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274 Introducción T T engo un hijo divorciado y una hija en proceso de divorcio. Los menores de mi familia están casados y por lo tanto tengo un buen yerno y una buena nuera. Los ocho nietos que tengo proceden de los cuatro matrimonios. No voy a explicar las causas de las separaciones por temor a ser demasiado subjetivo. Tampoco es el tema que pienso sostener en el transcurso de este escrito. En mi calidad de pastor y de escritor fui animado a pronunciarme respecto de este tema. Pero siempre postergué el hacerlo pues a causa de ni inexperiencia, no entendía demasiado el tema. Hoy es distinta la situación. He sido afectado, como padre y como suegro, con esta, desgraciadamente moderna solución de los conflictos conyugales. Soy decididamente “antidivorcista,” porque me deleito en estar de acuerdo con lo que la Biblia enseña: Por lo tanto, lo que Dios unió, no lo separe el hombre. (Marcos 10:4) Lo dicho por el Señor Jesús, es otro de sus mandamientos que debemos obedecer, si es que de veras queremos hacer todo lo que a Dios le agrada. porque yo hago siempre lo que le agrada” (Juan 8:29), son palabras del Señor Jesús que van refrendadas por el ejemplo incomprensible de su obediencia al Padre. No es bueno separar, como hombres, lo que Dios ha unido hasta la muerte. Debo decir tajantemente que soy “antidivorcista,” para frenar de antemano las intrigas que posiblemente ya se han formado por mi posición ante este asunto. Padre o pastor En algún momento pensé como en una disyuntiva si debía ser padre antes que pastor o viceversa, hasta que entendí que los dos oficios debían andar juntos; si se quería ser padre, debía tener presente lo que dice la Escritura: “Es palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Es, pues, necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sumisión con toda dignidad (pues el que no sabe gobernar su casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?) “1ª Timoteo 3:1-5. Lo anterior significó ver la dualidad en ambos oficios o ministerios. Si era padre, debería pastorear (gobernar) mi casa. Si era pastor debía ejercer ese ministerio como padre. Cuando mi hijo mayor se separó de su esposa, hubo un serio disgusto en toda la familia. Yo, lo reprendí con violencia verbal, a solas, sin saber los motivos, pues eduqué a mis cuatro hijos en la letra de la Escritura sin distinguir lo religioso de lo espiritual. Mi hijo mayor, con mucha calma, contestó a mi reprensión diciendo: -Papá, tengo 30 años. Sé lo que hago. Esto no fue ningún argumento convincente pero era la realidad. Ahora, y después de varios años, una de mis hijas, está viviendo un proceso de divorcio, iniciado por ella y sin vuelta atrás, por haber sufrido durante 27 años mal trato por parte de su esposo, que dejó secuelas psicológicas, con algún episodio de maltrato físico. Mi esposa y yo lo ignorábamos pues vivíamos en países diferentes y mi hija nunca nos habló de lo que estaba sucediendo en el seno de su hogar. Con ella estaban sus tres hijos, espectadores de lo que ocurría, aunque ella había hecho siempre lo posible para ocultarles toda la realidad y evitarles daños irreparables. Cuando mi hija enfermó gravemente, intervinimos llevándola a Argentina, pero siempre desaprobando la resolución de divorciarse. No la reprendí como a mi hijo, pero sí intenté que recapacitara. Me respondió, llorando, algo semejante a lo que aquel me había dicho ante mi reprensión: -Papá, tengo 45 años. He sufrido durante 27. Si me equivoco déjame hacerlo por mí misma. Tuve que aceptar su razonamiento y aprender a ser objetivo, aunque se justificaba la subjetividad. La dureza de corazón Una vez fijada claramente mi posición ante este lamentable y discutido tema, paso a ver las causas que producen la tasa tan alta de divorcios entre los miembros de la iglesia, tanto en los ministros como en la generalidad del pueblo de Dios. Es bien cierto que la complejidad de cada ser humano, hace que debamos analizar cada caso particularmente, y no tener un concepto estándar de estos conflictos. El problema de la ruptura conyugal lo vemos en las páginas de la Biblia: “Y acercándose unos fariseos para ponerle a prueba, le preguntaban si es lícito a un hombre repudiar a su mujer. Él respondió y les dijo: ¿Qué os ordenó Moisés? Ellos E E L L DIVORCIO DIVORCIO ENTRE ENTRE CRISTIANOS CRISTIANOS Jorge Pradas

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Introducción

TTengo un hijo divorciado y unahija en proceso de divorcio.Los menores de mi familia

están casados y por lo tanto tengo unbuen yerno y una buena nuera. Losocho nietos que tengo proceden de loscuatro matrimonios.No voy a explicar las causas de lasseparaciones por temor a serdemasiado subjetivo. Tampoco es eltema que pienso sostener en eltranscurso de este escrito.En mi calidad de pastor y de escritorfui animado a pronunciarme respectode este tema. Pero siempre posterguéel hacerlo pues a causa de niinexperiencia, no entendía demasiadoel tema.Hoy es distinta la situación. He sidoafectado, como padre y como suegro,con esta, desgraciadamente modernasolución de los conflictos conyugales.Soy decididamente “antidivorcista,”porque me deleito en estar de acuerdocon lo que la Biblia enseña: “Por lo tanto, lo que Dios unió, no losepare el hombre. (Marcos 10:4)Lo dicho por el Señor Jesús, es otro desus mandamientos que debemosobedecer, si es que de veras queremoshacer todo lo que a Dios le agrada.…porque yo hago siempre lo que leagrada” (Juan 8:29), son palabras delSeñor Jesús que van refrendadas porel ejemplo incomprensible de suobediencia al Padre.No es bueno separar, como hombres,lo que Dios ha unido hasta la muerte.Debo decir tajantemente que soy“antidivorcista,” para frenar deantemano las intrigas queposiblemente ya se han formado pormi posición ante este asunto.

Padre o pastor

En algún momento pensé como enuna disyuntiva si debía ser padreantes que pastor o viceversa, hastaque entendí que los dos oficios debíanandar juntos; si se quería ser padre,debía tener presente lo que dice laEscritura: “Es palabra fiel: Si algunoanhela obispado, buena obra desea. Es,pues, necesario que el obispo seairreprensible, marido de una sola mujer,apto para enseñar; no dado al vino, nopendenciero, no codicioso de gananciasdeshonestas, sino amable, apacible, noavaro; que gobierne bien su casa, quetenga a sus hijos en sumisión con todadignidad (pues el que no sabe gobernar sucasa, ¿cómo cuidará de la iglesia deDios?) “1ª Timoteo 3:1-5.

Lo anterior significó ver la dualidaden ambos oficios o ministerios. Si erapadre, debería pastorear (gobernar)mi casa. Si era pastor debía ejercer eseministerio como padre. Cuando mi hijo mayor se separó de suesposa, hubo un serio disgusto entoda la familia. Yo, lo reprendí conviolencia verbal, a solas, sin saber losmotivos, pues eduqué a mis cuatrohijos en la letra de la Escritura sindistinguir lo religioso de lo espiritual.Mi hijo mayor, con mucha calma,contestó a mi reprensión diciendo: -Papá, tengo 30 años. Sé lo que hago.Esto no fue ningún argumentoconvincente pero era la realidad.

Ahora, y después de varios años, unade mis hijas, está viviendo un procesode divorcio, iniciado por ella y sinvuelta atrás, por haber sufridodurante 27 años mal trato por parte desu esposo, que dejó secuelaspsicológicas, con algún episodio demaltrato físico.

Mi esposa y yo lo ignorábamos puesvivíamos en países diferentes y mihija nunca nos habló de lo que estabasucediendo en el seno de su hogar.Con ella estaban sus tres hijos,espectadores de lo que ocurría,aunque ella había hecho siempre loposible para ocultarles toda larealidad y evitarles dañosirreparables.Cuando mi hija enfermó gravemente,intervinimos llevándola a Argentina,pero siempre desaprobando laresolución de divorciarse.No la reprendí como a mi hijo, pero síintenté que recapacitara. Merespondió, llorando, algo semejante alo que aquel me había dicho ante mireprensión:-Papá, tengo 45 años. He sufridodurante 27. Si me equivoco déjamehacerlo por mí misma.Tuve que aceptar su razonamiento yaprender a ser objetivo, aunque sejustificaba la subjetividad.

La dureza de corazónUna vez fijada claramente mi posiciónante este lamentable y discutido tema,paso a ver las causas que producen latasa tan alta de divorcios entre losmiembros de la iglesia, tanto en losministros como en la generalidad delpueblo de Dios.Es bien cierto que la complejidad decada ser humano, hace que debamosanalizar cada caso particularmente, yno tener un concepto estándar deestos conflictos.El problema de la ruptura conyugal lovemos en las páginas de la Biblia: “Yacercándose unos fariseos para ponerle aprueba, le preguntaban si es lícito a unhombre repudiar a su mujer. Él respondióy les dijo: ¿Qué os ordenó Moisés? Ellos

EE LL D I V O R C I OD I V O R C I O E N T R EE N T R E C R I S T I A N O SC R I S T I A N O S

Jorge Pradas

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dijeron: Moisés permitió escribir uncertificado de divorcio y repudiarla. PeroJesús les dijo: Por la dureza de vuestrocorazón os escribió él este mandamiento”(Marcos 10:23).Es más, el Señor tiene el concepto delpermiso de divorcio que dio Moisés,por la dureza del corazón del hombre,como un mandamiento.Lo que estoy tratando de señalar, pormedio de la Escritura, es que lavoluntad de Dios absoluta y total esque no separe el hombre, lo que Diosunió. Y en infracción de su soberanavoluntad, la separación se produce,comúnmente, por causa de la durezadel corazón del hombre.La carta de divorcio no es unainvención de los países desarrollados.Y el Señor Jesús no aprueba laposibilidad de darla, sino que lamenciona agravando el pecado quesignifica repudiar a la mujer, sin haberfornicación previa: “ ... y yo os digo quecualquiera que repudia a su mujer, salvopor causa de fornicación, y se casa conotra comete adulterio; y el que se casa conla repudiada, comete adulterio. “ (Mateo19:9)Después de dejar sentado que el hechoque origina el divorcio no es lavoluntad de Dios, sino que la causa esla infracción del hombre, deseo sermuy claro en lo que dice Pablo: “ Yano hay judío ni griego; no hay esclavo nilibre; no hay varón ni mujer; porque todosvosotros sois uno en Cristo Jesús “(Gálatas 3:28).

En mi camino ministerial he visto unaenorme cantidad de ministros delevangelio divorciados, después dehaberse convertido. Y ahí es donde nohay que generalizar, pues el Señor nospermite intervenir en lo que se llamael “ministerio de la reconciliación.” (2ªCorintios 5:18)

¿Quién tiene la culpa? El único juicio verdadero, dondesaldrán todas las cosas a la luz va a serel juicio final. “Y de la misma maneraque está reservado, a los hombres el moriruna sola vez, y después de esto el juicio...”(Hebreos 9:27). “Por tanto, todo lo que

habéis dicho en tinieblas, en la luz se oirá;y lo que habéis hablado en las habitacionesprivadas, se proclamará en las azoteas.”(Lucas 12:3)El juzgar los actos de los demás es unatentación en la que muy a menudo caeel ser humano. Sin embargo laEscritura no da mucha importancia atal juicio, sino al infalible fallo delpropio Señor. “Y nos encargó quepredicásemos al pueblo, y testificásemossolemnemente que Él es el designado porDios como Juez de vivos y muertos.”(Hechos 10:42)“Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero;porque no soy yo solo, sino yo y el Padreque me envió. “ (Juan 8:16)Sin embargo, también es escritural eltexto que dice: “Al que oye mis palabrasy no las guarda, yo no le juzgo porque nohe venido a juzgar al inundo, sino a salvaral mundo”. (Juan 12:47)Si el Señor que es el juez de vivos ymuertos no vino a juzgar al mundo,siendo su juicio verdadero, es del todoirrisorio que pretenda el ser humanojuzgar los actos de los demás.A los textos anteriores, y con el fin dedarnos perfecta cuenta de que no es lavoluntad de Dios que invertiguemos alos demás para emitir nuestro propiojuicio, añadiremos lo siguiente,también sacado de la misma voluntadsoberana de Dios: “Por tanto, Dios,habiendo pasado por alto los tiempos deesta ignorancia, ahora manda a todos loshombres en todo lugar, que se arrepientan;por cuanto ha establecido un día en el queva a juzgar al mundo con justicia, poraquel Varón (Jesús) a quien designó,dándole a todos con haberle levantado delos muertos. “ (Hechos 17:30-31)“Y nos encargó predicásemos al pueblo ytestificásemos solamente que Él (Jesús) esel designado por Dios como juez de vivos ymuertos.” (Hechos 10:42)Es para mentes renovadas el entenderestos textos que contrastan con:“Porque el pecado no se enseñoreará devosotros; pues no estáis bajo la ley, sinobajo la gracia.” (Romanos 6:14)Sabiendo que estamos bajo la gracia,nos confirma la Escritura que somos

de Cristo. “Pues la ley fue dada pormedio de Moisés, pero la gracia v laverdad vinieron por medio de Jesucristo.”(Juan 1: 17)Sale a la luz pues, algo incongruente:Dios es el juez; Él puede juzgar y nolo hace.Los creyentes no somos jueces, no nosestá permitido juzgar, pero lohacemos.El apóstol Pablo ha dejado escrita suopinión respecto del tema de juzgar alos demás: “ Yo en muy poco tengo el serenjuiciado por vosotros, o por, tribunalhumano; y ni aun yo me juzgo a mímismo.”(1ª Corintios 4:3)Pienso que no debe haber ningunaduda sobre el tema, ya que la SagradaEscritura se pronuncia ampliamente alrespecto.Nos quedaremos sin encontrar alculpable. Cada caso es distinto, el unodel otro. La Escritura parece habernosdejado sin armas en esa lid.Tendríamos que decir que la culpadebe ser repartida, pero yo renuncio aun juicio salomónico.No hemos terminado con el tema.Sigamos leyendo.

La disciplinaYa hemos señalado, con profusión detextos bíblicos, que el juez de vivos ymuertos es nuestro Señor Jesucristo.El apóstol Pablo lo entendió así, y asílo ha dejado escrito en sus epístolas.Sin embargo, la mente natural seconfunde en algunos temas, ante todo,en las epístolas paulinas. Pero Pedrodice que Pablo no se contradice sinoque algunos tuercen sus enseñanzasde una manera malévola: “Y considerad que la longanimidad denuestro Señor es para salvación; comotambién nuestro amado hermano Pablo,según la sabiduría que le ha sido dada, osha escrito asimismo en todas sus epístolas,hablando en ellas de estas cosas; entre lascuales hay algunas difíciles de entender,las cuales los indoctos e inconstantestuercen, como también las demás

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Escrituras, para su propia perdición.” (2ªPedro 3:15-17)Estudiando la teología paulina,llegamos a entender, con una menteespiritual y renovada, que una cosa esjuzgar al hermano en una fase moral eindividual, lo que está completamentereservado para el Señor, y otra cosa escorregir acciones, aunque seanindividuales, pero que afectandirectamente a la iglesia. Entonces escuando tiene que intervenir elministerio que Dios ha puesto sobrecada congregación.Aquí es donde interviene la llamada“disciplina”, la cual ha de ser aplicadapor el ministerio, no por otraspersonas: “Esto habla y exhorta yreprende con toda autoridad. Nadie temenosprecie” (Tito 2:15). “Al hombre quecause divisiones, después de una y otraamonestación deséchalo, sabiendo que eltal se ha pervertido, y peca, habiéndosecondenado a sí mismo.” (Tito 3: 10-11 )

La disciplina en sí no causa ningunaalegría, pero Dios, que lo hace todobien, acertó en aplicarla, pues quiereguardar todo el juicio para el final: suidea es que demos buen testimonio ya,en esta tierra que pisamos. “Es verdadque ninguna disciplina parece al presenteser causa de gozo, sino de tristeza; perodespués da fruto apacible de justicia a losque han sido ejercitados por medio deella.” (Hebreos 12:11)Si en nuestra comprensión espiritualno cabe la distinción de los que debenjuzgar ciertos actos, pidamos a Dios lasabiduría necesaria para no admitirque las Escrituras se contradicen.Todo lo que está escrito en la Bibliadebemos creerlo porque es Palabra deDios: “Santifícalos en tu verdad; tuPalabra es verdad.” (Juan 17:17). “... laspalabras que Yo os he hablado sonEspíritu y son vida... ¿a quién iremos?Tú tienes palabras de vida eterna.” (Juan6:63 y 68)Pienso que está bien lo que afirmanlos teólogos espirituales que noracionalizan lo escrito: Esto es verdady aquello también es verdad. Puesambas declaraciones bíblicas, en vezde ser antagónicas, se complementan.

Con lo cual declaramos que alcreyente no le es lícito juzgar a losdemás en ningún caso; pero elgobierno que Dios haya establecido, sídebe juzgar, de acuerdo a las reglasseñaladas por el propio Señor.Si el ministerio está en condiciones deaplicar disciplina, debe hacerlo conmisericordia. “Porque el juicio será sin

misericordia para aquel que no hagamisericordia; y la misericordia triunfasobre el juicio.” (Santiago 2:13)No seamos de los que se complacenen disciplinar a los hermanos y menosde aquellos que disfrutan en hacerlodelante de toda la congregación. Noes esto lo que nos enseña la Escritura.Está escrito que se debe hacer públicoel juicio y la sentencia, sobre quienespersisten en el pecado: “A los quepersisten en pecar, repréndelos delante detodos, para que los demás tengan temor.”(1ª Timoteo 5:20)He conocido gente a quien, despuésde muchos años se le descubre elpecado, que fue disciplinada no sóloante la congregación, sino en un casoparticular, frente a toda la familia,incluyendo cuñados, sobrinos ynietos. Esto es alimentar el morbo que

aún se conserva en algunos ministrosdel Señor.Juzguemos y sentenciemos si laEscritura y el Espíritu Santo nos lopermite; pero hagámoslo según lasreglas que Dios ha establecido, conmisericordia.

La letra y el EspírituNo encontramos aprobada laimpunidad en la Biblia. Tan así es queDios ha dejado escrito: “Todos nosotrosnos descarriamos como ovejas, cada cualse apartó por su camino; y Jehová cargósobre Él la iniquidad de todos nosotros.”(Isaías 53:6)Dios no pasa por alto ninguna denuestras faltas. Dios no es alcahuete.“Jehová es tardo para la ira y grande enpoder y no tendrá por inocente alculpable.” (Nahum 1:3)Ahí es donde más se equivoca el serhumano cuando quiere aplicar al piede la letra los castigos. Ygeneralmente, los seres humanos nosolvidamos de que nunca debemosocupar el lugar de Dios: “Y talconfianza tenemos mediante Cristo paracon Dios; no que seamos competentes pornosotros mismos para pensar algo como denosotros mismos, sino que nuestracompetencia proviene de Dios el cualasimismo nos capacitó como ministros deun nuevo pacto, no de la letra, sino delespíritu; porque la letra mata, pero elespíritu vivifica.” (2ª Corintios 3:4-6)El ser humano que está capacitadopara aplicar disciplina, debe tenermuy presente que nada se puedeaplicar al pie de la letra. El Señor lodijo bien claro en Juan 6:63.En el tema que nos ocupa no debemosser muy ligeros al opinar, pues cadacaso tiene su particular interpretación.Y donde el conflicto es entre dos, porregla general la culpabilidad y lainocencia a veces es al 50%, aunquedebemos admitir, que a veces labalanza se inclina más hacia un lado.Por eso, si hemos de juzgar algo, comoministros del Señor, no nosapresuremos y con todaresponsabilidad dependamos de laPalabra de Dios que no es letra para

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ser solamente leída con inteligencia,sino bajo la dirección del EspírituSanto.El divorcioEn el caso de nuestra familia,debemos tomar una decisión muydifícil para que no se rompa la unidadfamiliar, ya que hemos sido educadosen el razonamiento de “que lo que Diosunió no lo separe el hombre.” Auncuando casi la totalidad de la familiacomparte a pie juntillas taldeclaración, se nota que las cosas noson como antes.Quiero comparar nuestro caso con elsiguiente. Un joven matrimonio queformaba parte de una congregacióncristiana tenía problemas conyugales.Cuando, gracias al Señor, losproblemas se solucionaron, quedó enel marido, un resabio en contra de lacongregación en la que militaban,entonces éste propuso cambiar deiglesia. Cuando plantearon la posiblesolución a los padres, estos dijeron:-Él, que vaya donde quiera, pero tú tequedas con tus padres.”En mi caso, cuando se dividió el lazoconyugal de mi hija, mi consejo, que laguió durante 27 años, fue: -“Hija, tú, sigue a tu marido.”Yo sé que esto es más bíblico que lodel otro joven matrimonio y que lousamos desde los púlpitos. Pero lesinvito a que pregunten a mi hija. Lasolución vino 27 años después.Evidentemente, sigo creyendo en “…no lo separe el hombre...” Pero contemor lo escribo: a la pareja nadie ladebe separar, pero hay casos en queDios lo hace.La separación de las aguas del MarRojo, fue para evitar la opresión deEgipto sobre el pueblo de Israel: “ Yextendió Moisés su mano sobre el mar, ehizo Jehová que el mar se retirase por recioviento oriental toda aquella noche y volvióel mar en seco y las aguas quedarondivididas. Entonces los hijos de Israelentraron por en medio del mar, en seco,teniendo las aguas como muro a suderecha y a su izquierda.”

(Éxodo 14:21-22)Dios separó. No el hombre.En el juicio final Dios separará lasovejas de los cabritos: “Cuando el Hijodel Hombre venga en su gloria y todos lossantos ángeles con él, entonces sesentarán en su trono de gloria, y seránreunidas delante de él todas las naciones yseparará a los unos de los otros, comosepara el pastor a las ovejas de loscabritos.” (Mateo 25:31-32)Y finalmente, la separación másbendita y que nos redimió de todopecado, es la que experimentó elSeñor Jesucristo en la cruz y exclamó:“ ... Dios mío, Dios mío ¿por qué me hasdesamparado?” (Mateo 27:46)

Algunos dirán que estos textos no sonotra cosa que pura especulación. Noescribo para polemizar sino paraexpresar mis sentimientos de padre ypastor a través de la Biblia.Y finalmente, si es que no he resultadoclaro expresando por qué Dios separóen su soberana voluntad tantas cosas,diré como Pablo: “No os unáis en yugodesigual con los incrédulos; porque ¿quéasociación tiene la justicia con lainjusticia? ¿ Y qué comunión la luz conlas tinieblas?” (2ª Corintios 6:14)Si: “Por sus frutos los conoceréis”(Mateo 7:16), no aseguraremos que enun matrimonio cristiano los dos sonfieles. Uno u otro puede ser infiel,engañador o hipócrita. En otros casospueden ser los dos y gracias al Señor,pienso que la mayoría, aún conconflictos y problemas, ponen a Diosen primer lugar.No juzguemos. No tomemos medidasestándar, cuando debemos escuchar y,ante todo, abundar en la sabiduría y lagracia de Dios.Prohibido casarse“Pero el Espíritu dice claramente que enlos últimos tiempos algunos apostataránde la fe, escuchando a espíritusengañadores y a doctrinas de demonios,que con hipocresía hablarán mentira,teniendo cauterizada la conciencia,prohibirán casarse y mandarán abstenersede alimentos que Dios creó para

que con acción de gracias participasen deellos los creyentes y los que han conocidola verdad.” (1ª Timoteo 4:1-3)No quiero inclinar la balanza del ladoque no participo, ni quiero subestimarel sacramento del matrimonio. Lo quesí quiero decir a los esposos que novaloran el matrimonio comosacramento que es, que estánconfiando en sus baladíes fuerzas paraque este sea sostenido y perdure.El matrimonio simboliza la unión deCristo con la iglesia: “ ... porque elmarido es cabeza de la mujer, así comoCristo es cabeza de la iglesia, la cual es sucuerpo y él es su Salvador.” (Efesios5:23)Si símbolo es sacramento, en este textotenemos uno de los símbolos máselocuentes e importantes. Recomiendola lectura de estos versículos del 22 al33.Sería ocioso hablar más acerca de larecomendación de las Escrituras sobrelas bondades de la unión conyugal,pues quienes han leído la Biblia sabenbien lo que estoy señalando. Sinembargo, Pablo nos muestra unestado de mayor complacencia enDios: “¿Estás ligado a mujer? Noprocures soltarte. ¿Estás libre de mujer?No procures casarte. Mas también si tecasas, no pecas; y si la doncella se casa, nopeca; pero los tales tendrán aflicción de lacarne, y yo os la quiero evitar” ( 1ªCorintios 7:27-28)A la luz de 1ª Corintios 7, vemos ladiferencia entre la ley y la gracia.Pablo ha dejado entrar la luz “PorqueÉl conoce nuestra condición; se acuerda deque somos polvo” (Salmos 103:14). EnDavid ya se vislumbraba la gracia deDios. Por eso debemos tener esebueno y misericordioso concepto de lagracia, puesto que el mismo apóstolescribe: “.. que la mujer no se separe delmarido, y si se separa quédese sin casar yreconcíliese con su marido; y el marido noabandone a su mujer” (1ª Corintios 7:10-11)Porque Dios “se acuerda de que somospolvo” da al matrimonio la posibilidadde separarse, con la condición de quese quede sin casar o se reconcilien.

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-La ley: que no se separe.-La gracia: permiso para separarse oreconciliarse, suponemos queperdonándose mutuamente.Suceda lo que suceda dice el mismoapóstol: “Pero si el incrédulo se separa,que se separe; pues no está el hermano o lahermana sujeto a servidumbre ensemejante caso, sino que a paz nos llamóDios.” (1ª Corintios 7:15)Ante tales mandamientos llenos decomprensión de parte de Dios, ¿quédiremos de tantos creyentesdivorciados y casados de nuevo quehay en las iglesias, y en el ejercicio delos ministerios?El mandamiento es que, si se separan,se queden sin casar en primerainstancia.Aquí es donde aparece la gracia deDios y la comprensión de Pablo,exponiendo implícitamente la actituddel Señor frente a varias excepciones.Creo con toda seriedad lo que afirmael apóstol Santiago: la superioridad dela misericordia sobre el juicio. Puesen muchos años de tratar conflictos heaprendido a no juzgar sin aplicar lamisericordia.Que la letra fría de la ley mata, lotenemos como afirmación en laEscritura, incluso la letra del NuevoTestamento. “Y tal confianza tenemosmediante Cristo para con Dios; no queseamos competentes por nosotros mismospara pensar algo como de nosotrosmismos, sino que nuestra competenciaproviene de Dios, el cual asimismo noscapacitó como ministros de un nuevopacto, no de la letra, sino del espíritu;porque la letra mata, pero el espírituvivifica.” (2ª Corintios 3:4-6)Hay ministerios que no simpatizancon los sentimientos misericordiososde Cristo. En sus aplicacionescarnales, piensan que Cristo esdemasiado blando en sus disciplinaspara que sus ministros las apliquemosen un mundo actual tan depravado; ydicen, por regla general, que lostiempos han cambiado.Lo que se me ocurre decir ante esas

frecuentes afirmaciones es: Jesucristo,es el mismo ayer, hoy y por los siglos.”(Hebreos 13:8)El mundo cambió, pero Cristopermanece como Dios, incambiablepersona. También él se cuidó deafirmar que sus palabras eran espírituy vida y por eso dice: “El cielo y latierra pasarán, pero mis palabras deningún modo pasarán.” (Lucas 21:33)Siguiendo, pues el espíritu y la letrade la palabra, nos disponemos ajuzgar una situación particular dedivorcio.No tenemos ya ninguna duda de quela separación divorcista es a causa dela dureza del corazón de la pareja.Al presentarse un caso puntualapelaremos a las excepciones de la leycomo lo entendió el Señor Jesús.La excepción más grande la tenemosen el cuarto mandamiento: el guardarel sábado, cuestión sobre la que elSeñor se definió de la siguientemanera: “Y les decía: El sábado fueinstituido para el hombre y no el hombrepara el sábado. Por tanto, el hijo delHombre es también Señor del sábado.”(Marcos 2:27Juntamente con este tema tenemosotra excepción que quebranta la ley:cuando David y su tropa comen lospanes de la proposición sobre lo cualtambién se pronuncia el Señor: “PeroÉl les dijo:¿No habéis leído lo que hizoDavid, cuando él y los que con él estabantuvieron hambre; cómo entró en la casa deDios y comió los panes de la proposiciónque no les era lícito comer ni a él ni a losque con él estaban, sitio solamente a lossacerdotes? ¿0 no habéis leído en la leyque en los sábados, los sacerdotes en eltemplo quebrantan el día de reposo y, sinembargo, no son culpables? Pues os digoque aquí hay alguien mayor que el templo.Y si hubieseis comprendido qué significa:Misericordia quiero y no sacrificio, nocondenarían a los inocentes; porque elHijo del Hombre es Señor del sábado”.(Mateo 12:3-8)La última excepción a que me quieroreferir, es la que expone, quizás conmayor claridad, la misericordia del

Señor: cuando tomaron a la mujeradúltera en el mismo hecho delpecado cometido y la trajeron ante Élcon el ánimo de que se cumpliera laley y fuera lapidada tal como habíaordenado Moisés. La respuesta delSeñor en aquella ocasión fue: “El quede vosotros esté sin pecado, sea el primeroen arrojar la piedra contra ella... Pero ellosal oír esto acusados por su conciencia,salían uno a uno comenzando desde losmás viejos hasta los últimos... Entonces ledijo Jesús: Tampoco yo te condeno; vete yno peques más.” (Juan 8:7,9,11)Finalizo con el tema que nos ocupa.“ ... y si se separa, quédese sin casar...”Esto que registra el NuevoTestamento también es ley de Dios. ElSeñor diría, como muestra en la letra yel espíritu de la Biblia, “yo no tecondeno, vete y no peques más.” (Juan 8:7,9,11)Termino dando fin a mi posición.Si vivimos en un país cuyas leyes nopermiten el divorcio y el nuevocasamiento, haremos bien ensujetarnos a las leyes del país, talcomo nos exhorta el capítulo trece deRomanos.Si vivimos en un país cuyas leyespermiten ambas cosas, haremos bienen no divorciarnos ni volvernos acasar. Pero si hay una situación, porla dureza del corazón del marido o dela mujer, en que hay que contemplardicha posibilidad, haremos bien enaplicar el juicio como ministrosapostólicos, con abundancia demisericordia; porque el trastorno quetrae un divorcio solamente lo sabenquienes lo viven. Y los que más losufren, como es mi caso, somosaquellos que nos declaramos una yotra vez antidivorcistas. ∆

Jorge Pradas fue pastor por muchos años,y fundador de las Iglesias CristianasEvangélicas “Ríos de Vida” con sede en laciudad de Quilmes, Buenos Aires,Argentina; ahora disfruta de la presenciadel Señor.

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“Goza de la vida con la mujer queamas.” (Eclesiastés 9:9)

SSoy mujer, feliz de serlo, y crecí,como muchas, con el sueño deformar una familia íntegra,

completa y unida. Deseaba realmentehacer un pacto que durara hasta el díade nuestra muerte, tener uncompañero en las buenas y en lasmalas, caminar al lado del hombreque Dios me diera por esposo, paracompartir la juventud, la madurez yaún la vejez. En el tema del divorcio no se trata debuscar culpables. Podría decir, comouna que ha vivido esa experiencia,que el divorcio es, entre muchas cosasmás, la profunda decepción por lossueños truncados pero, sobre todo, eldolor y el desorden creados por haberroto un pacto que se hizo ante Dios.Sólo Él puede ayudarnos a sanar lasheridas y a restaurar las terriblesconsecuencias de un matrimoniodestruido.

Lo que Dios juntó no lo separe elhombre.“ (Mateo 19:6)Nuestro matrimonio duró nueve añosy hace dieciocho que firmamos eldocumento que, en el mundo legal, sellama “divorcio por mutuo acuerdo”;sin embargo mis hijas y yo pormuchos años estuvimos haciendo elrecuento de los daños. Las consecuencias de la desobedienciasiempre son graves, por algo dice laPalabra “...así que no son ya más dos,sino una sola carne”.Todo comienza con nuestraignorancia, “perecemos por falta deconocimiento”, contraemosmatrimonio sin consultarle a Dios yseguimos direcciones erradas que, alfinal, pueden ser caminos de muerte.Tras haber atravesado desiertos y

librado duras batallas, ahora soyviuda; poco podría describir laaccidentada vida que llevó el padre demis hijas, hoy casi adultas.Finalmente él murió hace casi sieteaños.Sin saber nada de psicología, creo quetanto la mujer como el hombre sinDios, en su incapacidad de conciliarsus desencuentros y su inmadurezpara coincidir en expectativas eintereses, y al tener constantesdesajustes, generan una especie demaremoto que puede terminararrasando con todo. Es una confusióngrande, un mar de emocionesdestructoras que impacta, de rebote, alos hijos inocentes.

“Insensatos que edificaron sobre laarena...” (Mateo 7:24-29)Es como la historia del“...insensatoque edificó sobre la arena y descendiólluvia, y vinieron ríos y soplaronvientos y dieron con ímpetu contraaquella casa y cayó, y fue grande suruina...”Mi esposo y yo creíamos conocer aDios antes de casarnos, aunque no losuficiente como para reconocerloSeñor de nuestras vidas. Éramos casiadolescentes cuando decidimosasumir la responsabilidad de formarun hogar. Independientemente deque él abandonara los caminos delSeñor apenas nos casamos, yo me dejésacar de todas las actividadescristianas que llenaban nuestra vidade solteros, de los amigos y amigasque amaban a Dios y me uní almundo de un aprendiz de aviador.En ese medio no se tomaba en cuentaa Dios y, por el contrario, aparecieronpersonas amargadas, rebeldes,desordenadas y viciosas que, a lalarga, nos afectaron negativamente.En pocas palabras abrimos la puerta a

las malas compañías.José, mi esposo, era producto de unmatrimonio conflictivo que terminóen divorcio; hoy sabemos que hayataduras generacionales que si norompemos y llevamos a la cruz, nossiguen afectando y nos empujan areproducir patrones de conducta quevivieron nuestros antepasados. Él,además, acarreaba sin resolvergravísimos problemas de infancia ydeseaba salir cuanto antes de la casade su madre.

Yo también quería iniciar una nuevavida, tener nuestro propio hogar...Creí que bastaría con mi alegría paraalegrar a un triste, pretendí cambiar aun hombre para hacerlo a la medidade lo que creí necesitar. Pero Aquelque nos creó es el único que sabe enrealidad lo que necesitamos, ynosotros no le pedimos su opinión.El momento anterior a la decisión decasarse es clave: nunca deberíamosaceptar si tenemos dudas y topamoscon un hombre insistente que quierecasarse a toda costa. Yo tenía tantasdudas que en varias ocasiones terminéla relación, pero lo aceptaba de nuevocuando regresaba a presionarme. Sus argumentos eran pococonvincentes, si los veo con ojos demujer adulta; sin embargo, a losdieciocho años lograron convencerme. “El que ama a su mujer a sí mismo seama...la sustenta y cuida (a su propiacarne) como también Cristo a laiglesia.”( Efesios 5:28-33 )A pesar de mi juventud sabía que,como mujer, debía sujetarme conamor al liderazgo de mi esposo, quedebía ayudarlo y respetarlo. Esperabaamor, protección, interés por mibienestar, comprensión, aprecio yconsideración. (1ª Pedro 3:7)

DivorDivorcio:cio:¿estado civi l o sueño truncado?

Rosy Soley

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Nuestro desacuerdo no fue por eltípico abandono del hombre que creehallar una mujer mejor que la mujerde su juventud. Cuando teníamosapenas veintitrés y veinticinco años,algo mucho más complejo, que tieneque ver con las ansias de aventura yfalsa libertad de muchos hombres, nosinvadió la vida. Motivaciones muy fuertes empujabana mi esposo fuera de su casa, suesposa y su primera bebé; en distintasocasiones había mencionado que leparecía “ridículo” salir a pasear enfamilia en nuestros días libres.Muchas esposas queremos caminarjunto a nuestros compañeros enbuenos caminos, no se trata sólo detenerlos al lado en una iglesia, sino devivir con ellos tantas cosas que Diosnos ha dado para alegrarnos. Peroalgunos esposos prefieren otrascompañías y no necesariamente parasernos infieles sexualmente. Josésiempre dijo que necesitaba“adrenalina” y la buscó.Por muchos años temí revelar lossecretos que guardé alrededor denuestra separación y posteriordivorcio. Hoy, creo que estetestimonio puede ayudar a detenerdecisiones fatales, en cuanto acontraer matrimonio o divorciarse, enotras parejas.Al que fue mi esposo se lo llevó elespejismo izquierdista de cambiar eldestino de Nicaragua en los añossetenta, ayudando a derrocar aAnastasio Somoza. Siendocostarricense prefirió “enmontañarse”para entrenarse como guerrillero y asípoder participar activamente comocombatiente sandinista.Ese fue el principio del fin de nuestromatrimonio. Por supuesto, estadecisión de él no se gestó de la nochea la mañana: siendo estudiante enMéxico, hacia 1970, contactó a otroscostarricenses que le abrieron lapuerta a esa violenta cara de larealidad.Hacernos dignos de confianzaMe gustan las palabras de Josh McDowell en su libro “El secreto de amar

y ser amado”. Él asegura que en loshombres hay una necesidad queimpera sobre muchas otras: necesitanser valorados, “los hombres ponen laimportancia a la cabeza de su escalade valores. Si una esposamenosprecia la forma de ser de sumarido, hiriendo su sensibilidad,puede esperar, ya sea el retraimiento,o la ira de su esposo. “La mujer porsu parte”, dice Mc Dowell, “valora laseguridad (que no es exclusivamenteeconómica), la protección, la fidelidad,la seguridad de poder confiar en suesposo. Cuando está segura de esto, la mujerse deshará de la presión en muchasáreas...el ser digno de confianza es labase para una relación amorosa,matrimonial y sexual íntima ypermanente”, concluye el autor. Mi esposo buscó su afirmación comohombre capaz y valiente en un lugarequivocado; tenía que darnosdirección como cabeza de familia,pero se desvió en el camino. Con sudecisión, mi hija y yo perdimos deltodo el sentido de seguridad yprotección e incluso la provisióneconómica. Desde entonces, parahacerle frente a las necesidadesfamiliares tuve que trabajar fuera de lacasa de manera permanente, aunqueya estudiaba y trabajaba parcialmente.Con la ayuda de Dios pudimosganarnos la vida utilizando esosestudios y las habilidades que Él nosda a todos.Mi pregunta en esos días era: ¿Cómopodía cambiarnos a nosotras por esaguerra que no era suya? Él renunció asu trabajo estable y se fue. En eselapso en que mi esposo iba y venía delos sitios de entrenamiento, mientrasse involucraba más y más en la luchasandinista, quedé embarazada de misegunda hija. No son pocos los hombres quedescuidan y aún abandonan a susfamilias por otras “guerras”, reales oinventadas, que los empujan fuera dela casa y de la comunión con suesposa y sus hijos. Es difícilcomprender por qué algunos hombresle temen tanto a la comunicación y a

una relación profunda mientras quenosotras la buscamos siempre. Esanecesidad nuestra de comunicación,ellos la interpretan como “habladera”de mujeres.“Si el Hijo os libertare, seréisverdaderamente libres.” (Juan 8:36) Nuestra vida familiar comenzó unprofundo descenso provocado poruna “guerra de liberación” que noliberó a nadie.En un principio me negaba a aceptarque tendría que enfrentar el futuro sinesposo y con dos niñas, por esa razónintenté continuar con esa historiaincreíble de los años ochenta enCentroamérica: dejé todo lo que teníaen mi país para irme con mis doshijas, una de brazos y otra de tresaños, hacia Nicaragua ,a tratar detener otra vez una familia completa.Los tres años que siguieron a nuestrotraslado fueron tan agitados como lavida diaria en la Nicaragua posterioral triunfo de la Revolución Sandinista(19 de Julio de 1979). Creí que tendríaesposo otra vez, pero aún allá losentrenamientos seguían...Todo lo que existía anteriormente enla vida política y social fuecuestionado y, en gran medida,cambiado por alternativas en muchoscasos improvisadas. En un mundo sin Dios y sin principiosbíblicos que establecieran algunoslímites, las relaciones de pareja habíancaído en un liberalismo más allá de loconocido públicamente para entoncesen Costa Rica. Muchos matrimoniosse deshicieron; tanto hombres comomujeres formaron nuevas parejasdurante los años que duró la guerra yal regresar a las ciudades. Por esta yotras razones, al estabilizarse un pocola vida en Managua, comprobamosque incontables parejas ya no eran lasde antes.

El primer golpe que sufrió nuestromatrimonio fue en el año 1978,cuando mi esposo tomó la decisión deabandonar el proyecto másimportante de su vida, es decir, ser lacabeza de una familia, dar dirección y

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guia a sus hijas lanzándolas “comoflechas en las manos de un valiente”,cuidar, dar amor y seguridad a suesposa e hijas que lo amaban. Pero elgolpe mortal a lo que quedaba deunión, de comprensión y decomunicación entre nosotros lo dio elhecho de que permitimos entrar ennuestra vida, y en nuestra mente, unaideología contraria a los principios deDios. Lo abandonamos a Él, manantial deaguas vivas y nos hicimos cisternasrotas que no pueden contener el agua( Jer. 2:13 ); más allá sólo encontramosvacío, dolor y una vida sin propósito. Mis hijas eran ya adolescentes cuandovolvimos a dejar Costa Rica paraviajar a Chile; no fue sino hasta el año1987 que el divorcio quedó legalizado.En 1991 el Señor nos atrajo concuerdas de amor, Él nos ha hechohabitar en la familia de Dios. En todoese tiempo nos ha amado con amoreterno y nos ha cuidado mejor que alas aves del cielo y a los lirios delcampo. Cada día nos prolonga sumisericordia. Él es digno deconfianza.Tanto en Chile como en Costa Rica yhasta donde Él nos quiera llevar en elfuturo, fuimos y somos restauradas ala única seguridad que permanecehasta el fin de los tiempos. Él es laúnica roca firme que no se destruiráaunque vengan guerras, terremotos ymaremotos.¡Gloria a su Nombre! ∆

Rosy Soley S. sirve actualmente al pueblode Dios ministrando y componiendomúsica basada en textos bíblicos. Hagrabado dos discos de música cristianaoriginal. También escribe artículos paradiferentes medios. Comparte el cuidado deun grupo celular en su casa, comodiscipuladora del modelo de Jesús, al igualque otros hermanos de su congregación, elCentro Evangelístico de Zapote, en SanJosé, Costa Rica. Apdo postal 3450-1000San JoséE mail: [email protected]. 226 2822 Cel. 305 2063

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Próximos temas:La gracia de Dios (1-7-05)*

La búsqueda deDios (1-9-05)*Las promesas de Dios (1-11-05)*La protección de Dios (1-1-06)*

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VVeo con tristeza, pero conmucho realismo, que este temanos va a tener en jaque por

mucho tiempo aún. El punto demayor divergencia es la aplicación deexégesis diferentes sobre los mismospasajes. Por otra parte, los conceptosque heredamos de nuestra raízhistórica católico-romana, noscondiciona en cuanto a lainterpretación correcta de lasSagradas Escrituras. Tampoco ayudael sincretismo de una culturahumanista y corrupta que muchosestán aplicando dentro de distintascorrientes eclesiásticas.

Por otra parte, los nuevos e inmoralesconceptos sobre la familia y elmatrimonio, mas la perversidadgeneralizada en la sociedad, atacan losprincipios cristianos, desestabilizandoa muchos dentro de la iglesia delSeñor y llevándolos a un liberalismocorrupto en su seno; al mismo tiempogenera una corriente contrapuesta,con la misma fuerza, la mismaobnubilación y la misma obstinación. Como siervos responsables de Dios yde la grey no podemos tomar ningunaposición sin profundizar y sercristalinos y sinceros ante la Palabrade Dios. Isaías 5:20 dice: “¡Ay de losque a lo malo dicen bueno, y a lo bueno

malo; que hacen de la luz tinieblas, y delas tinieblas luz; que ponen lo amargo pordulce, y lo dulce por amargo!”.

Por eso debemos analizar los pasajesbíblicos sobre el tema y sacarconclusiones prácticas para nuestrosdías, sin apartarnos de los principiosque enmarca la Palabra de Dios.

DivorcioTanto el Antiguo como el NuevoTestamento tratan en forma amplia eltema del divorcio. Cuandoanalizamos esos pasajes encontramosmuchos que nos sorprenden:Levítico 21:6-7, 13-15. Este pasaje serefiere a la santidad de los sacerdotese indica claramente que no debíancasarse con una mujer repudiada.Evidentemente el proceso de divorcioaparece en el A.T. como una prácticaconocida, desarrollada y bienestablecida en el pueblo de Israel; confórmulas legales (carta de divorcio) yun proceso o forma de llegar a él.Levítico 22:13. Aquí se aclara que lahija del sacerdote, si es repudiada(divorciada) y sin hijos podía volver ala casa de su padre y comer las cosassagradas. Su condición no la excluíade esos privilegios.Números 30:9 habla de laresponsabilidad de la mujer cuando

hacía votos al Señor: si era repudiada(divorciada) tenía que cumplirlos. Noasí la mujer soltera o cuando el padrevetaba su voto, versículos 3-5.Tampoco la mujer casada eraresponsable d e cumplirlos cuando elesposo no la autorizaba. Versículos 6-9, 13.Deuteronomio 24:1-4. Aquíencontramos la reglamentación queredactó Moisés para los divorcios, conel fin de evitar los excesos que secometían. Estas disposicionestrataban de evitar que la institucióndel matrimonio siguieradeteriorándose. Este pasaje nolegitima moralmente el divorcio, sinoque presenta una tolerancia oconcesión. John Murria en su libro “Eldivorcio”, dice al respecto: “Se deducede sus palabras que el divorcio estabatolerado en la economía mosaica a causade la dureza del corazón de los israelitas.Se trata de una concesión hecha a sudebilidad y en ningún sentido unaaprobación a dicha práctica. El objetivoprincipal de la ley estriba en prohibir otromatrimonio después del divorcio entre lasmismas personas... Demuestran que estepasaje no impone el divorcio comoobligatorio cuando el marido halla en lamujer alguna cosa indecente... no se tratani siquiera de aconsejar al marido elrepudio de su esposa en un casosemejante”. J.E. Adams en su libro

P e r s p e c t i v a b í b l i c a s o b r ee l d i v o r c i o y e l n u e v o c a s a m i e n t o

Hugo E. Rosasco

DivorcioNuevo

casamiento

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“Matrimonio, divorcio y nuevocasamiento,” explica el pasaje de lasiguiente manera: “Lo único que haceMoisés es mencionar el proceso legalpropio con sus tres pasos, no para instituirel proceso, o incluso para insistir en él,sino más bien para dejar en claro queaquello de que se habla es unprocedimiento de divorcio genuino”. Porotro lado, todo el proceso de dar lacarta de divorcio daba tiempo alhombre de recapacitar sobre laposibilidad de salvar su matrimonio.Esdras 10:2-3. 10-11. En este pasajeDios aprueba que se divorcien 113matrimonios mixtos. En el versículo11 dice “Dad gloria al Señor... y haced suvoluntad y apartaos de los pueblos de lastierras y de las mujeres extranjeras”. Fuela voluntad de Dios que sedivorciaran.Isaías 50:1. Aquí encontramos queDios repudió o se divorció de Israelpor causa de su adulterio espiritualcon otros dioses. Jeremías 3:8 usó lamisma figura: Dios despidió a Israelcomo esposa por causa de susfornicaciones religiosas.Ezequiel 44:21-22. Después del exilio,Ezequiel enseña que los sacerdotestenían que ser santos y les recuerdaque entre las disposiciones levíticas nodebían casarse con una repudiada.Malaquías 2:11-16. En este texto Dioscuestiona a los hombres de Israel porrepudiar a sus esposas israelitas paracasarse con mujeres paganas. Diosaborrece este tipo de divorcio quecontaminaba al pueblo. Mateo 5:31-32. El Señor enseña quetodo hombre que repudia a su esposa,a no ser por causa de fornicación, lainduce a cometer adulterio si sevuelve a casar. Mateo 19:1-9 Jesús expresa que elpropósito original de Dios era laindisolubilidad del matrimonio pero,por causa del pecado, Dios permitióque se diera carta de divorcio orepudio. Jesús enseña claramente quela única causa aceptada por Dios parael divorcio es la fornicación. Todadisolución por otro motivo no rompíael vínculo matrimonial y, al volverse a

casar, adulteraban.Marcos 10:1-12; Lucas 16-18. NiMarcos ni Lucas en los pasajesparalelos a Mateo mencionan ladenominada cláusula de excepción.Al igual que Mateo, Marcos presentael ideal de Dios: “El matrimonio esindisoluble, el hombre no debe destruirlo”.Romanos 7:1-7. En este pasaje Pablousa al matrimonio como figura paraexplicar la relación del cristiano con laley. No está legislando sobre el temay por esa razón presenta el ideal deDios sobre el matrimonio, mostrandoque sólo la muerte lo disuelve.1ª Corintios 7:10-17; 24; 27-28. Losversículos más controversiales einterpretados de maneras másdiferentes. Pablo está respondiendopreguntas definidas sobre elmatrimonio y legisla inspirado por elSeñor. Entonces presenta distintassituaciones relacionadas con elmatrimonio y el divorcio. Nos enseñaque de acuerdo con la situación decada matrimonio las soluciones serándistintas.¿El divorcio fue establecido porDios?No, el divorcio es una consecuenciadel pecado que pervirtió todo lobueno que Dios había hecho. Elmatrimonio fue creado como unainstitución monógama e indisoluble.No tenemos registros de cuándo ycómo empezó a utilizarse el divorcio,lo que sí sabemos es que, a diferenciadel matrimonio, que fue creado einstituido por Dios, el divorcio es unainstitución humana y aunque esreconocido, permitido y legislado enla Biblia, no fue instituido por Dios,no fue parte de su orden para lasociedad, por lo tanto es unainnovación humana.En Mateo 19:8 Jesús aclara: “pero desdeun principio no ha sido así” NTT. Noobstante, ante la realidad del pecado yel fracaso de los hombres, Dios proveesoluciones para redimirlo y ayudarlo aresolver sus problemas espirituales,morales y sociales, incluyendo elfracaso matrimonial. John Murriadice: “Aunque las razones que sirven de

base para el divorcio se derivan siempredel pecado, es concebible que Dios permitael divorcio por estas mismas razones”.La institución establecida por Dios fueatacada por la poligamia y el adulterioque rompió el pacto de unidadmatrimonial. El divorcio es unarespuesta a esa ruptura, dentro delorden del pecado. Dios entonces se vioobligado a regular esta práctica paraevitar excesos e injusticias mayores.Permitir, legislar y regular el divorciono significa que Dios lo hayaestablecido, aunque sí lo permitiócomo una solución válida en ciertoscasos y bajo ciertas circunstancias quela Biblia registró, en la medida que sedaba la necesidad o el problema.Entonces surge otra pregunta: ¿Esentonces el divorcio un pecado?No existe ninguna referencia bíblicadirecta que así lo indique. En el A.T.no hay ningún sacrificio o ceremonialpara que una persona sea perdonadapor haberse divorciado. Tampocoaparece en las diferentes listas depecados registrados en el N.T.(Romanos 1:28-31; Gálatas 5:19-21;Colosences 3:5-9, y otros).No obstante cuando hay un divorcio,ha sido generado por el pecado dealguien. Es evidente que toda rupturamatrimonial tiene subyacentepecados. Romper la unidad creada yestablecida por Dios, es una ofensa aél. Entendemos que Dios perdona lospecados, limpia al pecador que searrepiente y lo restaura dentro delmarco de la iglesia de Cristo, inclusocuando este pecador haya obtenido undivorcio y ya no tenga reparación sumatrimonio. En consecuencia, eldivorcio es pecado para el que loprovoca pero no para la víctimainocente que no tomó la iniciativa, nifue responsable de la ruptura.El divorcio bíblico ¿era vincular?El divorcio vincular es el que faculta aldivorciado a casarse de nuevo, y larespuesta a esta pregunta esafirmativa.Todo divorcio registrado en la Bibliahabilitaba al divorciado a casarse denuevo. La prohibición de Levítico

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21:7 era expresa para los sacerdotes,que por su investidura no podíancasarse con una mujer repudiada,aunque no le impidiera a éldivorciarse. Las otras personaspodían hacerlo y de hecho lo hacían. Deuteronomio 24:1-4 expresa conclaridad que la mujer (y el hombre)podían volverse a casar. La expresióncarta de divorcio, viene del hebreo“Sepher Kerithuth” que literalmentesignifica “Carta de cortar”, significabaque la relación o el compromiso eradisuelto. “Y salida de la casa podrá iry casarse con otro hombre”(Deuteronomio 24.2). Para los judíosno existía ningún tipo de divorcio queno permitiera un casamientoposterior. Las escuelas estabandivididas en cuanto a las causalesaceptadas y no en cuanto a lalegitimidad del divorcio.“El término legal “repudiar” tuvo unahistoria gramatical que siempre significóla disolución total del matrimonio con elderecho a volverse a casar”, (Guy Duty,del libro Divorcio y nuevomatrimonio). “Aunque hablamos dedivorcio y nuevo casamiento, se debe tenerpresente que entre los judíos no existíaningún tipo de divorcio que no permitieraun enlace posterior. El divorcio y elderecho a un nuevo matrimonio estabanunidos tanto en la legislación como en lapráctica” (Marcos A. Ramos, del libro:La pastoral del divorcio en la historiade la Iglesia). “Para los judíos era desconocida laprohibición de volverse a casar después deldivorcio. Las escuelas estaban divididas,no en cuanto a si era legítimo el divorcio,sino en cuanto a las causales que eranaceptadas” (Hugo d. Camara, del libro“El divorcio y el nuevo casamiento”). En los tiempos del N.T., tanto lacultura judía como la romana y lagriega tenían divorcios vinculares yaceptaban sin problemas que hubieseun nuevo casamiento. En el griego hay varios términos parareferirse al repudio o divorciovincular. Uno de ellos es “Apoluo”divorcio por echar: repudio; estetérmino tiene el mismo sentido que el

hebreo Keruthuth. Otra palabragriega utilizada es “Joritzo” quesignifica abandonar marido o mujer;separar por medio de divorcio(Marcos 10:9). Siempre significó elrompimiento total del matrimonio eimplicaba la posibilidad de volver acasarse. En la Biblia siempre divorcioimplicó nuevo casamiento, y estaverdad está corroborada tanto por lostérminos que se usaron, como por lahistoria que registra la aplicación delos mismos.

La separación de cuerpos y bienes noes una enseñanza bíblica. “En la Bibliala idea moderna de la separación comoalgo que no llega al divorcio, tanto si se leda carácter legal o no, era totalmentedesconocida como una alternativa viable aldivorcio. Dondequiera aparece la palabraseparación (Jorizo) en el N.T. en relacióncon el divorcio, se refiere siempre a laseparación por divorcio” (J. E. Adamsdel libro “Matrimonio, divorcio ynuevo matrimonio”). El historiadorMarcos A. Ramos escribe “... fueprobablemente a partir del siglo II o III dela era cristiana que empezaron a encontrarla base en lo que después se llamaríadivorcio [a mensa et thoro] es decirseparación de cuerpos y bienes, unaespecie de separación sin divorciocompleto o divorcio vincular...”

El divorciado que se casa: ¿adultera ovive en adulterio?Por lo expuesto es de entender que losdivorciados quedan libres paravolverse a casar por no tener más laatadura y responsabilidadmatrimonial.Es evidente que en el A.T. no fueronconsiderados adúlteros los espososdivorciados que se volvían a casar. Laley del Pentateuco no juzgaba, enabsoluto, que el segundo matrimoniofuera considerado adulterio. Jesús nocondenó a la mujer samaritana porhaber tenido 5 maridos, pero sí lareconvino porque ahora convivía conun hombre en forma irregular. Jesús y Pablo redefinen el tema deldivorcio y el nuevo casamiento. Jesúspresenta con claridad que sólo lafornicación justifica, aunque no obliga,

el divorcio. En este caso losdivorciados pueden volverse a casarporque el divorcio destruye la unidadmatrimonial. El apóstol Pabloestablece la otra posibilidad: elcristiano que se divorcia porque elcónyuge es inconverso y que queda ensituación de volverse a casar. Ahorabien, si hay otras causales de divorcioque no encuadran dentro de estas, lapersona adultera. En 1ª Corintios7:27-28, 39 Pablo expresa que si unoestá casado no debe tratar dedivorciarse, si está divorciado procureno casarse, pero que si se casa no peca,aunque debe hacerlo con un cristiano.El pecado de los divorciados y vueltosa casar por causas no bíblicas esperdonable y en ninguna parte de lasSagradas Escrituras enseña que debesepararse, ya sean inconversos queaceptaron al Señor o cristianos quecomprenden su pecado al conocer loque la Biblia dice respecto deldivorcio. De hecho eso no implica quela persona quede eximida de suresponsabilidad social de cuidar yproveer para el sustento de los hijosdel anterior matrimonio.

¿Cuáles son las excepciones bíblicasque permiten el divorcio?Ya nombramos las dos causales quepermiten que los cristianos sedivorcien aunque no los obliga. Laprimera es la fornicación y la segundapor abandono del cónyuge nocristiano. Analicemos los pasajescorrespondientes.Fornicación:En el Sermón del Monte el Señor poneen claro que cualquiera que sedivorcia o repudia a su mujer, si estase vuelve a casar, la pone en situaciónde pecar, salvo por causa de adulterio.Jesús no está contradiciendo loestablecido por Moisés, sino, por elcontrario, lo está reencausando acausa de las distorsiones en quehabían caído los rabinos y los fariseos.Y establece un principio: “Es pecadotodo repudio o abandono de lalegítima esposa por otra razón que nosea la infidelidad sexual.” La palabrahebrea para fornicar es “Zanah” y se

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refiere al adulterio y a toda clase defalta de castidad. La palabra griega el“Porneia” incluye todo tipo derelaciones sexuales ilegítimas comoadulterio, incesto, homosexualidad, ytoda impureza sexual. De todos modos, la enseñanza deJesús no establece que ante cualquieradulterio debe producirse un divorcio.Su enseñanza es que nada disuelve,separa, rompe o destruye el vínculomatrimonial aparte de la fornicación.El cónyuge inocente tiene laprerrogativa de perdonar y restablecerel vínculo, o darlo por roto y optar porel divorcio.Lo esencial de estos pasajes es queJesús limita a una sola causa laposibilidad del divorcio.

Abandono por parte del inconversoEn 1ª Corintios 7:10-16 Pablo respondepreguntas específicas sobre elmatrimonio y aclara algunassituaciones nuevas que se vivían en laiglesia: se habían convertido delpaganismo, de una vida muylicenciosa y querían saber si eracorrecto o no tener relacionesmatrimoniales, si podían o debíanseguir casados con inconversos y quéhacer si eran abandonados por suscónyuges no creyentes. Pablo lesaclara puntos básicas e importantes.

Matrimonios cristianos (Versículos10-11). Aclara que no deben separarsesino vivir juntos y, si hay situacionesque motivan que uno quierasepararse, sin mediar pecadossexuales, no deben volver a casarse.La palabra utilizada aquí es Jorizo,divorciar. Los cristianos no debendivorciarse como los paganos (aúnjudíos) por cualquier motivo, nisiquiera por razones místicas.Algunos estudiosos consideran que enCorinto se había desarrollado unfuerte movimiento contra elmatrimonio, muchos creían que lasrelaciones matrimoniales eranimpuras y que mediante la abstinenciapodían alcanzar un estado espiritualsuperior. Pablo se declara en contrade esta filosofía y contra la disolucióndel matrimonio por estos motivos, al

igual que en contra de un nuevocasamiento. No hay razonesespirituales válidas para la disoluciónde un matrimonio. Nunca será lavoluntad de Dios que los cristianos sedivorcien para casarse con otrapersona, ni aduciendo que es paraservir mejor al Señor o serle más fielMatrimonios mixtos (Versículos 12-16). Esta situación no estabaregistrada en el tiempo de Jesús, yaque surgió una vez establecida laiglesia. Por esta razón Jesús no legislósobre el tema. Ahora Pablo seencuentra con la problemática dematrimonios mixtos. Esto generóotras preocupaciones: ¿el cristianodebía seguir conviviendo con elpagano?, ¿tenía que divorciarse? Y siel no cristiano se separaba :¿qué teníaque hacer el cristiano? Pablo enseñaclaramente que el cristiano debíapermanecer casado y cumplir con susdeberes conyugales siempre que ellono condicionara su fe o lo involucraraen prácticas aberrantes o conductaspecaminosas, como fornicación, tantofísica como espiritual, o versecomprometido en cultos paganos acausa de su cónyuge. Pero si elinconverso se divorciaba, el cristianodebía aceptarlo y quedaba libre paravolverse a casar con alguien de la fe.La frase “no está bajo servidumbre”(vrs. 15) “ou dedoulati” es evidenteque se refiere a la separación decuerpos y que el cónyuge abandonadoqueda liberado de toda obligaciónconyugal en relación con quien loabandona. Los términos griegosusados para expresar la disolución serefieren al divorcio, que en esa culturasiempre era vincular, así que si elinconverso se separaba, el creyentequedaba libre totalmente de suvínculo matrimonial como paravolverse a casar. Randy Wittig escribe “ Si hoy Pabloescribiera este versículo en castellanomoderno, probablemente diría algo así: ’Siel incrédulo se quiere divorciar, divórciese,firme los papeles´ La expresión separeseen griego, está en imperativo, permisivo,que implica que el creyente debe separarse.Es una orden. En otras palabras es uncaso en que se exige el divorcio”.

¿Cuál debe ser nuestra actitud frenteal divorcio?No podemos desconocer la realidadque afecta a nuestra sociedad y a lainstitución del matrimonio.Permanentemente llegan a nuestrascongregaciones matrimoniosformados por divorciados, recasados,etc... algunos legalmente, otros dehecho. A la vez y con tristezadebemos reconocer que hay muchosmatrimonios cristianos en crisis y conpensamientos de divorcio.

¿Qué hacer?Desde ya, prevenir dando charlas,cursos, implantando principios,orientaciones personales yparticulares. En nuestra misión depastoreo estar atentos al estado decada matrimonio miembro denuestras congregaciones. Establecercursos prematrimoniales obligatoriossólidos y comprometidos para loscreyentes.Otra tarea es el ministerio que el Señornos delegó a todos, la reconciliación,para ayudar a aquellos que están enproblemas antes de que las cosaslleguen a más. El liderazgo de laiglesia debe tener bien claro que eldivorcio no es la solución de Diospara los problemas matrimoniales yque debe hacer un seguimiento serio ycomprometido para llegar a lareconciliación estable y segura de losque están atravesando problemas.Sólo se puede contemplar el divorciocomo solución cuando se dan lascausales bíblicas y, en casos muyespeciales, como alternativa final.

Curar sus heridas, especialmente conaquellos matrimonios que llegan anuestras congregaciones con lasconsecuencias de un divorcio,debemos aceptarlos con amor,comprensión y con la disposición deayudarlos a comenzar una nuevaetapa en Cristo. Si son cristianostenemos que ayudarlos a entender lasituación que viven, que no esagradable a los ojos de Dios, a pedirperdón si corresponde y a asumir laresponsabilidad social que se derivade su pasado.

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Tenemos que discipularlos para quecrezcan espiritualmente y que novuelvan a fracasar. Y aplicar la graciay sabiduría de Dios para ministrarsanidad interior sobre las heridas quehayan quedado del pasado.

Al mismo tiempo, no debemos eludirel disciplinar a los miembros que caenen pecados sexuales o que sedivorcian por causas no contempladasen la Biblia, recordando que ladisciplina tiene que apuntar a larestauración y no al simple castigo.

La iglesia no debe cerrar sus puertas alas personas que llegan divorciadas, sehayan casado de nuevo o no, debemosdarles la oportunidad de queconozcan a Cristo, de ser bautizadas,de crecer en la fe. Y en el transcursodel tiempo y del testimoniocontemplar la posibilidad deencomendarles tareas de servicioaunque sean menores.

Al tener un espectro tan amplio decasos, debemos tener en claro quecada caso se tratará individual ypersonalmente. Lo importante esentender que estas personas llegan enbusca del Señor y de paliar susconciencias y problemas; y que sonhermanos que necesitan nuestraayuda y no nuestra dureza ycondenación. Particularmente creoque en algún momento podrán servircon sus dones aunque no en elministerio, sin embargo, RogelioNonini y otros consideran esto factibledentro de un marco de amplitud ygracia.

Algunas conclusiones a tener encuenta:Dios creó el matrimonio como unainstitución monógama e indisoluble,pero el pecado lo afectó, como a todala vida humana. Por esta razón Diospermitió algunas excepciones por lascuales las personas puedandivorciarse y volverse a casar.El divorcio en todo el contextoescritural es vincular. Las personasque disolvían su matrimonio podíanvolver a casarse. La historia bíblica y

secular, la terminología empleadapara referirse al divorcio, como laslegislaciones conocidas nos presentanesa realidad.El Señor Jesús limitó la posibilidad deldivorcio a una sola causal: fornicación;y el apóstol Pablo, inspirado por elEspíritu Santo, enseñó que el divorciode un cristiano de cónyuge inconversoque lo abandona, lo habilita a casarsesi lo desea.La enseñanza clara de las SagradasEscrituras es que el adulterio y lafornicación (perversiones sexuales)rompen el matrimonio, pero que elperdón lo puede restablecer. Enninguna parte la Biblia nos enseña queindefectiblemente debe divorciarse elcónyuge inocente. Puede hacerlo, si loconsidera necesario, pero el espíritude las Escrituras es que debe mediar elperdón, la reconciliación y larestauración del que pecó.Hay realidades muy especiales comola violencia familiar con peligro demuerte del cónyuge o de los hijos, elalcoholismo, la drogadependencia, elSIDA, la demencia, etc... que puedenser mencionadas como causalesatendibles para lograr el divorcio,pero esas causales no soncontempladas en la Biblia. Cuandosurge esto la iglesia debe analizar cadacaso en particular y ayudar para quelas personas afectadas sean protegidasy el causante del daño restaurado.Las personas divorciadas y vueltas acasar legalmente, que aceptan a Cristono deben divorciarse, sino enriquecersu matrimonio actual y cumplir consus obligaciones, si las hubiere, con suantigua familia.Las personas que han aceptado aCristo, después de haberse divorciado,deben tratar de salvar su matrimonio,si es posible. De no poder hacerlo,porque la otra persona ya se casó o noquiere restablecer el vínculo, puedecasarse con otro, pero debe ser con uncristiano (1ª Corintios 7:39). Los divorciados que son salvospodrán ser bautizados, tomar la cenadel Señor y servir de acuerdo con susdones y capacidades. Lo fundamental

será su testimonio y su actitud paracon el Señor, la vida, la familia y laiglesia.Los cristianos que son responsablespor la ruptura del matrimoniodeberán ser disciplinados por laiglesia, de acuerdo con los pecadosque afectaron su matrimonio. Debenarrepentirse y tratar de restablecer sumatrimonio.Los cristianos no deben abandonar asu cónyuge inconverso. Deben vivirel evangelio de tal manera que toda lafamilia sea salva. Si la parte nocristiana se divorcia, el cristiano debetratar de salvar su matrimonio sinponer en juego su fe, pero si esimposible, no debe impedirlo. En esecaso podrá volver a casarse. Acoto yo:“ siempre hay que dejar el tema frentea una cuestión de concienciaparticular del hermano/a, luego deexplicarle lo que dicen las Escrituras”.El divorcio no es un pecadoimperdonable, ni el divorciado vive enun permanente adulterio. Debearrepentirse por la responsabilidadque le cupo en la ruptura de suanterior matrimonio y tratar defortalecer el actual bajo los preceptoscristianos.Finalmente, la iglesia no debe alentara nadie para que se divorcie. Debetrabajar permanentemente en laconsejería, la restauración, ladisciplina y el fortalecimiento de losmatrimonios. Debe enseñar que eldivorcio es una experienciatraumática, que Dios no estableció y,por lo tanto, no desea que sus hijos loexperimenten. ∆

Material de discipulado para líderes de la Comunidad Cristiana “Manantialde Vida” - Extraído y ampliado de una predicación del pastor Rogelio Nonini Pastor Hugo Eduardo RosascoComunidad Cristiana “Manantial deVida” Berazategui –Bs. As. – [email protected]

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Vol 6, Número 1, julio/agosto 2002 Postmodernidad, Hugo Zelaya / 2Iglesia y cultura, Daniel Zuccherino/ 5El valor de una perla, José R. Frontado/ 9Sexto sentido espiritual, R. Pugliese /12El diario de Malco, Luis D. Castro /15

Vol 6, Nº 2, setiembre/octubre 2002 La nueva era, Hugo Zelaya/ 18Nueva era: la gran mentira, DanielZuccherino / 21Nueva era: ¿verdad o no?, C. Lozano / 25Nueva era:¿afecta a la iglesia?, AlejandroAusello / 28¿El mundo en la iglesia?, A. Sellers/ 31

Vol 6, Nº 3, noviembre/diciembre 2002Buscando a los perdidos, C. Simpson /34Armaduras ajenas, Serafín Conteras / 37La ofrenda del Vino, Ronald Gray / 40La obra del Espíritu Santo, RicardoPugliese/ 44Tradiciones familiares, / 47

Volumen6, Nº 4, enero/febrero 2003La función profetica, Hugo Zelaya / 50Atalayas, Eliseo Apablaza / 54Profetas sin nombre, Jorge Luis Soto / 59¿Quién es tu prójimo?, C. V.Simpson /61Una pesadilla, Alejandro Ausello /63

Vol 6, Nº 5, marzo/ abril 2003 Un lugar en la casa del Padre, C. V.Simpson / 66La esperanza de su regreso, Hugo Zelaya/ 69Cristo viene otra vez, D. Zuccherino / 73Bajo sus alas, Mario Castillo / 75Equilibrio, Jorge Luis Soto / 77Citación, Fredy Granja / 79

Volumen 6, Número 6, mayo/ junio 2003De templos a graneros, C. Simpson / 82¿Quién irá por nosotros?, H. Zelaya / 84Una iglesia misionera, C. Caldeira C. / 87De persona a persona, / 75Aunque todavía no, Serafín Contreras /95

Vol 6, Nº7, julio/ agosto 2003 La verdad en los hombres de carácter,Charles V. Simpson / 98¿Habilidad o carácter?, Hugo M. Zelaya /100

Líderes en misiones especciales,SerafínContreras 103Sé ejemplo, Daniel Zuccherino / 107Un carácter varonil, A. Ausello / 109Yo quisiera ser mudo, Y. F. Cuevas / 111

Vol 6, Nº 8, setiembre / octubre 2003Instituciones paraeclesiásticasComparta el carácter de Cristo, CharlesV. Simpson / 114Las instituciones paraeclessiásticas y laiglesia, Hugo M. Zelaya / 116La iglesia y la paraiglesia, Sam Shin / 119La ofrenda del aceite, Ronald Gray / 123El carpintero que fabrica cruces, Yoan F.Cuevas / 127

Vol 6, Nº 9, noviembre /diciembre 2003¿Acomodarnos a la cultura?, Charles V.Simpson / 130Relativismo moral, Hugo M. Zelaya / 133La verdad y la vida, D. Zuccherino / 136Se gradúa un general, Steve Shultz / 139¿Una nación bajo Dios?, Charles V.Simpson / 140Cristianismo vs humanismo, CarlosMartínez / 143

Vol 6, Nº 10, enero/ febrero 2004 Pluralismo religioso, H. M . Zelaya / 146La centralización de Cristo, Charles V.Simpson / 149El desafío del pluralismo religioso,Kenneth Samples / 152La verdad en crisis, Bob Munford / 154Un solo camino, Daniel Zuccherino / 159

Vol 6, Nº 11, marzo /abril 2004 Dios de todo o no del todo, Hugo M.Zelaya / 162Lecciones del Salmo 27, C. V. Simpson /166Avivamiento del sincretismo religioso, C. Matthew McMahom / 168¿Cristo o Belial?, Daniel Zuccherino / 173Una visita prometida, Fredy Granja / 175

Vol 6, Nº 12, mayo / junio 2004 La hermosura de la santidad, BobMunford / 178La santidad, Marco Pérez /182Partícipes de su santidad, D.Prince /186Santidad o derrota, D. Zuccherino / 190

Vol 6, Nº 13, julio agosto 2004

Pilares de la verdad, C. Simpson / 194Apostasía y herejías, Hugo M. Zelaya /196Herejías destructoras, D. Zuccherino /199La iglesia frente al siglo XXI, MarioFumero / 202Las dos iglesias, Hugo Rosasco / 206

Vol 6, Nº 14, setiembre-octubre 2004Libertad o cautiverio, Bob Munford / 210La libertad cristiana, Hugo M. Zelaya /214Libertad sí, libertinaje no, M. Pérez / 217El patriarcado, Charles V. Simpson / 219Libertad cristiana, Daniel Zuccherino /221Una visita prometida, Fredy Granja / 223

Vol 6, Nº 15, noviembre-diciembre 2004Preservado irreprensible, Hugo M. Zelaya/ 226El huerto de Dios, Jorge Luis Soto / 231El tesoro y el corazón, D. Zuccherino /233Conforme al corazón de Dios, FranklinAguilar / 235¿Qué hacer por Dios?, José P. Chacón /238

Volumen 6, Nº 16, enero-febrero 2005Cuando Dios envía, Charles V. Simpson /242Los beneficios de la confesión, Hugo M.Zelaya / 244Dos reyes, Hugo E. Rosasco / 248Mientras callé, Daniel Zuccherino / 250Preguntas y respuestas, / 252Relato de una madre, Luis D. Castro /255

Volumen 6, Número 17, marzo-abril2005 Enséñanos a orar, C. V. Simpson /258Perdón y gozo, Hugo M. Zelaya / 260Perdón, David J. DuPlessis / 264El perdón de Dios, D. Zuccherino / 269

Vol 6, Nº 18, mayo-junio / 2005El divorcio entre cristianos , Jorge Pradas/ 274Divorcio, ¿estado civil o sueñotruncado?, Rosy Soley/ 279Perspectiva bíblica sobre el divorcio, Hugo Rosasco / 282

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