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EL MUNDO, SAN JUAN, P. R. VIERNES 12 DE AGOSTO DE 1938. Regresó antenoche él estudiante portorriqueño Rubén Gotav.. (Continuación de la pajina 5.) cusías as les invitaba a «rendirss. La lucha a* reanudó con mayor intensidad cuando los hombres de Fsnju> se negaron a ceder y, des- pués de- varias horas en que se intercambió nutrido fuego, cuenta Gotay. los rebeldes izaron tres sus barricadas la bandera blanca de parlamento. Los leales salieron de sus posiciones, no para recibir emi- sarios del lado contrario, sino para enfrentarse a una cerrada andana- da, a consecuencia de la cual mu- rieron muchos, entre ellos un ven- dedor de periódicos madrileño, muy popular en los circuios de izquier- da, conocido como "El Manías". Tras otra lluvia de "octavillas" lanzada .sobre el cuartel y tras otra, negativa de Tanjul a rendir- Mi lpi pylbnes del Gobierno comen- zaron a dejar cter bombas de diez kilos sobre la guarnición, siendo secundados por ataques de los mi licianos que iban acercándose pro- tegidos por los árboles y los tan- ques. A,aastiíez de la mañana de dicho dia se rindió el Cuartel de la Mon tafta_ Cuanta Gotay que el general Fanjul salló por una de las puertas traseras, entregándose a los Guar- dias de Asalto. Cerca de la muerte Pero la muerte está escondida en todos los rincones de la España en llamas. Tan pronto como se rindió el cuartel, los milicianos avanzaron resueltamente hacia ¿1. Entre -ellos, identificado por su carnet de la FUE, iba Rubén Go- DELICIAS SÁBADO y DOMINGO VÍCTOR McLAGLEN tay. Cuando llegaron al primer pi- so del cuartel fueron recibidos por una descarga cerrada, procedente de un grupo de rebeldes que se na- bian dispuesto a jugar el todo por el todo, atrincherados en el tercer piso. Unas diez balas zumbaron junto al joven portorriqueño, pero no lo tocaron. Los milicianos, Gotay ents* ellos, se lanzaron escaleras arriba en persecución de los últimos rebel- des del Cuartel d la Montaña. Cuenta Gotay cómo un comandan- te, al cerciorarse que todos los es- fuerzos por resistir eran vanos, se voló la tapa de los sesos en su pro- pia presencia. Otros oficiales de la guarnición siguieron el ejemplo, apareciendo en el suelo junto a un charco de sangre. Los últimos resistentes fueron aprehendidos; los soldados que es- taban encerrados en el sótano del Cuartel fueron liberados; y las mi- licias fueron armadas con las ar- mas ocupadas en el sitio. Madrid hierve Desde ese día Madrid fué un her- videro. En el Cuartel de la Mon- taña se estableció una pequeña guarnición de vigilancia y el resto de los hombres al lado del Gobier- no fueron alistados para la pelea. Por las calles de Madrid desfila- ban los camiones hacia el frente, al compás del Himno de Riego del Himno de la República, de "Los Hijos del Pueblo" y de la Interna- cional. Los estudiantes de la FUE, entre ellos Gotay, hablan ocupado el Palacio del Duque de San Car- los y se lo hablan entregado al Go- bierno leal. La radio no cesaba de emitir boletines de sabor republi- cano o de trasmitir impresiones eléctricas de los himnos de guerra que hablan adoptado las milicias. —Madrid me recuerda a la Revo- lución Francesa—dice Gotay—por el espíritu de sus hombres. La cal- da del Cuartel de la Montaña es sólo comparable a la calda de la Bastilla. Ya se hablan recibido noticias de que las tropas de Franco se acer- caban a Madrid y todas las fuer- zas se dirigían hacia Cuatro Cami- nas y hacia la Sierra de Guada- rrama. Las mujeres comenzaron en- tonces a irse al frente, pero, poco después, el Gobierno leal prohibió terminantemente que esto se hicie- ra, para evitar alegados maltratos de los moros cuando éstas calan moros del Tercio, con el objetivo de unir sus columnas con lss Mola. En el sur dominaba Queipo Llano, también en avance hacia Madrid. La ciudad, mientras tanto, se llenaba de refugiados. Miles de campesinos, desplazados por el avance victorioso de los rebeldes en las provincias de Castilla y Ex- tremadura, buscaban refugio en la Capital, duplicando en poco tiem- po la población normal de un mi- llón de personas. —Al son de los himnos marciales de la República—narra Gotay—los soldados del pueblo marcharon ha- cia la Sierra, dispuestos a morir con el güito de "¡No pasarán!" a flor de labios. Se detiene el avance La resistencia republicana fué efectiva y los soldados de Franco no entraron en Madrid. La calda de Madrid, cree Gotay, nr hubiese decidido la guerra, pero, al menos, su resistencia ha sido uno de los factores más importantes en el le- vantamiento del espíritu del Ejér- cito leal. Los rebeldes llegaron a las mis- mas puertas de la ciudad, llegando el general Várela hasta Monclova, escasamente a un kilómetro de la residencia de Gotay. El fuego pa- reció en algunos momentos salir del mismo corazón de Madrid. Pero la detención del avance blanco no habla de aliviar a la ciudad de los peligros de la guerra. Pronto habrían de aparecer sobre el cielo las siluetas de los aviones de bombardeo y persecución Jf pronto habrían de llover las bom- bas sobre las calles madrileñas ya llenas de sangre. Una noche inolvidable La noche del nueve de setiembre del primer año de la guerra que- dará grabada para siempr. en la mente de Gotay y, dice él, en las páginas de la historia de España. —Aquella noche—cuenta el joven combatiente—Madrid estaba obscu- ro como boca de lobo. De doce a treinta aviones de bombardeo que aparecían diariamente sobre la ciu- dad hablan hecho tomar todas las precauciones. La ciudad, tragada por las sombras, esperaba impa- ciente el ruido áe motores. Iba yo hacia la emisora de radio para ha- cer mis trasmisiones de la noche, cuando el cielo se lie de luces fantásticas. Eran luces de bengala. RAREZAS<^C1NE Por el Capitán Róseos Fs-weeil biy UStí UN' KCCttO k &t PLU- MA* OS 6AMSO W 10TT1K QU€ PC*V &A. SóLO seis ONZAS <*J6 WACl . **>€L t>* mi _ CH *TOM SAM*<n|l FUC UOMtftC puetrrt p*on- -.SVONAV. N CAMPEáfc OE |%0*eO OtL CANAOÁ •a»»» **S prisionera*. Gotay explicó que no ¡ Apenas tuve tiempo para refugiar- "EL REY DEL ARRABAL" Vean en este drama cómo una pan- dula Jla muchachos gangsters se candarían en hombres útiles s la sociedad. Además short y Universal News. hay mujeres en el Ejército leal en la actualidad, a excepción de al- gunas que sirven en las cocinas. No pasarán Cuenta Gotay que, tan pronto se supo que los rebeldes estaban a las puertas de la ciudad, surgió de entre el pueblo madrileño la frase de "no pasarán". Las calles se lle- naron de rótulos, en los cuales se leian Inscripciones como esa y co- mo "Madrid será la tumba del fas- me en la puerta principal de la Telefónica de Madrid. Momentos desoués una bomba estallaba a unas cincuenta yardas de mi, en ef sitio en que estaba yo. unos según- dos antes. —No pasó mucho cuando esta- lló cerca de la Puerta del Sol una bomba de trescientos cincuenta ki- los, que rompió los cristales de los edificios en quince kilómetros a la redonda. Y luego continuaron las cismo". Las mujeres exclamaban , «*Ploe!ones y el lanzamiento de bombaa Incendiarias, Madrid en 11a- ~más, "Jfer losóoStro coatados, pare- cía una cosa digna del Infierno de Dante Alighieri. Mientras las bombas calan sobre calles y edificios, cuenta Gotay, pa- que repetirían las hazañas, de sus antepasadas, sacando a los rebel- des como a Napoleón, "a mordiscos y a trompadas". Se emitieron ins- trucciones sobre cómo combatir los tanques por medio de botellas de gasolina encendida y se comenzó a organizar todos los servicios de defensa. El general Mola, al mando de los requetés de Navarra, avanzaba por !a Sierra de Guadarrama. Por Ex- tremadura atacaba YagUe con sus a su lado una mujer que llevaba de la mano a un pequeftin regor- dete y rublo. El niño, saltando y riendo, le decía a la madre: —Maml, ¿cuándo me va a com- prar papá una bicicleta? Mientras tanto, Madrid ardia por todos sitios. La llamarada Infernal se confundía con las luces de ben- gala de todos colores y el ruido de los motores de loa aviones se apa- gaba a trechos en medio de la ex- plosión terrífica de las bombas. Los milicianos por el aire Cuenta Gotay que aquella noche del nueve de noviembre pasará a la historia como la fecha de uno de los bombardeos más implacables que presenciará el mundo. Las bombas de los aeroplanos rebeldes cayeron sobre el Hotel Savoy, so- bre el Hospital Clínico de San Car- los, aobre la Telefónica y sobre cientos de sitios, entre ellos el Pa- lacio del Duque de Alba, en el cual habla numerosas obras de ar- te de gran valor. —No es cierto—cuenta Gotay— que las milicias de la República destruyan las obra de arte de Es- paña. La escena que yo vi en el Palacio del Duque de Alba, incen- diado por las bombas facciosas, desmiente por completo esa falacia. ¡Habla que ver cómo los milicianos arriesgaban sus vidas entre las lla- mas para salvar las obras de arte que habla en el edificio! El Gobier- no la República castiga con pe- na de muerte el mal trato a loa prisioneros o la destrucción delibe- rada de tesoros artísticos y ha crea- do un negociado que se encarga de asegurar laa obras de arte. Organización de servicios La Federación Universitaria Es- colar (F.U.E.), a la cual pertenece Gotay, organizó diversos servicios relacionados con la defensa de Ma- drid. Uno de dichos servicios era el de enviar libros de temas repu- blicanos a los frentes de guerra, para el uso de la soldadesca. Otro servicio era el de la Guardería In- fantil, el cual brindaba alimento y ropa a los niños de los combatien- tes. En este servicio, narra Gotay, fué alma de la obra Elena Romo, actualmente en Valencia. El servicio de emisiones al ex- tranjero por la radio también fué organizado por la Federación Uni- versitaria Escolar, encomendándose- le a Gotay las trasmisiones en ale- mán, en inglés y en Italiano a tra- vés de la radioemisora F.P.I., del Sindicato Nacional de Telégrafos, instalada en el Palacio de Comuni- caciones de Madrid. Este Palacio es uno de los blancos favoritos de los bombardeadores, ya que en él se encuentran instalados casi todos lo servicios vitales de comunica- ción de Madrid. También se hacían trasmisiones en árabe, dedicadas a los moros del Tercio en África; en francés, dedl- j cadas. al.' Marruecos Francés y a Francfa: y se llegó a hacer una checoeslovaco. Gotay, que también era redactor! de los periódicos "Nueva Galicia" y i (Continúa en la página 15. Col. 4J ', ¡El Rata que fascinaba a . laá^ujeres y se burla- ba de la policía..! "CORAZÓN DE APACHE" 1*V I •• :•.' f "CUATRO HOMBRES Y UNA PLEGARIA" Unidos por un juramento fantástico; dedi- cados a la memoria de un gran amor, cuatro hombres se lanzan a una mortal aventura que los lleva a los más apartados confines de la tierra... The r most 'atartlia ff'a torf Cosmopolitan Magaainé ever printed ..... apee tacú- larly filmad with a/7 ita txcitement-teeming iweep! En el ¡Á Prod. R. K. O. Radio Diat. Medal Film Ex. TEATRO FOX - HOY Diftetod by John Ford Astadas» fteéacm taaaatk Maooowaa JroaabookbyDavidGarth F. Zanuck .• i iaCasrssdPrssuctios PÁRAMOUNT: ^¿r. A 20th Century-Fox Pietun with LORETTAYOUNG RICHARD GREENE Sañaationol aaw ator-diaeoratjl OEOROE DAVID C. AUBUY SANDERS-NIVEN-SMITH i IDWA1D BIOMBIIS WUUAM HHT * iOHX CA1IAD1MI ALA* HALI IIGIMALb ÍIMUT HITO* CiUKIlEL IAIH NTKIIAID . ... DESDE HOY HASTA EL DOMINGO CONDENA EL ATEN- TAPO DE PONCE La Asamblea Municipal de Aguadilla X Resolución de la Asamblea Muni- cipal de Aguadilla: Por Cuanto el día 25 de julio de 1936 y en la ciudad de Ponce, P. R., tuvo lugar un cobarde atenta- do con el fin de arrebatarle la vi- da ai honorable Blanton Winshlp. Gobernador de Puerto Rico, en mo- mentos en que se celebraba el cua- dragésimo aniversario del desem- barco de tropas americanas en Puerto Rico: peligrando además otras vidas de «minantes persona!!- dsdes que se hallaban con el Jefe Ejecutivo, algunas de las cuales, aunflue levemente, fueron heridas, y perdiendo la vida el valiente co- ronel de la Guardia Nacional da Puerto Rico don Luis A. IrizarryT Por Cuanto en ocasión de estar reunida esta Asamblea Municipal en sesión extraordinaria el día 9 de agosto de 1938. en-virtud d* una moción presentada por el licencia- do Mariano R Arosta. que fué se- cundada por don Saturnino R. Sán- chez, se acordó unánimemente la aprobación de los particulares con- densados en esta resolución; Por Tanto: Resuélvase oor ¡a Asamblea Municipal de Aguidilla, P.R.: Sección 1«—Condenar enérgica- mente, como ahora se condena los hechos vandálicos y de terror en la ciudad de Ponce el dia 25 de Julio de 1938 por varios nacionalistas en momentos en que v celebraba en dicha ciudad el aniversario del des- embarco de tropas americanas en Puerto Rico, con motivo de los cua- les fué villanamente asesinado el rorfnel da la Guardia Nacional de Puerto Rico don Luis A. Irlzarry; Sección 2*—Consignar la satisfac- ción de esta Asamblea Municipal por haber salido ileso del atentado el honorable Jefe Ejecutivo Insu- lar Blanton Winshlp: Sección 3»—Expresar nuestra más viva alegría por que el daño pro- ducido al "Speaker" de la Cámara de Representantes de Puerto Rica honorable Miguel A. Garcia Mén- dez fué de poca Importancia f¡si- ca, lo mismo que el producido al senador honorable Pedro Juan Se- rrallés: Sección 4»—Expresar asi mismo la satisfacción de esta Asamolea por haber salido ileso del alenta- do el honorable Rafael Martínez Nadal. Presidente del S.?nadó In- sular; el senador honorable Bolí- var Pagan, asi como los familiares de¡ presidente del Senado y del "Speaker", que asistieron al acto; Sección 5«—Que coplas de esta resolución sean remitidos a la se- Walter Winchell En Broadway Walter Winchell (El columnlsta huésped de Winchell hoy Dorothy Kilfsllen, famosa escritora norteamericana) Por Dorothy KILGALLEN A veces me pongo a pensar el por qué las películas describen la vida de los reporteros como una cosa rutinaria y sin emoción alguna. Los escritores cinematográficos se pasan la vida en las cortes de Justicia; los clubs nocturnos y las ta- bsrnsa. Se esconden en los rincones, suben por las escaleras de escape, castigan al editor, vencen al asesino y se pelean entre si. Sus amistades son per- sonajes del bajo mundo, y nunca tienen la obligación de escribir nada. A veces, cuando se trata de un jo- ven epórter y de una joven que trabaja en el perió- dico, usualmente se enamoran el uno del otro, pero se encuentran siempre tan ocupados en sus aventu- ras peliculeras, que no tienen tiempo para el amor. ¡Bien! Yo he sido un repórter durante los últimos siete artos, desde que cumplí los 17, y mi vida no ha sido asi. ¿De dónde sacarán los escritores de argu- mentos de películas estas idéss Un absurdas sobre la vida de un repórter? Yo nunca he vencido a un asesino, castigado a un editor, o acogido una hiato- ria de un bar-tender. y Si tuviera que pasarme la vida escondía en las esquinas, hace tiempo hubiese dejado el period amo. Por eso me alegro no ser una heroína cinemática. En la vida real, ellas no viven... Nos- otros', los periodistas, si... Siempre tenemos un sitio escogido en todos los grandes «conteci- mientos. y presenciamos cómo los magnates halan los hilos que hacen moverse a los muñecos sociales. Escribimos notas Jeroglificas sobre cualquier pedazo de papel, y anotamos tragedias y risas que mas tar- de serán una historia palpitante. Anotamos lo que dice la gente, y poco tiempo más tarde nuestras historias se venden por tres centavos en las calles de la ciudad... Somos historiadores. Historiadores para pa- sajeros de los trenes subterráneos. A mi me agrada estar en los sitios en que se desarrollan los suce- sos. Me agrada estar en la pequeña corte de justicia de Flemington. donde se juzgó al criminal más grande del siglo. Me agrada sitar en el pequefto hotel en Devon-by-the-sea. y oír a George Bernard Snaw recitar una critica de la civilización. Me agrada caminar en taxímetros por las calles de Calcuta, sentarme en la Abadía de Westminster mien- tras Inglaterra corona a su nuevo Rey, y reírme al ver a la Princesa Isabel pellizcar a su hermana pequeña, mientras su padre era coro- nado Rey y Emperador del imperio más grande del mundo. Debido a que soy un repórter, hice mi primer viaje en aeroplano a bordo del gigantesco DO-X cuando comenzaba mi carrera, desde en- tonces he volado miles y miles de millas, y si no he cubierto mis histo- rias a través *e las escaleras de escape, las he cubierto usando el fe- rrocarril, los vapores, los aviones, los dirigibles, los automóviles, los tri- neos, y hasta las bicicletas, pero he obtenido entrevistas de toda clase de gentes, desde Bárbara Hutton hasta Lucky Luciano, desde Joan Crawford hasta el presidente Roosevelt. y de Helen Wills, Max Baer, Max Schmeling. ,T. P. Morgan, Bruno Richard Hauptmann y la Princesa Juliana de Holanda. Entrevisté al Conde Kurt Von Haugwitz-Reventlow cuando vino a Estados Unidos, en su reciente visita a Reno. A bordo del barco, le aposté 25 centavos que se casarla con Bárbara Hutton, lo que él nega- (Continúa en la página 11. Col. 3> ftora Freyre, Vda. de Irlzarry. a! honorable gobernador Winshlp. al honorable Presidente del Senado, al honorable Speaker de la Cáma- ra d* Representantes, a los honora- bles senadores Serrallés y Pagan, al honorable Comisionado Residente en Washington, y a la Prensa del país para su publicación; y. Sección 6«—Esta resolución por ser de carácter urgente, empezará a regir tan pronto va aprobada. Pedro DUPREY GABRIEL Secretario-Auditor MARTI Martes 16 Miércoles 17 SANTURCE TEATROS MODERNOS Y MONOGRAM PICTÜRES Presentan otro gran drama, que lleva por título "ELHIJO-HEROE" Todo padre, que vea esta película, anhelará que su hijo sea como MICEY ROONEY, el famoso trágico de 15 años! n CREBT nmERicnn HEBRT DRnmn .. with UOHt\j}tXVOtlt* MffltM! Ai long'aj'yoiTlrve you'U remember every happyn tesrful moment of this grifid down-to-carth story of a courageoua school-, boy who made a out of 'da£ KOKOORAM nerums. moflía «.»,,. <.*.,„. MNE NAGEL. FRANK SHIELOS «.«,», un,- - »W»»D Mwiey. WILLUM MUí p P - ... •*••'"

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  • EL MUNDO, SAN JUAN, P. R. VIERNES 12 DE AGOSTO DE 1938.

    Regres antenoche l estudiante portorriqueo Rubn Gotav..

    (Continuacin de la pajina 5.) cusas as les invitaba a rendirss. La lucha a* reanud con mayor intensidad cuando los hombres de Fsnju> se negaron a ceder y, des- pus de- varias horas en que se intercambi nutrido fuego, cuenta Gotay. los rebeldes izaron tres sus barricadas la bandera blanca de parlamento. Los leales salieron de sus posiciones, no para recibir emi- sarios del lado contrario, sino para enfrentarse a una cerrada andana- da, a consecuencia de la cual mu- rieron muchos, entre ellos un ven- dedor de peridicos madrileo, muy popular en los circuios de izquier- da, conocido como "El Manas".

    Tras otra lluvia de "octavillas" lanzada .sobre el cuartel y tras otra, negativa de Tanjul a rendir- Mi lpi pylbnes del Gobierno comen- zaron a dejar cter bombas de diez kilos sobre la guarnicin, siendo secundados por ataques de los mi licianos que iban acercndose pro- tegidos por los rboles y los tan- ques.

    A,aastiez de la maana de dicho dia se rindi el Cuartel de la Mon tafta_ Cuanta Gotay que el general Fanjul sall por una de las puertas traseras, entregndose a los Guar- dias de Asalto. Cerca de la muerte

    Pero la muerte est escondida en todos los rincones de la Espaa en llamas. Tan pronto como se rindi el cuartel, los milicianos avanzaron resueltamente hacia 1. Entre -ellos, identificado por su carnet de la FUE, iba Rubn Go-

    DELICIAS SBADO y DOMINGO

    VCTOR McLAGLEN

    tay. Cuando llegaron al primer pi- so del cuartel fueron recibidos por una descarga cerrada, procedente de un grupo de rebeldes que se na- bian dispuesto a jugar el todo por el todo, atrincherados en el tercer piso. Unas diez balas zumbaron junto al joven portorriqueo, pero no lo tocaron.

    Los milicianos, Gotay ents* ellos, se lanzaron escaleras arriba en persecucin de los ltimos rebel- des del Cuartel d la Montaa. Cuenta Gotay cmo un comandan- te, al cerciorarse que todos los es- fuerzos por resistir eran vanos, se vol la tapa de los sesos en su pro- pia presencia. Otros oficiales de la guarnicin siguieron el ejemplo, apareciendo en el suelo junto a un charco de sangre.

    Los ltimos resistentes fueron aprehendidos; los soldados que es- taban encerrados en el stano del Cuartel fueron liberados; y las mi- licias fueron armadas con las ar- mas ocupadas en el sitio. Madrid hierve

    Desde ese da Madrid fu un her- videro. En el Cuartel de la Mon- taa se estableci una pequea guarnicin de vigilancia y el resto de los hombres al lado del Gobier- no fueron alistados para la pelea.

    Por las calles de Madrid desfila- ban los camiones hacia el frente, al comps del Himno de Riego del Himno de la Repblica, de "Los Hijos del Pueblo" y de la Interna- cional. Los estudiantes de la FUE, entre ellos Gotay, hablan ocupado el Palacio del Duque de San Car- los y se lo hablan entregado al Go- bierno leal. La radio no cesaba de emitir boletines de sabor republi- cano o de trasmitir impresiones elctricas de los himnos de guerra que hablan adoptado las milicias.

    Madrid me recuerda a la Revo- lucin Francesadice Gotaypor el espritu de sus hombres. La cal- da del Cuartel de la Montaa es slo comparable a la calda de la Bastilla.

    Ya se hablan recibido noticias de que las tropas de Franco se acer- caban a Madrid y todas las fuer- zas se dirigan hacia Cuatro Cami- nas y hacia la Sierra de Guada- rrama. Las mujeres comenzaron en- tonces a irse al frente, pero, poco despus, el Gobierno leal prohibi terminantemente que esto se hicie- ra, para evitar alegados maltratos de los moros cuando stas calan

    moros del Tercio, con el objetivo de unir sus columnas con lss d Mola. En el sur dominaba Queipo d Llano, tambin en avance hacia Madrid. La ciudad, mientras tanto, se llenaba de refugiados. Miles de campesinos, desplazados por el avance victorioso de los rebeldes en las provincias de Castilla y Ex- tremadura, buscaban refugio en la Capital, duplicando en poco tiem- po la poblacin normal de un mi- lln de personas.

    Al son de los himnos marciales de la Repblicanarra Gotaylos soldados del pueblo marcharon ha- cia la Sierra, dispuestos a morir con el gito de "No pasarn!" a flor de labios. Se detiene el avance

    La resistencia republicana fu efectiva y los soldados de Franco no entraron en Madrid. La calda de Madrid, cree Gotay, nr hubiese decidido la guerra, pero, al menos, su resistencia ha sido uno de los factores ms importantes en el le- vantamiento del espritu del Ejr- cito leal.

    Los rebeldes llegaron a las mis- mas puertas de la ciudad, llegando el general Vrela hasta Monclova, escasamente a un kilmetro de la residencia de Gotay. El fuego pa- reci en algunos momentos salir del mismo corazn de Madrid.

    Pero la detencin del avance blanco no habla de aliviar a la ciudad de los peligros de la guerra. Pronto habran de aparecer sobre el cielo las siluetas de los aviones de bombardeo y persecucin Jf pronto habran de llover las bom- bas sobre las calles madrileas ya llenas de sangre. Una noche inolvidable

    La noche del nueve de setiembre del primer ao de la guerra que- dar grabada para siempr. en la mente de Gotay y, dice l, en las pginas de la historia de Espaa.

    Aquella nochecuenta el joven combatienteMadrid estaba obscu- ro como boca de lobo. De doce a treinta aviones de bombardeo que aparecan diariamente sobre la ciu- dad hablan hecho tomar todas las precauciones. La ciudad, tragada por las sombras, esperaba impa- ciente el ruido e motores. Iba yo hacia la emisora de radio para ha- cer mis trasmisiones de la noche, cuando el cielo se lie . de luces fantsticas. Eran luces de bengala.

    RAREZAS