auge y declive el movimiento obrero polaco

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    Auge y Declive del Movimiento Obrero

    en la Historia reciente de Polonia

    MERCEDES HERRERO DE LA FUENTEUniversidad Complutense de Madrid

    1. REPASO HISTRICO DEL MOVIMIENTO OBRERO POLACO, 1956-88

    1.1 Los consejos obreros de 1956La crtica del estalinismo promovida desde la Unin Sovitica por esas fechas

    hace posible en Polonia un periodo de apertura, en el que el movimiento obrerodesempea un papel protagonista. Junto a la reivindicacin de verdadera democra-cia poltica formulada por la inteligencja,surge por parte de los trabajadores la de-manda de aumentar su participacin en el seno de las factoras. stos exigen, ade-ms de una mejora de sus condiciones de vida y de trabajo, tomar parte en ladireccin de las empresas a travs de los consejos obreros.

    Lo que se conoce como revuelta de 1956 comienza a principios de verano en

    la factora Cegileski de Poznan, una de las mayores del pas, donde las condicionesde higiene y seguridad son psimas y la cada de la produccin provoca la reduc-cin de los sueldos. Los trabajadores organizan una protesta en Junio, en la queadems de un aumento salarial exigen la formacin de sindicatos independientes delpartido y la creacin de una representacin especfica de los trabajadores en el Sejm.Slo la primera de sus reivindicaciones recibe alguna respuesta del Partido ObreroUnificado Polaco (PZPR, Polska Zjednoczona Partia Robotnicza), por lo que lostrabajadores organizan una marcha pacfica en Varsovia que es reprimida brutal-mente por el ejrcito.

    Poco despus las protestas se desatan en todo el pas. En Agosto y Septiembresurgen de forma espontnea numerosos consejos obreros, sobre todo en Varsovia.Apoyados por la inteligencjapublican algunos panfletos que se difunden con rapi-dez. Los consejos obreros carecen de estatuto legal, pero tampoco han sido expre-samente prohibidos por el partido. En otoo se han extendido ya por todo el territo-rio polaco. Movido por la corriente de renovacin registrada a lo largo de todo eseao, el Sejm (Dieta) aprueba en Septiembre la ley sobre los Consejos Obreros. Lanueva norma establece que sean elegidos por al menos dos tercios de la plantilla yles atribuye algunas funciones menores, como asesorar en la definicin de los pla-nes econmicos y confirmar el nombramiento de los directores de empresa, pero no

    les concede ningn poder real. Aun as, stos adoptan en la prctica competenciasno reconocidas legalmente, como reunir fondos para crear cooperativas de alimen-

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    tos, elaborar planes para la construccin de viviendas, o reemplazar los directoresimpuestos por el Gobierno por administradores elegidos por ellos. Se calcula que afinales de 1957 funcionan ms de 4.600 consejos obreros en Polonia. 1

    Pero la aparente apertura dura muy poco. En medio del llamado "Octubrepolaco" y durante el VII pleno de Comit Central del PZPR tiene lugar el nombra-miento como primer secretario de Wladyslaw Gomulka, que es rehabilitado des-pus de varios aos de arresto domiciliario. 2A la reunin acude de forma inespera-da una delegacin sovitica encabezada por Nikita Krushchev, muy inquieto por lasacusaciones de sus adversarios estalinistas, quienes le reprochan su falta de controlsobre lo que acontece en Polonia. El Comit Central polaco consigue finalmenteconvencer a los soviticos de que el proceso de desestalinizacin se mantendr"dentro de los lmites del leninismo, sin ceder ni lo ms mnimo al empuje reaccio-

    nario burgus".3

    Gomulka sale reforzado de esta crisis y su vuelta al poder es inter-pretada por los trabajadores como el final de una dcada de represin. 4Sin embar-go, el nuevo primer secretario no est dispuesto a abandonar la doctrina del"centralismo democrtico". En Mayo de 1957, durante la celebracin del IX plenodel Comit Central, Gomulka condena ya abiertamente las pretensiones de los con-sejos obreros, a los que considera un intento de establecer un segundo poder. Unao despus se crea la llamada Conferencia de Autogestin, formada por miembrosdel consejo obrero, el comit sindical y el comit del partido en cada fbrica. Lascompetencias asumidas hasta entonces por el consejo obrero son transferidas a laConferencia, cuyo control se asegura fcilmente el partido. De este modo, la fun-cin bsica de los consejos se reduce a hacer cumplir la disciplina necesaria para larealizacin de los planes econmicos previstos por el Gobierno.

    Como era de esperar, este nuevo reajuste termina por asfixiar el movimientoautogestionario, que es convertido en una ficcin. Los trabajadores pierden todo elinters en participar dentro de un esquema que les niega la participacin en la tomade decisiones .

    A pesar de caer en manos del PZPR y convertirse en mera retrica a lo largo dedcadas, los consejos obreros constituyen un elemento bsico de las reivindicacionesdel movimiento obrero polaco, que hasta los primeros momentos de la transicin demo-

    crtica los considera su principal elemento de participacin en el seno de las empresas.

    1 Fejt Franois,Historia de las democracias populares. II Estructuras y tendencias, (2 V.), Mar-tnez Roca, Barcelona 1971, p. 200.2 En 1939 Gomulka haba cado en desgracia por defender una versin polaca del estado proleta-rio. Fue acusado de desviacionismo derechista-nacionalista y de titismo. Ost David, Solidarity andthe Politics of Anti-Politics. Opposition and Reform in Poland since 1968, Filadelfia 1990, TempleUniversity Press, p. 41.3 Fejt Franois, opus cit., p. 125.4 La adhesin popular con la que cuenta Gomulka es un factor esencial para la resolucin pacficade esta crisis. El segundo factor que salva a Polonia de la intervencin del Pacto de Varsovia, con quees sofocada la revuelta hngara de esas mismas fechas, es el carcter netamente socio-econmico de lasreivindicaciones.

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    1.2 Las lecciones de 1970

    En este ao el Gobierno lanza un nuevo plan econmico que persigue comoprincipal objetivo el aumento de la produccin. Para ello anuncia un conjunto demedidas que incluye la eliminacin de los bonos para alimentos, lo que desata unanueva revuelta, que se caracteriza por el carcter violento de algunas de las protes-tas y por el aislamiento social que experimentan los obreros, al no recibir el apoyode otros grupos sociales.

    La huelga comienza el da 14 en el astilleroLeninde Gdansk y es apoyada conactos de solidaridad desde Gdynia y Sopot, (dos pequeas localidades del Blticocon importantes astilleros). Los trabajadores piden algo tan elemental como podercomprar los alimentos ms bsicos. Ante la falta de respuesta del poder salen a la

    calle y se producen varios incidentes con la polica, que terminan con la muerte devarios huelguistas. En los das siguientes la protesta se extiende a otros puntos delpas, entre ellos el astillero Warskide Szczecin. Aqu se organiza un Comit Inter-empresarial de Huelga, que durante dos das prcticamente controla la ciudad. Elda 17 se produce la llamada "masacre de Gdynia". El ejrcito, que haba sido aler-tado de una posible intervencin, confunde a los trabajadores que se dirigan alastillero con agitadores y dispara sobre ellos sus armas. Las fuentes ms fiableshablan de ms de trescientas muertes, 5que no fueron reconocidas oficialmente.

    Este dramtico suceso hace que cunda el pnico entre los huelguistas de lasotras ciudades. As, las revueltas de Szczecin y Gdynia terminan el 22 y 23 de Di-ciembre, respectivamente. El partido hace muestras de cierto grado de buena volun-tad liberando a parte de los trabajadores apresados das atrs. El nuevo secretariogeneral del partido, Edward Gierek, (Gomulka haba cado a consecuencia de estelevantamiento) agradece pblicamente la vuelta al trabajo.

    Pero la calma dura slo hasta el 2 de Enero de 1971, da en que se reanuda lahuelga en Gdansk. Los comits de huelga pasan a llamarse comits de empresa, loque indica su aspiracin de funcionar de forma permanente y no slo durante lahuelga. Reivindican: creacin de sindicatos libres, aumentos salariales, mejora delabastecimiento de alimentos y castigo para los responsables de las muertes de Gdy-

    nia y Gdansk.Tambin en Szczecin vuelven las protestas protagonizadas otra vez por el

    Comit Interempresarial de Huelga. Gierek viaja a ambos puntos e intenta mostraruna actitud conciliadora. Sus promesas de cambio resultan aceptadas por los traba-jadores, que son convencidos para volver al trabajo. Lo que consigue apaciguar susnimos es un aumento de los salarios, que procede de los crditos occidentales soli-citados por el Gobierno para, en teora, modernizar las empresas. Con Gierek seinicia el endeudamiento de Polonia, que no har sino aumentar en las siguientesdcadas. Por lo dems, el resto de las promesas de reforma son olvidadas.

    5 Stefancic David R., Robotnik: A Short History of the Struggle for Self-Management and FreeTrade-Unions in Poland, Columbia University Press, Nueva York 1992, p. 24.

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    Lo que trasciende de estas huelgas para sucesivas movilizaciones es: que lafalta de apoyo a los trabajadores del resto de los grupos sociales ha restado fuerza asus protestas; que la coordinacin de los diferentes comits de huelga es decisivapara fortalecer su posicin frente al partido; y que los trabajadores deben evitar lasacciones violentas en las calles y encerrarse en las fbricas, donde son menos vulne-rables a la represin policial.

    A mediados de los setenta la primera crisis energtica restringe los crditosextranjeros y en 1976 los problemas econmicos de Polonia se agudizan. El partidodecide subir los precios para evitar que la demanda creciente provoque situacionesde escasez de productos bsicos y, una vez ms, una medida as es el detonante deuna nueva protesta.

    1.3 Represin de 1976 y formacin de sindicatos libres

    La primera respuesta de los trabajadores surge de nuevo en las principalesciudades de la costa bltica. Comits de huelga se constituyen en Gdansk y Gdyniaencabezados por los lderes de las huelgas de 1970-1. Esta vez los trabajadoresocupan las empresas, ms seguras que las calles donde tantas veces antes han sidopresa fcil para el ejrcito. La huelga de ocupacin se extiende a otros centros in-dustriales del pas (Varsovia, Lodz, etc.) y abarca ciento treinta factoras, entre cu-yos comits de huelga se intenta una mnima coordinacin. Se desarrolla un nuevotipo de protesta mejor organizada y que se basa en experiencias anteriores paraevitar los errores del pasado.

    Pero los antiguos mtodos basados en las movilizaciones callejeras y a vecesviolentas persisten en algunas ciudades. As ocurre en Ursus, Radom y Plock (todasellas cercanas a Varsovia). La respuesta de las fuerzas de seguridad es contundente.

    Las huelgas de 1976 consiguen que el Gobierno d marcha atrs en su decisinde aumentar los precios de los alimentos, pero adems sirven para algo mucho msimportante. La nueva actitud mostrada por los trabajadores no pasa desapercibidapor los intelectuales ni la Iglesia. Lo que se gesta entonces son los fundamentos quepermitirn la cooperacin entre estos tres grupos sociales a partir de 1980. Esta

    colaboracin es desencadenada precisamente por la brutal represin de que sonobjeto los huelguistas, una vez finalizadas sus protestas. Muchos de ellos son dete-nidos y encarcelados sin derecho a juicio, adems de gravemente maltratados. Losque se libran del confinamiento pierden su puesto de trabajo y soportan la vigilanciapermanente de la polica. La intencin del poder es sembrar el terror para impedirque las protestas vuelvan a repetirse.

    Las revueltas de 1976 producen un clima social de reivindicacin que no seagota con el final de las mismas. Como respuesta a las represalias de que son vcti-mas los trabajadores surge un amplio frente de solidaridad desde los otros grupossociales, que mantiene la crtica abierta al sistema y llama a todos los polacos aromper el monopolio del poder ejercido por el partido. Esta corriente se materializa

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    en la formacin del Comit de Defensa de los Trabajadores (KOR, Komitet ObronyRobotnikw), que en principio surge para prestar ayuda legal y econmica a losactivistas en la huelga.

    Mientras el partido mantiene su posicin inmovilista, la alianza de intelectua-les y trabajadores se va fraguando a travs de diversas iniciativas comunes, como larevistaRobotnik("Trabajador"). Esta publicacin nace en otoo de 1977 y se haceeco de los problemas y reivindicaciones del movimiento obrero. Meses despus desu aparicin ya cumple una tarea tan importante como la de informar sobre la nuevaoleada de protestas que se produce a lo largo de 1978. La publicacin ofrece datossobre el alcance de los paros, recoge la opinin de los trabajadores y denuncia lasfalsas promesas pronunciadas por el Gobierno. Durante las protestas publica elllamado "Captulo de los Derechos de los Trabajadores", que ofrece una lista de

    reivindicaciones sobre salario, horario laboral, seguridad en el trabajo y derecho a lahuelga y exige que se acaben los privilegios de la nomenklatura. El documentopresenta entre sus instrumentos de lucha: la huelga para la consecucin de objetivosa corto plazo y la creacin de sindicatos libres.

    sto ltimo recibe eco en varios puntos del pas, donde los trabajadores co-mienzan a organizarse de forma independiente. A principios de 1978 se crea uncomit sindical en Katowice, importante centro minero de Silesia. Esta iniciativa espromovida exclusivamente por trabajadores, sin colaboracin de los intelectuales.Su objetivo es operar abiertamente, no en clandestinidad, y mostrar as a los traba-jadores ms pasivos que pueden defenderse por si solos. Su primera movilizacinexige los sbados libres y la jornada semanal de cuarenta horas. Algunas de susdemandas son escuchadas por el partido, pero al ver que su actividad crece el Go-bierno decide no tolerar ms sus acciones. Sus lderes reciben brutales palizas y sonarrestados, pero en cuanto recuperan la libertad reanudan sus actividades. El KORse interesa por la actividad sindical del grupo de Katowice desde sus principios y leofrece su apoyo y asesoramiento, pero los sindicalistas los rechazan. Las relacionesentre ambos no son buenas. Los prejuicios que tradicionalmente han existido en laclase obrera respecto a los intelectuales todava persisten en este caso. Se teme quela inteligencjalos utilice para su exclusivo beneficio.

    Otros ejemplos muy importantes de formacin de organizaciones sindicaleslibres los encontramos en el Bltico, a partir de Abril de 1978. Entre sus fundadoresdestacan el ingeniero electrnico Andrzej Gwiazda y su esposa Joanna Gwiazda. Aellos se unen rpidamente la conductora de gras Anna Walentynowicz y el electri-cista Lech Walesa. Sus reivindicaciones se centran tambin en el derecho de auto-organizacin de los trabajadores y la defensa de sus intereses. Los llamados Sindi-catos Libres de la Costa operan desde Gdansk y el nmero de sus "afiliados" noalcanza la docena. A pesar de ello se muestran bastante activos y especialmenteabiertos a la cooperacin con los intelectuales. El 11 de Octubre el comit fundadorde los Sindicatos Libres de la Costa se rene en Szczecin y redacta la llamada Cartade los Derechos de los Trabajadores. Entre los puntos fundamentales del documen-

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    to destacan: el derecho a la huelga, la semana laboral de cuarenta horas y los au-mentos salariales en funcin de la inflacin.

    El carcter no clandestino de los Sindicatos Libres de la Costa provoca igualque en Katowice la respuesta del poder. Activistas como Lech Walesa pierden suempleo o sufren el ostracismo en su lugar de trabajo, como es el caso de Anna Wa-lentynowicz, con quien sus compaeros tienen prohibido hablar. Sin embargo, enpoco tiempo este movimiento sindical se convierte en el ms visible del pas.

    La alianza entre intelectuales y trabajadores y la creacin espontnea de comi-ts de trabajadores son caractersticas novedosas, que resultarn decisivas en elfuturo.

    1.4 Huelgas de 1980 y nacimiento de Solidaridad

    El aumento del precio de la carne es la chispa que desencadena la primeraoleada de huelgas en Julio. Pero las causas del descontento son mucho ms profun-das. Las protestas obreras reciben el apoyo rpido y decidido del KOR. El 10 deAgosto sale a la calle un panfleto en el que la organizacin se ofrece a prestar todala ayuda posible a los trabajadores. El texto aade: "Si los trabajadores y todo elpueblo polaco consiguen fortalecer la organizacin y la solidaridad puesta a pruebadurante las huelgas estaremos en condiciones de defendernos a nosotros mismos yde desempear un papel mayor en la decisin de nuestro destino". 6

    La segunda oleada de huelgas en Agosto se extiende el da 14 a la costa delBltico. En el astillero Leninde Gdansk se plantea una serie de reivindicaciones,que adems del aumento de los sueldos, la mejora de los servicios sociales y lareadmisin de la trabajadora despedida Walentynowicz, exige una vez ms la for-macin de sindicatos libres. Las peticiones ms urgentes son aceptadas por el parti-do (aunque la cuestin de los sindicatos se aplaza) y se anuncia el final de la protes-ta. Pero entonces llega desde otras empresas de la regin la peticin de manteneruna huelga de solidaridad. A pesar de que algunos trabajadores optan por volver asus casas, una buena parte de ellos permanece en el astillero. Ese mismo da seorganiza el Comit Interempresarial de Huelga (MKS, Miedzyzakladowy Komitet

    Strajkowy), lo que suele considerarse como el acto oficial de fundacin de Solidari-dad, que en tres das ya representa a doscientas cincuenta y tres empresas. 7El da18 los trabajadores presentan un documento que recoge en los famosos veintinpuntos sus principales reivindicaciones.

    Lo que diferencia a las protestas de Agosto de todas las anteriores es la supera-cin del mbito local, de forma que los trabajadores exigen negociar unos puntoscomunes para todas las empresas en huelga, a nivel digamos central, para atenderdespus las demandas particulares de cada factora. As, el MKS se convierte en el

    6 Comas Jos, Polonia y Solidaridad, El Pas, Madrid 1985, p. 42.7 Ibidem, p. 46.

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    representante de unos cuatrocientos mil trabajadores. 8 Adems adquieren mayorprotagonismo las aspiraciones de carcter poltico. Los trabajadores se han conven-cido de que las pequeas concesiones econmicas no son suficientes. Exigen conms determinacin que nunca participar en la toma de decisiones y acabar con elcarcter centralizado y autoritario del ejercicio del poder. El Acuerdo de Gdanskestablece que los nuevos sindicatos independientes tomarn parte en cada una de lasreformas planteadas en los veintin puntos.

    1.4.1 El ethos de Solidaridad

    As se denomina al conjunto de caracteres que componen la base ideolgica deeste sindicato. Este peculiar ethos, que marca la identidad de Solidaridad desde sus

    inicios, ser heredado por los Comits Cvicos surgidos en 1989 y en buena medidadeterminar algunos de los rasgos que definen el paisaje poltico polaco desde elcomienzo de la transicin, ya que el sindicato Solidaridady los partidos basados enste siguen apelando a estos valores como algo propio y extrapolable a la mayorade los polacos. Sus puntos fundamentales son:

    - Carcter antiestatal y antipoltico: La doctrina de Solidaridadest centradaen la sociedad y es a sta a la que atribuye la misin de defender los derechos civi-les. A lo largo de la historia de Polonia el Estado aparece como un elemento hostil ycasi siempre asociado a la dominacin de las potencias extranjeras. Por ello, el con-cepto de sociedad aparece unido tradicionalmente al de nacin, de forma que es laprimera la que ha de actuar como garante de la segunda, es decir, como defensorade la nacin polaca y precisamente frente al Estado opresor. Durante los aos delcomunismo esta idea persiste, ya que el PZPR impone un sistema represivo que estal servicio de la Unin Sovitica. Solidaridadprofundiza en esta polarizacin entresociedad y Estado con su "ellos-nosotros" y sita la defensa de los derechos civilescomo una de las principales responsabilidades asumidas por la sociedad. El Estadotiene dentro de la doctrina del sindicato un carcter puramente utilitario. Sus fun-ciones se centraran en el aprovisionamiento de una serie de recursos materiales, lagestin de determinados servicios sociales y la organizacin del empleo.

    Unido al descrdito del Estado aparece el de la poltica. Desde sus comienzos,Solidaridadinsiste en su carcter social y no poltico y presenta este rasgo como laprincipal prueba de su independencia. Existe una gran resistencia a la institucionali-zacin y la organizacin jerrquica propias de un partido poltico, porque se presu-pone que ambas minan el carcter democrtico de cualquier organizacin, condu-ciendo a la imposicin de las decisiones tomadas en la cpula. El autoritarismo querige en el PZPR y su falta de legitimidad influyen en este rechazo de la poltica, quecomo ocurre con el Estado se sita en un mbito opuesto al de la sociedad.

    8 Staniszkis Jadwiga, Poland's Self-Limiting Revolution", Princenton University Press, Princenton1984, p. 50.

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    - Unidad nacional: Tambin este mito tiene que ver con la historia de la na-cin polaca. Solidaridadsurge como la voz de la mayora e identifica sus objetivoscon los de toda la nacin. Pertenecer a Solidaridadpasa a significar estar dentro deuna nueva comunidad nacional defensora de los valores y las tradiciones polacas yartfice de todo un movimiento de renovacin. Son frecuentes sus invocaciones alpatriotismo, que colocan en la categora de no patriotas a todo aquel que no compar-ta sus objetivos. Porque en la exaltacin de la unidad que promueve Solidaridadnose contempla la posibilidad de que "los buenos polacos" tengan intereses distintos alos que se expresan desde la organizacin.

    - Accin colectiva: Solidaridadtiene una visin del orden social que entraradentro del esquema denominado por algunos autores "organicista". 9Segn ste, lasociedad es un todo en el que los diferentes grupos cooperan de forma armoniosa

    para conseguir unos objetivos comunes. Las acciones de Solidaridad se llevan acabo, en efecto, en nombre del bien comn, al que quedan supeditados todos losintereses particulares, y se basan en la accin colectiva de sus miembros. En el mo-delo concebido por la organizacin no hay lugar para los particularismos y la in-compatibilidad tpicos de la lucha entre grupos de intereses. Este tipo de conflictosse expulsa fuera de la comunidad, de forma que seran "ellos" los que se salen de unesquema en el que las mismas prioridades son compartidas por todos sus miembrosde forma unnime.

    Todo lo anterior influye en el concepto de ciudadana defendido por Solidaridad,que constituye, por cierto, uno de los elementos fundamentales de su doctrina. Perotal ciudadana es entendida en funcin de unos derechos colectivos, ms que de unaslibertades individuales. sta ltima se asimila a la libertad colectiva, porque se man-tiene que slo a travs de ella se puede actuar en la defensa de los intereses comunes.

    - Dignidad humana y solidaridad: La primera est muy relacionada con laigualdad social y la libertad colectiva que acabamos de mencionar. Los privilegiosdisfrutados por la nomenklaturay sobre todo, el monopolio total del partido sobre laesfera de lo pblico, generan un alto grado de frustracin entre los polacos, quienesconsideran ambas prcticas como un atentado contra su dignidad como personas.

    La solidaridad es tambin un concepto muy presente en la sociedad polaca,

    protagonista de una historia plagada de dificultades. El nacimiento del KOR esresultado, como ya hemos visto, de la solidaridad mostrada por una parte de la so-ciedad con los trabajadores vctimas de la represin del rgimen por su participa-cin en la oleada de huelgas 1976. Ese mismo espritu se mantiene en 1980, tenien-do la fuerza suficiente como para dar nombre a la nueva organizacin que surge enel astillero de Gdansk, y en 1989, cuando las elecciones semidemocrticas de Juniorepresentan la lucha de toda la oposicin frente al rgimen del PZPR.

    La doctrina catlica contribuye al protagonismo de los conceptos de dignidadhumana y solidaridad, a los que aade el de bsqueda de la verdad. Los miembros

    9 Stepan Alfred, The State and Society: Peru in Comparative Perspective, Princenton UniversityPress, 1978, p. 56.

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    de Solidaridadincluyen este ltimo en sus reivindicaciones y as, junto a un salariojusto o una mayor participacin en la gestin de las empresas, piden que el partidodiga la verdad. Conocer la misma resulta vital para una sociedad que se siente en-gaada por sus gobernantes y que entiende su falta de transparencia como una agre-sin ms a su dignidad.

    1.5 Huelgas de 1988

    Las huelgas que comienzan en Abril y se recrudecen en Agosto de ese aoslo se parecen a las de 1980 en la escenificacin de la protesta. Vuelven a aparecerlas fotos de Juan Pablo II en el astillero de Gdansk, convertido otra vez en uno delos focos principales de la movilizacin. Pero los que participan en estas huelgas no

    son los mismos que ocho aos antes. Esta vez se trata de trabajadores muy jvenes,la mayora de ellos an adolescentes cuando Solidaridadse fund y fue legalizada ysin ningn contacto con la organizacin en la clandestinidad, (impuesta por la LeyMarcial en Diciembre de 1981).

    Esta nueva oleada de protestas tampoco persigue los objetivos de reivindica-ciones anteriores. Ms que una reforma concreta lo que expresa es su rechazo a lasnuevas medidas econmicas practicadas por el Gobierno, que causan una fuerteinflacin. Los jvenes trabajadores piden mejoras muy bsicas en sus condicionesde vida. Otros elementos, como la aspiracin democrtica, estn casi ausentes desus manifestaciones.

    Las huelgas tienen un carcter local y aunque se extienden por gran parte delterritorio no consiguen la adhesin masiva de la poblacin en cada provincia comoocurri en 1980. Terminan cuando los trabajadores que protagonizan los paros noconsiguen apoyo suficiente para continuar con la protesta.

    Para Solidaridad estas huelgas surgen inesperadamente. Sus lderes no partici-pan en su organizacin, es ms, la mayora de ellos ni siquiera son figuras muy cono-cidas para los jvenes que ahora se movilizan. Aparte de la sorpresa, estas accionesdespiertan bastante preocupacin en Solidaridad, cuyas aspiraciones son mucho msambiciosas que las de los jvenes trabajadores. Su importancia radica en que sirven

    de detonante para las negociaciones de Magdalenka, que se inician en el otoo de1988 y son un ensayo general de la Mesa Redonda de Febrero de 1989. 10

    2. EL MOVIMIENTO OBRERO Y LA MESA REDONDA

    Varios factores contribuyen a crear un clima favorable para la negociacin,tanto en el PZPR como en la oposicin. El partido utiliza la amenaza de que unanueva oleada de huelgas siembre el caos en todo el pas para convencer a sus secto-10 Staniszkis Jadwiga, The Dynamics of Breakthrough in Eastern Europe, University of CalforniaPress, Berkeley 1991, p. 195.

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    res ms duros de la necesidad de dilogo. Solidaridad, entre cuyos dirigentes pre-domina el grupo moderado en torno a Walesa, teme perder el control de la oposi-cin, ya muy debilitado tras aos de clandestinidad, por lo que acepta un encuentrocon el rgimen. Adems, hoy nadie pone en duda la decisiva influencia de la apertu-ra del rgimen sovitico en los primeros momentos de la transicin polaca. En Di-ciembre de 1988 Mikhail Gorvachev defiende ante las Naciones Unidas el derechode cada estado socialista a seguir su propia va, al ser consciente de que un rgimenilegtimo como el de Polonia, carente de todo apoyo social y convertido en unaespecie de lacra para la economa sovitica, no es til para los intereses de esta po-tencia.

    En la Mesa Redonda toma parte un reducido nmero de representantes de losdistintos grupos de intereses, que obtienen la participacin en el mbito poltico a

    cambio de moderar sus reivindicaciones y garantizar la continuidad del partido alfrente del Gobierno. As se llega a un acuerdo bsico que satisface a ambas partes:Solidaridades legalizada y puede comenzar a reconstruirse como organizacin y acambio tiene que aceptar la permanencia en el poder del PZPR, que controlar elproceso de reformas (previsto en principio durante un perodo de cuatro aos). Elpapel que desempear la organizacindurante este tiempo es el de oposicin legaldesde el Parlamento y la sociedad, pero con unas atribuciones bastante limitadas.Para asegurarse este cambio progresivo se convocan unas elecciones parlamentariasel 4 de Junio de 1989, en las que la oposicin slo podr optar a un tercio del Sejm.De esta forma el PZPR y sus formaciones satlite se aseguran la mayora en la c-mara baja. El Senado, sin embargo, ser elegido de forma plenamente democrtica,si bien sus competencias son bastante reducidas. 11 Los reformistas del partido,promotores de esta negociacin, cumplen tambin su objetivo bsico de ganar elrespaldo de la Iglesia y Solidaridad a la reformas socio-econmicas necesarias parasacar al pas de una profunda crisis, asegurndose un mnimo de estabilidad a lolargo de ese proceso. El supuesto xito de su programa econmico les proporciona-ra el apoyo electoral necesario para abordar la transicin democrtica en condicio-nes bastante aceptables.

    2.1Marginacin de los trabajadores

    La escasa influencia que ejercen los trabajadores durante la Mesa Redonda esresultado de: Lacomposicin de los grupos que participan en la negociacin. Los repre-

    sentantes de la oposicin son en su mayora intelectuales que colaboraron muyactivamente en el nacimiento de Solidaridaden 1980, pero cuyo papel dentrode la organizacin fue siempre cuestionado por los sectores obreros. La in-

    11 Este proceso gradual se acelera notablemente debido al gran xito electoral de la oposicin, quedeslegitima al partido hasta el punto de verse obligado a formar un gobierno conjunto que estar presi-dido por el intelectual catlico Tadeusz Mazowiecki, asesor de Solidaridad desde 1980.

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    fluencia ejercida por el llamado grupo de expertos sobre la direccin del sin-dicato centra uno de los grandes debates del sindicato que sigue vigente en elmomento de la transicin. Sin embargo el PZPR recurre a sus negociadoreshabituales, aquellos que ya en la primera poca de Solidaridadhaban tomadoparte en los sucesivos intentos de entablar un dilogo con el poder. La presen-cia mayoritaria de este grupo de asesores con alguna experiencia negociadoraviene tambin dada por la urgencia con que el Gobierno desea convocar estaMesa Redonda y alcanzar un consenso que evite el desplome total del sistema.Entre los que toman parte en la misma slo Lech Walesa y Zbigniew Bujakpueden ser considerados como autnticos lderes obreros. Pero ambos repre-sentan a la corriente ms moderada y partidaria de llegar a un acuerdo con elpoder, actitud que no es aprobada por determinados sectores radicales, que

    terminan por romper con Solidaridad. La profunda transformacin ideolgica que desde 1981 ha operado en

    gran parte de los lderes de Solidaridad,que se ha acercado a los principiosdel liberalismo econmico. Este cambio es resultado de la reflexin sobre de-terminadas actuaciones de la organizacin que pasan a considerarse errneas yde alguna forma desencadenantes de la implantacin de la ley marcial. Algu-nos opinan que las actitudes radicales han sido en parte responsables de estegolpe de fuerza, al poner al partido en una situacin lmite frente a la UninSovitica. Por otro lado, la crisis crnica que sufre la economa polaca contri-

    buye a la conviccin de que la propiedad estatal es la causa de todos los malesque sufre el sistema. Por eso la propiedad privada y la libre competencia seimponen como la nica alternativa al monopolio de los medios de produccinpor parte del Estado. La economa de mercado aparece as como la opcinidnea para modernizar Polonia, mientras la famosa "tercera va", defendidatradicionalmente por la oposicin polaca, se deja definitivamente de lado.

    El olvido de la autogestin obreraexpresa tambin la prdida de influenciade los trabajadores, que durante dcadas han defendido esta prctica entre susprincipales reivindicaciones. En la Mesa Redonda la opcin autogestionariaest presente, pero sus principios son difcilmente compatibles con la reforma

    econmica de mercado acordada en estas negociaciones. Desde la autogestinse promueve un grado de democracia industrial considerado por los defensoresde la privatizacin como un obstculo para el xito de este proceso. A pesar detodo, las primeras leyes que lo regulan incluyen determinados mtodos dondese detecta la huella de estas corrientes defensoras de la democracia industrial.As se establece que la privatizacin de las empresas haya de ser aprobada enltima instancia por los consejos obreros, aunque stos tengan que desapareceruna vez iniciada la misma.

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    3. LOS COMITS CVICOS SOLIDARIDAD, (KO, Komitely Obywatelskie)

    3.1 Formacin de los KO

    En Diciembre de 1988 comienzan a surgir los Comits Cvicos adscritos aSolidaridad, el primero de ellos, el Comit Cvico Nacional, fundado por el propioWalesa. Se trata de un intento de movilizar a la sociedad que a finales de ese ao,despus de los primeros encuentros entre el Gobierno y la oposicin durante elotoo, comienza a percibir el cambio como posible. Los KO realizan un excelentetrabajo electoral y sobre todo, sirven para sacar a los ciudadanos de la gran apatagenerada por el rgimen de Jaruzelski. En apenas tres meses se instalan por todo elterritorio desplegando una actividad sorprendente, sobre todo si tenemos en cuenta

    sus escasos medios. Alcanzan una cifra de al menos mil seiscientos12

    asentadostanto en las ciudades como en las pequeas localidades. Surgen de forma espont-nea o en torno a determinados lderes de la oposicin, que haban mantenido susgrupos de influencia incluso bajo la ley marcial. En ocasiones son creados por lallamada Oficina Electoral, rgano de cuatro miembros nombrados por el ComitCvico Nacional. El carcter no democrtico de este mtodo se justifica con el esca-so margen de tiempo del que dispone la oposicin para organizar su campaa.

    Sus funciones consisten en elaborar las listas de sus candidatos, organizar losnumerosos actos electorales y hacer posible la participacin de la oposicin en elcontrol del desarrollo de las votaciones de Junio de 1989. Los medios financierosnecesarios proceden de Solidaridad, que adems de tales recursos materiales tam-bin cede su nombre a la plataforma electoral.

    La actividad de los KO culmina con una gran victoria, por la que la oposicinobtiene todos los escaos elegibles del Parlamento y noventa y nueve de los ciendel Senado.

    3.2 Implicaciones de la disolucin de los KO

    A pesar de su xito electoral , la labor de los Comits Cvicos no est ausente de

    conflicto. Los primeros problemas surgen en el momento mismo de su fundacin ycontinan a lo largo de toda la campaa electoral. Las diferencias en torno a estosComits explotan tras las elecciones y terminan con su disolucin a manos de la pro-pia Solidaridad. El triunfo de la oposicin deben ms a la actividad desplegada porlos KO que al poder de las estructuras sindicales locales de Solidaridad. Incluso seregistran los mejores resultados all donde el sindicato no tena una gran presencia.

    Los primeros enfrentamientos en el seno de los Comits hacen referencia alcarcter ms o menos democrtico de su formacin. En numerosos casos es la Ofi-cina Electoral, muy cercana a Walesa, la que determina la misma e impone unas

    12 Grawobski Tomek, "The Party That Never Was: The Rise and Fall of the Solidarity Citizens'Committees in Poland",East European Politics and Societies, V. 10. N2, Primavera 1996, p. 226.

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    listas de candidatos. stos suelen ser integrantes del crculo en torno a Walesa. Sinembargo, los nombres de reconocidos lderes obreros quedan fuera de las listas, loque es criticado en su momento.

    Adems los KO suelen surgir asociados a uno u otro lder de la oposicin. Enalgunas ciudades se registra ms de un liderazgo con su correspondiente crculo deinfluencia, de modo que se fundan dos Comits diferentes y cada uno de ellos pre-tende apoyar a los candidatos de Solidaridad. Cada una de las organizaciones queintegran la oposicin intenta conseguir el mayor nmero de candidaturas para susmiembros, lo que desemboca en las protestas de aquellas que se consideran margi-nadas de este proceso.

    La gran victoria del 4 de Junio detiene momentneamente esta complicadared de conflictos. El xito de los KO anima a sus componentes a seguir desarro-

    llando sus actividades. Se plantean distintas lneas de actuacin y sobre todo, sepiensa en preparar las elecciones locales programadas para unos meses despus.Pero los Comits se encuentran con dos grandes obstculos, uno financiero yotro legal. Hasta entonces han funcionado con los medios econmico proceden-tes de Solidaridad, que tambin les cede su propia denominacin. La gran re-percusin social de los KO hace surgir entre los dirigentes de Solidaridad eltemor de que se produzca una dualidad en el liderazgo social. La cpula delsindicato no est dispuesta a seguir financindolos y mucho menos a que siganusando su nombre despus de las elecciones.

    En esta situacin la Comisin Nacional de Solidaridadaprueba una resolucinen la que agradece a los Comits su trabajo durante la campaa, pero los disuelveen los niveles provinciales, donde empezaban a constituir un serio rival para lasestructuras regionales del sindicato. Pueden seguir funcionando en las ciudades ylocalidades. Adems los KO pierden todo el apoyo econmico y de infraestructurapor parte de la organizacin sindical y el derecho a utilizar el nombre de Solidari-dad. De esta forma se liquida la principal va de iniciativa y participacin ciudada-na, cuya existencia hubiera sido decisiva para la construccin de la nueva sociedadcivil en el seno de la democracia.

    Pero junto a la prdida del respaldo del sindicato, existen otras causas que

    explican el hundimiento de esta red de participacin ciudadana:La ms evidente es la ruptura del consenso dentro del Club Parlamentario

    Cvico. El enfrentamiento entre el primer ministro Mazowiecki y Walesa sobre lavelocidad de las reformas (el segundo es partidario, en teora, de acelerar el proce-so) resulta en una repentina divisin de los KO desde mediados de 1990. Los Comi-ts son presionados para optar por una de las dos corrientes, pero se puede decir quela desbandada es la respuesta ms comn. sto deja un gran vaco entre el nivelnacional y los niveles inferiores y convierte a los nuevos partidos polticos en orga-nizaciones sin una base social consistente, que fracasan en su funcin de vehculosde articulacin de intereses.

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    Adems existe una segunda causa que radica, por un lado, en la peculiar baseideolgica que sustenta a los Comits Cvicos, inspirada en el ethosde Solidaridad,y por otro, en la dbil estructura organizativa resultado de la misma.

    El carcter antipoltico de Solidaridades heredado por los KO, que se definencomo un movimiento suprapartido y por esa razn no intentan definir sus posibleselectores ni articular sus objetivos en un programa concreto. Somos un movimien-to poltico, no un partido, 13es una de las afirmaciones favoritas de sus activistas.Su convencido apoyo a la democracia no parece albergar la formacin de un siste-ma de partidos que represente a los diferentes segmentos de la sociedad. La nega-cin de los intereses individuales frente al bien colectivo sigue constituyendo unode sus principios bsicos, asociado siempre al mito de la unidad nacional.

    En cuanto a su dbil modelo organizativo, los aos de opresin durante el

    rgimen anterior hacen arraigar en la oposicin una gran desconfianza en las jerar-quas y en general en la autoridad centralizada y ejercida desde arriba. sto explicalas grandes dificultades de los KO para organizarse dentro de un esquema integra-do, a pesar de la estructura relativamente slida de sus redes locales. Pero son estasunidades bsicas las que se resisten a cualquier intento de institucionalizacin, te-merosas de perder su autonoma. No existen lneas definidas de autoridad por enci-ma de estos niveles bsicos, que reconocen a Walesa y al resto de los miembros delComit Cvico Nacional como sus lderes, pero no se consideran formalmente so-metidos a sus decisiones, (sobre todo una vez cumplidos sus objetivos electorales).La organizacin de los KO es por tanto bastante espontnea, no sometida a deter-minadas reglas ni a la autoridad de unos rganos de poder. Los intentos de algunoslderes, como el jefe de la Oficina Organizativa del Comit Cvico Nacional, Hen-ryk Wujek, de proporcionar al movimiento una estructura ms slida se encuentrancon la total oposicin de los niveles inferiores, convencidos de la necesidad de man-tener una fragmentacin que identifican con su independencia. La ausencia de unesquema organizativo ms definido y centralizado se convierte en una de sus gran-des debilidades.

    En el otoo de 1990 se acelera el declive de este movimiento, en medio de lalucha por el poder desatada entre los principales lderes del Club Parlamentario Cvi-

    co. Tanto Mazowiecki como Walesa intentan ganarse el apoyo de la mayor parte delos Comits, a los que hacen llamadas desesperadas en nombre de la democracia y elprogreso de la reforma econmica. 14Confundidos en este juego de ambiciones pol-ticas, los KO terminan por disolverse y con ellos se pierde tambin la posibilidad decrear un sistema de partidos apoyado en una base social definida y estable.

    13 Grabowski Tomek, opus cit.p. 234.14 sto es especialmente claro en el caso de Walesa, que por entonces prepara el terreno para sucandidatura a la presidencia de Polonia. Con sus lemas a favor de acelerar las reformas, el todava lderde Solidaridad busca una legitimacin para su objetivo de convocar elecciones presidenciales porsufragio universal mucho antes de lo previsto y apear a Wojciech Jaruzelski de ese cargo, en el que,segn lo pactado poco antes en la Mesa Redonda, el general habra de permanecer cinco aos.

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    4. SOLIDARIDAD EN EL NUEVO MARCO DEMOCRTICO

    4.1 Los dilemas del sindicato Solidaridad

    Una vez celebradas las elecciones de Junio y formado el primer Gobierno, elsindicato Solidaridadse encuentra en una difcil situacin. La organizacin se en-frenta al reto de definir sus funciones sindicales en el nuevo marco democrtico, enmedio de una situacin econmica de profunda crisis y compitiendo con otras orga-nizaciones sindicales que surgen con mayor o menor fuerza.

    Veamos los elementos ms destacables de esta crisis y cmo han evolucionadohasta la actualidad: La falta de entusiasmo entre sus propios afiliados,que han dejado de creer

    que esta organizacin tiene la solucin a todos sus problemas. En 1989 seplantea un grave conflicto entre el proceso de reforma econmica y la filosofaigualitaria defendida tradicionalmente por Solidaridad. Sus principales reivin-dicaciones, como el aumento salarial, son percibidas como un obstculo paralas reformas. La afiliacin desciende de los diez millones, proclamados en1980, a menos de dos en 1989. En la actualidad, el sindicato apenas supera elmilln de miembros. 15

    La prdida del monopolio de la oposicin,que Solidaridaddeja de ostentarcuando el partido pierde el control total del poder. La capacidad de reivindica-

    cin y protesta asumida tradicionalmente por la organizacin es compartida enla democracia con nuevas formaciones polticas y sindicales y con los mediosde comunicacin que se multiplican. Elementos tan importantes como los nu-merosos boletines publicados en las empresas desaparecen, marcando el finaldefinitivo de la revolucin cultural emprendida por Solidaridada principios delos ochenta. De esta forma se debilitan tambin sus elementos morales bsicos,como la dignidad del individuo, etc.

    Especial importancia tiene la competencia con otros sindicatos, frente alos cuales Solidaridadcomienza a aparecer como una formacin dbil e inefi-caz. Entre ellas figura la antigua unin oficial, la Federacin Nacional de Sin-

    dicatos Polacos (OPZZ, Oglnopolskie Porozumienie Zwiazkw Zawodowych)que se recicla con bastante xito. Su estrategia es en los primeros aos de latransicin ms combativa que la de Solidaridad, sobre todo en lo que se refierea la poltica salarial. Tambin cuenta con un mayor nmero de afiliados, unoscinco millones a principios de los noventa, que hoy no llegan a cuatro, (inclu-yendo un elevado nmero de jubilados). 16

    15 Tulski Jozef, Zwiazki Zawodowe w Polsce, IpiSS (Instituto de Trabajo y Asuntos Sociales),Varsovia 1993, p. 44.16 Ibidem, p. 46.

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    La falta de cualificacin de la mayora de los activistas de Solidaridadparadesempear sus funciones en este nuevo contexto. Apenas conocen el funcio-

    namiento de los sindicatos occidentales y menos an la legislacin laboral querige en otros pases del mundo desarrollado. Herramientas tan fundamentalescomo la negociacin colectiva tienen grandes dificultades para ser aplicadas enla prctica, por la falta de experiencia de los sindicalistas. Tambin resulta muycomplicado su acceso al sector privado, donde la presencia tanto de Solidari-dad como del resto de los sindicatos es prcticamente nula.

    La huda de la mayora de sus lderes, sumergidos desde el comienzo de latransicin en la actividad poltica. Las buenas relaciones que existen en princi-pio entre los nuevos dirigentes polticos y el sindicato se deterioran a medidaque avanza el programa de reformas, de forma que numerosos antiguos miem-

    bros de Solidaridadse convierten en adversarios de la unin, como ocurre conel propio Walesa en 1993.

    La gran presin existente hacia la desmovilizacin,que comienza con latregua a las huelgas acordada en la Mesa Redonda y es fomentada poco des-pus por el primer Gobierno llamado de Solidaridad, en nombre de la estabili-dad necesaria para el xito de la transicin. Las huelgas dejan de ser actos casiheroicos y se convierten en intentos de obstaculizar los cambios, que son du-ramente condenados desde el propio sindicato. Este compromiso adquirido porsus dirigentes limita en gran medida la capacidad de maniobra de Solidaridad.

    Sobre los cambios de estrategia del sindicato en funcin de sus relaciones conlos sucesivos gobiernos hablamos en el siguiente epgrafe.

    4.2 De la estrategiaparasol a la estrategia ofensiva (y vuelta a empezar)

    Si analizamos la evolucin de Solidaridad en el nuevo marco democrticovemos claramente que la historia parece repetirse y que el sindicato pasa de la cola-boracin inicial con el Gobierno practicada hasta 1992 al enfrentamiento abierto,para volver en 1997 a la cooperacin.

    La llamada estrategia parasol (paraguas) promueve el apoyo a las reformaspracticadas por los primeros gabinetes de la transicin, de modo que el sindicato secompromete a sofocar cualquier conato de huelga y a pedir paciencia a los trabaja-dores. Pero el precio social del famoso Plan Balcerowicz es tan elevado que la es-trategiaparasol coloca a Solidaridad en una situacin insostenible frente a sus cas-tigados afiliados. El sindicato se ve ensombrecido por la actitud mucho msreivindicativa de la OPZZ y pierde el liderazgo en muchas empresas, donde susactivistas se sienten abandonados por las altas instancias de la organizacin, dema-siado ocupadas en sus maniobras polticas y sus disputas personales. El apoyo in-condicional al Gobierno provoca tambin la divisin del sindicato. A l se oponenlos denominados Grupos Obreros, liderados por Andrzej Gwiazda (fundador en

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    1978 de los Sindicatos Libres de la Costa) y otros ncleos de oposicin, entre losque destaca el que encabeza Marian Jurczyk en Szczecin (lder de las huelgas de1980 en el astillero de dicha ciudad). Ambos critican duramente a la direccin deSolidaridadpor implicarse, segn ellos, en acciones polticas y olvidarse de defen-der los intereses de los trabajadores. Tambin rechazan el liderazgo de Walesa, alque consideran autoritario. Finalmente deciden irse del sindicato para formar nue-vas uniones de carcter local, que hasta hoy mantienen posiciones opuestas a las deSolidaridad.

    En las elecciones anticipadas de Noviembre de 1991, de carcter plenamentedemocrtico, el sindicato Solidaridadpresenta sus propios candidatos y obtiene 29escaos del Sejm. Es el primer paso hacia un cambio de estrategia que abandona elapoyo al Plan Balcerowicz para adoptar una actitud mucho ms reivindicativa. A lo

    largo de 1992 se producen dos importantes oleadas de huelgas promovidas porSolidaridad, si bien es cierto que las acciones radicales llevadas a cabo en algunasempresas, como las minas de Silesia, se escaparon del control de la direccin sindi-cal. Desde el otoo de ese ao los nimos parecen calmarse tras la formacin pocoantes de un nuevo Gobierno de carcter centrista encabezado por Hanna Suchocka,que cuenta con el respaldo de Solidaridad. Pero en 1993 el sindicato protagonizauna gran huelga de funcionarios de la enseanza y la sanidad y, ante la imposibili-dad de llegar a un acuerdo salarial con el gabinete, promueve una mocin de censu-ra que culmina en la celebracin de elecciones anticipadas en Septiembre. La victo-ria de la excomunista Unin de Izquierda Democrtica (SLD, Sojusz Lewicy

    Demokratycznej)y la prdida por parte de Solidaridad de todos sus diputados su-ponen un desastre para la unin sindical, que recrudece su estrategia ofensiva.Mientras, la OPZZ, firme aliada de los excomunistas, pasa de las reivindicaciones ala sumisin al partido heredero del PZPR, dentro de cuyo grupo poltico ocupanumerosos escaos parlamentarios. Su iniciativa de formar un consejo tripartito conel Gobierno y los empresarios es rechazada una y otra vez por Solidaridad.

    A pesar de su derrota electoral, persisten las incursiones en la arena poltica.Desde 1995 el presidente de Solidaridad, Marian Krzaklewski, (al frente del sindi-cato desde 1991, poco despus de que Walesa asumiera la presidencia del pas) se

    moviliza para formar un frente anticomunista. Esta iniciativa culmina en la forma-cin de la plataforma Accin Electoral Solidaridad (AWS, Akcja Wyborcza Soli-darnosc), que triunfa en las elecciones de Octubre de 1997 con el 33,8% de losvotos, (cinco puntos por encima de la SLD). 17

    17 Warsaw Voice, 28 Septiembre 1997, p. 2. Este resultado coincide prcticamente con la suma delos votos obtenidos por el centro-derecha cristiano en 1993, malograda en aquel momento por la divi-sin reinante entre los partidos de este mbito ideolgico.

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    5. ACCIN ELECTORALSOLIDARIDAD.

    5.1 Formacin de la AWS

    En 1996 el sindicato Solidaridad se convierte en artfice de una nueva plata-forma electoral que intenta aglutinar al centro-derecha de carcter cristiano. Des-pus de varios intentos fallidos de crear una alianza entre las numerosas organiza-ciones dentro de este mbito ideolgico, Solidaridadse convierte en impulsora dela AWS que, en un principio, rechaza la etiqueta de partido poltico y se presentacomo un frente amplio abierto a todos los polacos, (excepto a los excomunistas).Las comparaciones con anteriores acciones del sindicato son inevitables. Desde lapropia Solidaridadse explotan una vez ms los valores que constituyen su famoso

    ethos, apelando al patriotismo y al bien comn.A esta iniciativa, que tienen lugar apenas un ao antes de las elecciones de

    Octubre de 1997, se unen ms de treinta y cinco formaciones de carcter bastanteheterogneo. sto da lugar a la creacin de dos grandes frentes en el seno de laplataforma: el primero rene a los partidos y grupos catlicos, algunos con un talan-te muy radical. El segundo est integrado por formaciones de corte conservador,que defienden los valores cristianos y nacionales desde posiciones menos partisanasy, en algunos casos, se definen a si mismos como liberales.

    5.2 Base ideolgica de la AWS

    La AWS redacta un documento fundacional muy abstracto, en un intento defacilitar la convivencia entre sus numerosos miembros, cuyo principal objetivocomn es evitar la debacle electoral registrada por el dividido centro-derecha tresaos antes. Tanto este documento como sus primeros programas recogen los puntosfundamentales de un proyecto de Constitucin presentado por el sindicato en 1994,en el que se defienden los valores catlicos y nacionales y se promueven las posi-ciones anticomunistas.

    As, se recogen los argumentos tradicionalmente expuestos por la Iglesia Cat-

    lica, encabezados por su oposicin radical al aborto. La historia y la cultura polacasson identificadas con los postulados y las tradiciones cristianas. 18

    Tambin destaca la importancia de la familia como elemento bsico para lacohesin de la sociedad polaca. En 1997 el programa de la AWS afirma: "La fami-lia constituye el fundamento de nuestra sociedad, porque en ella sus miembros seeducan y crecen. (...) El Estado debe crear las condiciones sociales y econmicasque permitan su desarrollo armnico. Debemos garantizar el derecho de la familia amantener a sus miembros". 19

    18 Projekt ObywatelskiSolidarnosc(Proyecto de Constitucin de Solidaridad), artculo 26, prrafo.2, captulo II, (Derechos del hombre y derechos, libertades y obligaciones del ciudadano).19 Prembulo del programa recogido en:Biuletyn Informacyjny, Mayo 1997, p. 84.

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    El proyecto de Constitucin exalta los valores patriticos y la unidad nacional,recogiendo as uno de los principales elementos que componen el tradicional ethosde Solidaridad. Segn ste, como ya hemos sealado, ha de existir una comunidadde intereses entre todos los polacos, que colocara en el grupo de los no patriotas atodo aquel que no los comparte. El texto habla de nacin polaca y no de ciudadanosy afirma que la ley fundamental emana de la primera, y no de los segundos. 20

    Junto a sto se otorga al Gobierno amplias competencias en la labor de limpiarla esfera pblica de antiguos polticos del PZPR, para lo que se propone aprobar loantes posible una ley deLustracja. 21Los procesados por crmenes durante el ante-rior rgimen tendran que permanecer apartados de su cargo hasta dictarse la co-rrespondiente sentencia. La AWS exige que los diputados, senadores y dems car-gos pblicos declaren pblicamente que nunca cooperaron con los servicios

    secretos del Gobierno comunista.Especial inters se presta a los derechos sociales, que son reconocidos y garan-

    tizados en varios artculos. Entre ellos destacan el derecho a la educacin libre y aun servicio de salud eficiente. 22No se reconoce de forma explcita el derecho altrabajo, pero s se insiste en la obligacin del Estado de desarrollar polticas de ple-no empleo. 23

    El proyecto constitucional de Solidaridad respalda un sistema econmico demercado, basado en la propiedad privada y la libre iniciativa empresarial, pero tam-bin en la solidaridad y el dilogo de los interlocutores sociales y la participacin delos empleados en la toma de decisiones en el seno de las empresas. En cuanto a laprivatizacin, Solidaridadpropone una mayor participacin de la poblacin en elproceso.

    Esta declaracin fundacional de la AWS explota los principales valores queinspiraron el nacimiento Solidaridad en 1980 y la organizacin de los ComitsCvicos en 1989. Recoge por tanto una serie de elementos que podemos denominarantiguos y que en el pasado han servido para movilizar de forma masiva a la socie-dad polaca. A pesar de que en 1996 el mito de Solidaridadcomo frente nacional haperdido gran parte de su influencia en el transcurso de la transicin, algunos estu-dios muestran que el 42% de los polacos apoya la formacin de una nueva organi-

    zacin que recree el antiguo movimiento Solidaridad, (aunque slo el 28% tieneesperanzas al respecto). 24Tal aspiracin es recogida por la AWS, que recupera ladicotoma del "ellos-nosotros". En 1996 sta hace referencia a los excomunistas,quienes siguen controlando gran parte del poder poltico y econmico, frente alresto de la sociedad, que desde hace siete aos soporta el elevado coste social de las

    20 Projekt Obywatelski, artculo 45, prrafo 1, captulo I, (Principios fundamentales).21 Ibidem, artculo 36, prrafo 3, captulo II.22 Ibidem, artculo 44, prrafo 1, captulo II.23 Ibidem, artculo 36, prrafo 1, captulo II.24 Datos del Centro de Investigacin de la Opinin Pblica, 30 Septiembre 1994. Recogidos enGrabowski Tomek, opus cit., p. 251.

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    reformas. La AWS combina esta visin polarizada de la sociedad polaca con unaexaltacin de la cultura y las tradiciones nacionales y con una clara adhesin a ladoctrina catlica.

    sto ltimo constituye un elemento en parte nuevo. Tradicionalmente Solida-ridad reconoce la doctrina social de la Iglesia, pero a pesar de ello haba acogido ensu seno a organizaciones laicas, como el KOR, y haba contado entre sus lderes conateos convencidos, como Kuron. La AWS, en cambio, surge como organizacinque agrupa al centro-derecha cristiano y pierde por tanto el carcter de frente masi-vo caracterstico de Solidaridad. Su carcter derechista y cristiano constituye portanto un elemento nuevo, que se combina con otros antiguos. Otro elemento nove-doso es su estructura organizativa altamente institucionalizada, en la que Solidari-dad controla la toma de decisiones. Al sindicato pertenece la mitad de los miembros

    de los dos rganos fundamentales que determinan el funcionamiento de la AWS.Adems ambos estn encabezados por su presidente Krzaklewski, quien tambin esel dirigente mximo de la AWS. Con este esquema organizativo pretende evitar quela disparidad de opiniones bloquee la toma de decisiones y sobre todo, asegurar quesus iniciativas salgan adelante aun no contando con la aprobacin de todos losmiembros de la plataforma.

    La AWS constituye por tanto un paso adelante y un paso atrs para la demo-cracia polaca. Su principal mrito es acabar con la atomizacin que desde 1993 hamarginado a los partidos del centro-derecha del poder poltico y de esta forma, ami-norar el caos caracterstico de la escena poltica. Su retroceso es resultado de sutendencia a polarizar la sociedad y seguir basando las relaciones entre los partidosen su vinculacin con el pasado.

    5.3 Solidaridad en el seno de la AWS

    Esta nueva incursin del sindicato en la arena poltica, acelerada por su victo-ria electoral de Septiembre de 1997, hace surgir de nuevo el dilema sobre cules sonlas principales funciones de la organizacin y despierta grandes reservas entre susafiliados, quienes critican que sus intereses se vean una vez ms supeditados a la

    alta poltica.Como ya ocurri a principios de la transicin, la organizacin acta como

    pantalla de proteccin de un Gobierno, el cual mantiene con el sindicato unos lazosan ms fuertes que los existentes en 1989. Este hecho acaba con la estrategia rei-vindicativa mantenida por la unin desde 1992 y llama de nuevo a la desmoviliza-cin. De este modo Solidaridad se aparta de las huelgas llevadas a cabo desde quese produce el triunfo electoral de la AWS y otra vez cede todo el protagonismo eneste campo a su principal rival, la OPZZ.

    La confusin entre los conceptos de sindicato y partido es propiciada por supropio presidente, que desde la fundacin de la AWS insiste en el compromisohistrico adquirido por Solidaridaddesde el mismo momento de su fundacin. En

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    virtud de tal compromiso el sindicato no puede mantenerse al margen de los pro-blemas y los continuos retos que tiene que afrontar el pas, aunque stos quedenfuera del mbito laboral. De este modo los intentos de redefinir esta organizacincomo puramente sindical al estilo de otras uniones europeas se desvanecen, si bienhay que decir que tales intentos nunca fueron demasiado serios. En una entrevistacelebrada poco despus del triunfo electoral de la AWS Krzaklewski incide en latrascendencia de las actuaciones de Solidaridady afirma: "En un momento en quese corra el grave peligro de que la derecha se dinamitara, Solidaridadha asumidosu responsabilidad sobre el futuro de Polonia y ha comprometido todas sus fuerzaspara conseguir la victoria de la AWS". 25Al mismo tiempo el presidente del sindi-cato insiste en que ste seguir defendiendo los derechos de los trabajadores y vigi-lar que el programa de la AWS, que est basado en el de Solidaridad, se cumpla.

    En Diciembre de 1997, durante el IX Congreso Nacional de Delegados, Krza-klewski pronuncia un discurso sobre las relaciones entre la unin y el grupo parla-mentario de la AWS en el que argumenta: "Solidaridad no es slo un sindicato nitampoco slo un movimiento social. Nuestra organizacin ha sido polticamenteactiva desde sus comienzos y en muchos momentos ha funcionado como partidopoltico. Es ms, en los sondeos de opinin y en los estudios sociolgicos somostratados como tal. As que Solidaridades ante todo y desde tiempo atrs una fuerzapoltica, la ms importante de Polonia en estos momentos". 26

    Por otro lado, la institucionalizacin de la AWS, que tras su xito electoral setransforma en partido poltico y, una vez ms, la implicacin directa de sus princi-pales lderes en la poltica nacional despiertan grandes reservas en el seno de Soli-daridad. La acumulacin de cargos en ambas esferas contradice lo previsto por elestatuto del sindicato y hace surgir una vez ms la polmica sobre las funciones delmismo. A principios de 1998 sus direcciones regionales comienzan a presionar paraque aquellos que desempean cargos tanto en la unin como en el nuevo partido, yque en algunos casos son adems miembros del Club Parlamentario AWS, tenganque elegir entre una de esas responsabilidades y renunciar al resto. Este debate, quedurante meses desata fuertes tensiones, termina con un acuerdo por el que los prin-cipales dirigentes sindicales no puedan simultanear su cargo con otro en el seno de

    la AWS. Es el caso de Krzaklewski, que conserva slo su puesto al frente de Soli-daridad y renuncia a ser la mxima autoridad de la AWS y a la jefatura de su grupoparlamentario.

    5.4 La coalicin gubernamental

    Gran parte de la plataforma muestra su desacuerdo con el Gobierno de coali-cin formado con la centrista Unin para la Libertad (UW, Unia Wolnosci). staltima es la formacin donde militan la mayora de los intelectuales que asesoraron

    25 Biuletyn Informacyjny, Septiembre 1997, p. 50.26 Ibidem, Diciembre 1997, p. 19.

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    a Solidaridad en los ochenta y representaron a la oposicin en la Mesa Redonda.Sus relaciones con el sindicato han sido muy difciles desde entonces. En el nuevogabinete participan seis ministros de la UW, que ocupan carteras tan relevantescomo Exteriores, Justicia, Defensa y Finanzas. sta ltima, junto a la vicepresiden-cia Econmica, es asumida por el autor de la terapia de choque aplicada en Polonia,el controvertido Leszek Balcerowicz. Su nombramiento es acogido con estupefac-cin por muchos votantes, que con su apoyo a la AWS crean respaldar una polticaeconmica contraria al Plan Balcerowicz.

    Los miembros ms catlicos y derechistas de la plataforma tambin rechazanlas medidas de austeridad presupuestaria practicadas en los ltimos aos y por tan-to, no ven con buenos ojos a Balcerowicz. Por otro lado, rechazan el carcter laicode la UW, a la que ven como un obstculo para su objetivo de acercar la vida pbli-

    ca a los valores cristianos. Sus temores son compartidos por gran parte de los diri-gentes del sindicato Solidaridad. Las diferencias de estos dos grupos de la AWScon el Gobierno hacen peligrar desde sus inicios a la coalicin, al aprovechar cual-quier excusa para cuestionar a los ministros de la UW.

    En cambio, los sectores ms liberales reciben con entusiasmo la colaboracincon la UW, debido a que numerosos lderes de pequeas formaciones agrupadas enla AWS pertenecieron en su da al partido centrista. Adems su llegada al Gobiernoimplica un cierto reajuste de fuerzas entre las diferentes facciones que conviven enla plataforma, ya que los liberales ven reforzadas sus posiciones ideolgicas frente ala faccin catlica y nacionalista.

    La coalicin sobrevive a duras penas hasta mediados del 2000, cuando la UWexige al primer ministro Jerzy Buzek que haga cumplir la disciplina de partido paraimpedir que los diputados de la AWS sigan boicoteando las iniciativas del Gobier-no. La incapacidad de Buzek para cumplir tal compromiso provoca la salida delgabinete de la UW. La AWS ha gobernado desde entonces en minora y se esperaque, a pesar de su debilidad, agote la legislatura que finaliza en Septiembre de esteao. Tras el fracaso de su lder en las presidenciales del 2000, en las que el exco-munista Aleksander Kwasniewski renov su mandato, la AWS ha iniciado un rpi-do proceso de fragmentacin, por el que algunos de sus miembros ms representati-

    vos la han abandonado para unirse a una nueva formacin de derechas, elMovimiento Ciudadano. Encabezada por el independiente Andrzej Olechowski,(que ha sido ministro en dos gobiernos de la transicin). Este nuevo frente rechazala categora de partido poltico. El apoyo de la opinin es, segn las encuestas, del17%, lo que lo coloca cinco puntos por encima de la AWS. 27

    27 Segn esa misma encuesta, realizada por el Centro de Investigacin de la Opinin Pblica, laSLD obtendra el 43% de los sufragios. Poland Today (boletn informativo en Internet), 26 Marzo2001.

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