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El fenómeno migratorio y su realidad en España

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1EL FENÓMENO MIGRATORIO Y

SU REALIDAD EN ESPAÑA

1.1. REALIDAD DE LA POBLACIÓN MIGRANTE EN ESPAÑA

1.1.1. Datos poblacionales

Vivimos en un mundo cada vez más urbano a raíz del desplazamiento de un creciente número de personas hacia las ciudades. En 2014, más del 54% del total de los habitantes del planeta vivía en las zonas urbanas (DAES, Naciones Unidas, 2014). Es de prever que para 2050 la población urbana actual, que asciende a 3.900 millones, aumente hasta alcanzar unos 6.400 millones. Más aún, se estima que, cada semana, hay 3 millones de personas en el mundo que se instalan en las ciudades (ONU-Hábitat, 2009). La mi-gración propicia gran parte del aumento de la urbanización que fomenta, a su vez, la diversidad de las ciudades.

Uno de cada cinco migrantes nacidos en el extranjero vive en una de las 20 ciudades más pobladas del mundo. En muchas de esas ciudades, como Sydney, Londres y Nueva York, los migrantes representan más de una tercera parte de la población y, en ciertas ciudades como Bruselas y Dubai, constituyen más de la mitad de la población. Hay otras ciudades que, en los últimos años, han registrado un notable aumento de la migración. El número de residentes extranjeros en Seúl, por ejemplo, se ha duplicado en los últimos diez años. En Asia y África se prevé que las ciudades pequeñas, de raudo crecimiento, absorban casi íntegramente el futuro crecimiento de la pobla-ción urbana del mundo (DAES, Naciones Unidas, 2014), con un patrón de movilidad dirigido hacia las ciudades y las zonas urbanas que se caracterice por la temporalidad y circularidad del proceso migratorio.

La inmigración: presente y futuro de una integración responsable

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Vivimos en una era de movilidad humana sin precedentes, marcadamente urbana, en la que los migrantes, tanto internos como internacionales, se tras-ladan a las ciudades y las zonas urbanas, aportan diversidad, conectan a las comunidades dentro y fuera de las fronteras y crean nuevos vínculos entre las distintas localidades. Todo ello exige nuevos enfoques en la gobernanza urbana y las políticas migratorias.

Actualmente, se estima que en el mundo hay 232 millones de migrantes internacionales (DAES, Naciones Unidas, 2013) y 740 millones de migrantes internos (PNUD, 2009).

Alrededor del 50% de los migrantes internacionales reside en diez paí-ses altamente urbanizados y de ingresos altos, es decir, Australia, Canadá y Estados Unidos de América, varios países de Europa (Alemania, España, Francia y el Reino Unido), Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y la Federación de Rusia (DAES, Naciones Unidas, 2013). Los migrantes tienden a concentrarse en las ciudades de esos países.

A pesar de que África no es la región con el mayor índice de urbani-zación, durante decenios su población urbana no ha dejado de aumentar a una velocidad histórica sin precedentes. En 1960, Johannesburgo era la única ciudad del África Subsahariana con una población de más de un millón de personas; para 1970, ya había cuatro ciudades (Ciudad del Cabo, Johannes-burgo, Kinshasa y Lagos), y en 2010 eran 33 ciudades.

Se estima que, todos los días en la región de Asia-Pacífico, unas 120.000 personas emigran a las ciudades, y se calcula que para 2050 el porcentaje de residentes en las zonas urbanas habrá aumentado al 63%. Entre 1990 y 2014, la región de Asia-Pacífico añadió alrededor de mil millones de habitantes a su población urbana, más de la mitad concernía a China (450 millones). Este fenómeno forma parte de una tendencia a largo plazo. Concretamente, la población urbana de la región se duplicó con creces entre 1950 y 1975, y nuevamente entre 1975 y 2000. Es más, entre 2000 y 2025 se prevé, nue-vamente, otra duplicación de la población (CESPAP, 2014).

El aumento a gran escala de la migración hacia los centros urbanos es inevitable debido a las realidades globales dimanantes del envejecimiento de las sociedades, el lento y desigual crecimiento económico de las regiones dentro de un mismo país y entre los países, y la inestabilidad ambiental y climática. Para muchas ciudades, la migración se ha convertido en un factor determinante del crecimiento de la población, donde la estructura etaria es más importante que las tasas de fecundidad y de mortalidad. Ahora bien, las redes sociales se encuentran en las ciudades y los migrantes recién lle-


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gados pueden hacer uso de ellas para su supervivencia y para aprovechar las oportunidades económicas. La integración de los migrantes se produce fundamentalmente en las ciudades.

La población residente en España se situó en 46.528.966 habitantes a 1 de enero de 2017, lo que supuso un aumento de 88.867 personas respecto a comienzos de 2016. El número de españoles aumentó en 81.975 personas y el de extranjeros en 6.892. En estos resultados influye el proceso de adqui-sición de nacionalidad española.

Durante 2016 España registró un saldo migratorio positivo de 89.126 personas. La inmigración aumentó un 21,9%, mientras que la emigración descendió un 4,6% respecto al año anterior.

En el caso de los españoles, el saldo migratorio fue de –23.540 personas, menos negativo que en 2015, cuando fue de –42.536. El saldo migratorio de los extranjeros fue de 112.666 personas en 2016, positivo por segunda vez consecutiva desde 2010 y un 176,3% mayor que el del año anterior. Emigraron 241.795 personas e inmigraron 354.461.

Evolución de la migración exterior de España por años (2012-2016).

Evolución de la migración exterior de españoles por años (2012-2016).


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1.1.2. ¿Qué dejan tras de sí los inmigrantes?

La mayoría de inmigrantes han visto por los medios de comunicación internacionales el estilo de vida de otros países más desarrollados, han inter-cambiado experiencias con otros inmigrantes retornados o de vacaciones y han tenido acceso a diversas comunicaciones y pequeños viajes como turistas a otros continentes. La percepción de una desigualdad en los modos de vida de la sociedad occidental y el mundo subdesarrollado han calado en el ima-ginario del inmigrante que espera cambiar su pobreza por una oportunidad mejor de vida. Esas oportunidades se han visto facilitadas por la diversidad y efectividad de los transportes internacionales. Estos han favorecido el que una persona en el otro extremo del mundo pueda optar a vivir y trabajar, relativamente rápido a otro lugar. Todo ello, ha ido creando una cultura de la migración en las mentes de sus respectivos habitantes.

Las razones, independientemente de que los inmigrantes de hoy elijan su destino más voluntariamente que en otras épocas de la historia, son variadas, complejas, tienen múltiples aristas y delicadas interacciones entre los factores sociales, económicos, culturales, etc, para ser fácilmente reducibles y priori-zadas. El inmigrante deja tras de sí un país en conflicto, desastres naturales, una pobreza perenne, una sociedad corrupta o unas guerras interminables y deja mujer e hijos, su tierra, sus amigos y su familia. Sin embargo, las causas por las que un inmigrante deja tras de sí su país y sus raíces es fundamen-talmente de índole personal. Cada emigrante tiene su causa y su necesidad.

No obstante, podemos acertar a describir unas pautas de causalidad co-munes y una vivencia del proceso diferente en cada época histórica. Podemos diferenciar tres tipos de causas asociadas a la inmigración: 1) Socioeconó-micas 2) Desastres naturales y 3) Políticas, étnicas o religiosas.

En cuanto a las causas de tipo socioeconómico, hay que destacar que estas se suceden en países con difíciles medios para subsistir. Una causa muy importante de las emigraciones del siglo XXI la tenemos en el estilo de vida occidental. Es bien conocido en el foro público que avanzamos en una globalización económica compartida de forma desigual entre todos los países del mundo y que esta es imparable. Las causas se han de buscar en el sistema de vida artificial, altamente tecnificado, industrializado e informatizado que hemos creado de espaldas a la naturaleza, y que nos está pasando ya factura. Demandas creadas artificialmente hacen que las bolsas de todo el mundo se tambaleen o pongan en difíciles aprietos a las economías de otros países.


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Es un hecho comprobado el que algunos países han tratado de esquilmar los recursos naturales de otros países para alimentar sus ansias de crecimiento (y con poca o ninguna planificación), consiguiendo con ello que los países inicialmente subdesarrollados lo sean cada vez un poco más. Han provocado que las personas de estos países colonizados huyan de sus pueblos y aldeas en masa a buscar trabajo a las capitales, donde el colonizador podía ofrecerles un trabajo a emigrar directamente al continente euro-peo. En estas sociedades no todo el que quiere emigrar puede. Para emigrar se ha de ahorrar el precio del viaje, trabajar, ser fuerte y sano y plantearse muy seriamente el costo psicológico que puede conllevar tal aventura. Sin embargo, el inmigrante que lo ha arriesgado todo por entrar en España, lo arriesga todo para no salir de nuestro país y permanecer aquí. Son muchas las personas que se endeudan antes incluso de salir de sus países (inmersos en miseria, guerras y situacio-nes políticas inestables). No es de extrañar que a las difíciles condiciones de subsistencia en un nuevo entorno, se unan situaciones de extorsión por parte de las bandas que trafican con las redes de contrabando de personas.

Otra causa principal de emigración son los desastres naturales provo-cados por el cambio climático. Es bien evidente para el ciudadano de a pie el asistir atónito a cambios de temperatura ilógicos en ciertas épocas del año. Ese mismo ciudadano, agricultor, abogado o funcionario, observa que cuando llueve, lo hace torrencialmente o a que cuando hace calor, lo hace hasta límites difícilmente tolerables para el ser humano. Todo ello, hace que el Sur de la Tierra se desertifique a pasos agigantados, que el nivel del mar aumente y de que se produzcan sequías y hambre en zonas que anterior-mente ya habían sido sobreexplotadas por las manos de los propios países y que ahora se preguntan cómo pueden atajar el problema que se les viene encima. Probablemente, todos los países desarrollados van a tener que hacer una reflexión muy seria y cambiar su mentalidad de hacer las cosas porque el Sur no podrá aguantar más esta presión y las previsiones de emigración en masa de estos países puede colapsar la realidad cotidiana en la que se mueven o en la que plácidamente duermen.


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Las causas políticas, religiosas o étnicas son una fuente importante de inmigración. De carácter humanitario las persecuciones políticas, cada vez menos contempladas en el derecho de asilo, o las guerras entre etnias (por ejemplo, el conflicto de la ex Yugoslavia donde hubo más de 4 millones de inmigrantes), impulsan el hambre, el miedo y una huida hacia delante.

1.1.3. ¿De dónde provienen?

En un panorama como la inmigración, siempre cambiante y actualmen-te mundializado, se acierta a constatar que la mayor procedencia de los inmigrantes que recibe España en la actualidad es de origen de Europa del Este, latinoamericano y africano. Puede decirse con seguridad que, aproxi-madamente un 60% de aquellos que se asientan en España son de origen no europeo. La mitad de los inmigrantes que recibe España son de las si-guientes nacionalidades: Marruecos, Rumania y Colombia. Parece así claro que en la construcción de una Europa sin fronteras, en el que los que más migran dentro de Europa no son los propios europeos, está cambiando de forma creciente su composición cultural. En contraste, la realidad del fenó-meno actual de la inmigración en el resto del mundo es de origen asiático, latinoamericano y africano.

Las principales nacionalidades de los inmigrantes extranjeros fueron la marroquí (con 29.986 llegadas a España durante 2016), la rumana (con 28.859) y la colombiana (con 22.850).

De las 15 nacionalidades con mayor flujo inmigratorio, destacan los incrementos relativos en número de llegadas a España de la colombiana (un 143,9% más que durante 2015), la venezolana (un 75,3% más) y la paraguaya (un 54,9% más).

Inmigración de población extranjera por nacionalidad 2015-2016.


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La población con nacionalidad española que llegó durante 2016 procedía, principalmente, de Venezuela, Ecuador y Reino Unido.

En 13 de los 15 principales países de origen de la inmigración de es-pañoles, los flujos de inmigración aumentaron respecto al año anterior. Solo se redujeron en Cuba y Francia.

En cuanto a las rutas de procedencia de la inmigración, estas son diversas ya que los sistemas de control que ejercen los países sobre la inmigración ilegal hacen, entre otras cosas, que esas rutas cambien, haciendo que un in-migrante en ocasiones tarde años en llegar a su destino. Las principales rutas hoy por hoy son desde el Norte de África a Europa del Sur. Una segunda desde el Este de Europa, enlazando con Ásia. Y la tercera proveniente de países del Este de Europa.

1.1.4. Localidades donde deciden asentarse

El mediterráneo está siendo el lugar más deseado por los inmigrantes de un tiempo a esta parte debido fundamentalmente a sus políticas migratorias menos restrictivas, al déficit de nacimientos y a la considerable economía sumergida que ya tenían esos países.

En España, las 5 Comunidades Autónomas receptoras netas de inmigrantes son: Cataluña, Madrid, Canarias y Baleares, Andalucía y Galicia. La distri-bución de inmigrantes según su nacionalidad, en las diferentes Comunidades Autónomas españolas, dista de ser homogénea.

Inmigración de población extranjera por nacionalidad 2015-2016.


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1.1.5. Población por sexo y edad

Por edad, la población aumentó en 2016 en los grupos de edad entre 40 y 74 años, en los de 10 a 19 años y en los mayores de 80 años.

Por el contrario, la población descendió en el grupo de 20 a 39 años (337.221 personas menos), entre los menores de 10 años (73.175 menos) y en el grupo de 75 a 79 años (46.926 personas menos).

Respecto al sexo, según las Naciones Unidas, pese a que las mujeres representan aproximadamente el 48 % de todos los migrantes internacio-nales, existen diferencias considerables entre las regiones. Europa presenta el porcentaje más alto de mujeres migrantes (51,9 %), seguida de América Latina y el Caribe (51,6 %), América de Norte (51,2 %), Oceanía (50,2 %), África (45,9 %) y Asia (41,6 %). La baja proporción de mujeres migrantes en Asia obedece a la elevada demanda trabajadores migrantes varones en países productores de petróleo de Asia occidental.

1.1.6. Necesidades, expectativas y oportunidades

NecesidadesEspaña en 2015 fue el décimo país receptor de inmigrantes más im-

portantes del mundo. No hay un patrón de flujo migratorio que se pueda establecer con claridad pues los emigrantes, y en su caso, inmigrantes (en función de si desean instalarse en el país o no), provienen de muchos países

Saldo migratorio con el extranjero por comunidades autónomas 2016.


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del mundo, tienen cualificaciones diversas, objetivos diferentes e intenciones de permanecer en los países destino distintos.

País 1990 1995 2000 2005 2010 2015Estados Unidos. 23,3 28,5 34,8 39,3 44,2 46,6

Alemania. 5,9 7,5 9 10,3 11,6 12Rusia. 11,5 11,9 11,9 11,7 11,2 11,6

Arabia Saudita. 5 5,1 5,3 6,5 8,4 10,2

Reino Unido. 3,7 4,2 4,7 5,9 7,6 8,5

Emiratos Árabes Unidos.

1,8 1,8 2,4 3,3 7,3 8,1

Canadá. 4,3 4,9 5,5 6,1 7 7,8Francia. 5,9 6,1 6,3 6,7 7,2 7,8

Australia. 4 4,2 4,4 4,9 5,9 6,8España. 4,1 4,1 4,1 4,1 6,3 5,9

A nuestro país llegan inmigrantes atraídos sobre todo por su crecimiento económico y el despunte de los sectores que actualmente dan trabajo como son los servicios, hostelería, servicio doméstico y construcción. No obstante, las necesidades de mano de obra del mercado laboral español, ejercen un poderoso imán a la hora de atraer a una fuerza laboral fundamentalmente de tipo económica. No es de desdeñar tampoco el crecimiento económico que se está produciendo en nuestro país merced a la inmigración. Las necesidades de los españoles de mantener un ritmo de producción y de no abandonar sectores menos productivos y más duros (agricultura, industria, etc.), han logrado que el ritmo de crecimiento y de la demanda interna sea sostenido. Por todo ello, puede decirse que, aunque de forma desigual, las necesidades de todos los actores se están encontrando y que deberán regularse para ser

Países que albergan mayor cantidad de inmigrantes en los últimos 25 años (en millones de personas). Fuente: Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de

Naciones Unidas.


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más equitativas y justas y que no perjudiquen a ningún colectivo debido a los factores derivados de la oferta y la demanda.

ExpectativasLas expectativas de la mayor parte de inmigrantes (expectativa es una

percepción de una posible consecuencia de una acción) es la de conseguir rápidamente un trabajo que les permita tramitar sus papeles administrativos y mejorar su calidad actual de vida en función de su capacidad de traba-jo. Debido a que, por lo general, se percibe a la cultura occidental como provista de un desarrollo superior al que se puede acceder fácilmente, los inmigrantes se conforman con entrar en la jerarquía más baja de los traba-jos no cualificados esperando que esta situación cambie con el tiempo. Las expectativas, en muchas ocasiones, contrastan con un país como España, que siendo desarrollado, no posee las infraestructuras y el nivel de productividad necesarios para acoger debidamente tantos inmigrantes en tan poco tiempo, educarlos convenientemente o darles a todos un trabajo correspondiente con su cualificación. Entonces podemos hablar de conflictos de convivencia pues las expectativas contrastan con la realidad que se encuentran. En cuanto a las segundas y terceras generaciones de inmigrantes en España, parece que van a ser más flexibles que sus progenitores a la hora de absorber los modelos de sociedad españoles. Pero tampoco tenemos que olvidar que van a ser unas generaciones más expuestas a contradicciones entre sus referentes paternos y los valores mayoritarios. Ello unido a la percepción de persona diferente por su color de piel o etnia, pueden hacer que se sientan o que sean realmente discriminados en el acceso a los servicios públicos y que conlleve una pér-dida de estatus de los que otros disfrutan. Pueden darse entonces actitudes regresivas en las que se reafirmen aún más en las costumbres de sus padres, las rechacen y entren en conflicto o bien rechacen la cultura española. Es entonces cuando surgen sentimientos que pueden ser tildados de ostracistas, donde el extranjero se mira hacia dentro y no desea integrarse copiando los modelos de su propia cultura en la española y rechazando los valores autóctonos. El reto de las segundas y terceras generaciones de inmigrantes es que corren el riesgo de no sentirse aceptadas y de no poder optar a otros trabajos y oportunidades diferentes de los que heredaron de sus progenitores. El recelo de estas segundas y terceras generaciones es un aspecto a tener en cuenta pues pueden generar no pocos estallidos de violencia en España de la misma manera que lo hicieron en Francia. No hay que olvidar que la juventud inmigrante pasa mucho tiempo a solas, en ocasiones no se integra al


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nivel de estudios español y es un terreno abonado para las bandas juveniles. Una buena prevención de este tipo de problema podría estribar en integrar a estos jóvenes desde pequeños en la dinámica de la educación escolar y familiar, estimular la expresión de sus inquietudes, revisar la legislación que pueda suponer una discriminación, evitar las actitudes racistas y reconocer públicamente su contribución al desarrollo del país.

Es muy importante no vender la idea en los medios de comunicación ni en las instituciones que esta no es una tierra prometida donde todo se puede conseguir, pues estamos condenando a la marginalidad a muchos inmigrantes que, bien informados, podrían estar integrados y hacer positiva su contribución al país que será también el suyo. Es de vital importancia integrar las expec-tativas con el incremento de mayores inversiones en yacimientos de empleo, en mejorar las condiciones laborales y también en establecer sistemas para la no discriminación para que todo tipo de cualificación esté contemplada no solo en función de la demanda y la oferta sino en una racionalización de las expectativas con la realidad económica de España.

OportunidadesExisten ciertos trabajos en los que la población inmigrante, merced a la

compartimentalización del mercado de trabajo en España, encuentra mayor salida laboral.

En estos sectores son los que se agrupan ciertas nacionalidades. Estos sectores laborales en los que suelen encontrar trabajo los inmigrantes son el servicio doméstico, construcción, agricultura y hostelería.

1.2. ACOGER CON RESPONSABILIDAD

1.2.1. Recursos y coordinación de la acogida en España

Hoy en día, la mitad de las personas que migran a España se convierten en inmigrantes permanentes, por lo que es necesario tener en cuenta políticas que contemplen su acogida, reunificación familiar e integración. Para garantizar que el objetivo de la integración de este colectivo humano se desarrolle con normalidad, se deben dotar los suficientes recursos económicos y se deben coordinar los esfuerzos entre las distintas administraciones. También se debe contar con una adaptación voluntaria del propio inmigrante al aceptar la so-ciedad que le acoge y del uso y disfrute de los instrumentos de integración


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que se ponen a su alcance. Una coordinación adecuada en materia de acogida, facilitará positivamente la integración de las personas inmigran-tes, por cuanto mejora la adaptación en todos los aspectos que rigen la sociedad española. La consecuencia será una contribución consciente, por parte del inmigrante, a una nueva sociedad en igualdad de condiciones.

Actualmente, el panorama de la acogida institucional en España adolece de unidad y de una coordinación adecuada. En general, podemos hablar de recursos puntuales para la acogida en todas las Comunidades Autónomas pero sin una verdadera conexión entre las distintas administraciones. Se desconocen los verdaderos recursos que existen para la acogida, su alcance y su evalua-ción. No se ha estandarizado un protocolo común de actuación por lo que cada Comunidad hace lo que entiende que debe hacer, más que lo que debe de hacer. Sería importante reforzar la coordinación entre los ayuntamientos locales, las asociaciones de inmigrantes y las organizaciones gubernamentales pues estas sienten con mayor fuerza el impacto del fenómeno migratorio. Su coordinación debería sentirse a la hora de establecer marcos programa de actuación conjunta en todas las fases, planes y necesidades urgentes o no de acogida que puedan surgir local, comarcal o ruralmente (reagrupaciones familiares, temporeros, solicitantes de asilo, etc).

Muchas veces los traslados se producen sin los avisos y la preparación adecuada para poder recibirlos y los inmigrantes vagan por las calles sin ningún tipo de información, vivienda o asesoramiento. La solidaridad no se debe imponer, se debe planificar.

Cualquier plan de acogida de inmigrantes debe tener en cuenta, al me-nos, los siguientes puntos: • Coordinación interdepartamental entre todos los agentes implicados

en España y con el resto de políticas de acogida europeas. • Necesidades sociales: alojamiento, alimentación, ropa, asesoramiento

jurídico y laboral (permisos, visados, reagrupaciones familiares…), lengua española y regional, usos y costumbres, conocimiento de las instituciones españolas y su funcionamiento, igualdad en el acceso al sistema de recursos sociales básicos, integración social, etc.


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• Necesidades de mano de obra: mediante el cálculo de contingentes, de las entradas y salidas de inmigrantes, de las necesidades laborales derivadas del mercado de trabajo, de la irregularidad en la contratación, programas de orientación, formación e inserción sociolaboral, etc.

• Necesidades económicas: en forma de subvenciones y ayudas prove-nientes de las distintas administraciones públicas nacionales y europeas.

• Recursos humanos: formación y sensibilización intercultural a todos aquellos actores sociales, voluntariado, etc, que toman parte en el proceso.

En función de las necesidades que tienen los inmigrantes, se establecen los siguientes tipos de acogida: • Preacogida: de los contingentes que vendrán a nuestro país, dándoles

toda clase de información acerca de los trámites, el alojamiento, clases de idioma (o idioma autonómico), las condiciones de trabajo y vida, etc.

• Acogida inicial: que daría una información general sobre los usos, costumbres y valores de nuestra sociedad al recién llegado. Se deri-varían algunos casos a los servicios públicos y en otros se impartirían clases de idioma y se comenzaría por integrar a los inmigrantes en programas de integración sociolaborales.

• Acogida a personas vulnerables: por lo que se derivaría, tras atender a sus necesidades más básicas, a los servicios públicos o los especiales por su particular condición, en la que se establecerían las bases para un itinerario sociolaboral pormenorizado.

• Acogida especializada: aquella destinada a colectivos especiales como solicitantes de asilo, temporeros, etc.

1.2.2. Protocolos de acogida: antes, durante y después de la llegada

La acogida constituye la primera etapa del proceso de integración, es una fase de importancia crucial en las trayectorias migratorias. La acogida implica una atención integral que permita acceder a unas condiciones bási-cas de vida y que promueva la aceptación y participación social, cultural y política de la población recién llegada en su proceso de incorporación a la sociedad española, así como reforzar la capacidad de la sociedad que acoge a los inmigrantes para adaptarse a la diversidad.


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La acogida, por tanto, implicará no solo el desarrollo de exigencias dirigidas exclusivamente a la población atendida, sino también el desarro-llo de instrumentos, herramientas y servicios que permitan dar el apoyo, la orientación y los conocimientos necesarios para crear unas condiciones mínimas que faciliten la integración, el acceso a los recursos y bienes so-ciales y el ejercicio de derechos y deberes. Solo será posible en un marco que posibilite la gestión activa de los flujos migratorios y el desarrollo de servicios y programas de acogida adecuados a los perfiles de las personas que llegan a España.

Siendo de vital importancia contar con unos recursos que potencien la coordinación y la información entre los diversos actores implicados, se debe-rían de potenciar algunos protocolos de actuación entre todas las instancias que hicieran énfasis en la calidad, la unicidad de criterios, la evaluación de la eficacia del programa de acogida y su seguimiento.

A tal fin, cabría establecer unas normas referentes a las distintas etapas por las que pasa un inmigrante desde que llega hasta que se integra totalmente en la sociedad española. Estas normas hacen referencia al:

• Antes: – Tener en cuenta la cantidad de inmigrantes que llegan a España vía

programada (contingente, temporera) o no programada. – Programar las demandas de acogida en función de los recursos de

los que se dispone en los diversos centros o derivar a otros centros si es necesario.

– Realizar un estudio de los recursos de acogida españoles en función de la atención al inmigrante que presta.

– Establecer los protocolos y normas que deben regir los centros de acogida, los Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), ONG, s, etc.

– Evitar las situaciones de sobredimensionamiento de los Centros de Acogida, frecuentemente atendidos por escaso personal.

– Aplicar un protocolo de atención médica, pruebas médicas generales y específicas e información a los pacientes.

– Buscar alojamientos provisionales de urgencia y permanentes.


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• Durante: – Primeros auxilios. – Vivienda, prestaciones sociales y de manutención básicas. – Comida. – Higiene. – Dar información sobre las condiciones de vida en España, sus ins-

tituciones, valores y sistemas de protección social. – Asesorar jurídicamente sobre la tramitación de papeles administra-

tivos, visados, residencia, trabajo, etc. – Dar clases de idiomas. – Orientación laboral e inserción profesional individualizada. – Derivación a otros centros, hospitales, etc.

• Después: – Mantenimiento del apoyo en su inserción profesional, en la escola-

rización de los hijos, en la búsqueda de vivienda, etc. – Intermediación intercultural en variados aspectos como la salud, la

tramitación administrativa y jurídica, etc. – Acciones de desarrollo comunitario en barrios con fuerte presencia

de inmigrantes. – Asesoramiento a las asociaciones de inmigrantes. – Apoyo a la conservación de sus culturas de origen. – Fomento de la participación del inmigrante en todas las áreas pú-

blicas: asociación de padres en los colegios, votaciones electorales, etc.

– Fomento del autoempleo entre la población inmigrante. – De acciones de sensibilización ante el fenómeno de la inmigración,

las diferencias intercultura-les y de la prevención en la aparición de brotes de racismo.

– Formación de todos los acto-res sociales, institucionales y empresariales.

– Formación ocupacional y empresarial para inmigran-tes.


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1.2.3. Acogida institucional

La llegada de inmigrantes procedentes de diversas nacionalidades, ha motivado que, desde las instituciones públicas, se articule un sistema que les dé una respuesta. El objetivo es el de integrar a los inmigrantes en la nueva sociedad de acogida promoviendo su autonomía y no su dependencia de la institución. A tal fin se les apoya desde los Centros de Acogida en las áreas sociolaborales, asesoramiento jurídico, clases de idiomas, formación ocupa-cional y se les acompaña en aquellas gestiones que precisan de un mayor conocimiento de los sistemas jurídicos y sociales españoles. Sin embargo, no todas las instituciones públicas están dando una adecuada acogida. Por ejemplo, se da una falta de preparación en los servicios de salud para aten-der y prevenir adecuadamente los problemas de tipo sexual o reproductivo.

1.2.4. Acogida empresarial

Muchas fundaciones en España se dedican a poner en contacto a inmi-grantes y empresas y a asesorarles en todo lo que se relaciona con la trami-tación de los papeles para la contratación. Es importante informar de cómo se elabora un currículo vitae, cómo se accede a una entrevista de selección y cómo se pasa siguiendo las fases que dicta nuestro mercado laboral. La clave de estos programas estriba en formar al inmigrante en nuevas habilida-des que demanda el mercado de trabajo, acceder a unas prácticas de trabajo (con lo que adecúan su formación a la realidad empresarial) e integrarlos plenamente a ese mercado.

Es importante que se cuide mucho el acceso sin discriminación de la población inmigrante a cualquier trabajo. Una vez que el inmigrante ha entrado en una empresa se hace necesaria la gestión de la diversidad en las empresas, tales como las dificultades de percepción y de comunicación entre diversas nacionalidades, etc.

Otra forma de acogida empresarial es la preacogida que se inicia en la selección de los contingentes de trabajadores en origen. A estos se los prepara en idiomas, usos y costumbres sociolaborales y los trámites necesarios para trabajar en nuestro país.

Cuando las necesidades básicas de los inmigrantes están resueltas, es momento de potenciar el lado empresario de todos ellos con el objetivo de promover el espíritu emprendedor y la creación de empresas.


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1.2.5. Acogida de la sociedad en general

La acogida por parte de la sociedad española está todavía a prueba de una convivencia no siempre exenta de roces que, en nuestro país y de momento, no están tomando un cariz violento. Estos roces toman forma en la calle en forma de prejuicios desfavorables y de actitudes más o menos encubierta-mente hostiles hacia la inmigración donde frecuentemente se emiten juicios de corte negativo sin ni siquiera haber verificado los hechos que se cuentan. Estos comentarios peyorativos acerca de otros hábitos culturales que circu-lan en todos los círculos sociales, no dejan de ser una expresión popular de cierto desconocimiento, frustración y deseo de preservar el interés del grupo mayoritario de aquellos vecinos molestos y recién llegados. La igualdad se consigue a través de la tolerancia para con todos. La clave de la acogida y de la integración mutua de la sociedad española con la población inmigrante habrá de encontrarse no tanto en buscar descomponer o anular total o par-cialmente las tradiciones culturales de ambos sino confiar en la adopción intercultural de las expresiones de la otra cultura. No es solo que aceptemos que existen otras culturas sino que integremos diferentes modelos de vida en la nuestra que, al fin y al cabo, están unos interrelacionados con otros. El aceptar que existen distintas culturas (chinos, hispanos, etc) simplemente refuerza los lazos entre ellas (que a veces no son tan homogéneos) y a la larga la eclosión y segregación de las mismas. Las culturas similares con un pasado similar, con una lengua y una religión común tienden a entenderse mejor y ello es un hecho. Cuando el inmigrante pasa todo el día trabajando y llega a casa le apetece encontrarse con personas que le entienden. De ahí que no sea interesante la autosegregación por motivos religiosos o idiomá-ticos (por ejemplo, colonias de alemanes en Mallorca). La inclusión de esas culturas en una interrelación intercultural equilibrada, con una comparación y adecuado contraste, solo puede hacer lo que el mestizaje en la música: un experimento original y armonioso.

1.2.6. La participación social: el papel de las ONG y el voluntariado social

La motivación del voluntario en los programas que tienen como objeto de su actuación a la comunidad inmigrante, es fundamentalmente social,


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igualitaria y solidaria. Pero no olvidemos que el voluntario pre-cisa también de valoración de su trabajo, acompañamiento y de formación específica. El trabajo del voluntariado se enmarca dentro de unas organizaciones de tamaño pequeño y mediano y muy hete-rogéneo en cuanto a su régimen jurídico, objetivos o valores. No obstante, y a tenor de la creciente profesionalización del sector, la tenden-cia es a ocuparse de tareas de tipo social y entre ellas, las dedicadas a los inmigrantes. Estas ONG incorporan cada vez más los modelos de gestión de la empresa privada, realzando los modelos competitivos y gerenciales y consiguiendo que el voluntariado se desmotive acerca de su verdadero ob-jetivo inicial: servir a otros.

El papel de las ONG es muy importante para la sociedad pues son ellas las que están más cerca de los problemas de los inmigrantes, las que reciben los fondos públicos para ayudar a los inmigrantes y las que informan de sus resultados para cambiar o no ciertas políticas que emanan de las distintas administraciones en una simbiosis constante ya que dependen de los fon-dos públicos para financiarse. Su acción se nota en la creación de redes de asistencia social, en el incremento de la solidaridad, en la transformación de la realidad social a través de la confianza y sensibilizan a la sociedad de los problemas sociales que les afectan y buscan la implicación de la ciudadanía. Sin embargo, el papel encomiable que realizan estas ONG no debe caer en un papel meramente asistencial que perpetúa la pobreza y que trata al inmigrante como excluido sino que deben asesorar convenientemente las acciones del gobierno español para tomar acciones de más gran calado. Siendo las minorías culturales objeto de mayor riesgo de exclusión social sobre todo en empleo, educación, integración cultural y social y vivienda y en menor medida en salud e información asistencial; el papel de las ONG cumple algunos objetivos principales con los inmigrantes: • Sensibilizar a toda la sociedad sobre las diferencias interculturales y

la prevención del racismo y la xenofobia. • Formación del voluntariado social ocupado en estas actividades.


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• Establecer servicios de mediación intercultural en todos los ámbitos: vivienda, trabajo, etc.

• Acompañamiento a los inmigrantes a los servicios públicos donde requieren de apoyo, interpretación o comprensión del sistema social, cultural, laboral o sanitario español.

• Mejorar las condiciones sociolaborales y personales de los menores y las mujeres.

• Promover la escolarización obligatoria de los hijos de inmigrantes. • Promover la participación de los inmigrantes en la sociedad española. • Erradicar el analfabetismo. • Formar ocupacionalmente. • Dar clases de lengua y cultura españolas. • Capacitar en el uso de las nuevas tecnologías para ser competitivos

en el mercado de trabajo. • Patrocinar fiestas interculturales para el encuentro entre diferentes

etnias, asociaciones y ONG,s. • Identificar y difundir buenas prácticas en el trabajo con inmigrantes.

Sin embargo, las ONG,s no disponen de un marketing efectivo y un reconocimiento en la ciudadanía, en los medios públicos y en las distintas administraciones públicas.

1.2.7. La participación del inmigrante en la vida pública, política o social

Uno de los mejores indicadores de acogida de la sociedad española es-tribaría en que los discursos políticos nacionales y regionales comenzarán a debatir el concepto de identidad y de pertenencia cultural de forma natural y en el marco de la evolución de cualquier sociedad. Sin embargo, las personas solemos sentirnos amenazadas en los beneficios conseguidos bajo el manto de un sistema determinado o cuando menos turbadas cuando se suceden cambios a nuestro alrededor. El cambio genera resistencia.

Sin embargo, los mismos derechos de los que disfrutamos los españoles no son los mismos que los que disfrutan los inmigrantes y, por tanto, la acogida de la sociedad no es total sino compartimentalizada. La igualdad, la libertad y la no discriminación deben verse reflejadas en derechos y obligaciones. En este sentido, la mayor parte de los derechos por Ley Orgánica 4/2000 están


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reconocidos a los inmigrantes regulares como son el derecho al trabajo, a la reagrupación familiar, a la seguridad social, ayudas, etc. A aquellas personas que están inscritas en el padrón, les pertenece la atención sanitaria, el derecho a las prestaciones sociales básicas o a la asistencia sanitaria de urgencia. Los irregulares no tienen derechos como los de reunión, asociación o huelga ni tampoco derecho al trabajo. Hay un largo camino en la equiparación de los derechos de los inmigrantes regulares e irregulares.

Sirva un ejemplo acerca de los derechos políticos como la participación en los partidos políticos, la creación de asociaciones, los derechos laborales, la libertado de información y manifestación, derecho al voto, etc. Los inmi-grantes que son residentes permanentes tienen todos los derechos excepto el voto, o lo que es lo mismo la ciudadanía plena y ocupar cargos públicos. De hecho, tras cinco años de residencia permanente no se puede ejercer el derecho del sufragio activo excepción hecha de elecciones municipales donde existen convenios bilaterales con otros países. La clave de una mayor par-ticipación ciudadana de los inmigrantes estribaría en que estos accedieran a todos los derechos de nuestra sociedad en igualdad de condiciones tras un periodo menor pero suficiente de arraigo.

¿Sería necesario para acoger al inmigrante darle el derecho de una repre-sentación ciudadana especial? Probablemente, el inmigrante, como minoría, ya se encuentra representado en algún partido político español. Además, podríamos estar creando dos sociedades paralelas que representan intereses que no son comunes y hay que considerar que cuanto más integrados están los inmigrantes se ven mejor representados en los partidos mayoritarios. El derecho a la diferencia debe darse como trato igualitario, no diferente.

el fenÓmeno migratorio y su realidad en … · vivimos en una era de movilidad humana sin ......

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