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Dos cánones, Escritura y Tradición Por James Akin Tomado de Apologetica.org Muchos protestantes dirían: "Las tradiciones apostólicas nos obligarían si pudiéramos identificar cuáles tradiciones son apostólicas y cuáles no. Obviamente queremos obedecer y aceptar todo lo que los apóstoles mandaron y enseñaron en nombre de Dios." Eso está bien. Los protestantes que dicen esto reconocen la autoridad de la enseñanza de los apóstoles, entonces simplemente necesitan ver el mecanismo por el cual nosotros reconocemos las enseñanzas de los apóstoles. 1. EL PRINCIPIO CANÓNICO ¿Cómo lo hacemos? La respuesta es que nosotros reconocemos la tradición apostólica de la misma manera que reconocemos la escritura apostólica. Hoy nos enfrentamos a una gran variedad de tradiciones, algunas apostólicas y otras meramente humanas. Del mismo modo la iglesia primitiva se encontró con un cuerpo de escritos, algunos apostólicos y otros meramente humanos. La iglesia primitiva tuvo que clasificar estos documentos y descubrir cuáles eran auténticamente escritos apostólicos -aquellos escritos por un apóstol o un compañero suyo- y cuáles eran simplemente escritos humanos -aquellos que sólo decían proceder de un apóstol. El modo en que lo hicieron fue mediante la aplicación de ciertas pruebas. 2. ¿LA PALABRA DE DIOS DA TESTIMONIO DE SI MISMA? A algunos anticatólicos como James White les gusta decir que el autor del

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Dos cánones, Escritura y Tradición

Por James Akin

Tomado de Apologetica.org

Muchos protestantes dirían: "Las tradiciones apostólicas nos obligarían si pudiéramos identificar cuáles tradiciones son apostólicas y cuáles no. Obviamente queremos obedecer y aceptar todo lo que los apóstoles mandaron y enseñaron en nombre de Dios."

Eso está bien. Los protestantes que dicen esto reconocen la autoridad de la enseñanza de los apóstoles, entonces simplemente necesitan ver el mecanismo por el cual nosotros reconocemos las enseñanzas de los apóstoles.

1. EL PRINCIPIO CANÓNICO

¿Cómo lo hacemos? La respuesta es que nosotros reconocemos la tradición apostólica de la misma manera que reconocemos la escritura apostólica. Hoy nos enfrentamos a una gran variedad de tradiciones, algunas apostólicas y otras meramente humanas. Del mismo modo la iglesia primitiva se encontró con un cuerpo de escritos, algunos apostólicos y otros meramente humanos.

La iglesia primitiva tuvo que clasificar estos documentos y descubrir cuáles eran auténticamente escritos apostólicos -aquellos escritos por un apóstol o un compañero suyo- y cuáles eran simplemente escritos humanos -aquellos que sólo decían proceder de un apóstol. El modo en que lo hicieron fue mediante la aplicación de ciertas pruebas.

2. ¿LA PALABRA DE DIOS DA TESTIMONIO DE SI MISMA?

A algunos anticatólicos como James White les gusta decir que el autor del salmo 119 sabía lo que era la palabra de Dios aunque la iglesia católica no estaba cerca de él para decírselo. Pero a menos que él fuera un profeta o tuviera acceso a un profeta, el salmista no tuvo un canon infaliblemente conocido en su tiempo. El canon no estaba aún terminado, mucho menos establecido.

Anticatólicos como White afirman que la palabra de Dios se autentifica por sí misma, que no necesita testigos. Este reclamo es sencillamente no bíblico. En la escritura las personas tenían regularmente que examinar la revelación para ver si comunicaba la palabra de Dios. Ésta no era siempre obvia, aún para

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las personas que recibían la revelación.

Por ejemplo, en 1 Samuel 3, cuando Dios habló por primera vez a Samuel, el joven profeta no reconoció la palabra de Dios. Pensó que era el anciano sacerdote Elí quien lo llamaba, entonces se levantó, fue al lugar donde descansaba Elí y le dijo: "¡Aquí estoy porque me has llamado!" Pero Elí le dijo: "Yo no te he llamado, vuélvete a acostar." Esto sucede tres veces: Dios llama a Samuel y el joven profeta, pensando que es Elí, salta (de la cama) y se apresura para ver qué quiere. Finalmente el anciano y experimentado sacerdote cae en la cuenta que Dios está llamando al muchacho y le dice qué hacer la próxima vez que escuche la voz. Resulta que el joven profeta no fue capaz de reconocer la voz de Dios y el experimentado sacerdote Elí tuvo que ayudarlo a reconocer la palabra de Dios. ¡Obviamente, la palabra de Dios no dio testimonio de sí misma delante de Samuel!

De modo semejante, en 1 Reyes 13, un hombre de Dios es enviado desde Judá a Bethel para profetizar. Dios le dice que no coma o beba hasta regresar. Pero a su regreso, un anciano profeta de Dios le dice que el Señor ha revocado el mandato de comer y beber. El hombre de Dios va entonces a su casa con el anciano para cenar. Pero cuando están comiendo, tiene la revelación que la orden de no comer ni beber tiene todavía efecto; el anciano profeta había mentido. Esto muestra otro caso donde un profeta no es inmediatamente capaz de discernir entre la voz de Dios y la voz del error. El hombre que Dios envió a Bethel no detectó el hecho de que lo que le dijo el anciano profeta no era palabra de Dios. Esta pretendida revelación no dio testimonio de sí misma como falsa palabra de Dios.

En Deuteronomio 13 y 18, Dios concede dos pruebas para saber si un profeta profiere la palabra de Dios. Si el profeta hace una predicción falsa o aconseja adorar otros dioses, no habla por boca del Señor. El hecho de que Dios conceda estas pruebas muestra que las revelaciones deben ser examinadas porque no siempre es obvio qué es y qué no es palabra de Dios.

Es por esto que Pablo dice en 1 Tesalonicenses 5, 20-21: "¡No despreciéis las profecías; examinadlo todo y quedáos con lo bueno!" La Biblia nos dice así explícitamente que debemos examinar lo que es palabra de Dios y lo que no lo es, como en 1 Juan 4, 1: "examinad los espíritus para saber si proceden de Dios."

Entonces la palabra de Dios no da testimonio de sí misma en el modo en que alegan algunos protestantes. Dios nos invita y manda examinar cualquier revelación que pretende provenir de él. Esto incluye la escritura. Si alguien ofrece un libro que pretende ser (parte de) la escritura, tiene que ser examinado para ver si es un escrito apostólico o un escrito meramente humano.

3. LA CLAVE PARA LA CANONICIDAD

¿Cómo sabemos cuáles libros pertenecen a la Biblia? La respuesta de la iglesia primitiva era: aquellos libros que son apostólicos pertenecen al canon de la escritura. Si un libro ha sido transmitido por los apóstoles como escritura (como los libros del Antiguo Testamento) o si fue escrito por uno de los apóstoles o sus compañeros (como los libros del Nuevo Testamento), pertenece a la Biblia. La apostolicidad fue así la prueba para la canonicidad.

El protestante J.N.D. Kelly, historiador de la iglesia primitiva, escribe:

"A menos que se pudiera mostrar que un libro procedía de la pluma de un apóstol, o al menos que tuviera la autoridad de un apóstol detrás de él, era imperiosamente rechazado, no importa cuán edificante o popular pudiera ser para los fieles" (Early Christian Doctrines, 60).

Pero, ¿cómo se podía saber cuáles libros eran apostólicos? Ciertamente que no por medio de un libro que pretendiese ser apostólico, pues había muchos evangelios y epístolas falsos que circulaban con el nombre de los apóstoles. Tampoco el Espíritu Santo prometió a cada cristiano una revelación de los libros que pertenecían a la Biblia.

¿Cómo era, entonces, la prueba de apostolicidad llevada a cabo en la iglesia primitiva? Básicamente, había dos pruebas, ambas incluían la tradición.

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Primero, eran reconocidos como apostólicos aquellos libros que estaban de acuerdo con las enseñanzas de los apóstoles transmitidas a la iglesia. Los escritos gnósticos y otros escritos que no coincidían con la tradición apostólica eran dejados de lado. Esto es algo que los escrituristas evangélicos admiten.

El exegeta protestante F.F. Bruce escribe que:

"[Los Padres de la iglesia primitiva] recurrieron al criterio de la ortodoxia... Este recurso al testimonio de las iglesias fundadas por los apóstoles fue desarrollado especialmente por Ireneo... Cuando previamente comenzaron a circular Evangelios o Hechos desconocidos... la pregunta más importante acerca de ellos era: ¿Qué enseña acerca de la persona y obra de Cristo? ¿Conserva el testimonio apostólico...? (The Canon of Scripture, 260).

Segundo, eran considerados como apostólicos aquellos libros que eran predicados en varias iglesias como venidos de la pluma de un apóstol o de uno de sus compañeros -no sólo sus doctrinas, sino el libro mismo-. Si una obra determinada no era considerada apostólica y no se predicaba como tal en las iglesias, entonces era rechazada. Esto era también un recurso a la tradición porque miraba a la tradición de las iglesias como una guía para la apostolicidad. Si la tradición de las iglesias no reconocía un libro como apostólico, éste no era incluido en el canon.

El hecho de que esto también era usado en la iglesia primitiva para establecer la apostolicidad es también admitido por los escrituristas protestantes. F.F. Bruce escribe:

"Es digno de notar cuando uno piensa en ello, que los cuatro evangelios canónicos son anónimos, mientras que los evangelios que proliferaban a fines del siglo segundo y más tarde, reclaman haber sido escritos por apóstoles y otros testigos oculares. Eclesiásticos católicos vieron entonces que era necesario defender la autenticidad apostólica de los evangelios... La autoría apostólica de Mateo y Juan estaba bien establecida en la tradición. Pero ¿qué sucedía con Marcos y Lucas? Su autoría estaba también bien establecida en la tradición" (ibid., 257).

Por supuesto, no todas las iglesias estaban de acuerdo. Algunos apologetas protestantes se apegan a la afirmación que el fragmento Muratoriano, una antigua lista del canon del 170 d.C. aproximadamente, incluye casi todo el Nuevo Testamento. Pero no señalan que el fragmento Muratoriano también omitía algunas obras de su canon. No incluía Hebreos, 1 y 2 Pedro y 3 Juan. Además incluía algunas obras que los apologetas protestantes no considerarían como canónicas: el Apocalipsis de Pedro y la Sabiduría de Salomón. Había, pues, manifiesto desacuerdo en la extensión del canon.

Finalmente, el canon del Nuevo Testamento fue establecido por el Concilio de Roma en el año 382 durante el papado de Dámaso I. Hasta este momento, sus libros específicos no estaban firmemente establecidos.

Ahora, un apologeta protestante tendrá que estar de acuerdo en que los presentes en el Concilio de Roma incluyeron en el canon todos los libros verdaderos y sólo los verdaderos, o estar en desacuerdo. Si está en desacuerdo, lo estará también con el canon del Nuevo Testamento de la misma Biblia que él usa, porque fue el Concilio de Roma el que estableció dicho canon.

Pero si acepta que el Concilio de Roma incluyó todos los libros verdaderos y sólo los libros verdaderos en el canon del Nuevo Testamento, entonces tendrá que admitir que la iglesia primitiva realizó una decisión infalible (infalible porque incluyó todos los libros verdaderos y sólo ellos, tomando así una decisión inequívoca bajo la guía providencial de Dios, la cual es infalible). Esta decisión infalible se tomó trescientos años después de la muerte del último apóstol. Pero si los concilios de la iglesia son capaces de llegar a decisiones infalibles trescientos años después de la muerte del último apóstol, el apologeta protestante no tendrá motivos para afirmar que (los concilios) son incapaces de hacer lo mismo más tarde en la historia de la iglesia.

4. EL CANON DE LA TRADICIÓN

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El hecho de que la iglesia haya decidido sobre esto trescientos años después de la muerte del último apóstol es significativo, pero no menos significativo es el hecho de que cuando tomó esta decisión lo haya hecho sobre la base de la tradición.

Como ya dijimos, la iglesia tenía frente a sí tradiciones opuestas acerca de los libros que debían ser incluidos en la escritura. Algunas tradiciones, por ejemplo, decían que Hebreos estaba incluido en el canon; otros decían que no. Una de estas tradiciones (la que indicaba su inclusión en el canon) era apostólica, la otra (partidaria de la exclusión) era meramente humana. Para decidir si la carta a los Hebreos pertenecía a la escritura, la iglesia tuvo que decidir en favor de una tradición sobre la otra. Así, para establecer la apostolicidad de un escrito, tuvo que establecer la apostolicidad de la tradición.

Como resultado, la iglesia no sólo puede establecer reglas sobre qué es apostólico y qué no cientos de años después de la muerte del último apóstol, sino que también puede reglamentar cuáles tradiciones son apostólicas y cuáles no, y hacerlo en cualquier época de la historia de la iglesia.

Entonces, la iglesia puede establecer reglas sobre el canon de la tradición del mismo modo que lo hace con el canon de la escritura. La iglesia es la esposa viva de Cristo y ella reconoce la voz de su esposo. Ella es capaz de señalar determinados escritos y decir: "Aquél es apostólico, aquél no lo es." Y es capaz de señalar determinadas tradiciones y decir: "Aquella es apostólica, aquella otra no. En esta reconozco la voz de mi esposo, en aquella no."

El mecanismo mediante el cual establecemos el canon de la tradición es entonces el mismo por el cual establecimos el canon de la escritura. El mismo principio vale para ambos contextos. La iglesia es testigo de ambos cánones.

5. PRUEBAS PARA EL CANON DE LA TRADICIÓN

Obviamente la iglesia tiene pruebas que usa para reconocer cuáles tradiciones son apostólicas, así como tenía pruebas para establecer qué escrituras eran apostólicas.

Una de las pruebas consiste en ver si una determinada tradición contradice lo que ha sido previamente revelado. Como señalan a menudo los anticatólicos, tales tradiciones deben ser probadas a la luz de la escritura. Si una determinada tradición contradice algo que Dios ha dicho en la escritura (o algo dicho en una ya conocida tradición apostólica) eso muestra que es simplemente una tradición humana y debe ser descartada. La iglesia se alegra de poder probar tales tradiciones a la luz de la escritura.

Por supuesto la iglesia también aplica el lado secundario de esta prueba: en la iglesia primitiva cualquiera escrito presentado que no coincidiera con la tradición apostólica era rechazado del canon de la escritura. Así, cuando en los siglos segundo y tercero, los escritos de los gnósticos enseñaban que Jesús no era Dios o que el Dios del Antiguo Testamento no era el Dios de Jesucristo, esos libros fueron sumariamente rechazados sobre la base de que no coincidían con la tradición apostólica.

Naturalmente una vez que un escrito ha sido puesto a prueba y encontrado canónico no es más sujeto de prueba. Una vez que se ha demostrado que un escrito pertenece al canon de la escritura, no queda más abierto al debate. De modo semejante, una vez que una tradición ha sido puesta a prueba y encontrada canónica tampoco es sujeto de nuevos debates. Una vez que se ha demostrado que una tradición pertenece al canon de la tradición, no es más sujeto de pruebas.

Un apologeta protestante no podría cuestionar que un libro determinado del Nuevo Testamento pertenece al canon, basado en que (el libro) afirma algo que es difícil de reconciliar con lo dicho en otro libro. Una vez que se ha visto que es canónico, podemos confiar en que es palabra infalible de Dios y cualquier dificultad aparente que surja entre él y lo que Dios haya dicho en otra parte, puede ser resuelta. De la misma manera, una vez que una tradición ha sido probada y se ha hallado que es canónica, podemos confiar en que es palabra inequívoca de Dios y que cualquier dificultad que surja entre ella y cualquier cosa que Dios haya dicho en otra parte, tiene una solución. Si podemos tener confianza en la pequeñas desarmonías del canon de la escritura, podemos hacer lo mismo con el canon de la tradición.

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Sabemos que cuando Dios habla en la escritura surgen algunas dificultades aparentes. Los liberales las usan para atacar la inerrancia de la escritura, entonces los conservadores escriben libros para mostrar por qué estas supuestas discrepancias no son tales. Pero si Dios habla en la escritura de tal modo que surgen aparentes discrepancias entonces deberíamos esperar que suceda lo mismo también cuando Dios habla en otra parte. Esto no es motivo de alarma.

6. EL PROBLEMA CANÓNICO

Pero el apologeta protestante tiene un problema todavía más fundamental pues para justificar su principio de la sola escritura o la teoría así llamada "sólo la Biblia", tendría que afirmar que nosotros sabemos cuáles libros pertenecen a la Biblia sin reconocer el rol autorizado de la tradición apostólica y de la iglesia en este asunto. Si, como en la teoría protestante, tuviéramos nosotros que probar todo a partir de la sola escritura, entonces tendríamos que ser capaces de mostrar lo que pertenece al canon de la escritura a partir de la sola escritura.

De hecho, no podemos ni siquiera comenzar a usar la sola escritura antes de haber identificado qué son las escrituras. Si alguno dice saber qué son las escrituras está haciendo entonces reclamo de un conocimiento posible, el cual sólo podría ser revelado por Dios ya que estamos hablando de un asunto sobrenatural, significando que está haciendo un reclamo a la revelación posible. Pero si toda revelación posible debe encontrarse en la Biblia, entonces la misma lista del canon debe encontrarse en las escrituras. El apologeta protestante debe mostrar entonces, a partir de la sola escritura, qué libros pertenecen a la Biblia.

Y esto es algo que no puede hacer. La lista del canon no se encuentra en la escritura. Muchos libros de la Biblia (de hecho, prácticamente todos los libros del Nuevo Testamento) no son citados por los otros libros de la Biblia, mucho menos citados explícitamente "como escritura" (algo que necesariamente es muy popular entre los apologetas protestantes). Y la Biblia no nos da una serie de pruebas por las cuales podemos probar infaliblemente qué libros en concreto pertenecen a ella. El hecho es que no existen "índices inspirados" dentro de la misma Biblia para decirnos qué pertenece a ella.

El apologeta protestante está en un aprieto. Para usar la sola escritura tiene que identificar qué son las escrituras, y ya que no puede hacerlo a partir de la sola escritura, tiene que recurrir a cosas exteriores a la escritura para presentar argumentos convincentes, significando que en el mismo momento de hacerlo, socava su razonamiento. No tiene modo de escapar al canon de la tradición.

La tradición apostólica era la clave para el canon en dos sentidos: diciéndonos qué doctrinas deben enseñar (o no enseñar) los libros apostólicos y diciéndonos qué libros fueron escritos por los apóstoles y sus compañeros.

Irónicamente los protestantes, que normalmente se burlan de la tradición en favor de la Biblia, ellos mismos están usando una Biblia basada en la tradición. De hecho, muchos protestantes honestos admitirían que ellos se atienen a algunos libros porque cuando ellos se hicieron cristianos alguien les transmitió (la palabra "trasmitir" viene del latín "tradere", es decir, "tradición") copias de la Biblia que contenían aquellos libros.

iblia y Tradición

Por Catholic Answer

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Los Reformadores Protestantes decían que la Biblia es la única fuente de las verdades de la fe, y que para entender su mensaje había tan solo que leer las palabras del texto. Es lo que se llama la teoría protestante de la sola scriptura, o en español "solamente la Biblia". Según esta teoría, ninguna autoridad no bíblica puede imponer una interpretación, y ninguna institución extrabíblica -por ejemplo la Iglesia- ha sido establecida por Jesucristo para hacer las veces de árbitro en caso de conflictos de interpretación.

Como buenos herederos de los Reformadores, las sectas fundamentalistas trabajan sobre la base de esta teoría, y no pierden oportunidad para sacar a relucir su principio, que por otro lado parecería ser su arma mas efectiva, algo que ellos aceptan como el fundamento indiscutible de sus puntos de vista.

Sin embargo, no hay cosa más difícil en el diálogo con los fundamentalistas que querer hacerlos demostrar porqué creen ellos en el principio de que la Biblia solamente, separada de toda otra fuente de autoridad, sea suficiente en cuestiones de fe. La cuestión se reduce a saber cuál es el motivo que un Fundamentalista tiene para creer que la Biblia es un libro inspirado, pues es obvio que ella puede tomarse como regla de fe solamente en el caso que pueda ser comprobada su inspiración, y por ende su inerrancia.

Claro que se trata de una cuestión que no preocupa demasiado a la mayoría de los cristianos, y ciertamente son pocos los que le ha brindado atención alguna vez. En general se cree en la Biblia porque es el libro aceptado por todos los cristianos, cuya autoridad no se discute; aún vivimos en tiempos en los que los principios cristianos influyen en la cultura y en el medio en el que vive la mayoría de la gente.

Un cristiano tibio que no daría ni la más mínima credibilidad al Corán, pensaría dos veces antes de hablar mal de la Biblia, ya que esta goza de cierto prestigio, aún cuando no pueda explicarla ni entenderla demasiado. Podría decirse que esa persona acepta la Biblia como inspirada -cualquiera sea su entendimiento de la inspiración- por razones de tipo cultural, razones que, sin duda, son de escaso o ningún valor, ya que por las mismas razones el Corán debería ser tenido como inspirado en países de cultura musulmana.

"Para mí es motivo suficiente"

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Dígase lo mismo ante quien sostiene que la familia en la que uno vino al mundo siempre tuvo la Biblia como libro inspirado, y "para mí eso basta". Sería un buen motivo solamente para aquel que no pueda hacer un trabajo de reflexión serio, y no debemos nunca despreciar una fe sencilla, sostenida sobre fundamentos más bien débiles. Pero sea como sea, la mera costumbre familiar o local no puede establecerse como la base para creer en la inspiración divina de la Sagrada Escritura.

Algunos sectarios dicen que la Biblia es un libro inspirado porque "es un libro que inspira". Pero la palabra inspiración es precisamente lo que se quiere probar, y tengamos en cuenta que hay muchos escritos religiosos y muy antiguos que ciertamente son mas "inspirados" o "emotivos" que muchos textos, incluso libros enteros, del Antiguo Testamento. No es falta de respeto afirmar que ciertas partes de los escritos sagrados son tan áridos como lo serían estadísticas militares; ¡y algunas partes de la Biblia (Antiguo Testamento) son eso, estadísticas militares!

Por ello concluyamos que no es suficiente creer en la Sagrada Escritura por motivos culturales o por costumbre, ni tampoco por sus textos emotivos o su belleza espiritual: hay otros libros, alguno totalmente seculares, que sobrepasan en belleza poética muchos pasajes de la Escritura.

¿Qué dice la Biblia de sí misma?

¿Y qué decir de lo que la misma Biblia enseña sobre su inspiración? Notemos que son muy pocos los pasajes donde la Biblia misma enseña su inspiración, aunque sea de modo indirecto, y la mayoría de los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento no dicen absolutamente nada sobre su inspiración. De hecho ningún autor de los libros del Nuevo Testamento dice estar escribiendo bajo el impulso del Espíritu Santo, excepto San Juan al escribir el Apocalipsis.

Además, en el supuesto caso de que cada libro de la Biblia comenzase con la frase: "Este libro es inspirado por Dios", semejante frase no probaría nada: el Corán dice estar inspirado, el Libro del Mormón, varios libros de algunas religiones orientales. Es más, lo libros de Mary Baker Eddy, la fundadora de la Ciencia Cristiana, y de Ellen G.White, fundadora del Adventismo del Séptimo Día se auto-declaran inspirados. Se puede concluir, con bastante sentido común, que el hecho de que un escrito se atribuya cualidades de inspiración divina no quiere decir que así lo sea.

Al fallar estos argumentos, muchos fundamentalistas retroceden y nos afirman que "el Espíritu Santo me dice claramente que la Biblia es inspirada", una noción bastante subjetiva, por decir lo menos, muy afín con aquella otra, tan común entre los sectarios, de que "el Espíritu Santo los guía para interpretar las Escrituras". Y así, el autor anónimo del artículo "Cómo puedo entender la Biblia", un folleto distribuido por la organización evangélica "Radio Bible Class" enlista doce reglas para estudiar la Biblia. La primera es "Busca la ayuda del Espíritu Santo. El Espíritu fue dado para iluminar las Escrituras y hacerlas revivir para ti cuando la estudies: deja que te guíe".

Si con esta regla se entiende que cualquier persona que pida a Dios guía para interpretar la Biblia recibirá esa guía de lo alto -y en este sentido lo entienden la mayoría de los fundamentalistas- entonces la multiplicidad de interpretaciones contrarias y contradictorias, aún entre los mismos Fundamentalistas, daría la preocupante sensación de que el Espíritu Santo no ha estado haciendo bien su trabajo...

No con silogismos

Gran parte de los fundamentalistas no dicen directamente que el Espíritu Santo les habló, asegurándoles que la Biblia es un libro inspirado. Al menos no hablan de ese modo. Más bien sucede así: al leer la Biblia el Espíritu "los convence" que esa es la Palabra de Dios, reciben cierta sensación interior de que es una palabra divina, y punto.

De cualquier modo que se lo vea, la postura fundamentalista no resiste un razonamiento serio. Son contados con los dedos de la mano los fundamentalistas que en un primer momento se acercan a la Biblia como a un libro "neutral", y luego de su lectura lo reconocen como tal, siguiendo un razonamiento lógico. De hecho los fundamentalistas comienzan dando por supuesto el hecho de la inspiración, tal como toman otras doctrinas de sus sectas sin razonar sobre ellas, y entonces encuentran partes de la Sagrada Escritura que parecen fundamentar la inspiración, cayendo así en un círculo vicioso, confirmando con la Biblia lo que ellos crían de antemano.

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La persona que quiere reflexionar seriamente sobre el tema se defraudará con la posición fundamentalista de la inspiración bíblica, dándose cuenta de que no cuenta con una base sólida para mantener esa teoría. La posición católica es la única que, al fin de cuentas, puede dar una respuesta intelectualmente satisfactoria.

La manera de razonar católica para demostrar que la Biblia es inspirada es la siguiente: en un primer paso consideramos la Biblia como cualquier otro libro histórico, sin presumir que es inspirado. Estudiando el texto bíblico con los instrumentos de la ciencia moderna llegamos a la conclusión que se trata de una obra confiable, de gran precisión histórica, cuya precisión sobrepasa en mucho la de cualquier otro texto histórico.

Un texto preciso

Sir Frederic Kenyon, en The Story of the Bible hace notar lo siguiente: "Para todas las obras de la antigüedad clásica nos vemos obligados a acudir a manuscritos escritos mucho después del original. El autor que lleva la delantera en este sentido es Virgilio, aún cuando el manuscrito más antiguo que de él poseemos fue escrito 350 años después de su muerte. Para todas las demás obras clásicas, el intervalo que existe entre la fecha del escrito original y la del manuscrito más antiguo que de él se conserva es mucho mayor: para Livio es de unos 500 años, para Horacio de 900, para la mayoría de la obras de Platón es de 1300, para Eurípides 1600". Aún así, nadie pone seriamente en duda el hecho de que poseemos copias fieles de las obras de estos autores.

No solamente poseemos manuscritos bíblicos más cercanos a los originales que los de la antigüedad clásica, sino que poseemos un número mucho mayor que aquellos. Algunos de estos manuscritos son libros enteros, otros son fragmentos, otros tan sólo algunas palabras, pero todos ellos juntos suman miles de manuscritos en hebreo, griego, latín, copto, siríaco y otras lenguas. Todo esto significa que poseemos un texto rigurosamente fiel, y podemos trabajar con él con toda confianza.

Tomado históricamente

En un segundo momento dirigimos nuestra atención a lo que la Biblia, considerada sólo como libro histórico, nos enseña, particularmente en el Nuevo Testamento y en los Evangelios. Examinamos el relato de la vida de Jesús, su muerte y su resurrección.

Usando lo que nos transmiten los Evangelios, lo que leemos en otros escritos extrabíblicos de los primeros siglos y lo que nos enseña nuestra propia naturaleza -y lo que de Dios podemos conocer por la luz de la razón- concluimos que Jesús o bien era lo que decía lo que era -Dios- o bien estaba loco. (Sabemos que no pudo haber sido tan solo un buen hombre que no fuese Dios, porque ningún buen hombre se atribuye el ser Dios, si no lo es).

También podemos excluir que era un loco, no solamente por lo que él dijo y enseño -ningún loco habló jamas como lo hizo él, aunque tampoco un hombre cuerdo nunca habló así...-, sino por lo que sus seguidores hicieron después de su muerte. Un fraude (la tumba supuestamente vacía) se comprende, pero nadie da la vida por un fraude, al menos por uno que no tiene ninguna perspectiva de provecho. En conclusión, debemos afirmar que Jesús verdaderamente resucitó, y que por lo tanto era Dios, como él decía, e hizo lo que prometió que iba a hacer.

Otra cosa que él dijo que haría es fundar su Iglesia, y tanto de la Biblia (tomada aún como simple libro histórico, no como libro inspirado por Dios) como de otras fuentes históricas antiguas sabemos que Cristo estableció una Iglesia con las notas que hoy vemos en la Iglesia Católica: papado, jerarquía, sacerdocio, sacramentos, autoridad para enseñar y como consecuencia de esta última, infalibilidad. La Iglesia de Cristo debía gozar de infalibilidad de enseñanza si iba a cumplir aquello para lo cual Cristo la fundó.

Hemos tomado materia meramente histórico y hemos concluido que existe un Iglesia, la Iglesia Católica, protegida por Espíritu Santo para que pueda enseñar hasta el fin de los tiempos sin error. Vayamos entonces a la última parte del argumento.

Esa Iglesia nos dice que la Biblia es inspirada, y podemos confiar en su enseñanza porque se trata de una enseñanza autorizada, infalible. Sólo después de haber sido enseñados por una autoridad

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propiamente constituida por Dios para transmitirnos las verdades necesarias para nuestra fe, tal como la inspiración de la Biblia, sólo entonces podemos usar de las Escrituras como de un libro inspirado.

Un argumento en espiral

Hay que notar que nuestro argumento no cae en un circulo vicioso: no estamos basando la inspiración de la Biblia en la infalibilidad de la Iglesia y la infalibilidad de la Iglesia en la palabra inspirada de la Biblia; eso sería precisamente un circulo vicioso. Lo que hemos hecho se llama argumento en espiral: por un lado hemos argumentado sobre la confiabilidad de la Biblia como texto meramente histórico; de allí sabemos que Jesús fundó una Iglesia infalible, y sólo entonces tomamos la palabra de esa Iglesia infalible que nos enseña que la palabra que nos transmite la Biblia es una palabra inspirada, Palabra de Dios. No se trata de un circulo cerrado, ya que la conclusión final (la Biblia es la Palabra de Dios) no es el enunciado del cual partimos (la Biblia es un libro históricamente confiable), y este enunciado inicial no esta basado en absoluto en la conclusión final. Lo que hemos demostrado es que, si excluimos a la Iglesia, no tenemos suficientes motivos para afirmar que la Biblia es la Palabra de Dios.

Claro que lo que acabamos de discutir no es precisamente el razonamiento que la gente habitualmente hace al acercarse a la Biblia, pero es la única manera razonable de hacerlo, a la hora de preguntarnos porqué creemos en la Biblia. Todo otro razonamiento es insuficiente; tal vez haya argumentos más cercanos a la gente desde el punto de vista psicológico, pero estrictamente son argumentos en el fondo no convincentes. En matemáticas aceptamos "por fe" (no en el sentido teológico del termino, claro) que dos más dos son cuatro. Es una verdad que nos parece evidente y satisfactoria sin demasiados argumentos, pero el que quiera estudiar el profesorado de matemáticas tendrá que estudiar un semestre entero tratando de probar esas verdades "obvias".

Razones inadecuadas

El punto aquí es el siguiente: los fundamentalistas tienen mucha razón en creer que la Biblia es un libro inspirado por Dios, pero sus razones para creerlo son inadecuadas, insuficientes, ya que la aceptación de la inspiración divina de las Escrituras puede basarse satisfactoriamente sólo en una autoridad establecida por Dios que nos lo asegure, y esa autoridad es la Iglesia.

Y precisamente aquí llegamos a un problema más serio: puede parecerle a alguno que mientras yo crea en la Biblia como en la Palabra de Dios poco importa el motivo por el cual lo crea: lo importante es que acepto la Biblia como la Palabra de Dios. Pero el motivo por el cual una persona cree en la Biblia afecta sustancialmente la manera de interpretar la Biblia. El creyente católico cree en la Biblia porque la Iglesia así se lo enseña, y esa misma Iglesia tiene la autoridad de interpretar el texto inspirado. Los fundamentalistas, por su lado, creen en la Biblia -aunque basados en argumentos poco convincentes- pero no tienen ninguna otra autoridad para interpretar el texto bíblico excepto sus propios puntos de vista.

El Cardenal Newman lo expresaba en 1884 de la siguiente manera: "Ciertamente que si las revelaciones y enseñanzas bíblicas del texto sagrado se dirigen a nosotros de una manera personal y práctica, se hace imperante la presencia formal en medio de nosotros de un juez y expositor autoritativo de esas revelaciones y enseñanzas. Es antecedentemente irracional suponer que un libro tan complejo, tan poco sistemático, en partes tan oscuro, fruto de tantas mentes tan distintas, lugares y tiempos diferentes, fuésenos dado desde lo alto sin una autoridad interpretativa del mismo, ya que no podemos esperar que se interprete a sí mismo. El hecho de que sea un libro inspirado nos asegura la verdad de su contenido, no la interpretación del mismo. Como puede el simple lector distinguir lo que es didáctico de lo que es histórico, lo que es un hecho de lo que es una visión, lo que alegórico de lo que es literal, lo que es un recurso idiomático y lo que es gramatical, lo que se enuncia formalmente de lo que ocurre como al paso, cuales son las obligaciones que obligan siempre y cuales obligan sólo en determinadas circunstancias. Los tres últimos siglos han probado tristemente que en muchos países ha prevalecido la interpretación privada de las Escrituras. El regalo de la inspiración divina de las Escrituras requiere como complemento obligatorio el don de la infalibilidad de su interpretación"

Las ventajas del razonamiento católico son dos: en primer lugar, la inspiración es estrictamente demostrada, no sólo "sentida". Segundo, el hecho principal que late detrás de este razonamiento -la existencia de una Iglesia infalible, docente- nos conduce como de la mano a dar una respuesta a la pregunta del eunuco etiope (Hechos 8:31): ¿Cómo sabemos qué interpretaciones del texto son las

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correctas? La misma Iglesia que autentica la Biblia, que establece su inspiración, es la autoridad establecida por Jesucristo para interpretar su Palabra. 

Biblia y Tradición,

Mantener la Tradición

Por Dave Armstrong

Introducción y definiciones

El Catolicismo y el Protestantismo difieren fundamentalmente en consideración a la relación entre la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición: La Biblia en una mano, y las doctrinas históricas y los dogmas en la otra. El Protestantismo tiende a ver una cierta dicotomía, o línea divisoria, entre la pura Palabra de Dios en la Biblia y la Tradición de la Iglesia Católica, la cual se considera que está demasiado corrupta por "arbitrarias tradiciones de hombres" (en este sentido se citad Mateo 15:3-6, Marcos 7:8-13, y Colosenses 2:8) (1). Para los Protestantes, sólo la Escritura (o, como clamaban los Reformadores, sola Scriptura) es el origen y la regla de la fe cristiana. De esta manera, es superior a, y juzga toda Tradición. Es suficiente en y por sí misma para darnos una completa exposición del cristianismo y para la consecución de la salvación. (2)

Debe ser tenido en cuenta que el concepto del sola Scriptura no está en principio opuesto a la importancia y validez de la historia de la Iglesia, la Tradición, los Concilios ecuménicos, o la autoridad de los Padres de la Iglesia y destacados teólogos. La diferencia reside en la relativa posición de autoridad mantenida por la Escritura y las instituciones y decretos de la Iglesia. En teoría, la Biblia juzga todo lo demás, ya que, para el Protestante evangélico, sólo ella es infalible y la Iglesia, los Papas y los Concilios no lo son. (3)

En la actualidad, sin embargo, esta creencia no ha conducido a una uniformidad doctrinal, tal y como la historia del sectarismo protestante testifica abundantemente. La prevalencia del sola Scriptura, de acuerdo al pensamiento católico, ha facilitado una extendidísima ignorancia y desprecio de la historia de la Iglesia entre los protestantes de a pie. (4) El Protestantismo está claramente mucho menos orientado históricamente que el Catolicismo, mayormente debido a las razones arriba citadas. Recientemente, varios eruditos protestantes han criticado con franqueza la debilidad de cualquiera de los dos conceptos, sea el sola Scriptura, o también la versión extrema de lo que podría ser llamado únicamente la Biblia (virtualmente una total exclusión de la historia y la autoridad de la Iglesia). (6)

Mientras que el Protestantismo se acerca a este tema y a otras muchas ideas teológicas con una actitud de "o esto o lo otro", el Catolicismo tiene una perspectiva de "esto y lo otro". De esta manera, Escritura y Tradición están inextricablemente unidas: las dos caras de la misma moneda de la revelación. (7)

La Tradición se define como la transmisión de creencias y prácticas tanto por escrito como por medios orales. (8) La Biblia es parte de una Tradición que es más grande que ella misma, de la cual es, si se puede decir así, una encapsulación o cristalización. Los primeros cristianos predicaron; ellos no

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repartían Nuevos Testamentos (la mayor parte del NT todavía no había sido escrito, y mucho menos establecido en su forma final). El Catolicismo afirma que su Tradición es ni más ni menos que la conservación de la enseñanza de Cristo tal y como fue revelada y proclamada por los Apóstoles. Existe un desarrollo, pero sólo en el sentido de un aumento del entendimiento que no en la esencia, de esta Tradición apostólica. El Catolicismo afirma ser el guardián y custodio del depósito original de la fe la cual fue una vez entregada a los santos (Judas 3).(10)

Debe anotarse también que la palabra escrita y la masa enorme de literatura ha sido extendida ampliamente sólo desde la invención de la imprenta alrededor del 1440. De ese modo, esa palabra escrita no pudo haber sido la principal transmisora del evangelio durante al menos catorce siglos. Los cristianos anteriores en el tiempo a la Reforma Protestante aprendieron sobre todo a través de las homilías, los sacramentos, la liturgia y su calendario anual, las fiestas cristianas, las prácticas devocionales, instrucción familiar, arquitectura eclesial y otro tipo de arte sagrado que reflejaba temas bíblicos. Para todos esos creyentes, el sola Scriptura hubiera sido a simple vista una absurda abstracción de imposible puesta en práctica

Evidencia en el Nuevo Testamento sobre la Tradición

La Tradición, incluso en el amplio sentido Católico, impregna la Escritura. Solo un prejuicio previo contra tal noción o una indebida fijación en el rechazo por parte de Cristo de lo corrupto, tradiciones humanas farisaicas, podría cegar a alguien ante la considerable fuerza de los datos escriturales. Dicho de otra forma, la Escritura no enseña el sola Scriptura, un concepto que se basa en el uso de un documento (la Biblia) contrariamente a lo que el propio documento testimonia explícita e implícitamente. O, para expresarlo incluso de otra manera, La Escritura sólo debería llevar al buscador imparcial hacia la Tradición y la Iglesia, más que a un menosprecio de esa Tradición. G.K Chesterton llamo a la Tradición la "democracia de los muertos". Es absurdo para cualquier cristiano el deseñar lo que Dios ha enseñado a millones de otros cristianos a lo largo de los siglos

Debemos procurar evitar lo más posible el acercarnos a la Escritura con una filosofía que no es bíblica en sí misma , y no forzar la Escritura (y al Cristianismo) en nuestro propio molde. La mismísima Biblia tiene mucho que decir acerca del vis-a-vis entre su propia autoridad y la de la Tradición y la Iglesia.

En la Biblia NO está incluído todo

En el Nuevo Testamento, lo primero de todo, encontramos un testimonio bien claro del hecho de que la Escritura no contiene al completo la enseñanza de Cristo. Presumiblemente nadie negaría esto, pero los Protestantes acostumbran a negar que cualquiera de Sus enseñanzas no recogidas en la Escritura podrían haber sido fielmente transmitidas oralmente por la primitiva tradición apostólica. La reflexión sobre la cercanía de Jesús a sus discípulos y sobre la naturaleza de las relaciones humanas y la memoria hace bastante dudosa semejante idea fantasiosa. ¿Quién podría hacer la afirmación de que los apóstoles no recordaban (ni comunicaban a otros) absolutamente nada a excepción de lo que tenemos en los cuatro Evangelios?

Uno puede comparar la Biblia con la Constitución de su país, la cual no es ajena a las leyes constitucionales que derivan de ella ni es posible que sea puesta en práctica sin unos jueces que la interpreten. La analogía no es perfecta pero nos sirve para hacernos una idea del asunto.

Ninguno de los comentarios en este capítulo, esto debe quedar bien claro, tiene la intención de denigrar la Escritura sino más bien situarla en su contexto adecuado dentro de la comunidad cristiana viva (la Iglesia) y aceptarla en sus propios términos. Parece que en cualquier momento en que el Católico argumenta que la Biblia no es el todo y el fin de la fe cristiana, es acusado de desprecia la Palabra de Dios, de etc, etc. Esta es una de las más desafortunadas y falsas dciotomías protestantes, la cual será disipada en el curso de nuestro examen de la Escritura.

Marcos 4:33 Y les anunciaba la Palabra con muchas parábolas como éstas . . .

En otras palabras, como se entiende, muchas parábolas no están recogidas en la Escritura

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Marcos 6:34 . . . y se puso a enseñarles muchas cosas.

Ninguna de estas muchas cosas está reflejada ahí

Juan 16:12 Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello.

Quizás, este mucho fue hablado durante sus apariciones después de la Resurrección, a las cuales se alude en Hechos 1:2-3 (ver más abajo). Muy pocas de estas enseñanzas se han guardado por escrito, y aquellas que sí lo han sido, contienen sólo mínimos detalles

Juan 20:30 Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro.

Juan 21:25 Hay además otras muchas cosas que hizo Jesús. Si se escriieran una por una, pienso que ni todo el mundo bastaría para contener los libros que se escribieren.

Hechos 1:2-3 . . . a los apóstoles . . . A estos mismos, después de su pasión, se les presentó dándoles muchaspruebas de que vivía, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca de lo referente al Reino de Dios. (ver también Lucas 24:16-16, 25-27)

Paradosis ("Tradición")

La palabra griega más importante en el Nuevo Testamento para la materia que estamos considerando, es paradosis, o literalmente, "tradición". Es usada cuatro veces como tradición cristiana. Examinaremos cada uno de estos pasajes.

1ª Corintios 11:2 Os alabo porque en todas las cosas os acordáis de mí y conserváis las tradiciones tal como os las he transmitido.

Colosenses 2:8 Mirad que nadie os esclavice mediante la vana falacia de una filosofía, fundada en tradiciones humanas, según los elementos del mundo y no según Cristo.

Paradosis significa simplemente algo que va de mano en mano o que pasa de persona a persona. Esta "tradición" puede ser mala (Mateo 15:2 ss, Colosenses 2:8) y opuesta a la voluntad de Dios (Marcos 7:8 ss), o enteramente buena como en 1ª Corintios 11:2 y en muchos pasajes que veremos a continuación. Esta distinción debe ser tenida en mente constantemente en el debate sobre la utilidad y conveniencia de la Tradición.

2ª Tesalonicenses 2:15 . . . manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por carta.

2ª Tesalonicenses 3:6 . . . que os apartéis de todo hermano que viva desordenadamente y no según la tradición que de nosotros recibisteis.

La Tradición en la Biblia pueder ser escrita u oral. Implica que el escritor (San Pablo en los ejemplos anteriores) no está expresando sus punto de vista peculiares, sino que está entregando un mensaje recibido de otro (mirar, por ejemplo, 1ª Corintios 11:23). La importancia de la tradición no reside en su forma sino en su contenido.

"Palabra de Dios" / "Palabra del Señor"

Cuando las frases palabra de Dios o palabra del Señor aparecen en Hechos y en las Epístolas, casi siempre se refieren a la predicación oral, no a la Escritura. La palabra griega usada es logos, la cual es el título del mismo Jesús en Juan 1:1 (. . . la Palabra era Dios). Por supuesto, esto es lo que viene a ser cierto para toda la Biblia, como regla general. Los protestantes, desafortunadamente, tienden a pensar en "palabra escrita" cada vez que ellos ven palabra en la Escritura, pero incluso el sentido común nos

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dice que en español "palabra" se refiere también a expresiones habladas. Lo último es un tema más dominate y común que lo anterior. Gran parte de la Escritura es un recuerdo de lo que fue originalmente una proclamación oral (por ejemplo, los Diez Mandamientos, toda la enseñanza de Cristo -ya que Él no escribió nada-, el sermón de Pedro en Pentecostés). Por tanto, no se rehuye el componente oral del Cristianismo, y la postura que intente hacer tal cosa se está auto-derrotando de antemano.

La Tradición según Jesucristo & San Pablo

Colosenses 2:8 (ver arriba) a menudo ha sido utilizado por los Protestantes evangélicos (especilamente los fundamentalistas) para condenar tanto la filosofía como la tradición, pero no ofrece apoyo para ambas posturas. Porque San pablo está aquí contrastando las tradiciones y filosofías de los hombres con las de Cristo. El no está condenado esas cosas en esencia, sino más bien, su forma corrupta. Hemos visto como San Pablo usa positivamente en tres ocasiones la misma palabra "tradición".

Asimismo, Jesús utiliza paradosis para condenar las tradiciones humanas corruptas de los Fariseos (Mateo 15:3,6, Marcos7:8-9,13), no laTradición apostólica per se, ya que hacer tal cosa contradeciría el suo que San Pablo hace de esa misma palabra, así como también su propia defensa de las verdaderas enseñanzas judías en el Sermón de la Montaña y en otros sitios. Adviértase también que en los ejemplos anteriores, Jesús distingue la palabra "tradición" en cada caso diciendo vuestras tradiciones o tradiciones de hombres, como hace San Pablo en Colosenses 2:8. Cuando San Pablo habla de la Tradición apostólica, él no distingue para nada ese término.

Paradidomi ("Entregar")

Una palabra afín, paradidomi, es usada con referencia a la Tradición cristiana, en el sentido de "entegar" (o "transmitir") , al menos siete veces:

Lucas 1:1-2 Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros, tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares . . .

San Lucas está diciendo que esas tradiciones entregadas, o transmitidas, no son meras fábulas, leyendas, mitos o algo parecido, sino que eran narraciones fiables de testigos oculares. Aquí también tenemos tanto fuentes orales como escritas, con el factor predominante del recuerdo en este punto.

1ª Corintios 11,23 Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan,

(ver también 1ª Corintios 11:2, Romanos 6:17)

1ª Corintios 15:3 Porque os trasnmití, en primer lugar, lo que mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras,

Es contundente el cómo aquí la Tradición y la Escritura son una unificada Revelación, tal y como se dice en la enseñanza católica. La verdadera Tradición nunca puede contradecir la Escritura, sino más bien complementarla, explicarla y desarrollarse sobre ella.

2ª Pedro 2:21 Pues más le hubiera valido no haber conocido el camino de la justicia que, una vez conocido, volverse atrás del santo precepto que les fue transmitido.

Judas 3 . . . combatir por la fe que ha sido transmitida a los santos de una vez para siempre.

Paralambano ("Recibido")

La palabra paralambano ("recibido") aparece al menos siete veces en relación con la Tradición cristiana o apostólica. De esta manera, hay tres conceptos relacionados: la tradición o doctrina que es dada o, literalmente, "entregada en mano" y los actos de entregar y recibir la tradición:

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1ª Corintios 15:1-2 . . . el Evangelio que os prediqué, que habéis recibido y en el cual permanecéis firmes, por el cual sois salvados, si lo guardáis tal como os lo prediqué ... Si no, ¡habríais creído en vano!

(ver también arriba 1ª Corintios 11:23 y 15:3)

Nótese la referencia a la memoria: todo el sentido del pasaje es acerca de un evangelio y tradición oral trasnmitidos por la predicación y preservados por la memoria.

Gálatas 1:9,12 . . . Si alguno os anuncia un evangelio distinto del que habéis recibido, ¡sea anatema! . . . pues yo no lo recibí ni aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.

Esto suena bastante como las declaraciones de anatema del Concilio de Trento, las cuales son tan inaceptables para muchos. Aquí San Pablo disocia completamente el evangelio que él recibió (el cual el iguala en otros sitios con la tradición) de las tradiciones derivadas de hombres. La verdadera Tradición se origina completamente de arriba - esta es la Tradición de la cual el Catolicismo afirma haber sido meramente el Custodio durante cerca de 2000 años. El siguientes pasaje reitera esto:

1ª Tesalonicenses 2:13 . . . al recibir (vosotros) la Palabra de Dios que os predicamos, la acogisteis, no como palabra de hombre, sino cual es en verdad, como Palabra de Dios

(ver también arriba 2ª Tesalonicenses 3:6)

"Tradición" / "Evangelio" / "Palabra de Dios" Sinónimos

Es obvio por los datos bíblicos arriba señalados que los conceptos de tradición, evangelio, y palabra de Dios (así como otros términos) son esencialmente sinónimos. Todos son predominantemente orales, y todos son referidos como algo que está siendo entregado y recibido:

• 1ª Corintios 11:2 . . . conserváis las tradiciones . . . tal como os las he transmitido

• 2ª Tesalonicenses 2:15 . . . conservad las tradiciones . . .habéis aprendido . . . de viva voz o por carta

• 2ª Tesalonicenses 3:6 . . . la tradición que recibisteis de nosotros

• 1ª Corintios 15:1 . . . el Evangelio . . . que habéis recibido

• Gálatas 1:9 . . . el evangelio . . . que habéis recibido

• 1ª Tesalonicenses 2:9 . . . os proclamamos el Evangelio de Dios

• Hechos 8:14 . . . Samaria había aceptado la Palabra de Dios

• 1ª Tesalonicenses 2:13 . . . al recibir la Palabra de Dios que os predicamos

• 2ª Pedro 2:21 . . . del santo precepto que les fue transmitido

• Judas 3 . . . la fe que ha sido transmitida a los santos de una vez para siempre

Solo en las dos epístolas de San Pablo a los Tesalonicenses podemos ver que tres de esos términos son usados de forma intercambiable. Es claro entonces que tradición no es una palabra sucia en la Biblia, particularmente para San Pablo. Si, por otro lado, alguien quiere mantener que eso es así, entonces evangelio y palabra de Dios ¡son también palabras malas! De esa manera, la "dicotomía-comunmente-mencionada" entre el evangelio y la tradición, o entre la Biblia y la tradición es antibíblica en sí misma y debe ser descartada por la "persona verdaderamente bíblico-orientada" como (¡ya es

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irónica la cosa!) una corrupta tradición de hombres.

La Tradición Oral según San Pablo

En sus dos epístolas a Timoteo, San Pablo hace algunas aseveraciones fascinantes acerca de la importancia de la tradición oral:

2 Timoteo 1:13-14 Ten por norma las palabras sanas que oíste de mí en la fe . . . Conserva el buen depósito mendiante el Espíritu Santo que habita en nosotros

2 Timoteo 2:2 y cuanto me has oído en presencia de muchos testigos confíalo a hombres fieles, que sean capaces, a su vez, de instruir a otros.

San Pablo dice que Timoteo no debe sólo recibir y tener por norma sus palabras, además de sus instrucciones escritas, sino que tiene también que enseñar a otros lo mismo. La Iglesia Católica se postula para hacer esto en consideración a todo el "Depósito de la fe" (o la enseñanza de los apóstoles -Hechos 2:42-), de acuerdo con San Pablo

La Iglesia, No la Escritura, Columna & Baluarte de la Verdad

Si a casi cualquier protestante evangélico instruido se le pide que defina, según la Biblia, cuál es la columna y fundamento de la verdad, seguramente respondería: "la Biblia misma, por supuesto". Pero sin embargo la Escritura no se pronuncia así; declara, en perfecto acuerdo con el Catolicismo y en oposición al sola Scriptura:

. . . la Iglesia del Dios vivo, columna y fundamento de la verdad. (1 Timoteo 3:15)

Otras traducciones de la Biblia vierten fundamento como bastión, baluarte, o pilar.

Dos Textos de Prueba sobre el Sola Scriptura puestos en evidencia

2 Timoteo 3:16-17 Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia; así el hombre de Dios se encuentra perfecto y preparado para toda obra buena.

Este es el supuesto texto de prueba más usado para apoyar el sola Scriptura - a pesar de que se puede alegar contundentemente que ese texto no enseña tal cosa. John Henry Cardinal Newman (!801-1890), el brillante inglés que se convirtió del anglicanismo al catolicismo, muestra la falacia de tal razonamiento:

Es bastante evidente que este pasaje no provee ningún argumento acerca de que la Sagrada Escritura, sin la Tradición, es la única regla de fe; porque aunque la Sagrada Escritura es útil para estos fines, no obstante no se dice que sea suficiente. El Apóstol demanda la ayuda de la Tradición (2ª Tesalonicenses 2:15). Más aún, el Apóstol hace aquí referencia a las Escrituras que Timoteo había aprendido en su infancia. Ahora, una buena parte del Nuevo Testamento no fue escrito en su niñez: algunas de las Epístolas Católicas ni tan siquiera había sido escritas cuando San Pablo escribió esto, y ninguno de los libros del Nuevo Testamento estaban puestos entonces en el canon de los libros de la Escritura. El se refiere, entonces, a las Escrituras del Antiguo Testamento, y si el argumento de este pasaje probara algo, probaría demasiado, a saber, que las Escrituras del Nuevo Testamento no eran necesarias para la regla de fe. Es muy necesario remarcar que este pasaje no provee prueba alguna de la inspiración de varios de los libros de la Sagrada Escritura, incluso de los que son admitidos como tales.. porque no se nos dice.. cuales son los libros o porciones de la Escritura inspirados. (11)

Además de estos lógicos e históricos argumentos, uno puede discrepar con la interpretación protestane de este pasaje en base a fundamentos exegéticos, analógicos y contestuales. Ya en 2ª Timoteo (contexto) vemos que San Pablo hace referencia a la Tradición oral tres veces (1:13-4, 2:2, 3:14). En los

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versículos anterirores, San Pablo habla de la tradición, teniendo presente de quienes lo aprendiste. La referencia personal preuba que él no está hablando acerca de la Escritura, sino de sí mismo como, por así decirlo, el portador de la Tradición. En algunos otros sitios (exégesis), San Pablo adopta frecuentemente la Tradición oral (Romanos 6:!7, 1ª Corintios 11:2,23, 15:1-3, Gálatas 1:9,12, Colosenses 2:8, 1ª Tesalonicenses 2:13, 2ª Tesalonicenses 2:15, 3:6). La "exclusivista" o "dicotómica" forma de razonamiento utilizada por los apologetas protestantes se ve aquí especialmete "agrietada". Por ejemplo, examinemos un pasaje muy similar utilizando un razonamiento análogo; Efesios 4:11-15:

Efesios 4:11-15 Él mismo dio a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelizadores; a otros, pastores y maestros, para el recto ordenamiento de los santos en orden a las funciones del ministerio, para edificación del Cuerpo de Cristo, hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, al estado del hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo.

Si el griego artios (perfecto en la BJ y en la RV60) prueba la sola suficiencoa de la Escritura en 2ª Timoteo, entonces teleios (perfecto en la BJ y en la RV60) probaría igualmente la suficiencia de los pastores, maestros, etc, para la consecución de la perfección cristiana. Nótese que en Efesios 4:11-15 el creyente cristiano es ordenado rectamente, edificado y llevado a la unidad y madurez, el conocimiento de Jesús, la plenitud de Cristo e incluso preservado de la confusión doctrinal por medio del magisterio de la Iglesia. Esta es, de lejos, una aseveración sobre la perfección de los santos más fuerte que la que se da en 2ª Timoteo 3:16-17, a pesar de que no llega a mencionar la Escritura.

Por consiguiente, la interpretación protestante de 2ª Timoteo 3:16-17 prueba demasiado, dado que si tolos los elementos no-bíblicos están excluido en 2ª Timoteo, entonces, por analogía, la Escritura tendría que estar lógicamente excluída en Efesios. Es mucho más razonable sintetizar los dos pasajes de una forma inclusiva y complementaria, reconociendo que la sola ausencia de uno o más elementos en cualquiera de ambos pasajes no significa que esos elementos son inexistentes. Des esta manera. la Iglesia y la Escritura son ambas igualmente necesarias e importantes para la enseñanza. Este es precisamente el punto de vista católico. Ningún pasaje se usa en un sentido exclusivista.

1ª Corintios 4:6 . . . para que aprendáis de nosotros aquello de: "No propasarse de lo que está escrito" y para que nadie se engría en favor de uno contra otro.

La cláusula destacada en negrita, la cual es unsada como una prueba para el sola Scriptura, es una de las más difíciles en griego, tanto que un traductor protestante, James Moffatt, ¡la consideró tan complicada que rechazó traducirla! A pesar de eso, el significado parece bastante claro cuando se toma en consideración todo el contexto (al menos los versículos 3-6). Este principio básico de la interpretación bíblica (el contexto) es a menudo abandonado, incluso por buenos eruditos, presumiblemente debido a prejucios previos. Por ejemplo, el gran teólogo evangélico G.K Berkouwer, que dice muchas cosas edificantes acerca de la Escritura, cae víctima de esta tendencia repetidamente cuando usa esta porción de un versículo para sugerir la noción del sola Scriptura, en su obra magan sobre la Escritura. (12)

Uno tiene simplemente que leer la frase que sigue al "texto de prueba" para ver qué es lo que San Pablo está queriendo decir. Todo el pasaje es una exhortación ética para evitar el orgullo, la arrogancia y el favoritismo, y de esta manera, no tiene nada que ver con la idea de la Biblia y la palabra escrita como alguna clase de patrón global de autoridad por encima de la Iglesia.

De cualquier forma, la enseñanza de San Pablo en todas partes (tal y como acabamos de ver) excluye tal interpretación. Una de las tesis básicas de la hermenéuticas protestantes es interpretar las porciones de la Escritura menos claras y obscuras a través de pasajes afines más claros.(13) Pablo está diciendo a los corintios que observen la amplios preceptos éticos del Antiguo Testamento (algunos traductores vierten esa cláusula como manteneos dentro de las normas), como es indicado por su frase habitual, está escrito, que siempre es usada para preceder citas del Antiguo Testamento en todas sus epístoles. Asumiendo que él se está refiriendo al Antiguo Testamento (tal es la interpretación más directa), esto probaría, de nuevo, demasiado, porque él no estaría incluyendo todo el Nuevo Testamento, cuyo canon no fue determinado hasta el 397 A.D.

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Resumiendo, pues, 1ª Corintios 4:6 (mejor dicho, una parte de ese versículo) falla como texto de prueba para el sola Scriptura por al menos tres razones:

1) El contexto es claramente acerca de aspectos éticos. No podemos trasngredir, yendo más allá, los preceptos de la Escritura en lo concerniente a las relaciones personales. Esto no prohibe la discusión de aspectos éticos fuera de lo que aparece en la Escritura (la cual por sí misma no puede tratar posiblemente todas las disputas o discusiones posibles sobre ética);

2) La frase no tiene porqué referirse necesariamente a la Escritura, aunque parece que esa es la opinión mayoritaria de los eruditos (con la cual yo estoy de acuerdo);

3) Si lo que está escrito se refiere a la Escritura, ciertamente señala sólo al Antiguo Testamento (obviamente no a la "regla de fe" protestante). De esta manera, este versículo prueba demasiado y muy poco al mismo tiempo.

Todos los "textos de prueba" para el sola Scriptura son demostrablemente inadecuados y chocan contra las enseñanzas bíblicas (y Católicas) acerca de la Tradición y la Iglesia, así como también contra la insuperable dificultad del canon de la Biblia, y como éste fue fijado (por la Iglesia Católica).

El Cardenal Newman, tan perspicaz como siempre, apunta justo al meollo del asunto en la siguiente crítica de las alegatos protestantes al sola Scriptura:

La Escritura es la Regla de Fe es de hecho una presunción tan propia de la mentalidad y forma de pensar entre los Protestantes, que a ellos les parece más una perogrullada que una simple realidad. Cuando están en controversia con los Católicos acerca de algun punto de fe, todos ellos preguntan a la vez ¿Donde encuentras eso en la Escritura? y si los Católicos responden, como deben hacer, que no hace falta que esté en la Escritura para que sea cierto, nada podrá disuadirlos de que tal respuesta no es una evasión, ni un triunfo para ellos. Aunque de ninguna manera es evidente que toda la verdad religiosa está en un número de obras, aunque sean sagradas, las cuales fueron escritas en diferentes épocas, y no siempre formaron un libro; de hecho, esa es una doctrina muy difícil de probar . . . Es una presunción asentada tan profundamente en el sentir popular de los protestantes, que es un tradajo de gran dificultad el obtener de ellos un recononimiento de que es una presunción. (14)

Notas a pie de página.

• 1. Calvin, John, Institutes of the Christian Religion, 1559 ed., Book IV, ch.10; Berkouwer, G.C., Studies in Dogmatics: Holy Scripture, Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1975, tr. from Dutch ed. of 1967 by Jack B. Rogers, pp.299-300,306; Marty, Martin, A Short History of Christianity, NY: Meridian, 1959, p.216.

• 2. Calvin, ibid., Book I, ch.6-9; Pinnock, Clark, Biblical Revelation, Chicago: Moody Press, 1971, pp.113-17.

• 3. Luther, Martin, On the Councils and the Churches, 1539; Sproul, R.C., "Sola Scriptura: Crucial to Evangelicalism," in Boice, James Montgomery, ed., The Foundation of Biblical Authority, Grand Rapids , MI : Zondervan, 1978, p.109; Brown, Robert McAfee, The Spirit of Protestantism, Oxford : Oxford Univ. Press, 1961, p.67.

• 4. Pinnock, ibid., pp.118-119; Brown, ibid., pp.215-216.

• 5. Berkouwer, ibid., pp.268-271,286,305; Brown, ibid., p.171; Marty, ibid., p.206.

• 6. Ramm, Bernard, "Is 'Scripture Alone' the Essence of Christianity?," in Rogers , Jack B., ed., Biblical Authority, Waco , TX : Word Books, 1977, pp.116-17,119,121-2.

• 7. Catechism of the Catholic Church (CCC), Liguori, MO: Liguori Pub., 1994, #80; Hardon, John A.,

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The Catholic Catechism (CC), Garden City, NY: Doubleday, 1975, pp.47-48.

• 8. CCC, #81,83; Hardon, John A., Pocket Catholic Dictionary, NY: Doubleday Image, 1980, p.437.

• 9. CCC, #82.

• 10. CCC, #84; Hardon, CC, pp.41-43.

• 11. Newman, John Henry Cardinal, "Essay on Inspiration in its Relation to Revelation," London : 1884, Essay 1, section 29. Énfasis en el original. In Newman, On the Inspiration of Scripture, ed. J. Derek Holmes and Robert Murray, Washington, D.C., Corpus Books, 1967, p.131.

• 12. Berkouwer, ibid., pp.17,104-5,148.

• 13. Ver, e.g., Ramm, Bernard, Protestant Biblical Interpretation, Grand Rapids , MI : Baker Book House, 3rd ed., 1970, pp.104-106.

14. Newman, John Henry Cardinal, Grammar of Assent, Garden City, NY: Doubleday Image, 1955 (orig. 1870), p.296.

Dos cánones, Escritura y Tradición

Por James Akin

Tomado de Apologetica.org

Muchos protestantes dirían: "Las tradiciones apostólicas nos obligarían si pudiéramos identificar cuáles tradiciones son apostólicas y cuáles no. Obviamente queremos obedecer y aceptar todo lo que los apóstoles mandaron y enseñaron en nombre de Dios."

Eso está bien. Los protestantes que dicen esto reconocen la autoridad de la enseñanza de los apóstoles, entonces simplemente necesitan ver el mecanismo por el cual nosotros reconocemos las enseñanzas de los apóstoles.

1. EL PRINCIPIO CANÓNICO

¿Cómo lo hacemos? La respuesta es que nosotros reconocemos la tradición apostólica de la misma

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manera que reconocemos la escritura apostólica. Hoy nos enfrentamos a una gran variedad de tradiciones, algunas apostólicas y otras meramente humanas. Del mismo modo la iglesia primitiva se encontró con un cuerpo de escritos, algunos apostólicos y otros meramente humanos.

La iglesia primitiva tuvo que clasificar estos documentos y descubrir cuáles eran auténticamente escritos apostólicos -aquellos escritos por un apóstol o un compañero suyo- y cuáles eran simplemente escritos humanos -aquellos que sólo decían proceder de un apóstol. El modo en que lo hicieron fue mediante la aplicación de ciertas pruebas.

2. ¿LA PALABRA DE DIOS DA TESTIMONIO DE SI MISMA?

A algunos anticatólicos como James White les gusta decir que el autor del salmo 119 sabía lo que era la palabra de Dios aunque la iglesia católica no estaba cerca de él para decírselo. Pero a menos que él fuera un profeta o tuviera acceso a un profeta, el salmista no tuvo un canon infaliblemente conocido en su tiempo. El canon no estaba aún terminado, mucho menos establecido.

Anticatólicos como White afirman que la palabra de Dios se autentifica por sí misma, que no necesita testigos. Este reclamo es sencillamente no bíblico. En la escritura las personas tenían regularmente que examinar la revelación para ver si comunicaba la palabra de Dios. Ésta no era siempre obvia, aún para las personas que recibían la revelación.

Por ejemplo, en 1 Samuel 3, cuando Dios habló por primera vez a Samuel, el joven profeta no reconoció la palabra de Dios. Pensó que era el anciano sacerdote Elí quien lo llamaba, entonces se levantó, fue al lugar donde descansaba Elí y le dijo: "¡Aquí estoy porque me has llamado!" Pero Elí le dijo: "Yo no te he llamado, vuélvete a acostar." Esto sucede tres veces: Dios llama a Samuel y el joven profeta, pensando que es Elí, salta (de la cama) y se apresura para ver qué quiere. Finalmente el anciano y experimentado sacerdote cae en la cuenta que Dios está llamando al muchacho y le dice qué hacer la próxima vez que escuche la voz. Resulta que el joven profeta no fue capaz de reconocer la voz de Dios y el experimentado sacerdote Elí tuvo que ayudarlo a reconocer la palabra de Dios. ¡Obviamente, la palabra de Dios no dio testimonio de sí misma delante de Samuel!

De modo semejante, en 1 Reyes 13, un hombre de Dios es enviado desde Judá a Bethel para profetizar. Dios le dice que no coma o beba hasta regresar. Pero a su regreso, un anciano profeta de Dios le dice que el Señor ha revocado el mandato de comer y beber. El hombre de Dios va entonces a su casa con el anciano para cenar. Pero cuando están comiendo, tiene la revelación que la orden de no comer ni beber tiene todavía efecto; el anciano profeta había mentido. Esto muestra otro caso donde un profeta no es inmediatamente capaz de discernir entre la voz de Dios y la voz del error. El hombre que Dios envió a Bethel no detectó el hecho de que lo que le dijo el anciano profeta no era palabra de Dios. Esta pretendida revelación no dio testimonio de sí misma como falsa palabra de Dios.

En Deuteronomio 13 y 18, Dios concede dos pruebas para saber si un profeta profiere la palabra de Dios. Si el profeta hace una predicción falsa o aconseja adorar otros dioses, no habla por boca del Señor. El hecho de que Dios conceda estas pruebas muestra que las revelaciones deben ser examinadas porque no siempre es obvio qué es y qué no es palabra de Dios.

Es por esto que Pablo dice en 1 Tesalonicenses 5, 20-21: "¡No despreciéis las profecías; examinadlo todo y quedáos con lo bueno!" La Biblia nos dice así explícitamente que debemos examinar lo que es palabra de Dios y lo que no lo es, como en 1 Juan 4, 1: "examinad los espíritus para saber si proceden de Dios."

Entonces la palabra de Dios no da testimonio de sí misma en el modo en que alegan algunos protestantes. Dios nos invita y manda examinar cualquier revelación que pretende provenir de él. Esto incluye la escritura. Si alguien ofrece un libro que pretende ser (parte de) la escritura, tiene que ser examinado para ver si es un escrito apostólico o un escrito meramente humano.

3. LA CLAVE PARA LA CANONICIDAD

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¿Cómo sabemos cuáles libros pertenecen a la Biblia? La respuesta de la iglesia primitiva era: aquellos libros que son apostólicos pertenecen al canon de la escritura. Si un libro ha sido transmitido por los apóstoles como escritura (como los libros del Antiguo Testamento) o si fue escrito por uno de los apóstoles o sus compañeros (como los libros del Nuevo Testamento), pertenece a la Biblia. La apostolicidad fue así la prueba para la canonicidad.

El protestante J.N.D. Kelly, historiador de la iglesia primitiva, escribe:

"A menos que se pudiera mostrar que un libro procedía de la pluma de un apóstol, o al menos que tuviera la autoridad de un apóstol detrás de él, era imperiosamente rechazado, no importa cuán edificante o popular pudiera ser para los fieles" (Early Christian Doctrines, 60).

Pero, ¿cómo se podía saber cuáles libros eran apostólicos? Ciertamente que no por medio de un libro que pretendiese ser apostólico, pues había muchos evangelios y epístolas falsos que circulaban con el nombre de los apóstoles. Tampoco el Espíritu Santo prometió a cada cristiano una revelación de los libros que pertenecían a la Biblia.

¿Cómo era, entonces, la prueba de apostolicidad llevada a cabo en la iglesia primitiva? Básicamente, había dos pruebas, ambas incluían la tradición.

Primero, eran reconocidos como apostólicos aquellos libros que estaban de acuerdo con las enseñanzas de los apóstoles transmitidas a la iglesia. Los escritos gnósticos y otros escritos que no coincidían con la tradición apostólica eran dejados de lado. Esto es algo que los escrituristas evangélicos admiten.

El exegeta protestante F.F. Bruce escribe que:

"[Los Padres de la iglesia primitiva] recurrieron al criterio de la ortodoxia... Este recurso al testimonio de las iglesias fundadas por los apóstoles fue desarrollado especialmente por Ireneo... Cuando previamente comenzaron a circular Evangelios o Hechos desconocidos... la pregunta más importante acerca de ellos era: ¿Qué enseña acerca de la persona y obra de Cristo? ¿Conserva el testimonio apostólico...? (The Canon of Scripture, 260).

Segundo, eran considerados como apostólicos aquellos libros que eran predicados en varias iglesias como venidos de la pluma de un apóstol o de uno de sus compañeros -no sólo sus doctrinas, sino el libro mismo-. Si una obra determinada no era considerada apostólica y no se predicaba como tal en las iglesias, entonces era rechazada. Esto era también un recurso a la tradición porque miraba a la tradición de las iglesias como una guía para la apostolicidad. Si la tradición de las iglesias no reconocía un libro como apostólico, éste no era incluido en el canon.

El hecho de que esto también era usado en la iglesia primitiva para establecer la apostolicidad es también admitido por los escrituristas protestantes. F.F. Bruce escribe:

"Es digno de notar cuando uno piensa en ello, que los cuatro evangelios canónicos son anónimos, mientras que los evangelios que proliferaban a fines del siglo segundo y más tarde, reclaman haber sido escritos por apóstoles y otros testigos oculares. Eclesiásticos católicos vieron entonces que era necesario defender la autenticidad apostólica de los evangelios... La autoría apostólica de Mateo y Juan estaba bien establecida en la tradición. Pero ¿qué sucedía con Marcos y Lucas? Su autoría estaba también bien establecida en la tradición" (ibid., 257).

Por supuesto, no todas las iglesias estaban de acuerdo. Algunos apologetas protestantes se apegan a la afirmación que el fragmento Muratoriano, una antigua lista del canon del 170 d.C. aproximadamente, incluye casi todo el Nuevo Testamento. Pero no señalan que el fragmento Muratoriano también omitía algunas obras de su canon. No incluía Hebreos, 1 y 2 Pedro y 3 Juan. Además incluía algunas obras que los apologetas protestantes no considerarían como canónicas: el Apocalipsis de Pedro y la Sabiduría de Salomón. Había, pues, manifiesto desacuerdo en la extensión del canon.

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Finalmente, el canon del Nuevo Testamento fue establecido por el Concilio de Roma en el año 382 durante el papado de Dámaso I. Hasta este momento, sus libros específicos no estaban firmemente establecidos.

Ahora, un apologeta protestante tendrá que estar de acuerdo en que los presentes en el Concilio de Roma incluyeron en el canon todos los libros verdaderos y sólo los verdaderos, o estar en desacuerdo. Si está en desacuerdo, lo estará también con el canon del Nuevo Testamento de la misma Biblia que él usa, porque fue el Concilio de Roma el que estableció dicho canon.

Pero si acepta que el Concilio de Roma incluyó todos los libros verdaderos y sólo los libros verdaderos en el canon del Nuevo Testamento, entonces tendrá que admitir que la iglesia primitiva realizó una decisión infalible (infalible porque incluyó todos los libros verdaderos y sólo ellos, tomando así una decisión inequívoca bajo la guía providencial de Dios, la cual es infalible). Esta decisión infalible se tomó trescientos años después de la muerte del último apóstol. Pero si los concilios de la iglesia son capaces de llegar a decisiones infalibles trescientos años después de la muerte del último apóstol, el apologeta protestante no tendrá motivos para afirmar que (los concilios) son incapaces de hacer lo mismo más tarde en la historia de la iglesia.

4. EL CANON DE LA TRADICIÓN

El hecho de que la iglesia haya decidido sobre esto trescientos años después de la muerte del último apóstol es significativo, pero no menos significativo es el hecho de que cuando tomó esta decisión lo haya hecho sobre la base de la tradición.

Como ya dijimos, la iglesia tenía frente a sí tradiciones opuestas acerca de los libros que debían ser incluidos en la escritura. Algunas tradiciones, por ejemplo, decían que Hebreos estaba incluido en el canon; otros decían que no. Una de estas tradiciones (la que indicaba su inclusión en el canon) era apostólica, la otra (partidaria de la exclusión) era meramente humana. Para decidir si la carta a los Hebreos pertenecía a la escritura, la iglesia tuvo que decidir en favor de una tradición sobre la otra. Así, para establecer la apostolicidad de un escrito, tuvo que establecer la apostolicidad de la tradición.

Como resultado, la iglesia no sólo puede establecer reglas sobre qué es apostólico y qué no cientos de años después de la muerte del último apóstol, sino que también puede reglamentar cuáles tradiciones son apostólicas y cuáles no, y hacerlo en cualquier época de la historia de la iglesia.

Entonces, la iglesia puede establecer reglas sobre el canon de la tradición del mismo modo que lo hace con el canon de la escritura. La iglesia es la esposa viva de Cristo y ella reconoce la voz de su esposo. Ella es capaz de señalar determinados escritos y decir: "Aquél es apostólico, aquél no lo es." Y es capaz de señalar determinadas tradiciones y decir: "Aquella es apostólica, aquella otra no. En esta reconozco la voz de mi esposo, en aquella no."

El mecanismo mediante el cual establecemos el canon de la tradición es entonces el mismo por el cual establecimos el canon de la escritura. El mismo principio vale para ambos contextos. La iglesia es testigo de ambos cánones.

5. PRUEBAS PARA EL CANON DE LA TRADICIÓN

Obviamente la iglesia tiene pruebas que usa para reconocer cuáles tradiciones son apostólicas, así como tenía pruebas para establecer qué escrituras eran apostólicas.

Una de las pruebas consiste en ver si una determinada tradición contradice lo que ha sido previamente revelado. Como señalan a menudo los anticatólicos, tales tradiciones deben ser probadas a la luz de la escritura. Si una determinada tradición contradice algo que Dios ha dicho en la escritura (o algo dicho en una ya conocida tradición apostólica) eso muestra que es simplemente una tradición humana y debe ser descartada. La iglesia se alegra de poder probar tales tradiciones a la luz de la escritura.

Por supuesto la iglesia también aplica el lado secundario de esta prueba: en la iglesia primitiva

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cualquiera escrito presentado que no coincidiera con la tradición apostólica era rechazado del canon de la escritura. Así, cuando en los siglos segundo y tercero, los escritos de los gnósticos enseñaban que Jesús no era Dios o que el Dios del Antiguo Testamento no era el Dios de Jesucristo, esos libros fueron sumariamente rechazados sobre la base de que no coincidían con la tradición apostólica.

Naturalmente una vez que un escrito ha sido puesto a prueba y encontrado canónico no es más sujeto de prueba. Una vez que se ha demostrado que un escrito pertenece al canon de la escritura, no queda más abierto al debate. De modo semejante, una vez que una tradición ha sido puesta a prueba y encontrada canónica tampoco es sujeto de nuevos debates. Una vez que se ha demostrado que una tradición pertenece al canon de la tradición, no es más sujeto de pruebas.

Un apologeta protestante no podría cuestionar que un libro determinado del Nuevo Testamento pertenece al canon, basado en que (el libro) afirma algo que es difícil de reconciliar con lo dicho en otro libro. Una vez que se ha visto que es canónico, podemos confiar en que es palabra infalible de Dios y cualquier dificultad aparente que surja entre él y lo que Dios haya dicho en otra parte, puede ser resuelta. De la misma manera, una vez que una tradición ha sido probada y se ha hallado que es canónica, podemos confiar en que es palabra inequívoca de Dios y que cualquier dificultad que surja entre ella y cualquier cosa que Dios haya dicho en otra parte, tiene una solución. Si podemos tener confianza en la pequeñas desarmonías del canon de la escritura, podemos hacer lo mismo con el canon de la tradición.

Sabemos que cuando Dios habla en la escritura surgen algunas dificultades aparentes. Los liberales las usan para atacar la inerrancia de la escritura, entonces los conservadores escriben libros para mostrar por qué estas supuestas discrepancias no son tales. Pero si Dios habla en la escritura de tal modo que surgen aparentes discrepancias entonces deberíamos esperar que suceda lo mismo también cuando Dios habla en otra parte. Esto no es motivo de alarma.

6. EL PROBLEMA CANÓNICO

Pero el apologeta protestante tiene un problema todavía más fundamental pues para justificar su principio de la sola escritura o la teoría así llamada "sólo la Biblia", tendría que afirmar que nosotros sabemos cuáles libros pertenecen a la Biblia sin reconocer el rol autorizado de la tradición apostólica y de la iglesia en este asunto. Si, como en la teoría protestante, tuviéramos nosotros que probar todo a partir de la sola escritura, entonces tendríamos que ser capaces de mostrar lo que pertenece al canon de la escritura a partir de la sola escritura.

De hecho, no podemos ni siquiera comenzar a usar la sola escritura antes de haber identificado qué son las escrituras. Si alguno dice saber qué son las escrituras está haciendo entonces reclamo de un conocimiento posible, el cual sólo podría ser revelado por Dios ya que estamos hablando de un asunto sobrenatural, significando que está haciendo un reclamo a la revelación posible. Pero si toda revelación posible debe encontrarse en la Biblia, entonces la misma lista del canon debe encontrarse en las escrituras. El apologeta protestante debe mostrar entonces, a partir de la sola escritura, qué libros pertenecen a la Biblia.

Y esto es algo que no puede hacer. La lista del canon no se encuentra en la escritura. Muchos libros de la Biblia (de hecho, prácticamente todos los libros del Nuevo Testamento) no son citados por los otros libros de la Biblia, mucho menos citados explícitamente "como escritura" (algo que necesariamente es muy popular entre los apologetas protestantes). Y la Biblia no nos da una serie de pruebas por las cuales podemos probar infaliblemente qué libros en concreto pertenecen a ella. El hecho es que no existen "índices inspirados" dentro de la misma Biblia para decirnos qué pertenece a ella.

El apologeta protestante está en un aprieto. Para usar la sola escritura tiene que identificar qué son las escrituras, y ya que no puede hacerlo a partir de la sola escritura, tiene que recurrir a cosas exteriores a la escritura para presentar argumentos convincentes, significando que en el mismo momento de hacerlo, socava su razonamiento. No tiene modo de escapar al canon de la tradición.

La tradición apostólica era la clave para el canon en dos sentidos: diciéndonos qué doctrinas deben enseñar (o no enseñar) los libros apostólicos y diciéndonos qué libros fueron escritos por los apóstoles y

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sus compañeros.

Irónicamente los protestantes, que normalmente se burlan de la tradición en favor de la Biblia, ellos mismos están usando una Biblia basada en la tradición. De hecho, muchos protestantes honestos admitirían que ellos se atienen a algunos libros porque cuando ellos se hicieron cristianos alguien les transmitió (la palabra "trasmitir" viene del latín "tradere", es decir, "tradición") copias de la Biblia que contenían aquellos libros.

Inspiración, Tradición, Sagradas Escrituras

Por James Akin

Tomado de Apologetica.org

Técnicamente, la palabra "inspiración" no aparece en la Sagrada Escritura. El término que es traducido "inspiración" es theopneustos, pero "inspiración" no es la mejor traducción del mismo. "Insuflada por Dios" es la traducción literal, pero así solamente aparece en 2 Tim. 3,16. "Inspiración" es un término técnico en teología católica. Un libro inspirado es aquel del cual Dios es su autor principal. Las Sagradas Escrituras Apostólicas caen en esta categoría porque a pesar de que Dios las escribió mediante la acción humana, El eligió lo que dice finalmente. ¿La Tradición Apostólica es inspirada? Lo es en un sentido, pero en otro no lo es. Cuando Dios reveló inicialmente sus doctrinas a los apóstoles determinó la forma en la cual esas enseñanzas vinieron a ellos, de manera que la entrega original fue inspirada. Pero Dios no señaló directamente la manera en que los apóstoles expresarían esas enseñanzas a otros. Los apóstoles podían expresar una doctrina individual de Dios en variedad de formas. Así que mientras la entrega original de la Tradición Apostólica fue inspirada, las palabras con las cuales han llegado a nosotros no lo son.

"LAS MISMÍSIMAS PALABRAS" DE DIOS Y LA "PROPIA VOZ" DE DIOS

Una distinción que ayuda es aquella que los eruditos de la Biblia hacen entre las ipsisima verba y la ipsisima vox de una persona. Las ipsisima verba de alguien son las palabras que él ha usado realmente. La ipsisima vox de una persona es su verdadera voz -lo que dice, aún si es expresado con palabras diferentes. Por ejemplo, si el el padre O'Reilly viene y me dice, "Por favor informe al público que la conferencia terminará a las 9:30," entonces estaría entregando su ipsisima verba si digo, "El Padre O'Reilly dice -comillas- La conferencia terminará a las 9:30 -cierro comillas." Pero estaría expresándome con su ipsisima vox si digo, "El padre O'Reilly me dijo que estaremos redondeando a eso de las nueve y media." No estaría hablando con su ipsisima verba porque no usé sus palabras exactas, pero lo estaría con su ipsisima vox porque precisamente conté lo dicho por él, si bien de una manera diferente. Para aplicar esto a las Sagradas Escrituras Apostólicas y a la Tradición Apostólica, podríamos decir que las Sagradas Escrituras Apostólicas nos dan la ipsisima verba de Dios, mientras que la Tradición Apostólica nos proporcionan la ipsisima vox de Dios. Ambas revelan la palabra de Dios: una lo hace mediante el uso de las exactas palabras que Dios determinó; la otra expresando lo mismo en otras palabras.

¿POR QUE SE NECESITA SI NO ES INSPIRADO?

Esto es importante porque con frecuencia no podemos comprender lo que quiere decirnos una persona hasta escuchar la idea enunciada de manera diferente. Esa es la respuesta a la pregunta de una persona que quisiera saber, "¿Por qué emplear la Tradición Apostólica si la Sagrada Escritura es inspirada?" Porque nos brinda una segunda forma por la cual los pensamientos de Dios se expresan, haciéndolos más inteligible para nosotros --algo que necesitábamos desesperadamente toda vez que la Sagrada Escritura advierte que los pensamientos de Dios son superiores a los nuestros. También la necesitamos porque la forma en la cual las mismísimas palabras de Dios se consignaron en la Sagrada Escritura está adecuada al contexto de culturas antiguas -aquellas de los Hebreos y Griegos- y como resultado necesitamos re-expresados los pensamientos de las Sagradas Escrituras de una manera más contemporánea. Este es, por ejemplo, el propósito básico de una glosa a la Biblia -una reexpresión de las enseñanzas de la Sagrada Escritura en una manera más entendible para gente de nuestra cultura.

¿PORQUE CONFIAR SI NO ES INSPIRADA?

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El hecho de que la Tradición Apostólica sea una segunda manera por la cual las enseñanzas de Dios son manifestadas también es la respuesta a la cuestión, "¿Por qué confiar en la Tradición Apostólica si no es inspirada?" Porque las cosas no necesitan ser inspiradas para ser fidedignas, sólo necesitan ser verdaderas. La veracidad es necesaria para confiar, no la inspiración. Cuando me visto en las mañanas yo no necesito una revelación inspirada de la divinidad diciéndome dónde están mis zapatos. Sencillamente necesito conocer la verdad acerca de dónde están ellos. En cuanto sé esto, puedo seguir adelante y vestirme. Cuanto más entonces debo creer en la autoridad de la Tradición de los Apóstoles, comoquiera que expresan las enseñanzas de Dios, si bien con palabras diferentes. En teología no tengo que poseer la verdad establecida en las propias palabras de Dios antes de creerla. Solamente necesito saber que Dios la enseña, sin importar cómo la expresa. Así las cosas, en la doctrina de la Trinidad no preciso que la Biblia diga "Dios es Trinidad, esto es, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo son tres Personas quienes son un un solo Dios." Si lo necesitara, estaría en problemas porque no hay ninguna declaración directa acerca de la Trinidad en las Sagradas Escrituras. Todo lo que requiero saber es que esa doctrina está implícita en las Sagradas Escrituras, aún si las palabras exactas no se utilizan. En la Tradición Apostólica, todo lo que necesito conocer es que existe algo que es la Tradición Apostólica, en lugar de la tradición de los hombres. Una vez lo sé, puede confiar en ella.

¿"UNIFICACIÓN INJUSTIFICADA"?

Un crítico diría, "¿No está usted uniendo injustificadamente la Sagrada Escritura con la Tradición Apostólica si la una es inspirada y la otra no?" De ninguna manera. A pesar de que la Tradición Apostólica no es inspirada, es infalible. Dios no puede enseñar un error, así que cualquier cosa que enseñó a los apóstoles es automáticamente infalible. Se sigue que la Tradición Apostólica es infalible. Sólo tengo que ser capaz de identificarla. Además, está 2 Cor 6,14, el versículo que se refiere a las uniones desigualmente constituidas, está hablando del matrimonio. Un crítico puede establecer un paralelo con este pasaje, pero veamos si la analogía del matrimonio funciona. Ciertamente, la Tradición Apostólica es menos que las Sagradas Escrituras en un sentido. Pero eso no las hace una unión desigual. Después de todo, un hombre y una mujer no están unidos de manera injusta solamente porque la esposa sea menos que su esposo en un sentido. Si vamos a servirnos de esta analogía del matrimonio, usémosla por completo: la Tradición Apostólica y la Sagrada Escritura están casadas, con la Sagrada Escritura llevando la guía y la Tradición Apostólica jugando un papel sustentador, interpretativo, exactamente como un hombre y una mujer casados, el hombre llevando la guía y la mujer jugando un papel saludable, de soporte, explicando e interpretando los deseos del esposo para los niños cuando las propias explicaciones de él no han sido hechas con completa claridad para ellos. Esta es una doctrina católica llamada prima Scriptura. La Sagrada Escritura Apostólica tiene primacía sobre la Tradición Apostólica (y la Iglesia también, véase Concilio Vaticano II, Dei Verbum 11). Miramos a ella primero y principalmente porque es inspirada, dándonos la ipsisima verba de Dios. Pero también miramos la Tradición Apostólica para ayudarnos a entender la Sagrada Escritura Apostólica, comoquiera que comunica la ipsisima vox de Dios. Como Católico no creo en sola scriptura, pero sí firmemente en la prima scriptura.

UN MANDATO PERMANENTE

2 Tesalonicenses 2,15 ordena a sus lectores a mantenerse firmes en las Tradiciones Apostólicas, tanto orales como escritas. Este es un mandato permanente del Nuevo Testamento. Como se ha hecho notar muchas veces en los círculos Reformados, una vez Dios da un mandato este es obligatorio hasta que es específicamente revocado. Si dios no revocó las ceremonias Mosaicas, tales como la circuncisión, la comida, las leyes de separación, ellas podrían seguir siendo obligatorias para nosotros. 2 Tesalonicenses 2,15 es un mandato permanente de la palabra de Dios y debe ser obedecido a menos que se den instrucciones específicas para desatenderlo en otra parte. Así que si un crítico quiere sostener que 2 Tesalonicenses 2,15 no es obligatorio más para nosotros, debe indicarnos los versículos que digan que estas Tradiciones Apostólicas dejarán de ser obligatorias en algún momento. Pero no puede hacerlo. Si la Tradición Apostólica era obligatoria entonces, es obligatoria ahora. La única pregunta es cómo podemos identificar las Tradiciones Apostólicas, y el papel es cumplido por la Iglesia, quien como la novia viva de Cristo continúa para reconocer e identificar para sus hijos la auténtica voz de su esposo.

EL ARGUMENTO DEL CAMBIO DE PARADIGMA

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Un último punto: Todos deberían admitir que no se usó la sola scriptura mientras la Biblia estaba siendo escrita todavía . En el Antiguo Testamento hubo profetas entregando la palabra de Dios, y si usted preguntara a una persona, "¿Ha recibido todo su conocimiento de Dios de las Sagradas Escrituras solas?" Podría decir, "Desde luego que no. Si Dios habla cualquier cosa, bien a través de las Sagradas Escrituras o bien a través de un profeta, tengo que escucharlo. Estoy obligado por la Palabra de Dios sin importar la vía a través de la cual llega." La posición de una persona en los tiempos Bíblicos podría de este modo ser sola verba, no sola scriptura. En el periodo del Nuevo Testamento estuvieron las Escrituras del Antiguo Testamento, unos pocos profetas neotestamentarios, y la Tradición de los Apóstoles, todos los cuales eran obligatorios. Si usted preguntara a un creyente del Antiguo Testamento, "¿Ha recibido todo su conocimiento de Dios de las Sagradas Escrituras solas?" El podría decir, "Desde luego que no. Debo atender la palabra de Dios sin importar cómo me ha llegado, bien en las Sagradas Escrituras o bien en la Tradición de los apóstoles!" Su posición, como la de los católicos, puede asimismo ser sola verba, no sola scriptura. De este modo alguien que niegue la posición católica tiene que admitir que el principio utilizado en los tiempos bíblicos no era sola scriptura. Para mostrar que sola scriptura es obligatoria ahora, aun considerando que no lo era entonces, el crítico tendrá que mostrar que el Nuevo Testamento enseña que existe un cambio descomunal de paradigma al final de la época apostólica. Debe presentar versículos que declaren que las Tradiciones Apostólicas serán todas apuntadas de modo que ahora sólo hay una fuente de Tradición Apostólica. Pero no puede hacer esto. No hay tales versículos. Además, desde que las Tradiciones Apostólicas llegaron más allá de las Sagradas Escrituras Apostólicas no tienen que ser materialmente diferentes de aquellas en las Sagradas Escrituras Apostólicas, sino simplemente reafirmaciones o interpretaciones auténticas de la Sagrada Escritura Apostólica, un crítico debería probar la proposición imposible de que ninguna interpretación auténtica de las Sagradas Escrituras ha sido transmitida desde la época apostólica. Y simplemente no puede hacerlo.

2 Tim 3,16-17 y la Sola Scriptura

Por James Akin

-Traducido por las Servidoras del Señor y la Virgen de Matará en Broolkyn-

Tomado de Apologetica.org

Los defensores del principio protestante "solamente la Biblia" ("sola Scriptura", en latín) están en problemas.

Si la doctrina de la "sola escritura" es verdadera, entonces debemos ser capaces de probar todas las doctrinas basándonos solamente en la Sagrada Escritura. De ser así, entonces debemos probar la "sola escritura" desde la misma Escritura. Si no podemos hacerlo, entonces la doctrina de la "sola escritura" se refuta a sí misma.

Como resultado, hay un gran interés por encontrar en la Escritura versículos que se puedan usar para probar la teoría de la "sola escritura." Esos intentos son comunmente hechos por una o dos clases de defensores de tal doctrina -los "descuidados" y los "cuidadosos". Los primeros son, por supuesto, la gran mayoría.

La mayoría de los defensores de la "sola escritura", como muchos defensores de ideas, no ponen cuidado en el modo en que fundamentan tal posición, presionando para que aún la cosa más insignificante les sirva para probar que su idea es verdadera. Los defensores descuidados de la "sola escritura" afirmarán todo género de pasajes irrelevantes como si éstos probaran la doctrina.

Usarán por ejemplo, pasajes de los Evangelios en donde Jesús al ser interrogado por sus enemigos sobre algún punto de la doctrina les responde centrando la atención en algún pasaje del Antiguo Testamento. Esta clase de versículos se pueden usar válidamente para probar que el Antiguo Testamento tiene autoridad doctrinal; pero no pueden ser usados para probar la "sola escritura" puesto que Jesús no dice que solamente el Antiguo Testamento tiene autoridad doctrinal (en tal caso nosotros estaríamos frente a una doctrina de "solo Antiguo Testamento")

Cuando Jesús cita el Antiguo Testamento para probar una doctrina particular, muestra solamente que consideró que esa doctrina podía ser probada por tal pasaje del Antiguo Testamento. No que El

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consideró que toda la Doctrina puede ser probada por el Antiguo Testamento o por la Escritura en general. Por esto no es sorprendente ver que Jesús también responde a sus enemigos apelando a su propia autoridad o a otras fuentes fuera de la Escritura.

La idea de que Jesús -Palabra viva de Dios quien vino a traernos una nueva revelación por medio de sus predicaciones y enseñanzas- habría creído y practicado la proposición de que toda doctrina debe ser probada solamente por la Palabra escrita de Dios es absurda desde su misma base. A pesar de todo esto, los defensores descuidados de la "sola escritura" no dejan de citar el ejemplo en donde Jesús usa la Escritura para probar una doctrina individual, como si ellos probasen por esto que la Escritura es capaz de darle validez a todas las doctrinas.

Los defensores cuidadosos de la "sola escritura" -aquellos que intentan limitar los versículos a los que apelan para fundamentar su doctrina dejando solamente los que creen más relevantes- son más raros que "dientes de gallina". Pero hay algunos que reconocen haber dejado de lado un gran número de pasajes irrelevantes sacándolos de debate, para acudir en apoyo de la doctrina. De hecho, ellos reconocen que verdaderamente son uno o dos los pasajes en los cuales esperan, viéndolos como apoyo de la teoría de "la sola escritura."

La mayor esperanza esta puesta en II Tim 3:16-17, quien declara: "Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia; así el hombre de Dios se encuentra perfecto y preparado para toda obra buena."

Quienes recurren a este pasaje aluden a que la primera parte del mismo -" Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar"- es suficiente para establecer la "Sola Scriptura". Algunas veces el recurso toma la forma de una emotiva apelación hacia el hecho de que el texto dice "toda escritura es inspirada por Dios" -mejor traducida como 'exhalada por Dios'- como si los católicos no creyeran que la Escritura esta escrita por verbal inspiración de Dios. Finalmente, el recurso a la primera parte de la cita es estéril desde que meramente dice que es útil (griego, ophelimos) para enseñar, no requerida para la enseñanza de cada punto individual de la teología. Un martillo es útil para poner clavos, pero eso no significa que todos los clavos deben ser puestos solo por martillos.

Una mas cuidadosa apelación para este pasaje buscaría otras partes del mismo, por ejemplo, la última cláusula, cuya idea central es que "el hombre de Dios se encuentra perfecto y preparado para toda obra buena."

Un anti-católico que yo conozco sentó su caso sobre las palabras griegas usadas en este pasaje "perfecto" (artios) y "preparado" (exartizo), las cuales el interpretó como "suficiente". El fue capaz de citar un vocabulario que ubicaba a "suficiente" como una posible traducción de artios y uno que ubicaba a "suficiente " como posible traducción de exartizo, pero hay mayores problemas con su argumento.

1. Los dos diccionarios que usan el termino "suficiente" lo citan como tercera o cuarta traducción de los términos, no como la primera traducción, y no se puede recurrir a posibles significados de un término como prueba de que ese es el significado en un determinado texto, especialmente cuando hay tres o cuatro posibilidades para su significado.

2.Todas versiones protestantes publicadas de la Biblia (KJV, NKJV, RSV, NRSV, NIV, etc.) coinciden en que "suficiente" no es la traducción correcta de esos términos en esta instancia. Ninguno de ellos traduce el pasaje "Que el hombre de Dios sea suficiente, suficiente para toda obra buena". De hecho, ninguno de ellos usa "suficiente" como una traducción ni siquiera para uno de los dos términos.

3. Existe la hipérbole (exageración sobre un punto), la cual es algo común en la lengua hebrea y un rasgo distintivo en las cartas de San Pablo. Por ejemplo, en Colosenses 1, 20 Pablo afirma que Dios quiso reconciliar todas las cosas consigo mismo en Cristo. Obviamente él no quiso decir absolutamente todas las cosas o sino él diría que Dios reconcilió Satanás y los condenados consigo mismo por Cristo (cf. IICor. 5,19, Ef. 1,10). Así la sentencia de Pablo de que la Escritura hace que un ministro sea perfecto puede ser solo una típica hipérbole hebrea.

4. De tomar el principio que el usa para interpretar II Tim. 3,16-17 y aplicarlo a otros textos, obtendremos absurdos resultados. El principio es: "Si (X) te hace perfecto entonces no necesitas nada mas que (X)". A partir de este razonamiento obtenemos: "Si la Escritura te hace perfecto entonces

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solamente necesitas la Escritura". Si aplicamos este principio a Santiago 1,4 quien afirma "Pero que la constancia vaya acompañada de obras perfectas, para que seáis perfectos, irreprochables, sin dejar nada que desear", tendríamos que decir que no necesitamos otra cosa - incluida la Escritura-excepto la constancia!. Se puede objetar que en Santiago 1,4, las palabras griegas no son artios ni exartizo. Esto es ciertamente verdadero; las palabras de este pasaje son teleios y holokleros, las cuales son términos aún más fuertes. La objeción de la traducción sería también una falacia al afirmar que una diferencia de términos siempre significa diferentes conceptos (lo cual no es cierto), y en todo caso, nadie sería capaz de elaborar una teoría por el significado de cualquiera de los dos términos artios o exartizo basada en estudios sobre el Nuevo Testamento ya que el primer término aparece solamente una vez en la Escritura y el segundo dos veces (el otro caso es Hechos 21,5).

5. Los dos términos modifican al hombre de Dios, no la Escritura. II Tim 3,17 dice que la Escritura ayuda a hacer al hombre perfecto y preparado, no que la Escritura misma es completa y preparada. En orden a probar que la Escritura es suficiente, los defensores de la sola Biblia tendrían que retroceder en sus argumentos desde la suficiencia de un hombre a la suficiencia de una colección de documentos. Esto pone un agregado en el argumento por tanto también agrega incertidumbre exegética.

6. Tal agregado de incertidumbre es aún mas problemático para los defensores, ya que al decir que algo ayuda a hacer al hombre perfecto y preparado puede presuponer que él ya tiene otras piezas de equipamiento. Por ejemplo, si un caminante tiene todo el equipo necesario para su viaje excepto una cantimplora, va a una tienda de deportes y la compra, entonces puede decir "ahora estoy completo, preparado para toda mi aventura." Esto no implica que la cantimplora sola fue todo el equipo que él necesitó para estar completamente equipado. Solamente fue la última pieza del equipamiento. La sentencia que lo hizo completo presupuso que él ya tenía todo el otro equipamiento necesario. Así también la sentencia que afirma que la Escritura hace al hombre de Dios perfecto, puede presuponer que el hombre de Dios ya tiene algunos otros artículos en su posesión que pertenecen a la doctrina, como por ejemplo, la enseñanza oral de los Apóstoles.

7. Y aún cuando una persona obtenga todo el equipamiento que necesita de una única fuente, esta no enseña como usar tal equipamiento. Por eso debe ser instruido en el modo en que debe usarlo. El hecho de que una persona tenga todas las herramientas necesarias para sobrevivir en un bosque, o en una caminata no significa que sepa como usarlas. Del mismo modo, aún cuando la Escritura le dé a alguien todo el equipamiento básico que necesita para hacer teología, esta puede ser tan oscura hasta tal punto que sea necesario el uso de la Tradición Apostólica para llegar a una correcta interpretación de la misma. No se puede sostener la posición de que la Escritura es tan clara que no es necesaria la Tradición apostólica o el Magisterio para interpretarla -posición conocida como suficiencia formal de la Escritura, idéntica a la doctrina protestante de la "sola escritura".Así un católico puede decir que la Escritura da todo el equipamiento necesario para la teología, pero que no nos enseña a usarlo.

8. Si alguien pudiera probar en este pasaje que las palabras artios o exartizo significan "suficiente", y aún si pudiera mostrar que se aplican (directa o indirectamente) a la Escritura, lo que probaría es la suficiencia material de la Escritura, la cual un católico puede felizmente admitir. Pero nunca probaría la suficiencia formal (teoría de la sola Escritura).

9. De hecho el texto dice que la Escritura hará al hombre de Dios perfecto, ésta perfecciona no a un seglar, sino a un clérigo, quien recibe un adiestramiento especial, por ejemplo, el conocimiento de la Tradición Apostólica, que lo hace capaz de interpretar correctamente las Escrituras. Así el texto presupone un conocimiento que el hombre de Dios ya tiene antes de acercarse a la Escritura.

10. Pero además de estas consideraciones, las cuales están en contacto específico con la hipótesis y los términos artios o exartizo, hay razones positivas por las cuales este pasaje, sin importar el tipo de traducción dada a estos términos, no puede usarse para probar la teoría de la sola Escritura.

Al comenzar, en las primeras cláusulas de este pasaje, con la frase "Toda Escritura", ésta es tomada normalmente por los evangélicos para significar "Todo de la Escritura", en otras palabras, se refiere a todo el Canon; a esto se une el deseo protestante de hacerlo normativo para la teología. Así, es natural para un protestante pensar que el término "Escritura" en singular hace referencia a toda la Biblia y nada más que la Biblia. Sin embargo, éste no es el modo en que es usado tal término en la misma Escritura.

La capacidad de referirse a la Biblia como un trabajo unificado es invención de una edad sujeta a

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cambios. Antes de la existencia de la imprenta, la Escritura fue, a lo sumo, una colección de libros individuales, agrupados en volúmenes. En el siglo I, cuando Pablo escribió, esta fue una colección de unos doce rollos. No hay modo pues, de que éste sea considerado un trabajo literario unificado como lo es actualmente.

Como resultado de un estudio sobre el modo en que en el Nuevo Testamento se usa el término "Escritura", éste nos revela que cuando es usado en singular -Escritura- se refiere siempre o a un libro específico de la Escritura, o a un determinado pasaje dentro de un libro de la Escritura, pero nunca se refiere a la totalidad del trabajo al que actualmente hacemos referencia bajo el título unificado de "Escritura". Cuando la Biblia quiere referirse a la totalidad (a toda la Escritura), usa siempre el término en plural "las Escrituras", nunca "Escritura".

Conociendo esto, podríamos indicar la presencia de una mala traducción al inicio del pasaje de II Timoteo 3, 16. El término singular de "Escritura" es usado siempre para un pasaje en particular o para un libro de la Biblia, la frase "Toda Escritura" significaría "Todo libro individual de la Biblia" o "Todo pasaje particular de la Biblia", ninguno de los cuales hace referencia a un sentido gramatical.

Al confrontar con el original griego de II Timoteo 3, 16, nos encontramos verdaderamente ante una mala traducción. La frase traducida como "Toda Escritura" es un parágrafo que significa "Cada Escritura", siendo la palabra clave "cada", no "toda". Esta es una distinción importante, y constituye el sentido gramatical de la frase, dándonos a conocer lo que significa el término singular de "Escritura" (porque ciertamente, cada libro y cada pasaje en particular de la Escritura tiene un sentido gramatical).

Cuando Pablo quiso referirse a la totalidad de la Escritura usó una frase diferente en griego- algo así como "hai pasai graphai" ("la totalidad de las Escrituras"), no "pasa graphe", la cual significa simplemente "cada Escritura" (hecho que aún uno de los mas grandes defensores de II Tim 3,16-17, como el anticatólico James White, ha tenido que admitir). Esto es importante porque imposibilita totalmente el uso de este pasaje para probar la teoría de la sola escritura, ya que si uno intenta de esta forma, lo único que probará será el modo. De este modo si el pasaje que dice "Cada Escritura es inspirada por Dios y es útil para la enseñanza, etc." prueba la suficiencia de la Escritura, probaría actualmente la suficiencia que cada pasaje de la Escritura, o al menos cada libro de la Escritura, tiene para la teología. Esto significaría que no solo la totalidad de la Biblia es suficiente para probar cada punto de la teología, sino que sería suficiente cada pasaje o libro en particular. Así podríamos hacer teología no solamente por la sola Biblia, sino también por solo Mateo, Marcos, Lucas, o lo que tengamos. Podríamos hacer teología con solo Mateo, Marcos, Lucas, o aun recurrir a uno de los libros mas breves de la Escritura, con solo Judas, o la III de Juan si quisiéramos.

Esto es completamente absurdo, ya que ningún pasaje o libro en particular de la Escritura contiene lo que necesitamos saber para hacer teología. De allí que II Tim 3, 16-17 no pueda ser usado para probar la sola escritura. De ser así, más que la sola escritura, probaría el modo. Pablo simplemente esta diciendo que cada escritura en particular contribuye a que el hombre de Dios sea preparado para todas sus tareas ministeriales, no que cada escritura en particular es suficiente para hacer toda la teología.

Si vamos aún mas lejos, siempre que los protestantes citan II Tim 3, 16-17, la mayoría de ellos excluyen de su cita los dos versículos anteriores. Esto es desafortunado, ya que si leemos el pasaje con los dos versículos precedentes, leemos lo siguiente: 14 "Tu, en cambio, permanece fiel a lo que has aprendido y de lo que estás firmemente convencido, sabiendo de quien lo aprendiste. 15 "Y que desde la infancia conoces las Sagradas Escrituras, que pueden darte la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús. 16 "Cada Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para argüir, para corregir, y para educar en la justicia, 17 "así el hombre de Dios puede ser perfecto y preparado para toda obra buena."

Pablo exhorta a Timoteo a permanecer fiel en aquello de lo cual está firmemente convencido, citando dos bases para aquella creencia: 1) El sabe de quien ha aprendido esto. Esta es la enseñanza oral del mismo Apóstol Pablo. Igualmente nosotros tenemos la misma creencia de Timoteo basada en la Tradición apostólica. 2) Desde su infancia Timoteo se ha familiarizado con las Santas Escrituras, constituyendo esta la segunda base de su creencia.

Así, es justamente aquí, en II Tim 3, 14-17, en donde nosotros tenemos un doble recurso: la Tradición Apostólica y la Escritura Apostólica. Así cuando lo protestantes citan los versículos 16 y 17, están

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citando solamente la última parte de una doble apelación que hace referencia a la Tradición y a la Escritura, cosa que evidentemente no prueba la sola escritura.

Finalmente, hay que decir que todos los puntos que hemos escuchado constituyen, por la sola virtud de sus números, una ayuda contra aquellos que basados en II Tim 3, 16-17 defienden la sola escritura. La razón por la cual se distingue la sola escritura de la opinión de la suficiencia material católica es la siguiente: la sola escritura reclama no solo que la Escritura tiene toda la base de los datos necesarios para hacer teología, sino que estos son suficientemente perspicaces -es decir, tan claros- que uno no necesita ninguna otra información exterior, como la que nos provee la Tradición Apostólica o el Magisterio, para interpretar correctamente la Escritura. El hecho de mencionar muchos factores que socavan el uso de II Tim 3, 16-17 -cada uno de los cuales es fatal para intentar el uso del pasaje- nos muestra que éste no es lo suficientemente claro para probar la sola escritura. Si alguno no está convencido por todo lo que hemos dicho, pero considera alguno de los puntos que hemos mencionado como una opinión válidamente interpretada, entonces el pasaje no es suficientemente claro para probar la doctrina y por tanto no debe ser usado para ésto.

Y así, como hemos mostrado desde el principio, el pasaje de II Tim 3, 16-17 parecía ser el más oportuno para probar la sola escritura, sin embargo de hecho, no es lo suficientemente claro para probar tal doctrina, luego hay que decir que ningún otro pasaje en la Escritura es apto para probar la sola escritura. Esto nos muestra que la Escritura no es lo suficientemente perspicaz por la sola escritura para ser verdadera.

Por qué la Sola Scriptura no es suficiente, respuesta a Daniel Sapia

Por José Miguel Arraiz

Hace poco leía uno de los artículos que el fundamentalista anticatólico Daniel Sapia suele publicar en su sitio Web (conocereislaverdad.org). El artículo en cuestión se titulaba “Sola Scriptura” no es suficiente…¿para qué no es suficiente?”. Me animé a leerlo ya que Daniel lanza la pregunta al aire de tratar de elaborar una respuesta conforme a lo que yo como simple laico católico y con mis limitados conocimientos le podría comentar.

Los comentarios de Sapia los colocaré en un cuatro con fondo azul, los de la Biblia y otras fuentes en verde, más antes de entrar al tema voy a comentar brevemente que significa Sola Scriptura realmente.

¿Qué es la Sola Scriptura?

Daniel Sapia definió  la Sola Scriptura (en los foros de Catholic.net) como:

La Sola Scriptura significa:

1. Que la Biblia es la única regla infalible de fe (doctrina) y práctica (costumbres).2. Que la enseñanza de la Biblia es suficiente para que las personas acepten a Jesucristo como Señor y Salvador, y haciendo lo que ella dice, alcancen la vida eterna.Corolarios:1. La Iglesia de Jesucristo no necesita revelaciones que no se hallen explícitamente o por lógica y clara implicación en la Biblia.

2. No hay otra regla infalible de fe fuera de las Escrituras.

Por otra parte, Sola Scriptura NO significa:

1. Que la Biblia contenga absolutamente todo lo que Dios ha dicho y hecho.

2. Que la Palabra de Dios no se haya transmitido oralmente en muchas ocasiones y situaciones

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históricas.

3. Que la Iglesia carezca de autoridad para interpretar, enseñar y defender la Palabra de Dios.

4. Que toda tradición no escrita deba ser rechazada a priori y a fortiori.

 

Comencemos a analizar la definición punto por punto a la luz de la Biblia:

1. Que la Biblia es la única regla infalible de fe (doctrina) y práctica (costumbres).

 

Ante todo aclaremos que para la Iglesia Católica la Escritura es la Palabra de Dios escrita, “norma normans non normata” (norma de las normas, no normada), mientras que para los protestantes la Escritura es la “única” norma de fe. La diferencia estriba en que para los protestante todo lo que es parte de la revelación divina y doctrina fundamental ha quedado escrito en la Biblia, para la Iglesia Católica si bien la Biblia es la máxima norma de fe, creemos que no toda la revelación ha quedado escrita en la Biblia sino que ha sido transmitida también de forma oral, quedando atestiguada en lo que llamamos “Sagrada Tradición”  y la cual también forma parte de la misma revelación divina (La Tradición a la que nos referimos difiere de las tradiciones particulares de cada pueblo, zona o país, y más bien se refiere al depósito recibido de Cristo a través de sus apóstoles y sucesores).

Como ambos estamos de acuerdo en que la Biblia es norma de fe, podemos partir de allí para ver si solo la Escritura debe ser la única norma de fe.

Si la Biblia es la única norma de fe quiere decir que todas las doctrinas fundamentales deben ser enseñadas por la Escritura, por tanto la Sola Scriptura si es una doctrina que deba ser creída también debería ser enseñada ya sea implícitamente o explícitamente por la Escritura.

¿Enseña la Biblia la Sola Scriptura?

No, no lo enseña. No hay un solo pasaje bíblico que afirme que la Biblia es la única norma de fe. El pasaje que los protestantes suelen utilizar para probar la Sola Scriptura es 2 Timoteo 3,16-17

Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia; así el hombre de Dios se encuentra perfecto y preparado para toda obra buena. 2 Timoteo 3,16-17

 

El pasaje anterior enseña que la Biblia es norma de fe (que es lo que enseña la Iglesia Católica) pero no enseña que la Biblia sea la “única” norma de fe porque este pasaje no dice “Solamente la Escritura es inspirada por Dios, y útil…” sino que dice: “Toda Escritura es

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inspirada por Dios, y útil..:” lo que quiere decir que si bien toda la Escritura es inspirada por Dios no afirma que solo ella lo sea, ni que solo ella sea útil para enseñar, argüir, corregir y educar en la justicia. Aunque a alguien no le guste debe reconocer que el pasaje NO enseña la Sola Scriptura.

Resumiendo, un católico puede vivir plenamente satisfecho conforme a lo que cree y a lo que ese pasaje enseña, el protestante en cambio se ve obligado a forzarse a creer que el pasaje dice algo que no dice, o lo que es lo mismo, a torcerlo para apoyar su interpretación privada de las Escrituras.

Pero así como ese pasaje es Palabra de Dios, hay otros pasajes que no dejan de ser menos inspirados y también útiles para enseñar, argüir, corregir y educar en la justicia, como por ejemplo los siguientes:

“Así pues, hermanos, manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por carta.” 2 Tesalonicenses 2,15

“Os alabo porque en todas las cosas os acordáis de mí y conserváis las tradiciones tal como os las he transmitido.” 1 Corintios 11,2

 “Hermanos, os mandamos en nombre del Señor Jesucristo que os apartéis de todo hermano que viva desordenadamente y no según la tradición que de nosotros recibisteis” 2 Tesalonicenses 3,6

 

En estos pasajes también inspirados y que debemos tomar en cuenta y obedecer si creemos que la Biblia es nuestra norma de fe tenemos:

1)      Se nos manda a mantener la Tradición que se ha recibido de los apóstoles

2)      Este mandato es en “Nombre del Señor Jesucristo”

3)      Estas tradiciones que Pablo manda mantener en nombre de Jesús incluyen las tradiciones orales (de viva voz) y por carta (escritas).

El gran problema de los fundamentalistas es que no ven la clara diferenciación que hace la Biblia de las Tradiciones humanas que rechaza (Colosenses 2,8) y las que manda mantener por tener origen divino (Como las mencionadas en pasajes anteriores)

Volviendo al análisis de los pasajes anteriores, no hay que ser un erudito para notar una clara contradicción entre lo que Daniel Sapia define como una verdad de fe (Sola Scriptura) y estos pasajes de la misma Escritura, ya que mientras para Daniel la única norma de fe infalible en cuanto a doctrina y práctica es la Biblia (y enfatiza “única”), tenemos nada menos que a la Escritura mandando a guardar no solo las tradiciones escritas, sino TAMBIEN las transmitidas de viva voz. (Y este mandado es nada menos que a nombre de nuestro Señor Jesucristo).

Ahora, si la Sola Scriptura es bíblica y tan fundamental ¿No sabía Pablo el riesgo de Escribir este mandato en nombre de Cristo? (recordemos que Pablo es solo el instrumento) ¿No Sabía Dios si la Sola Scriptura fuera Bíblica el peligro que sería mandar el mismo a guardar las tradiciones no solo contenidas en aquello que quedara escrito sino también las tradiciones orales? Si la doctrina es tan importante, ¿Por qué no sale ni implícita ni explícitamente enseñada en la Biblia sino más bien contradicha por ella?

Se que ahora usted estimado lector que ha aceptado la Sola Scriptura como única norma de fe

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puede sentirse molesto, quizá identificado con la definición de Sapia y quizá hasta sienta resistencia o rechazo a lo que le estoy diciendo, pero le pido que se sincere con usted mismo, lo que le digo no es una enseñanza mía, está en todas las Biblias del mundo. Estos pasajes enseñan que la Sola Scriptura no es bíblica, sino más bien antibíblica, y a medida que vallamos avanzando en nuestras respuestas a Daniel lo iremos demostrando.

2. Que la enseñanza de la Biblia es suficiente para que las personas acepten a Jesucristo como Señor y Salvador, y haciendo lo que ella dice, alcancen la vida eterna.

 

En este punto de la definición debo decir que estoy “en parte” de acuerdo con Daniel. Incluso cuando le comentaba esto a un amigo evangélico en un debate hace algunos años el se mostró muy contento, el pensó que había logrado convencerme de aceptar la Sola Scriptura como doctrina Bíblica, en pocas palabras, pensó que ya había logrado un “prosélito”.

No pequeña fue su desilusión cuando le expliqué el porqué estaba de acuerdo con él, y la razón es simple. Si realmente para nosotros la Biblia es norma de fe, en ella podremos recibir y abrazar el mensaje de salvación, podremos hacer (como dice Sapia) lo que dice y alcanzar vida eterna. Pero hacer lo que dice implica más que aceptar a Cristo como salvador, es aceptar a la Iglesia (El cuerpo de Cristo) con las autoridades que Cristo ha instituido (2 Tesalonicenses 2,7, 1 Corintios 4,1), someterse a ellas  (Hebreos 13,17), aceptar sus definiciones dogmáticas como norma de fe (Hechos 15,28) y vivir así en unidad doctrinal y plena con ella conforme exige el mandato de Cristo (1 Corintios 1,10), por tanto no querer imponer interpretaciones privadas (2 Pedro 1,20-21).

Por eso siempre me ha asombrado que han sido las Iglesias que dicen regirse por la Sola Biblia las que más tienen que ignorar pasajes completos de la Escritura cuando no se adaptan a su interpretación y a la vez anatemizar a quienes no interpretan como ellos.

Corolarios:1. La Iglesia de Jesucristo no necesita revelaciones que no se hallen explícitamente o por lógica y clara implicación en la Biblia.

 

Hago notar que este corolario es contrario a lo que enseñan 2 Tesalonicenses 2,15, 1 Corintios 11,2 y 2 Tesalonicenses 3,6 que estudiamos anteriormente. Mientras Sapia dice que la Iglesia no necesita revelaciones que no estén escritas en la Biblia, Pablo alaba a los primeros cristianos porque conservan dichas tradiciones que han recibido de “viva voz” y “por carta”.

Corolarios:2. No hay otra regla infalible de fe fuera de las Escrituras.

 

Nuevamente este corolario no está acorde a las Escrituras. Cuando se presentaba un problema doctrinal la Iglesia adoptaba un sistema conciliar para la resolución de los mismos. Un ejemplo clarísimo lo vemos en Hechos 15, allí los judaizantes querían hacer a los gentiles circuncidarse para salvarse (Según las Escrituras de ese tiempo (Las del  AT) había que circuncidarse), y fue la Iglesia la que en ese momento declaró que la circuncisión no era requerida para los cristianos. La decisión tomada fue considerada por los mismos apóstoles como INFALIBLE y dada en nombre nada menos que de ellos y EL ESPIRITU SANTO. 

¿Cómo puede entonces ser la Sola Scriptura bíblica si es la misma Escritura la que otorga a la Iglesia el poder de “atar y desatar” y definir doctrina fundamental de carácter infalible? ¿Puede

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alguien imaginar un Sapia judío de esa época afirmar que el no obedecía porque la Biblia era su única norma de fe y mandaba circuncidarse?

Por otra parte, Sola Scriptura NO significa:

2. Que la Palabra de Dios no se haya transmitido oralmente en muchas ocasiones y situaciones históricas.

 

Esta segunda afirmación contradice explícitamente la primera definición donde decía que la Biblia (Palabra Escrita) es la única norma infalible de fe, ya que si es así y es la única ¿Cómo es posible entonces que también haya sido transmitida oralmente en ocasiones?

La única forma de que Daniel pueda salir adelante sin contradecirse luego de esa premisa, es afirmar que posteriormente esa Palabra de Dios transmitida de forma oral quedó totalmente escrita. Eso incluiría no solamente el mensaje de salvación de creer en Cristo, sino toda la doctrina fundamental. Lo cierto es que entonces de seguir Sapia esa línea argumentativa se vería en la necesidad de probar por medio de la Escritura que eso es así y todo quedó escrito o que los apóstoles tenían esa intención. Lo cierto es que esto no se puede probar y no hay ningún pasaje de la Biblia que afirme que toda la doctrina fundamental quedó escrita en la Biblia sino que más bien se ve un énfasis por parte de los apóstoles de enseñar personalmente más que escribir, de preparar personas capaces que a su vez puedan capacitar a otros, en vez de dejar absolutamente todo escrito.

“Aunque tengo mucho que escribiros, prefiero no hacerlo con papel y tinta, sino que espero ir a veros y hablaros de viva voz, para que nuestro gozo sea completo.” 2 Juan 12

“y cuanto me has oído en presencia de muchos testigos confíalo a hombres fieles, que sean capaces, a su vez, de  instruir a otros.” 2 Timoteo 2,2

 

El siguiente corolario de Daniel dice:

Por otra parte, Sola Scriptura NO significa:

3. Que la Iglesia carezca de autoridad para interpretar, enseñar y defender la Palabra de Dios.

 

En la práctica tristemente las Iglesias evangélicas carecen de autoridad para defender la palabra de Dios, ya que cada creyente con la excusa de obedecer a la Palabra de Dios y no a los “hombres” coloca su juicio y propia interpretación de las Escrituras como lo que dice la Palabra de Dios. Así, cuando su interpretación privada difiera de lo que la Iglesia enseña, simplemente atribuirá esto a que “su iglesia se ha desviado”, no ha permanecido fiel a la “Palabra de Dios” y por tanto hay que reformarla (fundar otra que si se adecue a su interpretación privada de las Escrituras).

Tristemente la Sola Scriptura no solo carece de autoridad de defender la legítima interpretación de la Palabra de Dios, sino que es un propiciador de herejías donde cada creyente cree lo que él interpreta como “Palabra de Dios”, la interpretación de la Iglesia pasa a segundo plano porque ellos “son hombres”.

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Tenemos entonces a cada generación de protestantes viendo las cosas con los lentes de su fundador pero teniendo cada vez que reinventar la rueda. Es frecuente ver muchos pastores evangélicos dando poco valor a los estudios de otros evangélicos ya que al fin y al cabo “son escritos de hombres” y ellos se rigen solo por la palabra de Dios (suena bonito pero olvidan que esos estudios fueron también basados en la Palabra de Dios), y esto se reduce nada menos que a despreciar la interpretación bíblica que han hecho sus antepasados por la interpretación propia, a rechazar cualquier interpretación conciliar acorde al modelo bíblico por la interpretación privada. Lo demás es “interpretación de hombres” (Como si ellos tuvieran voz de arcángel)

Por otra parte, Sola Scriptura NO significa:

4. Que toda tradición no escrita deba ser rechazada a priori y a fortiori.

 

En la práctica será rechazada a priori y fortiori cuando a juicio del creyente de la Sola Scriptura esa interpretación vaya en contra de lo que el interpreta que dice la Palabra de Dios (que nótese que no necesariamente es igual a lo que realmente dice)

Sapia da el siguiente pasaje bíblico sin más explicaciones creyendo que por sí solo prueba la Sola Scriptura:

Sin embargo... Escrito está:

"Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre."(Juan 20:30-31)

 

El pasaje anterior al igual que 2 Timoteo 3,16-17 no prueba en lo absoluto la Sola Escritura.

Primero:  El pasaje habla de las cosas escritas en el evangelio de Juan (En todo caso Sapia estaría definiendo la nueva doctrina de “Solo Libro de Juan”)

Segundo: El pasaje lo que realmente enseña es que las cosas que se han escrito en el evangelio de Juan han sido escritas para que creamos en Jesús y tengamos vida eterna, más no dice que toda la enseñanza de Jesús que no es menos importante ha quedado escrita en él. Es obvio que es de vital importancia creer en Jesús, pero también conocer toda su enseñanza. Para la perspectiva de muchos cristianos evangélicos que todo se reduce a aceptar a Cristo como salvador quizá este pasaje apoye la Sola Scriptura, pero la verdad es que no lo apoya en ningún modo ya que no enseña que TODAS LAS DOCTRINAS FUNDAMENTALES estén contenidas en ella. Aunque a Sapia no le guste, el pasaje no lo dice y lo tenemos tratando de torcer un pasaje para que diga lo que él quiere que diga.

Luego de entender como define Sapia la “Sola Scriptura” me llama la atención el siguiente comentario extraído de su estudio:

¿Para qué no alcanza?

Aunque parezca demasiado sencilla como para ser imprescindible, tengan en cuenta que es el “talón de Aquiles” de la respuesta católica romana. Porque de acuerdo a la respuesta de esa pregunta, podremos decir que “Sola Biblia” alcanza, o que “Sola Biblia” no alcanza.

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Me explico:

Si queremos significar que la Biblia es la única fuente necesaria y suficiente para revelar el Plan de Dios y Su Evangelio de Gracia para Vida eterna, entonces nuestra respuesta debe ser:

 “Sola Biblia ALCANZA” (...y sobra.. gloria a Dios!)

En cambio, si queremos justificar solo con la Biblia la necesidad de la existencia de la Iglesia Católica Apostólica Romana, con todos sus ritos, prácticas, costumbres, tradiciones, cargas impuestas, jerarquías de hombres, etc., entonces nuestra respuesta debe ser (como repiten los católicos:

“Sola Biblia NO ALCANZA”

Es por tal motivo que la Iglesia Católica repite hasta el cansancio que “Sola Scriptura” NO SIRVE. En realidad no sirve... pero para sus fines. Y podríamos decir inclusive, que es CONTRARIA a sus fines. Es por eso que en forma tan vehemente, reiterativa, casi enfermiza, se ocuparán en tratar de denostar esta verdad de Dios.

 

Aquí es donde me gustaría profundizar a fondo, ya que como pueden ver Sapia piensa que el “talón de Aquiles” de la perspectiva católica. Realmente sucede todo lo contrario para quienes conocen la Sola Scriptura y sus consecuencias y veremos porqué.

La verdad es que si  hubiera un pasaje bíblico que pudiera probar válidamente la Sola Scriptura este tipo de recursos sería innecesario, pero la verdad es que los defensores de la Sola Scriptura (Sapia incluido) saben que no hay un solo pasaje bíblico que pueda utilizarse para probar esta doctrina con la Biblia, sino que como hemos mostrado, es la misma Escritura la que rechaza dicha doctrina. No queda otra alternativa que tratar de hacer creer que los católicos creemos que la Palabra de Dios “no sirve” y tratar de colocarse ellos como quienes son “fieles” a la Palabra de Dios y a los católicos quienes “han despreciado la Palabra de Dios” para seguir “tradiciones humanas”. Todo el argumento se reduce a eso, a una “ilusión”.

Daré tres razones básicas a la pregunta “Talón de Aquiles” de Sapia por las cuales Sola Scriptura no es bíblica y no es suficiente:

Razón 1: Es la misma Biblia la que enseña que hay que someterse a las autoridades legítimamente constituidas, rechazarlas a ellas es rechazar a Cristo mismo:

«Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza  a mí, rechaza al que me ha enviado.» Lucas 10,16

Obedeced a vuestros dirigentes y someteos a ellos, pues velan sobre vuestras almas como quienes han de dar cuenta  de ellas, para que lo hagan con alegría y no lamentándose, cosa que no os traería ventaja alguna. Hebreos 13,17

 

El conflicto que ocurre aquí en esencia entre las Sola Scriptura y la Palabra de Dios es que es la misma Palabra de Dios la que enseña que estas autoridades constituidas por Cristo tienen la potestad de administrar los misterios de Dios (y no cada creyente):

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Por tanto, que nos tengan los hombres por servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios1 Corintios 4,1

 

Aquí Pablo como apóstol habla a “creyentes”, y deja claro que es a ellos (los apóstoles y presbíteros) quien corresponde administrar estos misterios de Dios, no a cada creyente individualmente. Y es evidente que Pablo y los apóstoles también eran hombres, pero tenían una autoridad que habían recibido y que podían imponer

Aunque pudimos imponer nuestra autoridad por ser apóstoles de Cristo, nos mostramos amables con vosotros, como  una madre cuida con cariño de sus hijos.  1 Tesalonicenses 2,7

Nada más imaginen ustedes alguien interrumpiendo a Pablo cuando exponía a la asamblea de Creyentes lo escrito en 1 Corintios 4,1 por alguien que le dijera: “Oye Pablo, estás equivocado, no puedo tenerte como administrador de los misterios de Dios porque yo solo creo lo que dice la Biblia” (Y quizá si, personas como Himeneo, Alejandro y Fileto lo dijeron en aquella época, Sapia se encarga de decirlo en esta)

En resumen, la Sola Scriptura NO ES SUFICIENTE porque coloca el criterio o interpretación privada de cada creyente sobre la interpretación de la Iglesia entera.

Razón 2: Es la misma Biblia la que manda a guardar las tradiciones recibidas de los apóstoles y no solo las escritas sino las orales (que han quedado atestiguadas en el resultado de los concilios y en los escritos de los padres de la Iglesia.

“Así pues, hermanos, manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por carta.” 2 Tesalonicenses 2,15

 

No profundizo mucho en este punto pero ya lo hemos estudiado. Mientras la doctrina de la Sola Scriptura enseña que solo debe ser creído como doctrina fundamental aquello contenido en la Escritura, es la misma Escritura la que afirma que debemos guardar la Tradición también.

Resumiendo este punto, la Sola Scriptura NO ES SUFICIENTE porque no es una doctrina enseñada por la Escritura sino contradicha por la misma.

Razón 3: La Sola Scriptura hace imposible la unidad doctrinal conforme exige la misma Biblia.

Os conjuro, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que tengáis todos un mismo hablar, y no haya entre vosotros divisiones; antes bien, estéis unidos en una misma mentalidad y un mismo juicio. 1 Corintios 1,10

 

Analice sinceramente estimado Lector ¿Cree usted que cada quien interpretando la Biblia separadamente interpretará lo mismo que otro creyente? Seamos sinceros, el hecho de que existan hoy miles de denominaciones cristianas diferentes, la mayoría afirmando regirse solo por la Biblia (tal como registra la The World Cristian Encyclopedia)  ¿No es prueba suficiente de que la Sola Scriptura no funciona? ¿No es evidente que quienes se rigen por ella no paran de dividirse exponencialmente?

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Pero esto no es lo más escandaloso, lo más escandaloso es que las doctrinas que son verdad fundamental para unos y otros son muchas veces contrarias y se anatemizan entre ellos. Dice la Palabra de Dios querido hermano que una casa dividida no puede sostenerse (Mateo 12,25), y la forma de operar del enemigo es precisamente dividir. Cuando la Iglesia se divide es una evidencia de que se aleja de la verdad porque la verdad es UNA SOLA. No puede ser verdad que según los presbiterianos la Eucaristía es un “símbolo” y según los luteranos “El cuerpo real de Cristo”, no pueden ser verdad dos puntos opuestos en doctrina fundamental.

Hace poco por ejemplo analizaba un artículo de Sapia donde él acusaba de antibíblica la práctica católica de bautizar niños, ¡pero varias de las más grandes Iglesias protestantes (Luteranos, presbiterianos  y anglicanos),  varias de ellas reconocidas como evangélicas (Luteranos y presbiterianos) bautizan niños y anatemizan a quienes no. Sapia no mencionaba en ninguna parte de su estudio lo otras Iglesias hacen y que es contrario a lo que su denominación predica a pesar de que ambos dicen regirse solo por la Biblia.

¿El bautismo de niños es bíblico? Respuesta a comentarios de Daniel Sapia, por José Miguel Arráiz

Hoy día ya incluso la cantidad de denominaciones que incluso afirman ser “evangélicos” (aunque otros evangélicos no los reconocen como tales)  que desconocen la divinidad de Cristo y la doctrina de la Trinidad crece en forma alarmarte.

Un estudio donde se analizan las contradicciones más notables en cuanto a doctrina fundamental que hay entre denominaciones que se rigen por el principio de la Sola Scriptura es este:

¡Me importa un pepino!, por José Miguel Arráiz

Aquí un protestante podría alegar que estas contradicciones entre denominaciones cristianas se deben a que muchos (los “otros”) no interpretan la Biblia con la ayuda del Espíritu Santo, pero seamos sinceros, lo que tenemos es cada creyente monopolizando el Espíritu Santo (anotándolo en la alineación de su equipo y sin ser football) y diciendo que es el otro quien no lo tiene o no se deja guiar por él. Si nos animamos de ver un poco más allá de nuestras narices tendremos que aceptar que en cada Iglesia hay personas que tratan de interpretar la Biblia en su contexto y con la mejor intención, que muchas están llenas del Espíritu Santo pero que interpretan muy diferente a otras que también lo están. ¿Qué sucede entonces? ¿Es que dice el Espíritu Santo una cosa a unos y otra a otros?

La verdad es que no, sino que esa no es la forma en que el Espíritu Santo obra (llevando a cada creyente a definir doctrina fundamental en forma individual). Para definir doctrina fundamental el Espíritu Santo guía a su Iglesia unida, así lo hizo siempre (Hechos 15) y no de forma individualista. Por eso cuando Pedro alertaba a los creyentes a no interpretar la Biblia “por cuenta propia” (2 Pedro 1,20-21) no se refería a que la interpretaran con solo la ayuda del Espíritu Santo (todos eran creyentes y lo habían recibido) sino a no interpretarla privadamente separados de la Iglesia y sus apóstoles quienes eran quienes podían “atar y desatar” (definir doctrina) y eran administradores de los misterios de Dios (1 Corintios 4,1).

Resumiendo este punto, la Sola Scriptura NO ES SUFICIENTE porque hace imposible la unidad doctrinal que Cristo exige.

Conclusión

Estimado hermano que nos lees. El principio de la Sola Scriptura y sus implicaciones no es bíblico. Los hermanos evangélicos muchos con muy buena intención se han desviado de la enseñanza original del evangelio y han creado una excusa para que cada quien pueda crear nuevas denominaciones y fomentar divisiones. Creyendo regirse solo por la Biblia han desconocido la misma enseñanza de la Biblia y la han utilizado para apoyar sus

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interpretaciones personales. A eso se refería la Escritura cuando alertaba que muchos por su ignorancia obtendrían de la misma Escritura la propia condenación.

“Lo escribe también en todas las cartas cuando habla en ellas de esto. Aunque hay en ellas cosas difíciles de entender, que los ignorantes y los débiles interpretan torcidamente - como también las demás Escrituras - para su propia perdición.” 2 Pedro 3,16

 

Para terminar les comparto un fragmento del Libro “Roma dulce hogar” de Scoth Hann, quien fue pastor presbiteriano y para quien uno de sus primeros pasos de conversión hacia la Iglesia Católica se debió a darse cuenta de que la Sola Scriptura no era bíblica cuando un intrépido estudiante se lo hizo notar:

La Biblia no puede interpretarse al margen de la Iglesia

Por P. Disán Vázquez

Tomado de Apologetica.org

La Biblia no puede ser comprendida correctamente si se toma desligada de la Iglesia en la que nació.

1. La Iglesia no nació de la Biblia, porque la Iglesia es anterior a la Biblia. Es decir, primero fue la Iglesia, y en ella nación la Biblia. Esto, lo mismo con respecto a Israel, si nos referimos al Antiguo Testamento, como con respecto a la Iglesia Cristiana, si nos referimos al Nuevo testamento.

Cuando se escribieron los libros del Nuevo testamento, la Iglesia ya había sido fundada por Cristo, pues recordemos que Cristo murió y resucitó alrededor del año 30, mientras que los libros del Nuevo testamento, fueron escritos mucho después. Por ejemplo, el Evangelio de San Marcos se escribió alrededor del año 64; San Lucas escribió su Evangelio entre los años 65 y 80de esas fechas más o menos data el Evangelio actual de San Mateo. Los primeros libros del N T son las cartas de San Pablo, escritas entre los años 51 y 67. El último fue el Apocalipsis escrito entre los años 70 y 95.

2. Cuando se escribió la Biblia (en concreto en N.T) la Iglesia era ya una comunidad viva, gobernada por los Apóstoles y por sus sucesores, que transmitían de viva voz la Palabra de Dios. No todo lo que pasó quedó escrito, ni siquiera de la vida y Predicación de Jesús (Jn 21,25; 2 Te 2,15; 2 Tim 1, 13; 2,2; 2Jn 12)

3. La Biblia es verdadera Palabra de Dios, y debemos creer y obedecer lo que nos enseña y manda. Pero Jesucristo no vino a escribir una Biblia. El vino a inaugurar el Reino de Dios y para eso fundó una comunidad (su Iglesia) que fuera ya en el mundo el anuncio y el inicio permanente de ese Reino. A sus Apóstoles Jesús no los mandó a repartir Biblias sino a predicar y a dirigir en su nombre su Iglesia ( Mt 28, 19; Lc 10,16; Rom 10,17). A sus discípulos, Jesús no los mando a que leyeran la Biblia para conocer su voluntad, sino que los puso en relación con su Iglesia, y con las autoridades que dejó en ella (Hech 9, 6-17; Mt 18,15-17) Esto mismo hizo Yahvé en el A:T. (Dt 17, 8-13)

Encontramos en la Biblia partes difíciles de entender, y que muchos falsean su sentido, razón por la cual es necesario que alguien, que esté inserto plenamente en la Iglesia, ayude a entender (2 Pe 3,16; Hech 8, 29-31)

4. La Iglesia cristiana del siglo I era guiada por la Palabra de Dios. Pero ésta no estaba sólo en los pocos libros que escribieron algunos de los Apóstoles, sino que se encontraba también en las palabras y hechos de Jesús, en la predicación de los Apóstoles, y en la orientación que daban continuamente a la predicación de los Apóstoles, y en la orientación que daban continuamente a la Iglesia y que ella recogía, conservaba y vivía con Fidelidad. A este conjunto de orientaciones vivas de Cristo y de los Apóstoles (Que no quedaron escritas ) es a lo que la Iglesia llama la Tradición, la cual quedo plasmada en la vida misma de la Iglesia, en sus instituciones, en su culto y sobre todo, en su manera de entender las cuestiones que plantea la Biblia.

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5. La Tradición es la atmósfera o el ambiente en el que ésta se escribió, y la clave para interpretarla correctamente. La Tradición es la vida y la fe de la Iglesia del siglo I que juntos con la Biblia escrita, se ha conservado y transmitido fielmente.

La Biblia mal utilizada

Por José L. Fierro

Tomado de Apologetica.org

La Sagrada Escritura es una lámpara que ilumina nuestro caminar a la Casa del Padre, Salmo 119,105. Pero mal utilizada, nos puede llevar a daños físicos y morales y hasta a la perdición eterna. El mismo Demonio se valió de esta técnica para inútilmente hacer caer a Jesús.

El profeta Amos anunció (8,11) “ Que llegaría el día en que Dios mandaría hambre sobre la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la Palabra de Yahvé”. Como esta hambre de escuchar la Palabra de Dios es inherente a la naturaleza del hombre, que desea conocer a su Creador, debemos en esta búsqueda estar apercibidos de que infinidad de doctrinas erróneas inventadas por el hombre han tratado de basarlas, sus creadores, en la Biblia mal interpretada. Ya el apóstol Pedro lo advertía en 2 Pedro 3,16, que habría quien torcería su enseñanza para su propia perdición. 

Alguien dijo: “de la Biblia mal interpretada, se puede sacar hasta petróleo"

José Smith fundador de los mormones, basándose en el mandato divino de Gen. 1,22 y 35, 11 “ crezcan, multiplíquense" … aprobó la poligamia.

José F. Rutherford, 2° líder mundial de los Testigos de Jehová apoyó la conocida negativa de los Testigos de Jehová de aceptar transfusiones de sangre, que tantas muertes ha causado entre ellos, en el texto de Hech. 15,20 cuando la Iglesia Primitiva proclamó un mandato transitorio y circunstancial de abstenerse de sangre. 

Los líderes de los Adventistas del 7° Día, utilizando Ex.20,8 "recuerda el día sábado para santificarlo" obligan a sus adeptos a guardarlo como los judíos del A. Testamento y rechazan el Domingo "Dia del Señor" propio de los cristianos.

Los cristianos fundamentalistas: Iglesia de la fe en Cristo Jesús y otras de la misma línea doctrinal, leyendo Hech. 8,16 “…únicamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús” Dicen que los cristianos se deben bautizar sólo en el nombre de Jesús y no en el de las Tres Personas de la Sma. Trinidad, aunque esto último, es mandato expreso de Cristo Mat. 28,19.

La gran cantidad de Iglesias cristianas evangélicas citando Rom.3,28 “concluímos que el hombre es justificado por fe, sin las obras de la Ley" , proclaman que la justificación (salvación), se obtiene solo por la fe sin obras, en oposición a lo que dice Santiago 2,26.

En los Pentecostales, se han suscitado casos de personas, principalmente niños, muertos por que sus padres no recurren al médico para atender sus padecimientos, ya que creen, según Lc.8,48, que todo se cura sólo por fe y oraciones. En cambio los judíos, el pueblo de la Biblia, sí recurría a los médicos Eclo. Cap.39. Entre los apóstoles hubo un médico eminente: S. Lucas, Col. 4,14.

En San Luis Potosí, en una comunidad de personas de este tipo de doctrina, algunas de ellas cayeron muertas al inhalar gas butano. El Pastor les decía, que era la acción del Espiritu Santo (Heraldo de Chih. 1° de Enero de 1992).

Los seguidores de la orinoterapia (beber su propia orina), justifican esta práctica en el texto de Prov. 5,15 "¡toma el agua de tu propia fuente…!"

Las prácticas más descabelladas pueden tener apoyo en la Biblia mal interpretada, citar éstas, sería interminable. Para evitar ser víctimas de estos y otros daños tan terribles, vayamos a la Sagrada Escritura siempre atendiendo la interpretación del Magisterio de la Iglesia Católica a quien Jesús le dio este ministerio Luc. 10,16 y no quienes la proclaman al margen de éste.

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¿Esta todo en la Biblia?

Colaboración Anwar Tapias Lakatt

Tomado de Apologetica.org

Yo pienso que lo más preocupante en la separación doctrinal entre católicos y protestantes se encuentra en la pregunta del título: ¿Todo estará en la Biblia? A esta pregunta, los protestantes responden que sí, usando la misma Biblia que usamos los católicos para decir que no. ¿Por qué hay una gran diferencia en una pregunta tan sencilla?.

Para entender esto, lo importante es analizar lo siguiente: Los protestantes dicen que todo está en la Biblia. De ser así, la Biblia debería decirlo y autoresponder cuestiones que están contenidas en ella. Si es como decimos los católicos: que no todo está allí; la misma Biblia debería decirlo, y saber que otra cosa hay aparte de la Biblia.

Argumentos protestantes

Ø      Sólo la Biblia contiene la verdad de Dios

Ø      Todo está en la Biblia para ser salvo

 ¿En que se basan para decir esto? Obviamente, que cuando le pregunto a un protestante sobre la doctrina de “La Sola Biblia” me responden con citas que “supuestamente” argumentan esto.

Antes que nada quiero dejar claro que los católicos SI CREEMOS en la Biblia, y sabemos que es inspirada por Dios; porque a veces nos recriminan como si dudáramos de su inspiración.

El himno nacional de los protestantes para argüir sobre la sola Biblia es esta:

“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redarguir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que  el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda obra buena” (II-Tim 3, 16-17) Versión Valera 1960.

Analicemos esta cita por partes.

La primera parte dice: toda la Escritura es inspirada por Dios. Es triste que un protestante diga que la Biblia sea la Palabra de Dios basándose en ella misma; si vemos el Corán, también dice que es palabra de Dios, y sin embargo un protestante no seguirá a Alá por eso.  Los católicos creemos que la Biblia es Palabra de Dios porque sabemos por la historia que Jesús fundó una Iglesia visible, y que está Iglesia determinó qué libros debían considerarse como Palabra de Dios y cuáles no, y esto lo corroboramos con lo que ella dice, no como hacen los protestantes, que como la Biblia dice entonces ellos creen. Lo importante de esta parte de la cita es que se le da la autoría de la Biblia a Dios; no dice nada sobre que esta Palabra sea la única regla de fe y contenga todo. Lo segundo mostrado es que: es útil para varias cosas. El pasaje no dice que SOLO la Escritura es útil para...., que tal vez sí nos haría pensar que en ella está todo. Un evangélico convertido al catolicismo, James Akin, escribía una reflexión sobre este pasaje, comparándolo con un martillo. Él decía: un martillo es útil para poner clavos pero no quiere decir que todos los clavos deban ser puestos por martillos. Con la Palabra es igual. Es útil para varias cosas pero no quiere decir que todas las cosas deben saberse por la Biblia.

La Palabra es una excelente herramienta dada por Dios al hombre para que lo conozcamos mejor, pero hay que darle su correcta interpretación. Con respecto a esto, cito al Cardenal John Newman, un sacerdote que había sido anglicano y que se convirtió al catolicismo a finales del siglo XIX. El nos llevaba a reflexionar todo el pasaje de Timoteo, no sólo los versos 16-17. Pablo le dice a Timoteo:

“Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quien has aprendido; y

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que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe en Cristo Jesús” (II Tim 3, 14-15)

Entremos en historia: Timoteo fue Obispo de Efeso muy joven. ¿Qué Escrituras habrá conocido de niño? De seguro que sólo fueron las del Antiguo Testamento, pues a la edad de Timoteo no existía Nuevo Testamento. Entonces, bajo la mentalidad protestante de querer demostrar con esta cita que todo está en la Biblia, dejaríamos por fuera los Evangelios, las Cartas o el Apocalipsis pues esto se consideró como parte de la Biblia mucho después. Obviamente, al ver esto un protestante, tiene que sacudir su cabeza y reflexionar; esta cita no abarca la totalidad de sus 66 libros como prueba que sea lo único necesario como regla de fe. De esta manera el Cardenal Newman nos hacia ver que este texto de Timoteo no logra asegurar que las Escrituras sean lo único necesario como regla de fe.

Otro texto usado por los protestantes para demostrar la suficiencia de la Biblia es:

“Hizo además Jesús muchas otras señales  en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero estas se han escrito para que creais que Jesús es el Cristo, y para que creyendo, tengais vida en su nombre” (Jn 20, 30-31)

Los protestantes dan a entender, que aunque Jesús hizo muchas cosas, solo las que están en la Biblia son necesarias. Esto es completamente falso. De entrada, nos estaríamos refiriendo sólo al evangelio de Juan; dejaríamos por fuera cosas como el Padre Nuestro (Mateo y Lucas), la infancia de Jesús (Mateo y Lucas), La Ultima Cena con pan y vino (Mateo, Marcos y Lucas), etc. Este texto no está indicando que lo que esté allí nos sirva para hacer tratados doctrinales sobre religión, sino solamente mostrarles a los judíos  que Jesús es el Mesías; y saber esto no nos dará la salvación, pues hasta los demonios saben que Jesús es el Mesías (Mc 5).

Si analizamos, las otras cosas que hizo Jesús y no están en la Biblia, la enseñaban los Apóstoles oralmente en sus predicaciones. ¿Acaso esto no era importante para las primeras comunidades cristianas? ¿O cuando se escribieron estos libros despreciaron la enseñanza por la lectura? ¿Y si leían estos textos, no eran los apóstoles quienes la explicaban?

Un texto más, que usan poco pero lo he oído:

“Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros parece  que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Jn 5, 39) Como muy bien dice el texto, son los judíos y NO JESUS, quienes creen que en la Biblia encontrarán la vida eterna. Jesús se adapta a la mentalidad de su pueblo; no busca escandalizarlo sino hacerle ver las cosas. Jesús sabe que los judíos creen encontrar la vida eterna en el Antiguo testamento, y por eso los invita a que vean que aun en esas Escrituras se da testimonio de que Él es el Mesías. Nuevamente, si somos literales como los protestantes, dejaríamos por fuera el Nuevo Testamento. Y así, cualquier cita que quieran buscar para justificar a Lutero será un cuchillo contra ellos mismos, pues nunca se referirá al total de la Biblia completa. 

La Escritura usa en muchos pasajes la palabra “Evangelio”; nosotros lo entendemos como si se refiriera a uno de los cuatro que están en la Biblia, pero la verdad es que se refiere a TODO el mensaje de Jesús que era predicado por los apóstoles. Pablo nos lo ilustra muy bien en su carta a los Gálatas:

“Les recordaré, hermanos, que el Evangelio con el que los he evangelizado no es doctrina de hombres” (Gal 1, 11) Al Evangelio (hablando en singular) que Pablo se refiere no es otro que el mensaje que recibió del Señor. Además, Pablo nos confirma que sus cartas no contienen las verdades únicas; muy claro dice que ya los ha evangelizado antes (debió ser oralmente), y ahora en la Escritura sólo se los RECUERDA, no dice que los evangelice con la carta. Que los protestantes se detengan aquí y analicen bien esto.

Leyendo un texto como (Col 3, 16) que habla de la Palabra de Cristo, nos hace pensar que si hasta entonces no había evangelios, esa Palabra era la tradición transmitida de generación en generación.

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Cuando surgió la película Estigma, se rodó un mensaje que la Iglesia tenía libros ocultos como el Evangelio de Tomás; esto sólo hizo darle rating a la película, nada mas. La verdad es que estos libros se venden en cualquier librería católica, y hasta yo los leí cuando estudiaba en la Universidad. Pero surge una pregunta: ¿Por qué no fueron reconocidos como parte del Nuevo Testamento? Cuando en el siglo II se intentó mostrar que la revelación de Dios se seguía dando después del Apocalipsis, surgieron libros como: el evangelio de Pedro, de Tomas, el protoevangelio de Santiago, etc. Estos libros no fueron acogidos por la Iglesia. ¿Si hasta ese momento no había un Nuevo Testamento, como supieron que no debían considerarse estos libros? ¿Dónde estaba la Biblia como regla de fe para excluirlos? Fue la Iglesia con la autoridad que tenía de Cristo de atar y desatar la que determinó que estos libros no iban de acuerdo con LA ENSEÑANZA de los apóstoles, o sea, con la Iglesia en ese momento; no dijeron que iba contra la Escritura de ese momento. Analicen el por qué la Iglesia tenía autoridad para ordenar la Biblia.

Lo que dice la Biblia

Una vez que ya hemos hecho ver que las citas que les enseñan a los protestantes para encerrarlos en la “sola Biblia” están mal interpretadas, entremos a mirar como la Biblia expresa que lo escrito no es lo único.

Comencemos en la época apostólica. Sabemos que Pablo fue el primero en escribir, y sabemos que en su carta a los Corintios habla de la Última Cena. ¿Cómo aprendió de esto, si él no estuvo ahí? De seguro no lo leyó en ninguna parte, pues hasta ese entonces no existía ningún libro del Nuevo testamento. Alguna predicación de los apóstoles fue lo que lo llevó a aprender este misterio. Quiere decir que la enseñanza oral era la que primaba en las primeras comunidades cristianas.

San Juan en su segunda Carta expresa:

“Tengo muchas otras cosas que escribiros pero no he querido hacerlo por medio de tinta y papel, pues espero ir a vosotros  y hablar cara a cara, para que nuestro gozo sea cumplido” (2 Jn 1, 12) Juan no está diciendo que quiere ir a explicarles la carta; para él es más importante la enseñanza que les pueda dar oralmente que lo que ellos lean de sus cartas. Juan sabe que al ir a predicarles oralmente, el gozo del pueblo será completo. Además, Jesús los mandó fue a predicar no a escribir (Mt 28, 20), de aquí que sólo cinco discípulos se decidieran a escribir: Pedro, Juan, Santiago el menor, Judas y Mateo, mientras que TODOS los doce predicaban sin papel.

La razón por la que se empezaron a escribir las Cartas fue por la imposibilidad de los Apóstoles, de llegar a todos los pueblos. Ante esta situación, las cartas se usaban para hacerles algunas recomendaciones y exhortaciones PERO NUNCA REEMPLAZARON la enseñanza oral. Si leemos las Cartas, hay muchas cosas que las comunidades deben saber para que los autores sólo les hagan recomendaciones sobre esto. Ellos no extienden sus cartas a enseñarles cosas nuevas.

Ø      En la carta a los Corintios, Pablo no les enseña como hacer la fracción del pan, mas bien los regaña por la forma de celebrarla. (1 Cor 11)

Ø      En la carta a los Hebreos, no les repite las primeras enseñanzas sobre Cristo; las da por sabidas (Heb 6, 1-3)

Si leemos la Carta a los Gálatas dice:

“Quisiera estar con vosotros ahora mismo y cambiar de tono, pues estoy perplejo en cuanto a vosotros” (Gal 4, 20). Pablo es consciente de que un pueblo debe estar escuchando la predicación adecuada para cada circunstancia. Por eso se menciona “cambiar de tono”. Con la simple Escritura esto no era posible, y por esa razón Pablo desearía ir a Galacia para hacerles ver las cosas con un tono de voz apropiado. Si por ejemplo, alguien le dejara una nota a otra persona sobre algo; el que llega no sabrá mejor en que tono le dijo que si la otra persona se lo hubiera dicho personalmente; mas cuando se trata de llevar el Evangelio de Cristo.

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Nos puede quedar claro como la misma Escritura no busca ser autosuficiente, sino una herramienta mas de Dios para comunicarse al hombre. No es que esté por debajo de la predicación apostólica pero si está sujeta a esta.

En la Biblia falta algo importante...

Comencemos con una pregunta sencilla: ¿Si todo está en la Biblia, en qué cita se menciona que el Nuevo Testamento deba contener 27 libros y cuales sean estos libros? Ningún protestante la encontrará. ¿Quién decidió esto? Por lo general, los protestantes se hacen los distraídos con esto. Y lo digo porque les he hecho esta pregunta y la respuesta más normal es: “lo reveló el Señor por el Espíritu Santo”. Ahh, eso lo reveló el Espíritu, pero cuando nosotros hablamos de lo que la Iglesia enseña y no está en la Biblia, y decimos que lo reveló el Espíritu, eso no. Un cristiano no se acomoda al árbol que dé mas sombra.

¿Qué decimos los católicos?

Decimos que existe una sola Revelación dada por el Espíritu Santo; y que esta revelación está contenida en la Sagrada Escritura y en la Sagrada Tradición. Ambas proceden de la misma fuente sólo difiere la forma en que se manifiesta.

Entonces, vemos que para los católicos existe algo aparte de la Biblia: La Tradición.

Con respecto a la Tradición, los protestantes han buscado hacerla ver como cosa de hombres y no como revelación de Dios. Primero mostraré las citas que ellos usan para atacar la Tradición:

Cabe decir antes que para ellos, en cualquier cita que aparezca la palabra “tradición” ya se refiere a lo que decimos los católicos, pero esto es falso.

“Así habeis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición” (Mt 15, 6) En este pasaje, Jesús condena a los fariseos porque dan mas importancia a una tradición judía como “lavarse las manos” que cumplir el mandato de Dios. Este pasaje no va contra la Sagrada Tradición que enseña la Iglesia, ya que esta Tradición está basada en la enseñanza de Jesús que se transmitió oralmente, no sobre tradiciones judías. De todos modos analicemos algo:  la palabra griega para “tradición” se traduce como paradosis. Y es la misma palabra usada en Tesalonicenses:

“Así, que hermanos, estad firmes y retened la doctrina que habeis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra” (2 Tes 2, 15) Lo raro es que los evangélicos, hayan puesto esta palabra y la hayan traducido por “doctrina”, que tiene otra palabra en griego, didaskaleo. De todos modos, se pudiera usar doctrina o tradición pero ¿Por qué cuando se refiere a los hombres colocan “tradición”, y cuando se refiere a la enseñanza apostólica usan “doctrina”? Esto suena raro, ¿por qué no dejar en ambos casos “tradición” si así va mas acorde al texto griego? Esto es lo que los seguidores protestantes no saben sobre como sus líderes juegan con la Biblia, haciendo creer que los Testigos de Jehová son los únicos que la alteran. De todos modos, la cita anterior nos hace ver que los mismos apóstoles apoyaban cualquiera de las dos formas de enseñanza: oral y escrita.

Otro pasaje alterado es 1 Cor 11, 2 cambian la palabra tradiciones por “instrucciones” que tiene otro significado en griego paideia¸ nunca paradosis. Es triste ver a un protestante vanagloriarse de la “sola Biblia” siendo que hasta eso lo tiene alterado. (Si los protestantes no llegan a creer lo anterior pueden corroborarlo en una traducción interlineal español – griego editada por eruditos serios.)

Otra cita usada por los protestantes es:

“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres” (Col 2, 8) Nuevamente esta cita es usada sólo porque aparece la palabra “tradiciones”. Si entendemos el por qué de la carta a los Colosenses podremos  ver que este pueblo estaba siendo invadido por nuevas ideologías que no correspondían con la enseñanza apostólica, y por tal motivo, Pablo los advierte que no se dejen llevar por esto. Estas corrientes iban contra lo que ORALMENTE

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enseñaban los apóstoles, no iba contra la Escritura ¿Cómo entender que esto no es lo que la Iglesia llama Tradición? San Pablo mismo nos responderá esta pregunta en su carta a Timoteo:

“Lo que haz oído de mí ante muchos testigos, esto encarga  a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.” (2 Tim 2, 2) Si leemos bien, aquí se mencionan cuatro generaciones consecutivas: 1 (Pablo), 2 (Timoteo), 3 (Hombres escogidos por Timoteo) y 4 (Estos hombres enseñen a otros). Esto es lo que la Iglesia católica llama Sagrada Tradición: la enseñanza de los apóstoles que se transmite de generación en generación bajo el sello del Espíritu Santo; esta enseñanza no está literal en la Biblia, pero si se soporta en ella y nunca la contradice. Podrían refutar ¿Cómo saber que esta enseñanza se ha mantenido sin intromisión humana? Partamos de la base: Jesús. Nadie pone por duda que lo que enseñó Jesús a sus apóstoles fuera diferente a lo que ellos predicaban. ¿Cómo pudieron ellos entender estas cosas? Muchas veces a los apóstoles se les hacia difícil entender el mensaje de Jesús (Mt 15, 16; 16, 9;) pero llega un momento en que ellos podrán entender TODO:

“Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Sagradas Escrituras” (Lc 24, 45) Desde este instante, los apóstoles entenderían todos los misterios contenidos en el Antiguo testamento, y así mismo PODRÍAN DISCERNIR qué libros debería contener el Nuevo Testamento. ¿Quedo solo para ellos este conocimiento? No, Jesús les dijo que les enviaría al Espíritu Santo:

“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, el os guiará a toda verdad... y os hará saber las cosas que han de venir” (Jn 16, 13) O sea que el Espíritu enseñaría cosas nuevas. Esta presencia trascendería la muerte de los apóstoles, por eso ellos transmitieron su conocimiento a una nueva generación bajo la acción del Espíritu. El libro de los Hechos nos muestra como fueron escogidos los siete diáconos:

“Buscad, pues hermanos, de entre vosotros a siete varones  de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo” (Hch 6, 3) Mas adelante se verá que este servicio se otorgaba imponiéndoles las manos a los diáconos (Hch 6, 6) ¿Qué se lograba con esto? Se lograba que la enseñanza no se perdiera sino que fuera testificada por el Espíritu, igual que le sucedió a Timoteo en (1 Tim 4, 14). Si seguimos leyendo los Hechos, veremos que estos diáconos poseían la sabiduría para conocer los misterios del Antiguo testamento. Por ejemplo, Esteban (Hch 7), Felipe (Hch 8, 26-39) siendo simples diáconos tenían la misma sabiduría que los apóstoles. Esto no se puede explicar por otra razón que la acción del Espíritu Santo por mantener la unidad de la Iglesia en una sola fe. Ellos no leyeron las Escrituras como única forma de hallar vida eterna. Fue la Tradición de la Iglesia la que los llevó a profesar su fe, fe que siempre estuvo acorde con las Escrituras de hasta entonces.

Tratar de entender la Escritura sin la Tradición llevó a que se gestaran muchas herejías como las de Arrio. El pensaba que Jesús si era hijo de Dios pero que hacia referencia solo al lenguaje; pero interpretando a su modo el pasaje de Col 1, 15 llegó a decir que Cristo era una creación de Dios, lo que iba en contra de lo que la Iglesia Católica enseñaba sobre la Divinidad de Cristo. Esta es una muestra de que sólo los delegados por Cristo pueden interpretar correctamente la Palabra de Dios, pues ellos fueron los depositarios de la fe. Pablo le dice a Timoteo al respecto:

“Guarda el mandato, presérvalo de todo lo que lo pueda manchar o adulterar hasta la venida gloriosa de Cristo Jesús Señor nuestro.” (1 Tim 6, 14). Esto es lo que ha hecho el Magisterio de la Iglesia: tratar de preservar el mensaje de Cristo tal cual como Él lo predicó, por eso yo reto a que busquen en todos los dos mil años de la Iglesia a ver si encuentran con fundamento un cambio de doctrinas sobre algún punto.

El impacto que tiene en la inteligencia de un protestante esta doctrina de la “Sola Biblia” los lleva a querer justificar todo allí, pero no son coherentes. Hay una pregunta que les hago para analizar este fenómeno: ¿Crees en el purgatorio? No, claro que no, eso no está en la Biblia. Ante esta respuesta les vuelvo a preguntar: ¿Qué no está? ¿La palabra purgatorio o lo que significa? Muchos callan porque ni siquiera saben lo que es el purgatorio realmente, no lo sabían cuando “supuestamente” eran católicos, menos ahora. Por lo general los protestantes tiene distorsionadas nuestras doctrinas, razón por la cual se hacen reacios a entenderlas. De todos modos, la palabra purgatorio no aparece en la Biblia pero su contenido está implícitamente. Yo les vuelvo a preguntar a los protestantes: ¿Por qué crees en la Trinidad si no aparece en la Biblia? Ellos me dicen: ¡Claro que está, está implícita! Yo les

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respondo: el purgatorio también está implícito aunque no aparezca la palabra. Ellos callan y se van. Realmente no entiendo por qué un cuestionamiento como este no les hace sacudirse y quitarse la venda que le ponen en su Iglesia, tienen la verdad a medias, y mal interpretada. 

De todos modos reflexionemos algo. Mientras se dejó que la Sagrada Tradición imperara como regla de fe junto a la Sagrada Escritura durante quince siglos, no hubo debilitamiento dentro de la unidad de la fe. Apenas a Martín Lutero se le ocurre, para justificar sus doctrinas, renunciar a la Tradición de la Iglesia, para quedarse sólo con la Biblia, han surgido miles de sectas diferentes bajo la denominación protestante: Luteranos, Calvinistas, Pentecostales, Evangélicos, Testigos de Jehová, Mormones, Adventistas, la Iglesia de Moon, etc., y no terminaría de contarlos; todos ellos creyéndose como únicos dueños de la verdad. Si hacemos un examen sobre las ventajas que ha tenido inventar esta doctrina hace seis siglos, veremos que es lo peor que le ha pasado al Cristianismo: es una muestra de que era doctrinas de hombres. La Tradición, aunque ha sido mantenido por hombres, los sucesores de Pedro en la silla apostólica, no ha tenido nunca errores doctrinales. Jesucristo preservó a Pedro de su fe, dando a entender que con respecto a doctrina siempre tendría la verdad, pero no lo hizo con respecto a su comportamiento humano; la prueba es que negó a Jesús, dio mal ejemplo cuando Pablo lo regaña, pues su comportamiento no iba de acuerdo a sus enseñanzas. Así, aunque muchos argumenten contra Papas y cosas que han hecho, estos actos son erróneos en su comportamiento, mas nunca en puntos doctrinales. De todos modos, la verdad es una: no todo está en la Biblia; Dios se nos manifestó en la Escritura y la Tradición, en lo que se escribió y lo que se predicó. 

¿Debe olvidar la Iglesia lo que no quedó escrito?

Por P. Juan Carlos Sack

Tomado de Apologetica.org

Es por todos conocido el hecho que tantas religiones y movimientos religiosos evangélicos veneran las Sagradas Escrituras con una reverencia y amor encomiables. De ellos, creo yo, bien pueden aprender tantos católicos que, por un motivo u otro, no llevan a la practica aquellas palabras del último Concilio Universal de la Iglesia, a saber, el Concilio Vaticano II, cuando nos enseña que "es tan grande el poder y la fuerza de la palabra de Dios, que constituye sustento y vigor de la Iglesia, firmeza de fe para sus hijos, alimento del alma, fuente límpida y perenne de vida espiritual… Los fieles deben tener fácil acceso a la Sagrada Escritura" (DV 21 y 22).

Ahora bien, también es conocido por todos el rechazo que estos hermanos nuestros manifiestan, en general, por todo aquello que no se contiene explícita o, al menos, implícitamente en las Sagradas Escrituras.

Es decir, coincidimos con estos hermanos nuestros en el amor y la veneración a las Sagradas Escrituras, pero diferimos cuando ellos dicen que solo aquello que se encuentra en las Sagradas Escrituras es digno de ser tomado como mensaje cierto de Dios para nuestra salvación. El católico afirma que la Palabra de Dios escrita se contiene, si, exclusivamente en las Sagradas Escrituras, pero que la Palabra de Dios no es solo aquella que se puso por escrito en las Escrituras, sino que la Palabra de Dios excede las Escrituras: la prueba esta en que Jesús, el gran revelador del Padre, "hizo y dijo muchas otras cosas que no se encuentran escritas en este libro", y que, obviamente, podemos considerar como Palabra de Dios, aunque no escrita, sino oral. Esta Palabra de Dios trasmitida por Jesús y los Apóstoles oral y literalmente es llamada técnicamente Tradición, escrita aquí a propósito con mayúscula, para diferenciarla de lo que entendemos habitualmente por "tradiciones", es decir, costumbres de origen más o menos desconocido que se van repitiendo de generación en generación, y cuya sola autoridad es "que así se hace", y basta. Semejantes "tradiciones", cuando son de carácter religioso, pueden ser buenas o malas, pueden cambiar o permanecer, pueden aumentar o disminuir, pueden desaparecer.

La Tradición (con mayúsculas) de la Iglesia tiene su origen en Jesucristo y los Apóstoles y se entrega de generación en generación por medio de la predicación y la celebración de los misterios de salvación, bajo la guía del Espíritu Santo. La palabra "tradición", como se sabe, viene del latín "tradere", que significa "entregar". En este sentido las Sagradas Escrituras son parte de la Tradición que hemos recibido de nuestros antepasados en la fe; es decir, la Biblia es un mensaje que ha sido "entregado" de generación en generación, bajo la guía del Espíritu Santo.

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Pero, según hemos dicho, los cristianos así llamados "evangélicos" niegan que debamos prestar oído a cualquier otra "Tradición" que no sea esta Tradición escrita, o sea la Biblia. La Iglesia Católica, en cambio, sostiene que aquella Sagrada Tradición (o "enseñanza de salvación entregada") que debemos mantener y conservar es más amplia que la Sagrada Escritura, y, digámoslo desde ya, no se opone a ella ni la contradice, ya que se trata de una misma Tradición que se "entrega" bajo dos formas distintas: escrita y oral. Creo que no hay mejor manera de decirlo que como lo dijo el mismo San Pablo: "hermanos: estad firmes y mantened las tradiciones que habéis recibido como enseñanza ya sea de palabra ya sea por nuestras cartas" (2 Tes. 2,15). Algunas traducciones de este pasaje, dicho sea de paso, vierten la palabra del texto original "paradoseis" como "doctrinas", lo cual es perfectamente licito en caso de no tratarse de una traducción tendenciosa: no se debe olvidar que la palabra "paradosis" significa inequívocamente "tradición" (al margen del significado de "traición", "arresto" que no aplica aquí), de la raíz verbal "para-didomi", y que es la misma palabra que usa Jesús al decirle a los fariseos: "Así habéis invalidado la palabra de Dios por causa de vuestra tradición (paradosis)".

Como se ve, la palabra "tradición" puede ser tomada como sinónimo de la doctrina de Jesús y de los apóstoles y también como sinónimo de las doctrinas de los fariseos o de sus antepasados. En una palabra, el termino "tradición" puede usarse en un sentido positivo y también en un sentido más peyorativo, de donde no tiene lugar el escandalizarse cuando en la Iglesia se habla de Tradición, como hablaba San Pablo. (En 2 Tes 3,6 también se usa el termino griego "paradosin", que, otra vez, en algunas versiones españolas se traduce como "doctrinas": "…conforme a las doctrinas que recibieron de nuestra parte" - Reina de Valera -; también vale aquí lo que dijimos para 2,13: si, podemos traducir "paradosin" como "doctrina", pero no perdamos de vista que lo que dice el texto original es: "…conforme a la tradición que recibieron de nuestra parte"; podríamos agregar que el texto de Mt 15,3 y 6, donde tenemos en el original la misma palabra que en 2 Tes 3,6, es decir, "paradosin", es traducido por casi todas la versiones españolas - incluso la Reina de Valera - como "tradiciones". Nos preguntamos: ¿porqué no traducir aquí "paradosin" como "doctrinas", como se traduce 2 Tes 3,6, que hace referencia a una realidad similar - enseñanzas, tradiciones, doctrinas -? Ciertamente la sospecha de imparcialidad de la traducción no es del todo infundada: parecería que cuando el termino "paradosin" aparece para indicar la enseñanza de Jesús o de los Apóstoles se lo traduce como "doctrinas", mientras cuando se trata de las enseñanzas y preceptos humanos de los judíos se lo traduce como "tradiciones". Repetimos una vez más que, si bien el traductor puede elegir los sinónimos que él crea conveniente, sin embargo en este caso me parece que se cumple el dicho "traduttore tradittore", pues puede llevar a los lectores sencillos a pensar que "tradición" es una suerte de "mala palabra" que hace alusión a las tradiciones humanas, en contra de la doctrina de Jesús, cuando de hecho en el texto original se trata de una misma palabra, la cual cobra su valor positivo o negativo según el "contenido" de la mencionada tradición. Sin embargo no es tanto sobre cuestiones de exégesis que quería atraer la atención del lector, sino más bien sobre cuestiones de historia de la doctrina cristiana en sus primeros pasos, apenas recibido el Espíritu Santo en Pentecostés.

Es un hecho obvio y aun registrado en las Sagradas Escrituras que "hay muchas otras cosas que hizo Jesús que, si se escribieran una por una, pienso que no cabrían ni aun en el mundo los libros que se habrían de escribir" (Jn 21,25). Jesús pasó los años de su vida publica predicando y obrando el bien, cosa que luego hicieron también los Apóstoles del Señor, que son considerados por todas las iglesias cristianas como fuentes de la Revelación, es decir, la Revelación publica del misterio de Jesucristo culmina con la muerte del ultimo de los Apóstoles, que fue Juan.

Nadie puede decir basado en ningún texto bíblico que los autores de los textos del Nuevo Testamento quisieron limitar la enseñanza de Jesús o de los Apóstoles a lo que ellos estaban escribiendo. O puesto de otra manera, ni a Mateo, ni a Marcos, ni a Lucas, ni a Juan, ni a Pedro, ni a Pablo, ni a Santiago, ni a Judas ni a ningún otro que haya podido formar parte de los autores del Nuevo Testamento jamás se les ocurrió poner por escrito todo lo que Jesús enseñó, pues eso hubiese sido algo de nunca acabar, como lo dice Juan (21,25). Jesús tampoco les había mandado escribir nada. Ni siquiera todos los Apóstoles escribieron algo, sino solo cinco, alguno de los cuales escribieron apenas dos o tres paginas (ver la carta de Judas, o de Santiago; de Pedro tenemos dos cartas).

Jesús, sin embargo, les dio a sus Apóstoles el mandamiento de ir por todo el mundo anunciando el Evangelio a toda la creación, "enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado" (Mt. 28,20). Los Apóstoles y también los otros discípulos del Señor, una vez recibido el Espíritu Consolador, cumplieron con lo que el Señor les había ordenado y predicaron día y noche, aun a precio de su Sangre, lo que ellos habían "visto y oído" acerca de Jesús. Ahora bien, como queda claro los Apóstoles hicieron esto

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predicando, es decir, entregando oralmente el misterio de la Salvación, ya que, como dijimos, solo algunos de los Apóstoles, pasado ya mucho tiempo de predicación, y sin pretender resumir en sus escritos aquel "todo" que Jesús les había mandado (ver arriba la cita de Mt. 28,20) escribieron algo de lo que predicaban (notemos que muchos de los escritos del Nuevo Testamento son cartas circunstanciales). Con esto queremos decir que:

A ninguno de los Apóstoles se le ocurrió jamás limitar las enseñanzas de Jesús a lo que estaban escribiendo en ese momento;

La comunidad cristiana del comienzo no se fundó sobre los escritos del Nuevo Testamento, sino sobre la enseñanza oral de los Apóstoles y discípulos del Señor;

Miles de cristianos de la primitiva Iglesia nunca leyeron ningún texto del Nuevo Testamento.

¿Podríamos concluir de esto que la comunidad de los primeros cristianos no conocía la Palabra de Dios? Claro que no. La conocía y muy bien, pero para ellos (y para muchas iglesias particulares durante siglos) la Palabra de Dios fue entregada de manera oral, al menos en su casi totalidad.

He sentido decir por ahí que, llegado el tiempo, Dios hizo que se pusiesen por escrito las enseñanzas evangélicas, para que no fuesen tergiversadas por el correr de los años; hoy debemos quedarnos con lo que quedó escrito, que sin duda no contiene error, todo lo demás es peligroso, poco confiable.

Con respecto a esto digamos que tal afirmación queda aun por demostrarse: no se basa en ningún mandamiento - al menos que conozcamos - del Señor, ni en ninguna decisión de algún Concilio de la Iglesia (como por ejemplo el Concilio de Jerusalén, en Hch. 15, donde la Iglesia decide cuestiones que iban apareciendo y sobre las cuales Jesús, aparentemente, no había dejado una norma clara de comportamiento). Es decir, la afirmación de que "Dios, viendo que algunas doctrinas corrían el riesgo de irse desviando, nos da los escritos del Nuevo Testamento" puede sonar muy bien para alguno, pero a menos que conozcamos los pensamientos de Dios directamente, no la podemos defender con ningún dato ni histórico ni bíblico, es una hipótesis. Yo podría decir, como hipótesis, que no, que ese no fue el pensamiento de Dios, que ese no fue el motivo por el cual aparecieron los escritos del Nuevo Testamento, y ¿quién me podría decir que me equivoco?.

Sobre este punto podríamos aducir otros aspectos, pero no es lo que más nos concierne ahora.

Dejamos por asentado, pues, que Jesús y los Apóstoles dijeron e hicieron muchísimo más de lo que esta escrito, y que en la vida de los apóstoles se dieron hechos importantes que no quedaron por escrito (¿o acaso alguien puede pensar que la labor de los Doce se limita a lo poco que el libro de los Hechos de los Apóstoles relata, casi exclusivamente, sobre Pedro y Pablo?). Y dejamos por asentado también que si alguno piensa que lo único importante para nosotros es lo que quedo escrito, ese pensamiento no es ni bíblico - no esta en ninguna parte en la Biblia, ni siquiera insinuado, más bien al contrario; ni es tampoco histórico - nunca nadie pensó así hasta los últimos siglos de nuestra era.

Ahora bien, supongamos que en la comunidad cristiana del comienzo sucede un hecho que no quedó por escrito, y pongamos ya mismo un ejemplo para hacer la cuestión más practica y entendible: digamos que la Madre del Señor, conocida y querida por todos los Apóstoles, que había estado junto a Jesús durante toda su vida, llegado el día determinado por Dios murió, y que cuando fue visitada en su tumba por algunas personas, digamos para los ritos propios de los funerales judíos, se encontraron con que su cuerpo no estaba más. Este hecho, que los católicos toman por una "enseñanza entregada", una "Tradición" con mayúscula (la Asunción de la Virgen), lo tomamos acá pura y exclusivamente como una suposición, ya que, según hemos visto, ciertamente sucedieron cosas que no quedaron por escrito.

En este supuesto caso, y en todos los demás casos que ciertamente ocurrieron, es decir, en los miles de hechos acaecidos durante la vida de Jesús y de los Apóstoles, y en la extensísima enseñanza de Jesús y los Apóstoles que no quedó por escrito (que "no cabrían en el mundo los libros que se escribiesen" Jn 21,25) ¿qué cosa debía hacer la Iglesia, es decir, la comunidad de creyentes? ¿Olvidarse? ¿Porqué debía olvidarse, si su misión era precisamente transmitir todo lo que ellos habían visto y oído? ¿En qué momento de la historia de la Iglesia se tomó la decisión de "olvidar" los eventos que los autores sagrados no habían dejado por escrito?

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Que debe hacer un creyente del siglo XX al leer 2 Tes 2,13-15?

"...así pues, hermanos, manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por carta."

¿Basado en qué principio debo decir ahora que aquello que se enseñó "de viva voz" hay que olvidarlo y quedarse solo con lo que se entrego "por carta"?

¿No se dio cuenta San Pablo de lo "peligroso" que era decir que había que obedecer las tradiciones orales…?

* * *

Los católicos, por su parte, siguen manteniendo que hay que conservar ambas doctrinas, la que fue entregada por carta y la que fue entregada oralmente por los pastores de la Iglesia; "ambas" doctrinas que son una misma doctrina comunicada por distintos canales, pero que se complementan, se perfeccionan, se explican mutuamente. Así era en el comienzo y ellos no ven porqué ahora deban limitar la enseñanza a lo que quedo escrito. Si Dios así lo enseñase, por ejemplo a través de alguno de los Apóstoles, entonces habría que aceptarlo con gusto. Pero, como dijimos, no existe ningún motivo que nos permita pensar razonablemente que ahora debemos dejar de prestar atención a la Tradición oral.

¿En que consiste esa Tradición? En todo el mensaje evangélico de salvación que predicó la Iglesia comenzando con los Apóstoles a lo largo de los siglos a través de sus pastores, quienes deben predicar a toda la creación, "enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado; y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo", aun desaparecidos ya los Apóstoles del Señor, como por ejemplo en el siglo XX… También hoy Jesús esta con aquellos a los cuales los Apóstoles imponían las manos, obispos, presbíteros y diáconos (1 Tim 5:22; Tito 1,7; Fil 1,1), que tienen la obligación de predicar en nombre de Jesús, de tal modo que "quien a vosotros oye a mi me oye, y quien a vosotros rechaza a mi me rechaza, y rechaza a aquel que me envío" (Lc 10:16). Pero ese ya es otro tema, que con gusto trataremos, si Dios quiere, en otro escrito.

Querido hermano evangélico que me has leído hasta este punto: te agradezco tu interés y paciencia, que hablan bien de tu empeño por la verdad que nos hará libres a ti y a mi. Te pido que reflexiones estas cosas, porque son asuntos importantes, de vida eterna. Te agradecería enormemente me envíes alguna línea de respuesta a estos interrogantes que te he planteado, o sobre algún otro tema sobre el que estés profundizando, o alguna traducción que quieras corroborar, etc. Gracias a Dios puedo leer (¡al menos intentarlo!) los textos originales en hebreo y griego, y te puedo ayudar. Tengo un solo interés: hacerte el bien.

Un abrazo a todos en Cristo Jesús.

La doctrina cristiana ¿Desarrollo o evolución?

Por José Miguel Arráiz

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Una precisa definición sobre el desarrollo de la doctrina cristiana la da el apologista católico Dave Armstrong en su libro Development of Catholic Doctrine:

“La Iglesia Católica define al desarrollo de la doctrina cristiana como el crecimiento en profundidad y claridad del entendimiento de las verdades de la divina revelación. Es importante entender que las verdades substanciales o esenciales en el núcleo de cada doctrina (como parte del único depósito, dado por Cristo a los apóstoles) permanece inmutable. La Iglesia Católica preserva el depósito, y es su Guardián…” .

Explica a continuación que este crecimiento es el resultado de las reflexiones piadosas de la Iglesia, el estudio teológico, y muchas veces la investigación (frecuentemente ocasionada por los combates contra la herejía) , experiencia práctica y la colectiva sabiduría de los obispos de la Iglesia y el Papa, especialmente cuando están acompañados de un Concilio Ecuménico.

Este concepto, que ha sido muy bien desarrollado por el Cardenal John Henrry Newman en su ensayo sobre el desarrollo de la doctrina cristiana, es frecuentemente incomprendido por protestantes fundamentalistas, y por tradicionalistas radicales, porque ambos cometen el error de entenderlo como lo que no es: una evolución de la doctrina cristiana.

Es importante resaltar enfáticamente la diferencia entre desarrollo y evolución, porque ambos son conceptos incompatibles tanto filosófica como lingüísticamente. La evolución es la transformación o cambio de algo en otra cosa distinta, mientras que en el desarrollo ese algo o alguien sigue siendo el mismo individuo. Un ejemplo simple para entenderlo: Se podría especular que un Triceratops evolucionó en un rinoceronte, o un dientes de sable en un trigre moderno (luego de haber evolucionado son especies distintas), pero no se puede decir lo mismo de un bebe que se hace hombre, que sigue siendo en sí mismo la misma persona humana, o de una semilla, que crece hasta convertirse en un frondoso árbol.

Algunos ejemplos en el desarrollo de la doctrina cristiana:

La Trinidad

No será raro encontrar a fundamentalistas (testigos de Jehová, unitarios, etc.) negando este dogma de fe. Alegan que ni en la Escritura ni en los escritos de los primeros padres se menciona la palabra “Trinidad”. Mucho más podríamos preocuparnos al encontrar que algunos de los primeros padres no siempre enseñaron una doctrina completamente ortodoxa, bordando en mayor o menor grado el subordinacionismo (Tertuliano, Orígenes, San Justino Martir, etc.). De un estudio más profundo se deduce que lo que ha ocurrido es que la comprensión sobre esta verdad de fe ha crecido, incluso siendo favorecida por las continuas controversias cristológicas que ha habido a lo largo de la historia (sabelianismo, arrianismo, monotelismo, monofisismo, etc.).

Para más información puede leer:

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La doctrina de la Santísima Trinidad en la Iglesia primitiva y los Padres de la Iglesia

El Primado Petrino

En lo referente a la doctrina del Primado Petrino ocurre exactamente lo mismo. Los protestantes se oponen alegando no encontrar un Papa al estilo moderno en los primeros siglos cristianos (a quien identifican con alguien portando el título de “Papa”, con espléndidas y pomposas vestimentas, dando órdenes de forma dictatorial y exigiendo que todos los cristianos sigan sus decretos sin preguntas). Un estudio detallado de la historia permite ver que si es cierto que el estilo del Papado ha ido cambiando a lo largo de la historia, su esencia que consiste en ejercer el ministerio de pastor supremo con poder de jurisdicción de mantener la unidad universal y ortodoxia dentro de la Iglesia Cristiana, es y ha sido el mismo siempre.

Para más información puede leer:

El Primado de Pedro en la historia¿Donde Jesús llamó a Pedro “Papa”?Mateo 16,18, el Primado de Pedro y los Padres de la Iglesia, por José Miguel Arráiz

La Eucaristía, presencia Real de Cristo en la Eucaristia

No ha faltado el despistado que se ha puesto a decir que “aquello de la Transubstanciación es un invento de Santo Tomas de Aquino”. Ha sido el desarrollo de la doctrina cristiana el que ha permitido por medio de una terminología mas explicita explicar este Sagrado Misterio.

Para más información puede leer:

La Transubstanciación y la Iglesia primitiva

El Sacramento de la penitencia

He perdido la cuenta cuantas veces amigos protestantes me han objetado que en la Iglesia primitiva no existía un confesionario como lo conocemos hoy y mucho menos referencias al secreto de confesión. Incluso podríamos asombrarnos de saber que en la primitiva disciplina penitencial había que confesar los pecados delante de la comunidad (Según consta en la Didaché ), o había que dejar en manos del sacerdote la decisión de si el pecado debía ser confesado de manera pública. Lo importante es distinguir que aunque la confesión auricular como la conocemos hoy pudo haber ido desarrollándose en su forma exterior a través del tiempo, su esencia, que radica en la reconciliación del pecador por medio de la autoridad de la Iglesia es la misma y permanece.

Para más información puede leer:

El sacramento de la penitencia en la historia

Mariología

Otro caballito de batalla de los protestantes, que no encuentran en los escritos de los primeros cristianos referencias a nuestra Santa Madre como Madre de Dios, Asunta al cielo en cuerpo y alma, Reina del Cielo, Reina de los ángeles, etc. etc. Inclusive se les dificulta enormemente comprender que el desarrollo de la mariología se debe precisamente al desarrollo de las doctrinas cristológicas. No es cuestión de dar quitar la gloria a Dios para darsela a María, sino de glorificarle por lo que ha hecho en ella.

Para más información puede leer:

María hoy y en la Iglesia PrimitivaLa virginidad de María en la históriaLa inmaculada concepción, un completo estudio del dogma desde los puntos de vista bíblico e histórico

El desarrollo del Canon Bíblico

Que mejor ejemplo que el Canon Bíblico, cuyo desarrollo y definición definitiva tuvo que esperar al Concilio de Trento (En el Catálogo más antiguo de los libros del Nuevo Testamento datado en el siglo II

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–el fragmento de Muratori- no se mencionan las epístolas a los Hebreos, Santiagos y 2 Pedro).

Para más información puede leer:

Historia del canon del A.THistoria del canon del N.T

Ejemplos adicionales

Lo mismo ha ocurrido en cada doctrina cristiana, entre otros ejemplos que se pueden mencionar están:

El Purgatorio, la Iglesia Primitiva y los Padres de la IglesiaLa Sola Fides, la Iglesia Primitiva y los Padres de la IglesiaEl infierno en la Biblia y los padres de la IglesiaLa Sola Scriptura, la Tradición y la Iglesia primitiva

Lefebvrismo, sedevacantismo y tradicionalismo radical, el mismo problema

El mismo problema lo tienen los lefebvristas, sedevacantistas y tradicionalistas radicales, con la diferencia de que ellos dejaron la Tradición congelada al Magisterio anterior al Vaticano II. De esta noción imperfecta de la Tradición alertaba el Papa Juan Pablo II, refiriéndose al acto cismático lefebvrista:

La raíz de este acto cismático se puede individuar en una imperfecta y contradictoria noción de Tradición: imperfecta porque no tiene suficientemente en cuenta el carácter vivo de la Tradición, que - como enseña claramente el Concilio Vaticano II - arranca originariamente de los Apóstoles, “va progresando en la Iglesia bajo la asistencia del Espíritu Santo; es decir, crece con la comprensión de las cosas y de las palabras transmitidas, cuando los fieles las contemplan y estudian repasándolas en su corazón, cuando comprenden internamente ellos misterios que viven, cuando las proclaman los obispos, sucesores de los Apóstoles en el carisma de la verdad” Carta Apostólica en forma de “motu proprio” “Ecclesia Dei” de S.S. Juan Pablo II

Para más información puede consultar:

El Problema fundamental del Lefebvrismo

De concebir de esta manera la Tradición tendríamos todavía que celebrar la Misa en arameo alrededor de una mesa, confesar nuestros pecados delante de todos, hacer a las mujeres llevar sobre la cabeza un símbolo de dependencia. Tendríamos que reprobar que el Papa no se vistiera como el apóstol Pedro y quien sabe que otras cosas más.

Conclusión

Es ilógico que los protestantes (divididos hasta el extremo luego de haber rechazado la Tradición y el Magisterio) se hayan hecho vulnerables a cualquier viento de doctrina, exponiéndose a caer en todas las herejías superadas a lo largo de la historia. Pero también es ilógico que los tradicionalistas radicales pretendan congelar la Tradición hasta un momento determinado del tiempo, aceptando su desarrollo previo pero rechazando el posterior. No en balde el El cardenal Ratzinger, a diez años de la clausura del Concilio, en 1975 dijo “Hay que dejar bien claro, ante todo, que el Vaticano II se apoya en la misma autoridad que el Vaticano I y que el concilio Tridentino: es decir, el Papa y el colegio de los obispos en comunión con él. En cuanto a los contenidos, es preciso recordar que el Vaticano II se sitúa en rigurosa continuidad con los dos concilios anteriores y recoge literalmente su doctrina en puntos decisivos” Informe sobre la fe, capítulo 2, por Cardenal Joseph Ratzinger