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Tercer Trimestre 2013Tercer Trimestre 2013

L a r e v i s t a p a r a l í d e r e sL a r e v i s t a p a r a l í d e r e sq u e s e p r e p a r a n p a r a l a a c c i ó nq u e s e p r e p a r a n p a r a l a a c c i ó n

Contenido

2

Volumen 9 Nº 5 Tercer trimestre 2013

Director: Carlos ZelayaEditora: Grace MartínezAdministradora: Rocío León

Publicación tri mes tral del Cen tro

pa ra De sa rro llo Cris tia no, que per -

tene ce a la Fra ter ni dad de Mi nis te -

rios e Igle sias del Pac to —

© De re chos Re ser va dos.

Los pun tos de vis ta ex pre sa dos re pre sen tan la opi nión de sus es cri -to res y no ne ce sa ria men te del di rec -tor o edi tor.

A me nos que se in di que de otra

mane ra, las ci tas co rres pon den a

la Bi blia Rei na Va le ra Re vi sa da o

la Reina Valera 1995.

Agradecemos a nuestros colaboradores

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Seleccionaremos sólo artículos recibidos

oportunamente.

Una vez publicados, los artículos no podrán

reproducirse con alteraciones o revisiones de

ninguna forma. Sólo podrán reproducirse en

su totalidad para la circulación gratuita y con

el debido crédito de fuente y autor.

3. La misericordia triunfa

sobre el juicio

Por Hugo Zelaya

7. Tres retos

Por Carlos Zelaya

11. El arte de servir

Por Charles V. Simpson

Invitamosa pastores y ministerios

para que colaboren con

artículos de

actualidad

que sirvan de bendición

al cuerpo de Cristo.

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1,2,3

UUn amigo mío, como partedel diseño de su membretepersonal, cita una porción

de Santiago 2:13 que dice: Lamisericordia triunfa sobre el juicio.Cada vez que recibo un mensaje demi amigo me he puesto a meditar loque el Espíritu Santo, por medio deSantiago, quería comunicarnos conesta declaración. Hay por lo menosun par de avenidas que podríamostomar para explorar este artículo,como lo que parece ser el contextode todo el pasaje: “Quien nomuestra o ejerce misericordia hacialas personas en necesidad, norecibirá misericordia de la mano deDios.”

El otro enfoque que tomaremos,que tampoco está reñido con elcontexto, es que Dios prefieremanifestar misericordia y no eljuicio, aunque sea una de susprerrogativas. El énfasis será enDios. Las consecuencias, desdeluego, no dejarán de redundar enbeneficio de los que le temen.

Es una ocurrencia común en laBiblia ver a Dios viniendo anosotros en nuestro ambientenatural. Pero nunca que nuestranaturalidad penetre su entorno sinque él lo permita. Digo esto porqueen algún momento de nuestras

vidas, muchos de nosotros noshemos hecho las siguientespreguntas: ¿Se mueve Diosrealmente en favor de sus hijos?¿Dónde está Dios cuando unatragedia ataca mi fe? ¿Vale la penavivir con integridad en tiemposcuando parece que todos se salencon la suya cuando hacen lo quequieren? ¿Puede pasar algo grandeen nuestras vidas ordinarias? Larespuesta a todas éstas preguntas es

“sí”.

Definición del carácter de Dios

La búsqueda de “misericordia”en una versión de las Biblias en micomputador produjo 265referencias. La palabra “justo”arrojó 225 referencias. Éstas noincluyen las referencias a sussinónimos. Podemos concluir coneste gran número de aciertos, sinlugar a dudas, que estos dos

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L a m i s e r i c o r d i at r i u n f a

s o b r e e l j u i c i oPor Hugo M. Zelaya

misericordia

juicio

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atributos son importantes paradescribir certeramente el carácter deDios. Tampoco será este un tratadoteológico, aunque pudieraescribirlo, acerca de Dios “a la luzúnicamente de los principios de larazón humana,” según definición1.En algún momento deberá entrar larevelación divina personal y deotros que han recibido el toque deDios en la manifestación de sumisericordia en vez de su juicio.

Si bien el pensamientosubyacente será siempre el deSantiago 2.13, la base para estaexposición será el texto de Miqueas

7:18-19 que dice:

“¿Qué otro Dios hay como tú, queperdona la maldad y olvida elpecado del remanente de su pueblo?Tú no guardas el enojo todo eltiempo, porque te deleitas en lamisericordia. Tú volverás a tenermisericordia de nosotros,sepultarás nuestras iniquidades, yarrojarás al mar profundo todosnuestros pecados.˝

Veamos cuatro elementos enesta oración antes de entrar de llenoen nuestra meditación. La preguntainicial del texto es retórica. No pideinformación, ni confirmación acercade Dios, ni está concediendo quepudiera haber otros dioses. Expresasencillamente el júbilo de Miqueascuando contempla el carácter deDios. Es una expresión pura dealabanza y adoración en suexaltación de Dios. Es, al mismotiempo, un reto del profeta a losidólatras de su tiempo para que seatrevan a comparar sus falsosdioses con el verdadero Dios deIsrael sin esperar que nadierespondiera. Inmediatamente pasaa mencionar las razones de suadmiración por Dios.

1. Perdona la maldad

Sólo Dios puede perdonar. Estederecho le pertenece sólo a Dios. Esel único que tiene la potestad de

perdonar o condenar al pecador.Este fue uno de los innumerableschoques que Jesús tuvo con losescribas y los fariseos de su tiempo.Cuando unos amigos bajaron a unparalítico por el tejado para queJesús lo sanara, Jesús, en vez dedecirle “te sano” le dijo: “Buenhombre, tus pecados te son perdonados˝(Lucas 5.20). La reacción de algunosque estaban allí no tardó en llegar.Lo acusaron de blasfemar porquesólo Dios puede perdonar pecados. Suteología era correcta. Su apreciaciónde Jesús no. Era una oportunidadde confesión de que Jesús era Dios,pero ellos la volvieron unaacusación. No podía ser más claro.Él era y es Dios. Otros lo recibieronasí. El versículo 26 dice: “Todosestaban admirados y alababan a Dios.˝

2. Olvida el pecado

A menudo, el pueblo de Dios loofende. A menudo se arrepiente yle pide perdón. Él no sólo perdona;también olvida. Ser olvidadizo noes uno de sus atributos. Lo quesignifica es que no los saca a relucirnuevamente en futuros tratos connosotros. No los vuelve a tomar encuenta a diferencia de nosotroscuando decimos: “Te perdono, perono olvidaré nunca lo que mehiciste.” Tal vez no lo decimos conestas mismas palabras, pero amenudo, en los enfrentamientosunos con otros, afloran las ofensasque en realidad no fueronperdonadas.

Es imposible empezar unproceso de restauración sinrecordar las ofensas que fueroncometidas. Se deben recordar lasprovocaciones de las ofensas y lasreacciones que se produjeron paraestablecer un fundamento para laacción correctiva. Las ofensas sonsólo puntos de referencia, noargumentos de ataque con laintención de destruir a un ofensoren un choque de relaciones. Dios nosólo olvida los pecados confesadosy perdonados, los arroja al mar

profundo.

3. No guarda su enojo todo el tiempo(no persistirá en su ira para siempre,dice otra traducción)

Aunque justamente disgustadopor el pecado, y pronto paraderramar su juicio sobre losimpenitentes, cuando alguno sevuelve a él con confesión y súplica,Dios muestra que no persiste en suira para siempre, sino que está listopara perdonar. La duración de suira depende de la duración delofensor en admitir su culpa y pedirsu perdón.

¿Se enoja Dios? Claro que sí.(vea Amós 9:1-6 y Apocalipsis 16).La dureza del corazón de loshombres de no aceptar el sacrificiode su Hijo lo mueve a ira y con suira viene gran destrucción. Pero suira no es permanente. Un Diosinaccesible y siempre enojado esuna invención del diablo. De algunamanera ha logrado que multitudesen el mundo se lo crean y no seacercan a Dios porque tienen miedoque los destruya. Dios detesta elpecado, pero ama al pecador. Lamayor prueba de su amor es Juan3:16 y 17:

“Porque de tal manera amó Dios almundo, que ha dado a su Hijounigénito, para que todo aquel queen él cree no se pierda, sino quetenga vida eterna. Porque Dios noenvió a su Hijo al mundo paracondenar al mundo, sino para queel mundo sea salvo por él.˝

Jesús recibió el castigo de lospecados de toda lahumanidad. (Vuelva a leer1ª Juan 2:2).

Dios también se enoja con sushijos porque permiten que elpecado los aleje de él. El menorrastro de pecado impide lacomunión con Dios. Pero el enojocon sus hijos no es para siempre.Termina en el momento en que nosidentificamos con el sacrificio de su

Hijo. El pecado confesado yperdonado ya fue juzgado en CristoJesús.

4. Dios se deleita en la misericordia

Dios castiga porque tiene quehacerlo. Es una tarea extraña ydesagradable para él. No hay nadaque le produzca más deleite que laoportunidad de manifestar sumisericordia al pecador penitente.Por lo menos en nuestra menteestos dos atributos siempre entranen conflicto. Dios no manifestaráuno en detrimento del otro. Tieneque hacer los dos y de una maneracompleta.

Hay algo que DietrichBonhoeffer llamó “gracia barata.”“Gracia barata –dice él– es la graciaque prodigamos sobre nosotrosmismos. Gracia barata es lapredicación del perdón sinarrepentimiento, bautismo sindisciplina de la iglesia,participación de la santa cena sinconfesión.... Gracia barata es graciasin discipulado, gracia sin la cruz,gracia sin Jesucristo, vivo y

encarnado.”2

Entonces ¿cómo hizo Jesús conla mujer samaritana? Él sabía detodos los hombres que habíatenido; de su mala reputación en elpueblo, tanto así que ella no seatrevía a llegar al pozo cuando lasotras mujeres lo hacían. Noobstante, todas las indicaciones sonque la samaritana regresó a supueblo perdonada.

Jesús nunca reaccionó como losreligiosos de su tiempo. Nuncatuvo miedo de contaminarse con elpecado de quienes necesitaban lagracia de Dios. Más bien, la críticade ellos hacia Jesús es que era amigode publicanos y pecadores (Mateo11:19). Y su criterio acerca de elloses que un samaritano (que losjudíos despreciaban) era más justoque los publicanos y los fariseos(ver Lucas 10). Como su Padre,

Jesús siempre se deleitó en lamisericordia.

“Porque el Hijo del Hombre havenido a salvar lo que se había perdido˝(Mateo 18:11).

“¡Alégrense conmigo, porque heencontrado la oveja que se me habíaperdido!˝ (Lucas 15:6).

“¡Alégrense conmigo, porque heencontrado la moneda que se me habíaperdido!˝ (Lucas 15.9).

Dios es invariablementemisericordioso y justo

Dios es todo misericordioso ytodo justo, todo el tiempo. Sinembargo, como dijimos ya, a vecespareciera que entran encontradicción, pero erramos sicreemos que él escoge uno enexclusión de otro. El apóstol Pablonos exhorta a meditar en ellos enRomanos 11:22 donde dice:Toma encuenta la bondad y la severidad deDios.˝

En primer lugar, sus atributosson descripciones de Dios mismo;describen o representan a Dios. Élnunca deja de ser ninguno de susatributos. Él es Dios cuandomanifiesta su ira tanto comocuando manifiesta su misericordia.Dicho de otra manera, el Dios degracia es al mismo tiempo el Diosde justicia. No sería Dios si nohiciera justicia, pero no le gusta;prefiere la misericordia. EnEzequiel 18.23 lo expresa de estamanera: “¿Acaso me es placentero queel malvado muera? Más bien, quieroque se aparte de su maldad y que viva.˝

Dar y recibir

Dios se deleita en darmisericordia y a nosotros noscorresponde recibirla. Todo lo queDios ha dado se completarecibiéndolo. Ninguno de susregalos es automático. Lamisericordia tampoco nos vieneautomáticamente. Dios estásiempre con la mano extendida

para dar su perdón, pero tenemosque ejercer nuestra voluntad pararecibirlo.

Las condiciones son las mismasque cuando venimos a Dios porprimera vez. Reconocer nuestropecado, pedir perdón a Dios y aquienes hemos herido, hacerrestitución donde sea aplicable, ysometernos a un régimen para larestauración de las relaciones. Aeste proceso podríamos llamar elaspecto práctico de la fe. Eso nosconvierte en testimonios de labondad de Dios.

En Lucas 18:9-14, el Señorcuenta la historia de dos hombres,uno fariseo y el otro recaudador deimpuestos; uno religioso que secreía justo, pero que no conocía aDios y otro que sabía que se habíaquedado corto de la gloria de Diosy que no merecía estar en supresencia. Los dos oran de manerasdiferentes. Observe la actitud deambos.

La oración del fariseocomparándose con otros hombresseguramente era cierta, pero por ahíno era: “Te doy gracias porque no soycomo los demás, que son ladrones,injustos y adúlteros. ¡Ni siquiera soycomo este cobrador deimpuestos! Ayuno dos veces a lasemana, y doy la décima parte de todolo que gano.

Pero el cobrador de impuestos,desde lejos, no se atrevía siquiera alevantar los ojos al cielo, sino que segolpeaba el pecho y decía: “Dios mío,ten misericordia de mí, porque soy unpecador.”

Y la observación de Jesús: Yo lesdigo que éste (cobrador deimpuestos) volvió a su casajustificado, y no el otro (el fariseo).

Es obvio que el fariseo no sabíanada de la misericordia de Dios.Contaba con la observación externade algunos aspectos de la ley y creíaser digno de estar delante de Dios.

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El otro se acercó a Dios con laactitud correcta y recibió lo queDios le estaba ofreciendo a los dos.Supo recibir lo que Dios ofrece.

La aparente contradicción

Justicia es el “Atributo de Diospor el cual premia o castiga a cadauno en función de susmerecimientos.” Misericordia es el“Atributo de Dios, en virtud delcual perdona a sus criaturas y se

solidariza con ellas.” 3

A estas definiciones se sumaRomanos 6:23 que dice que La pagadel pecado es muerte, y el versículo deMiqueas 7 que nos ocupa que diceque Dios perdona la maldad y olvida elpecado… sepulta nuestras iniquidades,y arroja al mar profundo todosnuestros pecados.

Dios está obligado a sermisericordioso y justo en lamanifestación de sus atributos, perono importa lo que Dios decidahacer, entrará en una contradicciónaparente. Su ley le demanda quehaga justicia. Él es el juez de toda latierra. Fue el argumento queesgrimió Abrahán cuando intentabasalvar a su sobrino Lot de ladestrucción de Sodoma y Gomorra.¿Acaso el Juez de toda la tierra no debehacer lo que es justo? (Génesis 18:25)

Dios no puede absolver alimpío sin satisfacer las demandasde su propia ley. Entonces, ¿cómolo hace? Esa disyuntiva se examinóen el consejo de la Trinidad cuandoplaneaba crear un universo y unmundo dentro donde pudiera viviruna criatura con las característicasnecesarias para tener comunión consu Creador. Ellos vieron que estacriatura desobedecería el únicomandamiento que le sería impuestoy el corazón del Padre seentristeció. La muerte no es de suagrado. Entonces el Hijo se ofrece ahacerse hombre y satisfacer lasdemandas de la ley del Padre:moriría por el pecado de todo el

mundo y cumpliría todas lasdemandas de la ley de dar muerteal pecador.

Alguien ya pagó.

La segunda parte de Romanos6:23 tiene un “pero” que indica quehay un concepto que se contraponea la primera parte. Recuerde que laprimera parte dice: “la paga delpecado es muerte.” Ahora viene el“pero”… pero la dádiva de Dios esvida eterna en Cristo Jesús, nuestroSeñor.

Con razón el Padre se deleitacuando recibimos su misericordia.Le costó la vida de su Hijo. Conrazón dijo en repetidas ocasiones:“Éste es mi Hijo amado, en quien mecomplazco.˝ ¿Buscaba usted la razónlegal para que el pecador recibamisericordia y no juicio? Aquí está:Ya alguien pagó.

Imagínese que usted va dondesu acreedor con quien tiene unadeuda asfixiante e imposible depagar. Ni siquiera mediante unarreglo de pago. El contratoestablece que si usted no paga serásentenciado a muerte.

Usted llega sentenciado amuerte y su acreedor lo mira conuna sonrisa en los labios. Usted seasusta creyendo que su deleite esporque usted tendrá que morir.Pero en realidad, la sonrisa esporque no es necesario ejecutar lasentencia. “Alguien ya pagó.”

“Si alguno ha pecado, tenemos unabogado ante el Padre, a Jesucristoel justo. Y él es la propiciación pornuestros pecados; y no solamentepor los nuestros, sino también porlos de todo el mundo˝ (1ª Juan 2.1-2).

¿Qué aboga? “Padre, yo paguépor sus pecados.” Dios es justoy no exige doble pago.

“Propiciación. Acción agradablea Dios, con que se le mueve apiedad y a misericordia. Sacrificio

que se ofrecía en la ley antigua paraaplacar la justicia divina y tener aDios propicio.

Propicio. Benigno, inclinado a hacerun bien. Favorable, adecuado paracierta cosa.”4

Propósito de su misericordia

El propósito de su misericordiaes vestirnos con su justicia. Es másque una obra externa. Es morir alhombre viejo que nos induce apecar y resucitar a una vida nuevacon los atributos de Dios. No todosaceptan su sacrificio. Se salva el quereconoce su pecado, cambia dedirección y se vuelve a Dios, pide yacepta el perdón de Dios.

Zacarías 3 es una figura de loque Dios hace cuando aceptamos elsacrificio de Cristo. El pasaje serefiere directamente al sacerdoteJosué, pero su aplicación nosincluye a nosotros. Note en losversículos que inician el capituloque Satanás se hace presente paraacusarlo, pero el Señor lo reprendey declara que ha sido Él quien haescogido a Josué. Pero su ropaestaba sucia. La Biblia declara que“todos nuestros actos de justicia soncomo un trapo lleno de inmundicia˝(Vea Isaías 64:6).

En el versículo 4 Dios da lasiguiente orden a los que estaban a suservicio: ¡Quítenle esa ropa tan sucia!Date cuenta de que ya te he limpiado detu pecado, y de que te he vestido conropas de gala. Dios mismo nos quitala ropa sucia y nos viste con ropalimpia para que podamos estar ensu presencia.

Para terminar voy a citartextualmente mi traducciónde una paráfrasis de Juan8:1-11:

La misericordia triunfa sobre eljuicio

Por Jon Bloom – Mayo 27, 2008

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Los insultos llovían sobreella como golpes.

¡Mujerzuela, ramera corrompida!

Imagíneselo. Ella estabacasada, pero no con el hombre encuyos brazos está. De pronto lapuerta se abre de golpe. Hombresenfurecidos la sacan a la fuerza a lacalle – a ella y a su pecado oculto.

— ¡“Adúltera! ¡Adúltera!”— Las palabras la atravesabancomo flechas. La multitud crecíamirándola torpemente condesprecio. Su pecado había acabadocon su vida en un instante. Estaba apunto de ser ejecutada. ¡Hablabande apedrearla!

— ¡Oh mi Dios, van aapedrearme! ¡Dios ten piedad! —Pero el veredicto de Dios sobre sucaso parecía claro: Si alguien essorprendido acostándose con una mujercasada, tanto el hombre como la mujerserán condenados a muerte. Asíquitarás la maldad de Israel(Deuteronomio 22:22).

¡Ambos debían morir!” ¡Ellaiba a morir! ¿Pero dónde estaba él?No había tiempo para pensar en élahora. La mujer fue entre empujaday arrastrada por las calles deJerusalén – despreciada ydesechada – como alguien de quienlos hombres esconden sus caras.

— ¿Por qué estamosentrando en el templo? —Pero sinexplicación alguna, ella esbruscamente empujada cayendo decara a los pies de un joven rabino.

Alguien detrás de ella dice:

Maestro, esta mujer fuesorprendida en el acto de adulterio.La ley de Moisés nos ordenaapedrear a mujeres como ella. ¿Quédices tú?

El maestro la miró primero aella, después a sus acusadores, y sindecir nada, se inclinó escribiendocon el dedo en el suelo. ¿Por quéestaba él escribiendo en el suelo?

Los acusadores impacientes exigenuna sentencia. Él se endereza. Ellacontiene el aliento, sin valor paralevantar los ojos.

Aquel de ustedes que esté sinpecado, que le arroje la primerapiedra.

La muchedumbre guardasilencio. Ella, confundida, se fija enél por primera vez. Está escribiendoen el suelo otra vez. Hay silabeosentre dientes y gruñidos dedisgusto a sus espaldas. Después seoyen pies que se arrastran y sealejan. ¡La gente se está yendo!Nadie la toca. Ella se arma de valorpara mirar alrededor. ¡Susacusadores se han ido! ¿Y elmaestro? Él está de pie, puesta sumirada en ella.

Mujer, ¿dónde están los que tetrajeron? ¿Nadie te condena?

Nadie, Señor.

Tampoco yo te condeno. Vete, y nopeques más.

Olvide por un momento laarrogancia moral de los acusadoresy la aparente injusticia por laausencia del hombre que adulterócon ella. ¿Oyó usted lo que le dijoJesús? La culpa de esta mujer erareal. Había cometido el crimen deladulterio. Dios, por medio deMoisés, había ordenado su muerte.Pero el Hijo de Dios simplementedice: Tampoco yo te condeno.

¿Cómo es posible que él digaeso? Si Dios violara su propiomandamiento, tendríamos unenorme problema. ¿Es Dios injustoentonces? Claro que no. Laintención de Dios es que el pecadode adulterio sea castigado hasta elalcance máximo de la ley. Pero ellano sufriría ese castigo. Ella seríaabsuelta. Este joven rabino recibiríael castigo en lugar de ella.

¿Serían las palabras de Isaías lasque escribió Jesús en el suelo? Peroél será herido por nuestros pecados;¡molido por nuestras rebeliones! Sobre

él vendrá el castigo de nuestra paz, ypor su llaga seremos sanados. Todosperderemos el rumbo, como ovejas, ycada uno tomará su propio camino;pero el Señor descargará sobre él todo elpeso de nuestros pecados – Isaías 53:5-6.

En esta historia de Juan 8:1-11,Dios claramente transmite las“buenas nuevas” que él quiere quetodo el mundo oiga. Todos y cadauno de nosotros somos esa mujer.Nuestros pecados – las lujuriasocultas, las lenguas destructivas, elodio criminal, la avariciacorrompida, la traición – estándescubiertos delante de Dios tanclaramente como los pecados de lamujer en ese patio del templo. Lavergüenza de nuestra culpa esobvia y nuestra condenación justa.

Y sin embargo, de los labios delHijo de Dios se oyen estassorprendentes palabras: Ni yo tecondeno. ¿Por qué? ¡Porque él fuecondenado en nuestro lugar!

Jesús era el único en la multitudaquel día que podía, con perfectarectitud, requerir la muerte de lamujer. Y él era el único que, conrectitud perfecta, podía perdonarla.La misericordia triunfó sobre eljuicio. Y lo mismo es cierto para

usted y para mí.5 ∆

Notas

1, Enciclopedia interactiva 98

2. Dietrich Bonhoeffer, El costo deldiscipulado

3, 4 Enciclopedia interactiva 98

Hugo M. Zelaya es pastor de la Iglesia

de Pacto Nueva Esperanza en San

José, Costa Rica. Es el fundador de la

Fraternidad de Iglesias y Ministerios

del Pacto que da cobertura a varias

iglesias en Costa Rica. Actualmente

reside con su esposa y su hija, en

Alajuela, Costa Rica.

UUn pastor amigo dijo una vez que la iglesia notiene la exclusividad de la verdad. Diosescoge a quién revelar su verdad, y a veces

puede darla a alguno que no esté dentro del pueblode Dios; la verdad no deja de ser porque el mensajerosea indigno. La otra cara de la moneda es que enalgunas ocasiones un siervo de Dios habla cosas queno ha escuchado de Él. Todo debe ser escudriñado ymedido con la palabra de Dios (Hechos 17:11). Jesúsdijo de sí mismo que Él era la Verdad (Juan 14:6); asíque debemos relacionarnos con la Verdad como unapersona, no como un objeto o una idea que podemosmanipular a nuestro antojo.

El otro asunto clave es que la verdad de Diossea relevante a un mundo cambiante. Es mucho másfácil decirlo que ver su cumplimiento en la realidad.La iglesia universal tiene la tarea de proclamar laverdad de Dios y de modelar esa verdad en un modode vida activo, moderno y arraigado en principiosque trascienden el tiempo (vea Efesios 4:17-24;Hebreos 13:8-9). Los críticos internos y externosreclaman que la iglesia ha fallado en esta tarea. Perola verdad no puede ser contenida ni cambiada (si asífuese, dejaría de ser la verdad).

Con esto en mente, hay tres principios quedependen de la fe – una confianza inconmovible en laVerdad que guía nuestra vida – y que dependen eluno del otro para un funcionamiento eficiente. Porseparado, los principios son conocidos y han sidoestudiados en forma exhaustiva. Pero la relación quehay entre ellos debe abrir nuestros ojos a una visiónmás completa de cómo cumplir nuestra tarea dellevar la Verdad al mundo. Los principios sonorgánicos; es decir, no son rígidos o lineales, sino que

son progresivos e interdependientes.

Presentaremos estos principios en forma deretos, y pueden considerarse personales o para laiglesia. De forma personal, debe entenderse que elindividuo es parte de la iglesia, y que, como siemprelo hemos mantenido, no puede desempeñarseaisladamente. Por otro lado, la iglesia no puedeaplicar estos principios sin que estos gobiernen loscorazones de cada individuo. Es la gran sabiduría deDios en acción.

El reto de edificar

La necesidad de edificar es evidente. ¿Quécosas son las que edificamos? Podemos edificarnuestro conocimiento, nuestra familia, nuestrocarácter, y nuestra reputación. Jesús dijo que era sabioedificar sobre un fundamento fuerte (Lucas 6:47-49), yque Él es quien edifica su iglesia (Mateo 16:18).

Para edificar nuestro conocimiento debemospasar tiempo de calidad en la presencia de Dios yescudriñar su palabra. No hablamos sólo de unconocimiento mental, sino también empírico ypersonal. El fundamento de la verdad está en lapalabra de Dios, y es el Espíritu Santo quien nos larevela (Juan 16:12-14) y la activa en nuestra vida.

El conocimiento de Dios aplicado a laactividad de nuestra vida cotidiana es la quedesarrolla nuestro carácter. Jesús edificó el carácter desus discípulos en tres años; fue un proceso de

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T r e s r e t o sT r e s r e t o s

E d i f i c a r , B e n d e c i r , S o l t a rE d i f i c a r , B e n d e c i r , S o l t a r

Por Carlos Zelaya

1

discipulado cercano que los llevó a formarse comoverdaderos siervos de Dios. El aspecto central delbuen carácter es saber hacer lo correcto en todomomento (vea 2ª Timoteo 1:7). Eso es imposible sin laayuda del Espíritu Santo.

El conocimiento y el buen carácter no sonsuficientes – debemos edificar nuestra familia, tantonatural como espiritual. La gran comisión habla dereproducción, esa es la aplicación de “ir y hacerdiscípulos” (Mateo 28:18-20). Cuando hay vida, haycrecimiento, estamos edificando. La inversión denuestro tiempo, dinero y esfuerzo en asuntosespirituales personales (nuestro conocimiento ycarácter) deben desbordarse hacia edificar relacionesde pacto significativas. El discipulado no es unproceso de aprendizaje de principios y conceptosdogmáticos, es un sistema de reproducción y deresponsabilidad mutua. Lo grandioso del plan deDios es que las generaciones venideras son herederasde la promesa – esto es claro cuando estudiamos lavida de los héroes de la fe en Hebreos 11. Los últimosdos versículos hablan de la herencia que recibimos delas generaciones anteriores, y por extensión debemospasarla a las generaciones venideras:

“Pero ninguno de e l los , aunque alcanzaronbuen test imonio mediante la fe , rec ibió lo

prometido porque Dios tenía reservado algomejor para nosotros , para que no fueranel los perfeccionados aparte de nosotros . ˝

El último aspecto que debemos edificar esnuestra reputación, es decir nuestro testimonio. Lacrítica más frecuente del mundo es que los cristianossomos hipócritas. Jesús usó este mismo calificativopara los líderes religiosos de su tiempo. Describe aalguien que dice una cosa pero hace otra, o que juzgaa otro con una medida que no aplica a sí mismo.Nuestro testimonio es lo que decimos y hacemos parareflejar la vida de Cristo en nosotros. Una reputacióndañada estorba el desempeño eficaz del ministerio(vea 1ª Timoteo 3:7). Aún el apóstol Pablo tuvo quetomar unos años para “reparar” su reputación antesde poder ejercer su ministerio a cabalidad (Hechos9:26-31). No negamos el poder de la misericordia deDios, ni reclamamos que todos deben ser infalibles;pero es esencial cuidar nuestro testimonio(Colosenses 4:5-6). El poder de convencimiento es delEspíritu Santo (Juan 16:8), pero nuestra falta desinceridad y amor hacia los de afuera ha causado másapatía que conversos. La clave es hacer que cadaactividad de nuestra vida esté centrada en Jesús(Mateo 5:16).

El reto de bendecir

Uno que vivió en carne propia estos tresprincipios fue Abraham. Dios en su soberanía ygracia lo llamó y estableció con él un pacto eterno.Génesis 12:2-3 describe la promesa hecha a Abraham:

«Haré de t i una nación grande, tebendeciré , engrandeceré tu nombre y serásbendición. Bendeciré a los que te bendigan,y a los que te maldigan maldeciré ; y seránbenditas en t i todas las famil ias de lat ierra .»

Hay una relación directa entre el desarrollo de unsólo hombre en una nación, la bendición de Dios, labendición a otros, y una herencia espiritual que vamás allá de un sólo hombre o una sola nación. Labendición trae aumento, ya sea material, emocional,espiritual, de posición, o de reputación. En el AntiguoTestamento, la bendición del padre era muysignificativa – reflejaba en forma verbal los términosdel pacto de Dios con cada uno de los hijos (veaGénesis 27; 48; 49). Cuando Dios bendice, tiene unobjetivo que va más allá de nosotros mismos.

Cuando vino Jesús, la bendición de Abrahamfue extendida a todo el que recibiese a Jesús como elHijo de Dios. Dice así en Romanos 10:11-13:

“La Escritura dice: «Todo aquel que en él cree,no será defraudado», porque no hay diferenciaentre judío y griego, pues el mismo que es Señorde todos, es rico para con todos los que loinvocan; ya que todo aquel que invoque elnombre del Señor, será salvo.˝

La herencia de la verdad de Dios que ha sidotransmitida de generación a generación no es algoque podamos retener a nuestro antojo. El plan deDios es que la verdad sea conocida por todos. Losversículos siguientes en Romanos 10 hablan de quesomos enviados al mundo para que crean. Sin el afánde ser excesivamente crítico, creo que la iglesia se haquedado corta en su misión por varias razones.Primero, no hemos ido; nos hemos encapsulado ennuestras cuatro paredes. Segundo, cuando salimos,no tenemos qué dar más que juicio y servicio de

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labios. Y tercero, creemos quesomos el objetivo final de labendición de Dios, cuando enrealidad lo que recibimos porgracia debe fluir con gracia haciaafuera.

La clave para ser unabendición a otros es dar y servir.Jesús dijo en Mateo 20:28:

«…como el Hijo del hombre,que no vino para serservido, s ino para servir ypara dar su vida en rescatepor todos . »

Es asombroso cómo Diosdispuso que en su reino las cosasfuncionasen al revés – el quequiera ser exaltado debehumillarse, el que quiera fortalezadebe ser débil, el que quiera serlíder debe servir, el que quieratener aumento debe dar. Cuandobendecimos, extendemos losprincipios de verdad del reino deDios; cuando no lo hacemos,reflejamos algo diferente que noexalta a Dios ni es testimonio de lavida de Cristo. Lo opuesto de serbendición es ser una carga, unestorbo o un tropiezo – ¡eso no esparte del plan de Dios para suvida!

El reto de soltar

El peligro de edificar algode valor es que uno se sienteapegado a ello. El joven rico nopudo despegarse de susposesiones (Mateo 19:16-30); perono siempre tiene que ver con lomaterial. Es más, pudiera ser algoque Dios haya dado, algo bueno y

de bendición en su momento.

Hay dos ejemplos clarosque nos demuestran por qué esimportante soltar. El primero esAbraham. Después de esperar 25años el cumplimiento de lapromesa de Dios de darle unheredero, finalmente a sus 100años nació Isaac. El niño crecióhasta ser un muchacho dócil,amoroso, y objeto del amorentrañable de su padre. Pero Diosle dio un mandamiento que debióhaberle roto el corazón. El “padreenaltecido” (Abram), que habíacambiado de nombre a “padre deuna multitud” (Abraham), teníasólo un hijo que lo heredaría, yéste por milagro de Dios, peroahora debía sacrificarlo comoprueba de su obediencia. ¿Cómocumpliría Dios su promesa dehacer de él una nación grande?Además, los sacrificios humanoseran abominables a Dios. No habíamanera de racionalizarlo, no teníasentido.

El otro ejemplo es nuestroSeñor Jesucristo. Dice Filipenses 2:6-11:

«Él, siendo en forma de Dios,no estimó el ser igual a Dioscomo cosa a que aferrarse, sinoque se despojó a sí mismo, tomóla forma de siervo y se hizosemejante a los hombres. Masaún, hallándose en la condiciónde hombre, se humilló a símismo, haciéndose obedientehasta la muerte, y muerte decruz. Por eso Dios también loexaltó sobre todas las cosas y ledio un nombre que es sobretodo nombre, para que en elnombre de Jesús se doble todarodilla de los que están en loscielos, en la tierra y debajo dela tierra; y toda lengua confieseque Jesucristo es el Señor, para

gloria de Dios Padre.»

Para Jesús no se tratabasólo de su posición de poder en elcielo; ¡tenía que renunciar a sunaturaleza divina! En la eternidadpudo ver que sobre él caeríantodos los pecados de lahumanidad, y que su Padrevolvería su rostro al verlo.

No me imagino estar en laposición de Abraham, ni de Jesús.Pero sé cuáles hubiesen sido lasconsecuencias si no hubiesenobedecido. ¿Será que estamosdeteniendo algo más grande porestar aferrados a cosas quedebemos soltar? El versículo 5 diceque debemos imitar a Jesús en esteaspecto. Poder soltar lo que hemosedificado – familia, reputación,posición, ministerio, posesiones –es muy importante porque cumpleel plan de Dios, que es más altoque el nuestro.

Estos tres retos nos hacenmeditar en nuestro lugar en el plande Dios, para cada uno y para suiglesia. Podemos ocuparnos deellos en forma cuadrada ydogmática, pero eso no daría elfruto deseado. Los métodos y lasfórmulas no pueden sustituir lafluidez y vida de una relaciónorgánica y activa con el EspírituSanto. La promesa de edificar suiglesia sobre el fundamento de laVerdad – una nación espiritual –depende de su poder y de quetengamos una visión clara denuestra participación en elproceso. ∆

Carlos Zelaya ha servido en elministerio por más de 15 años. Residecon su esposa e hijos en San Jose,Costa Rica.

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Tomado de la conferenciarealizada en San José, Costa Rica,en julio de 2013

“Así que, después que les hubolavado los pies, tomó su manto,volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéislo que os he hecho? Vosotros mellamáis Maestro, y Señor; y decísbien, porque lo soy. Pues si yo, el

Señor y el Maestro, he lavadovuestros pies, vosotros tambiéndebéis lavaros los pies los unos alos otros. Porque ejemplo os hedado, para que como yo os hehecho, vosotros también hagáis. Decierto, de cierto os digo: El siervono es mayor que su señor, ni elenviado es mayor que el que leenvió.” Juan 13:12-16

“Haya, pues, en vosotros estesentir que hubo también en CristoJesús, el cual, siendo en forma de

Dios, no estimó el ser igual a Dioscomo cosa a que aferrarse, sino quese despojó a sí mismo, tomandoforma de siervo, hecho semejante alos hombres; y estando en lacondición de hombre, se humilló así mismo, haciéndose obedientehasta la muerte, y muerte de cruz.Por lo cual Dios también le exaltóhasta lo sumo, y le dio un nombreque es sobre todo nombre, para queen el nombre de Jesús se doble todarodilla de los que están en los

E l a r t e d e s e r v i rE l a r t e d e s e r v i rPor Charles V. Simpson

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cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y todalengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloriade Dios Padre.”

Filipenses 2:5-11

Muchas escrituras hablan sobre el servicio, y esmuy difícil escoger entre ellas. He escogido estas dosporque hablan algo especial de nuestro Señor.Ustedes conocen la historia de Jesús cuando lavó lospies de los discípulos. En esos días la gente usabasandalias, las calles eran de tierra, y era costumbreque el anfitrión o alguno de los siervos lavara los piesa sus huéspedes. En este caso Jesús ciñó una toallaalrededor de él, tomo un recipiente lleno de agua ylavó los pies de los discípulos. Ellos se sintieronbastante incómodos porque la costumbre era que elmenor sirve al mayor, y Jesús obviamente era elmayor. Él era el Maestro y no les parecía bien que elmayor sirviera al menor. Desde luego Pedro protestópues no quería que Jesús le lavara los pies, pero Jesúslavó sus pies, y les dijo: “Ustedes no son mayores quesu maestro; y si su maestro les lava los pies, debenlavárselos entre ustedes, les he mostrado unejemplo.”

Filipenses 2 es otro texto muy importante, losversículos del 5 en adelante dicen que haya enustedes la intensión que hubo en Cristo, que piensencomo Jesús, que la actitud de ustedes sea como la deél.

El Señor piensa de manera opuesta a como piensael mundo. El Reino de Dios no es como la cultura, loscaminos de Dios no son como nuestros caminos, elReino de Dios baja antes de poder subir. La Bibliadice que Jesús se hizo sin reputación; es decir, hizo uncompromiso para hacer cosas que destruirían supropia reputación en la cultura. A él no le interesabasu reputación, en nuestra cultura sí nos importamucho la reputación.

Otra palabra para esto es orgullo; Jesús era unapersona segura. En Juan 13 dice que toda autoridad leera dada. No era inseguro porque tenía su seguridaden el Padre. Podía inclinarse y lavar los pies de losdiscípulos; aún lavándole los pies a Judas, sabiendoque lo iba a traicionar. Jesús no tenía que defendersea sí mismo o defender su reputación.

Y en Filipenses dice que haya entre ustedes estemismo sentir, si alguno quiere venir en pos de mí,tome su cruz. Pero la cruz era una maldición, no unajoya. Hay una serie de citas bíblicas que nos dicen que

podemos humillarnos. Dice la escritura que el que sehumilla será exaltado y el que se exalta seráhumillado. ¿Cómo sabemos que somos humildes? Siusted dice que es humilde, ya no lo es. Un predicadordió un sermón titulado “¿Cómo alcanzar lahumildad?” Y uno de sus puntos principales decía:“Aún cuando estoy haciendo alarde, estoy siendohumilde porque nunca digo en realidad lo grandeque soy.” Vivimos en un mundo que se exalta a símismo, y Jesús nos enseñó a humillarnos a nosotrosmismos, y dejar que sea Dios quien nos exalte.

En 1967 tenía un amigo muy cercano que sellamaba Ken Sumrall. Él había orado por mí para serlleno del Espíritu Santo, habíamos ido juntos alseminario, intercambiábamos púlpitos, y tambiénviajábamos alrededor del mundo. Fue en uno de estosviajes que el Señor me dijo que él debía ser mi pastor.Yo era 11 años menor que él, y el Señor me mostróque debía servirle a él. Este era un pensamientodiferente al que yo tenía antes, y yo le dije: “Creo queusted debe ser mi pastor, y quiero servirle encualquier manera que pueda.” El beneficio no eratanto para él, sino para mí. Las escrituras dicen que sia recibes un profeta en mi nombre a mí me recibes, ysi das un vaso de agua a alguien, no vas a perder larecompensa sino que vas a recibir la recompensa delotro (Mateo 10:40-42). Esto es un principio: si ustedsirve a alguien a quien Dios envía, está sirviendo alSeñor, y recibe como recompensa lo que Dios le hadado a quien usted sirve, porque le hace escuchar,hace que abra su corazón a usted. Cuando estamos encompetencia uno con el otro, no estamosescuchándonos, y cuando estamos compitiendotampoco abrimos nuestro corazón. La manera desaber que somos humildes es que estemos dispuestosa servir, y cuando servimos estamos aprendiendo.Eso probó ser cierto cuando comencé a servir a mipastor. Él no me obligaba a hacerlo, pero yo queríarecibir lo que Dios le había dado a él. Así que, le serví.En enero pasó a la presencia de Dios, un hombre aquien yo amaba y apreciaba profundamente.

Cuando era un adolescente de 16 años, trabajabapara un hombre que tenía una finca y una tienda.Durante la semana trabajaba en la finca y el sábado enla tienda cortando carne porque él también eracarnicero. Era época de papas, venía la cosecha yteníamos que levantarnos bien temprano paratrabajar en el campo. Trabajábamos hasta ya cayendola noche y luego lo llevaba a su casa. Cuando no

estábamos trabajando en el campo, íbamos alalmacén a clasificar las papas, y el sábado trabajabaen la tienda. Por una semana de trabajo ganaba$21.00, pero yo estaba enojado porque creía que éldebía pagarme más; sacar papas del suelo era trabajoduro. Fui a mi casa y como estaba enojado, le dije ami papá que sólo me había pagado $21.00; no erajusto. Mi papá dijo algo que me no me pareció muybueno, dijo: “Usted debería pagarle a él”. Dije: “mipapá perdió algún tornillo por ahí”, y le pregunte:“¿Por qué me dice eso?” – “Porque estás aprendiendomás de ese hombre que lo que aprendes en la escuela.Él te está enseñando a trabajar, a ser un agricultor,cómo cortar carne, cómo manejar un tractor y notienes que pagarle nada”. Y es verdad, yo aprendímucho de ese hombre.

Si entiendes lo que es servir, hace que la o laspersonas a quien sirves abran su corazón y puedesrecibir lo que ellos tienen, aún más si tu actitud esbuena, esto agrada a Dios y él te asciende. Si nosexaltamos a nosotros mismos, a menudo no podemos

funcionar en ese ambiente. La escritura dice que sisomos fieles en las cosas pequeñas, él nos va a sergobernadores de muchas cosas. Dios mide lagrandeza no por quien gobierna, sino por el quesirve. Dice: “El mayor entre ustedes es el siervo detodos.”

Jacobo y Juan estaban peleando por quién se ibasentar a la derecha y quién a la izquierda. Así escomo piensa la cultura, pero así no es como son lascosas. El que es mayor en el Reino de Dios es el quepuede servir al mayor de las personas. Isaías llama alMesías el Siervo, él vino para servirnos a nosotros, nopara ser servido. Él no pudo haber hecho un serviciomayor que dar su vida por nosotros, morir pornosotros. Pero Jesús no solamente era bueno, erainteligente, era listo, no era débil porque entendióalgo: sabía que si ponía su reputación y obediencia adisposición del Padre, el Padre lo exaltaría. Entendióque era inteligente servir, no es sólo espiritual. Si elmundo pudiera entender que nuestra tarea es servir aotras personas, el mundo sería diferente. Algunas

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personas piensan que su grandezadepende de cuánta gente trabajapara ella. La grandeza en el Reinode Dios es a cuánta gente puedesbendecir, es a cuánta gente le vas ahacer falta cuando ya no estés.

El servicio produce una culturamaravillosa, crea una cultura deamor y de honor, porque aquellaspersonas que aman tanto comopara servirles son las personas quetú vas a apreciar. Las personas quete usan para su propio beneficio,aprendes a no amarlas, te vuelvessospechoso de ellas.

Sería maravilloso si en laiglesia nos honráramos y nosrespetáramos unos a otros. ¿Cómopodemos producir esto? Sirviendo,pero no sirviendo a la iglesia, sinosirviendo a la gente, a losindividuos, aún sirviendo aaquellos que te traicionaron. Eso esduro, pero es lo que hizo Jesús.Sirvió al Padre, siempre hizo loque le agradaba a él, sirvió a susdiscípulos bajo sus pies, sirvió a lanación, sanó a los enfermos, dio decomer a los hambrientos, liberó ala gente de espíritus inmundos. EnMateo 9 dice que él tuvocompasión de las multitudes, ylloró sobre la ciudad, y lo hizotodo sin preocuparse por sí mismo.Por eso la Biblia dice que el Padrelo exaltó.

El Salmo 75 dice que elascenso, la promoción, viene delSeñor. Jesús dice que nos dejó unmodelo; no podemos decir queseguimos a Jesús sin hacer lo queél hizo. Muchos creen que lo quetenemos que decir es que él es elhijo de Dios. Es más que eso; sicrees en Jesús, lo sigues. No es unestado, es una jornada, caminaspor donde él caminó. Cuandosigues a Jesús, te conviertes en unsiervo. Cuanto más le sirvamos a

él, más le vamos a servir a la gente.Los discípulos pensaban como sucultura, y muchos cristianospiensan como la cultura de hoy; elespíritu ha sido salvo pero lamente no, porque siempre estápensando en la manera vieja.Todos podemos caer en lo mismo:ser competitivos, críticos, egoístas,esa es la manera antigua. Tambiénse pueden hacer cosas para que lagente te vea qué estás haciendo.Así eran los fariseos, oraban paraque la gente los viera orar, dabanpara que la gente los viera dar, ydesde luego Dios no los bendijo.

A veces creemos que servir espara la gente que no tiene algomás que pueda hacer, pero hay unarte en el servir. Para ser un buenservidor se requiere excelencia.Cuando uno va a lugares dondesirven, uno se da cuenta si laspersonas que te están sirviendosaben cómo hacerlo o no. Jesús eraun siervo, un servidor, pero eramuy inteligente.

Hace muchos años prediqué enuna iglesia en Pittsburgh, y esaiglesia puso a un hombreespecialmente para que mesirviera. Yo no lo sabía, perodonde quiera que yo iba, él estaba,y yo no sabía qué era lo quequería. Prediqué en la mañana yhacía mucho calor, estaba sudadoy con la camisa empapada. Entré ala oficina del pastor y me iba aquitar el saco y la camisa parasecarla porque tenía que volver apredicar. Yo creí que estaba solo, ycomencé a quitarme la chaqueta.De pronto oí que ese hombre medecía: “No puedes hacer eso”. Y yole pregunté: “¿Qué hice de malo?¿Qué sucede?” Él me contestó:“No puedes hacer eso porque esees mi trabajo. Yo no puedopredicar, pero puedo servir. Si tú

me quitas el trabajo, entonces ¿quévoy a hacer yo? Tienes quepermitirme que te sirva. Si Cristohubiera venido, yo le serviría a él,pero él no vino. Él te envió a ti, yviniste en el nombre del Señor, yote voy a servir a ti.” Él dijo que nopodía predicar, pero me predicóun gran sermón acerca de servir.Pero hizo más que eso, en realidadme sirvió, me quitó la chaqueta,me dio una toalla, me secó, mevolvió a botonar la camisa, y yo nosabía qué hacer. Me volví a ponerla chaqueta, y él se puso haciaatrás para verme, y dijo: “Ahora síte ves bien”. Su nombre era elhermano Amor, y él me enseñóalgo. Créame que cuando yopredicaba, él recibía todo lo que yotenía, yo quería bendecirlo, elhonrar y servir libera la gracia deDios.

El servir no es bajo nuestraspropias condiciones, no es lamanera en que usted cree que debeser, es la manera en la que a lapersona que estas sirviendo loquiere. No es servicio a menos quesea una bendición para la personaa la que estás sirviendo. ¿Hastenido a alguien que quiere dartealgo insistentemente para que lotengas y no lo quieres? Hay unservicio que es así, si la actitud noes correcta, no es servir.

Cuando estaba en launiversidad, trabajaba para laspropinas. Trabajaba en una tiendaubicada en un lugar bonito de laciudad y llevaba las bolsas de lascompras, y a veces la gente medaba dinero. Así fue comotermineé el segundo año de launiversidad. Por lo general sabesquién es el que te va a dar dinero,si trabajas para las propinas teconviertes en un hombre listo. Unavez dos señoras entraron y cuando

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estas mujeres entraron los otrosque estaban empacando sealejaron, yo era el único quequedaba para llevarles las bolsas.Llevé sus bolsas por una cuadra ylas puse en el carro. Una de ellasera una señora alegre, abrió sucartera y me dio 10 centavos, y yole di las gracias porque tenía unabuena actitud. La otra señora nohabía planeado darme nada, y sacóde la cartera 5 centavos. En esosdías yo todavía no había sidosantificado, y ella comenzó adarme los 5 centavos, y le dije: “Nogracias, tal vez usted lo necesitemás que yo”. Ella se enojó, no erael deseo de ella bendecirme ni elmío servirle. Este es el asuntoprincipal, ¿puedes confiar queDios satisfaga y llene tusnecesidades? La pregunta es: Si yosirvo a otra gente, ¿qué me va apasar a mí? Le voy a preguntarotra vez: ¿Puedes confiar en Dios?

Cuando yo estaba por entrar ala universidad, como muchosjóvenes, quería ser muy rico,quería tal vez ser abogado. Mi

hermano fue quien sehizo abogado.También quería serdentista porque mi tíoera dentista, pero Diosestaba tratandoconmigo para ser unministro. Mi padrehabía entregado a suprimogénito a Dios.No me gustaba la idea,pero Dios me hizosaber que era de él, yyo pensaba que nuncaiba a tener dinero,porque mi papa era unpredicador y no teníadinero. Yo no queríaestar en esa condición,pero pronto me dicuenta que no teníaelección. El Señor me

llevó a Filipenses 4:19 – muchos deustedes lo saben de memoria, dice:“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que osfalta conforme a sus riquezas en gloriaen Cristo Jesús.” Mi Dios suplirátodas nuestras necesidades deacuerdo a sus riquezas en gloriasegún nuestro Señor Jesucristo.Esto no era necesariamente sobredinero pero esto es lo que significópara mí: “Si tú te encargas de lasnecesidades de otros, yo voy acuidar de tus necesidades.” ¿Ustedcree que Dios puede hacer esto?Hay un proverbio que dice quequienes acaparan, lo pierden todo,pero los que esparcen lo quetienen, lo dan, son los que sonlevantados.

En los Estados Unidos todo elmundo anda pidiéndome dinero, yen el correo vienen muchaspeticiones pidiendo dinero paraesto y para lo otro, y hay algunascosas para las que quiero dar.Recientemente recibí una carta deuna persona que estaba en prisiónporque había matado a alguien. Él

me había robado dinero, y ahorame escribía pidiéndome dineropara comprar las cosas quenecesitaba en prisión. Entonces ledije a mi secretaria que le mandara$100, y ella se enojó. Dijo: “¿Porqué le estás mandando dinero? Yasabes lo que hizo.” Le contesté:“No le estoy mandando dinero porlo que él es, le estoy mandandodinero por lo que soy yo.” Me davergüenza decirles esta historia,pero es importante. Lo quehacemos no es porque la gente lomerezca. Si lo hiciéramos así nadierecibiría nada, excepto el juicio deDios. No hacemos lo que hacemospor lo que sean las otras personas,lo hacemos por lo que somosnosotros.

Voy a preguntarle otra vez:¿Confía en Dios? ¿Confías parahacer para otras personas lo queDios te manda hacer?

En Mateo 25 dice que vendrá eltiempo en que todas las nacionesserán juntadas. Un grupo va aestar aquí, otro grupo va a estarallá. Y va a decir a uno de losgrupos: “Estuve en prisión y mevisitaste, tuve hambre y me distede comer, tenía sed y me diste debeber.” Y ellos preguntarán:“¿Cuándo lo hicimos Señor?” –“Por cuanto lo hiciste a uno deestos pequeñitos, lo hiciste paramí.” Déjeme hacerle unapregunta: Cuando usted ve aalguien que tiene necesidad, ¿aquién ves? Cuando ves a unhermano, una hermana y lo vesdetenidamente y sigues mirando,¿verás a Jesús? Amén. ∆

Charles V. Simpson es maestrocon un ministerio internacional ydirector de la revista One-to-One.

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