, quienes

mandaban un grupo de 500 hombres que aumentó, conforme avanzaba la sublevación. En tales

circunstancias, la seguridad y los intereses de la población española y mestiza de Córdoba se vieron

restringidos; esto dio lugar a que se concentraran todas las fuerzas disponibles encaminándose a la

hacienda de Omealca para hacer frente y aplastar a los insurrectos.

Para ello, se alistaron más de 600 personas divididas en 3 grupos que penetraron en el mismo

número de direcciones, a saber: por el paraje de Mata de Agua fue el Capitán de infantería don

Miguel de Leyva Dávila reforzado con algunos Dragones y acompañado por el Teniente de ellos,

don Juan Pérez Vasco. Por el camino de Las Lajas, el Capitán de Caballos Corazas, don Miguel

Valero Grajera, acompañándole el Regidor don Gregorio Rendón. Por el puente del río Blanco

comandó su tropa don Manuel de Arroyo.

Los negros tendieron una emboscada a Leyva, pero se les disparó una escopeta antes de

tiempo que delató su presencia; de no ser por esta circunstancia fortuita a los cordobeses, se habría

efectuado una masacre en sus personas, ya que la tropa de Leyva marchaba dificultosamente en

cordón a través de una estrecha senda amurallada con montañas y peñas, la cual hacía precario el

resguardo. Luego de iniciada la lucha con pólvora y municiones, al agotárseles el plomo a los

73

negros, cargaban sus armas con piedrecitas. En la acción, murieron un clarinero, un soldado y un

negro, con muchos soldados heridos. En Las Lajas, los negros atacaron igualmente a Valero y a

Rendón.

Arroyo corrió con mejor suerte, pues al acelerar la marcha evitó que los esclavos cortaran el

paso, a los que encontró destruyendo el puente sobre el río Blanco. Penetró a la hacienda hallándola

despoblada; los negros habían salido huyendo hacia los montes. Fue en su persecución, logrando

atrapar a gran número de ellos.90

La estrategia consistió en rodear la hacienda y atacarla. Pero los esclavos, informados

previamente del plan, se dividieron a su vez para hacerles frente con los resultados ya conocidos.

A consecuencia de la redada, el 10 de julio recibió el Alcalde Mayor de la Villa de Córdoba

"270 negros que le remitió desde la hacienda de Omealca el Capitán Comandante Don Manuel de

Arroyo, a quien se le habían presentado y que sólo restaban por aprehenderse, según la cuenta que

en general se tenía de ellos, como 60 esclavos negros, a los cuales tenía acordonados [rodeados] y

esperaba fácil su aprehensión".91

Entretanto, las autoridades virreinales, conocedoras de la situación conflictiva por la que

atravesaba la Villa de Córdoba gracias a los Autos remitidos por el Alcalde Mayor al inicio de la

sublevación, emitieron un Auto el 6 de julio, que incomodó a los Alcaldes, pues se ordenaba que se

concediera la libertad en un plazo de 10 días a los sublevados, con tal de que se reintegrasen al

servicio de sus amos. La lucha había tomado cauces diferentes a los que normaron el criterio de la

Real Audiencia y por lo tanto, el Auto estaba lejos de arreglar la situación posterior. Hasta el 17 de

julio llegó a conocimiento del Cabildo de la Villa; habían sucedido otros acontecimientos en el

ínterin, como la batalla de Omealca, por lo que hubo negativa para aceptar la orden.92

A pesar de las positivas acciones españolas, no se podía acabar de controlar la insurrección;

de ahí que los esfuerzos se encaminaron para detener a los líderes principales. El 27 de julio el

Comandante Arroyo propuso al Ayuntamiento que Antonio Fermín, "negro esclavo de los incluidos

en la sublevación del trapiche de Omealca" participara en la aprehensión de José Pérez, cabecilla

del movimiento. Antonio Fermín había entregado más de 30 negros a sus órdenes y ofreció

traicionar a Pérez a cambio de que lo liberasen de su esclavitud. El Cabildo aceptó la oferta de

90 Rodríguez y Valero, 1964:44-4591 Orizaba, folio 15 frente.92 Córdoba, folios 3 vuelta a 11 frente.

74

Antonio Fermín y de Arroyo, acompañando a aquél, 25 milicianos y 15 dragones, aparte de 25

negros.93 No sólo José Pérez sino que también José Tadeo alias el Carpintero fueron capturados,

junto con 15 negros más; los líderes, esclavos del Regidor don Gregorio Rendón, se les señaló

como "principales motores del levantamiento".94

No obstante, los problemas continuaron y sólo hasta el 17 de octubre, ya se había pacificado

la sublevación, a decir de Arroyo.95 Para el 2 de enero de 1736 Arroyo y sus tropas salieron de la

Villa, lo que hace poner en duda la afirmación anterior, a pesar de que el Cabildo informó que la

Jurisdicción mantuvo acuarteladas sus banderas más de cuatro meses.96

Ya presos Pérez y Tadeo, se discutió la forma de repartir los gastos efectuados durante la

sublevación. La fórmula consistió en prorratear los 15,468 pesos de gastos estimados para el 8 de

marzo de 1736 a razón de cobrarle a cada amo 15 pesos 3 reales y granos por esclavo mayor de 15

años, regulando 3 hembras por un varón (1:159 vuelta). En esta cantidad no se hizo aprecio del

costo de 1,117 pesos que tuvo el hospedaje en la casa del Regidor don Gregorio Rendón, del

Teniente don Juan Pérez Vasco y dos Dragones, que uno de ellos y dicho Teniente llegaron heridos

a la Villa el 8 de julio de 1735 y se mantuvieron hasta el 2 de enero de 1736 que se retiraron con su

Compañía.97 El 12 de mayo de 1769, Don Francisco Adán señalaba que la sublevación le había

significado a la Villa de Córdoba y sus haciendas el costo de más de 400,000 pesos.98 También el

Capitán don Lope Antonio de Iribas exigió que se le cubrieran 1,317 pesos que había gastado en la

manutención de los capitanes don Manuel de Arroyo, don Antonio Domingo de Andrade, su

Teniente, Alféreces y Cadetes, en su estancia en la Villa.99

El proceso a José Pérez y a Tadeo, negros bozales, se llevó a cabo por la Real Audiencia y

Sala del Crimen de la Nueva España, llegando de México la sentencia de muerte de horca para

ambos, el 10 de septiembre de 1736. Para el 1° de octubre, Antonio, indio de Amatlán, había

ejecutado la sentencia en la Villa.100

La lucha dejó una amarga experiencia entre los hacendados españoles, pero también redobló

93 Op. cit., folios 11 vuelta a 12 vuelta.94 Op. cit., folio 163 vuelta.95 Op. cit., folio 17 vuelta.96 Op. cit., folio 159 frente.97 Op. cit., folio 159 vuelta.98 México. AGN, folio 77 frente.99 Córdoba, folio 162 frente.100 Op. cit., folio 197 vuelta.

75

los ánimos de libertad en la población negra; la mejor prueba de ello fue que se siguieron

sucediendo revueltas a lo largo de los años: 1741 en Palmillas; 1749 en la hacienda de San

Antonio;101 1805 en el Trapiche de El Potrero, sofocada por 3,000 soldados que acompañaban al

Virrey Iturrigaray a su tránsito por la Villa de Córdoba.102 La guerra de independencia de 1810 y la

posterior victoria del país recogieron los anhelos de libertad de la población de origen africano,

cambiando su status y abriéndoles la posibilidad de una movilidad social más amplia.

Si alguna vez estuvo a punto de quebrantarse el orden impuesto por los hacendados

españoles, esa fue en 1735; la compulsión de la lucha así lo demostró; no fue el deseo de irse a las

montañas de Soyaltepec a fundar nuevos palenques y engrosar los ya existentes, sino permanecer en

el escenario del sistema social injusto y desintegrar todo lo que en la Villa significaba una barrera

para la expresión de la propia supervivencia.

La sublevación muestra las contradicciones internas que surgieron a lo largo del período

colonial, pues frente a la formulación de objetivos para mejorar las condiciones de vida de los

escalones más bajos de la pirámide social, éstos se vieron frenados por la existencia de oligarquías

locales -que en el caso de Córdoba- limitaron en gran medida un mejor trato a las poblaciones

esclavas, con el objeto de lograr mayores rendimientos económicos de la fuerza de trabajo ocupada

en el cultivo e industrialización de la caña de azúcar.

El traslado de las cuerdas de esclavos africanos desde Veracruz a Xalapa, en alguna ocasión

fue un acontecimiento desagradable y trágico, como lo muestra un documento del Archivo Notarial

de Xalapa: “[Com]Pareció Esteban de Torres, español, alquilador de mulas y vecino de la ciudad de

la Nueva Veracruz, y dijo que trayendo a don Agustín Lomelín de Espíndola con una litera de este

otorgante que venía de la dicha ciudad con los negros y negras bozales, habrá un mes poco más o

menos, habiendo llegado a la venta de La Rinconada del Marquesado del Valle, los dichos negros

se amotinaron y mataron al dicho don Agustín y a otras personas. Y este otorgante se escapó

huyendo y le hicieron pedazos la dicha litera. Y mataron y comieron las mulas de su avío, y toda su

ropa y dineros que traía para su gasto y otras cosas considerables, dejándole pobre y aniquilado la

pérdida que tuvo. Y que ha venir en recibir muy poca cantidad en pago y satisfacción de ello con el

gobernador de la dicha nueva ciudad, por decir es Juez Conservador de dichos negros y causar de

101 México. AGN, folios 81 vuelta a 82 frente.102 Herrera Moreno, I:146.

76

ellos y le es perjudicial el dicho trato.”103

Ligada a las insurrecciones está la existencia de comunidades de esclavos fugitivos, las

cuales recibían el nombre de palenques, por las estacas defensivas que caracterizan la protección de

dichas comunidades negras. La sierra de Mazateopan contempló la existencia de varios palenques,

cuyos nombres han quedado registrados en la historia: Palacios, Breve Cocina y Mandinga, algunos

de ellos con una antigüedad mayor a la de los cien años.

Otros palenques se dieron en los montes de Actopan, doctrina de Misantla, jurisdicción de la

Antigua Veracruz.

La historia posterior demuestra que es frecuente la fundación de pueblos de negros libres

con un origen en los palenques, como fue el caso del pueblo de Nuestra Señora de los Negros de

Amapa, en el estado de Oaxaca, proceso que fue apoyado por autoridades coloniales españolas,

como el Alcalde Mayor de Teutila, y Caballero de la Orden de Calatrava, Andrés Fernández de

Otañez, quien poseía plantaciones de cacao y de vainilla, las cuales presuntamente eran trabajadas

por esclavos fugitivos de los trapiches y haciendas azucareras de la villa de Córdoba.

La fundación de Amapa llevó a los trapicheros y hacendados cordobeses a enfrentarse en un

largo litigio contra Otañez, mismo que quedó registrado en el tomo 3542 del ramo Tierras del

Archivo General de la Nación, y que ganaron los negros, acaudillados por Fernando Manuel, quien

fue su primer Alcalde.

En la actualidad quedan pocos asentamientos humanos de origen africano en el estado de

Veracruz, de entre los cuales podemos mencionar a Tamiahua, Mozomboa, Tinajitas, El Coyolillo

(municipio de Actopan), San Nicolás (municipio de Yanga), Dos Caminos, Mata Clara (municipio

de Cuitláhuac), barrio del Cojinillo (municipio de Tierra Blanca). Quedan nombres de localidades

con escasa presencia africana, a veces sólo con el nombre: Mandinga (municipio de Boca del Río),

Rincón de Negros.

Algunos rasgos culturales como la música se extienden desde Nautla hasta Coatzacoalcos.

En Las Higueras, del municipio de Vega de Alatorre, se utilizaba el marimbol, marimbola o

marímbula, instrumento de acompañamiento de origen africano, consistente en una caja de madera

con lenguetas que salen de su boca, lo mismo que en la ciudad de Xalapa hasta 1943; dicho

instrumento servía para los bailes populares, acompañados de otros, como el cántaro.

103 A.N.X. Tomo 1675-1680. 255 vuelta a 256 frente. 14 de noviembre de 1669.77

También estuvo en uso el marimbol hasta hace unos pocos años, en la población de Totutla,

cerca de Huatusco.

La música popular de la costa de Sotavento, analizada estructuralmente por Gerónimo

Baqueiro Foster, tiene importantes influencias africanas, así como el cultivo de la décima que se

aplica en la ejecución de la llamada música de son jarocha.

El uso del arpa, la jarana y el requinto, en ocasiones introduce instrumentos adicionales

como el pandero, o el marimbol, independientemente del tablado que es un instrumento de

resonancia ejecutado por los pies de los bailarines y que aporta sus propios ritmos enriquecedores.

78

CAPÍTULO 9

MOVILIDAD SOCIAL

Los negros y demás castas coloniales encontraron en el ejercicio de las milicias la

oportunidad para ascender socialmente, además de otros factores.

Durante los frecuentes conflictos internacionales de España con el resto de las potencias

militares europeas, una creciente preocupación fue la de defender sus costas en toda América. Para

ello se instauraron las compañías de milicias provinciales, entre las cuales destacaron las de lanceros

negros, mulatos y pardos, instalándose vigías (puestos de vigilancia) en los principales puertos de la

costa atlántica, como fue Tamiahua, Nautla, Veracruz y Alvarado, entre otros puntos.Los Lanceros

En muchas ciudades de Hispanoamérica de los dos siglos finales del período colonial, y

también en algunos lugares rurales cercanos a las vías de comunicación, se movían grupos de

esclavos negros sin ocupación definida ni vivienda fija; contra la esclavitud improductiva y el

vagabundaje se tomaron diversas medidas. Entre las medidas indirectas más notables está la

creación, en los primeros decenios del siglo XVIII, de cuerpos armados conocidos con el nombre de

compañías de negros y mulatos libres o, más generalmente, compañías de pardos. Aunque su

organización fue más importante en ambas costas ante el peligro de ataque de países enemigos de

España, la verdad es que en el interior también se organizaron varias de ellas; esto lo vemos en una

noticia que se da el 20 de Octubre de 1762, cuando una Compañía. de Lanceros de Pardos y

Morenos Libres de San Miguel del Grande, con 63 hombres, fue despachada a Orizaba.. Alamán es

más explícito al respecto, pues escribió que por una disposición tan política como económica, la

fuerza principal destinada a la defensa del país consistía en los cuerpos que se llamaban de milicias

provinciales, los cuales no se ponían sobre las armas sino cuando el caso lo pedía. Componíanse de

gente del campo o artesana, que sin separarse de sus ocupaciones en tiempo de paz, estaba dispuesta

a servir en el de guerra, sin otro gasto que el pequeño del pie o cuadro veterano que tenían para su

organización y disciplina, reuniéndose en periodos determinados para recibir la instrucción

necesaria. Estos cuerpos estaban distribuidos por distritos, y en cada uno de estos las compañías por

pueblos, y los caballos de los regimientos de caballería se repartían entre las haciendas de cada

distrito, que estaban obligadas a presentarlos en buen estado cuando se les pedían.

79

Arrangoiz expresa que los negros, "raza fuerte, daba muchos soldados para el ejército, y en

algunos puntos de los climas cálidos, como en Veracruz, había cuerpos de milicias, formados

exclusivamente de negros y mulatos libres que podían ascender hasta capitanes".

Los hombres pertenecientes a las castas, "endurecidos por el trabajo de las minas,

ejercitados en el manejo del caballo, eran los que proveían de soldados al ejército, no solo en los

cuerpos que se componían exclusivamente de ellos, como los de pardos y morenos de las costas,

sino también a los de línea y milicias disciplinadas del interior, aunque estos según las leyes,

debiesen componerse de la raza española". En el siglo XVIII las diversas categorías de mulatos

fueron comprendidas en la general designación de pardos, adjetivo que se consideró el menos

ominoso de los entonces en uso, y con tal eufemismo admitidos en la milicia, antes también vedada

para ellos.

El cuerpo de Lanceros de Veracruz estaba compuesto por individuos procedentes de 140

ranchos en Veracruz, muy especialmente de aquellos situados en Medellín, Boca del Río y Jamapa;

en intentos de invasión cargaban con la responsabilidad de patrullar la costa.

Por 1727 el vecindario de la ciudad de Veracruz se encontraba alistado en cuatro compañías

milicianas de 100 hombres cada una, con sus capitanes y cabos subalternos, dos de mulatos libres y

dos de negros, y en los ranchos de las orillas y fuera de la ciudad, pueblos de Jamapa, Cotaxtla,

Medellín, Tlalixcoyan y haciendas de sus distritos, se podían juntar unos 800 hombres que armados

de lanzas acudieran a la plaza en caso de urgencia. En 1766 estos Lanceros que tan útiles servicios

prestaban al Rey, fueron organizados más consistentemente en cinco escuadras de 156 hombres

cada una. Hizo el Reglamento de la Compañía de Lanceros de Veracruz don Félix Ferraz,

gobernador del puerto a instancias del Marqués de Cruillas. "De modo que con 564 pesos cada mes

que hacen 6,768 al año se consigue tener arreglados y prontos 780 hombres, libres los caminos de

toda esta Jurisdicción de Gente de mal vivir, contenida la deserción y resguardada en lo posible la

Real Hacienda".

Alamán expresa que "en las inmediaciones de Veracruz había un cuerpo de mil lanceros:

otros tres para el resguardo de las antiguas fronteras de Sierra Gorda, Colotlan y Nuevo Santander,

con la fuerza de mil trescientas veinte plazas, y un escuadrón de pardos y morenos" en Veracruz.

El desempeño de puestos en la milicia ofreció mejores niveles de vida a los pardos

veracruzanos, pues ocupaban cargos de un nivel jerárquico más alto que el que tenían antes de la

80

organización de las milicias; inclusive en un documento fecha Febrero 10 de 1764 los miembros de

las compañías de pardos aunque de la jurisdicción de Orizaba, pedían que se les relevara del pago

de tributos reales.

De 1765 a 1775 la Compañía de Lanceros de Veracruz se compuso de cinco escuadras, cada

una de 125 hombres de tropa y sus correspondientes oficiales.

El uniforme de la compañía fue: casaqueta corta, que fue llamada casaca volante, de paño

azul celeste con vueltas blancas; el color de los botones no es conocido; calzón de ante, sombrero

blanco de ala tendida y la ala izquierda, con la escarapela de estambre encarnado, levantada;

camisas blancas, zapatos y botines de cordobón negro; cinturón, cartuchera y porta machete de

timbre encarnado. Los cabos llevaban las insignias de galón de hilo azul celeste. Los sargentos, el

mismo uniforme, pero más fino. El armamento consistía de un par de pistolas, una lanza y una

espada o machete (México. Archivo General de la Nación. Ramo de Historia, Tropa Veterana,

Tomo 165, Cuentas del Vestuario).

El 11 de Mayo de 1793 se publicó un Bando con miras a la creación, en la Plaza de

Veracruz, de un Batallón fijo de Pardos libres. Entre los requisitos de los aspirantes estaban: como

edad límite máxima, 36 años; cinco pies y una pulgada de estatura. Comprometerse a servir seis

años sin recibir paga alguna. Ser soltero.

"A todo el que sirviere honradamente en dicho Cuerpo dos tiempos de ocho años, y quisiese

después de haberlos cumplido, su licencia absoluta, se le concederá con la circunstancia de que sea

exento de tributo por toda su vida".

A este respecto se comisionaron Oficiales de reclutamiento en México, Puebla, Izúcar,

Tehuacán, Córdoba, Orizaba, Xalapa, Veracruz. En los pueblos de Alvarado y Tlacotalpan los

pardos se registrarían con los Justicias respectivos.

La organización de la milicia trajo consigo graves desajustes en la economía campesina de

las costas veracruzanas, pues muchos de los trabajadores del campo —si no todos— eran reclutados

por la fuerza para la defensa de una soberanía tambaleante. José María Quiroz, a la sazón

Gobernador e Intendente de la plaza de Veracruz, expresaba que "la causa principal de la menor

cosecha (de algodón), y también siembra, ha disminuido de que el dicho año de 1797, con motivo

de la guerra con la Inglaterra, se acuartelaron en esta plaza los milicianos lanceros que todos son

labradores, pero en términos que en una casa, el dueño de ella, sus hijos y yernos, los mozos y todo

81

el que es capaz de montar a caballo y tomar la lanza están alistados, por cuyas circunstancias en los

seis años que duró aquella guerra quedó aniquilado de vecinos y desierto el campo y agricultura de

la Jurisdicción".

Los lanceros defendieron enérgicamente el régimen español en los tiempos de la

consumación de la independencia nacional. El 15 de Septiembre de 1821 "Se acordó entre Iturbide

y O'Donojú, y dio orden éste para que se hiciera, que sin capitulaciones salieran de México las

tropas reales, entre las cuales se encontraban los leales y valientes negros de la Tierra Caliente, que

dejaron la capital el veintitrés para volverse a sus casas, y de quienes dijo Iturbide en una proclama

'que de las cadenas de esclavitud personal habían salido a forjar las de sus hermanos'"..."Los negros

fueron los últimos realistas mexicanos que dejaron las armas, y eso porque se lo mandó el Jefe

español".

Después de proclamada la Independencia, los negros deben haber dejado sentir su influencia

y poder en numerosos puntos del país, al grado que el Gobierno tratara de limitar su número a fin

de contener algunos desórdenes que provocaban los milicianos, ya que por ley de treinta y uno de

marzo (de 1835) mandó el Congreso que la milicia cívica de los Estados, Distrito y Territorios se

redujera a lo que diera la base de un miliciano por cada quinientos habitantes, organizada conforme

a las leyes de la materia.

Durante la ocupación norteamericana, Mayne Reid, quien formaba parte de las fuerzas

expedicionarias de los Estados Unidos en México; narra que durante la toma del puerto de Veracruz

el 26 de marzo de 1847, los "temibles jarochos" asolaban a las fuerzas americanas. Hace especial

mención del sacerdote José Celedonio Domeco de Jarauta y Ortiz (1813-1848), mejor conocido

como el padre Jarauta que era jefe de guerrillas, Como se ve, todavía se organizaban para esta época

los campesinos de los alrededores de Veracruz, aunque ya se les denominaba jarochos.

Durante la intervención francesa, los ejércitos imperialistas también atravesaron por algunas

dificultades para contener a las guerrillas de jarochos. El punto principal de radicación de las

mismas estaba en Tlalixcoyan, sin menoscabar otros lugares como Medellín, Jamapa y Boca del

Río que presentaron líneas frontales de defensa ante los invasores.

. . .

82

El desarrollo económico de la Nueva España en el siglo XVIII tuvo efectos en la población de

origen africano, consistentes en un mejoramiento social del status. Factores que favorecieron el

ascenso de los grupos de color pueden verse en las frecuentes manumisiones de que son objeto por

parte de los amos. Diversas razones se invocan, tales como premio a buenos servicios, cariño, amor,

promesas a santos; otras se refieren al matrimonio, pues cónyuges pagan el precio de las cartas de

libertas de esposas e hijos. Por la vías testamentaria o codiciliaria numerosos esclavos obtienen la

libertad, si bien en muchos casos se trata de personas ancianas que son soltadas al arroyo para

evadir la responsabilidad de curar enfermedades o pagar sepelios; no obstante, se dan casos en que,

inclusive, a familias de esclavos, esencialmente criollas, se les obsequia bienes inmuebles como

objetos de uso personal, animales y hasta dinero efectivo. Quizá, tratándose de mulatos, el

otorgamiento de la libertad se realiza a favor de descendencia ilegítima hispana tenida en el trato

con esclavas. Otras veces, un padrino acomodado se busca para el establecimiento de parentesco

ritual por medio del bautizo, a fin de conseguir la libertad del recién nacido. También la liberación

se da si se cumplen las cláusulas de un contrato en que se estipula que el esclavo se encargará de

sostener con su trabajo al amo o ama enfermos y que se les atienda por el resto de sus vidas, so pena

de anular la libertad por incumplimiento del negro.

En el caso de los varones, la libertad se condiciona al tipo de pareja que se escoja; se niega

si el casamiento tiene efecto con una persona esclava. Muchos casos de libertad ofrecida se

convierten en reales a la muerte del propietario.

Otro aspecto del mejoramiento económico se da en el caso inusitado de esclavos que poseen

pequeñas propiedades, como un pedazo de solar o una bestia, con las que obtienen ingresos que a la

postre servirán para comprar la tan ansiada libertad. El dueño del ingenio de San Pedro Buenavista

o La Orduña, cerca de Xalapa, daba permiso a los esclavos para que cultivaran pequeñas fracciones

de terreno con maíz y hortalizas a fin de asegurar su mantenimiento y el comercio con los productos

agrícolas.

El archivo Notarial de Xalapa es fuente rica en información sobre los bienes que poseían

personas de origen africano. Los testamentos en él ofrecidos ilustran acerca de las propiedades de

los vecinos y en algunos casos, de la población de color.

83

Pardos y mulatos prósperos

Juan Domínguez, pardo libre y vecino del rancho del Coyolillo, estaba casado con Juliana de los

Reyes, morena libre otorgó poder para testar. Desconocemos el monto de sus bienes. En cambio,

cuatro años después, uno de sus hijos, de nombre Vicente José, declaró que poseía 5 mulas

aparejadas de lazo y reata, 3 caballos, una silla de montar, una escopeta, un espadín, 5 vacas de

vientre, 3 terneronas, 3 yeguas y 2 bueyes; alquilaba un rancho. Debía 33 pesos y 22 reales: 3 pesos

al dueño de una tienda en Veracruz apellidado Arroyo; 30 pesos a don Manuel García Cossío, de

una mula que le fió, y 22 reales a Carlos Roso, vecino de Xalapa.

Otro pardo libre vecino del Coyolillo, Diego Antonio Hernández, declaró que para casarse

le compró la libertad a su prometida en 200 pesos. Llevó al matrimonio 10 mulas aparejadas, 8

caballos mansos, 6 yeguas, una silla de montar, 3 yuntas aperadas, una escopeta y una espada. No

debía nada a nadie. Cuando casó la hija mayor, María, le dio como dote un caballo y una vaca

chichigua (en producción de leche).

Marcos de Arellano, asimismo pardo, nacido en el ingenio Grande de la Santísima Trinidad,

declaró ser casado con Juana Clara de la Rosa, parda libre. Leonarda Josefa, primogénita, de 28

años, casó con José Orduña. Marcos gastó en ropa algo más de 100 pesos y le dio una yunta de

bueyes aperada que valdría 30 pesos, una yegua mansa en 6 pesos y otra después (cuando enviudó y

casó en segundas nupcias con Vicente Ferrer) con 6 vacas chichiguas, a 8 pesos cada una, y 15

pesos en reales. A su segundo hijo, Maximiliano Ventura, le tiene dado más de 115 pesos y 2

yuntas de bueyes aperadas, en 30 pesos cada una, 6 vacas de vientre de a 8 pesos, y un caballo

ensillado y enfrenado que valdría 12 pesos.

Ignacio José Moctezuma, vecino de las rancherías de Sonsocomotla, de la Doctrina de

Actopan, jurisdicción de La Antigua Veracruz declaró ser hijo de padres no conocidos. Era

propietario de un rancho de vacas en las cuales tiene invertidos 1000 pesos (125 vacas). Casó con

María Josefina Villa Nueva, mestiza; al enviudar ambos poseían bienes por 250 pesos. Cuando se

casaron los 7 hijos que hubieron, a cada uno les dio una vaca con una ternera de un año, lo mismo

que a un hijo soltero. Al menor, además, 120 pesos.

Matheo Cipriano Gutiérrez era un pardo que sabía afirmar; casado con otra parda, Ana

Francisca Ruiz, eran naturales y vecinos del ingenio de Orduña. Declararon no deber cosa alguna.

84

Cuando contrajeron matrimonio, recibieron de sus padres, él 54 pesos y ella 38 pesos.

María Arriaga, parda libre y vecina de Plan del Río, era copropietaria con sus hermanos

Eufrasio y Teodoro, de cabezas de ganado mayor, caballos y yeguas en Plan del Río. Poseía,

además, 300 fanegas de maíz, 2 burros y 12 cerdos, una casa cubierta de teja en la calle de San

Francisco de Paula en Xalapa. Expresó que Diego Díaz, vecino de Llano Grande, le debe 20 pesos.

Declara que debe a su compadre don Juan de Leiro, vecino de la Antigua, lo que dijere por el

apunte que tenga y a don Juan Gómez de Estrada lo que importare la cuenta que dicho señor

manifestare.

El mulato más rico que vivió en Xalapa a fines del siglo XVII y principios del XVIII fue,

sin duda, Miguel Jiménez. Originario del pueblo de Acatzingo y dueño de recua, casó con Mariana

Rodríguez (mulata) 38 años atrás, quien no trajo dote y él no tenía ningún caudal. La pareja no

tuvo hijos y adquirió con trabajo un caudal como de 11 mil pesos consistentes en casas, recua,

esclavos y otros bienes muebles y alhajas.

85

Los caminos hacia la libertad

Para que un esclavo adquiriera la libertad pagando 300 ó 400 pesos de oro común no cabe duda de

que debió haber de por medio mucho trabajo a fin de reunir la cantidad.

El matrimonio fue una vía para conseguir la libertad, pues cuando el prometido gozaba de

posición económica, manumitía a la novia. Se presentan muchos casos de esta naturaleza en la

jurisdicción de Xalapa.

El ser hijo natural le valió al mulato Prudencio haber sido liberado a la edad de 23 años,

aunque condicionado al fallecimiento del hermano de padre, Francisco Domínguez Muñiz.104

En ocasiones, la madre esclava logra la libertad de su hijo. Así ocurrió con Salvador de

Rivera a la edad de 9 años.105[3]

Se dio un caso de esclavos que realmente habían sido libres, pero que por capricho del amo

habían permanecido bajo el régimen de servidumbre. Para descargo de éste, aclaró las cosas y

resarció con bienes a sus fieles trabajadores. No resistimos la tentación de citar su declaración al

escribano:

Don Juan Ricardo de Gusman por cuyo nombre apellido ha sido conocido en este Reino

hasta hoy, por haberle conseguido una Alcaldía Mayor una pariente que era Dama de la Reina. Para

ser conocido por su nombre dice que es don Juan Ricardo Grantt, hijo legítimo de don Esteban

Grantt y de doña Anastacia Luet, vecinos que fueron de la ciudad de Vguatafordia [Waterford], del

Reino de Irlanda, difuntos, de donde es natural el otorgante.

Declara que viviendo en Cuba con su mujer, doña María del Rosario Ravelo, vecina que fue

de Cuba, ya difunta, vinieron a pasear don Thomas y don Jacobo, mercaderes y vecinos de Jamaica,

y por ser sus amigos posaron en su casa por ser católicos. Estando en su casa los dichos, se le

ofreció ir a un negocio a España y los dejó en su casa, y ellos cuando quisieron se fueron y dejaron

allí una negra que trajeron para que les hiciera de comer, nombrada María Josepha que también era

católica y nunca enviaron por ella, la cual negra era libre y esta tuvo por hijos a Thereza, a

Francisca, a Manuela, a Rosario. Su esposa, sin consentimiento, vendió a dicha negra en Cuba

104Archivo Notarial de Xalapa, Tomo 1707-1712, 109 a 110, 23 de mayo de 1708. En adelante sólo se pondrán los datos de tomo, folios y fecha.

105 Ibid, Jilotepec, 306 a 307, 15 de enero de 1710.

86

estando ausente el otorgante. La negra se casó en Cuba y tuvo estos hijos durante su matrimonio; y

estas hijas creyendo siempre que eran esclavas quedaron sujetas. Y habiendo venido su esposa aquí

por estar de Alcalde Mayor el otorgante, trajo a estas 4 como esclavas. Han tenido por hijos

Thereza a Anica; Francisca a Juachin, Gertrudis, Josepha; Manuela no ha tenido ningún hijo y

Rosalía tuvo por hija a María Josepha.

A la hija de Thereza, nombrada Anica, le dio carta de libertad, la cual hizo porque

estuviesen sujetas las otras y no porque fuese esclava. Declara que todas las dichas son libres por ser

todas descendientes de la dicha María Josepha.

Manda que a todos los dichos se les de un pedazo de solar de él en que tiene una casa, para

que en el fondo hagan una casita en que vivan.

Declara que su voluntad se le dé libertad, después de su fallecimiento, a Joseph, de 14 años,

hijo de Thomas que era su esclava, y a María, de 13 años, que también es hija de dicha Thomasa.

Manda se le dé a Juachin una mula aparejada, una hacha y un potro; a Joseph, hijo de

Thomasa, una yegua y dos vacas. Su ropa de vestir se le dé toda a los dos. A Anna, hija de Thereza,

casada con hijo de Moxica, se le den 2 vacas; a Gertrudis su ropa blanca y su cama con la ropa de

ella.106

Seguramente en el reparto de bienes, María ha de haber sostenido acre discusión con el

capitán, pues éste revocó su libertad. Sin embargo, dos meses después manda nuevamente que sea

libre pues consideró que el disgusto que le dio fue fragilidad y que la ha criado y le tiene mucho

amor.107

Veintidós días más tarde declara que el negro Joseph, hijo de Thomasa, quiere que sea

exclavo de su hijo don Joseph por tiempo de 8 años, contados desde el día de su entierro, y

cumplidos, le den libertad sus Albaceas.108

En otro libertad por vía testamentaria, doña Catarina García, vecina de Naolinco declara y

manda que a José Antonio, su esclavo, se le dé libertad por fin de sus días dando sólo 100 pesos, y

para que los busque se le dé tiempo. También manda que a María, también esclava, se le den 6

vacas de vientre. También manda que, falleciendo, queden libres Mateo y su Madre María, sus

esclavos, y que a Mateo se le den con su carta de libertad 4 vacas y sus 2 caballos. También declara

106 Tomo 1759-1760, 18 frente a 21 vuelta, 16 de marzo de 1759.107 Ibid, 38 a 38 v, 14 de abril de 1759.108 Ibid., 70 v a 71, 7 de julio de 1759.

87

que en una de sus antecedentes disposiciones (y según entiende en la que otorgó recíprocamente

con su marido) tiene mandado se le dé libertad a Felipa, su esclava, hija de Juana Polonia. Pero por

ingratitudes que ha experimentado de ella, revoca dicha cláusula para que no valga, y es voluntad

dejarla como la deja, esclava, sujeta a servidumbre para siempre jamás.109

En ocasiones, se desarrollaba un profundo vínculo afectivo entre el esclavo y el amo. Un

negro alegó ante el comprador que estaba baldado (invádido), para evitar la venta; Miguel Antonio

pasó como herencia del abuelo paterno a la edad de 9 años a poder de don Agustín García

Campomanes y se resistía a cambiar de dueño a los 39 años de edad.110

Don Juan de Bárcena, subteniente de las Milicias Provinciales y don Manuel de Boza, del

comercio de Xalapa, dijeron que quedaron libres cinco esclavos de don Bartolomé Salbo por fin de

sus días, llamados Rita Claudia, Feliciana, María, José Santos e Hilario Antonio, hijos de la dicha

Mariana, según un papel que firmó con su esposa el 21 de agosto de 1772.

Con declaración de que siempre que muriese la dicha Rita Claudia antes que los donantes,

era su voluntad que todo lo expresado (una casa y 400 pesos en plata) haya de recaer en la dicha

Feliciana, su hija, para que con gobierno y cordura haya de mantener y recoja a sus otros menores

hermanos, no incluyéndose en todo lo expresado su hermano Vibiano, por tener adelantada su

libertad y haberlo educado, dándole escuela y oficio de sastre. Y con la prevención de que siempre

que alguno de los 3 hijos tomare estado, se le han de dar por su madre 100 pesos para ayuda de

mantenerse, quedando al arbitrio de la citada madre el conservarlos a su lado.[111

Los esclavos que mayores oportunidades tenían de alcanzar su libertad eran los criollos, esto

es, los nacidos en la casa de los amos. A este respecto es ejemplar la carta de libertad que extendió

María Sebastiana de Yépez a favor de José Antonio, niño mulatico de 5 años, criollo nacido en su

casa, hijo de Petrona Días, su esclava mulata que heredó de Francisca de Yépez, su madre. Lo

libera por habérselo prometido desde que nació y por el amor de haberlo criado y por el cuidado y

puntualidad con que la dicha su madre le ha servido.112[

El ascenso social en la Xalapa colonial estuvo determinado por una mayor liberalidad de los

dueños o, si se quiere, como expresión de un humanismo que empezó a soplar ante la actitud

109 Tomo 1762-1763, 265 v a 267 v, 31 de mayo de 1763.110 Tomo 1764-1765, 63 a 63 v, 65 a 65 v, 2 de mayo de 1764.

111 Tomo 1775-1776, 403 v a 406, 22 de julio de 1775.

112 Tomo 1700-1706, 37 a 34, 17 de abril de 1700.

88

generalizada de explotación al negro.

El matrimonio con libre constituyó la vía expedita para la futura libertad, pero a veces

tenían que transcurrir muchos años para conseguirla. Así le ocurrió a la negra criolla Mariana de

San José, de más de 50 años, y de su hijo mulato de 12 años, Francisco del Barrio. Pasaron 13 años

para el español Gerónimo del Barrio, de oficio tonelero, marido de Mariana y padre legítimo de

Francisco, pudiera pagar en reales los 300 pesos en que estaban tasados (100 la mujer y 200 el hijo),

a Isabel López Muñoz, propietaria.113

De acendradas convicciones cristianas fue doña Mariana de la Gasca, originaria de Puebla.

Crió a un niño llamado Sebastían García, de edad de 12 años y que envió a la ciudad de México a

aprender el oficio de platero; ordena que cuando sea hombre y pueda administrarlos, se le den 200

pesos de oro común y una mulatilla de 13 años llamada Antonia, o el valor de ella. Y un colchón,

dos sábanas y dos almohadas.

Ordena, asimismo, que a una niña que le echaron a la puerta, que se llama Juana y es de

edad de 10 meses, se le dé un mulatillo que ha 15 días que nació, hijo de su esclava mulata Isabel,

llamado Luis.

Ordena que por cuanto le tiene mucho amor y voluntad a Dominga, negra su esclava que

nació en su casa y crió a sus pechos y que es hija de Catalina, negra de Guinea que ya es difunta, y

que tendrá 20 años, en lo que se casare, sirva y esté en compañía de doña María de Estupiñán, su

hija. Y casándose con persona libre, desde luego que efectuare el matrimonio, la ahorra y liberta.

Con calidad que si no fuere persona libre como dicho es la con quien casare la dicha Dominga, y

fuere esclavo, revoca la dicha libertad y quede esclava sujeta a su hija.

Ordena que a Juana Domínguez, negra criolla que ya es vieja y es su esclava, se le de su

carta de libertad. Y es condición que sirviere enfermos en el hospital que hay en este pueblo y

acudir de obligación a cuidar de ellos y servirlos.114

Si doña Mariana de la Gasca crió a sus pechos a la negra Dominga, doña María de

Villavicencio, viuda de don Pedro de Yerpa y Padilla, no se quedó atrás, liberando a María Teresa,

de 5 años, entre otras razones por haberla criado en sus brazos y cama.115

113 Winfield Capitaine, Fernando, Esclavos en el Archivo Notarial de Xalapa. 1668-1699, Xalapa, Universidad Veracruzana, 1984, Documento

89.

114 Tomo 1675-1680, 315 v a 321 v, 3 de septiembre de 1670.

115 Tomo 1694-1699, 350 a 351, 16 de julio de 1697.

89

El concepto de primogenitura que modela tantas instituciones españolas, toma carta de

naturaleza en las liberaciones. Por vía testamentaria, el naolinqueño Francisco Domínguez Muñiz

pretexta que por ser Miguel, mulato de 40 años, el primero de una serie de esclavos que nació en su

casa, se les dé su libertad y, aparte, que se le entreguen 50 pesos para ayuda.116

Al año siguiente y fallecido Don Francisco, su viuda, María Ortiz de Zárate, liberó al

mulato, "por haberlo criado a mis pechos y en mi cama y cuidado".117

116 Ibid., 380 a 383, 27 de octubre de 1697.117 Ibid., 541 a 542, 15 de noviembre de 1698.

90

Libertad condicionada

A pesar del pago por salir de la esclavitud, la libertad era relativa, ya que había cláusulas que la

constreñían.

Así fue el caso de las hermanas y doncellas mayores de 25 años, María de la O Muñoz y

Gerónima Díaz Muños, quienes liberaron al mulato criollo Diego de Estrada, alto de cuerpo, de 28

años, por 150 pesos en cómodos abonos: 50 de contado y el resto, a pagar en 9 meses. Con cargo y

calidad que mientras vivieran las otorgantes, les ha de acudir en todo lo que se les ofreciera,

asistiéndolas y sirviéndolas por ser solas, y por convenio entre él y ellas, Y que si faltare a ello, no

sea válida y ninguna esta libertad.118

Similar circunstancia acaeció a Mateo de Arriaga, negro criollo, cuyo amo, Pedro de

Arriaga, le dio libertad con condición de que sirva en un rancho del otogante que está en La

Cañada, prometiéndole que se le ha de pagar lo que a otra persona libre por su trabajo.119

La llamada "libertad al póstumo" consistía en dar libertad al producto del embarazo en una

esclava.120

Las creencias religiosas condicionaban la libertad graciosa (no pecuniaria). Se daba a

cambio de que el esclavo mandara decir dos misas rezadas cada año por el alma de la dueña. Esto le

tocó al negro criollo Simón López.121

Parentela esclava

Aunque parezca paradójico, fue real que personas libres tuvieran como parientes a esclavos. Así le

pasó a Polonia de Ribas, mulata soltera, nativa del ingenio de Tenampa en la jurisdicción de San

Antonio Huatusco. Liberó a Juan de Irala, negro criollo de más de 40 años, que había comprado 20

años atrás. Era hermano de madre de ella.122

Otro liberado, presunto hermano de madre de Polonia, Diego de Irala, a su fallecimiento,

con obligación que ha de pagar los derechos de su entierro y funeral.123

118 Tomo 1691-1693, 151 v a 152 v, 2 de julio de 1683.119 Ibid., 168 a 170, 8 de febrero de 1684.120 Tomo 1668-1674, 244 v, 247 a 247 v, 28 de julio de 1677.121 Ibid., 452 v, 15 de abril de 1678.122 Ibid., 77 v a 78 v, 16 de febrero de 1675.123 Ibid., 164 v a 165 v, 10 de septiembre de 1676.

91

Completa el triángulo con su otro hermano de madre, Gerónimo de Irala. Pide que a su

fallecimiento quede libre siempre y cuando de 40 pesos y la asistencia y sustento como lo ha

prometido.124 Declara que cuando se casó su hija natural Melchora de Irala con Diego de Villar,

español, y que está en la Nueva Veracruz, les dio de dote por cuenta de herencia, 3 mil pesos, poco

más o menos, en esclavos, joyas, bueyes, reales, ropa y otras cosas.125

El establecimiento de laxos de parentesco ritual mediante el bautizo fue otro camino hacia la

libertad. La negra criolla Isabel Elías y su marido, el mulato Antonio Mojica, maestro de azúcar del

ingenio de Nuestra Señora de los Remedios, ambos esclavos, escogieron por padrino de su hija

mulatilla que se ha de llamar Josefa Gregoria, a Juan de Rivas, residente en el ingenio. El futuro

compadre pagó 100 pesos de oro común "que han sido para avío de algunas cosas precisas y

necesarias en el dicho ingenio", según afirmó el administrador Juan Mejía de Velasco, a cambio de

la libertad de la próxima ahijada.126

124 Ibid., 487 v a 488, 8 de marzo de 1679.125 Ibid., 488, 8 de marzo de 1679.126 Tomo 1675-1680, 284 v a 285 v, 15 de marzo de 1670.

92

Débitos y haberes

Juan de Aguilera, español vecino de Coatepec y maestro de calderero, debía a Mateo, negro esclavo

del ingenio de Almolonga, 4 pesos de un caballo que le compró.127

Un negro esclavo de Doña Ana de Lara, vecina de La Antigua Veracruz y dueña de

pesquerías, le debía un peso a pedro García de Baldemora.128

Otro negro deudor era un esclavo de Zárate, el de Jilotepec, con 5 reales de resto a favor de

Alonso Díaz Montero (251). Sin escarmentar, además le debía al mulato Cristóbal, esclavo de

Isabel López Muños, la cantidad de 3 pesos.129

Inclusive las mujeres pedían prestado. María de la Encarnación, mulata libre, mujer de

Fuentes, esclavo de ingenio de Pacho, adeudaba tres pesos a los bienes del difunto don Alonso de

Neyra Claver.130

En ocasiones, la codicia o el olvido impedía que las poco frecuentes donaciones en dinero

llegaran a manos de los esclavos por deseo de los difuntos. María Rodríguez, en un Codicilio y a

punto de entregar su alma, recordó que su padre dejó a cargo de Juan Martín de Abreo, su marido,

se diesen 20 pesos a los negros que entonces había en el ingenio grande de la Santísima Trinidad, y

no se dieron y ya están muertos. Pero para descargo de su conciencia manda que se digan 40 misas

rezadas por las ánimas de dichos negros.131 Entre otras cosas, el documento demuestra que se hacían

donaciones a esclavos y que ya se aceptaba que los negros tenían alma, en esa época.

El uso de costosos adornos entre las mulatas lo comprueba el dicho de Margarita Márquez,

quien manifestó que una toca de reina con puntos de filigrana grandes la tenía prestada a Casiria,

esclava de Juan de la Gala.132

127 Tomo 1668-1674, 502 a 504 v, 14 de mayo de 1679.128 Ibid., 262, 20 de noviembre de 1677.129 Tomo 1675-1680, 249 v a 253, 26 de octubre de 1669.130 Tomo 1681-1693, 77, 1 de septiembre de 1682.131 Tomo 1675-1680, 134 a 134 v , 17 de febrero de 1668.132 Ibid., 223, 22 de mayo de 1669.

93

Cimarrones

El cambio en las expectativas de vida de los esclavos, fuera del marco institucional, se daba cuando

se fugaban y se convertían en lo que los hispanos llamaban cimarrones, aludiendo al carácter

montaraz y salvaje, fuera del control propietario. Un hecho particularmente violento sucedió en la

Venta de La Rinconada del Marquesado del Valle, a escasos 40 kilómetros al sureste de Xalapa, en

octubre de 1669. El único sobreviviente, Esteban de Torres, español, alquilador de mulas y vecino

de la ciudad de la Nueva Veracruz, traía al conocido traficante negrero portugués don Augustín

Lomelín de Espíndola en una litera desde dicha ciudad rumbo a Xalapa con negros y negras

bozales. Dispuestos al descanso en la Venta, se amotinaron los negros matando al traficante y a

otras personas, logrando salvar la vida Torres. Los negros mataron y se comieron sus mulas, le

hicieron pedazos la litera, robaron la ropa y el dinero que traía para su gasto y otras cosas

considerables, dejándolo en la ruina por la pérdida que tuvo, pero gracias a Dios, con vida.

Fue la fuga colectiva más importante de que se tenga noticia en la jurisdicción de Xalapa, en

la segunda mitad del siglo XVII.133

Por los ejemplos aquí reseñados, puede concluirse que fueron variados los factores que

llevaron a personas de origen africano a mejorar sus posiciones sociales y económicas en el período

colonial.

Como ya se mencionó, en La Orduña se le permitía a los esclavos realizar sembradíos de

maíz y de frijol, además de poseer cabezas de ganado, pues el dueño asignó porciones de terreno

propios de la hacienda.134 Ello permitió crear un apego del esclavo a la hacienda, amor a la tierra, y

evitar la posibilidad de fugas.

A veces el esclavo se beneficiaba recibiendo herencia de sus amos, como caballos, casas,

lotes de terreno, implementos agrícolas, dinero en efectivo, o ropa de cama, como fue registrado en

numerosos protocolos de la ciudad de Xalapa en los siglos XVII y XVIII.

Siempre llaman la atención los casos individuales que saltan a la norma general. Pardos y

mulatos que lograron ascenso social evidentemente fueron muy pocos en relación a la masa.

Escaparon al anonimato en que vivían sumergidos los demás estratos de color del México virreinal;

133 Ibid., 255 v a 256, 14 de noviembre de 1669.134    ? ANX, 1755-1756, 100 frente a 102 vuelta, 22 de junio de 1756.

94

en comparación con sus hermanos de casta, constituyeron una elite con libertad de movimiento

territorial y económico.

Así, hubo ejemplos excepcionales de mulatos muy ricos como fue el caso de Miguel

Ximenes. Originario del pueblo de Acatzingo, se dedicó a la arriería desde fines del siglo XVII

hasta principio del XVIII, acumulando un enorme capital para su época (11 mil pesos de oro

común) en casas, recua, esclavos y otros bienes muebles y alhajas. La recua de 200 mulas

aparejadas de lazo y reata y 13 esclavos eran utilizados tanto para transportar mercaderías a lo largo

de los caminos coloniales que conducían de México a Veracruz, como para el servicio de su casa.

Miguel Ximenes ocupaba cargos honoríficos y de prestigio como el de ser Mayordomo de la

Cofradía de las Benditas Animas.135

Descendientes de negro e india recibieron la nominación de pardo. En América la

esclavitud estaba ligada al vientre materno, por lo que las uniones con mujer india producían libres.

En 1739 vivía en El Coyolillo un pardo llamado Juan Domínguez, casado con Juliana de los

Reyes, morena libre; la familia tenía a 3 de sus hijos casados y 1 soltero.136

Dos años después, uno de los hijos de Juan, Vicente José, gravemente enfermo en cama

dictó su testamento. Por medio del protocolo sabemos que poseía 5 mulas, 3 caballos, una silla, una

escopeta, un espadín, 5 vacas de vientre, 3 terneronas, 3 yeguas y 2 bueyes. Sirvió de testigo José

Infante Matías Licona, Sargento de la Compañía de Pardos de Xalapa.137

Otro pardo libre, vecino de El Coyolillo fue Diego Antonio Hernández, casado con Lucía de

los Reyes. Antes de casarse, compró la libertad de su prometida en 200 pesos pues era esclava.

Llevó al matrimonio 10 mulas aparejadas, 3 yuntas apareadas, 8 caballos mansos, 6 yeguas, una

silla de montar, una escopeta y una espada. La pareja procreó 6 hijos, de los cuales María al casarse

recibió un caballo y una vaca en producción de leche. A la fecha eran solteros Cayetana de 14 años,

Francisca Simona de 12, Josefa Antonia de 10, Clara Josefa de 8 y Josefa de los Santos de 6 años.138

María Arriaga, parda libre era vecina de Plan del Río. Poseía una casa cubierta de teja en

Xalapa, en la calle de San Francisco de Paula. Era copropietaria con su hermanos Eufrasio y 135    ? ANX, 1707-1712, 504 frente a 509 frente, 24 de febrero de 1712.

136    ? ANX, 1737-1741, Naolinco, 34 vuelta a 36 frente, 7 de octubre de 1739.

137    ? ANX, 1741-1742, 574 frente a 577 frente, 12 de diciembre de 1743.

138    ? ANX, 1747-1748, 27 frente a 29 vuelta, 18 de febrero de 1747.95

Teodoro, de cabezas de ganado mayor, caballos y yeguas en Plan del Río. Poseía además 300

fanegas de maíz, 2 burros y 12 cerdos.139

Otro pardo, Mateo Cipriano Gutiérrez sabía firmar. Nació y vivió en el Ingenio de Orduña.

Cuando contrajo matrimonio con Ana Francisca Ruiz, parda libre, recibieron de sus padres, él 54

pesos y ella 38 pesos. Habían procreado a Pedro Modesto de 8 años y a María Josefa, de 7 años.140

La nueva posición emergente de la población de origen africano puede apreciarse en los

listados que se mandan levantar, a efecto de que paguen impuestos en su status social de libre,

como lo reflejó el Padrón levantado en la jurisdicción de Córdoba en 1786, mismo que nos permite

asomarnos a las diferenciaciones de actividades económicas, estado civil, composición de la

familia, edad y residencia de la población de origen africano, estamentada en sus distintas castas.

Con la independencia, desaparece oficialmente la esclavitud en México, pero reportes de

mediados del siglo XIX en Tamaulipas, informan de la práctica de hacendados en comprar esclavos

y de herrarlos para señalarlos como artículo de propiedad, quizá por la influencia de los Estados

Unidos en áreas poco visitadas por las autoridades mexicanas.

Cuando algún barco americano tocó las costas mexicanas con carga de esclavos, éstos

adquieren automáticamente la libertad, como sucedió en Veracruz en la época del Presidente Benito

Juárez García.

En México, la población de la zona del Pacífico, junto con la de Veracruz, es una de las que

aún hoy conserva las características raciales de tipo negroide, como clara huella social e histórica de

la colonia, cuya economía dependía considerablemente del trabajo de los esclavos de origen

africano.141

Coincido con Martínez en el sentido de que América no estaría completa sin la presencia

negra. Los esclavos capturados brutalmente en sus aldeas africanas y embarcados como una

mercancía hacia un destino que ignoraban, lograron adaptarse al Nuevo Mundo y ser una fuerza

importante para su prosperidad económica y, más tarde, una levadura decisiva por las múltiples

contribuciones originales de arte, culturas populares y sincretismos religiosos con que desde

139    ? ANX, 1784-1785, 383 frente a 387 vuelta, 20 de diciembre de 1785.

140    ? ANX, 1777, 220 frente a 221 vuelta, 7 de noviembre de 1777.

141    ? Martínez Montiel, 1987.96

América enriquecieron el mundo.142

En la actualidad las aportaciones del negro a la sociedad y cultura nacionales han sido

importantes, especialmente en el campo del parentesco, la vivienda, la comida, la danza, la música

y los patrones de conducta social. Tocará a los investigadores identificar los códigos culturales

producto de la aportación africana al Nuevo Mundo, mediante el exhaustivo trabajo de campo en

aquellas comunidades donde todavía permanece la presencia del negro.

142    ? José Luis Martínez, 1984, p. 211.97

EPÍLOGO

Después de haber dado la revisión correspondiente de los capítulos anteriores, quedan a la pluma

muchas reflexiones, de entre las cuales pueden destacar en primer lugar la naturaleza abominable de

la trata de esclavos, trata que fue practicada en España durante la etapa previa al descubrimiento de

América, por lo que puede decirse que los hispanos ya tenían experiencia esclavista, misma que

trasplantan a las Antillas frente al etnocidio practicado sobre las poblaciones autóctonas y suplir la

mano de obra aniquilada por la conquista física y espiritual de los pueblos originales de América.

Si bien fray Bartolomé de las Casas emprendió la cruzada de defender a los indígenas frente

al exterminio, propuso como alternativa la importación de esclavos africanos para suplir su dolor,

pero se arrepintió de su postura al declinar de su vida. Y es que no se puede mitigar el dolor

substiuyéndolo por otro.

Durante el virreinato del Conde de Monterrey a fines del siglo XVI, tiene lugar la

importación en gran número de esclavos africanos para atender la expansión de la economía de la

Nueva España, pero los movimientos sociales de los africanos tienen lugar en casi toda la Nueva

España.

Españoles, portugueses e ingleses trafican con seres humanos a lo largo de todo el periodo

virreinal, y aunque se alzan voces humanistas poco pueden frente a los intereses económicos de

España. Es Inglaterra la primera nación en suprimir el tráfico de negros y presiona a los demás

países para que abandonen tan injusto comercio, que se convierte en crimen de lesa humanidad.

Juan Ricardo Guzmán, un irlandés que vino a la Nueva España es un ejemplo de la actitud

humanista.

Pero es José María Blanco White, un sacerdote español nacido en Sevilla que toma

residencia en Inglaterra desde 1810, quien contribuye a la defensa de las poblaciones africanas en

ambos continentes. Emprende a partir de entonces la edición de su famoso periódico El Español

hasta 1814, fecha de la tremenda involución política que sufriría la nación española.

Las Cortes de Cádiz decretaron el 2 de abril de 1811 la abolición del tráfico de esclavos, y

luego suprimieron este decreto. Blanco White disponía de una copia de la Representación que la

98

ciudad de La Habana había dirigido a las Cortes (con fecha de 20 de julio de 1811) para la

anulación del decreto de supresión de la abolición del tráfico. Pues la ciudad de La Habana había

sido la única que había levantado la voz contra aquella medida. Blanco White presenta su trabajo

como un Memorial dirigido a cada español en nombre de las víctimas que la codicia de algunos de

sus paisanos está arrancando todos los días de la costa de África.143

Cierra lapidariamente su libro con escribir: “Acordaos, españoles, que un corto número de

individuos está haciendo a vuestro nombre el comercio de sangre que habéis visto; reflexionad que

vuestra bandera ondea sobre estos cargamentos de dolor y de lágrimas que atraviesan todos los días

el océano; que el nombre de la nación española es la salvaguardia que llevan sus verdugos: y que

ese ilustre nombre no sólo protege la iniquidad, y se vicia de algunos de sus bastardos hijos, sino

que encubre a los piratas de otras naciones que bajo la bandera española cometen iguales o mayores

excesos. Acordaos de que esto se verifica con gran frecuencia, y que los gemidos de esos pobres

africanos a quienes en vuestro nombre se martiriza, se exhalan a cada hora; y aunque no lleguen a

vuestros oídos, aascienden ante el trono del padre común de los hombres. Su mano paternal os ha

librado del yugo de vuestros opresores: acordaos de que también vosotros habéis visto a extranjeros

asolar vuestra patria;144 dejadlos en paz adelantar poco a poco en el camino de la civilización, y no

porque sean pobres e ignorantes queráis tratarlos peor que las bestias del campo. Pobres son e

ignorantes; pero corre en sus venas la misma sangre que en las vuestras; el dolor que arranca sus

gemidos, no es de otra naturaleza que el vuestro; iguales a las vuestras, las lágrimas que vierten sus

ojos. Como vosotros, son padres e hijos, y hermanos. ¡Mártires del patriotismo español! ¡Vosotros

los que habéis perdido las prendas más queridas de vuestras entrañas, sacrificadas a la ambición de

un extranjero que quiso esclavizar vuestra patria! ...Por vuestro dolor, y amargura, no permitáis que

españoles vayan, de hoy más, a la costa de África a exceder en crueldad e injusticia a esos invasores

que os han destrozado el alma. Dejad al padre sus hijos, al marido su esposa, vosotros que sabéis

lo que es verlos arrancar de sus hogares por soldados extraños.”145

143 Blanco White, 199. Introducción de Manuel Moreno Alonso, p. 14.144 Se refiere a la invasión napoleónica a España, de lo cual Francisco de Goya y Lucientes dejó importantes testimonios pictóricos localizados en el Museo del Prado en Madrid.145 Blanco White, 199, p. 195-196.

99

GLOSARIO

Afromestizo. Descendiente de esclavo africano.Alcabala.- Impuesto real.Alhorría.- Libertad de esclavo (a)Arroba. Peso equivalente a 12 kilogramos.Asiento.- Permiso para la introducción de esclavos africanos

a América.Bosquimano.- Pueblo de África del sur.Bozal.- Africano que no sabe hablar español.Cacique. Jefe indígena local.Calimba.- Marca de hierro en el cuerpo.Carta de libertad.- Instrumento notarial por medio del cual

se adquiere la libertad de un esclavo (a)Castizo (a).- Descendiente de españoles nacido (a) en

México.Cimarrón.- Esclavo fugitivo.Dote.- Conjunto de bienes que lleva la mujer al matrimonio.Encomienda.- Grupo de personas indígenas que eran encargadas

a un español y de las que se podía disponer su trabajo.Factor.- Persona que tiene permiso o licencia para vender

esclavos importados del África.Guanche.- Población nativa de las islas Tenerife.Ingenio.- Extensión grande de tierra donde se produce

azúcar.Mestizo.- Descendiente de español (a) e indígena.Mulato.- Descendiente de la unión de español (a) y negra

(o).Musulmán.- Persona que practica la religión del profeta

Mahoma.Negro criollo.- Descendiente de negros africanos.Obraje.- Fábrica de telas.Palenque.- Población de esclavos fugitivos.Pardo.- Descendiente de la unión de indio (a) y negra (o).Plantación.- Forma de explotación de la tierra, basada en el

trabajo esclavo.Roza.- Práctica agrícola de tumbar un bosque y prenderle

fuego.Trajinería.- Traslado de mercancías.Trapiche.- Instalación rural para moler la caña de azúcar.

100

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103

ÍNDICE DE CUADROS PÁGINA

1 Ranchos y haciendas en Córdoba 47

2 Distribución de la población en 149 ranchos

51

3 Distribución de la población en las haciendas

52

4 Población en las haciendas 53

5 Población en ranchos y haciendas

53

6 Patrones matrimoniales 55-56

7 Número de miembros por familia en ranchos y haciendas

56

8 Número de miembros por familia en haciendas

58

9 Propietarios de tierra 59

104

INDICE GENERAL

CAPÍTULO 1. EL FUNDAMENTO DE LA ESCLAVITUD 2

CAPÍTULO 2. EL COMERCIO DE ESCLAVOS EN XALAPA. SIGLO XVIII 12

Dueños de esclavos 12

Ventas 17

Relaciones comerciales 20

Trueque de esclavos. 23

Categorías de color 25

CAPÍTULO 3. LA HACIENDA EN EL COMERCIO DE ESCLAVOS 37

El azúcar 39

CAPÍTULO 4. POBLACIÓN RURAL EN CÓRDOBA 46

Patrones matrimoniales 54

Familia 56

Propietarios 58

CAPÍTULO 5. EL PADRON DE NEGROS, MULATOS Y PERSONAS LIBRES 65

Características 62

Estado civil 63

Edad 63

Ocupación 64

Casta 65

CAPÍTULO 6. LAS SUBLEVACIONES Y EL CIMARRONAJE. 66

CAPÍTUO 7. VIDA CIMARRONA 71

CAPÍTULO 8. LA SUBLEVACIÓN DE ESCLAVOS EN CÓRODBA, 1735 86

CAPÍTULO 9. MOVILIDAD SOCIAL 104

Pardos y mulatos prósperos 106

Los caminos hacia la libertad 108

Libertad condicionada 114

Parentela esclava 112

Débitos y haberes 117

Cimarrones 119

105

EPÍLOGO 122

BIBLIOGRAFÍA 125

ÍNDICE DE CUADROS 129

ÍNDICE GENERAL 130

106

SEGUNDA PARTE: TESTIMONIOS ETNOGRÁFICOS E

HISTÓRICOS

107

NOTAS SOBRE EL CARNAVAL EN UNA COMUNIDAD NEGRA DE VERACRUZ

Atendiendo a una amable invitación del Doctor Miguel Acosta

Saignes, presento este trabajo sobre la festividad del Carnaval en

uno de los escasos asentamientos negros que existen hoy día en el

estado de Veracruz, esto es, la congregación de El Coyolillo del

municipio de Actopan. Las notas aquí señaladas se obtuvieron del

12 al 15 de febrero de 1972.

La población masculina pasa casi la mitad del año fuera de la

comunidad, empleada en el corte de la caña de azúcar de por lo

menos dos importantes ingenios de los alrededores: Mahuixtlán y La

Concepción. Ello ocurre en los meses de diciembre a mayo.

Solamente con excepción de dos acontecimientos (el Carnaval y la

Semana Santa), no hay otra fecha en que los habitantes suspendan

sus actividades económicas en la zafra. Aproximándose el Carnaval

retornan a su comunidad dispuestos a participar en los festejos

del grupo. Según los vecinos, el Carnaval se festeja en El

Coyolillo desde tiempo inmemorial. Dura los días domingo, lunes y

martes anteriores a los miércoles de cenizas de cada año. En años

anteriores se había suspendido la festividad, debido a las

intransigencias del sacerdote que no veía con buenos ojos la

celebración.

El Carnaval es asunto de hombres jóvenes, por lo general

solteros; aunque no hay una edad precisa, se estima que desde los

18 años cualquiera se puede poner su mascarita; hasta los 25 o 30

años de edad se deja esta participación activa.

El vestido consiste básicamente de dos piezas; una de ellas es

un faldón o bien un pantalón ancho, encima de los cuales va

colocada una amplia capa que llega hasta las rodillas, misma que

se sujeta en la cabeza del individuo. Se coloca una máscara (de

manufactura local) de madera del árbol ekimite sobre el rostro; la

108

madera debe cortarse en noche de cuarto menguante la luna, a fin

de que no se pique; el ekimite es de una madera resistente y

ligera a la vez. Cada año se pintan las máscaras y hay una persona

en el pueblo que cobra cinco pesos (U.S. $ 0.40) por tal labor;

abundan las representaciones de venados, cotorras, perros, burros

y mujeres. A las máscaras de El Coyolillo se les identifica

fácilmente de las de la región porque portan cuernos; en la

cabecera municipal de Actopan no se les permite a los negros

llevar cuernos durante el Carnaval. A cada enmascarado se le llama

negro. Sobre la máscara se colocan un sombrero de paredes

estrechas, adornado con espejos y tiras de colores; de la parte

trasera se desprende una tira de tela, semejando una cola,

rematada con una borla que llega hasta la articulación de los

muslos con las piernas. Los negros portan un cencerro oculto en la

rodilla o bien en el cinturón. En los pies se ponen campanas para

hacer ruido cada vez que se desplazan.

Aparte de los negros, existen algunos disfrazados de viejitos

con su respectivo bastón; las diferencias en cuanto al vestuario

son significativas. Empezando por la máscara, ésta se obtiene en

el comercio de Xalapa y es de cartón; pantalón color caqui al que

se le han volteado los bolsillos; camisa del mismo color que el

pantalón o si no blanca.

También podemos apuntar otro grupo de disfrazados aunque en

menor número; dos o tres hombres vestidos de mujer que dan de

besos al distraído espectador; es motivo de burla un varón que

haya sido sorprendido por alguna "dama".

"¡Ya bajan los negros!" es la expresión utilizada para señalar a

los disfrazados que hacen su entrada al pueblo, corriendo. Después

de las doce del día domingo "bajan" los primeros negros. Van a

esconderse al monte para evitar ser identificados al momento de

vestirse, en grupos de tres o cuatro personas. La gente mayor se

109

queja de que actualmente los negros andan sin su Capitán y esto es

motivo de muchos desórdenes y abusos; antes, el Capitán metía al

orden a cualquier negro que se sobrepasara atándolo con una soga y

manteniéndolo amarrado hasta que se calmara. El Capitán era por lo

común una persona adulta, generalmente anciana que aceptaba el

cargo durante las fiestas de Carnaval; no andaba disfrazado y su

único arreglo personal consistía en tiznarse con ceniza toda la

cara agregando manteca para que brillara su rostro; portaba un

sable, símbolo de su autoridad. Hasta 1962 había un Capitán. Los

negros andaban "rayados" (ebrios) y cuando algún foráneo llegaba,

lo apresaban y presentaban al Capitán diciéndole: "mi Capitán,

este hombre se robó una vaca"; entonces el Capitán decía: son

cincuenta mil pesos de multa" (quería decir 50 centavos), o bien

veinte mil pesos (veinte centavos) o cinco mil pesos (cinco

centavos). Y si no quería pagar por desconocer las reglas del

juego, aquél decía "pues entonces la reata" (simulando que lo iban

a ahorcar) y le ataban las manos por detrás. La broma terminaba

poco después.

Los negros portan una vara o un garrote. Se acercan a las

personas simulando la voz para evitar ser identificados y se hacen

peticiones en dinero para "curársela" (esto es, beber licor para

hacer desaparecer los efectos de una borrachera anterior); dicen

así: "Uuhh Compadre, dame veinte pesos (veinte centavos) para

curármela, Uuhh, anda no seas malito Aayy", acompañando su

petición con movimientos de todo el cuerpo como si estuvieran

heridos. Antes que nada, procuran asegurarse de su víctima dándole

la mano que no se la sueltan hasta que se les entrega una moneda.

Así pues, obtienen dinero para trago, de los varones que

presencian el Carnaval, no obstante que también han trabajado en

el corte de caña y cuentan con dinero para sufragar sus gastos de

aguardiente. Que tal pedimento está prescrito culturalmente nos lo

110

da la idea de que es necesaria la ingestión de licor para poder

soportar el estado de negro. Cada quien porta un "carrizo"

(pajilla) para poder beber aguardiente a través de la máscara. Por

otro lado, podemos ver un patrón de reciprocidad como si se

quisiera decir "yo te divierto, tu tienes la obligación de darme

para beber".

El Agente Municipal (autoridad local del Ayuntamiento) es el

encargado de sellar la cara interna de la muñeca izquierda de cada

negro con fines de identificación pues se lleva un registro de

cada enmascarado a fin de evitar desmanes bajo el amparo del

anonimato. Anteriores Agentes ponían el sello de la máscara del

negro. Es notable la similitud de esta práctica con la calimba o

marca de hierro que se aplicaba a los esclavos en la época

colonial.

En el domingo vienen negros de Chicuasen, comunidad cercana.

Sobre sus capas vienen colocadas lentejuelas con diversas figuras

y estilos, donde abundan representaciones de águilas. También

traen máscaras. Los colores de los ropajes son muy vivos,

prodominando el rojo y el verde.

En ocasiones especiales, como la de una fiesta, es frecuente que

exista la "mano vuelta" (patrón cooperativo de trabajo) en el

sacrificio de cerdos, ya que se mata elevado número de ellos y es

necesario la concurrencia de dos o tres personas para la

preparación de las carnes del animal.

Durante la fiesta, cada día se singulariza por medio de un

alimento específico. El domingo, por caso, en casi todas las

viviendas se preparan albóndigas en caldo, y el lunes se comen

chiles rellenos de carne de cerdo en caldo y también sin caldo. El

martes se hace torta de calabaza y de camote, siendo más común la

de cabeza; esta se prepara con pinole (maíz reducido a la

condición de polvo) cubriéndola; además se le agrega piloncillo y

111

se "hornea" en una cazuela que se coloca sobre un comal. La gente

adopta actitudes de júbilo al comentar los alimentos de estos

días; esta conducta hacia la comida es una constante de la cultura

de El Coyolillo; cuando un vendedor foráneo preguntó donde vendían

tortillas, un habitante. sumamente molesto le dijo "aquí no se

vende la comida, aquí se regala". No hay peor descrédito para la

comunidad que alguien se queje de que no halló comida a su paso

por ahí.

La llegada de foráneos es mínima, contándose entre ellos a

vendedores de dulces, hamacas y personas que ponen una mesa de

juegos de azar (especialmente baraja) en la noche, alumbrados por

una lámpara de petróleo; aquí hay mucha concurrencia.

Por la mañana, se prepara la población masculina haciéndose

cortes de pelo en una silla, a mitad de la calle.

Durante la tarde del domingo, las calles están repletas de gente

que bebe en las diez cantinas (hay una de ellas por cada 100

habitantes); se nota mucha actividad en el centro de la población.

Llegan amigos de algunos vecinos, desde otros lugares, por

ejemplo, Chiltoyac, Tepetlán; se les da alojamiento donde tienen

amistad y están dos o tres días.

Tres músicos (dos guitarras y un violín) interpretan piezas

populares en la calle, cerca de cualquier casa; los dueños de la

vivienda les ofrecen aguardiente, refrescos o cualquier otra

bebida.

Cada día de Carnaval es motivo para hacer bailes en la

"planilla" (explanada de cemento localizada en el centro de la

comunidad, cubierto el techo con hojas de plátano); ahí se

congregan varones y mujeres a bailar al ritmo de orquestas

populares de tipo tropical por la noche. Cada mujer estrena un

vestido distinto en cada baile y los hombres también estrenan

ropa. Las orquestas proceden de comunidades vecinas (Chiltoyac,

112

Omiquilla, por ejemplo); la mayoría de ellas portan un tambor

doble que está distribuido por todo el municipio de Actopan y

también en muchas partes del municipio vecino de Alto Lucero. Este

tipo de tambor es conocido con el nombre de conga.

La orquesta empieza a tocar en la planilla a eso de las 6 de la

tarde; se utiliza el cántaro para acompañar al conjunto musical.

Los negros bailan por parejas y se les cobra la mitad del importe

(en vez de veinte pagan diez pesos). Cada baile tiene

organizadores y son referidos como "los dueños del baile". Dura

hasta bien entrada la noche y finaliza alrededor de las 2 o 3 de

la mañana. Cada vez va siendo abandonada la costumbre de "remudar"

(consiste en suplir a un hombre cuando está bailando con una

mujer, lo cual en ocasiones origina graves disputas que pueden

acabar en hechos de sangre).

Todo anda al revés en el Carnaval. Se trastoca el orden de las

cosas pues al ser las máscaras de animales se representa a tales.

Los negros corretean a burros y cerdos, se ponen a bailar cada vez

que escuchan una melodía, entran y salen por las casas sin mediar

aviso alguno sembrando el terror entre los pequeños, se suben a

los árboles. En cuanto ven a una soltera en la calle, los negros

la siguen y le preguntan si los quieren. Los perros corretean a

los negros y cuando algún enmascarado cae, se expone a ser mordido

por cuatro o cinco furiosos canes. Los negros se revuelcan en el

suelo levantando nubes de polvo por lo seco de la estación.

Es usual que después de las fiestas del Carnaval algunos niños

contraigan la enfermedad tradicional del espanto, pues son grandes

las impresiones que les causan los disfrazados.

El Carnaval de El Coyolillo es popular; no existen

organizaciones formales como los "Comités" de los centros urbanos

que se ocupan de desarrollo; corre a cargo del pueblo la

realización de los eventos.

113

EL CARNAVAL EN YANGA

Con el sello de la Dirección General de Culturas Populares, de la

Unidad Regional Centro de Veracruz, dependientes del Consejo

Nacional para la Cultura y las Artes, Sagrario Cruz Carretero,

Alfredo Martínez Maranto y Angélica Santiago Silva, presentan al

público interesado en el tema afro-mexicano, el trabajo titulado

El Carnaval en Yanga. Notas y comentarios sobre una fiesta de la

negritud.

Durante décadas, se ha negado la influencia del negro en la

conformación sociocultural del México moderno. Como ya se ha

apuntado, la causa obedece a los prejuicios que en su entorno se

han configurado, negando su presencia en la integración de los

valores nacionales.

No obstante lo anterior, una nueva generación de estudiosos

sociales, a partir de Alfonso Toro y Gonzalo Aguirre Beltrán, se

han venido ocupando cada vez más de las contribuciones culturales

de los grupos de población que se originaron en diferentes áreas

de Africa y que implantados en América, fusionaron su bagaje

cultural con las etnias regionales, dando lugar a un mosaico

variado de costumbres, usos y tradiciones culturales.

Testimonio de esta nueva conciencia sobre lo negro es el

trabajo que aquí se presenta, producto de la frescura en la

aproximación de tres jóvenes estudiosos que han escogido un tema

todavía virgen en el estudio de las ciencias humanas.

Para los autores, el Carnaval del poblado de Yanga, constituye

una manera de identidad de los grupos sociales que viven ahí y en

sus alrededores.

La oportunidad que ellos tuvieron de haber visitado estas

comunidades desde 1975, nos arroja una visión que a partir de su

114

aislamiento, ha venido transformándose para dar cabida a la

presentación orgullosa de sus orígenes históricos y étnicos

comunes.

San Francisco Mata Clara, al igual que otras congregaciones de

origen africano, han nacido alrededor de haciendas y trapiches

azucareros que desde la época colonial, tuvieron en el trabajo

del negro, la columna vertebral de su economía de plantación.

En varios avatares de su historia particular han caminado

juntas, contribuyendo a la formación de un espíritu de identidad

común, como fue la rebelión de 1735 y que tantas vidas y pesos

costó a la economía cordobesa.

Hasta antes de 1976, la negritud se escondía al estar

acompañada de fuerte discriminación por parte de los grupos

mestizos imperantes del Bajío que se asentaron en la región, a

partir del siglo XIX.

Los habitantes de estas comunidades, encerrados en el cultivo

de la caña de azúcar, luego del café y tabaco para regresar

posteriormente a la caña, contemplaban al mundo exterior como una

amenaza constante para sus familias. Pocos lograban salir a los

centros de influencia urbana a cursar estudios superiores. Estas

nuevas generaciones quizá sean las responsables de la búsqueda de

la conciencia étnica que los autores contemplan en la fiesta del

Carnaval.

Aún cuando los índices de analfabetismo todavía son altos en la

región, la activa historia oral sigue presente en estas

comunidades, perdurando el recuerdo de los negros que vivían en

las faldas del volcán, como se denomina al macizo montañoso que

se desprende del Pico de Orizaba, y de sus luchas de resistencia

frente a los españoles que veían en su presencia, una amenaza

constante a las conductas de plata y mercaderías, que debían de

transitar forzosamente por el eje carretero Puebla-Veracruz.

115

La identidad de los negros a lo largo de todo el devenir

colonial se manifiesta con pruebas de asistencia recíproca.

Gaspar, hijo de Ñanga, fue acusado por el mayordomo de la

hacienda de Santa Fé, de proteger a negros fugitivos, años

después de firmados los acuerdos de captura a cimarrones.

En el siglo XVIII los palenques de Breve Cocina, Mandinga y

Palacio, en la sierra de Motzorongo, mantienen relaciones

constantes con negros esclavos zacateros de los alrededores del

puerto de Veracruz y con los de las haciendas cordobesas. Es

decir, esta convivencia está marcada desde lustros atrás.

En tiempos de crisis de identidad, es confortable observar cómo

en algunas comunidades prende el sentimiento de grupo y también

que jóvenes antropólogos, cada vez más, se ocupan de descifrar

los códigos culturales de los grupos afroamericanos.

116

GUADALUPE CASTAÑÓN

Agradezco a Francisco Morosini Cordero la oportunidad de compartir

esta mesa con mi Maestro de la Facultad de Antropología, Carlo

Antonio Castro Guevara, y con mi colega de los estudios afro

mexicanos Guadalupe Castañón González, autora del libro PUNICIÓN Y

REBELDÍA DE LOS NEGROS EN LA NUEVA ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVI Y

XVII, editado por el Instituto Veracruzano de la Cultura, a cargo

de Leticia Perlasca Núñez.

Agradezco al estimado público, su asistencia en este acto, pues

sin Ustedes, esta presentación no tendría ningún sentido práctico.

También, a Guadalupe Castañón, por las referencias a algunos de

mis trabajos sobre la esclavitud en Veracruz en su libro.

Me emocionó saber que por fin le publicaron su libro a

Castañón, después de once años transcurridos desde que ganó el

PREMIO GONZALO AGUIRRE BELTRÁN, en una época que se sometía a

concurso y al que todos los interesados tenían la posibilidad de

ganarlo. Lamentablemente, desde hace varios años el premio se da

a personajes relevantes del mundo intelectual pero que no tienen

nada que ver su actividad y su obra con el mundo de los

descendientes de los esclavos coloniales afro mexicanos, salvo

contadas excepciones. Que yo recuerde, la última vez que se abrió

el concurso fue en 1994 pero ni siquiera hubo un acuse de recibo

por los trabajos elaborados meticulosamente por sus

participantes. Quizá ahora sea más cómodo el método del “dedazo”,

a fin de evitar esfuerzos.

El trabajo de Castañón está dividido en dos grandes partes,

indicadas en el propio título, la punición o castigo, y la

rebeldía de los negros. La primera de ellas está excelentemente

trazada con el corpus legislativo de la época, mismo que se fue

construyendo conforme aparecían las necesidades de represión a

117

las minorías negras. La segunda parte o rebeldía da cuenta de

algunos movimientos significativos o revueltas que se sucedieron

a lo largo del transcurrir el tiempo del periodo colonial de la

Nueva España. Es decir, de los movimientos más significativos que

registró la historia.

La obra está integrada por cinco capítulos, a saber: 1) Los

caminos de la esclavitud donde se trazan las rutas del comercio

esclavo. 2) Transculturación del negro africano, tomando como

modelo el concepto de Fernando Ortiz, (aunque yo prefiero el

concepto más fino de Gonzalo Aguirre Beltrán propuesto en 1957,

aculturación), y efectuando un análisis de los cambios culturales

y los procesos de adaptación del negro africano. 3) Legislación

negra, que abarca los cuerpos legislativos de mayor relevancia en

el periodo colonial americano. 4) El capítulo cuatro Negros y

mulatos en la Inquisición, se ocupa de algunos de los miles de

casos que siempre fascinarán, pues están inscritos en la visión

del mundo que impuso El Tribunal del Santo Oficio, para control

de la conducta social; aquí se listan, por ejemplo, algunos

casos:

“raspaduras de uñas para el amor”, “polvos amarillos y de

gusanos para amansar a los hombres”, “peyote para descubrir a los

ladrones y sangre de murciélago”, “por matar a Juan Mixteco,

pringado con miel hirviendo”.

5) El último Capítulo, el 5, se ocupa de El cimarronaje en la

Nueva España, que indudablemente es el capítulo que mayores

aportaciones hace la autora en cuanto a la interpretación de este

fenómeno tan complejo y que sacudió en sus cimientos el statu quo

colonial. Naturalmente que nos hubiera agradado que lo hiciera

más amplio, pero ello significaría otro libro. No obstante,

menciono que de entre las varias revueltas significativas de la

Nueva España, falta apuntar la de la Hacienda de Palmillas en el

118

actual municipio de Yanga, en el año de 1808 y que fue sofocada

por tropas del Virrey Iturrigaray. Y aunque el libro se constriñe

a los siglos XVI y XVII, debió de haberse mencionado la gran

revuelta de 1735 que nació en el Trapiche de Mesa, en San Juan de

la Punta, el 24 de junio, día de San Juan Bautista, pues se hace

referencia en el castigo a que se hicieron acreedores en 1737

algunos de los esclavos (véase mi artículo aparecido en el número

50 de La Palabra y el Hombre. Revista de la Universidad

Veracruzana). Más datos en mi libro agotado Los Cimarrones de

Mazateopan, publicado en 1992 por el Gobierno del Estado de

Veracruz.

Bien dice Castañón que hay que seguir revisando la historia en cuanto a la saga del Yanga, pues la mayoría de los textos hacen referencia que fue un éxito de los españoles la capitulación de los negros, con la excepción citada de Nicolás Ngu-Mve-Ngu, al cual habría que escribir apropiadamente su nombre, y no Nicolás Ngou-Mue, el cual por cierto no está citado en la Bibliografía, pues aparece sólo como nota 43 en la página 123, y que publicó un texto en 1997.

Escribe Nicolás, mi maestro en 1981 de su idioma Fan, y

originario del Gabón:

“Centros de reproducción de una cultura africana libre de todo control, símbolos

de la resistencia anticolonial, los palenques y los cimarrones llegaron a una fama

verdaderamente mítica cuando llegaron a imponer sus deseos a la administración

colonial, a raíz de una guerra agotadora. Este caso se dio en México, cuando un

grupo de rebeldes capitaneados por un africano llamado «Yanga» impuso a los

españoles las condiciones de su rendición. Este caso nos ofrece la oportunidad de

observar concretamente el carácter desafiante del cimarronaje, su carácter de

modelo, y por fin su carácter de lugar de expresión de la cultura africana en

América.”

Hasta aquí la cita de Nicolás. Como antropólogo me gustaría

precisar que los palenques, al menos en México, tienen además un

fuerte sustrato cultural indígena, pues a pesar de las

119

prohibiciones legales españolas, indios y negros interactuaron no

sólo biológica sino culturalmente, es decir, no hay una cultura

africana “pura” sino un producto cultural debido a las

interacciones con lo indio, e incluso con lo hispano. Al respecto

puede verse mi trabajo intitulado “Población rural en Córdoba,

1788”, publicado en el número 30 de La Palabra y el Hombre.

Xalapa, correspondiente a abril-junio de 1979, basado en un

documento colonial que nueve años más tarde (en 1988) retomaría y

publicaría Naveda en las Jornadas de Homenaje a Gonzalo Aguirre

Beltrán y en otro texto del mismo año de 1987.

Mis trabajos de campo en comunidades negras de la zona Actopan, Coyolillo (en 1970 y 1971), de Córdoba, como Mata Clara (en 1975 y 1977), de Naolinco (1964 y 1979), Almolonga, también me han demostrado la interacción cultural de los negros con la población indígena. En fin, como dice Castañón, el de Yanga es un caso abierto digno de seguir siendo estudiado. Hay que decir que el hijo de Ñanga, Gaspar, siguió con el control político del poblado años más tarde (1641), como lo puse de manifiesto en un documento que localicé en el Archivo Notarial de Orizaba y que presenté en una reunión de la Sociedad de Afro Mexicanistas en la ciudad de México; es decir, los negros siguieron protegiendo a los esclavos fugitivos a lo largo de todo el periodo colonial.

Pero esto es sólo pecatta minuta, pues la edición está

pulcramente trabajada por Christopher Barrera Ortega, Ramón

Moreno Alvarado, Roberto Sánchez, Carlos Manuel Cruz Meza,

Fernando Ruiz Granados y la autora. Como se sabe, no hay libro

perfecto. Habría que poner en mayúsculas iniciales Nueva España

por ser nombre propio (pág. 150).

Los autores citados en la nota 5 de la página 62 no están en la Bibliografía, lo mismo sucede con varios autores más, como Roland Mousnier (p. 42), Ernest J. Goorlich (p. 68), Tomas Gage (p. 75); cambiar las palabras cocha por coche (p. 90), y saca por casa (p. 92). Habría que poner el año de 1974 a la segunda ficha bibliográfica de Javier Malagón Barceló (p. 139). La ficha correcta del trabajo

120

“Comercio de esclavos en la Jurisdicción de Xalapa durante el siglo XVIII” es: Actas del XLI Congreso Internacional de Americanistas, Tomo II: También en:.---- Presencia Educativa. México, D. F. Secretaría de Educación Pública (2):35-42, julio de 1975.

. Además, en la Sección Documentos de Archivo, poner en orden

alfabético Actas de Cabildo, especificando de cuál Cabildo se

trata.

Felicito a Guadalupe Castañón González por escribir en una

prosa tan sencilla y elegante, esperando que continúe en este

surco tan fértil como lo es la investigación de la población

negra en la Nueva España.

Fernando Winfield Capitaine 3 de octubre de 2002.

[email protected]

121

JAROCHO. FORMACION DE UN VOCABLO

Cuando se abordan cuestiones de significado, las soluciones que

se exponen por lo común, carecen de una base firme, sobre todo

tratándose de asuntos etimológicos.

La voz jarocho no puede escapar a este hecho, y aún cuando se

trata de una palabra ya sancionada por la tradición, la verdad es

que no hay un acuerdo unánime sobre su formación.

Lo evidente en este sentido es la identificación de lo jarocho

con lo veracruzano, sobre todo con lo campesino y más

concretamente con lo campesino en una área del estado de Veracruz

(1); Matons le da igual acepción: "En Veracruz, hombre del campo,

campesino" (2). El Diccionario U.T.E.H.A. lo define como

"habitante o natural de Veracruz" (3) aunque agrega que en

algunas provincias de España el término también se utiliza para

señalar a personas de modales bruscos, descompuestos y algo

insolentes, pues también se dice en Veracruz que jarocho es aquel

que se expresa en términos poco corrientes del lenguaje cayendo

en la grosería y palabras gruesas.

Palacios denomina con tal término al "costeño del litoral

veracruzano" (4). En este aspecto de localización más exacta,

Santamaría afirma que es el "campesino de la costa de Veracruz,

principalmente de la región de Sotavento" (5).

Un diccionario de la lengua española del siglo XIX con respecto

al apartado jarocho dice: "Campesino, el que anda siempre en el

campo" y agrega "aplícase también á los mulatos" (6), cuestión en

que coincide Ramón, "en Méjico, campesino. Se aplica: más á los

mulatos y á todos los de la raza africana" (7). Igual

interpretación recibe de otra fuente: "Campesino. Aplícase

también á los mulatos y á todos los de raza africana" (8). Esto

último nos acerca notablemente a un punto: el jarocho es un

122

individuo que fue producto de una línea generatriz de estirpe

negroide.

Se ha querido proceder abordando la cuestión etimológica de

Jaro. Matons, tomando la acepción que da la Enciclopedia

Universal Ilustrada Espasa-Calpe, misma que tomó Ortiz y el

Diccionario U.T.E.H.A. señala que en Zootecnia, se dice del

"animal que tiene el pelaje rojizo, especialmente del cerdo y del

jabalí" (9).

Todas las anteriores disgresiones quedan resumidas

excelentemente por Aguirre Beltrán, en lo que toca al posible

origen porcino de la voz: "Jarocho fué el término aplicado en la

región veracruzana a la mezcla del negro y el indio. El vocablo

deriva, según parece del epíteto jaro que en la España musulmana

se aplicaba al puerco montés, añadido a la terminación despectiva

cho. Los españoles al llamar jarochos a los mulatos pardos

veracruzanos querían simplemente decirles puercos. El eufemismo

clasificatorio del siglo XVIII olvidó el sentido despectivo de la

voz. Con la Independencia y la Reforma el calificativo tomó una

acepción noble, y hoy día la población entera de Veracruz es

titulada Jarocha y el puerto de Veracruz es comúnmente llamado el

puerto jarocho" (10).

A estas consideraciones sobre lo jarocho cabe agregar otras que

-intentando seguir la tesis de influencia andaluza en Veracruz,

piensan que jarocho se deriva de una planta muy abundante en

Andalucía, la jara- apelan a criterios botánicos. Los jarales se

encuentran profusamente distribuidos en andalucía (11). "Los

extensos campos se visten de olivares y de encinas y naranjales,

que son una bendición; sus montes, de pinos y de romeros y de

jaras olorosos" (12). La asociación de ideas es como sigue según

la explicación de una persona originaria de Jamapa, localidad

cercana al puerto de Veracruz: "Jarocho viene de jara, vegetal

123

largo (caña). En algunos lugares de España se lleva para dirigir

a los puercos"; el informante añade que la jara "crecía mucho por

los médanos" (de Veracruz) (13). La jara pertenece al género

Cistus, familia cisteas, orden dialipétalas superobáricas y clase

dicotiledóneas (14).

Macías expresa: "Suponiendo, que la voz jarocho no haya

experimentado adulteración alguna, tiene que proceder

forzosamente de una de estas dos dicciones arabescas: de jara,

especie de arbusto de Levante, la saeta, ó dardo, y por extensión

la vara a guisa de aguijón, ó de jaro, color rojizo, ó cárdeno,

de la familia porcina. Es probable que la dicción jara (del árab.

cha'ra, mata, ó breña) sea la raíz de jarocho, porque usándose

por estas comarcas la jara en substitución del pial de los

pueblos arribeños, nada más natural que el haber llamado jaro al

que manejaba la jara; sin embargo, pudiera proceder de jaro,

color, porque si bien es verdad, que hoy se nombra jarocho al

campesino, en un principio se aplicó exclusivamente la voz como

denominación genérica de los mulatos, chinos, zambos, o lobos, y

demás individuos de las razas etiópica y americana con mezcla de

la caucásica de Blumenbach. Ocho es mi concepto una desinecia

peyorativa, ó despectiva, al igual de la que se advierte en

pinocho, carrocho, birlocho, etc.,"... "Hoy creemos firmemente,

que jarocho se deriva de jara, pues son abundantes los jarales

por los alrededores de Veracruz" (15).

Klunder afirma un punto de vista que nos ofrece un tercer

origen posible del término que nos ocupa. Empieza afirmando que

la palabra jarocho no constituye un mexicanismo. "Según parece,

el elemento primordial que forma la parte básica de la referida

dicción, es voz propia del idioma árabe, pues su etimología

proviene de la palabra morisca 'Xara', la que denota residuos del

alimento después de hecha la digestión al ser expelidos por el

124

cuerpo humano" (16), no obstante la voz "Jara (del árabe Xara,

mata)" (17). Pasquel se inclina por la interpretación de Klunder

pues expone que "La palabra jarocho tiene un origen remoto. Al

finalizar el período de la Reconquista Española, los árabes usan

la expresión Xara para designar la excreción alimenticia del

cuerpo humano, es decir, en términos prosaicos y actuales

equivaldría a la expresión mierda. Cuando en los siglos de oro la

lengua castellana alcanza notoria evolución, la letra equis se

transforma en jota, de donde resulta que Xara o Xaro se convirtió

en Jaro, a lo cual se añadió la desinencia cho, que equivale a la

despectiva interjección ¡so!, como en el caso de sonso o son

(música típica del Sotavento Veracruzano) o tonto, sin valor, o

soso. La voz jaro era aplicada por los españoles de Andalucía, a

lo largo del Virreinato, a los puercos, marranos o cochinos, y

jarocho al porquerizo o cuidador de aquéllos" (18); no obstante

lo elaborado de esta operación mental, no satisface ni quizá al

mismo Pasquel pues más adelante afirma que "La palabra jarocho ha

evolucionado grandemente en cuanto al sentido con que se le ha

aplicado, desde mierda -o lo más despreciable- a puerco,

porquerizo, patán, zafio; a feroz, bravío, hasta al no dejado que

no permite que se le golpee u ofenda"..."La población indígena

del Sotavento Veracruzano se mezcló grandemente con los esclavos

negros, con colonos andaluces e inmigrantes antillanos" (19).

Una cuarta posibilidad nos la ofrece la idea de que jarocho se

deriva de jara en su acepción de Saeta ó palo arrojadizo, tostado

con su punta muy delgada y sutil" (20). Melgarejo dice que el

jarocho es el que está armado con jaras (flechas) (21);

agregaríamos con flechas o lanzas, pues un intérprete de sones

jarochos de Tlacotalpan informa que les llamaban jarochos a los

que "con lanzas o con jaras peleaban" (21 A). También se informa

que "las diligencias eran custodiadas por indios que usaban

125

flechas, o sean jaras, y que de esa voz procede jarocho"..."Es

más cuerdo pensar en el uso de jaras, o sean varas, para puyar a

las acémilas, y que de jara, en su acepción de vara, proceda

jarocho" (22); con respecto a la primera proposición tenemos la

noticia de que "en la jurisdicción de Acayucan en Veracruz todos

los indios flecheros usaban los arcos y flechas para cazar y

pescar" (23), tal y como sucede hoy en día (24). Además, "En

ciertas regiones de Veracruz"..."la lanza indígena se había

transformado en una lanza con filo de hierro, arma que los indios

usaban en sus luchas de cuerpo a cuerpo, como en la época

prehispánica" (25). En relación con la segunda proposición ya

Biart había afirmado en 1862 que en las expediciones de rancheros

conduciendo reses para su venta a través de las sabanas, "los

conductores van armados con unas lanzas muy largas llamadas

jarochas: de aquí el nombre familiar de jarochos que se les da en

la meseta, y que desconocen la mayor parte de mis compatriotas"

(26), circunstancia robustecida por una información proveniente

de Tlacotalpan, en el sentido de que a la puya con que se les

picaba las ancas al ganado vacuno para hacerlo caminar, se le

nombraba jarocha, en vez de garrocha (27).

Ante el hecho de que si a un palo alargado se le puede dar el

uso de conductor de ganado o jarocha, pasando a la función de

armarlo con una punta endurecida al fuego o bien ponerle una

punta de metal, nos da por resultado una lanza, arma ofensiva por

naturaleza. Esto se dice porque hay una evidencia bien comprobada

en las fuentes históricas que nos hablan del uso generalizado de

lanzas en la región jarocha. Aún más, la utilización de estos

artefactos está estrechamente vinculada a los grupos de pardos (o

jarochos).

Sabido es que "En muchas ciudades de Hispanoamérica de los dos

siglos finales del período colonial, y también en algunos lugares

126

rurales cercanos a las vías de comunicación, se movían grupos de

esclavos negros sin ocupación definida ni vivienda fija" (28);

contra la esclavitud improductiva y el vagabundaje se tomaron

diversas medidas. "Entre las medidas indirectas más notables está

la creación, en los primeros decenios del siglo XVIII, de cuerpos

armados conocidos con el nombre de compañías de negros y mulatos

libres o, más generalmente, compañías de pardos" (29). Aunque su

organización fue más importante en ambas costas ante el peligro

de ataque de otros países, la verdad es que en el interior

también se organizaron varias de ellas; esto lo vemos en una

noticia que se da el 20 de Octubre de 1762, cuando "una Cía. de

Lanzeros de Pardos y Morenos Libres de San Miguel del Grande, con

63 hombres, (fue) despachada a Orizaba" (30). Alamán es más

explícito al respecto, pues "Por una disposición tan política

como económica, la fuerza principal destinada á la defensa del

país consistía en los cuerpos que se llamaban de milicias

provinciales, los cuales no se ponían sobre las armas sino cuando

el caso lo pedia. Componíanse de gente del campo o artesana, que

sin separarse de sus ocupaciones en tiempo de paz, estaba

dispuesta á servir en el de guerra, sin otro gasto que el pequeño

del pié ó cuadro veterano que tenian para su organizacion y

disciplina, reuniendose en periodos determinados para recibir la

instruccion necesaria. Estos cuerpos estaban distribuidos por

distritos, y en cada uno de estos las compañías por pueblos, y

los caballos de los regimientos de caballería se repartian entre

las haciendas de cada distrito, que estaban obligadas a

presentarlos en buen estado cuando se les pedian" (31)

Arrangoiz expresa que los negros, "raza fuerte, daba muchos

soldados para el ejército, y en algunos puntos de los climas

cálidos, como en Veracruz, había cuerpos de milicias, formados

exclusivamente de negros y mulatos libres que podían ascender

127

hasta capitanes" (32).

Los hombres pertenecientes a las castas, "endurecidos por el

trabajo de las minas, ejercitados en el manejo del caballo, eran

los que se proveian de soldados al ejército, no solo en los

cuerpos que se componían exclusivamente de ellos, como los de

pardos y morenos de las costas, sino también á los de línea y

milicias disciplinadas del interior, aunque estos según las

leyes, debiesen componerse de la raza española" (33). Ya ha

quedado bien asentado que "Las diversas categorías de mulatos

fueron comprendidas en la general designación de pardos, adjetivo

que se consideró el menos ominoso de los entonces en uso, y con

tal eufemismo admitidos en la milicia, antes también vedada para

ellos" (34); tal cosa sucedía en el siglo XVIII.

El cuerpo de Lanceros de Veracruz estaba compuesto por

individuos procedentes de 140 ranchos en Veracruz, muy

especialmente de aquellos situados en Medellín, Boca del Río y

Jamapa; en intentos de invasión cargaban con la responsabilidad

de patrullar la costa (35).

Por 1727 "El vecindario de la ciudad (de Veracruz) se

encontraba alistado en cuatro compañías milicianas de 100 hombres

cada una, con sus capitanes y cabos subalternos, dos de mulatos

libres y dos de negros, y en los ranchos de las orillas y fuera

de la ciudad, pueblos de Jamapa, Cotaxtla, Medellín, Tlalixcoyan

y haciendas de sus distritos, se podían juntar unos 800 hombres

que armados de lanzas acudieran a la plaza en caso de urgencia"

(36). En 1766 estos Lanceros que tan útiles servicios prestaban

al Rey, fueron organizados más consistentemente en cinco

escuadras de 156 hombres cada una. Hizo el Reglamento de la

Compañía de Lanceros de Veracruz don Félix Ferraz, gobernador del

puerto" (37) a instancias del Marqués de Cruillas"..."De modo que

con 564 pesos cada mes que hacen 6,768 al año se consigue tener

128

arreglados y prontos 780 hombres, libres los caminos de toda esta

Jurisdicción de Gente de mal vivir, contenida la deserción y

resguardada en lo posible la Real Hacienda" (38).

Antes, en agosto de 1764 Cruillas había dirigido un documento

de Arriaga titulado "Instancias de los oficiales y hombres de los

Lanceros de Veracruz" (México. Archivo General de la Nación.

Agosto de 1764, Indiferente de Guerra, 101, fols. 10-14) (39).

Alamán expresa que "en las inmediaciones de Veracruz había un

cuerpo de mil lanceros: otros tres para el resguardo de las

antiguas fronteras de Sierra Gorda, Colotlan y Nuevo Santander,

con la fuerza de mil trescientas veinte plazas, y un escuadrón de

pardos y morenos" (41) en Veracruz.

El desempeño de puestos en la milicia ofreció mejores niveles

de vida a los pardos veracruzanos, pues ocupaban cargos de un

nivel jerárquico más alto que el que tenían antes de la

organización de las milicias (42); inclusive en un documento

fecha Febrero 10 de 1764 los miembros de las compañías de pardos

aunque de la jurisdicción de Orizaba, pedían que se les relevara

del pago de tributos reales (43).

De 1765 a 1775 la Compañía de Lanceros de Veracruz "se compuso

de cinco escuadras, cada una de 125 hombres de tropa y sus

correspondientes oficiales.

El uniforme de la compañía fue: casaqueta corta, que fue

llamada casaca volante, de paño azul celeste con vueltas blancas;

el color de los botones no es conocido; calzón de ante, sombrero

blanco de ala tendida y la ala izquierda, con la escarapela de

estambre encarnado, levantada; camisas blancas, zapatos y botines

de cordobón negro; cinturón, cartuchera y portamachete de timbre

encarnado. Los cabos llevaban las insignias de galón de hilo azul

celeste. Los sargentos, el mismo uniforme, pero más fino. El

armamento consistía de un par de pistolas, una lanza y una espada

129

o machete" (México. Archivo General de la Nación. Ramo de

Historia, Tropa Veterana, Tomo 165, Cuentas del Vestuario) (44).

El 11 de Mayo de 1793 se publicó un Bando con miras a la

creación, en la Plaza de Veracruz, de un Batallón fijo de Pardos

libres.

Entre los requisitos de los aspirantes estaban: como edad

límite máxima, 36 años; cinco pies y una pulgada de estatura.

Comprometerse a servir seis años sin recibir paga alguna. Ser

soltero.

"A todo el que sirviere honradamente en dicho Cuerpo dos

tiempos de ocho años, y quisiese después de haberlos cumplido, su

licencia absoluta, se le concederá con la circunstancia de que

sea exento de tributo por toda su vida" (45).

A este respecto se comisionaron Oficiales de reclutamiento en

México, Puebla, Izúcar, Tehuacán, Córdoba, Orizaba, Xalapa,

Veracruz. En los pueblos de Alvarado y Tlacotalpan los pardos se

registrarían con los Justicias respectivos.

La organización de la milicia trajo consigo graves desajustes

en la economía campesina de las costas veracruzanas, pues muchos

de los trabajadores del campo -si no todos- eran reclutados por

la fuerza para la defensa de una soberanía tambaleante. José

María Quiroz, a la sazón Gobernador e Intendente de la plaza de

Veracruz, expresaba que "la causa principal de la menor cosecha

(de algodón), y también siembra, ha disminuido de que el dicho

año de (17) 97, con motivo de la guerra con la Inglaterra, se

acuartelaron en esta plaza los milicianos lanceros que todos son

labradores, pero en términos que en una casa, el dueño de ella,

sus hijos y yernos, los mozos y todo el que es capaz de montar a

caballo y tomar la lanza están alistados, por cuyas

circunstancias en los seis años que duró aquella guerra quedó

aniquilado de vecinos y desierto el campo y agricultura de la

130

Jurisdicción" (46).

Los lanceros defendieron enérgicamente el régimen español en

los tiempos de la consumación de la independencia nacional. El 15

de Septiembre de 1821 "Se acordó entre Iturbide y O'Donojú, y dio

orden éste para que se hiciera, que sin capitulaciones salieran

de México las tropas reales, entre las cuales se encontraban los

leales y valientes negros de la Tierra Caliente, que dejaron la

capital el veintitres para volverse a sus casas, y de quienes

dijo Iturbide en una proclama 'que de las cadenas de esclavitud

personal habían salido a forjar las de sus hermanos'"..."Los

negros fueron los últimos realistas mexicanos que dejaron las

armas, y eso porque se lo mandó el Jefe español" (47).

Después de proclamada la Independencia, los negros deben haber

dejado sentir su influencia y poder en numerosos puntos del país,

al grado que el Gobierno tratara de limitar su número a fin de

contener algunos desórdenes que provocaban los milicianos, ya que

por ley de "treinta y uno de marzo (de 1835) mandó el Congreso

que 'la milicia cívica de los Estados, Distrito y Territorios se

redujera a lo que diera la base de un miliciano por cada

quinientos habitantes, organizada conforme a las leyes de la

materia'" (48).

Durante la ocupación norteamericana, Mayne Reid, quien formaba

parte de las fuerzas expedicionarias de los Estados Unidos en

México, narra que durante la toma del puerto de Veracruz el 26 de

marzo de 1847, los "temibles jarochos" (49) asolaban a las

fuerzas americanas. Hace especial mención del sacerdote José

Celedonio Domeco de Jarauta y Ortiz (1813-1848), mejor conocido

como el padre Jarauta que era jefe de guerrillas, Como se ve,

todavía se organizaban para esta época los campesinos de los

alrededores de Veracruz, aunque ya se les denominaba jarochos.

Durante la intervención francesa, los ejércitos imperialistas

131

también atravesaron por algunas dificultades para contener a las

guerrillas de jarochos. El punto principal de radicación de las

mismas estaba en Tlalixcoyan, sin menoscabar otros lugares como

Medellín, Jamapa y Boca del Río que presentaron líneas frontales

de defensa ante los invasores.

Posiblemente el término jarocho se haya aplicado a los pardos

veracruzanos que, armados con lanzas, defendieron los intereses

del régimen español organizados en milicias. Por su color

"quebrado" la adscripción a los mulatos veracruzanos quedó

firmemente asentados por la circunstancia anterior. Con el paso

del tiempo la explicación se perdió; no obstante, parece que las

consideraciones precedentes son bastante firmes como para aceptar

la hipótesis de que la voz jarocho significa: el que maneja la

jarocha (o lanza). De igual forma que el término concertino se

aplicaba al violín, hoy en día se le llama de tal manera al que

lo ejecuta, para citar un ejemplo de los tantos de transposición

semántica.

NOTAS BIBLIOGRAFICAS

(1) 1899, I: 50.

(2) 1943, II: 398.

(3) 1951, VI: 532.

(4) 1916: 202.

(5) 1959: 630

(6) Sin fecha: 732.

(7) 1898, IV: 984.

(8) Barcia, 1881, III: 235.

(9) Ortiz, 1946: 32.

(10) 1946: 178-179.

(11) Font Quer, 1953: 636.

132

(12) Muñoz en: Ortiz Echague, 1953: 16.

(13) Winfield, 1970: 1.

(14) Dicc. Encicl. Hisp.-Americano, 1892, XI: 80.

(15) 1888: 724.

(16) Sin fecha: 30.

(17) Dicc. Encicl. Hisp.-Americano, 1892, XI: 80.

(18) 1969: 204-205.

(19) Ibíd.: 206-207.

(20) Dicc. Encicl. Hisp.-Americano, 1892, XI: 80.

(21) 1960: 71.

(21A) Comunicación personal de Andrés Alfonso Vergara, 2-II-1970.

(22) Williams, 1969: 19.

(23) Velázquez, 1963: 241.

(24) García de L. G., 1969: 154-155

(25) Velázquez, 1963: 242.

(26) 1962: 252.

(27) Comunicación personal de Humberto Aguirre Tinoco, 3-II-1970.

(28) Mellafe, 1964: 78.

(29) Ibíd.: 84-85.

(30) Velázquez, 1950: 239.

(31) 1849, I: 78-79.

(32) 1968: 15.

(33) Alamán, 1849, I: 25-26.

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(36) Trens, 1947, II: 481.

(37) Velázquez, 1950: 105.

(38) Ibíd.: 105, nota 11.

(39) McAlister, 1953: 7, nota 21.

(40) Alamán, 1849, I: 79.

(41) Ubíd.: 80.

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(42) Archivo Notarial de Orizaba. Año 1736, Exp. 7, 8-F, Octubre

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139

LA BAMBA

La Bamba es una de las expresiones regionales de la música popular

veracruzana mayormente conocidas en México. Intensamente difundida

en la campaña electoral del entonces candidato a la Presidencia de

la República, Licenciado Miguel Alemán Valdés, trascendió las

fronteras políticas del estado de Veracruz para ser ampliamente

conocida en todo el país.

Por ser uno de los valores musicales de raigambre en la

tradición folklórica musical de la subcultura mestiza de los

jarochos de Sotavento, en este trabajo se intenta abordar la

filiación cultural de la pieza, misma que cae en el género del

son, tratando de reconstruir sus orígenes, rescatando del

anonimato en que frecuentemente caen las expresiones populares,

elementos que permitan identificar la aportación de grupos humanos

los cuales a través del tiempo han enriquecido espiritualmente a

las sociedades.

Se debe a Gerónimo Baqueiro Foster, gran teórico musical

mexicano, el primer y único intento conocido hasta la fecha, de

analizar estructuralmente a la música jarocha. Un trabajo

publicado en la ya desaparecida Revista Musical Mexicana, ofreció

profundos análisis sobre las contribuciones estéticas en este

campo.

La literatura francesa surgida a partir del movimiento romántico

y costumbrista que llegó a México iniciando el segundo tercio del

siglo diecinueve, recogió relatos de carácter costumbristas

difundidos por medio de la crónica de viaje, y posteriormente por

medio de la poesía y la novela, los cuales asentaron sus reales en

la sociedad burguesa de la nación recién formada.

Si bien la posición nacionalista del Jesuita Francisco Javier

Clavigero es un antecedente en la formación del nacionalismo

140

mexicano, es justamente seis años después de consumada la

Independencia cuando la nueva nación busca los senderos por medio

de los cuales transitar en pos de una identidad propia.

La ruptura con el viejo orden español compulsa al país a

orientarse hacia los valores propios. El indio es rechazado en el

contexto ideológico nacional; no será sino hasta la Revolución de

1910 cuando se convierte en el pivote del nacionalismo emergente.

Pintores como Claudio Linatti retratan en la novedosa técnica

del grabado, paisajes y tipos nacionales, éstos últimos fielmente

descritos en sus trajes y adornos.

El literato veracruzano José María Esteva escribe sobre los

tipos populares de los alrededores del puerto de Veracruz,

especialmente de Medellín y Jamapa.

Gabriel Ferry traza relatos acerca de los jarochos en la

publicación francesa Revue de deux mondes.

Lucien Biart reseña un viaje a través de la tierra caliente

describiendo las comunidades ribereñas del río Papaloapan:

Alvarado, Tlacotalpan, Tlacojalpan, Cosamaloapan, Chacaltianguis,

Otatitlán, etc.

A fines de la colonia española, la música jarocha está

insinuantemente trazada en expedientes de la Inquisición,

depositados en el Archivo General de la Nación.

Pablo González Casanova ha dedicado un importante libro que

lleva por título La literatura perseguida en la crisis de la

colonia, a rastrear las apariciones públicas en documentos

presentados al Santo Oficio, las prácticas musicales de las capas

pobres y vilipendiadas. La música de sones pertenece a las castas

infames de origen africano, como negros y mulatos.

González Casanova escribe que "en 1766 se extiende por las

esquinas y calles de la ciudad de Veracruz un baile con que se

solazan negros y mulatos, soldados, marinos y broza. Tiene por

141

nombre el Chuchumbé (p. 65).

Según Saldívar (1934:295) la Bamba "se representaba en el

Coliseo de México por el año de 1775".

A fines de la época colonial "se nota una gran preferencia por

las formas de procedencia negra y de argumento indígena; las más

apreciadas fueron la bamba, la jarana y los sonecitos de las

negritas, del bejuquito, del churripampli, de la indita, del

zanganito, de la chipicuaraca, de los negrillos, etc." (Mayer-

Serra, 1941:107).

El siglo dieciocho contempla la implantación de varias modas

musicales importadas de Cuba, el fandango, el son y varios géneros

más.

La mezcla cultural resultante puede advertirse, según Pasquel,

"en la Bamba, la más representativa melodía de Veracruz, ahora, y

que nos llegó de Cuba, para perderse sus raíces en Andalucía,

Arabia, Fenicia y la India" (1969:207-208).

No obstante, y como expresa Mayer-Serra que "hasta que se logre

descubrir los orígenes tanto del tango andaluz (el tanguillo

gaditano, con su ritmo característico:

como, por el otro lado, de la contradanza habanera, no será

posible aclarar el problema de la prioridad histórica entre estos

diferentes géneros bailables, ni definir qué influencias

continentales fueron estilizadas en ellos, ni sus migraciones

interamericanas y de continente a continente. Lo que queda fuera

de duda es el hecho de que los negros tenían preferencia por este

ritmo con puntillo desde sus primeros contactos con la música

europea en el continente americano, como lo demuestran, entre

otros, la antigüedad de bailes como la bamba en México, o las

142

llamadas mulatas en Cuba, anteriores al siglo XIX, o sea, muy

considerablemente, al auge del tango andaluz" (1941:131).

Según estudios de Fernando Ortiz (Los negros curros del

manglar), La Habana contaba con un grupo social denominado curros,

quienes vivían cerca de los manglares. Sus características

culturales inciden en muchos aspectos con los de los jarochos de

Veracruz, especialmente en algunas prácticas relativas al adorno

dentario. Una migración de curros llegó al puerto de Veracruz

hacia los términos del siglo dieciocho e inicios del diecinueve.

No hay que olvidar que la fusión de las tradiciones española,

indígena y negro tuvo como punto de adaptación a la isla de Cuba

durante el siglo quince y dieciséis; muy especialmente fue La

Habana el escenario de dicho crisol cultural. De esa manera,

nacieron sincretismos que se derramaron hacia la América

continental. Los puntos de penetración fueron Veracruz, Campeche,

Panamá, Cartagena de Indias y el Perú.

El término bamba ya se venía utilizando cuando menos desde la

segunda mitad del siglo diecisiete en México. Figura como apellido

o sobrenombre en una vieja esclava del Ingenio Chico, cercano a

Xalapa, actual estado de Veracruz (Archivo Notarial de Xalapa.

Tomo correspondiente a los años 1675-1680. Arrendamiento del

Ingenio Chico. Folios 457 vuelta a 460 vuelta. 7 de mayo de 1672);

la referencia a Juana Bamba, negra criolla (es decir, nacida en la

Nueva España) está en el folio 459 vuelta.

La otra referencia a bamba empleado como apellido está en la

persona de "Juan Vanba, negro bozal ya muy viejo" (Archivo

Notarial de Xalapa. Tomo correspondiente a los años 1694-1699.

Ingenio de fabricar azúcar San Pedro Buena Vista. Entrego en

virtud de arrendamiento, del ingenio. Folios 640 vuelta a 646

vuelta. 9 de octubre de 1699).

Aguirre Beltrán localiza lo que llama el "ducado" de Bamba en

143

Africa, desde el río Mbiriji hasta el Dande; "sus habitantes

agrupados en la tribu Ba-Mbamba, entraron a México con el nombre

de Bamba." (p. 140). En el mapa de la página 340 los ubica como

tribus de Angola.

Bamba es un término aplicado al negro en Santo Domingo (Kany,

1962:33). En Colombia, la expresión "ni bamba", o la de "ni de

bamba(s), donde bamba equivale a chiripa o churria (op. cit., pág.

245) es muy empleada.

Mayer-Serra nos dice que "Fernando Ortiz explica la palabra como

'jugada afortunada por casualidad, chiripa', y también 'éxito

obtenido sin trabajo', y da las siguientes explicaciones

etimológicas sobre el origen de la voz: 'Mbamba, se dice en el

Congo al juego. Algo de bamba será algo como de juego. Entre los

pongué, del Gabón, bumbua significa <<hacer una cosa de improviso,

sin que se esté preparado para hacerla>>. Y este sentido nos

aparece muy próximo al criollismo. Acaso no sea africana, sin

embargo, y aunque sólo se usa en Cuba, porque en España se dice

bambarria, al <<acierto casual en el bailar>>, o sea a la jugada

de bamba, a la bamba. ¿Puede pensarse en una derivación de esta

forma simple, bamba, a la compleja bambarria? Quizás jugar de

bamba equivalía a jugar como los esclavos, tan imperito como ellos

al 'jugar', nbamba; o al jugar de bumbua 'de improviso'". Y agrega

Mayer-Serra: Con esta denominación, se ha hecho popular

recientemente un Son de huapango mexicano" (1947, I:91).

Entre las pocas cosas que llamaron la atención de la señora

Calderón de la Barca, a su paso por el puerto de Veracruz el 18 de

diciembre de 1839, estuvo la interpretación de unas señoritas que

realizaron sobre un arpa sin pedales. He aquí la descripción:

"Regresamos a la casa, y oímos a unas señoritas tocar el arpa,

como llaman aquí a un instrumento pequeño, ligero y con la misma

forma, pero sin pedales, y tan leve que se le puede levantar con

144

una mano, y sin embargo, su sonido es sorprendente; tocaron una

melodía tras otra, un tanto monótonas, pero con gran facilidad y

cierta ejecución, a lo que hay que agregar el mérito de que ellas

mismas se enseñaron a tocar." (p. 23)

Un autor costumbrista del siglo pasado registra un baile

denominado "La bamba poblana", confinándola a la ciudad de Puebla.

Citando a Enrique de Olavarría y Ferrari (Reseña histórica del

teatro en México) se dice que en el teatro Coliseo en 1790,

durante "el intermedio bailó La Bamba poblana José María Morales,

acompañándole el figurante José Acosta, y cantó Felipa Mercado las

seguidillas Los más finos afectos" (Mayer-Serra, 1941:103).

Los documentos que se reproducen y el proceso correspondiente en

el Boletín del Archivo General de la Nación (1947), sus originales

se encuentran en el Ramo Criminal, tomo 537, expediente 2 en el

Archivo General de la Nación de México. El proceso se instruyó

durante los años de 1804 a 1806, y hacen referencia a un homicidio

cometido en la persona de José Barrantes por su ahijado José Ramón

Arreguín, en la población de Cuautla Amilpas, durante un velorio

celebrado el 24 de mayo de 1804.

Indica el procesado que "no se sabe quién de los que allí

estaban pidió dos belduques [cuchillos grandes] para bailar la

bamba poblana" (p. 256).

Este proceso pasaría desapercibido a no ser por la referencia

que de la bamba poblana se hace, mencionando su antigüedad. Aunque

como señala la persona de iniciales R.G. que escribió la nota a la

reproducción de los documentos, "se trata, pues, de un baile

ejecutado con cuchillos, costumbre que perdura hasta la fecha; y

en cuanto al nombre de 'bamba' seguramente era aplicado al ritmo y

no a determinada tonadilla". (p. 253).

El literato costumbrista Cayetano Rodríguez Beltrán consignó en

una de sus novelas (1908:474-475) los siguientes versos de La

145

Bamba, que se cantaban en 1883, reproduciendo el habla local:

"Unque ejtoy amarillo,

No como cera...

Tus amores me tienen

De ejta manera...

Arriba y má arriba

Arriba y abajo...

Repiquen las campanas

Con el badajo!...

...

Como la caña güeca

Son la mujere,

Que se llenan de viento

Cuando laj quieren...

Quitilín, quitilín,

Tilín, tín, ton,

Repiquen las campanas

A la oración!...".

Una segunda versión aparece en las páginas 713 a 714 de su

novela:

"Pa cantar la bamba

Se necesita

Una poca de gracia

Y otra cosita...

...

A muncho no le gujta

La cinta blanca,

Porque icen que é trijte

Y a mi me encanta!...

146

...

Arriba y má arriba,

Arriba iré,

Repiquen la campana,

Repicaré!..."

Otra versión (p. 466-467) que ubica en el siglo diecinueve,

aunque sin precisar la fecha exacta, dice así:

"Dime cómo te llamas

Para quererte...

Porque no puedo amarte

Sin conocerte...

Arriba de la peña...

Abajo de la peña...

Como repican doblan

Las abajeñas!...

...

A las trigueñas quiero

Dende que supe

Que trigueña é la virgen

De Guaalupe!...

Arriba y má arriba,

Arriba iré,

Repiquen las campanas

Repicaré!

...

De la sierra morena

Vienen bajando

Unoj ojito negros

De contrabando...

147

Quitilín, quitilín,

tilín, tin, tan...

Repiquen las campanas

De Otatitlán!..."

En la actual música jarocha el son de "Los machetes" es el único

que emplea armas blancas en la coreografía.

Cada son jarocho presenta su particular coreografía. En el caso

de "La Bamba", "ya la mujer o ya el hombre, realizan la misma

suerte de amarrar y desatar la banda con los pies o de bailar

llevando en la cabeza algún objeto, como una botella llena de

fuerte aguardiente, sin que se derrame una sola gota" (Núñez y

Domínguez, 1932:191).

Durante las fiestas de la patrona de Tlacotalpan, la Virgen de

la Candelaria en 1970, se recogió la siguiente versión de "La

Bamba", llevando la voz principal el arpista Andrés Alfonso

Vergara (Winfield, 1970):

"Es la Bamba, señores,

es la Bamba señores

la melodía que nos pone en el alma

que nos pone en el alma dulce alegría

ay arriba y arriba.

Ay arriba y arriba

y arriba iré

yo no soy marinero,

yo no soy marinero

por tí seré, por tí seré, por tí seré.

En mi casa me dicen

148

en mi casa me dicen el inocente

porque hay muchas muchachas

porque hay muchas muchachas de quince a veinte

y arriba y arriba.

Ay arriba y arriba

y arriba iré

yo no soy marinero,

yo no soy marinero

por tí seré, por tí seré, por tí seré.

Dime como te llamas

para quererte para adorarte,

porque yo no puedo amarte

sin conocerte

y arriba y arriba

Ay arriba y arriba

y arriba iré

yo no soy marinero,

yo no soy marinero

por tí seré, por tí seré, por tí seré.

Para bailar la Bamba

para bailar la Bamba se necesita

una poca de gracia y otra cosita

Ay arriba y arriba.

Ay arriba y arriba

ay arriba y arriba, y arriba iré

yo no soy marinero

149

yo no soy marinero por tí seré

por tí seré por tí seré.

Es la Bamba, señores,

es la Bamba señores

la melodía que nos pone en el alma

que nos pone en el alma dulce alegría

ay arriba y arriba.

Al cortar una rosa

al cortar una rosa yo me espiné

pero el gusto que tuve

¿Por qué? [pregunta el Coro]

Que la corté ay arriba y arriba

Ay arriba y arriba

ay arriba y arriba, y arriba iré

yo no soy marinero

yo no soy marinero por tí seré

por tí seré por tí seré.

Dime como te llamas

para quererte para adorarte,

porque yo no puedo amarte

sin conocerte

Ay señores les imploro

que se acabe la Bamba

que se acabe la Bamba

y venga otro son

150

ay arriba y arriba

Ay arriba y arriba

y arriba iré

yo no soy marinero

Yo no soy marinero, por tí seré por tí seré."

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152

LOS SONES JAROCHOS

Los sones jarochos representan, para el Estado de Veracruz, un

género musical que ha sobrevivido a los grandes cambios operados

en el mundo moderno. Constituyen la expresión genuina del mestizo

sotaventino, producto de la fusión de las más variadas corrientes

culturales que se han dado cita en México: la española, la

indígena y la africana.

Es verdaderamente difícil realizar una elección de las piezas

más selectas y representativas, pues se corre peligro de escoger

textos, al través de las preferencias personales de cada quien. No

obstante creemos que los sones aquí enlistados reflejan una

muestra adecuada de la música de Sotavento.

A Tlacotalpan, población situada en la margen izquierda del río

Papaloapan, a unos kilómetros antes de su desembocadura por la

Barra de Alvarado, le ha tocado en suerte ser una de las

depositarias de tan rica tradición musical. De una gran pureza en

interpretación son sus sones, y aunque es arduo precisar el origen

regional de los textos, verdad es que la Perla del Papaloapan, que

también así se le llama, tiene prestigio por la calidad de su

música, misma que ha traspasado las fronteras locales y estatales

para convertirse en sinónimo de lo veracruzano, identificación no

muy lejos de la realidad dada la gran aceptación que tienen los

sones entre la población del Estado. La música folclórica, por su

carácter, no es de nadie en particular, sino de todo un pueblo:

este es otro rasgo de los sones jarochos.

Como decíamos, ha sobrevivido a los grandes cambios culturales

operados en nuestro país. Quizá esta permanencia se explique por

su carácter más distintivo: la de su resistencia a la

desaparición, pues la naturaleza misma de género dispone un cambio

interno en los versos cantados sin perder su contenido original,

153

adecuándolos a temas del presente; de ahí que existan tantas

versiones de música jarocha como de conjuntos se trate. Un mismo

grupo de intérpretes presenta variantes en la ejecución de un son

de una manera asombrosa. Los diferentes sones jarochos tienen

libertad para crear nuevos versos dentro de la composición

general; los músicos demuestran así sus capacidades de

verseadores, por lo que encontramos un cierto molde dentro de cada

son con sus respectivas variantes. Este carácter hace punto menos

que imposible su estudio, por tal aparente anarquía.

El arpa es el instrumento que lleva la responsabilidad del

desarrollo de la música; a ella se debe sujetar la voz, que es la

que marca la entrada y feliz término de los versos; también es la

que ofrece pausas necesarias para ir hilando aquellos versos

improvisados al momento, y que se acomodan en las partes

adecuadas. Un rasgo sobresaliente es la repetición de las palabras

que pronunció la voz principal por el resto del conjunto, a fin de

darle tiempo al verseador para echar a andar su imaginación y

preparar mentalmente los versos siguientes.

Instrumentos indispensables para acompañar al arpa en toda la

zona jarocha son: la jarana, una pequeña guitarra de ocho cuerdas

y el requinto, guitarra de cuatro cuerdas, pero con posibilidades

musicales extraordinarias.

Hablando con justeza, Tlacotalpan aporta un instrumento al

género, el pandero, mismo que lo enriquece en sonoridad durante el

acompañamiento. De clara procedencia ibérica posee ocho lados,

siete con tres laminillas de metal cada uno y el restante, que

permite su sujeción.

Pocas veces se ha reflexionado en la presencia de otro

instrumento pasa inadvertido como tal; nos estamos refiriendo al

tablado o tarima en que se bailan los sones y que constituye una

formidable caja de resonancia, con la que queda perfectamente

154

integrado cualquier conjunto jarocho.

La música jarocha no es de salón, está enraizada en lo

auténticamente popular, especialmente entre los habitantes de las

zonas rurales, que no han sufrido en gran forma el impacto del

sistema de vida de las ciudades.

Los Sones

El Fandanguito. Diminutivo de fandango, que significa convite, o

sea una invitación a una fiesta en la que participan todos los

miembros de la comunidad.

El Cascabel. Es reputado como uno de los más gustados sones

jarochos.

La Bruja. Son cuyo tema está conectado seguramente con la

tradición colonial de La Llorona, mujer que hace males a los

niños.

La Vieja. Pieza que nos habla de la relación tan estrecha que

existe entre los ancianos y los animales.

La Iguana. Es un animal con fama de toda la región jarocha.

Incluso se come, preparada en tamales.

La Guacamaya. De vistosos colores, también es tema para la

música jarocha.

El Zapateado. Es uno de los sones más difíciles de bailar y

ejecutar.

El cultivo de la música jarocha constituye el aspecto de la

cultura popular que se sigue manifestando en la población; tiene

vínculos con la décima en la poesía. Así, la música del son El

Siquisirí se utiliza para acompañar la improvisación de los

versos, a quien se considera como el rey de los sones; en otras

partes recibe diferentes nombres, como es el caso de Veracruz

donde se le conoce como El Gusto, en tanto que por Tampico se le

155

llama El Caimán.

También se emplea la música de El Zapateado para la décima, otro

son que se caracteriza por carecer de texto, por lo que se utiliza

para acompañar cualquier décima. El ejecutante debe afinar su

instrumento en el tono que coincida con la voz del trovador; los

jarochos consideran que la voz es un instrumento, con su propio

tono. Entre los jarochos septentrionales se utiliza: el arpa, la

jarana y la guitarra. Una técnica de tocar jarana en ciertos

pasajes se denomina azote; consiste en un movimiento rápido de la

mano sobre todas las cuerdas, dando un efecto musical

impresionante. El azote se aplica cuando se está trovando.

El aprendizaje de la música depende exclusivamente de las

facultades auditivas, pues ningún músico popular conoce el

pentagrama; sólo la atención cuidadosa a las ejecuciones de otros

músicos hace posible la continuidad de la tradición musical. Dado

el bajo índice de alfabetismo en la mayoría de las comunidades,

persiste el estudio de la décima por la vía oral; algunas personas

conocen más de diez décimas y las repiten a los interesados en

escucharlas; pero la décima también se canta, acompañada de algún

son jarocho.

Trovador, versador y poeta son sinónimos; algunos escriben su

obra mayor, pero causa admiración cuando los textos se improvisan,

haciendo referencia a situaciones o personas del presente inme-

diato; el trovador sólo dispone de pasajes cortos a cargo de los

músicos, para hilar mentalmente su discurso inmediato: poesía

efímera transcurrida en un preciso y precioso instante,

eternizando a estos cantores rurales que hacen gala de ingenio en

la improvisación.

La décima posee varias funciones: recrear situaciones del

pasado, narrar la historia de la localidad, comunicar los valores

sociales aceptados, controlar la conducta de personas al

156

exhibirlas en tono festivo y burlón, reseñar las actividades

económicas, políticas y sociales, alabar a un personaje...

157

MATA CLARA

COMUNICACIONES

En 1917, la distancia que mediaba entre San Juan y Córdoba, era

de 32 kilómetros (LA, Libro de Acuerdos de la Secretaría del

Ayuntamiento de San Juan de la Punta, luego, Cuitláhac, en

adelante LA, 1917, 43 frente, 20 de agosto), 9 más que en la

actualidad.

Un informante nacido en 1885 describe así las condiciones de

las comunicaciones en 1920: "Entonces todos los montes estaban

enteros; namás las vereditas por donde uno andaba, andando así a

los pueblos, a nuestros trabajos. Todo estaba entero".

Pedro Peña, Síndico Municipal, manifestó que era necesario la

apertura del camino en la congregación de SF (San Francisco Mata

Clara), solicitando la aprobación respectiva, a lo que el H.

Ayuntamiento, "tomando en consideración que desde hace varios

meses se tiene en proyecto la apertura del camino de referencia

dicta el siguiente acuerdo. Por causa de utilidad pública se abre

un camino vecinal en la congregación de Mata Clara, debiendo

tener diez metros de ancho en toda su extensión, el cual deberá

partir de la casa de Lucas Blanco de la orilla del Camino Real de

San Lorenzo, pasando por el terreno propiedad del señor Longino

Durán y terminando en el camino denominado Las Partidas, cuyo

camino deberá abrirse por medio de faenas comenzando la primera

el lunes treinta y uno del presente." (LA, 1927, 8 frente, 24 de

enero).

La acción de bandas de malhechores ocasionó que se limitara el

acceso de camiones en la carretera de la Estación de Potrero a

San Juan, de las cinco a las diecinueve horas, recabándose el

permiso correspondiente (LA, 1927, 21 frente, 14 de marzo).

En el mismo año, el Ing. José Villanueva informaba que ya tenía

el alambre y aparatos para tirar la línea telefónica de Córdoba a

158

San Juan, pasando por San Lorenzo, solicitando postes para el

tendido. El Ayuntamiento dispuso que los ciudadanos Antonino

González, Manuel Rueda, Arcadio Fernández, Domingo Blanco,

Timoteo Cadeza, Evodio Blanco, Vicente Fuentes, José María

Rodríguez, José Cázares, Jesús Perez Guerra y Antonio Malagón,

contribuyeran con los postes para comunicar de San Lorenzo a San

Juan, manifestando que "se trata de una mejora de importancia

para esta región que se encuentra aislada de comunicación rápida

y efectiva y en tiempo de aguas es cuando más aislada se

encuentra" (LA, 1927, 38 frente a 38 vuelta, 20 de mayo).

La Junta Regional de Caminos con sede en la ciudad de Orizaba,

giró oficio el 28 de enero solicitando ayuda a San Juan, a fin de

que el camino Puebla-Veracruz pasara por dicha región.

Todo parece indicar que en 1928 se desató la fiebre por hacer

caminos en toda la región. Se dió marcha atrás a un proyecto del

camino que iba a enlazar a SF y Dos Caminos. En efecto, el 20 de

febrero del citado año, Porfirio Garibay, a la sazón Presidente

Municipal de San Juan, propuso que se dieran los pasos necesarios

para abrir un camino que parta de SF, atraviese la congregación

de Mata Naranjo, hasta llegar a Dos Caminos, "de esta manera se

evitará la vuelta que los habitantes de una y otra Congregación

tienen que dar pasando por el centro de esta Cabecera." (LA,

1928, 22 vuelta).

Tres días más tarde Eleuterio Durán (Síndico del Ayuntamiento)

propuso que se diera principio a la carretera de San José de

Abajo a San Juan, pasando por SF (LA, 1928, 24 frente).

No fue sino hasta el 7 de enero de 1929 que se acordó iniciar

los trabajos para la apertura de los caminos de Mata Naranjo a SF

y de este lugar a la hacienda de San José de Abajo, recomendando

al Presidente Municipal solicitar al dueño de la finca ayuda

material para la obra (LA, 1929, 3 frente, 7 de enero).

159

Néstor Cuesta pedía apoyo y garantías para trabajar en el

camino de San Juan a la estación de Potrero (LA, 1928, 33 frente,

16 de marzo).

El Presidente Municipal informaba el 7 de diciembre de 1928 que

"se ha dado exacta cuenta de las dificultades que existen para el

tránsito de vehículos en la carretera de este pueblo a la

estación de Potrero, que estos trastornos los originan ciertos

individuos [de apellido Cuesta] que equivocadamente se creen

propietarios de la carretera, que en consecuencia para que cesen

toda clase de obstáculos propone se gire atenta nota al Superior

Gobierno del Estado, suplicándole tenga a bien hacer las

gestiones necesarias a efecto de que se nacionalize [sic] la

mencionada carretera, en beneficio de esta región." (LA, 1928,

112 vuelta).

Cristóbal Perdomo solicitó la devolución de $200.00 que dió en

depósito, pues no se llevó a efecto el cumplimiento del contrato

que hizo con el Comité de la Congregación de San Francisco Mata

Clara, cuya cantidad depositó el 10 de septiembre del año

anterior, en la Tesorería Municipal (LA, 1929, 27 vuelta, 26 de

marzo).

Además de las mejoras en los caminos, El Presidente Guillermo

Flores, propuso la reconstrucción del puente de Tumba Carretas

(hoy, Potrero Viejo) (LA, 1929, 32 frente, 15 de abril).

Las señalizaciones en el camino eran destruídas con regular

frecuencia, lo que se infiere de la circular 2,251 del C.

Secretario de Gobierno, de fecha 11 de abril de 1931 y dada a

conocer el 24 del citado mes: ..."se recomienda se ejerza una

estrecha vigilancia a efecto de que por ningún motivo se quiten

del camino, las estacas o señales que se han puesto con el objeto

de indicar el curso de la carretera.- Acuerdo: Contéstese de

enterado y transcríbase a los C. C. Agentes Municipales de las

160

Congregaciones de San Francisco Mata Clara y Dos Caminos, para su

conocimiento a fin de que sea vigilado que no se quiten las

estacas o señales que han puesto con el objeto de indicar el

curso de la carretera." (LA, 1931).

No fue sino hasta el año de 1938 en que se llevó a cabo la

instalación telefónica a entroncar con la Estación Potrero,

teniendo un costo de $167.50 (LA, 1938, 14 frente, 30 de

diciembre).

En 1942 el municipio gastó $422.71 en la reparación de calles

de la cabecera y frente del Palacio Municipal, con motivo de las

obras de la carretera México-Veracruz.

Cuando la carretera estaba nueva, a los niños les gustaba

acostarse en el pavimento porque estaba calientito durante la

noche; los vehículos pasaban casi a razón de uno cada hora.

Se hace un tiempo de 2 horas, 35 minutos a San Juan de la Punta

por la vía Totutla desde Xalapa, cubriendo una distancia de 163

kilómetros. Vía Veracruz desde Xalapa, hay una distancia de 223

kilómetros, con un tiempo de recorrido de 2 horas con 55 minutos.

La desviación a Potrero es de 12 kilómetros. A Omealca, 25

kilómetros. De Mata Clara a Yanga hay 6 kilómetros de distancia

por carretera.

A San José de Abajo, 7 kilómetros, por la Avenida Uno de San

Francisco Mata Clara. A caballo se hacen 45 minutos. Por este

mismo medio, de San José a Omealca, 30 minutos; y de Omealca a

Yanga, 2 horas.

Desde más arriba de El Edén, colindando con el municipio de

Yanga, hasta más abajo del edificio del Seguro Social, es Mata

Clara; a esta última parte le llamaban Espinazo. Mata Clara y

Manantiales están separados por una calle.

El ingenio de San José de Abajo les envió una máquina para

mejorar las calles. Pero en la liquidación les descontó $8,000.00

161

a cada ejidatario por ese concepto.

Se les atribuye un gran papel educativo a la radio y la

televisión, pues un informante expresó "me civiliza el radio y la

televisión; yo no leo, soy lírico" [en el sentido de analfabeta].

HISTORIA

En Palmillas hay una importante zona arqueológica. La historia

tolteca chichimeca habla de esta región como el límite meridional

de tal grupo cultural.

En Sala Seca, cerca de Sierra de Agua, se han encontrado muchas

figurillas de barro.

La zona arqueológica más importante descubierta en la

actualidad es Quauhtochco.

Abajo se indican aspectos de la Arquitectura del centro de

Veracruz en la época Post Clásica

"Los elementos que la caracterizan son, entre otros,

planificación previa, urbanización avanzada, calles empedradas,

drenajes, pozos públicos, temazcales (baños de vapor), recintos

religiosos.

Los edificios tienen taludes simples superpuestos. En otras

partes, donde abundan lajas, los cuerpos del basamento están

adornados por grandes y audaces cornisas. Las ciudades presentan

plazas públicas generosamente amplias para poder desarrollar

funciones de mercado. Hay edificios para control administrativo e

impartición de justicia.

En Quautohchco, la pirámide principal tiene influencia de la

arquitectura del Altiplano Central. Consta de 4 grandes cuerpos

en talud, que descansan sobre otro pequeño con fines de nivel;

escalera de 52 peldaños (número de años que formaban un siglo

indígena); adoratorio rectangular y 3 pisos, soportados con vigas

de cedro. Está decorada con 4 grandes tableros rectangulares, que

162

tienen una especie de "clavos" incisos en la argamasa. Posee

almenas de barro en forma de flor de lis." (Winfield, 1989: ).

El dominio mexica en la costa del Golfo

"A la subida al trono de Moctezuma I en 1440, se inicia la

conquista mexica en diferentes regiones, como Oaxaca y la costa

del Golfo de México. Entre 1450 y 1454 se obtiene maíz totonaca,

debido a una terrible y prolongada sequía en el Altiplano

Central. Moctezuma I comprende que debe de asegurar el granero

más rico y cercano del México antiguo.

Ataques continuos a los pueblos de la costa veracruzana, vencen

la resistencia. En 1469 reina Axayácatl. Sigue Tizoc en 1481 con

el plan de expansión. En 1486 le sucede Ahuízotl -cuyo nombre se

vuelve sinónimo de crueldad-, al que se le rebelan pueblos de la

costa y de la huaxteca, en 1500. Sofoca el movimiento de una

manera sanguinaria.

163

Por todos estos sucesos, los mexicas influyen en las culturas

locales. Se han identificado rasgos culturales mexicas en el área

del Golfo; ellos son, entre otros, las características

arquitectónicas de las pirámides de Castillo de Teayo y

Quauhtochco, el tratamiento de la escultura en piedra

representando a Tláloc y otros dioses, la cerámica ceremonial

(como los sahumerios y las vasijas), la extensión del idioma

náhuatl en las poblaciones conquistadas, la pérdida de los

nombres tradicionales de los pueblos y su cambio por la toponimia

náhuatl." (op. cit., pág. ).

De las atracciones naturales con que cuenta el municipio, está

la "piedra movediza", o "piedra móvil", a unos 300 metros de la

carretera, sobre una desviación situada a 19 kilómetros de

Cuitláhuac, a mano izquierda, en la carretera que va hacia

Veracruz.

Alrededor de este monumento se han tejido leyendas

extraordinarias, recogidas en textos coloniales que no son del

conocimiento de los habitantes de la región.

Se dice que por ahí pasó Quetzalcóatl en su peregrinar rumbo a

la Costa del Golfo, antes de embarcarse mar adentro, anunciando

que algún día regresaría, especialmente en un año "1 Caña", fecha

relacionada con el nacimiento del citado personaje.

..."hizo poner una piedra grande que se mueve con el dedo

meñique, y dicen que cuando hay muchos hombres que quieren mover

y menear la piedra, ésta no se mueve aunque sean muchos."

(Krickeberg, 1980:55).

La población de Mata Clara posiblemente provenga de alguna vieja

hacienda de las cercanías.

La que más influencia ha de tener es Nuestra Señora de La

Concepción de La Palmilla. Aún conserva sus viejas paredes la

164

iglesia de la hacienda, que posiblemente data de finales del

siglo XVII.

Entre las autoridades municipales hay plena conciencia que los

habitantes de San Francisco (en adelante SF) son descendientes

directos de príncipes africanos.

Alrededor de Mata Clara había un universo de haciendas

dedicadas a la explotación de la caña de azúcar.

Los límites de San Francisco Mata Clara empezaban a kilómetro y

medio más arriba de la pirámide arqueológica de Palmillas; a

decir de un informante, "ahí vivían los amos".

Sobre la fundación de San Juan de la Punta, están en el Ramo de

Tierras los volúmenes 1,507 y 2,684. Y el volumen 34 del Ramo de

Mercedes. Faustino Mora era apoderado del pueblo de San Juan de

la Punta.

Wenceslao Mora era el lugarteniente del negro Yanga. Fue el

fundador de San Juan de la Punta, descrito como de gran estatura

y que peleaba con garrotes y con piedras, contra los españoles.

Otro personaje de la historia oral es el negro Faustino Mora.

Según un informante, se quedó en Mata Clara. Los esclavos de la

hacienda de Trapiche Meza (localizado en la jurisdicción actual

de Cuitláhuac) se fueron a vivir a Mata Clara.

"La Estancia de la Punta, ya existía en 1609, cuando la gente

del Yanga asaltaba el camino real entre Veracruz y Orizaba; y al

consumarse la Independencia Nacional era ya un pueblo que

constituyó una Municipalidad con el nombre de San Juan de la

Punta." (Ramírez, 1974:47).

El señor Bernardino Ferrandón, que ya falleció, hizo la

historia de Yanga. Apuntaba todos los acontecimientos que le tocó

ser testigo de dicho lugar.

Según otra versión, los de SF vivían en San Juan. Cuando los

165

"charros" de Michoacán llegaron, no podían ver a los negros; por

eso estos se fueron de la cabecera para vivir en SFrente

"San Juan es la boca de muchos pueblos; es entrada de muchas

poblaciones". Hasta principio de siglo, la Sierra de los Micos

contaba con bosques vírgenes. San Juan se llama de la Punta

porque precisamente ahí acaba la Sierra de los Micos y donde

termina algo, localmente se le llama punta.

Se explica el origen del nombre de Mata Clara de la manera

siguiente: Matillas quiere decir monte; antes había mucho monte;

los primeros habitantes aclararon el monte para hacer sus

cultivos, de donde le quedó el nombre de Mata Clara.

Otra interpretación del nombre es la de que en El Tamarindo

había una matilla grande. Los árboles eran altos y con mucho

bejuco. Abajo se veía claro, de un lado a otro de la matilla. Los

ancianos le pusieron Mata Clara, por esa mata que estaba clarita.

A partir de 1871 se iniciaron los libros de nacimientos,

matrimonios, defunciones, tutelas y divorcios, pero se quemaron

en la revolución.

"El decreto 8 de 27 de diciembre de 1880 segregó de este

Municipio la Congregación de La Laja pasándola a Cuichapa."

(Ramírez, 1974:47).

En 1907 se hizo una excavación cerca del parque, con la

esperanza de encontrar oro y sólo se hallaron 3 pistolas de

cazueleja (así nombradas por el recipiente que alojaba a la

pólvora y que al percutirse inflamaba la del interior para dejar

escapar el tiro) y 4 monedas cuadradas de plata (¿escudos?). No

se quiso seguir escarbando porque hallaron restos humanos.

El señor Marcelino Salcedo compró las pistolas españolas y se

fue a residir a la ciudad de Puebla, donde murió.

Los españoles mandaban a sus esclavos a enterrar las posesiones

166

y luego los asesinaban ahí mismo. Esto tenía la finalidad de

evitar que otras personas excavaran pues en el mismo lugar

encontraban los restos y desistían los intrusos.

Los españoles intentaron reconquistar México sólo para

recuperar los bienes que dejaron enterrados.

El municipio dependía de Santiago Huatusco (hoy Carrillo

Puerto) y las tierras llegaban hasta la desviación; hasta ahí se

controlaba el municipio. Se hablaba la lengua de los indios de

Amatlán de los Reyes (el mexicano).

Las autoridades municipales tienen prohibido intervenir en

asuntos del ejido. Los Presidentes de Comisariados Ejidales

firman con un político dando su apoyo y el Consejo de Vigilancia

con otro.

Los actuales poblados de la zona, incluyendo Córdoba, proceden

de San Antonio Huatusco y de San Juan Coscomatepec.

Había cepos como castigo a los infractores.

Cuando llegaron los franceses a San Juan, quemaron la iglesia.

Se dice que los franceses dejaron mucha familia, pues "regaron la

semilla".

Mariano Victoria fue el primer Alcalde que tuvo San Juan de la

Punta, después de la guerra de intervención francesa. Entre sus

obras, se cuenta el que mandó a hacer el parque.

La introducción del Ferrocarril trajo como consecuencia una

especulación sobre el precio de la tierra (Cotsworth).

A fines del siglo XIX la zona fue "colonizada" o poblada por

personas de Michoacán y Guanajuato. Los michoacanos constituyeron

el mayor aporte poblacional.

Los charros llegaron muy miserables, comían lo que fuera. Los

criollos les daban las "pepenas" (maíz, frijol, calabaza) a los

charros. La pepena es lo que quedaba en los campos después de

167

levantada la cosecha. El producto que queda se llama pepena y se

regala.

Aquélla era gente blanca. Había una endogamia muy marcada entre

los charros. Hasta ahora ya se ha ido borrando. Ellos

construyeron el Palacio Municipal.

Al poco tiempo de su llegada se formaron dos facciones los

"charros" y los "criollos". La colonización de los charros tuvo

efecto de 1800 a 1900; venían no con pantalones sino con

calzoncillos.

Los criollos no eran tontos pues se dedicaron al comercio y

pusieron tiendas de raya. Tomaban las cosechas por adelantado y

les quedaban debiendo los criollos.

Los de abajo eran los criollos; los de arriba los charros, al

fin. O sea, que se invirtieron las posiciones sociales.

Las dos facciones no se querían y tan no se querían que había

frecuentes duelos a balazos.

El elemento criollo estaba compuesto por los negros, mestizos e

indios.

Durante la temporada de seca, los criollos se dedicaban a los

bailes y las carreras de caballos, en tanto que los charros

trabajaban y por eso se hicieron de dinero.

Córdoba era la Jefatura Política en los tiempos de Porfirio

Díaz.

Al que raptaba una señorita lo metían de soldado por 5 años y

lo rapaban. Los presos se llevaban amarrados con reata a Córdoba.

Los ingenios estaban casi paralizados en 1900; fabricaban poca

cantidad de aguardiente y alcohol.

En 1905 empezó a trabajar el ingenio de Potrero, que era de un

norteamericano. En la revolución maderista mataron al dueño.

La revolución maderista se inició en San Juan de la Punta, el

168

día de los Santos Inocentes del año de 1910. El mismo día 28 de

diciembre, se tomó a la misma hora San Lorenzo (Yanga) y Omealca.

A excepción de San Lorenzo, en que mataron a un habitante, no

hubo resistencia en los tres lugares. El Archivo del Ayuntamiento

fue quemado dicho día, en tanto que los libros del Registro Civil

fueron destruídos en el lapso de 1910 a 1914.

Los maderistas, al mando del General Rafael (otros dicen que se

llamaba Antonio) Tapia, realizaron el levantamiento

revolucionario a las 8 de la noche. También estuvieron el

entonces Teniente Coronel Cándido Aguilar, yerno de Venustiano

Carranza. Además, Rafael Gabriel Gavira. De San Juan se fueron a

Omealca y de Omealca pasaron a Yanga. No hubo resistencia en

ninguno de los 3 pueblos. Paradójicamente, hasta españoles

anduvieron en la revolución "matando mexicanos", como el General

rebelde Basilio Campillo, que era zapatista.

Pedro Gabay era Capitán Primero y procedía de por Paso del

Macho. Otro militar era Odilón Romero (originario de la

Congregación El Maguey, San Juan de la Punta).

Antonio Portas (de San Juan), tenía un billar y vendía pulque.

Llegó a general de brigada.

Qióbolo Córdoba, nativo de San Juan, llegó a tener el grado de

Coronel.

Los rebeldes cotizaban con un bulto de maíz al campesino o con

una carga de trapiche. Cobraban el "pase" a los comerciantes; por

ejemplo, si se llevaba mercancía de San Juan a San Lorenzo, por

medio de mulas, tenían que pagar el "pase".

El después General Cándido Aguilar anduvo en la zona. Una vez,

siendo muy joven y estando en San Juan, los federales fueron

avisados de su presencia. La suegra de Don Pedro Rincón

Contreras, una mujer muy valiente, le salvó la vida escondiéndolo

169

en un depósito de frijol; se colocó un pañuelo en la cara y

procedió a cubrirlo de granos. La señora negó su presencia, y ya

que subieron al tapanco y no lo encontraron, se fueron los

federales. La señora todavía le dijo "anda muchacho, tómate un

café", pero él ya no quiso, pues sólo deseaba alejarse de sus

perseguidores.

A la edad de 8 años Pedro Rincón Contreras llevaba comida a los

maderistas, pues sus padres simpatizaban con ellos. Había dos o

tres tiendas en el pueblo y se compraban pequeñas cantidades de

comida en cada una para que no sospecharan. Los maderistas le

aconsejaban caminar por el monte y no por las brechas, a fin de

no despertar sospechas en los federales que rodeaban la zona. Se

subía por unos bejucos pues los maderistas se escondían en un

cerro. Tenían atado un cordel a una campanilla que les servía de

aviso que llegaba con la comida.

Al ser abandonado el pueblo por las fuerzas constitucionalistas

en el año de 1915, partidos de rebeldes lo ocuparon.

El Presidente de la Junta de Gobierno, Mariano Morales dejó

asentado que en la tarde del 12 de diciembre de 1915, un grupo

encabezado por Pablo Roiz, penetró a la cabecera, derribó las

trincheras provisionales que había en distintos puntos del pueblo

y una de cal y canto en el corredor del Palacio Municipal, obras

que habían llevado a cabo las fuerzas constitucionalistas

destacadas en San Juan, además de incendiar los archivos de la

Receptoría, Tesorería y Junta de Administración Civil; también,

asesinaron a un soldado y a un particular, aparte de cometer

depredaciones (LA, 1915, 36, vuelta, 37 vuelta, 20 de diciembre

de 1915).

La inestabilidad política se reflejó en la economía, a decir de

una informante, la cual expresó que "hubo una temporada en que

170

todo se escaseaba. Ganábamos bastante y nos pagaban con los

billetes llamados 'pachucos' [conocidos también con el mote de

bilimbiques]. Ganábamos 25 pesos pero una caja de cigarrillos

marca 'Excelente' valían 15 pesos. Dicen que no valía el dinero.

Teníamos muchos billetes pachucos, colorados. Mi hermana tenía un

cerrito de billetes pues ahorraba bastante. De la noche a la

mañana perdió su valor el dinero y se quedó con su montón de

billetes sin valor.

Un señor pegó billetes en una tabla para enseñárselos a sus

hijos cuando crecieran."

Durante la revolución, revolvían plátano con maíz cuando había

escasez de éste. Iban a Cotaxtla a pie para conseguir el maíz.

Tardaban una semana en el viaje.

Para la casa compraban frijol, maíz, arroz, chile; petróleo

para los candiles, jabón.

Los grupos fueron comandados por los llamados generales

Constantino Galán, Francisco Ordiniola, Panuncio Martínez, Pedro

Gabay e Higinio Aguilar (fue fusilado Ordinola y Martínez, según

hoja suelta).

En la época de Carranza vino el cambio de moneda y uno de los

dos propietarios de San Francisco no lo creyó, perdiendo valor.

El papel moneda luego sirvió para que los pequeños jugaran con

el.

En los años de 1917, 1918 y parte de 1919, el Ayuntamiento

despachaba en Córdoba porque San Juan estaba ocupado por fuerzas

rebeldes. Esta situación vino a cambiar en el año de 1920, aunque

todavía con problemas de control hacia los grupos rebeldes.

Las facciones que mayores estragos económicos y sociales

causaron fueron los villistas y los zapatistas. A ambas facciones

les llamaban "pela vacas", porque mataban animales exclusivamente

171

para quitarles el cuero y lo demás lo dejaban botado ahí, dizque

porque Villa necesitaba el cuero para la fabricación de cananas.

Se vino abajo una importante hacienda ganadera porque en cada

viaje les llevaban de 5 a 6 animales, y nadie podía preguntarles

qué hacen, porque ahí mismo lo asesinaban.

Durante la revolución se eliminaron las diferencias y ya se

fueron mezclando ambos grupos sociales. Por otra parte, eran

frecuentes las acusaciones.

Durante la Revolución, en la temporada de julio y agosto,

conocida como "canícula" había paludismo y sarampión. De 1914 a

1919 pegó la gripe, peste bubónica y la viruela. Estas dos

últimas enfermedades causaron estragos; murieron miles de

familias. Decían que la peste bubónica era cuestión de tres días

para morir; si no se les atendía, al cuarto día fallecían.

Las muertes por paludismo eran muy frecuentes en SF. En el mes

de julio de 1922, sucedieron muchas de ellas.

La alferecía era una enfermedad oficial, pues el nombre

constaba en los certificados de defunción (SM, 22 de abril de

1922).

En 1922 el cabecilla rebelde Augusto Aguilar, merodeaba por San

Juan de la Punta (SM. 11 de abril de 1922).

La siguiente declaración nos habla de las tensas relaciones

existentes entre los pobladores de SF y las autoridades

municipales de San Juan: El 7 de mayo de 1922 rindió testimonio

Andrés Silverio, vecino de Santiago Huatusco, quien dijo que a

las 18 horas del día anterior escuchó en la tienda de Aureliano

Pérez, "oyó que éste conversaba con Don Jesús Hernández Rico

diciéndole que sería conveniente llevarse a Santiago Huatusco a

[José de la] Luz Reyes a pescar y cuando estuviera en el agua

echarle un cohete de dinamita para matarlo y que pronto quitarán

172

a Luz Reyes y a Cueto [Presidente Municipal de San Juan] de

autoridades porque los negros de Mata Clara no los quieren y

estos son los que van a quitarlos de autoridad del pueblo porque

son masones en virtud de que corretean a los padres" (SM, 7 de

mayo de 1922).

En dicho año, Juan Othón Chavez, Leonardo Capetillo, Miguel

Romero y Rubén Ruiz, fallecieron defendiendo la causa agrarista.

En 1923 la Secretaría de Gobernación concedió amnistía a

individuos que se encontraban levantados en armas o procesados

por delitos de rebelión en cualquier grado (LA, 2 frente,

12/I/1923).

En 1923 se fueron 12 campesinos de Mata Clara al lado del

gobierno bajo las órdenes del Coronel J. J. Araiza, durante la

revuelta de Adolfo de la Huerta y de Guadalupe Sánchez. Todo el

municipio fue escenario de la acción de los rebeldes. A medio

kilómetro de la comunidad, había una finca de café propiedad del

michoacano Pascual Guerra; ahí vivían los rebeldes.

El Juzgado Único Municipal pidió la aprehensión de Andrés Luna,

presunto responsable de lesiones, vecino de la congregación de SF

y haciendo igual cosa con el Comandante de Policía local (LA,

1923, 73 f., 31 de agosto de 1923).

En un escrito presentado por el Doctor Vicente Abad pidió

garantías por no haber destacamento y dijo ser atropellado el 16

de septiembre, así como la colonia española. El Ayuntamiento

acordó que el interesado entregara una estampilla de cincuenta

centavos para la resolución del asunto y el poder que tuviera

para la representación de la Colonia Española, toda vez que él

solo firmaba en representación de los componentes de ella (LA,

1923, 80 vuelta, 1o. de octubre de 1923).

El 12 de septiembre de 1923 un grupo de hombres armados

173

asaltaron la Presidencia y Tesorería Municipal (LA, 1923, 79 f.,

20 de septiembre de 1923).

El Visitador don Merced Antonio López, a quien corresponde el

mando en la zona, comunicó personalmente al Tesorero Municipal,

Rutilo Larios, la conveniencia que le indicó respecto a que

mientras existiera la situación anormal en el pueblo de San Juan

y la posible intervención de los bandidos para robar la población

por segunda vez, le indicara al H. Ayuntamiento la conveniencia

de trasladar el archivo de su oficina a San Lorenzo para

asegurarlo, siendo que allí hay destacamento federal y puede

quedar garantizado (LA, 1923, 84 frente, 8 de octubre de 1923).

Se le pidió destacamento al General Pedro González, de Soledad de

Doblado, "aunque sea por el tiempo que dure esta administración"

[municipal] (op. cit.).

De 1923 a 1926, la Revolución causó muchos estragos en San

Juan.

El Palacio Municipal y las Escuelas del municipio estaban en

ruinas por estar las maderas apolilladas, así como la cárcel

pública, la cual no brindaba las seguridades debidas (LA, 1924, 2

v., 6 de diciembre de 1924).

Juan Perdomo acusó al Presidente Municipal de San Juan, según

oficio 1,528 del Juzgado de Primera Instancia de Córdoba (LA,

1925, 15 f., 11 de mayo de 1925).

En 1925 un huracán produjo severos daños materiales a la

región; tan solo en la congregación de El Maguey, fueron

calculados en la cantidad de $25,000.00 (LA, 1928, 67 frente, 22

de junio); el evento fue a principios de junio (LA, 1928, 62

vuelta, 11 de junio).

Juan Perdomo se vio envuelto en otro problema judicial con el

Presidente del Comité Particular Administrativo de SF (LA, 1925,

174

42 f., 30 de octubre de 1925).

En oficio 5,822 del Juzgado Numerario de Distrito se comunicó

que no se concedió amparo a Néstor Cuesta, que solicitó contra

actos de la Presidencia Municipal de San Juan (LA, 1925, 45 v.,

23 de noviembre de 1925).

Antes que San Francisco se convirtiera en ejido, uno de los dos

propietarios de la totalidad de las tierras, fue el señor

Francisco López, de origen africano.

La lucha por el poder en 1927 queda bien resumida en el

siguiente texto: "El C. Pedro Peña Síndico Único solicitó la

palabra y concedida que le fué manifestó que el miércoles catorce

del presente, por Ministerio de Ley tuvo que despachar los

asuntos de la Presidencia, con motivo de que el Jefe de la

Guerrilla se llevó al C. Presidente, en calidad de detenido a la

Jefatura del Sector de Córdoba, y como el procedimiento es

completamente arbitrario, pide que el H. Ayuntamiento proteste

por el atentado y se pide el cese del Jefe de la Guerrilla.- El

C. Severo Cuenca, Regidor Tercero, manifestó que transitando por

una de las calles céntricas como a las veintidós horas, le

manifestó el señor Sixto Ramírez, voluntario perteneciente al

Jefe de la Guerrilla, que no anduviera de noche por que pudiera

tener malas consecuencias, y que a la vez no le quitaban la

pistola por lástima, por lo que considera que aún cuando es

miembro del H. Ayuntamiento, carece de garantías por parte del

Jefe de la Guerrilla, por lo que también solicita del H.

Ayuntamiento que formule una protesta por la forma tan arbitraria

en que está procediendo el señor Eugenio Espinosa, Jefe de la

Guerrilla. En vista de las razones expuestas y después de ligeras

discusiones, dictó el siguiente acuerdo.- Este H. Ayuntamiento

Constitucional ha tenido a bien aprobar que se dirija atento

175

oficio al C. Gobernador del Estado, haciendo de su superior

conocimiento, el brutal atentado de que fue objeto el C.

Presidente Municipal de este municipio, el miércoles 14 del

presente, por parte del señor Eugenio Espinosa, Jefe de la

Guerrilla de esta localidad, con motivo de que con todo lujo de

mando de fuerza armada, hizo preso al C. Presidente en su casa

habitación, y se lo llevó a la Jefatura del Sector en Córdoba, en

donde el C. Teniente Coronel Francisco Cortéz Figueroa, lo dió en

absoluta libertad por no haber encontrado mérito para el

procedimiento, habiendo levantado una acta en la que únicamente

hizo anotar la dificultad surgida. Se hace comentar el hecho, que

fue motivo de la aprehensión, el que como a las nueve de la

noche, el Jefe de la Guerrilla con otros voluntarios, sin motivo

ni causa corretearon por una de las calles de la población al

policía Benito Merán, disparándole muchos tiros que por mera

casualidad no hicieron blanco; este fue el motivo que urdió el

Jefe de la Guerrilla para que inmediatamente rodeara la casa del

C. Presidente, a fin de hacerlo preso por la mañana a la hora en

que se levantara de la cama. El señor Espinosa se ha convertido

en perseguidor de las autoridades pues ha prohibido a los Ediles

del H. Ayuntamiento, de que de las ocho de la noche en adelante,

nadie salga de sus casas; por lo que este H. Ayuntamiento

protesta por la falta absoluta de garantías con que cuenta por

parte del Jefe de la Guerrilla; así como de los procedimientos

tan arbitrarios que a diario están cometiendo, pretendiendo

desarmar a los policías, única garantía con que cuenta el propio

Ayuntamiento." (LA, 1927, 84 f., a 84 v., 16 de diciembre de

1927).

Por la escasez de lluvias y al no pagarse las contribuciones

correspondientes, la situación financiera del Ayuntamiento

176

enfrentaba crecientes dificultades.

En 1928 se fueron a refugiar a SF 4 políticos locales, que no

estaban de acuerdo con el ayuntamiento que presidía Porfirio

Garibay; a éste le pusieron de mote "Calles". El entonces

gobernador Adalberto Tejeda, protegía a Garibay. Tejeda hizo

mucho por los campesinos, pero tenía un defecto, con sangre y

muertos quería arreglarlo todo, según expresó un informante que

fue testigo de muchos acontecimientos políticos de la época.

Las autoridades municipales se enfrentaron a una crisis de

carencia de recursos vía impuestos. La Comisión de Hacienda

anotaba que "la exigua recaudación obedece a que en dos años

consecutivos se han perdido las cosechas en esta región debido a

la falta de lluvia"..."pero esta circunstancia no debe tomarse en

consideración debido a que las cosechas de este año si no son

abundantes tampoco lo son pequeñas y creemos que en este

ejercicio fiscal podrán hacerse efectivos los impuestos con más

eficacia que (en) el pasado." (LA, 1928, 34 v., 17 de marzo de

1928).

Por conflictos entre los propietarios de la hacienda de San

José de Abajo y los trabajadores, llegó el Inspector de la Ley

del Trabajo en la zona de Córdoba (LA, 1929, 2 f., 7 de enero de

1929).

El Juez de Distrito de Veracruz otorgó amparo contra actos del

Presidente Municipal y otras autoridades, al señor Juan Perdomo,

el 31 de octubre (LA, 1929, 4 de noviembre de 1929).

El 27 de diciembre de 1929, el Presidente Municipal de San Juan

y el Capitán Vega, salieron de San Juan a perseguir a los

individuos que atacaron la estación de Potrero (LA, 1929, 105 v.,

27 de diciembre de 1929).

El Presbítero Gonzalo Barrios informó que el 3 de junio el

177

templo a su cargo sufrió serios desperfectos a causa del fuerte

viento huracanado que sopló; pidió permiso para su reparación al

Ayuntamiento (LA, 1930, 3 v., 6 de junio de 1930).

"El decreto Núm. 182 de fecha 13 de junio de 1931 dió categoría

de Congregación a la Ranchería de El Coyol." (Ramírez, 1974:47).

"El decreto de 5 de noviembre de 1932 determinó que dicho

Municipio y su cabecera se denominarían Cuitláhuac, en honor del

penúltimo rey de los mexicanos.

El nombre nahua Cuitla-hua-c, significa en el excremento seco,

es decir, guano o abono. El Ayuntamiento de 1937 no debió de

estar a gusto con el nombre de Cuitláhuac para la cabecera, pues

propusieron a la Legislatura su cambio por el de J. Uribe, héroe

contra la invasión norteamericana de 1917, aunque según las

autoridades, había sido en el año de 1921 (LA, 1937, 33 f., a 33

v., 13 de agosto). Además, en dicho año se propuso el cambio de

nombres de las siguientes congregaciones, cosa que nunca se llevó

a cabo: Dos Caminos por Rafael Tapia, Mata Naranjo por Faustino

Mora, Mata Clara por Silvano Victoria, y Ojo de Agua por Enrique

C. Rébsamen (op. cit., 33 v.).

El decreto de 5 de noviembre de 1932 cambió el nombre de las

Congregaciones Santo Domingo Mata Clara y San José de Abajo, por

Mata Clara e Ignacio Vallarta, respectivamente." (Ramírez,

1974:47). En realidad Mata Clara era San Francisco. Lo único que

se hizo fue segregarle el nombre del santo en una época de

intolerancia religiosa gubernamental.

Pedro García Flores, Presidente Municipal, solicitó al General

Lindoro Hernández, Jefe del Sector Militar, un destacamento

federal que proteja a la población "con motivo de la excitación

política que prevalece, se evitarían acontecimientos sangrientos

como el último que acaba de suceder la noche del sábado último en

178

el cual perdió la vida el Comandante de la Policía y resultó

herido un Agente de Policía". (LA, 1933, 49 v., 17 de julio de

1933).

El 23 de julio de 1933 hubo cambio de autoridades, pues las

anteriores apoyaban a Tejeda como candidato a la Presidencia de

la República.

Los desechos de la hacienda de El Potrero contaminaban las

aguas (LA, 1937, 17 v., 23 de abril).

En 1937 se sucedieron temblores de tierra (2. LA, 1938, 14

frente, 30 de diciembre). Los fenómenos produjeron damnificados

en el municipio y la región (LA, 1937, 6 de agosto).

En ocasiones, la memoria colectiva asocia el día y el mes a las

catástrofes naturales, pero en pocas ocasiones se recuerda el

año, como fue el caso de un ciclón que ocurrió un 28 de

septiembre.

Lázaro Cárdenas visitó el municipio al principio del año (LA,

38 frente, 9 de septiembre de 1938).

En el lapso comprendido de los meses de agosto a noviembre de

1977 la violencia renació en el municipio, al grado de que se

cometieron 16 asesinatos. La Televisión llegó a expresar que

Cuitláhuac era un pueblo sin ley.

Entre ellos, los de un señor de 80 años que conmemoraba una

ceremonia denominada "cabo de año" con motivo del deceso de uno

de sus hijos. Fue a una cantina a comprar aguardiente junto con

otro de sus hijos. Estaba tocando la puerta cuando lo asesinaron

de ocho balazos; igual suerte corrió su hijo. Los habitantes de

la congregación estaban confundidos pues no creían que una

persona de la comunidad los hubiera matado, hasta que cayeron los

dos asesinos.

179

MATRIMONIO

En la congregación abunda mucho la unión libre. Cuando un hijo

se hace de obligación, es común que sus padres le permitan vivir

en el mismo solar y construyen una casa aparte.

Cuando se efectúan ceremonias religiosas de casamiento, es

común que se presenten los sábados a las 17 horas.

Hace años, la poliginia era una costumbre muy generalizada. No

se ha presentado el sororato en Mata Clara.

Se dan casos de sororato-levirato en la comunidad, esto es que

dos hermanos escojan como parejas a mujeres que son hermanas. Hay

dos ejemplos en la comunidad. Por oposición no se da el caso de

que hermano y hermana casen con otra pareja de distinto sexo. No

se ha presentado el levirato en Mata Clara; sólo en San Juan de

la Punta.

Cuando una mujer se casa, sigue perteneciendo a la familia

nuclear de orientación; si fracasa, y regresa al hogar, pierde

mucha de las prerrogativas que tenía de soltera, ya que no puede

exigir los mismos derechos que cuando era soltera; lo mismo

sucede con el varón. En ocasiones, la falta de descendencia es

causal de divorcio, como fue el caso de una pareja que estuvo

casada durante 7 años.

Las mujeres se han casado, en la mayoría de los casos, con

forasteros y la tendencia continúa; también se casan con algún

nativo pero cuyo padre era forastero y pasó a residir en la

comunidad, casándose con una mujer del grupo.

MEDICINA

Las personas atacadas por canes con hidrofobia, tenían que

trasladarse a la ciudad de Orizaba para su tratamiento (LA, 1931,

7 f., 26 de enero).

180

En 1932 no había personas que se dedicaran al ejercicio de la

medicina (LA, 1932, 10 f., 22 de enero).

En 1937, la cabecera contaba con un médico permanente. A

principio de año se aplicaban cerca de mil dosis de vacuna anti-

variolosa (LA, 1937, 4 v.).

Las personas se iban a curar al Hospital de Yanga (LA, 1937, 12

v., 26 de marzo).

En dicho año, Cristóbal Perdomo manifestó que canceló los

servicios del Doctor Vicente Abad T., por prohibírselo la ley

(LA, 1937, 17 v., 23 de abril).

El periódico "El Dictamen" envió un paquete de quinina "para

los pobres de solemnidad". (LA, 1937, 38 f., 15 de octubre).

Hay una especie de médico itinerante que va preguntando de casa

en casa por enfermos; acepta que se le pague en abonos cuando

vende sus medicamentos.

Según un informante, por el año de 1962 hubo una época de

vacunación. El joven médico que vino a hacer su servicio social

al municipio, fue a Mata Clara; la gente salió corriendo de sus

casas a esconderse pues nunca habían sido vacunados; lo que

contribuyó a infundir más temor entre la gente fue que el médico

iba vestido de color blanco.

En el caso de cañeros pensionados, tienen desconfianza hacia el

Seguro Social pues tienen la creencia que los pueden matar con

medicinas, para evitar seguirles pagando la pensión.

La medicina tradicional es importante en Mata Clara. Cuando los

pacientes fracasan con el doctor, ocurren a la curandera, pues es

la mujer la que practica y nunca el hombre.

El concepto de enfermedad mezcla conceptos occidentales con

tradicionales. Así, hay 3 enfermedades en una: el perotenitis

[peritonitis], el merenguitis [meningitis] y el mozozuelo. Se

181

manifiestan con calenturas, diarreas y vómito.

Cuando salen los primeros dientes a los niños, les frotan

cebolla en la encía para quitarles la comezón.

Cuando una criatura se abre la cabeza, también se chispa del

cuajito (estómago). La curandera los pone de cabeza y les pega en

los talones.

Se pica cebolla, yerbabuena, orégano chiquito; se muele

pimienta, clavo, comino, anís y canela. Se quiebra un blanquillo

y se pone todo en la lumbre. Atrás y adelante de la criatura le

ponen un trapito empapado con todos los elementos.

Aparte, se prepara jarabe de peonía, de chicoria, de carodia

(todo se consigue en San Juan); 5 paquetitos de polvos de

margaritón, 5 de polvos de azabache, 5 de polvos de corales y 4

de añil de tomar.

Antes de preparar los polvos, se le pone al té un pedazo de

ingo, copale blanco, una nuez moscada (esta se machuca y se dora

sobre la lumbre en un traste; luego se muele en el metate.

Se muele la hoja del matlate morado. Se pone hojas de aguacate

oloroso, hojas de limón dulce. Se ponen 3 limones agrios y 3

limas en cruz. 20 flores de maravilla.

Mientras se hace el remedio, se pone la maravilla a hervir en

un litro de leche para estarle dando a la criatura.

Una poca de canela y 3 tomates con todo y cáscara.

Ya hervido, se va batiendo. Se sacan lombricillas de la tierra;

se pone a dorar la mitad y se le echa al remedio. La otra mitad

(éstas no se doran, sino medias calentaditas) con aguardiente y

aceite de oliva (que también se llama aceite francés), se pone

todo esto en el ombligo.

Con todo esto se cura la cabeza y el cuajo. Los síntomas son

espumarajo y ronquidos.

182

La enfermedad más triste es la viruela pues apestan las

pústulas y su olor se percibe desde lejos; no hay nadie que

visite a un enfermo; hace tiempo no había nada que visitara al

enfermo por temor al contagio. Lo único que hacían era colocarse

hojas de plátano sobre las pústulas, tres veces al día; en el

lecho también se colocaban hojas de dicho fruto.

Con el huele de noche se baña la persona y recoge la bilis.

Para la inflamación se toma el gigantón; para la sarna o

rasquiña se baña la persona. También se hacen lavados vaginales o

intestinales; baños de asiento; se restriega la hoja en el

cuerpo.

La hierba martina o epazolillo sirve para curar el mocachane;

se junta con otras hierbas.

La miel virgen y el aguardiente se usan untados para

contrarrestar los moretones que salen en la piel por efectos de

algún golpe.

La vergonzosa sirve para curar la almorrana. Se pone a hervir

en un jarro nuevo. Se coloca a la persona en posición de recibir

el vapor de la yerba. Las "bolitas" (cabezas de vena) se van

chupando. Luego, píldoras y ungüento de Duan.

Para la caída de la matriz se emplea aceite de almendras,

rosado, escobilla, almendra, especias; se revuelven. Cebolla

morada (que debe agarrar la señora que cura). Se calienta todo

eso y se le va poniendo en la parte vaginal con la cebolla.

Para tener familia se emplea vino de sangre y fuerza; píldoras

rosadas, píldoras de vida. Se les pone un parche de belladona

atrás y 2 adelante, en el vientre.

Se hace un lavado intestinal y otro vaginal al día siguiente.

Un litro de agua y una pastilla de pergamenato de cleroceno (si

es sencillo); si es flujo fuerte, va la pastilla de pergamenato

183

en la matriz.

Para lavado intestinal, agua hervida con sal.

Si está bajada la matriz, se hace un lavado de piedra azul.

Después del jarabe (de belladona), se recetan dos frasquitos de

píldoras de vida, 2 frasquitos de píldoras rosadas y un frasco de

sangre y fuerza. Se le recomienda a la señora que se cuide 40

días de no tener ocupación con su marido, ni cargar cosas

pesadas.

En ocasiones el no tener familia, se atribuye a la enfermedad

tradicional del espanto que se contrarresta con limpias, se

recoge la bilis.

Para punzada nerviosa, vino nervino, vino eslítico y vino

reumático, y agua florida. Se revuelve con aguardiente y alcohol.

Todo esto, tibio, se frota.

CICLO DE VIDA

Cuando la criatura está mal acomodada, se mantean acostadas las

parturientas. Las paran de cabeza a fin de sacudirlas para que

voltee la criatura.

Se les pone una reata amarrada de una viga, para que hincadas y

sujetas de uno de sus extremos, puedan alumbrar. Una señora se

coloca a las espaldas de la parturienta y aprisiona con sus

rodillas la cadera. Otra señora recibe a la criatura por delante,

jalándole hacia adelante la sentadera a la parturienta.

El cordón umbilical, placenta y trapos empleados en el trabajo

de parto, se queman en una hoguera y luego los entierran en el

monte. Así, no recibe frialdad la mujer. Por eso cuando una

persona no sale de su lugar de nacimiento, le dicen "aquí

enterraron tu ombligo". La población local con actitudes

tradicionales, no están de acuerdo en el destino que le dan a

184

dichos restos en las instituciones médicas oficiales.

Al recién nacido le imponen el nombre que le tocó en suerte por

el día del calendario.

El destete ocurre a los 2 años de edad.

A los nueve días de fallecida una persona, se le celebran

rezos.

ECONOMIA

En San José de Abajo había una fábrica de aguardiente bajo la

razón social de los señores Zaldo Hermanos y Compañía (LA, 1915,

15 f., 24 de mayo).

El Jefe del Departamento de Trabajo y Previsión Social envió el

oficio 299 de fecha 4 de febrero de 1931 a los hermanos Perdomo,

del Ingenio de San José de Abajo, indicándoles "se vigile el

cumplimiento de las irregularidades que notó en su visita el C.

Inspector Técnico de Maquinaria al citado Ingenio." Posiblemente

la báscula para pesar la caña haya marcado en favor del ingenio y

en contra de los campesinos que suministraban la gramínea. El

Ayuntamiento de San Juan, habiendo recibido copia del citado

oficio, ordenó al Agente Municipal de esa congregación que

vigilara el cumplimiento de tal disposición (LA, 1931, 11 f., 9

de febrero).

Potrero terminó con los trapiches de San Juan al acaparar toda

la producción de caña.

La propiedad de Francisco Vázquez estaba dedicada a la

ganadería, pues hacia San Juan se extendían pastizales.

Todos los miembros de SF eran asalariados. Necesitaban del

jornal para comprar petróleo, jabón. Familiarmente se producía

café, maíz, frijol, picante, panela.

A algunos les daban a amansar toretes durante tres años.

185

Michoacán surtía de caballos y mulas al estado de Veracruz. Se

vendían partidas de hasta 500 animales.

Un buey costaba 25 pesos en 1920.

El Ayuntamiento de Atoyac avisaba del robo de 10 bueyes de la

hacienda del Potrero (LA, 1923, 42 v., 18 de mayo de 1923).

En 1926, el precio de un caballo era de 40 pesos.

Había fábrica de gaseosas en pequeña escala (LA, 38 frente, 29

de marzo de 1926).

En 1928 el petróleo se vendía por caja, siendo su costo de 8

pesos (LA, 1928, 15 v., 3 de febrero).

El ingenio de San José de Abajo informó en 1939 que no

elaboraría alcohol. Ello significó una reducción de ingresos para

el municipio por concepto de impuestos, por la cantidad de

$2,520.

Por 1930 estaba cerca la madera; en el 40 empezó a disminuir y

en el 50 se despobló. La razón del despoblamiento del monte se

explica en el paulatino aumento de los terrenos dedicados al

cultivo de la caña de azúcar. Algunos se aprovisionan de madera

dejando crecer árboles como el huizache, y cuando está

desarrollado de ahí se abastecen para el hogar.

Hay épocas muy difíciles; para éstas corre un dicho: "Hay

tiempos que nada el pato y tiempos que ni agua bebe".

De mediados de octubre a mediados de diciembre, la situación

económica es muy difícil, por la dependencia que la comunidad

tiene con respecto a la caña de azúcar.

En 1937, $3.50 semanales era el gasto medio para el

sostenimiento de una mujer y una niña (Hoja suelta, 29 de

septiembre de 1937).

En 1977, el gasto semanal de una familia era de $700; con esto

se podía sostener una familia de 11 miembros. Otra con 9 personas

186

realizaba un gasto semanal de $350, con la salvedad de que

producía su propio maíz y frijol.

Los hermanos Perdomo en 1977 eran dueños de 3 ingenios

azucareros: San José de Abajo, Providencia y El Carmen. San José

de Abajo pertenece a Cristóbal Perdomo pero ha dejado la

administración del ingenio a su hijo Luis Arturo Perdomo Castro.

Dicha familia posee además, un ingenio en Oaxaca, llamado Santa

Isabel. San José de Abajo dispone de un campo de aterrizaje.

Hay varias categorías en el ingenio: Maestro Tornero (encargado

de hacer piezas de acero si llegara a romperse alguna parte de la

maquinaria), Maestro Trapichero (hace el papel de mecánico),

Maestro Tachero (lleva el control de la miel, procurando que no

se pase de cocimiento).

Durante la liquidación por sus cañas, cubren las deudas con los

comerciantes y apenas les alcanza el resto para comprar 2 o 3

mudas de ropa para cada miembro de la familia.

En la liquidación que realizó el ingenio en 1973, a una familia

numerosa integrada por 21 miembros, le tocaron $42,000 por la

caña entregada; a los tres meses ya no tenían nada y tuvieron que

recurrir otra vez al crédito con los tenderos.

En Mata Clara hay de 10 a 15 yuntas pero es difícil sostenerlas

pues no hay sitio para que se alimenten, en virtud de que la

mayoría de los campos están cubiertos de caña de azúcar.

A pesar de la dificultad de conseguir forrajes, algunos tienen

el proyecto de comprar vacas para producir leche, utilizando los

lazos familiares con primos para que cuiden los animales en otros

lotes.

En 1977, Mata Clara tenía 105 animales, entre vacas y yuntas,

cantidad a la que se agregó 30 bestias (caballos, mulas, burros).

Una persona tenía 20 vacas. Otra fue reportada como poseedora de

187

40 animales que pastaban en la zona urbana, sin que le cobraran

nada las autoridades ejidales.

El municipio cobraba $50 por la patente del hierro para marcar

al ganado, con una duración de 3 años.

San Francisco Mata Clara tiene más pequeña propiedad que ejido

en sus tierras.

Alimentos

Debido a la desaparición del monte, en la actualidad se proveen

por medio de camiones que traen leña desde La Tinaja; en 1977

costaba $80 la tarea; una tarea de leña está compuesta por 4

varas de largo y una de alto. La madera es de huizache y el pino,

al que llaman "espino".

Las familias de mejor posición económica estilan elaborar

comidas muy condimentadas, entre las que destaca muy

singularmente el ajo; también se ocupa la pimienta, especialmente

en las carnes.

La tortilla se echa a mano, apoyada la masa en un hule que

conforme se palmea, se le imprime un movimiento circular en

sentido inverso a las manecillas del reloj, con el cordial de la

mano izquierda.

Un menú es, al mediodía, arroz, chilatole de carne de res,

frijoles, limonada, tortillas, dulce de arroz con leche.

Arroz con salchichas rebanadas y rajas de chile, carne asada

con tomate y cebolla, ensalada de lechuga picada en porciones

largas, frijoles negros, queso, tortillas, salsa pico de loro,

refresco embotellado.

La comida típica de Mata Clara es el guisado, consistente en

carne con jitomate, cebolla, ajo, pimienta y clavo.

Cuando el grano está entre elote y maíz, se llama camagua. Se

188

elaboran gorditas de camagua. La camagua se asa en el calor de

las brasas; se le pone azúcar.

Cuando hay elote tierno se hace chilatole de elote; contiene

sal, epazote, chile seco; el elote se rebana. Algunos le ponen

azúcar o panela.

La torta de elote se elabora con mantequilla y nata,

agregándose pasitas; sucede en el mes de septiembre.

El alfajor se elabora de la siguiente manera: Se dora el maíz

en el comal; luego se muele; después se revuelve con miel de

trapiche, agregándosele ajonjolí que se ha dorado en el comal

para molerse. Se extiende la pasta en el metate una vez que ha

alcanzado su punto en la cazuela. Se corta en figuras de rombo

con un cuchillo.

Antes, a la pedacera que quedaba de las marquetas de azúcar se

le agregaba agua y se dejaba fermentar, para beber.

Para conservar los alimentos se coloca un tapanco arriba del

brasero, donde se pone el picante y el azúcar, a fin de que se

conserven secos.

Los animales cazados se preparan en adobo.

En el municipio no se elabora el vino de palma, pero se fabrica

en Piedras Negras.

Tres molenderas atienden a los trabajadores migratorios

ocupados en el corte de la caña de azúcar, alojados en las

galeras. Cada una da 10 comedores, que son 10 personas.

Las conductas sociales en torno a los alimentos son claras y

directas; así, el hombre no tiene ningún empacho en reclamar a la

cocinera sobre la falta de sal en los guisos.

Animales domésticos

Sobre el interior de las viviendas se arroja maíz a los

189

guajolotes, al filo de las 11 de la mañana, para que los animales

que no pertenecen a la casa y andan por la calle, no tengan

acceso al grano.

Caza

Hay muy poca variedad de animales de caza en la congregación; a

principio del siglo XX había venado; se halla conejo y mapache;

iguana no se encuentra. El padre con el hijo salen a cazar

durante la noche.

EDUCACION

La Escuela en Mata Clara data desde el año de 1914. No

obstante, se informaba en 1917 que no había escuelas rurales en

el municipio de San Juan de la Punta (LA, 1917, 13 frente, 19 de

febrero de 1917).

Para 1922 en el primer año de la Escuela Rural Mixta de Mata

Clara, hab1a en matr1cula 23 niños y 20 niñas (SM, 1922).

Se solicitó a Francisco Vázquez Beltrán ceder un terreno para

la escuela (LA, 1923, 6 v., 19 de enero de 1923).

En 1923 los materiales didácticos con los que trabajaba la

Escuela eran: 30 libros "Rébsamen", 25 libros de lectura

"Infancia", 40 cuadernos de escritura muscular, 8 blocks de papel

imprenta en blanco (LA, 1923, 12 vuelta a 13 frente, 16 de

febrero de 1923).

La Escuela Oficial de la cabecera se enfrentaba a dificultades

por conseguir la asistencia de los alumnos. Entonces, la

autoridad municipal los citaba y los padres expresaban entre

otras, las siguientes razones:

"Gregorio Carrillo, tutor del niño José Barbosa; que lo mandará

hasta agosto porque necesita su ayuda en la siembra.

190

Teodora Rincón, madre de Ramón Daza Aguirre dice que no lo

atiende el maestro porque no tiene buena ropa, porque va a la

escuela descalzo y es pobre.

Ignacio Pérez, padre de Jesús Pérez dice que necesita de su

ayuda en el campo y no irá hasta que termine sus labores más

indispensables y agrega que si se le obliga a mandarlo mejor se

va de la población.

Don Jacinto Maldonado dice también que ya no asistirá a la

escuela su niño porque tampoco no lo atiende el maestro." (LA,

1923, 61 frente, 20 de julio de 1923).

Se pagaron 20 pesos de abono a la señora Jesús Contreras, por

concepto de la teja para la escuela de SF (LA, 1923, 86 v., 15 de

octubre de 1923).

El celo educativo de las autoridades llegó a la clausura de un

billar propiedad de José Hernández, en San Juan, por ser centro

de reunión de menores de edad, "que a diario juegan carambola y

no asisten a la Escuela" (LA, 1926, 103 vuelta, 8 de noviembre de

1926).

Felipa Hernández era la directora de la Escuela Rural de San

Francisco Mata Clara. El 11 de enero de 1926 envió oficio

participando que en dicha fecha reanudaba las labores educativas

(LA, 7 frente a 7 vuelta, 11 de enero de 1926).

La maestra Hernández daba hasta el tercer grado de educación

primaria. Falleció en Mata Clara el 27 de septiembre de 1943 (LA,

1943, 39 frente, 27 de septiembre de 1943).

El Regidor de Instrucción dijo que en la Escuela Elemental

Primaria para Niñas de San Juan, reinaba una completa

insubordinación y que los padres de las niñas las envían a la

Escuela Rural de San Francisco Mata Clara; pidieron a la

Directora que no las acepte (LA, 1926, 75 vuelta a 76 frente, 23

191

de julio de 1926).

El crecimiento de la escuela de Mata Clara, obligó a los

vecinos de entonces, solicitar una escuela más en San Francisco

Mata Clara, firmando el escrito Carlos Castillo, Gumersindo

Muñoz, Evodio Blanco, Josafat Cid, Bibiano Cid, Francisco Blanco,

Hilario Virgen, Hermenegildo Cid, Donato Peña, Vicente Peña,

Longinos Durán, Fidel Aguilar y Eleuterio Durán. Las autoridades

contestaron que no era posible y "sin falta ni pretexto alguno

manden a sus hijos a la Escuela Mixta que está establecida" (LA,

1927, 16 vuelta, 28 de febrero de 1927).

En dicho año había un periodo de vacaciones escolares durante

el verano, en el lapso comprendido del 1 al 30 de junio (op.

cit., 41 frente, 30 de mayo de 1927).

La Escuela trabajaba en precarias condiciones materiales; los

niños se sentaban en piedras para recibir sus clases. Entonces se

ordenó al Agente Municipal que comprara tablas para componer los

asientos (op. cit., 70 frente, 28 de octubre de 1927). En 1923

ocurría lo mismo en SF y El Maguey (LA, 1923, 43 f., 18 de mayo

de 1923).

Un mes más tarde se quejaba el Regidor 3 que los vecinos de

Mata Clara no cooperaban para el asunto arriba mencionado (op.

cit., 79 frente).

A pesar de las carencias, funcionaba una escuela nocturna en

San Francisco Mata Clara (LA, 1928, 54 vuelta, 25 de mayo de

1928). El 30 de junio manifestaba en un escrito el Director de la

Escuela Nocturna de Mata Clara que suspendía las labores por lo

avanzado de la época de lluvias, que impedía el tránsito en el

lugar (LA, 1928, 70 frente, 2 de julio de 1928).

Una informante recuerda que todo el centro de la comunidad era

una ciénega, pues no había cunetas que desviaran el agua.

192

En 1936 se terminó la construcción de la escuela de la hacienda

San José de Abajo, costeada por los hermanos Perdomo (LA, 1936, 4

frente, 1 de enero de 1936).

En dicho año el Edil de Instrucción Pública acusó a la

profesora de San Francisco Mata Clara de tener preferencias con

las criaturas y se decidió pedir su cambio al Inspector Técnico

(LA, 1936, 19 frente, 29 de febrero de 1936).

Se acordó solicitar escuela para la congregación de SF, en el

lugar denominado Tamarindo, por la población escolar que allí

existe (LA, 1936, 71 v. a 72 f., 2 de noviembre de 1936).

El año escolar daba inicio en los primeros días del mes de

enero (LA, 1937, 2 frente).

En 1940 se edificó la Escuela Municipal (LA, 1940, 44 f., 16 de

noviembre de 1940).

En 1977 tenía poco tiempo de funcionar en San Juan una

institución educativa llamada Escuela de la Cruz, que hacía

competencia a los establecimientos oficiales. Está auspiciada por

el párroco local.

Los hijos mayores se encargan de cuidar a los hermanos ms

pequeños. Antes, su autoridad era tal que podían castigar a los

menores.

En la actualidad existen dos escuelas en San Francisco Mata

Clara.

Los niños temen la presencia de los extraños al paso por las

calles.

IGLESIA

El nuevo templo de la cabecera municipal es de construcción

reciente; se empezó a edificar en 1949.

Según algunas personas, la iglesia de Yanga tiene un túnel que

193

va hasta la ciudad de Córdoba.

LO SOBRENATURAL

La congregación lleva su nombre porque se apareció una estatua

de San Francisco de Asís. Se la iban a llevar a San Lorenzo (hoy

Yanga) pero se puso pesada en el trayecto; entonces la llevaron a

la iglesia de San Juan y ya no pesó mucho la estatua. Cuando

llegaron los franceses, como no eran católicos, quemaron la

iglesia; a todos los santos los apilaron arrojándoles petróleo y

los quemaron. Pero del "trozo" (columna) de humo salió la imagen

de San Francisco rumbo al cielo.

Dios le dijo al diablo: "Lo que encuentres 7 metros de la

tierra para abajo es tuyo, y lo que hay de 7 metros para arriba

es mío". Por eso el diablo no puede comer maíz ni frijol porque

son de Dios.

Después del diluvio, el Señor mandó primero al zopilote, de ver

si ya había secado el campo. Pero el zopilote se entretuvo al ver

a tanta alma muerta; y dijo el zopilote, a comer carne muerta;

como tardaba, se dio cuenta el Señor y que manda que el zopilote

comiera siempre carne muerta.

Luego, que manda a un par de aves con las patitas coloraditas y

que suben al cielo a dar aviso, con la seña de la sangre en sus

patitas.

Entonces, el Señor bajó con sus discípulos y la banda de música

tocando muy bonito, a levantar las almas que eran de él.

Por eso, en el Todos Santos, se cantan los Alabados

"Levántate, alma cristiana

despierta si está dormida

que Dios te viene buscando

y a su gloria te convida."

194

El control de lo sobrenatural

Un vaso de agua con yerbabuena, epazote, orégano chiquito,

albácar y romero, para la bendición de una persona que traiga

mala conducta hacia uno. Si la persona viene con malas

intenciones "se raya" (se echa para atrás). Las envidias para que

no tengan venta. El vaso se pone en la mesa.

Si la casa es de material, para tenerla segura se compra ocote

y se troza para hacer cruces. Se hace un hoyo en el horcón, bien

sea por fuera si no se puede. Se entierra la cruz en cada esquina

y encima de ella se pone un vaso de agua. Es para evitar el mal

aire. Para que la casa quede fresca y limpia. Se procede en el

siguiente orden por esquinas:

1. Suroeste, 2. Noreste, 3. Sureste y, 4. Noroeste. A esto se

llama "cruzar la casa".

ORGANIZACION POLITICA

El presupuesto del Plan de Arbitrios y Presupuesto de Gastos del

Ayuntamiento, ya aprobado, fue de $ 12,272.38. (LA, 24 frente,

1926).

Antiguamente, la cárcel de San Juan consistía en un tronco con

cadenaal cual se mantenía aprisionado al reo, al aire libre, en

plena plazoleta.

La autoridad inmediata es el Agente Municipal, al cual se le

hacen llegar todas las quejas vecinales: destrucción de siembras

por parte de animales domésticos, querellas familiares, etc. En

ocasiones se celebran en su hogar juntas con vecinos que han

intervenido en pleitos mayúsculos al calor de las copas; en esta

circunstancia encienden la radio a todo volumen para evitar que

los transeúntes se percaten de los arreglos.

195

La otra fuente de autoridad es la ejidal. En ocasiones no hay

buenas relaciones interpersonales.

POBLACION

Mata clara presenta un tipo de poblamiento semi disperso. Las

casas tienen muchos árboles de sombra. Las mejores viviendas

están alineadas a ambos lados de la carretera federal.

Según un informante, "en Mata Clara se han venido refinando

porque eran negros puros. Hilario Virgen es el único negro que

queda ahí. Los demás han venido cruzando la raza; quedan muy

pocos negros y hay muchos morenos".

Una autoridad municipal describe a los habitantes de San

Francisco Mata Clara como gente muy noble y muy recia (de vigor

físico); además, son personas longevas. Por ejemplo, la señora

Matilde Juárez tiene como 100 años.

Recuerda otro informante que cuando era niño sólo había 16

casas de zacate en Mata Clara.

En 1975, San Francisco Mata Clara contaba con unos 800

habitantes. El poblado está distribuido en 4 grandes avenidas que

parten de la carretera y 10 calles perfectamente trazadas. Parece

que el antiguo asentamiento de la comunidad estaba más al sur.

SERVICIOS

Desde el año de 1912 fue destruida en su totalidad la línea

telefónica que unía a San Juan con San Lorenzo y la ciudad de

Córdoba, por los movimientos rebeldes.

Había servicio de camiones entre San Juan y San Lorenzo (LA, 21

vuelta, 15 de febrero de 1926). Gregorio Fernández solicitó

permiso para establecer un servicio de camión de San Juan a San

196

Lorenzo. El Ayuntamiento lo concedió (LA, 22 frente, 19 de

febrero de 1926).

En dicho año, la cabecera estaba situada a 14 kilómetros de la

estación Potrero, del Ferrocarril Central Mexicano.

Desde hacía varios años estaba radicado un médico español con

su botica. Había también un farmacéutico con un botiquín de

primeros auxilios (LA, 4 frente a 4 vuelta, 8 de enero de 1926).

El 17 de septiembre de 1929 se indicó que la escuela de San

Francisco contaba con dos hectáreas de tierra, pero que aún no

habían construido el edificio (LA, 75 v). Se daban clases en una

vivienda que actualmente es propiedad de la familia Virgen.

El Ayuntamiento no accedió a la petición de remate de degüellos

de ganados vacuno y porcino, pues las autoridades señalaron como

línea de conducta la de no permitir monopolios (LA, 4 vuelta, 8

de enero de 1926.

Los faroles del alumbrado público eran alimentados con petróleo

(LA, 8 frente, 11 de enero de 1926).

Hay agua potable en San Juan desde la época del Presidente

Adolfo López Mateos (1958-1964), quien vino a inaugurar el

sistema. La electricidad se introdujo en 1966. Al año siguiente

en Mata Clara

Se ha intentado tener agua potable en SF pero el nivel freático

está muy cercano a la superficie.

VIDA SOCIAL

SF tiene 15 cantinas clandestinas; en San José de Abajo había

17 y las autoridades municipales clausuraron 11. Las cantinas

funcionan a un lado de la casa del dueño.

San Juan mandó contingentes humanos en camiones a San Lorenzo,

porque se efectuó el desfile del 1 de mayo.

197

Había torneos de cintas, pero el municipio canceló los permisos

en 1926 (LA, 23 vuelta, 22 de febrero).

A los mayores hab1a que besarles la mano y se les dec1a "Mano,

tío", fuera quien fuera, siguiendo un patrón de conducta de

origen africano.

Antes a todos los viejitos les dec1an tíos. Si un muchacho o

niño no le dec1a tío a su paso por la calle, lo acusaban con el

papá y éste le pegaba con el cinturón y después le tocaba el

turno del castigo al "tío".

Había que descubrirse la cabeza y cruzarse de brazos en señal

de respeto. Estaba prohibido voltear la cabeza pues los ancianos,

si se daban cuenta, afirmaban que los niños les hac1an muecas y

castigaban al infractor. Hoy ya no se acostumbra; ni a los

verdaderos tíos se les llama por el término.

La invitación para penetrar a una casa se inicia con la frase

"pase Usted a lo regado". En ocasiones se coloca una tela limpia

sobre la silla y se invita a sentarse.

Durante la comida, se sitúa en la cabecera de las mesas a las

personas que se considera tienen un status alto. Una costumbre

muy arraigada es no tomar los alimentos hasta que la señora

reparta la comida a todos los presentes.

La forma usual de saludo al pasar frente a una casa es "adiós",

desconociéndose referencia a los "buenos días", "buenas tardes" o

"buenas noches".

Cuando la cónyuge está fuera de la vista del esposo en el

hogar, éste la llama con el término de "señora".

Hasta 1967 se representaban los "huehueros", hombres que se

vestían de mujeres, capitaneados por un señor anciano que la

hacía de viejito, y otro hombre que se vestía de viejita;

bailaban en cada casa de la congregación, acompañados por música

198

de sones jarochos, con instrumentos de arpa, jarana y requinto.

Al siguiente domingo después del miércoles de ceniza, se

iniciaban los bailes, durante toda la cuaresma. Los "huehueros"

empezaban a la una de la tarde y finalizaban a las 5 o 6 de la

tarde, cada domingo hasta finalizar el domingo de Pascua.

Para la fiesta del Santo Patrono, ponen un comal lleno de sebo

con monedas de plata; las tienen que arrancar con la boca.

También, sueltan un cerdo pequeño embarrado de cebo, a fin de

que lo capturen; el cerdo sale huyendo, hasta que de tantos

intentos le van quitando el ceno; el que logra atraparlo se

convierte en el dueño del animal.

También hay juego de carreras de encostalados, con parejas de

concursantes.

Hace poco hubo carrera de gatos.

Es muy popular el palo encebado.

Los niños juegan a la María Blanca y a Milano ("Milano no está

aquí, está en su vergel, abriendo el árbol y sembrando el

clavel").

Los niños tienen afición a nadar en pozas de aguas naturales.

Juegan a la roña y el juego del lagarto. Al hecho de jugar en el

agua le nombran chirrisquear.

MEDICINA TRADICIONAL

Al hacerse una herida en el campo en tiempo de canícula, se

corre el riesgo de enconársele. La canícula empieza sus efectos

el 14 de julio. Dura 40 días y debe de llover para que se logren

las cosechas, incluso la de la caña de azúcar; de lo contrario,

se pierden.

Los efectos de la canícula salen el dos de septiembre. Abarca

199

parte de julio y todo el mes de agosto. Tarda como mes y medio.

En todos los años, la mitad del tiempo de la canícula es de seca

y en la otra mitad se carga mucho el agua. O bien se carga al

entrar, o bien al salir.

Si se "mocha" (corta) un árbol en la canícula, se seca el

tronco; si no, vuelve a renacer.

GEOGRAFIA

La Sierra de los Micos se denomina así porque había muchos

changos. También se contaba con la presencia de mazate, venado

cuaqueche, tepezcuintle, tejón, jabalí, faisán gritón, faisán

real, hoy extintos. Hay, además, tres grutas que se llaman Sala

Seca, Sala Verde y Sala de Agua; nace el agua y va a salir al Ojo

de Agua y desemboca en el Río Seco y Puente Chico; se reparte por

debajo de la tierra. En 1926 se pensó en aprovechar el agua de

los dos nacimientos de agua llamados Puente Chico y Sala de Agua;

se consideraba que el primero podría regar una superficie de 300

hectáreas (LA, 1926, 113 v., 29 de noviembre).

El arroyo que pasa a un lado de Cuitláhuac se llama Cara Sucia.

Las mujeres lavan en arroyos y ponen a secar la ropa en las

piedras. Otras, bañan a sus hijos menores y a excepción de las

niñas, los varones toman el baño desnudos.

Hay un riachuelo en la comunidad que le llaman Arroyo Grande.

Paralelamente a la carretera, como a 200 metros de ella,

atraviesa la comunidad un pequeño arroyo que nace en San Angel,

el cual localmente se le conoce como Arroyo Tumba Negra, por

haberse caído ahí una mujer de color.

Adelante de la Casa del Campesino, a unos 200 metros de ella,

hay una corriente de agua conocida como Rayita del Pozo de La

Tinaja, que aún en tiempo de seca mana constantemente.

200

Hay grietas frente a la congregación de Corral de Piedra

(municipio de Cuitláhuac) pero en terrenos del municipio de

Yanga. Es la misma agua del río subterráneo; no es potable.

Se llama tiempo favorable cuando hay lluvia en los meses de

marzo, abril y mayo.

Cuando las lluvias no van precedidas de truenos, se les llama

"lluvia en silencio".

BIOGRAFIA DE C.F.

Salió de Mata Clara debido a que asesinaron a su papá y a un

hermano; él era apenas un muchacho; su madre se quedó a vivir en

el pueblo; estuvo fuera de 1939 a 1947. Justo al año regresaba a

ver a su mamá, ni un día antes, ni un día después del que había

salido; aquí permanecía 15 días y regresaba a trabajar. No

enviaba una sola carta, pero su mamá sabía cuándo iba a volver.

Expresa que el popoloco es un idioma con mayor grado de

dificultad que el mixe. Su papá era del estado de Puebla; su

mamá, de Mata Clara.

Anduvo trabajando aserrando madera en Oaxaca, en donde aprendió

a hablar el mixe; le cobraban 6 pesos semanales incluyendo lavado

de ropa; sufrió mucho pues escaseaba la comida; en la mañana un

puñado de galletas de animalitos y al medidodía 3 gorditas. Le

decía a la señora que le sirviera mucho pero ella respondía "aquí

es la costumbre". Un compañero se colocó en otra casa de

asistencia pero le servían las mismas porciones. Como trabajaba

en el monte, se llenaba con plátanos, pero estos lo enfermaron.

CONCLUSIONES

La población de Mata Clara seguramente se originó en la de la

hacienda de Palmillas. La de Dos Caminos en la de Trapiche de

201

Mesa. Seguramente se relacionaron biológicamente.

Posiblemente, con la abolición de la esclavitud, se operó un

cambio radical en las antiguas relaciones amo-esclavos. La nueva

población liberada permaneció en su inmensa mayoría en el mismo

lugar en el cual había nacido, pero con la necesidad de trabajar

por su cuenta. Como no tenían tierras, pues era imposible que las

hubieran podido adquirir cuando no eran dueños ni de su persona,

tuvieron que haber arrendado pequeñas extensiones de terreno para

dedicarlos a cultivos de subsistencia, y trabajar de jornaleros

con sus antiguos patrones.

Durante el siglo XIX, los descendientes de los esclavos eran ya

arrendatarios apegados firmemente al suelo. A fines de siglo, la

movilidad territorial debió de ser mayor en épocas difíciles que

les hacían buscar fuentes de trabajo en comunidades cercanas, en

un radio no mayor de los 40 kilómetros a la redonda.

La migración de personas de Michoacán y Jalisco trajo consigo

el acaparamiento de tierras baldías. Esas personas debieron de

controlar el poder político local mediante el comercio,

apoderándose de los puestos claves del Ayuntamiento, haciendo más

difícil la posición de los "criollos", hasta el reparto agrario

originado en la Revolución Mexicana.

BIBLIOGRAFIA

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Krickeberg, Walter. Mitos y leyendas de los aztecas, incas, mayas

y muiscas. México. Fondo de Cultura Económica, 1980.

L.A. (Libro de Acuerdos). Secretaría del H. Ayuntamiento de San

Juan de la Punta.

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202

EN: La Palabra y el Hombre (30)

Winfield Capitaine, Fernando. Las culturas del Golfo. Xalapa.

Graphos, 1989.

203

LOS NEGROS EN VERACRUZ, RETROSPECTIVA HISTORICA

Aunque la mentalidad difusionista ha sugerido la presencia del

negro en la etapa precolombina, ello no ha sido demostrado

fehacientemente con pruebas científicas. Aparentemente, el

principal propagandista de esta idea es Melgar quien en 1862, al

describir a la cabeza colosal de Hueyapan sugiere que es de rasgos

etíopes.

Lo que si ha estado confirmado por la abundante documentación

colonial es que desde los primeros momentos de la conquista

española iniciada en 1519 y consumada en 1521, la presencia del

negro ha sido manifiesta. Algunos negros aculturados en España

acompañaron las primeras expediciones guerreras. Así, uno de ellos

introdujo el cultivo del trigo en México; el otro,

desafortunadamente, la viruela o cocoliztli, enfermedad

responsable de gran número de decesos entre la población indígena.

El Padre Fray Bartolomé de Las Casas fue un decidido impulsor de

la introducción de esclavos negros al Nuevo Mundo con el objeto de

defender a los naturales de América, aunque dicha posición la

cambió arrepentido en los últimos años de su vida.

Las licencias para el comercio de negros fueron controladas por

la Corona Española y recibieron el nombre de asientos. Muchos de

ellos se conservan en la Recopilación de las Leyes de Indias,

instrumento legal que regulaba las relaciones jurídicas de los

reyes de España con sus súbditos. El creciente corpus de

legislación indiana fue acumulando disposiciones de derecho que a

lo largo del tiempo fueron haciéndose más difíciles de recordar.

Las naciones que dominan el comercio negrero en México fueron

los portugueses incrementándose su participación en la temporada

en que se unieron las coronas de España y de Portugal de 1580 a

204

1640. Posteriormente los ingleses son los que comercializan en

México a la población africana, en un triple triángulo que ha sido

descrito por Mannix: armas, municiones y telas fabricadas en

Inglaterra a cambio de negros; su venta en América a cambio de

oro, aguardiente y otros géneros que a su vez se cambian en

Inglaterra por más armas, municiones y telas, para reanudar el

triángulo comercial. En el siglo 18 los factores (vendedores de

negros legalmente establecidos) fueron Luis Haiz, Guillermo

Buttler y Enrique Spencer, los cuales españolizaron sus nombres de

pila, por la década de los cuarenta en Veracruz.

Al término del siglo dieciséis una instrucción del Conde de

Monterrey encaminada a la protección de la población nativa,

estimuló la importación de esclavos africanos, con la idea de

suplir la mano de obra indígena y de esa manera proteger su

descenso demográfico.

En el siglo 18 el llamado Código Negro intentó influir para

suavizar el trato que recibían los esclavos por parte de sus amos.

Fue dirigido especialmente a los dueños de negros en Santo

Domingo, pero copias de él se distribuyeron en todo América,

llegando a Amatlán de los Reyes, Veracruz.

En la Navidad, al esclavo de las haciendas se le obsequiaba un

juego de ropa que supuestamente le debía de durar todo el año. El

llamado esclavo urbano generalmente gozaba de mejor trato. Algunos

casos excepcionales registrados nos hablan de que fue sujeto de

herencia por parte de su amo, sembró pequeñas porciones de terreno

para ayudarse en su mantenimiento como se dió en la hacienda de

San Pedro Buena Vista, alias La Orduña, cerca de Jalapa.

Durante el siglo dieciocho, el comercio de esclavos tuvo

altibajos, dependiendo entre otras cosas del precio internacional

del azúcar y de las revueltas negras en Las Antillas.

205

Sabido es que el esclavismo fue una práctica que siguieron los

grupos con mayor poder económico; posteriormente y con el descenso

de su precio fueron adquiridos también por otros grupos económicos

como herreros y panaderos, aunque ya bien avanzado el siglo

dieciocho. Casos de excepción fueron mestizos y uno que otro

mulato y pardo. Quedaron exceptuados los indígenas, a pesar de que

muchos caciques contaron con los recursos suficientes como para

poder proveerse de algunos de aquellos. En Perú, no obstante,

otras condiciones sociales hicieron posible que los indios

tuvieran esclavos, por lo que tal práctica no fue desconocida por

el estamento nativo,1 pero fue a nivel regional limitado. El negro

siempre fue un agente de conflicto en las Repúblicas de Indios,

por lo que se le segregó jurpidicamente de ellas. Alegando los

españoles que corrompía las costumbres indígenas, no permitieron

su presencia ni la de la gente de color, libre, en las

comunidades.

Los lugares de destino económico de los esclavos fueron las

estancias agrícolas y ganaderas, trapiches e ingenios azucareros,

herrerías, panaderías y otros oficios menores; en el caso de los

obrajes fueron especialmente destinados a la ciudad de Puebla. En

la minería su participación fue destacada, sobre todo en

Guanajuato y Zacatecas.2

Quienes controlaron el mercado fueron propietarios de ingenios y

trapiches azucareros, alcaldes mayores, comerciantes, oficiales

del ejército, arrendatarios de alcabalas, sacerdotes, notarios y

funcionarios reales. Mucho de ellos fueron apoderados que

representaban intereses de terceras personas de diferentes

localidades.

En ocasiones se compraban esclavos y se adiestraban en el manejo

de un oficio. Al final del aprendizaje y con la experiencia

206

acumulada, el esclavo subía de precio, como fue el caso de Antonio

Miguel, de nación Mina quien vivió en el puerto de Veracruz.3

Las tareas agrícolas en que se vieron implicados los esclavos

fueron variadas, desde las más sencillas a las más complejas,

dependiendo de la habilidad y educación personales. Comprendían el

corte y acarreo de la leña; la roza de terrenos; la siembra,

escarda y cosecha del maíz, frijol y otros productos; la

ganadería; la apertura de zanjas y obras de mejoramiento de

instalaciones agrícolas y el cultivo e industrialización de la

caña de azúcar.

El azúcar

En las grandes haciendas azucareras existió una verdadera

división del trabajo que descansaba en el grado de aculturación,

destreza, edad, sexo y confianza depositada en ellos.

Las principales haciendas azucareras de las que se tiene noticia

en la Jurisdicción de Xalapa fueron El Ingenio Chico, El Ingenio

Grande, El Lencero, Mahuixtlán, Mastatlan, Nuestra Señora de la

Limpia Concepción, Nuestra Señora de los Remedios, alias Pacho,

San Juan Bautista Tuzamapa, San Miguel Almolonga, San Pedro

Buenavista, alias La Orduña, Soncuantla, Tenampa. De Tuzamapa

quedó para la posteridad una estampa pictórica de Rugendas quien

cuando la visitó era un trapiche azucarero en 1833.

Los campos en que se cultivaba la caña recibían el nombre de

"suertes", advocadas a algunos santos; sus medidas eran variables

yendo de un área mínima de 1,614.90 metros cuadrados a una máxima

de 5,000,00 metros cuadrados. El valor promedio de los campos

cultivados era de mil pesos la hectárea en 1788.4

El ingenio más importante de la región fue Pacho. La zafra de

1713 produjo 984 carros. La "suerte" de San José aportó 168 carros

207

a la molienda en tanto que la menor fue San Nicolás, con 50

carros.5

La mejor información histórica disponible en la actualidad es la

que se refiere a Córdoba. Gracias a un censo levantado en 1788

puede conocerse la composición de la población,146 los patrones

matrimoniales, la integración de la familia, el número de esclavos

que vivían en ranchos y haciendas, la distribución de la propiedad

de la tierra por casta y otros factores.6

La jurisdicción de la villa de Córdoba tenía 16 haciendas

azucareras en 1788, incluído en este número el trapiche de Tospa.

El 79.10 % de la tierra de los ranchos era detentada por

europeos o descendientes de ellos; sólo el 8.95 % de la misma era

controlada por sus poseedores originales, los indios. El resto,

11.95 % era aprovechada por población de origen africano, que

había alcanzado la condición de libertad. Este último caso muestra

movilidad social ascendente para finalizar el siglo 18 en la

Jurisdicción de Córdoba.

La hacienda fue el principal consumidor de esclavos, y se estima

que la esperanza de vida en ella no rebasaba el promedio de los 7

años de residencia, por lo que tenían que ser renovados

constantemente los individuos.

En un estudio estadístico7 relativo a la Jurisdicción de Xalapa

en el siglo XVIII, se vió que el 74.38 % de las ventas fueron

internas, el 25.62 % fueron vendidos a otras jurisdicciones,

siendo las más importantes por el volumen de venta el puerto de

Veracruz y la ciudad de México. La casta que se vendió más fue la

de los mulatos (248), siguiéndoles los negros criollos (177).

El valor total de las ventas en el siglo XVIII ascendió a

104,563 pesos de oro común. De 1701 a 1740 se observa una

146    ? Para este y otros aspectos véanse Apéndices.

208

progresión en las ventas, descendiendo en la década 1741-1750,

notándose un declinar progresivo en la segunda mitad del siglo

XVIII, fenómeno que también fue notado independientemente por

Berghe a mayor escala geográfica, quien sostiene que en la segunda

mitad del siglo "se inició una rápida declinación de la esclavitud

en México, en gran parte como resultado de la competencia de la

población mestiza que crecía rápidamente, se había empobrecido y

merodeaba por todo el territorio. Las labores del esclavo

simplemente se depreciaron en el mercado por obra de la labor

libre de los mestizos y de los siervos indios."8

El precio del esclavo variaba según la edad, habilidades, sexo,

estado de salud y casta. Se mantenía constante por muchos años,

aunque en 1772 debe haber habido ajuste de precios pues María

Santos, mulata esclava, pidió al señor juez nuevo avalúo y éste

rebajo su precio de 200 pesos en que fue vendida en 1761 a 140

pesos en 1786. Posiblemente la petición pudo haber tenido la

finalidad de facilitar la manumisión, independientemente de que

bajó el precio de los esclavos en el último cuarto del siglo

XVIII, fenómeno que se venía observando desde 1745.

En ocasiones se recompensaba al esclavo rebajando su precio a

fin de facilitarle la manumisión, en premio a su buena conducta,

lealtad y servicios, como fue el caso en Tepeyahualco de Cayetana

Josefa.9

Categorías de color

Hay un famoso cuadro de las castas del México colonial

exhibiéndose en el Museo de Historia de México. Ha sido el

principal responsable de la confusión que ha privado en torno a

los nombres que recibían los descendientes de la mezcla de

distintos grupos raciales. La práctica demuestra que era

209

prácticamente imposible para una persona manejar tal número de

categorías raciales. Quizá fué producto más de la imaginación

desbordada del artista que de ser un ejemplo de la realidad

cotidiana.

Algunos términos operaban regionalmente, como fue el caso de

jarocho para el actual estado de Veracruz, designación que

inicialmente se asignó al descendiente de negro e india, en

substitución del pardo, para adquirir una connotación más general

extendiéndose a los campesinos de los alrededores del puerto de

Veracruz, luego a sus habitantes y mucho después a todos los

pobladores del actual estado de Veracruz.

La clasificación más objetiva es la que presentan los

instrumentos de propiedad, a través de los archivos notariales.

Así, tenemos negros africanos (cafre, carabalí, congo, loango,

lora, malagas, mina, ñame, raiada, etcétera), negros criollos

(nacidos en la Nueva España), mulatos (mulato, aindiado,

amestizado, anegrado, blanco, color, cocho, bayo, entreverado,

membrillo, y prieto), pardos, chinos y morenos.

Algunas de estos términos debieron ser un tanto imprecisos para

la sociedad del siglo XVIII. Prueba de ellos es que los registros

notariales, cuando se refieren a la misma persona, la designan con

distintos nombres: un mulato anegrado después se le clasifica como

negro; una mulata prieta después es mulata blanca; a un negro

africano ñame se le clasica después como negro atezado.

Las sublevaciones y el cimarronaje

Fueron variadas las revueltas negras a lo largo de todo el

periodo colonial español en México. Aquí interesa reseñar aunque

sea de manera breve las ocurridas en la costa e interiores del

Golfo de México.

210

La más antigua y mejor conocidas de las rebeliones de esclavos

es la que protagonizaron Yanga y Juan de la Matossa. El primero,

de nación Bran y el segundo, de nación Congo, acaudillaron a un

grupo importante de esclavos que dominaron las alturas de la

Sierra Madre Oriental, especialmente en los puntos relacionados

con las poblaciones de Acultzingo, Orizaba y la zona del río

Blanco. Al padre jesuita Juan Laurencio se debe la única crónica

de la época, sobre la cual se han realizado reconstrucciones de la

saga emprendida por Yanga a fines del siglo 16 y principios del

17. Sin emabrgo, algunas fuentes documentales como el Archivo

Notarial de Orizaba conservan en sus legajos algunos papeles

relativos a la cacería de cimarrones y su apresamiento, así como

la pérdida de bienes materiales ocasionados en la guerra librada

hacia ellos. La lucha terminó con el reconocimiento de

independencia y la fundación de un pueblo llamado San Lorenzo

Cerralvo de los Negros, en honor al Virrey Cerralvo quien fué el

que autorizó a los negros residir en pueblo propio con autoridades

municipales no españolas, a la usanza de las Repúblicas de Indios.

El segundo movimiento de proporciones mayúsculas fue la rebelión

iniciada el 18 de junio de 1735 originada en el trapiche de Mesa,

en San Juan de la Punta, en una fecha cercana a la celebración del

día del santo patrono del lugar, San Juan Bautista, cuyo

movimiento logró varios meses en sofocarse de manera relativa. El

20 de junio los sublevados rebasaban el número de 500 confederados

con el palenque de Masateopa pues se les agregaron negros de los

trapiches alojados en El Novillero, además de 300 negros sobre El

Potrero. En prevención se encerraron en Córdoba a 400 negros, para

evitar que fueran a ser secuestrados.10 El costo total de los daños

fue calculado en 400 mil pesos.11

Revueltas de menores dimensiones tuvieron lugar en Palmillas en

211

1741; hacienda de San Antonio en 1749; trapiche de El Potrero en

1805, ésta última sofocada por 3 mil soldados que acompañaban al

Virrey Iturrigaray a su tránsito por la Villa de Córdoba.12

Ligado a las insurrecciones está la existencia de comunidades de

esclavos fugitivos, las cuales reciben el nombre de palenques, por

las estacas defensivas que caracterizan la protección de dichas

comunidades negras. La sierra de Mazateopan contempló la

existencia de varios palenques, cuyos nombres han quedado

registrados en la historia: Palacios, Breve Cocina y Mandinga,

algunos de ellos con una antigüedad mayor a la de los cien años.

Otros palenques se dieron en los montes de Actopan, doctrina de

Misantla, jurisdicción de la Antigua Veracruz.

La historia posterior demuestra que es frecuente la fundación de

pueblos de negros libres con un origen en los palenques, como fue

el caso del pueblo de Nuestra Señora de los Negros de Amapa, en el

estado de Oaxaca, proceso que fue apoyado por autoridades

coloniales españolas, como el Alcalde Mayor de Teutila y Caballero

de la Orden de Calatrava, Andrés Fernández de Otañez, quien poseía

plantaciones de cacao y de vainilla, las cuales presuntamente eran

trabajadas por esclavos fugados de los trapiches y haciendas

azucareras de la villa de Córdoba.

La fundación de Amapa llevó a los trapicheros y hacenderos

cordobeses a enfrentarse en un largo litigio contra Otañez, mismo

que quedó registrado en el tomo 3542 del ramo Tierras del Archivo

General de la Nación, y que ganaron los negros, acaudillados por

Fernando Manuel, quien fue su primer Alcalde.

En la actualidad quedan pocos asentamientos humanos de origen

africano en el estado de Veracruz, de entre los cuales podemos

mencionar a Tamiahua, Mozomboa, Tinajitas, El Coyolillo (municipio

de Actopan), San Nicolás (municipio de Yanga), Dos Caminos, Mata

212

Clara (municipio de Cuitláhuac), barrio del Cojinillo (municipio

de Tierra Blanca). Quedan nombres de localidades con escasa

presencia africana, a veces sólo con el nombre: Mandinga

(municipio de Boca del Río), Rincón de Negros.

Algunos rasgos culturales como la música se extienden desde

Nautla hasta Coatzacoalcos. En Las Higueras, del municipio de Vega

de Alatorre, se utilizaba el marimbol, marimbola o marímbula,

instrumento de acompañamiento de origen africano, consistente en

una caja de madera con lenguetas que salen de su boca, los mismo

que en la ciudad de Jalapa hasta 1943; dicho instrumentó servía

para los bailes populares, acompañados de otros, como el cántaro.

También estuvo en uso el marimbol hasta hace unos pocos años, en

la población de Totutla, cerca de Huatusco.

La música popular de la costa de Sotavento, analizada

estructuralmente por Gerónimo Baqueiro Foster, tiene importantes

influencias africanas, así como el cultivo de la décima que se

aplica en la ejecución de la llamada música de son jarocha.

El uso del arpa, la jarana y el requinto, en ocasiones introduce

instrumentos adicionales como el pandero, o el marimbol,

independientemente del tablado que es un instrumento de resonancia

ejecutado por los pies de los bailarines y que aporta sus propios

ritmos enriquecedores.

Movilidad social

Los negros y demás castas coloniales encontraron en el ejercicio

de las milicias la oportunidad para ascender socialmente, además

de otros factores.

Durante los frecuentes conflictos internacionales de España con

el resto de las potencias militares europeas, una creciente

preocupación fue la de defender sus costas en toda América. Para

213

ello se instauraron las compañías de milicias provinciales, entre

las cuales destacaron las de lanceros negros, mulatos y pardos,

instalándose vigías (puestos de vigilancia) en los principales

puertos de la costa atlántica, como fue Tamiahua, Nautla, Veracruz

y Alvarado, entre otros puntos.

En La Orduña se le permitía a los esclavos realizar sembradíos

de maíz y de frijol, además de poseer cabezas de ganado, pues el

dueño asignó porciones de terreno propios de la hacienda.13 Ello

permitió crear un apego del esclavo a la hacienda, amor a la

tierra, y evitar la posibilidad de fugas.

A veces el esclavo se beneficiaba recibiendo herencia de sus

amos, como caballos, casas, lotes de terreno, implementos

agrícolas, dinero en efectivo, o ropa de cama, como fue registrado

en numerosos protocolos de la ciudad de Jalapa en los siglos 17 y

18.14

Siempre llaman la atención los casos individuales que saltan a

la norma general. Pardos y mulatos que lograron ascenso social

evidentemente fueron muy pocos en relación a la masa. Escaparon al

anonimato en que vivían sumergidos los demás estratos de color del

México virreinal; en comparación con sus hermanos de casta,

constituyeron una élite con libertad de movimiento territorial y

económico.

Así, hubo ejemplos excepcionales de mulatos muy ricos como fue

el caso de Miguel Ximenes. Originario del pueblo de Acatzingo, se

dedicó a la arriería desde fines del siglo 17 hasta principios del

18, acumulando un enorme capital para su época (11 mil pesos de

oro común) en casas, recua, esclavos y otros bienes muebles y

alhajas. La recua de 200 mulas aparejadas de lazo y reata y 13

esclavos eran utilizados tanto para transportar mercaderías a lo

largo de los caminos coloniales que conducían de México a

214

Veracruz, como para el servicio de su casa. Miguel Ximenes ocupaba

cargos honoríficos y de prestigio como el de ser Mayordomo de la

Cofradía de las Benditas Animas.15

Descendientes de negro e india recibieron la nominación de

pardo. En América la esclavitud estaba ligada al vientre materna,

por lo que las uniones con mujer india producían libres.

En 1739 vivía en El Coyolillo un pardo llamado Juan Domínguez,

casado con Juliana de los Reyes, morena libre; la familia tenía a

3 de sus hijos casados y 1 soltero.16

Dos años después, uno de los hijos de Juan, Vicente José,

gravemente enfermo en cama dictó su testamento. Por medio del

protocolo sabemos que poseía 5 mulas, 3 caballos, una silla, una

escopeta, un espadín, 5 vacas de vientre, 3 terneronas, 3 yeguas y

2 bueyes. Sirvió de testigo José Infante Matías Licona, Sargento

de la Compañía de Pardos de Xalapa.17

Otro pardo libre, vecino de El Coyolillo fue Diego Antonio

Hernández, casado con Lucía de los Reyes. Antes de casarse, compró

la libertad de su prometida en 200 pesos pues era esclava. Llevó

al matrimonio 10 mulas aparejadas, 3 yuntas aperadas, 8 caballos

mansos, 6 yeguas, una silla de montar, una escopeta y una espada.

La pareja procreó 6 hijos, de los cuales María al casarse recibió

un caballo y una vaca en producción de leche. A la fecha eran

solteros Cayetana de 14 años, Francisca Simona de 12, Josefa

Antonia de 10, Clara Josefa de 8 y Josefa de los Santos de 6

años.18

María Arriaga, parda libre era vecina de Plan del Río. Poseía

una casa cubierta de teja en Xalapa, en la calle de San Francisco

de Paula. Era copropietaria con su hermanos Eufrasio y Teodoro, de

cabezas de ganado mayor, caballos y yeguas en Plan del Río. Poseía

además 300 fanegas de maíz, 2 burros y 12 cerdos.19

215

Otro pardo, Mateo Cipriano Gutiérrez sabía firmar. Nació y vivó

en el Ingenio de Orduña. Cuando contrajo matrimonio con Ana

Francisca Ruiz, parda libre, recibieron de sus padres, él 54 pesos

y ella 38 pesos. Habían procreado a Pedro Modesto de 8 años y a

María Josefa, de 7 años.20

La nueva posición emergente de la población de origen africano

puede apreciarse en los listados que se mandan levantar, a efecto

de que paguen impuestos en su status social de libre, como lo

refleja un padrón levantado en la jurisdicción de Córdoba en 1786,

mismo que nos permite asomarnos a las diferenciaciones de

actividades económicas, estado civil, composición de la familia,

edad y residencia de la población de origen africano, estamentada

en sus distintas castas.

El padrón

El 1 de abril de 1786 se terminó el censo o padrón de negros,

mulatos y personas libres de la jurisdicción de la villa de

Córdoba,21 a efecto de tasarlos en el pago del tributo, según Real

Provisión de primero de marzo de 178422 . El referido listado nos

permite conocer una serie de cualidades presentes en el estudio

etnohistórico de la población de origen africana en una

jurisdicción de la parte oriental de la Nueva España, en este

caso, la de Córdoba y su Villa, en el actual estado de Veracruz,

México.

El criterio principal del censo consistió en poner los nombres

de los tributarios arreglados por área,23 iniciándose este con la

villa de Córdoba, siguiendo con los ranchos y haciendas cuyo orden

de aparición es el siguiente:

1. Rancho de sembrar tabaco en el del camino de los Romeros.

2. Rancho de San Juan Buenavista.

216

3. Rancho de la mojonera de La Llave, tabaquero.

4. Rancho del tabaco del padre Leyvas.

5. Rancho de Venta Parada.

6. Rancho de don Javier Ajamil.

7. Rancho de La Peñuela.

8. Rancho de San José Buenavista.

9. Rancho de don Manuel Gutiérrez.

10. Rancho de don Juan González.

11. Rancho de don Francisco Rodríguez.

12. Rancho de don Francisco Pérez.

13. Hacienda de labrar azúcar, El Cacahuatal.

14. Hacienda del Rosario de la Llave.

15. Trapiche de San Miguel.

16. Hacienda de San José de Las Lagunas.

17. Hacienda de San José de Gracia.

18. Hacienda de Monte Blanco.

19. Hacienda de Santa Ana.

20. Hacienda de San José de Tapia.

21. Hacienda de San Juan Bautista Zacatepec

22. Hacienda de Ojo de Agua de Segura.

23. Pueblo de la Jurisdicción de Santa Ana Atzacan.

24. Pueblo de San Francisco Chocamán.

25. Pueblo de San Juan Coscomatepec.

26. Rancho de Tacotla.

27. San Antonio Huatusco.24

Características

La circunstancia de que población de origen africano sea

considerada para integrar una lista de contribuyentes, sujeto de

impuestos, revela que su actividad económica es independiente, es

217

decir, no ligada a un dueño, y que goza de derechos en cuanto a su

libertad de persona y de ocupación, limitada esta última, claro

está, por las restricciones legales que impuso el estado colonial

español en cuanto a no ocupar determinadas posiciones laborales en

la Nueva España y el resto de América hispana, tales como el

sacerdocio, las profesiones liberales y algunos altos rangos de la

milicia.

Las ocupaciones de los pobladores nos permiten hacer una

reconstrucción de las actividades económicas tanto de la región

como de los poblados, ranchos y haciendas, al menos de manera

parcial por el año en que se levantó la estadística tributaria.

La suma arrojó un total de 102 tributarios, de los cuales 1

estaba ausente, 51 estaban casados con mulatas, 2 con española, 3

pidieron excepción por estar "mancos" o por enfermedad, 4 casados

con mestizas, 4 con indias e indios, 1 con esclava, 4 viudos, 2

viudas, 26 solteros y 3 solteras.

Se mandó que pagara cada tributario entero a razón de 2 pesos, y

4 reales de servicio real; el viudo o soltero un peso. En cuanto a

la paga de las viudas, doncellas y solteras, se recomendó que se

observara lo resuelto en el Auto del 1o. de marzo de 1784.

Estado civil

Después del nombre, el estado civil constituyó la segunda entrada

de información en el listado. Los patrones matrimoniales citados

revelan que un mulato estaba casado con española; 8 mulatos con

mestizas; 7 mulatos con indias y 3 indios con mulatas; para un

total de 21 parejas. Los patrones matrimoniales ilustran cómo para

esta época hay mayor apertura en la selección de la pareja.

Edad

218

En la mayoría de los casos, se registra la edad en personas

menores de edad o aquellas ancianas que están libres del tributo.

Después de los 50 años, los individuos estaban exentos del pago de

la contribución, como puede apreciarse en el caso de Ana Josefa,

soltera, a la cual se dijo "se le dió reserva" (folio 1 frente).

Ocupación

Este es uno de los más importantes criterios de reconstrucción

económica que muestra el Padrón. Al respecto se advierte que la

actividad predominante es la de tabaquero25 con 45 casos; le siguen

los arrieros con 18 individuos; labrador, 13 personas; leñero, 10

individuos; cañero, 5. Si clasificamos por actividades notamos que

en la agrícola están implicados 66 tributarios, en la pecuaria 4,

en la rama de artesanías 7, en la industrial 3, en la de servicios

23, doméstica 3 y recolectora 10 tributarios. Para una visión

general véase el apéndice 1.

No siempre la actividad del hijo fué la misma que la del padre;

Pedro Falcón fue sastre, en tanto que su hijo Ignacio Falcón

practicó la carpintería. Nicolás Amador se desempeñaba como

Mayoral; su hijo Calixto José fue vaquero. Feliciano Reyes era

mayordomo del rancho de La Peñuela mientras que su hijo Juan de

los Reyes fue tabaquero.

El negro Gaspar de los Reyes era tabaquero en la Hacienda de El

Cacahuatal. Cuatro mulatos eran tabaqueros en la hacienda de San

José de Gracia.

A partir de los listados es posible reconstruír la dominancia de

determinados parajes en la actividad económica. Así, el cultivo

del tabaco predominaba en el rancho de la mojonera de la Llave, en

el del padre Leyvas, Venta Parada, rancho de don Javier Ajamil, La

Peñuela, San José Buenavista, rancho de don Manuel Gutiérrez,

219

rancho de don Francisco Rodríguez, hacienda de San José de las

Lagunas, hacienda de San José de Gracia (hoy San José de Abajo).

La hacienda de El Cacahuatal explotaba la caña de azúcar, pero

una pequeña extensión de ella era cultivada con tabaco por el

negro Gaspar de los Reyes.

La hacienda del Rosario de la Llave indica la existencia de

ganado y de tabaco.

La hacienda de Monte Blanco estaba dedicada a la agricultura,

probablemente maíz y frijol.

La hacienda de Santa Ana estaba convertida en explotar la caña

de azúcar, al igual que la de Ojo de Agua de Segura.

La hacienda de San José de Tapia combinaba la explotación de la

agricultura y la silvicultura siendo este último giro el más

importante, a juzgar por el número de personas implicadas en la

ocupación de leñero.

La hacienda de San Juan Bautista era ganadera, a juzgar por que

todos sus tributarios declararon ser arrieros.

Casta

Son limitados los nombres asignados a las castas en esta época de

creciente liberalización de la sociedad y la cultura. A diferencia

de las escrituras notariales en las cuales puede verse la amplia

terminología racial empleada para designar a la población de

origen africano y sus mezclas, en el Padrón sólo se anotan:

española, indio(a), moreno, mestizo(a) mulato(a), negro

Una de las características de las castas consiste en que las

ocupaciones pasan de padres a hijos; los ejemplos anteriores

muestran que en rigor no fué así. Básicamente se desempeñan en el

mismo trabajo pero con variables (sastre/carpintero;

mayoral/vaquero; mayordomo/ranchero/tabaquero).

220

A pesar de que en muchas entradas no se refiere la casta de

numerosos individuos, al final del Padrón puede leerse que haay

970 negros y mulatos tributarios en toda la jurisdicción de la

villa de Córdoba. Prójimos (los que no eran de color): 11 niños,

71 prójimos, reservados (exentos) 5, viudas 1, solteras 9 (folios

9 vuelta a 10 frente).

Con la independencia, desparece oficialmente la esclavitud en

México, pero reportes de mediados del siglo XIX en Tamaulipas,

informan de la práctica de hacendados en comprar esclavos y de

herrarlos para señalarlos como artículo de propiedad, quizá por la

influencia de los Estados Unidos en áreas poco visitadas por las

autoridades mexicanas.

Cuando algún barco americano tocó las costas mexicanas con carga

de esclavos, éstos adquieren automáticamente la libertad, como

sucedió en Veracruz en la época del Presidente Benito Juárez

García.

En la actualidad las aportaciones del negro a la sociedad y

cultura nacionales han sido importantes, especialmente en el campo

del parentesco, la vivienda, la comida, la danza, la música y los

patrones de conducta social. Tocará a los investigadores

identificar los códigos culturales producto de la aportación

africana al Nuevo Mundo, mediante el exhaustivo trabajo de campo

en aquellas comunidades donde todavía permanece la presencia del

negro.

OBRAS CONSULTADAS

ANX (Archivo Notarial de Xalapa).

Berghe, Pierre L. Van den. Problemas raciales. México. Fondo de

Cultura Económica, 1971.

Harth-Terré, Emilio. "El esclavo negro en la sociedad

221

indoperuana". EN: Journal of Inter-American Studies. Gainsville,

Fla. 3(3):297-340, July 1961.

Mannix, C. y Daniel Pratt. Historia de la trata de negros.

Madrid. Alianza Editorial, 1962.

Winfield Capitaine, Fernando. Esclavos en el Archivo Notarial de

Xalapa, 1668-1699. Xalapa. Universidad Veracruzana, 1983.

Winfield Capitaine, Fernando. Esclavos en el Archivo Notarial de

Xalapa, 1700-1800. Xalapa. Universidad Veracruzana, 1984.

NOTAS

222

1809

ESCRITURA DE LA VENTA DE LA HACIENDA DE PALMILLAS, OTORGADA POR

EL SEÑOR ALCALDE ORDINARIO DE PRIMERO VOTO DE ORIZABA A DON PEDRO

GOMEZ RODRIGUEZ,VECINODE LA VILLA DE CORDOBA(1f).

Paleografía, introducción y notas de FERNANDO WINFIELD CAPITAINE

En esta muy leal Villa de Orizaba, a 29 días del mes de mayo de

1809. Ante mí el Secretario y testigos que se expresarán. El

señor don Francisco del Puy y Ochoa, Alguacil Mayor del Santo

Oficio, Socio de Mérito de la Real Sociedad Económica Tuledana, y

Alcalde Ordinario de Primero Voto por Su Majestad, de esta

expresada Villa y su Jurisdicción, a quien doy fe que conozco,

dijo: Que en este Juzgado se describieron, aseguraron y valoraron

todos los bienes raíces y muebles que quedaron por fallecimiento

ab-intextato de doña Gertrudis María de Acosta, vecina que fue de

este suelo, entre los cuales, uno de ellos es la hacienda de

fabricar azúcar, titulada Nuestra Señora de la Concepción (2f)

(alias) Las Palmillas, situada en la Jurisdicción de la Villa de

Córdoba, Distrito del Curato del pueblo de San Juan de la Punta;

cuya finca valorada fue y se sacó a subasta pública para que por

este medio ver si se proporcionaba comprador y que habiéndose

escuchado los pregones tanto en este vecindario como en el de la

Villa de Córdoba, los que se estuvieron continuando hasta que por

último, habiéndose presentado varios postores a ella, se señaló

día para su remate, que fincó por entonces en el Regidor don

Manuel de la Rocha, quien pasados los nueve días dispuestos por

derecho entró pidiendo su aprobación, y que esta se hiciese en

favor de la señora doña María del Pilar Vázquez Alarza como

223

esposa del señor Coronel don Mariano Díaz de Bonilla, lo que

hecho saber a los interesados del concurso, no se conformaron

parte de ellos con la aprobación pedida, de que resultó haber

apelado la parte del mismo señor Coronel para ante la soberanía

de Su (2v) Alteza y señores Presidente, Regente y Oidores de la

Real Audiencia de esta Nueva España, cuya superioridad tuvo a

bien devolver los de la materia para la continuación del negocio,

como se verificó volviéndose a sacar de nuevo a la Almoneda la

expresada finca que últimamente se remató en don Pedro Gómez

Rodríguez, en cantidad de 74 mil pesos, bajo de las condiciones

que propuso, que fueron admitidas de excepción de la sexta, que

le fue tachada por los interesados, y cuyo remate le fue aprobado

a los 14 días después, sin que persona alguna lo hubiese

mejorado. Y de consentimiento de las partes interesadas, como se

percibe de las diligencias siguientes.

En esta muy leal Villa (3f) de Orizaba a 3 de abril de 1809, el

señor Alcalde Mayor don Francisco del Puy y Ochoa...habiendo

visto estos Autos formados para inventariar, aforar y vender los

bienes que dados por fallecimiento ab-intestato de doña Gertrudis

María de Acosta, vecina que fue de esta Villa, viuda en primeras

nupcias del Capitán don Nicolás Carvajal, y en segundas del

republicano don Manuel Gonzáles Carrasco. Las repetidas ocasiones

que tanto en este Juzgado como en la Villa de Córdoba se ha

expuesto jurídicamente a la harta pública la hacienda de fabricar

azúcar, titulada Nuestra Señora de la Concepción (alias) Las

Palmillas sin que hubiese lográdose su venta hasta que (3v) en

Almoneda celebrada el día 30 de enero del año anterior de 1808,

compareció en este dicho Juzgado en calidad de licitante el

Regidor don Manuel Rocha de esta vecindad, con papel de abono de

224

su madre doña María de Vileda y Pardiñas, haciendo postura a

dicha hacienda, bajo de las condiciones que instipuló y le fue

admitida, previas las formalidades todas de derecho, citadas las

partes interesadas a dichos bienes, y que por ser el mejor postor

se le remató con condescendencia de ella en el mismo día, en

precio y cantidad de 71,500 pesos, que ofreció por su total

valor, prometiendo exhibir en contado, luego que se le aprobase

el remate de 6 mil pesos, y obligándose a (4f) reconocer los

principales piadosos que importa la finca cuanto tenía en tiempo

a la Real Junta de Consolidación de vales reales para traer real

composición en cuanto a estos tamises obligándoseasímismo a

reconocer las demás cantidades que resultase a favor de los

acreedores, de exhibir anualmente un mil pesos en cuenta de pago,

y sus correspondientes réditos con las demás calidades a que se

contrajo, que corren en este cuaderno de que resultó, que

vencidos los nueve días que dispone el derecho para su

aprobación, y en escrito que presentó el expresado Regidor don

Manuel Rocha suscrito por él, y por el señor Coronel don Mariano

Diez de Bonilla entró pidiendo su confirmación, y que dicho

remate se entendiese hecho para la señora doña María del Pilar

Vázquez Alarsa, esposa del mismo señor Coronel, en lo que de

acuerdo, y con expresa licencia de este (4v) había vencido loque

[nota: Valga para mil ochocientos diez y ocho]

ratificó se debía bajo de juramento el propio postor, y también

reconocer ser cierto el enunciado señor Coronel en la diligencia

diligencia que posteriormente se practicó, con lo que habiéndose

dado vista a los interesados que en su total número fueron veinte

y cuatro, diez de ellos se conformaron por entonces, y los

225

catorce restantes lo hicieron también bajo de la condición de que

había de afianzar a su satisfacción el valor de la finca. Lo que

hecho saber al mencionado señor Coronel contestó que liquidada la

cuenta por la entrega que de la hacienda se le había de hacer

para saber la cantidad que debía asegurarse, estaba pronto a

caucionarla con sujeto de notorio abono (5f) siempre que se

declarara la virtual obligación según el derecho de dicha

favorecía y deduxía a su tiempo concluyendo con pedir que se

hiciese saber a los acreedores remitentes; y habiéndose ejecutado

continuaron los interesados pidiendo su propuesta y seguridades.

En este estado proveyó escrito el susodicho señor Coronel,

alegando varios méritos para hacer fortalecer su solicitud,

pidiendo últimamente revocación de lo decretado en la materia, y

que se le aprobase el remate poniéndosele en posesión de la

predicha finca, pero que en caso contrario, apelaba para ante

quien debía; cuyo pedimento fue admitido en cuanto hubo lugar en

derecho, en Auto de diez y nueve de febrero del mentado año de

mil ochocientos ocho, y en aquel día produjeron también escrito

los acreedores, alegando en él varias razones con que fundaron el

concepto que tenían de que el remate lo reconocían todo hecho en

la persona del postor don Manuel Rocha. Y que por lo mismo (5v)

se diese que con este se entendiese entregándole la hacienda y

asegurándola con sus bienes conocidos y suficientes para su

caución; en vista de lo cual se pasó el expediente por consulta

al Licenciado don José María Xáuregui Villanueva y Zapata, vecino

de México, en cuyo estudio se hallaban a tiempo que la soberanía

de su Alteza los señores Presidente, Regente y Oidores de esta

Real Audiencia en superior decreto de veinte y seis del propio

febrero mandó se le diese cuenta con ellos, como se ejecutó en

cumplimiento de aquel soberano precepto. Y habiéndose visto en su

226

respetable tribunal a donde por medio de apoderado ocurrieron las

partes a deducir su derecho, tuvo a bien su so(6f)berano en

superior Auto de cinco de [ilegible] del presente año mandar: Que

se [destruído] enlospresentes autos a[destruído] para que

inmediatamente [destruído] nuevo a la almoneda la hacienda

admitiéndose las pujas y mejorías que se hiciesen por los

licitantes, con advertencia de que los papeles de razón que se

presentaren o fueren de sujetos de idoneidad y de entera

satisfacción de los acreedores, y demás interesados en el

concurso, reconociéndose por los que los suscribieron, en la

inteligencia de que el Coronel don Mariano Diez de Bonilla debía

gozar en dichas almonedas el derecho del tanto para ser preferido

a cualquiera otro que ofreciese igual cantidad que él por la

expresada hacienda, siempre que al abonador que propusiera no se

le objetase por las partes tacha o defecto alguno, y que se

cumpliese lo mandado en auto de veinte de agosto del año próximo

pasado, si se advirtierse que se ofrecían nuevas actuaciones

dilatadas. Se (6v) [destruído] que los interesados en el con

[destruído] nombren depositario a su satisfacción a quien se

entregase la hacienda por inventario, removiéndose de su

administración a don Manuel de la Llave conforme a las instancias

que para ello había hecho, replicado que hizo este Auto por la

parte del comisionado señor Coronel y dado audiencia a la de los

acreedores, y también a la de don Pedro Rodríguez que tenía

mejorada la postura; se declaró insuplicable por aquel recto

tribunal en su último superior Auto de doce del enunciado enero

del corriente año, mandando en él que se cumpliese lo resuelto

por lo que venidos que fueron los de la materia, se hizo saber a

los interesados lo soberanamente resuelto, y con previa citación

y asistencia del mayor número de ellos, se señala día para su

227

Remate, que lo fue el veinte y siete de febrero anterior, en el

cual se procedió a ello con presencia de la parte del nominado

señor Coronel en la forma y (7f) y manera siguiente.

En esta muy leal Villa de Orizaba a veinte y siete días del mes

de febrero de mil ochocientos nueve. A esta hora que son las once

de la mañana. Estando en este oficio haciendo audiencia el señor

Alcalde Ordinario de Primero Voto Juez de estos Autos, y

presentes la mayor parte de los interesados a este concurso que

lo son: El doctor don Antonio Jacinto Estéves, Cura de la Villa

de Córdoba, el reverendo Padre Prior de Carmelitas Descalzos de

esta Villa; los licenciados don José Joaquín Herrero y don José

Manuel Galeste, don Agustín Mena Administrador de Reales

Alcabalas: el reverendo Padre Fray Juan Rodríguez del Orden

Hospitalario de San Roque, y demás indi(7v)viduos que abajo

subscribirán, y también presente el postor don Pedro Rodríguez, a

quien yo el Escribano doy fe que conozco. El señor Juez mandó

que leyéndose en altas voces (como se ejecutó) el superior

decreto de la soberanía de Su Alteza, que consta en estos Autos,

dado en la ciudad de México a trece días del mes de enero último,

y de que todos quedaron impuestos, se avivara la voz a la

Almoneda y Remate de la hacienda de Nuestra Señora de la

Concepción de las Palmillas, lo que se ejecutó a son de clarín y

por medio del pregonero Salvador Antonio, quien publicando la

última postura, dijo así: Quien quisiere hacer postura a la

hacienda de Palmillas mejorando la que tiene hecha por don Pedro

Rodríguez que es de setenta y tres mil pesos bajo de las

condiciones que refiere en su escrito que produjo en veinte y

nueve de abril del año próximo pasado que comparezca y se le

admitirá la que fuere, en inteligencia de que en este día dada la

228

plegaria de (8f) las doce se ha de rematar y en este estado dicho

don Pedro Rodríguez expresó: Que bajo del abono que todos los

interesados han probado que es el de don Manuel de Zires adelanta

su postura dando por la hacienda setenta y tres mil quinientos

pesos bajo de las condiciones que nuevamente exhibe en el papel

que presenta, exceptuando de ellas la sexta, por no haberse

conformado con ella las partes, y sí con las demás, por lo que el

señor Juez atendida la uniformidad de los interesados, la admitió

y previno que dicho papel se agregue a esta actuación para que se

tenga presente y se inserte en este Remate, y publicada que fue

dicha postura, alzó la voz don Francisco Pérez, vecino de la

Villa de Córdoba y residente en esta, cuyo conocimiento

certifico, y exhibió un poder que le fue conferi(8v)do en dicha

ciudad de México, a veinte de enero de este año por el señor

Coronel don Mariano Diez de Bonilla, que según [ilegible] pasó

ante el Escribano don Antonio de Silva, el que su merced el señor

juez dió por bastante para el caso, y en su virtud el apoderado

Pérez, dijo: Que en representación del tanto que su parte tiene,

pide él de esta postura, y aumenta a ella otros quinientos pesos

con lo que es visto que la pone en setenta y cuatro mil, y bajo

de las propias condiciones que propone el anterior postor y con

el abono de don José Juan Fagoaga, cuyo papel debe constar en

estos autos. Y hecho saber esta postura a los interesados no

convinieron en ella, por que expresaron que no admiten al

abonador propuesto, sobre lo cual mediaron varias contestaciones

entre estos y el postor, pidiendo este los motivos de su

resistencia, pues para satisfacer cualquiera recelo exhibe en el

acto una información, en dos fojas que acredita la idoneidad del

abonador la que pide se agregue; a (9f) lo que el señor Juez

accedió mandando se acumule dicha observación para que también se

229

inserte en este remate. Y hecho notificó a las partes y

resistiéndose éstas, ordenó el señor Juez que se recogieran

votos, y ejecutado resultó, que solamente el señor Cura de

Córdoba, y el reverendo Padre Fray Juan Rodríguez expresaron: Que

ambos tienen a don José Juan Fagoaga por abonado; pero los demás

hasta en el número de trece dijeron: Que aunque sea abonado. Y

dejándolo en su buena opinión no se conforman con él. Lo que oído

por el señor Juez mandó, que con respecto a la ninguna

conformidad del mayor número de acreedores, continuase la

almoneda, a lo que reprodujo don Francisco Pérez su solicitud,

con protesta de repetir sus ocursos a lo que haya lugar; y el

señor Juez previno, que de no presentar nuevo (9v) abono a

satisfacción de los interesados, se cumpla lo mandado; pero don

Francisco Pérez repitió diciendo: Que sin perjuicio del papel de

abono que su parte ha presentado y reservando los derechos que le

le asisten no exhibe otro abono. Y continuándose por este motivo

la Almoneda, remató el Licenciado don José Miguel Sánchez de esta

vecindad, haciendo por una a la mencionada hacienda expresando:

Que da por ella setenta y ocho mil pesos bajo de las mismas

condiciones que expuso el postor don Pedro Rodríguez y constan

agregadas, con sola la diferencia de que el anual que ha de

entregar y consta en la segunda condición, ha de ser de un mil

pesos, y no de un mil y quinientos como allí se contiene,

exceptuando también como lo hizo Rodríguez la sexta condición, y

exhibiendo al mismo tiempo el papel de abono suscrito por el

Regidor Alguacil Mayor de la Villa de Córdoba don Manuel Alvarez;

dando al público esta postura y manifestando a las partes dicho

(10f) papel de abono, y recibiendo escritos a el efecto resultó:

Que siendo quince los accionistas, nueve expresaron el no

conformarse con el abono [ilegible] ellos expresaron estar de

230

acuerdo en ser de satisfacción. Y el señor Cura de Córdoba

aseguró: Que por ser su feligrés don Manuel Alvarez abonador le

consta, que hasta ahora y sin agravio de otra persona, no se ha

presentado a este acto sujeto de mayor seguridad; y don Agustín

Mena Administrador de Reales Alcabalas dijo: Que con respecto al

interés que a la Real Hacienda de su cargo le resulta aprueba en

todas sus partes al abonador; y repitiendo el señor Juez su

providencia a pedimento de las partes sobre que don Manuel

Alvarez exprese si su abono se contrae también a la seguridad del

remanente que resulte después del contado sobre la misma finca, y

contestó don Manuel Alvarez: Que (10v) [ilegible] es solo para el

acto de la postura, pujas y mejoras, como es justo y de fortuna,

pues si esta fuere admitida después o si se constituye o no a lo

de dichas. Y esto oído por el señor Cura de Córdoba dijo que si

los demás papeles presentados en este acto tienen igual

circunstancia; con lo que cotejado resultó estar iguales; con lo

que don José Carrillo y don Sebastián de Mier, cada uno de por sí

insolidum, y ambos de mancomún dijeron: Que fían en el total el

resultado de la postura de don Pedro Rodríguez en tales términos

que están prontos a otorgar por él las seguridades que sean

necesarias, sin reserva ninguna; y en este estado expresó el

Licenciado don José Miguel Sánchez: Que en atención a que conoce

el capricho de los interesados, en no admitir su postura y

sostener la de don Pedro Rodríguez, desde luego se desiste con la

protesta de los ocursos que (11f) haya lugar en derecho y de

[ilegible] era en esto hacer otras mayores si fuera necesario, y

proporcionan mayores seguridades. Y visto por su merced hizo

siguieren adelante las posturas de don Pedro Rodríguez, y

publicado que fue, manifiestó don Tomás de Zeballos vecino de la

Villa de Córdoba y residente en esta, expresando: Que dá por la

231

hacienda setenta y cuatro mil pesos, bajo de las mismas

condiciones que instipuló don Pedro Rodríguez, exceptuando la

sexta, y que el contado que ha de dar, han de ser solo seis mil

pesos aprobado el remate, y que anualmente entregará cuatro mil

pesos en parte de pago de lo que resultare de gravámenes sobre la

finca con sus correspondientes réditos, exhibiendo un papel de

abono suscrito (a lo que parece) de don José Manuel y don

Bernardo de Zeballos vecinos de dicho Córdoba. Y publicada (11v)

esta postura nueve de los interesados no se conformaron, no

obstante que cinco de ellos y el señor Cura de Córdoba expresaron

su conformidad. En cuya vista el señor Alcalde en virtud de la

oposición del mayor número de las partes, la declaró inadmisible,

y el interesado retiró dicho papel de abono expresando: Que aún

en el mismo suelo podría dar fianza suficiente, en cuyo estado se

continuó la publicación de la postura de Rodríguez, y este en el

acto expresó: Que sube su postura hasta setenta y cuatro mil

pesos, bajo de las condiciones que ya tiene expuestas y con la de

el exceso que fuere a decir (12f) de las alcabalas que causare

[ilegible] desde setenta y cuatro mil hasta setenta y ocho pagará

lo que fuere para que la Real Hacienda quede cubierta al valor de

la postura que hizo antes el Licenciado don José Miguel Sánches,

lo que oído por el señor Alcalde mandó hacerlo saber a las

partes, quienes en su número total quedaron conformes. Y en este

estado mandó el señor Juez avivar la voz al pregonero y apercibir

de remate, y por voz del pregonero se repitió: setenta y cuatro

mil pesos dan por la hacienda de fabricar azúcar Nuestra Señora

de la Concepción Palmillas; no hay quien puje ni quien diga más,

que se remata, lo que se ha estado continuando, hasta que mirando

el señor Juez que son las cuatro de la tarde y que no hay otra

persona (12v) que alce la voz a mejorar la postura hecha y

232

admitida por las partes, y a pedimento de estas, ordenó se

remate. Y en su virtud se repitió los apercibimientos de estilo

en esta forma. Y pues no hay quien puje ni quien diga más, que la

postura de setenta y cuatro mil pesos que la que ha hecha por el

último postor qué buena, qué buena, qué buena proo le haga al

rematante por el precio y calidad y demás condiciones de su

remate. Con lo que se concluyó este acto; y continuando presente

el rematante, juró, conforme a derecho en manos del señor Juez

que esta postura la ha hecho (13f) para sí, sin fraude, dolo

[ilegible] alguna, y promete que [ilegible] con que se le ha

hecho en este remate que acepta en todas sus partes las que

guardará y cumplirá sin contravenir a ello en manera alguna; y

sus propuestos fiadores don Sebastián de Mier y don José de

Carrillo, se obligaron con el rematante y las personas y bienes

de los tres a la seguridad y saneamiento del total valor de esta

venta sobre que los dos últimos otorgarán sus respectivas

escrituras lo que por su merced les fue impuesto, como también de

que si por alguna superior determinación resultare nueva

disposición soberana en cuanto a los principales piadosos han de

ser sujetados a ello con el vigor y fuerza que se ordenare, lo

que al mismo triempo prometieron cumplir, y firman con el señor

Juez haciéndolo también (13v) los demás interesados que

concurrieron a este acto.

Francisco del Puy y Ochoa. Pedro Rodríguez. Antonio Estéves.

Fray Melchor de Santa Teresa Prior. Licenciado José Joaquín de

Herrero. Manuel María Galeote. Fray Juan Rodríguez Presidente.

José Limón. Licenciado José María de los Ríos. Sebastián de Mier

y Noriega. Por el Padre Prepósito del Oratorio Antonio Petri.

Francisco Pérez. Antonio Rodríguez Peláez. Tomás Pesesa. José

233

Bermúdez. Juan Gutiérrez de Trujillo. Pedro Gerónimo Barroso.

José Ysidoro Carrillo. Agustín de Mena y Sobral. Ante mí Juan

Mariano de la Cal Secretario Real y Público. De asistencia José

de la Peña. De asistencia (14f) Mariano Salas.

Condiciones} Condiciones con que don Pedro Rodríguez haga

postura a la hacienda de hacer azúcar ubicada en la Jurisdicción

de la Villa de Córdoba, y nombrada Nuestra Señora de la

Concepción (alias) Palmillas.

1a. Primera. Que ofrezca por dicha finca la cantidad de

setenta

y tres mil y quinientos pesos, en estos términos, ocho mil al

contado, y lo demás a reconocer bajo de un cinco por ciento, esto

es de la cantidad líquida que quede sobre bajas y aumentos.

2a. Segunda. Que anualmente desde el día de la liquidación, que

deberá ser cuando me corran los réditos, exhibiré al Juzgado un

mil y quinientos pesos a buena cuenta de las cantidades

principales que resulten a beneficio de los acreedores, tanto

escriturarios, como parciales o particulares y herederos,

respecto a haber cesado el ramo de consolidaciones exhibiendo los

réditos respectivos, que irán cuando confor(14v)me a las

anualidades y exhibiciones de la cantidad designada.

3a. Tercera. Que su precio de los setenta y tres mil y

quinientos pesos de mi postura, se me han de rebajar los menos

cabos, y faltas, con respecto a su último valúo que de ella se

formó el día nueve de diciembre de mil ochocientos siete. Y en

234

atención a que las mejoras y adelantos serán de mi cargo, las

recibiré por la estimación rigurosa que les den los peritos,

según ha sido práctica y estilo.

4a. Cuarta. Que si me conviniese exhibir a más de lo referido,

235

en el primero, segundo, u otro de los años subsecuentes alguna

más cantidad a buena cuenta de lo principal que (15f) se me

liquide, se me ha [ilegible] este Juzgado.

5a. Quinta. Que los esclavos pertenecientes por cualesquiera

razón a la hacienda, se me han de entregar; esto es, los que se

hayan separado de ella sin competente facultad o legal causa,

principalmente desde el fallecimiento de doña Gertrudis Acosta.

6a. Sexta. Que los esclavos prófugos, y toda otra cosa que por

cualesquiera motivo o razón le pertenezca y corresponda a la

hacienda, que no se presente en el acto del recibo, ha de

resultar a beneficio de mi postura.

7a. Séptima. Que an ahorro de costas recibiré la hacienda del

modo que el Juzgado lo ordenare, con tal que sea con señalamiento

de linderos, entrega de todos los títulos de dominio, posesión,

señorío, y demás documentos convenientes y necesarios a este

efecto, siendo de cuenta del concurso todo lo contenido en esta

condi(15v)ción, y principalmente ha de ser obligación suya y del

Juzgado abonar, sanear y responder al saneamiento de tierras,

linderos, y pertenencias de dicha hacienda, según y como queda

referido.

8a. Octava. Que el Real derecho de Alcabala, y todas cuantas

costas se eroguen con inclusión de los derechos del título

correspondiente que se me ha de entregar, han de ser de cuenta de

la finca, o bien sea del concurso. Orizaba, febrero veinte y

siete de mil ochocientos nueve.

1

Pedro Rodríguez.

Papel de abono} Abono las posturas, pujas y mejoras que don

Pedro Gómez Rodrígues haga a la hacienda titulada Nuestra Señora

de la Concepción (alias) las Palmillas, situada en términos de la

Villa de Córdoba. Orizaba. Veinte y nueve de abril de mil

ochocientos ocho.

Manuel de Zires. (16f)

Razón} Este papel de abono [ilegible] por el que lo suscribe

[ilegible] puramente en forma a la foja [ilegible] de este

cuaderno. Y para que conste pongo esta nota en el mismo día de su

ratificación, que fue hoy nueve de febrero de mil ocho cientos

nueve.

Cal.

Sigue} Y habiendo producido escrito el rematante, constan en

esta actuación, el día ocho del corriente mes, pidiendo su

aprobación, mediante a ser ya pasados los nueve días establecidos

para ello, se mandó dar traslado a las partes que residen en esta

Villa, y librando el conveniente exhorto a la de Córdoba, para

que se practicase igual diligencia con los interesados que allí

permanecen; contestaron unos, y otros lo que se percibe de lo 2

actuado a el efecto, y es en esta manera.

Pedimento} Don Pedro Rodríguez del comercio (16v) [ilegible]

residente en esta Villa, en [ilegible] haya lugar en derecho cual

más convenga, parezco ante Usted [ilegible] en pública subasta se

me [roto] en este Juzgado, previos todos los requisitos de

estilo, y con total sujeción a lo resuelto por la Real Audiencia

de esta Nueva España , la hacienda de fabricar azúcar Nuestra

Señora de la Concepción de Palmillas, el día veinte y siete de

febrero próximo pasado con arreglo a mis propuestas y pleno

consentimiento de los interesados, quienes nada en contrario

hubieron que representan que desvaneciese mis propuestas y

condiciones, que en el acto exhibí, y ellos aprobaron. Por tanto

siendo ya corridos los nueve días, que la práctica establecida ha

señalado para la aprobación y confirmación de tales remates,

ruego a la integridad de Usted se sirva así declararlo, y con

citación de los interesados (17f) proveen las aprobaciones que

corresponde a este que finco en mí, para lo cual hago debidamente

exhibición de los ocho mil pesos que en contado prometí, para que

Usted habiéndolos por recibido, se sirva igualmente ordenar, que

a la más posible brevedad, se proceda a las demás diligencias que

demanda la cosa, hasta ponerme en posesión de la indicada finca,

en concepto de que para ello solamente tengo un limitado tiempo

que es el que únicamente puedo permanecer en este suelo, por

hallarme necesitado a salir de él a otras precisas atenciones que

debo invertir en mis intereses que tengo en tierras distantes. Y

en estos térmi(17v)nos es justo [ilegible] costas y lo necesario.

Pedro Rodríguez.3

Auto} Orizaba. Marzo ocho de mil ochocientos nueve. Por

presentado. Corra traslado con los interesados que residen en

este suelo y por lo respectivo a los que habitasen en la Villa de

Córdoba, expídase conveniente exhorto a el Subdelegado de ella

con inserción de las condiciones, bajo de que fue admitida la

postura del remate que se refiere, y en cuanto a la exhibición de

los ocho mil pesos que el suplicante medita hacer, se resolverá

en oportuno tiempo. Lo proveyó el señor Alcalde Ordinario de

Primero Voto de esta Villa y lo firmó.

Francisco del Puy y Ochoa.

Ante mí, Juan Mariano de la Cal.

De asistencia José de la Peña. De asistencia Mariano Zalas.

Razón} Se libró inmediatamente el exhorto que previene el

anterior Auto a la (18f) Villa de Córdoba.

Cal.

Citaciones} En dicha Villa a nueve de marzo de mil ochocientos

nueve. Estando en el Convento de Reverendos Padres Carmelitas

Descalzos de esta Villa, presente su Reverendo Padre Prior, que

doy fe conozco, le hice notorio el anterior Auto, de que

entendido dijo: Que renuncia el traslado, y que a nombre de la 4

parte que representa consiente en la aprobación del remate que se

contiene y lo firmó.

Fray Melchor de Santa Teresa Prior. Cal.

En el mismo día. Estando en el Oratorio de Nuestro Padre San

Felipe Neri de esta Villa, presente su Reverendo Padre (18v)

Francisco del Busto, le hice notorio el anterior Auto, el cual

entendido dijo: Que renuncia el traslado, y que a nombre de la

parte que representa consiente en que se apruebe el remate de la

hacienda de Palmillas y lo firmó.

Francisco del Busto. Cal.

Inmediatamente

5

RESUMEN:Las bases de la esclavitud, por Fernando Winfield

Capitaine.

Con el descenso del precio de los esclavos avanzado el siglo

dieciocho, otros grupos sociales y económicos tuvieron la

oportunidad de adquirirlos, como herreros y panaderos,. Casos de

excepción fueron mestizos y uno que otro mulato y pardo. Quedaron

exceptuados los indígenas, a pesar de que muchos caciques

contaron con los recursos suficientes como para poder proveerse

de algunos de aquellos. En Perú, no obstante, otras condiciones

sociales hicieron posible que los indígenas tuvieran esclavos,

por lo que tal práctica no fue desconocida por algunos de ellos,

(Harth-Terré) pero fue a nivel regional limitado.

Los esclavistas, tanto por razones de tipo económico como por las

de prestigio social, efectúan sus reinversiones según las mismas

normas que presidieron la inversión original, es decir, en la

adquisición de esclavos y de tierras, con lo cual el progreso

económico tiene un carácter cuantitativo.

Los lugares de destino económico de los esclavos fueron las

estancias agrícolas y ganaderas, trapiches e ingenios azucareros,

herrerías, panaderías y otros oficios menores; en el caso de los

obrajes fueron especialmente destinados a la ciudad de Puebla. En

la minería su participación fue destacada, sobre todo en

Guanajuato y Zacatecas.

Las tareas agrícolas en que se vieron implicados los esclavos

fueron variadas, desde las más sencillas a las más complejas,

6

dependiendo de la habilidad y educación personales. Comprendían

el corte y acarreo de la leña; la roza de terrenos; la siembra,

escarda y cosecha del maíz, frijol y otros productos; la

ganadería; la apertura de zanjas y obras de mejoramiento de

instalaciones agrícolas y el cultivo e industrialización de la

caña de azúcar.

Muy tardíamente los representantes del sistema esclavista se

darían cuenta que los gastos de capital son mucho más grandes y

arriesgados para el trabajo esclavo que para el trabajo libre.

7

LAS BASES DE LA ESCLAVITUD.

Fernando Winfield Capitaine

Las primeras experiencias esclavistas de los españoles se

derivaron del conocimiento acumulado en la península ibérica.

Como apunta Aguirre Beltrán, "esclavos hubo en España desde

tiempos remotos; la guerra de reconquista le permitió la

adquisición de grupos numerosos; sin embargo, su existencia legal

no implicó el establecimiento de un sistema de economía basado en

la explotación de los cautivos, ni el desarrollo de un comercio

regular de hombres.

"Aún en los años que siguieron a las asombrosas exploraciones de

los portugueses por las costas del África, con el consecuente

conocimiento de paganos de piel obscura que podían ser vendidos

como siervos, el comercio humano no siguió un impulso digno de

tomarse en cuenta. La fundación de ingenios de azúcar en las

islas Azores, Canarias y S. Tomé, con la esclavización de los

habitantes de estos parajes, permitió una corriente de esclavos

que con el tiempo adquirió importancia; pero estos primeros

ensayos quedaron limitados por la estrechez del área geográfica"

(Aguirre Beltrán, 1989, p. 15).

Cuando se da el descubrimiento de América y debido a la

consecuente disminución de la población nativa causada por las

guerras, enfermedades y la excesiva política de tributos, empieza

a crecer la necesidad de importar mano de obra africana, para

sustituir a la indígena.

8

Con la experiencia histórica de las primeras colonias en el

Caribe, los españoles ya tienen la práctica de la esclavitud en

tierras americanas, y al llegar a México traen consigo un modelo

de explotación de los negros, aplicándolo en la Nueva España.

Angola y el Congo suministraron numerosos esclavos a México;

tales poblaciones procedían de sociedades basadas en una

estructura agraria, sin desconocer que la propia plantación

esclavista era conocida en África. Es decir, los esclavos conocen

las técnicas del cultivo de las plantas y requirieron de poco

entrenamiento para trabajar en la Nueva España.

El inicio del tráfico legal de esclavos a las Indias fue

originado por una instrucción de los Reyes Católicos a Nicolás de

Obando, gobernador de la isla Española, para "que no se

consintiese ir ni estar en las Indias, judíos, ni moros, ni

nuevos convertidos: que se dejasen pasar esclavos negros, nacidos

en poder de cristianos, y que se recibiere en cuenta a los

oficiales de la Real Hacienda lo que por sus firmas se pagase"

(Antonio de Herrera, cit. Por José Luis Martínez, p. 190).

Aunque la mentalidad difusionista ha sugerido la presencia del

negro en la etapa precolombina, ello no ha sido demostrado

fehacientemente con pruebas científicas. Aparentemente, el

principal propagandista de esta idea es Melgar quien en 1862, al

describir a la cabeza colosal de Hueyapan sugiere que es de

rasgos etíopes.147

Con posterioridad, los estudios arqueológicos han demostrado la

147 "Como obra de arte, es sin exageración una magnífica escultura; pero lo que más me impresionó fue el tipo etiópico que representa: reflexioné que indudablemente había habido negros en este país, y esto había sido en los primeros tiempos del mundo", p. 64.

9

pluralidad de tipos étnicos en las representaciones de tipos

humanos en toda la variedad de estilos de las culturas del sur de

Veracruz y norte de Tabasco, además de Guerrero, principalmente.

Además, la abundante documentación colonial acumulada desde los

primeros momentos de la conquista española iniciada en 1519 y

consumada en 1521, demuestran que la presencia del negro ha sido

importante. Algunos negros que fueron aculturados en España,

acompañaron las primeras expediciones guerreras.

Los negros [de la época] de la Conquista guerrearon contra los

indios sellando así un pacto de amor y odio que caracterizó las

relaciones interétnicas entre invadidos e invasores a lo largo de

los crueles siglos de coloniaje. Aún en nuestros días, esas

relaciones de aceptación y rechazo se observan en las zonas donde

la genética y la cultura siguen enfrentando a indios y

afromestizos; tal es la secuela que dejó el sistema racista que

oprimió a las dos etnias sobre las que descansó la sociedad de

explotación colonial (Martínez Montiel, 1993, p. 133).

Uno de ellos introdujo el cultivo del trigo en México; el otro,

desafortunadamente, la viruela, enfermedad responsable de gran

número de decesos entre la población indígena.El Padre Fray

Bartolomé de Las Casas fue un decidido impulsor de la

introducción de esclavos negros al Nuevo Mundo con el objeto de

defender a los naturales de América, aunque dicha posición la

cambió arrepentido en los últimos años de su vida.

Las licencias para el comercio de negros fueron controladas por

la Corona Española y recibieron el nombre de asientos. Muchos de

ellos se conservan en la Recopilación de las Leyes de Indias,

instrumento legal que regulaba las relaciones jurídicas de los

10

reyes de España con sus súbditos. El creciente corpus de

legislación indiana fue acumulando disposiciones de derecho que a

lo largo del tiempo fueron haciéndose más difíciles de recordar.

En muchas ocasiones se decía "acátase, pero no se cumpla".

El mercantilismo del siglo XVI fue la fuerza que movió a los

mercaderes para cruzar los mares y llegar a los fines de los

cuatro continentes; además del oro, las especias, el marfil y

otras mercancías igualmente codiciadas, fueron los esclavos y su

tráfico lo que representó en ese momento el comercio más

lucrativo; para realizarlo fue necesario considerar al africano

como una más de las mercancías del comercio colonial. El esclavo,

que antes era una propiedad suntuaria del europeo, pasó a ser el

negro, una mercancía que producía tres veces plusvalía: al

venderse, al trabajar en la producción y al reproducirse

(Martínez Montiel, 1993, p. 133).

Las naciones que dominaron el comercio negrero en México fueron

los portugueses incrementándose su participación en la temporada

en que se unieron las coronas de España y de Portugal de 1580 a

1640. Posteriormente los ingleses son los que comercializan en

México a la población africana, en un triple triángulo que ha

sido descrito por Mannix: armas, municiones y telas fabricadas en

Inglaterra a cambio de negros; su venta en América a cambio de

oro, aguardiente y otros géneros que a su vez se cambian en

Inglaterra por más armas, municiones y telas, para reanudar el

triángulo comercial. En el siglo 18 los factores (nombre que

recibían los vendedores de negros legalmente establecidos) fueron

Luis Haiz, Guillermo Buttler y Enrique Spencer, los cuales

españolizaron sus nombres de pila, por la década de los cuarenta

11

en Veracruz. Algunos de sus descendientes vivían en Xalapa al

finalizar el siglo XVIII.

Al término del siglo dieciséis una instrucción del Conde de

Monterrey encaminada a la protección de la población nativa,

estimuló la importación de esclavos africanos, con la idea de

suplir la mano de obra indígena y de esa manera proteger su

descenso demográfico.

El 2 de abril de 1599 el Conde de Monterrey expidió el

ordenamiento mediante el cual se limitó de manera drástica la

utilización de mano de obra indígena para trabajar en ingenios y

trapiches de azúcar.

En primer término se prohibía que fueran empleados dentro del

mismo ingenio, es decir, que se les utilizara en el proceso de la

fabricación del azúcar. En segundo lugar se suspendía el

suministro de indios de repartimiento. Sólo quedaba abierta la

posibilidad de emplear, en las labores de campo, indios que

alquilaran su trabajo por voluntad propia. Con estas medidas los

ingenios y trapiches quedaban privados casi de la totalidad de su

mano de obra.

Temporalmente -hasta mayo de 1600- se autorizó el uso de indios

de "socorro", mientras los hacendados se pudieran abastecer de

nueva mano de obra, con el fin de no dejar paralizada la

industria (Wobeser, p. 71). La respuesta a estas limitantes fue

inmediata: en Xalapa se incrementó la compra de negros africanos

a fines del siglo XVI con destino a ingenios y trapiches

(Bermúdez, 1982).

En el período de 1578 a 1600 se dieron 208 ventas de esclavos

12

negros con un alto porcentaje de bozales, de los cuales 139

fueron hombres y 69 mujeres. Francisco Hernández de la Higuera

declaró poseer 120 esclavos en 1597 y en 1606 ya sumaba 200. A

fines del siglo XVI, Alonso de Villanueva tenía 30 negros y Juan

del Castillo contaba 12 (Bermúdez, 1984, p. 171).

Si bien los españoles ocuparon mano de obra africana en casi

todas las incipientes actividades económicas, como la minería,

los obrajes, y la ganadería, fué en relación con la explotación

del azúcar cuando adquirió mayores dimensiones la práctica del

esclavismo. La época de mayor esplendor de la economía azucarera

tuvo lugar durante el siglo XVII (Bustamante. En: Jornadas de Homenaje

a Gonzalo Aguirre Beltrán. Veracruz, Ver. Instituto Veracruzano de Cultura,

1988).

Para Carmen Viqueira, el negro, además de participar en las

actividades productivas relacionadas con el azúcar, extendió su

influencia como trabajador permanente a todo espacio económico.

Esclavos africanos ejecutaron la trajinaría y trato de las

mercaderías en el puerto de Veracruz, fueron vaqueros de las

grandes extensiones dedicadas a la ganadería, trabajadores

obligados en los obrajes por disposiciones oficiales, servidores

domésticos en casas de señores y religiosos, y artesanos y

trabajadores de la construcción en ciudades y haciendas (Cit. Por

Martínez Montiel, 1993, p. 143).

En el siglo 18 la expedición del llamado Código Negro intentó

influir para suavizar el trato que recibían los esclavos por

parte de sus amos. Fue dirigido especialmente a los dueños de

negros en Santo Domingo, pero copias de él se distribuyeron en

todo América, llegando una copia del documento al archivo

parroquial de Amatlán de los Reyes, Veracruz, el cual fue

13

descubierto por Luis Reyes García.

En la Navidad, era tradición que al esclavo de las haciendas se

le obsequiaba una muda de ropa, misma que supuestamente le debía

de durar todo el año. El llamado esclavo urbano generalmente

gozaba de mejor trato. Algunos casos excepcionales registrados

nos hablan de que fue sujeto del beneficio de la herencia por

parte de su amo,148 sembró pequeñas porciones de terreno para

ayudarse en su mantenimiento como se dio en la hacienda de San

Pedro Buena Vista, alias La Orduña, cerca de Xalapa.

Durante el siglo dieciocho, el comercio de esclavos tuvo

altibajos, dependiendo entre otras cosas del precio internacional

del azúcar y de las revueltas negras en Las Antillas. La tónica

general fue un progresivo descenso de los precios en el mercado.

El trabajo esclavo era la base de la producción y de la

organización social en las plantaciones y en los ingenios, al

paso que en las encomiendas y otras unidades productivas

predominaban distintas formas de trabajo forzado. Se trataba de

dos procesos contemporáneos, que se desarrollaban en el ámbito

del proceso más amplio y principal de reproducción del capital

comercial. El motor de ese proceso más amplio era el capital

comercial, que regía la producción de mercancías en Europa y en

las colonias europeas del Nuevo Mundo y de otros continentes

(Ianni, 1976:11).

Desde el siglo XVI, en que se inició el tráfico de africanos 148 Juan Ricardo de Guzmán "manda se le de a Juachin una mula aparejada, una hacha y un potro a Joseph, hijo de Tomasa, una yegua y dos vacas. Su ropa de vestir se le de toda a los dos. A Anna, hija de Thereza, casada con hijo de Moxica, se le den 2 vacas; a Gertrudis su ropa blanca y su cama con la ropa de ella". ANX. Tomo 1759-1760. Libertad de esclavos. 18 frente a 21 vuelta. 16 de marzo de 1795.

14

hacia el Nuevo Mundo, hasta el siglo XIX, en que ese tráfico cesó

y terminó la esclavitud, cerca de 9'500,000 negros habrían sido

transportados desde Africa.149 La mayor parte de ellos fue llevada

al Brasil, que absorbió el 38 por ciento del total. Otro 6 por

ciento fue llevado a Estados Unidos. A las Antillas británicas

fue el 17 por ciento, y otro 17 por ciento fue llevado a las

colonias españolas. Cuba recibió 702,000 africanos; es decir, más

que cualquier otra colonia española, mientras que México importó

cerca de 200,000, (Op. Cit., P. 16) hasta la abolición de la

esclavitud en el año de 1824.

Para explicar el carácter represivo y violento de las relaciones

esclavistas de producción, es necesario comprender que el

esclavismo es un sistema de producción de plusvalía absoluta, un

sistema en el cual la mercancía aparece inmediata y

explícitamente como producto de la fuerza de trabajo enajenada.

Además, el esclavo está doblemente enajenado: como persona, en

cuanto propiedad del señor, y en su fuerza de trabajo, facultad

sobre la cual no puede tener dominio. El esclavo es obligado a

producir mucho más de lo que recibe para vivir y reproducirse; y

no dispone de condiciones para negociar ni el uso de su fuerza de

trabajo ni a sí mismo (Ianni, p. 60).

La esclavitud impidió el significativo progreso tecnológico que

pudo haber elevado sustancialmente la productividad, llevando a

la agricultura a la aplicación de unos métodos que agotaban el

suelo. Las plantaciones eran demasiado grandes como para poder

fertilizarlas fácilmente. El poco cuidado de los esclavos para

149 No obstante, la cifra debió de ser mayor, a causa del contrabando en muchos puertos y/o a la corrupción de las autoridades reales.

15

con los animales impedían la acumulación de suficiente

estiércol.150

Con el descenso del precio de los esclavos avanzado el siglo

dieciocho, otros grupos sociales y económicos tuvieron la

oportunidad de adquirirlos, como herreros y panaderos,. Casos de

excepción fueron mestizos y uno que otro mulato y pardo. Quedaron

150 Genovese, p. 34. No obstante, el régimen de plantaciones en la Guyana holandesa desarrolló innovaciones tecnológicas que elevaron la productividad de la tierra, según Sylvia de Groot.

1... Harth-Terré.2... Brading, D. A. Miners and Merchants in Bourbon Mexico, 1763-1810. Cambridge, 1971.3... ANX, Tomo 1733-1735, 465 f. a 465 v., 13 de julio de 1834.4... ANX, 1788, 26 vuelta a 27 vuelta, 30 frente a 31 vuelta, 14 de febrero de 1788.5... ANX, 1713-1719, 53 frente a 67 frente, 27 de enero de 1713.6... Véase Fernando Winfield Capitaine. "Población rural en Córdoba, 1788". EN: La Palabra y el Hombre (30):7... Fernando Winfield Capitaine "Comercio de esclavos en Xalapa durante el siglo XVIII". EN: Tomo 2 de las Actas del XLI Congreso Internacional de Americanistas. México, 1974.8... p. 91.9... ANX, Tomo 1762-1763, 130 f. a 134 v., 28 de mayo de 1761.10... Fernando Winfield Capitaine. "La sublevación de esclavos en Córdoba en 1735". EN: La Palabra y el Hombre. (50):26-30, abril-junio de 1984. pág. 27.11... México, Archivo General de la Nación, Ramo Tierras, Tomo 3542, años 1769 a 1776, 411 fojas. Foja 77.12... Winfield, 1984, pág. 29.13... ANX, 1755-1756, 100 frente a 102 vuelta, 22 de junio de 1756.14... Véase Fernando Winfield Capitaine. Esclavos en el Archivo Notarial de Xalapa, 1668-1699. Xalapa. Universidad Veracruzana, 1983. y Esclavos en el Archivo Notarial de Xalapa. Xalapa. Museo de Antropología, 1984.

15... ANX, 1707-1712, 504 frente a 509 frente, 24 de febrero de 1712.16... ANX, 1737-1741, Naolinco, 34 vuelta a 36 frente, 7 de octubre de 1739.17... ANX, 1741-1742, 574 frente a 577 frente, 12 de diciembre de 1743.

16

exceptuados los indígenas, a pesar de que muchos caciques

contaron con los recursos suficientes como para poder proveerse

de algunos de aquellos. En Perú, no obstante, otras condiciones

sociales hicieron posible que los indígenas tuvieran esclavos,

por lo que tal práctica no fue desconocida por algunos de ellos,

(Harth-Terré) pero fue a nivel regional limitado.

18... ANX, 1747-1748, 27 frente a 29 vuelta, 18 de febrero de 1747.19... ANX, 1784-1785, 383 frente a 387 vuelta, 20 de diciembre de 1785.20... ANX, 1777, 220 frente a 221 vuelta, 7 de noviembre de 1777.21... El documento original se encuentra en el Archivo Municipal de Córdoba, Inventarios, volumen 16, expediente 7, 1 de abril de 1786 y lleva por título "Negros, y mulatos, libres de toda esta jurisdicción de la villa de Córdoba, que pagan tributo en dicha villa".22... Auto: Ante mí Rodrigo Antonio de la Vega, escribano de la renta. En la ciudad de México a primero de marzo de mil setecientos ochenta y cuatro. Los señores presidente, regente, y oidores de la Audiencia Real de la Nueva España. Habiendo visto el expediente formado a consulta del Corregidor de la ciudad de Querétaro, Don Juan de Villalba y Velazquez, en veinte y nueve de junio del año pasado de setecientos ochenta y uno, sobre que las viudas, doncellas, y solteras mulatas de aquella jurisdicción, cargadas como tributarias en las últimas matrículas, no han pagado en tiempo alguno dicho real derecho. Los informes hechos así por el contador de tributos, como por el oficial mayor de la contaduría de Real Hacienda. El que formó el relator de esta Real Audiencia, en catorce de agosto último, con presencia de las principales jurisdicciones de esta gobernación, y según la constancia que le administra su antigua práctica, y manejo de negocios de esta naturaleza. Lo pedido por el fiscal de su Magestad en respuesta de treinta de septiembre de ochenta, y uno, diez de julio de ochenta y tres, y catorce de febrero de el corriente, cerca de que se declare, que generalmente deben tributar las mujeres negras, y mulatas o de otras castas tributarias, expidiéndose a el efecto las órdenes correspondientes a todas las justicias en los términos que propone en la última citada de catorce de febrero, con lo demás que contiene, es el expediente, y ver convino, Dijeron que teniendo presente lo que resulta de las cuentas, que se han reconocido, y de este expediente, y principalmente de la variedad en cuanto a la paga del tributo de las negras, y mulatas viudas, y solteras; pues en unas jurisdicciones se advierte haberlo satisfecho, y en otras no. Mandaban, y mandaron, que por ahora en ninguna de ellas se innove en lo que se ha observado, y que consiguiente a esto en las partes donde constare, que el real Fisco está en casi posesión de cobrarlo, y dichas contribuyentes hayan acostumbrado pagarlo, así se observe en lo sucesivo; y que de ninguna manera se cobre ni exija de

17

Los esclavistas, tanto por razones de tipo económico como por las

de prestigio social, efectúan sus reinversiones según las mismas

normas que presidieron la inversión original, es decir, en la

adquisición de esclavos y de tierras, con lo cual el progreso

económico tiene un carácter cuantitativo (Genovese, 1970:23).

Los lugares de destino económico de los esclavos fueron las

estancias agrícolas y ganaderas, trapiches e ingenios azucareros,

ellas en las que no hubiere esta costumbre, ni aquella casi posesión. Y para que con presencia de esta declaración, se proceda en las matrículas, y cuentas, que de nuevo se formaren, y los Alcaldes mayores, y apoderados fiscales, cuiden de su observancia, y cumplimiento. Mandaban así mismo que a continuación de las Reales Provisiones que se expidan para su formación, se ponga por uno, y otro oficio (a cuyo fin se les haga saber) copia certificada de esta determinación, y que se de cuenta a su Majestad con testimonio por duplicado, recomendado el informe del contador general de tributos de tres de junio de ochenta y tres. Y asi lo proveyeron, y fabricaron, señalado con las rúbricas de los señores Regente Herrera, y Oidores, Villa Iurutia, Algarin Luyano, Galdeano, Urizar. José de Huidobro. (Op. cit. folios 10 vuelta a 12 frente). 23... Similar disposición de orden se dió dos años más tarde cuando se realizó en la zona un Censo general de ranchos y haciendas. Véase al respecto Fernando Winfield Capitaine, "Población rural en Córdoba, 1788", en LA PALABRA Y EL HOMBRE. Revista de la Universidad Veracruzana. Jalapa. Nueva Epoca, Número 30, páginas 64-72, abril-junio de 1979.24... Para conocer un mapa de la región véase Adriana Naveda Chávez-Hita, "Esclavitud en Córdoba: composición y distribución racial, 1788", pág. 290. EN: Jornadas de homenaje a Gonzalo Aguirre Beltrán. Veracruz. Instituto Veracruzano de Cultura, 1988.25... Como se recordará, la jurisdicción de la villa de Córdoba fue privilegiada con el monopolio o Estanco Real del Tabaco. A fines del siglo 18, la caída de los precios internacionales del azúcar impulsó definitivamente la explotación del tabaco, que ocupa mano de obra familiar y que mejoró substancialmente el estilo de vida de la población de color. Todavía en época reciente, el cultivo de pequeñas áreas de tabaco en zonas cañeras se da de manera regular y consistente. Al tabaco se le considera como una planta que requiere similares cuidados y atenciones que a un bebé; es más se le da similar trato a la planta por parte de las mujeres.

18

herrerías, panaderías y otros oficios menores; en el caso de los

obrajes fueron especialmente destinados a la ciudad de Puebla. En

la minería su participación fue destacada, sobre todo en

Guanajuato y Zacatecas (Brading, D. A., 1971).

Las tareas agrícolas en que se vieron implicados los esclavos

fueron variadas, desde las más sencillas a las más complejas,

dependiendo de la habilidad y educación personales. Comprendían

el corte y acarreo de la leña; la roza de terrenos; la siembra,

escarda y cosecha del maíz, frijol y otros productos; la

ganadería; la apertura de zanjas y obras de mejoramiento de

instalaciones agrícolas y el cultivo e industrialización de la

caña de azúcar.

Muy tardíamente los representantes del sistema esclavista se

darían cuenta que los gastos de capital son mucho más grandes y

arriesgados para el trabajo esclavo que para el trabajo libre.

Así pues, a la larga, quedó suficientemente demostrado que el

trabajo libre era económicamente más rentable que el

sostenimiento de una planta de esclavos.

19

FUENTES CONSULTADAS

Aguirre Beltrán, Gonzalo. La población negra de México. Estudio

etnohistórico. Fondo de Cultura Económica, 1989.

ANX (Archivo Notarial de Xalapa).

Bermúdez Gorrochotégui, Gilberto. Xalapa en el siglo XVI (Tesis).

Xalapa, Ver. Facultad de Historia. Universidad Veracruzana, 1982.

Bermúdez Gorrochotégui, Gilberto. Xalapa en el siglo XVI (Tesis).

Xalapa, Ver. H. Ayuntamiento Constitucional. 1984.

Brading, D. A. Miners and Merchants in Bourbon Mexico, 1763-1810.

Cambridge, 1971.

Genovese, Eugene D. Economía política de la esclavitud.

Barcelona. Península, 1970

Harth-Terré, Emilio. "El esclavo negro en la sociedad

indoperuana". EN: Journal of Inter-American Studies. Gainsville,

Fla. 3(3):297-340, July 1961.

Ianni, Octavio. Esclavitud y capitalismo. México. Siglo

veintiuno, 1976.

Mannix, C. y Daniel Pratt. Historia de la trata de negros.

Madrid. Alianza Editorial, 1962.

Martínez, José Luis. Pasajeros de Indias. Viajes transatlánticos

en el siglo XVI. Madrid. Alianza Editorial, 1984.

Martínez Montiel, Luz María. "La cultura africana: Tercera raíz”,

p. 111-180. En: Bonfil Batalla, Guillermo (Compilador). Simbiosis

20

de culturas. Los inmigrantes y su cultura en México. México.

Fondo de Cultura Económica. Consejo Nacional para la Cultura y

las Artes, 1993.

Melgar, José M. "La colosal cabeza de Hueyapan". En: Arqueología

Mexicana. 2(9):63-65, agosto-septiembre de 1994.

Wobeser, Gisela von. La hacienda azucarera en la época colonial.

México. SEP, 1988.

21

UN ESCLAVO NEGRO SOLICITA DUEÑO EN 1808

De entre las decenas de miles de documentos que he tenido la

oportunidad de consultar relativos a la presencia española en

América, sólo uno registra la petición de un esclavo para cambiar

de dueño. Con toda la experiencia adquirida por los hispanos a

través de la legislación y práctica esclavistas en el periodo

colonial, el protocolo del Archivo Notarial de Orizaba -aquí

detallado- es singular. Aunque la dueña y el esclavo vivían en la

villa de Orizaba, actual estado de Veracruz, ella quería venderlo

para que trabajara en un trapiche azucarero de Córdoba.

La villa de Córdoba poseía numerosos trapiches e ingenios

azucareros a partir de los inicios del siglo diecisiete. La

población africana y de mezcla negra constituían mayoría, aún

frente a la indígena. Los reportes de Antonio de Villa-Señor y

Sánchez y el Padrón de tributarios negros y mulatos confirman la

anterior aseveración, para el siglo dieciocho; para la centuria

precedente hay notable escasez de fuentes o quizá, poco conocidas.

Las relaciones sociales entre europeos y africanos se

caracterizaron por graves tensiones que con frecuencia, explotaron

en insurrecciones negras a lo largo de dos siglos en el área. La

mejor conocida -gracias a los testimonios del padre jesuita

Laurencio- fue la de Ñanga (que la posteridad escribirá Yanga)

quien logró el reconocimiento de la libertad para él y su grupo,

además de fundar un pueblo libre de negros que recibió el nombre

de San Lorenzo Cerralvo de los Negros; hoy se conoce por Yanga.

El año de 1735, para la fiesta de San Juan Bautista (24 de

junio), una sublevación iniciada en el Trapiche de Mesa, corrió

como el fuego en un cañaveral; se sumaron esclavos de las

haciendas cercanas como Potrero, Omealca, San José de Gracia y 22

varias más. Considerables sumas de dinero fueron gastadas para

controlar la insurrección; tuvieron que venir tropas instaladas en

el puerto de Veracruz -los aguerridos Dragones- y organizarse

cuerpos de milicias provinciales con asiento en orizaba, Cosco-

matepec y Córdoba para controlar la difícil situación que llegó a

adquirir características de estado de sitio para los cordobeses,

pues temían que los esclavos realizaran una masacre entre la

población blanca de la villa. Muchos meses y denodados esfuerzos

significó aplastar el movimiento aunque nunca pudieron atrapar a

todos los implicados.

Pero frente a la resistencia colectiva también se dieron casos

de oposición inidividual, algunos de ellos enmarcados en tortuosos

vericuetos de carácter jurídico como el que se presenta a

continuación y sin duda, apoyados por españoles que sostenían

pugnas con otros de su misma casta. Tal es el caso del esclavo

José María Rendón que por el precio en que estaba tasado, tres-

cientos pesos, suma alta para la época, debió tener cualidades

superiores a la media.

Su negativa de ser vendido a un trapichero no era gratuita. Se

conocen muchos casos en que el peor castigo que podía infligirse a

un esclavo doméstico era, aparte de la cárcel, confinarlo a

trabajar en una panadería o en un trapiche. Tal era la intención

de su ama, doña Ana María de Leiva, viuda del licenciado don José

Anastasio Rendón. El esclavo, seguramente era criollo, es decir,

nacido en la casa de sus amos pues lleva el nombre del extinto y,

además, su apellido.

Una práctica extendida entre los dueños de esclavos era la de

poseerlos a lo largo de toda la vida, heredándolos a sus

sucesores. casos de familias enteras de esclavos que permanecen en

la casa que nacieron. Sólo cuando había estrecheces económicas o 23

se quería escarmentar conductas que los amos veían inapropiadas,

se deshacían de ellos. Había toda una tradición familiar en el

trato a los esclavos. Un Juan de Leiva, antepasado de doña Ana

María, había vivido en Orizaba para el siglo dieciséis y adquirido

esclavas de tierra de Angola.

La alternativa que surgió para José María, fue pedir que lo

cambiaran de dueño.

El 5 de mayo de 1808, el esclavo negro José María Rendón

comunicó que estaba detenido en la Real y Pública Cárcel de la

villa de Orizaba, a solicitud de su ama, doña Ana María de Leiva,

viuda del licenciado don José Anastacio Rendón; había recibido

noticias inequivocas de que lo trataba de vender a don Manuel de

la Llave, vecino y dueño de trapiche de la Villa de Córdoba, en

la cantidad de trescientos pesos. Solicita que su ama extienda un

documento que acredite y manifieste que celebrará venta formal de

él para poder pedir un amo a su satisfacción. Asimismo, que se le

nombre de oficio un Curador que defienda y proteja su acción y

derechos, por no poder comparecer en juicio debido a su edad,

calidad e impedírselo su situación de detenido.

En Auto de la misma fecha, don Francisco del Puy y Ochoa,

Alguacil Mayor del Santo Oficio, Socio de Mérito de la Real

Sociedad Económica Tuledana, y Alcalde Ordinario en Segundo Voto

de la villa de Orizaba, le comunicó a doña Ana María de Leiva, por

ante el Escribano Público Juan María de la Cal.

Para el 10 de mayo se hizo notorio el Auto a doña Ana quien dijo

que meditaría lo que ha de responder, excusando su firma ya que

expresó tener alterado el pulso con la enfermedad que padece.

Cuatro días más tarde, el Alcalde Puy emitió otro Auto asentando

que doña Ana no enviaba alimentos al esclavo José María y

considerando que la causa de su prisión no era de gravedad, sólo 24

quejas de insubordinaciones (desobediencias) del esclavo, que ya

estarían bien corregidas con los días de arresto que había

sufrido, lo extraía de la cárcel y depositaba en poder de don Juan

de Dios Rano. Y para que constara, mandaba extender este Auto por

medio del cual ordena se haga notorio a doña Ana, compareciendo

Rano a otorgar el depósito en forma.

El mismo día 14 se hizo saber el contenido del Auto a doña Ana

y dijo que no oye (es decir, se niega a aceptar) lo decretado por

el Juez (Puy), por no serlo competente para éste ni otro negocio

en que se viera implicada ella y su familia, en atención al

inmediato parentesco que hay entre todos ya que es hermana

política de la esposa del alcalde (Puy); además, por la liga del

parentesco contraído entre los Vivancos y la casa de la propia

esposa del alcalde, por lo que las leyes se verían transgiversadas

(sic). Por lo que recusa con el Juramento de la Ley al mencionado

señor Juez (Alcalde Puy), cuyas actuaciones hasta el día, son,

consecuentemente, nulas. Y protesta presentarse a otro Juez

competente para que pueda proveer conforme a derecho. (Aquí si ya

pudo firmar doña Ana).

El 17 de mayo, doña Ana dirigió un escrito a don Luis José de

Segovia, Subdelegado Propietario de la villa y Jurisdicción de

Orizaba, expresando que era legítima poseedora del esclavo José

María, quien desentendiéndose de sus buenos consejos, se fue

precipitando de día en día, tanto en sus vicios, que para

corregirlos fraternalmente acudió al Alcalde de Segundo Voto,

quien lo redujo a prisión.

Ahí, una mano oculta lo ayudó a formar un escrito en que el

siervo pide a dicho Alcalde que compela a doña Ana a darle un

papel para solicitar otro dueño, o se lo franquee de su autoridad.

Ni uno ni otro debe de ser. Afirma que se dirige a su Tribunal 25

porque la esposa del Alcalde Segundo es hermana política de la

declarante; además, tiene relación de parentesco con los Vivancos

y uno de ellos es contrario en otra causa distinta; y estos

méritos sobran para que no pueda ser juez en negocio de doña Ana.

Asienta que no puede dar papel al negro para la solicitud de

otro dueño, fundada en dos razones: la primera, porque como la

testamentaria de su marido corre por indivisa, aún no se debe

innovar nada porque habría confusiones y estorbos que la

entorpecerían; la segunda, porque si está al arbitrio del esclavo

y no del señor (dueño) la enajenación de aquél, ¿cuál es el título

del dominio tan poderoso que éste tiene para usar de la cosa que

posee? ¿Cuáles son los derechos entonces y potestad del dueño?

Pide que el esclavo se saque de la prisión en que se halla pues

ya lo contempla bien corregido, y se le entregue para que siga en

su servicio, como antes. Protestando que luego que la testamen-

taria de su marido se halle en estado, si dicho esclavo no está a

gusto con su ama, pasará al poder de otro amo.

En dicho día se mandó Auto al Alcalde Segundo para que pase el

esclavo y el expediente formado, al Juzgado del Subdelegado.

Puy contestó a Segovia el 18 de mayo, que el fundamento que

alega su hermana política, doña Ana, es razón suficiente para que

sobresea en el conocimiento de la demanda que contra ella ha

puesto el esclavo José María. Por considerarlo suficientemente

castigado lo extrajo de la cárcel y lo puso en calidad de detenido

la casa del licenciado don josé Joaquín de Herrero, hasta tanto se

determinase su solicitud.

En consecuencia, Segovia ordenó a Herrero, el día 20, presentar

inmediatamente al esclavo. Herrero no se encontraba en su casa

cuando llegó la notificación, pero estaba Juan de Dios Rano quien

al ser notificado, dijo que "dentro de tres días presentaría al 26

esclavo José María a quien ha enviado a una diligencia fuera de

esta Villa".

El día 23, el esclavo dirige oficio a Segovia reiterando su

solicitud original pero agregando petición a Segovia para que sea

el Alcalde de Primera Elección (don Pedro Andrés Marin) quien se

haga cargo de la Causa argumentando que en el mismo Juzgado giran

los autos de Inventarios de los bienes de su amo, el señor

licenciado Rendón. Además, suplica a Segovia se declare por

inhibido y que quede mientras (el esclavo) a disposición de Puy

quien lo deberá entregar a quien corresponda legítimamente.

Segovia contestó en Auto que aún le tocaba el conocimiento de la

Causa en todas sus partes porque es Juez Real de este Territorio y

porque a él se la devolvió el Alcalde de Segundo Voto y no al de

Primero. Que el juicio es Particular Ordinario y no afecta con el

de Inventario que cita el esclavo. Que doña Ana ya protestó vender

el esclavo cuando éste lo desee, una vez que se concluya la

Testamentaria. Pero no obstante estas sólidas razones, este

Expediente por Asesoría al licenciado don Juan Nepomuceno

Quintero, Abogado de la Real Audiencia de esta Nueva España,

vecino de la ciudad de Puebla, poniéndose en arresto la persona

del esclavo, supuesto que no tiene seguridad en su existencia.

Al pasar el Escribano Público a la casa de doña Ana para hacerle

conocer el Auto antecedente, contestó ella que recusaba al Asesor

dejándolo en su buena opinión y fama.

El día 25, Segovia envió el expediente a consulta al licenciado

don Francisco de la Barrera y Mier, Abogado de la Real Audiencia

de esta Nueva España, vecino y Promotor Fiscal de la Intendencia

en Veracruz, para lo cual se citará previamente a las partes.

El día 26, don Pedro Andrés Marín, Alcalde de Primero Voto pidió

a Segovia que en base a un escrito presentado por José María 27

Rendón, negro esclavo, manifestando hallarse preso en la Cárcel

Pública y a pedimento de su ama, que mal instruida se presentó

contra él ante el alcalde de Segundo Voto, debiéndolo hacer en un

Juzgado.

En vista de que Marín no puede desentenderse del conocimiento de

esta causa en ultrajes a su Jurisdicción, proveyó Auto mandando

libertar al esclavo, por lo cual Segovia se ha de servir sobreseer

el conocimiento de este asunto, dejando el esclavo a disposición

de Marín, remitiéndole originales y las actuaciones que sobre el

particular se hubieren practicado en su Juzgado (de Segovia).

Segovia aceptó, enviando el original del expediente y la persona

del esclavo al Tribunal del Alcalde de Primero Voto, el 27 de

mayo, en un Auto.

El mismo se hizo notorio el día 28, a doña Ana, quien dijo: "Que

como el Alcalde de Primero Voto en esta Villa, Don Pedro Andrés

Marín, dió cita con los Autos de Testamentaria de el Marido, en la

que habla a la Real Audiencia, aquel recto Tribunal es en el día

el Juez privativo de dichos Inventarios, y así no habiendo aquí

Juez de ellos, debe el Subdelegado seguir conociendo en esta

Causa, y no el Alcalde a quien recusa el Juramento de la Ley, y

protesta siempre que este negocio llegue a su Juzgado, ocurrir a

la Real Audiencia a representar el agravio que se le hiciere."

A pesar de lo contestado por doña Ana, Segovia pasó el ex-

pediente y el esclavo al Alcalde de Primero Voto, el día 31.

Este, dictó Auto el primero de junio explicando que sin embargo

de lo expuesto por doña Ana respecto de que el esclavo José María

Rendón, con la prisión, mandó que se ponga en libertad la persona

de dicho esclavo, entregándolo en calidad de depósito a don Juan

de Dios Rano, en cuyo poder estaba anteriormente, con especial

sumisión a este Juzgado. Y en vista de la recusación que doña Ana 28

de Leiva interpuso en su respuesta de 28 de mayo próximo pasado,

por si ocurriere a quejarse en este procedimiento, como lo tiene

de costumbre, por cuanto no se hace lo que le dicta su capricho,

suspéndase toda diligencia en espera de las resultas.

Todo este alegato, en vísperas del inicio de la lucha por la

Independencia, parece mostrar un ablandamiento en la situación

legal alrededor del trato a los esclavos. El hecho se magnifica

por la circunstancia de que la zona Orizaba-Córdoba estaba

consagrada a la explotación de mano de obra negra o de origen

africano; esto es, el desarrollo de las diligencias es francamente

atípico en un medio de extenuación del trabajo esclavo, enmarcado

en el cultivo y transformación de la caña de azúcar.

No obstante la ausencia de datos disponibles sobre la actividad

del esclavo negro José María Rendón, presumiblemente estaba ligado

a funciones domésticas en el medio urbano de la villa de Orizaba.

Su pertinaz negativa a servir en un trapiche de Córdoba no es mas

que la expresión de evadir los efectos de una modalidad del

infierno terrestre; la esperanza de la vida en tales agroin-

dustrias no sobrepasaba seguramente los siete años de estancia. La

población esclava en trapiches e ingenios tenía que ser

substituida con cierta regularidad, a fin de no paralizar los

trabajos.

A punto de hacer eclosión el sistema colonial frente a las

aspiraciones criollas del control político y económico, José María

Rendón es uno de tantos paradigmas del esclavismo por hacer sentir

el oleaje de afanes libertarios, aunque sea el limitado de escoger

otro amo frente a los injustos correctivos que le aplicaba dueña,

doña Ana María de Leiva.

Lo extraordinario del caso no es tanto la solicitud del esclavo

sino el hecho de que haya prosperado prolijamente entre aquellas 29

autoridades que sirvieron de eco a los justos reclamos del negro:

el Alcalde de Segundo Voto, el de Primero Voto, y el Subdelegado.

No importa que doña Ana María de Leiva circunscribiera el problema

a una disputa entre parientes y que recusara al Alcalde de Segundo

Voto por ser su concuño. El punto central del pleito lo expresa

admirablemente en sus dos preguntas relativas al sagrado derecho

de la propiedad. Se estaban viendo los aconteceres sociales, ni

duda cabe, desde otra óptica.

Hasta el momento, desconocemos el destino final del esclavo,

pero el alegato constituye una clara muestra de cómo la población

negra empezaba a dejar oír su voz "por el privilegio que gozo como

esclavo, el que está concedido en beneficio de la humanidad para

restringir la odiosa esclavitud, y coartar algunas ocasiones el

abuso de los señores"; palabras de José María Rendón o ideas

puestas en su mente, el resultado es idéntico.

El caso fue una de tantas hornazas previas a la guerra de

Independencia.

FUENTE:

Archivo Notarial de Orizaba. Año de 1808. Expediente 7.18

folios. 5 de mayo a 1o. de junio de 1808. Expediente promovido por

el esclavo José María Rendón sobre lo que su señora, doña Ana

María de Leiva le dé papel para solicitar otro dueño.

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