cuerpo mente espiritu ser
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¿EXISTEN ELEMENTOS PARA ESTABLECER UNA
RFLEXION SOBRE EL SER HUMANO DESDE UNA
PERSPECTIVA QUE REUNA LAS DIMENSIONES
BIOLÓGICA, PSICOLÓGICA, SOCIAL Y ESPIRITUAL?
La respuesta a esta pregunta la puede dar la presencia de un nuevo
paradigma en la humanidad: En los últimos años, existe un auge
por encontrar nuevas rutas de interacción entre lo trascendente y
lo científico, a fin de entender al ser humano en su dimensión
integral bio-psico-social y espiritual.
Recientemente entrevisté al Dr. Miguel Bedolla, quien es profesor
de Bioética de la Universidad Regina Apostolorum, en Roma
Italia, quien me comentaba en torno a este tema reanuda el
díálogo entre la ciencia con la espiritualidad: "Finalmente, la
ciencia toma en cuenta al principal actor en la historia de la
humanidad, Dios, hasta hace poco, el gran ausente de nuestra
reflexión científica en relación a la existencia..."
Recientemente, la búsqueda de marcadores biológicos que
muestren científicamente la validez de la espiritualidad en nuestra
salud ha sido tema de investigaciones, discusiones científicas y
foros académicos.
Considero prudente señalar que las reflexiones que realizaré en
torno a este tema no tienen un afán reduccionista, tomando en
cuenta que la espiritualidad es algo más que moléculas y genes en
nuestra persona, al mismo tiempo que la tradición milenaria de las
diversas religiones es muy rica en autoconocimento de lo
Trascendente.
Recientemente, Dean Hamer, jefe del laboratorio de biología
molecular del Instituto Nacional de Salud de USA, publico el
libro: The God Gene (2004), en donde describe las etapas
científicas que él diseño para obtener el primer gen que determina
la espiritualidad, al cual Hamer denominó VMAT2.
Previamente, los doctores Andrew Newberg y Eugene d´Aquilli,
profesores e investigadores de la Facultad de Medicina de la
Universidad de Pennsylvania, utilizando una técnica de medicina
nuclear denominada SPECT del cerebro, reportaron en el 2001
sus hallazgos radiológicos, señalando que durante la etapa de
meditación, tanto monjes tibetanos como religiosas católicas
mostraban una disminución del metabolismo en el área parietal
posterior izquierda del cerebro, la cual es responsable de
mantener el sentido de realidad en las personas. Estos autores
señalan la posibilidad que durante la meditación, mediante este
cambio metabólico la persona encuentre el vacío de su encuentro
con lo trascendente.
Posteriormente, Richard Davidson (2003), neurocientífico de la
Universidad de Wisconsin, utilizando la técnica de Resonancia
Magnética Nuclear de Cerebro con Espectroscopia, encontró que
monjes tibetanos mostraban activación del área prefrontal
izquierda, una zona precisamente relacionada con la creatividad.
Los hallazgos anteriores de técnicas de imagen cerebral señalan
que probablemente la meditación funcione como un modulador de
la actividad cerebral: mientras que disminuye el metabolismo en
algunas áreas del cerebro, en otras lo incrementa.
También se ha encontrado que durante la meditación el
metabolismo corporal disminuye en un 18%, y se incrementa en
el cerebro los niveles de DHEA, melatonina, serotonina, que son
sustancias químicas reguladoras del buen funcionamiento
cerebral, mientras que los niveles de cortisol disminuyen, con lo
cual se previene de estrés neuronal, producido por los los altos
niveles de cortisol, y al mismo tiempo protegiendo las funciones
de la memoria y demás funciones cognitivas.
Algunos autores han propuesto que además de estos
neurotransmisores, la dopamina juegue un papel importante como
sustancia mediadora de procesos curativos activando la fé.
El Dr. Koenig, Profesor de Medicina de la Universidad de Duke,
ha encontrado que la fe y la práctica de la religión se correlaciona
con la prevención de enfermedades cardiovasculares, hepáticas,
infecciones, cáncer, accidentes, y problemas gastrointestinales.
Por otro lado, algunos teóricos del campo de la psiquiatría han
creado una psicodinamia del espíritu en base a reflexiones
científicas. Tal es el caso del Dr. Víctor E. Frankl, psiquiatra
vienés fundador de la escuela de psicoterapia denominada
Logoterapia., la cual es una corriente que intenta conciliar los
hallazgos pioneros que Freud realizó sobre el inconsciente
impulsivo, libidinal, con evidencias humanísticas acerca de la
presencia del inconsciente espiritual, el cual -como lo propone
Frankl-, es el vehículo que orienta a la mente hacia la búsqueda
de lo más trascendente del ser humano: El sentido de
trascendencia a través del significado y el encontrar el propósito
de vida.
En base a las reflexiones anteriores, es probable que actualmente,
nos encontremos en una situación tal, en la que aplicando un
modelo integral de ciencia y fe, logremos crear un conocimiento
más profundo que nos brinde más instrumentos de ayuda a los
demás desde la perspectiva humanística.
Uno de mis maestros de la Universidad de Harvard: Herbert
Benson, me comentaba el año pasado en un curso que él impartió
en dicha Universidad en relación al diálogo mente cuerpo y
espíritu: "Si los médicos reconociéramos que realmente existe la
presencia de Dios en nuestras vidas, y que este factor, activando
procesos de fé, tiene una función complementaria de salud a los
recursos terapéuticos ya conocidos, muchas enfermedades
además de prevenirlas, se pudieran curar...."
Mi formación académica en psiquiatría la realicé en centros del
más arraigado fundamento reduccionista freudiano ateísta y
materialista, para luego integrarlo con el conocimiento en centros
universitarios con una mayor visión de lo integral, tomando en
cuenta al ser humano como un ente en donde residen
mecanismos inconscientes impulsivos, pero también en donde
reside la esencia de lo espiritual. Creo que es tiempo de crear
nuevas avenidas de tratamiento humanístico, un campo al cual
denomino Teoterapia.
Dr. José Castillo Ruiz.