el lugar de maría en la iglesia

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 Joseph Ratzinger III EL SIGNO DE LA MUJER. Intento de introducción a la encíclica "Redemptori Mater".  E entonce el cardenal Rat! iner# n o muetra una introducción o$re dic%a encíclica# como acti&o del a'o mariano proclamado por el papa Juan (a$lo II. (ara comen!ar no  preenta el conte)to teolóico de a*uel momento# pue e lleó a temer un retroceo ec um+nico# una re r e n a una cu idada de ma i ad o emocio na l# ad em, de *u e tendencia e)e+tica como la -eminita la teoloía de la li$eración# utili!a$an lo te)to $í$lico mariano para lle&are el aua a u molino.  Ante e ta ituación# el cardenal# como e %a$itual en +l# llama la atenció n para *ue e %aa una ortodo)a e)+ei $í$lica# ui,ndoe por la /radición el Maiterio. (or lo cual no propone para la lectura de la encíclica uno apecto metodolóico# lo punto  principale *ue c ontiene. 0. Apecto metodolóico. Leer la 1i$lia como un todo.  (ara empe! ar no e puede ol&id ar la rela -undamental d el arte de un * ue no dice *ue la ecritura e %a de leer e interpretar con el mimo Epíritu con *ue -ue ecrita# tratando de decu$rir u &erdadero entido# teniendo en cuenta la unidad de contenido de toda la Ecritura# la /radición de toda la Ileia# la analoía de la -e. De modo *ue la ecritura e interpretada por í mi ma. 2 *ue a pear de er ecrita por mano %umana# e Dio mimo el *ue# a tra&+ de lo acontecimiento# e no re&ela. Una re&elación *ue e no %ace preente en nuetra realidad. 3. La línea -emenina en la 1i$lia.  4ontrariamente al no ticimo# la 1i$lia no relaciona directamente lo -eme nino con alo neati&o# como i la creación# lo carnal material etu&ieran poeído dede un  principio por el mal. Lo li$ro pro-+tico# apienciale %ata el Apocalipi# e ir&en de im,ene -emenina en un entido poiti&o. A5n aí el mo&imiento -eminita corre el  peliro de polari!ar u potura al %acer denuncia de cierta tendencia entendida como mac%i ta . 4omo co ncl uión# el i ni- icado act ual de la enc ícl ica con i te en un redecu$rir la línea -emenina e la 1i$lia# u inter&ención en la %i toria de la al&ación# in entrar en con-licto# para nada# con la critoloía# ino con6uando la reciprocidad entre el &arón la mu6er# in&itando a i a una lectura tam$i+n Mariana de la 1i$lia# en una íntera antropoloía. 1

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RELIGIÓN

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Joseph Ratzinger

III EL SIGNO DE LA MUJER.Intento de introduccin a la encclica "Redemptoris Mater". Es entonces el cardenal Ratzinger, nos muestra una introduccin sobre dicha encclica, como activo del ao mariano proclamado por el papa Juan Pablo II. Para comenzar nos presenta el contexto teolgico de aquel momento, pues se lleg a temer un retroceso ecumnico, una regresin a una cuidada demasiado emocional, adems de que tendencias exegticas como la feminista y la teologa de la liberacin, utilizaban los textos bblicos marianos para llevarse el agua a su molino. Ante esta situacin, el cardenal, como es habitual en l, llama la atencin para que se haga una ortodoxa exgesis bblica, guindose por la Tradicin y el Magisterio. Por lo cual nos propone para la lectura de la encclica unos aspectos metodolgicos, los puntos principales que contiene.

1. Aspectos metodolgicos.Leer la Biblia como un todo. Para empezar no se puede olvidar la regla fundamental del arte y de un que nos dice que la escritura se ha de leer e interpretar con el mismo Espritu con que fue escrita, tratando de descubrir su verdadero sentido, teniendo en cuenta la unidad de contenido de toda la Escritura, la Tradicin de toda la Iglesia, y la analoga de la fe. De modo que la escritura es interpretada por s misma. Y que a pesar de ser escrita por manos humanas, es Dios mismo el que, a travs de los acontecimientos, se nos revela. Una revelacin que se nos hace presente en nuestra realidad.

2. La lnea femenina en la Biblia. Contrariamente al gnosticismo, la Biblia no relaciona directamente lo femenino con algo negativo, como si la creacin, lo carnal y material estuvieran posedos desde un principio por el mal. Los libros profticos, sapienciales y hasta el Apocalipsis, se sirven de imgenes femeninas en un sentido positivo. An as el movimiento feminista corre el peligro de polarizar su postura al hacer denuncia de ciertas tendencias entendidas como machistas. Como conclusin, el significado actual de la encclica consiste en un redescubrir la lnea femenina es la Biblia, y su intervencin en la historia de la salvacin, sin entrar en conflicto, para nada, con la cristologa, sino conjugando la reciprocidad entre el varn y la mujer, invitando a si a una lectura tambin Mariana de la Biblia, en una ntegra antropologa.3. Una Mariologa histrico-dinmica. Tras el dogma de la Asuncin corporal de Mara al cielo, pas a primer trmino la disputa sobre los ttulos de mediadora y correr en todas. En la encclica se hace alusin a la mediacin de Mara, pero viendo sta como la accin que realiza en la misin histrica. Lo que el Papa pretende, no es la contemplacin asombrosa de misterios que descansan sobre s mismos, sino de entender el dinamismo histrico de la salvacin, intercalndonos sobre nuestro lugar dentro de la Historia.

II. Cuatro puntos esenciales de contenido.1. Mara, la creyente. Mara es llamada por su prima Isabel, dichosa por ser creyente. De este modo se incorpora al grupo de los grandes creyentes de la historia de la salvacin. Del mismo modo que la celebran se convirti en el inicio de la antigua alianza, ha sido hacer de Mara inaugura la nueva. Al igual que ocurriera con Abraham, sufre consiste en confiar de ser aquellos a travs de un camino oscuro, ofrecindose y ponindose en manos de Dios, imitando a su vez la oblacin del Hijo. Y al igual que Abraham, una fe y obediencia que espero contra toda esperanza, atravesando el monte de la Cruz.

2. El signo de la mujer. En el captulo 12 del apocalipsis se habla del signo de la mujer en un momento presente de la historia, determinante en la conjuncin entre cielo y tierra. Este texto hace alusin al Proto-Evangelio del Gnesis, donde la mujer y su descendencia son acechadas por el mal, con la promesa por parte de Dios de su actuacin salvfica. Un de este modo el tema Cristo lgico y el mariano estn inseparablemente entrelazados. El saludo del ngel, en contraste con el relato de la expulsin del paraso, supera con la bendicin de Dios a la mujer, la maldicin que el hombre a Dios Le hizo mediante su desobediencia. El signo de la mujer en Eva se convertido en el signo de la esperanza en Mara. La decisin de Dios en favor del hombre, es ms fuerte que toda experiencia del mal y de pecado, que toda la enemistad por la que est marcada la historia de los hombres.

3. La mediacin de Mara. El Papa desarroll ampliamente la doctrina sobre la mediacin de Mara, ya mencionada por el concilio Vaticano II., Aunque nunca se haba expuesto hasta ahora en documentos magisteriales de manera amplia, aunque la encclica no va ms all del concilio, aunque si profundiza sobre sus planteamientos dndole un nuevo peso para la teologa y la piedad. En primer lugar se limita teolgicamente la idea de la mediacin previniendo contra malentendidos de entender convenientemente su intencin positiva. En primer lugar el Santo padre subraya con insistencia la mediacin suprema de Jesucristo, sin excluir por ello la misin del discipulado, donde todas las personas estn llamadas a ser mediadoras de Dios, unas para otras, portadoras de Su imagen, en la comunin de los santos. La tesis fundamental del Papa es el carcter nico de la mediacin de Mara estriba en que es una mediacin materna, ordenadas nacimiento continuo de Cristo en el mundo. Manteniendo presente en el acontecer salvfico la dimensin femenina, que tiene en ella su centro permanente. Recordando las palabras de Pablo cuando dice que sufre de nuevo dolores de parto, hasta ver a Cristo formado en todos, se nos sugiere que la vida surge, no pueden hacer, sino dando a luz, exige, por tanto, dolores de parto. A lo largo del Evangelio, Mara es presentada como paradigma del discpulo, superando cualquier privilegio familiar, pues Jess la llama dichosa, ms por escuchar la palabra de Dios y cumplirla, que posee su madre. Y en Pentecosts, sin ocupar un lugar central, permanece orante hasta que el espritu nuevamente se posa sobre ella para dar luz a la Iglesia. Y finalmente, Mara es dada por Jess, como madre, a los creyentes, dados a luz con el dolor de la Cruz. Aunque el Papa nos recuerda que el texto Juanico dice literalmente que; el discpulo la acogi dentro de lo suyo, aduciendo que, ms que acoger la como una propiedad ms, la integr de lo ms ntimo de su propia vida, dando a entender as en qu modo todo discpulo ha de acoger todo el misterio y persona, de la madre de Jesucristo. Se nos recuerda tambin a su vez que la denominacin que Juan pone en boca de Jess cuando se dirige a su madre, llamando la mujer y no Mara, se hace una clara referencia al captulo 3 del gnesis, y al 12 del apocalipsis, con lo que el signo de la mujer queda interconectado en la historia de la salvacin que nos presenta la Biblia.

4. Interpretacin del ao mariano. Mientras que el ao mariano de Po XII estuvo ordenado a los dos. Jams marianos de la Inmaculada Concepcin y la Asuncin corporal de Mara al cielo, en esta ocasin se trata de la referencia a la presencia especial de la madre de Dios en el misterio de Cristo y su Iglesia. Tratando no slo de recordar, sino tambin preparar, para el nuevo milenio a una comprensin de nuestra hora como un adviento en el que pidiendo con su intercesin el auxilio divino, el pueblo se esfuerza por levantarse de cada cada, de la media luz existente entre el edil la cabeza de la serpiente y el ser herido del vulnerable calcaar del hombre, retomemos fuerzas para continuar caminando, aprendiendo de Mara Cules dicho camino. As que el ao mariano dista mucho de ser una devocin simple y sentimental. Es un llamamiento a nuestra generacin para que reconozca su cometido actual, donde tiene que tomar partido en su historia salvfica particular, donde las cadas no sean una amenaza, sino una consciencia del mal, con la esperanza cierta, con la buena noticia, de que finalmente el bien vencer.V. "ET INCARNATUS EST DE SPIRITU SANCTO EX MARIA VIRGINE..." El credo hace referencia a un Dios trino que se manifiesta en la historia. "Y por obra del Espritu Santo se encarn de Mara, la Virgen, y se hizo hombre", en este momento en el da de Navidad doblamos la rodilla porque en la tierra se nos hizo presente el cielo en Jesucristo, el Emmanuel, el Dios con nosotros. "La palabra se hizo carne y acamp entre nosotros".

1. Gramtica y contenido de la frase de la confesin de fe. Cuando la frase dice "se encarn", est referida a Jesucristo, pero implcitamente tambin al Padre, cuya naturaleza se nos hizo presente, de modo que siempre pera conjuntamente la Santsima Trinidad. Pero Dios no coarta nuestra libertad, y aqu es donde entra en juego el papel de Mara, como representante de toda la humanidad en su respuesta al anuncio del arcngel Gabriel. Pues de alguna manera Dios nos pidi permiso para tomar nuestra carne. Para ello, Mara, hizo una entrega total de s, poniendo a disposicin de la voluntad de Dios toda su persona, para convertirse en lugar de la morada de Dios en el mundo. Este gesto de Mara, es aplicable a toda persona a la hora de aceptar a su creador en su propia existencia, pues como dijo Agustn "el que te creo sin ti, no quiso salvarte sin ti". De este modo el pensamiento Paulino vislumbra que la tienda del encuentro, el nuevo templo de Dios, es cada uno de nosotros, que quiera darle lugar y aposento.

2. El trasfondo bblico de la frase. Partiendo de la Sagrada Escritura, esta confesin de fe es como una sntesis de los tres grandes testimonios bblicos de la encarnacin del Hijo.

2.1. Mt 1,18-25. Mateo enlazando con el antiguo testamento en nos muestra como Dios es fiel y cumple sus promesas, recordndonos que l no deja de actuar. En primer lugar, en los relatos de la infancia, toma la figura de San Jos para demostrar que Jess es el hijo de David, el heredero prometido que la estabilidad a la dinasta radica y a transformar el reinado de Dios sobre el mundo. Y respecto a Mara retoma lo que Isaas dijo al escptico rey Ajaz, mostrndonos que Dios est por encima de cualquier aparente contrariedad mundana. Pero el reinado de este nio llega ms lejos de lo que la promesa radica permita esperar: su reinado se reinado mismo de Dios; participa de la universalidad del seoro de Dios , poseen el Dios mismo ha entrado en la historia del mundo. Pues tras su muerte en la cruz, como resucitado dice: "hacer discpulos a todas las gentes". Aqu se presenta en ese momento como el Dios con nosotros. Nuevo reino abarca a todos los pueblos, porque slo hay un Dios para todos, por ello Mateo de Isaas en el punto que dice que les pondrs por nombre Emmanuel, sino, lo llamaran Emmanuel.

2.2. Lc 1,26-38. En la agricultura de la anunciacin del nacimiento de Jess por medio del arcngel Gabriel, Lucas deja traslucir que las palabras del ngel el misterio trinitario, y as da al acontecimiento se centr teolgico al que tambin se ve remitidas, en la confesin, toda la historia de la salvacin. El hijo que de nacer ser llamado hijo del altsimo, hijo de Dios; el espritu Santo originar su concepcin misteriosamente como fuerza del altsimo: as, se habla del hijo, indirectamente del padre y del espritu Santo. Para denotar la venida del espritu Santo sobre Mara, Lucas utiliza aqu la palabra "cubrir con su sombra". De ese modo alude a los relatos de tiro testamentarios de la nube sagrada que, con su permanencia sobre la tienda del encuentro, indicaba la habitacin de Dios. Con ello, Mara es caracterizada como la nueva tienda sagrada, el arca viva de la alianza. Sus y se convierte en el lugar del encuentro, en el que Dios recibe alojamiento en el mundo. Dios, quien habita en las piedras, habita en este s dado con cuerpo y alma; aquel al que el mundo no puede abarcar, pueda ser morada plenamente en un ser humano. ste tema del nuevo templo, de la verdadera arca de la alianza, lo hace resonar Lucas de forma reiterada, especialmente en el saludo del ngel Mara: algrate, llena de gracia. El seor est contigo. Hoy apenas se discute ya que esta palabra del ngel transmitida por Lucas recoge la promesa de Sofonas, que est dirigida a la hija presin y le anuncia que Dios habitar en medio de ella. San Jos, colabora Florida, queda acreditado como sumo sacerdote, como arquetipo del obispo cristiano, segn la iconografa antigua cristiana que sigue la orientacin de los santos padres. En cambio, Mara es la iniciativa. Sobre ella bien el espritu Santo, si se convierte en el templo nuevo. Jos, el justo, es mencionado como administrador de los misterios de Dios, como padre de familia igual que al del santuario que es la esposa, y el Logos en ella. Gracias a sus y, al asentimiento libre de Mara, Dios no se puede hacer un hombre. Ciertamente, que preside Mara es pura gracia. El dogma de la libertad de Mara respecto al pecado original en realidad slo tiene este nico sentido: mostrar que ningn ser humano en absoluto pone en marcha la salvacin por su propio poder, sino que sus y est totalmente inmerso en la siempre antecedente iniciativa del amor divino, que lo envuelve y antes de que nazca. "Todo desgracia". Pero la gracia no elimina la libertad sino que la crea. Todo el misterio de la redencin est presente en esta historia que se concentra la figura de la virgen Mara: "Y la esclava del seor; hgase en m segn tu palabra".

2.3. El prlogo de Juan. Pasemos ahora al prlogo del Evangelio de Juan, en cuyo texto se apoya la confesin de fe en su formulacin. Entre sacaremos tres ideas. "La palabra se hizo carne y plant su tienda entre nosotros". Este hecho, muestra autntica novedad cristiana que el espritu griego le pareca absurda e inconcebible. Tampoco procede de la cultura se mtica con la griega, y contrasta con todas las formas culturales que conocemos. Para los judos era tan desatinado como, por motivos totalmente distintos, para los griegos o para los hindes, o bien para el espritu moderno, que pone en tela de juicio por el solo uso de la racionalidad. Es algo a lo que slo podemos acceder enlace abrindonos a un nuevo horizonte de pensamiento y de vida. La frase del Logos que se hace carne (sarx), remite al captulo sexto del Evangelio, donde Cristo dice a los judos y al mundo: "el pan que yo le voy a dar (es decir, el mismo Logos, que es el verdadero alimento del hombre) es mi carne por la vida del mundo". Al hablar de la carne se expresa ya juntamente la entrega al sacrificio, el misterio de la Cruz el misterio del Sacramento Pascual de aqu derivado. En la encarnacin est incluido el dinamismo de sacrificio. Siguiendo a los padres, el logos infinito se hizo pequeo, un nio. Juan habla de la mitad de Dios como consecuencia en esta de la humanizacin para ello se sirve de la mencin de la tienda y con ello remite de nuevo a la carretera testamentaria tienda del encuentro, la teologa del templo, que se cumple en el Logos encarnado. l es la sekina, la presencia de Dios entre los hombres.

Hans Urs von Balthasar

I. MARA EN LA DOCTRINA Y LA PIEDAD DE LA IGLESIA.Introduccin. En los ltimos decenios la piedad y veneracin Mariana en el catolicismo ha crecido de tal manera que se ha llegado a ver un doble peligro: para la jerarqua de las verdades cristianas, en cuyo centro est en Cristo del dios trinitario, de donde procede toda gracia, mientras que Mara, por su parte, pertenece a las criaturas agraciadas; y para el dilogo ecumnico con las comunidades eclesiales procedentes de la reforma, a las que en su mayora la veneracin de Mara les parece un peligro en el organismo de la piedad cristiana; aunque respecto a la Iglesia oriental no existe ninguna tensin al respecto mientras se restrinja a la pura veneracin Mariana. Por otra parte sera justo una profunda comprensin del puesto de Mara en la obra divina de salvacin, la dignidad del papel que le correspondi, siendo una persona preeminente entre los santos, de los cuales el magisterio insta a seguir su ejemplo, como receptculos y colaboradores de la gracia de Dios en la historia de la salvacin. Aunque en el Mara, su relacin con el hijo de Dios le hizo inmiscuirse de una manera especial en los misterios de la redencin, siendo una figura clave, y tomando un papel de especial relevancia. Slo desde aqu la doctrina piedad han de partir en sus contenidos, que por otra parte conviene contemplar, para hacerlos vida, para expresarlos, en correspondencia, de modo celebrativo.

I. Relaciones Mara con la persona y la obra de su hijo.1. Un aspecto nuevo. Es indudable que Mara intervino de manera especial en la educacin de su hijo transmitindole el sentido y la hondura de la religin de Israel, no importa lo sencillas que fueran las palabras con las que lo hizo. Mara, consciente de alguna manera de la misin de su hijo, recibira por parte de su madre una esmerada educacin en el aspecto religioso. Por tanto su madre no slo le dio su carne, su temperamento y su cario, sino tambin una cuidada educacin espiritual. Es la vida espiritual nica de este nio puede sugerir tambin la de su madre, igualmente nica, con la cual encontramos un enlace nuevo reforzado con razonamientos tradicionales.

2. Las dimensiones del s Mariano. Hay un acuerdo en afirmar que la respuesta afirmativa de Mara al ngel, fue la expresin plena de la fe de Abraham y de todo Israel, a los cuales se les haba reclamado un obediencia de fe contra todo pronstico. En la concepcin de Jess se exige un acto de fe que supera infinitamente al de Abraham. La palabra de Dios, que quiere tomar carne en Mara, necesita un si receptivo que se ha pronunciado con la persona entera, espritu y cuerpo, sencillamente sin restriccin alguna, y que ofrezca la totalidad de la pareja humana como lugar de la humanizacin. Recibir y consentir no tiene por qu ser algo pasivo; respecto Dios o siempre, cuando se realizan en la fe, sobre la actividad. El sigue Mara vida debido siquiera la sombra de un reparo, de un "hasta aqu, pero ms lejos", a su vez habran adherido una mcula, y el hijo no habra podido tomar posesin de toda la naturaleza humana. Esta carencia de reparos del s de Mara se revela quizs ms claramente all donde Mara prueba tambin su matrimonio con Jos y deja manos de Dios su compatibilidad con su nueva tarea. De este modo su concepcin inmaculada, no significa otra cosa que aquello imprescindible para la carencia de lmites de su s, pues que de algn modo estuviera afectado por el pecado original y sus consecuencias, no puede llevar a cabo tan inocente apertura a todo disposicin de Dios. La virginidad, por el contrario asegura el hecho Cristolgico de que Jess slo reconoce como suyo a un padre, el del cielo, como resulta visible claramente por la respuesta que da con 12 aos.*No, es imposible tu nombre tenga dos padres, por eso la madre debe ser virgen. Esta virginidad motivada Cristo lgicamente que su sentido fundamental, no en una integridad slo corprea, hostil al sexo, que poseera importancia religiosa tomada en s misma, sino la maternidad de Mara; para poder ser la madre del hijo mesinico de Dios, que no puede tener ningn otro padre salvo Dios, que debe ser cubierta por la sombra del espritu Santo, y adems esto significa pronuncia su s que abarca la totalidad de su persona, alma y cuerpo. Tambin la virginidad dentro del Iglesia ser oportuna ms tarde slo con ese mismo sentido, para, en un seguimiento dejar de Mara, poder ocuparnos sin divisin, como dice Pablo, con cuerpo y alma santos, de las cosas del seor, en una especie de maternidad espiritual que Jess mismo prometi a los que escuchan y cumple la palabra de Dios con fe pura. Sino tambin de consideracin en la escena de la enunciacin es su aspecto trinitario. El ngel llamada Mara agraciadas por antonomasia, dndole el saludo del Seor, del Padre, Yahv al que como creyente juda conoce.. Despus el ngel le revela que de ella naciera el Hijo del Altsimo, y al mismo tiempo ser el mesas para la casa de Jacobo. La pregunta acerca de lo que se espera de ella, el ngel le desvela en una tercera explicacin que el Espritu Santo la cubrir con su sombra, de manera que su hijo ser de llamar con razn Santo e hijo de Dios. La Trinidad de Dios se debe dar a conocer la humanizacin del hijo, pero no con una explicacin slo verbal, como se promulgaron las leyes de Dios del Sina, sino adems con un cumplimiento existencial en el ser humano perfecto es que tpicamente creyente. Es la pebetero testamentaria que arranca de Abraham la que su consumacin participan esta experiencia trinitaria que, por consiguiente, ha de convertirse el punto de partida de la experiencia neotestamentaria y eclesial, y eso en la existencia de Mara misma. Ella va siendo preparada para el papel que le habr de tocar en suerte junto a la cruz: ser prototipo de la Iglesia.

4. Prototipo de la Iglesia. Mara fue encomendada por su hijo la proteccin de uno de los apstoles, por consiguiente a la Iglesia apostlica. Con ello Jess regalado Iglesia es el centro cima que encarna de forma inimitable, pero que siempre hay que aspirar, la fe de la nueva comunidad: el s inmaculado, ilimitado, a todo el plan divino de salvacin para el mundo. En este centro cima, la Iglesia es, no slo en la eternidad venidera, sino ya ahora, la esposa sin mancha ni arruga, la Inmaculada, como lo llama Pablo explcitamente. Este miembro preeminente de la Iglesia no posee sus cualidades especiales a ttulo privado, para s mismo, sino, con la fecundidad nueva derivada de la gracia de la Cruz, favor de la comunidad en su conjunto de cada uno de sus miembros. Slo el pecado tal hombre en la mentalidad de lo privado. En cambio, cuanto mayor pureza recibi el nombre de la gracia de Dios, ms evidente su disposicin a no retenerla para s, sino hacer participar de ella a todos los dems. Por eso la madre de Jess, que debe ser su hijo pudo recibir la suprema disponibilidad creyente amorosa, que simultneamente prototipo preeminente el modelo que sea limitar y que prestar su ayuda en esta empresa: la representacin popular del manto de gracia de la madre de Jess, que se extiende en torno a todos los miembros de la Iglesia, expresa la vez las dos caras de una misma verdad. Por lo cual, siempre se ha de tener presente que esta imagen no descansa en s misma, Mariano es la remodelacin de una diosa protectora pagana, sino que da su preceptos y eclesial a las personas de la obra del hijo, el cual slo puede ser comprendido como uno de la Trinidad de Dios. Por consiguiente, como la que indica despus, no puede haber una piedad eclesial que se detenga en Mara; si dichas piedad es eclesial y es Mariana, inmediata y necesariamente continuar por Mara Jess, y por ste en el espritu Santo al padre. El carcter modlico de Mara dentro del Iglesia contiene varios conceptos y consecuencias importantes para nuestro tiempo. Primero, que la Iglesia se ha de considerar como la novia o esposa fiel, que guarda en su castidad hasta las modas escatolgicas. En segundo lugar, la Iglesia como sacramento universal de salvacin, pese a saberse pecadora, llamada la santidad, para tener su centro el sacrificio eucarstico, para entregar, para llevar al mundo, por medio de nosotros, la imagen del cuerpo de Cristo, esto es, el amor de Dios, que se entrega por, y para el hombre. Pues Mara, antes que Cristo, en su s al ngel, hizo la entrega sacrificial de sus entraas. Finalmente, el tema que ocupa los telogos desde el segundo siglo cristiano: lo mismo que virginidad y maternidad que estn en Mara indisolublemente unidas, y se condicionan iluminan mutuamente, as tambin de la Iglesia. Porque Mara y la Iglesia se orientan de que finalmente slo hacia la unin con Cristo en el Espritu Santo; porque ninguna de las dos cometen adulterio con ningn dolo, ni que a ninguna tentacin ideolgica, por eso son verdaderamente fecundas: por Dios y por su gracia en ellas, por la fe que ama y espera, que ofrecen esa gracia, mediante la participacin que se les ha regalado en la voluntad divina de salvacin para todos los hombres. Y as, en este punto, la imagen del manto de base de Mara puede ser tambin trasladada a la fecundidad original y materna de la Iglesia: se manto se extiende sobre toda la humanidad, hasta donde llega la voluntad sovitica de Dios, y con este manto se significa, tanto la accin apostlica exigida categricamente del Iglesia, como tambin la oracin que incluye todos los hombres y sufrimientos del Iglesia ofrecida por el mundo en su conjunto. Recordando la escena de cana, donde Mara pide a los siervos la obediencia a su Hijo, queda patente con qu certeza de ser escuchada puede presentar sus splicas sacrificio la Iglesia que hora y sufre por la redencin del mundo.

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