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1 El Apaleador. Episodio 13. La luz se colaba por la enrejada ventana recortando la imagen de Buthan sentado en un camastro con la mirada clavada en el piso de su improvisada celda en la torre del palacio. Su cuerpo se tenso como una cuerda al ver que llegaban visitas de índole real. Pudo apreciar a través de la abertura de la puerta el joven rostro de Anjsemith el hermano menor del Rhajan Buto Shimú rey de los yetis. La casta real se caracterizaba por tener un color de piel blanco como la nieve. El visitante exigió al guardia que le permitiera entrar y lo dejara a solas con el prisionero. Anjsemith le dio un cálido abrazo al Khan Buthan ahora caído en desgracia. -Lo que mi hermano hace con usted es una falta grave. Debo hacerlo entrar en razón. Un soldado de su rango tratado así por una equivocacion, es una total falta de consideración a los servicios prestados al actual Rhajan y a nuestro padre. -No se preocupe príncipe, es lo que debe ser. Si intercede quizás su hermano tome represalias con usted. -No se atreverá- De su manga extrajo un frasquito- Beba esto, le hará mas leve el dolor. -No sería digno de mí sino fuera capaz de soportar mi propio castigo. -Es muy valiente Buthan.-Dijo conmovido el joven. -Y usted tiene un noble corazón, príncipe. Sera un buen Rhajan algún día. -Que nuestros dioses te oigan. El Rhajan Buto Shimú esperaba ansioso el espectáculo, de ver azotar públicamente a Buthan. Su palco estaba ricamente adornado con el estandarte real, almohadones. Sirvientes que le alcanzan vinos y frutas, además de doncellas que lo abanicaban mientras contemplaba la vista desde su labrado trono de diamante realizado

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El Apaleador. Episodio 13.La luz se colaba por la enrejada ventana recortando la imagen de Buthan sentado en un camastro con la mirada clavada en el piso de su improvisada celda en la torre del palacio. Su cuerpo se tenso como una cuerda al ver que llegaban visitas de ndole real. Pudo apreciar a travs de la abertura de la puerta el joven rostro de Anjsemith el hermano menor del Rhajan Buto Shim rey de los yetis. La casta real se caracterizaba por tener un color de piel blanco como la nieve. El visitante exigi al guardia que le permitiera entrar y lo dejara a solas con el prisionero. Anjsemith le dio un clido abrazo al Khan Buthan ahora cado en desgracia.

-Lo que mi hermano hace con usted es una falta grave. Debo hacerlo entrar en razn. Un soldado de su rango tratado as por una equivocacion, es una total falta de consideracin a los servicios prestados al actual Rhajan y a nuestro padre.-No se preocupe prncipe, es lo que debe ser. Si intercede quizs su hermano tome represalias con usted.-No se atrever- De su manga extrajo un frasquito- Beba esto, le har mas leve el dolor.

-No sera digno de m sino fuera capaz de soportar mi propio castigo.

-Es muy valiente Buthan.-Dijo conmovido el joven.

-Y usted tiene un noble corazn, prncipe. Sera un buen Rhajan algn da.-Que nuestros dioses te oigan.

El Rhajan Buto Shim esperaba ansioso el espectculo, de ver azotar pblicamente a Buthan. Su palco estaba ricamente adornado con el estandarte real, almohadones. Sirvientes que le alcanzan vinos y frutas, adems de doncellas que lo abanicaban mientras contemplaba la vista desde su labrado trono de diamante realizado en una sola pieza. El prncipe Anjsemith irrumpi de manera intempestiva en el palco, hizo una reverencia a su soberano.-Qu quieres hermano?-Dijo algo molesto y sin mirarlo.

-Majestad no puede dejar que azoten al Khan Buthan. Es uno de los soldados ms valiosos del reino. Nuestro padre siempre confi en el. Y es uno de sus legados.-Bonito regalo me dejo que no es capaz de hacer cuanto le pido.

-Recuperar unos pedazos de metal no son la funcin de un guerrero como l.

-No son simples trozos de metal, es el mapa del mundo subterrneo. Cuando este completo unir a todos los pueblos de nuestro mundo y podremos juntos recuperar lo que nos pertenece por derecho. Lo que los humanos nos han arrebatado hace milenios, condenndonos a la oscuridad y a permanecer aqu ocultos de su vista. Mientras ellos destruyen nuestra tierra.-La bsqueda de ese mapa obsesiono a nuestro padre hasta el fin de sus das. Le trajo dolor, angustia y tristeza tanto a l como a nuestro pueblo. Deja de lado ese estpido sueo guerrero, nuestra gente solo quiere paz.-Ese estpido sueo es el sueo de nuestro padre. Y yo lo hare realidad. No por nada t no eres el Rhajan.

-Es cierto no lo soy, aunque no s si tu eres el gobernante que nuestro pueblo se merece.-Desafas mi autoridad, pero soy indulgente. Retrctate de tus palabras o habr castigo. No puedo permitir una sola falta de respeto en mi reino. Sin importar de quien venga.-No lo hare porque tengo razn.

-As ser. Guardias lleven al prncipe Anjsemith prisionero a la Torre de Urbenka. All tendr tiempo de aclarar sus ideas.

Los guardias tomaron al joven yeti y lo arrastraron fuera del palco.

-Te arrepentirs de esto Buto Shim, tu ambicin de poder te vuelve un enemigo del pueblo, un tirano.- Consigui orsele decir antes de cerraran la pesada puerta de metal dorado.-Jams puede ser un tirano un hijo de los dioses.El Rhajan se arrellano con satisfaccin en su trono al ver como Buthan era trado y encadenado a dos columnas.

-Estos espectculos dan tranquilidad y alegra a mi alma.-Dijo mientras una de las doncellas le daba de comer una fruta en su boca.Uno de los soldados apenas poda sostener la mirada hacia su jefe.-Perdneme Khan, solo obedezco ordenes.Buthan respiro hondo dndoles nimos a sus hombres, desde su postura erecta y desafiante les dijo.-No se preocupen, no me ofenden ahora. Me ofenderan si no cumplieran con sus rdenes, son dignos soldados. Hganme que me sienta orgulloso, prosigan y no se lamenten.La sesin de cuarenta latigazos comenz, Buthan soporto cada golpe estoicamente la sangre manaba por su espalda pero el jefe sigui en su postura de alentar y festejar cada chasquido del ltigo. El Rhajan no perda detalle del cruento espectculo sonriendo cada vez que la negra serpiente sedienta de sangre henda el aire.La tortura termino y el debilitado Khan fue llevado del brazo por su tropa rodeado por la admiracin y respeto de sus hombres. Un sentimiento de desprecio por el Rhajan se reflejo en las miradas.Lalo termino de de enviar un mail por medio de una notebook conectada a internet. La dejo sobre la mesa ratona en el momento en que Winy se acercaba.-Ya le mandaste un mensaje a tu amigo contndole tus aventuras?

-Si y adems estoy preparado para irme- Dijo al levantarse.

-Espero la pases bien con Natalia.

-La perdonaste?

-No hay drama, no era ella quien hablaba. Dale apurate.-Le alcanzo el bolso.

-Te agradezco por cubrirme.-Sabes que me gusta lo que hago, no tenes nada que agradecer.

-Ya sabes tenes a Cliff y a Melq. Cualquier cosa me pegas un tubazo. Ciudate, en especial de noche.

-Si papa. Chau, che. Divertite y descansa.- Lalo sali y Winy cerr la puerta, cual Lalo vuelve a abrir asomando su cabeza.-Te deje un buen plato de comida preparado. No te lo comas todo en una noche.

-Gracias Lalo. Bye. El apaleador cerr la puerta y volvi a abrirla de nuevo.

-Cualquier cosita me llamas, Estamos?-Winy lo miro con cara de fastidio.

- Si apaleador, si anda tranquilo- La puerta se cerr para abrirse una vez ms. Un cuchillo se clavo en el marco de la puerta frente a los ojos de Lalo.-Que carcter!Lalo y Natalia cargaban sus cosas en la parte trasera de la camioneta de ella.-Alejarnos un poco nos va a hacer bien a los dos.

-Un descanso en un lugar donde no haya yetis- Agrego Natalia.

-Ni espritus, ni muertos resucitados. Solo vos, yo y la luna-La beso.-Suena hermoso, Os vamos?

La camioneta arranco y comenz a recorrer el camino que la alejaba de Salamea rumbo a su destino Taqueda. Ubicada en la denominada baja Salamea es una ciudad con una arquitectura simple pero de vivos colores. Con parques, plazas, un lago muy cerca donde se ven toda clase de aves y peces. Es famosa por su aserradero y sus artesanos de la madera. Sin olvidar a los panaderos que con su Pan de Jengibre han puesto a su ciudad en el mapa culinario de Espaa y de toda Europa. A diferencia del poblado de Salamea, Taqueda tiene muchas ms opciones de divertimento. Es una ciudad con todas las letras, pequea pero ciudad al fin.El anciano Melquiades desayunaba comiendo un pastel de cebolla acompaado de un vaso de vino. Winy entro encontrndose al dueo de casa sentado junto a Cliff que lo observaba en silencio.-Puff, que baranda a cebolla!- Dijo la cazadora haciendo gesto de espantar el olor con su mano.-Es pastel, Os antoja?

-No, y el aliento Despus que? Nadie se me va a acercar y a usted menos. Ni humano ni yeti.Melquiades rio por el comentario.

-Mi esposa deca lo mismo.

-No saba que tena esposa- Comento el americano.

-La tuve, soy viudo.

-Si sigue comiendo eso, la acompaara muy pronto.-Para vuestra informacin nia, tengo 100 aos. Estis viendo el secreto de mi juventud.

-Yo crea que tena 70 aos.-Dijo Cliff.

-Yo pens que los tena todos, todava le faltan algunos.

-Lalo parti hacia Taqueda?

-Y no es lo nico que partir-Dijo Winy burlonamente- Cliff Te avisaron?-Yeah! Dudo mucho la aparicin de problemas-Opino el americano.

-Sern das tranquilos-agrego el anciano.Desde fuera de la casa parado en la vereda de enfrente Dursson observaba divertido al mismo tiempo que fumaba un cigarrillo.

-Recuperar las placas y divertirme una vez ms con la cazadora ambulante. Con el apaleador lejos, todo ser muy fcil.En la habitacin del hotel Karlos Houssay sentado en un cmodo silln revolva lentamente una copa de vino en su mano. Enfrente una sensual rubia de curvas armoniosas con un ajustado vestido negro caminaba hacia el lentamente con movimientos felinos.-Ven aqu tengo algo para ti-Dijo libidinoso. La mujer se sent encima.-Tambin yo- Con un toque de sus dedos en el cuello desmayo a Houssay. Se incorporo satisfecha dirigiendo su llamativa figura hacia un cuadro en la pared, al quitarlo una reluciente caja fuerte quedo al descubierto.-Podra intentar averiguar la clave o-Un golpe de su puo penetro el acero cual si fuera papel extrayendo de su interior dos placas- Vengan con mam.Al girar se pudo ver con claridad que de su cuello colgaba un medalln con el mismo smbolo de las armaduras.

Lalo y Natalia llegaron a la ciudad de Taqueda.-Es un lugar muy bonito- Exclamo ella.

-Y tranquilo- dijo Lalo.

Se registraron en el hotel, una habitacin para los dos. Una vez en ella Lalo comenz a saltar sobre el colchn de la cama.

-Es blandito el colchn.

-Tened cuidado-Advirti Natalia segundos antes de que el apaleador terminara en el suelo- Te lo dije.

-Salgamos a recorrer la ciudad- Casi grito al pararse de un salto.Caminaron por las calles de la casi desierta ciudad, visitaron parques, unos artesanos, el lago y finalmente almorzaron al aire libre en un pequeo restaurante ubicado en una esquina. Lalo miro con ansias el humeante plato que el mozo le trajo.

-Me muero de hambre- probo un generoso bocado-MMMHH! El pastel de carne esta mortal!- Dijo sin poder disimular su placer.-Mi arenque con salsa agria es delicioso- Sumo Natalia.

-Me llama la atencin la poca gente en la ciudad y en este restaurante. Pens que habra ms para la poca del ao. Es como si estuviera casi vaco. Camarero! Venga- El mozo se acerco inmediatamente.-Seor, Qu necesita?- Pregunto con mucha amabilidad.-Quisiera preguntarle Por qu se ve poca gente en las calles?

El gesto del mozo se volvi sombro y mirando hacia todos como quien teme algo se inclino hacia Lalo y Natalia hablando en un tono bajo.-Os aconsejo que abandonis este lugar lo ms pronto posible.

-Por qu?- Pregunto Natalia sin contener su preocupacin.

-Habis cado en una mala poca del ao.-Mala poca?- Levanto una ceja incrdulo el argentino.

-Cada ao en estos das sucede la Semana Oscura.

-Me asustis!

-No tengas miedo Naty, son cuentos para turistas.

-No seor, por seguridad muchos habitantes abandonan Taqueda hasta que pase. Ustedes debis haceros lo mismo. Esta noche pasada las doce comienzan los problemas.-Qu sucede?-La curiosidad de ella pudo ms que su preocupacin.

-No quisierais saberlo.-Concluyo el mozo antes de dar media vuelta alejndose y dejando a Lalo con la palabra en la boca.

-Parece Salamea cuando recin llegue. Debe ser algo as-Levanto su vista al cielo- No puede ser, me persiguen los quilombos.

-Creis que son los yetis?-Lo dudo, estn siempre no una vez al ao. Sea como sea es otra cosa.

Cliff y Winy salieron de la casa de Melquiades observados por Dursson. Ambos caminaban despacio calle abajo. -Cliff tengo algunas dudas sobre vos.

-Cules?

-Bueno por lo que tengo visto de vos pareces un militar yanqui. Seguramente lo sos. Ahora un tipo as, Qu anda haciendo por ac?

-Buscando paz y tranquilidad.

-Aj Justo a Yetilandia viniste a descansar?-No crees demasiado en m.

-Se cuando la gente esconde algo.

Se alejaron con la vista de Dursson clavada sobre ellos. Cuando el intermedio los vio perderse en el poblado decidi entrar en accin. Se dirigi a la casa del anciano y entro con violencia.-Quin coo sois?- Le grito Melquiades.

El intruso lo tomo del cuello de la camisa levantndolo del suelo. Sus ojos brillaron con una tonalidad amarilla y voz son tan gutural como no humana.-Bien anciano, dame las placas-Al ver indecisin en el rostro del hombre le grito en la cara mostrando sus afilados colmillos-Ahora!

-E...esest bien, en aquel cajna vuestra derecha- Alcanzo a decir sealando con sus ojos a un mueble cercano.-brelo tu- Bajo al viejo para que cumpliera su orden. Del interior del cajn saco el cofre- Tambin la llave- Sus dedos presionaron la garganta de Melquiades mantenindolo suspendido apretado contra la pared.-No la tengo- Los dedos presionaron- Aqu la tenis- Dijo al sacarla del bolsillo. El intruso colg al anciano de un perchero justo en el momento en Winy y Cliff aparecieron.

-Saba que eras vos. Lo present cuando sal de ac.

-Cazadora ambulante, me gustara seguir platicando contigo pero tengo un cofre que llevar.- Hizo una exagerada reverencia para luego saltar a la mesa y salir de all atravesando el techo.-Damn it!

-Turro de mierda, es la quinta vez que me garca con eso.

-Aun podemos atraparlo- Ambos salieron corriendo.-Hey, No os olvidis de mi!- Grito Melquiades.

Winy corri al auto a buscar sus armas. Martill su escopeta cao recortada.

-A este le voy a dar!Mientras en Taqueda Lalo y Natalia caminaban por las calles con la preocupacin marcada en el rostro.

-Buscamos descanso y encontramos problemas!-Se quejo ella.

-Disfrutemos lo poco que quede de paz.-Estis pensando en averiguar?

-Ya que estamos- Dijo Lalo encogindose de hombros.

Natalia lo miro con desdn, al pasar frente a una panadera el nombre llamo la atencin de Lalo. En su cartel a la calle se lea Mangrullo. En la puerta tena un letrero de cerrado pero en el interior bulla actividad, una reunin de panaderos se llevaba a cabo.-De que hablara ah adentro?-Se pregunto intrigado el apaleador.

-Problemas laborales, quizs.

-Pienso en algo ms.

Toco la campailla y uno de los panaderos sali a atenderlo Un hombre alto de amplios bigotes negros y rostro enojado.

-Sabis leer o sois gilipollas? Est cerrado.-El panadero lanzaba chispas por los ojos.

-Supongo que su reunin tiene relacin con la Semana Oscura. Puedo ayudarlos pero necesito detalles.-Un sudaca como t no podra hacer nada- Ladro antes de intentar cerrar la puerta aunque el pie de Lalo lo impidi.

-Ah, no todava no termine. Vengo de Salamea y

-Y si no os quitis de all recibiris un mamporro de mi parte. Besareis la calle.

-Dale sal, quiero verlo.

-Lalo tened cuidado, no lo lastimis- Pidi Natalia al ver salir al enfurecido panadero quien se arremango dejando al descubierto su anchos y velludos antebrazos.-Descuida- Le hizo un guio cmplice.

-Te partir el alma- Anuncio el bigotudo.