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PREGUNTAS Es un texto para cinco personajes y está recomendado a partir de los 7 años. (Un salón del palacio. El lugar en el que el Rey recibe las visitas). (Entran la Princesa y un joven de aspecto humilde, llamado Juan). JUAN.- No saldrá bien. PRINCESA.- Sólo tienes que decirle a mi padre que quieres casarte conmigo. Y que yo te quiero. JUAN.- ¿Y si no le gusto? Tú eres la princesa y yo el jardinero. PRINCESA.- Dile que cuidarás de mí como de una rosa. JUAN.- ¿Y si me encierra en el calabozo? PRINCESA.- Mi padre es un buen hombre, campechano, pacífico y bondadoso. REY.- (En off). ¿Dónde está ese cocinero? Lo haré asar a fuego lento. JUAN.- ¡Ay, santa Margarita! (Sale Juan). PRINCESA.- ¡No seas cobarde! (Entra el Rey). REY.- ¿El Rey un cobarde? PRINCESA.- No te lo decía a ti, papá. Hablaba con mi novio. REY.- Ah, bueno. Una pelea de enamorados. (Sale el Rey). REY.- (Que entra al instante. Muy nervioso). ¿Cómo que tu novio? ¿Quién es ese bigotudo, ese descamisado, ese villano? PRINCESA.- Ha venido a hablar contigo. REY.- (Más calmado). Eso es otra cosa. ¿Es el príncipe Abelardo?, ¿el general Pancracio?, ¿o acaso el otro príncipe, Casimiro? PRINCESA.- Se llama Juan. Ahora lo hago entrar. (Sale la Princesa). REY.- No conozco a ningún príncipe Juan. ¿Tal vez un almirante? (Entra Juan, empujado por la Princesa). REY.- (A Juan). ¿Por qué llevas esos ropajes de pobre? ¡Comprendo! Vienes de incógnito, para que nadie sepa que eres un príncipe. PRINCESA.- No es un príncipe, papá; es jardinero. REY.- ¿Un rico mercader con muchos jardines? JUAN.- No majestad, soy el jardinero de palacio. REY.- ¡A mí la guardia! (De inmediato entran dos soldados, que avanzan con su cantinela “un, dos, un, dos…”). REY.- ¡Apresadlo! SOLDADO 1.- (Mientras coge a Juan de un brazo). ¡Uno! SOLDADO 2.- (Mientras lo coge por el otro brazo). ¡Dos! PRINCESA.- Papá… Nos queremos. SOLDADOS 1 y 2.- (Al unísono). ¡Qué bonito! JUAN.- (Con voz muy débil). La cuidaré como a una rosa. REY.-

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Page 1: E36eab 1fa481705f2e42c18910213e499556d3

PREGUNTAS

Es un texto para cinco personajes y está

recomendado a partir de los 7 años.

(Un salón del palacio. El lugar en el que el Rey

recibe las visitas).

(Entran la Princesa y un joven de aspecto humilde,

llamado Juan).

JUAN.-

No saldrá bien.

PRINCESA.-

Sólo tienes que decirle a mi padre que quieres

casarte conmigo. Y que yo te quiero.

JUAN.-

¿Y si no le gusto? Tú eres la princesa y yo el

jardinero.

PRINCESA.-

Dile que cuidarás de mí como de una rosa.

JUAN.-

¿Y si me encierra en el calabozo?

PRINCESA.-

Mi padre es un buen hombre, campechano,

pacífico y bondadoso.

REY.-

(En off).

¿Dónde está ese cocinero? Lo haré asar a fuego

lento.

JUAN.-

¡Ay, santa Margarita!

(Sale Juan).

PRINCESA.-

¡No seas cobarde!

(Entra el Rey).

REY.-

¿El Rey un cobarde?

PRINCESA.-

No te lo decía a ti, papá. Hablaba con mi novio.

REY.-

Ah, bueno. Una pelea de enamorados.

(Sale el Rey).

REY.-

(Que entra al instante. Muy nervioso).

¿Cómo que tu novio? ¿Quién es ese bigotudo, ese

descamisado, ese villano?

PRINCESA.-

Ha venido a hablar contigo.

REY.-

(Más calmado).

Eso es otra cosa. ¿Es el príncipe Abelardo?, ¿el

general Pancracio?, ¿o acaso el otro príncipe,

Casimiro?

PRINCESA.-

Se llama Juan. Ahora lo hago entrar.

(Sale la Princesa).

REY.-

No conozco a ningún príncipe Juan. ¿Tal vez un

almirante?

(Entra Juan, empujado por la Princesa).

REY.-

(A Juan).

¿Por qué llevas esos ropajes de pobre?

¡Comprendo! Vienes de incógnito, para que nadie

sepa que eres un príncipe.

PRINCESA.-

No es un príncipe, papá; es jardinero.

REY.-

¿Un rico mercader con muchos jardines?

JUAN.-

No majestad, soy el jardinero de palacio.

REY.-

¡A mí la guardia!

(De inmediato entran dos soldados, que avanzan

con su cantinela “un, dos, un, dos…”).

REY.-

¡Apresadlo!

SOLDADO 1.-

(Mientras coge a Juan de un brazo).

¡Uno!

SOLDADO 2.-

(Mientras lo coge por el otro brazo).

¡Dos!

PRINCESA.-

Papá… Nos queremos.

SOLDADOS 1 y 2.-

(Al unísono).

¡Qué bonito!

JUAN.-

(Con voz muy débil).

La cuidaré como a una rosa.

REY.-

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¿Roca? ¡Mi hija no es una piedra!

1.-

Ha dicho rosa, majestad.

2.-

Eso es. Rosa y no roca.

REY.-

¡Silencio! No la cuidarás ni como rosa, ni como

roca; ni tampoco como oca. No os casaréis.

1 y 2.-

(Con pena).

¡Oh!

PRINCESA.-

Si no me caso con él, no me casaré con nadie.

Además, mamá lo sabe y está de acuerdo.

REY.-

¡Traición en mi propia familia!

1.-

¡Qué novelón!

2.-

Ya te digo.

REY.-

¿Tú madre, eh?

(El Rey, pensativo, da vueltas por el salón. Habla

para si mismo).

La reina está de acuerdo. La que me espera si me

opongo sin más explicaciones.

(Se detiene de improviso y habla a los presentes).

De acuerdo. Os casaréis.

LOS OTROS CUATRO.-

¡Bien!

(Se abrazan Princesa y Juan, Soldado 1 y Soldado

2).

REY.-

(Con voz grave).

Os casaréis si tu novio responde correctamente a

tres preguntas.

PRINCESA.-

Papá, no es justo.

REY.-

Si es incapaz de responder a tres preguntas,

¿cómo puede aspirar a ser rey?

JUAN.-

Acepto, majestad.

PRINCESA.-

¿Aceptas?

REY.-

Bien dicho, muchacho. Atento pues a las tres

preguntas.

1.-

¡Atento!

2.-

¡Pues!

REY.-

Primera: ¿cuánto pesa la tierra de todo el mundo?

Segunda: ¿cuánto valgo yo? Y tercera: ¿qué

pensamiento tengo yo ahora?

JUAN.-

¡Vaya!

REY.-

Y mañana a esta hora tendrás que responderlas.

(Salen el Rey y los dos soldados).

JUAN.-

Menudo lío. ¿Qué vamos a hacer ahora?

PRINCESA.-

No te preocupes. Tengo una idea.

(Sale la Princesa).

JUAN.-

Temo cuando dices que tienes una idea. ¿Qué

idea?

(Sale Juan).

(Entran por un extremo los dos soldados, con “un,

dos, un, dos…”. Y salen por el otro).

(Vuelven a entrar con su cantinela y paran en el

centro de la estancia).

1.-

Y así pasó el tiempo.

2.-

Hasta que llegó la hora convenida por el Rey.

1.-

¡Qué emoción!

(Salen ambos. Entra el Rey).

REY.-

Yo estoy aquí. ¿Dónde estás tú, Luján?

(Entran la Princesa, vestida con las ropas de Juan,

y éste con las de la Princesa).

PRINCESA.-

(Con voz grave).

Me llamo Juan y no Luján.

REY.-

Vamos a lo que vamos. Al pan, pan.

(A Juan vestido de princesa).

Hija mía, ¿qué te pasa hoy?, ¿has engordado o

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has dormido mal?

JUAN.-

(Con voz aflautada).

La emoción no me ha dejado dormir, papá.

REY.-

Hablas como tu abuelo, cuando se cayó al pozo y

pasó allí tres días.

PRINCESA.-

(Como Juan).

Vamos a lo que venimos, majestad.

REY.-

Bien dicho, muchacho. A ver, ¿cuánto pesa la

tierra de todo el mundo?

PRINCESA.-

(Como Juan).

Majestad, si me quita usted antes las piedras…

REY.-

(Después de una sonora carcajada).

Bien dicho, muchacho. Si no se quitan antes las

piedras, no hay manera de poder pesar la tierra.

(Ríe).

Bien, la doy por buena.

(Juan y Princesa se abrazan).

REY.-

Ante todo moderación. Vamos a por la segunda:

¿cuánto valgo yo?

PRINCESA.-

(Como Juan).

A Jesús, el hijo de Dios, lo vendieron por treinta

monedas de oro. Usted valdrá un poco menos,

digamos veintinueve monedas de oro.

REY.-

Bien dicho, muchacho. Este chico me está

gustando.

(Mira a Juan vestido como princesa).

¡Hija mía!, qué fea estás hoy. Perdona que te lo

diga.

PRINCESA.-

(Como Juan).

Vamos a la tercera.

REY.-

Eso es, eso es. A ver, ¿qué pensamiento tengo

ahora?

PRINCESA.-

(Como Juan).

Majestad, usted piensa que habla con Juan…

(Ahora con su voz normal).

… Y con quien habla es con la Princesa.

REY.-

¿Qué significa esto?

PRINCESA.-

Es el amor, papá. Lo que le falta a uno, trata de

completarlo el otro.

JUAN.-

Y las respuestas han sido correctas.

REY.-

Pardiez, eso es cierto.

(Se pasea meditabundo por la habitación).

Además, tu madre está de acuerdo, claro.

(Sigue con su paseo).

PRINCESA.-

Papá…

REY.-

Está bien, lo doy por bueno. Si habéis resuelto

este problema, bien podréis resolver otros. Podéis

casaros si queréis.

JUAN.-

¿De verdad?

REY.-

Sí, palabra real, Pero, por el abuelo Pancracio, id

a vestiros como Dios manda. No vayan a decir que

el nuevo príncipe se viste con ropas de mujer.

(Juan y Princesa se abrazan y salen).

¡Ay, el amor!

(Entran Soldados 1 y 2 con una pata de jamón).

2.-

¡El jamón!

REY.-

Dije el amor, y no el jamón.

1.-

Si no lo quiere.

(Comienzan a salir con el jamón).

REY.-

¡Alto! Lo cortés no quita lo valiente. Además, hay

algo que celebrar.

(Sale el Rey).

1.-

Con mucho amor.

2.-

Y con este jamón.

1.-

Nos vamos a celebrar aquello de que con amor

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todo se arregla.

2.-

¡Ay, el amor!

REY.-

(En off).

¡El jamón!

2.-

(Que sale con el jamón).

¡Ay, el jamón!

1.-

¡Ay, el amor!

(Sale).

FIN