el boxeador polaco

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Diego Santizo Aplicación de un método de análisis literario a cuento Método: Hermenéutico Relato literario: El boxeador polaco, cuento contenido en el libro homónimo del guatemalteco Eduardo Halfon Título: La hermenéutica como método de interpretación de El boxeador polaco, de Eduardo Halfon Como advertencia, puede decirse que, como trabajo final del curso de Taller de crítica, he utilizado la descripción de los marcos de esta investigación, que comencé a elaborar para mi seminario de li- teratura guatemalteca. No hay datos falsos. No hay plagio alguno. Este es un trabajo concienzudo, basado en las lecturas que se consignan en la bibliografía. Cualquier intento de demostrar que el au- tor de este examen final ha citado una sola línea de un autor que no sea él mismo es una empresa condenada al fracaso. Quien lea estas páginas y quiera, pese a la advertencia dicha, intentarlo, sién- tase en la libertad de ocupar su tiempo en una quimera.

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Método: Hermenéutico
Relato literario: El boxeador polaco, cuento contenido en el libro homónimo del guatemalteco
Eduardo Halfon
Título: La hermenéutica como método de interpretación de El boxeador polaco, de Eduardo Halfon
Como advertencia, puede decirse que, como trabajo final del curso de Taller de crítica, he utilizado
la descripción de los marcos de esta investigación, que comencé a elaborar para mi seminario de li-
teratura guatemalteca. No hay datos falsos. No hay plagio alguno. Este es un trabajo concienzudo,
basado en las lecturas que se consignan en la bibliografía. Cualquier intento de demostrar que el au-
tor de este examen final ha citado una sola línea de un autor que no sea él mismo es una empresa
condenada al fracaso. Quien lea estas páginas y quiera, pese a la advertencia dicha, intentarlo, sién-
tase en la libertad de ocupar su tiempo en una quimera.
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
II.2.1. De lo evidente a lo trascendente. La paradoja
II.2.2. De lo recto a lo figurado. La metáfora
II.2.3. Del error a la tradición. El prejuicio
III. MARCO METODOLÓGICO
V. CONCLUSIONES
VI. BIBLIOGRAFÍA
I. MARCO CONCEPTUAL
I.1. Antecedentes
La evidencia es concluyente: salvo el Curso monográfico sobre Eduardo Halfon que dirigió
la M.A. Olga Garza, no hay, hasta el momento, ningún estudio sistemático, ni en forma de libro im-
preso, ni en formato electrónico, que aborde desde una perspectiva crítica, en general, y desde una
perspectiva hermenéutica, en particular, el relato intitulado El boxeador polaco, de Eduardo Halfon,
el quinto del libro homónimo. Hay, eso sí, un copioso conjunto de artículos de periódico, entrevistas
y diálogos filmados en círculos académicos estadounidenses, europeos y guatemaltecos que se cen-
tran en lo que el autor de este seminario ha definido como la periferia del escritor, esto es, el tin-
glado biográfico de Halfon1. Sin que sirva de precedente, no deben desecharse por inútiles algunas
de las consideraciones sobre la acción de escribir ficción y sobre las manifestaciones culturales, por
ejemplo la música y la ingeniería (Halfon es ingeniero industrial de profesión), que han determi-
nado la estructura y el contenido de su obra literaria. El lector recalcitrante no dejará de notar la au-
sencia en internet de una biografía completa del escritor, salvo la exigua reseña de una enciclopedia
virtual demasiado popular2.
Hay, además, una abundante bibliografía sobre la hermenéutica como método de compren-
sión de una unidad lingüística, esto es, una sílaba, una palabra, una frase, toda una obra literaria. Al-
gunos títulos son Verdad y método, volumen I y volumen II, y Hermeneutics and Praxis3, de Hans-
Georg Gadamer; Ser y tiempo, de Martin Heidegger; Metonimia y metáfora, de Albert Henry;
Tiempo y narración I. II. III., El conflicto de la interpretación y La metáfora viva, de Paul Ricœur;
y Ensayos de lingüística general, de Roman Jakobson. Los auténticos antecedentes de la hermenéu-
tica de Gadamer, que es la verdad y el método de este seminario, están en los textos de Friedrich
Schleiermacher, de Johann Gustav Droysen, de Wilhelm Dilthey, de Edmund Husserl y de Martin
Heidegger. El lector analítico (y acaso voraz) que quiera ahondar en los fundamentos de la herme-
néutica encontrará, en el marco o en la sección que corresponde, una descripción prolija del método
y una bibliografía sustanciosa sobre el fenómeno interpretativo que nos ocupa. Además, el Manual
de hermenéutica, de Antonio Gallo, que es el método de este seminario, recoge a modo de ejemplo
un análisis hermenéutico completo de seis extractos textuales diversos de la tradición amerindia y
medieval, elecciones arbitrarias que carecen de implicación alguna por sugerente que parezca.
1 El anexo I recoge a modo de biografía los elementos periféricos de Halfon. 2 Wikipedia 3 El autor de este seminario no puede evitar la lectura de textos escritos en inglés cuya bibliografía es más
amplia y completa que la española. Toda cita textual en una lengua distinta del castellano tendrá una traduc-
ción libre del autor. En el apartado tercero, que contiene el marco metodológico, se verá que la traducción es también una hermenéutica.
I.2. Justificación
Salvo el Curso monográfico sobre Eduardo Halfon, la ausencia de un corpus sobre los
textos de Halfon es quizá una premisa del sentido poco inteligible de su obra literaria. Si, como se
verá en el marco teórico, la hermenéutica es la comprensión de un texto (primeramente), esto es, la
acción de interpretar (presente) el sentido de una obra literaria (pasado), la historicidad del libro El
boxeador polaco es la justificación general de este seminario, pues es un objeto cultural (Gallo,
2005)
“cuya única realidad experimentable (sic) son los ‘signos’, que debemos interpretar. Lo único
‘presente’ son los signos, para producir en nosotros un sentido, una Verdad, una Verdad que
pertenece a la cultura del texto”.
La “Verdad” de que habla el filósofo italiano no alude al sentido restrictivo de la herme-
néutica como análisis lingüístico, esto es, la exégesis, y sí a una comprensión ostensiva de la unidad
lingüística (el texto), la auténtica hermenéutica, que comporta más elementos.
A modo de corolario, se puede concluir que la periferia de Halfon está relativamente cu-
bierta con el Curso, que contiene una biografía completa del escritor y una descripción, basada en
El análisis literario, de Raúl Castagnino, de los relatos de ficción Esto no es una pipa. Saturno, De
cabo roto, El ángel literario y La pirueta. Este es un ejemplo de una hermenéutica en sentido res-
trictivo, un análisis intuitivo. No es un ejercicio de comprensión ostensiva, un análisis hermenéu-
tico. Los textos (que ya son una interpretación del autor de su propio pensamiento, anota Gallo) son
el centro del escritor, esto es, la verdad de la obra literaria. Los textos son una fuente de conoci-
miento especial, que solo se realizan con el auxilio recíproco de un intérprete. Esta justificación es-
pecífica ha hecho que el autor de este seminario le preste atención al paradigma (Santizo, 2015) de
las ciencias del espíritu y a la sensibilidad artístico-inductiva que subyace en la tradición hermenéu-
tica.
I.3. Definición del problema
El problema queda manifiesto con el vacío de monografías críticas y, por tanto, de ensayos
analíticos sobre la obra literaria de Eduardo Halfon. De la revisión del copioso conjunto de elemen-
tos periféricos sobre el escritor se puede inferir que sus textos son casi invisibles en el horizonte de
la literatura contemporánea escrita en lengua española. Antonio Gallo (2005), respecto de la hon-
dura del pensamiento hermenéutico, ha escrito que
“(…) el círculo hermenéutico no es, pues, de naturaleza formal; no es subjetivo ni objetivo, sino que
describe la comprensión4 como la interpenetración del movimiento de la tradición y del movimiento
del intérprete. La anticipación de sentido que guía nuestra comprensión de un texto no es un acto de
la subjetividad sino que se determina desde la comunidad que nos une con la tradición”.
¿De qué tradición y de qué comunidad hablamos? ¿Es El boxeador un libro de la tradición
guatemalteca por el simple hecho de que su autor ha nacido en Guatemala? ¿Es importante que sea
un relato de ficción que pertenece (o, más específicamente, se le atribuye) al género narrativo? Se
trata de un estéril efecto de categorizar los modos de codificación del sentido de un texto5. Un análi-
sis intuitivo (como es el caso del Curso) da por hecho que la obra de Halfon está contenida en la
tradición guatemalteca de este género literario. Los efectos de esta clase de análisis, asumidos quizá
sin mayor reflexión, son irrelevantes desde una perspectiva hermenéutica. La tradición del intér-
prete, que está basada en los prejuicios, razona Gallo,
“no es simplemente un presupuesto bajo el que nos encontramos siempre, sino que nosotros
mismos la instauramos en cuanto que comprendemos, participamos del acontecer de la
tradición (…)”.
En otras palabras, la auténtica hermenéutica está relacionada con la tradición del intérprete y con
los diferentes niveles del análisis hermenéutico (la interpretación, la explicación y, el más hondo, la
comprensión).
De la cuestión de la comprensión ostensiva, esto es, lo que el autor de este seminario llama
la auténtica hermenéutica, se desprende la pregunta heurística:
¿Puede una revalorización del concepto de ‘prejuicio’ ser el fundamento de una hermenéutica au-
téntica, esto es, una comprensión ostensiva de un texto, v. gr., el relato El boxeador polaco?
Esta pregunta es, de hecho, una técnica, un instrumento de indagación. El autor de este se-
minario intuyó el análisis hermenéutico de una obra literaria de Eduardo Halfon mientras reflexio-
naba sobre los prejuicios que determinan la opinión que un intérprete se forma de un texto.
4 Es importante que el lector tenga claro el significado, en el contexto de la lógica formal, de comprensión (o intensión) y extensión, como requisito mínimo, para familiarizarse con el concepto de hermenéutica, esto es,
comprensión ostensiva. Una revisión del sentido de estos conceptos en el DILE debería bastar. 5 La aparición ocasional de una obra literaria peculiar suele complicar hasta lo ridículo la categorización de
los textos en géneros y en subgéneros.
I.4. Alcances y límites
Este seminario está circunscrito a sus marcos, que determinan la profundidad y la perspec-
tiva de la penetración de sentido. La primera se refiere a la hondura del esfuerzo de la explicación
causal y axiológica del fenómeno, en este caso, lingüístico, pues se trata de un texto. La segunda se
refiere al punto de vista desde el cual se comprende el fenómeno.
El autor ha juzgado que, dadas la importancia de los prejuicios de la interpretación del texto
y la ausencia de material crítico sobre el centro del texto (El boxeador), la hermenéutica sea la pers-
pectiva apropiada de este seminario. Este paradigma, complejo de suyo, está restringido a la verdad
y el método de la hermenéutica de Hans-Georg Gadamer6, y, de manera específica, a la valiosa con-
tribución del experto alemán al análisis del concepto de ‘prejuicio’, en concreto, la comprensión y
la valoración del sentido erróneo que la Ilustración le dio a esta palabra, que hizo de las ciencias na-
turales o positivas el paradigma del método científico.
El autor, como ya es una costumbre, disiente rotundamente de esta última consideración. La
perspectiva (o el enfoque) de este seminario es, por tanto, cualitativa, pues utiliza la hermenéutica
como una descripción y comprensión de un fenómeno en su concreción histórica y única. Se trata
del enfoque ideal porque hace del refinamiento de los atributos intelectuales del intérprete (o del su-
jeto cognoscente, como quiere Sandoval) un instrumento que, basado en la inducción artístico-in-
ductiva, determina las analogías y las regularidades de un fenómeno.
II. MARCO TEÓRICO
II.1. Hacia la interpretación: La lectura
Los diccionarios específicos son una lista de signos de una materia concreta, v. gr., un dic-
cionario de lingüística contiene en forma ordenada conceptos lingüísticos. Ese material lexicográ-
fico es un instrumento de análisis o “interpretación-lingüística” de un texto. Se trata, sin embargo,
de una hermenéutica en sentido restrictivo. Un lenguaje específico restringe y, por tanto, simplifica
la comprensión de un signo, en este caso, el término ‘leer’, porque no recoge la pluralidad de sen-
tido que subyace en el lenguaje familiar. Sigue una explicación:
6 La hermenéutica es una actitud antiquísima (Hauser, 1978), que se remonta al periodo neolítico.
El Diccionario de lingüística (1991) define la comprensión (o intensión) de la palabra ‘lec-
tura’ como la
“descodificación de un texto escrito a partir del reconocimiento de los rasgos distintivos de los
grafemas escritos por cualquier sistema de grabación. En general, se habla de lectura cuando el canal
de transmisión es visual o táctil (p. ej., para el reconocimiento de la escritura Braille), esto es por
oposición a la descodificación auditiva. También se da por sentado que la lectura -y su contrapartida,
la escritura- son meras operaciones derivadas de la comunicación vocal-auditiva, aun cuando hay
que distinguir entre canal de transmisión, por un lado, y la oposición entre lengua hablada y lengua
escrita, cada vez más notoria en las grandes culturas, por otro. Por lo demás, hasta principios de la
Edad Media, la lectura solía hacerse en voz alta”.
Esta explicación identifica la arbitrariedad de los “rasgos distintivos de los grafemas [letras]
escritos”, los cuales representan en forma gráfica los rasgos fónicos distintivos de los elementos de
expresión de que se compone una lengua, esto es, los sonidos articulados.
‘Descodificación auditiva’ y ‘comunicación vocal-auditiva’ son conceptos lingüísticos7 que
implican cómo el uso de una lengua presupone su estructura y cómo un hablante interpreta los sig-
nos de una cadena lingüística y lo demás. No obstante esta definición es útil para el estudiante de
lingüística, el autor, que suele disentir, a modo de comentario el autor piensa que esa comprensión
(o intensión) del concepto restringe la acción de leer a un movimiento mecanicista entre un intér-
prete y un texto. Es importante, sí, para los objetivos de este seminario ‘la oposición entre lengua
hablada y lengua escrita’.
El autor discrepa. Una comprensión ostensiva presupone recabar la clase de acepciones que
recoge un diccionario de uso corriente, que (Wittgenstein, 2007) refleja con mayor precisión la uni-
dad de sentido del lenguaje familiar, natural, que no uno específico, por ejemplo, el ético, el lingüís-
tico, el artístico. La acción de leer (del latín ‘legre’) tiene, según el Diccionario de la lengua espa-
ñola, ocho acepciones básicas. Se trata de “pasar la vista por lo escrito o impreso comprendiendo la
significación de los caracteres empleados” o de una “representación gráfica” en general. Las dos
primeras acepciones ya refieren, aunque no de manera explícita, la distinción de un alfabeto con-
vencional (latino, hebreo, mongol) de otros lenguajes convencionales (el código Morse, la notación
7 Sírvase el lector curioso del marco teórico del seminario de lingüística, que contiene una introducción al
problema de la estructura y el uso de una lengua.
algebraica, una partitura)8. La quinta acepción consigna “descubrir por indicios los sentimientos o
pensamientos de alguien, o algo oculto que ha hecho o le ha sucedido”, que es fundamentalmente
idéntica a las variantes “adivinar algo oculto mediante prácticas esotéricas” o “descifrar un código
de signos supersticiosos para adivinar algo oculto”.
Es evidente que la comprensión de aquello que está oculto es el sentido fundamental del tér-
mino. Un signo lingüístico, que comporta un fenómeno revelado y otro oculto (o significante y sig-
nificado9, como dicta la tradición estructuralista), forma una sílaba, una palabra, una frase, toda una
obra literaria, en síntesis, un texto. Toda acción de leer está relacionada por naturaleza con “enten-
der o interpretar un texto de determinado modo”, la tercera acepción del término y la más próxima
al código hermenéutico.
II.2. La hermenéutica según Hans-Georg Gadamer
La hermenéutica (del griego ‘ρμηνευτικ’) es, por definición, la interpretación de un texto.
El texto es el objeto de la hermenéutica en el mismo sentido que el hongo y los meteoros son el ob-
jeto de la micología y la meteorología, según cada caso. La hermenéutica está vinculada de suyo an-
tiguo con la interpretación de textos sagrados, v. gr., los Vedas del hinduismo, las Sagradas Escritu-
ras del cristianismo o el Corán del islamismo. Dicho esto, se infiere la posibilidad de que la herme-
néutica, además de una ciencia, sea un arte, porque su finalidad, según se demostrará desde esta
perspectiva, es la creación de belleza por medio de la interpretación de un texto. No es una casuali-
dad, por tanto, que quien no sea indiferente ante el fenómeno interpretativo ponga una interpreta-
ción concisa por delante de un galimatías.
De la pluralidad de significación del término, Gallo anota con Brown (1986) que el primer
sentido de la hermenéutica
“se refiere al ‘lenguaje’ de una persona con relación a lo que ella pretende decir. En este caso, el que
habla es el texto”.
8 Y, por consiguiente, la dirección en que se desarrollan los elementos de expresión de una cadena lingüís-
tica: de izquierda a derecha, en el caso latino y en el algebraico; de arriba abajo, en el mongol; y lo demás. 9 No hay que olvidar, a la luz del estructuralismo de cuño saussureano, que los signos, lingüísticos o no lin-
güísticos, comportan ambos un material revelado y un material oculto. La peculiaridad del signo es que se trata de un fenómeno que, por naturaleza o convención, sustituye a otro.
En este sentido, el texto es un objeto autónomo de su autor, un objeto cultural, una interpre-
tación de la conciencia de su autor. Esta interpretación es compleja, pues la composición del texto
es la suma de interpretaciones, en teoría, homogéneas, de lo que el autor pretendió decir. Y los in-
térpretes deben clarificar el objeto de la hermenéutica, el cual se refugia en una torre de mármol
que se yergue en el desierto de lo evidente. De lo evidente porque la interpretación del texto es la
interpretación de los símbolos, del habla.
El lingüístico es quizá el fenómeno artificial10 más evidente. Un ejemplo de esta índole: Un
texto escrito en una lengua A supone menos dificultades de interpretación para el hablante nativo
que para el extranjero en el sentido de que el primero está más familiarizado con la estructura de la
lengua A, esto es, con los símbolos que forman las cadenas lingüísticas en la lengua A y, por consi-
guiente, con el habla. El apartado II.2.2. contiene una revisión honda de este aspecto lingüístico del
método hermenéutico.
La hermenéutica es una experiencia de la conciencia, una categoría fenomenológica cuya
explicación epistemológica supera los objetivos de este seminario. Baste anotar que la experiencia
hermenéutica es una experiencia del texto por medio de dos instrumentos de análisis: a) descripción
y b) reflexión. La relación pendular del fenómeno descriptivo y el reflexivo es la actividad analítica
que estudia el texto, cuya finalidad es (Gallo)
“la total experiencia del texto; alimentar la propia verdad del intérprete por la del texto”.
El análisis intuitivo11, v. gr., el Curso monográfico sobre Eduardo Halfon, es un conjunto de
interpretaciones someras (ver apartado III.2. Pasos y procedimientos): métodos históricos (biogra-
fía, antecedentes del relato), genéticos (motivaciones) y estructurales (descripción de personajes,
narradores y otras características formales). Estos elementos periféricos son supuestos a) del instru-
mento descriptivo del análisis hermenéutico, cuyo sentido se revela en reciprocidad con b) el instru-
mento reflexivo. En otras palabras, un análisis intuitivo es útil para explicar la periferia de un texto;
uno hermenéutico, para el centro.
II.2.1. De lo evidente a lo trascendente. La paradoja
10 Por oposición a un fenómeno natural, lo artificial es aquello que ha sido “producido por el ingenio hu-
mano”. Sin que ello excluya la posibilidad de un ensayo sobre la naturaleza del lenguaje, el autor de este se-
minario supone verdadero que el lenguaje articulado se trata de un artificio… humano. 11 En código hermenéutico, un análisis restrictivo se opone a un análisis hermenéutico. El Curso es un ejem-
plo del primer caso; y este seminario, del segundo.
Si el lingüístico es el fenómeno artificial más evidente, el texto, por tanto, es uno de los ob-
jetos cuya aprehensión se antoja más sencilla en teoría. Una sílaba, una palabra, una obra de ficción,
etcétera, son ejemplos de textos, los cuales, por lo general, son símbolos escritos o hablados cuya
estructura es análoga a la estructura de pensamiento del intérprete. La lectura es el comienzo de la
hermenéutica, esto es, a) la interpretación del texto, que consiste en la capacidad de descodificar
los símbolos uno por uno y en el conjunto del habla. A propósito de la lectura, anota Gallo que
“el texto es una realidad presente, de la cual tenemos una experiencia directa, inmediata, una
experiencia-viviente: la veo, la estudio, la considero por partes o globalmente”.
La singularidad de una experiencia directa es que se trata de un fenómeno presente, inme-
diato. En este punto cabe recordar la diferencia entre discurso e historia, que opone los símbolos del
texto que el lector interpreta (presente) al contenido del texto (pasado). Aquí comienza el problema
filosófico del objeto de la hermenéutica (ver III.1. Definición del método). Completa la idea Gallo:
“(…) el Ser de un texto es siempre algo que nos precedió y que analizamos en una dimensión
temporal, diacrónica; un presente-pasado: una realidad distante, historicizada (sic) cuya comprensión
está condicionada a nuestra capacidad de reconstrucción de la historia”.
El análisis intuitivo, téngase por dicho, es una interpretación del texto incompleta. b) La ex-
plicación del texto es el resultado del entendimiento propio o compartido con otros del contenido
del texto. Ergo, la hermenéutica está contenida en la categoría filosófica de la ontología, que se en-
carga del ser de un objeto en general y de sus propiedades trascendentales. Es evidente, en este sen-
tido, que el atributo más peculiar de la explicación del texto, su propiedad trascendental, es la di-
mensión temporal que media “la reconstrucción de la historia”.
La interpretación y la explicación son solamente fases previas de c) la comprensión del
texto, que se refiere a la historicidad interpretativa del texto. Ricœur (1969) sustenta esta idea como
sigue:
“La comprensión es una conciliación entre interpretación (símbolos, habla) y la explicación
(entendimiento, conocimiento interno)”.
Gallo, en un lenguaje más complejo y nada despreciable, define también el último paso del
análisis hermenéutico como
“la apropiación del sentido del texto para convertirlo en vivencia, mía, del interprete. (…) es, pues,
una dimensión fenomenológica de la Experiencia-Viviente. La comprensión capta la diacronía y el
pasado. Concilia los dos aspectos de interpretación y de explicación”.
A modo de analogía, piénsese en la experiencia de quien asiste a la representación de una
tragedia de Shakespeare. La idea purificadora de la catarsis que sugiere Aristóteles (1947) sería, se-
gún el caso, una experiencia de la sensibilidad aristocrática del siglo XVI y, cómo no, de la demen-
cia y la compasión, entre otras emociones, del príncipe Hamlet, de la obra de teatro homónima, es-
crita y publicada hace más de cuatro siglos. Se trata, sí, de la fusión del horizonte de interpretación
del dramaturgo inglés y del hermeneuta. De una manera semejante, el intérprete comprende el sen-
tido del texto sin menoscabo de la conciencia de que se trata de una paradoja, esto es, un fenómeno
aparentemente contrario a la lógica.
II.2.2. De lo recto a lo figurado. La metáfora
Lo propio de la paradoja es el estímulo que induce en la conciencia del intérprete. No es ba-
ladí que Gallo defina la hermenéutica como una experiencia de la conciencia. Ahora bien, la natura-
leza lingüística del texto vincula de suyo la hermenéutica con el análisis semiótico (Greimas, 1982),
que contiene el estudio semántico del discurso. Este último homogeneiza conceptos de las ciencias
naturales y nociones de la semántica estructural para analizar el discurso de un texto.
Sin que sirva de impedimento, ya Gallo (2005) llama la atención sobre el parentesco entre
ambos y la reducción del sentido de un texto a la heterogeneidad del análisis semiótico (piénsese en
el estudiante perspicaz que se solaza en buscar las “isotopías” de Greimas en una novela):
“Por su esencial carácter de análisis de símbolos, la Hermenéutica entra en el término general de
Semiótica. Sin embargo, no debe confundirse con la respectiva ciencia-lingüística. (…) La
Hermenéutica examina la ‘Textualidad’ (o sea el texto-existente) y esto coloca el texto a nivel de
‘Acontecimiento’. Un mismo discurso puede ser analizado en forma ‘abstracta’ y, por tanto,
encerrado en la esfera lingüística. Entra entonces en el universo de los Signos lingüísticos. O bien,
puede ser estudiado en su carácter existencial de ‘Habla’, como un Discurso pronunciado, un
‘acontecimiento’, que está condicionado por un ‘horizonte’ (un contexto extralingüístico). Entonces,
se capta el Ser que se da en el lenguaje, el Ser-Histórico de un texto”.
El estudio semántico del discurso contiene, además, el análisis de las figuras del lenguaje
(Wittgenstein, 2008) o juegos lingüísticos en el sentido de ejercicios sometidos a reglas, condicio-
nados por el ingenio y algunos procesos derivados de la sinestesia, esto es (DILE), aquel “tropo que
consiste en unir dos imágenes o sensaciones procedentes de diferentes dominios sensoriales”.
En la primera fase12 del método, el hermeneuta descubre ese “carácter existencial de habla”
que anota Gallo. Las metáforas y otras figuras del lenguaje son, por definición, significantes de sen-
tido figurado. La función del análisis semiótico es desvelar el sentido figurado, que aguarda escon-
dido en el sentido recto, inmediato, de un texto. La metáfora es quizá la figura del lenguaje que me-
jor ejemplifica este presupuesto. Piénsese en este pasaje escrito tomado en préstamo de Cervantes
(2013):
“Que sus cabellos son de oro, su frente de campos elíseos, sus cejas arcos del cielo, sus ojos soles,
sus mejillas rosas, sus labios corales, perlas sus dientes, alabastro su cuello, mármol su pecho, marfil
sus manos, su blancura nieve (…)”. - Libro I, cap. XIII
La metáfora (Ricœur, 1987) “es una estructura intencional de segundo grado”. El signifi-
cante, v. gr., ‘su blancura’, ‘su cuello’, ‘sus manos’, ‘sus cejas’ y lo demás, existe en relación con
una significación. Su sentido está dado por el diccionario. Aquí cabe preguntarse cuál es la signifi-
cación de los símbolos mencionados (blancura, cuello, mano[s], ceja[s]), o, para seguir la lógica de
Ricœur, de la estructura intencional de primer grado. Al mismo tiempo, el significante de esta es-
tructura vale por otro significante cuya significación es indicada como “otro sentido”. Anota Gallo:
“El primer significante posee, entonces, un doble valor. El primero lo da el diccionario, el segundo
lo da el uso”.
II.2.3. Del error al prejuicio. La tradición
Y aquí comienza el problema del uso de la lengua, el “Discurso pronunciado, un ‘aconteci-
miento’, que está condicionado por un ‘horizonte’ (un contexto extralingüístico)”. Ese horizonte es
el prejuicio (o, más específicamente, los prejuicios). El término ‘prejuicio’ en sí mismo está com-
puesto de dos partículas: el prefijo ‘pre-’ (del latín prae), que (DILE) “significa anterioridad local o
temporal, prioridad o encarecimiento”; y el juicio (del latín iudicum), que alude a la impresión que
tenemos de un fenómeno de cualquier clase. Esto quiere decir que un prejuicio es un juicio que se
12 Ver el inciso III.2.2. Análisis hermenéutico
forma antes de la convalidación definitiva de todos los momentos que son objetivamente determi-
nantes, y poco más. Propone Gadamer (2005.a) a modo de ejemplo:
“En el procedimiento jurisprudencial un prejuicio es una predecisión jurídica antes del fallo de una
sentencia definitiva. Para el que participa en el proceso judicial un prejuicio de este tipo representa evidente-
mente una reducción de sus posibilidades. Por eso en francés préjudice, igual que praeiudicum (el latino
prejuicio que se ha descrito arriba), significa también simplemente perjuicio, desventaja, daño. Sin embargo,
esta negativa es sólo (sic) secundaria, es la consecuencia negativa de una validez positiva, el valor prejudicial
de una predecisión, igual que el de cualquier precedente”.
El ‘prejuicio’ no es en modo alguno un juicio falso. La significación misma del término re-
vela que está en su concepto que pueda ser valorado positiva o negativamente. El vínculo con el
praeiudicum latino es suficiente para intuir la posibilidad de que exista un matiz positivo. Un poco
de historia: En francés existe la expresión préjugés légitimes (prejuicios legítimos). Gadamer ha es-
crito con razón que “esto está ahora muy lejos de nuestro actual sentimiento lingüístico”. El sustan-
tivo alemán (Schoen, 1965) Vorurteil, de idéntica significación que préjuge, parece haberse restrin-
gido, desde la Ilustración y la crítica religiosa de Martín Lutero, al significado de “juicio no funda-
mentado”13. Dice Gadamer (2005a.) a propósito del despropósito semántico del término que
“sólo (sic) la fundamentación, la garantía del método (…), confiere al juicio su dignidad. A los ojos
de la Ilustración la falta de una fundamentación no deja espacio a otros modos de certeza sino que
significa que el juicio no tiene un fundamentado en la cosa, que es ‘un juicio sin fundamento’. Esta
es una conclusión típica del espíritu del racionalismo. Sobre él reposa el descrédito de los prejuicios
en general y la pretensión del conocimiento científico de excluirlos totalmente”.
El problema del paradigma de las ciencias naturales y las ciencias del espíritu es, una vez
más, el meollo de la cuestión. ¿Está el intérprete, el sujeto cognoscente, el hermeneuta, el lector, el
científico social, llámesele como plazca, limitado por el hecho de que, desde la perspectiva de las
ciencias positivas, carece de la posibilidad de suspender su moral, sus opiniones familiares, darse
cuerda como un reloj y trabajar, abstraído de sus prejuicios, en el laboratorio, como el físico, el mi-
cólogo y otros científicos naturales? ¿Estar inmerso en tradiciones significa real y primariamente
13 En alemán, el sustantivo neutro Vorurteil significa “eine vor dem Bekanntwerden mit etwas gebildete,
meist negative Meinung oder Haltung” [Información o hechos precipitados o malintencionados, sobre todo
por sentimientos hostiles hacia alguien], tomado de de.thefreedictionary.com; en castellano, según el DILE,
un prejuicio es una “opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal”. Es evidente el peso de la Ilustración en el contenido semántico del término en ambos idiomas.
ténticos antecedentes de Gadamer, dice que la interpretación
“siempre está basada en algo que tenemos por anticipado en un pre-tener (Vorhabe), en algo que
vemos por anticipado, en una pre-visión (Vorsicht), y en algo que entendemos por anticipado, en una
pre-concepción (Vorgriff)”.
Este es otro modo de decir que no llegamos inocentes de presuposición a ningún objeto o
texto; siempre estamos llenos del conocimiento primitivo que Heidegger otorga a cada ser. Coin-
cide en este asunto Raman Selden (2010):
“El prejuicio, dado que en sí mismo pertenece a la realidad histórica, no es un impedimento para la
comprensión, sino más bien una condición para la posibilidad de comprender. Por ello, Gadamer
propone una rehabilitación fundamental de este concepto para hacer justicia a la finitud de la
existencia humana y al modo necesariamente histórico de estar-en-el-mundo”.
La jerga compleja, escrita entre guiones, natural del lenguaje fenomenológico, es el resul-
tado de un esfuerzo conceptual para explicar la relación del intérprete y la historia. No debe igno-
rarse, por insuficiente, la distinción entre los prejuicios de autoridad y por precipitación que pueden
asaltar al intérprete en el momento del análisis hermenéutico. El fundamento de esta distinción es la
idea ilustrada (el método cartesiano, v. gr.) según la cual el uso metódico de la razón es suficiente
para abrigarse de cualquier error de interpretación. A modo de conclusión, piénsese en la gesta de
Lutero, quien vio en lo antiguo, en la autoridad, el auténtico prejuicio. Esta reflexión, a la luz de la
hermenéutica moderna, es una falsa inclinación preconcebida. Por eso los prejuicios de un indivi-
duo son, mucho más que sus juicios, la realidad histórica de su ser, la posibilidad de comprender un
texto.
III.1. Definición del método
Este seminario analiza el relato de ficción El boxeador polaco, de Eduardo Halfon, desde el
método de interpretación hermenéutica que recoge el Manual de hermenéutica, de Antonio Gallo,
cuya elección no fue un asunto fortuito por las siguientes razones. La naturaleza peculiar de la his-
toria (Auschwitz, la Segunda Guerra Mundial, la inmigración judía en Guatemala), la economía de
recursos que caracteriza el discurso, quizá más próximo a la tradición textual anglosajona que a la
castellana, y, no menos importante, la idea de cuño hermenéutico de que el discurso de un texto es
en sí mismo una interpretación de la conciencia del escritor (no es baladí que Halfon suela decir que
mientras escribía el texto en castellano pensaba en inglés). Así se eligió el método hermenéutico,
cuya naturaleza, aunque filosófica, y más precisamente ontológica, pues obliga a que el intérprete
aprehenda el Ser del texto14, se enriquece con análisis retóricos, semióticos y discursivos.
A propósito del método, Sandoval (2002) anota:
“Para comprender la caracterización metodológica de una opción investigativa, resulta necesario y
conveniente indagar por sus bases epistemológicas, de modo que se halle el sentido o la razón de ser
de sus procedimientos para producir conocimiento científico”.
Es el propio Antonio Gallo quien explica el fundamento epistemológico del método, intitu-
lado Manual de hermenéutica:
“La Hermenéutica se despliega en su pleno desarrollo metodológico: con Paul Ricoeur en Francia y
Hans George Gadamer en Alemania. Ambos son continuadores de la Fenomenología de Husserl,
Merleau-Ponti y de Heidegger. Citamos de Gadamer únicamente la obra: Verdad y Metodo y, de
Ricoeur, Conflicto de interpretaciones y la Metáfora viva (sic)”.
El fundamento del Manual es, entonces, el pensamiento de Hans-Georg Gadamer, que es la
verdad y el método de la hermenéutica moderna, nutrido con las observaciones de Paul Ricœur con-
tenidas en El conflicto de la interpretación y La metáfora viva.
III.2. Pasos y procedimientos
Estos son los pasos del método de interpretación, según Antonio Gallo:
III.2.1. Análisis intuitivo, que son:
a) Advertencia al lector
b) Lectura del texto
d) Enfoque histórico
14 Ver el inciso II.2.1. “De lo evidente a lo trascendente. La paradoja”
e) Explicación genética
a) Nivel lingüístico
a.2) Sinestesias (inventarios)
(Análisis lingüístico-simbólico: El entorno)
a.5) Condiciones (de situaciones)
a.7) Horizontes (del texto y del lector)
a.8) Perspectivas (del texto y del lector)
(Reflexión parcial: La semiótica)
a.12) Polisemia (significado extendido)
b) Nivel de comunicación
b.2) Gramática de la acción
b.3) Semántica de la acción
b.4) Tradición literaria (del contexto)
b.5) Géneros
b.6) Motivos
b.7) Composición
b.8) Interlocutor
b.9) Intérprete
b.10) Mediación
b.11) Estructura
b.12) Expresión
b.13) Valoración
c.1) Representación
c.2) Referente
c.3) Situación
III.3. Objetivos
III.3.1. General
Posibilitar un juicio crítico del relato de ficción El boxeador polaco, de Eduardo
Halfon, por medio de un análisis hermenéutico del texto a partir del Manual de
hermenéutica, de Antonio Gallo.
III.3.2.1. Distinguir un análisis hermenéutico de un análisis intuitivo y valorar
la hondura del procedimiento del primero respecto del segundo.
III.3.2.2. Proponer una interpretación hermenéutica del relato de ficción El
boxeador polaco, de Eduardo Halfon.
III.3.2.3. Demostrar que la tradición es el fundamento hermenéutico del
intérprete.
CAPÍTULO I
IV.1. El análisis intuitivo
IV.1.1 Advertencia al lector
El lector curioso que, después de haber leído (u ojeado) el sinuoso y tortuoso camino de los
marcos que pretenden ceñir este ensayo, haya llegado a estas páginas sepa que la lectura de El bo-
xeador polaco es imprescindible antes de avanzar, a menos que lo suyo sea la entretención teórica
sin sustancia.
IV.1.2 Lectura del texto
Cronometrada, una lectura del relato El boxeador polaco toma poco más de 16 minutos, un
lapso suficiente para montar la heurística de las 16 páginas15 que componen el cuento. Las matemá-
ticas son simpáticas. Una página por minuto.
IV.1.3. Descripción
La lengua es española. El estilo (léxico y sintaxis), breve, conciso; pululan extranjerismos
crudos, sin resalte tipográfico, escritos en alemán y en yiddish16: antropónimos, topónimos y nom-
bres comunes se cuentan en esta lista. A modo de argumento, abuelo y nieto (el uno llama al otro
Oitze) beben whisky mientras el mayor le cuenta al menor la génesis del número que lleva tatuado
en el antebrazo izquierdo y, entre otras que la preceden, la historia de un boxeador polaco.
IV.1.4. Enfoque histórico
15 En la edición de Editorial Pre-Textos, es el segundo relato más extenso de los seis que componen el libro. 16 Según el Diccionario Panhispánico de Dudas, “La voz inglesa yiddish —adaptada, a su vez, del adjetivo
alemán jüdisch (‘judío’)— (…) designa el dialecto altoalemán hablado por los judíos originarios de la Eu- ropa central y oriental, que se escribe en caracteres hebreos”.
El desarrollo de la historia del Boxeador es un péndulo que oscila entre el indeterminado
presente del nieto, que además cuenta la historia, y el fragmentario pasado del abuelo entre 1939 y
1942. El presente del relato se estrecha en cuanto los personajes dialogan. Nada extraordinario.
Aunque parezca una perogrullada, no es baladí postular que lo propio de que un narrador cuente la
historia en primera persona singular es el estímulo liberador de la confesión, de la revelación. La
verosimilitud de la historia fragmentada de Oitze (el abuelo) adquiere sentido desde esta perspectiva
del narrador que confiesa, que revela una verdad largo tiempo guardada. La información histórica
que adquiere el sujeto cognoscente que lee el Boxeador es una hermenéutica, por tanto, de la tri-
llada historia del holocausto judío y de la segunda guerra más famosa del siglo XX.
IV.1.5. Explicación genética
El asunto de la perspectiva comporta el contexto del relato. Es lícito preguntar a qué con-
texto nos referimos. ¿Político? ¿Lingüístico? ¿Cultural? Estos conceptos, ambiguos de suyo, contie-
nen, si no el fundamento, sí elementos genéticos de la Weltanschauung (la visión del mundo, en ale-
mán) sobre la cual está asentado el estilo del relato. Algunos elementos dispersos que significan el
pasado infantil de Oitze (el nieto) son la referencia geográfica al Bulevar Vista Hermosa (en la zona
15 de la Ciudad de Guatemala), a la colonia Elgin (zona 13) o el primer semáforo instalado en la
metrópoli guatemalteca. De hecho, dichas referencias son la única prueba textual legítima de que la
infancia del narrador alguna vez transcurrió en la Ciudad de Guatemala.
Con el riesgo de acercarse a las estériles categorías sociológicas, que nada tienen que ver
con el análisis hermenéutico, quede dicho que la juventud del abuelo polaco y del nieto (¿guatemal-
teco?) se asemejan desde sus diferencias. El único parecido físico son los dedos meñiques comba-
dos. Acaso la única prueba concreta de su vínculo es que ambos comparten la circunstancia del ju-
daísmo. El relato de Halfon oscila desde la perspectiva de la circunstancia concreta del judío. Co-
mencemos a descender, pues, en la profundidad hermenéutica del relato desde esta particular Wel-
tanschauung y ensanchemos nuestro conocimiento.
CAPÍTULO II
IV.2. El análisis hermenéutico
IV.2.1. El nivel lingüístico
El conocimiento leve que se adquiere después de la lectura intuitiva del relato es insuficiente
si se quiere aprehender el sentido del texto. El primer nivel es por necesidad un inventario de for-
mas lingüísticas-simbólicas, esto es, todas las que posean una segunda significación (Gallo, 2005),
y las correlaciones que se derivan de que estén las unas en relación con las otras en un mismo texto.
Debemos distinguir dos etapas, además, para despejar ambigüedades, en el nivel lingüístico del aná-
lisis hermenéutico: El análisis lingüístico-simbólico y su reflexión parcial.
Encarguémonos, primero, del análisis lingüístico-simbólico. Metáforas, sinestesias e índices
son los elementos cuya significación directa o derivada, inmediata, debemos superar, hacer com-
pleja. La elección de estas figuras del lenguaje no es fortuita. Se trata de figuras lingüísticas que
comportan una doble significación. El signo es el objetivo de esta primera parte del análisis lingüís-
tico-simbólico. La segunda parte recoge el entorno: Presuposiciones, condiciones, implicaciones,
horizontes y perspectiva.
IV.2.1.a Metáforas (inventarios de doble significación)
El tropo más famoso de la terna lingüística que comprenden, además, la metonimia y la si-
nécdoque es quizá también el que mejor explica la cualidad intrínseca de estas figuras del lenguaje:
Las tres utilizan las palabras en un sentido distinto del que propiamente les corresponde. Una metá-
fora “es un nombre que se atribuye a otro nombre, como aposición o como predicado. Por tanto,
agrega significado, extiende el contenido del nombre hacia nuevas dimensiones” (Gallo, 2005). El
sentido recto de las palabras que contiene el relato de Halfon no están contenidas en un diccionario,
por fácil que parezca esta idea. Es un hecho verificable que un conocimiento gramatical mínimo es
el fundamento de una comunicación razonable, así que el lector debe considerar el sentido usual
que suele atribuírsele a una palabra y luego considerar cualquier indicio que revele un sentido figu-
rado.
La simple comprobación de que estamos en presencia de una metáfora nos dice muy poco,
quizá solo que debe haber una relación entre el termino propio y la metáfora, algo que nos sor-
prende y nos cuestiona. La primera lectura no facilita con precisión cuál es el nuevo contenido, aun-
que sí acerca del nuevo contenido. La interpretación estilística tiene que analizar hacia qué frontera
lingüística nos arrastra la metáfora y que funciones ejerce esta en cada caso. La ausencia total de
metáforas puede ser también significativa (Gallo, 2005).
Metáforas
pescado bola blanca Página 83, líneas 13-14 Escatológica
tatuado alguna parte del alma Página 84, línea 28 Psicológica
palabras almacenadas deslizarse ásperas Página 85, línea 24 Psicológica
discurso sosegado oleaje Página 87, línea 7 Psicológica
barranco entrañas Páginas 87, línea 20 Naturaleza física
lluvia murmullo sobre las tejas Página 90, línea 8 Naturaleza física
azar crueldad Página 92, línea 29 Psicológica
IV.2.1.b Sinestesias (inventarios)
La sinestesia es un recurso lingüístico útil para relacionar imágenes procedentes de diferen-
tes dominios sensoriales, no es extraño que se trate, además, de una peculiaridad biológica y, por
tanto, psicológica de los seres vivos. Gallo (2005) dice que “Aquí se realiza la unión de un sustan-
tivo con un adjetivo que, aparentemente, no se muestra consistente. En esta divergencia nace un
nuevo aspecto significativo. También en las sinestesias como en las metáforas se ‘produce’ una sig-
nificación nueva menos coherente que en las metáforas, más atrevida y subjetiva que, sin embargo,
resulta inteligible a la comunidad hablante”. Se trata, pues, de un tropo cuyos matices lingüísticos
son mucho más sutiles que en el caso anterior y que implican vínculos extralingüísticos. La relación
que se verá en el inventario que sigue no es lógica ni lingüística, incluso transgrede convenciones
sintagmáticas. Gallo (2005) asegura que “es ‘gratuita’, pero produce ‘algún sentido aceptable’
(obliga a buscarle significado). Registra, más bien, ‘impresiones’ y ‘percepciones’ extrasensoriales.
Opera sobre la base de niveles de función emotiva”.
Sinestesias
mirada azucarada (azúcar) Página 92, línea 10
vergüenza silenciosa (silencio) Página 92, línea 12
IV.2.1.c Índices (comparaciones y formas simbólicas)
Un índice es esencialmente un símbolo. Aunque la finalidad de este seminario no es explicar
los postulados de la semántica analítica, vale la pena recordar la descripción del triángulo semántico
de Ogden (1989) para explicar cómo se relaciona el mundo extralingüístico en el propiamente lin-
güístico. En su clásico triángulo semiótico, el símbolo y el referente están en los ángulos inferiores
izquierdo y derecho, según cada caso, y el pensamiento o la referencia, en el ángulo superior.
a) El símbolo simboliza al pensamiento o la referencia (relación necesaria)
b) El pensamiento o referencia se refiere al referente (relación necesaria)
c) El símbolo representa el referente (relación arbitraria)
El
a.5) Condiciones (de situaciones)
a.7) Horizontes (del texto y del lector)
a.8) Perspectivas (del texto y del lector)
(Reflexión parcial: La semiótica)
a.12) Polisemia (significado extendido)
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